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Quipu, vol. 1, núm. 1, enero-abril de 1984. pp. 119· 132 Darwír. en la Argentina ELENA PENNINI DE VEGA "... La obr. de Darwin trucirnde los limites de la ctencia de la vid. pira incidir decj- didamente co n la co vnovtsién del hombre. En efecto. la del Renacimiento y delllumi- meno revdaron en b natur aJeu un orden mecánico, un orden esté ucc que de sconoc ía, en el sentido profundo del t érm ino , el significado del rwm J'O . Pero después de la ru blicación del Origen de las especies de Darwin se sustttuye, a esta conte mplació n de un orden inmutable, la imagen de un orden dinámico con lento\ pero incesantes cambios que impone con alcances crecientes a la visión integral de La naturaleza - desde el universo astronómico hasta la so ce - dad humana - la idea de evolución :' m. Papp y J. Babini, en Panorama General de Ilislori4 de III Tomo XI, pá,:. SS) Introducción L OS viajes de descubrimiento y posteriormente de explo ra ción, a partir del siglo XVII, realizad os a tierra s americanas hicieron progresar considerablemente la Geografía, la Cosmografía. la Ca rtografía, la Náuti· ca. No menos importancia tuvieron sobre la Antropología, la Etnografía y la Lingü ística, enriquecidas por el sortilegio de lo americano, el hombre, sus dioses, mitos. ritos, lengua. costumbres. Pero. por sobre todo, el descu- brimiento de su flora, fauna y gea tuvo entonces incalculables consecuen- cias en el desarrollo de las ciencias naturales asi como en los hábitos alimentarios de las poblaciones europeas y en el tratamiento de las enfer- medades mediante el empleo de la extraordinaria flora americana. [1 19 ) http://www.revistaquipu.com

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Quipu, vol. 1, núm. 1,enero-abril de 1984. pp. 119· 132

Darwír. en la ArgentinaELENA PENNINI oÉ DE VEGA

" . . .La obr. de Darwin trucirnde loslimites de la ctencia de la vid. pira incidirdecj­did amente con la co vnovtsién del hombre. Enefecto. la c~nda del Renacimiento y delllumi­meno revdaron en b naturaJeu un ordenmecánico , un orden est éucc que desconoc ía, enel sentido profundo del t érm ino, el significadodel rwmJ'O. Pero después de la rublicación delOrigen de las especies de Darwin se sust ttuye, aesta contemplació n de un orden inmutable, laimagen de un orden dinámico con lento\ peroincesa n tes cambios que impone con alcancescrecientes a la visión integral de La naturaleza- desde el universo astronómico hasta la soce­dad humana - la idea de evolución:'

m . Papp y J. Babini, en Panorama Generalde Ilislori4 de III C~nt.'ÍII , Tomo XI, pá,:. SS)

Introducción

L OS viajes de descubrimiento y posteriormente de explo ración, a partirdel siglo XVII, realizad os a tierra s americanas hicie ron progresar

considerablemente la Geografía, la Cosmografía. la Cartografía, la Náuti·ca. No menos importancia tuvieron sob re la Antropología, la Etnografía yla Lingü íst ica, enriquecidas por el sortilegio de lo americano, el hombre,sus d ioses, mitos. ritos, lengua. costumbres. Pero. por sobre todo, el descu­brimi ento de su flora, fauna y gea tuvo entonces incalculables consecuen­cias en el desarrollo de las ciencias naturales asi como en los hábi tosalimentarios de las pob laciones europeas y en el tratamient o de las enfer­medades med iante el emp leo de la extraordinaria flora americana.

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El territorio argentino - en par ticular la Patagonia- fue obje to deexploraciones en los siglos XVII , XVIII Y XIX. Las más antiguas corres­ponden a los jesuitas Nicolás Mascardi que entre 1662 y 1670 recorrió losAndes meridionales, y José García quien en 1767 (en. el a.10 de la expul­sión de la orden) explora la Patagonia alcanzando Tierra del Fuego. Esotro jesui ta , José Quiroga " maest ro de matemáticas" a quie n le cupo larealización de estudios con cierto carácte r científico de las costas patagó­nicas en 1745 . Luego , en 1778 fue fund ado Carmen de Patagones en ladesembocadura del río Negro, que sirvió de base a las expediciones deAnto nio de Viedma quien en 178 1 estud ia una extensa región viajand o acaballo y Basilio Villarino, al año siguiente navega por primera vez por elcitado r ío . Cincuenta años después Darwin habría de cabalga r por laregión , donde hoy una ciudad inmo rtaliza su nombre, realizando obse rva­ciones de todo tipo que llenaro n páginas de su " Viaje. . ."

Pero la expedición más importante , desde el pun to de vista científico,fue la encabezada por Alejandro Malaspina en 1789 a quien acompañabanlos naturalistas Luis Née y Tadeo Haencke. Confeccion ó las cartas demarear y derroteros de los mares del sur y recogió abundante material parael Gabinete de Historia Natural y Jard ín de Plantas de Madrid . De granimpo rtancia fue la llegada al Río de la Plata, en 1781, de la com isióndemarcadora de límites en tre España y Portugal; de sus integran tes, Félixde Azara, ha sido considerado como un o de los fundadores de los estudiosde las Ciencias Naturales en estas regiones sobre todo por su obra zooló­gica.

