Determinaciones de La Conducta Ibañez

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Quaderns de Psicologia, 1982. 11, 5-22 Tomás IBÁÑEZ GRACIA* RESUMEN La tradicional oposición entre aquellos que sitúan losfactores semiológicos como determinantes en última instancia de las conductas y los que asignan esta característica a los factores ecotécnicos, es analizada desde el conflicto más fundamental entre las orientaciones «realistas» y las orientaciones a'dea- listasu. Se pone el énfasis sobre la necesidad de elaborar una semiologia de las con- ductas y de desembocar sobre una teorización psicosocial que sea a la vez una teoría de la significación. Se intenta una interpretación de la espiral entre lo semiótico y lo material, a partir del ~constructo teórico» presentado por Fou- cault bajo el nombre de dispositivo disciplinario*. Tras analizar el papel que las representaciones eidéticas desempeñan en la determinación de los resultados producidos por las investigaciones psicoso- ciales, se concluye sugiriendo una investigación que permita contrastar la hi- pótesis según la cual variaciones en la relación material que une los sujetos a una misma situación producirán lecturas diferenciadas de dicha situación aunque se *utilice» un mismo sistema de lectura. * Psicología Social. Departamento de Psicología. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Autónoma de Barcelona.

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  • Quaderns de Psicologia, 1982. 11, 5-22

    Toms IBEZ GRACIA*

    RESUMEN

    La tradicional oposicin entre aquellos que sitan los factores semiolgicos como determinantes en ltima instancia de las conductas y los que asignan esta caracterstica a los factores ecotcnicos, es analizada desde el conflicto ms fundamental entre las orientaciones realistas y las orientaciones a'dea- listasu.

    Se pone el nfasis sobre la necesidad de elaborar una semiologia de las con- ductas y de desembocar sobre una teorizacin psicosocial que sea a la vez una teora de la significacin. Se intenta una interpretacin de la espiral entre lo semitico y lo material, a partir del ~cons truc to terico presentado por Fou- cault bajo el nombre de dispositivo disciplinario*.

    Tras analizar el papel que las representaciones eidticas desempean e n la determinacin de los resultados producidos por las investigaciones psicoso- ciales, se concluye sugiriendo una investigacin que permita contrastar la hi- ptesis segn la cual variaciones e n la relacin material que une los sujetos a una misma situacin producirn lecturas diferenciadas de dicha situacin aunque se *utilice u n mismo sistema de lectura.

    * Psicologa Social. Departamento de Psicologa. Facultad de Filosofa y Letras. Universidad Autnoma de Barcelona.

  • QUADERNS DE PSICOLOGIA

    ABSTRA CT

    The traditional opposition between those who belieue that semiological factors are the principal determinants of behavior and those who attribute thzS characteristic to ecotechnical factors, is examined from the point of view of a deeper conflict between .Zdealist and .realist orientations.

    The accent is placed on he necessity of a semiological account of behauior and of a socio~sychological theory which would be at the same time a theory of significance. Simultaneowly, the author points to the impossibility of ne- glecting material structures when constructing explicatory models of beha- vior. A tentatiue inter?wetation of the s$iral between semiotic and material elements is prol>osed in terms of Foucault S theoretical construct called dis- ciplinary disl>ositiue.

    After analyszitg the effects of eidetical representations* on the results rea- ched by socio~sychological research, the author concludes by suggestzizg a re- search design aimed at contrasting the hypothesis that a uariation ziz the ma- terial relation which links subjects to a similar situation will produce diffe- rent weadings of this situation, euen if the .creading sys t em is the same for al1 subjects.

    La lgica bivalente impregna con tal fuerza nuestro modo de pensar ha- bitual en el campo de lo cotidiano, que tambin deja sentir sus efectos en el mbito del pensamiento cientfico y, muy especialmente, en el marco de las ciencias humanas y sociales. En efecto, nadie puede negar que las dicoto- mas tajantes, las oposiciones bipolares, las disyuntivas, las alternativas mu- tuamente excluyentes brotan como flores en primavera en el mismsimo co- razn del discurso psicolgico: innesmo frente a ambientalismo, mentalis- mo contra conductismo, personalismo versus situacionismo, enfoque clnico contrapuesto al enfoque experimental, comprensin frente a explicacin, etc.. . Aqu tenemos un botn de muestra suficientemente ilustrativo al res- pecto.

  • Buena parte de la reflexin que ha ido constituyendo paulatinamente a las ciencia.s humanas y sociales ha girado precisamente en torno a una de esas dicotomas: la que opone, por una parte, las determinaciones de la con- ducta (o, ms generalmente, las determinaciones de las caractersticas del ser) que provienen de las estructuras materiales (fisico-qumicas, socio- tcnicas.. .), es decir la realidad fsico-social, y por otra parte las determina- ciones que provienen de la esfera semitica, es decir de la representacin cognoscitiva de la realidad.

