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CUIDADO Y POLÍTICA PÚBLICA;
CONCEPTUALIZACIONES Y PARADIGMAS.
(Documento Borrador)
Autores1: Carla Frías-Ortega, Pamela Gutiérrez Monclus, Rodolfo Morrison Jara y
María Jesús Tapia Cofre.
Datos de contacto: [email protected] o [email protected]
Resumen:
Los paradigmas que han sustentado la lógica de los cuidados se estructuran en el
paradigma de caridad cristiana, el paradigma positivista biomédico y paradigma de
justicia centrado en el derecho de las personas. A su vez, estos paradigmas se expresan
en modelos que organizan su campo de conocimiento en estrategias, formas de
evaluación y de intervención, al respecto y en consideración de su articulación actual se
reconoce el modelo biomédico-rehabilitador, el modelo de vida independiente y el
enfoque de las capacidades.
El objetivo de este artículo es analizar la comprensión de los modelos de cuidado y su
implementación por medio de políticas públicas locales, a través de análisis de dos
casos: en primer lugar, los cuidados centrados en grupos vulnerables, en particular la
atención a la discapacidad y dependencia (España y Chile) y en segundo lugar las
referidas al cuidado infantil: en cuanto a educación y trabajo (España, Francia y Chile).
Revisando la regulación normativa, estrategias de intervención y programas sociales
como mecanismos de intervención.
Palabras claves: cuidado, políticas públicas, paradigmas, modelos, discapacidad,
dependencia e infancia.
1 Carla Frías-Ortega, Dra. en Sociología, Académica de la Universidad de Chile y profesora invitada en la
Universidad Central de Chile. Los co-autores son académicos jornada completa en el Departamento de
Terapia Ocupacional y Ciencia de la Ocupación de la Universidad de Chile: Pamela Gutiérrez Monclus.
Dra. En Psicología Social. Terapeuta Ocupacional, Rodolfo Morrison Jara . Dr. en Lógica y Filosofía de
la Ciencia. Terapeuta Ocupacional y María Jesús Tapia Cofre, Terapeuta Ocupacional.
I. Introducción
Es relevante analizar como los paradigmas del cuidado, están presentes en las
políticas públicas que implementan los países, ya que en ocasiones la declaración
axiológica de las políticas públicas se enmarca en el paradigma de justicia centrado en
el derecho de las personas, lo que se ve reflejado en la ratificación de acuerdos
internacionales sobre el derecho, sin embargo, esto no se refleja en las estrategias de
intervención y programas sociales.
El objetivo de este artículo es analizar la comprensión de los modelos de cuidado
y su implementación por medio de políticas públicas locales, a través de análisis de dos
casos: en primer lugar, los cuidados centrados en grupos vulnerables, en particular la
atención a la discapacidad y dependencia (España y Chile) y en segundo lugar las
referidas al cuidado infantil: en cuanto a educación y trabajo (España, Francia y Chile).
Para ello se realizara un estudio de casos de los diversos países señalados
revisando la regulación normativa, estrategias de intervención y programas sociales
como mecanismos de intervención. Dicha revisión será relevante para dar cuenta de la
transición paradigmática en que se encuentran los cuidados de las personas vulnerables,
como es el caso analizado de las personas con discapacidad y dependencia, así como es
el caso de los cuidados infantiles referidos a educación y trabajo.
II. Paradigmas actuales del cuidado en salud
Los paradigmas del cuidado, han estado relacionados como modelos de
intervención en salud, los que los han configurado desde la caridad y el abordaje
principalmente sociosanitario, a las perspectivas de derechos y valoración de las
diversas capacidades de cada una de las personas, en una comprensión que aboga por la
interdependencia de las personas entendidas todas ellas como “vulnerables”.
Podemos comprender a un paradigma como un conjunto de ideas que giran en
torno a unos conceptos centrales y que guían una práctica profesional. El conocimiento
que se genera en su interior está organizado, es coherente e inteligible (Benelli & Costa-
Rosa, 2012) y dentro, se desarrollan explicaciones de diferentes fenómenos, se
conforman modelos, instrumentos de evaluación y se generan orientaciones para
procedimientos de intervención (Kielhofner, 2006).
Una de las principales transformaciones de los Paradigmas del cuidado, ha
implicado el derecho de las personas por ser escuchadas y tener un rol importante en la
toma de decisiones (Mercado-Martínez, Silva, Herrera, Leal & Hernández, 1999;
Ocampo, Quiroz, Hamui & Irigoyen, 2008). Así, las personas han dejado de ser
entendidas como entes pasivos, para comprenderse como sujetos activos, con
conocimientos propios y experiencias individuales, integrándose la perspectiva de
derechos (Mercado-Martínez, Silva, Herrera, Leal & Hernández, 1999).
En este camino, podemos distinguir tres paradigmas en los cuidados en salud: un
paradigma de caridad cristiana (Benelli & Costa-Rosa, 2012); un paradigma positivista
biomédico (Ocampo, Quiroz, Hamui & Irigoyen, 2008); y paradigma de justicia
centrado en el derecho de las personas a la salud (Coughlin, 2014; Benelli & Costa-
Rosa, 2012).
El paradigma de caridad cristiana se centró en la perspectiva de ayuda
samaritana al prójimo (Benelli & Costa-Rosa, 2012), lo que implicó comprender que el
cuidado era responsabilidad de quien cuida. Esto, derivó en una perspectiva paternalista
(Carreño & Nel, 2007) centrada en la caridad y el “socorro” (Coughlin, 2014). Aquí, el
rol “del enfermo” es simplemente el de recibir los cuidados de “un alma caritativa”, sin
que esta necesariamente fuese formada bajo una preparación médica.
Posteriormente, el paradigma positivista biomédico, al establecer una
explicación de las enfermedades desde una perspectiva “biologicista unicausal”
(Ocampo, Quiroz, Hamui & Irigoyen, 2008), mantuvo la forma unidireccional de
abordar los cuidados, donde las personas continúan comprendiéndose como seres sin
opinión, pero receptoras de un saber médico (Mercado-Martínez, Silva, Herrera, Leal &
Hernández, 1999).
Por último, el paradigma de justicia centrado en el derecho de las personas a la
salud, el cuidado y la asistencia (Coughlin, 2014; Benelli & Costa-Rosa, 2012), se ha
focalizado en comprender que las personas son ciudadanas y por ende, pueden exigir al
estado sus derechos básicos, entre lo que se encuentra la asistencia sanitaria (Castaño,
2005). Así, las personas se comprender como activas en su proceso, donde sus
opiniones y decisiones son relevantes en los procedimientos clínicos y en el respeto a su
autonomía en el cuidado.
Como se ha señalado, dentro de ellos se desarrollan modelos. Estos,
corresponden a una forma de organización del conocimiento mucho más específica que
los paradigmas. Están integradas por una base conceptual interdisciplinaria, teorías que
definen un fenómeno en común, formas de intervención para resolver un problema,
tecnología de intervención (protocolos, pautas de evaluación, métodos terapéuticos) y el
desarrollo de investigaciones y evidencia científica que lo respalda (Kielhofner, 2006).
Al no aparecer de forma “pura”, los paradigmas están presentes de diferente
forma (Benelli & Costa-Rosa, 2012). Por ello, su generación se ha reflejado en el
desarrollo de estos diferentes modelos que guían las prácticas del cuidado en salud y
que conviven entre sí.