En la primea mitad del siglo XIX se destacan los viajes de Alcides D.D'Orbigny (1826-1833) que en ese lapso recorrió extensas regiones delpaís incluyendo la Patagon ía; Aimé Bonpland , el compañe ro de Hum­boldt, llega a Buenos Aires a principios de 1817, con libros, dos mil plantasvivas de diversas especies para aclima tar, semillas, etc., esta bleciéndosefinalmente en las Misiones en las que residirá hasta su muer te , consagrán­dose principalmen te a la investigación botánica y a la explotación de layerba mate. Se puede citar también al bo tánico Charles Gaudichaud , alnavegante J . Dumont D'Urville en tre otros . Pero de todos se destacaCha rles R. Darwin, cuya permanencia en el País le sirvió para realizar todotipo de obse rvaciones recogiendo una enorme cantidad de materiales com­prend iendo represen tan tes de la fauna fósil y de la actual. Su obra resul­tante " Viaje de un naturalista alrededor del mundo" casi la mit ad está

• consagrada a la Argentina . Otros trabajos especia les están dedicados engran parte a la Geo logía, Botánica y Zoología también de las regiones delPlata.

Debe señalarse, además. que Darwin, a diferencia de los naturalislasexploradores que lo precedieron y que contribuyeron a su formación, dedi­cados principalmente al estudio y clasificación de la flora y fauna de los paí-

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ses casi desconocidos, medita sobre sus observaciones y se atreve a sacarconclusiones e inclusive a generalizar. Por otra parte, tampoco fue el visitan­te presuroso sólo interesado en las Ciencias Naturales. En Inglaterra hab íainiciado el estud io del castellano continuando aqu í su aprendizaje (si bienreconocía, " no tener talento para los idiomas"). Se compenetra con lascosas del país en un per íodo muy convulsionado de su historia, emitejuicios muy certeros, convive con el pueblo e intima con los gauchos, espara ellos "don Carlos". se familiariza con hábitos muy peculiares como elconsu mo del mate, el manejo de las boleadoras. recogiendo en muchosaspectos informaciones valiosas sobre los temas que prioritariamente leinteresaban.

Antes de su viaje al Nuevo Mundo, Darwin compa rtía la creencia casigeneral de los naturalistas contemporáneos sobre la fijeza de las especies;Richard Owen. Louis Agassiz eran creacionistas. Además. la "Teologíanatural" como se la llamaba, sustentaba argumen tos como los expuestospor el Rev. Adam Sedgwick que fue el maestro de Darwin en CienciasNaturales, quie n admitía la existencia de una "progresión orgánica" por"creaciones especiales".

Como es sabido, habiendo renunciado Darwin a los estudios de Medi­cina en Edimburgo rompiendo la tradición familiar (el abuelo el célebreErasrno Darwin, autor de la " Zoonomía", el padre distinguido médico)aceptó la propuesta de su progenitor de estudiar para llegar a ser pastoranglicano . Con tal fin. era indispensable lograr un grado en la Universidadde Oxford o de Cambridge. Ingresó a esta última; de ese modo, al asistir auna confe rencia sobre Bot ánica del profesor John Henslow, le impresionóvivamente la claridad de la exposición y las ilustraciones que la acom­pañaban , Desde ento nces se consagró con seriedad al estudio de la natura­leza. realizando interesantes excursiones sin abandonar su afició n porcoleccionar insectos . Es dable pensar que Henslow había percibido lasaptitudes particulares de Darwin para las Ciencias Naturales, invitándoleregulannente a las reuniones semanales a las que concurrían los másantiguos profesores de la Universidad que cultivaban diversas ramas de laciencia. Pero he aquí que una circunstancia fortuita - su deficie nteconocimiento de los c1ásicos- de terminó que no se le permitiera iniciar losestudios teológicos sin un curso previo complementario. Henslow lepropuso entonces aprovechar el tiempo disponible acompañando al Rev.Adam Sedgwick en una expedición geológica a Gales del Norte. Ya enton­ces Darwin se dio cuenta de que la colección de muestras sólo podía tenerinterés científico "si contribuía a la elaboración de una hipót esis coheren­te para explicar cómo las rocas de determinada naturaleza habían llegado aesta r en el lugar en que se hallaban" .

Al regresar de esta excursión recibió una carta de Henslow en la que leofrecía participar como naturalista acompañando al capit án Fitz Roy en

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su VIaj e de reconocimiento alrededor del mundo . De ese mod o , casi porazar, in ició su periplo el 27 de diciembre de 1827, a los 22 años de edad ,llevando como libros de cabecera la Biblia, el Para íso Perd ido, de Milton yel primer tomo , único hasta entonces publicado , de la obra de Lyell , los"Principios" . En ella, el auto r destruye por así de cirlo la teoría ca tas­trófica de Cuvier hasta entonces admitida por todos, explicando el pasad ogeo lógico de la Tierra a través de cambios repetidos en centenares de milesde años con la in te rvención de fuerzas observabl es que actúan en el presen­te.

