Dell Aringa, C. I. - (Des)Montando La Historia

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(Des)montando la historia Cecilia Inés Del' Aringa UNC- Fac. de Artes, Departamento de cine y televisión. [email protected] Resumen: A partir de la asunción como presidente, en 2003, de Néstor Carlos Kirchner es posible advertir un cambio en la dirección de lo que podríamos llamar “políticas de la memoria”, consistente en la visibilización y puesta en agenda de temas relacionados con el último golpe militar en nuestro país, en particular aquellos relacionados con las violaciones a los Derechos Humanos. Si bien, el cine ha abordado el tema desde mucho antes de esta “renovación”, es significativo el cambio en la dirección de las representaciones de los sujetos involucrados en aquellos años, como también la aparición de un actor que cobrará protagonismo: los hijos de militantes. Podemos considerar que dentro del heterogéneo grupo del Nuevo Cine Argentino, algunos realizadores han dedicado algunas de sus obras a revisar la historia reciente, más como un ejercicio de memoria que como un intento de reconstrucción del pasado. Dicho ejercicio antepone el presente del enunciador, al pasado heroico del familiar. En este sentido interrogaremos un corpus de documentales teniendo como horizonte el concepto benjaminiano de montaje que nos sirve desde una perspectiva doble: en primer lugar para tratar de explicar de qué modo estos realizadores articularán/montarán el presente con el pasado y, en segundo lugar desde una concepción cercana al lenguaje cinematográfico, “leer” qué sentidos son los que se ponen en juego en estos relatos. Palabras clave: Dictadura militar - Políticas de representación- Nuevo Cine Argentino 1

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Desmontando la noción de historia

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  • (Des)montando la historia

    Cecilia Ins Del' Aringa

    UNC- Fac. de Artes, Departamento de cine y televisin.

    [email protected]

    Resumen:

    A partir de la asuncin como presidente, en 2003, de Nstor Carlos Kirchner es

    posible advertir un cambio en la direccin de lo que podramos llamar polticas de la

    memoria, consistente en la visibilizacin y puesta en agenda de temas relacionados con

    el ltimo golpe militar en nuestro pas, en particular aquellos relacionados con las

    violaciones a los Derechos Humanos.

    Si bien, el cine ha abordado el tema desde mucho antes de esta renovacin, es

    significativo el cambio en la direccin de las representaciones de los sujetos

    involucrados en aquellos aos, como tambin la aparicin de un actor que cobrar

    protagonismo: los hijos de militantes.

    Podemos considerar que dentro del heterogneo grupo del Nuevo Cine

    Argentino, algunos realizadores han dedicado algunas de sus obras a revisar la historia

    reciente, ms como un ejercicio de memoria que como un intento de reconstruccin del

    pasado. Dicho ejercicio antepone el presente del enunciador, al pasado heroico del

    familiar.

    En este sentido interrogaremos un corpus de documentales teniendo como

    horizonte el concepto benjaminiano de montaje que nos sirve desde una perspectiva

    doble: en primer lugar para tratar de explicar de qu modo estos realizadores

    articularn/montarn el presente con el pasado y, en segundo lugar desde una

    concepcin cercana al lenguaje cinematogrfico, leer qu sentidos son los que se

    ponen en juego en estos relatos.

    Palabras clave: Dictadura militar - Polticas de representacin- Nuevo Cine Argentino

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  • (Des)montando la historia

    Introduccin

    El presente trabajo se inscribe dentro de los estudios destinados a analizar los

    lenguajes y las polticas de representacin que revisan la dictadura militar argentina, y

    propone como objeto particular, la consideracin de las producciones cinematogrficas

    argentinas por el momento- que plantean la temtica del mencionado perodo histrico.

