Desarrollo. Una ruta inconclusa para el continente..doc
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS
UNIDAD ACADÉMICA EN ESTUDIOS DEL DESARROLLO
DOCTORADO EN ESTUDIOS DEL DESARROLLO
DESARROLLO. REFLEXION SOBRE UNA RUTA INCONCLUSA PARA EL CONTINENTE
Presentado por: Diofanto Arce Tovar
Evaluadores: Dr. Henry Veltmeyer.
Dr. Guillermo Foladori.
Dr. Humberto Márquez C.
Zacatecas, Zac. México. Septiembre 7 de 2012.
1
DESARROLLO. REFLEXION SOBRE UNA RUTA INCONCLUSA PARA EL CONTINENTE
ABSTRACT
Los desiguales resultados en la búsqueda de bienestar para los habitantes de América Latina tras más de seis décadas del proyecto desarrollista hacen pensar que este al igual que el propio sistema capitalista están en crisis. Sin embargo, esta misma situación ha revivido el interés por parte de los científicos sociales para abordar críticamente el desarrollo como concepto y paradigma. El presente trabajo refleja la complejidad del tema abordándolo inicialmente desde una revisión conceptual; posteriormente, se avanza a un análisis del desarrollo destre tres posiciones teóricas: la hegemónica, la estructuralista (en sus dos versiones) y la posdesarrollista. Para finalizar, con un acercamiento a uno de los sistemas que dentro de todas las posiciones teóricas se enfila como prioritario en la búsqueda de una sociedad mejor, el educativo.
Palabras claves: desarrollo, discurso hegemónico, estructuralismo, neoestructuralismo, posdesarrollo, educación.
INTRODUCCION
Los datos sobre desigualdad en el continente americano permiten pensar que las rutas
tomadas en el hemisferio para palear la pobreza y generar niveles de vida óptimos para las
poblaciones de los diferentes países han sido erradas o al menos incompletas. Se observa
como “el 40% de la población con los ingresos más bajos capta, en promedio, el 15% del
total del ingreso, mientras que el 10% de la población situado en el extremo superior de la
distribución posee un tercio del ingreso total. Asimismo, el ingreso medio del quintil más
rico supera en 18,3 veces al del quintil más pobre.” (CEPAL, 2012) Paralelamente la
indigencia en el hemisferio oscila entre el 1,4% de la población en el Uruguay hasta el
42,8% que se presenta en Honduras, según datos de la CEPAL (2012b).
La situación expresada en estas estadísticas es más que contundente si se entiende que
implica el mundo de la vida de amplios sectores de la sociedad latinoamericana que se
desenvuelven en la precariedad reproduciendo las condiciones de pobreza que se
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alimentan de un sistema cada vez más excluyente, el capitalismo en su realidad
latinoamericana.
Los altos niveles de pobreza e indigencia colocan en la palestra reflexiva el desarrollo en
dos vías; primero, como un proyecto inacabado que ha vivido en el continente varios
ejercicios empíricos liderados desde los centros hegemónicos y desde gobiernos
denominados progresistas con resultados cuestionables y en segundo lugar, como categoría
reflexiva que permita a partir de la teoría y de la práctica social un mejoramiento cualitativo
de las condiciones de los pobladores del continente para este siglo que apenas comienza.
El presente ejercicio reflexivo pretende clarificar las fuerzas teóricas y los intereses
prácticos que movilizan el tema del desarrollo en la actualidad. Para dar cumplimiento a
este objetivo se subdivide en las siguientes partes: la primera, clarifica al lector de qué
hablamos cuando abordamos el concepto desarrollo, a partir de un análisis teórico del
mismo. La segunda parte retoma la discusión actual sobre desarrollo, bajo tres supuestos
teóricos. El hegemónico, el estructuralista y el posdesarrollista, con el objetivo de
determinar los elementos diferenciadores que están detrás de estas tres posturas.
