Diez Nucleos de Tension Del Sindicalismo en Chile

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    Diez Ncleos de tensin del sindicalismo en Chile.

    Sistematizacin de procesos de investigacin - accin y/o de intervencin social

    Grupo de Trabajo 18

    Dasten Julin Vejar1

    Resumen:

    La problemtica de sostener un modelo de cooperacin sustentable en el sindicalismo chileno, nos haceinterrogarnos por una serie de fenmenos que dan forma a la constitucin de subjetividades eidentidades al interior del movimiento sindical. En el siguiente artculo analizamos, desde la propuestadel power resources, una serie de ncleos de tensin que atraviesan la constitucin del sindicalismo,y las perspectivas que convergen en su seno. ste artculo est enfocado en la metodologa deInvestigacin Accin para la reactivacin sindical.

    Palabras claves: Sindicatos, Investigacin Accin, Identidad, reactivacin sindical.

    I. Introduccin

    El sindicalismo ha debido ir adaptndose, innovando, modernizando y reinventando sus prcticas en uncomplejo escenario de la mutacin de las relaciones sociales y laborales (Drre 2011; Julin 2012a). Laevaluacin de si lo ha logrado o no, no resulta ser secundaria, sino que ms bien es central para darcuenta de las caractersticas de los nuevos procesos que movilizan la reformulacin de las relacioneslaborales en Amrica Latina, as como las perspectivas en relacin a los efectos e intervenciones enpoltica pblica generadas en materia de bienestar y seguridad social.En Chile ste proceso de transformacin ha estado impregnado por el contexto y aplicacin de las

    polticas neoliberales; un rgimen poltico transicional que sostuvo la institucionalidad autoritaria delrgimen militar y un escenario post-ideolgico consensual que dio forma a un sindicalismo corporativo.sta trada que resume el marco socio-poltico del sindicalismo ha resultado tener serias y profundasconsecuencias disciplinarias en la conformacin y configuracin de las subjetividades de toda lasociedad civil y los actores sociales (Guerrero, 2008), lo cual ha sido subvertido parcialmente en losltimos tres aos, a partir de una apertura en el campo del conflicto social, la crisis de legitimidad delmodelo neoliberal y la cada de la fantasa del Estado (Berlant, 1991).En sta dinmica, el sindicalismo no ha escapado a dicho proceso, y ha sido atravesado por nuevosreordenamientos estructurales asociados a las transformaciones en el trabajo y la heterogeneidadestructural de la clase trabajadora, as como serias fracturas, divisiones y tensiones internas de losliderazgos sindicales (Julin, 2012a), fenmenos que de conjunto han intensificado la llamada crisis

    del sindicalismo (Zapata, 2003: 1), relacionada a las profundas transformaciones econmicas ysociales que han afectado a los pases latinoamericanos desde 1982 y por la modificacin del contenidoy de la forma de operar de los sistemas polticos y de la redefinicin de la democracia. A continuacin revisamos algunas de las tendencias que han atravesado el sindicalismo en suconformacin de identidades y orientaciones polticas, buscando una conexin con los desafos

    1Socilogo, Estudiante de Doctorado en Sociologa del trabajo y sociologa econmica. Universidad Friedrich Schiller de

    Jena, Alemania. Becario Conicyt 2010-2014.

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    planteados en referencia al nuevo escenario social y poltico, donde la cuestin laboral esprofundamente atingente a las relaciones de precarizacin en el trabajo. Proponemos una serie dencleos de tensin que ofrecen una visin general de las perspectivas y desafos que enfrenta elsindicalismo en aras de desarrollar un proceso orgnico de fortalecimiento de su poder estructural,

    organizativo e institucional (Drre, Holst & Nachtwey, 2009; Drre, 2013).

    II. Sindicalismo e identidades en mutacin.

    El sindicalismo dominante en Chile, durante dos dcadas pas a adoptar pautas de accin disciplinarias,marcadas por una legislacin normativamente coactiva y limitante del despliegue de procesos de mayormasividad y efectividad, asumiendo principalmente una lgica de supervivencia en el contexto de unacorrelacin asimtrica de fuerzas con los actores empresariales. Esta situacin dio fruto a la generaciny proliferacin de relaciones tripartitas, de dilogo entre empresarios, gobierno y sindicato, como formaadaptativa de anexarse a la red de poder en el espacio de las relaciones laborales (Drake 1996; 2003;Julin 2012b). Estos dilogos, a la vez, se encontraban fuertemente enlazados por medio de la relacin

    entre las direcciones del movimiento sindical y la coalicin de partidos polticos en el gobierno, lo cualconstitua un ejemplo de sindicalismo corporativo a la chilena (Guzmn, 2004), y un legado de lacolaboracin pre-transicional a la democracia (Zapata, 1992; Drake 2003).En sta rama de colaboracin, se fortalecieron los organismos de regulacin y la institucionalizacindel conflicto laboral en marcos controlados de resguardo legislativo, como los tribunales laborales, laprctica de oficios en trminos de huelgas, las mediaciones laborales en negociacin colectiva (Lpez,2009), la regulacin de la subcontratacin y la triangulacin laboral (Caamao, 2007), etc., mientras elconflicto social abierto, transgresor de estos mecanismos quedaba anidado en la subjetividad reprimiday contenida en los espacios de individualizacin del trabajo, como protesta pasiva, desorganizada yatmica.Esta prctica, que quizs incluso justifica la existencia (en su forma) an del sindicalismo en Chile

    como residuo de las polticas y reformas neoliberales, a la vez ha involucrado cambios en lo ms-all-de-lo-institucionalizado, fornea en trminos normativos, y problemas en lo-institucionalizado. Esbastante la literatura respecto a los cambios en el trabajo (De la Garza, 2011) que dieron forma asectores cada vez ms precarios de trabajadores, y del como, de una u otra forma, como estos sufren unnivel de vulnerabilidad que no est enlaza a la tradicional clase trabajadora y al tipo de trabajo clsico,sino ms bien en relacin a la distincin entre el trabajo tpico y el trabajo atpico (Caamao,2007), en una ampliacin de la categora trabajo (De la Garza, 2005).sta misma direccin, la visin neo-institucionalistadel sindicalismo, la cual se encuentra asociada altrabajador tpico como icono simblico de la clase trabajadora, debilita la figura del sindicatoorganizacional, como a la vez en trminos de construccin de legitimidad y soporte social desde elcambiante y precario mundo de la clase trabajadora y del trabajo no clsico (De la Garza 2012).El tema es que el poder estructural que cargaban las relaciones tpicas de trabajo para el sindicalismo yla sindicalizacin, no han sido reledas a la luz de una modernizacin de las organizaciones sindicales,en funcin de configurar un universo ms amplio de su espectro organizablehacia los trabajos atpicos,y asumiendo la heterogeneidad productiva y estructural, ya no como un factor de debilitamiento delpoder-estructural econmico, sino como una posibilidad de confluencia y solidaridad.Lo cierto, es que la complejidad con que ha mutado el trabajo (Antnez, 2003), ha dado forma a nuevosncleos de trabajadores/as que simplemente no encuentran en el imaginario del sindicalismo tradicionaluna representacin, y que hacen que la temtica sobre la complejidad de la clase trabajadora

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    (Watermann, 2003; Antnez, 2005) asuma cada vez una mayor profundidad para entender lasperspectivas sindicales en Chile y en Amrica Latina.En el caso de lo-institucionalizado, o sea un nivel normativo que se superpone a las relaciones yprcticas concretas en el espacio y proceso del trabajo, deja en la vulnerabilidad a trabajadores que

    quedan regidos por contratos civiles (trabajadores a honorarios y prestacin de servicios), o que seencuentran supeditados a otro tipo relaciones atpicas que vuelven complejo su proceso de protecciny de poder institucional2.An as sta tensin entre la diferenciacin de la clase trabajadora, como por ejemplo en el caso de lasubcontratacin, y el proceso complejo que apunta a su homogeneizacin por medio del proceso deprecarizacin (social), como en el caso de los llamados trabajadores pobres y precarios (Julin,2013a; 2013b), hacen que stas misma tensiones se vuelvan centros nodales para entender los nuevosespacios de conformacin de subjetividades y de las potencialidades que vislumbra el desarrollo de lasorganizaciones sindicales y el movimiento de trabajadores.