    A partir de la asuncin como presidente, en 2003, de Nstor Carlos Kirchner es

    posible advertir un notable cambio en la direccin de lo que podramos llamar polticas

    de la memoria1, consistente en la visibilizacin y puesta en agenda al menos de los

    medios de comunicacin masiva- de temas relacionados con el ltimo golpe militar en

    nuestro pas, en particular aquellos relacionados con las violaciones a los Derechos

    Humanos.

    Si bien, los distintos lenguajes simblicos han abordado el tema desde mucho

    antes de esta renovacin, es posible advertir en ellos -en particular en el cine

    argentino que ser nuestro objeto- un cambio en la direccin de la representacin de los

    actores que se vieron involucrados en aquellos aos, como as tambin la aparicin de

    un actor que cobrar protagonismo: los hijos de los militantes.

    La representacin de la dictadura iniciada en Argentina en 1976, abri el

    denominado ciclo de Cine de post-dictadura, dentro del cual La historia oficial (Luis

    Puenzo, 1984) marc para la crtica un hito en el cine argentino al hacer visible el tema

    de la apropiacin ilegal de nios durante el mencionado periodo.

    Los aos inmediatamente posteriores a 1983 se caracterizaron por el estupor

    social causado fundamentalmente- por los testimonios brindados durante el Juicio a las

    Juntas, pero tambin por la actuacin pblica de familiares de vctimas y organismos de

    derechos humanos. Cristalizados en el informe confeccionado por la CONADEP, los

    modos de representacin en esta primera etapa se relacionan ntimamente con la

    1 Al respecto sealamos dos hitos emblemticos que marcaron la posicin del gobierno al menos en lo smblico- frente al terrorismo de Estado: el 24 de marzo de 2004, a casi un ao de su mandato, el presidente Kirchner ordena al teniente general Roberto Bendini, descolgar los cuadros de Jorge Rafael Videla y de Roberto Bignone, ex presidentes de facto y antiguos directores del Colegio Militar de la Escuela de Mecnica de la Armada, convertida ahora en un espacio para la memoria.

    En 2006 se reabrieron 959 causas penales, algunas de las cuales an siguen en marcha. Ese mismo ao, se estableci el 24 de marzo como el Da Nacional de la Memoria y la Justicia y como feriado nacional a travs de la Ley 26.085.

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  • denuncia y el testimonio de los sobrevivientes, imponindose la perspectiva de la

    vctima inocente, orientacin que encontramos en el film de Puenzo y en La noche de

    los lpices (Hctor Olivera, 1986) para citar slo los ms recordados.

    Una mirada similar se prolonga durante la primera parte de los 90. Pasado el

    primer impacto, las narraciones dan cuenta de experiencias de militancia en donde las

    identidades personales y polticas se hacen explcitas. Recin en la segunda mitad de la

    dcada la mirada sobre la historia comienza a cambiar a la luz de dos factores que

    consideramos capitales para esta transformacin. En primer lugar, la consolidacin del

    llamado Nuevo Cine Argentino que plantea una nueva esttica y una nueva forma de

    representar, fundamentalmente, problemticas sociales atravesada por la bsqueda de

    una identidad cinematogrfica:

    Desde la mitad de los aos noventa, el llamado Nuevo Cine Argentino, a cargo de una joven

    generacin de cineastas, dialoga con el tiempo social y poltico a partir de reiteradas

    coordenadas temticas memoria, pobreza, exclusin, mrgenes-, en propuestas formales

    cuya comprensin ilumina los escenarios de crisis en la expresin local y/o regional y de

    dilemas que estn tambin instalados en las sociedades globalizadas y masivas. (Amado, A.

    2009:17)

    La irrupcin en el terreno poltico de la agrupacin HIJOS constituye el segundo

    factor. Ambas circunstancias modifican la lectura no slo de la representacin de la

    militancia durante los 70 y la violencia desatada, sino tambin y esto es a nuestro

    juicio determinante- la representacin que esta generacin de jvenes realiza de los

    relatos familiares vinculados a dicho periodo.

