Cómo Resolver Crisis Personales
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ÓMO RESOLVER LAS CRISIS PERSONALESManual PrácticoBasado en las Investigaciones de Karl Slaikeu
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Introducción al manual
Cuando sobreviene una crisis, pretendemos mucho más que el alivio o la curación.
Muchas veces ha sido dificilísimo expresar esta verdad psicológica sin que parezca ofensivo a alguien que está sufriendo el trauma de una crisis. Casi nadie quiere "crecer" ni "superar": queremos que nuestra hija vuelva a vivir, que nuestro cónyuge regrese a casa, que nuestro jefe nos dé otra oportunidad, que el médico diga que cometió un error...
En otras palabras: deseamos lo que perdimos, no algo nuevo, por más atractivo que sea.
Este hecho real y esperanzado inherente a la crisis es lo que llamamos "el factor fénix". El fénix de la mitología era un ave extraordinaria que vivía mil años y moría entre las llamas. Al quemarse la pira funeraria, el fénix sufría una transformación mágica: en el lugar de consumirse, se levantaba de las llamas, renacido, más bello que nunca, para vivir otros mil años.
Es verdad que la crisis puede conducir al desastre, pero también puede hacerlo hacia el renacimiento y el desarrollo personal. ¿Qué es lo que hace que una crisis cause gran daño inmediato o problemas psicológicos mediatos pero también que conduzca al renacimiento, el desarrollo y la madurez?
La diferencia radica en saber cómo capitalizar positivamente una crisis, en controlar el acontecimiento y encauzarlo e manera que sirva para el desarrollo. El "factor fénix" está presente en toda situación crítica, pero hay que saber cómo usarlo.
No sólo puede hacerse: usted puede hacerlo. Quizá no en forma simple e indolora, pero con la comprensión de la naturaleza de la crisis y el conocimiento de las técnicas que se explicarán, usted puede lograr que la crisis no sólo no le hago daño sino que lo mejore. Como el ave fénix, usted puede resurgir de las cenizas y volver a vivir; puede renacer más fuerte, más maduro, con mayor control sobre su vida del que usted creyó posible.
No puedo asumirlo...
El suceso que provoca la crisis, la bomba que estalla en su vida, exige que usted haga algo para encarar la situación. Pero su incapacidad para asumir el hecho empleando los métodos de siempre es lo que convierte al suceso en una crisis, en lugar de que quede como una experiencia mala o simplemente como un problema.
Una experiencia produce una crisis cuando influye de tal manera en el mecanismo normal de resolución de problemas, que quien la sufre resulta a veces derrotado por la tensión.
Cuando los métodos de siempre para lidiar con las dificultades, tales como salir a caminar, ir al cine, hablar con un amigo, gritarle al perro, salir de vacaciones o lo que sea, ya no funcionan... se está en crisis.
En realidad, el fracaso de los métodos habituales para encarar las cosas, frente a esa situación nueva y espantosa, es lo que distingue a la crisis de cualquier otra clase de problema en la vida. SI usted pudiera manejar la alteración, hablar de sus sentimientos, pensar en el problema, entonces no estaría sufriendo una crisis. Podríamos decir que usted está pasando por una época muy mala, quizá, pero no por una crisis.
Una crisis provoca emociones asombrosas e intensas (culpa, miedo, rencor, ira, desesperación y hasta odio. Anula casi todos los intentos de entender la situación y abre las puertas a toda clase de comportamientos erráticos.
El caos tremendo de una crisis afecta a todos los aspectos de la vida. Desencadena emociones nuevas, fuertes alteraciones de la rutina normal, síntomas físicos de enfermedades y crea tensiones en las relaciones con los demás. También afecta profundamente la visión que se tiene de sí mismo y de la vida.
Casi todas las personas en crisis se describen diciendo que sienten que se vuelven locas. Pueden estar más furiosas de lo que jamás estuvieron o encontrarse llorando de manera inconsolable, cuando en el pasado tomaban las malas noticias con calma. Se les ocurren ideas que nunca tuvieron antes, o se hieren o hieren a los demás, o huyen al extranjero. Hacen cosas que nunca hicieron, como insultar a un miembro de la familia o decirle al jefe que se vaya al diablo.
Una adaptación adecuada del poema de Rudyar Kipling: "Si...", sería: "Si puedes mantener la calma cuando todos la pierden... significa que no comprendes la situación".
Estoy deshecho...
La sensación espantosa de que uno no puede controlar su vida es causante de crisis. Usted a sufrido un golpe terrible que lo ha dejado indefenso. Usted es vulnerable, quizá como nunca lo ha sido. Y usted siente en forma aguda esa vulnerabilidad: siente que ya no tiene nada que lo anime.
Este período de vulnerabilidad es un período de peligro, pero también representa una oportunidad. Cuando no se pueda encarar una situación, cuando están bajas las defensas, cuando se está abierto a cualquier medio para superar la experiencia. El menor empujón hacia un lado u otro, una idea, la opinión de un amigo, un cambio de perspectiva, pueden llevarlo hacia el crecimiento o hacia el daño permanente.
Un ejemplo fue el de un señor al cual el abandono de su mujer lo alteró tanto que por primera vez en su vida estuvo dispuesto a escuchar la verdad sobre él mismo. La crisis hizo que se abriera a las alternativas.
La vulnerabilidad abre las puertas a ideas nuevas y diferentes. Esa es la gran oportunidad para comenzar a desarrollarse.
Terminará una vez?...
La crisis no dura eternamente. Aunque las consecuencias pueden durar toda la vida, la alteración extrema y la desorganización no subsisten. No se puede llorar, quejarse y extrañar siempre. No se puede ayunar toda la vida.
Cualquiera sea el suceso que haya desencadenado la crisis - la muerte de un ser querido, un problema matrimonial, una lesión física, la violación - el terror, el pánico y el dolor extremos desaparecen en unas semanas o meses. El cuerpo humano no nos permite vivir en estado de dolor agudo más tiempo del necesario. Naturalmente "nos reponemos" de alguna manera.
Y ése es el hecho. ¿De qué manera nos reponemos? ¿Organizamos nuestra vida de modo que podamos vivir bien? ¿O reconstruimos nuestra vida de manera tal que nos cerramos a las opciones mejores, restringimos las relaciones y aseguramos una perspectiva pesimista y negativa de la vida?
La crisis se resuelve de alguna de estas tres formas: muerte, debilitamiento o crecimiento.
Muchas personas nunca superan la crisis, viven perseguidas por el recuerdo terrible de lo que les pasó. Y nunca se reponen a la amargura, el enojo, el dolor o el remordimiento. No funcionan en el trabajo, se deterioran sus relaciones y la capacidad mental también va escurriéndose.
Creciendo debido a una crisis
El tercer resultado posible de una crisis es el crecimiento. Puede significar muchas cosas, incluso el "aumento de la capacidad para hacer frene a los problemas, actitudes más maduras y sinceras ante la vida, mejores relaciones con los demás, mayor independencia de criterio ante nuevas experiencias, una sensibilidad más aguda a las necesidades y problemas de los demás, lazos más fuertes con los seres queridos y mayor capacidad para encarar los problemas de la vida en forma constructiva.
El crecimiento es el único resultado positivo de una crisis.
Cualquiera sea la forma que adopte, el crecimiento puede definirse como la elaboración de la experiencia crítica de manera que pase a formar parte de la trama de la vida, dejándolo a uno preparado para enfrentar el futuro.. Usted ha crecido como consecuencia de una crisis si, cuando la crisis ha terminado, está listo para seguir viviendo, trabajando, divirtiéndose y amando.
A menudo las personas que han crecido mediante las crisis cuentan que descubrieron habilidades y recursos que nunca habían usado antes; sucede lo mismo que cuando despiden a alguno de un empleo y entonces aprovecha para seguir su vocación, lo que había soñado toda la vida.
Muchos dicen que manifiestan más sus sentimientos. Sobre todo los hombres se vuelven más tiernos y expresan más sus emociones, son más delicados con sus esposas, más cariñosos, como resultado de haber sido sacudidos por una crisis matrimonial.
Algunas crisis acercan a los miembros de la familia. Suele ocurrir que ante el dolor de la pérdida, los familiares se dan cuenta de lo que significa la relación entre ellos. El crecimiento se produce cuando aprenden a expresar el cariño con más naturalidad.
Nuevos sueños, nuevos planes, nuevas actitudes frente a la vida pueden desarrollarse en las personas que han superado crisis. Muchas encuentran un nuevo significado en sus creencias religiosas y desarrollan una comprensión más madura de Dios. Muchas personas se sienten más fuertes de lo que creían que eran y adquieren una mejor opinión sobre sí mismos.
El crecimiento como resultado de una crisis puede ocurrir en cualquier aspecto de la vida. Pero los riesgos son grandes. Existe tanto el peligro como la oportunidad.
En el corazón del factor fénix está la idea de que el dolor de la crisis puede transformarse en algo ventajoso para usted. Ya sabe que su vida no volverá a ser la misma. Lo que es posible que no sepa es cómo dirigir sus esfuerzos para lograr un futuro nuevo y hasta mejor para usted.
ágase usted mismo los primeros auxilios psicológicos
Los primeros días y semanas después de una crisis son los más difíciles. Pueden sentirse avasallado por sentimientos dolorosos, pensamientos terribles y quizá una amplia gama de malestares físicos. Puede no saber adónde dirigirse, qué hacer, a pesar de que siente la necesidad de hacer algo enseguida.
Es normal, en el calor de la crisis, querer manejar todos los problemas al mismo tiempo. La esposa abandonada se enfrenta a un torrente de preguntas que exigen respuestas inmediatas.
¿Por qué lo hizo?
¿Así piensa de mí?
¿Quedaré siempre sola?
¿Volverá?
¿Qué pensarán mis amigas?
¿Eso perjudicará a los chicos?
¿Qué les diré esta noche?
Estas cataratas de preguntas, pensamientos y sentimientos son normales, pero como resulta imposible encarar todo al mismo tiempo, usted debe elegir qué es lo que tiene que encarar de inmediato y qué puede postergar para más adelante.
La terapia de crisis por otra parte, es algo completamente diferente. Sus objetivos son mucho más ambiciosos y se tarda más en lograrlos. La terapia de crisis lo ayuda a elaborar la crisis de modo que incorpore a la trama de la vida el acontecimiento traumático, haciéndolo tomar su lugar junto a otros sucesos de su vida; también lo prepara a usted para enfrentar el futuro. Esto puede tomar muchos meses, y a veces, años, porque las actividades de la terapia de crisis se extienden a lo largo de mucho tiempo.
Este es el momento de tener presente que la vida no será la de siempre por un tiempo. En realidad lo mejor será que usted no trate de que su comportamiento sea "normal".
Muchas personas complican sus problemas porque se imponen la conducta habitual y se sienten culpables porque no pueden estar tan bien como solían. Pero la crisis no es normal.
Una crisis, por definición, no es un tiempo normal. Es justamente cuando todo es anormal.
Dése permiso para sentirse mal. Permítase sentirse terriblemente mal. Sea amable con usted mismo. Tenga presente que sólo puede hacer lo que se requiera en ese momento y que eso es bastante.
Protegiéndose contra acciones fatales
Quizá usted está preguntándose:
"¿Qué sentido tiene? ¿Por qué debería continuar?".
Tal vez ni siquiera puede concebir que las cosas mejorarán, que la vida volverá a ser buena, que hay un futuro para usted. A veces llega a pensar: "Todo terminó para mí. Es mejor que renuncie".
No es el único que piensa y siente de esa manera. En alguna oportunidad casi todos hemos tocado fondo y hemos sentido el deseo de renunciar. La vida parece tan negra que se nos ocurren toda clase de ideas; idea que, si nos concentramos en ellas, se convierten en inmovilizantes. Ideas como, por ejemplo:
"¡No puedo continuar!"
Puede sentirse muy pequeño e insignificante frente a la adversidad. Se siente totalmente impotente, indefenso. Todo lo que hace es pensar que nada vale la pena y que es inútil continuar.
"¡No puedo manejar esto!"
Puede ver la situación como algo que otros pueden manejar pero no usted. Se dice: "No
soy lo bastante fuerte para encarar esto". "No tengo lo que se necesita para seguir
adelante".
"¡Nada de lo que yo haga tendrá ninguna influencia!"
Piensa que nada de lo que haga para ayudarse le será útil. Piensa que si prueba una
técnica nueva y anda bien por unos días, luego fallará. Y entonces volverá a tocar fondo y
nada habrá cambiado. Se siente condenado.
Uno de los aspectos más peligrosos de una crisis es que desata ideas e impulsos muy
destructivos.
Esos pensamientos e impulsos son muy comunes. Después de todo, cuando las pautas
normales de la vida se han lesionado gravemente, parecería que no quedan motivos para
seguir viviendo. Su razón de vivir puede haberse basado en el estilo de vida que
usted llevaba. Cuando éste desaparecer porque ha muerto un ser querido, se ha roto
una relación o ha tenido un fracaso financiero, usted puede preguntarse si el futuro vale la
pena ser vivido.
En otras situaciones usted puede sentirse furioso con alguien que usted cree ha
destrozado su mundo, O puede estar tan alterado y confundido que tiene poco
control sobre sus impulsos destructivos. Por desgracia esos impulsos violentos
conducen con frecuencia a una conducta destructiva. Hay ejemplos de esto en las notas
sobre crímenes y suicidios que aparecen en los diarios. El cónyuge abandonado que mata
a otro y se suicida, o el empleado despedido que regresa al lugar de trabajo y mata al jefe
que lo despidió.
Sea lo que fuera lo que los motiva - falta de control, la idea de que no vale la pena el
futuro - esos impulsos amenazantes y violentos deben tomarse muy en serio. Usted se da
cuenta cuando tiene esa clase de impulsos y debe tomar precauciones para protegerse a
sí mismo y a los demás de acciones fatales; acciones que por supuesto reducen las
opciones.
a falta de esperanza: cuando todo parece perdido
Es un hecho indiscutible - al que no dan mucha importancia los que trabajan con personas suicidas- que los impulsos suicidas, como los impulsos homicidas, son por lo general de muy corta duración. El deseo de morir o de matar normalmente disminuye, con frecuencia en cuestión de horas, pero por lo general es un asunto que dura días. Eso no quiere decir que el mismo impulso no pueda volver a aparecer. Puede, pero la cuestión es que el deseo de morir o de poner fin a una vida nunca es total e irrevocable: puede revertirse rápidamente.
LUCHANDO
Es bueno que tenga presente que todo el mundo tiene pensamientos negros,
desesperanzados, durante una crisis. Sin embargo, las personas tienen tendencia a creer
que son únicas, que nadie más siente de esa manera ni tiene esos pensamientos
depresivos. Usted se echa la culpa por no ser más fuerte, no reaccionar, por no tomar las
cosas al paso.
El mejor antídoto contra los pensamientos inmovilizantes, depresivos, es luchar.
Atáquelos con pensamientos más esperanzados, más equilibrados, más verdaderos.
Cuando ataca la desesperanza, dígase:
"Aunque yo no tenga control sobre lo que está ocurriendo, tengo control sobre la
forma en que voy a reaccionar".
"Daré pequeños pasos hacia mi curación".
Comprométase a tomar las cosas una por una. No haga cambios grandes y olvídese de
tratar de reconstruir todo, de construir Roma en un solo día. Haga lo que puede hacer
mientras sigue viviendo y desee tiempo para curarse.
"Eso también pasará".
Su crisis también pasará. Cuando usted cree que ya no puede aguantar más, recuerde
que todo eso va a cambiar pronto. Una nueva estabilidad surgirá del caos.
"Como yo no tengo la menor idea de lo que va a ser de mi nueva vida, podría ser mejor de
la que puedo imaginar". El creador de la terapia gestáltica, Fritz Perls, nos recuerda que
la ansiedad es realmente como "miedo al escenario". Es preocuparse por cosas que
todavía no han sucedido. Nadie tiene la menor idea de cómo será el futuro, así que no
tiene sentido pensar en lo peor y preocuparse por lo mal que van a estar las cosas.
aga una lista
Escriba en una hoja todas las cosas en las que está pensando en este momento.
No es necesario que escriba cosas muy complicadas; solamente todas sus
preocupaciones y frustraciones, y hágalo en forma de lista.
IDENTIFICAR SUS PRIORIDADES PRINCIPALES
Revise la lista que acabad de hacer y decida qué tiene que hacer ahora y qué puede
esperar. Ponga una señal en las cosas que deben resolverse en las siguientes horas o
días.
Una manera de elegir estas cuestiones es buscar algo que, si se deja sin atender por las
siguientes horas o días, puede reducir sus opciones para el futuro.
Esta es la piedra fundamental del manejo de la crisis: estudiar las acciones posibles y
elegir aquellas que disminuyen las pérdidas y que mantienen tantas opciones
abiertas como es posible.
En cualquier situación de crisis, la determinación de las prioridades (decidir qué es lo que
tiene que hacer enseguida y qué puede dejar para después) le evitará errores,
confusiones y la frustración de no poder resolver todo al mismo tiempo.
También ocurre que al postergar todo, excepto los asuntos que requieren una solución
inmediata, se evita tomar al calor de la crisis decisiones que van a tener mucha influencia
en la vida: decisiones de las cuales usted podría arrepentirse más adelante cuando tenga
el tiempo necesario para pensarlas.
El acto de postergar una decisión no es lo mismo que ignorar el problema, no asumir la
responsabilidad o huir de la realidad. En realidad al posponer ciertas decisiones lo que
usted está haciendo es manejarlas de una manera efectiva, diciendo: "Atenderé esto más
adelante, cuando pueda dedicarle el tiempo y la energía necesarios
Y recuerde...
Como las crisis por lo general se producen por problemas enormes, las técnicas normales
para resolver problemas no sirven para estos casos. Sus métodos para tomar decisiones
no pueden servir para esta situación porque usted está pensando demasiado en el
problema. Decida el problema en pequeñas partes, y, por todos los medios, use todos los
recursos externos de que pueda disponer: amistades, sacerdotes, familia, médico.
PAUTAS PARA EL CRECIMIENTO
Si escucha atentamente cuando conversa con sobrevivientes, notará que todos se
refieren a los mismos principios fundamentales. Si el camino hacia la salvación era liso o
rocoso, si había que recorrerlo como la pista de una carrera de velocidad o como una
lenta y pesada maratón, todos lo hicieron siguiendo las mismas técnicas de supervivencia.
LA CLAVE DE LA SUPERVIVENCIA
La supervivencia después de la crisis no sólo depende de una cuenta bancaria
importante, de montones de amigos ni de habilidades excepcionales. Todo eso facilita las
cosas, pero la supervivencia depende de las elecciones que se hagan y de las
acciones que se realicen.
Durante años los psicólogos han estudiado las diferencias entre las personas que crecen
a través de las crisis de la vida y las que no lo hacen. La gran diferencia entre los dos
grupos es que los sobrevivientes - a menudo sin darse cuenta - se cuidan en cuatro
campos importantes.
