Descartes y las demostraciones de la existencia de Dios
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Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino Facultad de Filosofía
Descartes y las demostraciones de la existencia de Dios
Pbro. Juan Lisandro Scarabino, noviembre de 2003
2
Introducción
En este trabajo de investigación nos proponemos hacer un estudio sobre las
demostraciones de la existencia de Dios que da el filósofo francés: René Descartes.
Este tema surgió debido que a un profesor, a la hora de mostrarnos el sistema
cartesiano, cuando llegó a las demostraciones de Dios, comparó una con las vías tomistas,
que nos llamó la atención por la semejanza que hay. Esto nos movió a investigar sobre el
tema y a intentar hacer una valoración parecida con las otras dos pruebas. Pero como
veremos en su momento, esto nos resultó imposible porque tienen algunas deficiencias.
Pero en todo caso, de ello nos daremos cuenta en el correr del trabajo.
Previo a esto, y citando a un gran estudioso de Descartes, Etienne Gilson,
nos encontramos con algunas afirmaciones que, previo a desarrollar el objetivo que nos
propusimos, nos movió a investigar sobre su vida y sus principios filosóficos. Esta
investigación es la que proponemos en el primer capítulo. Dejando, el plato fuerte del
trabajo para el capítulo número dos.
Por todo esto, el nombre de esta obra: “Descartes y las demostraciones de la
existencia de Dios”.
3
Capítulo I
Breve reseña biográfica y de sus escritos.
Breve reseña biográfica.
“La filosofía de este gran francés no puede
comprenderse aislada de su persona y de su vida”1
René Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye (Francia). Toda su familia
pertenecía a la burguesía. Su padre era consejero del parlamento de Bretaña. Su madre
muere al año de su nacimiento.
Su educación estuvo a cargo de los jesuitas. En un colegio de estos cursa todos sus
estudios: de humanidades, de ciencias y de filosofía escolástica. Además de su formación
intelectual, adquiere una piedad sólida que conservará toda su vida.
Luego de su formación inicial, obtiene el doctorado2 en derecho en la Universidad
de Poitiers.
El 10 de noviembre del año 1619, en Alemania, al lado de una estufa, se produce un
acontecimiento que cambió su vida. Dejemos que él mismo nos cuente lo que ocurrió:
“Estaba yo entonces en Alemania, a donde había ido en ocasión de las
guerras no terminadas todavía, después de ver la coronación del
1 Gilson, E y Langan, T. (1967). Filosofía Moderna. Buenos Aires: Emecé. P. 63 2 Cfr. Fabro, C. (1965). Historia de la Filosofía Moderna II. Madrid: Rialp. P.32. y Cfr. Verneaux, R (1980). Historia de la Filosofía Moderna. Barcelona: Herder. P.18, que dice que no se doctoró, sino que obtuvo la licenciatura.
4
emperador3, el principio del invierno me detuvo en un lugar donde, no
hallando ninguna conversación que me divirtiese, ni teniendo tampoco,
por fortuna cuidados ni pasiones que me turbasen, pasaba todo el día
solo y encerrado en un cuarto donde disponía de todo el tiempo
necesario para entretenerme con mis pensamientos.”4
Y dichos pensamientos le llevaron a percibir dos paradojas:
* Él, que estaba en una de las escuelas más célebres, que era considerado uno de los
que más sabían y a pesar de todo esto, se encontraba lleno de dudas y errores y se sentía
cada vez más ignorante.
* A pesar que el siglo XVII era tan floreciente y fértil en buenos ingenios, no se
llegaba a la verdad.5
Estas dos paradojas lo llevaron a elaborar el famoso “método cartesiano”, del que
pronto hablaremos.
Su vida transcurre entre Francia (1622-1623); Italia (1624), en donde cumple un
voto hecho a la Virgen de Loreto, Paris nuevamente (1626-1628); Holanda (1628-1649), en
donde fue en busca de paz y libertad. En este país escribe la mayoría de sus libros.
También, tiene una hija con su criada Elena en el año 1635, que se llamó Francine, la cual
muere en el 40. En 1649 recibe una invitación de la corte de Suecia. Después de vacilar
largamente, decide embarcarse rumbo a Estocolmo. Aquí le enseña filosofía a la reina
Cristina. En la corte se ve obligado a llevar una vida de cortesano, participando en fiestas.
La reina se levantaba a las cinco de la mañana, obligándolo a que él también se levante para
3 Cfr. Verneaux, idem. P.18, y la nota 1 de la segunda parte P. 21 de: Descartes, R. 1987. Discurso del Método. Meditaciones Metafísicas. Buenos Aires: Petrel. dicen que el emperador es Fernando II, coronado en Francfort. 4 Discurso del Método, idem. P.21 5 Cfr. Discurso del Método, idem. P.14
5
que le enseñe. Debido a esto y a su delicada salud, contrae una pulmonía y muere el 11 de
febrero de 1650, a la edad 54 años.
Escritos.
• “Regulae ad directionem ingenii” (1628-1629)
• “Traité du monde” (1630-1633). Aunque no lo publica porque pensó que sus
afirmaciones podrían estar en contra de la Iglesia.
