delincuencia infantil
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Universidad Nacional Experimental
“Simón Rodríguez”
Núcleo: San Juan de los Morros, Estado Guárico
Materia: Técnica y Elaboración de Informes
Profesora: Participantes:
María Estela Flor Torrealba
San Juan de los Morros, Junio de 2011
ÍNDICE
Nº Pág.
Introducción --------------------------------------------------------------------- 2
Marco Referencial -------------------------------------------------------------- 3
Conclusión ---------------------------------------------------------------------- 27
Bibliografía --------------------------------------------------------------------- 28
1
Introducción
La inadaptación social y la delincuencia, principalmente de los infantes y
adolescentes, son un problema social y científico-pedagógico que genera seria
preocupación en la sociedad actual.
La delincuencia en el país ha incrementado significativamente en los
últimos años, y cada vez en mayor medida, fuera de control, por lo que puede
llegar a ser una amenaza directa para el normal desarrollo de la convivencia de la
propia sociedad.
Como consecuencia de su propio incremento y de la creciente gravedad de
sus hechos delictivos, el problema que ella plantea constituye uno de los rasgos
más característicos de nuestra época.
La delincuencia se conoce como el fenómeno de delinquir o cometer actos
fuera de los estatutos impuestos por la sociedad, pero es poco lo que sobre las
verdaderas causas por las que un joven puede introducirse en este mundo.
Éstas causas son diversas; pueden ser de orígenes orgánicos, fisiológicas,
patológicas, influencias externas como el medio en el que se desarrollan los
primeros años de su vida, la carencia de afecto y atención por parte de los padres o
simplemente mala orientación.
En el presente trabajo de investigación, se analizará a la delincuencia,
poniendo especial énfasis en determinar las causas que llevan al individuo a
manifestar conductas antisociales, como es el caso, los actos delictivos. Al mismo
tiempo, conoceremos el estado de salud mental que presenta un delincuente. Para
ello se prestará especial atención a la Familia, por considerar a ésta, unidad básica
de la sociedad y la principal responsable del óptimo desarrollo físico y psicológico
de sus integrantes; así también se analizará cuál es la situación actual de la
delincuencia en los colegios.
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Marco Referencial
Conceptualización de Delincuencia
La delincuencia viene del verbo latín Delinquir.- cometer una falta,
implicación jurídica, transgredir una ley o violar un precepto o quebrantar un
estatuto.
También a la delincuencia puede considerársele a través de diversos
sinónimos tales como criminalidad, delito, transgresión, violación, vandalismo,
fechoría, desobediencia, soborno y desacato.
El delincuente pertenece a una cultura determinada de la que parten una
serie de elementos que conjugan ciertas actitudes, ciertos patrones de
comportamiento que le dan una identidad y un reconocimiento social propio.
El termino delincuencia es muy ambigua por lo que para definirla habría
que analizar los aspectos que se consideran en diferentes áreas (jurídico, social,
psiquiátrico, etc.), pero todas ellas tienden inmediatamente a relacionarla con
vicios, vagancia, violaciones, drogas, falta de ocupación, etc.
La estructura social condiciona la violencia en aspectos económicos,
políticos, jurídicos, culturales, poblacionales, la falta de servicios públicos, la
ignorancia, el hambre, la desintegración familiar, el desempleo, el alcoholismo,
promiscuidad, daño en propiedad ajena, lesiones, violación, rapto, robo, etc.
Como aquellos aspectos que llevan a la delincuencia.
La delincuencia es una conducta humana que se da en cualquier medio
social, con manifestaciones diversas, con diferentes tipos de problemáticas
familiares, sociales, etc.
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Factores que Predisponen la Delincuencia
Factores somáticos
“Mente sana en cuerpo sano”, de un niño físicamente enfermo no se puede
exigir un comportamiento recto y honesto, y menos cuando esa enfermedad se
debe al hambre y la falta de atención.
El hambre y la enfermedad, acompañados del fantasma de la desnutrición
infantil. No se puede estar orgulloso de la propia patria mientras entre ellas vivan
niños enfermos y con hambre. Los factores somáticos se divide en tres grupos:
congénitos o hereditarios, los adquiridos en el momento del nacimiento y los
postnatales.
Lo congénito:
Heredosífilis. Puede producir una amplia gama de anomalías, de la oligofrenia
profunda a la inestabilidad mental, de la epilepsia a la deformación del carácter.
Alcoholismo. Sigue siendo uno problema serio, no obstante en su nefasta
influencia sobre los futuros hijos, sino por la precocidad con que se principia a
beber. Puede producir conductas inestables, con fuerte tendencia ala perversión de
los instintos, de constitución enfermiza, escasa inteligencia y la falta de voluntad.
Tuberculosis. Produce en los descendientes diversas anomalías nerviosas, como
la emotividad e impulsividad.
Lo anterior demuestra la importancia de la herencia en la criminalidad, lo
que lleva a la idea de prevenir aun antes de la concepción, evitando que se
produzcan personas enfermas y cuyo patrimonio biológico contiene factores
predisponentes, definitivamente indeseables.
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Familia, herencia y adopción
La idea de que la herencia tenga influenza en la criminalidad, no implica
que todo crimen tenga un origen hereditario, ni que este tipo de factores sean, por
sí solos, capaces de producir la desviación criminal.
Según estudios realizados, se cree que un niño que fuera creado en una
familia criminal, aprendiera modelos antisociales de conducta, los cuales a su vez
enseñara a sus propios hijos.
