Contracorriente #23

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Debate: ofensiva histórica contra los trabajadores, transiciones e intervenciones contra-revolucionarias ¿Qué partido y qué estrategia necesitamos? Zaragoza Encuentro de la juventud trabajadora por la reconstrucción de la cuarta internacional / ó rgano de Número 23 // Abril 2011 [email protected] // www.clasecontraclase.org Precio 1 € // Apoyo 1,50 € Sarkozy, Obama, Cameron y Zapatero, algunos de los firmes impulsores de la intervención imperialista sobre territorio libio No a la intervención Imperialista Gadafi debe irse por la acción independiente y revolucionaria de las masas 80º aniversario de la II República “No se ha ido, lo hemos echado”

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Contracorriente #23 | Periódico de Clase contra Clase - Estado Español

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Debate: ofensiva histórica contra los trabajadores, transiciones e intervenciones contra-revolucionarias

¿Qué partido y qué estrategia necesitamos?

Zaragoza

Encuentro de la juventud trabajadora

por la reconst rucc ión de la cuar ta in ternac iona l / órgano de

Número 23 // Abril 2011 [email protected] // www.clasecontraclase.org Precio 1 € // Apoyo 1,50 €

Sarkozy, Obama, Cameron y Zapatero, algunos de los firmes

impulsores de la intervención imperialista sobre territorio libio

No a la intervención Imperialista

Gadafi debe irse por la acción independiente y revolucionaria de las masas

80º aniversario de la II República

“No se ha ido, lo hemos echado”

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2 EDITORIAL

El arranque de 2011 ha devuelto a la escena la idea de la revolución, que si bien aún no recorre Europa, está recorriendo uno de los patios traseros de sus políticas imperialistas, el mundo árabe. Toda la propaganda burguesa que ha querido convencernos de que tras la caída del muro de Berlín la irrupción de las masas en el intento de dominar sus destinos era cosa del pasado se ve cuestionada. Como expresamos en el anterior número de Contracorriente, esta emergencia de las masas se extiende más allá que en el norte de África y Oriente Medio, llegando a diferentes niveles en dis-tintos países. Por eso la hemos deno-minado una nueva “Primavera de los pueblos”1

Al mismo tiempo la ofensiva contra los trabajadores desatada con la crisis capitalista no deja de escalar posiciones, especialmente en Europa y en el Estado español. Sirva el “pacto del euro” o la liquidación de la negociación colectiva y el pensionazo como claros ejemplos. Vivimos pues un momento de extrema gravedad. Por un lado el capitalismo trata de dirigirnos a un estrepitoso endu-recimiento de las condiciones de vida y explotación, ante el que los trabajadores y sectores populares tendremos que ser capaces de dar una respuesta a la altura de las circunstancias históricas. Por el otro lado en los “eslabones más débiles” de la cadena las condiciones extremas de miseria y opresión ya están produ-ciendo los primeros procesos revolu-cionarios de esta crisis, que están fuer-temente amenazados por distintos tipos de contra-revolución. En ambos casos, y salvando las evidentes diferencias, los explotados tenemos el mismo reto: ven-cer la herencia de años de retroceso del movimiento obrero y a las direcciones sindicales y políticas que ataron y atan de pies y manos nuestras luchas.

La burguesía europea redobla el ataque contra los trabajadores

El último acuerdo de la burguesía europea para alcanzar la “estabilidad

del euro” es toda una hoja de ruta para liquidar las conquistas que aún con-servan los trabajadores del continen-te. El aumento de la edad de jubila-ción y la merma de la cuantía de las futuras pensiones, la pérdida brutal de poder adquisitivo ligando los salarios a la productividad, el aumento de la flexibilidad-precariedad laboral, la li-quidación de los convenios y la con-tratación colectiva… son algunas de las medidas pactadas, que apuntan a devolvernos a las condiciones labora-les y de vida de décadas atrás.

En esta carrera de ataques podemos decir que Zapatero va en cabeza. Ya ha metido la jubilación a los 67 (y hasta los 70 a partir de 2025), con la ayuda de la traición histórica de los dirigen-tes de CCOO y UGT, ha abaratado el despido hasta convertirlo en práctica-mente libre y ahora quiere acabar con los convenios colectivos y establecer un régimen sindical verticalista como el de la Dictadura. En cosa de pocos meses o años quiere aumentar la tasa de explotación brutalmente, y todo con la complicidad de Toxo y Méndez.

Pero además la austeridad de las cuentas públicas, para seguir rescatan-do a banqueros y patrones, es otro de los compromisos europeos. Hace dos años sorprendían las noticias de cie-rres de hospitales públicos en Letonia. Sin embargo este tipo de recortes ya se están empezando a plantear aquí. La Generalitat anuncia el cierre de qui-rófanos y plantas enteras en los hos-pitales, reduce un 30% el presupuesto para colegios e institutos, paraliza la construcción de nuevos centros... todo un aviso a navegantes de lo que nos espera en el resto del Estado cuando pasen las autonómicas y municipales de mayo.

O se salvan ellos o nosotros

La ofensiva que vivimos la podemos definir como histórica. Por lo tanto la respuesta que debemos dar los traba-jadores y sectores populares tiene que

ser del mismo tipo. Hasta ahora en al-gunos países la clase trabajadora y la juventud han aparecido en el centro de la escena, protagonizando importantes luchas y movilizaciones. Las huelgas generales griegas o el otoño francés que estuvo a punto de dejar sin sumi-nistro de combustible a esta potencia imperialista, son quizá los dos ejem-plos más importantes. Sin embargo, la política de las direcciones sindicales impidió en ambos casos que los tra-bajadores derroten los ataques capi-talistas. También en Italia, Portugal o más recientemente en Gran Bretaña, hemos visto importantes protestas. En el Estado español por el momento el abierto compromiso de las direccio-nes de CCOO y UGT con el Gobierno del PSOE nos sitúan en el furgón de cola de las respuestas obreras a la cri-sis, si bien jornadas como la del 29S o las mismas encuestas contrarias al pacto social demuestran que bajo esta “balsa de aceite” se está cocinando un malestar muy profundo que puede es-tallar explosivamente.

En lo inmediato los trabajadores y la juventud del continente tenemos el reto de recuperar nuestra capacidad de organización y resistencia, así como acabar con las actuales direcciones bu-rocráticas del movimiento obrero que o están con los planes de la burguesía o administran la protesta para que no llegue a derribarlos. Sin embargo lo agudo de la crisis y los ataques dejan claro que debemos prepararnos para combates aún más importantes. Para encarar los mismos y para vencer ten-dremos que retomar críticamente las tradiciones y lecciones de la historia revolucionaria de nuestra clase. Con-seguir derribar el programa de la bur-guesía e imponer un programa obrero para que los capitalistas paguen su crisis, implica necesariamente que los trabajadores y los jóvenes estudiantes, precarios o parados combatamos deci-didamente el dominio del capital y su Estado, paralizando la economía me-diante la huelga general política y por ende nos preparemos para la lucha por conquistar el poder político. Esto

Incremento de la ofensiva contra los trabajadores europeosRetomar la pelea estratégica por construir partidos revolucionarios de trabajadores

Levantamientos revolucionarios, golpes contrarrevolucionarios e intervenciones imperialistas

Editorial- Retomar la pelea estratégica por construir partidos revolucionarios de trabajadores - pág. 2

Estado español- La izquierda abertzale proscripta - pág. 4

- Mas prepara recortes históricos - pág. 4

Juventud- La juventud ha de decir ¡basta! - pág. 5

Internacional- Alto al bombardeo imperialista contra Libia. Por la caída revolucionaria de la dictadura de Gadafi - pág. 6

- La izquierda y Libia, un debate necesario - pág. 7

- La mejor lucha por las revoluciones árabes es la lucha contra nuestro propio imperialismo - pág. 9

- Proponen transición chilena como ejemplo para Egipto y Túnez - pág. 10

- Sobre “cerdos” y “cisnes negros” - pág. 11

Teoría e historia- 80º aniversario de la II República: “No se ha ido, lo hemos echado” - pág. 12

Mov. Obrero- Hacia un primer encuentro de la juventud trabajadora - pág. 14

Contraportada- Un reto y una responsabilidad de los sindicatos clasistas - Continua en pág. 11

StaffConsejo Editorial: Santiago LupeGuillermo FerrariFederico Grom

Redacción:Asier UbicoCarlos MuroCarmen NeriCynthia LubMario Ortiz

Colaboran en este número:Paula Bach

Tapa, diseño y Maquetación: Federico Grom

SUMARIO

C/Berenguer de Bardaji 20-22CP 50010 Zaragoza // teléfono Zaragoza 625 389 389 // teléfono Barcelona 699 789 036

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3EDITORIAL

puede sonar delirante para la realidad de la lucha de clases del Estado espa-ñol. Sin embargo, los acontecimientos revolucionarios que hoy vemos en el mundo árabe no tardarán en cruzar el Mediterráneo, y en ese sentido estos procesos nos ayudan a pensar las ta-reas para las que los revolucionarios europeos debemos prepararnos es-tratégicamente a la vez que ponemos todas nuestras fuerzas para desarrollar las luchas actuales por más defensivas que estas sean, como ha sido el caso de nuestra corriente en Telepizza.

Crecen las amenazas contra-revolucionarias contra la primavera árabe

A la vez que en Europa se agudiza el ataque en el plano interno, también se pasa a la ofensiva exterior -de la mano de Obama- para intentar liquidar los procesos revolucionarios árabes. Las vías o recetas para sofocar este “fan-tasma” -y evitar que pueda llegar a “recorrer Europa” y que cuestiones sus interese en la región- son diversas.

En los países de la Península Arábiga el imperialismo mantiene un cerrado apoyo a las monarquías y dictaduras en su lucha sin cuartel contra las ma-sas. Más allá de algunas declaracio-nes de cara a la galería, tanto EEUU como la UE apoyan los intentos de los regímenes de Jordania, Siria, Bahréin o Yemen, de contener con plomo las protestas populares. Incluso sus princi-pales aliados en la zona, como los Emi-ratos o Arabia Saudí, actúan de fuerzas de ocupación en Bahréin para ayudar a aniquilar la protesta. Cínicamente estos regímenes apoyan, e incluso participan militarmente (Qatar), en la “defensa de la población civil de Libia”, es decir en la agresión imperialista. Esta polí-tica de apoyo a los tiranos se extiende a Argelia o Marruecos. El “democráti-co” Zapatero bendice a Mohamed VI mientras este reprime y mata a los opo-sitores que no se tragan sus promesas de reforma cosmética.

En Egipto y Túnez el imperialismo, de la mano del personal de los regíme-nes de Ben Ali y Mubarak y de la bur-guesía local, tratan de poner en pie al-gún tipo de “transición democrática”. En el país de los faraones se promueve una reforma constitucional realizada por figurones del régimen del dictador, a la vez que se trata de legislar para prohibir con penas de cárcel el derecho de manifestación y huelga. Una falsa democracia, tutelada por la Junta Mi-litar, y sobre todo mantenedora de la sumisión del país al imperialismo y de la miseria y explotación de las masas

egipcias. En Túnez se han visto forza-dos a convocar una Asamblea Consti-tuyente tras la caída de Ganouchi, una cesión formal que sin embargo apunta a un proceso constituyente controlado y vigilado por las embajadas europeas y de EEUU, los viejos jerarcas de la etapa Ben Ali y la burguesía local. Se trata pues de intentos de desvío a modo de “reacción democrática”. Cambios de régimen político, que no resuelven ninguna de las tareas democráticas es-tructurales del país -empezando por la independencia real del imperialismo- ni va a satisfacer las necesidades eco-nómicas de las masas.

Pero sin duda el caso más ofensivo es Libia. En sus inicios se trataba del pro-ceso más profundo, donde la insurrec-ción popular del 17 de febrero había lo-grado dividir el Ejército y avanzar hasta las puertas de la capital. El Régimen de Gadafi desplegó una ofensiva contra-revolucionaria abierta para ahogarla en sangre y parar en seco el impacto del proceso regional en su país. A la cabe-za del bando rebelde se han colocado viejos ex-ministros y figurones del régi-men de Gadafi, millonarios exiliados y otros líderes satisfechos con la sumisión de su país al imperialismo, formando el Consejo Nacional de Transición Libio (CNTL). Su política por-imperialista sembró la ilusión de que el imperialismo podía actuar en favor de la insurrección, y bendijeron la intervención imperialis-ta en forma de bombardeos. Así Francia, Gran Bretaña, EEUU y el Estado espa-ñol, entre otros, han conseguido poder intervenir directamente en este proceso para imponer una salida que ante todo respete los intereses de sus multinacio-nales en el país y ponga freno, o sirva para maniatar, los distintos procesos revolucionarios de la región. Tratan así de reposicionarse después del retroceso que significaba la caída de Ben Ali y Mubarak. La contra-revolución gadafis-ta les sirve para intentar aparecer ante la opinión pública occidental y los pueblos árabes como un aliado en su lucha con-tra las tiranías. El proceso revoluciona-rio libio se encuentra pues estancado en-tre la política contra-revolucionaria de Gadafi y la intervención imperialista, a la que se subordina el CNTL. Solamen-te la emergencia de un sector con una política independiente de esta dirección pro-imperialista puede darle un nuevo impulso al proceso revolucionario.