• “Dioptrique”; “Météores” y “Géométrie”
• Junto al prefacio: “Discours de la méthode pour bien conduire sa raison et
chercher la vérité dans les sciences” (que aparecen publicado en un mismo
volumen en 1673). Los tres libros científicos producen grandes polémicas.
• “Meditaciones de prima philosophia in qua existentia Dei et inmortalitas animae
demonstratur” (1641). Este libro está compuesto por las Meditaciones
Metafísicas (1639-1640) y las respuestas a las objeciones.
• “Répense au placard de Regius” (1643).
• “Principes de la philosophie” (1644).
• “Traité des passions” (1649).
• Además estás las correspondencias con grandes sabios de la época: Mersenne,
Huygens, Fermat, Morin, Clerselier y la princesa Elisabeth.6
6 Todos estos datos de sus escritos y los de su biografía son tomados del libro de Verneaux, pp. 19-22, el cual cita la biografía escrita por Baillet en el año 1691
6
Método Cartesiano
“...al evaluar críticamente cualquier filosofía,
hay que prestar la mayor atención a sus datos iniciales,
pues discutir las conclusiones de un filósofo sin
comprender sus principios es perder el tiempo.”7
El punto principal de toda su filosofía es el famoso método que elabora después de
profundas reflexiones.
Como, apenas mencionamos anteriormente, la época en que vivió Descartes fue una
época difícil. Difícil porque reinaba un escepticismo general en todos los campos. Porque, a
decir de Descartes, todas las ciencias toman sus principios de la filosofía, pero esta no
estaba construida sobre fundamentos sólidos, por lo que no se podía elaborar nada firme.8
Veamos la opinión que tenía sobre la filosofía de la época:
“"ada diré de la filosofía, sino que viendo que ha sido cultivada desde
hace muchos siglos por los espíritus más excelentes que han existido, y
que sin embargo no hay en ella cosa que no sea discutida, y por tanto
dudosa... y considerando cuántas opiniones diversas puede haber sobre
un mismo asunto, todas sostenidas por gentes doctas, sin que entre ellas
hay más que una verdadera, consideraba falso casi siempre todo lo que
no era más que verosímil.”9
7 Gilson, idem. Introducción, pp- XI-XII 8 Cfr. Discurso del Método, idem. p.18 9 Discurso del Método, idem. pp. 17-18
7
Descartes va a elaborar un método para poder conocer la verdad. Él cree en la
verdad. La verdad es una y se puede llegar a conocer. ¿A dónde está la causa de que no se
llegue a ella? En el método utilizado en toda la historia. Dejemos que Gilson lo explique
mejor:
“Es que Descartes estaba convencido de que, en cuanto se generalizara
el verdadero método, perderían mucha de su importancia las
desigualdades existentes entre las mentes de los hombres, y eso de
descubrir toda clase de verdades quedaría reducido a un simple ´saber
cómo´. Siempre tuvo fe en que, equipado con este método, establecería,
en el breve curso de su vida, los fundamentos de todas las ciencias,
incluso los de una medicina científicamente fundamentada.”10
Era una empresa muy ardua la que se propuso. Tenía que encontrar la verdad por el
método adecuado, el cual no se conocía. ¿Por dónde comenzar? Responde nuestro francés:
“...resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallarse dentro
de uno mismo, o en el gran libro del mundo, ocupé el resto de mi
juventud en viajar, en ver cortes y ejércitos, en tratar con gentes de
diversos humores y condiciones, en recoger experiencias diferentes, en
probarme a mí mismo en los encuentros que me ofrecía la fortuna, y
siempre en hacer alguna reflexión sobre las cosas que se presentaban
para sacar algún provecho de ellas.”11
Empezó por el “gran libro del mundo”, en vez de hacerlo por lo que hallaba dentro
de él. No le fue muy bien:
10 Gilson, idem. pp. 63-64 11 Discurso del Método, idem. 19
8
“Cierto es que mientras no hice más que estudiar las costumbres de los
hombres, nada encontré en ellas que fuera seguro, antes bien, noté tanta
diversidad como había advertido entre las opiniones de los filósofos.”12
De esta manera:
“...aprendí a no creer firmemente en nada que sólo me hubiera sido
enseñado por el ejemplo y la costumbre; y así me libraba poco a poco de
muchos errores que pueden ofuscar nuestra luz natural y hacernos
menos capaces de comprender.”13
Entonces toma una decisión fundamental:
“Pero después que hube empleado algunos años en estudiar así en el
libro del mundo y en tratar de adquirir alguna experiencia, tomé un día
la resolución de estudiar en mí mismo y de emplear todas las fuerzas de
mi espíritu en escoger los caminos que debía seguir...”14
Descartes decide empezar a buscar dentro de sí mismo y lo primero que hará es
encontrar su propio método. No quiere otros métodos, porque se dio cuenta que no llevan a
ninguna parte, como tampoco quiere crear un método universal, sino simplemente quiere el
método que a él le sirva para alcanzar la verdad. Por eso dice en el comienzo del Discurso:
“"o es, pues, mi propósito enseñar aquí el método que cada cual debe
seguir para dirigir bien su razón, sino únicamente hacer ver de qué
manera he tratado de conducir la mía.”15
12 Discurso del Método, idem. 19 13 Discurso del Método, idem. pp. 19-20 14 Discurso del Método, idem. p. 20 15 Discurso del Método, idem. p. 13
9
Una vez tomada la resolución de buscar su propio método lo primero que hace es
deshacerse de todas las opiniones de los filósofos. Por esto dice:
“...todas las opiniones que hasta entonces había yo recibido y creído, lo
mejor que podía hacer era acometer de una vez la empresa de
abandonarlas para después sustituirlas con otras mejores o aceptarlas
de nuevo cuando las hubiese sometido a la ley de la razón.”16
Y también encontramos en las Meditaciones, luego de que se da cuenta del
problema que le había creado el haber aceptado opiniones falsas:
“Por esta razón he pensado que me era forzoso tratar seriamente, una
vez en mi vida, de deshacerme de todas las opiniones que antes había
aceptado y comenzarlo todo otra vez desde los fundamentos...”17
Para justificar esta idea utiliza un ejemplo práctico: compara la belleza de un pueblo
edificado por muchas personas y uno edificado por uno solo. Sin lugar a dudas, este último
es mucho más bello, porque todo estará de una manera armónica, ya que el constructor hará
todo a su gusto. Lo mismo ocurre con la filosofía.