Los sobrevivientes son los que han cuidado sus organismos, los que encontraron
maneras de expresar y manejar los sentimientos intensos y a menudo penosos, los que
han triunfado mentalmente sobre la crisis y han realizado cambios concretos en su
comportamiento que les permiten vivir en un mundo distinto, nuevo.
Lo mejor de todo esto es que la experiencia de los sobrevivientes puede servir como
guía al resto de nosotros para que salgamos airosos de las crisis. Podemos seguir
sus pasos.
Tomar por la senda que lleva al crecimiento significa prestar atención a cada uno de los
campos primordiales de la vida.
Significa:
• Cuidar el organismo
• Manejar los sentimientos penosos
• Cambiar la mentalidad
• Adaptar la conducta
os objetivos
Los dos objetivos que hay que tratar de alcanzar para cuidar el organismo durante una
crisis son:
1) protegerse de daños en el organismo, y
2) buscar las oportunidades para mejorar la salud a largo plazo.
Si se cumplen estos dos objetivos no es raro que el individuo, cuando supera la crisis,
esté en mejores condiciones físicas y de salud que antes de haberse producido el
acontecimiento desencadenante.
Recuerde que uno de los aspectos positivos de una crisis es que cuando existe el peligro,
también existe la oportunidad. Muchas veces una crisis nos obliga a renunciar a pautas de
vida que actualmente están haciéndonos mucho daño. A veces el viejo estilo de vida tiene
que derrumbarse completamente para que entendamos que hay mejores maneras de vivir
y de cuidarse.
Las ideas presentadas van a ayudarlo a cumplir dos objetivos: lo ayudarán a proteger de
daños a su organismo y le abrirán la puerta a mejores maneras de cuidarse en el futuro.
La época de la crisis puede ser la época en la que usted empiece a aprender métodos
mejores y más y más satisfactorios de comer, hacer ejercicios y relajarse.
Muchas de las personas que acaban matándose o matando lo hacen porque no ven
ninguna esperanza de cambio en el futuro. Después de todo, una crisis es un período en
las que se alteran todas las pautas normales de vida; a veces tan seriamente que parece
que no hubiera motivos para seguir viviendo. Pero la experiencia con sobrevivientes
demuestra que los pensamientos desesperanzados, melancólicos, oscuros,
cambian; a veces con rapidez sorprendente.
Por consiguiente, espere el cambio. Como sus ideas y sus sentimientos cambiarán
pronto, ¿por qué tomar decisiones y cometer actos de los que podrá arrepentirse dentro
de unas pocas horas? Espere. Mantenga las opciones abiertas. Vea lo que le producirán
los cambios de ideas y de sentimientos.
CÓMO EVITAR COMIENZOS FALSOS O TRAMPAS
Vivimos en una civilización donde es común anestesiarse frente al dolor. Lo hacemos de
muchas maneras: el alcohol produce una especie de tranquilidad y de falsa seguridad a la
mente y al cuerpo. Una amplia gama de medicamentos, que se venden sin receta,
algunos para calmar y otros para estimular, se consiguen fácilmente.
Un camino hacia la salud
En una crisis el equilibrio normal está alterado - podemos entregarnos demasiado al
trabajo, el sueño nos elude; olvidamos hacer ejercicio; comemos mal, alimentos no
nutritivos, o comemos demasiado; podemos legar a beber demasiado-. Por consiguiente
tomar el camino hacia la salud significa dar pasos que den por resultado que hagamos
ejercicios, que nutramos y descansemos bien.
¡Aquí se presentan grandes oportunidades de crecimiento!
En la época de crisis, cuando usted comienza a hacer el esfuerzo de comer, descansar y
hacer ejercicio, puede adquirir hábitos nuevos y saludables que mejorarán el futuro
respecto de lo que era la vida antes de la crisis. Puede empezar a cumplir un programa e
ejercicio con regularidad, tomar la decisión consciente de ingerir alimentos más nutritivos,
establecer un ritmo regular de trabajo / sueño.
EL DESCANSO
Otro aspecto del ritmo natural del cuerpo es el descanso. Esto es lo que la gente
encuentra más difícil de lograr durante una crisis. La tremenda angustia mental y
emocional asociada con un acontecimiento crítico parece diseñada para borrar cualquier
oportunidad de descanso natural y relajamiento.
Si uno queda despierto toda la noche preocupado por "¿Cómo voy a poder trabajar
mañana si no puedo dormir ahora? Estaré muerto", sólo complica el problema porque
aumenta la ansiedad, y esto a su vez hace más difícil conciliar el sueño.
Como ocurre con otro problema de salud, muchas perturbaciones crónicas del sueño
pueden estar asociadas a distintas crisis de la vida: un problema matrimonial, dificultades
en el trabajo, preocupaciones financieras, enfermedad grave y otras cosas.
El doctor David Buchholz, jefe de Residentes en la sección Neurología del hospital Jonh
Hopkins, nos dice que las personas que atraviesan una crisis luchan para conciliar el
sueño algunas noches y luego continúan luchando por largo tiempo hasta que la
situación queda bajo control. Esto es porque se ha desarrollado un ciclo en el cual el
acto de luchar para conciliar el sueño se convierte en un acontecimiento provocador de
ansiedad; la ansiedad continúa interfiriendo con las pautas normales del sueño.
El Doctor Buchholz ofrece estas ideas para ayudar a conciliar el sueño:
• Establezca un horario regular para dormir y respételo.
• Evite las comidas pesadas, la excesiva ingesta de alcohol, cafeína y el
ejercicio extenuante justo antes de acostarse.
• Evite los sedantes o tranquilizantes. Estos medicamentos son útiles
únicamente a corto plazo. El uso continuo puede causar insomnio crónico
porque las drogas que producen hábito pierden su efectividad rápidamente y
hacen que se deteriore la calidad del sueño.
• Tenga un lugar confortable para dormir que no sea compartido por alguien
que mira televisión, use el estéreo o lee.
• Tome algo de leche o coma un bocado de queso antes de acostarse.
• Evite hacer la siesta durante el día par "recuperar" el sueño perdido a la
noche. La siesta le asegurará que no va a dormir en el horario de hacerlo.
• No se quede en la cama sin dormir por más de 30 minutos. Si tiene
problemas para dormir lo mejor es que se levante y realice alguna actividad
descansada como leer o escuchar música suave hasta que vaya sintiendo
sueño. (Eso inhibe el ciclo de ansiedad que ocasiona la incapacidad para
dormir).
• Algunos problemas pueden postergarse durante la noche escribiéndolos
en una hoja de papel. Una vez que los ha escrito, puede olvidarlos hasta que
esté preparado para encararlos al día siguiente.
• Recuerde que la falta de sueño no va a dañarlo tanto como la preocupación
por no lograr dormirse. Es previsible que durante las primeras etapas de una
crisis las personas duerman menos.
COMBATIENDO EL ESTRÉS CON RELAJAMIENTO
Como los músculos tensos y las emociones tensas van de la mano, la mejor manera de
combatir el estrés es relajándose: no es posible sentir estrés mientras se está
completamente relajado. Resulta interesante que el relajamiento físico no solamente
reduce el estrés físico sino también el mental. Es casi como si el organismo relajado no
permitiera que el cerebro produzca los pensamientos tensionantes o los temores. De
todas maneras, durante una crisis, puede ser difícil relajarse.
l manejo de los sentimientos penosos
Si algún aspecto de la crisis que sobresale, o si tiene una parte que queda por más
tiempo en la memoria, es que toda la experiencia es horrible.
Durante una crisis, las emociones giran en un torbellino salvaje. Los extremos se
convierten en norma. Por cierto que lo que hace que una crisis sea demoledora para
mucha gente es que la magnitud de los sentimientos es más grande que la que se haya
experimentado en la vida. El duelo, la furia, la angustia, la depresión, la culpa, todas estas
emociones se experimentan en megadosis que atacan y lesionan a los delicados sistemas
del cuerpo.
Si no se expresan, esas emociones poderosas se "embotellan" de alguna manera, acto
que consume enormes cantidades de energía, y por lo tanto queda menos energía
disponible para otros propósitos como trabajar, divertirse y amar.
Mantener embotelladas las emociones fuertes siempre resulta una aventura peligrosa.
Aumenta la presión y no hay válvula de escape. Eso daña el reservorio y suele conducir a
una explosión cuando la presión se hace demasiado grande.
La gente que sobrevive a una crisis, en particular la que hace mejor uso del potencial de
crecimiento, eventualmente llega a elaborar los sentimientos poderosos como la furia, la
culpa, la tristeza o el remordimiento, de manera que éstos no subsistan y envenenen la
existencia.
En las primeras etapas de la crisis esos sentimientos intensos deben ser identificados
para permitirles luego una manera de expresión. Es casi como dejar salir algo de vapor de
la olla a presión: se alivia algo de intensidad y puede comprenderse mejor la existencia de
esas emociones y el significado que tienen en la vida.
Los sobrevivientes no ignoran sus sentimientos durante una crisis. En lugar de eso, los
manejan, encuentran formas de expresarlos y comprenderlos.
l manejo de los sentimientos penosos
Si algún aspecto de la crisis que sobresale, o si tiene una parte que queda por más
tiempo en la memoria, es que toda la experiencia es horrible.
Durante una crisis, las emociones giran en un torbellino salvaje. Los extremos se
convierten en norma. Por cierto que lo que hace que una crisis sea demoledora para
mucha gente es que la magnitud de los sentimientos es más grande que la que se haya
experimentado en la vida. El duelo, la furia, la angustia, la depresión, la culpa, todas estas
emociones se experimentan en megadosis que atacan y lesionan a los delicados sistemas
del cuerpo.
Si no se expresan, esas emociones poderosas se "embotellan" de alguna manera, acto
que consume enormes cantidades de energía, y por lo tanto queda menos energía
disponible para otros propósitos como trabajar, divertirse y amar.
Mantener embotelladas las emociones fuertes siempre resulta una aventura peligrosa.
Aumenta la presión y no hay válvula de escape. Eso daña el reservorio y suele conducir a
una explosión cuando la presión se hace demasiado grande.
La gente que sobrevive a una crisis, en particular la que hace mejor uso del potencial de
crecimiento, eventualmente llega a elaborar los sentimientos poderosos como la furia, la
culpa, la tristeza o el remordimiento, de manera que éstos no subsistan y envenenen la
existencia.
En las primeras etapas de la crisis esos sentimientos intensos deben ser identificados
para permitirles luego una manera de expresión. Es casi como dejar salir algo de vapor de
la olla a presión: se alivia algo de intensidad y puede comprenderse mejor la existencia de
esas emociones y el significado que tienen en la vida.
Los sobrevivientes no ignoran sus sentimientos durante una crisis. En lugar de eso, los
manejan, encuentran formas de expresarlos y comprenderlos.
Los sentimientos enterrados
Una consecuencia muy dañina de los sentimientos no expresados es que, a menudo, en
lugar de desaparecer, crecen y creen hasta que, como en un envase de aerosol, pueden
estallar.
Más aun, necesitaba una manera de hacer que esos sentimientos trabajaran en su
provecho; verlos como eran: signos que señalaban el camino en el laberinto.
Si bien casi todos nosotros somos expertos en el manejo e los sentimientos agradables -
alegría, felicidad, cariño, gratitud- , sabemos muy poco de los desagradables. Los
sentimientos negativos nos asistan y ponen incómodas a las personas que nos
rodean, así que tratamos de evitarlos lo más posible.
En realidad la sociedad no alienta a que evitemos encarar los sentimientos penosos, nos
dice: "Tómalo con calmo, contrólate, sé fuerte". Esta actitud es reforzada una y otra vez
de muchas maneras. Por ejemplo en un funeral, a menudo se escuchan comentarios
respecto de los miembros de la familia afectada: "¿No es cierto que ella lo está
soportando bien?"; "El se controla muy bien".
Es decir que las personas que "se aguantan" y "se controlan" son aquellas que no
expresan sus sentimientos. Es así como se enseña a mantener las emociones penosas
encerradas en nosotros, a evitarlas o a enterrarlas o a no dejarlas salir. Es mejor
mantenerlas adentro, controlarlas; si no, se nos irán de las manos.
Detrás de todo esto está la idea de que las emociones son irracionales y no deben
expresarse abiertamente porque eso nos impediría encarar racionalmente nuestros
problemas. Por desgracia para una persona en crisis, el mero hecho de negar, enterrar o
ignorar los sentimientos penosos puede tener consecuencias dañinas y muy duraderas.
Desde luego que estos sentimientos penosos intensos no siempre afloran en forma
dramática.
Pueden permanecer hirviendo en lo profundo de nuestro ser, consumiendo más y más
energía vital, quitándonos la fuerza; pueden, como el cáncer, carcomer las fibras del
bienestar emocional, alterar el equilibrio normal de la salud física. Nuestros cuerpos y
nuestras emociones son sistemas en conexión absoluta. Cuando algo ocurre en un
sistema, afecta al otro también. Un golpe emocional puede crear malestar físico.
Los sentimientos penosos no desaparecen; de alguna forma van a manifestarse. Pueden
aparecer como insomnio, dolor de espaldas, una úlcera, un dolor miserioso o náuseas. A
algunas personas les duele la cabeza; otras tienen picazones o pierden peso. A menudo
este efecto de los sentimientos negativos agrava una vieja herida o lesión o enmascara
algún otro malestar físico inexplicable, golpeando donde el organismo es naturalmente
más débil; para alguno será una sinusitis, para otro,
as oportunidades escondidas
Pero malo como es todo esto, no constituye la totalidad de la historia. También hay
buenas noticias sobre los sentimientos penosos. Como hemos visto, esos sentimientos
pueden ser un faro en la noche que nos indica el camino hacia la curación y el
crecimiento.
A menudo son los sentimientos penosos los que proporcionan la primera clave
sobre la manera en que la crisis está agitando algunas cosas no concluidas en el
pasado, y nos llevan hacia un reordenamiento de la vida para el futuro. El contador
Geiger suena fuertemente cuando el que busca entra en una zona rica en uranio; los
sentimientos intensos hacen psicológicamente algo muy parecido por usted. Le dicen qué
es lo que usted está por encontrar, y que esto es algo muy importante de su pasado, o
que está entrando en una zona crítica para su futuro.
Descifrar lo que estos sentimientos penosos están tratando de decirnos no es tan difícil
como parece. La clave reside en tratarlos de manera que no nos avasallen ni nos derroten
sino que nos sirvan para señalarnos el camino del crecimiento.
EL SECRETO DE LA PSICOTERAPIA
Una piedra fundamental de la psicoterapia es la catarsis: la liberación emocional de los
sentimientos, su expresión, su salida al aire libre. Por desgracia la mayoría vive sujeto a
muchísimos mitos y errores sobre los sentimientos penosos, tanto que tiende a
mantenerlos embotellados dentro de sí, temiendo lo que podría pasar si los dejara libres.
Gran parte de la magia de una sesión de psicoterapia es el resultado directo de la
atmósfera de franqueza en la que una persona puede hablar libremente de sus
sentimientos de tristeza o duelo o depresión o ira y luego comenzar a entender lo
que esos sentimientos significan.
Este es un hecho fundamental y simple de crecimiento a través de una crisis. Veámoslo
más de cerca.
El manejo de los sentimientos dolorosos que se viven a través de una crisis significa:
• Identificar sus sentimientos
• Expresarlos
• Analizar su significado
• Controlar los efectos negativos potenciales
dentifique sus sentimientos
El mero hecho de poner una etiqueta en lo que usted está sintiendo equivale a ganar casi
la batalla. A veces, saber con qué está tratando puede ser una verdadera oportunidad.
Ej: "Estoy triste. Y estoy deprimido respecto del futuro. Tengo miedo de lo que mis amigos
puedan pensar de mí. Me avergüenza estar con ellos porque me siento como un tonto.
También estoy muy enojado con María por lo que me ha hecho".
De alguna manera uno se encuentra expresando con palabras todas esas cosas que
habíamos tenido guardadas dentro, carcomiéndonos, durante semanas. El solo acto de
mencionarlas nos produce alivio y nos damos cuenta de qué es lo que tenemos que
superar.
Es el primer paso hacia el control de los sentimientos y al inicio en el sendero del
crecimiento.
Para algunas personas resulta muy difícil identificar lo que están sintiendo. Es difícil
cuando uno está poco en contacto con la parte emocional de su persona. Quizás sus
sentimientos han sido ignorados, negados o suprimidos hace tanto tiempo que
ahora tiene dificultades para saber qué es exactamente lo que está sintiendo.
Eso es bastante común. Una buena manera de empezar a identificar los sentimientos es
mirar la siguiente lista de palabras que los expresan.
Anote en una hoja cómo se siente
ABANDONADO CONFUSO HISTÉRICO OLVIDADIZO
ABATIDO CULPABLE HOSTIL OPRIMIDO
ABURRIDO DESCONFIADO IMPRODUCTIVO PARANOIDE
ACEPTADO DESEQUILIBRADO IMPULSIVO PASIVO
AISLADO DESGANADO INADAPTADO PERSEGUIDO
ALETARGADO DESILUSIONADO INADECUADO PERTURBADO
ALIENADO DESPOJADO INCOMPETENTE PREOCUPADO
AMARGADO DEPRIMIDO INDIFERENTE PRESIONADO
AMBIVALENTE DISPERSO INEFICIENTE REBELDE
ANGUSTIADO DISTRAÍDO INESTABLE
RECHAZADO
ANTAGONISTA DUDOSO INHIBIDO REPRIMIDO
ANSIOSO ENFURECIDO INQUIETO RETRAÍDO
APÁTICO ENOJADO INSATISFECHO SOÑADOR
APRENSIVO ERRÁTICO INSEGURO SOLITARIO
ARREPENTIDO ESPERANZADO IRRACIONAL TEMEROSO
CELOSO ESTIMULADO IRRITABLE TENSO
CODICIOSO EUFÓRICO LIBRE TÍMIDO
COMPETITIVO EXCLUIDO MALHUMORADO TONTO
COMPULSIVO EXPLOTADO MELANCÓLICO TRISTE
CONDENADO FRUSTRADO NERVIOSO VÍCTIMA
CONFIADO HERIDO NO SOCIABLE VULNERABLE
¿Cuáles se aplican a lo que usted está sintiendo ahora? Es probable que las que tienen
significado negativo. O quizás usted va de una a otra sintiendo un poco de temor,
sintiéndose primero deprimido y luego angustiado.
Otra manera de ponerse en contacto con lo que está sintiendo durante una crisis, es
observar sus pensamientos y fantasías y su propia conducta. Hay una conexión
neta entre los estados emocionales y mentales y entre los estados emocionales y
físicos. Las emociones tienen correlatos físicos y correlatos mentales. Eso es fácil de
observar.
