CUENTOS CORTOS
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7/21/2019 CUENTOS CORTOS
http://slidepdf.com/reader/full/cuentos-cortos-56d9b718d4ae1 1/3
LOS MILAGROS TAMBIÉN EXISTEN.
Paparruchadas de un viejo decrépito que llevaba más años que yo en aquel calabozo. En aquel
cuarto oscuro y mugriento, donde me tragué quince años. Pero ya no valía la pena discutir con ese
ineliz ni con nadie más en esa jaula de cemento. !o "nico importante era tener presente que s#lo
veinte días me separaban de mi ansiada libertad. !as cuentas estaban saldadas con esa hip#crita
sociedad que un día pronunci# mi encierro.
$abía pasado una eternidad escuchando esas campanadas de la vieja capilla del pueblo. %iempre, a
la misma hora, marcándome con sus tañidos mon#tonos y opacos el paso del tiempo. Pero ahora ya
no me molestaban, al contrario las sentía c#mplices de mis pensamientos. %i de algo estaba
orgulloso, era de saber que nadie había podido quebrarme. %#lo el repicar de la campana compartía
mi secreto. &'uién iba a pensar que esa humilde construcci#n de madera y chapa, con una cruz y
una campana en el rente, iba a ocultar, en su ondo baldío, el botín de este ingenioso hombre a"n en
cautiverio( )inalmente las puertas del inierno se cerraron a mis espaldas y mi coraz#n comenz# a
latir alocadamente. %entí que el aire o*igenaba mis pulmones y un soplo de libertad corría por mis
venas. +o había tiempo que perder, tomé mis pocas pertenencias y comencé a caminar con la vista
ija en esa cruz que se asomaba tras el ollaje de los altos y dorados álamos de la plaza. Pero amedida que me acercaba al lugar, mis pasos se hicieron más lentos. +o sabía bien lo que estaba
pasando. & mi vista me traicionaba o mi razonamiento no podía entenderlo( -!a capilla ya no
estaba En su lugar yacía un templo imponente con una campana enorme y la misma cruz en el
medio. Entré sin pensarlo, me dirigí hacia el altar y, detrás de él, encontré una puerta. /l abrirla, el
viejo baldío ya no estaba, su lugar lo ocupaba una gran construcci#n con pequeñas ventanas a los
costados y un port#n en el centro.
/brí la puerta y al ingresar me encontré con unos tablones gigantes vestidos con manteles loreados
y rodeados de sillas0 detrás de ellos, yacían tres hileras de camas cubiertas con mantas tejidas a
mano de dierentes colores. Pero lo que más me sorprendi# ue la presencia de una gran salamandra
asentada sobre una basa de cemento, justo en el centro, como separando y calentando a la vezambos ambientes. 1uando salí de mi asombro, comprendí que justo ahí, debajo de ese gran escal#n
de material, estaba mi tesoro, mi botín, mi pasaporte a la elicidad quince años esperado. +o sé
cuánto tiempo pasé arrodillado junto a ella, sin que una sola lágrima me nublara la vista, sin que una
sola parte de mi cuerpo se moviera. 2e pronto una mano templada y uerte se apoy# en mi hombro
ya entumecido. 3/migo, &se siente bien( &Puedo ayudarlo( 4me interrog# una voz cálida y apacible.
1omo pude me di vuelta y, con su ayuda, logré incorporarme. 3%oy el párroco de esta iglesia 4me dijo
y agreg# 4 %i está s#lo y sin trabajo ha venido al lugar indicado. En este templo, con la ayuda de los
eligreses, hemos construido este albergue para aquellos que necesitan un plato de comida o un lugar
para pasar la noche. %in saber por qué aquel día decidí quedarme, ue como si mi destino se hubiese
jugado en tan solo un instante. 1on los años, descubrí que aquella libertad tan anhelada la había
permutado por no sentir más la amargura de la soledad y el desamparo. $oy, por primera vez, me
siento satisecho de ser un hombre coniable, tengo amigos y un trabajo digno5 encargado del
albergue. 6e ocupo del jardín, de las luces, de la limpieza y sobre todo de que la salamandra no deje
de brindarnos su calor en las rías noches de invierno.
&%erá verdad que los milagros e*isten( )in
Pro. %usana 7. 8onzález susybgonzalez9yahoo.com.ar.
Asignatura: LiteraturaDocente: Licdo. Nelvi
7/21/2019 CUENTOS CORTOS
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ABANDONAR EL NIDO
El adolescente saca por la ventana la maleta orzosamente lista para su
gran escape. El motivo5 la negaci#n de su madre ante su deseo de ir al río con sus
compañeros de travesuras.
2iego cree que ya ue suiciente, pues tiene :; años y a"n su madre es quien
decide por él5 -2iego has esto0 2iego te prohíbo hacer esto %e siente abrumado
por sus pensamientos y los consejos de quienes dicen ser sus amigos5 <Eres un
gobernado por tu mami= <+iñita de mamá=.