Y una vez justificada su actitud, el filósofo francés, dará las leyes de su método.
Creyó que con solo cuatro leyes resolvería el tan complicado y complejo problema del
método, siempre y cuando:
“...tomara la firme y constante resolución de no faltar una sola vez a su
observación.”18
La primera regla era evitar la precipitación y la prevención y aceptar lo que se
presentase de una manera tan clara y distinta que no cabría lugar para la menor duda.
16 Discurso del Método, idem. p. 23 17 Meditaciones Metafísicas, idem. 104 18 Discurso del Método, idem. p. 28
10
Opina sobre esta regla Verneaux:
“Este primer precepto se denomina a menudo la regla de la evidencia, y
en realidad se reduce a lo siguiente: no aceptar como verdadero sino lo
que es evidente.”19
Para Descartes la evidencia es una intuición intelectual de esa idea clara y distinta,
de tal manera que el error no cabe cuando hay evidencia.
Ilumina nuevamente Verneaux:
“Una idea es clara cuando se perciben todos sus elementos, una idea es
distinta cuando no se puede confundir con ninguna otra.”20
A pesar de que no es el objetivo del trabajo, nos atrevemos a hacerle una objeción:
son muy pocas las cosas que podemos llegar a conocer de una manera clara y distinta,
luego, habrá realidades o ideas que nunca podremos tener como verdaderas.
Las tres restantes reglas se utilizarán en caso de no captar inmediatamente lo claro y
evidente.
La segunda regla es dividir cada una de las dificultades en tantas partes como fuera
posible y necesario, para poder resolver la cuestión de la mejor manera.21
La tercera consiste en ordenar los pensamientos, comenzando por los objetos más
sencillos y fáciles de conocer y luego ir ascendiendo paso a paso.22
Su última regla es formular enumeraciones completas y revisiones generales y de
esta forma asegurarse de no haber omitido nada.23
19 Verneaux, idem. p. 23 20 Verneaux, idem. p.23 21 Cfr. Discurso del Método, idem. p. 28 22 Cfr. Discurso del Método, idem. pp. 28-29 23 Cfr. Discurso del Método, idem. p. 29
11
Descartes comenzó aplicando su método a las matemáticas. Tuvo grandes éxitos
en la geometría analítica. Por esta razón dice Gilson:
“...sólo tenía que dar un paso: declarar que nuestra mente debe tratar a
todos los objetos concebibles tal como los matemáticos tratan a los
objetos de su ciencia.”24
Terminamos este primer capítulo con una conclusión del mismo filósofo alemán:
“...descubrió que para el futuro todos los objetos debían ser manejados
como si fueran objetos matemáticos, aun no siéndolo.”25
24 Gilson, idem. p.65 25 Gilson, idem. p.65
12
Capítulo II
Demostraciones cartesianas de la existencia de Dios .
