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CRITICA DE LIBROS EN TORNO AL INDIVIDUO JOSEP RAMONEDA, XAVIER RUBERT DE VENTOS, EUGENIO TRÍAS Conocimiento, memoria, invención (Barcelona, Muchnik Editores, 1982) JOSEP RAMONEDA El sentido íntimo (Barcelona, Muchnik Editores, 1982) LLUÍS FLAQUER I VILADERBÓ De la vida privada (Barcelona, Edicions 62, 1982) INTRODUCCIÓN «O se hace literatura, o se hace precisión, o se calla uno», dicen que dijo Ortega hace ya muchos años. Es de suponer que por aquel entonces no soplaban los vientos que agitan el ac- tual panorama de la filosofía española o, más concretamente, el de algunos de los exponentes del pensamiento catalán. Porque catalanes son todos los autores de los libros que se van a comentar, siendo los dos primeros las versiones castellanas (con más de un defecto de traducción) de las leccio- nes que se impartieron en el Col-legi de Filosofía de Barcelona durante el curso 1980-81, y el segundo la opera prima de un joven sociólogo que es- cribe en su lengua. Así he agrupado estos tres títulos, no sólo por el común origen geográ- fico de sus autores, sino porque tra- tan sobre las mismas cuestiones, a sa- ber y para decirlo en dos palabras, sobre individualismo e intimidad. Pe- ro entremos en materia y permítase- me extenderme más sobre los dos pri- meros títulos de más reciente apari- ción y, por cuestiones puramente lin- güísticas, de mayor difusión nacional. 1. Lecciones de filosofía o la audacia de hacer teoría Conocimiento, memoria, invención era el tema elegido para celebrar el segundo centenario de la publicación de la Crítica de la Razón Pura de Kant. Desde perspectivas diferentes pero concurrentes cada uno de nues- tros autores se apresta a rendir ho- menaje al creador de la filosofía tras- cendental que, últimamente, se ha convertido en centro de atención para todo aquel que quiera estar a la page. La estética, la ética y la teoría del ReiS 23/83 pp. 161-186

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CRITICA DE LIBROS

EN TORNO AL INDIVIDUO

JOSEP RAMONEDA, XAVIER RUBERT DE VENTOS, EUGENIO TRÍAS

Conocimiento, memoria, invención(Barcelona, Muchnik Editores, 1982)

JOSEP RAMONEDA

El sentido íntimo(Barcelona, Muchnik Editores, 1982)

LLUÍS FLAQUER I VILADERBÓ

De la vida privada(Barcelona, Edicions 62, 1982)

INTRODUCCIÓN

«O se hace literatura, o se haceprecisión, o se calla uno», dicen quedijo Ortega hace ya muchos años. Esde suponer que por aquel entonces nosoplaban los vientos que agitan el ac-tual panorama de la filosofía españolao, más concretamente, el de algunosde los exponentes del pensamientocatalán. Porque catalanes son todoslos autores de los libros que se van acomentar, siendo los dos primeros lasversiones castellanas (con más de undefecto de traducción) de las leccio-nes que se impartieron en el Col-legide Filosofía de Barcelona durante elcurso 1980-81, y el segundo la operaprima de un joven sociólogo que es-cribe en su lengua.

Así he agrupado estos tres títulos,no sólo por el común origen geográ-fico de sus autores, sino porque tra-tan sobre las mismas cuestiones, a sa-

ber y para decirlo en dos palabras,sobre individualismo e intimidad. Pe-ro entremos en materia y permítase-me extenderme más sobre los dos pri-meros títulos de más reciente apari-ción y, por cuestiones puramente lin-güísticas, de mayor difusión nacional.

1. Lecciones de filosofía o laaudacia de hacer teoría

Conocimiento, memoria, invenciónera el tema elegido para celebrar elsegundo centenario de la publicaciónde la Crítica de la Razón Pura deKant. Desde perspectivas diferentespero concurrentes cada uno de nues-tros autores se apresta a rendir ho-menaje al creador de la filosofía tras-cendental que, últimamente, se haconvertido en centro de atención paratodo aquel que quiera estar a la page.La estética, la ética y la teoría del

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conocimiento son los tres pilares so-bre los cuales Trías, Ramoneda y Ru-bert, respectivamente, van a comen-tar, criticar, superar o apuntalar lateoría kantiana. Encomiable empeño.

Trías, que recientemente publicabaun artículo en el que reivindicaba lavalidez de la estética en tanto que«palabra poética desplegada» queplantea problemas tan radicales co-mo la metafísica, de la que es hija,acomete la tarea de conectar lo be-llo, lo sublime y lo siniestro a travésde la Crítica del juicio kantiana y deun artículo de Freud sobre lo sinies-tro. Para empezar, define este con-cepto como condición y límite de lobello y, por extensión, como un ele-mento siempre presente en la obra dearte. Siguiendo a Kant, Trías expli-ca el concepto de lo sublime comolo bello una vez perdido el sentidodel límite, de la mesura. Sentimien-to que se despierta con la contempla-ción de objetos naturales grandiosos,de belleza desmesurada y, se diría, so-brenatural, es lo sublime un goce es-tético más allá de la contención quesupone la ordenación formal de la rea-lidad; es, así, una categoría estéticaque se forma por obra de la facultadde la Razón y que produce un gocemoral.

A través de un análisis etimológicodel concepto siguiendo el texto deFreud, Trías define lo siniestro comolo familiar, aquello que, siendo domés-tico, tiene una cara oculta y se vuel-ve progresivamente inquietante; es,también, lo que confiere fuerza y vi-talidad a lo bello. Así, los tres con-ceptos se unen armónicamente en unaalambicada definición de la belleza:

«...la belleza es una apariencia yun velo que escamotea nuestravisión de un abismo sin fondo ysin remisión en el cual cede toda

visión y se resquebraja todo efec-to de belleza. Esto es lo inhóspi-to, lo siniestro, lo que, habiendode permanecer oculto, produce, alrevelarse, la ruptura del efectoestético» {Conocimiento, memo-ria, invención, pág. 57).

Para acabar su ensayo, Trías aco-mete la tarea de hacer un análisis por-menorizado de dos obras de Boticelli,«El nacimiento de Venus» y «Alego-ría de la primavera», con ánimo dedescubrir en ellas signos de lo sinies-tro. Y lo increíble es que lo consigue.

El trabajo de Rubert de Ventos,«El conocimiento como ficción», nose anda por las ramas de la estéticay va derecho al corazón de la filosofíakantiana, la teoría del conocimiento, yconcretamente la Crítica de la RazónPura, de la cual hace, en apenas cua-renta páginas, una interpretación muypeculiar. Dos son los objetivos deRubert: en primer lugar, reconocer elconocimiento como ficción y aplicareste postulado a la epistemología kan-tiana; en segundo lugar, establecerun paralelismo entre el pensamientotrascendental y el pensamiento griegoa través de la idea de que ambos con-ciben el conocimiento como límite yfinitud.

Según Rubert, Kant define el co-nocimiento como ficción y ello pordos razones: primera, porque lo ex-plica en base a dos categorías inexpe-rimentables, a saber, el «yo trascen-dental» y la «cosa en sí»; segunda,porque concede realidad a las ideas,es decir, las connota como «naturales»y «morales», esto es, como productosde la facultad de la Razón y comoideales reguladores de la conducta, res-pectivamente. Y de todo esto conclu-ye Rubert que, para Kant, el conoci-miento es pura ficción. En verdad, nose sabe qué pensar de semejante afir-

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mación, y me atrevo a aventurar sies que acaso Rubert confunde un pocolos términos y llama «ficción» a laconstrucción, esto es, al complejo en-tramado de facultades cognitivas queconstituyen el conocimiento. El se-gundo argumento por el cual nuestroautor basa su hipótesis del «ficciona-lismo kantiano» es el supuesto para-lelismo entre la filosofía trascendentaly el pensamiento clásico. Así, si losgriegos identificaron belleza, finitudy perfección, Kant funda una teoríapor la cual el conocimiento debe te-ner un límite. Conclusión: ambaspertenecen al mismo paradigma filo-sófico:

«Y lo hemos llamado forma-lismo porque nos parecía unateoría del conocimiento derivadade una concepción esencialmenteplástica o figurativa de las cosas—hasta de las más esenciales oideales'. Pues bien, hemos dever aún cómo esta 'gnoseologíaplástica' está fundamentada y de-riva a su vez de una 'ontologíadel límite o la mesura'— y como,en fin, es esta misma ontología laque preside la idea kantiana, enapariencia tan antihelénica, delconocimiento no ya como reflejode la realidad en el sujeto, sinocomo artificiosa construcción deun objeto por parte del sujeto»{Conocimiento..., pp. 139-140).

Ni que decir tiene que hacer para-lela la concepción «plástica» o «figu-rativa» helénica con la filosofía kan-tiane (definida sorprendentemente co-mo «simbólica», op. cit., p. 125,e «inmanente» p. 34) es tarea dehéroes, sobre todo porque Rubertno explica apenas nada y ni siquieratranscribe los textos sobre los quefunda sus arriesgadas teorías. Nuestro

autor insiste en que si los griegos yasabían que el conocimiento no es unmero reflejo de la realidad, Kant loformula como pura ficción o comoconstrucción artificiosa. Lo malo esque subraya lo artificioso y se olvidadel carácter eminentemente científico,en tanto que ordenado y normativi-zado, del conocimiento, que ha deseguir unas reglas precisas para ha-cerse posible, y esta cientificidad, estelímite es la premisa fundamental dela epistemología kantiana: por eso nose le puede despachar alegremente ba-jo el engañoso rótulo de «ficcionalis-ta» La empresa es demasiado peligro-sa y, en mi modesta opinión, Rubertventila el tema en un trabajo ocu-rrente y original, pero muy poco se-rio. Una pena.

El ensayo acaba pidiendo la salidade una «modernidad dogmática», enla que aún se piden respuestas totali-zadoras y contundentes, y la inaugu-ración de la «modernidad crítica» queacepte la naturaleza problemática yplural de la realidad, tal como hizoKant en su tiempo. Rubert ya apun-taba cuestiones parecidas en su De lamodernidad, acertada crítica de unmundo hipersemantizado, «Imperiodel Sentido» en sus propias palabras.Sin embargo, se diría que ha caídopreso de sus propias críticas, asestan-do sentidos, descubriendo ficciones,tramando paralelismos imposibles. Dela modernidad era una obra tal vezdiscutible, pero seria y atractiva. «Elconocimiento como ficción» es algomuy diferente. Apenas unas leccionesen la luminosa Cataluña.