La necesidad de retomar una estrategia revolucionaria

Las debilidades de los inicios de los procesos revolucionarios del mundo árabe dejan cruelmente al desnudo las

debilidades estratégicas que los traba-jadores y sectores populares deberemos resolver en el próximo periodo, si se agudiza en nuestro continente la res-puesta obrera y popular a la crisis. La ausencia de organizaciones políticas de la clase trabajadora que levanten una política revolucionaria independiente de las distintas alas de la burguesía y el imperialismo, facilita que figurones como Al Baradei en Egipto, los miem-bros del CNTL en Libia o instituciones como el Ejército, puedan montarse en-cima de los procesos, usurpándoles su potencial revolucionario. Esto abre las puertas a salidas reaccionarias, bien sean en forma de contra-revolución “democrática” o abierta o de interven-ción imperialista. Contra todas estas alternativas los trabajadores y sectores populares del mundo árabe son los úni-cos que pueden resolver de forma pro-gresiva los problemas democráticos de sus países, avanzando contra los actua-les regímenes y su burguesía nacional, contra quienes quieren postularse como sus herederos y contra el imperialismo. La dramática partida que se está jugan-do en el mundo árabe deja al descubier-to como la lucha por la conquista del poder por parte de los trabajadores es una tarea bien actual. En definitiva las amenazas contra-revolucionarias que se ciernen contra la primavera árabe nos dejan una clara lección, la necesidad de construir partidos revolucionarios de los trabajadores que se preparen para luchar sin cuartel contra todos los enga-ños y ofensivas de la burguesía, trazan-do una estrategia independiente hacia la conquista del poder. Las demandas que levantan los pueblos árabes, tanto de-mocráticas como sociales, solo pueden ser resueltas por un Gobierno de los tra-bajadores y el pueblo, que liquide los intereses del imperialismo en la región y las burguesías cipayas.

Los revolucionarios de todo el mun-do debemos pues extraer las lecciones revolucionarias que nos dejan estos procesos, y que empalman con la his-toria misma de nuestra clase en sus múltiples y valiosos intentos por eman-ciparse. Como decíamos más arriba los ataques que se preparan en los países imperialistas, empezando por Europa, nos abocan a que para no sucumbir bajo la bota capitalista los trabajadores tendrán que enfrentarse revoluciona-riamente contra sus burguesías.

Más de tres décadas de ofensiva burguesa nos ha debilitado ostensi-blemente, sin embargo al calor de las luchas podemos recomponer nuestra capacidad de organización y resisten-cia. Pero uno de los lastres más pesa-dos que arrastramos es precisamente

la adaptación de gran parte de la iz-quierda a las modas ideológicas hijas de esa ofensiva, aquellas en las que se desvalorizaba el rol histórico de la clase trabajadora, la necesidad de construir partidos revolucionarios o la preparación de la lucha por la con-quista del poder. Las experiencias ára-bes son una primera muestra contun-dente contra quienes han defendido, e incluso siguen defendiendo hoy, que la estrategia revolucionaria es cosa del pasado, que hoy lo que priman son “nuevos sujetos”, “nuevos partidos” y “nuevas estrategias”, como los par-tidos anticapitalistas amplios sin una clara delimitación de clase y sin una clara perspectiva de poder. Estos pro-yectos, que sobre todo se desarrollan en Europa, creemos que deben poner-se de nuevo en discusión a la luz de los primeros pasos de las revoluciones del Siglo XXI.

Conforme avanza la crisis capitalis-ta van reapareciendo choques entre las clases que vuelven a plantear el problema de la revolución, de cómo las irrupciones de las masas en el do-minio de su destino pueden lograr ter-minar con el sistema capitalista y po-ner las bases para un futuro socialista. Aquellos que permanecen anclados en un profundo escepticismo histó-rico sobre esta perspectiva, terminan por distintas vías alineados detrás de diferentes alternativas burguesas. Los vemos hoy apoyando la intervención imperialista en Libia o solicitando otro tipo de ayuda del imperialismo a los rebeldes, porque como reconocen para ellos “no hay otra alternativa”. Y hay que decir bien claro que sí que la hay, pero hay que preparase y luchar por ella. Los choques están garanti-zados, la victoria de los oprimidos en cambio dependerá si llegamos prepa-rados a los combates decisivos . Los desvíos y salidas reaccionarias (como el auge de la extrema derecha, que por ejemplo en Francia se expresa en las nuevas fuerzas del proto-fascista Frente Nacional) será la carta de la burguesía. Los trabajadores y oprimi-dos del mundo debemos ir preparan-do las nuestras con urgencia. Túnez, Egipto o Libia, enseñan a los revolu-cionarios del mundo que la tarea de construir partidos revolucionarios de trabajadores y la lucha por Gobiernos obreros y populares están completa-mente al orden del día.

NOTAS

1 Para ver los alcances y limites de esta analogía con la «primavera de los pueblos» europea de 1848 ver Editorial de Contraco-rriente nº22

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4 ESTADO ESPAÑOL

La izquierda abertzale proscripta

El Tribunal Supremo (TS) votó por enésima vez la ilegalización de una lista que representa a sectores de la izquierda abertzale1. Esto significa que la recientemente creada Sortu no podrá participar en las próximas elecciones municipales y forales vas-cas. A pesar de que ésta formación se desmarcara públicamente de ETA y en sus estatutos cumpliera con la antidemocrática Ley de Partidos, la mayoría de los jueces del TS la han ilegalizado “por si acaso” en un fallo claramente discriminatorio2. El régimen encabezado por el Monarca no está preparado para soportar siquiera hablar de “autodetermi-nación nacional”. En la antidemo-crática Constitución del ’78 y sus reaccionarias instituciones solo cabe la rendición.

Lo novedoso consistió en que el TS se dividió casi por la mitad a la hora de ilegalizar a Sortu: 9 votos contra 7. Es posible que esto indique divisiones aun-que la mayoría del régimen solo acepta la rendición incondicional. Por un lado el PP y los partidos más conservadores estuvieron a favor del mismo con gran entusiasmo. El PSOE se mostró de acuerdo, aunque algunos cuadros diri-gentes demostraron algún matiz. Aun-que, como dijo el Presidente Zapatero será muy difícil dar la legalidad a Sortu si ETA “sigue viva”. Es decir, el ejecu-tivo solo puede aceptar la rendición de ETA y la izquierda abertzale.

Desde Clase contra Clase denuncia-mos enérgicamente la Ley de Partidos por ser un instrumento contra todos los partidos que le cuestionen. Esta es el instrumento principal para vetar su par-ticipación en las elecciones. Es así que defendemos el derecho democrático de Sortu a participar de las mismas.

El Régimen pretende asentar su do-minio y opresión sobre el resto de las nacionalidades a través de la salvaje represión policial, que incluye tortu-ras, secuestros y asesinatos, la perse-cución judicial y parlamentaria y el ensañamiento de los medios. Por todo ello denunciamos también al Gobierno de Zapatero y la oposición del PP, las instituciones judiciales y parlamenta-rias, junto a las instituciones represi-vas por el “Estado de excepción” de hecho que hay en Euskadi y su estra-

tegia basada en la violencia de estado. El PNV aunque critica la ilegalización de Sortu, practicó sistemáticamente la represión policial a través de la Ert-zainza, mientras gobernaba Euskadi.

IU se ubica como la pata izquierda del régimen. Su Coordinador Federal, Cayo Lara decía al valorar la ilegaliza-ción: “es un error que no va a ayudar al fin de ETA”3. Gaspar Llamazares también iba en el mismo sentido “La prioridad de los demócratas debe ser acabar con el apoyo social a ETA, pero para eso hay que moverse políticamen-te también”. Coinciden con el PP y el PSOE en la “unidad de los demócra-tas” (!) marchando con ellos y que la prioridad es acabar con ETA, no aca-bar con la opresión de las nacionalida-des por parte del centralismo español.

Cambian las formas, no la estrategia

Sortu surgió, como planteamos en artículos anteriores, como un rechazo a la “violencia de ETA”. Lo plantea claramente Iñigo Iruin, abogado y diri-gente de nueva formación: “Ya no hay disposición para apoyar la violencia de ETA, hay un claro rechazo”4. Incluso se puede ver en las bases fundacionales el compromiso expreso para contribuir “a la definitiva y total desaparición de cualquier tipo de violencia, en particu-lar, la de la organización ETA”.5 Sin embargo, este rechazo no incluye aca-bar con la estrategia de presión a la bur-guesía vasca y su partido conservador, el PNV. En el discurso de presentación de Sortu, Rufi Etxeberria señalaba que “El impulso de un proceso de diálogo, negociación y acuerdo que integre a todas las culturas políticas”6.

Desde Clase contra Clase planteamos claramente que no se puede acabar con la opresión nacional a través de una nego-ciación con la burguesía, ya sea vasca o españolista. El diálogo es necesario entre los trabajadores vascos y del resto del Es-tado para realizar una revolución contra el capitalismo español, máximo respon-sable de ésta cárcel de naciones. Solo una revolución obrera y un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo pueden permi-tir al pueblo vasco hacer efectivo su de-recho a la autodeterminación. Los revo-lucionarios en esta situación lucharemos por la constitución de una Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas libre y voluntaria con garantías para los trabaja-dores de las diferentes nacionalidades.

NOTAS 1 El 23 de marzo de 2011, la Sala Especial del artículo 61 del Tribunal Supremo de España estimó las demandas de la Abogacía del Estado y del Ministerio Fiscal y denegó la inscripción de Sortu en el Registro de Partidos, por considerarlo sucesor de Bata-suna y no desvinculado de la organización terrorista ETA.2 Esta Ley es tan ilegal que podría servir para poner presos a todos los grupos que planteen la necesidad de luchar contra ésta “democracia” para ricos. Sólo la han usado para echar a los grupos nacionalistas vascos de izquierda de las instituciones. No podemos olvidar que ésta surgió de un pacto de Zapatero con Aznar, al final de la segunda legislatura de éste último.

3 “Cayo Lara considera que la decisión sobre Sortu “es un error que no va a ayudar al fin de ETA””. 25/03/11. <http://izquierda-unida.es/node/8456>4 Sortu pide al TS que no acepte una «ilega-lización preventiva». 23/03/11. Gara <http://www.gara.net/paperezkoa/20110323/255462/es/Sortu-pide-TS-que-no-acepte-una-ilegali-zacion-preventiva>5 El nuevo partido de la izquierda abert-zale se denomina ‘Sortu’. La Vanguardia. 08/02/11. <http://www.lavanguardia.es/politica/20110208/54111615502/el-nuevo-par-tido-de-la-izquierda-abertzale-se-denomina-sortu.html>6 Intervención íntegra de Rufi Etxeberria. Ezker Abertzalea. 07/02/11. <http://www.ezkerabertza-lea.info/irakurri.php?id=6757>

por GUILLERMO FERRARI

Guillermo Ferrari

El nuevo President catalán, Artur Mas, está realizando los recortes de presupues-tos más grandes en los últimos 30 años. La plantilla de los hospitales, escuelas, cultura se está reduciendo rápidamente, apenas se hacen sustituciones del perso-nal de baja, de jubilaciones, etc. incluso se habla de cerrar plantas hospitalarias enteras y los quirófanos de tarde. El presupuesto que tienen hospitales y es-cuelas para funcionar se ha reducido en más del 30%. Las listas de esperas para operaciones que ya eran de varios meses, aumentarán sensiblemente. También se anunció en El Periódico que la Conselle-ra d’Ensenyament prevé recortar 5.000 puestos de trabajo en las escuelas. La lis-ta de los ataques contra los trabajadores y los servicios públicos es extensa.

En este marco, Mas convocó el viernes 23/3 a la patronal, sindicatos, “sabios” y partidos para consensuar el próximo re-corte que hará después de las elecciones. En el informe de “expertos” ya se veía cómo este Gobierno “business friendly” prevé resolver la crisis. Está planificando un millonario trasvase del presupuesto de Catalunya hacia la banca y las grandes empresas con el discurso de que hay que “crear empleo”. Los servicios públicos que ya pagamos con impuestos excesi-vos, los volveremos a pagar mediante el copago. Se menciona un contrato único con menos indemnización, favoreciendo los despidos y la precarización. Nosotros pagaremos las ayudas a las empresas.

Aunque algunos grupos de la izquier-da parlamentaria hayan ejercido algu-nas críticas al ajuste de Convergència i Unió, no se puede ocultar que son pasos continuadores del recorte salarial a los

funcionarios y a los servicios públicos que había comenzado el Tripartit (PSC, ERC e ICV-EUiA). Los jefes sindicales de CCOO y UGT asistieron a esta cum-bre críticamente aunque no impulsan ninguna lucha contra los nuevos ataques y los recortes.

Esta realidad no compete solo a Cata-lunya, sino que el mismo Gobierno cen-tral y todos los gobiernos autonómicos están haciendo los mismos recortes o preparándose para aplicarlos después de las elecciones de mayo. Y, los países de la Eurozona también.

La disputa entre el Estado español y la CCAA catalana sobre la deuda pen-diente de pago por parte del Gobierno central es una la forma que tienen Zapa-tero y Mas para echar al otro la culpa de los recortes. Sin embargo, pague o no se pague la deuda, Mas pretende hacer re-cortes históricos contra los trabajadores al igual que Zapatero en todo el Estado. Esta pelea no puede ocultar a los trabaja-dores que los responsables de las penu-rias sociales son los políticos burgueses españoles y catalanes y los dueños de las grande empresas y la banca.

Los trabajadores y el pueblo pobre de Catalunya (también del resto del Estado) tendremos que luchar contra estos ajus-tes históricos. Debemos seguir los pasos de los trabajadores ingleses que el fin de semana del 26/03 hicieron una manifes-tación de más de medio millón de perso-nas contra los ataques de Cameron. La izquierda sindical debe unirse para lucha contra los planes de Mas. Hay que impo-ner desde abajo a los sindicatos mayori-tarios una lucha de todos los asalariados contra el ajuste neoliberal de CiU. De lo contrario el ajuste sobre los trabajadores será durísimo.

Mas prepara recortes históricosCatalunya

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5JUVENTUD

La juventud ha de decir ¡basta!

40%, esta es la tasa de paro que soportamos hoy a nuestras espaldas los jóvenes en el Estado español y en contra de lo que los medios de comunicación burgueses quieren hacer pensar a la opinión pública, refiriéndose a nosotros como genera-ción Ni-Ni, no es algo que nos sea ni mucho menos indiferente.

No lo decimos nosotros, Domini-que Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, nos ha bautizado como “generación perdi-da” haciendo así alusión a la sombra del paro masivo, los peores empleos, las peores condiciones sociales y las inexistentes pensiones que nos perse-guirá hasta el fin de nuestros días.

