Devocionario del Sagrado Corazón de Jesús

8/10/2019 Devocionario del Sagrado Corazn de Jess

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JUNIO


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SAGRADO CORAZN DE JESS

Una devocin

que nos asemejaa Cristo

Dedicar el mes de junio

al Sagrado Corazn de Jess


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MES DE JUNIO

Una devocin es un estmulo que, dirigindose a lainteligencia y al corazn, permite al hombre dar

a Dios el culto que le es debido, no slo con la

exactitud y puntualidad que requiere la ms elementaljusticia, sino tambin con aquella libertad alegre y

aquella gozosa prontitud que exige el amor

P. H. MONIER-VINARD S.I.


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Breve introduccina este devocionario

El 27 de diciembre de 1673, da de san Juan Apstol, MargaritaMara de Alacoque, quien tena slo 14 meses de profesa y 26

aos de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante elSeor en el Santsimo Sacramento, expuesto en la capilla del

convento de La Visitacin. Era el momento de la primera gran revela-cin del Seor a la futura santa.

Mi Divino Corazn le dijo el Seor a Margarita Mara est tanapasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pu-diendo contener en l las llamas de su ardiente caridad, es menesterque las derrame valindose de ti y se manifieste a ellos para enrique-cerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo, los cualescontienen las gracias santificantes y saludables necesarias para sepa-rarles del abismo de perdicin. Te he elegido como un abismo de in-dignidad y de ignorancia, a fin de que seas todo obra ma.

Desde ese instante y hasta nuestros das en que va creciendo ladevocin al Sagrado Corazn de Jess no ha dejado de ganar adeptos,gente comn y sencillsima, gente encumbrada y de graves responsa-

bilidades, todos quieren seguir la indicacin de la jaculatoria que rezaas: Jess, manso y humilde de Corazn, haz mi corazn semejanteal tuyo. Se trata de una semejanza. No de una igualdad. El filsofocatlico Dietrich von Hildebrand seala que a esta oracin se aplicatodo lo que sabemos sobre el sentido de la imitacin de Cristo. Y msadelante indica que la transformacin en Cristo que implica esta imi-tacin consiste en hacernos santos. Es el ethoscristiano; la forma deser que Dios quiere de nosotros y que santa Margarita Mara lo dej

dicho de esta manera: Como el amor hace uno a los amantes, si quie-res ser amado de Jess has de ser manso como l, y humilde como l.

No fue hasta el 11 de junio de 1899, dentro del mes dedicado al Sa-grado Corazn, cuando un Papa, en este caso el Papa Len XIII, con-sagr la humanidad al Sagrado Corazn de Jess. Unos das antes, el


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MES DE JUNIO

25 de mayo del mismo ao, haba publicado la encclicaAnnum Sacrum(refirindose al Ao Santo de 1900). En ella escribi: El Corazn di-

vino es smbolo e imagen viva del infinito amor de Jesucristo, que nosimpulsa a pagarle tambin con amor.

La idea de consagrar el mundo y toda la humanidad al Corazn deJess surgi 25 aos antes, con motivo de las conmemoraciones en elsegundo centenario de la canonizacin de santa Margarita Mara de

Alacoque. En aquel entonces, siendo Papa Po IX, miles de personasde toda clase y condicin, incluidos obispos, solicitaban al Papa, in-

cesantemente, realizar una consagracin de la humanidad al SagradoCorazn.Len XIII lo hizo. Y lleg a considerar ste como el acto ms impor-

tante de su largo pontificado. Su argumentacin es sublime: Puestoque el Sagrado Corazn es el smbolo y la imagen sensible de la cari-dad infinita de Jesucristo, caridad que nos impulsa a amarnos los unosa los otros, es natural que nos consagremos a este corazn tan santo.Obrar as es darse y unirse a Jesucristo, pues los homenajes, seales

de sumisin y de piedad que uno ofrece al divino Corazn, son referi-dos realmente y en propiedad a Cristo en persona.

Cien aos despus, san Juan Pablo II, recordando la Consagracinde Len XIII, y renovndola, escribi: La contemplacin del Cora-zn de Jess en la Eucarista estimular al creyente a buscar en eseCorazn el misterio inagotable del sacerdocio de Cristo y de la Iglesia.Le permitir saborear, en comunin con sus hermanos y hermanas, ladulzura espiritual de la fuente de la caridad. El ayudar a todos a redes-cubrir su propio Bautismo le har ms consciente de tener que vivirsu dimensin apostlica al difundir amor y participar en la misin deevangelizar.

De eso trata este devocionario: de que cada uno, a travs de la medi-tacin, la oracin, la reflexin y la alabanza, nos unamos a la gran ta-rea de la Iglesia, a la enorme tarea que nos dej como obligacin nues-tro Seor: ir y predicar desde los tejados. Predicar qu? El amor del

que es puramente Amor. El amor de quien subi a la cruz para fundarnuestra esperanza. Por eso santa Margarita Mara nos dej esta ideainspirada en el amor del Corazn de Jess: La cruz es en este mundoel patrimonio de los escogidos.


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ACTO DE CONTRICIN

Sagrado Corazn de Jess, que en el divino sacramento de la Eucaris-ta ests vivo e inflamado de amor por nosotros, aqu nos tienes en tupresencia, pidindote perdn de nuestras culpas e implorando tu mi-sericordia. Nos pesa, oh buen Jess, el haberte ofendido. T eres tan

bueno que no mereces esa ingratitud. Concdenos luz y gracia parameditar tus virtudes y formar, segn ellas, nuestro humilde corazn.

AMN.

Se hace aqu la meditacin correspondiente a cada da del mes de junio. Al termi-nar la meditacin, se hace la siguiente

Rendido a tus pies, oh Jess mo, considerando las extraor-

dinarias muestras de amor que me has dado y las sublimeslecciones que me ensea continuamente tu adorable Cora-zn, te pido, con humildad, la gracia de conocerte, amarte y

servirte como fiel discpulo tuyo. Quiero hacerme digno de los favoresy bendiciones que con generosidad concedes a los que, de veras, teconocen, te aman y te sirven.

Mira que soy necesitado, dulce Jess, y slo necesito de Ti, como elmendigo necesita la limosna que le han de dar los hombres Mira que

soy muy tosco, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas ense-anzas para que sean luz y gua de mi ignorancia. Mira que soy muydbil, oh poderossimo amparo de los dbiles, y caigo a cada paso, ynecesito apoyarme en Ti para no desfallecer.Seas todo para m, Sagrado Corazn; socorro de mi miseria, lumbre

PARA DECIR CADA DA

DEL MES DE JUNIO

ORACIN Y ACTO DE CONSAGRACIN


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MES DE JUNIO

de mis ojos, bastn de mis pasos, remedio de mis males, auxilio detoda necesidad. De Ti lo espera todo mi corazn. T lo alentaste y lo

invitaste, cuando con sencillas palabras dijiste repetidas veces en tuEvangelio:Vengan a m Aprendan de m Pidan; llamen

A las puertas de tu Corazn vengo, llamo, pido y espero. Del mo tehago, oh Seor, firme, formal y decidida entrega. Tmalo T y dame acambio lo que T sabes que me ha de hacer bueno en la tierra y dicho-so en la eternidad. AMN.

Aqu se rezar tres veces el Padrenuestro, Avemaray Gloria,en recuerdode las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareci el Sa-grado Corazn a santa Mara Margarita Alacoque. Luego, se rezan las

LETANAS AL SAGRADO CORAZN DE JESS

-Seor, ten piedad de nosotros.-Cristo, ten piedad de nosotros.-Seor, ten piedad de nosotros.-Cristo, yenos.-Cristo, escchanos.

-Dios, Padre Celestial,

-Dios Hijo, Redentor del mundo,-Dios, Espritu Santo,-Santsima Trinidad, que eres un solo Dios,-Corazn de Jess, Hijo del Eterno Padre,-Corazn de Jess, formado en el senode la Virgen Madre por el Espritu Santo,-Corazn de Jess, unido sustancialmenteal Verbo de Dios,

-Corazn de Jess, de infinita majestad,-Corazn de Jess, templo santo de Dios,-Corazn de Jess, tabernculo del Altsimo,-Corazn de Jess, casa de Dios y puerta del cielo,-Corazn de Jess, horno ardiente de caridad,

Se repite

Ten piedadde nosotros


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-Corazn de Jess, santuario de la justicia y del amor,-Corazn de Jess, lleno de bondad y de amor,

-Corazn de Jess, abismo de todas las virtudes,-Corazn de Jess, digno de toda alabanza,-Corazn de Jess, Rey y centro de todos los corazones,-Corazn de Jess, en quien se hallantodos los tesoros de la sabidura y de la ciencia,-Corazn de Jess, en quien reside toda la plenitudde la divinidad,

-Corazn de Jess, en quien el Padre se complace,-Corazn de Jess, de cuya plenitudtodos hemos recibido,-Corazn de Jess, deseado de las eternas colinas,-Corazn de Jess, paciente y lleno de misericordia,-Corazn de Jess, generoso para todoslos que te invocan,-Corazn de Jess, fuente de vida y santidad,

-Corazn de Jess, propiciacin por nuestros pecados,-Corazn de Jess, colmado de oprobios,-Corazn de Jess, triturado por nuestros pecados,-Corazn de Jess, hecho obediente hasta la muerte,-Corazn de Jess, traspasado por una lanza,-Corazn de Jess, fuente de todo consuelo,-Corazn de Jess, vida y resurreccin nuestra,-Corazn de Jess, paz y reconciliacin nuestra,-Corazn de Jess, vctima por los pecadores,-Corazn de Jess, salvacin de los que en Ti esperan,-Corazn de Jess, esperanza de los que en Ti mueren,-Corazn de Jess, delicia de todos los santos,

-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,



-Jess, manso y humilde de Corazn,

Ten piedadde nosotros

PerdnanosSeor.

EscchanosSeor.

Ten piedadde nosotros.

Haz nuestro coraznsemejante al tuyo.


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MES DE JUNIO

ORACIN FINAL

Oh, Dios todopoderoso y eterno, mira en el Corazn de tu amadsimoHijo las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores teofrece, y concede el perdn a estos hijos tuyos que piden misericordiaen el nombre de tu mismo Hijo, nuestro Seor Jesucristo, el cual vive

y reina contigo en la unidad del Espritu Santo, por los siglos de lossiglos. AMN

DA 1

MEDITACIONES PARA CADA DA

El Sagrado Corazn,

modelo de amor

Qu motivos han llevado a Jess a darnos su Sagrado Corazn?Slo motivos de amor. Porque nos am se hizo hombre; porquenos am sufri pasin y muerte; porque nos am quiso quedar-

se en la Eucarista; porque nos am se dign manifestarnos lasriquezas de su Corazn.

