DANIELA CARDONE

“Las joyasson misegunda piel”

La hemos visto, y

admirado, en

pasarelas, obras de

teatro, largometrajes y

en alguna que otra

serie de televisión.

Ahora, asociada con el

artesano joyero Rat

Noguera, Daniela ha

emprendido la carrera

empresarial

promocionando una

colección de joyas que

ambos han diseñado.

Engastada de belleza

y con muchos kilates

de hermosura, la

modelo bonaerense

nos muestra algunas

piezas de su exquisita

colección.

CARLOS BARRIO

FOTOS: AXEL

L A M O D E L O Y A C T R I Z A R G E N T I N A S E E S T R E N A C O M O E M P R E S A R I A Y D I S E Ñ A D O R A

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“Las cadenasreflejan algode sumisión,pero es másimportante laenergía quetransmiten”

a aprendido a mane-jar las ceras y a fun-dir, soldar y pulir laplata como si se in-terpretara a sí mis-ma. “Las joyas sonmi segunda piel”, di-ce Daniela, y nos dapor mirar esa otra jo-

ya que es su cuerpo bruñido deabriles, una alhaja de juventud ypoderío de la que sólo cabe ena-morarse. A caballo entre su Ar-gentina natal y esta España en laque se siente “como en casa”,anda estos días la modelo y actrizpromocionando sus joyas y entre-gada al trabajo en teleseries comoAcademia de baile Gloria, Agen-te 700 –una nueva comedia de Te-levisión Española– o Desenlace,en Antena 3. Al menos una vez almes cruza el charco, se reúne consus hijos, Brenda y Junior, y aúnle queda tiempo para colaborar enla serie Poné a Francella, de lacadena Telefé, o incluso desfilarjunto a Valeria Maza en un salónde moda internacional.

—¿Y no se cansa con tantoscompromisos y tantos viajes?

—Tengo casa en Madrid, en plenobarrio de Malasaña, y otra en elcentro de Buenos Aires, en el pe-queño París, y la verdad es que es-toy muy a gusto en los dos sitios.Gracias a que no paro de viajarapenas me da tiempo a cansarmede ninguna ciudad.—Modelo, actriz y ahora tam-bién empresaria y diseñadora dejoyas. ¿Qué le falta por hacer?—Estoy empezando en todo, asíque me falta muchísimo. Lo quemás me gusta, sin duda, es la inter-pretación, pero estoy disfrutandomuchísimo con esto de las joyas.—Además de anillos y pulseras,se ven muchas cadenas. ¿Tienenalgún signifiado especial?—Todas las piezas de la colecciónreflejan sensaciones, estados deánimo... En el caso de las cadenasquizá haya algo de sumisión y do-minación, pero es más importantela energía que transmiten.—¿Es usted dominante?—Sí. Incluso en el amor. Es algoque les gusta a los hombres.—¿Anda con el corazón encade-nado?—Ahora mismo me da miedo

plantearme una relación senti-mental. Estoy en un momento demuchos cambios y prefiero pre-servar mi independencia. La nece-sito para llevar la carga de tantoseslabones que hay en mi cadenaprofesional.—Según vemos a través de In-ternet, en la prensa argentina noparan de adjudicarle novios.—Pues es mentira. He estado ca-sada dos veces. Primero con Car-los Gandini, el padre de mi hijaBrenda, que ya va a acabar secun-

daria, y luego, durante ocho años,con el cirujano plástico RonaldoPisanú, con quien tuve al pequeñoJunior. Después me divorcié y hetenido novios, pero ahora prefieroestar sola.—¿Le ayudó el cirujano plásticoa pulir su cuerpo?—Por supuesto. Y me siento muyorgullosa de cómo me dejó. Tengounas ‘lolas’ preciosas. Ademásllevo colágeno en los labios y ‘bo-tox’ en la frente para disimular al-gunas arrugas que me salían cuan-do fruncía el ceño. —¿Por qué cree que hay tantapolémica con las actrices y fa-mosas que se someten a la ciru-gía estética?—Es algo que no entiendo. Y mu-cho menos aún que haya chicasque se operen y se nieguen des-pués a confesarlo.—Cecilia Bolocco, la mujer delex presidente argentino CarlosMenem, ha posado envuelta enla bandera nacional. ¿Por qué searmó tanto revuelo?—Más que lo de la bandera lo quenos escandalizó fue que quisieradar una imagen de Evita. Y quizá

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no sepa que Evita es única, irrepe-tible. A lo mejor hay algo de tabú,pero tampoco nos gustó que Ma-donna interpretara a la Perón.—¿Estas fotos suyas, desnudacon las joyas, también puedenresultar una provocación en supaís?—Posiblemente.Yo fui la primeraargentina que, como modelo, salióen ‘top-less’ en una revista de alláy se armó un gran escándalo. Nolo entiendo, pero en Argentina si-guen sin aceptar la estética queconlleva un desnudo.—¿Deberían ir al psicoanalista?—No lo sé. Yo acudí una vez a laconsulta de Jorge Bucay, una emi-nencia, que entonces era el psicó-logo de mi segundo marido. Y laverdad es que prefiero hacer gim-nasia y pinchar música para orde-nar mis ideas y mis sentimientosque acudir al psicólogo.—¿Esos hombros tan bonitosque luce los consiguió en una ca-milla de operaciones o en el gim-nasio?—No sé a quién se le ocurrió decirque me había operado los hom-bros. Junto con la espalda, son loque más me gusta de mi cuerpo yme los cuido a base de hacer pesas.

Luce Daniela ocho tatuajes su-tilmente dibujados en las manos,en un pie, al final de la espalda, enel estómago y bajo la nuca. El últi-mo es un dragón que, según ella,marca una etapa de cambios. Laque ahora vive y goza. El resto esmagia, esa magia que late en sumirada y en cada pliegue de su en-joyado cuerpo.

© Queda prohibida la reproducción totalo parcial de este reportaje.

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