Diatriba de La Empecinada

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&r3r:\'-drJig ü!:J j¿ f :üü! Diafiiba de ln enqtecitts'da Escenario vacío Ent¡:a tiiia mujer -\"7ictoi:ia- lezcl"tÍ{íill- do. Observa al pirblico durante uu instante' I,uego: VICTORIA: ¿No cliie yo?"' Yasabía que los iba a encontrar sentados aquí,esperall- do que alguna tonta salga a entretetrerlos fn"i'ott* .í*upaci o, observándolo desfa cha- tadamente). óluno, son las rnismas caras de los bares, cle las plazas, de las iglesias; las mismas de las grindes tiendas y cle los pu- teríos clandestinos. . . Pasa el tiertpo/ n-ne canso, y nada borra de sus rostros ese aire de embeleso bobalicón, que me desqr'ricia" A veces pienso que están enfermos cle paraíso (Ríe). Sí,de q"é más sepodían en- fermar; todas las pregllntas fueron respondidas, la economía es de'luio' la cle- mocracia a tocla prueba' Sin nadie a qtriert iuzgat,los iueces riegan slls iarctines/ van a misa, contemplan el atardecer' y como si esto fuerapoco, la soldadesca )¡ñ no sale Ge pesca. No tenemos camellos- ni oasis'.como bien sesabe, pero los camellcrs sehartan cle agua en los tasis, y et señor ministl'o dq: 59

Transcript of Diatriba de La Empecinada

&r3r:\'-drJig ü!:J j¿ f :üü!

Diafiiba de ln enqtecitts'da

Escenario vacío

Ent¡:a tiiia mujer -\"7ictoi:ia- lezcl"tÍ{íill-

do. Observa al pirblico durante uu instante'

I,uego:VICTORIA: ¿No cliie yo?"' Ya sabía que

los iba a encontrar sentados aquí, esperall-

do que alguna tonta salga a entretetrerlos

fn"i'ott* .í*upaci o, observándolo d esfa cha-

tadamente). óluno, son las rnismas caras de

los bares, cle las plazas, de las iglesias; las

mismas de las grindes tiendas y cle los pu-

teríos clandestinos. . . Pasa el tiertpo/ n-ne

canso, y nada borra de sus rostros ese aire

de embeleso bobalicón, que me desqr'ricia"

A veces pienso que están enfermos cle

paraíso (Ríe). Sí, de q"é más se podían en-

fermar; todas las pregl lntas fueron

respondidas, la economía es de'luio' la cle-

mocracia a tocla prueba' Sin nadie a qtriert

iuzgat,los iueces riegan slls iarctines/ van a

misa, contemplan el atardecer' y como si

esto fuera poco, la soldadesca )¡ñ no sale Ge

pesca. No tenemos camellos- ni oasis'.como

bien se sabe, pero los camellcrs se hartan cle

agua en los tasis, y et señor ministl 'o dq:

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I;:ri,iild,trlit iilúd

ir igriculItura pronostica que de cada came-l lo f [arrecerá otro camel lo, qlre hará másÍecuncta y canrella nuestra patria.

l iJtancas palomas sin pecado concebidas,qitnt] respriran en el nrejor de los munclos Po-$rL) les, como no comprender el estado dep5r'acra el"¡ qLre viven, si la verdad anda des-nr.rCa por las cal les, Ia just ic ia fueren-rcor"porada al código penal, )r debajo dela trerrra los fusilaclos celebran la fecundi-tli,*c{ ctcl sr-r sacrificio.

