Cuatro bestiarios, cuatro visiones: Arreola, Borges, Neruda y Guillén

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Cuatro bestiarios, cuatro visiones: Borges, Arreola, Neruda y Guillén «Y abre el círculo de un mito el Gran Bestiario Zodiacal». (Valle-Inclán) El mundo animal ha sido y sigue siendo un terreno fértil al que los es- critores recurren con frecuencia. En Hispanoamérica hay varios títulos que llevan el nombre tradicional de bestiario. El más difundido es la co- lección de cuentos de Cortázar. Pero también existen el Bestiario de José Juan Tablada y un cuento «Bestiario’> de Enrique Anderson Imbert: apar- te de los trabajos de Horacio Quiroga. Alberto Salas y José Durand, por nombrar sólo algunos. Muchos escritores se valen de los animales para hacer comparaciones con los personajes de sus obras de ficción. Rafael Arévalo Martínez justi- ficaba esta técnica porque, según él, el hombre olvida su verdadera natura- leza al estar disfrazado, «y de esta manera llega el niño a adulto entre re- petidos actos de su humanidad redimida de todo recuerdo animal, que no le dejan percibirse en su verdadera naturaleza animal» (Paley, 27). Por otro lado, José Emilio Pacheco enfatiza la idea de una insuperable inco- municación entre hombres y animales que, en última instancia, no es sino la incomprensión de su propia esencia por parte del ser humano. En particular, el bestiario como estructura y los animales como tema se diversifican en nuestro siglo en cuatro mayores escritores hispanoame- ricanos para recordarnos nuestra propia naturaleza animal. Borges y Arreola escriben sus bestiarios en prosa. Neruda y Guillén lo hacen en verso. Los cuatro bestiarios sc han visto enriquecidos por la representa- ción gráfica de los animales que describen recurriendo al concurso de destacados artistas del diseño. En Occidente el simbolismo animalístico arranca de Aristóteles (¡listo- ría de los animales,) y de Plinio ~Historia natural), pero más concretamente del Fisiólogo, compuesto en el siglo II d.C., bestiario por excelencia, la me- jor de las compilaciones de interpretaciones alegóricas de naturaleza ani- mal y vegetal, y base de lo que serían después los bestiarios medievales. El bestiario, como es sabido, trata de animales reales o imaginarios, que de un modo figurativo representan los rasgos más salientes de Cristo, del día- Anales de literatura hispanoamericana, núm. 21. Editorial Complutense, Madrid, 1992

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El uso de los animales es un tema recurrente en la narrativa y poética de Jorge Luis Borges, Juan José Arreola, Pablo Neruda y Guillén.

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  • Cuatro bestiarios, cuatro visiones:Borges, Arreola, Neruda y Guilln

    Y abre el crculo de un mitoel Gran Bestiario Zodiacal.

    (Valle-Incln)

    El mundo animal ha sido y sigue siendo un terreno frtil al que los es-critores recurren con frecuencia. En Hispanoamrica hay varios ttulosque llevan el nombre tradicional de bestiario. El ms difundido es la co-leccin de cuentos de Cortzar. Pero tambin existen el Bestiario de JosJuan Tablada y un cuento Bestiario> de Enrique Anderson Imbert: apar-te de los trabajos de Horacio Quiroga. Alberto Salas y Jos Durand, pornombrar slo algunos.

    Muchos escritores se valen de los animales para hacer comparacionescon los personajes de sus obras de ficcin. Rafael Arvalo Martnez justi-ficaba esta tcnica porque, segn l, el hombre olvida su verdadera natura-leza al estar disfrazado, y de esta manera llega el nio a adulto entre re-petidos actos de su humanidad redimida de todo recuerdo animal, que nole dejan percibirse en su verdadera naturaleza animal (Paley, 27). Porotro lado, Jos Emilio Pacheco enfatiza la idea de una insuperable inco-municacin entre hombres y animales que, en ltima instancia, no es sinola incomprensin de su propia esencia por parte del ser humano.

    En particular, el bestiario como estructura y los animales como temase diversifican en nuestro siglo en cuatro mayores escritores hispanoame-ricanos para recordarnos nuestra propia naturaleza animal. Borges yArreola escriben sus bestiarios en prosa. Neruda y Guilln lo hacen enverso. Los cuatro bestiarios sc han visto enriquecidos por la representa-cin grfica de los animales que describen recurriendo al concurso dedestacados artistas del diseo.

