Consejo Nacional de Misiones Obras Misionales...

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Consejo Nacional de Misiones Obras Misionales Pontificias

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Consejo Nacional de Misiones

Obras Misionales Pontificias

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CONTENIDO # pág. “Con los jóvenes llevamos el Evangelio a todos” Mons. Gabriel Enrique Montero Umaña, Presidente del CONAMI 5 Mensaje del Papa Francisco para DOMUND 2018 7 Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en Misión por el mundo Pbro. Elliott Rojas Vargas Director Nacional de las O.M.P. 10 María Reina de las Misiones 11 ¿Qué son las Obras Misionales Pontificias? 13

• Las Obras Misionales Pontificias son cuatro 15 • Obras Misionales Pontificias ayuda a miles de Vocaciones Nativas en los territorios de misión 18

Cómo cooperar con las Misiones 19 Qué son las Misiones 20 Formaciones para niños

• Quién mejor que un niño para ayudar a otro niño 21 • La animación misionera con los niños 22 • Actividades para niños utilizando manualidades 30 • Tres reflexiones sobre misioneros 31 • Juegos misioneros 33

Formaciones Misioneras para jóvenes

• Consejos prácticos para los jóvenes 35 • Los jóvenes, la Iglesia de hoy 39 • El joven misionero escucha y contempla 43 • Seréis mis testigos (hch 1,8) 45 • Ser discípulos misioneros hoy 47

Formaciones misioneras para adultos

• La alegría de ser discípulos misioneros de Jesucristo 49 • La vocación de los discípulos misioneros 55 • La Familia Misionera, Iglesia doméstica 60

La misión es el corazón de la fe, solo Dios envía a la Misión 65 Testimonio: Dios me ha dado ánimos para seguir con mi vocación 67 Oración por las Misiones 68 Subsidios para la Animación Misionera

• Guión para la ceremonia de envío misionero 70 • Una Hora Santa Misionera 71 • El Rosario Misionero 77 • Oraciones Misioneras 82 • Decálogo del Misionero 84

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“CON LOS JÓVENES LLEVAMOS EL EVANGELIO A TODOS”

Las Misiones han sido siempre el signo más evidente de la vitalidad de la Iglesia de Cristo. Partiendo de aquel primer mandato: Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado (Mt 28, 19-20), pasando por la aventura misionera de la Iglesia de todos los tiempos y llegando hasta nuestros días, el poder de Dios ha embellecido el rostro de la Esposa de su Hijo con un incontable número de testimonios, que lo entregaron todo por la causa de la evangelización.

Las Obras Misionales Pontificias han sido y son ese brazo fuerte del Señor que a través de su Iglesia sigue llevando el Evangelio hasta los confines de la tierra. Ellas han sido por siglos la expresión más genuina de esa Iglesia misionera que tanto proclama y promueve el Papa Francisco; una Iglesia que ha estado siempre en salida, aunque ciertas alas de la misma hayan olvidado que no hay verdadero cristianismo sin una proyección hacia los más alejados y necesitados.

Es doloroso, por tanto, que el llamado del Papa no esté encontrando igual respuesta de parte de los todos los sectores y organismos que conformamos el Cuerpo de Cristo presente y actuante sobre la tierra.

El lema que ahora se nos propone desde Roma y que encabeza esta página: “Con los jóvenes llevamos el Evangelio a todos”, nos recuerda, por una parte, la centralidad del Evangelio de Cristo en el caminar de la Iglesia y, por otra parte, la importancia que tienen los jóvenes hoy día en el contexto de la sociedad y de la misma Iglesia. Está claro que este lema está pensado en vistas de la Jornada Mundial de la Juventud que se realizará en Panamá en enero del 2019. La predicación, el estudio y la vivencia del Evangelio de Cristo se vuelven cada día más necesarios, pues nuestra sociedad se encuentra hoy profundamente desorientada y desanimada; no ha encontrado, como esperaba, pastores y salvadores que satisfagan sus ansias de paz y de sentido de la vida. No olvidemos que el desencanto religioso de nuestra juventud empezó, en buena parte, en el seno de muchas de nuestras Iglesias. La presentación de un Cristo que no les convencía y de una religión poco exigente, frente a la variedad y atractivo momentáneo de muchas propuestas en oferta, terminó por alejarles de la práctica religiosa y de hundirles en la vaguedad de una sociedad siempre más líquida y permisiva.

Los jóvenes de hoy, al mismo tiempo, están dando muestras de inteligencia y de valentía, de coraje evangélico y de compromiso con la transformación de la sociedad. Son siempre más los que sobresalen en la ciencia, en la tecnología, en las artes y en la brega social y política. No podemos permitirnos el lujo de perderlos. Una Iglesia sin jóvenes es una Iglesia sin vitalidad y sin esperanza.

Hacemos un llamado a la buena voluntad de nuestros católicos para que, una vez más, den muestras de compromiso misionero apoyando con oraciones y con un significativo aporte económico, el arduo trabajo de las Obras Misionales Pontificias.

+ Gabriel Enrique Montero U.

Obispo diocesano San Isidro Presidente del CONAMI.

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2018

Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos

Queridos jóvenes, deseo reflexionar con vosotros sobre la misión que Jesús nos ha confiado. Dirigiéndome a vosotros lo hago también a todos los cristianos que viven en la Iglesia la aventura de su existencia como hijos de Dios. Lo que me impulsa a hablar a todos, dialogando con vosotros, es la certeza de que la fe cristiana permanece siempre joven cuando se abre a la misión que Cristo nos confía. «La misión refuerza la fe», escribía san Juan Pablo II (Carta enc. Redemptoris missio, 2), un Papa que tanto amaba a los jóvenes y que se dedicó mucho a ellos. El Sínodo que celebraremos en Roma el próximo mes de octubre, mes misionero, nos ofrece la oportunidad de comprender mejor, a la luz de la fe, lo que el Señor Jesús os quiere decir a los jóvenes y, a través de vosotros, a las comunidades cristianas.

La vida es una misión Cada hombre y mujer es una misión, y esta es la razón por la que se encuentra viviendo en la tierra. Ser atraídos y ser enviados son los dos movimientos que nuestro corazón, sobre todo cuando es joven en edad, siente como fuerzas interiores del amor que prometen un futuro e impulsan hacia adelante nuestra existencia. Nadie mejor que los jóvenes percibe cómo la vida sorprende y atrae. Vivir con alegría la propia responsabilidad ante el mundo es un gran desafío. Conozco bien las luces y sombras del ser joven, y, si pienso en mi juventud y en mi familia, recuerdo lo intensa que era la esperanza en un futuro mejor. El hecho de que estemos en este mundo sin una previa decisión nuestra, nos hace intuir que hay una iniciativa que nos precede y nos llama a la existencia. Cada uno de nosotros está llamado a reflexionar sobre esta realidad: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 273).

Os anunciamos a Jesucristo La Iglesia, anunciando lo que ha recibido gratuitamente (cf. Mt 10,8; Hch 3,6), comparte con vosotros, jóvenes, el camino y la verdad que conducen al sentido de la existencia en esta tierra. Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, se ofrece a nuestra libertad y la mueve a buscar, descubrir y anunciar este sentido pleno y verdadero. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de Cristo y de su Iglesia. En ellos se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. Os lo digo por experiencia: gracias a la fe he encontrado el fundamento de mis anhelos y la fuerza para realizarlos. He visto mucho sufrimiento, mucha pobreza, desfigurar el rostro de tantos hermanos y hermanas. Sin embargo, para quien está con Jesús, el mal es un estímulo para amar cada vez más. Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, y muchos jóvenes, se han entregado generosamente a sí mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos (cf. 1 Co 1,17-25), como anuncio del Evangelio para la vida del mundo (cf. Jn 3,16). Estar inflamados por el amor de Cristo consume a quien arde y hace crecer, ilumina y vivifica a quien se ama (cf. 2 Co 5,14). Siguiendo el ejemplo de los santos, que nos descubren los amplios horizontes de Dios, os invito a preguntaros en todo momento: «¿Qué haría Cristo en mi lugar?».

Transmitir la fe hasta los confines de la tierra También vosotros, jóvenes, por el Bautismo sois miembros vivos de la Iglesia, y juntos tenemos la misión de llevar a todos el Evangelio. Vosotros estáis abriéndoos a la vida. Crecer en la gracia de la fe, que se nos transmite en los sacramentos de la Iglesia, nos sumerge en una corriente de multitud de generaciones de testigos, donde la sabiduría del que tiene experiencia se convierte en testimonio y aliento para quien se abre al futuro. Y la novedad de los jóvenes se convierte, a su vez, en apoyo y esperanza para quien está cerca de la meta de su camino. En la convivencia entre los hombres de distintas edades, la misión de la Iglesia construye puentes inter-generacionales, en los cuales la fe en Dios y el amor al prójimo constituyen factores de unión profunda.

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Esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el “contagio” del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor (cf. Ct 8,6). Y esa expansión crea el encuentro, el testimonio, el anuncio; produce la participación en la caridad con todos los que están alejados de la fe y se muestran ante ella indiferentes, a veces opuestos y contrarios. Ambientes humanos, culturales y religiosos todavía ajenos al Evangelio de Jesús y a la presencia sacramental de la Iglesia representan las extremas periferias, “los confines de la tierra”, hacia donde sus discípulos misioneros son enviados, desde la Pascua de Jesús, con la certeza de tener siempre con ellos a su Señor (cf. Mt 28,20; Hch 1,8). En esto consiste lo que llamamos missio ad gentes. La periferia más desolada de la humanidad necesitada de Cristo es la indiferencia hacia la fe o incluso el odio contra la plenitud divina de la vida. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor. Los confines de la tierra, queridos jóvenes, son para vosotros hoy muy relativos y siempre fácilmente “navegables”. El mundo digital, las redes sociales que nos invaden y traspasan, difuminan fronteras, borran límites y distancias, reducen las diferencias. Parece todo al alcance de la mano, todo tan cercano e inmediato. Sin embargo, sin el don comprometido de nuestras vidas, podremos tener miles de contactos pero no estaremos nunca inmersos en una verdadera comunión de vida. La misión hasta los confines de la tierra exige el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto en esta tierra (cf. Lc 9,23-25). Me atrevería a decir que, para un joven que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda y la adhesión a la propia vocación. Testimoniar el amor Agradezco a todas las realidades eclesiales que os permiten encontrar personalmente a Cristo vivo en su Iglesia: las parroquias, asociaciones, movimientos, las comunidades religiosas, las distintas expresiones de servicio misionero. Muchos jóvenes encuentran en el voluntariado misionero una forma para servir a los “más pequeños” (cf. Mt 25,40), promoviendo la dignidad humana y testimoniando la alegría de amar y de ser cristianos. Estas experiencias eclesiales hacen que la formación de cada uno no sea solo una preparación para el propio éxito profesional, sino el desarrollo y el cuidado de un don del Señor para servir mejor a los demás. Estas formas loables de servicio misionero temporal son un comienzo fecundo y, en el discernimiento vocacional, pueden ayudaros a decidir el don total de vosotros mismos como misioneros. Las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones jóvenes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes, contribuyendo al crecimiento cultural y humano de tanta gente sedienta de Verdad. La oración y la ayuda material, que generosamente son dadas y distribuidas por las OMP, sirven a la Santa Sede para procurar que quienes las reciben para su propia necesidad puedan, a su vez, ser capaces de dar testimonio en su entorno. Nadie es tan pobre que no pueda dar lo que tiene, y antes incluso lo que es. Me gusta repetir la exhortación que dirigí a los jóvenes chilenos: «Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo. Cada uno de vosotros piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente» (Encuentro con los jóvenes, Santuario de Maipú, 17 de enero de 2018). Queridos jóvenes: el próximo octubre misionero, en el que se desarrollará el Sínodo que está dedicado a vosotros, será una nueva oportunidad para hacernos discípulos misioneros, cada vez más apasionados por Jesús y su misión, hasta los confines de la tierra. A María, Reina de los Apóstoles, a los santos Francisco Javier y Teresa del Niño Jesús, al beato Pablo Manna, les pido que intercedan por todos nosotros y nos acompañen siempre. Vaticano, 20 de mayo de 2018, Solemnidad de Pentecostés.

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BAUTIZADOS Y ENVIADOS: LA IGLESIA DE CRISTO EN MISIÓN POR EL MUNDO Pbro. Elliott Rojas Vargas – Director Nacional

OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS – COSTA RICA

Con motivo de conmemorar el centenario de la carta de Benedicto XV "Maximum Illud" (1919) sobre la labor misionera en el mundo, el Papa Francisco convocó un "mes misionero extraordinario" para octubre de 2019 con el fin de despertar aún más la conciencia misionera de la 'missio ad gentes' en la Iglesia y de dar un nuevo impulso a la transformación misionera de la vida cristiana y de la pastoral, señaló la carta de convocatoria.

Se sugiere especialmente la sensibilización de cada una de las Iglesias particulares, de los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, así como de las asociaciones, movimientos y comunidades eclesiales.

“Que esta celebración sea un tiempo de gracia para promover iniciativas e intensificar de manera especial la oración –alma de toda misión–, por actividad misionera y realizada concretamente a través de la reflexión bíblica y teológica sobre la misión, las obras de caridad cristiana y las acciones concretas de colaboración y de solidaridad con las Iglesias jóvenes del mundo. Superando también así la tentación de una clase de introversión eclesial, en la clausura autorreferencial en la seguridad de los propios confines, en toda forma de pesimismo pastoral, en cualquier nostalgia estéril del pasado”.

El Papa Francisco nos recordaba también que “en nuestro tiempo, desgarrado por la tragedia de las guerras y acechado por una triste voluntad de acentuar las diferencias y fomentar los conflictos, la Buena Noticia de que en Jesús el perdón vence al pecado, la vida derrota a la muerte y el amor gana al temor, llegue también con ardor renovado a todos y les infunda confianza y esperanza”.

El Santo Padre Francisco nos ha dado el tema para el Octubre 2019: BAUTIZADOS Y ENVIADOS: LA IGLESIA DE CRISTO EN MISIÓN POR EL MUNDO

En Costa Rica desde ya nos preparamos para las celebraciones de este acontecimiento, les invito a todos los sacerdotes y laicos a pensar en actividades que animen este mes extraordinario de la misión.

Estas son algunas iniciativas propuestas desde el dicasterio para la Evangelización de los Pueblos:

1. Celebrar la Vigilia Misionera con el tema propuesto por el Santo Padre;

2. Proponer una Celebración Eucarística a nivel diocesano para el domingo de la Jornada Misionera Mundial.

3. Proponer pequeños grupos de personas o familias que se reúnan en casas para rezar el Santo Rosario por las intenciones misioneras, inspirados por la original intuición de la Venerable Paulina Jaricot, fundadora de la Pontifica Obra Misionera para la Propagación de la Fe.

4. Promover una peregrinación a un santuario mariano o a un santuario que conserve la memoria de algún santo o mártir de la misión.

5. Promover colectas de fondos para sostener el trabajo apostólico de la “missio ad gentes” y la formación misionera.

6. Proponer a los jóvenes una actividad pública de anuncio del Evangelio

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MARÍA REINA DE LAS MISIONES

María es Reina: fue predestinada desde el principio de los tiempos para serlo. Y esto, porque fue elegida para la singularísima y trascendental misión de ser la Madre de Cristo Rey y Mediadora universal de todas las gracias.

María es Reina de las Misiones, porque Ella fue la primera misionera, aún antes que el mismo Cristo, al llevarlo en su seno y darlo a conocer al mundo. Hoy, Ella continúa dando a conocer a su Hijo a los hombres, y es guía y modelo de los misioneros, por eso es llamada también "Estrella de la Evangelización".

María fue la primera evangelizada (cf. Lc. 1,26-38) y la primera evangelizadora (cf. Lc. 1,39-56). Fue Ella la que acogió con fe la Buena Nueva de la salvación, transformándola en anuncio, canto, profecía. Fue Ella la que dio a todos los hombres la mejor directiva espiritual a ellos consignada: "Haced lo que (Jesús) os diga" (Jn 2,5). (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1988, n.2)

María es Reina de las Misiones, porque Ella estuvo presente en el comienzo de la misión, en Pentecostés, junto a los Apóstoles, cuando nacía la Iglesia misionera. "Ella presidió con su oración el comienzo de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo" (EN 82). María, Madre y Reina de los Apóstoles acompañó desde el inicio el camino heroico de los misioneros. Hoy inspira a los creyentes imitarla en la solicitud premurosa y solidaria por el vasto campo de la actividad misionera. (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1997, n.7) María está presente dondequiera la Iglesia lleva a cabo la actividad misionera entre los pueblos: presente como Madre que coopera a la regeneración y formación de los fieles (cf. Lumen Gentium, 63); presente como 'Estrella de la evangelización' (cf. Evangelii Nuntiandi, 82), para guiar y consolar a los heraldos del Evangelio y sostener en la fe a las nuevas comunidades cristianas que surgen del anuncio misionero por la potencia de la Palabra y la gracia del Espíritu Santo. La presencia e influencia de la Madre de Jesús han acompañado siempre la actividad misionera de la Iglesia. Los heraldos del Evangelio, al presentar el misterio de Cristo y las verdades de la fe a los pueblos no-cristianos, han ilustrado también la persona y la función de María que, "por su íntima participación en la historia de la salvación, reúne en sí, y refleja en cierto modo, las supremas verdades de la fe",y "cuando es anunciada y venerada atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio y al amor del Padre" (Lumen Gentium, 65). Y cada uno de los pueblos, al acoger a María como Madre, enriquece el culto y la devoción a Ella con nuevos títulos y expresiones que responden a las propias necesidades y a la propia alma religiosa. Muchas de estas comunidades cristianas, fruto de la obra evangelizadora de la Iglesia, han encontrado en el amor filial a la Madre de Jesús el auxilio y consuelo para perseverar en la fe durante los períodos de prueba y persecuciones. (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1988, n.1)

María es modelo para los misioneros • En la escuela de María, la Iglesia aprende a consagrarse a la misión. Los heraldos del Evangelio, con

frecuencia ignorados, olvidados o perseguidos, que gastan la vida en las avanzadas misioneras de la Iglesia, tienen un modelo perfecto de consagración y fidelidad en María, que "se consagró plenamente como esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo" (Lumen Gentium, 56). (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1988, n.2)

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• En la escuela de esta Madre, todos los hijos e hijas de la Iglesia aprenden el espíritu misionero que debe animar su vida cristiana y su celo apostólico. (Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 1988, n.3).

• En la escuela de la Virgen y siguiendo su ejemplo, toda comunidad podrá cultivar mejor su dimensión "contemplativa" y "misionera".(Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Misiones, año 2003, n.2)

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QUÉ SON LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS Entre todas las obras y asociaciones que se proponen ayudar a las misiones, hay cuatro que, por su carácter universal, tienen el primer puesto y merecen especial atención: La Obra de la Propagación de la Fe, la Obra de San Pedro Apóstol, la Obra de la Infancia Misionera y la Pontificia Unión Misional. (Est. OMP cap. I N° 3)

Las Obras Misionales Pontificias (O.M.P.) son una institución de la Iglesia universal y de cada Iglesia en particular, encargada de infundir en los católicos, desde la infancia, el sentido verdaderamente universal y misionero, y de recoger eficazmente los subsidios para bien de todas las misiones, según las necesidades de cada una. Son el instrumento oficial y principal de todas las Iglesias para la cooperación misionera.