Y a quin am? A criaturas ingratas y culpables, indignas de ocuparuno solo de sus pensamientos. Nos vio como ramos: pobres, infelices,llenos de corrupcin y de pecado. Por nuestra total miseria nos am.

Y cmo nos am? No como aman los hombres ni como aman los n-geles; ni como ama la misma Virgen Mara. Nos am como slo l pue-

de amar: con amor eterno, infinito, divino: el amor del Corazn de Dios.Ay, corazn mo, qu gran regalo recibiste: has sido amado a pesarde tu miseria por el Corazn de todo un Dios Conoces t hasta qupunto te ha engrandecido Dios hacindote objeto de su amor?

Se medita unos momentos

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DA II

El Sagrado Corazn,

modelo de humildad

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Y qu pide el Corazn de Jess a cambio de su amor? Nues-tra vida, nuestra salud, nuestras riquezas. Pide slo el amor denuestro corazn. Pide slo ser amado, no como merece l, sinocomo podemos amar nosotros. Con una pequea gota de nues-

tro corazn se contenta l y, a cambio, nos regala el inmenso ocanodel suyo.

Tengo sed!, grita hoy desde el sagrario, como lo hizo desde la cruz.Tengo sed de tu amor! No nos hagamos sordos a este grito del Corazn deJess y amemos su Sagrado Corazn.

Y cmo se le puede amar? Guardando su ley, procurando seguirsus enseanzas, buscando amigos que lo quieran, ganando almas queun da sean con l dichosas; tambin evitando insultos y menospre-cios en su contra, desagravindole cuando esos menosprecios existan.

As nos amamos los seres humanos cuando hay amor entre nosotros.

As debemos amar a Jess.Qu haces t por tu padre, por tu esposa o por tu esposo, por tuhermano o por tu amigo a quien amas tanto? Cmo les hablas?Cmo los sirves? Cmo los acompaas? Pues bien, haz lo mismocon el Corazn de tu amigo Jess y l estar satisfecho de ti.

Ay de ti si no lo amas por lo menos de la misma manera como amasa tus padres, a tu esposo o esposa, a tus hermanos, a tus amigos Teests jugando la eternidad.

Se medita y se pide una gracia particular para este da


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MES DE JUNIO

Contemplemos la humildad del Corazn de Jess. Siendo Je-sucristo Dios y soberano de todas las cosas, no le bast ha-

cerse nio en el seno de una mujer, nacer en una cueva deanimales, trabajar como joven y adulto en un taller y morir,

finalmente, como reo miserable en una cruz. An despus de su exis-tencia humana, hoy mismo, vive humillado y abatido.

En los Sacramentos ha escogido para vivir con nosotros la msmodesta apariencia. Se deja encerrar como un prisionero en el fondodel tabernculo, en nuestras iglesias casi siempre desiertas y abando-nadas. Oh, buen Jess, eres el mismo hoy que cuando naciste en Be-ln, cuando trabajabas en Nazaret, cuando recorras a pie los campos yaldeas de Judea y que cuando moras, entre injurias y desprecios, en elCalvario. No ha cambiado tu condicin de pobreza y sencillez; no hasdejado de ser humilde para que se puedan acercar a Ti, sin temor, losms pobres y los ms pequeos. Y para que aprendan de Ti la sencillez

y la humildad los vanidosos y los orgullosos.Jess: ensame a m, tan altivo y tan presumido que soy, esta san-

ta virtud de la humildad.

Jess, me avergenzo y espanto cuando doy una mirada a mi

corazn. Es lo contrario del tuyo, tan sencillo y tan humilde.El mo est lleno de vanidad, presuncin, orgullo, amor pro-pio. Busco siempre el aplauso y la alabanza, sobresalir y bri-

llar, oscurecer a los dems, hacerme superior a todos.Desde luego, no son las sas las lecciones de tu Corazn. T me quie-

res humilde para con Dios, para con mis prjimos, para conmigo mis-mo. Para con Dios, reconocindome siervo y discpulo suyo, acatandosin murmurar todas sus disposiciones, sujetndome sin rplica a su Pro-

videncia, agradeciendo como cosa suya todo lo bueno que hay en m.Para con mis prjimos, portndome como si fuera el menor de to-

dos ellos, sufriendo con caridad, tratndolos con dulzura, perdonandosus injurias, huyendo de sus aplausos y alabanzas.

Para conmigo mismo, tenindome por lo que soy: criatura misera-

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ble, indigna del polvo que piso, del cielo que contemplo y del aire querespiro; conocindome infeliz pecador, que slo por la divina compa-

sin no ardera ya en los infiernos.Corazn de Jess: dame ese espritu de perfecta humildad para que

consiga sentarme un da en el trono que reservas a tu lado a los queson tan humildes como T.

El Sagrado Corazn de Jess es modelo de la ms perfecta obe-diencia. Para dar ejemplo, baj del cielo y se encarn de la

Virgen Mara. Toda su vida mortal puede resumirse en unasola palabra: obediencia. Es Rey de los cielos y obedece. Es

Dueo de todo lo creado y obedece. Es rbitro poderoso de cuantoexiste y, no obstante, obedece.

A quin obedece? Adems de la obediencia que continuamentepresta al Padre celestial, aquellos a quienes obedeci fueron siemprecriaturas suyas y, por tanto, infinitamente inferiores a l. Le mandabaMara, le mandaba Jos, el juez impo, los crueles verdugos A todosobedeci. Hoy mismo, en el sacramento de la Eucarista, obedece a la

voz de su ministros, a quienes ha dado en cierto modo facultad depoderlo colocar en nuestros altares.

Confusin de mi orgullosa independencia: a una criatura vil como

soy yo, le gusta mandar y hacer su propia voluntad, cuando Dios mis-mo le dio el ejemplo ms claro de la obediencia Debera avergonzarmey aprender del Sagrado Corazn la virtud de obedecer la voluntad deDios y no a la ma.



DA III

El Sagrado Corazn,

modelo de obediencia

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MES DE JUNIO

Oh, Seor, si toda tu vida fue obedecer, la ma ha sido unacontinua desobediencia. Nunca he sabido hacer otra cosams que rebelarme contra tu voluntad. Mi ley ha sido migusto; mi regla, los vanos antojos de mi corazn. Obedecas

T, y yo, insolente, pretendo alzarme con el mando. Te hacas esclavoT y yo quiero darme aires de grandeza.

En mi vida he levantado tronos y altares, pero no han sido para Ti,sino para dar culto a mi ambiciosa arrogancia. Qu freno hubo queme contuviera? Qu barda me pusiste que yo no saltara? Qu man-damiento me dictaste que yo no rompiera?

Siervo rebelde, mal sbdito, hijo egosta e indigno de la herencia detan buen Padre Perdname, Jess mo; perdona al extraviado que,arrepentido, vuelve a tu casa. Manda, Seor, que a m me toca obede-cer. Prometo, desde hoy, obediencia a tu ley, a tus enseanzas, a tus

ministros y a mis superiores.

Deseas conocer a fondo la inagotable paciencia del Coraznde Jess? Mira cmo se dign manifestarse a su devota santaMargarita, herido por la lanza, coronado de espinas, con la Cruz

clavada en su pecho. Esas son las insignias del Sagrado Cora-zn; su escudo de armas. Se dira que para eso vino al mundo: parapadecer.

En su existencia en la tierra padeci dolores muy crueles tanto en sucuerpo como en su alma. En su cuerpo, pobreza, persecucin, azotes,

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DA IV

El Sagrado Corazn, modelo

de paciencia1


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bofetadas, espinas, cruz. En su alma, mentiras, ingratitud, tristeza,agona mortal, abandono de los suyos.

Todo lo padeci callando, sin expresar la menor queja, sin enojarse,sin manifestarse cansado por tanto sufrir. An hoy, en el SantsimoSacramento de la Eucarista, si pudiera padecer, no sera trono de glo-ria el Sagrario para l, sino Calvario de nuevos e ignorados dolores.

Cmo lo tratamos los hombres. Con qu odio lo insultan unos. Conqu desprecio lo miran otros. Con qu frialdad lo visitamos la ma-

yora de nosotros! Qu tibieza de los que nos decimos sus amigos!

Cun pocos lo tratan con verdadero amor!Pobre Jess mo, tan sufrido y tan paciente: ensale a nuestro co-razn enfermo el secreto de esta heroica paciencia.

Cunto me confunde, oh buen Jess, esta meditacin. T, ino-cente, no te cansas de padecer por m; yo, pecador, ni un ins-tante quiero padecer por Ti. Cualquier pequea dolencia seme hace insoportable; la menor de tus espinas acabara con

mi pacienciaNo obstante, T quieres que suframos callados. Es ms, as nos

lo aconseja nuestro propio inters. Pero Nos has colocado en este

mundo donde desde la cuna hasta la sepultura nos acompaa la pre-ocupacin. Lo quiera o no lo quiera el hombre, ese es su destino. Lasalud, la fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de nuestro ca-rcter, son fuente constante de decepciones. Es necesario sufrir: heaqu la advertencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente.Sufrir, pues, con paciencia, como T, es el nico modo de hacer suave

y llevadera esta necesidad.Sufrir, Dios mo; sufrir contigo, por Ti y como T quieras y hasta

donde T quieras. Contemplar tu Corazn herido y coronado de es-pinas para alentarme a sufrir con mayor paciencia mis penas. Alzarlos ojos a ese cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer enlos combates presentes. T lo dijiste y est escrito: solamente se va alcielo por el camino de la Cruz.

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MES DE JUNIO

Feliz quien la abrace contigo en esta vida, para recoger contigo susfrutos en la eternidad

F

ijemos hoy los ojos del alma en esta especial virtud del Sagra-do Corazn. Su generosidad ha sido tan grande que nuestraimaginacin no puede concebirla mayor. Todo, todo hasta Smismo, nos lo ha dado, generosamente, el Sagrado Corazn

de Jess. Mientras vivi en carne mortal empe su vida al serviciodel hombre. Por el hombre obr milagros, predic, se fatig, sud,derram lgrimas y sangre.

Se acercaba la hora de su Pasin y, despus de haberse entregadototalmente, invent un milagro especial para poderse donar en su ver-dadero Cuerpo y Sangre: el Santsimo Sacramento de la Eucarista.

Podra regalarnos otra cosa? S, todava nos dio ms. Vio al pie dela cruz a una Mujer, a su Madre, y de ella nos hizo regalo generoso.Le restaba an algo ms? Unas pocas gotas de sangre quedaban ensu Corazn, y ya muerto permiti que se lo rompiera un soldado, paraque ni una sola gota dejara de derramarse por nosotros. Hoy se donaa todas horas en los altares, sin distincin, dispuesto siempre a sergeneroso hasta con los ms ingratos.