“He pensado siempre que las cuestiones de Dios
y del alma eran las que principalmente debían
demostrarse, más por los razonamientos de la filosofía
que por los de teología; porque, aunque a los que somos
fieles nos basta creer por la fe que hay un Dios y
que el alma humana no muere con el cuerpo,
ciertamente no parece posible enseñar a los infieles
ninguna virtud moral, si primeramente no se les
comprueba estas dos cosas por razón natural.”26
Descartes ya ha comenzado a utilizar el método por él elaborado. A considerado
falso todo, a no ser lo que es claro y evidente. Ha dudado de todo: ha rechazado lo que los
sentidos le presentan y ha inventado la hipótesis del genio maligno, el cual lo engaña en
todo lo que puede. A pesar de esto ha concebido una idea irrefutable: su existencia como
pura cosa que piensa. Porque si el genio maligno lo engaña, una cosa hay segura, que
existe, porque si no, no lo podría engañar. También tiene asegurada la existencia de las
ideas en el ámbito conceptual del yo. ¿Cómo seguir avanzando con el método? Sólo tiene
26 Meditaciones Metafísicas, idem. pp. 89-90
13
una única salida posible: demostrar la existencia de Dios. Si no lo logra comprobar, el
edificio cartesiano se derrumba. Sobre esto nos escribe Jesús García López:
“...sabido es que la demostración de la existencia de Dios, juntamente
con la de su veracidad, constituye una exigencia de salvación para el
sistema filosófico de Descartes. Si el filósofo francés no hubiera logrado
demostrar que Dios existe y que es veraz, se hubiera desmoronado, en
efecto, todo el edificio de su filosofía, o mejor, no hubiera sido posible
levantarlo siquiera.”27
Por esto dirá el mismo Descartes al comienzo de su tercera meditación:
“Con todo, para poder desvanecer por completo tal duda (si existe un
Dios engañador), debo indagar si existe un Dios, y si hallo que existe
debo examinar si puede engañarme; pues, sin el conocimiento de estas
dos verdades, no creo posible tener ninguna certeza alguna.”28
Demostrar la existencia de Dios, es un cuestión de vida o muerte para Descartes. Si
no lo logra no podrá continuar, su edificio se desmoronará y tendrá que, o considerar como
falso su método, o sostener que es imposible conocer la verdad. Pero como el amaba a la
verdad y estaba completamente seguro que se puede conocer, intentará, con todas sus
fuerzas, demostrar la existencia de Dios y así de esta manera, seguir avanzando en la
empresa emprendida.
En las Meditaciones Metafísicas, da tres demostraciones. Dos son a posteriori, en
donde parte de la idea de Dios como efecto y por vía de causalidad llega a la existencia y la
27 García Lopez, J. (1976). El conocimiento de Dios en Descartes. Pamplona: EUNSA. p. 37 28 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 127
14
restante es a priori, en donde parte de la misma esencia de Dios y de ahí llega a su
existencia.
A continuación expondremos las tres pruebas. Para ello nos basaremos
exclusivamente en las “Meditaciones Metafísicas”, dejando de lado el “Discurso del
método”, los “Principios de filosofía” y las “Respuestas a las segundas objeciones”, libros
en los que también trata las pruebas.
Primera demostración
Descartes comienza a revisar sus ideas y entre las muchas que encuentra, se da
cuenta que tienen la idea de perfección ¿De dónde le viene? Solamente puede ser puesta
por Dios, luego Dios existe. En el fondo este es el planteo de esta primera demostración.
Pero pasemos a analizarla más detenidamente.
¿Qué entiende por idea? Jesús García López, da tres concepciones cartesianas de
idea:
• La idea considerada en sentido lato, es sinónimo a un hecho de conciencia, de
vivencia psicológica.
• La idea considerada en sentido restringido, es el pensamiento que es imagen de
la cosa.
• La idea considerada en sentido estricto es un medio instrumental del
conocimiento de algo.29
En esta demostración está tomada en este último sentido.
29 Cfr. García López, idem. p.68
15
Las ideas tienen realidad formal y realidad objetiva. Esta última es definida por el
catedrático de Navarra del siguiente modo:
“la cosa pensada en cuanto tiene sólo cierto ser objetivo en el
entendimiento.”30
Es decir, la idea de un caballo, es el caballo mismo existiendo en mi entendimiento.
Descartes considera esta realidad objetiva con un cierto ser. Pero no un ser real, el
cual es la manera más perfecta de existir; ni de razón, que es causada por el pensamiento.
Es un término medio.
Todas las ideas existen en nuestro pensamiento objetivamente.
A la existencia real, la llama existencia formal.
¿De dónde provienen las ideas? Esta pregunta es contestada por nuestro filósofo de
la siguiente forma:
“Entre estas ideas me parecen unas nacidas conmigo, otras extrañas y
procedentes de afuera y otras hechas o inventadas por mí.”31
Entre las “ideas nacidas conmigo”, o sea, innatas, encontramos la idea de
perfección.
Luego de esto, nuestro autor, hace una reflexión y llega a la conclusión, que debe
haber tanta realidad en la causa eficiente como en el efecto. Ya que saca su realidad de la
causa. De esto se sigue que de la nada, nada puede surgir y también que lo más perfecto no
puede ser causado por lo menos perfecto. Descartes dice que este razonamiento es claro y
evidente y que se hace extensivo al mundo de las ideas. Esta realidad objetiva de Dios tiene
dos notas esenciales: la perfección y la infinitud. Dios es el ser infinitamente perfecto.
30 García López, idem. p.70 31 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 129
16
Dice el filósofo que puede suceder que una idea de origen a otra, pero que este
razonamiento no se puede llevar al infinito, por lo que tiene que haber una idea primera, la
cual es como un patrón original. En esta se tiene que hallar contenida formalmente toda la
realidad que se halla de modo objetivo en las ideas.32 Este punto es de gran importancia
porque, luego, será criticado y corregido por el mismo Descartes en su segunda
demostración.
Entre todas las ideas, se encuentra la de Dios, la de cosas corporales, la de los
ángeles, la de los animales y la de cosas inanimadas. Después de enunciar estas ideas,
analiza una por una (excepto la de Dios) y llega a la siguiente conclusión:
“... nada hallo tan grande y excelente que no pueda proceder de mi
mismo…”33
Pero solamente le queda descubrir el origen de una sola idea: la de Dios.
