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PLUTO CRACIA PLUTO CRACIA UNA NOVELA GRÁFICA DE ABRAHAM MARTÍNEZ
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PLUTOCRACIAPLUTOCRACIA
UNA NOVELA GRÁFICA DE
ABRAHAM MARTÍNEZ
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Plutocracia.
del griego πλουτοκρατία, ploutos ‘riqueza’ y kratos ‘poder’.
1. f. Situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Es-tado.
2. f. Conjunto de ciudadanos adinerados que ejercen su influencia en el gobierno del Estado.
Año 2051. La mayor empresa del mun-do, llamada La Compañía, se hace con el gobierno a nivel planetario y empieza a dirigirlo como si fuera una empresa. En una plutocracia ser más rico equiva-le a tener más poder, ya no hay eleccio-nes sino juntas de accionistas en las que el voto está en función del número de acciones que cada ciudadano posea. El gobierno lo forman aquellos que más acciones acumulan y todo se rige por las leyes del mercado, lo que da lugar a un curioso sistema político. En este contex-to, un ciudadano anónimo decide inves-tigar cómo el mundo ha llegado a esa situación más allá de la versión oficial. Sin saber muy bien por qué, miembros del propio gobierno le acaban animando a llevar a cabo dicha investigación apa-rentemente contra sus propios intereses, facilitándole el acceso a toda la informa-ción. A partir de ese momento su investi-gación tendrá un doble interés: averiguar la verdadera historia de La Compañía y al mismo tiempo intentar entender los diferentes intereses que tratan de influir en su investigación.
En un momento en el que cada vez es más habitual que personas adinera-das, como Silvio Berlusconi o Donald Trump, alcancen el poder político, esta novela gráfica plantea la posibilidad de que en un futuro próximo el mundo sea gobernado a través de un sistema pluto-crático en el que se acepta con naturali-dad que la política y la riqueza vayan de la mano.
9 788417 178055
ibic FX • pvp 20 eurosisbn 978 84 171780 5 5
PLUTOCRACIAPLUTOCRACIAcrónica de un monopolio global
UNA NOVELA GRÁFICA DE
ABRAHAM MARTÍNEZ
© Abraham Martínez
de esta edición© bang. ediciones, marzo 2018
1º Edición, marzo 2018ISBN 9788417178055
Depósito Legal : DL B xxxxx-2018Impreso por Gráficas Lizarra, España, III 2018
Todos los derechos reservados
www.bangediciones.com
Nadie sabe con certeza cuándo empezó todo.
El mayor error fue no dar importancia al tamaño que estaban alcanzando las empresas ya a finales del s. XX. Cuando parecía que ya no podían crecer más, se fusionaban entre ellas dando lugar a gigantescas corporaciones que a su vez se fusionaban con otras. Pero nadie supo ver a qué nos llevaría esa tendencia si se mantenía de forma indefinida.
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No fue hasta 2051 cuando saltó la noticia. Las dos últimas empresas que
quedaban en el mundo: la General Things Corporation y la Global Bussiness & Cia, se fusionaron en una sola empresa.
La llamaron La Compañía.
Una empresa con la que ninguna otra podía competir.
Y que daba empleo a todos los trabajadores en activo del mundo.
Asumiendo de hecho las funciones de la seguridad social con su propia aseguradora.
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Hacía tiempo que ningún partido podía gobernar sin el apoyo financiero de una gran empresa.
Y la única empresa que quedaba decidió que ya no apoyaría más que a su propio candidato.
Fue entonces cuando La Compañía se autorpoclamó abiertamente el único gobierno posible del mundo.
Y en estos momentos el presidente del primer gobierno a nivel mundial de la historia sale a saludar a la multitud que se ha reunido frente al palacio presidencial. De un momento a otro se esperan las primeras palabras del
líder del planeta...
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La Compañía nombró Primer Ministro al presidente de la empresa y le encargó que redactara una nueva constitución. Una constitución para toda la humanidad.
Y después, el Presidente formó gobierno con su consejo de administración.