Las “Reformas” también nos afectan

Pero esto no es todo, tenemos más por lo que preocuparnos y contra lo que luchar. Por un lado, la Reforma Labo-ral, que abarata más aún nuestros despi-dos, que borra la negociación colectiva y por tanto facilita la aparición de más y peores contratos basura, y la Refor-ma de las Pensiones gracias a la cual para poder cobrar calderilla deberemos de trabajar hasta los 67. Por el otro, los jóvenes recibimos ataques por más flancos, estamos sometidos constante-mente a reformas educativas como el último Plan Bolonia -que no hacen más que convertir esa universidad pública por la que tanto se luchó en un Business Club- y en el que ni mucho menos tie-nen cabida los hijos de los obreros. Nos enfrentamos a una imposibilidad de ac-ceso a la vivienda, la media de edad de emancipación se sitúa ya en los 32 años y a un sinfín de duros ataques a los que nos enfrentamos.

Los jóvenes, uno de los sectores más atacados

Esto no es nada nuevo para noso-tros, los jóvenes llevamos años re-cibiendo duros ataques por parte de los sucesivos gobiernos. Primero lle-garon ETT’s como una muy buena forma de ahorrar el despido a los em-presarios, y que nosotros consiguié-ramos un empleos pésimamente pa-gados, luego las sucesivas reformas educativas, el endurecimiento de la

selectividad, los constantes aumen-tos en las tasas universitarias etc.

Así en un marco como el de la ac-tual crisis capitalista, sin duda, somos uno de los primeros sectores a los que echar a la calle, tanto de nuestros pues-tos de trabajo como de nuestros centros de formación, el bajo coste de nuestros despidos supone una forma fácil, rápi-da y sencilla para la patronal de des-hacerse de una parte de sus plantillas. Llevamos tiempo siendo despedidos sin que los dirigentes sindicales dieran la batalla por nosotros, en todo este tiempo no han apostado por políticas que intentasen unir a fijos con parados, así jugando con nuestra falta de expe-riencia y nuestras pésimas condiciones laborales que ellos permitieron, las bu-rocracias han impedido la unión entre sectores como el nuestro, la juventud, y los trabajadores fijos.

Hay que dar pasos en la organización de la juventud obrera y estudiantil

Son demasiados motivos por lo que la juventud debe de luchar y golpear contra el capitalismo. Los jóvenes precarios y los estudiantes tenemos la misma tradi-ción de lucha, es la misma tradición que la de la clase obrera. Tenemos que rom-per con esa idea que nos quieren hacer creer de que nuestra opinión no cuenta y que no estamos preparados para luchar. Organizándonos y confluyendo con el movimiento obrero podemos juntos echar atrás los planes que tiene para no-sotros Zapatero y este gobierno de em-presarios y banqueros.

En esta situación es necesario avanzar en construir organizaciones combativas de la juventud. En el movimiento obrero, como están haciendo los compañeros de Telepizza y otras empresas, y también

en los institutos y la universidad. El pa-sado 30 de marzo el Sindicato de Estu-diantes convocó una jornada de lucha en algunas ciudades. Desde Clase con-tra Clase saludamos y apoyamos dicha jornada, aunque lamentamos que la di-rección del SE se decidiera a hacerlo en solitario rechazando los ofrecimientos de frente único de otros grupos, como el realizado por el SEI para impulsar la jornada de lucha en Zaragoza. Esta po-sición auto-proclamatoria resta fuerza a los intentos de la juventud por romper la situación de pasividad reinante en el movimiento estudiantil desde la derrota de la lucha contra Bolonia.

En Zaragoza estamos impulsando una campaña en las facultades e ins-titutos de secundaria para fortalecer el Sindicato de Estudiantes de Izquier-das. Vemos necesaria una organización fuerte con un claro perfil pro-obrero, que trate de vincularse y sumarse a las luchas de los trabajadores. Que en-frente y denuncie todos los planes de ajuste, vengan del Gobierno que ven-gan. Y sobre todo que apueste por el desarrollo del movimiento estudiantil impulsando asambleas, reuniones de activistas, formación de comités... en las que puedan participar todas las ten-dencias políticas.

Desde Clase contra Clase queremos hacer un llamamiento a todas las co-rrientes de la extrema izquierda, em-pezando por El Militante que dirige el SE, para impulsar un gran acuerdo de frente único que apueste por impulsar organismos de base en todos los centros de estudio donde empezar a discutir y organizar la reconstrucción del movi-miento estudiantil. La juventud tiene por delante la necesidad imperiosa de luchar por su futuro, los militantes de la izquierda debemos sumar y aportar en esta dirección.

por CARMEN NERI

¡Otra victoria más de los trabajadores!

El Martes 1 de marzo se me ha co-municado la resolución del Juzgado de lo Social nº 3 de Zaragoza donde se reconoce como NULO mi despido del pasado 22 de octubre

Después de 4 meses de lucha por la readmisión hemos conseguido que la empresa quede obligada a readmitirme pagándome todos los salarios no paga-dos desde mi despido. Tiene así que re-conocer que toda la campaña de menti-ras contra mí que lanzó era falsa, y que el motivo de mi despido no era otro que la persecución sindical. Todo un triunfo de la movilización que demuestra que la lucha SÍ SIRVE.

Además al calor de la lucha por mi readmisión pudimos dar un impulso de-cisivo al proceso de organización sin-dical que estábamos moviendo dentro de esta multinacional. Jóvenes trabaja-dores precarios hemos podido imponer unas elecciones sindicales y formar una lista combativa por la CGT.

El apoyo de muchos trabajadores de otras empresas, de sindicatos de la iz-quierda sindical, de organizaciones es-tudiantiles como el SEI y de otros mu-chos, ha sido crucial para mantener esta lucha y hacerla triunfar. A todos ellos muchas gracias.

Se trata de una victoria de la juventud trabajadora precaria que demuestra que PODEMOS organizarnos, PODEMOS luchar y PODEMOS ganar. Este triunfo es de todos los trabajadores de TELE-PIZZA, estoy seguro que servirá para fortalecer el proceso de organización y lucha que acabamos de comenzar.

La juventud trabajadora, como ya lo están haciendo nuestros hermanos del mundo árabe, no vamos a dejar que nos roben el futuro.

Asier, trabador despedido y read-mitido en TELEPIZZA y militante de Clase contra Clase

La lucha sí sirve

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Declaración FT-CI

Alto al bombardeo imperialista contra Libia. Por la caída revolucionaria de la dictadura de Gadafi

El 19 de marzo una coalición de potencias occidentales encabeza-da por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, con el apoyo de los gobiernos proimperialistas de la Liga Árabe y la cobertura de la ONU, comenzó el ataque militar contra Libia anunciado en la reso-lución 1973 aprobado por el Con-sejo de Seguridad de la ONU. Una lluvia de bombas y misiles lanzados desde el aire y desde los barcos de guerra y submarinos estacionados en la costa mediterránea, ya han caído sobre objetivos militares de Gadafi en las cercanías de Trípoli, Bengasi y otras ciudades, aunque aún se desconocen las víctimas civiles de estos bombardeos.

Esta intervención imperialista, llama-da “Odisea al amanecer”, es presenta-da por Estados Unidos, Francia y sus aliados como una acción “humanitaria” que tiene el supuesto objetivo de “prote-ger la vida de los civiles” libios. Como venimos denunciando, esta es una gran hipocresía, los mismos que hoy atacan a Gadafi y se proclaman abanderados de la “democracia”, eran los sostenes más firmes de los regímenes dictatoriales árabes, como el de Ben Ali y Mubarak, y siguen sosteniendo a sus agentes con-tra la movilización popular, como hace Obama con la monarquía de Bahrein y de Arabia Saudita.

Con la intervención en Libia, las po-tencias imperialistas buscan impedir que una eventual caída de Gadafi pueda de-rivar en el surgimiento de un nuevo ré-gimen que cuestione sus intereses. Más en general, intentan ganar legitimidad apareciendo del lado de los “rebeldes” para poder intervenir más directamente y poner un límite a la oleada de levanta-mientos populares que viene sacudien-do a los países del Norte de África y la península arábiga y poder asegurarse “transiciones” o desvíos. Este proceso, iniciado en Túnez, se sigue extendien-do, como muestra la renovada moviliza-ción popular en Marruecos en contra de la monarquía, un régimen aliado de Es-paña, que entre otras cosas, contribuye a contener las oleadas inmigratorias hacia la UE; o como el proceso en Yemen que ha dado un salto en el intento de derribar

a Saleh, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la “guerra contra el terrorismo”.

La operación militar “Odisea al amanecer” no está exenta de contra-dicciones y su resultado aún es in-cierto. Las potencias europeas se di-vidieron alrededor de la intervención en Libia. El gobierno de Sarkozy, por razones de política interna, para cam-biar su imagen por haber sostenido al dictador tunecino Ben Ali y, de forma más importante, por sus intereses en el Mediterráneo, decidió reconocer de manera unilateral al Consejo Nacional de Transición y fue un ferviente impul-sor de la intervención militar junto con Gran Bretaña, mientras que Alemania se opuso y se abstuvo en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU.

También se pusieron en evidencia las divisiones internas del gobierno norte-americano, expresión de la decadencia hegemónica de Estados Unidos.

En cuestión de días, el presidente Obama cambió de posición y decidió impulsar la intervención a pesar de que los jefes del Pentágono se habían pronunciado explícitamente en contra de una nueva incursión militar en otro país musulmán, teniendo en cuenta que aún Estados Unidos está compro-metido en Irak y Afganistán.

Este cambio de posición se explica por una combinación de factores que van desde no dejarle a Francia el pro-tagonismo, hasta tratar de revertir la falta de influencia norteamericana en los nuevos procesos del mundo árabe,

que quedó expuesta en el reciente via-je de Hillary Clinton a Egipto, donde no logró reunirse con los sectores ju-veniles que fueron parte del bloque policlasista que derribó a Mubarak.

La Liga Árabe, integrada por las dic-taduras y monarquías proimperialistas contra las que se están levantando las masas, apoyó la resolución y le dio una importante cobertura a la acción mili-tar evitando que los pueblos de la re-gión la vean como otra intervención de Estados Unidos junto a otras potencias en defensa de sus intereses o en procu-ración del petróleo. Pero ante la pers-pectiva que los bombardeos terminen causando un alto número de muertos en la población civil, han comenzado a cuestionar moderadamente el alcance de los ataques de la coalición.

Lo mismo que hacen Rusia y China que, si bien dejaron correr la interven-ción al no usar su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, no se privan de criticar los bombardeos.

Tampoco están claros cuáles son los objetivos políticos de la intervención y si los socios de la coalición imperialis-ta que está dirigiendo la intervención los comparten. Esto abre distintos es-cenarios: uno es que el objetivo se li-mite a lograr, después de algunos días de bombardeos, que Gadafi negocie su rendición a cambio de inmunidad y es-tablecer un gobierno de “unidad nacio-nal” entre los “rebeldes” y los restos del aparato Gadafista; otro escenario posible, aunque más traumático, es el de una división temporaria del país entre una zona controlada por los “re-

beldes” en el Este y otra bajo control de Gadafi o sus seguidores en el Oeste. Pero tampoco se puede descartar que un objetivo de “cambio de régimen” por la vía militar, si no se obtiene fá-cilmente, implique una escalada de la intervención imperialista, incluso con tropas terrestres, abriendo la posibili-dad de una guerra de contrainsurgencia como la de Irak o Afganistán, pero en este caso frente a las costas europeas.

Estas contradicciones emergieron a la luz pública a pocos días de inicia-do el ataque, con una discusión sobre quién debería seguir liderando la ope-ración, en la que se enfrentan por un lado Estados Unidos y Gran Bretaña, partidarios de que el comando de la operación recaiga sobre la OTAN, y Francia que ha presentado reservas.

La dirección “rebelde” del Conse-jo Nacional de Transición libio, ante la superioridad militar de Gadafi, en lugar de apelar a la solidaridad activa de los trabajadores, los jóvenes y los sectores populares que, desde Túnez hasta Yemen y desde Senegal a Marruecos, están mos-trando su heroísmo para enfrentar a sus gobiernos reaccionarios, viene solicitan-do desde hace semanas la intervención imperialista para frenar a Gadafi, crean-do ilusiones en los miles que se han le-vantado en Bengasi y otras ciudades de que el imperialismo puede actuar a favor de los intereses de las masas populares. Peor aún, el CNT, integrado mayormente por ex funcionarios gadafistas, sectores medios acomodados y burgueses oposi-tores, le ha dado garantías a las distintas potencias que respetarían los negocios petroleros y las inversiones imperialistas en el país. A su vez, no ha tenido la me-nor política hacia los cientos de miles de obreros inmigrantes que trabajan en Li-bia, que son la mayoría de la población laboriosa y que han sido dejados a su suerte por uno y otro bando.

La izquierda reformista, entre ellos los Partidos Verdes de varios países eu-ropeos, el Partido Socialista y el Parti-do de Izquierda en Francia, entre otros, viene usando el argumento socialdemó-crata de que la intervención militar de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y sus aliados permitirá al pueblo libio

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obtener conquistas democráticas, para justificar su capitulación escandalosa a la intervención militar imperialista, como ya lo hicieron con argumentos “humanitarios” en la guerra de la ex Yugoslavia o en el Kosovo.

Los marxistas revolucionarios plan-teamos claramente que el imperialis-mo no interviene para que triunfe el levantamiento popular contra Gadafi, sino para tratar de imponer un gobier-no títere al servicio de sus intereses,

como hizo tras la invasión en Afganis-tán e Irak. Tampoco la salida es, como ha planteado Chávez y otros “progre-sistas”, subordinarse a Gadafi que no solo se ha transformado en un dictador proimperialista, sino que está embarca-do en una guerra contrarrevolucionaria para aplastar el levantamiento popular que ha puesto en cuestión su dominio, como parte de los levantamientos en la región. La única salida progresiva para el pueblo libio es luchar enérgicamente tanto contra la intervención imperialis-

ta como por derrocar a la reaccionaria dictadura de Gadafi. En esta lucha los aliados del pueblo libio son los traba-jadores y los sectores populares que se han levantado en el Norte de África y en los países árabes contra los regímenes dictatoriales y las monarquías proimpe-rialistas; los trabajadores, los jóvenes y los millones de inmigrantes que en los países imperialistas pueden boicotear la política guerrerista de Sarkozy, Zapate-ro y compañía; y el conjunto de los ex-plotados de todo el mundo.

