Cuaderno ENAJ#3 2015
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El trabajo de cuidados desde
una perspectiva de gneroy generaciones
Sharon Katzkowicz /Luca La Buonora
Diego Pieri /Jimena Pandolfi /Florencia Semblat
Santiago Nuez /Mara Sauval /Nicols Thevenet
CUADERNOS TEMTICOS DE LA ENAJ #3Mirada Joven
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El trabajo de cuidados desdeuna perspectiva de gnero y generaciones
AUTORES/AS*
Sharon Katzkowicz / Luca La Buonora / Diego Pieri / Jimena Pandolf
Florencia Semblat / Santiago Nuez / Mara Sauval / Nicols Thevenet
COORDINACIN
Unidad de estudios del Instituto Nacional de la Juventud. MIDES
* Sistema de Informacin de Gnero del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y
Divisin de Proteccin Social de la Direccin Nacional de Polticas Sociales (DNPS).
Cuadernos Temticos de la ENAJ. N3.Montevideo, julio 2015
Cuadernos Temticos de la ENAJ #3
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AutoridadesMarina Arismendi/ Ministra de Desarrollo Social
Ana Olivera /Subsecretaria de Desarrollo Social
Santiago Soto /Director del Instituto Nacional de la Juventud
AutoresSharon Katzkowicz
Luca La Buonora
Diego Pieri
Jimena Pandol
Florencia Semblat
Santiago NuezMara Sauval
Nicols Thevenet
Coordinacin (Unidad de estudios del INJU-MIDES)Diego Cano
Cecilia Cristar
Mariana Fernndez Soto
Alejandro Milanesi
Mariana Melgar
El Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) fue creado por Ley N 17.866 promulgada el 21 de marzo
de 2005. Le compete, entre otros, coordinar las polticas en materia de desarrollo social.
Diseo y diagramacin: Unidad Asesora en Comunicacin. MIDES
ISSN en lnea: 2393-6320
Montevideo, julio de 2015
Ministerio de Desarrollo Social
Avda. 18 de Julio 1453
Telfono: (598) 2400 03 02
CP. 11200. Montevideo, Uruguay
www.inju.gub.uy / www.mides.gub.uy
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Sharon Katzkowiczes licenciada en Economa (FCEA-UDELAR). Asistente tc-nica del Sistema de Informacin de Gnero (SIG) del Instituto Nacional de las
Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social (INMUJERES-MIDES). Su trabajo se
centra principalmente en el procesamiento, anlisis de datos y generacin de
informes que visibilicen las desigualdades entre varones y mujeres. En parti-
cular, se especializa en el estudio de las diferencias de gnero en la participa-
cin y uso del tiempo en actividades de trabajo remunerado y no remunerado,
y en aspectos asociados a gnero y juventud.
Luca La Buonoraes licenciada en Ciencia Poltica (FCS- UDELAR) y estudiantede la Maestra en Polticas Pblicas (UCU) con especializacin en Mtodos.
Integra el Sistema de Informacin de Gnero Sistema de Informacin (SIG)
de Gnero del Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo
Social como Asistente Tcnica. Su trabajo se ha desarrollado en torno a la
temtica de las desigualdades de gnero, en particular se centra en cmo
interacta el gnero con la ascendencia tnico-racial de las personas y la te-
mtica de violencia basada en gnero y generaciones.
Santiago Nuezes licenciado en Economa (FCEA-UDELAR) y candidato a Ma-
gster en Demografa y Estudios de Poblacin (FCS-UDELAR). Es Integrante de
la Secretara Tcnica del Consejo Nacional de Polticas Sociales de la Direccin
Nacional de Polticas Sociales (DNPS) del Ministerio de Desarrollo Social (MI-
DES). Anteriormente, se ha desempeado como tcnico en el rea de Protec-
cin Social de la DNPS del MIDES, y ha sido coordinador del equipo econmico
rea empleo Asociacin Civil El Abrojo.
Jimena Pandolfes licenciada en Sociologa (FCEA-UDELAR) y estudiante de
Maestra en Estudios Contemporneos sobre Amrica Latina. Trabaja como
asistente tcnica en el Sistema de Informacin de Gnero (SIG) del Instituto
Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social. Se ha especializa-
do en estudios de gnero y diversidad sexual.
Diego Pieries socilogo y actualmente se encuentra cursando la maestra en
Demografa en la Facultad de Ciencias Sociales de la UDELAR. Es el responsa-
ble del Sistema de Informacin de Gnero (SIG) del Inmujeres, al cual ingres
en 2010 como asistente tcnico. En este perodo en el SIG se ha dedicado altrabajo con registros y estadsticas de Violencia Basada en Gnero y al proce-
samiento de datos y la elaboracin de diversos informes sobre desigualdades
Autores
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de gnero en Uruguay, entre los que se destacan trabajos sobre Uso del Tiem-
po y sobre Violencia Basada en Gnero y Generaciones.
Mara Sauval es licenciada en Economa. Miembro de la Secretara Tcnica
de la Direccin Nacional de Polticas Sociales del Ministerio de Desarrollo So-
cial. Trabaja contribuyendo a las discusiones del Consejo Nacional de Polti-
cas Sociales a travs de la elaboracin de documentos e informes. A su vez,
se desempea en el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo
(CIEDUR) como asistente de investigacin en el rea de Desarrollo y Gnero.
Florencia Semblates licenciada en Sociologa con formacin especializada en
Gnero y Polticas Pblicas por la Facultad de Ciencias Sociales (FCS-UDELAR).Es tambin integrante del Sistema de Informacin de Gnero del Inmujeres,
MIDES en calidad de asistente tcnica. Ha desarrollado investigaciones y pu-
blicaciones sobre desigualdades de gnero, generaciones y territoriales. Du-
rante el 2010-2012 se desarroll como punto focal de operaciones del Fondo
de Poblacin de Naciones Unidas en Uruguay (UNFPA).
Nicols Thevenetes licenciado en Economa (FCEAUDELAR) y candidato a
Magister en Demografa y Estudios de Poblacin (FCSUDELAR). Integra el
equipo tcnico de la Divisin de Planicacin y coordinacin de Polticas So -ciales en territorio de la Direccin Nacional de Polticas (DNPS) Sociales del
Ministerio de Desarrollo Social. Anteriormente, se ha desempeado en el rea
de Proteccin Social de la DNPSMIDES. Adems, es profesor Asistente de los
cursos de Economa y Poltica y Pensamiento Econmico (FICUDELAR).
