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    Dignidad,

    MBM. Especial Nm. 4, mayo de 2010, Pg. 1

    LA JUAN COPALA VICTIMA DE UNA POLITICA DEEXTERMINIO DEL PUEBLO TRIQUI

    En Oaxaca y en muchos lugares del pas, adems del ejrcito y las policas,tambin agreden al pueblo organizado los grupos paramilitares que arman,

    sostienen y protegen los grupos de la oligarqua y el gobierno

    Nos permitimos compartir el excelente trabajoperiodsticos de la revista Contralnea en sunmero 182 del 16 de mayo del presente ao, quedocumenta en el municipio autnomo de San Juan

    Copala, Oaxaca, de qu forma se est aplicandouna poltica de Estado que ha propiciado la divisindel pueblo Triqui, el sometimiento, las emboscadasy asesinatos selectivos y masivos utilizando comoinstrumento fundamental una o varias fuerzasparamilitares del PRI que se colocan por encima delas policas municipal, la polica estatal y ministerialde Oaxaca y del mismo ejrcito mexicano.

    La pregunta sigue siendo no est la mano del

    siniestro y asesino Ulises Ruiz ah?, acaso FelipeCaldern Hinojosa es cmplice de Ulises Ruiz enesta poltica racista, mercenaria y fascista?

    Los expertos en el tema, los testigos directos, comoes el caso de estos valientes periodistas deContralnea y los guas triquis que les apoyaronpara romper el cerco paramilitar, nos respondenafirmativamente a los dos cuestionamientos.

    Los ms grave es que el aparato de propaganda ydifusin privado y pblico, salvo honrosasexcepciones se ha abocado a darle toda lacobertura al caso Diego Fernndez de Cevallos, al

    derrame petrolero en el Golfo de Mxico, al viajede Caldern a Espaa, el futbol y otras noticias quela oligarqua de este pas le interesa que el puebloconsuma, en lugar de que conozca de fondo e

    exterminio de un pueblo precolombino que haemprendido la ruta de la lucha por la autonoma yla emancipacin.

    En ese lugar no slo se padece del control armadode los sicarios al servicio del poder, sino susperversos efectos: los nios pueden asistir a laescuela, las mujeres y hombres no les estpermitido salir, ni moverse para realizar susquehaceres, no hay alimentos, medicinas

    electricidad, agua potable, ni libertades para lostriquis que respaldan la autonoma del municipiose encuentran en una trampa de muerte violenta,que a Felipe Caldern y su gobierno le importan unbledo.

    Ante la grave situacinlo menos que podemoshacer es denunciarlo pblicamente.

    Viva la lucha del pueblo triqui!Repudio al estado de sitio de San Juan Copala!

    Fuera paramilitares de la regin triqui!

    Unidos y Organizados Venceremos!

    Movimiento de Bases Magisteriales

    JaliscoSecciones 16 y 47

    del SNTE

    MBMDignidadrgano Expresin del Movimiento de Bases Magisteriales

    Guadalajara, Jalisco mayo 18 de 2010http://basesmagisteriales.blogspot.com

    Correo: [email protected]

    Esp.

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    Se rompe el cerco paramilitar

    Autor:Miguel Badillo

    Fuente: Contralnea 182 / 16 de mayo de 2010

    16 Mayo 2010

    San Juan Copala, Oaxaca. Todos los das, desde hace seis meses, hombres armados apostados en los cerrosque rodean Copala disparan a todo lo que se mueve. La orden que recibieron, cuenta uno de ellos, es quenadie salga ni entre a este pequeo pueblo de la regin triqui oaxaquea. As, evitan que llegue el abasto decomida, agua potable y medicinas a las cerca de 800 personas que, hambrientas, sobreviven atrapadas eneste infierno.

