Danzar o Morir

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Danzar o Morir

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Primera edición: 1983Segunda edición: 1987

Fotografías: P. Luis G. Verplancken A, SJ

La presentación y disposición de Danzar o morir. Religión y resistencia a la domi-nación en la cultura tarahumara, son propiedad de los editores. Aparte de los usos legales relacionados con la investigación, el estudio privado, la crítica o la reseña, esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, en español o cual-quier otro idioma, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, inventado o por inventar, sin el permiso expreso, previo y por escrito de los editores.

Para esta edición:D.R.© 2006. Complejo Asistencial Clínica Santa Teresita, AC

Calle Parroquia s/n (Col. Centro)Creel, Chihuahua, CP 33200.

D.R.© 2006. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)Periférico Sur Manuel Gómez Morín 8585,Tlaquepaque, Jalisco, México, CP [email protected]

D.R.© 2006. Universidad Iberoamericana Ciudad de MéxicoProl. Paseo de la Reforma 880,Col. Lomas de Santa Fe, México, DF, CP 01210.

D.R.© 2006. Universidad Iberoamericana Puebla Boulevard del Niño Poblano 2901,Unidad Territorial Atlixcáyotl, Puebla, Puebla, CP 72430.

Impreso y hecho en México.Printed and made in Mexico.

ISBN 968-5087-80-6 Tercera edición

ITESO. BIBLIOTECA “DR. JORGE VILLALOBOS PADILLA, SJ”

Velasco Rivero, Pedro J. deDanzar o morir : religión y resistencia a la dominación en la cultura tarahu-

mara / P. de Velasco Rivero. -- Guadalajara, México : ITESO, 2006 548 pp. – ( )ISBN 968-5087-80-6

1. Tarahumaras 2. Indígenas de México – Chihuahua 3. Dominación Cultural – México 4. Resistencia Cultural – México 5. Ritos – México 6. Fiestas Religiosas – México 7. Ceremonias Religiosas – México 8. Prácticas Culturales – México 9. Cristianismo – México 10. Religión – México 11. Antropología Cultural – México 12. Sociología de la Religión 13.Sociología de la Cultura I. t.

[LC] F 1221.T5 V443.2006 306. 0899745 [Dewey]

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Í N D I C E

N O TA D E L E D I T O R

P R E S E N TA C I Ó N

I N T R O D U C C I Ó N

Leyenda de los ganokos (gigantes)

Relectura de un símbolo

Objetivo y metodología

Objetivo del estudio

Metodología

Límites, problemas y prejuicios

P R I M E R A PA R T E . L A C U LT U R A TA R A H U M A R A

L A S I E R R A , L O S R A R Á M U R I , L O S C H A B O C H I

La sierra: geografía y ecología

Los rarámuri: los “pie corredor”

Antes de la conquista

Después de la conquista

Los chabochi: la conquista

O R G A N I Z A C I Ó N S O C I A L

El control social

Las autoridades

La elección y el nombramiento de autoridades

Los bastones de las autoridades: las tesora

Los juicios

Desarrollo

Antecedentes

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RELIGIÓN: ¿FIESTA O MAGIA?

Las fi estas en general

Historia

La división de las fi estas

El calendario festivo

El horario de las fi estas

Amenazas contra la comunidad

Los sukristos y los santos

Los sukristos

Los santos

La Virgen

Magia y religión

El tesgüino

Dedicación

Interpretaciones

SEGUNDA PARTE. FIESTAS: CRISTIANISMO DE LOS

RARÁMURI–PAGÓTUAME (PRESENTACIÓN Y ANÁLISIS)

LA VIDA: RITOS Y FIESTAS

Nacimiento

Bautismo

Descripción

La entrega del niño

Historia

Interpretaciones

El rito como factor de integración e identidad

Morema de purifi cación para los recién nacidos

Descripción

Historia

Interpretaciones

Adolescencia

Matrimonio

Noviazgo y concertación del matrimonio

Periodo de prueba

Formalización del matrimonio

Historia

Algunas consideraciones

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ÍNDICE

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LA MUERTE: RITOS Y FIESTAS

Muerte y muertos

Historia

Muerte y muertos hoy

Muerte y magia

La vida después de la muerte

Velación, entierro, nuteas, subida al cielo

Historia

Calendario

Velación

Entierro

Nuteas o nutékimas

Subida al cielo

2 de noviembre

La raspa de peyote

Jícuri o peyote

Historia

Descripción de la ceremonia

LAS CELEBRACIONES DOMINICALES

(CONSTITUCIÓN DE LA COMUNIDAD)