Darwin regresó a su país en octubre de 1836: durante los cinco a ñosde viaje y ex plo ración en el "Beagle" maduró como hom bre y se desarro­lló como naturalista. América de l Sur le reveló el inme nso poder de lanaturaleza : tod a la expe rie ncia recogida y las obse rvac iones de todo tiporealizadas, ana lizadas poste riorme nte en la quietud del hogar hab rían deconducirlo a elaborar teor ías sob re el origen de las espec ies, la evolu ciónde l hombre y a invest igar su descendencia . La imp ortancia de ese viajesiempre es tuvo prese nte en su men te, y así lo recuerda en la Au tob iogra­fía. "Al deja r las costas de Chile agradeciendo al capitán Fitz Roy miinclusión en su ex ped ición no pude menos que con fiarle : 'h a sido el hechomás imp ortante 'de mi vida y siento que será determinant e en tod a micarrera' .H

Exploración de la Patagonia

E l objeto del viaje del "Beagle" de acue rdo con las inst ruccion es delAlmirantazgo británico era completar el es tud io de las costas de la

Patagonia y de la Tierra de l Fu ego iniciado por el capitán Parker King conel barco " Adventure" ent re los años 182 6 y 1830. Al mand o del capitánR. F itz Roy y después de varias escalas permanece de abri l a julio de 1832en Río de Janeiro. Darwin , deslumbrado ante la exhuberancia de la natu­raleza tropical escrib iría que " le sum ió en un caos de embeleso" recor­dand o al mism o tiempo a Hum bold t cuyas de scripciones "no tien en nitendrán nunca paralelo" . El 26 de julio llegan a Montevideo trasla­dándose de spués a Maldonado donde permanece diez semanas estudiandola región y reuniendo una valiosa colección de mam íferos, pájaros, repti­les , insectos, e tcé te ra.

En el viaje al sur llegan a Carmen de Patagones en la desembocaduradel río Negro que es el curso de agua más imp ortante entre el es trecho deMagallanes y el Plata ; el lugar había sido visitado poco an tes por d'Orbignyde quien oyó hablar mucho en la zo na y al que Darwin consideraba comoel segundo de los grandes exploradores científicos de América de spués deHumboldt.

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Observa qu e el país es mise rable j unto a las costas del río compro­bándose la exi stencia de ru inas de estancias destruidas por los indios- ara ucanos de Chile mcridional- " empleando como única anna un chuzomuy largo, ado rnado con plumas de avestruz terminado por una punt a delan za muy aguda" .

Int eresado por la Geología desde que leyera el libro de Lyell justa­mente en el moment o preciso al acercarse a las costas sudamericanas,Darwin con profunda atención escudriña estas tierras desérticas. Le so r­prenden las "salinas" de la zo na, grandes supe rficies cubiertas de sal, debordes fangosos. ricos en cristales de sulfato de sod io. . , HEn muchossitios se nota rebullir en ese fango una especie de gusano . . . un grannúmero de flame ncos habitan en es te lago y se reproducen en sus cerca­nías... los he visto zambullirse en el légamo en busca de su alime ntoconstituido probableme n te por los gusa nos citados.. ." y entonces refl e­xiona : " Sí, sin duda puede afirmarse qu e todas las region es son habitables.Lagos de agua salobre , lago s sub te rrá neos oc ultos en las laderas de lasmontanas volcánicas , fuentes minerales de aguas calientes , profundidadesdel océano , regiones superio res de la atm ósfera. y hasta en la superficiede las nieves eternas: ¡en todas partes hay seres organizados! ..

Mient ras el "Beagle" vuelve a Buenos Aires, Darwin resuelve explorarla región para trasladarse después por tierra desde el r ío egro hasta laCapital. J ustamente po r ese tiempo el general Rosas hab ía acampado ao rillas del río Co lorado a 80 millas al norte de l r ío egro, para lucharco n tra las incursiones de los indios que en los últ imos tiempos atacabanco nsta nte me nte a las poblaciones dispersas en la inm en sidad del desierto.Escribe Darwi n en su diario :. . , " El general Rosas expresó de seos deverme , circu nstancia de la cua l hube de felicit arm e más tarde . Es unhom bre de un carácter extraord inario , que ejerce la más profu nda influen­cia sobe sus co mpatrio tas, in fluenc ia que sin dud a pond rá al servici o de supa ís para asegurar su prosperidad y ventura" (En la ed ición de 1845 de suDiario añadió Darwin una nota expresando " Esta profecía resultó comple­ta me nte eq uivocada, por desgracia" ), Desde el r ío Co lorado, acampanadopor un guia se dirige a Bahía Blanca. Población muy reciente pues habíasido fundada el 1I de abri l de 18 28, " apenas merece el nom bre de pueb lo ;un foso profundo y una muralla fortifi cad a rodean a algunas casas y a loscua rteles de tropas. . . El gobierno ha oc upado injustame nte estos terreonos por medio de la fuerza en lugar de segu ir el prudente ejemplo de losvirreyes españoles que habían co mp rado a los indios las tierras colindan tesco n el establecimiento más antiguo del r ío Negro. De ahí la necesidadabsolu ta de las fortificacio nes; de ah í también el pequeño núme ro decasas y la breve extensión de los terrenos cultivados extramuros. . ." .

