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Facultad de Ciencias Veterinarias -UNCPBA- Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y descripción de dos casos clínicos Santos, Federico; Gutiérrez, Fernando; Cantón, Juliana Octubre, 2018 Tandil

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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y descripción de dos casos clínicos

Santos, Federico; Gutiérrez, Fernando; Cantón, Juliana

Octubre, 2018

Tandil

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Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y

descripción de dos casos clínicos

Tesina de la Orientación de Producción Animal, presentada como parte de los

requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante: Santos, Federico

Tutor: Vet. Gutiérrez, Fernando Director: Vet. Cantón, Juliana Evaluador: Vet. Rivulgo Margarita

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Dedicatorias y agradecimientos

A mis padres, Gustavo Marcelo Santos y Laura Inés Tejeda, y hermana,

Estefanía, por el esfuerzo realizado y apoyo brindado para poder concluir la

etapa de formación universitaria.

A Fernando Gutiérrez quien además de brindar todo su conocimiento y

experiencia personal en mi residencia, es un excelente profesional y mejor

persona.

A Juliana Cantón por la buena predisposición, paciencia y orientación para que

pueda lograr mi objetivo.

A Elián Zoppi por contribuir con la realización de este trabajo.

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Resumen

La diarrea es un problema común en potrillos entre el nacimiento y el año de

edad. Existen múltiples causas infecciosas y no infecciosas, que pueden actuar

solas o en forma conjunta. Las causas infecciosas pueden ser virales: rotavirus

y/o coronavirus; bacterianas: Salmonella, Clostridium, Escherichia coli,

Rhodococcus equi y parasitarias: Strongyloides westerii o Strongylus vulgaris.

Una de las causas importante de enterocolitis bacteriana aguda en potrillos y

caballos adultos es la clostridiosis. Los clostridios que se asocian con mayor

frecuencia a los casos en equinos son Clostridium (Cl) perfringens (biotipo C y

A) y Cl. difficile. Si bien estos clostridios forman parte de la flora normal del

tracto gastrointestinal de los equinos de todas las edades, determinados

factores predisponentes permiten que estos proliferen y produzcan potentes

exotoxinas responsables de una variedad de patologías intestinales y

sistémicas. En potrillos, los signos clínicos suelen aparecer dentro de las

primeras 48 horas de vida y se observan con mayor frecuencia en potrillos

vigorosos con una adecuada transferencia pasiva de anticuerpos. En general

comienzan con fiebre, anorexia y depresión y luego evolucionan a diarrea

hemorrágica, distención abdominal, shock circulatorio y muerte. El diagnóstico

se realiza en base a la combinación de aislamiento bacteriano, la detección de

toxinas, la identificación de los genes que codifican las toxinas, y las

características clínicas asociadas al cuadro. El tratamiento debe considerarse

una emergencia médica e iniciarse de forma agresiva. Está dirigido a la

restauración y mantenimiento de la hidratación, corrección de los desbalances

electrolíticos y ácido-base y a la instauración de una terapia antimicrobiana de

amplio espectro. Es fundamental establecer medidas de manejo para evitar

contaminación cruzada. El objetivo del siguiente trabajo es describir dos casos

de diarrea clostridial en potrillos neonatos y analizar el diagnóstico, el

tratamiento y las medidas de manejo empleadas.

Palabras clave: diarrea, potrillos, clostridios, casos clínicos.

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Índice Dedicatorias y agradecimientos ..................................................................... ii

Resumen .......................................................................................................... iii

Índice ................................................................................................................ iv

1. Introducción .................................................................................................. 1

1.1 Características de los Clostridium ............................................................ 1

1.2 Epidemiología ........................................................................................... 3

1.3 Signos clínicos .......................................................................................... 4

1.4 Patología clínica ....................................................................................... 5

1.5 Diagnóstico ............................................................................................... 5

1.6 Tratamiento ............................................................................................... 8

1.7 Prevención y Control............................................................................... 12

2. Exposición de casos .................................................................................. 14

2.1 Primer Caso ............................................................................................ 14

2.2 Segundo Caso ........................................................................................ 20

3. Discusión .................................................................................................... 26

4. Conclusión .................................................................................................. 29

5. Referencias bibliográficas ......................................................................... 30

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1. Introducción

La diarrea es un problema común en potrillos entre el nacimiento y el año de

edad. Existen múltiples factores, infecciosos o no, que pueden actuar solos o

en forma conjunta para que se presente este problema. Entre las causas no

infecciosas podemos mencionar aspectos nutricionales, diarrea del celo, asfixia

perinatal, entre otras (Zimmel, 2008). Las causas infecciosas pueden ser

virales: rotavirus y/o coronavirus (Barr, 2007; Sellon, 2014); bacterianas:

Escherichia coli, Salmonella, Clostridium, Rhodococcus equi (Slovis, 2011) y

parasitarias: Strongyloides westerii o Strongylus vulgaris (Barr, 2007). En el

siguiente trabajo nos centraremos en una causa importante de enterocolitis

bacteriana aguda en los potrillos y caballos adultos: la clostridiosis (Jones,

2005).

Los clostridios que se asocian con mayor frecuencia a los casos de clostridiosis

intestinal en equinos son Clostridium (Cl) perfringens (biotipo C y A) y Cl.

difficile (Jones, 2005; Feary y Hassel, 2006; Barr, 2007; Zimmel, 2008), pero

también se han aislado otras especies clostridiales incluyendo a Cl. septicum,

Cl. cadaveris y Cl. sordellii (Jones, 2005). El rol del Cl. perfringens biotipo A es

algo confuso (Songer, 1996) ya que también está presente en las heces de

potrillos sanos (Lester, 2001; Zimmel, 2008). Del mismo modo, no está clara la

acción del Cl. difficile como agente causal de diarrea en potrillos (Zimmel,

2008). Se lo ha identificado en enterocolitis asociada con antibióticos y como

un patógeno nosocomial significativo en pacientes equinos y humanos (Feary y

Hassel, 2006; Slovis, 2011).

1.1 Características de los Clostridium

El género Clostridium está compuesto por aproximadamente 150 especies,

filogenéticamente heterogénea, que no representan un taxón coherente (Morris

y Fernandez Miyakawa, 2009). Todos los miembros de este género son

bacterias gram-positivas, esporuladas y anaerobias (Jones, 2005; Weese,

2012; Uzal, 2013). A pesar de esta última característica, los clostridios tienen

una tolerancia variable al oxígeno dependiendo de la especie, mientras que

algunos microorganismos (como Cl. perfringens) son muy tolerantes, otros

(como Cl. difficile) no lo son. Otro aspecto importante de los clostridios es su

capacidad para persistir tanto en forma vegetativa como esporulada (Jones,

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2005; Weese, 2012). En términos generales, producen potentes exotoxinas

responsables de una variedad de enfermedades intestinales en los animales

domésticos (Lester, 2001). También pueden causar enfermedades en el

sistema músculo esquelético y el sistema nervioso central (Weese, 2012).