La misa

Historia

Interpretación

Nawésari

Descripción

Contenido y estructura de los sermones

Historia

Interpretación

YÚMARI O TUTUGURI

Historia y descripción

La tradición

Los motivos de la fi esta

La preparación

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La fi esta

Curaciones

Interpretaciones

LOS MATACHINES

Historia y descripción

Antecedentes indígenas

La evolución

Cargos, organización y participantes

La fi esta

Variantes o elementos específi cos de ciertas fi estas

El encuentro

Matachines: tarahumarización del cristianismo

El proceso de tarahumarización

Signifi cación y simbología de los matachines

SEMANA SANTA

Historia y descripción

Las prácticas y ceremonias

Antecedentes indígenas

Cargos, organización y participantes

La fi esta

Semana Santa: una historia de salvación rarámuri

Presupuesto para una interpretación

La apropiación de las fi estas. Aceptación inicial

La reelaboración

La reutilización de esquemas y contenidos

La referencia a Jesucristo

Conclusión

FIESTA: PARADIGMA DE LA VIDA

El tesgüino de trabajo

Descripción

Efectos de la tesgüinada de trabajo

La kórima

Los efectos de la kórima

Kórima y fi esta

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ÍNDICE

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TERCERA PARTE. LAS FIESTAS: VIDA DE LOS RARÁMURI–

PAGÓTUAME (RELIGIÓN Y RESISTENCIA A LA DOMINACIÓN)

CAMBIO DE SITUACIÓN, CAMBIO DE FIESTAS

¿Imposición violenta de la fe?

¿Destrucción del sistema cultural de los indígenas?

Los cambios

Adaptarse para no cambiar

El cambio de fi estas y motivos del cambio

La fi gura de los misioneros

La predicación

Las fi estas

La intervención de Dios

FIESTA E IDENTIDAD RARÁMURI–PAGÓTUAME

Fiestas e identidad rarámuri

Las fi estas conservan y expresan la identidad rarámuri

Las fi estas son factor de cohesión y consenso

Fiestas e identidad pagótuame

FIESTA, TENSIONES Y VIOLENCIA (BAILAR Y NO SER BRAVO)

Las tensiones y su expresión simbólica

La violencia de los blancos

Las tensiones internas

La tensión Dios–hombre y vida–muerte

(caos-orden, bien-mal)

La fi esta solución (simbólica o real) de las tensiones

Las relaciones Dios–hombre

Solución de las relaciones internas

Las relaciones con los blancos

La fi esta, respuesta de los pobres

LA FIESTA COMO TRABAJO, EL TRABAJO COMO FIESTA, LA VIDA

Historia de un confl icto

Fiesta–vida–trabajo

Dos opciones contrarias

El costo de una opción

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LA FIESTA PARA DIOS Y EL DIOS DE LA FIESTA

La fi esta para Dios (estructura de la religión)

La comunidad para Dios

Dios para la comunidad

El Dios de la fi esta (imagen de Dios)

El Dios–sol

Dios–Padre

El Dios de los rarámuri–pagótuame

El Dios pobre de un pueblo pobre

¿UNA IGLESIA RARÁMURI? CRISTIANISMO Y RELIGIÓN POPULAR

Religión popular: génesis y criterios

La génesis de la religión popular

El rechazo racionalista

La revaloración de la religión del pueblo

Religiosidad popular y criterios de la Iglesia

Religiosidad popular: refl exiones

a partir de la Iglesia tarahumara

El sincretismo

El ritualismo

Religión mágica y supersticiosa

El fatalismo

Las “semillas del Verbo”

Los criterios realmente operantes

UNA IGLESIA RARÁMURI. CRISTIANISMO,

DOMINACIÓN Y LIBERACIÓN EN LA TARAHUMARA

Ambivalencia de la fi esta

Fiestas y dominación interna

Fiestas y dominación externa

Fiestas y liberación

Ambigüedad de la Iglesia

Iglesia y dominación

Iglesia y resistencia

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ÍNDICE

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BAILAR PARA VIVIR: ESPERANZA DE SALVACIÓN PARA LOS

RARÁMURI–PAGÓTUAME (A MANERA DE CONCLUSIÓN)