De modo que, por su inexplicable generosidad, es nuestra su doc-trina, su propia Madre, su Cuerpo y su Sangre, su cielo. S, porque

despus de darse como alimento para nuestra redencin, quiere serl mismo por toda la eternidad nuestra recompensa. Es su divisa:todo por el hombre y para el hombre: qu generosidad inmensa de tanmaravilloso Corazn.


DA V

El Sagrado Corazn,

modelo de generosidad1



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Qu distante se encuentra de corresponder nuestro coraznegosta a la virtud de generosidad del Sagrado Corazn deJess. Tal vez servimos a Dios, es verdad, pero midiendo yescatimando los servicios por temor a hacer demasiado.

Cuando no advertimos peligro de pecado mortal, nos sentimos sinobligacin alguna con respecto a Dios. Nos parece que amamos lo su-ficiente cuando no ofendemos a nadie; que somos los mejores ami-

gos cuando no somos unos traidores.Qu hago, por ejemplo, por Aqul que hizo tanto por m? Cual-quier sacrificio se me hace imposible; cualquier crtica basta para de-tenerme. Y cuando me resuelvo a hacer algo por Dios, es desintere-sado mi servicio? Lo hara si no tuviera la conciencia del castigo? Tal

vez el cielo no tuviera para m bastantes atractivosSoy un criado vil que slo sirve por temor o por la paga. De ahora en

adelante dir con la Imitacin de Cristo: cundo habr uno, Seor, quese preste a servirte gratuitamente?. Yo he de ser, Jess mo. Ser ge-neroso, no me limitar a hacer lo que manda tu ley, sino que har todolo que sepa que es de tu mayor agrado. Tmalo todo de m: cuerpo,alma, salud, fuerzas, libertad, honra, intereses, vida. Todo te lo regalo

y en todo quiero que seas T nica y exclusivamente servido.

Admiremos hoy la extraordinaria mansedumbre y bondaddel adorable Corazn de Jess que nunca deja de mostrarsemanso y carioso. La contemplacin nos invita a que apren-damos en l esta virtud. As lo haban ya retratado los pro-


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DA VI

El Sagrado Corazn,

modelo de mansedumbre

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MES DE JUNIO

fetas; con este mismo carcter lo vieron despus y nos lo retrataron losevangelistas.

Veamos cmo trat a los pobres y a los ignorantes; cmo recibia los pecadores y acarici a los nios. Muy contadas veces se instalel enojo en su rostro, para darnos a entender que si la indignacin es

buena alguna vez, casi siempre son mejores la suavidad y la manse-dumbre. No se advirtieron en l ademanes imperiosos ni se le oyeronpalabras de desdn; tampoco mal humor o fastidio.

Con qu dulzura tolera la rudeza de sus primeros discpulos. Con

qu palabras tan suaves alienta a la Magdalena. Qu frases tan delica-das emplea frente al apstol traidor. Con qu serena majestad contes-ta el interrogatorio de Poncio Pilatos

Oh, bondad y mansedumbre del Corazn adorable de nuestro Je-ss, a quin no enamorara tu suavidad y la belleza de tus palabras?

No nos cansamos, Seor, de admirar en Ti esta delicada vir-tud. Pero, ay, a nuestro corazn se le hace siempre difcilpracticarla.

Nuestras palabras, nuestro rostro, nuestros ademanes,traspasan muy a menudo las reglas de la caridad que T nos mandasteen el trato con el prjimo. La amargura del corazn rebosa, frecuente-

mente, en los labios. Tratamos a los superiores con altivez, a los igua-les con indiferencia, a los inferiores con dureza. Somos altaneros enla prosperidad y malhumorados en la afliccin. Confundimos muchas

veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.Danos, oh Seor, la caridad y mansedumbre que han sido sello y

distintivo de los santos. Sea igual y blanda y serena nuestra conducta,sin arrebatos ni decaimientos; sin ruidosas alegras ni enojosas displi-

cencias. Vea el prjimo en nuestro rostro y escuche en nuestras pa-labras y acciones la imagen y el camino de tu manso Corazn. Danosesas bellas cualidades para ganarte almas que en la tierra te sigan y teglorifiquen por toda la eternidad.


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Ser hoy objeto de nuestra meditacin el celo del Sagrado Cora-

zn de Jess. Se entiende por celo un deseo ardiente de la gloriade Dios y de la salvacin de las almas, as como una accin cons-tante para conseguir estos objetivos. Quin podr explicar cu-

les fueron este deseo y esta actividad en el Sagrado Corazn de Jess?Un solo pensamiento era el suyo, mismo que le haca palpitar noche yda: glorificar al Padre celestial y salvar al mundo. Si predica, si obramilagros, si anda a pie largas jornadas, si forma parte de los banquetesde los pecadores, si se transfigura glorioso en el monte Tabor o se deja

aplastar como un gusano por sus enemigos; si muere por fin o si resuci-ta, todo obedece a un solo plan, todo tiene por blanco un solo objetivo:glorificar a Dios y salvar al hombre de las tinieblas del pecado.

El celo por esta empresa lo tena siempre entusiasmado y lo hacahablar de sus prximos sufrimientos como si fueran prximos triun-fos. Al dirigirse a Jerusaln por ltima vez, para ser all preso y cruci-ficado, se admiraban sus discpulos de que Jess fuera ms aprisa que

de costumbre. Era un celo ardiente el que lo empujaba a la realizacinde su deseo: glorificar al Padre y darnos una casa en el cielo.

Cmo contrasta esa actividad ardorosa del Corazn de Jess con

la frialdad ordinaria del nuestro. Ah, es verdad. Tambin elmo se mueve, se agita, se acalora, se enciende; pero: es porla gloria de Dios? Es por el bien de mis hermanos o por inte-

reses momentneos; por enaltecer mi honra o por puro amor propio?El celo que a menudo nos devora quiz no sea otra cosa que ambicin,

DA VII

El Sagrado Corazn,

modelo de celo

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MES DE JUNIO

codicia, vanidad; quiz nada ms sea el apego por las cosas del mundo.Qu hago yo por la honra divina? Cmo siento los insultos de

que es objeto? Cmo me esfuerzo en evitarlos o en repararlos? Siestuvieran tan amenazados nuestros intereses, como lo estn siem-pre los de Dios, estaramos tan tranquilos frente a la guerra brutalque le hacen los enemigos de la fe? Ojal no sea yo de aquellos quecon su flojera y malos ejemplos contribuyen a la deshonra de la reli-gin y a la ruina de las almas!

Seor, haznos partcipes del fuego abrasador que consumi tu Cora-

zn; queremos ser apstoles de tu nombre en la medida que lo permi-tan nuestras fuerzas. Con nuestra conversacin, con nuestra conductaen la calle, con nuestra influencia, relaciones, dinero, en fin, tambincon nuestra oracin procuraremos trabajar para que seas cada da mshonrado por toda la humanidad

Qu ves, alma cristiana, en la figura exterior de tu divino Jess?

Ves el retrato ms perfecto del recogimiento y de la modestia. M-ralo bien y aprende de l cmo han de ser tu porte y tus maneras,si quieres hasta en eso llevar el sello del Sagrado Corazn.

Su voz era quieta y sumisa, sus palabras prudentes y pocas, su andargrave y mesurado, su mirada recatada y bondadosa. El semblante deJess inspiraba sentimientos de virtud entre quienes lo contemplaban.

Segn los Evangelios, resultaba imposible verle y no sentirse interior-mente mejorado.

Sus enemigos nunca pudieron tacharle de ligero. Los que sin cesarbuscaban un error en sus palabras jams pudieron echarle en cara unasola frase que fuera inconveniente. Su alegra era tan edificante como


DA VIII

El Sagrado Corazn, modelo

de recogimiento y modestia

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su austeridad; nadie le oy ruidosas carcajadas ni le vio desacompasa-dos movimientos. Todo su exterior era reflejo del orden, paz, igualdad y

armona de su divino interior.Danos a conocer, oh Jess, los encantos de la virtud de la modestia

que tanto la necesitan nuestros corazones...

Nuestro rostro y nuestros ademanes son el espejo de lo quepasa en nuestro corazn. Por eso llevamos retratados enellos el orden o el desorden que habita en nuestra intimidad.Somos cristianos o paganos? Servimos a Dios o al mundo?

Nadie creer que somos cristianos y servimos a Dios oyendo algunasde nuestras conversaciones, mirando nuestros vestidos, observando las

actitudes con las que nos conducimos en pblico.A qu dedicamos los sentidos sino a peligrosos o francamente cul-

pables deseos? Qu freno ponemos a los ojos para que no tropiecencon mil escollos para conservar su honestidad? Qu freno aplica-mos a la lengua para que no hiera la reputacin ajena o no se desliceen mil superficialidades? Qu obstculo ponemos a los odos paraque no se vayan tras la curiosidad y los pasatiempos mundanos? Queel Seor nos ayude a que los medios que nos ha dado para servirlo al y al prjimo los usemos para ese objetivo y no para esclavizarnos alas vanidades del mundo.

Nuestro corazn est abierto, sin la puerta de la modestia, a todoslos embates del enemigo; expuesto a todas las oleadas del mar de lacorrupcin.

Rodalo, Seor, de esta preciosa virtud, como si fuera una fortsimamuralla, para que sea plaza cerrada e inexpugnable donde slo entres

T y nunca, jams, tu enemigo.


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MES DE JUNIO

DA IX

El Sagrado Corazn,

modelo de desprendimiento

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La virtud que quiere ensearnos hoy el Sagrado Corazn de Jess

es la del desprendimiento. Tan desprendido de todo lo humanoestuvo el Sagrado Corazn que nada ejerca sobre l peso ni in-fluencia alguna como no fuera la voluntad de su Padre celestial.

Estuvo desprendido de cualquier inters material, hasta el punto denacer privado de todo en una cueva y de morir desnudo del todo en unacruz. Y en el intermedio de su vida nunca tuvo cosa que llamase suya.Las limosnas que le daba la piedad de los fieles las devolva l a los po-

bres o las depositaba en poder de sus discpulos.En cuanto a los afectos de sangre, ninguno de ellos pes para nada en

la libertad y el desprendimiento de su Corazn. Nio an, dej a su Ma-dre y a San Jos, y se separ por tres das de su compaa. Y cuando suspadres se atrevieron a hacerle una queja, les respondi as: No sabanque a M me toca atender primero a las cosas de mi Padre celestial?

Era la suya una sublime libertad de espritu; un total desprendimien-to de lazos humanos; una soberana independencia: la independencia de

un corazn entregado nicamente a Dios.