    Algunos autores pretenden que es en ltima instancia el significado atri- buido por un sujeto a una situacin (su elaboracin cognoscitiva de esa si- tuacin) lo que determinar el tipo de conducta resultante. Bien cierto es, en efecto, que si un sujeto ve)> como distintas dos situaciones amaterialmen- te idnticas, probablemente responder con comportamientos diferentes y recprocamente. Otros autores pretenden, por lo contrario, que es, en lti- ma instancia, el entramado fsico-social en el que est atrapado el sujeto lo que determinar su tipo de conducta. Tambin en este caso proliferan las evidencias a favor de este punto de vista; todos sabemos, por ejemplo, lo f- cil que resulta conseguir que la gente beba ms refrescos o se quite la cha- queta manipulando la temperatura del local en el que se encuentran.

    En un brillante artculo de vulgarizacin titulado La Psicologa social: una situacin, una trama y una escenificacin en busca de realidad, Ph.G. Zimbardol pareca querer escapar a esta dicotoma recurriendo a un enfo- que tridico. Pero al final las fuentes de determinacin de la conducta so- cial quedan reducidas a la situacin y a la trama, ya que el factor verbal agregado por el autor se limita a intervenir como mediador en la elabora- cin de las significaciones.

    Esta oposicin entre los efectos del significado o de la representacin de la realidad)) y los efectos del entorno social o material es mucho menos ino- cente~ de lo que puede parecer en un primer momento. En efecto, creo po- der afirmar que hunde sus races en una oposicin mucho ms general que recorre toda la historia del pensamiento acerca del pensamiento desde el tiempo de los griegos. El enfrentamiento bsico entre idealismo y ~realis- mo o entre dos alternativas menos fundamentales como son el (~fenomenis- mo empiricistan y el materialismo,, subyace sin duda en la polmica que opone los partidarios de una explicacin de las conductas en trminos de

    ' ZIMBARDO, PH. C., .La psychologie sociale: une situation, une intrigue et un scenario en quete de la realit, en MOSCOVICI. S . , Introduction a la psychologie sociale, Paris, Larousse, 1972. vol. 1, pp. 85-102.

  • eventos mentales (la significacin) y los partidarios de una explicacin en trminos de eventos fsicos (el entorno). Es probablemente este entronque con la epistemologa lo que ha suscitado mi inters por la cuestin que aqu intento discutir.

    EL PROBLEMA DEL SIGNIFICADO

    No se puede abordar el tema del significado en psicologa social sin men- cionar en lugar destacado las aportaciones que se han hecho desde el inte- raccionismo simblico)>. Esta orientacin terica es probablemente la que ha puesto mayor nfasis sobre los procesos hermenuticos y sobre los proce- sos de atribucin de significado considerados como condiciones de produc- cin de las conductas sociales. No es intil recordar a este respecto tres de las premisas que caracterizan a esta orientacin segn una formulacin que tomamos libremente del que fuera uno de sus principales exponentes, H. Blumer2: 1 P Los seres humanos actan hacia las cosas en funcin del signifi- cado que revisten para ellos. 2P El significado de las cosas nace de las inte- racciones que se fraguan entre el individuo y sus semejantes. 3P Los sujetos (o mejor dicho los actores) seleccionan, comprueban, suspenden, reagru- pan y transforman los significados en funcin de la situacin en la cual se encuentran y en funcin de la orientacin que tienen sus acciones.

    Para dar un trtamiento satisfactorio al problema del significado no bas- ta, sin embargo, con reconocer su importancia, ni tampoco es suficiente con construir tipologas de significantes. Es indispensable adoptar, adems, una perspectiva gentica. En efecto, el aspecto ms interesante que encierra el enfoque semiolgico radica precisamente en los procesos y en los mecanis- mos generadores de sentido.. (Cmo se construyen, literalmente, los signi- ficados de los actos que uno percibe y que uno emite? Cules son los proce- dimientos a travs de los cuales se atribuye un significado a las interacciones sociales? Cules son los factores que intervienen en la descodificacin o en la hermenutica de las situaciones sociales? Cul es la naturaleza del enre- jado que el sujeto proyecta sobre su entorno y cul la naturaleza del tamiz de lectura que aplica a los distintos objetos que se presentan ante su mirada?

    El presente trabajo no pretende responder, ni siquiera parcialmente, a es- tas preguntas que constituyen materia para aos de investigacin; slo pre-

    z BLUMER, H . , Symbolic interactionism: Perspective and method. Englewood Cliffs, N . J., Prentice Hall, 1969.

  • tende contribuir a plantear el problema de una semiologa de las conductas3 y a desbrozar el terreno para que se vayan estableciendo paulatinamente las condiciones de posibilidad de un tratamiento semiolgico del quehacer so- cial y del entramado social en el que ste se desarrolla.

    Ferdinand de Saussure sugiri en su tiempo que la ((ciencia de los signos deba ubicarse de lleno en el seno de la psicologa social. No parece que la psicologa social haya sacado las consecuencias ltimas de esta intuicin saussuriana que la haca depositaria del secreto del significado. Sin embar- . go, no cabe la menor duda de que toda significacin nace efectivamente de una interaccin que la instituye como tal, y de que, en esta medida, el signo es una entidad psicosocial de par en par. Pero la vinculacin de la psicologa social con la semiologa es an ms profunda. En efecto, no basta con consi- derar que el signo es justiciable de una aproximacin psicosocial; conviene re- conocer, adems, que es el propio objeto de la psicologa social el que con- lleva en su propio tejido una dimensin irrenunciablemente semiolgica.

