CUENTO por qué digerir Una obra prodigiosa al más ... · que en mi caso es más de la que me...

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El Correo de Andalucía Miércoles, 2 de diciembre de 2015 El Correo de Andalucía Miércoles, 2 de diciembre de 2015 Más que palabras / cultura / 35 34 / cultura / Más que palabras C.R. {Nada se podría reprochar a quien dijese que este sería el pri- mer libro que salvaría de un in- cendio. La recién salida reimpre- sión de esta Canción de Navidad de Dickens con ilustraciones de Roberto Innocenti lleva un paso más allá la noción del amor a los libros, y pone en manos del ado- rador de la belleza el cofre de un tesoro que no tiene más llave que la de la sensibilidad y la fan- tasía. Jamás fue Londres más hermosamente reimaginada pa- ra este relato, ni jamás habrá una palabra de elogio que no merez- ca este volumen ante el que uno no sabe muy bien qué hacer: si leer, si arrodillarse, si olerlo, si acariciarlo... Al final, la respues- ta es todo a la vez. Este libro es una chimenea en invierno, un copo de nieve sobre los tejados grises, el reflejo de un escaparate navideño en los ladrillos londinenses, pardos y rojizos. Todo el que tenga todavía un átomo de fantasía en su corazón se quedará boquiabierto ante este monu- mento a la literatura, al arte en general y a la Navidad como estado de áni- mo y como recuerdo emocionante e inspirador. Para quien ya hubiese leí- do la historia, encontrarse con este libro de Kalandraka es como sentirse espiado en su imaginación, descubierto en lo más profundo de ella por el genio del ilustrador. Ante libros así, surgen una verdad y una pregunta: la verdad, que los libros impresos no peligrarán mientras sigan este ejemplo; la pregunta, ¿quién cuidará de nuestros libros cuando ya no estemos? ~ lecturas recomendadas CUENTO Canción de Navidad / Charles Dickens y Roberto Innocenti / Kalandraka Una obra prodigiosa al más puro estilo dickensiano C.R. {«El arte son los sentimientos más profundos», escribe Edvard Munch. Es uno de sus cientos de aforismos, guardado entre mon- tones de escritos diversos que van desde una lista de la compra hasta una reflexión abismal, pa- sando por un amago de poema o por una nota que casi suena a suicidio, a incredulidad ante la vida, a horror ante el destino. No solo de El grito vive la memoria de Munch; el pintor y grabador noruego dejó, en puertas del ex- presionismo, una colección fa- bulosa de pinturas y, junto a ella, complementándose lo uno con lo otro, ese amplísimo y vario- pinto legado escrito, casi secreto por desconocido, del cual se re- coge una antología en esta obra de Nórdica Libros, El friso de la vida, que ensancha la comprensión del arte como si en vez de un volumen impreso fuese una especie de mecanismo emocional. Hilde Boe destaca en el prólogo el carácter atormentado del creador, que lo mismo intenta definir el arte mil veces e identificar sus valores («Un trazo de carbón sobre un muro puede ser más valioso como arte que muchos de los grandes cua- dros con sus costosos marcos») que sobre los grandes misterios de la com- prensión del mundo («La naturaleza no es solo lo visible para el ojo. Tam- bién son las imágenes interiores del alma»). Apuntes y reflexiones, esbo- zos literarios, diarios íntimos... y sus obras de arte; todo ello nutre esta pequeña gran maravilla para degustar sin prisas y sin prejuicios. ~ ARTE El friso de la vida / Edvard Munch / Nórdica Libros La herencia secreta de un pintor atormentado César Rufino SEVILLA {Iba conduciendo cuando le llegó la noticia que tanto ha- bía soñado. Comprendió que por fin podría vivir de lo que amaba. Paró el coche y se echó a llorar. «Lo más curio- so», explica José Luis Ocaña, «es que yo empecé dibujan- do cómics y más tarde me dediqué a hacer animaciones 3D en Madrid y Málaga para compañías de publicidad, pero por avatares de la vida necesité replantearme mi vi- da entera, y decidí apostar por lo que más pasión añadía a mi niño interior, la ilustra- ción. Y la señal que necesita- ba llegó de la mano del diario El País, que me llamó un día para hacerme una pequeña entrevista y pedir permiso para publicar en papel uno de los trabajos con los que participé en su concurso se- manal El talentoso de la se- mana. Recuerdo parar el co- che en el arcén y llorar, fui consciente de que podría vi- vir de mis dibujos». Qué caso tan curioso el de este granadino residente en Málaga. La mayor parte de los libros que ilustra están en árabe. «En su día, escribí a casi mil editores de todo el mundo, justo antes de viajar a la feria del libro infantil de Bolonia, y los primeros en escribir y encargarme mi pri- mera ilustración eran y son de Líbano, para los que lle- gué a hacer mi propia ver- sión de siete capítulos del Quijote y, como en todo, un trabajo lleva a otro y otro a otro, hasta hacer libros para Kuwait, Emiratos Árabes y Líbano, claro». No puede decirse que esta proximidad laboral le haya hecho ver con otros ojos la tragedia de Francia perpetra- da por los yihadistas; más bien, se trata de que noso- tros veamos de otro modo a los musulmanes. «Lo de Pa- rís lo vives, imagino, como el resto de personas de bien que tengan cierta empatía, José Luis Ocaña se come una galleta junto a uno de sus libros ilustrados SUS ILUSTRACIONES Ocaña (https://www.facebook.com/jo- seluis.ocana/) ha trabajado con las edi- toriales Cosquillas (España): Kolorinete (2015); Thatalsalasil (Kuwait): Nora y Dream train. 