    A grandes rasgos los filmes que revisan este pasado inmediato se proponen

    como una interpelacin a los participantes directos de las organizaciones

    revolucionarias que son/fueron adems, familiares directos de los realizadores.

    El trabajo pretende dar cuenta de cmo esta nueva forma de representar la

    historia va construyendo una memoria del pasado reciente que se independiza, tanto en

    la forma como en el contenido de modelos y estructuras tradicionales.

    Contexto(s)

    El antecedente ms prximo que encontramos dentro de la cinematografa

    nacional es el llamado grupo Cine Liberacin, cuyos principales referentes fueron

    Octavio Getino, Fernando Solanas y Gerardo Vallejo. Dicha propuesta surge a finales

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  • de la dcada del 60, dentro de un contexto histrico-social marcado en primer lugar,

    por un creciente nivel en la organizacin y movilizacin popular y, en segundo lugar

    por el rechazo a lo que se consideraba polticas imperialistas. En este sentido, el

    grupo de Getino, Solanas y Vallejo, proclama al Tercer Cine como:

    Un cine de destruccin y de construccin. Destruccin de la imagen que el

    neocolonialismo ha hecho de s mismo y de nosotros. Construccin de una realidad

    palpitante y viva, rescate de la verdad en cualquiera de sus expresiones. (Getino, O;

    Solanas, F., 1973, p. 122)

    El Tercer Cine se caracterizar no tanto por su actitud poltico-militante y

    revolucionaria, sino por los efectos que el mismo produce en el espectador como cosa

    recuperable en determinado mbito para el proceso de la liberacin.

    Cine, cultura y descolonizacin, de Solanas y Getino (1973), constituye no slo

    un vigoroso manifiesto que explicita tanto el modo como el cine debe insertarse en lo

    social y su rol en la poltica como prctica a la que debe supeditarse, sino tambin una

    potica cinematogrfica -opuesta al cine conclusivo hollywoodense y a lo que

    consideraban una colonizacin del gusto- que gira en torno de la especificidad del cine

    militante:

    Este cine no reconoce en primera instancia otra especificidad que la poltica, otros

    frentes, otros lenguajes y otra crtica, que no sean polticos. () Todo aquello que

    hace a su conformacin productiva, realizativa, esttica, (), a su crtica o a su

    teora, alcanza mxima validez cuando se formula desde el propio mbito poltico

    en el cual cumple su prctica efectiva. Un mbito eminentemente autocrtico y

    colectivo en el que, por ejemplo, trminos como libertad de expresin dejan de

    ser abstracciones para iluminarse a travs de una voluntad conjunta de creacin y

    liberacin. (1973, p.127)

    Si bien abogaban por formas abiertas que incluan tanto la ficcin como el

    documental, la mayor produccin o al menos la que ha trascendido- es del ltimo tipo.

    Dentro de este gnero se inscribe la obra emblemtica del movimiento, La hora de los

    hornos (Fernando Solanas:1968), mientras que en el ficcional podemos destacar Los

    hijos de Fierro (Fernando Solanas:1975), una lectura en clave poltico-peronista del

    poema de Jos Hernndez.

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  • Sealamos que si bien el Tercer Cine dio cabida a todas las variedades genricas

    que ellos entendan como subdivisiones tcnicas-, reconocan que los gneros ms

    utilizados por el cine militante latinoamericano fueron el cine de ensayo, el de

    informacin (o denuncia), el panfletario (o de agitacin) y el documental al que le

    asignan un predominio casi absoluto en aquellos pases en los que la revolucin est an

    en proceso. El documental posee sobre las otras formas una capacidad mayor de

    informacin y un valor probatorio irrefutable. Conciben a la imagen documental como

    una imagen verdica en s misma, un fragmento de la realidad, una prueba, no

    obstante la posibilidad de hibridacin queda abierta en tanto la prioridad del

    documento () no impide el tratamiento de temas mediante recursos

    convencionalmente no documentales (1973, p.130)

    Podemos considerar que este ciclo se cierra con la irrupcin del gobierno

    dictatorial, donde la mayora de estas producciones son censuradas, o en el mejor de los

    casos exhibidas en circuitos considerados clandestinos.