2. Una nueva ética;el individualismo como devoción

Por último, el ensayo de Ramone-da, «Sentido común y sentido ínti-

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mo», que comentaré junto con su li-bro El sentido íntimo, puesto queaquél no es más que un apretado re-sumen o apresurado avance de éste.Siendo los trabajos de Trías y Ru-bert unas cuantas lecciones, sus im-perfecciones podían ser, en parte, jus-tificadas por la brevedad de las mis-mas y por el tono retórico y un puntojuguetón que se suele gastar en estosmenesteres. Por el contrario, la deRamoneda es una obra completa; lomalo es que, y como en seguida vere-mos, las insuficiencias que se encuen-tran en su sección de Conocimiento,memoria, invención, se reproducen ensu trabajo publicado en solitario. Peroveamos qué es esto del «sentido ín-timo».

«Ciertamente no hay ciencia si noes de lo universal; pero sólo hay co-nocimiento si es de lo singular» {Elsentido íntimo, p. 35), se dice en lasprimeras páginas de este libro cuyoobjetivo principal es «hacer pensableal individuo», es decir, plantearlo co-mo centro, fuente de conocimiento y,más aún, de un conocimiento diferen-te. Ramoneda parte, a mi entender,de lo que podría llamarse rebeldíametodológica, puesto que va a hacerdel individuo el nuevo pivote episte-mológico de la modernidad. Al menos,y aunque no lo reconozca con tanpomposos términos, eso es lo que sub-yace en su obra.

En efecto, el individuo, el sujetosingular ha sido sepultado durante si-glos bajo los grandes sistemas, redon-das construcciones teóricas que pro-claman una verdad primera y absoluta,que ha de estar garantizada por unacategoría fundante (sea ésta Dios, laHistoria, el Inconsciente o, última-mente, la Ciencia) que instaura elOrden, tanto en el pensamiento comoen el llamado mundo objetivo. Así,

parece legítimo reivindicar lo concre-to frente a lo abstracto, la existenciafrente al sistema, lo singular frentea lo universal. A la lógica del ordenRamoneda opone una alternativa crí-tica que conlleva una determinadaactitud moral, el individualismo.

El primer paso es hacer una críticaal «sentido común», cara opuesta yenemigo del «sentido íntimo», que eslo que se pretende teorizar, articular yreivindicar. Se trata, en última instan-cia, de superar el racionalismo y elespíritu de sistema y plantear una al-ternativa a través de la formulaciónde un individualismo moral, estético ygnoseológico. Todo un proyecto.

«El lugar geométrico de la verdaden cada entramado social es lo quellamamos sentido común, al que todosnos adherimos por evidencia: el lugarde los mecanismos que acabo de des-cribir» (El sentido íntimo, p. 50),mecanismos que nos hablan del sen-tido común como ideología, como dis-curso de la verdad oficial a la quedebemos acoplarnos sin rechistar. Tresson, según Ramoneda, los pilares filo-sóficos a través de los cuales se haconstituido históricamente el sentidocomún: en primer lugar, el racionalis-mo cartesiano con la noción de «buensentido», término medio, media de larazón conseguida a través de la su-misión a las reglas del método; ensegundo lugar, la moral utilitaristacon el concepto de «bien común» ysu propuesta de homogeneización delos individuos; en tercer lugar, la teo-ría política democrática a través de lacategoría de «voluntad general» porla cual el deseo y la acción individua-les han de concordar con el sentidocomún entendido como comunidad dedeseo. Todo esto estaría muy biensi no fuera porque Ramoneda se lasve con nombres demasiado grandes y

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correr el riesgo de caer en la ingenui-dad o en el más obvio error de inter-pretación, cuando no en la mera sim-plificación. Así, cuando dice que Des-cartes «define la razón a través delbuen sentido y hace del problema delconocimiento un problema moral»(op. cit., p. 28) o «El resultado dehacer pasar el buen sentido por el ce-dazo del método lo hallamos cuandoDescartes establece las reglas de unamoral provisional» {Conocimiento...,p. 63). Parece que se han mezcladolos planos del conocimiento y de lamoral, mientras que, por el contrario,Descartes hace una cuidadosa distin-ción; precisamente, el establecimientode una moral provisional (tercera par-te del Discurso del Método) es laelección necesaria de un individuoque sabe que no puede permanecersiempre en el terreno del pensamien-to, en el que es autónoma y libre, sinoque tiene que manejarse también ensociedad. De esta manera es, si acaso,en el espacio público donde se daríael sentido común, la adhesión acríticaa la verdad dominante, pero parecedifícil deducir tal concepto de la cons-trucción del mundo (a través del es-tablecimiento de unas reglas para co-nocer) que el sujeto cartesiano pro-pone. En todo caso, meter en este tin-glado a la moral provisional parece undisparate.

Lo mismo ocurre, aunque es pil-dora más digestible, cuando se haceuna interpretación totalitaria de Rous-seau y de su hasta la saciedad ma-nida «voluntad general». A estas al-turas, parece por lo menos demagógi-co y fácil decir lo siguiente:

«Y una vez la voluntad gene-ral ha tomado cuerpo, un cuerpose ha hecho objeto, se ha hechotambién institución, ha dejado yade ser, de pertenecer al ciudada-

no. Se ha convertido en un Serautónomo que está frente al indi-viduo y que incluso tiene derechoa actuar sobre el individuo, co-mo tal, como ciudadano de unacomunidad: todo el que no par-ticipe del criterio medio acepta-do —obligado a aceptar— comovoluntad general —hija directadel sentido común— habrá de so-meterse a los imperativos del or-den. Ha nacido la idea jacobinadel Estado todopoderoso comogarantía de la igualdad políticade los ciudadanos y, por tanto,de la libertad» (El sentido ínti-mo, pp. 44-5).

Así, el sentido íntimo tendría, con-tinúa Ramoneda, una clara significa-ción política por ser el centro de unadeterminada ideología, de una pro-ducción de la verdad, de un discursode poder que se impone como eviden-cia.

«Es frente al sentido comúnque me atrevo a enunciar una fi-losofía del sentido íntimo, sopor-te de otra forma de verdad quequiere ser individual en sus raí-ces y tan sólo colectiva a partirde esta subjetividad primera, quequiere mantener las diferenciascon la realidad y sin hipotecarseen la media ponderada» {Conoci-miento..., p. 77).

Enfrentamiento, pues, entre senti-do común y sentido íntimo, entre ra-cionalismo e individualismo, entre co-nocimiento como sistema y conoci-miento como singularidad. El sentidoíntimo del que habla Ramoneda seríael lugar del individuo en su plena con-dición de sujeto, el reino de las almasy de las pasiones (y en este puntoasistimos a una insistente reivindica-

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ción de la pasión como elemento cog-noscitivo, con el fin de superar la dua-lidad racionalista razón/cuerpo), elámbito de un conocimiento sin me-diación, el dominio de la libertad y lasingularidad. Con esta apertura másallá del campo de la racionalidad yesta centralidad en un sujeto esencial-mente pasional, el autor de El sentidoíntimo quiere desmarcarse de otrastendencias actuales que se apuntan a lamoda del individualismo. Así, porejemplo, de la sociología en torno ala llamada «cultura narcisista» que,aunque no constituye aún una corrien-te digna de estudio entre los círculosacadémicos ortodoxos, merece la pe-na de ser considerada aunque sólo seacríticamente, y no zanjar la cuestióncon lugares comunes como éste:

«Pero, para la gran mayoría,el narcisismo se ha traducido sim-plemente en absurdas disciplinasde gimnasia, en obsesivas preocu-paciones por la celulitis y el pe-so, en súbitos descubrimientos delas ventajas de la toilette (porsuerte para quienes les rodean),en sacrificados bronceados o enuna diligente mirada a los estilosde vestir» {El sentido íntimo,pp. 57-8).

Pero siguiendo el hilo del libro queestamos comentando, para articularteóricamente el sentido íntimo el in-dividuo se va a definir a partir de treshipótesis. Primera, el individuo es unanhelo en tanto que buscador infati-gable de conocimiento, perseguidorde deseos posibles o quiméricos; se-gunda, el individuo es voluntad depoder, entendida ésta no como deseode dominación, sino como búsquedade diferenciación radical, de extremasingularidad; tercera, el individuo esuna categoría construida, es un ser

hecho de poder y diferencia. De todoesto se deduce, principalmente, unanueva concepción del término «poder»que pretende ir más allá de un enten-dimiento de éste como algo negativo;el poder sería más bien una relación,una mediación inevitable entre el yoy los otros. Pero esto supone tomarel rábano por las hojas, porque, pormucha terminología foucaultiana (re-conocida, desde luego) que se le quie-ra echar al asunto, acabamos volvien-do a una concepción negativa del po-der. En efecto, a partir de estas pre-misas las llamadas relaciones de alte-ridad se han de juzgar como conflicti-vas, vividas en términos de amenaza(«el infierno son los otros» es algoque ya Sartre expuso de una maneramuy bella en su Huis-clos); relacionesmediadas por el obstáculo (la idea deque la presencia del prójimo se ma-nifiesta antes que nada por la miradala tenemos ya en Rousseau, misántro-po a su pesar, y teorizada por elya clásico Jean-Jacques Rousseau: latransparence et l'obstacle, de Jean Sta-robinski). Por otra parte, las relacio-nes entre el yo y los objetos no sonmucho mejores y dan lugar, por ejem-plo, a la alienación y a la fetichización.

Se hace necesario, pues, para evitartanta desgracia, plantear la «suspen-sión de poder», establecer una hipó-tesis, un «como si» por el cual con-jurar todo este mal:

«La suspensión de poder es,entonces, la hipótesis de una re-lación de alteridad en la que, pro-visional y excepcionalmente, estepoder que es inmanente a las re-laciones humanas no ha desapa-recido —equivaldría a eludir ladiferencia— pero ha suspendidosus efectos» {El sentido íntimo,p. 110).