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Cuando ya nadie creía posible algo distinto, empezaba un nuevo sistema político. Una nueva era en la que Gobierno y empresa eran la misma cosa. A este nuevo sistema se le llamó social-capitalismo.
Ya que, si el Gobierno era propietario de todo, todo era público de algún modo.
Porque paradójicamente, el nuevo sistema era lo más parecido al comunismo que había existido nunca en la práctica.
¡POR FIN EL MUNDO PERTENECE AL PUEBLO!
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Y los creativos de La Compañía explotaron esa idea como reclamo, como estrategia de marketing.
No existían los impuestos, pero todos los servicios que antes eran públicos ahora eran de pago.
La propiedad de La Compañía se dividía en cientos de miles de millones de acciones, de las que en principio eran propietarios todos los seres humanos del mundo.
La nueva carta de los Derechos Humanos recogía el derecho fundamental de poseer un número de acciones de La Compañía en el mismo momento de nacer.
Se suponía que al aumentar el número de acciones de forma indefinida, con cada nacimiento, el valor de todas las acciones bajaría lentamente de valor.
Incluso el símbolo de gobierno, y logotipo de empresa, recordaba vagamente que la nueva compañía hacía posibles las utopías.
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Pero la realidad era que muchos se veían obligados a venderlas rápidamente.
Lo que les convertía en los nuevos desposeídos, conocidos como Privatizados o Libertos.
La posesión de acciones otorgaba el derecho al voto. Aunque se seguían llamando “Referendums”, se trataba más bien de consejos de accionistas, en los que se tomaban todas las decisiones por votación.
Mientras que a los que sí poseían acciones se les llamaba Propietarios o Accionistas.
Legalmente seguían habiendo elecciones legislativas, pero ningún partido independiente tenía opciones de ganar. Y era difícil que un propietario votase a otro partido por miedo a que bajase el valor de sus acciones.
En teoría eso garantizaba un reparto de la riqueza justo, dando una oportunidad a las nuevas generaciones y evitando que bastase con reunir un cierto número de acciones para perpetuarse enel poder.
¡Compra todo!
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Cada voto tenía un valor diferente, que estaba en función del número de acciones que cada uno poseía.
Sólo los 20 mayores accionistas de La Compañía sumaban cerca del 45% del total de las acciones. Y eso era lo que valía la suma de sus votos.
Siendo el Presidente de La Compañía quien acumulaba la mayor parte.
Ellos formaban parte del Consejo de administración y también formaban el Gobierno, legitimados por las urnas…
…legitimados por el peso de su dinero.
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Víctor Boutin, Ministro de Defensa y Director Comercial de Industrias Armadas.
Pero a pesar de todo seguía siendo un sistema democrático en el que todos los ciudadanos nacían con derecho a voto.
Poder defender este punto era primordial. Cómo se articulase la democracia, que fuese o no asimétrica, o que se pudiera perder el derecho a voto eran meros detalles.
Que coincidieran los intereses generales y los económicos ya no suponía un conflicto.
Fritz Sherman, Ministro de Sanidad y Director General de Industrias Farmacéuticas THX.
Robert Lazarus, Ministro de Educación y Administrador Ge-neral de Jugueteras Reunidas.
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Tampoco los antiguos griegos tenían una democracia universal. Votaban sólo los ciudadanos libres, que no llegban al 30% de la población. Ni los esclavos, ni las mujeres podían hacerlo.
En el nuevo sistema los ciudadanos con derecho a voto eran de más del 47% de la humanidad.
Esto se aceptaba con naturalidad porque a partir de los años 10 empezó a calar la idea de que era necesario combinar democracia y tecnocracia.
Después de eso, fue fácil aceptar la idea de que quienes tenían el dinero tenían que ser también los mejor preparados y por lo tanto los más capacitados para tomar decisiones.
Llegar a esa misma conclusión, pero a la inversa, vino solo. Una persona con pocos recursos era alguien que no estaba capacitado para tomar decisiones responsables por si mismo.
No basta con conseguir votos, habría
que exigir una cierta
preparación a los políticos. ¿Queremos
un ministro de economía que no sepa de economía?