    III. El enfoque del Power resources

    Para dar cuenta de los problemas y tensiones en que se encuentra el sindicalismo en la actualidad, nosapoyamos en el enfoque del power resources de la Escuela de Jena, la cual se concentra en el estudiode los sindicatos en un acercamiento multidimensional, a travs de la reformulacin y ampliacin de laspropuestas de Wrigth (2000) y Silver (2003), y a travs de sus nociones de poder estructural,institucional, organizacional y comunicacional3(Drre et al. 2009).El poder estructural, est caracterizado por el lugar que ocupan los trabajadores de un determinadosindicato y/o ocupacin en el mercado de trabajo, en correlacin con variables macroeconmicas, de unsegundo orden (como dira Enrique de la Garza, 2011), como la importancia estratgica del sector enla produccin nacional, su volumen de produccin, etc., y que fundamentaran su posicionamientoestructural (Daz, 1995), dndole mayor o menor poder negociacin y presin dentro de las relaciones

    laborales, en relacin al empresariado. Estara asociado con al estatus de ciertos grupos detrabajadores de cuello azul y blanco, y al poder de la produccin, como resultado de una espacialposicin estratgica de trabajadores asalariados en la cadena de produccin (Drre et al. 2009: 35 36), lo cual en modelos de produccin como el chileno, se traduce en la hegemona de ciertos sectoresproductivos del modelo neo-extractivo y exportador de materias primas (Forestal, Minera, Portuarios,etc.).En la actualidad, la heterogeneidad de formas de trabajo que articulan la nueva forma de la clasetrabajadora (De la Garza 2012), la cual avanza en un proceso de degradacin y de precarizacinlaboral, se expresa tanto en empleos anteriormente cargados de statusen el mundo del trabajo, como enlas bases de un trabajo con baja cualificacin y proletarizado. La existencia de un mayor poderestructural-econmico est reservado para algunos sectores productivos (como el caso de la minera),donde existe una significativa fuerza de trabajo organizada/sindicalizada, y que, adecundose a los

    2podemos mencionar los espacios de asimetra que se replican en la subcontratacin, y ponen al sindicato inter-empresa enuna situacin de vulnerabilidad estructural, que hace que las posibilidades para el empleador de generar condicionesdisciplinares ptimas en funcin de la acumulacin y la ganancia, sean mayores a las dadas en condiciones de contratosdirectos con la empresa.(Caamao, 2007)3En el artculo citado es posible observar una problematizacin del sindicalismo alemn y en las sociedades capitalistas delOeste, basadas en la identificacin de ncleos de tensin vinculados a la afiliacin sindical, las lgicas movimientistas(movement Union) (Moody 2001; Brinkman et al. 2008), la participacin de los afiliados, la democracia de lasorganizaciones y la capacidad de generar campaas de comunicacin.

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    ciclos de produccin y comercio mundial, obtiene un posicionamiento estratgico a nivel nacional, queles permite actuar, incluso, espontneamente y a nivel sectorial4.Por otra parte, el poder organizacional est asociado a la capacidad de generar y activar organizacionespolticas y/o sindicales, que impliquen ciertas lgicas de accin colectiva con el objetivo de una

    limitacin, o al menos modificacin, del control del capital sobre la aplicacin de los medios deproduccin (Drre et al, 2009: 36). Es por ello, que las condiciones de organizacin y asociatividad;los espacios de sujecin y la constante negociacin de las relaciones de subordinacin en el trabajo; laestructuracin de acciones colectivas y las formas de reconocimiento, se vuelven centrales paraentender en principio la nueva forma y las tensiones que atraviesan el sindicalismo, su debilitamiento yreconstitucin. A la vez muestra las tensiones que dinamizan el conjunto de la estructura social y elconjunto de las relaciones sociales en que interactan las organizaciones sindicales. En sta materia elsindicalismo sufre una constante amenaza a su debilitamiento, entre su crisis, la inmovilidad y laextincin (Zapata, 2003), y una tensin entre el desarrollo y generacin de innovacin y adaptacin auna dinmica acelerada de cambios sociales, econmicos, culturales y laborales.Concibiendo la institucionalidad como la sntesis cristalizada de una serie de relaciones de poder entre

    los actores sociales, el poder institucional de los sindicatos pasa a estar mediado por los acuerdos ydesacuerdos, los modelos de negociacin y de relacionamiento con el sistema y los agentes polticos,como de acuerdo a su posicin y concepcin dentro de los modelos de relaciones laborales eindustriales. De all que el llamado poder institucional juegue un doble rol en el desarrollo delsindicato. Como hemos visto en otro artculo (Julin, 2012b), la red dispositiva que ofrece el sistema derelaciones laborales chileno genera un difcil escenario para articular relaciones de aseguramiento yproteccin a la accin sindical, lo que fragiliza el ejercicio del poder institucional de los sindicatoschilenos, y el desarrollo de la accin colectiva.Por ltimo, dentro del enfoque del power resources, e l poder comunicacional involucra la capacidadde generar flujos y canales informativos a los dems actores sociales y la sociedad de conjunto, con lacreacin o influencia en medios de comunicacin (locales, regionales, nacionales y/o internacionales) y

    la activacin de redes de solidaridad, accin y legitimidad social en relacin a los objetivos, lasdemandas y necesidades del mundo sindical.El poder comunicacional est asociado a la existencia de un pblico, en cual, en el caso chileno, sientaun acercamiento a los segmentos populares y las zonas de marginalidad, y de exclusin del mundolaboral, hacia una convergencia estructural con la condicin de precariedad, como una nueva cuestinsocial (Drre, 2009), fenmeno que cobra una importancia central para el anlisis de las clasessociales, donde el (concepto de) trabajo tiende a la heterogeneidad y a su ampliacin (De la Garza,2005), integrando zonas de exclusin y polarizacin social, reordenando las coordenadas para entenderlas condiciones de reproduccin y produccin de sentidos, en un espacio de trabajo cada vez msatomizado y globalizado, y de sujetos cada vez ms diversos y dispersos.Por otra parte, el contexto poltico-social en Chile en los ltimos dos aos, ha exhibido unainterpelacin al sindicalismo de parte de los actores y movimientos sociales, en referencia a susrelaciones orgnicas entre partidos polticos y la dirigencia sindical-gremial, lo cual ha constituido unverdadero desafo, de forma de generar un dilogo horizontal entre los actores y convertirse eninterlocutor vlido en el proceso de movilizacin social (Mira, 2011; Segovia y Gamboa, 2012), sinponer en el centro una pretensin de hegemona, y revitalizando las formas de identificacin y el

    4Son 45.273 trabajadores afiliados y afiliadas a 274 organizaciones sindicales, y donde el 74,5% de estos sindicatos estpresente en la gran empresa de la minera, con 38.757 afiliados/as. La poblacin afiliada representa un 82,4% de lapoblacin ocupada susceptible de sindicalizarse del sector. Datos segn las cifras de la Direccin del Trabajo 2011.

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    proceder en acciones colectivas hacia demandas que se articulen desde el mundo del trabajo en relacina los derechos sociales5.Es en el medio de sta transformacin de las formas de reconocimiento en que se comienzan aimpregnar los desafos de asociacin, coordinacin y fortalecimiento de las organizaciones sindicales,

    con miras a reordenar sus estrategias de accin, adaptando crticamente su repertorio (Ross, 2007), a lascondiciones actuales que rebasan los lmites clsicos del trabajo, y trasladan el conflicto entrecapital/trabajo hacia esferas sociales que entregan un nuevo componente al estudio de la morfologa dela clase trabajadora en Chile.