1.1.1 Clostridium perfringens

No presenta motilidad y crece rápidamente en medios ricos en carbohidratos

en los que produce, mediante la fermentación de éstos, grandes cantidades de

hidrógeno y dióxido de carbono, que ayudan a mantener el ambiente

anaeróbico. Ha sido la primera bacteria gram-positiva de la cual fue posible

obtener el mapa genómico completo. Las cepas de Cl. perfringens pueden

poseer una cápsula cuya composición en carbohidratos varía entre

aislamientos y permite su serotipificación capsular (Morris y Fernández

Miyakawa, 2009). La toxinotipificación es el método más difundido de

clasificación de la bacteria en cinco tipos (A, B, C, D y E) según la producción

de las toxinas alfa, beta, épsilon y iota (Lester, 2001; Jones, 2005; Morris y

Fernández Miyakawa, 2009; Slovis, 2011). Existen otras toxinas, que no se

utilizan para la clasificación, pero son importantes desde el punto de vista

patológico como: la enterotoxina (o CPE), responsable de diarreas en humanos

y animales; la toxina NetB, relacionada con la enteritis necrótica en aves; y la

toxina beta-2, asociada a ciertos cuadros de enteritis (Morris y Fernández

Miyakawa, 2009).

El Cl. perfringens tipo A es el más común de los cinco y es uno de los que

produce gangrena gaseosa en los seres humanos y animales (Barker y Van

Druemel, 1985; Jones, 2005). Su toxina principal es la alfa, aunque todos los

tipos de Cl. perfringens poseen los genes codificantes para esta toxina (Morris

y Fernández Miyakawa, 2009). Esta tiene actividad enzimática, tanto de

fosfolipasa, como de esfingomielinasa y, además, es hemolítica y

dermonecrótica (Barker y Van Druemel, 1985; Morris y Fernández Miyakawa,

2009). También produce una enterotoxina (Barker y Van Druemel, 1985; Jones,

2005), la cual puede ser producida por todos los tipos y es más comúnmente

asociada con el tipo A (Weese et al, 2001; Slovis, 2011). Esta toxina tiene

actividad letal, citotóxica y enterotóxica. La presencia del gen CPE es poco

común: alrededor del 5% de los aislamientos globales de Cl. perfringens tipo A

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son positivos para CPE (Morris y Fernández Miyakawa, 2009). Otra toxina, que

parece estar asociada predominantemente con el tipo A, es la beta-2. La

actividad biológica de esta toxina es similar a la de la toxina beta, pero difieren

en su estructura (Bacciarini et al, 2003; Jones, 2005).

La mortalidad por este biotipo es reducida (28%) si se compara con la

producida por Cl. perfringens biotipo C. El rol de este biotipo es generalmente

confuso ya que comúnmente se encuentra en las heces de potrillos sanos

(Netherwood et al, 1998; Zimmel, 2008).

El Cl. perfringens tipo C causa enteritis necrótica en corderos, terneros, potrillos

y cerdos neonatos, aunque han sido reportados casos en perros, pollos y

llamas. También produce enterocolitis necrótica en humanos, una enfermedad

potencialmente letal (Morris y Fernández Miyakawa, 2009). Este clostridio

produce la toxina beta, que provoca necrosis intestinal grave y diarrea

hemorrágica (Divers, 2003).

1.1.2 Clostridium difficile

Este microorganismo ha sido identificado en los últimos años como un

patógeno nosocomial importante para equinos, así como para pacientes

humanos (Slovis, 2011; Thomson Morales y Martínez Tagle, 2012). En un

estudio realizado por Weese et al publicado en 2001, se aisló Cl. difficile en un

35,5% de las muestras de heces de potrillos con diarrea y en 0% de las

muestras de heces de potrillos sanos. Este Cl. produce varias toxinas pero solo

dos, la A y la B, se han estudiado con mayor detalle (Jones, 2005) y juegan un

rol importante en el proceso infeccioso (Thomson Morales y Martínez Tagle,

2012). Ambas parecen actuar en forma sinérgica (Slovis, 2011). La toxina A es

una enterotoxina, con actividad citotóxica, que causa extravasación de líquido

al lumen intestinal (Thomson Morales y Martínez Tagle, 2012). También es

quimioatrayente para neutrófilos (Jones, 2005; Slovis, 2011). La toxina B es

una citotoxina que produce despolimerización de la actina y pérdida de

proteínas del citoesqueleto. Las cepas asociadas con diarrea producen

mayoritariamente ambas toxinas (Thomson Morales y Martínez Tagle, 2012).

1.2 Epidemiología

El género Clostridium abarca un amplio rango de patógenos comensales y

oportunistas, que pueden encontrarse en varias especies animales (Weese,

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2012) y en el medio ambiente (Lester, 2001). Forman parte de la flora normal

del tracto gastrointestinal de los equinos de todas las edades y se encuentran

entre las primeras bacterias adquiridas después del nacimiento. Sin embargo,

los clostridios que habitan normalmente el tracto gastrointestinal se hallan en

un número bajo y no producen enterotoxinas (Jones, 2005).

En un estudio realizado por East y colaboradores los potrillos que nacieron en

tierra o arena y aquellos que fueron estabulados o confinados en un corral con

condiciones de polvo y sequedad durante los primeros 3 días de vida fueron

más propensos a desarrollar la enfermedad asociada a Cl. perfringens

(Magdesian, 2005).

Otras causas propuestas para que se desarrolle la clostridiosis intestinal

incluyen cambios en la dieta, la terapia con antibióticos (Jones, 2005), el estrés,

la infección concurrente o factores del huésped tales como la edad, el estado

inmunitario y la presencia o ausencia de los receptores intestinales para las

toxinas (Slovis, 2011). Los neonatos son susceptibles a la enteritis clostridial

porque aún no han establecido una flora normal entérica estable, lo que

permite que estos microorganismos proliferen (Brashier y Geor, 1996). Los

cuadros de diarrea se asocian con un aumento en el número de una especie en

particular de Cl. en el tracto gastrointestinal y, quizás como hecho más

importante, la producción de exotoxinas (Jones, 2005).

En estudios publicados por East et al (1997; 1998) la mortalidad en potrillos

que poseían infecciones por Cl. perfringens fue del 54%, aquellos con tipo A

tuvieron una mortalidad del 28% (incluyendo muertes naturales y las

eutanasias) mientras que los que presentaron tipo C presentaron una

mortalidad del 83%.

Aunque hasta el momento no está claro si Cl. perfringens y difficile pueden

transmitirse desde los caballos a las personas, ha surgido la preocupación por

su transmisión zoonótica (Weese, 2012).

1.3 Signos clínicos

La clostridiosis intestinal del caballo es similar, desde un punto de vista clínico,

a otras formas de enterocolitis aguda. Aunque el curso clínico suele ser agudo,

es posible el desarrollo de una colitis hiperaguda con una muerte rápida

(Jones, 2005; Weese, 2012). En ocasiones se produce un curso más leve y

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más prolongado. Es factible observar fiebre, anorexia y depresión antes del

inicio de los signos gastrointestinales pero, en la mayoría de los casos, no se

evidencian signos prodrómicos. La enfermedad inducida por el Cl. perfringens

biotipo C se asocia a diarrea hemorrágica, distención abdominal, shock

circulatorio y una alta mortalidad (83%). Los signos clínicos suelen aparecer

dentro de las primeras 48h de vida y se observan con mayor frecuencia en

potrillos vigorosos (Zimmel, 2008), con una adecuada transferencia pasiva de

anticuerpos (East et al, 1997; Lester, 2001; Zimmel, 2008; Slovis, 2011). Cl.

perfringens biotipo A se asocia con signos clínicos variables como pueden ser

presencia o no de sangre en heces, cólico, fiebre y una mortalidad reducida

(28%) en comparación con la enfermedad inducida por el biotipo C. Los signos

de endotoxemia y shock pueden acompañar a los signos agudos de cólico,

diarrea grave y deshidratación (Jones, 2005). Los potros pueden presentar

taquipnea, que puede ser secundaria a la incomodidad asociada con la enteritis

o a la fiebre (Slovis, 2011). La distención abdominal leve a moderada también

se observa antes de la diarrea. La diarrea, si está asociada a Cl. difficile o Cl.

perfringens tipo A, suele tener olor fétido y coloración parda.

