Cuatro Gigantes Del Alma

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CUATR O GIGANTE S DEL A L M A

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SERIE SEPA USTED

Asimov, I. — De los núm ero s y su historiaBacq, R. — La energía solar y las bom ba s de calorBéguery, M. — La explotació n de los océanosBourde, Ch. — Las enferm edade s circulatoria sEscardó, F. — Anatom ía de la fam iliaEscardó, F. — Sexología de la fam iliaFirpo, N. — Diccionario del am orGreppi, C. — Hacia un m und o mejorGuéron, J . — La energía nuclea rJudd , S. H. — La dieta d e CaliforniaLaborde, S. — El cáncerLequin, Y. - Maillard, J . — Europa occidenta l en el siglo XXMaillard, J . - Lequin, Y. — El nuevo m und o del Extrem o OrienteMatras, J . J . — El sonid oMira y López, E. — Cuatro gigante s del alm aRibas, A. P. — El rol del em presario en la socieda dRousseau, P. — La luzTermier, H. - Termier, G. — Los anim ale s prehistórico s

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EMILIO MIRA Y LÓPEZ

CUATRO GIGANTESDEL A L M A

E l m iedo • L a iraE l am or - E l deber

DECIMOCUART A EDICIÓN

E dic iones L id iu nB U E N O S A IR E S

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A GUISA DE ENFO QUE

Nunca como ahora, que se está gestando el cauce social delnuevo hombre, se ha hecho tan necesaria la investigación cientí-fica —objetiva y sistemática— de la naturaleza humana. Nuncacomo ahora, también, ha sido tan conveniente que los datos alcan-zados por la ciencia se pongan al servicio y beneficio del mayor nú-mero posible de personas, para contribuir al alivio de sus pesares.

Asi como hay enfermedades hay sufrimientos evitables consólo observar algunas sencillas normas de conducta. Pero éstas nopueden ser impuestas a nadie, sino que han de ser creadas y adopta-das por cada cual voluntaria y satisfactoriamente, en la medida enque se desgajen de su criterio de acción, de un modo tan sencilloy natural como un fruto maduro se desprende del árbol en que seengendró. De aquí la conveniencia —y casi diríamos la imperativaurgencia— de ilustrar en los fundamentos del autoconocimiento ala mayor cantidad posible de adultos. Éstos alcanzan, espontánea-mente o por estudio, una visión aceptable del mundo en que viven,pero ignoran casi todo cuanto hace'referencia a su propio universopersonal, del cual aquél no pasa de ser, en definitiva, más que unaparte extrapolada.

Dos grandes obstáculos, empero, dificultan este autoconoci-miento que Sócrates ya reclamaba, como principio de toda actua-ción: el primero de ellos consiste en que la propia inmediatez difi-culta enormemente todo intento introspectivo (del propio modocomo cuanto más acercamos un objeto a nuestra vista peor lo ve-mos); el segundo deriva de los cambios constantes de nuestro tonovital —reflejados en nuestro humor y en nuestra autoconfianza—que nos llevan a teñir siempre el autojuicio estimativo, dándole unexagerado color de rosa o un injustificado tono de oscuro pesimismo.En efecto, el hombre pasa, casi sin término medio, de considerarseel "rey de la creación" a creerse "simple barro"; unas veces se

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autojuzga como espíritu "cercano a Dios" y otras como una "má-quina de reflejos".

Hasta hace apenas medio siglo, la psicología aparecía divi-dida —al igual que la filosofía— en dos campos ideológicos irre-conciliables: en uno se hallaban quienes creían que la esencia ysustancia del hombre es un principio sutil, inextenso y eterno, lla-mado "alma"; en otro militaban quienes opinaban que desde elmás profundo de los idiotas hasta el más excelso de los genios, nopasan de ser acúmulos de materia que toman la forma de "cuerpohumano". Éste, en una de sus partes —el cerebro— engendraríala conciencia, de un modo tan directo y natural como el riñon se-grega la orina. Esas dos actitudes (idealista y materialista) más omenos suavizadas y disimuladas constituían la base de los sistemaspsicológicos imperantes. Afortunadamente, hoy se ha superado la"impasse" y comienza a surgir la síntesis dialéctica, impulsora denuestra ciencia: el se/r humano es, sí, un acumulo de sustancia viva,una inmensa colonia celular —si se quiere— pero en él se observan,además de las actividades propias de la vida "elemental" de cadauna de sus micropartes, otras —globales, individuales, inter y supra-celulares o personales— que le imprimen un peculiar modo de viviry comportarse, asegurando no solamente su persistencia en el es-pacio y en el tiempo, sino su expansión y trascendencia en otroplano, más reciente: el plano superpersonal o social.

Objeto de estudio de la moderna psicología son, precisamente,esas actividades integrales del organismo humano vivo, productosde una complejísima interacción de estímulos y necesidades (exci-tantes e incitantes) del ambiente y del llamado medio interno. Se-gún cuál sea la calidad lograda de esa perpetua y oscilante síntesisvital del hombre se nos presentará como ángel o demonio, comomero proyectil impulsado por las ciegas y mecánicas fuerzas deinstintos ancestrales o como unidad s u i generijs — jamás lograda nirepetida hasta entonces— que brilla con luz propia, inconfundible,en el reino de los valores, inconmensurablemente alejada de losplanos en que se entroncan y agitan las fuerzas fisiconaturales.

Pero, a pesar de sus diferencias de aspecto y rendimiento, elhombre tiene un cierto número de características que lo definen ydelimitan como especie, inconfundible con las demás del reino ani-mal. Estudiarlas y comprenderlas es el afán primordial de los ac-tuales cultores de la caracterología, la tipología, la antropología y

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la personalogia. Todos ellos parten del concepto dinám icoevolutiv oy propenden a relacionar en tre si ¡as im ágenes obten idas desde losdiversos planos de en foque (actitud pluralista ) ta les com o: la apa-riencia (mórfica) corporal y el tem peram en to; ésta y la fórm ulahormonal; dichos tres factores y el carácter; éste y la educación ;ésta y el ambiente económicosocial, etcétera . T ales in terrelacionesse llevan a cabo con 'la esperanza de llegar a constitu ir una visió nd e l h o m b r e e n su total devenir, pues la psicología actual aun sien -do por definición integral, unitaria y global, aspira tam bién a serinfinal, o sea, a no trazarse límites estrictos en su cam po de inves-tigaciones. De aquí que partiendo del análisis del m ás sencillo actopersonal —morderse una uña por ejemplo— llegue, a veces, confacilidad a tener que interesarse por el estudio de las pecu liaridades

culturales de una época humana.

Precisamente por esa extensión y profundización de sus te-mas, nuestra ciencia es hoy, paradójicamente, más abstracta y m ásconcreta que hace un siglo: si, de una parte, estudia con mayordetalle a Juan López, de otra, en cambio, lo disuelve o desvaneceen un inmenso océano de heterogéneas fuerzas (físicas, químicas,biológicas, sociales) en el que apenas si queda su corporeidad comosimple punto de referencia. De aquí la conveniencia de acudir, pe-riódicamente, a los artificios "plásticos" —dinámicorrepresentati -vos— para facilitar la mejor comprensión de los actuales postula-dos psicopersonales.

Y es por ello que, sin perder excesivamente el tono austeroque conviene a toda descripción científica, nos creemos autoriza-dos a presentar al público interesado en conocer sus tuétanos men-tales, una visión de los mismos que dista sumamente, claro está,de lo real, pero que, no obstante, es singularmente h o m o lo g a de laque hoy aceptan como verdadera los psicólogos profesionales. Cual-

quiera que sea la escuela a que éstos pertenezcan, la vida personal esconcebida como una intermitente serie de expansiones y retrac-

ciones (pulsiones y pasiones) condicionadas por la interacción delas energías contenidas en el potencial hereditario (plasma germi-nal) desarrolladas por el aporte nutritivo (citotipico) y modifica-das por la estimulación constante del ambiente (inducciones, o me-

jor in d u c a c io n e s y educciones o e d u c a c io n e s que pueden resultar,a su vez, de puros actos mecánicos o de influjos ideoafectivos).

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El hombre en estado primitivo o "salvaje", el "homo natura",es principalmente movido por los ingentes impulsos de preserva-ción y de expansión en su ser, que constituyen los complejos dis-positivos defensivo-ofensivos y procreadores vulgarmente conocidosbajo el calificativo de "instintos de conservación y de reproduc-ción". Éstos se acusan a cada momento en nosotros, primero en for-ma de leves "deseos", luego de claras "ganas" y más tarde, si noson a tiempo satisfechos, de imperiosas e impulsivas "necesidades"de huida, de ataque o de posesión.

Los estudios experimentales del conductismo y de la psicolo-gía pre y neonatal han demostrado que existen notables diferenciasindividuales en el modo y la intensidad con que el ser humanomuestra tales pautas reaccionóles, cuando son excitadas por diversassituaciones experimentales. De aquí que no sea justo considerarlascomo meros mecanismos reflejos, aun cuando es evidente que se ex-presan a través de multitud de automatismos a los que cuadra esecalificativo. Por ello es preferible elegir una palabra que englobe losaspectos neurológicos y psíquicos, heredados y adquiridos, establesy mudables, colectivos e individuales de dichas reacciones; y esapalabra la hallamos en el término EMOCIÓN.

Pues bien: tres son las emociones primarias en las que seinscribe toda la gama de reflejos y deflejos de huida, agresión y

fusión posesiva. Sus nombres más comunes son: EL MIEDO, LAIRA y el afecto o AMOR. La energía que ellas son capaces de mo-vilizar y vehicular es tan inmensa que cuanto el hombre ha hecho de

bueno y de malo sobre la Tierra se debe, fundamentalmente,cargar en su cuenta. Pero, desde hace ya muchos siglos, los sereshumanos no viven aislada y anárquicamente sobre la corteza delplaneta, sino que constituyen grupos y, por ello, cada individuorequiere —de buen grado o por fuerza— la categoría de "homosocialis". Y aquí entra en juego otra inmensa fuerza, predominan-

temente represiva de las anteriores, que es vulgarmente conocidacon los nombres de ley, obligación, costumbre, norma, tradición,

etc., no solamente contenida en códigos y mandamientos más o me-nos sagrados, sino almacenada en determinadas "autoridades", que

usan su poder para cuidar que sea introducida equitativamente encada cerebro, apenas éste es capaz^ de recibirla. A esa cuarta fuerza

vamos a denominarla, globalmente, DEBER.

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Ciertamente, no es posible considerar a esta nueva faz en elmismo plano que las anteriores; no es, en primer lugar, congénitani tampoco cabe incluirla en el calificativo genérico de las emocio-nes. Pero, como veremos en el momento oportuno, es capaz, muchasveces, de conmocionar al hombre y de hacerle, en ocasiones, resis-tir el embate de cualquiera de ellas o, inclusive, de todas juntas.Al igual que el miedo, la ira o el amor, el DEBER, cuando no essatisfecho puede no solamente morder sino remorder en las entra-ñas anímicas y conducir a los máximos sufrimientos y al suicidio.Puede, pues, parangonarse sin menoscabo con los tres gigantes "na-turales" este gigante "social" que, en cierto modo, deriva de ellosy contiene algo de cada uno en su singular textura.

No es exagerado emplear la voz "gigante" para designar estoscuatro núcleos energéticos que, a modo de los cuatro puntos cardi-nales, orientan, propulsan y a la vez limitan el universo mental,individual y especifico, del hombre. Nuestra vida personal, en efec-to, discurre a menudo por los cauces de la mera "noesis" del mero"contemplar", "divagar", "saber" o "razonar", neutro, frío y obje-tivo.

Mas cuando ello sucede es porque en nada interfiere lo con-templado, divagado, sabido o razonado con el ámbito de nuestrospropios intereses vitales. Tan pronto como los roza —y mucho mássi penetra directamente en su zona— sentimos la punzada vivencialdel sentimiento o la emoción: nuestra vida se anima y colorea enla medida en que se tiñe, entonces, de la paralizante angustia mie-dosa, de la impulsiva furia colérica, del arrebatador éxtasis amorosoo del implacable "imperativo categórico" del deber. Desde ese mo-mento el "Yo" se siente invadido y tironeado por los dedos, garras ytentáculos de sus gigantes y asiste, casi siempre, como mero especta-dor doliente a su terrible lucha, para luego obedecer, cual sumisoesclavo, al que resulte vencedor, aun cuando sea por un breve es-pacio de tiempo. La tan cacareada y pomposa "razón" —que tan bri-llantemente se exhibe cuando el individuo se halla "fuera" de lazona en donde actúan aquéllos— es ahora igualmente zarandeada ypeloteada de uno a otro, con la misma aparente sencillez con que unaola de tempestad altera el rumbo de una barca, el viento huracanadojuega con las hojas o un terremoto desquicia una casa. Por ello nocabe considerarla, hasta ahora, más que como una enana; eso sí,muy avispada y marisabidilla, que es capaz, a veces, de aprovechar

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el sueño de sus tiranos para mostrarse en toda su belleza o, incluso,de cabalgar a su lado, cuando éstos van al paso y no están muy des-velados.

En las siguientes páginas vamos a estudiar EL MIEDO, LAIRA, EL AMOR Y EL DEBER, los 4 gigantes del alma, siguiendoel orden de su enumeración, que corresponde, en nuestra opinión,al de su creación, tanto en la historia del mundo animal como en laevolución del ser humano. Después, iniciaremos al lector en algunossecretos de su estrategia bélica y describiremos algunas de sus másfrecuentes batallas; con esto pretendemos hacer algo más que entre-tenerlo: deseamos ayudarle a liberarse, siquiera sea parcial y efíme-ramente, de las consecuencias más angustiosas de su yugo. No va-mos a realizar alardes de seudoerudición ni a seguir normas siste-máticas; usaremos de nuestra propia psicología didáctica, para haceratractiva la composición, sin falsear su fondo conceptual...

En cada caso nos remontaremos hasta el origen mismo de su sery lo seguiremos en las diversas fases evolutivas, señalando sus di-versas máscaras y sus múltiples mañas. Ahora, lector amigo, doblala hoja y empieza a enfrentarte con el más viejo de nuestros gigan-tes y quizás el peor comprendido, hasta hace poco.

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CAPÍTUL O PRIMERO

E L M I E D O

Sus orígenes en la escala biológica.

Dedúcese de los sagrados textos que D ios introdujo el temordesde los albores de la vida (Génesis 9, 2: Y vuestro temor y vues-tro pavor será sobre todo anim al de la tierra y sobre toda ave delos cielos, en todo lo que se moverá en la tierra y en todos los pecesdel mar. Levítico p . 26, 16: Yo tam bién haré con vosotros esto: en -viaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura que consumanlos ojos y atormenten e l a l m a . . . Isaías 8, 13: A Jehová de losejércitos, a él santificad: sea él vuestro temor y él sea vuestro m ie-do) . En esto coinciden el punto de vista religioso y el científico,pues, para el biólogo actual, el m iedo —heraldo de la muerte— noes, n i más n i m enos, qu e la em oción con que se acusan, en los ni-veles superiores del reino anim al, los fenómenos de parálisis o de-tención del curso vital tque se observan hasta en los más sencillosseres vivos unicelulares, cuando se ven som etidos a bruscos o des-proporcionados cambios en sus condiciones ambientales de exis-tencia.

Hagamos u n esfuerzo im aginativo y tratemos d e representarnoslos orígenes de la vida en nuestro planeta: siguiendo las ideas deH eckel podem os suponer q u e los primeros seres vivos del reino ve-getal aparecieron en el fondo de los mares, en donde las variacionesdel am biente son, relativam ente, suaves y lentas, de suerte qu e esmás fácil la conservación de cualquier ritm o m etabólico; es casicom o, en u n m om ento dado, por agrupación especial de complejasm oléculas de carbono, se crearon los anillos propios de la serie or-gánica de la quím ica y surgieron las primeras núcelas protoplásmi-

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cas, posiblem ent e aún n o estructurada s en form a específicam ent e es-table , n i m uch o m enos en form a individualizabl e m acroscópicam en -te. Pues b ien : ya desde entonces , en ese prim itiv o protoplasm a, cabesuponer q u e sus núcelas , al recibir el im pacto de las nuevas o brus-cas m odificacione s del am bient e físicoquím ic o (alteracione s de ten-sión osm ótica , de carga eléctrica, e tc .) , revelan una m odificació n desu ritm o m etabólico , el cual se ve m om entáne a —o definitivamente —com prom etid o cuand o el desnive l entre la capacida d alterante delexterio r y resistente de su interio r se inclin a a favor del prim ero (ex-citante o est ím u lo ) . Y entonces pued e sobrevenir en ella s u n procesode precipitació n coloidal , m ás o m enos extenso , o sea, un a fase de"gelificación" q u e según sea reversible o irreversible (en funció nd e la capacidad de recuperación vital) determ inar á u n estado deprim itiv o "shock" coloida l o d e "muerte" protoplásm ica.

La dism inució n o detenció n de los fenóm enos vitales , directa-m ente producida por potenciale s de acción qu e com prom eten el ines-table equilibri o entre tod o agregad o o masa de m ateria viva es, pues,u n hech o d e tip o físicoquím ico , consustancia l d e su propia natura -leza. C uand o u n a prim itiv a red circulatoria —aun antes de la exis-tencia de tejid o nervioso— perm ite la difusió n de la alteración pro-ducid a en el lugar de incidencia de los excitante s o estím ulo s noci-ceptivo s se observará , sin duda , u n a tendencia a la globalización d ela aparente reacción d e la masa viva; de tal suerte ésta em pieza aadquirir una fisonom ía d e individualidad, casi siempre coetánea conun a cierta tendencia a la persistencia de sus lím ite s m orfológicos.Pues b ien : desde ese m om ent o pued e afirmarse que existe la raízbiológic a prim itiva del fenóm en o em ociona l del m iedo .

¿Qué falta para qu e tal raíz produzca , propiam ente , la plantam iedosa? : la existencia de u n sistem a nervioso, capaz de condicio -nar esa reacció n sin necesidad de la actuació n directa de los facto -res absolutos qu e hasta ahora la determ inaban . T a n pronto com ou n organism o an tic ipa u n efecto, o sea, tan pronto com o estableceel reflejo condicionad o correspondiente, bastará la presencia —máso m eno s lejana— de u n estím ulo asociativam ente ligad o a la accióndañina , para que se observ e en el ser el m ism o cuadro de dism inu -ción o detenció n de sus m ás aparente s m anifestaciones vitales . D eesta manera nace ya, com pletam ent e constituido , nuestro primer gi-gante , a lo largo de la m ilenaria caden a secular de la evolució n bio-lógica . Por ello , si en cualquier protozo o podem o s sorprender la

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inactivación (cesación de actividades) en respuesta al im pacto delexc itan te nociceptivo , en u n verteb rado ya som os capaces de n o ta resa m ism a inactivació n en previsión del posib le o p robab le d añ o .Y eso —se revele o n o en form a subjetiva— es p rop iam en te el m iedo .

Sus orígenes en la v id a individual humana.

U n feto ele 3 m eses es, ya, capaz de responder a estím ulo s eléc-tricos, m ecánicos y térm icos, de in tensidad algógena (provocadorade do lo r en el neonato ) m ed ian te u n a brusca contracción , seguidade la paralizació n de sus m ovim iento s d u ran te u n períod o de variossegundos o de vario s m inu to s , según los casos. Esta detenció n delcurso v ita l n o parece , em pero , tene r aú n carácte r profiláctico, sinoq u e , con toda p robab ilidad , resu lta de u n a inh ib ic ión refleja , d irec -tam en te provocad a p o r la llegada , a los centro s nerviosos, de la ondad e excitació n an o rm a l , puesta en m arch a en el sitio de aplicació n delos estím ulo s a lte ran tes (golpe, descarga eléctrica , e tc .) .

L o q u e in te resa , n o obstan te , es señalar que tan p ron to com oem pieza el organism o h u m an o , en su desarro llo in trau te r in o , a m os-tra r señales d i: u n a conducta in teg ra l o ind iv idua lizada , éstas son— precisamente— las q u e corresponden a la fisonom ía m iedosa, esdecir, in h ib ito ria . B ien poco se sabe aú n acerca de la na tu ra lezaín tim a de este proceso in h ib i to r io : parece q u e d u ra n te é l se elevaex trao rd inariam en te la resistencia a l paso de las corrien tes celulífu-gas a través de las conexiones en tre el axón (cilindro-eje o p ro longa -ción efectora de las célu las nerviosas) y las dend ritas (pro longacio -nes receptoras de las neu rona s vec inas) . L a "a rticu lac ió n " en tre cadados célu las nerviosas n o h a de ser concebida en form a de charnelam ecánica sino de u n a especial barre ra qu ím ica o, m ejor, electro-qu ím ica , q u e se denom ina "sinapsis" y en determ inada s ocasiones seto rna in traspasab le para de te rm inadas cargas o trenes de ondas néu-ricas. E ntonces surge u n verdadero "b lo q u eo " y paralizació n de lascorrien tes nerviosas (sem ejante a la paralizació n del trán sito en un ared ferroviaria si de jan d e funcionar las casillas de los guardagujas)desin tegrándose el tráfico v ita l de los im pulso s reaccionales y des-aparec iend o ted a m anifestación de conducta ind iv idua l p lan ificada .D esde el punte» de vista b ioqu ím ico se afirm a que en tales m om ento slas célu las nerviosas están en "fase refrac ta ria" , y n o tienen luga r

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en su in te r io r desp rend im ien to s energéticos, sino sim ples m icrocam -bios anabólicos .

Sea de e llo lo q u e q u ie ra , tam b ién en el ser hum an o se cum plee l hecho de q u e las p rim eras m anifestaciones de su v id a ind iv idua lllevan apare jad a esta reacción p rem orta l, q u e revela la existencia ené l d e nuestro p rim e r g igan te , aú n antes de q u e sea p resum ib le pen -sar en q u e posea conciencia de su ex istir .

Presencia del miedo en el neonato.

Esa reacción espa& m ódicoinhibitoria q u e acabam os de seña la rya en el feto , se revela d e m odo m ucho m ás evidente en el hom brerecién nac ido . E fectivam ente , si tom am os u n neonato en tre nuestrasm anos, lo suspendem os en el a ire y lo dejam os caer u n p a r de pal-m os, recogiéndolo nuevam en te en ellas, podrem o s observar n o sola-m en te la m ism a brusca y genera l contracció n de su m uscu la tu ra— que le hace re tom ar su cu rv a tu ra y flexión fetal— , sino q u e losfenóm enos de parálisis o dism inució n de las m anifestaciones v italessubsiguien te s se h a rá n m ucho m ás evidentes q u e en el feto : su co-razón se h a b rá d e ten id o u n o o m ás segundos, a l igua l q u e su res-p irac ión , para reem prende r su m arch a déb ilm en te , p rim ero , y en for-m a acelerada , p ro n to . U n a palidez m o rta l h a b rá sustitu id o en sucara a la vu ltuosidad an terio r y si en ese m om en to pudiésem os p in -charle u n b razo o u n a p ie rn a n o provocaríam o s la sa lid a d e sangre ,pues una b rusca contracció n de los vasom otores h a casi de ten id o lacircu lació n periférica .

S i pudiésem os, tam b ién , ex traer u n a rad iografía , au n a l cabode varios m inu to s , no ta ríam o s u n a d ila tac ión de las asas in testina -les y cólicas y u n a cesación de la activ idad m otriz de l estóm ago ,n o solam ente po r la parálisis secretora (qu e influye secundariam en -te sobre sus m ovim ientos) sino , tam b ién , po r la relajació n de lafibra m uscu la r lisa, a lo largo de todo el tu b o digestivo . T ale s sín-tom as viscerales —y otros m uchos q u e n o describim os, en aras dela brevedad— son producido s po r u n a intensificació n del ton o sim -pá tico , con liberac ión , m ás o m enos ab u n d an te , de ad rena lina .

S upon iend o q u e la ca íd a experim en ta l —y n o m ecánicam entetraum ática— a la q u e hem os som etid o a l recién nac id o hub iese du -ra d o m ás tiem po , in tensificand o así la v io lencia del fenóm eno es-

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tud iado , pod ríam os , quizá , n o llegar a ver en él u n a sola contusión,pero persis tirían , a veces d u ran te ho ras , hue llas de u n a g ra n conmo-ción o "shock", con casi com pleta p é rd id a de la activ idad de su cor-teza cerebra l y p ro funda s alteraciones de l tono neurovegetativo . E ntales condiciones , incluso l a m u e rte sería posib le — sin herid a n ilesión traum ática (ex tern a n i in te rna)— po rqu e ta l conm oción n oh ab ría sido provocada , en rea lidad , po r acción d irec ta sobre ta l ocua l p a rte de su organism o , sino po r u n a acción global e indirectasobre todas ellas (pérd id a de la base d e susten tación ) desencadenan -d o de esta suerte u n a com plicad a serie de reflejos inh ib ito rio s (de-nom inada en i;ste caso "deflejo ca tastro fa l" , de G o ldsche ider). Puesb ien , si u n hom bre vu lga r e ingenu o hub iese asistido a nuestro ex-perim en to , am én de sus com prensib le s críticas acerca de su dureza ,seguram ente h a b r ía descrip to la situació n d ic iend o q u e "se le h ab íadad o u n susto bárbaro (o un susto de muerte) a l pob re n en e" ; loq u e confirm a la exac titu d q u e en m uchos casos existe en tre losp u n to s de vista p o p u la r y científico , en el cam p o psicológico .

N a tu ra lm en te , tam poco nos es posib le saber de q u é m odo vivesubjetivam ente esos m om ento s la a lbo rean te persona , neonata tam -b ién (pues el cúm ulo de estím ulo s q u e ac túan sobre el organism ofeta l d u ran te el p a rto , y apenas nac ido , es la p rin c ip a l fuerza q u edeterm ina la in teg rac ió n de sus respuestas , en form a q u e p rinc ip ie aconstitu irse su p e rso n a ) ; m as, n o im porta , pues el m ied o p u ed eex istir y ser tenido sin ser sentido, au n q u e la recíproca n o es verda-dera (o sea, q u e n ó es posib le sen tirlo sin te n e r lo ) .

Si en vez de u n cam bio tan brusco y d añ in o com o al que lohemos som etido , procedem os, aho ra , a d ism inu ir progresivam ente suv ita lidad , m ed ian te u n a sustracción de calor, u n a a lim en tac ió n d e -ficien te , etc ., llegará p ro n to u n in stan te en el q u e con menor inten-sidad d e la estim ulació n (caída m ás leve) desencadenarem o s la m is-m a o m ayor respuesta in h ib ito ria . E l m ied o es, en efecto, un giganteque se nutre de la carencia (y po r eso, com o m ás ade lan te verem os,la m áx im a form a de carencia , q u e es la NADA, es, tam b ién , la q u em ejo r lo c u lt iv a ) .

P o r esta razón, los neonato s desvitalizados, sujetos a h ip o a li -m en tac ión , a ir ío , falta de reposo , etc ., tiem b la n y exh iben la reac-ción del "shoclk", la em oción p rem orta l y el m iedo , au n po r m otivosre la tivam en te n im ios. Y u n a de las m aneras , leves, de m anifesta resa tendencia & la pará lis is v ita l es, p recisam ente , la ausencia de res-

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puesta colérica ante los estímulos irritantes intensos; otras veces, esap ro p ia desvitalizació n llevará al neonato a m ostra r un a respuesta deirritac ió n an te estím ulos q u e son perfectam ente neu tro s para los re-cién nacidos norm ales (y entonces pued e afirm arse q u e tales n iñostienen , desde el nac im ien to , la "deb ilida d irr itab le " , q u e luego setransform ará en la llam ad a "neu rasten ia constituc iona l" , u n o decuyos sín tom as p rim ord ia les es, precisam ente , u n m ied o exagerado) .

Cómo crece el Gigante Negro.

T a n to en la escala f ilogénica com o en la ontogénica , hem os vistoq u e la raíz biológica del m iedo cala en lo m ás hondo de su génesis.A hora es preciso , em pero , q u e tom em os alien to para seguir el cursoevolu tivo , acelerado , de su desarro llo y m adurez , hasta considerarloen su estruc tu ra , su aspecto y fisonom ía actuales , o sea, en su m odode presentarse y de existir en cua lqu ier ad u lto civilizado de nuestraépoca .

Si retom am o s la consideración del q u e podríam o s denom ina rmiedo orgdnicopersonal, en la escala an im al, recordarem o s q u e eracondició n "sine qua n o n " p a ra su form ación , la existencia d e u nsistem a nerv ioso , capaz de d ifund ir en todos los ám bito s orgánicos

la acción conm ocionan te del exc itan te (en este caso, incitante) dañi-n o y, a la vez, de te rm ina r la respuesta global de inm ovilización ,

re tracc ió n v ita l y m u e rte aparen te (parcia l y transito ria ) del seran te él (en tan to se reforzaba u lte rio rm en te la v id a vegetativa , g ra -cias a la liberació n de horm onas ad rena lé rg icas). Pues b ien : en u ng rad o m ás avanzado y elevado de com plicación biológica , se p roduce

u n a conducta g loba l, nueva , q u e es preciso considera r com o derivad ade la an terio r , pero presupone , ya, la existencia de u n a intenciona-lidad personal en el an im al, es decir, de u n sentido teleológico en

sus actos: la denom inada conducta fugitiva o reacción de huida,cuyo p ropósito es el alejam iento m ateria l del ser an te la situació n

d añ in a .E sta reacción de h u id a tom a diversas m anifestaciones según las

especies de anim ales en que la estud iem os, pero siem pre presupon ela puesta en m archa de sus dispositivos k inético s (m úsculoestriados) d e

traslación y la o rien tac ió n de los m ism os en form a que el despla-zam iento corpora l se produzca en sentido opuesto al qu e m arca la

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dirección ac tuan te del estím ulo provocado r del m iedo (al que , deaho ra en ade lan te , llam arem o s "fobígeno" , o sea, engend rado r defobia , p a ra m ayor concisión expositiva) .

Im p o rta , pues , señalar, que el paso de la h u id a hacia d en tro desí a la hu id a hacia fuera de sí y hacia a trá s del estím ulo fobígenorequ iere , ob ligadam en te , en algún m om en to de la evolución bio ló -g ica , el paso de la m era pasiv idad a la activa defensa ind iv idua la n te la acción nociceptiva . D e esta suerte pod ría decirse que el ani-mal no huye porque tiene miedo, sino que huye para librarse de él;ha pasado , de ser víctim a p rop ic ia to ria e indefensa , a ser un a in d i-v idua lidad persona l que pon e en juego sus recursos para superar lasituación , elim inándose de ella sin sufrir peores daños.

Por tan to , en tiéndase b ien , la tendencia a h u ir no pued e serconsiderad a com o sín tom a sui generis del m iedo , sino com o ind ic iopa tognom ón ic o de su intelección po r p a rte del an im al, aun cuand oella n o haya de ser, forzosam ente, consciente (ya que incluso el hom -b re huye, m uchas veces, sin sab e rlo ) .

Casi sim u ltáneam en te con la aparic ió n de este aliv io en la luchacon tra los efectos deletéreos del m iedo , éste gana , em pero , u n a colo-sal ba ta lla p a ra asegurar su dom in io y ex tenderlo in fin itam en te enel ám b ito de la v ida psíquica . E n efecto: son m uchos los vertebrado ssuperiores q u e , si b ien poseen seguros m ecanism os de hu id a an te losentes q u e les son dañ inos , sufren , en cam bio , sus efectos n o sólo an te

la acción rea l y d irec ta de éstos sino an te la presencia de cua lqu ierestím u lo q u e — previam ente coincidente con ellos— haya sido aso-

ciado y actúe como signo condicionante y anticipador del sufrimien-to, p rovocand o u n a reacción m iedosa, m uchas veces innecesaria . Esasí com o se o rig ina , n o ya el m iedo an te el d añ o sino el m iedo

an te el " in d ic io " del daño , o sea, el pe lig ro .Podría parecer que esto significa u n progreso , un a adquisició n

favorable para el an im al, pero es preciso aclarar que , en rea lidad , elproceso de condicionalizació n asociativa y refleja que ocasiona ta lp reparac ión (aparen tem en te previsora) es u n arm a de dob le filo ,pues si, de un a parte , a l de te rm inar la conducta de h u id a profilác -tica , evita a l ser algunos daños, a l desencadenarla an te tod o cuan toha estado conectad o (tem pora l o especialm ente ) con el agente p ri-m itivam en te fobígeno (el llam ad o "estím u lo absolu to") le im pulsa arenunciar , de an tem ano , a m uchos posibles éxitos y le inflige, a la

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vez, lo q u e podríam o s denom ina r "presen tacione s de lu jo" , de l m ie -d o , q u e de esta suerte se ve a lim en tado a dos carrillos , con todoslos daños reales y, adem ás, con m últip le s signos seudodañinos .

Análisis de la "doble alimentación" del miedo.

E l hecho q u e acabam os de seña la r m erece ser estud iad o y expli-cado u n poco deta lladam en te , ten iendo en cuen ta el carácte r funda-m en ta l de este lib ro , destinad o n o tan to a los especialistas com o alectores de cu ltu ra psicobiológica m ed ia . A un éstos, p robab lem en te ,ya saben q u e tod o el aprendizaje experiencia l de los anim ales supe -riores se basa en el estab lecim iento de u n a constan tem ente m udab leserie de reflejos condicionales . T a le s reflejos derivan del p rim itivo ylim itad o equ ip o de reacciones heredadas (congénitas, in stin tivas ,au tom áticas , genéricas, abso lu tas ; todos estos nom bres, en este caso ,son sinónim os) que , desde el nac im ien to , va siendo am pliad o y com -p le tad o po r la progresiva extensió n del cam po de estím ulos q u elas m o tivan , a la vez q u e se van m atizand o y adqu iriend o g rada -ciones de in tensidad y adecuaciones específicam ente concretas an tecada g ru p o de ellos. Pues b ien , en este sen tido puede afirm arse q u enuestro g igan te es u n o de los m ás ráp idos y avispados aprendicesq u e se conocen . V eam os, po r ejem plo , lo q u e sucede a u n perro d epocas sem anas si u n hom bre q u e va en u n carro desciende d e é l,g r i ta de u n m od o pecu lia r y le da u n fuerte bastonazo en e l lom o :d u ra n te vario s d ías o sem anas se h ab rá n v incu lad o com o estím ulo sefectivos (es decir, se h a b rá n condicionado ) p a ra de te rm ina r sum ied o y su reacción de h u id a todos cuan to s in tegrasen la situació n(constelación ) q u e resu ltó dolorosa . A sí pues, le basta rá ver a cual-

q u ie r persona descender d e cua lqu ier vehícu lo en m ov im ien to ; per-c ib ir cua lqu ier g rito sim ilar a l q u e precedió a su do lo r; ver a cua l-qu ie r ind iv idu o con u n bastón , etc ., p a ra asustarse . C on ello h am ultip licad o in fin itam en te las ocasiones de sufrir e l zarpazo d e lm iedo sin rea l necesidad .

T a n sólo a fuerza de tiem po , en la m ed id a en q u e ciertas per-sonas q u e descienden de vehículos lo acaricien ; q u e o tras g riten y leden com ida ; q u e o tras le dejen su bastón para q u e lo m uerda , etc .,irá p au la tin am en te descondicionándose tod a esa serie de estím ulo sq u e se h ab ía n convertid o en "señales de a la rm a" , capaces po r sí

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m ism os de provocar la m ism a im presió n reacciona l que , p rim itiva -m en te , sólo resu ltaba de l do lo r p roducido po r el bastó n sobre ellom o . Ya podem os im ag ina r cuan difícil resu lta proceder a u n a ex-tinc ió n com pleta de todos esos estím ulos , y p o r e llo en la p rác tic aresu lta q u e "cada susto crea cien m iedos" , o sea, que m ien tras lasreales acciones dañ inas — causantes de la respuesta de inactivació ndirecta— aum en ta n en p ropo rc ión aritm ética , los estím ulo s q u e lasrep resen ta n y an tic ipan , provocand o la denom inada "reacció n dea la rm a " (tam bién denom inada "eco " o "som bra " del verdaderom iedo) aum en ta n en p ropo rc ió n geom étrica . Y en defin itiva , tra-tándose de anim ales q u e posean u n sen tim ien to existencial, resu ltaev idente q u e tales m iedos — com prensibles pero injustificados—aum en ta n innecesariam ente el sufrim iento , en u n ciego in ten to deev ita rlo . P o rque , a su vez, cada u n o de ellos crea cien sustos y, d eesta suerte , se engendra u n a especie de c írcu lo vicioso q u e n u tre anuestro g igan te , haciéndole tom ar inusitada s p ropo rc iones ; éstas lle -garían a inva lidarno s para tod a acción , a n o ser p o rq u e en ese g radode evolución h a n su rg id o de su p rop io v ien tre o tros q u e , descono-ciendo su patern idad , van a oponérsele ferozm ente .

L a im aginación , poderosa a liad a del m iedo hum ano .

A p a r t i r del 2$ añ o de vida , el n iñ o posee, ya, u n esbozo devida rep resen ta tiva . Esto significa que sus recuerdo s pueden , encua lqu ier m om en to , transform arse en im ágenes y volverse a presen -ta r an te él (re-presentaciones) siendo , así, ob jeto de u n a reviviscen-cia y d an d o p áb u lo a la reactivació n de cuantas tendencias se aso-ciaron con la o rig ina l ocurrencia q u e los de te rm inó .

D e esta suerte , la v ida m en ta l, hasta aho ra desarro llad a ensuperficie , esto es, sobre el p resen te del telón am bien ta l, adqu iere ,ya, u n a p ro fund idad y u n relieve insospechados; las dim ensiones"p asad o " y " fu tu ro " le dan u n volum en de tip o un iversa l; el serse trasciende ; el pensam ien to "ad q u ie re a las" y ya pued e lanzarsea constru ir estím ulo s p rop io s , a lim en tándose a sí m ism o, sin nece-sidad del apo rte de excitan tes concretos. L a función psíquica m e-d ian te la cual se asocian y com bina n los datos e im ágenes de la v idarep resen ta tiva , dand o lugar a construcciones y procesos ideoafecti-vos q u e son ajenos a la estim ulació n directa (circundante ) se deno-

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m in a im aginación . C onstituye , claro está, u n elem ento im portan tepara el pensam iento , m as tam b ién lo es para la conducta , ya q u eésta, a veces, se ajusta m ás a sus efectos que a la rea lida d ex terio r ,p o rq u e el sujeto queda p rend ido de su m agia, cual el sed ien to cam i-n a n te se descarría po r el espejism o en el desierto . M as la fuerza im -pu lso ra de las m ú ltip le s com binaciones tem áticas que constituyen elpensam ien to im ag ina tiv o es casi siem pre la de alguna tendencia d i-rectriz , v inculad a a la satisfacción de alguna necesidad v ita l prim a-ria . T a n sólo en m uy contadas ocasiones, tra tándose de personas debuen desarro llo y cap ita l psíqu icos, se da el caso de q u e "jueguen "con su im aginació n y se ded iquen a divagar y entretenerse con ella ,salvand o cuidadosam ente — aquí y allá— los escollos desagradablesde los recuerdos que , al em erger, pod rían desperta r las em ocionesm olestas. L o genera l es, em pero , com o ya hem os advertido , que laim aginació n sea sum isa sierva de las tendencias , positivas o negati-vas, de acción . Si son las p rim era s las q u e p rivan — reveladas en elp lan o consciente en form a de "deseo" , "ensueñ o ilu so rio " (o d e l,m ás in tenso , afán) — el pensam iento im aginativ o discurre po r flo ri-dos senderos. Pero rara será la vez que en algún recodo del cam inon o tropiece con la in terferencia de las segundas, qu e se presentan enform a de "dudas" , "presag ios" , "sospechas" o, m ás concretam ente ," tem ores" . Y entonces, tan p ron to com o la im aginació n cabalgu esobre ellas, nos traerá al galope el negro m an to del m iedo y lo ins-ta la rá en el paisaje , ag randándo lo de m odo ta l que con su som bracubra todos los cam inos asociativos.

Entonces el hom bre — niño o ad u lto , varón o m ujer, sano o en-fermo— em pieza a sufrir u n o de los m ás siniestros efectos de esteg igan te : el denom inad o "m iedo im ag inario " , contra el cual pocopued e hacer, pues la razón — fría, lógica, pero neutra— es im po-ten te an te los efectos deletéreos, velocísim os, ágiles, cálidos y sutilesde la fantasía pavorosa. P o r u n a ex traña parado ja , cuan to m ásirrea l, o sea, cuan to m enos p rend id o de la rea lidad — presente yconcreta— es u n tem or (im aginario ) tan to m ás difícil es com batirlopo r el m ero razonar de u n sano ju ic io . Y ello explica po r q u é hastalos m ás valerosos guerreros , capaces de lanzarse al descubierto con-tra u n a m ura lla de fuego o de lanzas, retroceden despavoridos an tela sospecha de u n enem igo ingráv id o e invisib le . Es así com o los"m uerto s" asustan m ás que los "v ivos" ; los "fan tasm as" angustia n

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y to rtu ra n a las m entes ingenuas m ucho m ás de lo q u e u n band id ode carne y hueso ; en sum a: lo que no existe acongoja m ás q u e loque existe . Sería, sin em bargo , in justo negar existencia a eso q u en o existe, en el sen tido co rrien te del té rm ino , pues la verdad es q u eexiste en la imaginación, o sea, creado por quien lo sufre y, precisa-m ente por esto , n o pued e h u ir de ello , pues sería necesario huir desi mismo para lograr zafarse de su am enaza.

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CAPÍTULO II

L A S M O T I V A C I O N E S D E L M IE D O

Previa distinció n entre causa y m otivo .

E n las precedentes pág inas hem os pasado revista a los factoreso raíces causales del m iedo y nos hem os dad o cuen ta de q u e éste,ta l com o se presenta en nosotros , represen ta u n a em oción sum a-m en te com pleja , pues se ha lla in teg rada po r la com binació n d e va-rio s procesos, q u e h a n id o surg iend o a lo largo de la evolución bio ló -g ica : en prim er lugar, la tendencia a la irreversib ilida d d e ciertasreacciones (p rec ip itac ió n colo idal, p o r ejem plo) p roducida s po rcam bios desusados d e la estim ulació n celu lar, o rig in a en el organis-m o u n a invalidez parc ia l y tem pora l q u e se traduce en u n a d ism inu -ción de sus activ idades v itales (raíz b io q u ím ica ) ; en segundo tér-m ino , los m ism os efectos nociceptivos, cuand o se ejercen a través deu n sistem a nerv ioso , provocan en éste u n "blocaje" , u n a inh ib ic ión ,o in te rcep tac ió n del paso de los im pulsos, qu e p riv a de su h ab itu a lestim ulació n a los centro s nerviosos superiores (corticales) y para-liza, así, los arcos aferentes (sensitivos) y eferentes (m otores) dejan-d o a l ser suspendid o y angustiado ; es decir, reduc id o a m ero p u n topsíquico , sin volum en n i in ic ia tiv a personal. E n tercer té rm ino , em -pero , aparece u n a p rim era reacción defensiva con tra ese efecto, con-sisten te en el refuerzo de los dispositivos p ropu lso re s de la traslación ,p a ra em prender la h u id a o a le jam ien to , en sen tid o opuesto a l de laacción nociceptiv a (d a ñ in a ) ; m as este aliv io se ve contrapesad op ro n to , n o sólo p o r la m ateria l im posib ilida d de realiza r la h u id a(ausencia de escape geográfico , coacción m ora l del am b ien te , falta

de energía para vencer la inh ib ic ión de las vías m otrices correspon-d ien tes, etc.) sino po rque , en v irtu d de un proceso de condicionali-zación refleja negativa , aum en ta n ráp idam en te los estím ulos fobí-

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genos. E l hom bre sufre entonces no solam ente el m iedo an te la si-tuación absolu ta , concreta , presen te y dañ ina , sino an te cuantossignos quedaron asociados a ella y aho ra la evocan; sufre asim ism oan te la ineficiencia de asegurar su h u id a ; o an te el conflicto (ético)qu e se le engendra al considera r que ella tend rá peores, efectos q u elos q u e tra ta de evitar. F ina lm en te , surge el m ied o im ag inario— cuarta y peor de sus m odalidades— ocasionada po r una presunció nanalógica y fan tástica , que lleva al hom bre al temor de lo descono-cido y, singu larm en te , a l m iedo de lo inex isten te y de lo inesperado ;cu lm inando todo ello en e l m iedo y la angustia an te la cara cóncavade la rea lidad : L A NADEDAD.

Pues b ien ; todos esos factores son causas in tegran tes de nuestrom iedo ; pero los motivos, es decir, los influjos q u e nos hacen sen tir , en

u n m om en to dado , atenazado s po r sus m ú ltip le s ten tácu los , sonm uchos m ás; casi pod ría afirm arse q u e son infin itos , si se tom ancom o tales los objetos, seres o conceptos que (por a lgun a conexiónasociativa con los m otivos prim itivos) son capaces de desvelarlo yreac tivarlo . Im porta señalar aho ra un a fundam enta l d istinc ión :m ien tra s los m otivos son, genera lm en te , extrínsecos, es decir, ajenos

a la estruc tu ra general, las causas son, siem pre, in trínsecas , es decir,p rop ias de dicha estruc tu ra . A quéllos son el fu lm inan te y éstas sonla pólvora .

Motivos por carenc ia .

U n grup o de m otivos del m iedo puede ser calificado com o n e -gativo , o sea, p o r carencia : cuando el ser necesita v ita lm en te algo, lobusca y n o lo encuen tra , siente la frustració n de sus esfuerzos yagota , redob lándo lo s , su energ ía . Entonces surge la sospecha —yluego la creencia— an tic ipado ra del fracaso o renuncia en la conse-cución de lo buscado y, si esto resu lta básico para la prosecuciónde la v ida personal, el ser n o sólo sen tirá d isgusto , tristeza o decep-ción (fórm ulas leves y disim uladas — m arginales apéndices de nues-tro gigante— ) sino q u e sufrirá el zarpazo d irec to del m iedo . Esasí com o el cam inante descarriad o siente m iedo a m orir de ham brey de sed; cóm o el ob rero en paro forzoso siente m iedo de n o podersostener su fam ilia ; cóm o el n iñ o siente m iedo de la obscuridad y laso ledad ; cóm o, todos nosotros , sentim os m iedo po r la sLnple caren-

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cia de los m edios (d inero , cariño , salud , etc.) de q u e nos valem osp a ra poder seguir v iv iendo . Ese m ied o p roducido po r la im presió ndel rea l o supuesto "desam paro" es, a veces, to ta lm en te in ag u an ta -b le , p o rq u e n o tiene u n objeto que , al fijarlo , lo ju stifique . P re -cisam ente esa carencia , esa incom ple tud , esa nada parcial, contra laq u e n o cabe ad o p ta r un a postu ra concreta de defensa n i de a taq u e ,puede , a su vez, n o existir en verdad . Q u iere ello decir que el su-jeto se asusta ante su creencia de que carece de algo que en realidadtiene, Y el caso m ás típ ico es el de m uchos adolescentes (y de adu l-tos em ocionalm ente adolescentes) que viven angustiado s y to rtu -rados po r creerse q u e carecen de valo r (án im o , va len tía , co ra je ) ;tales sujetos nos p resen ta n el m ás curioso de los m otivos del m iedocuando , po r azar, se o lv idan de ta l carencia y, retrospectivam ente ,se dan cuenta de que se com porta ro n bien en un a situació n de em er-gencia . T a n hab ituado s están a ser pusilán im e s q u e ese brusco cam -b io los asusta dob lem en te y "se ho rro rizan entonces an te la idea d esufrir la carencia del m iedo" . Surge así la parado ja de q u e se atemo-rizan porque no se atemorizan. Y nuestro negro g igan te goza de laposib ilida d d e u tiliza r, en ausencia , su p ro p ia som bra .

M otivo s por insuficiencia .

U n a varian te , m itigad a y cualita tivam en te d istin ta , del g ru p oan terio r nos la d a n los m otivos q u e podem os englobar bajo la deno-m inació n de este acáp ite y, tam b ién , con el té rm ino de "m inusva-lenc ia" , sigu iend o la term inología ad leriana .

E n efecto, son legión las personas que sufren m ás de la cuentay pagan excesivo tr ib u to al m iedo po r creerse deficientes o in ferio -res al p rom ed io de sus sem ejantes en la posesión de ta l o cua lcarta de triun fo en la v ida . Esas personas desarro llan el célebre"com plejo de in ferio ridad" y adqu ieren un a ac titud encogida y tím i-da , cualesquiera q u e sean las circunstancia s qu e las rodean .

M uch o cab ría escrib ir acerca del d añ o q u e algunos térm ino sm édicos y otros térm ino s psicológicos han hecho , en este aspecto ,a quienes los leen sin com prenderlo s b ien . P o rque , po r ejem plo ,en este aspecto , es frecuente observar personas in teligentes q u e acu-den al psico terapeuta en dem and a de q u e les lib re de su com plejo dein ferio ridad , com o si se tra tase de u n algo ajeno a ellos — una espe-

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cié de tum or psíquico— q u e pudiese ser e lim inado con las pinzas delpsicoanálisis de u n m od o sem ejante a com o el den tis ta saca u n a m ue-la . (T a le s ingenuo s n o se dan cuen ta de qu e lo que se precisa hacercon ellos es darles u n nuev o crite rio para enjuiciarse y enju icia r sum isión y su destino en la v ida , tras de lo cual vend rá suavem ente ypo r añ ad id u ra el dom in io de los m edios in strum en ta le s [estrateg iade la co n d u c ta ] que les aseguren e l éx ito , profesional, sexual oso c ia l) .

Fácilm ente se com prend e la d iversidad de este g rup o de m o ti-vos: insuficiencia cu ltu ra l, estética , económ ica , psicológica, p rác -tica , etc. C ada u n o de esos títu lo s incluye m u lt i tu d de posibles fac-tores de tem or, m as en todos asom a, tras la co rtina , el m an to del se-g u n d o gigante q u e p ro n to estud iarem o s (ahora d isim u lad o bajo laform a de im pulso de afirm ación del prestig io ) .

D e todas suertes y cua lqu iera sea el sector de la conducta enq u e se localice esta estim ación de la auto insuficiencia , in teresa seña-la r q u e su acento cae invariab lem en te en la vertien te del "hacer" yapenas si roza la del "saber" o la de l "va le r" . Es así com o, po rejem plo , u n o de tales insuficientes d ice : "yo sé b ien lo q u e tengoq u e hacer y estoy convencido d e q u e valgo , com o artis ta , pero hay

veces q u e no puedo demostrarlo y esto es lo q u e m e angustia y haceq u e m e sien ta asustad o cada vez q u e h e de ac tuar" . A qu í tenem osexpresad a la fam osa "P eu r d e l'ac tion " (P ierre Jan e t) en la que ,p rop iam en te , in te rv ien e m ás el m ied o del "fracaso en conseguir eléx ito " q u e el m ied o de la acción m ism a. Y siendo esto así, n o hayd u d a de que el sufrim iento está en tonces m ucho m ás m otivad o po r

la vu lnerac ió n del llam ado am or p rop io , con la derivad a p resen ta -ción del g igante ro jo (la ira con tra sí m ism o) q u e po r la au tén tic apresencia del m iedo .

M otivos conflictivos.

N uestro g igante acude presuroso a realiza r su ho rrib le traba jotan p ro n to com o surge en el ám b ito persona l u n a situació n conflic-tiva , q u e es, en rea lidad , de te rm inada po r u n a excesiva apo rtac ió nde tendencias m otivantes , o sea, po r u n a superabundancia de pau tasde reacción , todas asociadas a la presen te constelación de estím ulos y

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n ingun a suficien tem ente superpo ten te com o p a ra desp lazar a las de-m ás y apoderarse d e las vías m otrices , im pon iendo la acción q u e , e npo tenc ia , sirve y rep resen ta .

E n tales condiciones , en la conciencia persona l surgen coetá-neam en te diversos propósito s de solución y, m ien tras en el p lan oneuro lógico (neurofisiológico ) se establece la lucha d e im pulso sefectores, p a ra vencer la resistencia sinapsia l d e la v ía m otriz final("B attle for th e fina l com m on p a th " , m aravillosam ente descrita p o r

S herring ton ) el sujeto se confiesa q u e "n o p u ed e dec id ir cuá l desus acciones sería la m ejo r" . Es así com o surge la duda, n o teórica ,s in o p ráx ica (en tiéndase p rác tica ) y tironeado con trad ic to riam en tep o r im pulso s equ ipo ten tes e incom patib le s d e sim u ltánea descargaex terio r , el p o b re "Y o" sien te desorganizarse y desin tegrarse su con-duc ta , perde r su seguridad y su ap lom o y caer, pau la tinam en te , en -tre los ten tácu lo s del m iedo .

Se da así la parado ja de q u e u n exceso de posibles reaccionesa n te la situac ió n es ta n perjud ic ia l com o u n a carencia p rev ia d eellas, p o rq u e , en defin itiva , la lim itac ión de los medios mecánicos(actos m usculares) obliga a elegir so lam ente u n a y ello re trasa su

ejecución de u n m od o en teram en te análogo a com o cuand o diversaspersonas se em peñan en salir s im u ltáneam en te po r u n a p u e rta estre-cha se m achucan y n o consigue salir nad ie .

D e aq u í q u e las personas q u e tienen u n a ab u n d an te v id a in te -lec tua l p ro p en d a n a ser dub ita tiva s y a m ostrarse m uy cautas en suconducta o, p o r el con tra rio , ex h ib an , a veces, im pulsiones despro -porcionadas aparen tem en te (pero explicables po r un a supercom -pensació n de sus hab itua le s indec isiones) .

D e aqu í tam b ién q u e cuand o alguien vive u n tiem po m ostrán -dose ano rm alm en te asustadizo y m iedoso , sin q u e haya m otivos ex-ternos q u e lo exp liquen , q u ep a pensar en q u e e llo tiene u n a m oti-vación ín tim a y es deb ido a u n conflicto en tre diversas pausas dereacción , q u e n o pueden realizarse n i ser inactivadas , conduciend oasí, en defin itiva , a un a deb ilitac ió n progresiva de la autoconfianzain d iv id u a l .

Esos "ovillo s psíqu icos" precisan , p a ra ser desenm arañados , lacap tu ra del cab o in ic ia l q u e , a veces, se h a lla m uy d istan te en lalínea tem pora l retrospectiva , según verem os al ocuparnos , luego, dela psico te rap ia del m iedo .

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3 0 E M IL IO M IR A Y LÓ PE Z

Estímulos, objetos o "agentes" del miedo.

D esde u n p u n to de vista teórico , el m iedo ejerce su dom in iosobre todo cuan to existe en el ám b ito psico indiv idual. C ualqu ierd a to , im agen , idea o im presió n vivencial pued e convertirse (d irectao ind irec tam en te ) en u n estím ulo servidor, su objeto o agente . Esasí com o hom bres geniales h a n sen tid o m iedo a n te cosas tan apa-ren tem en te inofensivas com o u n a m anzan a (B yron ) , u n a cuchara(S trindberg ) o u n lazo de seda (F la u b e r t) . A tales m iedos se acos-

tu m b ra denom inarlo s "supersticiosos" y en determ inada s com arcasse generalizan , dand o carácte r terrorífico a u n sinfín de seres y acon-tecim ientos na tu ra les inofensivos, pero qu e son considerados com o

"p resag io " de algo m alo (el can to del gallo antes de ho ra , el t r i -p le au llid o noctu rn o de u n perro , dos curas de espaldas, el núm e- ro

13, e tcé te ra ) . N o obstan te , hay algunos factores m otivantes q u e po rsu carácte r de m áxim a difusión en grandes círculos cu ltu ra les y su

persistencia a través de todas las épocas, es preciso considera r com ofundam entale s o p rinc ipa les estímulos fobigenos y merecen q u e nos

detengam os u n poco en su enum eració n y análisis . Em pece-m os, pues, por el m ás genérico de ellos:

E L D O L O R

E l m ied o al do lo r es tan generalizad o q u e q u ie n n o lo sien tepasa po r ser ano rm al. E l do lo r — analizado por nosotro s con lam erecid a extensió n en nuestro lib ro Problemas Psicológicos Actua-les :— es un a im presió n o vivencia desagradable , qu e pued e varia r,en su in tesidad , desde la sim ple m olestia hasta el in sopo rtab le su-frim iento , y en su form a, desde u n a pun tifo rm e e in stan tánea irr i-tación (pinchazo de la inyección h ipodérm ica , por ejem plo) hastau n g loba l y perm anen te desgarram ien to de las en trañas. H ab lan d ocon precisión , lo qu e tem em os n o es tan to el dolo r en sí com o elsufrim iento q u e genera lm en te de te rm ina ; pues hay casos —no taninfrecuentes com o m uchos creen— en los qu e la im presión sensitivadolorosa es, paradó jicam en te , vo luptuosa y p lacen tera ; ta l ocu rrecon las excitaciones dolorosas a las que vo lun tariam en te se som eten ,

i E d ito r "E l A teneo" , B uenos A ires.

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CUATRO GIGANTES DEL ALM A 3 1

para aum en ta r el p lacer sexual, las personas denom inadas masoquis-tas. Pero com o n o es nuestro in ten to rep roducir, n i siqu iera sinte-tizar, lo q u e aillf expusim os, aceptarem o s la igua ldad : D olo r = Su-frim ien to . S iendo así, es ev idente que el do lo r es u n o de los m ásefectivos estím ulo s fobígenos, tan to para los dem ás anim ales supe-rio re s com o pura el hom bre . Éste y aquéllo s m uestran en su con-duc ta , s im u ltáneam en te , los efectos, p rim ero excitan tes (ligados avio len tas reacciones defensivoofensivas) y luego inh ib ito rio s (some-tidos, ya, a la acción p u ra del m iedo y del "shock" que precede alcolapso) de todas las vivencias (sensitivas) dolorosas.

R esulta in te resan te ver que la p rim era m anifestación que siguea la ap licació n de u n estím ulo "algógeho " (provocador de dolor)en cua lqu ier luga r del cuerpo hum an o es la m ism a brusca contrac-ción y re tracc ió n (instin tiv a o autom ática ) qu e vim os producirseen el neonato al qu e sustrajim os la base de susten tación , dejándolecaer, u n a fracción de segundo , en el a ire . A u n antes de que el sujetosienta —en form a de dolor— la "señal de la a la rm a conscien te" qu ele advierte de la acción a lte ran te y dañ in a del estím ulo , ya ha reac-cionado an te éste, tra tand o de d ism inu ir su superficie de contactocon él. Inm ed ia tam en te después, se p roducirá n los reflejos de hu id a(o separación del cuerpo y el estím ulo ) gracias al em pleo p redom i-

n an te de los m úsculos extensores. Esto es de singular im portanc ia ,pues nos m uestra cóm o los mismos reflejos (series o cadenas de re -flejos q u e sirven a u n determ inado acto v ita l) q u e in te rv iene n enla defensa con tra el dolo r son los que sirven para la defensa contrael m iedo . Y si forzásem os u n poco la rea lidad , sin a lte ra rla subs-tanc ia lm en te , podría agregarse q u e son, tam b ién , los m ism os que in i-cian las acciones ofensivas de la ira (según se com prueb a perfecta-m en te en el esi:adio del pán ico furioso , com o verem os m ás a d e la n te ) .

Sin duda, el m iedo al dolo r q u e siente el hom bre n o derivaso lam ente del sufrim iento que éste le inflige sino , tam b ién , de qu eim ag ina tivam en te an tic ip a las consecuencias dañ inas, locales, delestím u lo algógeno . Si fuese posib le q u e se nos asegurase de an te -m an o q u e el do lo r n o tiene o tro efecto m ás q u e el inm ed ia to y si, ala vez, se nos garan tizase q u e n o va a u ltrap a sa r u n a de te rm inad ain tensidad , es casi seguro q u e desaparecería en g ran p a rte nuestrotem or an te é l: ta l ocu rre , por ejem plo , con los dolores q u e provocau n m édico o ciru jan o d u ran te su exploración , o con los qu e volun -ta riam en te sojaortan m uchas personas, en aras de gana r la " lín ea "

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3 2 EM ILIO MIRA Y LÓPEZ

corpora l de m oda. E l "coeficiente de ap rensión" q u e acom pañ a u ndo lo r de te rm inado (y condicion a la reacción m iedosa an te él) de-pende , pues, n o tan to de sus p rop ias características sensitivas com od e la in te rp re tac ión que se dé a l proceso orgánico o nervioso q u elo provoca .

E n este aspecto conviene advertir q u e , en genera l, todos losobjetos, estím ulos o agentes tem idos lo son m uch o m ás p o r el d añ oqu e se supone pueden ocasionar qu e po r el q u e rea lm en te están ha-ciendo , en u n m om ento dado . Y ello se debe a q u e nuestra reacciónpersona l se o rien ta , siem pre , po r u n presente psíquico (im ag inario -prospectivo ) q u e n o es el p resen te cronológico , o sea, q u e n o corres-ponde a l in stan te m ism o en q u e se vive. D el p rop io m odo com o lasreacciones del au tom ovilista n o se o rien tan d e acuerdo con el cam i-n o que tiene bajo las ruedas de su vehícu lo , sino en consonanciacon el q u e ve a unas cuantas docenas de m etros an te él.

L A P E N A

L ógicam ente , las penas h ab ría n de ser m ás tem idas que los do-lores, pues n o solam ente provocan m ás sufrim ientos sino que sonde efectos, po r lo genera l, m ás deletéreos y perm anente s sobre la sa-lud persona l. P ero , sin d u d a alguna p o rq u e el organism o es an terio ra la persona (hab lando en lenguaje de Stern diríam o s qu e la "b io -esfera es an terio r a la nooesfera"), lo c ie rto es que casi la m ayoríade las gentes prefiere arro stra r el llam ad o "do lo r m ora l" (léase:disgusto o pena) al "do lo r físico" (léase: dolor, p rop iam en te d ic h o ) .Posib lem ente la razón radica en el hecho de q u e la defensa con trala pen a —o sea, el consuelo— se encuen tra en la p ro p ia ind iv idua -lidad , m ien tras q u e con tra el do lo r, p o r reg la genera l, e l sujeto seencuen tra inerm e. Sin em bargo , en este aspecto conviene señalarun a curiosa diferencia sexual: el varón , po r reg la genera l, tem e m ásel dolo r co rpo ra l, y la m ujer, en cam bio , tem e m ás el do lo r m ora l.Q uizás la razón consista en que aquél es m ás m ateria lis ta y éstaes m ás idealista , pero tam b ién puede ser deb ido a l h áb ito , ya q u e lap rop ia organización co rpo ra l im pone a la m ujer m ás dolores fisio-lógicos q u e a l hom bre .

L a defensa p rim ord ia l con tra las penas, adem ás del consuelo ,es el olvido y, a decir verdad , funciona bastan te b ien en casi todos

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CU A TR O GIGANTE S DEL A L M A 3 3

los seres hum anos . Q u iene s n o pueden zafarse de ellas son, c la roestá , qu ienes m ás las tem en y p o r e llo p ro cu ra n n o aden tra rse enn in g u n a re lac ió n afectiva (no qu ieren ilusionarse p a ra n o sufrir des-engaños) m as con ello n o se d a n cuen ta de q u e se crean así o trap en a : la de n o vivir espon táneam en te y lim ita rse constan tem ente susposib ilidades de goce. Quien renuncia a querer, por temor a llorardespués, no solamente es un cobarde: es un automutilador mental.

L A M U E R T E

M uchos se ex trañará n de q u e n o hayam os colocado a L a D am ade l A lba en el p rim er luga r de la lis ta de estím ulo s fobígenos. E nefecto , la m u e rte parece ser, en p rin c ip io , lo q u e m ás nos asusta ,pues " tod o tiene rem ed io m enos e lla" . Sin em bargo , después de h a -b e r v iv id o dos guerra s y u n a revolución , p ienso q u e se h a exagerad ou n ta n to excesivam ente su va lo r fobígeno . E n p rim er té rm ino , loc ie rto es q u e u n a m ayoría de los m orta le s se las ingenia para pensarm uy poco en ese m om en to del trán sito a l m ás a llá . Y en segundo té r-m in o , son m uchos los q u e n o sólo lo afron ta n serenam ente sino q u elo buscan de u n :modo deliberad o (su ic idas). P o r fin , m uchos o tro sa quienes les parece q u e la tem en , en rea lidad se asustan , n o ta n tod e ella com o d e n o saber lo q u e hay tras su espalda . Q uizás sea nues-tro U n am u n o qu ien m ejo r haya analizad o la raíz psicológica de lm iedo a la m u e rte en su m agnífico lib ro Del Sentimiento Trágicode la Vida. Sostiene a llí, e l célebre R ecto r d e Salam anca, q u e él hom -b re sien te , desde q u e tiene uso de razón , u n a enorm e "ham bre dein m o rta lid ad " . Y lo expresa así (página 37, E . C u l tu r a ) :

" E l un iverso visible , e l q u e es h ijo del in s tin to de conservación , m e v ien eestrecho , esm e com e u n a jau la q u e m e resu lta chica , y con tra cuyos barro te sd a en sus revuelos m i a lm a : fá ltam e en él a ire p a ra resp irar . M ás, m ás y cadavez m ás: quiero ser yo y, sin dejar de serlo, ser además los otros, adentrarme¡a totalidad de las cosas visibles e invisibles, extenderme a lo ilimitado del es-pacio y prolongarme a lo inacabable del tiempo. De no serlo todo y para siem-pre es como si no fuera y por lo menos ser todo yo, y serlo para siempre ;1a-mds"... (Pág . 3 8 ) : " |E te rn id a d ! jE tem id ad l É ste es e l an h e lo " . (P ág . 3 9 ) :" L o q u e m ás d istingu e a l h o m b re d e los dem ás an im ale s es q u e g u a rd a , d e u n am anera o d e o tra , sus m uerto s sin en tregarlos a l descuido de su m adre la tie rratodoparido ra ; es u n an im a l guardam uertos" . (Pág . 4 1 ) : "Si de l tod o m orím o stodos , ¿para q u é todos? ¿P ara qué? . (Pág . 42) •" " L a sed de e te rn id a d nosahogará siem pre ese p o b re goce de la vida q u e pasa y n o q u ed a" . (Pág . 4 3 ) :

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3 4 EM ILIO M IRA Y LÓPEZ

"No quiero morirme, no, n o quiero ni quiero quererlo; quiero vivir siempre,siempre, y vivir yo, este pobre yo que m e soy y m e siento ser ahora y aquí, ypor esto me tortura el problem a de la duración de m i alma, de la mía propia .