    III. Investigacin participativa y la reactivacin sindical.

    En el presente, si bien es cierto el miedo y la atomizacin no desaparecen como sntomas delsostenimiento de las relaciones asimtricas de poder en las relaciones laborales, si existenagrietamientos de las lgicas de racionalizacin del miedo como forma reificada de supervivencia einclusin en el mercado laboral. En la actualidad ms bien el proceso de significacin ha articulado de

    manera emergente categoras o sentidos como la dignidad, la justicia, la igualdad, etc., ms-allde la mera constatacin igualitarista del sindicalismo corporativo, sino como ethos reconstructivo de lacondicin laboral6, lo cual pone a la vez en tensin a los actores del sistema poltico, que anteriormentereconstruan esta simbolizacin desde el ejercicio ideolgico del no-hay-ideologa.Los sntomas de un rgimen poltico son el reflejo de los sntomas al interior de y entre lasclasessociales. De all es que sta dialctica estructural es la que reposiciona la accin de los sujetos,dinamiza las tensiones y las fuerzas a la diferenciacin y la identificacin, lo cual articula un nuevoconcepto de la ficcional sociedad (Adorno, 2006), como creacin organizada, unitaria, homognea ycohesionada, que invisibiliza el conflicto social y la fermente reubicacin de sus actores, por medio delas relaciones de poder.ste fenmeno lo hemos podido constatar de manera repetitiva, marcada y permanente en el campo de

    nuestra Investigacin que se ha enfocado en el espacio de la produccin y reproduccin sindical. Lametodologa que hemos usado, y que sincroniza epistemolgicamente con las nociones tericosanteriormente expuestas, es la investigacin participacin-accin (IPA), que consiste en la produccinde conocimiento, articulando de manera crtica los aportes de la ciencia y del saber popular, con el finde reorientarlos hacia la accin transformadora de la realidad (Durston &Miranda, 2002: 7), lo cualnos ha generado enlaces directos a los diagnsticos, las problemticas y las soluciones potenciales opropuestasa la realidad actual del mundo laboral, que se vislumbran desde el propio mundo sindical,

    5Aqu creemos que hay una pista para el anlisis del trabajo no clsico, en su relacin activa de construccin de identidadescolectivas en resistencias a los mecanismos de control y vigilancia, que trascienden la actividad del trabajo, paraincorporarla a toda la cadena de valoracin, lo cual abren un debate para las organizaciones sindicales y gremiales,especialmente en el sector servicios, como para la sociologa del trabajo en el tema de nuevas perspectivas de construccinde movimientos socio-laborales y movimentistas en Amrica Latina. Un ejemplo en Julin, 2013b.6A ste proceso parecen confluir las principales vertientes de las corrientes sindicales, lo cual ha quedado expresado en laselecciones de la Central Unitaria de Trabajadores de 2012, las cuales han estado marcadas por el enfrentamiento de losdiscursos y proyectos de renovacin sindical con los del sindicalismo tradicional, dando por resultado una estrecha victoria

    para la lista B, encabezada por Brbara Figueroa (Partido Comunista), rompiendo con la hegemona de Arturo Martnez(partido Socialista) desde el ao 1998.

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    y desde el ms-all de los nuevos lmites impuestos por la transformacin del trabajo a la nuevamorfologa de la clase trabajadora7.La IPA, que a diferencia de otro tipo de investigacin refiere a una investigacin colaborativa (Huzzard& Bjrkman, 2012) acompaado de metodologas que son integradas en un emergente y sistemtico

    proceso investigativo, compuesto por un acuerdo de colaboracin entre actores con inters en influir enun determinado sistema de accin e investigadores interesados en explicar y comprender tal sistema(Shani et al., 2007: 13).A la vez, la Investigacin Accin (IA) ha constituido una de las herramientas investigativas que mayorfrutos ha dado al anlisis de los procesos de revitalizacin sindical(Frege & Kelly, 2004a; 2004b) ylos procesos de organizating (Silver, 2003; Drre; et al., 2009) como elemento que acompaan unaestrategia poltica y cientfica en el generar nuevas construcciones y formas de cooperacin en losespacios sindicales de participacin, activacin, organizacin y democratizacin (Huzzard &Bjrkman, 2012).A la vez la IPA requiere la colaboracin entre investigador(es) y actores sociales, por lo que para eldesarrollo de ste trabajo hemos contado con el apoyo de diversas instituciones y organizaciones como

    el rea Laboral del Instituto de Ciencias Alejandro Lipzchurt y su Escuela Sindical (2012); laFederacin de Trabajadores del Retail y la Coordinadora Sindical en la ciudad de Temuco; algunascontribuciones de formas indirectas en los encuentros de Escuelas Sindicales organizadas por elDepartamento de Trabajo Social de la Universidad de la Frontera (2008-2009); el Diplomado Sindicalde la Universidad Catlica de Temuco el ao 2009; y el Diplomado de Dirigentes sociales y sindicalesde la Regin de la Araucana organizado por la Universidad Catlica de Temuco y la Universidad SilvaHenrquez del 2010; encuentros todos donde fue posible generar una lnea investigativa y problemticade la actualidad del sindicalismo, en dilogos participativos que han permitido la identificacin de losncleos de tensin que, desde el mundo del trabajo, y particularmente desde el plano sindical, debelalos cambios experienciales e interpretativos que van desarrollndose en los sujetos, al enfrentarse a lasrelaciones de dominacin y domesticacin que suponen hoy el trabajo.

    A continuacin proponemos algunas de nuestras reflexiones, de acuerdo a los diagnsticos generadospor los participantes en stas experiencias, las conversaciones sostenidas, los debates entre susparticipantes y la identificacin de una serie de problemas que modelan el poder organizacional delsindicalismo, sus limitantes institucionales y su heterogeneidad estructural.

    IV. Diez ncleos problemticos del sindicalismo en Chile.

    Se puede constatar como sntomas generales del sindicalismo chileno, su debilidad en trminos deafiliacin y actividad, su fragmentacin a partir de la estructura productiva y el mercado del trabajo, ladesproteccin ante la desregulacin laboral, el consecuente debilitamiento de la accin y la negociacincolectiva, y su falta de imbricacin y sincronizacin con los actores/procesos sociales de protesta y

    7 Un ejemplo que da cuenta de ste fenmeno son las formas emergentes de coordinacin y entendimiento entretrabajadores de la empresa principal con trabajadores externalizados y subcontratados. ste fenmeno que no es replicable atoda la estructura del sindicalismo, sino que ms bien es identificable en algunos sectores con alta subcontratacin, hacomenzado a articular prcticas de identificacin y reconocimiento en la condicin de sujecin que significa el trabajo deforma complementaria en un rgimen de sobreexplotacin que apunta a la competitividad entre trabajadores, generandoformas disciplinadas de reconocimiento, que hoy se intentan fracturar desde la accin coordinada de sindicatosinterempresas con sindicatos empresaespecialmente en sectores como el Retail y Comercio, donde la subcontratacin es

    bastante altay/o desde las relaciones de los fracturados espacios del ejercicio del trabajo en los servicios pblicos, luegode los procesos de privatizacin y reingeniera de la gestin (Coronado, et al. 2012).

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    movilizacin social. Todos estos sntomas pueden reconstruir la llamada crisis del sindicalismo enAmrica Latina (Zapata, 2003).A nuestro parecer estos fenmenos, que se internalizan en el mundo de los trabajadores de formacombinada generando nuevas expresiones y tensiones en la configuracin de una nueva subjetividad en

    los espacios laborales

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    , tienen un arraigo en las mismas prcticas del sindicalismo, sus organizaciones,sus direcciones y sus limitaciones en cuanto a la construccin de legitimidad, transparencia ycredibilidad (Julin, 2013a). Esta situacin a da paso a la constitucin de una serie de ncleos que seencuentran en tensin en el proceso de articulacin de: 1) una serie de expectativas subjetivasreferentes a la afiliacin sindical de parte de los trabajadores; 2) una estructura existente desindicalizacin regida por marcos e imperativos productivos dictados por el mercado, y 3) la lgica ymodelo organizacional neocorporativo que ha dominado el sindicalismo en dos dcadas.A partir de sta triada, individuo-mercado-sujeto, hemos identificado diez ncleos que problematizan laconstitucin, fortalecimiento y perspectivas del sindicalismo en Chile:

    Ncleo I: El sindicalismo y el legado de la dictadura militar.