1.4 Patología clínica

Al igual que los signos clínicos, las anormalidades hematológicas y bioquímicas

séricas son similares a las observadas en otras enterocolitis y reflejan la

pérdida de líquido, proteínas y electrolitos y la inflamación sistémica producida

por la endotoxemia (Jones, 2005). La neutropenia, la leucopenia y la

hemoconcentración son comunes (Weese, 2012). La hipoproteinemia puede

ser profunda (Jones, 2005), y es también una característica de Cl. difficile

secundaria a los efectos de las toxinas A y B que conducen a la extravasación

de proteínas plasmáticas (Slovis, 2011). A menudo, puede observarse

hiponatremia, hipopotasemia, hipocloremia, hipocalcemia y azotemia mixta

(prerrenal/renal), así como también acidosis metabólica y coagulopatías. Las

concentraciones séricas de las enzimas hepatocelulares pueden estar elevadas

y la función hepática reducida (Jones, 2005).

1.5 Diagnóstico

El diagnóstico de enterocolitis causada por Cl. perfringens en caballos adultos y

en potros, puede realizarse en base a la combinación de aislamiento de un

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gran número de Cl. perfringens, la identificación del gen de la toxina, y las

características clínicas asociadas a enterocolitis. (Jones, 2005; Feary y Hassel,

2006). En casos sospechosos, deben enviarse heces frescas refrigeradas o

hisopados de materia fecal colocados en un medio de transporte para

anaerobios. Las muestras deben ser procesadas tan pronto como sea posible o

congelarse si se requiere almacenamiento. El cultivo requiere de medios

anaeróbicos, y la recuperación puede optimizarse mediante el empleo de más

de un método y el uso de medios de enriquecimiento (Feary y Hassel, 2006).

El diagnóstico preliminar de la clostridiosis intestinal del caballo causada por Cl.

perfringens se basa en el aislamiento de 100 UFC de Cl. perfringens tipo A por

gramo de materia fecal de pacientes con diarrea y signos sugerentes de

toxemia. Los caballos normales eliminan menos de 100 UFC/g de materia fecal

y, por lo general, aquellos con clostridiosis intestinal eliminan más de 1 x 106

UFC/g. Sin embargo, un mayor número de clostridios en heces no prueba la

presencia de una infección (Jones, 2005).

El hemocultivo está altamente recomendado en potrillos (Lester, 2001; Feary y

Hassel, 2006) porque muchos son bacterémicos con Cl. perfringens biotipo C

(Divers, 2003), biotipo A y, rara vez, Cl. difficile (Lester, 2001 y Zimmel, 2008).

La demostración de la producción de toxinas requiere la detección de los genes

que codifican la toxina mediante la utilización de la prueba de PCR aplicada

directamente sobre la muestra de heces o sobre bacterias aisladas. Las

pruebas de ADN pueden utilizarse para identificar los genotipos de Cl.

perfringens tipos A al E, así como los principales tipos de toxinas, la toxina β2 y

la enterotoxina (Jones, 2005; Weese, 2012). Al interpretar los resultados de las

pruebas de diagnóstico para Cl. perfringens en casos sospechosos, debe

recordarse que la demostración del gen de la toxina no necesariamente implica

una expresión de toxina clínicamente importante (Feary y Hassel, 2006).

El enzimoinmunoensayo (ELISA) permite la detección de 0,005 UI de toxina

por mL de cultivo, entre 1 a 8 ng de toxina β por mL en forma purificada o de

cultivos purificados y 30 ng/g de contenido intestinal de animales afectados

(Songer, 1996).

La inmunohistoquímica empleando anticuerpos antitoxina, se ha utilizado para

detectar toxina β2 en secciones intestinales (Bacciarini et al, 2003; Feary y

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Hassel, 2006) y suele ser una herramienta de diagnóstico útil cuando el cultivo

bacteriano y el método de PCR no son viables.

El diagnóstico de laboratorio de Cl. difficile se basa en dos tipos de pruebas

realizadas sobre muestras fecales: cultivo bacteriano y detección de toxina.

Para realizar el cultivo exitoso se requiere la inoculación de aproximadamente

25 gramos de heces recogidas directamente del recto mediante un guante de

plástico evacuando todo el aire, o mediante un hisopado rectal colocado en un

medio selectivo como el agar cicloserina-cefoxitina-fructosa (Brashier y Geor,

1996; Feary y Hassel, 2006), incubación en anaerobiosis de 36 a 48 horas a

37ºC, y la identificación de las colonias basada en las características

morfológicas específicas. El cultivo es una prueba sensible, pero carece de

especificidad debido a la existencia de cepas no toxigénicas. Aproximadamente

el 25% de las cepas de Cl. difficile son reportadas como no toxigénicas en

caballos, y por lo tanto no son de importancia clínica (Feary y Hassel, 2006;

Slovis, 2011). El tiempo de respuesta lento, la baja especificidad y resultados

discrepantes, en función a la manipulación y almacenamiento de la muestra

fecal, hacen del cultivo una prueba insuficiente, por si sola, para el diagnóstico

de entericolitis por Cl. difficile. Además, a menos que las muestras de heces se

procesen dentro de las 2 horas, la recuperación de Cl. difficile desde una

muestra anaeróbicamente almacenada y refrigerada (4ºC), disminuye

significativamente de un 76% luego de 24 horas, a solo un 29% después de 72

horas. Por lo tanto, las muestras deben almacenarse bajo condiciones

anaeróbicas o ser congeladas a -20 ºC. Las muestras de heces deben

recogerse diariamente para mejorar la posibilidad de detección de Cl. difficile

(Feary y Hassel, 2006).

La técnica de PCR puede utilizarse para diferenciar cepas toxigénicas y no

toxigénicas en las heces o entre aislamientos bacterianos. Sin embargo, este

método puede detectar niveles bajos y clínicamente irrelevantes de cepas

toxigénicas (Slovis, 2011).

El enzimoinmunoensayo también se utiliza para la detección de toxina A y/o B

(Jones, 2005; Weese, 2012; Thomson Morales y Martínez Tagle, 2012).

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1.6 Tratamiento

La diarrea, en un potrillo, debe ser considerada infecciosa y contagiosa hasta

que se demuestre lo contrario (Dwyer, 2001). El tratamiento debe considerarse

una emergencia médica e iniciarse de forma agresiva (Feary y Hassel, 2006;

Slovis, 2011). El manejo terapéutico de los potros con diarrea está dirigido a la

restauración y mantenimiento de la hidratación y corrección de los desbalances

electrolíticos y ácido-base (Brashier y Geor, 1996; Barr, 2007; Weese, 2012).