Llamamos a las organizaciones obreras, estudiantiles y populares, or-ganismos de derechos humanos y par-tidos de izquierda, a organizar accio-nes y movilizaciones para repudiar la agresión militar imperialista y en soli-daridad con la lucha del pueblo libio.

Abajo la intervención militarimperialista en Libia !Abajo Gadafi. Por un gobierno obrero y popular !

La izquierda y Libia, un debate necesario

La insurrección iniciada el pasado 17 de febrero contra el régimen de Gadafi, su contradictorio desarro-llo y la intervención imperialista desatada tras la aprobación de la resolución 1973 de la ONU, han hecho florecer un buen número de posiciones en el abanico de la izquierda con las que creemos necesario abrir el debate. A ello dedicamos el siguiente artículo.

Un buen número de partidos de la iz-quierda reformista (como ICV o ERC, ambas votaron a favor de la participa-ción española en los bombardeos), las direcciones de los sindicatos mayorita-rios y gran parte de los actores e intelec-tuales del “No a la Guerra” y “la ceja”, se muestran ahora partidarios de la inter-vención imperialista. Son la “izquierda” pro-imperialista, que asumiendo el dis-curso humanitario de defensa de la po-blación civil (el mismo que decenas de intervenciones imperialistas extranjeras anteriores), bendicen los planes de la UE y EEUU para garantizar que el proceso libio se estabiliza y permite una transi-ción de un régimen pro-imperialista a otro. Ellos son parte del coro de los se-pultureros de la primavera árabe. Ni se cuestionan cómo los mismos que apoyan las sanguinarias monarquías del Golfo-¡¡¡e incluso esas mismas monarquías!!!- son los abanderados de los derechos hu-manos y la democracia en Libia.

Otro sector de la izquierda, nucleado sobre todo en el estalinismo más rancio, repiten la cantinela de Chávez y Castro, que -obviando el currículum de socio preferente de Gadafi con Bush, Aznar, Berlusconi...- presentan a la dictadura libia como resistente al imperio. Niegan así la necesidad de que los trabajadores

y el pueblo libio lleven adelante una re-volución contra un régimen corrupto, opresivo y cipayo, que vende su país y somete a una durísima explotación a cientos de miles de trabajadores “im-portados” de otros países africanos. Su apoyo a Gadafi retrata fielmente la ver-dadera naturaleza de estos regímenes, que buena parte de la “izquierda” y la “extrema izquierda” europea consideran revolucionarios. Lo más grave de todo este “chavismo” europeo es que ni si-quiera el apoyo de los dos Comandantes al Coronel les hace cuestionarse su po-lítica claudicante ante el bonaparte boli-variano o la nomenclatura castrista. Así El Militante, más chavista que Chávez, en la declaración de su corriente inter-nacional (Corriente Marxista Revolu-cionaria) del 22 de marzo sobre Libia, a la vez que no denuncia las declaracio-nes del Comandante recuerda que “En Venezuela hay una revolución que es la punta de lanza en todo el mundo de la lucha de los trabajadores y oprimidos por el socialismo. Ese es el principal mérito del comandante Chávez que se ha convertido en un ícono de la lucha por el socialismo”1.

Dentro de la izquierda opuesta a la in-tervención y a Gadafi se levantan también

algunas posiciones que desde nuestro punto de vista están al límite de apoyar indirectamente a la intervención imperia-lista y de claudicar a algunas de las sali-das “democráticas” o de cambio de régi-men que el imperialismo está buscando. Se trata de aquellos grupos que a pesar de la orientación claramente reaccionaria y pro-imperialista de la dirección rebelde, y de la inexistencia por el momento de sectores independientes en este campo que se estén oponiéndose al CNTL y la intervención imperialista, levantan po-líticas generales de “apoyo a los rebel-des” o de “armas para la revolución”. Algunos parten de ni siquiera denunciar el rol reaccionario del CNTL. En Lucha (EL) lo reconoce como un “organismo que surgió de la revolución” y justifica su política porque “se vio obligado a hi-potecar su futuro con el fin de garantizar su supervivencia.”2 , sin atender a que su composición es fundamentalmente de fi-gurones ligados al régimen de Gadafi y a millonarios exiliados, acostumbrados a hacer buenos negocios con el imperia-lismo. Corriente Roja (CR) reconoce la necesidad de una “dirección política que se oponga firmemente a las injerencias de las potencias imperialistas”3, pero sin mencionar la existencia del CNTL y su

política, y por lo tanto eludiendo la tarea de denunciar y luchar contra la dirección actual. De hecho la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), donde se en-cuentra el PRT-IR (parte fundamental de CR), a pesar de reconocer que en el cam-po rebelde hay sectores importantes del aparato de la dictadura alienta a “unificar sólidamente a todas las fuerzas sociales, políticas y militares que sostienen la lu-cha”, posponiendo la lucha contra estos sectores a la Libia post-Gadafi al sostener seguidamente que “Esto no significa, sin embargo, que todos los que participan de la lucha tengan los mismos intereses o piensen en las mismas medidas para cuando, después del derrocamiento de Kadafi, haya que construir el nuevo po-der para la nueva Libia”4 . Lo que queda demostrado es que más que consignas “unificadoras” del bando rebelde lo que se precisa es levantar una denuncia y lu-cha política abierta contra quienes están actuando de sepultureros de la revolu-ción en dicho campo. Tampoco Izquier-da Anticapitalista/Revolta Global (IA/RG) lo mencionan en su declaración5, es decir obvian el “pequeño” detalle de que los rebeldes tienen ya una dirección que bendice la intervención imperia-lista. Para Lucha Internacionalista (LI) sí que reconoce al menos que el CNTL “es muy posible que negocien no derro-car el régimen”, ya que “una parte del mismo” “son antiguos colaboradores de él”6, pero la lucha contra él está ausente. El denominador común de todos estos grupos es levantar un apoyo político bas-tante acrítico al bando rebelde en gene-ral, sin alertar en ningún momento que la política de la dirección en ese campo lleva a un callejón sin salida que puede convertir a dicho bando en la avanzadilla terrestre de la ofensiva imperialista para sofocar la rebelión libia, y por extensión del conjunto del mundo árabe. Esta polí-tica puede llevar objetivamente a apoyar el que se está convirtiendo en el agente

por SANTIAGO LUPE

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del imperialismo en la región, el CNTL, emulando al el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).

Esto se hace aún más patente cuando el apoyo se traslada a consignas programá-ticas militares como la de “armas para la revolución”7 que levantan LI abierta-mente y IA/RG o CR de forma más vela-da en sus declaraciones (“armamento de los trabajadores y las clases populares li-bias” -CR- o “el derecho de la rebelión a armarse” -IA/RG-), aunque abiertamente en sus actos públicos en el caso de la pri-mera. Las dificultades del imperialismo para decidirse a invadir el país -fruto del empantanamiento en Iraq y Afganistán- hace que la opción del envío de armas no esté descartada. De hecho ha estado en el orden del día de las diferentes cumbres y reuniones de los países agresores. Bom-bardear desde el aire o armar al CNTL pueden ser distintas tácticas de una misma estrategia militar de injerencia imperia-lista. Pero además del problema de quién suministraría las armas (el imperialismo no lo haría nunca “neutralmente” o “sin poner condiciones” como utópicamente se pide) ¿para quién están pidiendo las armas?, nada más y nada menos que para unas fuerzas militares que avanzan en convertirse en algo similar a lo que fue el UCK en Kosovo. Así pues el apoyo acrí-tico y general a los rebeldes -también en el campo militar- lleva a convertir la opo-sición a la intervención en una diferencia meramente táctica con el imperialismo, y por lo tanto a una claudicación a los in-tentos de las potencias de reposicionarse en la región después del retroceso parcial que les ha causado la irrupción de la pri-mavera árabe.

Así la deben entender los dirigentes de IA/RG, pues en el marco de su campaña en solidaridad con las revoluciones ára-bes, organizan una gira de charlas con Gilbert Achcar, un intelectual libanés que públicamente se ha manifestado a favor de la intervención imperialista por con-siderarla un apoyo táctico a la revolución libia.(ver recuadro)

Desde nuestro punto de vista esta polí-tica es hija de una concepción ajena a la revolución permanente. Identifica la caída de las dictaduras y la instauración de regí-menes más o menos democráticos como “conquistas” en sí mismas, como un “paso adelante”, “una etapa recorrida”. No se cuestionan la dirección que está a la cabeza de los procesos, que determi-nará si se consiguen resolver las deman-das democráticas o no y si esas aparentes “conquistas” no pueden terminar vol-viéndose en contra de los intereses de los trabajadores y el pueblo. Y esto es capi-tal, más cuando la opción gatopardista es la predilecta por el imperialismo en estos

momentos, tratar que “todo cambie para que no cambie nada”. Para estos grupos la consecución de una derrota a Gadafi sería pues un avance en “sí mismo”, sin cuestionarse que si esto es realizado de la mano del imperialismo (y con la dirección del CNTL va a ser así) esta aparente “con-quista” parcial, se va a convertir inmedia-tamente en un retroceso terrible para el mismo proceso revolucionario libio -no habrá verdadera democracia sin ruptura con el imperialismo- y del mundo árabe en general. El imperialismo avanzaría en tratar de reposicionarse tras el retroceso sufrido, y así seguir bendiciendo las res-puestas represivas a las movilizaciones por parte de sus monarquías amigas de la región y fortalecer los procesos de transi-ción de Egipto y Túnez. No hay “etapas” democráticas donde la burguesía -y mu-cho menos de la mano de las potencias imperialistas- puedan resolver los proble-mas democráticos fundamentales de Li-bia. Todo proceso dirigido por esta clase y las potencias expoliadoras devolverá al pueblo libio a la situación de dominación, opresión y miseria contra la que se revela-ron el 17 de febrero.

Los “atajos” democratistas terminan siendo funcionales a los planes “demo-cráticos” del imperialismo para sofocar la primavera árabe. A estas concepciones debemos oponer la lucha contra la inter-vención imperialista, el CNTL y la dicta-dura de Gadafi. La lucha del pueblo libio por su emancipación, como la del resto de pueblos de la región, pasa por que los sectores obreros y populares que protago-nizaron la insurrección del 17 de febrero libren una lucha independiente por un Go-bierno obrero y popular que de respuesta a todas sus aspiraciones democráticas y so-ciales. Para ello habrá que avanzar sobre los intereses de la burguesía gadafista, la del CNTL y las multinacionales imperia-listas. Sin un programa transicional como éste el “apoyo a los rebeldes”, dada las características concretas de la dirección de este bando, puede convertir a sectores de la izquierda en los coros de la política imperialista contra la primavera árabe.

Santiago Lupe

Izquierda Anticapitalista/Revolta Global han organizado, dentro de su campaña en solidaridad con los procesos revolucionarios árabes, dos importantes actos públicos en Barce-lona y Madrid con Gilbert Achcar, un sociologo francés criado en Libano. En los días anteriores a estas charlas (31 de marzo y 1 de abril) el ponente escribió un polémico artículo (“Un debate legítimo y necesario desde una perspectiva antiimperialista” ) donde consideraba que los anti-imperialistas del mundo debíamos apoyar la inter-vención imperialista en Libia.

Igualmente desde las páginas de Con-tracorriente queríamos señalar nuestras impresiones del acto de Barcelona, al que asistimos y participamos en el breve debate que se abrió tras las intervencio-nes de los ponentes. En primer lugar nos resultó sorprendente que IA/RG organi-zara una gira a un intelectual que viene levantando una campaña justificadora de la intervención contra Libia, hacién-do uso de un barniz y discurso desde la izquierda y el anti-imperialismo. Cree-mos que dada la fortisima campaña que los Gobiernos y los grandes medios de comunicación están lanzando para ven-dernos las razones “humanitarias” y de “apoyo a las revoluciones democráti-cas” de la agresión, lo que corresponde a la izquierda europea es combatirla y no sumarnos a ella llevando al “embajador de la OTAN para la extrema izquierda”. De hecho, aunque el ponente en su pri-mera intervención no se atrevió a de-fender sus posiciones pro intervención (pasó de puntillas por esta cuestión, algo extraño), su respuesta al compañero de CcC, que cerró el acto, fue una encendi-da defensa del apoyo a los bombardeos porque “no había otra alternativa”. Eso sí, aclaró que dado que ya no hay riesgo de “matanza”, ahora había que oponer-

se. ¿Se cree que las bombas de la OTAN son un interruptor al servicio de los anti-imperialistas?

Por otro lado las posiciones de IA/RG para oponerse a la intervención terminaban claudicándole a la misma lógica de Achcar. Esther Vivas desde la mesa aclaró que no estaban de acuerdo con los bombardeos, pero proponía que a cambio la izquierda anticapitalista teníamos que luchar para que nuestros gobiernos suministraran armas y los fondos de la fortuna Gadafi en el ex-tranjero a los rebeldes, eso sí “sin im-ponerles condiciones”. ¿Desde cuándo los países imperialistas intervienen en la región -política, económica o mi-litarmente- si no es para defender sus intereses?. Esther Vivas estaba propo-niendo una “alternativa” a Achcar, pero esta no era sino otra forma de injerencia imperialista algo menos directa.

Lo que Achcar y Vivas, y por tanto IA/RG, comparten, es la renuncia a levantar una política revolucionaria e independiente para el proceso libio. La perspectiva de pelear a Gadafi, la OTAN y el CNTL (al que ninguno denunció), luchando por un Gobierno obrero y popular, está completamente ausente en ambos. Esta renuncia a de-fender una estrategia revolucionaria les termina llevando a ambos a tener que buscar “alternativas” que terminan em-belleciendo al imperialismo, al admitir que las únicas salidas pasan por recurrir a su “ayuda”.