2015; Al Hudhud (Emira- tos Árabes): Una historia de dos balle- nas (2015); Ediciones Palabra (España): El repartidor de pesadillas (2014); Li- brairie Orientale (Líbano): Wait for me y Sami likes laziness (2014); Ediciones 101 (España): Pajarete; Dar Al Fikr Lub- nami (Líbano): Tito, Un sueño de histo- ria, Jonni y El elefante delgado (2014); Santillana, Alfaguara Infantil (México): portadas de dos guías; Dar Alhadaek Group (Líbano): siete capítulos del Qui- jote; Merlin Publishers (Malta): Avven- turi (2013, nominado a los National Awards of Malta); Sepha (Málaga): Los pichones. SUS RECOMENDACIONES Sus tres sugerencias: «A mí me encan- ta Ahab y la ballena blanca, de Manuel Marsol, alucinante, obra maestra del género e inteligentísima pieza de lo que debe ser un álbum ilustrado. La isla del tesoro de Ralph Steadman, im- presionante. Y Nanuk, Bobuk, Tontuk y una foca blanca, del brillante Emilio Urberuaga». Cosas suyas «Un niño no tiene por qué digerir cualquier cosa» Con un pie profesional puesto en el mundo árabe, el ilustrador granadino José Luis Ocaña advierte que «no todo vale» en materia de libros ilustrados infantiles dedicado, precisamente, al desayuno. / El Correo que en mi caso es más de la que me gustaría, porque te aplasta el dolor ajeno. Es de una injusticia que se escapa a la comprensión. El grupo terrorista está masacrando a todo tipo de persona, raza y cultura, incluidos iconos de valor incalculable, tales co- mo las ruinas de Palmira. No sé cómo denominar a este ti- po de personas, la verdad, que no solo se complacen en matar, sino también en re- crearse en el proceso, aña- diendo un plus de crueldad difícil de soportar. Lo peor es la imagen errónea de que los 1.300 millones de musulma- nes en todo el mundo son is- lamistas radicales; es como si por ser español te relacio- naran con los terroristas de ETA, absurdo. La inmensísi- ma mayoría de musulmanes son personas como tú y co- mo yo, que se espantan ante la barbarie de la violencia, y con una sensibilidad y respe- to por la vida del otro que ya querríamos en algunos de nuestros países». Los niños son destinata- rios preferentes del arte de José Luis. Él –lo dice sin tapu- jos– tiene mucho de niño, en tanto artista. Reconoce que un poco de melancolía le vie- ne de perlas a su oficio. «Al crecer, olvidamos algo esen- cial y fundamental en nues- tras vidas; apartamos la fres- cura y las ganas de descubrir de cuando éramos niños. Al identificar ese sentimiento somos conscientes de que hemos apartado esa chispa, lo positivo es que siempre podemos recuperarla, solo hay que querer realmente». No obstante, habría mu- cho que decir y que reflexio- nar sobre la literatura infan- til. Entre quienes –por gusto, por paternidad o por trabajo– manejan este tipo de títulos con asiduidad, se observa que además de obras ex- traordinarias hay verdaderas joyas… que los niños no comprenden. Bien por su terminología, por su histo- ria, por mil razones. «Hay mucha literatura infantil ma- ravillosa, ilustradores mag- níficos y escritores sensibles que transmiten», comenta José Luis. «Sin embargo, hay, como en otras profesiones, muchas tendencias, modas que si no sigues, no te permi- ten acceder a ciertas edito- riales. Afortunadamente ca- da uno de nosotros tiene su hueco, si no en España, fuera del país. Respecto a la falta de comprensión de muchos niños a ciertos productos, es normal, cada vez más se ha- ce álbum ilustrado para el padre o la madre, historias más complejas e ilustracio- nes que en muchos casos in- quietan y dan más miedo que otra cosa. Está bien, pero que se especifique público, porque no todo vale. Un niño no tiene porque digerir cual- quier cosa, y no es tan com- plicado, se ve rápido cuando una historia es para nenes o adultos». Dice que se paró a llorar cuando supo que podría vi- vir de esto, sí, vale, pero... ¿se puede vivir de esto? El artista se ríe. «Es la típica pregunta que te hace todo el mundo cuando cuentas a qué te dedicas. Se puede vi- vir si tienes editores sufi- cientes que te surten de en- cargos; digamos que es como una empresa que empieza: al principio son todo gastos, pero llega un momento, si todo va bien, en el que los proyectos se van acumulan- do y te permiten vivir más que honradamente con la la- bor maravillosa que es dar luz, color y vida a una histo- ria que pretende enseñar buenos valores y enriquecer la imaginación de un niño». Se hizo dibujante sin sa- berlo, mientras veía Mazin- ger Z, Comando G, Heidi y otras series animadas de su infancia. Hoy está en el otro lado, en el que produce los sueños que los niños harán suyos y con los que germina- rán futuros artistas, ya sea de la ilustración o simplemente de la vida (va a ser por moda- lidades). En su corazón y en sus pinturas hay sitio para la París dañada, para la Alham- bra imaginada, para los re- cuerdos de familia, para todo lo que requiera ese toque de ingenua humanidad que da sentido al mundo. ~ La reciente tragedia de París le inspiró esta obra. La Alhambra vista por el artista granadino. / / / /