Posteriormente y en sintonía con la necesidad de imbricar contundentemente al continente
en la discusión del conocimiento se realizará un acercamiento al papel de la educación
dentro de las dinámicas planteadas para el desarrollo continental. Por último a modo de
conclusión se ratificara la necesidad de fortalecer el análisis del desarrollo como generatriz
científica de un debate multidisciplinar y con amplias implicaciones en la vida de nuestros
pueblos.
El desarrollo. Acercamiento reflexivo a un concepto.
Al hablar de desarrollo hay que reconocer que es un concepto ideológicamente complejo
que va ligado inicialmente a un proyecto político específico como lo es el norteaméricano,
en los albores de la Guerra Fría, el cual prometia hallar una mejor calidad de vida y una
estructura de gobierno más liberal (Wallerstein, 2005) para las naciones del mundo,
buscando eliminar la amenaza del socialismo soviético de su zona de influencia. 3
Sin embargo, esta complejidad es necesaria desentrañarla para identificar claramente de
qué se habla cuando se aborda el tema del desarrollo. Existen varias posiciones para esta
labor relacionada directamente con el posicionamiento teórico de los autores. Por ejemplo,
para Castells (1996:113), referenciado por Munck (2010:52), el desarrollo denota “el
proceso simultáneo de mejora en los estándares de vida, cambio estructural en el sistema
productivo, y creciente competitividad en la economía global.” Es decir, en el desarrollo
desde esta óptica convergen la modernización del aparato productivo con la finalidad de
reformularlo en su totalidad, la competitividad económica lograda con esto y como
resultado de esta diada unas mejores condiciones de vida para los ciudadanos.
Para los liberales sociales como Amartya Sen, se entiende por desarrollo “la eliminación
de algunos tipos de falta de libertad que dejan a los individuos pocas opciones y escasas
oportunidades para ejercer su agencia razonada” (Sen, 2000:16 ) de esta manera, para esta
corriente: “El desarrollo puede concebirse, como un proceso de expansión de las libertades
reales de que disfrutan los individuos” (Sen, 2000:16). Es decir, en una mirada como esta,
el tema del desarrollo no se centra en la vinculación nacional al mercado global, ni
privilegia un cambio estructural del sistema con miras a mayor productividad y reparto de
los beneficios entre los pobladores, sino que focaliza su atención en la agencia de los
individuos para lograr desarrollar sus proyectos de vida. Para que esto se de, por lo mismo,
deben ampliarse las libertades humanas que potencien el accionar del individuo en su
marco de vida.
Las visiones más ortodoxas “conciben el fenómeno del desarrollo como un proceso de
crecimiento” (Sunkel, 1970) en donde el factor determinante de análisis es la evolución o
involución del ingreso por habitante. La estrategía tomada por los agentes económicos
desde esta visión es la de aumentar las inversiones dentro de una economía para que así los
resultados de estas sumen estadísticamente suponiendo que irrigan los beneficios de la
riqueza a todos los habitantes. Esta mirada ha sido utilizada y defendida por los centros del
poder económico mundial en especial, en la fase neoliberal.
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Pero el mismo concepto de desarrollo esta siendo cuestionado dentro de la teoría
presentandolo como una narrativa que soporta no unicamente el dominio sobre el Tercer
Mundo sino una definición y aceptación de la realidad de ser visto así. Escobar
referenciado por Munck (2010:50) menciona como “El desarrollo no es simplemente un
instrumento para el control economico y politico del Tercer Mundo, sino, en cambio, una
estrategia para definir al Tercer Mundo y sus supuestos problemas” y continua diciendo “El
desarrollo ha sido el mecanismo primario a traves del cual el Tercer Mundo ha sido
imaginado y se ha imaginado a si mismo, marginando.” (Escobar, citado en Munck, 2010)
Esta visión crítica expande los interrogantes sobre si el desarrollo es la ruta para la
realidad histórica, económica, política y cultural latinoamericana o existen espacios
alternativos de estructuración social que permitan cohesionar los principios básicos del
concepto que han dado origen a la riqueza reflexiva de las últimas décadas; la posibilidad
de un mundo con “una mejor vida para la mayoría de la población.” (Veltmeyer, 2012:15)
El debate sobre el desarrollo. Entre la teoría y la práctica.