No sé si se habrán dado cuenta, pero mei'sterlr riel'lcier de ¡-¡stedes. Y me importa unc'arajo clLre se ofendan. En todo caso, lo hagosiii.r octio ni alegria. Mi compadre, e[ Henriiiiergscn, que fue trernendo para eso de pen-s;rn, c.{ecia que la risa era la expresión últimaric na desesperación. ¿Cacharon?, es en ese1, clqure que rne río. Desde hace una montone-';:r s:{e a¡ios que a mi cuerpo no se le ocurrei,ii',ua-i o{l'a cosa hacer cuando los veo sentados{'j'sirp6lffarlclo cJiversión. (Se acerca, los mira)l;rero algo he ganado en este tiempo que ando¡i ; r i ' [ tcneánclolos: ya no necesi to morirmeii)ia]'¿t salrer"córno se ríen los muertos. r

CaLlnol les, catatónicos, sometidos deull iercta, los quiero como si los hubiera pa-'rclo, o ynal parido, gue es más querencia:i.¡r lnt¡ía.

Penal se los cligo clarito, cagaron conmi-:j;íi, mientras no aparezca el Desaparecido,

',r¡r-rínü $e ríe nadie, no permito que ningúni,ro ie pema engañe a su tristeza en mis- ¡ i ¡ " tces"

Urge parar este circo siniestro'

Es imperioso negarse a seguir acttlanc{cu

en esta obra.Es ltua enorme mentira.

. . . Y una inquietante mllestra cle fragi l i '

da d.Cayó el sol de las mul:allas, cayó tra pa.

sión de la cama, la ternura del conredoil/ y eÉi

como si les hubiera pasado a los lnarciatros

Cay$ la tregua fr:ndamental de los c{o-

rnirrgos , caya la fantasía del alma. Caímos

t-tosotros de los dos ojos, y es como si l^lo tt¡'

viér:amos velas en ese entierro.

Es demasiado.En serio, ciudadanos de Santiago, terrni-

nar en esto de que temores a propósito c{ar

engendrar, de qLIe nostalgia a propósito c{a

país, y qLle nada a propósito de maiiana" Hs

ctemasiado.Sé que no tengo el apoyo de los dioses )i

que a ustedes ya no se les agolpa la angLls-tia cuando clamo Por el Desaparecido.

Pero debo insistir. Porque la muerte tel-clavía no me llega al alma, y porque si estoyequivocada en lo qr,re pregono, esa senía larnás espléndida equivocación de toclos iost iempos.

Sí, sí, ya sé que no fueron días de vino yrosas los que clejamos atrás. Sé muy bieruque esta vida de zombis locos que llel'amos,es producto de dos seres antagónicos pues^tos a convivir en nuestro pecho: el horror yel futuro.

É,1

Sé que parece no existir acuerdo posible,q'i"re tc¡clas las palabras del rnundo parecenÍ$0n' ir l t l t i les.

Y qui izás lo sean.

Qu izás sea t iempo de procl amar el.tr lr i-nnfo rotr.uldo del nlal, y dejarnos caer de-f m'r i t ivanlente al hondo y hospi ta lar ioi t racAso.

[reno qr-ré quieren que le haga, me niego ar rdrei l ta; ' lo,

[-a verciacl es que no sé si me rriego.[] lst"e tenra rne violenta, me angustia.Vuetrvo a ver un paisaje atroz; un tumul-

to c{e rostros deformados por el miedo y larurra, viurdas secas, miranclo hacia arriba,escupriencio las oraciones, pisándolas.

Y urna certeza brutal: ninguna expiacióncie {os culpables echará a carninar a losrn,uer"tos c{e regreso a casa.

Cavií ' los rníos, hijos de mis pudores y deriir-ris trístísirnos pr-rteríos, iñ pesar de la in-urtnnidact c le las plegar ias, a pesar de larnrnrosibi l idad de perdonar y de olv idar. . .;rúrm se i-rrrede ser feliz?

Hste tema rne asusta, me desmoraliza.iiio só qr-lé cresta tienen en las venas los es-crr{ores de este país que no 1o tocan. SeráqL¡e nCI es cornercial, será que no es política-mente correcto, no sé. Pero alguien debetcffinal" este caso, antes que mueran los úni-ccs jueces posibles, nosotros.

