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Programa de Idiomas – Primera Parte – Nuria Ferres 1 Todos los derechos Reservados - AumentaLaInteligenciaDeTuHijo.com Índice Introducción al Programa de Idiomas 1. El bilingüismo 2. El acento 3. Cuando empezar 4. Por qué el inglés 5. Tu nivel de inglés 6. Diversas fuentes de inglés La segunda parte del programa de idiomas continúa en otro documento dentro del área de miembros: “Programa de Idiomas – Segunda Parte”

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Programa de Idiomas – Primera Parte – Nuria Ferres

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Índice

Introducción al Programa de Idiomas

1. El bilingüismo

2. El acento

3. Cuando empezar

4. Por qué el inglés

5. Tu nivel de inglés

6. Diversas fuentes de inglés

La segunda parte del programa de idiomas continúa en otro

documento dentro del área de miembros:

“Programa de Idiomas – Segunda Parte”

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Introducción al Programa de Idiomas

El bilingüismo

A lo largo del siglo XX, investigadores, educadores y

políticos consideraban que aprender un segundo idioma

simultáneamente o poco después del primero, cuando éste

aún no estaba bien asimilado, dificultaba el desarrollo

académico e intelectual del niño. Hoy en día se sabe con

certeza que esto no es así, aunque algunos ya lo sabían.

Glenn Doman, por ejemplo, lleva más de 60 años

insistiendo en que el cerebro crece con el uso. Lo ha

comprobado en sus Institutos para el Logro del Potencial

Humano en miles y miles de niños tanto sanos como con

lesión cerebral.

Usar el cerebro es pensar, reflexionar, relacionar… Al aprender un segundo o

tercer idioma se obliga al cerebro a resolver pequeños conflictos internos que

desarrollan la inteligencia. El cerebro crece con el uso, y probablemente usarlo

aprendiendo un segundo o un tercer idioma es una de las formas más útiles de hacerlo

porque además nos aporta las ventajas prácticas evidentes en un mundo cada vez más

globalizado.

Diversos estudios científicos ya ubicados en el siglo XXI, muestran que el

bilingüismo o el multilingüismo, convierte a sus practicantes en personas más

inteligentes, con profundos efectos en el desarrollo del cerebro, sobre todo a edades

tempranas.

Aquí tienes varios enlaces sobre diferentes estudios realizados:

Estudio realizado en el 2009 con bebés de 7 meses. Muestra como aprender un

segundo idioma a edades tempranas tiene un profundo efecto en el desarrollo de la

Inteligencia: http://www.pnas.org/content/106/16/6556

La prestigiosa revista Science publica un estudio en el que se muestran las

ventajas que aporta hablar una segunda lengua en niños prescolares:

http://www.devcogneuro.com/Publications/Bialystok_Martin_2004.pdf

Estudios recopilados en el New York Times el 18 marzo del 2012:

http://www.nytimes.com/2012/03/18/opinion/sunday/the-benefits-of-

bilingualism.html?_r=3

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El acento

Cada lengua tiene una serie de sonidos que la componen y que la caracterizan.

Al principio, los bebés son capaces de distinguir todos los sonidos del habla, no sólo los

de una lengua en particular. Esta capacidad es la que les permite más adelante hablar

con el acento perfecto su lengua materna y todas aquellas lenguas a las que hayan

estado expuestos desde el principio. Esta capacidad, sin embargo, se pierde… De hecho,

los bebés son más sensibles que los adultos a los sonidos que diferencian una palabra de

otra.

“(…) la discriminación de sonidos está determinada por los sonidos que hay en

el entorno del bebé durante los primeros doces meses de vida. Al final de su primer año,

los bebés pierden la capacidad de distinguir entre sonidos a los que no están expuestos.

Aquí tenemos un ejemplo de período sensible.” Sarah-Jayne Blakemore, Uta Frith.

Cómo aprende el cerebro, 2010.

El ejemplo típico que se utiliza para ilustrar esto es el de los japoneses que no

pueden distinguir entre la “R” y la “L”. El idioma japonés no tiene sonidos

diferenciados para R y L, por lo que los bebés japoneses no están expuestos a dichos

sonidos y a la larga pierden la capacidad de distinguir entre ellos. Una investigación

llevada a cabo por la Universidad de Washington de Seattle en la década de 1980, puso

de manifiesto que los bebés japoneses pueden detectar la diferencia entre R y L, aunque

sólo durante diez meses. “Al año de vida, ya no perciben la diferencia entre R y L. En

cambio, los bebés criados en Estados Unidos llegan a establecer mejor esta distinción

porque están expuestos a dos sonidos distintos. Si durante este período los bebés

japoneses estuvieran expuestos continuamente tanto al idioma japonés como al inglés,

también aprenderían la diferencia entre R y L.” Sarah-Jayne Blakemore, Uta Frith.