    En Occidente el simbolismo animalstico arranca de Aristteles (listo-ra de los animales,) y de Plinio ~Historianatural), pero ms concretamentedel Fisilogo, compuesto en el siglo II d.C., bestiario por excelencia, la me-jor de las compilaciones de interpretaciones alegricas de naturaleza ani-mal y vegetal, y base de lo que seran despus los bestiarios medievales. Elbestiario, como es sabido, trata de animales reales o imaginarios, que deun modo figurativo representan los rasgos ms salientes de Cristo, del da-

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    blo, del bien, del mal, y de ciertas virtudes o vicios; de lo que se desprendeque su funcin principal es didctica.

    El inters en el comportamiento de los animales se continu a tra-vs de los aos, como en Linneo y, por supuesto. en Darwin. En lo querespecta a Hispanoamrica, los conquistadores espaoles. desde el propioColn. recogieron en cartas al rey. diarios de viaje, historias y crnicas.sus impresiones de la fauna hallada. Y si bien no se pueden colocar estasobras al mismo nivel que los bestiarios del siglo XII en cuanto a intencindidctica cristiana se refiere, hay algunas instancias en que los cronistasse sitan en un plano muy similar al de los autores de esos textos. Porejemplo, Fernndez de Oviedo en Historia general y natural se detiene anteel espectculo de los peces voladores y reflexiona sobre la vida y la muerte(Paley 19-21). De aqu en adelante y saltndose varios siglos son in-numerables las obras literarias que de una manera u otra hacen uso defiguras de animales, ya sea para establecer comparaciones o renovar mi-tos, fbulas, tradiciones, leyendas.

    A esta tradicin se incorporan Borges. Arreola. Neruda y Guilln. Enel caso de Borges, su centro es un mundo ideal; mientras que en Arreola.el tratamiento de la animalia es existencial. Por su parte Neruda. despoja-do de las preocupaciones metafsicas o filosficas, seala un regreso a loelemental de la naturaleza; es decir, la existencia sin preguntas. Pretendehablar con los animales para devolverle al ser humano su perdida unidad.Por ltimo. Guilln proyecta en el animal ms rasgos negativos que posi-tivos al asignarles caractersticas humanas.

    En primer lugar. Borges. En su Manual de zoologa fantstica (1957) escrito en colaboracin con Margarita Guerrero hay una recopilacinde animales mitolgicos que han atrado al hombre desde tiempos remo-tos. En 1967 se public su segunda edicin con un nuevo tiulo: El libro delos seres imaginarios; donde se agregan otros seres que no pertenecen a lazoologa; como por ejemplo las hadas y el doble.

    La obra de Borges se caracteriza por los comentarios que acompaana las descripciones, por la seleccin y por la presunta erudicin y el n-mero de fuentes a las que recurre el autor. Pero hay notas y referenciasque no son confiables del todo aunque, a primera vista, parecieran ser se-nas. Por ejemplo. se lee que Descartes deca que si los monos quisieranpodran hablar; lo que es contradecir al propio Descartes y su visin delconocimiento en las especies subhumanas. No deja de llamar la atencinque no haya referencia a la obra de los cronistas de Indias. slo se hacealusin a la conquista, cuando se dice que los soldados de Pizarro o deCorts tambin fueron centauros para los indios (51).

    Las criaturas estn ordenadas alfabticamente; lo que ya es consignar-les un orden humano. Aparecen el dragn, el minotauro, la quimera. perotambin hay fauna chilena y china. A diferencia de Arreola. Neruda yGuilln, el narrador no intenta un acercamiento a los animales sino queprocede como el bibliotecario a clasificar, de ah el orden alfabtico (Ge-

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    ne Bel-Villada 249). Sin embargo, se desprende de las narraciones, de unamanera oblicua, cierta magia: por ejemplo, se lee que algn da las criatu-ras aprisionadas en los espejos cesarn de imitarnos. Sin duda, sus textosson verdaderos conatos de cuentos fantsticos.

