De expugnatione terrae

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DE EXPUGNATIONE TERRAE SANCTAE PER SALADINUM LIBELLUS Rerum britannicarum medii aevi scriptores 66, ed. J. Stevenson, London 1875 Versio digitalis: Brian Smith, Hong Kong Franciscus Iavier Gil Chica hanc editionem fecit *** Introducci´on De expugnatione terrae sanctae per Saladinum libellus es el relato de la campa˜ na de Saladino contra Tierra Santa en el ve- rano de 1187. Nosotros hemos usado el texto electr´onico de la Bibliotheca Augustana 1 , incorporado por Ulrich Harsch en 2005 y que proviene a su vez de la edici´on inglesa de 1875: Rerum britannicarum medii aevi scriptores 66, ed. J. Stevenson, Lon- don 1875, aunque es de notar que en la misma p´agina la versi´on electr´onica se atribuye a Brian Smith, de Hong Kong. De mayor inter´ esque el autor de la versi´on electr´onica es el au- tor del manuscrito, que puede fecharse alrededor de 1190. Mien- tras que unas fuentes lo consignan como an´onimo,por ejemplo, la misma Bibliotheca Augustana, otras lo atribuyen a Radulphus 1 http://www.hs-augsburg.de/ ˜ Harsch/Chronologia/Lspost12/Libellus/lib intr.html 1

Transcript of De expugnatione terrae

DE EXPUGNATIONE TERRAE

SANCTAE PER SALADINUM

LIBELLUS

Rerum britannicarum medii aevi scriptores 66,

ed. J. Stevenson, London 1875Versio digitalis: Brian Smith, Hong Kong

Franciscus Iavier Gil Chica hanc editionem fecit

***

Introduccion

De expugnatione terrae sanctae per Saladinum libellus es elrelato de la campana de Saladino contra Tierra Santa en el ve-

rano de 1187. Nosotros hemos usado el texto electronico de laBibliotheca Augustana 1, incorporado por Ulrich Harsch en 2005

y que proviene a su vez de la edicion inglesa de 1875: Rerum

britannicarum medii aevi scriptores 66, ed. J. Stevenson, Lon-

don 1875, aunque es de notar que en la misma pagina la versionelectronica se atribuye a Brian Smith, de Hong Kong.

De mayor interes que el autor de la version electronica es el au-tor del manuscrito, que puede fecharse alrededor de 1190. Mien-

tras que unas fuentes lo consignan como anonimo, por ejemplo,la misma Bibliotheca Augustana, otras lo atribuyen a Radulphus

1http://www.hs-augsburg.de/Harsch/Chronologia/Lspost12/Libellus/lib intr.html

1

Coggeshalensis. Es curioso que este sea el caso de la edicion de1875 que es la fuente de los autores de la version electronica.

Identica atribucion se encuentra en la Itinera Hierosolymitana

Crucesignatorum - Vol III 2.

Hasta donde sabemos, esta es la primera traduccion al es-

panol. Existe traduccion inglesa debida a James Brundage 3.Fragmentos de esta traduccion pueden encontrarse en Medieval

Sourcebook 4 5, pero ignoramos si en el trabajo original de 1962se encuentra la traduccion completa. Por otro lado, se encuentra

en marcha un proyecto de traduccion en la Universidad de Leeds6 , inacabado en la fecha en que escribimos estas lıneas, finalesde junio de 2008. En la mencionada Itinera Hierosolymitana se

encuentran fragmentos traducidos al italiano.

De expugnatione... es frecuentemente citado como fuente en

investigaciones medievales, particularmente en aquellas relacio-nadas con la tercera cruzada, y tambien en historia militar eincluso en arquitectura civil. Nuestro proposito al acometer esta

traduccion ha sido el puramente literario. En efecto, De expug-

natione... es un relato de particular fuerza y viveza. Esta escrito

con dolor y fe y pueden encontrarse recursos literarios como elrealmente sorprendente flashback del primer parrafo, que hoy

calificarıamos de ((cinematografico)), o la preciosa metafora queleemos en el tercer capıtulo, cuando comienzan esas palabras

sobrecogedoras: Stabant sancti quasi agni sine balatu inter rabi-

dissimos lupos... ¿Como no destacar tambien la angustia en las

2http://www.christusrex.org/www2/cruce3/index.html3De Expugnatione Terrae Sanctae per Saladinum, trad. James A. Brundage, en The

Crusades: A Documentary Survey, Marquette University Press, 1962.4http://www.fordham.edu/halsall/source/1187hattin.html5http://www.fordham.edu/halsall/source/1187saladin.html6http://www.leeds.ac.uk/history/weblearning/MedievalHistoryTextCentre

/De%20Expugnatione.doc

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calles de Jerusalen? Al mismo tiempo, encontramos fragmentosreiterativos, que son poco mas que enumeraciones de hechos. Pe-

ro siempre con los destellos de la autenticidad. El autor no narraalgo que ha oıdo o estudiado, algo sobre lo que tenga especial

interes, sino que nos habla de unos lugares y unos meses queforman dolorosa parte de su vida, y no unicamente en el planoespiritual, pues sabemos que fue herido en la cara por una flecha

que no pudieron extraer los cirujanos.

Nuestra intencion ha sido trasladar al espanol este texto, nofragmentariamente, sino conservando una unidad de estilo. He-

mos llegado hasta donde nuestras posibilidades lo han permitido,maxime cuando, al avanzar el trabajo, nos dabamos cuenta de

que una traduccion plenamente satisfactoria estaba quizas fue-ra de nuestro alcance. Por varias razones. En primer lugar, por

nuestra limitada maestrıa en la lengua latina. En segundo, porlas dificultades intrınsecas al texto, de las que citamos a) la tras-

lacion de los toponimos (muchos han cambiado de nombre, otrosno existen), b) el uso de terminos que no hemos podido encon-trar en los diccionarios consultados, c) la traslacion de nombres

propios de persona e incluso la aparicion de personajes que nohemos podido identificar. En tercero, porque en algunas ocasio-

nes no hemos podido encontrar un sentido satisfactorio al textolatino, enfrentandonos con el dilema de si dar una traduccion

deficiente u omitir algunas palabras o lıneas pero respetandola continuidad del relato. En unas ocasiones hemos optado poruna traduccion que no nos satisface completamente, y en otros

por la simple omision. Hubiesemos en algunas ocasiones podi-do remediar estos defectos acudiendo a una interpretacion mas

literal; pero en ese caso hubiesemos introducido otro defecto, asaber, la perdida de la unidad de estilo al sacrificar el nuestro

propio, el que imprimimos a la traduccion, por el estilo del autor,no siempre claro. En total, pueden faltar una docena de lıneas

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por traducir. No siempre habremos de cargar con la completaresponsabilidad de estas imperfecciones. El estilo original oscila

entre parrafos altamente poeticos y otros monotonamente na-rrativos, pasando por frases ambiguas, siempre impregnadas del

estilo personal del autor 7 .

En cualquier caso, el relato siempre esta vivo y se siente lamarca de la autenticidad. Es mas que nada esa marca la que

hemos perseguido. No dejaremos de advertir que el lector puedetambien encontrar algunas dificultades, aun en el texto traduci-

do. En efecto, sera preciso un contexto general sobre las cruzadasy sobre el desarrollo de los reinos cristianos. Nosotros no pode-mos suministrar ese contexto, pero el lector interesado puede

encontrar textos tan adecuados como el de Madden 8.

Para terminar, es muy difıcil reflexionar sobre este texto y

no poner en comparacion su momento historico con el momentoactual. El islam llama a las puertas de Europa hoy como loha hecho durante siglos. Pero tiene ahora una quinta columna

dispuesta a abrirlas, encaramada al poder y que ha dado conun conjuro eficaz para ocultar al mismo tiempo la traicion y

la cobardıa. Lo llaman ((tolerancia)). Y son los mismos que laesgrimen quienes acosan sin cesar a los cristianos y conducen

contra ellos una campana de descredito y mentira basada sobretodo en la ignorancia y el odio. Europa sera cristiana o no sera.

Ası de claro. Los intentos de la elite burocratica por recrearlo que en otro tiempo fue la cristiandad estan condenados alfracaso, porque sus bases son falsas. E igual de ridıcula que es

la pretension de construir Europa a capricho de una burocracia

7y este es el punto de vista de un traductor cuya maestrıa en la lengua latina medievalno es sobresaliente

8The new concise history of the crusades, Thomas F. Madden, Rowman & LittlefieldPublishers, Inc.; Updated edition (May 25, 2005)

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engrosada y a menudo corrupta que propone una nueva religion,la adoracion del Estado, resulta igualmente ridıculo pensar que

1200 anos de expansionismo islamico se van a detener ahoraporque nos apliquemos a la rendicion preventiva.

”Desde hace mucho tiempo el espıritu humano viene

notando que se precisa un cambio. Pero la naturaleza

humana esta hecha de tal manera que para llevar a cabo

las cosas necesarias no le basta con la inteligencia, lo

que le proporciona ensenanzas es ante todo el dolor”.

(Junger (1996). La paz, p.31)

En Alicante, a 23 de Junio de 2008, dıa de San Juan.

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1. Del nombramiento como reina de la conde-

sa de Jaffa y la disension entre los proceres

¿Quien podrıa sin lagrimas ni dolor informar a su excelenciade las calamidades y tribulaciones con que fue oprimida y rota

la Iglesia de Oriente por los paganos? Despues que siguiera elcamino de toda carne mortal el nino rey Balduino V, septimo

de los latinos, convinieron en Jerusalen al mismo tiempo losnotables, aunque por separado, para elegir al octavo.

El prıncipe de los sacerdotes y el maestro de la milicia del

Templo con sus tropas, y el senor de la fortaleza de Montreal,Reinaldo de Chatillon, aliado de los condes de Jaffa, cerraron

las puertas de la ciudad, sin permitir a nadie ni entrar ni salir,y en ausencia de los barones y prıncipes del reino nombraron

reina a la condesa de Jaffa, de nombre Sibila, hija de Amalarico,e hicieron rey a su esposo Guido de Lusignan, conde de Jaffa.Clamaban unos ((¡Es la voluntad de Dios!)) y en contra decıan

otros que eso serıa la perdicion del sepulcro del Senor, y deJerusalen y todo lo que contenıa. Tan grande fue la disension

levantada que difıcilmente podıan hallarse dos que estuviesende acuerdo en algo. Unos pocos se adhirieron al rey, otros, la

mayorıa, al conde de Trıpoli y sus aliados y estaban preparadospara ir a la lucha los unos contra los otros. Finalmente, aplacada

pero no extinta la disension, quedo la malicia en los corazonesde todos, y se hizo un breve silencio.

Y ası al llegar la tempestad, debilitado el casco, el arca del

Senor fue deshecha e irrumpiendo las aguas de la contradiccionaquellos que tan mal velaron por la heredad del Crucificado fi-

nalmente la perdieron, junto con sus posesiones y sus propiasvidas.

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2. La invasion de Galilea

Mucho se alegraron Saladino y su corte de que sucediesenası las cosas entre los cristianos, sabiendo que no hay reino di-vidido que no sea asolado. Congrego entonces un copioso ejerci-

to y envio mensajeros por sus dominios pidiendo que acudiesetodo aquel deseoso de oro, plata, posesiones, casas, esclavos y

esclavas. Acudieron turcos, arabes, alanos, cumanos, idumeos,turcomanos, beduinos, sarracenos, egipcios y de otros pueblos

y acamparon en el lugar llamado ((Rasseleme)), que quiere decir((El nacimiento de las aguas)).

Considerando Saladino la debilidad de los cristianos, envio sie-

te mil de entre sus mejores soldados para depredar la tierra deGalilea, pensando que si estos pocos podıan expoliar aquella tie-rra y volver sin dano, excitarıan el animo de otros a la lucha,

y ellos mismos harıanse mas fieros. Y ası fue como los minis-tros de la iniquidad, sedientos de la sangre de los santos, como

perros rabiosos que corren sobre un cadaver, se movieron con ra-pidez hasta un lugar llamado Cavan y permanecieron allı hasta

la caıda de la tarde. Al ponerse el sol cruzaron el rıo y como hi-jos de la noche y las tinieblas, muy entrada aquella, penetraron

silenciosamente en Galilea hasta Cafran, asesinando a muchospobres cristianos, tomando prisioneros a muchos hombres y mu-jeres y llevando consigo gran cantidad de bestias. Imitaban en

esto a su padre, el diablo, cuando arrebata del lecho a los quedescansan y, durmientes en sus pecados, los deguella y lleva con-

sigo al infierno.

Y como para ellos no luce ni la aurora de la verdad ni el solde la justicia, enviando por delante a los cautivos, tendieron

emboscadas a otros cuatro mil en el valle de Sephoris cuando yaclareaba, y a otros en las llanuras de Cana. Cuando se hizo la

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manana, los vigıas de la ciudad de Nazaret levantaron los ojosy vieron a los enemigos de la Cruz de Cristo moviendose de un

lado a otro por los valles, y llenos de miedo corrieron gritando:((¡Estan aquı, estan aquı!)) Pregonaron entonces por la ciudad:

((¡Hombres de Nazaret, tomad las armas y preparaos para lalucha!))