Aclara nuestro autor sobre esta idea:
“Con este nombre (Dios) designo una sustancia infinita, eterna,
inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la cual yo
mismo y todas las demás cosas que existen –si es cierto que existe
alguna-, han sido creadas y producidas.”34
Y estos “atributos” son tan eminentes y grandes que, conforme a su argumento
anterior, como lo menos perfecto, no puede producir lo más perfecto, él, no puede ser el
origen de esta idea. Por lo que el filósofo concluye:
“Por consiguiente, es necesario concluir de todo lo que antes he dicho
que Dios existe, pues aunque la idea de substancia esté en mí, por ser yo
32 Cfr. Meditaciones Metafísicas, idem. pp.134-135 33 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 136 34 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 138
17
una substancia, no tendría yo, siendo finito, la idea de un substancia
infinita, de uno haber sido puesta en mí por alguna substancia que fuera
verdaderamente infinita.”35
Después de esta sentencia, deduce que conoce la idea del infinito, a partir de la
negación de lo que es finito y así descubre que hay más realidad en la substancia infinita,
por lo que:
“…existe en mí, en cierto modo, la noción de lo infinito antes que la de
finito, es decir, antes la de Dios que la de mí mismo, porque, ¿cómo sería
posible que yo pudiera saber que dudo y que deseo, o lo que es igual, que
me falta algo y que no soy enteramente perfecto , si no hubiera en mí
alguna idea de un ser más perfecto que yo, comparándome con el cual
me fuese posible conocer los defectos de mi naturaleza.”36
Esta conclusión, hace surgir un profundo debate dentro del cartesianismo: ¿qué es
más importante el cogito o la idea de Dios? A continuación, Descartes, dice tres cosas de
suma importancia acerca de esta cuestión:
1) que no hay otra idea más verdadera que la de Dios;
2) es esta idea muy clara y distinta, puesto que lo que concibo como claro y
distinto, en sí, contiene alguna perfección, que ya está encerrada en la idea de
Dios.
3) Es propio de lo infinito, que lo finito y limitado no lo pueda comprender. Pero
hasta que yo sepa y entienda que toda perfección que pueda concebir, se hallan
35 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 138 36 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 139
18
en Dios de un modo eminentemente. Por lo que la idea que de él tengo, es la
más verdadera, clara y distinta.37
Descartes no es suficientemente claro sobre que es lo más importante. Por los tres
puntos anteriores parecería que es Dios. Sin embargo la prueba de la existencia de Dios se
funda en el cogito. Porque dudo, existo, soy imperfecto, Dios existe. Pero este último
constituye la garantía de todo lo anterior. Por otra parte la certeza sobre la existencia de
Dios depende de claridad y la distinción de las ideas, a la cual se llega solamente por el
cogito. Pero, la idea de Dios pone al cogito. Como se puede observar es un tema de difícil
solución, que nosotros simplemente mencionamos.38
Esta es la primera prueba de la existencia de Dios que da el filósofo francés.
Resumiendo se podría decir que parte de la idea de Dios y por el principio de
causalidad se construye la argumentación.
El metafísico de Navarra hace dos objeciones a esta prueba:
1) Cuando se asegura que nuestro pensamiento no puede producir la realidad
objetiva de la idea de Dios, porque nuestro yo es más imperfecto. Objeta que
antes hay que demostrar que el yo es imperfecto.
2) Radica en la imposibilidad de una serie infinita de causas y que por lo que hay
que llegar a una causa primera, que no sea idea sino real.39
Estas dos objeciones, el mismo Descartes las contentará en su segunda
demostración. Por lo que se puede observar que el mismo filósofo es conciente de estos dos
defectos.
37 Cfr. Meditaciones Metafísicas, idem. pp. 139-140 38 Este debate está mencionado, también, en las notas 38 y 39 de las Meditaciones Metafísicas, idem. en pp.139-140 39 Cfr. García López, idem. p.77
19
Dejemos que Jesús García López cierra, sintetizando, esta primera demostración:
“La realidad objetiva de una idea sólo puede ser causada en último
término por un ser en el que esa misma realidad está contenida formal o
eminentemente. Si este principio es cierto, y nosotros poseemos la idea
de Dios, esa sólo podrá ser causada por Dios como ser distinto de
nosotros. Este es, a las vueltas de toda su laga explicación el
razonamiento que se hace Descartes.” 40
Segunda demostración
Descartes no se conforma con esta primera demostración. Él, para salvar su sistema,
tenía que comprobar sí o sí la existencia de Dios, porque si no, no hubiera sido posible
seguir avanzando.
En esta prueba, deja a un lado las ideas y se pregunta por su ser actual: yo mismo,
que tengo esta idea de Dios, si no existiera Dios ¿podría existir? En el fondo, se está
preguntando por la causa de su ser. Su existencia puede venirle de sí mismo, de sus padres
o de alguna causa menos perfecta que Dios. Luego de plantearse esta triple opción empieza
a analizar una por una.