)/a lo \¡en, r'lo tengo un pelo de tonta, noipuedem t'iegar que en pleno corazón del os-

ti:t',1

curantisrrto, me he mandado unas vercla-

des de la putamadre.Lo que sucede, queridos apalead.os' es'

que .o*o el peruanísimo César Valleios' los

odio con ternLlra.Es pot' eso que les pido más respcto pol:

ustedes mismos, Lln míninro de diglriclacl'

cabrones. No puede ser humano que con

tanta desgraciá encima, vengan aquí con el

único propósito de verme mostrar las pe-

chugai, y ti tlay suerte, todo lo c¡-rel viene

más abajo. Qr-re por lo c{emás, está Lrastan-

te bueno.Pero a estos pechos, a este corazón, Y fl

este pubis, ya no los visita nadie qlle yo es-

pere con la vida abierta. La mesa puesta, [a

palabra hermosa, el hondo sosiego, todo esc¡

ya no existe. Es cierto que suceden hechos

qLle se niegan terminantemente a ser pa$a-

clo. Pero todo eso Ya no existe.

¿Quedamos claros?Cochinos, retorcidos, no moveré el culo

ni mostraré las tetas. De mí uo pueden es-perar calmantes ni pasat iempos. I l ace

treinta años que vengo arrastrando el pol'l-cho. La mía es una rabia torrencial ,

. provinciana, nacional y mundial . A estarabia no hay fuerzas que la detengan, Asíque basta de vueltas y revueltas, se para-ron los desgraciados y partieron a btlscaral Desaparecido. Sin él entre nosotros nolray Dios, demonios ni democracia qtle !' lossalve.

o..1

Y no rne miren con cada de recién llega-dos, sahen muy bierr que él no está. Que.. .i r - \CI. . . ars: ." tá, hizo lo posible y lo imposibleiJoi"ricgl,lir entre nosotros/ pero no ptrdo.

Fr¡e nl-rí qlre comenzó el derrumbe, estazarahanctra de engaños y autoengaños.

Yc¡ r"lc¡ sci en qué socavón, €fl qué espesu-i"¿:x o cte¡sie:rto puede estar. La verdad es que:r estas alturas ni siquiera sé si está vivo oririrLre]'to. Pero tráiganto como sea. Agárren-1o cle Xas r¡leclras, de las patas, o del corazón.Sí, cJen corazón ptreden agarrarlo fácil, por-qure {o t iene grande como el mundo.

Peuo apurense, las cuerdas no aguantannrás estirones. Todo está l lerro de ausencias,cornlo en un baile de ancianos.

() ccx'¡-lo r'íos que mueren de sed, ya qlreiriaLria¡'¡ ' l os d e Chile.

Penc¡ no es la ausencia solamente.IVXario{" y mujer se lniran con ojos de

cLxen'vos. I.,o mismo que el paclre con el hijo,

), e[ lzeclno con el vecino, lo mismo que elccsan'lte con el cesante, y los muertos con losvlvos"

l'{o, así no puede ser.Cmalqr-l iera que nos mira, escucha un so-

llicllo e"{e gr"ritarras negras, y piensa que sóloii;¡ cníc{a cuenta la historia del hombre.

Así no pruede ser. I{ay que salir a buscar;iI }l]esaparecído, traerlo de vuelta, al pre-cta! qi_te sea.

Pero ya no solamente porque seamos su'¡r,ac[re y él sea nuestro padre. Digo lo que

f',.1

digo, porque ya tíene olor de arrodiilarnien-to esta desidia.

Está bien saber qué terreno se pisa, te-

ner tacto, paciencia.Demostrar, confianza en la iusticia, fe en

Ia clenrocracia, disposición para el diálogo'

Pero treinta años cte eternidad, tr:einta

años de mesas y sobremesas, treinta años

cle insomnio, de zancadil las y metáf6i:as

perversas, treinta años cl-rapoteando en en

foncto del laberinto oscuro... eso ya tietle

cara de perdón solaPado.