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Si la respuesta política a la natu-raleza conflictiva de las relaciones hu-manas se plantea en términos de armo-nía y de un más o menos obligadoconsenso, la respuesta filosófica es unintento voluntarista de plantear aqué-llas en términos de transparencia: así,los sujetos en cuestión se entregaríana una relación plena exponiendo suinterior desnudo al otro que ya nosería enemigo sino aliado, y en este«camino de plenitud y perdición»(p. 114) se perderían todos los pun-tos de referencia que tejen la tramadel poder, de esa cadena de domina-ción que se quiere conjurar. La sus-pensión de poder produce, pues, laexplosión del sentido íntimo y la en-trega a la pasión como vía de conoci-miento, llegando así nada menos quea las puertas de la libertad, punto deencuentro filosófico desde la noche delos tiempos. Esta se entiende, desdeel discurso de Ramoneda, como esta-do excepcional, instantáneo y efíme-ro, como rapto en el tiempo al quese llega a través de la guía que proveela voluntad de poder que, una vezsuspendido, se queda en mera volun-tad, en pura transgresión. La seguri-dad del sentido común se ha desva-necido: hemos llegado al límite de loposible.

Lo malo es que llegamos tambiénal límite de otras cosas. De la palabra,por ejemplo. Porque, desde luego, alo largo de las páginas de El sentidoíntimo asistimos a una sucesión defuegos artificiales para tratar concep-tos tan imprecisos como «sentido co-mún», «sentido íntimo», «voluntadde poder», «pasión», por citar sólo al-gunas de las categorías que pretendenfundar una nueva teoría del conoci-miento a través de una revisión delindividualismo. Todo esto está muybien y yo personalmente me apunto a

la empresa de recuperar la dimensiónpersonal en el terreno de la filosofíao de la sociología, pero también creoque para tratar sobre la muerte delindividuo en el pensamiento modernoy su necesaria reaparición es precisoalgo más que navegar de manera in-dolente en un discurso teórico impre-ciso y plagado de vagas referencias aautores de la talla de Kierkegaard,Feuerbach, Wagner y especialmenteNietzsche (que mucho Nietzsche hayen este libro y poco desarrollo rigu-roso de ninguno de sus conceptos nide los de los demás autores citados).He aquí una muestra del discurso alque me estoy refiriendo, concretamen-te para «explicar», expresar o comuni-car la verdad de la suspensión de po-der:

«En él se despliega, sin tram-pa, la precaria plenitud de nues-tra forma de ser. Vértigo, comolo entendió Hitchcok, angustiacomo querían Kierkegaard o Sar-tre, ansia y desasosiego, como nosrecuerdan una serie inacabable detestimonios literarios y autobio-gráficos. Pequeña muerte, comose dice en el lenguaje del amor:esta situación sólo es vivida bajoel signo de la inquietud» (El sen-tido íntimo, p. 113).

Por todo lo anteriormente dicho,Ramoneda se plantea acabar su libroexponiendo las tres «figuras del sen-tido íntimo» que incorporan ese anhe-lo de conocimiento, esa voluntad co-mo transgresión del límite, ese ins-talarse en un terreno sin referencias,ese intento heroico de suspender elpoder: el enamorado, el artista y elcientífico. Como era de esperar, esa la primera a la que se le dedica ma-yor extensión y, en mi opinión, éstasson las páginas más logradas del li-

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bro al no pretender más que expresar,en un lenguaje poético que no care-ce de fuerza y de autenticidad, la na-turaleza del amor. Amor como deseode conocimiento con la pasión comoestandarte, amor como lucha contrael obstáculo (recuérdese El amor enOccidente de Denis de Rougemont,referencia inevitable), como elecciónentre la vencida entrega a la norma ola difícil opción de la transgresión através de la invención y la imagina-ción, amor, en fin, relacionado conotra categoría fundante de una teoríadel individuo, la intimidad.

«La intimidad como expresiónde la reducción definitiva de to-do lo que nos rodea, de pérdidade todo punto de referencia, dequedarnos solos, cara a cara, contodas nuestras cargas inocente-mente expuestas» {op. cit., pá-ginas 26-7).

Exposición completa de la identi-dad, reducción del mundo exterior alespacio de una relación dual, la inti-midad es concepto que, simplementepor el título del libro en cuestión,parecería merecedor de un tratamien-to más extenso. Si la intimidad es lapropiedad más radical del sujeto, ellugar de desarrollo del yo, se diríaque la teorización del individualismo,sea desde la filosofía o la sociologíaque son los terrenos en los que nosandamos, ha de pasar necesariamen-te por la disección de este término.Lástima que el faible nietzscheano ha-ya llevado a nuestro autor por otrosderroteros. Otra vez será.

La segunda figura del sentido ínti-mo es el artista, en tanto que indivi-duo que transgrede los límites (delsentido común, de la ideología, dela «realidad» en sentido laxo) a tra-vés de la afirmación de su singulari-

dad. Finalmente, la tercera es la delcientífico que se atreva a desafiar elparadigma racional de la actividadcientífica y haga primar su intuiciónsobre la demostración, que supone laneutralización de la ocurrencia y lacastración de la originalidad. De estoúltimo se deriva un nuevo conceptode verdad en tanto que revelación ysentido.

«Tenemos establecido tambiénun criterio de verdad que, a par-tir del reconocimiento de la vidacomo diferencia, sería un criteriomuy sencillo: la verdad es algoque se siente y no se demuestra,no tiene autoridad ni métodos—ni el Papa ni la Academia sue-ca—. La verdad es un signo quese percibe o que no se percibe,que se siente o no se siente: unarevelación que, cuando somos sen-sibles, nos da una gratificación enforma de certeza» {op. cit., pá-ginas 141-2).

Verdad, por otra parte, muy en lí-nea con el tono general del libro, ver-dad «profunda», verdad «secuestra-da» (pp. 70 y 71 de Conocimiento...)que ha de ser liberada de las tinie-blas del sentido común, nuevo concep-to globalizador que acaba por no ex-plicar nada.

Ramoneda termina proponiendo elsentido íntimo como referencia, comoatalaya de un nuevo conocimiento, lu-gar del miedo, de la angustia y delvértigo, nos dice, centro de un mo-derno individualismo. Ello suponeplantear el sujeto no como un super-hombre sino como un «superdiferen-te» (?), sujeto de conocimiento quecontempla el mundo con imaginacióny detalle, ser hecho de vulnerabilidad,diferencia y deseo. Y así, dejándonosalgo desalentados y no poco perple-

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jos, dice Ramoneda, será posible pen-sar lo singular. Nada menos.

3. Introducción a lo privado:sociología y rigor

Por último, voy a comentar, másbrevemente, De la vida privada, pu-blicado en catalán y con prólogo deSalvador Giner. Aunque las compa-raciones son siempre odiosas, lo pri-mero que observamos en el libro deLluís Flaquer, en contraste con losotros anteriormente comentados, esque se nos ofrece una bibliografía,cuestión de agradecer aunque sólo seapara tener una idea de lo que se nos vaa hablar y, si el tema interesa, volversobre las fuentes citadas. Se trata aquíde introducir la noción de «lo priva-do», «vida privada» o «privacidad»(traducción directa del término inglésprivacy), siendo este último térmi-no el que va a utilizar el propio autor.Esta vez nos las vemos con una obraque tiene una clara perspectiva, la so-ciología o, más concretamente, la so-ciohistórica, porque la privacidad seva a entender como categoría históri-ca y susceptible de variación tanto ensu forma, en su concepción termino-lógica, como en su contenido, esto es,en los espacios donde se genera y sedesarrolla.

Dos son los puntos de arranque deDe la vida privada. En primer lugar,la afirmación de que la privacidad, talcomo la entendemos en la actualidad,es el resultado del paso del mundotradicional al mundo moderno, y elloa través de grandes cambios sociales;en segundo lugar, la puesta en solfade la función política de la privacidad,en tanto que el culto de la vida pri-vada supone inevitablemente un des-cuido de las actividades públicas. Elprimer punto constituye el grueso dellibro, el segundo es tan sólo una idea

que el autor deja apuntada. No impor-ta porque, si bien el ser humano quie-re dar siempre respuestas a sus inte-rrogantes, el libro comentado cumplemás que de sobra lo que pretende,que es ofrecer un estudio introducto-rio sobre el tema general de la privaci-dad, y ello lo hace Flaquer rigurosa-mente, sin cometer el error de tratarde bosquejar un breve esquema deluniverso o de plantear teoría del cono-cimiento o de la estructura social, eneste caso, alguna.

Pero volvamos al tema. La priva-cidad, espacio connatural al ser huma-no en tanto que individuo, es unacategoría construida históricamenteque ha ido adquiriendo una importan-cia progresiva con el paso del tiempo.Espacio de reserva espiritual, cortinaque se descorre a placer del propiointeresado o de los otros como nocióngeneral que resume las relaciones dealteridad, la privacidad se relacionacon la intimidad y el secreto. Así hasido siempre en lo que al hombre serefiere. Pero sucede que, con el pasodel tiempo, lo privado se ha conver-tido en un valor: en el reino de lalibertad frente a lo público como rei-no de la necesidad y de la obligación;es la esfera ideal dentro de la cual seforma la personalidad y el yo se pro-tege del mundo exterior, connotadocomo potencial amenaza; es el ám-bito más sagrado del individuo; es,por último, la zona donde es posibleel ejercicio de la libertad entendidanegativamente, tal como la veía lateoría liberal, como espacio de no in-jerencia por parte de los demás, de lasociedad o del poder político. ¿Hayalgo más lejano que ese sentido ínti-mo, explosión de libertad positiva entanto que voluntad de poder, de an-helo insaciable de conocimiento sobreel mundo?

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Una vez definida la privacidad co-mo valor, Flaquer pasa al estudio delo que él llama la sociogénesis de lavida privada. En primer lugar, a tra-vés de un repaso de los factores es-tructurales que la hicieron posible; así,la división del trabajo (y sus conse-cuencias más aparentes como la dife-renciación social y la especializaciónde roles que lleva a la impersonaliza-ción de las relaciones humanas) y elproceso de urbanización (que hace po-sible el espacio físico para la reservamental, y crea el anonimato como for-ma de vida). En el tratamiento deestos temas Flaquer se refiere, entreotros, a los grandes clásicos de la so-ciología, tales como Tónnies, Simmelo Durkheim, y su trabajo exhibe unasólida labor de investigación en unaortodoxa línea académica no exentade amenidad. En segundo lugar, laprivacidad nace históricamente tras laaparición de ciertos factores cultura-les, tales como la fijación de la fami-lia nuclear como un espacio de con-centración afectiva, o la apariciónde la chismografía como industria quepermite, al centrar la habladuría enlos personajes públicos, el goce de lapropia privacidad.