En general, cualquier potro neonato que desarrolle diarrea deberá ser

monitoreado cuidadosamente. Si el potro comienza a mostrar signos de

enfermedad sistémica tales como depresión, fiebre o alteraciones en el

hemograma, se deben llevar a cabo más pruebas de diagnóstico, y se debe

instaurar una terapia antimicrobiana de amplio espectro (Brashier y Geor,

1996). Se indica penicilina G, a razón de 44.000 UI/kg cada 6 h por vía EV, en

combinación con un aminoglucósido como la amikacina a razón de 18mg/kg

cada 24 h vía EV, y metronidazol a razón de 10-15 mg/kg administradas 2

veces al día (Divers, 2003; Feary y Hassel, 2006), o 3-4 veces al día (Slovis,

2011; Weese, 2012) por vía oral. Existe cierta evidencia de que la

administración oral de metronidazol puede ser más eficaz que la vía EV para

inhibir la proliferación bacteriana local en el intestino delgado (Feary y Hassel,

2006). En caso de íleo e intolerancia a la nutrición vía oral, se recomienda el

uso de metronidazol a razón de 10 mg/kg, 4 veces al día vía EV (Slovis, 2011).

Si el íleo persiste y hay marcada distensión abdominal gaseosa grave o

progresiva que no responde al tratamiento médico adecuado y que no presenta

trastorno obstructivo, se puede utilizar neostigmina a razón de 1-2 mg (2 mg en

potrillos de un peso mayor a 110 kg) vía subcutánea según Slovis (2011) o a

razón de 0,2-0,4 mg totales por vía subcutánea tras la sedación con xilazina

para promover la evacuación del gas (Divers, 2003).

En potros que se encuentran más de un 7 u 8 % deshidratados, se requiere

fluidoterapia endovenosa. La reanimación con solución salina hipertónica al 5 -

7% (4 mL/kg de peso corporal) puede estar indicado en potros que muestran

signos de shock hipovolémico. La elección de los fluidos para la terapia de

reposición suele basarse en el estado electrolítico, ácido-base y la glucemia en

el potro. Hiponatremia, hipocloremia, hipokalemia, acidosis metabólica, e

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hipoglucemia son anormalidades comunes en potros con diarreas persistentes

o severas.

En muchas situaciones, una solución cristaloide balanceada, que es

aproximadamente isotónica, tal como ringer lactato, es adecuada para la

terapia inicial (Brashier y Geor, 1996; Barr, 2007; Hart, 2015). Los resultados

de la química sérica y determinación ácido-base determinarán otras terapias.

En general la cantidad de líquido a administrar puede determinarse por la

siguiente fórmula: cantidad de fluido = déficit de hidratación + necesidades de

mantenimiento + pérdidas ponderales.

El déficit de hidratación puede estimarse con la siguiente fórmula (Collatos,

1999; Hart, 2015):

Litros a administrar = % estimado de deshidratación x peso corporal (Kg)

100

Las necesidades de mantenimiento en un adulto son de 40-60 mL/kg/día y las

de un neonato de 80-100 mL/kg/día (Hart, 2015). Una regla general es

reemplazar la mitad del déficit calculado en las primeras 4 a 6 horas, con

reposición continua durante las siguientes 12 horas. La velocidad de

administración de fluidos está determinada por el grado de deshidratación, la

severidad del compromiso cardiovascular, y la severidad de la pérdida de

fluidos (Brashier y Geor, 1996).

En potrillos con diarrea, la acidosis metabólica es usualmente causada por una

combinación de pérdida de buffers y acumulación de ácidos principalmente

lactato. La hipovolemia causa una reducción de la perfusión tisular y la entrega

de oxígeno, y como consecuencia del metabolismo anaeróbico la producción

de lactato. La acidosis metabólica leve a moderada a menudo se corrige con la

expansión del volumen circulante. Supuestamente, la mejora en la perfusión

tisular resulta en la resolución de la acidosis. Cuando la acidosis metabólica

(pH<7.1) está presente, se indica la administración de agentes alcalinizantes

(Hart, 2015).

Puede ocurrir una hipoproteinemia marcada en potros con diarrea. Si la

concentración total de proteínas plasmáticas es menor que 3,5 g/dL o si la

concentración de albúmina es menor que 1,7 g/dL, podrán utilizarse 1-3 Lts de

plasma o dextranos sintéticos para corregir la hipoproteinemia. A su vez, el

plasma también está indicado para la falla en la transferencia pasiva (Brashier

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y Geor, 1996; Barr, 2007; Bain, 2011), pudiendo administrarse 1 Lt por vía EV

(durante las primeras 48-72 h de tratamiento) y 50-100 mL por vía oral, ambas

cada 6 h. Pero si el potrillo está muy grave podrán administrarse 500 mL vía

sonda nasogástrica (Slovis, 2011).

La nutrición del potro con diarrea es una consideración importante. La mayoría

de los potros con diarrea leve a moderada, podrían mantenerse con la leche de

la madre (Brashier y Geor, 1996). Sin embargo, los casos más severos, o si se

sospecha de enteritis clostridial, pueden requerir la restricción total de la

ingesta de leche debido a que la necrosis de las vellosidades intestinales

conduce a una malabsorción y la alimentación contribuye al desarrollo de

diarrea osmótica y dolor abdominal. También se sugiere que la leche es un

medio favorable para la proliferación bacteriana y la producción de toxinas

(Feary y Hassel, 2006).

Si la alimentación oral está restringida por más de 1 a 2 días, puede ocurrir la

pérdida rápida de peso corporal y los efectos deletéreos sobre la función

inmune. En estos casos, está indicado el soporte nutricional parenteral

(Brashier y Geor, 1996; Lester, 2001). La nutrición parenteral provee energía a

partir de tres fuentes: soluciones de aminoácidos, dextrosa y lípidos (Perkins,

2003). Deberá monitorearse la glucemia frecuentemente (cada 6-8 h) durante

las primeras 24-48 h de iniciada la nutrición parenteral, lo cual permitirá realizar

ajustes en la concentración y velocidad de administración de la solución

(Abood, 1996). La tasa de administración varía de acuerdo con las necesidades

calóricas del neonato, su peso y la capacidad para tolerar este tipo de nutrición

(Barr, 2007).

La terapia con AINES está indicada si se observan signos de shock endotóxico.

meglumine de flunixin, fenilbutazona y ketoprofeno han demostrado ser

eficaces en reducir algunos de los signos de endotoxemia. El meglumine de

flunixin y especialmente la fenilbutazona tienden a causar ulceraciones

gastrointestinales, y ambos pueden ser nefrotóxicos, particularmente en

animales deshidratados. Se reportó que el ketoprofeno es el menos

ulcerogénico y nefrotóxico (Brashier y Geor, 1996). Las dosis analgésicas de

meglumine de flunixin y ketoprofeno son 1,1 mg/kg (Bain, 2011; Slovis, 2015) y

2,2 mg/kg (Feary y Hassel, 2006), respectivamente. Se recomienda utilizar

meglumine de flunixin a dosis bajas (0,25 mg/kg cada 6 a 8 h) o ketoprofeno

Page 16: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

11

(0,5 mg/kg cada 6 h) para minimizar el desarrollo de efectos tóxicos

secundarios (Brashier y Geor, 1996). Analgésicos opioides como el butorfanol a

razón de 0,05 mg/kg, solos o en combinación con α-2 agonistas, pueden

utilizarse para brindar una analgesia adicional (Bain, 2011).

Los potrillos son propensos a desarrollar úlceras gástricas, por lo cual la

administración de medicamentos anti-úlceras puede estar justificada,

especialmente si la terapia con AINES requiere prolongarse (Brashier y Geor,

1996; Barr, 2007). Pueden utilizarse ranitidina en dosis de 6,6 mg/kg cada 8-12

h vía oral, y omeprazol a razón de 4 mg/kg cada 24 h vía oral (Bain, 2011). Los

protectores intestinales suelen ejercer un efecto beneficioso en potros con

diarrea. Los preparados que contienen subsalicilato de bismuto son superiores

a los que contienen kaolin, pectina o carbón vegetal activado. El subsalicilato

de bismuto neutraliza toxinas bacterianas, tiene algo de actividad

antibacteriana, y puede ejercer un efecto antisecretorio por efecto

antiprostaglandina. Puede ser administrado a una dosis de 120 a 180 ml cada 6

a 8 horas. (Brashier y Geor, 1996; Barr, 2007).