2.1. Modelo Biomédico y Rehabilitador: la lógica de los cuidados sociosanitarios.
Las características principales del modelo biomédico y rehabilitador, según
Palacios (2008) consisten en primer lugar que las causas que se alegan para justificar la
discapacidad (o dependencia) ya no son religiosas, sino que pasan a ser científicas, en
conceptualizaciones relacionadas con la enfermedad. En segundo lugar, las personas
con discapacidad ya no son consideradas inútiles respecto de las necesidades de la
comunidad, sino que ahora se entiende que pueden aportar, en la medida en que sean
rehabilitadas o normalizadas (A. Palacios, 2008). Desde esta perspectiva, los cuidados
son asociados a la atención de las causas de la discapacidad o dependencia, cubriendo
los requerimientos de atención vinculado a la regulación de las funciones básicas del
cuerpo. Dicho modelo, toma en parte aspectos del modelo de la prescindencia2, debido a
que mantiene la lógica del tratamiento moral, aportando beneficios y confort a un “otro”
que es sujeto de cuidados y de la caridad, y que sumado a la racionalidad científica que
impera en el modelo biomédico-rehabilitador, se determinará, cual es su mejor
condición para ser cuidado. Lo que configura a quien recibe los cuidados, como un
sujeto pasivo a las acciones del cuidado sociosanotario y que se entiende que se le
realizan por su bien. A su vez una comprensión individual de las causas, establecer
respuestas individuales, invisibilizando causas estructurales en la generación de
discapacidad o dependencia. Esto puede ejemplificarse en las dinámicas de
institucionalización en salud, que se han justificado bajo estas dos lógicas.
2.2. Modelo de Vida independiente: la autodeterminación en los cuidados.
El modelo de Vida Independiente enmarca los cuidados desde una mirada
interseccional adquiriendo peso lo social. Los presupuestos fundamentales según
2 Que señala que las personas con discapacidad o dependencia no tienen nada que aportar y las
causas de sus afecciones son religiosas.
Palacios (2008) son en primer lugar, que las causas que originan la discapacidad no son
ni religiosas ni científicas, sino sociales o al menos, preponderantemente sociales. Así,
son las limitaciones de la propia sociedad, para prestar servicios apropiados y para
asegurar adecuadamente las necesidades de las personas con discapacidad (o
dependientes). En segundo lugar, se considera que las personas con discapacidad tienen
mucho que aportar a la sociedad, lo que es comprendido desde la valoración de la
dignidad intrínseca de toda vida humana.
La Convención de Derechos de Personas con Discapacidad (CDPCD), señala en
su artículo 19 que las personas con discapacidad (PCD) “tengan acceso a una variedad
de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la
comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia
y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o separación de ésta” (ONU.
Organización Naciones Unidas, 2006).
Así, este modelo apunta al empoderamiento de la persona, concebida como
ciudadano/a de pleno derecho, cambiando conceptualmente la lógica de los cuidados
sociosanitarios a una conceptualización de asistencia y apoyos, que permitan que sea la
persona en un autodeterminación de su voluntad, quien defina el tipo de apoyo, su
oportunidad y cualidad, respecto de las decisiones que le permitan llevar una vida activa
y con participación social (si lo desea).
2.3. Enfoque de las capacidades
Por lo anterior cabe mencionar que además de los modelos de intervención que
permiten clasificar los programas desde el abordaje de intervención que se realiza con
las personas, existe una clasificación en Europa desde la mirada de gestión de políticas
públicas, lo que en líneas generales indicar que existen tres modelos de cobertura de las
demandas generadas por la dependencia: modelo universalista, modelo de protección
social y modelo asistencialista.
El modelo universalista se caracteriza por financiarse a través de impuestos y
por estar fundado en el principio de ciudadanía, su cobertura es universal. Es un sistema
fundamentalmente de prestación de servicios, opta por la profesionalización del cuidado
social, con un alto nivel de calidad asistencial y diferentes categorías ocupacionales
ajustadas a las necesidades de los cuidados de larga duración. Los empleos son en su
mayoría del sector público y la gestión de los servicios sociales suele ser competencia
de las autoridades locales. Este modelo universalista es propio de los estados de
bienestar socialdemócratas de los países escandinavos, con una fuerte tradición en
garantizar derechos sociales a través de una noción de ciudadanía asentada en el
principio integrador de solidaridad social. El principal impedimento para la
implantación y sostenimiento del sistema es su elevado gasto social.
El modelo de protección social predomina en países como Alemania, Austria y,
hasta cierto punto, Francia. En estos países, el cuidado de las personas dependientes se
concibe como un seguro a la dependencia, quedando integrado en la seguridad social
como una forma más de aseguramiento, equivalente a las pensiones de vejez, de
invalidez o a las prestaciones por desempleo. Se financia a través de cotizaciones de
trabajadores y empresarios, y no vía impuestos generales como en el caso universalista.
Además, aunque se proporcionan servicios directos, la dependencia se articula
fundamentalmente a través de prestaciones económicas, bien directamente a la persona
que necesita cuidados o bien a la familia cuidadora o profesional que realice las tareas
de cuidado. Las prestaciones tienen un tope, y la situación de dependencia se evalúa en
grados o niveles de gravedad, de los que se derivan prestaciones monetarias de diferente
cantidad o servicios de distinta intensidad o duración. La gestión de las prestaciones
está centralizada, pero los servicios se encuentran descentralizados en las
administraciones territoriales.
El modelo asistencialista se caracteriza por proporcionar una cobertura limitada
a aquellas personas en situación de dependencia, con insuficientes recursos económicos.
En este modelo opera el principio de subsidiariedad, según el cual el Estado interviene
sólo cuando la familia, entendida de manera amplia, es incapaz de administrar cuidado.
Su limitado alcance se amortigua parcialmente por las organizaciones privadas,
financiadas.
III. Análisis de Políticas públicas
Desde la perspectiva de políticas públicas se debe considerar que las diversas
acepciones de Cuidado y como ello ha generado un extenso desarrollo de
conceptualizaciones y modelos de intervención a nivel internacional.
Para facilitar la comprensión de los modelos y como han sido implementados a
nivel local se analizarán diversos casos para comparar las implementaciones de las
políticas públicas revisando los modelos de intervención desde sus componentes
centrales:
o Regulación normativa.
o Estrategias de intervención.
o Programas sociales como mecanismos de intervención.
3.1. Los Cuidados centrados en grupos vulnerables: Atención a la discapacidad y
dependencia.
Como antecedente común a este análisis de caso, cabe destacar que en ambos
países se ratifica la CDPCD (aprobada el 13 de diciembre del 2006 por la ONU), la que
es ratificada por España el 3 de diciembre del 2007 y por Chile el 29 de julio del 2008.