    En cierta medida se puede afirmar que no puede elaborarse una teora psicosociolgica aceptable que no sea a la vez una ((teora de la significa- cin)), o por lo menos que no est fuertemente conectada con una teora de la significacin. Esta teora no puede ser, por supuesto, una teora semnti- ca, aunque s pueda nutrirse abundantemente de una teora de ese tipo. El abismo que separa el discurso verbal y las acciones de tipo no lingstico es patente y suficientemente elocuente. La diferencia no radica nicamente en el hecho de que el lenguaje est incomparablemente ms estructurado que las dimensiones puramente conativas de las interacciones sociales, ni tampoco estriba exclusivamente en el hecho de que las unidades que confor- man el Corpus lingistico son mucho ms fcilmente definibles que las even- tuales unidades en las que podra descomponerse la interaccin social. La diferencia radica bsicamente en que el lenguaje, considerado en su dimen- sin principal, es decir comunicativa, tiene por funcin explcita vehicular unos significados intencionales y unvocos, mientras que los significados transmitidos por la actuacin no lingstica no constituyen usualmente su objetivo explcito y principal. El xito del intercambio lingistico est preci- samente e'n la coincidencia de los significantes y de los significados para los interlocutores. Toda disparidad entre el mensaje que se pretende emitir (significado para el emisor) y el mensaje efectivamente recibido (significado para el destinatario) es imputable a un disfuncionamiento (ruido, diferen-

    IBAEZ, T., Factores sociales de la percepcin: hacia una psicologa social del significa- do, Quaderns de Psicologia, nm. 1, (segona epoca), pp. 71-81, 1979, Barcelona.

  • cia de cdigo, diferencia en los especificadores contextuales.. .). La situacin-tipo es aquella en la cual el significado es idntico a la salida y a la llegada y donde las significaciones transmitidas involuntariamente por el emisor pueden considerarse como irrelevantes. En la interaccin no directa- mente centrada en la comunicacin, el valor de la significacin recogida por el sujeto no se puede medir por su grado de adecuacin a la significa- cin conscientemente emitida por el actor. La codificacin y la descodifica- cin se efectan en niveles distintos y con parmetros diferentes. El proble- ma no es aqu el de las reglas de correspondencia entre significados y signifi- cantes, como es el caso de la semntica; el problema es mucho ms comple- jo, puesto que nos enfrenta con la construccin de significados a partir de la utilizacin conjunta de distintos cdigos que para colmo son, adems, de naturaleza distinta.

    I EL ENTRAMADO MATERIAL El nfasis sobre las determinaciones conductuales provenientes del

    entorno4 ha corrido por cuenta de las orientaciones de tipo conductista, aunque tambin los gestaltistas aportaron su grano de arena insistiendo so- bre la pregnancia de las ((buenas formas. Es, por supuesto, lgico que las orientaciones que ms ahnco pusieron en la investigacin de los efectos re- sultantes del medio fueran precisamente aquellas que mayor importancia concedan a los procesos no cognoscitivos en la configuracin de las conduc- tas.

    La psicologa ambiental y la ecopsicologa han capitalizado el esfuerzo realizado desde el conductismo, quedando sin duda marcadas por esta he- rencia pero realizando a la vez una valiosa operacin de apertura en direc- cin a otras plataformas tericas. De hecho la ecopsicologa y la psicologa ambiental han ido constituyendo y descubriendo paulatinamente un ampl- simo campo de investigacin que abarca: - desde la determinacin casi automtica de las secuencias conductuales

    y mentales;

    A nadie escapar que existe una tercera gran fuente de determinacin que no se aborda en este planteamiento: las estructuras innatas y las componentes biolgicas de las conductas. Esto no significa que no se reconozca la importancia de esta dimensin; todo lo contrario. Consideraremos aqu lo biolgico como la base sobre la cual se articulan las restantes deter- minaciones, pero sin detenernos en su anlisis. La importancia y la complejidad del substrato biolgico de la conducta social son de tal magnitud, que hemos optado por neutralizar esta dimensin, aun con el riesgo de distorsionar nuestro enfoque.

  • - hasta los ms tenues efectos de inflexin de las conductas; - pasando por sutiles pero incisivos y duraderos moldeamientos de la ac-

    cin y del pensamiento de los sujetos.

    La interaccin entre lo semitica y lo material

    La continua referencia a las explicaciones formuladas en trminos de sig- nificado y a las explicaciones formuladas en trminos de presin del entorno no constituye ninguna reedicin o reproduccin de la vieja polmica entre situacionismo y personalismo, aunque sin duda alguna se pueden notar al- gunas reminiscencias. La intencin que nos anima es precisamente la de so- brepasar ese tipo de polmica y de planteamiento. Las salidas ms positivas que han solido tener los enfrentamientos entre opciones tajantemente dico- tmicas han consistido en abandonar la lnea de fuego y dejar de buscar ((elementos de prueba)) que estableciesen la supremaca de una de las dos posturas en juego. El caso de la polmica Nature-Nurture)) es realmente ejemplar al respecto. Tras aos de buscar intensamente cul de los dos fac- tores es el ms decisivo o de intentar medir el peso respectivo de cada uno de ellos, se impuso la conclusin que siempre termina por imponerse en estos casos: a saber, que la cuestin realmente importante apunta a la ((interac- cin entre los factores y el anlisis del modo de funcionamiento de cada cual en tanto que se halla posibilitado, condicionado, potenciado, inhibido o anulado por el otro. En el caso que aqu nos preocupa est claro, por ejemplo, que uno de los mltiples factores susceptibles de determinar el significado para el sujeto. es precisamente el propio contexto material ((desde el cual ste procede a la lectura de las situaciones. Asimismo, est claro que el contexto material no ejerce los mismos efectos de determina- cin segn sea el tipo de significado que el sujeto le atribuye; baste recordar los resultados obtenidos desde la teora de la disonancia cognoscitiva para cerciorarse de ello (especialmente elocuentes son los estudios de J. Brehm so- bre la sed y los resultados de Ph.G. Zimbardo sobre el control del dolor).

