BEZAS Serranía de Albarracín · 2012. 2. 10. · BEZAS Serranía de Albarracín
De las sayas -...
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el traje regional;0];1]
d e a c a b e z aa o s p ¡ e s;0]
De las sayasal mantón
AlfonsoZapaterL componentes del traje femenino tienen comobase la falda y refajos, chambra o corpiño,enaguas, delantal y mantón; pañuelo a la
cabeza —aunque no siempre—, medias, zapatos oalpargatas, y en algunos casos abarcas también,
generalmente con adornos.Naturalmente, cada comarca, y aun en algunos pueblos
especialmente, presenta sus propias peculiaridades en lostrajes regionales. Yo tengo noticia de más de medio
centenar, diferentes entre si.Esa enorme variación del traje femenino, infinitamentesuperior al masculino, no ha de restar autenticidad a las
prendas que se lucen, aunque éstas salgan ganando envistosidad.
Importa —no me cansaré de repetirlo— respetar la tradición,sin tratar de hacer tabla rasa con las prendas consideradasclásicas o bien recurrir sin más al mal considerado traje degala, dándole el impropio nombre de dama aragonesa, que
era propio de todas las cortes europeas y no exclusivo denuestra tierra.
El caso es que el tal «traje de dama)> ha llegado a imponersede manera masiva, transformándolo en atuendo regionalcon el simple añadido de algunos detalles que, en ningún
caso, garantizan su autenticidad.Fue en el siglo XIX, precisamente, cuando empezó a
trastocarse todo, y con el traje femenino sucedió como conel masculino, pero es este casi con mayores agravantes,
debido a los distintos modelos existentes. Se fueronenriqueciendo los atuendos.
Dicho está que el traje regional varía según las comarcas y elgusto y aficiones de cada cual, con la edad, con la situación y
hasta con el momento de ser utilizado; con la posicióneconómica, con las telas disponibles en cada época y con la
condición social de las gentes.Los principales componentes del traje regional femenino
continúan siendo, de todas formas, la falda y los refajos, lachambra o corpiño, enaguas, delantal y mantón, pañuelo a
lacabeza —aunque no en todos los casos—, medias, zapatos oalpargatas o abarcase y,. naturalmente, los adornos
pertinentes.La expansión del vestuario típico se produce de norte a sur,
de la montaña al llano, y posiblemente su referencia másremota se encuentra en las villas de Hecho y Ansó. Es notorioque el clásico «bancal» ansotano puede considerarse como la
prenda de mayor antiguedad, aunque resulte un tantodudoso afirmarlo. En cambio, pueden constatarse muchosantecedentes medievales. Cada época ha dejado su huella.Algo parecido sucede con las joyas y con el peinado, cuyo
significado se desvirtúa con tanta frecuencia.El atuendo se simplifica a medida que se va descendiendo
geográficamente, y la clásica basquiña chesa o ansotana seconvierte, con sólo llegar a la Canal de Berdún, en corpiño o
jubón de mangas postizas, que es de terciopelo para lasfiestas y solemnidades, con abalorios y trencillas y pañuelo
de lana, algodón o seda, cruzado encima, prendido con dijes.Aparece ya la falda corta —mejor, la saya—, de bayeta roja o
parduzca, con franjas y adornos negros. La media es blanca y. se lleva con zapato de terciopelo negro.En la comarca de Jaca se aprecian escasas diferencias.Y en elvalle de Gistaín, el traje ordinario de mujer de compone de
camisa, jubón (chipón), sobre el que va el pañuelo o mantón;refajo, saya y delantal; zapatos de mudar para el baile, y para
diario, medias de lana con abarqueras y abarcas de piel devaca; pañuelo a la cabeza, bien sujeto y enlazado de abajoarriba; lazo colgando del delantal y otro por detrás,
de colores vistosos.Esa simplificación del traje se acentúa enel Somontano, donde destaca ya la
falda de percal, de colores,sobre fondo azul; jubón
de lana, mantónde merino,
media
de algodón azul oscuro y zapato sin tacón ni puntera, yalpargatas miñoneras para diario.
Luego es en Fraga donde el traje sufre las más profundastransformaciones, uno de los reductos donde mejor se ha
conservado, en sus distintas versiones. Pero adquiriendo unaextraordinaria riqueza, derivada del nivel social de la zona,
donde se registró una gran actividad comercial,especialmente con Levante, de donde recibió algunasinfluencias en la manera de vestir el traje típico, con
notables modificaciones, unas veces, e innovaciones, otras.Las mujeres turolenses ataviadas con nuestro traje regionalvisten, en términos generales, sayas ajustadas a la cintura,
plisadas o con vuelo, chambra y mantón de merino, cruzadopor delante y anudado por detrás.
En la sierra de Albarracín es donde iniciaron la confección dezapatos de piel de cabra, abiertos, que luego fueron de tela
para la fiesta; las medias, de estambre azul o blanco, caladaspara más vestir; saya corta, pero por debajo de las rodillas
siempre; delantal pequeño, jubón de manga estrecha ymantón de merino o mantelilla. El delantal es utilizado
incluso con el traje de fiesta, y en algunos casos se presentaenriquecido con bordados, trencillas y hasta con abalorios de
azabache —de gran tradición en la provincia de Teruel, dadoque en Utrillas hubo una importante industria artesana de
este mineral, nunca con las impropias lentejuelas.En Alcañiz se conserva la tradición, tanto en el traje como en
el peinado. En el pasado, la mujer solía vestir saya de tela,listada o con pequeños cuadros, generalmente sobre fondo
azul, delantal de un azul mucho más oscuro que la saya. conpuntOs-y bolsillos; chambra blanca con manguitos negros;mantón de merino, cruzado por delante y anudado detrás,
sobre la chambra; medias blancas y zapatos de lona, conpuntera y talón de piel. La saya presenta la caracteristica de
ir cuidadosamente plegada o plisada, con excepción de suparte delantera. El traje de labradora contiene algunas
diferencias, ya que el delantal es negro, de mayor tamaño,con jubón de igual color; refajo rojo o amarillo, con ceñefa
negra; mantón de seda, rayado, y alpargatas miñoneras conmedias azules.
En Calanda existe el mantón llamado «amatizao». Y enCalaceite usan faldas de color mostaza y mantones
«ajardinados», denominados así por sus motivos florales,aunque también son conocidos por elnombre de «fritada». Eltraje femenino de Valderrobres incluye la saya y el jubón del
mismo color, con corpiño.En el alto Teruel, lindando con la serranía de Cuenca, las
mujeres lucen sayas de un solo color, por lo general rojo oamarillo, remadas con ribete o estrecha franja negra. a la
manera de Castilla.En Zaragoza, capital y provincia, predominan los tonos
oscuros, con enaguas blancas, de telas bastas. La falda —omejor será decir la saya— suele llevarse larga, hasta el
empeine, y es de percal o cualquier otra tela de esa calidad,con rameados o flores de pequeño tamaño. Jubón o
. chambra, sin escote, con manga larga hasta la mano,sin apenas adornos; mantón o toquilla, según sea
verano o invierno, sobre los hombros, y elpañuelo de merino o de Manila,
indistintamente, cerrado en dospicos por delante y uno por
detrás. La cabeza,cubierta con
pañuelo y
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HERALDO DE ARAGON
En el centro y extendido, mantónde Manila, de la serie del«tulipán». Seda natural, bordada amano. Final del XIX. En la imageninferior, mantón de merinobordado a mano. Final del XIX.
bancal únicamente para entrar en la iglesia. Medias blancas en losMonegros y en el Bajo Aragón, y negras en otros casos. El calzadosuele ser, indistintamente, a base de abarcas o alpargatas, en laslabradoras, y zapatos de tacón o bajos, cerrados, a veces forrados
de terciopelo, para fiesta. El peinado, con raya central —o sea, en elmedio—, el cabello bien tirante, y moño sobre la nuca a base de
trenzas. Finalmente, pendientes de varios cuerpos, de plata yaljócar, y pedrería falsa. Y, por supuesto, delantal: grande y basto
para diario y pequeño para más vestir.En las Cinco Villas es tradición utilizar en las grandes
solemnidades un lujoso mantón de cinco flores -una por cadavilla—, bancal negro, telas de raso y otros aditamentos.
En San Mateo de Gállego, las sayas son depercal con vuelo redondo -o plegadas,
en ocasiones—, con delantal ancho ylargo, jubón y mantón cruzado y
peinado de raya y moño.En realidad, en Zaragoza se apreciauna síntesis de los restantes trajes
típicos aragoneses.El muestrario es abundante y
hermoso, y va mucho más allá de lossimples apuntes aquí recogidos. Todo,
menos esa uniformidad que se ve enla ofrenda de flores, con
proliferación de los mal llamadostrajes de «dama aragonesa», queen su tiempo fueron comunesen todos los países europeos,
y nada o muy poco tienendel origen que se les da.
Si se quiere conservar latradición del traje
regional, lo procedenteserá lucirlo con
propiedad, buscando lasraíces auténticas.
Ya basta de disfraces.
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D E;1]el traje regional;0]
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el traje regional;0]
Estas son de algodón de fondo granate con listas en azul yamarillo, llegan hasta más arriba de la rodilla, bajo ella se atanhacia afuera con unos «atapiernas» de lana de color mielterminados en borlones. Los zapatos son de tacón, en terciopelocon punta picada, lazadas de trenza. Estos adornos, en piel, notienen otra misión que la de proteger determinadas zonasdelicadas del calzado: puntera, talón, y atadura. Su adecuadainclusión sobre el terciopeló, para embellecer, era y es cuestiónde la habilidad del artesano.
Todos los trajes femeninos llevan más de una falda, lo queindudablemente contribuye a su notable peso. Ansotanas yfragatinas se llevan la palma. También en el vestido que ilustraesta página. Encima de las enaguas aún vendrán tres faldasmás. Inmediatamente, el refajo que repite el corte de la enagua.El de la fotografia es de estambre, de tinte natural en tonocereza. El bajo se adorna con una yeta de recorte de tonos crudo
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Los trajes que en estas páginas les proponemos, tanto de
PascualFuentecilla
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mujer como de hombre, están compuestos con prendasdel XIX. Todas ellas proceden de Zaragoza. Así pues, conligeras variaciones, ambos vestidos servirían como pauta
durante el pasado siglo.del atuendo aragonés en esta parte de la ribera del Ebro
‘brecorséAbierta por delante o entera, esta camisa quecubría el sujetador y el corsé, es de batista dealgodón. Escote imperio bordado de recorte. Lamanga en este caso es ccrta, aunque existentambién de manga larga. Para cada una de las
épocas, cada prenda y cada lugar, no existe unmodelo concreto. Existe si una manera. En el caso
del cubre-corsé puede variar el tipo de tejido, lalongitud de la manga, los bordados...
.Iias medias
la enaguaDebería ser del mismo tejido que el cubrecorsé. lleva uncorte horizontal a media pierna que facilitaba lautilización de determinadas piezas de no mucha anchura,o reutilizadas. A partir del corte empiezan los bordadosque aquí son de cadeneta y los encajes, de bolillos para
rematar a modo de volante. Se ajustan a la cintura conbotones de nácar filipino, del mismo tipo y tamaño que los
utilizados para cerrar el cubre-corsé. No solían tener unalargura superior ni al refajo, ni a la saya, ni menos a la falda.Enseñar la enagua era un despropósito, salvo que refajo, saya yfalda hubieran sufrido un repentino e inesperado encojimiento.La medida adecuada es por encima del tobillo.
el refajoy la saya bajera
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y verdoso. Por encima, la saya bajera, realizada en drili rayadoen rojo, negro, gris y azul. Cada falda tapa la anterior. Todas seatan a la cintura con botones.
la faldriqueraEste era el antecesor del bolso actual, más pequeño y más
disimulado. Colocado sobre la saya y atado a la cintura, llevauna boca vertical a la que se podía acceder a través de laabertura lateral de la falda. Está tejido en lana con dibujo enzig-zag, rojo y azul. La misma lana, trenzada y terminada enborlas, servía para sujetarlo a la cintura.
falda y delantalFrente a la austeridad y abrigo de las faldas anteriores,
encima de todas, la falda, en una telas «ricas». La de la imagensuperior es de seda natural adamascada, tejida en franjas ydamero, tonos morado y negro. La largura descansa encima dela puntera del zapato. Finalmente, el delantal, reminiscencia,en rico, de un traje popular. Este es de seda negra brocada. Suterminación, en un amplio y rico encaje de bolillos, cuenta queesta prenda no iba a ser utilizada, precisamente para ir alcampo.
y pañuelo de cabeEl mantón de Manila tiene una presencia
relativamente reciente. Fue una moda lujosa quese impuso tras el regreso de los «indianos» en elXIX. Nuestra modelo luce uno menos novedoso ymenos grande. Es un mantón de seda naturaladamascada en tonos rosceos, sujeto bajo eldelantal y ajustado al cuello. Terminación defleco. Sobre él, un pañuelo de cabeza de sedanatural guarnecido con encajes, tema uvas, yterminación también de encaje blanco. Sesujeta con pequeñas agujas a la vez que elmantón. El tamaño de esta última prendatenía que ver con lo que debía tapar y por lotanto abrigar.