Cómo aprende el cerebro, 2010.

Hay muchos sonidos de diferentes idiomas que los americanos y los británicos

son incapaces de distinguir, lo mismo sucede con otros idiomas. Hay múltiples estudios

y experimentos al respecto, y lo que se ha demostrado es que se produce un corte en

algún momento situado entre los ocho y los doce meses en el que los bebés pierden la

capacidad de discriminar o diferenciar entre sonidos a los que no han sido expuestos

antes.

Sin duda, ésta es una ventana sensible muy pequeña, pero como siempre el

cerebro tiene una plasticidad extraordinaria y, aunque durante los primeros meses de

vida la capacidad para discernir sonidos es sencillamente impresionante porque el futuro

y la supervivencia están en juego, en los siguientes meses hasta los 7 años, con

oportunidades y grandes dosis de amor y afecto, se pueden obtener muy buenos

resultados:

“Un estudio reciente de Patricia Kuhl ha confirmado una vez más que los niños

de edad superior a nueve meses son capaces de aprender nuevos sonidos del habla a los

cuales no habían estado expuestos antes, tras el período sensible para la clasificación

de sonidos. De todos modos, este estudio ponía de manifiesto que se producía

aprendizaje posterior sólo si los sonidos nuevos procedían de una persona real que

interaccionaba con los bebés.” Sarah-Jayne Blakemore, Uta Frith. Cómo aprende el

cerebro, 2010.

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Lo que significa que la interacción social y la fuerza afectiva tienen un valor

decisivo a la hora de educar a un hijo. El entusiasmo, la ilusión, la actitud en general

con que presentamos el mundo a nuestro hijo son cruciales para motivar su aprendizaje.

Además el cariño, el respeto y el amor con que lo tratamos son definitivos. Aún con el

mejor método y el mejor material, sean vídeos, cd’s… lo que sea, sino hay detrás

entusiasmo e ilusión a la hora de mostrárselos a nuestro hijo, a la hora de interaccionar

con él en el aprendizaje, perderemos una gran baza y nos quedaremos muy cortos en los

resultados que hubiéramos podido obtener.

Pero veamos físicamente por qué sucede este descenso en la capacidad de

distinguir sonidos a medida que el niño crece:

El sonido humanamente audible consiste en ondas sonoras que producen

oscilaciones de la presión del aire, que son convertidas en ondas mecánicas en el oído

humano y percibidas por el cerebro. Pero cada sonido tiene una frecuencia de oscilación

distinta y la capacidad de detectar esa diferente frecuencia es la que nos permitirá

distinguir entre un sonido y otro.

Pero, ¿cómo consigue el oído y el cerebro detectar esa diferencia de frecuencias

y, por tanto, distinguir los diferentes sonidos? Vemos como lo explica el Doctor

Francisco Kovacs en su libro “Hijos mejores”, 2002.

“En el oído interno está la cóclea (o caracol). Si se desarrollase, por su

funcionamiento parecería un xilofón, en el que una pequeña fibra nerviosa aboca a

cada una de sus teclas. Al producirse un sonido ambiental, la onda vibratoria alcanza

la cóclea y percute una tecla u otra en función de su frecuencia. Al percutir esa tecla,

activa la fibra nerviosa correspondiente y ésta transmite su activación al cerebro. Las

“teclas” están ordenadas en el oído interno en función de su frecuencia –como las

teclas de un xilofón-, de forma que las que recogen los sonidos más graves están en un

extremo y las que recogen los sonidos más agudos en el otro. También están ordenadas

las células del cerebro a las que llega ese estímulo, de forma que la activación de cada

una de estas últimas corresponde a una frecuencia determinada.”

“Cuando el niño aprende a hablar, aprende a relacionar una combinación

concreta de sonidos con un significado concreto. Para que el niño sepa que a la

palabra “mesa” le corresponde el concepto “mesa”, es necesario que existan

conexiones entre las células cerebrales que reciben el sonido “mesa” y las que tienen

registrado el concepto de “mesa”.

