DIASPORA SOCIAL, NOMADISMO Y PROYECTO NACIONAL EN … · 2012-08-27 · 48 NÓMADAS DIASPORA...

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NÓMADAS 48 DIASPORA SOCIAL, NOMADISMO Y PROYECTO NACIONAL EN MEXICO JosØ Manuel Valenzuela Arce* Se escribe la historia, pero siempre se ha escrito desde el punto de vista de los sedentarios,...incluso cuando se habla de nómadas. Lo que no existe es una nomadología, justo lo contrario de una historia 1 . * Profesor-Investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, B.C., MØxico. Correo electrónico: [email protected].

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DIASPORA SOCIAL,NOMADISMO Y

PROYECTO NACIONALEN MEXICO

José Manuel Valenzuela Arce*

�Se escribe la historia, pero siempre se ha escrito desde el punto de vista de lossedentarios,...incluso cuando se habla de nómadas. Lo que no existe es unanomadología, justo lo contrario de una historia�1 .

* Profesor-Investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la FronteraNorte, en Tijuana, B.C., México. Correo electrónico: [email protected].

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Introducción

En el umbral de milenio, obser-vamos la definición de nuevos lími-tes de adscripción identitaria einéditas formas de resistencia y dis-puta por las representaciones socia-les. Uno de los niveles de identidadsocial que recibe mayores embateses el de las identidades nacionales,como ocurre en la redefinición dela presencia del Estado Nación enlas estrategias económicas internas;el peso de la globalización y sus con-secuencias en la vulneración de lassoberanías nacionales y en sucapacidad de imponer suspropios modelos económi-cos; la conformación deprocesos identitariosque no se encuentranreferidos al estado na-cional, o los intensosprocesos de diásporay nomadismo vincu-lados con el incre-mento de los nivelesde pobreza y desi-gualdad en el mundo.

Coincidimos con StuartHall cuando señala los proce-sos de deslocación que la diás-pora conlleva, el desfasamientoque implica mantener la doble re-ferencia entre el sitio de dondeeres y el sitio en donde te encuen-tras, pero la diáspora también po-sibilita un conocimiento explícitoy vindicativo del otro. Es una po-sibilidad de vinculación con elmundo que propicia interdepen-dencia, interconexión con losotros nacionales2 . En Europa y Es-tados Unidos, los debates actua-les sobre diáspora o nomadismo serelacionan con raza y etnicidad. Ennuestro país, la causa principal esla pobreza, la depauperación de los

niveles de vida, la búsqueda de me-jores opciones de vida.

Diversos factores participan enla difuminación de los rasgos delproyecto nacional que conformóvínculos sólidos con los imaginarioscolectivos que dieron forma y vidaal �pacto social� desde el cual se de-finieron las relaciones sociales delMéxico posrevolucionario. Junto ala diversificación y fragmentación delos sentidos sociales, se presentan

importantes tendencias de globali-zación económico-social, con espe-cíficas expresiones en el campo dela información y la cultura.

Es necesario discutir algunos delos nuevos ejes de la disputa dondese conforma la identidad nacionaldel México finisecular. La discusiónsobre las identidades sociales haadquirido particular relevancia;desafortunadamente, la mayoría de

las veces el concepto se utiliza demanera imprecisa, y en otras se leotorga una dimensión óntica osustantiva que poco ayuda a la com-prensión de la conformación de loslímites de adscripción identitaria3 .Estimamos oportuno analizar algu-nos de los cambios en los procesosde identificación social, consideran-do conceptos como proyecto nacio-nal y proyecto de nación, además dela dimensión territorial, social y cul-tural de la nación, así como algunosde los nuevos elementos de estos de-

bates, como son: doble nacionali-dad y autonomía indígena, el

voto de los mexicanos en elextranjero, los constantes

flujos migratorios de con-nacionales que salen delpaís tratando de mejo-rar sus condicioneseconómicas.

Identidadnacional

El nacionalismo y lasidentidades nacionales han

sufrido grandes transforma-ciones desde su consolidación

a finales del siglo XVIII, con la cri-sis de los reinos dinásticos ordena-dos por supuesto mandato divino.Estos cambios incluyen transfor-maciones, tanto en la definición delos estados nacionales, la relaciónentre los procesos de globalizacióny las culturas nacionales, como enla relación entre soberanía e iden-tidad nacionales. BenedictAnderson enfatiza que el uso ge-neralizado del nacionalismo se pre-sentó en las postrimerías del sigloXIX, y éste, al igual que la nacio-nalidad se consolidaron como arte-factos culturales de clase4 .

Convención Nacional en la SelvaLacandona. Foto: Rossana Reguillo.

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Compartimos la definición deAnderson sobre la nación como co-munidad política imaginada,inherentemente limitada (pues po-see fronteras finitas), donde el es-tado soberano simboliza y garantizala soberanía, pero debemos avanzaren la discusión sobre la especifici-dad de los cambios actuales en losprocesos donde se conforman loslímites de adscripción y recreaciónnacional, sus formas de representa-ción, la imagen de esa comunión, lapercepción de camaradería horizon-tal que pondera elementosemblemáticos de coparticipaciónsobre las condiciones alomórficas.

La identificación simbóli-ca en estas comunidades dereferencia permite la defi-nición de campos especu-lares desde los cuales nosreconocemos como co-partícipes de la condi-ción en la cual nosidentificamos5, que, enocasiones, asume unaexpresión nacionalista(esa forma moderna deidentidad colectiva, comole define Jürgen Habermas)6.

La diáspora o el nomadismoson referencias fundacionales en lahistoria nacional, sin embargo, losprocesos diapóricos adquieren sen-tidos diversos, inscritos en articu-laciones sociales disímiles dondeconfluyen estructuraciones socialesy personales, textos y contextos quehan marcado a la vida nacional. Ladiáspora fundacional partió deAztlán, en el norte mexicano, bus-cando la tierra prometida señaladapor el encuentro con un lago, don-de se hallaría un águila sobre unnopal, devorando a una serpiente.Junto a esta narración mitificada y

mesiánica, coexistían los pueblos ytribus nómadas que habitaban el te-rritorio americano.

