Cuentos Cruzados

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 Cuentos Cruzados   por... René Ghenzi 

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Cuentos Cruzados se basa en su totalidad a los llamados avatares o reencarnaciones a la que refieren diferentes culturas, ciertas palabras "clave" en cada cuento son llamadas a pie de página para indicar el nexo entre ésta y otro cuento.La lectura ideal es de corrido, siguiendo el mismo orden del propio libro, pero no es la única lectura posible.

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  • Cuentos Cruzados

    por... Ren Ghenzi

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    Ediciones Digitales Alan5_RG SistemasDiseo Ren Ghenzi

    www.geocities.com/[email protected]

    Junio de 2003Impreso en Argentina

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    Cuentos Cruzados

    "Aqu vivimos y aqu morimos, te dejamos la eternidad a ti"...

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    En principio

    Eran en principio dos colores; el blanco y el negro, porque ellos tambinson colores, aparentemente opuestos, polarizados, diferentes, cuasiincompatibles y sin embargo... desde su magia en perspectiva, llegando desus manos1 y sus pinceles, l trae toda una gama de grises, toda unacoleccin de tonalidades que hacen posible lo imposible, llevando ciertoequilibrio nuevo y complejo hasta aquel lienzo que quiz ya estabaequilibrado en un principio, cuando eran dos los colores; el blanco y elnegro.Difuminadas en el degrade se perfilan sombras que se emborrachan decomplejidad, nacen entonces las lneas que contrastan con las otras, y sehace la tela un escenario y las manchas grandes actores, pero sin embargo,algo ms faltaba, algo tan simple en su complejidad, ese algo que l notena, no poda tener ni tendra jams, entonces la necesit como nuncaantes (o quizs si), y no slo para culminar su obra...En sus manos escondidos, ella2 tena los cristales, y en ellos los colores,todos y cada uno de ellos en cada cristal, y slo ella saba usarlos,colocndolos en la configuracin correcta, exacta y nica para dar color acada una de las cosas que hoy vemos sin darnos cuenta siquiera de todaesa magia que se despliega cada instante... por siempre.Entonces finalmente, ayudndolo sin querer hacerlo (o quizs si), en ciertoamanecer proftico, que los encontr as, tan separados y tan unidos, tancmplices de aquella creacin, ella coloc los cristales entre el sol y elescenario, y nacieron entonces, al girar los cristales, unos tras otros, loscolores de este paisaje, de todo esto que puedo ver, los grandes rbolescon todos esos matices de verde y ms verde, los increbles e imposiblesdegrades de las montaas3, este cielo especialmente celeste... todo, todofruto de un sueo, de una ilusin, de un encuentro, de un amor que elamanecer encontr desnudo, all, aqu, en todos y cada uno de los lugaresdonde la luz puede y llega a iluminar colores y sombras, actores yescenarios, blancos y negros... como los del principio... por siempre.

    1 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.2 Ella, Cuentos Cruzados, pgina 20.3 Las dos montaas, Cuentos Cruzados, pgina 11.

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    El capullo y la mariposa

    Coronando el paisaje prospero de un valle florecido y las copas de losrboles que cubran parte del paisaje, se erguan como gigantes endescanso dos altas montaas4, mientras tanto no tan lejos ocurra lasiguiente historia:

    Dorma en la tarde su siesta ausente de temor, y soaba que soaba con unmundo diferente, al de l5, al de siempre, al tuyo, al mo, al nuestro. Ella6lejos, distante en su vuelo de colorida mariposa besaba flores y acariciabavientos, ajena al tiempo que corra siempre rpido, tan rpido, siempre.En sus recuerdos las cosas perdidas y otras tantas cosas, la mirada firmesobre el horizonte, sin dejar nunca de ver aquello que se encontrabacercano, y era feliz en su ensueo, mirando aquel mundo, sonriendo al verla suerte de estar all para poder verlo. Repartiendo colores de vida,brillantes al sol de aquella tarde, ella volaba cercana a su destino, surcandoel tiempo y la distancia que la separaba de l.La espera que dilata el tiempo no lo desesperaba, mas aun disfrutaba deaquella vigilia, imaginando miles de formas, colores y espacios en dondeestar. Ella pos su cuerpo sobre la flor bordo, dejando en ella un suspiro,una tristeza y la alegra de haber disfrutado tanto aquella vida.Se hace en el tiempo el momento exacto, el instante de despertar, de hacerreal aquel mundo soado, aquel que sin embargo es aun mejor, ydespliega sus alas, sus coloridas alas a un nuevo mundo, las montaas quesupo ver desde la distancia ahora eran el destino de su vuelo, y hasta ellaspoda llegar. Hasta otra flor pudo hacer llegar su vuelo, sus colores y sudestino, ella saba que no podra volar ms, y sin embargo era feliz porsaber que en algn sitio otra mariposa naca he iniciaba su vuelo.Y finalmente con el tiempo justo lleg hasta las montaas, las recorri yfue feliz en ellas, de flor en flor disfrutando su corta vida. En ese mismoinstante ella caa de la flor dejando tan slo el recuerdo de lo que fue, deuna belleza nica y especial, dejando en el espacio amplio como el tiempotantos caminos transitados y tantos ms sin transitar.

    4 Las dos montaas, Cuentos Cruzados, pgina 11.5 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.6 Historia de ella, Cuentos Cruzados, pgina 30.

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    Polizn

    Cuando nadie pareca verlo, aprovechando las distracciones,escondindose entre sombras, ayudado por alguna soga, hasta el barcolleg. Desde el puerto esperaba escondida, ella7, su mejor momento, lasombra amiga del silencio, aquella que no lleg, al menos a tiempo,porque el barco zarpaba en ese instante porque los separaba as,dejndolos cada vez ms lejos, mientras l8 no terminaba de entenderlo, decomprender aquella situacin de verse solo, y extraamente triste, deverse triste y extraamente solo, alejndose, dejndola sin querer hacerlo,en aquel puerto.Pasaron das, pas el tiempo, y no pasaba en realidad nada, nada ms queella en sus pensamientos y la inexplicable tristeza de los silencios rotos porel viento, por la brisa entre las velas y verse solo, descubriendo laintensidad de sus sentimientos, deseando profundamente volver a verla,rearmando en su recuerdo aquella ltima imagen, la del puerto, y otramejor, quizs inventada a falta de mejores recuerdos, nada ms que ella ensus recuerdos y pasaron das y pas el tiempo.

    Me faltaba ese resto alado de mi corazn, cansado de la rutina de apilarilusiones, de haber podido hubiera querido llegar ms lejos que aqu, estan poco lo que quiero que me siento aun ms pobre, al no tenerlo, al notenerte. Se ha perdido, ha quedado lejos, la seguridad de un mar calmo, yaquellos buenos vientos, sin embargo no es el temor mi dueo, todo lo moest tan lejos.Solitario en este viaje que a perdido su sentido, al querer tan sloterminarlo, y estar de regreso, si al menos el mar fuera un tanto menoscruel, las olas menos altas o este viento ms suave, hubiera podido quizsvolar, pero me falta aquel resto alado de mi corazn que supo un dallevarme a tu lado, motor de mi ilusin la esperanza de tenerte porsiempre.Buscando un placer oscuro, abstracto y por completo irreal; mis sentidospersiguen en los cielos, aquella escurridiza luna menguante, que seesconde tras las nubes de una noche de tormenta, que como detrs de unempaado vidrio se ve; nimbada por cierto extrao brillo que se vuelve aperder tras una nueva nube, ms oscura y tenebrosa, ms acorde a latempestad que anticipa, que predice, que trae tras de s.Sobre un fondo azul oscuro, tan contagiado de negro, de gris ceniciento es,en una tarde que ya es noche, avanza la tormenta con todas sus nubes y elviento, cubriendo la luna, quitndola por momentos del cielo, y cuando