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INTRODUCCIN 8
EL MUNDO DEL CUIDADO Y LAS PERSONAS JVENES 10
ASPECTOS TCNICOS 12
QU OPINAN LAS PERSONAS JVENES SOBRE EL CUIDADO? 13
QUINES SON LAS PERSONAS ADOLESCENTES Y JVENES QUE CUIDAN? 19
Participacin de la poblacin adolescente y joven en las tareas
de cuidados 19
Quines cuidan? 22
Vnculo con sistema educativo y mercado de trabajo 26
CONCLUSIONES 30
BIBLIOGRAFA 34
ndice
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ndice de Grfcos
Grfco 1.Porcentaje de las responsabilidades principales dejvenes y adolescentes segn sexo. Pas urbano, 2013 .............................................16
Grfco 2.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividadesde cuidados segn poblacin objetivo por sexo. Pas urbano, 2013 ......................... 20
Grfco 3.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividadesde cuidados segn poblacin objetivo, por tramo de edad. Pas urbano, 2013 ........20
Grfco 4.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividadesde cuidados segn relacin de parentesco, por sexo. Pas urbano, 2013 ................. 21
Grfco 5.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segntramo de edad por sexo. Pas urbano, 2013................................................................23
Grfco 6.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segn reade residencia, por sexo. Pas urbano, 2013 .................................................................24
Grfco 7.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segnquintil de ingresos per cpita*. Pas urbano, 2013 .....................................................25
Grfco 8.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segnsexo y ascendencia-tnico racial. Pas urbano, 2013 .................................................25
Grfco 9.Porcentaje de jvenes que cuidan segn sexo
y ascendencia-tnico racial. Pas urbano, 2013 ..........................................................26
Grfco 10.Porcentaje de adolescentes y jvenes que abandonaronel sistema educativo por ayudar en su casa, atender asuntos familiareso porque qued ella o su pareja embarazada, por sexo. Pas urbano, 2013 .............27
Grfco 11.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan y quehan dejado de estudiar o trabajar para hacerlo. Pas urbano, 2013 ......................... 28
Grfco 12.Distribucin porcentual de adolescentes y jvenesque no trabaja porque no tienen tiempo por las obligaciones del hogar.Pas urbano, 2013 .........................................................................................................28
Grfco 13.Distribucin porcentual de los adolescentes y jvenes que no trabajanporque no tienen tiempo por las obligaciones del hogar. Pas urbano, 2013 ..............28
Grfco 14.Distribucin porcentual de los adolescentes y jvenesque cuidan segn si lo hacen de forma remunerada o no remunerada.Pas urbano, 2013 .........................................................................................................29
Grfco 15.Distribucin porcentual de los adolescentes y jvenesque cuidan remuneradamente por sexo. Pas urbano, 2013......................................29
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ndice de cuadros
Cuadro 1.Proporcin de adolescentes y jvenes que estn de acuerdocon las siguientes frases, segn sexo, tramo de edad, quintil de ingresos*y rea de residencia. Pas urbano, 2013...................................................................... 15
Cuadro 2.Porcentaje de adolescentes y jvenes que opinan que criar hijoses tarea primordial de las mujeres y que estas no deben elegir carrerasque intereran con su proyecto de familia, segn sexo, tramo de edad,
quintil de ingresos y rea de residencia. Pas urbano, 2013 ...................................... 17
Cuadro 3.Cantidad y porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidanpor sexo. Pas urbano, 2013 ........................................................................................19
Cuadro 4.Horas semanales dedicadas al cuidado segn sexo ypoblacin que cuidan (en horas semanales). Pas urbano, 2013 ............................... 22
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INTRODUC
CIN
INTRODUCCIN
En momentos en que Uruguay se encuentra en proceso de implementacin de unSistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), resulta importante investigar lavinculacin que tienen las personas jvenes con las tareas de cuidado y cmo larealizacin de estas tareas inuye en sus vidas. De este modo, el objetivo de este
trabajo consiste en analizar la participacin de los adolescentes y jvenes en lastareas de cuidados. Para ello, se realiza un anlisis descriptivo que busca aproxi-mar la participacin de estos con las tareas de cuidado, segn determinados atri-butos que se consideran relevantes. Se considera el sexo de la persona, el tramoetario al que pertenecen, la zona de residencia, el quintil de ingresos per cpitade los hogares y la ascendencia tnico racial.
El SNIC dene tres poblaciones objetivo como destinatarias de cuidados: ni -os y nias de 0 a 12 aos de edad, con prioridad en primera infancia (0 a 3 aos),personas con discapacidad y personas mayores (65 aos y ms) en situacin dedependencia para realizar las actividades bsicas de la vida diaria. Por otra par-te, se pone nfasis en una cuarta poblacin objetivo, que son aquellas personasque se encargan de los cuidados, ya sea de forma remunerada o no. Esta ltimapoblacin estara relacionada con las condiciones de vida de muchas personas
jvenes que se dedican a la tarea de cuidados de forma remunerada o no, tantodentro como fuera del hogar.
Para analizar la participacin y el tiempo asignado a las tareas de cuidadoses necesario destacar que el tiempo del que las personas disponen es un recursoescaso que distribuyen entre diferentes actividades y que tiene un impacto en subienestar. De este modo, al dedicarle horas del da a realizar tareas de cuidado,implicara dejar de lado otras actividades necesariamente. No solamente las ho-ras de ocio se ven cercenadas al asumir estas tareas, sino que en ciertas ocasio-nes se deja de lado la carrera en el sistema educativo formal o se trunca el accesoal mercado laboral remunerado. As, cuando las personas tienen una alta cargade tareas, se restringe su capacidad para tomar decisiones sobre la distribucinde su tiempo y afecta su autonoma (Merino, 2010).
Cabe destacar que en el anlisis de la vinculacin que tienen las personasjvenes con las tareas de cuidados, resulta fundamental analizar las diferenciasentre varones y mujeres. La persistencia de la divisin sexual del trabajo sigueasignando a las mujeres las tareas reproductivas no remuneradas, asociadas ala esfera privada del hogar, y a los varones las tareas productivas remuneradasasociadas a la esfera pblica. La divisin sexual del trabajo ha sido la base de lasdesigualdades entre varones y mujeres en diferentes mbitos tales como el mer-cado laboral, la participacin poltica, entre otros.
Las encuestas de uso de tiempo muestran que la participacin en las tareasde cuidados y el tiempo destinado a las mismas contina recayendo mayoritaria-mente en las mujeres. La distribucin de estas tareas y el impacto que tiene envarones y mujeres es diferente, por lo que las oportunidades de desarrollo y par-
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INTRODUC
CIN
ticipacin en el sistema educativo y en el mercado laboral tambin son diferen-tes. As, el tiempo destinado al trabajo no remunerado y, en particular, las tareasde cuidados, tiene un impacto en la autonoma y posibilidades de desarrollo la-boral y personal de las mujeres.
A su vez, cabe mencionar que existen otras diferencias que profundizan ladesigual distribucin en las tareas de cuidados tales como la ascendencia tnico racial, el lugar de residencia o la edad que tiene la persona que realiza los cui-dados. Todos estos atributos se toman en cuenta en el presente anlisis.
Los datos que surgen de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud(ENAJ) impulsada por el Instituto Nacional de la Juventud (INJU) arrojan luz so-bre la realidad de las personas jvenes y la forma en que se relacionan con lastareas de cuidados. La encuesta fue realizada durante el ao 2013 y esta edicin,
a diferencia de las anteriores, es la primera que cuenta con informacin sobrecuidados.
Una consideracin a tener en cuenta, es que si bien se analiza a las perso-nas jvenes y adolescentes en tanto personas que realizan las tareas de cuidado,esto no implica desconocer que existen jvenes que forman parte de la poblacinobjetivo que recibe cuidados, en la medida que pueden tratarse de personas quetengan algn tipo de discapacidad que afecte su nivel de autonoma para reali-zar las actividades diarias. Este trabajo se propone analizar exclusivamente a laspersonas jvenes y adolescentes que cuidan, no a quienes que por alguna razn,permanente o circunstancial reciben cuidados.
El cuaderno se estructura de la siguiente manera: en el primer apartado, se
presenta un marco conceptual y algunas deniciones bsicas sobre cuidados.
En el segundo apartado, se mencionan los aspectos tcnicos que ayudan a com-prender cmo se vinculan las personas jvenes y adolescentes con las tareas decuidados y algunas especicidades respecto a la ENAJ 2013. En el tercer aparta-do, se desarrollan los resultados sobre la percepcin de jvenes y adolescentesrespecto de los cuidados, tal cmo se recogen en la encuesta. Luego se presen-tan resultados acerca de la participacin de jvenes y adolescentes que realizantareas de cuidado, as como las condiciones bajo las cuales las realizan. Poste-
riormente, se presenta los principales resultados respecto de las caractersticassocioeconmicas de las personas jvenes y adolescentes, y luego se analiza elimpacto que la participacin de stas en las tareas de cuidados tiene en su vincu-lacin con el mercado de trabajo y el sistema educativo formal. En ltimo lugar,se plantean algunas reexiones nales sobre el tema.
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ELMUNDO
DELCU
IDADO
YLASPERSONASJVENES
EL MUNDO DEL CUIDADO Y LAS PERSONAS JVENES
Para comprender qu se entiende por tareas de cuidado podemos apoyarnosen la denicin adoptada por el Grupo de trabajo interministerial1 durante ladiscusin sobre la implementacin de un SNIC. En el documento de trabajo ela-borado por el Grupo en el 2012 se denen los cuidados como una funcin social
que implica tanto la promocin de la autonoma personal como la atencin yasistencia a las personas dependientes. Esta dependencia puede ser transitoria,permanente o crnica, o asociada al ciclo de vida (Grupo de trabajo, 2012: 16).