Respecto a la legislación Chilena vigente, la ley 20.422 de Inclusión de las
Personas con Discapacidad (Ministerio de Planificación, 2014) define al Cuidador/a y
lo vincula a "la realización de las actividades de la vida diaria, en el entorno del hogar"
lo que limita la participación de las PCD en la comunidad cómo señala el artículo 19 de
la CDPCD, ya que centra el cuidado al ámbito del hogar y no promueve apoyos para la
participación en comunidad. A su vez, define los Servicio de Apoyo como “toda
prestación de acciones de asistencia, intermediación o cuidado, requerida por una
persona con discapacidad para realizar las actividades de la vida diaria o participar en el
entorno social, económico, laboral, educacional, cultural o político, superar barreras de
movilidad o comunicación, todo ello, en condiciones de mayor autonomía funcional”
(Ministerio de Planificación, 2014). Este concepto aborda la participación comunitaria,
sin embargo, señala que se dará en condiciones de autonomía funcional3. En dicha
legislación prima la lógica de cuidados sanitarios del modelo biomédico-rehabilitador,
3 Aquí es útil recurrir a Palacios y Romanach (2007), "cuando señalan la distinción entre la autonomía
moral y la autonomía física, ya que por autonomía funcional se podría entender el hacer por sí sólo sin
ayuda y no la toma de decisiones de las personas3. Es de relevancia considerar esta distinción, ya que los
servicios de apoyo y/o asistencia personal, deben apoyar la participación social, en todas las dimensiones
en especial atención a las PCD dependientes (Agustina Palacios & Romañach, 2007).
ya que reduce la autonomía a los aspectos funcionales y define en un rol pasivo a quien
es receptor de estos cuidados. Al respecto, Díaz, Sanchéz y Palá señalan que visiones de
asistencia y caridad están presentes en el discurso y la práctica de la política pública
para la población con discapacidad en Chile (Díaz, Sánchez, & Palá, 2015).
Respecto a la legislación Española vigente, el Real Decreto Legislativo 1/2013
señala como antecedentes del mismo: la Ley 13/1987 de integración social de PCD, que
se basaba en apoyos complementarios, ayudas técnicas y servicios especializados, a su
vez refiere la ley 51/2003 de igualdad de oportunidades, no discriminación y
accesibilidad universal de las PCD, que apunto a la lucha contra la discriminación y
accesibilidad universal. Otro antecedente es la ley 49/2007 que establece régimen de
infracciones y sanciones en materia de igualdad, no discriminación y accesibilidad
universal, el mismo año, la ley 27/2007 que reconocen las lenguas de signos españolas y
se regulan los medios de apoyo a la comunicación de la personas sordas, con
discapacidad auditiva y sordociegas. Y por último, se señala como antecedente la ley
26/2011 de adaptación normativa a la CDPCD (Ministerio de Sanidad, servicios
sociales e igualdad, 2013). Es importante dimensionar el desarrollo legislativo en torno
a la atención de las PCD, como marco de comprensión de los cuidados y apoyos
ofertados en casa caso.
Cabe destacar que en el artículo 68: “Contenido de las medidas de acción
positiva y medidas de igualdad de oportunidades” se señala que como medidas de
acción positiva podrán consistir en apoyos complementarios y normas, criterios y
prácticas más favorables. Las medidas de igualdad de oportunidades podrán ser ayudas
económicas, ayudas técnicas, asistencia personal, servicios especializados y ayudas y
servicios auxiliares para la comunicación (Ministerio de Sanidad, servicios sociales e
igualdad, 2013, p. 95660). Configurando la Asistencia Personal como recursos de
apoyo. A su vez, La ley Española 39/2006, del 14/12/2006, de “Promoción de la
Autonomía Personal y atención a las personas en situación de dependencia”, tiene por
objeto regular las condiciones básicas que garanticen la igualdad del derecho subjetivo
de ciudadanía a la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en
situación de dependencia (Art. 1). A partir de este hito, se desarrollan diversas
expresiones de Asistencia Personal en el estado Español.
A su vez en el Artículo 51: “Clases de servicios sociales” se señala que “los
servicios de atención domiciliaria tendrán como cometido la prestación de atenciones de
carácter personal y doméstico, así como la prestación habilitadora o rehabilitadora tal y
como ya dispone el artículo 14 (“Habilitación y rehabilitación médico funcional”), todo
ello sólo para aquellas personas con discapacidad cuyas situaciones lo requieran
(Ministerio de Sanidad, servicios sociales e igualdad, 2013, p. 95655).
En dicha legislación prima el principio de autonomía y el derecho a la vida
independiente, en la configuración de servicios de apoyo para las personas con
discapacidad.
Estrategias presentes en la política pública en Chile, las que se inscriben en la
diada integrativa del cuidador/cuidado.
En Chile existen dos políticas dirigidas a Personas en situación de dependencia,
por una parte está: 1.- el Programa de Atención Domiciliaria a Personas con
dependencia severa, del Ministerio de Salud de Chile, cuyo propósito señala que "está
dirigido a todas aquellas personas que sufran algún grado de dependencia severa:
física, psíquica o multidéficit, según índice de Barthel; y por otro lado, a preparar a las
familias que cuidan a este tipo de pacientes, entregando acciones de salud integrales,
cercanas y con énfasis en la persona, su familia y entorno; considerando aspectos
curativos, preventivos y promocionales con enfoque familiar y de satisfacción usuaria,
para mejorar así, su calidad de vida" (MINSAL, 2015b), y su objetivo general es:
"otorgar a la Persona con Dependencia Severa, Cuidador y Familia una atención integral
en su domicilio, en el ámbito físico, emocional y social, mejorando su calidad de vida,
potenciando así su recuperación y/o autonomía" (MINSAL, 2015b). Dicha política
contempla 2 componentes, la Visita Domiciliaria Integral y el pago a cuidadores de
personas con dependencia severa. Aún cuando señala en su Objetivos la recuperación
y/autonomía de las personas, el programa se centra en cubrir demandas de cuidado de
personas con dependencia evaluada según índice de Barthel menor a 35, o sea con
dependencia en actividades de la vida diaria básicas y requerimientos de formación del
cuidador/a. Al respecto Díaz, Sanchéz y Palá, señalan que Las políticas orientadas a
cuidadores/as y PCD con dependencia, entendidas como una unidad, podría afectar la
autonomía de las PCD con dependencia (Díaz et al., 2015). Consideramos que dicha
política cubre de manera parcial un área vital de los requerimientos de las personas con
dependencia, sin embargo puede potenciar que se mantenga a PCD con dependencia
severa en entornos discapacitantes, ya que no se logra una política interseccional que
potencia la vida independiente y en comunidad de las PCD con dependencia severa.
A su vez, el desarrollo de este tipo de políticas, centrada principalmente en
cuidadoras mujeres genera respecto de la experiencia de la prestación de cuidados el
que "ha estado marcada por la ausencia casi total de apoyo"(Montenegro & Cornish,
2015, p. 5). A su vez, las familias describen una sensación de incertidumbre continua en
el contexto de las demandas en curso y en crecimiento, especialmente debido al alto
impacto económico de la enfermedad (pérdida de empleo por demandas de atención, y/o
costos de tratamiento). (Montenegro & Cornish, 2015, p. 5). A su vez señalan "la
sensación de fragilidad y temor a la muerte del mismo cuidador/a, debido a que se
proyecta en el contexto de una comunidad y servicios incapaces del cuidado de las
personas con discapacidades psiquiátricas" (Montenegro & Cornish, 2015, p. 6).
