¿Cómo Es Posible El Orden Social

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  • NIKLAS LUHMANN

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    coMo ES POSTBLEEL ORDEN SOCIAL?

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    &.UNI!TRSIDAD

    IBEROAII,fiRIcANAHerder

  • Cmo es posibe el orden social?Niklas Luhmann

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    Luhmann, Niklas, I 927- I 998Cmo es posible el orden social? / Niklas Luhmann.

    l. Conocimiento, Sociologa del. 2. Sociologa -

    Filosofa.3. Sistemas sociales. 4. Estructura social. L Morand Court,Pedro. II. Universidad Iberoamericana Ciudad de Mxico. III. T.

    HM 65 I L8418 2009

    Ttulo original: Wie ist sozale Ordnung mglich? deGese llschajls struktur und S emantik

    Diseo de cubierta: Amando HalzacorsimTraduccin: Pedro Morand CourtConeccin de estilo: Areli Montes

    @ 1980 Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main

    @ 2009, Editorial Herder, S. de R.L. de C.YAugusto Rodin 52 Planta bajaCol. Npoles AmpliacinC.P. 03810 Mxico, D.F.

    Fomacin electrnica:Quinta del Agua Ediciones S.A. de [email protected]

    Esta obra se temin de imprimir y encuademar en 2010en Acabados de Impresin y EncuademacinFusin, S.A. de C.V.

    ISBN- 1 3 : 97 8 -607 -7 7 27 -05 -7

    Este libro fue publicado en colaboracin con laUniversidad lberomericma, A.C.wwwuia.mx

    La reproduccin total o ptrcial de esta obra sinel consentimiento expreso de los tulaes delCopyright esf prohibida al mpro de la legis-lacin vigente.

    Impreso en Mxico I Printed in Mexico

    Herderwww.herder.com.mx

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    tAclo{rAtOE nsiico g

  • RECONOCIMIENTO

    La culminacin en forma de libro de este estudio -enmarcado en elproyecto del Dr. Javier Torres Nafarrate: Complejidad y sistemassociales. Consideraciones sobre la teora de la diferenciacin deNiklas Luhmann- se debe al apoyo del consejo Nacional de cienciay Tecnologa (Conacyt).

    JAVIER TORRES NAFARRATE

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  • PRESENTACION

    El texto que se ofrece a continuacin es una verdadera joya de lateora sociolgica. Lo traduje con fines docentes, puesto que consi-dero que no debera faltar en ningn programa de enseanza de lateoa sociolgica,especialmente, a nivel de posgrado. se trata cier-tamente de un texto complejo, puesto que supone en el lector ungran conocimiento de diversos autores que han elaborado teoasaceca de la sociedad, desde Aristteles hasta nuestros das. Peroofrece la inmejorable oportunidad de comprender cmo el propioNiklas Luhmann sita su contribucin alateotia sociolgica en con-tinuidad y renovacin de una larga historia de observacin y elabo-racin conceptual del fenmeno social.

    Hasta Kant, sostiene Luhmann que la teora sociolgica se lo-gr fundamentar slo en relacin a su plausibilidad, es decir, al gra-

    do de correspondencia e isomorfismo que una mayora poda obser-

    var y acreditar entre la forma de la organizacin de la sociedad y laforma de organizacin de la teora. Ello habra sucedido utilizandola teoa, alternativamente, tres recursos bsicos de carcter axiom-tico que, como tales, no requeran fundamentacin: una petitio prin-cipii, como por ejemplo, la afirmacin 'oexiste la comunidad"; unametfora, como por ejemplo, la fusin de conciencias o de inter-subjetividades como Se encuentfa en el concepto de "conciencia co-lectiva" de Durkheim y, finalmente, el uso de un modelo socialconocido, como por ejemplo, el contrato, para aplicarlo a la socie-dad en su conjunto, hablando de ella como el resultado de un contra-to social. Pero desde Kant existe una nueva posibilidad de funda-mentacin determinada por su famosa pregunta "cmo es posible

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  • conocer?", que indaga acercade las condiciones de posibilidad tantodel conocimiento puro, referido a la filosofa y las ciencias, como delconocimiento prctico, referido a la moral y las costumbres, comodel juicio. Esta nueva forma del preguntar, que tanto influy en lafilosofa postkantiana, no tuvo, sin embargo, el mismo impacto enlas ciencias sociales que, en general, continu la usanza de la cons-truccin axiomtica ya mencionada, con la sola excepcin de GeorgSimmel, quien fue el nico que elabor un excurso con er ttulo"cmo es posible la sociedad?" en el cual, al modo kantiano, inten-ta definir cules son los a priori que deben suponerse para que exis-ta la sociabilidad y que, en tal condicin, deberan ser asumidos porlateora sociolgica como su fundamento, es decir, como una suertede a prioris sociolgicos. Se sabe que Simmel no tuvo, sin embargo,a este respecto, continuadores.

    Habaque esperar una inteligencia, como la de Luhmann, acos-tumbrada a pensar en las condiciones de posibilidad de los fenme-nos sociales, para que esta preciosa herencia terica pudiera reactua-lizarse. como haba indicado Simmel, la pregunta kantiana acecade las condiciones de posibilidad del conocimiento bien poda ex-tenderse, por parte de las ciencias empricas, a sus respectivos m_bitos fenomnicos. As, la pregunta cmo es posible el orden so-cial? debera poder mostrar tambin su fecundidad en el mbito dela fundamentacin de la teora sociolgica y esto es lo que demues-tra magistralmente el texto de Luhmann. Ella permite delimitar unmbito de problematizacin genuinamente sociolgico con capaci-dad de identificar a la sociologa como ciencia autnoma. permitetambin, retrospectivamente, recuperar toda la refl exin sociolgicaque fue desarrollada en el curso de la historia del pensamiento occi-dental, aun cuando haya aparecido clasificada como firosofa social,filosofa poltica, tica o cualquier otra denominacin, y no se hayaplanteado la pregunta de cmo es posible el orden social de maneraexplcita.

    Abordado desde la ptica de la teora de sistemas, este modo deinterrogacin permite un aporte muy original, consistente en clari-ficar la relacin entre la teora sociolgica y la epistemologa. En

    efecto, usualmente se considera que todas las teoras cientficas sondependientes de sus respectivos supuestos epistemolgicos y, porello, que la cuestin del fundamento de cada disciplina trasciendelos lmites disciplinarios. Existen varios miles de pginas escritasaceca de la epistemologa de las ciencias sociales y de la sociolo-ga en particular. Pero este mismo argumento habra que extenderlohoy da, con iguales o mejores razones, hacia la biologa del conoci-miento, la psicologa cognitiva y hacia cualquiera otra disciplinacuya problematizacin afecte directa o indirectamente la produccindel conocimiento, con la dificultad adicional de jerarquizar poste-riormente estas distintas visiones en una sntesis coherente.' Una teora de la diferenciacin funcional de la sociedad en

    subsistemas especializados, en cambio, permite entender la forma-cin del subsistema de la ciencia no como un producto de la discu-sin epistemolgica de las diferentes ciencias empricas sino comoun logro de la organizacin de la sociedad misma. As, aunque lasociologa deba reconocer el papel rector que juega la epistemologaen la diferenciacin del cdigo cientfico que clasifica el conoci-miento como verdadero (empricamente verificado) o falso (empri-camente "falsado", para usar la expresin de Popper), ella misma,por su parte, como teora-del-sistema-en-el-sistema, permite situar laepistemologa en su mbito propio y obsewar tambin otros sistemasque no corresponden al mbito de la ciencia, cuya constitucin y ope-racin no guardan relacin alguna con la epistemologa. Con estaobservacin, la sociologa queda en situacin de explicar la episte-mologa desde su propia teora sociolgica, constatando la operacinde auto y heterorreferencia que afecta tanto a la epistemologa comoa la sociologa. En cierto sentido, toda la tradicin de la sociologadel conocimiento haba trabajado sobre esta posibilidad, pero nuncahaba logrado teorizarla como una observacin de segundo orden,permaneciendo ms bien como el punto ciego de su observacin.