Durante su permanencia en la zona pudo observar qu e la capa deguija rros rodados que cubre la Pat agonia se ade lgaza al norte del río Colo-

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rada asoma ndo ya el limo arcilloso calcáreo de las pampas. A unas diezmillas de Bah ia Blanca, explorando la cost a llegó a una eminencia pocoelevada denominada Punta Alta que result ó ser "una verdadera catacumbade monstruos pert enecientes a razas ext intas". Más cerca de la costa,señala, hay algunos llanos formados por los residuos de la llanu ra superior,y barro, cantos rodados y arena, arrojados por el mar durant e el lentolevan tamiento de la tierra, levantamiento del cual vemos la prueba en lascapas de conchas recientes. . . En Punta Alta se ve un corte de esaspequeñas llanuras recién formadas, de sumo interés por el número y elcarácter extraordinario de los restos de anima les terrestres gigantes allisepultos. (Esos restos han sido descritos detenidamente por el profesorRichard Owen en la Zoologia del viaje del "Beagle" y están depositados enel Museo del Colegio de Médicos). Se trat a de trozos de tres cabezas yotros huesos de Megatherium , esqueletos más o menos completos deScelidotherium, Mylod on , Glyptodon , Equus, Macrau chenia i Toxodon ," uno de los animales más extraños quizá que se hayan descubiert o ja más" .y prosigue Darwin : "Enco ntré los restos de esos grandes cuadrúpedos, asícomo muchos huesos sueltos sepultos en la costa en un espacio de 200metros cuadrados. Es muy notable el hecho de encontrarse juntas tantasespecies dife rentes; por lo menos, esto constituye una prueba de la multi­plicidad de las antiguas especies habitantes en el país. .. Los restos fósilesde Punta Alta estaban sepultos en un pedregal estratificado y en unbarrizal roj izo, parecidísimo a los sedimentos que el mar podría forma ractualmente en una costa poco profu nda.. . Las osame ntas del Scelidothe­rium, incluyendo hasta la choquezuela, estaba n en terradas en sus posi­ciones relativas; el caparazó n óseo del gran anim al, parecido al armadillo,estaba en perfecto estado de conservación, así como los huesos de una delas patas; por tanto y sin temor a equivocarnos, podemos afirma r que esosrestos eran recientes y aún estaba n unidos por sus ligamentos cuandofueron depositados en el ped regal con las conchas. Estos hechos pruebanque los gigantescos cuadrúpedos an tedichos, más dife rentes de los de laépoca actual que los más antiguos cuadrúpedos terciarios de Europa,existían en una época en que el mar encerraba la mayor parte de sushabitantes actuales. En eso vemos también una confirmación de la notableley, acerca de la cual insistió con tant a frecuencia Lyell, a saber que lalongevidad de las especies de mam iferos es infe rior a la de las especies demoluscos."

Además de la barranca de Punta Alta, de la que bosquejó un perfilgeológico, hizo también una visi ta al acantilado situado a 40 millas al estede Bah ia Blanca (hoy Monte Hermoso ), que desde entonces, y con mayorrazón después que nuestro Florenti no Arneghino pusiera de manifies to lapresencia de una extraordinaria fauna de mam íferos fósiles alli ente rrados,se hizo célebre en el mundo paleontológico.

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Mien tras tanto había llegado a manos de Darwin el segundo tom o de laob ra de Lyell en la cual daba una importancia grande a los fósiles, a losque hab ía empezado a ut ilizar como indicadores de tiempo para deter­minar la edad de la progresión geológica. Pero si bien consideraba a losfósiles como restos de espec ies ex tinguidas no establec ía parentesco algu­no con ciertos animales existe ntes , pensamiento que empezó a taladrar lamente de Darwin justamente, allí en la Pat agonia septentrional, en PuntaAlta, "eatacurnbas de monstruos extinguidos" . Cuando llegó a la región enjulio de 1833 todavía conservaba ideas creacionistas.Ta observación de laspampas le hizo superar las ideas catacl ísmicas de Cuvier , y los fósiles lehiciero n estudiar la naturaleza americana en forma diferente.

A los efectos de continuar con la exploración de la Patagonia australdeja remos para más adelante la travesía qu e realizó Darwin a caballo desdeBah ía Blanca a Buenos Aires; por otra parte son conocidas las idas yvenidas del Beagle en cumplimiento de tareas cartográficas.