Sobre la cabeza, a la derecha, se cubre conun bancal de terno, isabelino, en seda, tafetány terciopelo brocado, rematado con unaguarnición de encaje a la aguja.
Selección y supervisón de vestuario.
Miguel Angel Lahoz;1]
traje regonaI;0]1 L A R
el jubónUna de las muchas «joyas» del traje que ilustran estas
páginas, es este jubón negro de organza de seda, apliques deguipour con cuello de tirilla, casi impensable de confeccionarhoy a un precio razonable. La utilización del negro en algunasde las prendas no debe interpretarse con símbolo de luto, másbien, de ceremonia, de fecha señalada. Recuérdese que la corteespañola tenía como distintivo y prerrogativa el usar el negropara actos de máximo protocolo. Algo calaria en la plebe, queimitaria este uso.
mantón
u
E
FernandoOrtízdéLanzagortaC uál es la joyería populararagonesa? Pues no losé. Hay tantos tipos de
adorno femenino comomujeres existieron en
Aragón, e intentaré, en esta ocasión, ceñirmeal lenguaje de la indumentaria y joyería,
pues no podemos hablar de una sin la otra, pues siempre fueron unidas y fueron
condicionadas por la identidad del grupo,sus conocimientos del metal, lo que querían
expresar con ellas, qué mensaje social nostransmiten, como vía de cultura,depositarías de nuestra tradición.
El hombre (la mujer) gusta de rodearse deladorno a través de su historia, y el primer
conocido se cita en el hallazgo de ocrre en elyacimiento de Olduvai (fanzania), habitado
por el «homo erectus» hace 800.000 años.España fue tierra de minas de oro, de
yacimientos y de canales fluviales. Estemedio generó grandes obras de ingeniería
minera, como artífices del métal,desarrollándose la cultura celtibérica, que
sentaría unas bases que continuarían ennuestra joyería tradicional.
Siempre se busca una segunda piel, al propiocuerpo se le da la vuelta y se le disfraza con
pintura, mutilación o cicatrices, y se leañaden productos naturales como flores,
piedras o resinas, pero con las culturasmetalúrgicas será cuando el adorno alcance
su completa carga de expresión. El peso deindumentaria yjoyería puede llegar a
obstaculizar el movimiento de la mujer, conlo que le resta libertad, siendo el escaparate
móvil del poderío de la casa a la quepertenece, lo que nos lleva al papel de
sumisión frente al varón.En todos nuestros pueblos se recoge el afánde distinción y la necesaria protección ante
el mal, se consolará el lujo por vía ley.Sólo la aparición de la burguesía y clases
medias, a la par que nuevos procedimientosde fabricación, lajoya será más asequible,
alcanzando mayor difusión. En lo popular, sino existe se inventa, y el pueblo puede llegar
a crear piedras falsas o de poco valorrealizadas por pastores que tallan peinetas
de madera de boj o agujas de moño delmismo material. Al igual que con la
indumentaria existen unos arquetipos quenada tienen que ver con la realidad, que a su
vez su complejidad nos desbordaría, puestampoco tendría que ver nada en cuanto aque en el siglo XVIII la mujer luciría unosgenerosos escotes, tapando esaa zona con
grandes piezas llamadas sofocantes, crucesde cuello, y en el XIX, al ir cerrados a caja,
esas piezas se olvidan y no se utiliza elpendiente de tres cuerpos, pero la multitud
dejoyas es mucho más amplia, con un sinfinde formas.
Se usaron el embutido y la filigrana comotécnicas de trabajo y los tipos van desde elpendiente de bellota articulado y en metal
dorado, hasta los voluminosos de más de 15centímetros en oro de ley con granates,
puntas de diamante, esmeraldas, cuartocitrino o rubí, amatista o jacinto, con
montura a veces combinada con plata.La complejidad de estas piezas (son
denominadas «obras de pasantía») dieronuna largapervivencia y la repetición de
modelos, que partieron de un botón, lazaday tres almendras. Otra pieza importante,
como citaba anteriormente, es el colgante depecho que da juego al lazo y cruz o lazoscestillo, donde la pedrería alcanza gran
importancia. Hacen juego con los pendientesy recuerdan al «parure» francés en el XVII. No
olvidemos los collares, cadenas, anillos, conlas piedras engastadas sobre asiento de pasta.
Piezas de devoción, relicarios, cruces,medallas San Benito, del Pilar, de
Montserrat, de Santa Orosia, etcétera.Carrozas y fiestas en el Pirineo, Ribagorza,Arán y el Pallars. A veces a los desposados,
era el sacerdote el que les prestaba la sortijaen la liturgia. Aderezo y traje son buscados yatesorados y también exhibidos en fiestas y
celebraciones.Vamos a ser rigurosos con nuestro pasado yno dejarnos llevar por la mentira, lo zafio y
lo barato; el vestir aragonés, como el detodos los pueblos, está alejado de estos tresadjetivos, si nos alejamos de ellos, como enel XVIII del diablo: «Vete de aquí, Satanás»,
jamás me aconsejes cosas malas, es malo loque me ofreces, Bebe tú mismo el veneno. La
Santa Cruz sea para mí la luz, no sea eldragón mi vía», regla conjuro sacado de la
llamada cruz de las brujas, seguro quehabremos acertado.
rlX T R A D E L P 1 A R;1]
traje regíona;0] 12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON;1]
de a c a be z a aos pies;0]
Pendiente de 5 piezas. Siglo XVIII. Pendiente de 3 piezas. Siglo XIX. OroOro 18 k. y topados y granates, Estamplillados.
Pendiente de 3 piezas. Siglo XVIII.Oro y esmeraldas. Cincelados.
No nos dejemosllevarpor la mentira
Pendientes de 2 piezas. De labradora. Pendientes de 2 piezas. Siglo XIX.Siglo XIX Oro y granates. Cincelados. Oro bajo y morralla de esmeraldas.
«Platas» de ansotana, generalmente, piezas de devodón. Finales del XVIIIy comienzos del XIX
x RA12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON;1] el tra e regional;0]
Algunos consejostras 20 años
de recuperar el pasado
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1
rr
/Ugtmos componentes del grupo Somerondón agradecen los aplausos del pubucó que asislio en el teatm.PIindpal de Zaragoza.el día 8 dejunio, a la celebradón del 20 aiñveiario del grupo
D E L P L A
JesúsEspallargos
1
unas señas de identidad propias, nos permitimos la licencia deofrecer unos pequeños consejos que mejoren su fidelidad.al
pasado.Para las mujeres:
. Evitar pelos sueltos o recogidos fantasiosos. Lo más habitual(no exclusivo) seria un moño de rosca, tensando bien el pelohacia atrás y recogiéndolo en varias trenzas que se sujetarán
enroscadas con horquillas y peinetas. El tipico lazo «cubre moño» espreferible evitarlo.
. Las sayas (es decir, las faldas) solían estar muy armadas a basedeenaguas y refajos. El modelo de belleza femenina era de talle
fino y anchas caderas. Por ello hay que olvidarse del comentario.eterno de «es que me hace muy gorda», pues con las faldas
aplastadas el aspecto no mejora en lo más mínimo. Por supuesto,la largura de estas sayas está siempre en tomo al tobillo, subiendo
como mucho a media pantorrilla.. Si usamos mantón, siempre será preferible, como en todo lo demás,
una pieza original (véase el zarrio de la abuela) a las copias yrecreaciones modernas. Aún así, si no disponemos de otra cosa siempre
lo ajustaremos doblándolo en diagonal y remetiendo el centro parahacer un poco de forma en el cuello. A continuación ajustar pordelante a gusto de la usuaria con agujas (cruzado, casando las dos
mitadas, llevando los picos hacia atrás) y evitando las grandesaberturas (a finales del siglo XIX la moral de la época excluía los
escotes). No por enseñar más o arrastrar más fleco mejoraremos este
D esde hace 20 años, el grupo universitarioSomerondón ha estado trabajando en larecuperación de un patrimonio que se
perdía: nuestra cultura popular. El trabajo deeste colectivo se ha cenirado especialmente
en el folciore musical, y como fruto de sus investigaciones hansurgido a lo largo de estos dos decenios varias grabacionesdiscográficas con interesantes testimonios de los cantos y
músicas de nuestros pueblos.La intención inicial de los primeros componentes de
Somerondón era reivindicar todo tipo de manifestacionespopulares que desaparecían sin dejar huella frente a la
exclusividad que a lo largo de la postguerra y en los años delfranquismo adquirió lajota aragonesa como pretendida «única señade identidad de lo aragonés» junto a otros asuntos como el baturro
(despectivo de «bato», es decir, hombre rústico).Hoy en día, lo que se pretendía en un principio ha comenzado a darfrutos cuando cada vez existe un mayor interés entre los diferentes
grupos «folclóricos» y el público en general por conocer y divulgarese rico patrimonio, aunque no siempre con igual acierto.
Sin emgargo, no es este el tema que nos trae aquí. Un proftindo trabajDde campo en torno a los usos populares en el vestir en esta tierra nos
ha permitido recuperar infinidad de prendas, así como un amplio. muestrario de documentos gráficos (dibujos, grabaaos, fotografias). Apartir de este material hemos pretendido reproducir en todo momento
el aspecto exterior de los hombres y mujeres de nuestra tierra en unperíodo cronológico que podríamos situar a lo largo del siglo XIX y. principios del XX.
Desgraciadamente todavía queda un largo camino por recorrer paraconseguir que se valore en su justo término esta labor en la que ya
trabajan desde hace unos años otras personas preocupadas por el tema(en muchos casos salidas de Somerondón) y muchos aficionados que
con mayor o menor acierto ponen su granito de arena.Con pesar seguimos viendo cómo prima el interés de determinados
comerciantes que hacen su agosto en octubre. Podemos ver creacionesy recreaciones cada vez más simplificadas de la indumentaria populararagonesa, realizadas en materiales que no tienen la debida calidad yque para nada representarian la forma en que vestiría un hombre o
una mujer zaragozana, por poner el caso, hace cien años.Existe también la creencia de que los trajes «antiguos» deben ser
costosos por obligación, y que están reservados para una «elite», y nadamás lejos de la realidad. Hemos de tener encuenta que no hablamos
de uniformes ni disfraces, sino de los pantalones vaqueros, lascazadoras, minifaldas y permanentes en el pelo de hace un siglo, es
decir, el aspecto cotidiano de personas como nosotros que vivieron enotra época pero en el mismo lugar.
Si tuviésemos que intentar mejorar en algunos aspectos la fidelidad alorigen de los miles de trajes «aragoneses» que pueblan nuestras calles
en estos días podríamos recomendar, sin caer en dogmatismos,determinadas posibilidades a valorar. Ya que disponemos de un
traje comprado con gran ilusión para vestirse y reivindicar
aspecto.. Eljubón o cuerpo del traje suele ser ajustado y quedará oculto bajo
el mantón en su mayor parte.. A poder ser evitar el repertorio de joyería moderna y las cintas«cubre-garganta», creaciones todas ellas de la fantasía moderna.
