Diego franco - casa vacchini paisaje

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LA CASA DEL ARQUITECTO LIVIO VACCHINI ESTRATEGIAS PROYECTUALES EN EL PAISAJE DEL S. XX- FRANCISCO ARQUES Y LUIS MARTINEZ DIEGO FRANCO COTO ENERO 2012

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LA CASA DEL ARQUITECTO LIVIO VACCHINI

ESTRATEGIAS PROYECTUALES EN EL PAISAJE DEL S. XX- FRANCISCO ARQUES Y LUIS MARTINEZ

DIEGO FRANCO COTO

ENERO 2012

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INTRODUCCION

Comprender la obra de Livio Vacchini exige una mirada atenta y prolongada. Es una arquitectura que se acerca al silencio, hay que buscarla.

Muchas de sus claves pueden leer en gran medida desde su situación, en el sentido más amplio del término. Desde la pequeña ciudad de Locarno, en el cantón Ticino al sur de Suiza, es un arquitecto que trabaja desde lo local buscando un acercamiento a lo universal.

No es coincidencia que esta cualidad marginal y de silencio se condiga con la situación del país de un calculado distanciamiento ideológico, pero de una centralidad geométrica. El contexto geográfico del cantón está caracterizado por la presencia de los Alpes y una topografía de valles y lagos que separan del resto de Suiza y acercan a las llanuras del norte de Italia.

La zona permaneció relativamente aislada de los grandes circuitos europeos hasta la construcción de la autopista a mediados de los cincuenta, cuando pasó a ser el vínculo entre las ciudades de Milán y Zúrich.

Su irrupción en el panorama arquitectónico se dio a inicios de los setenta, en pleno auge del contextualismo, con la exposición “Tendenzen” de 1973. En ella se agruparon a varios egresados de la escuela de Zúrich que incursionan en las zonas de Mendrisio, Lugano, Locarno y Bellinzona principalmente, con marcadas influencias de los grandes maestros modernos.

Entre los antecedentes se pueden rastrear desde Terragni o Gregotti, hasta la figura de Rino Tami o Tita Carloni. Los representantes más destacados de la escuela del Ticino son Mario Botta, Aurelio Galfetti, Luigi Snozzi, Livio Vacchini, entre otros.

También es determinante la influencia de Aldo Rossi durante su estancia como docente en el Politécnico de Zurich y el sesgo neorracionalista, aunque distanciados de su estilismo. Es mucho más claro el apego formal y hasta conceptual con la arquitectura de Louis Kahn, Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, y, en el caso de Vacchini, sobre todo a Mies van der Rohe.

Fotografías del cantón Ticino y el Lago Maggiore.

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Existe en esta sociedad ticinés, estática hasta comienzos del siglo XX, una tradición de canteros que diseñan lo necesario y construyen con una sabiduría transmitida de generación en generación. Es por esta misma razón que ya entrados los años ochenta Kenneth Frampton los ubicaría bajo la etiqueta del regionalismo crítico.

A su vez, la búsqueda filosófica de la esencia del habitar, vincula esta arquitectura a la figura de Heidegger y la fenomenología de la experiencia, multisensorial y significativa. Y también a los posteriores desarrollos de esas teorías en el campo de la arquitectura con Christian Norberg-Schulz y el concepto del genius loci, y la reivindicación del papel activo del lugar en la arquitectura.

Estos conocimientos redescubiertos y apropiados de la artesanía y la tradición demuestran la valoración de la dimensión cultural de la arquitectura como hecho constructivo y dentro de su propia especificidad. Pero no se trata de formalismos o nostalgia retórica, si no de una realidad compleja que informa el proyecto y lo convierte a su vez en un instrumento de conocimiento.

En este sentido, la vinculación entre la obra y el lugar en Vacchini se puede entender en una dimensión ética, y no estética como un rescate de tipos vernáculos. En parte esto se debe a que el contexto del Ticino ha cambiado radicalmente desde entonces, lo que lo ha llevado a sostener que “La arquitectura ticinesa no existe”.

A lo largo de su extensa trayectoria, Vacchini ha ido afinando conceptos e intereses dentro de su visión particular de la arquitectura. Esto lo ha llevado progresivamente a fijarse en referentes del mundo antiguo, clásicos, atemporales, y todo lo que las obras maestras le deben a los lugares. Estas lecciones son asimiladas siempre con una mirada inquisitiva, crítica, y ajena a otras consideraciones más que las de la propia disciplina.

Vista aérea de la implantación de la Casa Vacchini.