Respecto de los cuidadores/as de personas mayores: “dentro de las variables
contextuales del cuidado, se observa que la falta de apoyo social, definido como no
tener a alguien a quien recurrir si necesita ayuda de cualquier tipo, es la variable que se
asocia en forma más significativa con la carga del cuidador”(MINSAL, 2015a, p. 6). Al
Respecto MINSAL señala “Hoy Chile no cuenta con una política de cuidados que
enfrente esta situación, la cual se agrava si se lleva a cabo en condiciones de pobreza,
sin descansos, capacitación, ni recursos para la atención” (MINSAL, 2015a, pp. 6–7)”.
A su vez, y de manera reciente y transitando al paradigma de Vida
Independiente, se encuentra otro Programa orientado a PCD con dependencia a cargo de
SENADIS (Servicio Nacional de la Discapacidad), el programa: “Promoción de la
Autonomía y atención a la dependencia”, que en cuyas orientaciones técnicas (2014),
se indica que su objetivo general es mejorar el desempeño funcional en las actividades
de la vida diaria de personas en situación de discapacidad con algún grado de
dependencia4. A su vez, también desarrolla el "Programa Servicios de Apoyo", que en
cuyas orientaciones técnicas señala que su objetivo general es favorecer la participación
social de las personas en situación de discapacidad de origen mental en diferentes
contextos, a través de un modelo de Servicio de apoyo de Asistencia"5. Las líneas de
acción contemplan el apoyo psicosocial, cuidados, y adaptación del entorno6. Con un
financiamiento distribuido en entidades privadas y públicas. Según las limitaciones
referidos por personal de SENADIS se señala que los programas desarrollados antes del
4MINSAL (2014) Orientaciones Técnicas para el Financiamiento y Gestión de Convenios. Programa de la
autonomía y atención a la dependencia 5MINSAL (2014) Orientaciones Técnicas para el Financiamiento y Gestión de Convenios Programa.
Servicios de apoyo 6 Análisis a Promoción de la autonomía y atención a la dependencia. 2013- 2014. SENADIS ppt.
2015: "en términos cualitativos, los proyectos han tendido a enfocarse a la atención de
la dependencia, más que a la promoción de la autonomía, lo que en algunos casos ha
perpetuado el enfoque asistencialista hacia la atención de la discapacidad. Es
principalmente por esto que se decide presentar un nuevo programa basado en un
enfoque de derechos y de autonomía, que agrupa los dos antes mencionados, llamado
Tránsito a la Vida Independiente" en referencia a postulación 2016.7
Cabe destacar que se encuentra en etapa de diseño el Subsistema Nacional de
Apoyos y Cuidados cuya priorización son las: condición de salud permanente o de larga
duración y de edad; personas con condición de salud permanente o de larga duración;
adultos mayores de 60 años o más; dependencia funcional y grados de dependencia;
cuidadoras8.Y su población objetivo son: hogares (con dependientes y su red de apoyo),
adultos de 60 años y más autovalente y con dependencia (leve, moderada y severa);
personas en situación y/o condición de discapacidad y cuidadores/as.
Estrategias presentes en la política pública en Española, las que se inscriben en
el modelo de vida independiente y coexisten con el modelo de cuidados sociosanitarios
médico rehabilitador
Asistencia Personal (Oficinas de Vida Independiente)
Actualmente se han implementado experiencias en Madrid, Cataluña, Andalucía,
Galicia, Guipuzcoa, y a nivel Europeo existen diferentes experiencias (García, 2003)
investigadas en torno a la A.P. que han sido referentes para la experiencia Española.
(Rodríguez-Picavea & Romanach, 2006).
Atención Domiciliaria
La atención domiciliaria se puede definir como un servicio predominantemente
sanitario mediante el que se provee asistencia continuada para la resolución domiciliaria
de problemas de salud que no requieren hospitalización, dirigida a personas que no se
puede aplastar a un centro sanitario por impedimentos generalmente de carácter físico.
La tensión social en domicilio suele tener distinta dependencia, pero debe complementar
y coordinarse con la sanitaria (pág. 9)
3.2. Cuidado infantil: Educación y trabajo
En el caso de Europa, existen diversas políticas sociales complementarias entre
sí, que proponen programas de cuidado infantil asociadas a la dependencia de personas.
7 Documento: Solicitud de información CAP. Responde SENADIS. Eladio Recabarren 2015
Muchas de las políticas de cuidado están vinculadas educación y trabajo en el viejo
continente, ya que el cuidado infantil es parte de las medidas paleativas para facilitar la
inserción laboral de las mujeres por lo que en ocasiones se presenta como actuaciones
de conciliación.
Se ha diseñado un Estrategia para la igualdad entre mujeres y hombres 2010-
2015 y la Estrategia Europea de Empleo fomenta el desarrollo del Programa
comunitario para el empleo y la solidaridad social - Progress (2007-2013), las que han
sido propuestas por las respectivas Comisiones al Parlamento Europeo, al consejo, al
comité económico y social europeo y al comité de las regiones.
Para lograr los objetivos de Europa 2020, que apuntan a un crecimiento
inteligente, sostenible e integrador, se proponen la estrategia que se materializa a través
del programa de trabajo de la Comisión Europea sobre igualdad entre los sexos, y aspira
a alentar los progresos a nivel nacional y proporcionar una base para la cooperación con
las demás instituciones europeas y las partes interesadas de manera de generar avances
en las siguientes 5 áreas: (1) Igual independencia económica; (2) Salario igual a trabajo
igual y trabajo de igual valor; (3) Dignidad, integridad y fin de la violencia sexista: (4)
Igualdad en la acción exterior; (5) Cuestiones horizontales. Siendo las dos primeras
líneas las que se relacionan con los ámbitos de participación laboral de las mujeres las
cuales se revisan de manera de síntesis:
1. Igual independencia económica: La independencia económica es un requisito
previo para que mujeres y hombres puedan controlar sus vidas y tengan auténtica
libertad para elegir. La manera más generalizada de lograr esta independencia es
ganarse la vida: la participación de la mujer en el mercado de trabajo avanzó en la
década pasada, y el nivel de empleo femenino creció hasta el 62,5%. Las acciones
recomendadas por la comisión a los gobiernos fueron:
• Apoyará el fomento de la igualdad entre los sexos en la aplicación de todos los
aspectos y todas las iniciativas emblemáticas de la Estrategia Europa 2020,
especialmente en lo que respecta a la definición y aplicación de medidas nacionales
pertinentes, ya sea prestando apoyo técnico o aportando el respaldo de los Fondos
Estructurales y de los demás programas importantes de financiación, como el
Séptimo Programa Marco de Investigación. Supervisará estrechamente, en el
contexto de las directrices de empleo y de la evaluación de las políticas nacionales
de empleo, las políticas adoptadas en los Estados miembros para reforzar la
igualdad en el mercado de trabajo e impulsar la integración social de las mujeres.
• Promoverá el espíritu empresarial y la actividad autónoma de las mujeres.
• Evaluará las disparidades persistentes en relación con los permisos por motivos
familiares, como el permiso de paternidad y el permiso para cuidados, y las
posibilidades de reducirlas.
• Informará sobre los resultados de los Estados miembros por lo que se refiere a la
oferta de guarderías.