El 23 de dicie mb re de 1833 llegan a Puerto Deseado en la costa de laPat agon ia a 47° de latitud . Allí estud ió los hábitos del huanaco y sudispersión geográfica por el sur hasta las islas inmediatas al Cabo deHornos. Por lo demás, la impresión qu e le produce el ambiente patagónicole hace escribir : "En tod o el paisaje no hay más que soledad y desolación ;no se ve un solo árbol y salvo algún huanaco qu e parece hacer la guardia,centinela sobre el vértice de una colina , apenas si se ve otro mamífero o unave; y , sin embargo, se experimenta como un placer intenso , aunque nobien definido, al atravesar estas llanuras donde ni un solo objeto atraenues t ras miradas, y nos preguntamos ¿desde cuándo existirá así esta llanu­ra? ¡,Cuánlo tiempo durará aún esta desolación? Tod o lo que hoy nosrod ea parece eterno; pero, no obstante, el desierto hace o ír voces miste­riosas qu e evocan dudas terribles" .

En el pue rto de San Julián descubrió parte de un esquelet o de Macrau­chenia ent errado en el lodo rojizo sobre la grava de la llanura a 25 metrossob re el nivel del mar. Este hallazgo, una vez más, le hace reflexionaracerca de que el parentesco de los animales vivos y los fósiles de estecon tinente muy pronto permitirían más que cualquier otro hecho, esclare­cer el problema de la aparición y desaparición de seres en el planeta.Después se pregunta sobre las causas de la desaparición, en época queconsidera relat ivament e recien te, de tan tas especies, géneros, familias yórdenes enteros de mam íferos. Por ejemplo. la del caballo pampeano,considerando que los caballos que trajeron los españoles se multiplicaronen forma tan ex trao rdinaria en las mismas regiones. Perdiénd ose en conje­turas se va insinuando, sin embargo, en su mente la idea de la selecciónnat ural.

Desde San Juli án viaja Darwin con Fitz Roy para remontar el rioSanta Cruz ; por la Geología de la región supone que en tiempos pasados

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habría un estrech o que unía las aguas del Atl ánt ico con las del Pací­fico precisamente a la altura del cauce del citad o río. Despu és de ex­plorar extensas zo nas por tierra se dirigen en el Beagle a las islas Malvinasa las que Uegan el 16 de marzo de 1834 (un año antes ya las habíanvisitado ); escribe Oarwin : " . . .Francia, España e Inglat erra se han dispu­tad o mucho tiempo la posesión de estas miserab les islas ; después hanqu edado deshabitadas. El gobierno de Buenos Aires se las ha vendidoahora a un particul ar , reservándose el derecho de trasladar aUí a sus crirni­nales, como antiguamente lo hac ía España. . ." Las o bservaciones sobre eldes tino de las dive rsas especies de animales introducidas por los francesesy despu és los españoles en las islas, son sumamente interesantes. Así, larazón por la cual los cab aUos salvajes no habían aband onado el extremoorienta l de la isla no teni endo traba alguna para eUo ; la intensidad de sumultiplicación disminuyó más que la de los bovinos, a pesar de no exist iranimales carn iceros en las islas. De aUí se dirigen a la Tierra del Fu egoq ue Oarwin en forma sucinta describe así: " . ..un país montañoso . enparte sumergido, de tal modo que el lugar de los valles lo ocupa n profun­dos est rechos y extensas bahías, y un inmenso bosque q ue se ex t iendedesde las cimas de las montañas hasta la oriUa de las aguas . . . crecenlos árboles hasta un os I 000 a 1 500 pies sobre el nivel del mar; sigueluego una faja de turberas cubierta de plan tas alpes t res mu y peq ueñas. ypo r último la línea de las nieves perpetuas. . . La Zoología de la Tierra de lFuego co mo podr ía espe rarse dada la naturaleza del clima y de su vegeta­ción, es muy po bre" . . . En ca mb io el mar estaba muy bien poblado ;abundaban los peces, las focas, las ballenas . Pero lo que más hizo refle­xionar a Oarwin fue el alga Macrocyst is pyrifera qu e cubría todas lasrocas, viviend o sobre las gra ndes masas q ue formaban toda clase de pro­du ct os del mar.

Encon tró mu y pocos fósiles en esa región aus tral pero la Geología eraapasionan te. Ya hab ía le ído el segundo tom o de la obra de Lyell y por esose preocupaba cada vez más por el "enorme lapso de tiempo necesario"para crear el siste ma andi no , por ejemp lo . La misma preocupación tempo­ral la tras lada a sus refl exion es sobre la población ind ígena de la Tierra delFuego . " ¿Oe dónde proced en? ¿Quién puede hab er decidido, quién haforzado a una tribu de hombres a abandonar las hermosas region es delnorte, a seguir la cordille ra, esa espina dorsal de América, a inven tar yconstru ir canoas que no emplean ni las tribus de Ch ile, ni las de Perú , nilas del Brasil, y por últim o, a ir a habitar en un o de los pa íses másinhós pitos del mundo? .. Ahora bien; sea cual fuere su felicidad, esbas tante para que se ad hieran a la vida . La Naturaleza , haciendo omnipo­tente el hábito y heredit ar ios sus efec tos, ha adaptado al fueguino al clim ay a las producciones de su miserable país". Pero el tiempo obsesionaba aOarwin ; en sus divagaciones so lía reflexionar" ¡Qu é abi smo de perfec-