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PENSAMIENTO

El proyecto que nos ocupa fue realizado en circunstancias particulares y se constituyó en una bisagra en términos intelectuales y proyectuales para el resto de su producción en adelante. Por esta razón, es necesario revisar su pensamiento para acercarnos al proyecto con mayor profundidad.

Se trata de una casa de fin de semana que el arquitecto decide proyectar debido al momento de recesión económica y la disminución de encargos a inicios de los noventa. Una suerte de hacer pensando, o pensar haciendo, que en Vacchini son dos conceptos indisociables.

Sostiene que el hacer se produce a través del diálogo entre el credo y la teoría. “El credo es el dogma vinculado a la persona, lo inamovible... la base sobre la que se apoya la construcción del pensamiento.” Y la teoría es el cálculo, la regla aplicada particularmente a cada proyecto que le confiere interés general. “Proyectar es calcular, y su resultado es una forma que no es univoca, sólo más útil con vistas a un resultado.”

La arquitectura para Vacchini es un rito donde se entra en contacto con las obras maestras, para intentar superarlas y así dar lugar a nuevas ideas en un proceso constante de transformación, no de invención. Rehacer el pensamiento desde las posibilidades técnicas del presente, perpetuando la tradición.

Dialogar con la idea de la obra maestra que está mas allá del tiempo, sin complejos, es acercarse a la atemporalidad. Y responder la misma pregunta es prolongar su vida. De esta forma se libera de la consolación del genius loci y reivindica la construcción lógica que conquista un espacio y un tiempo singular.

Alrededor de este pensamiento radical, subyace una búsqueda de la abstracción y síntesis. Esta se puede resumir en una paciente depuración hacia la esencialidad del hecho constructivo. Los textos de Vacchini, como su arquitectura, son de frases cortas y certeras. Sus aforismos sobre el hacer y el pensar también permiten aproximarse a su obra con mayor claridad para definir criterios de análisis.

“Los temas que me acompañan son: lo singular y lo múltiple; lo contradictorio y lo complementario; contiguo e independiente; orientación y dirección; centralidad y periférico; portante y edificante; el muro y la columna.”

“El orden es intrínseco. Todo edificio se apoya, se eleva y se remata.”

“No hay forma natural. La arquitectura es distinta de la naturaleza.”

“La arquitectura no tiene un tiempo propio, determina el contexto.”

“La luz es materia y geometría, y la estructura debe medirse pues en relación con ella.”

“Una idea es inconcebible separada de su construcción.”

“La calidad es objetiva y la forma es un resultado, no un fin, por eso mismo es no esencial.”

Estos dogmas se traducen en teorías aplicadas al proyecto de la Casa Vacchini en Costa.

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ANALISIS

Según la interpretación de Vacchini, la civilización evoluciona de manera radial alrededor de las construcciones representativas como el tótem, las tumbas, templos y pirámides. Por lo tanto, un edificio de carácter público debe ser isótropo y no favorecer una orientación para su ordenamiento.

Las casas por el contrario, de carácter privado, tienen una orientación, son contiguas, y por lo general cuentan con dos fachadas. “Es una casa para dos personas, y quería crear un nuevo tipo que fuera paradójicamente independiente de su función.”

Vacchini retoma un tipo primitivo y establece un diálogo con la casa egea de dos crujías. Este modelo fue también adoptado por Le Corbusier y resuelto con cubiertas abovedadas sucesivamente desde la maison Monol, la petit Maison y la maison Jaoul.

La casa Farnsworth de Mies van de Rohe también es un referente directo, la cual fue resuelta íntegramente con estructuras metálica. Las superficies horizontales se apoyan en los lados largos, y la composición se reduce a la expresión mínima, al “casi nada” miesiano.

Sin embargo, la referencia constructiva más cercana puede ser el museo Kimbell en Texas de Louis Kahn. En este, las bóvedas se apoyan en los lados cortos, liberando los lados largos de muros portantes sobre los que normalmente deberían descansar las mismas.

Dibujo de la petit Maison, 1935

Detalle de la Casa Farnsworth, 1951

Fotografía de la bóveda del Museo Kimbell, 1974

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Vacchini distingue claramente la naturaleza de la arquitectura, como se demuestra en la planta esquemática de la casa. Sin embargo, el emplazamiento en el terreno deja amplias zonas a ambos lados de la casa para una vegetación propia. Se trata principalmente de árboles sembrados muy cerca al volumen, cuyo crecimiento se aprecia en la vista aérea.

Vacchini trabaja relaciones entre estructura, espacio y medida en un marco de orden y ritmos. El orden de la arquitectura entendido como un edificio que se apoya en el suelo, se levanta y se recorta contra el cielo. Y el ritmo determinado por la luz como geometría sobre la que se mide la estructura.