No, cabrones, sentados ahí van a engCIr-

clar como vacas, pero nada más. Porqtre ctr:

rnilagros ni hablar, ni celestes ni negros; el

paraíso fue clausurado hace mucho tiemparpor propaganda engañosa, y al infier¡ro lqlimportan un pito las almas de los tristes qtl{lno van a misa. ¿Nos vamos entendiendo?

No. No han entendidcl nada. Lo úlnicoque piensan es ¡ctlando crestas se callar¿1esta loca de mierda!

Nunca.Además, la que los tiró cle las patas er¿!

loca, no yo.Yo soy Victoria Torres Pantoja. Viucla,

*terrible, viuda, fragorosa... Viucla.

Victoria Torres, nacida y crecida pohre"mente en suelo santiaguino. Población I-asf{osas, Inclependencia altttra del 2300.

No sé por qué le pusieron así.

Qr"re yo recuerde, nunca hubo ningu-na rosai Que yo recuerde, la vida pasal ia

6: i

c()n taBn Benta tr isteza, con tan pareja mi-r ;c l ' la, axue nadie se atrevía a contar queir:;stat¡f i vivo.

lVXi paclre era mecánico, mi madre coci-r-ü6ii"a, y {os clos dir:igentes de cuanta huevá$e-, na-s IlLrso por: delante. Tiempo tenían desoL'rra, por:que pasalran más cesantes quece¡l ' l tr"abajo.

[Murieron ióvenes. Murieron cuando la'vrcü;¡ todar¡ía l1o me madurab¿r en los ojos.

iirui a dar clonde una abuela, después don-r.l ie umcr t.ía, después... No, de mi juventud,nrejor no lrahlar. Sienrpre que doy vueltaslia cabeza, la veo l lorando detrás de mí.

No sé qr.ré remoto pariente me legó sui¡rasról ' l nror los l ibros, pero esa herencia me:;r-r l ir¿a.! süernpre de la soledad. No sé si me ha-lri"á ayuicüaclo a comprender a los homtrresy al m'¡umcio, pero estoy segura de que mei¡',¡r,¡ctró a soportar el inútil dolor de halreri,r i . ir[6Jq¡ tantos años"

Fen"o co¡-r todo lo cabrona que es, la vidasienlprre se las arregla para tirarte Lln en-;1amüto ¡ron: ahí. Mi momento de esplendorÍrrenon los catorce años, cuatro meses, dosselntanas, cinco días y cuatro horas que pasécon rni n' larido.

Par"a qué vamos a andar con chamullos,rrnlr"ae{o así de repente, ilo le ganaba a na-,die" l-enía los ojos muy juntos, las orejasrnuy gnandes, y c le la f rente hacia arr iba,¡Jnd enorrne/ enorme cantidad de pelos ne_tdir"cs y alborotados, era como si le hubieran;:utesto rlna nocl're furiosa encima. Claro, no

Í¡ l'o

era mr-ty sugestivo, ¡pero qué marlera de ser

hermoso el desgraciado!

Trabajaha como si hubiera sido l r i io 1 'nieto de bueyes, pero sienrpre le qYectal:a¡'t

fuerzas alegres para ser l 'ey en la caff i la

-cosa que siempre se agradece-, y t ' ienl¡rcr

también para la palabra dulcemente dict 'ra,

cosa que sttele agradecerse nrás elr ciertos

rnomentos. Sí, qlle yo recllerde, me dio vitla,

solanrente vida.

Cuando lo balearon, no gr i ió mi l ico¡;

asesinos ni abaio la dictadr-tra; bueno para

el hueveo como era, me diio: vieja, se me l-l¿t

puesto entre ceia y ceja que voy a morir c{a:

ese balazo que me pegaron entre los oios. \ '

se murió rienclo a sangre abierta.

Es en homenaje a él que no acepto a nin"

fíún cliente qlle lleve su nolnbre.

Alcanzó a vivir cuarenta y dos años. Es"

cribió dos l ibros de poesía, qtte nadie tutvc¡

nLrnca la menor intención de publicar.

Le robo frases como mala de cabez&, 5'como le robo las mejores, salí yo teniet'lc{c¡fama cle poeta.