Cada idioma utiliza una gama de sonidos de una frecuencia determinada. Por

ejemplo el español es una lengua que utiliza sonidos dentro de la gama de los 300 Hz de

frecuencia con sonidos que no están en otras lenguas, como por ejemplo el sonido de la

“j” que sólo existe en español y en algunas lenguas árabes. En cambio el inglés, utiliza

una gama de sonidos de una frecuencia más alta, entorno a los 1200Hz.

“Un niño inglés que vive en Londres y al que todo el mundo habla en inglés,

está sumido en un ambiente en el que la mayor parte de las palabras que oye son

sonidos del entorno de los 1200 Hz. En su infancia aprende a relacionar significados

con sonidos de esa gama de frecuencias, por lo que desarrolla más conexiones a partir

de las células cerebrales correspondientes. Si siendo adulto oye un sonido que usa

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preferentemente el entorno de los 300Hz, no lo oye exactamente como está siendo

producido, sino como se oiría ese sonido pasado por un filtro que diera prioridad a la

recepción de los 1200Hz. Y al intentar repetir el sonido el adulto no lo haría como se

produjo, sino como él lo oyó. Es decir, dando prioridad a los sonidos de esa frecuencia.

Ése es el acento inglés hablando español”.

“Además, para el adulto inglés puede ser más difícil aprender español que si lo hubiera

hecho de niño. Esa dificultad para atribuir significados a los sonidos propios del

español, del entorno de los 300Hz, podría ser explicada porque las células cerebrales

que los reciben no han desarrollado tantas conexiones como han hecho las que reciben

la frecuencia de los 1200, por lo que le es más difícil atribuir significado a los sonidos

españoles.” Doctor Francisco Kovacs en su libro “Hijos mejores”, 2002.

Cuando empezar

Cuanto antes mejor, pero a ser posible antes de los 7 años aproximadamente.

Según el Doctor Kovacs, desarrollar las prolongaciones que constituyen las

conexiones entre células cerebrales es muy fácil en la infancia, pero muy difícil a partir

de los siete u ocho años. “Por lo tanto, lo ideal es que el niño estuviera rodeado y

aprendiera, antes de esa edad, cuantos más idiomas mejor, y especialmente aquellos

que usaran gamas de frecuencias distintas. Es evidente que si todos los idiomas que

hable antes de esa edad usan una frecuencia similar, no amplía el número de células

cerebrales a partir de las que establece conexiones, sino que sólo aprende a usar de un

nuevo modo las que ya tiene.” Doctor Francisco Kovacs en su libro “Hijos mejores”,

2002.

La clasificación de los sonidos y, por tanto, el acento con el que hablaremos una

lengua, se establece en edades tempranas. Más adelante, cuando aprendemos una nueva

lengua, ya no lo hacemos partiendo de cero como sucedía en los primeros años de vida,

sino que utilizamos nuestra estructura primera de sonidos como base y la adaptamos a

otra lengua. Según las científicas Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith, una segunda

lengua aprendida después de los cinco años, más o menos, siempre conservará un

acento característico.

El hecho de que podamos encontrar personas que apenas tienen acento en una

lengua que han aprendido mucho más tarde se explica porque probablemente se trate de

lenguas cuyos sonidos tienen el mismo rango de frecuencias.

“Por ejemplo, si el niño a los seis años entiende y habla bien el español y el

francés, no tendrá problemas en ningún momento de su vida para aprender a hablar

bien el catalán.” Dr. Francisco Kovacs.

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Por qué el inglés

El idioma elegido para enseñar a tu hijo en este programa es el inglés y hay dos

buenas razones para ello.

Una razón es por motivos prácticos, es decir, la importancia indiscutible del

inglés en el presente y, probablemente, en el futuro. Saber inglés no lo resuelve todo,

pero no saberlo en el mundo actual significa que algunas puertas, que podrían haber

sido interesantes, quedan cerradas. Y eso no es lo que quiere ningún padre para su hijo.