Reconocer la riqueza del concepto desarrollo y de algunas de las visiones teóricas sobre
el mismo no es más que el punto de partida para una reflexión seria sobre el tema. Los
matices de la discusión llevan intrinseco el devinir práctico del concepto desde hace más de
sesenta años. A continuación se procedera a delimitar los ejercicios teóricos y empíricos
que ha vivido en este período de tiempo el conocimiento sobre el desarrollo.
La visión hegemónica.
Al hablar de hegemonia, se referira básicamente a la mirada que desde el Norte se ha
dado al problema del desarrollo; esta visión no ha sido homogénea como se puede
pretender, aunque si manifiesta un objetivo común, la consolidación del capitalismo en sus
diferentes escalas, local, nacional, regional y global.
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El origen cercano de esta visión se da tras el fin de la II Guerra Mundial, cuando el
desarrollo se convierte en un proyecto que, según Wolfgang Sachs referenciado por
Veltemeyer (2012:13), fue inventado con el propósito de desanimar a los líderes de
aquellos países que luchaban por liberarse de los gobiernos coloniales y para asegurarse de
que adoptarían una vía capitalista y no una socialista en la construcción de la nación y el
desarrollo económico. El poder soviético tras el fin de la guerra y la consolidación de una
propuesta de socialismo real, hacían temer a los dirigentes del norte occidental sobre un
cambio de sistema en los países que por sus condiciones tradicionalmente habían formado
parte de la esfera capitalista.
La matriz del patrón hegemónico frente al desarrollo se concentra en la conviccion de que
el crecimiento económico capitalista deriva directamente en él, y que son las actividades
productivas con mayor valor agregado las que se deben imponer en los sistemas
económicos para alcanzar tal meta, en un período de la historia, sería la industrialización de
las sociedades el camino, hoy en muchos sectores se hablaría del conocimiento. Es
interesante observar que el agente encargado de jalonar el crecimento en esta primera fase
hegemónica es el propio Estado: como lo presenta Veltmeyer (2012:30) “el crecimiento
económico sería activado por las acciones y políticas del gobierno que incrementan la tasa
de ahorros y la invesrión productiva aunado a una reconversión tecnológica del áparato
productivo y el desarrollo de la industria, que suponía mayor rentabilidad que la
agricultura.” Esto implica dos cosas, un liderazgo en la agencia estatal en la tarea del
crecimiento y una relación directa de los gobiernos con los detentadores de las políticas
internacionales, como el Banco Mundial, el FMI y otros organismos multilaterales, con las
respectivas implicaciones sobre la soberanía que esto supuso.
En la clasificación que realiza Saney (2011:51) sobre la expansión occidental y la
globalización se muestra como el período que abarca desde 1944 hasta 1970 y que fue
conocido como la “edad de oro del capitalismo” se centró en el paradigma del crecimiento
económico y la cooperación internacional para el desarrollo, lo cual certificó que esta era la
ruta para el avance de las naciones; además, de que la ruta capitalista era la única opción y
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que todas las naciones se desarrollarian de la misma manera aunque a ritmo distinto.
(Wallerstein, 2005:24)
Sin embargo, la edad de oro del capitalismo llegó a su fin y como lo referencian Parpart
& Veltmeyer (2011:26) la crisis “permite que dentro de círculos de derecha e izquierda se
realicen criticas a la concepción predominante de desarrollo. Desde la derecha se buscó
atacar los logros que los sectores populares habían logrado del capital. La izquierda
pregonó cambios revolucionarios y surge una corriente alternativa que propugno por
acercar el desarrollo a lo humano.”
La crisis obligó a cambios estratégicos desde los centros de poder y a una reformulación
paradigmática que permitiera socavar las potenciales causas del fin de la edad de oro. Para
ello y retomando a Veltmeyer (2012:32) se dispuso el abandono de la tasa fija(mecanismo
regulador de Bretton Woods) por parte de los Estados Unidos, una reconfiguración de sus
relaciones comericales con Japón y Alemania; además, una reorganización del sistema
laboral, un reordenamiento del capital multinacional en busca de mayor rentabilidad, menos
costos de mano de obra con el consiguiente reordenamiento de la división internacional del
trabajo, mayor enfásis en las tecnologías y el potenciamiento de la globalización.