Ha sido usted inhabilitado legalmente,
Señor, el Gobierno decidirá por usted a
partir de ahora.
Pero soy una persona adulta y sé tomar mis propias decisiones.
El problema radica en el sistema, ¿Puede valer lo mismo el voto de alguien que conoce a fondo la situación política
y social que el de alguien que la ignora del todo?
Si lo supiera, Señor, no estaría viviendo en estas
condiciones.
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Cuanto más desarrollada es una civilización, menos agresivos son sus
ciudadanos.
Durante la última década no se ha registrado en esta ciudad ni un solo homicidio
voluntario.
La mayoría son pequeños
delitos, sobre todo fiscales o
informáticos. Actualmente el trabajo de la policía, en el 60% de
los casos, se lleva a cabo sólo con un
ordenador. Sin salir de aquí.
Poco después de la gran fusión de La Compañía yo empezaba a trabajar como detective.
Ah...
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Este será su sitio Homero. El número 17. En esta
carpeta encontrará los criterios de rentabilidad que
se espera que cumpla.Sí, Señor.
El tiempo pasó. Logrando casi siempre alcanzar los objetivos comerciales.
Y durante años cumplí fielmente con mi trabajo.
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Dos días a la semana realizaba trabajos de campo.
Nunca cuestioné las órdenes ni puse objeciones a los procedimientos.
Y ascendí rápidamente.
Me había quemado.
Aquel mismo día lo dejé.
Pero yo no estaba contento con mi vida y 4 años después estaba harto del trabajo sucio.
Queda usted detenido por fraude. Se cargarán en su cuenta los costes derivados del servicio policial que se le está
prestando en este momento. Tiene derecho a contratar los servicios
de un abogado…
Sr. Homero Durant, se ha producido una vacante por
fallecimiento en el departamento financiero y ha sido designado
el candidato más adecuado. Si desea aceptar el nuevo cargo pulse 1. Si desea rechazarlo
pulse 2…
No puedo más Luigi. Esta vez voy a
dejarlo.
Sinceramente, siempre
sospeché que esto no era lo
tuyo...
Queda usted desahuciada de esta vivienda. Tiene 45
minutos para desalojarla y 15 días para abonar los
costes de desalojo.
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Me gustaba la investigación, pero no estaba dispuesto a seguir siendo un cobrador más de la Compañía. Los últimos años me habían surgido muchas dudas sobre cómo funcionaban las cosas. A veces la mejor forma de perder el apetito es ver la cocina.
Además había recuperado viejos intereses, como escribir o dedicarme al periodismo.
Tenía ahorrado algo de dinero y podía permitirme tomarme unas semanas libres para pensar en mi futuro. Necesitaba aclarar mis ideas antes de tomar una decisión.
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Esos días se celebraba el quinto aniversario de la unificación política del planeta, y el ambiente era festivo en todas partes. Parecía una buena excusa para distraerse, aunque desde luego no era la mejor forma de olvidarse de La Compañía.
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Vagué toda la noche sin rumbo, como esperando que el azar me llevara hasta las respuestas que necesitaba.
Había algo que hacía tiempo que quería hacer: un reportaje sobre el nuevo orden político con un punto de vista alternativo al que ofrecía el servicio gubernamental de Propaganda.
Simplemente quería saber más sobre los orígenes de todo aquello.
La gente estaba inmersa en la revolución consumista que había iniciado La Compañía.
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Si a mí me interesaba saber más sobre cómo habíamos llegado a esto, seguro que también interesaría a otros. Y quizás alguien estuviera dispuesto a comprar el reportaje.
O puede que simplemente quisiera convencerme de que el nuevo sistema era el mejor posible. Lo único de lo que estaba seguro era que de quería emprender ese proyecto.
El problema era que estaba endeudado hasta las orejas, como casi todo el mundo.
Necesitaba urgentemente una fuente de ingresos si no quería que mis propios compañeros de la comisaría me acabaran desahuciando de mi casa.
Puede que inconsciente-mente tuviera la esperanza de encontrar una fisura en el sistema. Una esperanza de cambio.
Más facturas…
No debí dejar mi
trabajo sin tener algo
antes.
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