L a m uerte , pues, según la op in ió n de este to rtu rad o pensador,sería objeto "espan to so " so lam ente en la m ed id a en q u e la tom am oscom o signo de nuestra permanente anulación o m ás concretam ente ,de pérd ida de nuestra conciencia de autoexistencia . D e n ad a nosserv iría , en efecto, e l consuelo de saber q u e el cuerp o es capaz desobrevivirse si con e llo n o fuese im p líc ito q u e tam b ién sobreviv iríael Yo q u e en é l se alberga y seguiría reconociéndose com o ta l. M assi esto es así, hay o tro concepto q u e h a de tene r el m ism o valo rde tem ib ilidad q u e la m u e rte : la locura, en tan to en ella se p ie rdela noc ión de la con tinu ida d del Ser. Y, en efecto, nuestra experien -cia nos dem uestra q u e la idea de ad q u ir ir la (o, m ás exactam ente , de"sucum bir" a n te ella) espanta enorm em ente a la h u m an id ad , perolo hace m enos, p o rq u e n o resu lta ine luc tab le que nos volvam os lo -cos, y sí lo es q u e nos m uram os .

O tro investigado r genia l de la psicología , S igm und F reud , en -trev io o tra explicación del m iedo a la m uerte , que fue com pletad apo r su d isc ípu lo O tto R ank . Según am bos, la m u e rte nos asusta ,fundam en ta lm en te , po r el sufrim iento q u e en trañ a su visita y q u e esen teram en te análogo , au n q u e de sentido opuesto , al q u e sentim os alnacer. £1 tránsito de l N o ser al Ser resu lta tan doloroso q u e creae n nosotro s u n a ac titu d cond ic iona l refleja negativ a an te todo cuan-to se le asem eje. Y nad a hay q u e se le parezca ta n to com o el trán -sito d e l Ser a l N o ser; el cam ino a reco rre r — desde e l p u n to devista p síqu ico —es el m ism o, au n q u e en direcció n con tra ria . Pore llo , quienes más sufrieron al nacer temen más morir.

N uestra op in ión es qu e tales factores se sum an y n o se exclu-yen para explicar nuestro m ied o a la m u e rte : a) deseando ser in -m ortales tem em os ser m orta les ; b) deseando conocer lo que nosaguarda tem em os dar u n salto en el vacío ; c) deseando viv ir sinsufrim iento tem em os dejar de viv ir con él. A dem ás, casi todas lasrelig iones h a n hecho lo posib le po r asustarno s m ás de lo q u e está-bam os an te ese trán s ito : nos aseguran q u e tras de él nos aguardau n severo ju ic io , del que depend e u n posib le sufrim iento e te rno , in-conm ensurablem ente m ayor que el q u e p u ed e p ropo rc ionarnos lav id a te rrena l, a pesar de que este m und o sea en rea lida d " u n valle de

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CUATRO GIGANTES DEL ALM A 3 5

lág rim as" . P o r e llo , nad a tiene de p a rticu la r que so lam ente n o te-m an a la m uerte m ás q u e qu ienes : a) la igno ran deliberadam en te(p rac ticand o la po lítica del avestruz) ; b ) qu ienes consideran q u e la

au toanu lac ió n es u n reposo e te rno , b ien ganado tras las fatigas de lalucha p o r la v ida ; c) qu ienes , ingenuo s y vanidosos, creen h ab e rhech o m érito s seguram ente suficientes para ir a cua lqu ier cielo .

L A S E N F E R M E D A D E S

¿Q uién n o sien te m iedo a estar enferm o? E n genera l, todosquerem o s estar sanos y tem em os n o esta rlo , au n q u e a veces nuestraconducta con trad ig a ta l tem or y resu lte po r dem ás im pruden te enese aspecto . N o obstan te , es preciso decir q u e el tem or a la enfer-m edad n o se basa so lam ente en el peligro d e q u e nos acerque a lam u e rte y nos tra ig a do lo r; tiene , adem ás, o tro o rigen : la aprensióncontra el desvalimiento o la invalidez que ella pueda determinar.A dem ás, n o hay dud a que tam bién influyen en el m iedo a la enfer-m edad resabios m ágicos, ya que d u ran te m ilen io s se creyó q u e eradeb id a a la acción de esp íritu s m aligno s y significaba u n m al p re -sag io ; p o r eso los enferm os eran abandonados o, incluso , asesina-d o s. H o y son bien atendidos, m as n o po r ello ha pod ido despren -derse su estado de u n cierto n im bo de "m aleficio " y lo c ie rto es q u ep a ra u n a m ayoría d e personas constituy e un a tarea desagradablecon tac ta r con ellos. C u an d o ese m iedo se exagera m ás de lo no rm a lel sujeto es considerad o com o "ap rensivo" , pero lo cierto es q u ecada persona tiene aprensiones específicas respecto a lo m orboso ,siend o de las m ás generalizadas las de la tubercu losis , la rab ia , e lcáncer y la locu ra , au n q u e la verdad es que hay otras enferm edadesiguales o peores en cuan to a l sufrim iento y la invalidez q u e deter-m in a n (ta l ocu rre , po r ejem plo , con las del sistem a c ircu la to rio ) .

L A S O L E D A D

L a soledad n o es tem ida en rea lidad po r sí m ism a sino po r laimpresión de desamparo q u e provoca , au n cuand o resu lte ev identeq u e p a ra necesitar am p a ro casi siem pre se precise n o estar ya, solo(sino a tacad o p o r algo o alguien que qu ieb ra la soledad abso lu ta ;

inc lu so cuando ese "a lgo " es u n p ro d u c to de nuestra im ag in ac ió n ) .

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3 6 EMILIO MIRA Y LÓPEZ

Posib lem ente influyan diversos factores en el tem or a quedarseso lo y éstos sean, a su vez, d istin to s e n e l n iñ o y en el ad u lto ; aq u é l ,desde luego , tem e su invalidez o ineficiencia p a ra satisfacer sus n e -cesidades, en tan to q u e éste tem e, quizás, e l encuen tro consigo, q u ele resu lta inev itab le si la so ledad és abso lu ta y se ago tan sus tem asd e divagació n o sus quehaceres . B ien se h a d icho , en efecto, q u e aq u ie n m enos resistim os es a nosotro s m ism os. L o cierto es, em pero ,q u e ta n p ro n to com o nos fa lta e l m arco d e algo q u e contraste connuestro Y o, sentim os e l calofrío q u e in ic ia la llegada o la vecindaddel m iedo .

L A V I D A

¿Puede tenerse m iedo a la vida? Indudab lem en te son legiónlas personas q u e la tem en y q u e tra ta n d e avanzarse a ella , acu-d iend o a consu lta r tod o género de adiv inos, p iton isas , astró lo -gos, etc ., en dem anda de o rien tac ió n y ayuda p a ra evitar sus escollosy am ino ra r sus desagradables sorpresas. E l m iedo d e viv ir puede lle -g a r a ser ta n g rand e q u e supere a l m ied o d e m o rir e im pela a l su ic i-d io , b ien sea éste físico (au todestrucció n to ta l) , b ien sea p u ram en tem e n ta l y a base de u n a com ple ta au tom atizació n d e los h áb ito s ,q u e excluya toda necesidad d e creación y toda posib ilidad de con-flicto o de renovación . M illones de personas "reg lam en tan " su vidahasta e l p u n to de an u la r lo q u e es m ás característico de e lla : su es-pon tane ida d y su im pred ic tib ilidad . Esas gentes — llam adas po r re -g la genera l "d e orden"— son ta n esclavas trad ic iona lis ta s q u e su v id aqued ó p rác ticam en te de ten ida (cual e l disco d e gram ófono sobre elcua l resa lta la aguja) en cua lqu iera de sus fases, lim itándose así au n a p e rp e tu a " im itac ió n " de la m ism a. Incluso es posib le q u e esem ied o a l deven ir de te rm ine , cual sucede en m uchas enferm edadesm en ta les , u n a regresión v ita l, es decir, u n cam ina r hacia a trás , en lalinea tem pora l, hasta detenerse en las pau tas de conducta in fan tile so inclusive, fetales (cual ocu rre en los estados avanzados de la d e -m encia precoz ca ta tó n ica ) .

L O S I N S T I N T O S

E l tem or a las obscuras fuerzas q u e son capaces de em erger ennosotros, desde las profundidades de l inconscien te , llevándono s a ex-

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CUATRO GIGANTES DEL ALM A 3 7

cesos y dislates de los que siem pre es ta rd e para arrepen tirse , pued econstitu ir u n a fuente de m iedosa to rtu ra para m uchos. Q uienes su-fren d e ese m ied o están en constan te a la rm a d e sí, n o se atreven aquedarse solos n i a bo rdear n in g u n a situació n capaz de "desenca-denarles su genio m aléfico" ; éste puede llevarles ind istin tam en te alrobo , al juego , a la beb ida , o a cua lqu ier o tra form a d e degradación ,d e u n m odo ta n irre frenab le com o si se ha llase im pu lsado p o r lafuerza de u n o de nuestro s cua tro gigantes (lo q u e po r o tra p a rteacostum bra suceder con los tres p rim eros , según m ás ade lan te ve-rem os) .

D igam os de an tem an o q u e ese m ied o a la fuerza incon tro lab leq u e cada cua l alberga en sí —ese m ied o de u n o mismo— lo es p o rcarencia o po r insuficiencia de firm es ideales, pues los in stin to s ,p rop iam en te , n o son tem ibles sino en la m edida en q u e n o son en-cauzados o d irig ido s p o r las vías en q u e pueden satisfacerse y, a lavez, ser ú tiles a q u ie n los tiene . E n eso consiste el fam oso procesode "sub lim ación" cuyos m edios (desplazam iento , transferencia , p ro -yección, inversión , etc.) son m últip le s y no rm alm en te efectivos.

L A G U E R R A

¿Q uién n o tem e la guerra? Se nos d irá : los m ilitares profesio -nales; m as n o es ello c ie rto . Éstos, po r lo genera l, se ha llan frente aella en u n a situació n sem ejante a la d e los m édicos respecto a lam u e rte ; se p rep a ra n p a ra en fren ta rla y ganarle la ba ta lla , m as im plí-c itam en te la tem en y desean n o verla nunca . E l m iedo a la guerraconcen tra varios m otivos y agentes fobígenos, pues con ella se pre-sen tan el sufrim iento (penas y d o lo re s ) , el desam paro , la m uerte , lain c e r t id u m b re . . . Y sin em bargo , es curioso observar la rap idez conla q u e u n a m ayoría de personas se ad ap ta de ta l m odo , an te u n a si-tuac ión bélica , q u e vive antes p reocupad a y asustada po r fruslerías

y nim ios detalles q u e po r sus reales y poderosos m ales. A sí, po rejem plo , hem os visto , d u ran te la guerra española , m ujeres que v i-v ían serenas y alegres d u ran te sem anas d e in tenso bom barde o aéreo,,pero tem b laban y se asustaban an te la idea de ser evacuadas al cam -

p o , en dond e n o tend rían m od o de lavarse, m aqu illa rse o vestirse a sugusto . L as situaciones bélicas son típ icas, adem ás, para i lu s tra r

cóm o el m ejor rem edio con tra el m iedo consiste en irle al encuen tro

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3 8 EM ILIO MIRA Y LÓPEZ

y desbordarle m ed ian te u n a constan te acción , b ien p lan ificada :" H u i r hacia ad e lan te " ; ésa es la fó rm u la : n o "su frir" la guerra sin o"hacerla" cuand o n o qued a el recurso de ev ita rla .

L A R E V O L U C I Ó N

H e aq u í u n o de los m ás universale s —y com prensibles— estí-m ulos fobígenos. L a revolució n es m il veces peo r q u e la guerra ,po rqu e en ésta sabem os dónd e está el enem igo y ta n to sus a taquescom o nuestro s m edios defensivos están , hasta cierto p u n to , som eti-dos a u n p lan ; e n las revoluciones , po r el con tra rio , n ad ie sabe ,

. a priori, si la ayuda o la m u e rte le acechan tras la m an o d e q u ie n essu herm ano , su am igo o su com pañero d e ayer. Y n ad ie sabe cóm ovan a desarro llarse los acontecim iento s a l cab o de u n a h o ra , n i q u ié npued e d a rle u n a inform ació n o u n a o rien tac ión válid a y concretarespecto de la conducta a seguir; p o rq u e la guerra es con tro ladap o r los estados m ayores y los jefes m ilita res , pero la revolució n seescapa d e las m anos de qu ienes la in ic ia ro n y salta , cua l to rren te enlos riscos, de unas a o tra s cabezas d irigen tes , para hacerlas ro d a rpo r e l suelo después.

£ s por e llo que , salvo el insensato e irresponsable basilisco— que n o ve en ella m ás q u e ocasión p rop ic ia p a ra desenfrenarse yhace r cuan to le v iene en ganas d u ran te uno s días— , tod a persona q u esea "en te d e razón" h a de tem erla , au n cuando la desee a l p ro p iotiem po , e incluso la im pu lse , com o u n m al necesario , a veces. N ues-tra experiencia persona l dem uestra q u e el núm ero de cuadros m en -tales pato lógico s — especialm ente de lirio s de persecución y síndrom esde ansiedad— q u e se p roducen en u n am bien te revo luc ionario esm uy superio r a l observado en el am b ien te pu ram en te bélico y, loq u e n o deja de ser curioso , afecta ind istin tam en te a los dos sectoresde la lucha (el revolucionario y el con tra rrevo luc ionario ) , si b ien lohace po r opuestas m otivaciones , pues m ien tras a l revo luc ionario leasusta la idea de q u e fracase, a l con tra rrevo luc ionario le atem orizala idea de q u e triun fe e l m ov im ien to social desbordado .

C A T A C L I S M O S N A T U R A L E S

T errem o tos , incendio s, inundac iones , rayos, avalanchas , etc .,son otros tan to s sucesos n o sólo capaces de asustarno s con su presen-

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cia sino de hacernos tem blar ante su real o supuesta inm inencia . N oes solam ente por in tu ir la probabilida d de u n d a ñ o físico , m ás om eno s grave, por lo qu e tales cataclism o s nos atem orizan, sin o porotro s m otivos , y entre ello s se destaca e l d e su ancestralidad, su in -m enso poder y su ineluctabilidad. D esd e los tiem po s m ás rem oto sen efecto , h a n ven id o ocurriend o esos fenóm eno s y ha n segad o vidasd e las m ás diversas especies anim ales . Por e llo en nuestro genoplas -m a están latente s los dispositivo s instintivo s de alarm a y huid a antela sim ple evocació n de su im agen o recuerdo.

A n t e tales fenóm enos , el hom br e se sien te inerm e y experim ent ael "frém ito de la in tu ició n d e u n alg o superhum ano " (llám ese D io s ,d iab lo , naturaleza, destin o o com o se quiera lla m a r) . Q uie n h avisto u n volcán en erupció n o h a presenciado una trom b a m arina ,por ejem plo , se ha sentid o transportad o a los tiem po s del princip i oo de l fin de l m u n d o y en su cuerp o se h a m anifestad o la huella de losm ás profundo s zarpazos del G igante N egro .

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C A PÍTU L O I I I

FO R M A S Y G R A D O S D E IN V A SIÓ N D E L M IE D O

R evisadas ráp idam en te las m otivaciones y los vehículos que lotraen hasta nuestro cam po consciente , es preciso considera r ahora enq u é form as lo invad e y po r q u é fases atrav iesa el ser h u m an o q u esucum b e an te su deletérea acción .

D e u n m od o g loba l puede afirm arse que existen tres m odos depresentació n del m iedo : a) instintivo (orgánico , corpora l y ascen-d en te ; b ) racional (condicionado , p síqu ico y descenden te) ; c) ima-ginativo (irrac iona l, de p resunc ió n m ág ico in tu itiv a ) . E l p rim ero ,el m ás p rim itivo , es el q u e m enos to rtu ra a l hom bre civilizado ; elsegundo le es h ab itu a l , pero sopo rtab le ; el tercero puede ser el peory n o d a rle paz n i sosiego.

E l m ied o instintivoorgánico .

C orrespond e a la form a prim itiv a de m anifestarse la re tracc ió no deb ilitac ión del m etabolism o , bajo la acción directa e inmediata(sobre las célu las corporales) de u n influ jo d añ in o . Sus m anifesta-

ciones son idénticas en todos los seres hum ano s y se p roduce n conla celeridad m áxim a y u n abso lu to au tom atism o , dando luga r a lacesación o suspensión d e las activ idades en curso y la adopció n d ela postu ra q u e ofrece la m ín im a superficie vu lnerab le posib le . Setra ta de u n m ied o "conservador" , hasta cierto p u n to , pues al in te-r ru m p ir o b loquear la conducción de im pulsos localiza y enqu ista— valga e l símil— el efecto nocivo . Es u n m iedo ten id o an tes q u esen tido y sen tid o antes q u e pensado : el sujeto se da cuen ta , a pos-teriori, de q u e se ha asustado, cuand o llega a los centros corticalesla onda de estim ulación , q u e ya h a determ inado antes diversos refle-jo s e inh ib ic ione s e n los niveles m edulares y subcorticales . P o r

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eso pued e denom inársel e ascendente , pues va de los centro s inferio -res a los superiores .

Este dispositiv o funcion a igualm ent e cuand o el agente nocicep -tiv o proced e de la propia intim ida d visceral; así, es frecuente qu eun a m ala digestión , u n forúnculo en form ación, u n a angina , etc.,produzcan durante el sueñ o nocturn o un a angustiosa pesadilla . £1sujeto "conciencia " entonces, bajo la form a de im ágenes terrorífi-cas, el m alesta r organísm ico producid o por el descenso del b io tono ;m ientras el órgano afectad o reaccion a in situ con una inflam ación ,su disfunción , transm itida por la doble v ía hem ática y neura l (ve-getativa) excita los centro s cenestésico s y éstos, a su vez, las zonasde proyecció n asociativa, creándose una s vivencia s oniroide s qu eestá n ligadas por u n a referencia sim bólica a l suceso q u e se estáproduciend o en la zona inconscient e de la persona . Ésta sueñaentonce s qu e es golpeada , asfixiada o torturad a y, a l despertar ,pued e dudar durante u n tiem p o si el m alesta r orgánico que ahorasiente fue causa o efecto de su pesadilla .

P uede , pues , afirmarse qu e todo cuan to dism inuye el valorvita l d ism inuye el valor an ím ico y pon e en marcha la vivencia deineficiencia ju n t o con la de anulación , característica s de la inacti-vació n en curso.

Es durante las guerras prolongada s o tras de condicione s v ita -les q u e agotan la energía vita l d e reserva cuand o m ejor puedenobservarse las m anifestaciones de este tip o de reacció n orgánica deinactivació n m iedosa , cuyo últim o grado presupon e incluso laausencia del sen tim ien to de su presencia , o sea la falta de l auto-conocim iento , n o só lo del peligro o de l dañ o sin o del prop io estado.Entonces las gentes parecen estólidas, cum ple n com o autóm ata sel m ín im o d e reacciones neurovegetativas para su pervivencia perocarecen de iniciativa , de pen a o de em oción , n i aun ante losmayores y m ás catastrófico s acontecim ientos . Por m uch o que a u nobservado r superficia l pueda parecerle que esas gentes "ya" n osienten m iedo , la verdad es q u e éste, al encronizarse y profundi-zarse en tod o su territorio orgánico , las ha envuelt o tan com pleta -m ente en su m ant o y las h a paralizado y anestesiado d e ta l m o d oq u e n o puede n destacarlo , pues ella s m ism as "son" su im agenrepresentativa; ocurre así a lg o sem ejante a lo q u e pasa con nuestrasom bra al extinguirs e la luz: no podem os verla a fuerza de estarto ta lm en te envueltos por ella .

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El miedo racionalsensato .

Éste es el m iedo que podríam o s denom inar "p ro filác tico" ; elq u e genera lm en te se p iensa cuand o se h ab la de él sin calificaciónespecífica. P a ra nosotro s se d iferencia del an te rio r en q u e aquélse sien te a posteriori (reacción an te el daño). y éste a priori (reac-ción a n te e l pe lig ro , o sea, an te la señal an tic ipado ra de l d a ñ o ) . E s,pues, u n miedo condicionado por la experiencia y va del brazo de larazón ; p o r eso tam b ién p u ed e designarse com o u n m ied o "lóg ico" .

Su característic a es la de ser com prensib le p a ra q u ie n n o losien te d irec tam en te , pero es, n o obstan te , capaz de "figu rarse " q u elo sen tiría si se ha llase en las circunstancia s en q u e se o rig inó . Sipo r ejem plo , nos p reg u n ta n qué sentiríam o s an te la presencia deu n tig re , si estuviésem os solos e inerm es, n o hay d u d a que la res-puesta sería u n án im e , p o rq u e el m iedo en ta l situació n resu ltarac iona l (lógico , com prensib le , sensa to ) , ya q u e todos hem os sidocapaces d e condicionar la idea de " tig re " con la de " d a ñ o in -m in en te " .

Ese m iedo previsor se acusa, genera lm en te , en form a d e ten-denc ia a la h u id a p rev ia . Su fórm ula es "n o te m etas" ; su ropa jeeufónico es: la ac titu d de la prudencia q u e , com o p ro n to verem os,constituy e la form a m ás leve o m enos in tensa de l "ciclo d e inva-sión" de n u es tro g igan te . P o r el hecho de ser pensado antes q u esen tido , el m ied o rac iona l d ispon e d e tiem p o p a ra asegurar lapuesta en m arch a d e los dispositivos funcionales q u e eviten a lsujeto la presen tació n de la an terio r m odalida d descrip ta , o sea,el m ied o in stin tivo orgánico . Surge, pues, p rim ero en él lo q u ese llam a la "in telecció n m iedosa" —en form a d e idea del posib ledaño— y es ella (no la d irec ta percepció n del daño) la que , desdelas zonas de proyección de la corteza cerebral, d ifunde e irrad iaa tod o el organism o , en u n curso retrógrado y descendente (hacialos niveles m esencefalíeos, p ro tuberanc ia les y m edulares) los im -pulsos creadores de l m alesta r em ociona l y, a la vez, d e las reac -ciones defensivas prev ias . A sí, e l sujeto q u e u ltrapasa los lím itesde esta form a de presentació n del m ied o puede n o llegar a consi-derarse v íctim a sino jac ta rse , sim plem ente , de ser precavido; eno tras ocasiones, com o verem os, m erecerá adjetivos m enos agrada-bles tales com o los de "pesim ista" , "desconfiado" , etc ., m as él

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cuen ta p a ra rechazarlos con el crite rio p o p u la r según el cual sóloes "p rev iso r" qu ien an tic ip a los sucesos infaustos y los evita m er-ced a la conocida fórm ula d e : piensa mal y acertarás.

El miedo imaginatívoinsensato .

Ésta es, sin duda , la variedad m ás " to rtu ran te " -d e las form asde actuació n del G igan te N egro . T am b ié n se la conoce con los cali-ficativos de m iedo absu rdo , "fobia" , de presunció n o m ág ico in tu i-tiv o . Su característic a esencial es q u e el ob je to q u e lo condicion an u n c a h a sido causa de m ied o orgánico en el sujeto y solam ente seencuen tra ligado a u n verdadero estím ulo fobígeno a través de u n acadena de asociaciones, m ás o m enos la rg a y d isto rsionada ; po r ellota l m iedo resu lta injustificado e incom prensib le , n o so lam ente paraquienes lo analizan con frialdad lógica, sino hasta para qu ien sufreín tim am en te sus efectos.

Es evidente , sin em bargo , q u e este tip o de m iedo se encuen tram ás p róx im o al del m iedo rac iona l (sen tido po r el hom bre solam en-te) q u e al del m ied o orgánico (sen tido tam b ién p o r los irraciona-les) ; por ello a veces resu lta difícil señalar la línea de separació nen tre la form a lógica y la absu rd a —en oposición a la p rim itiv a" n a tu r a l " (orgánico instin tiva ) —, ya q u e aquéllas son, am bas, condi-cionadas y, po r tan to , p resupone n la sustitució n del estím ulo abso-lu to p o r o tro (qu e se convierte en "seña l" o "signo" im ag inado yrep resen ta tiv o de aquél) . ¡C uriosa parado ja en v irtu d de la cual re -su lta q u e el m iedo " n a tu r a l " de los irracionales es, en defin itiva , m ásrac iona l q u e el "artific ia l" de los racionales! E xpresad o en térm ino sm ás concretos: cuan to m enos se desarro lla n el pensam iento y la im a-g inac ión , m ás estrictam ente se liga el m ied o a las causas q u e de u nm od o inm ed ia to lo o rig inan y n u tre n . C uan to m ás se expande n elpensam iento y la im aginación , m ás "a las" d a n al m iedo p a ra v iv ird e prestad o y en ausencia de sus autén tico s progenitores .

U n a varieda d curiosa de l m iedo im aginativ o es el "m ied o su-persticioso " q u e n o es p riva tivo de m entes incu ltas , com o m uchoscreen . O tra , es el "m ied o sim pático" , tam b ién llam ado "con tag io -so " , po rqu e en él la reacción fobígena se produce po r la sim ple per-cepción de u n a conducta m iedosa ajena, au n igno rand o los m otivosque la provocan . Q u ien desee convencerse de cuan terrib le es la fuer-

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za d e esta form a m iedosa basta con q u e recuerd e las catástrofes q u ese h a n provocad o en ciudades civilizadas po r habe r dad o alguien enu n a aglom eración h u m an a u n falso g rito de "fuego" , " te rrem o to " o ,sim plem ente , habe r salido co rriend o de u n m odo brusco ; y es q u e laim itac ió n defleja se p roduce en el hom bre tan to m ás fácilm entecu an to m enos físicam ente aislado se encuen tra de sus sem ejantes. L oq u e hace pensar si, efectivam ente , este tip o de m iedo n o será u n resi-d u o ancestra l de la p reh istó ric a existencia gregaria de la " h o rd a "h u m an a .

E l m iedo insensato lleva, en sus form as in tensas y perseveran tes ,a l desequ ilib rio m en ta l (m iedo pato lóg ico ) , a l su icid io o al crim en ,si n o es deb idam en te tra tad o con los m odernos recursos de la psi-q u ia tr ía .

Fases progresivas del ciclo emocional del miedo.

C ualqu iera q u e sea la form a q u e adop te , la presen tació n y laacción del m ied o pueden alcanzar diversos grados de in tensidad , co-rrespond iend o cada u n o de ellos a u n avance en la difusión y p ro -fundidad de sus efectos inactivantes sobre los centros propulsores dela v ida persona l y vegetativa . E n concordancia con las ideas deH ugh lings, Jackson , G askell, S herring ton , C obb , Pavlov , hoy acepta-das po r la m ayoría de neurofisiólogos, podem os afirm ar q u e a m e-d id a q u e el G igan te N egro invad e el rec in to aním ico procede ade te rm inar u n a "diso lució n de funciones" , a tacand o p rim eram en te

a las m ás rec ien tem en te establecidas en la línea evolu tiv a (que son,c la ro está, las. m ás elevadas desde el p u n to de vista de su fineza ycom plejidad d isc rim in a tiv a ) . D e esta suerte , el sujeto q u e se ha llasom etid o a sus efectos recorre ráp idam en te , de de lan te a trás , en lalínea tem pora l, los estadios que señalaro n su diferenciació n h u m an a .

H ay , pues , u n a regresión hacia la nada prenatal, en cuyo decursopodem os diferencia r claram ente seis p rinc ipa le s niveles de in tensi-

dad fobígena, a los q u e designam os con los calificativos d e : pruden- cia— cautela (d esco n f iad a ) — alarma — angustia (an sio sa) — páni-

co — terror.C onviene advertir , n o obstan te , que si b ien en teoría esos nive-

les están seriados de m odo q u e el paso de uno* a o tro se hace sigu ien -d o u n a m ism a línea evolu tiva , en la práctica pueden halla rse sim u l-

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táneam en te , en u n sujeto , sín tom as pertenecien te s a m ás de u n o deellos; en tonces, es claro , su perfil se m odifica , pero siem pre es posi-b le analizar los m otivos (particu la ridade s de constitució n psicoso-m ática , estado de m ayor o m enor ago tam ien to , situació n previa delán im o , tiem po y brusqueda d de acción de los estím ulos fobígenos,r itm o de sucesión y contraste de ellos, tip o y natu ra lez a de los p ro -pósitos en curso u objetivos de acción , etc.) que explican su im b ri-cación . D e u n m odo genera l pued e decirse que en las tres p rim era sfases o niveles de invasión del m iedo (prudencia -cautela -alarm a) lap rax ia (conducta m otriz ind iv idua l) es aú n satisfactoriam ente con-tro lada po r la persona lidad , m ien tra s que en los tres ú ltim o s se ace-le ra y p rec ip ita su to ta l desorganizació n y abolición .

P lan o objetivo : •

El sujeto adopta una actitud m odesta , de auto -lim itación voluntaria d e sus am bicione s y posibili-dades de creación , destrucció n o m anten im ient ode dom in io . D e esta suerte afirm a su inm edia t odeseo d e pasar inadvertido y n o entra r e n con -flicto con e l am biente , au n a costa de renuncia ra goces , siem pre q u e é l crea q u e su consecució nim plica -riesg o y, por tanto , entrañ a la probabilida dd e sentir e l m ied o (que ya asom a su faz en e l u m -bral c o n s c ie n te ) . En térm ino s vulgares , se produ -ce una huida profiláctica (no tanto espacia l com ote m p o r a l) .

P lan o subjetivo :

Se producen abundante s racionalizacione s (nega-ción del deseo , autojustificació n d e generosidad ,etc.) para convencerse de qu e e l com portam ient oes justo . E l sujeto llega a sentirse autosatisfech oy seguro , por considerarse m ás previsor y refle -x iv o q u e el resto d e sus sem ejantes . Pero reaccio -na con viveza critica excesiv a ante qu ie n le descu -bre su autoengaño : es , pues , vulnerable y proyectasu censura contra los valientes , com o defensa d esu inicia l cobardía .

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8

Ia

o•a

P la n o ob je tivo :

(£ 1 sujeto h a en trad o , ya , en e l cam p o de acciónd e l G igan te N egro ; se h a lla , p u es , e n situac ió natem orizan te , p e ro cuen ta con e l dom in io d e su srespuesta s an te e lla .) L os m ovim iento s m uestra n la

ac titu d cautelosa y concentrada d e su au to r : ya n oson espon táneo s sino severam ente con tro lados , p o r lo

q u e se acelera o lentifica su r i tm o , según se tra - ted e gana r tiem p o o precisión d e acción ; respon - d e n

a m otivos precaucionóles. H ay tam bié n au to li-m itac ión propositiva : se quieT e asegura r e l éx ito d eu n solo propósito , a l q u e se circunscribe to d o e lesfuerzo. E l sujeto vuelca e n é l todas su s d ispo -n ib ilid ad e s a tencionales ; m ed ian te u n a h ip e rten -sión conativ a y u n a tendencia iterativa (repetiti-

va) t ra ta d e asegurarse e l éx ito .

C orrespond e a esta fase, e n la in tim id a d cons-c ien te , u n estad o d e crec ien te preocupación. A um en-t a e l in terés , la a tención expectante y e l anhe -lo d e asegura r e l d o m in io d e la situac ión , p e ro si-m u ltán eam en te su rg e la duda d e q u e ello sea lo -g rado . D e a q u i e l temor del fracaso, q u e em piezaa m o rd e r e n la conciencia . U n a n u b e d e pesim ism o

wP lan o sub je tivo : invade e l án im o y p a ra superarla e l sujeto con-

cen tra y reconcen tra su coraje y energ ías , m ien tra se n e l ex terio r d a , todav ía , m uestra s d e tran q u ili -dad , g rac ia s a sus recursos d e d isim ulo y reserva ,ta le s com o em prende r actos secundarios : can tar ,fum ar, tam borilea r los dedos, hacer u n ch iste , e tc .L o im p o rtan te , em pero , es q u e su conciencia va noestá en paz , n i su prospecció n es n í t id a , n i su vo-lu n ta d se siente d u eñ a d e la personalidad .

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I

Plano objetivo: *

(£1 sujeto sigue penetrando en la situación inti-midante y el m iedo ya se muestra ante é l clara-mente.) La actitud es de alarm a y desconfianza in-tensa. Aparecen movimientos superfinos, se exage-ran actos inoperantes y aparecen en su curso in-decisiones, vacilaciones y alteraciones del ritm o yseguridad de la conducta motriz. Por excesiva con-centración atentiva se reduce el campo perceptivoy surgen follas que aumentan la imprecisión: apa-recen tem blores y movimientos iniciales de retro-ceso (en forma de leves sacudidas flexoras de lasextrem idades); comienza a exagerarse la reflectí-vidad medular (tendinosa) y atrepellarse o hacer-se saltón el curso práxico.

2w«o

La rum iación, iniciada por la duda existente, ya,en la fase anterior, se ha exagerado hasta ocasio-nar una división en el campo intelectivo: el su-jeto se da perfecta cuenta.de que no puede con-trolar el curso de sus pensamientos y se empiezaa obsesionar ante la prospección de su inm inentedaño. El juicio pierde su claridad y se siente unapenosa impresión de insuficiencia, en la medidaen que más se quisiera poseer su lucidez habitual.Los efectos de la inhibición de los centros corti-dones del ánimo, entrando así en la fase siguiente,e im potenciación del yo.. Los propósitos fluctúany se bambolean al compás de las bruscas oscila-ciones del ánimo, entrando así en la fase siguiente,en la que ya el sujeto se encuentra a merced desu gigantesco enemigo: el miedo incontrolado:

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.2

• La conducta en esta fase evidencia que la des-organización funtíonal provocada por el m iedo hadestruido ya la unidad intendona l y ha inhabili-tado sus mejores posibilidades de reacción. Existeen su encéfalo una situación conflictiva, por haberdesaparecido el normal equilibrio entre los proce-sos de excitación y de inhibición . Ya no hay auto-rregulación de la m otriddad y el curso de éstaestá desintegrado, consumiéndose los desniveles po-

Plano objetivo- •{ teñó» 1» en anárquicas y contradictorias descargasen las vías efectoras propio y extraceptivas (She-rrington). £1 diencéfalo empieza a adquirir dom i-nio sobre la corteza; los centros neurovegetativosse excitan y engendran la llamada "tempestad vis-ceral" (cuyos fenómenos espasmódicos y constric-tivos determinan la vivencia de angustia) . La des-inhibición de la porción posterior del núcleo cau-dal hipotalámico determina la aparición de discine-sias; estereotipias, perseveradones e impulsos ab-surdos.

Iaw

Intimamente el sujeto vive esta fase con unánim o ansioso y angustiado (lo primero, por la ex-

pectación de inevitables e ignotos males; lo segun-do, por la disforia y pena procedentes del malestarfuncional orgánico). Pero el miedo, ahora, ya arras-tra consigo los primeros signos de su hermanosiguiente: el gigante rojo o colérico. En efecto,la conciencia siente una extraña mezcla de temor

y furor incontenibles . Siendo incompatibles las ac-. Plano subjetivo: - titudes motrices derivadas de uno y otro, el sufri-

m iento llega al máximo. £1 sujeto "se siente enlo-quecer"; se cree al borde de "perder la cabeza" yefectivamente, lo está si aumenta un poco más latención emocional, pues entonces ingresará en lafase siguiente —del pánico— , en la que su yoconfuso e invalidado apenas perdbirá (como inerm e"espectador") lo que los violentos deflejos y auto-matismos de los centros subcorticales y mesence-

. fálicos le llevan a realizar.

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a *3 3•s

Plano objetivo: -

. Plano subjetivo:

' Caracteriza esta fase, como ya hemos anticipado,la dirección autom ática de la conducta. La cortezacerebral sufre ya los efectos de su total inactiva-ción (muerte temporal) producida por la absolutainvasión del miedo. De ello deriva la liberación in-controlada de los dispositivos y pautas deflejasancestrales de los centros encefálicos inferiores, encuyos impulsos motores —de extraordinaria violen-cia— no hay modo de interferir, ni desde el cam-po situacional (mediante estímulos tranquilizantes,por ejemplo) ni desde la intim idad personal (porsu supuesto esfuerzo de la voluntad). La "tem-pestad" se hace ahora kinética, o sea, tiene lugaren la esfera motriz (correspondiente al deflejo "ca-tastroral" de Goldscheider) . Pueden observarse aho-ra crisis convulsivas, histeroepileptiformes ; la fuer-za muscular parece centuplicada pero es ciegam enteliberada en actos que sólo por casualidad resultanadecuados. Es asi como, a veces, el pánico puedeconvertir al sujeto en héroe sin saberlo (m algrélu í); algunas gestas de gran agresividad y audaciarealizadas en los campos de batalla lo han sidohallándose su autor en estado sub o inconsciente(crepuscular) y "constituyen verdaderas "huidas ha-da adelante de las que el primer sorprendido y

.asustado, a posteriori, es quien las hizo.

Correspondiendo al dominio de la "persona sub-consciente" o "profunda" (de Kraus) en esta faseel sujeto apenas si se da cuenta de cuanto le ocu-rre o realiza; algunas vivencias de pesadilla (oni-roides, deliriosas, incoherentes) seguidas de rápi-da amnesia (olvido) es todo cuanto llega a produ-cirse en su plano consciente. Este período es, pues,vivido como un m al sueño, que pronto, si persistela excitación, agotará también los centros automá-ticos, sumergiendo al individuo en la fase final o

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3, o•a

Plano objetivo: "

. Plano subjetivo:

En este máxim o grado de intensidad de la ac-ción del m iedo —que constituye la fase final desu proceso de anulación individual— los fenómenosde inhibición han alcanzado, ya, también, a loscentros subcorticale» y mesencefálicos produciéndo-se un brusco contraste con la agitación de la faseanterior.

Ahora ni siquiera existen movimientos parcialeso inconexos: el sujeto ha perdido no solamente suintelección y su sensibilidad efectiva sino toda supotencia reaccional motriz. Yace cual una estatuade piedra, esto es "petrificado", confundido con latierra (a-terrorizado) : inmóvil, inerte, "muerto demiedo". Su palidez y su inexpresión, la falta dereacción local, incluso ante estímulos violentos ydolorosos, nos revelan objetivamente la ausencia devida personal, psíquica. Su ser está temporalmenteagotado e inactivo y puede, incluso, estarlo de unmodo definitivo (muerte verdadera) si el procesode inactivación alcanza los centros simpáticos (con-duciendo a un proceso de deshidra tación, reduccióndel volumen sanguíneo y precipitación coloidal, co-m o ha demostrado Cannon en algunos pichones).También puede engendrarse, aun cuando es suma-mente excepcional, la muerte por síncope de origenbulbar (inactivación de los centros circulatorio y

. respiratorio del suelo del tercer ventrículo) .

En rigor, en esta fase no existe ya vida perso-nal o subjetiva propiamente dicha, pues solamentese conservan las actividades neurovegetativas mí-nimas para asegurar la persistencia del ser. Unaabsoluta apatía, indolencia e indiferencia caracte-riza, al principio de este período, el sentimientoexistencia]. £1 individuo semeja un muñeco de cuer-das rotas, que permanece como un mueble u ob-jeto en el campo situacional, absolutamente ajenoa cuanto en él se desarrolla. Por esto, si medianteun artificio experimental es, aún, posible recordar,a posteriori, lo que ocurre en las fases de pánico,hay, en cambio, una absoluta e irreductible amne-sia de lo que sucede durante la fase de terror

'-que, a veces, puede perdurar varias horas.

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Ya señalam os con an terio rida d q u e el paso de u n a a o tra de estasfases n o siem pre se realiza de u n m od o preciso , n i tam poco es for-zoso q u e e l decurso sea irreversib le . N o obstan te , cuand o se h a nalcanzado los estadios finales, n o pued e esperarse u n re to rn o a lano rm alidad si n o es pasando , nuevam en te , la m ism a sedació n defases pero en sentido inverso (esto es: regresivo respecto a l m iedo ,pero progresivo respecto a l ajuste a la no rm alida d reacc io n a l) . Pore llo , hay q u e p repararse , según verem os, a presencia r u n período detrem enda agitación , en la m ayoría de los sujetos aterrorizados , cuan-d o dejan de esta rlo . É sta es u n a ley genera l de l sistem a nerv io so :tra s u n a in tensa inh ib ic ión acostum bra producirse u n a in tensa ag i-tac ió n y viceversa, cua l si hubiese u n a n a tu ra l tendenc ia a la com -pensación energética . Es po r esto , tam b ién , que cuand o d u ra n te u nperíodo u n p u eb lo h a vivido para lizad o po r el te rro r de u n a san-gu inaria d ic tad u ra , a l verse lib re de l tiran o en tra en u n furor des-truc tivo q u e alcanza n o sólo a los servidores d irecto s de él sino asectores nacionales q u e apenas si fueron colaboracionista s de l rég i-m en fenecido .

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C A PÍTU L O IV

"C A M O U FL A G E S " Y M ASCARA S D E L M IE D O

Disfraces más comunes del Gigante Negro.

C on ser el m ás an tigu o de nuestro s enem igos aním icos, es tam -b ién e l m ás as tu to y capaz d e enm ascararse , p a ra ejercer m ejo rsobre nosotro s su acción le ta l, sin tener q u e enfren ta r sus opuestoscom petidores , los tres gigantes q u e m ás ade lan te conocerem os. P arad isim ularse usa , pues , el m iedo , infin idad de disfraces, algunos de

los cuales ya conocem os, pues con ellos se presenta en sus fases leves; ta locu rre , p o r ejem plo , con la modestia, la prudencia y la preocupa- ción

q u e , contó recordam os, constituyen sus form as m enos in tensas d epresentación . M uy a m enud o se engloban esos tres antifaces en u n a

m ism a m áscara y entonces el m iedo se nos presenta bajo el m e-nos d isim u lad o de todos ellos, o sea, vestido de :

T I M I D E Z

H asta las gentes m ás ignaras en psicología concuerdan en q u eu n a persona tím ida es u n a persona que sufre, en form a perm anen te ,u n a ac titu d de miedo, an te el fracaso o el rid ícu lo en sus in ten to sd e re lac ió n y éx ito social. P o r e llo n o es preciso q u e nos detengam osm ucho en el análisis de esta m áscara , q u e apenas si consigue encu-b r i r las parte s m ás p rom inen tes de nuestro g igan te . S in em bargo ,hem os de señalar, con tra la op in ió n genera l, q u e el tím ido n o lo esta n to p o r carecer de sen tim ien to de autoestim ació n y creencia deautosuficiencia , com o p o r ser, e n el fondo , excesivam ente am biciosoy n o quere r arriesgar su b ien g u a rd ad o "am o r p ro p io " en la balanza ,siem pre im previsib le , de los actos que h a n de ser juzgados po r seresajenos.

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D e aquí que, en e l fondo, casi puede afirmarse que el tímidom erece sufrir del miedo , pues mientras en otros casos éste surge de la

inicia l desvalidez del ser, aquí nos llega convidado por u n ín ti- m oy exagerado egoísmo, o mejor, egocentrismo, que alimenta la

excesiva pretensión de no tener más que triunfos en la vida. Pore llo el tímido espera la ayuda exterior y se resiente (esto es, seenoja) si no le llega en la forma prevista por él. £1 tím id o autén-tico es, pues, u n miedoso a posteriori, que para ser tratado requiereno tanto estímulo y consuelo como reconvención persuasiva, para

demostrarle que 2o que le asusta no es hacer las cosas m al sino que-dar m al an te los dem ás; por ello , ni siquiera puede aplicársele el cali-

ficativo de modesto.La timidez, por lo demás, se halla preferentemente ligada con

situaciones sexuales, e n las que pued e quedar e n entredicho el gradode "virilidad" o de "femineidad" de quien parece ser su víctima;por ello , también , e l tímido nunca es ingenuo y el m ied o que sufreno es primario (congénito ) sino adquirido y ligado a intereses afec-tivos de tip o narasista . Por esto también se admite q u e la timidezy el recato (pudor) son primos hermanos.

E S C R U P U L O S I D A D

La actitud escrupulosa —de poner los puntos sobre las í e s -lleva implícita tanta dosis de miedo como de agresividad . En elfondo, el escrupuloso es siempre u n pequeño cobarde qu isqu illoso ,que pretende "hilar muy fino" en el exterior, en tanto deja gruesasmarañas en su intimidad; por algo la voz popular nos afirma q u elos escrupulosos son "mal pensados".

A l parecer los escrúpulos dependen más del grado de severidadde la denominada conciencia ética , moralidad o Super-Yo freudiano,que de la directa presencia del miedo , mas esto se debe a que enellos nuestro negro gigante se encuentra actuando tras la cortina, enu n extraño contubernio con la ira. Efectivamente: sentir u n escrú-pulo es sucumbir ante la duda de que algo está mal, cuando n oparece estarlo; entonces el sujeto casi siempre tiene la reacción dedetenerse en el umbral de u n acto o una conclusión esperada, con loq u e irrita a quienes esperaban la continuidad de su conducta . A pa -ren tando un anhelo de perfección , casi nunca a lcanzab le en la prác -

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tica, el escrupuloso n o solam ente im p ide el curso n a tu ra l de los acon-tecim iento s sino q u e , genera lm en te , realiza u n a acción negativ a odestructiv a en su am bien te ; su conducta lleva el sello para lizan te— que es típ ico del miedo— y, adem ás, el destructiv o que es típ icode la ira .

P E S I M I S M O

N o hay d u d a q u e el pesim ista es algo m ás q u e u n agorero dem ala som bra : es, adem ás, u n cobarde q u e tra ta de justificarse consupuestas razones. G enera lm en te hay q u e ahonda r u n poco p a raconvencerse de q u e el pesim ism o es u n a m áscara de l m iedo , au n enocasiones en las q u e se viste con las galas d e u n hum orism o sarcás-tico o cuando , como es m ás frecuente , busca disfrazarse con el m an to

de la tristeza . E l au tén tic o tris te no puede ser pesimista, puesto q u en ad a espera n i desea. Solam ente qu ien en el fondo qu iere algo y n o

se atreve a lucha r po r ello (cobard ía ) tra ta de au toengañarse con laidea d e q u e su consecución es im posib le e inefectiva . Surge entoncesel a quoi bon?, o b ien el it is hopeless, y, en nuestro id iom a , m enosrico en expresiones típ ica s de pesim ism o po r el n a tu ra l m od o deser (alegre y confiado) del español, se da , s im ila rm en te , "n o hay

nad a q u e hacer" .L a op in ió n p o p u la r , sin em bargo , n o se deja -confundir fácil-

m en te y afirm a q u e el pesim ista "busca la alegría pero le falta valorpara conqu ista rla" ; con ello coinciden su crite rio y el cien tífico : elm ejo r rem ed io de l pesim ism o es ocuparse en la acción y no preocu-parse por el logro.

E S C E P T I C I S M O

Es p rim o herm an o del an te rio r y, p o r lo tan to , ín tim o p a rien tedel m iedo . A prim era vista todos los escépticos se las d a n de "v i-vos". A firm an q u e "están de vuelta" , es decir, que están desenga-ñados, o sea, q u e ya n o se dejan engañar por nad a n i p o r n a d i e . . .p ero a l dec ir esto o lv idan que la v ida n o vale la pena d e ser v iv idasi n o es, precisam ente , basados en la ilusión (léase engaño ) con q u enosotro s la idealizam os y em bellecem os. E n la m ed id a en q u e fabri-cam os ese tejido de esperanzas y de fe, dejam os de ser pu ros au to -

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m atas anim ales para convertirno s en creyentes y, po r ende , en crea-dores. Es así com o al hom bre le es dad a la posib ilida d de viv ir parasí y n o a pesar suyo; construyéndose u n sistem a de creencias enlas q u e , indudab lem en te , in te rv iene m ucho m ás su afectividadq u e su razón . E l escéptico — cuando n o es u n vulgar "poseur"— tam -b ién es creyente , p e ro absu rdo , pues cree en no creer, o sea, q u e es-tim a el n o estim ar, tien e fe en la falta de fe: valoriza la desvaloriza-ción . U n a ac titu d ta n paradó jic a se explica , n o obstan te , clara-m ente si se tiene en cuen ta qu e se ha lla d ic tad a po r el m iedo . Ésteconstituye , com o sabem os, la glorificación de la anu lac ión : el cu ltoa la n ad a ; el re to rn o al N o-Ser. P o r ello el escéptico absolu to , si esconsecuente consigo m ism o, n o tiene o tro cam ino que el s u i c id io . . .a m enos que tam b ién se m uestre convenien tem ente escéptico an te <11y decida seguir v iv iend o para derram ar po r doqu ier su exceso dem iedo , aderezado con ribetes de filosofía catatím ica (en cuyo casoes u n c ín ico ) .

Máscaras menos comunes.

E L A B U R R I M I E N T O

¿De q u é tiene m ied o u n a persona abu rrida? , se p reg u n ta rá ellector, y la respuesta es sencilla : "d e quedarse sola consigo m ism a".E n fren ta rno s a nosotro s m ism os es algo q u e requ iere g ran seren i-dad y ello es así po r diversos m otivos: a) p o rq u e siem pre nos des-conocem os u n poco y tem em os llevarno s sorpresas al buscar en nues-tras reconditeces aním icas; b) po rqu e entonces acostum bra g rita r loq u e , en condiciones o rd inarias , apenas si h a b la : nuestro rem ord i-m ien to y nuestro au to ju ic io , desprovisto de eufem ism os innecesario s(pues que n o hay an te q u ie n d is im u la r ) ; c) po rque en ese m om ento

nos dam os, tam b ién , perfecta cuen ta de cuan poco som os capacesde pensar y de hacer sin el au x ilio ajeno y volvem os a sen tir lam ism a im presió n de invalidez q u e nos a te rro rizó en los prim ero sdías de la infancia .

L a persona ab u rrid a sien te la invasión para lizan te y enervantedel m iedo ; para defenderse de ella acude a m il a rtilug io s: pasea deu n lado a o tro , silba , fum a cigarrillos , hace pa ja ritas de pape l, h a -b la en voz a l t a . . . p ero de n ad a le valen si esa situació n de solipsis-

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m o se p ro longa . Solam ente se salvan de ese m ied o b ien "cam oufla-d o " aquello s seres generosos que , p o r tener en sí algo de los dem ás,n u n c a se q u ed a n rea lm en te solos consigo m ism os y siem pre h a llan ,en sus pensam iento s y recuerdos , el eco de voces am igas y de ges-tos de g ra titu d . P o r ello los llam ado s "hom bre s de negocios" — pul-pos m onstruosos del egoísm o m ás vil, q u e es el m etalizado— son losq u e m ás p ro n to se ab u rre n sin rem isión , cuand o n o tienen algo enq u é ocuparse (aun cuand o ese algo sea tan ab u rrid o com o leer co ti-zaciones) . Los psiqu ia tras conocen perfectam ente el caso de esossupuestos hom bres "fuertes" q u e ta n p ro n to com o se ven lejos de sudespacho , de sus em pleados , d e su B anco y su carte ra d e valores, p o rcua lqu ie r enferm edad o circunstancia adversa, reaccionan p rim erocon u n a crisis de m a l h u m o r exagerad o y luego se h u n d e n en u n adepresió n v ita l y m uestran descarnada su ín tim a pobreza aním ica ,p o rq u e n o tienen nad a que les p ro te ja contra el m iedo de sí m ism os,de su p ro p ia v a c ie d a d . . . q u e tra tab a n de llena r a fuerza de d o -b lones. ¡C uánto s se h a n suicidad o al verse alejados de su " tea trode operaciones" ! T a le s seres se sem ejan a los ciclistas : so lam enteson capaces de g u a rd a r el equ ilib rio si m archa n a cierta velocidady p o r cam inos re la tivam en te llanos . T a n p ro n to com o estas condi-ciones fallan em pieza el tem b lequ e y, p ro n to , d a n con sus huesosen el suelo .

P o r e llo puede escribirse la sigu ien te igua ldad psicológica : U nhom bre a b u rr id o = hom bre q u e n o es capaz de resistir el p rop io yespontáneo m iedo a su ín tim a nadedad .

L-A V A N I D A D

Q u e u n vanidoso es u n m iedoso q u e in ten ta n o serlo —sin con-seguirlo realm ente— parece u n desp ropósito ; pero es c ie rto E lvanidoso tra ta de convencerse de q u e n o tien e m otiv o para sentirsein segu ro , puesto q u e vale m ás q u e los dem ás. P ero si h a de estárselorep itiend o constan tem en te es p o rq u e en el fondo n o sólo lo dud asino que está convencido de lo con tra rio . Y en ta l situació n su apa-ren te narcisism o encub re su ín tim o desconsuelo . P o r ello los hom -bres que au tén ticam en te tienen u n valo r n o son —no pueden s e r -vanidosos: sí, en cam bio , es factib le que se to rnen orgullosos (locua l, ev identem ente , es u n defecto ético pero nad a tien e q u e ver con

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el m ie d o ) . H ay , c la ro está, u n a van idad "profiláctica " y u n a van i-dad "te rapéu tica " del m ied o q u e in ten ta n encub rir. E n la p rim era ,e l su jeto , casi siem pre , se escuda en e l re la to d e pasadas gestas p a radarse ánim os antes de enfren tar, cara a cara , la d u d a de su ac tua l yrea l capacidad . E n la segunda variedad , el m iedo ya lo tiene atena-zado y entonces el su jeto in ten ta lib ra rse de él acudiend o a la con-duc ta de fingir u n exceso de án im o an te é l: ta l ocu rre , po r ejem plo ,cuand o cam inando en despoblad o y a oscuras sen tim o s la punzadadel G igan te N egro y para ahuyen tarla adoptam o s u n a ac titu d d efanfarronería supervalerosa : em pezam os a bracear, taconear, silbar ocan tar, m over nuestro bastón y go lpea r con él m atas y arbusto s . T o d oello equivale a p regona r nuestra despreocupació n y nuestra fir-m eza, cuand o ín tim am en te nos sentim o s a p u n to de h u ir despavo-ridos . N unca m ejo r que aqu í pued e aplicarse el refrán de "d im e deq u é blasonas y te d iré d e q u é careces".

P o r e llo la p ro p ia etim ología ind ica q u e la van idad es vana, osea, vacua , inefectiva , inoperan te . E l vanidoso es, en el fondo, es-céptico de cuan to se jac ta . D el p rop io m od o com o el escéptico esu n pob re vanidoso de cuan to cree saber y critica r .

L A H I P O C R E S Í A

L a hipocresía n o es u n rasgo de perversió n n i tam poco de as-tucia , sino fundam en ta lm en te de cobard ía ligada a u n a am bició ncom pensadora y desm esurada . C onstituye , en rea lidad , u n a de tan ta sm ix tu ra s del G igan te N egro y de su com plem entario G igan te R o jo .L a ac titu d h ipócrita es aquella en la q u e la crítica está debajo , es-cond id a e im p líc ita en u n a aparen te ind iferencia o, incluso , en u ncálido elogio . E l h ipócrita sigue u n a línea de conducta destinad a acaptarse la confianza (y, p o r ende , la ayuda) del ser o ente a q u ie ntem e, y — por temerlo— od ia . M as precisam ente po r esa doblez, po resa discordancia en tre lo q u e se p ropon e y lo q u e aparen tem en tehace , vive en perpe tua angustia : su rem edio es peor que la enfer-m edad . E l m iedo se hace peor cuan to m ás se le d isim u la , pues a ligual q u e la cólera, es capaz entonces de enconarse , es decir de in te -rio rizarse , encharcarse y encronizarse . P o r ello , el h ipócrita , sin dar-se cuen ta , se encorva, flexiona, h u n d e y re tra e su cuerpo , encoge suám bito persona l y sucum be a la acción invasora del m iedo m uch o

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m ás p ro n to q u e si, confesándolo a tiem po , se hubiese lib rado de élcon u n a franca y o p o rtu n a h u id a de la situac ión . L a hipocresía n osolam ente deno ta "pobreza d e esp íritu " (com o h a n visto ya los ca-racteró logo s clásicos) sino "m ied o p ren d id o en el e sp ír itu " : el h ip ó -crita d ifícilm ente p u ed e dejar de serlo . U n a vez adop tad a esa ac titu dse encaden a a e lla , m al q u e le pese, y se ahorca con su p rop ia cuer-da , pues n o solam ente le asusta en tonces su p rís tin a in ferio rida dsino el dañ o q u e p u ed a rec ib ir po r la falsedad q u e vo lun tariam en teu n ió a ella .

L A M E N T I R A

A rm a p rin c ip a l de la ac titu d h ipócrita , m erece ser destacada , n oobstan te , pues resu lta más com ún y to lerada q u e aquélla , incluso po rlos convencionalism o s sociales. H ay m en tira s en las que el m iedo n orad ica d irec tam en te en nosotros , a l d ic ta rlas , sino en el efecto nocivoque en o tro s ocasionaría la verdad q u e en su luga r dijésem os. P eroau n cuando esa especie d e "m ied o sim pático " o, hasta si se qu iere ,"generoso " sea m enos desagradable q u e el m iedo egoísta , lo c ie rtoes q u e su esencia es la m ism a y p o r e llo qu ien m ien te po r sistem aes, siem pre , u n m iedoso cobarde , o sea, u n m iedoso q u e n o sabedom ina r su m iedo po r los m edios norm ales que m ás ade lan te m en-cionarem os. D e a q u í que tam b ién los m entiroso s sean seres m ás dig-nos de com pasió n que de repu lsa , pues, al igual que los h ipócritas ,viven en u n p lan o de constan te angustia : no sólo po r tem or a q u elos dem ás descub ra n sus m en tiras sino po r tem or a q u e ellos laso lv iden y se au todescub ran . P o r esto , cuand o alguien m ien te , loq u e necesita es án im o y n o castigo ; ayuda y n o repu lsa . Si n o esaux iliad o opo rtunam en te , sus m en tiras aum en tarán en progresió ngeom étrica , siéndole unas necesarias para " ta p a r " las o tras . D e estasuerte se establece en él u n terrib le círcu lo vicioso : "m in tió paran o sen tir m ás m iedo y tiene m ás m iedo po r habe r m en tid o " . C om ose ve, cu an to m ayor es el "cam ouflage" de nuestro g igan te , tan topeores son sus efectos. Si éste resu lta tan generalizad o en la v idasocial es p o rq u e , precisam ente , e l hom bre se h a q u e rid o im poner u nm od o d e com portarse que está p o r encim a de su au tén tic o valer yresu lta débil para llevarlo a cabo fiel y honestam ente . D e su ín tim aconciencia de ta l falta de fuerzas surge el tem or del fracaso y, en

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ú ltim a in stanc ia , e l p ropósito de "sim u lar" el cum plim ien to de lasim puestas norm as. Es así cóm o, p o r ejem plo , siendo el código dem ora l sexual m ás estricto en los países d e re lig ión cató lica q u e enlos de re lig ió n p ro testan te , el p rom ed io de sus h ab itan te s m ien te m u -ch o m ás en aquéllo s q u e en éstos, en cuan to a este aspecto de suconducta .

Sin m ayor equivocación puede afirm arse q u e el g rado de for-taleza psíqu ica de u n país —el tono ético y su au tén tico va lo r axio-lógico— se m ide p o r el p rom ed io de m en tiras q u e dice po r d ía elp rom ed io de sus h ab itan te s . Y es po r esto que dam os la razón aSpengler cuand o afirm a la decadencia del M u n d o O cciden ta l: la lla-m ad a civilización la tin a se h a to rn ad o vieja, se h a hecho d éb il y, po rtan to , ficticia . O se renueva , adoptando nuevos moldes existenciales,

o sucum birá irrem isib lem en te , em pujad a desde sus dos confines ex-trem os: O rien te y Post-O ccidente (U n ión Soviética y Estados U nido sde N o rteam érica ) . D e n ad a p rác tic o le sirve ya evocar sus pasadosprestig io s n i hacer m alabarism o s verbales o lucubraciones fan tásti-cas: I ta lia , F ranc ia , E spañ a y los países q u e g ira n en su ó rb ita cu l-tu ra l están abocados a algo peor q u e u n a crisis económ ica: a u n

coloniaje m en ta l, si n o h a lla n en su p ro p ia en trañ a —y pronto— lafuente energética q u e las to rn e nuevam ente sinceras y tem p ladas .

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C A PÍTU L O V

LO S M IED O S P A T O L Ó G IC O S : FO BIA S

¿Qué es una fobia?

H ab lan d o vu lgarm en te , fobia es todo tem or irrazonad o o des-p ropo rc ionado an te el cual el sujeto se sien te im po ten te para reaccio-nar, au n cuand o reconozca la falta de fundam ento de esa im po ten -cia. L a fobia es, pues , un miedo insensato, sentido por un cerebroque es, en lo demás, sensato. C uand o n o pasa de su fase in ic ia l y sep resen ta en form a vaga, a u n cuand o persisten te , se denom ina , a ve-ces, aprensión; si se ha lla re lac ionad a con m itos, ideas m ágicas ytraiciones de supuestos m aleficios, se la denom in a superstición. Si sepresenta en form a com pulsiva , ob ligand o al sujeto a la realizació nde actos, m ás o m enos absurdos, para lib ra rse m om entáneam ente desu angustia , se la llam a obsesión miedosa. M as en uno s y en otroscasos lo característico de las fobias es q u e qu ien las sufre reconocelógicam ente la falta de base razonable de ta l sufrim iento y, n o obs-tan te , sigue siendo su víctim a , sin posib ilida d de espontáneo do-m in io .

Las fobias poseen algunas otras características qu e sirven parade lim ita rlas , cua lqu iera sea el vestido ideológico que adop ten paraexpresarse : a) su brusca ocurrencia y su presentación accesional yrecidivante. Ésta tiene luga r cada vez q u e el sujeto , d irec ta o ind i-rec tam en te , percibe o evoca algún d a to asociativam ente ligado alobjeto o acto que constituy e su llam ad o contenido manifiesto y q u ees denom inado estímulo fobígeno aparente; b) su independencia oininfluenciabilidad por el pensam iento lógico y la argum entació nrazonad a y persuasiva ; c) su tendencia n a tu ra l al crecimiento y di-fusión — alergia psíquica o anafilax ia fóbica— m ien tras n o se co rri-

ge su m otivación ; d) su desaparición brusca m edian te ciertas fór-

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m uías privadas, q u e el sujeto fabrica com o autodefensa y le sirvenpara salir m om entáneam ente de su influjo a tenazan te , aun cuand on o le inm unizan , an tes b ien le p red isponen , a volver a caer en é ltras u n in te rva lo m ás o m enos la rgo ; e) su frecuente coexistenciacon dudas y compulsiones (ten taciones im perativas) constituyend ola tríade sin tom ática fundam en ta l de la denom inad a neurosis im -pera tiva , com pulsiva , obsesiva y p a rap a tía anaclástica , en la que elsujeto se siente im pelid o y paralizad o por fuerzas superiores a suvo lun tad y q u e resisten a todo razonam ien to , ob ligándole a realiza ru n perm anen te y dob le esfuerzo adap ta tivo a la rea lidad social cir-cundan te y a la im puesta po r esas anorm ales tendencias , cuyo cas-tigo de inobediencia es u n a in sopo rtab le angustia .

Es evidente que en sus form as leves, o sea, en la aparienc ia deaprensiones , supersticiones y m an ía s —como el vulgo las llama— , lasfobias h a n sido ín tim am en te sentidas, m ás de u n a vez, po r la m a-yoría de los adu lto s hum anos . M as éstos h a n conseguido defendersefácilm ente de ellas, e lud irla s o dom inarlas , sin graves alteraciones deán im o n i de su conducta . O tro es el caso, em pero , cuand o adqu ierenpleno auge pato lógico , pues llegan de ta l m odo a invad ir la concien-cia q u e cuand o n o están p lenam en te presentes en e lla el sujeto viveigua lm en te angustiado , tem iend o y esperand o su inop inad a presen-tac ión : entonces el ind iv iduo siente m iedo de sentir m iedo y se asus-ta tan to de n o tenerlo , pues tan acostum brad o está a lo p rim ero q u elo segundo le parece aú n de peor agüero .

G racias a la obra de Sigm und F reu d sabem os hoy perfectam enteque estos tem ores absurdos, gigantes y a trab ilia rio s, tienen su origenen las zonas sub o inconscientes de la persona , en donde se ha llanrep rim ida s las tendencias y experiencia s que los de te rm inan y p ro -pulsan .

Su conten id o consciente n o pasa de ser la m áscara o sím bolotras del cual se oculta el rea l m otivo fobígeno que , alguna vez, fueconsciente pero se vio ráp idam en te rechazado po r la censura m oraldel sujeto , acudiend o entonces a re-presen tarse m ed ian te cua lqu ierim agen o dato de conciencia (nom bre , pensam iento , idea) qu e tengaa lgun a relació n asociativa con él. D e esta suerte , lo que rea lm en teasusta al sujeto en u n a fobia n o es el objeto o con ten id o de la m is-m a sino el deseo o la acción que éste simboliza y que el sujeto seesfuerza en olvidar. A sí, pues, el m ecanism o fobígeno cum ple , enrea lidad , un a m isión inm ed ia tam en te defensiva toda vez que si b ien

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hace sufrir al ind iv iduo las m olestias de su m ied o le quita el remor-dimiento q u e derivaría de aceptar su verdadera m otivación . Peroprecisam ente en esta deform ación va im p líc ita la posib ilida d de per-du rac ión y de encronización de la tendencia fobígena, pues tan to sed isim u la q u e n o requ iere descargarse d irec tam en te y entonces resu l-ta peo r el rem ed io q u e la enferm edad , ya que conduce a u n cons-tan te aum en to del m alesta r sin p ropo rc ionar n i siqu ie ra el gocem om en táne o de su satisfacción d irec ta .

Supongam os, para ac la ra r ideas, que alguien tien e u n a claustro-fobia, o sea, q u e tem e tan to quedarse solo en u n a hab itac ió n q u eacude a cuantos recursos le son dados para ev ita rlo . A veces estafobia arranca desde la infancia y se con tinúa luengos años, ob li-gand o a qu ien la sufre a situaciones rid icu las y a sobresaltos sincuen to . U n leve análisis basta para m ostra r que lo que al sujetole asusta n o es en rea lidad quedarse solo , sino el hecho de no poderevitar masturbarse si se queda solo y, derivad o de é l, la am enaza decastración (pues una n iñera le d ijo q u e "si se tocaba aq u e llo " se loiban a c o r ta r ) . Q ué duda cabe que a fin de cuentas ese sujeto hasufrido m ucho m ás en su vida m ed ian te este m ecanism o defensivocon tra la angustia de castración q u e si rea lm en te la hubiese sen-tid o conscien tem ente . En ta l casorsiem pre h ab ría pod id o ser tran -qu ilizad o fácilm ente , m ed ian te u n a explicación de lo qu e el actom astu rba to rio significa y los m edios normales de ev ita rlo .

