Crónica Muse

4

description

Minirevista-crónica del concierto de Muse, del 16 de junio de 2010 en el Vicente Calderón de Madrid.

Transcript of Crónica Muse

Page 1: Crónica Muse
Page 2: Crónica Muse

Muse en el Calderón, crónicade un concierto anunciadoenero de 2010. Muse anuncia nuevafecha en españa, el único conciertoque la banda dará en Madrid durantesu recién estrenada lista de gira deestadios. Cruces de sms compar-tiendo el júbilo se suceden. un mesdespués, la entrada está comprada yguardada a buen recaudo, algunossimplemente la tuvieron cuatromeses en ningún sitio especial perosiempre a la vista en el escritorio, yotros metida dentro de uno de sus li-bros favoritos.

Ydespués de esos cuatro me-ses, el día 16 de Junio porfin llega. Atrás quedaronmeses de espera, de emo-ción ante la cercanía de la

fecha. El camino dejó por medio multi-tud de conversacionesacerca del evento quetodos esperaban, discu-siones sobre si eltiempo acompañaría ono, e incluso excursio-nes buscando una ca-miseta del grupo para elconcierto.

Después de una ma-ñana ajetreada para losdos, entre exámenes ytutorías, quedamos trasel cruce de sms a las15.30 en el Metro. Trasun rato esperando, to-que al móvil. Uno espe-rando arriba y otroabajo, bien. Nos enca-minamos hacia la pa-rada del autobús (sí quépasa, quedamos en elmetro para ir en bus,somos guays) que nosllevará hasta el lugarque para miles de per-sonas será mágico du-rante unas horas. Pero antes, paradaobligatoria en el chino. Si llegan a mirarde cerca las chucherías nos las quitanpor arma arrojadiza.

Una vez provistos de chuches paraamenizar la espera en la cola, y tras el pa-seo en bus criticando a Antonio en lamayor parte del recorrido, aterrizamosen los aledaños del Vicente Calderón aeso de las 16. ¿Colas? Poca cosa, sólodaban la vuelta al estadio. Buscamos lapuerta 19 y a Óscar por allí, el muy ma-món estaba trabajando en el conciertode vigilante (nosotros pagando y a él le

pagaban…). Nos tuvimos que quedarallí: por lo visto la organización era tanmala que nadie sabía cómo iba el temade las colas, así que la que rodeaba el es-tadio era para todas las puertas. Espera-mos sentados en el suelo y escuchandoCitizen Erased para ver si cierta perso-nita cambiaba de opinión respecto a ella,no fuera a ser que la tocasen. AunqueBliss hacía más ilusión, y si nos hacíancaso en las votaciones de la web, lomismo hasta conseguíamos vivirla. Doschicas nos preguntan qué puertas tene-mos y si hay que esperar ahí. Nos coin-ciden las puertas, así que se quedan connosotros. De repente, la gente se mueve,algo pasa. Nada especial, simplementela cola avanza unos cuantos metros porcuestiones desconocidas. Tras ver que lagente empieza a apalancarse de nuevo,

nos volvemos a sentar. Sacamos lo quecompramos, habrá que hacer algo mien-tras esperamos. De repente, algo em-pieza a caer desde el estadio. Dieciséisde junio, un frío con el que apetecía cha-queta y alguien tirando agua para lagente de las colas…algo falló ahí. Meentró antojo de pipas. ¡Mierda!, se nosolvidó comprarlas. Pero nada falsaalarma, había pipas. Son las 18 y el esta-dio sigue cerrado a cal y canto. Encima,se oye por allí que España ha perdidocontra Suiza. No puede ser, habrá queconfirmar la noticia con alguna fuente

fiable. Tras la llamada se confirma el de-sastre, España ha perdido en el partidode debut en el mundial que se suponepodemos ganar.

Y por fin abren las puertas del Calde-rón a eso de las 18.20, aunque las que lesdio la gana. Antes de llegar a la nuestra,tuvo lugar el momentazo de la cola. Derepente la gente gritando ‘oooh’, ¿el mo-tivo?: relaciona caballo, necesidades bio-lógicas y suelo. Por lo menos nos reímosbastante...

En nuestra entrada ponía puertas 32,36 y 40. Siguiendo consejos externos,entraríamos por la 32. Error, puerta ce-rrada y la cola sigue avanzando bus-cando la siguiente puerta. La 36 estácerca, entraríamos por ahí. Pero nada,tampoco nos la habían abierto…a verpor dónde entramos si la 40 tampoco

está abierta, son perfec-tamente capaces.