Los criminales con ambos padres criminales se encuentran en proporción
mayor que aquellos en los que solo uno de los padres es criminal.
Embarazo y parto
Durante el embarazo múltiples causas pueden obrar para tarar al feto, como
son las enfermedades infecciosas y las intoxicaciones. Grave es también el
perjuicio al feto de una insuficiencia alimentaria de la madre.
El parto influye en la personalidad del individuo y, por lo tanto, en la
delincuencia del menor. Independientemente de todos los traumas y dificultades
del parto, es de tenerse en consideración que un elevado número de madres no
recurren al médico, sino que dan a luz auxiliadas generalmente por una partera
práctica, la que, además de las deficientes condiciones asépticas, no existe ningún
auxilio efectivo en caso de parto difícil.
Lo aconsejable es siempre el parto natural; son conocidos los efectos
nocivos de la anestesia y de uso de fórceps cuando no son aplicados por expertos.
Después del nacimiento
Entre las principales afecciones y enfermedades cuya influencia es notable
como factor en la delincuencia de menores, están:
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Las glándulas endocrinas, sus relaciones con el comportamiento y con la
criminalidad. La disfunción endocrina provoca serios cambios temperamentales, y
que son de especial cuidado el hipertiroidismo, que hace al niño particularmente
inestable e hiperactivo; y el hipotiroidismo que lo hará, por el contrario, abúlico y
flojo. En ambos casos producen trastornos físicos y psíquicos que pueden tener
relevancia criminológica.
La epilepsia. Es ampliamente conocida como enfermedad criminógena.
Puede hablarse de una personalidad epiléptica, caracterizada por la excitación, la
agresividad y la suspicacia, agravada en los menores por falta de inhibidores.
Las secuelas de meningitis o de meningoencefalitis, cuando afectan las
estructuras del sistema límbico, determinan conductas agresivas en los menores.
Las anomalías físicas y funcionales, son importantes en cuanto pueden
impedir al menor a estudiar o trabajar adecuadamente. Se presenta en el menor un
complejo de inferioridad y resentimiento contra la sociedad, lo que posiblemente
lo llevará a actitudes antisociales.
Factores Familiares
La decisiva influencia de la familia es tan señalada en la delincuencia de
menores que es la única de tomarse en cuenta. El factor importante en el origen de
la delincuencia es la familia desorganizada o delincuente.
Familia Criminógena
Existe un tipo de familia que se podría llamar “típicamente criminógena”;
en esta familia es casi imposible que el menos no llegue a delinquir, ya que
generalmente sus primeros delitos son dirigidos por los mismos padres.
Estas familias viven en un ambiente de absoluta promiscuidad, donde no es
extraño el incesto, donde impera la miseria y el hambre, donde los niños son
mandados por los padres a delinquir o a pedir limosna, y cuando son mayores a
prostituirse.
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El padre es alcohólico o drogadicto, y labora en los oficios más bajos y
miserables como recoger basura, cargador, etc.; o es delincuente habitual y ratero;
su inteligencia es escasa, es un sujeto instintivo y altamente agresivo.
La madre por lo común está viviendo en unión libre, y los hijos que tiene
provienen de diversas uniones, y en más de una ocasión no podría identificar
ciertamente quién es el padre de sus hijos.
Estas familias habitan en barrios o regiones altamente criminógenas, donde
ni siquiera la policía se atreve a entrar. El menor que sale de estas familias es el de
mayor peligrosidad, y es también el de más difícil tratamiento, pues tiene en
contra todo, herencia, familia, formación, ambiente, etc.
No toda la familia donde el padre es delincuente es una escuela del crimen,
pero estas excepciones no son muy comunes, y dependen del contrapeso de la
madre, del ocultamiento de las actividades del padre, o de otros poderosos
inhibidores.
Al hablar del delincuente no se hace referencia tan sólo al padre que es
ladrón, ratero o carterista. Se habla también del gran industrial que evade
impuestos, del fabricante que adultera sus productos, de todos los profesionistas
que no saben de ética profesional.
Todos estos padres delincuentes pervierten al menor en forma socialmente
más dañina, pues es la delincuencia “honorable” que va contra los más altos
valores de la dignidad humana, y que no tiene la atenuante de la miseria o la
ignorancia, de la herencia o de la escasa inteligencia.
Factores Psicológicos
El hombre es el ser humano más débil de la creación en la primera parte de
su vida, en la que requiere de cuidados y atenciones extraordinarios, no solamente
para poder sobrevivir, sino formarse y realizarse.
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Los fundamentos del carácter se forman en la familia; es en la familia donde
se adquiere la primera base y donde se pasa del estado de anomia a la adquisición
de las primeras normas.
Una anormalidad o defecto en las primeras etapas hará que el sujeto llegue
el momento crucial en situación viciada, haciéndolo entrar en una crisis de valores
e impidiéndole su correcta estructuración.
Inadaptación
El problema de la delincuencia implica el problema de la adaptación. Esto
no quiere decir que todo inadaptado llegue a ser delincuente.
La respuesta en delincuencia es una de las manifestaciones de la
inadaptación más comunes:
inferioridad física y mental del individuo.
Incapacidad de un individuo para adaptar su conducta a las condiciones del
medio.
Agresividad
Quizá la más preocupante expresión de la inadaptación es la agresividad,
producto de la frustración del inadaptado y que puede llevar con gran facilidad a
la agresión, entendida esta como una conducta verbal o motriz ejercida con cierto
grado de violencia sobre las personas o cosas.