    7 Ella, Cuentos Cruzados, pgina 20.8 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.

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    mis sentidos que la persiguen, consiguen encontrarla, alcanzndola apesar del movimiento y la distancia, pareciera verla con mis ojos llenos delgrimas, pero es cierto lo que dicen; "no existen lgrimas cuando llora elalma".Lamento despedirme as, mas si algn da esta carta llegara a tus manos,quiero que sepas mi amada, que no existe mar que pueda separarnos, queno existe tiempo capaz de borrar esto que siento, esto que aprend desdeque por primera vez vi tus ojos y escuch tu voz, este amor que me trajo aeste viaje para darte una vida mejor, este viaje que nos separaAhora el cielo es negro, completamente negro, y con el viento llegan lalluvia y las olas, y llueven olas con el viento, zozobra el barco, y mi ser enl se sabe muerto, refugio y prisin es mi tonto escondite, y ahora pienso,en saltar fuera de todo este juego, en nadar lejos, en nadar hasta llegar almenos, nuevamente al comienzo9, pero s que tan slo es una nuevailusin y debo entonces apilarla sobre las otras, y aun en este momento larutina pareciera ganar por costumbre y me abandono a ello, en mi refugio,en mi prisin.es que te amo ms que mi propia vida. Amor.Te escribo a pesar de saber que es poco menos que imposible que leas todoesto, y te escribo quizs, precisamente por eso, porque no podrs leermecuando ni siquiera puedo escribirteDesde el cielo llueven olas y truenos, est claro para m que este barco nollegar a ningn puerto, pareciera girar dentro de un remolino que a suvez se mueve en espiral, acercndose cada vez ms veloz al centro, cadavez ms.Siempre son la ratas las primeras en abandonar un barco.

    9 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.

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    Aprendiendo a matar

    Pero es necesario el equilibrio, para que el pndulo siga en movimiento, yque giren entonces las agujas del reloj del tiempo, para que ciertas cosascambien, se marchiten, mueran y vuelvan a nacer bajo otras formas, sinque exista la forma casual10 o caprichosa todo tiene un equilibrio y nadaescapa a su influencia.Llegado el momento el juego se hace real, y despus de haberlo vistotantas veces, de haber disfrutado con el triunfo de los dems, es hora decorrer, de alcanzar, de llegar con las garras y los dientes afilados a aquellameta ansiadaPero esta vez el juego es real, el juego de la vida y la muerte nos tiene hoypreparada una nueva leccin, no somos hermanos, pero es casi como si lofuramos, desde chicos juntos, por estas tierras corriendo, jugando a quejugbamos este juego, y hoy, ahora, es el momentoCada uno est en su puesto, ella desde la distancia no necesita verme parasaber en donde estoy y no necesitamos nunca de palabras para planear lasreglas de este juego, reglas que copiamos de ver a otros, y que hoyponemos en prcticaDespus de rodear la manada, escondido entre los pastizales la veo salirde su escondite y correr corriendo la manada a mi encuentro, en elmomento justo, donde nada puede evitar el destino que ya elegimos paraalguien, salgo yo de mi escondite y en pocos segundos en mis garras, enmis dientes, la sangre del animal muerto.Lo llevo triunfante hasta una sombra amiga en donde poder alimentarnosa gusto evitando el calor y los animales carroeros, ella se acercasonriendo por dentro, su mirada me dice que aprendimos bien el juego,comeremos bien y podemos volver a hacerlo, en su vientre mis hijoscrecen pero aun falta mucho tiempo, y volveremos a jugar otra vez estejuego, ahora que aprendimos a matar y ya dej de ser un juego.

    10 Casualidades?, Cuentos Cruzados, pgina 15.

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    Sabio viejo brujo

    Fue una tarde, casi noche, del Este vino caminando, con lentos einteligentes pasos (es peligroso no fijarse aqu en donde se pisa, por dondese pasa). Las arrugas en el rostro, ceniza el color de sus cabellos y de subarba, los ojos hundidos, apretado el entrecejo, el cuerpo cansadoapoyndose de tanto en tanto, con un bastn minuciosamente tallado, lasropas viejas, los colores que seguramente supieron brillar, ahoraapagados, perdidos... como todo en aquel viejo.Yo estaba parado, al borde del abismo de mi creacin, lo vi acercarse y lepregunt;- quin eres, que buscas en mis tierras? -- soy el sabio viejo brujo me respondi.- busco un lugar en donde construir un templo; mi templo, aqu -Y se qued en silencio, me miraba sin verme, y la brisa se convirti enviento, no necesit de palabras para comunicarme con l, lleg la nochefinalmente y fumamos cerca del fuego, con muchas menos palabras de lasque yo hubiera utilizado, me cont miles de historias, me regalo miles deconsejos, no me atrev a preguntarle, cmo haba llegado hasta aqu,menos aun de dnde vena ni cuanto tiempo pensaba quedarse despusde construir su templo... creo que las respuestas ya las saba y por eso nopregunt, bajo las estrellas dormimos y aquello que fumamos nos ayud asoar;...en mi sueo yo era un nio, cantaba, rea, lloraba, corra, jugaba y volvaa cantar, mis padres distantes, lejanos, a ellos no poda llegar, no congestos, palabras o gritos, no poda... y luchaba, y despert....en su sueo l estaba muerto, por eso le dola tanto soar, era entoncesslo un recuerdo, en las mentes de aquellos que lo recordaban, o una firmaen los cuadros que supo pintar, nunca una flor en su tumba, por eso ledola tanto soar, y por eso despert.Y cuando ambos despertamos, en medio de los rboles11, de mi bosqueparticular, all se ergua majestuoso, imponente, decorado con miles ymiles de signos, smbolos o textos, all; el templo.Cuando busqu su rostro, buscando su expresin o su mirada, ya noestaba a mi lado, y sin embargo all estaba, supe que por siempre meacompaara desde su templo, dentro del cual seguramente estaba, supeentender la paz que trajeron sus palabras a mi alma, supe que nunca msestara solo... que solamente necesitaba, si en algn momento me sentatriste, angustiado o sin ganas de seguir luchando, que slo necesitababuscar dentro de mi alma... all en su templo l estaba.

    11 En medio de los rboles, pgina 26, Odiseas Contemporneas, Ediciones La Quimera.

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    Las dos montaas

    Cuando l12 era lo bastante grande como para recordar una historia contodos sus detalles, y lo suficientemente chico como para que le tuvieranque contar una historia para que de una vez por todas se durmiera; suabuela anciana, mistificada por su sabidura, venerada por toda la familia(antes era as); le cont la siguiente historia;

    Lo difcil no es olvidar, sino saber recordar, y justamente ellos13, aquellos,nosotros, por suerte, casualidad o bondad del destino, supimos y sabemoshacerlo lamento (en mi caso particular) no poder explicar como hacerlo,no saber ensear esto que tan bien saben ensear los viejos, aquellos quepor sus experiencias saben as, simplemente as, as de simple ocomplicado.