Cuando le cuente se va a morir de r{sa.

Lo qr-re no le va a gustar nadita, es io que

o' tuvo qLle hacer su guacha rica para se¡Stlili:respirando. Pero él sabe que para los r¡tter

vivimos apelotonados en el fondo de la rni''

seria, cualquier infierno es mejor.

Y sabe también que ninguna conc{iciérrde vida que mate los pensamientos y ap Ias:'te la cólera, va conmigo.

6',1

¡\ los del otro mundo debieran prohibir-ies al lc{ar sal tándole encima a una comon'lor"los traviesos.

No, t"raviesos no.

"iS*cios, espantosos, escuálidos, míse-l"o,s, epilépticos monos, animales puros der ioC.as ias nostalgias!"

iilso lo escribió Lubicz Miloz.

l l-.rt 'u¡a¡lo cuiiao, por qué no me dejó de-

'--, r"io a rni c¡ a rni marido.lMn mactrre tenía los ojos celestes, el cora-

;,:ór-l ce{este, las palabras celest.es. Le dieronlcn toc{o lo que tenían a mano. Nttnca l're.;octldo encontrar un nombre para esa vie-1, , costumbre hnmana de no perdonar-.:,r.:ca al c'¡ue no es culpable de nada.

A sr-ris hijos también quisiera verlos.,Dos veces parí y a los dos me los mataron.

Qu¡is iera abrazar los.

Y a rni hermana Mercedes lgnacia, eu€;rr¡r"ró c"{e cáncer, y que le debo un l lanto"¿KU"

Y a nr'¡i tia María Rojas, eu€ de puro por-'acla nació morena entre dos hermanas

.- i I e¡ ' \cas.\ /^

Xlucl"ra, r'ro había pensado nunca en lo lle-:os ele nnLlertos que estamos los vivos.

Daría io que me pidieran por volver ai'erlos. Peno siempre que voy a mi pasado,"rücv€ r ina l luvia rniserable, es noche de,,reblinna, y nadie sale a recibirme.

¡t i

Por eso no viajo casi nllnca'

Puecla ser que el cielo sea aztll mañana

para poder viajar.Una vez leí que los mttertos son clegos'

que no pueclen vernos' Oialá sea cierto' por-

qt-le a veces, parada en las esquinas' tengo

ta impresión de que ofrezco mis servicios

.o*o escuclilla de porcliosera' I{o me gus-

taría que me vieran.

Palabra, yo no sé en nombre de qué me-

recimos salvarnos, pero estoy aqr-rí porque

quizás exista una remota posibilidad de qlre

lo que sornos signifique algo'

Pero no estaría de más saber quién sacó

las cuentas.Porque hubo un evidente error en el cál-

culo, los huesos resisten demasiaclo'

De otra manera, quizás pucliéranros de-

volver lo prestado en mejores condiciolles"

Digo, présentarnos nlenos cleteri ' racl.s '

rr¡enos chasqueaclos, y, sobre todo, no tan

cargaclos de ptugr'tt'ttas. Sí, pienso qtre toclo

cambiaría si viviéramos lo estrictamentenecesario.

Porque una no es tonta, una cacha cuan-

clo lo que queda por delante ya no vale la pena'

; Entonces para qué más, a quién le sirve

este amasiio de cansancio. De dóncle sale,

qué sentido tieue, qué sabe esa voz qr're otrli-

gaaseguiryseguir .Harto poca cosa huy que ser Para que

ni siquiera la muerte sea un derecho de

propiedad inviolable.