Cuando usted está enojado, los músculos se tensan, se descansa adrenalina al torrente
sanguíneo como si estuviera preparándose para atacar. Si usted está ansioso o
angustiado, el estómago se endurece, se seca la garganta y sudan las palmas de las
manos. Si usted está deprimido puede que sienta los miembros pesados, aletargados y le
resulta un esfuerzo enorme moverlos o pensar.
Esas son las sensaciones físicas asociadas con sentimientos particulares. Por
consiguiente, si usted tiene dificultad para señalar exactamente cuáles son sus
emociones, tiene sentido detenerse un momento y examinar qué está ocurriendo a nivel
físico.
Exprese sus sentimientos
Expresar sus sentimientos significa simplemente liberarlos. La expresión puede ser verbal
(hablar sobre ellos) o no verbal (actuar en función de ellos).
Una manera es ir a un cuarto privado y cerrar la puerta de manera que no lo oigan.
Háblese en vos alta; suponga que está hablando a un escucha invisible o a un amigo
imaginario en el otro extremo de la línea del teléfono. Dígale a su interlocutor cómo se
siente: exactamente cómo se siente. No le oculte nada. Maldiga, jure, grite y enfurézcase
o lo que sea, pero manténgase en total comunicación con su escucha imaginario.
Tenga cuidado de no interferir con el proceso diciéndose cosas como: "Esto no me hará
bien" o "Esto no cambiará nada". Realmente enfurézcase, grite, enójese, o haga cualquier
cosa que pueda ser importante para su recuperación personal, aunque no llegue la raíz
de lo que ocurrió.
Si al hablar con usted mismo se siente incómodo o extraño, puede tratar de tener
un interlocutor real: un amigo, un miembro de la familia, un consejero, como ser un
sacerdote. Cualquier que usted piense que podrá ser un interlocutor que no lo
interrumpa.
Deje que la luz del foco caiga en lo que está sintiendo, no en lo que usted va a hacer
sobre la situación. La idea principal es la de identificar sus reacciones ante la crisis,
señalar sus sentimientos inmediatos.
Hablar con otra persona puede ser arriesgado. Los buenos escuchas son difíciles de
encontrar. La persona que permitirá que usted se exprese sin tomar partido o juzgar sus
sentimientos u ofrecer los consejos que usted no desea es muy difícil de encontrar. La
mayoría de la gente no sabe cuanto se ayuda simplemente escuchando. Pero si
usted conoce a alguien que lo haga por favor hable con esa persona.
Otra manera de expresar los sentimientos escondidos es escribir. Lleve un diario o
escriba una carta larga con todos los detalles, con todas las cosas por las que usted está
pasando. Repetimos, no oculte nada ni trate de ser educado. Como usted no va a enviar
la carta por correo, no importa lo que diga. Enójese, muéstrese tan odioso o tan
deprimido como quiera. Está solamente escribiendo palabras sobre un papel y al
papel no le importa. Está haciéndolo por el alivio que eso proporciona.
Ya sea que usted elija hablar en voz alta diciendo cuáles son sus sentimientos o los
escriba, lo principal es tener en cuenta que está abocándose a una tarea que puede
abrirle canales de expresión que usualmente están cerrados. Al abrirlos usted puede
dejar que sus sentimientos comiencen a fluir.
Otra manera de expresar los sentimientos es mediante la acción. Algunas personas
cuando se enojan tiran cosas o patean al perro. Esto produce un alivio físico de alguna
manera, aunque con desventajas evidentes. Usted puede intentar algo similar aunque
menos agresivo para otros.
Golpear una pelota de tenis o golpear una bolsa de boxeo puede producirle alivio,
especialmente si usted imagina la persona o el objeto que le ha causado dolor. De la
misma manera dar puñetazos a almohadones y expresar con palabras sus sentimientos
resulta muy efectivo. No se sorprenda de palabras o pensamientos como "¡Te odio!" o
"¡No vuelvas a hacer eso jamás!" o "No voy a soportar más esto". Los terapeutas
escuchan exclamaciones como esas todo el tiempo mientras alientan a sus pacientes a
actuar físicamente y a expresar sus emociones frustradas.
Lo que hemos dicho sobre la expresión de sentimientos puede provocar algunas
preguntas de su parte: "¿No empeora las cosas el dejarse ir y expresar los sentimientos?
¿Qué pasa si sigo enojado o alterado? ¿No debería aguantar sin demostrarlo?"
No, albergar sentimientos negativos no es saludable. Abanicar las llamas de la ira, nutrir
la amargura, mantener el dolor intacto, o tener el llanto como un estilo de vida, todo eso
resulta destructivo. No es eso lo que queremos. Estamos simplemente subrayando el
hecho de que la identificación de los sentimientos y su expresión en alguna forma,
son los primeros pasos imprescindibles para controlarlos: los dos mantendrán a la
parte expresiva sin que salga del cause.
¿Es todo esto de "expresar emociones" un medio de sentir compasión por uno mismo?
Quizás sí, quizás no. En realidad no hace ninguna diferencia. Decirle a alguien
"solamente estás sintiendo pena por ti" (o decírselo a uno mismo) suele ser una
maniobra que intenta detener lo que no considera aceptable: llorar, por ejemplo.
En la sociedad occidental el llanto suele considerarse un signo de debilidad y por
consiguiente no se alienta a la gente a que llore: "llorar solo empeora las cosas" o "las
lágrimas no resolverán nada", eso es lo que nos dicen. Sin embargo, las lágrimas tienen
un papel importante en el alivio del estrés porque liberan dos sustancias químicas
importantes - leucina encefalina y prolactina-, sustancias de las que se piensa que son
parte de la provisión de sustancias naturales del organismo que alivian el dolor: las
llamadas "endorfinas".
Esas sustancias están presentes solamente en las lágrimas que se vierten en respuesta
ala emoción; las lágrimas que resultan de alguna otra causa como el humo o la
cebolla, no contienen estas importantes sustancias que alivian el dolor. La presencia
de esas sustancias naturales puede explicar en parte por qué la gente se siente mejor
después de haber llorado: las lágrimas son las respuestas saludables que el organismo
proporciona para ayudar en la lucha contra el estrés en las situaciones penosas. El llanto
tiene efectos físicos muy beneficiosos.
No tiene nada de malo sentir compasión por uno mismo durante un tiempo. Si se ha
perdido alguien importante como un ser querido, un amigo, una relación, un trabajo, se
tiene derecho a llorar por autocompasión. No debe inhibirlo la noción de que usted, al
llorar, está casi gozado de su autocompasión. Llore nomás. Es una de las formas en que
usted puede cuidarse.
Analice sus sentimientos
Una vez que ha comenzado a ponerse en contacto con sus sentimientos o sentir que las
emociones comienzan a liberarse por medio de la expresión, puede comenzar a
analizarlos. Es decir, puede comenzar a analizar los pensamientos que acompañan a los
sentimientos penosos.
Esto suena más difícil de lo que en realidad es. Los pensamientos y los sentimientos
van juntos; está interconectados en formas ocultas, a menudo, y raras. Tan
irracionales como parecen a veces los sentimientos, y hay un "sentido" en ellos aunque
ese sentido puede estar oculto al principio.
El psiquiatra Arnold Beck ha dicho que cuando nos sentimos deprimidos, eso indica que
creemos (proceso cognitivo o mental) que hemos perdido algo. El sentimiento de
ansiedad o angustia es la indicación de que nos sentimos amenazados de alguna
manera. EL sentimiento de ira significa que creemos que se ha producido una injusticia
con nosotros o con alguien que nos importa muchísimo.
En otras palabras: un sentimiento es una reacción emocional a un pensamiento.
La idea está expresada en forma básica pero tiene una función práctica en el proceso
de aprender a crecer a través de una crisis. Pues encontrando lo que usted está
sintiendo puede tener un vistazo de lo que está pasando y eso nos abre el camino para
tomar decisiones sobre cómo encarar mejor la situación.
Por lo general, usted no será consciente de ese "juicio", porque lo más frecuente es que
tenga lugar en el nivel subconsciente. Pero mediante el esfuerzo consciente de expresar
sus sentimientos usted puede empezar una percepción interior de los pensamientos que
existen detrás de ellos.
La percepción puede aparecer en "ráfagas": pensamientos rápidos intuitivos o imágenes.
O puede llegar en un proceso lento y largo de sopesar lo que usted está sintiendo,
buscando los pensamientos detrás de los sentimientos.
¿Está enojado? Pregúntese: "¿Hay un rostro particular que veo particularmente? ¿Un
acontecimiento en especial? ¿Me han juzgado mal?"."¿Cuál es la injusticia que me
enoja?".
¿Se siente deprimido? Pregúntese: "¿Cuáles son mis pensamientos durante este
período oscuro? ¿Qué he perdido?"
Repetimos aquí que puede ayudar escribir cuáles son los sentimientos y los
pensamientos. La idea es que ahora mismo, mientras expresa sus sentimientos, debería
retener la percepción interior de las imágenes o pensamientos que pasan rápidamente por
su mente.
Los pensamientos que acompañan a los sentimientos son importantes; no los
ignore.
Pueden ayudarlo muchísimo después. Como dijimos antes, los pensamientos,
sentimientos y conductas están interrelacionados. Al explorar los sentimientos iniciales y
descubrir los pensamientos detrás de ellos sabrá cuáles son os cambios que debe hacer
para sobrevivir y crecer a través de la crisis.
CONTROLE SUS SENTIMIENTOS
Controle sus sentimientos
Este es el último paso en el manejo de los sentimientos penosos: aprender a controlarlos.
Hablamos de control pero no en el sentido de enterrar los sentimientos sino en el sentido
de no ser controlados por ellos. Hay una gran diferencia.
Estamos hablando de emplear remedios específicos que ayuden a manejar el impacto de
los sentimientos penosos. EL control puede provenir de la expresión "sacarlo todo afuera"
o puede originarse en otras formas de manejo. Hay cuatro métodos, por lo menos que
pueden usarse para controlar los sentimientos penosos, para evitar que lo avasallen.
1. Contrarreste los sentimientos penosos con ejercicio y relajación. Las técnicas que
discutimos para la supervivencia física pueden usarse también para ayudar a controlar los
sentimientos.
Tenga presente que como los sentimientos, pensamientos y conducta están
inextricablemente ligados, el cambio que se produce en uno de ellos siempre producirá un
cambio en otro.
SI usted está angustiado, por ejemplo, la angustia va acompañada de tensión físico:
músculos tensos en la nuca o el estómago, manos que se aprietan. Esta tensión
muscular se manifiesta cada vez que usted se siente angustiado; y se siente
angustiado cuando piensa en el acontecimiento la situación que despierta esos
sentimientos.
Con ejercicio, relajación, respiración profunda, yoga y otras técnicas, puede cambiar el
efecto de los sentimientos negativos. Hay mucha literatura que demuestra que el ejercicio
físico puede ser un antídoto efectivo contra sentimientos tan fuertes como la depresión, la
angustia y la preocupación.
Esto es cierto en cualquier momento pero puede volverse fundamental durante una crisis
y después de ella. Es totalmente válido que durante una crisis se combata lo que se
teme, lo que a uno lo disminuye y le produce estrés por medio del trabajo con el
cuerpo.
TRATE DE REÍR
rate de reír
Su sentido del humar puede ser un amigo inesperado en una época de crisis.
El programa de TV "Mash" ha demostrado a millones de personas el lado luminoso de
situaciones muy oscuras. A menudo se trató el tema de que hay momentos (y los hay) en
que los problemas son tan graves que lo único que puede hacerse es reír. En medio de
todo dolor, sufrimiento, violencia, agresividad, para los cirujanos y el equipo del
regimiento 4077, a menudo la forma de sobrevivir era reír.
La investigación sugiere que la risa puede ser uno de los mejores remedios. Físicamente
la risa produce tantos beneficios o como el ejercicio. La risa se acompaña por un aumento
del ritmo respiratorio, del ritmo cardíaco y de la temperatura de la piel en las partes
periféricas del cuerpo.
La risa aumenta también la actividad, el tono y el metabolismo de los músculos del
cuerpo. El psiquiatra Williams Fry, de la Universidad de Standford, nota que la presión
sanguínea se eleva inicialmente durante la risa, y luego cae por debajo del nivel normal
durante uno o dos segundos. Los estudios indican que el nivel de endorfinas que
libera el cerebro aumenta durante la risa y esta puede ser la causa del bienestar
físico que siente la gente cuando ríe. También se ha encontrado que al reír hay un
proceso de relajación general de los músculos del cuerpo que no están directamente
involucrados en el proceso de la risa, y eso conduce a la supresión de la tensión.
Pero, ¿cómo puede uno reír en un momento difícil? Quizás no pueda. No se esfuerce.
Pero si surge el humor, aún en los momentos más penosos, no trate de suprimirlo, piense
que el humor y el dolor son las dos caras de la misma moneda: están muy relacionados.
La capacidad para reír en algún momento de su malestar puede ser el signo que usted
está empezando a tener nuevas perspectivas, nuevas percepciones, que lo guiarán por el
camino hacia la curación. Además del hecho de que la risa es buena para el organismo.
DESCANSE DE LA CRISIS
Descanse de la crisis
A veces lo mejor que puede hacer es alejarse de todo durante una crisis. Ir al cine o ir
de compras durante dos o tres horas puede obrar maravillas en su carácter, En
realidad, cualquier cosa es adecuada si lo ayuda a distraer su mente de la crisis
durante un tiempo: leer un buen libro, pasar unos poco minutos solo meditando u
orando, caminando en un lugar tranquilo, mirando un programa de TV y hasta
empacando unas pocas cosas para de salir de la ciudad por el fin de semana y pasar
algún tiempo en soledad; hay innumerables maneras de alejarse de todo durante el
proceso, de ubicarse en una posición mejor para poder encarar positivamente la
crisis.
Sin embargo, muchas personas no se animan a permitirse esta clase de breve
vacación porque tiene la sensación de que si no están "trabajando la crisis" todo el
tiempo, no están siguiendo las reglas del juego.
Pero la crisis no es un juego y usted no tiene que seguir ninguna regla. A menudo, se
necesita el breve respiro que puede brindar un descanso.
4. Vea los sentimientos penosos en perspectiva.
"Esto también pasará". Mire hacia delante por un momento, los dolores no durarán
siempre; nada lo hace. El cuerpo y la mente no le permitirán experimentar un dolor
emocional intenso durante mucho tiempo. Los acontecimientos transcurren. Los
sentimientos cambian, los pensamientos cambian. Pronto su cuerpo y su mente
comenzarán a organizarse y a moverse hacia un nuevo estado de equilibrio.
También mire hacia atrás, pregúntese:
"¿Cuándo fue la última ves que me sentí así?"
Investigue un poco:
¿Se ha sentido así antes?
¿Cuándo?
¿Cuáles fueron las circunstancias?
¿Qué estaba usted haciendo?
¿Qué edad tenía?
¿Qué pasó para que usted se sintiera así?
Puede ocurrir que el acontecimiento desencadenante de la crisis sea tan devastador,
tan explosivo, que los sentimientos que libera son absoluta y completamente nuevos
para usted. La amenaza y el peligro que experimenta es tan grande que se siente
angustiado con mucha intensidad, una intensidad que nunca ha sentido antes. La
pérdida puede ser tan grave que usted esté totalmente deprimido. O que la injusticia
cometido con usted sea tan grande que disminuye todo lo que pidiera haber
imaginado como posibilidad.
De nuevo, los sentimientos intensos y penosos como son, pueden ser muy parecidos
a los que sintió en una época anterior de su vida. En algunos casos la intensidad
de las crisis que ese está viviendo está unida directamente al hecho de que
recuerda sentimientos pasados; usted está experimentando ahora el dolor de la
crisis actual y el dolor de la crisis previa, los dos al mismo tiempo.
Por cierto que esto es lo que ocasiona, muchas veces que la situación sea difícil de
encarar. Si por ejemplo usted está divorciándose, sus sentimientos actuales puede
recordarle el rechazo profundo que usted sintió cuando lo dejó una novia en la
escuela secundaria. Si pierde un empleo, esto puede traer a la memoria los mismos
sentimientos que usted experimentó cuando lo sacaron del equipo de la escuela. Su
reacción emocional a la lesión traumática puede despertar os mismos sentimientos
que tuvo cuando se divorciaron sus padres cuando usted era un niño.
Según sus experiencias anteriores, el acontecimiento que produce la crisis, puede
despertar muchos sentimientos diferentes. En este caso ayuda mucho poner los
sentimientos en la perspectiva correcta. Pues si usted es capaz de establecer la
conexión entre una crisis actual y una crisis anterior, que quizá ocurrió hace mucho
tiempo puede ver su situación presente con menos aprensión. Después de todo,
sobrevivió a la crisis anterior. ¡Aún está aquí! Podrá pasar también esta crisis.
También tenga presente que la oportunidad también existe para una crisis pasada
que todavía no se haya superado. Es posible crecer de nuevo. Quizás ahora, de una
vez por todas, usted pueda elaborar los acontecimientos pasados, compensar los
sentimientos que despertó, expresarlos, y salir de todo ello más fuerte que antes.
En otras palabras: usted puede romper los lazos con el pasado. Esta experiencia
dolorosa no volverá a producirle la misma pena que le había producido hasta ahora.
Usted puede reelaborar el pasado, por así decirlo, enfrentando los asuntos del
pasado que han estado hiriéndolo, quizás en forma subconsciente. Ahora puede
limpiarlos para siempre.
LA PARADOJA
La paradoja
De los cuatro pasos que hemos estado tratando - IDENTIFICACIÓN, EXPRESIÓN,
ANÁLISIS Y CONTROL DE LOS SENTIMIENTOS - habrá notado lo que parece una
contradicción en la forma en que destacamos igualmente la expresión y el control de
los sentimientos penosos: el hecho es que hay un tiempo y un lugar para cada uno.
Ninguna de las dos cosas es más importante que la otra. Ambas tienen que ocurrir.
Habrá momentos en que usted necesitará expresar sus sentimientos y otros momentos en
que necesitará controlarlos. En el transcurso de las semanas y los meses usted
experimentará esta paradoja: muchas veces expresará los sentimientos penosos cuando
cree que debería controlarlos, y los controlará cuando querría expresarlos.
Podría ayudarlo pensar en sus sentimientos dolorosos como en un timón. El timón puede
dirigir el barco hacia los dos lados: si va demasiado hacia la derecha, hacia el control
(mantener las emociones a rienda corta) puede equilibrarse virándolo hacia la izquierda,
hacia la expresión (dejarse llevar un poco). Así es como se mantiene el rumbo.
Recuerde que a usted no le interesa dominar sus sentimientos ni acabar con ellos.
Su objetivo es manejarlos lo suficiente para que le permitan empezar a desplazarse
hacia adelante en los dos pasos siguientes de la resolución de la crisis: cambiar la
mentalidad y adaptar la conducta. Cuando éstos sean logrados los sentimientos dolorosos
se harán mucho más manejables.