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cionarniento existe entre la mente de uno de esos fueguino s y la de, porejemplo, un Isaac Newron! "

En mayo de 1834 el Beagle entró en el estrecho de Magallanes yfinalmente en ju lio anclaba en Valpara íso. Encontrándose en Chile atrave­só la cordi llera de los Andes po r el paso del Portillo hacia Mend oza regre­sando por el de Uspallata. Estudió detenidamente la Geo logía de la cordi­llera e hizo dos perfiles transversales de la misma, además de numerosasobse rvaciones de la flora y la fauna regional. Pero lo qu e más le asombrófue la presencia en la zona preco rdillerana, a la altura de ViIlavicencio, deunas decenas de araucarias petrificadas, hecho que le dio oportunidad paraformular una atrevida hipótesis sobre la formación andina y la trans­formació n de aquellos árboles. " Sentí al principio tal sorpresa que noquería creer en pruebas tan evidentes" escribe en su Diario.

De Bahía Blanca a Buenos Aires y Santa Fe

E n su entrevista con el general Rosas en Río Colorado Darwin habíaob tenido un salvoconducto para alojarse en las postas establecidas a

lo largo de los casi 700 kilómetros que separaban Bahía Blanca de BuenosAires. Hab ia que ser valiente para hace r de a caballo semejante travesía enpleno desierto. Acompañado por un guia, disfrutó sin embargo comonaturalista de cuánto le ofrecia la región escribiendo magnificas crónicasde la misma. Lo deslumbró el avestruz americano al que describió tambiénen sus cos tumbres y descubri ó una especie nueva ya que los materialesenviados a Londres perm itieron a Gould da rle el nombre de Rhea darwini.Le despertó la atención la presencia de una cadena de sierras ("de laVentana") cuyos picos más altos sob repasaba n los 3,300 pies, según FitzRoy. " Se repetían toda clase de historias acerca de sus minasde oro y plata,las cavernas y los bosques que contenían" por lo qu e decidió realizar unaascensió n, qu e resultó bastante penosa y de la que volvió desilusionado." La vista es insignificante; una llanura tan lisa como el mar pero sin elhermoso color de éste y sin líneas tan precisas." Son muy valiosas lasobservaciones an tropológicas recogidas du rante el viaje, hábitos y cos tum­bres de soldados, gauchos e indios " mansos" junto a las geológicas enrelación sob re todo a los cambios que se registran en las pasturas de lasregiones donde hay población y ganado abu ndante. Dice textualmente :" Según los principios de Lyell pocos paises han sufrido modificacionesmás notables desde 1536 en que desembarcó el primer colono con 72caballos en las orillas del Plata. Los innumerables rebaños de ganado caba­llar. vacuno y lanar, no sólo han mod ificado el carácter de la vegetaciónsino qu e también han desplazado de todas partes al huanaco, el ciervo y elavestruz; también han debido producirse otros cambios..."

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128 Qulpu. ~,.tf0.4INU de 1984

Al llegar a Rosario , "Ciudad const ru ida en un llano, terminado por untajo que domina al río Paraná" se dedica a explorar las barrancas en buscade fósiles; "encuentro dos inmensos esqueletos, que puestos uno cerca delotro se destacan de relieve sobre el tajo vertical que costea el Paraná, perocaen hechos polvo y no puedo llevarme sino pequeños fragmentos de unode los grand es molares ; sin embargo, eso basta para probar qu e tales restospertenecen a un mastod onte, probablemente la misma especie que deb íahabi ta r en tan gran núm ero en la parte de la co rdillera del Alto Perú ..."En la margen opuesta del r ío realiza importantes descubrimientos geoló­gicos que co rroboran su hip ótesis del reciente " levantamiento" de laspampas. Encuentra ade más " el caparazón óseo de un animal gigantescoparecido al arm adillo ; cuando quedó limpio de la tierra qu e lo llenaba,hubiérase dicho que era un gran caldero . También he hallado en el mismolugar die ntes de Toxodon y de Mastodonte y un diente de caballo fósil. . .ignoraba yo entonces que un die nte análogo estaba escondido en la gangade los fósiles que recogí en Bahía Blanca..."

No est á de más recordar que el jesuita Thomas Falkner (1707- 1784 )en su obra publicada en Inglat erra en 1774, a men ud o citado por Darwinhab ía exp lorado esas regiones; dice " .. .yo en persona descubrí la co razade un animal que constaba de hu esecillos hex agonales, cada un o de ellosdel diámetro de una pulgada, cuando men os; y la co ncha entera tenía másde tres ya rdas de un a punta a la o tra. En tod o sentido, no siendo por sutama ño parecía como si fuese la parte supe rior de la armadura de unarmad illo, que en la actualidad no mide mucho más que un jeme de1 "argo.. .