    Como consecuencia, la sociologa no slo puede independizarsedel trascendentalismo de la formulacin kantiana, sino explicar, inclu-so, el recurso al trascedentalismo como una de tantas opciones contin-gentemente disponibles para la semintica de la autodescripcin de los

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  • sistemas sociales en un momento determinado de su proceso de di-ferenciacin. Puede tambin tomar distancia respecto a la plausibili-dad de sus teoras y al grado de aceptacin social que ellas logrenobtener en un determinado momento histrico, hacindolas ms de-pendientes de sus propios conceptos. Gana la sociologa, de estemodo, capacidad de abstraccin y de universalizacin, hacindosems independiente de las corrientes de opinin a la moda y ms ri-gurosa en la descripcin y explicacin de cmo opera la sociedad.

    Desde el punto de vista de la reconstruccin histrica de lateora, Luhmann afirma que Aristteles identific dos mbitos deproblematizacin de las relaciones sociales que han determinadotodo el desarrollo posterior de la teora sociolgica: el mbito de lainterrelacin e interpenetracin entre individuos, que l trat enla tica nicomaquea y el rmbito de la relacin entre cada individuoy la sociedad en su conjunto, que l trat en la Poltica. Aunque eltratamiento es coherente en ambos planos, debido especialmente alteleologismo caracterstico del pensamiento aristotlico, el filsofono logr unificar ambas dimensiones en una sola pregunta, debiendocontentarse con el recurso a la analoga de la vida lograda, sea en elmbito de la amistad interpersonal, sea en el mbito de la amistadcvica que, se supone, "debera" caracfeizar alapolis.

    Luhmann muestra, a travs del pensamiento de numerosos te-ricos posteriores, cmo la sociologa ha heredado esta doble for-mulacin aristotlica y no ha logrado hasta el presente encontrar launidad de la diferencia entre estos dos planos. O bien ha concentra-do su atencin en una sola de las dos dimensiones, olvidndose de laotra, o bien ha declarado a una de ellas como la dominante y a la otracomo subordinada, o bien, finalmente, ha reivindicado, como en elfamoso caso de Merton, las "teoas de alcance intermedio", apli-cando una u otra alternativa arbitrariamente, segn su conveniencia,y renunciando a la consideracin unitaria de la delimitacin delproblema sociolgico. Luhmann piensa, en cambio, que la reformu-lacin de la pregunta desde latcnicakantiana en trminos de cmoes posible el orden social? permite la consideracin unitaria de ladiferencia descubierta en el pensamiento aristotlico, a condicin,

    sin embargo, de que en un esquema como el ofrecido por la teoade sistemas, se supere el trascendentalismo resultante de la preten-sin terica de suponer que se tiene acceso a un punto de obser-vacin externo de la sociedad, desde el cual se ve el conjunto, y quese supere tambin esa pretensin analtica, derivada de la anterior,de entender la racionalidad de la realidad 'ocomo si" se tratase de unacombinacin de las variables arbitrariamente escogidas por quienformula la teora.

    Como se trata paradojalmente de una pregunta ya resuelta,puesto que el sentido de la pregunta supone que el orden social esposible (slo pregunta por el cmo) y, por otro lado, de una pregun-ta irresoluble, puesto que, expresado en el lenguaje de la teora desistemas, siempre habr en el entorno una complejidad ms alta quela que el sistema (en este caso la teora sociolgica) puede proce-sar, la funcin que cumple esta problematizacin es mantener el es-fuerzo terico siempre abierto a la descomposicin de esta preguntaen subpreguntas con referencias ms especficas que permitan laconstante renovacin de la teora, pero sin renunciar a la compren-sin de la unidad de estas diferencias y, con ello, a la unidad de lasociologa como disciplina cientfica.

    Pedro Morand CourtPontificia Universidad Catlica de Chile

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  • En el centro del inters terico del siguiente ensayo se encuentrauna delimitacin del problema, del que se ha dicho ha constituidoa la sociologa como disciplina cientfica. La delimitacin mismadel problema se ha desarrollado en un largo proceso de trabajo conteoras y, en esa medida, es un componente de ellas mismas, comocomprensin adecuada del conocimiento de la teora que presupo-ne la delimitacin del problema que le sirve de orientacin. Es eneste sentido que la sociologa es teora social, no porque el trmino est circunscrito en su contenido semntico y pueda seridentificado con mayor o menor resolucin, sino porque refiere b-sicamente sus asuntos al problema de la incierta posibilidad de lasocialidad. En esa medida, lo que est a disposicin de la discipli-na no es su ttulo ni el concepto ms general sobre su objeto, sinola delimitacin constitutiva de un problema que est referido a unhorizonte semntico de la mayor amplitud.l Sin que haya que hacerde esto un problema, el uso que se hizo de la palabra fueun uso coloquial y no un uso socialmente diferenciado. Recin lareferencia al problema es un indicador de que se le aplica de maneraespecializada en el contexto de una ciencia ya diferenciada.

    El recurso a la delimitacin del problema tiene consecuenciasmuy amplias, incluida la pregunta de si acaso puede ser admitido, en

    ' As tambin, para las ciencias de la educacin, Karl Salomo Zachari,ber die Erzehung des Menschengeschlechts durch den Staat,Leipzig 1802,p. 20 ss.; y parula sociologa, Samuel N. Eisenstadl M. Curelaru, The Form ofSociology: Paradigms and Crses, NewYork 1976, especialmente p. 55 ss.

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  • lo absoluto, desde un punto de vista cientfico-terico y con qu con-secuencias. Resulta conveniente, entonces, presentar al principio deesta investigacin algunas de esas consecuencias, ya que desde ellasse puede hacer visible toda la amplitud de la pregunta
  • Para una teora general del orden, como para la ciberntica y lasciencias de la naturaleza, esta problemtica se ha mostrado comoalgo relativamente marginal porque en ellas no se trata primaria-mente de objetos de conocimiento, sino tan slo de manera colateral.El posible conflicto con la epistemologa, que pudo haberse encen-dido con tan slo referirse al problema del conocimiento, pudo evi-tarse gracias a que nunca se le consider como problema de fondo.Para la sociologa se dio una situacin diversa, no tanto por cuestinde principios, sino ms bien por la extensin de sus efectos. La pre-gunta >, toca a la epistemologade modo ms inmediato y concreto que la problematizacintericageneral del orden, porque con la ayuda del anlisis sociolgico sepueden reformular los presupuestos bsicos de la epistemologa. yesto no slo es posible, sino que es una consecuencia inevitable delintento de esta ciencia de constituirse como unidad bajo la perspec-tiva con que delimita su problema. un ejemplo nos lo ofreci ya latesis de que la epistemologa sera, en tanto subsistema de un siste-ma, parte de su objeto, y que se declinara bajo el modelo general dela diferenciacin sistmica.

    A partir de este desarrollo se deben sacar las consecuencias:Es la epistemologa imposible como ciencia separada, y puedeexistir slo al interior de las disciplinas como un esfuerzo pararealizar el tipo de fundamentacin autorreferencial y, por ciertotambin, como intercambio de experiencias interdisciplinarias enrelacin con este problema especial? Dejarsin contestar esta pre-gunta, puesto que ms importante que fusilar al rey, es el proble_ma de si la estructura de reemplazo est lo suficientemente prepa-rada o, incluso, si puede llegar a prepararse. En la bsqueda de unestilo de fundamentacin autorreferencial y con la pregunta direc-triz no se trata de sustraerle ala sociologa el control epistemolgico o de contraponerla comouna suerte de a las ciencias de la naturaleza.Ms bien se trata, por el contrario, de poner ante la vista las posi-bilidades de fundamentar sociolgicamente a la epistemologa. yslo en un segundo plano se podra verificar si una epistemologa

    con estas caractersticas pudiera quedar subordinada a la sociolo-ga como ciencia.