ES NATURAL
Es natural
Lo que hemos estado describiendo en esta sección es otro aspecto del "factor fénix": el
camino natural que los sobrevivientes siguen para alejarse de una crisis.
Es probable que sus propios instintos hayan confirmado que los pasos que hemos
descrito son correctos. Por ejemplo, cuando se produce una crisis, es natural tener
sentimientos intensos que le carcomen las entrañas y que usted reconoce. Esto es lo que
denominamos identificación de los sentimientos.
Usted se pregunta: "¿Qué estoy sintiendo?, ¿qué está pasando en mi interior?"
Luego, normalmente usted dará alguna forma de expresión a lo que está sintiendo. En
lugar de embotellar las emociones en su interior, ignorarlas, o arrumbarlas en algún rincón
oscuro, usted podría decirse: "Me siento muy mal, tengo que liberar algo de la tensión". Y
lo hace - en las formas apropiadas- liberando la presión y la tensión que usted siente por
mantener las emociones encerradas.
Practica jogging, juega el tenis, trabajaba en el jardín, da una vuelta a la manzana
caminando, habla con un buen amigo, llora... cualquier cosa para disminuir la presión. Es
natural hacer esto.
Habiendo sacado afuera algunos sentimientos, tiene sentido que usted se pregunte qué
significan: "¿Qué está pasando aquí?" "¿Qué están tratando de decirme mis
sentimientos?".
Nuevamente esto es una cosa natural y muy normal. Como sobreviviente usted no huye
de sus sentimientos; en lugar de eso usted mismo que lo ayude ahora y en el futuro.
Permite que los sentimientos sean la guía hacia el crecimiento.
Finalmente, llega un momento en que usted deja los sentimientos de lado; no puede
seguir eternamente con el dolor. Hay trabajo que hacer, chicos que cuidar, tareas que
cumplir. A los sentimientos, por naturales que sean, no se les puede permitir que se
apoderen de su vida. De manera que usted los acorrala y ejerce un poco de control sobre
ellos; se aleja un poco de la crisis y hace ejercicio, o ríe o simplemente sigue adelante con
la vida recordándose que la crisis es, después de todo, temporaria: pasará.
Esa es la forma normal y natural en que los sobrevivientes manejan los aspectos
emocionales de una crisis. En realidad, descubrirá este proceso sólo si no interfiere
con él. Las sugerencias que se daremos se han hecho para alertarlo en este proceso, de
manera que no bloquee el camino natural hacia la curación y el crecimiento, y para
demostrarle cómo "quitar los obstáculos" que puede encontrar.
Repetimos, los pasos son simples:
• Identificar los sentimientos,
• Expresarlos en formas aceptables,
• Analizar su significado,
• Controlar los efectos potencialmente negativos.
Recuerde que aun los sentimientos más penosos pueden aprovecharse con ventaja.
Los sentimientos pueden ser un faro que señala en la noche el camino hacia la curación y
el crecimiento.
EL CAMBIO DE MENTALIDAD
El cambio de mentalidad
Que se crezca y se sobreviva después de una crisis depende en gran parte de la forma en
que se interprete la experiencia en lo que se piense de ella.
Cuando escuchamos comentarios de personas en crisis, oímos frase como "Nunca pensé
que esto habría de ocurrirme a mí" o "Siempre creí que mi vida sería diferente". Eso se
repite siempre y sugiere el tremendo esfuerzo que se requiere para entender la situación.
Al observar de cerca una crisis se ve que no es la experiencia misma la que nos derrota
sino lo que esa experiencia significa para nosotros, lo que pensamos y sentimos sobre el
acontecimiento.
Los que no sobreviven son los que nunca superan los sentimientos, imágenes,
creencias o ideas negativas sobre los que les ha ocurrido.
Sobrevivir a una crisis y transformarla en un medio para crecer significa adaptarse
mentalmente a ella, adaptar las ideas, desarrollar creencias buenas así como nuevos
conceptos sobre lo que es la vida. Sólo eso hace posible el crecimiento.
Los psicólogos llaman a ese proceso "dominio cognitivo", y abarca tres fases.
La primera consiste en averiguar los hechos de la situación, es decir, averiguar qué
ocurrió que fue causa de una crisis. Esto se hace preguntando: "¿Por qué me dejó mi
esposo?" O ¿Cuáles fueron las circunstancias del accidente?"
Puede resultar penoso estudiar los hechos de la crisis; pero es algo necesario como
curarse una quemadura o sacarse una muela. El primer paso hacia la curación duele, y
enfrentar los hechos de la situación crítica es le primer paso para dominar la crisis
mentalmente.
La segunda fase del proceso de dominio cognitivo es comprender exactamente cómo el
acontecimiento viola sus expectativas de la vida, saber con exactitud por qué
destruye sus sueños o sus objetivos. Puede ser que el acontecimiento amenace su
visión del mundo de alguna manera importante. En todo caso, los que crecen debido a
una crisis aprenden qué esperanzas y sueños, qué expectativas o qué visión del mundo
fueron violados por el acontecimiento crítico. En otras palabras: identifican donde
necesitan el trabajo de reparación.
Finalmente, la fase más importante del dominio cognitivo o cambio de mentalidad es
desarrollar nuevas imágenes, objetivos, esperanzas, sueños e ideas que permitan
vivir en un mundo radicalmente diferente: el mundo posterior a la crisis.
Algunos se refieren a ese cambio llamándolo transformación espiritual basada en un
nuevo sentido de las proporciones. Cambian las prioridades. Se adoptan nuevos valores.
Cualquiera sea la forma que esto se tome, cambiar la mentalidad conduce a una forma
nueva de vivir en el futuro, una que moviliza su energía. Los individuos que no crecen con
una crisis nunca desarrollan esa percepción para vivir en forma satisfactoria y productiva
en el futuro. Para ellos, la pérdida de un miembro, de una relación, un trabajo, un ser
querido o una esperanza, constituye un obstáculo permanente para el futuro.
En realidad todo es igual para todos al principio. Pero los sobrevivientes logran
superar el obstáculo y siguen un nuevo mapa mental en el futuro. El mapa nuevo
está hecho con nuevos objetivos o sueños, creencias que han aparecido o se han
modificado durante el acontecimiento crítico y una visión de la vida que acepta la realidad
del suceso en lugar de negarla.
Aunque suele parecer imposible, el nuevo mapa mental - que a menudo se forma a partir
de una idea que abre una puerta, o de la toma de conciencia de algo que de repente tiene
poder reparador - es lo que guía a los sobrevivientes por el proceso de la adaptación de la
conducta y de la vida en un mundo nuevo.
CAMBIANDO DE MENTALIDAD
Cambiando la mentalidad
Lo que usted crea de usted mismo afecta no solamente lo que siente sino la forma
en que actúa. Por eso una crisis parece arrancar de cuajo trozos enteros de vida y
esparcir los pedazos. El acontecimiento crítico va contra todo lo que hemos pensado que
era la vida; ataca nuestras creencias fundamentales y destroza la visión que tenemos de
la vida y nuestras expectativas.
La diferencia entre lo que ha ocurrido (el acontecimiento crítico) y lo que usted siempre
pensó que era la vida (su cuadro mental) es la raíz del problema, Debemos examinar no
sólo lo que ha pasado sino cómo interpretarlo; todo con la perspectiva de encontrar la
manera de mirar al mundo que explique lo que ha pasado y lo equipe a usted para crecer.
El proceso de cambiar la mentalidad tiene dos objetivos:
1. ayudarlo a comprender qué es lo que usted piensa de la crisis, y
2. adaptar las actitudes, corregir o cambiar las creencias para asegurar el
crecimiento a través de una crisis.
Eso es lo que significa cambiar la mentalidad.
En una crisis existe siempre la oportunidad de crecimiento. Cuando las llamas de la
crisis amenazan consumir todo, existe la oportunidad de rehacer la vida. Pueden elegirse
nuevas direcciones; asuntos del pasado, sin terminar ("efectos neuróticos" los llaman
algunos) resurgen de manera inesperada, de modo que uno tiene la oportunidad de volver
a elaborarlos y terminarlos de una vez por todas. Esta es la oportunidad que presenta
cada crisis: la de renacer y crecer.
¿SABE LO QUE OCURRIÓ?
¿Sabe lo que ocurrió?
Todos los acontecimientos críticos son confrontaciones dramáticas con lo que nosotros
creemos que es el mundo. Una crisis o bien confirma o bien niega radicalmente aquello
que nosotros hemos creído siempre sobre nosotros mismos y sobre nuestras vidas.
Quizás la crisis aparece como el desafío poderosos a una visión particular de
nosotros mismos, es tan contradictoria con nuestra autoimagen que no podemos
manejar la disonancia.
De cualquier manera - ya sea que la crisis se produzca como una confirmación o como un
desafío - nos quedamos con un montón de preguntas que necesitan respuesta: ¿cómo
ocurrió esto? ¿por qué a mí? ¿qué hice? ¿qué significa?
Encontrar las respuestas a esas preguntas es el primer paso hacia lo que los consejeros
llaman "dominio cognitivo" de la crisis. Es decir, ganar el control mental del
acontecimiento. Comprender qué ocurrió y qué significa para usted.
La comprensión de lo que ocurrió a veces resulta un proceso muy difícil. Una visión
parcial de las realidades de la situación, lo que a menudo resulta desagradable.
En el divorcio, la muerte, la pérdida del trabajo, la enfermedad, la invalidez, los desastres
naturales o cualquier otra causa de crisis hay muchos aspectos desagradables:
realidades, datos objetivos. Es normal tener miedo de enfrentar hechos desagradables,
porque bien podría tratarse de enfrentar una verdad desagradable sobre uno mismo.
Los sentimientos negativos solamente, por más poderosos que sean, no pueden
dañarlo. No es el fin del mundo enfrentar hechos y alterarse por lo que ha ocurrido. En
realidad, es el principio de la curación: un poco como disminuir la presión y eso es el
comienzo de la recuperación, por más penoso que resulte.
AVERIGUAR LO QUE OCURRIÓ
Averiguar lo que ocurrió
Usted puede comenzar haciéndose las siguientes preguntas:
¿Cuánto sé de lo que realmente ocurrió?
¿Qué preguntas tengo que hacer?
¿Hay lagunas en mi información?
¿Cómo puedo conseguir toda la información necesaria?
Algunas personas evitan enfrentar los hechos de una crisis porque los hacen sentir muy
mal. Temen que la verdad de lo que pasó revele algo desagradable de ellos mismos.
A menudo la verdad puede ser desagradable.
A ningún hombre le gustaría revivir el curso de su matrimonio, por ejemplo, y descubrir
que éste fracasó porque él actuó mal durante todo el tiempo, o encontrar que su
incompetencia en el trabajo fue lo que lo llevó al despido. ¿A qué mujer le gustaría
enfrentar el hecho de que su actitud permanentemente pesimista fue la que alejó para
siempre a su marido?
Pero darse cuenta de esas cosas - por más desagradables que sean- o mata. Nadie
resulta herido por enfrentar la verdad aunque pueda llegar a sentir mucha pena. Pero si
se evita enfrentar la verdad por miedo al dolor que eso pudiera causar, el crecimiento
futuro se dificulta seriamente.
Los sobrevivientes a las crisis vitales informan con regularidad que fue solamente a través
de enfrentarse con verdades penosas como pudieron abrir la puerta al futuro, hacer
cambios y corregir errores del pasado.
ENCONTRAR EL SIGNIFICADO
Encontrar el significado
El primer paso hacia el dominio mental de la crisis es encontrar qué ocurrió y por qué,
conocer los hechos del incidente y enfrentar la verdad. El segundo paso es descubrir qué
significa el acontecimiento.
¿Cómo se hace para descubrir el significado de una crisis?
Una manera de empezar es simplemente preguntándose: ¿Realmente sé lo que el
acontecimiento crítico significa para mí?
La pregunta lo lleva al corazón mismo de la crisis. Porque como veremos, los hechos de
un acontecimiento son diferentes del significado del acontecimiento. Los hechos no
pueden cambiar; el significado o la interpretación sí. A veces es importante para el
crecimiento que el significado cambie. Es parte de lo que queremos decir cuando
hablamos sobre cambiar la mentalidad.
Otra manera de encontrar el significado del acontecimiento crítico es preguntarse: ¿Cómo
interpreto esta crisis?
Juan, por ejemplo, podría haberse preguntado: ¿qué es lo que significa haberme cortado
tres dedos con la sierra? ¿significa que soy incompetente ¿significa que soy un
fracasado?, ¿soy menos que los demás ahora que estoy parcialmente incapacitado?,
¿varía eso mi autoimagen previa como persona que nunca cometía errores?, ¿confirma
eso mi actitud de que soy descuidado y proclive a los accidentes?
En la misma forma, una mujer ala que le han efectuado una mastectomía podría
preguntarse: ¿soy menos mujer? ¿soy menos atractiva? ¿estaré condenada a una
vida sexual insatisfactoria?
Una persona que se haya divorciado hace poco tiempo podría descubrir lo que la crisis
significa preguntándose: ¿significa que he renunciado a mi derecho a la felicidad para
siempre? ¿significa que soy pecadora? ¿significa que estoy destinada al fracaso en
toda relación?
El padre de un muchacho que huyó, podría preguntarse: ¿es una prueba de mi fracaso
la huida de mi hijo? ¿significa que no tengo ningún derecho a considerarme buen
padre? ¿es un castigo por no haber hecho más por él cuando era niño? ¿soy un
inútil como padre?
En cada caso hubo un acontecimiento objetivo: una herida, una operación, un divorcio, la
huida de un muchacho; en cada caso el acontecimiento objetivo fue seguido por
interpretaciones subjetivas o evaluaciones: soy un fracasado, estoy arruinado, soy una
pecadora, soy un inútil. Estas evaluaciones o interpretaciones son lo que nosotros
creemos sobre el acontecimiento. No son el acontecimiento.
Este es el punto importante, porque mucha gente no reconoce con facilidad la diferencia
entre los hechos del acontecimiento y sus creencias sobre el acontecimiento. Pero,
analizado, podría aparecer algo como lo siguiente:
HECHO: me despidieron del trabajo.
CREENCIA: eso significa que soy incompetente.
A menudo ocurre que la forma en que usted se percibe a usted mismo y al mundo que lo
rodea hace que los hechos y las creencias se mezclen y fusionen y se haga
extremadamente difícil aislarlos. Pero debe efectuarse la separación de hechos y
creencias.
El significado de un acontecimiento crítico para usted puede no siempre agradarle.
Usted puede descubrir algo vergonzoso; su interpretación puede molestarlo. Hasta
puede parecerle infantil o absurda o simplemente alocada.
Todos tenemos pensamientos vergonzantes, infantiles, alocados o irracionales; hacerles
frente, admitirlos aunque sea solamente para uno mismo, es el primer paso para
desembarazarse de ellos. La cuestión es recordar que la idea o la creencia - por infantil o
irracional que parezca - es el lazo entre lo que usted está sintiendo ahora y lo que usted
sentirá o hará en el futuro. Para comenzar a comprender lo que la crisis significa, usted
deberá tomar esos pensamientos, imágenes o creencias y exponerlos a la luz de su
conciencia.
EL PROGRAMA
El programa
Quizás una manera de empezar a entender la diferencia entre el hecho de un
acontecimiento y las opiniones sobre un acontecimiento es reconocer que cada uno de
nosotros lleva una especie de programa para computadora en la cabeza.
Este programa es nuestro diseño de la vida y por lo general nos ayuda de muchas
maneras: nos permite tomar decisiones, nos proporciona guías para el futuro, nos
capacita para predecir o para anticipar los sucesos normales de la vida. Qué aburrida
sería la vida si cada mañana tuviéramos que volver a pensar el proceso entero de
levantarse, vestirse e ir a trabajar. Lo hacemos sin pensar, un vez que el proceso ha sido
agregado a nuestro programa.
Pero una crisis abre agujeros en él. Por definición, una crisis significa que el programa
de vida ha sido lesionado de una manera o de otra. El acontecimiento desencadenante
de la crisis puede:
1. violar una de las mayores expectativas que tenemos de la vida.
2. producir imágenes terroríficas.
3. exponer debilidades o errores cognitivos en mi programa mental.
4. contradecir una de mis grandes "creencias": suposiciones filosóficas o
religiosas.
5. arrastrar desde el pasado algún asunto sin terminar.
6. demostrar que estoy trabajando con el programa equivocado.
7. combinarse con otros factores de estrés para "sobrecargar" los circuitos
conduciendo a in colapso total.
Comprender cómo una crisis produce el caos en su programa interno puede ayudarlo a
dar los primeros pasos hacia el objetivo de cambiar la mentalidad, es decir, ganarse el
control mental de la crisis. Examinemos con más detalles la forma en que una crisis
puede arruinar su programa.
EL ACONTECIMIENTO VIOLA UNA DE MIS MAYORES EXPECTATIVAS SOBRE LA VIDA
El acontecimiento viola una de mis mayores expectativas sobre la vida
Uno transita por la vida con ideas muy definidas sobre la forma en que la vida es, la
manera en que debería ser y el modo en que lo será para usted. La crisis suele destrozar
esta expectativa; viola la manera en que usted ve la vida, a menudo hasta un grado tal
que usted cree que no puede seguir viviendo. Las señales de que sus expectativas han
sido destrozadas son declaraciones como las siguientes:
"No puedo creer que esto esté ocurriendo..."
"No puedo aceptar esto..."
"Es imposible que..."
"No puedo imaginar cómo..."
Cada una de estas declaraciones indica que el acontecimiento crítico está totalmente en
contra de la manera en que usted piensa que el mundo debería ser. Existen varias
categorías principales de expectativas que pueden ser violadas durante una crisis:
MATRIMONIO
TRABAJO
LA LONGITUD Y CALIDAD DE LA VIDA
La mayoría de la gente no es consciente de lo concretas que son su expectativas hasta
que una crisis las destroza. Esas expectativas y la disciplina para cumplirlas se
desarrollan mediante el contacto con distintas fuentes; las recibimos de nuestros padres,
por la educación que nos dan, de la Iglesia, de los libros que leemos, de las revistas y de
la televisión. Mientras transitamos por la vida desarrollamos ideas muy definidas sobre lo
que somos, cómo será nuestro futuro, qué clase de procesiones materiales tendremos,
las relaciones que estableceremos, etc.
Las expectativas se convierten en parte de nosotros tanto como lo es una mano o un pie.
Perder aunque sea una no resulta nada fácil. Durante la crisis todas nuestras
expectativas principales pueden ser destruidas.
Para poder encarar la crisis de manera efectiva, debe descubrirse cuáles eran las
expectativas antes del acontecimiento crítico y cómo fueron destrozadas por lo que
ocurrió. Usted debe preguntarse: "¿Qué expectativas han sido destruidas?"