El miedo nunca paga y menos en las fobias. Ésta es un a fór-m u la que ha de ser reco rdad a po r quienes tienen la responsabilida dde la educación in fan til y ju v en il : n o es posib le dejar q u e se fijeen u n ind iv iduo u n o de estos dispositivos fobígenos diciend o cóm o-dam en te que "ya desaparecerá cuand o sea m ayor" , pues la verdades que los p lanos neurofuncionale s que constituyen la p a rte incons-c ien te de nuestra persona n o evolucionan y siem pre son igua lm en tejóvenes, en com paració n con la m adurez alcanzada por la v ida cons-cien te (equipo s de háb ito s form ados en la corteza ce reb ra l) .

D iversas clases de fobias.

Por lo q u e ya hem os avanzado acerca del proceso de su form a-ción se concibe qu e el con ten id o aparen te de las fobias puede ser tandiverso que incluya todo cuan to existe , en la rea lidad o en la im a-

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ginació n de cua lqu ier m en te . D e aqu í la in u tilid a d de hacer u n aenum eració n o u n a clasificación basada en la m odalidad del " tem a "u "ob je to " de la fobia ; ya hace años q u e los psiqu ia tras h a n desis-tid o d e rebuscar en los d iccionario s griegos raíces p a ra expresaren form a abstrusa los tem ores insensatos y patológicos m ás com unes(rupofobia = m iedo al con tac to ; agorafobia = m iedo al espaciog rande ; claustrofobia = m ied o al espacio cerrado ; tanatofobia =m ied o a la m u e rte ; cinofobia = m ied o a los perro s , e tc é te ra ) .

E n cam bio , sí es conven ien te ensayar u n a clasificación de lasfobias basándono s en sus reales y subyacentes m otivos p ropu lso res ,en sus procesos patogénico s (m ecanism os de form ación) o en losactos d e conducta a q u e conducen . Esta tarea , em pero , n o h a sidolograda , q u e sepam os, po r nad ie , au n cuand o son varios los au to re sq u e la h a n in ten tad o , sin exclu ir a l que esto escribe.

P a ra esta fina lidad , es im p o rtan te , an te todo , e lim ina r las seu-dofobias, es decir, los tem ores q u e n o encub ren falsa m ercancía ideo-lógica y resu ltan , sim plem ente , de u n a exagerad a difusión y persis-tencia de u n a condicionalizació n refleja negativa , o rig inad a po r u n a

situació n realmente traumatizante desde el p u n to de vista em ocional.Estas seudofobias quedan ejem plarizada s en e l clásico refrán : "ga toescaldado , del agua fría huye" . E n efecto, si b ien puede parecerabsu rdo q u e u n gato huy a del agua fría, n o lo es si an tes h a sidoescaldado , pues en su visión n o tiene m edios de saber si el aguaestá quem an te o n o . A sí, tam bién es u n a seudofobia la de qu ien

po r habe r sufrido u n atrope llo de autom óvil tiem b la an te el sonido deu n a bocina , au n cuand o esté en su casa, o renuncia a salir de paseo

si n o es acom pañado , o se pon e angustiad o cada vez q u e sep ronuncia de lan te de él la pa lab ra veh ícu lo ; todos esos fenóm enosson pu ras anafilax ias psíquicas y traducen la sensibilizació n perso -n a l , derivada de u n a postexc itab ilida d perm anen te de los deflejosq u e in te rv in ie ron en la situació n traum atizan te y q u e aho ra se reac-tivan po r cua lqu ier signo o estím ulo asociado a la m ism a. L o p ro -

p io , en cam bio , de las verdaderas fobias, com o ya señalam os, es q u eel p rop io sujeto reconoce q u e son absurdas, es decir, que carecen debase rac iona l o lógica o q u e , si parecen tenerla , n o obedecen a lasm edidas defensivas que , en condiciones norm ales , serv irían parahacerlas desaparecer. D e aq u í la im posib ilida d de tra ta rla s po r per-suasión , po r apelació n al convencim iento o a la llam ad a fuerza d evo lun tad .

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Pues b ien , d e acuerdo con la p rim era base de clasificación , osea, con los m otivos subyacentes, que constituyen la rea l causa efi-cien te de su form ación , las fobias pueden div id irse en : a) encubri-doras de la tendencia ; b) sustitutivas (las m ás frecuentes); c) ex-piatorias. V eam os, brevem ente , u n ejem plo de cada un a de estasclases:

a) L a joven F . H ., de 18 años, desarro lla , sin m otivo aparen te ,un a colofagia, o sea u n temor al viento; ese tem or es tan exageradoque n o se atreve a salir a la calle y perm anece en su casa constan-tem ente verificand o si están b ien cerrados todos los postigos de lasventanas y todas las p u e rta s de acceso.

T a n p ro n to com o algu ien llam a y precisa ab rir la puerta delex terior, ella se sobresalta y se acurruca en u n rincón , p ropend iendosobre tod o a cubrirse las p ie rnas con u n a toqu illa , q u e casi siem prelleva consigo o tiene cerca de sí. U n breve análisis de esta eolofobiam ostró q u e ten ía su origen en deseos o tendencias exhib icion ista s re-p rim idas: la c itada joven deseaba subconscientem ente llam ar laatenció n hacia sus encanto s a u n joven vecino , que parecía pocop rop ic io a in teresarse en ella . U n a am iga le d ijo u n día que hab íaconseguido traba r relació n con su vecino , en u n caso sim ilar, p ro -vocando deliberadam en te u n a co rrien te de a ire en su casa, q u e sir-vió para ab rir "casua lm en te " la ven tana m ientras ella se ha llaba enbien cu idada "negligé" . F ingiend o g ran espan to acudió a cerra rlacon lo que consiguió ser vista y satisfacer su deseo . F . H . gustó , evi-den tem en te , de la estratagem a , pero su m ayor form ación cohib itiv ale im p id ió usarla d irec tam en te . A l poco tiem p o surg ió en ella esafobia, con la q u e —de u n a parte— se defendía de la " ten tac ión" y,de o tra , lograba tam b ién su p ropósito , pues el joven en cuestión sein trigó al ver el cam bio hab id o en la casa. En sum a: en este casola fobia era la m anifestación ostensible del deseo ocu lto . P od ríaresum irse el proceso de estas fobias encubridoras con esta frase:dime lo que tanto temes y te diré lo que deseas.

b) D on A . K. es u n pundono roso m ilita r de 50 años q u e acu-de a la consulta m édica po r sufrir, desde hace varios años , de u nirrazonad o pero irresistib le tem or a los canes. L a visión de u n pe-rro lo pone tan nervioso que .casi n o se atreve a salir a p ie po rla calle n i tam poco se d irig e a u n aposento sin estar seguro deque én él n o hay u n o de tales an im ales . P regun tado por q u é lein sp iran los perros u n ta l te rro r , n o aciertta a responder; n o es —co-

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m o acostumbra suceder en casos semejantes— que tem a ser m or-d id o y sufrir la rabia, n i tam poco es q u e tem a e l contagio d e algu-nas enferm edade s qu e pueda n transm itir sin m order . "M ás quenada m e asusta - — la idea de q u e m e lam a n o se acerquenbruscam ent e a m í."

U n breve análisis m uestra que , efectivam ente, hay alguien qu eel señor A . K. n o quiere q u e se le acerqu e y le lam a: una antigu asirvienta, con la qu e había practicado coitos orales y q u e hace u ntiem p o v io casualm ente en la calle . En este caso se produce unaevident e sustitución de la im agen de esa sirviente por la de l ser quem ás se le parece en su conducta y frente al cual el pundonoros o m i-litar puede huir sin rem orderle dem asiado la conciencia : el perro .

C on ello sufre, d e u n a parte, su prestigio m ilitar , pero encam bio evita perder su total prestigio socia l y hum ano , pues al n osalir solo y a p ie a la calle esquiv a la posibilida d de encontrarsenuevam ent e con esa antigu a am ante, q u e sin dud a podría reclamarleel cum plim ient o de palabras y prom esa s y exigirle , cuand o m enos ,com pensaciones económ icas. D e otra parte , el sufrim iento conscien -te q u e é l tiene cada vez q u e piensa en u n perro sirve para purgarsus pecado s y es el precio qu e paga por su actual defensa .

c) L . R ., joven estudiante de quint o curso de m edicina , estádecidid o a dejar la carrera y retirarse al cam po o, incluso , suicidar -se, si n o encuentra a liv io ante un a fobia que se le ha desarrolladoen los últim o s dos años; cada vez que cree ver o piensa en cualquier

objeto puntiagud o (lápiz, aguja de inyección , cortaplum as , tije-ra, etcétera) siente u n tem or indefinible y la angustia atroz d e con-siderar que pueda utilizarlo "sin darse cuenta" para hacer con él u ncrim en y, en especial, sacar los ojos (es decir , hundirlo en eJ ojo )de alguien que se ha lle a su alrededor . Por ello lleva siem pre las ma-nos en los bolsillos , convulsam ent e apretada s hasta el punto de ha-cerse sangre con sus uñas —a las que n o puede cortar por n o poder

usar tijeras n i dejar qu e se las use— sobre su palm a .U n análisis de sus asociacione s libres, sueños y algunas pro -

ducciones literarias de su infancia nos demuestra que cuand o tenía5 años in tent ó introducir prim ero su pen e y lueg o su índice en lavagina de su herm an a m enor, d e 3 años de edad, con quien dormíaen la m ism a cama. E lla se despertó y él le tapó la vista con lasm anos. N unca vo lv ió a repetir el intento , mas la tendencia siguió

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rep rim ida en el subconsciente y engend ró ese tipo de fobia expia-toria, en el que se consigue, a la vez, u n autocastig o y un a discu lpa .

Diversos m ecanism os d e form ación (patogénica)d e las fobias.

C ualqu iera q u e sea la fina lidad , y a veces es m ú ltip le , de un afobia, es preciso q u e exista u n m ecanism o , d ispositiv o o p au ta parasu form ación , expansió n y m an ten im ien to . D icho de o tro m odo :se requ iere u n a fuerza im pu lso ra , u n a tendencia d irectriz y unasvías de decurso . L as variaciones en estos tres elem entos nos darándiversos tipos de pa togen ia , es decir, de m ecanism o de form ación ,de l sín tom a . N o es nuestro in ten to hace r u n a enum eració n com -p le ta , pues n o estam os escrib iend o u n a m onografía científica , sino ,so lam ente , c ita r algunos de los dispositivos m ás com unes, con el find e hace r m ás p a ten te la in fin ita posib ilida d d e varian te s y la nece-

sidad d e u n a com prensió n ind iv idua lizada .E n cuan to a la fuerza im pu lso ra , se encuen tra generalm ente en

la energ ía de u n o de los impulsos primarios (tam bién llam ado sinstintos básicos o "necesidades v itales") del ser. E n con tra de laop in ió n de F reu d (que com o es sabido susten tó la afirm ación deq u e existe un a sola fuerza im pu lso ra de la activ idad psíquica — la li-b id o sexualis— pero luego se rectificó y ad m itió dos grupos ener-

géticos: los in stin to s creadores , a los q u e llam ó eróticos, y los destruc-tores, a los q u e llam ó tánicos) creem os q u e los im pulsos p rim ario s dereacción son vario s y q u e cua lqu iera de ellos puede alimentar el

m ecanism o fobigenético (po r n o c ita r m ás q u e los p rinc ipa les: im -pulso a la afirm ación del ser, a l dom in io (ap e titiv o ) , a la perpe tua -ción (sexua l) , a la conservación (físico -ex istencial) , a la evitación

del do lo r (el sufrim iento y la m u e r te ) , e tc .) .E n cu an to a la tendencia d irectriz es, fundam en ta lm en te , siem -

p re de tip o u tilita riohedon ista , o sea que , po r ex trañ o que puedaparecer, la fobia propende a servir para satisfacer un deseo. C laroestá q u e este deseo puede ser, inclusive, el de sufrir para exp iar u nsen tim ien to de cu lpa o quedarse lib re de u n rem ord im ien to , perocon m ucha m ayor frecuencia se tra ta de ob tener la paz m ora l a prio-ri y n o a posteriori, de suerte que la fobia sirve m ás b ien com o u nm ed io d e asegurarse la n o realización u ocurrencia de algo , con

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vistas a la experiencia an te rio r de l sujeto (en este sen tido , un a g rancan tidad de fobias puede ser considerad a com o el efecto d e reflejoscondicionale s negativos cuya esencia es u n proceso de asociación ysustitució n sim bó lica) .

F ina lm en te , las vías de decurso son casi siem pre , en su parteaferen te o cen trípe ta , las p rop ias de la sensib ilidad ex terio r , d an d oluga r entonces a u n a clasificación de las fobias según el ap a ra tosensoria l transm iso r de l estím u lo fobígeno (fobias visuales, aud iti-vas, olfativas, gustativas , táctiles , e tc .) ; tam b ién hay u n cierto n ú -m ero de fobias cuyo acto recep to r o aferen te está en ías vías de lasensib ilidad propioceptiv a (m iedo a caerse en determ inada s posi-ciones al ba ja r las escaleras, etc.) o en la vía cenestésica (las llam adassensaciones in te rnas, en tre las q u e dom ina , p rinc ipa lm en te , la d ela zona card íaca , q u e engend ra el síndrom e cardiofóbico , o de neu-rosis card íaca , sum am ente sem ejante al de las llam adas neurosis deangustia o apo rioneu rosis) .

E n su p a rte eferente o centrífuga el efecto pued e ser sen tidocom o puram en te im ag ina tivo , pero an tic ipado r de u n fu tu ro rea l

(po r e jem p lo : m iedo a la im agen visual "p e rro " , p o rq u e an tic ip aposib le m ordedu ra con u lte rio r efecto de sufrir la rab ia ) o b ienpuede dar lugar a m anifestaciones espasm ódicas de fibra m uscular,in testina l, b ro n q u ia l , vascular, e tc . Casi siem pre el cuad ro de res-puesta co rpo ra l a la acción persisten te de la situació n fobígena estend ien te a ad q u ir ir , en defin itiva , la fisonom ía de la angustia , pre-cisam ente po r el p redom in io de los fenóm enos de inh ib ic ión y es-pasm o vascular, n o siendo ra ro que los pacien tes adqu iera n el as-pecto qu e presentan los enferm os de "shock". C laro está que siendotan in to le rab le el sufrim iento persona l en el estadio de la angustia ,

los fóbicos hacen todo lo posib le para ev ita r q u e llegue éste. Y en tresus recursos defensivos se ha llan , com o ya se indicó an terio rm en te ,

in fin ida d de ceremoniales y de actos "preventivos" y "sustitu tivos" ,genera lm en te m ás insp irado s en el pensam iento m ágicoasociativ oq u e en el pensam iento lógicoconceptual. Es así com o para u n obser-vador ingenu o y superficia l resu ltan aún m ás incom prensib les , aveces, q u e los propios tem ores del fóbico las m an iob ra s y los " trucos"q u e éste em plea para am ino rar sus deletéreos efectos. E n tran aqu ídeterm inado s "gestos", fórm ulas privadas (cabalas) y m an iob ra sq u e todavía parecerían m ás absurdo s y rid ícu lo s si n o fuese po rqu esus au to re s —con el resto de seren idad q u e les queda— se ingenian

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para justificarlos , aparen tem en te , au n cuand o difícilm ente lo con-sigan .

T o d o ello les lleva a adop ta r una ac titu d de "dob le orien ta -ción", de disim ulo constan te y de tensión agotadora , po r la cualp ropenden , cada vez m ás, a alejarse del contacto social, cua lqu ieraque sea el con ten id o in icia l de su absurdo tem or. Incluso cuand oéste consiste en n o poder quedarse solo (islofobia) el sujeto sola-m ente se tranqu iliza en presencia de u n núm ero m uy reducid o depersonas (casi siem pre algún fam ilia r o am igo) y qu iere estar adhe -rid o a ellas com o una lapa , pero n o consiente en a lte rnar en unareun ió n de gentes desconocidas.

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C A PÍTU L O V I

L A L U C H A C O N T R A E L M I E D O

Pasó ya el tiem p o en q u e m entes ingenua s creían q u e e l m ied oera "sa ludab le" , pues rep resen tab a u n dispositiv o del llam ad o "ins-t in to de conservación" , q u e ac tuab a para nuestra salvaguard ia , p re -v in iéndono s de los peligro s y alejándono s de ellos. H oy sabem os q u eel m ied o —el G igan te Negro— es h e ra ld o de la m u e rte y n o nos gustasu presencia , n i au n bajo sus m enos repulsivos disfraces. Es preciso ,pues , lucha r con tra él a brazo p a rtid o . A fo rtunadam en te , com o ve-rem os m ás ade lan te , contam os con la ayuda de los tres restan te s g i-gantes q u e vam os a estud iar , n in g u n o de los cuales m an tiene con élbuenas relaciones , y sobre tod o los dos m ás jóvenes: el am or y eldeber, le son francam ente opuestos .

P ero n o es buen a técnica la de confiarnos a estas oposicionesen nuestra lucha con tra él, sino q u e es preciso , en lo posib le , q u eseam os sus arb itro s . D e aq u í que , para in teg ra r el estratégico p lancom bativo , convenga p a r t i r de u n concepto u n tan to am p lio , p ro -fundo y preciso de la na tu ra leza d e éste, nuestro m áx im o enem igo .C on lo ya expuesto en las an teriores páginas es suficiente para em -pezar la b a ta lla ; qu ien desee d a rla con éx ito ob rará , n o obstan te ,cau tam en te si solicita la co laboració n de u n buen psico terapeutaq u e le asegure el triun fo .

Etapas a recorrer en e l dom inio de l G igante N egro .

L a prim era y p rinc ipa l consiste en descubrir sus escondrijos, esdecir, en conocer sus m áscaras y "cam ouflages" hasta log ra r locali-zarlo b ien . S iem pre se sien te m iedo " d e " algo y " p o r" a lgo ; hem osle lograr conocer, pues, la rea l identificació n del objeto y descubrir

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la verdadera motivación del m iedo q u e pretendem o s com batir. Yahem os visto que n o siem pre es tarea fácil reconocer q u é es lo q u etem em os en rea lidad ; y m enos fácil aún es saber po r q u é lo tem e-m os. P ara so lucionar esas incógnitas se im pone en m uchas ocasio-nes el au x ilio de u n a exploració n psicológica com peten te . O tra sveces basta con u n a observación n eu tra , a ten ta y com pleta de la si-tuación y de la conducta .

L a segunda e tapa debe dedicarse a reu n ir y seleccionar las ar-m as q u e van a ser em pleadas para luchar y vencer a nuestro enem i-go. Ya sabem os cuáles son los pun to s de apoyo y sus diversas ar-gucias; aho ra hem os de p resen tarle ba ta lla y hacem os recuen to denuestro s m edios de com bate . Ya indicam os q u e en tre éstos se cuen-ta n los o tro s tres g igantes , cuya riva lida d hacia éste les hace estarsiem pre dispuestos con tra é l; pero n o podem os lib rarnos en tera -m en te a su m erced , pues nuestro sería el llam ado " tea tro de operacio -n es" y quedaría com o acostum bran queda r los pobres pueblecito scam pesinos cuand o en su derredo r lib ran feroz ba ta lla dos m oder-nos ejércitos: hechos pap illa , en tan to las poderosas m aqu inaria sbélicas se alejan rug ien te s y casi incólum es, p ro teg ida s com o estánpor sus enorm es m edios defensivos. C onviene , pues, u tiliza r la co-laboració n circunstancia l de los tres salvajes herm ano s del m iedo ,pero pon iéndo la in te ligen tem en te a nuestro servicio y n o adscri-b iéndono s ciegam ente a n ingun o de ellos, por a trac tiv o y herm osoq u e parezca o po r efectivo y ráp id o que se nos m uestre en la ob ten -ción de la v ictoria (cual sucede, sobre todo , con el a m o r ) .

Las arm as a em plear varia rán según las circunstancias , m ash ab rá n de usa r u n dob le filo , o sea, q u e h ab rá n de tene r u n a dob leposib ilida d de a taq u e : po r u n o de sus lados serán "razonan tes" yac tuará n dando m azazos directo s al g igan te ; po r el o tro serán "im a-g inan tes" y actuarán deso rien tándo lo , anestesiándolo y desvanecién-do lo en tre u n su til te jido de optim istas ilusiones.

E n cuan to a su na tu ra leza , será varia : física, qu ím ica , eléctri-ca, psicológica. E n cuan to a su uso , p o d rá ser encom endad o al p ro -p io sujeto o requerirá el concurso de o tro s ; éstos, a su vez, puedenser fam iliares, am igos o técnicos en la lucha contra el m iedo . E ntod o caso, lo im p o rtan te es saber coo rd inar e in teg rar sus efectos,de m odo que este avieso gigante se vea a tacado po r todos lados, su-friendo un a ofensiva global y tan m ú ltip le com o son sus m añas .

L a tercera y ú ltim a etapa , la m ás im p o rtan te y difícil, consis-

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tira en ana liza r a fondo los m otivos po r los cuales la persona se h ahecho más vu lnerab le o sensible a la acción deletérea del m iedo , ap li-cándose entonces a correg ir sus fallas, de m od o que éste n o pueda ,en lo sucesivo, atenazarla y estrangu larla en tre sus negros ten -tácu los.

Miedo individual y miedo colectivo.

N atu ra lm en te , las etapas que acabam os de m encionar serándiversam ente recorridas según nos hallem os an te u n caso de acciónind iv idua l o an te u n a epidem ia colectiva de m iedo . G eneralm enteéstas se engend ra n en situaciones catastróficas tales com o guerras ,revoluciones, pestes, terrem otos , erupciones volcánicas, etc., en lasq u e la desorganizació n de la v ida tod a dificu lta ex trao rd inaria -m en te la asistencia psico teráp ica . E n tales casos, po r su extensión ,po r la urgencia en regu lar sus efectos, se justifica excepcionalm enteel uso de u n a terap ia hom eopática , ap licando el p rinc ip io de "Si-m ilia , s im ilibu s cu ran tu r" y com batiend o al m iedo con el te rro r ,es decir, en fren tand o unas a o tra s parte s del m onstruoso cuerpo delg igan te .

A sí, po r ejem plo , es la dolorosa pero rea l experiencia vivida enlas grandes guerras la q u e m uestra q u e el m odo de com batir losaccesos de "pán ico colectivo " consiste en hacer fusilar a qu ienes hu -yen del enem igo . Puestos an te el d ilem a de u n a probable m uerte

an te las balas que ocasionaro n su m iedo o de u n a certera m uertean te las q u e son capaces de m atarlo , ju n to con él, cada so ldado pre-fiere " h u i r hacia ade lan te" ; o, d icho en otros térm inos, prefiere u n ap robab le m uerte com o "héroe" a un a segura m u e rte com o "cobar-

d e " o " tra id o r" .Pero tales recursos extrem os, especie de "autovacunació n psí-

qu ica m asiva y b ru ta l" , son po r dem ás peligrosos, pues si el m iedo ,en el fondo , n o es o tra cosa m ás que la anticipació n de la m uerte ,resu lta u n ex trañ o triun fo sobre él, éste de sustitu irlo po r su dueña .D e aq u í q u e hoy se en tab le la luch a con tra esos m iedos colectivosm ed ian te recursos m ás hum ano s y efectivos. D e ellos nos hem os ocu-pad o extensam ente en nuestro lib ro Psiquiatría de Guerra (ed. in-glesa de N o rto n C o. N ew Y ork, 1943; ed . castellan a E . M édico-Q u irú rg ica , B uenos A ires, 1944). N o es ésta la ocasión de com entar-

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los n i estud iarlos , ya q u e nuestro ensayo está p rinc ipa lm en te conce-b id o com o u n in ten to de ayuda , persona l y d irec ta , a cada lector,para la m ejor com prensió n de sí m ism o y de sus problem as an ím i-cos. V am os, pues, a considera r so lam ente , con deta lle , e l "m cduso p e ran d i" an te los casos de m ied o ind iv idua l, p rivado o aislado , d eacuerd o con el esquem a antes señalado .

La luch a contra la "raíz orgánica " del m iedo .

P or ta l entendem os a l con jun to de causas o factores "m ateria -les" (anatóm icos , lesiónales o funcionales) q u e favorece la eclo-sión o la difusión de los procesos inh ib ito rio s o paralizan te s de la ac -tiv idad v ita l. T a le s factores son responsables de u n a dism inució nde l llam ad o "b io to n o " , es decir, d e la energ ía con la q u e el ciclo v ita ltiend e a afirm arse y a proseguir, invu lnerab le , a pesar de las varia-ciones desfavorables del am b ien te . W alter C annon ha p ropuesto elnom bre de "hom eostasis" p a ra designar el con jun to de dispositivosfisiológicos que aseguran esa persistencia de la v ida p rop ia , a tra-vés de cam bios bruscos y nocivos; en c ie rto m od o puede afirm arseq u e son opuestos e incom patib le s la hom eostasis (que p ropo rc ionala m áxim a capacidad de adap tac ió n orgánica posible) y el m iedo .

Por eso, los enferm os, los anciano s y los seres débiles , cuya h o -m eostasis es deficien te , sien ten con m ayor in tensida d los efectos delm iedo . P o r ello , tam b ién , los influjos agotan tes de la energ ía v ita l(déficit a lim en tario , d e tem pera tu ra , de sueño , de líqu idos , de repo-

so, etc.) p red ispone n a la aparic ió n del G igan te N egro . Se ha com -p robado , e n las recien tes guerras , q u e tropas valerosas y selectas lle-gaban a com portarse peor q u e o tra s m enos aguerridas cuand o se h a -llaban exhaustas po r u n a larga lucha sin in tervalo s de descanso .

D e aqu í deriva la necesidad de som eter, en p rim er té rm ino , atoda persona q u e sufra m ás de la cuenta de los efectos de l m ied o au n a deten ida exploració n m édica, destinad a a develar eventuales fo-cos de inferioridad funcional orgánica , en los q u e el m iedo halla pre-ciosos aux ilia re s para su nefasta ob ra . U n a infección ocu lta en u n araíz d en ta ría , en u n a am ígdala , en el apéndice o en cualqu ier o trolugar del cuerpo ; u n desequilib rio ho rm onal o u n a insuficiencia he-pá tica leves, es decir, cua lqu ier a lte rac ió n (funcional o lesional) de lorganism o, que pued e pasar inadvertida a su po rtado r, es capaz, sir

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em bargo , de in flu ir su ton o cenestésico ind iv idua l y crear un perma-nente estado de inseguridad, de inquietud, pesimismo, ansiedad einsuficiencia yoica.

A sí, pues, para co rta r esa posib le raíz a l m iedo es preciso ve-rificar la denom inada "lim pieza o rgán ica " (preconizada po r C o ttonen el tra tam ien to de todas las dolencias m entales) fortificando , lue-go , los órganos afectados, m ed ian te m edidas de h ig iene , d ietéticas ,gim násticas o m edicam entosas adecuadas .

P ero el m iedo —sin aparta rno s de considera r su raíz biológi-ca— puede tam bién halla rse favorecido po r u n p redom in io excesivode los sectores y centros neurovegetativo s q u e presiden las reaccio-nes de inh ib ic ión . L a tendencia a l espasm o vascular, a la lipo tim iay a la angustia puede deriva r d irec tam en te de u n exceso d e colina ode u n a diston ía vagosim pática , capaz de ser correg id a qu ím icam en -te , o de ser com pensada p o r diversos recursos organoteráp icos . D eaq u í la posib ilidad de h ab la r de un a "b ioqu ím ic a del m iedo y de laangustia" , q u e en el po rven ir con tribu irá p robab lem en te a la pre-vención del pán ico en m edida sem ejante a com o se ha logrado , ya,p reven ir el "shock" qu irú rg ico . U n grosero an tic ip o de esta profi-laxis del m iedo lo hallam o s en el uso —y po r desgracia tam bién abu -so— de brebajes alcohólicos en las vísperas d e ocasiones en las q u e

es preciso com portarse valerosam ente . Es m uy posib le que los d e ri-vados m oderno s de la ad rena lin a (benzedrina , perv itina , etc.) ac-túen del m ism o m odo , con m enos efectos tóxicos.

L a lucha con tra las "raíces psíqu icas" de l m iedo .

Ésta es la m ás efectiva y com pleja . R ecordem os, an te todo , q u ea pesar de su m otivació n p íu rid im ensiona l m u ltifo rm e , el m iedo sepresenta siem pre del m ism o m odo en el p lan o conscien te : ocasio-nand o un a retracció n y em pequeñecim iento del sen tim ien to de se-gu ridad y de la zona de lib re de te rm inac ió n del Yo, con tendencia ala aparic ió n de una vivencia d e insuficiencia , au toanu lac ión e im -po tenc ia , que to rna al ind iv iduo desvalido an te la situac ión , engen-d ran d o en él u n incoercib le deseo de desvanecerse an te ella , desapa-recer, reducirse a la nada , o sea, a l no-ser: u n paso en esa direcció nlo da , ya, desde el m om ento en q u e deja de ac tuar y se sum erge enun a expectativ a inactiva y angustian te .

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P or ello se com prend e q u e la m ejor profilaxis del m iedo con-siste — psicológicam ente hablando— en estim ula r la expansión y elafianzam iento del yo m ed ian te la práctica sistem ática y g raduad ade su acción sobre el m iedo y los llam ado s estím ulos fobígenos. So-lam ente ac tuando aum en ta la "confianza en sí" y dism inuyen losprocesos de-inh ib ició n m iedosa, puesto que n o es posib le la coexis-tencia de las contrapuesta s actitudes de la acción (liberadora ) y lainh ib ic ión (estrangu lado ra) .

Es factib le , inclusive, u n a acción d irec tam en te ejercida parainhibir la inhibición cuand o ésta se ha lla , ya, en curso de extensióno irrad iac ión . P ara ello será preciso , em pero , poseer u n previo entre-nam ien to en la ejecución de los actos que aho ra se desencadenan ;éste es el fin p rim ord ia l de las m aniobras m ilita res: au tom atiza r cier-tas pau tas de conducta de ta l m odo qu e puedan ser realizadas inc lu -so en condiciones de g ran espanto .

Por desgracia , n o basta que a u n a persona le dem os la sen-c illa fórm ula de q u e "la acción es el an tído to del m iedo" , pues pre-cisam ente en la m ayoría de los casos tales personas sufren singular-m en te del "m iedo a la acción" , insuperab lem ente estud iad o por P ie -r r e Ja n e t (ver sus trabajos acerca de La Peur de l'Action en suob ra Les Medications Psychologiques).

¿Cóm o vencer este círcu lo vicioso? E l m édico dice: "ac túa paran o tener m iedo " y el fóbico contesta : "tengo m iedo para ac tuar" . E lrem edio consiste en convencer a l m iedoso de qu e sus actuaciones in i-ciales ha de llevarlas a cab o '"d en tro de sí" y que su m iedo a la ac-

ción exterio r depende en g ran m anera de q u e carece de un previo yseguro plan interior de acción. E n efecto, las personas m iedosas son,

po r lo general, inqu ie tas , inestables, neuró ticas , q u e g iran alrededo r desus diversos esquem as práxico s com o las m ariposas lo hacen alre-

dedor de la luz, sin posarse defin itivam ente en n in g u n o . P ara corre-g ir esta lab ilidad es preciso do ta r al m iedoso de u n com pleto "p la n de

v ida" (L ebensp lan ) , y e llo requ iere , a su vez, resolver en cada casotres ingentes problem as: a) au toconocim ien to de las posib ilida - des del

ser; b ) concepción d e l m und o ("W eltanschaung") ; c) ajus-te de am bos datos y form ulación del sen tid o de la relació n en tre elyo y su m u n d o , es decir: fijación esencial del ser-en-el-m undo hei-deggeriano .

P ara tod o ello se requ iere el concurso de l psicólogo in teg ra l(psico terapeuta ) do tad o d e u n a sólida form ación biosocial, filoso-

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fica y psiqu iá trica . E n efecto, las p regun ta s que el sujeto debe d ir i -girse para resolver su p rim er p rob lem a : ¿Q uién soy yo? ¿Q ué valgo?¿Cuáles son m is posib ilidades de acción?, etc., d ifícilm ente puedenser contestadas con exac titu d sin u n previo y com plejo exam en ob -jetivo de los diversos segm entos de su persona lidad , q u e requeriráel concurso de m edios psicotécnicos com plejos. G racias a éstos sepod rá satisfacer el im perativ o "N osce te ip sum " y se tend rá resue lto ,s iqu ie ra de u n m odo ap rox im ado , la m anera de salvar el p rim er es-co llo . E n cuan to a la form ación del conocim iento e in tu ic ión delm u n d o , es asun to q u e requ iere u n cultivo coheren te y perseveran ted e las d iscip linas científicas, en form a equ ilib rad a (n a tu ra l y espi-r i tu a l : "N aturw issenschaftlich " y "G eistsw issenschaftlich" ) que per-m ita al sujeto adqu irir u n ho rizon te m ás d ila tad o del que le es ha-b itu a l y llegar a una visión sin tética qu e le eleve y aleje de la m ió -pica consideración de la anécdota circunstancia l po r la que seo rien ta y gu ía a d iario la inm ensa m ayoría d e las víctim as del m iedo .Es preciso , sobre todo , con tra rresta r en tales sujetos el residuo "m á-g ico " de su pensam iento , que tiende siem pre a in te rfe rir con la ra-zón en la elaboració n de sus creencias y a de te rm inar qu e éstas osci-len excesivam ente bajo e) influjo de episódicos sucesos personales.

Fijación de la misión del ser.

Y llegam os así al tercer p rob lem a , esencial para la fijación delp lan v ita l ind iv idua l: ¿en q u é sen tid o cabe establecer la tarea del yoen el m undo? C onsciente de sus "posib ilidades" y de las "posib ilida -des de realiza r sus posib ilidades" , es preciso que aho ra cada cualde te rm in e y decida lo que va a hacer en realidad, tom ando en consi-deració n o tro s dos factores: el vocacional (qu é le gustaría hacer) yel ético (qué debería h a c e r ) . D e aqu í la necesidad de realiza r u n aarm ón ic a síntesis —en la q u e fracasa la m ayoría de los m ortales—q u e perm ita ob tene r la seguridad del "acuerd o en tre con tra rio s" ydar a l sujeto la seren idad derivad a de su paz in te rio r. P ara ello con-v iene am ino ra r las d istancias in trapsíqu icas , acop la r vectores, tra-zar d iagonales y bisectrices, neu tra lizar pulsiones , ajusta r y rea ju sta rconceptos y esquem as de conducta , hasta conseguir que la persona-lidad constituy a u n b loque hom ogéneo y elástico en vez de ser u nheterogéneo m agm a de núcleos energéticos incoord inados . Esta in-

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gente labo r requ iere , las m ás de las veces, la ayuda de u n psico tera -peu ta avezado en las m odernas técnicas psicagógicas.

P o rque , casi siem pre , el m iedoso tiend e a exagerar irrem isib le -m en te su m iedo , en vez de am ino rarlo , pues a m ed id a que fracasa enla v ida se im pon e —como reacción hipercom pensadora— u n idea l de(anhelada) perfección m ás inaccesible , o, para tranqu ilizarse en

c ie rto m od o d e sus fracasos, p rocu ra m enospreciarse y convencersede qu e su valo r es aún inferio r a su rend im ien to . A sí, las personasneu ró tica s — entre las q u e se rec lu tan la casi to ta lidad de los m iedo-sos— acostum bran , de u n a p a rte , decir a cada paso q u e son d istin ta sde las dem ás e incluso confiesan q u e od ian la vu lgarida d y que lesm olesta el contacto con la " g e n t e " . . . lo q u e n o im p ide q u e en o tra socasiones afirm en q u e "les gusta ría ser u n sujeto innom inado y po-der pasar inadvertidas" . Por u n lad o ofrecen, pues , u n sentido aris-tocrático y vanidoso de su personalidad y, po r o tro , u n aparen te m e-nosprecio de sí m ism as; estas y o tras contradicciones hacen de la per-sona neu rópa ta u n ser de psicología com plicada , com o lo es la de lm iedoso que ofrece, asim ism o, la an tinom ia de u n a g ran vu lnerab ili-dad y susceptib ilidad , coexistentes con u n a tendencia a la reacciónb ru ta l y desm edida cuand o se sien te dom inado r de l peligro , rea l osupuesto . £1 aum en to constan te de la d istancia en tre los d istin to snúcleos psíquicos favorece la psicorrexis y provoca e l crecim iento pa-ra le lo de la inseguridad y el desasosiego ín tim o ; po r esto afirm ába-m os que resu lta sum am ente d ifícil esperar la espontánea correcciónde la ac titu d m iedosa y q u e es preciso , las m ás de las veces, confiarta l tarea al psico terapeuta .

Necesidad del apoyo propulsivo.

D ando ahora po r supuesto que con la ayuda de persona peritael m iedoso haya llegado a la form ación de su m ás adecuad o p lan devida y adm itiendo , con u n poco de optim ism o , qu e haya inclusoacertad o en la elección del m om en to y lugar ap rop iados para susdiversas fases (cuándo y dónd e realiza r su p la n ) , necesita todavía ,d u ran te u n c ie rto tiem po , la acción tu te la r del p sico te rapeu ta , d ir i-g ida aho ra a asegurar el cum plim ien to sistem ático y perseveran tede sus proyectos. Igua l q u e el n iñ o requ iere , para ap render a andar,la ayuda de la n iñera , el m iedoso necesita la supervisión de la per-

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sona en quie n ha depositad o su confianza ; a ésta correspond e el irleliberand o paulatinam ent e de su apoyo y arriesgándolo en empresasd e m ayor envergadur a (hasta alcanzar su total y definitiv a emanci-pació n psíquica ) , así com o el hacerle fijar en sus pequeño s triunfo sy aceptar sus posible s fracasos com o u n incident e natura l de la adap-tación e n curso .

F inalm ente , n o hay qu e olvidar que la oposició n tantas vecescitada entre la inh ib ició n (m iedosa ) y la acción (valerosa ) tiene subase fundam enta l en la irreversibilidad, en u n m om ent o dado , delas corriente s psiconéuricas (celulípeta s o celulífugas , aferentes oeferentes) , y por e llo convendr á favorecer tod o lo posible , m ediant eu n acertad o cultiv o del ejercicio físico , principalm ent e en su m oda-lida d deportiva, la facilitació n (Báhnung ) de las reacciones psico -saotrices más diversas, asociándolas inclusiv e al ritm o m usica l (gim -nasia o marcha rítm ica; piénsese en la acción dinam ógen a de lascharanga s m ilita res) . A sim ism o convendr á estudia r pacientem ent ecuáles son los estím ulo s más efectivo s para determ ina r en cada su-jeto respuesta s expansiva » y procurar , m ediant e u n hábil proceso decondicionalización refle ja experim en tal, su progresiv a substitució npor los que ab in itio le provocaba n la inh ib ición . Así se am pliará adiario la zona de "acción segura" del ind iv idu o y se reducirá elm ied o a los lím ite s norm ales en el adulto civilizad o actual.

Se podrá argüir que al fin y al cabo el temor cum ple u n fin , esdecir, tiene sentid o teleológico , en tanto previene que el hom bre selance a la conquista de objetivo s prohibidos , caiga en e l "solipsism o "om nipotent e o pierda su actitu d subm isiva frente a las norm a s y va-lores. Q uien haga esta objeció n ignora en primer lugar los efectosdeletéreo s del m ied o en la ética individual ; hipocresía, adulación ,doblez y egoísm o son alguno s de ellos . Y, en segund o lugar, n o con-sidera q u e paralelam ent e a la tarea correctora del m ied o al m al hayque desarrolla r e insistir, m ucho m ás efectivam en te de lo que hastaahora se ha hecho, en la del am or al bien . Precisam ent e el error detoda la pedagogía clásica ha sido el creer que el antídot o del m ied oera el coraje , cuand o éste n o era más que u n punto nodal, una es-tación de tránsito hacia la seren idad, m eta que solam ente se consi-gu e cuand o el sujeto se halla en paz consigo m ism o por haberse o lv i-dad o de sus apetencias inm ediata s y colocad o fuera de su "taxis" , esdecir , en éxtasis .

R esum iendo : el análisis estructura l del m ied o nos a

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éste com o el residuo de un a p rop iedad consubstancia l de la v idam ism a, destinad a a desaparecer en la m edida en q u e el hom bre seacapaz de in te rven ir en su p rop io destin o y lucha r con tra su tem pera-m en to para esculpirse , con esfuerzo y perseverancia , un a personali-dad superior. T a l ta rea exige el p len o conocim iento d e los factoresgeno y para tí picos que contribuyen a m oldearla ; requ iere la posesiónde recursos biológicos, físicos, psicológicos y sociales adecuados; p re -supone tam bién la colaboració n de las técnicas pedagógicas y psica-gógicas destinadas a conseguir de ellos la m áxim a eficiencia .

H oy se concentran en m anos del m édico , y singularm ente enm anos de l psico terapeuta , esos conocim iento s y recursos. Por estola lucha con tra el m iedo y su prevención psicohigiénica ha de incor-porarse , com o un a tarea m ás, quizás la de m ayor en jund ia y urgen-cia, a l program a de actuació n de la denom inad a psico terap ia social,ín tim am en te en troncada con la educació n social, d e las que,,en defin itiva , dependa la salvación o el h u n d im ien to de nuestrom undo .

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C A P Í T U L O V II

L A I R A

G énesis del G igante R ojo .

M uy en lo hondo , en la noche de los tiem pos, del negro v ien tredel m ied o b ro ta ro n las ro jas fauces de la ira . Ésta creció ráp ida -m en te y se convirtió en el segundo g igan te d e los cua tro qu e a tena -zan al hom bre y hacen d e su vida u n perpe túo d ram a .

Los dom inio s de la ira son tan vastos com o los de su ante-cesor.

D el p rop io m od o com o n o podem os concebir u n m und o bio-lógico desprovisto en absolu to de tem or, tam poco cabe im ag inarlosin ira :

"N is i orbe sine irae" (N o hay m und o sin i r a ) . Y, rea lm en te ,desde q u e la T ie rra em pezó a dar tum bos y en ella se ag ita ro n lasprim eras form as vivas, esos dos seres m onstruosos, un ido s en ex trañ om arida je , cabalgan u n o sobre o tro , form and o h íb ridos p roducto squ e tiñen de lu to y de sangre nuestro valle de lágrim as.

N i D ios m ism o escapó a sus efectos, pues — siempre según lasSagradas Escrituras— si por su g ran poder fue invu lnerab le a l m ie-d o , n o lo ha sido a los efectos d e la ira ; varios son los ejem plosilustrativo s de esta llam ad a "C ólera D iv ina" (Sodom a y G om orra , elM ar R o j o . . . ) . C uriosa parado ja es ésta, según la cua l la ira es, apa-ren tem en te , de efectos con tra rio s a l m ied o y, n o obstan te , co laboracon él en la destrucció n y en el sufrim iento . L a ira , m ujer fiel, gustade aliarse con sus otros parien tes : cuand o se liga al am or nos da loscelos; cuando se aun a al deber nos da la in to le ranc ia , capaz de llegar

a los excesos de T o rq u em ad a y de Savonarola . Pero su cónyuge pre-ferido es, sin duda , su incestuoso p rogen ito r: el G igante N egro .

V eam os aho ra , con crite rio científico y objetivo , de q u é fuentes

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energéticas se a lim en ta , cóm o crece y evoluciona, en la escala b io ló -g ica , este segundo y n o m enos te rrib le personaje de nuestra te -tra log ía .

Antecedentes biológicos de la ira.

Si el m iedo es el residuo y el an tic ipo de m uerte que lleva con-sigo la v ida , la ira es la expresió n de la pro testa v ita l con tra aquél,a la vez q u e el in ten to de expulsió n del m alesta r le ta l, descargándolohacia el ex te rio r . "M atar para no m orir" parece ser el lem a del G i-gan te R o jo , au n cuand o en rea lida d su furia nos m ata igua lm en te(es viejo com o el m u n d o el d icho "m orirse de ra b ia " ) . F reud y su

escuela han visto parc ia lm en te la verdad cuand o v incu lan la ira a losllam ados in stin to s de m uerte o tán icodestructivo s haciéndola sinóni-m o de "im pu lso de anu lac ión " que puede dirig irse agresivam entecon tra el ex te rio r (asesinato ) o con tra el p rop io cuerp o (suicidio )creando las varian tes sádica y m asoquista , respectivam ente . D ecirm os que han visto parc ia lm en te la verdad po rque , a nuestro ju ic io ,la estructuració n dinam ogenétic a de l G igan te R ojo es algo m ás com -pleja y requ iere la conjunció n de diversos factores que vam os a con-sidera r segu idam en te :

L a irritabilida d celular .

C uando un a substancia inerte es afectada por cua lqu ier agentevu lneran te , acusa en u n a m odificación m orfológica y fisicoquím ica

el im pacto o efecto de éste; asi p o r ejem plo , u n a bo te lla de v id rioq u e es lanzada con tra el suelo se rom pe y u n an illo de o ro q u e con-tac ta con m ercu rio se decolora y cam bia de aspecto y de constitució nfísica. H ay algunas substancias q u e ofrecen la p rop iedad de reaccio -n a r an te pequeña s excitaciones liberando g ran can tidad de calor y de

energ ía ; ta l ocu rre con los explosivos. Pues b ien : todas las form as dela substancia viva p resen ta n de m anera constan te esta p rop iedad q u epodríam o s denom inar "explosiva" en el sen tid o de q u e son ca- pacesde devolver más de lo que recibieron, o sea de responder con creces,

transform ándose de sensibles en actuantes, cuand o son afecta- das condeterm inad a in tensidad po r los llam ado s estím ulos o exci-

tan tes q u e , de esta suerte , se transform an en inc itan tes .A esa p rop iedad , observada en cua lqu ier célu la viva, se la lla -

m a irritabilidad. Por ella se com prend e que si dam os u n puñetaz o

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a u n m uñeco el efecto será p u ram en te deform ante sobre é l, pero si selo dam os a u n sem ejante , el efecto puede ser aú n m ás deform antepara nosotros , y, adem ás, la acción con tunden te n o provocará cam -b io s perdu rab les en el cuerp o del m uñeco y, en cam bio , d a rá lugara procesos " in flam ato rio s" que d u ra rá n varios dfas y p roducirán os-tensibles m odificaciones sucesivas en el cuerpo vivo.

L a irr itab ilid a d es, en cierto m odo , opuesta a la inactivilidad,q u e sabem os es la fuente m ás p rim itiv a de la reacción m iedosa.A m edida q u e aum enta la com plicación estruc tu ra l de la substanciase desarro lla m ás aquélla y p riv a sobre ésta, pues aparecen los lla-m ados órganos de secreción y de movimiento, m edian te los cualesciertas p lan tas y la casi to ta lidad de los anim ales n o solam ente sedefienden sino que a tacan a sus agentes vu lneran tes.

Pero es preciso ascender bastan te en la escala an im a l para h a -lla r u n a form a de irr itab ilid a d q u e es ín tim am en te m o tivada , o sea,q u e n o depend e de causas exteriores sino de im pulsos y necesidades

surg idas au tóc ton a y periód icam en te en el organism o del an im al. En ta lcaso n o es la presencia sino m ás b ien la ausencia de cierto s estí-

m ulos convenientes (aire , a lim en to s , etc.) lo q u e irrita al ser y pon e enm archa acelerad a sus dispositivos de a taqu e am bien ta l. U n paso m ásen la com plicación evolu tiv a y el an im al p ropenderá a u n a con- duc ta

sem ejante que será d ic tada , ya, para asegurar el éx ito en el dom in iodel m edio , lanzándose a dom inarlo y a organizarlo para su servicio .

Entonces puede decirse q u e el an im a l se irr ita u n pococonstantemente, para evitar irrita rse dem asiad o en las emergencias.D e aq u í que acumule, en form a previsora , cuan to su in stin to nece-

sita n o ya para presentes sino para fu turas satisfacciones.

L a agresiv idad an im al.

Esa nueva form a de com portam ien to , en la que la irr itab ilid a dse desencadena sin causa aparen te n i presen te , equivale a la qu e po-d ríam o s denom inar conducta imperialista o invasora del an im a l ensu p e rim u n d o o espacio v ita l y en psicología se designa con el califi-cativo de agresividad. N o todos los seres irritab les son agresivos,pero , claro está, los agresivos son, adem ás, irritab les .

E n tre los an im ale s agresivos figura, n o sabem os si por suerteo po r desgracia , el hom bre . En él la agresividad , deb id o al desarro -

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lio del m undo cu ltu ra l y de las nociones de valor, se m anifiesta p rin -c ipa lm en te bajo la form a del célebre afán o deseo de poder (W illezur M ach t = V o lun tad de p o d e r ) . Por ello si hay m uchos anim alesagresivos, del hom bre pued e afirm arse qu e es el único an im a l am-bicioso.

La am bició n hum ana.

Q uerer n o solam ente ser y seguir siendo siem pre, sino ser m ás,es decir, poder más, convertirse en acaparador del poder, es u n signoesencialm ente h u m an o . B ertran d R ussell lo ha estud iad o con pro-fund idad y gracia in im itab les . ¿Es q u e n o hay personas ascéticas,m odestas y hum ildes? Sí, tam bién hay gentes q u e se transform an enacaparado ra s de la bondad , de la san tidad o de la v irtud . V arían losvalores y los ideales qu e se qu iere poseer, pero lo que n o varía es eseafán de tener algo que valga (sea ello salud o d inero , fam a o pureza ,saber o m ando , libertad o belleza) .

P o rque e l hom bre am biciona , p ropende y aspira a tener tan to—es decir, a valer tanto— es víctim a de m ayores tem ores y m iedosque los dem ás anim ales . Y po r eso, tam bién , es m ás irascible que to-dos ellos ju n to s . Solam ente el hom bre es capaz de destru irse m etód i-cam ente , de asesinarse cien tíficam ente , de anu larse planificada-m en te , a sangre fría, com o acabam os de ver en la recien te guerram u n d ia l . A hí están los m ás em inentes cerebros hum ano s de nuestraépoca, orgullosos y satisfechos de habe r creado la bom ba atóm ica, esdecir, de haber hecho posible la m uerte de cien mil semejantes en u np rim er ensayo. A esos hom bres n o se les llam a crim inales n i se lesdenuesta o critica po r su labo r; a l con tra rio , se les ensalza y conside-ra com o salvadores de la hum an idad . ¿De q u é hum an idad ? ¿De laque con tribuyero n a destru ir? ¿De la o tra? ¿Pero es que hay variashum an idades o solam ente hay una? ¿Q uién puede garan tiza r q u een tre las víctim as de esas dos bom bas atóm icas no se ha llaba n futu-ros salvadores de los m ejores ideales hum anos? ¿Q uién puede afir-m a r q u e la conciencia de q u ie n op rim ió el bo tón de esas bom basestaba m ás lim p ia que la de cua lqu iera de quienes recib iero n susefectos?

Pues b ien : esa ansia d e dom in io , de afirmación y de expansióndel ser, constituy e el o tro fundam enta l ing red ien te de la ira . ¿Q ué

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falta para que nazca y se ponga a vom ita r llam as po r la T ierra? Elsoplo vivificante de su antecesor: el m iedo .

La chispa de la ira es la conciencia o la amenaza del fracaso.

Que n o se puede sen tir la ira sin antes haber sen tid o m iedo esobvio p a ra tod o observador perspicaz . Solam ente cuando surge unobstácu lo , cuand o algo vulnera nuestro Yo y en algú n m odo lo lim i-

ta o m enosprecia , es decir, a l vernos de algún m odo lim itados, en tor-pecidos o fracasadosen nuestro p ropósito v igente , sentim os encen-derse la chispa de la iracund ia . Si en un a noche de verano oím os elzum bido de u n m osqu ito en nuestra hab itac ión de do rm ir, nos pone-m os en estado de a le rta y esperam os, en tensión a que se pose en al-gú n luga r de nuestra p ie l para ap lasta rlo : an ticipam o s el placer deconvertir en pap illa a ese enem igo de nuestro sueño . Por fin nos

pica y . . . ¡zas!, nos pegam os u n buen golpe sin o tro resu ltad o que el deto rna r a o ír el zum bido . A hora nos enojamos, o sea, ponem os en- ojo

al m osqu ito ; nos em pezam os a encolerizar — esto es lo im por- tante—no en la m edida en qu e nos sentim os poten tes sino en la m e- d id a en

q u e nos sentim os fracasados en nuestra supuesta potencia . O troejem plo : algu ien nos lanza u n in su lto absurdo y nos echam os

a re ír , p e rq u é dada su falta de veracidad n o nos ofende; pero si al-gu ien nos echa en cara algo qu e es desagradable y to ta l o parcial-m en te cierto , entonces será segura nuestra ira . ¿Por qué? P orque enel p rim er caso nos sobran y en el segundo nos faltan m edios segurospara an u la r los efectos del in su lto .

C onsiderada desde este ángulo , la ira se nos presenta com o unintento defensivo contra el miedo incipiente. ¿O tro ejem plo? C uan -do estam os desprevenidos y alguien — sin quere r o queriendo— nosasusta con án im o de brom ear, n o nos enfadam os si nuestro susto hasido leve, pero nos encolerizam os si realmente ha sido fuerte .

Combinación de los ingredientes en el recién nacido humano.

N ad ie sabe hasta q u é p u n to los grito s con qu e venim os al m und oexpresan dolor, rab ia o sim ple contracción refleja de las cuerdas vo-cales d u ran te las prim eras grandes resp iraciones . Pero lo que n o ca-be dudar es qu e todo neonato hum an o norm al es capaz, ya, de mos-

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tra r que en él vive, p ro n ta a despertarse , la zarpa del G igan teR o jo .

Basta su jeta r levem ente las m anos y los pies de ese recién na-cido , cuand o está desp ierto , para que veam os aum en tar la fuerza desus m ovim ientos espontáneos , d ilatarse su pecho , congestionarse sucara y dar signos inequívocos de la reacción colérica . Ésta se ha p ro -duc ido , pues , po r el sim ple hecho de no dejarle mover libremente,es decir, de in te rfe rir en su ritm o v ita l espontáneo .

Precisa , n o obstan te , qu e esa lim itació n de m ovim ientos, es de-c ir , esa in terferencia o vu lnerac ió n no sea excesivam ente in tensa n ibrusca , p o rq u e en ta l caso lo q u e surge, en tod a su po tenc ia y contod o su descaro , es el espanto , es decir, el m iedo p rim itiv o : el neona -to se queda inm ovilizad o y siderado , cual si estuviese m uerto .

A p a r t i r de esa reacción iracund a in ic ia l, con que todos respon-dem os a la lim itació n de nuestra zona de m ovim ientos, el área y lavariedad de las reacciones coléricas se ex tiende . P ro n to todo cuan tom oleste , due la o p e rtu rb e el b ienesta r fisiológico despertará en elaprendiz lac tan te verdaderas "pa ta le tas" o "rab ie tas" , d u ran te lascuales, de vez en vez, surgen las reacciones de inh ib ic ión y se "que -d a sin resue llo " , com o dicen las n iñeras .

L a vasodilatació n periférica , la difusión del potencia l néu ricohac ia las zonas efectoras o m otrices de los arcos reflejos, se acom pa- ñ aigualm ente de u n aum en to genera l de las secreciones lagrim al, sa- lival,

sudora l y tam bién rena l, así com o de las increaciones (secre- cionesin ternas) sup rarrena l , tiro idea e hipofisaria . H ay fenóm enos generalesde h iperten sió n arte ria l y de aceleración del m etabolism o . E l sujeto sesien te "esta lla r" o "exp lo ta r" y tien e necesidad de libe- ra r ese excesoenergético en gritos, im precaciones, m ovim iento s o gestos. Es, pues,

u n desborde tum u ltuoso de la co rrien te v ita l, u n tan to in te rru m p id oen su curso ; algo así a com o el arroyuelo dete- n id o po r u n tronco de

árbo l lo desborda y salta en cascada d im in u ta . C uan to m ás haya du rad ola compresión yoica, es decir, cuan to m ayor haya sido la vulneració n

ofensiva, tan to m ás tiem po hab rá estado deten id a la reacción coléricay tan to m ás pod rá luego d u ra r su m a- nifestación . T a l es lo que

ocurre en el lac tan te de unos m eses, a quiense hace esperar dem asiado para satisfacer una necesidad im periosa(de lim pieza, sueño, a lim en to , e tc ) : cuand o surge finalm ente su pro-

testa casi siem pre perdu ra aún después de la satisfacción inm ed ia ta ,o sea, que n o se extingu e con la reparació n del daño .

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E V O L U C IÓ N D E L G IG A N T E R O J O : FASES, GRADOS YV A R IA N T E S D E LA IR A

Señalados ya, au n q u e brevem ente , los ingred ien te s de la ira ysus p rim eras m anifestaciones en la v ida hum ana , cum ple aho ra se-gu ir su desarro llo a lo largo de la evolución ind iv idua l, para sor-p rende r sus diversos "cam ouflages" y, lo q u e es m ás im p o rtan te , susdiversas form as de presentació n y descarga.

La ira bermeja, la cólera verde y el pálido encono.

A ntes de pasar a la descripción de estas varian te s básicas denuestro ro jo enem igo es preciso insistir en el hecho de que , siendod irec tam en te p roven ien te del m iedo , tiene siem pre algo de él adhe-r id o a sus en trañ as . C u an d o ese in je rto es m ín im o , la ira se nospresenta en su m ás p u ra e in tensa m anifestación : en form a de rab iao furia . C uando es m áxim o , se in te rio riz a y el ser adqu iere la m or-ta l palidez del encono . C om o form a de tránsito hallam o s la cólerab iliosa , en la que "m on tan tan to , tan to m o n tan " el disgusto com oel m iedo rencoroso .

U n previo p rob lem a , n o ciertam ente fácil y sin em barg o ur-gen te de resolver, es el de saber si esas ex traña s m ezclas o "b len -d ings" de ira y de m iedo son determ inada s po r peculiares in terferen -

cias horm onales y nerviosas o bien derivan de u n rud im en tario ju i- cioevaluado r de las posib ilidades de éx ito de cada un a de las a n ti - .

(éticas ac titude s de la h u id a o el a taq u e , con las que cabe tra ta r desuperar la situac ión . N o hay duda de que este ú ltim o es el caso cuan-d o se tra ta de una persona ad u lta : siem pre acostum bra enfadarse conqu ien puede , es decir, con su sem ejante o su inferio r en po tenc ia .Pero lo que es preciso saber es si lo m ism o ocu rre , de u n m odo m áso m enos inconscien te , en todos los casos. Es decir: si la aparic ió n dela ira surge m ecánica e ine luc tab lem en te de te rm inad a po r el paso delas células nerviosas de u n estado de inh ib ic ió n (m iedosa) a u n es-lado de excitació n (iracunda ) o si es condició n previa a ese pasola " in te lecc ión " de a lgun a posib ilida d de éx ito persona l en el dom i-n io del obstácu lo .

E n la d u d a , cabe supone r q u e am bas hipótesis son posibles, asea: que existen factores locales (orgánicos, fisiológicos) y factores

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personales (psicológicos) de te rm inan te s de la proporció n de m iedo yde ira actuantes en cada m om ento de em ergencia em ocional an teobstáculos o situaciones vu lneran te s o dañ inas para el ind iv iduo .

¿Q ué siente o "vivencia" — fenom énicam ente hablando— la per-sona qu e en tra en la ó rb ita de acción de la ira? C oetáneam entecon u n indefin ib le sen tim ien to de rebe lió n o indignació n (aum ento

de la p rop ia estim a o d ign idad ) experim enta un a genera l im presión decalor y de fuerza "an im adora" . L a sangre se le "enciend e y hierve en

las venas" (recuérdense los fam osos versos de A lberti, describ ien - d o laira h ispana an te el avieso a taqu e del nazifascism o: "M adrid , corazón

de E spaña , late con pulsos de fiebre. Si an tes la sangre le herv ía ,hoy con m ás fuerza le h ie rv e " ) . T o d o su centro existencia l parecedesplazarse hacia la periferia co rpo ra l: se siente "salir de quie- cio".

Esta im presió n de desbo rdam ien to en la ira es ta l q u e el sujeto pued esentirse "fuera de sí" , o sea, proyectad o sobre el objeto de su ira , en

u n im pulso de absorción destructiv a de tipo canibalesco ; por eso n o esinfrecuente ver que la expresió n facial típ ica de la ira co- rresponda ,

estáticam ente , a una contracció n de los m úsculos m otores(que m ueven la qu ijad a in fe rio r) , y la expresión dinám ica corres-

ponda al llam ad o "rech inar de d ien tes" , en an tic ipac ió n de la m as-ticación del objeto odiado .

E n cuan to a la vivencia colérica p rop iam en te d icha , se producecuand o la ira es re ten id a po r alejam iento m ateria l del ob je to : im a-ginem os el caso de u n pea tó n q u e es ensuciad o po r u n autom óvilqu e lanza sobre su vestido el agua de u n charco y se aleja veloz, en-tre riso tadas de sus ocupantes . S iendo insuficien te e inoperan te ladescarga verbal y gesticu lan te de la ira (pues las pa lab ra s n o son

oídas y los gestos n o son vistos) ese hom bre en tra en estado colérico.Se llam a así a la ira en proceso de in teriorizació n visceral; el estado de

contracción o h iperton ía pasa entonces de los m úsculos estriadosa los de fibra lisa; la vesícula b ilia r se espasm odiza y p roduce un adescarga biliosa que da a la p ie l u n tin te levem ente ictérico (am ari-lloverdoso) sem ejante al de los enferm os de cólera. Q u ien sienteesta vivencia experim en ta u n p ro fund o m alesta r y desasosiego,es decir, u n disguto: opresió n torácica , peso en el ep igastrio ,necesidad de "hacer algo sin saber exactam ente q u é " ; la resp iració ny la circu lació n están aceleradas, hay u n a leve ansiedad y con faci-lid a d surge el "sobresalto" , es decir, la puesta en m arch a de deflejosdefensivoofensivos innecesario s e inadecuados . Pasa u n tiem p o y ese

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cortejo sin tom ático exteriorizad o se apaga; el ind iv iduo duerm epoco y se levan ta sin ap e tito ; con ojeras y qu izás con do lo r de ca-beza; está pasando su disgusto o, m ás exactam ente , lo está "encajan -d o " . Y de todo eso queda un a cólera sórd ida , p ro funda , en conserva,que es fácilm ente convertib le en odio, en la m edida en q u e el sujetose convenza de la im potencia defin itiv a en que se encuen tra an te susofensores. M ás ade lan te verem os con m ayor de ta lle cuál es el ingre-d ien te qu e falta para q u e este encharcam ien to colérico se transfor-m e , rea lm en te , en el llam ad o rencor.

N os resta ahora describ ir la llam ad a "cólera b lanca" , es decir,la cólera to ta lm en te in te rio rizada , ya, en la q u e a los fenóm enos decongestión y desborde de la ira h a n reem plazad o los opuestos, depalidez y herm etism o , del encono. O curre aqu í algo sem ejante a loque pasa en las infecciones cutáneas (granos y abscesos) cuando ,tras unos días de do lo r, calor, rubo r e hinchazón , el pus , en vez deabrirse paso al ex te rio r y evacuarse a través de la p ie l, em pieza aser reabso rb id o por la sangre y da luga r a la llam ada "p iohem ia" , esdecir, a una form a de infección generalizad a y m ás difícil de tra ta r .Así tam bién el encono es, sin duda , la peor m odalida d que puede re-vestir la acción del G igan te R o jo , pues al palidecer n o dism inuy e susefectos nocivos sino qu e los destila y quin taesencia , dándoles u ncarácte r o tona lidad m uch o m ás le ta l, toda vez que en esa situació nel sujeto n o solam ente siente cólera con tra el p rim itiv o objeto de suira sino con tra todo el con jun to de factores que le han im ped idodescargarla y, lo q u e es peor, contra sí m ism o, por n o habe r sido ca-paz de satisfacer sus im pulsos destructores .

L a posib le oposición de las actitudes m iedosa e iracund a n osiem pre se m anifiesta exp líc itam en te del m ism o m odo com o se p ro -duce en el án im o . A sí, po r e jem p lo : podem os im ag ina r la situació nde u n encargad o de ta lle r que , al verse so rp rend id o po r el d irector,en u n a falta de servicio , em pieza a d a r destem pladas voces y a exhi-b ir u n com portam ien to iracundo , acusando in justificadam ente a unsubalte rno , a llí p resen te ; éste se to rn a p á lid o en la m ed id a en queel encargad o se congestiona y gesticu la . ¿Podría deducirse q u e la ex-citació n del encargad o es deb id a a la ira , y la inh ib ic ión del subalter-n o se debe al m iedo? 'N o , puesto que la rea lida d es m uy o tra : en lain tim ida d del p rim ero está en franco el m iedo , m ien tra s qu e en ladel segundo lo está la cólera, p e ro u n deseo desesperado de excusar-

se, en el p rim ero , y u n tem or de perde r el cargo por irrespetuosidad , enel segundo , m odifican el aspecto ex tern o de sus ac titudes . Por lo

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dem ás, au n siendo ellas opuestas , tienen de com ún el hecho de serm ix ta s y tener igual m o tivac ión : la tendencia a q u ed a r b ien an te eld irec to r . A qu í, pues, m ás q u e en otros cam pos de la psicología cabereco rda r el p ru d en te consejo de "n o fiarse de las aparienc ias" ; re-presión no es supresión y ficción no es t a m p o c o , realidad.

L o s diversos grados d e intensida d de la ira:pulsión versus p a s ió n iracunda.

T ra s la d iferenciació n de las tres m odalidades m ás típ icas dem anifestarse el G igan te R o jo , veam os aho ra cuáles son sus diversos"n iveles" de acción , es decir, los térm inos de la escala de fuerza conq u e p u ed e hacerno s sentir su presencia . D e u n m odo general, hem osvisto q u e la ira p ropend e a m anifestarse po r la acción ofensivo-destructiva , q u e lleva a la anu lac ió n del objeto q u e la excita ; tiene ,pues, básicam ente , u n carácte r pu lsiona l o, si se qu iere , impulsional.P e ro tam b ién hem os señalad o que los poderosos ten tácu lo s del m ie -d o se entrecruzan a m enud o con sus garra s y las para liza n antes d eq u e p u ed a n clavarse en las carnes de la v íctim a . Entonces la ira esforzadam ente estatificada o inm ovilizad a y em pieza u n proceso dein teriorizació n regresiva , d irig iendo su poder le ta l hacia el p rop iosu jeto q u e la alberga . Pues b ien , en ese tránsito el au to r pasa a seracto r y luego suficiente espectador de sus efectos, transform ándosecon frecuencia en u n enferm o crónico , en el que la pasión iracundacrea úlceras y espasm os, m alestares y desesperaciones capaces de cul-m in a r en la m uerte (pues es posib le m orirse de rab ia infecciosa ytam b ién de rab ia psíquica) o en el su icid io .