3. El maestro de la milicia del Templo, y el

maestro de los Hospitalarios

Sucedio que aquella noche llegaron allı el maestro de la milicia

del Templo y el maestro de los Hospitalarios, enviados por el reyy el patriarca junto con dos obispos con objeto de restaurar la

concordia de forma honorable para el conde de Trıpoli, perju-dicado por la coronacion de Sibila y Guido como reyes, que en

aquel tiempo vivıa cerca de Tiberıades.

Asombrados por el tumulto ciudadano preguntaron que fue-se aquello y les dijeron que los sarracenos habıan ocupado el

camino que ellos habrıan de seguir. Entonces, el maestro de lamilicia del Templo hablo ası a sus companeros: ((Hermanos di-

lectısimos y companeros mıos, siempre habeis resistido a estosjactanciosos y caducos, siempre habeis rechazado su yugo, siem-

pre les habeis vencido. Preparaos pues y manteneos firmes enesta batalla y acordaos de vuestros padres los Macabeos con losque hace tiempo que os comparais, ya luchando por la Iglesia, ya

por la Ley, ya por la heredad del Crucificado. Sabed que vuestrospadres, allı donde combatieron, vencieron, menos por su multi-

tud y el aparato de sus armas cuanto por la fe y la observaciondel mandato de Dios, porque cuando la victoria viene del cielo

no es difıcil alcanzarla, ya con pocos, ya con muchos soldados.))Respondieron todos a una: ((Ciertamente estamos preparados

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para aceptar la muerte en Cristo, porque su muerte preciosa nosredimio. Esto sabemos, y ası, vivamos o muramos, en el nombre

de Jesus siempre seremos victoriosos.))

Hablo entonces el maestro de los Hospitalarios, hombre buenoy piadoso, a sus hermanos y al pueblo allı presente: ((Queridısi-

mos hermanos y amigos siempre, no os aterroricen estos perrosrugientes que hoy se multiplican, porque manana seran arroja-dos al lago de azufre y fuego. Vosotros sois el linaje elegido, la

gente santa. Vosotros sois eternos, porque reinareis con quien esEterno. No temais pues, no sintais pavor, recordad a Abraham,

que con trescientos de los suyos persiguio y golpeo a cuatroreyes y recupero de ellos el botın que habıan hecho y a cuyo en-

cuentro salio Melquisedec ofreciendole pan y vino y dandole subendicion. Ası saldra a vuestro encuentro el rey de la Justicia,

el sacerdote verdadero Jesucristo, y os ofrecera el pan que ossaciara por siempre y el vino de la redencion perpetua. El desdeel cielo os dara su bendicion para que os libreis de los gozos de

la carne.))

4. Del combate entre cristianos y sarracenos

Tomaron todos las armas, animosos, y formando los escasosefectivos salieron, alegres, contra el enemigo. Al adentrarse en

la llanura los barbaros, fingiendo huir atemorizados, arrastrarontras de sı a nuestra caballerıa, que de este modo quedo separadade los infantes. Podrıan los sarracenos entonces lanzar sus flechas

contra los caballeros, sin miedo a su vez de las flechas de lainfanterıa, y atacar a esta sin miedo a las lanzas y espadas de la

caballerıa. Cuando hubo bastante distancia entre unos y otros,una parte del enemigo, emboscada, salio de sus escondrijos y se

interpuso, dividiendolos de suerte que no pudiesen ninguno deellos esperar ayuda del otro.

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Fue entonces cuando se trabo el combate, duro y desigual,porque de los nuestros no eran mas de ciento treinta a caba-

llo, y unos trescientos o cuatrocientos infantes y estaban amboscuerpos miserablemente separados. Pero los nuestros no se arre-

draron ni por el numero de los paganos ni por la lluvia de flechas,antes bien, atacaron a su vez hiriendo con las lanzas y golpeandocon las espadas refulgentes.

Caıan unos golpeados, lamentabanse los heridos, derramabanla sangre los moribundos y bajaban los muertos al infierno, es-

tupefactos, encogidos el animo y los labios, de que tan pocoscaballeros pudiesen sostener combate con semejante turba.

Diezmada la infanterıa sarracena, formo cuna su caballerıa ygritando y aullando arremetieron contra los nuestros, rodeando-

los y atacandolos todos al mismo tiempo, de suerte que los solda-dos de Cristo fueron reducidos, amontonados, sin que pudiesen

los caballos revolverse buscando salida ni abrir brecha a golpede lanza. ¡Que cruel espectaculo los lamentos de los cristianos!

Quedaron los santos como corderos enmudecidos en mediode rabiosısimos lobos, preparados ya para ir con Dios, bajo el

sol ardiente, a la espera del fuego divino que consumiese a lasvıctimas. Era en verdad primavera, acercandose ya el verano,y de la vina de la Iglesia, las flores ofrecieron su aroma y el

cierto esposo, del huerto cerrado tomo, de entre la blancura delos lirios, rosas suavısimas y rojas.

Los enemigos de los santos, odiosos a Dios, los herıan desdetodas las direcciones, asaeteaban a unos, hiriendo en las heridas,

mataban a otros a golpe de espada y quebrantaban a otros conlas ferreas mazas. Viendo que eran llevados sin remedio a la

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muerte, que no quedaba esperanza alguna, pudo aun huir elmaestro de la milicia del Templo, herido.

5. De la muerte del maestro de los Hospita-

larios

Entretanto, el maestro de la santa casa de los Hospitalarios,varon piadoso de corazon siempre dispuesto a la caridad, parano perder la corona que se le ofrecıa ni para que otros viesen dis-

minuir el premio de la retribucion eterna, los animaba intrepido.Y como la caridad perfecta aleja de sı el temor, como victorioso

atleta no temio rodeado de miles, viendo ya con su mente y suespıritu en el cielo el premio a sus trabajos.

Perforado por multitud de agudısimas flechas, cubierto de su

propia sangre, una lanzada le atraveso el pecho y cuando fuesu cabeza cortada, Dios lo glorifico como martir victorioso. ¡Oh

dolor! Mataron al padre de los huerfanos, sosten y alivio de losenfermos, dador generoso de limosnas, vencedor de la carne y los

vicios, intendente del mensajero del Senor, amigo de Dios y delos santos. Llorad, oh pobres, oh miembros de Cristo: ¿que hareissin vuestro guıa? Hijas de Galilea y Nazaret, de la peregrinacion

y la pureza, asumid el llanto porque en Cana de Galilea nosdejo el amador de la castidad.

¡Ay de tı Tıberis! ¡Ay de tı Bethsaida que entre los montes de

tu soberbia fue muerto el humilde rector de los humildes! Llo-rad, que sois vosotros mismos la causa del llanto. ¡Ay! ¿Quien

podra decir, quien podra pensar cuanta tristeza y ansiedad seapodero del corazon de los santos viendo unos aquı, en pie ensan-

grentados, allı otros oprimidos por los cuerpos de sus hermanosmoribundos, otros, sedientos en aquella aridez, ahogados en su

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propia sangre, otros en fin que al arrancar de sus cuerpos lasflechas arrancaban con ellas sus vidas?

6. De la admirable lucha de dos soldados

Muertos cruelmente ya casi todos, entre unos cuantos, dos re-

sistıan mas firmes, apremiando a los otros, luchando virilmente.Uno de ellos se llamaba Jakelin de Mayli, oficial de la milicia delTemplo, probado en el ejercicio de las armas; el otro se llamaba

Henricus, hermano Hospitalario, soldado y combatiente esforza-do. El primero de los dos, nobilısimo luchador, como una leona

furiosa a quien han arrebatado sus cachorros, desgarrando e hi-riendo con las unas y despedazando con los dientes todo aquello

que se le arrojase, ası nuestro abanderado con furioso espırituarremetıa contra el enemigo arrojando a todos los que alcanzabaal precipicio del dano y la ruina de la muerte. El otro, como fiero

jabalı rodeado de perros que a dentelladas destroza todo lo queencuentra, ası cortando e hiriendo envio al infierno a muchos de

aquellos homicidas impıos.

Sorprendidos los enemigos, convencidos de que no podrıanacercarse sin peligro de muerte, tomaron distancia los hijos de

Sodoma y Babilonia y arrojaron desde todas partes flechas, ve-nablos y lanzas sobre los martires de Cristo, empujandolos a la

muerte. Ellos aceptaron alegres los impactos, para tomar mereci-damente la corona de la vida. Y ası los dos ilustres combatientes,

amigos de Dios, fatigados por el peso de la lucha y oprimidospor multitud de proyectiles, glorificando a Cristo en su martirio

alcanzaron por fin el descanso.

Cuando todo acabo, los herederos de Canaan, a modo de pe-rros que ladran, cubriendo el campo con sucias voces clamaban:

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((Han sido vencidos. Los que vencıan fueron vencidos.)) Y aunası no se atrevıan a acercarse a los heridos, solo a los que yacıan

muertos. Los descuartizaban y dispersaban los restos. Muertoso cautivos los cristianos, los hijos de Edon se retiraron a un lu-

gar llamado Til, en la desembocadura del Jordan, en la costadel mar de Galilea a medio camino entre Tiberıades e Iaphep,cerca del lugar donde el Senor Jesucristo sacio a quince mil per-

sonas con cinco panes y dos peces. Pasaron allı la noche y conlas manos aun manchadas de sangre dividieron el expolio de los

santos.

Era el dıa primero de Mayo y los hombres de Nazaret, que

acostumbraban a coger rosas y flores del campo en esa fecha, re-cogıan los cuerpos de los cristianos, que sepultaron en el cemen-

terio de Marıa, en Nazaret, gimiendo con gran duelo y diciendo:((¡Ay! ¿Que sera de nosotros? Hijas de Nazaret y Galilea, mul-tiplicad los golpes de dolor, aumentad el llanto, porque vuestro

dolor es inconsolable. ¡Oh Sion! espejo del sumo Rey, anuncia loque viste en Jerusalen y Judea, y que se extienda allı tambien el

duelo, porque sobre ellos se ciernen la ruina y la devastacion.))

Despues que hubo acabado el sepelio, Raimundo, conde de

Trıpoli, mortalmente entristecido decıa: ((No vaya a creer al-guien que esto ocurrio por mi culpa, o que yo mismo tome parte

en ello. Ire y me sometere al rey y a la reina y a los senoresde Jerusalen y hare aquello que se me ordene.)) Y ası los quehabıan quedado, los obispos de Tiro y de Nazaret y el maestro

de la milicia del Templo enviaron mensajeros al rey de Jerusalendiciendo: ((Ha causado gran dolor al conde la muerte del maestro

de los Hospitalarios y de los que le acompanaban; por ese moti-vo viene con nosotros a Jerusalen, para aplacar con su sumision

todo motivo de querella; responde tu a ese acto honroso saliendoa nuestro encuentro.)) Al oir esto, el rey Guido de Lusignan se

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puso en marcha acompanado de multitud de soldados y turco-polos 9 . Se encontraron en las llanuras de Dotaym, cerca de la

cisterna de Jose. Descabalgaron los dos y allı, en presencia de losobispos y de los soldados del Templo, de los Hospitalarios, de los

barones y del pueblo que estaba presente, con alegrıa se abra-zaron y se besaron. Se dirigieron a Jerusalen, cabalgando unoal lado del otro y allı mostro homenaje Raimundo a los reyes y

se perdonaron mutuamente las ofensas. Resueltos estos asuntos,despues de visitar la Cruz, Raimundo volvio a Tiberıades. El rey

permanecio en Jerusalen, para congregar al ejercito.

7. De la reunion de los ejercitos

En el ano de 1187 desde la encarnacion del Senor, el rey deSiria congrego a un ejercito numeroso como las arenas de lasplayas para someter a la tierra de Juda; se desplazo hasta Iaulan,

al otro lado del rıo, y fijo allı el campamento.

El rey de la tierra de Jerusalen congrego su ejercito llaman-

do a los hombres de Judea y Samarıa, y lo condujo hasta losalrededores de la fuente de Sephoris. Los Templarios y los Hos-pitalarios congregaron a todas las gentes de sus castillos y se

unieron al ejercito, al igual que el conde de Trıpoli con los suyosreunidos de la misma Trıpoli y de Galilea. Ası tambien Reinaldo

de Montreal con los suyos: Balisanus de Napoles con su gente;Reginaldo de Sidon con la suya; el senor de Cesarea de Palesti-

na con la suya. No quedo un hombre en las ciudades, ni en lasvillas ni en los castillos que pudiese acudir a la guerra y no fueseurgido por orden del rey a unirse al ejercito. Y como esto no era

suficiente, se abrio el erario del rey ingles y se pago a todo aquelque pudiese portar un arma.

9cuerpo de caballerıa ligera formado por cristianos nativos de Tierra Santa

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Se reunieron de esta forma mil doscientos caballeros, innume-rables turcopolos, mas de dieciocho mil de infanterıa. Se glo-

riaban de la multitud de hombres, de caballos relinchantes, delorigas, cascos, lanzas y escudos dorados. No creyeron en Dios

ni esperaron de El salvacion, que es el protector de Israel, sinoque con la mente en sus propios asuntos se envanecieron.