"Entre todas las obras de asistencia intereclesial, las O.M.P. deben ocupar siempre el primer puesto por dos razones: en primer lugar, porque se dirigen a todos los bautizados, a todas las comunidades cristianas y se preocupan de las necesidades de todas las Iglesias de misión: son el seno de la Iglesia, la expresión del sentido católico y de la comunión universal; en segundo lugar, porque las O.M.P. tienen la finalidad de cooperar al anuncio del mensaje evangélico, que es el deber prioritario de la Iglesia" (Est. O.M.P. Cap I N° 8b). Nacidas de particulares iniciativas carismáticas, las O.M.P. se han desarrollado con el apoyo de la Santa Sede que, seguidamente, las hizo organizaciones Pontificias para asegurarles mayor eficacia y un carácter universal. ¿Por qué se llaman Obras? Una obra es el resultado del trabajo o de la acción: en el trabajo misionero, "Obra" es lo que se realiza en bien al prójimo. Se llaman Obras para distinguirlas de una simple actividad apostólica transitoria. Son Obras porque representan una "organización" eclesial.

¿Por qué Misionales? Porque nos educan en el espíritu misionero universal y porque nos llevan a compartir la fe en Jesucristo y nuestros recursos económicos, espirituales y humanos, con los demás hermanos de las iglesias y comunidades nacientes. Ellas ayudan a que los cristianos y sus comunidades comprendan y cumplan su misión universal.

¿Por qué Pontificias? Porque están aprobadas expresamente por el Papa como obras evangelizadoras misioneras. Además, están a su disposición para ayudarle a cumplir tan alta misión.

FINALIDAD DE LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS

Las O.M.P. tienen, principalmente 2 finalidades: 1. Animación Misionera

• Formar e informar en todo lo relacionado con la misión • Animar misioneramente para la Nueva Evangelización y para la misión Ad Gentes • Promover el espíritu misionero universal en el seno del Pueblo de Dios • Despertar y profundizar la conciencia misionera del Pueblo de Dios, informando sobre la vida y

necesidades de la misión universal. • Recordar a los Pastores su responsabilidad misionera universal, invitándolos a participar en la

evangelización del mundo.

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• Ser para cada diócesis, la Institución específica y principal, para la educación al espíritu misionero universal.

2. Cooperación Misionera • Promover la cooperación espiritual y material para ayudar a la obra de la evangelización • Ayudar a la evangelización propiamente dicha, sin excluir, la ayuda en el campo caritativo, social,

médico, etc. • Favorecer de manera particular la colaboración con los Institutos misioneros que están al servicio de la

evangelización del mundo "en nombre de la Iglesia y según la voluntad de la jerarquía" • Preocuparse de las necesidades de todas las Iglesias en Misión. • Suscitar vocaciones ad gentes y de por vida, tanto en las Iglesias antiguas como las más jóvenes. • Promover vínculos de íntima comunión en lo que se refiere a las riquezas espirituales, a los obreros

apostólicos y a los recursos materiales. • Actuar, por un lado, como miembro privilegiado de comunicación de las Iglesias particulares entre sí, y

por otro lado, entre cada una de ellas y el Papa. • Estimular a las Iglesias a rezar unas por otras, a ayudarse recíprocamente con el envío de personal y de

medios materiales, suscitando así el espíritu de solidaridad en vista de la evangelización del mundo.

LAS OMP SON CUATRO:

Obra Pontificia de la Propagación de la Fe Fundada en Lyón, Francia, en 1822, por María Paulina Jaricot Tiene como finalidades principales: • Informar, sensibilizar y educar en el espíritu misionero, suscitando interés por la evangelización universal

de todos los sectores del Pueblo de Dios, en las Familias, en las Escuelas, en los Movimientos Apostólicos y Asociaciones, "a fin de que toda la diócesis tome conciencia de su vocación misionera universal" (Estatutos)

• Promover, teniendo presente la evangelización del mundo, la ayuda recíproca entre las diferentes Iglesias locales, tanto en el campo espiritual como material.

Trabaja con: • Grupos Misioneros • Familia Misionera

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• Cooperación Misionera • Revistas y Publicaciones misioneras

“Somos testigos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos “areópagos” de la vida

pública de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia ” (Aparecida 548)

Obra Pontificia de San Pedro Apóstol Fundada en Caen, Francia, en 1889, por Estefanía y Juana Bigard Tiene como finalidades principales:

• Sensibilizar al pueblo cristiano sobre las necesidades de la formación del clero local en las "Iglesias misioneras"

• Colaborar en la formación de los candidatos nativos al sacerdocio y a la vida religiosa para las Iglesias misioneras, mediante una ayuda espiritual y material.

• Promover la consecución y aplicación de becas de estudios, pensiones, cuotas y otros donativos para la formación de los candidatos nativos al sacerdocio y a la vida religiosa.

Obra Pontificia de la Santa Infancia o Infancia y Adolescencia Misionera Fundada en Francia, en 1843, por Monseñor Forbin Janson

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Tiene como finalidades principales: • Ayudar a los educadores a despertar progresivamente en los niños una conciencia misionera universal. • Mover a los niños a compartir la fe y los medios materiales con los niños de las regiones y de las Iglesias

más necesitadas. • Darle apertura misionera a la pastoral de conjunto de la educación cristiana, integrándose a ella. • Promover con los niños la conciencia y el compromiso misionero.

Pontificia Unión Misional Fundada en Italia, en 1916, por el P. Pablo Manna Tiene como finalidades principales:

• Ayudar a tomar conciencia de su responsabilidad misionera universal a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y aspirantes al sacerdocio y a la vida religiosa. De esta manera, se darán cuenta del deber de concientización misionera que les incumbe en el seno de las comunidades de las cuales están encargadas.

• Ayudar a buscar los métodos pastorales mejor adaptados a las circunstancias

• Favorecer los intercambios fraternales y los testimonios de solidaridad entre los obreros apostólicos al servicio de la Iglesia, en los diferentes continentes.

• Promover las otras Obras Misionales.

Trabaja con: • Enfermos Misioneros: Unión de Enfermos Misioneros (U.E.M.)

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OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS AYUDA A MILES DE VOCACIONES NATIVAS EN TERRITORIOS DE MISIÓN

La Obra de San Pedro Apóstol, una de las cuatro obras que componen Obras Misionales Pontificias, y encar-gada de organizar la Jornada de Vocaciones Nativas, apoya económicamente la formación de las Vocaciones Nativas que surgen en los territorios de misión.

Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión de África, Asia, América y Oceanía crecen cada año. Muchas veces estos jóvenes carecen de recursos económicos para completar su formación. Las Obras Misionales Pontificias tienen el encargo del Papa de sostener y apoyar con la oración y con la colaboración económica a estas vocaciones.

La Jornada de Vocaciones Nativas junto con la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, recuerda a los miles de jóvenes que quieren consagrar su vida a Dios en los territorios de misión y que necesitan de nuestra oración y apoyo económico.

Las ayudas conseguidas en esta Jornada permitirán la construcción de seminarios y noviciados, así como su mantenimiento diario, financiará los estudios de miles de seminaristas, novicios y novicias y apoya-rá a los formadores de los seminarios.

En 2017, gracias a la generosidad de los fieles de todo el mundo, el Fondo Universal de Solidaridad de San Pedro Apóstol envió €18.522.039,10 a los territorios de misión. Estas ayudas atendieron a más de 1.600 seminarios y noviciados; unos 77.000 seminaristas y más de 5.600 novicios y novicias fueron beneficiados de las ayudas para su formación y más de 2.000 formadores pudieron dar una sólida formación académica a estas vocaciones nativas. La Obra de San Pedro Apóstol ayuda a uno de cada tres seminaristas del mundo.

Las vocaciones nativas necesitan nuestra ayuda

La Jornada de Vocaciones Nativas busca encauzar la generosidad de los fieles de todo el mundo para que “ninguna vocación se pierda por falta de medios”. Para seguir ayudando a estas vocaciones puede cola-borar con un donativo o con una beca para vocaciones nativas.

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CÓMO COOPERAR CON LAS MISIONES

Existen tres grandes modos de colaborar con las misiones y los misioneros, accesibles para todos. Los tres son necesarios y sirven para ayudar eficazmente a la misión universal de la Iglesia.

Cooperación Personal Es la forma de colaboración que realizan los misioneros

enviados por la Iglesia a todo el mundo. También es de gran valor la ayuda de los colaboradores y voluntarios misioneros, que dedican su tiempo a informar y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de la ayuda misionera. ¿Quiéres ser uno de ellos?

Cooperación Espiritual Es la colaboración de todos los fieles al escuchar y meditar la Palabra

de Dios, y al rezar por los misioneros. La oración es el don y la fuerza que necesita la Iglesia para desarrollar la labor misionera cada día. Ayúdanos y reza por nosotros.

Cooperación Material

Es la colaboración económica de quienes comparten lo que tienen. A través de diversas campañas mundiales en favor de las misiones, es posible el funcionamiento y desarrollo de los territorios de misión, para llevar a cabo proyectos sociales y de evangelización. Si quieres, tú también puedes colaborar.

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CONOCE A LOS MISIONEROS Los misioneros son hombres y mujeres que entregan su vida para anunciar el Evangelio a quienes aún

no lo conocen. Sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que proclaman la Buena Nueva hasta el último rincón. Hacen vivo y eficaz lo que anuncian desarrollando labores educativas, sanitarias y de ayuda social para las comunidades que atienden, casi siempre las más pobres y desfavorecidas del planeta.

QUÉ SON LAS MISIONES

La misión de la Iglesia es llevar el Evangelio a todo el mundo. Llamamos “las misiones” a los territorios donde esa misión está comenzando y por eso es necesaria la ayuda personal de los misioneros y la ayuda económica de la Iglesia universal.

Existen 1.113 Territorios de Misión. Se extienden por África y Asia, las islas de Oceanía y América.

El 47% de la humanidad vive en los territorios de misión

El 37% de la Iglesia Universal es Territorio de Misión. Representan 1/3 de la Iglesia católica

Uno de cada tres bautismos en el mundo se celebra en los Territorios de Misión.

Aproximadamente un 44% del trabajo social de la Iglesia se desarrolla en los territorios de misión.

Un sacerdote en las Misiones atiende a más del doble de habitantes que otro sacerdote de la Iglesia Universal.

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FORMACIONES MISIONERAS PARA NIÑOS

QUIÉN MEJOR QUE UN NIÑO PARA AYUDAR A OTRO NIÑO...

En el mundo viven más de 2.000 millones de niños. No todos tienen la suerte de vivir sin dificultades, comer cada día, ir a la escuela. La mitad de los pobres en el mundo son niños, más de 600 millones; entre ellos, los "niños de la calle", que malviven en la mendicidad, roban o buscan en la basura. A otros se les como "niños soldados" que les obligan a participar en conflictos armados, y más de 250 millones se conocen "niños esclavos", en pleno siglo XXI. Son niños que trabajan o por obligación o por necesidad de sobrevivir o ayudar a sus familias. Unos 10 millones de niños menores de cinco años mueren al año por hambre y enfermedades; otros, más de 130 millones, no van a la escuela, incluso muchos no son registrados al nacer... no existen.

Los misioneros son una especie de ángeles en la tierra que cuidan de todos estos niños en diferentes partes del mundo. Pero ellos cuentan con la ayuda de los niños de la Infancia Misionera. Ser un niño misionero es algo muy importante, es ser valiente, pensar en los demás y actuar, rezar por ellos, y también pedir ayuda para que otros niños puedan gozar una mejor vida. Y, tú ¿eres uno de ellos? ¿quieres hacer de este mundo, junto a otros niños, un mundo mejor? para que lo consigas te invitamos a seguir este decálogo del niño misionero.

LA ANIMACIÓN MISIONERA CON LOS NIÑOS

a. Introducción Nuestro corazón misionero tiene su propia historia. Cómo podríamos, avivar y mantener ese "fuego

misionero" en nosotros y en nuestros hermanos ? Las fuentes que consultamos en nuestra reflexión son la Palabra de Dios, las orientaciones de la Iglesia,

especialmente la Redemptoris Missio, y en las experiencias concretas de los animadores misioneros. En ellas encontraremos luz y fortaleza para discernir los mejores caminos y los medios para animarnos misioneramente y para animar a los niños , a su familia y a sus educadores.

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¿Qué entusiasmó a los Apóstoles cuando fueron, vieron y se quedaron con Jesús para después ir a invitar a otros a esa experiencia (Jn 1) ?.¿Cómo entró Jesús a su corazón?

El amor es lo que más mueve. Jesús primero se hace amigo, se interesa en la persona para que ella centre su interés en El. Así, el joven rico tendrá que dejar sus bienes y encontrar todo en la persona de Jesús. Cada discípulo escucha el llamado "ven y sígueme" como expresión del amor personal de Dios. Como ellos, también nosotros tenemos la experiencia de ser amados personalmente por ese Dios Amigo. En su amistad está la fuente y el motor para hacer crecer nuestro fuego misionero.

Jesús nos ha mandado "Vaya y evangelice", pidiéndonos ser discípulos y hacer discípulos; escuchar al Señor y enseñar a otros lo que hemos aprendido del Señor; evangelizarnos y evangelizar. Con ello, nos propone la misión como el elemento animador fundamental de nuestra vida. La "misión" es la que renueva la identidad cristiana, la vida comunitaria, devolviendo el entusiasmo. Ella inspira y sostiene la nueva evangelización (cf. RM 2). La animación misionera es central y prioritaria en la pastoral diocesana ( cf. RM 83 ).

Es el Espíritu Santo, Dios Amor, presente y actuante en nosotros y a través de nosotros, quien hace posible que comuniquemos ese fuego misionero y lo sembremos en lo más profundo de la vida de nuestros hermanos.

En nuestra reflexión estamos haciendo referencia a la animación misionera como primera área o servicio de la pastoral misionera. Esta animación misionera llevará a buscar el alimento de la formación y comunión misionera, con lo cual prepara su cooperación misionera local y universal.

b. La Animación Misionera

La animación misionera tiene como objetivo despertar, avivar y sostener el espíritu misionero universal.

Ayuda a que Dios entre en el corazón del niño y de todas las personas para que escuchen y reciban el amor Dios, sientan su llamada "Ven y sígueme" y acepten el envío "Vaya y evangelice". El niño ha de sentir que Dios confía en él y que por eso le encomienda una misión: que está llamado a ser su ayudante, colaborador, misionero de Dios. Hemos de ayudarle a decir "sí" a Jesús que lo envía y acompañarlo en los pasos iniciales de su misión. Esto es lo más grande que se puede hacer por un niño .

Es reconocida por todos la urgencia de hacer animación misionera hacia nuestros pastores en todos los niveles, en los seminarios, en las Congregaciones religiosas, a los padres de familia, a los educadores y a los demás agentes de evangelización. El mismo animador misionero necesita continuamente avivar su fuego misionero. Además, es claro que esta animación misionera hay que realizarla a nivel individual y a nivel comunitario. Así, las personas, las familias y las demás comunidades se integran en este proceso contínuo de animación misionera.

La animación misionera es obra, principalmente, del Espíritu Santo. Nosotros le colaboramos para que nuestros hermanos se decidan a compartir su fe en cumplimiento de su misión. Así, la "misión" entra al centro de los intereses personales, fundamenta las opciones de vida, abre el corazón al don de la luz y de la fortaleza que da el Espíritu Santo e infunde una mística y un compromiso que penetra toda la vida personal y comunitaria.

c. Las motivaciones para la Misión

Cómo hacer entrar la misión en el corazón ? . Qué comunicar y cómo hacerlo ? Ahí esta la clave de la animación misionera. Con ella se despierta el interés por Cristo Misionero y

por la misión . El niño y los demás hermanos no necesitan tantas razones, explicaciones, sino experiencia del

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Dios Amigo; esperan que los contagiemos de espíritu misionero. Para que el niño, u otro hermano, quiera ser misionero, podemos utilizar varios contenidos o tipos de motivaciones:

Por los necesitados. Un primer tipo de motivación, hacia los niños y animadores, es aquella con la cual buscamos hacerles sentir las necesidades y el dolor de los demás, moviéndolos a compartir con los necesitados. Les proponemos ser misioneros para ayudar las necesidades de los hermanos. Este tipo de motivación mueve mucho. La hacemos a través de la información, diciendo "Tienen hambre", "Han tenido una catástrofe", "No tienen fe", etc. Este tipo de motivaciones es muy importante si, además de mostrar las hambres materiales, sensibilizamos sobre el "hambre de Dios" que tienen millones de personas en el mundo. Con ello, los niños sienten que pueden compartir su fe y algo de sus bienes en favor de esos que son sus "hermanos". Mostrar que el hambre más grande es el hambre de Dios y que frente a ella todos los niños están enviados a compartir su fe.

Por Dios. Un segundo tipo de motivación es aquella en la cual hacemos sentir al niño y a sus animadores que Dios les ama, les ha enviado como misioneros y espera su respuesta fiel. El les ha dado una misión, les acompaña y les ayuda a realizarla. Con El podrán hacer algo grande para mejorar el mundo. Así movemos al niño a responder al amor de Dios, a su llamada y a la misión. Es misionero "por amor a Dios", porque Dios lo quiere, porque Dios lo necesita, porque es su enviado para ayudar a crecer el Reino de Dios. Por eso, va como misionero de Jesús. Avivamos el interés más por la persona de Cristo misionero que por los dones , las acciones o los frutos de la misión.Es un tipo de motivación más profunda que la anterior. Servimos a Jesús en el hermano necesitado.

Por mi propia salvación. El tercer tipo de motivación es todavía más fuerte. La Iglesia la está proclamando a gritos: ser misionero por nosotros mismos, por nuestra propia salvación. Realmente no podemos mantener nuestra fe, ni crecer en ella, sino dando testimonio de Jesucristo con las palabras y con las obras, haciéndonos misioneros. El grano de trigo da mucho fruto sólo si se siembra y muere ( Jn 12,24). Este sembrarse y morir es el darse en servicio misionero, hacerse misionero para dar a Jesús y darse con Jesús. La fe se fortalece dándola ( RM 2). El niño y sus animadores misioneros comprenderán, con ello, que no se puede ser cristiano completo sino cumpliendo la misión; que han recibido la vida para compartirla, que las manos son para servir, los pies para acercarse al necesitado, los dones para ponerlos al servicio de los demás. El niño entiende que la fe no se la han dado para vivirla aisladamente y solo en beneficio propio, sino para compartirla. Sólo siendo misionero puede crecer en la fe y puede salvarse. La manera de ser fiel es cumpliendo lo que Dios quiere: nuestra propia misión. Ser misioneros por nuestra propia salvación. Este tercer tipo de motivaciones es el que la Iglesia más nos invita a usar, para que comprendamos nuestra vocación "misionera" personal y nos comprometamos a dar el paso real hacia el servicio misionero.

d. Caminos y medios para la Animación Misionera

1. La oración. En el fondo, de lo que se trata es de ayudar a que el niño, de corazón a corazón, reciba y responda al amor de Dios. Por esto, el medio más importante en la animación misionera es la oración. La oración sirve a los niños como camino, lugar de encuentro y alimento, que los hace misioneros. Esto tiene una aplicación especial en la Liturgia, especialmente en la Eucaristía, mediante la cual se puede hacer una animación misionera maravillosa. Además, las distintas formas de oración compartida, la celebración de la Palabra, el rosario misionero, la oración en familia por las misiones, aportan mucho en la motivación misionera de los niños. En los medios que se mencionarán a continuación la oración deberá estar presente y ser el canal fundamental.

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Desde luego, para el animador esto implica orar con ellos y por ellos. Orarán continuamente por las misiones, por los misioneros y, sobre todo, por los niños más necesitados del mundo.