    Alazraki hace un interesante comentario acerca de la primera criaturaque aparece en el texto. A. Bao A Qu, que no seria sino una metfora delmismo Borges. totalmente metalisica. El crtico aade que las criaturasde Borges tienen un gran problema: ya no existe en el mundo un lugar pa-ra ellas. Nuestro mundo las ha expulsado. Son objetos de curiosidad o di-versin, inclusive la remota posibilidad de la serpiente de Loch Ness o elabominable hombre de las nieves ya no parecen tener un lugar sino comoentretenimiento (Alazraki 114).

    En el prlogo al Manual de zoologafantstica Borges describe la expe-riencia del nio que visita el jardn zoolgico: Ve por primera vez la de-satinada variedad del reino animal, y ese espectculo, que podra alarmar-lo u horrorizarlo, le gusta (7). Entre las explicaciones que propone Bor-ges para esta aparente incongmencia, dice que el nio ya conoce los ani-males a travs de libros y juguetes. Adems confa en sus padres, que loacompaan; y si se aplica la teora platnica. el nio ya ha visto a esosanimales en el mundo de los arquetipos (Paley II).

    El segundo bestiario sobre el que llamamos la atencin es Punta deplata (1958) de Juan Jos Arreola. En l la prosa es cautivante y en s poti-ca. Arreola pretende captar a los animales en su propia realidad, en el jar-dn zoolgico, y describirnos como l los ve. En el Prlogo el escritordesdea los bestiarios medievales porque su contenido moroso siemprenos descorazona por la ampulosa y yana complejidad de los smbolos(8). Pero Arreola ha sido influido por los mismos bestiarios que condena,y esto puede verse, por ejemplo, cuando el rinoceronte dice que es el padreespiritual del unicornio; tambin cuando hace algunas comparacionescon los humanos: las aves acuticas pasean: mujeres tontas que llevancon arrogancia unos ridculos atavios (II).

    La prosa de Arrola es gil y las comparaciones se suceden con ritmo li-gero. Al tratar de capturar las diversas facetas de cada animal, el talentode Arreola no le permite una descripcin objetiva, como promete en elprlogo de su libro: por ejemplo, de las focas dice: Perros mutilados, pa-lomas desaladas. Pesados lingotes de goma que nadan y galopan con dif-ciles ambulacros. Meros objetos sexuales. Microbios gigantescos (15). Ensu bestiario se funden la irona, el desparpajo y la poesa; prevalece unsarcasmo hiriente. No hay seres humanos nobles ni hermosos, todos estnanimalizados: debemos hacer una aclaracin necesaria: la buena tieneadmiradores y su apostolado no ha sido vano. Es tal vez el animal quems proslitos ha logrado entre los hombres (19).

    Si algunos animales son tan crueles como los hombres; otros, por lomenos, no son tan estpidos como los ltimos. Los monos, supuestamenteun estado primitivo en la evolucin del ser humano y, por tanto, poco in-

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    teligentes, aparecen rindose de nosotros: los monos decidieron acercade su destino oponindose a la tentacin de ser hombres. No cayeron enla empresa racional y siguen todava en el paraso (35). Tambin los ani-males se convierten en smbolos: la jirafa representa mejor que nadie losdevaneos del espritu: busca en las alturas lo que todos encuentran al rasdel suelo (30). La burla se hace cruel por la obligacin que Arreola impo-ne al ser humano de amar a todas las criaturas, por ms repugnantesque sean.

    Durante la Edad Media y el Renacimiento la alegora reflejaba el or-den del universo, endorsaba y reforzaba las convenciones de la sociedad.Arreola invierte la alegora tradicional. En vez de presentar un mundosimblico no existente a la manera de Borges el autor entrega una re-presentacin simblica negativa del mundo como es y no como debieraser. Para lograr este efecto constantemente usa smbolos que representanlimitaciones humanas y fallas en vez de potencial humano (Heusinkveld34-35). En las narraciones de Arreola se descubre la angustia existencial yun llamado de atencin sobre el peligro de la autodestruccin de lahumanidad.

    Arreola a travs de sus anmales critica la arrogancia, la violencia, elmilitarismo y la estupidez del hombre que trata de justificar como racio-nal todo lo que hace. A diferencia de Neruda que ve el sexo como una ma-nifestacin humana de amor para acercarse al otro, Arreola en suobsesin lo ve como un elemento frustrante y corrosivo de la humanidad.