La conquista impuso nuevasmodalidades diaspóricas, entre lascuales han destacado las provenien-tes de Europa que conquistó a lospueblos nativos de América. Juntocon ella se escenificó el nomadismoforzado de personas africanas o in-dígenas que fueron convertidos enesclavos. Desde el sigloXVI, Amé-rica fue un importante receptor decorrientes diaspóricas y nomádicas.

Los pueblos nativos no salieron bus-cando una nueva realidad, sino quese les impusieron nuevas formaseconómicas, sociales y culturalesenmarcadas por el proceso de con-quista y colonización.

En el caso mexicano, se ha pre-sentado una historia permanente de

diáspora y circulación social desde lainstalación de la nueva frontera for-mada por la guerra entre México yEstados Unidos, la cual encierra dostipos de experiencias: las de quieneshan emigrado al país del norte bus-cando mejores condiciones de vida, yla de quienes fueron cruzados por lafrontera de manera abrupta y violen-ta con la guerra donde se le arrebató aMéxico más de la mitad de su territo-rio nacional. Podemos considerar tresámbitos constitutivos e indisociablesde la nación, con el fin de analizaralgunas de sus transformaciones re-cientes: la nación territorial, la na-

ción social y la nación cultural.

Después de casi siglo ymedio de la mutilación del

territorio nacional fren-te a Estados Unidos (larecuperación de laMesilla en 1853, ydel Chamizal en1967), la nación te-rritorial no ha sufri-do variaciones, a pesarde la persistencia

filibustera con sus in-tentos de apoderarse de

los terrenos del nortemexicano, durante la se-

gunda mitad del siglo pasado.A lo largo de este siglo, la visi-

bilidad de las fronteras territoria-les se ha manifestado, no tanto enlas amenazas a la integridad terri-torial, sino en su vulnerabilidadcomo sitio de cruce de migrantes

indocumentados, a quienes, de ma-nera espuria se les han atribuido unaserie de elementos nocivos para laeconomía, la sociedad y la seguri-dad estadounidense, con la cual larepresentación de nación territorialrecurrentemente se expresa a travésde posiciones estereotipadas y, enocasiones, racistas.

Puente del freeway a San Diego.Construido por chicanos.

Foto: Alejandra Navarro Smith.

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En la representación geoan-trópica, referida a la pertenencia aun territorio, coexisten ámbitosdiversos de pertenencia íntima, lo-cal, regional, o nacional. Este tipo deadscripciones tópicas permiten laconformación de relaciones de ads-cripción y referencia a la nación te-rritorial. Estos conceptos pueden serútiles para interpretar procesos deidentificación con un territorio na-cional, como ocurre con la poblaciónque radica en el país, además de quepermite ubicar un territorio refe-rencial para los mexicanos y chicanosque viven en Estados Unidos, quie-nes han incorporado conceptos comoel México de afuera, o Aztlán, en laconformación de sus vínculosgeoantrópicos de identidad.

Diáspora socialy doblenacionalidad

En diciembre de1996, el Congreso de laUnión aprobó, por con-senso en la Cámara de Se-nadores y por abrumadoramayoría en la Cámara de Di-putados, reformas a los artícu-los 30, 32 y 37 constitucionales,con lo cual las personas nacidas enterritorio nacional y los hijos de pa-dres o madres mexicanas que hu-bieran nacido en territorionacional, no serán privados de lanacionalidad mexicana7 .

En la base de esta modificación,se encuentra un amplio proceso dediáspora de mexicanos que vivenfuera de las fronteras nacionales.El dato es relevante: cerca de laquinta parte de personas de origenmexicano radican fuera del país, y

su número se estima en cerca deveinte millones.

Estos cambios aluden a transfor-maciones importantes en el ámbitode la nacionalidad, pero no en el dela ciudadanía, pues hasta ahora nose considera la posibilidad de que losmexicanos que tengan una naciona-lidad adicional, puedan ejercer el de-recho de voto, aunque uno de losdebates actuales más importantes esel de la instrumentación de los me-canismos para que puedan votar losmexicanos residentes en el extran-

jero. Las bases están asentadas y esuno de los puntos a discutir por lospartidos políticos y las instancias le-gislativas, quienes deberán buscarnuevas modalidades de participaciónpolítica de los mexicanos que vivenen el extranjero, incluyendo a quie-nes cuentan con la posibilidad de

poseer dos nacionalidades. Los es-cenarios previsibles de su participa-ción política deberán incluiropciones de representación dentrode las cámaras legislativas, con el finde que puedan participar en asun-tos que les conciernen, considera-dos sus intereses y especificidades.

Esta situación también incluyecambios importantes en lo referente alas disposiciones que regulan las for-mas de propiedad territorial, pues conlas reformas constitucionales los mexi-canos en el extranjero que mantenganla nacionalidad mexicana, independien-temente de que posean una nacionali-

dad adicional, tendrán derechos depropiedad y adquisición de bie-

nes inmuebles en los mismostérminos que los otros ciu-

dadanos mexicanos.

De acuerdo con unainvestigación realizadaen 1996, auspiciada demanera conjunta porlos gobiernos de Méxi-co y Estados Unidos,se considera que exis-

ten entre 7 y 7.3 millo-nes de mexicanos en

Estados Unidos, de los cua-les entre 4 y 4.7 millones son

residentes legales (de ellos ape-nas 500,000 poseían la ciudada-

nía estadounidense), y entre 2.3 y2.4 millones son inmigrantesindocumentados8.

Esta presencia significativa demexicanos en el extranjero (especial-mente en Estados Unidos), y los cam-bios constitucionales señalados,anuncian nuevas condiciones de de-finición social y cultural de la naciónque rebasa las fronteras del territo-rio, y su importancia crece con losflujos migratorios hacia aquel país.

Puente del freeway a San Diego.Construido por chicanos.

Foto: Alejandra Navarro Smith.