De acuerdo con esta denicin podemos ubicar a las personas jvenes en dos
sitios: como personas receptoras de cuidados y como personas proveedoras de
cuidados. Tal como se menciona en la introduccin, es justamente en esta ltima
ubicacin es desde donde se centra el anlisis del presente trabajo.Es conveniente destacar el contexto en el cual se desarrollan las tareas de
cuidado hoy da. De acuerdo con varios autores se asiste en estos momentos auna crisis de los cuidados en pases como Uruguay. El quiebre del tradicional pa-radigma de divisin sexual del trabajo que se ha procesado en las sociedades deoccidente, junto con los cambios en la estructura de los hogares y cambios de-mogrcos, hace que el cuidado dentro del hogar se encuentre en crisis (Aguirre,
2009; Arriagada, 2009).Por un lado, el paradigma tradicional en donde los varones se encargan de
las tareas productivas y las mujeres se concentran en las tareas reproductivas,ha ido cambiando de forma paulatina con la incorporacin al mercado de traba-jo de las mujeres. Esto se reeja en el incremento de la tasa de actividad de las
mujeres en el mercado de trabajo, la cual ha crecido en nuestro pas de formacontinua, aunque contina ubicndose por debajo de los valores que se observanpara los varones (Espino et al., 2011).
En paralelo, se producen cambios en los arreglos familiares y el tipo de fa-milia nuclear comienza a perder preponderancia respecto de nuevos arreglos. Elcrecimiento de los hogares unipersonales y monoparentales junto con el descen-so de los hogares extendidos y biparentales con hijos dan cuenta de este cambio,
lo que puede derivar en una creciente demanda de cuidados.Tambin, en estos ltimos aos se vienen procesando otros importantes
cambios demogrcos, vinculados a la estructura etaria de la poblacin. Por
un lado, se observa un progresivo envejecimiento de la poblacin, producto delincremento de la esperanza de vida al nacer, aumentando las posibilidades desupervivencia de la poblacin (Paredes et al., 2010). Esto hace que la cantidadde personas mayores aumente de forma continua, tanto en trminos absolutos
1. En 2008 el gobierno nacional se comprometi a crear un Sistema Nacional de Cuidados, paralo cual form un grupo de trabajo interinstitucional integrado por los siguientes organismos gu-
bernamentales: Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Economa y Finanzas, Ministerio deEducacin y Cultura, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Ministerio de Salud Pblica, Ofcinade Planeamiento y Presupuesto, Instituto Nacional de Estadstica, Instituto del Nio y Adolescentedel Uruguay, Administracin de Servicios de Salud del Estado y Banco de Previsin Social.
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ELMUNDO
DELCU
IDADO
YLASPERSONASJVENES
como relativos. Por lo que es esperable que la demanda de cuidados de esta po-blacin se incremente.
A este proceso se suma la existencia de patrones de comportamiento repro-ductivo diferenciales en la poblacin Uruguay. Los diferenciales en el comporta-miento estn asociados con el nivel educativo de las mujeres. En particular, se haidenticado que los niveles de fecundidad ms elevados se ubican en los estratos
sociales con menores niveles educativos (Varela et al., 2008).En la medida que los cuidados se brindan en el seno del hogar y los arreglos
intrafamiliares son ms cambiantes, se congura una potencial crisis de los cui-dados. En este escenario los jvenes desarrollan un papel protagnico, al asumirestas tareas y cubrir as la demanda de cuidados que no ser provista de acuer-do a los arreglos tradicionales y que tampoco resulta asimilada por el mercado.
Margulis (1998), considera que existen distintas juventudes enmarcadas enla heterogeneidad econmica, social y cultural de cada sociedad. Por tanto, ar-ma que no existe una nica juventud, sino mltiples formas a travs de las cualesse procesa la condicin de edad. Se debe concebir el papel que desarrollan los
jvenes en las tareas de cuidado dentro de este contexto particular. De cualquiermanera, los jvenes transitan esta etapa de diversas formas, en donde atravie-san mltiples eventos (inicio de la vida laboral, trnsito por el sistema educativo,inicio de la vida reproductiva, emancipacin del hogar, etc.) que marcan la tra-yectoria de cada persona.
En este sentido, es esperable encontrar diferentes actitudes frente a la rea-lizacin de las tareas de cuidado de acuerdo con caractersticas como el sexo,condicin econmica u otros que se puedan analizar y que nos permitan iden-ticar perles.
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ASPECTOS
TCN
ICOS
ASPECTOS TCNICOS
La informacin que se presenta en esta seccin surge del procesamiento de laEncuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) realizada durante el ao2013. La misma fue aplicada a 3.824 jvenes y adolescentes 12 a 29 aos, resi-dentes en localidades de 5.000 y ms habitantes.
Esta es la tercera encuesta sobre adolescencia y juventud que se realiza enUruguay, las anteriores ediciones se realizaron en los aos 1990 y 2008. Es enesta edicin de la encuesta pregunta por primera vez a los adolescentes y j-venes respecto de las tareas de cuidados. Las tareas de cuidado se encuentrandenidas de la siguiente manera: brindar apoyo en actividades de la vida dia-
ria, comer, beber, acostarse, levantarse, baarse, ir al bao, dormir. Acompa-
arlos al CAIF/jardn/escuela/liceo/universidad/centro diurno/centro de empleo.Acompaar a servicios de habilitacin y rehabilitacin (sioterapia, terapia ocu-
pacional, fonoaudilogo, etc.) o ir al mdico.
Como se observa en esta denicin, no se distingue si las tareas realizadas
implican apoyo sobre Actividades Bsicas de la Vida Diaria (tales como alimen-tar, baar, etc.) o Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (tales como cola-borar en la realizacin de las compras, acompaar al mdico, etc.). Tampoco esposible identicar si el cuidado se realiza a una persona que tiene dependencia
leve, moderada o severa. Sin embargo, s se puede conocer la dedicacin horariaa estas tareas, la relacin de parentesco con quien recibe los cuidados, si recibealguna remuneracin por este trabajo, y si esto implic el abandono del estudioo el trabajo.
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QU
OPINANL
AS
PERSONAS
JVENES
SOBRE
EL
CUIDADO?
QU OPINAN LAS PERSONAS JVENES SOBRE EL CUIDADO?
A continuacin se presentan las opiniones de las personas jvenes y adolescen-tes respecto a la divisin tradicional de las tareas asignadas a varones y mujeres,tanto en lo que reere al vnculo con el mercado de trabajo, como los roles que
ocupan en las tareas domsticas y de cuidados.Las representaciones acerca del mercado de trabajo resultan de suma im-
portancia a la hora de analizar las actitudes frente a la familia y las tareas de cui-dados, ya que hay un costo de oportunidad de una esfera respecto de la otra, esdecir, cunto se pierde de ganar en el mercado de trabajo por realizar las activi-dades de trabajo no remunerado.
Como fue mencionado, las pautas de produccin y reproduccin sociales ac-
tuales continan estructuradas en base a una fuerte divisin sexual del trabajo.A partir de stas, se asigna a las mujeres principalmente las tareas reproducti-vas no remuneradas y a los varones las tareas consideradas productivas. As,las mujeres dedican una mayor cantidad de horas al trabajo no remunerado yde cuidados que los varones. A su vez, las mujeres que ingresan al mercado detrabajo, continan siendo las principales responsables de las tareas de cuidados,realizando una doble jornada de trabajo. Por su parte, los varones se responsa-bilizan en mayor medida por el trabajo remunerado que se realiza en el mercado.
De este modo, las representaciones acerca de qu roles corresponden a mu-jeres y a varones determinan la estructura de oportunidades para unos y otras,segn la esfera que se considere. Por este motivo, abordar las representacionesde la sociedad en general y,en particular,de las personas jvenes y adolescen-tes es de suma relevancia, dado el potencial transformador que estos tienen.