8. La reliquia de la cruz, llevada con el ejerci-

to

Enviaron mensajeros al patriarca de Jerusalen pidiendole que

el mismo tomase la reliquia de la Santa Cruz y la llevase al cam-pamento; pero los ojos de su corazon hacıa tiempo que perdieron

la luz, como ocurriese con Ely Silonites, Ofhni y Finees, y en sulugar envio a sus hijos, obispos de las iglesias de Lidia y Acre,como portadores de la Cruz del Senor, en la esperanza de que,

siendo todos capturados o muertos, se le ofreciese a el la opor-tunidad de huir. La voluntad de Dios sin embargo lo derribo de

la silla que de forma tan indigna ocupaba.

Entretanto los sirios traspasaron el Jordan, devastando to-

da la region alrededor del torrente de Cyson, en Tiberıades, ymoviendose hacia Betania, los montes Gelbos e Iesrae hasta Na-

zaret, y rodeando los montes Tabor. Al encontrar todas estastierras desiertas, ya que atemorizados todos habıan huido, in-

cendiaron los campos y todo lo que estuvo a su alcance. Antesus ojos toda aquella region ardıa como un globo de fuego. Nosaciados, ascendieron al monte sagrado y destruyeron el lugar

santısimo al que se retiro Jesus con sus discıpulos Pedro, San-tiago y Juan 10 y en presencia tambien de Moises y Elıas, trans-

figurado, les mostro la futura gloria de su resurreccion. Allı el

10Mateo, XVII

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prıncipe de los apostoles, viendo la gloria de la claridad eter-na entre alabanzas pronuncio aquellas palabras que comienzan

diciendo: ((Senor, es bueno que estemos aquı...)) ignorante delfuturo que ahora se manifestaba.

9. La caıda de Tiberıades

Mientras se producıa esta devastacion, Saladino traspaso elJordan con el resto de su ejercito, y se dirigio hacia Tiberıades,

para capturarla. El segundo dıa del mes de Julio, la ciudad fuecercada por arqueros sarracenos, y comenzo el combate. Como

las defensas eran escasas, la condesa de Trıpoli y los notables deGalilea enviaron mensajeros al rey y al conde, que se hallaba en

Jerusalen con el ejercito, diciendo. ((Los sarracenos cercaron laciudad, que casi ha caıdo. Han perforado los muros y es inmi-nente su entrada. Socorrednos, o manana seremos cautivos.))

Lucharon los sirios y vencieron. Conociendo los galileos que nopodrıan resistir el ataque, abandonaron las murallas y huyeron a

refugiarse a la ciudadela, los paganos ya corriendo por las calles.Ası fue capturada y destruida la ciudad. Al oir Saladino que elejercito cristiano se aprestaba a socorrerla, no quiso asediar la

ciudadela, diciendo: ((Dejadlos, son mis cautivos.))

Esta es la ciudad tan nombrada en los Evangelios, gloriosa porhaberla recorrido muchas veces el Senor, y por los milagros que

allı hizo. Allı tambien se mostro el verdadero hombre, mientrasdormıa en la barca de Pedro, y el verdadero Dios, ordenando

aplacarse al viento y las olas. Allı el verdadero Dios, en la horacuarta de la vigilia nocturna, de forma milagrosa camino so-

bre las aguas. Allı Pedro, titubeante en la fe, extendio su manocuando lo sumergıan las olas, prefigurando las tribulaciones de

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la Iglesia en el oleaje de los siglos, rescatada por la gloria de laresurreccion y los milagros. En Tiberıades el cuerpo y la carne

verdaderos se mostraron tras la resurreccion ante los discıpulosy compartio con ellos el pan y los peces asados. Allı le pre-

gunto por tres veces a Pedro si lo amaba y respondio Pedro:((Senor, tu sabes que te amo.)) y el Senor le encomendo el cuida-do de las ovejas y los corderos y terminando aquella comida le

dijo: ((Sıgueme.))

10. El parecer de los proceres y el del conde

de Trıpoli

El mismo dıa dos de Julio, al anochecer, escuchados los men-sajeros, el rey convoco a los jefes del ejercito y les pidio consejo.

Todos estuvieron de acuerdo en armarse, formar las escuadrasy bajo la proteccion de la Cruz avanzar hacia Tiberıades a la

manana siguiente y entablar combate con los enemigos. Al oiresto, hablo ası el conde de Trıpoli: ((Tiberıades es mi ciudad, yallı se encuentra mi esposa. Ninguno de vosotros tiene tanto que

perder como yo, ninguno tanto interes en socorrer y ayudar ala ciudad. Sin embargo, alejese el rey y alejemonos nosotros de

la idea de distanciarnos del agua y las provisiones y de todo loque es necesario y conducir a tan gran multitud de hombres y

bestias por el desierto, donde morirıamos de hambre y de seden estacion tan calida. Porque somos muchos y con tanto calor,sin agua en abundancia, como sabeis, en el centro del dıa es

imposible subsistir, ni le es posible a nuestro enemigo sin gran-des perdidas de hombres y animales dirigirse contra nosotros.

Quedemonos entonces cerca del agua y las provisiones, porquees cierto que habiendo capturado la ciudad los sarracenos se en-

soberbeceran tanto que no se desviaran a diestra ni a siniestra,sino que enderezaran a traves del desierto contra nosotros para

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hacernos la guerra. Cuando eso ocurra nosotros, descansados ysaciados de agua y pan, saldremos contra ellos de nuestro cam-

pamento. Frescos nosotros y nuestros caballos, con la ayuda y laproteccion de la Cruz venceremos a esa gente incredula, fatigada

por la sed y carente de refugio. Sabed que antes de que los ene-migos de la Cruz hayan llegado al mar o puedan volver al otrolado del Jordan seran muertos por nuestras espadas y lanzas, o

por la sed, o caeran cautivos, con la ayuda de Dios. Pero si algosaliese mal y tuviesemos que huir, podremos aun refugiarnos en

las fortificaciones cercanas, no lo quiera Dios.))

Iban a ser entregados en manos de lobos, y contra el conde ha-blaron otros diciendo: ((Todavıa se esconde bajo su piel un lobo.))

Se cumplio ası lo que esta escrito: ((¡Ay de la tierra gobernadapor rey joven y cuyo pueblo come de manana!)) Siguio el rey el

consejo de los mas jovenes, excitados por sentimientos innobles,y rechazo el que podıa salvarlos. Fatuos e insensatos perdieron

su tierra, a su pueblo y a ellos mismos.

11. La marcha del ejercito

El dıa tercero del mes de Julio, dejando atras aquello que

les era preciso, comenzaron a avanzar, divididos en escuadrones.De acuerdo a su dignidad, el conde de Trıpoli abrıa la marcha,

flanqueado a izquierda y derecha. Detras, las escuadras del reyy de la santa Cruz. Guardando la retaguardia, los Templarios.

Pasaron Sephoris camino de Tiberıades y llegaron a un caserıosituado en el tercer miliario desde la ciudad.

Comenzaron allı a ser acosados por el enemigo y la sed, y no

pudieron avanzar mas. Y como para llegar al mar de Galilea,un miliario mas alla, tenıan que atravesar un camino estrecho y

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rocoso, envio el conde de Trıpoli un mensaje al rey urgiendoloa avanzar: ((Apresurate y salgamos de este lugar para que po-

damos alcanzar la salvacion del agua. Si no, moriremos en estasequedad.)) ((Enseguida pasaremos)), respondio el rey.

Entretanto, los sarracenos atacaron la retaguardia hasta el

punto de que los Templarios apenas podıan contenerlos. Y su-cedio entonces que el rey ordeno de improviso acampar, enorme

error que los llevo a la muerte. Al mirar el conde hacia atras yver que el rey habıa fijado su tienda exclamo: ((¡Dios mıo, Dios

mıo! se ha acabado la guerra, estamos muertos y el reino des-truido.)) Acampo pues todo el ejercito con gran dolor y angustiay sed en medio de aquel campo arido. Durante aquella noche

corrio mas sangre que agua. Noche solitaria, noche indigna decualquier alabanza en que la sed consumio las fuerzas de los cris-

tianos, noche que no se cuente entre las noches del ano, que noentre en el numero de las noches de los meses, noche en que se

oscurecio la luz de la cristiandad. ¡Que amargo lugar, en que nopodıa evitarse a la muerte! Este es el lugar del error y la sed,

donde el deseo de agua inclino a los jefes de Israel.

Los hijos de Esau rodearon al pueblo de Dios, incendiaronel desierto alrededor y durante toda la noche fueron acosados

los cristianos por el calor, la sed y el humo. ¡Que descanso tanmiserable despues de tan largo camino! No se acordo de ellos lamano de Dios que libero a Israel del poder de sus opresores. Y sin

embargo, tenıan cerca la salvacion, entre los alamos. Allı podıanhaber encontrado refugio contra las flechas, serpientes de metal

que hubiesen quedado suspendidas en las ramas, liberandolos desus mordeduras. Quizas no se dieron cuenta o no lo consideraron,

cautiva la fe en la oscura noche de la infidelidad y con la menteenturbiada por la ceguera de la disension.

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Los que no fueron heridos andaban dispersos. Clamaban pe-ro nadie acudıa en su ayuda. Mintieron a Dios y se apartaron

de Sus caminos y no fueron escuchados porque las suplicas noson hermosas en boca de pecadores. Dios los alimento aquella

noche con pan de lagrimas y bebieron sin medida el vino de lacompuncion: los cubrio un manto de pena y angustia y fueroncastigados.

12. Masacre de la infanterıa

Ilumino el dıa la sombra de la muerte y lo oculto, e hizo visi-ble la cobardıa en aquel lugar de afliccion. Dıa de tribulacion y

miseria, dıa de cautividad y angustia, dıa de duelo y perdicion.

Al hacerse la manana, Saladino abandono el sitio de Tiberıades,y se dirigio con el grueso de su ejercito a la llanura, para combatir

a los cristianos. Dispuso sus fuerzas para la batalla. Los nues-tros se pusieron en marcha apresuradamente para dejar atrasaquel lugar y alcanzar el agua, pensando que aliviada la sed

podrıan combatir con mas brio. Se adelanto el conde de Trıpo-li para capturar el lugar que ya estaba siendo ocupado por los

sarracenos. Formados por sus escuadras, enviaron delante a losarqueros, para que protegiesen al ejercito. La cobertura de fle-

chas protegerıa a la caballerıa, y esta a su vez podrıa ayudar alos arqueros impidiendo con sus lanzas que el enemigo se acerca-se. Pero he aquı que, estando los sarracenos ya cerca, formaron

los infantes una sola escuadra y huyeron a la cima de un montecercano, abandonando al ejercito pero al mismo tiempo ganan-

do su propia perdicion. Enviaron el rey y los obispos mensajerosrogandoles que volviesen a sus puestos para ası poder defender

la reliquia de la Cruz, la heredad del Crucificado, al ejercito delSenor y a ellos mismos. Se negaron: ((No volvemos, estamos ago-

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tados por la sed y no podemos luchar)) Insistieron los mensajerosy nuevamente se negaron.

Entretanto, los Templarios, los Hospitalarios y los turcopolos

ya luchaban con crudeza, pero no pudieron prevalecer sobre elnumero creciente de los enemigos, que los herıan y los cubrıan

de flechas. Resistieron un poco mas mientras pedıan auxilio alrey, ya que no podıan sostener el peso de combate tan desigual.

Pero en el ala del rey, abandonados de los arqueros y expuestossin defensa a las flechas de los sarracenos decidieron de nuevofijar la tienda y proteger a toda costa la reliquia de la Cruz.

Dispersas las formaciones, descendieron alrededor de la San-

ta Cruz, confundidos unos con otros y mezclados entre sı, mo-viendose de un lado a otro. Entretanto, los que iban en vanguar-

dia con el conde de Trıpoli, viendo al rey, a los Templarios y alos Hospitalarios confundidos unos con otros y a su vez con los

enemigos y que entre ellos y el rey se interponıa una multitud debarbaros y que no parecıa posible ir ellos hasta la Cruz, excla-

maron: ((La batalla esta perdida, quien pueda escapar, escape,ya que no hay salida.))

Una multitud de miles y miles de sirios se precipitaron sobrelos cristianos, cubriendolos de flechas y matandolos.

13. La muerte del obispo de Acre

Entretando, el obispo de Acre, que llevaba consigo la reli-

quia de la Cruz, herido de muerte, la confio al obispo de Lidia.Irrumpieron una multitud de paganos sobre los arqueros, preci-

pitandolos desde la cima del monte adonde habıan huido, ma-tando a unos y tomando cautivos a otros. Fueron ciertamente

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dignos de tal fin los que abandonaron la Cruz y a tal extremo seensoberbecieron. Finalmente el conde y los suyos, Balisanus de

Napoles y Reinaldo de Sidon y otros que aun se mantenıan so-bre sus monturas viendo esto huyeron y fiados solo en la fuerza

de sus caballos atravesaron el paso angosto y rocoso antedicho,atropellando y pisoteando tanto a cristianos como a paganos.De este modo salvaron sus vidas.