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La conformación de nuevos cam-pos de relación con el territorio porparte de la población mexicana queabandona sus lugares y país de ori-gen, ha sido analizada mediante elconcepto de transnacionalismo, querefiere a procesos de desterri-torialización o extraterritorializaciónde la nación territorial. Asimismo,se ha considerado que los mexicanosque emigran a Estados unidos con-formaron circuitos y comunidadestransnacionales, y un transna-cionalismo expresado en organizacio-nes transmigrantes, algunas de lascuales han actuado desde la décadade los años treinta, a favor de los in-tereses de los inmigrantes mexicanosen Estados Unidos9.

Es importante reconocer que laparticipación del estado mexicano enlos asuntos de los compatriotas resi-dentes en el extranjero posee impor-tantes y lejanos antecedentes10 . En1929, el periódico La Opinión de LosAngeles pidió al presidente Calles el

derecho a ejercer el voto a los mexi-canos que vivían en Estados Unidos.La discusión sobre la participaciónde los mexicanos radicados en el ex-tranjero cobró visibilidad en el esce-nario preelectoral durante los alboresde la década de los ochenta, a partirde una propuesta del Partido Mexi-cano de los Trabajadores.

En ese contexto, en 1982, ElCentro de Estudios Fronterizos delNorte de México (CEFNOMEX)11,realizó una investigación para cono-cer la opinión de los mexicanos re-sidentes en Estados Unidos, sobresu posible participación en las elec-ciones mexicanas12. Entre los obje-tivos de esta investigación seencontraban analizar su percepciónsobre los problemas de México, eva-luar las preferencias políticas (espe-cialmente de las expectativas sobrela actuación de Miguel de la Madridcomo presidente), y conocer la opi-nión sobre su posible participaciónen las elecciones mexicanas. Entre

los resultados de esta inves-tigación, se encuentra que losprincipales problemas deMéxico señalados fueron po-breza, desempleo, inflación ycorrupción. En lo que se re-fiere a las relaciones México-Estados Unidos, se destaca-ron la migración indocu-mentada, tráfico de drogas,petróleo y la revocación devisas. Además, 77 por cien-to de los encuestados semanifestó a favor de la exten-sión del ejercicio del voto enEstados Unidos para losmexicanos residentes enaquel país13.

La conclusión del infor-me resulta paradójica, pues almismo tiempo que se reco-

nocen los derechos laborales yhumanos de los migrantes indocu-mentados en Estados Unidos, y laincongruencia de su exclusión delvoto, se señala que estos �no estánlistos para participar activamente enuna campaña electoral mexicana�,debido a su �bajo nivel de politi-zación�, y por la posible �manipu-lación� de esta disposición,especialmente su posible utilizaciónpor parte de la policía migratoria es-tadounidense que podría realizaraprehensiones y suscitar �Inci-dentes penosos para los gobiernosde ambos países�. El corolario po-see la misma lógica: �Extender laselecciones equivale a extender lacampaña electoral y los riesgos deno �lavar la ropa en casa�. La críticade los partidos de oposición, hechaen el extranjero, puede dar lugar nosólo a deméritos de imagen sino aapoyos, alianzas o tomas de posiciónde grupos o partidos extranjeros enrelación a la campaña electoral mexi-cana ocurriendo en el extranjero�14.

Columna en el freeway a San Francisco. Foto: Alejandra Navarro Smith.

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La discusión sobre la participa-ción de los mexicanos residentes enel extranjero en asuntos mexicanoscobró nueva visibilidad con el deba-te electoral de 1988, y el apoyo a lacampaña de Cuauhtémoc Cárdenaspor parte de sectores significativosde mexicanos en Estados Unidos,quienes trabajaron a favor del PRD,formándose la Asamblea Mexicanapor el Sufragio Efectivo, que entresus objetivos principales incluía elderecho al voto para los mexicanosen el extranjero. Esta situación abonóel terreno desde donde se impulsa-ron las modificaciones constitucio-nales que permiten la doblenacionalidad, y la reedición de ladiscusión sobre el voto de los mexi-canos residentes en el extranjero enlas elecciones mexicanas. Por demásilustrativas en este marco son las de-claraciones de Rufino DomínguezSantos, vicecoordinador del FrenteIndígena Oaxaqueño Binacional(FIOB, fundado en septiembre de1994), quien señaló en una cartapublicada en el periódico LaOpinión de Los AngelesCalifornia: �Los pueblos in-dígenas oaxaqueños desdehace años hemos venido ha-ciendo en la práctica la dobleciudadanía sin complejos ymiedo a enfrentarnos con unproblema real. Muchos regre-samos cada año para gobernara nuestros pueblos por el man-dato del mismo con un oficioy seguimos cooperando con eltequio (trabajo colectivo delpueblo) y eso nos da derechode llamarnos ciudadanos don-de nacimos, donde vivimos, yademás todos nuestros muer-tos regresan�.

Recientemente se han de-sarrollado nuevas perspectivas

sobre el análisis de la ciudadanía, des-de posiciones multiculturalistas quedestacan los derechos de las llamadasminorías y la lucha por su reconoci-miento. Así, los referentes de adscrip-ción étnica o de género, se conviertenen elementos de resistenciasociocultural frente a la normatividadnacional. En el caso mexicano, unade las propuestas más interesantes so-bre esta discusión es la de NéstorGarcía Canclini, quien considera queademás de la afirmación de las dife-rencias se debe luchar para reformaral Estado, complementando la pro-puesta del desarrollo autónomo de co-munidades diversas con �igualdad deacceso a los bienes de la globali-zación�15; García Canclini analiza losefectos de los cambios en el consumosobre las posibilidades y formas de serciudadano. Desde esta premisa, secuestiona la exclusividad del Estadocomo marco normativo que delimitala condición ciudadana, e incluye las�prácticas sociales y culturales quedan sentido de pertenencia y hacen

sentir diferentes a quienes poseen unamisma lengua, semejantes formas deorganizarse y satisfacer sus necesida-des�16. De acuerdo con esta posición,la mediación del consumo hace cohe-rente que frente a la interpelación delos ciudadanos se responda tambiéndesde la lógica de consumidores.