    Algo haba molestado a los dioses, cosas que la gente hace o deja de hacer,quizs el desconcierto, desde aquella tarde las nubes no dejaban de cubrirla tierra, da tras da la lluvia se haba convertido de regalo del cielo aferoz castigo de la naturaleza, gris sobre gris la neblina de la lluvia da trasda y noches sin estrellas, la luna difusa en sus contornos y ellos; losdioses, desde aquella tarde parecan estar ausentes.Fue entonces cuando Ilmatcal y Aimyara tuvieron un extrao sueo, en elcual a pesar de no conocerse se encontraban y juntos derrotaban el calordel fuego, caminando sobre las brasas, alucinando colores, formas yesperanzas, viajaban, siguiendo el sol por las maanas, a lejanas tierras yencontraban un templo, en l dejaban hojas y encendan una fogata parailuminar en la noche las paredes y las imgenes que en ellas contaban unay mil historias, las respuestas luego traan hasta el valle pero la tribu ya noestaba. Los brujos-sacerdotes comprendieron que la nica forma de calmara los dioses era llevar a las montaas a los nios y ofrendarlos ensacrificio.El viejo sabio brujo14 los haba preparado, ya sea por sus bellezas, oporque los dioses de la creacin los haban elegido desde un principio15,por el color de sus cabellos, por andar siempre juntos aunque estuvieranseparados, salidos de la misma esencia, l y ella, ellos, los nios elegidosya estaban preparados.Pintados en sus cuerpos los smbolos; agua, viento, tierra y fuego, en susbolsas las hojas y las vasijas con el liquido ya preparado; infusin de raras

    12 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.13 Ellos (historia de un encuentro, la separacin y el reencuentro), Cuentos Cruzados, pgina 24.14 Viejo sabio brujo, Cuentos Cruzados, pgina 10.15 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.

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    plantas y races que slo los brujos saben preparar, y cada una de susropas elegida estaba para el ritual.Temieron los brujos que Ilmatcal y Aimyara por ser tan chicos no hicieranlo esperado, les dieron entonces antes de partir parte del liquidopreparado, y los obligaron a fumar aquello que los guerreros fumabanantes de iniciar el ataque a otras tribus, y los siguieron y observaron...El sonido de los tambores marc el ritmo de sus primeros pasos, sonidoalucinado, repetitivo comps asincopado, mientras la danza forma partedel ritual16 ellos suben, cada cual por su camino, por las laderas de cadauna de las dos montaas, as separados, para unirse al fin, en sacrificioesperado.As subieron, para estar ms cerca de los dioses al momento del sacrificio,la tarea cumplieron, dando nombre a las montaas, los dioses se calmaron,los brujos lo vieron y desde aquel da las montaas se llamaron Ilmatcal yAimyara.

    16 Ritual, Cuentos Cruzados, pgina 13.

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    Ritual

    Durante aquella poca del ao, cuando el sol naca justamente por laexacta lnea cuasi vertical que dejaban entre si las montaas17 Ilmatcal yAimyara, durante aquellos das en que la alineacin era perfecta, sedetena el tiempo de las rutinarias tardes, y todo era dedicado a lapreparacin del ritual;El viejo sabio brujo18 los haba elegido, ya sea por sus bellezas adolescentesrecin florecidas, o porque los dioses de la creacin los queran desde unprincipio19 con ellos, por el color de sus cabellos, diferentes e idnticos alos de la historia, por andar siempre juntos aunque estuvieran separados,salidos de la misma esencia, l20 y ella21, los elegidos ya estabanpreparados...Pintados en sus cuerpos los smbolos; agua, viento, tierra y fuego, en susbolsas las hojas, los hongos y las vasijas con el liquido ya preparado;infusin de raras plantas y races que slo los brujos saben preparar, ycada una de sus ropas elegida estaba para el ritual.Despus de fumar pensaron; llegar ms all de los lmites, subir porsobre las nubes hasta las montaas, llevar las ofrendas, hacer el ritual,sacrificio que los dioses piden, cada vez, cada... ves; aquello que msqueremos, siempre, siempre se pierde primero.El sonido de los tambores marc el ritmo de sus primeros pasos, sonidoalucinado, repetitivo comps asincopado, mientras la danza forma partedel ritual ellos suben repitiendo aquellos otros pasos, de los que dieronnombre a las montaas, cada cual por su camino, separados, para unirse alfin, sacrificio esperado. As subieron cada cual a una montaa, para estarms cerca de los dioses al momento del sacrificio.

    La fogata en el valle se va perdiendo en la distancia, entre la neblinaespesa de las laderas, y subo, pensando que en la otra montaa est ella,subiendo, y tratando de encontrar el mismo brillo, la misma llama, fogataque se pierde en la distancia y la neblina.Y desde un tiempo a este da, los das son iguales, siempre intentandollegar a la cumbre, subiendo y subiendo ms, la montaa, mi montaaparticular, la otra, la que tengo en mi interior, centro de mi alma, inmensa,inabarcable, imposible, cada da es igual, siempre igual, traspasarla,entenderla, comprender en mis actos los actos de ella, y yo subindola,paso, tras paso, bajo mis pies; ahora una montaa real. 17 Las dos montaas, Cuentos Cruzados, pgina 11.18 Sabio viejo brujo, Cuentos Cruzados, pgina 10.19 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.20 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.21 Historia de ella, Cuentos Cruzados, pgina 30.

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    Cercana la cumbre, perdido el fuego en la distancia (seguramente ltambin habra intentado verlo), arrastran mis pasos el peso de mi cuerpoy una pena, no la de morir por mantener una tradicin o una creencia, si lade perder la oportunidad que me dara el tiempo de volver a tenerlo entremis brazos, en mi cuerpo, entendiendo su sueo a travs de los mos, eldeseo, como cuando fui un tanto ms joven22 y l entendi mi sueo.Saliendo desde la neblina espesa, acercndome a la cumbre subo,pensando que en la otra montaa est l, subiendo, y llegando justocuando yo llego y enciendo mi fogata particular, el purificador; el fuego.

    Se perfilan en la distancia los brillos de ambos fuegos, ellos tambin loven, vindose en ellos, y recuerdan alucinados aquellos otros momentos,sin saber que seran elegidos haban disfrutado cada instante como si fuerael ltimo, sin dejar nada, absolutamente nada para otro momento,agotndose de placer, quemndose con el fuego, de la llama eterna quebrilla lejos, en los ojos de cada ser, en la distancia de dos almas que estnunidas y alejadas y unidas en el instante final... ritual, sacrificio y muerte.

    22 Un tanto ms joven, Cuentos Cruzados, pgina 19.

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    Casualidades?

    Nuestro encuentro no puede formar parte de aquellas situacionesinexistentes que otras personas llaman "casualidades"... Cmo puede sercasual una guerra?, desde chicos aprendemos que ellas responden acausas, y que generan inevitablemente consecuencias, tantas que quizs nonos damos cuenta si no lo pensamos un poco... un ejemplo es esteencuentro;

    La guerra en medio oriente hace menos de una semana provoc unaumento de precio del petrleo que a su vez incidi en el precio deltransporte escolar.Hace tres das descubr en un afiche callejero que mi banda de blue'sfavorita tocaba hoy aqu en la ciudad.Anoche un taxista y su mujer discutieron por que sus hijos ya no iran enautobs al colegio y tendran que caminar las cuadras que separaban lacasa de la institucin.Ayer durante el ensayo de la banda, el pianista discuti con el guitarristapor el tempo que deba tener Cray Baby Blue's, no pudieron llegar a unacuerdo a pesar de la intervencin del baterista y del bajista, por lo cualdecidieron no tocar ese tema hoy.Esta maana el taxista se fue a trabajar; sin desayuno, sin el saludo de sumujer que ni siquiera se levant, llevando la sensacin de olvido y vacoque siempre genera una discusin que no termina (ni siquiera en lasuperficie), y con el peor de los humores.El pianista viaj separado del resto de la banda y la suerte quiso que suautomvil lo dejara a pie.El chofer del mnibus, donde vos viajabas discuti con el taxista por una"mala" maniobra, la discusin fue larga, demasiado quizs, pero bueno, noestaban de humor.El pianista decidi (no le quedaban muchas opciones) tomar un taxi y seretras lgicamente ya que solamente un taxista puede encontrar en sucamino tantos semforos en rojo. El concierto haba empezado tarde y yopensaba en no volver, al menos esta noche, a casa.Entonces perdiste el tren por menos de un par de minutos y debisteesperar el siguiente sentada en aquellos bancos, cansada, sentada,esperando.Pero al terminar el concierto antes de lo esperado (quizs porque elpianista estaba de mal humor) y salir a la calle, vi venir el mnibus que metrajo a la estacin (por lo general hay que esperarlo como mnimo mediahora), en el viaje gast las ltimas monedas, todo el cambio que mequedaba.