En el caso del hombre, unos consejos prácticos serian los siguientes:. Recoger la cabeza en un pañuelo al gusto y anudado a la forma de
cada cual.. Los calzoncillos no eran una prenda para enseñar en todo su
esplendor (es decir, un palmo), así que recoger en lo posible esta piezatan íntima.
. Los calzones de nuestros antepasados se ajustaban bastante a lapierna y en muy pocos casos se decoraban con elementos extraños.
. El chaleco debe tener botones y ojales que nos indican su finalidad,es decir, abrocharse para ceñir el cuerpo y marcar buen tipo (quien lo
tenga).. Para terminar con este intento de aproximar a los origenes
mencionados ese traje que ya tenemos nos anudaremos la faja o bandade manera que rodee el calzón y el bajo del chaleco. De esta manera
dispondremos de un buen cinturón y bolsillo.Insistimos en que no es nuestra intención otra que la de informar a
todas aquellas personas interesadas en acercar en lo posible todos esostrajes-uniforme a la apariencia de las gentes de esta tierra en otros
tiempos. De esta forma iremos revalorizando todo un patrimonio delpasado de nuestras gentes que ha estado a punto de desaparecer y que
como tantas otras cosas forma parte de nuestra identidad comoaragoneses.
Jesús Espallargas ¡ Somerondón
Foto: Angel Sancho
X 1 R A D E P 1 L A R;1]eltrojeregional;0] 12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
HERALDO DE ARAGON
CristinaSalvadorE strechamente ligada a la historiadel traje típico aragonés se
. encuentra también la delpeinado. Del mismo modo queel vestir servía, en multitud de
ocasiones, como distintivo entre clasessociales y estados civiles, también el peinado
femenino marcaba diferencias. Gracias a latradición y la existencia de escritos y
fotografias antiguas, se tiene la constanciaque en todos los casos, las mujeres llevaban
el pelo largo y que casi siempre se lopeinaban en moños y rosquetas, trenzas,
lazadas, picaportes...Según las zonas de Aragón, y en relación al
clima, al tipo de atuendo y al estado civil decada mujer, los peinados adoptaban un
estilo concreto. Así destacan las roscassallentinas, que consisten en una trenza
posterior que se divide en dos para formarun círculo y las de Alcañiz, más finas y
aplastadas sobre la nuca. En el valle de Fragase generalizó un peinado de rosca que
consisteen una trenza múltiple sujeta conhorquillas y formando una masa rectangularque se dispone como un moño sobre la nuca,
de oreja a oreja y el de picaporte connumerosas pequeñas trenzas entrelazadasque desciende desde la parte central de la
cabeza hasta el occipucio para volverlo haciaarriba y doblarlo de nuevo para anudar elfinal de los cabos justamente en el punto
donde arrancaron, quedando en forma detriángulos unidos por el vértice. En Torrente
de Cinca, se simplificó y seoptó por losrodetes laterales.
En Zaragoza, se prefería usarla la rayacentral muy tirante, con moño trenzado
sobre la nuca con lazo. Tanto las caspolinascomo las monegrinas se peinaban con rayaenmedio, pelo tirante y moños laterales. En
Tauste, el peinado era un moño formado pordos trenzas y tres peinetts adornadas con
pedrería, dos laterales y una central. En. Campillera, se preferían los tres rodetes, doslaterales y otro posterior. En la zona de Ansó
se usaba el churro. A partir de una raya enmedio se separaban dos coletas que se
envolvían en cinta roja o negra, formandouna corona alrededor de la cabeza.
Fctos Diaz Blanco y A. de A.;1]
d e 1 a c a b e z aa los pes;0]
Picaporte de Zaragoza del sigloXIX, con tres rayas
Vista lateral de uii rodetecon tirurillos de Zaragoza
La artesaníadel recogido
Vista trasera de un picaportecon lazada de seda
Vista posterior de un picaporte de Fraga
Martillo de Hecho visto por detrásy adornado con un lazo
Moño encontrado de Brotocon horquillas Vista lateral de una castañeta Vista de perfilde una rosca común
Vista trasera de la roscade Alcañiz con kiquiriki
Moño trenzado con horquifia de plataal estilo de la tíajuana de Tiermas Vista trasera de una rosca larga Rosca sallentina en forma
de corona hecha con dos trenzas
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1 L A R
Alegría, qe hy e tU iJía. Hoy, 12 de octubre, es un día muy especial
para los zaragozanos. Es nuestro día grande, El Pilar. Un excelente motivo para que te dejes invadir por la alegría y lo celebres por todo
lo alto; culminando así unas Fiestas que deseamos te resulten inolvidables. Felicidades.;1]
a p a s;0]e cámaraopticos
A DE L P
Li
;1]
el traje regional;0]
Del calzón corto;1]d e a c a b e z a
a los pies;0] al cachiruloAlfonsoZapaterT ambién son dos prendas básicas que distinguen el
traje regional masculino, aunque en ningún casodeben servir de uniforme para que uno, de
. pronto, aparezca vestido de baturro o de jotero,conceptos ambos que deberían desterrarse por lo
que respecta al vestuario aragonés. Además, el nombre decachirulo fue acuñado a mediados del siglo actual, por
generalizar el concepto, ya que anteriormente había otras. denominaciones para designar al pañuelo coronario, o seaal pañuelo de cabeza, que así era conocido por la mayoría,
para diferenciarlo del otro, el de «yerbas», que se llevaba enla banda, la parte delantera de la faja.
No basta, pues, con ponerse los zaragüelles, las medias y elcalzón, la camisa blanca y el chaleco, y calzarse las
alpargatas miñoneras y cubrirse la cabeza con el consabidocachirulo para presumir de que se viste el traje regional
aragonés masculino. Esa está siendo la norma,lamentablemente, y así es como contemplamos el desfile
de baturros y joteros uniformados, a los que da igual quesea verano o invierno para presentarse con el simplechaleco y en mangas de camisa, las más de las veces
arremangada.Desde luego, fue en el siglo XIX cuando más se popularizó
nuestra típica manera de vestir, como un revulsivonacionalista después de la guerra de la Independencia.
Sucedió algo parecido con la jota, que empezó a sonar confrierza, brío y valentía, después de los Sitios. Cabe
asegurarlo así, puesto que durante la heroica gesta noaparece consignada en documento alguno de la época,
salvo en los «Episodios nacionales)> de Pérez Galdós, queglosan la historía de manera más imaginativa que real.
No obstante, también hay que andarse con cuidado,porque existen grabados de la época que nada tienen quever con el traje regional, aunque aquellos vestuarios, con
evidente influencia europea, se pusieran de moda y losadoptara igualmente el pueblo. Después se ha cometido, y
se comete, el error de copiarlos y servirlos como algotípicamente nuestro, con sus raíces en Aragón.
Con anterioridad al sigloXIX, ya existía un
traje populararagonés,
que usaban las clases acomodadas, a las que el pueblo notardaría en imitar. Cada comarca, después, adoptó el traje
a sus necesidades y a su clima, y los sucesivos cambios quese fueron introduciendo respondieron casi siempre a
imperativos económicos, ya que cada pueblo echó mano desus disponibilidades, no digamos ya cuando contaba con
telares propios.No deja de ser un error, por ejemplo, que el pañuelocoronario, que ahora llamamos todos cachirulo, haya
adoptado también un carácter uniforme, a cuadros negrosy rojos unas veces, o morados y rojos otras —qué más da!—,
dicen que para diferenciar los de una provincia de otra,cuando antaño apenas se llevaban de cuadros, a no ser
grandes y difuminados. Los jóvenes usaron siempre coloresvivos, de seda rameada no pocas veces, sobre todo para las
fiestas, en tanto que los de más edad optaban por lostonos oscuros, de tejidos más bastos, en ocasiones de
algodón, lino a lana. Los más ancianos se tocaban conpañuelo negro, porque cuando se empezaba el luto ya no
se dejaba.En el siglo XIX y en el primer tercio del actual aún habíagente que vestía el traje regional a diario, tanto hombres
como mujeres. Algunos ancianos no consintieron encambiar de vestuario y lo lucieron hasta su muerte. En
Ansó es, probablemente, donde más cundió el ejemplo. Elcaso de Jorge Puyó, ilustrado pastor ansotano, es bien
elocuente: vistió el traje popular de su pueblo para tomarla primera comunión y ya no abandonó las típicas prendas
hasta su muerte, y de esa guisa viajaba a todas partes, yaque se desplazaba con frecuencia a Madrid y Barcelona, sin
importarle un comino —por el contrarío, sintiéndoseorgulloso— de que la gente lo mirara por lucir con tanta
donosura el traje de sus mayores.Existe una curiosa terminología para designar
determinadas prendas masculinas, según la comarca deque se trate. Así, el chaleco recibe también el nombre de
achustador. Los arrufies son calzas de piel de cordero quese llevan con las abarcas, en Benasque. Los calzones
se convierten en balones o balons. Elcalcetín, en cadín. Espaldero, piel
de cabra que utilizanlos pastores para
protegersede la
lluvia. Esparteñas, alpargatas de esparto. Fachadero, mantade recién nacido, en Ansó. Galochas, calzado propio depastores. Garretas, terminación de mangas. Marinetas,
calcetín a modo de polainas. Miñoneras, alpargatas conhiladillos. Moquero, pañuelo de «yerbas». Peal, calcetín
redo, de lana. Pealetas, medias negras de lana en el trajecheso. Peducos o peduques, especie de calcetines gruesos y
toscos.Al igual que sucede con el traje regional femenino, el de
hombre también va sufriendo sucesivas transformaciones,la mayoría de ellas simplificadoras, a medidas que baja dela montaña a la tierra llana. Cada comarca, ya en el siglo
XIX y aun antes, fue adoptando sus propias peculiaridades.El calzón ancho se da ya en la provincia de Huesca, con
chaleco, jubón y faja, que suelen ser, respectivamente, dealgodón, bayeta y estambre. Como prenda de abrigo, en
Ansó, está la anguarina, a la que en ocasiones se le añadeun capa de respeto. El calzado más típico consiste en
abarqueras de cuero, y pedazos de lana o sayal atados a laspiernas con correas. Sobre la cabeza, el cachirulo y
sombrero llamado de Sástago o calañés, adornado conunos cordones que cuelgan por detrás. Son normales
asimismo las coderas y solapas, de la misma tela que elcalzón. Naturalmente, los trajes de fiestas se confeccionan
con tejidos más finos.No es cuestión aquí de describir los diversos trajes propiosde Ansó y Hecho, cuya influencia se extiende después por
toda la comarca. Si acaso, destaca el traje de los danzantesde Santa Orosia de Yebra de Basa, con cintas y flores en elsombrero, y pañuelo de seda, de vistosos colores, rameado,cruzado sobre el pecho. Asimismo, utilizan una abrazaderacon cascabeles, que se colocan sobre la media de peladilla,
justo debajo de las rodillas, que hacen sonar mientrasdanzan y golpean los palos de boj.
. Por razones del clima —ya lo he dicho—, suele llevarsechaqueta corta sobre el chaleco
cruzado, y tapabocas.Tal como el sombrero de Sástago
subió al norte de la provinciade Huescá, el de
Trc
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HERALDO DE ARAGON
X R
A pie de página, cinco cachirulos concinco maneras diferentes de lucirlo. A laderecha, extendido, pañuelo de cabezamasculino del XIX. Brocatel de seda en
rojo ynegro
era otra que la de preservar el traje.El calzón turolense, repito, es ajustado en todos loscasos. El color de la faja varía, según las comarcas,
ya que puede pasar del rojo al morado y delmorado al azul. En Manzanera se lleva capa o
manta. En el segundo caso, el cachirulo, por logeneral rameado o liso, se completa con el
correspondiente sombrero.Ya desde el pasado, cada comarca y hasta cada
pueblo aportaron al traje su propia personalidad,estableciendo diferencias para distinguirse unos
de otros, y éstas se dejaron notar principalmenteen el colórido y rameado o dibujo de sus pañueloscoronarios, en el de las fajas —aunque éste también
varia según las ceremonias a las que se asiste— y hastaen el de las medias —más o menos caladas, de ganchillo o
de agujas- y los peales.Zaragoza se distingue por el calzón más corto y ancho, a
veces exageradamente. Y con adornos impropiosfrecuentemente. Por eso hay que velar por la tradición, si
realmente se trata de conservar unos valores que sonfundamentalmente tradicionales.