    La tentativa de sobrepasar un planteamiento dicotmico puede verse fa- cilitada con la ayuda de ciertas herramientas conceptuales elaboradas en te- rrenos ajenos al interaccionismo simblico, a la ecopsicologa e incluso a la propia psicologa social. Estoy refirindome en concreto al trabajo terico desarrollado por Michel Foucault y, ms especialmente, a su concepto de dispositivo disciplinario* entendido como un instrumento de determina- cin de las mentes y de los cuerpos. En efecto, el concepto de disciplina, tal

  • y como lo ha elaborado Foucault, constituye un magnfico ejemplo de con- cepto integrador, de concepto crisol en el cual se funden los aspectos ma- teriales y los aspectos semiolgicos y en donde el significado se inscribe en la materia a la vez que el juego de la materia'engendra ideologa.

    La espiral entre lo semitico y lo material: los dispositivos disciplinarios

    Cuando una ameba se aleja rpidamente de una gota de cido, parece 1- cito declarar que la ameba ha procesado una informacin y que ha emitido la conducta que est conectada en su patrimonio gentico con ese tipo de informacin. La cuestin est en saber si tambin es lcito afirmar que la gota de cido tiene un asignificado para la ameba. Me inclino por una res- puesta decididamente negativa, salvo en el caso de que consideremos una utilizacin puramente analgica o metafrica del trmino significado. En efecto, hablar de significado en este caso nos conduce a no poder diferen- ciar las operaciones de atribucin de significado, por una parte, y las sim- ples relaciones causa/efecto, o estmulo/respuesta, por otra parte.

    A nivel filogenttico (y probablemente tambin a nivel ontogentico) pa- rece que el ser vivo comience por reaccionar a las informaciones provenien- tes del medio, o, mejor dicho, a las informaciones provenientes de su inte- raccin cSn el medio, siguiendo unas pautas estrechamente programadas en/por su genoma. Ms adelante, en la cadena de la evolucin (y probable- mente de la maturacin) el ser vivo se torna menos dependiente de una es- tricta determinacin gentica e incluye cada vez ms procesos de tipo her- menutico. El proceso por medio del cual pasamos de un tratamiento de la informacibn en trminos de reconocimiento/elaboracin de seales a un procesamiento de la informacin en trminos de reconocimien- to/elaboracin de significados, constituye ciertamente una operacin compleja, de difcil anlisis y comprensin, pero que ocupa un lugar central en el proceso de la hominizacin.

    Si echamos una rpida mirada a la historia del hombre, y ms concreta- mente a la historia de sus interacciones sociales, podemos ver cmo va aumentando, a medida que remontamos el tiempo, la importancia de las inducciones materiales de tipo estmulo/respuesta o, si se prefiere, de tipo procesamiento de seales-respuestas genticamente programadas)). El caso de las relaciones de dominacin es particularmente ilustrativo al respecto. Nuestros remotos antepasados se preocupaban probablemente bastante po- co de conseguir la obediencia de sus semejantes. La fuerza, la astucia o la

  • habilidad les servan para conseguir, o intentar conseguir, los bienes que apetecan. Se sometan y abandonaban un bien o desistan de intentar con- seguirlo, cuando estas mismas caractersticas se presentaban, o parecan presentarse, con mayor peso en el contrincante. Tuvo que transcurrir bas- tante tiempo antes de que se desarrollara una tecnologa de la obediencia y que se forjaran nuevos procedimientos para doblegar la voluntad ajena ante la voluntad propia. Con la aparicin de este nuevo saber se produjo una revolucin en la tecnologa del poder y el hombre no ces ya de perfec- cionarla: juego de las amenazas y de las recompensas, sutilmente entremez- cladas, recurso a lo sobrenatural, invencin de la legitimidad d1 mando, subyugaciories diversas, etc.. .

    Las tcnicas ms rudimentarias empezaron actuando sobre el cuerpo pa- ra conseguir del otro lo que se pretenda (suplicios, castigos corporales, cari- cias refinadas.. .). El perfeccionamiento sigui una lnea de creciente semio- logizacin. Los sistemas de creencias, las ideologas, los cdigos morales, permitieron actuar sobre la mente sin tener que tocar los cuerpos ...Cuan- do hayis formado as la cadena de las ideas en la cabeza de vuestros ciuda- danos, podris entonces jactaros de conducirlos y de ser sus amos. Un dspo- ta imbcil puede obligar a unos esclavos con unas cadenas de hierro, pero un verdadero poltico ata mucho ms fuertemente por la cadena de sus pro- pias ideas. Sujeta el prirner cabo al plano fijo de la razn; lazojtanto ms fuerte cuanto que ignoramos su textura y lo creemos obra nuestra; la deses- peracin y el tiempo destruyen los vnculos de hierro y de acero, pero nada pueden contra la unin habitual de las ideas, no hacen sino estrecharla ms; y sobre las flojas fibras del cerebro se asienta la base inquebrantable de los Imperios ms sol id os^^.