    Zsimo Camacho y Miguel Badillo / Julio Csar Hernndez, fotos / enviados

    Cualquiera que intenta cruzar por montes yveredas con rumbo al pueblo de Copala, principalcentro ceremonial de la comunidad triqui, seenfrenta a las rfagas de metralletas AK-47 y riflesR-15 que portan grupos armados, como el quedispar aquella tarde del martes 27 de abril encontra de la caravana por la paz, que encabezabandefensores de derechos humanos y que tuvo como

    saldo dos muertos y una decena de heridos.

    Diez das despus de aquel ataque armado, endonde result herido con tres disparos de balanuestro compaero fotgrafo David Cilia (lo que lomantiene, hasta el cierre de esta edicin, internadoen un hospital de la ciudad de Mxico) y junto conla reportera rika Ramrez tuvieron que correr y

    esconderse por casi tres das en el monte parasalvar la vida, otros tres reporteros de Contralnea(Zsimo Camacho, Julio Hernndez y MigueBadillo) han llegado a la regin dominada por lostriquis para terminar el trabajo periodsticoinconcluso: entrar a San Juan Copala y describir eterror que viven aqu nios, mujeres, ancianos y lospocos hombres que an quedan.

    El viernes 7 de mayo, un grupo de 12 indgenas,simpatizante del Municipio Autnomo de San JuanCopala, se comprometi a guiar a los periodistas yescoltarlos hasta esta cabecera municipal, aun conel temor y el riesgo para los triquis de perder lavida en el intento.

    http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/author/badillo/http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/author/badillo/http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/author/badillo/http://contralinea.info/archivo-revista/?p=6914http://contralinea.info/archivo-revista/?p=6914http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/author/badillo/
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    La primera recomendacin a los reporteros fueevitar llamar la atencin entre los habitantes de lospueblos que rodean Copala, en donde lasorganizaciones Unidad para el Bienestar Social dela Regin Triqui (Ubisort), Movimiento deUnificacin y Lucha Triqui (MULT) y Movimiento

    por la Unificacin de la Lucha Triqui Independiente(MULTI) tienen sus bases. La segundarecomendacin a los periodistas fue ocultarsehasta que llegara el momento de partir. No se sabeni hora ni da. Simplemente hay que esperar.

    Tres das transcurrieron, hasta la noche del lunes

    10, cuando los indgenas triquis vuelven a hacercontacto y acordamos los trminos de la incursinhacia el pueblo de Copala: el ingreso ser de noche,lo que dificultar el acceso, pero dar unaoportunidad ms para evitar cualquier agresin;nada de lmparas ni luces que puedan llamar laatencin de los francotiradores; hablar lo menosposible y slo cuando sea necesario hacerlo en vozmuy baja; vestir de negro para perdernos en laoscuridad de la noche y llevar botas y mochila conmedicamentos para la atencin de alguna posible

    herida de bala; si nos disparan, tirarnos al suelo yavanzar lo ms rpido posible para eludir las balas yperdernos de los agresores; resistir el tiemponecesario en el monte hasta encontrar el accesoms seguro y, lo principal, mucha suerte, porquepara entrar a Copala se necesita eso y ms.

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    atrs, como si quisiramos ganarle a la velocidadde las balas que cruzan chiflando por el viento.Inevitablemente hay que pasar por una zonadescubierta, que aun con la ropa negra quellevamos y la ayuda de la oscuridad de la noche, anosotros nos parece que somos muy visibles, tantocomo un foco prendido en una habitacin.

    Pero slo es el miedo de los 15 que hemosingresado a las solitarias calles de Copala. Llegadosal pueblo, nos movemos con precaucin entre

    calles y las paredes de las casas. Los guas nosadvirtieron que algunas familias, que tambinpermanecen encerradas en sus viviendas,simpatizan con los grupos opositores al MunicipioAutnomo y sera muy delicado que dieran aviso alos hombres armados de que extraos hemosentrado al pueblo. No queremos hacer ruido, perolos ladridos de los perros nos delatan y antes deque miradas extraas nos vean, ingresamos a salvoy agotados a una vivienda que nos protege.