12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON
A D E L P;1]el traÍe regional;0]
UNA COPLAPor corona, el cachirulo;por manto, buen espaldero;esparteñas por peana:así es el rey de este Pueblo.
L A R
‘El
localidad turolense, llegó a popularizarseen el Somontano, donde se le da
indistintamente el nombre de sombrerode aguas.
En la provincia de Teruel, el calzónva ajustado a la pierna y atado por
debajo de la rodilla, sin dejar verel blanco o azul de laprenda interior.Lástima que se
vean tam pocostrajes fieles a
esaautenticidad,que se lleva
con chaquetacorta y
ajustada,sobre todo enlas tierras altas, que son
más frías. También es deseñalar que del calzón no
cuelgan flocadas o borlas. Encuanto a la blusa o tocinera
-término éste acuñado muchodespués—, en unas zonas se
lleva al estilo de Valencia y enotras recogida por delante, bien
anudados los extremos. Enprincipio, esta prenda de
rayadillo sólo se empleaba paradiario -en el Bajo Aragón, para la recogida
de las olivas—; pero posteriormenteaparecieron otras blusas de ricas telas, con
profusión de adornos y bordados, convirtiendoasí en prendade fiesta la que fue tan sólo de
labor, cuya finalidad no
;1]
el traje regional;0]
de algodón. En la parte posterior llevan un corte con atado,también de yeta de algodón, lo que permite ajustar a la cinturadel usuario.
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HERALDO DE ARAGON
la camisaP. F.
Heredera de los jubones, con osin cuello, eso dependíamuy especialmente del uso dado a la camisa. lleva vuelo
en el pecho y los hombros para adaptarse a la talla delusuario y permitir una cómoda movilidad. La botonadura
es hasta el final del pecho, nunca completa de arriba abajo. Lade la fotografia es de hilo, pechero con facetas, botones decrochet, y manga de cuadradillo, detalle que se puede ver en laimageninlerior.Esta pieza -cuadradíllo- haciala veces de «isa».
J peducoscalcillas
Las calcillas, tejidas en algodón, se ajustan a la pierna desdeel talón -dejando al aire el pie- hasta por encima de la rodilla.Se sujetan por unos «atapiernas», que en este caso son deestambre y llevan bordada la siguiente leyenda: «Tiene noblezay honra por ser aragonés». Sobre las calcillas van los peducos ocalcetines, de lana jaspeada, aunque pueden ser lisos, biennegros de faena, o blancos y crudos para muda de fiesta.Finalmente las zapatillas de esparto. Las de la foto son de 7vetas o de violín.
los zaragüellesSujetos por debajo de la rodilla, su estructura es de tipo
pañal con corte doble latera! y botonadura, o sencillo, endiagonal y atados con yeta de algodón, tanto en la cinturacomo en las piernas. Así son los de la foto, realizados en piqué
el calzónSuele repetir la estructura de los zaragüelles, aunque en este
traje es de pañal, pero con cortes laterales y botonadura.También llevan un pequeño corte posterior en la cintura. Suelellegar justo hasta la rodilla, dejando ver, por lógica, el vuelo delos zaragüelles que, por comodidad y para una mayor
X 1 RA D. E12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON
El chaleco puede tener cuellos de corte diverso,nwaimnuun ie’ios?iama?ios ?ie tapón.Ei 1e’1aimagen
es de cuello alfapón y es de vestir, seda adamascada en tonosrosáceos. Los de diario o faena admiten otros tejidos yestampados más discretos, lisos y «sufridos». La faja es rayada,de estambre, en tonos granates, rojos y veteados de amarillo.
Encuentro de distintas prendas a la altura de la rodilla. Los«atapiernas» sujetan las calcillas para que no se caigan. Loszaragüelles cubren la terminación de las calcillas. Por encima,el calzón abierto para permitir el juego de esa parte de la
También de paño del país. Debe ser del mismo tono que elpantalón, en este caso, negro azulado. De corte ajustado a lacintura, el cuello es de solapa. Puede llevar algunos adornos enespalda, bocamangas, codos, delanteros y tapas de solapa. Aquíson de terciopelo. La botonadura es de azabache. Se trata, sinduda de una chupa de vestir. Los adornos en las chaquetas sonmuy frecuentes en determinadas zonas de nuestra geografiaaragonesa, desde la montaña a la ribera.
El traje se completa con una manta de paseo. Telar deZaragoza. Es de lana y el estampado, de cuadros escoceses entonos marrones, grises y color tierra. La terminación es de flecomanual.
Sobre el cachirulo, un sombrero de ala ancha, en pelo deconejo, procedente de Sástago, donde se fabricaban muchos delos sombreros que llevaron en distintas zonas de Aragón.;1]
el traje regional;0]L P
adaptación a cualquier estatura, deben ser más largos que elcalzón. Los que ven en la imagen son de paño del país, de tintenatural negro azulado. Lleva pequeñas aberturas laterales conadornos de terciopelo y botonaduras de azabache. Recordemosque se trata de una vestimenta del XIX en la que se dejan verlas influencias de los modos de vestir afrancesados, así en elcalzón.
L A R
pierna, una apertura controlada por medio de unos galones dealgodón. Dos lazadas sobre puestas. Una tercera, las que sujetalos zaragüelles a la pantorrilla, no es exterior, va por el interiorde la pierna, cuestión de comodidad.
cháleco y faja
la chupa
cIj
E X T
P.F.S una prenda puede simbolizar por sí misma elatuendo regional aragonés esta, sin duda
alguna, es el cachirulo o pañuelo de cabezamasculino. De 80 por 80 y preferentemente de
seda o de lana, su lugar y colocación es tanlógica y abierta como el resto de los elementos de
cualquiera de los trajes con los que un aragonés puederendir memoria a su tierra y a sus antepasados.
. En la cabeza, el cuello o la faja, lo que importa es laadecuada naturalidad con la que debe ser usado. Es
normal que a estas alturas de la historia, llevar cachirulo,suena cuando menos a fiesta y , por desgracia, no todoslos días son festivos, con lo que llevar un cachirulo con
naturalidad entra dentro del ámbito del deseo.No hay una única manera de usar esta prenda. La
«cabecica atada» que glosa lajota, puede estarlo demuchas maneras, según el trabajo del usuario y por lo
tanto la misión encomendada al pañuelo.Naturalidad y lógica.
Como cualquier tejido, el pañuelo de cabeza fue pensadocomo elemento de protección, sea del sol, sea del sudor y si acaso, incluso del frío. En ocasiones ese sol atacará por
la espalda y por lo tanto el cachirulo deberá cubrir lanuca. En otras, el mismo tejido dará para dar «dos
vueltas» y anudar en pequeño. Lo más importante es elcachirulo cuyo tejido, en sus orígenes, era bien diferente
al «mantel» de cuadros actual, tan tópico comoescasamente típico. Las sedas, brocadas o no, eran tejidos. suntuosos y por lo tanto se empleaban para destacar o
señalar una fecha o un acontechujento. Las lanas, y decolores «sufridos», para labores s. Seda o lana, seda y lana
para un cachirulo que se precie de antiguo. El estampado,pues depende, como las delanteras de los chalecos, los
hay de todos los gustos y colores. Es y era normal.
Lazada de gorra. Seda natural rayada,oro, marrón y negro
R A D E L;1]traje reglona;0]
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HERALDO DE ARAGON
UNA COPLACintas en las alpargatas,cachirulo en la cabeza.Pero el corazón bien sueltopara amar a quien lo quiera.;1]
e a c a b e z aa Los pies;0]
Con la cabecica atada
Lazada de mariposa. Seda naturalbrocada, azul y oro
Lazada de azucena. Seda naturaladamascada color
Lazada de trabajo. Pañuelo «de hierbas’en lana y seda. Azul, blanco y oro Lazada de trabajo, vista de perifi
Pañuelo de luto. Seda natural y algodón.Lazada de dos vueltas. Lado derecho Pañuelo de luto. Lado izquierdo
X 1 R A D E L L A R;1]el trole regional;0] 12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
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. I_ a indumentaria, vestido, calzado y adorno corres-ponden a un complejo cultural en el que primanfactores como la protecdón de las inclemencias deltiempo, los prejuicios sobre el pudor, la ostentaciónde situaciones personales, de circunstancias sociales,
económicas o religiosas y, en definitiva es una de las expresiones del modo de ser de personas y colectividades. De aquíque se convierta en «seña de identidad», que se generaliceen tópico, que se uniforme y simplifique y que resulte dificii establecer precisiones sobre autenticidad, determinacióncronología y relación con la vida real. Por ejemplo. los pasto-res de cualquier tierra de España se parecerán en su indumento impuestó por el mismo género de vida en tanto quelas formas, colores y caracteristicas de los vestidos pueden de-pender de circunstancias históricas que, a distancia, parecenconvencionales. El tópico baturro diseñará un traje igual pa-ra todos, ricos o pobres, jóvenes o viejos, labradores o burgueses y menestrales y hasta olvidará los gustos personalesy el vestir de acuerdo con las «convivencias».
Quiere decirse que es peligroso generalizar y simplificar,aunque bien podría afirmarse que el traje aragonés es varia- do según las comarcas, los acontecimientos, las personas poredad o condición, los acontecimientos fiesta, diario trabajo,rito, y que se somete, como en todas partes, a las circunstandas a que acompaña. Y resulta falso el definir un mismotraje para todos los aragoneses y para todas las épocas.
Algunos ejemplos pueden mostrar la diversidad de origen,la diferente antigüedad, la dependencia de determinados he-. chos o datos históricos. El ostentoso «bancal» ansotano pue
- de relacionarse con la mantilla que aparece en cerámicasceltibéricas pintadas de Numancia anteriores al 133 a. C.; lacapa como prenda de respeto y abrigo de toda la Península,deriva sin duda, a través de muchos avatares, del «sagumceltibérico», el pañuelo coronario de cabeza es herencia delturbante morisco y el calzón masculino es pervivencia delseñorial de los aristócratas franceses, debelado por los revolucionarios que instauraron como reacción y antítesis el pan-talón largo, para que los petimefres luego continuasen con elinvento revolucionario y el pueblo llano mantuviese la vi-gencia del calzón. La manta, como la alforja son intemporales; pero tratar de hacer derivar los calzones de los pantalones que aparecen en las pinturas rupestres levantinas carece de rigor científico, lo mismo que las supervivencias ibéri
- cas o célticas y mucho menos la de los trajes talares roma-nos. La Edad Media ha dejado algunos precedentes que pueden llevarse hasta el siglo XV para la zona de Hecho y Ansó,influencias cortesanas en gorgueras, cintas y lazos, tradiciones moriscas, colores morados y grises por ejemplo. El sombrero adornado de los danzantes de Yebra de Basa tiene co-munidad con el de los bailadores de verdiales malagueños ode los de Peñíscola antes de que lo abandonasen por el «mo-cador de farol», pero nunca ha sido un sombrero llevado ha-bitualmente, sino un exceso decorativo consubstancial a lafiesta.
No obstante el traje que suele llamarse aragonés, variadoy serio y hasta con empaque, ha degenerado en el disfraz
. de baturro y, en su forma «auténtica», se originó en el sigloX’III, por imitación del señorial a través de esfuerzos de laburguesía, como uno de los resultados del Romanticismo, de la ilustración y de la afición a «lo popular» queoriginaria la creación del «folciore» como ciencia amitades del siglo XIX y el establecimiento de lostrajes «regionales», «típicos» que comenzaron aser llamados así justamente cuando se abandonó su uso habitual a remolque de los cambios en la moda que los señores y las clasespudientes sirvieron mientras que la pobrezahizo a las clases populares conservadoras bien a pesar suyo. la chaqueta, chaleco y calzónde los señores se perpetuaron por los varonesdel pueblo en otras tantas prendas simplificadas en tanto que las mujeres conservarían el corpiño o chambra, saya y delantal, con añadidos enuno y otro sexo de pañuelos, sombreros, escasos adornos y elementos diferenciales.