La segunda razón para haber elegido el inglés es porque, como decíamos, se

trata de una lengua que usa un rango de frecuencias distintas al español. Por tanto, estar

expuesto a edades tempranas al inglés para un bebé o niño hispanohablante, significa

que oirá una gran variedad de sonidos de diferentes frecuencias lo que permitirá

desarrollar las prolongaciones que constituyen las conexiones entre las células

cerebrales correspondientes. Es decir, podrá discernir claramente los sonidos de la

lengua inglesa (rango de frecuencias 1200Hz) y también los sonidos de la lengua

española (rango 300 Hz) y, cuando llegue el momento, reproducir exactamente los

mismos sonidos al hablar que los que ha oído de bien pequeño, con el mismo acento. Y

no siempre se está a tiempo de conseguir esto…

Si hubiéramos elegido el francés, que tiene un rango de frecuencias más

parecido al español, no estaríamos desarrollando nuevas conexiones neuronales capaces

de interpretar más variedad de sonidos. Podríamos decir que un hispanohablante

siempre está más a tiempo de alcanzar un buen acento en francés que en inglés.

De todos modos, si prefieres enseñarle otro idioma a tu hijo diferente del inglés

o, si después de iniciar el inglés, quieres enseñarle otra lengua más, sólo tendrás que

aplicar la misma metodología. El método explicado en este programa para aprender un

idioma o, de hecho, para aprender cualquier cosa, es la forma más fácil de hacerlo.

Podrás utilizar también las mismas imágenes, eso sí, tendrás que traducir las palabras,

frases y cuentos al idioma en cuestión que quieras enseñarle a tu hijo. Pero tanto

metodología como imágenes, son las mismas para cualquier idioma.

Tu nivel de inglés

No te preocupes por el nivel de inglés que tengas en estos momentos. Es

probable que tengas alguna noción o que sepas bastante por haberlo tenido que estudiar

en la escuela, el instituto o la universidad, o bien por tu cuenta. Estupendo. Por supuesto

si lo dominas, mejor aún.

Pero si no has tenido nunca la oportunidad de aprenderlo, ahora es tu ocasión

porque lo aprenderás al mismo tiempo que se lo enseñas a tu hijo. No te preocupes, lo

harás muy bien. Verás que no solamente es posible sino que es divertido aprenderlo. De

hecho, este módulo bien podríamos titularlo:

“Cómo enseñar inglés a tu hijo mientras tú también lo aprendes”

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Si te preocupa el acento de inglés que puedas transmitirle a tu hijo, te diré que

haces bien en preocuparte por ello, ya que por las razones que hemos explicado

previamente, tu hijo tendrá el mismo acento que haya oído durante sus primeros años de

vida. ¿Cómo solucionamos esta situación? Sencillo:

Si tu acento no es bueno en inglés, lo único que debes procurar es no ser la única

fuente de inglés que le proporciones a tu hijo. Porque si es así, si el único inglés que oye

tu hijo es el tuyo, entonces tu hijo tendrá exactamente el mismo acento que tú en inglés.

Y puede que eso no nos interese.

En cambio, si procuras no ser su única fuente de inglés, sino una más, tu hijo

tendrá el acento similar o incluso idéntico a la fuente con más exposición. Cuanto más

tiempo este oyendo un inglés nativo, mejor. Verás que no es difícil conseguirlo pues hoy

en día tenemos muchos medios digitales a nuestro alcance. Trataremos sobre qué

fuentes de inglés le puedes proporcionar a tu hijo en breve, pero antes permíteme una

reflexión sobre el “inglés nativo”:

Cada uno de los estados de Estados Unidos de América tiene su acento

particular, algunos de ellos con grandes diferencias, incluso a veces dentro del propio

estado. Por otra parte, también está el inglés de Reino Unido, con grandes diferencias de

pronunciación entre Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del norte. Así mismo dentro de

Inglaterra, por ejemplo, también hay muchas variaciones: Londres, New Castle,

Yorkshire… Y aún tenemos el inglés de Australia, de Canadá y del resto de países del

mundo cuando se ponen a hablar inglés…

Ante tal diversidad, parece que tampoco es cuestión de obsesionarse con el

acento, porque ¿cuál es el correcto el de Tejas, el de California, el de Boston o quizá el

de Londres o el de Glasgow?

Diversas fuentes de inglés para proporcionar a tu hijo

Ante todo, y como mínimo, si las únicas fuentes de inglés que pudiera tener tu

bebé o niño pequeño fueran tu acento y las presentaciones y cuentos de este programa,

aun así, esto sería muchísimo, pero que muchísimo más que nada.