Se ha demostrado la habilidad del Di-Tri-Octaedro Esmectita (DTO esmectita)

de unirse, in vitro, a las toxinas A y B de Cl. difficile, y a la enterotoxina de Cl.

perfringens (Weese et al, 2002). Esto sugiere que DTO esmectita podría ser útil

en el tratamiento o prevención de la colitis clostridial en caballos (Feary y

Hassel, 2006; Barr, 2007; Zimmel, 2008).

Se debe tener precaución cuando se administran agentes antidiarreicos a los

potros con evidencia de toxemia. El retraso del pasaje fecal puede conducir a

un aumento de tiempo para la absorción de endotoxinas en el intestino

(Brashier y Geor, 1996).

Los probióticos pueden ser beneficiosos como parte de un protocolo de

tratamiento o como terapia preventiva (Lester, 2001). La administración oral de

Lactobacillus acidophilus (que se encuentra en el yogur y probióticos

comerciales) se ha utilizado con éxito en pollos para minimizar el

sobrecrecimiento de Cl. perfringens (Divers, 2003; Slovis, 2011). También se

recomienda la utilización de levaduras de género Saccharomyces spp (Feary y

Hassel, 2006; Barr, 2007; Zimmel, 2008; Slovis, 2011).

Page 17: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

12

1.7 Prevención y control

Una medida de control, que se recomienda realizar de forma sistemática, es

realizar una adecuada higiene de las ubres de la yegua antes del

amamantamiento (Divers, 2003).

En casos de diarrea, se indica el aislamiento de el o los animales afectados. El

personal a cargo del manejo de los animales afectados debería primero

manipular a los animales sanos (Dwyer, 2001). Para evitar la contaminación

cruzada se debe usar botas, guantes, batas, cubre calzados, los cuales se

pueden descartar o guardar en algún gabinete junto al box para volver a utilizar

(Dwyer, 2001; Diver, 2003; Slovis, 2011).

La limpieza de los boxes, que alojan animales enfermos, debe comenzar con la

eliminación completa de la materia fecal y del material utilizado para la cama,

retirar los baldes y comederos. Posteriormente barrer paredes y piso, para

retirar tanta materia orgánica como sea posible. Lavar con un detergente y

luego enjuagar con agua potable comenzando desde la parte superior de las

paredes. Tratar de eliminar la mayor cantidad de agua remanente (Dwyer,

2001; Slovis, 2011). No utilizar hidrolavadora si se sospecha de alguna causa

infecciosa, ya que se podrían formar aerosoles lo que favorecería la

diseminación de los microorganismos (Slovis, 2011). Luego deben rociarse

paredes y piso con un desinfectante adecuado para el agente sospechoso

(Diver, 2003; Slovis, 2011), dejar secar y no enjuagar. Podrían utilizarse

glutaraldehido o hipoclorito de sodio.

Todo el equipamiento como horquillas, palas y herramientas de aseo (cepillos,

peines) deben limpiarse, enjuagarse y luego desinfectarse (Dwyer, 2001).

Las heces y material de cama no se deben esparcir en potreros donde otros

caballos o animales de granja puedan estar en contacto y potencialmente

consumir ese material (Dwyer, 2001; Slovis, 2011).

Finalmente, la reintroducción de los animales recuperados, a la población

normal, dependerá mucho del agente causal en cuestión. Se recomienda un

periodo de aislamiento de 14 días para caballos que fueron afectados por

clostridios (Slovis, 2011).

Page 18: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

13

El objetivo del siguiente trabajo es describir dos casos de diarrea clostridial en

potrillos neonatos y analizar el diagnóstico, el tratamiento y las medidas de

manejo empleadas.

Page 19: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

14

2. Exposición de casos

Los casos se presentaron en el transcurso de la temporada 2015 en un haras

de caballos Sangre Pura de Carrera (S.P.C), ubicado en el partido de San

Antonio de Areco, a unos 10 kilómetros de dicha localidad, sobre la Ruta

Nacional Nº 8. El establecimiento cuenta con una superficie propia de 220

hectáreas totales, de las cuales 194 has. (aproximadamente) son destinadas a

la actividad haras y las 26 has. restantes destinadas a agricultura, un plantel de

43 yeguas madres, 30 productos generación 2014, 32 productos generación

2015, 10 animales en categoría “cuida/descanso” y 15 animales mestizos

(yeguas madrinas, de trabajo, retajo).

2.1 Primer Caso

El 24 de julio, a las 23 h, nació un potrillo macho, cría de la yegua Doña Manu.

El parto de desarrolló de forma normal, con mínima asistencia. El potrillo se

paró 25 minutos después y mamó aproximadamente 30 minutos más tarde.

La placenta se eliminó en forma completa 50 minutos posteriores al parto,

presentando apariencia normal. Ambas, yegua y cría, quedaron en el box hasta

la mañana siguiente.

El día 25 a las 08.30 h a.m el recién nacido, presentaba actitudes normales,

estaba alerta, mamó; aunque llamó la atención que se encontraba agitado, con

una frecuencia respiratoria de 65 mov/min (valor normal en un recién nacido,

30-40 mov/min).

Se controló la temperatura (T°), la cual fue de 38,2 ºC, la frecuencia cardíaca

(FC) fue de 76 lat/min y a la auscultación pulmonar no se oyeron rales.

Se decide continuar con el control del neonato, pero no dentro del box sino en

un corralito de caño, al aire libre.

A las 11.30 h se tomó una muestra de sangre para la realización, de rutina, de

la prueba semicuantitativa para inmunoglobulinas (Inmuno-G Test® suero), el

resultado fue normal, se produjo un coágulo 4 min. posteriores al agregado de

la gota del reactivo (glutaraldehído); lo que indicaría una adecuada

transferencia pasiva de anti-cuerpos. Nuevamente se controló la temperatura,

la cual fue de 38 ºC y la frecuencia respiratoria que fue de 62 mov/min.

Se controlaron los parámetros por la tarde y última hora del día, y los valores

fueron iguales a los recabados por la mañana.

Page 20: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

15

El día 26 (día 1 del caso), 07.15 h se observó que el potrillo no había mamado,

se encontraba en decúbito lateral, con cierto grado de depresión y

deshidratación leve. Materia fecal acuosa, color “anaranjado” y de olor fuerte.

Taquipneico. La T° fue de 39 ºC (valor normal entre 37,2 y 38,6°C), la FC fue

de 125 lat/min (valor normal entre 80 y 120 lat/min para un potrillo de entre 1 y

5 días de vida). A la auscultación abdominal, en el flanco izquierdo, los

movimientos intestinales se encontraban aumentados. Nuevamente se lo

colocó en un box.

Se sospechó de una diarrea de origen bacteriano y se decidió comenzar con

una terapia con antibióticos de amplio espectro. Los antibióticos, dosis,

intervalo entre dosis y vías de administración fueron los siguientes: penicilina G

sódica, 40000 UI/kg cada 8 h vía endovenosa (EV); amikacina, 25 mg/kg cada

24 h vía EV y metronidazol,15 mg/kg cada 12 h en forma oral. También se

administró una sola dosis de meglumine de flunixin a razón de 1,1 mg/kg vía

EV.