69

,Urn;4;¡,-ú;¡ ri,s,l¡

l i ,ntonces, c laro, entonces la suma del.c¡cio esto, y de lo mucho que me callo, pordiecencia o por ignorancia, es que me impor-l ia un cuesco alue esté sentado detrás de las'üinretrlas o más allá de las estrellas; que estéen {oc[as partes, elle sea el origen, el fr-rnda-n-rento y el f in c le todo cuanto existe o¡;i"¡cec{e" No ¡ne interesa que sea supratem-

' . - tc¡"atr , sLrpraespacial , in imaginable o

'¡¡rni taclo; no rne conmueve que no cambie,r!-re no caile, que nos ame: Dios debe ser jr_rz-i ,aelc¡, condenado y ejecutado sin piedad,

':c¡r el cnin-len de no existir.. ". ["üorrible es conocer la verdad, y el mi-

serabler hal lazg;o destruye a quien lo¡ l ¡ t re¡te. " "

A [guien tuvo que clecir eso, a mí no se),lro ocurren cosas así. ¿Quién sería?

IMtc.rda, siento que estoy terriblementeq:ansacta.

iVecesito que alguien me diga si es cier-ta [a p"ralabra hogar.

l\ la:cesito Ltna cama y un marido r pdrai'¡olver a sentir. la tibieza humana.

Necesito que un muerto de buena volun-Lac{ mle preste su muerte para ir a visitar ar"rilis X'uijos"

Quisiera ser borracha, mueble, piedra.Pero, sobre todo, quisiera descansar.Pero es temprano.Srernpre es muy temprano para volver

i.l [a pieza.

70

Ya ven, mi lecho no es de rosas.

El de ustedes tampoco.Pero, yéndome a la positiva, el mdivi-

duo que sufre no es la desolación, sinc¡ e{significado de la desolación; no es la clerro-te, s ino la existencia de la c lerr :ota. F, Iindividuo que sufre, aún no lo ha perclictcttodo. Sóto sin emoción, nada queda de lúci-do, de asible, Sólo perdida toda capaciciac{cle sentir, estamos derrotados.

También, po¡: supuesto, cuando pet'clo-namos indiscriminadamerrte. I lay qr"re sal irsiempre por la pr-rerta qr"re dice Tustlcia;aquellas donde dice Perdón, u Olvido, sor"rpuertas falsas.

Este es el Evangelio segirn Victoria "l'o-rres, lavada de toda culpa por la sangre cl,elo que ha sufr ido.

Espero ql le hayan aprendido la lección,espero que no vuelvan a pensar que es-toy loca.

No sean lesos, no desperdicien esta pa,-pi ta. Recuerden qLle en los t iempo*;angustiosos de la historia, sienrpre apare-ce alguien corno yo, un ser modesto, un se!,dolorosamente lúcido, que trae un mensajealborotador. i

Lo sé, en eso de la préclíca nunca le heganado a nadie. Quizás me pase lo quei , , ,cuenta Jesusa Rodríguez: que le gritar:onii, ,Autista y pntendió Artista. O como a losl,rpolíticos de mi tiema, qLre llevan la potítica:en la sangre, pero tienen mala circulación, .

? t 'I I .

:: ir, quizás ¡ne pase algo parecido. Pero a sin-i. 'p:r 'ñ l lo hay qr.rien me llegue a los zapatos.

i lLs [o c{Lre rne salva, y lo que los salva a,.:stecles. Írrrporta un carajcl que me repita,í:ile n"¡el contradiga; qlle sea clara, burda, os--i i i 'a, r 'acional o caótica; lo que importa es que.,'3ilgo a Frroponel; a inrponer/ a rogar, a exi-:;,1' qlne salgan a buscar al Desaparecido.

Cl'éanme, este momento en apariencia tan,,:,:é¡'il, est¿i Ileno de conteniclo universal.

Numca fuimos luminosos.Por lal tanto, no puedo prometer que se-

'JTit{ls i ur¡ri lrosos conto antaño.Pero sí puedo asegurar qLre con la vuel-

: i e l } - )esaparecido, volveremos a ser; ! i : "SOl1AS.

:la)/ que recuperarlo a como dé lugar.-.':,éntanle, amenácenlo, pídanle perdór,, pé-:-.,.;eil le si quieren, pero tráiganlo cle,o*r*itu,:, ;t{t ¡nosotros quedará con vida la pura,'il jt 't L-rra "

Yo ¡ro sé por: dónde empezar: ni por dónde::,'il-¡r¡'¡ar, el único dato qlle tengo es que hace,"ei¡rta años que no asoma la nariz por aquí.