Así quedó cimentada la escenografía para la contrarevolución liberal, la cual se vió
acelerada ante la deficiente eficiencia de las reformas, el déficit presupuestal y las crisis
fiscales resultantes de la implementación del “crecimiento con equidad” y “crecimiento
redistributivo”, es decir, de la “estrategía de desarrollo equitativo orientado hacia la meta de
responder a las necesidades básicas de la población y paliar la pobreza por medio de una
distribución más equitativa del ingreso.” (Veltmeyer, 2012: 35-40)
La contrarevolución liberal o propuesta neoliberal surge con la intención teórica de
recuperar la competitividad de las economía y reinducirlas al patrón de crecimiento además
de “la preocupación de los economistas del FMI por restaurar el equilibrio
macroeconómico y el interés de los gobiernos por ordenar sus finanzas…” (Veltmeyer,
2012: 33-34) Esta situación exigió un paquete de medidas postuladas desde los centros 7
multilaterales y acatadas por los gobiernos de la región conocidas como el Concenso de
Washington, las cuales consistian básicamente en: 1. Privatización. 2.Desregulación de
productos, capitales y mercados. 3. Liberalización de tasas de cambio, comerico y
servicios. 4. Descentralizacion. Medida contraria a las políticas que los estados
latinoamericanos habían liderado entre los 60 y 70. (Petras y Veltmeyer, 2009)
Como Petras y Veltmeyer (2009) lo específican el proceso de implementación de las
políticas del Concenso no fue lineal y presentó varios momentos relacionados directamente
con la incapacidad de generar crecimiento como era la promesa previa a su
implementación. El primer momento corresponde al laboratorio chileno estructurado por
los Chicago Boys, durante la dictadura. La segunda fase, se presenta con la ola
redemocratizadora de las dictaduras principalemente el el sur del continente y la crisis de
la deuda. En este momento, se responsabiliza al BM y al FMI tanto del problema
deficitario en las cuentas externas como del caos político que esto supuso. La tercera étapa
se da en los años noventa cuando se observa la incapacidad del modelo en cuanto generador
de prosperidad y beneficios reciprocos entre el norte y el sur. Ante las propuestas desde los
movimientos de base, el ideario del Concenso no se debilita sino que se transforma en
discursos como “Ajuste con rostro humano (UNDP)”, “Transformación productiva con
equidad (ECLAC-CEPAL)” y “Desarrollo Humano Sustentable (UNDP)” (Petras y
Veltmeyer:2009) que corresponden al cuarto momento del ideario neoliberal, cuando este
asume cambios discursivos en torno a lo social, pero mantiene las prácticas y políticas de
ajustre estructural.
El papel del neoliberalismo en la discusión sobre el desarrollo es trascendental, de una
parte la apuesta decidida por el crecimiento a costa del Estado, del bienestar social como
prioridad y el privilegio del orden macroeconómico en pos de las inversiones del gran
capital han marginado como se exponía en el párrafo introductorio de este trabajo a amplios
sectores de la población a la pobreza. Esta situación se convirtió en insostenible para la
región generando procesos con diferente gradualidad de separación frente a las políticas
hegemónicas hasta llegar a postular y preguntarse si realmente existe el desarrollo para el
hemisferio o es necesario crear otras categorías, otras realidades, otras utopias que resuman 8
en bienestar para los pobladores, la tierra y las relaciones humana. A continuación dentro
de la discusión se presentará un acercamiento al pensamiento estructuralista y su version
neo, paradigmas originales de la economía política latinoamericana.
Un reto teórico a la postura hegemónica sobre desarrollo. Estructuralismo y
neoestructuralismo.