Darwin y MlI~iz

F rancisco Javier Muñiz (1795-187 1) es el primer sabio argentino en elorden cro nológico , de quien insert amos por separado un a nota bio­

gráfica .Encontrándose Darwin visitando una estancia cerca de la orilla del r ío

de la Plata observó por segunda vez en sus exploraciones la presencia debovinos pert enecientes a una raza . . ." muy curiosa que llaman liala .Tienen con los demás bueyes casi las mismas relaciones que los bull-dogs olos gozquecillos tienen con los otros perros. Su frente es muy deprimida ymuy ancha, el ex tremo de las narices está levantado, el labio supe rio r seretira hacia atrás, la mand íbula inferior avanza más que la superior. . . demodo que siempre están mostrando los dientes.. . el cuello es co rto, laspatas de at rás son un poco más largas de lo habitual. . . los dientes aldescubiert o , su co rt a cabeza y sus narices respingadas les dan un aireba tallador muy có mico. .."

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De regreso a su patria al ordenar las notas. encuentra el tema "nia taoxen" sobre el que necesita más informaciones. Por intermedio de suamigo Henry Lumb, comerciante inglés residente en Buenos Aires se ente­ra de la existencia del naturalista Muñiz. Por su intermedio le dirige uncuestionario sobre esta especie y a raíz de ello se establece entre Darwin yMu ñíz una in teresante correspondencia.

Los informes de Muftiz contribuyeron a explicar los motivos de lamortandad de millones de vacun os durante la sequ ía de los años 1830 y183 1 que tanto preocupó a Darwin . " ...cuando las grandes sequías (expli­ca Muftiz) como aquellas, la mortandad es más por la falta de pasto que deagua, entonces el ganado se sirve de los labios para rastrillar como elcaballo las ramitas más pequeñas y cualquier pajita que por insuculenta yte rrosa que sea le pueda procurar una miserable refacción". Por eso laraza ñata no realiza esta operación porque no puede jun tar los labios ymuere antes que las demás bestias. Y Darwin reflexiona : ¿No es esto unejemplo demostrat ivo de las raras indicaciones que pueden suministramoslas costumbres ordinarias de la vida acerca de las causas determinantes dela escasez O ex tinción de las especies, cuando esas causas no se presentansino a grandes intervalos?

Darwin nu nca dejó de reconocer la importancia de su permanencia enAmérica del Sur para el desarrollo de sus teorías. Aquí comenzó a dudarde la estabilidad de las especies. aquí apreció los cambios qu e se observanen animales y plantas descendiendo de norte a sur; además. la similitud dela fauna y flora indígenas de la Galápagos con las del contine nte; el asom­broso parecido de las especies extinguidas con las actuales. observado enparticular en la Argentina , en fin. los fósiles de la Patagonia como basepara la elaboración de los co nceptos evolucionistas.

Para f'naliza r digamos que en la Patagonia también - como lo escribe asus familiares- se encuentra a si mismo al decidir su consagración absolutaa las ciencias naturales.

Apéndice. 1

Francisco Javier M",U: ; (1795-1871 l.

E s desde el punto de vista cronológico, el primer sabio de la Argentina.Combina el entusiasmo patriótico para consolidar a la nueva nación

naciente con el cultivo de las ciencias como medio de sacar al pa ís delatraso co lonial. Fue un gran méd ico y un destacado naturalista; fue unhéroe co mo integrante de la sanidad en la guerra con el Brasil. en la guerracivil y en la guerra con el Paraguay así como en la lucha cont ra la fiebreamarilla en 1871 de la que fue una de las víctimas .

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En 1825 reside en Chascomús, a unos cien kilómetros de BuenosAires, como médico militar. Allí se despierta su espíritu de naturalista alencontrar en las orillas de la laguna homónima restos fósiles antiqu ísirnos .Arma con infinita paciencia el esqueleto de un gliptodonte , que despuésident ifica como Dasypus giganteus, tatú fósil o gran armadillo, pero nopublica el hallazgo y de ese modo no tuvo la prioridad , que correspondió aA1cides D. D'Orbigny que descubrió un ejemplar en el Uruguay . Fue unautodidact o; co mo Dámaso Larra ñaga y luego T. Vilardebó, en el Uru­guay, le ía a Azara, Buffon y sobre todo a Cuvier. Adem ás, no o lvidaba lahazaña de l Padre Manuel de Torres, en Luján, descubridor en 1787 delenorme Megat erio que logró llevar a Buenos Aires sin deterioro para serenviado a Carlos III y armado en el Gabinete de Histori a Natural deMadrid , siendo estudiado por Cuvier y otras celebridades europeas.

En 1828 se instala en Luján , a unos 50 kilómetros de Buenos Airesdonde permanecerá durante 20 alias, consagrado a la Medicina y la Paleon­to logía.