Llegamos a la 40 y sí,está abierta, tenía que es-tarlo. Ya podían ser másamables con la gente losde las puertas, existenmejores formas de decirque no se pueden pasarbotellas ni botes (de nes-tea enteros) para que nosdejemos la pasta dentrodel recinto. Vamos hastala entrada a pista: nocuela, nos miran la en-trada y nos mandan agradas. Eso sí, la primeravisión del escenariodesde ahí fue impresio-nante. Después de darunas cuantas vueltas y depreguntar a un par de se-guratas, pasamos del sec-tor en el fondo que nostocaba según la entrada ybuscamos un sitio lomás cerca posible del es-

cenario. Una vez elegido el sitio, sóloquedaba esperar y admirar la grandezade la pirámide.

Tras disfrutar del buen gusto del quepinchaba el hilo musical por los enor-mes altavoces dispuestos para el con-cierto, y de observar como poco a pocoel estadio y sobre todo la pista iba ga-nando color y cabezas, el griterío de lagente delató la salida al escenario de losprimeros teloneros: The Big Pink. Su ac-tuación se resume en sonido pésimo yen batería asiática en bañador. Por nari-ces tenía que tener frío. Después del es-

quique

Page 3: Crónica Muse

tribillo del Dominos que se te acaba me-tiendo en la cabeza hasta el fondo, aca-ban, dan las gracias y se van. Ya quedabamenos…

Después de un nuevo rato con el hilomusical de fondo (y tras las dificultadespara reconocer Time to Pretend, deMGMT), Editors saltaban a escena.Todo lo contrario que The Big Pink: so-nido perfecto, calidad en las canciones ycantante carismático que animó y pre-paró el terreno ante lo que estaba porllegar. Tocaron más canciones que TBP,pero se hizo muchísimo más corto.Mientras disfrutamos de ellos, vemoscomo detrás del escenario un gran globode algo parecido al papel albal empiezaa hincharse, nos preguntamos qué nari-ces será. Son las 21.40 aproximada-mente, Editors se despide agradeciendoy deseando que disfrutemos de Muse.Tranquilo, lo haremos.

Llega el momento que todos aprove-chan para ir al baño. Tras los turnos parair al mismo, vemos que empiezan a salirtécnicos de sonido al escenario para pro-bar instrumentos y micrófonos. La per-sonita a la que no le gustaba Citizen Era-sed se asusta en el baño al escuchar unaguitarra. De nuevo falsa alarma, sólo sonlos técnicos. Son más de las 22 y allí noaparece ni el tato.

ii Parte, MuSeSon las 22.20 aproximadamente, y los al-tavoces resuenan con el sonido de unasirena. El espectáculo comienza. Genteenmascarada con banderas en las que sepodían leer mensajes como ‘we will bevictorious’ u ‘open your third eye’ acom-pañadas de agitado de bengalas en el es-cenario dieron paso al primer himno dela noche: uprising. Matt con la guitarrade doble mástil, Chris siempre perfectocon el bajo y Dom marcando el ritmocon la batería. Todo ello acompañado deuna demostración impresionante de luzy de color. 50.000 personas con los pu-ños en alto, coreando que se debe recu-perar el poder, que saldremos victorio-sos. Aquello ponía los pelos comoescarpias.

Nada paraba y se enlazaba Super-massive Black Hole tras Uprising, ydespués New Born. Esta vez Matt notocó el intro de piano él mismo, pero se-guía sonando tan bien como siempre. Elriff de guitarra cayó como una losa, y deahí hasta el final del tema fue un éxtasiscontinuo. Le siguió Map of the Pro-blematique, con ese inicio caracterís-tico tan eléctrico acompañado de los mi-les de watios de luz y sonido queamparaban el espectáculo que la bandaestaba brindando a sus miles de fans.

Acabado Map, aparece un piano allado de Matt. Es el momento de Neu-tron Star Collision, que pese a sernueva la mayoría del público corea con

emoción. Sin embargo, Matt tampocotocó la parte final de piano de la canciónoriginal…aunque todo quedó perdo-nado cuando comenzaron los acordesde la siguiente canción.

Se cumplieron nuestros deseos, dis-frutamos de Bliss. Los gritos de emo-ción se desataron con el inicio de lamisma, acompañados de saltos durantetodo el tema. Cuando terminó, los dosgritamos un gran ‘¡siiiii!’. Increíble viviren directo una de las canciones quetanto queríamos.

Tras Bliss, llegó una pausa en el con-cierto con Guiding Light, en el que en-traron en acción los cañones de confetidel color del estadio rojiblanco. Aunquela tranquilidad duró poco: Chris y subajo al frente, llegaba la hora de que sedesatase toda la Hysteria. Impresio-nante mirar a nuestro alrededor y ver amiles de personas saltando y cantandola letra al mismo tiempo.