La posibilidad de que él mismo fuera el autor de su ser, sobre su autogénesis, es
desechada de entrada, porque:
“Si yo fuera independiente de todo otro ser, y fuera yo mismo autor de
mi ser, no dudaría de nada, ni tendría deseos, ni me faltaría ninguna
40 García López, idem. p.79
20
perfección, pues me habría dado a mí mismo todas aquellas de que tengo
idea, y de este modo sería Dios.”41
Si el se hubiera dado la existencia, sería perfecto, sería Dios. Pero claramente
percibe que no lo es, porque duda y tiene deseos. De este modo muestra que el propio yo es
imperfecto por lo que responde a la primera objeción que señaló el metafísico de Navarra.
Luego de desechar su autogénesis, hace un salto en su argumentación y acomete la
empresa de dar la verdadera respuesta, dejando las otras dos hipótesis para contestarlas y
desecharlas al final.
Dice que puede llegar a suponer que ha existido siempre, sin embargo no puede
pasar por alto que Dios sea, necesariamente, el autor de su existencia, porque que haya
existido antes, no puede deducirse que deba existir ahora:
“…a no ser porque en este momento alguna causa me produce, y, por
decirlo así, me crea de nuevo, o lo que es igual, me conserva.” 42
El filósofo, deja de lado las ideas y hace un salto trascendental, al igual que Santo
Tomás en las cinco vías, como veremos más adelante.
Con esta argumentación responde a la segunda objeción planteada, sobre la
imposibilidad de la regresión al infinito. La respuesta que da, no la busca en el pasado, sino
en la actualidad, porque hay algo que está conservando actualmente:
(la sustancia) “…para ser conservada en todos los momentos de su
duración, necesita del mismo poder y de la misma acción que serían
necesarios para producirla y crearla de nuevo si aun no existiese; de
manera que la luz natural claramente nos muestra que la conservación y
41 Meditaciones Metafísicas, idem. p.142 42 Meditaciones Metafísicas, idem. p.143
21
la creación difieren únicamente en nuestro pensamiento, pero no en la
realidad objetiva.”43
Una vez dada esta sentencia, retrocede en su argumentación para analizar si los
padres o alguna otra causa menor que Dios pueden darle la existencia. Desecha con el
mismo argumento las dos hipótesis: ¿de donde surgen los padres y las causas menores? ¿de
ellas mismas? Es imposible. En esto tampoco se puede seguir hasta el infinito, hace falta,
también, dar ese salto trascendental. y llegar a un causa primera. Con palabras de
Descartes:
“…y es evidente que en esto no cabe progreso hasta el infinito, ya que
aquí se trata, no tanto de la causa que en otro tiempo me produjo, como
de la que actualmente me conserva.”44
Antes de hacer la comparación prometida con el Doctor Angélico, dejemos lugar a
Jesús García López para que haga una reflexión sintética sobre las dos objeciones
realizadas a la primera demostración y las soluciones dadas por René Descartes:
“Los dos fallos e insuficiencias que en el proceso de la primera de las
demostraciones cartesianas de Dios había hecho resaltar, van a quedar
salvadas en esta segunda prueba: el de la serie infinita, porque se distingue
entre causas subordinadas en el pasado y causas subordinadas en el
presente, con lo que puede resolverse la dificultad, se apela a la
discontinuidad del tiempo y a la conservación y entonces queda eliminada
toda serie y sucesión de causas; y el de la posibilidad de que el yo tenga
poderes que no conoce y que pudieran dar razón de la existencia, porque en
43 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 143 44 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 144
22
uno u otro caso se considera al yo como pura cosa que piensa y entonces
nada puede haber en él que no le sea conocido.”45
Ahora sí, ha llegado el momento de hacer la comparación con el Angélico
Dividiremos las pruebas en tres puntos: punto de partida, argumentación y
conclusión.
De las cinco vías tomistas tomaremos la primera, que es la del movimiento.
1. Punto de partida
Dice Santo Tomás que: “aliqua moveri in hoc mundo”, hay algunas cosas que se
mueven en este mundo.
Descartes, por su parte: existo yo, que tengo la idea de Dios y que soy imperfecto.
2. Argumentación
Tomás de Aquino: todo lo que se mueve es movido por otro. Nada se mueve más
que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. Mover requiere
estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto. No
es posible que una cosa esté en potencia y en acto respecto a lo mismo, que es lo mismo
que afirmar que nada puede ser, respecto a lo mismo motor y móvil. Todo lo que se mueve
es movido por otro, pero esta cadena no se puede seguir hasta el infinito. Tenemos que
llegar a un primer motor, que mueve, como un bastón que nada mueve si no lo impulsa la
mano.
René Descartes: yo, que tengo la idea de Dios y que soy imperfecto, no puedo
existir ni por mismo, ni por mis padres, ni por otras sustancias menos perfectas que Dios,
porque a estas alguien las tendría que haber creado y actualmente sostener y se haría un
45 Jesús García López, idem. p. 97
23
cadena hasta el infinito y esto no es posible. Yo existo porque Dios me conserva
actualmente.
3. Conclusión
Santo Tomás de Aquino: es necesario que halla un primer motor y a esto llamamos
Dios.46
Para Descartes, Dios existe y es causa actual de mi ser.