En lo que se refiere a la moderni-dad, Flaquer concluye que estamosllegando a una «sociedad privatizada»en el sentido de que las cuestionesque antes eran susceptibles de inspec-ción pública, tales como las creenciasreligiosas, la moral sexual o la ideo-logía política, son ahora materia pri-vada. Así, el auge del psicoanálisissería, quizá, un signo de las conse-cuencias de este movimiento que hacedel sujeto moderno un ser anómico yalienado, perplejo por este corrimien-to de esferas que conlleva una nuevadefinición de normas y un necesarioajuste de sus reglas de conducta.

Marco de sentido para un «yo» dé-bil y amenazado por un mundo pro-gresivamente tecnológico, ideal de lassociedades que se dicen democráticascomo espacio social de libertad, la pri-vacidad es una noción de naturalezaprofundamente ambigua. En tantoque espacio alternativo de lo públicopuede generar alienación y crear ciu-dadanos desinteresados, pero tambiénes susceptible de convertir lo públicoen fuente de interés inmediato (losmovimientos ecologistas, antinuclea-res, feministas, etc., serían iin clarosigno de este proceso). Así', la pre-gunta final de De la vida privada so-bre si lo privado es el espacio privi-legiado de desarrollo de las potenciashumanas o un obstáculo para la trans-formación colectiva, queda abierta.Este libro escueto, riguroso y brevenos anima a pensar sobre ello. Lo cuales más que suficiente.

A modo de conclusión

Unos apuntes sobre estética, unapropuesta de entender el conocimien-to como ficción, un ensayo sobre elsentido íntimo, una investigación so-bre la noción de vida privada: inten-tos de construir, desde diversos enfo-ques, una misma cosa, una teoría mo-derna del individualismo. Eso es loque hemos venido tratando a lo largode todas estas páginas. Se trataba dedar noticia de varias publicacionesque giran en torno a temas que el pen-samiento social tradicionalmente hatenido como menores. En efecto, pa-rece que la belleza como objetivo deconocimiento, la pasión como móvilpara entender al mundo, la intimidadcomo lugar intrínseco del sujeto o lavida privada como bien social no hansido demasiado considerados en laAcademia. Por eso, siempre a mi en-

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tender, es conveniente atender a loque sale en nuestro país sobre dichostemas.

La cultura anglosajona lleva ocu-pándose de todo esto desde hace al-gunos años, y no hay más que otearsobre lo producido en torno, simple-mente, al concepto de privacy paracomprobarlo. Los franceses, tradicio-nalmente más interesados en la socio-logía de la cultura, también tratan deestos asuntos (sin ánimo exhaustivo,me vienen a la mente los nombres deJ. Baudrillard o M. Maffesoli). En Es-paña, que yo sepa, poco hay sobre eltema, aparte de las obras comentadas

que constituyen un intento de encami-nar el pensamiento social por nuevosderroteros. Después de la obra de laEscuela de Frankfurt, el estructuralis-mo (sobre todo en lo que se refiere aantropología, psicoanálisis y lingüísti-ca) y la más reciente etnometodología,el individuo protagonista de la moder-nidad postindustrial parece reclamarun lugar en la teoría contemporánea.El malestar de la cultura permanece,el deseo de investigar el puesto del su-jeto que lo sufre, también.

HELENA BÉJAR

El mundo en el año 2000

(Madrid, Tecnos, 1982)

El mundo en el año 2000 * es eltítulo de un enciclopédico trabajo rea-lizado por encargo del presidente Cár-ter en 1977 al Consejo sobre CalidadAmbiental y al Departamento de Es-tado, en colaboración con otros De-partamentos y Comisiones de la Ad-ministración estadounidense. Se le dioun plazo de redacción de un año paraestudiar las tendencias evolutivas dela población, los recursos y el medioambiente hasta el año 2000. Todoello con el objeto de servir de basea la planificación a largo plazo. A par-tir de estas directrices, y con todos losinconvenientes que suponía la falta

• Esta obra fue publicada original-mente en los Estados Unidos en juliode 1981 bajo el título de The Global2000: Report To the President.

de una organización previa, de un pre-supuesto establecido y de un plazo detiempo suficiente, los encargados delinforme se pusieron a trabajar conunos objetivos bastante claros. Se tra-taba de realizar previsiones sobre es-tas tres variables fundamentales, te-niendo en cuenta las posibles ínter-relaciones existentes entre ellas: uti-lizar los medios disponibles por la Ad-ministración estadounidense siguien-do la segunda directriz del mensajede Cárter; analizar en profundidad lasventajas e inconvenientes de dichomodelo para facilitar la realización desucesivos informes y comparar conlos resultados y métodos de otros mo-delos existentes.

No estamos ante la primera inves-tigación de este tipo. En las últimasdécadas han aparecido trabajos, gene-

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raímente financiados por organismosprivados, cuyo objeto era estudiar có-mo será el mundo de las generacio-nes futuras. La mayoría de las vecesson diagnósticos bastante pesimistasque intentan llamar la atención sobrela necesidad de un cambio en las ac-titudes de las naciones ante los recur-sos y el medio ambiente.

El resultado de este trabajo, quefinalmente tarda tres años en reali-zarse, es una obra en tres volúmenesque son respectivamente el «informe-resumen», «el informe-técnico» y untercero que aporta documentación téc-nica sobre los modelos mundiales delGobierno.

En España, como en la mayoría delos países, sólo se publican los dosprimeros. En el primero de ellos sepresenta una panorámica general deltrabajo, explicitando las principalesconclusiones a las que se ha llegadoal elaborar las previsiones. Además depresentarnos cuál es el futuro delmundo para el año 2000 de cumplirsedichos pronósticos, se exponen tam-bién las conclusiones a las que se hallegado tras comparar dichas previsio-nes con las de otros modelos. Para lapersona que no tenga un interés es-pecial en ahondar en detalles técni-cos o en mayores precisiones, este vo-lumen le es suficiente ya que contienelo esencial del informe, presentado deforma clara y concisa.

El segundo volumen desarrolla ca-da uno de los aspectos mencionadosen el informe-resumen. En primer lu-gar, las previsiones en cuanto a po-blación, recursos y medio ambiente.Respecto a este punto destaca la pe-culiar importancia que tiene el Capítu-lo 13, en el que se analizan los efec-tos de las previsiones relativas a losrecursos, población y PNB sobre elmedio ambiente. Al final se realiza

un intento de cerrar el modelo, expli-citando la influencia que pueden tenerlos cambios en el medio ambiente so-bre las tendencias de las variables an-teriormente mencionadas. Dicho in-tento tropieza con algunas dificulta-des que son reconocidas por el pro-pio informe. A pesar de sus deficien-cias, los autores señalan que éste esel proyecto más ambicioso que se harealizado en los Estados Unidos paramedir los efectos ambientales de laevolución económica y demográficadel mundo en su totalidad.

El Capítulo 14 se dedica a explicarcuál es el modelo mundial de Gobier-no, destacando sus supuestos, imper-fecciones e influencias sobre los re-sultados del Informe. Posteriormen-te se compara dicho Informe con otrosdel mismo tipo, como son los «Mun-dos 2 y 3», el modelo del mundo deMesarovic-Pestel, el Moira o modelode relaciones internacionales en laagricultura, el modelo mundial latino-americano y el modelo mundial de lasNaciones Unidas. Dichos informes sondescritos, evaluados y comparados conel modelo Global 2000. En las últi-mas páginas del Informe se incluyendiversos apéndices entre los que des-tacan las críticas al estudio realizadaspor asesores consultados por la comi-sión encargada del estudio.

Las previsiones que se realizan pa-ra el futuro respecto de la evoluciónbiofísica en nuestro planeta nos po-nen en guardia ante los peligros quesupone la continuación de las políticasactuales de crecimiento. Para entenderdichas previsiones es de especial im-portancia analizar los supuestos delos que parte. En primer lugar, el in-forme parte del supuesto de que elmedio ambiente continuará proporcio-nando recursos de un modo tan abun-dante y barato como lo hizo en épo-

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cas anteriores. Este hecho es, sin em-bargo, bastante improbable dado queeste medio ambiente se está deterio-rando, fundamentalmente en las áreasmenos desarrolladas. A pesar de queen el Capítulo 13 se intenta estudiarla influencia que tendrá la evolucióndel medio ambiente sobre las demásvariables no se han tenido en cuentalos resultados a la hora de realizar lasprevisiones, de modo que los que aquíse presentan son incluso mejores delo que se puede esperar. En segundolugar, se supone que las políticas delas distintas naciones no sufrirán cam-bios importantes. En tercer lugar, separte de que el progreso tecnológicocontinuará al mismo ritmo que en épo-cas pasadas y (lo que es todavía másimportante en una época de reticen-cias crecientes ante la evolución tec-nológica) que no habrá grandes re-sistencias sociales a tales progresos.Se supone incluso que no habrá per-turbaciones importantes del comerciointernacional motivadas por guerras ocrisis financieras. Por lo tanto, los su-puestos iniciales maximalizan las posi-bilidades de una evolución similar a lade los dos últimos decenios y descali-fican, en principio, a aquellos, comoJulián Simón, que, en la revista Pers-pectivas Económicas l critica la faltade optimismo de este modelo.

Entre las principales previsionesdel citado informe están las relativasal PNB. Se señala que la poblaciónconocerá durante este período dediecisiete años un crecimiento rápidotodavía, a pesar de la reducción de lafecundidad en muchos países (compen-sada en gran medida por el aumentode la esperanza de vida). Las tasas decrecimiento anual descenderán poco

1 Julián SIMÓN, "Predicciones infun-dadas de un futuro siniestro", Perspec-tivas Económicas, 39 (1982).

(del 1,8 al 1,7 por 100) y a pesar deello el crecimiento a nivel absolutoserá importante, hasta alcanzar los6.350 millones de habitantes que seprevén para el año 2000. Por otro la-do, este crecimiento será desigual, co-rrespondiendo en su mayor parte a lospaíses menos desarrollados, y, dentrode éstos, a Asia, que sufrirá los mayo-res incrementos en cifras absolutas. Elcrecimiento urbano será muy impor-tante, alcanzando cifras impresionan-tes en ciudades como México (30 mi-llones), Bombay y Calcuta. Ello im-plica condiciones de vida cada vezmás miserables en dichas áreas por laescasez de vivienda, agua, higiene ydemás recursos vitales.