Pero veamos algunas ideas de fuentes en “inglés nativo” para ofrecerle más

variedad a tu hijo:

Material digital incluido en este programa

Cientos de imágenes con sus palabras pronunciadas en inglés incluidas en este

módulo.

Canciones en inglés

Canciones en inglés. El mercado es inagotable. Las letras de la canciones las

puedes conseguir en internet o al comprar los CD’s.

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Canguro, cuidadora, familiar, amigo…

Si tienes la posibilidad de que una canguro o cuidadora o familiar o amigo… que

hablen correcto inglés pueda pasar ratos con tu hijo (y si quieres o puedes también

contigo al mismo tiempo) sería estupendo.

Tanto si tu hijo es un bebé como si ya es un niño, se trata de que esta persona le

hable mucho, bien sea jugando, cantando, leyéndole cuentos, haciendo un pastel,

manualidades, dibujando, paseando… cualquier actividad es una escusa perfecta para ir

hablando al mismo tiempo.

Tanto si la comunicación es buena, como si tu hijo no entiende mucho, el

desarrollo de conexiones neuronales en la franja de frecuencias en inglés se produce

igual, es decir, su futuro acento está mejorando cada día durante esos ratos, sea cual sea

el nivel de comunicación. De todas formas, no infravalores la capacidad de tu hijo,

puedes tener por seguro que entiende más de lo que tú crees.

Actividades en inglés

Intenta buscar actividades que tu hijo pueda hacer en inglés. Cuando el objetivo

de que tu hijo aprenda inglés se convierte en muy importante, siempre acabas

encontrando oportunidades para que tu hijo lo oiga, lo practique…

Voy a ponerte un ejemplo que darte alguna idea, cuando mi hija tenía unos 7

años y mi hijo 4, un día paseando por la ciudad vimos un taller de cerámica. Desde

fuera la calle podíamos ver por la ventana a algunos niños trabajando con barro. En

seguida mi hija me dijo que ella quería hacer eso. Entramos a preguntar y cuando hablé

con la profesora noté que hablaba muy mal español, tenía mucho acento inglés. Le

pregunté si las clases las hacía en inglés y me dijo que no, que los niños eran todos

españoles y que nadie se lo había pedido.

Yo le dije que estaría interesada en que mis hijos hicieran clases de cerámica

pero en inglés. Me respondió que para abrir un nuevo grupo así, harían falta seis niños.

Además le pregunté si todo el grupo tenía que ser niños o si alguna mamá también

podía recibir clases, a lo que me respondió que no había problema alguno. Así que le

comenté a una amiga mía que tiene dos hijos de edades similares a los míos, si le podía

interesar hacer cerámica en inglés con sus dos hijos y con nosotros, dos horas en una

tarde a la semana. Le pareció muy buena idea y formamos un grupo de seis personas:

dos madres y 4 niños.

La profesora estuvo encantada de completar tan rápido un grupo nuevo y

pudimos disfrutar todos de unas tardes muy agradables y divertidas practicando inglés

sin darnos cuenta, relajándonos y aprendiendo a modelar barro y a utilizar el torno. Y

además, ¡mucho más económico que dos horas de inglés en una academia de idiomas!

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La televisión

La conveniencia o no de que los niños miren la televisión es verdaderamente un

tema de debate en la actualidad. Lo que voy a explicar a continuación es lo que a mi me

ha funcionado de maravilla en mis propios hijos que ahora tienen 12 y 9 años. Ellos

hablan un inglés perfecto (dentro de su edad) y muchos padres amigos ahora me

preguntan, pero ¿cómo lo has hecho? En este módulo de idiomas lo irás viendo…

La televisión en mi casa se ha convertido en un gran aliado para el aprendizaje

de inglés. Es más, en lo que respecta a mis hijos, prácticamente la hemos utilizado sólo

para eso. Por supuesto hemos hecho muchas otras cosas para que aprendieran idiomas,

pero sí hemos utilizado la televisión como complemento educativo para ello, aunque no

es indispensable ni mucho menos.

Estamos todos de acuerdo en que mirar la televisión porque sí es una gran

pérdida de tiempo, es la alienación del talento, es ver cómo otros construyen su vida

mientras tu miras pasivamente, sin construir la tuya entre tanto. ¿Crees verdaderamente

que la gente que hace cosas importantes en la vida dedica varias horas al día a mirar la

televisión?