2. La escucha, meditación, celebración y puesta en práctica de la Palabra de Dios es fundamental en la animación misionera. Ella abre el corazón y pone las bases de un auténtico discipulado. Ella es la que nos ayuda a conocer a Jesús y su misión salvadora. A través de la Palabra escuchamos la llamada de Jesús a participar en su misión. En la Palabra iniciamos y fundamentamos el diálogo de amistad y de servicio misionero. Con la Palabra se logra la mejor motivación misionera para despertar, avivar y sostener en los niños el espíritu misionero universal. Es la Palabra que recibimos y respondemos en la oración, el diálogo, la catequesis, la celebración de los tiempos litúrgicos, la celebración de los sacramentos (sobre todo el bautismo, la confirmación, la eucaristía ), etc. Será muy importante ayudar a que la catequesis parroquial y escolar haga efectivamente la correspondiente animación misionera universal.

3. La Información misionera. A través de ella interpelamos, hacemos sentir a las otras personas la realidad de la misión. Para ello, son dos los contenidos que presentamos: • las necesidades que hay en la misión y las necesidades concretas que tienen los misioneros; • las experiencias de los misioneros (Figuras misioneras), lo que se está haciendo para responder las

necesidades de la misión y las posibilidades para que nosotros podamos colaborar en ellas. El testimonio mueve a colaborar en las misiones. Por eso, tambien es importante promover la comunicación de los niños con los misioneros y con los niños de los territorios misionales. En la información misionera usamos diversos medios: • impresos (revistas, folletos, posters, plegables, etc.) los cuales son muy útiles y convendría

ofrecerlos periódicamente con esa motivación misionera ; • materiales radiales, como los usados en varios países en donde son los mismos niños los que hacen

los programas en las emisoras o graban mensajes misioneros; • materiales audiovisuales y televisivos, a los cuales hay que dedicarles la mayor parte de los recursos

y del tiempo. • otros medios de comunicación grupal e interpersonal como talleres, concursos de dibujo, festival de

canciones, actos cultural-misioneros, representaciones teatrales, representaciones de cuadros bíblicos, etc.

• El uso adecuado de los medios masivos de comunicación social de la Iglesia y de los particulares, especialmente la radio y la televisión.

Como parte de esta información misionera, es muy importante hacer conocer a los párrocos y agentes de pastoral la Infancia Misionera y los servicios que ofrece a todos los niños. Además, será muy útil el promover el intercambio de experiencias y de materiales misioneros entre todos los niños y grupos.

4. Los Encuentros y otras formas de Animación Misionera comunitaria. En el camino misionero es distinto ir solos a ir en grupo. Cuando vamos en comunidad se consigue mayor animación, más apoyo mutuo y mejor cooperación misionera. Así pues, con la animación misionera se ayuda a todos los niños para que, en comunión misionera, unos a otros, se den ánimo y se acompañen tanto en su formación como en su servicio misionero. Es importantísimo, entonces, promover la integración de grupos, células, equipos o comunidades de niños misioneros, que alimenten entre ellos su fuego misionero y lo difundan. Corresponde a la sicología de los niños esa comunión, con ella se responde a su necesidad de identificación y de pertenencia.

Además, en cada parroquia, en cada escuela y en cada movimiento o Institución infantil, necesitamos unos niños y unos animadores que se asocien y vivan de manera más intensa la comunión misionera de tal manera que ayuden a realizar la pastoral misionera (animación, formación, organización y cooperación misioneras) en favor de todos los demás. El asociarse en la Infancia

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Misionera es una de las alternativas de comunión misionera para todos los niños que necesitan y que lo desean.

En la Infancia Misionera los niños se pueden vincular, en distinto grado y de distintas maneras. Hay niños amigos de la Infancia Misionera, niños que ayudan en la colecta de la Infancia Misionera y hay muchos niños permanentemente asociados en la Infancia Misionera. El grupo de Infancia Misionera será el fermento, la sal, la luz, en esa pastoral misionera con los niños. Dios lo hará semilla para que produzca muchos otros asociados y muchos frutos misioneros en la evangelización de la propia familia, de los compañeros y del mundo entero.

Es importante institucionalizar los encuentros semanales o periódicos con los niños. Dentro de ellos, aprovechamos los medios grupales de animación misionera. Entre ellos, son especialmente importantes: el compartir de la Palabra y de la oración, las dramatizaciones y el teatro infantil, las representaciones bíblicas, las dinámicas testimoniales y de sensibilización misionera, los intercambios de experiencias misioneras, los foros en torno a canciones y films, las exposiciones misioneras, el análisis de figuras misioneras y los concursos misioneros. Además, tienen especial importancia los encuentros, congresos, convivencias, retiros, etc para la animación de los niños y de sus educadores. Será muy importante ofrecer encuentros de animación misionera abiertos a la participación de todos. Con ellos se puede lograr la motivación misionera inicial de muchas personas.

5. La participación en servicios misioneros. Es en la acción misionera en donde Dios más hace sentir su presencia y la interpelación que hace a la misión. La experiencia de muchos demuestra que su espíritu misionero se ha despertado y avivado cuando acompañaron a otro en algún servicio misionero o cuando participaron en algún encuentro o reunión misionera. Por otra parte, los niños buscan proyectarse de inmediato a la misión, tienen una increíble creatividad para realizar servicios misioneros y para abrir puertas a la evangelización. Su testimonio de ser amigos de Jesús y su interés por hacer otros amigos para Jesús los lleva a realizar actividades en su familia, en su escuela y en su comunidad, con lo cual se animan misioneramente.

La fe se fortalece cuando se comparte, ese es el espacio que Dios aprovecha para hacerlos crecer. Así, la dinámica testimonial, el compartir experiencias y la participación en el servicio misionero aviva su fuego misionero. Los animadores acompañan a los niños en esta primera fase de su reconocimiento y proyección misioneras. Resulta especialmente útil promover la participación de los niños en las jornadas misionales y en los servicios a los niños más necesitados de la comunidad.

6. El acompañamiento misionero. Se refiere al servicio con el cual acompañamos a cada niño, según su propio proceso de crecimiento misionero. Esto requiere escuchar al niño, no sólo sirviéndolo dentro del grupo o dentro de la comunidad, o en la Eucaristía. Es necesario darle personalmente una luz y motivación adecuadas a sus circunstancias, a través de la orientación oportuna, del consejo espiritual, compartiendo su camino misionero. En este aspecto tambien serán muy útiles las visitas o los encuentros del animador con los padres de familia y con los educadores para lograr su colaboración en este acompañamiento misionero que debemos hacer entre todos.

Así comparten camino misionero el niño y el animador. Este dialoga periódicamente con el niño y le proporciona el consejo espiritual y vocacional que necesite. En esta animación misionera es muy útil motivar al niño para que elabore su "cuaderno misionero", en torno al cual el animador podrá hacer un seguimiento personal. Además, según las posibilidades, convendrá que el animador lleve un registro del proceso misionero que va realizando cada niño y el grupo misionero.

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7. Tareas especiales en la Animación Misionera. Los medios mencionados anteriormente se usan integradamente en favor de cada niño, de cada grupo y de todos los niños. Ellos ayudan , al principio, a "despertar" el espíritu misionero universal en los niños. Después, a lo largo de la vida del niño, lo "avivarán y mantendrán" activo. La animación misionera se necesita continuamente y siempre.

Hay circunstancias, espacios eclesiales y personas que requieren un especial servicio de animación misionera:

1. Animación misionera a la escuela, para que sea "Escuela misionera". Hemos de ofrecerle una animación misionera adecuada, que penetre la estructura escolar y las actividades educativas. Será muy importante realizar jornadas de animación misionera con los educadores; tener encuentros de animación misionera con los alumnos (motivaciones, eucaristías, diálogos, concursos, convivencias, paseos misioneros, etc.) y aprovechar espacios físicos para hacer la animación misionera permanente a través de carteleras, afiches, el rincón misionero, etc. Este dinamismo misionero renovará continuamente nuestras escuelas para que puedan cumplir su gran misión en la comunidad y en el mundo.

2. Animación misionera a la catequesis parroquial para que efectivamente asuma toda la dimensión misionera universal que le corresponde. Así, toda la catequesis Bautismal, Eucarística, de Confirmación y de Reconciliación, ayudarán a los niños y a sus educadores a realizarse como auténticos misioneros. Convendrá, por ello, realizar periódicamente jornadas de animación misionera con los catequistas y proporcionarles materiales para su animación misionera.

3. Animación misionera a la Parroquia, para que en las Eucaristías y en todas sus actividades pastorales realice la animación misionera que le corresponde. Especialmente en los tiempos litúrgicos fuertes y con ocasión de las Jornadas anuales de la Propagación de la Fe y de la Infancia Misionera. Es por ello que resulta prioritario que se hagan las motivaciones misioneras adecuadas a los sacerdotes y se garantice la formación misionera suficiente de los seminaristas, de los religiosos y de los demás evangelizadores. Será muy importante la realización de jornadas parroquiales de animación y formación misionera para los principales agentes de la pastoral parroquial. Esto tendrá el mayor fruto si cada parroquia asume un programa concreto de animación misionera. Así lograremos que la parroquia sea misionera.

4. Animación misionera a los movimientos apostólicos y a las demás Instituciones que sirven a los niños, para asegurar su proyección misionera universal. En esto demuestran su identidad cristiana y católica, como nos lo recuerda la Iglesia (cf. RM 71 y 72). Cada movimiento, desde su carisma eclesial propio, está llamado a ser un movimiento "misionero universal". Hemos de intercambiar con ellos experiencias y materiales misioneros . Por otra parte, colaborarles en la animación y formación misionera de algunos de sus niños y animadores.

5. Preparar y celebrar bien (en la fecha convenida en el país) la Jornada anual de la Infancia Misionera. Es el gran punto de llegada y el nuevo punto de partida en la animación misionera hacia todos los niños de la comunidad. • Conviene preparar los materiales y las actividades correspondientes ( por lo menos tres meses

antes), con participación no sólo de los animadores misioneros sino de los mismos niños. En el capítulo sobre la "cooperación misionera" se proponen sugerencias especiales para la preparación y celebración de esta Jornada.

• Los contenidos de la Jornada van orientados a motivar el compromiso misionero de los niños en la comunidad local y su cooperación misionera (espiritual, económica y con servicios misioneros) en favor, sobre todo, de la evangelización de los niños no cristianos (misión ad gentes).

8. Conclusión. La animación misionera , como servicio inicial de la pastoral misionera, logra llevar la misión al

corazón del niño, prender fuego misionero en su vida y entusiasmarlo al compromiso misionero.

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El niño, con un corazón ardiente y una generosidad maravillosa, responderá al amor de Dios. A partir de la animación misionera, el niño desarrolla su protagonismo misionero con el cual nos moverá tambien a nosotros a realizar gozosamente nuestra misión. Es la animación misionera que viene desde abajo, desde la base, y se integra en la pastoral misionera de su propia comunidad eclesial.

El camino y la tarea para los animadores será , primero, "hacerse pequeños" para ser cada día mejores misioneros; luego, intensificar la animación misionera para despertar, avivar y mantener en los niños y en su comunidad el espíritu misionero universal.

e. Para profundizar y aplicar :

1. Elaborar un esquema o una descripción con la cual usted pueda explicar a otra persona cómo se realiza la animación misionera.

2. De los medios propuestos para la animación misionera, cuáles serían más importantes en su comunidad? Por qué ?

3. Dialogar con otra persona y describir los próximos pasos que convendría dar en la animación misionera de los niños en su comunidad local.

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ACTIVIDADES PARA NIÑOS UTILIZANDO MANUALIDADES

1. Enseña a tu niño(a) a coser a mano. Puedes utilizar un pedazo de tela para enseñarle diferentes formas de coser, pegar botones, agarrar un ruedo, entre otras cosas. Esto le permitirá desarrollar los conocimientos necesarios para luego hacer algo más, como diseñar patrones que le permitan crear algún artículo doméstico o ropa.

2. Una manera muy divertida de usar este recurso, es para crear títeres. Te servirá para crear un teatro en casa.

3. El reciclar es significativo, porque con esto puede usar bolsas de basura llenas, que le permitan al niño pesarlas, esto siempre con ayuda de un adulto. A su vez, muéstrele cómo usar un calendario para llevar la cuenta de todo lo que se recicla y desecha en su hogar.

4. Crea experimentos de tu propio ingenio, o de algún libro, sin olvidar el efecto “sorpresa”, para que así tu hijo, tenga la necesidad de seguir descubriendo cosas nuevas.

5. Algo que te ayudará muchísimo, es si posees instrumentos que te den esa personalidad de súper químico, como por ejemplo: binoculares, lupas, termómetros, reglas, entre otros. Puedes crear un ambiente científico y divertirte enseñándole a tu hijo.

6. En cada hogar siempre hay un cajón que guarda infinidades de cosas “inservibles”, el cual lo podemos denominar “El cofre del tesoro”, este servirá para que el niño se divierta en uno de esos días donde el aburrimiento esté predominando, eso sí, cerciórese que el contenido de este cajón sea seguro, además póngalo en un lugar accesible para que el niño pueda encontrarlo.

7. Recomiéndele a su hijo que las cosas parecidas que se encuentran en su tesoro, las ponga en un lugar, mientras, pregúntele para qué sirve cada cosa que encontró.

8. También podemos hacer actividades con la música que ayudarán al niño o niña a relacionarse con los sonidos. Crea instrumentos musicales con cosas que no utilices en tu hogar.

TRES REFLEXIONES SOBRE MISIONEROS

1. El Mejor Misionero • Cuente esta historia:

Había una vez un hijo de un rey que vivía en un palacio con muchos sirvientes. El tenía el respeto y honor de la gente, todos lo querían. Un día salió de su hogar para ir a un país a contar acerca de Dios. En ese país este hombre vivía muy humildemente, sin casa y sin las comodidades de su hogar. Algunas personas le escuchaban y creían en lo que él decía, pero otros no, riéndose y burlándose de sus palabras. Fue tanto el odio y rechazo de la gente hacia el hijo de este rey, que llegaron a matarlo. ¿Reconoces el nombre de este hombre?

Filipenses 2:5-11

• Haga la pregunta ¿Alguien puede decirme de quién habla la historia? (Jesús)

• Muestre láminas de Jesús con niños, con una persona o con una multitud.

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2. ¿Quién es un Misionero? (Con letras hechas o escritas, muestra la palabra: MISIONERO) Preguntar a los niños: ¿Puedes encontrar algunas palabras pequeñas dentro de la palabra misionero? (Puede dar ejemplos, como SER. Ahora saca la palabra MISIÓN.) MISIÓN: (Forme la palabra MISIÓN) ¿Sabes que es una misión? Sí. Es un trabajo especial dado a

alguien, como una misión al espacio. Dios dio un trabajo especial a los cristianos. ¿Sabes que es? (Ir a todo el mundo y contar su Buena Nueva.) Una persona que anda en una misión se llama un misionero.

Vamos a usar algunas de nuestras letras para ayudarnos pensar de la Buena Nueva que Dios quiere que todos escuchen.

SIN: (Forme la palabra SIN.) Los misioneros cuentan de Dios y que Jesús es SIN pecado. Pecado es la oscuridad que nos separara de Él, como dice la Biblia en Romanos 3:23. Merecemos ser separados de Dios, SIN Él, para siempre. Cada persona, incluyendo tú y yo, necesita un Salvador, alguien para salvarnos de este castigo. Y por eso, Dios mandó un Salvador a la tierra. Es porque Dios nos ama tanto.

SEÑOR: (Forme la palabra SEÑOR.) Este Salvador es Jesús, el Hijo de Dios, quien vino del cielo para ser nuestro SEÑOR y Salvador. Él es el perfecto Hijo de Dios. Es la razón que pudo tomar el castigo por nuestros pecados. Él sufrió en la cruz por los pecados del mundo. Después de 3 días, Dios lo levantó de entre los muertos. Jesús ahora puede perdonar nuestros pecados y darnos una nueva vida limpia. Y un día podamos vivir en el cielo con Él. “Si confiesas con tu boca que Jesús es el SEÑOR, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.” Romanos 10:9 ¡Esta es la Buena Nueva de Dios!

MI: (Forme la palabra MI.) Ahora es tu turno. Tenemos que dar nuestro testimonio y explicar como Jesús cambió mi vida y tu vida. Jesús está preparando un hogar en el cielo para mí y para ti. Ahora Él vive en mi corazón, y puede ayudarme contar a los demás. Dice en Juan 3:16, “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Crees en las Buenas Nuevas de Dios hoy día? ¿Si? Ahora Dios quiere que cuentes a otros que Dios les ama y que Él quiere que ellos sean una parte de su familia. Es posible que un día Él te pedirá ir a otro país y ser un misionero. ¿Estás dispuesto? 3. ¿Qué hace un Misionero?

Por cada frase escrita está incluida una figura para mostrar y enseñar sobre que hace un misionero.

Diga a los niños que Dios está buscando personas que puedan:

• Amar a Dios más que a cualquier persona. .................................... (Muestre el corazón rojo) • Tener un corazón limpio. ................................................................ (Muestre corazón blanco) • Estudiar para ser aprobado por Dios. .............................................. (Muestre la Biblia) • Saber hablar con Dios. .................................................................... (Muestre manos orando) • Estar dispuesto a ir a cualquier lugar. ............................................. (Muestre el mundo) • Estar dispuesto a hacer cualquier cosa que Dios pide. ................... (Manos abiertas) • Darse a sí mismo a Dios. ................................................................ (Muestre una persona) • Ser capaz de contar a la gente el camino al cielo. ........................... (Muestre los labios) • Escribir cartas a mucha gente para que puedan orar y dar por él... (Muestre una carta) • Amar a todos. .................................................................................. (Muestre caras de niños de otros

países) • Aprender a confiar y obedecer a Dios donde vaya. ........................ (Muestre las huellas de los pies) • Estudiar bien para hacer lo mejor para Dios. .................................. (Muestre los libros)

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JUEGOS MISIONEROS 1. Etiquetas

Busca etiquetas de otros países en ropa, libros, juguetes que nombre diversos lugares. Luego reze para que la Palabra sea enseñada a través de misioneros en estos países.

2. Camino al campo misionero En este juego los niños tienen que viajar a otros países para contar a otros de Jesús. Extienda una cuerda

en el piso. Los niños pisan en la cuerda, pasando sobre un “tigre”, sube una montaña (almohada), avanza a remo por un lago (una sabana azul), apretar entre las murallas de un cañón (2 sillas), y por un túnel (caja de cartulina). Aplicación:

• ¿Qué hacen los misioneros? • ¿Por qué? • ¿Puedes ir a otros y contarles de Jesús? • ¿A dónde van ellos?

3. Equipo grande Use un rollo de papel de 1 metro, (papel de envolver). Dios quiere que todos en el

mundo conozcan que Jesús le ama. Es un trabajo grande. Tenemos que trabajar juntos. Algunos son pilotos, otros doctores, profesores o traductores. Cada niño se acuesta en el papel. Dibuja la silueta de cada niño hasta tener una cadena de niños. Los niños escogen un trabajo que pueden hacer, y pintan como es la profesión

4. Banquete celestial Hacer 2 equipos y un equipo de ánimo (Barra). Al equipo #1 dice: Cuando digo “vamos”, trabajan juntos

y dibujan una boleta grande y córtenla. El primer equipo que me lleve la boleta gana el banquete que está preparado. Al equipo #2 dice: Cuando digo “vamos”, trabajan juntos. No será fácil, pero hagan su mejor esfuerzo, para AVERIGUAR COMO GANAR. El primer equipo que me lleve la respuesta gana. Aplicación:

Lea Apocalipsis 19:9. En la vida real hay gente como equipo #1. Tiene las instrucciones para ir al banquete celestial. Pero hay muchos, como el #2, que no saben que Jesús murió por sus pecados. Van a perderse o faltar sin que nadie les dé las instrucciones. Más de 440 millones de personas no las tienen.