.O sea clue la últim avezque supimos de:, fue elr septienrbre clel ,rc; ese d?a en queas trcpas del país invadieron el país, y que_' iannos ¡ :erdidos en un bosqu! de"caras'i*tadas, elonde paranoicos, donde hijos de?,: grar'\ puta, nos asesinaban por temor o.',ill" tennor"

¡l l ' [rjo, hijo, qué tienes, dónde te dieron!Y ellos que no contestabanr QU€ nunca

7')

i i r . ! : : l t l . , : i i r i . l . i i ' , i i ¡ i l . l l

alcanzaban a contestar, porque Ia vida yase les hahía caído a la muerte por: el barran-co terrible.

Quién abortó a esos malditos, de quésangre sal ió esa piara de cerdos insaciables.

¡Quién parió a esas bestias, que no se co-sió el choro!

.. . Claro, fue en ese paso por el inf iernoque él se perdió, se fue, se escondió, se exi-lió, o no sé que cresta hizo o le l 'ricieron.

Pero es desde entonces que no lo vinrosmás, y enlpezó a caerrios encirna esta llu-via asqnerosa, esta epidemia de decadenciaqLre nos tiene por las cuerctas.

¡Oh, Zeus, quién hubiera irnaginado estepaís de carnaval, esta demente vib:ina de ído-los desechables, de torvas irnpunidacles, y cletetas y traseros ofrecidos al mejor postor!

¡Olr, Zeus, por qr"ré nos tratas corno ,.? pa-rientes que han perdido la razón!

Esta es una hecatombe, la ver.giienza cleestar vivos ya es insoportable, el hedor deesta sociedad que agoniza no respeta nin-glrna puerta, ninguna pared, todo sucumbea la hediondez.

I{ay que traer de vr-relta al Desapareci-do contra vientos y mareas; no se prredeperder ni un minuto más. Si está hericlo locuraremos, si está muerto lo resucitarenros,pero no t iene por qué andar huevianclodonde el diqblo perdió el ponclro.

Explíquenle bien el asunto, entenderá.Por mi parte, nunca le perdonaré que se

71

":?\r¿ ido cuartdo más lo necesitaba, pero no

Además, no sé si es cierto, si todo esttt-,¡iera percliclo, yo no estaría aquí puteándolo.

Y es ¡rreciso convenir también, en que-icsctros sonros los culpables de su ausen-.- !a. [ ¡ rventanros la ternura, y luego el

-- ¡, cl i i i lo; proclarrramos la esperarlza, la paz,i i lrsticia, y desptrés somos sus impertur-, ¡ 'n ies r¡erdugos.

No, rro, no, importa una raia que seamos': 'r i ino solnos, alguien, algo, nadie, nada, lo,, ' , i iso así, pero irnporta una soberana hue-". ' i : i) ia úrnica verdacl de verclad es que no,;*demos vivir sin el Desaparecido, y qlree sia abu¡rdancia de palabras ya me está: , i rogando, ya no van signi f icando nada;;';errgson se eqlrivocó, la expresión última ctei¡-r ciesesperación no es la risa, es la chuchá,así es alLre se pararon los bolsas de caca y

¡,'ar{ieron a tralrajar, hay una sola parte non"¡;rs dc¡r-lcle buscarlo es perder el tiempo: enios regirnientos, en todos los otros lugaresCr¡ [a tierra puede estar, tráiganlo a corn-i ros, a t -resos, a patás , agárrenlo de lasl¡lechas, cle los cocos o del alma, eso a mí no:ne lmprorta, pero al Amor, nle lo traen der,¡i"relta a este país, cueste lo que cueste. ¿En-' ter- lc{ iero¡r b ien los conchesumadres?;( lueste lo que cueste!. . .

ind.ice

I-Iechos consumados

Diatriba de ia empecinad¿t 59

i4

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