Para indagar sobre las representaciones que las personas jvenes y adoles-centes tienen acerca de la divisin tradicional de tareas asignadas a varones ymujeres se realiz una batera de preguntas. En primer lugar, se analiza qu tande acuerdo estaban con la frase: Dejara de trabajar para dedicarme a mi fami-
lia.En el Cuadro 1 es posible apreciar que un 25,5%de jvenes y adolescentesresponden armativamente a esta pregunta, porcentaje que toma valores simi-
lares para varones y mujeres (24,3%y 26,9%, respectivamente). Asimismo, amedida que aumenta el quintil de ingresos de los hogares, se reduce la predispo-sicin tanto de varones como de mujeres a dejar de trabajar para dedicarse a lafamilia, pasando de 35,9%en el primer quintil a 20,1%en el cuarto.
Respecto las opiniones de acuerdo al rea de residencia, se observa que elporcentaje de quienes dejaran de trabajar para dedicarse a la familia, es menorpara quienes que residen en Montevideo que para aquellos que viven en el inte-rior del pas.
En la misma lnea, se le pregunt a jvenes y adolescentes si estaban o no deacuerdo con la frase: Aunque los ingresos de mi hogar fueran sucientes, no de-
jara de trabajar para mantener mi autonoma,para indagar acerca de la predis-posicin a dejar de trabajar para mantener la autonoma. En este caso, el 75,2%
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QU
OPINANL
AS
PERSONAS
JVENES
SOBRE
EL
CUIDADO?
de las mujeres y el 74,4%de los varones responden que no dejaran de trabajar amodo de mantener su autonoma (Cuadro 1). A su vez, resulta interesante desta-car que, si se analiza este indicador segn el tramo etario, se observa que a me-dida que aumenta la edad, aumenta el porcentaje de jvenes y adolescentes queno dejaran de trabajar para mantener su autonoma. Del mismo modo, a medidaque aumenta el quintil de ingresos, se observa una disminucin en la proporcinde jvenes y adolescentes que dejaran de trabajar para atender a su familia, yse registra un aumento en el porcentaje de jvenes y adolescentes que no deja-ran su trabajo a modo de tener autonoma. Esto puede asociarse al mayor costode oportunidad de abandonar el trabajo de forma remunerada para dedicarse alas tareas de cuidado en los quintiles de ingresos ms altos, lo que se traduce enuna menor predisposicin a dejar el puesto de trabajo para realizar las activida-
des no remuneradas de cuidados.Estos datos podran estar indicando, que gran parte de las personas jvenes
y adolescentes consideran el trabajo como una fuente de autonoma clave. Sinembargo, se observa que un 13,2%dejaran de trabajar si el sueldo de la pare-ja fuera ms alto. Al analizar esta informacin segn sexo, encontramos que un21,1%de las mujeres se encuentran dispuestas a dejar de trabajar si el salariode su pareja fuera mayor, mientras que esta proporcin se reduce a 6,2%en elcaso de los varones.
Si se analiza este indicador en funcin del tramo etario y el quintil de ingre-sos per cpita de los hogares a los que pertenecen las personas jvenes y ado-lescentes, no se encuentra una tendencia clara. Sin embargo, analizando segnsi residen en Montevideo o en el interior del pas, se observa una mayor predis-posicin a dejar de trabajar si los ingresos de la pareja fueran ms altos entrequienes residen en el interior del pas respecto a quienes que viven en la capi-tal del pas.
En lo que reere al rol de las mujeres, se pregunt especcamente qu tan
de acuerdo se encuentran con la armacin: Es preferible que las mujeres en
vez de trabajar atiendan a la familia. Un 22,1%de las personas jvenes y adoles-centes se encuentra afn con dicha armacin. En concordancia con lo anterior-
mente expuesto, 14,6%de las mujeres jvenes uruguayas consideran que su rolprincipal consiste en realizar el trabajo de cuidados sobre el trabajo remunera-do. Por su parte, el porcentaje de varones que est de acuerdo con la armacin
alcanza el 28,8%. De este modo, se observa que un alto porcentaje de mujeresy varones jvenes y adolescentes, mayor para las primeras, que consideran quelas mujeres no deben permanecer nicamente en el mbito privado del hogar.
A medida que aumenta la edad disminuye el porcentaje de jvenes y adoles-centes que estn de acuerdo con que las mujeres en vez de trabajar atiendan a lafamilia. Lo mismo sucede a medida que se incrementa el nivel de ingresos. Segnel rea de residencia, es posible apreciar que el porcentaje de jvenes y adoles-centes que consideran que el rol principal de las mujeres debiera ser atender ala familia, por sobre trabajar de forma remunerada, es sustancialmente menor
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QU
OPINANL
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JVENES
SOBRE
EL
CUIDADO?
para quienes que residen en Montevideo que para quienes residen en el interiordel pas (16,8%y 27,6%respectivamente) (Cuadro 1).
Cuadro 1.Proporcin de adolescentes y jvenes que estn de acuerdo con lassiguientes frases, segn sexo, tramo de edad, quintil de ingresos* y rea deresidencia. Pas urbano, 2013
Dejara detrabajar paradedicarme ami familia
No dejara detrabajar paramantener miautonoma
Dejara de trabajarsi el sueldo de mipareja fuera msalto
Es preferible quelas mujeres envez de trabajaratiendan a lafamilia
Total 25,5% 74,8% 13,2% 22,1%
Varones 24,3% 74,4% 6,2% 28,8%
Mujeres 26,9% 75,2% 21,1% 14,6%
Entre 12y 14 aos
** ** ** **
Entre 15y 19 aos
27,1% 73,2% 14,7% 37,0%
Entre 20y 24 aos
24,4% 74,8% 10,8% 22,0%
Entre 25y 29 aos
26,3% 75,4% 14,8% 17,3%
Q1 35,9% 69,5% 21,8% 35,0%
Q2 24,8% 72,0% 12,9% 22,4%Q3 22,3% 76,0% ** 17,7%
Q4 20,1% 79,3% ** 15,6%
Q5 ** 83,7% ** **Montevideo 23,7% 74,6% 10,8% 16,8%
Interior 27,4% 75,1% 15,6% 27,6%
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
*Quintiles de ingresos de los hogares que provienen los jvenes con valor locativo (sin serviciodomstico).
**La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadsticaAsimismo, se investig acerca de cules consideran adolescentes y jve-
nes son sus principales responsabilidades (Grco 1). Consideran que las prin-cipales responsabilidades de adolescentes y jvenes son estudiar o capacitarse(46,8%). Al analizar la informacin segn sexo, se observa una proporcin msalta de mujeres que de varones que consideran esto prioritario (50,5%y 43,1%,respectivamente). Estos resultados podran estar vinculados con los mejores lo-gros educativos que presentan las mujeres respecto de los varones (INMUJERES,2013).
En segundo lugar, un 26,5%consideran el trabajo remunerado como la res-ponsabilidad principal. En este caso, se observa una importante diferencia segnsexo: el 35,4%de los varones identica el trabajo remunerado como su princi-
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SOBRE
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pal responsabilidad, mientras que dicho valor desciende a la mitad en el caso delas mujeres. Como contracara, se observa que el cuidado de hijos, hermanos ofamiliares es considerado como la responsabilidad principal para un cuarto delas adolescentes y jvenes mujeres, mientras que no alcanza el 10%en los varo-nes (Grco 1). Se evidencia de este modo que, si bien la mujeres participan enel mercado de trabajo y en el sistema educativo, buena parte de adolescentes y
jvenes uruguayos han interiorizado los roles tradicionales de gnero a partir delos cuales los varones trabajan en el mercado laboral remunerado y las mujerescuidan dentro del hogar.
Grfco 1.Porcentaje de las responsabilidades principales de adolescentes y jvenes
segn sexo. Pas urbano, 2013Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
En la misma lnea se investig acerca de las representaciones que tienensobre el rol de las mujeres en el mbito domstico. Como se muestra en el Cua-dro 3, un 31,9%de adolescentes y jvenes consideran que criar hijos es tarea
primordialmente de las mujeres. Esta idea persiste en un 37,3%de las mujeres,mientras que entre los varones esta cifra desciende diez puntos porcentuales. Alanalizar este indicador segn tramo etario, es posible armar que a medida que
aumenta la edad, disminuye el porcentaje de personas que estn de acuerdo conla idea de que criar hijos es tarea primordial de las mujeres, pasando de 41,8%en el tramo de 12 a 14 aos a 27,6%en el tramo de 25 a 29 aos. Del mismo modo,analizando el quintil de ingresos per cpita de los hogares a los que pertenecenadolescentes y jvenes se observa que a medida que aumenta el nivel de ingre-sos disminuye el porcentaje de jvenes que estn de acuerdo con esta arma-cin, llegando a un 19,2%en el quinto quintil de ingresos (Cuadro 2).