    La huida de Copala

    Hemos recogido los testimonios y relatos de lossobrevivientes de Copala. Durante nuestraincursin, recorrimos parte del pueblo entre losdisparos que nunca cesaron. Desobedecimos a losguas, que nos pedan no salir de la casa. Dehacerlo, no habra tenido sentido llegar hastaCopala y perder la oportunidad de mirar y vivir encarne propia lo que cientos de mujeres, nios yancianos indgenas triquis padecen todos los das.

    Para los agresores, toda hora es buena paraamedrentar y amenazar a la poblacin. En lasnoches, rfagas de metralleta quitan el sueo. En eda, slo unos cuantos, sobre todo mujeres y nios,

    se atreven a cruzar corriendo las calles para evadirlos disparos y buscar alimentos.

    Notas, fotografas y videos de Contralnea danahora cuenta del peligro que representa vivir aquEs el primer material periodstico tomado desdeadentro de Copala. Como parte de Contralneanuestros dos compaeros agredidos, rika y David,deben estar orgullosos de que su intento por llegara ese municipio, hasta que un ataque armado lo

    impidi, no fue en vano. Por ellos y por lo que lessucedi, el equipo de Contralnea decidi concluirsu misin de informar del asecho en que vivendecenas de familias triquis a manos deparamilitares tolerados, por decir lo menos, por egobierno de Ulises Ruiz.

    Nuestro grupo indgena de proteccin ha estadoatento en todo momento de la seguridad de losperiodistas, aunque aqu, en Copala, nada esseguro. Lo nico cierto es que ha llegado la hora de

    salir de este pueblo olvidado por los gobiernos, losejrcitos y los policas. Otro martirio est a puntode comenzar: volver al monte y abrirnos paso entrela maleza, aunque ms preocupante es librar losretenes y las guardias blancas que estn dispuestasa no dejarnos huir de sus territorios controlados.

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    Nuestros guas han trazado una ruta distinta. Nosexplican que sta es ms larga, pero ms segura.Ninguno de los reporteros se queja, los tresasentimos con la cabeza sin hablar. Nos miramoscansados y mugrosos, porque el servicio de aguafue cortado tambin por los grupos agresores. Lanica oportunidad de baarse es en el ro mscercano, pero nadie se arriesga; preferimosmantenernos sucios dos o tres das.

    Nuevamente estamos en manos de 10 indgenastriquis. El grupo se ha reducido: dos de nuestrosguas se han quedado en la zona de conflicto.Esperamos nuevamente la noche para salir dellugar. Nos han advertido que, esta vez, la caminataser ms larga, hasta alcanzar quin sabe qucarretera a la maana siguiente. Los periodistasestamos listos. Otra vez, los indgenas vuelven a

    arriesgarse para acompaarnos y sacarnos del lugarcon vida.

    Ansiosos, esperamos la noche. Apenas hemoscomido durante los tres das tortillas, frijoles ychile. Pero nos sentimos fuertes para partir, mspor miedo y ganas de huir del lugar. Todo ha sidouna pesadilla que apenas dur poco ms de 48horas. Los habitantes de Copala llevan seis mesesen esas condiciones. Desde finales de noviembre,viven encerrados en sus casas, sin poder salir, ycuando lo hacen, simplemente arriesgan la vida.

    La columna informativa ha iniciado su retorno a nosabemos qu lugar del camino. Las instruccioneshan sido las mismas. Con mayor nfasis, nosindican no hacer ruido cuando caminemos, lo quese vuelve imposible ante los tropiezos y cadasconstantes de los reporteros. Ms cuando estanoche especialmente es ms oscura. No hay luna yel cielo est nublado. No logramos ver a nuestro

    compaero que va enfrente. Es ms, decidimosagarrarnos de las mochilas para no perdernos yseguir la ruta de los guas.