Respecto al PNB se prevé un fuer-te crecimiento del 145 por 100 res-pecto a 1975, incremento que se pro-ducirá fundamentalmente en los paí-ses menos desarrollados, debido a queparten de cotas más bajas. Ello haceque el crecimiento del PNB en cifrasabsolutas vaya a ser más importanteen los países industrializados. Encuanto al crecimiento del PNB percápita, que es quizá un indicador me-jor, los autores señalan que su in-cremento será débil en el conjunto delos países menos desarrollados, fun-damentalmente por el gran aumentode la población que absorbe todonuevo crecimiento del PNB. AméricaLatina conocerá los aumentos más im-portantes, y Asia y África serán loscontinentes en una situación más crí-tica. En definitiva, asistiremos a unensanchamiento de las enormes des-igualdades que separan a lo que se hadado en llamar bloques Norte y Sur.

El segundo aspecto tratado por lasprevisiones es el de la evolución delos recursos. Esta evolución se prevésobre la base de la dinámica de la po-blación y del PNB. Dentro de los re-

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cursos incluyen: la alimentación, pes-quería, reservas forestales, mineralesno combustibles, agua y energía. Res-pecto al tema de los alimentos, seprevé un incremento del 2,2 por 100anual, lo que, según los autores delinforme, significa continuar las pautasexistentes en las décadas de los cin-cuenta y sesenta, así como en el pe-ríodo de la Revolución Verde. Ellosupone un aumento grande de los ren-dimientos, ya que sólo se prevé unincremento del 4 por 100 en las tie-rras cultivadas. Este aumento de ren-dimientos sólo se puede conseguir através de un uso intensivo de fertili-zantes, con la consiguiente dependen-cia respecto de los minerales combus-tibles y un mayor uso de energía quesupondría un aumento de costos, dadala evolución de los precios de la ener-gía. Para el conjunto, estos incremen-tos supondrían un aumento del 9 por100 per cápita, aunque esto no ocurri-rá en muchos países menos desarrolla-dos, en los cuales el aumento de la po-blación y su pobreza impedirán apro-vechar y realizar dichos aumentos enlos rendimientos. Ello puede dar lugara una estructura comercial cada vezmás desequilibrada para algunos paí-ses y a un aumento de la importanciaque puede jugar la ayuda a estos paí-ses. El papel de Estados Unidos co-mo granero mundial parece incremen-tarse también. En cuanto a la pesca,los incrementos serán escasos y nulos,a pesar de los progresos de la pisci-cultura y de la pesca de nuevas es-pecies. El informe considera que elpescado representará un peso menosimportante en la alimentación mun-dial que en la actualidad.

En general se estima que se va aproducir un descenso en los recursosforestales, descenso que será especial-mente relevante en el caso de los paí-

ses menos desarrollados, ya que enlos otros ya se practican algunas me-didas políticas repobladoras. Con ellose supone que los productos proceden-tes de la madera se encarecerán, per-judicando en gran medida a los paísesmenos desarrollados que utilizan un90 por 100 de la madera para la coc-ción de alimentos.

Respecto al recurso del agua, se es-tima que habrá un aumento del con-sumo de un 200-300 por 100, relacio-nado fundamentalmente con el au-mento de la población. En muchaszonas el agua va a empezar a esca-sear y, por vez primera en la histo-ria, los conflictos relacionados con elaprovechamiento del agua se van ahacer particularmente agudos.

Respecto a los minerales no com-bustibles, se puede decir que el con-sumo aumentará, fundamentalmenteen los países industrializados, aunqueno parece que se vayan a producir pro-blemas de escasez. Es posible un en-carecimiento de dichos productos pormayores dificultades de extracción yexplotación.

Las previsiones sobre energía tam-bién señalan la agudización de los pro-blemas actuales. Efectivamente, laproducción de petróleo alcanzará sutecho hacia 1990 y ello implica eldesarrollo de fuentes de energía al-ternativas tales como hulla, energíanuclear y energía hidroeléctrica. Almismo tiempo el aumento de la de-manda conducirá a precios superioresy por lo tanto a serios problemas paralos países que no sólo están pocodesarrollados, sino que además dispo-nen de recursos energéticos escasos,viendo además cómo se reduce la dis-ponibilidad de leña.

Hasta aquí las previsiones relativasa los recursos, por lo que hay queanalizar al tercer aspecto que es el

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de las repercusiones que tendrán estosprocesos sobre el medio ambiente. Entérminos generales se prevé un dete-rioro general del suelo y ello es pro-ducto de diversos factores. El prime-ro de ellos sería el de una demandaexcesiva sobre el suelo, motivada fun-damentalmente por la presión demo-gráfica. Hay que tener en cuenta que,dado que el aumento de tierras culti-vables no puede ser muy grande, seexige un rendimiento al suelo cadavez mayor, que puede conducir a suagotamiento. La desforestación es elsegundo factor que contribuirá a estedescenso de calidad. En tercer lugar,está la salinización que se produceen las tierras puestas en regadío y que,al final, como ocurrió en época delImperio Sumerio, puede acabar conmuchas tierras. Finalmente, está el fe-nómeno de la expansión urbana quecubre tierras que muchas veces sonlas de mayor fertilidad.

A nivel acuático, el deterioro pue-de ser general, tanto en agua dulcecomo en el mar. En agua dulce, laconstrucción de presas y el regadíopueden ser factores coadyuvantes, pe-ro hay otros factores como los verti-dos de las fábricas que pueden llegara provocar un aumento de la tempe-ratura del agua (con la consiguientedesaparición de muchas especies vege-tales y animales). Dichos vertidos con-vierten las aguas en focos de trans-misión de enfermedades. Por otro la-do, en las costas marítimas, la conta-minación que producen los continuosvertidos está llevando a la extinciónde numerosas especies cuyo habitattemporal o permanente es la costa.

A nivel atmosférico, los problemasque se presentan empiezan a ser gra-ves y van desde la contaminación delaire con sus consecuencias sobre lasenfermedades pulmonares, a la lluvia

acida que producen las concentracio-nes de óxido de nitrógeno y de azufrey que pueden destruir el suelo cultiva-ble. También es posible la destruc-ción de la capa de ozono que impideel paso de la radiación ultravioleta yque puede provocar un aumento delas enfermedades de la piel. Se plan-tean también problemas que afectana las tres áreas como es el uso indis-criminado de pesticidas en los paísesmenos desarrollados, la importanciaque van tomando los materiales ra-diactivos cuya eliminación no se hagarantizado todavía. La extinción deespecies puede ser también de impor-tancia primordial, puesto que la esta-bilidad de nuestro ecosistema dependeen gran medida de la diversidad deespecies que en él habiten.

En la primera parte el informe plan-tea los efectos que puede tener laevolución de los recursos, la poblacióny el PNB sobre el medio ambiente.Sin embargo, los efectos pueden serretroactivos y es lo que los autores es-tudian en la última parte del capítulo.Efectivamente, si no se solucionanproblemas de medio ambiente comolos descritos, corren peligro desde elaumento de alimentos hasta el aumen-to de la esperanza de vida humana. Sise intentan paliar, cosa posible, elloserá al precio de costos de producciónmayores, que a su vez influirán sobrelas tendencias que ya hemos apun-tado.

El estudio Global 2000 se basa enuna metodología que los autores deltrabajo han denominado el «modelogeneral del Gobierno». La cuestiónestá en saber si estamos realmente an-te un modelo realista e integrado. Larespuesta es clara; no se trata de unmodelo realmente unificado. Efectiva-mente, en los Estados Unidos no exis-te ningún organismo cuya labor con-

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sista en estandarizar supuestos y mé-todos de manera que toda previsiónde un departamento sectorial sea con-secuente con las de otros, lo que ra-cionalizaría el proceso. Los diferentesdepartamentos hacen sus previsionesde modo aislado y dado que el pre-sente estudio fundaba las bases parala planificación futura, tuvo que utili-zar las diversas aportaciones sectoria-les, intentando integrarlas e interre-lacionarlas del modo más lógico posi-ble. Dada la premura de tiempo queexistía, hubo que idear un modo deintegrar todas las variables principa-les, eligiéndose el proceso secuencial.En una primera etapa se realizaronlas previsiones de población y PNBunidas a los supuestos políticos, tec-nológicos y climáticos (se suponía queel clima no cambiaría). En la segundaetapa se utilizan dichas previsionespara realizarlas sobre recursos. Par-tiendo de esta segunda etapa se ela-borarían las previsiones sobre medioambiente.

El modelo limita así el número deinterrelaciones posibles y es todo me-nos un sistema cerrado. No acabanahí los problemas, ya que a pesar delos esfuerzos realizados no se logranevitar incongruencias como valores va-riables irregulares según las previsio-nes (se suponen, por ejemplo, tenden-cias demográficas diferentes), tasas in-congruentes de crecimiento de la po-blación y del PNB, distintas fuentesde información y ausencia de realimen-tación. ¿Sobre qué bases se apoya,pues, la verosimilitud de las previsio-nes realizadas? Los autores del pro-yecto señalan varias, entre otras: lano contradicción con otras aisladas he-chas por los distintos organismos; lasimilitud con otros proyectos realiza-dos y, a la vez, el hecho de que en al-gunos modelos más integrados se en-

cuentra el complemento. En realidadla fuente legitimadora principal de di-cho proyecto está en su similitud conmuchos de los proyectos financiadospor organizaciones privadas que se hanrealizado. Al comparar dichos mode-los, más integrados, con el Global2000, los autores han sacado la con-clusión de que, en todo caso, estosúltimos pecarían de optimismo, yaque, al carecer de la suficiente retro-alimentación, el error predictivo seacumula a medida que se avanza enel tiempo.

El proyecto es, pues, uno de losintelectualmente más ambiciosos delas modernas ciencias sociales. Las crí-ticas son numerosas y muchas de ellasprovienen de los mismos asesores ex-ternos que les ayudaron y cuyas opi-niones aparecen en el apéndice dellibro. Unos critican el hecho de quelas previsiones se realicen en base a laextrapolación de tendencias caracterís-ticas de los últimos años, anormal-mente buenos. Otros opinan que elque las previsiones no vayan más alládel año 2000 limita su papel preventi-vo de los peligros que amenazan a lahumanidad. Un tercer grupo de auto-res señala el hecho de hacer casoomiso de posibles conmociones natu-rales, tecnológicas o sociales. Tambiénpuede dar lugar a controversias el quese suponga una continuidad en lastendencias, cuando éstas podrían serdiscontinuas. Se les puede criticar ade-más la falta de unos análisis norma-tivos, la existencia de premisas ocul-tas, dado que se parte de modelos sec-toriales ya elaborados, así como lainsuficiencia de las variables introdu-cidas. Julián Simón señala limitacio-nes a la exactitud, en un número deseis, entre las que destacan la faltade fe en la capacidad del ser humanopara adaptarse a las nuevas situacio-

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nes a través del progreso tecnológico.También critica la falta de exactitudde muchas de las tendencias que seapuntan.