• Promoverá la igualdad entre los sexos en todas las Salario igual a trabajo igual y
trabajo de igual valor:
2. Salario igual a trabajo igual y trabajo de igual valor: El principio de igualdad de
retribución para hombres y mujeres por un trabajo igual está consagrado en los
Tratados de la UE. A pesar de eso, la disparidad salarial (promedio de la
diferencia entre los ingresos brutos por hora de hombres y mujeres en todos los
sectores de la economía) sigue siendo, en toda la UE, del 17,8 %, con valores
que van desde el 30,9 % en Estonia, el 26,2 % en la República Checa, el 25,5 %
en Austria y el 23,2 % en Alemania hasta el 4,9 % en Italia, el 8,5 % en
Eslovenia o el 9 % en Bélgica y Rumanía16. Las acciones recomendadas en esta
línea fueron:
• Estudiar las posibles maneras de mejorar la transparencia de las
retribuciones y el impacto para la igualdad salarial de modalidades como
el trabajo a tiempo parcial o los contratos de duración determinada.
• Apoyar las iniciativas en pro de la igualdad salarial en el trabajo, como
etiquetas, cartas y premios de igualdad, así como el desarrollo de
herramientas para que los empleadores corrijan las diferencias
injustificadas de retribución entre hombres y mujeres.
• Establecer un Día Europeo de la Igualdad Salarial, que sirva para
sensibilizar cada año sobre el tiempo suplementario que tienen que
trabajar las mujeres para ganar lo mismo que los hombres.
• Procurar animar a las mujeres a incorporarse a profesiones no
tradicionales, por ejemplo en sectores ecológicos e innovadores.
A partir de estos lineamientos cada país orienta sus propias políticas de
gobiernos, generando sus estrategias y programas en coherencia con las
recomendaciones que propone la Unión Europea en la línea del cuidado infantil y
complementariamente la inserción laboral de las mujeres.
El cuidado infantil y las políticas de dependencia en Europa.
En los países europeos pertenecientes a la OCDE, la conciliación entre empleo y
cuidado infantil es un tema prioritario en las políticas públicas. Sin embargo, su
cobertura y financiamiento es disímil entre los países analizados. Así, en Inglaterra sus
políticas públicas están orientadas a colectivos específicos (desarrollo infantil y lucha
contra la pobreza);en Francia las posibilidades de cuidado están muy diversificadas,
siendo su financiamiento compartido entre el Estado y los padres; Suecia tiene la
obligación de ofrecer esta prestación, presentando también un financiamiento
compartido como Francia; Alemania, a partir del 2013 tendrá como derecho el acceso a
cuidado preescolar aprobándose un fuerte plan de inversión pública.
Estándares de calidad en políticas de cuidado infantil9 en Europa proponen un
concepto subjetivo que depende de valores y objetivos propios de cada sociedad y cada
país. Hay dos enfoques de medición de la calidad (Tabarot, 2008):
– Enfoque estructural: se implementan escalas precisas de observación que se
centran en las condiciones materiales del cuidado (número de cuidadores(as)
por niño(a), tamaño de los grupos de niños(as), formación de los(as)
cuidadores(as), etc.). (Francia).
– Enfoque sumarial: se centra en la participación de los padres y familiares y en
la interacción entre los niños y los(as) cuidadores(as) para definir en conjunto
estándares de calidad que se logran por consenso en reuniones entre las
familias y el personal, con encuestas dirigidas a los(as) niños(as). (Países
nórdicos).
El cuidado es una concepción promovida por las instituciones europeas en el
marco de la estrategia de Lisboa (2000) y de la estrategia 2020 (2010). Las políticas
recientes están centradas en las personas y su independencia/autonomía, y en la elección
del tipo de cuidado que necesitan. En los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo de
institucionalización y de profesionalización del sector:
• Desafío actual en tiempos de crisis: cubrir la demanda creciente en servicios
de cuidado sin desgastar las finanzas públicas.
• ¿Dónde se cuida a la primera infancia en Europa?
9 Fuente: (2012), “Sistemas de cuidados en Europa”, EuroSocial - Programa para la cohesión
social en América Latina
• Centros de cuidado infantil (CCI): instituciones que acogen a los(as) niños(as)
en tiempo parcial o completo hasta los 4 años.
• Cuidado de tipo familiar (CTF): tradicionalmente propuesto en los
hogares de la persona cuidadora (del(de la) cuidador(a) o del(de la)
niño(a) que recibe el servicio) para los menores de 3 años.
• Pre-escolarización: programas que tienen como objetivo la preparación
de los(as) niños(as) a la entrada en la educación primaria para los(as)
niños(as) de 3 a 6 años.
• Mientras los CCI y el CTF pueden pertenecer al sector privado o al
sector público, la pre-escolarización depende del sector público en todos
los países europeos miembros de le OCDE, excepto Irlanda.
• Casi el 30% de los niños hasta los 3 años acuden a las estructuras
formales de cuidado,
• Más del 80% de los niños(as) de 3 a 5 años participan en la pre-
escolarización.
Normas de número de responsables por niño(a) menor de 6 años en los países europeos
Edades Recomendaciones OCDE
0-12 meses
12-15 meses
15-24 meses
2-3 años
3-4 años
4-5 años
5-6 años
1 para 4
1 para 6
1 para 6
1 para 8
1 para 15
1 para 15
1 para 20 a 25
Fuente : elaboración propia en base a datos europeos
En los países europeos, el número de responsable por niño(a) menor de 2 años es
inferior a las recomendaciones de la OCDE, salvo en Suecia y en Suiza.
Sin embargo, pasados los 2 años, todos los países cumplen con las
recomendaciones de la OCDE, salvo en los jardines infantiles de Francia y
Noruega.
Financiamiento de los servicios a la primera infancia
Sólo 7 países europeos logran la meta fijada por la Comisión Europea de
invertir por lo menos el 1% de su PIB en los servicios a la primera infancia
Fuente: (2012), OECD Family database – Social Policy Division, Directorate of Employment, Labour and
Social Affairs.
Existen también Escuelas Infantiles dependientes de organismos públicos para
los hijos de los trabajadores de los mismos, creadas como centros privados por lo que
no se pueden considerar "públicas".
Caso de España
Cabe destacar la Ley de Conciliación de la Vida laboral y Familiar de las
personas trabajadoras10
, de 1999 y el Plan Integral de Apoyo de Familia, de 200111
han
sido un avance en torno a empleabilidad de las mujeres y cuidado infantil. También se
encuentran las Guarderías Infantiles Laborales12
, subvencionadas por las comunidades
autónomas, cuya finalidad es el cumplimiento de la función social de facilitar el acceso
a la educación infantil a los niños y niñas pertenecientes a familias socialmente
desfavorecidas. Se subvencionan, a través de la convocatoria anual de subvenciones
para financiar gastos de mantenimiento de Guarderías Infantiles Laborales, a aquellos
centros que faciliten el acceso en condiciones más ventajosas a los niños y niñas con
edad comprendida entre 0 y 3 años, hijos de trabajadores por cuenta ajena o personas
inscritas como demandantes de empleo durante la jornada de trabajo o ausencia del
hogar de éstos. La escolarización temprana, es concebida como una política educativa
de integración y sociabilización. Así queda establecido en la Ley Orgánica 2/2006, de
10
Noticias Jurídicas. Ley disponible en: http://bcn.cl/hbq2 (Mayo, 2012). 11
Disponible en: http://bcn.cl/hbqa (Mayo, 2012). 12
Definidas en la orden del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales del 12 febrero de 1974.