    Sin embargo, esta lnea de progreson asentada en la semiologa se quie- bra en el siglo XVIII y Foucault nos muestra cmo vuelven a aparecer en- tonces unas tcnicas de induccin material que aseguran la sujecin de los hombres. Con el adyenimiento de los dispositivos disciplinarios las relacio- nes de poder prescinden de los signos y de las ideologas pasando a grabar sus efectos directamente sobre los cuerpos de los sujetos y consiguiendo, de esta forma, moldear sus mentes de forma subrepticia6.

    Citado por M. FOUCAULT en Vigilar y castigar, Mxico, Siglo XXI, 1976, pp. 107. ~ s t e - ' fragmento proviene del libro de M. SERVAN, Discours sur l'udministration de lajwtice crimi- nelle, cuyo ao de publicacin remonta a 1767.

    Para una magnfica exposicin acerca de los dispositivos disciplinarios,,, ver la obra de M . FOUCAULT: Vigilar y castigar. Tambin se puede encontrar una exposicin resumida en T. IBNEZ: Poder y Libertad, Barcelona, Ed. Hora, 1982, (en prensa).

  • Las disciplinas son un arte del detalle*, una anatoma poltica del cuer- po que consiguen maximizar simultneamente e inseparablemente las po- tencialidades de utilidad y de docilidad de los cuerpos. Sus procedi- mientos son del orden del ejercicio^, del examen, de la espacializacin, de las ~micropenalidadesn y, ms globalmente, del orden de la ((normaliza- cin. Segn Foucault estaramos en una poca en la cual el control ideol- gico ejercido sobre los sujetos mediante las artes semiolgicas se doblara de un procedimiento de sujecin disciplinario, no semiolgico, material, niu- cho ms difcil de evidenciar, pero tambin mucho ms sutil y eficaz. La fuerza de las palabras frente a la fuerza de los condicionantes materiales. Para obligar al uso de una escalera de bajada y otra de subida podemos co- locar carteles imperativos y hasta amenazantes, o bien instalar dos escaleras mecnicas y ahorrarnos los castigos a la vez que ocultamos la presencia visi- ble de la Ley.

    Por supuesto, no hay ninguna razn para que la espiral de lo material y de lo semiolgico se detenga en el estado de las disciplinas. El paso siguiente podra dejar caduca la nocin misma de obediencia, haciendo que la de- sobediencia fuera tcnicamente imposible y terminara por ingresar en el mundo de lo no pensable. La biotecnologa y su dominio del A.D.N. en- cierra sin duda promesas al respecto.

    LAS REPRESENTACIONES EIDTICAS Y SUS EFECTOS EN LAS INVESTIGACIONES PSICOSOCIOL~GICAS: LA VARIABLE SEMIOLGICA COMO VARIABLE DESDEABLE

    Sera absurdo, o cuando menos paradjico, subrayar la tremenda impor- tancia de lo semiolgico, plantear la necesidad de estudiar la interaccin entre los factores semiolgicos y materiales, y emprender seguidamente ese estudio desde una perspectiva en la cual la variable semiolgica no se con- templase como un aspecto del propio proceso de investigacin. Algo as co- mo querer estudiar la interaccin entre aquello que se observa y el instru- mento de observacin, y no tomar en cuenta el hecho de que utiliza precisa- mente un instrumento de observacin para realizar ese estudio. Gran parte de la crtica de fondo dirigida contra la experimentacin en psicologa so- cial est basada justamente en que sta se ha desarrollado como si ella mis- ma fuese un objeto neutro, desprovisto de significado. Con una agudeza mental que le situaba muy por delante de su poca, S. Rosenzweig7 ya for-

    ROSENZWEIG, S., Experimental situation as problem, Psychological Review, 1933, 40, pp. 347-354.

  • mul en 1933 los principios de la crtica psicosociolgica al experimento psicosociolgico, que seran desarrollados muchos aos despus por investi- gadores como M.T. Orne? y como R. Rosenthalg. Pero antes de entrar en este tema se impone hacer una precisin terminolgica: utilizar en lo suce- sivo el trmino representacin eidtica para denotar los aspectos semiol- gicos de ndole psicosocial. Una representacin eidtica se refiere en este sentido al conjunto de los significados que conlleva para un sujeto una situa- cin determinada.