La respuesta puede no producirse rápidamente; puede que usted tenga que pasar algún
tiempo pensando sobre el asunto, escuchándose, expresándose, hablando con los
demás. Pero, cuando llegue, la respuesta aparecerá en una forma parecida a lo siguiente:
"Creo que lo que me resulta tan terrible es que nunca pensé que me ocurriría.
Cosas como éstas ocurren a los demás. Siempre pensé que mi vida sería como lo
imaginaba. Ahora cambió todo".
La forma más directa y positiva de encarar las expectativas destrozadas es identificarlas
por lo que son: expectativas que han sido lesionadas, y no magnificar las cosas
pensando: "Mi vida está arruinada para siempre", o "Ya no me quedan esperanzas para el
futuro".
Usted es un individuo complejo, con ideas, sentimientos, conducta, atributos físicos. Usted
es más que sus expectativas. Tenga la esperanza de que, por más que haya sufrido un
golpe muy grave, usted está encarando solamente UN aspecto de su vida, las
expectativas no son toda la complejidad de su ser.
Podrá encarar el trabajo de reconstrucción en un estado mucho mejor si reconoce que
está restableciendo su imagen de la vida, no la vida misma: una imagen de la vida basada
sobre expectativas previas que han resultado destrozadas en la crisis.
Los sobrevivientes suelen reemplazar las expectativas destrozadas por otras nuevas y
nuevas creencias. El joven que no pudo ingresar en la Facultad de Derecho encuentra
una nueva imagen de la vida que no depende de que él sea abogado. La mujer cuyo
marido murió descubre una nueva imagen de ella misma como la persona sola e
independiente que tiene que arreglárselas por su cuenta. El ebanista que se seccionó los
dedos comienza a verse en un papel diferente del hombre que trabaja con las manos.
EL ACONTECIMIENTO PRODUCE IMÁGENES O PENSAMIENTOS TERRORÍFICOS
El acontecimiento produce imágeneso pensamientos terroríficos
En algunos casos la crisis se desencadena por algún acontecimiento muy traumático: un
desastre horrible que produce la muerte o gran sufrimiento físico. Una inundación, un
incendio, un tornado o el terror de una violación o un asesinato pueden dejar a los
sobrevivientes temblorosos y perseguidos por las imágenes vividas de lo que ocurrió. A
veces esas imágenes resultan inaguantables; como si uno estuviera volviendo a
vivir el acontecimiento.
Las imágenes y pensamientos más terribles sobre acontecimientos pasados van
despareciendo con el tiempo si usted se permite expresar los sentimientos que las
acompañan. Por consiguiente, el tratamiento directo para las imágenes penosas es
hablar de ellas con alguien que desee escuchar lo que usted dice.
Eso hizo evidente en la experiencia con los veteranos de Vietnam que eran víctimas de
estrés postraumático. Lo que encontraron muchos veteranos, cuando volvieron, es que no
podían olvidar la agonía que habían visto en la guerra; los perseguían los ensueños
diurnos y las pesadillas cargadas de horribles imágenes de guerra-, a veces durante años
después de ocurrido el acontecimiento.
El mejor tratamiento para liberar a los veteranos de sus imágenes y pensamientos
penosos ha sido ponerlos en la situación de que pudieran contar sus recuerdos,
comentarlos con otros veteranos y con consejeros que habían tenido experiencias
similares en la guerra: personas que comprendían y no juzgaban y se limitaban a
escuchar.
Ocurre que cuando usted describe las imágenes penosas comienza a desensibilizarse
respecto de ellas. Si se relata una imagen horrible no tiene el mismo valor chocante que
tenía antes. Algunos terapeutas piden a sus pacientes que "le cuenten la historia" de lo
que ocurrió. Y una vez que le han contado, los terapeutas insisten: "repítame la historia".
Liberarse del lazo con las imágenes y los recuerdos es una cuestión de permitir la
expresión de las imágenes y de los pensamientos penosos.
Usted puede lograr esto con un amigo de confianza que esté resuelto a escuchar, o
con un consejero que lo deje hablar con entera libertad. Hablar de lo que ocurrió lo
curará.
EL ACONTECIMIENTO EXPONE DEBILIDADES O ERRORES EN MI PROGRAMA
MENTAL
El acontecimiento expone debilidadeso errores en mi programa mental
Muchas fuentes - padres, educación, creencias religiosas, libros, los medios de difusión,
etc. - contribuyen a su programa para la vida. El programa está confeccionado con cosas
diferentes y a veces contradictorias; no es para sorprenderse que este programa
contenga unos cuantos errores. La crisis puede exponer las debilidades o errores.
Usted, como todos, puede tener objetivos o ideales que no son realistas ni en relación con
usted ni en relación con los demás. Suele ocurrir que una crisis señala algunos de estos
ideales o creencias irracionales. El error puede ser un concepto equivocado sobre
usted mismo, el mundo, sus objetivos. Por lo general estas cosas están guardadas en
algún lugar del subconsciente. Durante una crisis salen y ocupan el centro del escenario.
Muchas personas tienen una o dos ideas destructivas tales como: "debo ser querido y
admirado por todos" o "jamás debo ofender a nadie" o "debo ser perfecto siempre, y de
todas maneras, para ser una persona valiosa". Nadie, desde luego, diría esas cosas en
tantas palabras, sin embargo, la gente cree y se comporta según eso.
Es obvio que resulta imposible ser querido por toda la gente que uno conoce, así como es
imposible ser perfecto y no ofender nunca a nadie. Si usted ha estado viviendo de
acuerdo con esos ideales no dichos, es probable que se haya metido en problemas
de una manera u otra.
Por ejemplo, puede haber puesto demasiada energía y tiempo en ciertas relaciones que
nunca podían haber resultado como usted quería. O puede sentir que usted no se puede
permitir empezar un proyecto si no lo ha planificado hasta en el más mínimo detalle. El
problema es que nunca puede "estar planificado hasta el más último detalle, de manera
que usted tiende a resolver las cosas tardíamente, a no terminarlas nunca, o peor, a no
empezarlas nunca.
Tan raro como puede sonar, aquí una crisis puede resultar ventajosa; ofrece la
oportunidad de hacer un cambio significativo y liberador. Mucha gente vive con
autoexigencias irreales, y las siguen teniendo porque hay una creencia irracional que
nunca se ha puesto a prueba, Pero la crisis derrumba todo, expone el hecho de que la
creencia irracional no sirve.
Si usted observa la crisis, puede descubrir que la intensidad del dolor está
relacionada directamente con alguna creencia irracional que ha salido a la luz
debido a un acontecimiento desencadenante.
Por ejemplo, para un hombre siempre resulta doloroso ser despedido del empleo. Pero si
el hombre despedido creyó siempre que nunca podía cometer un error, que jamás fallaría,
entonces el acontecimiento del despido no es solamente el problema de enfrentar la
desocupación sino más bien un golpe terrible de la vida: ahora todos pueden ver que el
hombre que había sido perfecto, no lo era en realidad; el hombre que no podía fallar, ha
fallado.
Para corregir los puntos de vista raros, las creencias irracionales, los ideales defectuosos
- esas debilidades de nuestros programas - es necesario primero identificar la distorsión
que se produjo en el proceso del pensamiento. Luego los pensamientos
distorsionados deben reemplazarse con una concepción más equilibrada, más
verdadera y una interpretación de los hechos. Finalmente la nueva visión debe
practicarse todos los días hasta que se convierta en un hábito, hasta que llegue a ser
parte del programa, como lo era el antiguo y distorsionado concepto.
Los investigadores Hammond y Stanfield han desarrollado una lista de creencias
distorsionadas. Revise la lista que sigue y vea qué es lo que se aplica a usted.
1. AUTODEFINICIONES DISTORSIONADAS
a. Soy una víctima inocente y desvalida. La desgracia y todo lo que
ocurre en la vida es producto de circunstancias externas o de
acontecimientos pasados de los que no soy responsable y sobre los
que no tengo control.
b. No soy lo bastante atractiva o femenina ( o masculino)
c. Soy deficiente (por ejemplo: no soy lo bastante inteligente y por
consiguiente estoy destinado al fracaso).
d. Soy malo /a.
e. Soy débil (y necesito que me guíen).
f. Soy tan excepcional que tengo derecho a seguir mi camino (idea
narcisista).
g. No soy deseable y nadie podría amarme.
h. Mi desempeño es la medida de mi valor.
i. No sirvo para nada si mi compañero (amigo/a, padre, madre, hijo) no
me quiere.
2. SUPOSICIONES EQUIVOCADAS SOBRE LA GENTE
Y EL MUNDO
a. La vida es peligrosa, una jungla (las personas son competidores
hostiles)
b. La vida no me da oportunidad y estoy destinado al fracaso.
c. No puede confiarse en los hombres (mujeres).
d. La vida es un caos y no pueden predecirse los acontecimientos.
e. La gente es estúpida y uno debe tomarla como es.
f. Otras personas son felices, "normales" y no tienen los sentimientos
y los problemas que yo tengo. En realidad, algunas personas tienen
matrimonios perfectos, hijos perfectos, trabajos ideales, etc.
g. El buen aspecto, la inteligencia superior, la capacidad deportiva, el
dinero, son lo que lo hacen a uno feliz.
h. Si yo cometiera errores, admitiera mis limitaciones y pidiera
consejos, la gente me despreciaría por inepto.
i. Casi todas las cosas son blanco o negro, es decir buenas o malas,
correctas o incorrectas, agradables o desagradables, inteligentes o
estúpidas, atractivas o no atractivas.
3. OBJETIVOS EQUIVOCADOS QUE CONDUCEN
A LA AUTODERROTA
a. Es esencial ser perfecto, totalmente competente y sin ninguna falla
para ser valioso. No debo cometer no admitir errores.
b. Deben quererme y aprobarme (admirarme, gustar de mí). Nunca debo
ofender.
c. Debo encontrar la solución perfecta o "correcta".
d. Debo ser el mejor, el primero o estar siempre en lo cierto.
e. Debo ser el centro de atracción, el astro.
f. Debo depender de alguien más fuerte que yo que me proteja y me
guíe.
g. Debo vengarme para quedar a mano con el mundo.
h. No debo permitir que la gente sepa cómo soy realmente (podrían
pensar peor de mí o usar lo que saben en mi contra).
i. Debo ventilar la furia cada veraz que lo siento.
j. Debo sentirme salvo y seguro siempre. Debo tener cuidado de no
correr ningún riesgo.
k. Debo ser completamente autodependiente e independiente de los
demás.
4. IDEALES EQUIVOCADOS
a. Lo único que vale es ser un "astro" (o genio). Nada que esté por
debajo vale algo.
b. Debo siempre estar en calma, tranquilo y no debo perder jamás el
control.
c. Siempre debo tener la respuesta perfecta.
d. Debo ser el cónyuge, padre, amante, empleado, hijo, miembro de la
iglesia, etc. perfecto.
e. Un hombre "verdadero" es un tipo duro que no admite cosas
dudosas de nadie.
f. Una mujer "verdadera" debe ser siempre "femenina", inofensiva,
débil y dependiente.
g. Siempre debo salirme con la mía.
h. Mi vida se hace más fácil y más feliz cuando evito las
responsabilidades y los problemas.
i. Debería ser generosos, considerado, feliz.
j. El propósito de la vida es trabajar duro y ser productivo, no ser feliz.
k. Si uno hace el esfuerzo suficiente se puede ser excelente en todo y
para todo.
Si usted ha encontrado un error en su programa, puede comenzar a corregirlo diciéndose
que es tiempo de borrarlo. No hay mejor momento que éste. Cuanto antes se libre de la
creencia errónea, antes podrá empezar a encarar la vida de una manera más realista y
equilibrada.
Comience por reemplazar el punto de vista antiguo, distorsionado, por la verdad. Si
usted se siente identificado con la declaración "Soy deficiente y estoy condenado al
fracaso", reemplácela por una declaración como ésta: "Soy eficiente en muchos campos
aunque no en todos. El éxito o el fracaso dependen de cómo use mis recursos".
Cuesta trabajo elaborar un conjunto de creencias nuevas, más equilibradas, pero
usted puede hacerlo: todos los sobrevivientes lo hacen, todos rechazan la vieja creencia
irracional y adoptan en su lugar otra más sana.
Esas creencias más sanas tienen algunas cosas en común. Son verdaderas, que es lo
mismo que decir que son más equilibradas para describir la vida como realmente es. Las
creencias sanas no evitan la realidad pero tampoco consumen el exceso de energía
y de fuera que produce concentrarse en los aspectos negativos de la vida o en
proponerse exigencias imposibles. Incluyen las posibilidades alentadoras,
esperanzadas, positivas, así como las negativas. Suelen estar unidas a ideas
concretas e inmediatas y menos ligadas a declaraciones globales.
No ayuda mucho, por ejemplo, reemplazar la vieja idea "la vida es un infierno" con una
creencia nueva como "la vida no es un lecho de rosas". El joven que creía que "soy un
mal estudiante: nunca llegué a nada" se evaluaba en forma derrotista. De gran ayuda le
resultaría reemplazar esa vieja creencia destructiva por una como: "Soy un estudiante en
potencia y mejoraré si presto atención a mis estudios y si soy disciplinado por las
obligaciones diarias".
Reemplace las grandes creencias deprimentes e irracionales por algunas constructivas,
equilibradas y saludables que le proporcionan instrucciones concretas para actuar
enseguida. Una vez que usted haya hecho eso, practique sus nuevas creencias todo el
día de manera tal que la nueva forma de pensar esté unida a su ser como la vieja manera
destructiva.
Sin darse cuenta, usted puede haber estado practicando el pensamiento negativo durante
años. Ahora todo lo que quiere es comenzar a practicar la nueva manera de pensar.
Rechace los viejos pensamientos cuando quieren atacarlo. Deténgalos e inserte en su
lugar su creencia más sana, mejor equilibrada.
EL ACONTECIMIENTO CONTRADICE
UNA DE MIS 'GRANDES CREENCIAS'
El acontecimiento contradiceuna de mis "grandes creencias"
Las creencias son de tipo religioso o la filosofía de la vida que se practica. Pueden
ser simplemente versiones amplificadas de las expectativas que hemos tratado antes.
Un libro muy popular ("Cuando a la gente buena se le ocurren cosas malas"), del
rabino Harold Kushner, está dedicado exclusivamente a ayudar a la gente a
recuperar sus grandes creencias cuando están viviendo los acontecimientos
traumáticos de una crisis.
Cuando una crisis derrumba una gran creencia usted se encuentra haciéndose
preguntas que empiezan "por qué": ¿por qué Dios permitió que un niño inocente
muriera de leucemia? ¿por qué permite Dios las inundaciones? ¿por qué me
está ocurriendo esto? ¿por qué todo el sufrimiento y el dolor?
Con frecuencia, este tipo de preguntas demuestra que el acontecimiento crítico ha
cuestionado alguna visión fundamental de Dios, el mundo, el Universo. Usted ha
quedado con un conjunto importante de preguntas imposibles para las que parece no
haber respuestas adecuadas. Y si esas respuestas se intentaran parecerían débiles y
oscuras y hasta insultantes.
El tratamiento para recuperar las grandes creencias es muy similar al de reordenar
las expectativas. El primer paso para tratar con las creencias que han sido
contradichas es reconocer que las creencias son procesos cognitivos que pueden ser
controlados y conocidos. Dios no ha sido destruido: el Universo no se ha
alterado. Es su visión de Dios o del Universo la que no es adecuada para
explicar lo que ocurrió.
El objetivo es cambiar un conjunto de creencias - el incorrecto- por un nuevo conjunto
que pueda interpretar el acontecimiento crítico y le permita enfrentar el futuro.
Irónicamente, una gran creencia se destruye en una crisis porque no es lo
suficientemente grande. Es decir, era inadecuada de alguna manera. Un aspecto
del crecimiento a través de una crisis es que cuando las así llamadas grandes
creencias quedan en ruinas pueden elaborarse creencias más maduras que
realmente puedan soportar las tensiones de la crisis.
Si sus grandes creencias resultan cuestionadas durante una crisis, haga planes como
para realizar alguna investigación de carácter teológico o filosófico durante los meses
siguientes. A lo mejor hace años que usted no asiste a una iglesia o a una sinagoga,
ni ha hablado con un sacerdote, ministro o rabino, ni se ha le ha ocurrido leer pasajes
de la Biblia. No deje que eso se interponga en su búsqueda de las respuestas.
Tiene que redefinir sus creencias, quizá rechazar alguna de ellas.
Pero lo más importante es que usted necesita reemplazarlas con creencias nuevas
que puedan explicar lo que ha ocurrido y le permitan enfrentar el futuro con
esperanza. A menudo esta lucha requiere la ayuda de un miembro del clero, o quizás
de una persona compasiva y comprensiva.
A menudo, los individuos que han pasado por catástrofes personales terribles
informan que en la hora más oscura sintieron la presencia e Dios como nunca la
habían sentido. Cuando se dieron cuenta de que ya no podían confiar en sus propias
fuerzas para encarar las circunstancias de la vida, descubrieron que podían depender
de Dios. Una fe más madura, más profunda, nueva, puede ser el resultado del
colapso de creencias mayores pero totalmente inadecuadas.
Observe la crisis que usted está experimentando ahora (o quizá hace algún tiempo) y
pregúntese: ¿Esa crisis implicó un desafío a mis creencias filosóficas o teológicas?
Desde luego, puede que usted no haya pensado en ella en la misma forma en que lo
hace ahora, pero veamos si la crisis pudo haber sido la causa de que usted perdiera
la fe - en Dios, en el futuro, en la bondad de los seres humanos - aunque solamente
lo descubre ahora, cuando se hace preguntas relativas a la fe.
Algunos de los pensadores religiosos más importantes -Martín Lutero, por ejemplo-
han experimentado inmensas crisis personales que destrozaron todos los
argumentos razonados cuidadosamente, más allá de la reparación. Fue a raíz
del dolor y la desesperación de reelaborar la fe una vez más por lo que sus
percepciones interiores más grandes emergieron.
EL ACONTECIMIENTO CRÍTICO ARRASTRA ASUNTOS NO TERMINADOS DEL
PASADO
El acontecimiento crítico arrastra asuntos no terminados del pasado
Es raro que terminemos en forma total los distintos capítulos de nuestras vidas antes de
comenzar los nuevos. Todos nosotros transitamos por la vida arrastrando el equipaje
del pasado, como viajeros apurados que arrastran las valijas por las estaciones
terminales después que han partido los trenes. Apenas nos damos cuenta de todo lo
que arrastramos con nosotros y que ha llegado a ser parte de nosotros.
Pero en una crisis, usted tiene la clara conciencia del exceso de equipaje. Siente su peso,
que hace más dolorosa la crisis.
Cuando un joven es abandonado por la esposa, que inicia una demanda de divorcio, por
ejemplo, es comprensible que él se siente desgastado por ese acontecimiento. Pero es
posible que él no reconozca que una buena parte de su dolor emocional deriva de la
mala imagen que queda de sí mismo y que el divorcio simplemente viene a
confirmar.