Por ltimo, tambin se registran diferencias segn el rea de residencia quese considere, se identica que el porcentaje de adolescentes y jvenes que estn
Varones Mujeres Total
43,2%
35,4%
26,5%
17,4%
8,8%
25,4%
17,0%
50,5%
46,8%
Estudiar/capacitarse Trabajar
remuneradamente
Tener a cargo hijos,
hermanos o familiares
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que residen en el interior del pas (33,4%) que quienes lo hacen en Montevideo(26,9%) (Cuadro 3).
Como fue mencionado, la participacin y el tiempo dedicado al trabajo no re-munerado y, especcamente, a las tareas de cuidados generan fuertes desigual-dades en el uso del tiempo entre quienes se responsabilizan por stas y quienesno, dado que se destina tiempo a la realizacin de tareas necesarias para la re-produccin de los hogares, pero que carecen de un valor monetario y social co-rrespondiente. Histricamente, son las mujeres quienes asumen esta responsa-bilidad, lo cual acaba operando como barreras para el pleno desarrollo personalen el mbito laboral, educativo, poltico, trayendo como consecuencia, fuertesdesigualdades de gnero. Por tanto, analizar las percepciones que las personastienen respecto a estos estereotipos, se torna fundamental para comprender y
buscar erradicar un orden establecido que atenta contra los niveles de autono-ma de las mujeres. A partir de la informacin presentada, es posible armar que
a medida que disminuye el nivel de ingresos de los hogares en que viven ado-lescentes y jvenes las ideas tradicionales acerca del rol que deben asumir lasmujeres en la familia y en el mercado de trabajo tienen ms arraigo. Lo mismosucede entre quienes viven en el interior del pas, respecto a quienes lo hacenen Montevideo.
Por ltimo, respecto a este punto, es necesario considerar que este tipo dedinmicas intrafamiliares se traducen en importantes desigualdades de gne-ro, dada la estricta divisin de tareas tanto de produccin (trabajo remunerado)como de reproduccin (trabajo no remunerado y de cuidados) entre varones ymujeres. Es en funcin de esta asignacin de roles tradicionales, que se obser-van importantes diferencias en las percepciones y el grado de importancia queadquieren los intereses personales y aquellos que reeren al bienestar de las
familias, segn se trate de varones o de mujeres (Jimnez, 2005 en Cols et al.,2007).
Del anlisis de la informacin presentada, se desprende entonces que unaparte de adolescentes y jvenes uruguayos an rearman pautas de reproduc-cin de la vida privada que ubican a las mujeres en la esfera reproductiva. Es po-
sible observar que si bien ha aumentado el grado de participacin de las mujeresen el mercado de trabajo, dada la creciente valoracin del trabajo como fuentede autonoma, los estereotipos de gnero tradicionales an se encuentran vigen-tes. Especcamente en lo que reere a la poblacin joven en nuestro pas, se
observa una clara persistencia en la percepcin que asocia el rol principal de lasmujeres con tareas no remuneradas y de cuidados en el mbito privado del ho-gar, por encima de las actividades remuneradas en el mbito pblico.
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QUE
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QUINES SON LAS PERSONAS ADOLESCENTESY JVENES QUE CUIDAN?
En este apartado se presentan y analizan algunos indicadores respecto a ado-lescentes y jvenes que realizan tareas de cuidados de personas dependientes.En primer lugar, se presenta informacin respecto a la participacin de varonesy mujeres en las tareas de cuidados as como de la poblacin receptora de losmismos. En segundo lugar, se realiza una caracterizacin socioeconmica de losadolescentes y jvenes que cuidan. Por ltimo, se realiza un anlisis del vnculode aquellas personas adolescentes y jvenes que cuidan con el sistema educativoy el mercado laboral, de modo de analizar cmo las actividades de cuidado im-pactan en estos mbitos y el impacto diferencial que tiene en varones y mujeres.
Participacin de la poblacin adolescente y joven en las tareasde cuidadosComo puede observarse en el Cuadro 3, aproximadamente 275.700 jvenes de12 a 29 aos realizan tareas de cuidados (35,8%del total de adolescentes y j-venes). Al diferenciar segn sexo, en lnea con lo mencionado anteriormente, seobserva que los cuidados recaen con mayor peso en las mujeres jvenes que enlos varones (el 44,2% de las mujeres adolescentes y jvenes cuidan, mientrasque sus homlogos varones que son el 27,5%).
El Grco 2 muestra la tasa de participacin de adolescentes y jvenes quecuidan segn los distintos grupos poblacionales que requieren cuidados. Parael anlisis de los datos se clasican a los grupos en tres categoras teniendo en
cuenta los grupos de poblacin denidos por el SNIC: Nios de 0 a 3, Nios de 4
a 12 y adultos mayores y personas con discapacidad.De la lectura del grco puede observarse, en primer lugar, que la tasa de
participacin es mayor para las mujeres que para los varones en todos los gru-pos poblacionales. En segundo lugar, es posible apreciar que las mayores tasasde participacin en las actividades de cuidados de adolescentes y jvenes, sepresentan en el cuidado de nios, registrndose una amplia diferencia entre va-
rones y mujeres, mayor para estas ltimas.
Cuadro 3. Cantidad y porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan por sexo.
Pas urbano, 2013
Varones Mujeres Total
Cantidad % Cantidad % Cantidad %
No cuidan 280.947 72,5 213.946 55,8 494.893 64,2
Cuidan 106.573 27,5 169.213 44,2 275.786 35,8
Total 387.520 100 383.159 100 770.679 100
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
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Grfco 2.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividades de
cuidados segn poblacin objetivo por sexo. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Por otro lado, los cuidados a las diferentes poblaciones no se distribuyen dela misma manera en toda la etapa juvenil. En el Grco 3se presenta la tasa departicipacin en las tareas de cuidados segn las poblaciones que requieren cui-dados por tramo de edad. Puede observarse que a medida que aumenta la edad,
Varones Mujeres Total
14,2% 14,1%
19,9%
4,7%5,4% 5,1%
25,5% 25,8%
19,8%
Nios de 0 a 3 Nios de 4 a 12 Adultos mayores
o personas con discapcidad
Nios de 0 a 3 Nios de 4 a 12 Adultos mayores o personas con discapacidad
12,4%
14,7%
5,1% 4,7%
16,7%
26,6%
30,4%
5,0%
13,5%
17,2%
23,3%
5,8%*
Entre 12 y 14 aos Entre 15 y 19 aos Entre 20 y 24 aos Entre 25 y 29 aos
* La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadsticaFuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Grfco 3.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividades decuidados segn poblacin objetivo, por tramo de edad. Pas urbano, 2013
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aumenta la tasa de participacin en el cuidado de nios, tanto de 0 a 3 aoscomo de 4 a 12 aos. Por su parte, es posible apreciar que si bien en los diferen-tes tramos etarios la mayor tasa de participacin se da en el cuidado de nios de4 a 12 aos, en el tramo de 20 a 24 aos la mayor tasa se observa en el cuidadode nios de 0 a 3 aos. Esta diferencia puede estar vinculada al inicio de la vidareproductiva, uno de los eventos identicados que se asocian a la transicin a la
adultez (Filardo, 2010).A continuacin se presenta la tasa de participacin de adolescentes y jve-
nes en las tareas de cuidados segn la relacin de parentesco con las personasque reciben cuidados (Grco 4). Al igual que como se observ en el cuidado alos diferentes grupos poblacionales, en este casos, las tasas de participacinde las mujeres es mayor que la de los varones en todas las relaciones de paren-
tesco. Por su parte, se observa que, tanto para varones como para mujeres, lasmayores tasas de participacin se registran en el cuidado de hijos/as. A su vez,es en este caso donde la diferencia en la tasa de participacin de varones y mu-
jeres es ms pronunciada. Por un lado, esto podra estar asociado a que hay unmayor porcentaje de mujeres jvenes que tuvieron hijos respecto a los varones(26,1%y 13,9%, respectivamente) (INJU, 2013). Por otro lado, este resultado po-dra vincularse a la persistencia en los roles tradicionales de gnero, que colocaa las mujeres como principales responsables de las tareas de cuidados en el m-bito privado del hogar.