En mi opinión, el proyecto adole-ce de los defectos que se le achacan,en general derivados de la misma in-capacidad científica para construir mo-delos predictivos. ¿Qué variables seconsideran? ¿No sesga este estudio elhecho de poder contar sólo con va-riables que se pueden cuantificar?¿Dónde acaba el proceso de realimen-tación? En este sentido tienen partede razón aquellos que critican la limi-tación tanto pasada como presente delestudio. Pero no queda claro dónde sepueden poner los límites. En cual-quier caso una virtud esencial delGlobal 2000 es la de ir más allá dela simple extrapolación de tendenciaspasadas que ignoran interrelaciones ylimitaciones fundamentales como haceSimón al señalar que: «durante el pe-ríodo de 1950 a 1970 la producciónde alimentos per cápita subió en 28o 37 por 100. ¿Por qué proyectar unatasa de incremento mucho más redu-cida (19 por 100) para un períodomás largo?». La respuesta es que lascondiciones no son las mismas: Elcrecimiento de la población es alto,los rendimientos son difíciles de au-mentar, se parte de cifras más altas(estadística elemental).

Tampoco es criticable el que no seprevean grandes conmociones, puestoque sería ampliar el modelo indefini-damente o introducir arbitrariedades.El hecho de excluir dichas conmo-ciones tiene la virtud de marcar untecho límite hipotético al que se pue-de llegar si se excluyen esos posibleseventos. No es útil argumentar queno se cuenta con la capacidad inven-tiva del individuo cuando es uno de

los supuestos básicos del Informe, sinel cual serían improbables los aumen-tos en los rendimientos alimentarioso en el PNB.

Insisto en que una de las máximasvirtudes del Global 2000 es el de ex-plicitar en gran medida cuáles son sussupuestos. Es de gran utilidad, pues-to que permite ajustar las previsionesen caso de no estar de acuerdo conellas. Por ejemplo, se supone que laprovisión de recursos seguirá siendoigualmente abundante y barata. Lomás probable es que sea igual o in-cluso menor, luego en todo caso lasprevisiones serían optimistas y elloserviría más al propósito del libroque es el de avisar de la necesidad deadoptar decisiones destinadas a evitardichos procesos. Ese es otro de lospuntos a favor del supuesto de quese continúen las mismas políticas, yaque lo que se deduce de los resulta-dos del trabajo es que es necesarioun cambio en la actitud política y eco-nómica de los Gobiernos responsables.

Se observa una cierta falta de dis-criminación sobre lo que son proble-mas inminentes y lo que no son sinoproblemas menos probables. Es indu-dable que los Gobiernos no puedenactuar sobre todos los problemas ala vez y por ello es necesario indicarun orden de prioridades. Es evidenteque la dificultad es grande, debido enparte a las mismas deficiencias delmodelo en que se basa. Sin embargo,no es serio tratar al mismo nivel pro-blemas como el progresivo deteriorodel suelo o la desertización y la des-trucción de la capa de ozono sobrela que los científicos discuten conti-nuamente. No es ajeno este trabajoa un defecto fundamental a iodos es-tos proyectos y es el de no tener encuenta el dinamismo de todo sistema.Las catástrofes no ocurren de repente,

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sino que a medida que determinadasvariables cambian el sistema de algu-na manera se reajusta, de manera queuna grieta pocas veces acaba con éste.No creo pues que dicha situación dela que nos hablan los autores de esteinforme se produzca en el plazo queellos indican, y en ello no va implí-cito una creencia inconsciente en unmodelo que se autorregule espontá-neamente hasta suprimir cualquiertensión. Simplemente se teme que losmodelos predictivos sean demasiadolineales y no sean capaces de entre-ver el proceso de crecimiento de todofenómeno. En la medida en que todogran problema empieza siendo peque-ño no es tan difícil ir corrigiendo lasfricciones que se van produciendo.

En definitiva, el informe Global2000 debe ser tomado como lo quees. Se trata de un proyecto basado enun modelo falto de la suficiente in-tegración y retroalimentación que haestudiado cuáles serán las condicio-nes ecológicas del mundo en el año2000, si se dan ciertos supuestos en-tre los cuales está la continuación delas políticas actuales. Lo importante,independientemente de la exactitudde dichas previsiones, es que no setrata del primer estudio que ponede relieve los serios peligros que ame-nazan a la humanidad. Gran partedel problema deriva de la propia na-turaleza de dichos peligros, como sonlos del medio acuático y atmosférico,que exceden los marcos políticos na-cionales. Cada vez es más evidenteque dichos marcos son insuficientesy la prueba la tenemos en la prolifera-ción de organizaciones supranaciona-les. Estas no son válidas mientras no

se les dote de verdadero poder sobe-rano, pero para ello son necesariossuperar innumerables egoísmos nacio-nales, cosa improbable en una épocade crisis en que cada país se cierrasobre sí mismo. Los países, cegadospor sus intereses a corto plazo, noperciben cuáles son sus intereses alargo plazo y contemplan cómo mu-chos países en vías de desarrollo sehunden más y más en la miseria, conel peligro adicional de un aumento deconflictos o de una grave crisis finan-ciera. Son ya muchos países los queno pueden pagar sus deudas.

Es necesario, pues, concluir que,sin caer en el determinismo, son ne-cesarios cambios efectivos de actitudante los recursos, que permitan abor-dar los problemas más acuciantes. Mu-chos cambios se están produciendo ya(reducción de las tasas de fecundidad,control de la contaminación, legisla-ción sobre el mar), pero no sabemossi son suficientes las actuales estruc-turas políticas y económicas, ni si haytiempo para ellos. ¿Bastará con el in-genio humano para solucionar los pro-blemas? ¿Serán necesarios ajustes dra-máticos como sobremortalidad, pro-fundos cracks económicos o guerraspara solucionarlos?

Aunque la solución está en el año2000, este informe nos acerca muchoa lo que ocurrirá. Lo que habría quever es cuál es la razón por la que elser humano, a lo largo del tiempo, seha entretenido en ver el futuro, sinintentar cambiarlo. Los esfuerzos sehan dirigido siempre a modificar elpresente y lo peor es que, en la encru-cijada actual, cambiar en el último mo-mento será muy difícil.

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RENE DUMONT & M. F. MOTTIN

Le mal-développement en Amérique Latine: Mexique, Colombie, Brésil

(París, Eds. Du Seuil, col. L'histoire immédiate, 1981, 228 págs.,con bibliografía en apéndice)

1. Este es el tipo de libro en elcual la función provocativa parece pre-dominar sobre otras funciones posi-bles cuando se escribe un texto (unafunción informativa, otras didáctica,hermenéutica, teórica, etc.). No es laprimera vez que el viejo combatienteque es Rene Dumont hace esta elec-ción. Por lo que concierne a África,libros suyos que han tenido un graneco (y un eco escandaloso) interna-cional, han sido L'Afrique noire estmal partie (1969) y diez años mástarde L'Afrique étranglée. Las mino-rías políticas o económicamente domi-nantes en algunos países del Áfricaoccidental (entre el ecuador y el Sa-hara) dicen pestes de Rene Dumont.Cabe suponer que las opiniones delos tecnócratas y de los expertos alservicio de políticos oligárquicos enciertos países de América Latina noson menos acerbas ante la lectura deeste libro. Rene Dumont se ha idoradicalizando con el curso de los años;el técnico agorero y predicador de ca-tástrofes humanas que yo conocí enalgunos seminarios internacionales amediados del decenio de 1960 a1970 usaba argumentos sobre todotécnicos, y éstos estaban envueltos enuna gran cortesía personal respectoa sus adversarios. Ahora, Rene Du-mont usa un lenguaje sobre todo po-lítico y de indignación moral; des-cribe y provoca, mediante una selec-

ción muy definidamente orientada delos hechos que observa; busca el es-cándalo y parece haber perdido inte-rés por la argumentación sistemáticao teórica. Rene Dumant es hoy unode los hombres más odiados en algu-nas oficinas gubernamentales (porejemplo, en Dakar, en Argel y ahoraprobablemente en Bogotá y en Bra-silia, en Tirana o en Varsovia). Peroes al mismo tiempo uno de los hom-bres más públicamente admirados(/'. e., que se ha hecho con un públi-co internacional, aparte del círculo desus fieles parisienses), y ello por va-rias causas que creo pueden resumir-se en las siguientes:

— por la continuidad de su obradesde que a mediados de los años 30era un joven agrónomo en lo que en-tonces se llamaba el Tonquín francés(Indochina luego, Vietnam del Nortedespués);

— por su integridad personal, odicho de otro modo, por poner labúsqueda de la verdad y la enuncia-ción de lo que él creía que era la ver-dad por delante de toda otra consi-deración de contexto de su trabajo(y así le hemos visto señalar erroresde soviéticos, chinos, albaneses o depretendidos «socialistas» africanos,aunque hubieran contribuido a finan-ciar algunos de sus trabajos on thespot)-,

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— porque siempre ha denunciadoel imperialismo, tanto político comoeconómico, y particularmente las for-mas sutiles de este último, más des-tructivas para los países dependien-tes en cuanto simultáneas con apa-rentes independencias políticas;

— en cuarto lugar, porque no esun diagnosticador de salón, sino unexperto que ha estado en la brecha,pateando el terreno o el barro, o en-frentándose, ya a sus ochenta años,a la gendarmería móvil ante las re-jas de la Asamblea Nacional francesa(abril 1983);

— en último lugar en esta enu-meración, pero en primer lugar cua-litativo, porque entre su veintena delibros hay algunos que son indispen-sables en la biblioteca de la teratolo-gía de nuestra época.