El asunto sin terminar en este caso es el desarrollo de la identidad del joven: un proceso
que no se completó al final de la adolescencia. Es así como el acontecimiento
desencadenante de la crisis (como casi todos los acontecimientos críticos futuros)
refuerza una autoimagen negativa.
El punto en todo esto es que mucho del dolor de lo que ocurre ahora puede ser el
resultado de una experiencia anterior y no de la crisis actual.
Los asuntos no terminados del pasado deben ser descubiertos cuando afloran durante la
crisis. Y recuerde que ése es el momento para terminarlos. Recuerde también la
esperanza que nace de este proceso.
Si bien la intensidad de la crisis actual puede deberse a un asunto sin terminar, la parte
que da esperanzas es que usted puede ahora, quizás por primera vez en la vida,
enfrentar esos asuntos del pasado y dejarlos descansar de una vez por todas.
Puede cerrar el libro sobre algún asunto penoso, para siempre, y hacer los cambios
necesarios que lo ayudarán más tarde.
EL ACONTECIMIENTO CRÍTICO SOBRECARGA
LOS CIRCUITOS
El acontecimiento crítico sobrecarga los circuitos
Algunas computadoras están preparadas para manejar más variables que otras; sus
programas son más complejos y pueden almacenar y entregar más información. Esto
mismo es válido también para las personas: según la forma en que usted haya sido
educado y según sus experiencias mientras ha ido creciendo, su programa mental
puede ser capaz de manejar problemas más grandes o más chicos.
La situación crítica se produce cuando el acontecimiento sobrepasa de tal manera su
programación emocional y mental, que los circuitos se sobrecargan. El programa
simplemente no puede manejar todos los datos al mismo tiempo.
¿Cómo sucede esto? Una forma es mediante la acumulación de factores de estrés
provenientes del ambiente.
Fíjese en la lista de acontecimientos que se producen en la vida que figura más adelante.
La investigación con gran número de personas ha demostrado que cada acontecimiento
puede medirse por su valor de estrés: la muerte de un cónyuge se cuenta como 100
puntos; la separación matrimonial, 65; ir a la cárcel, 63 puntos, etc.
Cada uno de estos acontecimientos requiere un cambio considerable o una adaptación
por parte del individuo involucrado
o de los miembros de su familia. Cuantos más puntos tiene usted en un año determinado -
cuantos más cambios en su vida - mayor es la probabilidad de contraer alguna clase de
enfermedad física: cualquier cosa, desde un resfrío común hasta una úlcera péptica o un
cáncer. Es como si el organismo se derrumbara ante todos los factores de estrés y
le dijera a su dueño: "no puedo seguir más de esta manera".
El mecanismo por el cual estos acontecimientos de la vida cobran su presa es mental.
Cada acontecimiento primero impone una presión en el cerebro, limita la capacidad de
pensar los problemas, tomar decisiones, pesar las consecuencias y hacer planes para
adaptarse, ya se trate de un divorcio, un cambio de trabajo o la compra de una casa.
Cada acontecimiento requiere también un cambio de conducta, pero primero se ha
producido la carga mental.
MARQUE LOS ACONTECIMIENTOS DE SU VIDA
Acontecimiento Puntaje
Muerte del cónyuge 100
Divorcio 73
Separación 65
Período en la cárcel 63
Muerte de un familiar cercano 63
Accidente o enfermedad 53
Casamiento 50
Despido 47
Reconciliación matrimonial 45
Jubilación 45
Cambio en la salud de un familiar 44
Embarazo 40
Dificultades sexuales 39
Nuevo miembro en la familia 39
Adaptación en el trabajo 39
Cambio en el estado financiero 38
Muerte de un amigo íntimo 37
Cambio de tareas en el trabajo 36
Préstamo para un gasto grande (casa) 31
Terminación de la hipoteca o el préstamo 30
Cambio de responsabilidades en el trabajo 29
Hijo que se va de la casa 29
Problemas con los parientes políticos 29
Triunfo personal notable 28
Esposa deja de trabajar o empieza 26
Empezar o terminar la escuela 26
Cambio de las condiciones de vida 25
Revisión de los hábitos personales 24
Problemas con el jefe 23
Cambio de horario o condiciones de trabajo 23
Cambio de vivienda 20
Cambio de escuela 20
Cambio en la recreación 19
Cambio en las actividades de la Iglesia 19
Cambio en las actividades sociales 18
Crédito para una compra menor (TV, etc)
17
Cambio en los hábitos del sueño 16
Cambio en la frecuencia de las reuniones familiares
15
Cambio en los hábitos alimentarios 15
Vacaciones 13
Navidad 12
Violaciones menores de la ley 11
CAMBIANDO LAS CREENCIAS
Cambiando las creencias
Después de haber descubierto lo que el acontecimiento significa para usted y por qué lo
ha sumergido en una crisis, el paso siguiente es adaptar sus creencias ala luz de lo que
usted ha aprendido para comenzar a enfrentar el futuro.
El cambio de creencias es una de las primeras etapas en donde se da el verdadero
crecimiento, pues en el proceso del cambio puede que usted haya adoptado nuevas
actitudes y dejado los viejos conceptos o las suposiciones antiguas sobre el mundo, usted
mismo, Dios u otros. Y como resultado usted comienza a establecer nuevas creencias
más sanas, más realistas y que proporcionan más oportunidades para una vida
productiva.
En general, estas nuevas creencias deben cumplir dos funciones para el crecimiento:
1. deben explicar lo que ha ocurrido y
2. deben prepararlo para la vida en el futuro.
Cuando decimos que la nueva creencia debe explicar lo que ha ocurrido significa
justamente eso. Por ejemplo, un hombre que creía en Dios y en el propósito divino del
Universo, debe encontrar alguna manera de explicar el hecho de que su niño haya
muerto. Veía a Dios como todopoderoso, amante y como respondiendo a cada una de sus
plegarias...Su creencia se destroza cuando la oración sentida de todo corazón para que
su hijo se recupere de la leucemia no es contestada.
Por consiguiente, su nueva fe en Dios debe incluir el hecho de que su hijo se enfermó, él
mismo rezó para que se curara, y el muchacho murió. La nueva creencia - cualquiera sea
su forma- debe aceptar el hecho y explicarlo de alguna manera, no negarlo.
Hay muchos ejemplos de viejas creencias que se derrumban, pero la cuestión es que de
los restos de la vieja creencia surge una nueva más madura, una lo suficientemente
grande como para incluir los acontecimientos de la crisis.
La segunda función de una nueva creencia es equiparlo a usted para el futuro. Y
esto debe probarse en el trípode fundamental de la vida humana: trabajo, diversión y la
capacidad de tener relaciones significativas con los demás.
Si como resultado de la crisis su nueva creencia le indica que usted no debe confiar jamás
en otra persona o que el mundo no es un lugar seguro para vivir, el resultado podría ser
un estilo de vida que invite a la producción de más problemas: el asilamiento de las
relaciones humanas, la paranoia.
ABRIDORES DE PUERTAS
Abridores de puertas
Como hemos visto, los acontecimientos amenazantes de la crisis pueden alterar
temporariamente la maquinaria mental. Pero a medida que pasa el tiempo, la mente
comienza a ver con más claridad lo que pasó y por qué, haciendo el esfuerzo de
comprender y adaptarse. La doctora Shelley Taylor ha estudiado a los sobrevivientes de
tragedias personales para descubrir cómo se adapta la gente mentalmente a las
situaciones críticas. La investigación de la Doctora Taylor sugiere que la mente realiza
tres tareas importantes:
• La búsqueda del significado de los acontecimientos.
• El intento de dominar la crisis.
• El esfuerzo de aumentar la autoestima.
En otras palabras, los sobrevivientes luchan por comprender lo que ha ocurrido y
por analizar el impacto que el acontecimiento tiene sobre sus vidas, por controlar
los efectos de la crisis y reestablecer la sensación de bienestar personal a pesar de
la tragedia. Ninguna de estas tareas es fácil, y no es raro que la gente emerja de la crisis
sintiéndose como si estuviera encerrada en un armario mental muy oscuro.
Si usted se encuentra en ese armario mental, tanga en cuenta los siguientes instrumentos
para abrir la puerta:
1. EL DESAFÍO A LAS VIEJAS CREENCIAS
Algunas crisis ocurren porque las "viejas creencias" se derrumban bajo el estrés de las
nuevas realidades. Los consejeros que trabajan en las situaciones críticas ayudan a los
pacientes a descubrir cómo y por qué una creencia particular o un sistema de creencias
se ha derrumbado. Pero usted puede hacerlo por sí mismo.
2. CONSIGA MÁS INFORMACIÓN
Suele ocurrir que el proceso de crecimiento se detiene porque usted no tiene la
información correcta para comprender totalmente la crisis. Una vez que usted es
conciente de que la imagen o la creencia ha sido destrozada - ya sea que se trate de su
visión de Dios, de su idea sobre el funcionamiento del mundo o sobre la honestidad de los
seres humanos - vea si necesita alguna información para comprender mejor lo que está
ocurriendo.
Esta información puede ser de dos tipos: nuevos hechos sobre el acontecimiento crítico
mismo o nuevas percepciones interiores sobre cómo podría interpretar el acontecimiento
que desencadenó la crisis.
Muchos individuos quedan bloqueados mentalmente durante los meses y hasta años que
siguen a una crisis porque algo del acontecimiento crítico carece de sentido. Una
divorciada, por ejemplo, podría no entender por qué fracasó en su matrimonio: ¿por qué
la abandonó su esposo? ¿no eran suficientes las cosas que ella le daba?
Podría ser necesario que hablara con su ex esposo o con un consejero o con una amiga
de confianza para conseguir más información sobre la causa de la ruptura matrimonial,
casi como un ejercicio de "pasar en limpio".
Examina sus ideas después de la crisis. Si encuentra que todo lo que piensa en el día
está lleno de preguntas, puede ser la señal de que necesita mayor información.
El mejor remedio para esto puede ser el consultar a las otras personas que
participaron del acontecimiento - su ex cónyuge, el médico que diagnosticó la
enfermedad de su hijo, el oficial de policía que llegó primero a la escena del accidente
automovilístico, el maestro que expulsó a su hijo de clase o el empleador que lo
despidió- , cualquiera que conozca algunos detalles del acontecimiento, e intente llenar
los claros de la información.
Así como usted desea una comprensión del acontecimiento crítico basada en la realidad,
también debe ser capaz de asimilar lo que ha ocurrido, de interpretarlo de una manera
que le sea útil. Usted quiere los "hechos verdaderos" del caso, pero también quiere que
tengan sentido para usted. Los hechos solos valen poco si usted no encuentra la manera
de hacer que sean significativos para usted. Si su visión del mundo ha sido destrozada
por el acontecimiento crítico, entonces comience a buscar una nueva visión que le
dé sentido a su vida.
Esto puede obtenerlo leyendo libros sobre el tema o hablando con personas que han
pasado por la misma experiencia, o pidiendo consejo a los demás, a los que estén cerca
de usted. Tenga presente que con toda esta lectura y esta conversación sólo está
investigando, reuniendo datos. No tiene la obligación de creer en todo lo que lee y
escucha.
Usted, no sus amigos, sus padres, su rabino o pastor, consejero o cónyuge, es el juez
supremo de lo que cree y de lo que importa en su situación. Su tarea es la de investigar
cuáles son las alternativas, descubrir nuevas posibilidades, encontrar nuevas
maneras de ver lo que ocurrió. Tener varios puntos de vista para comparar.
Es posible que no adopte las ideas que sugieren las lecturas y sus amigos. En realidad
puede ocurrir que ni siquiera le gusten las alternativas que encuentre. No tienen por qué
gustarle. Todo lo que está haciendo es investigar, reunir información, buscar las
claves como un detective que está tratando de deducir lo que ocurrió en la escena
del crimen.
La esperanza es que alguien diga algo o que una idea se cruce ante usted mientras está
leyendo y toque algún nervio interior y entonces su proceso mental, que estaba detenido,
empiece a ponerse en movimiento.
MIRE EL REVERSO DE LA MONEDA
Mire el reverso de la moneda
Los buenos terapeutas suelen alentar a la gente para que mire el reverso de la moneda.
El paciente que llega está fijado a una forma particular de mirar la situación, y a él se lo
alienta a que intente entender la posición opuesta por un momento.
En el filme "Gente como uno" se ve a un muchacho, cuyo hermano mayor murió en un
accidente de navegación, hablando con el terapeuta. Hasta ese momento, el muchacho
ha estado cargando con una culpa tremenda por la muerte de su hermano, como si fuera
culpable de sobrevivir. El terapeuta le ofrece la siguiente interpretación: el motivo por el
cual tú sobreviviste y tu hermano murió puede ser que eras más fuerte de lo que él
era. En otras palabras, la responsabilidad por la muerte es del que murió. Esta idea
era exactamente la opuesta de la que el paciente había tenido hasta ese momento.
Trate de contemplar la situación desde e punto de vista opuesto y vea si así logra nuevas
ideas o nuevas percepciones del acontecimiento crítico que tal vez no se le habían
ocurrido antes.
4.BUSQUE LA OPORTUNIDAD
Ya hemos señalado que el símbolo chino para la crisis es la combinación de peligro y
oportunidad. Hasta este punto en la crisis usted se ha concentrado solamente en los
aspectos de peligro: el dolor, el trauma, la amenaza, la pérdida e todo lo que usted quería.
Esto es natural, desde luego. Pero ahora, por unos pocos momentos piense en el otro
aspecto, en la oportunidad.
Esto no es fácil y quizás no pueda hacerse sin sentir algo de culpa.
Pero nadie puede ver sus pensamientos, así que deje de lado la culpa por un momento e
investigue las posibilidades de crecimiento positivo.
Es triste que muchas personas no se permitan aprovechar el lado positivo e la crisis
porque crean que eso es faltar el respeto a lo que ocurrió; se sienten culpables si se
benefician de una tragedia, por así decirlo. Pero éste es un punto de vista distorsionado
de la situación ya que es solamente una visión parcial. Una visión total reconoce que hay
dos verdades separadas que operan es estos casos.
5. REAFIRME LOS VALORES PERSONALES
La curación y el crecimiento son imposibles después de muchas crisis sin un cambio de
valores personales, Podría ser que su idea del propósito del a vida, su sentido de qué es
lo más importante o su orden de prioridades es lo que lo haya puesto en problemas.
Pensemos en un marido que se dedicaba a ganar dinero a toda costa, desatendiendo a la
esposa y a los hijos, lo que conducía al fracaso del matrimonio. O en el empresario cuya
poca disposición a compartir el poder obligó a sus socios a dejarlo para poder sobrevivir y
crecer ellos mismos.
Observemos sus crisis. Si los acontecimientos que van desarrollándose han expuesto
valores en bancarrota o realidades distorsionadas, hágase una cuantas preguntas:
• Si un observador me hubiera visto antes de esta crisis ¿qué hubiera
pensado sobre mis valores y prioridades?
• ¿Qué es lo más importante para mí ahora?
• Si esta crisis me demuestra que debo cambiar, ¿qué cambios debo hacer
en mis actitudes, creencias y valores, que me permitan enfrentar el futuro?
Escriba sus respuestas. Hable con persona cuyas vidas están dedicadas a luchar con los
asuntos relativos a los valores y las prioridades: su pastor, rabino, sacerdote. Además de
las conversaciones, lea lo que puede ayudarlo en este peregrinaje. En lugar de buscar un
cambio rápido piense en comenzar un camino importante en la vida. Estudie su escala de
valores; quizá sea todo lo que necesita para abrir la puerta.
ADMITA LA CULPA
dmita la culpa
Si usted cometió errores o es responsable por algún aspecto de la crisis, estará
perseguido por la sensación de culpa sin saber cómo tratarla.
Supongamos que usted está sumergido en un pantano de sentimientos negativos hacia
su jefe por haberlo pasado por alto ante un ascenso o por haberlo despedido. Hasta ahora
usted ha estado concentrado en la mal que estuvo su jefe, en lo mal que lo trató.
Pero en el fondo de su corazón usted sabe que está viviendo solamente una parte del
cuadro. Fastidiándolo en algún lugarcito de la conciencia está la idea de que quizá usted
arruinó su ascenso, que quizá usted mereció se despedido. Tal vez fue culpa suya.
Usted vuelve a pensar en las cosas que debería haber hecho y no hizo, en lo que
debería haber dicho y no dijo y que pudieron haber hecho la diferencia.
Las ideas como ésas crecen y se convierten en una forma de castigo que a menudo
puede más que la pérdida original.
Casi todos tenemos pensamientos se esta clase pero no sabemos para qué nos sirven.
Cuando se tiene la noción de que uno es responsable en parte de su propia
desgracia, la idea queda ahí y nos sentimos incapaces de seguir adelante. Aceptar la
responsabilidad por algún aspecto de la crisis es el primer paso para superar la culpa.
Alcohólicos Anónimos, uno de los grupos de autoayuda más grandes del mundo, y que
tiene más éxito, incluye este paso en su programa y sugiere que los miembros de la
institución hagan el "inventario moral" y compartan su contenido con otra personas.
Más adelante los miembros deben corregir en lo que puedan los problemas que los han
llevado al alcoholismo.
Si se siente bloqueado, debería tener en cuenta la necesidad de tomar la responsabilidad
por alguna de las cosas que han ocasionado la crisis actual.
PERMÍTASE EL PERDÓN
Al admitir la culpa, debe quedar abierta la posibilidad de perdonarse.
Cuando hablamos de perdón, por desgracia pensamos en la frase "perdonar y olvidar".
Quizá por causa de este aforismo mucha gente cree que perdonar es olvidar que ha
ocurrido el acontecimiento desgraciado.
La verdad es que usted no puede olvidar; nunca olvidará. Nunca olvidará que
abusaron de su hijo sexualmente, que su marido tuvo una aventura amorosa, o que usted
ha sufrido terriblemente de una manera o de otra durante la crisis.
Lo que sí puede es evitar que el acontecimiento lo avasalle por el resto de su vida.
Y el perdón puede ser la única forma de lograrlo. Si usted es la persona a quien han
hecho daño, el perdonar lo libera de lo terrible tiranía de las fuerzas oscuras de la
naturaleza humana. Usted se perdona y perdona a quien le ha hecho daño y le ha
causado dolor.
Perdonar significa liberarse del resentimiento. El perdón expresa: "Acepto lo que
ocurrió, comprenso por qué ocurrió y no voy a permitir que interfieran con mi vida
no con mi relación contigo".
El concepto del perdón es importantísimo en la tradición religiosa judeocristiana. Las
enseñanzas de los Profetas y de Jesús, que perdonó hasta quienes lo crucificaron, puede
ofrecer el modelo para que usted lo use respecto de un amigo, un cónyuge, un vecino, un
jefe, un desconocido o cualquier otro que podría ser responsable de algún aspecto de su
crisis.