Adaptación
La adaptación como aptitud para vivir en un ambiente determinado
acomodándose a un medio humano concreto, con interacciones deseables con
otros individuos, se logra tan solo mediante un largo aprendizaje que, mediante la
imitación y adquisición de las normas respectivas. Normas escolar, laboral y
social en general
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La adaptación presupone una concreta evolución biopsicosocial. Sino se
cumplieran estos tres elementos, el ser humano representara serios problemas de
adaptación.
Factores Socio-Económicos
Al hablar de “clases”, el factor económico es un índice que nos revela
bastante, pero el pertenecer a una clase implica no solamente el factor económico,
sino una forma de ser, de comportarse, en mucho es un aspecto cultural.
Existen tres clases económicas comunes:
Clase baja.
Clase media
Clase alta
Clase Baja
Los individuos que viven en este ambiente, aprenden a sobrevivir desde
pequeño, pues desde pequeña edad tiene que luchar por la vida, y esta vida hostil
lo hace ser una persona resentida. Ese resentimiento lo lleva a cometer actos
antisociales.
Una de las características es la irritabilidad constante, lo que lo hace reñir
con los demás por los motivos insignificantes. En este medio se vale en cuanto se
es “macho” (ya que no se puede valer por lo cultural, lo intelectual o lo
económico) y así, el niño se convierte, desde pequeño en individuo altamente
belicoso y agresivo.
El medio habitacional influye grandemente en su formación, ya que en la
mayoría de los casos se trata de ranchos, o viviendas en malas condiciones,
formado por núcleos de viviendas que tienen un patio común, en que la gente
carece de vida privada, en que 10 o 15 comparten una habitación y también el pan
y la pobreza.
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Sin embargo, no todo es negativo en esta clase; en las vecindades se ven
ejemplos de amor y cooperación humanas que se quisieran encontrar en clases
elevadas. El niño nunca culpara a sus padres o a la sociedad, sino que aceptara
tranquilamente su culpa. Y no es raro escucharles la frase tan conocida de “somos
pobres, pero honrados”.
Clase Media
En esta clase, la desconfianza y el individualismo son dos notas muy
resaltantes. La desconfianza obliga a vivir en estado de alerta y hacer agredir antes
de ser agredido; es un freno, pues impide arriesgarse para realizar muchas cosas.
El individualismo puede llegar a niveles de profundo egoísmo, no pensar en
los demás, sino en si mismo, en el propio provecho personal.
El individuo que se encuentra en esta clase es educado, nunca expresa sus
pensamientos que pueden herir, su tono es mesurado y tranquilo, su finura y
cortesía exageradas. Trata de ser exactamente lo contrario al niño pobre y cuidado
no lo logra, o falla su represión, demostrándolo a través de el desaprecio y la
indignación. Se les inculca el deseo de superación desde la infancia. Se le dan
inmerecido valor a los bienes materiales y se impulsa a una competencia continua
y absurda.
Una familia, una sociedad y una escuela pueden provocar en el infante
neurosis que en ocasiones desbordan en la violencia, en faltas de disciplina, en
actitudes antisociales o delictuosas.
Clase Alta
Se caracterizan por la necesidad de demostrar que tiene mucho dinero,
gastara en cosas inútiles. Su actitud será despótica hacia las clases económicas
inferiores.
En los niños crecen influenciados por la imitación de los padres, su
desprecio a los que tienen menos que él, a los que cree que tiene derecho de
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humillar, su deseo de vivir y gozar. De jóvenes se hacen desobligados y
holgazanes y su ansia de vivir los lleva a continuos conflictos con la justicia.
Estos individuos llegan con facilidad a actitudes antisociales. Generalmente se
mueven en un terreno de predelincuencia, pues difícilmente cometen verdaderos
delitos y cuando los cometen, el dinero e influencias familiares los sacaran
fácilmente del problema.
La Criminalidad Infantil
La “delincuencia” infantil se dirige generalmente contra la propiedad en sus
formas más simples: robo y daño en propiedad ajena.
El monto de estos pequeños es reducido, y raramente se comete fuera de la
escuela o la familia. Con excepción de aquellos menores que roban por necesidad,
o por que son mandados a robar por sus padres u otras personas mayores, el niño
roba para satisfacer pequeños deseos: golosinas, cine, diversiones, etc. Los daños
a la propiedad ajena son causados por juego o como travesura. Por su escasa
fuerza física no son comunes los delitos de lesiones u homicidio, y los sexuales
son escasos y han sido influenciados o provocados por los mayores.
La criminalidad infantil abunda entre los pequeños que realizan una
subocupación, como boleros, vendedores callejeros, etc., aunque en forma alguna
es privativa de estos menores.
Es necesario reconocer que ciertas conductas, aunque cargadas de
antisocialidad, pueden considerarse “normales” en la infancia, ya que está en
pleno proceso de socialización. ¿Quién siendo niño no ha robado algo, no ha
reñido con sus compañeros, no ha injuriado y mentido, no ha destruido objetos
ajenos?
Sin embargo, se presentan cada vez con mayor frecuencia conductas
altamente preocupantes, como el uso de inhalantes, la prostitución infantil y la
violencia indiscriminada
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La Delincuencia Juvenil
La delincuencia juvenil es la más frecuente en nuestra sociedad. Los
agravios cometidos son en mayor potencia que la delincuencia infantil pero no
exceden a los actos delictivos que la delincuencia adulta.