    La estructura de un anlisis semejante la tomamos de la teoade la diferenciacin sistmica que obliga a distinguir entre distintossistemas de referencia. Con la delimitacin del problema ,la sociologa remite sin ms a los sistemassociales, por tanto tambin al sistema omnicomprensivo de la socie-dad. El sistema social llamado ciencia, dentro del cual opera la so-ciologa, sin que pierda su relevancia social global, es tan slo unsubsistema de la sociedad que opera bajo criterios funcionales espe-cficos. La epistemologa gobierna slo este subsistema. La sociolo-ga, sin embargo, enrazn del modo en que delimita su problema esreflexin cientflca del sistema global de la sociedad. Es teora-del-sistema-en-el-sistema de la sociedad. Por otro lado, es un subsiste-ma del sistema de la ciencia, pzra el cual la epistemologa asume lafuncin de la teora-del-sistema-en-el-sistema. Por tanto, si se quie-rerealizar la reflexin social, en cuanto cientfica, debe hacerse des-de la posicin de un subsistema, puesto que slo desde esta posi-cin se hace posible conservar simultneamente en la mirada elsistema global (al cual ambos pertenecen) y el subsistema, y conello, reflexionar tambin paralelamente en el aumento de sus pre-tensiones y en la intensificacin y especificacin de sus criterios,como consecuencia de la diferenciacin.3

    Quien considere la epistemologa de manera dogmtica podra,en seguida, hacer unjuicio rpido y duro.a Pero a lo nico que con-ducira es a prohibir o a descalificar cientficamente aproximacionestericas que obligan, desde el punto de vista de la lgica, a compren-der la investigacin misma como parte de su mbito de objetos. Con

    3 Parecidas estructuras, pero mis fuertemente esquemafizadas, que llevan acaractenzar alguno de los sub-subsistemas, se pueden descubrir en la teoa generaldel sisema de la accin de Talcott Parsons. Cfr. Niklas Luhmann, "Interpenetrationbei Parsons", kitschrft fiir Soziologie 7 (1918), pp. 299-302 (302)

    a Esta aplicacin de la teora de sistemas sobre s misma es, por lo menoscomo teoa poltica, un

  • ello se sacrificara toda la psicologa (para no nombrar slo a la so-ciologa y alalr',ortade sistemas), ya que no se puede discutir de queen toda investigacin hay envueltos procesos psquicos.5 Adems,sera difcil no reconocer por qu no podra ser de utilidad la posibi-lidad de desdogmatizar sociolgicamente la epistemol ogay compa-rarla con otras teoras del sistema-en-el-sistema.

    Desde este trasfondo histrico, que surge del mismo desarrolloreciente de la ciencia, parecerta sensato, en el caso del anlisis engeneral de la problemtica constitutiva de la disciplina y, particu-larmente, en el anlisis de la delimitacin del problem a , suspender por un momento el controlepistemolgico. Lo primero que habia que esclarecer con mximaimparcialidad es el te.'eno en donde se encuentran los problemas enrelacin con los cuales la regulacin epistemolgica podra even-tualmente intervenir para impedirlos o para desarrollarlos.

    5 Para prevenir una objecin: Es una pregunta muy diferente, si y cmo laepistemologa debe tratar esto, abstraerse de esto, intemrmpir autorreferencias,separar variables independientes y dependientes, etc. Esto puede ser necesariopara investigar, pero en los casos que tenemos a la vista es una limitacin su-plementaria, cuya plausibilidad debe ser probada en relacin con el enfoqueterico que tiene por base. As, por ejemplo, se enfrenta actualmente la psico-loga social ante la pregunta si acaso las diferencias de percepcin y de atribu-cin de actores y observadores que descubre en su mbito disciplinario,no valgan tambin para su misma prctica de investigacin, es decir, que noconduzcan a resultados transmisibles a los actores. cfr. wulf - uwe Meyer /Heinz

    - Dieter Schmalt, "Die Attributionstheorie" en: D. Frey (ed.), Kognive

    Theorien der sozialpsychologie,Bern 1978, pp. 9g-136 ( I 14 iss. ). La clase deprecauciones que habra que tomar, cu'ando es del caso, para asegurar la univer-salidad de la veracidad de los resultados cientficos, no se puede deducir de lateora cientfica, sino slo del anlisis del objeto y fundarse empricamente.

    Aun cuando se pudiera poner entre parntesis la pregunta acefcade la licitud epistemolgica, se deben distinguir todava dos nive-les del anlisis terico referido a la delimitacin de problemas. Poruna parte, la delimitacin de problemas tiene relacin con aquellasteoras cientficas que se proponen la resolucin de un problema yen cuyo procesamiento operacionalizan la manera de delimitarlo.Por otra, nuestras proposiciones se desenvuelven en el plano de unateora general acerca de la delimitacin de problemas. Ellas sirvenpara clarificar la funcin de la delimitacin de problemas en el con-texto de una epistemologa que, a su vez, se pueda fundamentar enla sociologa. Dicho con ms agudeza'. sin recurrir a la siempre yaresuelta solucin al problema del orden social no podra desarro-llarse, puesto que todo conocimiento relativo a la socialidad es unconocimiento ya ordenado.

    Un anlisis de la funcin de la delimitacin de problemas llevade vuelta hacia hiptesis terico-sistmicas y terico-evolutivas.Partimos del supuesto de que los sistemas complejos pueden des-arrollar y conservar un orden sistmico especfico, slo bajo la con-dicin de que su entorno sea de una complejidad ms elevada. Eneste sentido existe una especie de presin ecolgica de complejidad noslo como condicin del surgimiento, sino tambin del funcionamientode los sistemas complejos.6 Ambas condiciones, tomadas en conjunto,

    6 Ampliamente reconocido. Vase, por ejemplo, Donald T. Campbell,"Variation and Selective Retention in Socio-Cultural Evolution", en: HerbertR. Barringer/George I. Blanksten/ Raymond W. Mack (eds.), Socal Change

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  • constituyen la premisa de los anlisis torico-evolutivos que se ocupanno slo de la construccin, sino tambin de la conservacin y destruc-cin de sistemas inmersos en entomos que se transforman. consolidan-do la delimitacin del problema (y aqu se trata tan slo de eso), lasdisciplinas cientficas reaccionan ante esta condicin de la evolucin, demodo especial, al problema de la conservacin de la complejidad delentorno, necesaria para la autoconsewacin.

    Las disciplinas cientficas son subsistemas del sistema de laciencia, el que, a su vez, es un subsistema funcionalmente dife-renciado del sistema de la sociedad. El hecho de que estas discipli-nas puedan reducir complejidad del entorno mediante la forma enque delimitan su problema y que se protejan frente a otras manerasde procesar complejidad, es un hecho, por su parte, rico en presu-puestos. Recin se hace posible por una forma singular de diferen-ciacin social y, particularmente, por la diferenciacin del sistemasocial de la ciencia. La pertenencia de las disciprinas al subsistemade la ciencia est garantizada, por encima de todo, por el sentido dela , es decir, las disciplinas no pueden usar discre-cionalmente la operacin de la negacin, en el sentido de que todanegacin acerca de la solucin de un problema hace ms probableque se considere aceptable otra solucin. A esto es precisamente alo que se refiere la forma del concepto como tambin frente a los , y que esto cre la posibilidad de que se consolidara un tipode investigacin emprico social metodolgicamente controlado.TEn trminos sistmicos ms precisos, esto significa, en primer lu-gar, liberarse de la evidencia y de las atribuciones de plausibilidadsostenidas socialmente en su momento, codificadas, por ejemplo,en trminos de naturaleza o de moral; y significa, en segundo lu-gar, liberarse de la dependencia respecto a las definiciones del pro-blema provenientes de otros sectores de la sociedad, con 1o cual seposibilit una investigacin de los como alco-holismo, criminalidad juvenil, aumento de divorcios o discrimina-cin racial. Nosotros aadimos que una deli,nitacin disciplinaria-mente unitaria del problema acaba tambin distancindose de lasexigencias de la investigacin social emprica. Una vez aflojadoslos vnculos con las propuestas de sentido de la sociedad global, sepueden efectuar, al interior de la disciplina, tanto investigacionesaplicadas sobre problemas que el entorno quisiera tener resueltos,como tambin investigaciones con acento metodolgico que bus-can primariamente maximizar la funcin de verdad. Puede darsetambin una reflexin sobre la delimitacin de problemas que bus-que la unidad de la interrogacin con capacidad de generar teora.Estas distinciones permiten ser referidas a la distincin ms gene-ral de prestacin, funcin y reflexin siguiendo el criterio de lasreferencias sistmicas.8 En lo que sigue, no atenderemos a todoeste complejo, sino tan slo a la pregunta parcial de cmo fue po-sible que la sociologa, a travs de su diferenciacin y de su mane-jo terico, produjera una delimitacin del problema sociolgicoque permitiera la reflexin sobre s misma.

    i As en: "Some Problems Confronting Sociology as a Profession",American Sociological Review 24 ( 1959 ), pp.547- 559.

