Cosechas de Ira Armando Bartra

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12 le apues~a a la emigración y sueña con hacerla en el gabacho. Pero el exodo es doloroso, incierto, y hasta los transterrad .. os eXltosoSnecesItan una retaguardia rural en el terruño E t - , , . non ces, mas que smtoma de una extinción anunciada la d' , . '. ' laspora devlene creatlva estrategIa de sobrevivencl'a' un ca ..... mpo que camma no por dejar de ser smo para seguir siendo. El presente libro reúne cuatro aproximaciones a la pr bl _ ,. 1 . o e matlca ru~a meXIcana reciente. "Cosechas de ira" da cuenta de la persIstente política anticampesina de los últimos tres lustros ~,de,~u.ssaldos nefastos en los distintos sectores de la producclOn. !?lslocados"documenta la emigración comoresul- tante de la cnsis y cuestiona tanto las políticas que la ocasio- nan c~molas que pretenden atenuarla. "Café con piquete" des- entrana el desastre que vive un sector que debía haber ganado con la apertura de los mercados al tiempo que reg' t 1 . " lS ra sus a - ternatlvas. Y l~ selva sangró" combina el análisis de la añeja y prolon~ada catas~rofe ecológica de la Selva Lacandona con el del reCIente conflIcto en la reserva de la biosfera de Montes Azules. Polít~cas~eol~berales,pérdida de soberanía alimentaria, éxo- do multltudmano y crisis ambiental son fragmento d1 . .. s e a cn- s~srural mexl~ana. Pero el rompecabezas no estaría completo sm echar un vIstazo a los campos y las políticas de allende el Bravo. ~orque geografía es destino, y tanto nuestros descala- bros agnco.las.c~monuestros conflictosrurales están marcados por tres mIl kIlometros de frontera con el imperio. De esto se ocupa el ensayo de Anuradha Mittal y Peter Rosset. Armando Bartra. COSECHAS DE IRA El 31 de enero de 2003 decenas de miles campesinos llegados de todo el país tomaron la capital de la República reclamando un lugar en el futuro .. En el arranque del tercer milenio los rústicos regresan de la tumba. Desahuciados de antiguo tanto por los apologistas como por los críticos del capitalismo y defenestrados más tarde por los reformadores neoliberales, los pequeños y medianos pro- ductores agropecuarios están impuestos a resistir. Y no sólo eso: cuando ya los habíamos olvidado reaparecen en el escena- rio pisando fuerte. Pero los campesinos no se apersonan en la posmodernidad como fantasmas del pasado sino como agoreros del porvenir. Ante los desfiguros sociales y ambientales de la globalización desmecatada, reverdecen los traqueteados modelos campestres de producción y de convivencia. Paradigmas que reivindican diversidad solidaria en vez de emparejamiento tecnológico y competencia desalmada; usos y costumbres que no convocan a restaurar un pasado presuntamente idílico, sino a imaginar y construir series abiertas de futuros posibles donde pluralidad societaria y natural se complementen. (Pero) La atronadora marcha del 31 de enero no fue la pri- mera. Ya el 10 de diciembre de 2002, al grito de ¡El campo no aguanta más!, miles de campesinos de todo el país convocados por El Barzón Nacional, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y la Coalición de Organizaciones Democráti- cas Urbanas y Campesinas (CODUC) recorrieron multitudina- riamente las calles de la ciudad de México y con violencia con- traproducente pero sintomática tomaron el palacio legislativo de San Lázaro. Y antes, durante 2002, se habían multiplicado

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le apues~a a la emigración y sueña con hacerla en el gabacho.Pero el exodo es doloroso, incierto, y hasta los transterrad.. oseXltosoSnecesItan una retaguardia rural en el terruño E t -, , . nonces, mas que smtoma de una extinción anunciada la d' ,. '. ' lasporadevlene creatlva estrategIa de sobrevivencl'a' un ca..... mpo quecamma no por dejar de ser smo para seguir siendo.

El presente libro reúne cuatro aproximaciones a la pr bl _, . 1 . o ematlca ru~a meXIcana reciente. "Cosechas de ira" da cuentade la persIstente política anticampesina de los últimos treslustros ~,de,~u.ssaldos nefastos en los distintos sectores de laproducclOn. !?lslocados"documenta la emigración comoresul-tante de la cnsis y cuestiona tanto las políticas que la ocasio-nan c~molas que pretenden atenuarla. "Café con piquete" des-entrana el desastre que vive un sector que debía haber ganadocon la apertura de los mercados al tiempo que reg' t 1. " lS ra sus a -ternatlvas. Yl~ selva sangró" combina el análisis de la añeja yprolon~ada catas~rofe ecológica de la Selva Lacandona con eldel reCIente conflIcto en la reserva de la biosfera de MontesAzules.

Polít~cas~eol~berales,pérdida de soberanía alimentaria, éxo-do multltudmano y crisis ambiental son fragmento d 1 ... s e a cn-s~srural mexl~ana. Pero el rompecabezas no estaría completosm echar un vIstazo a los campos y las políticas de allende elBravo. ~orque geografía es destino, y tanto nuestros descala-bros agnco.las.c~monuestros conflictos rurales están marcadospor tres mIl kIlometros de frontera con el imperio. De esto seocupa el ensayo de Anuradha Mittal y Peter Rosset.

Armando Bartra.

COSECHAS DE IRA

El 31 de enero de 2003 decenas de miles campesinos llegadosde todo el país tomaron la capital de la República reclamandoun lugar en el futuro ..

En el arranque del tercer milenio los rústicos regresan de latumba. Desahuciados de antiguo tanto por los apologistas comopor los críticos del capitalismo y defenestrados más tarde porlos reformadores neoliberales, los pequeños y medianos pro-ductores agropecuarios están impuestos a resistir. Y no sóloeso: cuando ya los habíamos olvidado reaparecen en el escena-rio pisando fuerte.

Pero los campesinos no se apersonan en la posmodernidadcomo fantasmas del pasado sino como agoreros del porvenir.Ante los desfiguros sociales y ambientales de la globalizacióndesmecatada, reverdecen los traqueteados modelos campestresde producción y de convivencia. Paradigmas que reivindicandiversidad solidaria en vez de emparejamiento tecnológico ycompetencia desalmada; usos y costumbres que no convocan arestaurar un pasado presuntamente idílico, sino a imaginar yconstruir series abiertas de futuros posibles donde pluralidadsocietaria y natural se complementen.

(Pero) La atronadora marcha del 31 de enero no fue la pri-mera. Ya el 10 de diciembre de 2002, al grito de ¡El campo noaguanta más!, miles de campesinos de todo el país convocadospor El Barzón Nacional, la Unión Nacional de TrabajadoresAgrícolas (UNTA) y la Coalición de Organizaciones Democráti-cas Urbanas y Campesinas (CODUC) recorrieron multitudina-riamente las calles de la ciudad de México y con violencia con-traproducente pero sintomática tomaron el palacio legislativode San Lázaro. Y antes, durante 2002, se habían multiplicado

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las acciones de maiceros, sorgueros, frijoleros, cañeros, piñeros, ganaderos, deudores rurales. Mfue la ordenada movilización del 3 de dicie de ese año alPalaci.o Legislativo de San Lázaro, donde 500 campesinosexpUSieron su problemática ante los diputados del PRD y delPRI, para marchar después a la Embajada de Estados Unidosel país que con su política agrícola y su prepotencia imperial es eimayor causante externo de nuestra crisis rural.

Las movilizaciones campesinas recientes fueron convocadaspor la Co~rdinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), la CentralIn~~pendi~nte de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), La~mon NaclOnal de Organizaciones Regionales CampesinasAu-tonomas (UNORCA), la Coordinadora Nacional de Organizacio-nes Cafetaleras (CNOC), la Asociación Nacional de Empresas~~merci~lizadoras de Productos del Campo (ANEC), la Asocia-ClOnMexicana.de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS),el Frente N~clOnal en Defensa del Campo Mexicano (FNDCM),la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales(Red M?ca~, la Unión Nacional de Organizaciones en ForesteríaComumtana (UNOFC), el Frente Democrático Campesino de Chi-huahua (FUC) y la Coordinadora Estatal de Productores de Caféde ~axaca (CEPCO), así como las ya mencionadas: El BarzónNaclOnal, UNTA y CODUC.