    La salida de Copala es igual. Rpido hacia el montepara protegernos de los disparos entre los rboles.Una vez ms, las balas pasan chiflando cuandorompen el viento. Esta vez los disparos los sentimos

    ms cerca de nosotros, como si los grupos armadosestuvieran esperndonos a la salida del pueblo.

    Todos estamos nerviosos, tambin los valientesindgenas que arriesgan su vida para que un grupode extraos periodistas den cuenta del terror queviven los habitantes de Copala. No nos han pedidopago alguno para ser nuestros guas, slo nos mirancomo si furamos a solucionar el conflicto. Nadams desilusionante. Como reporteros, slosabemos que informaremos lo que all sucede yque nada pasar. Eso pensamos cuandocaminamos por largas horas durante estaagobiante madrugada. Y ms cuando sabemos que,en seis largos meses, nadie del gobierno federal haquerido atender el problema. Mucho menos egobierno estatal de Ulises Ruiz, a quien lecorresponde formalmente. El gobierno de Felipe

    Caldern tambin es responsable, pues para estapequea poblacin indefensa que est siendoagredida durante meses no hay Ejrcito ni policaalguno que la defienda.

    Para salir de este territorio hostil, a la columnainformativa le parece que el camino es el mismo,aunque hayamos salido esta vez por el ladoopuesto. Los reporteros no distinguimos rutaalguna; nuestra inexperiencia en avanzar en emonte nos hace ver todo igual. Sumamente difcicaminar de noche y sin lmpara por las montaasde la regin triqui, de acceso inaccesible y orografaaccidentada.

    Las horas pasan sin llegar a lugar alguno. Loszumbidos de las balas que arrojan las potentesarmas se escuchan todo el trayecto. Por un lado, anorte, el pueblo de La Sabana, dominado por laUbisort; al oriente, El Rastrojo, la zona controladapor el MULT, ambas organizaciones violentas y

    fuertemente armadas. Al norte, Yosoyuxi, deMULTI, organizacin que apoya al MunicipioAutnomo y que su principal demanda es quetodas las partidas presupuestales que debedestinar el gobierno para la regin triqui seentreguen a los indgenas para mejorar la vida desus familias y pueblos, y no se las lleven loscaciques y los lderes de grupos armados.

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    Antes de amanecer, alcanzamos un camino deterracera. Los indgenas nos piden avanzar conprecaucin para evitar alguna emboscada. Pero elpeligro va en aumento y los guas deciden quedebemos volver al monte para estar seguros ydejar la comodidad de seguir en la madrugada porla vereda que nos sacara a la carretera.

    Otra vez el sufrimiento para los reporterosinexpertos en caminar por esos lugares. Casi con laluz hemos salido a un pueblo apartado, all

    recibimos el apoyo de un agente municipal que nospermite permanecer en el portal de su viviendahasta esperar la maana e iniciar el retorno a laciudad de Mxico.

    Con muchas dificultades, Contralnea ha roto ecerco paramilitar establecido por grupos armadospara aislar y ahogar a una poblacin triqui que slolucha por su autonoma: San Juan Copala haquedado atrs y sus 100 familias abandonadas a susuerte. Sentimos dolor y desesperacin.

    Fuente: Contralnea 182 / 16 de mayo de 2010

    Copala, zona de guerra

    Autor:Miguel Badillo

    16 Mayo 2010

    Desde hace ms de seis meses, una ciudad esasediada por paramilitares en Oaxaca: San JuanCopala. Las indiscriminadas rfagas de AK-47contra el principal centro poltico y ceremonial dela cultura triqui se mantienen a todas horas. Lasemboscadas contra los pobladores que se atreven

    a salir de sus casas suceden casi a diario. Ms de 30muertos y centenas de heridos ha dejado el sitio auna poblacin que resiste una guerra. La orden delos grupos armados es no dejar salir ni entrar anadie: que los triquis que optaron por la autonomase rindan por balas y por ausencia de alimentos ymedicinas. Antes de la llegada de los paramilitares,el Ejrcito y las policas abandonaron sus cuarteles

    Zsimo Camacho y Miguel Badillo / Julio Csar

    Hernndez, fotos / enviados

    San Juan Copala, Oaxaca. Calles desoladas dondedeambulan pollos y perros famlicos; ventanasreventadas por las balas; paredes y techos

    descarapelados por los impactos de fusiles deasalto AK-47, R-15 y M-16 es el panorama de unamanecer en esta cabecera de la nacin triqui,

    cuyos pobladores, apoyados por los de 10comunidades ms, instauraron como MunicipioAutnomo el 20 de enero de 2007.