    Una vez recuperada la democracia, el cine argentino de la dcada del 80 de post

    dictadura, comienza a producir pelculas que interrogan a ese pasado inmediato desde la

    ficcin. Las obras ms conocidas de este periodo son La historia oficial (Luis Puenzo,

    1985) y La noche de los lpices (Hctor Olivera, 1986). Muy atrs haba quedado el

    manifiesto de Getino y Solanas: La historia oficial obtuvo dos nominaciones de la

    Academia de Ciencias y Artes de Hollywood al mejor guin y a la mejor pelcula

    extranjera, quedndose con la preciada estatuilla por el ltimo rubro.

    La dcada del 90, en rasgos generales se va a caracterizar por el giro temtico

    que las nuevas generaciones de cineastas le van a imprimir a sus producciones, que

    abandonan el revisionismo, se aproximan a la crnica del presente como gnero y se

    abren a la experimentacin formal. El foco est puesto en las clases que ms sintieron el

    golpe de las polticas neoliberales: la clase media, que vio caer a muchos en el abismo

    de la marginalidad, y la clase baja. La ficcin crea relatos carentes de hroes picos, el

    hroe es el perdedor de cada uno de estos grupos devastados por las condiciones de

    existencia impuestas por el modelo menemista que acaba con la utopa. La realidad se

    vuelve una amenaza que acecha a los personajes.

    El cine de este periodo va configurando lo que se llamar Nuevo Cine Argentino,

    surgido desde las instituciones2 y autodefinido como independiente, de temticas ms 2 En 1995 el INCAA, lanza la primera edicin del concurso de cortos Historias Breves. De esta y de sucesivas ediciones, surgirn directores como Adrin Caetano, Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Sandra Gugliotta, Jorge Gaggero, Albertina Carri, entre los ms reconocidos.

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  • intimistas y sealamientos sociales menos evidentes, pone en el centro de la reflexin a

    los jvenes bajo una mirada que est lejos de los hroes del Tercer Cine, pero tambin

    del desesperado de los 90.

    Una marca relevante dentro de este nuevo periodo del cine argentino es la

    revitalizacin del gnero documental que no queda fuera de las innovaciones formales

    que producen estos directores y que tiene, como principal novedad, el ingreso al circuito

    comercial de la mano de Los rubios (Albertina Carri:2003). Esta pelcula integra un

    corpus de producciones que son las que nos ocuparn- que se proponen la revisin de

    la ltima dictadura militar, desde una mirada absolutamente anclada en el presente de

    cada uno de los enunciadores de dichos discurso, atravesada sta por una relectura de la

    biografa del hroe al que se pretende memorar.

    (Des)montando la historia

    El verdadero rostro de la historia se aleja al galope. Slo retenemos el pasado como

    una imagen que, en el instante mismo en que se deja reconocer, arroja una luz que

    jams volver a verse. Walter Benjamin, Tesis V.

    Podemos considerar que dentro del heterogneo grupo del Nuevo Cine

    argentino, algunos realizadores han dedicado algunas de sus obras a revisar la historia

    reciente, ms como un ejercicio de memoria que como un intento de reconstruccin del

    un pasado. Dicho ejercicio antepone el presente del enunciador, al pasado heroico del

    familiar.

    En este sentido podemos tratar de dar cuenta de este corpus de documentales

    teniendo como horizonte el concepto benjaminiano de montaje3 que nos sirve desde una

    perspectiva doble: en primer lugar para tratar de explicar de qu modo estos

    realizadores articularn/montarn el presente con el pasado y, en segundo lugar desde

    una concepcin cercana al lenguaje cinematogrfico, leer qu sentidos son los que se

    ponen en juego en estos relatos.