2. Prima jacte las obras de ReneDumont ofrecen poca materia de in-terés directo para el sociólogo. Habráque señalar como excepción a estaobservación, L'Utopie ou la mort(1974), quizá su libro de impacto másextenso entre los públicos occidenta-les. El hecho de que no sean obraspropiamente sociológicas no implicaque estén huérfanas de informacionesque son importantes para el sociólo-go. Claro está, para otra clase de so-ciólogos que los que se ocupan dediscutir si las variables parsonianasson o no funcionalistas, o, más pró-ximamente a nosotros, los que sededican a descifrar si la corbata esun signo, o es un símbolo, o una se-ñal de la comunicación masculina, ysi su función de comunicación sexualprevalece o no sobre su función dedistanciación social (todos estos refi-namientos culturales con los cualesla imitación de las conversaciones deldandy inglés del siglo XVIII pasa hoypor ciencia sociológica burguesa, para

gran contento de sus destinatarias, lashetairas de algunas reuniones parisien-ses). Con esto no pretendo valorizarel otro extremo de los abordajes po-sibles, el que busca el escándalo mo-ral (en el sentido moderno) y la in-dignación política; diré más: que loque menos me impacta en las descrip-ciones que Rene Dumont hace de lassociedades del Tercer Mundo es allídonde muestra la clase de animal quees el individuo humano cuando hasido socializado en comportamientosde apropiación de riqueza; y diré asi-mismo, siguiendo a Bismarck, que novaloro la indignación como una virtudpolítica. Por tanto, mis reflexionesvan a ser más políticas en la medidaen que sean más teóricas. Y encuen-tro dos razones para ello: I) ReneDumont describe constantemente re-laciones sociales. II) Discute estrate-gias alternativas.

Hago de este modo abstracción decuestiones artificiales que se presen-tan espontáneamente, como la de sa-ber si lo que Rene Dumont dice in-teresa al sociólogo rural o a los de-más, si puede existir o no una so-ciología propiamente rural, etc. Creoque fue Eric J. Hobsbawn quien dijouna vez que el hombre está continua-mente reinventando unas pocas rela-ciones sociales básicas. Y creo queeso es una gran verdad; las relacio-nes en cuanto tales no son intrínse-camente rurales ni intrínsecamenteurbanas; son formas de dominación yde resistencia a la dominación, for-mas de reciprocidad simétrica o asi-métrica, etc., que no se diferencianapenas por el contexto ecológico (pe-ro sí se diferencian por los modos deproducción, lo que confirma la aser-ción anterior). Por lo que conciernea las estrategias, Rene Dumont ofre-ce una prueba de que raras veces és-

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tas son puramente técnicas (por ejem-plo, incremento de rendimientos), yde que generalmente incluyen dimen-siones políticas. Por tanto, tambiéneste aspecto, en el cual se conjugancognición, voluntad y toma de deci-siones, tiene unas dimensiones univer-sales. Creo, en suma, que mi notabibliográfica podrá ser más útil si,dicho con otras palabras, practico unaabstracción negativa del contexto pa-ra hacer emerger la abstracción posi-tiva de los elementos que aquí im-porta diferenciar.

Rene Dumont empieza citando aA. Gunder Frank y su concepción dela formación del subdesarroUo. Fren-te a este concepto, Rene Dumont in-troduce la idea o noción de mal-déve-loppement, que podríamos traducirpor desarrollo pervertido.

El autor no enumera ni una solavez las características que saturan(descriptivamente) esta noción y quepermitirían transformarla en un con-cepto operativo y abierto a ulterioresdespliegues cognitivos. A lo largo dela lectura hay que ir descubriendo elentramado sistémico de los procesoseconómicos, sociales y políticos, desdeel nivel local al internacional.

Prima facie lo que Rene Dumontofrece es una versión modernizada,particularizada y radicalizada del con-cepto que en cierta literatura marxista(inspirada en L. D. Trotski) posteriora la primera guerra mundial, se co-noce como «desarrollo desigual y com-binado». Procediendo por contrasta-ción con enunciados teóricos que reen-vían a los mismos problemas empíri-cos, hay que señalar por consiguientela diferencia tanto con la idea de sub-desarroUo como con la idea de dua-lismo.

Rene Dumont lo dice claramente:no nos está hablando de formaciones

sociales subdesarrolladas, sean intrín-secamente subdesarrolladas por caren-cia de recursos naturales bastantes pa-ra el desarrollo, sea porque sus re-cursos han sido agotados por la ex-plotación exterior e internacional Re-ne Dumont nos habla de formacionessociales que (como los tres países la-tinoamericanos investigados, México,Colombia, Brasil) poseen grandes ri-quezas, población y crecimiento defuerzas productivas, pero en los cua-les acontecen una serie de procesosligados de tal modo que constituyenel desarrollo pervertido.

La exploración que hace Rene Du-mont se vincula, pues, en cierta ma-nera, a la crisis de la teoría de la de-pendencia en América Latina, la cualveía solamente el subdesarroUo (omejor dicho un subdesarroUo, del queera directamente responsable un gru-po de factores del comercio interna-cional, y más precisamente con unaconcepción singular de las relacioneseconómico-comerciales internacionalescomo sistema de suma cero).

Por otra parte, la noción que pro-pone Rene Dumont no tiene nada quever con el concepto de dualismo (talcomo éste se desarrolló en AméricaLatina y en España, es decir, un con-cepto distinto del original de J. H.Boekke). El uso vulgar y acrítico dela noción de dualismo oscureció yequivocó no pocos análisis, cosa quehoy está bien establecida. Fue uno delos méritos de la nueva teoría de ladependencia el exigir que se estudiaseel proceso de desarrollo/subdesarroUocomo proceso unitario y global (Fals-Borda, 1977, pág. 177) \ Esto es lo

1 O. FALS-BORDA, "Dilemas del monis-mo en la teoría de la dependencia", enla obra colectiva Clases Sociales y Cri-sis Política en América Latina (coor-dinador: R. Benítez Zenteno), México,Ed. Siglo XXI, 1977.

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que incorporaba ya en su tiempo lanoción general de «desarrollo desigualy combinado», la cual excluía dicoto-mías del tipo moderno/arcaico, o ur-bano/folk, o capitalista/feudal, yotras simplificaciones y generalizacio-nes afines en la forma y en contenido.

El desarrollo pervertido es tambiénun proceso unitario y global.

Esta deducción está fundamentadaen que ya desde las primeras páginasRene Dumont pone en paralelo dostipos de desarrollo pervertido: por unlado, el de las formaciones socialeslatinoamericanas que estudia (o me-jor, describe), y por otro lado, el delas formaciones sociales del centro ca-pitalista de Europa occidental y el At-lántico Norte. En ambos tipos se dancrecimiento económico {croissance) ydespilfarro de recursos (gaspillage),pero ni se dan de la misma manera,ni son efecto de las mismas causas;sin embargo, en ambos casos son sis-temas económicos, sociales y políticospredicables de las formaciones socia-les globales, los que están necesaria-mente implicados en la explicacióngeneral.

La noción que propone Rene Du-mont, y su proyección como una ima-gen del funcionamiento de estos dostipos de desarrollo pervertido, no tie-ne por tanto nada que ver con lascomparaciones hoy ya obsoletas ana-líticamente hablando, entre un mo-delo racional de desarrollo económicoy social (el de las sociedades burgue-sas del Norte) y un modelo deforma-do, irracional, errático, de las socie-dades en vías de desarrollo que tra-tan de imitar a las del Norte o de re-producir los caminos previamente se-guidos por ellas.

Ambos desarrollos constituyen ejem-plos de lo que antes llamé la terato-logía de nuestra época.

Y ambos modelos de desarrollo es-tán conectados históricamente y teóri-camente. Frente a Paul Bairoch, queafirmaba el carácter primordialmenteendógeno de la revolución industrialbritánica y de los recursos acumula-dos por el crecimiento agrícola inglésde 1730 a 1780, Rene Dumont afir-ma como factor más importante elsaqueo de las colonias (pág. 8, notaal pie). El consumo de despilfarro delas clases privilegiadas (incluidas lasclases llamadas medias) en Europa oc-cidental y en las economías desarro-lladas del Atlántico Norte, exige laconstitución de unos sistemas de ex-plotación agraria y pecuaria en las eco-nomías de algunos países del TercerMundo, que son parte esencial delmodelo de desarrollo pervertido. Re-cíprocamente, los consumos de despil-farro de los centros superurbanizadosen las formaciones sociales del Ter-cer Mundo, y en particular las de lasminorías privilegiadas urbanas, exigeunas importaciones de bienes finalesno productivos que dan trabajo a laseconomías de los países capitalistascentrales. La fuerza de trabajo es dis-tintamente empleada como insumodel sistema productivo: de un modoorganizado, intensivo y científico enlas economías centrales; como un in-sumo abundante, discrecional, arbi-trario, con un costo de reproducciónbajo, en las formaciones sociales delTercer Mundo. En éstas «el ganadoestá mejor nutrido que los niños» (pá-ginas 80 y 81, y passim)2.

2 En MARX, Capital, Libro Primero,cap. 23, sec. 5, epígrafe e, hay una ob-servación similar sobre el proletariadoagrícola en Gran Bretaña a principiosdel siglo xix. No será tal vez ociosoindicar que no pocas de las descripcio-nes de Rene Dumont sobre el procesode concentración de la propiedad capi-talista de la tierra (en Colombia y en

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El modelo subyacente en las des-cripciones de Rene Dumont incorpo-ra, como se hace obvio, producción y

Brasil) y de valorización, tanto de latierra misma como de sus productos,con reducción de los trabajadores agra-rios, tienen un impactante paralelo conlos análisis de Marx sobre Irlanda en-tre 1846 y 1866, que se hallan en el epí-grafe / de dicho capítulo 23; la diferen-cia mayor es que los irlandeses emigra-ban a ultramar, mientras los desposeí-dos rurales emigran a los suburbios deBogotá o de Sao Paulo.