Las transformaciones de las prác-ticas políticas, crecientemente mar-cadas por alternativas conformadasdesde la dimensión cultural, requie-ren especial atención. El procesoelectoral no agota el conjunto de de-rechos incorporados en el paquete dela ciudadanía, y grupos sociales comolos jóvenes, las mujeres o los pue-blos indios permiten pensar la recom-posición de la dimensión ciudadanaen nuestro mundo contemporáneo.Así mismo, los acuerdos internacio-nales en el campo de los derechos hu-manos, conforman nuevasnormatividades que inciden en las re-laciones sociales, a niveles más am-plios que los de los estados

Bautizo Chicano. Foto: Rossana Reguillo.

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nacionales. Los recientes (aunque re-currentes) debates sobre la disminu-ción de la edad penal, constituyenuna fuerte incomprensión hacia lapoblación juvenil, donde se buscanmayores recursos punitivos sin ana-lizar el castigo del joven en el marcoamplio de sus derechos y obligacio-nes sociales; ni la condición no pre-ventiva ni de rehabilitación de lossistemas penitenciarios de nuestropaís; ni la impresionante pérdida decredibilidad de las instancias deprocuración de justicia; ni la enor-me corrupción que atraviesa al siste-ma penitenciario.

La diáspora social

Los debates señalados se inscri-ben en los rasgos que definen las con-ductas socioculturales de nuestroescenario finisecular, como son lassituaciones diaspóricas latinoame-ricanas mediante flujos migratoriospropiciados por razones económicaso políticas. Simultáneamente, semanifiestan en el mundo diversas

reacciones contra la migración, a tra-vés de actos y propuestas proteccio-nistas, heterofóbicas, o abiertamenteracistas, elementos que han estadopresentes en el conjunto de reaccio-nes de la sociedad estadounidense, ode algunos de sus sectores, frente ala migración mexicana.

Debemos señalar dos dimensio-nes (no dicotómicas) del procesomigratorio: las que corresponden alos factores de expulsión desde ellado mexicano, y los factores esta-dounidenses que en él participan,entre los cuales destacan las recien-tes reformas a las leyes migratoriasy de seguridad pública aprobadas en1996, y que tienen repercusionesimportantes, no sólo sobre la migra-ción indocumentada, sino sobre elconjunto de la participación y re-presentación de lo mexicano en elcontexto estadounidense.

Además de la formación de an-tiguas redes migratorias y de ele-mentos socioculturales que inciden

en el fenómeno migratorio (entrelos cuales se encuentran procesosfragmentados de estructuración fa-miliar y comunitaria), los proble-mas económicos siguen siendo unode los factores principales que in-fluyen en la decisión de buscar me-jores opciones de vida en EstadosUnidos, donde actualmente vivencerca de cinco millones de perso-nas con nacionalidad mexicana ycerca de la mitad de ellos reúne losrequisitos para optar por la nacio-nalidad estadounidense, además deque los poco confiables datos delServicio de Inmigración y Natura-lización de Estados Unidos, consi-deran que a inicios de 1997 habíaen ese país cinco millones deindocumentados, de los cuales másde la mitad (2.7 millones) sonmexicanos. El proceso migratoriomarca la vida nacional. Crece la sa-lida de jóvenes y de mujeres queno encuentran cabida en un paísque no genera los empleos necesa-rios para incorporarlos. Al mismotiempo, junto con los más de un

millón de deportacionesanuales que reporta el SIN,se presenta la violación delos derechos humanos de losmigrantes por parte de agen-tes de la patrulla fronteri-za, pero también la muertede personas que no logranconcluir el cruce por sitioscada vez más inaccesibles.Desde el inicio de la Opera-ción Guardián en 1994, sehan registrado más de 350muertes.

En México la proclama-da recuperación económicano logra alcanzar a los sec-tores mayoritarios. Las crisisen el campo sigue expulsan-do a campesinos que tienenEl bordo. Línea fronteriza entre Tijuana y San Diego. Foto: Alejandra Navarro Smith.

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que abandonar sus tierras,mientras que en los ámbitosurbanos la mermada capaci-dad de compra del salario,aunada al desempleo, empo-brece las perspectivas de loscuarenta millones de pobres,o de los cerca de 22 millo-nes de miserables. Al tiem-po que crece la desigualdadsocial, el país escenifica ladanza del dispendio, la co-rrupción y la impunidaddesde la cual se ha tejidoesta polarización de los in-gresos. Frente a este esce-nario (sin ser la únicacausa), muchos optan porabandonar el país, llegandoa Estados Unidos en con-diciones de alta vulnerabi-lidad y desatención por parte de lasautoridades mexicanas. Esta situa-ción comienza a cambiar a partirde los desatinos del proyecto eco-nómico, con lo cual se pondera laimportancia de las remesas que es-tos migrantes envían de EstadosUnidos y que se calculan en másde 7.000 millones de dólares poraño, una de las más importantesfuentes de divisas junto con el pe-tróleo, las maquilas y el turismo.

La migración de mexicanos a Es-tados Unidos se define en un nuevoescenario delimitado por una mayorsupeditación de México en la lógicaestablecida por Estados Unidos, enel contexto post guerra fría. El fin dela amenaza comunista cedió el ca-mino a nuevas campañas donde elenemigo (necesariamente externo)son los migrantes indocumentados.Este fue el ambiente que definió ladiscusión en torno a la Enmienda deley Simpson Rodino, en 1986, cuan-do se señaló de manera reiterada laasociación entre la migración indo-

cumentada con el incremento deldesempleo, la recesión económica, elincremento de la violencia, la apari-ción de enfermedades, el narco-tráfico, y otras calamidades quegratuitamente se le endilgaron a lostrabajadores indocumentados. Másde una década después el escenariono es muy diferente, como se obser-vó en la Ley 187, enarbolada porPete Wilson en California, donde sevolvió a utilizar el manido argumen-to de que los migrantes indocu-mentados son una carga para laeconomía estadounidense, pese a quediversos estudios muestran que sonmayores las aportaciones que estoshacen que los beneficios que reciben,como quedó demostrado una vez másen la investigación encargada por laComisión Nacional para la Reformade la Inmigración y auspiciada porla Academia Nacional de Ciencias,quienes en 1997 reportaron que laaportación de los inmigrantesindocumentados a la economía esta-dounidense es de hasta diez mil mi-llones de dólares anuales.