Digamos sucintamente que en medicina real izó trabajos muy significa­tivos en tomo a la vacuna antivariólica, cuya difusió n realizó en formamasiva; descubrió la vacuna indígena que fue utilizada co n fines profi­lácticos y en disidencia con Jenner, llegó a la conclusión de l o rigen bovin ode la vacuna y no equino como aquél lo había considerado. Fue un diest rocirujano, usando uno de los prim eros en el país el éter y el cloroform o yaco nsejando su uso incluso para atenuar los dolores del parto . Tuvo impor­tante ac tuación universitaria después de la caída del tirano Rosas en 1852.

Su obra como naturalista fue rescatada del o lvido gracias a la preocu­pación de Dom ingo Faustino Sarmi ento, quien reunió tod os los manuscri­tos en poder de sus descendientes publicándolos en 1885 bajo el nom brede "Escritos científicos de l co ronel Francisco J . Mu ñiz."

Entre sus hallazgos paleontológicos se pueden ci ta r : Ursus bo nae rensis.Lestodon , Toxodon, Megalonix, el caballo fósil o Hippidium neogaxeum.Mucho preocupó a Mulliz su hallazgo en 1844 del tigre fósil que porsugerencia de amigos había denominado primero Mu ñiz felis bonae rensis,comunicando su hallazgo a Darw in, Geoffroy Saint Hilaire y a variosmuseos, señalando que su desc ub rimiento era pos terior al viaje de D'Orbi­gny , de Darwin y de otros naturalist as. A. Bravard , justamente, habíaencont rado un cráneo de felino (pero pe rte necía a o t ra especie) , hechoque co nsideraba de gran importa ncia pues representaba a un anima l carni­cero , ya que toda fau na necesita un moderador para poner limite a laexcesiva multiplicación de las especies que se alime ntan de vegetales. Elesquele to del tigre fósil que post eriormente denominó Smilodon bo nae­rensis se encuentra en el Museo de Ciencias Naturales "BernardinoRivadavia" de Buenos Aires.

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Apéndice2

Carta de Darwin a Muñiz

Down, Broml eyí Kent ), febre ro 26 de 184 7Respet able señor:

La carta del 30 de agos to de 1846. co n los papeles que tuvo Ud.la bondad de mand arm e. llegó a mis manos hace poco tiempo. debi­do a la enfermedad y ause ncia de Londres de Mr. Mortis a quien fuerondi rigidos.

He o ído recien temente a Mr. Mortis que Ud. deseaba deshacerse de susfósiles por medio de algún arreglo pecuniari o . lo cua l no he podido com­prender bien en la carta que Ud. me escribió . . . Diré so lamente que elúnico plan practicable seria que Ud, mandase sus fósiles aquí a alg únagente para que disponga de ellos .

Su spécime n del Muniz· felis debe ser ho rrib le. Sospecho que será unMachaerod us del cua l hay algunos fragme ntos en el Museo Británi coproceden le de las Pampas. Procuraré hacer trad ucir su escri to y publicarloen alg ún pe riódico cie ntífico .

La relación de Ud. de un terremot o en las Pampas me sorprendió;nu nca habia o ído de nin gun o. en nin guna parte al este de la Co rdillera. ano ser en Córdoba .

Si Ud . quiere informarse, si lee inglés. seré feliz en mandarle una co piade mis observaciones geológicas en Sud América, recientemente publica­das, indicándome un conducto para hacerlo.

Present aré su trabajo, sobre la fieb re Escarlatina al Real Cue rpoMédico.

No puedo adecuadamente exp resar cuánto admiro el continuado celode Ud. coloc ado como lo está, sin los medios de proseguir sus estudioscient ifi cos y sin que nadie simpatice con Ud. en los progresos de la Histo­ria Natural. Confío Que el gusto de seguir sus tareas le proporcione algúnpremio para tantos esfuerzos.

Hace algún tiempo que Ud. tuvo la fineza de mandarme por interme­di o de Mr. H. Lumb algunos informes muy curiosos y para m i de muchovalor sobre la vaca nata. Agradeceré cualquier o tra informa ci ón sobrecualquiera de los animales dom ést icos del Plata, como el origen de algunasral as de aves , cerdos , perros, ganado, etc. También estoy muy interesadoen tener una breve descripción de las costumbres y fonnas de esos anima­les en su es tado silvestre. . . ¿Será tan manso un cachorro de perro cima­rrón si es criado con cuidado, com o cualquier o tro perro doméstico?Algunos info rmes sobre estos puntos me serian muy útiles. . .

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132 Quipu. enero-abril de 1984

Sinceramente deseo a Ud. prosperidad en sus admirables labores. y SI

alguna vez pu ede a Ud . servir de algo, me será grato hacer lo.Con el mayor respet o quedo de Ud. S.S.

Charles Darwin

Bibliografía

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.._-. , ~..Dibujo de Gua mán Pom a. Represent a a un administrador

de provincia¡ exhibiendo un quipu suelto y ot ro enroll ado .

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