A su vez, se comenzó con la administración de fluidos vía EV. Debido a la

superposición con otras tareas, se diagramó un plan de fluidoterapia en tres

períodos de tres horas cada uno, de 07.30 h a 10.30 h, de 15.00 h a 18.00 h, y

de 21.00 h a 00.00 h.

Durante el primer período se administraron 1 litro de solución ringer lactato y 1

litro de solución electolítica balanceada. Se le colocó una sonda nasogástrica

por la cual se le administró 150 mL de leche materna y 50 mL de

Protectoenteropectin® (bismuto subnitrato, silicato de aluminio hidratado,

pectina y dimeticona) a razón de 1 mL/kg. Al finalizar el primer período la

temperatura continuó siendo de 39 ºC y la frecuencia cardíaca de 120 lat/min.

En el segundo período se administraron 2 Lts de plasma vía EV y 150 mL de

leche materna vía sonda nasogástrica. La temperatura fue de 39,4 ºC y la

frecuencia cardíaca de 144 lat/min. Continuaba sin mamar. Al finalizar el

segundo período la temperatura fue de 39 ºC y la frecuencia cardíaca de 136

lat/min. Continuaba con taquipnea. Se logró tomar una muestra de materia

fecal, la cual fue congelada para su posterior remisión al Laboratorio de

Virología y Bacteriología de INTA Castelar.

En el tercer período, nuevamente, se administraron 1 litro de solución ringer

lactato, 1 litro de solución electrolítica balanceada y 0,5 litros de solución de

Page 21: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

16

dextrosa al 5%. La temperatura continuó siendo de 39 ºC y la frecuencia

cardíaca de 140 lat/min. Vía sonda nasogástrica se administró Bio-Sponge®

(Di-Tri-Octahedro Esmectita), a razón de 25 gramos diluidos en 30 mL de agua,

y a su vez 150 mL de leche materna.

Con el fin de evitar o minimizar la vehiculización de microorganismos, las

personas que ingresaron al box y estuvieron en contacto con el paciente

utilizaron guantes de látex (o los utilizados para revisación transrectal) y bolsas

de nylon a modo de cubrebotas. Al egreso, esos materiales fueron descartados

en un cesto de residuos ubicado junto a la puerta del box. También se colocó

una toalla embebida en una solución de hipoclorito de sodio, en el suelo junto

al cesto.

El día 2 del caso se observó una notable mejoría, el potrillo comenzó a mamar,

la temperatura varió, en el transcurso del día, entre 38,3 ºC. – 38,8 ºC., la

frecuencia cardíaca varió entre 100 – 120 lat/min., aunque continuaba con

taquipnea y diarrea. Los antibióticos y los horarios de administración de fluidos

fueron los mismos que el día 1. Se comenzó a administrar Nutriflex®

(electrolitos, aminoácidos y ácidos grasos) a razón de 100 mL de solución

reconstituida de Nutriflex® en 1 litro de solución ringer lactato, 2 veces al día

(am/pm).

El día 3 del caso, el potrillo continuó mostrando signos de mejoría. Al finalizar

cada período se controlaron la Tº y la FC, y las mismas se encontraron (y

mantuvieron) dentro de los valores normales. La materia fecal fue adquiriendo

una coloración verde-grisácea. Se continuó con el mismo plan de fluidoterapia

y nutrición parenteral, pero solo en dos periodos (de 07.30 h a 10.30 h y de

15.00 h a 18.00 h).

El día 4 del caso, se observó al potrillo algo debilitado, hubo que asistirlo para

que logre pararse y ubicarlo en la ubre, pero comenzó a mamar de inmediato.

Continuamos con la administracion de Nutriflex®, antibióticos y fluidoterapia. La

materia fecal seguía con una coloración verde-grisácea.

En el transcurso de la mañana la temperatura fue de 38,2 ºC y la frecuencia

cardíaca varió entre 80 a 90 lat/min. Se tomó una muestra de materia fecal, la

cual fue congelada para su posterior remisión.

Por la tarde se observó un notable desmejoramiento. No se paró, no mamó y

presentaba leve distensión abdominal, la cual fue haciendose más evidente con

Page 22: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

17

el correr del día. La Tº fue de 39,1ºC y la FC de 98 lat/min. Continuaba

taquipneico. Se tomaron muestras de sangre sin y con anticoagulante (EDTA),

las cuales fueron refrigeradas y enviadas al Laboratorio Pasteur, en San

Antonio de Areco.

El día 5 del caso, el potrillo presentó una distensión abdominal marcada, la Tº

fue de 38,7ºC y la FC de 90 lat/min. Se continuó con la administración de

fluidos y antibióticos. Los resultados de la hematología y bioquímica sérica

fueron: hematocrito 25%, leucocitos 18.000/mm3, neutrófilos 13%, linfocitos

80%, neutrófilos en banda 7% y proteínas totales 4 g%.

El potrillo murió entre las 18.30h, y las 19.30h.

A las 20 h se realizó la necropsia. Al abordar cavidad abdominal se observó

gran cantidad de líquido suelto, asas de intestino delgado distendidas (Figura

1), con extensas áreas de necrosis y adherencias (Figura 2), áreas infartadas

en intestino grueso (Figura3). Se tomó muestra de un área afectada del

intestino delgado (Figura 4). En cavidad torácica, los pulmones se veían con

apariencia marmolada, de los cuales también se tomó una muestra (Figura 5).

Todas las muestras fueron debidamente rotuladas. Dada la imposibilidad de

remitir las muestras el mismo día en que fueron tomadas, las muestras de

materia fecal fueron congeladas y el resto de las muestras de necropsia

refrigeradas. Al día siguiente (31/7) se enviaron al Laboratorio de Virología y

Bacteriología de INTA Castelar.

Figura 1: Líquido suelto en cavidad abdominal y asas intestinales distendidas.

Page 23: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

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Figura 2: Asas de intestino delgado con zonas de necrosis y adherencias.

Figura 3: Zonas infartadas en intestino grueso.

Page 24: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

19

Figura 4: Necrosis en intestino delgado. Muestra.

Figura 5: Pulmón.

El día 27 de Agosto (28 días posteriores a la remisión de las muestras) se

recibió el informe del laboratorio con los siguientes resultados:

Virología: Negativo a Rotavirus y Positivo a Coronavirus en muestras de

materia fecal y macerado de pulmón.

Bacteriología: Positivo a Clostridium perfringens tipo A toxinotipo beta2,

en la muestra de materia fecal número 1, mediante la técnica de PCR.

Page 25: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

20

2.2 Segundo Caso

El día 20 de agosto, a las 11.50 h, nació un potrillo macho, cría de la yegua

Srita. Vania. El parto se desarrolló normalmente, con mínima asistencia. El

potrillo se paró 35 minutos después y mamó aproximadamente 20 minutos,

más tarde.

La placenta fue eliminada en forma completa 70 minutos posteriores al parto,

presentando apariencia normal. Ambos, yegua y su cría, quedaron en el box

hasta el día siguiente.

El día 21/08 (día 1 del caso), por la mañana, se los sacó del box y se los colocó

en un corral de caño. A las 11.30 h al potrillo se le extrajo sangre para la

realización de la prueba semicuantitativa para inmunoglobulinas (Inmuno-G

Test® suero), dando un resultado normal 3 minutos posteriores al agregado de

la gota de reactivo, lo que indicaría una adecuada trasferencia pasiva de

anticuerpos.

