1. Evolución de la concepción de pecado personal a pecado

estructural

• El concepto de pecado estructural tiene una evolución en el pensamiento de la iglesia durante los últimos 40 años. Si bien se tiene una idea de que el pecado tiene un alcance universal, sin embargo, no se tiene la claridad de qué manera concreta en la historia de la humanidad se manifiesta, y cuáles son sus consecuencias más palpables.

• El concepto de pecado social, pecado estructura y estructuras de pecado, nacen en las praxis pastorales en especial en América Latina, en las experiencias de Comunidades Eclesiales de Base. Que tuvo mucha resonancia en las conferencias de Medellín y Puebla. Ante la realidad social, política y económica difícil en la que viven los pueblos latinoamericanos, y ayudados de la reflexión de las ciencia sociales.

• Las comunidades fueron descubriendo que esa realidad era consecuencias de estructuras sociales que se encubren de manera perversa sistemas pecaminosos, que por año han sido montados por los países que les explotan, ayudados de grupos dominantes de la región. Esta experiencia ayuda a profundizar la categoría teológica de Pecado Estructural. Abordaremos lo principales textos en los siguientes numerales del presente artículo.

• Hay otra luz que arrojó esta reflexión en torno a las Sagradas Escrituras. Se logra comprender con una mayor profundidad los textos que plasman de una manera velada el pecado estructural que las primeras comunidades cristianas sufrieron y que ante la cual proclamaban a Cristo como redentor, liberador o salvador.

2. Fundamentación bíblica

• en primer lugar al evangelio de Lucas y las tentaciones de Jesús . En ellas se planta a Jesús ante el pecado estructural de su tiempo y se le invita a ser salvador uniéndose a esa estructura del culto al Emperador y la ideología de la Pax Romana. Los primeros cristianos son conscientes que esa estructura injusta debe ser rechazada y confrontarse desde la marginalidad.

• En la teología del evangelio de San Juan se tiene el concepto “El pecado del mundo”. San Juan entiende como mundo aquellos grupos de personas que teniendo una estructura social montada para oprimir y mantener intereses propios, rechaza el mensaje de Jesús y su manera alternativa de vivir. Así el mundo es el Sanedrín, el Imperio Romano, las Sinagogas de los fariseos, el Templo como estructura de explotación perteneciente a los sacerdotes, Herodes y su reinado corrupto.

• La misión de Jesús es desenmascarar el mundo para liberar al hombre e invitarlo a vivir en comunión con el Padre, por esto se le señala como “El Cordero que quita el pecado del mundo” o que “Carga” haciendo alusión al siervo sufriente de Isaías. Se concluye que el pecado del mundo es un pecado “estructural”

• Un último texto significativo es el de la carta a los Romanos en la sección 1,18 — 3,18. San Pablo nos habla sobre la situación de pecado en que se encuentran sumergidos tanto el no judío como los judíos. En ello el Apóstol describe como se ha generalizado el pecado en los pueblos de tal manera que ese ambiente de pecado no permite salir del círculo vicioso, ya sea por ignorancia o por soberbia. Sólo en Jesús se nos ha mostrado el camino de salvación para salir de ese ambiente empecatado o pecado “estructural

3. El concepto de pecado estructural en el magisterio de la Iglesia.

• Aunque las primeras encíclicas sociales de los papas en los últimos dos siglos, ante la industrialización que ha evolucionado en globalización, no tocan el aspecto de pecado estructural; sin embargo, tiene noción de consecuencias sociales de los pecados personales, que se concretizan en actos injustos y de desigualdad. Es Juan Pablo II quién aborda con mayor precisión este concepto. Aborda este tema en “Reconciliación y penitencia” y “Sollicitudo rei sociales”.

• Ahora bien la Iglesia, cuando habla de situaciones

de pecado o denuncia como pecados sociales determinadas situaciones o comportamientos colectivos de grupos sociales más o menos amplios, o hasta de enteras Naciones y bloques de Naciones, sabe y proclama que estos casos de pecado social son el fruto, la acumulación y la concentración de muchos pecados personales. Se trata de pecados muy personales de quien engendra, favorece o explota la iniquidad; de quien, pudiendo hacer algo por evitar, eliminar, o, al menos, limitar determinados males sociales, omite el hacerlo por pereza, miedo y encubrimiento,

• por complicidad solapada o por indiferencia; de quien busca refugio en la presunta imposibilidad de cambiar el mundo; y también de quien pretende eludir la fatiga y el sacrificio, alegando supuestas razones de orden superior. Por lo tanto, las verdaderas responsabilidades son de las personas. (RES 16)

• Por tanto, hay que destacar que un mundo dividido en bloques, presididos a su vez por ideologías rígidas, donde en lugar de la interdependencia y la solidaridad, dominan diferentes formas de imperialismo, no es más que un mundo sometido a estructuras de pecado. La suma de factores negativos, que actúan contrariamente a una verdadera conciencia del bien común universal y de la exigencia de favorecerlo, parece crear, en las personas e instituciones, un obstáculo difícil de superar.

• Si la situación actual hay que atribuirla a dificultades de diversa índole, se debe hablar de « estructuras de pecado », las cuales —como ya he dicho en la Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia— se fundan en el pecado personal y, por consiguiente, están unidas siempre a actos concretos de las personas, que las introducen, y hacen difícil su eliminación. Y así estas mismas estructuras se refuerzan, se difunden y son fuente de otros pecados, condicionando la conducta de los hombres. (SRS 36)

• Podemos definir el pecado estructural de acuerdo al magisterio como aquella situación social de indiferencia, encubrimiento, ideologización perversa, que permanece constante y es sostenida intencionalmente por personas interesadas en ello; que generan males graves contra el prójimo y que están en contra del Reino de Dios que es la voluntad del Padre para toda la humanidad. Estas estructuras crean consecuencias que hunden a las personas y a los pueblos en realidades inhumanas e injustas.