    Se puede decir que el bestiario de Arreola es una coleccin de relatossobre los animales, cuya funcin es la misma de cualquier bestiario o zoo-lgico: la delicia del que mira y la moralizacin que se desprende de estaobservacin. Arreola tiene una clara tendencia al didactismo; tendenciaque tiene ms que ver eso s con el escepticismo que con el cristianismo.Arreola desconfa de las tendencias idealistas de la humanidad por lo quecon humor, economa de palabras y estilo plantea su preocupacin por elabsurdo de nuestra realidad. Al decir de Washburn. su bestiario es paraque el lector camine por un zoolgico contemplndose a s mismo (298-300).

    La tercera coleccin de animales que deseo considerar se encuentra enel poema Bestiario del libro Estravagario (1958) de Pablo Neruda. Conla actitud que caracteriza su obra de esa etapa, al hablante quiere hablarcon los animales comprenderlos. As se expresa su retorno a la naturale-za, su amor por las cosas pequeas y cotidianas. No le interesan los ani-males elegantes o llenos de contenido metafsico, como a Borges. Nerudaquiere hablar con las moscas, las pulgas. los perros y las araas. Estos ani-males estn muy cercanos a la realidad diaria del ser hispanoamericano ycomparten con l una circunstancia no muy esplendorosa pero no menosmetafrica de la situacin humana: segu a los perros nocturnos,! esosesculidos viajeros! que trotan viajando en silencio... (3 19-20). Neruda notiene reparos en denunciar como falso el arquetipo de la araa: que a

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    describen devoradora,/carnal. infiel, sexual, lasciva!. Para m esta reputa-cin! retrata a los reputadores... (320). Se aleja en 180 grados de la tradi-cin medieval al decir: Siempre tuve curiosidad!por el ertico conejo!... yno hace caso a San Francisco. !no oye ninguna tontera...> (320).

    En Neruda todo es acercarse a las manifestaciones sencillas de la vidapara comprender sus misterios. No discute la belleza o la fealdad de lasranas; para l son dulces y sonoras, y eso le basta. Rechaza la erudicintal vez, como contestacin literaria a Borges. y concluye el poema conuna pregunta: Cmo se llamaba aquel gato? (324). El nombre del gatosignifica la culminacin de su bsqueda, la determinacin de no irse deeste planeta sin saber qu vine a buscar!sin averiguar este asunto...(323).

    El cuarto bestiario que nos interesa resaltar es Elgran zoo (1967) de Ni-cols Guilln; coleccin que rene 38 poemas. Aunque varios llevan co-mo ttulo nombres de animales Escarabajos, El tigre, Ave Fnix,El cangrejo, Las guilas, Monos y Gorila contienen, ms quenada, crtica social y poltica. Dichos poemas alternan con otros comoLos usureros, La sed, El hambre. Ganster, KKK, Polica,Oradores. En ambos grupos el escritor no escatima el ataque directo yla burla a las instituciones corruptas. a los demagogos, a los reaccionanos,a los que explotan al pueblo. Profesores, militares. gansters. bancos, caenpor efecto de la palabra de Guilln. quien as integra el viejo bestiario a lacrtica socio-poltica militante.

    Esta visin difiere diametralmente de la propuesta por Borges. Desdela forma, el ritmo, la economa de palabras, la ruptura total con la metafi-sica aristotlica, el abierto compromiso con los desposedos. Guilln sub-vierte el bestiario. Borges, por otro lado, se mantiene con una gran prosametafsica, dentro de un sueo idealista de seres fabulosos un tanto ajenosal acontecer material de la sociedad latinoamericana.

    El gran ZO() consiste en poemas en los que abunda la metfora y locompacto del diseo. El libro es un bestiario en el que personas, institu-ciones y cosas abstractas y concretas son presentadas como animales. Enese sentido Guilln difiere un tanto de los otros tres escritores que hemosmencionado. El concepto y la prctica de Guilln en el tratamiento delbestiario es poco usual. Una de las pocas imgenes positivas es la de Lapaloma que simboliza la revolucin. Las jaulas del zoolgico de Guillntienen animales condenados como los personajes del infierno de Dan-te. El poema Gorila es polivalente, significa el animal africano o el dic-tador latinoamericano, conocido por su machismo y sus medallas~ obser-vamos la humanizacin del gorila: No tiene patas sino casi pies! no tienegarras sino casi manos.! Le estoy hablando a usted! del gorila del bosqueafricano (77). En otra estrofa animaliza al dictador: Patas en lugar depies! y casi garras en lugar de manos.! Le estoy mostrando a usted! el gori-la americano (77). Del mismo modo, en Las guilas aparecen los sm-bolos del imperialismo. La vanidad del ser humano es expuesta en un