    La reestructuracin productiva, y con ella, la metamorfosis que sufri el trabajo en los aos 70, fueacompaada adems de la persecucin, tortura y desaparicin de los cuadros sindicales, querepresentaban un sindicalismo clasista (Gaudichaud, 2003). Pese a la innegable repercusin de steproceso para la constitucin de la siguiente generacin de cuadros sindicales y del sindicalismo engeneral, el perodo de la dictadura militar en Chile (1973-1989) se ha asumido livianamente como partede una narrativa mono-causal para justificar la dificultad para desarrollar una mayor adaptabilidad,diversificacin de tcticas/estrategias de negociacin y fortalecimiento de la accin colectiva delsindicalismo, sentando un proceso retrospectivo, y no introspectivo crtico.Por otra parte, la bsqueda de una fundamentacin socio-histrica de la genealoga de la subjetivacinestructural fatalista de parte del sindicalismo, ha sido borrada por una corriente de la sociologa del

    trabajo, y del sindicalismo, que desarrolla un acoplamiento poltico a las narrativas mono-causales,como parte de la reivindicacin democrtica (Zapata, 1992), pero que pretende a la vez, disfrazada oabiertamente, recomponer el discurso neocorporativo/tripartito como justificacin lgica, a la condicinde vctimadel proceso objetivado de la dictadura militar.Creemos que la tensin de ste ncleo se centra en el traslado narrativo contextual desde lavictimizacin al campo del presente histrico. ste se encuentra condicionado por las presentesrelaciones laborales y un flexible mundo del trabajo, lo cual hace que el desplazamiento en elimaginario del trabajador, desde la condicin de vctima a la condicin de sujeto-sujetado, genere ydinamice la autoconcepcin del sindicalismo como actor social de su propia condicin dedominacin/explotacin.En sntesis, el sindicalismo sufre la dualidad de afrontar su realidad, es decir, la complejidad de suescenario, entre el proceso de victimizacin traumtico (dictatorial) y una lectura auto-crtica de supraxis como actor social (post-dictadura).

    8Sabemos que no existe un desconocimiento total de parte de los actores del mundo del trabajo acerca de las implicanciasde estas transformaciones en el colectivo imaginario que representa la clase trabajadora en la actualidad (Antnez, 2003;Mora, 2007). En su complejidad y heterogeneidad representa este conocimiento una distinta apropiacin que ha permitidogenerar, desde el enfoque empresarial, nuevas formas de disciplinamiento y control en el trabajo, y de parte de los/astrabajadores una compleja red de formas de resistencia y de protesta.

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    Ncleo II: Relacin entre los partidos polticos y el sindicalismo

    El acuerdo de la llamada democracia protegida (Zapata, 1992; 2004), tiene hoy a los/astrabajadores/as, prcticamente, con la misma institucionalidad de las relaciones laborales de la

    dictadura, el cdigo del trabajo de 1979, e incluso con su profundizacin (las reformas enflexibilizacin del trabajo, la legalizacin del subcontrato, etc.). En sta materia, los cuadros polticos ydirigentes del sindicalismo han sostenido desde sus direcciones, principalmente desde la principalcentral de trabajadores del pas, la CUT, un modelo tripartito y necorporativo (Guzmn, 2004), que haentroncado y ha sido funcional con los imperativos del modelo de produccin neoliberal y la gestindel conflicto laboral9.A la hora de evaluar las consecuencias del neoliberalismo para el desarrollo de las relaciones laborales,y su imbricacin con las clases polticas dirigentes, el acuerdo y el apoyo de la CUT a los gobiernos ycandidatos de la concertacin (1990-2009) se evala, de manera retrospectiva, como un obstculo parael desarrollo de un sindicalismo autnomo e independiente de las variantes polticas y de susprogramas-propuestas polticas en materia laboral. Aunque, por otro lado, ha establecido

    innegablemente un modelo de cooperacin mutuo entre el sindicalismo y el sistema poltico, que lo haintegrado en la discusin de las materias atingentes en trminos laborales, pero que ha abierto laparadoja del no consolidar un poder institucional, en el sistema de relaciones laborales, ms proclive ala proteccin del trabajador y al fortalecimiento de su poder, pese a sta imbricada relacin entrepartidos-gobierno y sindicatos, sumado a un reconocimiento del poder estructural de sectores detrabajadores, como los del sector pblico y de minera.Luego de 20 aos a la cabeza de la central, los liderazgos que transitaban entre los partidos polticos yel mundo sindical se encuentran desgastados y con una serie de crisis de legitimidad que son factoresconstituyentes del nuevo escenario que enfrenta el sindicalismo en Chile (Julin, 2012a). La tensin seencuentra en un fenmeno social transversal, el cual es la prdida de credibilidad en el sistema polticoy en la baja aprobacin de los partidos polticos de parte de la ciudadana en general. La demanda por

    generar otro tipo de relacin con los actores institucionales y no-institucionales del sistema poltico,parece haberse convertido en un imperativo para los diversos actores sociales. Mientras que ladesconfianza en las polticas partidarias, sus representantes y sus acuerdos, se vuelve un elementocentral para entender una tensin entre una vieja estructura, fundada en la triada del modelo consensualgobierno-sindicato-partido, y la emergencia o desborde de la triada desde un ethos societario ycomunitario (Ross, 2007), representado en democracia-sindicato-comunidad, como forma desociabilidad emergente.Esta triada, que fragmenta el frgil equilibrio del modelo de dominacin obtenido en la ltima dcada(profundamente basado en la precariedad laboral pasiva y la precarizacin social activa), se ve alentaday agrietada por los trabajadores que promueven diversos mtodos de accin, junto con sus propiasmedidas de protesta, y una diversificacin de formas en el plano de las resistencias, as como unasintona con los dems actores sociales, para conseguir, tanto objetivos de corto alcance (por ejemplo,cambios en la legislacin laboral, reformas en el rea de proteccin social), como medidas quecomprenden el plano de los derechos sociales (como el apoyo y solidaridad a los dems movimientos

    9 Richard Hyman (2006) se pregunta especialmente por el rol del sindicalismo como gestor del descontento social ylaboral, ya que observa que luego de la restructuracin neoliberal en Europa y el fin del bloque sovitico, el sindicalismo

    parece convertirse en un modelo controlado de negociacin de relaciones relativamente estables en el lugar de trabajo, lascuales fortalecen la subordinacin formal (en el decir de Marx) ms que constituir un centro neurlgico de generacin deestrategias de accin, resistencia y control.

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    sociales, en la salud, educacin, etc.). La diversidad de objetivos constituye una protesta activa a laprecariedad laboral, y un acoplamiento masivo y regresivo a la tendencia de precarizacin social, encuanto comodificacin y pauperizacin de la vida.