Oh, Jess, nuestro corazn es esclavo de tantos seores y estatado a tan miserables cadenas que no sabe volar hacia Ti.

Lo ata el amor a los bienes temporales; el ansia por las co-modidades; el afecto exagerado a los amigos. Nuestro cora-

zn ha echado tan profundas races en esta tierra que le rodea, que nosabe vivir sino con ella y por ella. Y as como la planta se nutre y se for-ma de los jugos que bebe del suelo por medio de sus races, as nuestro


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corazn vive y se nutre slo de la materia del mundo, por medio de losmil y un afectos que le tienen atado a l.

Desarraiga, Jess, nuestra alma de esta tierra en la que no crece comodebiera hacerlo, es decir, slo para Ti. Vivamos en este mundo slo cor-poralmente, pero espiritualmente vivamos fuera de l. Que no nos lle-nen afectos humanos puesto que estamos llamados a poseer un objetivodivino. Haz que no encontremos ilusin en todo lo que no seas T, paraque no se apegue el corazn ms que a Ti.

Si Contigo tan slo hemos de reinar eternamente, cmo es que tan f-

cil entregamos el corazn a criaturas que pronto hemos de abandonar?

El pecado ha hecho de este mundo, que debera ser un parasoanticipado, una especie de infierno. Las espinas con que a cadapaso tropezamos nos punzan dolorosamente y nos arrancanfrecuentes gemidos. As que nada necesita tanto el hombre

durante su vida mortal como el consuelo. Consuelo necesitamos en los

contratiempos de la fortuna, en los dolores de la enfermedad, en la pr-dida de los que amamos, en las dudas de la conciencia, en todos los mo-mentos de la vida y, sobre todo, en el muy crtico y angustioso momentode nuestra muerte.

Dnde mejor podemos buscar ese consuelo sino en el Corazn deJess? No han salido de l aquellas amorosas palabras: Vengan a mtodos los que estn cansados y afligidos y yo los aliviar?

Oh, Jess, nico Consolador verdadero de los corazones angustiados,

a quin iremos sino a Ti en nuestras horas amargas? Cuando los inte-reses mundanos nos dejan insatisfechos, cuando los amigos se alejan,cuando las fuerzas faltan, a quin acudiremos sino a Ti, fuente infatiga-

ble de todo consuelo?

DA X

En el Sagrado Corazn

hallaremos el mejor consuelo

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MES DE JUNIO

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No obstante su presencia consoladora, es a Jess a quien alfinal acudimos en las horas de tribulacin. Primero son losamigos de la tierra que ese Amigo del cielo. Primero busca-mos un desahogo en el pasatiempo que en la intimidad del

Sagrario, donde espera este misericordioso Consolador.No llevamos ya bastantes desengaos? Qu herida o qu dolor nos

lo ha calmado el mundo? Qu blsamo hemos encontrado en l paraendulzar la amargura? El mundo no est interesado en consolar a losque padecen, sino en adular a los dichosos. Solamente hay un asilo se-guro para los corazones heridos y es el herido Corazn de Jess.

Oh, Seor, a tu Corazn nos acogemos, como al regazo de una madreamorosa, para que nos abrigues en l con tu calor y nos defiendas y con-sueles. Slo T tienes consuelos para nuestro atribulado corazn.

Aljense, consolaciones humanas: vanas, inconstantes, mentirosas.

Son como una copa de licor cuyos bordes parecen dulces, pero, en elfondo, slo se beben los residuos amargos del desengao. A Ti, Seor,nicamente buscamos; en tu Corazn queremos entrar y ah permane-cer. Oh, Dios de todo consuelo! En Ti y slo en Ti espera encontrarconsuelo el desolado corazn del hombre...

Es la amistad una de las ms apremiantes exigencias y, a la

vez, una de las ms dulces satisfacciones del corazn hu-mano. Nuestro corazn necesita comunicarse a otro, tantoen sus alegras como en sus tristezas. Y esta comunicacin


DA XI


hallaremos el ms fiel amigo

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afectuosa se llama amistad.Queremos tener una amistad verdadera? Tomemos por amigo al Sa-

grado Corazn de Jess. A ningn otro corazn podemos arrimarnoscon mayor seguridad de ser correspondidos. Es amigo constante, ami-go que no abandona si no es previamente abandonado. No es como losamigos del mundo, que slo nos sirven tal vez en la prosperidad yque se olvidan de nosotros en la afliccin. La amistad del Corazn deJess es firme para los que le aman. Es firme hasta la muerte y msall de la muerte.

l velar como fiel amigo junto a nuestro lecho de agona y ser el

fiador en la presencia del supremo Juez. Busquemos, pues, esta amis-tad nica que no puede salirnos mentirosa. S, Jess mo, admtenosen el nmero de los amigos de tu Corazn.

Muchos amigos hemos tenido en este mundo o muchosse han llamado como tales. Pero, lo han sido de veras?Nunca lo han sido para cada uno de nosotros como pro-mete serlo el Corazn de Jess.

Los amigos del mundo encubren muchas veces, bajo palabras de hala-go, la frialdad y, quiz, el inters. Son inconstantes, mudables, egostas.Los ms firmes no pueden resistir a la separacin forzosa que impone la

muerte. Quin fiar su corazn a tan inestables compaas?No as T, Jess, y, no obstante, cun pocos son tus amigos. Llenosestn, a todas horas, los centros de disipacin y de maldad que tiene elmundo, y T apenas si encuentras quien te haga presencia alrededordel Sagrario

Quiero ser de esos pocos, oh divino Jess, para hacerme digno de detu amistad. Quiero conversar contigo con frecuencia, ya que tu mayordelicia es tener conversacin con nuestras almas. Oh mi Jess, mi

Dios, mi amigo! Seamos los dos amigos para siempre y no se acabenunca, ni con la muerte, esta amistad

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DA XII


hallaremos al ms seguro maestro

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Consideremos hoy, bajo este punto de vista, al Sagrado Corazn

de Jess. A peso de oro y a costa de largos viajes, buscan loshombres ir a tomar clases con grandes maestros y tienen porhonor hacerse discpulos suyos para aprender de sus labios las

ciencias humanas. Con menor costo y fatiga podemos encontrar noso-tros en el Sagrado Corazn de Jess al ms seguro maestro.

Dos clases de lecciones nos da este divino Maestro: unas lecciones ex-teriores, por medio de la voz de la Iglesia; otras lecciones interiores, pormedio de su secreta inspiracin. Y qu nos ensea? Grandes verda-des, mximas de vida eterna, consejos de salvacin, prudencia celestial.

Adoctrinados por este Maestro se han visto en la historia de la Iglesiahombres y mujeres analfabetos admirar y confundir a los sabios y dejara los que vienen despus monumentos de profunda ciencia interior, noadquirida en las escuelas, sino en el trato con el Sagrado Corazn.

Jess es Maestro de verdad; libro siempre abierto para quien deseapenetrar sus secretos; ctedra santa, donde ni Moiss ni los profetas ni

los filsofos, sino el mismo Dios, dicta lecciones de verdad a los discpu-los de su Corazn.Abre, Seor, nuestro corazn para que reciba tus enseanzas, las siga

y las practique con toda fidelidad.

A quin hemos escuchado hasta hoy? A muchos maestros de pa-labras seductoras que no nos han llevado a nada. Han sido nues-tros maestros el mundo con sus necias mximas, las pasiones, la

vanidad, el amor propio, la ira y los apetitos desordenados.


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Estas lecciones hemos escuchado, Jess, y nos han hecho permane-cer sordos a tu ley. Habla ahora, Seor; habla, divino Maestro, que tu

fiel discpulo te escucha. Habla a lo ntimo de mi corazn desde las pro-fundidades del tuyo; que oiga yo tu voz y aprenda los secretos de la vidaeterna. Nadie ms los puede ensear. Sordo quiero ser en adelante atodos los secretos del mundo que me han seducido y engaado.

Oh, Maestro divino, admtenos en la escuela de tu corazn, de dondehan salido tantos y tan admirables discpulos! Somos ignorantes comonios: hazte cargo de nuestra ignorancia, compadcete de nuestra de-

bilidad. No queremos por maestro ms que a Ti: ensanos a hacersiempre tu Santa voluntad

Se cansan los hombres y se exponen a gravsimos peligros para

poder adquirir una fortuna; atraviesan mares, desafan climas,todo les parece poco si pueden hacerse con un puado de oropara regalarse una vida de comodidades. Cuntos, no obs-

tante, ven defraudadas sus esperanzas! Y aun cuando consigan versellenos de riquezas, acaso dan stas paz y felicidad a su corazn? Alrevs, porque el temor de perderlas, o la tristeza de tener que abando-narlas con la muerte, bastan para turbar toda la alegra de su posesin.

No busquemos con afn estas riquezas perecederas. Sea nuestra

mejor riqueza el Sagrado Corazn de Jess.He aqu un tesoro que sin gran esfuerzo podemos alcanzar. Para ga-

narlo no hemos de emprender largos viajes ni hacer costosos trabajos,tampoco difciles negocios, ni luchar con los elementos, arriesgar lasalud o la existencia. Todo esto hacen los hombres por el oro y la plata


DA XIII

En el Sagrado Coraznhallaremos el ms precioso tesoro

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del mundo. Nada de esto exige el Sagrado Corazn de Jess. Cerca lotenemos; a la mano est: l mismo se ofrece. Slo quiere ser de veras

amado y deseado para dejarse poseer con toda seguridad.Te arriesgas a hacer esa brillante fortuna? Te decides a querer ser

rico, con las riquezas del Sagrado Corazn?

Las vanas riquezas del mundo excitan nuestra codicia. Losmezquinos tesoros de oro y plata, o mejor, de lodo y estircol,son en los que suele poner el hombre su corazn. Qu repre-sentan en comparacin con las riquezas eternas del Corazn

divino, tesoro de los bienaventurados y prenda de toda felicidad? Ne-cios somos los hombres, nos desvivimos para alcanzar tesoros que nonos seguirn a la hora de la muerte.

Oh, Seor, que eres la verdadera riqueza de tus elegidos, no quierootra cosa que a Ti ni busco mejor tesoro. Seguro estoy que si llego aposeerlo ni ladrones ni adversidades, ni la muerte misma, me lo hande arrebatar. Los poderosos del mundo tienen suntuosos palacios, am me basta un asilo en el nido amoroso de tu Corazn. Ellos se cu-

bren con galas y joyas de gran precio, yo slo quiero para mi alma lasjoyas de tu gracia; ellos se gozan en banquetes y en placeres, a m mebasta saborear los mejores consuelos de tu amor.

Oh, Seor, riqueza inagotable, cun pobre es el corazn que no teposee a Ti, aunque posea todos los bienes de la tierra!