Las demandas de los trabajadores rurales se resumen en~~a plataforma común titulada "Seis propuestas para la salva-ClOny revalorización del campo mexicano': donde se plantea:

1. Moratoria al apartado agropecuario del Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN).2. Programa emergente para reactivar de inmediato el campoy otro de largo plazo para reorientar al sector agropecuario.3. Verdadera reforma financiera rural.4. Un presupuesto para el año 2003 donde se destine cuan-do m.enos 1.5%del producto interno bruto al desarrollo pro-dUCh~o.del ca.mpoy otro tanto para el desarrollo social rural.5. PolIhcas alImentarias que garanticen a los consumidoresque los bienes agrícolas son inocuos y de calidad.6. Reconocimiento de los derechos y la cultura de los pue-blos indios.

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La movilización campesina cuenta con el apoyo de la Coor-dinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), elSindicato Mexicano de Electricistas (SME), del Sindicato de Tra-bajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México(STUNAM) la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y del Fren-te Sindical Mexicano (FSM). Pero además, el programa firmadopor más de 12 organizaciones sociales, tiene el respaldo explí-cito del Partido de la Revolución Democrática y de sus banca-das legislativas. Adicionalmente, hay entre diputados y sena-dores una actitud favorable a las demandas campesinas tantoen lo tocante a incrementar la asignación presupuestal agrope-cuaria en la Ley de Egresos de 2003 como en una Ley de Ener-gía que otorga subsidios al diesel y la electricidad de uso agrí-cola y en reformas a la Ley de Comercio Exterior que protegenlegalmente a los productores nacionales frente a las importa-ciones provenientes del norte. Hay también, entre algunos le-gisladores, posiciones favorables a la revisión y renegociacióndel TLCAN en materia agropecuaria.

Hoy como nunca los campesinos mexicanos están luchandopor su vida. En el arranque del nuevo milenio los trabajadoresrurales de todos los rumbos y todos los sectores están peleandopor tener futuro, por un país donde las comunidades agrariastengan cabida, por un modelo de desarrollo con soberaníaalimentaria y soberanía laboral. y no es una lucha cualquiera;es un combate por la propia existencia. Si son derrotados lasituación de desastre que ya aqueja a cerealeros, productoresde oleaginosas, cafetaleros, cañeros, piñeros, tabacaleros y de-más abarcará a los avicultores, los porcicultores, los silvicul-tores ...; se extenderá, en fin, a todos y cada uno de los sectoresrurales. De seguir así las cosas, en unos cuantos años el campomexicano profundizará su condición de zona de desastre, deven-drá un páramo agropecuario y también un páramo social.

y el destino de los campesinos es el destino de todos los mexi-canos. No sólo porque la catástrofe rural se extiende dramáti-camente a las ciudades a través de la migración, sino tambiénporque un país incapaz de producir sus propios alimentos y degenerar empleos estables y dignos para todos es un país min-usválido y arrodillado frente al imperio. Un país sin futuro.

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CRÓNICA DE UN DESASTREANUNCIADO

El desbarajuste agrario tiene historia. En los sesenta éramos35 millones de mexicanos, la mitad urbanos y la mitad rurales.En las cuatro décadas siguientes los 17 millones de campesi-nos se transformaron en 24 millones, pero la población de lasciudades creció mucho más y hoy son urbanos 72 millones decompatriotas. Así, en los últimos cuarenta años los campesinosaumentaron en números absolutos pero decrecieron en térmi-nos relativos y el país se urbanizó.

En el arranque del milenio uno de cada cuatro mexicanosvive en el campo en poblaciones de menos de 2 500 habitantes,aunque en términos productivos sólo uno de cada cinco económi-camente activos se ocupa en actividades agropecuarias. Sin em-bargo esta aún significativa rura1idad demográfica y laboral,que abarca a unos 25 millones de personas, no tiene un correlatoeconómico proporcional, pues el sector agropecuario apenasaporta alrededor de 5% del producto interno bruto. Proporciónque se ha venido reduciendo pues en 1992 aún era de 7.3%.

Esto nos remite a la bajísima productividad relativa del tra-bajo rural, pero nos habla también de la falta de opciones en laindustria y los servicios para una mano de obra agropecuariaque, pese a sus bajos rendimientos, pocos y malos empleos eínfimos ingresos, se mantiene varada en el campo.

y es que, según el último censo agropecuario, nueve de cadadiez agricultores son en mayor o menor medida autoconsuntivos,y de éstos sólo cuatro concurren además al mercado con algu-nos excedentes o con la parte de su prod ucción correspondientea materias primas (café, caña de azúcar, tabaco, copra, etcéte-ra). Lo que significa que nuestra agricultura produce más sub-sistencia que cosechas comerciales; en vez de una función eco-nómica relevante desempeña un sustantivo cometido social.

En el arranque del tercer mi1enio la agricultura mexicanaestá conformada por unos cuatro y medio millones de unidadesde producción, de los cuales tres millones corresponden al sec-tor reformado (ejidatarios o comuneros) y el resto son propieta-rios privados. Pero de eRtos últimos apenas unos quince mil

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poseen empresas grandes, que concentran casi la mitad del valorde la producción rural, y quizá otros 150 mil tienen empresaspequeñas. El resto, incluyendo ejidatarios y comu~eros, sonminifundio s de subsistencia, puramente autoconsuntlvos o par-cialmente comerciales. De éstos, menos de la tercera parte ge-nera ingresos agropecuarios suficientes para vivir, y más de lamitad sufraga la mayor parte de sus gastos mediante activida-des desarrolladas fuera de su parcela.

y si la agricultura mexicana tiene un raquítico desempeñoeconómico también tiene un mal desempeño social, pues la sub-sistencia que produce está en los niveles más bajos de bienes-tar. En el campo ocho de cada diez personas son pobres y deéstas, seis o siete son miserables. De modo que, pese a que sólouna cuarta parte de la población mexicana es rural, dos terce-ras partes de las personas en pobreza extrema en el agro.

Los campesinos siempre han sido pobres, pero en los tresúltimos lustros las políticas públicas mercadócratas han cau-sado a propósito la ruina del México rural. Con el argumentode que la enorme mayoría de los pequeños productores agríco-las es redundante por no competitiva, desde los ochenta seemprende el drenaje poblacional, la purga demográfica quedebía librar al congestionado campo mexicano de unos tresmillones de labradores sobrantes; exonerar al agro de más dequince millones de personas que estaban de más. ¿Que a dóndeirían estos desahuciados? A los planeadores neoliberales lesimporta poco el destino de los despedidos de la empresa ruralque ellos administraban. Pero si se insistía alegaban que losexcampesinos encontrarían empleo en la industria, el comer-cio y otros servicios actividades para las que, desde los ochen-ta, pronosticaban un crecimiento de entre 6 y 7% anual. Comotodos sabemos, durante los años del túnel-del que no hemossalido- la economía mexicana prácticamente no creció y losexpulsados acabaron en la marginalidad urbana, el comercioinformal parasitario, la migración indocumentada. Los afortu-nados encontraron empleo en las maquiladoras negreras queen pleno tercer mi1enio reproducen el régimen fabril de la In-glaterra decimonónica. Pero las maqui1adoras están cerrando

Elredimensionamiento genocida -la re conversión salva-je- se operó mediante cambios legales como el del artículo 27

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constitucional, que dio fin al interminable reparto agrario yabrió las puertas a la privatización de la tierra ejidal e indirec-tamente de la comunal; pero también mediante una atrabanca-da y unilateral desregulación agropecuaria, una reforma quedebía potenciar nuestras ventajas comparativas con vistas enla globalidad. Y en efecto, la producción de frutas, hortalizas yotros cultivos exportables le ganó terreno a la cosecha de bási-cos. Pero el saldo nefasto resultó mayor, pues en el mismo lap-so las importaciones alimentarias crecieron exponencialmentey se abismó el ingreso rural.