La incapacidad de la visión hegemónica por llevar a los países del hemisferio a niveles de
progreso comparables con el primer mundo generó dentro de los teóricos un análisis
profundo de la estructura económica y política del continente y su relación con el norte.
De este análisis surge el estudio del subdesarrollo en las relaciones entre el centro y la
periferia del sistema capitalista mundial. (Kay, 2011:70). Visión original pues “puso en
evidencia que la economía internacional es estructuralmente heterogénea y tiende a
reproducir esa heterogeneidad, con resultados negativos para la periferia.” (Osorio, 2001:
155-156) De igual manera y siguiendo de nuevo a Osorio (2001:157) quien retoma a
Prebish, el comercio internacional demuestra como los precios de las materias primas se
deterioran frente al incremento de los bienes manufacturado.
De esta manera, el supuesto teórico de las ventajas comparativas, según el cual cada
nación especializandose en sus fortalezas productivas, alcanzaría la riqueza y la prosperidad
se desvirtuó tras un análisis de las relaciones que el capitalismo impuso a Latinoamerica
develando como lo plantea Kay (2011:70) una tendencia al deterioro de los términos del
intercambio para los exportadores de la periferia lo que no haría más que aumentar la
brecha con el centro.
La respuesta teórica a este hallazgo no es más que una “política de industrialización por
sustitución de importaciones para, de ese modo, romper con un patrón dependiente del
consumo y crear las condiciones de un crecimiento económico autosuficiente.” (Kay,
2011:70) Los estructuralistas al igual que los economistas del discurso hegemónico
consideraban el paso de la sociedad agraria a la industrial como condicionante para el
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crecimiento económico. Ya Sunkel reflexionaba sobre este imperativo del modelo y loaba
sus beneficios:
“el progreso industrial, en mayor o mnor medida, siempre estuvo asociado al desarrollo
económico, y que también lo estuvieron, a mediano o largo plazo, algunas de las secuelas
típicas(de la industrialización): la urbanizacion, la monetarización de las transacciones
económicas, el trabajo asalariado, la sindicación, la seguridad social, la mayor
independencia individual dentro de la sociedad, la reducción en el tamaño de las familias, el
trabajo femenino remunerado, la elevación de los niveles medios de vida, las mayores
oportunidades sociales, económicas y política, etc”.(Sunkel, 1970:27)
Sin embargo y a pesar del gran valor teórico y empírico de la propuesta estructuralista, el
modelo comienza a ser criticado por varios factores. Cortes Gutiérrez (2011:57-58)
puntualiza los principales cuestionamientos así: 1. El estructuralismo no realiza un análisis
de la estructura social. 2. Se presenta un agotamiento de la alianza de clases que se había
postulado teóricamente. 3. Se da la aparición de regímenes militares. 4. La crisis de la
deuda externa.
El mismo Cortes Gutiérrez (2011:61) amplia el espectro critico cuando al refereneciar a
Rodríguez (Cepal:2000) muestra como se presentaron “dificultades de construir una
estructura productiva coherente en medio de la heterogeneidad estructural y las
desproporcionalidades entre las ramas productivas. La estructura de los mercados, así
como las características peculiares del ciclo económico y la tendencia al desempleo
estructural y el relativo estancamiento “
El debate teórico y el contexto político silencian durante décadas el trabajo estructuralista.
El ascenso neoliberal con un discurso focalizado en la reestructuración del Estado y el
retorno al modelo primario-exportador, la captación de inversiones extranjeras directas y la
credibilidad macroeconómica de cada agente nacional obviaron la postura estructuralista.
Sin embargo, la crisis social derivada en América Latina como efecto de las políticas de
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ajuste estructural obligarón a una revisión de la postura propia sobre el desarrollo; gestando
una reformulación de la misma denominada neoestructuralismo.