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    No hay calle que no se encuentre a tiro de losparamilitares, apostados en los cerros circundantesy, principalmente, en el barrio vecino de La Sabanay en los cuarteles del Ejrcito y de las policasmunicipal y estatal, abandonados desde el ao

    pasado por las fuerzas del orden. Las balaceras alas que est sometida una poblacin de ms de 700habitantes (y que antes de que iniciaran losataques era de ms de 1 mil 200) nunca terminan.Da, tarde y noche, los grupos armados disparancontra el edificio de la presidencia municipal,donde se encuentran el presidente autnomoentrante, Jess Martnez Flores, y el saliente, JosRamrez, con una secretaria y un par de ayudantes.

    Los disparos tambin se dirigen contra la iglesia, las

    escuelas, las casas habitacin y contra la oficina dela Comisin Nacional para el Desarrollo de losPueblos Indgenas, dependencia federalabandonada por el grupo de funcionarios queencabezaba el ingeniero Anastasio Villarreal Daz,apenas iniciado el asedio paramilitar. Sin buscardemasiado, en cada calle se pueden observardecenas de cartuchos percutidos.

    Todo hombre que sale de su casa es objetivo de losgrupos armados de la Unidad para el Bienestar dela Regin Triqui (Ubisort) y, aseguran los habitantesde Copala, de los del Movimiento de Unificacin yLucha Triqui (MULT), provenientes de la tambinvecina comunidad El Rastrojo.

    Puertas cerradas, ventanas clausuradas, polvoacumulado en las calles que nadie barre y pordonde nadie camina. Y los ojos asombrados dequienes por alguna rendija se asoman paraobservar a una abuela osada que recorre la calleprincipal de esta poblacin: Lzaro Crdenas.

    El 28 de noviembre pasado comenz el asedio de laUbisort, afiliada al Partido RevolucionarioInstitucional (PRI), organizacin que encabezaRufino Jurez Hernndez, discpulo del actua

    secretario de Gobierno de Ulises Ruiz, EvencioNicols Martnez. Las acciones armadas del grupoestaran a cargo de Antonio Cruz Garca, TooPjaro, y Anastasio Jurez Hernndez, hermano deRufino, acusan los pobladores de Copala.

    Las descargas siguen inquietando a hombres ymujeres. Los sobresaltos son comunes en estasfamilias que escuchan las detonaciones y losimpactos en las paredes o en los techos de suscasas. El derroche de recursos de los gruposarmados es incalculable: las balaceras sonpermanentes y cada descarga, de 25 balas, de AK-47, cuesta alrededor de 1 mil pesos.

    Desde hace seis meses, los paramilitares cortaronlos cables de la energa elctrica, los de las lneastelefnicas y los ductos del agua potable. Los nios,a oscuras, silentes y temerosos se van a la cama oal petate despus de haber rezado en sus casas aTatach, un Cristo sangrante, santo patrono de

    pueblo. En ellos recaen muchas de las actividadesque normalmente haran sus padres: salir a buscaralimento, acarrear cubetas con agua del ro, enviarrecados y caminar presurosos por las calles mspeligrosas, las de la plaza principal.

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    S me da miedo; pero yo no me voy a ir de aqu,porque ste es mi pueblo -dice, sin titubeos, LeticiaVelasco Aguilera.

    Huipil a las pantorrillas, descalza y cabello recogido,la nia concluye: Hay fuerza.