    Ncleo III: Declaraciones, performances y falta de credibilidad:

    Los mtodos histricos de accin y protesta de la clase trabajadora han sido olvidados10,contradictoriamente con el imaginario del trabajo que maneja el sindicalismo tradicional en laactualidad, el cual est asociado a una concepcin fordista perifrica del trabajo (De la Garza, 2001;2011). Por otra parte, la serie de declaraciones anti-neoliberales desde el mundo polticocon respectoa las relaciones laborales, no se han traducido en el plano sindical en la generacin de accionesreivindicativas y la consecucin de los derechos sociales borrados por las polticas neoliberales, lo cualpuede ser observado en la conservacin de la estructura de las relaciones laborales de 1979, en laestructura social altamente desigual y la profundizacin de la mercantilizacin de los derechos sociales.En el caso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), esta sostiene, hacia 20 aos, un discurso y

    una prctica neo-corporativa. Sus direcciones centrales han estado estrechamente relacionadas con lapoltica y programas de gobierno (Julin, 2012a), por lo que los mtodos de paro y huelga nacional medidas y mtodos histricos de la clase trabajadora -, han sido desplazados como parte de la lnea delconsenso poltico-social (Agacino, 2002). El ltimo llamado a paro nacional fue convocado por laCUT el 5 de julio del 2012, en medio de la polmica por el proyecto de reajuste del salario mnimo11,en medio de una crisis profunda de legitimidad de la direccin de la Central sindical, previo a laselecciones de la directiva de la multi-gremial en Agosto del mismo ao12. sta convocatoria se realizcon dificultades en la planificacin, y con serias falencias en la inclusin de las organizaciones demenor jerarqua, y con una intendencia (gobierno regional) intransigente para autorizar una marcha porla Alameda el mismo da, hechos los cuales finalmente limitaron su masividad13.En el caso del ao anterior, las convocatorias a paro nacional por parte de la CUT, que acompaaron

    las movilizaciones estudiantiles del ao 2011, no fueron desarrollados ni planificados con el objetivode tener una gran masividad y adhesin. Muchos dirigentes al ser consultados/as por sta convocatoriaresultaron ser bastante crticos al sealar 3 faltas en la convocatoria: 1) la falta de informacin existentecon respecto al carcter y llamado de la convocatoria; 2) la falta de participacin otorgada a lasdirecciones regionales y locales; y 3) la falta de conocimiento con respecto, especialmente en el sectorprivado, a los mecanismos de castigo por la ausencia en el trabajo.Al igual que en la ltima convocatoria (05.07.2012), la baja adhesin al paro nacional, la participacinlimitada al gremio de los profesoresy de tan slo algunos dirigentes sindicales por su condicin de

    10A la vez tambin pueden encontrarse fenmenos que contraran sta tendencia, como lo sucedido hace unas semanas con

    el paro de los trabajadores portuarios (y los gestos de solidaridad obrera-sindical a nivel nacional), y el paro del Cobre del 9de Abril. Ambos casos muestran la potencia de la negociacin colectiva por rama, pero con alto grado de descentralizacin,cooperacin y comunicacin.11El debate sobre salario mnimo, o Ingreso Mnimo Mensual, se refera a la propuesta dada por el gobierno de un reajustede un 3,3% real, o sea un salario mnimo de U$394 mensuales. Mientras el sindicalismo exiga un reajuste para alcanzar losU$517,33. Finalmente el proyecto del gobierno triunf y se impuso en la Cmara del Senado.12La convocatoria sumaba 6 puntos: 1) Una reforma tributaria; 2) Un cambio en el sistema de previsin social; 3) Mejorasal sistema de salud; 4) Nueva institucionalidad para la educacin; 5) Nuevo Cdigo del Trabajo; 6) Nueva ConstitucinPoltica.www.cut.cl13Obviamente debemos agregar la situacin de fragilidad del empleo, las sanciones tomadas por los empleadores, etc., quellevan a la fragilidad de estos mtodos para el accionar actual del sindicalismo en contextos neoliberales (Julin, 2012b).

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    fuero , sumado a la dualidad confusa entre la convocatoria a paro nacional o a una marcha-protestanacional, muestran que la fragilidad del poder comunicativo del sindicalismo, ya que sus llamados noencuentra un correlato en una prctica eficaz en la realidad, en cuanto a la adhesin. Esta situacinsigue exhibiendo la necesidad de un modelo de organizacin ms democrticos, de mayor planificacin

    y difusin, con flujos ms efectivos de comunicacin horizontal/vertical entre los distintos sectores detrabajadores/as, tanto entre sus centrales, confederaciones, federaciones y sindicatos, como con losdistintos trabajadores que no se encuentran protegido/as por la sindicalizacin y/o no se encuentransindicalizados. Es una de las condiciones que marca el desarrollo y fortalecimiento del podercomunicacional de las organizaciones sindicales como miras a la activacin (Drre, et alt. 2009; 2013).Con ello se trasluce la necesidad y la oportunidad de generar acciones que vayan en referencia agenerar mayor masividad y extender los vnculos de identificacin y representacin al interior de laclase trabajadora, dentro del marco de fragilidad de la condicin sindical, y hacia la estabilizacinlaboral.

    Ncleo IV: La democracia y unidad sindical

    Uno de los grandes problemas en la actualidad del movimiento sindical chileno y latinoamericano es la unidad sindical. La unidad sindical, pieza clave de la CUT desde el ao 1962, donde se suponeprimaran los intereses de la clase trabajadora sobre los ideolgicos, donde se fundaba el carcternico de la Central, ha decado por el mismo problema de hace 30 aos: una falta dedemocratizacin interna al interior de la estructura orgnica de la CUT que ha debilitado surepresentatividad y ha fracturado la multigremial.La permanencia de las estructuras autoritarias de la dictadura militar en la sociedad chilena (Moulin,2001), han sido sincrnicas en el caso de las organizaciones sindicales. En relacin a la CUT, el debatesobre la modificacin de las estructuras internas de representacin y eleccin de sus dirigentes, lascuales replican patrones burocrticos y de verticalidad, no se han transformado en propuestas y/o la

    adopcin de un cambio organizacional. La continuidad de sta lgica organizacional constituye un focode tensin, al distanciar a las posiciones contrarias e invisibilizadas en estas estructuras, generandoreticencias, molestias y resentimiento entre los afiliados. Hasta el momento la CUT sigue unvertiginoso ritmo de cuestionamiento, descomposicin y fragmentacin, lo cual repercute directamenteen su dinmica de afiliacin, participacin y accin, y por ello en el desarrollo de su poderorganizacional.En el presente, debe ser un imperativo reformular los mtodos de eleccin en la CUT. Las ltimaselecciones de la CUT, el 23 de Agosto, fueron nuevamente realizadas bajo el sistema de votacin devoto ponderado14, lo cual nuevamente ha generado cuestionamientos a la dirigencia recin electa, entrminos de la transparencia y representatividad de los comicios. Se desprenden de ste ncleo unaserie de tensiones en el seno administrativo-organizacional de la Central y el sindicalismo: a) el cambiode los mtodos de eleccin, (del actual voto ponderado a votacin universal); b) las prcticas asociadasa la participacin en el padrn electoral donde de sindicatos fantasmas; c)las acusaciones pblicas de

    14El sistema de elecciones en la CUT se basa en la existencia de alrededor de 32 mil dirigentes electores los que emiten unsufragio ponderado (el cual tiene relacin con el nmero de sus representados directos) para elegir a los 45 miembros delconsejo directivo nacional. Estos a su vez eligen al poder ejecutivo de 15 personas encabezado por el nuevo presidente.

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    intervencionismo electoral e incluso de fraude; d) la exclusin de trabajadores/as por tener una opininopuesta a la de la anterior dirigencia; y e) el paralelismo sindical15.El fortalecimiento del poder organizacional de los sindicatos (Drre et alt. 2009) pasa directamente porla generacin de un sistema de elecciones y toma de decisiones que permita la participacin de los/as

    trabajadores/as de base, de forma de generar mayor credibilidad a sus afiliados/as, identificacin con laorganizacin, y legitimidad para los dems actores sociales que se movilizan por medio de lgicas msdemocrticas y participativas (Bensusn, 2000; Frege & Kelly 2004b; Drre, 2013).En esa misma direccin ya existen un fenmeno social transversal que apunta hacia la democratizacinde las estructuras sociales, de las formas de participacin democrtica, y la reinvencin del sistemapoltico en general16, y que por lo tanto no tan slo es reducible a las centrales sindicales y susorgnicas, sino que al conjunto del mundo sindical y de la organizacin de los trabajadores. Es desdeah donde se sostiene la tensin entre las estructuras que an sostienen sus principios de accin en unethos de concentracin del poder y la verticalidad de su ejercicio (Kelly & Frege, 2004a), y las quepretenden proceder en el integrar una red neurlgica de toma de decisiones, que involucre la diversidadde trabajadores y consolide un nuevo modelo sindical. Esta tensin es la que seguramente enmarcar

    los fenmenos de consolidacin de un sindicalismo colectivo y unitario, y/o la continuidad de sutendencia a la fragmentacin y la atomizacin.

