CUANDO EL NO SE CORRESPONDE CON EL

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- FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Grado en Psicología UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación CUANDO EL <<YO REAL>> NO SE CORRESPONDE CON EL <<YO IDEAL>> Insatisfacción corporal en personas Trans. Alumno/a: Andrea Amaro Carrillo Tutor/a: Silvia Moreno Domínguez Dpto.: Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico Mayo, 2018 Trabajo Fin de Grado

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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

CUANDO EL <<YO REAL>> NO SE CORRESPONDE CON EL <<YO IDEAL>>

Insatisfacción corporal en personas Trans.

Alumno/a: Andrea Amaro Carrillo

Tutor/a: Silvia Moreno Domínguez Dpto.: Personalidad, Evaluación y

Tratamiento Psicológico

Mayo, 2018

Trabajo Fin de Grado

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Agradecimientos:

Tanto esfuerzo culmina aquí, escribiendo estas palabras. Cuatro años de

descubrimiento, estudio, felicidad y amor. Mucho amor. Que terminan aquí, con mi Trabajo

de Fin de Grado, que tanto esfuerzo ha supuesto. Búsqueda infinita de documentos, libros,

artículos, además de muchas horas de reflexión, de borrar una y otra vez párrafos y palabras

hasta que daba con las adecuadas. Este trabajo me ha permitido crecer, avanzar y descubrir, y

me gustaría dar gracias a todas las personas que han permitido que esto será más satisfactorio

y algo menos duro.

En primer lugar, agradecer a mi tutora del TFG, Silvia, por ayudarme en cada duda y

guiarme en esta travesía. Gracias, además, a cada profesor que, con sus enseñanzas y

palabras, me invitó a reflexionar y a pensar de manera crítica. A la Universidad de Jaén, darle

las gracias por creer en los estudiantes, y darnos la oportunidad de poder estudiar un grado de

calidad con grandes profesionales.

Agradecer a mis padres, por ser mi principal apoyo y por hacer el esfuerzo para que

pudiese estudiar en la Universidad. Gracias por no juzgarme nunca, y apoyarme en cada

decisión del camino, estuviera bien o mal. A mi hermano, gracias, por creer en mi en todo

momento y no dejar que me rindiese nunca.

No se que será de mi a partir de ahora, ni cuáles son los senderos que guiarán mi vida,

lo único que tengo claro es que quiero una vida dedicada en cuerpo y alma a la Psicología.

Porque gracias a ella, hoy en día soy mejor ser humano y más consciente del mundo que me

rodea. Hoy, estoy dispuesta a ayudar a la gente y darles todo lo que esté en mi mano,

aportando mi granito de arena para mejorar este mundo.

Solo queda decir… ¡GRACIAS!

Andrea Amaro,

Jaén, 18 de mayo de 2018.

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ÍNDICE

Resumen…………………………………………………………………………………… 3

Abstract……………………………………………………………………………………. 4

1. Introducción…..………………………………………………………………………… 5

2. Imagen corporal.…………………..……………………………………………………. 7

2.1. Definición………………………………………………………………..…… 7

2.2. Alteraciones de la imagen corporal: insatisfacción corporal……………….. 10

2. 3. Estudios sobre insatisfacción corporal………….…………………………… 13

3. Transexualidad………………………………………………………………..………… 16

4. Insatisfacción corporal en población transexual……………………………………….. 19

4.1. Papel de la imagen corporal y la insatisfacción

corporal en este colectivo……….………………………………………….……. 19

4.2. Estudios relacionados……………………………………………………….. 20

5. Conclusiones…………………………………………………………………………… 26

6. Referencias bibliográficas…………………………………………………..………….. 28

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RESUMEN

La transexualidad es una condición donde una persona siente una incongruencia entre

su sexo de nacimiento y su género, lo cual conlleva muchos problemas asociados, como la

insatisfacción corporal. El siguiente trabajo consiste en una revisión bibliográfica, donde se

han seleccionado estudios de mayor relevancia dentro del campo de la insatisfacción corporal

con respecto a la población en general y especialmente en la transexual. Se pretende conocer

qué es la insatisfacción corporal y cómo afecta a las personas, en concreto al colectivo

transexual. Para poder llevar a cabo esta revisión, se ha realizado una búsqueda en diferentes

bases de datos, tales como PubMed, Dialnet y Google Académico, tanto en inglés como en

español. Se ha encontrado que hay colectivos que presentan mayor insatisfacción corporal,

como las mujeres, los jóvenes y las personas transexuales. En el caso de la población

transexual, se encuentran mayores niveles de insatisfacción corporal que en la población

cisgénero, además de un riesgo añadido de sufrir trastornos alimentarios. Se necesita una

promoción exhaustiva, desde edades tempranas, de la correcta valoración, reconocimiento y

aceptación del propio cuerpo.

PALABRAS CLAVE: imagen corporal, insatisfacción corporal, persona/s transexual/es,

transexualidad.

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ABSTRACT:

Transsexualism is a condition where a person feels an incongruence between their sex

at birth and their gender, which often leads to body dissatisfaction. This dissertation consists

of a literature review, where they have been selected relevant research within the field of body

dissatisfaction with regard to the general population and transgender people. It is intended to

know the definition of body dissatisfaction and how it affects the population, specifically to

the transgender collective. In order to carry out the review, it has been searched through

various databases such as PubMed, Dialnet and Google Scholar, in both English and Spanish.

The results show higher levels of body dissatisfaction in women, younger population and

transgender. More body dissatisfaction was founded among transgender population, and it

was associated with an added risk of disordered eating. It is required an exhaustive promotion

of body imagen concerns, from an early age, such as the correct assessment, recognition and

acceptance of one’s own boy.

KEYWORDS: Body image, body dissatisfaction, trans person/people, transsexualism.

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1. INTRODUCCIÓN

La imagen corporal puede definirse como <<un constructo psicológico complejo, que

se refiere a cómo la autopercepción del cuerpo/apariencia genera una representación mental,

compuesta por un esquema corporal perceptivo y así como las emociones, pensamientos y

conductas asociadas>> (Baile, 2003, p.8). Por otro lado, Cash y Pruzinsky (1990) definen la

imagen corporal como un término que <<implica: de manera perceptiva, imágenes y

valoraciones del tamaño y la forma de varios aspectos del cuerpo; de manera cognitiva,

supone una focalización de la atención en el cuerpo y auto afirmaciones inherentes al proceso,

creencias asociadas al cuerpo y a la experiencia corporal; y de manera emocional, involucra

experiencias de placer/displacer, satisfacción/insatisfacción y otros correlatos emocionales

ligados a la apariencia externa>> (Citado en Raich, 2004, p.17). De acuerdo con Baile (2003),

la imagen corporal es esencial para explicar aspectos de la personalidad (autoestima,

autoconcepto), ciertos trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y el trastorno dismórfico,

o para explicar la integración social. Dentro del concepto de imagen corporal, nos

encontramos con una variable muy importante dentro de su estudio, la insatisfacción corporal.

Esta variable es un síntoma central y un factor de riesgo en los trastornos de la conducta

alimentaria (Díaz, 2015).

Durante el ciclo vital, nuestra imagen corporal se construye y va cambiando con las

etapas de la vida (del Pozo, Piedra y Alfonso, 2017; Salaberria, Rodríguez y Cruz, 2007).

Dentro del estudio de la imagen corporal, encontramos diferencias en edad y género. Con

respecto a la edad, del Pozo et al. (2017) encontraron que la imagen corporal es buena en la

niñez, y se vuelve negativa conforme nos acercamos a la adolescencia, aunque hay estudios

que han encontrado que ya en la niñez se puede presentar una negativa imagen corporal

(Delgado-Floody et al., 2017). Por otro lado, Ramírez et al. (2015) hallaron diferencias en

imagen corporal con respecto al género, siendo esta más positiva en hombres que en mujeres.