Dos presupuestos

Reforzar la identidad de los tarahumares

Reforzar la cohesión de la comunidad

La renovación religiosa

APÉNDICES

Mapas

Términos tarahumares y mexicanos

Estudios y documentos

BIBLIOGRAFÍA

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I N T R O D U C C I Ó N

LEYENDA DE LOS GANOKOS (GIGANTES)

Se dice que en los tiempos antiguos vivía aquí [en la Tara-humara] un hombre muy grande, era un gigante enorme. Una vez tuvo mucha hambre, así pues, se fue a su casa [de ellos]. Ahí estaban algunas personas, un hombre casado, la mujer y los niños. Llegando a su morada [el gigante] cogió a un pequeño y lo arrojó contra el suelo para ma-tarlo. Se lo iba a comer. Ese hombre era un ladrón, como los gavilanes que se comen las crías de los pájaros.Los tarahumares se enojaron mucho, pues el gigante se la pasaba robando, robando pequeños. Los pequeños lloraban lastimosamente ya que no quedaban completa-mente muertos después que los tiraba por tierra. Dicen que los tiraba en la peña. Una vez que los había hecho morir de esa forma, dicen que los ensartaba por las orejas y los ponía en el brasero para que se cocieran bien y, lue-go de cocerlos, se los comía.Una vez que quedó satisfecho de haber comido, se fue a su morada, allá en la cueva. El hombre cuyo hijo ha-bía sido muerto estaba furioso y los rarámuri comen-taron: “¿Qué va a pasar?”. Un hombre dijo: “Ya sé lo que haremos, mañana vamos a trabajar y convidaremos al gigante ese. Cuezan frijoles1 y junto con los frijoles

1. Aquí hay una alusión implícita a una institución tarahumara que se analizará más adelante, el tesgüino de trabajo, forma de trabajo comunitario que se recompensa con bebida o comida.

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coceremos colorines para matar a ese hombre ladrón”. Así dijo.Amaneció el día siguiente y los tarahumares se fueron juntando para trabajar. Se fueron al monte. El gigante dijo: “¿Qué vamos a hacer?”. “Vamos a arrancar pi-nos”, dijeron. El gigante se fue muy contento a arrancar pinos, pues habían cocido frijoles para comer al regresar a casa por la tarde. Anduvieron por el monte, y el gigan-te —muy contento— trabajó bien arrancando pinos. Atardeció y regresaron a la casa. Les dieron de comer.Una vez llegados a la casa, les dieron de comer. Y le die-ron al gigante un cajete grande, bien servido de frijoles, para que comiera. Y aquel hombre comió muchos frijo-les porque era grande. Se satisfi zo a gusto. Luego que se llenó dijo: “Gracias, me satisfi ce a gusto comiendo, ya me voy a casa a dormir”. Esto dijo el gigante, los tara-humares dijeron: “Está bien”.Se fue a dormir a su morada, cuentan que estaba feliz. Pero, en cuanto llegó de regreso a su morada, comenzó a ponerse enfermo. El gigante no sabía por qué se sentía así, pensaba que él sólo se había enfermado, creía que era una enfermedad; pero se enfermó porque había comido colorines. Y por la noche, mucho dolor tuvo a la me-dianoche. Y a la mañana, temprano, a punto de aclarar, murió ya el gigante aquel. Los tarahumares fueron a ver qué estaría haciendo el gigante, a ver si se había muerto. Lo encontraron cuando ya estaba tendido, muriéndose, aquel gigante ladrón. Así dijeron los que vivieron antes.2

Existen variantes de esta leyenda, sintetizadas por Carl Lumholtz:

Antiguamente había gigantes en las cumbres de las montañas, tan grandes como pinos y con unas cabezas

2. Relato recogido por David Brambila y traducido literalmente del tarahumar. El na-rrador fue Erasmo Palma. Cfr. Palma, Erasmo, “Leyendas Tarahumaras”, recopiladas y mecanografi adas por David Brambila, Norogachi, 1964.