ACEPTE LO DESCONOCIDO
El conocimiento máximo y la explicación de la vida no descansa en el cerebro humano
finito. Usted no podrá jamás comprender por qué muere cierta gente, por qué se produce
el dolor, por qué las cosas suceden en la forma en que suceden.
Pero cuando usted comienza a aceptar el hecho de que no puede saber todo, se
libera de un montón de preguntas que lo hacen agonizar y que no tienen respuesta
en esta vida. Continúe trabajando para encontrar las respuestas, pero no pierda de vista
su propia limitación humana para este proceso.
TENGA EN CUENTA LAS PLEGARIAS
Tenga en cuenta las plegarias
El dicho popular en la Primera Guerra Mundial de que "no hay ateos en las trincheras", se
usa a menudo como comentario cínico de la condición humana. Pero es verdad que la
gente se hace conciente de sus necesidades espirituales en las épocas de crisis y
muchos que nunca han rezado, de repente piden ayuda a Dios. Loa anales de la literatura
religiosa están llenos de relatos de conversiones producidas durante épocas de crisis.
Los teólogos nos recuerdan que la plegaria es algo más que un mensaje pidiendo
socorro. En casi todas las tradiciones religiosas, la plegaria es solamente un aspecto de
la relación continua con Dios. Las crisis a menudo producen la conciencia de nuestra
mortalidad, nuestra incapacidad para controlar el destino, nuestra necesidad de ayuda
proveniente de un poder superior, todo lo cual nos pone en contacto con la dimensión
espiritual de nuestras vidas.
La plegaria puede comenzar simplemente como una descarga de los problemas y
las preocupaciones, como un pedido de ayuda y de guía, como la búsqueda de la
seguridad. Comience de la manera que desee y luego escuche las respuestas
inesperadas: el consejo sabio de un amigo o el consejo de un miembro de la iglesia, la
fortuita secuencia de los acontecimientos, la repentina percepción interior que produce
consuelo o da una nueva dirección y restaura la confianza en el futuro.
COMPARTIR LA RESPONSABILIDAD
A veces las personas quedan bloqueadas en los coletazos de una crisis cuando intentan
echar la culpa a una sola persona.
Si bien esta reacción es natural, suele estar equivocada. La vida es compleja: los
motivos por los que las cosas ocurren como lo hacen, única son simples. Por lo
general no existen causas únicas sino más bien causas múltiples, aun en los
acontecimientos más obvios.
Por ejemplo, en un accidente de auto una adolescente resulta muerta por un auto
conducido por un borracho. Es obvio que el ebrio que conducía la pick-up y atropelló a un
montón de niñas causó el accidente.
Pero ¿qué pasa con la situación de la joven con sus padres respecto de ese paseo con
las demás chicas? O el padre que dice: "Nunca debería haberle dado permiso para que
fuera".
¿Qué pasa con la madre que se acusa por no haber sido más estricta respecto de las
amigas de su hija? ¿Qué pasa con la amiga sobreviviente que se dice: "Si yo no hubiera
insistido para que fuéramos al cine...?"
La lista continúa y continúa. En el calor de la crisis es normal querer echar la culpa,
asignar la responsabilidad de lo que ha ocurrido a otra persona. El hecho es que en casi
todas las crisis, tales como la que produjo el accidente mencionado, hay causas múltiples.
Causas múltiples significan responsabilidades múltiples. No lo ayudará tomar más
responsabilidad de la que le corresponde ni echar toda la culpa injustamente a otra
persona.
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TODOS LOS INSTRUMENTOS QUE ABREN PUERTAS HASTA AHORA MUESTRAN
CÓMO TRATAR CON LO QUE OCURRIÓ EN EL PASADO.
LAS SUGERENCIAS QUE SIGUEN LE MOSTRARÁN CÓMO PUEDE COMENZAR A
MIRAR EL FUTURO CON ESPERANZA.
USE PALABRAS PROPIAS DE LA MADUREZ
se palabras propias de la madurez
Algunos sobrevivientes piensan en la crisis como en dolores crecientes. Otros hablan de
la crisis diciendo que ha templado sus vidas (como el acero) o las ha sazonado (como la
buena comida) de manera que aunque el acontecimiento haya sido penoso cuando
ocurrió, las personas se han vuelto más fuertes o mejores como resultado del suceso.
Usar palabras propias de la madurez significa adoptar conceptos maduros para
ayudar a describir el presente y transportarlo al futuro.
Las palabras que usted usa para describir su experiencia realmente tienen influencia en la
forma en que usted se desplaza por la crisis, A menudo, el hecho de hablar de la crisis es
una forma apropiada hace que usted empiece a pensar en ella y la vea con una luz nueva
y más saludable. Las palabras hacen algo más que "describir" lo que usted está
pensando o sintiendo; dan forma a los pensamientos y a las emociones.
Si usted está bloqueado y desea salir poco a poco del pantano, trate de usar palabras que
describan el crecimiento potencial producido por la crisis; los aspectos de la experiencia
que hacen al aprender y a desarrollarse.
Es probable que al principio de la crisis use palabras como las que siguen para
descubrir cómo se siente:
PERDIDO DOLORIDO SOLO
ASOMBRADO FURIOSO DEVASTADO
DESESPERADO AMARGADO TRISTE
Sus pensamientos (y lenguaje) probablemente contienen muchas expresiones del tipo
siguiente: "¡No puedo seguir así!" "¡Es demasiado!" "¡Estoy terriblemente asustado!"
"Nunca superaré esto".
Hablar de esta manera - que por supuesto es apropiada en las primeras teas de la crisis -
lo conducirá a un punto muerto a menos que usted dé los pasos para cambiar.
Mientras va moviéndose a lo largo de la crisis permita que su lenguaje refleje la
oportunidad que la crisis brinda: la oportunidad de aprender nuevas habilidades, ampliar
su perspectiva de la vida, profundizar su juicio sobre los demás que lo rodean, descubrir
fuerzas ocultas.
Piense en estas palabras por un momento:
APRENDER
DESARROLLAR
AMPLIAR PROFUNDIZAR
DESCUBRIR GANAR
Estas palabras y otras como ellas caracterizan distintos aspectos del crecimiento. Úselas
en expresiones como éstas:
"Estoy aprendiendo a cuidarme solo."
"Estoy descubriendo fuerzas que nunca supe que las tenías".
"Estoy descubriendo que puedo vivir con la angustia y la tristeza y sin saber
exactamente qué va a ocurrir".
"Estoy desarrollando maneras nuevas de relacionarme con los demás".
"Estoy volviéndome más agradecido".
"Estoy ganando una mejor apreciación de la vida":
"Estoy profundizando mi comprensión del amor".
Expresar el aspecto de madurez que proporciona una crisis no es lo mismo que poner una
cobertura dulce a la experiencia: es una manera de abrir la puerta haciendo que su
vocabulario se adapte a la realidad del crecimiento psicológico.
EJERZA ALGO DE CONTROL
Ejerza algo de control
Aunque aspectos muy importantes de la situación estén totalmente fuera de su control,
ayuda el hecho de ser capaz de poder controlar algunos aspectos sobre los que usted
puede tener influencia.
Los estudios hechos con pacientes y con enfermedades que amenazan la vida
demuestran que más que preocuparse por las cosas que están más allá de su
control, los sobrevivientes aprenden a dirigir sus energías a las cosas que pueden
hacer: por ejemplo, participar activamente en el tratamiento médico.
Esta es una técnica muy conocida de manejo del estrés. Un psicólogo muy conocido
describe cómo va en automóvil a su consultorio a la mañana temprano entre un tránsito
muy difícil. La manera que encontró de manejar el estés que le produce el viaje es ejercer
cierto control de alguna manera. Si bien él no puede tener influencia sobre la dirección del
tránsito, puede controlar su propio automóvil. Así que mientras va desplazándose,
guardabarro a guardabarro, en una ruta de seis carriles, periódicamente disminuye la
velocidad en los lugares en los que es posible, y hace un gesto al conductor que le sigue
para que pase adelante. De esa manera por un momento, él controla el tránsito. Esta
sensación de control sobre la situación, si bien limitada, combate la frustración y el enojo
que suelen dar por resultados los atascamientos de vehículos.
En forma similar, el estudio realizado con prisioneros de guerra llevó a la conclusión de
que muchos de ellos mantenían su salud por la forma en que arreglaban sus efectos
personales en la celda.
Por ejemplo, cuando llegaban a interrogarlos, los prisioneros se ponían de pie y ofrecían
una silla haciendo que sus captores se dirigieran a una sección particular de la habitación.
Si bien sus vidas estaban controladas por los directores de las prisiones, los
prisioneros de guerra hacían buen uso de las oportunidades más pequeñas para
ejercer cierto control- decidir por ejemplo dónde se sentarían los que los
interrogaban- dominando así un tanto la situación.
Usted puede hacer lo mismo cuando está surgiendo de las cenizas de su propia crisis.
Busque alguna parte de su vida, o del medio, que usted pueda controlar: algo sobre
lo que puede ejercer control.
HAGA ALGO BIEN, CORRIJA ALGO MALO
Haga algo bien, corrija algo malo
Esto es similar al perdón y puede servir para producir la sensación de dominio y de mayor
autoestima durante su recuperación. Aunque usted no pueda deshacer el dolor y lo
malo producido por la crisis, puede canalizar algo de su energía en la acción
constructiva para que otros no sufran de la misma manera que lo hizo usted. Esto
podría estar relacionado con trabajar con una causa relacionada con su crisis, corregir un
mal o de alguna manera comprometerse para ayudar a alguien.
No es raro entre los que han resuelto sus crisis encontrar lo siguiente: víctimas de
violación que más tarde sirvieron como consejeros en clínicas para tratar la crisis
producida por la violación, o padres de niños con leucemia que trabajan en
organizaciones de ayuda a otras familias similarmente afectadas. Candy Lighter, por
ejemplo, fundó "Madres contra los conductores ebrios" después que su hijito resultó
muerto en un choque en el que n ebrio conducía un camión. Lois Gibbs se convirtió en
líder de las protestas expresadas por el Love Canal después que sus propios hijos
enfermaron debido a los residuos químicos enterrados en el vecindario.
Si bien estas actividades se relacionan en forma más directa con los cambios de conducta
que trataremos en la próxima sección, la decisión de transformar el dolor en actividad que
pueda ayudar a otros que pasan por situaciones críticas similares puede ser un "abridor
de puertas" en el dominio mental de la crisis. Esta clase de compromiso suele ser el
primer paso en el traslado al futuro de una manera constructiva.
14. PRACTIQUE SOLILOQUIOS POSITIVOS
Una de las herramientas más poderosas que la psicoterapia utiliza es el soliloquio
positivo: sustituir los pensamientos negativos por pensamientos constructivos a lo
largo del día. El soliloquio no es más que el conjunto de declaraciones que usted se dice
a sí mismo; es el diálogo interno que sostiene con usted todo el tiempo. Durante una
crisis, cuando la vida se ve mal, es probable que el soliloquio refleje todos los
pensamientos y todos los sentimientos negativos.
Pero los terapeutas han aprendido que una forma muy buena de modificar los
sentimientos negativos y la conducta destructiva es cambiar los pensamientos que
están detrás de ellos. Lo que usted piensa sobre algo afecta en forma directa su manera
de actuar y de sentir.
Al sustituir los pensamientos e imágenes negativos por positivos y repetirlos ante una
mismo con regularidad, se comienza a pensar y a actuar de una manera más constructiva
y saludable.
El soliloquio positivo comienza con una frase o declaración que indica su resolución de
superar la crisis. Podría provenir esa frase de alguna buena experiencia con alguno de los
"abridores de puertas" presentados antes. Quizá al conversar con un amigo o al investigar
su propia alma haya surgido la creencia de que "sobreviviré" o "Dios me cuida, me
ayudará a salir de esto", o "soy una persona inteligente: puedo aprender a adaptarme", o
"soy una persona inteligente": puedo aprender a adaptarme", o algún otro punto de vista
positivo. Cuando encuentre una frase o una declaración que ofrece esperanza, hágase el
propósito de practicarla repitiéndola con regularidad durante el día.
La práctica es importante porque se requiere la repetición para contrarrestar los
pensamientos negativos y para introducir las alternativas positivas en la vida mental
diaria. Algunas personas pasan el día evaluando su desempeño en forma crítica y
diciéndose: "¡Hice una estupidez! ¡Nunca haré nada bien!". Superar las tendencias
negativas requiere práctica: la misma clase de práctica que se necesita para desarrollar
cualquier habilidad, desde tocar el piano hasta jugar al golf. Practicando el soliloquio
positivo, poco a poco usted aprende a pensar en forma positiva.
Los consejeros han descubierto que las personas que sufren angustias muy intensas
cuando se enfrentan con nuevas situaciones sociales, a menudo se hacen daño
repitiendo una y otra vez declaraciones negativas del tipo de: "Sé que pasaré papelones"
o "Sé que voy a avergonzarme, lo sé". El soliloquio negativo va convirtiéndose en una
profecía, confirma los peores temores del individuo.
Un ardid importante para comenzar el soliloquio positivo es, cuando uno se advierte
repitiendo algo negativo, decirse de inmediato: "¡Basta de eso!" y luego recordar algo
positivo referente a la situación o repetir una frase o una declaración positiva que ayude a
elaborar una atmósfera que contenga esperanzas.
El soliloquio positivo resulta especialmente útil cuando se siente la tentación de
empezar a autocompadecerse o lamentarse por la mala suerte. En momentos como
ésos, cuando es muy difícil el pensamiento positivo, póngase a hacer la lista de las
declaraciones que son ciertas y que ofrecen esperanzas y tenga esa lista a mano durante
todo el día.
Piense en frases que levanten la autoestima, tales como: "Estoy aprendiendo a cuidarme
mejor". O "He pasado por algo tremendo pero cada día aprenso a encarar mejor el
asunto". O frases que movilicen las fuerzas como: "Me han despedido, pero yo sé que
tengo capacidad y voy a seguir intentándolo", o "Ya pasó lo peor; sé que voy a salir de
esto".
Si usted ha salido de la crisis decidido a enfrentar el futuro, pero se encuentra bloqueado,
observe qué es lo que está diciéndose. Es posible que haya vuelto a la costumbre del
soliloquio negativo sin darse cuenta. Decídase a hacer el esfuerzo de pensar en forma
más esperanzada - repitiendo literalmente declaraciones positivas a lo largo del día- ; eso
puede cambiar la situación enormemente.
USE IMÁGENES POSITIVAS
Use imágenes positivas
Para aumentar la posibilidad de seguir adelante con su nueva manera de verse a usted
mismo y al mundo, utilice las fuerzas de los dos hemisferios cerebrales, El soliloquio
positivo utiliza el lado izquierdo del cerebro (el centro del lenguaje), las imágenes
mentales positivas utilizan el derecho (el centro de la imagen).
El valor de las imágenes positivas es muy conocido en los deportes. Muchos
entrenadores preparan a los atletas para que imaginen el perfecto golpe en el golf o en el
tenis o la atajada perfecta en el béisbol.
Un jugador de tenis, por ejemplo, se imagina en la cancha, sintiéndose saludable,
preparado, lleno de energía, esperando la pelota, haciendo los movimientos correctos
para ponerse en la posición desde la cual podrá devolverla, y llevando la raqueta hacia
atrás con el tiempo suficiente como para dar un buen golpe, pegándole a la pelota y
enviándola en la dirección adecuada.
Esas imágenes positivas muestran al jugador de tenis triunfando en lo que se ha
propuesto.
Esto no sólo funciona para los atletas sino para todo el mundo. La idea es la de
imaginarse uno mismo triunfando con las nuevas creencias, haciendo nuevos planes y
haciendo bien las cosas que se presentan en la vida.
No estamos hablando de cuentos de hadas, de fantasías; no tratamos de venderle
ese tipo de cosas. Más bien la idea es que usted elabore un nuevo sentido que dé
significado a los que puede obtener a partir de una crisis si resuelve volver a tomar el
control de su vida, y para eso conviene centrarse en los pasos que ya se han dado para la
reelaboración de la autoestima.
Imagínese sobreviviendo, luchando, viviendo en el futuro en la forma en que le
gustaría. Permítase una fantasía o imagen de lo que le gustaría tener en la vida en el
futuro. Imagínese viviendo en la nueva situación, quizá viviendo en una ciudad diferente o
en una casa, teniendo un nuevo trabajo, haciendo nuevas amistades. Puede incluir en su
cuadro mental todo aquello que necesite para construir su nuevo mundo.
Puede ayudarle pensar en un amigo a quien admira o en alguien que ha sobrevivido
después de haber pasado lo mismo que usted. ¿Qué es lo que está haciendo esa
persona que a usted le agrade? ¿Qué características de su vida le sirven? ¿Qué convierte
a esa persona en un buen modelo para usted?
Descubra lo que esa persona está haciendo, las características de su vida que le atraen y
sume esos atributos positivos a su imagen mental del futuro. Usted no está tratando de
"ser" esa otra persona sino que se siente libre de adoptar las características que necesita
para hacer posible el triunfo.
Si no puede imaginar las posibilidad de sobrevivir, ¿Cómo espera lograrlo? Si tiene
dificultades para verse en una idea mejor, con sentido, será mucho más difícil
lograrla. Debe ser capaz de imaginar un futuro lleno de esperanzas, Imaginarse usted
mismo triunfando en lo que se ha propuesto puede llegar a ser más de la mitad de la
batalla. Use los "abridores de puertas" para comenzar a formar una imagen mental de lo
que podrá llegar a ser su vida en el futuro.
Todo lo expresado comprende los aspectos mentales o cognitivos del crecimiento. Hemos
demostrado cómo el haber vivido una crisis resulta, en muchos aspectos, un fenómeno
mental, y por consiguiente salir de la crisis es también un proceso mental.
Los sobrevivientes descubren que dominar la crisis mentalmente es un paso
necesario para el crecimiento. El dominio mental que hemos descrito es lo que hace
que funcione el manejo de los sentimientos, el cuidado del cuerpo y los ajustes de
conducta.
El dominio cognitivo de la crisis significa comprender qué ocurrió y entender cómo
el acontecimiento crítico estuvo en conflicto con sus expectativas de la vida:
significa desarrollar una visión de la vida que le permita pensar en usted viviendo en el
futuro de una manera satisfactoria y productiva.
El dominio mental total de una crisis no ocurre de la noche a la mañana; lleva cierto
tiempo.
Una idea nueva que ayuda a la comprensión de lo que ocurrió puede aparecer después
de varios meses o hasta años de haberse producido la crisis: un párrafo de un libro, un
sermón, un filme o una conversación con un amigo pueden iluminar alguna parte oscura,
la percepción interior de la naturaleza de la crisis. El dominio cognitivo se va logrando
poco a poco, al ir afinándose la comprensión.
