CRONICA DE LYDA RODRIGUEZ TORRES.

Cuando me avisaron del diplomado Tita, pensé que era un curso más de la secretaria de educación, al iniciar en el Eustaquio Palacios, con el docente Jorge Camargo, me pareció súper interesante, tenía muchas expectativas, pero como tenía contrato provisional, me manifestaron que no podía seguir, porque el diplomado era para docentes nombrados en propiedad, así que me toco quemar tiempo en la sala de profesores, varios miércoles, hasta que una compañera, María Claudia Uribe, me alegro la vida, al decirme que podía estar en Tita, que la SEM, en conjunto con Univalle, habían aceptado que los docentes con nombramiento provisional estuviésemos en el diplomado, si porque hasta entonces tenía ese carácter, al inicio del año lectivo la coordinadora, Zulma de Eustaquio, con el aval del rector, me notifico, que debía reemplazar en la General Anzoátegui, a un profesor de matemáticas que tuvo que irse como volador sin palo, al llegar a la nueva institución, me encontré que aun en la jornada de la tarde, no habían comenzado el diplomado, como yo quería continuar, hable con mi maestro formador, con el rector del Eustaquio, pero no conseguí, que viniera mi PAD, es decir la persona que me podría cubrir los días miércoles, aunque ya estaba planificado, desde Univalle, pero por ser provisional, no me iban a mandar reemplazo, hasta la Anzoátegui, para poder ir a la central a Tita.

De nuevo vi truncada mi esperanza de estudiar algo importante para mi labor, gratis y en la misma jornada, todo siguió su curso normal, hasta que el entonces coordinador, Alexander Arce, nos anunció que en abril, se iniciaría Tita en la Anzoátegui, empezamos el 8 de abril, con la docente María Isabel Moran, cabe anotar que era la segunda vez que empezaba el curso y no me sentía aventajada respecto a mis compañeros, en ocasiones me quedaba callada, porque tenía muchas dudas, que fui aclarando, lo reconozco, en el correr de las clases, con mis compañeros, a veces a trompicones, de chiripa, en mi casa, o con los mismos chicos, en las sesiones especiales, he aprendido como una esponja, aun pregunto muchas otras, ahora me siento un poco

más segura, al conducir a los estudiantes de 40 y 50 de la Olga Lucia Lloreda, escuela donde estoy nombrada desde hace dos meses, gracias a DIOS, con nombramiento en periodo de prueba, en las clases de inglés, matemáticas, tecnología e informática.

Igualmente en esta escuela, hice todas las gestiones posibles para poder seguir asistiendo a TITA, pero ni siquiera me contestaron, el señor Pavell Dusaan y Maritza Cuartas, encargados del proyecto ante la SEM, por lo que falte cuatro miércoles, pero seguía con las ganas de terminar el curso, no me di por vencida, y de nuevo hable con el señor rector del Camacho, señor Cesar Ocoro, el cual me autorizo, para citar en contra jornada, a los estudiantes de cuarto grado, lo convencí, con mi puntaje, a pesar de no poder haber asistido,

tenía mayor valor calificación, que varios compañeros que estaban asistiendo normalmente.

A pesar de todas estas vicisitudes, y la lenta conexión a internet, expreso con gratitud que valió la pena, no me las se todas, aún sigo aprendiendo, porque este curso, dejo de ser diplomado, incentivo mis ganas de aprender, de compartir con los chicos a la par, y sobre todo de mostrar a mis estudiantes formas lúdicas e interesantes de aprender, siento que Tita abrió caminos que no sabía que existían, además como valor agregado puedo decir que conocí colegas docentes comprometidos y muy valiosos como personas.

Tita es la oportunidad de salir del analfabetismo digital, si es correcto decirlo, para que los docentes aprovechen su capacidad de aprender y dejen a un lado la pena, por no manejar aplicaciones y herramientas tecnológicas, si quieren ser docentes de la nueva era, deben ser competentes en las Tic y realizar actividades a la altura de estudiantes inquietos, que viven en función de lo últimas versiones de I phone, que manejan todos los recursos del celular hasta el cansancio, porque quieren cambiar de equipo cada seis meses.

Tita es un curso que si se aprovecha a conciencia, nos sirve como una didáctica que le gusta a los estudiantes y nos refresca en nuestro saber

Por ultimo quiero manifestar mis agradecimientos a todos los que me colaboraron para que Tita sea mas que un curso terminado, sino aprovechado.