En esta misma línea, estos autores encontraron también una interacción entre las variables

edad y sexo, siendo los varones jóvenes los que peor imagen corporal presentaban, frente a las

mujeres y hombre de mediana edad, y mujeres jóvenes.

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En los últimos años, cada vez damos más valor a la imagen física, siendo los medios

de comunicación uno de los principales responsables de esto, ya que difunden un ideal de

belleza prototípico al que la sociedad tiene que ajustarse para poder encajar y ser aceptados,

llevando esto a una insatisfacción corporal. Vemos entonces que, dentro imagen corporal, el

contexto, la sociedad y la cultura juegan un papel muy importante en cuanto a nuestro interés

por el cuerpo. Esta obsesión y culto al cuerpo llevan a una preocupación en exceso por la

imagen corporal, jugando un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de ciertos

TCA (Vocks, 2008), y una imagen corporal negativa está relacionada con depresión y bajo

autoconcepto (Baile, Rich y Garrido, 2003; en Fernández-Bustos, González-Martí, Contreras,

y Cuevas, 2013).

Tal y como se ha señalado más arriba, la imagen corporal se crea y evoluciona

conforme crecemos. La construcción de la imagen corporal, es por tanto, una parte muy

importante del desarrollo personal que afecta en gran medida a nuestra salud psicológica

(Cash y Pruzinsky, 1990). Dentro de la población transexual hay un sentimiento de rechazo

hacia su imagen corporal, ya que sienten un conflicto entre su identidad de género y su sexo

anatómico (biológico). Esto les lleva a sentir gran insatisfacción corporal.

La transexualidad puede definirse como <<la condición según la cual una persona

nace con un sexo (genético, gonadal, genital y morfológico) pero se siente y percibe del sexo

opuesto>> (Asenjo, Portabales, Rodríguez, Lucio y Becerra, 2013, p. 162). Esta población

siente gran sufrimiento e insatisfacción hacia su propio cuerpo, ya que para ellos es difícil

ajustarse al rol de género dicotómico (hombre-mujer) que la sociedad les ha asignado por

tener un sexo anatómico determinado el día de su nacimiento (Bergero et al., 2008). A pesar

de vivir en una sociedad cada vez más tolerante, las personas transexuales continuan siendo

rechazadas por la sociedad, e incluso por sus propias familias (Gómez, Esteva y Bergero,

2006).

En primer lugar, en este trabajo revisaremos el concepto de imagen corporal y sus

componentes, haciendo hincapié en una parte relevante de la misma: la insatisfacción

corporal, mediante un repaso por la bibliografía existente respecto a este tema. En segundo

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lugar, revisaremos estudios relevantes y de interés sobre la población transexual. Finalmente,

haremos una revisión sobre la literatura relevante en el campo de la insatisfacción corporal en

esta población.

2. IMAGEN CORPORAL.

2.1. DEFINICIÓN

Una de las primeras definiciones del constructo imagen corporal aparece en el libro

The Image and Appearance of the Human Body: Studies in the 18 constructive energies of the

psyche del autor Paul Schilder en 1935. Este autor la define como <<la figura de nuestro

propio cuerpo que formamos en nuestra mente, es decir, la forma en la cual nuestro cuerpo se

nos representa a nosotros mismos>> (Citado en Baile, 2003, p.3). Schilder analizó la imagen

corporal desde distintas perspectivas, como la fisiológica, la sociológica o psicoanalítica, sin

recurrir a aspectos neurológicos. Antes de Schilder, varios autores habían hablado de términos

relacionados con imagen corporal, como Pick (1922), que usó el término <<autotopagnosia>>

para referirse a alteraciones en la orientación corporal, además de señalar que cada persona

desarrolla su propia <<imagen espacial>> del cuerpo a partir de los sentidos. Años más tarde,

Bruch (1962) centró su atención en la imagen corporal y su alteración para explicar la

anorexia nerviosa. Desde un enfoque más psicoanalítico, Fisher (1986) definió este concepto

como el límite corporal que cada sujeto percibe, y las personas variamos respecto a la manera

en la que describimos dichos límites (Citado en Argüello y Romero, 2012).

Cash y Pruzinsky (1990) definieron la imagen corporal como un término que

<<implica: de manera perceptiva, imágenes y valoraciones del tamaño y la forma de varios

aspectos del cuerpo; de manera cognitiva, supone una focalización de la atención en el cuerpo

y auto afirmaciones inherentes al proceso, creencias asociadas al cuerpo y a la experiencia

corporal; y de manera emocional, involucra experiencias de placer/displacer, satisfacción/

insatisfacción y otros correlatos emocionales ligados a la apariencia externa>> (Citado en

Raich, 2004, p.17). Estos autores, propusieron la existencia de varias imágenes corporales

relacionadas entre sí:

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A. Imagen perceptual: referida a aspectos perceptivos, incluyendo información

sobre tamaño y forma de nuestro cuerpo y sus partes.

B. Imagen cognitiva: pensamientos y creencias sobre nuestro cuerpo.

C. Imagen emocional: sentimientos sobre el grado de satisfacción y las

experiencias que nos proporciona nuestro cuerpo

Estos autores, además, propusieron una serie de características comunes de la imagen

corporal:

1. Es un concepto multifacético.

2. Está interrelacionada por los sentimientos de autoconciencia, es decir, de qué

manera nos percibimos a nosotros mismos.

3. Está socialmente determinada, y ya desde que nacemos nos vemos influenciados

por la sociedad, matizando así la autopercepción del cuerpo.

4. No es fija, sino más bien dinámica, y varia a lo largo del ciclo vital. Depende de

nuestras propias experiencias y de las influencias sociales, entre otros.

5. Influye en la manera de procesar la información y de percibir el mundo.

6. Influye en el comportamiento, y no sólo en la imagen corporal consciente, sino en

la preconsciente y en la inconsciente.

En el año 1990, Thomson señaló la existencia de otro componente además de los ya

mencionados, el conductual. Por lo que para este autor, imagen corporal está formada por los

siguientes componentes, a saber:

1. Componente perceptual: percepción del cuerpo en su totalidad o de alguna de sus

partes. Precisión con la que percibimos el tamaño, el peso y la forma corporal de

diferentes segmentos corporales o del cuerpo en su totalidad. La alteración de este

componente da lugar a la sobrestimación o percepción del cuerpo en unas

dimensiones mayores a las reales y a la subestimación o percepción de un tamaño

corporal inferior al que realmente corresponde.

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2. Componente cognitivo-afectivo (subjetivo): actitudes, sentimientos y valoraciones

con respecto al cuerpo en su totalidad o hacia alguna de sus partes. Estas actitudes

y valoraciones están asociadas principalmente al peso, al tamaño corporal o a otro

aspecto de la condición física. Las emociones pueden ir desde el placer o la

satisfacción, hasta el disgusto, la rabia o la impotencia.

3. Componente conductual: acciones o comportamientos que se dan a partir de la

percepción y pensamientos asociados con el cuerpo. Estos comportamientos

pueden ser exhibición, evitación, comprobación, rituales o camuflaje, entre otros.

(En Raich, 2004, p.16-17)

En la misma línea, Slade (1994) argumentó que la imagen corporal no es simplemente

un fenómeno perceptual, ya que al medir la percepción del cuerpo de individuos, los juicios

de estos estaban altamente influenciado por variables cognitivas, afectivas, actitudinales y

otras. La siguiente figura muestra el modelo de Imagen Corporal de Slade (1994) que adaptó

Baile (2003).

Tabla 2, Modelo de la Imagen Corporal de Slade, adaptado por Baile (2003, p.7).