Educación13
, que contempla la Educación Infantil, como una etapa educativa de 0 a 6
años de carácter voluntario, global e integrado dentro del sistema educativo. Esta etapa
se compone de dos ciclos, el primero comprende hasta los tres años, y el segundo, desde
los tres a los seis años de edad.
Experiencias españolas14
para la inserción socio-laboral de mujeres vulnerables
se vincula directamente al cuidado infantil, tal como se puede ver en los siguientes
programas:
Caso de Francia
La escuela maternal (école maternelle) es el lugar de educación infantil antes de
la escolaridad obligatoria, la que empieza a los 6 años. En general, la escuela está
dividida en tres secciones (pequeña, mediana y grande), según la edad de los niños.
La escuela maternal se encuentra regulada en el Código de Educación15
, que
dispone que las clases infantiles o escuelas maternales están a disposición de los niños
que todavía no han llegado a la edad de escolaridad obligatoria. Cada niño tiene el
derecho de ingresar, a la edad de tres años, a una escuela maternal o clase infantil lo
más cerca posible de su domicilio, si su familia lo solicita. La posibilidad de ingreso
para los niños de dos años es declarada una prioridad para los sectores socialmente
desfavorecidos.
Respecto al cuidado de los niños menores de tres años, Francia cuenta con
diferentes modalidades de atención16
:
1) Guarda individual de niños: Consiste en una cuidadora que atiende al niño en su
propio hogar, o en el del niño. Debe contar con una autorización para el ejercicio
por los servicios de protección maternal e infantil del departamento.
2) Guarderías colectivas: Existe varios tipos de guarderías, a saber:
Guarderías colectivas: Acogen a los menores durante el día. Tienen una capacidad
de 20 a 60 niños, disponen de espacio, material pedagógico y personal
especializado.
13
Noticias Jurídicas. Disponible en: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo2-2006.t1.html#c1
(Mayo, 2012). 14
Se trata de programas del Instituto de la mujer del Gobierno español dirigidos a la promoción de la participación en
colaboración con entidades locales y con organizaciones sectoriales que trabajan en el ámbito de la migración, las
minorías étnicas, las personas mayores y la diversidad funcional. Ver
http://www.inmujer.gob.es/areasTematicas/multiDiscriminacion/home.htm 15
Legifrance. Código de la Educación. Artículos L113-1 y siguientes, disponible en: http://bcn.cl/75lx (Mayo, 2012). 16
Mon-enfant-fr. Más información sobre los distintos tipos de atención disponible en: http://bcn.cl/75tt y en Caisse nationale des
Allocations familiales. http://bcn.cl/75xl ((Mayo, 2012).
Guarderías familiares: En esta modalidad la asistente maternal recibe en su
domicilio hasta cuatro niños, y asesoramiento y propuestas de actividades en las
reuniones que una o dos veces por semana tienen lugar en los locales de la
guardería familiar.
Guarderías parentales: Son estructuras gestionadas por una agrupación de padres
que participan en la guarda de los niños, con el apoyo de personal cualificado
(puericultor, educador, auxiliar) La capacidad máxima de acogida es de 20 niños.
3) Guarderías de empresa
o Halte-garderies: Es una fórmula de acogida flexible que permite satisfacer
necesidades temporales o de duración limitada. Estos establecimientos acogen a
tiempo parcial o de manera ocasional a niños menores de 6 años y su capacidad
máxima de acogida es de 20 niños17
.
o “Multi accueils” (Guarda diversificada) Se trata de estructuras concebidas para
guardar a los niños de forma permanente u ocasional. Gozan de una mayor
flexibilidad de funcionamiento permitiendo la acogida diversificada de niños
(tiempo completo, tiempo parcial, guarda durante una jornada completa, media
jornada, etc.)18
.
El financiamiento y el costo de los sistemas de cuidado infantil19
dependen del
tipo de guardería. Parte del financiamiento lo asume la Caja de Prestaciones Familiares
(Caisse des Allocations Familiales), la otra parte los padres. La aportación financiera de
la familia la fija la caja en función de los ingresos de la familia y del número de hijos a
cargo.
Las plazas en estructuras colectivas pueden ser gestionadas directamente por los
ayuntamientos (supuesto de las guarderías municipales), por asociaciones (con
subvenciones públicas) o por empresas, en las guarderías de empresa. Las guarderías de
empresa se financian por reducciones de impuestos acordadas a las empresas, de
subvenciones de parte de la Caja de Prestaciones Familiares y aportaciones de la propia
empresa.
17
Journal des Femmes. Más información disponible en: http://bcn.cl/75v0 (Marzo, 2012). 18 Mairie de Clamart. Más información disponible en: http://www.clamart.fr/pages/09_petite/02_creches.php (Marzo, 2012). 19
Atención de Menores de tres años. Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Disponible en http://bcn.cl/iehr y Caisse nationale
des Allocations familiares en http://bcn.cl/iehx (Mayo, 2012).
La Prestación de Acogida de la Primera Infancia (PAJE)20
comprende una ayuda
específica para la guarda de los niños menores de tres años21
, entre las que destacan:
Complemento de libre elección de actividad (CLCA), que se concede a las personas
que teniendo a cargo, como mínimo, un hijo menor de tres años deciden y dejan de
trabajar o trabajar a tiempo parcial para ocuparse del su hijo o hijos. Se tiene derecho
a esta prestación independientemente del nivel de renta de la familia.
Complemento de libre elección de la modalidad de guarda del niño. Esta prestación
se abona a las familias que utilizan la modalidad de asistente maternal, en el
domicilio de esta última o que emplean a una persona para que cuide al niño en el
domicilio familiar.
La prestación comprende un reembolso total o parcial de las cotizaciones
sociales de la trabajadora y un abono parcial de su remuneración. Para la concesión de
este complemento no hay fijado tope de ingresos pero su cuantías varía en función de la
renta de la familia. Esta cuantía varía en función de tres parámetros:
Edad del niño: el complemento se abona en su totalidad hasta el cumplimiento de
los tres años y parcialmente entre 3 y 6 años.
Los ingresos de los padres.
La modalidad de guarda (si se emplea directamente o a través de un organismo
intermediario).
Caso Chile
Al igual que en España algunos Programas de cuidado infantil en Chile declaran
explícitamente que el problema a aborda son las grandes dificultades que enfrentan las
mujeres para incorporarse y/o permanecer en el mundo laboral.
Por otra parte, la oferta pública de servicios de cuidado infantil en Chile, si bien
ha crecido en forma significativa en la atención de los menores de 6 años –sala cuna y
jardines infantiles – es escasa para niños y niñas escolares entre 6 y 13 años, después de
la jornada escolar.
En Chile, al igual que en el resto de los países de América Latina, las grandes
desigualdades sociales están estrechamente vinculadas con la provisión desigual de
cuidado familiar y social conformando un verdadero círculo vicioso: quienes tienen más
20
Comprende una prima por adopción o nacimiento, un subsidio base, complemento de libre actividad y un complemento de libre
elección de modo de guarda. 21
Caisse nationale des Allocations familiales. Disponible en: http://www.caf.fr/cataloguepaje/bas.htm (Marzo, 2012).
recursos disponen de un mayor acceso a cuidados de calidad, en circunstancias que
tienen menos miembros del hogar que cuidar. Aquéllos que disponen de menores
recursos para acceder a los cuidados mercantiles22
y que tienen más cargas de cuidado
acumulan desventajas por el mayor peso del trabajo doméstico familiar, por las
dificultades en el acceso a los escasos servicios públicos y la necesidad de recurrir a
cuidadoras “informales” (Aguirre, 2007).