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    Tan cansada estabas que te quedaste dormida, abrasando tu bolso(dormida) soando con la ilusin de un viaje que rpidamente te llevara atu hogar.Haba que cambiar un billete grande que la boletera de la estacin se nega cambiarme con un simple gesto que me invitaba a regalarle un merecidoinsulto (que por no darle el gusto, no le regal), y tuve que ir a pedircambio al nico negocio abierto; un bar, y no me iban a dar cambio si nocompraba nada, as que me sent en una de las mesas y ped un cafcortado con medialunas.No fue el ruido del tren que estabas esperando y que haba llegado alanden, sino los gritos de un vendedor que prometa cambiarle la vida a lagente con un producto poco menos que milagroso, los que te despertaron.Si bien tom el caf un tanto ms rpido que lo comn, lo que me resultocasi imposible fue llamar la atencin del mozo, que pareca evitar dirigirsu vista hacia mi mesa, y que slo se acerc cuando decidido a irme sinpagar (a pesar de seguir sin el cambio que buscaba) me par y me dirig ala puerta.Vos te paraste, alejndote de aquel banco, subiendo al tren, y caminandobuscaste un asiento para viajar mirando al frente, en el mismo sentido quela circulacin del tren.Ya con cambio pagu mi boleto, me dirig al anden y entonces busque estevagn (ni muy adelante, ni muy atrs) y me sent as de espaldas alsentido en que viaja el tren, tan slo para viajar ms cmodo, y descansar.

    Son tantos los motivos, infinidad de causas, que hoy hacen posible esteencuentro; en tu mente mis palabras, en mis ojos tus manos, y busco pormomentos tu mirada, la tristeza o la felicidad23, para poder hablar ydecirte que nuestro encuentro, este encuentro, no puede formar parte deaquellas situaciones inexistentes que otros suelen llamar "casualidades".En tus manos el ltimo de mis libros, en el reflejo de tus ojos tatuadas mispalabras, verso a verso ledas en tu mente por esa voz imaginada eimaginaria de los personajes o de m leyndote, y de no haber estado tanpreocupada por el retraso, tan apurada por llegar, tan llegando tarde aquien sabe donde, de no haber estado as, quizs al haberme visto podrashaber reconocido en m al escritor de la foto en la contratapa del libro quellevas en tus manos

    23 Mi tristefelicidad, Cuentos Cruzados, pgina 17.

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    Mi tristefelicidad

    Haba pasado el tiempo y yo aun buscaba, qu buscaba?, creo que loignoro, que ya no lo saba, y hasta creo que ya no me importaba tantocomo al principio de la bsqueda, me resulta ahora tan cierto aquello deque el tiempo y la distancia desgastan los sentimientos, tanto ms aquellosnacidos con presuncin y pretensin de eternidad, y lo cierto es quebuscaba sin saber que buscaba, sabiendo que de todas formas no loencontrara, no la encontrara, y as mi bsqueda haba perdido su sentidoparticular, especial, nico y exacto y a la vez tan abstracto e iluso,castillos de arena en la playa del recuerdo se desarmaban lentamente conel ataque constante del viento y el mar, todo perdido, y yo aun buscabaqu buscaba?; nada.Al resignar en mi silencio que otro era su dueo, que no poda lograrobtener lo que ya haba perdido tantas veces y de tan variadas formas,imaginando nuevos rechazos para los viejos intentos que se repetan una yotra vez en cada sueo, al olvidar entonces de la bsqueda el objeto, ypretendiendo mantener lo insostenible, atando infinidad de pequeos,cortos y finos hilos para mantener erguido el velamen de mis sueos,viendo en la costa del faro su luz, hundindome en la oscuridad de un marprofundamente triste y oscuro, perdido cerr mis ojosAl abrirlos nuevamente, junto a ellos mi corazn y mi alma nacieron a unanueva realidad, tan diferente como despertar de un profundo sueoalucinado, estaba ella24, el dibujo perfectamente representado en su piel, lamscara feliz al lado de la triste; aquellas mscaras que nos quitamoscuando baja el teln, cuando salimos del escenario al darnos cuenta que denada sirve actuar, por ms perfecta que sea nuestra actuacin y a pesar dehaber juntado miles de aplausos; aquellas mscaras que dejamos lejoscuando al pararnos frente a un espejo lloramos riendo y descubrimos quenos parecemos tanto a ellas, como si las mscaras que usamos fueran msprofundas que superficiales, tan hondamente marcadas en nuestras almas,tanto que necesitamos tiempo para realmente lograr quitarlas y eltiempo haba pasado, y haba dejado de buscarla, y al abrir los ojosnuevamente, estaba ella, la tristefelicidad, sin casualidades25, llena denuevos significados, llenando los vacos que tantas ausencias26 habanprovocado en mi alma.Desde aquel momento hasta hoy, nunca ms la volv a ver, si la busqu?,claro, cmo no iba a hacerlo, al menos quera agradecerle pordespertarme, por quitarme aun sin quererlo, sin saberlo, cierto iluso

    24 Historia de ella, Cuentos Cruzados, pgina 30.25 Casualidades?, Cuentos Cruzados, pgina 15.26 Tu ausencia mi complemento, Cuentos Cruzados, pgina 26.

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    sentimiento, resulta que ms veces de las que quisiera las cosas que mesuceden, suceden en lo profundo de mi abismo particular, all dondenadie tiene acceso salvo el sabio viejo brujo27 que alguna vez supo traer ami alma paz, y la gente que me rodea no se imagina lo bien que puedehacerme sentir sin siquiera hacer nada, y por eso quera encontrarla,agradecerle, no s as mi bsqueda haba encontrado un nuevo sentido,particular, especial, nico y exacto, y a la vez tan abstracto e iluso, perodesde aquel momento hasta hoy nunca ms la volv a ver.