Una detección temprana de esta conducta favorece la rehabilitación del
joven, reinsertándolo en la sociedad de manera productiva
Las características más sobresalientes de la delincuencia juvenil son:
Objeto delictivo. Causa del delito
Gravedad. Son cada vez más frecuentes los delitos graves
Método. La violencia generalmente efectuada en pandilla
Delincuencia. Aumenta el número de familias acomodadas
Ambiente. Ha dejado de ser un fenómeno individual, para convertirse en
un fenómeno colectivo
Etiología. Hoy ya no se habla de causas, sino más científicamente de
factores criminógenos de la delincuencia juvenil.
Topología de Jóvenes Delincuentes
Delincuentes que Comenten Delitos Contra la Propiedad Ajena
Pandillero ladrón
Pandillero pendenciero
Pandillero casual
Ladrón de automóviles
Delincuentes que Atentan Contra La Incolumidad de las Personas Físicas
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Drogadicto-Heroimano
Agresivo de peligrosidad extrema- Matón
Joven delincuente
Delincuente psicópata
La Delincuencia Juvenil y Entorno Social
El estudio de la criminalidad juvenil constituye un tema de actualidad, no
sólo del derecho penal, sino también de la criminología y de las ciencias conexas.
El constante aumento de los conflictos sociales, y con ellos el de la delincuencia,
ha incrementado el interés por el tema, tanto en los países industrializados o
centrales, como también en los llamados países periféricos, como son los de
América Latina.
Sumado a este contexto, hay que agregar que la sociedad actual se
caracteriza por un debilitamiento de los sistemas tradicionales de apoyo para el
desarrollo de la niñez y de la adolescencia. Quisiéramos mencionar, por lo menos,
tres medios de apoyo que con los cambios sociales, se han debilitado como para
dar una respuesta efectiva al desarrollo de la niñez y de los adolescentes. En
primer lugar se tienen que mencionar a:
La Familia.- Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, han
suprimido la jerarquía y hegemonía que la familia tenía como formadora de
costumbres sociales.
Además, la incorporación de la mujer al sistema laboral, por necesidad u
oportunidades de desarrollo, y otros cambios en la estructura familiar, como la
ausencia generalizada del padre, replantean las relaciones del niño y del joven.
La Escuela.- Por su parte, se caracteriza por un marcado énfasis
academicista y por la competitividad feroz, borrando el sentido comunitario y la
promoción del desarrollo integral de los jóvenes. Sistemas de Asistencia y
Recreación.- Como apoyos alternativos, son mínimos y siempre insuficientes
para la satisfacción de las necesidades de la población juvenil.
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Categorización de la Delincuencia
Profesionales
Se dedican a operaciones de atraco a mano armada, robo con escándalo y
otras formas directas de rapiña en la propiedad ajena. Tan grande es la habilidad
de estos individuos que no obstante recurrir a la coerción y amenazar a sus
victimas con la violencia física, rara vez se ven obligados a emplearla.
Se muestran orgullosos de ser especialistas hábiles y ven en sus hazañas
delictuosas un medio de vida lucrativo y satisfactorio. Suelen tener relaciones
maritales de tipo normal. Aunque proceden de diversos sectores socioeconómicos,
el más frecuente es el de la clase media.
Casi todos los individuos clasificados en esta categoría proceden de familias
normales y relativamente integradas. Su caída en la delincuencia no puede
achacarse a ninguna especie de situación familiar conflictiva.
Semiprofesionales
Estos semiprofesionales se consideran a si mismos delincuentes. Se creen
victimas de una sociedad corrompida. Muestran una mayor hostilidad y
antagonismo. Miran despectivamente los empleos y los trabajos convencionales,
alegando el pretexto de que únicamente los imbéciles trabajan.
Con frecuencia es posible observar que sus resentimientos y amarguras, van
dirigidas a sus mismos progenitores, a las instituciones de la sociedad, escuelas y
grupos sociales.
Muchos de ellos pasan una buena parte de sus primeros años de adultos
recluidos en instituciones penales donde sus compañeros los ven con desconfianza
por sus actitudes conformistas.
Estos semiprofesionales contraen generalmente algún compromiso de tipo
matrimonial pero se caracterizan por ser inestables.
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Los semiprofesionales suelen adquirir desde una edad muy temprana sus
actitudes hostiles hacia la sociedad y además son un producto de un medio
ambiente refractario en general a la policía y a los programas correccionales.
Efectos de la Delincuencia
Los efectos negativos en las personas e instituciones, en el gobierno y la
sociedad, son diversos, por lo que han lesionado la institucionalidad y la
mentalidad de los venezolanos y podrían afectar la transición integral de
Venezuela, que no es sólo democrática, sino también el cambio de la impunidad a
la vigencia real del Estado de Derecho se destacan algunos efectos:
Temor y desconfianza entre las personas que se manifiesta en más
alarmas, rejas, armas, instrumentos y mecanismos de protección; y en sus
continuos comentarios.
Resentimiento de las víctimas con deseos y acciones de venganza para
hacerse justicia por propia mano, derivando incluso en linchamientos.
Grave deterioro de la credibilidad e imagen de las instituciones de
seguridad pública y justicia penal.
"Doble lenguaje" en varios funcionarios y policías que hablan como si
creyeran en la ley y la justicia mientras maquinan su beneficio económico
como resultado de la corrupción, complicidad e injusticia.
Círculo vicioso en la sociedad y el gobierno: algunos funcionarios al dar la
apariencia de ser desbordados por la delincuencia organizada, piensan en
medidas represivas. La sociedad, angustiada en consecuencia, reclama
agresivamente y propone medidas radicales.
Escepticismo y decepción de la sociedad que espera cambios y resultados
que no se están logrando.