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En 2003, Baile definió de manera integradora el concepto imagen corporal:

<<constructo psicológico complejo, que se refiere a cómo la autopercepción del cuerpo/

apariencia genera una representación mental, compuesta por un esquema corporal perceptivo

y así como las emociones, pensamientos y conductas asociadas>> (p.8).

Para Raich, Torras y Figueras (1996), la imagen corporal implica lo que un individuo

siente, piensa, además de las percepciones y comportamientos que este tiene hacia su cuerpo.

Esta definición es una de las más usadas (Citado en Baile, 2003).

Cabe destacar que hoy en día no hay un consenso sobre qué es la imagen corporal.

Skrzypek, Wehmeier y Remschmidt (2001) determinaron que <<el concepto de imagen

corporal no ha sido definido todavía de forma concluyente, y la tarea de medir las alteraciones

de la imagen corporal de una forma objetiva es todavía un desafío formidable>> (Citado en

Argüello y Romero, 2012). Aunque es cierto que no hay un consenso, cabe destacar que hay

definiciones que resumen de manera completa este complejo constructo, como las que se

mencionaron anteriormente de Baile (2003) o de Raich et al. (1996), que incluyen aspectos

cognitivos, emocionales y perceptivos para explicar la imagen corporal.

Dentro del estudio de la imagen corporal, se han estudiado las alteraciones y en

concreto, la insatisfacción corporal. En el siguiente apartado se introducirán dichas

alteraciones, sobre todo en la insatisfacción corporal y en los estudios relacionados con dicho

constructo.

2.2. ALTERACIONES DE LA IMAGEN CORPORAL: INSATISFACCIÓN

CORPORAL

Es normal encontrarnos con cierto grado de preocupación con respecto a la imagen

corporal, pero si esta preocupación es excesiva puede llegar a convertirse en una patología.

Tener una imagen corporal insatisfactoria, negativa o alejada de la realidad puede llevar a

condicionar la vida cotidiana de manera muy significativa, generando un gran malestar.

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Estamos hablando entonces de los llamados <<trastornos de la imagen corporal>>, donde las

alteraciones de la imagen corporal se presentan como síntoma principal.

Autores como Gardner y Garfinkel (1981), estudiando el papel de la imagen corporal

en la anorexia nerviosa, encontraron que las alteraciones se pueden manifestar a nivel

perceptual o a nivel cognitivo-afectivo, pudiendo manifestarse de manera conjunta o

independiente:

A. Alteración perceptual, manifestada en la incapacidad para medir el tamaño del

cuerpo de manera correcta.

B. Alteración cognitiva y afectiva, se manifiesta por la presencia de pensamientos

de menosprecio o negativos hacia el cuerpo, y de emociones negativas, a pesar

de ser capaces de medir correctamente su tamaño corporal.

Para la alteración perceptual se ha usado el término <<distorsión perceptual>>,

mientras que para la alteración cognitiva-afectiva se ha usado el término <<insatisfacción

corporal>>. Se podría decir entonces que necesitaríamos especificar a qué nivel existe una

alteración de la imagen corporal, llevando una clasificación terminológica para no confundir

estos dos términos (Vaz, Peñas, Ramos, 1999; citado en Salaberria et al., 2007).

Cuando la preocupación por la apariencia física es excesiva, se puede producir un

trastorno de la imagen corporal, que se puede definir como <<una preocupación exagerada,

que produce inquietud hacia algún defecto imaginario o real de la apariencia física>> (Rosen

y cols, 1990; Citado en Raich, 2004, p.17). En el DSM-5 aparecen bajo el nombre <<trastorno

dismórfico corporal>>. Dentro de estos trastornos, la insatisfacción corporal es muy común,

pero no es suficiente para que se produzca la presencia de este trastorno (Raich, 2004).

Como se mencionó antes, insatisfacción corporal hace referencia a las alteraciones

cognitivas y afectivas de la imagen, que engloban emociones, pensamientos y actitudes

negativas hacia el propio cuerpo. Pero hoy en día este término no se usa estrictamente para

designar lo ya mencionado, sino que algunos autores, como Gardner y Stark (1999) lo usaron

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para referirse a la discrepancia entre la figura actual y la ideal. De acuerdo con Acosta y

Gómez (2003), la insatisfacción corporal ocurre al interiorizar un cuerpo como ideal,

determinado por la cultura, concluyen por medio de la comparación social que el cuerpo de

uno mismo discrepa.

Una parte dentro del estudio de la insatisfacción corporal se centra en esta como

síntoma central y como factor de riesgo en los TCA (Díaz, 2015). Lleva a los individuos a

realizar conductas y actitudes problemáticas relacionadas con la comida, tanto por exceso,

como por defecto. Es decir, lleva a realizar bien diestras muy restrictivas o bien lleva a no

tener control sobre lo que comemos. En su trabajo, Díaz (2015) señala la relación entre

insatisfacción corporal con depresión, o baja autoestima, además de la relación con la puesta

en marcha de conductas para controlar el peso poco saludables (purgas, atracones, o dietas

restrictivas).

Dentro de la literatura existente, se ha hablado de los factores que llevan a las

personas a sufrir insatisfacción corporal. En la siguiente tabla aparecen los más nombrados:

Tabla 3, elaboración propia. Factores que conducen al desarrollo de la insatisfacción

corporal, basado en Díaz (2015) y Salaberria et al. (2007).

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FACTORES QUE CONDUCEN AL DESARROLLO DE IC

Factores sociales y culturales: Presión hacia un tipo de cuerpo determinado, interiorizacion de

estándares actuales de belleza.

Medios de comunicación: Extienden un ideal de belleza predeterminado, aumentando el alcance de la

insatisfacción corporal.

Modelos familiares y de iguales: Por parte de las familias, modelado o refuerzo con respecto a ciertas

creencias y actitudes sobre el cuerpo, por medio de verbalizaciones negativas.

Por parte del grupo de iguales, burlas hacia el cuerpo.

Características físicas y psicológicas:

· Físicas: cambios en la pubertad, desarrollo precoz o tardío, alto IMC, características corporales.

· Psicológicas: baja autoestima, perfeccionismo, inseguridad, sentimientos de ineficacia.

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La insatisfacción corporal trae consigo numerosas consecuencias, como son una baja

autoestima, ansiedad social, depresión, disfunciones sexuales o desarrollo de TCA, entre otros

(Salaberria et al., 2007), de ahí la importancia de su estudio para poder prevenir de manera

efectiva este tipo de alteraciones.

2. 3. ESTUDIOS SOBRE INSATISFACCIÓN CORPORAL

La imagen corporal se va construyendo desde que nacemos, por lo tanto no es innata.

Se han nombrado más arriba varios factores que influyen en la insatisfacción corporal, por lo

que no es de esperar que en los estudios se encuentren ciertas diferencias dentro de la

población. Nuestra figura cambia con el paso del tiempo, y en ciertas etapas de la vida, como

la pubertad y con el envejecimiento, nuestro cuerpo se ve sometido a muchos y diversos

cambios. La imagen corporal, en general, es buena en la niñez, y se vuelve negativa conforme

nos acercamos a la adolescencia (del Pozo et al., 2017), aunque se ha encontrado que hay

alteraciones y trastornos de la imagen corporal a edades cada vez más tempranas (Delgado-

Floody et al., 2017). Dentro de los estudios sobre insatisfacción corporal e imagen corporal,

resultan de gran interés las diferencias que se han encontrado en cuanto a género, ya que

aunque mujeres y hombres sufren insatisfacción corporal, se ha hallado que esto es más

común en mujeres (Ramírez et al. 2015). En los siguientes párrafos, se hará un recorrido por

distintos estudios relacionados con la insatisfacción corporal.