    27 Sabio viejo brujo, Cuentos Cruzados, pgina 10.

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    Un tanto ms joven

    Es tarde, y a esta hora slo puedo pensar en una mujer, una mujercualquiera... un tanto ms joven... ms joven todava; en su silueta seadivinan las suaves formas, su frgil cuerpo, su esperanza; si, suesperanza; la esperanza de ser slo ella28 la fortuna, slo ella la paz enmedio de esta absurda realidad... y lo es.- podes quedarte tranquila y dormir en la tibia cama que para ti, slo paratu cuerpo, prepar en mi mente -Siento el silencio fuera, fuera de m, pero eso ya no importa, dentro mohay luz y ya no necesito adivinarte entre sombras, te veo... suspiro,nuevamente te veo;- es demasiado bueno para ser un sueo -, dijiste... acaso lo es en verdad?,tu cuerpo; suave al tacto de mis temerosas manos (temerosas de perdertesin poder recorrerte por completo) se queda inmvil y hasta inmaculado,en este lecho que hemos inventado, me detengo y escucho con atencin,con ansiedad y todava ms temor... mis odos perciben tu respiracin;pausada, constante, se adivina y percibe en ella el deseo, el audaz deseo dela pasin, de eso que llaman amor29...Continan mis manos (recorriendo tu piel) y chocan con las tuyas que tansuaves como tu cuerpo me conducen firmemente hasta tu boca, sta esalgo nico; los labios hmedos marcan el delicado contorno y turespiracin ahora sobre mis dedos, tus ojos estn cerrados y en esa actitudse entiende tu sueo.Reparo por un instante en la habitacin; es abstracta, informe, las paredeslejanas se descubren entre humo de colores y el techo no se parece msque al cielo de la noche, vuelvo a ti, a nosotros pues ya somos slo uno enesta cama, tu pelo descansa sobre los laterales de la almohada, mi cuerpoen ti, nuestra soledad en el universo, tus ojos estn cerrados y en estaactitud se entiende tu sueo... se entiende que ahora es tarde y que a estahora slo podas pensar en un hombre; un hombre cualquiera, un tantoms joven...- demasiado bueno para ser mi sueo -, dije y tu me contestaste;- disfrutemos el momento -...mis manos30 continan recorriendo tu cuerpo, dulce mujer de ensueo,suea despacio que deseo nunca olvidarte, el sabor de tus labios... el calorde tu cuerpo.

    28 Ella, Cuentos Cruzados, pgina 20.29 Eso que llaman amor, Cuentos Cruzados, pgina 21.30 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.

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    Ella

    Era casi perfecta, cuando su nico defecto fue no contestar mis palabras...Despus (ahora); el tiempo trajo su inverosmil presencia, su imagen salida(copiada o robada) del final31 de mi novela, se parece tanto o tanto quisierase parezca, que naci entonces entre mis palabras el silencio, y suspalabras (que no fueron respuesta) la hicieron perfecta (o no)...Diciendo todo aquello que se esperara una mujer dijera, enredando en eltiempo (mi bsqueda, su historia y las respuestas que no fueron) detallesde muchos momentos (los mejores); aquellos que algo (quieren) ensean,sus labios, sus ojos, su pelo... como salidos del final (de mi novela) de unsueo, para despertar aqu, ahora (despus) a mi lado, con la respuestaentre sus palabras sueltas, sin decrmela, manteniendo el misterio con quefue hecha... o como si creyera (yo) haber despertado y siguiera en realidaddentro de aquel sueo, en el que la imagin tan bella.Para saber si fuiste real me limito a leerte, descubro al descubrirte idnticaa lo que eres; que ya te imaginaba aun antes de conocerte, que signaron lospasos de mi bsqueda el camino a recorrer para encontrarte (y te encontro al menos cre hacerlo ya que ahora todo se me antoja un escurridizosueo que se me escapa por las noches y que no encuentro...), cuandonaciste en mi inconsciente como un personaje ms, habitaste mi alma yviviste en mis sueos, imaginariamente...Imaginada (encontrarte en un tren), idntica, exacta, inverosmil en ladistancia que hoy plantea el tiempo, lejana y alejada y acercada por elrecuerdo; ...su tez blanquilunar competira sin desventajas con losmrmoles ms blancos, sus cabellos rubios, cobrizos, largos hasta cubrirsus hombros, y en ellos todas la ondas del inmenso mar, escondan partede su rostro, de su expresin, mezcla de calma y misterio...32, y recuerdoentonces olvidar hablar de sus ojos, de aquel celeste robado al cielo queaquel da estaba gris, de lluvia o de llanto de los dioses, que tambinpudimos ser o fuimos (eso no lo recuerdo).Cuando intento despertar descubro que ya estoy despierto, cuando intentorecordar el olvido me oculta tu gesto, cuando intento salir a buscarte sinembargo te pierdo... porque en tu perfeccin contestaste; y ests a mi lado.

    31 Final de Finales, Cuentos Cruzados, pgina 31.32 Fragmento de La ilusoria bsqueda de las respuestas, Ediciones La Quimera.

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    Eso que llaman amor

    Es de noche y nuevamente desde las sombras la obscuridad de mispupilas toma la forma, contorno y silueta de un cuerpo femenino; allests, de pie delante mo como ofreciendo tu delgadez; inocente yexcitante; a mi ldico pensamiento.Eres para m un desborde; un desborde de imaginacin tu realidad, deabstractos pensamientos y ensueos perversos; eres... sacada de un dibujo(articuladamente adrede), caracterizado en una de las paredes de mimente, cual mural de indecibles colores perteneces al inconsciente... almo, y por estar en la pared ms importante; aquella que forma parte de lahabitacin en donde duerme mi lujuria; eres esta noche una vez ms;motivo de mi insomnio.Me ests mirando, no puedo precisarlo en medio de esta ennegrecidanoche, pero s (no me preguntes porqu), que me ests mirando; tumirada me recorre; lentamente, atentamente, peligrosamente,desnudndome, yo pretendo quizs escudarme con estas simples sbanas,y desde ellas tambin te observo, mi mirada es invitacin;- puedes escudarte tu tambin con estas; mis sbanas -...creo que aceptas, el calor... el calor de tu cuerpo se vuelve fuego, lanoche se convierte en sueo; en la pared de mi cuarto un mural; el fondoes gris, una mujer joven, un tanto ms joven33, nos mira desde l como siquisiera participar ella tambin de nuestro placer.Es de noche y nuevamente de la obscuridad viniste; tomaste mi mente ymi cuerpo, todo lo que quisiste; quizs por necesidad o por placer... yahora, te vas... desde mi cama, feliz y extraando te veo partir; el contornode tu silueta dibuja en la noche una esperanza, y la hago ma, pues yatodas haba perdido.Hace mucho tiempo la verdad tena un significado, hoy no podra decirque lo que llamamos verdad sea la misma verdad que antes o quesimplemente se le parece, es por eso que hoy (ms que nunca), prefiero serun soador, soarte sondote, o imaginar a otra, estar alejado de todarealidad evitable, no ser una vctima ms de la mentira que la mayoraforma parte y defiende llamndola verdad.Sin embargo presiento que volver la noche y nuevamente desde lassombras la obscuridad de mis pupilas tomara la forma, contorno y siluetade tu cuerpo; all estars, engandome, de pie delante mo ofrecindote;inocente y excitante, a mi ldico pensamiento... y quizs sea otra, perosers vos en cada mujer.

    33 Un tanto ms joven, Cuentos Cruzados, pgina 19.

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    Escultura (la forma del desconcierto)

    Son las dos de la maana y ya no tengo sueo, en sus manos la arcillatoma formas nicas, especialmente abstractas y nuevas en cada intento.Intent ya tantas veces describirle con palabras y dibujos el modelo, peroen nada se parecen hasta ahora sus esculturas a la forma que de missueos; pesadillas, quiere escapar, y que cada noche me pide, sin palabras,sin aliento; que la deje salir, partir, alejarse o desaparecer... en sus manos,slo en sus manos, puede tomar forma; la forma del desconcierto.Entonces se hace tarde... y sus manos abandonan la tarea, al menos poresta noche, la acompao hasta la puerta, la despido con un silencio, msque nadie los amigos, entienden esos gestos.Ya en soledad me gana el sueo; estaba parado al borde de un abismo,ahora voy cayendo, lentamente, cruzando bancos de neblina, de diferentedensidad, diferentes densidades para un mismo vuelo, vertical,perpendicular al suelo, paralelo a la pared que es el lmite del abismo pordonde se quiera verlo, no cierro los ojos, quizs puedan captar algo nuevo,y no tengo temor al verte de nuevo, en mi cada, ante mis ojos; la forma, ynuevamente el ruego... siento el fro del sudor sobre mi cuerpo, el saborsalado de una lgrima que escap de mis ojos, para morir en mis labios, latristeza de cierto sentimiento34, la forma ante mis ojos, el mensaje msclaro que nunca; la forma es la excusa que me une a la necesidad, laaceptacin de la desilusin o la resignacin de no llegar a lograr, al menoshoy, atraparla en mi ilusin, en mi ilusin de atraparla, la forma deldesconcierto.