14. La captura de la Santa Cruz, del rey Gui-

do y de otros

El combate entonces se desplazo en torno a la Santa Cruz, los

sarracenos rodeando al rey, devastando a la Iglesia 11 . Vencie-ron los sarracenos y dispusieron a su antojo de los vencidos. ¡Ay

de mı! ¿Que dire? Mejor llorar y dolerse que anadir nada mas.¡Ay! ¿Diran acaso mis indignos labios la forma en que el pre-

cioso madero de nuestra redencion fue alcanzado por las manosdanosas de los condenados? Ay de mı, mısero, que en los dıas demi vida hube de ver tal cosa. ¡Ay de la gente pecadora e inicua

por la que sufrio blasfemia la fe de todos los cristianos y porla que Cristo fue otra vez flagelado y crucificado! ¡Oh dulce y

suave madero enrojecido y lavado con la sangre del hijo de Dios!¡Oh Cruz nutricia de la que pende nuestra salvacion, por la que

el contrato con la muerte fue destruido y la vida que perdieronlos primeros hombres fue recuperada! ¿Para que vivir aun, arre-batado el madero de la vida? Y ha sido en verdad arrebatado

porque se desvanecio la fe en el Hijo de la cruz y sin fe es impo-sible complacer a Dios. ¡Ay de nosotros miserables, que hicimos

visibles nuestros pecados despojandonos de nuestra armadura!No es sorprendente que por la fuerza de enemigos visibles se

perdiese la sustancia corporal de la Cruz cuando se habıa per-

11en el doble sentido de institucion y de reunion de cristianos

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dido ya mente y espıritu, falto de las buenas obras de justicia.Golpead vuestros pechos y llorad adoradores todos de la Cruz, y

adornad vuestros corazones con la cruz verdadera de la fe rectae inquebrantable, y reconfortaos en la esperanza, porque la cruz

no abandona a los que creen, si no es ella abandonada primero.

¿Que mas? Fue capturada la Cruz, el rey, el maestro de la mi-

licia de Templo, el obispo de Lidia, el hermano del rey, Guiller-mo de Montferrato y los caballeros Templarios y Hospitalarios

que sobrevivıan. El resto, habıan sido muertos o hechos cauti-vos. Quedo abatido el ejercito cristiano en medio de la matanza,

la cautividad y la huida contemplando como sus enemigos losdespojaban y se repartıan el expolio.

Humillo Dios a su pueblo, inclino el caliz con su propia manoy vertio el vino de la amargura hasta los posos. Pero en verdad

que no estan los posos agotados. Beben los sarracenos del mismocaliz las impurezas de la condenacion hasta el fondo. Se condo-

lio de esto el profeta David cuando escribio: ((Humillaron a tupueblo Senor, acosaron tu heredad, mataron a la viuda y al pere-grino y asesinaron a los impuberes. ¿Hasta cuando Senor persis-

tiran? Hasta que la fosa para el pecador sea abierta y la justiciavuelva a los tribunales. Entonces su iniquidad se volvera contra

ellos y su maldad los perdera.)) ¡Oh profeta! ¿Que tienes quedecirnos? Vosotros que fuısteis sembrados en la casa del Senor y

floreceis en sus salas. ((Venid, alabemos al Senor...)) porque Dioses el Senor que no repudia a su pueblo ni abandona su heredad.

Al dıa siguiente fue ejecutado el prıncipe Reinaldo de Mon-treal, y los supervivientes Templarios y Hospitalarios fueron ven-

didos o muertos. Envio Saladino mensajeros a la condesa y a losvarones que se habıan refugiado en la ciudadela de Tiberıades

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para que abandonaran el castillo, con la promesa de que se res-petarıan sus vidas y podrıan ir en paz adonde quisiesen, lo que

ası hicieron.

Tomo entonces Saladino el castillo y despues de fortificar-lo siguio su marcha hacia Sephoris, hacia el lugar donde solıa

acampar el ejercito cristiano, y mando fijar allı su campamen-to, tomando tanto el campo de batalla como el lugar mismo

donde los cristianos habıan levantado su tabernaculo. Allı se de-moro varios dıas, celebrando la victoria y dividiendo aquellas

tierras entre sus jefes nefandos, designando el mismo que partecorrespondıa a cada uno.

Pero no hablemos mas de Saladino, que, sabido es, recorrio y

sometio la region de los fenicios. Hablemos de como su hermanoSephidın invadio la region de Gerar.

15. La invasion de Saif-Aldin

Teniendo notica Saif-Aldin 12 (que anteriormente, conducien-do un ejercito desde Egipto, habıa sido repelido de Jerusalen y

de las regiones de Gerar y Philistim), enseguida volvio sobre suspasos y con gran multitud que habıa reclutado de Alejandrıa,

Babilonia y Tafne cayo sobre las regiones de Daron y Gazar, has-ta Jerusalen y mas alla hasta Cesarea de Palestina, destruyendo

ciudades y castillos, devastando, matando y haciendo cautivosa los habitantes de estos lugares, tomando posesion de ellos y

repartiendolos con largueza entre sus oficiales. Y como no pudotomar la nobilısima ciudad de Ascalon, en la region de Palestina,por estar defendida por solidos muros y altas torres, ni tampoco

12nombre que significa ((Espada de la religion))

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el castillo de la milicia del Templo en Gazar, fue sobre el castillode Ybelim, sometiendolo e incendiandolo.

16. La toma de Jaffa

Despues de eso se volvio contra Jaffa, pero como no estaba

defendida ni por murallas ni por hombres, pues todos los quese encontraban sanos y fuertes habıan huido por mar a Tiro,la capturo con multitud de hombres y mujeres que por falta de

medios no habıan podido procurarse un pasaje. Se hizo un granestrago, se extendio la miseria por toda la region; era insopor-

table el hedor de los cadaveres de los cristianos, pues no habıalugar en toda aquella tierra que no estuviese cubierto de cuer-

pos hinchados y descompuestos, porque no quedaba nadie paraenterrar a los muertos. Unos pocos, que habıan escapado a laespada abandonandolo todo por salvar sus vidas, huyeron hacia

Jerusalen.

Recorriendo toda aquella region llego Saif-Aldin al castillo

llamado Mirabel, que sitio y, disponiendo las maquinas de gue-rra, vencio en pocos dıas la resistencia de los defensores. Viendoestos desde las defensas que no podrıan resistir, angustiados por

la suerte de sus mujeres y sus hijos levantaban las diestras 13. Sedieron seguridades para la evacuacion y se dispuso una guardia

de cuatrocientos turcos para conducir a los evacuados, no fuesena ser asesinados por otros sarracenos durante el camino. Los con-

ducirıan hasta el cenobio de Samuel, que esta en el monte Sylo,en el segundo miliario desde Jerusalen, pero de ahı pasaron losturcos al monte del Gozo de Jerusalen, donde los templarios y

los hombres de Jerusalen les hicieron frente y los pusieron en fu-ga, cayendo muchos en el descenso del monte Modin y volviendo

13indicando que pedıan negociar la rendicion

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en desorden.

Perseverante en su maligna arrogancia contra la Iglesia deCristo, ordeno a sus nefandos ministros que devastasen toda la

zona montanosa de Belen, al mediodıa y occidente de Jerusalen.Y como la invasion de los sarracenos se produjo en diversos fren-

tes, nos parece adecuado exponerlo tal como lo vimos y oımos,sumariamente y sin adornos, para ilustrar a los que ignoran o

no lo vieron.

Vencidos los cristianos, Saladino licencio a su ejercito, paraque cada cual ocupase con los suyos la parte de tierra que se le

habıa dado, expulsando a sus habitantes. Se movieron rapida-mente, ocupando toda la tierra, para que nadie pudiese recibir

ayuda de otros, ni prestarla. Se dispersaron ocupando la tierracomo plaga de langosta. Antes que ningunos, los avaros turcosy beduinos, deseosos de poseer los bienes de los cristianos, inva-

dieron los campos de Saron y, avidos de rapina, persiguieron alos rebanos que habıan sido congregados, atacando y matando

a sus duenos para arrebatarselos. No usan ellos ciertamente decasas ni castillos, sino que viven de la rapina que hacen unos so-

bre otros. Y ası, corriendo y devastando los campos alrededor delos castillos llegaron desde el monte Carmelo (tambien llamado

Caifas, en cuya cima sobre alto penasco se encuentra la iglesiadel profeta San Elıas, visible desde el mar por los navegantes)hasta Assur, pasando por Jaffa, Lida y Rama, asesinando a los

siervos de Cristo y saqueando sus bienes.

17. La caıda de Nazaret

En la ciudad de Nazaret (que significa flor o pureza), otrosasaltaron la iglesia de la Virgen Marıa, derramando la sangre

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de los cristianos que allı se habıan refugiado. Esta era la iglesia

santa que por la dulzura del Divino Verbo Encarnado era portodos nombrada y venerada por los fieles. Allı el Verbo del Pa-

dre, como atestiguan los evangelios, fue encarnado, tomando laforma que no habıa sido antes sin perder su naturaleza. En ese

lugar comenzo a habitar quien ningun lugar puede aprisionary a ser llamado Nazareno, cuyo nombre inefable es reconocido

como medicina de salvacion por todas las criaturas del cielo yla tierra. ¡Oh Senora! Tu nombre es suave, luz, seguridad, es-peranza de indulgencia para los pecadores. Aquel lugar donde

recibiste el saludo de Gabriel, por el que Eva fue elevada a me-jor condicion, por el que el mundo fue redimido y donde tanto

beneficio recibiste que fueses llamada Madre de Dios ¿por que loabandonaste, por que dejaste que los incredulos lo profanasen

y allanasen? Ciertamente no lo dejaste caer, no lo abandonaste,sino que por ministros infieles fue lavado y purificado de ma-

los custodios hasta que otros idoneos sean elegidos y afirmadossegun la voluntad y disposicion de la Virgen gloriosa.

Una vez destruida la ciudad, profanados los lugares santos,

tomaron su camino los hijos de Sodoma por una parte abruptallamada, como se lee en el evangelio, Paso del Senor, que fue el

camino por el que los fariseos, indignados por las palabras deJesus, lo sacaron de la ciudad y lo condujeron a la cresta del

monte donde se asienta la ciudad con intencion de precipitarlo.De allı se desperdigaron por el ancho campo que se extiendeentre el monte Tabor y Legionem, saqueando y corriendo desde

el monte Caim y el castillo de la milicia del Templo, llamadoFaba, hasta Legionem y Gesrael.

Sin resistencia alguna pasaron por estrecha senda en el montey por la iglesia del beato Job (que significa doliente), sin saber

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nada de el, que cargo con su dolor nuestros pecados; quien tam-bien, obediente al Padre, ofreciendo su propia carne como hostia

viva limpio los gusanos del vicio que Adan gano con su desobe-diencia, como limpio nuestros pecados en la sangre corrompida

de su cabeza 14. Subieron de aquı a los campos de Dotaym (...?)

18. De Samarıa y Neapoli

Devastando la tierra de esta manera llegaron al monte So-meron, donde se encontraba en otro tiempo Samarıa, ciudad

real de Israel, del cual monte aquella region toma el nombre deSoreod, donde el Senor, por medio de un profeta, planto la vinadel mismo nombre, y para que nadie tuviese dudas dijo: la vina

del Senor en Sabeoth es la casa de Israel. Ahora tambien el lugarse llama Sebasten y se guardan allı los restos de Juan Bautista,

de sus padres Zacarıas e Isabel y de muchos profetas. Captu-raron al obispo de aquel lugar, hombre de gran humanidad y

honradez, quien ofreciendoles el tesoro de la iglesia, como quienofrece perlas a los cerdos, fue cubierto de injurias y amenazas y

enviado desnudo a Accaron.

Avanzaban los hijos de Babilonia hacia Neapoli con la inten-

cion de destruirla, pero como todos los hombres habıan huidoa Jerusalen abandonando en la ciudad sus posesiones, no en-contraron a nadie, salvo a unos pocos en el castillo que habıan

quedado vigilando los ajuares de algunas familias acomodadas,que allı los habıan depositado. Los expulsaron, y tomaron el

castillo y la ciudad.

Ciertamente no estaban saciados de tantos males como habıan

perpetrado, sino que avidos de botın y queriendo ver las mon-

14Job, 2,7

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tanas de Jerusalen, se movieron rapidamente pasando por laiglesia que en nombre del Salvador se levanta a los pies del mon-

te Garizim y que esta edificada sobre el pozo de Jacob, junto alpequeno campo que dio a su hijo Jose, que fue el lugar tambien

en que el Senor, fatigado tras largo camino, se sento a conversarcon la mujer samaritana y le dijo todo lo que (ella) habıa hecho15.

Subieron la montana destruyendo todos los castillos y villas de

los francos y siguieron dıa y noche hasta Jerusalen, destruyendo,saqueando y matando todo ser vivo que encontraron a su paso.

Otros tomaron el camino al otro lado del monte Tabor, porEndor y Naun y campo a traves entre Tabor y Belver, hastaBelsan. Siguieron la orilla del Jordan hasta Jerico y destruyeron

aquel lugar en que nuestro Salvador ayuno durante cuarentadıas y cuarenta noches, ensenandonos suavamente a vencer por

el ayuno las tentaciones del diablo y los vicios de la carne.

De allı ascendieron la montana hasta el castillo de la miliciadel Templo que esta en el lugar llamado Maledoim (que en latınsignifica subida roja por la sangre de los ladrones con frecuencia

allı ajusticiados) y como decimos capturaron la Cisterna Ro-ja sin encontrar resistencia. Ası las cosas en los alrededores de

Jerusalen, nadie podıa sin peligro de muerte entrar ni salir dela ciudad y rodeados por todas partes aunque aun no hubiese

comenzado el asedio, sus habitantes se deshacıan en lagrimas ex-pectantes por la suerte de aquella guerra y el hambre que habıade sobrevenirles.