Grfco 4.Tasa de participacin de adolescentes y jvenes en actividades decuidados segn relacin de parentesco, por sexo. Pas urbano, 2013
*La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadstica
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
2,6%2,2% 2,3%
0,4%* 0,5%*0,7%*
2,4%
11,9%12,9%
17,3%
13,9%
1,1% 1,7%
2,3%
3,2%
9,0%
13,1%
2,9%
Varones Mujeres Total
Abuelo Padre/Madre Hermano/a Hijo/a Otro pariente No pariente
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Por ltimo, en el Cuadro 4 se presenta el promedio de horas semanales dedi-cadas a las tareas de cuidado segn sexo y poblacin que recibe cuidados. Cabemencionar que se ha evidenciado la demanda de cuidados, tanto en trminos detareas como de tiempo es diferente segn la poblacin que se trate. La participa-cin de las mujeres en las actividades de cuidados es ms alta que la de los va-rones en las diferentes tareas. Al tiempo que las tareas que realizan unas y otrosson diferentes. Las mujeres suelen concentrar su participacin en las actividadesque requieren mayor cotidianeidad (dar de comer, baar, etc.), mientras los varo-nes se concentran sobre todo en las actividades que no requieren una dedicacindiaria, tales como jugar, llevar de paseo, etc. (Batthyny, 2007). De este modo,resulta interesante analizar la dedicacin horaria a las tareas de cuidados segnel sexo de la persona que cuida y la poblacin a la que cuida.
En primer lugar, se observa que para el grupo que se destinan ms horas decuidados, tanto por varones como por mujeres, es en el cuidado de nios de 0 a3 aos, seguido por el cuidado de nios de 4 a 12 aos. A su vez, en estos gruposes donde se observan las mayores diferencias de acuerdo con el sexo de la per-sona que realiza los cuidados.
En cuanto a la diferencia entre varones y mujeres en el tiempo dedicada a lastareas de cuidados, se observa que las mujeres destinan ms horas en todos losgrupos. En el caso del cuidado de nios de 0 a 3 aos de edad, es donde la dife-rencia es ms notoria, siendo que las mujeres destinan 37,8 horas semanales, enpromedio, ms que los varones.
Cuadro 4.Horas semanales dedicadas al cuidado segn sexo y poblacin que cuidan(en horas semanales). Pas urbano, 2013
Varones Mujeres Total Diferencia mujeres-varones
Total 27,4 69,6 53,3 42,2
Nios de 0-3 aos 27,0 64,8 51,2 37,8
Nios de 4-12 aos 20,6 50,3 39,7 29,7
Personas de 65 o ms aos 14,9 21,4 18,6 6,5
Personas con discapacidad * * 21,8 *
*La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadstica
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Quines cuidan?Como fue mencionado, en este apartado se analizan las caractersticas socioe-conmicas de las personas que realizan tareas de cuidados. En primer lugar, enel Grco 5 se presenta el porcentaje de jvenes que cuidan segn el tramo deedad.
A partir del Grco 6, es posible apreciar que la proporcin de adolescen-tes y jvenes que tienen responsabilidades de cuidado, tanto para varones como
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para mujeres, aumenta con la edad. Mientras en el caso de los varones, el mayoraumento se registra en el tramos de 25 a 29 aos, para las mujeres hay dos mo-mentos relevantes: al pasar del tramo entre 12 y 14 aos al tramo entre 15 y 19
aos hay un salto de diez puntos porcentuales. A su vez, al pasar del tramo entre20 y 24 aos, se registra un aumento de catorce puntos (Grco 6).
En este sentido, se observa que la brecha en la participacin de mujeres yvarones en las tareas de cuidados se profundiza al aumentar la edad, alcanzan-do un mximo en el tramo de 25 a 29 aos. Este aumento en la brecha por sexoa medida que aumenta la edad podra estar asociado a que las personas jvenes
continan reproduciendo mandatos de gnero que generan desigualdades, y queal aumentar la edad se incrementan las responsabilidades de cuidados, y las des-igualdades de gnero se acentan.
Si se analiza el porcentaje de jvenes que realizan tareas de cuidados segnel rea de residencia (Grco 6), se observa nuevamente que el porcentaje demujeres que realiza cuidados es mayor que sus pares varones, esto sucede tantopara las mujeres que viven en Montevideo como en el resto del pas. Por su parte,se observa que en el interior el porcentaje de jvenes que cuidan es mayor paravarones y para mujeres y, a su vez, se registra una mayor diferencia en la parti-cipacin de mujeres y varones en las tareas de cuidado, evidenciando que en elinterior urbano la divisin sexual del trabajo es ms acentuada.
22,8%24,1%
26,2%
43,9%
57,8%
39,7%
35,9%
29,8%
Varones Mujeres
Entre 12 y 14 aos Entre 15 y 19 aos Entre 20 y 24 aos Entre 25 y 29 aos
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Grfco 5.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segn tramo de edadpor sexo. Pas urbano, 2013
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QUE
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Grfco 6.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segn rea deresidencia, por sexo. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Por su parte, al analizar la participacin en los cuidados segn el nivel de in-greso de los hogares al que pertenecen adolescentes y jvenes, se observa quetanto varones como mujeres que pertenecen a los quintiles ms bajos son losque tienen una participacin ms alta en las tareas de cuidados. En el primerquintil, 32,9%de varones y 60,4%de mujeres jvenes realizan tareas de cuida-dos. En el cuarto quintil estos valores descienden a 16,4%y 27,8%respectiva-mente2.
Estas diferencias posiblemente se den por el hecho de que los cuidados paralos quintiles ms bajos representen una estrategia para mejorar los ingresospropios y del hogar, no siendo de esta manera para aquellos de los quintiles msaltos. Tambin podra ser explicada por la complejidad en acceder a servicios decuidados en el mercado, lo que implica que para cubrir dichas necesidades, las
mujeres destinan mayor tiempo a dichas actividades (Feres, 2008). Dicha limita-cin al acceso puede ser explicada por los altos costos as como la escasa ofertade servicios pblicos y/o gratuitos.
A su vez, se observa que la diferencia en el porcentaje de mujeres y varonesque cuidan se profundiza al disminuir el quintil de ingresos, observando una di-ferencia de 27,5 puntos porcentuales en el primer quintil.
2. No se especifca los valores para el quinto quintil de ingresos ya que la cantidad de casos en elmismo no garantiza la representatividad de la poblacin
25,2%
37,5%
29,5%
50,4%
Varones
Mujeres
Montevideo Restod el pas
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Grfco 7.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segn quintil de ingresosper cpita*. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
*Quintiles de ingresos de los hogares que provienen los jvenes con valor locativo (sin serviciodomstico). **La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadstica
En ltimo lugar, se presenta el porcentaje de jvenes que realizan tareas decuidados segn su ascendencia tnico-racial. En el Grco 8 se presenta esta in-formacin desagregada por sexo. Se observa un mayor porcentaje de varones ymujeres afro que realizan tareas de cuidados respecto a los no afro. Es posibleapreciar que el 42,5%de mujeres jvenes que no tienen ascendencia afro rea-lizan tareas de cuidado, mientras que para aquellas con ascendencia afro, esteporcentaje asciende a 54,2%. En los varones la diferencia es de casi nueve pun-tos porcentuales, mayor para los jvenes con ascendencia afro.