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El Correo de Andalucía Miércoles, 2 de diciembre de 2015

El Correo de Andalucía Miércoles, 2 de diciembre de 2015 Más que palabras / cultura / 35 34 / cultura / Más que palabras

C.R. {Nada se podría reprochar a quien dijese que este sería el pri-mer libro que salvaría de un in-cendio. La recién salida reimpre-sión de esta Canción de Navidad de Dickens con ilustraciones de Roberto Innocenti lleva un paso más allá la noción del amor a los libros, y pone en manos del ado-rador de la belleza el cofre de un tesoro que no tiene más llave que la de la sensibilidad y la fan-tasía. Jamás fue Londres más hermosamente reimaginada pa-ra este relato, ni jamás habrá una palabra de elogio que no merez-ca este volumen ante el que uno no sabe muy bien qué hacer: si leer, si arrodillarse, si olerlo, si acariciarlo... Al final, la respues-ta es todo a la vez. Este libro es una chimenea en invierno, un copo de nieve sobre los tejados grises, el reflejo de un escaparate navideño en los ladrillos londinenses, pardos y rojizos. Todo el que tenga todavía un átomo de fantasía en su corazón se quedará boquiabierto ante este monu-mento a la literatura, al arte en general y a la Navidad como estado de áni-mo y como recuerdo emocionante e inspirador. Para quien ya hubiese leí-do la historia, encontrarse con este libro de Kalandraka es como sentirse espiado en su imaginación, descubierto en lo más profundo de ella por el genio del ilustrador. Ante libros así, surgen una verdad y una pregunta: la verdad, que los libros impresos no peligrarán mientras sigan este ejemplo; la pregunta, ¿quién cuidará de nuestros libros cuando ya no estemos? ~