15Jn 4,5

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19. La caıda de Accaron

Despues de narrar estos hechos, volvamos la pluma al origende tanta iniquidad. Tras las matanzas de cristianos, el corazonde Saladino se elevo en su soberbia creyendo, una vez vencido el

vertice de las fuerzas cristianas, que podrıa tocar hasta los as-tros del cielo. Hizo convocar a los jefes y satrapas de su ejercito

y les hablo con estas soberbias palabras: ((El gran Dios y Maho-ma, a quien sirvo y cuyas leyes observo, ha traıdo a mis manos

la fortaleza y la esperanza de los cristianos, su Cruz, su rey, je-fes y caballeros, sus arqueros e infantes. He aquı que toda estatierra, llena de riquezas, se extiende ante vosotros, sin prıncipe

ni defensa. Levantaos pues valientes guerreros mıos y sometedlajunto con sus fortalezas a mi imperio.))

A la misma hora, ordenaba el rey de Damasco mover su cam-

pamento contra Accaron con el proposito de inclinar la cerviz delos cristianos que pudiesen quedar a la autoridad de Mahoma, o

pasarlos a espada. Entretanto, conocidas las ordenes, aullabande alegrıa los persas. Comenzo a moverse el ejercito contra Ac-

caron. Al acercarse a esta ciudad, los pocos accaronitas que deentre tantos habıan quedado en la ciudad, salieron al paso de

Saladino aclamandolo y con las diestras tendidas. Al fin, apre-ciando el rey de Siria la simplicidad de estos, de como inermes leentregaban sus vidas, les prometio seguridad y proteccion dicien-

do: ((Sepan todos hacia los que se extiende mi dominio que losaccaronitas encontraron clemencia y que cualquiera que, desobe-

deciendome, les causara mal, a ellos o a sus bienes, sera muerto.))

Y ası, capturada la ciudad, dio libertad a los cristianos deforma que los que quisiesen se marchasen con los suyos, por

tierra o mar, y que los que quedasen bajo su imperio lo hiciesencon seguridad. Y a aquellos que quisiesen ¡oh dolor! negar con

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sucios labios al hijo de Dios y a la Cruz de su victoria, el mismoentregarıa vestidos de seda con adornos de oro, un caballo y

armas, una vez circuncidados.

Borracho por la matanza y aun sediento de la sangre de los

cristianos, Saladino dejo la ciudad custodiada por uno de sushijos. El, con la mente enajenada, se lanzo sobre la region de

los fenicios para someter sus ciudades, esperando alcanzar granutilidad, para el y su extravıo, si pudiese borrar el nombre del

Crucificado y a los cristianos de aquella tierra.

20. De Tiro y Sidon

Partio apresuradamente hacia Tiro, ciudad fortificada por fuer-

tes muros y altas torres y cenida por el mar, que con ira y dolor,los cristianos habıan decidido defender y con prudencia habıanpreparado la defensa. 16 Allı encontro Saladino al frente a un

jefe noble, de gran fortaleza en la guerra, de animo viril tantoen los dichos como en los hechos, que no cedio ni ante los ruegos,

ni ante el soborno, ni ante las amenazas ni ante las lisonjas. Yviendo su buena disposicion para la defensa paso hasta la ciudad

vecina de Sareptam, donde el profeta Elıas, por consideracion auna viuda, paso un tiempo de hambre con solo una pequena

cantidad de harina y otra de aceite.

Impuso su ferocidad en Sidon y en Brito y tambien en Biblem,

y expulsados sus habitantes y reducidos a esclavitud las guarne-cio con sus hombres y volvio con rapidez. Se detuvo unos dıas en

Accaron, tras los cuales ordeno el reagrupamiento de su ejercito,16Es sorprendente que, siendo a esta altura del relato Tiro la unica ciudad que resiste,

el anonimo autor, aun glosando las virtudes del jefe cristiano no cite su nombre. Indicio deque esta tratando de cenirse a los hechos y no trata de rellenar las lagunas del relato quedesconoce. Y este hecho, indirectamente, da mayor credibilidad a aquellos pasajes dondeabunda en detalles

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que se encontraba disperso por Galilea y Samarıa, para que seuniese al de su hermano Saif-Aldin, en los campos de Gerar, cer-

ca de Ascalon. Partio el ejercito de Accaron y cubrieron la tierracomo plaga de langosta, desde el gran mar hasta Jerusalen, tal

era la multitud de los sarracenos que, como las arenas a la orilladel mar, no podıan contarse.

21. La toma de Ascalon

Despues de eso, el rey de Egipto puso sitio a la ciudad de

Ascalon. Emplazo sus maquinas de guerra y comenzo un ataqueimpetuoso. Los ascalonitas, pocos pero de animo resuelto, con-

fiados en la fortaleza de las murallas, se defendieron virilmentedurante quince dıas. Considerando Saladino la animosidad de los

defensores, erigio diez ballestas 17 para bombardear dıa y nochelas murallas y precipitarlas a tierra, desde distancia segura para

sus fuerzas. Cayeron los proyectiles sin descanso sobre los murosy las torres de la ciudad, hasta quedar derruidos.

Entretanto, envio legados el rey de Babilonia a los Templarios

del castillo de Gazar, donde una vez el fortısimo Sanson triunfo,muriendo, sobre la congregacion de sus enemigos, cuando reco-

bradas sus fuerzas derribo el palacio y perecio sepultado bajosus ruinas junto con ellos. Dijeron los legados de Saladino: ((Ved

y considerad diligentemente que vais a hacer, y tratad con aten-cion pues se trata de vuestra salvacion y vuestras vidas. Pues

habeis visto con vuestros ojos como Dios trajo esta tierra a mismanos. Sin embargo, sere misericordioso con vosotros y podreisabandonar el castillo salvos e incolumes.)) Pero ellos, confiados

en la fortaleza de Ascalon respondieron: ((Las mismas condicio-nes queremos que para Ascalon.))

17La ballista era una maquina militar de gran tamano disenada para lanzar piedras. Nose confunda con el arma portatil del mismo nombre

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Para entonces ya los muros de Ascalon se encontraban que-brantados y derribados casi hasta la base, de tal forma que los

sarracenos, si hubiesen querido, hubiesen podido llegar hasta loscristianos. Temiendo Saladino sin embargo que la tardanza en

la toma de la ciudad 18 generase descontento, apelo a los cristia-nos por boca del rey, que tenıa encadenado, y de su hermano,y de otros tambien prisioneros, para que los ascalonitas acepta-

sen condiciones y abandonasen en paz la ciudad, puesto que deninguna forma iban a recibir ayuda, ni por tierra ni por mar.

Se congregaron los defensores para tratar de su seguridad y lade los prisioneros, y puesto que consideraron que, con sus solas

fuerzas, no podrıan defender la ciudad, dieron esta respuesta:((Ciertamente sabemos de tu fuerza sobre esta tierra, ası lo ha

permitido Dios. Para nosotros los cristianos en verdad que lamuerte o las tribulaciones son el vestıbulo del reino celeste. Sinembargo parece bien, por los todavıa no firmes en la fe, y por

otros muchos de los que por amor fraterno es oportuno compa-decerse, aceptar vuestra diestra en senal de acuerdo, a condicion

de que liberes al rey, al obispo de Georgia, al hermano del rey ya doce de los mas nobles cautivos por tu ferocidad encadenados.

Y en cuanto a nosotros, concedenos cuarenta dıas para que po-damos vender o disponer de lo nuestro, y a cien familias que de

momento quieren permanecer bajo tu proteccion dejalas partira su tiempo y junto con los demas que quieran y sus posesioneshazlos llegar salvos a Trıpoli.)) Complacieron a Saladino estas

condiciones y asintio con agrado.

18En efecto, la toma de la ciudad al asalto hubiese podido resultar costosa. Primero,porque los defensores hubiesen luchado con desesperacion por sus vidas. Segundo, porqueel terreno hubiese sido poco favorable tanto para la caballerıa como para las formacionesde arqueros, forzandose la lucha cuerpo a cuerpo.

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El dıa cuatro de septiembre del ano 1187 se puso el sol a lahora nona, y amparados en la oscuridad, los mayores de entre

los ascalonitas se presentaron en el campamento de los egipciosy allı, en presencia de los sarracenos, los cristianos y los prınci-

pes de Damasco juraron respetar los pactos. Por la manana, losascalonitas entregaron a los sarracenos las llaves de la ciudad,y con los turcos a las puertas Saladino dispuso de ella segun

su antojo. Y como esta ciudad era estrategica en la defensa deJerusalen, al llegar la noticia de su captura, estando tan bien

amurallada, cundio el desanimo y perdieron las fuerzas los iero-solomitanos, lamentandose con dolor y viendo que ocurrirıa con

Jerusalen lo que habıa ocurrido con Ascalon, si no peor.

22. Destruccion de Belen y asedio de Jeru-

salen

Ordeno Saladino a sus jefes tras disponer de la ciudad quepreparasen el ejercito para lanzar un ataque impetuoso que lle-

vase gran terror a los habitantes de Jerusalen. Ası, el ejercito semovio campo a traves hasta Besigebelim, esto es Bersabe, donde

se encuentra el pozo septimo que toma su nombre de los sietecorderos inmolados allı por Abraham y que tambien se llama

pozo del juramento porque Abraham y Abimelec, rey de Gerar,pactaron en ese lugar. Prefigura este pacto el de los fieles sobrela septima fuente, esto es, el bautismo, que en virtud del Espıritu

Santo se afirma, se bendice y se consagra.

Envio Saladino legados a los Hospitalarios que defendıan Be-

llebem para que por propia voluntad se entregasen, junto conel castillo, y que en paz los dejarıan marchar con los que se les

habıan unido buscando proteccion. Pero ellos respondieron queno aceptarıan otra suerte que la de Jerusalen. Entonces reto-

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maron los hijos de Babilonia la marcha camino de Jerusalen,blasfemando entre ellos con sus sucias bocas contra el nombre

de Cristo y la Cruz de nuestra redencion.

Estos son los lugares santos del territorio de la ciudad santa

de Jerusalen desolados y destruidos por los paganos. Belen, ciu-dad de David, noble triclinio donde la Madre Gloriosa, Virgen

en el parto, Virgen tras el, sin dolor ni corrupcion, ni de ellani del Creador de todas las cosas, pario con alegrıa al Hijo deDios, operante el Espıritu Santo y exultantes los angeles y con

sus castos brazos lo deposito envuelto en panales en el pesebre,segunda sede de Dios tras el cielo, de donde se alimentaban el

asno y el buey, esto es, simbolizando a judıos y gentiles.

Otros se dirigieron al monte santo Sylo, donde en otro tiempo

los hijos de Israel establecieron aquel admirable tabernaculo contodo lo pertinente al culto. En aquel lugar Samuel, el mas suave

y santo de los profetas, al llamarlo Dios desde el cielo: ((Samuel,Samuel)), con boca inocente y limpia de toda impureza respon-dio: ((Habla Senor, que tu siervo escucha)); allı fue construido

un cenobio en su honor desde el que se elevan las preces quecon las de Moises y Aaron junto a Dios suplican indulgencia por

nuestros pecados. De su destruccion el profeta David decıa gi-miendo en el salmo: ((Se alejo Dios del tabernaculo de Sylo...)).

Este es un verdadero profeta, cuyas palabras no cayeron a tie-rra, porque todo lo que anunciaba los hechos lo demostraban.Este tambien juzgo en Masphat a los hijos de Israel, y para que

sepamos que clase de juicio fue aquel, cuentan los hebreos quelas aguas de Masphat fueron malditas en presencia de Dios, de

forma que cualquier idolatra que se abasteciese de ellas, comolas probase en presencia de Dios y del profeta Samuel, quedaban

adheridos sus labios, de forma que era imposible separarlos; ası,prendido por el pueblo y por orden del profeta, segun la ley, era

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lapidado, para que nadie seducido por su ejemplo adorase ıdolosvanos en lugar de a Dios.

Otros se dieron a la destruccion de Betania, que significa ca-

sa de obediencia, donde el Senor, respondiendo a las humildessuplicas de Marıa y su hermana Marta, conmovido por nuestra

mortalidad y miseria llamo a Lazaro del sepulcro, donde lleva-ba ya cuatro dıas; donde Marıa, besando y regando los pies del

Senor con sus lagrimas los ungio con unguento perfumado denardo 19. En esa ciudad tambien fue donde se dice que el Senor

encontro a Marta, que lo recibio en su casa, atareada en muchascosas mientras su hermana Marıa, sentada a los pies de Jesus,le escuchaba, y que este atestiguo como, de entre las dos, Marıa

habıa elegido aquello mas necesario 20.