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Introducción

como rocas. Enseñaron a los Tarahumares a sembrar el maíz, derribando árboles y quemándolos, pero se co-mían a los niños.De Guasívori [cerca de Cusárare] fueron unos gigantes a pedir limosna.3 Les gustaba mucho el tesgüino. Tra-bajaban muy de prisa y los Tarahumares los pusieron a cavar la tierra y a sembrar, dándoles en cambio comi-da y tesgüino; pero los gigantes eran feroces, violaban a las mujeres cuando estaban bajo la infl uencia de la luna. Por lo tanto se irritaron mucho los Tarahumares, mez-claron un cocimiento de chilicote con el grano que da-ban a los gigantes y estos murieron.4

RELECTURA DE UN SÍMBOLO

Entre las pocas y maltrechas leyendas rarámuri que se han trasmitido hasta el día de hoy, la más difundida y mejor con-servada es ésta de los gigantes. Fósiles aislados de la antigua civilización, los ganokos pueblan la imaginería tarahumara en apariencia sin más función que divertir o asustar a los niños.

La leyenda es anterior a la llegada de los blancos; sin embargo, leída desde la situación actual de los rarámuri, se vuelve un símbolo dramático de la lucha y la esperanza de un pueblo que se ha visto despojado y violentado, pero nunca realmente conquistado.

El gigante resume y refl eja el comportamiento de los blancos, esa cultura no–tarahumara, gigantesca y podero-sa, que sabe trabajar —arrancando bosques— la tierra que robó a los rarámuri, que muchas veces ha violado a sus mu-jeres y que ha matado y devorado a sus hijos —sea quitán-doles directamente la vida, sea nutriéndose de su trabajo y queriendo asimilarlos mediante sus engranajes políticos, económicos o culturales.

Introducción

3. También aquí hay una referencia a otra institución de protección comunitaria y de repartición de bienes, la kórima. Cfr. postea, el apartado “La kórima”.4. Lumholtz, Carl. El México desconocido, t.I, Herrerías, México, 1945, p.293.

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La segunda parte de la leyenda encarna la resistencia y la esperanza de liberación de ese pueblo que —quizá como ningún otro en el continente americano— ha logrado eludir la dominación chabochi (de los blancos).5 Vale la pena apun-tar que, tanto en la leyenda como en la realidad, son las insti-tuciones tradicionales religioso–económicas —en este caso el tesgüino de trabajo—, la clave de dicha resistencia.

OBJETIVO Y METODOLOGÍA

Desde el siglo XIX, antropólogos y etnólogos han observa-do y descrito abundantemente los diversos rasgos de la vida, mentalidad y situación de los rarámuri. Entre los que más les han llamado la atención se encuentran: el rechazo —global y relativamente efectivo— de la “civilización” occidental; el papel fundamental que juega la religión en su cultura y sus instituciones, así como, teniendo como presupuestos los dos hechos mencionados, la inexplicable aceptación de ritos, fi estas, formulaciones religiosas y nombres cristianos traí-dos por los misioneros, aceptación que, no obstante, implica una adaptación sumamente original (aun respecto de otros grupos indígenas de México) de todos estos elementos a la mentalidad, la situación y el modo de ser de esta tribu.6

Sin embargo, estos estudios no llegan a elaborar un análisis global ni de las razones y los mecanismos de estos fenómenos, ni de su interrelación.7 Tampoco existe ningún estudio general de la religiosidad tarahumara ni de su inci-dencia histórico–social.

5. Chabochi quiere decir, de manera literal, el que tiene arañas en la cara. Es un tér-mino despectivo con que los rarámuri nombran a los blancos y mestizos. Se acuñó en la época de la Conquista, en virtud de que las barbas de los españoles daban a los indígenas —lampiños— la impresión de ser arañas.6. Dicha adaptación, realizada por los mismos tarahumares, ha sido califi cada fre-cuentemente de sincretismo o paganismo disfrazado.7. Varios autores atribuyen la resistencia de los rarámuri al aislamiento (como factor primordial y casi exclusivo) y pasan por alto el análisis del cambio religioso, negando su profundidad y refugiándose en el juicio (o prejuicio) de que los indígenas “no han entendido el cristianismo”. Esto se discutirá más adelante.