Si la cruz de la que hoy penden los campesinos se veníaconstruyendo desde los ochenta los clavos se pusieron en 1994,cuando entró en vigor el TLCAN. En menos de una década lasexportaciones mexicanas a Estados Unidos pasaron de un muyalto 70% a un abrumador 90% que nos ata por completo a losavatares de la economía estadounidense. Pero en el caso de laagricultura el fenómeno más notable ha sido el impetuoso cre-cimiento de las importaciones, particularmente de granos. Así,mientras que entre 1987y 1993 llegaron 52 millones de tonela-das, entre 1994 y 1999 se compraron 90 millones. Un incre-mento de casi 40%, y que en el caso del maíz fue todavía mayorpues si en el primer lapso entraron 17millones de toneladas enel segundo se compraron casi 30 millones; es decir, un incre-mento cercano a 70%. El resultado fue que al terminar el siglodependíamos de Estados Unidos para 60% del arroz, la mitaddel trigo, 43% del sorgo, 23 % del maíz y casi toda la soya.

Con esto México se sumó definitivamente al curso mundialde creciente dependencia alimentaria de los países periféricosrespecto de los desarrollados. Y es que en el último medio siglola producción planetaria de cereales prácticamente se triplicó,pero con un crecimiento concentrado en las metrópolis, dondehoy se cosechan alrededor de 0.7 toneladas de cereales per cápitafrente a las 0.25 que se obtienen en los países atrasados.

y la asimetría se profundizará con el nuevo Farrn Bill esta-dounidense. La Ley de Seguridad Agrícola e Inversión Ruralde Estados Unidos, aprobada por el congreso de ese país en2002 y que tendrá vigencia por seis años, incrementa entre 70%y 80% los subsidios agrícolas, lo que puede significar laestratosférica cantidad de 183miles de millones de dólares. En

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concreto, la ley actualizada agrega nuevos productos, como lasoya y algunas oleaginosas, a la lista de los que le permiten alagricultor recibir subsidios fijos; adiciona nuevas cosechas a lalista de las que recibirán pagos de compensación cuando el pre-cio de mercado esté por debajo del fijado por el gobierno, ade-más de incrementar el monto de este subsidio en alrededor de5%, y por último establece compensaciones anticíclicas adicio-nales que serán pagadas cuando el ingreso del agricultor, inclu-yendo los otros subsidios, no alcance un nivel predeterminado.Las subvenciones no propician la equidad entre los granjerosestadounidenses, pues la mitad va a manos de 8% de los agri-cultores; pero en un país que envía al mercado mundial una decada cuatro toneladas que cosecha -proporción que llega a 40%en el caso del trigo- estas transferencias revisten a sus expor-taciones agrícolas de precios artificialmente bajos con los queno pueden competir otros granjeros menos subsidiados. Coti-zaciones políticas, si las hay, que se transforman en armas co-loniales al arruinar a los campesinos de los países Ol'illeros,cuyos ingenuos gobiernos se tomaron en serio la especie de quehabía que suprimir por completo las subvenciones agropecuariaspara no distorsionar el mercado.1

Con respecto a México, la nueva Farm Bill estadounidenseno hace más que profundizar las asimetrías de nuestras agri-culturas y remachar los clavos de la cruz, pues mientras quelas subvenciones representan en promedio 16% del ingreso delos agricultores mexicanos, en Estados Unidos representan ya23%. y el daño se extenderá a todos los ámbitos: en términosde balanza comercial agropecuaria, la previsible consecuenciaserá la reducción de nuestras exportaciones y el incremento denuestras importaciones; en lo social, el saldo será la ruina ge-neralizada de los campesinos restantes, y en lo tocante a laseguridad nacional, los efectos serán la completa pérdida desoberanía laboral y soberanía alimentaria.

Por si fuera poco, el1 de enero de 2003 tuvo lugar un acon-tecimiento tan trascendente como el alzamiento zapatista del

1 En el ensayo "Perdiendo nuestra tierra" incluido como apéndice en elpresente vo]um~n, describen con precisión las implicaciones de la Fa/'T/l Billpara la agricultura del Tercer Mundo, y para las agriculturas familiaresestadounidenses.

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1 de enero de 1994, pero de signo contrario: desde esa fechatodos los productos agropecuarios provenientes de EstadosUnidos y Canadá pueden entrar a México libres de arancel.Estamos hablando de aves, puercos, ovinos,bovinos, trigo, arroz,cebada, café, papas, frutas de clima templado, entre otros, yderivados comoembutidos, grasas, aceites, tabacos, por mencio-nar algunos. Ciertamente quedarán todavía tres excepciones:el maíz, el fríjol y la leche en polvo, que se liberarán íntegra-mente en 2008. Pero no hay problema, la Secretaría de Econo-mía fijó en dos millones 667 mil toneladas la cuota de 2003para importar maíz de EEUU adicional a la que establece elTLCAN, con lo que se mantiene la política seguida desde 1994de no cobrar arancel por las importaciones por encima de lacuota libre de impuesto.

Con todo esto los maiceros del país se están yendo por elcaño; tanto los que producen con riego y alta tecnología -perotam bién altos costos- en Sinaloa y otros estados del norte comolos productores temporaleros de buenos rendimientos de Jalis-co. En el sur y sureste predominan los pequeños y muy peque-ños cosechadores con milpas de bajos rendimientos pero desti-nadas principalmente al autoconsumo, que no se ven afectadoscomo vendedores por la caída de las cotizaciones, aunque sídesalienta su producción la oferta de maíz de muy mala cali-dad pero también de muy bajo precio. Sin embargo, no hay malque por bien no venga, y la caída del café y otras materias pri-mas a déjado a los pequeños agricultores que las producen sindinero para comprar alimentos, de modo que la milpa deautoconsumo se ha venido fortaleciendo. En estas condicionesno es de extrañar que en los últimos años la producción de estegrano no haya aumentado, manteniéndose en 18 millones detoneladas, cantidad del todo insuficiente para satisfacer el con-sumo interno, en particular el pecuario y el industrial.

"Son las ventajas comparativas, estúpido", dirían algunos.Todo se debe a que en términos agroecológicos México no escompetitivo en la producción cerealera. Chanceo Pero ¿por quéentonces también los productos agrícolas para los que tenemosevidente vocación andan bocabajeados? ¿Por qué el gran culti-vo del sur y el sureste, que es el café, va de tumbo en tumbo ysale de una crisis de precios para entrar en otra? Yeso que los

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d t de café del sureste están bien organizados, sonpro uc ores , .d tecnolo'gicos que han hecho de MexIco el mayorinnova ores .

d t d cal'e'orgánico incurslOnan desde hace rato en lapro uc 01' e 1', " ." 1"zacI"o'n ya mediados de los ochenta partiCIparon desta-comercIa I ,

d t n la Construcción del Mercado Justo. Pero aun aSIca amen e e. ", 1b de de la ruina Quienes no han encontrado mchosestan a 01' . " ,

de mercado que paguen más ni han trabajado en la lmea del1 do definitivamente no la hacen. Las zonas cafeta-va 01' agrega , "

leras que en el pasado vivieron cierta holgura eco~omlca hoyhan sumado al éxodo poblacional. Los nuevos mIgrantes ya

~: provienen sólo de las áridas mixtecas o de la montañaguerrerense; hoy salen del otrora orgulloso Soconusco o del em-porio cafetalero del centro de Veracruz.