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DA XIV

En el Sagrado Corazn hallaremos

la ms firme esperanza


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Vanas son las esperanzas del mundo y desgraciado quien sefa de ellas. Pasa la juventud, se cambia la fortuna, caen lasilusiones, se entibia la amistad; nada, en una palabra, quedaen pie de cuanto parece halagar al hombre en su breve paso

por la tierra.Y, sin embargo, el corazn humano necesita algo firme y permanen-

te a qu atenerse para no caer en la desesperacin. En qu podr,pues, fijar su esperanza? Todo se pasa, dijo santa Teresa de Jess;todo se pasa, es verdad, pero Dios no se muda. He aqu el centrofijo en el que podemos colocar nuestras esperanzas los que deseamoscolocarlas en algo seguro.

Oh Corazn divino de Jess, todo escapa y desaparece a nuestro amorhumano, dejndonos vacos y desolados Slo T permaneces, eterna-mente, como faro de luz y como norte resplandeciente para el corazn

que te ama. Que nos falte todo, Dios mo, pero que no nos faltes T; enTi ponemos nuestra esperanza y no seremos defraudados!

La vida humana est llena de muchos desengaos Nuestra alma,que en tantos objetos ha querido amarrar su felicidad, es comouna hoja seca que el viento arremolina y agita, buscando la di-cha y no hallndola en ninguna de las cosas creadas.

Fjate aqu y detente, alma desolada; ahonda tus races en el amorde Jess, nico que puede calmar tu anhelo, nico que no defraudartus esperanzas. Pobre navecilla siempre llevada ac y all por las olas ysiempre con el abismo bajo los pies, temiendo el naufragio. Echa aqu

tus anclas si quieres hallar puerto seguro donde reposar y rehacertede las fatigas de tu azarosa navegacin. Paloma cansada de volar portodas partes, sin hallar donde fijar una morada. Mtete por la aberturade esa Arca que te espera para ofrecerte asilo seguro contra la borrasca.

Corazn de Jess, s todo para nosotros, pues de Ti lo espera todo el


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afligido corazn. Promesas seductoras del mundo que tantas veces hanengaado el alma, hay que verlas como lo que verdaderamente son:

polvo, sombra, nada. Qu puede prometerse quien pone sus esperan-zas en el polvo y en la nada?

Oh, Dios de cielos y tierra, cun sosegado descansa el que lo esperatodo de Ti y nada fuera de Ti!

En nada se conoce tanto la sustancia del hombre como en sudebilidad. Nuestra alma ha quedado, despus de la culpa ori-ginal, tan endeble que cualquier esfuerzo del enemigo bastapara derribarla si no tiene al lado una fuerza superior que la

sostenga. Puede, asimismo, obrar tan poco para el bien que cualquierleve dificultad la asusta. Queremos ser fuertes en medio de nuestraflaqueza? Acudamos a buscar la fuerza en el Sagrado Corazn de Jess.

All fueron a buscarla los santos, criaturas dbiles, de carne y hueso,como nosotros. Gracias a esa bsquedafueron fuertes y obraron mara-

villas. Recorramos la historia de la Iglesia y veamos cmo tiernas jve-nes, pobres ancianos se burlaron del poder de los enemigos de Cristo

y fueron muy superiores a los halagos, a los tormentos y a la mismaamenaza de muerte. Los claustros y los desiertos, la vida domstica ylas cortes estn llenos de hombres y mujeres que, en la flor de su edad

y en medio de las seducciones, fueron fuertes para renunciar a todo yseguir a Jesucristo hasta elevarse a la mayor santidad.

Nada hicieron ellos que no lo puedas hacer t si procuras los mismosauxilios. Dnde los hallars? En el Sagrado Corazn de Jess.


DA XV


la ms poderosa fortaleza

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Somos dbiles y enclenques porque as lo queremos. Qu dis-culpa tendra un nio que no pudiera levantarse del suelo porno querer alargar su mano y tomar la que le tiende su madre?Por eso son frecuentes nuestras cadas; por eso sentimos des-

confianza ante la ms pequea dificultad. Quiz, para mayor desgra-cia, hemos presumido algo de nuestro propio valor y con necia arro-gancia hemos credo que podamos prescindir de cualquier amparo

Acudamos a Dios, el poderoso auxilio y estaremos salvados. Nadapodrn los ms fieros enemigos; nada las ms desordenadas pasiones.Sentiremos agilidad, ligereza, facilidad para toda obra buena y paratodo costoso sacrificio.

Corazn de Jess, fortaleza de los cados, nuestro corazn anda con-tinuamente desalentado y acude a Ti para que lo sostengas. Danos lamano, Seor, como se la diste a tantos que por Ti se levantaron del lodo

y subieron a la cumbre de la virtud; como se la diste a la Magdalena, aPablo, a Agustn.

Qu podra hacer el ms valeroso hombre si T lo abandonaras?Pero, qu no podr hacer el ms dbil si T lo fortaleces? Oh, Diosmo, fortaleza ma: haznos fuertes como T para contigo reinar eterna-mente, victoriosos!

Sirvan a Dios con alegra, dicen los Libros Santos y, en efecto, laalegra del corazn ha sido siempre lo que distingue a los verda-deros servidores de Dios. Los santos, en medio de su ms riguro-sa austeridad, han sido alegres. Nunca la tristeza fue virtud, sino

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DA XVI


la fuente de la alegra1



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un gran peligro para el alma cristiana.Pero, dnde encontraremos verdadera alegra? Causas de tristeza las

hallamos dondequiera y parece poco menos que imposible sustraersede ellas. Volemos a depositar nuestras congojas en el Corazn de Jess

y encontraremos en l la fuente de la verdadera alegra. Descarguemosall el peso de nuestras inquietudes, por medio de una perfecta resig-nacin a la santa voluntad de Dios. No tardaremos en or resonar enel fondo de nuestro corazn aquellas maravillosas palabras que tan amenudo diriga el Salvador a sus Discpulos: La Paz sea con ustedes!

Oh, Jess mo; mi alma tiene necesidad de Ti para sacudir el pesoabrumador de sus perpetuas tristezas. T lo has dicho en otra ocasin:Algrate, hija de Sin, porque est en medio de ti el Santo de Israel.Dame este don celestial con que favoreces a tus elegidos.

Todos buscamos la alegra pero, comnmente, equivocamosel camino para encontrarla. El mundo la promete, pero

bien sabe que no nos la puede dar. Sus alegras son rui-dosas, pero no llenan el corazn ni duran ms que breves

momentos. El rostro de los mundanos es casi siempre como una

mscara alegre que oculta un corazn devorado por el tedio y, quiz,por el remordimiento. El gozo interior es nicamente propiedad dela buena conciencia.

El alma del gran Francisco Javier, en medio de sus fatigas apostli-cas, se senta tan inundada de gozo que le obligaba a exclamar: Basta,Seor, basta, basta!. Cuando nos hallemos tristes, examinemos nues-tro corazn y veremos que siempre nace nuestra tristeza de alguna se-creta falta de virtud.

Oh, divino Corazn, que eres en el cielo la alegra de los ngeles ysantos, y en este mundo la de tus amigos. Por Ti sonrean alegres ensus tormentos los mrtires, en sus penitencias los anacoretas, en sushumillaciones los seguidores de tu ley. Por Ti espero sonrer, Jess,hasta las amarguras de mi ltima agona. Habla, oh Dios mo, a mi


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alma con aquella tu voz conmovedora, y se estremecern de jbilo misentraas, y disfrutar en este mundo ya anticipadas las alegras del

paraso!

Rodeados como estamos de enemigos, necesitamos a todashoras un celoso y vigilante protector. Los enemigos son mu-

chos, son poderosos y nos aborrecen a muerte.Todo lo que es enemigo de Jesucristo lo es, por consecuen-cia, de nosotros los cristianos. Tenemos enfrente de nosotros al po-der del infierno y servimos de blanco a sus ataques. El ejrcito delmal, que inspira invisiblemente Satans y visiblemente acaudillan susrepresentantes en la tierra, llena al mundo. Hay momentos en quese pregunta el corazn ansioso si no es ya dueo Satans de la tierraentera. Le sirven para la propaganda de sus ideas la imprenta y la

elocuencia; ejecutan sus rdenes muchos gobiernos; le prestan ayudatalentos extraviados. No hay acontecimiento alguno de cuantos pre-senciamos que no tenga pblica o secreta relacin con la suerte eternade cada uno de sus amigos.

Porque as como todo lo ha puesto a mi servicio Diospara salvarme,as todo lo pone en juego el demonio para perderme. Toda la rabia delinfierno contra Dios la descarga el demonio contra m, porque soy he-cho a imagen y semejanza de Dios. Porque el demonio contra Dios sereconoce impotente. Sin embargo, somos, continuamente, objeto desus fieras arremetidas. Hay esperanza de salvacin para el hombre,en medio de tan obstinado empeo en que se pierda?


DA XVII

En el Sagrado Corazn hallaremosla ms eficaz proteccin

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Tenemos un protector ms fuerte que todos los enemigos y esseguro que nada puede el infierno contra quien sepa acogerseal Sagrado Corazn de Jess. Tomndolo por escudo avanza-remos decididos. Digamos con seguridad:El Seor es mi refugio,

no temer cualquier cosa que pueda hacer contra m el enemigo. El Seor es defensormo, qu puede asustarme? Si se levantan contra m escuadrones armados, notemer mi corazn; si se libra contra m recia batalla, en l pondr mi confanza.

Corazn Sagrado de Jess, mira cmo est nuestra alma constante-mente asediada, cmo es vctima de tenaz persecucin, como se obser-

va vacilante y tal vez ya prxima a caer en manos de sus enemigos. Elmundo, el demonio y la carne vienen en contra nuestra, pero, acasoestamos solos? No, tenemos al lado al nico amparo, al nico protec-tor, a nuestra fortaleza. No nos dar miedo ya el enemigo.

Levntense en mi corazn tempestuosas pasiones; haga brillar elmundo a mi alrededor sus ms poderosos atractivos; oiga zumbar so-

bre mi cabeza el continuo tiroteo de los que te persiguen de muerte, atu Iglesia y a tus amigos. A tu lado estoy y no desfallecer. Caigan a midiestra mil o diez mil, y a mi izquierda No me tocarn los dardos delperseguidor. Clamar al Seor y l me escuchar; conmigo estar en elpeligro y me sacar sano y salvo. Luego, el Seor me glorificar.