Grfco 8.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan segn sexo yascendencia-tnico racial. Pas urbano, 2013
32,9% 33,5%
27,2%
16,4%13,1%**
16,5%**
60,4%
46,5%
35,1%
27,8%
Varones
Mujeres
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
35,1%
54,2%
26,3%
42,5%
Varones
Mujeres
Afro No Afro
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
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Como fue mencionado previamente, las diferencias en la participacin ytiempo destinado a las tareas de cuidados se ve profundizado al incorporar dife-rentes dimensiones. En la medida que a las desigualdades de gnero, se sumanaquellas en funcin de los ingresos de los hogares, del rea de residencia, de laascendencia tnico-racial, las desigualdades que experimentan las personas seven acentuadas. Esto pone de maniesto la interseccionalidad y complejidad de
dichas desigualdades y la necesidad de analizar conjuntamente las distintas di-mensiones de modo de tener una visin global y sistmica del fenmeno.
Vnculo con sistema educativo y mercado de trabajoEn esta seccin se presentan indicadores acerca del vnculo que tienen quienescuidan con el sistema educativo y el mercado de trabajo. Como se observa en el
Grco 10,es menor el porcentaje de jvenes que asisten a un centro educativoentre las personas adolescentes y jvenes que realizan tareas de cuidados y eltotal de jvenes, tanto para varones como para mujeres.
Cabe destacar que, el porcentaje de mujeres jvenes que asisten a un centroeducativo es mayor que el de los varones jvenes (61,1%y 54,1%respectivamen-te). Al considerar nicamente a jvenes y adolescentes que cuidan, esta relacinse invierte: 40,3%de las mujeres que cuidan asisten a algn centro educativomientras que 45,1%de los varones que cuidan asisten. De esta manera, queda enevidencia el costo de oportunidad entre las tareas de cuidados y la permanenciaen el sistema educativo.
Grfco 9. Porcentaje de adolescentes y jvenes que asisten a algn centro
educativo segn cuida o no cuida, por sexo. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
En la ENAJ 2013 se pregunt a adolescentes y jvenes que no estaban estu-diando al momento de la encuesta los motivos por los cuales no continuaron consus estudios. En el siguiente grco, se observa que 7,8%del total de las perso-nas adolescentes y jvenes que no asisten a ningn centro educativo no conti-nuaron sus estudios porque tenan que ayudar en su casa, atender asuntos fami-liares o ella o su pareja qued embarazada.
Cuida
Total
Varones
45,1%40,3%
54,1%
61,1%
Mujeres
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Por otro lado, cabe sealar que 10,5%de las mujeres no han continuado susestudios por estos motivos, mientras que tan slo el 5,9%de los varones. Estabrecha de gnero evidencia que las mujeres jvenes relegan el mbito educativoms usualmente que los varones jvenes para ayudar en su casa, atender asun-tos familiares o formar una familia propia.
Grfco 10.Porcentaje de adolescentes y jvenes que abandonaron el sistemaeducativo por ayudar en su casa, atender asuntos familiares o porque qued ella osu pareja embarazada, por sexo. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Como fue mencionado anteriormente, puede verse que si bien las mujeres,en general, tienen mayores logros educativos que los varones, tanto en lo quereere a las asistencia a centros educativos como en el promedio de aos de es-tudio, al considerar a las personas que cuidan, dichos logros se relativizan (IN-MUJERES, 2013). Las actividades de cuidado o las responsabilidades familiarestienen un mayor impacto en la desvinculacin de las mujeres jvenes del sistemaeducativo respecto a los varones.
Otro aspecto a considerar que hace a la distribucin del tiempo de los jve-nes en lo que respecta a los cuidados, deviene de analizar si dejan de realizarotras actividades para dedicarse a cuidar. La encuesta pregunta especcamente
si dejan de trabajar o estudiar, y dicha informacin se presenta en el Grco 11.En concordancia con lo expresado anteriormente, se destaca que existen impor-tantes diferencias por sexo. Casi una de cada cuatro mujeres deja de estudiar otrabajar, mientras que solamente sucede esto en un 5%de los varones.
A continuacin se presenta la proporcin de jvenes que nunca trabajaronporque no tienen tiempo por las obligaciones del hogar. El Grco 12 muestraque el 8,6%de los jvenes que nunca trabajaron, fue por falta de tiempo por lasobligaciones del hogar. Entre estos jvenes, el 97,2% son mujeres. Nuevamen-te, es posible observar que el impacto que la dedicacin a las tareas de cuida-dos tiene para varones y mujeres, es sumamente diferente. La carga de dichasactividades para las mujeres signica una importante barrera para el ingreso al
mercado de trabajo, mientras que para los varones, estas tareas no signican un
importante obstculo para ingresar al mismo. Y aun cuando las mujeres logran
Varones
Mujeres
Total
Varones
5,1%
7,8%
10,5%
Mujeres Total
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insertarse al mercado laboral, por lo general, la carga de trabajo no remunerado
no se redistribuye, enfrentando una doble jornada de trabajo.Por ltimo, se indag si los jvenes reciben o no remuneracin por el trabajo
de cuidados que realizan. El 92,4%de los jvenes realizan el trabajo de cuidadossin ninguna remuneracin a cambio. Al hacer foco en el sexo de quienes cuidanremuneradamente, se aprecia que el 81,6%de quienes cuidan de manera remu-nerada son mujeres. Esto deja en evidencia que el trabajo de cuidado, inclusocuando es realizado en el marco de una relacin mercantil, es provisto por mu-
jeres en su amplia mayora.
Grfco 11.Porcentaje de adolescentes y jvenes que cuidan y que han dejado deestudiar o trabajar para hacerlo. Pas urbano, 2013
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
No dejaron
Dejaron
4,8%
VARONES MUJERES
23,3%
95,2% 76,7%
Mujeres
Varones
Nunca trabajaron para dedicarse a los cuidados
Otros motivos
8,6%
97,2%
2,8%*
91,4%
Grfco 12.Distribucin porcentual deadolescentes y jvenes que no trabajaporque no tienen tiempo por las obliga-ciones del hogar. Pas urbano, 2013
Grfco 13.Distribucin porcentual delos adolescentes y jvenes que no traba-jan porque no tienen tiempo por las obli-gaciones del hogar. Pas urbano, 2013
* La cantidad de casos no es suciente para alcanzar la representatividad estadstica.
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
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QUINE
S
SONL
AS
PERSONAS
ADOLE
SCENTES
Y
JVENES
QUE
CUIDAN?
Fuente: Elaboracin propia en base a INE-ENAJ 2013
Mujeres
Varones
RemuneradoNo remunerado
92,4% 7,6%
81,6%
18,4%*
Grfco 14.Distribucin porcentual delos adolescentes y jvenes que cuidansegn si lo hacen de forma remunerada
o no remunerada. Pas urbano, 2013
Grfco 15.Distribucin porcentual delos adolescentes y jvenes que cuidanremuneradamente por sexo. Pas urba-
no, 2013
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CONCLUSIONES
CONCLUSIONES
A partir de lo expuesto a lo largo de la publicacin, es posible armar que las
pautas tradicionales de gnero que asignan a las mujeres a la esfera de la re-produccin continan presentes en parte de las personas adolescentes y jvenesuruguayas. A su vez, se observa que para jvenes y adolescentes, son las muje-res las que tienen una mayor participacin en las actividades de cuidados. Sinembargo, estos resultados dependen de otras dimensiones de los jvenes, talescomo el rea de residencia, la ascendencia tnico racial, el nivel de ingresos delos hogares a los que pertenecen, entre otras.
En primer lugar, en lo que reere a las representaciones de adolescentes y
jvenes sobre los roles de gnero, se destaca que quienes tienen menor edad
asignan a las mujeres roles ms tradicionales en lo que reere a la esfera del tra-bajo reproductivo y el trabajo productivo. Por su parte, desde una perspectivaterritorial, se observa que adolescentes y jvenes que residen en el interior delpas (localidades mayores a 5.000 habitantes), maniestan representaciones so-ciales del cuidado ms tradicionales que quienes lo hacen en la capital. Es decir,presentan mayor grado de acuerdo con la percepcin de que sean las mujeresquienes se responsabilicen en primer lugar por el cuidado de los/as hijos/as porsobre el trabajo y el estudio (el total de jvenes en acuerdo con esto que residenen Montevideo es 28,3%y en el interior 35,1%). En el mismo sentido, existe ma-yor grado de acuerdo en que las mujeres debieran optar por carreras que no in-tereran con el proyecto familiar en el interior que en la capital del pas (33,4%y 26,9% respectivamente).