ZONA DE DESASTRE

L t' t fe del campo es una verdadera emergencia nacio-a ca as 1'0 . 1 ' .1 L "mportaciones de maíz blanco y amanl o, con mImmosna. as I , "d 1

1 d 3 Y 10/ respectivamente estan arrmnan o a osarance es e ,0, ,productores netamente comerciales. del noroeste, que no pue-d d· pero también desvalonzan los excedentes de losen ven el', d "' dmilperos más modestos y desalientan incluso la pro uC~lOn e

t O deJ'ando un saldo de alrededor de tres mIllonesau oconsum , _de productores dahmificados. La a~roindustria caner.a azuca-rera está en crisis pues Estados Umdos no acepta las Importa-ciones pactadas alegando otros acuerdos, mientras que el edul-corante de alta fructuosa desplaza al azúcar de caña comoinsumo de los refrescos embotellados. La entrada de ~rroz aprecios de dumping tiene quebrados a los arr?ceros. El mgresode piña enlatada golpea a los cosechadores naclOnales de Oaxaca

V Y lo mismo sucede con los productores de leche yy eracruz. ,". , 1de carne, acosados por el polvo lacteo de Imp?rtaclOn y a en-trada de cortes estadounidenses, y con los aVIcultores de~pla-zados por el ingreso de carne de pollo de desecho provementede Estados Unidos, por no mencionar los problemas que aque-jan a trigueros, sorgueros Y frijoleros. Si a esta debacle general

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agropecuaria agregamos el desmantelamiento de la cafeticul-tura campesina, que sustenta a cerca de 400 mil productores yconsiderando pizcas y agroindustria da de comer a unos tresmillones de personas, habrá que reconocer que estamos anteuna emergencia máxima, una crisis de seguridad nacional. Elproblema se agrava con el fuerte incremento de los subsi lios ala agricultura norteamericana que establece el nuevo Fonn Bill,y empeorará este año, cuando conbase en los acuerdos del TLCANse liberen de todo gravamen todas las importaciones agrope-cuarias restantes excepto leche en polvo, maíz y fríjol. La eli-minación del arancel significará, entre otras cosas, la posiblepérdida de 200 mil empleos en la porcicultura y 30 mil en laapicultura.

Por si fuera poco, hay claros síntomas de que el nuevo go-bierno no tiene propuestas de fondo, y su respuesta última alas demandas es la recomendación machacona de Usabiaga:"atiendan a las señales del mercado, muchachos", como si losproductores organizados no lo vinieran haciendo desde hacemuchos años. Y peor aún, la respuesta gubernamental a losconflictos recientes tiene todos los visos de trasformarse en unnuevo Fobaproa, un Fobaproa rural. Porque así comose subsidiócon dineros públicos a los grandes bancos y empresarios de-fraudadores con el conque de que había que salvar a los peque-ños ahorros, hoy se están canalizando recursos públicos a sec-tores rurales adinerados, que son parte del problema y no de lasolución, alegando que con esto se ayuda a los campesinos. Elcaso más evidente es la desviación de 1 200 millones que debíamanejar Acerca entregados a los dueños de los ingenios azuca-reros -un sector históricamente parasitario- para que pu-dieran pagar la zafra que debían a los cañeros.

Otro caso de subsidio indebido es la canalización de los re-cursos de Acerca destinados a trans'porte y almacenamiento, ya empresas comercializadoras colosalescomoCargill, que muevecasi la mitad de los granos y que está interesada en moverlostodos, pues quiere comprar Silos Miguel Alemán, que aún ma-neja Sagarpa, y la Terminal Granelera de Veracruz, hoy conce-sionada a Almacenadora del Sur, instalaciones estratégicas quepondrían nuestras ya muy mermadas seguridad y soberanía

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alimentarias en manos de una trasnacional que maneja másde mil plantas de almacenamiento en 67 países.

y qué decir de los subsidios al maíz resultantes de las re-cientes movilizaciones de Sinaloa, que en gran medida van alas comercializadoras y cuya porción destinada efectivamenteal productor agrícola queda en manos de un sector maicero em-presarial y de riego, mientras que dos millones y medio delmilperos campesinos que aportan tres cuartas partes de la pro-ducción nacional de este básico no sólo están desprotegidos,sino que también se cuestiona su existencia por no competiti-vos y por destinar parte de sus cosechas al autoconsumo o a losmercados locales.

Otro caso es el del café, que vive una crisis profunda y pro-longada y para el que se aprobaron recursos emergentes, peromientras que la cuarta parte del subsidio es captada por unos23 mil cafeticultores empresariales con huertas de más de 5hectáreas, a 95% de los productores -más de 300 mil familiascampesinas e indígenas- les corresponderá apenas 75% delrecurso fiscal. Pero lo más grave de este Fobaproa rural no estanto que el subsidio se canalice a megacomercializadoras, due-ños de ingenios y agricultores ricos, que en algunos casos soncorresponsables de la emergencia que protagonizan. El proble-ma mayor es que se trata de subsidios emergentes, dinero paraapagar fuegos o negociar chantajes, ausente de verdaderos pro-yectos de recuperación agropecuaria.

En este contexto, hablar de emergencia nacional no es retó-rica. Ni siquiera exageración. Dejar a la intemperie a 25 millo-nes de mexicanos que viven y trabajan en el campo, entre ellosel sector más pobre de la población y casi la totalidad de losindios, nos adentra en una catástrofe económica, social y am-biental de dimensiones colosales. Crisis de soberanía alimen-taria, crisis terminal de soberanía laboral, crisis ecológica y,por último -que no al final- crisis sociopolítica, pues los des-calabros agrícolas se han asociado históricamente con la apari-ción de guerrillas.

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DEPENDENCIA ALIMENTARIAY DEPENDENCIA LABORAL

Por los siniestros de la "reconversión" se perdió la soberaníaalimentaria. Pero lo más grave es que se extravió también lasoberanía laboral; esto es, la capacidad de proporcionar traba-jo digno e ingreso suficiente a la totalidad de los mexicanos. Unpaís pobre que no produce sus alimentos fundamentales juegaen desventaja el juego de la globalidad pues está obligado acomprar bienes de consumo básico cualesquiera que sean lascondiciones del mercado. De la misma manera, una nación deéxodos masivos y estructurales, incapaz de aprovechar la ca-pacidad laboral de todos sus habitantes, pone su soberanía enmanos del país receptor de sus migrantes. México no es un paísde la Unión Europea, que ceda premeditadamente soberaníapara intensificar la complementariedad virtuosa y enriquece-dora; su dependencia alimentaria y laboral hace de México unanación disminuida y subordinada.

Ante la debacle agraria, frente a una emergencia nacionalque se profundizará con la nueva Ley Agrícola estadounidensey la inminente desgravación de casi la totalidad de las impor-taciones agropecuarias provenientes del norte, al gobierno sólose le ocurren frases sonoras, planes y programas de nombresmemorables y escasa sustancia. A fines de 2002 el secretariode Economía y el titular de la Sagarpa anunciaron un "blindajeagroalimentario" totalmente hueco cuando no se cuestiona enlo más mínimo la apertura comercial y tampoco se cuenta conrecursos suficientes para revirarles a nuestros desleales sociosdel norte con subsidios de magnitud comparable a los suyos.¿Qué significa "blindaje" cuando se rechaza la revisión del ca-pítulo agropecuario del TLCAN, mientras que de un gasto públi-co programable fuertemente mermado sólo una ínfima partecorresponde al desarrollo rural?

Recientemente el presidente de la República encomió el pre-sunto "blindaje agropecuario" anunciando que en 2003 el go-bierno gastará en el campo 102 mil millones. Pero una vez másse trata de palabras huecas, pues esta cantidad es un agregadode todos los rubros presupuestales que tienen que ver con el

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medio rural, mientras que para Sagarpa, única secretaría quedesarrolla acciones de fomento, se presupuestaron cerca de 34mil millones, lo que representa una disminución de casi 4%respecto del presupuesto del año anterior.

Por si quedaba alguna duda, el secretario de Agriculturainterpretó el mensaje que quiso enviar el presidente: "Los agri-cultores contarán con un plazo de cinco años para hacerse efI-cientes y competitivos", dijo. Y si no lo logran que se olviden delos subsidios y "mejor que se dediquen a otra cosa ... El que nolo entendió, no lo quiso entender. Estamos planteando para losproductores de granos y todo tipo de cultivos una disyuntiva: ote vuelves eficiente con los parámetros internacionales o te bus-cas otra cosa".