%in embargo, su hazaña ue descubierta por su abuelo. $ombre de campo
graduado en la universidad de la vida sosegada y sabia0 anciano amante de usar
el sombrero al estilo de la pedrada, de mirada ija, manos rudas por el trabajo y de
mentalidad l"cida y vivaz. %orprende a su nieto en su gran escape. !o toma de la
mano sin pronunciar palabra hasta llevarlo a un árbol caído que les servirá de
banco y testigo del relato de una gran enseñanza5
4 <&%abes por qué las aves pueden volar(, una pregunta obvia para 2iego,
alguien que cree saberlo todo. %in embargo, aprendi# algo nuevo aquella tarde.
<+o solo vuelan por que tienen alas. >uelan porque se preparan para hacerlo.
1uando un pajarito imprudentemente quiere volar antes de tiempo, sube al borde
de su nido y se lanza. Pero sus pequeñas alas no están preparadas para ese
instante de su vida. ? entonces, -el gran chasco %e estrella contra el suelo. !a
caída puede lesionarle de por vida. ? un pájaro que no vuela no es un pájaro. +o
te adelantes a tu tiempo. @u madre y los que te amamos sabemos que no es tu
tiempo de volar. /demás, el pajarito que se lesiona no solo no puede volar sino
que no regresa al nido=.
/quel anciano toma su modesto sombrero. %e levante en silencio0 y se aleja.
2iego mira su nido y piensa que alg"n día volará a otro lugar. Pero hoy no será
ese día.
)in
2anny >ega 6éndez
Asignatura: LiteraturaDocente: Licdo. Nelvi
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EL FARO – HISTORIA DE UN RECUERDO
%arah se despert# a medianoche, se coloc# una lor en el pelo y ue directamente a la
habitaci#n de sus padres. %e sent# durante un buen rato en el lado de la cama donde dormía
su papá.
)inalmente, él se despert# y le dijo5 A%arah, &qué pasa( /"n es de noche. A@" solíascontarme c#mo el abuelo te llevaba hasta el aro en medio de la noche y ahora es
medianoche, y creo que hoy deberías llevarme t" a mí. %u padre sigui# acostado durante un
largo rato y por in dijo5 A%í, creo que hoy es la noche. %e vistieron rápidamente, subieron al
auto y salieron en direcci#n al aro. @odo estaba desierto. +o circulaban autos y las luces de
las calles hacían resplandecer la niebla del mar. A1uando el abuelo me llevaba al aro, no
había luces en las calles, ni las panaderías permanecían abiertas durante la noche Ale cont#
su papá. A%eguro que el abuelo habría parado si alguna panadería hubiese estado abierta
Adijo %arah. A%eguro que sí Adijo su papá. %e detuvieron y entraron en una panadería.
1ompraron rosquillas y caé. Eran los "nicos clientes en toda la tienda. A1uando era
pequeño, el abuelo solía darme a probar caé, pero a mí siempre me sabía amargo Adijo elpadre de %arah. 7ebieron un poco de caé recordando al abuelo. El caé de papá estaba
delicioso, pero el de %arah sabía horrible. 1ondujeron hacia las aueras del pueblo hasta que
llegaron al camino que llevaba al aro. AEl abuelo siempre decía que había que caminar
hasta llegar al aro Adijo el papá de %arah. A6e parece bien Acontest# %arah. /parcaron
el auto y emprendieron el camino entre la neblina. %e sentaron a descansar en lo alto de una
roca mirando la playa y escucharon c#mo las olas rompían contra los acantilados. %arah
termin# de comerse su rosquilla y su papá acab# el caé. A2e todas las veces que vine con
el abuelo Adijo el papá de %arahA, nunca subimos a lo alto del aro. !a puerta siempre
estaba cerrada. @ratábamos de abrirla, pero permanecía cerrada con llave. A>oy a intentarlo
yo Adijo %arah. %e acerc#, le dio vuelta al picaporte y la puerta se abri#. %arah y su padre se
quedaron mirando con emoci#n aquella puerta abierta. A &? ahora, qué( Apregunt# %arah.
AEl abuelo hubiese subido Arespondi# el padre de %arah. A%ubamos entonces Adijo
%arah. %ubieron por la escalera de caracol. Bna vuelta, otra vuelta, otra vuelta, y más
vueltas, hasta que por in la luz del aro se relej# en sus rostros. APuedo ver el ininito Adijo
%arahA. &1rees que el abuelo puede verme( A+o lo sé Ale contest# su padre. A &Podrá
oírme( Apregunt# %arah. ?, sin esperar respuesta, grit# al viento5 A -/7BEEE! ?
esperaron en silencio. A+o creo que te conteste Ale dijo su padre. ? en el silencio
escucharon la sirena de la niebla y miraron la bruma y el mar. 2e repente, %arah se quit# la
lor que llevaba en el pelo, la misma que había guardado del uneral de su abuelo, y la lanz#lejos, al mar. A1uando sea grande y tenga un hijo, yo también lo traeré aquí una noche A
dijo %arah. AEstoy seguro de que lo harás Ale contest# su papá. ? cubiertos de rocío, y
envueltos en el olor a mar, regresaron a casa entre la niebla.
)in
Cobert 6unsch0 Danet ilson Asignatura: LiteraturaDocente: Licdo. Nelvi