Otros se dieron a la devastacion del santısimo monte de los

olivos, donde el Senor, como se lee en el Evangelio, acostumbra-ba a orar, ensenar las obras de misericordia y reunirse con sus

discıpulos. Allı, en el lugar donde nuestro Senor Jesucristo, enpresencia de los apostoles subio a los cielos a los cuarenta dıasde su resurreccion, se levanto una iglesia, en medio de la cual

los fieles cristianos con gran veneracion besaban la huella delSalvador. En Josafat los paganos profanaron con sucias manos

la iglesia de la asuncion de la Virgen Marıa y ese glorioso lugaral que los cristianos deben veneracion, sepultura de la gloriosa

Virgen madre de Cristo, lo destruyeron y llenaron de inmun-dicia. Sobre el sepulcro habıa un memorial cuadrado, de oro yplata, cincelado, en verdad apropiado por la maravillosa belleza

y variedad de su decoracion. Aquı esta aquel lugar llamado Get-semanı, al otro lado del torrente Cedron, donde se encontraba

el huerto al que se retiro Jesus con sus discıpulos, una vez cele-

19Lc 7,3620Lc 10,38

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brada la cena en que instituyo el nuevo sacramento y los insto aorar para mantener alejada la tentacion. Fue construida en aquel

lugar una iglesia en nombre del Salvador en conmemoracion deque allı el Redentor y Salvador del mundo suplico a Dios Padre

por la salvacion del genero humano.

23. La indescriptible angustia de los ieroso-

lomitanos

El dıa veinte del mes de septiembre se puso sitio a la ciu-

dad santa de Jerusalen. Los incredulos la rodearon desde todaslas direcciones, con estruendo de trompetas, fragor de armas,

estrepito y aullido de voces, ((¡Hai,Hai!)), y banderas ondeantespor todas partes. Conmovida la ciudad con el tumulto y el bra-

mido de los barbaros, clamaban sus habitantes en aquellas horastrascendentes: ((Santa Vera Cruz y Sepulcro de la Resurreccion

de Jesucristo, protege a la ciudad de Jerusalen con sus habitan-tes.)) Comenzo la guerra, y se iniciaron los combates en diversospuntos. Pasaremos por alto los detalles que entorpezcan el rela-

to, ya que no podemos enumerarlos despues de quince dıas enque los cristianos combatieron con los turcos, abatidos de dolor

y tristeza entre tanta miseria. ¿Quien en verdad contemplandotanto dolor no rompera, dejando de lado la piedad, en llanto

al ver a los monjes, canonigos, sacerdotes y levitas y anacore-tas entrar en combate con las armas en defensa de los lugaresmas santos y la heredad de la Cruz? ¿O viendo a las viudas y

huerfanos extendidos los brazos a Dios, en tumulto por las pla-zas e iglesias, los rostros desolados, clamando entre llantos con

sus voces inocentes e implorando sin cesar la divina clemencia?¿Que lengua podra narrar el numero de sarracenos atravesados

con lanzas y flechas que abandonados del aliento vital alcan-zaron la muerte eterna? ¿Quien podra decir de aquel nieto de

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Saladino, enganado por los fastos, cubierto con vestidos de sedahasta las pezunas del caballo, enjaezado de espejos de oro, cu-

bierto de condecoraciones por la extrema soberbia de su animoque, golpeado por un sirviente ante la puerta de San Esteban

encontro muerte miserable? ¿O quien podra narrar el numero delos cristianos que heridos por las flechas de los adversarios entre-garon por Cristo esta vida temporal para ganar aquella eterna?

En aquellos dıas en que Dios parecıa regir sobre la ciudad ¿quienpodra decir de los heridos que murieron o de los que escaparon

con vida?

Caıan las flechas como gotas de lluvia, hasta el punto de que

nadie podıa senalar con el dedo hacia las defensas sin resultarherido. Era en verdad tanta la multitud de los heridos que todos

los medicos de la ciudad y de los hospitales apenas daban abas-to extrayendo las flechas clavadas en los cuerpos. Este mismorostro vuelto hacia vosotros fue herido, atravesada la nariz por

una flecha de la que los medicos extrajeron la madera, quedan-do la punta hasta hoy clavada. Durante una semana resistieron

virilmente los ierosolomitanos el ataque contra la torre de David.

Viendo Saladino que nada aprovechaba esta tactica ni cierta-

mente danaba a la ciudad, comenzo con los suyos a recorrerlaen derredor, escrutando aquellos puntos que pudiesen resultar

debiles, buscando los lugares en que sin temor a los cristianospudiese erigir sus maquinas y atacar la ciudad con facilidad. Ycomo era hijo de aquel que en su execrable soberbia quiso poner

al norte su trono para reinar no bajo Dios, sino contra El, y ha-cerse ası similar al Altısimo, encontro que el flanco norte de la

ciudad era debil y apto para llevar a cabo sus crımenes. Y ası undıa, al clarear, ordeno el rey de Egipto mover el campamento sin

estrepito ni tumulto, y fijar las tiendas en el valle de Josafat, elMonte de los Olivos, el monte del Gozo y toda la zona montanosa

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de aquella parte. Al hacerse la manana levantaron los ojos loshombres de Jerusalen y vieron, una vez que se disipo la nebli-

na, que los Sarracenos levantaban las tiendas, como si fuesen aabandonar el sitio, y decıan con gran alegrıa: ((Huyo el rey de

Siria al no poder como planeaba destruir la ciudad.)) Pero estaalegrıa se torno en luto y lamentaciones enseguida, conocida laverdadera situacion. Pues el tirano ordeno de inmediato cons-

truir las maquinas de guerra y levantar las ballestas y al mismotiempo recoger ramas de olivo y otros arboles y plantarlas en el

espacio que mediaba entre las maquinas y los muros; el mismodıa, al crepusculo, ordeno a su ejercito tomar las armas y ade-

lantarse a los zapadores hasta las murallas para ocupar allı a loscristianos. Formo tambien a diez mil jinetes armados de lanzas

y arcos, para impedir cualquier salida. Dispuso otra decena demillar, o mas, armados con arcos y protegidos hasta los talonesbajo los escudos y las cotas. El permanecio con otra parte y sus

jefes junto a las maquinas.

Al mediodıa siguiente comenzaron a romper la torre angular,

a atacar los muros en diversos puntos, a disparar flechas los ar-queros y los que servıan en las maquinas a disparar sin descanso.

Pero los defensores, subestimando estos ataques, fatigados y lle-nos de tedio retiraron la vigilancia y durmieron aquella noche,

hasta la manana, porque sin la custodia de Dios en vano velanlos vigilantes.

Al salir el sol, los que dormıan en las torres, despertados por

el estrepito de los barbaros, estupefactos y aterrados corrıanpor las calles como dementes gritando: ((¡Hombres de Jerusalen,

acudid, socorred, ayudad; han perforado los muros y ya estanentrando!)) Conmocionados, acudieron cuantos pudieron, pero

no superaron a los damascenos ni con lanzas, dardos, flechas,piedras, fuego ni plomo liquefacto pudieron rechazarlos de las

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murallas. Los turcos bombardeaban sin descanso y con vehe-mencia los baluartes, y entre el muro y la barbacana lanzan-

do piedras y el fuego que llaman griego, maderas y todo lo quetenıan a mano. Los arqueros entretanto disparaban sin interrup-

cion y sin medida enviaban sus flechas desde todas direcciones;algunos, con audacia rompieron los muros. Tomaron los defen-sores la determinacion de que todos los que tuviesen caballos y

armas, saliesen de la ciudad por la puerta de Josafat para, conla ayuda de Dios, rechazar a los adversarios de los muros. Pero

encontraron la oposicion de la caballerıa turca, y lamentable-mente repelidos, agrupados al pie de los muros y sin encontrar

otra salida clamaban: ((Santa Marıa, Santa Marıa, ayudanos.))Cundio entonces el duelo, el llanto y el tumulto de las lagrimas,

el rasgado de vestiduras en las plazas e iglesias por tanta an-gustia y dolor. Pues unos se lamentaban de la ciudad santa ydel sepulcro del Senor, del santısimo monte del Calvario donde

la sangre propiciatoria se derramo por la salvacion del generohumano; otros lloraban a los hermanos y amigos ya muertos, o

proximos ya a la muerte; otros a los hijos que serıan arrebatadospor las lanzadas de los barbaros y el resto por la inminencia de

la muerte o la cautividad, para ellos o los suyos.

Se prolongo el combate en los muros por algunos dıas, y pre-valecieron los turcos. Ya los cristianos estaban vencidos hasta el

punto de que no mas de veinte o treinta acudıan a la defensade los muros de la ciudad; ni se encontraba hombre tan audazen toda ella que por cien bizancios accediese a pasar la noche

vigilando en las defensas. Con mis propios oıdos oı al pregonero,en nombre de los patriarcas y algunos de los notables de la ciu-

dad, anunciar que si se encontrasen cincuenta sirvientes fuertesy audaces dispuestos a custodiar un angulo ya derruido, por una

sola noche, recibirıan cinco mil bizancios, pero no se encontra-ron. Era ya casi unanime la voluntad de los habitantes de morir

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en la ciudad santa en el nombre de Cristo, y ası cada cual tendrıasu parte en la tierra de promision, como cadaveres yacentes pi-

soteados por los incredulos. ¡Ay de mı mısero, el peor de todoslos pecadores que no tome mi parte de Tierra Santa ası medida!

Ası las cosas, otros, llenos de pecado mas que de amor a Cristo,movidos por el recuerdo de las mujeres hermosas, de los hijos ehijas y de las riquezas se conjuraron para evadirse con los su-

yos y sus posesiones, abandonando la ciudad santa y los lugaressagrados.

24. Del tributo impuesto a la ciudad

Enviaron legados al rey de Siria, suplicando que aplacase su

animo contra ellos y los tuviese como aliados, tal y como tenıa aotros. Pero el, renuente, les dio esta respuesta: ((He oıdo frecuen-

temente de boca de nuestros alfaquıes que Jerusalen no puedeser purificada si no es lavandola con sangre de cristianos, y sobre

esto quiero consultarles.)) Volvieron los legados con esa incerti-dumbre. Enviaron otros, Balisano y Rainero de Napoles y TomasPatricio, ofreciendo cien mil bizancios; no quiso Saladino acep-

tarlos, y regresaron frustrada esa esperanza. Volvieron los en-viados por tercera vez, pidiendo insistentemente a Saladino que

el mismo estableciese las condiciones; que si podıan cumplirse,se cumplirıan y si no les fuese posible, le rogaban que cesase

en su destruccion. Acepto Saladino el ofrecimiento, imponien-do el siguiente tributo: que cada varon aportase diez bizancios,cinco cada mujer, uno por cada nino de siete anos o menos; de

esta forma se verıan libres de la esclavitud, y quienes lo desea-sen podrıan abandonar la ciudad con los suyos. Pero que si esas

condiciones no eran aceptadas por los ierosolomitanos, o si habıaquienes no podıan satisfacer los diez bizancios, los harıan salir

del saqueo y la espada. Placieron estas condiciones al patriarcade Jerusalen y a otros que disponıan del dinero.

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¡Hecho asombroso! ¿Quien oyo tal alguna vez? Los herederospagaban para enajenarse de sus propiedades 21 . ¿Quien pago al-

guna vez para deshacerse de su herencia? Otros se oponıan, conriesgo para sus vidas, para no hacerse con su cobardıa indig-

nos de sus padres ni abandonar entre la confusion y el oprobiola heredad. Se dolio de esto el profeta Jeremıas, lamentandosey si fuese posible queriendo resarcir el error diciendo: ((¿Como

quedo sola la ciudad de Jerusalen, llena de gente?)) etc. Cinco co-sas es preciso traer sobre la ciudad: su juicio, su soledad, su ple-

nitud, su viudedad y su senorıo. Se sienta la ciudad considerandola injusticia de su causa. Sentada en las cenizas, en la suciedad

de su crimen. Pues si perseverase en la virtud, lucharıa cierta-mente contra los enemigos. Sola se dice de ella porque quedo sin

la proteccion de Dios y sin verdaderos fieles de Cristo. Aban-donada por Dios y sus aliados, de donde Salomon: ((¡Ay de losque andan solos, porque si caen, quien los levantara!)). Plena de

gente, de pueblo inicuo y tumultuoso y ajeno a la penitencia, dequien Isaıas escribio: ((Este pueblo me honra de palabra, pero

su corazon esta lejos de mı.)) Viuda en verdad de la dignidadpontifical y de la potestad real; viuda que se ha desprendido del

anillo de la fe; viuda porque, entrantes los sarracenos, se deshizode su contrato con Cristo. Y sin embargo senora, porque todas

las tribus de la tierra se vuelven hacia ella.

El dıa dos de octubre se anunciaron estas condiciones por lasplazas de Jerusalen: que cada cual reuniese el tributo por su li-

bertad en el plazo de cuarenta dıas y lo entregase a Saladino.Al oir estas condiciones, el pueblo con voz lastimera se condolıa

diciendo: ((¡Ay, ay de nosotros miserables, ¿que haremos quienesno tenemos dinero? Sea mejor para nosotros morir por Cristo

21Una ironıa tragica. Los habitantes pagaban rescate por sus vidas, y el autor esta inter-pretandolo ironicamente como que lo hacıan para deshacerse de sus casas y propiedades,que quedarıan en manos de los sarracenos

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en la ciudad santa que, abandonandola, servir en onerosa escla-vitud bajo los sucios e inmundos turcos y sarracenos.)) ¿Quien

alguna vez pudo pensar que los cristianos hiciesen tal impiedad?¿Quien penso que entregarıan por propia voluntad en manos de

los gentiles el Sepulcro de la resureccion de Cristo, el noble Tem-plo, el santısimo monte Sion y otros lugares de la ciudad santa?¡Oh dolor! No hay otro que pueda igualarsele. Nunca leımos que

los judıos entregasen los lugares mas santos sino tras dura luchay efusion de sangre, mucho menos que los entregasen voluntaria-

mente. Perezcan esos pesimos mercaderes que por segunda vezvendieron a Cristo y a la ciudad santa, como aquel otro maligno,

que colgado vomitaba sus malas palabras y, lo que es peor, lasvısceras de cuya malignidad fueron esparcidas entre todos aque-

llos que exigen pago por la imposicion de las manos y la ad-ministracion de los sacramentos eclesiasticos. De ellos Jeremıasescribe: ((Desnudaron su pecho)), esto es, se comportaban tales

cuales eran. ((Y mamaron sus cachorros)) mala conciencia, cons-cupiscencia, y en esta region como en tierra extrana meditaban

como defraudar a sus proximos con falsos pesos y sacramentosvarios. Las lamias 22 en verdad se presentan con rostro humano,

pero tienen cuerpo e instinto animal. ((Sean huerfanos sus hijos,y sus mujeres viudas en tierra extrana)) para los que no reclama-

ron la heredad del Crucifijo y la suya propia segun costumbre yejemplo de los que les precedieron.