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Alto costo de la seguridad pública y de la inseguridad en Venezuela.
Escepticismo del ciudadano para denunciar.
Crecimiento anárquico de empresas y servicios de seguridad privada
sin control suficiente sobre ellas.
Alto número de víctimas, que no han encontrado justicia ni reparación
del daño, por lo que contribuyen a generar una visión pesimista.
Salud Mental en el Delincuente
El delincuente tiene una conducta sicopática, que también es llamada
antisocial, que tiene sus propias normas, que no son las establecidas por la
sociedad, y a veces puede pretender que otros las sigan para generar cómplices.
La perdida de los elementos relativos al valor, el respeto, la prudencia, la
dignidad, el sentido de la aceptación de las cosas tal como son y el respeto a la
autoridad, todo esto se va perdiendo. No se toma en cuenta los valores éticos
morales.
El delincuente no maneja suficientemente a nivel social los impulsos que le
permiten la cohesión social, la benevolencia, solidaridad, compasión, de
aceptación del otro, de simpatía por el otro.
En el ser humano hay un sentido de posesión y cuando este impulso se
exagera puede haber inconformidad, pues el humano es el más egoísta, quiere
tener más para él y su familia y los demás no le importan
Muchas veces los delincuentes no actúan porque necesiten dinero, porque
estos no mantienen adecuadamente a una familia, sino que lo hacen para
incomodar al otro
El microsistema escolar
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Los estudios realizados en los últimos años sobre la violencia escolar (a la
que se ha denominado con el término inglés bullying, derivado de bull, matón)
reflejan que dicha violencia: 1) suele incluir conductas de diversa naturaleza
(burlas, amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, aislamiento sistemático,
insultos); 2) tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto
tiempo; 3) suele estar provocada por un alumno (el matón), apoyado generalmente
en un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa, que no puede por sí
misma salir de esta situación; 4) y se mantiene debido a la ignorancia o pasividad
de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir
directamente.
Los estudios realizados sobre el bullying en la escuela reflejan que éste se
produce con una frecuencia bastante superior a lo que cabría temer. Parece que a
lo largo de su vida escolar todos los alumnos podrían verse dañados por este
problema, como observadores pasivos, víctimas o agresores.
Y es que como sucede con las otras formas de violencia, la intimidación y
victimización que se produce en la escuela puede dañar a todas las personas que
con ella conviven:
1) En la víctima produce miedo y rechazo al contexto en el que se sufre la
violencia, pérdida de confianza en uno mismo y en los demás, así como diversas
dificultades que pueden derivarse de estos problemas (disminución del
rendimiento, baja autoestima...).
2) En el agresor aumentan los problemas que le llevaron a abusar de su fuerza:
disminuye su capacidad de comprensión moral así como su capacidad para la
empatía, el principal motor de la competencia socio-emocional, y refuerza un
estilo violento de interacción que representa un grave problema para su propio
desarrollo, obstaculizando el establecimiento de relaciones positivas con el
entorno que le rodea.
3) En las personas que no participan directamente de la violencia pero que
conviven con ella sin hacer nada para evitarla puede producir, aunque en menor
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grado, problemas parecidos a los que se dan en la víctima o en el agresor (miedo a
poder ser víctima de una agresión similar, reducción de la empatía...); y
contribuyen a que aumente la falta de sensibilidad, la apatía y la insolidaridad
respecto a los problemas de los demás, características que aumentan el riesgo de
que sean en el futuro protagonistas directos de la violencia.
4) En el contexto institucional en el que se produce, la violencia reduce la calidad
de la vida de las personas, dificulta el logro de la mayoría de sus objetivos
(aprendizaje, calidad del trabajo...) y hace que aumenten los problemas y
tensiones que la provocaron, activando una escalada de graves consecuencias.
Para prevenir o detener la violencia que a veces se produce en la escuela es
preciso:
a) Adoptar un estilo no violento para expresar las tensiones y resolver los
conflictos que puedan surgir.
b) Desarrollar una cultura de la no violencia, rechazando explícitamente cualquier
comportamiento que provoque la intimidación y la victimización.
c) Romper la "conspiración del silencio" que suele establecerse en torno a la
violencia, en la que tanto las víctimas como los observadores pasivos parecen
aliarse con los agresores al no denunciar situaciones de naturaleza destructiva, que
si no se interrumpen activamente desde un principio tienden a ser cada vez más
graves.
Apenas se han realizado investigaciones sobre qué condiciones incrementan
el riesgo de que surja la violencia en las relaciones que se establecen entre
profesores y alumnos, pero los escasos estudios existentes sugieren la posibilidad
de extrapolar la mayoría de los resultados obtenidos, en este sentido, en contextos
familiares; según los cuales, el riesgo de violencia se incrementaría, por ejemplo,
con: la falta de habilidades sociales (de comunicación y de resolución de
conflictos), el estrés y la justificación de la violencia.
Antecedentes de los escolares que ejercen o sufren la violencia en la escuela
Los estudios realizados en las dos últimas décadas sobre la violencia entre
escolares (Defensor del Pueblo, 2000; Olweus, 1993; Ortega y Angulo, 1998;
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Pellegrini, Bartini y Brooks, 1999; Salmivalli et al, 1996), reflejan que ésta se
produce con una frecuencia superior a lo que cabría temer. En dichos estudios se
observa, también, que tener amigos y ser aceptado por los compañeros constituyen
factores protectores de dicha violencia.
Entre los escolares que son víctimas de la violencia de sus compañeros
suelen diferenciarse dos situaciones: 1) la víctima típica o pasiva; y 2) la víctima
activa.