    Es de noche nuevamente... la ltima para sus intentos; la arcilla en susmanos, y yo agotando palabras, uniendo lneas en dibujos, para armar elmodelo; pero la forma no aparece, nada se parece a mi sueo, y no es ella35por cierto, ni lo son mis modelos, algo nubla mis pensamientos al saberque se marcha, que ya no podremos vernos... en un momento casi, casi laarcilla en sus manos parece llegar a tener la forma esperada, pero no escierto, la ilusin de atraparla, de atraparla en la ilusin, en mi ilusin, esslo eso; una ilusin.Y ya es tarde, ya la despedida es otro silencio, en mi alma, desde elabismo, algo pareciera querer empujarme, obligarme, o ayudarme, adecidir, en medio de mi desconcierto; que palabra elegir, que palabrasmejores que este silencio... pero la puerta est cerrada y yo ya estoynuevamente en mi sueo; estaba parado al borde del abismo, ahora estoycayendo, la forma aparece, y ya no es la misma de otros sueos, es ahora

    34 Mi tristefelicidad, Cuentos Cruzados, pgina 17.35 Ella, Cuentos Cruzados, pgina 20.

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    diferente y pienso que quizs, porque uno guarda siempre esa esperanzade ser libre, fue que no le dije aquello que tena que decirle, o algoinconsciente que no se puede entender, sin vivir en mi mente, o sincompartir de mi alma una sublime porcin del espacio, que intentaocupar, que ocupa mientras en ella, en un abismo, estoy cayendo... sudorfro en mi cuerpo, se acerca el fondo, lo presiento, ya no tiene sentidodespertar de nuevo.

    En sus manos la arcilla toma la forma de un sentimiento, suaves dedosacariciando la escultura, dndole brillo, profundidad, equilibrio,intensidad, esttica, personalidad; imagen exacta, nica... la forma deldesconcierto.

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    Ellos(historia de un encuentro, la separacin y el reencuentro)

    Por mucho ms tiempo, del cual cualquier persona esperara, y hasta elms paciente dejara de esperar, yo esper cuando casi la ilusin sehaba convertido en una absurda resignacin, aceptando que aquellailusin, tan banal como el resto de mis aspiraciones, slo serva paramantener en movimiento los engranajes de mi mente y mi cuerpo, hacervolar mi espritu al encuentro de las musas, y escribirte un poema auncuando no te conoca en aquel momento pens en dejar de esperar,abandonar la bsqueda pasiva y emprender aquella otra que tan pocosresultados me haba dado en la vida, pero mi vida, se rige como se rega,por cuestiones de un destino del cual ignoro fundamentos, causas omotivos, prefiriendo casi siempre un silencio pensativo ante las preguntasque prefiero no contestarme, y al creer que te buscaba alejndome de lainmvil espera, al imaginarme en la ms grande de las empresas, al moverla primer pieza de un tablero complicadamente simple, result quellegaste, simplemente llegando, y yo que haba dejado mi espera,movindome hacia las distracciones que propone exigentemente armaruna bsqueda, no pude verte, no hasta que aquel destino cruz nuestroscaminos entonces, vos creste que te estaba esperando y yo crehaberte encontrado.

    De los das que continuaron a nuestro encuentro, es poco lo que ignoras,nada, ya que todo mi tiempo era tuyo, miraba a travs de tus ojos, sentacon tu piel, extraa comunin de los sentidos, vos y yo; ahora ellos en ladistancia que propone el tiempo, en tu ausencia36 y mi miedo de no volvera encontrarte.Motivos no hubo, o hubo precisamente eso, una ausencia de motivos, unsilencio fuera de tiempo, algo que al menos mi alma desconoce... que seoculta de m en un presente por venir.A pesar de entender que ciertas cosas no deban, ni tenan, precisa yjustamente, que tener una razn, no al menos una que yo pudieraentender, o siquiera aceptar, las cosas pasaban (y pasaron) y yo mequedaba como ahora, con esta suerte de incomprensin o desconcierto37,de amargo rechazo a lo que me fue impuesto por el destino laseparacin, ellos...

    Claro que saba que volver a verte significaba mucho ms que volver averte, y tan slo imaginar ese encuentro, tu figura, tus ojos buscando mi

    36 Tu ausencia mi complemento, Cuentos Cruzados, pgina 26.37 Escultura (la forma del desconcierto), Cuentos Cruzados, pgina 22.

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    mirada y yo nuevamente inmerso en ese halo de ensueo en el que meinterno cada vez que ests a mi lado, tan slo imaginarlo fue para m lanostalgia de la alegra, la premonicin de una felicidad que no tardara enproducirse, no al menos si lograba atraerte aun como sola hacerlo cuandoera al menos interesante, cuando aun guardaba misterios, en aquel tiempoen el cual nos encontramos, cruzamos, conocimos, por primera vez38.Misteriosa, como ausente, te acercabas por la misma calle en donde yo teesperaba inmvil, aun sin poder respirar, de la emocin de volver a verte,naci un suspiro y se perdi en un silencio que se hizo eternoesperndote y sucedi entonces; nuestro reencuentro.Perdido en tus cabellos, me abr paso como pude y moj tus labios con milengua en llamas, ya estabas en la cama, nunca entend cmo ni cundo,ciertas cosas parecieran escapar del tiempo, de la razn y de la memoria.Con cada beso ms calor nos quemaba fundiendo nuestras almas, forjandoescudos que protegeran nuestros corazones de volver a enamorarse,cerrando sus puertas, fundiendo las llaves, el calor de las llamas, el rojodel fuego en los labios, tuyos, mos... con cada beso.Tus suaves caricias me atraan y excitaban, besando tu desnudez, sent elsabor de un placer nico, irrepetible, especial, que jams iba a olvidar,cada vez que perda tus manos, las encontraba en mi cuerpo,acaricindome.Mir, sin querer en realidad hacerlo, en el espejo, el reflejo de nuestroencuentro; completa imagen de una ilusin, tantas veces imaginada, tudesnudez me devoraba, sobre las llamas de una pasin sin lmites, xtasis,placer... volv buscando tu mirada para slo perderme nuevamente en tuscabellos.

    Crea que el sol iba a perdonarnos por robarle tanto fuego, pero una vezms estaba equivocado y al darme cuenta fue quizs demasiado tarde.Si necesitaba un motivo, aquello que mi alma desconoca, en ese momentose hizo evidente, en un presente por venir que se convirtisimultneamente (en un instante) en pasado, cuando en la despedida sumirada me dijo que no nos volveramos a ver.La mirada, esa mirada, nica y exacta, dbil y fuerte a la vez me ataba, aperseguirla, a desearla, a tenerla siempre cerca, siempre mirndome, fuepasajera, temporal, una muestra gratis de aquello imposible de comprar,de aquello que no vale lo que cuesta, que no puede costar lo que vale,tanto menos cuando el valor no es material, cuando alguien ms de ella esdueo, y la mirada, esa mirada, nica y exacta, deja de pertenecerme,simplemente porque nunca fue, realmente ma.