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Introducción

Objetivo del estudio

El estudio que dio origen a este libro, parte del objetivo de comprender y explicitar el sentido, funciones y valor de la religión de los rarámuri dentro de su cultura y situación actual. Esto mediante el análisis histórico, antropológico y teológico de las diversas fi estas y celebraciones.8 Para ello, se pretende:

■ Establecer la historia del encuentro de los tarahumares (su cultura y religión) con los blancos (su cultura y cris-tianismo).9

■ Aclarar de manera breve cómo y por qué se dieron los cambios y resistencias más signifi cativos en la cultura rarámuri a partir de la conquista de México.

■ Determinar la importancia y profundidad del cambio religioso, su articulación con la evolución del resto de las estructuras sociales y cómo se explica y qué signifi -cado tiene este cambio en el contexto de una resistencia casi absoluta a la civilización de los chabochi.

■ Exponer por qué y cómo —siendo la religión un ele-mento clave de todo el sistema social tarahumar— di-cho cambio, lejos de provocar el desmoronamiento de la identidad rarámuri, desembocó en una nueva religión que ha sido factor decisivo de cohesión y libertad, crea-dora y conservadora de un ámbito económico, político, histórico y artístico en que los tarahumares (a diferen-cia de otros indígenas de México) pudieron sobrevivir como tales.

No se trata de clasifi car a estos indígenas —o a su religión— de acuerdo con patrones o ideas prefabricadas, sea desde las ciencias sociales, sea desde la teología católica. En particu-

8. Como aparecerá después con mayor claridad, las fi estas son el elemento funda-mental de la religión tarahumara.9. Encuentro en los dos sentidos del término: choque y hallazgo o contacto interper-sonal.

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lar, no se trata de hacer girar el estudio alrededor de la pre-gunta de si los tarahumares son cristianos o no.10

Invirtiendo el planteamiento anterior, se puede decir que el estudio pretendería más bien —aunque indirecta-mente— suscitar dentro de la Iglesia una refl exión sobre la verdadera universalidad del cristianismo11 y sobre el sentido y las posibilidades reales que puede tener la evangelización en un mundo indígena.12 Esto supone lo siguiente:

■ Replantear desde este caso concreto el ya viejo proble-ma de la capacidad o incapacidad —real e histórica— de la Iglesia católica para aceptar y promover una verdade-ra encarnación del cristianismo en las diversas culturas y dejar de conformarse con una mera traducción de la interpretación occidental a otras lenguas.13

■ Yendo más a fondo, se tiene que poner en cuestión la ca-pacidad de la Iglesia para escuchar la crítica, implícita o explícita, que la religiosidad indígena hace a la fe y a las prácticas consideradas como “ortodoxas”, “ilustradas” o “teológicas”. Este problema —visto desde la perspec-tiva de la fe o de la teología— se tendría que plantear en términos de conversión: aceptar realmente la religión de los rarámuri–pagótuame (tarahumares–bautizados) como un momento y una interpretación válidos de la Historia de Salvación, como palabra e intervención del Dios de Jesucristo que interpela y cuestiona a la Iglesia desde la conversión y la praxis evangélica de los pobres, los pequeños, los extranjeros, del Dios que, así, pone en crisis todo pretendido dominio y apropiación de Buena Nueva.

10. Preocupación harto frecuente y aun obsesiva entre misioneros y antropólogos.11. Universalidad verdadera, opuesta a la uniformidad —quasi nominalista— de la doc-trina, las instituciones y los ritos que quizá habría que denominar romanidad u oc-cidentalismo (reinterpretados por la mentalidad española, primero, y mexicana, des-pués).12. O, mejor aún, en la culturas no europeas o no occidentales.13. Como ejemplo de la antigüedad de este problema baste recordar el confl icto de los ritos chinos en los siglos XVII y XVIII. Cfr. Étiemble, René. Les jésuites en Chine (Archi-ves), Julliard, París, 1966.

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Introducción

■ Aportar elementos a la preocupación actual —que en América Latina ha cristalizado en la Teología de la Li-beración— por revalorar todo el sentido intramundano de la salvación anunciada en el Evangelio.

En esta línea, la religión de estos pagótuame representa la experiencia concreta de una fe que ha sido, a pesar de sus ambigüedades y elementos alienantes, factor de resistencia a la opresión y esperanza de una salvación integral desde hace más de tres siglos.

Además, esa “Ecclesia rarámuri”14 simboliza y resume el reto del mundo indígena a la Iglesia y a la teología lati-noamericana y, en cierto sentido, universales; de ese mun-do indígena, explotado y amenazado de muerte, que como realidad y como mentalidad no debe estar ausente ni de la comprensión ni de la acción de los cristianos.