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5. Globos de la Biblia Inflar los globos. Dibuje una Biblia en los globos. Extienda una sábana azul en el piso, para representar el

océano. Divida los niños en 3 grupos. Se pone en el otro lado del océano y se le da a un grupo un globo. Se le deja jugar por un minuto. ¡Qué maravilloso es recibir este regalo! ¿Pero qué hay de esos niños al otro lado del océano? No tienen ni una Biblia. Han estado esperando y esperando. Lleva una Biblia a ellos. (Da un globo a otro niño.) El grupo va a mandar un misionero a llevar la Biblia a otro grupo. El niño tiene que llevar el globo en la palma de su mano al otro grupo y regresar. Después lleva una Biblia al tercer grupo. Aplicación:

• ¿Fué divertido tener un globo? • ¿Fué divertido esperar? • ¿Cuántos de ustedes tienen una Biblia? • ¿Hay gente en el mundo que no tiene una Biblia? Sí, millones y millones. • ¿Quiere Dios que todos tengan Biblia? • ¿Cómo podemos darle la palabra de Dios a la gente que todavía está esperando? Dar, Orar e Ir.

Ahora, pregúntale a Dios que quiere Él que nosotros hagamos para ayudar para que su Palabra llegue a todo la gente del mundo.

6. Examen Extranjero • Escribe “Hola” en otro lenguaje. • ¿Cual es tu país extranjero favorito? ¿Por qué? • ¿Dónde están 2 países que conoces están trabajando misioneros? • ¿Has pensando en ser misionero? ¿Dónde? ¿Por qué? • ¿Qué hace un misionero para alcanzar gente por Jesús? • ¿Qué piensas que es la parte más difícil para un misionero? • ¿Cuál es la mejor parte de ser un misionero? • ¿Qué peligros tiene que enfrentar un misionero? • ¿Qué hacen los misioneros en el campo extranjero? • ¿Qué habilidades tengo que Dios puede usar como misionero? • ¿Cómo pienso que Dios llama un misionero? • ¿Qué puedo hacer ahora para estar listo, si Dios me llama cuando tenga más años, para ser misionero? • ¿Dios espera que seas un misionero ahora? • ¿Cómo puedes ser un misionero ahora, donde vives y donde asistes a un colegio? • ¿Quiero decir a otros de Jesús y diré mínimo a una persona esta semana de Él?

Aplicación: Para ayudar a los niños a pensar en el campo misionero y su responsabilidad de ser testigos de Jesús, de entender como orar para ellos, y considerar ser misionero en el futuro.

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FORMACIONES MISIONERAS PARA JÓVENES

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LOS JÓVENES

Recuerda a tu Creador en los días de tu juventud Eclesiastés 12:1 dice: “Acuérdate, pues, de tu Creador en

los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos placer.” Este es un pasaje que debes recordar toda tu vida. Especialmente en tu juventud. Es imperativo que como joven des todo de ti al Señor. Él se merece toda tu atención, ya que te da todo de Él para que puedas vivir. Todos los jóvenes que no han puesto este pasaje en práctica se han encontrado en grandes problemas. Muchos jóvenes han perdido sus vidas a una temprana edad por haber olvidado a Dios y su Palabra. Espero en Dios que éste no sea el caso contigo. Estudia la Biblia constantemente

Otro consejo práctico que deseo que tengas presente en tu vida es el estudio de la Palabra de Dios. El estudio de la Biblia trae grandes beneficios a tu vida espiritual. La Biblia dice que ella tiene poder de Dios para salvar tu alma (Santiago 1:21; 2 Timoteo 3:15). Dios nos dice que en su Palabra se encuentra la sabiduría y la inteligencia que tú necesitas (Deuteronomio 4:6). Si tú quieres ser sabio e inteligente necesitas leer, estudiar y practicar las Escrituras en tu diario vivir. Dios nos exhorta a leer las Escrituras (1 Timoteo 4:13). ¿Qué tanto lees las Escrituras? ¿Qué tanto meditas en las Escrituras? Es mi oración que tú, como joven, medites profundamente en las Escrituras para que de esta manera hagas sabias decisiones en tu vida. Todos los jóvenes que han descuidado el estudio de la Biblia han caído en las garras de Satanás. Que éste no sea el caso contigo. Recuerda que la Biblia puede ayudarte a no pecar contra Dios (Salmo 119:11; Mateo 4:1-11). Así que, estudia la Biblia todos los días y toma el tiempo para leer los siguientes pasajes bíblicos sobre el tema de estudiar la Biblia (Esdras 7:10; 1 Pedro 2:2; 2 Pedro 3:18; 2 Timoteo 2:15; Hechos 18:24). Practica la oración constantemente

La oración es un ingrediente esencial para la vida del cristiano. Jesús, el Hijo de Dios, nos enseña lo importante que es la oración en la vida del hombre. Observa lo que dijo en Mateo 26:41: “Velad y orad para que no entréis en tentación, el espíritu de la verdad está dispuesto pero la carne es débil.” La oración nos ayuda a no pecar contra Dios. Por esta razón es sumamente importante que la practiques en tu diario vivir. Jesús, el Hijo de Dios es nuestro gran ejemplo a seguir. En cierta ocasión, Jesús se levantó muy de mañana para practicar la oración (Marcos 1:35). Esto es lo que tú y yo necesitamos hacer para mantenernos en cercana comunicación con nuestro Padre Celestial. Te animo a que leas los siguientes pasajes en cuanto a la oración (Lucas 6:1ss; Efesios 6:18; Filipenses 4:6; Colosenses 4:2; 1 Tesalonicenses 5:21; Romanos 12:12).

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Sé un gran ejemplo Este es un consejo muy práctico. El ser ejemplo trae

grandes bendiciones, ya que venimos a ser una influencia positiva para todos aquellos que nos rodean. La Biblia nos exhorta a ser buenos ejemplos (1 Timoteo 4:12) en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Tú y yo tenemos que recordar que somos la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13-16). El ser un mal ejemplo traerá serias consecuencias. ¿Cómo te conocen en la escuela y en el trabajo? ¿Te conocen como un buen ejemplo, o un mal ejemplo? Espero que las respuestas a estas preguntas sean positivas y no negativas. La Biblia nos exhorta a imitar los buenos ejemplos (1 Corintios 4:16; 11:1; Filipenses 3:17; 3 Juan

11; 1 Pedro 2:21-22). Así que, te animo a que trates lo mejor posible de ser un excelente ejemplo, así como Jesús lo fue, y lo sigue siendo. Respeta y obedece a tus padres

Uno de los mejores consejos que puedo darte es que respetes y obedezcas a tus padres en todo. Esto es lo que la Palabra inspirada por Dios nos enseña. Observa lo que dice el apóstol Pablo al respecto: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres porque esto es justo, honra a tu padre y a tu madre porque este es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.” Todos aquellos jóvenes que no han hecho caso a este pasaje han terminado sus vidas en la cárcel o en la avenida de la muerte. En lo personal, conozco muchos jóvenes que han muerto por causa de no escuchar los consejos sabios de sus padres. Espero en Dios que éste no sea el caso contigo. Tus padres se merecen todo el respeto posible, ya que ellos se han preocupado por ti, y han provisto todo lo necesario para que puedas vivir. No seas un mal-agradecido, sino más bien, cuida de ellos y obedece lo que ellos te mandan. Ellos saben lo que es mejor para ti. Anuncia el Evangelio a tus amigos

Otro consejo práctico y de mucha importancia es el anunciar el Evangelio de Cristo a tus amigos. La Biblia nos exhorta a ser evangelistas, esto es, personas que llevan las buenas nuevas de salvación a los perdidos (Marcos 16:15; Mateo 28:18-20; Mateo 4:19; Lucas 5:10; Marcos 1:17). La Biblia también nos exhorta a amar a nuestro prójimo (Marcos 12:31). Una de las maneras como podemos mostrar amor a nuestro prójimo es anunciándoles las buenas nuevas de salvación, para que de esta manera tengan la oportunidad de pasar la eternidad en el cielo. El anunciar el Evangelio no es una opción, sino más bien un mandamiento por parte del Señor. Si no obedecemos a este mandamiento Dios no estará contento con nosotros. Así que, te animo a que anuncies las buenas nuevas de salvación a todos tus amigos en la escuela y en el trabajo. Invítalos a los servicios de la Iglesia para que vengan y escuchen la Palabra de Dios. Sería muy hermoso que todos tus amigos fueran cristianos. Tú puedes contribuir para que este sea el caso.

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Selecciona buenas compañías Una de las cosas que ha metido en problemas a los jóvenes son sus amistades, las cuales no son una

influencia positiva para ellos. La Biblia nos exhorta a que prestemos atención a la clase de amistades que debemos buscar. Observa lo que el apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 15:33: “No erréis, las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Bien dice el dicho que “el que entre lobos anda, a aullar aprende.” También dice otro dicho: “El que entre la miel anda, algo se le pega.” Si tú te juntas con malas amistades, tarde que temprano estarás imitando sus malos caminos, y esto traerá serias consecuencias. Recuerda que las malas compañías no quieren que tú pases la eternidad en el cielo, sino más bien en el castigo eterno. No escuches a tus malas compañías, sino más bien, escucha a Dios y Su Palabra.

LOS JÓVENES, LA IGLESIA DE HOY

CUANDO ESCUCHO LA EXPRESIÓN “Los jóvenes son el futuro de la Iglesia”, se me pone la carne de gallina. Una simple frase, pero con un trasfondo terrible. No es que no sea verdad, pues está claro que lo son. Pero también son el “presente”, por lo que decir que son el “futuro”, solamente, no es toda la verdad. Y una “verdad a medias…”, ya se sabe. Es como si le dijéramos al joven: Ahora no te toca, ten paciencia que ya crecerás, algún día llegarás a ser lo que ahora no eres…

Recuerdo una conversación con un amigo, profesor de Teología. Estábamos enfrascados en una discusión sobre la Pastoral y los jóvenes, cuando este profesor dijo que, tenemos que ser conscientes los que trabajamos en pastoral juvenil, de que los jóvenes entran por una puerta y salen por otra, que la pastoral juvenil es una pastoral de transición.

Este comentario me dejó estupefacto. Tanto, que en ese momento no fui capaz de emitir palabra alguna, hasta que, pasados unos segundos, me vino a la mente una frase de San Pablo, que dice: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Tim 4, 12). Porque, ¿Quién dice que los jóvenes tienen que llegar a adultos para poder ser miembros vivos de la Iglesia? ¿Quién dice que los jóvenes no pueden ser sujetos activos en la comunidad eclesial? ¿Quién dice que los jóvenes no son protagonistas en la evangelización?

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Teniendo en cuenta que Evangelizar constituye la dicha y vocación de la Iglesia, su identidad más profunda, pues existe para evangelizar (EN 14), y que el joven es Iglesia en razón de su bautismo, que les hace miembros del pueblo de Dios, todas estas preguntas confluyen en una sola, ¿quién puede afirmar que un joven tiene que ser otra cosa que no es, para ser verdaderamente Iglesia y evangelizador?

Yo no, por supuesto. Y creo que el Magisterio más reciente de la Iglesia tampoco. Aunque podría entender tal afirmación, teniendo en cuenta que la pastoral juvenil hasta hace años, tal y como nos recuerda el profesor Tonelli, no existía, y donde existía algo que se pudiera llamar “pastoral juvenil”, estaba anclada en el espíritu preconciliar, centrándose en la vida sacramental, confiadas a la Acción Católica o algún movimiento, en el mejor de los casos. Y debiendo participar con todos los demás cristianos en iniciativas que carecían (o casi) de sensibilidad juvenil. (1)

Es por este motivo que, ante una evocación tan insólita, me dispongo a reflexionar un poco sobre este tema, desde el convencimiento de que el joven tiene que jugar un papel importante en la Iglesia, o si no, como me dijo alguien una vez, los jóvenes se cansan de estar detrás del telón, y desaparecen o no se implican.

Abordaré tal reflexión desde una óptica múltiple: El joven convocado a una comunidad evangelizadora. Con esto quiero decir que, aunque el joven es un sujeto inacabado, en proceso de crecimiento, “en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres” (Lc 2, 52), es también por el bautismo hijo de Dios y miembro de la comunidad eclesial, y por tanto corresponsable de la misión de la Iglesia.

San Juan Pablo II, en Christifideles laici 46 dice: “El Sínodo ha querido dedicar una particular atención a los jóvenes. Y con toda razón. En tantos países del mundo, ellos representan la mitad de la entera población y, a menudo, la mitad numérica del mismo Pueblo de Dios que vive en esos países… En este sentido el Concilio ha definido a los jóvenes como la esperanza de la Iglesia (GE 2)”. De este modo, como dice la “psicología positiva”, hay que centrarse en el presente y vivirlo en plenitud, para mirar el futuro con esperanza. Por lo que creo que llamar a los jóvenes “la esperanza de la Iglesia”, y no “el futuro” a secas, no es casual.

Todos queremos ser felices, también los jóvenes. “En cada joven hay una aspiración a la felicidad”, dijo el Papa Benedicto XVI en Praga el 28 de septiembre de 2009. Por eso, no se le puede intoxicar con la creencia que tienen que llegar a algún sitio para ser felices, porque en realidad esto valdría para todos, no por el hecho de ser joven te encuentras más lejos. Sobre todo, teniendo en cuenta que la felicidad es una actitud que puedes asumir en cualquier momento de la vida.

Los jóvenes igual que la Iglesia tienen luces y sombras, y a todos los que pertenecemos a este cuerpo, nos molesta muchísimo cuando desde fuera se empeñan en ver solo las sombras. Entonces por qué nos empeñamos a veces en ver solo las sombras cuando hablamos de los jóvenes.

Un joven es capaz de decir “Habla Señor que tu siervo escucha” (1Sam 3, 10); y de hablar en nombre de Dios (Jer 1, 5-7). Incluso podríamos mencionar la escena más representativa del Evangelio entre un joven y Jesús, la del “joven rico”. Si nos fijamos bien, Jesús le pide que venda lo que tenía, diera el dinero a los pobres y le siguiera (Mt 19, 16-22), no le dice, tienes que crecer, hacerte adulto, dejar de ser joven. Nada de eso, con lo que es, siendo joven lo invita a seguirle… y ya en los tiempos apostólicos San Juan en su primera carta rotula un singular testimonio: “Os escribo jóvenes, porque han vencido al maligno, porque han conocido al padre, porque son fuertes y la palabra de Dios habita en ustedes” (1 Jn. 2,13).

Ahora, como es, con lo que es, siendo joven, puede y debe tener una experiencia personal con Cristo, que cambie su vida y le dé sentido. Tanto es así que, San Juan Pablo II dijo en Roma, dirigiéndose a los jóvenes allí congregados y por extensión a todos los jóvenes del mundo que: “Sois el corazón joven de la Iglesia”. “Si la evangelización define la Iglesia, la misión brota de la comunión y genera comunión. La Iglesia, animada por el Espíritu, es comunidad misionera. Los jóvenes cristianos, corresponsables con toda la Iglesia de su misión evangelizadora, han de participar activamente en la comunión eclesial; han de expresar, celebrar y alimentar su fe en la comunidad, y han de reconocer y asumir sus responsabilidades en el seno de ésta. Por su parte, la comunidad ha de reconocer y promover la presencia y participación de los

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jóvenes en la vida de la misma. “Los jóvenes no deben considerarse simplemente como objeto de la solicitud de la Iglesia; son de hecho -y deben ser incitados a serlo- sujetos activos, protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social“(ChL46)” (2)

Lo que está en plena sintonía con el discurso del Magisterio actual de la Iglesia: Benedicto XVI recuerda en Praga, en el 2009 que el Señor, “llama a cada uno por su nombre y os quiere confiar una misión específica en la Iglesia y en la sociedad. Os renueva constantemente la invitación a ser discípulos y testigos suyos”. (3) Y en otra ocasión dice también: “Los jóvenes no pueden arruinar la riqueza de su vida y de su juventud, “guardándosela” egoístamente para ellos mismos. Deben darla con generosidad. Ellos son ya el presente de la Iglesia, cuya mañana depende de ellos y de lo que ya son y hacen en el hoy. “No desaprovechéis vuestra juventud. No intentéis huir de ella. Vividla intensamente consagrada a los elevados ideales de la fe y de la solidaridad humana… Sois el presente joven de la Iglesia y de la humanidad. Sois su rostro joven. La Iglesia necesita de vosotros, como jóvenes, para manifestar al mundo el rostro de Jesucristo que se dibuja en la comunidad cristiana. Sin este rostro joven, la Iglesia se presentaría desfigurada”.” (4)

Cristo llama al joven, a cada joven para que construya el Reino, construyendo la Iglesia y la sociedad. El joven es ya presente de la Iglesia, no tiene que llegar a ser nada, no tiene que estar esperando pasivamente a verlas venir, o sentado mirando como otros trabajan. No hablamos de futuro ya, sino de un presente donde muchos jóvenes anuncian a Jesús entre sus amigos, compañeros y familiares. Más aún, cuando Cristo hace a algunos jóvenes “interlocutores suyos en cada generación” (5). A este respecto, tengo la suerte de experimentar como se han cambiado las tornas en cuanto a la transmisión de la fe. La evangelización que antaño estaba a cargo de los padres y los educadores (familia y escuela), hoy se da cada vez menos. Por el contrario, me he encontrado con numerosos casos en que los jóvenes se encuentran con Jesucristo, y son éstos quienes anuncian luego la fe en sus familias y ambientes. Cuanto menos es paradójico.

Por eso os confieso que sueño con una “Iglesia joven para un mundo joven”, y os invito a seguir haciendo camino juntos con la ayuda imprescindible del Espíritu del Señor, en esta atrayente y apasionante aventura. Con Jesús siempre seréis jóvenes, y edificaréis una Iglesia joven para un mundo joven. (6)

Terminaré mi reflexión, con un comentario de Monseñor Alberto Campos, obispo de San José del Amazonas, y presidente de la Comisión Episcopal de Juventud de la Conferencia Episcopal Peruana: “Percibo, sobre todo en la selva, que la mayoría de nuestras iglesias son iglesias de jóvenes.

Son ellos los que van mostrando siempre el rostro de la Iglesia en diferentes eventos y celebraciones. Con quien uno cuenta con mayor seguridad son con los jóvenes. Antes se decía que los jóvenes eran el futuro de la Iglesia, yo considero que los jóvenes son el presente de la Iglesia. Son los que hacen la Iglesia hoy.”

Alejandro Abrante

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(1) DENICOLÒ, GIANCARLO. Cuarenta años de servicio a la pastoral juvenil. Entrevista a Ricardo Tonelli. Ed. CCS. P. 15.

(2) Comisión Episcopal de Apostolado Seglar. Departamento de Juventud. JÓVENES EN LA IGLESIA. CRISTIANOS EN EL MUNDO. PROYECTO MARCO DE PASTORAL DE JUVENTUD

(3) Benedicto XVI. En Praga, el 28 de septiembre de 2009. (4) Benedicto XVI. Brasil, Mayo de 2007. (5) Carta “En los jóvenes está la esperanza”, de Juan Pablo II a los jóvenes y

sacerdotes en el año internacional de la juventud. PPC. Madrid, 1985. p. 92. (6) CEBALLOS ATIENZA, A. (Obispo de Cádiz y Ceuta). Carta

Pastoral. Jóvenes para una Iglesia que quiere ser joven. Cádiz, 15 de Agosto de 2004.