La víctima típica, o víctima pasiva se caracteriza por:
1) Una situación social de aislamiento (con frecuencia no tiene ni un solo amigo
entre los compañeros); detectado tanto a través de las pruebas sociométricas,
como a través de la observación (en el recreo o cuando los propios alumnos eligen
con quién llevar a cabo una actividad); en relación a lo cual cabe considerar su
escasa asertividad y dificultad de comunicación, así como su baja popularidad,
que según algunos estudios llega a ser incluso inferior a la de los agresores. Para
explicarlo, conviene tener en cuenta que la falta de amigos puede originar el inicio
de la victimización, y que ésta puede hacer que disminuya aún más la popularidad
de quién la sufre.
2) Una conducta muy pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de
vulnerabilidad (de no poder defenderse ante la intimidación), alta ansiedad (a
veces incluso miedo al contacto físico y a la actividad deportiva), inseguridad y
baja autoestima; características que cabe relacionar con la tendencia observada en
algunas investigaciones en las víctimas pasivas a culpabilizarse de su situación y a
negarla, debido probablemente a que la consideran más vergonzosa de lo que
consideran su situación los agresores (que a veces parecen estar orgullosos de
serlo).
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3) Cierta orientación a los adultos, que cabe relacionar con el hecho observado en
algunos estudios entre las víctimas pasivas de haber sido y/o estar siendo
sobreprotegidas en su familia.
4) La conducta de las víctimas pasivas coincide con algunos de los problemas
asociados al estereotipo femenino, en relación a lo cual es preciso interpretar el
hecho de que dicha situación sea sufrida por igual por los chicos (que
probablemente serán más estigmatizados por dichas características) y por las
chicas (entre las que las características son más frecuentes pero menos
estigmatizadoras). La asociación de dichas características con conductas infantiles
permite explicar, por otra parte, por qué las víctimas pasivas disminuyen con la
edad.
La víctima activa. En la mayoría de los estudios realizados sobre este tema se
menciona la necesidad de diferenciar distintos tipos de víctimas, incluyendo como
la segunda situación de victimización (menos frecuente y clara que la anterior), la
de los escolares que se caracterizan por:
1) Una situación social de aislamiento y fuerte impopularidad, llegando a
encontrarse entre los alumnos más rechazados por sus compañeros (más que los
agresores y las víctimas pasivas); situación que podría estar en el origen de su
selección como víctimas, aunque, como en el caso de las anteriores, también
podría agravarse con la victimización.
2) Una tendencia excesiva e impulsiva a actuar, a intervenir sin llegar a elegir la
conducta que puede resultar más adecuada a cada situación, con problemas de
concentración, disponibilidad a emplear conductas agresivas, irritantes,
provocadoras. A veces, las víctimas activas mezclan dicho papel con el de
agresores.
3) Un rendimiento y un pronóstico a largo plazo peores, en ambos casos, al de las
víctimas pasivas.
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4) Los escolares que son víctimas activas agresivas en la relación con sus
compañeros parecen haber tenido desde su primera infancia un trato familiar más
hostil, abusivo y coercitivo, que los otros escolares.
5) Esta situación es más frecuente entre los chicos que entre las chicas. No
disminuye de forma significativa con la edad. Y en ella pueden encontrarse con
mucha frecuencia los escolares hiperactivos.
Los agresores se caracterizan por:
1) Una situación social negativa, siendo incluso rechazados por una parte
importante de sus compañeros, pero están menos aislados que las víctimas, y
tienen algunos amigos, que les siguen en su conducta violenta.
2) Una acentuada tendencia a la violencia, a dominar a los demás, al abuso de su
fuerza (suelen ser físicamente más fuertes que los demás). Son bastante
impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja tolerancia a la frustración,
dificultad para cumplir normas, relaciones negativas con los adultos y bajo
rendimiento; problemas que se incrementan con la edad.
3) Su capacidad de autocrítica suele ser nula; en relación a lo cual cabe considerar
el hecho observado en varias investigaciones, al intentar evaluar la autoestima de
los agresores, y encontrarla media o incluso alta.
4) Entre los principales antecedentes familiares de los escolares que se convierten
en agresores típicos suelen destacarse: la ausencia de una relación afectiva cálida
y segura por parte de los padres, y especialmente por parte de la madre, que
manifiesta actitudes negativas y/o escasa disponibilidad para atender al niño; y
fuertes dificultades para enseñarle a respetar límites, combinando la permisividad
ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos coercitivos
autoritarios, utilizando en muchos casos el castigo físico.
5) La situación de agresor es mucho más frecuente entre los chicos que entre las
chicas, y suele mantenerse muy estable, o incrementarse a lo largo del tiempo;
especialmente en la preadolescencia.
La relación entre la escuela y la familia
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La mayoría de las investigaciones que se han realizado sobre las
características del mesosistema de los niños que influyen en el riesgo de violencia
se han concentrado en el estudio de la vida familiar y su entorno, encontrando
como principal condición de riesgo que aquél suele estar aislado de otros sistemas
sociales (parientes, vecinos, amigos, asociaciones...).
La cantidad y calidad del apoyo social del que una familia dispone
representa una de las principales condiciones que disminuyen el riesgo de
violencia, puesto que dicho apoyo puede proporcionar: 1) ayuda para resolver los
problemas; 2) acceso a información precisa sobre otras formas de resolver los
problemas; 3) y oportunidades de mejorar la autoestima.