Lo que comparten es más que lo que les separa. Quizá por eso no les resulte ni siquiera extraño tener de compañero de viaje a un defensor de la interven-ción, ni que su principal acto de soli-daridad con las revoluciones árabes haya tenido un cierre que recordaba a cualquiera de las muchas tertulias pro-OTAN que vemos en la televisión.

Charlas de IA/RG con Gilbert Achcar, defensor de la intervención en Libia

Lee “Frente a la intervención “humanitaria” de la OTAN” en www.ft-ci.org, una contestación al artítuclo de Gilbert Achcar

NOTAS 1 “¡Fuera la OTAN y el imperialismo de Li-bia!” CMR 22/03/2011 en www.elmilitante.net2 “Cómo las potencias occidentales chan-tajean la revolución libia” Simón Assaf en www.enlucha.net3 “Declaración de Coerriente Roja sobre Li-bia” CR 10/03/2011 en www.corrienteroja.net4 “Libia a sangre y fuego” Gabriel Massa en Correo Internacional nº4 febrero-marzo 20115 “Hay que derribar a Gadafi cuanto antes y rechazar los bombardeos de la OTAN!” IA 19/03/2011 en www.anticapitalistas.org6 “Declaración del CEI” CEI 26/03/2011 www.luchainternacionalista.org7 Lema de la pancarta de LI en la movilización contra la intervención y en solidaridad con las revoluciones árabes de Barcelona 20/03/2011

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La mejor lucha por las revoluciones árabes es la lucha contra nuestro propio imperialismo

Ante los actuales procesos revolucio-narios en el Norte de África los re-volucionarios debemos realizar una doble tarea. Por un lado un apoyo activo a los actuales procesos y por otro lado los revolucionarios debe-mos luchar contra nuestros propios Estados imperialistas que pretenden diferentes artimañas para paralizar a las amplias masas. Bien sea por la vía de imponer desvíos de “reacción democrática” (como intentan en Tú-nez o Egipto), de seguir mantenien-do a dictadores y monarcas (como en toda la región de la Península Arábiga o en Marruecos) o por la intervención militar buscan mante-ner a los pueblos de esta región bajo la dominación del imperialismo y las burguesías locales cipayas. Como primer paso debemos denunciarles y desenmascararles.

Desde el Estado español debemos de-nunciar todas las relaciones que se han tenido durante la “democracia”. De-nunciando desde la cabeza del Régimen español, el Rey Juan Carlos I, hasta los distintos gobiernos del PSOE y del PP se han mantenido buena relaciones con los distintos Gobiernos que ahora enfrentan procesos revolucionarios.

Como los viajes de Aznar en el 2003 a Libia, el anterir Ministro de Exteriores en 2008, los viajes de Zapatero en 2004 a Tunez, los acuerdos económicos con el régimen de Argelia, y por supuesto las re-laciones con Marruecos uno de los países con los que el imperialismo español tie-ne mayor interés económico y sobretodo ahora más intereses en que las revueltas no lleguen a dicho país.

La jugosa expoliación del imperialismo español

El Régimen del 78, coronado por el rey Juan Carlos I, vivió desde media-dos de los años 90 un boom econó-mico que aprovechó para conquistar posiciones en la arena internacional. No solo fue a la “caza” de América Latina sino de regiones como el norte de África. En primer lugar Marruecos (de 1997 hasta 2009 la inversión total fue de 3.358,07 millones de euros) ha

sido el principal destino de las mul-tinacionales españolas, en segundo lugar Egipto (677,12 ME), Túnez (446,91 ME), Argelia (212,14 ME) y en último lugar Libia (13,38 ME). La restauración del capitalismo a ni-vel planetario después de la caída de la URSS, vino acompañada de un au-mento del apriete de las tuercas a los trabajadores de los estados imperialis-tas y también a los países semicolonia-les, con el endurecimeinto de la expo-liación de sus recursos productivos y naturales. Las “aperturas económicas” en Marruecos a principios de los años 90 corresponden a este “apriete de tuer-cas” permitiendo que empresas como Altadis, Fadesa, Alsa, Tecmed (filial de ACS), Endesa, Gamesa Eólica o Isofo-tón hayan podido beneficiarse de estos años dorados. Con inversiones “en ta-baco, turismo, transporte urbano, re-cogida de vertidos sólidos y energías renovables (en el caso de las tres úl-timas) respectivamente. Junto a estas importantes referencias, Marruecos acoge a más de quinientas empresas españolas en su mayoría PYMES, tex-tiles y agroalimentarias”.

Unas pocas empresas españolas son las que ha hecho la mayoría de las in-versiones en esta región. Empresas como Abengoa con sus filiales (Befesa, Telvent, Abeinsa), o Indra e Inditex -sector textil- del imperio de Amancio Ortega, tiene sus bases productivas en Marruecos, China, Egipto, Arabia Sau-dí, Jordania, Bahréin, Siria y Líbano. Otras de compañías que obtienen un porcentaje significativo de sus con-tratos en el Magreb, son Técnicas Reunidas o Gas Natural (que con su socia en Argelia Sonatrach explota un yacimiento de gas que le reporta

el 33% de su suministro). Esta últi-ma también opera en Egipto, sus las plantas de gas de Damietta le repor-tan una parte muy importante de su suministro. A Cementos Portland, una compañía de 589 millones de capi-talización, Túnez le aporta el 9,7 por ciento de su beneficio operativo, y su-pone un 9,5 por ciento de sus ventas se-gún informes de Ibersecurities. OHL, FCC, CAF, Sol Melia o ArcelorMittal completan la lista de los principales “tiburones” españoles en la región. Para legalizar la expoliación se firmó con Marruecos el Acuerdo de Asocia-ción y el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y de Cooperación firmado 1991 (con la realización de reuniones anuales al mas alto nivel).

A finales de 2008 la UE le otorgaba el Estatuto Avanzado de Relaciones Bila-terales. Los convenios de libre comercio se plasman en el acuerdo de asociación con la UE en 2004 “el Acuerdo con Es-tados Unidos firmado el 2 de marzo de 2004, que entró en vigor el 1 de enero de 2006, ha supuesto desde esta fecha la eliminación inmediata de los aranceles que gravan el 95% del comercio bilate-ral de bienes industriales y de consumo. Marruecos se convierte de esta manera, en una excelente plataforma para las empresas españolas interesadas en el mercado estadounidense”

En el periodo 99´- 09´ los cinco países con más volumen de inversión fueron Francia, España, Estados Uni-dos, Kuwait y Emiratos Árabes Uni-dos. Nuestro país ha tenido una fuer-te participación en Marruecos (desde 1997 hasta 2009 se ha invertido unos 3.358,07 millones de euros). A pesar de que la crisis económica internacio-

nal y la situación en el Estado español hizo retroceder la inversión en este país, sigue siendo uno de los principa-les agentes imperialistas que tratar de tener buenas relaciones con la Monar-quía alaui. En el 2009 se invirtió unos 150,5 millones de euros y cuando más se invirtió en este país fue en el 2003 con 1.618,5 millones de euros. La per-misibilidad del Rey de marruecos – uno de los 10 reyes más ricos del mun-do- para la entrada de capital español ha sido para todos los sectores.

En 2008 en los sectores donde más se invirtió fue en el inmobiliario con un 43,8% del total, el segundo un 26,9% para el turismo, en tercer lugar el 13% para el industrial, para “otros servicios” el 10,9%, el 9,2% para el sector textil y el 1,4% para las telecomunicaciones6. Con la extensión de los procesos revo-lucionarios en el norte de África Zapa-tero dijo que Marruecos no se encon-traba en esta situación. Esta defensa de la dictadura monárquica marroquí no la defensa de todo lo invertido, de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla y de los acuerdos sobre pesca, fosfato y la arena del Sáhara (que le sirve para las inversiones en el sector inmobilia-rio en el propio Marruecos).

En Argelia la inversión españo-la ha sido de menor presencia que en Marruecos. Con una inversión desde 1997 hasta 2009 de 212,14 millones de euros. Los capitalistas españolas se centran en el sector de los hidrocarbu-ros (gas y petroleo). Empresas como Gas Natural se encuentra en el sector de la energía, CAF y Sener en el sector de la los transportes y Geida e Inima en el sector de la desalación. Argelia ha vivido un proceso menor de apertura económica respecto a Marruecos, pero el proceso de privatización ha hecho que “numerosas empresas públicas es-tán pasando a ser controladas por ca-pitales privados, de origen extranjero en algunos de los casos”

En el resto de países del norte de África la inversión (expoliación) ha sido menor. En Túnez con una inver-sión total (periodo 97-09) de 446,91 millones de euros se encuentran unas 50 empresas españolas con participa-ciones en sectores como el agroalimen-tario, cementos y hostelería. Todo esto

por CARLOS MURO

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permitido por el acuerdo firmado en 1991 “para la protección y promoción recíproca de inversiones (APPRI)”, Según la embajada española“las rela-ciones económicas con Libia y Egipto no son muy relevantes e históricamente han estado marcadas por la importa-ción de hidrocarburos, lo que ha pro-vocado un importante saldo deficitario. Así la mayoría de las inversiones en Li-bia se han concentrado en el sector de

fabricación de vehículos a motor. La in-versión más importante de una empresa española en Libia es la realizada por Repsol YPF pero no se contabiliza en el Registro de Inversiones como inversión española porque Repsol la efectuó des-de filiales en Holanda y Suiza (...) Egip-to las inversiones han sido pequeñas ex-cepto en el año 2005 cuando se alcanzó aproximadamente los 375 M€. Estas altas cifras de inversión se debieron a

que CEPSA logró, junto con la italiana ENI, un contrato para la exploración de hidrocarburos en el Desierto Occiden-tal egipcio (North Bahrein)”

Aún con todo un 13% del petroleo consumido en el Estado español proce-de de Libia, y más allá de las relaciones comerciales directas, el futuro de cual-quier país de la región puede terminar afectando a las “joyas coloniales” del

imperialismo español en le región, fun-damentalmente Marruecos. De ahi que la preocupación de Zapatero, como del resto de gobernantes europeos y Oba-ma, por el futuro de todos estos países no está basada en sus “nobles ideales democráticos”, sino en sus espúreos intereses imperialistas. Por mucho ma-quillaje que le pongas a un buitre ca-rroñero difícilmente se le podrá hacer pasar por una paloma de la paz.

Proponen transición chilena como ejemplo para Egipto y Túnez

Según cuenta el famoso periodista liberal Andrés Oppenheimer, ba-rajan desde el imperialismo de EE. UU. proponer el modelo transicio-nal chileno, a la vez copiado del español, e implantarlo en Egipto y Túnez. Para ello, la burguesía chilena ha enviado a dos de sus ges-tores, Sergio Bitar y Génaro Arria-gada, ministros de los diferentes gobiernos de la Concertación de centro-izquierda (1990-2010), a su vez, grandes defensores de recor-tes, de la política del olvido y de los procesos de privatización.

Este modelo de transición nace en Es-paña, tras la muerte de Franco y la llega-da de Suárez, nombrado por el rey el año 1976 para dirigir la transición. Tanto en España, Argentina y Chile, la transición se ha vendido como herramienta de supera-ción del pasado y busca “transitar” a una nueva época democrática. En principio la idea suena bien, sin embargo oculta serias y dolorosas realidades. Estos tres países se ha mostrado tener una nula voluntad política y, también, de ser incapaces de hacer justicia en la reparación los críme-nes contra los derechos humanos de sus respectivas dictaduras. Y lo avanzado ha sido producto de la lucha de los trabaja-dores, organizaciones de desaparecidos y de derechos humanos, como las madres y abuelas en Argentina. Con la llegada de la transición, los respectivos gobiernos de estos tres países continuaron en la profun-dización liberal de sus respectivos merca-dos: privatizaciones y recortes salariales, a lo que añadimos desempleo y otros mu-chos problemas.

¿Por qué se pone a Chile como ejemplo? Es de sobra conocido que el liberalismo y

el imperialismo ha tenido en este país sud-americano sus más acérrimos defensores de estas ideas. Chile, en una posición se-micolonial, juega un papel más cercano con los países norafricanos en su relación con el gran capital, que con España con un papel imperialista. Por otra parte, el Esta-do español se halla sumido en una grave situación económica y social actual, con un nivel de paro alarmante de mas de un 20%; situación que no le haría como un referente inmediato de democracia para engañar a las masas de Egipto y Túnez

Hoy gobierna la derecha de Piñera, cer-cana en su día a Pinochet. Algunos han llegado a denominar a Chile el “gran bas-tión de liberalismo latinoamericano”, lo cual no es erróneo. Desde la perspectiva burguesa, el país ha funcionado bien. Lo cierto es, que la institucionalidad y mode-lo de mercado chileno de la que hoy saca pecho la burguesía chilena, se impuso y radicalizó con la dictadura de Pinochet a base de centralizar el poder, reprimir al pueblo, liquidar la vanguardia obrera de los cordones industriales con asesinatos, torturas y vejaciones; así como de enviar a la oposición al exilio, por no hablar de las dureza de las condiciones laborales a la que estuvo y está sometida la clase obrera chilena. Pero durante la transición, la Con-certación no actuó del todo diferente: sec-tores de trabajadores como los profesores1 y funcionarios de la salud, por no hablar

de la minería en general, emprendieron luchas salariales y de condiciones que fueron una y otra vez insatisfechas o sol-ventadas con incrementos salariales casi ridículos. Sectores como la minería del carbón desaparecieron casi por completo (minas de Lota y Lebu, 1997) forzando el éxodo de innumerables trabajadores de sus localidades y pasar a engrosar aun mas la desocupación.

Actualmente en Chile se legisla con una constitución dictada por Pinochet del año 1980. Salvo por pequeñas enmiendas hechas durante la transición, que sin po-ner en peligro la estabilidad burguesa, no ha habido ni va a haber un intento serio de promulgar una nueva carta magna en favor de los trabajadores y trabajadoras chilenas. Esta es la manera que tiene el estado burgués para respaldar constitucio-nalmente sus intereses, diametralmente opuestos al de los trabajadores.