Y a lo largo de todas esas m utaciones se p roduce n tam b ién cam -bios de in tensida d que perm iten ser clasificados en varios grados,como hicim os con los q u e dosifican los efectos y la acción del G igan teN egro .

L a form a m ás leve de presentació n de la ira consiste en u n sua-ve sen tim ien to de exaltació n o "facilitació n de la acción" , que , po rasí decirlo , nos apresta a la consecución de nuestro s inm ediato s obje-tivos. E ntonces enfrentam os la situació n , com o dicen las gentes,decididamente. Y del p rop io m od o com o la fase d e p rudencia , en

el m iedo , es elogiada po r quienes n o ven su procedencia , así tam biénC3ta fase de firmeza, en la ira , es elogiada por quienes no com prenden

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q u e representa el p rim er pe ldañ o de la escala que nos puede llevar aconductas agresivas incon tro ladas.

L a segunda fase, su rg id a an te los p rim ero s obstácu lo s q u e seh a l la n en el cam in o de la acción , es la fase d e protesta interior, q u em arca , a la vez, el im pacto en el Yo de las resistencias conflictivasy el p rin c ip io de su reafirm ació n d o m in an te . H ab itu a lm en te expre-sam os ese nivel d e in tensidad iracund a d ic iend o q u e "no s sentim osm olestados" ; o tras veces, cuand o se tra ta de conductas sociales, nossentim o s "ex trañ ad o s " o "so rp rend idos" po r n o encon tra r el eco, laayud a o la com prensió n esperada . Los ingleses poseen u n a palab ram u y característic a p a ra designar ese m om en to : "shocking " (cho-cante) .

U n g rad o más y esa p ro testa in te rn a ad q u ir irá el aspecto de u n arebelión personal y constitu irá el p rim e r paso hacia la conductaofensiva, q u e es característic a de la ira . L o curioso de l caso es q u eentonces n o nos decim os q u e em pezam os a ser ofensores, sino q u e so-lam en te nos dam os cuenta de haber sido ofendidos (si se tra ta deobstácu lo s hum anos) o entorpecidos (si se tra ta de obstáculos n o hu-m anos) . C u an d o la ira adqu iere este n ivel d e in tesida d p roduce yasus m anifestaciones congestivas típ icas : im presió n de calor y fortale -c im ien to in te rn o ; vasodilatació n y enro jecim iento facial y au ricu la r(es p o r eso q u e cuando algu ien nos dice algo desagradable , la gen te

lo com enta afirm and o q u e nos h a puesto " las orejas co lo radas") .£1 cuarto g rado de in tensidad ya nos m uestra la ira desatada:

em pezada nuestra ofensiva (que la consideram os solam ente com o"contraofensiva" ) n o nos detenem o s en el ju sto té rm ino sino q u edescargam os u n a reacción m ás v io len ta y d añ in a q u e la m o tivan tedel eno jo . Estam os, en efecto, enojados, enfadados o a irados; em pe-zam os a perde r el con tro l de nuestras pa lab ra s y la m ed id a de nues-tros actos; necesitam os d a r golpes, y cuand o n o los podem os d ir ig ira l ob je to de la ira los desviam os hacia lugares neu tro s o los dam osen el a ire , en adem anes vio len tos .

E n el q u in to nivel de acción la ira tom a el nom bre de rabia yya se ha apoderad o p o r com pleto de la dirección de la conducta in -d iv idua l. C orrespond e a la fase del pán ico , en la escala de in tensida ddel m iedo . D el p ro p io m odo com o bajo los efectos del pán ico e l in -d iv iduo "n o sabe lo q u e hace" , así tam poco bajo los efectos de larab ia es apenas espectado r de sus p rop io s actos, q u e son im pulsado spo r fuerzas q u e surgen inop inadam en te de su in te rio r y le puedenllevar hasta el asesinato .

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A ún o tro ascenso en la org ía iracund a y surg irá el estado dejuña, d u ran te el cual el sujeto n o solam ente p ie rd e el con tro l de susactos sino incluso la conciencia o notació n de los m ism os: es ape-nas u n au tóm ata , u n a especie de proyectil hum an o capaz de cual-qu ie r d isla te , a tacand o n o sólo a los posibles objetos de te rm inan te sde su ira sino a objetos neu tro s y a si m ism o. T a l es el caso del ind i-v idu o que sale a la calle dando tiros sin ton n i son, h ir ien d o o m a-tan d o a voleo , y te rm in a su icidándose ; todo ello ha d u rad o apenasuno s m inu to s . N a tu ra lm en te q u e , po r fo rtuna , ra ra s veces se alcanzaese nivel trág ico , com o raras veces consigue el m iedo llevarno s hastae l estad io del te rro r . Pero cua lqu ier person a — tú, pacífico lector, otus seres m ás queridos, yo o los míos— es capaz de llegar a ese gra-d o de la ira , si se dan , d u ran te u n tiem po suficiente , las circunstan -cias favorables para dejarse invad ir to ta lm en te por ella . Es por esoq u e en todos los códigos se adm ite com o atenuan te (o incluso com oexim ente ) la "obcecación" y el "a rreb a to " iracundos.

LAS FO R M A S D E 'C A M O U F L A G E S 'D E L G IG A N T E R O J O

N uestra civilización , teóricam ente , es hostil a la ira , aun cuand oim p líc itam en te , com o ya hem os señalado , la elogia en determ inadascircunstancias . Por eso las personas "educadas" tra ta n de rep rim irsus d irectas m anifestaciones y con ello dan pábu lo a qu e nos m ani-fieste sus m añas, adop tand o diversos disfraces qu e precisa conocer yanalizar, para b ien de todos. Sin duda algunos de ellos son ya sufi-cien tem ente conocidos, pero otros no , y n o faltará qu ien niegue pa-rentesco o iden tida d a algunos d e éstos q u e son, po r e llo , los m áspeligrosos. V eam os, an te todo , el disfraz m ás preferid o y m ejor usa-d o p o r este versátil enem igo .

E l llam ad o im pulso reivindicativ o (sed de ju s t ic ia ) .

L íb reno s D ios de quere r afirm ar q u e toda la noción de justiciase ha lla teñ ida de u n sen tim ien to iracundo ; m as sí podem os aseverarq u e con sum a frecuencia u n sen tim ien to iracundo se disfraza de acti-tu d ju stic ie ra y así los excesos de la venganza tom an el nom bre de

actos reparado res .Q uien dude de este hecho (que perjud ica al concepto inm a-

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nen te de ecuan im ida d que ha de servir de esencia defin idora de losactos rea lm en te justos) puede p regun tarse si todo el inm enso dispo-sitivo de la ju stic ia estata l u oficial funciona equ ita tivam en te parap rem iar y sancionar o so lam ente para lo ú ltim o . E videntem enteh ab rá de contestarse q u e nuestra ju stic ia es fundam en ta lm en te pe-n a l : siem pre q u e alguien recu rre a ella es contra o tro alguien o algo ;siem pre que d ic ta u n fallo hay algún p e r ju ic io . . . justificado, si,pero n o p o r ello m enos perju ic io .

N o así la ju stic ia d iv ina , según la cual recibim os a lte rna tivam en -te prem ios o castigos según nuestro s m éritos , aun cuando fuerza esconfesar q u e los lugares de sufrim iento son dos, el de abu rrim ien toes u n o y sólo o tro se reserva en ella para el b ienesta r de las alm asinm orta les , todo lo cual supone un a de estas dos cosas: o q u e el Señorhizo a l hom bre m ás m alo q u e bueno , o q u e su adm in istrac ió n deju stic ia es tam bién u n tan to peyorativa .

M as si dejam os tales d isquisiciones , u n tan to alam bicadas y pe-ligrosas, para circunscrib irno s a l cam po de la rea lidad pedestre y te-rrena l, podem os p regun tarnos si, efectivam ente , qu ien se siente presode la ira reacciona con tra ella o bien se identifica con su im pulsohasta el p u n to de encon tra rlo , la inm ensa m ayoría de las veces, n oso lam ente no rm a l sino hasta elogiab le . Las gentes se avergüenzan desen tir m iedo y, sobre todo , se avergüenzan de ex terio rizarlo : recono-cen que es u n m al acom pañan te , contra el cual es preciso lucha r param erecer la aprobació n social. ¿Pero acaso se avergüenzan igua l-m en te de su ira o de exteriorizarla ? ¿Reconocen que es tam b iénun a pésim a consejera y que conviene ex term inarla para ser, precisa-m en te , justos? N o es éste el caso, puesto que la m uy ta im ad a se in fil-tra en el p rop io cen tro de nuestro s pensam iento s y los im pulsa bajoel señuelo de la reiv indicació n de ta l m odo que sólo po r excepciónreconocem os que nos hallam o s bajo su dom in io .

N a tu ra lm en te q u e con gran frecuencia confesam os estar airados,enfadados o, inclusive, enfurecidos, m as inm ed ia tam en te agregam osq u e ese estado , y las reacciones que d e él se derivan , es n a tu ra l yse ha lla justificado po r ta l o cual ofensa, po r ta l o cua l en tuerto ovio lació n de lo q u e juzgamos hab ía de ser el curso de los aconteci-m ientos. En tales condiciones nuestra conducta se d irige a "endere-zar" la situac ión , "deshacer el en tu e rto " , "devolver la ofensa", " re i-v ind icar nuestro derecho" .

Y es así com o el im pulso agresivo destructo r tom a pre tex to encua lqu ie r vu lnerac ió n aparen te de la conducta ajena para satisfa-

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cerse, a la vez qug nos engaña haciéndono s creer q u e estam os sir-v iendo u n o de los m ás excelsos valores hum anos .

E n nom bre de la " ju stic ia" revolucionaria R obesp ierre descargósus in stin to s tánicos sobre centenares de víctim as inocentes . E n nom -b re de la " ju stic ia" d iv ina el inqu isido r T o rq u em ad a com etió losm ás aborrecib le s asesinatos. E n nom bre d e la " ju stic ia" geopolíticaA dolfo H itle r lanzó m illones de hom bres a un a m uerte ta n ho rrib lecom o e s t é r i l . . . E n nom bre de la "m o ra l" — cuando n o se puede in -vocar la diosa de la balanza— se desarro llan tam b ién , a d ia rio , actosdañ inos, sanciones de créd ito s y prestig io s ajenos, que son m ás p en o -sos aú n que los propios actos de sangre, pues éstos se cu ran con re-poso, vendas y antisép tico s en unos días o sem anas, en tan to aquéllo spueden convertir la v ida entera de fam ilias inocentes en u n verda-dero infierno , sin posib ilidad de terapéu tica .

E l caso m ás claro de este origen iracund o del im pulso reiv in -d ica to río lo tenem os en los frecuentes ejem plos que la psiqu ia tría haaducido de la llam ad a "psicosis litigan te o p le itis ta" , en la que , sop re tex to de cum plir la supuesta vo lun tad de u n m uerto , de defenderu n supuesto p a tr im o n io o de recuperar u n supuesto e inoperan tederecho , se descarga sistem áticam ente un a activ idad agresiva y m al-d ic ien te , n o sólo sobre u n p rim itivo objeto odiado sino sobre tod ocuan to con él ha ten ido relació n y n o se som ete al dom in io del li-tigan te . Éste se d irig e p rim ero a l juzgado , luego a la audiencia , des-pués a la Suprem a C orte , finalm ente al presidente de la N ación , des-pués al pueb lo en tero , a través de la prensa , la rad io o folletos pa-gados; progresivam ente extiend e su enojo a círculos cada vez m ásextensos de personas ajenas a la situació n desencadenante de su ira .Y term ina "luchand o solo con tra el m u n d o " , a l q u e cub re de denues-tos e im precaciones : m as todo ello lo hace el litigan te sin confesarseq u e está ac tuand o bajo el im pulso de u n a trem end a fuerza destruc -tiva ; al con tra rio , cree de buena fe que está realizand o u n a ob ra deregeneració n social y ética ; se erige en cam peón de la decencia , dela ecuan im ida d y de la consecuencia . Y de esta suerte pueden arras-trarse p leito s casi seculares en los juzgados y tribuna le s de ju stic ia ,con g ran satisfacción ín tim a de quienes viven, quizás sin darse ca-ba l cuen ta , de la cólera ajena, es decir, los m alos abogados, llam a-dos "p icap le ito s" .

U n d ía hab rá en qu e se hará la disección psicológica, a fon-d o , de los p rinc ip io s del derecho y de la acción sancionadora de lE stado o de, la sociedad. Y ese d ía n o dará , na tu ra lm en te , la v icto -

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r ía a los ácra ta s y anarqu istas , reyes de l yo y del solipsism o, perotam poco dejará conten to s a m uchos llam ado s dem ócrata s q u e pa-recen igno rar la necesidad — para q u e exista verdadera d e m o c ra c ia -d e leg isla r en beneficio de los m ás y n o p a ra pro tecció n de los m e -n o s. C u an to de ofensivo hay en la ac tua l adm in istrac ió n de ju stic ian o excusa, em pero , que cua lqu iera decida "hacer la ju stic ia por sum a n o " ; qu ien así actúa está obedeciendo , quizá sin saberlo , los si-n iestro s im pulso s del g igante iracundo . V eam os, aho ra , o tro de susdisfraces m ás com unes.

La crítica.

C ritica r es, según la etim ología , el acto de tom ar postu ra odecid irse an te a lgo . L a palab ra "crisis" , en efecto, significa decisión .D e aq u í se deriva que u n ju ic io crítico es un a afirm ación decisiva,q u e tien e pretensiones de inape lab ilidad . Y de aq u í se deduce , tam -b ién , q u e u n crítico es, en cierta m ed ida , u n juez , o sea, a lgu ienq u e decide acerca de (el valo r de) algo . Si esa función fuese ejer-cida con ecuan im ida d perfecta h ab ría — aplicada a casos n o rm a le s -de ser tan pródiga en elogios com o en censuras pero , po r desgraciah u m an a , n o ocu rre así y po r ello las gentes han ido em pleand o elté rm in o en su acepción peyorativa , de suerte q u e hoy, para la m ayo-r ía de los m ortales , n o significa enju icia r n i decid ir acerca de algo

sino , sim ple y llanam en te "h ab la r m al y tra ta r de desvalorizar a lgo" .Pues b ien : ese g iro , q u e en rea lidad sólo h a desvalorizado p rác ti-cam ente a la función crítica , se debe a que bajo ella se oculta confrecuencia la envid ia . Y la envid ia , a su vez, lleva en sus en trañas

u n a considerab le carga colérica .Con ello n o querem o s significar que toda crítica contenga , en

germ en o en desarro llo , u n a activ idad iracunda . H ay críticas q u em erecen respeto , pues son p lenam en te ju stas , constructivas y hasta ,si se qu iere , b ien in tenc ionadas. Son las que cum plen estas cua trocondiciones básicas: a) ser hechas desde u n p u n to de vista estricta-m en te com prensivo y hum ano , es decir, tom and o com o pau ta n o u n"debe r id ea l" sino un a "posib ilida d rea l" ; b) ser objetivas , esto es,basadas en hechos com probado s y com probables ; c) ser francas,es decir, d irig irse d irec tam en te al au to r y sólo a él, pues con ello sele da la posib ilida d de enm iend a o defensa; d) ser constructivas , osea, ind icar los cam inos de perfección a usar en cada caso.

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¿Por q u é existen tan pocas críticas q u e cum plan esas condi-ciones? P o rque esa función n o es ejercida por personas "neu tra les"n i , m uch o m enos, p o r personas am igas, sino po r personas enem igas.N osotros , en genera l, nos resignam os a ser criticados por quienes nostienen an tip a tía , pero nos m olestam os si lo som os p o r quienes nosprofesan afecto, y con ta l absu rd a ac titu d favorecem os la posib ili-d a d de "cam ouflage" dé la ira en u n a ac tiv ida d q u e h ab ría de serejercida con la m áxim a in teligencia y nobleza .

T o d a crítica p u ed e d irig irse hacia los dem ás o hacia sí m ism oy en este segundo caso tam bién es posib le q u e obedezca, aun sinsaberlo , a l im pulso destructiv o y corrosivo de la ira . L a rab ia con-tra sí, el im pulso de au toanu lac ión , q u e culm ina en el acto del su i-cid io , m uchas veces se m uestra , deb ilitado y "cam ouflado" , bajo laform a del autodesprecio. D ecir: "n o valgo n ad a " o "soy u n fraca-sad o " es casi afirm ar "m i vida n o vale la pena de ser v iv ida" ; deah í a la germ inació n de la idea: "m ejo r es un a buena m uerte queu n a m ala v ida" n o hay m ás q u e u n paso . A fo rtunadam en te , encam bio , hay m uch o m ás q u e dar en tre la concepción y el "avan t-g o u t" de l su icid io y su com isión defin itiva . Pero lo que cabe desta-car aho ra es que todo ese ciclo em pieza bajo el disfraz de la autocrí-tica adversa, qu e vehicu la cóm odam ente instalad o el G igante R o jo ,en ín tim o m aridaje (aqu í com o siem pre) con la m uerte .

Por ello la ac titu d de crítica sistem ática n o es so lam ente u n aac titu d iracunda , apenas d isim u lada , sino , an te todo , u n a ac titudtán ica , o sea, un a ac titu d p rem orta l; su an tído to es la ac titu d crea-dora sistem ática , ya que ésta lleva aparejad o el desperta r del am or,a l cual tem en por igual sus herm ano s ro jo y negro .

L a iron ía .

E n tre la ira y la iro-nía hay m ucho m ás que un a sem ejanza fó-n ica ; hay u n a iden tida d sustancial. T o d o iron ista es u n iracundoque n o osa m anifesta r ab ie rtam en te su desconten to y recu rre a lam áscara d e u n falso hum orism o . A nalizand o la iron ía se ve q u econtien e u n fondo sádico y perverso , q u e la to rna aú n m ás desagra-

dab le q u e la agresión directa , m ed ian te el in su lto o la crítica franca. E lirón ico tra ta , en el m ism o acto , de h u m illa r — m ediante la bur- la— a

su adversario y de m ostra r su superio rida d in te lec tua l an te é l; m asesto lo hace de u n m odo cobarde , es decir, ocu ltand o d irec -

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tam en te su ofensa, de m odo q u e ésta sea, a veces, m ás perc ib id a po rlos circunstan te s o in te rlocu to re s que po r el p ro p io in te resado . Estacobard ía es la que explica q u e la iron ía se ejerza tam b ién , especial-m en te , en ausencia del objeto o tom and o objetos abstractos , es de-cir, q u e n o pueden rep licar físicam ente .

£1 "narcisism o" , es decir, la exagerada satisfacción de sí m is-m o , explica la ac titu d irónica p ro fundam en te : el sujeto autosatisfe-cho tem e, de u n lado , ser agred id o si realiza u n a taqu e d irec to y, deo tro , n o desea ad m itir q u e es incapaz de realiza r esa agresión ; en -tonces la d irige de u n m odo "re to rc ido" , escudándose en la sonrisay en u n a aparen te ac titud de tran q u ilid a d y condescendencia .

£1 d isim u lo de la agresión es ta l q u e casi siem pre ésta tom ala form a de u n elogio desproporcionad o o desm esurado , que inducea in icia l e rro r en qu ien lo oye y q u e luego , a l perc ib ir la rea l in -tención del m ism o, qu ieb ra en risa — por contraste— la ac titu d o ri-g inaria de reacción an te él (siem pre q u e n o se sien ta a lud ido ) o, po rel con tra rio , lo enfurece, si no ta q u e es el b lanco del a taqu e irón ico .A cuciad o el iron ista po r la necesidad de d isim u la r su agresión acudeal artificio de d a rle u n a form a sim bólica , re to rc ida , es decir, de "d o -b le sen tido " y po r ello , con frecuencia esa gim nasia m en ta l le llevaa ser, equivocadam ente , considerad o com o u n "hom m e d 'esp rit" . D eu n a vez po r todas sería sum am ente ú ti l lib ra rse de ese erro r y re-servar el elogio de ta l calificativo , n o para el iron ista so lapad o ym ordaz sino para la persona capaz de estim u lar , crear y ayudar ensentido beneficioso a los dem ás.

E l "hum orism o".

N o se pued e confundir el hum orism o con el "buen hum or" .A qué l es, po r lo genera l, u n "m al h u m o r" que in ten ta im ita r a éste.L a p rueb a es que cuand o se exploran de ten idam en te los grandes"hum oristas" resu ltan , en su m ayoría , seres h ipocondríacos , resen -tidos, carcom idos po r la envid ia , incapaces de resistir u n a seria crí-tica n i, tam poco , de realiza r un a ob ra generosa. Si los hum orista stienen algún genio éste es, casi siem pre , "d e perro s" , m as n o deperros cualesquiera sino de perros rab iosos. H asta qué p u n to el hu -m orista es v íctim a de la ira destructiv a nos lo m uestran n o sola-m en te sus biografías sino las obras que d e ta rd e en tard e decideescribir sin su m áscara . A h í está, por ejem plo , el "W ha t is M an " de

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Sam uel C lem ens (M ark T w a in ) com o u n o de los trabajos más pe-sim istas e iracundos qu e se han escrito acerca de la hum anidad .

Si nos fijamos u n poco verem os que el "hum orism o " lleva ensi el m ism o defecto que la ironía , ya que si "su propósito es hacerreír" n o es m enos cierto que solam ente reím os cuando , de algú nm o d o , no s sentim os identificado s con alguien que triunfa sobre algo ,que de esta suerte qued a en situació n inferior respecto a nosotros.Por eso el hum orista arremete contra tod o lo que es "serio" , esdecir , contra todo cuanto representa algo respetable o tem ible , yno s lo ridiculiza hasta el punto de prom over nuestra risa en señal deliberació n y de dom in io (agresivo) . C uanto mayor es la represiónd e u n sentim ient o (y por tanto , más ira se acum ula en nuestro in -terior) tanto más fácil es "hacer u n chiste" en que aquél se ha lleenvuelto . Esto fue perfectam ente dem ostrado por S. Freud (en suJibro E l ch iste y su relación con lo inconscien te); mas n o se pre-cisan las técnicas psicoanalitica s para com prende r que el hum o-rista es, en el fondo , u n iracund o fracasado , que n o se resign a aserlo y qu e sobre el fond o de su m iedos o escepticism o construy eun a aparentem ente risueña estructura de epigram as , más o m enospunzante s y de com entarios jocosos, con el propósito de merecer elajen o elog io ; sobre la base de "decir en broma" lo que lo s dem ás

(y él m ism o) n o se atreven a afirmar en serio.£1 hum orista n o "se m ete" con lo que quiere sino con lo que

odia . N o hace gracia por lo que lleva d e amor sino por lo que llevad e ira y, en el fondo , de im potencia . Por eso es, aun cuand o a Vecesn o lo crea, un a víctim a indirecta del propio hum orism o , ya que,roíd o por la ira, m ás de una vez "se ríe de sí m ism o" , es decir , sedesprecia.

A lg o bien distinto es el auténtic o "buen hum or" , es decir, unaactitu d optim ista y benévola , qu e lleva a quien la sustenta a ver "ellad o alegre" de las cosas y sucesos, creand o y esparciendo en suderredor una risa detergente, cam pechan a y eufórica . Este "buenhum or" es, naturalm ente , más próxim o tributario de la efusión sim -pática (amorosa ) que del encubierto sarcasm o del "gracioso " pro-fesional, siem pre resentido cual el antigu o "bufón " cortesano .

L a soberbia .

N o hay dud a de que es, tam bién , prim a herm ana , cuand o m e-nos, del G igante R ojo . H ay quien la confund e con e l "orgullo",

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m as es, en rea lidad , d istin ta de él. Es, casi puede decirse, su "bas-ta rd a im itac ió n exh ib ic ion ista" . E n efecto, m ien tras el au tén tic o or-gulloso — autosatisfecho— tra ta de d isim u lar ese defecto , el soberb ioJo escupe an te qu ien lo con tem p la : en su voz ahuecada , en sus ges-tos y adem anes a ltanero s, en su po rte u n tan to provocativ o y ensu ac titu d despectiva , se m anifiesta esta constan te agresión previaa l am b ien te . C uand o se rin d e pleitesía a l soberb io n o nos agradecela sum isión , com o hace el vanidoso , pues aquél está seguro desu valo r y su poder, en tan to éste, en su in tim idad , sabe qu e sola-m en te es capaz de rep resen tarlo .

A hora b ien : n o cuesta m uch o ver q u e la soberb ia represen tael ú ltim o grado o fase del proceso de "au tog ra tificac ión " que siem -p re — siempre— se exacerba y destaca com o reacción secundaria auna decepción o frustració n personal. Si el soberb io "hab la fuerte"es p o rq u e alguna vez quedó m u d o ; y es la cólera acum ulad a enaquella ocasión la q u e aho ra re llena e h incha sus m úsculos, tensionasu qu ijada , yergue su cabeza y da exceso, a veces rid ícu lo , de am -p litu d m ayestática a sus m ovim ientos . L a soberbia es, pues, u n"corsé" psíqu ico ; den tro de él, en rea lidad , se deba te u n alm a insa-tisfecha q u e a fuerza de engañarse llegó a creerse valiosa, pero q u ese sien te vu lnerab le y rodead a de "envid iosos" , que so lam ente exis-ten en su im aginación . H a sido A lfred A dler qu ien m ejor h a puestode m anifiesto que este proceso de supercompensación del fracaso (lallam ad a "p ro testa v iril" ) pued e llegar, n o sólo a la vanidad sino ala soberb ia , pero siem pre lleva la inconfundib le tensión afectiva, elm alesta r y la falta de paz q u e caracteriza la presencia subyacented e la ira .

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C A P Í T U L O V III

E S T U D IO ESPECIA L D E L ODIO

U n a vez conocidas las form as m ás com unes de m anifestarse— directa y encubiertam ente— de la ira , conviene aho ra que nos deten-gam os a considera r el p roducto resu ltan te de su estancam iento . E lodio es " la cólera en conserva", o sea, u n a ac titud iracunda que seencroniza , estratifica y adqu iere especiales pecu lia ridades , derivadasde la insuficien te descarga de sus im pulso s destructivos . Éstos q u e -dan deten ido s y alm acenados en el od iado r, po r diversos m otivos:a) im posib ilida d m ateria l de alcanzar el ob jeto (o sujeto) od iado ;b) tem or de que éste, a l ser a tacado , reaccione inflig iend o m ayord añ o ; c) tem or de la sanción m ora l o social en el caso de satisfacerd irec tam en te el im pulso agresivo ; d) reconocim iento im p líc ito deque no hay "razón suficien te" para justifica r la cólera sen tida .

L A C Ó L E R A E N C O N S E R V A

C ualqu iera que sea el freno ac tuan te , lo cierto y positivo esq u e qu ien odia sien te , en cierto m odo , paralizad a su actuación , ocuan to m enos, im pedid a en el sen tido agresivo , por la presencia dealgo que detien e y p e rtu rb a la lib re descarga de su ira y da luga r aq u e ésta se concentre en su in tim ida d y se "encone" , según lo ade-lan tam o s unas páginas an tes . Efecto de esta tensión y conflicto (en-tre dos fuerzas equ ipo ten tes, u n a exc itan te y o tra inh ib ido ra ) es u n"ca len tam ien to" progresivo del od iado r, q u e sufre cada vez m ás lasconsecuencias de su odio ; éste se condensa y se concentra , com un i-cándole una rigidez y u n aspecto inconfundib le s cuand o se ha lla enel cam po de acción o de presencia de su "ob je to " , dándose la cu-riosa parado ja de qu e cuan to m ás afirm a q u e "n o lo pued e ver"m ás lo en-frenta y le tiene en-ojo.

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O e esta suerte el od iado r y lo od iad o q u ed a n p rend ido s po ru n a invisib le cadena , siguiéndose com o el cuerp o y la som bra , perosin nunca llegar a p isarse . N ad a hay q u e ate tan to com o el od io yprecisam ente po r eso se h a pod id o afirm ar, sin m ayor inexac titud ,q u e "de l od io nace el am or, com o del am or pued e derivarse el od io" .Y es q u e , en el fondo, es preciso q u e el od iado r considere en ciertam ed id a valioso lo q u e odia , pues de lo con tra rio n o es posib le q u esien ta ira hacia e llo . Solam ente se engend ra en nosotro s odio cuandola ira n o es to ta lm en te descargada o satisfecha: y ya hem os vistoq u e la ira , a su vez, so lam ente b ro ta cuand o tropezam os con u nobstácu lo capaz de m alograr (o am enazar de fracaso) nuestra ha-b i tu a l adap tac ió n situac iona l. Es po r esto q u e el od io hacia u n se-m ejan te aum en ta en la m ed ida , precisam ente , en q u e éste es m ássem ejan te a nosotros , o sea, m ás equ ipo ten te o equ iva len te en susactos a los nuestros . E n efecto, si fuese m uy inferior, n o nos po-d ría m olestar; si fuese m uy superio r , por el con tra rio , nos aplasta -r ía . E n el p rim er caso, cua lqu ier an tip a tía "nos llevaría a descargarlib rem en te la ira sobre él y aparta rlo de nuestro ám b ito ; en el se-g u n d o , el tem or y el convencim iento de su superio rida d absolu ta nosde tend ría el odio y lo transform aría en tem or adm ira tivo . Por e llo ,po r ejem plo , a D ios se le puede tem er o querer, m as no es posib leod iarlo . Y tam poco podem os od ia r a u n a horm iga .

Es, pues, ley del odio la de la sem ejanza —más o m enos gran-de— en tre el od iado r y lo od iado . E llo supone qu e los rivales son,en cierto m odo , co incidentes , n o sólo en sus in tenciones sino en susposib ilidades . Y así nos explicam os qu e los odios m ás profundo s

surjan precisamente en tre quienes pertenecen a estrechos círculos h u -m anos (la p rop ia fam ilia , el m ism o club , lugar de traba jo , e tc .) .M as esta sem ejanza y afin idad exp lican , a su vez, la com plicad a con-duc ta y la diversa m u ltifo rm ida d de m anifestaciones del od io , q u ees capaz de infiltrarse hasta en los sen tim iento s m ás aparen tem en tenobles y elevados. Puede casi decirse q u e el odio es la form a de iraq u e m ás se m ezcla y m ejor se com penetra con cualqu ie r o tro tip ode ac titu d afectiva, constituyend o verdaderos "cocktails" em ociona-

les, ejem plo p rinc ipa l de los cuales es el llam ado odio de los celos.Q uizá el m ejor m odo de penetra r en este desagradable y vasto

cam po de la psicología d inám ica sea estud ia r separadam ente a lgu -nas de las situaciones " típ icas" en las q u e e l od io se condensa ycu ltiva . V am os, pues, a describ ir y analizar — siquiera sea som e-

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ram ente— los odios "relig iosos" , "po lítico s" , "é tn icos" , "profesio -n a le s " y "fam ilia res" , sin q u e e llo suponga , n i m ucho m enos, ago tarla lista de sus p rinc ipa les clases.

L O S O D I O S R E L I G I O S O S

C uriosa parado ja , ésta , q u e las relig iones —cuya p rinc ipa l fina-lidad es la de u n ir (ligar) y reu n ir (re-ligar) a los hombres— h a -yan sido , en todos los tiem pos, m otivo exacerbado r d e sus od io s .C ad a u n a de ellas se p roc lam a la "ún ica verdadera" , considera aqu ienes n o com ulgan con su credo (infieles, o m ejor a-fieles) com oenem igos y sobre ellos descarga n o solam ente anatem as, sino , cuan -d o puede , m azazos, balas o bom bas. Es así com o las m ayores m a-tanzas colectivas se h a n hecho en la h isto ria de la hum an ida d in -vocando la defensa (?) d e los diversos credos religiosos.

Basta un a lógica elem enta l p a ra com prender q u e si C risto , Je -hová , B ud a o M ahom a n o existiesen resu lta ría todavía m enos ab -su rd o m atarse p o r ellos q u e si rea lm en te existen , pues en este se-g u n d o caso son , po r defin ición , todopoderosos y p a ra nad a nece-sita rían el sacrificio de la v ida h u m an a , q u e ellos m ism os crearon .L a lucha religiosa es, sin d u d a , tan absurda com o la blasfem ia .¿Por q u é , pues , la exa ltan quienes se adjudican el títu lo de rep re -sen tan te s de sus respectivos credos? En tod o caso, la ún ica luchaq u e pod ría ser sem ijustificad a desde el p u n to de vista lógico seríala de la to ta lidad de los creyentes (de todas las religiones) contra lato ta lida d de los ateos, infieles o escépticos. M as nunca se ha p ro -duc id o ta l ag rupac ió n de bandos: las luchas m ás terrib les h a n ten idolugar en tre las diversas variedades de creyentes e, inclusive, en trelos m atices o subvariedades de u n m ism o credo (recuérdese , po rejem plo , el adven im ien to de la reform a lu te ran a en E u ro p a ) .

L a explicació n de esta parado ja la ha llam o s en la antes enun -ciada "ley de l o d io " (dad o u n m otivo cua lqu iera de od io , ésteaum en ta en razón d irec ta d e la sem ejanza o p rox im idad esencialen tre los dos térm ino s p ro tagon ista s del m ism o ) . M as e llo nos con-vence, u n a vez m ás, d e q u e la razón (lógica) b ien poco tien e q u ever con el origen de los odios y m enos aú n con su apac iguam ien to .A sí, cuand o se dem uestra a u n od iado r —con p ruebas evidentes—q u e n o tien e m otivos justificado s para a lbergar esa ac titu d , se con-sigue qua la in te rio ric e y la d isim u le , mas n o q u e la evite . Los peores

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odios son, precisam ente , los "inconfesables" . D e a q u í q u e las lu -chas religiosas se hayan desarro llado , genera lm en te , n o ta n to en elte rren o d e la discusión teórica , crítica de los credos o d e los testi<« ion io s referentes a la veracidad de las "revelaciones" y a la exis-tencia de sus au to res , com o en e l te rreno d e la conducta de losfieles y de sus ac titude s a n te problem as m undanos . Y ello se explicap o rq u e e n este caso lo q u e se odia n o es a l falso D ios o a la falsadoc trin a sino a l "sem ejan te" q u e n o se a lis ta en e l m ism o credo y,p o r tan to , se obstina en ser sem ejante m as n o "idén tico" . C on elloobstruyen la lib re prosecución de la llam ad a "paz" relig iosa . Y pre-cisam ente la p e rtu rb a n tan to m ás cuan to m ás "sem ejan te" sea. Esasí com o, p o r ejem plo , en pueb lo s y villo rrio s de países q u e sellam an civilizados, se p roduce n con frecuencia pendencia s y luchassangrien tas , en ocasión de festividades religiosas, en tre mozos ads-crip to s a la m ism a "fe" pero q u e concurren a la procesión llevand od istin ta s im ágenes sacras (1).

D e o tra p a r te , si la m otivació n p rin c ip a l de las creencias re l i -giosas se ha lla en el m iedo a la m uerte y a l sufrim iento (qu e creala con trapartid a de la " in m o rta lid ad " y la "salvación") n o es m enoscierto q u e un a m ayoría de credos religiosos h a n im puesto a susfieles "abstenciones" (sexuales, etc.) para m erecer sus cielos y elloles ha colocado en u n estado de tensión que los to rn a agresivos— porque, com o m uy b ien d ijo P lo tino , "e l am or insatisfecho setransform a en rabia"— y es así com o el p rim itiv o "sen tim ien to "religioso se trasm u ta en "fu ro r" relig ioso , con su dob le varian te ,sádica o m asoquista . Entonces se da paso a las au tom u tilac ione s ysacrificios o a las guerras "san tas" cuyo fin , m ás o m enos subcons-cien te , es la descarga de las tensiones acum uladas po r la insatisfac-ción de los im pulsos v itales creadores. C uan to peor es la existenciate rren a tan to m ás se desea abrev iarla ("M uero p o rq u e n o m uero" ,clam aba Santa T e re s a ) , m as com o, de o tra parte , es preciso asegu-rarse la existencia uZ traterrena com pensadora , el ú n ic o m ed io p a raello es morir por amor al Dios reverenciado, o sea, buscar la m uer-te en un a em presa "so i-d isan t" relig iosa . Y así se consum a, inclusoen la m ás civilizada de las relig iones (la cató lica , apostó lica y ro -m ana ) la g ran parado ja de q u e u n sacerdote p u ed a absolver de lainfracción del q u in to m andam ien to (]N o m atarás!) , e inc lu so p ro -m ete r la g lo ria e te rna , a quienes se lanzan a la b a ta lla con tra q u ie -nes, en algún m om ento , com prom eten el poder tem pora l del (Papa)

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rep resen tan te te rrena l de su d iv in a esencia. M ás aú n : T o rquem ad acreía m erecer tan to m ás esa g lo ria cuan to m ás inm o lab a en la ho -guera a viejas de liran tes y doncellas a trac tiva s y deseadas. "E l cas-tigo de la carne" equivale , claro está, a la agresión física destruc-tiva , y de esta suerte se santifica el od io , con ta l de q u e se le dé un aaparienc ia de som etim iento a u n ideal trascendente .

Así vem os convertirse la cruz en espada y pende r del c in to delos papas reyes, sim bolizand o la m ás perfecta "con trad ic tio in ad-jec tio " q u e jam ás haya existido . L a racionalizació n de este hechoconsiste en hacer sinónim o s el am or a l b ien (D ios) y el od io al m al(D em on io ) . M as, au n olv idand o que este m al fue engendrad o por

aque l b ien (Luzbel fue ángel an tes que d ia b lo ) , resu lta ev idente queen p len a doctrin a cris tian a es preciso responder al m al con el b ien(devuelve b ien po r m al, pred icó Jesucristo ) y po r tan to n o está en

m od o alguno justificad o el ju n ta r en u n m ism o objeto u n sím bolod e am or sublim e y u n filo de od io m orta l.

N o obstan te , la h isto ria nos enseña que , tan próxim as com o elm ango y la p u n ta de la espada, h a n estado siem pre las préd icas ylas luchas religiosas. L a frase "a D ios rogando y con e.1 m azod a n d o " (Pray God and pass the ammunition) ha sido en rea lidad ,ejem plarizad a po r quienes m ás obligados estaban a com batirla .

M as, si b ien se considera , n o hay po r qué extrañarse dem asiadod e q u e el od io se haya in filtrad o en todas las actitudes relig iosas:n o hay u n a sola re lig ión , en tre las varias centenas qu e existen contrad ic ión , desprovista de u n o o varios crím enes en su origen . Es m ás:tod o el con jun to de no rm as "exp ia to rias" q u e se im ponen a los fie-les es para liq u id a r el sen tim ien to de culpa del llam ad o "parric id iop rim itiv o " , o asesinato ancestral, qu e con tan to vigor describeS. F reud en su obra Tótem y tabú.

E l od io relig ioso es tan to m ás in tenso cuan to m enos liberadoo explícito se encuen tra el po tenc ia l agresivo que lo a lim en ta . Y éstees el caso co rrien te en la m ayoría de quienes siguen la v ía de la"renuncia " en vez d e la de l " im peria lism o " relig ioso : m ien tras elm isionero , lanzado a la conquista de nuevas ovejas para el Señor,polem iza y com bate , viaja y traba ja , no odia. En cam bio , la apa-ren tem en te h u m ild e y pasiva m onja de c lausu ra , q u e consum e suexistencia en constan te m ortificación , alberga en sus planos subcons-cientes trem end o potencia l de od io . Y la p ru eb a es la frecuencia conq u e en ella se observa el de lirio de persecución q u e , de acuerdo

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de dicho au to r L'Amour et la Haine. Ed. M alo ine , P arís , 1932,con el p rop io P ierre Jan e t , n o es sino u n delirio de od io . (V . la ob rapág . 231 : "le de lire de persécutio n n 'e s a u tr e chose q u 'u n de lire deh a in e " ) .

L O S O D I O S R A C I A L E S

H asta q u é p u n to pued e llegar e l od io , n o ya in ter-racia l sinoin tra -rac ia l, e n la especie h u m an a , nos lo acaba d e m ostra r e l h itle -rism o , al llevar hasta sus ú ltim as consecuencias la llam ad a teo ría deG u n th e r , referen te a la superio ridad de la raza aria . Pero sin nece-sidad de llegar hasta ta l ex trem o de desvarío , basta pasearse p o rcua lqu ie r c iudad del sur d e los Estados U n ido s para ver a lo q u ep u ed e 'lleg a r el od io rac ia l en u n país civilizado . Y si n o se deseao n o se puede hace r ta l experiencia , léase e l m agnífico lib ro de R i -chard W rig h t (Twelve million of black voices Vicking Press. N ewY ork, 1941) en dond e se ap rec ia rá en toda su m agn itud cóm o laconvivencia y la in te rp re tac ión cu ltu ra l de blancos y negros en Y an-q u ilan d ia , lejos de d ism inu ir, h a aum en tad o los m otivos de resen -tim ien to y od io recíprocos.

¿Por q u é od ia el b lanco a l negro? Por lo m ism o q u e odia a lasdem ás razas hum anas, o sea, p o rq u e tem e q u e su m ayor v ita lida dp rim aria las lleve a lgú n d ía a supera r las ventajas q u e él h a con-seguido con su m ayor astucia . E l hom bre b lanco n o se encolerizaso lam en te p o rq u e o tro ser, a qu ien considera inferior, quiera igua-larse a él, sino p o rq u e pueda log rarlo . Está d ispuesto a conceder,m agnán im am en te , beneficios a los "pob res" negros, pero se sien teenfurecid o si éstos se los tom an po r su m ano . D e a q u í q u e en lam ed ida en q u e los negros h a n dejado de ser esclavos y h a n ido in te r -firiendo en la zona d e acción reservada a sus antiguos am os, éstoshayan id o acum ulando od io en ta n ta m ayor m ed id a cuan to q u e ra-cional y éticam ente está m enos justificad a la agresión d irec ta .

¿Por q u é odia el negro a l blanco? N o tan to po r el hecho dehaberlo éste esclavizado y m enospreciad o d u ra n te siglos, com o po re l de ha lla rse convencido , aqué l, d e q u e ín tim a y po tenc ia lm en te es,cuando m enos, igua l a su ac tua l opresor. E n tan to el neg ro se con-sideró rea lm en te inferior a su conqu istado r , lo tem ió , lo adm iró yhasta lo ado ró ; cuando se ha considerad o su semejante es cuando h a

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pod ido em pezar a od iarlo , p o rq u e al m iedo p rim itivam en te sentidose le h a asociado aho ra la cólera q u e p repara su rebe lión .

P recisam ente p o r esta razón el m estizo (m ulato ) sien te aú nm ás od io hacia el b lanco q u e su negro p rogen ito r. L a can tidad d eiracund ia alm acenad a en él resu lta dob le p o r ser dob lem en te "sem e-ja n te " y n o llegar a ser idén tico a n in g u n o de los dos térm ino s p o -lares de los cuales em erge y hacia los q u e nunca pod rá re to rn a r .S íntesis fallidas , es decir, catatesis perm anen te , sufre en su p rop iam ism idad existencia l la falta de pureza , a rm on ía e ind iv idua lida dgeno típ ica . M as ese sufrim iento no es estéril, pues en varias gene-raciones, en la inm ensa re to rta am ericana , dará u n hom bre nuevo ,q u e tend rá inco rpo rada s sim ientes n o solam ente b lanqu ineg ras, sinoind ia s y am arillas: u n HOM BRE CÓSM ICO , q u e será qu ien resuelvadefin itivam ente este p rob lem a , hoy punzan te , del odio ín te r e in tra -rrac ia l.

N atu ra lm en te , aparte de los odios basados en desniveles re la ti-vos d e la autoestim ació n colectiva, hay otros en los q u e la m otiva-ción ap a ren te se basa en circunstancia s h istóricas o , inclusive , enfalsos preju icio s d e tip o psicológico . A sí sucede q u e d en tro de u n am ism a u n id a d nac iona l (política ) surgen ac titude s hostiles en treg rupo s reg iona l o geográficam ente vecinos, pero q u e se creen o riu n -dos de diversa procedencia y, sobre todo , o rien tado s hacia diversas

ru ta s ideales. Y es q u e el G igan te R ojo tom a apoyo en cualqu ier p re -tex to para nu trirse y acum ula , cuand o n o pued e enseñar sus fauces

d irec tam en te , su rab ia rech inand o los dien tes y qu in taesenc iándo la enla vesícula b ilia r . T a le s odios in tranac iona le s son los q u e se libe- ra n

en las llam adas "guerra s civiles", q u e son, precisam ente , las m ásinciviles o salvajes (recuérdese , p o r ejem plo , la guerra N orte -S u r

estadoun idense) .

L O S O D I O S P O L Í T I C O S

L a hostilidad en tre los llam ados "conservadores" y los "libe -ra les" , en tre "reaccionarios" y "progresistas" o en tre "derech istas "e " izqu ierd istas " h a existido secularm ente y tuv o sangrien tas m an i-festaciones colectivas en las p rinc ipa le s revoluciones y con tra rrevo -luciones políticas d e la h isto ria . M as, desde el adven im ien to d e C ar-Jos M arx y la aparic ió n d e su concepción m ateria lis ta d e la his-to ria , tod o el escenario de las luchas políticas se dislocó y la ag ru -

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pac ió n de los bando s fue pau la tinam en te haciéndose en función deu n concepto de "clases", observándose u n a tendencia a l concentra-m ien to progresivo de los num erosos m atices políticos , q u e h ab ía naparec ido tras la revolució n burguesa de 1789. A sí las cosas, sobre-v ino la recien te g u e rra m u n d ia l y pareció , p o r u n m om ento , q u e lasituac ió n po lítica se com plicaba po r haber aparecido , con singularfuerza, en e l pa lenqu e u n a nueva ideología : la fascista, basada ena u n a r u n nacionalism o im peria lis ta y chauvin ista con u n socialis-m o burguésesta ta l , llam ado "traba jis ta" .

P ero , en la ac tua lidad , to rn a a ser c la ro el cam po de lucha : deu n lad o se encuen tran todos los partido s q u e d irec ta o indirecta -m en te apetecen e l pode r p a ra defender inteses económ icos de laclase dom inan te (capitalism o fin an c ie ro ) ; de o tro se ha llan los qu ede u n m odo sincero y au tén tico in ten ta n gana r el pode r para p ro -ceder a u n a revolució n social q u e asegure u n a m ás equ ita tiv a d is-tribuc ió n d e la riqueza . A pesar d e e llo , p a ra m uchos observadoressuperficiales ex isten , aú n , sobrado s m otivos d e confusión , pues hayq u ie n está in teresad o e n p lan tea r el d ilem a po lítico en tre las llam a-das "concepciones to ta lita r ia s " (fascism o, socialism o, com unism o) ylas "dem ocráticas" , dand o po r supuesto q u e en las prim eras el " in -d iv iduo sucum be an te el poder om ním od o del E stado" , en tan to enlas segundas conserva sus derechos y libertades. N o es éste lugarp a ra en tra r en la crítica d e esta ac titu d , m as n o hay d u d a q u e todadem ocracia au tén tic a (gobiern o del pueb lo , po r e l pueb lo y p a ra e lpueb lo , com o postu ló A . L inco ln ) p resupon e u n ap a ra to esta ta lfuerte , capaz de hacer cum plir las leyes n o solam ente a los inerm es,igno ran te s y sum isos ciudadano s o cam pesinos "desconocidos" sinoa los po ten tes, audaces y prestigiosos personajes, "fam osos" en e l"selecto " c írcu lo d e la llam ada "h ig h life" . Y esto a lo que , confrecuencia , llam an "in te rvenc ió n to ta lita r ia " quienes ba jo la capade u n a dem ocracia (ad usum delphini) son, en rea lidad , m odelos dem en ta lid a d anarqu ista y solipsista . ¿De q u é sirve q u e nos "de jen"teóricam ente hacer cuan to nos venga en gan a si carecem os de losm edios p a ra "poder" hacerlo? ¿C uál sería el efecto de u n decretoau to rizand o a los hab itan te s de u n país a repartirse el te rr ito r io d ela estrella A lfa de l C entauro ? A prox im adam en te el m ism o q u e el d em uchos d e los artícu lo s constitucionale s d e las llam ada s dem ocraciaslibera les .

L a rea lida d es o tra : la luch a po lític a hoy ha ad q u ir id o la m á-

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xim a violencia y extensión . E l siglo x x m arca el adven im ien to del"H om o Politicu s sive U niversalis" y canaliza grandes to rren te s deodio hacia los dos grandes sectores hum anos: el que se "sien te op ri-m id o " y el que "desea seguir op rim iendo" . Ésta es la verdadera pos-tu ra q u e perm ite trazar la línea div isoria , aun en ausencia de crite -rios económ icos y de m arbetes nom ina les : hay m iem bro s de p a rti-dos com unistas q u e tienen "m en ta lidad op reso ra " y hay adeptos departidos conservadores que , inversam ente , tienen "m en ta lidad op ri-m ida" . A quéllo s buscan subconscientem ente el poder políticosocia lcom o substitu to del poder económ ico, del q u e carecen. Éstos qu ie -ren el "o rden" , cua lqu iera que éste sea, com o m edio de h a lla r un atran q u ilid a d existencia l que n o consiguen alcanzar con todas sus r i -quezas. Y po r ello , a cada paso, se producen "pu rgas" en u n o y o troband o con tend ien te : po rque n o basta la adquisició n de u n carne tpara ad q u ir i r un a "postu ra m en ta l" coheren te y consecuente con lavisión del mundo y la misión en el mundo que d ich o carne t im plica .

M as, sea de ello lo que qu iera , tam bién en este cam po de la po-lítica belicosa se cum ple la fam osa "ley del o d io " : éste aumenta en

razón directa de la proximidad categorial de los términos entre losque surge. Y así vem os que el odio existen te en tre los partidario s deS ta lin y de T ro tsky o en tre los adeptos de Laski y de A ttlee , o en trelos fanáticos del rey C aro l y de su h ijo es m ayor qu e en tre cua lqu iera

de ellos y los m iem bro s de los restan tes partidos nacionales .Esta circunstancia es la que explica la facilidad con la que , en

las votaciones parlam en tarias , se unen los votos de los partido s m ásideológicam ente d istanciados , para enfren ta r las tesis de los partido sde cen tro . A sí, es frecuente crear u n confusionism o y hacer creer alos electores ingenuos qu e "los extrem os se confunden " cuand o enrea lidad lo qu e hacen es, sim plem ente , contacta r ep isódicam ente , ensu com ún y rabiosa oposición a los centro s in term edios .

E l od io político es sum am ente devastado r po rque puede invocarpara satisfacerse, a cada m om ento , el "sagrad o prestig io de la Pa-tr ia " . A sí, basta acusar al od iado vecino de ser " tra id o r al p a ís" paraq u e sobre él caigan los anatem as de quienes (y son, aún , la m ayoría )son incapaces de dar a esa pa lab ra u n valor variab le , en función delm arco concep tua l en qu e es em pleada . T a n in tensa es la carga viru -len ta de los odios políticos , que hoy vem os usar a su servicio, por lospoderes público s encargados de garan tiza r la ju stic ia en países civ ili-zados, in strum en to s represores "especiales" (G estapo , G . P . U ., O . V .

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R . A ., S. I . M ., B rigada Especial, F . B . I.) q u e con frecuencia exce-d e n en sus m edios de agresión física y m en ta l a cuan to es realizad op o r los elem entos antisociales m ás peligrosos.

Y ello es tan to m ás paradójico cuan to q u e la activ idad po líti-ca — por definición y po r tradición— hab ía de ser m odelo de tacto ,

d e generosa com prensió n y de respeto a l ser h u m an o . M as la explica-ción rad ica en la violencia de la tendencia iracunda q u e se albergaen el hom bre , desde su m ás rem ota ancestralidad y que le lleva adesear el poder (W ill zur M acht) n o para servir, sino para servirse.

LO S O D IO S PR O FESIO N A LE S

T ris te sino el de la h u m an id ad : la fuerza de su egoísm o es ta lq u e n o solam ente "el od io crece en razón inversa del cuad rado dela d istanc ia" , com o glosa en su lie des Pingouins e l irón ico A nato leF rance , sino q u e aum en ta tam bién en "razón d irec ta del cuad rad ode la je ra rq u ía social" de quienes lo a lbergan . N o hay d u d a : el od ioprofesional en tre dos be tunero s es m enor qu e el que puede desarro-lla rse en tre dos sastres o com ercian tes ; éste p ie rd e im portanc ia an tee l que pueden tenerse dos banquero s o dos profesores (¿quién puedeo lv ida r las te rrib le s polém icas que de vez en cuand o se lib ran en trelos aparen tem en te pacíficos astrónom os para decid ir su p rio rida d enel descub rim ien to de u n asteroide?) y éste, a su vez, palidece an tee l q u e son capaces de sentir dos político s o dos m onarcas . Y ello po rla sencilla razón de qu e siendo el odio u n estado pasiona l aum en taráe n la m edida en qu e deba ser rep rim ido o disim ulad o y, claro está,la riva lida d en tre peones carreteros , por ejem plo , puede resolversem ed ian te u n o p o rtu n o cam bio de insu lto s y puñetazos; pero , en cam -b io , la p u g n a en tre dos investigadores rivales requ iere para m anifes-tarse la elaboració n de teorías e h ipótesis con trad ic to rias , de largasho ras de traba jo experim en ta l y de lucubraciones teóricas, sinq u e , a fin de cuentas , la "v ictoria cien tífica" así ob ten ib le se traduzcaen u n a defin itiv a anulació n del prestig io (ni m uch o m enos de laconcurrencia y oposición) de l adversario . En el cam po profesionalse condensan adem ás tres d istin to s m otivos de od io : el de ricos con-tra pobres, el de viejos con tra jóvenes, el de aptos con tra inep to s .P rescindirem o s de analizar los dos prim eros, por ser de orden gene-r a l , y nos lim itarem o s a considerar el ú ltim o , po r su especificidad y

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como si fuese igual. A nte ta l im potencia n o le qued a o tro cam inoq u e el de la in triga n i o tra ac titu d que la del rencor. N o es ra roque funcione entonces el proceso de "proyección " psíquica y el inep-to racionalice su odio afirm and o que el ap to es "van idoso" , que le"desprecia y rebaja sin m o tivo" o, incluso , q u e "le persigue escu-dándose en su superio rida d profesional" (único m odo d e reconocerleésta es el de afirm ar sim u ltáneam en te q u e abusa de e l la ) .

E n tales condiciones cada adversario acum ula m otivos de cóleray va u tilizand o arm as m enos recom endable s en su lucha , cada vezm ás enconad a e h ipócrita . A l p rop io tiem po sien te necesidad deencon tra r afiliados partidario s de su postu ra y p ro n to ingresa ena lgú n g ru p o o sociedad de carácte r profesiona l o técnico (científico ,a rtís tico , industria l , e tc .) , desde d o n d e — como cap itán o com o sol-dado, según sus condiciones— seguirá ac tuand o con tra los "com pa-ñeros" adscrito s a l band o con tra rio . Así en cada localidad se cons-tituyen a m odo de pequeño s ejércitos profesionales, u n a s veces arti-ficialm ente agrupado s bajo u n a com ún e inoperan te bandera socie-ta ria y o tras , las m ás, d iv id ido s en dos o m ás sectores c la ram en tean tité tico s. H asta q u é p u n to el od io profesional conduce a bajezasde tod o género pued e com probarlo qu ien con án im o im parc ia lasista, po r ejem plo , a los p repara tivo s para la confección de u n a can-d id a tu ra de ju n ta d irectiv a profesional, a las deliberaciones para laconcesión de u n p rem io (artístico o científico ) o a un a " te r tu l ia " deprofesionales. Sin dud a encontram o s aqu í u n o de los m ayores obs-táculos y a la vez u n o de los m ejores incentivos para la progresióndel traba jo técn ico . E l obstácu lo nos lo p ropo rc ion a e l hecho d eq u e casi siem pre éste n o se realiza com o fin sino com o m edio deob tene r satisfacción persona l derro tand o a los partidario s de la o tra"escuela" ; el incentiv o lo hallam o s en la severa crítica a la q u etod o traba jo de este género se ve som etido po r los profesionalesrivales del au to r ; así perpe tuam en te destacan en el pa lenqu e dela d ialéctica cu ltu ra l diversas tesis y antítesis sin que sea posiblellegar fácilm ente a las correspondien te s síntesis po r la m ala vo lun tadsubconsciente de quienes las susten tan . B asta, en efecto, que salgau n esp íritu conciliado r y ecléctico q u e in ten ta realiza r ta l síntesisp a ra que , lejos d e ayudarle en su em presa, caigan sobre él los par-tidario s de todas las teorías q u e se tra ta de in teg rar.

E n el cam po de las reiv indicacione s sociales el od io profesionales el causante p rinc ipa l de las d ificu ltades con q u e en la prácticatropieza la célebre consigna de M arx que postu la la u n ió n de todos

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su im portanc ia en la determ inació n de las conductas en el m u n d ode l traba jo .

£1 odio del ap to con tra el in ep to profesional se apoya, com ose ad iv ina , en m otivos diferentes q u e su reciproco y se m anifiestatam b ién de u n m od o d istin to . A priori —se dirá— el profesionalap to n o deberá sen tir hac ia el in ep to od io sino com pasión ; esto seríacierto si la ac tua l organización social perm itiese q u e el rango profe-sional se ajustase estrictam ente al valo r de la a p ti tu d para el traba jo ,pero desgraciadam ente el inep to ocupa con frecuencia cargos profe-sionales superiores a los del ap to , y en ta l caso surge ya la vu lnera -ción del "yo" de este ú ltim o , condició n in ic ia l de su cólera y de la

condensación de su od io .¿Cóm o es posib le ta l irregu laridad? Por varias razones q u e m e-

rece la pen a enum erar: 19, po rqu e la colocación en el traba jo n otien e luga r de acuerdo con los m érito s de cada cual sino de acuerdocon influencias (políticas o sociales), con sim patías personales, conla suerte o desgracia (vale m ás llegar a tiem po que ro n d a r u n año)d e l colocado ; 2?, p o rq u e en la m ayoría de los casos n o se efectúau n a com probación seria del rend im ien to de cada traba jado r en supuesto con el fin de asegurar constan tem ente qu e ocupa el luga r quele correspond e (The right man in the right place); 39, p o rq u e lariva lida d existen te en tre los profesionales ap tos de te rm in a que éstosen ocasiones prefieran elevar a los rangos de direcció n a gen te inep tapara así ev itar que se encum bre su " ig u a l" y, de o tra p a rte , podersed a r con tinuam en te la satisfacción de sentirse ín tim am en te superio ra sus d irig idos ; pero éstos, u n a vez encum brado s con su com plicidad ,n o se m uestran propicio s a ser sim ples "hom bres de pa ja" y al tra ta rde im pone r su crite rio suscitan doblem ente el odio de los ap to s, pues-to q u e éstos h a n de reconocer q u e h a n ten ido en sus m anos la posi-b ilidad de evitar ta l situación . (T a l es el m ecanism o po r el cual m u -chos in telectuale s que critican acerbam ente a los hom bres represen -tativos del gob iern o se niegan en cam bio a sustitu irlo s cuando son

llam ado s a h a c e r lo ) .E n cuan to al odio del inep to hacia el ap to es, desde luego , m ás

p ro fund o e in tenso , pues se debe n o tan to a la consideración de lam ejo r posición , del m ayor prestig io , etc ., qu e éste pueda tener sinoa l hecho irrem ed iab le de su superio rida d técnica, superio rida d liga-da a condiciones esenciales de su psiquism o y, por tan to , consubstan -

cial con su p rop ia existencia . E l inep to n o pued e asp ira r nunca a ser

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los trabajadores . Y en el cam po po lítico ese m ism o od io explica elfracaso an tic ipado de los denom inado s M inisterio s T écnicos. Si escondició n casi precisa para d irig ir u n M in iste rio de M arin a n o ha-berse em barcado , para ser M in istro de Sanidad n o ser m édico , paraocupa r el sillón m in iste ria l d e In strucc ió n P úb lica n o ser profe-sor, etc., ello se debe n o tan to a los defectos de la organización po lí-tica del pa ís com o a la v io lencia del od io profesional, q u e única-m en te to lera el encum bram ien to de aque l a qu ien pued e ponerconstan tem ente en rid ícu lo po r su in ferio rida d técnica.

L O S O D I O S F A M I L I A R E S

Es u n hecho innegab le q u e el od io p rend e con frecuencia n osolam ente en tre uno s y o tro s troncos fam iliares sino en tre los m iem -b ros de u n a m ism a ram a fam iliar. Es decir, existen odios ínter eintrafamiliares. Los p rim ero s surgen sobre tod o cuando po r razonesde vecindad es forzada u n a relació n en tre g rupo s fam iliares equ ipo -len tes en su acción social y rivales en su in ten to de dom in io cac iqu ily económ ico en u n cam po de acción lim itado . L a ofensa q u e desen-cadena la m anifestación in ic ia l del od io n o es causa sino p re tex topara su eclosión y, u n a vez puesta en m archa , la pugn a se establece ,apoyándose p rinc ipa lm en te en los terreno s económ ico y po lítico ,siendo azuzada po r la com un ida d lugareñ a cuyos com ponentes m e-nos destacados encuen tran en ella u n m edio fácil y cóm odo para sa-tisfacer sus im pulsos agresivos, sus am biciones de m edro y su tenden -cia a la ch ism orrería . Casi siem pre los pro tagonista s de la p rim eraescena son personas del m ism o sexo y n o es infrecuente que su m o -tivo aparen te sea la concurrencia sexual. E n estos odios, cada fa-m ilia ac tú a com o u n solo ind iv iduo en tan to la luch a se establece enel estrecho m arco local, m as la ley de las com pensaciones , m anifes-tada en form a de con traste afectivo , de te rm ina a veces la aparic ió nde u n bello rom ance de am or, casi siem pre trág icam ente te rm inado(com o el de los am antes de T e ru e l) en tre jóvenes descendientes de

am bas fam ilias que , a l ex trapo larse de la tón ica am b ien ta l, in ten ta np roc lam a r el triun fo d e Eros sobre T añ o s pero pagan con su vidata l audac ia .

L a condensación del "renco r p u eb le ril" se explica po r la lim i-tación d e sus posib ilidades de derivación , p o r el p rim itiv ism o m en -ta l d e sus m an tenedo re s y, sobre todo , p o r la casi n u la renovació n

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de l plasm a germ ina l, ya q u e se suceden las generaciones sin apo rteconstituc iona l nuevo , pues es sab ida la costum bre de concerta r losm atrim on io s en tre consanguíneos m ás o m enos próxim os, en taleslugares. B asta con ab rir nuevas ru ta s , físicas y psíquicas , a la activi-dad pueb lerin a p a ra q u e se m ovilice el encharcad o po tenc ia l pasiona ly desaparezcan estos odios in terfam iliares , m uch o m ás frecuentes enlos pueb lo s d e m o n tañ a q u e en los m arítim os (po r la ab e rtu ra in fi-n i t a de l paisaje en estos ú ltim os) h as ta e l p u n to q u e las gentes losdesignan ya con el nom bre de "odios cerriles" (es decir, d e odios delas gentes q u e viven en los ce rro s) . O tro m o tivo p a ra explicar lacondensació n del od io en los te rreno s m ontañeses nos lo da la ten -dencia a l p redom in io d e las form as lep tosom oatlética s en sus m ora-dores; el tem peram en to esquizoide q u e con ellas co incid e p red isponea l abso lu tism o conceptua l (véase en E spaña el caso genera l de losnavarros) y hace m ás difícil tod a conciliació n en tre los bando s enlucha . (A cerca de este p u n to , q u e enlaza con el p rob lem a psiqu iá tri-co, es in te resan te el estud io de R ob in sobre Les Haines Familiales.)

Los odios intrafamiliares. — Su existencia nos revela cuan equi-vocado y artific ia l es e l concepto que la m ora l trad ic iona l qu iereim pone r acerca de la denom inad a "cé lu la social" . Su com prensió nrequ iere el conocim iento psicoanalítico de la denom inad a "conste -lación " fam iliar. É sta nos aclara , en p rim er té rm ino , la situació nafectiva típ ica en tre p ad re e hijos (com plejos de E d ipo y E lectra )resum id a en e l od io hac ia el p rogen ito r del p ro p io sexo po r la riva-lid a d en la posesión m onopo lizad a de l sexo con tra rio ; en segundotérm ino , nos explica tam b ién los odios fraternales (regidos po r eldenom inado com plejo de C a ín ) , pero la pa togen ia de tales situa-ciones de renco r n o se agota , a nuestro ju ic io , con la in te rp re tac iónfreud ian a y es m uch o m ás com pleja . Su raíz m ás im portan te laencontram o s en el te rrib le o priori de la estruc tu ra fam ilia r q u e d e -te rm in a de an tem ano la "ob ligac ión " de quere r (com o si fuese p o -sib le im poner sen tim iento s de n ingú n género) a seres cuya coinci-dencia n o es o tra que la de encontrarse en u n m ism o árbo l genealó-g ico . N ad ie puede "escoger" sus herm anos , sus pad res , sus prim os osobrinos, sino q u e éstos le son dados a l nacer; d u ran te tod a su vidala ac tua l organización social señala q u e h a d e tra ta rlo s con afecto y,en n o pocos casos, con subo rd inac ió n jerárqu ica , au n cuand o in te lec -tua lm en te sea superio r a ellos. M ayor coacción n o cabe im ag ina r enla libertad estim ativa , y po r e llo se com prend e que , po r debajo de

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la ficción que ta l organización im pone , se incuben rencores y resen-tim ien to s sin cuen to . D e o tra p a rte , toda fam ilia tiend e a funcionaren rég im en m onárqu ico abso lu tis ta : hay u n "cabeza" de fam ilia q u erig e sus destinos y tras de é l, en disposición vertica l, se estratificanJas je ra rq u ía s sin tener para nad a en cuen ta los valores psíquico sde quienes las osten tan : de ah í la divergencia de op in iones , irre -conciliab le po r el p re ju ic io de la obligada subord inació n de hijosa pad res , de sobrinos a tíos, de herm ano s m enores a m ayores, etc .H ay en cada fam ilia im p líc ita un a lucha sem ejante a las de lastr ib u s p rim itivas : cada m iem bro am bicion a el pode r d ic ta to ria l del" je fe " y tra ta de conqu ista r a éste con zalem as, o bien le p lan tacara si se cree lo suficien tem ente fuerte para ganar su independen -cia : a esta situació n se agregan , com plicándola , los m otivos sexua-les an tes m encionado s y, de o tra p a rte , tam bién en p lan o re levan te ,los de índo le crem atística qu e son aprovechados casi siem pre en el" jueg o p o lítico " del jefe fam ilia r com o m edio para asegurar sup o d e r : de aq u í la trad ic iona l aversión que los patria rcas sien ten parain tro d u c ir en su pequeño re ino el rég im en dem ocrático basado enla posib ilidad de u n a existencia au tóc ton a de cada u n o de susm iem bros .