A partir de lo expuesto en los dos párrafos anteriores se deduce que la lucha
contra la exclusión a la que están sometidas algunas familias debe ser considerada
como un principio básico de prevención de la violencia.
Conviene tener en cuenta, por otra parte, como se reconoce desde el enfoque
ecológico, que el potencial evolutivo de los diversos contextos que forman parte
del mesosistema de los niños aumenta cuando existe comunicación entre ellos.
De acuerdo al principio básico planteado por el enfoque ecológico, una
importante línea de actuación para mejorar la eficacia de la educación en la
prevención de la violencia es estimular una comunicación positiva entre la
escuela y la familia, comunicación que resulta especialmente necesaria para los
niños con más dificultades de adaptación al sistema escolar y/o con más riesgo de
violencia. Cabe temer, sin embargo, que las razones que subyacen al aislamiento
que suele caracterizar a sus familias dificulten también la relación entre dichas
familias y el sistema escolar. Las investigaciones que se ha realizado
recientemente, en este sentido, sugieren la necesidad y posibilidad de desarrollar
nuevos esquemas de colaboración con dichas familias (respetando el papel de
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cada agente educativo y evitando el paternalismo y la estigmatización...) para que
esta comunicación resulte eficaz (Díaz-Aguado, Dir., 2001).
Innovaciones educativas
Para enseñar a construir la no violencia es imprescindible incorporar
innovaciones educativas que, adecuadamente aplicadas sobre cualquier contenido
o materia educativa, pueden contribuir por sí mismas a desarrollarla, y que son: 1)
discusiones y debates entre compañeros/as en grupos heterogéneos, sobre distinto
tipo de conflictos (como los que se producen en el centro educativo, conflictos
históricos o los que se reflejan en la prensa); 2) experiencias de responsabilidad y
solidaridad en equipos heterogéneos de aprendizaje cooperativo, en los que los
alumnos y alumnas aprendan a investigar, enseñar y aprender con compañeros y
compañeras que son al mismo tiempo iguales pero diferentes; 3) experiencias
sobre procedimientos positivos y eficaces de resolución de conflictos, a través de
las cuales puedan aprender a utilizar la reflexión, la comunicación, la mediación o
la negociación para defender sus intereses o sus derechos, 4) experiencias de
democracia participativa, basadas en la creación de contextos que permitan
conocer y compaginar diversidad de perspectivas y adoptar decisiones de forma
democrática.
Los cuatro procedimientos anteriormente mencionados suponen respecto a
los métodos habitualmente más utilizados: 1) un significativo incremento del
poder y responsabilidad que se da a los alumnos y alumnas en su propio
aprendizaje; 2) agrupados en equipos heterogéneos (en rendimiento, riesgo de
violencia, nivel de integración en el colectivo de la clase, grupo étnico, género....),
agrupación que ayuda a superar las segregaciones y exclusiones que de lo
contrario se producen en la escuela, a través de las cuales se perpetúan las que
existen en el resto de la sociedad y se priva a los individuos con riesgo de
violencia de oportunidades necesarias para reducir dicho riesgo.
Prevención
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La prevención de la delincuencia, en especial la delincuencia infantil y
juvenil, es parte esencial de la prevención del delito en la sociedad. Para poder
prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la sociedad
procure un desarrollo armónico de los adolescentes y respete y cultive su
personalidad a partir de la primera infancia. A continuación se presentan algunos
métodos de prevención:
Se acepta en la actualidad que el tratamiento del delincuente, adolescente y
adulto, considerado desde el punto de vista individual, no es un problema
meramente policial y penal sino uno de re-educación y readaptación social.
Lograr un desarrollo completo y oportuno de la personalidad es el mejor
método preventivo para evitar las tendencias anormales de la conducta
social del individuo. La personalidad alcanza su madurez en forma normal
cuando se desarrolla en un ambiente favorable.
La influencia de la familia y particularmente la de los padres sobre el niño
determina en gran parte la actitud del individuo adulto hacia la sociedad.
El diagnostico temprano y la corrección de los problemas de la
personalidad y de conducta anormal pueden prevenir futura delincuencia.
Tratamiento
Modalidades Terapéuticas
PSICOTERAPIA PROFUNDA INDIVIDUAL.- Develar los problemas
del individuo encauzarlo para que los descubran por si mismos y
desarrolle patrones nuevos de conductas. Su duración es en función de la
gravedad de los problemas pero a menudo muy prolongada.
PSICOTERAPIA DE GRUPO.- El mismo de la terapia individual, pero
logrando que el paciente sea capaz de comprender también problemas
ajenos. Su duración es en función de la gravedad de los problemas, pero
menos prolongada que la psicoterapia individual.
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TERAPIA CENTRADA EN EL PACIENTE.- Develar los problemas del
individuo, conducir al paciente al análisis de si mismo y al cambio. Su
duración es más breve.
TERAPIA DE GRUPO.- Descubrir de donde provienen las presiones de
grupo que compelen a la mala conducta, instauración de nuevas conductas.
Su duración es en función de su problemática pendiente, pero bastante
larga por lo regular un año.
Un decálogo contra la violencia en la escuela
Como presentación de esta actividad el/la profesor/a puede explicar que hoy
van a discutir sobre la situación de las víctimas de la violencia y el abuso,
intentando activar esquemas e interrogantes previos a través de las siguientes
preguntas:
-¿Qué es abuso?, ¿cómo puede manifestarse el abuso en las relaciones
entre iguales en la escuela?
-¿Por qué se produce el abuso?
-¿Cómo daña el abuso a la víctima?, y ¿al que abusa?, ¿hay cómplices
pasivos, sobre la representación de la violencia.