El neoestructuralismo deviene en el espectro teórico latinoamericano con la intención de
corregir las deficiencias marcadas de la postura neoliberal. Para ello, postula una triada de
elementos que hipoteticamente corregirián el curso de la situación latinoamericana. En
primer termino, una reconversión del campo hacía la modernización , ya que “una
agricultura moderna y eficiente parecería ser una conditio sine qua non para la salida del
atraso económico" (Pipitone citado en Osorio, 2004: 152). En segundo lugar, el papel del
Estado varía como lo plantea el propio Osorio (2004:154) de un menor Estado a un mejor
Estado y para ello debe ser el gestor y garante de un nuevo pacto social (Bresser- Pereira,
2007:116). Por último, se presenta un marcado interés por el tema científico-tecnológico,
ya que se presenta una reflexión sobre la fase anterior de industrializacion con sustitución
de importanciones, donde la renovacion tecnológica fue precaria y las industrias terminaron
lentamente atrás en cuanto a su competitividad; para ello se postula una relación dinámica,
se puede pensar dialectica entre tres dimensiones (la innovación técnico-científica, la
ampliación del mercado y la creatividad empresarial) (Osorio, 2004: 154) lo que generaría
la masa de energía social necesaria para la transformacion productiva.
Los defensores del neoestructuralismo a pesar de reconocer las carencias del sistema
capitalista y en especial del neoliberal para salvaguardar sus crisis y colocar en la línea del
desarrollo al continente no realizan una ruptura decidida con los postulados hegemónicos,
por ejemplo; el Estado sigue siendo una herramienta para el capital, su función, parece
seguir siendo la de catalizador de la protesta social, cuando Fajnzbylbe, presentado por
Osorio (2004:153) convoca la concertación pública-privada en aras de una transformacion
productiva con equidad, esta matizando los alcances de la protesta social con elementos
redistributivos clásicos como educación, salud, infraestructura de transportes,
comunicaciones y energía que no son más que las condiciones básicas para la acumulación
del capital. (Bresser- Pereira, 2007:119) Sin embargo, todo el papel de Estado esta
condicionado por un rígido control fiscal que impida mostrar desordenes macroeconómicos
ante los gestores del orden mundial.11
Otro punto para reflexionar sobre la versión neo del estructuralismo es que no rompe con
la propuesta neoliberal enfocada en el mercado exterior y que tiene varias aristas, una de las
más importante en el tema ambiental, debido a que uno de los sectores privilegidados del
auge exportador es el sector minero, con toda la carga en el tema de contaminacion, poca
inserción laboral y mínimo reto científico-tecnológico, ya Svampa (2012:4-5) lo trata al
reconocer como el neodesarrollismo (neoestructuralismo) ligado a la fuerte subida de las
commodities termina yendo en contra de la ecología popular, ya que navega en las aguas
del modelo de crecimiento tradicional.
De esta manera, las diferencias entre el neoestructuralismo y los postulados hegemónicos
que reconocen la necesidad de mantener el equilibrio social, repotenciar al Estado y
realizan alianzas con la sociedad civil son mínimas y parecen compartir las directrices del
denominado Post Concenso de Washington (PCW) (Parpart y Veltmeyer,2011:28)
debilitando la opción latinoamericana para hablar de desarrollo desde su orilla, sin estar
estrategicamente mediado por la narrativa dominante.
Postdesarrollo o la visibilización del no desarrollo
En medio de la crisis del capitalismo y las discusiones que esta conlleva surge una
mirada al desarrollo denominada postdesarrollo que cuestiona de entrada la totalidad del
proyecto moderno y dentro de este la noción de progreso que lo inspira. Como lo
presentan Parpart & Veltmeyer (2011:30): “El desarrollo era considerado como un proyecto
occidental, ajeno a las “relaciones de la diferencia” y a las complejas dinámicas de la
diversidad cultural, y utilizado para presionar a las naciones y los pueblos del mundo a
adaptarse a las nociones occidentales de desarrollo.”