En el marco de la necesidad de continuar favoreciendo una mayor participación
laboral de las mujeres, con el objeto de fortalecer el crecimiento económico, cultural y
social de nuestro país, el desafío para las políticas públicas es el favorecer el cambio
cultural, de manera de entender la economía del cuidado como de responsabilidad
social, en el que comparecen actores públicos y privados y se promueven las
responsabilidades familiares compartidas, además de ampliar y fortalecer la oferta de
cuidado de niños/as escolares, en el entendido que los programas de intervención social
ponen de manifiesto las necesidades de sectores o de grupos de personas.
La situación descrita anteriormente es más compleja aún en hogares con jefatura
femenina; En nuestro país, según la última medición de la CASEN 2013, un 36,8% de
los hogares tienen por jefa una mujer, tal como muestra la tabla.
22La autora distingue entrecuidados familiares, cuidados mercantiles y cuidados a cargo del Estado, para diferenciar los cuidados proporcionado en el hogar y sus redes de apoyo personales, distinguiéndolos de los servicios de cuidado que ofrece el mercado a
través de diversas prestaciones del sector privado y por último se encuentra el estado por medio de las prestaciones que ofrece a
través de los programas sociales.
Perfil demográfico de hogares en situación de pobreza por ingresos (2006-2013)
A pesar del esfuerzo por proveer de servicios de cuidado infantil como medio
para contribuir en que las mujeres trabajen, busquen trabajo, se capaciten y completen
estudios, por sí sola la acción de cuidado no garantiza dichos. Eso debido a que
actualmente se intentan reducir la reproducción social23
de los estereotipos de género,
pero para ello se requiere diseñar políticas de cuidado que se incorpore plenamente en
las agendas políticas y sea compartido y redistribuido entre las distintas esferas
institucionales: Estado, mercado, comunidades, familias y dentro de las familias de
manera equitativa entre hombres y mujeres.
En esa línea, es crucial incorporar el concepto de seguridad básica universal que
dote de determinados estándares de bienestar social, de autonomía y de seguridad
económica en un marco de derechos al conjunto de la población.
Revisado el diagnóstico se debe indicar que el cuidado infantil por sí sólo no
debe centrarse en una medida paliativa para incrementar la tasa de participación
laboral.
El rango etario de los niños y niñas menores a 6 años requiere del cuidado
infantil, justamente pues poseen baja cobertura escolar en comparación con los mayores
de 6 años en Chile (ver grafico)
Cobertura escolar neta total en educación parvularia, según tramo de edad (1990-
2011)
23 Existen diversas conceptualizaciones para reproducción social, para estos efectos se entiende como el "reconocer, producir y
reproducir las acciones y las estructuras sociales" (Heritage, 1990: 292)
De acuerdo con Casen (2012) la distribución de la matrícula en educación
parvularia según la dependencia del establecimiento y el quintil de ingreso autónomo
muestra que las tasas de cobertura bruta24
y neta25
de la educación parvularia alcanzan
valores de 50,8% y 43,4%, respectivamente, las cuales han experimentado un aumento
sistemático a lo largo del periodo analizado. Al desagregar por rangos etarios, se
observa una mayor cobertura en los niños de 4 y 5 años, con una tasa del 83%, frente al
26% de la cobertura en la población entre 0 y 3 años. A pesar de las diferencias
mencionadas, se observa que a lo largo de del periodo de tiempo analizado, las brechas
de cobertura entre ambos grupos de edad se ha reducido sistemáticamente, lo cual se
explica por un aumento proporcionalmente mayor de la cobertura en el tramo de menor
edad.
Si bien en promedio en América Latina la tasa de participación laboral femenina
supera el 50%, en Chile hasta el año 2012 aún se mantenía bajo dicho valor, siendo una
de las tasas más bajas de toda la región, pero ello no sólo se debe atribuir a las tareas de
cuidado infantil, ya que diversos estudios26
sobre el impacto que tienen los programas
de cuidado infantil en la reducción de la brecha en la participación laboral de mujeres y
hombres, señala que esos efectos son discutibles, pues si bien se reconoce que en
algunos casos hay impacto, también señalan que para aquellas mujeres con hijos/as en el
rango de edad que aborda el programa, se da un bajo impacto (ver mayores antecedentes
capítulo de calidad y eficacia). Además, los estudios agregan que el fenómeno es
multifactorial, pues el mercado laboral varía incluso territorialmente, por ende existen
24La tasa de cobertura bruta se define como el total de niños en la educación parvularia como porcentaje del total de niños entre 0 y
5 años de edad. 25La tasa de cobertura neta se define como el porcentaje de niños en educación parvularia entre 0 y 5 años sobre el total de niños del mismo rango de edad. 26 Entre los estudios nacionales están Pagés y Montenegro (2003), Mizala, Romaguera y Henríquez (1999), Contreras, Bravo y
Puentes (1999), etc., y entre los internacionales se pueden mencionar Han y Waldfogel (2003) y Baum (2003), etc.
4
cual se explica por un aumento proporcionalmente mayor de la cobertura en el tramo
de menor edad.
Grá f ico 2 : Cobertura neta total en educación parvularia y según t ram o de edad
( 1 9 9 0 - 2 0 1 1 )
Fuente: Encuesta CASEN
La desagregación por quintil es presentada en el Gráfico 3, en él se aprecia una mayor
cobertura en los quintiles de mayores ingresos, aunque las diferencias no son grandes
en magnitud.
Grá fico 3 : Tasa de cobertura parvularia bruta y neta por quint il de ingreso ( 2 0 1 1 )
Fuente: Encuesta CASEN
Dentro de las razones de la no asistencia de los niños a la educación parvularia, la
principal causa reportada en la Encuesta CASEN es que no se considera necesaria, ya
que tiene a alguien que cuida al niño en la casa, mientras que las razones económicas
alcanzan, en conjunto, sólo el 1% de la población, tal como se muestra en la Tabla 2 a
continuación.
6% 6% 8% 9% 10% 11% 12% 16%
19%
26%
38% 40%
46% 49% 51%
55%
63%
75% 74%
83%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2003 2006 2009 2011
Cobertura 0-3 años Cobertura 4-5 años Cobertura Total
49% 49% 51%
53%
56%
42% 42% 43% 46%
48%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
I II III IV V
Cobertura bruta Cobertura neta
diversas variables que deben ser analizadas para explicar la baja participación laboral de
las mujeres en Chile, como por ejemplo; disponibilidad de puestos de trabajo, nivel de
formación de las mujeres, tipo de actividad productiva, tipo de jornada laboral, distancia
entre hogar y trabajo, etc. (Ferrada y Zarzosa, 2010).27
Coincidimos con la aseveración a que "las mujeres generalmente se incorporan
al mundo del trabajo remunerado sin abandonar su responsabilidad en trabajo
reproductiva28
". Siendo ellas históricamente las principales personas a cargo del
cuidado de niños/as, enfermos/as y adultos/as mayores en la familia, a los que se
agregan los quehaceres del hogar y la relación de la familia con los servicios que
entregan salud, educación y otros.