    8 Ms detalladamente para ello, Niklas Luhmann, "Theoretische undpraktische Probleme der anwendungsbezogenen Sozialwissenschaften", en:Wissenschaftszentrum Berlin (ed.), InteraktionvonWissenschaft und Politik:Theoretische und praktische Probleme anwendungsorienterter Sozialwis-senschaften, Frankfurt 1977, pp. 16-39.

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  • sobre la base de reflexiones fundadas en la teora de sistemasse pueden explorar ms de cerca las condiciones necesarias parauna delimitacin del problema sociolgico, constitutivamente pro-pio y universal, y de las razones que explican la forma de la pregun_ta >. Tanto el cuanto el
  • soluciones reales previamente encontradas, pero que llevan tambin,por otra, la impronta de lo irresoluble. As, podra tal vez decirse quela fsica actual sita su problema en la posibilidad de continuau, avoluntad, con el proceso de descomposicin de la materia, puesto quetodas las recombinaciones parecen depender del grado de su descom-posicin. Dado que esto ya se sabe, entonces se'construyen teorasque parten de estructuras y procesos emergentes en los cuales queda,por as decir, > el irresoluble problema fundamental.orientaciones bsicas muy parecidas se ofrecen en la sociologa.r. Enla medida en que esta versin de la delimitacin de problemas seexpresa en un orden de tipo emergente, la sociologa se encuentra enla necesidad de desarrollar criterios de decisin para acomodarse aeste nivel de emergencia, desarrollando as disciplinas.

    como quiera que esto sea, para las siguientes consideracionesinteresan ms bien los aspectos terico-evolutivos del proceso dediferenciacin de disciplinas a partir de la manera en que delimitanproblemas. La delimitacin de problemas tiene aqu, por una parte,la funcin de estimulacin y, por otra, de registro. Estimula a quiencree en el mejoramiento de la situacin de la teora en relacin consu problema y trabaja en ello. Deber hacerse dependiente de deter-minadas interpretaciones, que no podr continuar descomponiendoporque le parecen evidentes o plausibles e incuestionables. euienuse la delimitacin del problema slo en su funcin de registro ydocumentacin de su unidad y contexto, partirms bien de la irre-solubilidad del problema fundamental y podrreconocer la relacinque guardan diversas teoras con dicho problema. cmo se equili-bran estas dos perspectivas y en qu medida una o la otra determinela formulacin del problema fundamental, depender no en ltimainstancia de la situacin histrica de la disciplina y del grado de di-ferenciacin yaalcanzado o todava por alcanzar.

    Sospechamos, adems, que el trabajo dedicado a la innovacinde teoras disciplinarias universales se ha orientado ms hacia laaportacin de evidencias y cambios de plausibilidad de sus respecti-

    10 Cfr. Thlcott Parsons, The structure of sociar Action, New york 1937.

    vos entornos sociales, que a la pura tarea de ordenamiento, registro ydelimitacin. Si sta es una apreciacin cierta, se puede deducir deello que los cambios de plausibilidad, dependientes evolutivamentedel nivel sistmico alcanzado por la sociedad global, se expresarntambin en reformulaciones innovadoras en la delimitacin de pro-blemas de cada una de las disciplinas. Por el contrario, la funcin deconservar la delimitacin del problema tiene menos necesidad de di-chas plausibilidades y se puede deshacer de ellas poco a poco.

    Las delimitaciones de problemas constitutivas de una discipli-na estn orientadas adems, y ste es el segundo nivel de anlisis, acvocar e instruir en la construccin de la teora. Deben engarzar elnivel de abstraccin que garantiza la unidad y el contexto de unatlisciplina, y el trabajo con las teoras, es decir, con los programasde investigacin.

    Desde el punto de vista histrico, la delimitacin de problemassc desarrolla a travs del trabajo con las teoras, como lo mostraremoscon ms detalle. Este trabajo presupone una cierta diferenciacin -enla antigedad se deca 'musas'-, pero no exige an una relacin entre latlif'erenciacin del sistema de la ciencia y la diferenciacin interna(tliferenciacin de disciplinas) que se impone recin en el siglo xx.ttl,as divisiones y delimitaciones tenan ms bien funciones didcticas.Srilo bastante ms tarde se alcanzan problematizaciones consolidantestue permiten que aparezcan y que se discutan las preguntas relativas alr ilelimitaciny alos principios constitutivos de las disciplinas.

    La relacin entre la delimitacin del problema y la formacintlc teora exige una descomposicin o

  • indeterminacin y en la necesidad de complemento del ydel . Slo un esquema de descomposicin confiere a la de-limitacin de un problema un sentido til para la investigacin. Des-de el punto de vista epistemolgico, esta necesidad de reespecifica-cin resulta de la estructura autorreferencial y de la improductividadlgica del problema fundamental. Visto desde la teor de sistemas, lamisma necesidad surge de la relacin entre complejidad y tiempo.Ms precisamente, de la relacin enffe la complejidad del entorno yel tiempo de trabajo en el sistema. Las teoras deben ser producidasen fragmentos pra que puedan sobrevivir en el caso de un cambio delos enlaces tericos o de cambios en los contextos semnticos. De locontrario, cualquier cambio obligara a empezar todo de nuevo. Demodo correspondiente, deben fijarse las premisas y se deben aceptarvariables independientes. La teora es relativamente vlida en trmi-nos de sus propios fundamentos, pero esta relatividad es, al mismotiempo, un principio de relativa seguridad y estabilidad, lo que en elcontexto de la comunicacin puede oficiar como verdad.

    Con ello quedamos frente a la pregunta de cmo puede funda-mentarce un procedimiento de descomposicin. Ciertamente, nobajo el esquema medio/fin, ya que la delimitacin central del proble-ma no contiene suficiente informacin como para que, una vez esta-blecida como fin, pudieran derivarse de ah los medios apropiados.Pero 'entonces'cmo?

    Tomemos, primero, un ejemplo. La pregunta puesta sobre pre-misas kantianas , piensan Martin V. Covington/ Richard C. Beery, Self-Worth and,\rfunl LearniLeg, New York 1976, p. 13. Cfr. tambin Philip W. Jackson, Lift in('lassrooms,NewYork 1968 y para una versin ms optimista Robert Dreeben,Wt,t wir in der Schule lernen, trad. alemana, Frankfurt 1980'

    15 Para esto, la tesis general de Talcott Parsons/Edward A. Shils (eds.)''

    I i n r a General Theory of Action, Cambridge Mass. 195 1.