La Ley 187 no sólo se dirige con-tra el migrante indocumentado, sinoque incrementa la vulnerabilidad dela población de origen latinoamerica-no en Estados Unidos, en la medidaque se construye desde lo que la Leyconsidera una sospecha razonable.Así, cuando un servidor público o unmaestro consideren que los solicitan-tes de servicios no poseen los docu-mentos migratorios para residir enEstados Unidos, además de negarlesel servicio, deberán reportarlo tantoa las instancias migratorias, como a lapolicía. Frente a esto, resulta obligadoconsiderar ¿cuáles son los elementosque definen una sospecha razonableen el contexto estadounidense delimi-tado por la prevalencia de unadesigualdad sociocultural de oportu-nidades? La respuesta salta a la vista:el color de la piel y el lenguaje. Así, lasospecha razonable se extiende al con-junto de la población de origen lati-noamericano en un marco de sospechay vulnerabilidad permanentes, inde-pendientemente de su condiciónmigratoria.

Las fresas gringas. Valle de San Joaquín, California. Foto: Alejandra Navarro Smith.

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Además de diversasrestricciones adiciona-les, entre las cuales seequiparan los antece-dentes penales y de mi-gración indocumentada,se incluyen restric-ciones de caráctereconómico, pues losfamiliares de los aspi-rantes a una residencialegal en Estados Unidos,deberán tener la solven-cia económica suficien-te para garantizar suapoyo y sostenimiento.

También se amplia-ron las sanciones para laspersonas que se encuen-tren o hayan vividoindocumentadamente en EstadosUnidos. De esta manera, a partir del1 de abril de 1997, a las personasque permanecieron sin la documen-tación migratoria requerida duranteun período de 180 días a un año, seles puede negar una visa de migrantehasta por tres años después de quehayan salido de Estados Unidos,mientras que quienes lo hicieron pormás de un año, pueden ser descalifi-cados por diez años, entre otras pena-lizaciones. Así mismo, se establecióla figura de remoción sumaria, me-diante la cual las autoridades estado-unidenses están capacitadas paradeportar a las personas sin unaaudiencia de deportación: procedi-miento que permitía que un juez mi-gratorio examinara la existencia deelementos para que la persona per-maneciera en ese país o, en caso con-trario, determinaran su deportación.Las modificaciones a las leyesmigratorias otorgan poca importan-cia al número de años de residenciaen Estados Unidos. También se am-pliaron los elementos que facultan

la deportación, incluyendo algunosdelitos a los que se añaden atributosretroactivos.

Esta situación no obedece sóloa un asunto migratorio, sino quealude a problemáticas más comple-jas de las relaciones entre Méxicoy Estados Unidos, además de pro-piciar una mayor vulnerabilidad dela población latinoamericana en esepaís. En este escenario se inscribela participación activa de algunosgrupos supremacistas estadouni-denses que han tenido visibilidaden los últimos años, así como la vio-lación sistemática de los derechoshumanos de personas migrantes,que en la mayoría de los casosinvolucran a agentes del Serviciode Inmigración y Naturalización(INS), u otros agentes, cuyos ejem-plos más conocidos se han eviden-ciado en situaciones como las deRiverside, California, en 1996.

Detrás de la criminalización delfenómeno migratorio, también se en-

cuentran las aprehensio-nes de diversos sectoresestadounidenses frente alas modificacionessociodemográficas queocurren en ese país, don-de las personas de origenmexicano serán la mino-ría más grande de Esta-dos Unidos. Tambiéninquieta la fuerza que de-riva de su concentraciónespacial, pues tan sólo enel Estado de California, elcenso de 1990 registrabamás de ocho millones depersonas de origen latino-americano, de los cualescerca de tres millones ymedio se concentrabanen Los Angeles. Otro ele-

mento inquietante es su crecimien-to poblacional cinco veces mayor alos de otros grupos. Es decir cercade una quinta parte de la poblaciónde origen mexicano en Estados Uni-dos, situación que obliga a redefinirla interpretación sobre los procesossocioculturales que ocurren entrenuestro México, caracterizado poruna profunda crisis del proyecto na-cional dominante, y el México deafuera, donde mexicanos y chicanosbuscan opciones de participacióndonde sus adscripciones y herenciasculturales mantienen vínculos im-portantes con la nación social y cul-tural mexicana.

La nación social se conformapor el conjunto de relaciones socia-les, por lo cual involucra estructu-ras normativas (jurídico-políticas)y se expresa mediante reglamentos,leyes y disposiciones que estable-cen las formas de conducta de losmiembros de la sociedad. Es la na-ción que se define desde los �pac-tos sociales� y alude a consensos y

Convencionistas rumbo a La Realidad, Chiapas. Foto: Rossana Reguillo.

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disensos que se dirimen dentro demarcos normativos. Es en este ám-bito donde se conforman y definenlas identificaciones nacionales, conlo cual aludimos a la forma median-te la cual los diferentes sectores dela población participan en el pro-yecto nacional. La identidad nacio-nal se conforma desde estos nivelesde vinculación con el proyecto do-minante de nación, que incluye unprograma económico, institucionesen las que se sustenta, y procesosde resistencia/aceptación definidospor convicción, por sometimiento,o por exclusión.

En la nación cultural participandiversos elementos culturales (sig-nos, códigos, símbolos) desde loscuales se define el sentido de vidade quienes conforman la comuni-dad nacional. En ella se establecenlímites de exclusión y partici-pación, identificacionesy diferenciaciones. Fre-cuentemente se reducela nación cultural a larepresentación domi-nante de la nación y susactores, condición quese ha caracterizado porsesgos entre los cualesha destacado la exclu-sión de la población in-dígena y de las mujeres.Sin embargo, más alláde la perspectiva domi-nante de la nación ,existen múltiples iden-tificaciones referen-ciales y de pertenenciaque no correspondencon esa visión.