    Benjamin considera que la tarea del historiador no es reconstruir el pasado como

    ste ha sido verdaderamente sino articular recuerdos. El pasado llega al historiador

    como una reminiscencia, como un juego de memoria que presupone no slo el

    3 Tanto los conceptos como las citas biliogrficas correspondientes a Walter Benjamn fueron tomadas de Didi-Huberman (2003) .

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  • movimiento, sino tambin los saltos y por qu no-, los olvidos. Pensar en un

    movimiento semejante obliga a Benjamin a rechazar el modelo tradicional que entiende

    la historia como progreso y continuidad y, a tomarla a contrapelo.

    La revolucin benjaminiana puede sintetizarse en los siguientes aspectos:

    Modifica el foco del estudio de la historia. El pasado ya no es un hecho objetivo

    sino un hecho de memoria, por lo tanto, no hay un hilo en el cual se inserten sino que

    adquieren movimiento en la actividad mnmica.

    Si la historia ya no es la ciencia del pasado, al que debe someterse porque el

    pasado exacto no existe, cul debera ser el objeto de esta disciplina? La memoria. No

    hay historia sin teora de la memoria, entendida esta ltima como proceso, como lugar

    de debate de los recuerdos y no como resultado, que supone un hecho cerrado, acabado.

    La aparicin de la memoria trae como consecuencia la intromisin de un concepto que

    espanta al historiador: la anacrona, nocin que viene a romper con una concepcin

    homognea y lineal del tiempo, en el cual los hechos se ordenan respetando una lgica

    causal.

    En teora literaria, la anacrona se define como una discordancia entre el tiempo

    de la historia (que es siempre cronolgico) y el del relato y, tiene como consecuencia

    ms visible la suspensin del presente del relato, para dar lugar a otros tiempos (pasados

    o futuros), tiene un valor de ruptura en el devenir de los hechos. El pasado o el futuro

    (analepsis o prolepsis) irrumpen en el presente del relato volvindolo anacrnico. Tanto

    en la literatura, como en el cine artes preponderantemente narrativas, como la historia-

    este tipo de recursos hacen an ms evidentes la presencia de un enunciador/narrador

    que manipula el tiempo segn el sentido que quiera dar a su relato.

    Benjamin hace estallar dos nociones: tiempo e historia. La del tiempo como una

    suerte de contenedor de hechos pasados, como una sucesin inmvil, como un recorrido

    que en perspectiva se puede seguir. No hay tal visibilidad del tiempo, el pasado aparece

    como un relmpago que ilumina las cosas slo una fraccin mnima de tiempo y cuando

    su fulgor se extingue, las cosas vuelven a desaparecer en la oscuridad. Slo la imagen

    permite visualizar el tiempo en la historia, por ello la historia se construye a partir de

    imgenes, constelaciones en las que el pasado colisiona con el presente y, en las que es

    posible reconocer experiencias, historias y realidad al hacerse presentes como imgenes

    del recuerdo.

    La segunda nocin que involucra el estallido es la de historia, a travs de la

    imagen de una cuerda muy deshilachada y separada en mil mechas, que cuelga como

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  • trenzas desechas; ninguna de esas mechas tiene un lugar determinado antes de que todas

    sean retomadas y entrelazadas en un peinado. Aqu podramos arriesgar que la idea de

    peinado est estrechamente vinculada a su nocin de montaje, las trenzas se ordenan

    en un peinado, del mismo modo que los recuerdos son ordenados/montados por el

    historiador.

    Pensamos que Benjamn utiliza la idea de montaje en al menos- tres sentidos: el

    primero segn una relacin de tipo desarmar/armar que presupone una suspensin

    temporal que comporta un efecto de conocimiento que de otro modo en el

    movimiento- sera imposible obtener. La operacin histrica de montaje sigue un

    movimiento similar: desmontaje de lo que se pretende construir y remontar,

    recomposicin estructural que tambin es para Benjamin una anamnesis.