EL JOVEN MISIONERO, ESCUCHA Y CONTEMPLA

Objetivo: Promover un encuentro con Cristo a través de la Palabra de Dios, escuchando su voz y contemplando sus obras para llegar a ser un verdadero discípulo misionero. Preparación: Una Biblia, una vela, una imagen de Cristo, unas semillas y una Cruz. Colocar los signos en distintas áreas del salón o lugar de reunión. Oración: Señor, queremos escuchar tu Palabra. Permite que élla llegue no solamente a nuestra mente, sino hasta lo más profundo de nuestro corazón para que podamos conocerte cada día más. Amén. El vendedor de semillas.

Un joven soñó que estaba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba detrás del mostrador. “¿Qué vendes aquí?”, le preguntó.- “Todo lo que tu corazón desee”, respondió Jesucristo. Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado decidió pedir lo mejor que un ser humano podía desear; “Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y la violaciones a los derechos humanos”. Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dijo: “Amigo creo que no me has entendido, aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas”, “convierte en frutos las semillas que hay en ti”.

Reflexionemos con miras a un diálogo • ¿Qué aprendemos de esta historia? • ¿Qué buscamos hoy nosotros como jóvenes?

Aprendamos de la Palabra, Fuente de Vida del Discípulo • Pedir a cada uno que tome en su mano una semilla. Dejando su mano abierta, que la mire mientras se

lee y comenta el evangelio. • Juan 12, 20- 26 • “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere da mucho fruto. El que ama

su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna” (24-25).

ILUMINACIÓN El vendedor de semillas… se hizo semilla de un mundo nuevo. “He venido para que tengan vida en

abundancia” (Juan 10.10). Jesús desea que lo sigamos para que nos convirtamos en semillas del Reino.

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“El que quiera servirme, que me siga” (26). Esta es nuestra vocación como jóvenes discípulos misioneros: seguir a Jesús para que como él convirtamos en frutos las semillas que hay dentro de nosotros.

La imagen de Jesús que tenemos en el ejemplo anterior no es la de un vendedor de recetas, ni de soluciones milagrosas. Se asemeja a la del que nos ofrece lo que necesitamos para trabajar en la misión de la Iglesia, para hacer que la vida brote y produzca frutos de vida.

Jesús quiere convertirnos en semillas para el Reino. Él nos invita a seguirlo, a escuchar su Palabra y a dejarnos formar como discípulos misioneros y a trabajar para que la vida fluya abundante para todos.

Viendo a unos jóvenes llenos de ideales, Jesús los llama para que sean sus discípulos. “Las ovejas escuchan mi voz” (Jn 10, 3). Nosotros también hemos sido llamados a participar en la comunidad y en nuestros grupos juveniles, Él nos va formando para transformarnos en misioneros de su Palabra de vida, para enseñarnos a convertir en frutos las semillas que Él nos ofrece.

La contemplación de los signos que están en el salón de reunión nos invita a dejarnos seducir por ese amor que Dios nos manifiesta en Cristo,

Joven anuncia Jesucristo… agregado como amigo¡¡¡¡ Se trata de una representación sencilla de la Vida de Cristo por medio de escenas en las que se

intercalan diálogos, imágenes y música. La actividad necesita de un monitor que tenga clara la estructura y anime a los chicos a la participación.

No necesita de muchos recursos materiales y puede adaptarse a cada parroquia según sus necesidades. En una reunión previa se pedirá a los jóvenes que hagan un repaso de las escenas de Cristo que más les

gusten y se aprovecha para dialogar sobre la escena. Se les propone representarlo de una manera sencilla. Con la ayuda de un proyector de imágenes, una música apropiada y algunos signos se puede hacer una representación digna que ayude a los jóvenes a ofrecer y presentar algo a los demás en lo que ellos serían los protagonistas.

La Comisión Diocesana de pastoral juvenil puede ofrecer un acompañamiento para dicha actividad, aportando los recursos humanos y materiales que cada parroquia necesite.

En un par de sesiones durante la semana de misión parroquial se puede preparar la actividad y al final de la misión pueden representarla a todos en un festival misionero.

También puede hacerse una coreografía de baile de alguna canción con mensaje religioso. ORACIÓN FINAL

Terminamos con una oración espontánea con Padre Nuestro… Ave María… Gloria al Padre… Canto Final: Envíame a mi.

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SERÉIS MIS TESTIGOS (Hch 1, 8) Objetivo

Cuando Jesús y el evangelio, desde una experiencia de encuentro y relación con él, se convierten en fuente de alegría en nuestra vida, en aquello que nos da sentido, también ardemos en deseos de contárselo a otros. Toda nuestra vida se puede convertir en anuncio de una manera diferente de estar en el mundo. Aquel al que amamos se vuelve el centro de todo y le da sentido a todo. Deseamos que todos puedan conocer al Jesús que nosotros hemos conocido. Que compartan con nosotros nuestra alegría.

Preparación Fotografías de las diversas vocaciones y actuaciones de jóvenes laicos en el mundo y en la Iglesia. En el salón a vista de todos, colocar estas fotografías.

Oración:

Padre, en tus manos me pongo. Haz de mí lo que quieras; por todo lo que hagas en mí, te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal que tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No te pido más, Dios mío. Amén.

Canto: Alma misionera. Escuchemos nuestra voz juvenil:

Preguntas para reflexionar en el grupo: 1. ¿En qué consiste eso de la vocación cristiana? 2. ¿Conocemos al Señor tanto como para desear hablar a los demás de Él? 3. ¿Dónde nos podemos encontrar con Jesucristo? 4. ¿Con quién hablamos de nuestra fe? ¿familia, amigos, compañeros…? 5. ¿Somos misioneros con nuestra forma de vivir y actuar? ¿En qué notan los demás que nosotros creemos

en Jesús? Aprendamos de la Palabra, Fuente de Vida del Discípulo

Con la Palabra, aprendo a ser, sin miedo ni complejos, testigo de Cristo Leer: Efesios 1, 4-5. ILUMINACIÓN

Dios en su infinito amor nos ha elegido desde toda la eternidad. Hoy Jesús nos llama como lo hizo a sus discípulos: “Sígueme y te haré pescador de hombres” (Marcos 1,17). A los que llama, Jesús les exige desapegarse y un desprenderse hasta de sí mismo: “si alguno quiere venir en pos de mi, que renuncie a si mismo, que cargue con su cruz y que me siga” (Marcos 8, 34).

Jesús nos llama para estar con Él “Para andar en el amor y estar en su presencia” (Ef 1,4). Somos “elegidos”, antes de nada, para unirnos íntimamente en amistad con Jesucristo. Sea la que sea nuestra vocación particular, el verdadero discípulo descubre pronto dos cosas importantes en su relación con Jesús: en primer lugar, que no fue él quien escogió al Maestro y, en segundo lugar, que no fue convocado para purificarse, aprender la Ley, etc., sino para vivir con Él y ser enviado para servir.

Como bautizados, todos somos llamados a la misión cristiana cada uno según su vocación particular y su condición de vida. Llevamos a cabo la misión de la Iglesia como laicos, sacerdotes o religiosos, como jóvenes, adultos o ancianos.

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Como jóvenes misioneros, el encuentro verdadero con Jesús ha de darse en la oración, los sacramentos y en el servicio a los más necesitados. Nuestro camino juvenil como seguidores de Jesús y testigos suyos ha de pasar, pues, por varias etapas en un proceso de afirmación de nuestra fe:

1. El encuentro con Jesucristo. 2. La conversión. 3. El discipulado. 4. La comunión. 5. La misión.

¡Joven, Jesús te elige para estar con Él y para hacer presente el Reino de Dios en tus ambientes de vida

e incluso más allá de tus fronteras! Joven anuncia

1. Estudiar entre todos los del grupo la forma de realizar un vídeo en el que se refleje lo que la fe en Jesucristo nos aporta a nuestra vida de jóvenes: en nuestra realidad del pueblo, de relaciones, de impulso a la solidaridad, de amistad, etc. Elaborarlo y subirlo a Youtube.

2. (Para los de ciudad o poblaciones grandes) Preparar la Convivencia Juvenil Misionera. Oración Final

Tómame, Señor, con todo lo que soy y lo que tengo, lo que hago, lo que pienso y lo que vivo. Toma mi espíritu para que yo me adhiera totalmente a Ti y así en lo más íntimo de mi corazón te ame sólo a Ti y te sirva en la misión de tu Iglesia.

SER DISCÍPULOS MISIONEROS HOY Objetivo

Sensibilizar a los jóvenes sobre la realidad en la que viven hoy para que descubran los desafíos que se plantean en la Misión y se comprometan, como bautizados, a colaborar en la comunicación de su fe en Jesucristo, rostro de Dios Padre que nos ama, nos perdona, nos acoge y da sentido a nuestras vidas, y en la respuesta comprometida a ese amor en la construcción de un mundo mejor, según su voluntad.

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Preparación En el salón de reunión, disponer de periódicos, revistas, tijeras y pegamento; con estos materiales,

invitar a los jóvenes a elaborar un mural sobre la cultura de la vida y la muerte. Oración

Padre Bueno, vivimos en un mundo donde la vida está diariamente amenazada por la violencia, el hambre, la destrucción de la naturaleza. Te pedimos que abras nuestros ojos y oídos a esta triste realidad que vivimos para que podamos ver, escuchar y discernir tu llamado a ser servidores de la vida. Amén. Canto: Color esperanza. Escuchemos nuestra voz juvenil

En dos grupos elaborar el mural, ilustrando: - Primero, la cultura de la vida. - Segundo, la cultura de la muerte.

Reflexionemos y Dialoguemos

¿Cuáles son, a su parecer, los signos de cultura de la vida y de la cultura de la muerte que descubrimos en nuestro país y luego en el mundo?

¿Cómo podemos compartir valores auténticos de una cultura de la vida? y ¿Cómo podemos luchar para superar una cultura de la muerte en nuestras comunidades o barrios?

¿Qué tiene que ver la fe en todo esto? Comentar cómo el hecho de conocer la realidad que estamos viviendo nos permite valorar lo que somos

para colaborar en la construcción de un mundo mejor.

Aprendamos de la Palabra, Fuente de Vida del Discípulo Leamos: Lucas 4, 14-22.

ILUMINACIÓN El grupo juvenil es ciertamente un espacio de acogida, de cariño, de intercambio, de crecimiento

personal, de encuentro con Cristo y de profundas relaciones de amistad y de amor. Sin embargo, los grupos juveniles de nuestras parroquias, comunidades, movimientos apostólicos,

universidades, no pueden ser un refugio para personas que huyen de la realidad. En el momento de la transfiguración, los discípulos deseaban poner allí su tienda: “Maestro, que bueno es estar aquí” (Marcos 9, 5).

Frente a esta tentación surge del envío que Jesús hace a sus discípulos para anunciar y proclamar la Buena Nueva (Mt 10,5-8). Estamos en procesos de catequesis, de grupos, de movimientos porque hemos conocido al Señor y deseamos saber más de Él y estar con Él, pero esto que vivimos y sentimos no puede quedarse cerrado en el grupo y en la sala de catequesis…. Tenemos que ANUNCIARLO, CONTARLO, TRANSMITIRLO a todos… y en el “todos” está incluida nuestra familia.

Jesús los devuelve al valle, allí donde están los paralíticos, los que sufren, los excluidos. El valle es el lugar de la misión. Jesús no evadió la realidad de la pobreza, de la exclusión, y de muerte que vivía su pueblo. Él asumió la misión de liberar. “El Espíritu del Señor me envió a traer la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver” (Lc. 4, 18). El Reino de Dios acontece cuando las víctimas de una cultura de muerte logran participar de la vida.

“Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10,10). Jesucristo es la plenitud de la vida. Desde nuestros grandes anhelos, podemos participar en la obra misionera de Jesús y colaborar a la renovación del mundo.

“Los jóvenes están llamados a ser centinelas del mañana, comprometiéndose a la renovación del mundo a la luz del Plan de Dios”.

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Viviendo en coherencia con los valores que Jesús nos enseña y asumiendo nuestra vocación de transmitir a otros jóvenes la abundancia de vida obtenida por Jesucristo, podremos ser “columna” del mundo nuevo: Mundo sin pobreza, ni exclusión, y donde todos se podrán beneficiar de la vida en plenitud. Joven anuncia

Durante estos días, observa la vida alrededor, lee los periódicos y mira las noticias. Haz una lectura cristiana de lo más te llame la atención y cómo eso te está afectando a ti o a quienes te rodean. Conviértelo en oración. Y luego comparte con otros jóvenes tu reflexión por medio de una entrada en Facebook, o frase en twitter, o fotografía y mensaje en wassapp, etc.

F O R M A C I O N E S P A R A A D U L T O S

“LA ALEGRÍA DE SER DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO”

Vida, dignidad humana y familia son las principales causas de la alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo. ¡Sígueme: vamos a conocer cómo fue que nuestros Obispos llegaron a tal

descubrimiento! Pon mucha atención al diálogo que mantiene el grupo de niñas, niños y adolescentes que a continuación se va a presentar. Lo que opina cada quien será de utilidad.

ORACIÓN

Padre Santo, te damos gracias por el don de la vida y porque has coronado al hombre de gloria y dignidad. Te pedimos que, como discípulos misioneros de Jesucristo, vivamos con alegría la vida que nos has dado y, así animados por el Espíritu que da vida, seamos testigos de tu amor en medio de nuestra sociedad. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. OBJETIVO

Mostrar a los presentes por qué decimos que ser discípulos y misioneros de Jesús es causa de alegría para el ser humano. Motivar para que esta alegría los comprometa a luchar por una vida digna para ellos y para los que los rodean. Desarrollo del tema 1. EL SENTIDO DE LA VIDA Y LA FELICIDAD

Daniela, Manuel y sus amigos volvían de la escuela y caminaban lentamente mientras conversaban. Al llegar a la explanada donde está una fuente, se detuvieron, como siempre, ante el atrio de la parroquia para mirar a las personas que pasaban y a las que entraban a rezar, en aquella ocasión, pusieron mucha atención a una conversación que mantenían dos personas adultas, las cuales se veían profundamente trastornadas: “¡Qué pena lo ocurrido con la muerte de aquellos jóvenes! ¡Lo que causan las drogas!”, era el comentario central de

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la conversación. Las dos personas comentaban lo sucedido con dos amigos que habían sufrido una sobredosis.

Todos, en el grupo de amigos quedaron muy impresionados por la plática que escucharon, tanto que poco fue el aliento que les quedó para seguir conversando entre ellos.

¬ ¡Qué tremendo! –Dijo Daniela-¿Qué les habrá llevado a eso? ¬ Sí. ¡Qué extraño!-dijo Claudia-.No entiendo por qué hay gente que opta por ese tipo de cosas. ¬ No sé que hay detrás de eso –respondió Daniela-, pero talvez tenían algunos proyectos que querían

realizar y al no poder hacerlo, pensaron que era lo mejor tomar drogas. ¬ ¿Crees que les pasó eso porque consideraron que su vida encontraba sentido de ese modo?, preguntó

Manuel. ¬ Pues no lo sé –Dijo Daniela. ¬ Yo pienso que más bien se sentían solos, creían que a nadie les interesaba lo que hacían o querían, y

por eso encontraron una especie de refugio en las drogas –dijo Claudia. ¬ ¿Por qué piensas eso? - preguntó Daniela. ¬ Porque en la vida nunca se puede lograr lo que uno quiere –dijo Claudia-. Eso es lo que dice mi abuela.

Es por eso que yo creo que muchas personas se cansan y se dan por vencidas cuando las presiones y las dificultades son muy grandes, y buscan en los vicios algún camino mejor.

¬ ¿Crees que las personas se dejan arrastrar por los vicios para tener una vida mejor?, -preguntó Salomón-. ¡Eso me parece absurdo! Yo creo que se entregan al vicio para intentar escapar de una vida sin sentido.

¬ No. Lo que Claudia está diciendo es que la única vida que tiene sentido es la vida en la que no te das por vencido y buscas ayuda en los demás. ¿No es verdad, Claudia?, -dijo Daniela.

¬ Sí –dijo Claudia-, yo creo que lo único que le da sentido a nuestra vida es la vida en convivencia con los demás. Daniela esperó, recordó una ocasión en la que habló con su tío y se preguntó cómo una persona que es

obligada por las circunstancias a vivir de un modo determinado, su vida puede soportar ese modo de vivirla. ¬ Pero no todos piensan igual -dijo Enrique-. Mucha gente dice que ésta es la única vida que tenemos y

que hay que tratar de pasársela lo mejor posible. ¬ Es verdad –dijo Claudia-, mucha gente dice eso, pero, para serte sincera, yo no puedo imaginarme que

se pueda llegar a ser feliz si se piensa así. ¬ Yo pienso que la vida es muy breve y que la muerte nos puede llegar en cualquier momento –dijo

Salomón-. Por eso creo que uno tiene derecho a gozar lo más que pueda de la vida. Además, quién sabe si uno pueda seguir disfrutando después de la muerte. Daniela se quedó pensando en las opciones de sus amigos. En realidad no estaba muy segura de cómo

juzgar lo que ellos pensaban y se preguntaba si sería posible encontrarle un sentido a su vida dentro de la vida misma de una manera sana y sin vicios. Se había hecho tarde y el grupo se tuvo que separar. 2. LA BUENA NUEVA DE LA VIDA Y DE LA FAMILIA ¬ Mamá –dijo Daniela cuando estuvo de vuelta en su casa-, ¿Consideras que tu vida tiene sentido? ¬ Yo creo que sí –respondió su madre, un poco sorprendida por la pregunta-. En realidad no lo había

pensado, pero me parece que el tener a tu padre como esposo y a ti como hija me hace muy feliz. Supongo que por eso me da el sentimiento de que mi vida tiene un sentido. Además, estoy segura de que nosotros, como miembros de una familia católica, “bendecimos a Dios por la dignidad de la persona humana, creada a su imagen y semejanza, pues Él nos ha creado libres y nos ha hecho sujetos de derechos y deberes en medio de la creación. Le agradecemos por asociarnos al perfeccionamiento del mundo dándonos inteligencia y capacidad para amar; por la dignidad, que recibimos también como tarea que debemos proteger, cultivar y promover”.

¬ Pero –dijo Daniela-, ¿Qué significa exactamente que tu vida tenga sentido?

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¬ No te podría dar una respuesta directa –respondió su madre-, pero me parece que cuando las personas son felices sienten que sus vidas tiene mucho sentido, y cuando son infelices, muchas veces no encuentran el sentido de su vida. La mejor manera de encontrarle sentido a la vida ha sido a la manera de los discípulos y misioneros de Jesús, quien nos ha enseñado cómo vivir plenamente. “Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo. Por ejemplo, ante el individualismo, Jesús convoca a vivir y caminar juntos. La vida cristiana sólo se profundiza y desarrolla en la comunión fraterna”.

¬ ¿Y qué significa ser feliz?, -preguntó Daniela- ¿Quiere decir pasarla lo mejor posible? ¬ No, eso no es lo decisivo para la felicidad, -dijo el papá de Daniela, que estaba escuchando la

conversación. Pasarla bien quiere decir sentir placer, pero el placer es algo momentáneo o, al menos, pasajero. La felicidad en cambio, es un sentimiento que está presente en toda nuestra vida. Por ejemplo, “en el seno de la familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe. El gran tesoro de la educación de los hijos en la fe consiste en la experiencia de una vida familiar que recibe la fe, la conserva, la celebra, la transmite y testimonia. Los padres deben tomar nueva conciencia de su gozosa e irrenunciable responsabilidad en la formación integral de sus hijos”. Ésta sería una perspectiva más completa de la felicidad humana, concluyó el papá de Daniela.