Se diferencian los trajes de diario y trabajo de los de fies
.
ajes;1]d e a c a b e z a a
os pies;0]
AntonioBeltránMartínez
R E
gusto personal desempeñaba su papel tanto co-mo que el tendero del pueblo llevase a sus
estanterías piezas de tela de un colory forma determinados. Las fajas de
estambre, de lana o de otro ma-terial dependieron de los tintes,de las modas y de los productosde Tarrasa o Manresa que hegaban hasta Aragón, aunquese repitiesen colores y calida-des cuando las industrias
domésticas locales, los bataneso los teñidos impusiesen una
forma o color determinado.La «blusa tocinera» se extenderá por
toda la zona mediterránea, será negrii enlos Monegros, azul en Valencia (a los labradores
se les llamará «blavets») y tomará características y perduración especiales en Teruel, llegando a adornarse y a cortarse en telas ricas como prendas de fiesta cuando, en realidad, es cómoda vestimenta de tratantes, pastores y campesinos.
Las convivencias sociales impedían que las gentes del pueblo vistiesen o tocasen su cabeza como los señores. Pero también podía ocurrir que el sombrero de Sástago o de «medioqueso» se aculturase en el Pirineo y pasase de culotado y vio-jo de los pastores ansotanos al de boda con borlas y cintasde la misma localidad. Y asombra a muchos el que se hes di-ga que el traje masculino comportaba siempre chaqueta (ir«a forro>, en chaleco o en mangas de camisa valía para es-tar por casa o para trabajar, pero no para salir).
Sin duda hay factores comunes a todo eh traje aragonésde las clases populares, pero indudablemente, también diferencias regionales y aún comarcales que deben ser buscadasen circunstancias históricas y en un devenir histórico quecobra distintos aspectos según las zonas. Y en Agreda, Mohina, Tortosa o Castellón encontraremos semejanzas que nada tiene que ver con las divisiones administrativas. Concretosfactores históricos explicarán no sólo las diferencias comarcales sino la conservación de determinadas modas. En todaspartes se introduce el mantón o pañuelo de Manila, pero enFraga cobrará un especial significado en traje de novia, el peinado de rosca o de picaporte se asignará a Fraga, p&o apa-rece en otras partes del Bajo Aragón aunque la servidumbreque significaba aconsejó en muchas partes su sustimcin pormoños más simples. El dengue que sujetaba el busto puededar lugar a muchas formas de pañuelos cruzados y atadosa la espalda y el calzón masculino podrá ser ceñido y resal-tando la pierna como en Alcañiz y en las zonas turolenseso ampliarse con ostentosas marinetas y aberturas laterales co-mo en las Cinco Villas. Todo en la misma época y por gen-tes de parecida condición.
La misma falsedad que vicia el llamado traje de baturropuede afectar al de las distintas comarcas salvo las diferencias acusadas que la economía y el género de vida producen. Así en Fraga encontraremos comunidad con telas ada- ‘
mascadas mediterráneas o cambio de los trajes de novia enlos cuatro días que duraba el festejo y la adaptación de lanovia a una nueva vida. Pero los hombres adaptarán los za-ragüelles o camalets y el lujo de los sombreros de copa concintas blancas. La influencia francesa puede explicar los corpiños de la zona de Plan, pero las mismas característicasclimáticas y de ambien.te tienen los valles desde el Roncal aHecho y los trajes mantienen unas comunes apariencias muydistintas de los del resto de los Pirineos que llegaban hastaJasa y el Campo de Jaca. Y lo mismo ocurrirá en Ribagorza,las Cinco Villas, el valle medio del Ebro, los Monegros, Alcañiz,la sierra de Javalambre, Toril y los serrijones turolenses. El cli-ma explicará la ausencia de zuecos y la presencia de alpar- gatas de cáñamo aunque aparezcan sipelis y otros calzadosrústicos.
Podría concluirse que en la indumentaria, a partir de fi-nes del siglo XVIII, influyen el clima, los materiales textilesque la comarca produce, las razones históricas de cada unade ellas que hace que ciudades próximas sean muy diferentes entre sí, la condición económica y social de los usuarios,la proximidad e influencia de las grandes ciudades, es de-cir, las modas, y el gusto personal. Pero también gustos personales como el buscar realzar las pantorrillas masculinas conlas calzas, el llevar el pañuelo «a lo manolo>’ para presumir,etc. Lo asombroso es que haya degenerado el traje auténticoen la forma que ha llegado hasta nosotros cuando tenemos - -
fotografias, grabados y descripciones de indumentaria quese llevaba habitualmente en la segunda mitad del siglo pa-sado y que fue sustituida por la actual lentamente, aunquese registrase más como fruto de un afán por el pintores-quismo que por tana sistemátita conservación y archivo.
E X 112 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON
A D;1]el traje regional;0]
L P L A
‘FI
ta, de iglesia e incluso de los correspondientes a ceremonias y ritos particulares, boda, bautizo, entie
rro o simplemente misa o fiesta, uno de cuyos componentes será, pr-ecisamente, el vestir ostentosamente y cada uno de acuerdo con su condición. Los
trajes de fiesta pasarán de padres a hijos por su elevado coste lo que añadirá un factoreconómico a los demás que producen su conservación.Nada tan falso y caricaturesco como el traje que habitualmente se llama ((de baturro» o «de jotero» por más
que en la actualidad son innumerables los esfuerzos para vestir trajes auténticos de un momento determinado, no siempre afortunadamente, pues el traje de labradores, menestrales urbanos e incluso pequeños burgueses tendió a imitar losde las clases más afortunadas. Los llamados «trajes de dama», por ejemplo, son sencillamente los que podía permitirse el lujo de las señoritas de encargar a modistas que repetían «figurines» de Zaragoza, Madrid o París, aunque ahora se vistan para
resucitar lo popular y lo estrictamente aragonés. El pueblo hace las cosas intemporales, anónimas y simplificadas; y la burguesía que imita al pueblo falsea lo popular convirtiéndolo en un reflejo de sus propios pensamientos. No obstante cuando serepristinen o resuciten (y no digamos cuando se «normalicen») los usos populares se puede producir que los bailes de cintas
dieciochescos y burgueses se trasladen a expresión de lo popular, en el más profttrido sentido de la palabra, en Graus o Tal-mantes o en el Barrio de las Tenerías. Y se decida que el pañuelo de cabeza de los hombros tiene que ser, si se lleva
en Zaragoza, de cuadros rojos y negros, hasta el punto de que se convertirá en una especie de banderín de lasfiestas del Pilar, mientras en que en otras fechas o ciudades los pañuelos serán de otros colores pero, eso
sí, todos iguales, como si se tratase de un uniforme aragonés. El pañuelo era de seda para quien pudiera permitírselo o tenía una novia rumbosa que se lo regalaba, de colorines cuando joven,
de la y negro cuando alboreaba a la vejez, no existían reglas canónicas para simar el nudo en una sien u otra ni para dotar
le de un tamaño determinado. El
‘ )‘,, ( tI
CASPE
UNA COPLA
- , La el alma de honradez,1 corazón de nobleza
y serás aragonés.
E X T R A D E L P 1 L A12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
HERALDO DE ARAGON
Signos del Medievo
PilarOstaléL a primera vez que pisé las calles de Ansó fue en elverano de 1968, tenía sólo un año. Por ese mismo
suelo empedrado en el que di mis primerostropezones paseaban aún algunos ansotanos
ataviados a la antigua usanza. Ellos con calzón ysombrero, ella, la única que quedaba, con basquiña larga y un
peculiar tocado. El aislamiento geográfico y el deseo de. reafirmación de la personalidad han mantenido intactas las
peculiaridades de un traje, que tuvo elementos en común conlos de otros valles pirenaicos vecinos, de semejante clima, en
Francia, Navarra y Huesca.De niña, y movida por la curiosidad insaciable de la infancia,
jugaba con mis amigas cerca de casa Soro para ver a Maria- Mendiara, la última mujer que vistió el traje de ansotana
, hasta que su cuerpo cediera a los quince kilos que pesa labasquiña, dos años antes de su muerte en 1986. La recuerdo
picando su huerto y acudiendo, casi diariamente, a cuidar lasgallinas al pajar con el atuendo de trabajo: basquiña
remangada sobre la cintura y abrochada por detrás, dejando ala vista las enagüas. En la cabeza, un pañuelo caído y ligado
con un nudo por delante.La basquiña es una de las piezas fundamentales del vestuariode la mujer ansotana. Teñida con tintes naturales y tejida en
los telares del pueblo con pura lana, baja plisada desde elpecho hasta los tobillos. De color verde para los trajes de fiesta
y trabajo; de negro, entonces se denominaba saigüelo, para las ceremonias más serias y solemnes.
- Desde hace veintisiete años, el últiño domingo de agosto es— una fecha muy especial, ya que se celebra el día de la
exaltación del traje. Muchos veranos de mi juventud ésta hasido unajornada mágica que comenzaba de madrugada. Olor
a alcanfor, almidón y laca. Mientras el pueblo aún dormíatranquilo, el ropero municipal, donde se atesoran prendas de
otros tiempos, era una auténtica olla a presión: ¡pásame lasagujas de cabeza redonda!, ¡acércame esos churros!, ¿dónde
están los manguitos de este traje?... De allí salíamos unnutrido grupo de mozos y mozas dispuestos a explicar acuantos turistas quisieran los atuendos que llevábamos.
Lo más complicado de esta especie de ritual que significavestirse de ansotana, es el laborioso peinado un arte heredado
que siempre se deja en manos expertas. El pelo, dividido en dos partes, se enrolla, sujeto con trenzadera, negra o roja, a los
churros y éstos a su vez rodean la cabeza, como si de unacorona se tratase. A veces, las mozas se colocaban grandes
pañuelos de vivos colores, de lana o seda, para resaltar laguapura de los rostros.
Debajo de las basquiñas, además de las enaguas de listas ocuadros, las ansotanas nevaban amplias camisas de lino, que
por extensión del «cuello», de uso general a principios de laEdad Moderna, se llamaban también de gorguera. Esta esgrande y se compone de minuciosos pliegues. La rayeta u
hombro se unía con la manga mediante un bordado decruceta en color cárdeno y anaranjado. El faldón, que es la
parte que no se ve, es de cañamazo, y la parte que queda a lavista de lino, más fino para las de vestir, más basto para las de
* trabajo.
Durante el invierno, la basquiña se complementaba con lasmangas, de color azul marino con azabaches, sujetas por
detrás con una cuerda de lana con flecos.Los días de fiestas enriquecían sus vestimentas con algunas
joyas: botones de filigrana de plata en las mangas, pendientes,sofocantes en el cuello y escapularios con imágenes de santossobre el pecho. Las novias lucían, también sobre el pecho, una
escarapela de cintas de colores para resaltar la plata, es decirrelicarios, crucifijos e imágenes de la virgen del Pilar. Este
mismo adorno es el que llevaba la reina de las fiestas, vestidacon el traje de cofradía: saigüelo negro, peinado de churros
con trenzadera roja y mangas de piqué blanco con cintas decolores.
Todos los acontecimientos soiales, desde los más cotidianos alos más relevantes, como una boda o un bautizo, teníandistintas formas de expresión en el vestir. La variedad de
complementos y los colores de los mismos solían denotar lasituación de quien los portaba: tonos oscuros para viudos y
colores vivos para novias o mozos recién casados. Lasdiferencias sociales sólo se percibían en la calidad de las telas y
adornos, no en las prendas utilizadas.Corno participante en algunas ediciones del Día del Traje he
podido, aunque sólo haya siclo por unas horas, saltar loslímites del tiempo y soñar que era una ansotana vestida de
trabajo, de fiesta o de saigüelo. Este último, el saigüelo, adiferencia de los dos primeros que llevan basquiña verde, es
flegl’o y las mujeres se lo ponian para ir a misa los días defiesta. Ueva como tocado la mantilla con la tufa cubriendoparte del rostro, lo que le aporta a la dama un cierto aire de
misterio, en el que algún estudioso ha visto influenciasceltibéricas (cerámica numantina del 133 a. de C.).