La visión posdesarrollista (Escobar, 2009:26-30) propone “cuestionar la preeminencia del
concepto de crecimiento económico y este como meta; hacer visible la matriz cultural de
donde proviene el desarrollo y su historicidad (visión dominante de la modernidad);
desarticular paulatinamente en la práctica el modelo de desarrollo basado en la premisa de 12
la modernización, la explotación de la naturaleza como ser no vivo, la exportación, y la
acción individual”. Con este ideario se abre paso una óptica que privilegia elementos
abandonados por las prácticas hegemónicas como las relaciones sociales, la valoración de
las diversas cosmovisiones, la interculturalidad, la ecología como organo vivo, la
heterogeneidad como pilar del cambio.
El campo del postdesarrollo a pesar de que reconoce y visibiliza valiosas ausencias en el
debate tradicional sobre el desarrollo y postula sus ejercicios desde la realidad de las
comunidades hemisféricas debe superar para su posicionamiento sendos retos; el primero,
de tipo epistemológico, al tener que ser cuerpo teórico y práxis científica, superando lo que
Dos Santos, referenciado por Escobar (2009:26-30) presiente cuando dice que “lo que no
existe” es activamente producido como no existente, “o como alternativa no creíble a lo que
existe”. El discurso posdesarrollista debe ser una opción válida y para ello debe conformar
un corpus que permita su configuración en el campo de las ciencias del desarrollo.
El segundo reto, pero de la mano del primero, es el de sostener su independencia
discursiva de la posición hegemónica; ya discursos como el ambiental y el de género,
aparecierón como reacciones al sistema; sin embargo, fueron capturados por el mismo e
insertados a la estructura narrativa del capital central. “En ambos frentes –genero y
ambiente–, lo que en algun momento se reservo a los nuevos movimientos sociales de los
setenta, se habia convertido en una parte del discurso y la practica dominante para los anos
noventa. En particular, el Banco Mundial –pero tambien el Fondo Monetario Internacional
y la Organizacion Mundial del Comercio– demostraron ser permeables, primero a los
temas ambientales y luego a los de género, en la medida en que estos se veian como casos
paradigmaticos de la manera en que la sociedad civil puede impactar en la gobernanza
global (Munck referenciando a O Brien et al., 2000:41).
Tras superar estos retos y con el análisis científico de experiencias como la boliviana y
ecuatoriana se podrá ir perfilando la validez paradigmática del postdesarrollo y su potencia
no únicamente para el hemisferio sino para otras zonas separadas del desarrollo capitalista.
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A continuación se realizará un breve acercamiento al problema de la educación, la
ciencia y la tecnología como pilar reflexivo en el debate que realizamos sobre el desarrollo
para el continente.
Educación para el desarrollo o educación en el subdesarrollo.
La educación como sistema relacionada directamente con la capacidad de innovacion y
generación de ciencia es considerada eje de una política pública que tienda al desarrollo.
Su impacto directo sobre el bienestar económico y social configura un espacio prioritario
para que los Estados inviertan recursos económicos e impulsen estructuras que cimenten la
estabilidad sistemica y su sustentabilidad temporal.
Sin embargo y a la luz de la reflexión sobre el desarrollo, la educación al igual que las
políticas de ciencia y tecnología están inmiscuidas dentro de un ideario que valida la
posición dependiente de nuestro hemisferio y que relativiza el alcance en pro de las metas
sociales de bienestar, inclusión y solidaridad.
El paradigma hegemónico se ha adueñado de las políticas educativas para el continente,
fortaleciendo bajo sus preceptos las dinámicas de los sistemas educativos. La
CEPAL/OECD (2011), que en este caso funge como representante del ideario hegemónico
postuló cinco vertientes para la reforma educativa en el continente: descentralización,
incentivo a la educación terciaria y técnica, sistemas de evaluación eficientes, enfásis en
NTIC (De Sousa Santos, 2005)’S y reestructuración de la gestión docente. En ninguno de
los puntos propuestos se reflexiona sobre el qué, el cómo y el para qué aprender en el
continente; sencillamente, se refuerzan unos patrones inconclusos durante la era de las
políticas de ajuste estructural que permiten tener una masa de trabajadores capacitados
dispuestos a asumir las labores que exige la reconversión laboral del mundo globalizado.