Más claro ni el agua. El "gobierno del cambio" retoma entoda su crudeza los planteamientos del salinismo en el sentidode que el campo mexicano requiere una purga poblacional ope-rada a golpes de mercado. Y como a los neoliberales del PR!, aUsabiaga no le preocupa definir los tales "parámetros interna-cionales", que en realidad son precios artificialmente bajos de-primidos por los subsidios. Mucho menos le inquieta explicarcuál es la "otra cosa" a la que podrán dedicarse los campesinospresuntamente no competitivos en un país cuya economía nocrece y donde la industria despide empleados.

y para productos decisivos en el sur y en el sureste como elcafé la receta del funcionario es la misma: "En el caso del cafévem'os a productores que tienen un cuarto de hectárea del gra-no, otras tres hectáreas de maíz y de fríjol, y de esto y lo otro.No viven del café. A estos productores tenemos que darles unesquema de salida. Y si quieres seguir produciendo [en esa su-perficie de café] hazlo, pero el Estado no tiene por qué compar-tir contigo. Te vamos a dar uno o dos o tres años, para que veasque ese ingreso es marginal, pero ya no afectes los interesesdel país". Esto significa "darle un esquema de salida" a unos400 mil cafeticultores minifundistas y de economía diversifi-cada casi dos millones de mexicanos campesinos que sin dudano vi~en sólo del café y que en los últimos años han mantenidosus huertas con pérdidas. No le preocupa al funcionario que lacafeticultura campesina en pequeñas huertas de montaña seaambientalmente virtuosa pues capta lluvia, retiene el suelo,

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conserva la fertilidad, captura carbono y reproduce la biodover-sidad. No le preocupa tampoco que de este cultivo haya depen-dido por varias décadas el ingreso monetario de una partesustantiva de las comunidades campesinas e indígenas del país.No le preocupa, finalmente, que la geografía del café sea tam-bién la de los más agudos conflictos sociales y de la guerrilla. Yes que al señor Usabiaga, que sólo sabe de producir y venderajos, no le interesa más que el mercado. El problema es que setrata del funcionario responsable del destino del México rural.

Cuando los gobiernos de la Unión Europea ponen el acentoen las múltiples funciones que la agricultura desempeña ade-más de producir alimentos, el gobierno de México -un paísdonde un cuarto de su población depende de la economía ru-ral- quiere dejar atrás --cito de nuevo a Usabiaga- "a unasociedad agraria demandante de recursos fiscales, inconscien-te y poco receptiva de los mercados, atenta a buscar mejoresingresos vía presupuestos y no vía productividad" (Entrevistade Lourdes Edith Rudiño, en El Financiero, 21 de noviembre de2002).

EL PLAN PUEBLA-PANAMÁ

Esta es la oferta general agropecuaria del presente gobierno.La otra se refiere específicamente al México de la cintura paraabajo y fue bautizada eufónicamente como Plan Puebla-Pana-má. Programa que le apuesta a una nueva colonización del sury el sureste favorecida por desregulaciones, incentivos fiscales yobras de infraestructura. Una operación mercadotécnica don-de los programas sociales no son más que cortinas de humodeclara tivas para ocultar la venta de garaje de la mitad feítadel país que aún no ha sido comprada por las trasnacionales.En la versión de Santiago Levy, cuya paternidad del programano ha sido desmentida, la tarea consiste en seducir al ahorroexterno exhibiendo sin pudores las ventajas comparativas dela región, lo que traerá inversiones y con ellas crecimiento eco-nómico, que es lo que hace falta. Porque, según el hoy director

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del Instituto Mexicano del Seguro Social, el problema del su-reste no es social; la pobreza y la marginación del sur se resuel-ven solas gracias al éxodo de los desahuciados, que se van acausar vergiienzas en otra parte. Entonces hay que olvidarsede la pobreza y promover la inversión a toda costa, sin incómo-das preocupaciones societarias. Y si el modelo de crecimientogenera más pobres no importa, ellos solitos se mudarán.

Plantaciones privadas intensivas y especializadas, corredo-res comerciales y de servicios que favorezcan el flujo de mer-cancías entre la costa este de Estados Unidos y el Pacífico,maquiladoras, turismo dorado, bioprospección, son algunos delos ejes de un "desarrollo" del que, bien lo dice Levy, no hay queesperar bondades sociales; si acaso lo contrario. Sólo que el [>]'1'

ha estado malito. A dos años de su puesta en marcha poco se hahecho además de hablar, porque la recesión mundial no favo-rece nuevas inversiones sino la retracción de algunas de lasque ya existían como las plantas de maquila y el turismo, ytambién porque las finanzas públicas no están para derrocharen infraestructura y la magnitud de la deuda desalienta la con-tratación de ,nuevos préstamos en el fondo ad hoc que negociórecientemente el BlD.

Entonces, se alejó el peligro. No, en lo más mínimo. Lo quepasa es que con o sin Plan Puebla-Panamá la globalización sal-vaje sigue su curso depredador de la naturaleza y del hombre.De antiguo en el sur y el sureste del país priva un orden injustoy excluyente donde la creciente pobreza es contraparte de lanueva riqueza. Los mesoamericanos vivimos dentro de este or-den y padecemos sus crónicas inequidades; pero el modo de§3ufrirlasy su intensidad depende de las tendencias y coyuntu-ras propias del corto plazo. Hay periodos de expansión del ca-pital cuando éste se apropia de nuevos espacios, recursos ycapacidades rompiendo equilibrios previos y por lo generalincrementando y extendiendo la expoliación y la marginación.Hay también periodos de retracción, cuando las inversiones seestancan o repliegan, dejando sin sustento a ciertos sectoresque pasan de explotados a excluidos. Dentro de un orden opre-sivo e inicuo como el del sureste, tanto la expansión como laretracción son indeseables. Pero es necesario reconocer que enlos últimos años hemos vivido la segunda situación.

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El que la retracción oestancamiento transitorios de las nue-vas oleadas colonizadoras no acarreen bienes sino males de otroorden -como desempleo en la construcción, en las maquila-doras, en las fincas y en el turismo, así como reducción de lademanda de ciertas materias primas agropecuarias- pone enevidencia que en sentido estricto la trasnacionalización deMesoamérica, no pueden evitarse. Y no se pueden impedir noporque sean una fuerza de la naturaleza, sino simplemente por-que ya están aquí, y desde hace mucho rato. Porque vivimos enella, y mientras dure dependemos de ella para subsistir. Loque en verdad hace falta no es tanto esforzarse por parar, dete-ner, impedir la llegada de un orden que, bien visto, nos rodeapor todas partes. Lo necesario, lo urgente, es cambiarle el rum-bo al desarrollo, girar las prioridades, voltear la tortilla.

TRASHUMANTES

El éxodo masivo y creciente de mexicanos que buscan en elnorte un porvenir que en su país los rehuye es el saldo másignominioso de la vía de desarrollo adoptada desde los ochen-ta. Un modelo que nos llevó de la explotación a la exclusión, deun sistema injusto donde los campesinos producían alimentosy materias primas baratos para subsidiar el desarrollo indus-trial a un sistema marginador donde los productores naciona-les de básicos son arruinados por las importaciones y losagroexportadores por la caída de los precios internacionales.La diáspora no puede contenerse con métodos represivos,neocolonizando el sur o capitalizando las remesas, como no lahará remitir el TLCAN ni el presunto ALCA.

Hoy más que nunca es necesario demandar el derecho delos mexicanos a la comida y a un trabajo digno (o "decente"comodice la OIT), es decir, reivindicar la seguridad alimentariay la seguridad laboral del país. Y esto no será posible si no res-catamos nuestra hipotecada soberanía, y en particular nuestrasoberanía alimentaria y nuestra soberanía laboral. Es necesa-rio que el Estado mexicano le imprima a la economía el curso

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demanda el bienestar de los ciudadanos y no el que sacrifi-qu~ ciudadanos a los requerimientos del me:c~do. A,un~ueca oSocoesto es cierto, pues en verdad las pohtlcas pubhcast:l~berales han estado y están al servicio de ,las ~randes cor-noraciones y no del abstracto mercado. ASl, mlentrasGquep ,. M ca de Roberto on-1 Productores de malZ se arruman, ase , .os . d aíz norteamencanoález Barrera, se ennquece compran o m . 1 t'-;or encima de la cuota negociada en el TLCAN; mle~t~as oSbngueros truenan, el grupo Bimbo, de Lorenzo ~ervltJe, e;: ar-nece gracias importaciones subsidiadas; y lo ml~mo suce e ~onel grupo Bachoco, de los Robinson Bours, que Importa m~lz ysorgo sin pago de arancel, por mencionar sólo alguna~. A e~t:shay que agregar trasnacionales como Cargill.' que en a prac 1-ca controla nuestra producción cerealera; Punna, que opera coninsumos pecuarios; Nestlé, que con~rolar.egiovneslef.cherVaslco~e'-

d - d nlOS' eca lsa- o cal' ,pletas' PepsiCo, que es uena e mge , ,. y .que c;mpra grandes volúmenes del grano aromatlco .. mIen-tras un puñado de corporaciones enriquece, los campesmos searruinan y los pueblos se quedan sol~s. , '1'11 _