    Su dieta, como la de todas las familias

    simpatizantes del Municipio Autnomo, se reducedesde hace seis meses a tortillas tostadas de maz,salsa de chile con agua y, a veces, frijoles.

    Por algunas horas al da, los paramilitares permitena las mujeres caminar ciertas calles. Aun as, losdisparos se siguen escuchando. Si algn hombre seaventura a salir, debe cuidarse de los cuatro puntoscardinales, correr agachado cada que atraviesa unacalle, buscar callejones y recodos en las paredes:est siendo cazado.

    El prroco Rogelio Barragn, los mdicos y casitodos los maestros abandonaron iglesia, centro desalud, dispensario y escuelas. La nica institucin

    educativa que se mantiene en funciones es laescuela albergue a cargo de la congregacin de

    monjas diocesanas, cuya sede se encuentra en laciudad de Huajuapan de Len. Desde hace seis

    meses, los 55 nios, de entre seis y 16 aos, no hanpodido salir ni ser visitados por sus padres. Las

    monjas se encargan de la manutencin.

    Se trata de entre ocho y 10 religiosas, cuyaencargada es la madre Mara del Carmen LuceroRosario. Son las nicas personas que puedeningresar y dejar San Juan Copala en automvil. Loslugareos consideran que ellas se convertirn enblanco de los paramilitares si entablan algn tipode comunicacin con los simpatizantes deMunicipio Autnomo. Por eso, las religiosas no serelacionan con nadie.

    Los dems nios de la comunidad no asisten a laescuela. Se trata de 150 alumnos de primaria y 110de secundaria.

    Aqu lo nico que se puede hacer ahora es sacartu cara por la ventana, regresar al cuarto y volver asacar tu cara por la ventana dice el profesorGregorio Chvez Jimnez, responsable de laEscuela Albergue de San Juan Copala.

    Desde una casa permanentemente asediada porfrancotiradores, Julin Gonzlez Domnguez,suplente del presidente municipal autnomoexplica que el objetivo de los grupos armados esque se retiren todas las personas de estacomunidad y se queden nicamente los priistasque, adems, son minora.

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    Y cmo van a dejar las mujeres y las familias suscasas, su mercado, su plaza.

    A decir del lder triqui, de 52 aos de edad, laUbisort y el MULT cuentan con el apoyo degobierno estatal de Ulises Ruiz.

    El gobierno est con ellos. Cmo que tenemostantos meses as y nadie de la polica viene. Yavieron que no hay luz ni agua y que estnbalaceando todo el tiempo. Nadie sale. Perogobierno no hace nada. Y de dnde sacan ellosarmas y balas.

    Desde finales de la dcada de 1990, lascomunidades de Yosoyuxi y San Juan Copalaencabezaron un movimiento crtico al interior delMULT, que culmin en 2006 con la fundacin delMovimiento de Unificacin y Lucha Triqui-Independiente (MULTI). La nueva organizacinimpuls la creacin del Municipio Autnomo,

    que cautiv a integrantes del propio MULT, perotambin de la Ubisort. Comunidades enteras

    abandonaron sus antiguas organizaciones y seafiliaron al proyecto autonmico.

    El discurso ideolgico s existe; pero est

    subordinado a los clanes. Si un padre de familiaacuerda integrase a una organizacin, lo hace conlas familias de sus hijos; e, incluso de sushermanos. Por eso, poblaciones enteras se

    adhieren a uno u otro movimiento, explica

    Francisco Lpez Brcenas, abogado, maestro endesarrollo rural y autor del libro San Juan Copaladominacin poltica y resistencia popular.

    Timoteo Alejandro, considerado el lder natural

    del MULTI y, desde Yosoyuxi, principal sostn deMunicipio Autnomo fuera de la cabecera de SanJuan Copala, explica que las diferencias con eMULT comenzaron cuando las comunidadespidieron cuentas de la utilizacin de los recursos delos ramos 28 y 33 del Presupuesto de Egresos de laFederacin a los lderes Heriberto Pazos Ortiz yRufino Merino Salazar.