    El segundo sentido que adquiere el montaje se explicara en trminos de

    lenguaje cinematogrfico. Bordwell (2002, p.256-259) considera al montaje como la

    coordinacin de un plano con el siguiente con el objeto de controlar los elementos

    grficos y el ritmo narrativo. El montaje surgen no slo para crear la ilusin de

    continuidad, sino tambin para construir un espacio flmico que surge de la relacin de

    dos puntos cualesquiera en el espacio mediante similitud, diferencia o desarrollo, y

    manipular el tiempo de la historia ya sea en lo referente al orden (la presentacin y

    sucesin de hechos de la historia), la duracin del tiempo natural de los hechos de la

    historia o a la frecuencia (repeticin o no de planos que supone la reiteracin de

    acciones).

    Si trasladamos de manera general este concepto al desarrollo benjaminiano, el

    historiador procede de la misma manera, en tanto su historia es la historia de recuerdos,

    de un pasado que como los planos sucesivos- se pega al presente. El recuerdo de

    alguna manera pone en primer plano al pasado, operando como una lupa que amplia

    visualmente el tiempo al acercrnoslo., descentra el foco visual para modificar la

    percepcin que habitualmente tenemos. En este sentido podemos explicar que el

    conocimiento por montaje hace pensar lo real como una modificacin .

    Finalmente, el tercer sentido, tambin relacionado con el lenguaje

    cinematogrfico, va ms all del montaje como tcnica, y apunta a la consecuencia ms

    importante que trae el cortado y pegado de planos, que es a juicio de Andr Bazin

    (2008:83) la creacin de un sentido que las imgenes no contienen objetivamente y

    procede nicamente de sus mutuas relaciones. Flota en esta definicin nuevamente la

    idea de lo real como modificacin, el modo en que las trenzas desechas se acomoden

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  • (forma) originar cada vez un peinado nuevo (contenido). Lo recordado y lo olvidado,

    como decantacin de la memoria, harn surgir cada vez una nueva historia, del mismo

    modo que el caleidoscopio cada vez que es girado, destruye un orden para crear uno

    nuevo y diferente.

    Memoria como identidad

    Sealamos al comienzo del trabajo que una de las caractersticas de los

    realizadores del Nuevo Cine argentino, fue el intento de renovacin formal que es

    posible advertir con mayor claridad en el documental4. Dicha forma integra la triada de

    gneros bsicos (junto con la ficcin y la animacin), cuyo criterio clasificatorio resulta

    de la relacin entre tcnica de representacin y realidad representada. Segn parmetros

    tradicionales- podemos definir al documental como el gnero discursivo que

    comprende pelculas -narrativas o no narrativas- que exponen hechos o circunstancias

    tomadas de la realidad extratextual, con la voluntad de ser fiel a sta (Triquell, X,

    2011, p.170).

    Si los textos propuestos tienen como referente una realidad extratextual pasada,

    cmo serle fiel a sta si slo del pasado tenemos recuerdos, fulgores que iluminan

    efmeramente los hechos para que, una vez apagado, stos vuelvan a la oscuridad? No

    hay modo de hacerlo en tanto el documental aqu ha perdido el carcter de prueba, de

    testimonio, de abordaje directo de la realidad. El Tercer Cine, se caracteriz por la

    realizacin de productos colectivos, que consideraban a la imagen documental

    poseedora en algn modo- de la marca de un haber-estado-all, equivalente a un

    enunciado asertivo del tipo esto es/no es as. Los filmes que nos interesan, por el

    contrario son proyectos individuales, ejercicios de anamnesis, planteados como una

    suerte de bsqueda de la propia genealoga a travs del recuerdo en muchos casos

    ajeno- y de la reposicin del nombre del padre, hasta entonces perdido en un conjunto

    indeterminado y, por ello annimo, subsumido bajo la condicin de desaparecido.