Los transterrados en Estados Umdos enVlan 10 mI dml o., . portamos e esenes de dólares anuales, caSI lo mIsmo que 1m .

aís en alimentos. Los mismos aliment~s que los mlgrante~~ampesinos podrían haber cultiva~o aqm. ~ero para eso nec~_sitamos políticas industriales y agncolas onentada~ ~ la d;f~sa y ampliación de la planta productiva y de l?s cu t~vos e l~-terés nacional. Debemos restablecer la segun~,ad ahmen~anarespaldando a la pequeña y mediana producclOn campes~na ~fortaleciendo el mercado interno tanto nac~on~l~o:~ ~e~~::_

local Nos hace falta restaurar la segunda a Ola .~iendo'y ampliando la planta fabril y la actividad ~gropecuana

. 'd d potencIen nuestrasy mediante la integraclOn e c.a enas quecomplementariedades productIvas.

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EL CAMPO NO AGUANTA MÁS

En las últimas semanas se ha intensificado la movilizacióncam-pesina. Un activismo acrecentado en el que participan todaslas regiones, todos los sectores y todas las corrientes político~gremiales, desde la flamante alianza bautizada El campo noaguanta más hasta el CongresoAgrario Permanente y el Bar-zón, pasando por una decadente y dividida CNC, que, pese a suvedetismo, a regañadientes tiene que sumarse a la corrienteprincipal.

Pero además de participar en la movilización coyuntural,los hombres del campo están poniendo a debate sus propuestasprogramáticas y sus estructuras organizativas. Y el debate escrucial.

Los campesinos son productores agropecuarios, y como ta-les sus reivindicaciones y organizacionesse estructura n en tornoa sistemas-producto; tal es el caso de los cafetaleros, los silvi-cultores, los cosechadores de granos, etcétera. Sin embargo lostrabajadores rurales son más que productores de bienes espe-cíficos.En primer lugar porque la pequeña y mediana agricul-tura es diversificada y por lo general combina cosechas comer-ciales conproductos de autoconsumo,y en segundo lugar porquelos proyectos económico-productivos de los campesinos son in-separables de reivindicaciones económicas que tienen que vercon el abasto y otros servicios y con demandas de talante am-biental, de carácter social, de naturaleza política y de índolecultural. Entonces, otra tendencia de las organizaciones y lasreivindicaciones son los proyectos pluridimensionales promo-vidos por agrupamientos multiactivos. Por su propia naturale-za, estas convergencias son de carácter regional.

Losproyectos y organizaciones sectoriales y los multiactivosregionales no son excluyentes sino complementarios, dos carasde una misma lucha. Yes frecuente que organizaciones estruc-turadas en torno a un determinado producto o servicio diver-sifiquen sus frentes de acción a otras cosechas y otras necesi-dades campesinas. Tal es el caso de los cafetaleros del sectorsocial, quienes siempre han sido productores diversificados yahora, con la caída de los precios del aromático, lo son todavía

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más, lo que impulsa también a sus organizaciones a desarro-llar estrategias multiproductivas ...

Sin embargo, quisiera argumentar aquí la convemenCla defortalecer la perspectiva pluridimensional del combate ca.mpe-sino frente a la tendencia a especializarse en torno a funclOnesparticularizadas o sistemas-prod.u~~o. La.r,az~n fundamentalde esta apuesta radica en la condlclOnpohfomlca de.las comu-nidades agrarias y las familias campesinas, protagomst~s de unmundo rural que sin duda genera productos agropecuarlOS,perotambién servicios ambientales, bienes sociales, valores cultu-rales, por mencionar algunas de sus funciones más des~acadas.

Acotar la condición y la lucha campesina a· su caracter deproductores mercantiles más o menos especializados no sólo eslimitativo; también puede ser peligroso. Yes que de esta maneraquedan desarmados frente los tradicionales argumentos tec~~-cráticos y neoliberales que alegan su presunta falta de competItI-vidad. Sin duda este argumento es tramposo, pues en el ~lerca~orealmente existente la competencia es desleal y los paises masdesarrollados favorecen a sus propias agriculturas empleandolos alimentos como instrumento de dominación. Sin embargo,tampoco parece conveniente que los campesinos de países com~el nuestro centren su argumentación en el alegato de que -SIla competencia fuera pareja-los nuestros serían tan eficien~tes como los de Estados Unidos o la Unión Europea. En mIopinión, el alegato fuerte debe ser otro; no se trata de demo~-trar que comoproductores de ciertas mercancías somos ta~ efI-cientes como el que más; se trata de demostrar que ~demas deestas mercancías producimos bienes sociales, ambIentales yculturales absolutamente irrenunciables, y que en esta tareasomos mucho más eficientes que los empresarios agrícolas yque las agriculturas primermundistas, particula~'~lente la es-tadounidense, caracterizada por su no sustentablh~a?

Me parece, entonces, que la mejor apuesta estra~eglca de loscampesinos está en esgrimir y potenciar la plur~hdad de Sl~Sfunciones y en estructurar sus luchas de manera. mteg~al, arti-culando aspectos estrictamente económicoscon dlmenslOnes s~-ciales ambientales, culturales y políticas. Porque los campeSI-nos s~n buenos productores y deben serlo aún más, p~ro suproyecto histórico no se queda en la eficiencia empresanal. Lo

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diré en los términos de la Plataforma Campesina aprobada enManagua, Nicaragua, el 15 de julio de 2002, en una reunióndonde más de sesenta organizaciones rurales de México yCentroamérica constituyeron la convergencia multinacionalbautizada Encuentro Campesino Mesoamericano. Dice la Pla-taforma en su apartado sobre "Ecoriomía solidaria y popular":

La economía popular es el modo en que los productores por cuentapropia y los consumidores pobres nos organizamos para sobrevi-vir en el mundo deshumanizado del capital.

En la economía popular lo que cuenta no es la ganancia sino laproducción de bienes para la satisfacción de necesidades.

Acorralada y agredida por las políticas neoliberales y la com-petencia desleal de los monopolios y los productores agrícolassubsidiados de los países centrales, la economía popular y campe-sina resiste y en su resistencia prefigura el orden justo y solidariopor el que luchamos.

Los campesinos parcelarios o asociativos, que son el núcleo dela economía popular, padecen una guerra de exterminio implemen-tada por las trasnacionales y los gobiernos imperiales, pues doble-gada la mediana y pequeña agricultura que produce alimentos,los países y los pueblos estarán a merced del capital.

Defender la economía popular es defender el presente y el fu·turo de nuestros países, pues en una región estragada donde has-ta la burguesía es torpe y mezquina atenerse a la otra economía, ala economía empresarial, es apostar a la exclusión y al desempleo,y en el mejor de los casos a una explotación asalariada propia delrégimen fabril y las plantaciones semiesclavistas del siglo XIX.

Mientras que la lógica del capital es rapaz y depredadora, laeconomía popular campesina es amable con el medio ambiente ycon los trabajadores. Una producción amigable con la naturalezapero también socialmente justiciera.

Rechazamos que la economía campesina no es competitiva. Qui-zá los pequeños y medianos productores no tienen los rendimien-tos físicos y económicos de los grandes, pero son mucho más efi·cientes que los empresarios en la generación de empleo e ingresos,en la producción de comida y seguridad alimentaria, en la preser-vación y reproducción de los recursos naturales y la biodiversidad.

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Lo MÁs y LO MENOS

E18 de enero de 2003, en Zacatecas, el presidente Fox se mani-festó en contra de revisar el capítulo agropecuario del TLCANcomoexigen los campesinos argumentando que el convenio era"un buen negocio" y no se debía "sacrificar lo más por lo me-nos".La fórmula es dramáticamente significativa de lo que estádetrás del actual debate sobre el futuro del campo, que en ver-dad debiera ser el arranque de una profunda discusión sobre elfuturo del país, pues no sólo el campo está tronando como re-sultado de las políticas neoliberales; es México todo el que noaguanta más.