    Cuando estbamos con ellos, nunca supimos

    nada de ese dinero. Y ni obras ni nada se hacanaqu. Hasta la fecha, las comunidades del MULTsiguen sin nada; son las ms pobres. Y mientras, loslderes son ricos y ni viven en la regin triqui; vivenen residencias de lujo en Oaxaca.

    De 44 aos, complexin delgada, mirada taciturnahuaraches y camisa remangada, don Timo, como le

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    dicen sus paisanos, muestra con orgullo las doscanchas de basquetbol, los 500 metros de cementodel camino principal y las obras en construccin:una bodega y una nueva aula para la escuela. Diceque Yosoyuxi recibe ahora anualmente 80 milpesos del ramo 28 y 2 millones del ramo 33.

    Durante casi dos aos, el Municipio Autnomovivi en paz. El conflicto inici cuando la Ubisortlogr reactivar sus grupos armados. Para ello,habra regresado de Estados Unidos Too Pjaro, aquienes los habitantes de San Juan Copala sealancomo quien se encarga de reclutar y entrenarparamilitares. El 28 de noviembre de 2009 se leimpidi el paso a una caravana de campesinos delFrente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de SanSalvador Atenco, que iba a solidarizarse con lasautoridades del Municipio Autnomo.

    Los habitantes de La Sabana bloquearon lacarretera mientras un grupo armado desataba unabalacera en el centro de Copala. El 8 de diciembre,una columna armada de la Ubisort tom el PalacioMunicipal. Declar que no haba MunicipioAutnomo, sino agencia municipal y coloc en el

    puesto a Anastasio Jurez Hernndez. El 10 demarzo de 2010, los simpatizantes de la autonomaretomaron el palacio mediante una concentracinmasiva de mujeres y nios, segn el vocero delMunicipio Autnomo Jorge Albino.

    Rosa Martnez, de alrededor de 70 aos, estuvoah. Recibi un balazo de AK-47 que le atraves epie derecho. Nunca pudo reponerse del todo ycamina con dificultad. La herida an no cicatriza.

    Llegamos mujeres y nios porque habamoshecho asamblea. Entramos y los sacamos; pero unodispar dice, evasiva. No quiere recordar ehecho.

    La mayora de los hombres involucrados en laorganizacin del Municipio Autnomo ha sido

    emboscada. Algunos han resultado heridos; otrosmuertos y otros han perdido a un hermano, unhijo, una pareja. No hay uno solo que no haya sidoafectado por un grupo paramilitar.

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    De 25 aos de edad y bigote ralo, Albino muestralas cicatrices de una emboscada: siete balas de fusilde asalto automtico AK-47 que se impactaroncontra su cuerpo. Una de ellas permanece muycerca de su columna vertebral. La emboscadaocurri el 11 de mayo de 2006, en los albores de la

    constitucin del Municipio Autnomo y cuando einiciado activista contaba con 21 aos de edadVena de la ciudad de Juxtlahuaca cuando fueemboscada la camioneta en que viajaba junto conotras dos personas: Adrin y Francisco BautistaAdrin muri; Francisco sali ileso.

    A decir de los simpatizantes de la autonoma,los sicarios buscaban a Timoteo AlejandroRamrez, responsable de la comunidad deYosoyuxi ante el Municipio Autnomo, o lder

    natural, como le llaman en esa localidad. No lo

    encontraron; pero un par de meses despus lehicieron una herida que an le hace derramarlgrimas: su hijo primognito, de 19 aos,tambin nombrado Timoteo Alejandro, fuemuerto en una emboscada en el parajeCieneguilla, cerca de Copala. Por eso debemos

    tener muchos hijos; si nos matan a unos, no nosquedamos sin nada, comenta.