S, dulce protector mo, bondadossimo Corazn: en tu poder hepuesto mi confianza y s que no me fallars

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DA XVIII


la mayor honra1



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Se llaman ilustres y honrados, segn el mundo, los que obtienenpor sus mritos o por su fortuna el favor de los prncipes; los

que tienen libre entrada e influyen mucho en los palacios de lospoderosos. A ellos se les ve, generalmente, con una admiracin

mezclada con secreta envidia. Ms que por sus riquezas y podero, seles seala por el lustre que rodea su nombre, por el esplendor en que

viven sus familias, por la consideracin y el respeto que les tienen susconciudadanos. Y, no obstante, cun fugaz y pasajera es esta gloria hu-mana, y cun fcilmente se transforma en olvido y, quiz, en espantosa

desgracia. Las historias estn llenas de estas catstrofes de la vanidadhumana. Ms de una vez se han tocado en el mismo da los extremosde la mayor elevacin y de la mayor ignominia: el trono en la maana

y, por la noche, la crcel.No es ese el honor y la gloria que a sus servidores concede el Sagrado

Corazn de Jess. Los cercanos y favoritos de este generoso Monarcano pierden nunca la gracia real, si no renuncian a ella espontneamentecon su voluntario apartamiento. Son admitidos en intimidad y poseen

cerca de l la ms absoluta influencia. De su recomendacin puedenservirse para alcanzar del Padre cuanto les sea conveniente, para s opara sus hermanos.

No se mostr ms dadivoso y blando con los suyos aquel antiguoJos de lo que, con nosotros, quiere mostrarse nuestro hermano mayor,Jesucristo. A los que le hayan hecho compaa en la vida, promete asien-to junto a l para juzgar al mundo en el supremo tribunal. A los quelo hayan tenido por suyo en la tierra y ante los hombres, promete lreconocerlos por suyos ante su Padre celestial.

Si ambicionamos gloria, honores y reconocimientos, que sean

solamente aquellos que nos puede dar el Sagrado Corazn. Oi-gamos lo que dijo a sus discpulos y en ellos a cada uno de noso-tros: Ya no los llamar siervos, porque el siervo ignora lo de su

seor; los llamar, s, amigos, porque todo lo que de mi Padre recib selo comuniqu a ustedes. Qu prncipe de la tierra hablara alguna vez


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as a sus sbditos cuando quisiera honrarlos?Lo reconozco, Jess mo, y por eso en adelante no quiero ya otra gloria

ni otro honor que los que resulten de servirte a Ti. Gurdense los reyessus palacios, los cortesanos su codiciada influencia, los poderosos losfavores con los que honran a sus amigos. Tnganse por engaosos esosfavores que tan caros se compran y tan fcilmente se pierden.

No excitar ya mi codicia el brillo de los fastuosos vestidos, de los ele-vados puestos, del renombre, de la fama popular incierta y veleidosa.

Oh, Jess, quien contigo vive alcanza la mayor alcurnia; quien puedallamarse tuyo adquiere el ms elevado ttulo de honor. No deseo msni quiero menos. Esta ser mi principal nobleza. La cruz, la heridacruel y la corona de espinas que muestras en tu Corazn sern mis bla-sones, los nicos blasones que harn que me reconozcan como tuyo enel juicio en tu palacio. Soy ambicioso, Jess mo, y no me contento conreinar ms que contigo en la gloria que preparas a tus escogidos. Damecada da ms sed de esos verdaderos honores y haz que los alcance unda en tu reino celestial

H

emos llegado a la ltima novena de este mes dedicado alSagrado Corazn de Jess. Es hora de dirigirnos a l confervor para rogarle, en estos ltimos das, por las necesida-

des ms urgentes de la sociedad cristiana. Por las necesidadparticulares ya le hemos rogado cada da y podemos seguir hacindoloen el fondo de nuestro corazn. Por estas otras, debe ser pblica y co-mn nuestra oracin, como son ellas pblicas y comunes.

Dediquemos el da de hoy a rogar al Sagrado Corazn de Jess por el


DA XIX

Pidamos al Sagrado Corazn por

nuestro Santsimo padre el Papa1


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Papa Francisco y por el Papa emrito Benedicto XVI.Es el Papa centro detoda la vida catlica sobre la faz de la tierra,base de su edificio, cabeza visibledel cuerpo espiritual del que es Cristo cabeza invisible.

Es, por lo mismo, el objetivo privilegiado de las ms rabiosas irasdel infierno. Alrededor de su trono rugen todas las tempestades de laimpiedad. Fieros y desembocados, le dirigen brutales amenazas susenemigos; prfidos y engaosos, le tienden astutas trampas.

Habr quien se tenga por hijo fiel de la Iglesia y deje solo a su Padre yPastor en esos tremendos combates? Habr quien no acuda al Sagrado

Corazn por esta primera y ms urgente necesidad de nuestros das?Oh, Sagrado Corazn de Jess! Cubre con tu escudo de proteccin aese Vicario tuyo, el primero de tus hijos, a quien constituiste en la tierracomo Padre y Pastor de nuestras almas en tu lugar. Asstelo, definde-lo, scalo vencedor de sus constantes enemigos. Lo son tuyos tambin,

y cuando contra el Papa se pelea, se pelea contra Ti.Oh, Sagrado Corazn de Jess! Por el Papa, por nuestro venerable

Pontfice Francisco, por el Papa emrito Benedicto XVI, seas siempre,

y en especial durante este mes de junio, abogado y mediador nuestroante el Padre celestial.

De todos los deberes del buen catlico, el deber de rogar porel Papa es, sin duda, el primero y principal. Qu familiahay en la cual los hijos no se crean obligados a prestartoda clase de auxilios a su padre? Aqu la gran familia

es el catolicismo, y el gran Padre de ella es el Romano Pontfice;nosotros somos sus miembros y el auxilio principal que necesita esnuestra fervorosa y constante oracin.

Examine, pues, cada uno de nosotros cul ha sido hasta hoy su con-ducta en este punto. Aunque no hayamos sido hijos rebeldes y malva-dos como los que se han alzado contra el Papa, no es cierto que quiznos hayamos portado como extraos o indiferentes? Estamos segurosde haber cumplido la obligacin de buenos hijos? Tal vez habr motivo

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para que se nos acuse en el Tribunal de Dios. No queramos permane-cer ya ms en nuestra frialdad y olvido.

Oh, Sagrado Corazn de Jess, ste ser mi grito constante en tupresencia: salva al Papa; concdele el triunfo. Dale autoridad y fuerza a suspalabras para que las respete el mundo, indcil a su voz; haznos sobretodo a nosotros obedientes y sumisos a sus enseanzas. Confunde ydisipa a los que lo quieren mal, vuelve en s a los que ha extraviado elmundo con sus falsas doctrinas, regresa al redil las ovejas que se hanapartado del rebao y de su Pastor.

Oh, Sagrado Corazn de Jess, por los mritos de tu cruz, por el valorinfinito de tu sangre, por los azotes y espinas de tu cruel Pasin, dale atu Vicario sobre la tierra lo que por l te pedimos en el da de hoy

Si el Papa es la cabeza del cuerpo de la Iglesia, el clero y las rdenesreligiosas son sus brazos. De ellos se sirve para obrar el bien y pro-mover el servicio de Dios. Por eso los impos aborrecen tanto alos sacerdotes y religiosos; por eso a todas horas andan procu-

rando o destruirlos o corromperlos. Dediquemos, pues, el da de hoy arogar por tan importante necesidad.

Pidamos al Sagrado Corazn que encienda y abrase en celo y caridadel alma de sus sacerdotes, religiosos y religiosas, para que, por su me-dio, gane cada da terreno el reino de Dios sobre la tierra y se conquis-ten nuevas almas para la gloria celestial. Que sea en ellos perfecta laobservancia de las leyes eclesisticas; que brillen entre el pueblo por la


DA XXPidamos en este da al Sagrado

Corazn por el clero

y las rdenes religiosas1


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pureza de sus costumbres, por el desinters, la obediencia, la humildady el espritu de sacrificio.

Oh, Corazn de Jess, ve cmo est el mundo y la necesidad que hayde que trabajen buenos obreros en l; oh, Padre de las familias, manda

buenos trabajadores a tu via; hazlo, Corazn divino, por tu gloria ypor la salvacin de tantas almas que se han confiado a la direccin detus ministros!

Te lo suplicamos muy especialmente, Corazn divino, en este da.

C

omo sean los sacerdotes y las casas religiosas, as sern loslaicos que viven a su alrededor. Ay de aquel pueblo en el quereina hasta en los ministros del santuario el desorden o la negli-gencia. Cunto no debe, pues, interesarnos esta necesidad

ante el Sagrado Corazn!El reino de Dios necesita celosos pastores de sus ovejas; ardientes

pregoneros de su Palabra; fieles dispensadores de sus sacramentos.Necesita que se avive en las almas de los institutos religiosos el espritude oracin, la vida mortificada, el recogimiento interior, la ejemplarobservancia.

T, Seor, dijiste: Un poco de levadura hace fermentar luego toda la

masa; quines son la levadura de tu pueblo sino estas almas que hasescogido de la masa comn? Enva santos religiosos, oh Seor; envaalmas de perfeccin superior y se transformar el mundo


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DA XXI

Pidamos hoy al Sagrado Corazn

por la restauracin

de las familias cristianas


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Despus del Papa, del clero y de las rdenesreligiosas,a dondeel inferno dirige con ms ahnco sus ataques es a la Iglesia domstica,a la familia. Lograr que desaparezca Jesucristo de la familia,he aqu el blanco de sus deseos. Ay, cmo se va logrando en

muchas partes este espantoso deseo de Satans. Apenas se encuen-tra ya en algunos pueblos la familia verdaderamente cristiana. Ciertospadres y madres de hoy parecen haber desterrado a la religin de su

hogar pues ya olvidaron todas las prcticas religiosas. Apenas se rezaen familia, apenas se oye el nombre de Dios. Toda la importancia se leda al dinero, a la vanidad, al lujo, a las diversiones.

Sagrado Corazn de Jess, hazte cargo tambinde esta necesidad yacude a remediarla. Haz tuyas otra vez estas casas de donde parecieraque te lanz fuera el demonio. Vuelve a reinar en nuestros hogares,como en otros tantos templos consagrados a Ti. Une a tu divino Cora-zn los corazones de los padres y de los hijos que hoy tienen tristemen-

te divididos la disipacin y el egosmo.Oh, Sagrado Corazn, te pedimos muy fervorosamente por esta ne-

cesidad, una de las situaciones ms tristes de nuestros das.

Qu distinto sera el mundo si volviera a reinar en la familiacristiana el Sagrado Corazn de Jess. Habraprudencia delos padres, respeto de los hijos, fdelidad de los esposos, amor entre loshermanos. Cada casa cristiana sera una viva imitacin de laSagrada Familia de Nazaret.