Sin embargo, y aquí hay un pero importante, si seleccionamos de forma activa e

inteligente qué queremos ver de toda la programación, qué uso queremos darle a la

televisión, las cosas cambian. Podemos planificar por adelantado los resultados que

pretendemos obtener en nuestros hijos de la televisión: aprendizaje de idiomas, cultura

general con documentales de naturaleza, historia, ciencia…

Mi consejo es que siempre, siempre y desde el principio la tele para tus hijos

“hable en inglés”, es decir, todos los programas infantiles, películas, documentales que

vean (no hace falta que sean muchos) sean siempre en inglés.

Generalmente, salvo honrosas excepciones, ver programas en la televisión suele

ser una gran pérdida de tiempo en el sentido de que poco aportan de enriquecimiento

educacional; y pensando en los niños peor aún, porque para ellos cada día perdido sin

aprender y desarrollar su talento significa un ser un poco menos en el futuro.

Pero si todo lo que ven lo ponemos en inglés (muchas cadenas tienen sonido

dual) entonces la situación cambia y lo que podía ser un pérdida de tiempo pasa a ser

rato muy útil.

Exactamente lo mismo con vídeos o DVD’s de dibujos animados, programas

infantiles, películas, documentales… mi consejo es que los pongas siempre en inglés. Si

quieres puedes poner subtítulos en inglés o en español para ayudarte a ti mismo en caso

que lo necesites, pues probablemente tu hijo aún no tenga tiempo de leerlos, no pasa

nada.

Date cuenta del valor de utilizar la televisión de este modo, es una ventana que

tienes en casa abierta al mundo del inglés, al mundo de los sonidos en gama de

frecuencias de 1200 Hz, que de otro modo probablemente tu hijo no podría oír.

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Qué pasa si no lo entiende todo

Si tu hijo lo entiende todo, estupendo; si no lo entiende todo, también. Te

preguntarás por qué también es estupendo si no lo entiende, aquí van unas cuantas

razones:

En primer lugar porque seguro que entiende más de lo que crees, incluso

aunque se esté quejando de que no lo entiende.

En segundo lugar porque si entiende poco, tendrá que pensar un poco más para

interpretar lo que está sucediendo, bien.

En tercer lugar porque un cierto grado de frustración por el hecho de no

entenderlo todo en inglés no es necesariamente algo negativo, estamos creando una

necesidad de usar esa lengua, una necesidad de comunicación que es, en definitiva, lo

que mueve al ser humano a hablar no sólo otras lenguas sino la propia lengua materna.

Que Mickey Mouse (por poner un ejemplo) hable en inglés es una razón poderosa para

que tu hijo quiera aprender inglés. No intentes motivarlo explicándole que es una lengua

más, que es importante para su futuro… todo eso ahora no tiene sentido para él. Ahora

tu hijo tiene que ver que necesita el inglés para comunicarse, quizá no contigo, pero si

con otras personas o personajes que le interesen.

De hecho sucede lo mismo que con el ejercicio físico: un niño no querrá caminar

por el simple hecho de hacer ejercicio, eso sólo nos interesa a los adultos. Tu hijo querrá

caminar para conseguir algo, para llegar a algún sitio de su interés.

Así que crear la necesidad de aprender inglés, aunque sea para ver los dibujos

animados por la tele, es un recurso educativo que no debemos desperdiciar. Eso sí,

debes procurar que en casa Mickey Mouse hable siempre en inglés, si lo oye hablando

en español, te pedirá que se lo pongas en español, es más fácil para él, lógico.

Y en cuarto lugar y más importante: independientemente de su nivel de

comprensión en la actualidad, cuando oye hablar inglés, sus conexiones neuronales para

discriminar sonidos a la frecuencia del inglés se desarrollan y cuando por fin sea capaz

de hablarlo lo hará con el mismo acento con el que lo ha escuchado en esa edad

temprana.

Si haces esto desde el primer momento, tu hijo no llegará a quejarse porque

pensará que la tele “habla en inglés”, lo encontrará normal. En cambio, si tardas un

tiempo en hacerlo y tu hijo se acostumbra a ver la tele en español, entonces te costará

más conseguirlo. Es lógico, tendemos al mínimo esfuerzo, y seguramente se quejará de

que de repente tenga que ver la televisión en inglés, tal vez te diga que no lo entiende y

que lo quiere ver como hasta ahora, en español.