    En noviembre de 2009, Gregorio Chvez, de 23aos, hijo de Gregorio Chvez Jimnez,responsable de la Escuela Albergue de San JuanCopala, fue baleado en el centro de esapoblacin. Qu bueno que (las emboscadas)

    fueran (con armas) de (calibre) 22; pero usanpuro R-15 y cuerno de chivo, dice el padre deuna familia de 11 hijos. Dos das que tuve a mi

    hijo en el hospital me costaron ms de 20 milpesos, agrega.

    Jorge Albino insiste en que los ataques no slo

    provienen de grupos armados de la Ubisort,sino tambin del MULT.

    De hecho, ellos son ms peligrosos porquesaben hacer poltica. Si no estamos de acuerdocon ellos, ni nos amenazan; slo nos emboscany nos matan. Y hasta tienen discurso deizquierda y son adherentes a La Otra Campaa(como tambin lo es el MULTI).

    La principal preocupacin de la abuela MacariaMerino Martnez, de 80 aos de edad, es quemuera sin que haya quien la sepulte y le rece.Est sola en sta, su comunidad de San JuanCopala, o, como ella le dice, Chumaa, el pueblo

    de todos los triquis.

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    No tengo hambre; pero me trago la tortilla afuerzas; no hay dinero para velas ni flores, nicaja de muerto Y quin me va a llevar al

    panten. No me puedo morir ahorita.

    Cabeza blanca, huipil con listones a la espalda ysandalias negras, termina por compadecerse deTatach, el protector de los triquis.

    Los santos tambin tienen hambre, pues nohay quien les ponga veladora ni les lleve flores.Ellos se alimentan de eso. Tatach tambin estsufriendo como triqui. Cunto tendr que pagarla Ubisort por eso

    El profesor jubilado Miguel ngel Velasco,indgena triqui de 52 aos de edad y originariode esta poblacin, va de la tensin a la tristezay luego a la determinacin: Voy a resistir;

    mejor me muero en la puerta de mi casa quefuera de mi pueblo.

    Desde que inici el sitio de San Juan Copala,todo ingreso o salida se realiza por el monte deesta Sierra Triqui. Selvticos, con platanares yenredaderas en las partes bajas, en las altas loscerros se convierten en fros bosques de ocotes

    y encinos. Caadas y laderas dondecontinuamente se realizan emboscadas sonatravesadas en completa oscuridad porhombres y mujeres, que lo mismo huyen deesta poblacin o resisten el asedio.

    Una vez que se ha salido o ingresado de SanJuan Copala, las descargas de los

    francotiradores arrecian en todas direcciones,principalmente hacia donde se escucha ladrar alos perros. Los paramilitares no escatimanbalas.

    Las cartas deciden la suerte de los triquis

    Las manos de Eustolia lvarez de Jess colocancuatro hileras de 10 cartas sobre una mesa demadera desvencijada. El as de oros representaa la vecina poblacin de San Juan Copala. El rey

    de oros, el caballo de copas y el caballo de oros,a los hombres que desean aventurarse por lacabecera del Municipio Autnomo, erigido el 20de enero de 2007 por una decena decomunidades de la regin triqui baja. Elveredicto de la joven mujer es contundente einapelable: hay mala suerte; no pueden ir. Nohay triqui que desobedezca o, como dicen entres, se ponga necio.

    Hay quienes deben aguardar semanas enterashasta que la suerte les favorece. Slo

    entonces, en completa oscuridad, se ponen enmarcha. Atraviesan un monte enmaraado.Evitan las veredas tradicionales para no serblanco fcil de los paramilitares, quienes, porturnos, acechan da y noche los caminos a lapoblacin sitiada. Muy pocos se atreven adesafiar la vigilancia de los grupos armados.Cuatro de cada cinco han sufrido unaemboscada alguna vez. Varios de ellos albergan

    an una bala en su cuerpo.

    Principales comunidades con el Municipio

    Autnomo

    San Juan Copala (cabecera), Yosoyuxi, ParajePrez, Agua Fra, Santa Cruz y Tilapa