    En 1933 Rosenzweig demostraba ntidamente en su artculo ~Experi- mental situation as problem que ciertas variables consideradas como des- deable~ por los experimentadores eran susceptibles de coxitaminar grave- mente sus resultados. El anlisis crtico de la experimentacin en ciencias humanas se orientara ulteriormente en dos direcciones: las demand cha- racteristics de Orne, que podramos traducir por inducciones inherentes a la propia situacin experimental y, por otra parte, los experimenter ef- fects de Rosenthal o ((efectos debidos a las caractersticas del experimenta- dor. Entiendo que estos dos ncleos crticos pueden unificarse tericamen- te por medio de la nocin de representacin eidtica. Baste considerar que: - los efectos relacionados con la situacin experimental (demand cha-

    racteristics) son directamente imputables a las representaciones eidticas propias del sujeto segn cul sea su papel y posicin en el marco de un expe- rimento cientfico; - los efectos introducidos involuntariamente por el experimentador (ex-

    perimente~ effect) provienen, por su parte, de las representaciones eidticas que el propio experimentador ha elaborado acerca de cul debera ser el comportamiento normal de los sujetos, es decir cul debera ser su com- portamiento tericamente previsible.

    Se acepte o no esta unificacin, lo que no deja lugar a dudas es que la ca- rencia de control sobre las variables representativas torna ilusorio el carc- ter supuestamente constante de la situacin experimental, y ello a pesar de que esas,variablds representacionales o, si se prefiere, a pesar de que los significados de la situacin sean en todo rigor exteriores en relacin a la pro- blemtica especfica del experimento realizado. Hasta aqu la crtica se en- marca dentro de las coordenadas del propio mtodo experimental y es per- fectamente recuperable para mejorar el diseo de los experimentos, cosa que, en parte, se .ha hecho.

    ORNE, M.T., On the social psychology of the psychological experimentn, ~ m e r i c a n - Psychologist, 1962, 17, pp. 776-783.

    ROSENTHAL. R., Expenmenter effect in behavioral research, N . Y . , Appleton Century Crofts, 1966.

  • 16 QUADERNS DE PSICOLOGIA

    Una cuestin bastante ms grave radica en el hecho de que, aun en el ca- so de que se consiguiera neutralizar por completo los efectos mencionados, cosa factible, la situacin experimental seguira siendo irreductiblemente polismica, al igual que lo es cualquier discurso.

    Los mecanismos especficos que se estudian en el laboratorio provocan unas representaciones eidticas que afectan de forma significativa a su pro- pio funcionamiento. As, autores como E. Apfelbaumlo, J.P. Codol", M. Plon12 han demostrado experimentalmente que si se generan represen- taciones diferentes (R1, Rz... R ) de una misma situacin, (por ejemplo,

    *. una misma matriz de juego) los sujetos emitirn comportamientos totalmen- te distintos (C1, C2.. . Cn, por ejemplo, conductas cooperativas o conductas competitivas). En esta misma orientacin, J.P. Desportes, A. Duflos y M. Zaleska13 han demostrado que los efectos provocados por la presencia de un observador, lejos de ser efectos de mera copresencia)), varan segn la re- presentacin que los sujetos elaboran en relacin al observador.

    Es bastante probable que una de las principales razones por las cuales la psicologa social no consigue formular algo que se parezca a una ley de la cwducta social radique precisamente en esta tendencia a descuidar las re- presentaciones eidticas generadas por los mecanismos especficos sometidos a estudio. Por regla general, los efectos dependientes (C1, C2.. . Cn) que se suelen imputar a la manipulacin de las correspondientes variables inde- pendientes (VI, V2.. . Vn) tienen una validez circunscrita al tipo de repre- sentacin eidtica engendrada por la situacin en la que estas variables apa- recen. No es imposible, por ejemplo, que el carcter temporalmente corto que caracteriza a las situaciones experimentales les confiera una significa- cin de tal naturaleza, que las relaciones establecidas en el marco de esas si- tuaciones solamente se den en aquellas situaciones que vehiculan dicho sig- nificado.

    'O APFELBAUM, E., aRepresentations du partenaire et interactions ii propos d'un dilemme du prisonniern, Psychologie francaise, 1967, 12, pp. 287-295.

    l1 CODOL. J .P . , aRepresentation de la tache et comportement dans une situation sociale., Psychologie francaise, 1968, 14, pp. 217-228.

    '"LON, M., ~Observations theoriques et experimentales sur le r6le des representations dans des situations de choix conflictuels, Bull. du C .E .R .P . , 1968, 17, pp. 205-244.

    lS DESPORTES, J.P. , DUFLOS, A., ZALESKA, M., La facilitation sociale: un vieux probleme toujours sans solution~. Bu11 du C.E.R. P. , 1969, 18, pp. 27-42.

  • GNESIS DE LAS REPRESENTACIONES EIDTICAS Y EFECTOS DE LOS CONTEXTOS MATERIALES

    Las representaciones eidticas contribuyen notablemente a moldear las conductas sociales de los individuos; esto no significa, sin embargo, que las caractersticas materiales objetivas de las situaciones no desempeen tam- bin un papel determinante, aunque slo fuera porque las representaciones eidticas constituyen un producto elaborado precisamente a partir de las in- teracciones entre el sujeto y la situacin en la que se halla (algo as como el precipitado que resulta de la interaccin entre una substancia qumica y un reactivo). Es precisamente cuando las representaciones no guardan relacin con las correspondiente situacin cuando se suele hablar de delirio.. En contraste con la importancia que los procesos de produccin de las repre- sentaciones eidticas parecen tener, nos encontramos con que no han sido prcticamente explorados por los psiclogos sociales y que carecemos de pautas bien definidas que estructuren este campo.