¬ No entiendo del todo esta diferencia –dijo Daniela. ¬ Los placeres no son duraderos; llega un momento en que se terminan, como el jugar algún tipo de

juego, bailar o ir a la piscina – le explicó su papá-. Es cierto que contribuyen en algo a la felicidad de la vida, porque la hacen más alegre y divertida, pero no hacen que tu vida sea realmente feliz.

¬ ¿Por qué no?, -preguntó Daniela. ¬ Porque “el ser amados por Dios es lo que nos llena de alegría. El amor humano encuentra su plenitud

cuando participa el amor divino, del amor de Jesús que se entrega solidariamente por nosotros en su amor pleno hasta el fin” –le respondió el papá de Daniela.

¬ Pero, ¿Entonces por qué hay gente que dice que hay que pasarse la vida lo mejor posible?, -insistió Daniela.

¬ Hay personas-intervino su mamá- que consideran que el placer y la diversión es lo único que vale la pena, porque consideran que su vida no tiene objeto o es demasiado rutinaria. Sin embargo, nosotros sabemos que “Jesús es el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne (cf.In I, 14), verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su amor y resurrección. Por ser el cordero de Dios, Él es el Salvador. Su pasión, muerte y resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad”. En esto radica la felicidad del discípulo misionero, y no solo en juegos y diversiones.

¬ Sí, es verdad –dijo el papá-. La fe en Jesús como Hijo del Padre es la puerta de entrada a la vida. Los discípulos de Jesús confesamos nuestra fe con las palabras de Pedro: “Tus palabras dan vida eterna” (Jn 6,68).

¬ Mira, Daniela, a tu pregunta sobre el sentido de la vida realmente no tengo muchas respuestas –agregó su madre-. Pero lo que siempre me ha parecido claro es que cuando dos personas se enamoran, dicen que ahora su vida tiene sentido y que son felices porque ambos estarán en una relación que tiene que ver con la totalidad de sus vidas. Ellos no sólo piensan con un momento pasajero, y es por eso que desean formar un hogar, para prolongar su relación en el futuro. Ya el papa Benedicto XVI afirmó que la familia es “patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importante de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de fe, palestra de los valores humanos y cívicos hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente…la familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”.

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3. LA BUENA NUEVA DE LA ACTIVIDAD HUMANA: EL TRABAJO, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

Daniela comprendió muy bien lo que dijeron sus padres. Pero había algo que todavía la inquietaba: Si la vida se planteaba de ese modo, ¿Por qué existían injusticias y desigualdades que atentaban contra

la dignidad humana? Ella veía en el desempleo, en la injusta remuneración del trabajo y en el vivir sin querer trabajar situaciones contrarias al designio de Dios.

Al día siguiente, el grupo de amigos fue a la parroquia para ver si allí encontraban respuestas a sus interrogantes. En silencio y oración se encontraba el Padre Francisco Xavier, sacerdote de la comunidad. Se acercaron a él y le plantearon sus inquietudes. Los escuchó con mucha atención y les dio muchas respuestas sabias. Comentó que el discípulo y el misionero, respondiendo al designio divino, promueve la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, y que desarrolla la cultura del trabajo y denuncia toda injusticia.

El Padre Francisco Xavier comentó, además, que es justo alabar a Dios por los hombres y mujeres de América Latina y El Caribe que, motivados por su fe, han trabajado incansablemente en defensa de la dignidad de la persona humana, especialmente por los pobres y marginados. En su testimonio, llevado hasta la entrega total, resplandece la dignidad del ser humano.

Caminando hacia el patio de la parroquia, el P. Francisco Xavier y los niños seguían la conversación: “Alabemos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la honran y la dignifican al ponerla

al servicio de los demás; por el espíritu alegre de nuestros pueblos que aman la música, la danza, la poesía, el arte, el deporte y cultivan una firme esperanza en medio de los problemas y luchas”, -comentó el Padre Francisco Xavier-.”Con los pueblos originarios de América, alabamos al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos los dejó como signo de su bondad y de su belleza”. Además, alabamos a Dios por los talentos, el estudio y la decisión de hombres y mujeres para promover iniciativas y proyectos generadores de trabajo y producción que elevan la condición humana y el bienestar de la sociedad.

Por último, con mucha ternura abrazó a los niños y les comentó que los discípulos de Jesús reconocían que Él es el primer y más grande evangelizador enviado por Dios (cf. Lc 4,44) y que era al mismo tiempo el Evangelio de Dios (Rm I, 3).

Asimismo, creemos y anunciamos la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios (Mc I, I). Como hijos obedientes a la voz del Padre, queremos escuchar a Jesús (cf. Lc 9,35) porque Él es el único Maestro. Lectura bíblica: (Ef. I, 3-6)

Dios nos dice: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde lo alto del cielo nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales. Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuéramos su pueblo y nos mantuviéramos sin marcha en su presencia. Motivo por su amor, él nos destinó de antemano, por decisión gratuita de su voluntad, a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, y ser así un himno de alabanza a la gloriosa gracia que derramo sobre nosotros, por medio de su Hijo querido”. Palabra de Dios.

Reflexionemos Estas preguntas de reflexión pueden ser respondidas primero individualmente y después en grupo:

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• Según la lectura bíblica de la Carta de los Efesios, ¿para qué nos creó Dios y nos dió la vida? • ¿Qué puedes hacer para vivir tu vida en ese sentido de amor que nos dice la Palabra de Dios? • ¿Cómo se puede decir a los que pierden el sentido de su vida que vale la pena vivir?

ACTIVIDADES

Para la dinámica del primer tema se sugiere trabajar con un sociodrama. Debido a las variantes que pueden existir en cada grupo, no se propone un guión, aunque puede recrearse la historia del tema I. Los miembros del grupo pueden representar a cada personaje. De todas formas, por si se quiere representar otra historia, aquí se proporciona información sobre lo que es un sociodrama, el objetivo que se busca con él así como posibles pasos a seguir.

Para pensar en el sociodrama el dirigente se reunirá con presentes y decidirán cómo hacer el sociodrama.

Objetivo del sociodrama: El sociodrama es una actuación, en la que utilizamos gestos, acciones y palabras. En el sociodrama representamos algún hecho o situación de nuestra vida real, que después vamos a analizar.

Primer paso: Escogemos un tema. Debemos tener muy claro cuál es el tema que vamos a presentar, y por qué lo vamos a presentar, y por qué lo vamos a hacer en ese momento. En este caso, el tema es “La alegría de ser discípulos misioneros de Jesucristo”. Los puntos a destacar son: La buena nueva de la dignidad humana, el trabajo, la ciencia y la tecnología.

Segundo paso: Conversamos sobre el tema: las personas que van hacer el sociodrama deberán dialogar un rato sobre: a) lo que se conoce del tema, b) cómo se vive y c) cómo se entiende.

Tercer paso: Se hace la historia o el argumento. En este caso ya hay una propuesta, de lo que se trata es que reconstruyan los contenidos desde su propia comprensión y vivencia.

Ahora bien, en el sociodrama existe una fase que se domina <<utilización>>. Esta fase es un recurso

pedagógico muy valioso para estudiar un tema, como diagnóstico o para ver qué conocemos de un tema. En nuestro caso la utilización será para ver qué es lo que hemos comprendido de lo estudiado o para ayudarnos a sacar conclusiones.

Señor, toma mi vida nueva antes de que la espera desgaste años en mí. Estoy dispuesta a lo que quieras, no importa lo que sea, tú llámame a servir.

Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir; donde falte la esperanza, donde falte la alegría, simplemente por no saber de ti.

Te doy mi corazón sincero para gritar sin miedo Tu grandeza, Señor. Tendré mis manos sin cansancio tu historia entre los labios y fuerza en la oración.

Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir; donde falte la esperanza, donde falte la alegría, simplemente por no saber de ti. Y así en marcha iré cantando, por calles predicando lo bello que es tu amor. Señor tengo alma misionera, condúceme a la tierra que tenga sed de ti Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir; donde falte la esperanza, donde falte la alegría, simplemente por no saber de ti.

“LA VOCACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS” “Tu vida, Padre Maldonado, a la misión nos ha enviado”. Así dice el lema de un Congreso y te puedo

asegurar que no solamente yo, sino que todos hemos sido llamados a ser discípulos misioneros de Jesús. Quiero que conozcas la forma que Dios tiene para invitar a cada uno a seguirlo. La Biblia será nuestra principal herramienta, estoy seguro que leer la biblia desde esta perspectiva te sorprenderá.

ORACIÓN

Padre eterno, te alabamos y te bendecimos constantemente porque nos llamas a ser discípulos misioneros de Jesucristo. Te pedimos para que seamos generosos y podamos decir “Sí” al llamado que tú nos diriges de ser colaboradores de tu Hijo Jesucristo en la construcción de tu Reino. Derrama tu Santo Espíritu para que, floreciendo las vocaciones misioneras, llevemos al mundo la Buena Nueva: el Evangelio que da vida. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Amén.

OBJETIVO

Descubrir el llamado que Dios nos hace a todos para ser discípulos misioneros, a fin de que cada uno de nosotros lo viva y lo comunique a los demás.

Desarrollo del tema

Todos los bautizados somos discípulos misioneros, pues hemos sido incorporados por medio del bautismo a participar de la vida eterna y de la misión de Cristo como parte de su cuerpo que es la iglesia.

Sin embargo, es muy importante darnos cuenta de que, si somos discípulos misioneros, no es por voluntad nuestra, porque seamos muy inteligentes o simplemente porque queramos serlo; somos discípulos misioneros por vocación: Dios nos ha llamado y nos ha invitado a serlo. De hecho, no puede haber discípulos verdaderos si no son llamados, ni misioneros verdaderos sino son enviados (cf. Rm 10, 14-18).

Pero esta realidad vocacional no solo forma parte de las vidas de los sacerdotes o religiosos o religiosas, como muchas veces se piensa, sino de todos y cada uno de los bautizados. En verdad todos somos llamados por Dios, quien se acerca a nosotros y nos invita, como Samuel en el Antiguo Testamento (cf. I S 3) o a los apóstoles en el Evangelio.

1. LLAMADOS AL SEGUIMIENTO Y CONFIGURADOS CON EL MAESTRO

El llamado de Dios a ser discípulos y misioneros tiene todo un camino, al que se le llama “historia de Salvación”. En él siempre vemos a Dios acercándose a la vida del hombre para invitarlo a colaborar con Él y llevarlo a la salvación eterna. Este deseo de Dios se llama “Plan de Salvación”.

La historia de salvación comenzó desde hace muchos siglos. En el antiguo testamento “Dios Padre sale, por así decirlo, para llamarnos a participar de su vida y de su gloria. Mediante Israel, pueblo que hace suyo, Dios nos revela su proyecto de vida. Haciendo un recorrido de toda la historia de la salvación, vemos que:

• Llama a Abraham para que salga de su tierra y conforme el pueblo de Dios con su descendencia igualmente hace un llamado a su hijo Isaac y a su nieto Jacob (cf. Gn 12, I-9, 26, 23 -24;28, 13-15);

• A Moisés lo llama para “sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto” y conducirlo a la tierra prometida (cf. Ex 3);

• A Josué lo llama para introducir al pueblo de Israel, pueblo de Dios, en esta tierra prometida (cf. Jos 3, 7-8);

• A cada uno de los jueces de Israel Dios lo llamó para hablar al pueblo de Dios en su nombre y guiarlo según su voluntad (cf. Jc 2, 11-19). Entre ellos destaca Samuel, a quien ya hemos mencionado;

• A David lo llamó para ser Rey de su pueblo (cf. I S 16, I-14);

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• A cada profeta lo llamó para hablar en su nombre y anunciar el bien y denunciar el mal (cf. Is 6, I-13; Jr I, 4-19; Ez 2, I-15; Am 7,10-17; Jon I, I-2).

En fin, toda la historia de la salvación puede ser presumida en una frase: Dios llama a los hombres

concretos a formar parte de su plan de salvación, a colaborar con Él en ese plan de salvación que ha pensado para nosotros.

Pero no olvidemos una cosa importantísima: cada llamado particular es siempre y en toda forma un llamado específicamente a favor de su plan de salvación, que es uno y único y a favor de su pueblo, el pueblo de Dios; un llamado nunca es para un beneficio individual o para formar realidades alternas.

En el evangelio Jesús mismo llama a sus discípulos, uno a uno, para que estén con Él y “para enviarlos a predicar con el poder para expulsar demonios” y curar toda la enfermedad y dolencia (cf. Mc 3, 13-19). Pero “el llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad…Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él, porque es la fuente de vida y solo Él tiene palabras de vida eterna”. En esta convivencia con Jesús los discípulos descubren y aprenden dos cosas:

• Que no fueron ellos los que escogieron a su maestro, sino que fue Jesús quien los escogió a ellos (cf. Jn 15, 16), y

• Que no los llamó para algo (para purificarse, para aprender la ley, etc.) sino para alguien: “Elegidos para vincularse íntimamente a su persona” (cf. Mc I, 17, 2, 14; 3, 14), para estar con Él y compartir su vida con Él.

Por eso Jesús nuestro Señor, más que “siervos” nos llama “amigos” porque nos ha dado a conocer todo lo que le ha oído a su Padre (cf. Jn 15,15). Todos entendemos lo que significa ser amigo: no significa hacer cosas o simplemente estar de acuerdo o compartir algunas cosas o algunos momentos; ser amigos significa compartir la vida por amor. Esto es lo que Jesús hace con nosotros, por eso las imágenes que usa son:

• La del amigo: “A ustedes los llamo amigos” (Jn 15, 15b); • La de la familia: “A todos los que creen en su nombre, les dio capacidad para ser hijos de Dios” (Jn

I, 12-13); • La de la vid: “Yo soy la vid y ustedes los sarmientos” (Jn 15, I-8); y • La del pastor: “Yo conozco a mis ovejas y éllas me conocen a mí” (Jn 10, 14).

Todas estas imágenes, sin excepción dan a entender la cercanía de Jesús con sus discípulos y la vida

que comparte con ellos más allá de los pensamientos, palabras y obras. Pero no olvidemos que esta cercanía y seguimiento de Jesús implica todos los momentos de su vida,

hasta la muerte, y una muerte de cruz (cf. Flp 2,8) y, por supuesto, también su destino final en la resurrección y la vida eterna. El discípulo misionero no puede querer compartir la vida de Jesús y no su muerte y resurrección.

El discípulo misionero está llamado a identificarse con Jesucristo de tal manera que también comparte su destino: “si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie de sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga” (Mc 8,34), y “donde yo esté estará también el que me sirve” (Jn12, 26). Por eso Jesús promete y ora al Padre celestial: “Padre, yo deseo que todos estos que Tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque Tú me amaste antes de la creación del mundo” (Jn 17,24). La configuración con Jesús es, entonces, vivir con Jesús, hablar como Él, actuar como Él y morir como Él. Pero sólo podemos aprender a hacerlo estando con él, es decir, viviendo nuestra vida cristiana en sentido cristiano.

2. ANIMADOS POR EL ESPÍRITU SANTO

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Pero esta realidad de ser llamados a seguir a Jesús y a configurarnos con Él sólo es posible por el Espíritu Santo, que se nos da en el Bautismo y en la Confirmación, y que es quien nos vivifica y nos santifica por medio de los sacramentos.

Los apóstoles mismos no habían entendido las cosas que Jesús les dijo y les daba miedo proclamarlas. Pero después de que vino sobre ellos el Espíritu Santo, entonces sí comprendieron todas las palabras de Jesús, entendieron su misión y la cumplieron hasta el martirio, hasta morir por Jesús.

Los discípulos misioneros no podemos vivir sino animados por el Espíritu, iluminados por el Espíritu. Querer dejar a un lado de nuestra vida al Espíritu Santo es como si quisiéramos que una llanta de coche se infle sin aire, o como si quisiéramos que una fresa sepa a tamarindo, o si quisiéramos que el agua no moje. Sin el Espíritu Santo los hombres nada podemos, como dice la secuencia de Pentecostés. Así, los discípulos y misioneros somos hombres y mujeres colaboradores del Espíritu Santo en la construcción del Reino de Dios.

3. ENVIADOS A ANUNCIAR EL EVANGELIO DEL REINO DE VIDA

Pero el seguimiento de Jesús para estar con Él no es algo para que nos lo quedemos solo para nosotros, como una realidad egoísta que solo nos beneficia a nosotros. ¿A poco no compartes con los demás el amor que te tienen tus papás?; por ejemplo, ¿no dices a los demás cómo han sido buenos contigo? ¡Cuánto más estamos llamados a compartir la alegría de ser amigos de Jesús, y de que estamos con Él!

Ser discípulos misioneros implica compartir lo que hacemos para seguir a Jesús y ayudar a que lo hagan los demás. Ésta es precisamente la misión de un discípulo, y por eso es también un misionero. Si el ser discípulo y misionero de Jesús son las dos caras de una misma medalla, entonces nadie puede ser discípulo sin ser misionero, y nadie puede ser misionero sin ser discípulo.

Pero también, si Jesús nos llama a participar de su salvación, el envío misionero es para anunciar esa misma salvación (cf. Mc I, 15), la Buena Nueva del Reino que llega y trae salvación a todos los hombres. Esta Buena Nueva de salvación es la que nos hace felices y nos lleva a participar de la vida eterna que se nos prometió en el bautismo (cf. Ef. I, 3-14).

Así es que piensa, como misionero que eres, ¿de qué modo compartes a Jesús? ¿De qué modo renuevas tu fe en Jesús todos los días para amarlo más y ser mejor discípulo? Todos tenemos esta tarea cotidiana: ser mejores discípulos de Jesús para crecer en la capacidad y posibilidad de proclamar con nuestras vidas el Evangelio en donde quiera que estemos.

Lectura bíblica (Mc 3, I3-19)

Dios nos dice: “En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña, llamó a los que Él quiso y se acercaron a Él. Designó

entonces a Doce, a los que llamó apóstoles, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar a los demonios. Designó a estos doce: a Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro; a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el que lo entregó”. Palabra del Señor. Reflexionemos

Según el tiempo y experiencia del grupo, sugerimos que el tema sea estudiado buscando y leyendo las citas bíblicas que aparecen en él, sobre todo si cada uno puede buscar las citas en sus propias biblias.

Además proponemos las siguientes preguntas para la reflexión: • ¿Qué pasos puedes decir que ha seguido Dios para llamar a sus discípulos, tanto en el Antiguo como en

el Nuevo Testamento? ¿Cómo llama Dios? ¿A qué nos llama a nosotros como discípulos misioneros? ¿Cómo puedes realizar tu vocación de discípulo misionero?

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ALABARÉ ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ A MI SEÑOR (2) Juan vió el número de los redimidos. Y todos adoraban al Señor. Unos oraban, otros cantaban. Y todos alababan al Señor. ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ A MI SEÑOR (2) Todos unidos, siempre cantaremos glorias y alabanzas al Señor.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu de Amor. ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ A MI SEÑOR (2) Somos tus hijos, Dios Padre eterno, Tú nos has creado por amor. Te adoramos, te bendecimos. Y todos cantamos en tu honor. ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ, ALABARÉ A MI SEÑOR (2)

“LA FAMILIA MISIONERA, IGLESIA DOMÉSTICA”

En este tema te sentirás como en familia. Pon mucha atención, pues tendrás que identificar en tus familiares el gran tesoro que Dios te ha regalado. Te invito a reflexionar y a encontrar en este tema pistas para relacionarte de un modo nuevo con tus familiares.