Tras Nishe y con Matt al piano denuevo, se encadenaron united Statesof eurasia (acompañada del logo delgrupo en las pantallas de la pirámide,formado por miles de fotografías derostros) y Feeling Good. ¿Quién podíadecir lo contrario en ese momentocuando Matt cantaba el famoso “I’m fe-lling good”? Después, Chris y Dom enacción tocando la nueva MK Jam en laplataforma giratoria que los elevó porencima de las miles de cabezas de lapista a la altura del primer anfiteatro.Cuando los dos terminan, le llega el

turno en la plataforma a Matt, armadoesta vez con su keytar al hombro: un-disclosed Desires, preciosa en directo.

Con Resistance volvió a escena laguitarra de doble mástil, y Matt reafir-mando así lo que muchos de los asisten-tes ya pensábamos: es un puto geniomusical. El ‘love is our resistance’ re-sonó en todo Madrid. Acabada Resis-tance, Matt sorprende a todos y searranca con un solo de flamenco dedi-cado al público español que provocaaplausos y vítores del estadio. De re-pente aparece Dom en las pantallas dela pirámide: lleva unas bragas en la manolanzadas por alguien del público. Bro-mea con Matt, y después pide al públicoque alce las palmas al ritmo de la si-guiente canción: Starlight, otro himnohistórico más de la banda.

Starlight daba paso a los acordes deHouse of The Rising Sun, que daría pieal inicio de Time is Running Out ydespués unnatural Selection para ce-rrar la primera parte de un conciertobrutal. El ojo que todo lo ve simboli-zado en la gran esfera de la parte supe-rior del escenario, así como las proyec-ciones en la pirámide de imágenes desoldados enmascarados o cócteles mo-lotov, impresionantes.

En el pequeño descanso, el públicopide más. Se suceden los gritos de Oés.

Vuelven a salir al escenario, y Dompide por el micro que levantemos al airelos móviles y los mecheros para la si-guiente canción. unintented comenzó

Page 4: Crónica Muse

a sonar y la magia fluyó en el aire, mo-mento que continuó con exogénesis yla salida del majestuoso ovni del queapareció una trapecista en el aire. Nadiemiró al escenario en ese instante. Elaliento contenido durante esos momen-tos nos obligaron a soltarlo duranteStockholme Syndrome, que atrapó sinremisión a todos los asistentes. La luz yel sonido se desbocaron desde la pirá-mide hacia todo el estadio. El primer en-core había terminado y volvieron a des-aparecer del escenario, quedaba pocopara el final. Los Oés reaparecieron.

El fin se acercaba, y Matt abrió el se-gundo y último bis con Take a Bowvestido con un traje de luces (literal-mente, no de torero aunque se lo canta-ron) y unas gafas brillantes, mientras sesubía a la plataforma volante: “parecíaun árbol de navidad”. A partir de aquí,el éxtasis y la emoción fueron continuoshasta el final. Con Matt de nuevo en elescenario principal, el riff inicial dePlug in Baby desató los saltos en elCalderón durante toda la canción, y losglobos-ojo comienzan a aparecer comoes costumbre por los lados de la pista.Aplausos y más aplausos para el trío deDevon.

Silencio en el estadio: Chris comienzaa tocar la harmónica. Mientras, Matt ju-guetea con uno de los grandes focos deluz, dándole vueltas. Es el principio delfin, ninguno de los dos queríamos queacabara. Knights of Cydonia explotay el delirio se desata, había que dar todolo que quedaba, no habría más. El riffde Matt estalla con el final de la canción,y el Vicente Calderón con él. Nubes dehumo con las últimas notas, se acabó. Seoyó como Matt y Dom dieron las gra-cias por enésima vez en español e inglés,mientras el público aplaudía de maneraensordecedora. Tiran baquetas y púas alpúblico, y desaparecen definitivamente.El espectáculo y una de las mejores no-ches de nuestra vida acababan de con-cluir.

Lo que quedó de noche lo comenza-mos sentados en nuestros asientos pre-guntándonos por qué había terminadoya todo, después de cuatro meses espe-rando ese momento. No queríamos ir-nos, suponía aceptar el final de todo lovivido en las últimas horas.

El dieciséis de junio había terminado.Delante quedaba un examen a las 9 deldía siguiente y muchos días para esperaruna nueva oportunidad de verles otravez, aunque sea a costa de otros 50€ ode discusiones con madres ajenas.

DeDiCaDO a VeRóNiCa, POR eSe 16De JuNiO, y PORque VOLVeReMOS a

VeRLeS!