    Ncleo V: Los nuevos sindicalismos.

    Las transformaciones del mundo del trabajo estn asociadas con la emergencia de condiciones detrabajo ms precarias y la presencia, cada vez mayor, de un trabajo no-clsico (De la Garza, 2011;2012) lo cual dinamiza y modifica el carcter de las relaciones de trabajo y subordinacin 17. Las nuevasformas de integracin sindicales y de la clase trabajadora se vuelven cada vez ms mltiples y diversasa nivel global (Kelly & Frege, 2004b). En el caso de Chile, las diversas organizaciones detrabajadores/as, en sus distintas variantes y tipos de trabajo, comienzan en la actualidad a nucleares y

    organizarse estableciendo lgicas de solidaridad, cooperacin y coordinacin

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    . La tarea actual de estosnuevos sectores de trabajadores/as es la profundizacin del proceso emergente de articulacin,intercomunicacin y coordinacin inter-gnero, intergeneracional, intersectorial e inter-territorial conmiras a un fortalecimiento y crecimiento de sus organizaciones19. En ste contexto emergen liderazgos

    15En el nivel de base, la Encuesta laboral 2008 realizada por la direccin del Trabajo, seala que en el 25,2% de los casosestudiados se evidenci la presencia de ms de un sindicato en la empresa. Para ver algo similar al nivel de centralessindicales ver Julin, (2012a).16La organizacin del plebiscito nacional por la educacin y el plebiscito por la salud pblica, muestran claramente que las

    posibilidades de realizar una tarea de esta envergadura es completamente viable, en cuanto a los elementos logsticos comofinancieros.17

    Se puede citar en ste caso a los y las trabajadores de fundacin Integra, que realizaron un paro nacional de advertencia elda 9 de abril, debido a un proyecto que pretenda aumentar el nmero de nios por educadora en una sala de clases. Estoentronca con la visin no-clsica del trabajo, en cuanto articula las necesidades del nio-padres (usuarios) con las deltrabajador (parvularia), por medio de un cambio en las condiciones de trabajo (intensificacin).18Podemos considerar el caso de los trabajadores de la salud el ao 2011 y 2012, con convocatorias que llamaban a articularnuevas formas de protestas mancomunadas entre ciudadana, usuarios y trabajadores, lo cual convena en rasgosmovimientistaso de sindicatos sociales (Moody, 1997). Recomendamos el artculo de Coronado, Chvez & Julin (2012).19 En ste contexto podemos destacar nuevamente los viejos trabajadores con un alto poder estructural de acuerdo asectores productivos (minera y portuarios), las cuales se encuentran con la novedad de nuevas formas de contratos,descentralizacin productiva, etc., y por ello de nuevos trabajadores, lo que concentra la tarea de restituir el poderestructural y organizacional del sector por medio de nuevos lazos de cooperacin. Muestra de ello son el paro de portuarios

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    sindicales que van marcando un nuevo escenario del conflicto laboral y del panorama sindical(Arbaza, 2008; Nez, 2008; Baltera & Dussert, 2010).Mientras que ms-all-del-sindicato, en la poblacin que no es susceptible de afiliacin sindical, seinstalan nuevos ncleos de trabajadores que, al estar fuera del derecho de sindicalizacin, articulan

    formas embrionarias de orgnicas que renen a los trabajadores/as que no se encuentran amparados enla legislacin laboral (por falta de contrato o por un contrato honorario), y/o que simplementecomienzan a descartar el sindicato como una medida de asociacin y accin (Julin, 2013b). En estossectores se caracterizan por una desconformidad con perspectivas acrticas, siendo dinamizadores de unproyecto de democratizacin sindical desde un-afuera quesintoniza y genera ruido al interior de losnuevos sindicalismos, los cuales se encuentran en condiciones de precariedad similares, que permitenprocesos de identificacin entre ambos sectores.En este punto la CUT puede jugar un rol estratgico como potencial generador de los espacios deunificacin y encuentro de una clase trabajadora heterognea y fragmentada por las actuales relacioneslaborales y condiciones del trabajo. ste desafo, en el fortalecimiento del poder estructural, entroncacon la heterogeneidad productiva y el diagnstico de la crisis del sindicalismo (Zapata, 2003), en

    cuanto que la unidad de los/as trabajadores/as se encuentra en cuestin, por lo que la tensin de stencleo transita entre: a) profundizar la descomposicin de la CUT en el caso de no asumirse estosdesafos de forma propositiva con el objetivo de una renovacin y modernizacin del sindicalismo; y/ob) fortalecer estructuralmente las organizaciones de trabajadores/as a partir de una democratizacin yamplitud a un sector que an no es integrado en su heterogeneidad el sindicalismo tradicional (Julin,2012a).

    Ncleo VI: Nuevas subjetividades, fragmentadas, atomizadas, pero obreras.

    La nueva estructura de la clase trabajadora, sentada en distintos cambios de reestructuracin econmica(la imposicin de modelos de acumulacin flexible, con la consecuente precarizacin y flexibilizacin

    del trabajo, las nuevas formas de subocupacin, sobre-cualificacin, etc.) sientan nuevas coordenadaspara entender el mundo laboral de hoy en da, y cules son los ncleos en los cuales la clase trabajadoraest emergiendo (Leiva, 2009). Los espacios del trabajo se han duplicado en su diversidad, dandonacimiento a identidades precarias y sujetas constantemente a las oscilaciones flexibles de los interesesempresariales.En este segmento muchos/as trabajadores/as son abandonados por la afiliacin sindical, por lanegociacin colectiva20 o por cualquier tipo de forma de articular sus demandas y necesidades en eltrabajo, las cuales estn marcadas por las empresas de menor tamao, donde la imposibilidad del

    de trabajadores que se inici en Mejillones (Iquique) el 19 de marzo, y se sostuvo durante veinte das asumiendo un carcternacional; y el paro nacional de advertencia en el sector de la minera el da 9 de abril. Ambas movilizaciones fueronentendidas y valorizadas por los dirigentes como muestras de unidad y victorias en cuanto dar cuenta de serios problemasque aquejan a ambos sectores.20Segn el Art. 305 del Cdigo del Trabajo No podrn negociar colectivamente: 1. los trabajadores sujetos a contrato deaprendizaje y aquellos que se contraten exclusivamente para el desempeo en una determinada obra o faena transitoria o detemporada; 2. los gerentes, subgerentes, agentes y apoderados, siempre que en todos estos casos estn dotados, a lo menos,de facultades generales de administracin; 3. las personas autorizadas para contratar o despedir trabajadores, y 4. lostrabajadores que de acuerdo con la organizacin interna de la empresa, ejerzan dentro de ella un cargo superior de mando einspeccin, siempre que estn dotados de atribuciones decisorias sobre polticas y procesos productivos o decomercializacin.

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    sindicato se vuelve un fenmeno estructural21. A ello se suma el trabajo informal y a honorarios22. Estenivel de desproteccin muestra tambin la necesidad objetiva de acercar las posiciones entre estasformas de trabajo, este tipo de trabajadores/as (Ugarte, 2006; Caamao, 2007) y una nueva prcticasindical en Chile que logre integrar en su seno esta dimensin.