Dios ya no reina en muchas familias; reinan, en cambio, el egosmo,

la desconfianza, la relajacin de los vnculos ms sagrados. Coraznde Jess, es sta la familia cristiana que T quieres? No es como laquiere el demonio, enemigo de tu nombre y de nuestras almas? Qu-tale ese seoro a Satans; recbralo T y no lo pierdas nunca ms. SeT en la familia el centro de unin y la norma de la conducta. Den los

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padres buen ejemplo y consejo sano; muestren los hijos obediencia ydocilidad; esmrense todos en el cumplimiento de tu ley y en el respeto

a tu Iglesia.Oh, Seor, s T el verdadero Padre de todas las familias de la

tierra para que, juntas, formemos un da contigo la dichosa familiadel cielo!

S

on las nias y los nios las flores tempranas del jardn de Cristoy la porcin predilecta de su amoroso Corazn. Jesucristo, ensu vida mortal, manifest por la niez singular preferencia. Unpasaje del Santo Evangelio nos pinta al Salvador llamando en

torno de s a esas tiernas primicias de su rebao, para darles cario yrecomendarlos al cuidado de sus Apstoles. La Iglesia, heredera deldivino Maestro, es igualmente celosa en esta predileccin.

Satans tambin muestra decidido empeo de apoderarse de estostiernos corazones y el mundo le secunda. Muchos padres de familia fa-vorecen al demonio de un modo espantoso en la obra infame de robarle las niasy los nios a Dios. El sntoma ms terrible de nuestros tiempos desven-turados es la corrupcin de la niez. Roguemos hoy por las nias y los

nios al Sagrado Corazn.Salva, oh Jess, de la peste del siglo a esas pequeas almas, apenas

salidas de las aguas de tu Bautismo y ya enlodadas quiz por la tur-bia corriente de la corrupcin. Conserva en sus corazones la posesincompleta que tomaste de ellos cuando, por el Bautismo, los redimiste y


DA XXII


por la cristiana educacin de las nias

y los nios

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los sacaste de las garras de Satans. Mira, divino Jess, cmo han sidopisoteadas y cortadas las ms bellas flores de tu jardn!

Oh, dulce Jess, bondadoso amigo de las nias y de los nios, te pe-dimos hoy, con lgrimas en los ojos, por esas criaturas que el demonioprocura robar a tu Corazn.

A quin no entristece ver en poder del infierno tantas almas quedeberan ser el adorno y la ms preciada esperanza del catolicis-mo? Unas sumidas en las tinieblas de la infidelidad en pases nocristianos; otras entregadas a la educacin perversa en escuelas

ateas; otras presenciando cada da ejemplos corruptores de aquellosmismos que deberan ser su luz. Cuntos de esas nias y nios llevana la primera Comunin el alma ya embrutecida por el vicio? Cuntos,

despus de esta toma de posesin del Hijo de Dios, lanzan inmediata-mente a Cristo de su corazn para alzar en l el trono de su enemigo?Cuntos quedarn en poder de ese enemigo la mayor parte de su vida,

y cuntos por toda la eternidad?Oh, dulce Corazn de Jess, bien merecen estas vctimas de la as-

tucia infernal las splicas ms fervientes de quienes te somos devotos.Te rogamos, pues, por ese planto predilecto que ha de ser maana lacosecha de la Iglesia. Que no sea la cosecha del infierno, buen Jess.Hazla tuya, lbrala de los lazos que se le tienden, de los falsos maestros,de los malos padres, de las lecturas perversas, de los amigos de perdi-cin. S T el guardia de su candor, el gua de sus pasos, el dulce objetode sus primeras aficiones; atrelos y enamralos; rndelos con tu amor.Clava en ellos el sello de tu dominio en su vida, en su muerte y paratoda la eternidad...


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Hay hermanos nuestros creados, como nosotros, por Dios; re-dimidos, como nosotros, por la Sangre divina; destinados,como nosotros, para el reino eterno y que, sin embargo, seobstinan en cerrar sus ojos a la luz de la verdad y en permane-

cer apartados de la fe, en ciego y voluntario paganismo. Estos son lospobres incrdulos. Cuntos de estos gentiles hay en medio de nuestrasociedad cristiana, entre nuestros amigos, conocidos y, quiz, parien-

tes? Ellos no tienen de Dios, de su ley y de sus misterios, mayor co-nocimiento que el que tiene un salvaje, para quien es absolutamentedesconocida la cruz. Roguemos, pues, hoy al Sagrado Corazn de Jesspor este doloroso estado de tantas almas.

Oh, Jess, Seor nuestro, cmo es posible que veinte siglos despusde tu venida al mundo haya an quien no te conozca? Abre los ojos deesos ciegos del alma. T, que a tantos alumbraste los ojos del cuerpo entu vida mortal, te diremos, como aquel ciego del Evangelio: Seor, que

vean! Que vean, que sientan, que gocen la verdad de tu doctrina, lasuavidad de tu ley, la ternura de tu amor, la eficacia de tus Sacramentos.

Que te conozcan estas almas a quienes tiene engaadas la idea deque pueden salvarse por haber sido buenas en el mundo. Rasga, di-

vino Sol, las densas tinieblas en que estn envueltos tantos hermanosnuestros y que les impiden ver el abismo de la eternidad que tienenabierto a sus pies. Acepta por ellos, Corazn Sagrado, los humildes rue-

gos de nuestro rendido corazn.

DA XXIII


por los pobres incrdulos

y malos cristianos

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Adems de los incrdulos hay los malos cristianos; es decir,quienes creen pero no practican; tienen fe y no quieren dejarde ser llamados catlicos, pero andan en malas compaas ycometen malas acciones. Qu les valdr su creencia, si no

procuran ajustar a ella su conducta? Ah, les valdr slo enfrentar una mayorresponsabilidad en el tribunal de Dios.

Te pedimos, tambin, amoroso Corazn de nuestro Jess, por esosmalos cristianos cuya vida licenciosa deshonra tu ley y da ocasin a quese burlen de ella tus enemigos, al igual que resulta mortal escndalopara los incautos. Oh, indigna ingratitud! Creen en Ti, Seor, pero note sirven; admiten tu ley pero la pisotean; temen tu infierno, pero nadahacen para no caer en l.

Oh, Seor, despierta a estos dormidos; limpia de la enfermedad desus costumbres a estos leprosos. Toca con tu inspiracin a esos Lzaros

malolientes por sus vicios. Haz brillar aqu, a la vez, tu poder y tu mise-ricordia. Muchos fueron los pecadores que por tu misericordia son ahora farosde santidad y orgullo de la Iglesia.

Sagrado Corazn de Jess, por los infelices incrdulos, por los endu-recidos pecadores, te pedimos hoy luz, gracia, perdn.

Bajo el nombre de propaganda catlica entendemos el conjuntode trabajos para difundir la influencia de la Iglesia catlica yde sus instituciones contra la accin demoledora de la munda-nidad que pugna por sacar a Dios de la vida pblica.


DA XXIV

Pidamos hoy al Sagrado Corazn por

las obras de propaganda catlica

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Pertenecen al concepto general de la propaganda catlica todos losministerios eclesisticos, pero de un modo muy particular se distin-

guen con este nombre las obras de apostolado cristiano que ejercen loslaicos bajo los auspicios de la Iglesia. Las sociedades de caridad, lasescuelas y talleres, los peridicos y libros de apologtica, los medios decomunicacin, las academias de juventud catlica, asociaciones de ca-tlicos y crculos de obreros, todas las que con cualquier nombreseproponen la reparacin de los estragos de la mundanidad, la moralizacin delpueblo, la proteccin del pobre, o, simplemente, el ejercicio prctico de

la religin.Todo lo que constituye hoy, con diversidad de organizacin y me-dios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran ejrcito delapostolado laical, tantas veces bendecido por el Romano Pontfice y losobispos, necesita, para ser eficaz, de la secreta ayuda de las oraciones delas almas fervorosas.

Oremos hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes.Oremos por estos hermanos nuestros que, en la brecha y cara a cara

con el enemigo, sostienen la lucha ms tenaz. Oremos para que sosten-ga Dios sus empeos, aumente su fe, d fuerza a sus palabras, los librede la vacilacin y del desaliento en los contratiempos, los corone deconsuelos en la tierra y de gloria en el cielo, en premio de sus combates.

Oh, Sagrado Corazn, T eres el jefe de esa espiritual y generosamilicia; T eres el sello de su escudo y el lema de su bandera. HazlosContigo una sola alma y un solo corazn: valerosos, aguerridos, dig-nos en todo de la santa causa que defienden y de la celestial recom-pensa que esperan.

Qu glorioso es ese ejrcito creyente que de uno a otro confn

del mundo cristiano lucha por el nombre de Cristo, mezclado,aunque no confundido, con otro ejrcito de error y corrup-cin que sigue la bandera de Satans. Brillantes combates se

libran a todas horas entre los de uno y otro bando, por medio del ejerci-cio de la caridad, de la pluma, de la elocuencia humana, del testimonio.


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Esto ha de ser muy grato para Dios, ver alrededor de la Iglesia y bajola direccin del sacerdocio esos escuadrones improvisados de toda

edad, sexo y condicin, que forman nuestras obras catlicas. Cundigna de nuestras oraciones es esa multitud batalladora, consuelo y espe-ranza de la atribulada Iglesia de Dios.

Roguemos al Sagrado Corazn por el aumento, prosperidad y felicesresultados de la propaganda catlica. Que vibren los soldados consa-grados con los latidos del Corazn de Jess. Que no los mueva otrodeseo que el dar mayor gloria a Dios y ganar almas para su reino. Que

otro norte no las gue que la luz de la fe en la Santa Iglesia Romana.Que no los engae el fuego fatuo de las ideologas que tienden a dismi-nuir la santa libertad del dogma catlico.

Oh, Corazn de Jess: que vengan a templar sus armas en Ti los sol-dados de nuestra fe; que las saquen enrojecidas por el fuego de tu cari-dad. Que arda para ellos el mundo. Fuego viniste a poner en la tierra.

Avvalo, Seor, primeramente en esos corazones que ya son tuyosy srvete,ms tarde, de ellos para las colosales empresas de tu santa religin.

C

erca de 155 mil personas, segn un clculo aproximado para2013, mueren cada da en el mundo Por consiguiente, ms de155 mil personas estn a todas horas en agona. Y qu es laagona? Son los ltimos instantes concedidos al alma antes de presentar-

se al Tribunal Supremo. Son las ltimas luchas entre la gracia de Dios y laaccin del diablo. Son momentos preciosos, de los cuales puede saliruna eternidad feliz o una eternidad desventurada.

Al tiempo que se le van acabando al cuerpo sus fuerzas; mientras vafaltndole al pecho la respiracin, a los ojos la luz, a los miembros el ca-


DA XXV


por los que estn agonizando1


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lor y el movimiento, va acercndose el alma a aquella regin pavorosade la cual ya no pude volver atrs.