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  • de la delimitacin del problema sociolgico bajo la frmula >, que mantenga ante la vista, al mismotiempo, el contexto de la estructura social y el significado constituti-vo de esta pregunta parala disciplina.

    m

    Si se observa, guiada por estas ideas preliminares, la historia del pen-samiento sobre las relaciones sociales, se pueden investigar desdela antigedad dos diferentes problematizaciones bsicas que se des-arrollaron conjuntamente.l6 No se dejan reducir una a la otra, perotienen que ser trabajadas consistentemente por igual, por no decirrespondidas por igual. Una de las preguntas apunta a las relacionesontre personas. Las personas son seres vivos separados, sustancias,individuos, sistemas con su propia conciencia, as como con unaconcepcin diferente del gobierno de sus vidas. Cmo es posible,que puedan establecer, sin embargo, relaciones ordenadas suficien-temente predecibles, suficientemente protegidas de la decepcin,suficientemente rpidas, medidas en relacin con sus mismas exi-gencias de vida? La otra pregunta presupone que tales relacionespueden desligarse de su actualidad, de modo tal que surgen reali-dades sociales con caractersticas propias, que vienen y van, quesobreviven a la vida y la muerte de individuos particulares. La pre-gunta es entonces: Qu relaciones existen entre el individuo parti-cular y el orden social?

    Uno puede resumir ambos sentidos de las preguntas en una sola:. Con esta pregunta se alcan-za aquella problematizacin que hizo posible la diferenciacin deuna disciplina cientfica independiente:

  • la de ,20 especialmente apropiada pra confundir la dife-rencia entre ambas problematizaciones.

    Finalmente, hay un tercer procedimiento. ste utiliza un mode-lo social. Su tipo preferido es el contrato, porque los contratos vin-culan personas segn modelos conocidos. En conexin con ello sepuede decir que la sociedad se constituye mediante un contrato o,incluso, ella es un contrato. Se piensa as el contrato como una uni-dad de la diferencia y el consenso como modo de la unificacin.Quedan oscurecidos con ello aquellos aspectos del orden social queno pueden ser referidos a la voluntad individual ni al consenso, es-pecialmente, los problemas especiales de la res publica o, como sedice hoy da, de los public goods.

    Todo esto es, sin duda, sociolgicamente insuficiente. Todas estasformas de ffatar el problema remiten a hiptesis sobre la naturaleza yla moral, que no pueden seguir descomponindose sino que deben serpresupuestas. La sociologa surge cuando se da cuenta de esto, lo quesucedi en un proceso zigzageante. La conocida polmica de Durk-heim contra la teora contractual,2l por ejemplo, slo logr persuadirlode servirse aun ms del koinn (fait social) y de la fusin (consciencecollecve). Simmel, por el contrario, define lo social como relacininterpersonal y obtiene su forma pura entonces como sociabilidad!22

    2o Slo dos citas: > (Johann Friedrich Herbart, Allgemeine Praktische philo-sophe, Gttingen 1808, citado segn obras completas, Karl Kehrbach y OttoFlgel, (eds.) Tomo 2,Langensalza 1887, reimpreso Aalen 1964, p.424. Con-tra el , Johann Jakob Wagner, Philosophe derErziehungskunst,I-nipzig 1803, p. 2ll;

  • ra esperarse, como consecuencia, una capacidad mucho ms am-plia de disolver y recombinar con una mayor independencia delas evidencias y plausibilidades del conjunto de la sociedad. Lasoportunidades estructuralmente abiertas para la formacin de lateora ciertamente no estn agotadas, talvez ni siquiera visualiza-das. Y uno se puede preguntar si acaso una descomposicin (einterpretacin) sociolgicamente adecuada de la pregunta no est todava por hacer.

    f ,ir pregunta aceca de cmo es posible el orden social no surge alirricio sino al f,nal de una larga tradicin de reflexiones acerca delrs relaciones sociales. Al comienzo de esta tradicin se encuen-Ilir la estructura conceptual dela Poltica y dela tica de Aristteles,t'onceptualizacin que expresa, para no decir celebra, la concienciarle progreso que tiene una alta cultura citadina. Se puede considerar('onlo una > el hecho de que bajo las circunstancias par-ticulares de un rpido desarrollo de la civilizacin, que se observalristriricamente a s mismo y en compffacin con el entorno, resultecrr cste lugar y con este autor una descomposicin que separa las dos

    rlcrguntas parciales en la poltica y la tica. Pero no puede ser unacrsualidad que se trabaje a continuacin con esta misma distincinlxr ms de 2 mil aos, bajo muy variadas circunstancias sociales y(luc se haya preservado en el proceso de seleccin de la teora.

    Le precede una experiencia de diferenciacin presumiblementelrica para los sistemas sociales arcaicos tardos, que se formula conlrr iryuda de modelos dicotmicos como cercana llejana,pertenencia/ rrtrpertenencia, familiar / desconocido, amigo / enemigo. Una expe-ricncia especflcamente social se expresa solamente en estas dicoto-rrrus, las cuales son aplicables tambin a las relaciones objetivas. Ph'krs, philein y las palabras derivadas de ellas, designan un mbito descguridad que subyace en estas distinciones, a saber, la pertenencia al

    rnrpir) segmento, 1o que permite orientar la vida con referencia a lasrricdad. El trasfondo estructural de una sociedad segmentariamen-tc ortlenada y la funcin correctiva contra la necesidad y el peligro(llrc se expresa en esta semntica, le otorgan una valoracin positiva

    39

  • que puede trasladarse a circunstancias sociales "o-nr"*"nte distin-

    tas. Por lo pronto, la carga afectiva de la semntica representa un sig-nificado secundario, que debe su plausibilidad a las condiciones socio-estructurales. En todo caso, falta an una terminologa elaborada parala vivencia

  • y reducirlos a un concepto fundamental. Esta operacin tiene lugarpor medio de la palabra artificial koinona y, con ello, se funda-menta la teora de la sociedad como sociologa poltica, segn sedebera decir hoy da.

    Se puede suponer que Aristteles utiliza conscientemente unacategora envolvente que es ambivalente. Por un lado, en su sentidoomnicomprensivo, pero luego tambin para designar la mejor parteo la mejor posibilidad, dado que de antemano piensa su objeto comodispuesto hacia un telos o determinado por un elemento dominan-fe.2s Laparte buena o la mejor versin cubre semnticamente, por asdecir, al todo y lo oculta. Este procedere, que se podra compararcon las tcnicas ya explicadas de la petitio principii, de la metafo-nzacin y del modelo social, se vuelve a fundir en la teora misma yas es fundamentado (es decir, no solamente por medio de la valora-cin como tal).

    Conjuntamente, Aristteles comienza un segundo desarrollode la teora, que se contina como disciplina, desde 1, bajo la de-nominacin de tica. En ella se pone, en la medida en que es des-arrollada como teora social, la phflia (amistad) como conceptobsico. Este concepto es el punto de partida para la construccin deuna tipologa que, por su parte, presupone relaciones ciudadanasrelativamente desarrolladas a las que est referida.26 Desde unacomprensin teleolgica de la accin,Aristteles distingue entre laamistad por razones de provecho, la amistad por razones de placery la amistad perfecta. Anlogamente a la poltica, la forma perfectaes nuevamente aquella qrue realiza las caractersticas del tipo de lamanera ms perfecta. Las caractersticas que distinguen al tipo so-cial de la amistad con todas sus variantes y que se realizan dela manera ms perfecta dentro de su forma ms perfecta son: (1)

    25 De esta manera dice, p. ej., en Pol. 1279b 31-38, que si la multitud delpueblo se administra considerando el bien comn, esto se puede designar, conel nombre comn de todas las constituciones, como politea. por lo tanto, demuchas constituciones, solamente una merece este nombre.

    26 Cfr. tica nicomaquea,libros VIII y IX.

    ll autorreferencia de aquellos que forman parte de la relacin, y(2) la igualdad a pesar de la otredad. Ambas conjuntamente formanlu condicin de posibilidad para que uno se pueda comportar haciacl otro de la misma manera como hacia otro s mismo: sti ghr hophlos llos auts.27

    Podemos afirmar que las caractersticas de esta teoa socialtica son:

    ( l) Se parte de los hombres singulares como elementos indescom-ponibles de las relaciones sociales.

    (2) Estos hombres singulares se pueden considerar aptos para lasrelaciones sociales, en la medida en que actualicen una rela-cin hacia ellos mismos (percibir los intereses propios, amarsea s mismos, pensarse a s mismos). Solamente quien se cono-ce a s mismo puede desear vivir, y solamente quien desea vi-vir puede tener amigos.