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    poema que no lleva nombre de animal: Tenor>. Nos preguntamos si estepoema no es tambin un ataque a Borges y sus espejos: Est el tenor enxtasis contemplando al tenor ! del espejo, que es el mismo tenor! en x-tasis ! que contempla al tenor (61). Pero hay tambin poemas que tratande cuestiones mucho ms serias, monstruos de la humanidad: El sueo.La sed> y El hambre, que se representan no como un animal en parti-cular sino con las caractersticas de varios distintos, para enfatizar as lamultiplicidad de los problemas que nos afectan.

    La Guitarra tiene un tono positivo, su metfora es el pjaro queno es el mismo incapacitado dc volar que aparece en cl poema Gans-ter porque aqul vuela y canta. El cncer aparece como El cangrejoy la amenaza nuclear es un animal llamado Bomba atmica; por su-puesto, no hay metfora que valga ante este peligro.

    La mayora de los poemas de Guilln desaprueban las acciones de losanimales. Esencialmente, el poeta cubano adopt el bestiario para servirsu propia intencin poltica, de una manera que. cono dice Ellis, enrique-ce y rompe la tradicin.

    Luego de repasar muy brevemente los cuatro bestiarios, vemos que deellos se desprenden perspectivas diferentes en las que los animales ad-quieren formas y contenidos dismiles. La distancia observada por los ha-blantes lricos o narradores esclarece las visiones de los cuatro escritores.Tanto Borges. Arreola y Guilln hacen referencias al zoolgico, al animalaislado; mientras que Neruda prefiere reinstaurar la cohabitacin conlos animales.

    Borges es, sin duda, el ms tradicional de los cuatro escritores en sumanera de presentare1 bestiario. Esencialmente, su texto contina la tra-dicin medieval de la clasificacin y enumeracin. Es mas, la moralejaest presente como en el caso del pelicano cuya sangre vivifica al igualque la de Cristo.

    Las criaturas de Borges estn tan lejanas de la realidad que no nos im-pactan como el oso de Arreola, las pulgas de Neruda, o la paloma de Gui-lln. Son criaturas del otro lado del espejo que viven en el sueo pero po-co o nada tienen que ver con la vitalidad de la bsqueda de identidad delhombre hispanoamericano que busca recuperar su autenticidad, com-prenderse a s mismo en la conversacin con los animales, o denunciarlos peligros reales que toman forma de monstruos.

    Neruda quiere hablar con los animales para descubrir acerca de la vida,mientras que Borges plantea un conocimiento idealista a priori. Esto serelaciona con la ideologa y con la concepcin del mundo que ambos tie-nen. Neruda. as como los otros tres poetas, recurre a la literatura del bes-tiario para darle un sentido a la vida aunque sin la sombra de la erudi-cin milenaria de un Borges que mira hacia atrs; sin la desesperacin deArreola ni la manifiesta intencin poltica del poeta cubano.

    Para concluir, es indudable que el bestiario y sus derivaciones existenen abundancia en la literatura, continuando una tradicin antiqusima.

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    Hay diversas manifestaciones, algunas siguen los preceptos establecidospor los naturalistas, otras tienden a la clasificacin, otras se inspiran en laidea original y la subvierten de acuerdo a los cnones contemporneos.En las cuatro colecciones de animales a las que he pasado revista hay unaporte original. Se destaca su valor literario en la recreacin del lejanobestiario medieval y en el uso de la metfora, la alegora y la lengua; pero,sobre todo, cada autor expresa su concepcin del mundo a partir del temade los animales. En estas cuatro visiones hay un reconocimiento de quepertenecemos al reino animal; y el recurso del bestiario, de la fbula, de laalegora funciona como metfora de nuestra propia existencia. Y por quno? Despus de todo, las bestias de la literatura son las mscaras de losanimales humanos que las crean.

    BERNARD SCHULZ-CRUZUniversity of British Columbia

    (Canad)

    BIBLIOGRAFIA

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