Otro aspecto de importancia, no tan-to histórica cuanto teórica, es el si-guiente: en las observaciones de ReneDumont hay material empírico sufi-ciente para la teoría de la creación po-lítica (i. e., por medios políticos, inclui-da la violencia legal disponible en unEstado que garantiza una economía ins-pirada en principios liberales), de unarenta de monopolio. La concentraciónde propiedad de la tierra crea una ren-ta adicional para los propietarios; estarenta no es, propiamente hablando, larenta absoluta de Marx (aunque se su-perpone parcial y empíricamente conella, cabe distinguirla analíticamente).La renta absoluta tiene una explicacióneconómica (o preponderantemente eco-nómica: véase, sobre esto, Louis DU-MONT, Homo aequalis: Genése et épa-nouisement de Vidéologie économique,París, Gallimard, 1977, p. 127). Sobrela renta de monopolio creada artificial-mente, véase un ensayo reciente deleconomista argelino Lahouari ADDI, "Ra-reté, rente et plusvalue", en la revis-ta Les Temps Modernes, año 39, nú-mero 440, París, marzo 1983, pp. 1715-1740; ensayo en cuya discusión no espertinente entrar aquí. Las aportacio-nes empíricas de Rene Dumont conver-gen con las de un autor argentino queanaliza la concentración de propiedadde la tierra, como premisa para la ge-neración de una renta absoluta (extra-yendo simultáneamente la curiosa de-ducción de que la renta absoluta deMarx, post-revolución agraria, es enArgentina pre-revolución, con condicio-nes "semifeudales" todavía). Cfr. Euge-nio F. GASTIAZORO /'¿Existe o no la oli-garquía terrateniente?", en la revistaSíntomas, núm. 6, Buenos Aires, abril1983.

consumo. Ambas esferas están indiso-ciablemente unidas, pero de distintomodo, en cada uno de los tipos dedesarrollo pervertido. La formaciónhistórica de éste es lenta y (según pa-rece deducirse) su consolidación esposterior a la división internacionaldel trabajo en la que las cosas se pre-sentaban de un modo más simple, co-mo una complementariedad entre paí-ses agroexportadores y países indus-triales. En los primeros ha habido undesarrollo industrial (que Rene Du-mont trata específicamente en sus ob-servaciones sobre México y Brasil),sin creación endógena del sector pro-ductor de bienes de capital en cuantocreación inducida por la industrializa-ción del sector productor de bienes in-termediarios y de consumo doméstico,y con una dinámica peculiar de acu-mulación que no capitaliza el sectoragrario ni extiende a las áreas ruraleslos beneficios del desarrollo interno.

A su vez el sector agrario se mo-derniza y desarrolla con una lógicapropia que no responde a las necesi-dades de su población ni crea merca-do de densidad interior suficiente pa-ra los bienes producidos en el sectorindustrial nacional. No estamos yaante la situación que contemplabanlos postuladores del modelo «dualis-ta», con un sector moderno y otrotradicional, aislado del anterior. Lastransformaciones en el sector agrarioson importantes, en forma de concen-tración de riqueza, creación de lati-fundios y de grandes haciendas gana-deras, explotaciones de tipo industrialpara la exportación de monocultivos,incorporación de nuevas tierras al cul-tivo mediante el apoyo del Estado yempleo de la violencia estatal para laexpulsión de población sobrante, ins-tauración del agrobusiness (que es

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un proceso de contrarreforma agra-ria), etc.

Todos estos hechos son bien cono-cidos y no es Rene Dumont quienaporte informaciones realmente nue-vas sobre el asunto (aunque sí es in-teresante percibir los matices del tes-timonio personal y cómo éste respon-de a un cuadro teórico y político queapenas se explícita).

No demandaría mucho trabajo cons-truir algunas matrices descomponiblesque formalizasen este tipo de desarro-llo pervertido. Las potencialidades decapitalización interna no se realizan:las superconcentraciones urbanas noejercen la función de eslabón interme-diario para el ciclo del capital agra-rio, sino que son una bomba aspiran-te de la eventual capitalización obte-nible por la venta (parcial) de pro-ductos agrarios a tales concentracio-nes urbanas; a su vez el sector agra-rio no ofrece un mercado interior su-ficiente para la industria; el sobrepre-cio de la tierra absorbe grandes can-tidades de capital-dinero, pero la pro-ducción agropecuaria de tipo extensi-vo no transforma la agricultura enun sistema productivo como el delos países de Europa occidental o elAtlántico Norte, en el cual las inver-siones en capital fijo son tan inten-sas que de hecho la agricultura devie-ne una «industria pesada»; los cir-cuitos de capitales se polarizan en elsector terciario urbano y finalmentese produce una descapitalización porla vía de la deuda exterior, los pagosde intereses de la deuda y las impor-taciones de bienes, tanto de capitalde alta tecnología como de productosfinales de lujo para el consumo delas élites.

El exceso relativo de población im-productiva no es tanto efecto de unavariable independiente incontrolable

como la explosión demográfica, cuan-to resultado de una descapitalización;la masa de capital que queda en Amé-rica Latina (o excedente reinvertibleen el sistema), o bien es globalmenteinsuficiente, o bien tiene un empleoque acrecienta los rasgos de desarro-llo pervertido. No se sabe qué hacerde la población (págs. 240 y ss.). Enalgunos casos particulares hay concen-tración de la propiedad de la tierrasin incremento de la producción. Porsu parte, la sobreurbanización en unospocos centros industriales, no crea untrabajador colectivo, sino una mar-ginalización social de gentes que ayu-dan a que se mantenga relativamentebajo el precio de la fuerza de trabajosin por ello pertenecer propiamenteal sistema productivo. El desarrolloindustrial no es tal, sino progresotécnico estrictamente localizado (pági-na 185).

El desarrollo pervertido de ese tipoimplica, por consiguiente, un despil-farro tanto de capital como de losseres humanos potencialmente pro-ductores, y al mismo tiempo una con-centración cada vez mayor de la ri-queza (cfr. págs. 208, 220, 223, 226,263, entre otras).

Es obvio que los modelos que tie-nen que dar cuenta de este conjuntode procesos no pueden hallarse ni enla teoría del desarrollo desequilibradoni en cualquier teoría que se limitea manejar sistemas de precios relati-vos, criterios de desproporcionalidadsectorial u otros instrumentos cogniti-vos afines.

Es asimismo obvio que modeloseconómicos más o menos convencio-nales de ese orden de abstracción nopueden ser integrados en una expli-cación más amplia que dé cuenta delos fenómenos de violencia tanto cam-pesina como urbana. Esto es, no es

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posible con ellos el tránsito desde labase económica de explicación, a lasocial, y de ésta a la política.

En este aspecto los materiales em-píricos que aporta Rene Dumont sonde un gran interés, porque muestranla sobredeterminación de la economíapor motivaciones de concentración ymonopolio de poder. Son sistemas dedominación los que dan sentido a loque de otro modo habría que juzgaraberrante irracionalidad económicaglobal. Y estos sistemas de domina-ción se hacen tanto más visibles (in-cluso para los propios dominados) alládonde la «modernización» capitalistaexpulsa a pequeños propietarios agra-rios y los convierte en asalariados, uofrece a una población desposeída untrabajo asalariado que incorpora re-laciones no institucionales de depen-dencia personal. Es decir, en el trán-sito de la comunidad agraria tradicio-nal al latifundio capitalista o a la em-presa industrial agraria, no solamentese hace transparente el cambio de ladependencia comunitaria a la econó-mica individual, sino que además laausencia de un verdadero mercado detrabajo permite la re-creación de rela-ciones locales de dependencia perso-nal, con rasgos serviles.

Este aspecto había sido ya señaladoen su tiempo en la teoría del desarro-llo desigual y combinado. (La intro-ducción en Rusia de técnicas, capitaly armamento europeo fue autocontra-dictoria en el sentido de que reforzórelaciones serviles en el campo; cfr.págs. 4 a 6 de L. D. Trotski, Histo-ria de la revolución rusa)3.

Evidentemente, el observador quetoma esas relaciones locales, no insti-tucionales, de dependencia personal

3 The History of the Russian Revolu-tion, vol. I, New York, 1932, 1959, Si-món & Shuster.

con rasgos serviles, como un residuo«feudal» o «semifeudal», se equivocagravemente (a menos que en vez deser un observador ingenuo que gene-raliza la identificación de una obser-vación personal mediante el términoque, en el diccionario, le parece másadecuado, sea un consciente y delibe-rado usuario del término «semifeu-dal», como premisa política para de-clarar seguidamente que en su socie-dad está aún por realizarse la revolu-ción burguesa). Estados con Constitu-ciones burguesas inspiradas formal-mente en los federalistas norteameri-canos y en la absolutización de la pro-piedad privada individual (Locke) re-sultarían así encubrir relaciones pro-pias de otro tipo de organización deldominio territorial vinculado a la je-rarquización de un orden político. Esobvio que esto carece de sentido, yque el hecho de que una gran empre-sa capitalista agraria tenga su policíae incluso sus milicias privadas, no con-vierte a sus propietarios en señores«feudales» (si este concepto guardasu pertinencia histórica).

3. Por lo que concierne a las es-trategias para salir del desarrollo per-vertido y reconducirlo a un desarro-llo autocentrado, partiendo de condi-ciones como las que Rene Dumontdescribe, en las cuales «la fuerza dereproducción de la miseria parece ma-yor que la fuerza de represión» (pági-na 135), hay que decir que en el tex-to alternan soluciones de una grangeneralidad que no se ve claro cómopodrían implantarse sin una previarevolución política y social, con me-didas técnicas que podrían ser asumi-das por una clase dirigente «nacio-nal» si la hubiera. Entre las primerasestá el acceso al trabajo productivodel conjunto de la población activa(pág. 100, entre otras); la disminu-

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ción de la dependencia de los merca-dos mundiales (pág. 99); la políticaeconómica que Rene Dumont llama«nacional y social» (págs. 185-186);la transferencia de los centros de de-cisiones al nivel de la aldea y del ba-rrio (págs. 265-268); la reorientacióngeneral de la producción, a fin deque se produzcan bienes primordialespara la mayoría de la población (pá-gina 265). A la segunda categoría per-tenecen algunas medidas reformistasbien argumentadas como las tendentesa evitar el alza continuada del preciode la tierra (págs. 132-135), o las queen relación con el comercio exteriorhablan de la posibilidad de un pro-teccionismo gradual (pág. 265).

Cuando se piensan detenidamenteestas sugerencias se advierte poco apoco que el potencial de denuncia deRene Dumont es mucho mayor quesu potencial revolucionario propia-mente dicho. El autor tiene unos ene-migos muy bien definidos: los pro-pietarios ganaderos que expulsan a

pequeños agricultores y practican unaexplotación pecuaria extensiva; lasminorías urbanas privilegiadas, queson gerentes políticos del modelo dedesarrollo pervertido; las burocraciasestatales y locales, que son, en unoscasos, aliadas de las grandes multina-cionales, y en otros aportan el poderpolítico a los señores dominantes eco-nómicamente, de modo que se pro-duce una fusión de poder político yeconómico que es específica a nivellocal.

Frente a esto, el esquema de solu-ciones de Rene Dumont se deriva deidealizar una clase de pequeños pro-pietarios agrarios cultivadores direc-tos, lo cual puede convenir en algu-nas áreas para la reversibilidad delletal proceso de destrucción de lossuelos y de empobrecimiento de loshombres, pero difícilmente puede ele-varse a alternativa política estructu-rante a un nivel nacional y estatal.

ESTEBAN PINILLA DE LAS HERAS

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