Oración

Padre amoroso, que por medio de tu Hijo Jesucristo nos invitas a formar parte de tu Iglesia, comunidad de bautizados, hermanos en Cristo, te pedimos que, como verdaderos discípulos misioneros, seamos promotores de la vida y de la familia. Envía tu Santo Espíritu para que, aún desde nuestra pequeñez, no tengamos miedo a ser testigos de la verdad. Encomendamos a tu infinito amor a todas nuestras familias. Bendícelas para que, en medio de las amenazas que las rodean, puedan ser signos de tu amor. Te lo pedimos, por la intersección de la siempre Virgen María de Guadalupe, modelo de madre amorosa, y por su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Objetivo

Ayudar a identificar a su familia y la de los demás como un gran tesoro que Dios les ha regalado, y así puedan descubrir los valores que se viven en ella.

Desarrollo del tema 1. EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

Esta vez hablaremos para ti –como se hizo en Aparecida- de la importancia de la familia y de los miembros que la constituyen.

La familia, “patrimonio de la humanidad constituye uno de los tesoros más valiosos de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es espacio y escuela de comunión, fuente de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge responsable y generosamente”.

Como ya sabes, todos los bautizados hemos sido bendecidos con regalos que Dios nos ha dado. Esos regalos tú los conoces muy bien: se llaman “dones”; a través de los dones, Dios se hace presente y brota

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para nosotros su gracia divina. La “gracia” no es otra cosa que la expresión más bella y sublime del amor que Dios tiene por nosotros, sus hijos. Esa gracia la recibimos por medio de los sacramentos.

Un día, cuando todavía no nacías, tu papá y tu mamá tomaron la decisión de compartir sus vidas y manifestaron su amor a través del sacramento del matrimonio, “porque la familia cristiana está formada en el sacramento del matrimonio entre un varón y una mujer, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la Iglesia”. A partir de esa manifestación nace la familia cristiana.

Aparecida nos dice: creemos que “la familia es la imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia”. En la comunión de amor de las tres personas divinas, nuestras familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino.

¿Te das cuenta? Nuestras familias son semejantes a la Trinidad. ¡Qué bonito!, ¿verdad? Ahora que comprendes el alcance del sacramento del matrimonio, entenderás que desde esta alianza de amor se despliegan la paternidad y la maternidad, la filiación y la fraternidad, y el compromiso tanto de padres e hijos por una sociedad mejor.

Nuestros Obispos están preocupadísimos por ayudar a todas nuestras familias, y para ello propusieron impulsar proyectos que promuevan familias, evangelizadas y evangelizadoras, así como establecer programas de formación, atención y acompañamiento para la paternidad y la maternidad responsables. 2. LOS PADRES DE FAMILIA

Sobre los padres de familia recae la responsabilidad de proveer a los hijos educación, sustento y una formación cristiana. Es un deber de los padres educar con su ejemplo a los hijos para el amor, que es donación de sí mismos y ayudarlos para descubrir su vocación de servicio en la vida laical, en la vida consagrada o en la vida sacerdotal. “De este modo, la formación de los hijos como discípulos de Jesucristo se opera en las experiencias de la vida diaria en la familia misma. Los hijos tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de vida”.

Un integrante primordial en la familia son los varones, quienes se convierten en padres de familia, “ellos están llamados por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de la cultura y en la realización de la historia. Profundamente motivados por la hermosa realidad del amor que tiene su fuente en Jesucristo, el varón se siente fuertemente invitado a formar una familia”.

El padre de familia, por su parte, está convocado a asumir la responsabilidad no solo de amar a su esposa e hijos, sino que, además, debe fomentar un crecimiento en la fe de quienes conforman su familia. De no cumplir estos compromisos, la familia sufre. Pero el varón no está solo: en toda familia, la mujer es el otro integrante primordial. Su relación mutua de amor hace realidad la familia.

La madre es igualmente imprescindible en una familia. Debes tener muy presente que durante nueve meses te guardó en su vientre y, el día en que naciste, fue de ella de quien recibiste el primer alimento, te bañó, te cuidó y abrazó como nadie. Y cuando la madre no hace esto, también la familia sufre. 3. LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

Desde su concepción en el seno materno se convierten en protagonista de la familia. Te preguntarás: “¿Por qué?” La respuesta se halla contenida en las siguientes palabras: “Los niños son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo por su capacidad de aceptar con sencillez el mensaje evangélico”.

El enunciado anterior fue escrito por nuestros Obispos en Aparecida, y describe a profundidad la especial atención que dedicaron a los niños y adolescentes. ¿Sabes por qué? Ellos concuerdan en que la niñez hoy en día debe ser destinataria de una acción prioritaria de la iglesia, de la familia y de las instituciones del Estado, tanto por las posibilidades que ofrece, como por la vulnerabilidad a la que se encuentra expuesta.

Sin embargo, no todos opinan de la misma manera. La prueba está en que, de seguro, conoces o has oído hablar de niños que sufren violencia o maltrato físico, de niños que son privados de una familia y un

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hogar digno, de niños abandonados en la calle o de pequeños que deben trabajar para contribuir con la economía familiar y que, por ello, no van a la escuela, o de niños que padecen enfermedades incurables o de los que mueren de hambre.

¡Y qué decir de los adolescentes, quienes están en la edad de la búsqueda de su propia identidad, de identidad frente a sus padres, de descubrimiento de gripo! Los adolescentes se enfrentan a una sociedad que les impone ciertas modas y por eso se sienten atrapados, porque los adolescentes, como lo afirma Aparecida, no son los niños ni jóvenes. Algunos se sumergen en la soledad y atentan contra su propia vida; otros están perdidos en las drogas y comienzan a cometer delitos. En cambio, puedes mirar a tu alrededor y descubrir que el contexto que te rodea es distinto, porque tienes una familia que te quiere, estás en una iglesia que quiere ser madre y maestra, cuentas con amigos que te apoyan en tu grupo parroquial, etc.

Seguramente también tienes problemas que te aquejan: tal vez no te va muy bien en la escuela o algún compañero te molesta en clase, quizás no tienes el juguete que te gustaría y, para colmo, tus papás te regañan todo el tiempo. Es posible que en momentos sientas que no te entienden y que son muy exigentes contigo, quizás hasta piensas que tratan mejor a otras personas. Pero lo que tienes que hacer cada vez que te sientas así es mirar a Jesús y tomarlo como modelo: “¿Qué haría Jesús en mi caso?”, “¿cómo actuaría Él?”, podrías preguntarte.

En Aparecida los Obispos se inquietaron por ti y por tu bienestar y por eso le sugieren a los adultos, entre muchas acciones,

¬ “inspirarse en la actitud de Jesús para con los niños, de respeto y acogida como los predilectos del Reino, atendiendo a su formación integral. De importancia para toda su vida es el ejemplo de oración de sus padres y abuelos, quienes tienen la misión de enseñar a sus hijos y nietos las primeras oraciones”.

¬ “promover procesos de reconocimiento de la niñez como un sector decisivo de especial cuidado por parte de la iglesia, la sociedad y el Estado”.

¬ “valorar la capacidad misionera de los niños y niñas, que no sólo evangelizan a sus propios compañeros, sino que también pueden ser evangelizadores de sus propios padres”.

¬ Y por último, “fomentar la institución de la Infancia Misionera”.

Espero de verdad que, después de escuchar lo anterior, te sientas motivado a contribuir con la frescura de tu fe y el entusiasmo de tu edad, para ser el líder activo de la “civilización del amor” anunciada por el Evangelio. Porque los niños y los adolescentes son capaces, como nadie, de recibir abiertamente el mensaje de Jesús y anunciarlo.

Recuerda que la oración es importante y que no por ser pequeño debes de tener miedo de pedirle a Dios: Él siempre nos escucha, está atento de nuestras necesidades y nos da lo que más nos conviene. 4. LA DIGNIDAD DE LOS ABUELOS Y LOS ANCIANOS

Desde el momento en que fuiste bautizado te convertiste en miembro de la iglesia y de una familia cristiana; tu deber es ayudar para que tanto en tu casa como en otros lugares impere siempre el respeto, el amor y la promoción por la dignidad de los hombres.

Algunos miembros de nuestras familias sufren el desprecio de la sociedad, porque no cumplen con las expectativas que la sociedad les exige. Pero nosotros, como discípulos misioneros, marcaremos la diferencia al conocer que existen miembros que son indispensables en las familias: “los ancianos” y “los padres de familia”. Ellos son personas fundamentales de la sociedad, pues es a quienes debemos la familia que hoy tenemos y tal vez la casa tan bonita en que vivimos.

Los ancianos, por ejemplo, con sus consejos formaron y educaron a nuestros papás. Aparecida nos recalca que muchos de nuestros mayores se han gastado su vida por el bien de su familia y de la comunidad desde su lugar y vocación. Sin embargo, la sociedad los ha abandonado y los miran como una carga.

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Todos los abuelos y ancianos que conoces merecen nuestro cariño y respeto, al igual que nuestros papás, primos o amigos de la escuela. “La iglesia se siente comprometida a procurar la atención humana integral de todas las personas mayores, también ayudándoles a vivir el seguimiento de Cristo en su actual condición, e incorporándolos lo más posible a la misión evangelizadora”.

Por eso te invitamos a que realices el siguiente ejercicio: trata a tus abuelitos y a los ancianos como tratarías a tu papá y a tu mamá, y poco a poquito verás que otros empiezan a hacer lo mismo. Así tus abuelitos, la gente mayor y, sobre todo, Jesús, te lo agradecerán.

En conclusión, tu tarea, amigo misionero, consiste en ser consciente de la enorme misión que tienes en tu familia. Por eso debes permanecer atento a las cosas que ocurren al interior de ella y ser siempre testigo fiel de Jesucristo, nuestro Señor, pues sólo tomados de su mano lograremos afrontar los retos del camino.

Lectura bíblica (Col. 3, 18-20) Dios nos dice:

“Esposas, respeten a sus maridos, como corresponde a cristianas. Maridos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.

Hijos, obedezcan en todo a sus padres, pues es lo que agrada ver entre cristianos. Padres, no irriten a sus hijos, no sea que se desalienten”.

Palabra de Dios.

Reflexionemos • Tómate un tiempo para pensar en tu familia: ¿qué te gusta de ella y qué no? • Ahora piensa: de lo que has estudiado en este tema, ¿qué puedes hacer para ayudar a tu familia: papás,

esposa, hermanos e hijos a ser más felices y dejar a un lado lo que no los hace felices? • ¿Cómo te puedes preparar para ser verdadero discípulo misionero de Jesús en tu familia y con las

demás familias que están a tu alrededor?

Todos unidos formando un solo cuerpo, un pueblo que en la pascua nació: Miembros de Cristo en sangre redimidos Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió: Él nos empuja nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro Reino, Somos testimonio de amor, paz para las guerras y luz entre las sombras: Iglesia peregrina de Dios. Rugen tormentas, y a veces nuestra barca

parece que ha perdido el timón. Miras con miedo, no tienes confianza. Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría: presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, Él viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Todos nacidos en un solo bautismo unidos en la misma comunión todos viviendo en una misma casa Iglesia peregrina de Dios Todos prendidos en una misma suerte ligados a la misma salvación somos su Cuerpo, y Cristo es la cabeza Iglesia Peregrina de Dios

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LA MISIÓN ES EL CORAZÓN DE LA FE SOLO DIOS ENVÍA A LA MISIÓN

“Nadie envía en misión, sino sólo Dios, involucrándonos en la Pascua de su Hijo. Nadie recibe la

misión sino sólo aquellos que, en la fe, se descubren a sí mismos como enviados, involucrados en el amor misericordioso que salva y transforma. La superación de la distinción geográfica de Iglesia que envía y de iglesia que recibe, necesita de la superación de la distinción inadecuada entre la acción pastoral y misión”. Lo ha subrayado el Card. Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en su discurso pronunciado ante la Asamblea general de las Obras Misionales Pontificias (O.M.P.), celebrada en Roma del 29 de mayo al 3 de junio.

El Prefecto del Dicasterio Misionero ha reiterado: “Ninguna comunidad cristiana está constituida de forma permanente. Ninguna iglesia local está establecida plenamente. El Evangelio nunca está anunciado por completo. Nuestros corazones nunca estarán plenamente convertidos y salvados, sino en la plenitud de la resurrección. Por ello, la misión es el corazón de la fe, porque el movimiento del amor redentor de Dios no tiene fin. Cada Iglesia necesita de renovación, de rejuvenecer su corazón, porque cada uno de sus hijos está necesitado de conversión, cada una de sus hijas está necesitada de redención”.

A la luz de la exhortación del Papa Francisco a las Obras Misionales Pontificias “a revivir el fervor y la pasión de los santos y de los mártires, sin la cual nos reduciríamos a ser una ONG de recogida y distribución de ayudas materiales y de subsidios”, el cardenal Filoni ha propuesto algunas consideraciones. En primer lugar “el testimonio personal sigue siendo esencial para la misión. Si la fe es un encuentro personal con Cristo, el encuentro vivo con los testigos de Cristo es crucial para la misión. Las actividades de animación misionera deben facilitar el conocimiento, el encuentro y la participación vocacional con estos testigos de la misión”.

El centenario de la Carta Apostólica “Maximum Illud” del Papa Benedicto XV, publicada el 30 de noviembre de 1919, es una ocasión no sólo para conmemorar este texto del Magisterio papal, “tan crucial para el espíritu misionero de toda la Iglesia, sino sobre todo para revivir en todos una verdadera conversión misionera y un auténtico discernimiento pastoral para que todos, fieles y pastores, vivan en un estado permanente de misión”. Por lo tanto el mes de octubre de 2019 será “para toda la Iglesia, un mes extraordinario dedicado a la oración, a la caridad, a la catequesis y a la reflexión teológica sobre la misión”.

El Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos ha continuado diciendo: “las nuevas circunstancias eclesiales y culturales nos obligan a reconsiderar las modalidades de acción y de trabajo de las cuatro Obras Misionales Pontificias de forma que las Iglesias puedan ponerse en constante movimiento de misión. Debemos encontrar las formas para asegurar que los proyectos y solicitudes de ayuda financiera también pueden ser evaluados en su capacidad de poner a las iglesias solicitantes y a las iglesias donantes en estado permanente de misión”.

En este contexto, el cardenal Filoni ha invitado a “las iglesias en nuestros territorios de misión económicamente más autosuficientes a ofrecer parte de sus subsidios para ayudar a las iglesias locales más

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necesitadas”, reiterando que “el verdadero objetivo siempre debe ser el anuncio del Evangelio”. Luego ha exhortado a “crecer en el espíritu eclesial inclusivo de la misión única”.

“Las Obras Misionales Pontificias -ha concluido Filoni- en sus direcciones nacionales y diocesanas,en sus secretariados internacionales, en sus fundaciones, sirven todas unidas a la única solicitud misionera del Papa, que como pastor universal, cuida y se preocupa de las Iglesias gracias a las ayudas de los cristianos de todo el mundo. Todos dan universalmente para que todos puedan recibir universalmente”.

DIOS ME HA DADO ÁNIMOS PARA SEGUIR CON MI VOCACIÓN Me llamo Teresa Yotsaya Piriyachart. Soy misionera Idente de la Provincia de Tailandia y os contaré

como surgió mi vocación religiosa y misionera. Nací en una familia católica y viví rodeada de un ambiente religioso. Los niños que íbamos a la escuela también íbamos a misa todos los días, cantábamos en el coro, teníamos confesión una vez a la semana. Teníamos muchas actividades. Mi pueblo estaba a 50 kilómetros de Bangkok y mi padre, hombre de fe muy profunda, me envió a casa de unos tíos, con 12 años, para estudiar la secundaria en un centro llevado por monjas. Cuando nos encontrábamos, siempre me preguntaba si me gustaría ser religiosa. Me había enviado allí porque yo era buena estudiante y le hubiera gustado que su hija pudiera servir a la Iglesia en aquella congregación. El sembró en mi corazón la semilla de ayudar a la Iglesia pero en cuanto a consagrar mi vida, esa parte yo no la entendía.

Una vez terminados mis estudios de bachillerato, quería ir a América para completar mis estudios, pues tenía un tío allí que me invitó a estar con su familia. Me gustaba la idea porque pensaba que a mi regreso tendría un gran futuro profesional. Pero mi familia quería que estudiara enfermería y yo no estaba muy convencida. Se lo pedía a Dios con fuerza en mi oración; pero escuché varias veces en mi interior que tenía que escuchar y obedecer a mis mayores. Lo interpreté como voluntad de Dios y así, sin estudiar debidamente para el examen de ingreso, me presenté y, sorprendentemente, lo aprobé y comencé a estudiar enfermería. Fue muy duro para mí porque tenía que obligarme a hacer lo que no me gustaba: estudiar asignaturas que me resultaban difíciles, trabajar por las noches cuidando a los enfermos…

Una vez terminados los estudios empecé a desarrollar mi profesión, pero yo seguía buscando algo que no sabía qué era. Traté de leer libros de vida espiritual, participar en la adoración eucarística, etc. Pasado un año mi vida cambió, me gustaba ir a misa y recibir la comunión todos los días, si podía. Aunque a la vez, una parte de mi quería ser como mis amigas y llevar una vida fácil. Pero otra parte de mí soñaba con las historias de misioneros que trabajaban duro por el Reino de Dios tal como me contaba mi madre cuando era pequeña. Ambos sueños luchaban dentro de mí.

Un día, después de la adoración, sentí una voz que me decía que tenía que estudiar inglés porque tenía que ser misionera. Fue tan fuerte que, aunque no sabía qué tenía que hacer ni dónde ir, empecé a prepararme y ver el dinero que tenía que ahorrar para poder dejar el trabajo. Después de unos años, encontré un grupo de religiosos y laicos que iban a recibir una formación para ir a trabajar a otros países. Fue así como fui a Camboya con la Sociedad Misionera de Tailandia.

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En Camboya, me encontré con una dura prueba para mi fe, y es que, en medio de tanta pobreza y violencia, no podía entender cómo Dios es amor. Me había sido fácil entenderlo estando en Bangkok, teniendo comida, médicos, hospitales, etc. Pero allí la gente carecía de todo. Regresé a Bangkok después de cuatro años, por problemas de salud. Seguí colaborando con la Sociedad Misionera de Tailandia como misionera laica. Sabía que tenía que ser misionera, busqué en el directorio de la diócesis una institución misionera para conocer qué es lo que hacían; vi el nombre de los Misioneros y Misioneras Identes. Así fue como tras un tiempo de reflexión, recibí la invitación para ir a formarme como misionera Idente y conocer el carisma de nuestra Institución en una de nuestras comunidades en India. Allí, en un país extranjero y una cultura nueva, pero guiada por la fe y la confianza en la Providencia aprendí a dar los primeros pasos en mi consagración.

Está claro que en la vida religiosa encontramos problemas, pues tenemos que vencernos a nosotros mismos y aceptar cosas que en principio no van con nuestro carácter, psicología y gustos, y solo logramos adaptarnos si tenemos una profunda relación con Dios. Y en mi caso solo he querido siempre cumplir la voluntad de Dios Él siempre me ha dado ánimos para seguir con mi vocación pese a las dificultades que encontraba en el camino.