Al sintetizar su opinión sobre el TLCAN diciendo que es "unbuen negocio", Vicente Fox se asume como gerente más quecomopresidente. Y lo más grave es que al englobar a la agricul-tura campesina en el término "lo menos" balconea el juicio quele merecen cuestiones decisivas para el resto de los mexicanos,tales como la soberanía alimentaria, la soberanía laboral, laconservación de los recursos naturales y la biodiversidad, la pre-servación de la pluralidad cultural de los pueblos originarios,la estabilidad social...

Entonces, es necesario reconocer que detrás del indispensa-ble debate sobre ventajas comparativas y competitivas, produc-tividades comparadas, balances comerciales, montos relativosdel subsidio, tasas de interés, precios de los energéticos y otrascuestiones comerciales; como detrás de la también necesariadiscusión sobre los términos del tratado, los mecanismos pre-vistos para defendernos y las formas de revisarlo y otras cues-tiones jurídicas, están asuntos nacionales de más fondo.

El jefe del Poder Ejecutivo Federal y sus personeros deben.ser emplazados a situar el debate en su verdadero nivel. Por-que las responsabilidades de la Presidencia van mucho másallá de amarrar "buenos negocios", y es inadmisible que aúnantes de iniciar la discusión, los intereses de la contraparte, esdecir, del campo y de los campesinos, sean acotados como "lomenos".

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¿PARA QUÉ SIRVE EL CAMPO?

De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; demasa de ~aíz se hicieron los brazos y las piernas delhombre. Unicamente masa de maíz entró en la carne denuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

Popol Vuh.

Patria: tu superficie es el maíz.

Ramón López Velarde, "Suave Patria".

Emblemáticos del México indígena y del Méxicomestizo, estosdos textos sugieren enfáticamente que el campo mexicano esmucho más que una gran fábrica de alimentos y materias pri-mas para la industria. Los campesinos no sólo cosechan maízf:ijol, chile o café; también cosechan aire limpio, agua pura;tIerra fértil; diversidad biológica, societaria y cultural; plurali-da? de pais.ajes, olores, texturas y sabores; variedad de guisos,pemados e mdumentarias; sin fin de rezos, sones, cantos y bai-les ... Los campesinos cosechan la inagotable muchedumbre deusos y costumbres que los mexicanos somos.

Aunque le pese a los mercadócratas, el mundo rural no seagota en la producción de mercancías; es también y ante todonaturaleza, convivencia, cultura. Ysi Europa comienza a recono-cer los valores no convencionales de sus campos roturados cuan-ti.más nosotros: una sociedad con un cuarto de su pOblaciónvi-vIendo y trabajando en el medio rural, una nación de poderosa~erencia indígena asentada mayormente en la comunidad agra-na: un territorio megadiverso poblado por incontables plantas,ammales y microorganismos, muchos de ellos endémicos.

Dur~nte la llamada "ronda del milenio" para las negociacio-nes agncolas de la Unión Europea (DE), celebrada en marzo de2000, los ministros del ramo definieron una agenda fundadaen el reconocimiento de que:

La agricultura desempella, además de la producción de alimentosmúltiples funciones, entre ellas: la preservación del paisaje, la pro:

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tección ambiental, la seguridad y calidad de los alimentos, el bien-estar de los animales, y otros, por lo que urge equilibrar los as-pectos comerciales y no comerciales de la agricultura.Sobre esta base diseñaron una serie de "medidas comple-

mentarias" a la reforma de 1992 que consideran subsidios a loslabradores ubicados en zonas desfavorecidas con el fin de ga-rantizar la sostenibilidad de los aprovechamientos agrícolas,conservar el hábitat y cumplir con las normas ambientales. Seprevé también la capacitación de los trabajadores del campo entecnologías ecológicas, el apoyo a los jóvenes que quieran ini-ciarse en la producción agrícola, la jubilación anticipada de loslabriegos mayores de 55 años y compensaciones para quienesdeseen convertir sus explotaciones agropecuarias en zonas sil-vícolas o reservas biológicas.

Cierto, la poderosa economía europea puede darse el lujo desubsidiar a un sector relativamente modesto de su produccióny su sociedad. Y tam bién es verdad que, como gran exportadorade alimentos, la DE busca ampliar mercados reduciendo barre-ras arancelarias y subsidios en otros países, y en esta tesiturale conviene introducir en su propia agricultura un sistema desubvenciones que presuntamente no distorsiona los precios puesva orientado a retribuir los valores sociales y ambientales. Pero,aún así, el enfoque europeo es mucho más creativo y sugerenteque el crudo imperialismo alimentario estadounidense: una sor-da guerra mundial anticampesina que usa los subsidios paraabatir las cotizaciones y poder vender a precios de dumping.Tiene razón Franz Fischler, comisario europeo para la agricul-tura y la pesca, cuando dice: "Precisamente cuando todos lospaíses industrializados han aceptado orientar sus ayudas a laagricultura de manera que no se traduzcan en medidas distor-sionadas para el comercio y la producción, Estados Unidos avan-za en dirección opuesta".

Importante para Europa y en general para el primer mun-do, el reconocimiento, ponderación y retribución de los bienes yservicios ambientales y sociales de la agricultura es indispen-sable en naciones Ol'illeras como la nuestra. Sociedades rencasdonde la mengua de la producción agropecuaria respecto de latotal no condujo a una reducción semejante de la población eco-nómicamente activa, de modo que la productividad y la retr'ibu-

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r

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ción del trabajo rural se desplomaron. Países cuyo campo es te-rritorio de exclusión societaria y crisis ambiental; zona de de-sastre que los jóvenes desertan, no hacia una industria y unosservicios que en las últimas décadas apenas han crecido, sinorumbo a la precariedad urbana y la incierta migración indocu-mentada.

Necesitamos un nuevo acuerdo entre el mundo urbano y elmundo rural. No el avenimiento del pasado netamente agrarioy un presunto futuro puramente industrial, sino la apuesta porun porvenir habitable donde la historia social prolongue y tras-cienda la historia natural en vez de interrumpida catastrófica-mente.

Viraje civilizatorio donde algo tendrán que decir los campe-sinos, y donde mucho tendrá que hacer la comunidad rural: unmicrocosmos aldeano cuya convivencia nunca fue angélica ycuyas prácticas agrícolas están lejos de ser inmaculadas, perosin el cual es imposible enmendar el rumbo. Porque si en elplaneta entero hay que voltear el modelo tecnológicoy societario,en los países orilleros, de hambrunas y éxodos desoladores, re-cuperar la seguridad alimentaria y laboral pasa por restaurarla economía campesina. Y dentro de ella el núcleo más resis-tente, virtuoso y sofisticado: la milpa, el traspatio, el potrero,la huerta, el acahual.

POLÍFÓNICOS

Para empezar, habrá que reconocer que los campesinos sonmultifuncionales. Esto quiere decir que su eficiencia y com-petitividad no puede juzgarse sólo con base en los productosque lanzan al mercado de manera directa y visible, sino tam-bién en una serie de bienes y servicios generados, que si noscircunscribimos al análisis costo/beneficio del sistema produc-to resultarían "externalidades". 2 Estas funciones, poco visiblesdesde una óptica estrechamente mercantil, pero muy reales,

2 "Existen externalidades de producción cuando las actividades producti-vas de una firma afectan de manera directa las de otra" (Graham Bannock, R.

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son de diferente índole y podrían clasificarse en sociales, cultu-rales y ambientales.