Resulta clara la necesidad de una transformacin cultural que exibilice los
lmites que denen lo masculino y lo femenino (y por tanto, las competencias de
cada uno), favoreciendo el trnsito entre los distintos espacios de accin (lo p-blico y lo privado). Se trata de una resignicacin de los roles tradicionales de
gnero, sustentados en la corresponsabilidad entre varones y mujeres respectoal cuidado de personas dependientes al interior de los hogares.
Especcamente en lo que respecta a adolescentes y jvenes, Montti y Sau-
val (2014), sostienen que: la promocin de pautas corresponsables entre varo-nes y mujeres es central en los jvenes, ya que permite sentar las bases para ge-
neraciones que promovern familias ms corresponsables.
En segundo lugar, se analiz la participacin de las personas adolescentes yjvenes en las actividades de cuidados, quedando en evidencia la persistencia delas pautas tradicionales de produccin y reproduccin. Actualmente, ante la fal-ta de oferta pblica de servicios de cuidados, se generan fuertes desigualdadesentre los hogares, ya que en algunos casos se pueden satisfacer la demanda decuidados en el mercado mientras en otros casos no es posible acceder a aque-llos servicios. Por otro lado, tambin se generan desigualdades al interior de loshogares ya que este tipo de tareas no recae de igual manera entre los diferentesmiembros del hogar. Hay una mayor proporcin de mujeres que de varones que
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realizan estas tareas, al tiempo que son stas las que dedican una mayor cargahoraria. Esto genera fuertes desigualdades de gnero que no resultan ajenas lapoblacin joven en nuestro pas.
La tasa de participacin en las tareas de cuidados son mayores en las muje-res que en los varones adolescentes y jvenes (44,2%vs. 27,5%respectivamen-te). Es importante tener en cuenta que los cuidados no recaen de manera uni-forme en toda la etapa juvenil. A medida que aumenta la edad, la proporcin depersonas que proveen cuidados aumenta, ms acentuadamente en el caso de lasmujeres. Este aumento en la brecha por sexo a medida que aumenta la edad pue-de estar asociado a que los jvenes siguen reproduciendo las desigualdades degnero, pero al aumentar la edad y, con ella las responsabilidades de cuidados,las desigualdades se acentan.
Por su parte, el nivel socioeconmico al que pertenecen los hogares en losque viven adolescentes y jvenes resulta ser una variable que tambin incideen la forma en que se distribuye la carga de cuidados entre sus integrantes. Seobserva que las personas adolescentes y jvenes que pertenecen a hogares dequintiles de ingresos ms bajos tienen una mayor participacin en las activida-des de cuidados que quienes pertenecen a hogares de mayores quintiles de in-gresos. En esto inciden factores tanto culturales como econmicos, en la medi-da que el acceso a servicios provistos por el mercado (si bien escasos), permitegenerar otras estrategias al interior de los hogares, para abordar el cuidado depersonas dependientes y, por tanto, disminuir las horas dedicadas a esta tarea,segn los ingresos de los que se disponga.
Otra dimensin relevante a analizar es la ascendencia tnico-racial afro y noafro de adolescentes y jvenes. Se evidencia que al considerar la ascendencia lasdesigualdades se agudizan, presentando un impacto mayor en las mujeres afroque en el resto de los colectivos (mujeres no afro y varones tanto afro como noafro). Ms de la mitad de las adolescentes y jvenes afro uruguayas, destinantiempo al cuidado, mientras que estos valores se ubican en 42,5%para las muje-res no afro y en 27,5%en el total de varones (35,1%afro y 26,3%no afro). Quedaen evidencia, de este modo, la interseccionalidad de las desigualdades a partir
de la cual, la desigualdad de gnero se profundiza.Asimismo, la cantidad de horas destinadas a estas tareas es dos veces y me-
dia mayor en las mujeres que en los varones lo que genera que las mujeres en-frenten altas jornadas de trabajo y, por tanto, dicultando que asignen libremen-te el destino de su tiempo a las diferentes actividades. Una de las repercusionesms claras en las que se traducen las desigualdades de gnero y generacionesantes mencionadas, radica en las mayores barreras para el ingreso y permanen-cia de las mujeres que cuidan tanto en el mercado laboral como en el sistemaeducativo. Esto se traduce en menores oportunidades para el acceso a empleoscon retribuciones ms altas, afectando la percepcin de ingresos propios y, portanto, la autonoma de las mujeres.
Dadas las especicidades de los distintos grupos que requieren cuidados,
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CONCLUSIONES
los nios de 0 a 3 aos resulta la que demanda mayor cantidad de tiempo, tan-to en varones como en mujeres jvenes, si bien la brecha apunta claramente auna participacin ms activa por parte de estas ltimas. La mayor demanda decuidados responde, no slo a necesidades de primera infancia, sino a la falta deoferta pblica y universal de servicios de cuidados en una etapa clave para el de-sarrollo del nio.
De este modo, se vuelve necesaria la puesta en marcha de un mecanismoque agilice la oferta de servicios provistos por el Estado y el mercado en la mate-ria. En este sentido, urge la necesidad por la implementacin de SNIC que aliviela carga de este tipo de tareas que asumen principalmente las mujeres.
A su vez, es necesario avanzar hacia una mayor corresponsabilidad en las ta-reas de cuidados de modo de alcanzar una distribucin ms equitativa en el uso
del tiempo de varones y mujeres. Como el cuidado de personas dependientes esresponsabilidad actual de las mujeres, se torna fundamental que las perspecti-vas de gnero y generaciones atraviesen todo el proceso desde el diseo hastala implementacin del SNIC, de modo de considerar las especicidades que cada
una de estas perspectivas aporta. Por otro lado, resulta importante atender a ladistincin que se realiza entre el cuidado ofrecido dentro de los hogares sin unaremuneracin (por ejemplo, ofreciendo servicios y prestaciones que colaborenen la compatibilizacin de los cuidados con los estudios, trabajo y tiempo libre),as como formalizar el sector de los prestadores de cuidado, mediante su protec-cin y reconocimiento a la tarea, en tanto medio de insercin laboral de las per-sonas de forma de garantizar los derechos de los y las trabajadoras.
De este modo, es posible armar que la responsabilidad por el cuidado de
personas dependientes contina siendo parte de un debate ms amplio, que in-volucra a diversos actores como el Estado, el mercado, las familias o formas co-munitarias y las competencias de cada uno en la materia. Uno de los grandesaportes planteados desde la perspectiva de gnero respecto de este tema, radi-ca en el cuestionamiento del rol tradicional que asocia a las mujeres como cuida-doras por excelencia. Fenmenos tales como los aumentos en la participacin delas mujeres en el mercado laboral, el surgimiento de arreglos familiares no tra-
dicionales, obligan a buscar nuevos arreglos para satisfacer la demanda crecien-te de cuidados en la sociedad. Visualizar los cuidados como problema pblico esun paso en esa direccin. La bsqueda por desprivatizar los cuidados requierede nuevas conceptualizaciones y mediciones acerca de las representaciones pre-sentes en la sociedad acerca del cuidado, conocer cmo se procesa y satisface lademanda actualmente as como conocer quines cuidan y cmo repercute en latrayectoria laboral y educativa de las personas. Resulta particularmente intere-sante el estudio especco de los jvenes, ya que es en esas generaciones donde
el potencial de cambio est ms presente.La opinin de las personas adolescentes y jvenes acerca de las pautas de
produccin y reproduccin de la sociedad dan cuenta de la persistencia de losroles tradicionales de gnero entre ellos. Estos roles determinan la estructura
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de oportunidades de unos y otras as como las expectativas que stos tienen so-bre su futuro. Asimismo, ante una crisis de cuidado (Aguirre, 2009 y Arriagada,2009) la transformacin de la percepcin de los cuidados y cmo se deberansatisfacer se vuelve fundamental para transitar hacia un nuevo modelo de pro-visin de cuidados.
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