Orar es relacionarse, dialogar con Dios, en forma de alabanza, agradecimiento, petición, reparación, unión. Todos estamos llamados a orar como en el Evangelio permitiendo que nuestro espíritu se regocije en Dios.

El sello de todo misionero es ser un niño, un joven, un hombre, una mujer, un enfermo, un anciano ORANTE, CONTEMPLATIVO Y UNIVERSAL. La verdadera Oración insta a la misión; la verdadera acción apostólica hace sentir la necesidad de oración y de intimidad con Cristo. Por eso la Oración por sí misma lleva al servicio y a la evangelización. La capacidad de Oración se traduce siempre en capacidad de acción Evangelizadora.

TODO MISIONERO ES SUJETO DE PERMANENTE ORACIÓN

ORACIÓN POR LAS MISIONES

Dios, Padre Nuestro, Tú nos has manifestado tu inmenso amor en tu Hijo Jesucristo quien vino a este mundo para salvarnos. Nosotros lo sabemos, pero aún hay millones de personas, hermanos nuestros, que nada saben de Ti. Hoy, te pedimos por todos ellos, que aún sin saberlo, esperan tu venida. Espíritu Santo, Tú que vives en nosotros, ayúdanos a ser misioneros

y bendice también a quienes ya lo han dejado todo por seguirte. Sé Tú quien nos acompañe y nos conduzca por los cinco continentes, para anunciar tu Buena Nueva de Amor. María, Reina de las Misiones, enciende en nuestros corazones tu Espíritu misionero y bendice con tu amor a toda la humanidad. Amén.

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SUBSIDIOSPARALAANIMACIÓNMISIONERA

GUIÓN PARA LA CEREMONIA DEL ENVÍO MISIONERO

Guía: Queridos hermanos: La nueva evangelización apunta a despertar un nuevo fervor misionero en una Iglesia cada vez más arraigada en la fuerza y el poder perenne de Pentecostés. Por el bautismo, todos hemos sido llamados a trabajar con todas nuestras fuerzas en la misión salvífica de la Iglesia. Hoy algunos son llamados a salir fuera de las fronteras de sus grupos, de sus comunidades, de su parroquia, incluso de su diócesis, y en la entrega y servicio del Evangelio, vivenciar la confianza que Dios tiene en su Iglesia.

Celebrante: (pidiendo la bendición para los misioneros) Señor Jesús, que quisiste llamar para colaborar en

la obra de la extensión de tu Reino a innumerables hijos e hijas de tu Iglesia, para que fueran mensajeros de tu amor entre los hombres y testimonio vivo de tu caridad:

• Concede a estos misioneros tuyos que hoy se disponen a partir para anunciar tu Buena Noticia “más allá de las fronteras”, la gracia de ser apóstoles incansables al servicio de tu Reino.

• Fortalece su fe, para que puedan dar testimonio de tu amor, especialmente ante los que no creen en Ti.

• Robustece su esperanza, para que sepan contagiar alegría. • Enciende su caridad, para que puedan consolar a los que sufren y ayudarles eficazmente. • Concédeles tu Santo Espíritu y hazlos dóciles a sus inspiraciones, para que, abandonando sus

seguridades personales, sepan salir al encuentro de los que están alejados de Ti. (A continuación bendice las cruces misioneras diciendo:)

Señor y Dios nuestro, Tú que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, bendice (+) estas cruces que serán entregadas a estos hijos tuyos a los que llamaste a colaborar contigo en el anuncio de la Buena Noticia a todos los hombres. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos: Amén

Los misioneros pasan al frente y el Celebrante les impone la cruz misionera. Vueltos a su lugar, todos dicen la siguiente oración:

Misioneros:

Jesucristo: Te entrego mis manos a Ti Señor, para trabajar con amor; te entrego mis pies, para seguir tu camino con decisión. Te entrego mis ojos, para ver las necesidades del mundo. Te entrego mi lengua para hablar tus palabras de caridad. Mi alma es tuya, habítala, que allí crezca siempre tu amor; en confianza y fe en Ti, vive y ora siempre en mí. Amén

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"UNA HORA SANTA MISIONERA"

Canto Introductorio:

"Bendigamos al Señor"

Bendigamos al Señor que nos une en caridad Y nos nutre con su amor en el Pan de la unidad.

¡Oh Padre nuestro!

Conservemos la unidad que el Maestro nos mandó Donde hay guerra que haya paz, donde hay odio que haya amor

¡Oh Padre nuestro!

El Señor nos ordenó devolver el bien por mal Ser testigos de su amor, perdonando de verdad.

¡Oh Padre nuestro!

Al que vive en el dolor y al que sufre en soledad Entreguemos nuestro amor y consuelo fraternal.

¡Oh Padre nuestro! EXPOSICIÓN CON EL SANTÍSIMO COMO DE COSTUMBRE.

INTRODUCCIÓN:

Ministro: Jesús mío, Tú te servirás de nosotros para manifestar a todas las naciones que no necesitas más, para obrar maravillas en un alma. Te abandonamos nuestra miseria para que tu misericordia tenga anchísimo campo en que ejercitarse y te entregamos nuestra buena voluntad por manos de María, la primera misionera.

Breve pausa de silencio.

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Lector: Toda persona dedicada a la misión "es como padre amoroso y solícito que vigila, cuida y ama en todo momento al hijo amado de su corazón". Ser padre de las almas da sentido a la vida apostólica: "¡Qué paternidad tan gloriosa! ¡Dar almas a Dios y sustentarlas con el sacrificio! Si no es para comprar almas para Dios, no vale la pena el vivir La vida no merece el nombre de vida, si no se emplea toda ella en conquistar vasallos para el Rey inmortal de los siglos".

Este celo apostólico, es también materno, a imitación de María, figura de la Iglesia y no tiene fronteras: "Las almas nos necesitan en todo el mundo. Y es un mandato divino: Id y evangelizad a todos los pueblos". El amor paterno y materno pasa por encima de todas las dificultades. (Cfr. Escritos de la próxima beata mexicana María Inés Teresa Arias).

Momentos de silencio para la reflexión personal.

ACTO DE PERDÓN:

Lector: En estos tiempos difíciles que vivimos, en los que debemos tener un corazón lleno de tu amor, reconocemos públicamente nuestros pecados y te decimos, Jesús Eucaristía: Perdónanos, Señor. Lector: Por no haber encontrado tiempo para orar. Por haberte rezado algunas veces sólo por costumbre, sólo con la boca y no con el corazón. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por darnos por satisfechos en nuestra vida espiritual con poco, sin profundizar más en nuestra fe y en nuestra vocación misionera. Todos: Perdónanos, Señor Lector: Por no haber respondido con fidelidad al amor que esperaba de mí mi familia, mis amigos, mi apostolado. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por no haber sido auténticamente testigos de la fe y del amor. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por no haber sido sensibles a las necesidades de los demás. Todos: Perdónanos. Señor. Lector: Por mis omisiones y flojeras en el quehacer misionero al que todos estamos llamados desde nuestro bautismo. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por haber comprometido a la Iglesia con mis actitudes contrarias al Evangelio. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por nuestra falta de fe, de ardor en las cosas pequeñas de cada día, por nuestra apatía en la conquista de las almas, por no haber defendido los derechos de tu Reino. Todos: Perdónanos, Señor. Lector: Por nuestros pecados y los pecados de todos los adolescentes y jóvenes del mundo entero. Todos: Perdónanos, Señor. Canto de meditación: "Aunque marche por la oscuridad".

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Aunque marche por la oscuridad nada he de temer Porque Tú conmigo vas, mi Pastor que me hace sosegar. Tú que me preparas tu mesa en la fe, Tú me das la copa rebosando está Tú bondad conmigo llegaste hasta el final, y mi vida entera para Ti será Tú que me conduces a tus fuentes de paz, Tú me has bautizado, por tu senda voy. LECTURA DEL EVANGELIO: (Si está presente algún sacerdote o Diácono, la hará él). Del santo Evangelio según San Mateo: 28,16-20 En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del Señor. Momento de silencio para la reflexión personal. ORACIÓN MISIONERA: LECTOR 1: En alguna ocasión escuchamos a Jesús hablando con todo el corazón a sus discípulos y demostrándoles una gran confianza, dejando en sus manos la misión de "Id por todo el mundo y anunciar el evangelio...". No estarían solos siempre contarían con la ayuda del Espíritu... LECTOR 2: Estas palabras están dichas para nosotros. Somos continuadores de tu obra. Somos tu compañero en la misión. Gracias Jesús, me siento agradecido por tu confianza. La mies es mucha y los obreros pocos. Quiero seguir siendo uno de ellos. Muchas personas están caídas en este mundo y muchos pasamos de largo. Quiero ser el buen samaritano, conviérteme primero a mí para que yo pueda anunciar la Buena Noticia. LECTOR 1: Danos audacia porque en este mundo escéptico y de autosuficiencia, tenemos vergüenza y miedo. LECTOR 2: Danos esperanza para dar testimonio de ti en esta sociedad recelosa y cerrada, nosotros también tenemos poca confianza. LECTOR 1: Danos amor para llevarte a todos en esta tierra insolidaria y fría, nosotros también sentimos frío nuestro corazón. LECTOR 2: Danos constancia en este ambiente cómodo y superficial, porque nosotros también nos cansamos fácilmente. Conviértenos primero a nosotros, para que podamos anunciar a los demás la Buena Noticia. Momento de silencio para la reflexión personal. Preparación para la bendición y despedida (Si está presente el sacerdote o el diácono se dará la bendición). Canto sugerido: "Bendito, bendito, bendito sea Dios".

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Bendito, bendito, bendito sea Dios, los ángeles cantan y alaban a Dios, los ángeles cantan y alaban a Dios. Yo creo Jesús mío que estás en el altar, oculto en la Hostia te vengo a adorar, oculto en la Hostia te vengo a adorar. Por amor al hombre moriste en una cruz y al cáliz desciendes por nuestra salud, y al cáliz desciendes por nuestra salud. Ministro.- Nos diste, Señor, el Pan del Cielo, Todos.- que en sí contiene todas las delicias. Oración: Señor y Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres, a fin de que la obra redentora de tu Hijo perdure hasta el fin de los tiempos, haz que tus fieles caigan en la cuenta de que están llamados a trabajar por la salvación de los demás, para que todos los pueblos de la tierra formen una sola familia y surja una humanidad nueva en Cristo nuestro Señor, que vive y reina contigo... En este momento se da la Bendición con el Santísimo Sacramento si está presente el sacerdote o diácono, si no, se hace la reserva del Santísimo hasta que se haya terminado de recitar la oración. Todos de rodillas. Últimas oraciones: (Letanías). Bendito sea Dios, bendito sea su Santo Nombre, bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre, bendito sea el santo nombre de Jesús, bendito sea su Sacratísimo Corazón, bendita sea su preciosísima sangre, bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del altar, bendito sea el Espíritu Santo consolador, bendita sea la Madre de Dios María Santísima, bendita sea su santa e inmaculada concepción, bendita sea su gloriosa asunción, bendito sea el nombre de María Virgen y Madre, bendito sea san José su castísimo esposo, bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Canto final:

"Tú reinarás"

Tú reinarás, este es el grito, que ardiente exhalan nuestra fe; Tú reinarás, oh Rey Bendito, pues tú dijiste ¡Reinaré!

Reine Jesús por siempre, reine su corazón,

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en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación, en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación,

Tu reinarás, dulce esperanza, que el alma llena de placer;

habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier

Tu reinarás en este suelo, te prometemos nuestro amor; ¡oh buen Jesús!, danos consuelo, en este valle de dolor

Tú reinarás, reina y ahora, en esta casa y población;

ten compasión del que implora y acude a ti en la aflicción.

Tú reinarás toda la vida, trabajaremos con gran fe ; en realizar y ver cumplida, la gran promesa: ¡Reinaré!

EL ROSARIO MISIONERO El Papa Juan Pablo II, en la carta encíclica Redemptoris Missio sobre las

misiones, afirma: "Todos los cristianos son corresponsables de la actividad misionera. La participación de las comunidades y de cada fiel en este derecho-deber se llama cooperación misionera" (No. 77). Y más adelante dice: "Entre las formas de participación, el primer lugar corresponde a la cooperación espiritual:

• oración, • sacrificios, • testimonio de vida cristiana.

La oración debe acompañar el camino de los misioneros para que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la gracia divina" (No. 78). Estas palabras del

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Vicario de Cristo son un llamado a todo el pueblo cristiano a vivir concretamente el compromiso apostólico–misionero que brota de nuestro bautismo. Pues bien, el "Rosario misionero" es una manera concreta para cumplir con ese deber. Lo ha pensado y organizado, a mediados del siglo XX, un obispo norteamericano, Monseñor Fulton J. Sheen, con el fin de sugerir y brindar un medio muy práctico de orar por las misiones y misioneros.

Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo entero, dedicando una decena a cada continente: "Como Papa debo orar por la humanidad entera y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero: la primera decena por África, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta por Asia".

El Rosario Misionero es una forma de oración que toma como base al Rosario tradicional, en la cual, por intercesión de María, se pide al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una oración mariana universal y misionera, que consiste en rezar los cinco misterios de cada día teniendo presentes los cinco continentes del mundo, pensando en la situación concreta de cada continente desde el punto de vista de la evangelización y de la presencia cristiana, y orando por los misioneros y misioneras, por todos los agentes de la evangelización, y por todos los que aún no conocen la Buena Nueva de la salvación, para que se abran a la luz del Evangelio.

El Rosario Misionero lo representamos con 5 colores: Primer misterio: ÁFRICA

El color verde, nos recuerda las verdes selvas habitadas por nuestros hermanos africanos. En esta decena rezamos por la Iglesia de África, para que una vez evangelizada, se convierta en

evangelizadora. Segundo misterio: AMÉRICA

El color rojo, simboliza la sangre derramada por los mártires que dieron su vida durante la evangelización de este continente.

En esta decena rezamos, por la Iglesia en América; el continente de la esperanza; para que seamos como María; Misioneros de Cristo y salgamos a evangelizar a otros continentes. Tercer misterio: EUROPA

El color blanco, nos recuerda a la raza aria, originaria de este continente y al color de las vestiduras del Papa, que también tiene en él su sede.

En esta decena rezamos por la Iglesia en Europa; para que se realice la unidad en un solo Señor; una sola fe y un solo bautismo. Cuarto misterio: OCEANÍA.

El color azul nos habla de Oceanía, con sus miles de islas esparcidas en las azules aguas del Océano Pacífico.

En esta decena, rezamos por Oceanía; para que los habitantes de las islas; ingresen a la Iglesia y adquieran el espíritu misionero. Quinto misterio: ASIA

El color amarillo nos trae a la memoria el Asia, poblado en gran parte por razas de este color. En esta última decena rezamos por todos los que viven en Asia; para que todo el continente; donde

vive más de la mitad de la humanidad; reciba la santa fe católica.

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1. Se inicia con la Señal de la Cruz y la oración del Pésame. Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero creador y redentor mío, por ser Tú quien

eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados y confío en que por tu bondad y misericordia me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén. 2. Según el día de la semana, se rezarán los misterios que correspondan, ofreciendo un misterio por

cada continente, junto a la intención que se sugiere.

Los Misterios del Santo Rosario MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábados) 1º Misterio: La anunciación del ángel a María. 2º Misterio: La visita de María a su prima Isabel. 3º Misterio: El nacimiento de Jesús en Belén. 4º Misterio: La presentación del Niño Jesús en el templo. 5º Misterio: Jesús perdido y hallado en el templo

MISTERIOS LUMINOSOS (jueves) 1º Misterio: El bautismo de Jesús en el río Jordán. 2º Misterio: Jesús y María en las Bodas de Caná 3º Misterio: Jesús anuncia el Reino de Dios invitando a la conversión. 4º Misterio: La Transfiguración de Jesús. 5º Misterio: La institución de la Eucaristía.

MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes) 1º Misterio: Jesús en el huerto de los Olivos. 2º Misterio: La flagelación de Jesús. 3º Misterio: Jesús es coronado de espinas. 4º Misterio: Jesús carga con la cruz a cuestas camino al calvario. 5º Misterio: La crucifixión y muerte de Jesús.

MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingos) 1º Misterio: La resurrección de Jesús. 2º Misterio: La ascensión de Jesús al cielo. 3º Misterio: La venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles. 4º Misterio: La asunción de la Santísima Virgen a los cielos. 5º Misterio: La coronación de la Virgen como Reina de todo lo creado.

3. En cada misterio rezamos un Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria.

4. Añadimos la jaculatoria: María, Reina de las Misiones…Ruega por nosotros y por el mundo entero

5. Al finalizar los cinco misterios se dice Padrenuestro y las tres Ave Marías siguientes:

1.- Dios te salve María, hija de Dios Padre; en Tus Manos ponemos nuestra Fe para que la ilumines; llena eres de gracia…

2.- Dios te salve María, Madre de Dios Hijo; en Tus Manos ponemos nuestra Esperanza para que la alientes; llena eres de gracia…

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3.- Dios te salve María, esposa de Dios Espíritu Santo; en Tus Manos, ponemos nuestra Caridad, para que la inflames; llena eres de gracia Dios te salve María; templo y Sagrario de la Santísima Trinidad; Virgen concebida sin pecado original.

Dios te salve reina y Madre Madre de Misericordia… 6. Letanías

Señor, ten piedad Señor, ten piedad Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad Señor, ten piedad. Señor, ten piedad Cristo, óyenos. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos. Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros. Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros. Santa María, ruega por nosotros. Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las Vírgenes, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, Madre de la divina gracia, Madre purísima, Madre castísima, Madre siempre virgen, Madre inmaculada, Madre amable, Madre admirable, Madre del buen consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador, Madre de misericordia, Virgen prudentísima, Virgen digna de veneración, Virgen digna de alabanza, Virgen poderosa, Virgen clemente, Virgen fiel, Espejo de justicia, Trono de la sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual, Vaso digno de honor, Vaso de insigne devoción, Rosa mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Arca de la Alianza,

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Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Consoladora de los afligidos, Auxilio de los cristianos, Reina de los Ángeles, Reina de los Patriarcas, Reina de los Profetas, Reina de los Apóstoles, Reina de los Mártires, Reina de los Confesores, Reina de las Vírgenes, Reina de todos los Santos, Reina concebida sin pecado original, Reina asunta a los Cielos, Reina del Santísimo Rosario, Reina de la familia, Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

7. ORACIÓN.

Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

María, Reina de las Misiones… Ruega por nosotros

Ave María Purísima: contestan: Sin pecado concebida.

8. Se finaliza con la señal de la cruz.

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ORACIONES MISIONERAS FAMOSAS

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DECÁLOGO DEL MISIONERO

1. Ser misionero es mirar a la vez el corazón de Dios y al corazón de la gente. 2. Es saber que siempre se puede hacer mucho desde nuestra pobreza. 3. Es dar a Jesús para enriquecer a los pobres. 4. Un misionero es siempre la historia más bella de amor jamás contada. 5. El día que nos falten misioneros será señal de que hemos muerto de frío. 6. La generosidad de una Iglesia tiene como termómetro la cantidad y calidad de nuestros misioneros. 7. Cuanto más universal es la misión más la bendice el Señor. 8. Cuando damos a Jesús estamos dando justicia, paz, libertad… 9. Todos debemos ser misioneros para ser coherentes con nuestro bautismo. 10. Señor, que comprenda que no existe alegría mayor que gastarse y desgastarse en tu servicio.

Monseñor Francisco Cerro, obispo de Coria Cáceres

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