Lo anterior puedeejemplificarse a travésde la población mexica-na y de origen mexica-

no que vive en Estados Unidos. EnMéxico, la constante ha sido ladesatención, o la expulsión simbó-lica de la comunidad nacional delos mexicanos que han emigrado aEstados Unidos. Su caracteri-zación como pochos, como des-nacionalizados o agringados,ilustra simbólicamente este proce-so, que alude a la pérdida de lasraíces o a la separación del terri-torio nacional. Sin embargo, mu-chos de estos mexicanos que hantenido que salir del país mantie-nen su adscripción de referencia ala nación cultural mexicana. Esteproceso, mediado por condicionesde racismo y de una división socio-cultural de oportunidades, nos lle-va a la necesidad de tener presenteque, a diferencia de la nación te-rritorial, la nación social y la na-ción cultural rebasan las fronterasnacionales.

Fisuras en el proyectonacional

El proyecto nacional vive unproceso amplio de decantación quese expresa en las rupturas de los gru-pos dominantes con el rumbo na-cional delineado con la revoluciónmexicana, así como con el discursonacionalista, integrador, populista,apoyado en las clases y sectoressociales de obreros, campesinos ypopulares.

Se apuesta a un proyecto eco-nómico neoliberal donde lospostulados de libre mercado, com-petencia, eficiencia, adelgazamien-to estatal y competitividad, hansido elementos retóricos que pre-tenden ocultar la mayor disposi-ción de la gestión gubernamentalal servicio de unos cuantos, situa-ción que se manifiesta en el incre-

mento de la desigualdade inequidad en la distri-bución del ingreso.

También se aprecianrupturas sociales de aba-jo hacia arriba, principal-mente con la vinculaciónestructural PRI-gobierno,cuyo ejemplo más claro loencontramos en las elec-ciones a las Cámaras deDiputados y Senadores yen las de la gubernaturadel Distrito Federal de199717, o en las insu-rrecciones armadas enChiapas y Guerrero. Lasrupturas de la llamadaidentidad nacional semanifiestan también me-diante la pérdida de credi-bilidad de diversasinstituciones estatales,principalmente de aque-

Mural en un parque chicano en San Diego, California.Foto: Alejandra Navarro Smith.

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llas encargadas de la procuración dejusticia, los organismos de seguridad(incluidos todos los cuerpos de poli-cía y el ejército), la desacralización dela figura presidencial, la certeza de queno todos �vamos en el mismo barco�.

También existe una importanteredefinición del concepto y la per-cepción de la soberanía, sobre todoen lo referente a los grandes cambiosen la participación de los grupos eco-nómicos transnacionales, la funcióndel capital especulativo internacio-nal, la apuesta neoliberal dominan-te, la enajenación de recursosestratégicos, el nuevo papel de la in-formática y los medios masivos decomunicación que redefinen los cam-pos de interacción humana, el pesocreciente de asuntos que requierentratamientos y acuerdos trans o mul-tinacionales, como los que se refierena la ecología, la paz, el narcotráfico,el comercio, recursos compartidos,derecho de patentes, etcétera.

Estamos frente auna situación nacio-nal, donde se pre-sentan condicionesinéditas para que losdiversos proyectosde nación participenen la redefinicióndel proyecto nacio-nal, como pactosocial histórico, pre-cisado desde correla-ciones de fuerzaespecíficas entre lasclases, sectores ygrupos sociales,que, después de lasgestas revoluciona-rias de principios desiglo, produjeronun acuerdo o con-senso social acepta-

do por grupos heterogéneos, otorgan-do estabilidad y paz relativa a la na-ción social. El proyecto nacional seapoya principalmente en la fuerza dequienes detentan el poder económico-político y tienen la capacidad de defi-nir los rasgos fundamentales del�rumbo nacional�, obligando a losotros grupos a aceptarlo, apoyándoseen instituciones, leyes, normas, valo-res, coerción, etcétera.

También se presentan fuertestransformaciones en la definición delas funciones del Estado-nación, en-tre las cuales destacan las que ocu-rren en el concepto decimonónicode soberanía, sobre todo a partir denuevas relaciones sociales vincula-das a elementos de carácter econó-mico y a nuevas relaciones políticasy de seguridad nacional. Algunas delas manifestaciones más claras sonlas nuevas formas de participacióny decisión del capital financiero so-bre asuntos definitorios del rumbonacional, el incremento de la agre-

sividad estadounidense en asuntosmigratorios, de seguridad nacional,de boicot económico-comercial, decertificación o descertificación a lapolítica de los países en materia denarcotráfico a partir de sus peculia-res intereses.

La nación como comunidad ima-ginada, se sobrepone a otros ámbi-tos de producción de significados yadscripciones colectivas, pero, sal-vo en situaciones críticas, no las su-planta ni las difumina. Si bien elproyecto nacional se conformó ne-gando las diversas nacionalidades ypueblos preexistentes, la diversidadcultural ha sido una de las marcascentrales de la nación social y cul-tural, donde se ha mantenido unaimportante diferenciación social,principalmente a partir de la presen-cia de los pueblos indios18.

A pesar de múltiples intentos,el estado nacional no pudo borrarlas antiguas nacionalidades, aunque

sí logró conformarpuentes impor-tantes que permitie-ron adscripcionesdiferenciadas en lacomunidad nacio-nal imaginada. Eneste contexto, in-ciden los debatesrecientes sobre au-tonomía o libre de-terminación de lospueblos indios, de-manda que ha co-brado centralidad apartir de la redefi-nición de la repre-sentación de lanación propiciadapor el levantamien-to zapatista en el su-reste mexicano19.Un viaje hacía la dignidad. Foto: Rossana Reguillo.

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La autoafirmación indígena de-manda su reconocimiento en laestructuración de los rasgos (nece-sariamente plurales), del proyectonacional, definiendo límites de ads-cripción desde los cuales se confor-man nuevas y viejas demandas,especialmente en lo referente al res-peto de sus territorios y su reconoci-miento como grupos socialespartícipes en el marco normativo na-cional con capacidad para gobernarse.