lecturas recomendadas

CUENTO Canción de Navidad / Charles Dickens y Roberto Innocenti / Kalandraka

Una obra prodigiosa al más puro estilo dickensiano

C.R. {«El arte son los sentimientos más profundos», escribe Edvard Munch. Es uno de sus cientos de aforismos, guardado entre mon-tones de escritos diversos que van desde una lista de la compra hasta una reflexión abismal, pa-sando por un amago de poema o por una nota que casi suena a suicidio, a incredulidad ante la vida, a horror ante el destino. No solo de El grito vive la memoria de Munch; el pintor y grabador noruego dejó, en puertas del ex-presionismo, una colección fa-bulosa de pinturas y, junto a ella, complementándose lo uno con lo otro, ese amplísimo y vario-pinto legado escrito, casi secreto por desconocido, del cual se re-coge una antología en esta obra de Nórdica Libros, El friso de la vida, que ensancha la comprensión del arte como si en vez de un volumen impreso fuese una especie de mecanismo emocional. Hilde Boe destaca en el prólogo el carácter atormentado del creador, que lo mismo intenta definir el arte mil veces e identificar sus valores («Un trazo de carbón sobre un muro puede ser más valioso como arte que muchos de los grandes cua-dros con sus costosos marcos») que sobre los grandes misterios de la com-prensión del mundo («La naturaleza no es solo lo visible para el ojo. Tam-bién son las imágenes interiores del alma»). Apuntes y reflexiones, esbo-zos literarios, diarios íntimos... y sus obras de arte; todo ello nutre esta pequeña gran maravilla para degustar sin prisas y sin prejuicios. ~

ARTE El friso de la vida / Edvard Munch / Nórdica Libros

La herencia secreta de un pintor atormentado

César Rufino SEVILLA {Iba conduciendo cuando le llegó la noticia que tanto ha-bía soñado. Comprendió que por fin podría vivir de lo que amaba. Paró el coche y se echó a llorar. «Lo más curio-so», explica José Luis Ocaña, «es que yo empecé dibujan-do cómics y más tarde me dediqué a hacer animaciones 3D en Madrid y Málaga para compañías de publicidad, pero por avatares de la vida necesité replantearme mi vi-da entera, y decidí apostar por lo que más pasión añadía a mi niño interior, la ilustra-ción. Y la señal que necesita-ba llegó de la mano del diario El País, que me llamó un día para hacerme una pequeña entrevista y pedir permiso para publicar en papel uno de los trabajos con los que participé en su concurso se-manal El talentoso de la se-mana. Recuerdo parar el co-che en el arcén y llorar, fui consciente de que podría vi-vir de mis dibujos».

Qué caso tan curioso el de este granadino residente en Málaga. La mayor parte de los libros que ilustra están en árabe. «En su día, escribí a casi mil editores de todo el mundo, justo antes de viajar a la feria del libro infantil de Bolonia, y los primeros en escribir y encargarme mi pri-mera ilustración eran y son de Líbano, para los que lle-gué a hacer mi propia ver-sión de siete capítulos del Quijote y, como en todo, un trabajo lleva a otro y otro a otro, hasta hacer libros para Kuwait, Emiratos Árabes y Líbano, claro».

No puede decirse que esta proximidad laboral le haya hecho ver con otros ojos la tragedia de Francia perpetra-da por los yihadistas; más bien, se trata de que noso-tros veamos de otro modo a los musulmanes. «Lo de Pa-rís lo vives, imagino, como el resto de personas de bien que tengan cierta empatía,

José Luis Ocaña se come una galleta junto a uno de sus libros ilustrados

SUS ILUSTRACIONES Ocaña (https://www.facebook.com/jo-seluis.ocana/) ha trabajado con las edi-toriales Cosquillas (España): Kolorinete (2015); Thatalsalasil (Kuwait): Nora y Dream train. 2015; Al Hudhud (Emira-tos Árabes): Una historia de dos balle-nas (2015); Ediciones Palabra (España): El repartidor de pesadillas (2014); Li-brairie Orientale (Líbano): Wait for me y Sami likes laziness (2014); Ediciones 101 (España): Pajarete; Dar Al Fikr Lub-nami (Líbano): Tito, Un sueño de histo-ria, Jonni y El elefante delgado (2014); Santillana, Alfaguara Infantil (México): portadas de dos guías; Dar Alhadaek Group (Líbano): siete capítulos del Qui-jote; Merlin Publishers (Malta): Avven-turi (2013, nominado a los National Awards of Malta); Sepha (Málaga): Los pichones.

SUS RECOMENDACIONES Sus tres sugerencias: «A mí me encan-ta Ahab y la ballena blanca, de Manuel Marsol, alucinante, obra maestra del género e inteligentísima pieza de lo que debe ser un álbum ilustrado. La isla del tesoro de Ralph Steadman, im-presionante. Y Nanuk, Bobuk, Tontuk y una foca blanca, del brillante Emilio Urberuaga».