    En el caso de Los Rubios (Carri:2003), se producen numerosas contravenciones

    genricas, quizs las mas llamativa sean la ficcionalizacin del enunciador emprico

    (Albertina Carri) que se representa y se entrevista a s mismo y la inclusin de

    animacin. La voz necesita un cuerpo, el cuerpo tiene que hacerse visible. Otra

    4 No es la intencin de este trabajo polemizar ni con el concepto de gnero, ni con la definicin del gnero documental. Al respecto nos hacemos eco de la consideracin de Altman cuando sostiene que No podemos hablar de gnero si ste no ha sido definido por la industria y reconocido por el pblico, (): es la industria quien los certifica y el pblico quien los comparte. (Altman, R., 2000, p.37)

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  • alteracin importante es la animacin (con muecos Playmobil), que podemos

    considerar no tanto una contravencin como una hibridacin genrica en tanto la

    animacin forma parte de uno de las tres grandes divisiones genricas tal como

    sealamos al comienzo. Si la animacin como forma discursiva- provoca tambin una

    efecto ficcionalizante, tiene su correlato a nivel de sentido: crear una ficcin de familia

    (de juguete, no verdadera no slo porque no hay familias de juguete, sino porque no hay

    familia), y replicar la ficcin de extraas explicaciones sobre lo que le pas a sus padres

    (escena de abduccin de un ovni).

    Podemos reconocer no obstante, las huellas del documental en el texto de Carri,

    huellas que slo repiten una forma que no se adecua al contenido establecido por la

    tradicin como por ejemplo la alternancia blanco-negro/color, no obedecen a una

    alternancia entre ficcin/no ficcin. Los testimonios que recoge, conservan el estilo

    documental, en tanto aparecen enunciados desde un televisor como un intento de tomar

    distancia respecto de ellos.

    El documental toma sobre todo en el caso de Carri y de M (Prividera: 2007)-

    distancia de propsitos colectivos, estos realizadores no se cargan al hombro proyectos

    conjuntos atravesados por las grandes utopas. Como ejercicio de memoria cada texto

    audiovisual se propone como el lugar de restitucin no slo del nombre del padre, sino

    tambin del nombre del propio realizador. Los realizadores dan cuenta de su experiencia

    de memoria del recuerdo como lugar clave de la subjetivacin, en los que moviliza

    recursos materiales y simblicos para transformar una situacin particular: la restitucin

    en una slo acto no slo del nombre olvidado, sino tambin del propio como una suerte

    de prctica de distincin, notable en los dos realizadores.

    Es la memoria propia lo que el realizador/enunciador convoca e interroga, no

    exactamente el pasado. Pero cmo rememorar aquello de lo que casi no se tienen

    recuerdos? Cmo tratar de reconstruir una historia basada en los desechos/recuerdos

    ajenos o inventados? Hay un interrogante abierto sobre la memorizacin que pone el

    acento sobre la finalidad: para qu? para preservar al familiar del olvido (propio?

    ajeno? social?) o slo como un capricho? Para reponer un nombre como en el caso

    de Prividera? Para (re)construir una imagen de familia, o aproximar esa lejana como

    en Los Rubios?

    El pasado adopta una forma insospechada, la del reclamo generacional que

    polemiza con otros recuerdos y otras memorias: la de los hijos que quedaron en

    oposicin a la de la generacin que milit en los 70. El resultado es el rechazo

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  • deliberado a hacerse cargo de esas otras memorias: La generacin de mis padres

    reclama ser protagonista de una historia que no les pertenece (Los rubios). En otros

    (M) cada uno debe hacerse cargo de su propia memoria ante la falta de apoyo del cuerpo

    social: Lamentablemente cada uno tiene que ir con su caso particular, cuando la

    represin fue generalizada, fue sobre el cuerpo social (M).