    Sugiero, por analoga con la psicolingstica, que asimilemos esos proce- sos a una lectura activa (codificacin/descodificacin) de las situaciones sociales, cuya finalidad o cuyo resultado consiste en descifrarlas y atribuirles un significado. Los aspectos bsicos del sistema de descodificacin de la realidad de que dispone un sujeto se elaboran durante la sociognesis del individuo. Pero ese sistema de lectura,, (que engloba en su seno las ideolo- gas) evoluciona a lo largo de toda la existencia del sujeto, modificndose con el tiempo y las experiencias. No me cabe la menor duda, aunque por supuesto convendra demostrarlo, que ese sistema de lectura de la realidad14 se encuentra fuertemente influido por el tipo de actividad domi- nante que desarrolla el sujeto en su vida cotidiana. Sera probablemente in- teresante poder comparar las lecturas que hacen de una misma situacin dos grupos de sujetos fuertemente diferenciados en cuanto a las condiciones de su sociognesis, pero que estn insertos en un mismo campo de actividad profesional. Si se hallasen diferencias sera, sin embargo, muy difcil dicta- minar su procedencia. En efecto, nada nos indica si los diferentes compor- tamientos manifiestos de los sujetos se deben a una diferencia en la lectura de la situacin o a una simple diferencia en cuanto a los registros de res-

    l 4 Cabe recordar aqu que un sistema de lecturan no extrae el significado encerrado en el texto, sino que construye. el significado como resultante de la interaccin entre el texto,

    . con sus mltiples significados inherentes, y el propio sistema de lectura con sus mltiples cla- ves posibles.

  • 18 QUADERNS DE PSICOLOGIA

    puestas disponibles frente a una interpretacin dada15, es decir, a unas va- riables situadas despus de la representacin. Para evitar confusiones su- giero que se ubique la intervencin de las normas sociales en posicin de posterioridad respecto de las representaciones, o si se quiere a la salida de stasI6. Ante una representacin determinada, las normas sociales interiori- zadas por el sujeto le indican cul es el registro de respuestas pertinentes que tiene a su disposicin; esto puede representarse de la siguiente manera:

    Universo de respuestas posibles n

    Situacin --- de ----- + Representacin -- Normas - + respuestas

  • lectura como tal y los efectos relacionados con sus condiciones de uso.. Esto permitira, entre otras cosas, determinar cul de esos dos aspectos es respon- sable de las cegueras selectivas, es decir, de la no-descodificacin de cier- tos aspectos implcitos e incluso explcitos en una situacin dada (se puede no or un sonido porque no se le ha prestado atencin o porque su frecuen- cia est por debajo de nuestras capacidades). En cualquier caso se trata de dos aspectos que conviene diferenciar ntidamente si se pretende estudiar las condiciones de produccin de las representaciones eidticas. Otro de los as- pectos que se debe tomar en cuenta de manera inexcusable es el impacto de la propia situacin material. Ms precisamente, formular la hiptesis de que la representacin eidtica de una situacin depende en grado elevado de la arelacin material que une al sujeto con esa situacin. En el plano de la sociedad global esto significa que con unos sistemas de lectura y unas ca- I

    pacidades cognoscitivas de descodificacin similares, un obrero y un intelec- tual (o un joven y un viejo, una mujer y un hombre, etc.. .) no leern de la misma forma una misma situacin ni desembocarn en una misma repre- sentacin debido a que su relacin material a la situacin es distinta. Es evi- dente, por supuesto, que para que intervenga un efecto diferenciador, a pe- sar de que los sujetos tengan la misma ideologa y las mismas capacidades, la situacin debe encerrar una caracterstica que establezca una diferencia en la relacin material que une a los sujetos con la situacin y ello precisa- mente en funcin del crjterio que les diferencia (sexo, edad, trabajo, etc.. .). Esto significa que un joven y un viejo que tengan la misma ideologa inter- pretarn, sin embargo, diferentemente una misma situacin, a condicin de que sta ponga en juego un factor material relacionado con la edad. Mi hiptesis es, pues, en concreto, la siguiente: Aun disponiendo de un siste- ma de lectura similar, los sujetos enfrentados a una misma situacin proce- dern a una lectura distinta y desembocarn sobre representaciones dife- rentes, siempre que su relacin material a la situacin sea distinta)).

    No parece que r n a demostracin experimental de este punto de vista encierre demasiadas dificultades. A ttulo ilustrativo sugiero el siguiente diseo:

    Sean dos grupos de sujetos, A y B, constituidos aleatoriamente y asigna- dos a sendas situaciones experimentales que se diferencian nicamente por el grado de confort que tienen para los sujetos (tipo de asiento, temperatura ambiente, colores etc.. .):

    Situacin A: muy confortable. Situacin B: muy inconfortable. La reparticin aleatoria de los sujetos es una garanta de que no diferirn

  • 20 QUADERNS DE PSICOLOGIA

    en cuanto a su sistema de lectura, que es en este caso de orden puramente perceptivo-visual.

    Sean unos mismos objetos estmulos que los sujetos debern descodificar: dos series de 20 diapositivas cada una. Cada diapositiva presenta con una disposicin variable el mismo nmero de puntos de color, pero en tal cuan- ta que es imposible contarlos en el tiempo de la exposicin.