El objetivo de este trabajo, por tanto, no es el enrique-cimiento de la investigación antropológica, de las ciencias de la religión o de la teología. Trascendiendo los límites de lo explícitamente religioso —para ser fi eles a la dinámica misma de la religiosidad tarahumara—, este acercamiento a la raíz de la vida y la cultura de los rarámuri–pagótuame quisiera contribuir a que, conociéndolos mejor, aprendamos a respe-tarlos y aceptarlos, a reconocer su alteridad como un modo válido de ser, vivir y creer; quisiera ayudar a poner en cues-tión el prejuicio de que estas culturas no son más que una es-pecie de estadio atrasado de una única y necesaria evolución del género humano hacia la “civilización”. Quizá el objetivo último de este estudio es abrir un pequeño espacio en que pueda resonar la palabra de otra cultura, palabra que debe poner en crisis15 nuestra ingenua —o malintencionada— au-tosufi ciencia de hombres “civilizados y efi caces”, para quie-nes la superioridad técnica (científi ca, económica o militar) es derecho de conquista, de imposición y de explotación.

14. Ecclesia hace alusión a la comunidad de “verdaderos bautizados” como se llaman a sí mismos los rarámuri.15. Crisis en el sentido original del término: poner a prueba, someter a juicio, criticar.

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Metodología

La primera etapa del trabajo consistió en determinar los elementos más signifi cativos de la religiosidad tarahumara; esto permitió formular las primeras hipótesis y circunscri-bir el campo de estudio.

La determinación de estos elementos más importantes se realizó teniendo como criterios: la importancia que los mismos rarámuri acordaban a dichos elementos; el tiempo, esfuerzo e inversión económica que requerían; la repercu-sión social de su realización u omisión (sea en un pueblo, sea en un individuo o familia), y la mayor o menor difusión de dichos componentes en las diversas regiones de la sierra.

Esta determinación, por una parte, se hizo mediante la observación participada en las ceremonias y fi estas durante un periodo de dos años y ocho meses, observación que tam-bién incluyó el contacto con agentes de pastoral y blancos de la zona; por otra, dichas observaciones se compararon y completaron con los trabajos y estudios de otros equipos que en ese momento investigaban en la sierra, con los es-tudios de antropólogos, sociólogos y economistas que han trabajado en esa región al menos los últimos 60 años y con las observaciones y publicaciones de los misioneros de esa zona.16

La hipótesis de trabajo fue que las fi estas, las ceremonias y los ritos de los rarámuri–pagótuame manifi estan, de mane-ra privilegiada y casi exclusiva, la importancia fundamental de la religión en esa cultura; que se dio un proceso de acepta-ción real y reelaboración del cristianismo predicado por los jesuitas que desembocó en una nueva comprensión religiosa integrada y orgánica, y que dada la importancia del factor religioso en la vida tarahumara, la nueva religión ha jugado un papel fundamental en la conservación de la identidad ra-rámuri y en la resistencia a la dominación del blanco.

16. Esta observación participada fue en calidad de sacerdote —por tanto como cele-brante en muchas de las ceremonias—, con todas las ventajas y los inconvenientes que esta situación trae consigo.

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Introducción

Esto permitió circunscribir el campo de estudio al análisis de las fi estas e instituciones (acciones, ritos, cere-monias) en vez de centrarlo en el razonamiento de formu-laciones dogmáticas o míticas (estas últimas escasas y muy deterioradas; aquéllas, pobres y mal defi nidas, aparecen —a primera vista— como desintegradas del resto de la cultura, mera repetición de una catequesis apenas comprendida y asimilada).

La segunda etapa consistió en un estudio histórico de las diversas fi estas: su origen, el signifi cado que tanto los indígenas como los misioneros les atribuían, las funciones que desempeñaban dentro de las diversas situaciones, los cambios que se fueron dando en ellas, así como las causas y el signifi cado de esos cambios.

Para el último paso se pusieron en relación los elemen-tos religiosos (funciones y símbolos) que aparecen como los más importantes con otros aspectos de la vida y la cultura tarahumaras: instituciones y prácticas económicas, políti-cas, morales y mágicas (hacia dentro de la propia comuni-dad); comportamientos y actitudes frente a la cultura y las instituciones del blanco.