Los cambios siempre cuestan y reeducar es más difícil que educar; pero tú sabes

lo que hay en juego, tu hijo todavía no. Mi consejo en este caso sería mantener en

español sólo aquellos programas cuyo valor educacional intrínseco sea muy elevado,

por ejemplo algún documental (animales, naturaleza…), pero con la idea de pasarlo

paulatinamente a ver en inglés. El resto de programas infantiles o películas que se miran

por pura distracción, esos deben ser en inglés sí o sí. Si no los quiere ver en inglés, que

no los vea, puede jugar, podéis salir a pasear, lo que sea. Llegará el día que aceptará que

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la tele en casa se ve en inglés. Cuándo pregunte “mamá (o papá), ¿puedo ver la tele?”, si

es un momento adecuado para que la vea, la respuesta es siempre la misma: “si, en

inglés”.

Por supuesto tú decides. Tal vez pueda parecerte estricto, pero estamos hablando

de algo tan superfluo e innecesario como mirar la tele, por lo menos ¡qué sirva para

algo!

Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños y hacíamos esto. Algunos amigos nos

decían, “pobres niños, ¿no les dejáis ver los dibujos animados en castellano?”. Ahora

son esos mismos padres los que nos preguntan “¿pero cómo lo habéis hecho para que

vuestro hijos hablen tan bien el inglés”. Actualmente mis hijos, y eso que tan sólo tienen

9 y 12 años, ya me lo agradecen. Ahora ni se les ocurre ver una película que no sea en

versión original. Una vez a la semana o cada quince días, disfrutamos de lo que

llamamos “sesión de película en casa”, con nuestra ración de palomitas incluida.

Estamos juntos, disfrutando de una buena película, practicando inglés y sin gastar nada.

Sin embargo y a pesar de todo lo dicho, la televisión tiene un gran

inconveniente: es muy fácil que se te escape de las manos el tiempo que le acabas

dedicando. Es decir, puede suceder que con la intención de que tu hijo “escuche” hablar

inglés le pongas media hora la televisión y esto conlleve el problema de que tu hijo

quiera más rato. Según la dinámica de la casa puede ser que si no propones ver la

televisión, tu hijo ni tan sólo se acuerde de ello y eso no deja de ser estupendo pues, si

no se acota muy bien, mirar la televisión puede consumir demasiado tiempo que podría

dedicarse a otras cosas.

Por tanto, si ves cada vez que le pones la tele para que escuche inglés se acaba

convirtiendo en un problema apagarla y que da lugar a tensiones con tu hijo, prescinde

de esta fuente de inglés, hay otras. Si por el contrario, puedes manejar bien la situación,

pactando previamente con tu hijo que sólo se puede mirar durante media hora (por

poner una medida de tiempo razonable), entonces estupendo aprovechar para hacerlo en

inglés tal y cómo decíamos. Incluso puede convertirse en un premio tras ayudar a

recoger la mesa, ordenar los juguetes u otras tares que convenga que empiece a

participar en hacerlas.

Cine

Exactamente lo mismo que en el caso de la televisión puede aplicarse a ir al

cine. Si vais a ver alguna película infantil con ellos, mi consejo es que sea en versión

original. Y es cuestión de hacerlo desde el principio y siempre que sea posible. En

España esto no es nada habitual, casi todo se dobla al español. Esto no es así en muchos

otros países de Europa donde precisamente su nivel de inglés es mucho más elevado.

¿Por qué será?

Puede que haya amigos o familiares que encuentren raro que vayáis a ver las

películas en versión original y puede que os preocupe su opinión, lo entiendo, pero

sinceramente, ¿y que más da lo que piense la gente?

Estar seguro de lo que uno hace por sus hijos, por su educación y su futuro es lo

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que es verdaderamente importante. Puede que algunos os imiten, los otros lamentaran

no haberlo hecho antes cuando vean la facilidad que tendrán vuestros hijos con el

inglés. Todo suma, granito a granito, cada día.

Viajar

Hemos visto actividades de muy bajo coste, evidentemente viajar no lo es, pero

no podía dejar de mencionarlo. Si tienes la suerte de poder disponer de un presupuesto

para las vacaciones, viajar a sitios dónde se hable el inglés, es un plus para practicarlo.

No es imprescindible, desde luego.

En las siguientes entregas de este módulo de idiomas, aprenderás cómo

enseñar inglés a tu hijo participando directamente en su aprendizaje tal y como

has hecho con la lectura, los conocimientos generales, las matemáticas…