La autonomía es una condiciónde la libre determinación para losasuntos internos de los pueblos, sininterferir en asuntos de carácter ex-terno, que corresponden a la naciónen su conjunto y a la condición so-berana de los Estados. La autono-mía requiere de nuevos consensosnacionales y del pacto federado20.

La demanda de autonomía re-quiere de una nueva cartografía po-lítica que reconozca la pluralidadnacional y las características de lospueblos que componen la nación.De acuerdo con lo expresado por al-gunas organizaciones indígenas, elrégimen de autonomía debería fun-damentarse en la �unidad nacionalen la diversidad; igualdad de todoslos mexicanos en la pluralidad; fra-ternidad entre sus miembros e igual-dad entre sí de todos los grupos deidentidad, indios y no indios�21.

A pesar del incumplimiento delgobierno Federal de los acuerdos sos-tenidos con el Ejército Zapatista deLiberación Nacional, existen com-promisos pactados entre los cualesse establece el reconocimiento cons-titucional de los pueblos indios, suderecho a la libre determinación (au-tonomía) en el marco de la unidadnacional, su capacidad para decidirsus formas de gobierno y organiza-

ción política, socioeconómica y cul-tural. Ampliar la representación po-lítica de los pueblos indios. Garantíasal acceso pleno de la justicia. Pro-mover sus expresiones culturales.Asegurar su educación y capacita-ción. Garantizar la satisfacción de susnecesidades básicas. Estímulo a laproducción y el empleo. Proteccióna los indígenas migrantes22.

Se reconocen nuevos principiosde la relación de los pueblos indios yel Gobierno federal, donde se destacael pluralismo, la sustentabilidad, laacción integral de las diferentes insti-tuciones y niveles de gobierno en larelación con los indígenas, el impul-so a su participación con respeto a suorganización interna y libre determi-nación, con respeto a su cultura y asus formas de organización social23.

En este punto debemos consi-derar que dentro del proyecto na-cional participan diversos proyectosde nación, los cuales no agotan elconjunto de propuestas sociales queinciden en la definición de los sen-tidos colectivos. Estos proyectosactúan como elementos estruc-turados/estructurantes de identifi-caciones sociales no circunscritas alEstado-nación, o a la comunidadnacional imaginada, como ocurrecon las identificaciones juveniles24,movimientos ecologistas, adscrip-ciones religiosas, entre otras.

Constatamos fracturas conspicuasen el proyecto nacional, como ámbitoreferencial para definir el conjunto deprocesos de identificación social. Estono solo se relaciona con el peso de laglobalización económica y cultural,sino con diversificaciones y disputaspor la definición de los sentidos al in-terior de las naciones. Como parte deesta disputa, se encuentran los pro-

cesos de diáspora y nomadismo socialque propician la copresencia de for-maciones culturales diversas, de don-de surgen procesos sincréticos, detransculturación, pero también de re-sistencia, o de exclusión, como ocu-rre con la reactivación de diversasexpresiones racistas y supremacistas.Entre el conjunto de estos cambios,destaca el papel que tendrán los deba-tes sobre autodeterminación de lospueblos, doble nacionalidad y sobe-ranía sobre las relaciones y represen-taciones de la nación social y cultural.Todo ello, dentro de marcos globalesque obligan a redefinir los rasgos dela modernización que deseamos.

Citas

1 Giles Deleuze y Guattari, Félix. Rizoma.Introducción . España, Éditions deMinuit, Serie Pre-Textos,1997.

2 Stuart Hall, Critical dialogues in cultu-ral studies, London/New York,Routledge, 1996.

3 Gilberto Giménez ha realizado un im-portante desarrollo conceptual sobre eltema de las identidades sociales. VéaseGilberto Giménez, �Materiales para unateoría de las identidades sociales�, en:Revista Frontera Norte, vol. 9, núm. 18,junio-diciembre, 1997.

4 Benedict Anderson, Comunidades ima-ginadas: reflexiones sobre el origen y ladifusión del nacionalismo, México, FCE,1993.

5 Jacques Lacan, Escritos, Tomo I, Méxi-co, Siglo XXI, 1984.

6 Jürgen Habermas, Identidades nacio-nales y posnacionales, Madrid, Tecnos,1989. Habermas destaca que �tras laruptura con el Ancien Régime, y con ladisolución de los órdenes tradicionalesde las primeras sociedades burguesas,los individuos se emancipan en el mar-co de libertades ciudadanas abstractas.La masa de los individuos así liberadosse torna móvil, no sólo políticamentecomo ciudadanos, sino económicamen-te como fuerza de trabajo, militarmen-te como obligados al servicio militar y,también culturalmente como sujetos auna educación escolar obligatoria, que

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aprenden a leer y a escribir y se venarrastrados ahí por el remolino de lacomunicación y cultura de masas. Enesta situación es el nacionalismo el queviene a satisfacer la necesidad de nue-vas identificaciones...� p. 89

7 Este marco normativo que permite te-ner más de una nacionalidad, es com-partido por la mitad de los países miem-bros de la Organización de las Nacio-nes Unidas. Para este apartado, ade-más de la consulta hemerográfica, nosapoyamos en el documento ReformaConstitucional sobre la No Pérdida dela Nacionalidad Mexicana, de la Se-cretaría de Relaciones Exteriores.

8 �US-México study sees exaggerationin inmigration data�, N.Y. Times, 31de agosto de 1997.

9 Luin Goldring, �El estado mexicano ylas organizaciones transmigrantes.¿Reconfigurando la nación, ciudadaníay relaciones entre estado y sociedad ci-vil? Ponencia presentada en el XIX Co-loquio de Antropología e Historia Re-gionales. El Colegio de Michoacán,Zamora, Mich., 22-24 de octubre de1997. Goldring estima que, en EstadosUnidos existen más de 21 clubes conestas características. También señala laredefinición de la posición del gobier-no mexicano que, desde 1988, ha veni-do desarrollando una política expresa-da en programas concretos de atencióna los mexicanos en el exterior. Destacaque el Estado mexicano ha tenido dosperíodos de especial interés a los mexi-canos en Estados Unidos: 1920-1932y 1988 en adelante. Influido por lanueva dimensión de los procesos polí-ticos que rebasaban la frontera nacio-nal, y la significativa simpatía del PRDentre la población mexicana radicada enEstados Unidos, pero también por lacrisis económica que engrandecía elpeso de las remesas en los ingresos na-cionales, el gobierno mexicano redefinió�los límites nacionales�, al plantearseen el Plan Nacional de Desarrollo, �lanación mexicana rebasa el territorio quecontiene sus fronteras�. Se fortalecióel Programa de Apoyo a los Mexicanosen el Extranjero, al mismo tiempo quese avanzó en el impulso de cambiosconstitucionales para permitir la nopérdida de la nacionalidad mexicana...