Algunos autores señalan que las investigaciones dentro del campo de la insatisfacción

corporal se han centrado sobre todo en estudiarla en mujeres, aunque en los últimos años, y

con los cambios socio-culturales que han acontecido, en la investigación se ha ido incluyendo

también a hombres (Ramírez et al., 2015). En primer lugar, hay estudios que han encontrado

diferencias en cuanto a género dentro de la insatisfacción corporal. En general, los resultados

apuntan que la insatisfacción corporal es mayor en mujeres que en hombres, aunque está

presente en los dos grupos. Acosta y Gómez (2002) han atribuido esta diferencias

principalmente a que las mujeres se ven más influencias por la cultura de la delgadez que en

chicos, aunque ambos géneros están expuestos desde que son muy pequeños a dicha cultura.

Ramos et al. (2016), encontraron también que la satisfacción corporal era más baja en chicas,

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y apuntan que la presión social que ejerce la sociedad por tener un cuerpo delgado influye de

manera importante y es más marcada en las chicas. Estas diferencias de género las vemos

traducidas en una mayor prevalencia de ciertos TCA en mujeres, que se sitúa en un 3%,

mientras que la prevalencia en hombres estaría muy por debajo (Asociación Americana de

Psiquiatría, 2013). No obstante, tanto hombres como mujeres presentan insatisfacción

corporal, aunque esta insatisfacción es diferente; por un lado, la insatisfacción corporal de las

mujeres se debe en mayor medida a que deseen estar más delgadas, y por otro lado, la de los

hombres se debe a que quieres estás más fuertes y musculosos (Vaquero-Cristóbal et al.,

2013). Las mujeres se encuentran muy influenciadas por los medios de comunicación,

encargándose de que esta se encuentre en constante escrutinio por la sociedad si no es capaz

de ajustarse a los cánones de belleza. A su vez, el hombre también se somete a este escrutinio,

aunque de manera diferente, y no siente tanta presión.

La insatisfacción corporal también ha sido estudiada en cuanto a edad. Baile, Raich y

Garrido encontraron que la insatisfacción corporal aumenta entre los 12 y los 16 años (en

Cuervo, 2016), y se mantiene durante la adultez. En la niñez se conforman las figuras ideales

que más tarde, en la adolescencia, se intentarán poner en práctica (Vaquero-Cristóbal et al.,

2013). Delgado-Floody et al. (2017), en un estudio donde evaluaron a 208 escolares de entre

10 y 13 años de edad, encontraron que aquellos niños con obesidad y sobrepeso presentaban

un mayor grado de insatisfacción corporal y una peor autoestima. En un estudio llevado a

cabo por Mercader-Yus et al. (2017), donde participaron 31 niñas de la provincia de Alicante,

entre 8 y los 12 años, de las cuales 15 tenían diagnóstico de pubertad precoz, se encontró que

las niñas con diagnóstico de pubertad precoz presentaban peor imagen corporal que el grupo

de chicas que no presentaban diagnóstico. Las niñas diagnosticadas con pubertad precoz

tienen un aspecto físico distinto a las niñas de su edad, por lo que se preocupan en exceso por

su imagen, teniendo que ajustarse a las normas sociales (Mercader-Yus et al., 2017). Esto

supone, en muchos casos, una reorganización de la percepción que tienen sobre ellas mismas,

lo que lleva a sentir insatisfacción corporal. Autores como Gómez (1995) o Pineda (2000)

afirman que hay más adolescentes insatisfechos con su imagen corporal que satisfechos (en

Vaquero-Cristóbal, 2013). Con respecto a la adultez, las tendencias de insatisfacción no

suelen cambiar, pero se han encontrado más alteraciones de la imagen corporal en la

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adolescencia y juventud. Todo esto nos lleva a pensar que la preocupación por la imagen

corporal se encuentra en todas las etapas de la vida, desde la niñez hasta la vejez, pero que los

adolescentes son más vulnerables a esta alteración ya que es una etapa donde se llevan a cabo

procesos de introspección, de comparación social y auto-escrutinio sobre la imagen

(Salaberria et al., 2007)

Ramírez et al. (2015), usando una muestra de 256 hombres y mujeres, de entre 18 y 40

años encontraron datos muy interesantes con respecto a diferencias en edad y género. En

concreto, encontraron un efecto de interacción entre estas dos variables. En primer lugar,

observaron que los hombres presentaban una mejor imagen corporal con respecto a las

mujeres. Concretamente observaron que los hombres presentaban buena satisfacción corporal

y baja discrepancia entre la imagen corporal ideal y la real, y por lo tanto percibían su imagen

corporal de manera más satisfactoria que el grupo de mujeres. Por otro lado, observaron que

la variable edad también influía: en el grupo de menor edad (18-26 años) se observó que la

imagen corporal era significativamente peor que en el grupo de mayor edad (27-40), aunque

cabe decir que este último grupo también presentaba un mayor nivel de exigencia con

respecto a su imagen corporal. Lo novedoso de este estudio es que se halló una interacción

entre las variables edad y género, arrojando resultados muy interesantes. Específicamente,

encontraron que tanto las mujeres y hombres del grupo de mayor edad (27-40 años), como las

mujeres del grupo de menor edad (18-26 años), presentaban baja discrepancia entre su imagen

corporal real e ideal en comparación con el grupo de varones de menor edad (18-26 años).

Esto último entra en contradicción con otros estudios previos, que encontraron mayor

insatisfacción corporal en mujeres jóvenes (Esnaola et al., 2010; citado en Ramírez et al.,

2015)

Para terminar, dentro de los estudios en el campo de la insatisfacción corporal, Acosta

y Gómez (2003) encontraron que esta no difiere significativamente si hablamos de diferencias

en cultura. Su estudio estuvo formado por 770 estudiantes (hombres y mujeres), de los cuales

384 son españoles y 386 mexicanos, de entre unos 15 y 18 años de edad. Estos autores

hallaron diferencias significativas entre las variables nacionalidad y seguimiento de una dieta

restrictiva con satisfacción-insatisfacción corporal. En concreto, encontraron que los

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mexicanos que seguían una dieta estaban más insatisfechos con su imagen que aquellos que

no la seguía. En relación a los españoles, se encontró una relación exactamente inversa.

También hallaron que los mexicanos, y en concreto los hombres, realizaron su primera dieta a

una edad más temprana que los españoles.

Todos estos estudios, ponen de manifiesto la necesidad de intervenir no solo

promocionando buenos hábitos alimentarios y el ejercicio físico, sino que también seria

óptimo intervenir sobre la variable imagen corporal, puesto que se ha comprobado que influye

de manera importante en la salud física y psicológica. Ramos et al. (2016) proponen la

promoción del correcto reconocimiento, valoración y aceptación del propio cuerpo para

prevenir la insatisfacción corporal. Esta promoción se debería comenzar a una edad temprana,

continuando a lo largo de la adolescencia y juventud.

3. TRANSEXUALIDAD

A lo largo de la historia se ha hablado mucho sobre términos que nos recuerdan a la

transexualidad. Es más, como Gastó (2006) afirma, se han encontrado, aunque de manera

fragmentaria, referencias en cuanto al cambio de sexo en mitos de la Roma Clásica y del

Mundo Antiguo Griego. Como ejemplos más recientes encontramos a Marcuse (1916) y su

inversión psicosexual, o Laurent (1896) y su hermafroditismo físico. No fue hasta 1953 que

Harry Bejamín acuñó y popularizó el término <<transexual>> para referirse a la asociación

entre la normalidad biológica y la convicción de pertenecer al otro sexo.

Cuando hablamos de sexo nos referimos las características que nos definen como

macho o hembra; nos referimos, por tanto, a una condición natural con un componente

biológico, que se establece cuando nacemos. Sin embargo, cuando hablamos de género, nos

referimos a <<una construcción cultural según la cual se asignan a las personas determinados

papeles, ocupaciones, expectativas, comportamientos y valores por haber nacido mujeres u

hombres>> (Carraza, 2008, p.35; citado en Laguna, 2015). El sexo biológico ha tenido

siempre un gran peso en cuanto a las tendencias sexuales de los seres humanos, y hasta no

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Page 18: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

hace tanto tiempo, cualquier cambio en dichas tendencias que se consideraba anormal y

patológico (Gastó, 2006).