Servicios sociales:

Restaurar la autosuficiencia, segluidad y soberanía en el em-pleo. Cuando los mexicanos del campo y la ciudad, desalenta-dos por la falta de futuro en su región y en su país, salen a loscaminos del éxodo en una migración multitudinaria; cuandoperdemos aceleradamente autosuficiencia, seguridad y sobe-ranía laboral como resultado de políticas excluyentes, enton-ces cobra importancia estratégica una economía como la cam-pesina, que genera empleos e ingresos a costos sustantivamentemenores que la industria y los servicios.Garantizar la seguridad y soberanía alÚnentarias. En un paísque en los últimos 15 años ha perdido autosuficiencia, seguri-dad y soberanía en lo tocante a los bienes básicos, y dependecada vez más de las importaciones de alimentos, en un desba-lance creciente que nos pone en situación de extrema debilidadfrente a nuestros "socios"comerciales, pues el riesgo de que nonos quisieran vender cereales sería el hambre; en estas condi-ciones, la producción campesina de medios de vida destinadosal mercado nacional, al local o incluso al autoconsumo reduceel riesgo de crisis alimentarias y hambrunas.Fortalecer la cohesión social. Cuando el mundo rural se des-integra por la falta de opciones y el éxodo, mientras que el mun-do urbano se satura de precaristas atenidos a la economía in-formal parasitaria; en un país de conflictividad cotidianaexacerbada, disgregación social e ingobernabilidad hormiga esvital restaurar la economía doméstica campesina que fija a lapoblación y restituye la comunidad.

K Baxter y ¡{ay Rees, D¡:ccionario de Econolllía, Trillas, México, 1990, pp.169-170.)

"La característica crucial de las externalidades es que existan bienes queinteresan a los individuos pero que no se venden en los rnercados ..l...]S~hayexternalidades el mercado no da lugar necesariamente a una aSlgnaclOn derecursos eficiel~te en el sentido de Pareto. Sin embargo, hay otras institucio-nes como el Estado, que pueden, hasta cierto punto, 'reproducir' el mecanismode mercado" (R Varian Hall, MicmcconoTllía intermedia, Antol11 Bosh, Bar-celona, 1996, pp 579-800).

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Fortalecer la economía solidaria. Cuando el modelomaquiladorde industrialización desembocaen una actividad económicapul-verizada, negrera y golondrina que además está en crisis; cuan-do las pequeñas y medianas empresas quiebran comoproductode la atrabancada apertura comercial; cuando la gran empresase desnacionaliza y las corporaciones ocupan todos los espa-cios; en el contexto de un capitalismo salvaje comoel que vivi-mos, la solidaria economía campesina, una producción moralque persigue el bienestar y no el lucro, y que al combinar labo-res familiares y actividades asociativas genera economías deescala y refuerza la organicidad rural, es un activo al que nopodemos renunciar.Desalentar las estrategias de sobrevivencia antisociales. Cuan-do la reproducción delincuencial a través del narcocultivo y elnarcotráfico deviene para muchos la única alternativa posibleen regiones donde sólola amapola o la marihuana tienen "venta-jas comparativas': restaurar la viabilidad de la economíacampe-sina es la forma más barata de combatir al crimen organizado.Desalentar la violencia libertaria. Cuando los grupos armadoscon proyecto político se multiplican legitimados por un ordeneconómico, político y social que no parece dejar otras alternati-vas; en un país donde la violencia libertaria rural ha sido unaconstante -intensificada en la última década-, no cabe dudade que la forma menos cruenta y más legítima de desalentar lapolítica de las armas es fortalecer a la economía campesinacomobase y palanca de la dignificación y democratización de lasociedad rural.

Servicios culturales:

Fortalecer la identidad nacional. Si la diversidad de culturasautóctonas, migradas y mestizas es uno de los activos del país,y si la matriz originaria de esta pluralidad es casi siempre decarácter rural y comunitario, habrá que reconocer en la econo-mía campesina el sustento económico y societario de nuestraidentidad como nación.Dar Ul:abilidad productiva a las autonomías indias. Cuandolos derechos autonómicos y culturales de los pueblos indios sereivindican enérgicamente, cobra fuerza la funcionalidad de la

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economíacampesina comoprincipal e insoslayable sustento pro-ductivo de estos derechos ....Sustentar económicamente a las culturas ongmanas. ,La res-

C'o'n preservación y desarrollo de las culturas autoctonas,taura 1 ,

que incluyen los proverbiales productos a~~es.anales~e.rota~-b·' y sobre todo usos y costumbres (lmgmstlcos, pohtlcos, JU-len . , ) ,rídicos, religiosos, musicales, culinarlOs, etcetera , aSl como~a-beres productivos y prácticas agrícolas a ;e~es ancestrales, solo

rán sustentable s si tienen base economlca en una. produc-~~óncampesina renovadora de la tradición y fortalecIda en elcambio.

Servicios ambientales:

Paradigma de relación armoniosa con el medio ambie.nte. Entiempos globales que evidencian la fraglhdad de los ecoslst~~asde los que depende la vida frente a n:~de~osde producclO~ yconsumo destructores del precario eqmhbno naturaleza:-s~cle-dad resaltan las virtudes de una economía y una soclah~~dcomunitarias capaces de mantener y desarrollar una relaclOnmás armoniosa con el medio ambiente ...Desarrollo de alternativas tecnológicas sustentables. SIbIen al-gunas prácticas productivas doméstica~ que fuero.n~ustentablesse pervirtieron o dejaron de serIo debIdo al creCImIentopobla-cional y al impacto de paquetes tecnoló~icos agresIvos, no ~ab.eduda de que los nuevos paradigmas am~len~ale~-tanto los gn-ses" que tienen que ver con las tecnologlas l~mplas,comolos ver-des que convocan a no violentar la c~pacldad de carga de losecosistemas- están revalorando las vIrtudes de los apro;e~ha-mientos diversificados, del bajo onulo consumo de agroqmmlcosy de la producción en pequeña o mediana .escala .capaz de ad~-cuarse con flexibilidad y eficiencia a los dlÍerenclados requen-mientos del medio ambiente; es decir, que reivindican el c~~n-biante pero terco y duradero modelo campesino de producclOn.Preservación de los recursos naturales. Cuando el agua pota-ble la atmósfera limpia y el suelo fértil devienen recursos na-tur~les escasos y cada vez más valiosos contra lo~~ue atentanlos patrones tecnológicos homogenizantes ,Yla loglca de lu:~odel capital, es necesario apelar una vez mas a una producclOn

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campesina por naturaleza divera la ganancia. sa y que antepone el bienestar

Reproducción y domesticación d lb" ..ya no será de los petroquímic e. a ~o~we:sLdad. SIel sigloXXIbasadas en la in enierí ' ?s smo. ~ as mdustrias de la vidación de aliment~s m :. g,enetlca(ac:I:ldad decisivaen la produc-sidad, bajo la for~a ~eI~nas, co;metrcos, etcétera), la biodiver-curso estratégico por e alnco~ e geI:moplasma, deviene el re-

xce enCla un ble 1 .y sus bioprospectores .' n que as trasnaclOnales-con o sm patent d .extraer y patentar InI' t e e corso- tIenden a, en ras que las co 'd dlos campesinos lo prese' mum a es agrarias yIvan, pues en gra d'dde recursos naturales sino d 1 1 n me 1 a se trata nomesticación. e resu tado de una ancestral do-

Si esto es "lo menos" .será "lo más". ' como pIensa el presidente Fox, qué

Los DERECHOS DEL QUE MIGRAY EL DERECHO DE NO MIGRAR

Caminando nacemos ... Peregrinos somos...Desplazados

VIVImos...Vocero de Las Abejas y Las Hormigas

en marcha a la Ciudad de México.

Desde siempre los hombres migran, pero hoy se tratade un fenómeno diferente. Para mí esa convulsiónpoblacional global representa un momento tan impor-tante como el que marcó el fin de la Edad Media. Esta-mos pasando por una revolución en nuestra manera devivir, producir, comunicar, urbanizar y viajar. Finalmen-te nos estamos haciendo genuinamente modernos, puesla mayoría de los habitantes del mundo es hoy urbana.Nos volvemos un solo mundo: en puntos remotos de latierra las personas están siendo desplazadas esencial-mente por las mismas razones.

Sebastiáo Salgado, Éxodos.

La civilización occidental colonizóel planeta moviéndose de nor-te a sur. Comobuscando el calor, partió de países fríos y densa-mente poblados hacia territorios tropicales de tenue demografíay vertiginosas riquezas naturales. Hoy los vientos han cambia-do. El capital, las órdenes y las bombas estúpidas siguen lle-gando del septentrión, pero las muchedumbres del éxodo mar-