25. De la entrega de Jerusalen

En el ano de 1187 desde la encarnacion de Nuestro Senor Je-

sucristo, el dıa tres del mes de octubre (de donde se ha escrito:((Trece anos antes del 1200 lucio la tercera luz de octubre, se

ilumino la ciudad sacra, en el quinto idus de octubre, baja la

22monstruo fabuloso

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letra D del domingo, y fue borrada la ciudad, y se burlaron losincredulos de la observancia en el corazon de los cristianos.)))

Jerusalen fue entregada, ¡oh dolor! en manos de los impıos pornefandos cristianos. Se cerraron las puertas y se puso guardia.

Ası los alfaquıes y los cassiris 23 , ministros del error abominable,obispo y presbıtero para los sarracenos, en primer lugar ascen-dieron al templo de Nuestro Senor, que ellos llaman Beithhalla24 , en el que tienen gran fe de salvacion. Subieron como si fuesena orar, juzgando que purificaban el lugar y con inmundicias y

horribles mugidos lo profanaron vociferando la ley de Mahoma:((Hala haucaber, halla haucaber)) 25

Mancharon todos los lugares del Templo; el lugar llamado dela presentacion donde la Madre y Virgen Gloriosa al hijo de Dios,

como esta prescrito en la ley de Moises, trajo a las manos deljusto Simeon. Y el lugar llamado de la confesion, orientado hacia

el portico de Salomon, donde presentaron a Jesus a la mujeradultera y El, escribiendo con el dedo en el suelo, cambio la

ley en gracia, en misericordia la dura ley judıa de la lapidaciondiciendo: ((quien este libre de pecado, arroje la primera piedra)).

Tambien el lugar que da al oriente donde los judıos, a causa dela palabra y el testimonio de Cristo, arrojaron desde el balcondel templo al justo Jacobo, que se decıa hermano del Senor por

su gran parecido, y lo asesinaron golpeandolo con una estaca debatanero.

26. La caıda de la Aurea Cruz

Fijaron cuerdas a la Cruz Aurea del pinaculo del templo y la

derribaron para oprobio de los cristianos, como otras muchas en

23veanse las notas 114 y 125 de la edicion del texto latino24Bait Allah, la casa de Dios25Allahu Akbar, Dios es mas grande

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la ciudad, burlandose y riendose de los adoradores de la cruz entanto estos lloraban, se arrancaban el pelo, rompıan sus vestidos,

se golpeaban en el pecho y la cabeza por tan gran dolor y tristezay extrema ansiedad en sus corazones, ya casi desfallecidos.

Pusieron guardias para que ningun cristiano pudiese accederal templo, cumpliendose lo que escribio Jeremıas: ((Se alejo Dios

de su altar, maldijo lo que estaba santificado)) y en otro lugar:((Por los pecados de los sacerdotes y la iniquidad del pueblo

los extranjeros hablaron en la casa de Dios, como en los dıassolemnes)).

Desde otro lugar subio Saif-Aldin 26 con los suyos al montesanto Sion y sin temor se dieron a la comida, la bebida y lalujuria profanando los santos lugares y la iglesia consagrada al

lugar donde se celebro el nuevo sacramento, donde oraban confrecuencia los apostoles y la gloriosa Virgen Marıa despues de la

ascension del Senor, donde el dıa de Pentecostes el Espıritu San-to descendio sobre los apostoles, donde despues de la resurrec-

cion los saludo el Senor diciendoles: ((La paz sea con vosotros)).Tambien descubrieron el sepulcro del Senor y lo expoliaron de

todo ornamento, irrumpiendo juntamente cristianos y sarrace-nos; fue igualmente expoliado el lugar en el monte santo dondeaparecen los restos de la Cruz de nuestra redencion y hay a la

derecha una profunda grieta en la roca, donde cayeron el aguay la sangre de nuestro Salvador estando en la Cruz.

26Espada de la Religion

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27. De como Saladino obtuvo casi toda la tie-

rra de Judea

Los nuestros habıan tenido la ciudad de Jerusalen casi por

ochenta y nueve anos, y de ahı, junto con la toma de Antioquıa,que habıa estado en manos de gentiles antes por espacio de cua-

renta anos, se recupero la potencia victoriosa de los cristianos.En poco tiempo Saladino se apodero de casi todo el reino de Je-

rusalen, elevando la ley de Mahoma sobre la religion cristiana. Ymientras esto sucedıa, el arzobispo de Tiro navegaba para anun-ciar al orbe cristiano la noticia de tan gran matanza, concitando

las lagrimas de incontables cristianos y encendiendo en muchosmas el deseo de recuperar la ciudad. El primero de todos en to-

mar la senal de la cruz para vengar la injuria fue el magnanimoconde Ricardo, adelantandose a todos con su ejemplo. Tambien

su padre, el rey Enrique, ya inclinado a la vejez, con el rey Feli-pe y casi todos los proceres de ambos reinos tomaron la insigniacruzada. Hervıan en todas partes los deseos de unirse a tan gran

ocasion e incluso en los claustros se abandonaban las capuchasy acudıan los monjes a los campamentos. El mismo emperador

Federico 27 , no muy ferviente, llevo entre los suyos siete obispos,un arzobispo, dos generales, diecinueve condes, tres comandan-

tes , tres mil caballeros y el resto del ejercito, hasta casi ochentamil, siguiendo la ruta de Hungrıa y Constantinopla. El ejercito

encontro graves obstaculos en Iconium, hasta que capturo estaciudad 28. De ahı el ejercito paso a Armenia, donde al atravesarel rıo Saleph perecio ahogado el emperador. Su hijo, el duque

de Suavia, tomo el mando del ejercito. El rumor de la muer-te del emperador alegro sobremanera a los turcos, asediados en

Acre por los cristianos, y a estos, que atacaban con muy escasos

27Federico I Barbarroja, emperador de Alemania28Federico habıa pactado con los turcos paso libre hacia Armenia, pero estos traicionaron

este acuerdo y le presentaron batalla. Los cristianos vencieron y tomaron la ciudad deIconium

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medios, los entristecio casi hasta la desesperacion.

El rey Guido, que habıa permanecido encadenado en Damas-co casi por un ano, fue liberado por Saladino, a condicion de queabjurase de su reino y marchase desterrado al otro lado del mar.

Al llegar el rey a Tiro no fue recibido por el comandante de laplaza 29 y de ahı, con un ejercito considerable 30 marcho para

asediar Acre por tierra y mar. A esta empresa se unio en primerlugar una armada de 12.000 hombres. Despues se unio Jacobo

de Avennes plantando sus tiendas contra las torres malditas ypoco despues se unieron los Templarios. Del reino de los fran-

cos y de los anglos se unieron muchos, sin ser esperados. Entreotros, el obispo belvacense con su hermano Roberto. Tambien elconde brenense, el conde de Baro y muchos flandrenses. De Ger-

mania llego un cierto Landegrave 31 quien persuadio a Conradode Montferrat para que se uniese a la campana.

Los cristianos asaltaron el campamento de los gentiles, perofueron diezmados por estos al tiempo que ellos tambien sufrıan

muchas perdidas. Entre los caıdos se encontraba Gerardo de Be-defordia, maestro Templario. Mientras un cierto Alemannus con

sus companeros perseguıa a un caballo desbocado, se levanto elclamor de que los asediados habıan salido para deshacer la im-

pedimenta de los cristianos. De ahı, se produjo una gran con-fusion, se rompieron las formaciones y sin que nadie obedeciese

las ordenes los mismos jefes se dieron a la fuga. De esta turba-cion resulto que los turcos retomaron la iniciativa, matando acuantos pudieron de los nuestros. Pero los cristianos, creciendo

29Tiro estaba en poder de Conrado de Montferrat, quien no estaba dispuesto a entregarlaal rey. Este se vio obligado a acampar con sus huestes fuera de las murallas

30Nada mas ser liberado, Guido cancelo su promesa31Ignoramos quien pudo ser este jefe. Segun Madden, el 7 de octubre de 1190 el duque

Federico de Suavia con los restos del ejercito de Germania (la mayorıa volvieron a sushogares a raız de la muerte de Federico I) se unio al sitio de Acre

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en numero cada dıa se atrincheraron alrededor de la ciudad, altiempo que los turcos con frecuencia los molestaban seriamente.

En Acre los turcos comenzaban a padecer hambre y ofrecie-

ron a los sitiadores la entrega de la ciudad cuando se presenta-ron cincuenta galeras enviadas por Saladino, repletas de armas,

hombres y provisiones que capturaron o pusieron en fuga a lasnuestras, llevando una de ellas que estaba cargada de provisio-nes violentamente a la ciudad, de cuyos muros colgaron a todos

los tripulantes en el dıa de Todos los Santos.

Se acercaba ya la Pascua cuando Conrado de Montferrat, quese habıa retirado a Tiro para reparar la flota, volvıa con gran

aparato de armas, hombres y provisiones. Pero los opidanos,rompiendo el sitio se hicieron a una mar embravecida para salir

al paso de los nuestros y trabar combate. Dios quiso que la vic-toria fuese para los cristianos. Entretanto los turcos que desdefuera bloqueaban a los cristianos allanaban nuestros fosos con

tierra e insultaban ferozmente a los nuestros, que nunca tenıandescanso ni seguridad. Aumentaban las fuerzas contrarias cada

dıa y los nuestros eran ya vigilados por los sitiados, ya acosa-dos desde el exterior por el ejercito de Saladino, ya amenazadas

las naves. Habıan levantado los nuestros tres torres de made-ra, y fue atacando con mayor dureza desde las torres que lossitiados ofrecieron la rendicion, a condicion que no se les de-

negara abandonar la ciudad con sus pertenencias. Dudaban losnuestros sobre el particular cuando se produjo la irrupcion del

ejercito turco, atacando a nuestra espalda; mientras se tratabade contener el ataque las torres fueron incendiadas, sin que nada

pudiese hacerse por extinguir el fuego y de esta forma desafor-tunada termino toda esperanza de triunfo.

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El hambre entretanto afligıa a los sitiados, que empezarona comer sus caballos y otras bestias, contraviniendo la ley de

Mahoma. Habıa cautivos cristianos cuyos cuerpos exanimes lossitiados arrojaban desde la muralla. En este estado de angustia,

tres naves intentaron llevar auxilio a la ciudad, precipitandosecontra las rocas y naufragando.

Saladino congrego a todo su ejercito, de todos sus reinos, yataco a los nuestros con dureza durante ocho dıas, en Pente-

costes. Los cristianos resistieron virilmente dos embestidas, yluego, parte del ejercito de los turcos se retiro a la frontera. Mu-

rio allı uno de los hijos de Saladino, alcanzado por una balles-ta que silencio sus insultos, estremeciendo al ejercito enemigo.

Mientras, estando los sitiados afligidos por el hambre, intenta-ron hacerles llegar veinticinco balsas con comida, pero las dos

mas grandes se estrellaron contra las rocas.

Cuando nuestro ejercito empezaba a caer en la indolencia de

la inactividad, una masa de soldados tumultuosa, sin ordenesdel prıncipie y contra la advertencia del patriarca, el dıa de San

Jacobo se lanzo con audacia contra el campamento enemigo, sinjefe alguno, sin insignias, mas pensando en el expolio que en

la lucha. Los gentiles, viendo la turba que se acercaba, queda-ron un momento paralizados, pero enseguida, conducidos por

sus jefes, salieron de sus refugios y atacaron a toda esa plebeincautamente dispersa y estupida, consiguiendo facil triunfo ydejando alrededor de cinco mil quinientos muertos. Acudio en

ayuda de este ejercito, ya casi deshecho, el maestro Radulfo deAlta-ripa, archidiacono, que despues de eso, distinguiendose con

muchas insignias, perecio en el ultimo dıa del asedio.

Quebrantados los nuestros por tan largas tribulaciones, con-dujo Dios desde los confines de la tierra a fuertes auxiliadores,

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hombres insignes, potentes guerreros, arzobispos, obispos, du-ques, condes, barones, caballeros y otra multitud incontable de

lejanos lugares. El conde Enrique de Campania fue puesto alfrente del ejercito antes de la llegada de los reyes Felipe y Ricar-

do, de quien era descendiente, y que tambien mas adelante serıarey. Tambien vino a Acre el duque de Suavia, hijo del empera-dor Federico, instigado por el de Monteferrato, que aspiraba a

tomar el trono para el, sembrandose la disension con su llegada.