El más espectacular de todos los trajes es el de novia de iglesiao saya. En nuestros días, más de unajoven se pensaría un poco
eso de pasar por el altar si tuviera que soportar los casicincuenta kilos que pesan las dos basquiñas que lo
conforman: el saigüelo negro con ribete blanco y la saya conplisado de abanico, remangada por delante y replegada por
detrás en forma de mariposa. Pero las mozas ansotanas no seamedrentaban, y menos en un día tan señalado. Había que
lucir las mejores galas; delantales de brocado bordados en oro,cintas de vivos colores en las bocamangas y en la replegadura
del delantal.La saya también se usaba en los acontecimientos más
señalados; para apadrinar bodas, bautizos y confirmaciones, y para los entierros de los parientes. Los colores de las cintas seelegían en función de la ceremonia y solían coincidir con los
de la casulla de celebrar.Algunos historiadores sitúan en la Edad Media los origenes del
traje ansotano. Antonio Beltrán en su libro sobre laindumentaria aragonesa dice textualmente: «Los trajes de
muj er de Hecho y Ansó responden a líneas generales comunesa toda la zona pirenaica..., sobre imitaciones del señorial del
siglo X’v? pero las diferencias son evidentes y muestran uncierto particularismo, seguramente acentuado de intento. No
puede olvidarse que los contingentes que cumplieron lareconquista de Zaragoza bajo el mando de Alfonso 1, a
principios del siglo XII, se nutrian tanto de montañeses comode gascones, beameses o vizcainos y que el camino francés
hacía Santiago de Compostela, fue vehículo para aportaciónde todo género de elementos culturales procedentes, sobre
todo de Francia, desde la citada centuria» concluye.
«... los baturricos de Ansó llevan calzón y sombreropor eso, además de ser baturros, son baturros caballeros».
Así era, como dice lajota, José Aznárez, de casa Chorchis,afable y sencillo, paseando por la carretera de Zuriza, sentado
en el banco de casa Alterao o aceptando, con una ampliasonrisa, las solicitudes de los turistas para fotografiarle. Él,
Joaquín Pérez de casa Baretoné, Jorge Puyo, Antonio Mendiaray muchos otros caballeros forman parte de la historia reciente
del valle.El traje de los hombres se denominaba calzón. A diario
llevaban zaragüelles y camisa de tonos oscuros, que tambiénpodía ser de rayas. Si hacía mucho frío echaban mano de la
zamarra de piel de choto y de los delantales de piel de oveja. Elcalzado se componía de peazos, borceguies, peales y pealetas.
En los días festivos vestían zaragüelles de piqué y camisablancos. El chaleco y los balons de panilla negra y la fajamorada. Las calcillas, que no se ven, se sujetaban con la
estribera por debajo del talón. Las calzas podían ser blancas dealgodón o negras de lana. En los pies, alpargatas de cáñamohechas con puntera y talón y trencillas negras. En la cabeza,cachirulo y sombrero negro con ribete blanco y cordón con
fleco colgado por detrás.El traje de novio, el más lucido del mozo ansotano, se
distingue porque entre la camisa y el chaleco va una piezadenominada lástico, una especie de chaqueta de bayeta fina
de lana blanca adornada con cinta negra. Durante laceremonia llevaban la anguarina, abrigo negro con forro
morado, en forma de capa; que igualmente utilizaba la figuradel alcalde. También es característico el pañuelo de color
encima de la faja y, cómo no, el sombrero de baturro caballeroadornado con borlas de colores.;1]
el traje regiona’;0]tu;1]
d e 1 a c a b e z aa los pies;0]
Joaquín Mendiara y Manuela Añaños, vestidos de tiesta, en 1920 (fotokrande de la izquierda). De arriba abajo, de Izquierda a derecha, loshermanos Talecón, en 1911. María Pérez con una niña, en 1955. Dos delos últimos ansotanos que vistieron de calzón: sentado. José Aznárez, yde pie. Antonio Mendiara, en 1980. Angelines Trullas con atuendofestivo, en 1930. José Aznárez con la indumentaria de alcalde, en la quedestaca la anguarina, acompaña a una mujer que viste la saya o trajepara las grandes ceremonias. Debajo, un nutrido grupo de ansotanos.Manuela Foria, Frandsca Botero, Martin de Talecón. José Albeita y«Americano Talecón, posan para una foto, en 1911. A la derecha, unamujer sostiene un niño pequeño vestido de bautismo
12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON
E X T R A D E L P L A;1]el traje regional;0] ‘u
Fotos: Col. Maribel Aznárez
VLLAS;1]de cabeza
a o.s pies;0];1]
el traje regonal;0]
L a indumentaria sue1 ser uno de los aspectos que de-finen más a un pueblo. Si la forma de subsistencia
de éste puede ser determinante a la hora de configurar su carácter, su manera de vestir deja traslucirese carácter con bastante nitidez, sobre todo si se
tiene en cuenta la carga de cultura y tradición que un trajepuede ser capaz de transmitir.
Las Cinco Villas ha sido siempre una zona mayoritariamenteagrícola, lo que ha hecho que la gente que vive en la comarca
necesite llevar ropas no muy pesadas y lo suficientemente- cómodas como para facilitar su trabajo diario.
Como en otros lugares de nuestra geografia y como encualquier parte del mundo, el origen del vestido está
directamente relacionado con la necesidad de combatir y- complementar las inclemencias del clima. Ningún esquimalva con únicamente con taparrabos, de la misma manera que
ningún comerciante del XIX vestía como un agricultor ocomo un pastor de la misma época. Por lo tanto, también
habrá que tener en cuenta las diferentes estaciones. Y másque las telas, además de las telas, cambiaban los
complementos que hacían más o menos abrigadas unasropas básicas. Un traje es una forma de vestir una geografia.Así, tanto la indumentaria del hombre como la de la mujer
han conservado con el paso de los años unos rasgoscaracterísticos, únicos, especiales.
En primer término analizaremos el traje típico utilizado porla mujer. Sayas ligeras, de percal fundamentalmente,estampadas o rayadas, y de colores marrones, tabaco,
etcétera, marcan con claridadel estilo de su
indumentaria. Losmantones son
siempre numerososy variados: de seda,
de merino o decrespón, si hablamosde los materialesutilizados, ybordados,
A.F. adamascados o de ala de mosca si hablamos más de formas oestilos. Se utilizan cruzados por delante y se sujetan de
diferentes maneras. Asimismo, siempre han existido distintasvariedades y calidades de pañuelos y toquillas de lana.
Prácticamente en la mayoría de las localidades de la comarcase conservan mantones de Manila de gran valor y antigüedad.
Un buen ejemplo de ello es la localidad de Tauste, dondepueden encontrarse mantones de indescriptible belleza.
El traje femenino de las Cinco Villas incluye delantalesamplios y con grandes bolsillos y chambras de colores oscuros
(marrones, negras y grises, por ejemplo), que se llevanentallados y cerrados en el cuello. A diario las mozas,
generalmente jóvenes, portaban camisas más amplias demanga larga y en colores claros, entre los que el blanco ha
sido el color predominante.Son habituales también los refajos de lana en punto de mediay de ganchillo utilizados con medidas cortas, hasta la rodilla,hechos de algodón, de seda o de lana, en punto inglés, lisas y
caladas. Finalmente, las enaguas y los calzones (tambiénllamados peleles o pololos) confeccionados en hilo, batista,punto, algodón y que pueden ser sencillos o adornados con
encajes, entredoses, puntillas de bolillo, etcétera.El calzado habitual utilizado por las mujeres de esta región
siempre fue la alpargata dc cáñamo y el zapato de pielabotinado, que se abrocha con lazos y posteriormente con
botones.En lo que al peinado se refiere, era tradicional antes el moñobajo, con ondas y raya en medio, aunque esto ha variado con
el cambio de las modas.El traje del hombre popular de las Cinco Villas, por su parte,
porta como símbolo más característico el calzón ligeramenteamplio y abierto a un lado. Normalmente está atado con una
trenzadera y adornado con botones, y suele ser de coloroscuro (marrón o negro, por ejemplo) y confeccionado en
pana, paño, piqué...El chalecó se confecciona con el mismo tipo de telas que el
calzón, aunque también los había en terciopelo,generalmente estampado. Se lleva abrochado y muy a
menudo cruzado, y los cuellos y las solapas son de lo másvariado. Sobre el chaleco es común llevar una chaqueta
oscura siempre abierta, de pana o paño, lisa o con adornos enlas solapas y en los puños.
A diario los hombres de las Cinco Villa vestían con la blusa otocinera casi siempre de algodón y de color negro, aunque
también las había rayadas, a cuadros y de colores grises,marrones o verdes, con lorzas, botonadura o pespuntes, entre
otras características.La camisa, como ropa interior fundamental, fue siempre dehilo o lienzo y posteriormente de algodón liso o rayado, en
tonos sufridos para trabajar. Siempre predominaron lasblancas para los días de fiesta.
Los zaragüelles eran de percal rayado, estampado, de piqué y,al igual que la camisa, de colores sufridos para el trabajo. Los
días de fiesta lucían zaragüelles de hilo y de lienzo, aunquemás adelante se impusieron los de algodón blanco.
La faja solía ser de estameña o estambre, de colores oscuros(negro, morado, marrón, por ejemplo), y de seda de colores
rojo, blanco, en las familias ricas que seguían las modas de lacorte.
Las medias llegaban hasta la rodilla. Se hacían de lana, apunto de agujas, y posteriormente fueron de algodón de
color negro, y blancas para los días de fiesta. El calzadohabitual era la alpargata de esparto, y las abarcas, de pastor y
agricultor.
Cosme Abadía fue alcalde de Ejea entre1898 y 1900. Según cuenta la tradidónpopular, un día acudió con vanos alcaldesmás a ver al rey Alfonso Xffl para solicitarla construcción del Canal. Pero Cosme, ilela su estilo, se presentó vestido de calzón.Los demás alcaldes le pidieron que, almenos, se qwtara el pañuelo de la cabezadelante del rey, a lo que Alfonso Xfflcontestó: ‘Si él se quitase el pañuelo. yohabría de quitarme la corona»
E X R A D E L P 1 L A •R
Okco12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
HERALDO DE ARAGON
Pegadicos a la tierra
A. F. Aires de Aragón
X 1 R A D E L P
Abajo, grupo compuesto por un traje de hombre de finales del sigloXIX, en el que destaca un magnífico tapabocas. La moza del centro luceun traje original de 1900 y la de la derecha lleva un traje de moza joven
y un pañuelo de seda onginal de 1920. En la página de la derecha, ungrupo femenino luce trajes originales de 1920. A su derecha, el grupo«Aires de Aragón» aparece vestido con trajes de diario, confeccionados
en el Taller de Trajes Tradicionales del Ayuntamiento de Ejea. Debajo, ala izquierda. «Aires de Aragón» posa con trajes de paseo,
confeccionados en el mismo taller. A su derecha, otro grupo con mástrajes de paseo
12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON;1] el traje regional;0]
L A
Abajo, el grupo «Aires de Aragón)’escenifica un paseo con trajes de fiestay boda, del taUer del Ayuntamiento deEjea. Debajo, a la izquierda, detalle deunas enaguas de batista, con puntillasde encaje y valendé. A su derecha, una
pareja con trajes de pastores
Fotos: Alberto Gómezy Col. Aires de Aragón
4 -
E X 1 R A E L P L A
El veraz reflejo dc
MiguelCaballúAlbiacE ste asunto del trajé regional es como el arca grandede las casas antiguas que guarda toda clase de
recuerdos, a cual mejor, y cuanto más proftindizasmás majos te salen, y más antiguos, y más
sorprendentes. El arca siempre había estado allí,pero pocas veces se ha abierto, y en todo caso no se ha llegadonunca al fondo. Quizás por no alcanzar las luces de la historia
o porque no ha interesado mucho hasta hace unos años que. el interés por lo aragonés, por lo autóctono, por lo
tradicional, ha irrumpido en todos los campos del saber.En Caspe hay interés también por las ropas o trajes populares
de los antepasados. Recientemente, el Grupo CulturalCaspolino, de la mano de Jesús Poblador, ha montado una
exposición de fotografias de trajes antiguos proporcionadas por multitud de personas de bien que guardaban en el lugar
más recóndito de la casa, añorantes restos de pasadosesplendores, o testimonio infausto de tiempos más dificiles.