En cuestiones económicas, la llegada de la democracia, dentro de su interminable “transición” (1990-2000/2010) vendió en su origen unas perspectivas imposibles de cumplir dentro del estado burgués y em-baucó a los trabajadores chilenos: su men-saje en el plebiscito de 1988 fue “Chile, la alegría ya viene”; una alegría que no sólo nunca llegó, mas bien se transformó en precariedad laboral y desigualdad social en el tiempo. El país mantiene, de forma

histórica, un sistema informal de empleo (economía sumergida con un 25%), o que es lo mismo, trabajadores sin derechos laborales, a lo que se suma contratación de trabajadores inmigrantes irregulares procedentes de Bolivia, Perú y Ecuador); problemas en que ningún gobierno de la transición ni ha querido ver, ni ha queri-do darle solución. También, Chile es uno de los países con más diferencia salarial entre ricos y pobres del mundo. Hoy, esta burguesía nacional - de la que es cara el nuevo presidente Piñera - y sus amigos extranjeros pavonean el modelo chileno como exitoso y llaman a los grandes ca-pitales que huyen de Europa, ha realizar suntuosas inversiones en el país. Mientras olvidan que su éxito ha tenido un coste social muy alto y que ha recaído consecu-tivamente y como en cualquier momento de la historia, sobre el hombro de los mas trabajadores, que esperan, ya desalentados que ese progreso del que tanto se ha ha-blado, se siente por fin a su mesa.

Si en materia económica la transición chilena fue un desastre para los intereses de los trabajadores, peor aun se considera en el ámbito jurídico. Por una parte la nula voluntad de los gobiernos de la transición que pretendían echar tierra sobre los crí-menes cometidos y por otra la presión de los militares que seguían inmiscuyéndose en la vida política del país, presionando sus débiles administraciones.

Se llegó a la democracia mal: la esen-cia de la idea democrática venía corrom-pida por muchos elementos del régimen anterior. El por entonces recién elegido presidente DC Patricio Aylwin (Estadio Nacional, 12/03/1990) -el mismo que en 1973 alababa el golpe contra Allende - in-sistía en su discurso que gobernaría para “civiles o militares, sí señores, sí compa-triotas, civiles o militares”. Dejaba claro la intención de que no se iba satisfacer las

por MARIO ORTIZ

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11INTERNACIONAL

necesidades de reparar el dolor de miles de personas en materia de justicia.

Chile tuvo su pequeño 23F, llamado el episodio del “boinazo”, llamado así por las boinas de los paracaidistas que inter-vinieron. Fue realizado por Pinochet con el fin de evitar que la justicia siguiera in-vestigando un escándalo de corrupción cometido por la familia Pinochet denomi-nado “Pinocheques” logrando su objetivo cuando el caso fue archivado por razones de Estado. Un criminal como Manuel Contreras, director de la Dina2, coordi-nador del Plan Cóndor en Chile y brazo derecho del dictador, gozó de una cárcel particular para su presidio, junto a otro cri-minal, el también militar brigadier Pedro Espinoza, ambos acusados por asesinatos múltiples. Mas tarde, el caso Pinochet, al cual ni siquiera pudo condenársele ni en vida, absuelto por la Corte Suprema por padecer supuestamente demencia subcor-tical. Actualmente la Iglesia, aprovechan-

do el clima conmemorativo y festivo de la celebración del Bicentenario, promovió el conceder indultos a militares implicados en crímenes durante la dictadura. Esta ha sido la tónica de la justicia en la Transi-ción chilena.

Cabe reconocer, que si se han enjuicia-dos a militares ha sido por cuestiones de presión pública como la lucha de trabaja-dores en la calle y campañas de denuncia, como la que se hizo sobre el asesino de Víctor Jara, quien se encontraba aun en plena transición trabajando como funcio-nario ministerial. El abogado que logró desaforar a Pinochet en 1998, Hugo Gutié-rrez Gálvez, califica que la lucha contra la impunidad “como un movimiento ciuda-dano, que no ha sido estimulado por el Es-tado, que ha logrado enjuiciar a 200 mili-tares. Una cifra escasa si consideramos la acción sistemática del aparato represor de la dictadura”3. A esto se añade la valora-ción que hace la presidenta de la Asocia-

ción de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) que “en los 20 años de gobiernos de la Concertación, no existió la voluntad política para crear los mecanismos políti-cos y jurídicos que permitieran establecer la verdad y hacer justicia en las víctimas del terrorismo de Estado (...)”4

Lo que no menciona Oppenhaimer es que la lección del proceso chileno para los trabajadores del mundo árabe es la resistencia en el exilio, la paciencia inque-brantable a la hora de reivindicar justicia, el ejemplo de las formaciones obreras de los cordones industriales y no su mode-lo de transición. La cuestión es entonces si permitirán la clase obrera de Egipto y Túnez que le implanten un modelo como el chileno. Las ilusiones en el tema de la reparación de justicia se diluirán pronto al ser incapaces de poder juzgar los crímenes de sendas dictaduras de Ben Alí y Hosni Mubarack, que se han ido con las manos manchadas con sangre y no sólo por los

días de las revoluciones que intentaron frenar con tanques y policías contra su pueblo. En cuestiones económicas, serán más visibles aun los problemas del mode-lo económico transicional que no termina ni pretende romper con las diferencias so-ciales preexistentes. En fin, un producto nacional poco digno de exportación, pero que sí cumple con las exigencias del la burguesía y el imperialismo.

Portugal

Sobre “cerdos” y “cisnes negros”

En inglés “PIGS” significa “cer-dos” y es la sigla con la que en los últimos tiempos se alude a los países de la Eurozona caídos en desgracia. La “P” de Portugal en-cabeza el acrónimo peyorativo, le siguen la “I” de Irlanda, la “G” de Grecia y la “S” de Spain (España). El 23 de marzo, José Sócrates, pri-mer ministro portugués provenien-te de las filas del Partido Socialista, renunció a su cargo cuando los partidos de la oposición rechazaron su cuarto plan de recorte de presu-puesto en menos de un año.

Las medidas propuestas contempla-ban incrementos de impuestos, un au-mento de 2 puntos del IVA, reducciones en los salarios públicos, congelamiento de las pensiones y de la contratación pú-blica, recorte de beneficios sociales y de las prestaciones por desempleo, una re-ducción del 10% en gastos de salud, más recortes en educación, justicia y defensa, una importante reforma laboral y el apla-zamiento de proyectos de infraestructu-ra, entre otras medidas. El plan, aplaudi-do por el Banco Central Europeo, estaba destinado a reducir el déficit y evitar un rescate de la Unión Europea.

El centroderechista PSD, cuyo máxi-mo dirigente es Pedro Passos Coelho, que encabeza los sondeos electorales, además de haber avalado todos los pla-nes de ajuste anteriores reiteró su “solem-ne compromiso a respetar los objetivos de reducción presupuestaria y control de los déficits”. Tanto socialistas como conservadores acuerdan con los objeti-vos de reducción de déficit y deuda. El fantasma era que la crisis y las draconia-nas condiciones de ajuste acabaran con el ya muy debilitado gobierno. Detrás de los aspectos superestructurales de esta crisis política, se estaría buscando que los portugueses pasen por las urnas para luego forjar una coalición con apoyo mayoritario en el Parlamento que pueda llevar a cabo el duro programa de ajustes presupuestarios y reformas económicas.

Dos días después de la renuncia de Só-crates, el presidente conservador Cavaco Silva fue exhortado por todos los parti-dos (de entre los cuales los mayoritarios son el Socialista, el Socialdemócrata y el conservador Partido Popular) a convocar elecciones anticipadas.

Nueva amenaza al Euro

La renuncia de Sócrates ensombreció la cumbre de la Unión Europea planifi-cada para el día siguiente que tenía como propósito detener la propagación de la crisis de deuda y evitar otros rescates a través de un paquete de medidas, como la creación de un fondo de rescate per-manente. Portugal debe enfrentar venci-mientos por alrededor de 9.000 millones de euros (12.800 millones de dólares)

el 15 de abril y el 15 de junio. Y cuan-do un plan de ajuste no es aprobado, las calificadoras “castigan” al país en cues-tión bajando la nota a su deuda. De este modo, los intereses se incrementan y el país se va acercando a una situación de default. Standard & Poors rebajó en los últimos días la nota de las deudas tanto griega como portuguesa. La griega que-dó calificada por debajo de la de Egipto y la de Portugal quedó a un escalón de ser considerada “bono basura”. Los títulos a 5 años de la deuda portuguesa ya pagan un interés que está por encima del 8%. En este contexto es altamente probable que Portugal, cuya economía según dis-tintos pronósticos sufriría una contrac-ción de entre el 1,4 y el 2% durante el año 2011, se vea obligado a solicitar el plan de “rescate” de 70.000 millones de euros que tienen preparado la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional que como no podría ser de otro modo estará sujeto a un brutal plan de ajuste. Pero de-trás de la crisis de Portugal vuelve a des-puntar la irresuelta crisis del euro.

La situación de la deuda portuguesa re-sulta particularmente grave por la expo-sición de los bancos españoles en su eco-nomía. El Estado español es su mayor acreedor con lo cual un default en Portu-gal sería un duro golpe para la debilitada economía española víctima de un des-

por PAULA BACH

NOTAS 1 Assaél B, Jenny, Inzunza H, Jorge. La actuación del Colegio de Profesores en Chile. Chile, 20072 Dirección de Inteligencia Nacional, fue la policía secreta del régimen militar de Pinochet entre 1973 y 1977. La DINA fue responsable de la mayor parte de los casos de asesinatos, tortura, secuestro y desaparición forzada de personas realizados durante el régimen militar.3 Gladis Martínez López. “La transición legi-timó las políticas de la dictadura”. Diagonal Web. 10/12/2010.4 Web AFEP. Articulo 9 de noviembre 2010.

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empleo del 20%. Y el Estado español no es simplemente uno más de los “PIGS”, su economía tiene un tamaño mayor a la suma de Portugal, Irlanda y Grecia y es la quinta economía de la Eurozona. Una debacle de la economía española sería un trance difícil de superar para el euro.

El desarrollo de la nueva crisis del euro en puertas, agregaría un elemento crítico a la débil recuperación económica en el marco de la convulsiva situación políti-ca internacional. Desde el Banco Central Chino se señala que “La crisis de deuda de Europa constituye una amenaza para la recuperación económica global”. Ya a principios de este año China destinó par-

te de sus reservas a la adquisición de bo-nos de deuda portugueses y españoles. A fin de evitar las posibles derivaciones de una crisis de la deuda de Portugal, China (e incluso Brasil) estaría dispuesta a una nueva compra de títulos de deuda.

¿Y los cisnes negros?

Los cisnes negros son un fenómeno ex-traño. Los europeos creían que no existían hasta que en 1697 llegaron a Australia. El profesor de la Universidad de New York, Nassim Nicholas Taleb, teorizó que estos animales simbolizan los sucesos alta-mente improbables. El diario australiano The Sydney Morning Herald concluía en

un artículo publicado la semana pasada que “los mercados globales están mos-trando que el crecimiento económico es lo suficientemente sostenido para com-pensar la invasión de cisnes negros que nos asuela desde que entramos en este 2011”. La teoría de los “cisnes negros” o de los imponderables se está volvien-do un consuelo para todos aquellos que habían decretado el fin de la crisis econó-mica mundial. Pero lamentamos señalar que no se trata de “imponderables”. El alza en el precio de los alimentos y del petróleo, los procesos revolucionarios en el Norte de África y Oriente Medio, la guerra de Libia, la crisis del euro, la debilidad estructural de la recuperación

de la economía norteamericana que im-pone serios límites a las exportaciones chinas y al comercio internacional, son hechos que poseen un fuerte encadena-miento. Son consecuencia de las medi-das de contención de la crisis económica mundial desatada en 2008, que se están convirtiendo en los eslabones débiles por donde la cadena puede romperse 1.

80º aniversario de la II República

“No se ha ido, lo hemos echado”

En el 80 aniversario de la II Repú-blica, aún afloran muchos debates dentro de la izquierda revoluciona-ria y la vanguardia, sobre el carác-ter de la misma. Algunos plantean que fue un período de grandes libertades, otros que fue el mejor régimen que se podía conseguir. Al-gunos grupos como Corriente Roja plantea la necesidad de construir una III República sin discutir los límites de la República burguesa. Y otros grupos, como Revolta Global y Lluita Internacionalista hablan de República catalana, sin definir el carácter de clase, y trazando una división nacional para luchar contra la Monarquía actual. De esta manera no hablan del carác-ter reaccionario de la burguesía ibérica y del carácter de clase de la República.

Monarquía y burguesía

La Monarquía española se apoyaba en el poder de la nobleza, los terratenientes, la burguesía y la iglesia. Si bien era un país atrasado respecto de sus vecinos, el Estado español logró aprovechar las coyunturas para desarrollar una incipien-te industria y proletariado. España fue ubicándose en el concierto de naciones aprovechando los huecos que las poten-cias más desarrolladas le fueron dejando. La burguesía, temerosa del proletariado, prefirió aprovecharse de los negocios que

el Rey les permitía, antes que luchar por una revolución democrática que acabara con la monarquía y los restos feudales.

La caída libre de la Peseta en el’29 y el crack bursátil de la bolsa de Nue-va York fueron el telón de fondo de la nueva crisis del régimen monárquico y de la dictadura de Primo de Rivera. En esos años se produjeron las moviliza-

ciones más importantes de estudiantes y trabajadores contra la dictadura. Las huelgas aumentaron exponencialmente a partir del año ’27, como se puede ver en los informes de Grandizo Munis1. Importante fue la huelga de 1929 y las movilizaciones del año anterior convo-cadas por la Federación Universitaria Escolar (FUE) contra las universidades de la iglesia.

Alfonso XIII fue perdiendo apoyos precipitadamente, no sólo entre las cla-ses populares, sino incluso entre la bur-guesía misma y sectores del régimen. En enero de 1930 Primo de Rivera re-nunció. Asumió el General Berenguer con la intención de rescatar al Rey y después de varias crisis convocó elec-ciones que fueron boicoteadas por to-dos los grupos políticos.