    Tambin habra que sumar aqu el frgil derecho de sindicalizacin y negociacin de los sindicatos detrabajadores transitorios y de los sindicatos interempresas, quienes encuentran limitada la negociacincolectiva a la voluntad de los empleadores23. As es como la conquista de los derechos de afiliacinsindical y de negociacin colectiva efectiva, se vuelven completamente atingentes, no tan slo para unsector que en la actualidad ve en la negociacin un factor disciplinario (Julin, 2012b) y con unprofundo trasfondo econmico, sino que tambin para un sector que no tiene un derecho efectivo a ella,y se ve limitado por la actual legislacin.La eliminacin de las formas de contratacin precarias y de sobreexplotacin del trabajo representa undesafo enorme para el sindicalismo, el que involucra adems del reordenamiento de las condiciones yregulacin de las relaciones productivas, la generacin de una red de proteccin social al trabajador quese encuentre en situacin de informalidad y/o desempleado. All es donde emergen las formas de

    cristalizar, institucionalmente, las nuevas experiencias y problemticas de la organizacin sindical.Ncleo VII: Legislacin y Nuevo Cdigo del Trabajo.

    El Plan laboral del 1979, y una serie elementos incluidos dentro del mismo, son parte de la estrategia dedebilitamiento y precarizacin del sindicalismo en el hoy. Esta estrategia que ha consolidado 33 aosde disciplinamiento y fragmentacin de las organizaciones de los trabajadores (Julin, 2012b), solopodra ser contrastada, segn los comentarios, conversaciones y experiencias de la mayora de lostrabajadores y dirigentes sindicales con los que tuvimos contacto en esta investigacin, con unatransformacin del marco regulador de las relaciones laborales.La baja cobertura de la negociacin colectiva se ha vuelto uno de los problemas que enfrenta y tensiona

    el presente del sindicalismo

    24

    . La demanda por un nuevo modelo de negociacin colectiva, unaproteccin integra al sindicato, una adecuacin de la normativa hacia un derecho de huelga efectivo(que no considere el remplazo de trabajadores durante el ejercicio de la huelga) parecen convertirse enuna pieza estratgica para generar marcos que estimulen la afiliacin sindical y la organizacin de

    21 La Encuesta Laboral 2011 (243), seala que La principal razn que sealaron los trabajadores de empresas sinorganizacin para no tener sindicato fue el nmero insuficiente de trabajadores para constituirlo, afirmacin con la queestuvo de acuerdo el 36,3% de los trabajadores entrevistados. Adems habra que considerar que el 54,4% d e las grandesempresas en Chile tienen un sindicato, lo que contrasta con el 0,7% de la microempresa.22

    Segn la Fundacin SOL y su estudio los falsos asalariados (2012), o sea trabajadores dependientes pero sin contratolaboral, las cifras apuntan a un milln 90 mil personas, casi un 19% de la poblacin activa.23Esto lo establece el Art. 334 bis A del Cdigo del Trabajo que seala que Para el empleador ser voluntario o facultativonegociar con el sindicato interempresas.24La negociacin colectiva en Chile involucra, a travs de la vigencia de instrumentos colectivos (convenios y contratos detrabajo), a tan solo 311.196 trabajadores/as para el ao 2011. De este total, 275.240 estn sindicalizados, es decir el 88,4%.Los instrumentos colectivos tan solo cubren al 30,8% de los/as trabajadores/as en sindicatos activos en Chile. Esto seasemeja al 30% de 1993 con un total de 205.762 trabajadores bajo un instrumento colectivo de un total de 684.361trabajadores en sindicatos activos. Si consideramos el total de la fuerza ocupada con potencial de sindicalizacin en Chile el2011, es decir 6.348.945 millones de personas, podemos concluir que tan slo un 4,9% de los trabajadores en Chile seencuentra involucrado en un instrumento colectivo. Fuente: Series 1990-2011. Divisin del Trabajo. Santiago, Chile.

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    sindicatos25. Si a ello sumamos la idea de generar una nueva normativa para el castigo a las empresasante prcticas sindicales o incursin reiterada de malas prcticas laborales26, donde los/astrabajadores/as sean quienes reciban el dinero de las multas, en vez del FISCO, encontramos un nuevoaliciente para que las organizaciones fortalezcan sus posiciones institucionales y su poder

    organizacional al interior del mundo laboral.La subcontratacin y externalizacin como modo perverso de la flexibilizacin laboral, con elabaratamiento de los costos salariales, y el nivel de disciplinamiento que sigue ejerciendo alsindicalismo y la accin colectiva de los trabajadores/as (Soto et alt., 2008) son algunas de lascaractersticas que atraviesa la desfiguracin normativa de la clase trabajadora.La seguridad social y la tendencia a la precarizacin, se encuentra en tensin entre una claseempresarial flexibilizadora, y un Estado que debe (a lo menos de acuerdo a las convencionesinternacionales firmadas sobre Trabajo decente de la OIT y los acuerdos de los pases de la OCDE)evitar la precariedad del empleo y las prcticas abusivas de los empleadores ante la vulnerabilidadsocial del trabajador. ste objetivo slo es posible de lograr a travs de: 1) la generacin de unalegislacin que promueva un modelo de proteccin y simtrico de relaciones laborales, y 2) una

    cultura sindical que sea capaz de llevarla a cabo, como construccin de aprendizaje para sujetoscapaces de ejercer sus derechos y poder (institucional) (Drre et alt. 2009).

    Ncleo VIII: Gnero, migracin y etnia.

    En Chile las diferencias en el empleo entre hombres mujeres, muestran una gran discriminacin haciala mujer a la hora de las remuneraciones y los tipos de contratos27. La afiliacin sindical de las mujereses de un 12,1% mientras que la de los hombres es de un 15,1%. Pese a tener nuevos liderazgossindicales con una abierta poltica de gnero, esto no se ha traducido en el sindicalismo en nuevasprcticas que orienten el grueso de los contratos colectivos, por una parte, y una poltica nacional conrespecto a la equidad y mejoramiento de las condiciones y remuneraciones de la mujer en el trabajo.

    Mientras algunos sectores tienden a la feminizacin de su fuerza de trabajo, especialmente en el sectorfinanciero y agrcola, lo cual, debido a las brechas existentes en condiciones salariales y laborales,puede convertirse en un nuevo seno de precarizacin y sobreexplotacin de la fuerza de trabajo (Drre,2010), lo cual pone al conjunto de los trabajadores en alerta con respecto a una emergente tensin de

    25Segn datos de la Direccin del Trabajo, Fundacin SOL (2012) seala que en Chile, 9 de cada 10 personas no negociande manera colectiva sus condiciones de trabajo. De hecho, al considerarse solo las negociaciones colectivas con derecho ahuelga (los llamados Contratos Colectivos), el nmero se reduce a menos de una persona en escala de 1 a 10. En efecto,solo 7,5 de cada 100 trabajadores asalariados tendran negociacin colectiva al estilo tradicional (con derecho a huelga, talcomo lo recomiendan las normas internacionales)26Segn la Encuesta Laboral 2011 (247-248), que las prcticas sindicales afectan a cerca de la mitad de los sindicatos

    (49,7%) pero no estn limitadas a las empresas en las que existe organizacin sindical: una porcin de empresas sinsindicato tambin se ve aquejada por prcticas antisindicales (6,8%) toda vez que pueden referirse a la constitucin delmismo Respecto de las actitudes negativas o prcticas antisindicales en las empresas con sindicato, sus dirigentessealan, en primer lugar, el obstaculizar la afiliacin, opcin que supera a la tercera parte de los dirigentes encuestados (36,9%). En orden decreciente, le siguen el despido antisindical (21,7%) y presiones a los dirigentes sindicales (21,3%).Las dems prcticas antisindicales sobre las que se interroga son menos frecuentes, especialmente la separacin ilegal deun trabajador con fuero sindical, que presenta un 6,3%.27En cuanto a la relacin de gnero e inestabilidad, las mujeres el ao 2004 contaban con un 24,7% de sus contratos de tipotemporal, subiendo a un 25,6% en 2006. Los contratos indefinidos, en trminos porcentuales, se feminizan con un 74,7%, enrelacin al 68,2% masculino. Aun as, las percepciones con respecto a que las mujeres tienen ms dificultades que loshombres para encontrar trabajo son bastante altas (82% de las personas).