La transexualidad puede definirse como <<la condición según la cual una persona

nace con un sexo (genético, gonadal, genital y morfológico) pero se siente y percibe del sexo

opuesto>> (Asenjo y cols, 2013, p. 162). El DSM-5 incluye la transexualidad como

<<disforia de género>>, y la define como <<una marcada incongruencia entre el sexo que

uno siente o expresa y el que se le asigna>> que produce un malestar clínicamente

significativo o un deterioro en lo social o laboral.

Dentro de la población transexual, por lo general, hay un sentimiento de sufrimiento e

insatisfacción hacia su propio cuerpo, y un rechazo hacia su imagen corporal, ya que sienten

un conflicto entre su identidad de género y su sexo anatómico (biológico). Para ellos es difícil

ajustarse al rol de género dicotómico (hombre-mujer) que la sociedad les ha asignado por

tener un sexo anatómico específico. (Bergero et al., 2008). Como Asenjo et al. (2013)

sugieren, este rechazo hacia sus características físicas lleva a la persona transexual a querer

cambiar su cuerpo y corregir su apariencia, por medio de medicamentos y cirugía, para

acercarse más al género sentido y poder cambiar su nombre y sexo en los documentos

oficiales. Money (1955) afirma que el sentimiento de pertenecer a un determinado sexo,

biológica y psicológicamente se llama identidad de sexo o de género (Citado en Asenjo et al.,

2013, p.162). No debemos confundir esto con la orientación sexual, que vendría definida

como <<una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia otros>>

(American Psychological Association, s.f.)

En nuestra sociedad, podemos observar una amplia gama de expresiones

comportamentales de la sexualidad que no deben confundirse entre sí, como la transexualidad

y el transgenerismo. Tanto las personas transexuales como las transgénero sienten una

discordancia entre su género y su sexo biológico, pero las personas transexuales, al contrario

que las transgénero, sienten la necesidad de modificar su anatomía para ajustarse al sexo con

el que se identifican (Laguna, 2015). Las personas transgénero tienden a cuestionar, en gran

medida, la dicotomía hombre-mujer, así como el continuo entre sexo biológico y género

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Page 19: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

(García, 2009; citado en García et al., 2015). Otros términos que no deben confundirse con

transexualidad son el travestismo, intersexualidad, drag queen o drag king, o transformista.

En el travestismo, la persona usa ropa del sexo opuesto; en la intersexualidad, la persona nace

con genitales y corporalidad ambigua; en el transformismo, la persona representa a un

personaje del sexo opuesto en un espectáculo (García, 2009). Por otro lado, drag’s queens son

hombres que se visten como mujeres y exageran los rasgos femenino, y drag’s king son

mujeres que se visten como hombres y exageran los rasgos masculinos.

A pesar de vivir en una sociedad cada vez más tolerante y abierta, aún nos queda

mucho camino por recorrer ya que seguimos encontrando patrones de discriminación,

prejuicios y exclusión hacia las personas transexuales. Godás (2006) sugiere cinco áreas

principales en las que estas personas se sienten excluidas: personal, familiar, laboral, social y

de pareja. Para este autor, con respecto al ámbito familiar, los problemas suelen comenzar en

la infancia, cuando son castigados y discriminados por tener comportamientos que no se

ajustan al rol que esperan sus familias. A pesar de tener sospechas durante muchos años,

Godás (2006) afirma que las familias suelen usar la negación para tratar el tema, y una vez

asumen lo que ocurre, se producen resignación y reacciones negativas, como ocultarlo al resto

de la familia, sentirse incómodos antes los cambios de la persona transexual o imponer pautas

y normas poco apropiadas. Dentro del ámbito laboral, las personas transexuales suelen tener

problemas de integración por dos razones principales. Una de ellas es la discriminación que a

día de hoy sufren por su aspecto físico al no ajustar al rol de género que la sociedad le ha

impuesto por tener unos genitales determinados, y la segunda razón es que muchas personas

transexuales tienen bajo nivel de cualificación profesional, ya dejan de lado su formación

educativa y laborar por el miedo al rechazo, y comienzan el proceso de cambio (Godás 2006)

En el ámbito social, estas personas suelen sufrir aislamiento social durante el cambio.

La ignorancia colectiva con respecto a la transexualidad produce rechazo, intoleracia e

incluso violencia hacia las personas transexuales, por lo que su red de apoyo es muy pobre y

se reduce a personas del colectivo transexual, donde encuentra apoyo y comprensión

(Hurtado, Gómez y Donat, 2007). Por otro lado, estas personas también tienen problemas en

el ámbito de pareja, donde la persona transexual suele ocultar su condición por miedo al

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Page 20: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

rechazo, y en el caso de que su parezca conozca esto, suele poner fin a la relación. Además, a

esto hay que sumarle el hecho de que las personas transexuales tiene muchos problemas a la

hora de formar una familia (Godás, 2006). Por último, Godás (2006) afirma que en el ámbito

personal, la persona transexual siente malestar y gran insatisfacción con su propio cuerpo,

además de miedo a defraudar y no cumplir las expectativas de los demás.

4. INSATISFACCIÓN CORPORAL EN POBLACIÓN TRANSEXUAL.

4.1. PAPEL DE LA IMAGEN CORPORAL Y LA INSATISFACCIÓN

CORPORAL EN ESTE COLECTIVO.

La población transexual siente una marcada incongruencia entre su sexo de nacimiento

y el género sentido, lo que genera un gran rechazo hacia su propio cuerpo y una imagen

corporal negativa. Este rechazo hacia sus características físicas lleva a la persona transexual a

querer cambiar su cuerpo usando medicamentos y cirugía, y de este modo acercarse al género

al que desean pertenecer (Asenjo et al., 2013)

La imagen corporal se crea y evoluciona conforme crecemos y es, por tanto, una parte

muy importante del desarrollo personal que afecta en gran medida a la salud psicológica de

estas personas (Cash y Pruzinsky, 1990), además de afectar a la construcción de la identidad

y ser fundamental en la pertenencia a diferentes grupos (Bergero et al., 2008). Como muy

bien apunta Rubio (2009), dentro del colectivo transexual, es un aspecto muy importante,

pues es nuestra carta de presentación ante la sociedad; es lo que primero ven los demás, y

puede ser objetivo de discriminación, rechazo o aceptación. La imagen corporal es una

conjunción de actitudes, experiencias y percepciones sobre la apariencia física (Kraemer et

al., 2008).

Podemos ver entonces, como Csordas (1994, citado en Bergero et al. 2008) apunta,

que <<el cuerpo es un «proceso material de interacción social»>>, y está formado por una

dimensión biológica, pero también social. Se podría decir que nuestra imagen corporal y el

uso que hacemos de ella está determinado por factores sociales, como la cultura, el género, la

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Page 21: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

edad o las creencias religiosas, entre otros. Para Bergero et al. (2008), una de las mayores

fuentes de sufrimiento e insatisfacción en las personas transexuales viene directamente de su

cuerpo, ya que les es muy difícil ajustarse al rol de género que se espera de ellos por tener un

sexo biológico específico. El cuerpo y la imagen corporal que proyectamos es, por tan, el

elemento principal a cambiar, ya que puede transformarse mediante cirugías y tratamientos

con fármacos. Las personas transexuales, por lo general, suelen recurrir a la reasignación de

sexo para modificar su sexo biológico y así ajustarse a su identidad de género, hablando de

ello como <<un nuevo nacimiento>>; a su vez, muchas personas transexuales recurren a ello

como si fuera la única salida (Belsué, 2001; citado en Laguna, 2015). Es tal el impacto de la

imagen corporal en la población transexual, que en un estudio reciente llevado a cabo por

Testa y Rider (2017), se encontró que con respecto a las personas transexuales que se

sometían a una cirugía de reasignación de sexo y hormonas, se veía un aumento en

satisfacción corporal y una disminución de los síntomas de trastornos alimentarios.