-¿Habéis observado alguna vez que en lugar de culpabilizar al agresor se
culpe a la víctima?, ¿si es así, por qué se produce esta distorsión en la
atribución de responsabilidad?
A continuación, el/la profesor/a puede conectar la reflexión suscitada con
los resultados obtenidos en los estudios sobre la intimidación y el acoso entre
escolares, en los que se encuentra que dicho problema se da con una frecuencia
bastante superior a lo que cabría temer y que se produce debido a la orientación de
los agresores a establecer relaciones basadas en el dominio y la fuerza y a la
pasividad de los que conocen el problema y no hacen nada para detenerlo y
prevenirlo. Y pedir que discutan por subgrupos heterogéneos tratando de elaborar
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una lista de acciones o recomendaciones para erradicar la violencia desde las
relaciones que se establecen en la escuela, prestando una especial atención a las
acciones que el alumnado pueda llevar a cabo. E integrando al final dicha lista en
un decálogo que incluya las recomendaciones más destacadas y reconocidas.
Como preguntas para estructurar la discusión por subgrupos pueden plantearse las
dos cuestiones siguientes:
-¿Qué pasa si la víctima cede a la coacción (a la extorsión, al chantaje....) y
no pide ayuda?
-¿En qué situaciones cotidianas tenéis más riesgo de sufrir abuso? y ¿qué
consejos daríais para prevenirlas o salir de ellas lo antes posible?
En la puesta en común, convendría resaltar o completar a través de nuevas
preguntas una lista de recomendaciones para prevenir la victimización, incluyendo
la necesidad de desarrollar habilidades para:
1) Detectar y evitar situaciones peligrosas sin alterar la confianza básica en los
demás.
2) Decir que no en situaciones que puedan implicar abuso sin disminuir la
empatía y el establecimiento de relaciones sociales positivas.
3) Pedir ayuda cuando es necesario, y especialmente cuando se comienza a ser
víctima o se está en riesgo de serlo.
4) Estar preparados emocionalmente para no sentirse culpables cuando se es la
víctima.
Conviene tener en cuenta para guiar esta sesión que las investigaciones realizadas
sobre la prevención del abuso sexual enfatizan, además, la necesidad de enseñar:
Que toda persona tiene derecho a la libertad sexual, y, por tanto, a decir
que no a una relación de intimidad o a un contacto corporal no deseado.
Que hay secretos que no hay que guardar; y que la víctima no es ni debe
sentirse culpable del abuso sexual.
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Que es preciso contar a personas de confianza las situaciones inquietantes
o no deseadas que se hayan sufrido; para poder así encontrar la protección
que cualquiera necesita cuando comienza a ser víctima; puesto que de lo
contrario el problema suele hacerse cada vez más grave.
Si se detecta que entre las/os alumnos/as existen problemas de intimidación
victimización puede resultar necesario tratarlos en un primer momento de forma
individual; comenzando por separado con el agresor (o agresores) y con la
víctima, para pasar después a un tratamiento conjunto entre todas las personas
implicadas directamente, e incluyendo al final un trabajo con todas las personas
relacionadas indirectamente.
Conclusión
La presente investigación confirma que hay luchar por salvar la familia,
pues el hecho de que un niño se críe en un hogar estable y lleno de amor es tan
importante para las personas como la vida misma, pues la carencia de esto pone en
juego muchos de los valores del ser humano. Los jóvenes constituyen una parte
importante del país, por lo que es importante crear medidas para evitar que “los
jóvenes se pierdan”.
“Un delincuente no nace, sino que se hace”, y en esto la familia tiene un rol
principal; de hecho, es la pieza clave para un adolescente, pues de la formación
que reciba, y de los valores inculcados durante la niñez, dependerá en parte, el
camino que siga.
Es necesario que se hagan campañas para que la sociedad entienda la
importancia que tiene la estabilidad, el amor y la confianza dentro de este núcleo
(la familia).
La mejor manera de prevenirse contra la delincuencia juvenil es la de
impedir que surjan delincuentes infantiles. También es obvia la necesidad de
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integrar estrategias dirigidas a la mejora de ciertas capacidades y habilidades en
los jóvenes con aquellas otras encaminadas a alterar la comunidad, el medio
social, donde toda persona se moldea.
Se encuentra que la mentalidad del individuo se va deteriorando a raíz de la
desintegración familiar. Se supone que la familia es la base más sólida de la
sociedad. Al desintegrarse, se desintegra a su vez la persona; entonces es ahí
donde el individuo no le encuentra sentido a su vida. Por lo tanto no aprovechan
su tiempo en educación, deportes y otras actividades de desarrollo, entonces se
dedican a deteriorarse ellos mismos y lo más importante a hacerle el mal a sus
semejantes, ya sea robándoles, hiriéndolos o como se ha dado en otras situaciones,
matando a familiares, incluso a sus propios padres.
Bibliografía
Referencias Impresas
Gibbons, Don C L. (200). Delincuentes Juveniles y Criminales. México. Edit.
Fondo de cultura económica.
DIAZ-AGUADO,M.J. (Dir.) (2001) Programas de prevención de la violencia y la
exclusión social. Madrid: Instituto de la Juventud, Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Informe de investigación inédito.
Referencias electrónicas
http://html.rincondelvago.com/delincuencia_3.html
http://www.monografias.com/trabajos61/delincuencia-juvenil/delincuencia-
juvenil2.shtml
http://www.aulaintercultural.org/IMG/pdf/c3.pdf
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