Esto es agonizar, esto es morir. Y 155 mil hermanos nuestros estncada da, ahora mismo, en este preciso instante, en trance tan angus-tioso. Roguemos por ellos hoy y cada da al Sagrado Corazn de Jess.

Oh, Corazn divino, que agonizaste en el huerto y en el Calvario,vulvete luz y consuelo de estos hermanos nuestros en su dolorosa ago-na. Mira bondadoso a estas almas privadas de todo consuelo humano y que,como pendientes entre el cielo que desean y el infierno que temen, co-

locadas entre el tiempo que les huye y la eternidad que se les vieneencima, no tienen ya a quien volverse ms que a Ti.Corazn agonizante de nuestro divino Salvador, seas T el blsamo

cordial para estos hermanos nuestros en su angustiosa situacin!

Un da seremos nosotros los que nos hallaremos en agona.

Aquello que varias veces hemos presenciado con horror enotros, por nosotros pasar y en nosotros lo vern, estremeci-dos, nuestros amigos. El color plido, la respiracin difcil,

la vista fija o extraviada, el entendimiento nublado, la voz anudada a lagarganta, dirn que lleg el fin para nosotros, la hora de abandonar estemundo al que hemos entregado, quiz con demasa, nuestro corazn.

Oh, adorable Corazn de Jess, cuando me falte todo y todo me huya y medesampare, no me dejes sin Ti. Dulce amigo mo, de Ti espero la mejor gotadel tnico que ha de fortalecer mi espritu acongojado y calmar su agi-tacin y zozobra; de Ti aguardo, por medio de los santos sacramentos,el ltimo abrazo de paz y reconciliacin.

Pero, entre tanto, 155 mil hermanos mos se hallan cada da en estasangustias y te ruego los socorras. Mientras yo como, descanso, trabajo,

rezo o me divierto, 155 mil almas se hallan pendientes de su suerte eterna eneste ltimo y decisivo combate. Oh, Jess, por aquellas tres amargas horasque en el lecho de la cruz te vieron cielos y tierra agonizante, socorre entales momentos a los hijos de tu Corazn.


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DA XXVI

Pidamos hoy al Sagrado Corazn por

nuestros hermanos del Purgatorio

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La Iglesia de Dios tiene hijos suyos necesitados an fuera de este

mundo. Tambin tiene un alivio para las necesidades de la otravida. Entre los combates de la vida presente y el descanso finalde la gloria, hay para muchas almas un plazo de expiacin en el

que se purgan culpas todava no purificadas o se pagan deudas todavano satisfechas. Este plazo de expiacin, concedido por la misericordiadivina y exigido por su justicia es el Purgatorio.

El buen devoto del Sagrado Corazn de Jess no puede menos que ser ami-go del Purgatorio. Hay all almas que un da fueron muy fervorosas,que oraron al pie de los mismos altares que nosotros, que sonrieroncon las mismas alegras cristianas y lloraron con idnticos dolores.

Aman a Dios, le desean, tienen segura su prxima posesin. Peroesta dicha se les retarda hasta que sea cumplido el pago de sus atra-sos. En su favor, Dios admite nuestras oraciones y obras buenas.Quin se las negar?

Oh, divino Corazn, hazle sentir al mo un tierno afecto, un vivo in-

ters por aliviar esas almas de hermanas y hermanos mos, que nadapueden hacer ya por s mismas y que todo lo esperan de nuestra cari-dad. Derrama sobre sus penas los tesoros de tu Corazn y apresuraeldulce momento de reunirlas eternamente contigo.

Es muy grande la caridad para con las almas del Purgatorio.Los grandes santos han sido muy fervorosos en este punto.La Iglesia nos da el ejemplo mezclando en todos sus rezos yceremonias el piadoso recuerdo de los difuntos.


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Dulce comunicacin la de nuestros corazones con los de estos her-manos nuestros por medio de la oracin; lazo misterioso que nos per-

mite tener amigos an ms all de la tumba y aleja de nosotros la ideade una separacin total Padres, hermanos, amigos, bienhechores,sabemos que nos escuchan en el Corazn de Jess y que,por conducto del, reciben y agradecen nuestro carioso recuerdo.

Oh, Corazn divino, intermediario de estas peticiones: da a esas al-mas la paz que por ellas te piden tus amigos en la tierra, a fin de que unda nos renas a todos en el gozo de la vida eterna. Acepta por esas al-

mas nuestras oraciones, nuestras limosnas, nuestra Comunin, nues-tros sacrificios, nuestra devocin a Ti.Porque sabemos que te son queridas, las recomendamos a tu com-

pasin. Los mritos de tu vida, pasin y muerte; las lgrimas de tu Madre; lasvirtudes de tus santos; los servicios de tu Iglesia: todo te lo ofrecemos en pago de esasdeudaspara que, bondadosamente, se lo apliques a su salvacin eterna

Podramos dejar olvidada esta splica entre las muchas quehemos dirigido estos das al Sagrado Corazn de Jess? Po-

dramos dejar de interesarnos en que cada da sea ms ardiente ennosotros y en todo el mundo su devocin? Hacindolo, apoyaremos

la mira del Salvador al manifestarse a los hombres de esta manera yejerceremos a favor de ellos y por su eterna salvacin el ms fecundoapostolado.


DA XXVII


de Jess por el aumento de esta

devocin en nosotrosy en todo el mundo

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Veamos cmo se afanan los hombres ilustres del mundo por propa-gar sus ideas; veamos cmo sufren por ello persecucin y se exponen a

crueles contratiempos. Qu no podramos hacer nosotros algo similarpara extender el amor a Jess? Qu hemos hecho hasta hoy? Qunos proponemos hacer en adelante? Qu trabajos pensamos empren-der en nuestro pueblo, entre nuestros amigos o familiares, o por lo me-nos en nosotros mismos?

Pareciera que no nos espanta considerar el reproche que pueda diri-girnos un da el Salvador, cuando nos muestre la cruz, las espinas y las

heridas de su Corazn, y nos diga: Mira lo que lo que hice Yo por ti,qu has hecho t por M?Bondadoso Jess: bien quisiera yo extender por todo el mundo y

hacer conocer a todos los hombres las riquezas de tu Corazn; peroya que mis fuerzas son pocas para tan grande apostolado, te suplicoque seas T quien a todos se d a conocer, para que crezca cada da elnmero de los que te aman y te sirven. Sea yo uno de ellos, soberanoRey de las almas. Aviva en m tu llama amorosa y hazme discpulo fiel,

amigo fervoroso de tu Sagrado Corazn.

Grandes favores pueden pedirse al Sagrado Corazn si de ve-

ras nos dedicamos a propagarlo entre nuestros hermanos yaumentar en nosotros mismos esta devocin.Tomemos las palabras del Salvador a santa Margarita en

sus revelaciones:A los que trabajan en extender el culto a mi Sagrado Corazn les

dar abundantemente las gracias necesarias a su estado; pondr pazen sus familias; les consolar en sus penas; ser su amparo en la vida yen la muerte y bendecir sus empresas cristianas. A los religiosos que

trabajen en la conversin de los pecadores, les dar fuerzas con quablandar y mover los corazones ms endurecidos. Las casas en que sehalle expuesta mi Imagen, se llenarn de mis bendiciones. Los que sedediquen a dar a conocer mi culto, tendrn su nombre escrito en miCorazn y jams se borrar de l.


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Oh, Sagrado Corazn! Oh, Corazn divino a quien veloces hemosacudido a festejar cada da de este mes de junio, cmplanse en noso-

tros tan consoladoras promesas! Aqu nos tienes para renovar el pro-psito de eterna fidelidad y constancia en tu servicio y en el apostoladode tu Corazn. Reina en nosotros y en nuestras casas y pueblos, preside nuestrosproyectos, anima nuestros pensamientos y que estos se dirijan a un solo objetivo:promover, sin descanso, tu gloria.

Oh, dulce Jess: dichoso quien viva en Ti y en Ti muera. Sea tu Co-razn nuestro tesoro en vida, para que lo sea, asimismo, en toda la

eternidad, donde juntos te alabemos, te bendigamos y te glorifiquemoseternamente.

Estos tres ltimos das del mes de junio los dedicaremos a laaccin de gracias. Nada ms digno de un corazn noble que elagradecimiento por los beneficios recibidos, y por desgracia,nada ms olvidado por el comn de los cristianos.

Fijmonos hoy nicamente en lo que debemos a Dios en el orden dela naturaleza. Dones suyos son esta existencia que tengo y los medios

con los que su bondad me la conserva todos los das y me la embellece.La luz que me alumbra, el pan que me sustenta, el agua que sacia mised, el sueo que repara mis fuerzas, la creacin entera que me rodea,todo ha sido puesto a mi disposicin para que me ayude a conseguir unfin noble.


DA XXVIII

Demos hoy gracias al Sagrado

Corazn por los beneficios recibidos

en el orden de la naturaleza

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Si amanece y si anochece; si cambian las estaciones; si el campo pro-duce cosechas; si resplandece en el firmamento el sol; si tiene peces el

mar, fieras la tierra y aves el aire; si reinan en todo el orden y la provi-dencia, por m lo hizo, por m lo orden Dios en admirable conjunto.

Hay corazn capaz de entonar el himno debido de accin de graciasa Dios por tales maravillas? S lo hay. En el Sagrado Corazn de Jesstiene el hombre un medio seguro con el que mostrarse agradecido aDios. Lo que nuestra lengua es incapaz de decir, lo que nuestro co-razn es pequeo para sentir como se debe, por nosotros lo expresa,

con infinito amor, el Sagrado Corazn de Jess. En l, por l y con lestaremos eternamente reconocidos de la obra de Dios.

Los beneficios de Dios no nos han sido dados una sola vez: nos

siguen, nos rodean, nos acompaan como luminosa atmsferade amor en todos los instantes de nuestra vida. Resplandecemenos el sol cada maana en el horizonte de lo que brilla sobre

nosotros la infinita bondad de Dios. Hasta en los males se pueden en-contrar motivos de agradecimiento, pues si de ellos nos valemos comoparte de su soberana voluntad, qu tesoros de paz y de consuelo noderramar su mano benfica sobre cualquiera de mis preocupaciones?

Es muy cierta la expresin de que nunca se me muestra ms comoun Padre nuestro Dios que cuando nos aflige. La sola consideracinde los muchos males de los que me ha sacado su bondad exige de m unreconocimiento. La enfermedad que no tengo, la persecucin que nosufro, la privacin que no me mortifica, son beneficios negativos perono por eso son menos apreciables. Dios tiene extendida, como un es-cudo, su mano sobre m y me libera de muchas angustias que aquejana otros h

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