Se ha hablado más arriba de algo muy importante dentro de la imagen corporal, la

insatisfacción corporal, para referirse a la evaluación negativa de la propia imagen. Pues bien,

esto parece ser un factor central dentro de la vida de las personas transexuales, que provoca

estrés e infelicidad en esta población (Bandini et al., 2015; citado en Jones et al., 2015). La

insatisfacción corporal, supone además un factor de riesgo a desarrollar problemas y

desórdenes alimentarios para cambiar el cuerpo (Jones et al., 2015). Ya desde la infancia, la

imagen corporal está presente en las personas transexuales, y supone un enfrentamiento entre

su yo real y el ideal, y es en la pubertad cuando suelen comenzar los problemas de

insatisfacción corporal y rechazo hacia sí mismos (González-González, 2017). Se ha

comprobado que el tratamiento (hormonal o cirugía) es capaz de disminuir la insatisfacción

corporal (Jones et al., 2015; Rider, 2017; Testa y Rider, 2017).

4.2. ESTUDIOS RELACIONADOS

En este apartado se presentan diferentes estudios que se han llevado a cabo con

población transexual en relación a la insatisfacción corporal. Antes de comenzar con los

estudios, me gustaría hacer distinción entre mujeres transexuales y hombres transexuales.

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Page 22: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Mujer transexual es aquella persona que al nacer se le asignó <<hombre>>, pero se identifica

como mujer. Por otro lado, hombre transexual es aquella persona que se le asignó <<mujer>>

al nacer pero se identifica como hombre. En alguno de los estudios se hará distinción entre

mujeres y hombres transexuales para exponer los resultados. De manera general, los estudios

están de acuerdo con el hecho de que las personas transexuales siente mayor insatisfacción

corporal que las no transexuales (Algars, Santtila, & Sandnabba, 2010; Vocks et al., 2009;

citado en Becker et al., 2016), y que el requerimiento de comenzar un tratamiento hormonal y

de una cirugía para cambiar su cuerpo, refleja la importancia que tiene la imagen corporal en

las personas transexuales (Becker et al., 2016).

En primer lugar, Connolly, Zervos, Barone, Johnson y Joseph (2016) llevaron a cabo

un estudio para analizar la prevalencia de problemas mentales en los jóvenes transexuales.

Para ello, usaron un total 654 artículos relevantes de los años 2011 a 2016, encontrados en las

bases de datos PubMed y Ovid Medline, de los cuales solo 15 quedaron en el análisis final.

Los resultados generales del estudio de Connolly et al. (2016) apuntaron a que los jóvenes

transexuales presentaban más problemas de depresión, mayores tasas de tendencias suicidas y

de autogestiones, así como de problemas alimentarios que los no transexuales.

Específicamente, encontraron que, en casi todos los estudios analizados, más del 30% de los

jóvenes presentaba síntomas depresivos, distimia o depresión, además de encontrar altas tasas

de intento de suicidio y de autolesiones. Además, en estos jóvenes hay una mayor morbilidad

con trastornos psiquiátricos (Connolly et al., 2016). Por último, estos autores hallaron que el

apoyo social y la terapia médica en la infancia mejoran de manera positiva las funciones

psicológicas en las personas transexuales.

En 2008, Vocks, Stahn, Loenser y Legenbauer llevaron a cabo un estudio sobre

desórdenes alimentarios, un problema relacionado con las alteraciones de la imagen corporal

y la insatisfacción corporal (Connolly et al., 2016; Díaz, 2015). Como se ha dicho antes, las

alteraciones de la imagen corporal pueden llevar a un individuo a sufrir problemas de

alimentación, restricciones a la hora de comer o dietas extremas para cambiar su aspecto

físico. En este estudio, Vocks et al. (2008) seleccionaron una muestra total de 356 personas,

de las cuales 88 eran mujeres transexuales, 43 hombres transexuales, 62 mujeres con un

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Page 23: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

desorden alimentario, y 172 hombres y mujeres en el grupo control. El principal objetivo del

estudio fue el de determinar si las personas transexuales presentaban diferencias con el grupo

control y con el grupo de personas con desórdenes alimentarios con respecto a alteraciones de

la alimentación y de la imagen corporal. Los resultados mostraron que, tanto mujeres como

hombres transexuales, en comparación con el grupo control, presentaban un mayor nivel de

desórdenes alimentarios, como son ingesta restringida, preocupación por el peso, la forma de

su cuerpo y por la alimentación, y de insatisfacción corporal. A pesar de que Vocks et al.

(2008) encontraron que el grupo de mujeres y hombres transexuales presentaban un menor

nivel de desórdenes alimentarios, en comparación con el grupo de mujeres con problemas

alimentarios, todos los datos obtenidos a lo largo del estudio los llevaron a asumir que las

personas transexuales tiene un mayor riesgo de sufrir trastornos alimentarios, ya que

presentan altos niveles de insatisfacción corporal.

Witcomb et al. (2015), en la misma línea que Vocks et al. (2008), llevaron a cabo un

estudio para examinar el riesgo de TCA (trastornos de la conducta alimentaria) en la

población transexual. La muestra estaba formada por un total de 600 personas, 200 de las

cuales eran transexuales, 200 presentaban un trastorno alimentario y 200 formaban un grupo

control de personas cisgénero (persona en la que coinciden su sexo de nacimiento e identidad

de género) y sin ningún trastorno alimentario. Para alcanzar el objetivo del estudio,

compararon las puntuaciones de los tres grupos en las tres subeacalas del EDI-2 (Inventario

de Trastornos de la Conducta Alimentaria), además usaron el HBDS (Hamburg Body Drawing

Scale) para estudiar la insatisfacción corporal. Estos autores encontraron que las personas

transexuales puntuaban más bajo en el EDI-2 que las del grupo con TCA pero presentaban

puntuaciones más altas en comparación con el grupo control. A su vez, encontraron que la

insatisfacción corporal que presentaban los hombres transexuales era comparable a la del

grupo de hombres con trastornos alimentarios, y mayor a la del grupo de mujeres

transexuales. Estos autores se dieron cuenta que la identidad femenina, ya sea de nacimiento o

por deseo, es un factor de riesgo a la hora de presentar insatisfacción corporal y trastornos de

la alimentación (Witcomb et al., 2015). Teniendo en cuenta estos resultados, hipotetizaron que

las mujeres transexuales internalizan los mismos ideales que las de nacimiento en cuanto al

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Page 24: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

ideal del cuerpo y belleza femeninos, mientras que los hombres transexuales siguen

influenciados por los aspectos culturales de ser una mujeres a pesar de querer ser hombres.

Algars, Santtila y Sandnabba (2010) realizaron un estudio con el objetivo de examinar

y comparar los niveles de insatisfacción corporal y de TCA entre personas personas

transexuales y un grupo control. El total de participantes fue de 1142 personas, con una edad

comprendida entre los 18 y los 44. Para medir la insatisfacción corporal, se usó la subsescala

de imagen corporal del DSFI (Derogatis Sexual Functioning Inventory); para medir trastornos

alimentarios se usaron cinco ítems del EAT-26 (Eating Attitudes Test); y para medir el

conflicto con la identidad de género se usaron varios ítems de Gender Identity Scale for

Males. Dentro de los resultados, Algars et al. (2010) encontraron que tanto mujeres como

hombres transexuales presentaban niveles más altos de insatisfacción corporal que el grupo

control. Las mujeres transexuales, por un lado, se sentían menos atractivas, se percibían con

demasiado vello y se sentían avergonzadas si eran vistas por su pareja. Por otro lado, los

hombres transexuales se sentían menos atractivos que el grupo control, además de sentirse

incómodos con ciertas partes de su cuerpo. Otro resultado dentro del estudio de Algars et al.