    Albertina Carri rechaza la idea de construir una pelcula-monumento, funcional

    al INCAA y a las polticas de la memoria instaladas desde el Estado. Dos visiones de la

    historia, dos memorias del pasado, dos representaciones de un mismo actor (el

    matrimonio Carri-Caruso) chocan. El Instituto le reclama a la realizadora por una parte,

    una bsqueda mas exigente de testimonios ya que sus padres fueron dos intelectuales

    reconocidos de los 70 y, por la otra le seala el conflicto de ficcionalizar la propia

    experiencia cuando el dolor puede nublar la interpretacin de hechos lacerantes. Como

    respuesta obtiene una negativa: quieren (los del INCAA) la pelcula que necesitan

    como generacin. Yo los entiendo pero eso lo tiene que hacer otro, no yo (Los Rubios).

    La marca generacional es significativa en tanto se ponen al descubierto

    conflictos en el orden del reconocimiento en relacin a los modelos identificatorios. No

    se trata ya de lo que Candeau (2000:140) denomina prosopopeya memorialista5,

    caracterizada por la representacin de personajes arquetpicos, sino de discursos que

    introducen una perspectiva crtica sobre la militancia poltica durante la dcada del 70,

    crtica que en muchos casos- tiene su fundamento en la imposibilidad que tienen los

    sujetos enunciadores para pronunciarse sobre la propia biografa. En este sentido

    podemos entender a estos discursos como un intento de reconstruir un orden necesario

    para la construccin de la propia identidad.

    Los realizadores escriben una historia a contrapelo en tanto rechazan

    identificarse con los hroes oficiales que el Estado pretende instalar. No hay hroes,

    sino madres/padres que tienen que ser rescatados de la oscuridad por el hijo.

    5 La prosopopeya memorialista tiene varias caractersticas del exemplum: idealizacin, personajes modelos en los que se disimulan los defectos y se magnifican las virtudes-, selecciones de los rasgos de carcter considerados dignos de imitacin, leyendas de vida post mortem, capaces de fabricar dioses -no se habla hoy de la resurreccin del Che?- trascendiendo las cualidades personales del difunto a travs de un modelo que combina arquetipos y estereotipos, etc. (Candeau, 2001, p. 141).

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  • Algunas conclusiones

    Los filmes analizados representan en relacin a periodos anteriores- una

    reelaboracin de la historia reciente que incluye fundamentalmente el rol de los actores

    que de manera directa participaron del mismo..

    Los textos dan cuenta de que el recorte y la organizacin del recuerdo que la

    memoria individual -y colectiva- dibuja, es la representacin del procedimiento de

    construccin de memoria intersubjetiva en la que ingresan una multiplicidad de

    discursos sociales de las ms variadas esferas (familiar, grupal, generacional, sectorial,

    de clase, etc.).

    Si bien se pone en el centro la naturaleza frgil del propio recuerdo que por

    momentos es slo una ficcin-, subyace en los documentales la voluntad de construir

    una identidad relativamente fija, estable y durable a partir del concepto de familia y de

    consanguinidad.

    Dentro de las llamadas polticas de la memoria, y a modo de futura

    continuacin del presente trabajo, sera interesante indagar sobre el lugar que las

    bsquedas de memoria e identidad ocupan en el actual contexto poltico, marcado por el

    escepticismo y, paradjicamente, por el intento desde el gobierno, de instalar el regreso

    de militancias polticas fuertes

    Bibliografa:

    Amado, Ana (2009). La imagen justa: cine argentino y poltica (1980-2007). Buenos Aires: Colihue.

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    Filmografa:

    Los rubios (2003). Direccin: Albertina Carri. Guin: Albertina Carri, Alan Pauls, Santiago Giralt.

    Estreno (Argentina):23 Octubre 2003. Origen: Argentina. Duracin:89 minutos.

    M (2007). Direccin: Nicols Prividera, Guin: Nicols Prividera. Estreno (Argentina): 30 de agosto del

    2007. Origen: Argentina, 2007. Duracin: 142

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