Cosas suyas

«Un niño no tiene por qué digerir cualquier cosa»Con un pie profesional puesto en el mundo árabe, el ilustrador granadino José Luis Ocaña advierte que «no todo vale» en materia de libros ilustrados infantiles

dedicado, precisamente, al desayuno. / El Correo

que en mi caso es más de la que me gustaría, porque te aplasta el dolor ajeno. Es de una injusticia que se escapa a la comprensión. El grupo terrorista está masacrando a todo tipo de persona, raza y cultura, incluidos iconos de valor incalculable, tales co-mo las ruinas de Palmira. No sé cómo denominar a este ti-po de personas, la verdad, que no solo se complacen en matar, sino también en re-crearse en el proceso, aña-diendo un plus de crueldad difícil de soportar. Lo peor es la imagen errónea de que los 1.300 millones de musulma-nes en todo el mundo son is-lamistas radicales; es como si por ser español te relacio-naran con los terroristas de ETA, absurdo. La inmensísi-ma mayoría de musulmanes son personas como tú y co-mo yo, que se espantan ante la barbarie de la violencia, y con una sensibilidad y respe-to por la vida del otro que ya querríamos en algunos de nuestros países».

Los niños son destinata-rios preferentes del arte de José Luis. Él –lo dice sin tapu-jos– tiene mucho de niño, en tanto artista. Reconoce que un poco de melancolía le vie-ne de perlas a su oficio. «Al crecer, olvidamos algo esen-cial y fundamental en nues-tras vidas; apartamos la fres-cura y las ganas de descubrir de cuando éramos niños. Al identificar ese sentimiento somos conscientes de que hemos apartado esa chispa, lo positivo es que siempre podemos recuperarla, solo hay que querer realmente».

No obstante, habría mu-cho que decir y que reflexio-nar sobre la literatura infan-til. Entre quienes –por gusto, por paternidad o por trabajo– manejan este tipo de títulos con asiduidad, se observa que además de obras ex-traordinarias hay verdaderas joyas… que los niños no comprenden. Bien por su terminología, por su histo-

ria, por mil razones. «Hay mucha literatura infantil ma-ravillosa, ilustradores mag-níficos y escritores sensibles que transmiten», comenta José Luis. «Sin embargo, hay, como en otras profesiones, muchas tendencias, modas que si no sigues, no te permi-ten acceder a ciertas edito-riales. Afortunadamente ca-da uno de nosotros tiene su hueco, si no en España, fuera del país. Respecto a la falta de comprensión de muchos niños a ciertos productos, es normal, cada vez más se ha-ce álbum ilustrado para el padre o la madre, historias más complejas e ilustracio-nes que en muchos casos in-quietan y dan más miedo que otra cosa. Está bien, pero que se especifique público,

porque no todo vale. Un niño no tiene porque digerir cual-quier cosa, y no es tan com-plicado, se ve rápido cuando una historia es para nenes o adultos».

Dice que se paró a llorar cuando supo que podría vi-vir de esto, sí, vale, pero... ¿se puede vivir de esto? El artista se ríe. «Es la típica pregunta que te hace todo el mundo cuando cuentas a qué te dedicas. Se puede vi-vir si tienes editores sufi-cientes que te surten de en-cargos; digamos que es como una empresa que empieza: al principio son todo gastos, pero llega un momento, si todo va bien, en el que los proyectos se van acumulan-do y te permiten vivir más que honradamente con la la-

bor maravillosa que es dar luz, color y vida a una histo-ria que pretende enseñar buenos valores y enriquecer la imaginación de un niño».

Se hizo dibujante sin sa-berlo, mientras veía Mazin-ger Z, Comando G, Heidi y otras series animadas de su infancia. Hoy está en el otro lado, en el que produce los sueños que los niños harán suyos y con los que germina-rán futuros artistas, ya sea de la ilustración o simplemente de la vida (va a ser por moda-lidades). En su corazón y en sus pinturas hay sitio para la París dañada, para la Alham-bra imaginada, para los re-cuerdos de familia, para todo lo que requiera ese toque de ingenua humanidad que da sentido al mundo. ~La reciente tragedia de París le inspiró esta obra.La Alhambra vista por el artista granadino.

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