10 Arturo Santamaría. �Política sin fron-teras o la nacionalidad postmoderna.Los emigrantes entre México y los Es-tados Unidos�. Ponencia presentada enel XIX Coloquio de Antropología eHistoria Regionales. El Colegio deMichoacán, Zamora, Mich., 22-24 deoctubre de 1997. Santamaría destacalos períodos juarista (frente a la inter-vención francesa, no sólo se buscó elapoyo de armas y combatientes) y

porfirista y el período de 1921 a 1940(incluso, durante el cardenismo se tra-tó de organizar sindicatos en EstadosUnidos). Asimismo, citando a GómezQuiñones, señala que la Secretaría deRelaciones Exteriores no diferenciabaentre los mexicanos nacidos en Méxicoy en Estados Unidos.

11 Jorge A. Bustamante, �Mexicanos re-sidentes en Estados Unidos. Informa-ción y opiniones sobre política, reca-bados en Los Angeles, San Antonio yChicago en febrero de 1982, a partirde una muestra aleatoria por estratosde 1363 ciudadanos mexicanos�.CEFNOMEX, Tijuana BajaCalifornia, 1982.

12 Se consideraba que en 1982 había enEstados Unidos un millón y medio demexicanos indocumentados y750.000 ciudadanos mexicanos conresidencia legal.

13 Los niveles más altos se ubicaron enLos Angeles con 82 por ciento, y, casial mismo nivel Chicago, con 73.4 ySan Antonio con 73.3 por ciento.

14 Ibid, p.2. En este informe se señala:Antes de extender una campaña elec-toral y la posibilidad de votar en Esta-dos unidos por los ciudadanos mexica-nos, sería necesario llevar a cabo unacampaña de recuperación cívica entrelos mexicanos de afuera, a través de lacual se promoviera una mejor infor-mación y un estímulo eficaz para unamayor participación de los residentesmexicanos en Estados Unidos en lascuestiones significativas para la polí-tica mexicana...El bajo nivel depolitización observado entre losrespondentes hace concluir que no es-tán listos para participar activamenteen una campaña electoral mexicana ex-tendida hacia sus lugares de residen-cia en Estados Unidos. Por lo tanto,los costos de dicha decisión por partedel gobierno de México serían, en estemomento, probablemente más que losbeneficios� Ibid. pp. 10,11.

15 Néstor García Canclini, Consumido-res y ciudadanos. Conflictos multi-culturales de la globalización. Méxi-co, Grijalbo, 1995. p. 20

16 Ibid, p. 1917 Antes habíamos presenciado la derro-

ta del PRI en las contiendas electora-les para las gubernaturas de BajaCalifornia, Chihuahua, Guanajuato,Jalisco, así como en muchos munici-pios del país.

18 Para un análisis más amplio del pro-ceso de vinculación entre lo global ylo local, véase Néstor GarcíaCanclini, �Políticas culturales e in-tegración norteamericana: una pers-pectiva desde México� en: García

Canclini, Néstor (coord.), Culturasen Globalización, Nueva Sociedad,Venezuela, 1996; �Antropología y Es-tudios Culturales: después de los mo-nólogos�; ponencia presentada en elColoquio Los estudios culturales enMéxico: epistemología y perspectivas,México, D. F., Agosto de 1997.

19 Servicio del pueblo Mixe, A.C., �Laautonomía: una forma concreta deejercicio del derecho a la libre deter-minación y sus alcances�, en: Chiapas2.México, Editorial ERA, 1995.

20 Asimismo, señalan: �No deseamospor tanto, una separación respecto delestado mexicano, sino que únicamen-te estamos demandando mayores es-pacios de libertad para poseer, con-trolar y gestionar nuestros territorios,para normar nuestra vida política, eco-nómica, social y cultural, así comopara intervenir en las decisiones na-cionales que nos afectan�; p. 120

21 Ibid, p. 124. De acuerdo con esteplanteamiento, se propondría la elec-ción de diputados indígenas y la inte-gración de nuevos Distritos Electora-les con regiones autónomas.

22 Así lo establecen los Acuerdos sobreDerechos y Cultura Indígena, firma-do el 16 de febrero de 1996, en lostérminos de las Reglas de Procedi-miento y de la Ley para el Diálogo, laConciliación y la Paz Digna enChiapas. Estos se integraron al Acuer-do de Concordia y Pacificación conJusticia y Dignidad), entre el EZLNy el Gobierno Federal.

23 Ibid. En un segundo documento, elEZLN y el Gobierno Federal lo plan-tean de la siguiente manera: �La au-tonomía es la expresión concreta delejercicio del derecho a la determina-ción, expresada como un marco quese conforma como parte del EstadoNacional. Los pueblos indígenas po-drán, en consecuencia, decidir su for-ma de gobierno interna y sus mane-ras de organizarse política, social, eco-nómica y culturalmente. Dentro delnuevo marco constitucional de auto-nomía se respetará el ejercicio de lalibre determinación de los pueblos in-dígenas�; doc. 2, �Propuestas Conjun-tas entre el Gobierno Federal y elEZLN�, p. 147

24 Sabemos poco sobre la forma como lasidentificaciones juveniles incorporan ladimensión nacional en la conformaciónde sus umbrales de adscripción. A pe-sar de que existen movimientos juveni-les como los punks, o algunos chavosbanda que explícitamente rechazan a lapatria y al nacionalismo, otros, comolos cholos incorporan referentes sim-bólicos marcadamente nacionalistas.