Uso del tiempo29
y participación en actividades domésticas según sexo
ACTIVIDADES
TOTAL
General Lunes a Viernes Sábado a Domingo
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Tareas domésticas en el hogar 40.7 77.8 34.9 76.1 52.8 81.9
Preparación de alimentos y afines 11.0 51.0 9.4 51.0 14.6 51.1
Cuidado de ropa 1.5 18.5 1.4 18.2 1.8 19.2
Hacer el aseo 19.2 60.9 16.8 60.1 24.4 62.9
Administración del hogar 2.9 2.7 3.4 3.6 2.0 0.6
Realizar compras para el hogar 18.6 32.9 12.7 29.6 31.1 40.6
Reparaciones y mantenciones en el
hogar.
7.2 1.8 6.3 1.8 9.0 1.9
Cuidado de mascotas 1.0 3.1 1.0 3.2 0.9 2.7
Cuidado de miembros del hogar 9.2 31.8 9.2 35.9 4.4 9.7
Cuidado de bebes 2.8 10.8 2.5 12.5 3.4 7.0
27Ferrada, L.M. y Pilar Zarzosa. 2010. Participación Laboral de Las Mujeres en las Regiones De Chile. Universum. Revista de
Humanidades y Ciencias Sociales 2010, 2 (25) 28El programa hace referencia aquí al rol reproductivo de las mujeres, definido desde la teoría de género como el papel social en el
que las mujeres siempre son visualizadas: como madres, cuidadoras (de hijas e hijos, personas ancianas o enfermas, etc.) y como
principales reproductoras de la vida y de los trabajos domésticos. Es un trabajo social y económicamente desvalorizado e invisibilizado, muchas veces no remunerado. Esta visión del programa es compatible con la definición de Lourdes Benerias (p.16)
quién afirme que "En Brasil y Chile, los datos muestran que las razones de la no participación o de la salida de las mujeres del mercado de trabajo se vinculan en un 60% de los casos con el establecimiento de una unión y con el trabajo reproductivo, de manera
mucho más consistente que con la falta de oportunidades de acceso al trabajo o de educación de las mujeres. El trabajo reproductivo
parece representar así un importante factor de no integración o de salida de las mujeres del mercado de trabajo."... la autora alude a trabajo reproductivo cuando describe; "las tareas domésticas y de cuidado", así como a las de alimentación entre otras. (ver pp. 72-
75) 29La encuesta de uso del tiempo (EUT) recoge la información mediante un diario de actividades, en el cual la persona entrevistada informa sobre las actividades del día anterior, en intervalos de cada treinta minutos. Se distingue entre actividad principal y
secundaria, según la percepción del informante acerca de la relevancia de lo realizado, así como también en variables de contexto en
las cuales se realizó la actividad, tales como para quién la realizó, si lo hizo dentro o fuera del hogar y si existió algún tipo de remuneración, ya sea en dinero o en especie, por ello. Ver "Antecedentes metodológicos de la EUT", pág. 1,
www.ine.cl/canales/chile_estadistico/estadisticas_sociales_culturales/encuesta_tiempo_libre/pdf/antecedentes_metodologicos_de_la
_eut.pdf
ACTIVIDADES
TOTAL
General Lunes a Viernes Sábado a Domingo
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Cuidado de menores 4.2 20.3 4.5 23.7 3.5 12.3
Cuidado de adultos 2.5 6.8 2.5 8.7 2.6 2.6
Cuidado de ancianos 0.6 2.1 1.5 3.1 0.2 2.3
Total trabajo doméstico no
remunerado
44.1 80.8 38.7 79.2 55.5 84.6
Actividades de voluntariado 1.7 3.6 1.5 3.1 2.1 4.6
Total trabajo no remunerado 44.5 81.2 39.2 79.6 55.7 84.8
Fuente: Encuesta uso del Tiempo (INE, 2008) en Arriagada 2010.
Tal como señala Arriagada (2010), en Chile el reparto actual del trabajo
doméstico y de cuidado al interior de los hogares es extremadamente desigual entre
géneros, así como también entre generaciones. La encuesta30
de uso de tiempo indica
que las mujeres participan en un 77,8 % en tareas domésticas en el hogar, mientras que
los varones tan sólo en 40,7%. Asimismo, la diferencia entre el trabajo remunerado y no
remunerado entre sexos debe modificarse, para ofrecer mayores oportunidades laborales
para las mujeres.
De esta forma, las necesidades de cuidado infantil si bien son mayores en la
actualidad ya que la tasa de dependencia de la población de 0-14 años es de 32,5%, en
el futuro los cuidados para la población de mayor edad será una necesidad cada vez más
creciente (Arriagada, 2010). Desde esta perspectiva no se debe olvidar que la estructura
de población está cambiando, tal como lo muestra la figura 1.
Figura 1: Pirámide edad y sexo
30 Encuesta piloto realizada el año 2008 en Santiago.
Fuente: INE, Chile, Proyecciones y Estimaciones de población por sexo y edad. Estimación para año
2011
La pirámide de edad y sexo empieza a reducirse en su base y ensancharse en las
edades superiores, especialmente en el caso de las mujeres como se aprecia en la figura
1. La tendencia será al envejecimiento acelerado de la población. Hacia el 2050 la
población menor de 5 años será menor que la población mayor de 80 años.
IV. Conclusiones
En los casos analizados, cabe destacar la baja coherencia desde las declaraciones
de principios axiológicos a la ejecución en modelos, estrategias y programas. Dicha
incoherencia no permite el logro de los objetivos centrados en la perspectiva de justicia
y derecho, reproduciendo lógicas de cuidado asistencialistas e integrativas, es decir que
relevan más bien la diada del cuidador- cuidado, más que la autonomía de las personas
que requieren de la asistencia y apoyo. Por otra parte, en los casos en los que existe
coherencia a nivel de paradigma y modelos, es posible observar que coexisten algunos
programas desde modelos más bien asistenciales a la par con modelos de promoción de
derechos.
Ambos hechos nos hacen pensar en la transición paradigmática de los cuidados,
en la cual consideramos que un cambio conceptual podría aportar a una nueva
comprensión del paradigma del cuidado, en la medida que se visualice a toda la
sociedad como sujetos de cuidado, es decir vulnerables, a propósito de esto, Badiou
(2004) señala que es necesario ir más allá de la reducción de la subjetividad a un cuerpo
sufriente (Badiou, 2004) y para ello se debe vincular el cuerpo a una idea y a una
práctica creativa y afirmativa que se haga cargo de la vulnerabilidad como condición de
su existencia, pero también de la apertura y de la potencia derivadas de no tener un
destino obligatorio, una ley natural, social o espiritual que obedecer o expresar (Ema,
2007). Esto nos permitirá apuntar a una comprensión más bien desde la
interdependencia, y en respeto a las necesidades y capacidades de cada una de las
personas, dejando atrás las políticas públicas del cuidado, que han implementado una
respuesta general y estandarizada del cuidado.
Al respecto, en la ética de la «implicación», podemos encontrar las bases para la
interdependencia, ya que Noddings indica que “es evidente que aquel por el nos
preocupamos (cared-for) depende del que se preocupa (one-caring). Pero también el que
se ocupa (one-caring) depende de forma extraña de aquel por el que nos preocupamos
(cared-for)» (Noddings, 1984: 48), sugiriendo así una relación de mayor igualdad entre
agentes y sujeto moral.
V. Referencias
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