Como se podrá observar hay bastantes similitudes entre la prueba tomista y la
cartesiana. Las dos parten de cosas muy concretas, como es típico en Tomás, que parte de
la experiencia que dan los sentidos y Descartes lo hace siendo fiel a su método, ya que parte
del yo que tiene una idea, yo que ya conocía y tenía la certeza que existía. El segundo punto
es el más interesante de todos. Para el doctor del medioevo las cosas se mueven por algo,
este algo se mueve por otro algo y así. Pero esta cadena no se puede seguir hasta el infinito.
Luego hay un primer motor. Y pone como ejemplo la mano que mueve al bastón. La
argumentación del francés es muy parecida: yo existo y no soy perfecto ¿quién me crea y
me conserva? Si me creó alguna causa a esta la tendría que haber creado otra y así hasta el
infinito. Pero esto es imposible que ocurra, luego, Dios me creó, Dios existe. Los dos
filósofos están buscando la causa subordinada al presente y no la del pasado. Eso, creemos,
que es lo más interesante y relevante de la comparación, que los lleva a concluir que existe
un primer motor inmóvil y “algo” que me conserva en el ser. Y a eso llamamos Dios.
46 Esta primer vía, junto con las cuatro restantes se encuentran en la Suma de Teología: I, q. 2, a, 3, c
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Tercera demostración
Estamos llegando al final del libro de las Meditaciones. Hasta el momento,
Descartes tiene como claro y evidente la existencia del cogito y de Dios. Ha tratado
también sobre lo verdadero y lo falso y en este quinto capítulo empezó a tratar la esencia de
las cosas materiales. Y en el sexto y último capítulo tratará sobre la existencia de estas. La
pregunta por la esencia es, para el filósofo francés, anterior que la de la existencia. Es fiel a
su sistema. Por eso, en las Meditaciones trata primero sobre la esencia de lo corpóreo y
luego sobre la existencia. Lo mismo ocurrirá con esta tercera demostración de la existencia
de Dios. Que será fiel a su método, pero que invertirá el orden tradicional de proceder en la
filosofía, que hasta ese entonces consideraba a la pregunta por existencia previa a la de la
esencia. Tal como dejó sentenciado al Angélico al principio de su Suma de Teología:
“Quaestio quid est seguitur ad quaestiomen an est”47
Pero dejemos, por el momento, la diferencia con el tomismo y volvamos a nuestro
autor.
Él descubre que lo que concibe clara y distintamente es verdadero. Luego se hace un
interrogante del que derivará esta última prueba:
“Ahora bien: si sólo por el hecho de que puedo deducir de mi
pensamiento la idea de alguna cosa se sigue que todo lo que clara y
distintamente concibo como propio de esta cosa lo es en efecto, ¿no
puedo inferir de aquí un argumento y una prueba demostrativa de la
existencia de Dios?” 48
47 Santo Tomás de Aquino, Suma de Teología, I, q.2, a.2, ad.2 48 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 162
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Él sabe que tiene esa idea innata del ser soberanamente perfecto, y en esta reconoce
de manera clara y distinta que su existencia está en su misma naturaleza. En todas las cosas
podemos separar la existencia de la esencia, pero esto no puede hacerse con Dios.
Prestemos atención a lo que escribe:
“Sin embargo, fijando más la atención, me parece evidente que la
existencia no puede separarse de la esencia de Dios, como de la esencia
de un triángulo rectilíneo no es posible separar la igualdad de sus tres
ángulos con dos rectos, o de la idea de una montaña, la de un valle...” 49
Resultaría absurdo un triángulo rectilíneo que la suma de sus tres lados no sumaran
180 grados. Es imposible que esto ocurra. Lo mismo ocurriría con la idea de un ser
soberanamente perfecto e infinito que esté privado de la existencia. Porque si no existe no
sería del todo perfecto.
Dicho de otro modo, es el célebre argumento anselmiano u ontológico o a priori, o
como se lo quiera llamar. La existencia de Dios se demuestra por la esencia. El argumento
va de la idea al ser.
Él mismo se hace la misma objeción que le hizo Gaunilón a San Anselmo: si yo
concibo una montaña con valle, no puedo deducir que esta exista, luego si concibo a Dios
como existente, no puedo deducir, por lo tanto, que existe. Descartes se responde
tajantemente:
“Pero esto no es cierto, en esta aparente objeción se oculta un sofisma;
porque del hecho de no poder concebir una montaña sin valle no se sigue
que hay en el mundo valles sin montañas, sino únicamente que, existan o
no, amabas cosas son inseparables, mientras que de no poder concebir a
49 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 163
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Dios sino como existente se sigue que la existencia es inseparable de él,
y que, por tanto existe verdaderamente.”50
A la esencia de Dios, le corresponde por necesidad la existencia. Si pienso en Dios,
no lo puedo pensar sino como existiendo, de la misma manera que no puede haber
montañas sin valles. Ambas cosas son inseparables.
Descartes, al igual que Anselmo, sostiene que Dios es evidente, que con solo tener
la idea de un ser perfectísimo, ya se conoce la existencia.