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    fragmentacin y competitividad en su seno, que puede llevar a pugnas inter-gnero de no incluirse statensin como uno de los ncleos a resolver en funcin de las tendencias del mercado laboral.Adems, la sociedad civil apunta, con la activacin de una serie de demandas, a que el concepto gnerodebe expandirse hacia la defensa de la diversidad sexual, y de opciones de construccin del gnero que

    trascienden la binariedad heterosexual. La masculinidad y la feminidad, constituyen, parte de lasdiscusiones y debates de las organizaciones sindicales a nivel global, con el objetivo de construir unmovimiento sindical no-machistay que apueste a generar propuestas post-feministas para redisearlas relaciones en la cotidianidad, y en el funcionamiento y operacin de la organizacin (y) en eltrabajo. Esto constituye un lazo no tan slo declarativo con organizaciones de las llamadas Minorassexuales en bsqueda de reivindicaciones de equidad y no -discriminacin, sino que actualiza elsindicalismo con experiencias de vanguardia de otros y otras actores sociales en el campo de larelaciones de gnero.Por otra parte, los flujos migratorios que se han concentrado a nivel regional desde Per, Ecuador,Argentina y Bolivia hacia Chile, hacen necesario comenzar a tematizar, por parte del sindicalismo, elfenmeno de los trabajadores/as Inmigrantes y del inmigrante en general, ya que estos se encuentran en

    un grado mayor de desproteccin y discriminacin frente a potenciales prcticas abusivas e irregularesde los/as empleadores/as (Jensen 2008; Sir, 2012), constituyendo un foco importante desobreexplotacin del trabajo, o de explotacin secundaria (Drre, 2010)Este lazo de solidaridad y de promocin de derechos tendra un impacto considerable de seracompaado de una estrategia conjunta que extirpe la xenofobia y el racismo como elementosdiferenciadores al interior de la clase trabajadora, y promueva su identidad a partir de la accincolectiva. Esto se extiende tambin a las particularidades y el respeto a las etnias y pueblos originariosen Chile, y a su presencia en la configuracin actual de la clase trabajadora.sta tensin que atraviesa una nueva dimensin de entender el trabajo y el conjunto de la llamadaclase-que-vive-del-trabajo(Antnez, 2005) es una de las tareas que tiene el sindicalismo con el fin deenfrentar y redisear nuevas estrategias que se adapten a las nuevas condiciones de un mercado del

    trabajo globalizado y en constante flujo cultural/espacial, y por el contrario, no generen nuevasdinmicas de competencia y violencia entre trabajadores/as, y alimenten mayores procesos defragmentacin y precarizacin de las condiciones laborales.

    Ncleo IX: Dirigencias sindicales y el legado de los partidos polticos de la Concertacin.

    El ejercicio de la tctica corporativa que ha desarrollado la CUT ha sido de una u otra forma el reflejodel programa poltico de la Concertacin durante los 20 aos de su gobierno (Fras, 2008). Lasmaniobras entre las tormentosas aguas del neoliberalismo, dejaron a los dilogos tripartitos comosntesis de dos dcadas sin que el sindicalismo pudiese imponer una posicin que consolidara a la clasetrabajadora, tanto como un sujeto poltico, como sujeto de lo poltico. Si esto constituye o no un error,no podra atribuirse ste a la labor arbitraria de parte de sus dirigentes, en tanto figuras y liderazgospersonales, sino que ms bien sera parte del conjunto de las fuerzas polticas que de cierta forma haninstrumentalizado el movimiento sindical para sus objetivos electorales. La falta de visin con respectoal Lebenraum (espacio de vida) del sindicalismo28, tanto en sus dolencias y debilidades estructurales,

    28 Un caso paradigmtico en esta direccin es el del salario mnimo, discusin que ha sido atrapada por las polticaspartidarias, dando espacio a acuerdos en cuatro paredes entre direcciones sindicales y partidos polticos en el congreso, opor Ministros de Hacienda, que imponen los criterios del mercado sobre las necesidades reales de los/as trabajadores/as. Larealidad exige y demanda un mayor salario, con mayores y mejores condiciones de proteccin social y de trabajo.

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    como en la irresolucin las tensiones internas hacia la descomposicin y la ilegitimidad hanacrecentado grandes fracturas al sindicalismo actual.Probablemente sta experiencia constituye una leccin que el sindicalismo en Chile debe evaluar yanalizar en profundidad con el fin de deshacerse de ste ncleo de tensiones, re-estudiando las

    relaciones a establecer con los partidos polticos, y generando nuevas formas de coordinacin ynegociacin con los actores del sistema poltico, y generando mayores lazos con los movimientos yactores sociales.

    Ncleo X: El sindicalismo entre lo nuevo y lo viejo.

    Durante los ltimos dos aos hemos visto como las protestas sociales se toman las calles del pas, secomienzan a generar discusiones y debates sobre la educacin, el medioambiente, la poltica energtica,los derechos de la diversidad sexual, pueblos originarios, etc., que se van sintetizando en la idea deconvocar a una Asamblea Constituyente (Mira, 2011)La tensin de sostener decididamente un proyecto democratizador que no se encuentre ajeno a los

    conflictos sociales, y a las distintas consecuencias de las polticas que ha promovido el neoliberalismo,es la que se instala, dialcticamente, entre lo nuevo (lo contingente y emergente), y lo viejo (latradicin y la memoria), las cuales se vuelven partes estructurantes de una nueva prctica en elsindicalismo chileno. Es la tensin que empuja hacia un proceso re-fundacional que tenga comoobjetivo: 1. articular estas dimensiones socio-temporales y poltico estratgicas en una nueva praxis delsindicalismo; 2. fortalecer sus organizaciones y proceder a la expansin de proteccin/representacinde una complejizada y mutable clase trabajadora, y a los sectores populares.

    V. Conclusiones

    As es claro que el potenciar los espacios de formacin, encuentro, recreo y ocio de la clase trabajadora

    desde una visin integral de la cultura, siendo capaz de dialogar horizontalmente y convertirse eninterlocutor de los actores sociales, se vuelve una de las demandas que los movimientos sociales leharn al sindicalismo, y del cual seguramente habr una permeabilidad a reconocer en ellos un campode experiencias de los cuales sacar un aprendizaje, en cuanto a revitalizar las formas de identificacin yproceder en acciones colectivas hacia demandas que se articulen desde el mundo del trabajo.Vemos que la situacin estudiada anteriormente no es solamente atribuible a fenmenos exgenos alsindicalismo, en referencia a una lectura estructuralista de su crisis, sino que a la vez tienen su sustentoen un conjunto de representaciones desde el propio mundo sindical y laboral, las cuales estnvinculadas a la subjetivacin de la relacin trabajo, entendida como forma cosificada de sujecin, a unaidentificacin simbitica del yo-trabajador en/con las dinmicas de explotacin laboral, a lainternalizacin del disciplinamiento laboral de parte de las direcciones del sindicalismo, etc., conresultados que han asentado serios problemas de desorganizacin, fragmentacin y segregacinsindical, los cuales definen algunas de las principales coordenadas del contexto del sindicalismo, no tanslo a nivel nacional, sino que en el contexto global (Zapata, 2003; Waterman, 2004).Por otra parte, creemos que es necesario desarrollar un acercamiento entre la Investigacin social, y losdesafos que encuentran los trabajadores, en un asimtrico mundo del trabajo, donde cada vez serequieren ms de informacin, procesos de fortalecimiento organizacional y democratizacin, en lacual los y las investigadores sociales, pueden generar ciertos acercamientos y construir puentessociopoltico comunicacionales entre los actores.

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