U n caso p a rticu la rm en te in te resan te y sui géneris de od io fam i-lia r típ ico lo constituy e el de la an tinom ia en tre los denom inado spad re s e hijos políticos , de cuyas m ú ltip le s varian tes elegirem ospara nuestro análisis la de l odio en tre suegra y nuera, por ser el m ásc la ro y de transcendentale s efectos en la v ida de tod o nuev o hogar.

Suegras "versus" nueras. — A lguien h a dicho q u e "la suegra esel m ás eficaz diso lvente de los m atrim on ios" y sin dud a es c ie rtoen los casos en que la suegra es v iuda , el m arido es h ijo ún ico ylos tres conviven en u n m ism o hogar. E n ta l situació n la d ispu tap o r la posesión del cariño en tre la m adre y la esposa está al p rin -c ip io perd id a para la p rim e ra q u e ve su hogar invad id o p o r un a" in tru sa " q u e le roba su ún ico bien y a la que , para m ayores sar-casm os, se ve ob ligad a o tra ta r com o h ija . L a im posib ilida d de sa-tisfacer su od io m ed ian te u"na venganza engendra en la pob re suegrala ac titu d de resen tim ien to y, de o tra p a rte , la estrechez de lasparedes de la casa im posib ilita refugiarse en la h u id a del desprecio .A sí el od io se quin taesencia y com ienza genera lm en te a establecersu ún ica derivació n posib le : la critica de la nueva organización do-m éstica , ejercida en form a aparen tem en te inofensiva para ser per-

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m itid a po r el m arido e h ijo , es decir, acudiend o solícita la m adre asubsana r y a rep a ra r las om isiones q u e la esposa tien e en la satis-facción de los gustos d e éste. U n poco m ás tarde , adop tand o apa-ren tem en te la racionalizació n de q u e "n o qu iere ser u n esto rbo " yq u e "debe ayudar en el traba jo de la casa la suegra rivalizará conla n u e ra y m ed irá sus fuerzas en otros aspectos del menage hastaconseguir q u e el casado adm ita im p líc itam en te la superio ridad deaquélla , po r su m ayor "experienc ia " en tales m enesteres. U nos m e-ses después y com o qu ien n o qu iere la cosa los dardos se dirig i-rá n ya d irec tam en te a la p ro p ia persona lida d de la n u e ra , a susvestidos y afeites, a la d istribuc ión de su tiem po , etc. P ero cuandola ofensiva se desencadenará en todo su esp lendo r será con m otivodel p rim er em barazo y p a r to ; en tales condiciones e l renco r suegrilalcanza a veces u n m aquiavelism o refinado : a l ascender a la catego-r ía de abuela , la suegra se sien te reforzada en su posición y selanza a la u tilizac ió n del n ie to com o arm a p a ra te rm inar su labo rd e reconqu ista de l h ijo .

L as derro tas y victorias d e esta lucha , sorda u n a s veces y escan-dalosa o tras , constituyen para su inocente causante o tros tan to s m o-tivos —si m ás n o tuviese— p a ra llegar a aborrece r el tea tro de lam ism a y buscar fuera d e él la paz q u e le h ab ía n p rom etido . N o secrea, sin em bargo , q u e la nuera desem peña u n pape l de víctim ap rop ic ia to ria y que es ajena a la p rec ip itac ión del desenlace ; con suconducta quejum brosa e in transigen te , con sus lloros o reproches ,pone a l m arid o en e l d ilem a de ser u n m a l h ijo o u n m al esposo,d ilem a q u e éste acostum bra resolver siendo am bas cosas a la vez.B ien puede afirm arse q u e esta situac ió n conduce en bastan te s casosa reacciones pasionales pato lógicas , especialm ente po r p a rte de susdos p ro tagon ista s fem eninas, q u e engend ran entonces tod a suerte deideas de perju icio , d e persecución , h ipocond ríacas , d e au to rre fe -renc ia , depresivas, etc ., y pasan a engrosar e l con tingen te de clientesam bu la to rio s d e los psiqu ía tras o , lo q u e es peor, de adeptos de lasm il y u n a sectas y organizaciones seudorreligiosas q u e les p rom ete ny aseguran u n a solución "m ágica" de sus sufrim ientos .

E l od io hom ón im o d e suegros y yernos es, en genera l, m enosp ronunciad o y tiene m enos com plejidad expresiva , pues acostum -b r a descargarse con m ayor rap idez .

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C A PÍTU L O IX

C A T A M N E S I S D E L O S O D I O S

H em os visto qu e el od io es, quizás, de todos los estados pasio -na les , e l q u e m ás p ropende a estratificarse y perseverar, llevand o asu víctim a a un a especie de rigidez en la conducta , de suerte qu ellega a ser to ta lm en te inm odificab le po r la fuerza de la lógica o po rlos sucesos de la experiencia . N o obstan te , la v ida supone cam bioy el od io , q u e tiene p rinc ip io , h a de tene r tam b ién fin , au n antesde que éste sea im puesto po r la transform ació n física de qu ien loa lberga .

V eam os, pues, cuáles son las vías po r las cuales pued e derivarse ,transform arse , descargarse o desaparecer; es decir, estudiem os las"sa lidas" del od io .

E L D E S P R E C I O

Ésta es la m ás com ún , la m ás fácil y la m ás inofensiva: m er-ced a u n len to y constan te proceso de racionalizació n catatím ica ,llegam os a convencernos de q u e "n o merece nuestro sufrim iento ,nuestra preocupació n y nuestra có lera" el objeto o la persona queodiam os. U na vez convencidos de nuestra superio rida d (siqu ieraésta n o sea exp líc itam en te dem ostrab le ) , pasam os a d ism inu ir suim portanc ia , es decir, a des-preciarlo (qu ita rle precio , des-valo-r iz a r lo ) . E ntonces es posib le proceder, a veces, al o lv ido forzado, esdecir, a la supresión del en te od iado com o im agen (presente o evo-cada) en el cam po de la conciencia . C u an d o pasam os cerca de él,volvem os la vista o, p rev iam en te , nos hem os alejado para evitar sucercanía , com enzando de esta suerte el proceso d e su progresivoa le jam ien to de nosotros .

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Es posible que el elemento de separación , de re-pulsión , llegu ea ser tan intenso que engendre una impresión global de expulsió ndel contenido odiado y digamos que su sola evocación nos produceasco. El asco es, en definitiva , la forma somática del desprecio ,ejemplarizada en la náusea y el vóm ito , con que tantos histéricosmanifiesta n su hostilidad simbólica .

L A V E N G A N Z A

Si en el desprecio logramos superar el odio destruyendo ima-ginativamente el valor odiado , en la venganza tratamos de reafir-mar nuestra superioridad sobre él, infligiéndole un daño o sufri-m ien to que juzgamos, cuando menos, igual al que nos ha causado(muchas veces, involuntariamente por c ie r to ) . Vengarse es "hacer

las paces tras doble guerra ; es u n intento de retornar al equilibriotensional que precedió al período de antipatía y de enemistad , m e-diante uno o varios actos que restañen la herida sufrida por elamor propio. Es, en suma, anular la cólera anulando el motivo dem ied o que la engendró . En la medida en que el odio da paso al"proyecto" de venganza, el sujeto empieza ya a tener u n consuelo :se siente solidario con ese proyecto y lo "acaricia", anticipandoimaginativamente el placer de su realización . V ive y revive en sufantasía el momento en que triunfe sobre el poder odiado (por-que, objeto , idea o persona, lo odiad o representa siempre una fuer-za o p o d er) , y la autosatisfacción que ilusoriamente encuentra ental ensueño es un bálsamo para su, hasta entonces, impotente rabia.

En algunos casos, tratándose de mentalidades primitivas e inge-nuas, es factible que el potencial agresivo del odio se descarguesimplemente por la vía verbal, en forma de "maldiciones" , es decir,de formulaciones hechas in pectore, repetidas con fruición y confia-das, en su cumplimiento , a mágicos y perversos dioses, espíritus odemonios. Es curioso que la creencia en la compatibilidad de tales"maleficios" y la existencia de una justicia divina y cristiana esalimentada por múltiples personas de relativa cultura; especial-mente en el sur de España es frecuente oír a u n odiador decir: "Per-mita D ios q u e . . . " (y aquí sigue el texto , casi siempre espantoso , dela deseada venganza) .

N o siempre, empero , le basta al odiador con tan inofensivo pro-cedimiento para calmar su "sed de venganza" y entonces enfrenta y

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p repara m inuciosam ente la ejecución real de su proyecto . M as aqu ísurge, nuevam ente,, el m ism o obstáculo que determ inó la estra tifi-cación y condensación de su od io : el m iedo al poder de reacciónde lo od iado . Es preciso , en efecto, con ta r con la posib ilida d de lare-venganza, o sea con la venganza sobre la venganza. Incluso si elac to vengativ o supone la desaparició n física del m otivo od iado , éstese ha lla asociado a o tro s que pueden erigirse en sus postum o s ven-gadores. Y este tem or puede ser tan efectivo q u e para lice , apenasin ic iado , el p lan vengativo , sum ergiend o de nuevo al od iado r en surab ia . E ntonces, em pero , ya n o se lim ita a sen tirla sino q u e laresien te y engendra el peo r de los estadios finales del od io .

E L R E S E N T I M I E N T O

M ax Scheler h a sido qu ien con m ayor clariv idencia ha analizad oeste com plejo y deletéreo estado aním ico , en el q u e m uchas personasse resecan y carcom en , en un a to rtu ra peo r q u e la m ás inferna l d elas im aginadas venganzas. P one de m anifiesto ese g ran pensado r

(v. su lib ro El Resentimiento y la Moral) q u e se requ iere n tres condi-ciones para q u e el od io engendre el resen tim ien to : 19 q u e se haya

a lim en tad o u n a p ro b ab ilid a d de triun fo sobre lo od iado ; 2 ' q u e ésta sehaya perd id o p o r falta de coraje; 59 q u e el su jeto , que sien te u n a sed

sin esperanza de venganza, perc ib a su in ferio rida d y n o se con-form e con ella , od iándose tan to o m ás de lo que p rim itivam en teod ió . E n tales condiciones nad a puede , ya, hacerse para devolverlela paz "desde fuera" , puesto q u e su rab ia crece y se m agnifica po rau to inducc ión . C ualqu ie r gesto de generosidad , conciliación o com -placencia sólo sirve para em peorar el resen tim ien to ; la única salva-

ción sería borrar el pasado u olvidarse de si mismo, m as un a y o tracondiciones son p rác ticam en te im posibles de logro y po r ello la per-sona resentid a se com porta , a l parecer, m asoquísticam ente , aum en-

tand o sin cesar los m otivos de su sufrim iento , cual si qu isie ra exp iar sucobard ía o su in ep titu d para lograr la reparació n de su vulne-

rad o "yo" .

E L P E R D Ó N C O N C I L I A T O R I O

A fo rtunadam en te n o es fata l q u e el fracaso de u n a in iciada ven-ganza lleve a l resen tim ien to . C on frecuencia el od iado r se consuela

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im ag inand o o tro p lan , m ás ind irec to , de reparació n de su m altrech oam or p rop io . Y a fuerza de cam biar tales p lanes en su im aginació npued e ocu rrir que llegue , po r u n proceso de racionalización , a con-c lu ir q u e la "m ejo r venganza consiste en n o vengarse" , o sea: enperm anece r siem pre frente a lo od iad o en situació n de acreedor. C onello se satisface la necesidad d e apo rta r u n a com pensación a l lesio-n ad o sen tim ien to autoestim ativ o y, a la vez, se evita la razón detem er un a nueva vu lnerac ió n del m ism o. U n a vez en esta vía de" a h o rro " de (las satisfacciones y peligros de) la venganza, es inclu -sive explicab le que qu ien la em prend e llegue a "devolver b ien porm a l" , para así m ostrarse superio r a su rival o adversario (M arcoA ure lio escrib ió : "E l m ejor m odo de vengar la in ju ria es n o pare-certe a l q u e te la in f ir ió " ) .

N atu ra lm en te , m uchos odios n o se basan en supuestas ofensasn i daños inferido s a l od iado r, sino en irresistib le s an tipa tía s na tu -rales que éste, de u n m odo prim itivo o ad q u ir id o (por experienciao p o r asoc iac ión ) , siente hacia los objetos que m otivan su enem is-tad . Y entonces, siendo "irrac iona le s e in justificab les" , tales odiosapenas pueden ser superados, ya q u e el esfuerzo in te lec tua l de qu ienlos siente se d irig e a encontrarle s p re tex to s m ás q u e a ha lla rles rem e-d io . E n esta categoría se encuen tran , p rinc ipa lm en te m uchos de losodios profesionales.

Sin em bargo , n o hay d u d a de q u e el m iedo im p líc ito y la adm i-rac ió n ocu lta en el com plejo aíectivo de todo od io pueden llegar, conel tiem p o , a hacer v ira r su signo incluso de u n m odo espectacular ybrusco , confirm and o la aparen te parado ja de b ro ta r de su seno elsen tim ien to opuesto . Esto se ve favorecido cuand o u n " te rtiu m "provoca la coyun tu ra feliz de darse m u tuas explicaciones los riva-les, que así se perdona n m utuam en te y construyen sobre esa reconci-liación u n a am istad o, inclusive , u n am or sólido (si existe u n a a trac -ción sexual q u e h ab ía sido re p r im id a ) .

P ro n to verem os q u e ese tránsito d e la ac titu d repulsiv a a laa trac tiva , es decir, de la " a n t i " a la "sim patía" , se h a lla favorecido

po r el hecho de que es com ún a am bas el interés interpersonal reci-proco. G racias a esto n o hay solución de con tinu ida d en el proceso de

la transform ación ; el p u n to O —de absolu ta ind iferencia oapatía— puede afirm arse q u e n o existe com o d a to psicológico obser-vable en tales casos. Y , lo q u e es m ás ex trao rd inario , verem os tam -b ién q u e en todo am or existe la ten te u n germ en d e riva lidad capaz

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ingentes núcleos energéticos que constituyen las gigantes pasiones ypulsiones p rim arias es sem ejante a l del físico con las enorm es fuen-tes de la energ ía n a tu ra l : es preciso ponerlas a l servicio del progreso .U sar el fuego sin quem arse , el agua sin ahogarse y el v ien to sin serarrastrado , son triunfos d e la técnica q u e h a n perm itido al hom breel dom inio de la na tu ra leza . U sar el m iedo sin anularse , la ira sinconsum irse y el am or sin extasiarse es quizás m ás difícil de log ra rpero no im posib le . L a R ochefoucauld ya dijo que los vicios puedenser transform ados en v irtudes ; F reu d nos lo h a dem ostrad o y h aseñalado , adem ás, las ru ta s de este proceso de "sublim ación" . Vea-m os, pues , cóm o podem os tra ta r a esta h ien a psíquica , que es la ira ,para convertirla en p ropu lso ra de actos nobles.

E l proceso natura l d e dilució n y m etam orfosis d e la ira.

L a ira constituye el puen te en tre el m iedo y el am or. N acesiem pre que el pavor nos conm ociona sin siderarno s y se vuelve con-tra él a tacándo lo en su recónd ita guarida . M as el rem edio que nosapo rta es efím ero y peligroso ; pued e convertirno s en asesinos, des-truc to res , crueles, feroces bestias hum anas. D e o tra p a rte , obscuray ciegam ente la ira p ropende a lograr la om nipotencia del ser, sudom in io im peria l y absolu to en la situación , su triun fo sobre cuan topued a oponerse a la satisfacción de sus ganas (tendencias , necesida-des o u rgenc ias), sean ellas las que fuesen.

Pues b ien : la luch a con tra el m iedo ya es, ind irec tam en te , efec-tiva para d ism inu irla , pero aú n será m ás eficaz lograr q u e , u n a vezengen d rada , se descargue en direcciones y en form a q u e resu lten p ro -ductivas en vez de destructivas . D el p rop io m odo com o la fuerzadevastadora de u n to rren te se convierte en p ropu lso ra de tu rb ina sq u e hacen fértil la com arca que antes era in u n d ad a , así tam b ién esfactib le q u e la ingen te po tenc ia lida d destruc to ra de l G igan te R o jose transform e en im pulso laborioso y nos lleve, deb idam en te sub li-m ad a y d irig ida , a lograr el dom in io de la na tu ra lez a y las con-quistas de l progreso científico , técnico , artístico , es decir de la v idacu ltu ra l . F reu d opone , en c ie rto m odo , la civilización a l p lacer: elprecio de la cu ltu ra es la renuncia a las satisfacciones m ás primarias,q u e en el hom bre p rim itiv o se ob tienen directa y fácilm ente . D eesta suerte , a l crear prohib iciones y " tab ú s" (la e-ducación e n lospaíses civilizados es, p rinc ipa lm en te , m -ducación) el hombre- culto

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rep rim e y com prim e sus im pulsos na tu ra le s y éstos rev ie rte n sobreé l, dand o origen al sufrim iento y a la angustia : el Homo Sapienses el ún ico an im al capaz de suicidarse p rem ed itadam en te .

P ero —y esto n o lo h a sabido o pod id o term inar de in tu i r elg ran cerebro de Freud— n o es exacto que la a lte rna tiva iracundasea destru ir o destru irse , an u la r o anu larse (dilem a q u e en ciertom odo fue p lan tead o po r la p ro p ia concepción lam arck ian a de la" luch a p o r la v id a " ) . L a verdad es q u e , en el caso del hom bre , seofrece o tra varian te , po r la q u e la energ ía tán ica de l m al llam ado

"in stin to de m u erte " se convierte en fuerza creadora (y por eso es-crib im o s qu e la ira , m al a su pesar, pued e engendra r el a m o r ) : ta lvarian te está rep resen tad a po r la derivació n de los im pulsos iracun -dos hacia la "aven tu ra exp lo rado ra" , es decir, e l "juego inqu isido r" ,

vu lgarm en te designad o bajo el calificativo de curiosidad. ¿Q ué es, enefecto, la curiosidad sino la tendencia q u e nos dirige a l p u ro

dominio gnóstico de las situaciones, que in ic ia lm en te eran fobíge-nas, po r lo que ten ían de ignotas?

E s a través del im pulso carioso que se in icia el proceso de co-nocer la rea lidad ex terio r , p en e tra r en sus reconditeces y descub riro revelar sus secretas esencias, es decir, dominarla potencial o inte-lectivamente. C onocer algo significa — prácticamente— halla rse encondiciones defensivas y ofensivas superiores a las q u e tenem os fren-te a lo desconocido . H em os visto qu e el m iedo alcanza su m áx im oinflujo angustian te an te la nada , precisam ente po rqu e la nad a n o sepuede conocer n i exp lo rar. E lla rep resen ta la m áxim a in te rrogan te ;a m ed id a q u e vam os llenando con realidades conocidas algunos desus huecos nos vam os sin tiendo m ás serenos, m ás dueños de nosotro sm ism os y m enos iracundos , po rqu e , en el fondo, nos sentim os m ásseguros y m enos am enazados de fracaso.

L a ira , pues , pued e transm utarse en curiosidad y gastarse entraba jo exp lo rado r. P uede , tam b ién , sublim arse en gestas de con-qu ista sim bólica , de sim ple afirm ación del pode r ind iv idua l en u nterreno en que n o ocasione sufrim iento ajeno : ta l es el caso del a lp i-n ista que escala u n pico inaccesible o el del cam peón de lanzam ientode peso, o el del cazador de "reco rds" extravagantes , tan frecuentesde observar en N orteam érica . U na varian te de este tipo nos la dael llam ad o "coleccionista" , q u e p ropende a ser poseedor m áx im o deu n a determ inad a clase de bienes u objetos, para satisfacer así su n e -cesidad de afirm arse superio r al p rom ed io , en a lgú n aspecto (ya q u en o lo p u d o ser en o t ro s ) .

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L A L U C H A C O N T R A E L M A L H U M O R

N o hay d u d a q u e e l m al hum or es signo de propensió n iracun -da . Por esto , si querem o s ev ita r ser v íctim as del im pulso rab io so ,habrem o s de em pezar po r com batir a aqué l. Casi siem pre u n m al-hum orad o es u n pesim ista y , en el fondo, u n m iedoso q u e n o q u ie reconfesarlo . P o r e llo le conviene ser analizad o y enfren tad o con u n ain te rp re tac ión objetiva de sí, para q u e — conociéndose mejor— p u e -da dejar de sufrir y d e hacer sufrir a los dem ás.

¿Cuáles son las características generales de l m al hum or? L ap rim era y p rinc ipa l es la de n o acusarse com o ta l a qu ien lo tiene :éste adm ite , a veces, q u e tien e "m ucho gen io" , m as n o reconoce q u elo tiene m alo y si, po r azar, lo hace , se cree q u e ese hecho es tanfata l e ine luc tab le com o la ó rb ita de S atu rno , m otivo po r el cualcom pete a los dem ás la precaució n d e n o hacérselo exh ib ir (o com ose dice vu lgarm en te , de n o "buscarle las p u lg a s " ) .

Las ac titude s q u e definen el carácte r m alhum orad o tienden acaricaturizarse y exagerarse con el decurso del tiem po , devin iend oháb ito s m uy difíciles de cam biar ; po r ello conviene luchar ab ie rta -m en te con tra ellas, ab initio, qu itándo les los asideros en q u e se apo -yan para justificarse . P o rque el m alhum orado casi siem pre tra ta deexplicar y explicarse su irr itab ilid a d com o u n a m uestra de u n cu ltoy devoción a los valores m ás p u ro s : "n o puede sufrir q u e se com e-tan in justicias" , "n o pued e to le ra r la h ipocresía" , "es u n esclavo dela verdad" o "su d ign idad le im p ide dejarse a trep e lla r en sus dere-chos" , etc. En todas estas ocasiones qu ien eso dice n o se da cuentade q u e su conducta rep resen ta u n a negación de lo q u e tra ta deafirm ar, pues lo lleva a ser in justo , exagerado (y por tan to n o verí-dico) y en trom etido .

L o peor del caso es q u e el m al hum o r se contag ia , d e m od o q u ebasta u n m alhum orado en u n g rup o para que éste, pau la tinam en te ,agrie sus relaciones . Podríam o s decir q u e " la " có lera se p ropagacon m ayor rap idez q u e "e l" cólera, engend rand o re-infecciones en elam b ien te , es decir, p roduciend o reacciones q u e redob la n el m alán im o de qu ien las provocó .

¿Cóm o, pues, lucha r con tra esta tendencia a la lucha , q u e esel m al hum or? N o basta aconsejar q u e qu ien se siente enojado ym alhum orado se m ire al espejo y se r ía de su hosco gesto, cuen tehasta cien to o recuerd e q u e la ira es u n o de los siete pecados capi-

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t a l e s . . . T odos esos recursos sirven de b ien poco en la p rác tica . H ayo tro s cam inos a seguir: el p rim ero consiste en reco rda r q u e el m alhum o r puede ser el efecto de m alos hum ores , es decir, de alteracio -nes de la sangre y de las horm onas (an tiguo s "hum ores") : los h iper-tensos, los hepáticos , los estreñ ido s crónicos, etc ., acostum bran enfa-darse con facilidad po rqu e tienen aum en tada su irr itab ilid a d neuro -m o triz . P o r eso hay q u e seguir u n p la n de vida que tiend a a cum -p li r el an tigu o p recep to "m ens sana in corpore sano" . M as asim ism oes cierta la recíproca : "corpore sano in m ens sana" . Por consi-gu ien te , para n o ser h iperten so , n o sufrir del h ígado y n o tener es-treñ im ien to , es preciso viv ir en un a ac titu d m en ta lm en te h ig ién ica .

E llo significa, en p rim er lugar, "ponerno s de acuerdo con nos-o tro s m ism os" , pues es sab ido q u e q u ie n vive en paz consigo n oin q u ie ta a los dem ás. Y ta l labo r de reajuste in trapsíqu ico , de m ode-lación del fondo y de la form a (carácter) personales, d ifícilm entela podem os llevar a cabo sin el aux ilio de u n técnico en el difícila rte de la exploració n psicológica, pues nos falta perspectiva y nossobra parc ia lidad en nuestro s auto ju icio s estim ativos: m uch o m ásdifícil que verse la espalda o explorarse el bazo es darse cuen ta delos defectos del "yo" , con el cual nos confundim os.

C onviene , asim ism o, q u e el m alhum orado recuerd e q u e n i suvio lencia , n i su obstinación , n i su in transigencia , n i su destem planzason signos de superio rida d v ita l. T o d o lo con tra rio : revelan insegu-ridad , falta d e au todom in io y de fe en la eficacia p rop ia . P o rqu eel ruido es fugaz pero la razón es silenciosa y eterna. Pasado eltiem p o y analizad a cua lqu ier situac ión , nad ie recordará los gestosn i las pa lab ras a ltanero s , los grito s y denuestos proferidos: sola-m en te se va lo rará el g rado de "log ic idad " de los actos positivos conq u e procedim os a resolverla . Y tales actos serán tan to m ás eficacescuan to m enos energ ía se consum a en los fuegos fatuos d e la em ociónincon ten ida . Estam os todos de acuerdo en q u e la ira ciega la v istay el en tend im ien to ; pero conviene reco rda r q u e el n ia l hum o r escasi siem pre su form a la ten te y se desarro lla sobre el fondo de laangustia . D e ah í la necesidad de llegar hasta esa obscura profun-d idad o subsuelo in d iv id u a l , para e lim ina r a llí las inm und ic ia s q u ea lim en tan esa form a de m iedo agresivo y to r tu ra n te .

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S U J E T O " V E R S U S " O B J E T O

L a curiosidad abre las puerta s que van a consum ir las cargasde la iracund ia en m enesteres provechosos: tan p ro n to com o noslanzam os a la caza del da to , del de ta lle , o a la com prensión delsen tido y de la esencia de aquello que , por ig no to , nos parece hostil,em pezam os a sentirno s ligados al sector de rea lida d en qu e seha lla . Es decir, el "su je to " em pieza a estarlo efectivam ente , puesantes tra tab a de liberarse del objeto y ahora se p rend e a él.

H ay un a diferencia esencial, n o obstan te , en tre la prensió n co-lérica y la prensió n exp lo rado ra . A m bas nos "su je tan " a l objeto ,pero en la p rim era tra tam o s de destru irlo , en tan to en la segundain ten tam o s inco rpo rarlo o, si se qu iere , asim ila rlo , de suerte q u epase a ser p a rte substancia l de nuestro s bienes y, por ende, nossirva, nos rind a u n provecho .

En ese tránsito, de una actitud aniquiladora a una actitud ex-ploradora se marca la vía por la que podrá ser domesticada la ira.

N atu ra lm en te que n o puede concederse g ran valor ético a eseim pulso in q u ir id o r en qu e se transform a el an te rio r im pulso inqu i-sidor, m as desde u n p u n to de estricto realism o biológico representau n avance, ya que p ron to , al rec ib ir del objeto de te rm inado s bene-ficios, se engend rará en qu ien los consigue u n p rinc ip io de " q u e -renc ia " hacia él. E n efecto, ta n p ro n to com o "algo " nos es ú t i l

deseam os conservarlo y n o destru irlo ; lucham os para defenderlo , si espreciso , y lo consideram os, así, p a rte de nuestra esfera económ ica .

D icho de u n m odo m ás crudo : la exploración conduce a la explo-tación y ésta a la com unidad o coincidencia de fines inm ediatos , q u efija el p rinc ip io de la superación de la p rim itiv a an tinom ia d ia léc ti-

ca, a trevés del eslabón de la colaboración.Conocer es com prender y com prender es em pezar a d ialogar en

lenguaje estim ativo . U n ejem plo típ ico de este aserto nos lo da lasuperació n de las iras y los odios trad icionale s (de raza, re lig ión ,clase, etc.) po r la cu ltu ra y la colaboració n social. Incluso el m ásbásico de los m otivos de iracund ia , en la m odern a sociedad : la an tí-tesis del cap italism o y el com unism o está siendo superad a pau la tina -m en te , en la m ed id a en que los acontecim ientos han llevado a lacolaboración y al conocim iento de la in te rdependencia forzosa de susrep resen tan te s m áxim os en la etapa ac tua l de la v ida hum ana .

Es así com o el dom ado r acaba queriendo a sus leones y com o

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m uchos prisionero s te rm ina n año rand o su cancerbero , a pesar deq u e en u n o y en o tro caso no se cum plen los requisito s fundam en -tales p a ra la to ta l m etam orfosis y d iluc ió n de la ira in ic ia l.

C O R O L A R I O P R A C T I C O

Si, pues , querem o s transform ar la iracund ia destructiv a y anu-lado ra en im pulso constructiv o y progresivo , tendam os el puen te h a -cia la an títesis de la relació n an tinóm ic a dialéctica y com encem osa tejer la h isto ria del flujo y el reflujo de acciones y reacciones quenos llevará a la m ejor in tercom prensió n recíproca de los dos térm i-nos (sujeto y objeto ) iracundos .

E ntonces la ira se m u tará en esfuerzos d iscip linado s y éstos, asu vez, en VALOR.

E ntonces, el gesto hosco y el adem án agresivo se transform aránen m ovim iento firm e y en ceño a t e n t i v o . . . Y las m anos n o estran-g u la rán , sino m oldearán . Y las lenguas n o ca lum n iará n n i insu lta -rá n , sino can tará n la alegría de ascender hacia los p lanos de la crea-ción , pasando del fuego quem an te al calor fecundante , y del golpeh ir ien te al contacto p roductiv o o form ador.

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C A PÍTU L O X

E L A M O R

¿ Q U É E S E L A M O R ?

L im itaciones p rev ias .

T a n to se h a escrito sobre el am or, q u e pued e parecer cursi op ed an te el in te n to d e h ab la r d e él, s iqu ie ra bajo la pro tecció n d e u ncrite rio q u e asp ira a ser honestam en te científico . L a ac titu d del b ió -logo o, inclusive , la de l psicólogo , fren te a u n cúm ulo de hechos q u eta n ín tim am en te conm ueven las fibras sen tim entale s de cualqu ier serh u m an o corre peligro de parecerse a la conocida im agen del caballoen la cacharre ría o , si se desea u n a varian te m ás expresiva , a la d eu n h ipopó tam o en u n o rq u id a rio . Y, n o obstan te , si deseam os pasarrev ista a las ingen te s fuerzas q u e nos an im an y ahogan , que nos im -pu lsan y a n u la n , q u e nos elevan y h u n d e n , q u e nos beatifican yenvilecen , n o podem os deja r d e ocuparno s d e éste, nuestro tercerg igan te , q u e bajo su p ie l suave y rosada , su m ira r tris te y su efé-bica aparienc ia ocu lta energ ías capaces d e vencer a sus tres h e rm a -nos, com pañeros d e caverna .

H ay , pues, q u e h ab la r de l am or. Y es preciso , com o hem oshecho con sus dos antecesores, defin irlo . M as aq u í los criterio s son ,aú n , m ás variado s y con trad ic to rio s; nuestro s recursos, m ás lim i-tados ; los peligro s d e teo riza r sin base experim en ta l, m ayores. P o r-q u e , en efecto, el m ied o y la ira son em ociones q u e se m anifiestanfundam en ta lm en te de l m ism o m od o en los m am íferos superiores ,pero el am o r adqu iere m atices sum am en te peculiares en la especieh u m an a y se presta m enos al con tro l d e labo ra to rio o a l estud io •objetivo . P o r ello sus definiciones siguen siendo tan d istan te s o d i-

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vergentes, incluso cuand o se elige, p a ra cotejarlas , u n m ism o p u n tode observación .

T o d o ello nos im pon e circunspecció n y m odestia e n las afir-m aciones y severo rigo r en las inducciones y deducciones. U n a vezm ás, para n o perdernos , vam os a seguir la p au ta evolu tiv a y estu -d ia r a l am or desde sus rem otos orígenes biológicos con el fin deasistir a sus diversas ascensiones de com plejidad , hasta alcanzar elvo lum en q u e presenta cuand o re in a y tiran iza a u n ind iv idu o hum a-no , ad u lto , cu lto , pasiona l e idea lis ta .

L a ra íz m etabó lic a del am or.

P a ra quienes creen q u e el am or es, a n te todo , u n a "a tracc ión"b u en o será q u e sepan q u e , genéticam ente , es an te rio r su calidad de"expansión" , y ello explica su aspecto abso rben te y posesivo, q u e des-taca en algunas personalidades p rim arias . Si observam os u n orga-n ism o vivo, un ice lu la r , ta l com o u n a am eba , po r ejem plo , verem osq u e en él se d a n los fenóm enos de inh ib ic ión y de excitació n carac-terístico s d e la presencia d e las d o s fuerzas p rim aria s q u e hem osconocido en los cap ítu lo s an terio res , personificándola s ba jo los ca li-ficativos de m iedo e ira . U n a y o tra de esas fuerzas o "po tenc ias"se evidencian cuando las condiciones d e l am b ien te físico en q u evive ese "á to m o b io lóg ico " se hacen adversas. M as, si tenem ospaciencia en la observación d e su deven ir , sorprenderem o s u n m o-m en to e n el q u e el crecim iento p ro top lásm ic o d e esa am eb a h a a l-canzado u n a p len itu d y u n a tu rgenc ia tales q u e em piezan a dificul-ta r su p ro p ia existencia ind iv idua l. P o rq u e ta l organism o tiene u n aform a esferular q u e , desde el p u n to d e vista defensivo, es la m ás ú t i l(pues perm ite encerra r m ayo r can tidad de m a te ria en m eno r can-tidad de superficie vu lnerab le ) ; pero , desde e l p u n to d e vista n u -tr itiv o o m etabólico , es en sí peligrosa , pues a m ed ida q u e aum en tala m asa orgánica tiene re la tivam en te m enos fronteras con e l m ed ioam bien te , p a ra asegurarle ta n to e l in te rcam b io asim ilativ o (absor-ción de p roducto s nu tric io s ) com o el desasim ilativo (expulsió n dep roducto s de desecho q u e casi siem pre resu ltan tó x ico s) . D e estasuerte , va acum ulándoc e cerca d e la m em brana d e con tac to u n n ú -m ero cada vez m ayor d e m etabo lito s degradado s (los llam ado s "ca-tabo lito s" ) o sea, de m oléculas quím icas q u e rep resen tan u n pesom uerto , u n estorbo y u n a am enaza p a ra la perv ivencia de l ser.

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A la am eb a se le p resen ta , pues, en el in s tan te m ism o en q u ealcanza su m áx im o volum en y lozanía ap a ren te , e l trág ico d ilem ashakesperiano : renovarse o morir, es decir, transformarse (lo que , enp a rte , es m orirse ) p a ra v iv ir nuev a v id a o anquilosarse y m om i-ficarse (lo q u e , e n p a r te , es persis tir ) p a ra p e rd u ra r anacrón ica -m en te , en la som bra d e lo q u e fue.

C u an d o llega ese m om en to cruc ia l en la v id a de cua lqu ier orga-n ism o vivo es cuando m ejo r vem os la im posib ilidad de separar lav ida y la m u e rte , ya q u e am bas n o son sino aspectos com plem en-ta rio s del m ism o concep to fundam en ta l d e la ciclom orfosis: la v idaprocede de la m u e rte y re to rn a a e lla (incluso en la B ib lia estáescrito p a ra el h o m b re : Pulvis eris et in pulvis reverteris); m as, pre-cisam ente en el vértice de l ángu lo q u e m arca e l trán sito de u n a ao tra de esas vertien tes surge el fenóm eno de la re-producción q u e ,desde el p u n to de vista físicoquím ico , m arca la raíz ancestra l delAM OR .

E n efecto : ¿qué le ocu rre a nuestra am eba cuando enfren ta ta ld ilem a? U n curioso proceso d e b ip a rtic ió n : em pieza a producirseu n estrangu lam ien to en su cen tro ; adqu iere la form a de u n huso y,p ro n to , la d e u n 8. F ina lm en te , se d iv ide en dos célu las q u e p ro n tose d istanc ia rán y v iv irán independ ien tem en te , in ic iand o su procesode crecim iento y expansió n hasta q u e , a su vez, sufran el m ism ociclo de b ipartic ión . A hora b ien : en el m o m en to en que se te rm in ala estrangu lac ió n del cuerpo d e la am eb a y éste se d iv id e en dos,¿cabe decir que muere o que adquiere doble vida? ¿Cabe afirm arq u e aqué l engendra las dos célu las h ijas o es m ás exacto afirm ar q u esigue existiendo , transformado y dispersado en el espacio-tiem po?

Sea d e e llo lo q u e q u ie ra , u n hech o subsiste incon trovertib le ;la perpe tuac ión (po r fragm entación rep roducto ra , asexuada y m o -nógam a) de la substancia viva se h a de considera r com o fundam en-ta lm en te im pelida po r la necesidad de asegurar la pervivencia de (losprocesos nu tritivo s q u e conducen a) la expansión vital (una vez q u eésta se veía seriam ente lim itad a po r su p rop ia an títe s is ) . D e estasuerte , la n u tr ic ió n , q u e es condició n sine qua non de la v ida, en tra -ñ a u n a génesis d e antivida (m uerte ) q u e só lo pued e com batirsecreando nuevas condiciones a su proceso . L a fuerza q u e aseguraesas nuevas condiciones (sim bolizada en el E ros de los griegos, el" so p lo " an ím ico , el " im p u lso " creador, el "é lan v ita l" bergsonia -n o , etc.) p roced e d e ese obscuro "an h e lo d e ser y poder" q u e n u tre ,asim ism o, a l G igan te R o jo . Y es, a su vez, consubstancia l y an ti-

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nóm ica de la n o m enos obscura tendencia a la anu lac ión , concen -trac ió n e invariació n q u e caracteriza a l G igan te N egro . Todo cuantotiende a la estabilidad camina hacia la muerte: mas todo cuanto tien-de a la perdurabilidad también camina hacia ella. E n el fondo , lap e rd u rab ilid a d n o es o tra cosa sin o la estab ilida d en la e te rn idad , asicom o — recíprocamente— la estab ilida d n o pasa de ser la perdu ra -b ilidad en el espacio in fin ito .

L a g ran paradoja biológica del amor.

M ucho tem o que el lecto r se halle en este in stan te u n tan to des-o rien tad o po r este súb ito encuen tro con la filosofía. Sin quere r es-tam os d iscu rriend o a lo la rgo d e la fron tera onticoonto lógica ; bo r-deam os el m iste rio q u e separa las categorías de lo " in m an en te " y lo" trascenden te" . E llo es ob liga to rio , p o rq u e e l am or es, po r defini-ción, u n proceso com plejo y con trad ic to rio , q u e n o puede ser situadon i lim itado concretam ente en u n determ inado sector concep tua l. Suenerg ía es n o solam ente la m ayor y la m ás variada de cuan ta s poda-m os im ag inar sino que , adem ás, asp ira , engloba e inco rpo ra , p o ru n a "absorción " su i géneris , las de sus gigantescos com pañeros dem orada . Por esto es, quizás, la ún ica fuerza capaz de aum en ta r e nrazón directa de los obstáculos o resistencias que se le oponen . P o re llo , tam b ién , triun fa , en defin itiva , sobre todos sus adversarioscuand o éstos se u n e n e n consorcio p a ra an u la rlo . Y, sin em bargo ,tam poco hay ejem plo d e o tro en te q u e sea capaz de acusar m ayor de li-cadeza y sensib ilidad , m ayor variab ilidad e in estab ilidad . D elicad oy fuerte , p u ro y perverso , tie rno y crue l, audaz y tím ido , sincero yc o m e d ia n te . . . n o hay contrad icció n n i an tinom ia q u e n o pueda serdeno tad a en la h isto ria de l am or.

M as la g ran parado ja biológica en este m áxim o g igan te de la lm a deriva de o tro m otivo q u e lo diferencia de sus tres congé-neres y es e l hecho de existir en form a bifásica, de te rm inand o u nconstan te flujo y refujo (efusión e infusión) v ita l, en v ir tu d d e lcua l el ser enam orad o se sien te sim u ltáneam en te m ás tu rgen te ym ás exhausto , m ás p leno y m ás vacío , m ás "v iv ien te" y m ás "m o -rien te " .

D esde u n p u n to de vista estrictam ente fisiológico, ta l dualism o seexplica po rqu e la conducta sexual conlleva en e l m ism o acto una

posesión y una cesión o , si se qu iere , u n recíproco in te rcam b io d e

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energ ías , q u e a lte ra esencialm ente e l h a b itu a l ton o existencia l ind i-v idua l. E llo será aú n m ejo r com prend id o si pasam os rev ista brevea las o tras raíces o factores constituyente s de l proceso am oroso .

L a raíz tánica y nihilista del amor.

E s sin d u d a la m ás difícil de reconocer, cuand o se contem plaingenuam en te la conducta y el con tinen te de la persona enam orada .M as n o h a escapad o a lo s m ás an tiguos pensadores , pues los m ásdilecto s de ellos nos h a n dejado profundas reflexiones acerca de lasrelacion es del am o r con la m uerte . Es ya, curioso e l hecho d e q u een u n a lengua la tin a , el ca ta lán , am bas pa lab ra s sean tan sem ejantesq u e casi se confundan cuando se las oye p ro n u n c ia r de prisa (L 'AM O Ry LA M ORT ) . Y que en todos los rom ances de los trovadores surjala evocación m o rta l com o im agen expresiva de la in tensida d delam or. Pero las v inculaciones en tre am bos procesos son m ás ances-trales y provienen del acto in ic ia l de la partic ión de la substanciaviva, en q u e vem os a la m ism a célu la morir (com o m adre) y renacer(com o h ija de sí m ism a ) . Es así com o se explica la reaparic ión , en

diversos niveles de la escala an im al, de las llam ada s "bodas tán icas" ,en las q u e la cópula fecundante va seguida de la m uerte de u n o o deam bos cónyuges.

P o r esta m ism a razón se observa, tras el coito h u m an o com ple-to , u n a tendencia a l sueño , q u e es u n a m u erte tem pora l. Y el actom ism o del orgasm o fue descrito po r nuestro inm orta l G arcía Lorcacon el calificativo de "la m uerte ch iq u ita " . Si, em pero , prescindi-m os de evidencia r esa raíz tán ica en el acm é sexual del procesoam oroso , y la exploram o s a lo largo d e sus diversas fases, m enosfísicas, podrem o s igua lm en te d en o ta r su presencia , b ien m anifiesta ,en la im presió n genera l de lasitud , de vaciam iento y de desvitaliza-ción o deposesión de in iciativas qu e caracteriza la frase "m orirse deam or" . A ntes de llegar a ella , el "a taq u e " del am or, con sus sín-tom as d e pérd id a del ap e tito , desin terés po r la rea lidad y el traba jo ,falta de vo lun tad , etc ., hace q u e las gentes le consideren com o sinó-n im o de u n a pertu rbac ión , p o r a to n tam ien to , q u e lleva a qu ien lasien te a u n a curiosa e indefin ib le sensación afectiva de dulce anu-lación v ita l o "m orenc ia" . M uchos enam orado s describen este esta-d o de m orencia com o u n sueño, y bien sabido es que el sueño repre-senta el p u en te qu e nos aleja de la v ida .

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P ero a ú n hay m ás: la raíz tán ica , o sea, el obscuro im pu lso are to rn a r a l no-ser p rim itivo , se expresa tam b ién físicamente, de u nm od o activo , en e l deseo d e dar la vida en holocausto a l ser am ado ,es decir, d e sufrir y de sacrificarse po r él. T o d a s las perversionesm asoquista s n o rep resen tan o tra cosa m ás q u e exageraciones pa to ló -gicas de esa m isteriosa tendencia autoagresiv a y au to an u lad o r a q u eaparece in teg rada con el am or y rep resen ta , en rea lidad , el residuoo im pacto que en su génesis de ja ro n sus dos gigantescos ascendien-tes: e l m iedo (m ortal) y la ira (d e s tru c tiv a ) . N o son , pues , sola-m en te , los grandes m ísticos los q u e desean , cuan to an tes , desvane-cerse ("M uero p o rq u e n o m u ero " , de S an ta T e re s a ) , s in o tam b iénm uchas mentes b ien vulgares j(es decir, de escaso volum en p s íq u ico ) ,com o lo p ru eb a el frecuente su icid io de las m ism as an te u n supuesto"am o r im posib le " (y decimos "supuesto" p o rq u e e l am or es siem preposib le ; lo q u e a veces n o es probable, en el peo r de los casos, es sucorrespondencia fís ica).

Es, sin d u d a , a esa raíz — tendencia a la au toanu lac ión paratransm utarse— q u e O rteg a y G asset se refiere cuando , en sus Estu-dios Sobre el Amor, escribe unas observaciones acidas, pedestres ypoco dignas de su fam a, acerca del enam oram ien to . D ice , po r ejem -

p lo (pág. 4 1 ) : "R ep rim am o s los gestos rom ántico s y reconozcam os enel "enam oram ien to " — repito que n o hab lo de l am or sensu stric- to—u n estado inferio r de esp íritu , u n a especie d e im becilidad tran - sito ria .

Sin anqu ilo sam ien to de la m en te , sin reducció n de nuestro h a b itu a lm u n d o , n o podríam o s enam orarnos" . E n la pág in a 42 :

"C u an d o hem os caído e n ese estado de angostu ra m en ta l, de ang inapsíquica , q u e es el enam oram ien to , estam os perd idos . E n los p ri-m eros d ías aú n podem os l u c h a r " . . . P ág ina 4 3 : "E l a lm a de u nenam orad o huele a cuarto encerrad o de enferm o, a atm ósfera con-finada , n u tr id a po r los pu lm one s m ism os q u e van a r e s p i r a r l a " . . .Confesam os qu e O rtega debía hallarse sufriend o u n o de sus carac-terístico s accesos h ipocondríaco s cuando de ta l m od o deg rad ó y em -pequeñeció ese sector o ing red ien te del com plejo am oroso . A m or

significa siempre p len itu d y desbo rdam ien to . Si el ser, en sus diver- sasestaciones, adqu iere contactos y sem ejanzas con su no-ser ello es,

precisam ente , po rqu e roza la e te rn idad y discurre po r los linderostrascendente s del alm a universal, en donde los "yos" son apenas in -significantes átom os esp iritua les , carentes de ind iv idu a lidad p rop ia .

M as esto supone u n a ascensión y n o u n descenso: p o rq u e el serenam orad o hab la en lenguaje de la especie y, por tan to , in tem pora l.

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Es así com o m uere para renacer; y es así com o la ra íz tán ica — quedeja nuestro yo en "suspenso"— es asim ilad a en la to ta lida d de l p ro -ceso am oroso com o u n apo rte necesario y creador.

L a raíz agresiva , posesiv a e im perialista del am or.

E n aparen te oposición con la an terio r , pero en profund a corre-lac ió n con ella , se encuen tra esta raíz sádica, cruel, absorbente y tirá -n ica de l d inam ism o am oroso . E l im pu lso a q u e obedece es ta n des-truc tiv o com o el tán ico , m as su fuerza procede del núcleo iracund oy n o tom a la form a d e m o rta l anu lac ión sin o d e d o m in io y d e"conqu ista " del ob je to lib id inoso , o sea, de la persona am ada .

Es esta raíz la q u e da a las p rim eras fases del proceso am orosoel aspecto de u n a luch a o com bate , en la que , po r lo genera l, la per-sona lida d m ás agresiva (m asculina) pasa a la ofensiva, en tan to lam enos agresiva (fem enina) se m an tien e a la defensiva. Esa agresión ,sin em bargo , n o se expresa en form a m ecánica sino en actos sim -bólicos, p referen tem en te . Éstos pueden m anifestarse m ed ian te ges-tos, pa lab ra s y conductas q u e , p o r lo genera l, tienden a hace r resal-ta r los valores personales del "conqu istado r" , tan to en sus a tribu to ssexuales d irecto s (coraje, fuerza física, po tencia v iril) com o en susequivalen te s ind irec to s (capacidad económ ica , prestig io social, "es-p r i t" , e tc .) . L a m ujer tra ta , asim ism o, d e ganar el corazón de suam ado desarro llando la táctica d e un a "pudo rosa coquetería" : searreg la y viste de l m od o m ás a trac tivo posib le , estud ia sus m enoresexpresiones y se lanza a l fam oso juego del " t i r a y aflo ja" , o sea, d einc ita r y frenar, a lte rna tivam en te , a su cortejador.

A veces, esta ba ta lla — para la que cada u n o de los p ro tagon is -tas acostum bra con ta r con recursos y personas auxiliares— consti-tuye el p rin c ip a l con ten id o de la d ialéctica am orosa, qu e entoncesabo rta en lo q u e vu lgarm en te se denom ina el "flirt" . M as si el g i-g an te avanza y desarro lla sus fuerzas con tod o su poder, en toncessu raíz posesiva tam b ién pued e fortalecerse ex trao rd inariam en te yd a r luga r a m anifestaciones de ta l in tensida d q u e cu lm inen en u nverdadero m artir io de la pare ja am an te , que vive bajo la recíprocaopresió n de sus llam ado s "celos" .

H asta cierto p u n to pued e afirm arse q u e la raíz agresiva de lam or tiene tam b ién rem iniscencias d e la ra íz m etabólica . E n efecto :u n caso p a rticu la r de la n u tr ic ió n ce lu la r es la llam ada "fagocitosis" .

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en la q u e la célu la engloba las partícu las m ás aptas para asegurarsu supervivencia (antes de llegar a la fase d e su partic ión ) em itiendolos característico s "seudopodios" , q u e pasan a rodearlas , aprisionar-las y, finalm ente , aseguran su d iluc ió n y asim ilació n po r e l p ro to -p lasm a. Pues b ien : la persona am an te , cuand o su conducta se rigepo r el im pulso agresivo , tam b ién "fagocita" , ap ris iona , engloba , anu-la e inco rpo ra a su p rop io ser el ob jeto am ado (en u n proceso deabsorción , cuya m anifestación física m ás ostensible es el "beso" yel " a b ra z o " ) .

Las gentes ignaras acostum bran expresar su a tracc ió n am orosacon requ ieb ros e im ágenes n u tr itiv a s : "m e lo (o la) com ería" ,"vaya m ordisco que la (o le) daría" , e tc . Y la escuela psicoana-Htica freudiana , a l afirm ar que el p rim er p lacer h u m an o es caniba-lesco (ob ten id o po r la m ordedu ra y asp iració n del pezón y senom aterno ) nos apo rta , en este sen tido , o tra confirm ación de q u e laraíz agresiva (sádica) tiene , en la v ida hum ana , su p rim era m an i-festación en el acto de la nu tric ión , po r la alim entació n o ra l.

¿Cóm o se m anifiesta en el tipo m edio de los procesos am orososesta raíz agresiva (sádica) q u e los propulsa? D e u n m odo diverso ,según la observem os en el hom bre o en la m ujer, pero con idén-ticos fines: p ropend iend o a la "colonización del objeto am ado : a lusufructo "exclusivo " n o sólo de su cuerpo sino de su m en te . Laspersonas q u e se de jan llevar po r ese am or posesivo se pasan la v id arep rochand o y recrim inando a sus parejas q u e "n o las qu ieren bas-ta n te " ; constan tem ente p iden de ellas "p ru eb as " de am or y éstas,para serlo , h a n de rep resen ta r algún sacrificio , o sea, a lgun a re-nuncia , alguna m utilac ión de la personalidad supuestam ente am ada .E s así com o ésta pasa a ser, en rea lidad , v íctim a de q u ie n afirm aam arla y en rea lida d consum a u n len to y solapad o asesinato psí-qu ico , tra tan d o de justificarlo , en el peor de los casos, po r u n "ex-ceso" de am or. Ese exceso que lleva, a veces, al llam ad o "crim enpasiona l" y a la célebre y m anoseada frase d e copla : " la m até por-q u e la q u e ría " .

N a tu ra lm en te , qu ienes exh iben este tip o de proceso am orosoafirm an que ellos n o piden m ás de lo que espontáneam ente dan . Sidesean recib ir constan tes m anifestaciones de cariño y devoción esp o rq u e ellos tam b ién las p rod igan y sólo viven para pensar en(y quere r a) su objeto am ado . Es frecuente o ír decir a tales perso-

n a s : "y o sólo vivo para m i am or" o "m e desvivo po r é l" ; de lo q u e no

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se dan cuen ta , cuand o ta l afirm an , es que haciéndolo así lo qu econsiguen es "n o dejar v iv ir" a ese am or.

La raíz genital del amor.

H e a q u i la que podríam os, tam b ién , llam ar raíz natural y p ro -p iam en te genésica (fecundante) del am or. E lla es la que proporcio-n a e l p lace r orgánico conocido con el té rm ino d e "orgasm o" , tras delcual co rren alelado s m uchos m am íferos b ípedos, creyendo que enél consiste cuan to hay de "b u en o " en el am or.

M as la serie de resoplido s y de vivencias orgiásticas q u e es ca-paz de p roducir la acum ulació n de ho rm onas sexuales y de cargaslib íd icas n o puede n i debe ser considerad a com o la finalidad n i laesencia del proceso am oroso . Éste es m ucho m ás que eso, au ncuando n o pueda , tam poco , ex istir p lenam en te sin eso.

D esde u n p u n to de m ira fisiológico, la tendencia a la cópula o"fusión" co rpo ra l de am bos sexos parece asegurad a po r u n obscuroanhelo de com plem entación , q u e es diversam ente sentido po r la m u-je r y po r el hom bre ; aqué lla busca "rec ib ir" y éste "d a r" algo ,pero —cosa curiosa— aquélla gusta , a l p rop io tiem po , ser "pose ída "y éste "poseer" , en tod o cuan to n o sea te rr ito r io estrictam ente geni-ta l. Parece , pues, com o si se produjese den tro del ám b ito persona lu n a com pensación que sirve para asegurar m ejo r la com pleta equi-p a rid a d de los dos pro tagonista s del acto fecundante .

M agnus H irschfeld fue el p rim ero en destacar la im portanc iaq u e las m anifestaciones vasculares — ligadas a la acción ho rm onaly nerviosa, p rinc ipa lm en te coord in ada en la neurohipófisis— tienenen la producció n del " T r ie b " , "C rav ing" , " im pu lso " o "necesidad "("beso in " de los franceses) gen ita l. M as la m ejo r p rueb a de que

ta l im pulso es h a rto d istin to del com plejo dinam ism o del am or nosla d a el hecho de qu e pued e ponerse en m arch a y to rtu ra r a qu ienlo sien te en ausencia (real o im ag inaria ) de todo objeto lib id inosoconcreto , o sea, qu e es posib le sufrirlo o gozarlo in tensam en te sinestar enamorado ni amar a nadie. E , inversam ente , es tam bién posi-b le v iv ir con p len itu d en todos los m om entos , buenos y m alos, de u ng ran am o r sin estar som etido a sus exigencias.

L a característic a del desarro llo de esa raíz gen ita l es el sum er-g im ien to del hom bre y los anim ales , periód icam ente , en el llam ad oestado de "ce lo" , que tam bién ha sido designado eulálica y sim bó-

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licam ente , con los térm ino s d e "sed", "h am b re " o "frenesí" lib id i-nosos. E n los varones hum anos , la d istensió n de las vesículas sem i-nales, en donde se alm acena el líq u id o esperm ático e labo rad o en lostestículos, provoca in ic ia lm en te u n a im presió n genera l de " tu rgen -c ia" qu e se acom pañ a de u n a tendencia a la congestión y vasodila-tación del área gen ita l, con tum escencia y erección espontánea yfrecuente del pene , au n en ausencia de tod a im agen , idea o deseode ayun tam ien to sexual. L o co rrien te es, em pero , q u e d u ran te eseperíod o surjan recuerdos y fantasías eróticas en la conciencia o q u eel ind iv iduo atienda de u n m odo desusado cualqu ier estím ulo rela-cionado con el sexo opuesto . Si se acerca a él u n a m ujer cua lqu iera ,se verá idealizad a catatím icam ente po r él y constitu irá objeto deagresión gen ita l, d irecta o ind irec ta , según las circunstancia s (o, po rm ejo r escrib ir: de agresión rea l o im a g in a r ia ) .

E n la m ujer tam b ién existe u n período de aum en to d e la tu -m escencia gen ita l, casi siem pre en los d ías an teriores a la aparic ió nde la m enstruació n (du ran te los q u e tam b ién se acostum bra n o ta ru n a re la tiv a tu rgencia de los senos); m as, en ausencia de activ ida-des genitales prev ias , ta l congestión n o conduce, com o en el caso delvarón a repercusiones en la v ida m en ta l (excepto en casos de lla -m ada constitució n h ipersexua l, en los que el im pulso a la in trom i-sión de "a lgo " en la vagina pued e alcanzar u n a violencia tan g rand ecom o la necesidad de eyaculación en el h o m b re ) .

Por lo dem ás, es preciso tener en cuenta que el "orgasm o " geni-ta l es en la m ujer, po r reg la general, m ás len to y m ás d u rad e roque en el hom bre , m otivo po r el cual en m uchas ocasiones, éstete rm in a el acto sexual sin haber aquélla ob ten ido el p lacer buscado ;y si lo ob tiene , queda m ás to ta lm en te satisfecha que su com pañero .D e o tra p a rte , dad o el m ecanism o de la cópula , a la m ujer le esm uch o m ás fácil que a l hom bre sim ular o fingir la descarga gené-sica, qu e pon e tem pora l p u n to final a la excitación de la raíz gen ita l.A m bos hechos explican po r qué , en rea lidad , hay pocas ocasionesen las q ue la raíz gen ita l del am or se ha lle to ta l y perm anen te -m en te satisfecha y po r qué , en aparienc ia , lo está casi siem pre q u ese d a la llam ada "un ió n lib re " de los sexos.

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L a raíz érgica , creadora o fáustica de l amor.

É sta es la que , desde u n p u n to de vista estrictam ente hum ano ,m ás nos in te resa . Su sola presencia basta para hacer perdona r aEros todos sus pecados y para p roc lam arlo d istin to a sus tres com -pañeros existenciales. N i el m iedo n i la ira n i el deber son capaces,aislados o en con jun to , de log ra r la llam ada "in sp irac ión" que , encam bio , obedece, sum isa, a los dictado s del am or o, m ás exactam ente ,a ésta, ú ltim a y m ejor, de sus raíces p ropu lso ras . Puede afirm arseq u e n o todos los am ores son capaces de exa lta r la ra íz creadorade quienes los viven, pero tam b ién es cierto que solam ente el am orpued e ex traer de cada hom bre o m ujer su m áxim o potencia l crea-do r, o expresad o de o tro m odo : las m áxim as creaciones de la hum a-n idad h a n sido, son y serán las insp iradas po r el am or.

Si la "m orenc ia" es la vivencia qu e señala la raíz tán ica , el"ce lo" la raíz gen ita l, y el "coraje" la raíz agresiva, n o hay dud aque la raíz creadora o érgica se desvela en el "en tu siasm o" . L apersona que se encuen tra som etida al crecim iento y desarro llo in te -g rad o r de la síntesis de u n proceso am oroso , en el que esta raízin te rv ien e dec id idam en te , sien te su ser herv ir , desbo rdan te e irra-d ian te de felicidad . L a vida se le presen ta bajo sus prism as m ásbellos, atrayentes e inc itan te s a la acción creadora . D esde u n p u n tode vista estrictam ente científico , ta l estado se describe con el califi-cativo de elación. E n él se experim en ta u n a p len itu d q u e n o pued edetenerse en la fase potencia l y se expande en "é lan " vivificador, osea., creado r de obras y valores.

Es p robab le — aunque n o se encuen tre defin idam ente com pro-bado— q u e exista u n a , ignota y tan sólo in tu id a , base de confluenciaen tre las energías de la raíz gen ita l y la raíz creado ra : am bas sonfecundas y dan , por tan to , frutos, m as la p rim era conduce a la pro -ducción de hijos "carna les" , en tan to la segunda engendra obras"esp iritua les" . F reud y su escuela sostienen que la trasm u tac ió n deuna en o tra es o rig inad a p rinc ipa lm en te por la acción represora dela v ida social. C reen q u e la v ida en com ún obligó al hom bre a re -nunciar F la p len a satisfacción de sus im pulsos genitales y creó obs-táculos y barre ras , p roh ib ic ione s (tabús) y castigos de ta l in tensi-dad qu e determ inaron u n a sobrecarga o saturació n de la carga ten-sional del im pulso copu la tivo , y éste sufrió entonces u n a conversiónascendente (sublim ación ) an im ando los afanes de saber (c u l tu ra ) ,

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gozar (artístico ) y crear (érg ico) . En otras palabras , lo qu e el hom -bre perdió de genitalida d lo gan ó en capacidad de trabajo y d ecultura.

Creemos, com o m ucho s otros, que la creació n —sea de la natu -raleza qu e sea— presupone u n "afán creador" y qu e ese "afán" pued enutrirse, principalm ente , de las ingentes energía s de la raíz sexual-gen ita l o propiam ent e libidinos a del am or; m as tam bié n nos pareceque pued e engendrarse la creación por energía s vitales asexuadas,que se libera n en los llam ado s estado s de exaltació n , inspiració n ycordialida d entusiasta hacia la abra en sí, con bastante indiferenciaen cuanto al grado de necesidad d e descarga libidinosa . Y en talcaso no s hallam o s autorizado s a separar la raíz creadora — fenome-nológicam ent e hablando— de la raíz puram ente orgiástica , copula -tiva , fecundante y fisiogenita l de l amor. Las historias de los grandescreadores hum anos nos m uestran que los ciclos de sus creacione s hansido, hasta cierto punto , independiente s y por tanto ajenos a lo sciclos de sus satisfaccione s genésicas . C on y sin satisfaccione s geni-tales, unas veces produjero n sus obras, y otras, no . D e otra parte,un o de los más conspicuo s discípulo s de Freud, T heodo r R eik , enun o de sus más recientes libros (A psychologist looks at lom e. FarrarR einhardt , N . York, 1 9 4 4 ) , afirm a enfáticam ent e q u e "el am or n ose origin a en el im pulso sexua l sino en el cam po de los im pulso sdel Y o" ("Love is n o t originate d in the sexua l urge, b u t belong s tothe realm of the ego drives") . Según él, la fuente genética del am or

(no genital ) se halla en la tendencia infanti l a asegurarse la protec-ción y la segurida d d e la atenció n afectuosa de la m adre; y añade:"el amor em pieza com o un a inconscient e fantasía d e ser am ado"("Love begin s as an unconsciou s fantasy of bein g lo v ed " ) . Esto

explica por q u é un a de las consecuencia s inm ediata s del am or es u naum en to de la fe en el porven ir y en sí propio . Esa "fe-licidad" esla que lleva al enam orado a tejer proyecto s y a centuplica r su acti-vida d para llevarlo s a "fe-liz" térm ino , haciéndolo s "fe-cundos" .

Se com prende, em pero, que el predom ini o de cualquier a de lasotras raíces del proceso am oroso sea u n obstáculo para que se des-arrollen los efectos del im pulso creador: qu ie n sólo vive el am orcom o pura contem plación ; quien lo vive com o constante posesión,com o m ero goce infraabdom ina l o com o dialéctic o proceso de con-quista , es difíci l que pued a producir u n a obra amorosa , sea ésta físicao espiritual . Solam ente quien , de algú n m odo , consigu e equilibra re integra r esas vertiente s o laderas y m antenerlas en arm ónica ten -

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sión, ob tiene que en tre ellas b ro te la llam a creadora , qu e da origena l "h ijo e sp ir itu a l" de la u n ió n eró tica . N i el ascetism o n i la lu ju ria ,n i el p la ton ism o n i el otelism o son com patib les con la perpe tuac ió nfructífera del am or.

E l proceso am oroso en el que esta raíz creadora d io luga r a laaparic ió n del "fru to" , sea éste biológico (hijo c a rn a l) , sea éste pu ra -m en te psíquico o plástico (obra cu ltu ra l , a rtís tic a o técn ica ) , alcanzasu posib le p len itu d y se inm orta liza , au n cuand o resu lte efím era laacción de los restan tes in teg ran tes . Por el con tra rio , si la com bina-ción de éstos n o consigue llegar a la producció n de esa ob ra , elam or resu lta estéril y pasa a ser u n "fuego fa tuo" , de aspecto m áso m enos b rillan te y seductor, m as com pletam ente in trascenden te .

E l estud io de las in terrelacione s de las raíces constituyente s deltronco v ita l de cada am or es difícil y pued e resu lta r im posib le sin o se cuen ta con la p len a y constan te sinceridad de los dos au to -res, q u e a la vez son actores, de su h isto ria . Será preciso , en efecto,an tes que nada , descontar cuan to haya de van idad , de am or p rop io ,de testarudez o de h áb ito en el im pulso creado r (n o sólo de la ob ra ,sino de la conducta am orosa, ya q u e ésta, a veces, constituy e por sím ism a u n a ob ra , de singu la r calidad estética y ejem plar valo r é t ic o ) .Será preciso , tam b ién , conocer y com prender las influencias de lasfijaciones afectivas p rim arias (pa te rna , m aterna , fraternas , etc.) enla o rien tac ión y concreción de las ac titude s y pau ta s reaccionales delos p ro tagon istas . T o d o ello supone u n a dedicación y u n esfuerzoq u e raras veces se consiguen , a m enos q u e el observador sea u n ode los elem entos a e s tu d i a r . . . y en ta l caso le sobre pasión y lefalta perspectiva para llegar a ju icio s válidos.

E llo explica po r q u é sobre el am or hay m ucha m ás lite ra tu raq u e ciencia , m ucha m ás fantasía que rea lidad , m ucho m ás p re ju ic ioque ju ic io .

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CAPÍTULO XI

L A S " F A S E S " D E L A M O R

La fase de flum inadón.

L a llam ad a "elección del objeto am oroso " ha sido estudiad a co-p iosam ente po r los psicólogos m oderno s y , tam b ién , po r poetas yfilósofos q u e nos h a n dad o descripciones e in te rp re tac ione s a vecesm ás estim ables q u e los p rim eros . -Éstos, en especial los psicoanalis-tas, se h a n dejado llevar, con frecuencia , po r consideraciones ap rio -rísticas , teóricas y excesivam ente na tu ra lis tas . E n cam bio , los poetasy los filósofos h a n p roced ido , po r reg la genera l, de u n m odo m ásingenuo . E specialm ente estam os pensand o en u n g ran poeta y enu n g ran filósofo españoles : P ed ro Salinas y Jo aq u ín X irau . E l p ri-m ero , en su "su ite " Razón de Amor, y el segundo , en su lib ro Amory Mundo, nos h a n legado pág inas de belleza y pro fund ida d n o supe-radas en cuan to a descripción de las p rim era s fases del "ex istir"am oroso .