Volvamos de nuevo al pensamiento de Tomás, tal como lo habíamos anunciado. El
santo le objetará tres cosas:
1. No todos saben o entienden que Dios es el ser perfectísimo. Por esta razón
ha habido muy disímiles opiniones sobre Dios a lo largo de toda la
historia. Si Dios fuera evidente esto no hubiera ocurrido.
2. Supongamos que todos entienden que Dios es el ser perfectísimo, no por
esto se sigue que tiene que existir en la realidad. No se puede pasar del
plano lógico al ontológico.51
3. Esta argumentación tiene parte de verdad, porque Dios es evidente quoad
se, para sí mismo. Pero no es evidente quoad nos, para nosotros, como
querría Descartes.52
Terminemos esta exposición de la última demostración cartesiana diciendo que es la
formulación, con otras palabras y otro ejemplo del célebre argumento anselmiano que
misteriosamente atraviesa todo la filosofía moderna y es utilizada por muchos filósofos.
50 Meditaciones Metafísicas, idem. p. 164 51 Cfr. para el punto número 1 y 2: Suma de Teología, I, q.2, a.1, ad.2 52 Cfr. Santo Tomás de Aquino: De veritate, q. 10, a.12 y Suma de Teología, la introducción a la cuestión 2, pp. 84-87
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Conclusión
Después de haber hecho un itinerario en el pensamiento cartesiano. Hemos
investigado su vida, su biografía, sus problemas y hechos más trascendentes. También
hemos hecho un listado con todos sus escritos en su lengua original. Y hemos presentado el
famoso método cartesiano. Después de todo esto, nos hemos introducido en las pruebas de
la existencia de Dios que da el filósofo francés. Hemos analizado la importancia, dentro
del sistema cartesiano, de demostrar que existe un ser soberanamente perfecto e infinito.
Luego nos hemos detenido en las tres pruebas, tal como se encuentran en las Meditaciones
Metafísicas.
A modo de conclusión se podrían sintetizar estas tres pruebas del siguiente modo:
Primera demostración: parte de la idea de Dios en el aspecto existencial. La realidad
objetiva de la idea de Dios tiene que ser causada por la realidad formal que contenga esa
idea. O sea, solamente por Dios.
Segunda demostración: parte del yo que tiene la idea de Dios. El ser que tiene la
idea de Dios y no es Dios, tiene que ser causado, o lo que es lo mismo, conservado por
Dios.
Tercera demostración: parte de la idea de Dios, en su aspecto esencial. El ser
infinitamente perfecto contiene en sí mismo la existencia que es una perfección más.
La primera de las demostraciones es insuficiente. El mismo Descartes se da cuenta
de dos deficiencias que corregirá en la segunda.
En esta, que es como una continuación de la primera, Descartes cambia el punto de
partida, ya no parte de una idea, sino de una realidad: del yo que actualmente tiene la idea
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de Dios. Se pregunta sobre la existencia y llega a la conclusión que para que exista
actualmente solo puede ser conservado por Dios. En este punto hicimos una comparación
con la vía del movimiento de Santo Tomás y encontramos muchas coincidencias.
La última demostración, es como el célebre argumento ontológico. El cual lo
refutamos con tres argumentos tomista.
Descartes, pudo seguir adelante en su sistema por haber demostrado la existencia de
Dios. Parecería que a él le convence más el último argumento que da. Pero nosotros no lo
podemos aceptar y considerar verdadero. Nosotros, como señalamos, nos quedamos con el
segundo argumento, el cual, se podría sumar tranquilamente como la sexta vía tomista.
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Bibliografía consultada
Fuente
1) Descartes, René. Discurso del Método. Meditaciones Metafísicas. Petrel. Buenos
Aires: 1987.
Específicos
2) García López, Jesús. El conocimiento de Dios en Descartes. EUNSA. Pamplona:
1976.
Manuales
3) Gilson, Etienne y Langan, Thomas. Filosofía Moderna. Emecé. Buenos Aires: 1967.
4) Fabro, Cornelio. Historia de la Filosofía Moderna. Tomo II. Rialp. Madrid: 1965.
5) Verneaux, Roger. Historia de la Filosofía Moderna. Herder. Barcelona: 1980
6) Santo Tomás de Aquino. Suma de Teología.
7) Santo Tomás de Aquino. De veritate.
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Índice
I�TRODUCCIÓ� ........................................................................................................................................... 2
CAPÍTULO I ................................................................................................................................................... 3
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA Y DE SUS ESCRITOS .................................................................... 3
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA ................................................................................................ 3
ESCRITOS .................................................................................................................................... 5
MÉTODO CARTESIANO ...................................................................................................................... 6
CAPÍTULO II ................................................................................................................................................ 12
DEMOSTRACIONES CARTESIANAS DELA EXISTENCIA DE DIOS .......................................... 12
PRIMERA DEMOSTRACIÓN ................................................................................................... 14
SEGUNDA DEMOSTRACIÓN ................................................................................................. 19
TERCERA DEMOSTRACIÓN .................................................................................................. 24
CO�CLUSIÓ� .............................................................................................................................................. 27
BIBLIOGRAFÍA CO�SULTADA .............................................................................................................. 29
�DICE .......................................................................................................................................................... 30