    (3) El ser humano singular tiene entonces distancia hacia s mis-mo y relacionalidad dentro de s mismo y sta es precisamentelanznpara que se le puedan adjudicar acciones. Visto desdeel otro lado y presumiblemente de forma ms correcta es uninters social, el inters en la adjudicacin de acciones que noestn completamente preformadas por la sociedad, lo que damotivo para postular el mismo grado de complejidad internaen otros. Por lo tanto, en este nivel del desarrollo semnticoan no es posible la existencia de un abismo entre la subjetivi-dad y la intersubjetividad. La autorreferencia es dos cosas a lavez:lacondicin de la libre seleccin de las acciones y la con-dicin de la socialidad.

    (4) La socialidad concede, de esta manera, un excedente de posibili-dades de accin y reduce este excedente, en toda la amplitud delas posibilidades, mediante un concepto restrictivo subordinado,precisamente la phflia en el sentido de una

  • su igualdad (igualdad de la especie) y su autorreferencia formanen igual medida las condiciones de posibilidad indispensables.(5) Las condiciones de la socialidad establecen una teleologa na-tural. El estado de perfeccin es, para la socialidad en general,pero tambin para las comunidades, aquel en el cual, en cadacaso, estn realizadas las condiciones fundamentales de la ma-nera ms perfecta.(6) una perfeccin dispuesta de esta manera no se debe realizarobligatoriamente, siempre y cadavez que se junten seres huma-nos. La socialidad puede adoptar, de la misma manera como lacomunidad, formas imperfectas o tambin patolgicas. La teo_ra prev negaciones privativas para la conceptualizacin deesta posibilidad.

    Ahora bien, proporciona esta teora de la interpenetracin interper-sonal la respuesta a la pregunta acercade qu es la comunidad? En lafica nicomaquea se encuentra una analoga formal o isomorfismo:as como en la polis slo la parte dominante es realmente la mejor, laque la cohesiona,2s as es tambin aquello que alguien debera amarde s mismo y que lo capacifaparala amistad verdadera, su mejorparte, su parte dominante, su s mismo moral (como se dira actual-mente). La analoga enfatiza la necesidad de guiar controladamentela autorreferencia hacia lo mejor y lo dominante, pensamiento quepodra ser interesante tambin para una nueva ciberntica. Sin em-bargo, no ayuda mucho cuando se trata de aclarar la relacin entrelas relaciones interpersonales y la comunidad.2e

    En la tica eudemonista se encuentra an la idea de que elestablecimiento de amistades (relaciones sociales satisfactorias) esel fin principal de lapoltica.2en por lo tanto, al lado de ra analoga

    28 dice aqu y solamente aqu dentro dela tica nicomaquea,tt68b 32.

    'n Qu", por su parte, el proverbial (l 159 b 3l; I 16gb 7-8) no ayuda mucho ms, apenas necesita recordarse.

    2eu Vase 1234b 23-26.

    sc encuentra tambin una relacin teleolgica de la poltica conla interpenetracin interpersonal. No obstante, este pensamientoparece desaparecer en los escritos posteriores (con ms expe-riencia poltica?).

    Aristteles se apoya adems en la experiencia de que la amistadhace innecesaria la administracin de justicia, mientras que una orde-nada administracin de justicia en la ciudad y la a ella pertenecientevirtud de la justicia, no puede prescindir del complemento de la amis-tad, si se quiere alcanzar una conduccin humana de la vida.30 Pero,,radica en ello algo ms que un indicio de que tambin lo bueno esnecesario y que la ciudad debe estar sana en sus bases, en las relacioneshumanas? Se tendr que concluir que la ciudad por s misma, junto conaquello que adicionalmente produce, no es suficiente, por tanto, pararcalizar una vi

  • comunidad se le atribuye una finalidad propia, y esto habla en fa-vor de la diferencia. Sin embargo, esto se fundamenta con el argu-mento de que todo lo que ella realiza 1o hace por motivos de buenavoluntad.32 Cmo se ha de pensar entonces la agregacin de todoslos fines particulares a la finalidad de la comunidad? En la poste-rior terminologa latina se podr preguntar si la sociedad polticaes una universitas de propio derecho o slo una societas, un con-trato. Aun as no se puede decidir cmo la estructura de la amistadpuede ser constitutiva de lo comn que, por su parte, pone exigen-cias al comportamiento de la persona.

    Se da un paso adelante cuando en lugar de buscar una subordi-nacin analtico-conceptual se plantea la identificacin normativa dephlia y koinona. Pareciera que la mutua compatibilidad de loscontenidos mentados en estos conceptos les debera otorgar su con-tenido propio y su orientacin normativa. Pero, entonces, la teorano se presta parala inclusin lgica y completa de todos los casos.Sirve solamente para la identiflcacin de los casos , comopor ejemplo, aquella forma de amistad en la cual los amigos renun-cian a su egosmo en favor de lo que tienen en comn o aquella co-munidad que hace posible construir todas las relaciones sociales(fuera de la casa) como amistad entre iguales.33 Evidentemente, bas-talria para ello mostrar una gua orientadora de la praxis y la cons-truccin dual permitira escoger la forma del relacionamiento:la phlia tiene su bien en la koinona y la koinona en la phlia. Lapregunta no se plante, y la di-ferencia entre tica y poltica no se reflejaba como la descompo-

    32 To gr einai dokduntos agatho chrin pnta prttousi pntes -1252 a2-3.

    33 Vase acerca de la caracteizacin de la dominacin citadina (polti-ca), a diferencia de la dominacin domstica (desptica), como dominacinsobre los libres e iguales, y para la operacionalizacin de este principio a tra-vs del cambio de roles, Aristteles, Poltica 1255b 16-2O;1277 b7-16.Perotambin aqu (y hasta dnde puedo ver, tambin en los dems casos) no estdicho explcitamente qu hace posible que la phlia sea el verdadero sentidode la koinona o viceversa.

    sicin de una problematizacin ms fundamental. El concepto desociedad poltica (societas civilis), determinante de la tradiciny, subordinado a 1, la politolgica, son construidos, en el perodosiguiente, slo desde el concepto de koinona. Con ello, la referen-cia a la fundacin poltica de la comunidad constituye su carcterms destacado, no, sin embargo, en el sentido de que se hubieseconsiderado relevante slo una funcin poltica especfica y los pro-cedimientos y cargos pblicos subordinados a ella. La frmula rezams bien civitas sive societas civilis y eso significa: una sociedadque hace posible la vida ciudadana y un orden ms amplio que elorden econmico, y que comprende dentro de s a muchas otras so-ciedades simples.3a El planteamiento dualista de la teora provoc,adems, que se retirara la referencia recproca de los conceptos y,con ello, se pudo abandonar tambin el concepto de comunidadsocial (no solamente el

  • teora. Fue suficiente una solucin normativa del problema comosustituto de una analtica de los fundamentos. Bastaba con repre-sentar la parte alta, lo que debera ser, y poner como fundamentouna teleologa inmanente de aquello que luego significa , esdecir, la accin.36

    La as inaugurada separacin de la tica de la amistad y de lapoltica tuvo como consecuencia la formacin, en la discusin poste-rior y, particularmente, con la transicin hacia sistemas sociales deterritorios ms grandes, dos asimetras distintas, las cuales intentanexpresar la unidad de la sociedad aunque de manera diferente. Laamistad perfecta se comprende en la tica estoica y con cicern comoel de la sociedad hacia el cual se deben orientar.36u La socie-dad, en cambio, se comprende jerarquizadamente, de tal manera quesu esencia y su unidad se expresan en su . Centro y cima, dospuntos de vista diferentes de la interpretacin y, alavez, dos formasdiferentes, en las cuales una parte del todo debe representar el todocomo unidad. Estas interpretaciones se mantuvieron por mucho tiem-po y quedaron obsoletas recin en la sociedad funcionalmente dife-renciada, en la que, por razones estructurales, no puede haber un cen_tro ni una cima.