Bajo esta óptica se reitera que el esfuerzo que Estados y pueblos están realizando en el
hemisferio para ajustar los sistemas educativos, de ciencia y tecnología van a mantener la
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división internacional del trabajo y el conocimiento que el norte ha delineado, además del
papel dependiente de nuestros pueblos y saberes.
En esta dinámica reflexiones de intelectuales como Boaventura de Sousa Santos (2005)
interpelan el esquema normativo y estructural de los sistemas de educación, ciencia e
investigación, cuando exige romper con el esquema tradicional de instituciones y centros
cerrados, al servicio de su propio sostenimiento o al del capital , para avanzar en procesos
académicos e investigativos abiertos y contextualizados que respondan prioritariamente a
lo que la sociedad solicita del saber. Como lo reitera el autor “De esta manera la sociedad
deja de ser un objeto de las interpelaciones de la ciencia, para ser ella misma sujeto de
interpelaciones a la ciencia.” (De Sousa Santos, 2005:26) Tal vez así, el sistema que se ha
denominado en este apartado educativo sirva realmente a una apuesta de desarrollo
entendida en los términos que se describieron anteriormente de bienestar, inclusión y
solidaridad.
Así como el la teoría sobre el desarrollo el debate es abierto y comienzan a gestarse
planteamientos que estan llevando la discusión a terrenos alternativos, reconociendo a los
que no han tenido ni voz ni rostro en el proceso; en el terreno de la la educación, que sin
duda es columna dentro de la discusión se debe abrir un espacio y recuperar lo que Freire
(XXXXX) postuló hace varios años, una pedagogía desde los oprimidos que avance al
análisis estructural y empírico en pos de un sistema que responda tajantemente al proyecto
hemisférico que las sociedades gesten.
A modo de conclusión
El desarrollo es un concepto que se enmarca en las dinámicas del pensamiento moderno
occidental, por lo tanto, su fundamento filosófico y su praxis se vinculan con el progreso, la
búsqueda de la igualdad y la solidaridad de los miembros de una comunidad. De esta
manera, la aceptación de su narrativa posiciona al teórico, al político, al ciudadano en un
objetivo histórico y estructural, la lucha por una sociedad más humana, igualitaria, fraterna
dentro de la visión del mundo occidental. Esto obviamente no limita la crítica al proceso ni 15
a sus agentes, por el contrario, la convoca en aras de pensar en una modernidad que por fin
logre consolidar en la praxis sus principios germinales.
Sin embargo, esta narrativa está íntimamente ligada con el sur, esto quiere decir que la
meta del desarrollo, el objetivo común de la prosperidad material y humana cubre
básicamente al conjunto de nuestras naciones, quienes se han visto excluidas de las
promesas de la modernidad por la manera en que se ha presentado su inserción dentro del
sistema capitalista. Esta búsqueda natural ha devenido en creaciones teóricas de gran
alcance como el estructuralismo, sometimientos políticos y de clase a dogmas hegemónicos
y reacciones vitales desde los grupos sociales a discursos considerados enajenantes e
impropios a nuestra realidad ontológica. Por lo mismo, por esa relación directa entre el
desarrollo y el sur debe tenerse en cuenta que cualquier alternativa u opción de un proyecto
desarrollista y geopolítico propio seguirá siendo iluminada por el origen empírico de la
reflexión, la desigualdad flagrante de nuestros pueblos, ante la riqueza acumulada por el
norte.
El breve acercamiento al tema de la educación permite pensar cómo un sistema es
estructurado a favor de determinados agentes. En este momento, se consolida un papel
secundario del hemisferio en la denominada sociedad del conocimiento, que permitirá
mantener o aumentar la brecha que nos separa de los centros del saber, además, de
fortalecernos en el rol de consumidores de lo producido en el norte. Una reflexión sobre el
desarrollo, es una reflexión sobre el sistema educativo, un timonazo a favor de nuestras
comunidades, de sus intereses, de sus saberes, será suficiente para que la naturaleza
creativa e innovadora del sur despegue y por qué no sirva como paradigma para entender el
mundo que se nos avecina.
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BIBLIOGRAFÍA
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