La burguesía, que ya estaba previendo el naufragio real, comenzaba a probar-se chaquetas “republicanas” para poder conservar sus negocios. El Pacto de San Sebastián, realizado en agosto del ’30 reunió a dirigentes monárquicos de los más reaccionarios como Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura2 junto a otros republicanos burgueses. Y aunque pueda provocar sonrisas irónicas, constituyeron un “comité revolucionario” y planifi-caron un pronunciamiento militar para proclamar la República. Del mismo par-ticiparon a título personal los dirigentes socialistas Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos. El PSOE se sumó oficialmente a éstos propósitos después de debatirlo su Comité Ejecutivo y la CNT hace lo mismo en el Pleno Nacional de Regio-nales de noviembre3. Las organizaciones obreras se prestaron a las maniobras de palacio de la burguesía a la espera del al-zamiento general. La burguesía que has-ta el día anterior era monárquica, estaba preparándose para abandonar el barco mientras éste se hundía.

Como siempre, estos “planes” fueron abortados o fracasados puesto que ni

por GUILLERMO FERRARI

NOTAS 1 Para profundizar sobre este concepto ver en Revista Estrategia Internacional nº 27, nota “Las medidas de contención devienen eslabones débi-les”, http://www.ft-ci.org/IMG/pdf/03Econ...

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13TEORÍA E HISTORIA

la burguesía timorata estaba dispuesta a movilizar el ejército, ni los dirigentes obreros reformistas estaban decididos a movilizar las masas (que protagoniza-ron grandes luchas unos pocos meses antes) ni a luchar por la caída revolucio-naria de la Monarquía. Trataron de que el movimiento sea solo de presión a la Monarquía. Como había sucedido en otras ocasiones, un puñado de militares se alzó pero estuvieron solos. Las orga-nizaciones obreras no habían convocado ninguna huelga general. Los cabecillas fueron fusilados. Ese “Comité revolu-cionario” brilló por su ausencia. La bur-guesía demostró una vez más su carácter reaccionario.

Crecía la agitación obrera

En noviembre del año ’30 los trabaja-dores hicieron una huelga durante una semana con enfrentamientos contra la fuerza represivas. En las movilizacio-nes solían coincidir con estudiantes universitarios y en, no pocas ocasiones, se quemaban cuadros del Rey.4 La si-tuación social se hacía incontenible: el paro en aumento, la carestía de la vida atenazaba a las familias obreras y cam-pesinas. Una oleada popular de huelgas se extendió: las hubo en Barcelona, Ma-drid, Valencia, Sagunto, Sevilla, etc. A continuación en las fábricas de Bilbao, los mineros de Puertollano, Granada, Zaragoza, Valladolid, etc.5. Sin embar-go, tanto la CNT como la UGT no plan-tearon la lucha en las calles para acabar con la Monarquía, se supeditaron a los pequeños grupos republicanos burgue-ses y en ningún momento formularon una política independiente del prole-tariado junto a los campesinos pobres para derrocar la Monarquía.

La caída del Rey

Berenguer renunció a principios del año ‘31 y asumió el Almirante Aznar. Alfonso XIII movía ficha desesperada-mente ante una crisis política terminal. Convocaron las famosas elecciones mu-nicipales del 12 de abril en las cuales los partidos republicanos se impusieron por primera vez a los partidos monárqui-cos. Como es conocido por todos, estas elecciones manifestaron un gran cam-bio social, que ya se estaba gestando en las calles, en las fábricas, en los campos durante los años anteriores. Las masas salieron a festejar la caída del Rey y pro-clamar la República en todas las capita-les provinciales y ciudades importantes. La Guardia Civil no se atrevía a reprimir las manifestaciones masivas por miedo de que se quiebre la cadena de mando y confraternizara la tropa con los trabaja-dores. En Eibar izaron la bandera repu-blicana el 13 de abril a primera hora, al

día siguiente en Barcelona Companys también proclamó la República. El día 14 los trabajadores abandonaban el trabajo y llenaban las calles al grito de “No se ha ido, lo hemos echado”. Las masas ha-bían invadido literalmente las calles. Con la caída de la monarquía y la instauración de la República creían que podían lograr acabar con el paro, la carestía la vida, el hambre y la miseria que tanto golpeaban a las familias obreras y campesinas y distribuir las tierras para trabajarlas. Las masas esperaban echar a todos los oficia-les monárquicos del ejército, acabar con la policía del rey.

Alfonso XIII perdió el apoyo de los je-fes militares, sus antiguos aliados y de los políticos burgueses. El mismo día asumió un Gobierno Provisional encabezado por el ultra católico, latifundista y, hasta hace poco monárquico, Niceto Alcalá Zamo-ra junto a otros dirigentes burgueses de diferentes partidos. Los socialistas se sumaron al Gobierno burgués con tres ministros (Prieto, De los Ríos y Largo Caballero). El PSOE que hacía años co-laboraba con la burguesía “republicana” formó parte del Gobierno provisional y ayudó a que las masas se retiraran de las calles y confiaran en que la burguesía iba a resolver sus problemas. Es decir, hi-cieron lo que los marxistas llamamos un Gobierno de conciliación de clases.

El Gobierno Provisional, en lugar de encarcelar y juzgar al Rey y su séquito, le protegió en su huida y le facilitó un barco de guerra para llegar a su exilio francés. Y, mucho menos se atrevió a pe-dir responsabilidades por el desastre de Annual en Marruecos6. Con esta juga-da, el Monarca y la burguesía esperaban

evitar que se desarrollase una revolución que lo acabara derrocando violentamen-te. Sin embargo, con ésa maniobra sólo se aplazó el momento del combate. Lo sectores más clarividentes de la burgue-sía y lo terratenientes creían que abando-nando la monarquía y con el manto de la II República podían continuar con sus negocios y seguir explotando al prole-tariado y campesinado como lo habían hecho durante las décadas precedentes. Sin duda alguna, que los explotados y los explotadores veían en la República cosas absolutamente opuestas. El choque solo se aplazaría unos años más.

La Asamblea Constituyente y la Cons-titución de 1931 fueron la obra más im-portante de éste Gobierno Provisional. Sin embargo, en ella no solucionaron nin-guno de los graves problemas sociales ni resolvieron las cuestiones democráticas de fondo. No se expropió a los grandes terratenientes, no se acabó con las mi-llonarias subvenciones que el Estado le daba a la Iglesia, no se resolvió la cues-tión de las nacionalidades y mucho me-nos se le permitió la autodeterminación a las colonias, no se acabó con el ejército, nido de monárquicos y reaccionarios, ni tampoco menguó el paro y la miseria de las masas. Por ello decimos que los dirigentes socialistas colaboraron con la burguesía abandonando los trabajadores y campesinos. La burguesía española de-mostraba su carácter reaccionario y, por lo tanto, la imposibilidad de realizar las tareas de la revolución democrática.

Por una República Obrera

Como se había demostrado en la re-volución rusa de 1917, las tareas de la

revolución democrática solo podría re-solverse a través de un Gobierno Obre-ro y Popular que acabara con la domi-nación de la monarquía y la burguesía. Era necesaria una revolución obrera que comenzara a resolver los problemas de-mocráticos y los problemas sociales que afectaban a los trabajadores y campesi-nos. Por ello los militantes de Clase con-tra Clase decimos que para acabar con el reaccionario régimen del ’78, con su monarquía y sus partidos burgueses, es necesario luchar por un Gobierno de los trabajadores que instaure una Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas. Única forma de acabar con el paro brutal, con el problema de la vivienda, con la opresión de las nacionalidades, con la expoliación imperialista de las multinacionales y con la intromisión de la Iglesia en el Estado y la educación.

NOTAS 1 Munis, Grandizo. Jalones de derrota : promesa de victoria. Editorial ZYX, Madrid, 1976. Pág. 78. 2 Estos dos monárquicos y ultra-católicos causaron sensación al “convertirse” al repu-blicanismo (de la noche a la mañana). 3 Tuñón de Lara, Manuel. El movimiento obrero en la historia de España (II). Sarpe, Madrid : 1985. Pág. 299 y 300. 4 Peirats, José. Los anarquistas en la crisis política española : 1869-1939. Libros de Anarres, Buenos Aires, 2006. Pág. 76 5 Tuñón de Lara, Manuel. La España del Siglo XX: vol. I. Akal, Madrid: 2000. Pág. 238 a 241. 6 Las tropas españolas sufrieron una gran derrota ante las tropas dirigidas por Abd-el-Krim con la pérdida de miles de soldados.

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14 MOV. OBRERO

Desde la sección sindical de la CGT, junto con otros activistas sindicales estamos impulsando un primer Encuentro de Jóvenes Trabajadores en Zaragoza, donde poder discutir como avanzamos en extender y fortalecer la orga-nización sindical de los trabaja-dores precarios en vistas de poder confluir con el resto de trabajado-res que se oponen a la paz social de Zapatero, Toxo y Méndez. A lo largo del mes de abril vamos a impulsar la participación a este encuentro en fábricas y centros de trabajo, dirigiéndonos especial-mente a los temporales, trabajado-res de ETT y subcontrata... y bus-cando así mismo el apoyo de todos aquellos trabajadores con mejores condiciones y más tradición de or-ganización. Animamos a todos los jóvenes trabajadores a participar en el encuentro y su preparación y a participar con nosotros en el 1º de mayo, donde esperamos que pueda haber un masivo cortejo de jóvenes trabajadores que unan su voz a la del resto de compañeros.

La clase trabajadora y la juventud atraviesa uno de los momentos más difí-ciles en la historia de la democracia del Régimen del 78. Desde los pactos de la Moncloa no se había vivido unos ataques tan fuertes con los actuales pactos social y económico firmados por el Gobierno y por la burocracia sindical de CCOO y UGT. Toda una traición histórica. La juventud hemos sido los primeros en su-frir la crisis económica, ¡ya tenemos un 40% de paro! Es necesario que todos es-tos sectores empecemos a organizarnos sindicalmente, hemos estado durante muchos años al margen de los sindicatos. La traición histórica de los dirigentes de CCOO y UGT es sin duda un gran obs-táculo para poder derrotar los planes de Zapatero, que también son compartidos por el resto de partidos patronales y el mismo Rey. Hay ya sectores de trabaja-dores que se están preparando para em-pezar a darles una respuesta desde las empresas y en la calle, intentando con-fluir además con los sectores de base de los mayoritarios que vayan rompiendo con la política de los Toxo y Méndez. Es necesario ir avanzando e ir forjando un polo sindical clasista, de base y com-bativo, que promueva asambleas, paros,

manifestaciones... hasta lograr quebrar la criminal paz social y poder empren-der un combate hasta derrotar a Zapate-ro y el que le siga.

Debemos dar un paso al frente y su-marnos de la mejor manera posible a la lucha que los sectores más combativos del movimiento obrero se disponen a dar contra los ajustes del Gobierno. La profunda división y atomización de la clase trabajadora en miles de categorías artificiales por medio de las subcon-tratas, las ETT´s, así como la variedad increíble de modalidades de contratos, ha dejado una enorme franja de trabaja-dores en una situación de soledad e in-defensión, incluso dentro de las mismas empresas. Esta situación ha agudizado la desunión entre los trabajadores más veteranos y los más jóvenes.

Queremos romper esta dinámica. La lucha contra el pacto social de los di-rigentes sindicales de los “mayorita-rios” es la lucha contra todos los pac-tos que hacen imposible la unidad de los trabajadores. Es una lucha contra lo que quieren que perdamos, y con-tra lo que hemos perdido. Llamamos a todos los jóvenes trabajadores a que se sumen a la lucha, y que griten con el resto de trabajadores: ¡Nosotros no hemos firmado vuestros pactos socia-les!, ¡A igual trabajo, igual salario!, ¡Readmisión de todos los jóvenes despedidos!¡Todos los subcontrata-dos, temporales, becarios y precarios, a plantilla fija!,¡No más convenios segregadores ni dobles tablas sala-riales! Unamos cada lucha particular de la juventud a la lucha contra los planes de ajuste.

En este sentido no podemos seguir convirtiendo las universidades e institu-tos de secundaria y FP en centros de nue-vos reclutas para la precariedad. La eli-tización y privatización de la educación es utilizada por la patronal para tener mano de obra barata y para embrutecer-nos culturalmente. ¡Ni un solo joven sin cultura! ¡Abajo el Plan Bolonia y todas las leyes privatizadoras de la educación!

Con el apoyo de los sectores que con-servan mejores condiciones y mayores tradiciones de organización es necesa-rio que avancemos en organizarnos en nuestros centros de trabajo, levantando agrupaciones unitarias sin importar la afiliación sindical que vaya construyen-do las bases de un polo sindical alterna-tivo, imponiendo elecciones sindicales en aquellas empresas donde ni siquiera hay Comité de Empresa, peleando a los sindicatos pro-empresa y a la burocra-cia sindical que también nos venden en nuestros curros... Tenemos que con-seguir imponer asambleas en nuestros centros de trabajo que voten un plan de lucha contra las medidas del Gobierno levantando las reivindicaciones de cada sector, que sirvan para coordinar a los distintos comités de empresa, secciones sindicales y asambleas de trabajadores dispuestos a luchar en cada comunidad autónoma y a nivel estatal. Debemos fortalecer nuestra capacidad de lucha como trabajadores para poder participar a la altura de las circunstancias en la pe-lea por nuestro futuro. La juventud tra-bajadora somos uno de los sectores de nuestra clase que más nos jugamos en los combates que vendrán en los próxi-mos meses y años, y por ello mismo no podemos quedarnos al margen de ellos.