    36 El significado prctico de una teora semejante es, sin embargo, unapregunta que debemos dejar sin responder por falta de investigaciones que va-yan ms all de la historia de la terminologa. En el primer plano se encuentranpara la discusin medieval de los conceptos colectivizantes, independiente-mente de la discusin de Aristteles y de las clasiflcaciones de las materias deenseanza, los problemas jurdicos, o sea, prcticos, como por ejemplo, los delderecho de responsabilidad, del derecho a las represalias, de la representacin,los que deben haberse desarrollado, dadas las circunstancias, ms all de lasfuentes romanas. En este contexto se generan conceptos que funcionan conamplias exigencias de validez frente al derecho natural, sin que fuese necesariauna teora sistemticamente elaborada. cfr., por ejemplo, pierre Michaud-Quantin, universitas: Expressions du mouvement communautaire dans le mo-yen- g e latn, P aris 197 0.

    36u cfr. Fritz-Arthur steinmetz, Die Freundschaftslehre des panaitios,Wiesbaden L967, particularmente p. I 4.

    lil humanismo renacentista pudo orientarse ampliamente todavarrrr las valoraciones de la nobleza, cuya base era la tipologa de launistad de la antigedad y el concepto de civitas/civilitas. Slotue resaltan ms, desde la Edad Media tarda,las caractersticas derrn cdigo de comportamiento y justamente tambin el conceptotlc la civilitas. Al mismo tiempo, se destaca ms claramente la re-lcrencia a la nobleza. Para describir la situacin de este conceptoscleccionamos un ejemplo bastante tardo: Matteo Peregrinis Difesarlel savio in corte.37 Ah se dice en lapgina 145:

  • Si es cierto que el modelo terico de Aristteles es muy adecua-do para las sociedades estratificadas, altamente cultivadas, es de es-perar que un cambio fundamental de la sociedad, concerniente a laforma de la diferenciacin social, desplausibilice esta @orta. Por elmodo en que la teora haba diseado su delimitacin del problema,y probablemente sea esto vlido para cualquier teora social, depen-da de suplementos de plausibilidad, referidos a la fuerzade convic-cin existente en el contexto de comunicacin de los estratos msaltos. Si las transformaciones estructurales de la sociedad tocan elprincipio de diferenciacin estratificada y, con ello, tambin el con-texto correspondiente de la comunicacin, se tendrn que buscarnuevas teoras sociales.

    Aunque la afinidad con el principio de diferenciacin bsico dela sociedad no es ciertamente un tema central para las teoras socia-les es, sin embargo, condicin central de su plausibilidad. Tal afini-dad hace que surjan medios auxiliares que permitan que los proble-mas insolubles parezcan como solubles. De esta manera puedencontinuarse las problematizaciones generadoras de teora y ser pro-vistas de formas variables, aunque nunca obtengan una respuestadefinitiva. Sobre la base de las plausibilidades existentes, puedenresistir a aquellos recursos de la petitio principii, de la metaforiza-cin y de la reduccin a un modelo social, inicialmente bosquejados,ya que la plausibilidad les ayuda a salir de semejantes simplificacio-nes. Para un arreglo semejante puede ser fatal que las variacionesevolutivas de la estructura social alcancen el punto en el que se vuel-ve vulnerable la forma de la diferenciacin social. Caen entonces losapoyos latentes de la fuerza de conviccin de la teora social, sin queuna recombinacin de los medios intelectuales confiables ofrezcanuna salida.

    La transicin hacia la sociedad moderna es un caso en el cual sepuede probar semejante hiptesis y, ala vez, modificarla suficiente-mente. Esta transicin no se comprende adecuadamente si se la des-cribe como el ascenso de una nueva clase dentro del marco de unateora de las sociedades estratificadas. Ello no explica el alcance dela transformacin y, sobre todo, no explica por qu a partir de 1.800

    aproximadamente se determinan de nuevo casi todos los contenidosde sentido en una revolucin socio-histrica de la semntica. sinpoder discutir detalladamente aqu los intentos de atribuir la nuevadeterminacin del sentido a la

  • de la unidad, como por ejemplo, a consecuencia de la expansin te-rritorial de Europa y a consecuencia de la disolucin de la tradicinreligiosa o culta en confesiones y escuelas irreconciliables y en com-petencia. Se habla en mayor medida de diversitas, varietas tambinde corruptio, vicissitudo, decay, dado que lo diverso y lo variantese colocan en contraposicin con el viejo concepto de diversidaddentro de la unidad ], de esta manera, se experimenta negativamen-te. El contorno de unidad que envuelve la diversidad y que puedepresentarla en cada caso particular como perfecta, se desvanece y ensu lugar aparecen puntos de vista como la resistencia estoica contralas vicisitudes o tambin la autoconservacin de una unidad dentrode Ia diversidad.

    Esto es vlido tambin para el mbito ms restringido de losocial, aunque encubierto por el indiscutido ordenjurdico poltico.El amor entre las personas se considera aun como la condicin deposibilidad central e indispensable de la unidad de lo social.3e Perobajo la presin de complejidad ya bosquejada, se desplaza la rela-cin entre la socialidad interpersonal y la referida a la comunidad (ala unidad). Enraznde las condiciones necesarias para una sociedadcada vez ms compleja, se hace evidente una ambivalencia en elconcepto de amistad que rompe con la dependencia mutua entre laamistad y la sociedad poltica. Por un lado, en el siglo xvll la amis-tad es comprendida an como simpata general, casi csmica' comopegamento social, como condicin de la buena vida a diferencia dela mera vida, como

  • respuesta obstinada. Un poco ms de cien aos despus, el proble-ma es rechazado con menos energa y seguridad. Entretanto, es deconocimiento comn que la vida en la corte corrompe las amista-des. En elTrait de I'amiti de Louis-Silvestre de Sacyaa se dice: Laamistad genera distintas obligaciones dentro de la socit civilesi se ordena en referencia a Dios, alapatiay ala familia, y ellamisma determina que se puede esperar de un amigo semejante con-sideracin. Ya no se niega ms el conflicto, sino que se lo resuelvemediante una regla de preferencias.

    Naturalmente, una vez que el problema de la contradiccin se haplanteado de esta manera, slo se puede resolver en el sentido de darprioridad a la sociedad civil que hace posible estas amistades. Con elcambio al siglo xv[r es ms frecuente que el problema de la contra-diccin tenga menos importancia y que se eleven los requisitos paraque la idea de amistad se vuelva socialmente vinculante. As, teneruna amistad verdadera es considerado ahora como una suerte muyrara que ni siquiera se debera buscar con demasiado empeo y, porotro lado, como perfeccin de lo social que se ensea, se educa y sepublicita.as El orden del todo, de lo comn, se muestra tambin endetalles sintomticos: En continuidad con una antigua tradicin, seelogia a un emperador que cada da le agradece a Dios que le hayadado un reino para poder servir a sus amigos.a6 Visto formalmente, elconcepto de societas civilis (socit civile, civil society) se mantienehasta alrededor de fines del siglo xvur. Bajo la superficie de esta con-tinuidad conceptual, sin embargo, parecen haberse efectuado cam-bios en su comprensin que no se formulan (o casi), y que conciernena ambos elementos del concepto, a la comunidad y a lo poltico. Sloel barniz de la formulacin oculta, todava por breve tiempo, que elestamento que la sostiene est ya corrodo por el xido.

    a Paris 1704,p.98 ss. Aun ms dbil: Marquis de Caraccioli, Les carac-tres de l'amiti,2 edicinParis 1767, p. 123 ss.

    a5 Vase Abb Jean Baptiste Morvan de Bellegarde, Reflexions sur ce quipeut plaire ou deplaire dans le commerce du monde,3 edicin, Amsterdam1705, en particular p. 7 ss.