Y hora es, ya, q u e se diga y proclam e este hecho : el am or n o esalgo q u e nos "llega" , nos " invade " o "cae" sobre nosotros , desdefuera, sino que es u n especial m odo de existir que sobreviene ennuestra intimidad, apoyado y estim u lad o po r ciertas condiciones yfactores situacionales . M ucho m ás, pues, que el valo r provocante oinc itan te del objeto amado, es preciso tom ar en consideración el va-lo r exuberan te y desbo rdan te de l sujeto amante; m as, com o a éste lefalta d istancia para poder considerarse objetivam ente , proyecta en elex te rio r el m otivo de sus vivencias (exactam ente com o proyectaa l ex te rio r las im ágenes de su re tin a ) , y refiere , entonces, éstas a u nparticu la r en te personal, que así pasa a constitu ir el supuesto focodesencadenante del proceso am oroso .

Q ue el objeto en sí es poco y la necesidad , la circunstancia y el

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sujeto son m ucho nos lo m uestra , a d ia r io , la experiencia de m ilesde com adres qu e en tre tiene n sus abu rrim ien to s y consuelan sus nos-talg ias p laneando y tejiendo las redes en q u e serían p rend ido s losjóvenes o adu lto s q u e aún quedan po r "cazar" (léase con " s " , o seacasar) en su cam po de operaciones . T a les expertas reun idas en cón-claves, deciden q u e "sería l in d o " em paren tar a X con Z y a M con S.

C onsiguien tem ente desarro lla n su estrateg ia de enredos, reun io -nes y ocasiones, esperand o q u e " é l" o "ella." atrav iesen el cuarto deho ra p rop ic io para fijarse recíprocam ente , en tre sí. |Y de 10 veces9 lo consiguen!; los así prefijados novios igno ran hasta m uy tarde ,o hasta siem pre , el pape l esencial q u e en su enam oram ien to tuvo eseconcilio de m enopáusicas q u e c landestinam en te m onopoliza la dis-tribuc ión de id ilio s "p u ro s" , en los am bientes , enqu istados , de sujurisd icció n casam entera .

M as, volvam os a lo q u e im p o rta : ¿cóm o se vive la p rim era fasedel ex istir am oroso, o sea el períod o en el cual em erge y se destaca,en tre las dem ás la im agen q u e refleja nuestro inc ip ien te am or? Éste,cual energía lum inosa y rad ian te , se condensa en la contem plació ny la desvelación de o tro ser, sem ejante , corresp ondien te o com ple-m en tario y en él ilumina sus aspectos positivos. H e aqu í cóm o des-cribe X ira u ese acto (Amor y Mundo, págs. 124 y 1 2 5 ) :

P o r la presencia d e l am or la persona o la cosa am ada sufre ante la m ira -da del am ante un a verdadera transfiguración . L a m irada am orosa ve en laspersona s y e n las cosas cualidade s y valores q u e perm anece n ocu lto s a la m i-rada ind iferent e y rencorosa. T o d o ser posee al lad o de las características su-perficia les , q u e se ofrecen a quienquier a qu e las m ire , un a infinida d de pro-piedades , buena s o m alas , q u e perm anece n e n su recóndito y au n otras m u -chas q u e , si b ien n o ha realizado nunca , es pos ib le q u e algún día se m ani-fiesten y cam bien to ta lm ent e su fisonom ía in ter io r o exterior . H ay , po rtanto , e n tod o ser a lg o actua l y pa tente y a lg o virtua l y la tente . Y entre to -das las propiedade s y valores q u e posee una persona o una cosa, superficia le so profundas , v irtuale s o actuale s las ha y buena s y m alas, m ejores y peores ,detestable s y excelentes .

A hora b ien : la m irad a am orosa percib e en el ser am ad o el vo lum e n en -tero d e las cualidade s y valores q u e la integran , y destaca e n prim e r térm in oaquello s q u e entre todos poseen un a calida d o u n valor superior . A partird e ella s tiend e a increm entarla s y a sublim arlas , a pone r todo e l resto a suservicio y a llevar , si es necesario con esfuerzo, su im perfecció n a p le n itu d .

£1 am or es, por tanto , clarida d y luz. I lum in a en el ser am ad o sus re-cónd ita s perfeccione s y percib e e n unida d el vo lum e n de sus valores actualesy virtuales .

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L o im p o rtan te , pues , para nosotros , es destacar que las cua lida -des de u n ser n o son las q u e de te rm ina n nuestro enam oram ien to ,sino que es éste el que las destaca y descubre . O dicho de u n m odom ás vu lgar: n o vem os las perfecciones y las adm iram o s a priori sinoa posteriori de su ilum inac ión p o r el haz am oroso q u e b ro tó denuestro núcleo persona l y puso "en foco" a l ser q u e creem os lo"desp ie rta " y que , en rea lidad , lo "rec ibe" .

¿Supone esto negar toda influencia ex terna , tod o valo r de "lu zp ro p ia " a los objetos de nuestro am or? E v iden tem en te , no . Supone ,em pero , sim plem ente , afirm ar que su luz requ iere la nuestra p a raser ap rec iad a con la refulgencia convenien te a l am or. N ad ie hayq u e n o tenga a lgú n destello p rop io , pero n in g ú n foco lum inoso escapaz de vencer la obscuridad de u n ciego.

L a vivencia de la " ilum inac ión " pued e desarro llarse brusca-m ente — como u n relám pago— y a eso se le llam a, en térm ino s vul-gares, el "flechazo", o b ien se generará de u n m odo suave y progre-sivo, como u n len to am anecer. E n el p rim er caso, lo p robab le es q u eel am or se n u tra p rinc ipa lm en te de elem entos procedentes de su raízorgánica gen ita l y tenga m ás de ape tito fisiológico q u e de procesopasiona l, p rop iam en te d icho . Se sien te , entonces, com o u n verdaderochoque, seguido de u n a excitació n sexual, au n sin saber q u ié n es n icóm o es: nos basta su aparienc ia , que ejerce u n a especie de asp ira-ción o atracción m agnética .

O tro es el caso de la ilum inac ión cuando se efectúa bajo el arcosereno de u n am or n u tr id o po r anhelo s personales m ás am plio s : en-tonces, la im agen que va a ser am ad a se destaca len ta , progresivapero seguram ente , en tre las dem ás, descubriend o en ella zonas y as-pectos q u e provocan la adm irac ió n crecien te y el goce con tem p la tivo ,capaz d e llegar a u n éxtasis en e l q u e todo dinam ism o psíquico seconsum e en u n p u ro embeleso o estado sen tim en ta l de inefable p la-cer, provocad o po r la visión y la pene trac ió n o fusión im ag ina tiv a enel h a lo lum inoso de esa im agen . T a n to en u n caso com o en o tro , sinem bargo , el am or n o es, com o h ab itu a lm en te se afirm a, ciego sino ,sim plem ente , astigmático: destaca y realza aquellas zonas personalesq u e m ayor goce con tem p la tiv o y adm ira tivo p ropo rc ionan al (o a la )am an te , m as n o deja de perc ib ir , tam b ién , las dem ás, incluso si éstasson defectuosas y repe len tes ; pero — como escribe Xirau— los valo-res personales negativos son subo rd inado s y som etidos a los m ás a l-tos y suprem os, a los que sirven de pedesta l para su m ejo r con traste :"E l am or, p o n e el acento sobre las facetas positivas y valiosas de las

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cosas, proyecta la luz de aquéllas sobre sus aspectos deficientes o tor-cidos y absorbe y au n sup rim e éstos po r el solo hecho de ponerlo s alservicio de aquéllas" . (Ib íd ., pág . 126 ).

E s así com o, in te rv in iendo la denom inad a "selección calitró -p ica" , hasta las im perfecciones m ás evidentes adqu iere n u n "encan -to " especial (la nariz , chata o resp ingada , es "graciosa" ; la boca,g rand e y basta , se to rna "sensua l" ; las m anos, gordas y pequeñas,son de "m uñeca" , etc. o, si se tra ta de u n varón , los m odales groserosle to rnan "m ás v ir il" ; sus canas le dan "nobleza y sab idu ría" , e tc .) .Q u ien desee convencerse del influ jo que la tendencia am orosa ejercesobre la percepció n ilum inada de su ob je to , basta rá que contem plelas fotografías de los adefesios que son presentado s a los concursos debelleza in fan til, po r m adres orgullosas de ellos.

La fase de ilusionism o y duda.

Sin solución de con tinu idad , el proceso am oroso pasa de la fasean terio r a ésta, en la que la im aginació n teje u n a nube de fanta-sías concern ien te s al fu tu ro y a la posib le com unión (esp iritua l ycarnal) con el ser am ado ; fantasías, em pero , qu e se ven , periódica-m en te , contrastadas y deten idas po r la dud a o el tem or de q u e larea lidad qued e dem asiad o lejos de sus prom esas. N o es c ie rto que el"soña r n o cuesta n ad a" ; cuesta, en p rim er té rm ino , alejarse de la vi-g ilia , y , en segundo lugar, sufrir el re to rn o a ella . Por esto , el serenam orad o com ienza a ser to rtu rad o po r el tira y afloja de u n gocey de u n fracaso an tic ipado . L a ilusión hace referencia n o solam entea la exaltació n de los valores in teg ran te s del ser am ado sino a la con-cepción de u n a vida venturosa en su derredo r y en com unidad coné l. M as, sim u ltáneam en te , surge el tem or de qu e el soñado r carezcade m érito s para transform ar en rea lidad esa ilusa ven tu ra . E l m iedop rende , bajo la form a dub ita tiva , en la conciencia am orosa tan pron-to com o ésta reg istra su estado de "necesidad " de correspondencia o,cuando m enos, de "presencia" contem plativ a de lo am ado . H e aqu ícóm o Salinas expresa, poéticam ente , esa in q u ie tu d :

N o , n o pued o creerq u e seas para m i,si te acercas , y llega s•y m e dices: "T e quiero "¿Am ar tú? ¿ T ú , belleza

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qu e vives por encim acom o estrella o abril,del gran sino d e amar,en la gran altitud ,dond e n o se contesta?¿Me sonríe a m i el sol,o la noche, o la ola?¿Rueda para m í el m und ojugándose estaciones,naranjas, hojas secas?N o sonríen, n o ruedanpara m í, para otros.Bellezas suficientes,reclusas, nada quieren,en su altura, implacables.

Esa desconfianza en la seguridad del logro anhelad o es, ya, u ngerm en del tóx ico con q u e el am or envenen a a sus v íc tim as : loscelos.

P uede , en c ie rto m odo , objetarse q u e la dud a n o pertenece alamor en si y q u e ta n sólo aparece cuand o se piensa en el am or parasí, m as lo c ie rto es q u e n o hay u n am o r com pleto q u e n o tenga esedoble m ovim iento de flujo y reflu jo , de efusión e infusión , de fase opu lso de expansión , cesión , desbord e y entrega y contraste o con tra -pu lso de absorción , in troyección , cap tac ió n o posesión . £ 1 am adorp ropende tan to a am ar com o a ser am ado , y si de lo p rim ero pued en o d u d a r de lo segundo es n a tu ra l q u e dude , cuand o m enos en estosm om entos in iciales de su h isto ria am orosa.

E l ilusion ism o , em pero , vence a l escepticism o , en los casos nor-m ales, y lanza al ser, enam orado , hacia la fase inm ed ia ta o sea

L a fase d e insinuació n y exploración .

E n este período se m anifiesta m ejor, qu izás, q u e en n ingú no tro , la na tu ra lez a dialéctica de riva lida d y em ulac ión , q u e rigetodas las relaciones hum anas. H a n puesto de m anifiesto , las expe-riencias de los psicólogos m odernos, q u e tan to el hom bre com o lam ujer conservan la costum bre in fan til de exh ib ir sus gracias y valo -res an te cua lqu ie r sem ejante con qu ien en tren en relació n (profe-sional, am istosa o am orosa, poco im porta ) en u n in ten to de ser de-b idam en te prestig iado s y poder, así, triun fa r (o , po r lo m enos, n ofracasar) en el tra to in te rpersona l in ic iado . Esta conducta n o se

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a lte ra en la d inám ic a am orosa, an tes b ien , se exagera d u ran te la fasede recíproca "conqu ista" que ahora enfocam os. S im ultáneam ente serealiza la exhib ición de las p rop ia s cualidades , la exploració n de lasya in tu ida s en la elegida pare ja y la in sinuac ió n o m anifestación delafecto qu e hacia ella se sien te . A veces este ú ltim o propósito tieneluga r de u n m odo solem ne y espectacular, constituyend o la clásicadeclaración (deseada y tem ida , po r el varó n y siem pre deseada, aun -q u e aparen tem en te tem ida , por la m u je r ) . Incluso parece im po-nerse u n a cierta litu rg ia y un a favorable mise en scene para ta l paso ,cuand o se da con vistas a un a u n ió n perm anen te y com pleta : se re -qu ieren ciertas condiciones de soledad , silencio , sem iobscuridad , p a i-saje lunar, m ú s i c a . . . o, si se tra ta de u n llam ad o "am o r de aven-tu ra " , conviene un a previa libación y d a n z a . . . C uando se tra ta deenam orado s tím idos, n o es infrecuente que suceda lo con tra rio : ladeclaració n tiene lugar con prisa , al despedirse , en m edio del baru -llo y sin tiem po para u n diálogo franco y t r a n q u i l o . . . O bien seconfía a u n a m ed itad a epístola* envuelta en rom án tic o obsequio .

M as lo cierto es que esa so lem nidad va desapareciendo , sin du-da po rque las generaciones actuales son m ás realistas y tienen m ayorinform ació n acerca de la " técn ica " del acercam iento . G racias a esopasan del "flirt" al "p e ttin g " o del " lik ing " al "lov ing" sin atravesarpor ese período form al de la declaración , en la qu e sim bólicam entese "ab re el corazón". En cam bio , tan to ellos com o ellas poseen u n ara ra hab ilida d en hacer insinuaciones m udas (con la m irada , la son-risa , la m a n o . . . ) a lo largo de conversaciones m ás o m enos triv iales .D e esa m anera , cuando se llega a l m om ento de la eclosión pasional,cada cual está suficientem ente seguro de los sentim ientos del o troy puede reducirse a u n m ín im o su form ulación verbal.

Pero el hecho de q u e haya perd id o encanto y espectacu larida d— excepto para algunos im pen iten tes , rom ántico s y anacrónicos don -juanes— la declaración am orosa, no inva lid a la existencia de la faseq u e describim os, an tes b ien : la com plica y prolonga , en cierto m odo ,pues lo que pod ría ser u n a clara conversación se transform a en u n aserie de gestos y conductas de doble sen tido , con las qu e se qu iereganar tod o sin perde r nada , de jand o franca la v ía para nuevos ata-ques o para fáciles re tiradas.

N atu ra lm en te que en este aspecto es infin ita la variedad de loscom portam iento s hum ano s e incluso u n a m ism a persona es capaz deconducirse de u n m odo m uy diverso en dos situaciones análogas, de

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esta na tu ra leza ; m as, a pesar de ello , hay algunos hechos constan tesy com unes en la fase que estam os ana lizando .

E l p rim ero de ellos es la exagerad a atenció n q u e se presta a la"ap a rien c ia " , n o sólo física sino in te lec tua l y m ora l, de sí p ro p io ydel ser am ado .

El segundo es la curiosidad apenas con ten ida , para descub riren él nuevas facetas y aspectos que aum en te n el g rad o de conocim ien -

to y de consen tim ien to ín tim os , a lograr incluso antes de la in terco -m un icac ió n de los pensam iento s am orosos. C on avidez sem ejante ala del a rqueó logo q u e exp lo ra u n a nueva g ru ta p reh istó rica , o lade l astrónom o q u e descubre u n nuevo com eta , la persona am an tequ iere "ver y saber to d o " acerca del ser que es objeto de su am or.Y eso n o solam ente po r sim ple curiosidad cognoscitiva sino po r gocede m ayor de le ite y po r afán de com partir m ás ín tim as em ociones.A sí, P ed ro Salinas escribe :

P erdónam e p o r ir así buscándo tetan to rpem en te , d en trod e t i .P erdónam e el do lo r, a lguna vez.Es q u e q u ie r o sacarde t i tu m ejo r tú .Ese q u e n o te viste y q u e yo veon ad ad o r por tu fondo , preciosísim o .Y cogerloy tenerlo yo en alto com o tien eel árbo l la luz ú ltim aq u e le ha encon trad o a l s o l . . .

E l tercer hecho característico de esta fase es la tu rbac ió n gene-ra l en qu e vive la persona , cuand o ha de reaccionar fuera de su cons-telación am orosa. C om o m uy graciosam ente dicen en C astilla , "estáid a" , o sea, ausen te , ab stra ída , abso rta ; " n o da p ie con bo la" . Y ellosucede, n o p o r u n "enm em ecim ien to " o em pobrec im ien to m en ta l(com o afirm a O rtega y G asset) sino po rqu e toda su energ ía de pen-

sam iento , sen tim ien to y acción se ha lla cen trad a a lrededo r de esefoco dom inan te que es la im agen am ada . Se com prend e q u e sea aho-ra cuand o la alteració n am orosa alcance su m áx im o , pues que está enel m om en to de m ayor riesgo y em oción al desarro llo de l dob le p ro -ceso (perceptivocontem plativ o y reacc iona lposesivo ) . M ás ta rd e ,cuand o se haya fijado la fórm ula de la correspondencia am orosa ,sobresaldrá el aspecto p u ram en te afectivo, de satisfacción o de tor-

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m entó , m as n o h ab rá q u e dedicar el esfuerzo in te lec tua l perm anen tea la reso lució n de las incógnitas q u e aho ra se p lan tean . B ien sabee l m ás lego que , an te cua lqu ier situació n nueva , los m om entos d em ayor tensión son aquellos en los q u e ensayam os diversos m odos deadap tarnos a ella , sin tener la seguridad de cuál será el éx ito logrado .

L a fase d e correspondencia y la v ivencia de l "eco".

H asta aho ra el sujeto h ab ía descubierto algo c ie rto : am aba .P ero si el proceso am oroso sigue u n curso no rm al, llega el m om entoen que,- como resu ltad o de las insinuaciones realizadas en la fase an-te rio r , puede afirm ar y viv ir o tra rea lidad : ¡es (o va ser) am ado !T ra tán d o s e de personas que proceden de acuerdo con los m oldes adusum en la sociedad la tina , pued e decirse que este m om ento es vividoan terio rm en te , po r reg la general, en la m ujer qu e en el hom bre .A quélla , en efecto, n o deja trasluc ir a éste su correspondencia hastaestar segura de la sinceridad de los sen tim iento s de éste. Si de o trom od o se com porta , asum e el pape l activo , provocante , de "m u je rfa ta l" , inv ierte la sucesión h ab itu a l de los acontecim iento s y corre elriesgo de viv ir m eram ente u n am or físico o gen ita l, de v io len todesequ ilib rio y escaso valor.

Es, pues, co rrien te que la m ujer viva el m om ento del "eco"cuand o escucha la declaració n o perc ib a la insinuació n m ás evi-den te . E l hom bre , por el con tra rio , tiene que esperar a escuchare l "sí" , form ulad o o dem ostrad o (es dec ir: hab lad o o a c tu a d o ) ; y aveces pasan m eses o años en espera de ese in stan te . Por esto acos-tum bra , tam b ién , ser m ás espectacular y vio len ta la vivencia de l"eco " en el g a lá n q u e en la dam a.

¿Q ué ocu rre en ese in stan te y en la fase q u e de él pende? N ohay alegría n i satisfacción capaz de com pararse , en m agn itud n i encalidad , con las que se sienten en tales m om entos. N i hay palab rasn i m etáforas capaces de describir esa euforia , ese en trechoqu e dedu lce b ienesta r y de arreba to pasional, de p lacer y de elación , d e ple-n i tu d y de éxtasis, q u e caracteriza la concienciació n de la correspon-dencia , o sea, el descubrim iento de l "eco " am an te : a p a r t i r de esein stan te , dos form an u n o ; hay in te rpene trac ión de los núcleos perso-nales y se constituy e u n a superperson a com ún a los dos cuerpos, q u equizás ta rden años en un irse , o quizás n o se ju n te n nunca . M as

lo que im porta y da trascendencia a esa vivencia es el hecho de

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acom pañars e de una im presió n de aum ent o del ám bito individual , osea, de sen tirse un súbito crecim ien to del m undo subjetivo o in trapsi-qu ico. A l confesarse recíprocam ente su am or, dos am antes se fecun -dan m entalm ent e y se engarzan d e u n m od o m uch o más íntim o yperdurable de lo qu e lueg o harán sus cuerpos.

Esa vivencia del eco y ese existir en correspondenci a han sido ,tam bién , m aravillosam ent e descritos por el poeta Pedro Salinas , enlos siguiente s versos:

Q u é aleg ría , vivirsintiéndose vivido .R end irsea la g ran certidum bre , oscu ram en te ,d e q u e o tro ser, fuera d e m í, m u y lejos,m e está viviendo .Q u e cuand o los espejos, los espías— azogues, a lm as cortas— , aseguranq u e estoy aq u í , yo , inm óvil,con los ojos cerrado s y los lab ios ,negándose a l am ord e la luz, de la flor y d e los nom bres,la verdad trasvisible es q u e cam in osin m is pasos, con o tros,a llá lejos, y a llíestoy besando flores, luces, h ab lo .Q u e hay o tro ser po r e l q u e m iro e l m und op o rq u e m e está q u e rien d o con sus ojos.Q u e hay o tra voz con la q u e digo cosasno sospechadas po r m i gran silencio ;y es q u e tam bién m e q u ie re con su v o z . . .

(Razón de amor, pág. 167, enPoesía Junta, E d . L o sad a ) .

Puede afirmarse qu e quien n o sea capaz —enamorado— de sen-tir ese constante resonar del otro y en el otro ser sus temores y anhe-los , sus percepcione s y propósitos , sus pensam ientos y actos, podrá,aún , vivir otros aspecto s de la epopey a amorosa , mas habrá perdid oel m ejor y más profundam ente superhum an o de la m ism a. Es a travésde él que, en plen a correspondencia (qu e significa: co-responder , osea responde r con jun tam en te) el am or pasa a la fase term inal de suprogresiv a cristalización, o sea

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L a fase de fusión y sim biosis.

H e aq u í ahora , para herm anar u n a vez m ás la poesía y la filo-sofía, cóm o describe Jo a q u ín X ira u esta fase de fusión recíproca

(Amor y Mundo, pág . 139 y s ig .) : "L a u n ió n am orosa, sin de ja r deser yo q u ie n soy, m e sitú a en el p ró jim o , m e convierte en alguna m a-nera en é l, percibo , sien to y com parto cuan to él siente y vive, m e si-túa en su in te rio r y se revela an te m í la to ta lidad de su p e r s o n a . . .Puesto así en su lugar, la to ta lida d del m und o m e aparece desde su

p u n to de vista y en tiendo , com prend o y sien to com o m ías la to ta li-dad de sus acciones y reacciones, el sen tid o en tero de su sensib ilidad ysu conducta . L o q u e parece incom prensib le y absu rdo , m irado desdefuera, se m uestra in te lig ib le y coheren te a la luz de la m irad a am o-rosa . . . T o d o hom bre lleva en su seno u n m u n d o . L a m irada am o-rosa pene tra en él y lo ilum ina . L o que aparecía com o u n sim pleejem plar de u n a especie se convierte de p ro n to en u n a persona . N ad aen ella resu lta , ya, triv ia l. U n a leve sonrisa pued e revelar m ás q u e

la conducta de u n a vida en tera . E l ín tim o contacto persona l m u l-tip lica en cada u n o de los seres que se am an la in fin ita riquezadel m und o qu e para ellos es. N o es ya u n m u n d o . Son dos m undosen u n o . E l m und o en tero se enriquece y adqu iere u n a dim ensión dep ro fund idad . D os m undo s se hacen u n o e ilum ina n por su recí-proca acción los recin to s m ás recóndito s de su in tim ida d per-sonal . . . "

E m pero , en esa fusión y en la sim biosis resu ltan te , n o hay, aun-que pudiese parecerlo , m ezcla n i confusión de las esencias personales .C ada u n o de los elem entos del par am an te conserva y realza sus pro -pios valores: se transfigura y adqu iere su m áxim o esplendo r y valía ,cuando vive bajo el m an to del G igan te R osa. P o rqu e esa proyec-ción y trascendencia que adqu iere el yo enam orado , lejos d e desva-necerlo lo robustece y am plía , ya q u e esa fusión con lo am ado es fluc-tuante (in-fusión y e-fusión) y lo hace v ib rar en zonas a las qu enunca hubiese llegado po r su ún ico esfuerzo. Si es cierto que la"u n ió n hace la fuerza", aq u í eso es m ás c ie rto que nunca , po rque lau n ió n es la m áxim a u n ió n posib le e im aginable .

L a persona am an te adqu iere , pues, en este coexistir sim bió tico ,en esta vida en comunión con la persona am ada , u n a dim ensión y u nhalo hasta entonces inexisten tes e increíb les , po r cuan to increables."M e siento tra n s f ig u ra d o .. . yo m ism o n o m e c o n o z c o .. . vivo u nsueño del que no qu iero desperta r y, a l m ism o tiem po , vea la rea li-

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d a d con ojos y poderes q u e nunca t u v e . . . " (C arta ín tim a , de u nadolescente q u e vive su p rim e r y g rand e a m o r ) . D e aqu í en ade-lan te , n ad a n i nad ie será capaz de oponerse a la conjunció n de losdos am antes . M ás fácil resu lta rom per u n núcleo atóm ico que des-hacer u n a sim biosis am orosa, pues cuando se h a llegado a p roducirofrece el paradó jic o efecto de acrecentarse con los obstáculos y resis-tencias que se opongan en su decurso .

B astaría este hecho , si o tros n o hubiese , para dem ostra r q u e lav ida am orosa n o puede explicarse desde los m iopes ángulos de lafísica o la fisiología, au n q u e tam poco pued a ser to ta lm en te com pren-d id a sin observarla desde ellos. Incluso la conjunció n d e los o trostres gigantes: el m iedo , la ira y el deber, es im po ten te para detener odesvanecer la h isto ria de u n am or q u e alcanzó este n ivel de desarro -llo . Es en él cuand o cada u n o de sus pareado s m iem bro s pued e lu -char, m ien tras viva, solo con tra todo y con tra todos, renunciand o acuantos bienes, goces y anhelos tuviese, con excepción , precisam ente ,de esa fe am orosa, de esa com unió n ín tim a con su o tra p a rte de sím ism o, con el ser que com plem enta la u n id a d y convive el yugo am o-roso (por lo que se llam a cón-yuge).

Q u e el ser ind iv idua l p o r sí m ism o n o sería po rtado r de talesenergías si n o fuese p o rq u e alberga y pone en juego , en circunstan -cias tales las de su especie, es u n hecho q u e los biólogos postu lan ydem uestran con rigo r experim en ta l: diversos investigadores h a n in -tercalad o obstáculos, de in tensidad y dañ o crecientes, en el cam ino arecorre r d e m achos y hem bra s d e diversos órdenes anim ales (desdelos batracio s a los prim ates) y han pod id o com probar cóm o los dostérm ino s de la v ita l pareja inape lab lem en te m archaban hacia su fu-sión, insensibles al do lo r y a la fatiga, hasta q u e conseguían ju n ta rs eo caían exhausto s e inánim es. Esa m agna fuerza de recíproca atrac-ción n o hay dud a de qu e tiene u n a base citoquím ica , inm ensa y eter-na , pues en ella rad ica el m isterio de la persistencia de la v ida , peroaho ra lo que nos in teresa es con tem p larla , sublim ada y exaltada , ensus m ás nobles y excelsas m anifestaciones . P o rqu e es en ellas y através de ellas cóm o el hom bre se eleva sobre el p lan o in stin tiv o y setrasciende en la creación de form as orig inales y de realidades psíqui-cas inefables.

L a sim biosis — vidas unidas— de la pareja am orosa produce ensus dos elem entos u n a transform ació n n o sólo de visión y ac titud sinode proyectos y actos. Ya n o son válidos los an tiguo s m oldes d e v id a

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in d iv id u a l ; tan to si se ha consum ado la conjunció n física y la coha-b itac ió n (que , en rea lidad , supone sim plem ente vivir com partiend ola m ism a hab itac ión , es decir, bajo el m ism o techo) com o si n o seha llegado a ese p lacen tero y constan te re-encuentro q u e supon e laexistencia hogareña , lo c ie rto es q u e aho ra " é l" y "e lla " están espo-sados. N o se requiese para eso n i u n a firm a n i u n a bend ic ión : bastael sincero y firm e propósito de com partir cuan to de buen o y de m aloofrezca el fu tu ro , ayudándose m u tuam en te y co labo rand o en la crea-ción d e los valores (biológicos o natu ra le s y cu ltu ra les o esp irituales)que cada cual sea capaz de engend rar . Es así com o se pasa a la faseq u e podríam o s denom inar social del am or.

La fase de elevación y creación.

E n ésta, la raíz érgica, an tes descrita , se expand e proficuam ente .Su obra dependerá , com o es n a tu ra l , n o so lam ente de las posib ilida -des personales, sino de la situació n v ita l en q u e éstas van a conviv ir.M as algo hay ind iscu tib le : el am or, q u e ha llegado a este m om en tode su devenir, crece aho ra , n o ya en extensió n n i e n p ro fund idad ,sino en m adurez germ ina l. D ía a d ía b ro ta n nuevas m uestras de in s-p irac ió n q u e de él p roceden : ya n o es la exaltació n (artística o ética)de la figura am ada , n i tam poco la obsesión o el frenesí de su p u racontem plació n o posesión , lo q u e in q u ie ta e im pu lsa a l ser am an te ;an tes b ien : es el deleite de ver la v ida bajo u n nuevo enfoque y des-cub rir en ella los m atices q u e solam ente pueden percib irse cuand ose la contem pla con la ac titu d de u n am or sereno , p leno y to talm en -te evolucionado . Es así com o u n a pareja feliz desparram a su felici-dad y eleva el nivel de sus vidas, fecundand o con su am or cuan to enellas se incluye . Es así com o el hom bre y la m ujer, un idos, alcanzansu m áx im a capacid ad de esfuerzo, de invenció n o d e sacrificio .

Los pesim istas y los cínicos d irá n q u e m uchas ind iv idua lidade svaliosas h a n visto co rta r su p roductiv idad po r m atrim on io s hechosen condiciones económ icas defectuosas y seguidos de pro les cuyoscuidado s m ateriale s han absorb id o po r com pleto su a tenc ió n y ener-gías. M as cabe p regun ta r a tales críticos si el sim ple hecho de creary educar a esa p ro le —que nunca hab ría nacido sin haberse esposadolos amantes— n o es, en sí, la obra de m ayor en jund ia q u e éstos p o -d ían acom eter y realizar. Sueltos o aislados, quizás h ab ría n conse-gu ido m ás d inero , m ás placeres y frivolas sa tisfacc iones.. . p ero

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nunca h ab ría n depu rad o y qu in taesenc iad o su generosidad y bon-dad n i h ab ría n inm orta lizad o sus valores com o ahora , q u e h a n le-gad o a la h u m an id a d ese m ano jo de hijos, educados con esfuerzo yprivaciones , sí, m as con nobleza e idealism o , tam b ién .

Q u e n o se diga o arguya la consabid a objeción de q u e m uchospadres de linquen po r sus h ijos. C ualqu iera q u e sea la situació n— desesperada, angustiosa y de solución urgente— nunca justifica elde lito po r o para beneficio de los h ijos, toda vez q u e el m ejo r p a tr i-m on io que sus pad re s pueden dar a éstos es el ejem plo de su con-duc ta , au n con en tera prescindencia de las sanciones sociales y le-gales. E l h ijo de u n m illonario sinvergüenza , cuand o adqu iera con-ciencia de su rea l situac ión , se sen tirá peo r p rep a rad o p a ra la v id ay m ás hum ild e e insatisfecho q u e el h ijo de u n pob re h o n rad o .E l h ijo d e u n fusilado hero ico cam inará po r la v ida con m ejo r b a -gaje q u e el de u n jerarca tra ido r. N o hay , pues, m otivo n i excusapara pensar en ju stifica r desuniones o en reh u ir obligaciones q u ederivan de u n m odo n a tu ra l y espon táne o del am or.

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CAPÍTULO X II

L O S T I P O S D E L A M O R

C onvenienci a d e una clasificació n d e los am ores.

H em os visto que el am or posee m ú ltip les raíces y tiene , po r tan -to , com pleja estruc tu ra : tan to m ás difícil de esquem atiza r cuan tom ayor sea el volum en persona l de la ind iv idua lidad en q u e sedesarro lle . L a com binación de sus diversos apo rte s y la im bricació nde sus fuerzas con las de los otros m oradores gigantescos del orga-nism o hu m an o crea in fin ida d de cursos am orosos o , si se q u ie re , deexistencias (históricas) presid idas po r él. D e aq u í la necesidad deh a lla r u n crite rio taxonóm ico , q u e nos perm ita ag rupar la in fin ita

varieda d de esas form as aparen te s de su dinam ism o en u n núm erodelim itado de tipos , que au n siendo pu ram en te heurísticos , sirvande p u n to de referencia para la m ejor com prensión de los problem as

que cada caso concreto p lan tea al psicólogo , em peñad o en la disec-ción m en ta l de cua lqu ie r "enam orado" .

A m o re s puros e im puros.

Ésta es la p rim era "base p o p u la r " de clasificación , d ico tóm ica ;contra ella n o es preciso argü ir dem asiado , pues basta con decir queel té rm in o de "am or im p u ro " es u n a contradictio inadjectio: o n oexiste am or o , si existe, es p u ro . L o que las gentes ignaras qu ierensignificar con el té rm ino " im p u ro " es que hay m ás atracció n física(genital) q u e afecto o reverencia psíquica ; m as entonces basta con

significar el adjetivo "sexual" o, si se qu iere , "ca rn a l" y com pren -der q u e el am or de tip o carna l pued e ser puramente carna l, sinpor ello dejar de m erecer el té rm in o de am or. Y lo q u e las gentes

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gazm oñas designan con el té rm in o " im p u ro " es el am or q u e resu ltapecam inoso , po r enlazar a dos seres que , de acuerdo con las leyesreligiosas o civiles, n o pueden com unicarse sus sentim iento s n i m u-ch o m enos ceder a sus im pulsos. M as en ta l caso conviene h ab la r deam ores ilícitos, reconociend o que pueden ser tan to o m ás pu ro s q u eo tro s , líc itos.

T a n t o en u n o com o e n o tro caso esa base de calificación supues-tam en te ética n o puede ser m an ten id a desde u n p u n to de vista estric-tam en te lógicocientífico y resu lta , adem ás, e rrónea e in justa desde elp u n to de m ira psicológico y p rop iam en te é tico .

A m ores " p a s a je ro s " y "duraderos" .

A los prim ero s se les concede el carácter de "ven to le ra" , de"a rreb a to " o de "m ete jón" (en el argo t sudam ericano ) , correspon-d iendo , parc ia lm en te , a l té rm in o inglés de infatuation. A los segun-dos, po r el con tra rio , se les da categoría de estab ilida d y de espiri-tu a lid ad . A quéllo s se confunden con la "av en tu ra " y éstos con la"v en tu ra " . M as tam b ién ta l calificación-es errónea e in ju sta , p o rq u ejam ás la calidad y el rang o de u n estado afectivo o pasiona l pued em edirse p o r su du rac ión . U n am o r p u ram en te gen ita l pued e d u ra rtod a la v ida , en tan to q u e u n am or pu ram en te esp iritua l o p la tón ic opuede consum irse en u n in stan te . Y u n am or pasajero pued e tenerm atices y valores m ucho m ás trascenden tes q u e o tro , lángu idam en tearrastrad o a lo largo de tod a u n a v ida . E l crite rio cronológico n o es,pues, vá lido para la tipo logía am orosa, ya que el factor " tiem p o "depend e de m uchas variab les qu e nad a tienen que ver con la "esen-c ia" del proceso am oroso .

Amores egoístas y generosos .

Esta d ico tom ía tiene ya a lgun a base rac iona l, au n q u e tam poco essuficiente p a ra m an tenerla , p o rq u e en rea lidad tod o am or es, si-

m u ltáneam en te , egoísta y generoso , pues que discurre en tre los p ro -cesos de in-fusión y e-fusión, a l igual que los m ovim ientos de l cora-zón im p lica n u n a sístole y u n a d iásto le . L a p rueba de q u e en la efu-sión hay u n a satisfacción egoísta nos la da la célebre p regun ta delhéroe goeth iano : "Si te qu iero , ¿qué te im porta? " Y la p rueba de

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q u e en el m ov im ien to de infusión hay u n im pulso generoso nos lada el hecho de que m uchos enam orado s celosos, absorbentes y dicta-to ria les , a fuerza de quere r englobar y d irig ir to ta lm en te la persona-lidad y la vida del ser am ado , descuidan en abso lu to su p rop io rum -b o v ita l, desatienden sus intereses e ideales y m ateria lm en te se des-viven para conseguir esa m áxim a infusión . Es, pues, m uy re la tivo elp la n o diferenciado r de l egoísm o y la generosid ad . M ejor sería , encasos tales, u sa r los calificativos de "cen trífugo " y "cen tr íp e to " o,si alcanzan u n nivel pato lógico , de "sádico " y "m asoquista" . Y m ásexacto , aún , es designarlos con el títu lo de activos (posesivos) y -pa-sivos (p ro tec tivos ). E n los prim ero s el ser qu iere , an tes q u e todo ,querer; en los segundos, po r el con tra rio , qu ie re ser querido.

La base de clasificación psiquiátrica.

C ada cual am a com o qu ien es, o sea, com o puede y n o com oimagina am ar. Según cuá l sea el tip o constituc iona l y según las m o-da lidade s de su estruc tu ra personal, n o am an de m anera idéntica elastén ico y el esténico , el cicloide y el esquizoide , el paranoico y elobsesivo, el h istérico y el angustiado . D e aq u í que sea posib le des-crib ir diversos m odelos de decurso am oroso , en relació n con el predo -m in io de u n o o v a rio s rasgos psiquiátricos , qu e pueden hallarse pre-sentes incluso en las personas ten idas po r norm ales . C laro está, em -pero , q u e esa base de clasificación n o es com pleta , ya q u e caen fuerade e lla m u ltitu d de casos en los q u e están ausentes los elem entos q u esirven para estab lecerla ; pero , au n así, hem os de conocer sus pau -tas fundam entales , para n o om itir en nuestra descripción la llam ad a"zona m arg in a l" , po r la que discurren infin idad de psicópatas, pro -tagonistas de los m ás leídos dram as lite ra rio s , en relació n con estetem a de curiosidad inago tab le .

El amor "esquizoide". — Se caracteriza por los bruscos e in jus-tificados cam bios de su in tensida d y de sus m anifestaciones. Es u nam or con trad ic to rio y desajustado , q u e hace viv ir en p e rp e tu a ten-sión a qu ien lo sien te y a qu ien lo recibe . O bedece a la ley del todoo n ad a : es avasallado r ahora y despreciativ o en seguida.

N ad a tienen de ex trañ o estas absurdas conductas del am or es-qu izo ide , pues falta a su au to r la in tegració n y la u n id a d q u e es in-d ispensable para establecer u n a vida m en ta l coheren te y para ser

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capaz de em prender la m agna em presa de la convivencia y la fusiónpsíquica con o tro ser: ¿cóm o va a relacionarse b ien el esquizoide consu cónyuge si n o es capaz de entenderse a sí m ism o? D e aq u í q u e ,ta rd e o tem prano , el am or esquizoide te rm in a en d ram a : caídabrusca y final del po tenc ia l am oroso en el p ro tagon ista o ago ta -m ien to progresivo en su pare ja .

El amor paranoide. — Crece y se m anifiesta con b rillan tez ; con-qu ista con facilidad a su "o b je to " lib id inoso (nunca fue m ejo r ap li-cado q u e aho ra el té rm in o de "ob je to " con que los psicoanalista s d e -signan al "su je to " a m a d o ) . P ero , siendo inm ensam ente egocéntri-co, im peria lis ta y absorbente , p ro n to se tiñ e de celosidad y exigen -cias que to rtu ra n e inh iben a q u ie n lo rec ibe : discusiones sin cuen ta ,violencias y escenas in justificadas, au n cuand o racionalizadas po r elam an te que las p ro v o c a . . . éste llega a ser m ás od iad o y tem id o q u eado rado . Q u ien resiste la convivencia de u n am or parano ide , quizásgane el re ino de los cielos, pero sin d u d a p ierd e el de la T ie r ra ,pues se transform a en p u ro apéndice o esclava som bra de su tirá -n ico am ador.

El amor hipomaniaco. — Es asim ism o brillan te , fácil, alegre ya trac tivo , p e r o . . . in trascenden te y p rinc ipa lm en te n u tr id o po r laraíz gen ita l. E n el fondo, el am ado r h ipom an iaco es u n narcisista ,q u e am a p o r la búsqued a de placer y requ iere cam bios frecuentes ensus elecciones. E l am or h ipom an iaco tien e p risa y llega p ro n to a lm áxim o de su aparen te esp lendor, m as se agota , cual fuego fatuo yolvida con so rp renden te ligereza. Es apenas "flor de u n d ía " , por-que qu ien lo sien te vive en form a superficia l y acelerada , p ren d id ode u n a necesidad constan te de m udanza y de deseo de ago ta r al m á-x im o las nuevas, posibles sensaciones.

El amor pesimista o melancólico. — C on trapartid a del an te rio r ,este am or está im pregnad o de m iedo y, a veces, de rencor. Carece defuerza y rebosa de deseos; suscita m ás com pasión que pasión ; es u n ainvitació n a la m uerte y n o a la m ayor v ida . Q u ien se enam ora deu n pesim ista se condena a arrastra r u n fardo y se im pone u n a cargaque term inará po r fatigarle o, cuand o m enos, ag ria rle la ex istencia .P o rque qu ien sien te el am or m elancólico ve sus peligros y n o gozade sus beneficios, sufre de sus dudas y n o disfru ta de sus atractivos ,p id e y n o da , n o engaña pero desengaña, m agnifica los obstáculos y

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m inim iza los recursos para s a lv a r lo s . . . en defin itiva : carece de fey p o r ello es u n apósta ta del am or.

El amor compulsivo. — Es prim o herm an o del an te rio r : escrupu-loso, qu isqu illo so , supero rdenad o en sus ritua les , tem eroso por d e -m ás, in q u ie to y a lte rado , con im pacien tes urgencias e inexplicab le sd ilaciones , com plica el decurso de la convivencia y destruy e todaposib ilida d de una franca y recíproca in te rpene trac ión aním ica , au ncuando defiende su actuació n con bellos y aparen tem en te lógicosp re tex to s; au n cuando , a veces, m uestra te rnu ras y exquisiteces q u eind ican u n a h ipersensib ilida d enferm iza .

El amor ansioso. — A nhela n te y angustiado , este am or n o tien epausa n i contraste . V ib ra siem pre al m áxim o en sus cuerdas em otivasy pasa del en tusiasm o deliran te a la desesperación trág ica , de la exal-tada alegría al m iedo pavoroso , a través de las estaciones de la pre-ocupació n , la duda , el tem or y el disgusto . N o alcanza nunca esa d u l-ce seren idad , rad ian te y em belesada , qu e caracteriza al am or nor-m al, cuand o se siente correspondid o y en p len a sim biosis con sualter ego. Es, pues, u n am or d ram átic o qu e discurre p rinc ipa lm en tebajo el signo del sufrim iento o del frenesí, n o log rand o descansar n im ecerse en el arco d e l sosiego feliz. Sus pro tagonista s son seres"deso rb itados" , es decir, exoftálm icos, d istiro ideos , h iperim ag ina ti-vos e h iperpasio na les , a quienes falta el contrapeso "de la objetiv idady de la lógica; a quienes sobra gen io y falta energía .

Los amores m onocordes de algunos norm ales.

D ejand o aparte los m encionados tipos patológicos, existen , tam -b ién , am ores que sin serlo resu ltan u n tan to anóm alos por nu trirse ,de un m odo casi exclusivo , de una de las raíces cuya com binació nin teg ra " th e real th ing" , es decir, el A m or, con m ayúscula . V eam oscóm o se caracterizan esos tipos, un ila te ra les , de actuació n de E ros :

El amor nutritivo. — A u n q u e parezca m en tira , existen parejashum anas cuya sim biosis d iscu rre casi ún icam en te a lo largo de lalínea de las satisfacciones rhetabólicas : cuan to es causa de goce lo esa través de placeires pu ram en te orales. G entes cuyas obtusas fibrassen tim entale s so lam ente lanzan a lgú n destello cuand o se encuen tranestim uladas po r las pap ilas gustativas y los cilios de las neu rona s ol-

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fatorias, es decir, cuando "saborean y paladean" ciertos manjares(entre los que puede contarse la propia carne asada) o cuando "hue-

len y se embriagan" ante olores emanados de la pareja.La influencia afrodisíaca del gusto y del olfato es tan enorme

que Magnus Hirschfeld considera a ambos tipos de impresiones sen-soriales como incluíbles en el "aparato sexual" (del que serian sola-mente una parte, claro está, los llamados órganos genitales) . Y, enefecto, son in fin ito s los mortales que para llegar a obtener el placersexual requieren comer, beber u oler determ inad os manjares, bebi-das o perfumes (e, inclusive, pestilencias tales com o los olores sui

géneris em anado s d e las llam ada s parte s p u d e n d a s ) . Para tales "pa-rejas", la cocina, el ba r y el tocado r son elem entos indispensables de su

v id a am orosa; sin ellos ésta se paraliza ; para ellos trabajan am - b o s:él, ganand o los m edios económ icos y e lla convirtiéndolo s en sa- bores yolores, que luego conducen a digestiones soporíferas, tras de las q u e se

em erge con lengua sucia, m a l hum o r y ab u rrim ien to , sola- m en tetra tab le s po r el o lv ido periód ico y recíproco , d u ra n te los in ter- valos de

las nuevas orgías nu tritivas . Ese am or canibalesco es, sin duda , elm ás p rim ario y m enos in te resan te p a ra el psicólogo , pero ilu stra y

evidencia el origen más rem oto del G igan te R osa, q u e siem - p re esrep resen tad o con ab u n d an te grasa y fofez, tan to en su form a

in fan til (C upido ) com o en su varian te adolescente (A p o lo ) .

El amor mortal. — E xaltado po r los rom ántico s y los m ísticos,envuelto en el sudario de la noche , este tipo de am or, a lim en tado po rla raíz tán ica , busca, inconsciente o conscien tem ente , su ingreso enla nada , qu e es o tro m odo de ser inm orta l. Los llam ado s "novios dela m u e rte " se buscan para dar, un idos , el g ran salto en el vacío , paratrasponer el u m b ra l de la e te rn ida d y desvanecerse en el N irvana .C aracterístic a de ta l am or es la búsqued a del silencio , la soledad , lacbscu ridad , y e l estatism o m udam en te con tem p la tivo , cua l si q u i-siera, ya, an tic ipa r la nadedad hacia la q u e se d irigen ; la inm ovilidady la frialdad del sarcófago. Sus futuros hab itan tes adqu ieren así u naspecto esta tuario y al m irarse n o buscan descubrirse los destellosde su alm a viva sino el defin itiv o perfil de su cadáver.

Este am or tán ico es triste , pausado y des-anim ado . D iscurre entono m eno r y hab la siem pre con so rd ina ; es pesim ista y sólo piensaen abstracciones. E l o la am an te cifra su goce en m orir , en safrifi-carse, en pena r y en renunciar m asoquistam ente a cuan to pueda sero rep resen ta r creación , goce, v italización . D onde n o hay el d ram a

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lo crea ; donde lo hay , lo eleva a traged ia ; gusta de acum ula r obs-tácu los y dificu ltades , n o para vencerlos sino para caer vencido odesvanecido an te ellos. Inc lu so si nad a se opone a su p lena satisfac-ción , los am antes se to rtu ra n pensand o q u e "p la is ir d 'am ou r n e d u req u 'u n in stan t' en tan to "chagrín d 'am ou r d u re tou te la v ie" ; bus-can u n p re tex lo para hacer el célebre "pac to de m u erte " y si n o laconsum an físicam ente , la consiguen en la esfera psíquica , al p rivarsed e cuan to significa la " jo ie de v iv re" , po r tem or a ser vulgares, im -p u ro s o frivolos.

L as personas cuyo canto am oroso tom a esta clave tán ica , gustande enam orarse de seres inválidos, inasequib le s o ex traños. D e u nm od o m ás o m enos inconscien te eligen el objeto am oroso que m enosind icado sea p a ra ex traer de él un a fuente de estím ulo , de elevaciónv ita l o de sana creación de valores. M as esa elección n o es hecha tan -

to po r u n im pulso de caridad com o po r u n deseo de acum ula r sufri-m ien to , en el cam ino hacia el reposo e te rno , q u e rea lm en te es el finansiado : cuan to peor se viva, m ás justificad a está la m uerte .

El amor imperialista, sádico y tiránico. — P rop io de las personassoberbias y absorbentes , su m ayor goce consiste en exh ib ir el p le-n o som etim iento del cónyuge a la om ním od a vo lun tad del conquista -d o r am an te . Si quien lo sien te es u n a m ujer, ad q u ir irá los caracteresde la h ien a ; si qu ien lo sien te es u n hom bre , los del tig re . Eso si setra ta de ejem plares hum ano s rea lm en te po ten tes , m as si sólo asp irana serlo , entonces las correspondien te s im ágenes serán las de la gatay el ga llo . D e todos m odos, lo típ ico de esta form a de am or, n u tr id apo r la van idad , el o rgu llo y la iracund ia , teñ ida po r los celos y am e-nazada p o r la v io lencia , es el hecho de que en e lla n o se p roduce eltíp ico dualism o o alte rnanc ia en tre los anhelos de am ar y de ser am a-d o , sino q u e lo q u e en él p riva , de u n m odo casi exclusivo , es elafán de ser obedecido y venerado. T o d o el in terés que se exhibep a ra destacar los valores personales de la pareja encuentra su ju sti-ficación en el hecho de q u e cuan to m ás se haga valer a ésta m ásm érito tien e su som etim iento y su devoción , su conquista y su ren-d ición an te el " d u e ñ o " (o la "d u eñ a" ) de su am or.

E ste tip o de am or obedece a la fórm ula : "si m e am as, de-m u é s t r a m e lo . . . som etiéndote incond ic iona lm en te a m is designios" ."Si qu iere s q u e te a m e . . . m erécelo" . Y, po r ex trañ o q u e parezca, elm erecim iento consiste en sufrir y resistir la opresió n creciente de lapersona lida d q u e así lo sien te . Ésta tra ta de justifica r su conducta

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p o r la in tensida d de su pasión y n o es ra ro que , efectivam ente , v ivap rend id a de l ser am ado , sigu iend o sus pasos, a tisband o sus m enoresacciones y d ic tand o incluso sus gestos y pa lab ras, m as todo eso lohace, cual el p ro tagon ista de P igm alión , gu iad o por la van idad dere ina r sobre o tro ser, a qu ien se qu iere hacer alcanzar m etas q u e elp ro p io m odelado r n o p u d o conseguir, en cuan to es incapaz de au to -dom in io y de au tocrítica .

F ác ilm en te se com prend e q u e si este tip o de am or p rende p o rigua l en los dos m iem bro s del p a r eró tico , el decurso del proceso am o -roso es u n a serie crecien te de luchas y desavenencias que d a n pasoa l od io franco y p rueban , claram ente , lo ya expuesto a l describ ir laraíz agresiva de este g igan te : el am or lleva én su seno la m ayor delas an títesis , puesto q u e encierra poderosas energías, capaces de per-p e tu a r e te rnam en te a l ser y, al p rop io tiem po , o tras , capaces de anu-la rlo , tam b ién defin itivam ente . T a l an tinom ia explica el ráp id opaso d e la te rn u ra a la crue ldad , de la exaltació n a la hum illac ión ,del afecto a l rencor, incluso en personas q u e n o viven el am or m ono -co rd e q u e aho ra estam os describ iendo . Sería u n erro r creer q u e eneste caso se tra ta solam ente de u n "am or p ro p io " exagerado : las per-sonas que viven el am or absorbente y sádico son capaces de hacer elr id ícu lo , de rebajarse y degradarse m ora lm en te , de perjud icarse einclusiv e de perder su hono r y su vida , en ese ciego afán de eng loba ry fagocitar de u n m odo absolu to y com pleto a l ser q u e creen am ar.N o se puede , pues, confundir su conducta con la del am or narc isis-ta , com odón y pacífico, q u e p re tende de l ser, supuestam ente am ado ,servicios y u tilidades , m as n o sien te con tra él encono alguno .

El amor lúbrico. — C orrespond e al desarro llo ún ico de la ra ízgen ita l. Los am antes n ad a tienen de com ún a n o ser su recíprocoafán de satisfacer los im pulsos a l ayun tam ien to y la recíproca pose-sión de sus cuerpos. Instigado s po r la lu ju ria , estud ian ávidam entesus anatom ías y aplican a ellas cuantas m an iob ra s les parecen conve-n ien tes para estim ula r y acrecentar sus evanescentes goces sensuales.T o d o cuan to sea capaz de em plearse al servicio de la provocación de lorgasm o gen ita l, es puesto sucesivam ente en acción , tod a vez q u e éstep ropende a d ism inu ir con la repe tic ió n un ifo rm e de los coitos. E n-tonces, u n o y o tro d e los am antes se ingenia para cam biar el am bien -te , las apariencias , la secuencia o la in tensida d de las m an iob ra s p re -para to rias . A cuden si es preciso , a diversos afrodisíacos y . . . se ig-no ran o inclusive se m olestan en los in tervalos , forzados, de reposo

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g en ita l . Si este tipo de am or es igualm ente sen tido po r am bos, pued ed u ra r bastante: tiem po , aun cuand o nunca alcanza nivel d igno deconsideración psicológica. Si solam ente es sen tido po r u n m iem brode la pareja , p ro n to cansará y asqueará al o tro , que tend rá , n o obs-tan te , d ificu ltades para zafarse de la u n ió n (tem ida , pero m enos te -m id a que las am enazas de reacción an te u n ro m p im ien to .) .

El amor intelectual, creador. — Bajo el d inam ism o casi exclusi-vo de la colaboración , es decir, de la adopció n de fines y m etas CQ-m unes y la prosecución de esfuerzos coordenados y com plem entarios ,p a ra alcanzarlas, d iscurre este tip o de am or, que tiene , en rea lidad ,m ás de u n com pañerism o , cam aradería o am istad que de rea l in te r-cam bio erótico . P o rque cuand o se da po r igual en los dos elem entos

de la pareja , ésios se ha llan m ás interesados en am ar su obra que enam arse . V iven y sienten más su quehacer que su ser. Y así no es ra ro ,

inclusiv e, que exista en ellos u n divorcio en tre la p rox im ida d de suspensam iento s y el alejam iento de sus rozam ientos . Éstos, inclusi- ve,

pueden tener lugar con otras personas, qu e en ellos desp iertan un aatracció n pu ram en te física. A sí, B ertran d R ussell, en su tan discu-tid o lib ro acerca de La nueva moral sexual, llega a la afirm ación deq u e — pasados los prim ero s tiempos— cua lqu ier am or debería apo-

yarse p rinc ipa lm en te sobre esta convivencia y co-laboración en tre loscónyuges, dejando que cada cual satisficiese sus necesidades geni- tales

con qu ien m ayor p lacer le proporcionase , de u n m odo seme- ja n te acom o cada cual decide tom ar su m eriend a en diversos luga - res a hora

d istin ta y con diferentes m anjares , sin qu e eso com pro- m eta laarm onía del hogar; se tra ta ría , apenas, de bajar unos palm os

el área orgánica qu e así se calm a y satisface.N o obstan te , cabe advertir que la g ran in teligencia y honestida d

del g ran lógico que es B . R ussell no bastan para justifica r n i hacerv iab le , cuando m enos en nuestro s tiem pos, una ta l afirm ación qu esupond ría n o tan to u n am or m onocorde com o am ores disociados, esdecir, desin tegrados : el hom bre tend ría así, com o la m ujer, personasdiversas para satisfacer las diversas ansias de su lib ido : hab ría unaserie de quistes amorosos, sin la m enor im bricació n ni síntesis en treellos; esto sería, sim plem ente , proclam ar un a esquizotim ia , es decir,u n a desin tegració n sen tim en ta l , que hab ría de conducir a graves per-turbaciones n o sólo fam iliares sino sociales y éticas. P o rqu e se daríael pereg rin o caso de qu e los hijos iban a ser concebidos, precisam en-te , con am antes puram ente eventuales, es decir, de valencia exclusi-

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vam en te ho rm onal, física y trans ito ria ; en tan to las personas am adascon m ayor p ro fund ida d y perenn idad , con m ayor desin terés y te rn u -ra , serían estériles b io lógicam ente y solam ente p roduciría n fru toscu ltu ra les , artísticos , económ icos (en conjunció n de esfuerzo).

M ás com prensib le y no rm al es im ag ina r el caso de seres q u e seestim an y am an en el p lan o in te lec tua l y érgico , con tan ta devocióny p len itu d , q u e olv idan o prescinden de ob tene r periód icas satisfac-ciones genésicas, ya que les basta con las que consiguen en e l p lan o desus activ idades de sim bolización . T odo s sabem os q u e el traba jo in -tenso — tanto físico com o m ental— es capaz de absorber y deriva rlas energías q u e h ab itu a lm en te se destinan a la activ idad genésica,fisiológica: el hom bre carece de v ita lida d suficiente para traba ja r si-m u ltáneam en te , de u n m odo in tenso y proficuo , con sus dos cabezas(la cerebra l y la g e n ita l) .

A lgunos ejem plos d e am ores bifásicos.

A dem ás de los tipos de am or m onocorde q u e acabam os de se-ña la r , existen m ú ltip les m odalid ades de am ores bifásicos, trifási-cos, etc ., y tam b ién , infin idad de cursos de am or in teg ra l. N o pode-m os describirlo s todos, pues daría ex tensió n y pesadez excesiva a lcap ítu lo ; po r ello vam os tan sólo a m encionar algunos de los m áscaracterísticos, en tre los bifásicos, para detenerno s luego, u n pocom ás, en analizar los cursos term inales , hab itua les , del proceso am o -roso .

El amor en vaivén. — H e aqu í el m ás corrien te de los cursos b i-fásicos; d u ran te u n período , m ás o m enos largo , el hom bre se in te -resa y su am or asciende al rojo vivo, en tan to la m ujer resiste y "sedeja querer" . En u n m om en to dado , el hom bre com ienza a desin te -resarse y sentirse a tra íd o por o tra s im ágenes fem eninas; entoncesella reacciona y descubre q u e lo am a "con locu ra" . Se lanza a su re-conquista , pon e en jueg o sus artes de seducción y tom a p a rte activaen el m an ten im ien to de la llam a am orosa, que así se reaviva o tro p e -r ío d o ; m as a l cabo de éste la m ujer — siempre conservadora y trad i-cional— p ropend e a com portarse con ru tin a y es el galán q u ien , en-tusiasm ad o o con trito , d irig e el curso del navio am oroso por los m a-res de la r e i lu s ió n . . . Y así sucesivam ente : cuando un o ap rie ta , elo tro afloja, y cuand o éste exige, el o tro cede, sin llegar a producirse

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el sim u ltáneo desin terés o aba tim ien to de am bos cón-yuges, pues enta l caso p ro n to esta rían conform es en dec la ra r q u e hab ía te rm inadola p a rtid a .

El amor "saccadé" o explosivo. — E n éste hay coincidencia ycorrespondencia en las fases y atracció n y repu lsió n v io len ta , qu e sea lte rna n en am bos am antes . E ntonces éstos d iv iden su tiem p o en pe-learse salvajem ente y reconciliarse , tam bién salvajem ente . D u ran tela fase in ic ia l hay am or incend iario y d u ran te la fase b) hay odio in -cend iario , pero en un a y en o tra am bos térm ino s del par am oroso seencuen tra n fijados rec íp rocam en te , b ien p a ra abrazarse , b ien p a raahogarse , sin tene r in tervalo s "neu tro s" , n i , m ucho m ertos, período sde am or p u ro y sereno ; la tensión afectiva oscila bruscam ente y sedesplaza de uno a o tro extrem o de los polos de atracció n y repu lsión ,con c ie rto ritm o y period ic idad , indeped ien te s de los acontecim iento sextrem os que , en tod o caso, sirven solam ente de p re tex to para desen-cadenar el cam bio d e las fases. Estas pueden ser de desigual du ra -ción y entonce» la p redom inan te puede encub rir y d isim u la r suopuesta , m as no po r eso deja de tener, ésta, un a significación esencialpara la com prensió n del to ta l proceso . T a l tipo de am or discurresobre la dob le raíz sadom asoquista , esto es, sobre la raíz agresiva y

la raíz tán ica : cuand o dom ina la p rim era en am bos am antes , en tra nen franca pugn a y pueden llegar inclusiv e a la agresión física; cuan -d o dom in a la segunda , po r el con tra rio , cada cual qu iere sacrificarse

po r —y ser esclavo de— el o tro . N o es ra ro q u e en tre am bas raícesap u n te tam bién la raíz p rop iam en te eró ticogenital, y en tonces tene-

m os u n tip o m uy co rrien te de am or trifásico y trigém ino .

E l a m o r a t r e s tiem p o s : atracción (genital), pugna (celosa)y a v e r s ió n (agresiva) .

E n este tip o de am or se in te rpone , en tre la fase de efusión re -ciproca (con tendencia a l m u tu o som etim iento ) y la fase de absor-ción agresiva (con tendencia a l dom in io absolu to y tirán ico ) u n afase in te rm ed ia , de lucha , m uy a m enudo revestid a de m atices celo-sos, q u e em piezan o term inan tras la descarga del po tenc ia l genésico .

Confesiones de m uchos am antes en el gab ine te de l p siqu ía tra ,nos confirm an que el co ito v io len to sirve, m uchas veces, de p rinc i-p io o de final a escenas n o m enos vio len tas , de discusión y luch a

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equ ipo ten te , tras de las que surge u n doble renco r o un a doble recon-ciliación . D e esta suerte , los tres tiem pos pod rían definirse , segúnlos casos, po r cua lqu iera de las siguientes fórm ulas abrev iadas : N osquerem o s — n o nos entendem o s — nos odiam os; gozam os — dom i-nam os — nos sacrificam os; vivim os (disfrutam os — lucham os (sufri-m os) — m orim os (nos som etem os), e tc .

Cursos term inales , habituales , de l proceso am oroso .

H asta ahora hem os descrito , con cierto de ta lle , cóm o el am oren tra o "invade " y cóm o se "arra iga " y discurre en el ser (que an te é lsucum be , o con él se e lev a ) . K o ra es de q u e nos ocupem os de cóm ose "evade" o term ina , ya q u e , con frecuencia , el análisis d e este perío -d o d e su h isto ria sirve m ejo r que el de los anteriores para defin irlo ypara caracteriza r la persona lida d de los am antes .

N o hay dud a que , siendo el am or u n a m anifestación de la v id apersonal, su decurso obedece a las m ism as leyes generales q u e rigenlos o tros aspectos existenciales de la h isto ria ind iv idua l. A sí, vem osqu e en ésta todos los procesos psíquicos tienden a devenir au tom áti-cos y a desaparecer del ám b ito consciente cuand o alcanzan u n a per-fección ru t in a r ia . E l g ran dilem a para cua lqu ie r concepto , sen ti-m ien to o p ropósito q u e deviene h ab itu a l es el de renovarse o m orircom o en tidad psíquica . E n la m ism a m edida en que se to rn a fácil

su curso , éste se hace tan leve que deja de ser s e n t i d o . . . y desapareceen el o lv ido , de jand o apenas las huellas del recuerdo .

E l am or n o hace excepción a esta reg la y si se h a pod ido decirq u e el m atrim on io representa su tum ba es, precisam ente , po rqu e lohab itua liza , es decir, p o rq u e lo hace o rdenado y crónico , p o r defini-ción, n o sólo en la epísto la de San P ab lo sino en los p lanes de v idahogareña . Solam ente cuand o los dos am antes tienen ta l vo lum en deVida in te rio r q u e les perm ite descubrir en ella nuevos paisajes m en-tales, y cu an d o tienen ta l im aginació n expresiva q u e les perm ite crearnuevos lances, situaciones y recursos eróticos, apoyándose o ra enu n a , ora en o tra de las raíces polim orfas de este g igante , le es — en-tonces— posib le hacer rein jerto s en él, que m an tengan sus flores y susfrutos siem pre en sazón. M as si esto n o sucede, el á rbo l am oroso secay languidece , p ie rd e vida y vigor, su savia apenas llega a asegurarle ,po r vis a tergo, u n a apariencia de lozanía en algunas de sus hojas,

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en tan to o t r a s . . . (H ojas del árbo l caídas, juguetes del v ien to so n ) .¿Y cóm o í.e m anifiesta esta declinación em ocional? D e varias

m aneras , según su previa estruc tu ra , la personalidad en que se asien-ta el am or y el com portam ien to del cónyuge. Vam os a estudiarla sseguidam ente , mas esto m erece u n cap ítu lo aparte .

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C A PÍTU L O X II I

LAS LISIS Y LAS C R ISIS A M O RO SA S

C orrespondiend o a las dos form as, brusca o len ta , com o el am orp ene tra en la conciencia , se expand e en el ser y se proyecta al ex te -r io r , tam b ién hay dos m odos de ex tingu irse : por lisis y po r crisis.E l p rim ero , sin duda , es el m ás frecuente , si b ien el segundo , m ás es-pectacu lar, es m ejor descubierto por el am an te y el am ado . L a lisiso d iluc ió n lenta, de los sen tim iento s y afanes am orosos puede ir, o no ,acom pañad a de m odificaciones cua lita tiva s de los m ism os.

L isis por sublim ación .