Este poner en relación consistió fundamentalmente en comparar la estructura de diversas instituciones (políticas o económicas) con las estructuras de la fi esta para ver cómo se corresponden, se refuerzan de manera mutua y se simboli-zan; cómo realizan funciones similares, y cómo todas perte-necen a una misma comprensión integrada o cosmovisión, al igual que corresponden a la realidad histórica y ecológica de este grupo humano.

Límites, problemas y prejuicios

El primer límite —y problema— de este trabajo viene de la imposibilidad de hacer una descripción e interpretación global de una cultura. La delimitación del estudio a un as-pecto de la cultura y la forzosa selección de los elementos más signifi cativos empobrecen automáticamente la com-

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prensión incluso de dicho aspecto en cualquier cultura, pe-ro mucho más en culturas como la tarahumara, en la que los diversos campos de la vida están inextricablemente interre-lacionados.17

Dentro de esta delimitación, se requiere señalar que este trabajo sobre la religiosidad —la fi esta— rarámuri, privile-gia la dimensión social y teológica de la religión, sus funcio-nes y símbolos, por sobre otros análisis (igualmente impor-tantes), como serían el psicológico o el estructural.

Otro problema surge de la necesidad de manejar diver-sas disciplinas (historia, antropología, teología) y de inte-grar las metodologías y los resultados de cada una de ellas.

Además de estos problemas generales, hay que señalar algunos otros particulares que entran ya en el campo de los prejuicios:

■ En cuanto a los documentos utilizados, hay que estar atentos a las interpretaciones apologéticas, estudios u opiniones preocupados por justifi car o condenar las actividades de grupos u organismos de la Iglesia o del estado, o estudios que idealizan la situación “natural” de estas civilizaciones “primitivas”. También abundan los juicios etnocentristas —de misioneros o investiga-dores— sobre la “barbarie” y el “atraso cultural” de los indígenas.

■ En cuanto a los prejuicios de los investigadores, uno de los más insidiosos es la tentación de clasifi car o comprender la realidad a partir de modelos ideales “ortodoxos”. Como ejemplo, la preocupación de mu-chos antropólogos o indigenistas por establecer los rasgos “auténticamente tarahumares”, eliminando co-mo espurios todos los elementos cuyo origen no es ex-clusivamente prehispánico. Otro tema por lo general

17. Por ejemplo, el estudio prescinde de un análisis pormenorizado de las ceremonias mágicas, el que permitiría comprender mejor algunos aspectos y símbolos de lo reli-gioso, aunque ambos dominios sean independientes y se puedan estudiar por separa-do, como se verá más adelante.

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Introducción

prejuiciado es el de saber si los tarahumares son o no cristianos y el de los criterios para determinarlo (tan-to misioneros como antropólogos suelen tomar como parámetro la ortodoxia doctrinal).

■ Un último presupuesto implícito es la incapacidad de los indígenas de comprender su propia situación y de racionalizarla.

A partir de este contexto, es necesario explicitar dos su-puestos que están en la base de todo el presente estudio: pri-mero, ni la importancia y el papel de la religión en la cultura tarahumara, ni la resistencia a la civilización chabochi son producto del azar o de una especie de inercia inconsciente que sería, según los civilizados, inherente a toda sociedad “primitiva”, sino que son producto de una opción huma-na, opción de los indígenas como sujetos de su historia y de su sociedad, y segundo, no somos nosotros (los blancos) los sabios que pueden explicar a los indígenas quiénes son y las razones o los signifi cados de sus costumbres y compor-tamientos; son ellos los más cualifi cados para establecer su identidad; ellos saben quiénes son y quieren seguir siéndo-lo, comprendiendo y aceptando los costos de esta opción.

Por eso, el límite o problema más serio de un trabajo co-mo éste es la carencia de documentos históricos y de inter-pretaciones globales hechos por los propios tarahumares.18 Ésta, como tantas otras descripciones o interpretaciones del mundo rarámuri, es sólo un acercamiento que —por más respetuoso y cariñoso que sea— permanece, en gran medi-da, extranjero a la mentalidad y a la cultura de esos hom-bres.

18. Además de no ser una cultura gráfi ca, no les interesa ese tipo de interpretaciones científi cas.

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