    Procedimiento: Una vez que el sujeto est instalado en la situacin que le corresponde se le informa de que: 1) se trata de una tarea de ((evaluacin perceptivan; 2) debe evaluar lo ms exactamente posible, el nhero de puntos que hay en cada diapositiva, sabiendo que ste es invariable en todas ellas; 3) debe transmitir su evaluacin al experimentador despus de cada diapositiva, por medio de unas teclas numeradas; 4) recibir en respuesta a

    \ su evaluacin la seal + , - , o bien = , segn que la evaluacin emitida por otro sujeto presente en la sala contigua sea superior, inferior o idntica a la suya propia; 5) concluir la presentacin de diapositivas de una serie cuan- do aparezca el signo = .

    En realidad, ocurre lo siguiente: Durante la primera serie, D1, el experi- mentador comunica sistemticamente al sujeto el signo + , indicndole as que su compaero emite evaluaciones ms altas que las suyas. Al final de la serie D1 se comunica al sujeto que ha sobreevaluado el nmero real de un 10 O/o aproximadamente y en promedio.

    Al inicio de la segunda serie, D2, se comunica al sujeto que esta serie tiene el mismo nmero de puntos que la anterior, pero que su compaero ignora este dato. Con ello el sujeto cree saber cul es aproximadamente el nmero real de puntos presentados en las diapositivas. El sujeto cree, pues, disponer de la verdad.

    La serie D2 se presenta de la misma forma que la anterior, es decir, se en- B

    va sistemticamente el signo + . Una vez concluida la presentacin de la segunda serie se formulan al suje-

    to las siguientes preguntas: - cuntas series est dispuesto a Seguir visionando; - cul es su opinin acerca de la finalidad del experimento, dndole a

    elegir entre: a) medir la capacidad de concentracin visual de los sujetos; b) evaluar la resistencia de los sujetos ante la influencia, y c) analizar la manera en que se establece un consenso. - Qu valor conceden al hecho de que una persona defienda lo que esti-

    ma ser la verdad. (Esta pregunta est destinada a conocer de refiln un as- pecto de la teora de la disonancia).

  • INTERACCIN DE FACTORES EN LA DETERMINACIN DE LA CONDUCTA 21 '

    Con esto se da por finalizado el experimento. El diseo y las hiptesis son los siguientes: Nuestra variable independiente

    est constituida por el grado de confort que presenta la situacin en la que se coloca al sujeto y tiene dos valores que definen dos tipos de relacin mate- rial con la situacin: una posicin en la cual el sujeto desea acabar con la si- tuacin y, por otra parte, una posicin en la cual el sujeto puede permitirse esperar y no apresurar las cosas.

    Disponemos de cinco variables dependientes: 1. Las evaluaciones emitidas durante D, (bsqueda de una norma co-

    mn, susceptibilidad a la influencia, situacin de-tipo Sherif.. .). 2. Las evaluaciones emitidas durante D2 (grado en que uno est dispuesto

    a alejarse de la verdad))). 3. Nmero de series que el sujeto se declara dispuesto a seguir viendo.

    - . - -- - - - - - - - . - . - -. - - - - - -- -

    4. Eleccin de una de las respuestas a): b), e). 5. Actitud hacia la fidelidad a la verdad)). Nuestras hiptesis son las siguientes: 1. En la serie D, las evaluaciones tendern a aumentar entre el principio

    y el final de la serie y tendrn una pendiente significativamente ms pro- nunciada para los sujetos de tipo B que para los sujetos de tipo A.

    1 20 Diapositivas D, ))

  • 22 QUADERNS DE PSICOLOGIA

    2. En la serie D2 las evaluaciones, supuestamente acertadas, variarn escasamente a lo largo de la serie en lo que concierne a los sujetos de tipo A)), mientras que las evaluaciones emitidas por los sujetos B, estables du- rante una parte de la serie, experimentarn un brusco despegue:

    3. Los sujetos A se declararn dispuestos a ver un nmero de series sig- nificativamente ms alto que los sujetos B.

    4. Los sujetos del grupo B eligirn ms respuestas de tipo b que los suje- tos del grupo A, mientras que estos ltimos darn ms respuestas de tipo c que sus compaeros del grupo B.

    5. Los sujetos del grupo A tendrn una actitud ms favorable hacia la de- fensa de la verdad que sus compaeros del grupo B.

    En el caso de que estas hiptesis no se vieran refutadas por el experimento podramos seguir afirmando que no vemos ninguna razn para no conside- rar vlida la hiptesis que hemos enunciado.

    Por supuesto, el autntico inters de esta hiptesis no radica en la inter- pretacin de situaciones tan triviales como la que hemos descrito, sino en la interpretacin de situaciones que conlleven un material de tipo ((ideolgico)) y con una carga de elementos significativos. Sin embargo, lo importante es comenzar a dilucidar los mecanismos por los cuales se elaboran las represen- taciones eidticas, y sobre todo analizar la funcin que desempean los as- pectos materiales de las situaciones en ese proceso de elaboracin.. . Como se ve, el camino por recorrer se anuncia largo.

    Evaluaciones

    A

    B

    1 lA serie Diapositivas (< D2)) 20