Este puede ser un primer paso que per-mita mostrar a la juventud una forma dis-tintas de hacer sindicalismo. Durante es-tos años la juventud ha tenido la imagen en su cabeza de que el sindicalismo era y es igual a las burócratas de los dirigentes de CCOO/UGT. Muchos jóvenes se han desencantado por la fuerte presión que esta supone. Una juventud trabajadora que ha tenido que tragar con muchos años de retrocesos, que a la vez que se le vendió esta forma de sindicalismo claudi-cador “se le vendía la moto” (y alentada por estos burócratas) de que la mejor for-ma de luchar es la lucha individual y no la del conjunto de los trabajadores. Ade-más han desacreditada constantemente a la juventud acusándola de “pasota” y de que es una generación “Ni-Ni”. ¡To-talmente falso! No se han preocupado en transmitir a miles de jóvenes las mejores experiencias del movimiento obrero para combatir la precariedad laboral y al ca-pitalismo. Desde la sección sindical de CGT en Telepizza decimos que ¡ si se puede ganar! ¡ si se puede luchar! Han sido muchos jóvenes en esta empresa que han atravesado por una experiencia en la cual han podido dar una primera pequeña batalla para imponer un comité de empresa. Además desde CGT hemos conseguido readmitir al compañero des-pedido que promulgó la Huelga General del 29S. Son dos victorias conseguidas que nos permite decir bien alto que si se puede ganar.

En cada lucha de la juventud y del res-to de sectores de la clase trabajadora de-bemos tratar de convertirla en una lucha del conjunto de los trabajadores. Es muy importante que otros sectores de trabaja-dores de otras empresas vayan apoyar a sectores en lucha, como muchos delega-dos de empresas hicieron con Telepizza. Sin ellos hubiese sido imposible tener la moral bien alta y mostrar a los traba-jadores la importancia de la solidaridad de clase. Sin olvidar la solidaridad de los estudiantes preparando una campaña estudiantil en la universidad de Zarago-za recogiendo casi 100 firmas de profe-sores y trabajadores de la universidad y viniendo a las concentraciones que se realizaban a las puertas de los Telepizzas. Con este encuentro de jóvenes traba-jadores queremos contribuir con nues-tra experiencia, que permita que más jóvenes empiecen a recuperar las ex-periencias del movimiento obrero.

Zaragoza

Hacia un primer encuentro de la juventud trabajadora

Sección Sindical CGT en Telepizza

Page 15: Contracorriente #23

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hecho que las reformas laboral y de las pensiones, nos haya encontrado divididos, sin poder aprovechar el im-pulso que ofreció la Huelga del 29S, a pesar de que existen organizaciones que tienen fuerte inserción en todo el Estado español o en determinadas re-giones. En este sentido la traición his-tórica de Toxo y Méndez se ha podido realizar sin que pudiésemos levantar una oposición a la altura de las cir-cunstancias.

La Huelga General del 27 de Enero en Galicia, País Vasco y parcialmente, en algunos sectores de Catalunya, y las movilizaciones en el resto del Estado, fueron un paso importante para inten-tar romper la dinámica de impasse des-pués del 29S. Afectaron a sectores im-portantes de los transportes, los puertos y empresas del metal. Sin embargo la política de los sindicatos nacionalistas como ELA, LAB, STEE-EILAS, EHNE e Hiru, y del sindicato CIG en Galicia, de actuar como si los trabajadores de estas nacionalidades y las del resto del Estado español no tuvieran los mismos intereses, ha bloqueado la posibilidad de extender el conflicto a nivel estatal. Estas centrales que dirigen los secto-res más avanzados de la clase obrera deberían ponerse a la cabeza de inten-tar reagrupar a todos los sectores del resto del Estado dispuestos a luchar contra la paz social. Oponer las legíti-mas reivindicaciones nacionales de los pueblos gallego y vasco a la necesidad de unificar la lucha de los trabajadores de todo el Estado español, no es más que dividir las filas obreras en lineas nacionales, algo contrario al más ele-mental internacionalismo proletario. Actos como el que se prepara para el 5 de abril en Madrid contra la reforma de la negociación colectiva, al que con-vocan tanto los sindicatos vascos como los gallegos, muestran que la realidad impone la necesidad de la unidad de las

filas obreras para enfrentar todos los ataques. Esperemos que esta unidad de acción deje de ser coyuntural para que se termine rompiendo con una división nacional que es ajena a los interese de los trabajadores de las nacionalidades oprimidas -y también contraria a con-quistar el derecho de autodetermina-ción- y del resto del Estado.

En este mismo sentido, las organi-zaciones de la izquierda sindical que tienen un gran peso en el movimiento obrero a nivel estatal -como la CGT- o regional -como el SAT o la CSI- tie-nen también una gran oportunidad y responsabilidad en encabezar un re-agrupamiento de las fuerzas contrarias a la paz social. La CGT, la única con implantación en todo el Estado, debe-ría jugar un rol fundamental a la hora de promover una gran coordinación de la izquierda sindical, que agrupe a todos los compañeros organizados en multitud de organizaciones sindicales, con absoluta libertad de tendencias y opiniones político-sindicales. Como decíamos en la declaración conjunta que sacamos con el Grupo de Comu-nistas Internacionalistas para la mani-festación del 12 de marzo “ CGT debe tener una política de manos tendidas, tanto hacia la izquierda sindical y los sindicatos nacionalistas de izquierda como hacia los colectivos críticos den-tro de CCOO y UGT que comienzan a formarse contra la traición de sus di-recciones”.

El encuentro del 26 de marzo cree-mos que planteaba correctamente el problema de la atomización y división de la izquierda sindical. Sin embargo al plantear la necesidad de avanzar en la coordinación, sin hacer una exigen-cia explícita a las centrales sindicales que tienen la posibilidad y responsabi-lidad de poder hacerlo posible (CGT, LAB, CIG, CSI, LAB...), el llamamien-to puede quedar abstracto y limitado a construir un agrupamiento de activista, mayor que lo existente y en ese sentido

progresivo, pero todavía muy limitado para las necesidades de la situación.

Además de acabar con la atomiza-ción, la izquierda sindical tiene el reto de sumar al combate a importantes sectores de nuestra clase que están hoy por hoy muy fuera del movimien-to sindical. Hay que empezar a sumar y organizar a los jóvenes, inmigrantes y mujeres precarios que la burocracia sindical no quiere organizar ni defen-der, y que formamos un ejército de trabajadores ultra-explotado dentro de las fábricas o empresas, pero que esta-mos divididos con peores condiciones que fueron pactadas por la burocracia sindical en su momento, y que es ne-cesario organizar para impulsando así la lucha por la unidad de las filas obre-ras. Es necesario levantar un programa que luche para que los subcontratados y los precarios pasen a ser fijos de la plantilla, con las mismas condiciones que el resto, acabando además con las dobles tablas salariales, los con-venios de segregación, y exigiendo para los trabajadores inmigrantes el derecho de “papeles para todos”. Un buen ejemplo de esto lo podemos ver en Zaragoza, donde ya se esta organi-zando una plataforma unitaria de los trabajadores de las subcontratas del Ayuntamiento para exigir la munici-palización de sus servicios, rompien-do así con los años de privatización de los servicios públicos y retroceso en las condiciones laborales de los traba-jadores del sector público.

Desde Clase contra Clase creemos que es necesario que todas las fuerzas de la izquierda sindical y las corrientes de extrema izquierda que intervienen en el movimiento obrero levantemos una política ofensiva por la necesidad de avanzar en la coordinación para lu-char y la suma a la batalla de los sec-tores más explotados. Hay que luchar por el fin de la división y atomización, exigiendo a las centrales con mayor responsabilidad que se pongan a la ca-

beza de una campaña unitaria que pro-mueva asambleas, paros informativos, manifestaciones… combinado con un llamamiento permanente de denuncia y de exigencia a las direcciones de CCOO y UGT. Sólo así podremos ayu-dar a que en el interior de los mayorita-rios crezca el descontento y la revuelta interna, y esto se traduzca en nuevas fuerzas para la lucha y no desencanto y marchas a casa. Sólo asó podremos re-tomar el camino del 29S construyendo una alternativa a la enrega y la traición de Toxo y Méndez

La izquierda sindical se tiene que proponer un plan ambicioso, borrando por completo el problema de la atomi-zación y la lógica de “chiringuito” que tanto perjudica a los trabajadores com-bativos que queremos luchar unidos contra los planes anti-obreros. Hay que levantar una fuerte exigencia publica a la multitud de agrupamientos obreros, empezando por los que más peso y res-ponsabilidad tienen, para que promue-van una coordinación de la izquierda sindical que tenga como primer paso organizar Encuentros de trabajadores y delegados de base en cada territo-rio, como previos a uno estatal, que permita unir a todos los trabajadores independientemente de su afiliación sindical, junto a los jóvenes precariza-dos o subcontratados de dentro de las empresas y a los sectores afiliados a CCOO y UGT contrarios a los pactos de sus direcciones. Desde dichos en-cuentros se debe empezar a discutir y votar un plan de lucha para llevarlo a las empresas, en el que se unan las reivindicaciones de cada sector con la lucha contra los ataques más generales del Gobierno. Este es el camino para, por medio de a asambleas, paros in-formativos, ocupaciones... podremos levantar una alternativa a la política de los dirigentes de CCOO y UGT.

Viene de contraportada

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por l a recons t rucc ión de l a cua r ta i n te r nac iona l

ó rgano de exp res ión mensua l de C lase con t ra C lase

www.c lasecon t rac l ase .o rgC/Berenguer de Bardaji 20-22CP 50010 Zaragoza // teléfono Zaragoza 625 389 389 // teléfono Barcelona 699 789 036 // [email protected]

Delegado de CGT en Telepizza

El 26 de marzo tuvo lugar en Madrid un encuentro sindical bajo el lema “por la reconstrucción del sindicalismo de clase”. Fue organi-zado por la Coordinadora Sindical de Clase (CSC), que unifica a la Coordinadora Sindical de Madrid (compuesta entre otros por la Alter-nativa Sindical de Trabajadores de Telefónica, del Sindicato de traba-jadores de la Casa de la Moneda, el Sindicato asambleario de los trabajadores de Iberia de Madrid y Baleares, el sindicato Nueva Plata-forma de la EMT …), la Coordina-dora de Trabajadores de Andalucía y la Central Sindical Unitaria de Extremadura.

A este acto acudieron militantes y delegados de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) de Asturias, de LAB de Navarra, de CGT de León, STEC de Cantabria, del Sindicato Obrero Arago-nés, de CCOO-Aragón y CGT-Telepi-zza, entre otros. Estos encuentros están en sintonía con otros que se han ido organizando, y donde se está abriendo la discusión en torno a qué rol debería jugar la izquierda sindical frente a la po-lítica de traición y pactos sociales que las direcciones de CCOO y UGT están imponiendo al movimiento obrero. En esta ocasión, los compañeros de la CSC plantearon el encuentro sindical con el fin de agrupar en una misma coordina-dora al mayor número de delegados y trabajadores clasistas y combativos, tan-to de la izquierda sindical, como de los sindicatos mayoritarios.

Desde este punto de vista saludamos todos los encuentros obreros que ayu-den a pensar y avanzar en una política que permita unificar a los trabajadores combativos de todo el Estado español. Sin embargo dentro de este marco de debate, y a pesar de que existe el in-terés común de frenar estos pactos de traición, no está tan claro para las dife-rentes organizaciones el cómo organi-zar conjuntamente al sindicalismo de izquierdas o cómo agrupar al activis-mo obrero de los sindicatos mayori-tarios que sí quieren pelear contra los ataques anti-obreros del Gobierno.

Durante los años de ofensiva del capitalismo, la patronal ha utilizado a la burocracia sindical cómplice como instrumento para frenar a la clase obre-ra o para llevarla a la derrota. Durante los años 80 y 90, las sucesivas traicio-nes de CCOO y UGT -sobre sectores y luchas concretas, pero también de carácter general, como las contra-re-formas pactadas del PP-, hicieron que importantes sectores de trabajadores

no conformes con estas claudicacio-nes, por un lado, rompiesen con la po-lítica de su burocracia formando otros sindicatos de menor tamaño, y por otro lado, otras corrientes de la izquierda sindical fueron ganando fuerza. Por lo general, fueron nutriéndose de ex militantes de CCOO y -en menor me-dida- UGT, y de otros trabajadores no sindicalizados en los mayoritarios. De hecho, el relativo peso de la izquierda sindical, aunque atomizado en el pla-no general, ha hecho perder bastante influencia en bastiones importantes de sectores estratégicos de la econo-mía a CCOO y UGT. Es el caso de los transportes, sobre todo urbanos. Ma-drid, Barcelona o Zaragoza son claros ejemplos. Estos sindicatos situados a la izquierda han permitido, en parte, agrupar a los trabajadores más com-bativos y evitar que se desmoralizasen y se fuesen a casa.

En muchas ocasiones el rechazo a la política de CCOO y UGT llevan consigo planteamientos muy sectarios hacia los trabajadores que ambas cen-

trales aún organizan y dirigen, lo que dificulta poder pelear por confluir con la base de los mayoritarios y avanzar en recuperar las grandes centrales sindicales de las manos de esa buro-cracia traidora. A su vez estos agru-pamientos por izquierda se han dado de manera muy atomizada y hasta ahora con muy escasa coordinación, restándole fuerza al proceso. Esto ha llevado a que en muchas ocasiones las fuerzas quedaran bastante aisladas en sus respectivas empresas. Un pro-blema que se muestra con aun más agudeza cuando el Gobierno, junto a los sindicatos mayoritarios, está lan-zando ataques generales de alcances históricos que no se veían desde los Pactos de la Moncloa.

Desde nuestro punto de vista, y creemos que es una necesidad com-partida por una buena parte del ac-tivismo de la izquierda sindical, es hora de acabar tanto con las resisten-cias a pensar en la confluencia con las bases de los mayoritarios como con la lógica de “chiringuito”. La atomización ha dificultado por un lado, convertir cada lucha sectorial o de empresa en una gran batalla de nuestra clase contra el Gobierno. Es necesario que cada lucha obrera sea rodeada de solidaridad y apoyo de todo el sindicalismo que se dice de clase y combativo independiente-mente de cual sea el sindicato que la dirija. El apoyo de toda la izquierda sindical de la ciudad al proceso de organización sindical en Telepizza es un buen ejemplo de lo que hay que hacer. Por otro lado esta división ha

por ASIER UBICO

Continúa en pág. 15

Un reto y una responsabilidad de los sindicatos clasistas

La necesidad de avanzar en la coordinación de la izquierda sindical