Ocurrieron muchos hechos asombrosos durante el asedio deAcre. Una andanada de proyectiles de los defensores dano todas

nuestras maquinas, pero uno de los nuestros, que fue alcanzado,no sufrio dano. Un venablo atraveso la armadura de otro, pero

fue detenido por una cedula con el nombre de Dios que llevabasobre el pecho, colgando del cuello. Un soldado inerme, que ape-

nas acababa de cumplir con la naturaleza, fue atacado por unturco armado con una lanza, y lo derribo de una pedrada. Ivo

de Veteri-ponte, navegando en una pequena embarcacion manio-brada por solo tres marineros, con diez companeros, mato ha-cha en mano a ochenta piratas. A un turco, que habıa dispuesto

incendiar nuestras maquinas, el fuego griego le consumio los ge-nitales. Otro, que llevaba fuego griego nadando hacia nuestras

naves fue capturado en una red. A otro, que querıa orinarse so-bre la cruz, lo mato una flecha que le alcanzo la ingle. En otra

ocasion, durante un combate naval entre los nuestros y los tur-cos, se incendiaron las maquinas que iban en nuestras naves. Enotra, los opidanos incendiaron los arietes con fuego griego. De

una flota de quince naves que venıan desde Alejandrıa en auxi-lio de los sitiados, muchos perecieron. Cuando una delegacion de

los nuestros, encabezada por el arzobispo Balduino quiso parla-mentar con Saladino, este huyo a la montana con los suyos. Un

grupo de los nuestros, que iba y volvıa repetidamente de Caifaspor provisiones era gravemente atacado por los turcos, que les

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tendıan emboscadas, pero fueron muertos por la emboscada deGaufrido de Liziniaco, hermano del rey Guido, que con quince

caballeros elegidos se enfrento a ellos esperandolos en un puente.Conrado de Montferrato, deseoso de la corona, caso fraudulen-

tamente con la heredera del reino (esposa de Remfrido, que aunvivıa). Una vez hechos los votos, volvio a Tiro con su esposa,prometiendo y jurando enviar comida para el ejercito. Pero, ol-

vidando pronto su promesa, no envio las provisiones, estando yael ejercito desfallecido por el hambre.

El arzobispo Balduino, viendo y oyendo la total disolucionde un ejercito dado a la licencia, las prostitutas y los dados, se

acongojo su espıritu hasta el punto de sentir tedio de la vida, yextenuado por la fiebre, en aquel mismo lugar durmio en Dios.

Entretanto nuestro ejercito vivıa mortificado por el hambre.Una pequena medida de trigo se vendıa por cien aureos, una

gallina por doce solidos, un huevo por seis denarios. Algunos,que ya perecıan de hambre, comian los cadaveres de los caba-llos, e incluso los intestinos. Diez solidos valıan los intestinos

de un caballo, y se comıan junto con la cabeza. Mas valıa uncaballo muerto que uno vivo. Los hambrientos roıan los huesos

roıdos ya por los perros, y comıan toda inmundicia. Alrededordel horno aparecıan las iras, rinas, disputas y peleas. Alguno

corrıa al horno diciendo: ((¡Tengo dinero, pagare lo que sea contal de que me vendas!)) Quien tenıa algo de comida, la comıa aescondidas. Los refinados, tenıan por delicias las hierbas que en-

contraban y los caballeros, como no tuviesen de que alimentarse,robaban o apostaban. Dos soldados compraron por un denario

trece habichuelas. Maldito el causante de esa calamidad. Porsi fuese poco, las lluvias provocaron inundaciones, y estas una

epidemia. El cuerpo de los enfermos aparecıa hinchado. En re-sumen, entre las lluvias y el hambre el ejercito perecıa. Algunos

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obispos hicieron una colecta entre los pudientes para socorrer alos mas pobres. Cuando llegaba una nave, lo que ayer costaba

cien aureos hoy podıa comprarse por cuatro. Cierto comerciantepisano quiso reservar sus existencias, para vender mas caro des-

pues, y sucedio que ardio su casa con la mercancıa, quedandotodos hambrientos.

Despues de la Pascua del ano de 1191 de la Encarnacion, elrey Felipe de Francia se unio al asedio, y poco despues, alrededor

de Pentecostes, vino Ricardo 32, rey de los ingleses. La serie decuyos viajes, de sus hechos, de la captura de Acre y de cuantoscombates en aquella tierra mantuvo contra Saladino, ası como de

la vuelta del rey Felipe a Francia, si alguno quiere saber con masdetalle, lea el libro que el prior de Santa Trinidad en Londres

escribio traduciendo de la lengua galica al latın con estilo tanelegante como veraz.

28. Carta del Emperador Federico a Saladino

Federico, Emperador de los Romanos por la Gracia de Dios

y siempre Augusto, triunfador magnıfico sobre sus enemigos,a Saladino, ilustre jefe de los sarracenos a imagen del Faraon,

captor de Jerusalen.

Hemos considerado las letras que nos enviasteis hace ya tiem-

po, en la medida en que es oportuno a nuestra magnificencia, yde acuerdo con tu dignidad las hemos sometido a examen. Pero

ahora que habeis profanado la Tierra Santa, que gobernamosen nombre del Rey eterno, como cabeza de Judea, Samarıa, Pa-lestina, donde habeis cometido tantos crımenes con lamentable

audacia y presuncion, hemos de discernir entre nuestra natural

32Se refiere al Ricardo conocido como Corazon de Leon

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animadversion y el oficio imperial al que nos debemos. Por cuyarazon, si no es restituida en su totalidad la tierra ocupada, y

satisfecha la indemnizacion acorde con la condicion sagrada deesas tierras sobre las que habeis hecho caer tan excesiva carga,

no solo consideraremos legıtimo llevaros la guerra, sino que en eltermino de un ano, el primer dıa del mes de noviembre, os em-plazamos en el campo Tathneo 33 para que decidan las armas,

por la virtud de la cruz milagrosa y en el nombre del verdaderoJose. Difıcilmente podemos creer que vayais a rehusar, porque

vienen de lejos estas querellas, como atestiguan escritos antiguosy presentes. ¿Acaso finges ignorar nuestro imperio sobre ambas

Etiopıas, Mauritania, Persia, Siria, la tierra de los Partos, Ju-dea, Samarıa, Arabia marıtima, Caldea y la misma Egipto donde

¡oh dolor! el insigne Antonio, hombre virtuoso, de temperamen-to austero, predestinado a tan grandes cosas, contra lo que esdigno en un soldado se dejo arrastrar por los amores de Cleo-

patra? ¿Acaso finges desconocer tambien que Armenia y otrastierras innumerables estan sujetas a nuestra potestad? No rei-

naras sobre estas tierras, que las espadas de Roma mas vecesbebieron la sangre. Y tu ciertamente, en la misma experiencia

de las cosas, lo comprenderas con la ayuda de Dios, y conocerasnuestras aguilas victoriosas, las cohortes de las diversas nacio-

nes que forman nuestro ejercito, el furor teutonico, que no dejalas armas ni en tiempos de paz, los indomitos pueblos del Rın,la juventud que nunca conocio la derrota, 34 la altura de los

bavaros, la astucia de los suevos, la prudencia de los francos,Saxonia, habil con la espada, Turingia, Westfalia, la agil Bra-

bantia, Letaringia, la inquieta Burgundia, Spisania, Bohemia,Bolenia, Austria, Stiria, Brugensia, las tierras Ilıricas, Leonar-

33Llanura situada en Egipto34La traduccion de la enumeracion que sigue es incompleta. Hemos eliminado algunos

adjetivos y precisiones sobre alguna de las regiones al escaparsenos su significado, ya queno podemos discernir cuando el texto ha de entenderse en forma literal y cuando en formametaforica

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dia, Tuscia, la Ancarictana Marcia y por fin la forma en quenuestra diestra aprendio a blandir la espada. En ese dıa senala-

do de completa alegrıa y felicidad y reverencia en el triunfo deCristo, seras ensenado.

Por mandato del Emperador en respuesta a la carta de Sa-ladino. Pues de sus propias palabras se sigue su disposicion a

enfrentarse con nosotros, con soberbia y osadıa. Y la manda-mos transcribir con las mismas palabras que pronunciamos, sincambiar nada en absoluto.

29. Carta de Saladino al Emperador Federico

Para Federico rey de Alemania, sincero amigo, grande y ex-

celso, en el nombre de Dios misericordioso, por la gracia delunico Dios, potente, elevado, victorioso y perenne, cuyo reino

no tendra fin.

Le damos gracias perennes, a aquel cuya gracia esta sobre

todo el mundo. Le rogamos que infunda su doctrina sobre susprofetas y sobre todo sobre nuestro maestro, nuncio suyo, el

profeta Mahoma, enviado para la recta correccion de la ley, quehace aparecer sobre todas las leyes.

Sepa el rey de Alemania, amigo sincero, grande, potente, que

cierto hombre, de nombre Enrique, vino a nosotros diciendo queera enviado vuestro, y nos entrego una carta, que decıa vuestra.

Hicimos leer la carta, escuchamos sus palabras y con las nuestrasrespondimos. No obstante, esta es nuestra respuesta escrita.

Contais el numero de vuestros aliados, que vendran sobrenosotros, y los nombrais y decıs: el rey de tales tierras y el de

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aquellas otras, el conde tal y el conde cual, los arzobispos, jefesy caballeros; pero si nosotros quisiesemos enunciar los nombres

de los que estan a nuestro servicio, los que cumplen nuestrasordenes, prontos a nuestra palabra y prestos a luchar a nues-

tro lado, no podrıan escribirse. Y si contais el numero de todoslos cristianos, el de los sarracenos es mayor, y estan mejor per-trechados. Y si entre los llamados cristianos y nosotros hay un

mar, no hay impedimento alguno entre nosotros y el sinnumerode los que estan dispuestos a unırsenos; pues con nosotros estan

los beduinos, en tal numero que serıan suficientes para oponer-los a nuestros enemigos; y los turcomanos, que si se derramasen

sobre nuestros enemigos los destruirıan; y nuestros campesinos,que si lo ordenasemos lucharıan con valor contra las gentes que

viniesen sobre nuestras tierras, y se enriquecerıan con ellos y losexterminarıan. ¿Y de que modo? Tenemos con nosotros soldadosbelicosos que han vencido a nuestros enemigos y han incremen-

tado nuestras posesiones. Y ellos y todos los reyes paganos notardaran en venir si los hacemos llamar. Y si vosotros os unıs,

como dice vuestra carta, y conducıs una infinita multitud, comocuenta vuestro enviado, por la fuerza de Dios os saldremos al

encuentro y no sera suficiente para vosotros que un mar se in-terponga, ya que lo atravesaremos por la voluntad de Dios y

con su fuerza obtendremos todas vuestras tierras. Pues si venıscon todas vuestras fuerzas, sabremos que quedan sin proteccionvuestras tierras, sin nadie que las defienda. Ası, cuando Dios nos

conceda la victoria sobre vosotros, nada sera mas grande que,segun Su voluntad y fortaleza, tomemos vuestras tierras.

La alianza de los cristianos por dos veces vino sobre nosotros.

Una, por dos veces, sobre Damietta, y otra sobre Alejandrıa, yestaba en manos de cristianos la zona costera del reino de Je-

rusalen. En tierra de los damascenos y de los sarracenos habıasenores en cada castillo, cada cual buscando su propio provecho.

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Sabeis que ocurrio en ambas ocasiones, y ahora nuestras gentesestan colmadas habiendo tomado aquellas regiones, y Dios trajo

en nuestro poder regiones extensas y abundantes, Babilonia consus riquezas y la tierra de Damasco, y la costa del reino de Je-

rusalen, y la tierra de Gesira con sus castillos (...) y la India consus riquezas. Por la gracia de Dios todo ello vino a nuestras ma-nos y todos obedecen a nuestro imperio. Pues si mandasemos a

los excelentısimos reyes sarracenos, no se apartaran de nosotros;y si avisasemos al califa de Bagdad, que Dios salve, se levantarıa

del trono de su imperio y acudirıa en nuestro auxilio. Captura-mos por la fuerza y potestad de Dios a Jerusalen y sus tierras, y

permanecen en manos cristianas Tiro, Trıpoli y Antioquıa, queseran ocupadas tambien.

Si deseais la guerra, y si esta de Dios, que por su voluntadtomemos todas las posesiones cristianas, saldremos a vuestro

encuentro, como hemos escrito antes. Pero si buscais la paz, en-viaremos procuradores a los tres sitios antes nombrados para

que sellen la paz, os devolveremos la Santa Cruz, liberaremos atodos los cautivos cristianos, que estan en todos nuestros domi-nios, y permitiremos que dispongais un sacerdote al servicio del

Sepulcro, os devolveremos las abadıas, permitiendo las peregri-naciones mientras vivamos, y tendremos paz con vosotros.

Si la carta que vino a nosotros de manos del nombrado Enri-

que es la carta de un rey, sea esta la respuesta, y que Dios nospermita hacer su voluntad.

Fue escrita esta carta en el ano de la venida de nuestro pro-feta Mahoma 584; Dios salve a nuestro profeta Mahoma y a sus

descendientes (...)

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