    38 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.

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    Tu ausencia mi complemento

    Cmo llenar el vaco de tu ausencia o acallar este silencio que me aturde alno escuchar tu voz, si no puedo olvidar tus ojos mirndome; hacindomesentir desnudo en la hoguera; incendiando mi alma con el fuego que haceluz brillar en ellos, en tus ojos, mirndome. Si por dems me siento solo,tan slo sin tenerte, como yo quisiera; como esperara que vos quisieras;ms de lo que piensas; ms de lo que crees imaginar; que estemos juntos.Complemento de mi alma, quiero sepas que no soy nada, que slo existoporque existes, porque somos desde un principio39, catico, abstracto,sentimiento nico en algn momento del tiempo separados, destinadospor siempre a buscarnos, a perdernos y quizs algn da encontrarnos yal fin entonces dos almas sern una el destino conquistado.He intentado recordarte y hacerte as vivir en mi memoria, pero no essuficiente para m ni para nadie vivir de recuerdos. En la ilusin nocturnaque me abruma en cada sueo; te veo, te escucho, te siento; cercana,idntica al recuerdo abstracto sentimiento40 alucinado en ritual41 yfuego, sobre la roca que da vida, nacen mis sueos, ilusiones que vuelanlejos y esperan algn da alcanzar tu vuelo.Sobre una mesa sucia y desordenada un viejo cenicero, la rosa seca en elvaso que intenta imaginarse florero, las cenizas que acompaaron elnacimiento de cada verso, las palabras que llenan hojas desde hace tantotiempo. La luz es pobre, mbar llenando un cuarto casi en penumbras, elhumo esttico rodeando mi cuerpo, nimbado por extraa luz nace,abstracto sentimiento iluso al recordarte, reviviendo esperanzas que nuncahan muerto, mientras veo la rosa seca en un vaso que hace tan bien deflorero, mientras salen de m las palabras que siempre quise darte, quesiempre te di, aquellas que las musas eligen, y tejen en oraciones y te doy,en eterno sacrificio, son ofrendas a la diosa de la luna, y podrn secarserosas, llenar los cigarrillos muchos ceniceros, pero siempre ser igual, porsiempre y aun cuando no exista tiempo, en un instante infinito arder unsolo fuego, en l cada signo, smbolo o texto, significantes de todo esto,significado de todo aquello que fuimos, somos y seremos, pues no dudesque desde un principio, catico, abstracto, tan lejano, somos sentimientonicoNo podra entonces dejar de intentar al menos alcanzar tu vuelo, acercartea mi reino, llenar el vaco de tu ausencia o acallar este silencio que meaturde desde que no escucho tu voz, y quizs entonces quemarme en lahoguera que regalan tus ojos, y desvestirme en tu mirada, sentirme frgil,

    39 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.40 Mi tristefelicidad, Cuentos Cruzados, pgina 17.41 Ritual, Cuentos Cruzados, pgina 13.

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    invencible, eterno e inmortal en tus brazos, morir, revivir en cada beso, ytenerte as, por siempre, para siempre, tu alma, mi alma, unidas,inseparables, enlazadas, convirtiendo, mi alma, tu complemento, en unnuevo cielo donde reinaremos por la eternidad y aun despus que sedetenga el tiempo.

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    Mis manos (historia de l)

    En silencio estn mis manos, desde aquel da, si tan slo brotaran al menoslas mismas viejas palabras, aquellas que hoy, parecieran no existir, en mismanos, ausentes palabras, el silencio, y la tristeza, desde aquel da.Como si fuera todo un absurdo y redundante sueo, en donde una seriecircular de infinitas habitaciones nos tiene prisioneros, condenados a salirpor la misma puerta, por la otra puerta igual, por la cual entramos a unahabitacin idntica a la anterior, a otra habitacin al salir de sta,nuevamente la misma puerta y quiz la misma habitacin, pero cadahabitacin tiene dos puertas, una en cada pared, enfrentadas, y a pesar deser iguales, ni las puertas ni las habitaciones son las mismas o si.As pasan mis das, mi tiempo, circularmente viajo en l, y vuelvo asentirme como aquel da, desde el cual mis manos encuentran imposiblehallar una palabra, al menos una entre las tantas; tu nombre, que quizsservira para; la simple tarea de llamarte, la difcil tarea de confundirte, ola imposible tarea de atraerte mis das as, mi tiempo circular, me aleja yme acerca al mismo tiempo; as.

    Se perdieron mis ojos buscando tu mirada, y mis palabras buscando turespuesta, en la ilusoria bsqueda me encontr ms de una vez perdido,ensueos que hicieron de mi tiempo y mi existencia el surrealismo msabstracto, en medio de tantos sueos compartidos dej de buscarte o esocre, y hoy sigues como ayer, aqu dentro, sin poder salir, sin que te dejesalir, y ya no quiero, o no puedo, entender la razn de la ilusin que tetrae nuevamente a flote, entre tantos recuerdos, iluminada por tu propialuz de circular movimiento, el faro, en el sueo, mi sueo, que aparentaser diferente, y slo es el mismo de siempre, desde que perd mis ojos alencontrar los tuyos.En mi recuerdo habitan instantes de tiempo, que vuelven a la vida cadasingular agona, con las que cada da muero, y entre todas ellas, ella42, ladiosa y los espritus, llevando en sus manos, la pequea caja de cristal,aquella parte de m, por m construida, recreada y adaptada con nicosentido, el de transmitirte un sentimiento, atrayndote al ritual43,llevndote a la roca central de mi universo, sin paredes, sin techo,haciendo tuyo mi sueo sin hacerlo.Y ya no veo, ya no siento, ya no presiento como antes poda hacerlo, tupresencia ahora ausente44 y mi nombre que resuena en el silencio, msvaco que el mismo silencio, por la tristeza de mi voz, por lo largo que se

    42 Ella, Cuentos Cruzados, pgina 20.43 Ritual, Cuentos Cruzados, pgina 13.44 Tu ausencia mi complemento, Cuentos Cruzados, pgina 26.

  • Ghenzi Ren

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    hace el tiempo, por mis manos perdidas en tu recuerdo incierto, que meresulta lejanamente impreciso, casi como un sueo, casi, en el dolor desaber que fue cierto.

    Se miran entre ellas, entre ellas un silencio, profundo abismo y el viejovaco, como si pudieran ayudarse una toma el papel, lo acaricia, lo idolatraen suave silencio, mientras la otra sostiene, el bolgrafo, el lpiz, la tiza o lapiedra, o lo que fuera necesario o suficiente para romper este silencio quedesde aquel da se repite da tras da.Y son mis sentimientos un laberinto del que nunca pude salir, perdidoentre espejos que fuerzan esta realidad-calidoscopio en donde me veosiempre diferente y soy siempre el mismo.Siguen en silencio, y las miradas se cruzan, se pierden mientras ellas,intentan buscarse y encontrarse en una palabra, sin embargo ya no seentienden, ya quiz no las siento mas es entonces cuando una abre lapuerta, la otra la empuja, y nuevamente la misma habitacin, y una espesaneblina empieza a rodearme, y otra puerta cerrada es abierta, otra manoque abre la nueva puerta mientras otra la empuja sin saber que es lamisma, siempre en silencio, siempre la misma habitacin, y nuevamentebuscan aquello que no encuentran mis manos mis ilusiones y yo lejos detoda esperanza al saber que ya no ests, que te fuiste para siempre, quevoy a buscarte hasta alcanzarte, en el calidoscopio girando, desde aquelda, cuando la noticia lleg a mis manos, cuando supe que habas partido,y quedaron en silencio, y las miro y no las veo, mi vista se nubla en estecamino por el que trato sin lograrlo aun, de encontrarte, y me pierdoentonces entre habitaciones, puertas, mis manos y el silencio, en la hora demi muerte, que te busca y all te encuentra.