A la vista de un centenar de valiosas aportaciones, se deduceque hay gran variedad y es dificil encontrar unos rasgospeculiares. De estos elementos diferenciadores vamos a
hablar, buscando relaciones históricas o bibliográficas queavalen los comentarios, para concluir con lo que podía ser el
traje de fiesta del siglo XIX usado porla burguesía de la zona,sobre todo en ocasiones festivas.
En la prensa caspolina del pasado siglo hay frecuentesreferencias a la ropa que llevaban los caspolinos, en especial
las caspolinas. Dice en 1879 el periódico local «La Sinceridad»:«Con dolor vemos desaparecer quizá para siempre las
sencillas costumbres de nuestros antepasados y ser. sustituidos los graciosos trajes nacionales por el patrón
ridículo y nivelado de la moda francesa».Algo nos aportan las Ordenanzas del Gremio de Maestros
Sastres de la Villa de Caspe de 1802, que ademássuponían una puesta al día de las anteriores de
1657, continuando la curiosa obligación de que«todos los maestros sastres examinados y
aprobados en esta villa, por este mismo hechosean cofrades de la Cofradía del Señor Santiago,
fundada en el convento de Santo Domingoextramuros de la misma villa».
En julio de 1922 «La Acción Parroquial de Caspe»ataca la moda de dejar de llevar falda bien
larga y los brazos cubiertos por las mangas.El reglamento de Régimen Interior del
Ayuntamiento caspolino, fechado en1929, dicta normas sobre cómo han
de vestir los concejales y el alcaldeen las ocasiones solemnes.
Pero estas u otras referencias anterioresnos llevarian por caminos de confusión.
si quisiéramos llegar a encontrar unestereotipo, un único y representativo
traje de Caspe, como prácticamente nolo hay de ningún sitio, salvando los
escondidos valles pirenaicos donde lapervivencia de los usos y costumbres
“ ha sido mayor por obvias razonescomo su peculiar aislamiento de todo
y de todos.En la historia del traje hay
constantes objetivas que locondicionan con carácter generalcomo la localización geográfica omaterias primas del lugar. Caspeestá situado en el tramo final del
Ebro en su paso por Aragón.
El traje de concejal denota toda la solemne autoridad del munícipe. Viste
faja muy reda, chaleco, chaqueta,calzón, zapatos, capa, pañuelo a la
cabeza y sombrero sastaguino. Sobre eltraje porta la banda ylas insignias de
la reciente concesión del título deCiudad
Siempre ha sido el Ebro camino natural de comunicación.Por el puerto de Tortosa llegaban peregrinos de todo el
Mediterráneo que iniciaban el Camino Jacobeo del Ebro paraunirse en Logroño al camino tradicional llamado (<francés».
Un periódico se editó en Caspe llamado «La Vía del Ebro», quepropugnaba la utilización inversa del rio llevando hasta el
mar los lignitos turolenses, Quiere decirse que frente alaislamiento de los pueblos de montaña en Caspe el
movimiento de gentes ha sido continuo, de ahí que hayahabido influencia en todo y, cómo no, en el vestir.
Quizá la historia económica de Caspe tenga hasta finales delsiglo XVIII un elemento diferenciador, que era la fabricación
de seda. El cultivo tradicional era la morera, cuyas hojasalimentan los gusanos de seda. Todavía hay calle de la
Morera, como hay también calle de la Hilarza, donde seasentaban gran parte de los talleres de hilaturas, de seda y
lana. Desapareció el nombre de la calle del Hilador para. llamarse San Vicente Ferrer.
En el Censo de Manufacturas de 1 784, estudiado por AlbertoSerrano, había 25 tornos de hilar seda «a la española». En
varias fuentes aparecen referencias a los tafetanes de Caspe, alos terciopelos o el raso liso de Caspe, que en Zaragoza se
enriquecía con listonería y galones de oro. A finales de siglohabía en Caspe cuatro telares dedicados a fabricar tafetanes y
dos fábricas de sombreros.El cultivo de la morera lo ordenan ya los sanjuanistas en los
estatutos de 1 591 , y en la «Vida Prodigiosa del Ilistrísimo yVenerable don Martín García, Obispo de Barcelona», ya se
comenta que es más conocido Caspe por la seda (y el aceite)que por cualquier otra cosecha.
También eran famosos sus batanes, en la calle Diputación,para preparar lanas, hilados y sus tenerias. Todas las
escorrentías de la zona acuden a una gran acequia quetodavía sigue llamando «El Tinte Royo» que es la parte
más honda de lo que puede llamarse zona urbana.
Del trabajo de campo realizado y de losdocumentos recogidos podríamos llegar a la
conclusión de que el hombre no se apartademasiado de lo común de la zona. En cambio,
el traje de la mujer tiene personalidad propia. Untraje para llevar en los días de fiesta que aquí
llamamos de «sopa roya». La ropa para elcampo, o de clases menos acomodadas es más
sencilla, predominando la severidad y looscuro. Doble falda amplia, para recogerse
una de ellas sobre la cabeza, si hay queir a misa o simplemente llueve.
Con faldriquera que aúnrecuerda uno en sus abuelas.
Mucho estambre, y mantonesde merino tipo capellina o
manteletas de lana. Merecuerdan la cantidad de
mantones hechos de cortinas yvisillos a los que se añadía
encaje de bolillos en losbordes.
En cuanto al traje de hombrellama la atención en general
también los colores oscuros, laseveridad en todo. Austeridad
y nada pintoresco en lasreferencias del pasado siglo.
. Los numerosos testimoniosgráficos que se han recogido
nos hablan de chaleco «demudar» siempre por debajo de
la faja, salvo en los trajes detrabajo que va suelto por
encima. No obstante, en laexposición didáctica «Ropas
Ampradas» con intervención deespecialistas como Carmen
Aguarod o Fernando Maneroscelebrada en el año 1993, sobre
Trajes Populares de Aragón,
veíamos al hombre con chaleco muy estampado de flores ychaqueta muy corta por encima. Sí que me atrevería a decir
que se llevaba chaleco casi siempre, más o menos recio, fueseinvierno o verano. En «El Cachirulo» se presentó una Fiesta
Aragonesa de 1988, el hombre de Caspe, vestido conalpargatas de siete vetas, calcillá y peducos de estambre,
calzón y camisa de hilo, chaleco de seda, calzón y chaquetillade seda rayada con faja de estambre. En la cabeza, cachirulo
de seda natural.El traje de mujer ya es más complicado porque las variantes
D;1]e troje regiona’;0]
y
12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON;1]
d e a c a b e z aa los pies;0]
pasado
se multiplican. Todo el mundo entiende que su mayorparticularidad es el pañuelo de bobiné. Faldas hasta el suelo,
colores pasteles, plisada con amplios pliegues. Jubón negrocon el cuello cerrado a caja, y sin puntillas ni aderezo textil.
También en 1988 se presentó el traje de caspolina por MiguelAngel Lahoz, calzada con zapatos picados, con enaguas de
hilo y tira bordada, saya de seda brocada yjubón de sedamoaré. El bobiné era de batista.
Está bastante claro que las faldas son el otro elementodefinidor del traje caspolino. Faldas de seda, brocadas
El mantón de bobinéComo indicábamos, es la prenda más característica del trajecaspolino. No es de extrañar que en la visita de los Reyes de
España a Caspe, en octubre de 1993, se obsequiase a la Reina. doña Sofia con un mantón de bobiné.
Es una prencja de forma cuadrada de tul blanco, algunocrema, sobre la que se ha trabajado en cadeneta blanca un
laborioso dibujo de inspiración vegetal y geometría artística.Se hace también sobre batista y se confecciona también en
forma triangular. Tiene unas medidas de largo de 1,35 m. quealgunos exageran hasta 1,50 m. Cuando el punto de cadeneta
está hecho a mano minuciosamente no se distingue apenasla cara del envés. Bien es cierto que esta labor manual es cada
vez más dificil, ya que supone unas quinientas horas detrabajo. Por eso se lleva doblado con las puntas desmentidas
para que se apreciasen bien todos los dibujos perimetrales delos cuatro lados.
El nombre es fruto de la influencia francesa del XVIII.Históricamente Caspe ftie especialmente afrancesado los
primeros años del siglo XIX. En 1 774 había nacido su ilustrehijo don Agustín de Quinto, que fuera uno de los más ilustres. afrancesados de Aragón. Los franceses le hicieron Corregidor
del partido de Alcañiz, auiique siguió viviendo en Caspe, porlo que hizo la población todavía más afrancesada.
Desde el punto de vista lingüístico, el Diccionario de. Autoridades de 1726 se refiere a «bobina» indicandosugestivos extremos: «es voz tomada del francés «bobine», que
significa huso y vulgarmente usada en Aragón». Laterminación en «e» o «eta» es muy caspolina sobre todo en
diminutivos. En el Diccionario de la Academia actual sedefine como hilo arrollado en torno a un canuto... Al hacer el
punto de cadeneta el hilo se va enrollando de tal modo queno se pueden hacer media docena de puntos encadenados sin
tener que desenrollar el hilo y alisarlo en toda su longitudcon la mano. Sigue teniendo coherencia el término con la
realidad actual. En Cuba, una de las clases de punto dealgodón se llama «bobiné». En otros sitios, mantones
similares en tul o batista con punto de cadeneta se llaman»mocador enjardinatx o simplemente pañuelo de fiesta.
No será, pues, exclusivo de Caspe, pero es lo define el traje deCaspe. Bobiné y seda.
A la izquierda, día de fiesta en elcolegio Santa Ana, a finales delsiglo XIX. Todas las niñas llevanfalda larga, blusa y mantón:Muchas vestirían así el resto desus vidas. Abajo, un labradorcon alpargatas miñonerasnegras, piales y pantalón depana. Ala cintura, una fajanegra con muchas vueltas.chaleco y pañuelo ligeros. Sobreel esportón lleva una mantacaracterística
Fotos: Col. particulares Caspey Grupo de Estudios Caspolinos
A la izquierda, en el centro, grupo familiar en el que destacan losniños, vestidos de baturros. Aunque ya comienza a apuntar lo queluego será el «modelo popular, el chico sigue llevando el chaleco pordebajo de la faja, no enseña el calzón y anuda el pañuelo de la mismaforma que su padre. Debajo, grupo familiar el día de la PrimeraComunión del niño, que ya va vestido de adulto. Lleva gorra en lamano, cirio y lazo. El padre no prescinde del pañuelo en la cabeza.Destaca la distinción de la madre en el retrato. A su derecha, otrogrupo familiar, en el que sobresalen las distintas maneras deanudarse el pañuelo de los hombres
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X T R A D E L;1]el traje regional;0]
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generalmente y de colores muy vivos, como amarillo,verde o naranja.
E;1]eltrojereg¡o n al;0]
A.B.E traje típico fragatino, en concreto el femenino,posee un detalle especial que le diferencia delos trajes de otras zonas geográficas, y es que
todavía hay mujeres que lo utilizan. En efecto,aún hoy, a finales del siglo XX, hay algunas
abuelas de la comarca que lo visten habitualmente. Esto,junto al colorido y calidad de las prendas, a sus numerosascombinaciones y rituales, a la complejidad del tocado y a lariqueza de los complementos, le ha dado una autenticidad
poco común, y ha conservado vivo todo su simbolismo.Actualmente, además del traje de nuestras abuelas, que
consiste en pañuelo negro de merino en invierno y dealgodón en verano y faldas también oscuras, de percal, existe
la posibilidad de ver el resto de trajes masculinos y femeninos«en vivo» el «Día de la Faldeta», jornada que se celebra cada
año el 23 de abril, de Fiesta de San Jorge y Día de Aragón.Otra posibilidad para conocer de cerca los trajes fragatinos es
a través de las obras del pintor simbolista Miguel Viladnch,pertenecientes casi todas ellas al Hispanic Society de Nueva
York. El artista, afincado en Fraga a principios de siglo,retrató al detalle la tipología fragatina de la época.