A las 16 h, se observó que el potrillo no mamó, tenía la cola, garrones y patas

sucios con heces líquidas sin olor. Se procede a la toma de Tº, auscultación

abdominal, FC y FR, los cuales arrojaron valores dentro de lo normal. Se tomó

una muestra de sangre en tubo con anticoagulante (EDTA) y se envió al

Laboratorio Pasteur para realización de recuento de glóbulos blancos. El

resultado fue: leucocitos 19.000/mm3, neutrófilos 40%, linfocitos 58% y

neutrófilos en banda 2%.

Debido a lo sucedido en el caso anterior, se dió inicio (de forma preventiva) a la

administración de fluidos y antibióticos, en iguales dosis e intervalos. Mediante

sonda nasogástrica se suministró 45 mL de Protectoenteropectin® (bismuto

subnitrato, silicato de aluminio hidratado, pectina y dimeticona) a razón de 1

mL/kg y 150 mL de leche materna.

El día 2 del caso, se retoma la fluidoterapia y se suma la administración de

Nutriflex® (electrolitos, aminoácidos y ácidos grasos) a razón de 100 mL de

solución reconstituida de Nutriflex® en 1 litro de solución ringer lactato, 2 veces

al día. El potrillo presentó una leve distensión abdominal, ojos algo hundidos;

cola, garrones y patas sucios por las heces líquidas y malolientes. Se

controlaron la Tº la cual fue de 38.6 ºC, FC de110 lat/min, FR de 50 mov/min.

Se colectaron muestras de materia fecal, las cuales se congelaron hasta su

remisión. Mediante sonda nasogástrica se administró Bio-Sponge® (Di-Tri-

Page 26: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

21

Octaedro Esmectita) a razón de 25 gramos diluidos en 30 mL de agua y 100

mL de plasma. Se restringe el acceso y la administración de leche materna.

Por la tarde se retoma la administración de fluidos y nutrición parenteral. La

distención abdominal se hizo más evidente y continuó con diarrea. Nuevamente

se administró Bio-Sponge® mediante sonda nasogástrica.

Se los coloca (yegua y cría) en un box. En el último control del día los

parámetros fueron, FC 105 lpm, FR 50 mov/min y Tº 38,4ºC.

De igual forma que en el caso 1, las personas que ingresaron o estuvieron en

contacto con el paciente utilizaron guantes y bolsas a modo de cubrebotas, los

cuales fueron descartados al salir del box.

En la mañana del día 3 del caso el potrillo se encontró en decúbito lateral,

abdomen claramente distendido y con un estado de depresión marcado,

desencadenándose su muerte en el transcurso de la mañana.

En la necropsia se observó abundante cantidad de líquido suelto en cavidad

abdominal, asas de intestino delgado distendidas (Figura 6), coágulos de fibrina

diseminados y ganglios mesentéricos aumentados de tamaño (Figura 7). Asas

de intestino grueso distendidas (Figura 8). Mesenterio con zonas necrosadas

(Figura 9). Se tomaron muestras de contenido de intestino delgado e intestino

grueso, y también de una porción de intestino delgado con lesiones

macroscópicas, las cuales fueron congeladas hasta su remisión al día siguiente

(24 de agosto) junto a las muestras de materia fecal recolectadas y congeladas

el día anterior. Al igual que en el caso 1, las muestras fueron enviadas al

Laboratorio de Virología y Bacteriología de INTA Castelar. Se solicitó el

aislamiento e identificación de Cl. perfringens y Cl. difficile. A su vez, se envió

una muestra de intestino delgado al Laboratorio de Análisis Veterinarios del

Centro Asistencial Veterinario San Marcos, para histopatología.

Page 27: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

22

Figura 6: Líquido suelto en cavidad abdominal, asas de intestino delgado

distendido y no distendido, con pequeños focos hemorrágicos en serosa.

Figura 7: Ganglios mesentéricos aumentados de tamaño.

Figura 8: Intestino grueso.

Page 28: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

23

Figura 9: Mesenterio necrótico.

Cuatro días posteriores a la remisión de la muestra para histopatología se

recibió el informe.

Descripción microscópica: Necrosis coagulativa generalizada en toda la

mucosa. Presencia de abundante cantidad de bacterias sueltas y dentro

de los vasos sanguíneos. Submucosa: hiperemia, edema y extensas

áreas de hemorragia e infiltración de células inflamatorias

(predominantemente neutrófilos) que invaden, también, las capas

musculares.

Diagnóstico: Enteritis bacteriana.

El día 2 de septiembre (9 días después de la remisión de las muestras) se

recibió el informe de los resultados de virología y bacteriología:

Virología: Negativo a rotavirus y coronavirus en todas las muestras.

Bacteriología: Sin crecimiento compatible con Clostridium perfringens y

Clostridium difficile en muestras de contenido de intestino delgado y

grueso (muestras A y B). Aislamiento compatible con Clostridium

perfringens tipo A (tipificación por PCR) en muestra de materia fecal

(muestra N°4).

En los siguientes gráficos (Gráfico 1 y 2 ) se puede observar un resumen de la

sucesión de eventos del primer y el segundo caso.

Page 29: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

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Gráfico 1. Sucesión de eventos del primer caso clínico.

Referencias: AMK: Amikacina; ATB: antibiótico; DEX: Dextrosa al 5%; FC: frecuencia cardíaca; FR: frecuencia respiratoria; LM:

leche materna, MI: movimientos intestinales; MET: metronidazole; MF: materia fecal; PEN: Penicilina; RL: Ringer Lactato; SEB:

Solución electrolítica balanceada; SNG: sonda naso-gástrica; Tº: temperatura; TP: trasferencia pasiva; VN: valores normales.

0h 24h Día 1

48h Día 2

72h Día 3

96h Día 4

120h Día 5

Control de parámetros VN MF “verde-grisácea”

Debilidad Asistencia para pararse Mamó Muestra MF

Decúbito lateral Distensión abdominal

Tº ↑, FC VN, Taquipnea

Distensión abdominal marcada

Muerte Necropsia

ATB – Fluidoterapia – Nutriflex

ATB – Fluidoterapia – Nutriflex

Decúbito lateral Depresión Diarrea “anaranjada” Taquipnea

Tº, FC y MI ↑

Plasma (2lts) LM 150ml Tº, FC y FR ↑ Muestra MF

RL 1 lt, SEB 1lt, DEX 0,5 lt Bio-Sponge Tº, FC y FR ↑ LM vía SNG

Vuelve a box

ATBs (PEN, AMK, MET) Flunixin RL 1 lt, SEB 1 lt LM 150 ml Protectoenteropectin® 1 ml/kg.

Mejoría Tº y FC VN Diarrea Taquipnea

Nutriflex®

Corral de caño Control de parámetros VN Taquipnea

Nacimiento Control de parámetros VN

Control de parámetros VN

Taquipnea

IG-Test TP ok

ATB – Fluidoterapia Idem día 1

Page 30: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

25

Gráfico 2. Sucesión de eventos del segundo caso clínico.

Referencias: AMK: Amikacina; ATB: antibiótico; LM: leche materna; MET: metronidazole; MF: materia fecal; PEN: Penicilina; RL:

Ringer Lactato; SEB: Solución electrolítica balanceada; TP: trasferencia pasiva; VN: valores normales.