LA ADAPTACIÓN DE LA CONDUCTA
La adaptación de la conducta
La total desorganización que trae aparejada la crisis hace imposible comportarse "como
siempre" en muchos sino en todos los aspectos. Y si bien puede que usted haya tomado
precauciones para sobrevivir físicamente a la crisis y haya encontrado formas de manejar
sus sentimientos y haya llegado a la comprensión de lo que ocurrió y de cómo eso afecta
a su futuro, el proceso sólo estará completo cuando usted haya adaptado su
conducta a las nuevas circunstancias.
Por ejemplo, la mujer que acaba de perder al marido puede descubrir que para sobrevivir
se necesita un arsenal de nuevas modalidades de conducta: debe aprender a manejarse
sola, a aprender la parte financiera, a asistir sola a los lugares adonde antes iban juntos,
hasta quizá arreglar desperfectos e la casa y a mantener el automóvil en buenas
condiciones.
En una crisis resultan afectados los campos fundamentales de la actividad humana:
el trabajo, la diversión, la familia, la vida social y la amistad. Usted queda con la sensación
de que "nada volverá a ser igual", lo que significa que debe adaptarse en el trabajo, en la
forma en que pasa su tiempo libre, en que se relaciona con la familia, etc.
Esos cambios de conducta - aprender cosas nuevas o practicar otras formas de
relacionarse con los demás - puede llevar más allá de la supervivencia, a un
crecimiento sorprendente en nuevas facetas de la vida.
Ese reequipamiento para el trabajo de vivir puede presentar oportunidades asombrosas. Y
ahí, más que en cualquier otro aspecto, es donde reside la máxima capacidad de
crecimiento.
ADAPTANDO LA CONDUCTA
daptando la conducta
Los nadadores que se sumergen en el mar a menudo descienden a profundidades en
donde la presión atmosférica es muchas veces mayor que la que se experimenta en tierra
firme. Cuando mayor es la profundidad a la que se sumergen, mayor es la presión. Sus
organismos se adaptan a la presión que va aumentando a medida que van
descendiendo en las profundidades.
Cuando llega el momento de volver a la superficie, el nadador debe tener mucho cuidado:
el ascenso a la superficie debe realizarse lentamente. Si sube demasiado rápidamente
sentirá un dolor terrible, y eso es potencialmente fatal y está causado por una
descompresión demasiado rápida. Por consiguiente debe ir subiendo lentamente,
deteniéndose en el camino para permitir que su cuerpo vaya adaptándose a una
presión menor.
Esta analogía es especialmente útil para la persona que va elaborando una crisis. Como
un nadador, ha dejado el medio ambiente normal; debido a la crisis está viviendo
ahora en un mundo que ha cambiado muchísimo.
La vida no volverá a ser exactamente la misma para usted ahora que usted ha perdido un
trabajo, un ser querido, pasado por una operación, soportado la tensión de la mudanza a
otra ciudad o lo que sea en ciertos aspectos materiales: nuevo ambiente, la ausencia de
un compañero, una disminución de las capacidades, un cambio en la rutina diaria- , desde
ahora su vida va ser diferente en el sentido psicológico.
Usted es otra persona después de haber experimentado sentimientos poderosos,
después de haber sido aterrorizado por los pensamientos e imágenes que lo han
acompañado en las semanas y meses pasados, después de haber soportado las
pesadillas. Usted guarda el recuerdo de todo lo que le ha ocurrido y ya la vida no puede
ser exactamente la misma.
Esto no es ni bueno ni malo. Simplemente, es así. Como el que se zambulle, usted está
viviendo en una atmósfera diferente de la que existía antes de la crisis; para resurgir
de la intranquilidad y el caos deberá adaptarse a un nuevo ambiente, a un mundo que los
acontecimientos críticos han cambiado en forma radical.
Y como para el nadador que se ha zambullido a gran profundidad, la adaptación
comprende detenerse a lo largo del camino para ir acostumbrándose al nuevo ambiente.
Por ejemplo, después de la muerte de un cónyuge no se puede desarrollar una nueva
vida social de un día a otro, así como no se puede aprender en un instante a usar un
miembro artificial.
Conviene comenzar con unos pocos cambios de conducta - quizás con aquellos que
la crisis le obligó a hacer - y vivir con esos cambios durante un tiempo hasta que se
acostumbre a ellos. Luego pueden intentarse unos pocos cambios más. Y eventualmente
usted llegará a encontrarse viviendo en un mundo totalmente diferente.
Queremos que esto le sirva como guía para cambiar la conducta después de una crisis,
pero no trate de cambiar todo al mismo tiempo. El cambio lleva tiempo. Puede ser que la
información que encuentre le parezca que lo ayuda poco. "¿Cómo podré hacer esto
alguna vez?", es la pregunta que sin duda se hará. La respuesta es: dando n paso por vez
y descansando mucho en el camino.
Piense en cambios en la manera de actuar o comportarse - en el trabajo, con la familia
y los amigos, en el día que usted está viviendo - como la línea de partida para empezar
a crecer después de la crisis.
Cómo adapte sus acciones - trabajo, entretenimiento, relaciones, rutina diaria y cuidado
del organismo - e respuesta al trauma es el aspecto más importante del crecimiento a
través de la crisis. EL cambio de conducta es la medida real del éxito en la resolución de
la crisis. Eventualmente llegará a preguntarse: "¿Puedo volver al oficio de vivir? ¿Estoy
preparado para enfrentar el futuro?"
La gente se siente amenazada cuando uno habla de cambiar la conducta. Detestamos
renunciar a nuestros malos hábitos favoritos. Nos deprimimos sino podemos seguir
adelante solamente con buenas intenciones. El cambio es duro y asusta.
Pero debe tener presente el aspecto e la nube oscura: cuando todo ha cambiado y se ha
reordenado después de la crisis, es más fácil hacer cambios duraderos que cuando la
vida es estable y sigue pautas fijas.
PRIMERO LO MÁS IMPORTANTE
rimero lo más importante
Para cualquiera que haya experimentado un acontecimiento crítico, el primer paso en la
adaptación de la conducta es ATENDER PRIMERO LAS COSAS IMPORTANTES. Hacer
aquellas cosas que requieren que se hagan de inmediato para "cubrir las bases" y dejar el
resto para después.
Pero a medida que pasa el tiempo y que el acontecimiento crítico queda a tras, ponerse
solamente a hacer lo que hay que hacer no resulta satisfactorio para vivir.
Debemos empezar a observar bien de cerca qué es lo que pasó y qué clase de cambios
podemos hacer para vivir en ese nuevo mundo creado por la crisis. Para esto puede
ayudarlo hacer una lista.
HAGA EL INVENTARIO
Un inventario es simplemente una lista de las cosas que están a mano. En toas las
especialidades se usan inventarios. El inventario que usa un almacenero le informa cuáles
son las cosas que debe reponer.
Los constructores hacen inventarios antes de comenzar la construcción; necesitan saber
qué materiales son os que van a usar en el trabajo.
Al comenzar a dar los primeros pasos hacia el crecimiento, empiece por buscar qué es
lo que usted necesita- en particular, cuáles son sus fuerzas y debilidades para
comenzar a edificar la nueva vida.
El inventario personal comienza con el reconocimiento de todos los campos de la vida que
han sido afectados por la crisis. De una manera o de otra la crisis ha tocado todos los
campos de su vida.
Si observa cada campo de cerca - trabajo, relaciones, salud, diversión- y toma nota de
cómo funciona usted en cada uno de ellos, verá que hay campos en los que es fuerte y
campos e los que muestra debilidad.
SEA ASTUTO PARA DECIDIR
CUÁNDO COMENZAR
ea astuto para decidir cuándo comenzar
Trate de solucionar dos cosas a la vez. Usted puede mantener la motivación en alto
nivel realizando alguna actividad que resuelva dos o más problemas al mismo tiempo.
Muchas veces los cambios de la vida pueden quedar en un cuello de botella porque no se
ha cumplido una tarea más importante. Una vez que usted ha realizado esa tarea, otras
actividades de menor importancia quedan resueltas.
Podría tratarse del nuevo trabajo (una de las mayores preocupaciones) sino que le
proporcionará también contactos sociales, empezará a conocer gente nueva y por
consiguiente, a mejorar el campo de las relaciones sociales.
USE UNA IMAGEN POSITIVA COMO GUÍA DIARIA
1. Busque un lugar tranquilo donde no lo interrumpan. Acomódese en un
sillón, o cama.
2. Relaje la mente y el cuerpo tanto como pueda (use los ejercicios de
relajación que ya vinos si le son útiles).
3. Con los ojos cerrados aspire profundamente y deje salir el aire con lentitud.
Diga y repita la palabra "relájate" parea instar al logro del estado de
relajamiento.
4. Imagínese en su situación actual, incluyendo los acontecimientos ocurridos
en el día. Piense en los problemas que tiene y note las reacciones físicas que
se van produciendo a medida que usted piensa en ellos.
5. Repase las cosas que están yendo bien - cualquier cosa que pueda merecer
un "+" : el amor de sus hijos, un elogio en el trabajo, la palabra amable de un
amigo, etc.
6. Ahora imagine su vida después de haber hecho los cambios que figuran en
su inventario personal. Imagínese cómo usted desearía estar: empleado, o
gozando de nuevas amistades o pasándola bien con sus hijos, o viviendo en
un nuevo lugar. Véase cumpliendo la rutina diaria en forma cómoda y fácil,
viviendo en su nuevo mundo. Incluya tantos aspectos positivos de la vida
como pueda encontrar. No trate de bloquear los hechos de la crisis reciente.
Permita que esos hechos estén ahí, pero que permanezcan en el fondo.
7. Dése una palmada en la espalda mental por estar trabajando por el logro de
sus objetivos y por superar los obstáculos.
8. En forma gradual sea consciente de su cuerpo y de las sensaciones que
experimenta en ese momento cuando usted se prepara para abrir los ojos
una vez más. Preste atención a cómo se siente su cuerpo.
9. Abra los ojos, refrescado y listo para seguir con las actividades del día.
10. Repita el ejercicio periódicamente: una vez por día, día por medio, una vez
por semana, con la frecuencia que usted desee.
Lo principal es reforzar las imágenes mentales positivas, hacer que formen parte del
programa de crecimiento a través de la crisis.
UN NIÑO EN CRISIS:
CÓMO PUEDEN AYUDARLO LOS ADULTOS
UN NIÑO EN CRISIS:Cómo pueden ayudarlo los adultos
Los niños experimentan la crisis en forma muy parecida a los adultos; ven cómo sus vidas
se transforman totalmente, tienen emociones poderosas y penosas y experimentan un
torbellino avasallador y gran confusión cuando su mundo se derrumba.
Los chicos necesitan la ayuda de un padre o de otro adulto para comprender el
significado de los acontecimientos, o para elaborar los sentimientos y
pensamientos y para dar los pasos que los lleven adelante en el camino del
crecimiento.
En realidad, los chicos observan a los adultos durante la crisis para imitar su forma de
actuar, pensar y sentir.
El mensaje de esto es esperanzado: usted puede ayudar a sus hijos durante una crisis
intensa guiándolos a través de su propia versión de los principios que sirven para resolver
crisis que hemos descrito.
Y aunque en una crisis el peligro para los niños es que se pierdan en las vueltas del
camino, la experiencia temprana a veces los hace dar saltos, los hace madurar y
comprenderse mejor a ellos mismos y al mundo que los rodea.
¿CÓMO PUEDO SABER
SI HE TERMINADO EL PROCESO?
¿Cómo puedo saber si he terminado el proceso?
Usted habrá resuelto la crisis de manera satisfactoria cuando hay logrado introducir el
acontecimiento desencadenante en la trama normal de la vida y entonces está dispuesto
a enfrentar el futuro y el oficio de vivir.
De la misma manera, usted sabe que aún no ha terminado si está bloqueado el
acontecimiento crítico y sus consecuencias fingiendo que no ha ocurrido nada.
Mientras lo bloquee o lo niegue, actitudes normales cuando se desencadena la crisis, no
podrá progresar en el camino del crecimiento. Debe llegar a tomar conciencia del
acontecimiento desencadenante de la crisis, de sus consecuencias inmediatas y
mediatas, y de lo que todo esto significa para usted.
También sabrá que el proceso de resolución no ha terminado si usted ha cerrado las
puertas a uno o más campos de la vida: si ha abandonado alguna relación valiosa,
si no es capaz de trabajar, si le resulta muy difícil encontrar algún goce en la vida, si
experimenta algún síntoma grave en su comportamiento (como no salir porque
teme que le ocurra algo malo) o sigue teniendo problemas de salud que aparecieron
junto con la crisis (mal dormir, dificultades sexuales, jaquecas o úlceras).
El crecimiento comienza cuando el acontecimiento crítico se ubica en la trama de la vida,
junto con otros sucesos.
Antes comparamos la vida con un inmenso tapiz cuyos diseños representaban las cosas
buenas y las malas que han sucedido. A veces una mala experiencia es lo único que se
ve en el tapiz, pero cuando haya pasado esa etapa, podrá verla como una zona más. No
es ya la idea que lo obsesiona; ya no está siempre presente en la mente. Y hasta puede
parecer una zona muy pequeña. Puede señalarla y recordar, pero su presencia no arruina
todo el tapiz; es sólo una parte del diseño total.
Hay una gran diferencia entre las personas que han integrado el acontecimiento crítico a
sus vidas y las que no lo han hecho. Las primeras miran hacia delante; las segundas
viven en el pasado.
Para responder a la pregunta: "¿Cómo sé cuando he terminado el proceso?" hágase
las preguntas que siguen:
"¿Estoy preparado para enfrentar el futuro?"
"¿Puedo trabajar, divertirme, enamorarme, tener relaciones significativas y cuidarme
físicamente?"
Si la respuesta es sí, se ha resuelto la crisis en forma saludable. Ha progresado. Lo que
es más: usted ha crecido durante el proceso.
¿QUÉ PASA SI NO PUEDO
ENFRENTAR EL FUTURO?
¿Qué pasa si no puedo enfrentar el futuro?
Si después de varios meses se encuentra cerrado al futuro, temiendo el amanecer de
un nuevo día e incapaz de funcionar normalmente en el trabajo, en la diversión ni en
las relaciones personales y no se cuida en la forma adecuada, debe revaluar la
situación.
Para decirlo simplemente, usted no está donde debería, así que necesita
averiguar si tocó todas las bases al elaborar la crisis. Puede comenzar
formulándose estas preguntas:
• "¿He hecho lo necesario para cuidar mi organismo? ¿Estoy haciendo
ejercicio, buscando las maneras de relajarme, alimentándome bien?"
• "¿Son los sentimientos que no he expresado los que me bloquean el
camino al futuro? ¿Sigo sintiendo ira, amargura, rencor, culpa o alguna
otra emoción negativa?"
• "¿Sé lo que la crisis significa para mí? ¿Se interpone en el camino la
falta de información o de percepción? ¿Conozco todos los hechos?
¿Aún tengo preguntas sin contestar? ¿Entiendo la influencia de a crisis
sobre mis grandes creencias? ¿Estoy equilibrado mentalmente para
enfrentar el futuro? ¿Puedo por lo menos imaginar una vida satisfactoria
en el futuro?"
• "¿He hecho cambios concretos en mi comportamiento que me
permitan vivir en mi nuevo mundo? ¿Me he adaptado a las nuevas
modalidades de trabajo, de pasar el tiempo libre, de establecer
relaciones cariñosas y atender mi organismo? ¿Estoy creando un estilo
de vida más satisfactorio para mí?"
Si al repasar esas preguntas encuentra una o más áreas en las que tiene que
trabajar más, controle una de las tareas y piense en lo que debe hacer. Luego
haga el esfuerzo necesario y haga lo que debe hacer o encuentre a alguien que lo
ayude a cumplir las tareas que le quedan por realizar.
¿CUÁNTO TIEMPO LLEVA SALIR
DE UNA CRISIS?
¿Tendré recaídas?
Casi todas las crisis produce una cantidad de acontecimientos señaladores (fechas,
recuerdos, cualquier cosa que le recuerde el trauma sufrido). Esos señaladores tienen el
poder de producir depresiones profundas, casi como si fueran minicrisis. Por
ejemplo, algunos se sienten deprimidos cuando se cumple un aniversario de su divorcio y
ése es un momento especial de vulnerabilidad en que sienten el deseo especial de volver
a casarse.
En el primer año después del acontecimiento crítico, casa cosa que usted haga la
realizará por "primera vez" en el nuevo mundo postcrítico. Por ejemplo, será la primera
vez que pasará la Navidad sin un ser querido, la primera vez que hará la fiesta de
cumpleaños de su hijito sin que papá esté presente, la primera vez que tendrá una cita
como persona adulta divorciada.
Cada una de las "primeras veces" podrán recordarle la crisis, Quizá más que eso;
todo volverá a pasar por su mente y su corazón y de nuevo sentirá el dolor. Eso
puede pasarle durante años, según la intensidad de la crisis que vivió.
A medida que pasa el tiempo, la intensidad disminuye y los sentimientos se suavizan,
sobre todo si ha progresado en los cuatro campos que hemos tratado. Durante el primer
año habrá momentos en que todo parecerá derrumbarse, y creerá que no ha progresado
nada. Habrá veces en que llorará o de pondrá furioso, nervioso o tendrá miedo. Si tiene
grandes expectativas, puede criticarse demasiado y dudar de sus adelantos. Pero trátese
bien; sea amable con usted mismo, ahorre las críticas y dedíquese a progresar mediante
el trabajo en cada uno de los campos.
Recuerde que estar conectado con el pasado es una expresión de integridad. No es
malo pensar en los aspectos positivos y negativos de su vida. Suele ser muestra de
cariño y respeto recordar, con risas o lágrimas, a personas y sucesos.
Hasta aquellos acontecimientos que no pueden recordarse sin sentir la mordedura del
dolor y que parecen totalmente negativos, simplemente reflejan el hecho de que el suceso
está guardado ahí, que usted no lo niega ni lo bloquea.
Con harta frecuencia la gente intenta sepultar las experiencias malas y dolorosas. No se
las recuerda ni se habla de ellas por miedo a revivir cosas traumáticas y muy penosas.
Pero la gente usa mucha energía para controlar los pensamientos y sentimientos no
deseados. Y es como tratar de sostener globos inflados bajo el agua. Se puede, por un
tiempo. Pero llega un momento en que se está realizando un esfuerzo demasiado grande
para eso, Casi no quedan fuerzas para otras cosas.
Vivir en el presente y en el futuro después de una crisis no significa que usted bajó el
telón sobre lo que pasó. Significa que el hecho pasó a formar parte de su historial
personal. Tomó su lugar junto a otras experiencias de la vida y cada vez exige menos
atención y consume menos energía.
PALABRAS FINALES
No debe limitarse a pasar la crisis. Puede CRECER en su transcurso. Miles de personas
lo han hecho. Usted también puede lograrlo.