Esta es la form a m ás frecuente y conocida : conduce , suave-m en te , desde las ribera s de la v io len ta atracció n in teg ra l —y princ i-pa lm en te sexual— que se satisface lu juriosam ente en la llam ada "lu -na de m ie l" , hasta las playas pacíficas de la com prensión , to leranciay com penetració n esp iritua l rac iona l, q u e se observa en la llam ada"am istad am orosa" . É l y E lla se van viendo cada vez m ás com o rea l-m en te son y m enos distanciado s de l resto de los m orta les . Se encuen -tran m enos a tra ídos po r sus respectivos encanto s corporales y sien-ten m enos la necesidad de fundirse copu la tivam en te . C uando lo ha-cen, la satisfacción es cada vez m ás breve y m ás localizada ; el ac to ad-qu iere caracteres m ecánicos, de ritu a l necesario , periód icam en te , pa -ra conservar la justificació n de q u e existe la llam ad a "vida m arita l" .

Mas en la m edida en q u e dism inuy e la explosividad del im pulsoy el afán de satisfacción genésica , aum en ta el contacto y la colabora-ción para enfrer ta r los problem as económ icos, sociales y éticos que lavida en com ún y la educación de los hijos p lan tean . Es frecuente , eneste período , q u ; el hom bre guste, ya, de tener m om entáneas e in tras-

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cendentes "aven tu ras" con quienes poseen, para él, lo qu e su am adaya p e rd ió : la atracció n sensual d irecta (el llam ad o "sex a p p e a l" ) ,m as de n ingú n m odo consentiría —aún— q u e esta conducta com pro -m etiese la estab ilidad y la paz venturosa de su hogar. S iente po r sum ujer u n adm ira tiv o respe to y un a te rn u ra p ro tec to ra , a la vez queepisódicos sentim iento s de afecto . E n cuan to a "e lla" , ya ha visto enél sus pun to s débiles (su van idad , su egoísm o o su falta de em pujee in iciativas , su tendencia a la conquista ajena o su falta de cu idad opo r los detalles y de sensib ilidad eró tica hacia s í ) , m as, con todo ,ha desarro llado , en com pensación , u n cariño casi m aterna l po r é l:gusta de tenerlo cerca, especialm ente por las noches, en qu e se sientep ro teg id a con su presencia , y cuand o hay alguna em ergencia . E ntodo caso, todavía hay goces en com ún qu e reem plazan la d ism inu -ción del "g ran " goce org iástico . Se cu ltivan m ás las relaciones socia-les, o los juegos, o el traba jo constructivo , o las lecturas o la m úsi-c a . . . en un a palab ra : se profundiza en la creación de vínculo s decom pañerism o , am istad y cam aradería , en tan to se deja vo la r u npoco la fantasía eró tica , que va a fijarse en otros objetos lib id inosos ,m ás o m enos asequib les .

L isis por deg radac ión .

U n cam ino inverso se sigue en «sta m odalida d term ina l de la his-to ria am orosa : a m ed id a que el p lacer gen ita l se em bo ta , se recu rrea ob tenerlo por m edios cada vez m enos espontáneos y recom enda-b les. E l m arido , bajo el p re tex to de inform ar o ilu stra r a su esposaen lo q u e "se hace po r ah í" , la lleva a ap render y realiza r m an iob ra s

y actos qu e focalizan cada vez m ás abajo —en niveles m edulares— elorigen de u n placer cada vez más difícilm ente conseguido . P ro n to n obasta eso para "excitarse" y se requ iere v isita r am bientes , o ingerirbrebajes, o acud ir a perversiones, m as lo curioso del caso consisteen que cual u n a obsesión, dom ina en am bos am antes la idea deagotar todas las fuentes del p lacer gen ita l y sexual, sin pensar en

h a lla r su "ersa tz " y ventajoso equ iva len te en la esfera de los placeresin telectuale s o en las satisfacciones pu ram en te éticas y estéticas.

Poco a poco se produce u n "d ivo rc io " existencia l y se alejanlos dos núcleos personales del par, que so lam ente se ju n ta para discu-r r i r acerca de dónde y cóm o va a "d ivertirse" , es decir, a ganarartificialm ente lp que ya n o se pued e ob tene r na tu ra lm en te . E l p ro -

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b le m a p a r a elJos es: ¿qué hacem os después del coito? Y, p ro n to , sur-ge este o tro : ¿qué hacem os para poder lograr el coito?

Lisis por desinteré s y abandono .

E n esta m odalidad , la declinació n len ta del proceso am oroso severifica sin com pensaciones n i degradaciones : pu ra y sim plem ente seva operand o una separación de los respectivos cam pos de vida y cadau n o de los pro tagonista s se d irig e a lograr sus previos afanes, reali-zando u n tácito acuerdo de to lerancia con el o tro : genera lm en te ,el varón tom a pre tex to de su g ran trabajo y su u lte rio r fatiga paran o cum plir sus supuestos com prom isos m atrim on ia les , en tan to lam ujer se refugia en sus quehaceres dom ésticos, en sus preocupacio -nes educativas o en obras p ías, o activ idades seudoartística s y socia-les, co incid iend o pu ram en te a las horas de com er y do rm ir, sin q u en i aun entonces se establezca una verdadera relación in te rpersona len tre am bos, pues cuand o un o tiene sueño el o tro está insom ne y vice-versa; y cuand o u n o com e, o tro lee o le llam an por teléfono .

M illones de m atrim onio s llevan este tipo de vida , tras unosaños de convivencia , por sim ple ru tin a y por creerse obligados a lle-varla , en aras de prejuicios religiosos, económ icos, legales o sociales.Inc lu so si, po r acaso, existe en ellos activ idad gen ita l periód ica , éstatiene luga r gracias a u n prodig io de im aginación , sustituyend o am -bos la im agen del o tro por la de algún objeto lib id inoso de in tensaatracció n física.

Lisis discordantes .

Éstas son, siem pre , trágicas, pues en traña n u n enorm e sufri-m ien to de p a rte del cónyuge qu e sigue am ando y se da cuenta deque ya no es am ado . C oncienciar de u n m odo len to , fatal y progresi-vo la pérd ida ele la correspondencia am orosa es tan to m ás angustio -so que sentir, tam bién ine luc tab lem en te , el desencanto p roducid opo r el derrum be del ilusronism o am an te ; am bos térm ino s tem enconfesarse y p lan tea r claram ente la situac ión : el am an te no qu iereescuchar pa lab ras finales; el ex am an te n o qu iere , tam poco , p ronun -ciarlas , pues donde acabó la pasión com enzó la com pasión y, de o traparte , gusta sentirse am ado . Esta situación ha sido — como las

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principale s fases de la dialéctica amorosa— tam bién descrita poéti-cam ente por Pedro Salinas , qu ie n con ella crea estos profundosversos:

N o preguntarte m e salva.Si llegase a pregunta rantes de decir tú nada ,I qu é claro estarla todo ,

tod o q u é acabado ya!Sería cam bia r tu s brazos,tus auroras , indecisa sde hacia q u ie n ,sería cam biar la dud adond e vives , dond e v iv o

com o en u n gran m u n d o a oscuras,por una m oned a fríay clara: lo q u e es verdad .T e m archarías, entonces .D o n d e está tu cuerp o ahora ,vacilante , tod o trém ulod e besarm e o n o , estaríala certidum bre : tu ausenciasin labios . Y dond e estáahora la angustia , e l torm ento ,c ie lo s negros , estrellado sde pued e ser, de quizás ,n o habría m ás q u e ella sola .M i única am ante ya, siem pre ,y y o a tu lado , sin ti.Yo solo con la verdad .

V ale la pena de considera r aparte los dos casos de discordancia,que sirven de paradigm a a esos bello s versos: el de la m ujer am ante ,que sufre el desvío de su am ado y el del hom bre am ante , que se dacuenta de n o ser, ya, correspondido. Empezaremo s por aquél, puesnos parece el más frecuente y más intim am ent e doloroso .

Es, desde luego , norm al que el amor se instale inicialm ent e conmayor intensidad en el hom bre y que decline , tam bién , más prontoen él. Bernard Shaw ha dich o sarcásticament e que el am or es un acarrera en dos tiem pos: en el prim ero, el varón corre tras la dam a;en el segundo , ésta corre tras él. M as lo que nos interesa aquí esrevivir o, cuand o m enos, com prende r intuitivam ente , el rosario desufrim ientos de la enamorad a que va sorprendiendo el progresivodecrecim ient o de la pasión de su cónyuge y n o sabe qu é hacer para

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reav iva r en él u n fuego q u e ella , en cam bio , sien te crecer y ahon -darse en su corazón .

Mulier doloroso. — N atu ra lm en te , en nuestra sociedad ac tua l,n o puede exclu irse la im portanc ia de los preju icio s en la determ i-

nación de la conducta an te la m ujer abandonada o engañada: si ésta essoltera n o será juzgada igual que si es casada; si tiene hijos n o será,

tam poco , considerado su caso del m ism o m odo q u e si n o los tuv ie ra .M as estas circunstancia s son, en rea lidad , m arg inales y pue- den

agravar o d ism inu ir el sufrim iento so lam ente en la m ed id a en q u eac túan sobre "e l am or p ro p io " . L a que hace sufrir, em pero , el

"am o r" p rop iam en te d icho , depende m ucho m ás del alejam iento opérd id a del ainado que del m odo com o ésta tuvo lugar. La vivenciaq u e m ás punza , quem a y carcom e a la abandonad a es la del desga-r r o o m utilac ió n de la m ayor p a r te de su ser; siente esta desgra-ciada u n des-ánim o y u n vaciam iento in tim o , que engendra u n an-gustian te sen tim ien to de frustración y de tristeza. L legado ese m o-m en to , la certidum bre de la irreparab ilida d de la pérd ida es tal quen o quedan fuerzas para recrim inar , n i suplicar, n i ingeniarse en ar-d ides de reconqu ista : todo acabó . Se fue el am ado y con él m archa-ron la alegría , la fe y la esperanza. Solam ente queda el asidero derev iv ir im aginativam ente el pasado , m as, ¿para qué?; si el ensue-ñ o ap o rta u n breve consuelo , su desperta r es aú n m ás desolador.

M illones de m ujeres en el m u n d o occidenta l y, sobre todo , en elm u n d o cató lico , t ra ta n de ev ita r esa traged ia conform ándose congozar de la m era presencia física, episódica , del hom bre a qu ien am a-ro n y a qu ien aho ra sólo pueden servir en dom ésticos m enesteres.M as su pena r es, sin d u d a , aú n m ás to rtu ran te q u e el q u e tend ríansi hubiesen sido to ta lm en te abandonadas; con todo , ellas lo aceptancom o u n m al m enor, sin dud a po rqu e con ta l conducta se cubrenlas apariencias y, adem ás, se a lim en ta un a irrac iona l esperanza dem ejora , p o rq u e "dond e h u b o fuego, quedan b rasas" .

Sin d u d a , esta to le ranc ia so lam ente es conseguida a base deahoga r constan tem en te el sen tim ien to de justificados celos y de re-nuncia r a la lib re expresión de las p rop ia s necesidades sexuales: lam ujer sabe q u e su an tiguo enam orad o tiene ahora " lío s" fuera delhogar; ya n o pued e confiar en él y cada vez q u e se re trasa , q u ellega ta rd e o q u e se ausenta de viaje hay, n o ya la sospecha, sino lacertidum bre de q u e está en brazos de la " o tra " o de las "o tras" .Y, n o obstan te , n o es factible p lan tea r la situació n con franqueza,

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p o r tem or a q u eb ra r el déb il h ilo q u e aú n m an tien e ligado al hogara l hom bre "esposado" . E l tem or a l q u é d irán , la necesidad de ase-gu rarse la pro tecció n económ ica o, inclusive, u n c ie rto deseo de ven-ganza, lleva a m illones de m ujeres a consentir y a p ro longar esa fasede divorcio ín tim o d u ra n te años, o d u ran te toda su vida .

E n tre tan to el invo lun tario causante de su to rtu ra cree haberllegado a u n a acep tab le solución de com prom iso en tre sus deberes ysus gustos, a tend iendo económ icam ente a l hogar, apareciend o enb uena arm on ía con su esposa "oficial" en ciertas cerem onias fam i-liares y fiestas sociales, en tan to cultiva (ab ie rta o clandestinam en -te) la aven tu ra , el juego , la beb id a o el trabajo frenético , la obrasocial o la activ idad po lítica , com o m edio de deriva r y descargar lasenergías am orosas q u e ya n o hallan satisfacción en el hogar.

Homo alienus. — En genera l, la figura del hom bre que n o sien -te , ya, el am or n i el a trac tiv o físico p o r su esposa y sigue uncid o a lcarro m atrim on ia l , p o r deber, com pasión o cobard ía , n o h a sido su-ficien tem ente estud iad a n i destacada en la b ib liografía psicológicadestinad a al análisis de los problem as y conflictos eró ticos. Ese hom -b re "está sin esta r" en el hogar; se m ueve en él com o u n au tó -m ata , pero su atención , su in terés, su vida persona l, se h a lla n fuera,

pend ien te s de su traba jo , de su c lub , de sus vicios y aven tu ras , de sus"hobb ies" y de sus inqu ie tude s cu ltu ra les , po líticas o sociales. Es,

pues , rea lm en te u n "ex trañ o " , u n "a lien u s" : absorto , d is tra ído ,herm ético , a veces m alhum orado , a veces excesivam ente am ab le yseudoaten to , nunca se ha lla in teg rado en la atm ósfera fam ilia r per-

m anen te , a n o ser que establezca particu la re s contactos con algun o delos frutos de su ex am or y ac túe , así, exclusivam ente , com o pater.M ucho pena y sufre la am an te qu e se sien te abandonada , m as

—si es sensible— n o m enos sufre y pen a qu ien n o p u d o im ped ir sud istanc iam ien to afectivo y solam ente es capaz de obligarse a u nacercam iento físico. E n tales condiciones , cua lqu ier solución q u eaclare y libere , a am bos p ro tagon istas , de la to le ranc ia y la ficcióna qu e se ven constreñ idos , pod rá ser criticad a po r la llam ad a "o p i-n ión púb lica " (que aqu í, m enos que nunca , tiene derecho a op inar,y m enos a c r i t ic a r ) , m as, indudab lem en te , será benéfica desde elp u n to de vista h ig ién ico , m oral y v ita l.

Mulier infidelibus.— N o vam os a referirno s a la am an te "adú l-te ra " sin o a la m ujer ex enam orad a que , im posib ilitad a de aband o -

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n a r el hoga r po r n o tene r recursos económ icos o fuerza de vo lun tadsuficiente , decide seguir sim u lando u n cariñ o que n o sien te , u n a"fe" q u e n o posee (y po r eso es in-fiel) a qu ien le da su am or yapoyo . Esta m ujer adop ta cua lqu iera de las siguientes vías para com -pensar su ín tim a falta de satisfacción : a) se vuelca en la "frivo lidad "social, se exh ibe , gasta , charla , coquetea y cansa, sin conseguir, lue -go paz n i repaso noctu rnos ; b) se sum erge en innecesario s traba -jo s dom ésticos y crea inú tiles com plicaciones hogareñas proyectand oen seres inocentes la rab ia q u e sien te hac ia su esposo; c) se sublim aen trabajo s artístico s o cu ltu ra les , casi siem pre de m ala ca lidad ;d) se refugia en u n seudom isticism o religioso y adop ta posicióncom bativa (de "acción") en la lucha "p a ra la salvaguard ia de lam o ra l" , com o m ed io de negar ex te rnam en te (y de engañarse a sím ism a) su rea l situac ión , de in fide lidad , desvío y ficción conyugal;e) crea u n a neurosis y transfiere a u n m édico su am or, m ás o m e-nos p la tón ico . T o d o esto , claro está, si se m ueve en la esfera de lallam ad a "m ora 1 burguesa " de tip o m ed io . Si pertenece a la m uy altao a la m uy ba ¡a sociedad, lo p robab le es que , p u ra y sim plem ente ,engañe al m arido , pues m i experiencia es que , contra lo qu e gene-ra lm en te se op ina , hay m ás adu lte rio s fem eninos que m asculinos (ye llo p o r la sencilla razón de q u e los hom bres solteros tienen m ásactiv idad gen ita l q u e las m ujeres solteras y, lóg icam ente , esa dife-rencia es abso rb id a po r las m ujeres casadas, p rin c ip a lm en te ) . L arazón p o r la q u e las m ujeres de la clase m edia , en general, sonm enos p rop ic ia s a esa solución es la de q u e , com o antes hem os ex -p resado , carecen de seguridad económ ica (y prefieren la com odidadal traba jo desconocido y d u r o ) .

Homo desperatus. — E l am an te desdeñad o antes de habe r sidocorrespondid o puede , aú n , confiar en q u e a lgú n d ía logrará desper-ta r en su am ada el eco de su am or. Su afán tiene esperanza dep rende r fuego en la n ieve , po r gracia y ven tu ra de la fuerza crea-do ra de la fe; y po r e llo P ed ro Salinas p u d o escrib ir estos versosop tim istas .

L o q u e querem os nos q u ie reau n q u e n o q u ie ra querernos ,p o rq u e él no tiene u n revés— quien lo dice n o lo sabe— ,nos dice q u e n o y q u e n o ,pero h a y q u e seguir q u e rién d o lo :

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y siguiendo en el quererlos dos se lo encontraremos.Hoy, mañana, junto al nunca,cuando parece imposibley a ,nos responderá en lo amado,como un soplo imperceptible ,el amormismo con que lo adoramos.Aunque estén contra nosotrosel aire y la soledadlas pruebas y el no y el tiempo,hay que querer sin dejarlo,querer y seguir queriendo.Sobre todo en la alta nochecuando el sueño, ese retornoal ser desnudo y primero,rompe desde las estrellaslas voluntades de paso,y el querer siente, asombrado,que ganó lo que quería,que le quieren sin querer,a fuerza de estar queriendo.

C onform es , en principio y con reservas, en esa posibilida d deque el amor engendre el amor; lo cierto es, em pero , que el amorn o resucita al ex am or para devolverle su perdid a fragancia . Y poreso, cuand o u n a m ujer, qu e se entreg ó y am ó a u n hom bre , se has-tía d e él y lo repudia , a éste n o le qued a m ás recurso que olvidarlao desesperarse , pues n o cabe confiar en el retorno , si su amor sefue extingu iendo , por lisis , de u n m od o natura l y espontáneo .

M as este "Vir desperatus " —varón desesperado— reacciona, ge-neralm ente , de u n m od o m ás agresivo que la am ante abandonada(m ujer doloroso); el hom bre que requiere saciar su amor tiene m a-yor inquietu d agresiva que la m ujer y se torna , por ello , peligros o(para si o para los dem ás) ; apenas si la bebida , el jueg o y otros vi-

cios pueden sustituir la ausencia de esa satisfacción . La resignacióny e l conform ism o, la actitu d de "apurar el cáliz de la amargura "(propia del tem peram ent o m asoquista ) n o son propia s de su es-

tructura personal; por ello , cuand o esta lisis discordant e se producey le cabe el papel de victim a , n o es raro lo cam bie por el de verdugoy se vengue , a veces, en otras, inocentes , representante s del sex oopuesto . En el m ejor de los casos, irá a descargar su agresivida d engestas bélicas, aventura s arriesgadas o empresas com bativas: la trans-form ació n del am ante fracasado en héroe o tirano fue lapidaria -

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m ente expresada por Rem y de G ourm on t (refiriéndose a N ap o -león) : "a l n o poder hacer gem ir los colchones, qu iso hacer gem ira l (m undo" .

L a s "crisis" am orosas p rop iam en te d ichas.

Son m uchos los am antes de un o y o tro sexo, qu e afirm an haberperd id o bruscam ente su am or, a veces por m otivos o detalles n i-m ios, sin haberlo pod id o recuperar, pese a todos los esfuerzos. A sí,po r ejem plo , u n gesto , u n a p ostu ra , u n a frase o cua lqu ier insignifi-

can te deducción o pensam ien to , com entario o sospecha, pueden ser, entales casos, incrim inado s com o responsables de u n cam bio to ta l en laac titu d am orosa de un o o de am bos am antes . L a rea lidad es qu e en

casos tales — por lo general— no se produce la pérd ida s in o ,la "concienciació n de la p é rd id a " del am or. Éste se ha llaba , ya, he-

r id o de m uerte con an terio ridad , m as hasta aho ra n o hab ía em ergi- d ocon toda nitidez y crudeza ese hecho , pues u n o y o tro elem ento del

par se hab ían esforzado en n o verlo y hab ían seguido rep resen - tand osu papel sin darse cuenta que hab ían pasado de "au to res" a sim ples

"ac to res" . En ta l situación , la causa desencadenante pued e ser n im ia(el resfriado de los tísicos, el pequeño go lp e de los coxál- g i c o s . . . )p o rq u e la causa determinante, subyacente , es en cam bio , m áxim a,

aun cuand o igno rada , quizás, en su verdadera esencia p o rquien sufre sus efectos.

U nos breves ejem plos del arch ivo psicoterápico particu la r acla-ra rá n y com ple ta rá n la com prensió n de tales "crisis" am orosas. M asantes de exponerlo s conviene advertir q u e éstas pueden ser tales —yentonces resu ltan irreversibles y definitivas— o ser, sim plem ente ,seudocrisis, o sea, ocultaciones episódicas y accesionales del afánam oroso que es entonces, tran sito riam en te sustitu ido por cua lqu ieractiv idad de sus tres herm ano s em ocionales (casi siem pre bajo laform a de sospecha m iedosa, celo iracund o o constricción é t ic a ) . Sieso ocu rre , n o se pued e h ab la r de term inació n y sí, so lam ente , de pa-réntesis en el ciclo am oroso ; po r e llo n o vam os a ocuparno s aq u íde tales sucesos, dram ático s m as in trascendentes .

a) CRISIS POR DECEPCIÓ N ESTÉTICA . — U n m édico joven se casaenam oradísim o de su am ada . U na m añana , en plena luna de m ie l,descubre en elhi el o lo r característico de u n proceso in icia l de oce-

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n a ; con la velocidad del rayo im agina cuan desagradable va a serla p rox im idad física en el fu tu ro ; sufre te rrib le conm oción nerv iosa("hubiese preferid o cua lqu ier o tra enferm edad , po r te rrib le q u e

fuera, m enos ésa" — fueron sus pa lab ras a l describirm e el suceso— )y sien te , desde ese in stan te , que su am or se desvanece para transfor-m arse en u n a m ezcla de com pasión y asco. In ten ta vanam ente d isi-m u la r su estado ; p ro n to se to rn a im po ten te ; tam b ién le m olestanlos olores de m edicam ento s usados p a ra tra ta r la dolencia . P o r findecide ped ir u n a beca para el ex tran je ro , m as en esos d ías la esposale confirm a q u e está em barazada . D eso rien tado , acude a nosotros .¿Estam os frente a u n caso de in te rrupc ió n brusca del proceso am o-roso , que parece q u eb rad o po r u n factor ex trínseco a los núcleospersonales q u e lo n u tr ían ? N o obstan te , u n a exp lo rac ió n psicorre-trospectiva puso , p ro n to , de m anifiesto , que en rea lida d ya se h ab ía np roducid o con an terio ridad , resqueb ra jadu ra s y fisuras m uy gravesen la a rq u ite c tu ra am orosa q u e aho ra se derrum bab a estrepitosa-m en te : hac ía dos m eses, po r ejem plo , q u e el joven colega h ab ía te -n id o u n a terrib le e inm o tivad a explosió n de celos, d u ran te la cua lofendió gravem ente a su am ada , para de te rm inar en ella u n a res-puesta de llan to , tras la cual se convenció de que era am ado lea l-m en te y le p id ió perdón . U nas sem anas antes de ese serio inc iden teq u ed ó u n a noche insom ne po rqu e h ab ía so rp rend id o en su noviau n gesto o ric tu s expresivo q u e le recordó , invo lun tariam en te , o trosem ejante , de u n a herm ana , q u e m u rió tubercu losa y con la cua l,confesó, tuvo algunos "juegos eró ticos" en la p rim era infancia . E neste caso, pues , adem ás de q u e el am or era casi "m onoco rde " (nu tri-d o casi exclusivam ente po r u n a raíz fis iogen ita l), b ro tó en u n in-d iv iduo q u e n o hab ía liqu idad o suficientem ente tendencias inces-tuosas, y eran éstas —no el ocena— la verdadera causa q u e lo alejabade su am ada , an te la cua l m an ten ía aparen tem en te u n a ac titu d defrenética devoción , pero en rea lida d con ella p re tend ía o lv ida r ysu stitu ir la im agen desaparecid a (en condiciones trágicas) .

b ) CRISIS POR CAM BIO DE O B JET O AM OROSO . — Se da , aparen te -m en te , el caso de que u n a pareja vive en perfecto id ilio hasta queen su cam ino "se atrav iesa" u n hom bre o m ujer q u e seduce a l am an -te de sexo opuesto , con ta l fuerza y b ru q u ed a d q u e parece , efec-tivam en te , haberse p roducido u n a casi in stan tánea diso lució n de loshasta entonces robusto s v ínculo s am orosos de la pare ja p rim itiva .Q u ien en ésta tiene el pape l de víctim a n o acierta a com prender el

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súbito y p ro fund o cam bio operado en su am ado o am ada y lo a tri-buye a m ágicas artes o perversos trucos de su riva l. Inc lu so es p o -sib le q u e esta h ipótesis sea, a veces, confirm ada p o r la p a r te in te re -sada e infiel, que tra ta de justificarse d iciend o frases com o éstas:"q u ie ro sin q u e re r" , "estoy bajo u n influ jo ex trañ o " , "es algo supe-r io r a m i vo lun tad" , etc. M as la verdad es o tra , p u ra y sim ple : esein só lito desvío se explica po rqu e ya estaba dec linan te la fuerza am o-rosa en el desviado o —más sencillam ente todavía— po rqu e qu ienaho ra la acapara posee m ayores o m ejores cualidades de atracció nq u e qu ien hasta ese m om en to la h ab ía concen trado . Solam ente p o rp u d o r o po r obstinació n se esfuerzan m uchos de tales am antes velei-dosos en hacer creer que h u b o u n a "m u tac ión " donde sólo h u b o , enrea lidad , u n deslizam iento o transferencia de su capacidad am ato -ria . D e aq u í que nos m ostrem os tam bién escépticos an te la preten -d ida in stan tane idad del cam bio .

U n ejem plo típ ico de esta situació n lo hallam o s en el frecuentecaso del m arid o o la esposa que súb itam en te abandon a el hogar yhuye con alguien , recién conocido y am ado . Siem pre qu e sf efectúa,en tales condiciones, u n a investigación , se com prueb a q u e el fugiti-vo estaba, ya, con an terio ridad , h u id o ín tim am en te m as seguía la"com m edia della v ita " po r com pasión , tem or o respeto de sus ob li-gaciones; entonces la aparic ió n del hom bre o la m ujer " fa ta l" n opasa de ser u n estím ulo desencadenante , que pon e en acción ten-dencias hasta ese m om ento rep rim idas, m as de g ran in tensidad .

c) CRISIS POR DESENCANT O DE LA VIDA EN CO M Ú N . — Ésta es su-m am ente frecuente de observar en N orteam érica , en dond e la edu-cación equ iva len te y equ ipo ten te de am bos sexos y su filosofíapragm ática los lleva a desarro lla r personalidades sum am ente in-de-pend ien tes y, po r tan to , celosas de su libertad . C ada u n o de loscónyuges al casarse confía en que conseguirá llevar a l o tro , pau la -tinam en te , al tip o de vida qu e él im agina com o ideal de su nuevoestado . M as ocurre qu e ese ideal es d istin to en am bos y surgen , así,u n a serie de pugnas m ás o m enos háb ilm en te conducidas y vio len tashasta q u e se convencen de la im posib ilida d de influ irse m u tuam en -te com o h ab ía n supuesto . Y entonces, o se rom pe la u n id a d de lav id a hogareña y la casa se transform a en pensión o surge u n a escenav io len ta , en la q u e el m ás agresivo de los cónyuges decide abando -n a rla , para recob ra r su an terio r lib e rtad : sus an tiguas am istades,costum bres , etc. E n tal caso, cada u n o rep roch a al o tro su "egoísm o",

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su "obstinac ión " y su "in to le ranc ia" , com o m otivos suficientes dela pérd ida de la ilusión am orosa.

d ) C R ISIS PO R "EX PLO SIÓ N " CELOSA . — Ésta es la m ás d ram á ti-ca, hasta el p u n to q u e en su transcurso pueden ocu rrir violencias(verbales y m otrices) que culm inen con la destrucción to ta l y defi-

n itiva , n o so lam ente del am or sino de las personas am antes . M as losllam ados "celos" rep resen ta n u n a am algam a o "cock ta il" em ocionalen cuyos ingred ien te s in terv ienen p roducto s derivado s de la ira ydel m iedo , adem ás de los propios de las m enos nobles raíces delam or. Su im portanc ia psicológica y social es, sin duda , m uy gran-de en la de te rm inac ió n de la conducta , au n cuando algunos psi-cólogos im provisados se em peñan en negarla . Por esto vam os a d e -dicarles un a atenció n especial.

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C A P ÍT U L O X IV

E L " D E M O N I O " D E L O S C E L O S

L a lite ra tu ra española referen te a la "pasión " de los celos esenorm e. Las divergencias de op in ión acerca de ella tam bién lo son .A sí rec ien tem en te , u n a de sus m ás ex leídas y veleidosas p lum as,q u e obedece a la firm a de G regorio M arañón , com en tand o el lib roLos celos (D:r. R odríguez del C astillo , San Sebastián , 1946), llegaa la inesperad a afirm ació n de q u e éstos ya n o existen , a n o seren personas m orbosas o bajo la p lácida form a de sen tim ien to , quela A cadem ia de la L engua define com o: " tem o r o recelo que u n osien te de cua lqu ier afecto o b ien q u e disfru ta o p re tende lleguea ser alcanzado po r o tro " .

Si o tra s p ruebas n o hubiese para confirm ar que la m en te ,o tro ra ágil y b rillan te , del conocido endocrino logista d iscu rre aho -ra en las penum bras del ocaso, basta ría éste, de sus recientes des-propósitos , com o defin itiv o ejem plo dem ostrativo . P o rque , a pe-sar de que hoy la m ora l sexual ha cam biad o profundam ente y cadavez son m enos los varones y las m ujeres que "tom an a pechos"un a supuesta infidelidad de su am ada pareja , n o es m enos ciertoque tod a persona am an te sigue —y seguirá en los tiempos— ex-puesta a sufrir la to r tu r a de la em oción celosa, a veces m otivad apo r u n ind ic io o sospecha, a veces puesta en m arch a po r un a in -te rp re tac ió n i:orcida y, a veces, justificad a p lenam en te por un aconducta equívoca .

N o está bien defin ir los celos —como lo hace la A cadem iaEspañola— bajo la sim ple y unívoca denom inació n de " te m o r ' .S in d u d a q u e q u ie n sufre de celos tem e (re-cela) algo , m ás n o eseso lo q u e m ejo r caracteriza su estado sino u n a com pleja vivenciade "pen a y rab ia " , es decir, de disgusto y de ira , en la que se fun-den elem entos de la raíz im peria lis ta del am or y, tam b ién , de suraíz gen ita l y de su apo rte n ih ilis ta o rig inando una de 'as con-

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ductas m ás tensas, com plejas y con trad ic to ria s que pueden ser es-tud iadas en el hom bre .

R educir los celos al tem or, negar su im portanc ia eterna en lav ida hum an a o creer qu e están solam ente ligados a la problem áticasexual son otros tan tos errores po r h ipersim plificación , qu e h a n deser ev itados. V eam os, pues, qu é nos da u n enfoque psicofenom é-nico de sus m ás com unes m odalidades :

A nálisis estruc tu ra l de las vivencias celosas.

C ualesquiera sean los pun to s de m ira en qu e se hayan colocadolos psicólogos p a ra estud ia r los aspectos de los celos, u n hecho h asido com ún en sus conclusiones y es el carácte r profundam entedisfórico , m olesto y to rtu ran te de sus vivencias. E l p rop io SanA gustín , en sus Confesiones, afirm a que era "flagelado por las fé-rreas y abrasadoras brasas de los celos"; an tes y después de él, lalite ra tu ra y la h isto ria co incid iero n en concederles la categoría de"m áx im o to rm en to " y, m ás recien tem ente , la psicología lo con-firm a, al analiza r el resentimiento, q u e es su ing red ien te básico .

E fectivam ente , si de algún m odo puede caracterizarse el es-tad o del ser celoso es defin iéndolo com o u n a perseveran te y com -pleja frustración : siente am or y se cree n o correspondid o (o, loq u e es aú n peor, falsamente co rre sp o n d id o ) ; sien te ira y a la vezcom prend e la ineficacia de darle rienda suelta ; siente tem or y n opued e h u ir ; sien te , pues, in tensam en te , u n a necesidad de accióny sim u ltáneam en te percibe su im potencia , ya qu e el arreg lo posi-b le de la situació n n o depende de él sino de o t r o s . . . y n o consisteprecisam ente en "actos" sino en " s e n t im ie n to s . . . " q u e n o puedenim ponerse n i suprim irse , que n o obedecen a razones n i coaccio-nes . . . Es así com o el ser que es devorado o consum ido po r loscelos vive en perpe tua tensión , sin poder ad q u ir i r u n a postu ram en ta l defin itiv a y bam boleándose con tinuam en te en tre la fe yla desesperación .

Los celos son vividos de u n m od o diferen te po r la m ujer y po rel hom bre y tam b ién lo son, en cada sexo, de acuerdo con el tipod e persona lida d y con el tip o de am or en q u e aparecen . P a ra n oextenderno s dem asiado vam os a describ ir in abstracto su funda-m en ta l estruc tu ra , agregand o solam ente las varian te s m ás sig-n ificativas y írecuen tes.

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E l "shock" o "traum a" in icial.

G eneralm ente los celos se in ic ian de u n m odo concreto y pre-ciso , a p a r t i r de u n acontecim iento q u e los desvela y pone en m ar-cha: u n a m irada , u n a carta , u n a frase, u n recuerdo o u n olv ido ,un a observación , u n chiste , u n a a lu sión , u n d e s c u id o . . . cua lqu ierd a to psíquico , po r pequeñ o qu e pueda parecer, es capaz de p rovo -car la "sospecha" con q u e em pieza el d ram a de los celos: ah í, sub-pectores, se no ta su p rim er zarpazo y, desde entonces, la v íctim acelosa ya n o tien e u n in stan te de paz, pues vive en constan te aler-ta an te la incertidum bre de ser am ada o engañada .

E n esa p rim era fase, el m iedo o tem or es ap a ren te ; el celosoad o p ta la ac titu d de cautela que es p rop ia del ser a la rm ado . Foca-liza su a tenc ió n en los m ás pequeño s detalles de la conducta desu pare ja y, sin querer, su in te rp re tac ión , lejos de calm arlo , acuciay aum en ta los m otivos de su a la rm a . Es así com o germ ina , coninusitada rapiidez a veces, la

C reencia o convicción celosa

Casi n o cabe, ya, la dud a del desvío del ser am ado ; ésted isim u la po r tem or o por com pasión ; niega po r perversió n o po rcobard ía , pero ya n o pued e añ ad ir u n engaño a su engaño . A pe-nas si gestos definitivos de su conducta conseguirán calm ar m o-m en táneam en te a qu ien lo cela, m as n o d u ra m ucho ese arm isticio ,q u e n o pued e convertirse en paz p o rq u e persisten los m otivosesenciales de la lucha . E n efecto, el ser celoso tiene su ba ta llap rin c ip a l en tab lad a consigo y n o con tra qu ien am a o con tra q u ie nsupon e que codicia el b ien am ado . Es en el p rop io núcleo delam or "ce lan te " en dond e se engendra la in q u ie tu d y en dond ecrece la b io tox in a q u e lo envenena . Y po r ello , au n q u e aparen -tem en te convencido , o incluso arrepen tido , se deshace en halagosy pro testas de: ca riñ o hacia el am o r "ce lado" , la verdad es q u ealberga hacia éste m ás renco r q u e an tes , pues a la ira despertad apo r su "posib le" engañ o se au n a , aho ra , la vergüenza y e l despe-cho producido s p o r la h u m illan te exhib ició n de su flaqueza. Pues-to a eleg ir en tre la certeza de "ser engañado " o de "engañarse" ,prefiere re to rn a r a la p rim era , pues con ella qued a a salvo suam or p ro p io y hasta , si se qu iere , su am or ajeno , m ien tra s que

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con la segunda se h u n d e aqué l y se com prom ete el am or de loajeno .

Q u ien a lgun a vez ha hecho u n p ronóstic o pesim ista y lo hadefendid o calurosam ente , hasta el punto de com prom eterse p ú -b licam en te , b ien sabe q u e en su in tim ida d desea que ese pronós-tico se cum pla , au n q u e ello signifique para él un a pérd ida (m o-ra l o m ateria l) m ayor que la com prom etid a en la apuesta de suprestig io . Ésta y n o o tra es la razón de q u e la creencia o convic-ción celosa se afiance y se au to n u tra — cual las células cancerosas—a expensas de l p ro p io ser q u e la alberga y la tem e. T o d a ten ta -tiva de separar los celos norm ales de los patológicos, basada en lam ayor ob je tiv ida d de los ind icio s q u e los m otivaro n es p u ro bi-zan tin ism o psicológico , pues existen todos los m atices y g rad ac io -nes im aginables en tre los casos m ás aparen tem en te d ispares: larea lidad es que la d ialéctica celosa es siem pre in tra y n o in te rper-sonal. C uand o alguien se encuen tra an te u n ejem plo flagran tee inequívoco de infidelidad o engaño am oroso n o puede , ya, al-bergar celos sino cua lqu iera de l?s posibles reacciones afectivasan te u n objetivo y doloroso desengaño.

Las conductas celosas.

Si el cam ino que conduce de la sospecha a la creencia celosaes, p rác ticam en te , ún ico , son en cam bio m últip les las avenidas ylas encrucijadas de conducta q u e se ofrecen a qu ien lo recorrehasta su fin . D e aqu í la necesidad de enum erar, cuand o m enos,las m ás parad igm áticas .

a) L A CONDUCTA "Q U EJU M B R O SA " . — Ésta conduce a l que p o -dríam os denom ina r tip o de celoso " im p lo ran te " : su ac titu d es lade u n pob re pedigüeñ o de am or, que excita m ás com pasión q u epasión . E n el fondo es u n agresivo cobarde , es decir, u n a personaq u e ofende y m olesta sin parecerlo , ya que ella se que ja de ser laofendid a y despreciada . E sta ac titu d "do lien te " y llorosa es sobretodo adop tad a po r las m ujeres o po r hom bres afem inados, quesaben que con ella estim ulan la conducta sexual y las atencionesam orosas de la pareja . Ésta, en el fondo, se encuen tra satisfechade ver que es " ta n q u e rid a " y q u e ejerce u n a tan g ran fascinaciónsobre su am an te .

N inguna de las o los artis ta s consagrados por el cinem a llega

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a l g rado de ficción d ram átic a q u e son capaces de alcanzar estostipos de celoso im p lo ran te en sus privadas representaciones , gracias alas qu e consiguen constreñ ir, d u ran te tiem pos im previsib les, a sus"ado rado s to rm en tos" .

b ) L A CONDUCTA "H O S C A ". — Se da especialm ente en los tipo sesquizotím icos — introvertidos, herm éticos , desconfiados po r na tu -raleza— qu e propenden a "estar de hocico" tan p ron to com o lesparece q u e su am or n o se com porta de acuerdo con sus previsionesde absolu ta identificació n y sum isa devoción .

£1 silencio y la frialdad hab itua les cu lm ina n en el rechazo detodo contacto físico, hasta q u e el supuesto "cu lpab le" , h a rto dep reg u n ta r acerca de los m otivos de ta l conducta , se ind igna o sealeja , con lo que se ahonda aún m ás la fisura hasta transform arseen abism o q u e separa afectivam ente a la pare ja .

N o es ra ro q u e el hosco celoso desaparezca entonces de laescena, es decir, abandone el hogar, para refugiarse en la casa pa-te rn a o buscar en m ayor soledad u n refugio a su resen tim ien to .

c) L A CONDUCTA "R EC R IM IN A N TE" . — Ésta es exh ib ida , p rinc i-pa lm en te , poi las personas con rasgos m aníacos o paranoides y secaracteriza po r el ton o acusativo y veja to rio , el uso de frases insu l-

tan tes y ofensivas, o inclusive, la agresión m ás o m enos v io len ta . Esfácil darse cuenta de qu e quienes m uestran este tipo de reacción viven

u n afecto cuyo com ponente p rinc ipa l es la raíz iracunda , sá- d ica ,agresiva e im peria lis ta del am or. E n tales casos los supuestos celos

n o pasan de ser u n p re tex to , necesario y m ás o m enos sub -consciente , para justifica r la ofensiva con tra el ser supuestam ente

am ad o y, en rea lidad , a to rm en tado .

d ) L A CONDUCTA AUTOPUNITIV A O "EX PIA TO R IA " . — A parente -m en te opuesta a la an te rio r ; consiste en infligir el celoso, a sí m is-m o , la to rtu ra y la pena q u e en el caso precedente descarga sobre elobjetivo de su pasión . A hora vem os al am an te , que se cree enga-

ñ ad o , d isponerse a desaparecer silenciosa y resignadarnente : deja decom er, deja de acom pañar a qu ien cela y le da toda clase de

facilidades para qu e le sea rea lm en te infiel. Por fin , cuand o creellegad o el m om en to , se aleja de su am or o in ten ta u n suicid io ,casi siem pre de tipo espectacu lar . N o hay dud a de q u e aun cuandoesta conducta parece d iam etra lm en te opuesta a la an te rio r tien e

el m ism o significado : crear en qu ien se am a (y en el fondo se

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odia) u n sen tim ien to de cu lpa , au n cuand o sea inocente o, cuan-d o m enos, concita r con tra él la op in ió n social q u e , casi siem pre ,considera com o " m á r t ir " a l celoso de esta variedad .

e) L A CONDUCTA "V EN G A TIV A " . — E l celoso de tip o vengativ oad o p ta la fórm ula de "ojo po r ojo y d ien te p o r d ien te " , con lap a rticu la r id a d de q u e los ojos y los d ien te s q u e él salta son realesy los q u e le sirven de p re tex to para su agresión son im aginarios .E llo significa q u e , por sospechar q u e su am ad o o am ada le es in -fiel, y para re tr ib u ir l e e n igua l m oneda , se lanza a la aven tu ra deacep ta r o p ropone r a ñ o re s con cualqu ier posib le persona , que seacapaz d e provocar u n a — esta vez justificada— reacción celosa en sucelada pare ja . Fácil es convencerse que en u n a g ran p a rte decasos esta conducta deriv a d e que e l celoso tiene de an tem a n odeseos d e in fide lidad y crea subconscien tem ente , para satisfacerlos,e l d ispositiv o de proyección : " n o soy yo qu ien engañ o sino qu ienes engañado . M i conducta tiende a restab lece r el eq u ilib r io y ahace r sen tir, ju stam en te , a m i infiel am or e l m ism o do lo r q u e m eh a inflig ido . A sí, si rea lm en te m e qu iere , cesará de com portarseta n vanam en te" . Ese razonam ien to y o tro s sem ejantes son los q u ellevan a m u lt i tu d de celosos am antes a ser p ro tagon ista s de realesinfidelidades , en respuesta a tem idos desvíos de sus cónyuges. És-tos, po r su p a rte , es factib le q u e entonces reaccionen enérgicam en-

te y d e n m otivo verdadero d e celosidad , agriándose de esa suertela re lac ió n am orosa y transform ándose en u n a com petición d erecíprovos agravios, tras de la cual qued a el cadáver de l am or.

f) L A CONDUCTA "SU PERA D O RA ". . — Ésta hab ría de ser la m áslógica y recom endable ; pero , com o ya se ad iv ina , es la m enos fre-cuen te d e observar. Q u ien la sigue, a l darse cuen ta de q u e estáperd iendo el cariñ o d e su am an te , reaccionará p rocu rand o ofrecer-le nuevas m odalidades de su ser y de su hacer q u e le estim ulen yrenueven la p rim itiv a atracció n y efusión am orosas. D ejándole enp len a libe rtad de acción , sin recrim inacione s am argas n i gestosd ram áticos , p rocu rará elevar su p lan o de acción fren te a é l y an teel m u n d o , en form a ta l q u e facilite en el vacilan te cónyuge u nredescub rim ien to de los valores personales que em pezaba a olvi-d a r o m enospreciar . E l celoso que así procede n o renuncia a laluch a po r la conservación de su b ien , pero la en tab la en e l ún icote rren o y del ún ico m od o en que puede ob tener u n triun fo lim p ioy estab le .

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La lucha contra los celos.

Sabem os !los psiqu ia tras cuan difícil es corregir los excesos decelosidad q u e sufren m u lt i tu d de personas, con abso lu ta prescin -dencia d e su cu ltu ra , in teligencia o valer. Sabem os, tam b ién , q u elos celos acostum bra n ser ta n to m ás difíciles d e correg ir cuan tom ás injustificados son, pues precisam ente entonces n o cabe tom arsoluciones claras y defin itivas , capaces de sup rim ir u n a base q u en o existe o , po r m ejo r decir, q u e so lam ente existe en la pecu lia restruc tu ra m en ta l del celoso. T a n to es esto verdad q u e el pronós-tico d e las denom inada s celo tip ias o delirio s celosos es de los m ássom brío s en e l cam po de los desarro llo s paranoicos .

E m pero , esto n o im p ide la posib ilidad de lucha r con tra talescelos g igantes y absurdos, especialm ente cuand o se ha llan en susfases in iciales . T a l lucha n o ha de en tab la rse , com o generalm entese hace , tra tan d o d e d iscu tir y negar los d a to s (falsos, sem iciertoso ciertos) en q u e basa su celosa in te rp re tac ión el eno jad o o en-tristecid o am an te . D e nad a sirve negar, ju r a r o explicar, pues —sise tra ta de unos celos patológicos— todo eso será considerad o com oexcusas, h ipocresía o rem ord im ien to vergonzante . T am poco , cla-r o está , puede: aconsejarse la absolu ta ind iferencia n i la reaccióna irada , de "d ign idad u ltra jad a " po r la sospecha o la ca lum n ia .¿C uál, pues , ha de ser el com portam iento? . N o pretendem os d ic ta rnorm as, en tre o tras razones p o rq u e n o hay, en este aspecto , doscasos iguales; m as tam poco vam os a sustraerno s a la obligació n deexpresar nuesi:ro crite rio , ya q u e e l lib ro que estam os escrib iend op re tende ejercer u n influ jo benéfico sobre quienes sufren . H eaq u í, pues, la p au ta que aconsejam os:

A n te todo precisam os investiga r si rea lm en te los celos están on o basados en u n rea l desam or. Si lo están , lo m ejo r es qu e elcansado o desviado am an te confiese exp líc itam en te la verdad , am enos q u e tenga el firm e p ropósito de enm ienda . Si n o lo están—y éste es el caso de q u e estam os tratando— es preciso buscar u n" te r tiu s " q u e m edie en tre el rec lam an te y el reclam ado , es decir,en tre el celoso y el celado . Ese " te r tiu s " n o conviene que sea per-sona elegida po r el supuesto acusado sino po r el acusador. A n teél se expondrá, la rea lidad de los hechos y se p rocu rará ob tene r u nvered icto m ora l y u n a no rm a de con ducta u lte r io r para e l celosoim pugnado r. Si éste, em pero , com o cabe esperar, es incapaz deatenerse a ella será preciso , esta vez, q u e la v íctim a directa de las

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escenas celosas gestion e del pariente más próxim o del celoso laintervenció n de u n psicoterapeuta, es decir, de u n m édico espe-cializad o en el tratam ient o de los desvío s m entales . A él habráde confiarse la delicada tarea de analizar la personalidad y lasactitudes subconscientes del reincidente .

C laro está que el celoso anorm a l rechaza someterse , por lom eno s en form a franca y decidida , a l tratam iento de su celosidad.Y es capaz, inclusive , de amenazar con resoluciones "extremas" sise trata de "hacerle pasar por loco " (o por loca) ; m as estas am e-nazas n o han de im pedir la intervenció n del especialista y tod olo más determ inará n qu e dicha intervenció n sea ulterio r al in -greso del rebelde en u n sanatorio psiquiátrico , con carácter d eobservació n y prevención d e amenazad a inconducta .

N uestra larga experiencia psiquiátrica nos ha convencid o deque la mayoría de las actitudes agresivas de los celoso s desapare-cen tan pronto com o éstos se encuentran alejados de su am bient efam iliar y enfrentan a u n persona l neutro y experim entado . Se-ría, em pero, ilusorio creer que ese cam bio espectacula r fuese sin-cero. U n a vez obtenid o es preciso aprovecharlo para comenzar laexploració n m ental , que deberá realizarse a fondo , es decir , conu n criterio evolutiv o y con el uso de las técnicas psicoanalíticascorrientes , m as sin seguir las norm a s del llam ad o análisis ortodo-x o , ya qu e éste es casi reservado , hoy en d ía , para el tratam ientod e graves casos de psicopatía o de neurosis, d e por sí incom pati -bles con una vid a m atrim onial . Bastan, en efecto, unas semanas—en vez de necesitar uno s años— para descubrir los lineam iento sde carácter y los conflictos sexuales que determ ina n el desarrollode la inm ensa mayoría de las celotipia s anorm ales . Entonces esconvenient e corregir la orientació n y la filosofía vita l d e sus por-tadores y, sobre todo , ejercer un periódic o contro l de sus reaccio-nes, de u n m od o sem ejante a com o se hace con los toxicóm ano sy con otros tipos de víctim as de las fuerzas pulsionale s que anim a na diversos engendros m ixto s de nuestro s gigantes , entre los queocupa lugar destacad o este "dem onio " de los celos.

Si tal intervenció n psicoterápic a fuese im practicable y la ce-losidad se hiciese insoportable o peligrosa , el mejor rem edio es elalejam ient o del celado , previa carta en que se exp liqu e que dicharesolució n se tom a por considera r que es el m edio más eficaz deevitar mayores m ales . U n paliativ o eficiente puede consistir tam -

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bien en descubrir en el prop io celoso cuáles son las reglas de higie -n e m enta l que h a dejad o de seguir en la vid a y procurar ahoraacatarlas (V . nuestra "G uía de la Salud M ental". Ed. O berón ,B ueno s A ires) .

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C A P ÍT U L O X V

E L D E B E R

ESE E X T R A Ñ O G IG A N T E IN C O L O R O

H eno s aq u í enfren tado s an te la g ran incógn ita del hom bre :¿por q u é él, en tre todos los anim ales , es el ún ico capaz de con tra -r ia r sus im pulsos v itales , proceder opuestam en te a sus ganas inm e-d ia ta s y sen tir esa indefin ib le vivencia del arrepentimiento cuan-d o procede desobedeciend o las severas consignas de su DEBER?

¿De dónd e surge y qu ién es ta l nuevo personaje , que a pesarde su inv isib ilida d y su tilidad , de su falta de ra igam bre biológicay de trad ició n h istó rica , posee a veces u n a energ ía suficiente paraluchar y vencer a los tres gigantes que hasta ahora hem os conocidoen el g ran escenario aním ico?

¿Q ué arm a secreta posee este cu a rto g igan te , capaz de hacervaria r, en el dom in io de lo h u m an o , todas las previsiones válidasen el de la psicología zoológica?

Si el m iedo pud o sim bolizarse en varias im ágenes (de tétricosto n o s ) , si la ira reclam a im pera tivam en te los rojos tonos de lasangre y del fuego, y si el am or se nos presenta cual u n a sinfoníade r o s a s . . . ¿cóm o podríam o s representarno s alegóricam ente alDEBER? H e aqu í u n p rob lem a que puede estim ula r a los artistasplásticos y q u e n o som os nosotros , c ie rtam en te , los llam ados aresolver. P ero , aun así, es preciso q u e ayudem os al lecto r a le -van tar u n poco el velo de su m isterio y po r ello vam os a in ten ta rcom unicarle cóm o im aginam os su correlato antropom órfico :

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E l reciario.

A hí, sobre la aren a circense, se in icia u n angustian te y orig i-na l com bate : d e u n lad o vem os a u n poderoso y feroz guerre rog lad iado r, b land iend o trem end a espada , p ro teg id o po r su escudoy sólida cota de m alla ; en el o tro , u n a tle ta casi desnudo , con u ntriden te y u n a red . A l parecer, la ba ta lla es desigual, m as larea lidad nos m uestra q u e n o lo es, p o rq u e este segundo luchado r,si b ien está expuesto a sufrir heridas , a veces m ortales , que suagresor le inflige, posee siem pre libertad de m ovim iento s para es-qu ivar sus golpes. E n cam bio , el oponen te se ha lla siem pre bajoel peligro de quedar ap ris ionad o en la red , háb ilm en te lanzada; yentonces, ¡vae victis! su fin es inev itab le . A si, e l rec ia rio lib ra suba ta lla jugándose toda su vida , a cada in stan te , para tener un asola pero abso lu ta o p o rtu n id ad : la de inm oviliza r y an u la r todala in ic ia tiv a de su adversario , q u e entonces qued a im posib ilitad ode defensa y a su entera m erced .

Pues b ien : así es el deber, cual u n invisib le rec ia rio que esperael m om en to de rodearno s con su m alla . Podem os bu rla rnos de él,podem os esquivarlo y hasta asestarle m andob les feroces con nues-tra iron ía , nuestro ingen io o nuestro egoísm o, m as si en u n instan -te dad o llegam os a caer prisioneros, de su "inflexible im pera tivo , yasólo vivirem os para cum plirlo y obedecerle sum isam ente , o paraarrastra r su te rrib le som bra de rem ord im ien to , capaz de llevarno sal su icid io o a la expiación , m il veces m ás dolorosa que los actosinfring idos .

E llo sucede po rque los anillo s de su red están engarzados porla inm ensa fuerza de la ley, de la trad ic ió n o de la razón prevale -cien te en el g ru p o del q u e form am os p a rte . Q u iero eso significarque para ev ita r la coacción de este g igan te precisaríam os vivir ais-lados, com o salvajes seres anárqu icos , expuesto s a nuestra p rop iasuerte y sin posib ilidad de relació n in te rpersona l (n i siqu ie ra " in -te ran im al") . Y eso, ev identem ente , es im posib le .

Los orígenes del deber.

Bucear en las raíces vitales de nuestro opresor e im placable yú ltim o personaje de la te tra log ía aním ica equivale a hund irse enlos m isterios de la p reh isto ria social. N o cabe aq u í, com o hasta

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aho ra hicim os, recu rrir al aux ilio de la b io logía , de la fisiologíao de la neu ro log ía : en el dom in io de las llam adas "ciencias na tu -ra les" n o hallam o s asidero vá lid o p a ra explicar la génesis que nosin te resa . S í, en cam bio , nos ofrecerán datos de sum o in te ré s lostex tos religiosos, los m itos, trad iciones y docum entos m ás antiguo sde la h isto ria h u m an a , p o rq u e el DEBER nace con la v ida del hom -b re en com un idad , o sea, con el paso del H O M O NATURA A H O M OSOCIALIS, del p rop io m odo com o nacen el derecho , la ley y la au to -ridad , au n cuand o estas tres categorías tienen su m anifestaciónobjetiva u lte rio r a la existencia im plícita de aquél.

In ic ia lm en te conviene, pues, decir q u e si el m iedo , la ira y elam or b ro ta ro n de las m ás profundas en trañas del som a biológicoind iv idua l, el deber, p o r el con tra rio , sobrev in o tard íam en te en lah isto ria filo y ontogénica y requ irió varios m ilenios de p reh isto riah u m an a para lanzar sus prim ero s vagidos. E l hom bre fue d u ran tem ucho tiem p o u n an im a l ind iv idua lis ta y anárqu ico , qu e viviócom o homo natura, sin in tu ic ió n n i obediencia de otras leyes quelas de la com posición de fuerzas físicas. L legó u n m om ento , sinem bargo , en que la repetició n de ciertos resu ltado s creó en él u nreflejo condicional, de sum isión a los supuestos agentes causalesde los m ism os. L a a lbo rean te in teligencia hum ana , en su funda-m en ta l tarea de pre-visión hizo a diversos ejem plares de la especie,en ocasiones y lugares diversos, aceptar com o ineluctab le s deter-m inadas privaciones o acciones, aun sin el uso coadyuvante y pre-sente de la fuerza que p rim itivam en te las im puso . Y fue entonces—en la m edida en que se "cond ic ionaban " tales conductas (inh i-b ito rias o activas) an te de te rm inado s "signos" o "ind ic io s" (an ti-cipadores de efectos forzosos) — cuando apareciero n simultánea-mente la vida sim bólica , el g rupo social y los rud im en tos de laconducta no rm ativ a (aú n n o condensada en ley) con su dob levertien te fáctica, del» "debe" y el "haber" , es decir, de la constric -ción y la libertad . P o rque , en efecto, el debe r es siem pre cons-tric tiv o o coactivo , en tan to el derecho es op ta tiv o y, por tan to ,a rb itra r io .

N o es preciso ser m uy lince para ad iv ina r que el deber,, porconsiguien te , a rranca d e u n a especie de superstició n (m iedosa) osea de la creencia en la ine luc tab ilidad de ciertos efectos an te cuyaposib le ocurrencia el ser hum an o se obliga a de te rm inada s p riva -ciones o acciones. P a ra q u e esa creencia se engendrase , in icial-m en te fue necesario q u e u n determ inad o núm ero de veces se re -

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p itiesen de te rm inado s cursos d e actos: po r ejem plo , tre in ta ocuaren ta veces el m ás b ru to y fuerte d e los concurren te s a la po-sesión d e u n a pieza de caza gan ó la ba ta lla con sus rivales y sequed ó con ella , adem ás de apo rrearlo s ; llegó entonces la ocasiónen q u e , an te o tra presa , p u d o tom arla sin d ispu ta p o rq u e loscircunstan te s p rev ie ro n (com o inexorable ) ese resu ltado y re n u n -ciaron a la lucha . Pues b ien , en ese in stan te quedó constitu id o elg ru p o social es decir, se je ra rqu izó y estruc tu ró el conglom eradohum an o coincidente e n tiem p o y lu g a r ) , a l p rop io tiem p o qu eapareció la construcción ("con tra in te" , en francés) característicade la represen tació n u obediencia (subm isiva) . . . y con la estra-tificación d e los prim ero s háb ito s de relació n in te rpersona l su r-g ió la form ulació n ru d im en ta ria — aún n o codificada— d e losp rim ero s derechos y deberes sociales.

Q u e el derecho em an a de la fuerza, lo m ism o q u e el deber,es cosa arch isab ida . M as ello n o basta para explicar su pecu lia r osubstanc ial estruc tu ra psicológica, pues precisam ente la noción"e sp ir itu a l" ac tua l de esos dos com plem entos conceptuales exigeq u e la fuerza, en tan to es concebida com o ciega y m ecánica poten -cia física, les sea som etid a y puesta a su servicio . ¿Cóm o se cum -p lió la len ta evolución hum an a que sustituy ó la razón de la fuer-za po r la fuerza de la razón , q u e in teriorizó e in-dependizó a l de-ber de las circunstancia s neurom ecánicas que lo engend raron yque hizo a l ser hum an o u n en te au tóc tonam en te responsable?

D ifícil resu lta ría responder a esa aviesa p regun ta sin la ayudaque pued e apo rta rnos el a ten to estud io de la evolución del con-cepto ético y de la noción de obligació n en e l n iñ o .

E ta p a s evolu tivas de l ser al debe r ser.*

E n nuestra Psicología Evolutiva del Niño y el Adolescente he-m os resum id o las principales fases por las qu e hem os pasado todoslos hab itan te s "civilizados" de esta T ie r r a para de ja r d e ser pu rosanim ales b ípedos y convertirno s en seres m orales . V eam os, porejem plo , lo q u e escribim os en su pág in a 136: "E l contacto sociallleva al n iñ o a u n contraste de opin iones y así com o su experien-cia p ráx ica le perm itió darse cuenta de q u e hay acciones reversi-bles y Otras irreversib les , su experiencia social le lleva aho ra a verq u e en el m und o de las relaciones hum anas —en el m und o psí:

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quico— n o se aplica el c rite rio de núm ero , m asa o cantidad, sino ,p rinc ipa lm en te , el de figura , estruc tu ra o calidad, para o rdenary je ra rqu izar sus elem entos. Así com o a los 4 o a los 5 años deedad el n iñ o trab a contacto con la p rob lem átic a de los denom i-nados "valores" y aplica a su reso lución , in ic ia lm en te , los m ism osprocedim iento s q u e le h a n llevado a conseguir su adap tac ió n alm und o de las cosas.

"L a p rim era dim ensió n valorativ a qu e en él aparece — forzadapo r la insisten te repe tic ió n que el adu lto le hace de sus vocablosrepresentativo » (buen o y m alo) — es la estrictam ente ética. B uenoes, para él, sinónim o d e factible y m alo es sinónim o de no factibleo , cuando m enos, de n o factible sin u lte rio re s y desagradablesconsecuencias. P regun tand o a nuestra h ijita de 4 años y m ediosi el com erse las uñas era bueno o m alo nos respondió sin titu b ea r :es m alo , porque no se puede hacer. Y al m ostrarle qu e sí eraposib le hacerlo , añ ad ió : "pero ahora te van a pegar; n o puedesnacerlo sin q u e te peguen" . A sí, pues, los actos n o son a priorisino a postericri buenos o m alos. ¿Por qué , en cam bio , la cria tu raya ap lica esos adjetivos a los diversos objetos q u e la rodean , sinesperar a conocer el ju ic io de sus adu lto s guiadores? P o rque env ir tu d de u n a asociación analógica usa dichos térm ino s n o ya pa-ra adscrib irle s u n valo r ético sino u n valo r u tilita r io : buen o eslo que le sirve para satisfacer u n deseo y p ropo rc ionarle u n p lacer;m alo es lo que no le sirve o con su m era presencia provoca u ndesplacer. E l m ism o objeto que al p rinc ip io fue calificado de"b u en o " será considerado aho ra "m a lo " si el pequeñuelo recibealgún d añ o m an ip u lán d o lo . B ien se ve que , tan to en su acepciónpragm ática com o en su acepción ética, los térm ino s bueno y m a-lo son aplicado s en función de u n crite rio de acción y tom and osiem pre com o p u n to de referencia la experiencia personal. E ln iñ o es el suprem o defin ido r y al decir buen o o m alo deb ía agre-gar . . . "para m í" , pues carece, aún , de base substancial, un iversal,para adscrib ir tales valores a la rea lidad objetiva" .

N os parecí: q u e ah í queda b ien c la ram en te evidenciad o e l h e -cho de q u e en el n iñ o el deber — como la instrucción— son nocio-nes q u e surgen del am b ien te y penetran , cual u n a cuña e n lapared , de fuera hacia d en tro de su m ism idad , hasta confundirsecon ella y, m ás ta rde , hacerse consubstanciales de su ser. M asesto so lam ente ocu rrirá en la m ed id a en que el proceso experien -cial p ropenda a confirm ar, de vez en cuando , con estím ulos abso-

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lu to s , la rea l eficacia de las consignas, es decir, de los signos o rd i-nales, que ejercen su influjo m o ldeado r de la conducta in stin tiv a— prim itiva o salvaje— para transform arla en conducta vo lun taria— racional o civilizada— . D icho de o tro m odo : sin u n sistem a deprem ios y castigos, de recom pensas y sanciones — placeres y doloresequivalen te s a los usados para e l "dressage" animal— es im posib leque surja en el ser hum ano , de u n m odo tan espontáneo com o sum iedo , su cólera o su am or, la noción de lo prohibido y d e loobligado, cuya síntesis conceptua l u lte r io r será la categoría delllam ad o "debe r m o ra l" .

Y qu ien d ic tó — aun a veces sin saberlo— la p rim era no rm a,el p rim er código o legislación im positiv a de conductas en cual-qu ie r agregación de indiv iduo s hum anos , m ucho antes de queexistiese la organización triba l o, inclusive, hórd ica , fue a n od u d a rlo , aque l fuerte ejem plar de homo stultus que , con an te rio -r id a d a su form u lación expresiva , fisiognóm ica o pan tom ím ica ,se h ab ía ganad o la m isión de "conducto r" de su rebañ o de bípe-dos, po r ser m ás tem ido que od iado .

M as, del p rop io m odo el g ru p o hum an o se constituy ó al, des-nivelarse la capacidad de influjo in te rpersona l de sus com ponen-tes y polarizarse hacia unos, en d e tr im en to de otros, n o es m enosc ie rto que lo que hoy se llam a "conciencia del deber" o "sen ti-m ien to de responsab ilidad " n o existió en la p reh isto ria de l hom -b re y ta rd ó tan to en form arse que , todavía aho ra , se ha lla to ta l-m ente ausente en grandes sectores de conterráneos . H asta aq u í,en rea lidad , so lam ente hem os develado la p rim era e tap a en ellen to proceso de crecim iento de nuestro g igan te , a la que po-d ríam o s denom inar fase utilitaria. E n ella n o existe aú n el debercom o rea lidad psíquica ín tim a y au tóc tona , pero hay, ya, cum pli-m ien to de consignas y de in tenciones expresadas en gestos (p ro -pulsivos o frenadores, activantes o in h ib id o re s ) ; la conducta n oes m eram en te espontánea n i m eram en te im ita tiva : es p rev iden tey sigue la línea q u e la experiencia dem uestra m ás convenien tepara los fines hedonistas d e la v ida ind iv idua l.

Los padres y educadores son los agentes q u e transm ite n a l n i-ñ o la noción del deber com o "necesidad im pera tiva" o "reg la decom portam ien to" , m as, ¿cóm o y cuánd o se engendró en el hom brela posib ilida d de cum plir ciertas norm as en ausencia de toda coac-ción o sanción exterior* Ésta es la m ism a pregun ta que nos for-m ulam o s unas páginas a trás , pero aho ra estam os ya en cond i-ciones de dar o tro paso en su respuesta :

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La "introyeccián compulsiva", fase esencial en lapsicogénesis del deber.

N o es lo m ism o ser esclavo que "hacer" de esclavo o "sen tirse "esclavo. N o es lo m ism o, tam poco , cum plir consignas que ser su-m iso o qu e sentirse obed ien te . E l trán sito del deber " im puestodesde fuera" (correspondien te a la fase de "m ora l he te rónom a"de P iaget) al deber "d ic tado desde d e n tro " (correspondien te ala fase d e "m ora l au tónom a " del p rop ia au to r) h u b o de ser tanlen to en el curso histórico del hom bre com o lo fue el que vadesde la organización anarco tirán ic a a la organización dem ocrá-tica . Y del p rop io m od o com o éste n o se ha lla todavía en susetapas finales, así tam poco aqué l se ha cum plido m ás que parau n a escasa m ino ría de m entes selectas.