(2010) fue que mujeres transexuales mostraron niveles más altos que el grupo control de

mujeres en relación a trastornos alimentarios, pero esto no se encontró en hombres

transexuales. En concreto, las mujeres transexuales puntuaron más alto en: preocupación por

la comida, vómito autoinducido y en la variable en general de desorden alimentario.

En 2016, Becker et al. llevaron a cabo un estudio de dos partes, la primera para

examinar las propiedades psicométricas de Hamburg Body Drawing Scale, y la segunda parte

para comparar la satisfacción de diferentes características corporales en jóvenes transexuales

europeos. Dentro de su publicación, se puede ver una tabla donde se reúne literatura referida a

imagen corporal en personas con disforia de género a lo largo de los años, la cual está

adjuntada en los anexos. Los resultados que interesan son los de la segunda parte del estudio,

ya que confirman que entre la población transexual hay niveles más altos de insatisfacción

corporal con su apariencia en general en comparación con la población cisgénero. En cuanto a

la insatisfacción corporal, encontraron que era mayor en relación a las características de su

cuerpo que son específicas del sexo de nacimiento (Becker et al., 2016). En concreto, las

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Page 25: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

mujeres transexuales sentían más insatisfacción con aquellas características asociadas al vello

corporal, a los efectos de los andrógenos y a los genitales, y los hombres transexuales sentían

más insatisfacción hacia aquellas características referentes a sus genitales de nacimiento. De

acuerdo con Becker et al. (2016), las personas transexuales podrían encontrarse en riesgo de

desarrollar un trastorno de la alimentación (Vocks et al., 2015)

Dentro de los estudios sobre transexualidad, insatisfacción corporal y desórdenes

alimentarios, Jones, Haycraft, Murjan y Arcelus (2015) llevaron a cabo una revisión de la

literatura existente en esta temática para observar la relación existente entre insatisfacción

corporal y los trastornos alimentarios. Para llevar a cabo el análisis, seleccionaron 26 estudios

desde el año 1975 hasta 2015. Uno de los resultados principales encontrados fue que la

insatisfacción corporal parece jugar un papel muy importante en la experiencia estresante de

las personas transexuales y en el desarrollo de TCA. Por otro lado, hallaron que la mayoría de

personas transexuales, a pesar de no obtener niveles clínicos para un TCA, habían presentado

o presentaban indicios de problemas con su alimentación, en un intento de eliminar u ocultar

algunas características de su biología por su alto nivel de insatisfacción corporal. Otro

resultado que llama la atención, fue que las personas transexuales que se sometían a algún

tratamiento (quirúrgico u hormonal) para resignar su sexo, aumentaban la satisfacción con el

propio cuerpo, al mejorar la visión que tenían de sí mismos (Jones et al., 2015).pueden llegar

a presentar desórdenes y problemas en la alimentación por su alto nivel de insatisfacción

corporal.

Para llegar a una visión de la imagen corporal en pacientes transexuales más detallada

y completa, Kraermer, Delsignore, Schnyder y Mepp (2008) realizaron un estudio donde

reunieron a una muestra de 45 personas transexuales: 23 personas antes de someterse a cirugía

de resignación (16 mujeres transexuales y 7 hombres transexuales) y a 22 postcirugía (14

mujeres transexuales y 8 hombres transexuales). Se tuvieron en cuenta percepciones, actitudes

y experiencias sobre el cuerpo, y se usó un cuestionario validado y multidimensional sobre la

imagen corporal. Estos autores encontraron diferencias entres las personas transexuales

preoperatorias y postoperatorias; a continuación, se exponen los resultados. En primer lugar,

encontraron que las personas transexuales preoperatorias puntuaban alto en inseguridad y

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Page 26: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

preocupación, mientras que lo hacía bajo en atractividad y confianza en sí mismos. En

segundo lugar, encontraron que las personas transexuales postoperatorias puntuaban bajo en

inseguridad y preocupación, y alto en atractividad y confianza en sí mismos. Se puede ver

que, cuando una persona transexual se somete a una cirugía de resignación de sexo, la imagen

que tiene de sí mismo cambia, ya que se acerca un poco más a su yo ideal (Kraemer et al.,

2006). Dentro de los resultados, estos autores hallaron también diferencias en cuando al

género: las mujeres transexuales puntuaban más bajo en atractivo y autoconfianza, y más alto

en inseguridad y preocupación, al contrario que los hombres transexuales. Estos resultados

son similares a los encontrados en población cisgénero (Ramos et al., 2016). Kraemer et al.

(2007) afirman que, en general, las personas transexuales tienden a ser más inseguras y a no

sentirse atractivos, ya que se preocupan en exceso por su imagen corporal. Esta atención

exagerada hacia el cuerpo se ve reducida por las cirugías de resignación o los tratamientos

hormonales, disminuyendo así los niveles de insatisfacción corporal.

Por último, Testa, Rider, Haug y Balsam (2017) en un estudio reciente, querían

analizar el impacto que tienen las intervenciones médicas en la vida de las personas

transexuales. La muestra estaba conformada por un total de 442 personas, 154 de las cuales

eran mujeres transexuales y 288 eran hombres transexuales. Los resultados de este estudio

indican que, tanto para mujeres como hombres transexuales, el hecho de querer someterse a

una cirugía de reasignación de sexo está asociado con una disminución en los niveles de

trastornos alimentarios. Esto se debe a un aumento en la satisfacción corporal y a una

disminución de la <<no-afirmación>> de su identidad de género (ser etiquetado con el

pronombre incorrecto, tener que usar el baño equivocado). Esta <<no-afirmación>> se ha

identificado como uno de los estresores externos con el que las personas transexuales deben

lidiar a diario; además, está relacionada con un mayor estigma interno y niveles mayor de

trastornos alimentarios (Testa et al., 2017).

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Page 27: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

5. CONCLUSIONES:

A lo largo de esta revisión, se ha visto la importancia de la imagen corporal dentro de

la población. La imagen corporal puede definirse como la autopercepción que hacemos en

nuestra mente del cuerpo, y está asociada a emociones, pensamientos y conductas. Esta nos

define, a la par que construye nuestra identidad; de cierta manera, la imagen corporal está

determinada por diferentes factores sociales, como la cultura, el género o las creencias

religiosas, entre otros. Las personas se centran cada vez más en seguir unos cánones de

belleza a veces irreales e imposibles y, en un intento de alcanzar dichos cánones, el cuerpo se

convierte en fuente de estrés y malestar. Como resultado, la imagen corporal que tenemos se

ve sesgada, llegando a causar alteraciones como la insatisfacción corporal. La insatisfacción

corporal puede definirse como una alteración a nivel de pensamientos y de emociones, que

lleva al menosprecio de el cuerpo y trae consigo numerosas consecuencias como baja

autoestima, ansiedad social, depresión, disfunciones sexuales o desarrollo de TCA, entre otros

(Salaberria et al., 2007). Los principales resultados dentro de las investigaciones con

insatisfacción corporal afirman que las mujeres tienen a sentir más insatisfacción corporal que

los hombres, sobre todo las mujeres jóvenes (Acosta y Gómez, 2002; Esnaola et al., 2010,

citado en Ramírez et al., 2015; Ramírez et al. 2015).