Vista aérea de la implantación de la Casa Vacchini.

Planta esquemática.

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En la casa Vacchini es posible distinguir que estos tres órdenes se corresponden con tres elementos: la caja del basamento, el vacío, y la cubierta. A su vez, estos están marcados por el ritmo de los pilares en toda su extensión.

Constructiva y conceptualmente, cada parte funciona de manera distinta. La base que se constituye en el piso es una losa apoyada sobre tres muros, dos a los extremos, y uno central que se prolonga hasta la mitad del vació sin tocar la cubierta. La diferencia entre la base y la cubierta, está dictada por el lugar. Este gran volumen que queda encerrado es ocupado por la ladera, que en italiano se denomina costa, y da su nombre a la zona.

El vació es el espacio para ser habitado por el hombre. Este es el nivel que se relaciona con el horizonte donde se privilegia la luz, y es por esta razón que el suelo está teñido de amarillo. La única concesión que se realiza al uso doméstico es la inclusión de un núcleo de servicio. La ubicación descentrada dispone áreas de diversos tamaños para las distintas actividades.

Los lados largos liberados se pueden abrir completamente y carecen de barandas o parapetos al exterior. Los únicos elementos que interrumpen la horizontal, son los apoyos que se encuentran hacia las fachadas cortas, creando términos en ambos extremos. Vachinni se vale de la lección de la iglesia de los Jacobinos en Toulouse Francia para resolver un espacio direccionado iluminado bilateralmente: con una estructura en el eje longitudinal.

Este espacio único constituido de dos partes, guarda a su vez una intención de manejar las distancias. Hacia las fachadas largas, que se relacionan con las pendientes y los arboles de la casa, hay una percepción continua, una apertura total. Desde este umbral, la arquitectura desaparece, termina abruptamente y se acerca la naturaleza, que pasado el tiempo es posible tocar.

Sin embargo, las fachadas cortas establecen otro tipo de diálogo. Hacia la calle, se cierra y hace un gesto de entrada con un alero y un pequeño camino. En el extremo opuesto, hacia el paisaje, los pilares exentos se convierten en el marco desde el cual el paisaje -que ya no le pertenece por la distancia, pero al que sin embargo debe su sentido- se observa.

La cubierta que crea el vacío inferior es un único elemento, una losa pretensada que al estar apoyada en los lados cortos permite liberar la luz que se mueve de este a oeste, incidiendo sobre los lados largos del perímetro de la casa. Este juego de ritmos se maneja como en los templos griegos, pero con implicancias distintas. El numero par en los lados largos intuye un pase, el impar en los cortos, un término.

Estos machones nacen del suelo y sobrepasan el nivel inferior de la cubierta, recortándose al mismo nivel que esta contra el cielo. La intención es de disimular la sensación del peso de la misma, alterando la percepción de estar simplemente apoyada. A la vez, una franja roja discurre por los laterales de los machones. El color rojo, como lo utiliza Vacchini en el proyecto de la escuela de arquitectura de Nancy, lo relaciona con la tierra. El hecho de que este se prolongue hasta el cielo es una manera de establecer un dialogo con las montañas circundantes.

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Planta.

Sección longitudinal.

Sección transversal.

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Axonometria.

Elevación frontal

Detalles y Elevación lateral

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CONCLUSION

Luego del análisis, se hace evidente que esta obra establece multiplicidad de diálogos con muchas otras de distintos lugares, tiempos y vocaciones. La introducción realizada sobre el pensamiento de Vacchini lo confirma.

En la Casa Farnsworth, las esquinas se desmaterializan y las losas prolongan la presencia del hombre hasta la vegetación circundante, que se constituye en el verdadero límite del espacio de la casa. En la casa Vacchini, coge una porción de ladera, se apropia de ella.

La ladera y los arboles le pertenecen, es un ejercicio de distancias. Se tocan las copas como la casa abraza la ladera. Se mira el paisaje. Barragan

Un gesto que resume todo.

BIBLIOGRAFIA

Vacchini, Livio. Obras maestras: Livio Vacchini. Gustavo Gili, 2009

Universitat Politècnica de Catalunya Departament de Projectes d'Arquitectura. Vacchini. Departament de Projectes Arquitectònics, U.P.C., 2007

Masiero, Roberto. Livio Vacchini: Works and projects. Gustavo Gili 1999

Blaser, Werner. Transformation: Livio Vacchini. Birkhauser, 1994

Vacchini, Livio. Livio Vacchini. Gustavo Gili 1987

A.A.V.V. Ticino hoy: la esencia de habitar. Electa, 1993