L ógicam ente cabe pensar que las prim eras coacciones —ema-nadas d e la na tu ra leza o dé sus circunstanciale s com pañeros— h u -b ie ro n de rebe la r a l hom bre p rim itivo y azuzar su cólera, m ascuando ésta se m ostró im po ten te p a ra liberarlo de ellas, se in te -rio rizó en form a de renco r y p o r u n m isterioso cam bio se convir-tió , precisam ente , en la m ejor salvaguard ia de lo od iado , o sea,de la constricción . D icen las gentes q u e "m al de m uchos es con-suelo de tonto:*" y la verdad es que éstos son m ayoría , pues tanp ro n to com o alguien ha sufrido en p rop ia carne un a frustración ,po r presión ex terna , se satisface a l saber que todos sus próxim os("pró jim os") tam b ién la sufren .

L a m ejor p rueba de esto nos la da la "san ta ind ignac ión"con que reaccionam os con tra los llam ados "priv ileg ios" , cuand oéstos n o se posan sobre nuestras cabezas; nuestras airadas p ro tes-tas cuando alguien e lud e u n a fila o "co la" en cua lqu ie r lugar, laconvicción con que afirm am os que la " ju stic ia ha de ser igualpara todos" cuand o en rea lida d lo qu e deberíam o s decir es quenos gusta que "las m olestias y contrariedades , los sufrim ientos ylas frustraciones sean p o r igual com partidos" . Y eso, ¿por qué?Pues p o rq u e nuestro im pulso de afirm ación del ser nos llevaríaa quere r ser m ás que los dem ás, pero , si ello n o es factib le , sólonos tranquiliza y n o nos rem uerde si llegam os a creer que losdem ás n o son m ás q u e nosotros , o sea, q u e son rea lm en te nues-tros semejantes, n o sólo en estruc tu ra biológica sino en destinov ita l.

Es así com o un a m ayoría de frustrados usó su renco r para sal-

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vaguardar al frustrado r contra tod o in ten to de rebe ld ía esporá-d ica de otros "fuertes" y constituyó , de esta suerte , e l alm acénenergético que aseguró la estab ilidad d e las costum bres ("m ores" ,en la tín ) de la q u e derivó , a su vez, la moral social de cada épocay ciclo cu ltu ra l .

H e aq u í, pues , q u e u n a vez im puesta u n a consigna y ad q u i-r id a fuerza de costum bre , se hace cada vez m ás difícil desobede-cerla sin levan ta r la trem end a fuerza d e su " trad ic ió n " , q u e n oes o tra m ás q u e la sum a d e los rencores q u e su cum plim ien to de-te rm inó . Entonces la ta l consigna o h áb ito adqu iere el carácterde u n axiom a, esto es, de algo q u e n o requ iere dem ostració n yque resu lta válido per se. "E l deber n o se d iscu te : se cum ple" , esaafirm ación , aú n hoy , es frecuentem ente o ída d e lab ios d e quienesse creen depositario s de l o rden y la paz sociales.

M as h e aq u í q u e si con eso hem os com prend id o la fuerzacreciente d e la trad ic ión — la inm ensa energ ía q u e acum ula lainercia del pasado— , n o nos explicam os todavía po r q u é es u n i-versal el sen tim ien to de cu lpa y ju stic ia , q u e diferencia a cadapaso la línea de lo deb ido , lo p e rm itid o y lo p ro h ib id o , au n enausencia d e tod o ap a ren te influ jo o coacción ex terio r. Es aho racuando llega en nuestro au x ilio u n a de las m ás seductoras teoríasde S igm un d F reud , a l decirno s q u e é l sen tim ien to de cu lp a quepesa sobre la h u m an id a d n o es el de l "pecad o o rig ina l" sino e l delparricidio primitivo y q u e es p o r su influ jo com o cabe explicarla adopció n d e u n a ac titu d exp ia to ria — consecutiva a l rem ord i-m ien to y a l temor— q u e nos lleva a todos a esperar q u e e l m un -d o sea, rea lm en te , " ú n valle d e lág rim as" y a resignarno s an te elsufrim iento y la renuncia de nuestro s deseos m ás am biciosos. V ea-m os cóm o el gen ia l psicólogo vienes p lan te ó esta secuencia de he-chos en su Tótem y Tabú (en aras d e la brevedad n o transcrib i-m os el o rig ina l y sintetizam os sus conceptos fundam en ta les) :

E n la ho rd a hum ana , d ic taba sus tirán ico s capricho s e l hom -b re -an im al m ás físicam ente fuerte y agresivo ; consiguien tem ente ,

ejercía el después llam ad o "derech o de p e rn ad a" , q u e se entronizó enlos países feudales y aú n hoy se ejerce en n o pocos lugares de l

m u n d o soi-disant civilizado . L a posesión d e las jóvenes doncellaspo r aque l b ru to concitab a los rencores de los jóvenes varones has-

ta que en u n a ocasión se u n ie ro n y le d ie ron m u erte . M as, acos-tum brado s a ser guiados y orien tados , estim ulado s y frenadojs po rsu activa presencia , s in tie ro n trem end o desam paro y angustia a l

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verse, cual al p rinc ip io , reducido s a sus m eras fuerzas ind iv idua -les. Y se engendró en ellos u n supersticioso tem or d e m aleficiossin cuen to , q u e sobrevendrían a m enos que , de algún m odo , resu-citasen a l hasna entonces od iado conducto r y, po r así decirlo , loetern izasen . D isparad a la im aginació n y puesto en m archa elpensam ien to m ágico , creyeron que los prim ero s m ales sobreveni-dos eran resu ltado d e su cólera y decid iero n aplacarla con presen-tes y sacrificios, a la vez q u e los hom icidas se som etían a diversasy curiosas cerem onias de purificació n y expiación . Es así com onaciero n atisbos d e relig ión y cóm o se engendró , po r vez p rim era ,en conjunto s hum anos , la creencia de q u e "qu ien la hace la paga"o de qu e "qu ien a h ie rro m ata , a h ie rro m uere" o "qu ien siem bravien tos recoge tem pestades" , es decir, la creencia en u n a ju stic iaretributiva, en u n a reacción (opuesta a la acción) q u e solam entepod ía evitarse acep tando el statu quo dom inan te .

Y esa generació n transm itió , ya a sus h ijos, el tem or y el res-pe to al jefe m uerto y poste rio rm en te glorificado , erig iéndolo end ic tado r post mortem y hac iend o sentir a las tie rnas m entes infan-tiles el miedo a la presencia inuisible de ausentes a quienes espreciso obedecer y satisfacer para poder v iv ir en paz.

D e esta suerte , lo q u e p rim itivam en te era u n a coacción ex-te rn a e inm ed ia ta se transform ó en u n a coacción in te rna , au to -im puesta y m ed ia ta , es decir, en u n a au to lim itac ió n d e im pulsos,po r "in troyección " (o, si se qu iere , in teriorizació n y ap rop iac ió nidentificadora ) de un a vo lun tad ajena . Los niños y los jóvenesprim itivos , así com o un a m ayoría de los civilizados, ya em pezaron

a p en sa r en q u e solam ente pod ían viv ir alegres y conten to s sipreviamente hab ían coiítado y satisfecho a aquello s de quienesdepend ía n (padres, superiores, etc.) y, po r tan to , hub iero n deap render a com porta rse n o de acuerdo con sus ganas y deseos,sino de acuerdo con norm as, reglas, órdenes o consignas gue , en

su in teg rad a variedad , e ran designadas con el calificativo de DEBER.

L a form ación d e la "conciencia é tica" y la nocióndel super-vo .

O tra h ipótesis audaz , pero m enos aceptab le sin dem ostración ,del p ro p io F reud , tra ta d e exp lica r la form ación de la llam ada"voz de la conciencia" en cada u n o d e nosotro s com o consecuen-cia de haber sen tid o hacia nuestro pad re (o persona qu e asum ió

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su pape l coactivo) el m ism o od io que los jóvenes salvajes preh is-tóricos sin tie ro n hacia su jefe y tiran o . E n lugar de aque l p a rr i-c id io p rim itivo surg irá en el n iñ o un a tendencia a sup rim ir a sup rop io p rogen ito r (com plejo de E dipo ) y de ella derivaría u n aangustia q u e so lam ente se superaría m ed ian te u n a u lte r io r iden-tificación con él, de suerte que llegaríam os a sentir con tra nosotrosm ism os e l od io q u e p rim ariam en te sentim os con tra él, y de esasuerte , obedeceríam o s a sus anteriores consignas com o si aho raem anasen d e nosotro s m ism os. L a supuesta "voz de la conciencia"n o sería pues , o tra cosa m ás q u e la p rim itiv a voz adm on ito ria denuestro s progenitore s u lte rio rm en te in te rio rizad a e inco rpo rad a anuestra persona lidad . Los m uchachos q u e n o " l iq u id a n " esecom plejo ed ip iano , y siguen od iand o a sus pad res , carecen deesa activ idad censpra y conculcan todas las norm as o deberes consingu la r facilidad , careciend o — según Freud— del llam ad o su-per-yo.

E n este p u n to , po r m uy grande q u e sea nuestra adm iració nhacia e l gen io y la ob ra de l g ran psicólogo vienes, n o podem os se-g u ir le ín teg ram en te . Pues, en p rim er lugar, desde el p u n to devista psicoevolutivo , la serie d e conductas y d e hechos q u e hand ad o lugar al té rm in o de "conciencia ética" , "sen tido del deber" ,"noción d e la p ro p ia responsab ilidad " y sim ilares se observa al-gunos años después de l m om en to en que , según d ich o au to r, tieneluga r esa liqu idac ión del com plejo ed ip iano (éste se disolveríaen tre los 4 y 5 años, e n ta n to q u e las m anifestaciones de la p re -sencia au tóc ton a d e l deber n o se observan , po r lo general, hasta

el ú ltim o período d e la in fan c ia ) . A dem ás, lo cierto es q u e e lg rad o d e cum plim ien to de l debe r y la estrechez de la conciencia

ética dependen mucho más del modo como los padres se compor-tan con los hijos que viceversa. Ese supuesto super-yo , q u e enrea lida d debería llam arse "contra -yo" (pues es u n sector de fuer-zas psíquicas hostil a l yo) varía , por lo dem ás, enorm em ente , enu n m ism o ind iv iduo , según las circunstancia s específicas de todossus aprendizajes experienciales en el te rreno social y, por tan to ,con tribuyen a form arlo , en igual o m eno r m ed id a q u e los pad res ,los fam iliares, m aestros, am igos, etc., y las observaciones espontá-

neas de las conductas ajenas.L o q u e sí podem os adm itir es q u e la introyección d e la cons-

tricción social y la aceptació n vo lun taria de las obligaciones éticasn o pasa de ser u n caso especial de l proceso genera l d e asim ilacióne introyección de los dem ás háb ito s de la v ida hum ana . C ualqu ier

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acto — hasta el m ás n eu tro e indiferen te desde el p u n to de vistaético— es, a l p rinc ip io , enseñado (insignado , es decir incrustado)m ecánica y coactivam ente , en tan to n o es d e na tu ra lez a in stin tiva ,m as en el correr del tiem po se pon e en m archa sin necesidad deesa accidenta l coacción y el sujeto adqu iere la im presió n de quelo realiza "p o r cuen ta p ro p ia " . Es así com o, po r ejem plo , todospreferim os em pezar el alm uerzo con la sopa o entrem eses y ter-m inarlo con el café, m as si hubiésem os sido enseñados a com eren form a inversa tendríam o s — cuando adultos— la im presió n deq u e era con tra rio a nuestro s gustos proceder así. D el p ro p io m o-d o , em pero , com o es factib le que , bajo la acción de m últip lesm otivos, nos deshabituemos de tales ru tina s y adqu iram o s nuevosm odos de reacción an te esas situaciones , así tam bién es factibleq u e , en u n m om ento dado , se rom pan las m allas de la red con quenos aprision a u n debe r y éste deje de parecem o s ta l. .

T o d o s los que tienen u n poco de experiencia en el tra tohum an o saben cuan fácil es que lleguem os a creer qu e estam ossiendo dueños de nuestro pensam iento y de nuestra conductacuando , en rea lidad , am bos n o son sino el p roducto de la asim i-lación de pensam iento s y conductas ajenos: al lado de la im ita -ción vo lun taria hay o tra invo lun taria , que es considerad a com o"creac ión " por quien la realiza. Y así, cuand o alguien afirm a en-fáticam ente : "yo n o obedezco a otros deberes que los que m i pro-p ia conciencia m e señala" ignora que o está tra tan d o d e dec irq u e , en algún aspecto , los desobedeció , o b ien está sigu iend o líneasde conducta insp iradas en ajenos ejem plos, aun cuand o éstos n osean lo q u e adm itim o s com o m odélicos en la m ora l ad usum.

N uestra copiosa con tribuc ió n experim en ta l en este cam po (v. alrespecto nuestro lib ro de Psicología Jurídica, 4* ed., Buenos A ires,"E l A teneo" , 1954) nos autoriza a afirm ar q u e n o hay u n índicegenérico de m ora lid ad ind iv idua l, ya que , incluso en quienes devo-tam en te se p roponen ac tua r de acuerdo con .la m áxim a perfecciónética im aginable , ac túan subconscientem ente las funciones de ra -cionalización , au to justificació n y au toengaño , que les p reparan elp u n to d e m ira o enfoque; p rop ic io para la satisfacción (d irecta oretorcida ) de las tendencias reaccionales prepoten tes en cada ins-tan te . Y éstas, a su vez, en cuan to n o son com unes al fondo geno -típ ico de la espiecie, son arqu itec tu radas y p ropu lsada s p o r m otiva-ciones exógenas, es decir, situadas fuera del ám b ito personal. L oq u e n o im p id e q u e el su jeto las crea au tén tica e indiv idualizada -m en te suyas, o sea, que se juzgue en posesión n o sólo de u n lib rea lbed río sino de u n lib re ju ic io m ora l.

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C A PÍTU L O X V I

LO S IN G R E D IE N T E S Q U E A L IM E N T A NA L D EB E R

El llamado "principio del orden".

P or reg la genera l en nuestra ac tua l sociedad las llam adas"gentes d e o rd en " acostum bra n m ás reco rda r los deberes ajenosq u e cum plir los p rop io s , m as ello n o obsta para que la tendenciaa establecer u n o rden en la conducta pudiese de ja r de ser consi-derada com o un a de las fuentes nu tric ias de l deber.

Es p rop io de tod a activ idad psíquica — que por defin ició n essincrética , in teg rado ra , u n ita r ia e intencional— la propensió n aestruc tu rar todos sus datos elem entale s e n síntesis perceptivas yafectivas qu e obedecen a ciertas leyes, m ás d iscu tida s que sabidaspor los psicólogos m odernos. U n a de ellas, enunciada por losadeptos de la "G esta lt Psychologie" (W ertheim er, K óhler, Kof-fka) es aquella según la cual, incluso en vertebrado s inferioreshay la tendencia a organiza r los da to s sensoriales en configuracio-

nes sencillas y arm ónicas , d e suerte que , po r así dec irlo , el p ro -greso o evolución del psiqu ism o se efectúa gracias a la reduc -ción de caóticos com plejos a cosmos de re la tiv a sencillez. U navez m ás se ccm firm a q u e la m isión d e la conciencia in te lec tua l esin troducir "c la ridad y d istinc ión" en lo que es borrosa penum bra .

Pues b ien : u n a vez lograda la estructuración 1 de u n m ateria lpsíqu ico (perdónesenos la aparen te contrad icció n de este am boen gracia a su fuerza expresiva) en u n a form a o configuraciónque obedece a relaciones sencillas —y por lo genera l expresablesen ritm o s y proporciones idéntico s a los usados en el m u n d o de lanaturaleza— el an im a l (pez u hom bre , lo m ism o da) tra ta de con-servar esa p au ta o m odelo , canalizand o y g raband o las im ágenesresu ltan tes , p a r i a s a obscuros cam bios en la cronaxia d e las

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sinapsis im plicadas en esa activ idad . A sí, m erced a un a especial" ite rac ión " se p ropende a repe tir u n a y o tra vez el m ism o m odode perc ib ir , sen tir o reaccionar an te un a situación , se aho rra es-fuerzo, se econom iza tiem po y se autom atiza un a buen a can tida dde operaciones v itales . T o d o eso n o es, pues, o tra cosa m ás q u eu n m odo de m anifestarse , en el cam po psíquico , de orden b io ló -gico , es decir, lo qu e podríam o s denom ina r la razón de la n a tu ra -leza, cuyos secretos se esfuerza po r develar la ciencia .

E n v irtu d de ese p rinc ip io del o rden , cuand o las p rim itiva saglom eraciones hum ana s se vieron forzadas a convivir y to lerarse(an te la necesidad de com partir refugios, alim entos , e tc .) , es de

suponer que la iteració n de sus conductas las hiciese hab itua les , laserigiese en ley (la llam ada "ley del háb ito " ) .y adqu iriese eseorden ta l inercia que , con el tiem po , se hiciese com pulsivo per se,o sea, en ausencia de las coacciones que in ic ia lm en te lo deter-m inaron . E n eso rad ica la inm ensa fuerza de la trad ic ió n en elesp íritu de las m entes débiles, que , po r desgracia , son la m ayoría .

G entes listas se d ie ro n cuen ta , ya en los tiem pos prehistóricos ,q u e era preciso fom entar ese p rin c ip io del o rden , erig iéndolo enarcan o inm u tab le de tod a la v ida social, pues gracias a él ellosconservarían las p rebenda s y ventajas qu e ten ían . Y es así com o,desde los faraones hasta nuestros caudillo s tartufescos, las gentesde o rden invocan al "pasado m ilenario " y se esfuerzan en des-em polvar re liqu ia s y resucita r nom bres m ohosos y anacrónicospara asegurarse el quietismo, es decir, la iteració n resignada , laconservación cóm oda y b a ra ta de la sum isión de sus vasallos.

C onviene, u n a vez m ás, ac la ra r q u e cada constelación h istó -rica , cada ciclo cu ltu ra l , tiene su concepción del m undo y p id e asus in tegran tes u n a nuev a m isión en él. Si el orden se estratificay n o cam bia, cuand o el tiem p o cam bia la com posición y la posi-ción de lo o rdenado , se transform a en ex-orden y se hace causa dedes-orden. Las leyes o norm as de la convivencia social hab ían decam biar a l com pás del progreso de los conocim iento s hum anos .L o q u e m ás asp ira a la verdad , que es el saber científico , cam biaconstan tem ente sus técnicas y sus op in iones . Así tam bién debería ncam biar las d iscip linas norm ativas de l hom bre , n o sólo en susconcepciones sino en sus aplicaciones, m as solam ente lo hacen condificu ltad y re traso , po rqu e a ese cam bio se oponen las con tra -fuerzas regresivas de quienes se ha llan in teresado s en la etern iza -ción de sus ventajas y conveniencias, sin ver — por m iop ía m ental—

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q u e en defin itiv a les sería preferib le tra ta r de gu iar y encauzaresos cam bios.

M as, volvam os al tem a: lo q u e nos in teresa destacar es q u e elDEBER se a lim en ta en p rim er té rm ino con la tendencia hum an a aseguir siem pre u n m ism o cam ino y a ja lona r éste d e etapas q u ehan d e ser seriada y rigu rosam en te cum plidas , pues de esta suertese obvia el esfuerzo creado r y se facilita la adap tac ió n al m ed io y elencauce existencial. A esto podríam o s denom ina r raíz o rd in a l ,ite ra tiva o trad ic iona l del deber.

E l llam ad o "sentim iento d e justicia" .

N o hay dud a de q u e el DEBER nos aprision a y obliga en lam edida en q u e lo repu tam os ju sto . M as, ¿qué es eso d e creer q u e"a lgo " es justo? ¿En q u é consiste ese sen tim ien to m isterioso de"eq u id ad " q u e nos lleva, a veces, n o solam ente a aceptar, sino adefender hechos o ideas q u e nos son particu la rm en te adversos?¿Por q u é u n delincu en te q u e d u ran te horas o años huyó de lapolicía se presenta u n buen, d ía , espontáneam ente , a ella consi-derand o q u e es " ju s to " q u e lo m etan en la cárcel o, inclusive,q u e lo cuelguen d e u n palo?

Q u ien conteste p lena y veríd icam ente a estas p regun ta s n oserá u n hom bre sino u n superhom bre o, si se qu iere , u n D ios, puesa la razón hum an a le h a sido (es y será) vedado penetra r en laincógnita a lqu im ia d e . las "raisons d u coeur" de Pascal. M as n opoder h a lla r tod a la verdad en ese cam po n o va a im pedirno sq u e tratem o s d e rasgar a lgun o d e sus velos y a ello vam os:

Si privam o s a u n an im a l cua lqu iera d e la satisfacción d e u n atendencia podem os observar q u e cuand o consigue satisfacerla lohace en exceso, d an d o la im presió n d e q u e la fuerza de la tenden -cia hab ía aum en tad o con su forzada represión . Igua lm en te , si u nbebé es p rivado d e alcanzar cua lqu ier ob je to , a l lograr contactocon él, m uestra u n a conducta d e triun fo y posesión, agarrándo locon m ayor fuerza q u e la q u e p rim ariam en te hab ría usado , si n ohub iese sido trabad o en su in ic ia l in ten to . D el p rop io m od o com o,si detenem o s el curso de u n río , colocando u n d ique , el d ía enq u e la presión del agua ro m pa este m u ro d e contención , se de te r-m inará n o ya la reanudac ió n del an te rio r curso sino el v io len todesbord e e irrupc ió n acuosa, en form a d e avasallado r to rren te ,m ás a llá de los cauces norm ales de su curso .

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T o d o s estos fenóm eno s ilustra n la llam ada "ley d e la com pen -sación", que rige todos los cursos biológicos y que , tam b ién , pod riadenominarse ley de l "con traste" .

Pues bien, a nuestro ju ic io , el sen tim ien to d e ju stic ia no pasade ser un fenóm eno q u e ilu stra , e n el p lan o afectivo , esta m ism aley genera l de las com pensaciones y que, en este caso, tiende a lrestab lecim iento —en el curso tem poral— del equ ilib rio de accionesin terpersonale s que ha sido , en cua lqu ier lugar, in stan te y m odo ,po r cua lqu ier constelación de m otivos, a lte rad o de su curso hab i-tu a l , desviándose en u n o o en o tro sen tido . Ese sen tim ien to serevela en form a de m alestar, p rovocad o po r cuan to creem os tuer-ce, a lte ra o su p rim e u n curso expectab le (esperable) de aconteci-m ientos, sup rim iend o así la paz d inám ic a — la tranquilidad— d enuestra existencia com ún (creando , p rim ero , sorpresa y luegotensión em ociona l) . Ésta se resolverá en alegría y nos p red ispon -d rá a benévolas efusiones si con ta l alteració n hem os alcanzado ,a posteriori —o hem os visto alcanzar— algo deseado . O se resol-verá en indignació n y cólera si las consecuencias, para nosotros—o para todos aquello s que incluyam os en nuestra sim patía— , sontem ibles . E n el p rim er caso, nuestro "sen tim ien to de ju stic ia " nosinc lin a a beneficiar al agente p roducto r de la satisfacción (es decir,a "p rem iarlo ") m ien tra s q u e , en la segunda a lte rna tiva , nos in -duce a m aleficiarlo (sancionarlo ) haciendo , así, q u e sobre él re -caiga el m ism o efecto q u e p rodu jo o desencadenó .

Por desgracia , esta tendencia " re tr ib u tiv a " del sen tim ien to deequ idad , com pensación o ju stic ia es m ás no tab le en el po lo nega-tiv o (de venganza o re tribuc ió n d e m ales) q u e en el positivo (deg ra titu d y re tribuc ión de b ien es) ; esa d iferencia m ide , precisa-m en te , el ám b ito de nuestro egoísm o colectivo . Y en cuan to a laspecto "d is tr ib u tiv o " del p rop io sen tim ien to , es decir, lo q u eha d ad o en llam arse "justicia social" , n i que decir tiene q u etodavía está m ás polarizad o y desviado po r nuestro egoísm o. A sí,es ra ro h a lla r qu ien tom e u n a posición rea lm en te objetiva y cohe-ren te an te este m agno prob lem a y sien ta su verdadero deber h u -m ano . L a postu ra com odona se m anifiesta en la adopció n de u n afilosofía cínica, ep icúrea o escéptica vehicu lad a en afirm acionesfataloides, tales com o, po r ejem plo , ésta : "H ay qu ien nace conestrella y qu ien nace estre llado" .

E l carácte r iracund o y an tih u m an o q u e en el curso h istó ric oha tom ado la noción de ju stic ia -^debido a que el derecho ha

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sido siem pre d ic tado po r los poderosos (en fuerza, d inero ¡ in te li-gencia, prestig io , audac ia , etc.) — h a sid o ya destacad o po r nosotro sa l ocuparno s de l G igan te R o jo y n o vam os a insistir sobre él.E n cam bio , nos falta precisar algo m ás po r q u é llegam os a con-siderar ju sta la necesidad de cum plir nuestro deber y po r qué ,asim ism o, cresm os q u e en el caso d e n o cum plirlo m erecem osun a sanción . P ero esto so lam ente aparecerá d iáfano después de co-nocer los restan tes ingred ien te s del deber y, especialm ente , el si-gu ien te , o sea:

La tendencia autodestructíva, tánica o catabiótica .

L as m ás an tiguas cosm ologías y los m ás prim itivo s credos re -ligiosos h a n concebido la v id a com o resu ltan te del e te rn o con-flicto e n tr e dos p rinc ip io s an tité tico s (Sol-Luna; D ios-D em onio ;B ien -M al; Y an-Y in; K rihna-Schiva ; Isis-O siris). A nálogam ente ,los biólogos consideran q u e tod a v id a lleva en su seno la m uerte ,q u e n o es sino su ine luc ta b le com plem ento ; en m u lt i tu d de reac-ciones quím icas reversibles los com puestos se crean y desaparecena lte rna tivam en te , inv in iéndose d e u n m odo periód ico el signoan a o catabólíco d e los m ism os. Y, m ás recien tem ente , F reud —consu innegable filia po r el paganism o griego— ha concebid o la v idadel esp íritu com o resu ltan te d e u n a feroz lucha en tre Eros (p rin -c ip io creador, fecundante , v ita l y am oroso) y T añ o s (p rinc ip iodestruc to r , anu lado r , m o rta l y sádicoagresivo) .

Esa coincidencia o paralelism o en tre concepciones p rim itiva sy m odernas , procedentes de pu ras especulaciones o de rigurososexperim entos , viene confirm ad a po r la sim ple observación de laconducta hum ana . " E l hom bre n o m uere sino q u e se m a ta " , had icho Besancpn y o tro m édico de renom bre , el D r. R iche t, en sulib ro L'homme stupide, h a coleccionado innúm era s p ruebas deese aserto . Existe, pues, en nosotros, u n a fuerza q u e nos im pulsaa viv ir y o tra q u e nos im pulsa a re to rn a r a la n ad a ; u n a energ íaq u e nos llevaría a trascenderno s hacia e l ser (abso lu to y eterno )y o tra q u e p ropend e a diso lverno s en el no-ser, en e l T a o , en elN irvana , en el reposo e te rno . A quélla se m uestra ex p líc ita y ru i-dosa, en tan to ésta traba ja oculta y silenciosa, m ostrand o apenassu faz en los actos del llam ad o sadom asoquism o , en las conductasau tom u tilado ras y su icidas.

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Si n o resistim os a la au tén tica soledad , si constan tem ente h u i-m os de nosotros m ism os y procuram o s igno rarno s en el traba jo ,en la d istracció n o e n el sueñ o es, precisam ente , p a ra n o enfren -ta rnos con el eco d e esa energ ía en nuestra c o n c ie n c ia . . . d e esaenerg ía qu e nos lleva a pensar que , sin m otivo a lguno , seríam oscapaces d e tira rnos a l ab ism o , d e buscar el pe lig ro , d e h u n d irn o sdefin itivam ente en el m iste rio d e la nadedad . Y b ien : es esa ten-dencia la q u e , desde los orígenes de l hom bre , le ha im puesto p e -nas y sacrificios, daños y sufrim ientos q u e serían fácilm ente evi-tables si e lla n o actuase constan tem ente , atrayéndono s hacia suconsum ación .

H ay casos en los q u e el análisis psicológico retrospectiv o per-m ite dem ostra r que el goce especial ob ten id o en la infracción deu n a n o rm a es m o tivado po r la an tic ipac ió n d e la reacción pun itiv aq u e ta l falta de te rm inará , d a n d o así ocasión a l infracto r p a rasatisfacer esa obscura necesidad de sufrir vejám enes, privacionesy penas, creada po r la tendencia an tib ió tica . A ésta cabe tam b iénhace r responsable d e la serie de supuestas hazañas d e in fin ida dde seudodeportista s q u e com prom eten su salud y su vida estúp ida-m en te para alcanzar m etas absurdas e inú tiles (tales com o, po rejem plo , m eterse varia s ho ras en u n b loqu e d e h ie lo , cam ina r 50kilóm etro s d e espaldas, tira rse d en tro d e u n b a rr i l a las ca ta ra ta sdel N iágara , traga r v id rio y clavos, ascender a u n pico inaccesible ,e tc .) . E l afán d e exhib icion ism o y pub lic ida d es apenas u n m o -tivo secundario en casi todos estos casos, cuyo verdadero placerestá en juga r con su atracció n por la m uerte , en tan to van- ca-yend o pau la tinam e n te en sus garras .

Y sin llegar a extrem os tales, es sin dud a esa tendencia la quenos facilita la aceptación sum isa de constricciones, au n cuand oéstas sean injustificables y nos llevan a buscar responsabilidades ,obligaciones y deberes qu e n o nos h a n sido im puesto s y q u e tra-tam os de justifica r con nom bres tales com o "la m oda" , " la eti-q u e ta " , etc .

L a llam ad a "necesidad d e aprobación" .

H e aqu í u n cuarto y ú ltim o ing red ien te del que se com poney n u tre el icterobilioso DEBER. D e u n m odo m ás o m enos persis-ten te y am plio necesitam os saber que "som os a lgu ien" , que "va-

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lem os algo", que "se n o estima" , es decir, que "contamos" paralos dem ás. D esde m uy pequeñitos , cuand o hem os realizado a l-gun a acción difíci l hem os buscad o en nuestro derredor muestrasd e aprobació n y elog io , dem ostrando con ello qu e nos interesacausar buen efecto en e l pequeñ o m u n d ill o interp ersonal circun -dante . L uego , esa necesidad de aprobación , ese afán d e "prestigio "nos llevará a ¡olidarizarno s con los grupos y entidades cuyo valorjuzguem os destacarse en el panoram a social, por este o aquel m o -tivo . Y un a vez "membrados " a esos grupos trataremo s d e repre-sentarlo s com o si realm ente fuésem o s parte substancia l de losm ism os . Entonces hablam o s del "honor" del club , grem io a aso-ciación , a l que n o podem os m ancilla r y hem os de defender cualsi fuese el propio . El "qué dirán" , la censura de la "opinió n pú-blica" gravitan sobre un a mayoria de los m ortales tan sólo en lam edid a en qu e su íntim a vanida d aspira a qu e los dem ás diga nalgo buen o de ello s — aunque n o fuese totalm ent e exacto— . Y deaquí deriva el prurito en cum plir los deberes públicos , es decir,"cubrir las apariencias" , haciend o de u n m od o visible esa acepta -ción de las norm a s de grup o qu e es condició n precisa para mere-cer su aprobación . L o cual n o im pid e que, íntim am ente , se lascritique , se las burle o, cuand o m enos, se las o lv id e siem pre q u ee llo pueda hacerse im punem ente .

Las retortas .

Esos cuatro ingredientes son vehiculado s hacia la intim ida daním ica de cada ser hum an o en form ación, vertiéndos e en él,continuam ente , desde sus retortas respectivas : el espíritu de ordenem ana principalm ent e d e la lógica racional e incluso qu ienes leniegan —coma Kant— eficacia para esta com posició n lo adopta nen su dialéctica y lo obedecen en su conducta. El sen tim ien to dejustic ia es cuidadosam ente guardad o en los odres jurídico s y ver-tid o en las grandes retortas codificadoras, que destila n desde lascartas m agna s nacionale s y los reglam ento s d e la O N U hasta losignorados com prom iso s bilaterales , d e com pravent a d e m ísero scachivache s o de usufructo de roídos bienes terrenales. La ten -dencia an tib ió tica es utilizad a pródigam ent e en la inm ensa y m u l-tilocula r retorta relig iosa , de dond e salen constantem ent e ex -hortaciones, con y sin m úsica , para que la hum anida d considere

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esta v ida com o p u ro tránsito y p reparac ió n para la m uerte y sedispong a a fastidiarse lo m ás posib le en e lla con el fin de u ltra -v iv ir m ejor en diversos e ilocalizables paraísos . F ina lm en te , lanecesidad de aprobación es, po r desgracia , estim ulad a y cultivad ap o r u n a m ayoría inm ensa d e instituciones , organizaciones y per-sonalidades que afirm an ser ideal d e la v ida h u m an a la adap tac ió na l m edio social y a ese fin d irigen sus técnicas pedagógicas (jnopa idogóg icasl) .

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C A P ÍT U L O X V II

L A S A R M A S D E L D E B E R

C óm o se estruc tu ra n y ac túan las m allas d e su red .

A un hallándose tan diversa y p ród igam en te n u tr id o , el DEBERn o pod ria , con frecuencia , oponerse y .vencer a sus tres m ayoresherm ano s si no contase con arm as que le h a n sido dadas en elcurso d e su constan te evolución , p a ra reforzar los agujeros q u e su-frían las m allas d e su red y ev ita r que a su través pudiesen escaparlos astu tos, los escépticos, los m uy pequeño s o los m uy fuertes.

Esas arm as, q u e constituyen a m odo de envolturas pro tecto -ras , d e refuerzo y seguridad , son d e dos tipos : preventivas (delas infracciones) y pun itivas. E n tre las p rim era s se encuen tranab igarrado s conjunto s de "inspectores" "superv isores" , "fiscales","con tro lado res" , etc ., cuya m isión es la constan te v ig ilancia delos actos d e cada c iudadano , en relació n con la sociedad y el Es-tado , para in tim id a rlo y ob ligarlo a l cum plim ien to de las norm aslegales. E n tre las segundas se incluyen n o m enor d iversidad de"po lic ías" , "jueces" y "au to ridades pena les" q u e se encargan dep rende r y rep render o castigar a quienes n o fueron potencialm en»te deten ido s en su h u id a de l debe r y eludiero n la acción d e vig i-lancia an te rio r .

H ay , asim ism o, arm as m ix ta s y poderosas, q u e ac túan en ladob le vertien te , ín tim a y púb lica , encadenand o al hom bre parahacer d e él u n verdade ro sujeto. E n esta categoría se incluyen lasejercidas p o r la presión fam iliar, social y relig iosa . V eam os, en u nco rte long itud ina l, ilu stra tivo , la acción d e esos agentes instrum en -tales en u n caso cua lqu iera :

L o q u e se oyó decir a Periquito, cuand o ten ía u n a ñ o y m ed io :"N o te subas ah í. N o toques a llá . N o te m etas esto en la

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boca. T o d o eso es m alo y n o debes hacerlo . Si no , te haremospam -pam " .

A los 3 años:"Si te tocas eso se te caerá y n o pod rás hace r p ip í y te m ori-

rás. Si vuelves a poner las m anos ah í te va a llevar el hom bre delsaco".

L o q u e se oyó decir a Pedrito a los 4 años:

"Debes levan tarte ya. Debes lavarte b ien . Debes secarte a q u í .Debes deja r el cep illo a llá , no debes poner los codos sobre la m e -sa. No debes ser m alo pues p ap á te castigará . No debes ensuc ia rte .No debes p in ta r a llá . Debes venir en seguida. Si n o lo haces tequedas sin postre" .

A los 6 años:"Debes obedecer a tu m aestro . P rocu ra q u e n o te castiguen

en la escuela , pues abuelito sufriría m ucho . C um ple con tu s"deberes" d e colegio . Los niños n o deben decir m e n t i r a s . . . serp e re z o so s .. . g r ita r de lan te de los m a y o re s . . . hacer p regun tas ad e sc o n o c id o s .. . e l dem on io está siem pre v ig iland o para llevarsea l in fie rn o a los n iño s q u e n o obedecen a sus pad res" .

A los 7 años:"Debes confesar y a rrep en tir te de todas tu s m alas acciones.

Si haces u n a confesión falsa caes en pecado m orta l e irás a l in -fierno . Piensa que D ios sabe cuan to ocultas a tu fam ilia y a tu sm aestros . A É l n o puedes engañarle . Debes cum plir todos sus m an-dam ien to s" .

A los 8 años:"No debes hacer p regun ta s inconvenien tes. No debes d iscu tir

las órdenes q u e se te dan . T e quedarás sin recreo . T e quedará s sincena . T e q u ita r é la pe lo ta . No debes juga r con los chicos de aque -lla casa. No debes dejar que tu herm an ito te ade lan te en las n o -tas d e colegio . Debes avergonzarte de qu e te hayan "pasado " loschicos X " .

A los 10 años:"Si sigues tan desobedien te vas a m ata r a tu m adre a disgus-

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tos. T u padre te va a m eter de intern o en u n reform atorio . Yaeres u n "hom brecito " y no debes dejar que tus com pañero s seburlen dé ti. H as de ser cariñoso para los pequeños . D ebesproteger a tus herm ano s m enores . D ebes tener paciencia con losd é b i l e s . . . y con los v ie j o s . . . y con los tontos . . . y con los su-periores" .

A los 12 años:"¿Qué porquería s son esas que has estado haciendo ? ¿N o sa-

bes que eso es u n gran pecado? Q ue te puedes quedar tonto . Q uepuedes caer muy enferm o. Eres m uy joven para querer saber tantocom o los mayores . A hora ya n o eres n iñ o y tienes "responsabili -dad' . D ebes cum plir con tu DEBER".

L o que se oyó decir a P edro, a los 15 años:"Joven , usted acaba de adquirir nuevos deberes. T ien e que

observar la disciplin a y el reglam ent o del establecim iento , procu -rando poner el m á x im o esfuerzo en su trabajo , n o solam ente pa-ra retribuir los desvelos de su fam ilia , s in o para hacerse u n alum -n o digno , u n ciudadan o honrado , u n hom bre de provecho, quesea capaz de sacrificarse por la patria" .

Y a los 25 años:"Acaba usted de contraer nuevos com prom iso s y deberes con

el m atrim onio . D e hoy en adelante , deberá usted velar por la fe-licida d d e su esposa y de sus futuro s hijos , cum pliend o más celo-sam ente, si cabe, sus obligacione s profesionales, sociales, m oralesy religiosas, pues ya es u n HOM BRE, con plen a responsabilida d desus actos".

L o que se sigue oyend o decir a D on P edro, en cualquier m o -m ento d e su adultez:

"Precisáis cum plir con los am igos: tienes deberes de am istad.Piensa en pagar los im puestos ; tienes deberes para el Estado . N odejes de ir a m isa y contribuir al fond o de la obra pía : tienesdeberes para el Señor. N o te vayas de juerga n i llegues tarde; tie-nes deberes para tu m ujer . N o te quedes en cam a n i pongas lospies sobre la. silla ; n o des m alos ejem plos a tus hijos; recuerda quetienes deberes hacia ellos . D ebes asistir a la cerem onia de m añana :tien e deberes profesionales. N o dejes de contribuir a la colectapública ; tienes deberes hacia tus c o n c iu d a d a n o s . . ." .

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¿Q ué va, en tonces, a decir e l ilustre señor Don Pedro, cuando— cano, calvo y dispéptico— reún a a sus em pleados, descendientesy dem ás vasallos en derredo r d e la celebración d e bodas d e p la tao d e cualqu ier o tro m etal?

"Q uerid o s fam iliares , depend ien te s y am igos: sin tiendo ya elpeso de los años, q u e m e inc linan hacia la tie rra q u e acogerá m isdespojos, s ien to la inm ensa felicidad d e poder decir q u e cuand oese in s tan te llegue no deberé nada a nadie..." .

Y así es: hay q u e m orirse para lib ra rse del DEBER, p o rq u e in-cluso agonizand o no s dicen q u e tenem os el deber d e luchar paraconservar la v ida .

Cómo actúan los tentáculos del deber.

C on sus recursos p rop io s y con los prestados, el DEBER nos en-vuelve y estrangu la desde todos los posibles ángulos, p lano s o en -foques d e nuestra v id a civilizada. Inc lu so cuando estam os solos,aislados, en u n a isla desie rta , no s dicen los m ora lis ta s q u e tene-m os deberes para nosotro s m ism os, au n sin con ta r los q u e losteólogos no s reclam an para D ios.

A firm an lo s psicólogos q u e p a ra in flu ir la conducta h u m a -na existen , en síntesis, tres p roced im ien to s : coacción, sugestión ypersuasión. Su eficacia inm ed ia ta decrece en ese o rden ; su efica-cia m ed ia ta se acrecien ta en el m ism o. Q u iere eso significar, p o rtan to , q u e el m ed io m ás ráp id o y seguro , pero m enos defin itiva -m en te eficaz, d e con tro la r las acciones del hom bre es el em pleode la fuerza m uscu lar ; e l m ás len to y difícil, p ero m ás perdu rab le ,

es el em pleo de la razón y el convencim iento ; y en tre am bos oscilay estab lece tránsito s com pensadores el uso d e la sim patía afectiva.P ues b ien : e l in strum en ta l con q u e opera ese cu lto g igan te com -prend e herram ien tas d e las tres clases: coactivas, sugestivas y per-suasivas.

L a presión "coactiva" se ejerce m ed ian te la frenación y lap ropu lsión m ecánicas, en las p rim era s fases d e la n iñez ; luego,m ed ian te el anuncio verba l de su ine luc tab le em p leo —o si fraca-san m edios m ás suaves— d u ran te el resto d e la v ida . Esa coacciónpued e extenderse desde la to rtu ra física hom icid a hasta la m eraprivació n d e lo s m edios conducentes a log ra r u n deseo; en todocaso, adqu iere el carácter d e u n a imposición directa y su uso y

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abuso caracteriza a los regím enes, sociales, fam iliares o privados,de tip o d ic ta to ria l y tirán ico .

M ás solapados son los ten tácu lo s "sugestivos" de q u e se valeel deber para llevarno s a su obediencia : en tre éstos cuen tan , desdelas prim eras caricias y elogios que nos p rod igan en la infancia ,hasta todo el sistem a de galardones , prem ios y honores con quenos obsequian en la v ida a d u lta , com o tard ía (y n o siem pre ju stan i adecuada) com pensación a pasados desvelos, luchas y sacri-ficios. Y n o es el m enor, en tre los cantos q u e nos em baucan yligan a él, la sib ilin a prom esa d e "pasa r a la inm orta lidad " conq u e tan to s incau to s h a n ten id o suficiente para perder su vidaestúp idam en te .

Los m ás recien tes , pero tam b ién m ás recios, ten tácu lo s deeste an ím ico rec ia rio son, em pero , los d e convencimiento persua-sivo: conseguir que alguien acepte com o m ejor o ún ica soluciónju sta la d e seguir el áspero sendero q u e conduce a la renuncia desus deseos y vocaciones, a la castración m en ta l y la au toanu lac ió nde su in iciativ a ind iv idua l requ iere , ev identem ente , hab ilidad ypaciencia d ia léc tica , m as am bas son poseídas po r algunos d e losagentes prensores del deber. Éstos pueden tom ar las m ás variadasform as y encarnarse en u n artícu lo d e rev ista , en u n profesor deética , en u n viejo am igo , en u n tem id o crítico , en u n ag itado rpo lítico o en u n hum ild e hom bre del pueb lo : todos en generaly n ad ie exclusivam ente pueden ejercer ese pape l ten tacu la r, delógica aparienc ia , m as n o d e rea l razonam iento , ya q u e lo ciertoes que el au tén tico DEBER n o puede ser abso lu tam en te basado enu n p u ro razona r y sí, tan sólo en racionalizaciones y afirm acionesbasadas en prem isas arb itra riam en te elegidas, de acuerdo con lasfinalidades perseguidas en cada in stan te de la v ida .

Y , n o obstan te , es ta l la necesidad q u e el hom bre siente deauto justifica r m u ltitu d d e los actos con q u e se p riva de gocesn a tu ra lm en te perm isib les , que cada d ía p ropende m ás a aceptarser estrangu lado po r los llam ado s razonam iento s éticos, sin tom aren consideración que éstos, a pesar de l g ran esfuerzo de Spinoza,n o pueden tener validez por sí m ism os —y ello explica precisa-m en te esta paradoja— : cu an to m ás in te ligen te es u n a persona ,tan to m ás dud a y le cuesta decid irse antes de convencerse d e cuáles ese "cam in o de su d eb e r" an te cua lqu ier conflicto o situació nde em ergencia:; en tan to el hom bre m ediocre o el desorb itad o creenver con m erid iana lucidez la ru ta a seguir y las razones que ju sti-fican ese seguim iento .

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E stud io especia l de l rem ord im ien to .

H e aqu í la ú ltim a en aparecer pero la m ás te rrib le y ferozde las arm as del deber; la q u e u tiliza cuando , p rev iam en te .ap ri -sionados en sus m allas , escapam os po r algún resquicio y creím ospoderno s zafar de su opresión . ¿Q ué es, a fin de cuentas , e l rem or-d im ien to , si lo consideram os bajo la luz d e la investigación psico-lógica y lo disecam os con el escalpelo del análisis psicodinám ico yexperim ental? A ntes d e contesta r a esta p regun ta vam os a precisaralgunos térm ino s q u e pod rían confundirse con él y en tre cuyaconstelación surge y se de lim ita , n ítidam en te .

E n p rim er lugar, d igam os: el rem ord im ien to n o h a d e con-fundirse con la llam ad a "conciencia de cu lp a " n i con la "p en a "derivad a d e u n d añ o com etido , n i , tam poco , con la angustiaprovocada po r la expectació n del castigo o con la rab ia rem a-nen te tras la infracción . U n erro r, m enos grosero , pero e rro r a lfin y a l cabo , es el d e creer q u e el rem ord im ien to es consubstan -cia l de l a rrepen tim ien to . T o d a s esas equivocaciones se explicanpo r la co incidencia p robab le , en u n a m ism a persona , de losfactores psíquicos antes m encionados , constituyente s de lo quepodríam o s denom ina r la "constelación " afectiva en que se des-arro lla com únm ente e l rem ord im ien to . P ero éste, en sí m ism o,fenom énicam ente , n o puede confundirse con ellos, com o n o puedeconfundirse u n cuad ro con su m arco .

L o que , en efecto, caracteriza y define el rem ord im ien to es elretorno periódico e ineluctable —en forma compulsiva y obse-siva— de las escenas y los pensamientos relacionados con la situa-ción moral que parecía haber sido liquidada y que ahora sepresenta con todo su vigor problemático, descubriéndose otrasposibles y más satisfactorias soluciones de la misma y creándose^un terrible sufrimiento, porque a medida que se ven con mayorclaridad las fallas de conducta realizadas se percibe también, conmayor nitidez, la imposibilidad de rectificarlas.

Eso significa q u e lo esencial de l rem ord im ien to es la discosdancia entre un pensamiento que progresa y una acción que se

estanca, porque aquél tomó una dirección contraria a la normal, esdecir, retrospectiva, en vez de prospectiva, en cuanto a sus datos.

£1 h isto riado r puede bucear cuan to desee en el pasad o sin sen tirrem ordim ientos , po r la sim ple razón de q u e n o se p ropon e en

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m anera a lgun a ac tua r sobre él, sino , sim plem ente , describ irlo oin te rp re ta r lo . U n sujeto fatalista pod ría , tam b ién , advertir q u ecom etió graves errores o se com portó perversam ente en ta l o cua lsituac ió n v ita l, sin que e llo lo hiciese sufrir. Sufre, em pero , qu ienqu iere com portarse en el pasado , de acuerdo con sus ganas actua-les y tiene asi! u n a tendencia que se aboca en u n callejón sin salida("cul de sac") po r corresponde r a u n deseo re ta rd ad o , a unas

ganas q u e em ergen dem asiad o lejos de l m om en to en que h u b ie ra np o d id o satisfacerse.

E sta aclaració n es esencial para deshacer u n equívoco tam b iénco rrien te : el de creer q u e so lam ente nos rem uerde n las malasacciones com etidas, cuand o la verdad es que tan to com o ellas nospueden rem order las buenas que com etim os y que ahora n o que-rríam os haber hecho y las m alas q u e no hicim os pero qu e aho raquerríam os haber pod ido hacer. E xpresad o en térm ino s m ás cru-dos: el rem ord im ien to es, hasta cierto p u n to , ind ife ren te respectoal significado ético de su objeto , pero es, en cam bio , siem prepositivo respecto al afán de cambiar lo que ya no puede cam-biarse, o rig inando así u n a progresiva acum ulació n del po tenc ia lde acción en la in tim ida d aním ica y, consiguien tem ente , u n m al-estar, q u e generalm ente se localiza en la reg ión torácica (y par-ticu la rm en te en el ep ig a s tr io ) : angustia po r rem ord im ien to .

— ¡Cómo! — dirán algunos lectores— , ¿entonces el rem ord i-m ien to es ind ife ren te al deber? ¿Por q u é , pues, nos h a n señalad oque constitu ía u n a d e sus m ás terrib les arm as? Pues por la m ism arazón que la p isto la es " ind ife ren te" al "gángste r" y, n o obstan te ,constituy e u n a d e sus m ás favoritas y peligrosas arm as: po r lafuerza d e la costum bre ; tan to , q u e cu a n d o pensam os en "p isto -le ro " (hom bre que lleva u n a pisto la ) n o nos lo im aginam os com ou n "pundono roso oficial" o u n cauteloso hacendad o sino com ou n "desa lm ado " band ido , cuand o lo cierto es q u e si se hiciesenestadísticas se comprobaría que hay más pistolas vendidas a gentesde "orden" que a profesionales de la delincuencia.

D el p ro p io m odo : si se hiciesen estadísticas, veríam os que seinician m ás rem ordim iento s po r las "ocasiones de ob tene r p lacer,perd idas" (las bofetadas qu e n o dim os, las rép licas que ahogam osen la gargan ta , las juergas qu e n o corrim os, etc.) qu e por las"ocasiones de engend ra r do lo r, aprovechadas" . M as los prim ero srem ord im ien to s acostum bran ex tingu irse , po r la facilidad deh a lla r su descarga en actos sustitu tivo s equ iva len tes : siem pre es

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posib le hacer algo que n o se hizo o, p o r lo m enos, algo m uy seme-ja n te a lo q u e n o se hizo . E n cam bio , los segundos rem ord im ien -tos — alim entados po r la presión de la llam ad a "op in ión pública"—so lam ente pueden descargarse , en p a r te , creando otros daños, talescom o la expiació n física o m en ta l, m as es d ifícil que se ha lle elm od o d e an u la r lo q u e se hizo (ya que , com o afirm a u n viejorefrán , " lo hecho hecho e s tá " ) . D e aqu í que podam o s aho ra com -p rende r q u e cu an d o el DEBER se apodere de l rem ord im ien to y louse para su venganza logre ob tene r de él su m áxim a eficaciadeletérea .

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C A PÍTU L O X V III

L A S F O R M A S D E L D E B E R

E l debe r d e obediencia .

C ronológicam ente hab lando , ésta es la form a prim itiv a conq u e se nos aparece el deber en nuestra infancia : hem os d e obe-decer, es decir, hem os de cum plir lo m ás ráp id a y exactam ente po-sib le las órdenes de las persona s encargadas de adiestrarno s parala v id a civilizada. E l llam ado acto de obediencia es, pues, u n actode sum isión a ajenas vo lun tades , q u e n o serán , quizas, m ás pode-rosas q u e la nuestra , m as q u e tienen a su servicio recursos defuerzas de los que nosotros carecem os.

Esa obediencia h a de m ostrarse en la dob le vertien te , d e lasacciones y d e las inh ib ic iones : hem os de hacer lo q u e nos m andany dejar d e hacer lo q u e nos p roh iben , con en tera prescindenciade si nos gusta o n o , d e si nos parece b u en o o no , p o r la sim pley válid a razón d e q u e es m andad o o p ro h ib id o po r aquello s aquienes debem os obedecer, d an d o así u n a p rueba de som etim ientoad hominem y n o ad res.

A hora b ien : ese debe r d e obediencia pued e ser inyectado—en el proceso m al llam ad o educa tiv o q u e es, en rea lidad , p red o -m inan tem en te m ducativo— a fuerza d e tirones y d e golpes, queengend ra n en nosotro s u n reflejo condiciona l negativ o an te todatendencia a la resistencia o rebe lión , o puede ser estim u lado va-liéndose d e ejem plos analógicos, que evoquen la tendencia im ita -tiva (ta l sería el caso, frecuente , d e log ra r q u e e l pequeñuelo hagaalgo o deje d e hace r algo m ed ian te e l a rtific io d e q u e p rev iam en telos m ayores simulen hacer o de ja r d e hacer lo m ism o con lo cua lse le d a falsa idea d e q u e é l va a usar e l derecho de repe tir lom i s m o . . . ; de esa suerte el deber se d isim u la sugestivam ente y escum plid o sin lesionar la vo lun tad d e afirm ación del ser, siem pre

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activa en la infancia . F ina lm en te , cuando esos dos m edios an te -riores se to rn a n peligrosos, d e difícil em pleo o inefectivos, surgee l recurso de explicar a l pequeñuelo por qué deb e obedecer, osea, de in ten ta r persuad irlo de qu e esa ac titu d de obediencia estájustificad a en m otivos lógicos y, sobre todo , q u e quienes se laim ponen n o lo hacen po r caprich o o en uso de arb itra rio s dere-chos sino para , a su vez, cum plir los propios deberes (de pad res ,m aestros , e tc .) . E n esa tarea hay q u e confesar q u e u n a inm ensam ayoría de adu lto s tien e bastan te m enos éx ito que en el uso delas técnicas precedentes, y e llo n o tan to po r defecto de com pren -sión del n iñ o com o po r defecto de au tén tica claridad de pensa-m ien to en ellos, respecto a la fundam entació n éticosocia l d e suac titu d .

M as ese deber de obediencia n o es so lam ente im puesto a l n iñ opo r el ad u lto , sino q u e tam bién lo es al ad u lto po r el E stado ; tod oh ab itan te d e cua lqu ier país civilizado deb e obediencia a las leyesvigentes en él, sin que se le d é o p o rtu n id a d para igno rarlas , ob je-ta rla s n i e lud irlas sin caer en infracción y ser ob je to de sanción .H asta c ie rto p u n to podríam o s decir que en este aspecto la obe-d iencia a q u e se obliga el ad u lto respecto al E stado es aú n m ásservil que la exigida a l n iñ o respecto a sus padres o tu to res, puesan te éstos puede tra ta r de conseguir explicaciones, atenuaciones oincluso exim entes q u e n o ob tend rá del E stado , ya q u e —y éste esel dem ocrático idea l p ropugnad o po r el hom bre m oderno— la leyestata l h a d e ser igua lm en te com pulsiva para todos.

Sin em bargo , u n recurso tien e el ad u lto , del que carece eln iñ o , para lib ra rse de ese deber de obediencia a l E stado : puedetra ta r d e cam biar la estruc tu ra constituc iona l de l m ism o, m edian -te su in tervenció n en las con tienda s electorales , en ta n to el peque -ñ u e lo n o puede lograr la sustitució n d e la estruc tu ra m en ta l desus educadores , pues n o tien e "voz n i vo to " en el asun to , lim itán -dose a ser ob je to y víctim a d e sus efectos.

Ese debe r d e obediencia es p ro fundam en te an tip á tico , n o sólopo r su aspecto y consecuencias sino , precisam ente po r el hecho deq u e es, en tre todos, el m ás precoz y el q u e m ás vu lnera nuestraespo n tane ida d y nuestra necesidad de au tode te rm inac ión . C uandodebem os obediencia a algo o a alguien —si esa obediencia es abso-luta— n o podem os proyecta r nad a n i tener im presió n d e libertaden m om en to a lguno ya que , en cua lqu ier in stan te , im prevista -m en te , podem os vernos sorprendido s po r la "o rd en " q u e h a de

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ser cum plid a y con la que n o contábam os , en nuestro juego , afáno reposo.

N o obstante , y por extrañ a paradoja , ese deber d e obediencia— como agudam ent e h a señalad o Pavlov— es aceptado alegrem entepor m ultitu d d e seres, infrahum anos y hum anos , para los cualesresulta más cóm od o y fácil "ser vividos" (o servir d e asiento yveh ícu lo de ajenas v o lu n ta d es) , que "vivir" y crearse un a propialínea de conducta . Estos seres n o poseen energía propia y requie-ren, para anim arse , que desde afuera los em puje n y los frenen ,obviándole s a la vez el trabajo de otear el cam in o y el temor deequivocarse en su decisión . Solam ente así se com prende la facilida dcon que prenden actitudes m esiánica s en la hum anida d del siglox x y la necesidad — incluso en los países m ás cultos— J e crearhom bres "conductores", representativo s d e la prim aria autoridadpaterna, a quiene s se les prom ete obediencia ciega. Esos hom bres(políticos , dentistas , filósofos, sacerdotes , artistas, com erciantes ,etc.) son convertidos en verdadero s "ídolos" y consigue n determ inarel curso de conducta en grandes masas d e adeptos quizás más porla necesidad qu e éstos sentían d e ser m andados que por el im pulsoque aquéllo s tenían para m andar .

Y esto es tanto m ás verosím il cuan to que, a fin d e cuentas,tanto constriñ e la propia liberta d el deber d e obediencia com o eldeber d e com ando . Q uie n m anda qued a fijado y esclavizad o en sum and o constant e tanto com o quien obedece: de la propia maneracom o , en realidad, sufre tanto la presió n del go lp e la superficiepercutora del "golpeante" m artill o com o la receptora del "gol-peado" clavo. ¡Y cuántas veces quien d io u n puñetazo se lesion ómás su m an o que dañ ó a su rival! Así bien puede decirse que laatadura que liga al obedient e y al obedecid o se hund e en suscarnes psíquicas, en sus entrañas afectivas y en sus centros volun-tarios por igual, d e m od o que am bos han de ser igualm ent e com -padecidos en su recíproca esclavitud. Q uizás por ello , el od iogerm in e en am bos en la m ism a proporción , ya que ningun o puedeverse libre del "otro" y am bos se quejan de su suerte con idénticaamargura . N o en bald e la consign a del hom bre alegre , que existedesocupad o y libre, es la propia del auténtic o anarquista : n i man-dar n i obedecer. Pero las pocas personas qu e hem os conocid o yque , sin darse cuenta , han tratad o de obedecer precisamente a esafórm ula, han sido sus víctim a s en m ucha mayor m edid a que lasque la aceptaro n plenam ent e en su inverso sentid o o en cualquierad e sus positiva s m itades .

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E l debe r d e servir a la p a tr ia .

T a n p ro n to com o em pieza a apagarse el eco del deber d eobediencia abso lu ta a los ascendientes del c írcu lo fam ilia r o a lostu to re s y "m agísteres" q u e nos rodean en la infancia , en tra n e nacción im personale s en tidades , en nom bre d e las cuales se nosexigen m ayores y m ás difíciles deberes . U n a de ellas, que yaem pezó a sernos in filtrad a al son d e charangas y tam bores , desfiles

y versos, en la escuela p rim aria , es la p a tr ia . H ay q u e serv irla ,hay que h o n ra rla y —si es preciso— hay q u e sacrificarse po r ella .M as, ¿qué es exactam ente? C u an d o surge, com o hace pocos años,u n a guerra m a l llam ad a civ il (hab ría d e llam arse " inc iv il" ) enE spaña , se d a el caso de q u e personas aparen tem en te respetab lesinvocan la m ism a p a tr ia para ex ig ir d e los hab itan te s d e u n o yo tro lad o conductas abso lu tam en te an tité ticas, im poniéndoles , po rasí dec irlo , deberes opuestos. Basta poner el p ie a u n o y a o trolad o d e la línea div isoria — constantem ente fluctuante— d e losejércitos en luch a para q u e u n a m ism a persona , uno s m ism osactos y unas m ism as ideas sean ensalzados y glorificados com orepresentativo s de l m áxim o servicio o , po r el con tra rio , de lam áxim a tra ic ión . C uá l d e las dos m itades encarna la "verdadera"p a tr ia es algo q u e n i el m ás aguzado ingen io pod ría afirm ar concerteza en cua lqu ie r caso d e este tip o . P o rque la pa tria es u neufem ism o q u e encub re frecuentem ente las m ás bajas y rapacesin tenciones de aven tu rero s audaces, d e logreros opo rtun istas , deladrones d e chistera o d e m ágicos em baucadores ; en tan to , o tra ssim bolizan u n a concepción geograficohistórica , o tra s u n haz deafectivos recuerdos , o tras , aú n , de te rm inad o con jun to de valoresideales. Y po r ello , an te ta l heterogeneida d de conten ido s que e lm ism o vocablo puede ag lu tinar , sería m ás p ru d en te pedirno s quesirviésem os en la p a tr ia q u e a la p a tr ia . Y p ru eb a d e q u e sonm uchos los q u e así op inan nos la d a la circunstancia d e q u e quie-nes en cada E stado —y éste es o tro d e los conten ido s q u e pued eser confundid o con el de patria— d e ten ta n el poder po lítico ,llegado el m om en to d e u n a em ergencia bélica n o titubean en

fusila r a sus p rop io s com patrio ta s q u e e luden el hon roso deberde m orir para su defensa, co locand o así a l tem eroso resto d e lam ayoría en la obligación de sucum bir — como cobardes o com o

héroes— con la ún ica varian te d e la d irecció n de l tiro .

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de transform arlo en odio (nada hay tan parecido al abrazo como elahogo, d ijo U n a m u n o ) .

M as, an tes de pasar ade lan te , vam os a de tenerno s u n m om entoen el estud io de la vivencia que , conscientem ente , m arca el m om entode la inversió n del od io y del in icio del afecto : nos referim os albe llo y em otivo in stan te del perdón concilia to rio . ¿Q ué se sienteín tim am en te entonces? ¿Cuáles son los h ilos psíquicos q u e nos con-ducen a transform ar el gesto hosco y agresivo en adem án com pa-sivo o en palab ra s am ables? E n prim er lugar, claro está, esa ac titu d

se p roduce con singu la r facilidad cuando lo od iad o p ierd e su poder dein tim idac ión , es decir, cuand o se coloca en ac titud subm isiva an te

nosotros. M as eso no basta para q u e se produzca el cam bio que in-vestigam os. Es preciso fundamentalmente q u e sintam os en nuestra

in tim ida d una im presió n de seguridad , potencia y superioridad —devalo r y de eficiencia— an te el objeto (o sujeto) de nuestro odio , al

p ro p io tiem p o q u e experim entam o s un a tendencia o deseo de hacerlas paces y asegurar así la tranquilidad futura en relació n con él.

E n el perdón o en la reconciliació n que se sien ten sinceram entehay, pues, n o solam ente una desaparició n de la ira sino u n b ro te deam or, en su form a aparen tem en te com pasiva y ocu ltam en te adm ira -tiva . P o rque , en rea lidad , com o ya lo hem os ind icado , el od iado rsiem pre valoró lo odiado y precisam ente por esto n o podía desinte-resarse de e llo : aho ra , em pero , se produce en su conciencia la reve-lación de este sen tim ien to de aprecio que se hallaba ap ris ionad o po rla violencia de los dos gigantes — negro y rojo— engendrado s po rla ríg id a ac titu d del od io . P o r esto , ese m om ento m arca u n a de lasvivencias m ás excelsas del alm a. N o en bald e fue loada po r este granpsicólogo q u e fue el R eden to r: perdonar y conciliarse es re-vivir,trascenderse , liberarse de la dob le opresión del m iedo y la ira paraingresar en el lum inoso y atrayen te h a lo del afecto y de la pazam orosa .

C Ó M O D O M E S T I C A R L A I R A

Si las fieras pueden ser dom adas, la ira h a de poder ser, tam -b ién , dom esticada , cuand o se an ida en el hom bre . M as n o es, cier-tam en te , fácil ese proceso de dom in io p au la tin o , que nos lleve aaprovecharno s de sus fuerzas sin sufrir los efectos devastadores desu acción lib re . E n el fondo, el problem a del psicólogo con estos

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El deber profesional.

Casi a l p rop io tiem po que aparece en nosotros — vehiculadoa través de siglos d e historia— el ten tácu lo pa trió tic o de l deber,se nos ciñe , pau la tinam en te , su garra profesional, en tre cuyasm allas , pinzas y eslabones vam os a vivir la m itad del resto denuestra v ida de vig ilia , a m enos que tengam os la "fo rtuna " depoder vivir de ren ta . E n rea lidad , ese deber profesional es algom ás que u n sim ple deber de traba jo : es la forzada im posición deu n código m ora l re lac ionad o con los fines y los m odos de esetraba jo , que si fuese así cum plido nos elevaría , indudab lem e n te ,a la categoría de sem idioses o, cuando m enos, a la de arcángeles.

P o rque , eíectivam ente , nos afirm an los celosos depositario sde la llam ada ética profesional qu e el acto de pro-/e-sar (sin el cualn o hay pro-/e-sión posible) es p rop iam en te de tipo litú rg ico yen traña la observancia de u n código m oral que , a veces, nos espreciso incru sta r en nuestra m en te con m ás vigor aún que lasreglas técnicas del ars laborandi (arte del trabajo ) p rop iam en ted icho . Es así com o, por ejem plo , se nos hab la de u n "h o n o r"profesional, po r encim a de la "com petencia " y del "ce lo " y encontraposición , por lo general, con el beneficio económ ico deltraba jo . Y num erosos grem ios (m édicos, sacerdotes, m ilita res ,etc.) exigen solem nes juram entos, de sus asociados y crean severostribuna les decm tológicos destinado s a vig ila r su cum plim ien to ysancionar sus olvidos.

A hora b ien : tom and o al p ie de la le tra tales deberes profe-sionales podríam o s llegar al ex trem o de en tra r en inconciliab leconflicto con el resto de los deberes (sociales, fam iliares, reli-giosos, patrió ticos , etc.) y —de hecho— así sucede en m u ltitu d deocasiones. L a fuerza constrictiva de las ten tacu lare s redes de esteg igante es ta l que, a veces, asfixiado y anu lado su ap ris ionad o yo,traban lucha en tre sí m ism as y p ropende n a in te rpene tra rs e po rtransfix ión , creando , p o r así decirlo , áreas de vacío o negativ idad ,im posib les de colm ar hum anam en te : por ello , en la práctica ,ocu rre que el DEBER se queda a deber, es decir, se sobrepasa ytrasciend e en m prop io déb ito .