Dentro de los múltiples estudios existentes en insatisfacción corporal, llama la

atención la población transexual, donde hay una clara discordancia entre el yo real y el yo

ideal. Estas personas presentan un sexo determinado, pero se consideran y asocian con el

contrario. El cuerpo supone una fuente directa de malestar, estrés y sufrimiento, llegando a

sentir rechazo hacia su propio cuerpo e insatisfacción corporal. Se ha demostrado que la

insatisfacción corporal en esta población es mayor que en las personas cisgénero (Algars,

Santtila, y Sandnabba, 2010; Becker et al., 2016; Connolly et al.; 2016; Díaz, 2015; Jones et

al., 2015; Vocks et al., 2009). Para ajustarse a los roles de género, las personas transexuales

sienten la necesitad de modificar su cuerpo mediante diferentes tratamientos (hormonas,

cirugía). Diferentes autores han puesto de manifiesto que este tipo de procesos disminuyen la

insatisfacción corporal (Jones et al., 2015; Rider, 2017; Testa y Rider, 2017).

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Como se habló más arriba, se ha visto que la insatisfacción corporal correlaciona con

los trastornos alimentarios. Pues bien, dentro de la población transexual se ha demostrado

que, en un intento de modificar su cuerpo, llevan a cabo diferentes conductas alimenticias,

como las restricción alimentaria o el vómito; estas conductas son mayores que en población

control, y en el caso de los hombres transexuales se han encontrado además, niveles de

desórdenes alimentarios similares al de grupo de hombres con trastornos de la alimentación

(Algars et al., 2010; Vocks et al., 2008; Witcomb et al., 2015).

En nuestra sociedad siguen estando presentes ciertos estereotipos que perjudican a las

personas transexuales, encontrando a diario patrones de discriminación y exclusión hacia

estas personas en diferentes áreas como la laboral, la familiar, la social o la de pareja, lo que

lleva a aumentar aun mas el rechazo e insatisfacción que sienten hacia uno mismo. Todo esto

afecta de manera directa a la vida de las personas transexuales, que a veces toman como única

salida las cirugías y tratamientos hormonales para ser aceptados por el resto. Hay una clara

necesidad de apoyo dentro del colectivo transexual, tanto psicológico, como médico y

familiar, ya que a veces su red de apoyo resulta insuficiente a la hora de afrontar todo lo que

supone ser una persona transexual.

El cuerpo, al fin y al cabo, es solo el recipiente de la esencia del ser humano. Podemos

vivir siendo esclavos de la imagen, o disfrutar de ella para que el día a día sea más placentero.

La mayoría del tiempo no somos conscientes de todos los problemas a los que lleva una

obsesión con la imagen corporal. Pero está claro que los medios de comunicación no ponen

mucho de su parte, por lo que serían necesarias campañas de concienciación sobre dietas

equilibradas, que no lleven a sentir una obsesión con la imagen y que rompan de una vez esos

cánones de belleza que llevan imperando décadas en nuestra sociedad.

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Page 29: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

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Page 34: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Anexo

Tabla 1. Criterios diagnósticos del Trastorno Dismórfico Corporal según el DSM-5

A. Preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que

no son observables o parecen sin importancia a otras personas.

B. En algún momento durante el curso del trastorno, el sujeto ha realizado comportamientos

(p. ej., mirarse en el espejo, asearse en exceso, rascarse la piel, querer asegurarse de las

cosas) o actos mentales (p. ej., comparar su aspecto con el de otros) repetitivos como

respuesta a la preocupación por el aspecto.

C. La preocupación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral

u otras áreas importantes del funcionamiento.

D. La preocupación por el aspecto no se explica mejor por la inquietud acerca del tejido

adiposo o el peso corporal en un sujeto cuyos síntomas cumplen los criterios diagnósticos

de un trastorno alimentario.

Especificar si:

Con dismorfia muscular: Al sujeto le preocupa la idea de que su estructura corporal

es demasiado pequeña o poco musculosa. Este especificador se utiliza incluso si el sujeto está

preocupado por otras zonas corporales, lo que sucede con frecuencia.

Especificar si:

Indicar el grado de introspección sobre las creencias del trastorno dismórfico

corporal (p. ej., “Estoy feo/a” o “Estoy deforme”).

Con introspección buena o aceptable: El sujeto reconoce que las creencias del

trastorno dismórfico corporal son claramente o probablemente no ciertas o que pueden

ser ciertas o no.

Con poca introspección: El sujeto piensa que las creencias del trastorno dismórfico

corporal son probablemente ciertas.

Con ausencia de introspección/con creencias delirantes: El sujeto está

completamente convencido de que las creencias del trastorno dismórfico corporal son

ciertas.

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Page 35: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Tabla 4. Criterios diagnósticos de la disforia de género en niños según el DSM-5

A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de

una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de seis de las características

siguientes (una de las cuales debe ser el Criterio A1):

1. Un poderoso deseo de ser del otro sexo o una insistencia de que él o ella es del sexo

opuesto (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

2. En los chicos (sexo asignado), una fuerte preferencia por el travestismo o por

simular el atuendo femenino; en las chicas (sexo asignado) una fuerte preferencia por

vestir solamente ropas típicamente masculinas y una fuerte resistencia a vestir ropas

típicamente femeninas.

3. Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes

a pertenecer al otro sexo.

4. Una marcada preferencia por los juguetes, juegos o actividades habitualmente

utilizados o practicados por el sexo opuesto.

5. Una marcada preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.

6. En los chicos (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades

típicamente masculinos, así como una marcada evitación de los juegos bruscos; en las

chicas (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades

típicamente femeninos.

7. Un marcado disgusto con la propia anatomía sexual.

8. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales tanto primarios como

secundarios, correspondientes al sexo que se siente.

B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,

escolar u otras áreas importantes del funcionamiento.

Especificar si:

Con un trastorno de desarrollo sexual (p. ej., un trastorno adrenogenital congénito

como 255.2 [E25.0] hiperplasia adrenal congénita o 259.50 [E34.50] síndrome de

insensibilidad androgénica).

Nota de codificación: Codificar el trastorno del desarrollo sexual y la disforia de

género.

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Page 36: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Tabla 5. Criterios diagnósticos de la disforia de género en adolescentes y adultos según el

DSM-5

A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de dos de las características siguientes: 1. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus caracteres sexuales primarios o secundarios (o en los adolescentes jóvenes, los caracteres sexuales secundarios previstos). 2. Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios primarios o secundarios, a causa de una marcada incongruencia con el sexo que se siente o se expresa (o en adolescentes jóvenes, un deseo de impedir el desarrollo que los caracteres sexuales secundarios previstos). 3. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como secundarios correspondientes al sexo opuesto. 4. Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna). 5. Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna). 6. Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones típicos del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna). B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o a deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Especificar si: Con un trastorno de desarrollo sexual (p. ej., un trastorno adrenogenital congénito como 255.2 [E25.0] hiperplasia adrenal congénita o 259.50 [E34.50] síndrome de insensibilidad androgénica). Nota de codificación: Codificar el trastorno del desarrollo sexual y la disforia de género. Especificar si: Postransición: El individuo ha hecho la transición a una vida de tiempo completo con el sexo deseado (con o sin legalización del cambio de sexo) y se ha sometido (o se está preparando para someterse) por lo menos a una intervención o tratamiento médico de cambio de sexo, por ejemplo, un tratamiento continuo con hormonas del sexo opuesto o a una intervención quirúrgica de cambio de sexo para confirmar el sexo deseado (p. ej., penectomía, vaginoplastia en un individuo nacido hombre; mastectomía o faloplastia en una paciente nacida mujer).

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Page 37: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Tabla 6. Becker et al. (2016): Literatura de imagen corporal en adultos con disforia de género.

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Page 38: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

Tabla 6 (continuación). Becker et al. (2016): Literatura de imagen corporal en adultos con disforia de género.

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Page 39: CUANDO EL  NO SE CORRESPONDE CON EL

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