0h 12h Dia 1

24h

36h Dia 2

48h

60 h Dia 3

Nacimiento

Control de

parámetros

VN

Corral de caño

No mamó

Control de

parámetros: VN

Diarrea sin olor

Hemograma Deshidratación leve

Distensión

abdominal leve

Parámetros: VN

Diarrea mal oliente

Muestra de MF

Bio-Sponge

Restricción de LM

Vuelve a box

Distensión

abdominal moderada

Control de

parámetros: VN

Bio-Sponge

Decúbito lateral

Distensión abdominal

evidente

Depresión

Muerte

Necropsia IG-Test

TP ok

ATB – Fluidoterapia – Nutriflex

Vuelve a box

ATBs (PEN, AMK,

MET) Flunixin

RL 1 lt, SEB 1 lt

LM 150 ml

Protectoenteropectin

® 1 ml/kg.

Page 31: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

26

3. Discusión

En ambos casos los signos clínicos: anorexia, depresión, diarrea y taquipnea

(este último signo solo en el caso 1), comenzaron en el transcurso de las

primeras 24-48 h de vida, en potros aparentemente sanos, enérgicos y con una

adecuada transferencia pasiva de anticuerpos (East et al, 1997; Lester, 2001;

Zimmel, 2008 y Slovis, 2011). La distensión abdominal se hizo evidente con el

transcurso de los días.

Al sospechar que el origen de la diarrea podía ser bacteriano, se instaló

rápidamente una terapia con los antibióticos disponibles en el haras, intentando

cubrir el mayor espectro posible. La penicilina G se utilizó a una dosis algo

menor y con 2 h más de intervalo entre dosis que lo recomendado en la

bibliografía (Brashier y Geor, 1996), esto último con el fin de que coincida con

los horarios de la fluidoterapia. La amikacina se utilizó a dosis máxima según el

prospecto de la presentación comercial utilizada (Amikavet®), siendo mayor a

la recomendada en la bibliografía. El metronidazol se utilizó a dosis e intervalos

recomendados en la bibliografía consultada (Divers, 2003; Feary y Hassel,

2006).

De acuerdo a la bibliografía, el manejo terapéutico de los potros con diarrea

está dirigido a la restauración y mantenimiento de la hidratación y corrección de

los desbalances electrolíticos y ácido-base (Brashier y Geor, 1996; Barr, 2007;

Weese, 2012), por lo que se dio inicio a una fluidoterapia de forma rápida y

agresiva, aunque en ninguno de los casos se pudo realizar un monitoreo

constante debido a la superposición con otras tareas y la falta de personal de

campo. A su vez se subestimó el volumen de líquidos a reponer, ya que el

cálculo se realizó en base al porcentaje estimado de deshidratación y a las

necesidades de mantenimiento, sin contemplar algo fundamental como el

volumen aproximado de líquido que se estaba perdiendo a causa de la diarrea.

Otro error cometido en el primer caso fue no suspender la administración de

leche materna, como sugieren Feary y Hassel (2006), ya que al comienzo del

caso no se tuvo en cuenta a Clostridium spp como potencial agente causal.

Al momento de dar inicio a la nutrición parenteral en ambos casos, no se

realizó el cálculo de los requerimientos nutricionales diarios y se utilizó al

Nutriflex® de acuerdo a las recomendaciones aportadas por una colega.

Page 32: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

27

Fue correcta la utilización de protectores de la mucosa intestinal y

antidiarreicos, como Protectoenteropectin® y Bio-Sponge®, según lo expuesto

por Brashier y Geor 1996; Weese et al, 2002 y Barr 2007.

La toma y procesamiento de las muestras, tanto las de materia fecal como las

de órganos, se realizó de acuerdo a las recomendaciones aportadas por el

personal de los laboratorios de virología y bacteriología del INTA Castelar. Ante

la imposibilidad de enviar las muestras recolectadas a diario, algunas fueron

congeladas y otras refrigeradas, situación que pudo haber afectado la

recuperación de Clostridium spp en el laboratorio.

Varios autores (Divers, 2003; Feary y Hassel, 2006; Zimmel 2008) recomiendan

enviar al laboratorio muestras de sangre, de potrillos sospechosos, para la

realización de hemocultivos. Esto no fue tenido en cuenta, por lo que no se

enviaron muestras de sangre para la realización de dicha prueba.

En ambos casos clínicos anteriormente expuestos, se aislaron cepas de Cl.

perfringens tipo A. A la vez, en el caso 1, el agente poseía el gen codificante de

la toxina β2. Esto último, según lo expuesto por Feary y Hassel (2006), no es

un dato probatorio ya que la demostración de este gen no necesariamente

implica una expresión de toxina clínicamente importante. Aunque la

combinación del aislamiento de Cl. perfringens, la identificación del gen de la

toxina, la histopatología y las características clínicas de los casos permiten

confirmar la causa (Jones, 2005; Feary y Hassel, 2006).

Un dato importante, que debería haber sido informado, es el resultado del

antibiograma, ya que este nos indica la sensibilidad y/o resistencia del agente

en cuestión a diferentes antibióticos. Aunque los informes de laboratorio de

ambos casos se recibieron tiempo después de la muerte de los animales,

hubiera sido de gran utilidad saber que antibiótico/s son efectivos, en caso de

que se presente algún nuevo caso clínico.

Otro dato no menor, al que no se le dio relevancia en el primer caso, fue el

resultado positivo a coronavirus, pudiendo este agente haber brindado las

condiciones necesarias para que proliferen patógenos oportunistas según

menciona Slovis (2011), ya que las diarreas neonatales suelen ser

multifactoriales. Por este motivo es importante tener en cuenta todo el panel

diagnóstico en casos con estas características.

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28

Debemos interpretar en forma cuidadosa y conjunta los antecedentes clínicos,

las observaciones de la necropsia y los resultados arrojados por los

laboratorios de virología, bacteriología e histopatología para confirmar, o no, el

diagnóstico presuntivo inicial de enteritis bacteriana.

En cuanto a las medidas de prevención, comenzó a realizarse la higiene de las

ubres en la yegua posparto y previo a que el potrillo mame por primera vez.

Esta medida de manejo se incluyó dentro de los procedimientos de rutina a

realizar en el posparto inmediato. A su vez se le dio mayor relevancia a la

higiene y rotación de los boxes del sector de maternidad, ya que estos son

utilizados en reiteradas oportunidades durante la temporada de partos,

pudiendo favorecer la propagación de infecciones.

Page 34: Diarrea clostridial en potrillos: Revisión bibliográfica y ...

29

4. Conclusión

Ante cuadros de diarreas neonatales es importante no descartar ni subestimar

ninguna causa potencial, sea infecciosa o no, capaz de desarrollar la

enfermedad, ya que este tipo de patologías de los recién nacidos suelen ser

multifactoriales y pueden complicarse rápidamente.

Los animales afectados deben ser tratados de manera inmediata y este

tratamiento se debe adecuar a la situación particular de cada caso.

Algo necesario para arribar al diagnostico definitivo es que las muestras que se

logren tomar sean manipuladas y enviadas al laboratorio en tiempo y forma,

para así aumentar las probabilidades de obtener datos confiables antes de que

se desencadene la muerte, y así poder continuar o corregir el tratamiento

elegido. A su vez estos datos deben ser cuidadosamente interpretados en

forma conjunta con los datos recabados en los exámenes clínicos diarios y la

evolución del caso.

Por último, al solicitar el aislamiento e identificación de algún agente

sospechoso, debemos recordar solicitar al laboratorio la realización del

antibiograma.

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30

5. Referencias bibliográficas

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