Fraga cuenta con una exposición permanente de losdiferentes trajes en las Salas-Museo del Palacio Montcada de
la localidad, que están abiertas durante todo el año.
Descripdón de los trajes del siglo XIXEl traje de novia consta de <faldetes de seda», «faldetes de
percal» en tonos marrones o morados, «sobreanagües»,«baj eres», «anagües» y camisa de hilo —hasta un total de siete
faldas—; «gipó» (corpiño) de seda negra ajustado; «mocador demanila» (mantón) en seda y con ornamentos florales -dechinos o tulipanes—; mantilla de tafetán negro; moño de
«canyis»; «arracades» (pendientes) de oro y pedrería —que apartir de la boda podrán lucir con sus tres piezas (botón
superior, palometa y botón inferior)—; anillo; rosario yabanico.
El traje de novio consta de camisa de hilo; balons; «calçons»blancos de hilo; <cosset» (chaleco) en seda; «cintó» (faja);. pañuelo a la cabeza; medias blancas; chaqueta, capa de paño
con laterales de terciopelo, raso o astracán.El ceremonial que envuelve a los aovios durante y después dela boda está muy relacionado con la ropa que llevan. La novia,
antes de entrar en el templo, lleva superpuesta falda de sedanegra —es el dolor por dejar la casa paterna—; a la salida se
desprende de ella y de la mantilla también negra y aparece lafalda y el mantón blanco y bordado en brillantes colores
como símbolo de su pureza y alegría por el nuevo estado. Enel segundo o tercer día en que el matrimonio es ya una
realidad, la falda de seda será roja y el pañuelo blancobordado se sustituirá por otro menos brillante. El tercero o
cuarto día, la novia viste ya sin colores, en damasco o percal yal finalizar, con la fiesta en la hucrta, los recién casados lucen
ya su traje de diario.A la misma época corresponden las faldas de percal, las
grandes protagonistas de nuestro traje tipico y quecombinaban según el momento y la estación con los
pañuelos «de pita», de algodón, frescos y veraniegos; los de«crespó» de largo fleco y variado colorido; los de lana
-llamados de merino- y sus variantes «alfombrats», de«sinefa» y el típico «mocador de gall».
. Trajes del siglo XVIIIExiste un precedente de los trajes de novios, que se remonta a
un siglo atrás. Hoy se le conoce como «traje de soltera», yconsiste en camisa de hilo con mangas farol, enaguas, bajeras
y faldas de seda ajuego con el «cosset» ojustillo. Encima lamujer se coloca pañuelo blanco de «bobiné», popularmente«enjardinat», medias blancas y zapato negro. Generalmente
era un traje de fiesta y se completaba con mantilla blanca definísimo hilo.
El traje masculino ajuego con el anterior seria el que lucenlos »anagüells» o zaragüelles, compuesto de pantalón blanco
de hilo largo que más tarde se acortó; camisa también dehilo; faja blanca; chaleco; pañuelo ancho de seda o merino en
la cabeza; «calcules», «peals» y «espardenyes» (alpargatas de 9vetas).
TocadoEl peinado tipico de la mujer fragatina es el moño de
«canyís», que consiste en una trenza de hasta 33 «camals»(brazos) —hay noticia de m.s de 40, siempre en número
impar--, recogida hacia el rostro. También existe la modalidadde «picaport» (picaporte) en el que la trenza es normal, pero se
le aplica el mismo recogido que al «canyís». Posteriormente,cuando cayó en desuso el «canyís», proliferó el peinado de
rosca realizado con tres trenzas.
En esta página. dos obras del pintor simbolista Miguel Viladrlch,afincado en Fraga a prindpios de siglo. A la izquierda, «Aguadorasi>.Debajo «Herederas de Fraga».
X T R A D E L P 1 L A12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
HERALDO DE ARAGON
El tiempo trénzado;1]
d e a c a b e z aa os pies;0]
1
Fotos: Ilustraciones del libro de Josep Miquel García, «Miguel Viladrich1887-1956>’, editado por la Diputación de Lérida.
En el centro, abajo, pareja fragatina vestida con traje festivoEn la página derecha, joven fragatina vestida con traje de
novia: traje femenino con faldas de percal y pañuelo negrode merino bordado; y otro modelo femenino, con faldas depercal y pañuelo de algodón. Debajo, a la izquierda, detalle
del trenzado para el moño de «canyísii. A su derecha, otrodetalle del trenzado
Fotos: Col. Amics de Fraga y archivo Mas
Arriba, pareja fragatina ataviada con eltradicional traje de boda. Debajo, a la
izquierda, detalle de los trajes del siglo XVfflexpuestos en la Sala-Museo del Palado deMontcada. A la derecha, jaiesn fragatinas
saliendo de misa
Fotgs: Abel Gari y Enric
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X 1 R A. D E L;1]el traje’ regional;0]
P 1 L A R
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AC;1]d e 1 a c a b e z a
a los pies;0]
L a indumentaria tradicional de la Sierra deAlbarracín no difería sustancialmente de
la de otras zonas de la provincia deTeruel. Así al menos lo cree el historiador
y gran estudioso de estas costumbres,Antonio Beltrán, quien considera que no se puede hablar de
un traje uniforme, ni del territorio, ni de la época. Lavestimenta que predominó en el siglo XVIII hasta finales del
siglo XIX, y que ha marcado las características de laindumentaria folclórica, dependía entre otras cosas, según
Beltnmn, de los materiales originales que existían en cadazona y que se aprovechaban para su confección.
A pesar de ello hay ciertos elementos que pueden influir en lacaracterización de los trajes típicos, aunque no son
determinantes, según opinan diversos estudiosos. En estecaso, las bajas temperaturas invernales de la Sierra de
Albarracín, cuya altitud media se aproxima a los 1 .000 metrossobre el nivel del mar y los paisajes de serranía abrupta, han
podido establecer el uso de algunas determinadas prendas enesta comarca turolense, pero no son fundamentales, en
opinión de Beltrán. El profesor sostiene que la dureza delclima se resolvía con un buen mantón o una bufanda,
pero no con un diseño definido de los trajes. Estacircunstancia, sin embargo, si se aprecia en la
utilización de ciertos materiales, como las suelasde madera de los zapatos, o en las telas gruesas
para confeccionar los trajes.No obstante hay algunas prendas muy
. características como las adornadas blusas- varoniles decimonónicas, que según Beltrán, son
un curioso ejemplo de la transformación de unatuendo nacido en el sector de los tratantes de
ganado, y que se magnifica con telas ricas ycolores vistosos para convertirse en
vestido de fiesta y ceremonia.Al igual que ocurre con la
climatología, la geografia de laSierra de Albarracín, en el
límite de Cuenca, hamarcado una serie de
influencias de otrasprovincias, que como en
; . este caso hanmantenido contactos alos largo de la historia,
. incluso ha habidoprolongaciones de una
tierra a otra Lacercanía de las provincias permitía la
introducción de otras costumbres ypor supuesto de ciertos elementos de
la indumentaria
Tela de CordellateTodo esto hace definir un
traje en la Sierra deAlbarracín que ciertas
variaciones, según Beltrán, esel siguiente: «las mujeres
usaban zapatos de tela o depiel de cabra, abiertos,
medias, caladas o no, deestambre azul o de algodónblanco, saya relativamente
corta, delantal pequeño,jubón de manga estrecha,
pañuelo al cuello ymantellina de telas ricas o
de franela, según laestación y las ocasiones». El
hombre calzabaalpargata abierta y
en lugar de calcetines usaban
piuques blancos y;1]
traje regiona;0]P 1 L A
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Camisolas de tratantes
i—i- calcillas azules. El resto de su vestimenta se completaba con—-—- un calzón de cordellate de la tierra, chaleco de pana negra,
capa de cordellate o manta o pañuelo a la cabeza, consombrero o sin él. Y en el caso de que lo usara era de fieltro,copa baja y ala ancha. La faja quie usaba «de estambre y muy
excepcionalmente de seda era pcr lo general azul o morada yla chaqueta se sustituía a veces por la blusa. La capa, el
sombrero y la chaqueta eran ropas de ceremonia y durantelas faenas, para ir por casa o salir al campo se iba en mangas
de camisa o «a forro».Por generalizar, en la Sierra de Albarracín se vestían de forma
similar a la del resto de la provincia de Teruel, en la que,según Beltrán « las mujeres llevaban sayas ajustadas a la
cintura, plisadas o con cuello, y un mantón de merinocruzado y sujeto a la cintura. Los hombres calzones muy
ceñidos sin marinetas ni borlas colgantes, atado bajo larodilla, chaleco cruzado de cuello alto y chaqueta corta y
ajustada de colores oscuros.Por su parte Purificación Atrián, antigua directora del Museo
Provincial de Teruel, diferenda sustancialmente los trajesfemeninos de los días festivos y laborables, según la colección
permanente que muestran las vitrinas del Museo. Para losúltimos destaca la tela de «cordellate», de lana cruda, que se
confeccionaba en el lugar, y con la que se hacían las sayas depastora, para protegerse del frío y de la lluvia. Atriánasegura que estas sayas «podían ser lisas, aunque conrealda o adornadas con una faja de otro color, a veces
recortada, que se cosía junto al borde inferior».Es de destacar la utilización de la «tela de cordellate»,confeccionada en la comarca, en un buen número de
prendas masculinas o femeninas, y no sólo en lostrajes de faena, sino también en la indumentaria
festiva. En este último caso, elcordellate se usaba para realizarrefajos y faldas bajeras, sobre las
que se disponía una saya y undelantal, de color azul con finas
rayas verticales blancas. Sobreel torso se vestían con una
chambra de algodónque llevaba en
ocasiones bordadoscomo adorno en las
bocamangas. Ungran pañuelo de
lana, cruzado pordelante, al que se
superponía unatoquilla protegía delfrío a la mujer junto
con un pañuelo demenor tamaño y
colorido más vivoque le cubria la
cabeza. En el sigloXIX se popularizó el
. sombrero deTronchón, que se
extendio por todoAragón y que no
difería demasiado de los comunes de alas.
En definitiva, lofundamental para el
profesor Beltrán esque la indumentaria
de una región obedecea un proceso de
transformación: «Eltraje va evolucionando-asegura- y está sujeto a
. modas. El pueblo, laAsí vestía el tío clase menosPepote 1917 acomodada, imita enFoto: Col. su forma de vestir a la
1 Man Cruz Lorenzo burguesía, y ésta a suvez a la aristocracia».
R D E
3
—.—
R A D E;1]el traje regional;0]
Debajo de estas lineas, imagen de los años 30 expuestas, bajoel titulo Pelando la pava’. Todas han formado parte de
distintas exposiciones, las de la derecha bajo los epígrafes«Rondalla» y «Los Mayos.. Cabe destacar, además de la
estrechez de los calzones de los hombres, la variedad yriqueza de pañuelos, chalecos faldas y mantones.
Fotos: Col. López Segura y Manuel Alonso
E X 112 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGOHERALDO DE ARAGON
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Estructura y Diagramadón: Luis i. García Bandrés.Coplas: Miguel Angel Yuste. Fotos: Carlos Moncín (Sección ELLA y EL). Dibuos: Luis Grañena.
Nuestro agradecimiento a los Ayuntamientos de Ansó, Caspe, Fraga, Ejea de los Caballeros y Albarracín. A MiguelAngel Lahoz, Belén Usán Lainez y Miguel Angel de Porras Montero A los grupos: Somerondón, Grupo de Estudios
Caspolinos, Taller de trajes tradicionales de Ejea, Aires de Aragón, Amics de Fraga
Camino del Pilar
Pausado recorrido que hoy se estrecha
ante un río de gentes y colores. Paseo
emblemático marcado, año tras año, por
miles de paisanos y foraneos cargados de
flores y frutos. Cauce de historia, festejos
y tradiciones.
Hoy nos sentimos legítimamente
orgullosos de entrar a formar parre de
ese camino, de ser zaragozanos y de poder
unirnos al sentir de todo un pueblo.
CadaCuTIENDAS POR ESTILOS
Alfonso 1, 17
1 L A R12 DE OCTUBRE DE 1997 DOMINGO
HERALDO DE ARAGON
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