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    Historia de ella

    Le pareca extrao sentirse as, le resultaba cmodamente injusta unamuerte tan simple, pero no haba retorno al cruzar el lmite, elevarse en laneblina siempre haba sido una solucin o al menos una forma de olvidar,y creo que habra resultado esta vez tambin, creo que habra sido msfcil, habra resultado diferente si no hubiera sido doble la dosis, de tantoesperarlo, de tanto placer, dolor y amor45, siempre desde los textos que ledejaba all en el infinito espacio de alguna librera.Y los viajes daban resultado cuando la promesa de volver a la normalidadse cumpla, y todo volva como siempre a aquella pausada bsqueda queda la espera, esperando entre libro y libro que alguna vez l46 golpeara supuerta, y le dijera todo aquello que le escriba (porque ella crea) porqueella pensaba y en realidad aseguraba; que aquellas palabras eran para ella,pero cmo saberlo, cmo asegurarlo si nunca se haban conocido, si nuncase haban visto, cmo hacerlo entonces desde aquella ignorancia? sinembargo ella saba que las palabras eran dirigidas a ella, especialmentehacia ella.Pero la puerta injusta como el viaje sin retorno permanencia en silencio,cerrada, absurda, lejana a la esperanza que ella mantena (y mantuvo)hasta este da. Entonces, en aquel momento, la decisin parti de todoaquello que no haba llegado a tiempo, y de todo aquello que perdido enla distancia del olvido haba quedado en el camino distante y paralelo deaquel por el que ella recorra su vida, y olvidar habra resultado mejor, sino hubiera cruzado el lmite.Entonces ley la ltima frase del ltimo libro, y no fue el ltimo solamentepara ella, fue el ltimo tambin para l.

    45 Eso que llaman amor, Cuentos Cruzados, pgina 21.46 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.

  • Ghenzi Ren

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    Final de finales

    Mientras tanto, en el mismo instante en que usted lee estas lneas, en elmismo valle que custodian las montaas47 Ilmatcal y Aimyara, desde elcual se las puede ver como desde ningn otro sitio, desde donde esimposible no verlas, imposible dejar de mirarlas hasta lograr entender queun paisaje tan nico y especial es un regalo de los dioses, de la tierra,ellos48... en ese valle se inicia el rito, el ritual49.As como dicen que los sordos no saben gritar, as como un ave con susalas rotas no puede volar, como lluvia que tras das de caer y caer llena elro al final, y cubre el campo con un manto de agua, impidiendo ver de lsu fruto; la cosecha que nunca llegar a ser, as como dicen que los ciegosno saben mirar as se equivocan una vez ms y llega la muerte comosolucin de continuidad, como rito final, final con sabor a principio50 alfin.Entonces la lluvia cae sobre el lienzo, y las nubes ocultan el sol, y su fuegoes pobre para poder traspasarlas, y los cristales siguen girando sin sentido,porque la escena se torna gris, gris se tornan los actores.Al despertar sintieron que haban dormido por das y das, por noches ynoches, y al principio no entendieron, no supieron donde estaban,necesitaron alzar sus vistas y que se reflejen en sus ojos los perfiles nicose inconfundibles de aquellas montaas, lo necesitaron para entender quese encontraban en el valle, que el ritual comenzara al salir el sol, que apesar de todo lo que pudieran hacer (o intentar hacer) los dioses, ellosposean un lugar definido en cada sitio del espacio-tiempo, un lugarreservado al encuentro, y no podan entonces separarlosl51 y ella52, casi como siempre, pero de alguna forma diferente, ellosson: los creadores de su destino, cambiante y polifactico en cada avatar,sus propios dioses, las montaas, las personas de las cuales las montaastomaron sus nombres, aquel que escribe y aquella que lo lee, aquellos quese encuentran y se pierden nuevamente, ella que lo espera sin encontrarlo,o lo encuentra en la figura triste de una felicidad pasajera53, y mueren,aquellos que luego se encuentran en el ritual, aquellos que salvan a latribu tribulaciones hechizos de doble resultado, de mltiple forma, dedos caras es tambin la luna que ilumina cada uno en su lugar, diferente yalejado, y los une sin que lo sepan, como el destino, y la eternidad; que

    47 Las dos montaas, Cuentos Cruzados, pgina 11.48 Ellos (historia de un encuentro, la separacin y el reencuentro), Cuentos Cruzados, pgina 24.49 Ritual, Cuentos Cruzados, pgina 13.50 En principio, Cuentos Cruzados, pgina 5.51 Mis manos (historia de l), Cuentos Cruzados, pgina 28.52 Historia de ella, Cuentos Cruzados, pgina 30.53 Mi tristefelicidad, Cuentos Cruzados, pgina 17.

  • Cuentos Cruzados

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    guard para ellos un lugar nico y especial en donde todo se une, seencuentra, y nace; un templo que el sabio viejo brujo54 construy en mialma...Amaneca exactamente entre las montaas Ilmatcal y Aimyara, alrededordel fuego central en el valle danzaban en crculos cientos de personas,entre ellas ellos, ellos dos, ellos que deban estar en la cima de cadamontaa, ellos que deban estar quiz muertos, ellos que en cada cimahaban encendido una fogata, ellos que haban hecho el sacrificio (elmayor; el de vivir) aprendiendo a matar55, aprendieron al fin que cadacosa tiene su tiempo, que no existen las casualidades56, que es slo laforma del desconcierto57 la que nos distrae ocultando aquello que es cierto,que cada tiempo se repite circularmente, habitacin tras habitacin, y ellosalrededor del fuego, en el ritual que los una ms que nunca, porque ahorasaban que era para siempre.

    Al otro da, en el templo, en sus paredes, y en sus almas, con los coloresque ella haba creado, l pint esta historia, para siempre, eternamentejuntos en la imagen, en la roca; ellos.

    54 Sabio viejo brujo, Cuentos Cruzados, pgina 10.55 Aprendiendo a matar, Cuentos Cruzados, pgina 9.56 Casualidades?, Cuentos Cruzados, pgina 15.57 Escultura (la forma del desconcierto), Cuentos Cruzados, pgina 22.

  • Ghenzi Ren

    33

    ndice

    En principio ........................................................................................................... 5

    El capullo y la mariposa ...................................................................................... 6

    Polizn.................................................................................................................... 7

    Aprendiendo a matar........................................................................................... 9

    Sabio viejo brujo.................................................................................................. 10

    Las dos montaas ............................................................................................... 11

    Ritual .................................................................................................................... 13

    Casualidades?.................................................................................................... 15

    Mi tristefelicidad................................................................................................. 17

    Un tanto ms joven............................................................................................. 19

    Ella ........................................................................................................................ 20

    Eso que llaman amor.......................................................................................... 21

    Escultura (la forma del desconcierto) .............................................................. 22

    Ellos (Historia de un encuentro, la separacin y el reencuentro)................ 24

    Tu ausencia mi complemento........................................................................... 26

    Mis manos (historia de l) ................................................................................. 28

    Historia de ella .................................................................................................... 30

    Final de finales .................................................................................................... 31

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    34

    Ediciones Digitales Alan5_RG Sistemas

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