    6 De Bellegarde, op. cit., p. 25 s.

    La transformacin del sentido de lo que le concierne a la pol-tica es fcil de comprender. Se extiende al rgimen de dominio terri-torial que se est consolidando, y finalmente, al estado moderno; esdecir, al sistema poltico que se est diferenciando.aT Hacia fines delsiglo xvm, tras la consolidacin de la conciencia de una nacional e internacional, el concepto de sociedad ya no se apoya enlo poltico sino que se desplaza hacia el mbito de la economa. Re-cin entonces se provoca el colapso del concepto de sociedad civil.No obstante, desde haca tiempo haban cambiado las condicionespara el entendimiento de lo que, en este nuevo contexto, es la socie-dad (societas, comunitas) en la direccin de una unidad natural-cor-porativa orientada a la obtencin de flnes, de la unidad hacia la co-lectividad. La prdida de la unidad se experimenta especialmente enla prdida de la unidad de la Iglesia. La tolerancia religiosa no res-taura la unidad, sino slo la sociedad, dice una concisa formula-cin.48 Despus de la prdida de su contenido religioso, lo comndebi ser reconstruido y el contrato proporcion el modelo socialpara ello. Una colectividad de intereses naturalmente divergentes secohesiona gracias a las compatibilidades reconocibles y el koinnes ahora aquella mayor utilidad que puede esperarse de la agrega-cin de intereses. O el koinn es desplazado completamente hacia latrascendencia, religiosamente definida.

    As, para Jean Domatae el amour mutuel (siguiendo a Durkhe-im se podra traducir como solidaridad) es posible slo en la suje-

    a7 Acerca de este desarrollo, frecuentemente descrito, especialmente paraAlemania, "Die Lehre von der Politik an den deutschen Universitten vor-nehmlich vom 16. bis 18. Jahhundert", en: DieterOberndrfer (ed.), Wissenschart-liche Politik: Eine Einfiihrung in Grundprobleme ihrer Tradition und Theorie,lireiburg/Brsg. 1962, pp. 59-116 del mismo autor, lrcre deutsche Staatslehreund weslliche politische Tradition,Tbingen 1966.

    a8

  • cin comn al souverain bien del amor a Dios. slo aqu la unidady la concordia, la sujecin al orden y la sujecin mutua son la mismacosa. Pero debido al pecado original, tal orientacin se corrompe. Elamour mutuel sigue siendo posible, pero la sociedad subsiste, gra-cias a la voluntad de Dios, sobre otras bases menos exigentes, a sa-ber, en razn de una dependencia mutua parara satisfaccin de ne-cesidades, las que ahora se presentan en forma individualizada ymltiple. A travs de este camino, la sociedad alcanza (gracias a lavoluntad de Dios) una felicidad incluso mayor que la que haba sidoposible antes del pecado original, pero ya no ms en la forma com-pacta del amor comn al souverain bien, que vuelve evidente lacomunin del amor.so

    Esta misma problematizacin, pero mucho ms influyente, seencuentra tambin en Shaftesbury.5l La existencia de una amistadnaturalmente fundamentada se puede descubrir fcilmente con elmtodo de la conversacin honesta consigo mismo. Esta amistad esplausible, por lo pronto, slo como amor hacia otra persona determi-nada. El intento de relacionarla, igualmente, con un amor primario ala especie hombre, no resulta muy convincente.s2 El problema deuna teora, planteada de esta manera, es resuelto mediante generali-zaciones cognitivas, que difcilmente se pueden representar comosentimiento. Hasta ms all de la mitad del siglo xvlr caen, a causade ello, conceptos como sensacin, sentimiento, sensibilidad, afec-tuosidad junto con el reconocimiento de cualidades morales.

    Esto se refleja, dentro de las teoras de la poca sobre la amistad,como una tendencia hacia el refinamiento psicolgico que disuelve las

    50 con la omisin de la remisin hacia lo religioso, se pueden reconocerya aqu los rasgos fundamentales de la teora de la divisin del trabajo, formu-lada posteriormente por Durkheim, y sus consecuencias para ta solidaridad.

    sr Anthony Earl of Shaftesbury Characteristics of Men, Manners, Opi_nions, Times. original 171 r, Indianapolis 1964. cfr. sobre lo que sigue, sobretodo tomo II, p. 38 s., p. 40 s.

    52 Tpico para este desplazamiento del problema de la persona hacia laespecie, es esta cita: . (op. cit.,tomo 1,p.72).

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    hases de la doctrina de los tipos de amistad deAristteles (amistad porrutilidad, por placer y por vinud). En el siglo xrrn, el inters se concen-lra, primeramente, en los espacios de contacto relativamente peque-os de la carrera en la corte y de la sociabilidad pblica, en los cualeslas amistades pueden ser convenientes y estimulantes, pero tambinproblemticas, particularmente en lo que concierne a la discrecin.s3l)esde el inicio del siglo, la literatura que aconseja sobre los asuntosrelativos al comportamiento en la corte, especialmente en lo tocanter la desconfianzay a la cautela comunicativa, ya no se puede com-rrender desde la perspectiva aristotlica del problema, y si el traduc-tor alemn del Du RefuSe (Harsdrffer) provee el texto con comenta-rios aristotelizantes (la amistad es el fundamento de todas lascomunidades y sociedades), esto parece intil, anticuado y sin rela-cin con el planteamiento del problema del texto.sa La siguiente ge-neralizacin del refinamiento psicolgico como virtud de las rela-ciones sociales sin ms rompe por completo con la tradicinveteroeuropea. Ahora, el concepto de amistad ya no cubre toda laamplitud del comportamiento social. Pierde definitivamente su fun-cin correctiva en los casos de necesidad y peligro. Su descompo-sicin en tipos se vuelve prescindible. En lugar de ello, la amistadse convierte en la forma de la perfeccin de las relaciones sociales,la que, en vista del tan ampliamente discutido problema de la dis-crecin, se refugia en el mbito de lo privado. Con ello, la sociali-dad desplaza su punto de culminacin desde lo pblico hacia loprivado. Se trata ahora slo de la interpenetracin interpersonalcomo tal, del incremento de felicidad en la relacin con el otro.

    En un librito de Madame Thiroux d'Arconville,5s escrito msbien de modo convencional, se pueden ver bien las consecuencias(precisamente porque el libro presenta, en cuanto al contenido, esen-cialmente temas y ejemplos clsicos). La amistad se ajusta comple-tamente a la moral, al mutuo amor a la virtud. ste sera el principio

    53 Cfr. Interaktion in Oberschichten, en tomo I, pp.72-16l (88 ss.).5a Cfr. Du Refuge, Kluger Hofmann, Frankfurt-Hamburg 1655, p. 387 ss.ss De I' amiti, Amsterdam-Paris 1761.

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  • que hace posible la necesaria igualdad
  • para determinar la esencia de la sociedad como tal. Thomasius dice:>.61 Se ve cmo la amistad verdadera se empuja hacialo personal y cmo luego se complementa con un concepto ms gene-ral para el comportamiento social cotidiano, sin que se considere ne-cesario redefinir, a partir de ello, el concepto de sociedad.62

    Para conducir la interpenetracin interpersonal a esta posicinteica dominante, se tena que arriesgar una deduccin lgica atdaz:la deduccin de la socialidad desde una actitud positiva frente a losdems hombres, desde la simpata. Esta conclusin se desproblemati-za en referencia ala naturaleza del hombre y luego se reproblematiza.No se trata, por ejemplo, opina Hutcheson, de que la naturaleza deter-mine las relaciones sin ms; sin embargo, si no se le ve o si incluso sele niega, se pierde la posibilidad de mejorar las relaciones.63

    Con semejantes argumentos se mantiene reducida, al menos, ladiferencia en el modo de considerar la sociedad global y lo interper-sonal. Adems, se puede deducir tambin el predominio de la inter-penetracin interpersonal en la teora de lo social del atraso concep-tual y terico con el que se formula ahora el modelo alternativo de latotalidad social. Los ms importantes representantes de un conceptocompacto de sociedad que asume las condiciones sociales del com-portamiento individual son ahora los filsofos escoceses de la mo-

    61 Christian Thomasius, Kurtzer Entwurff der Politischen Klugheit, tra-duccin alemana, Frankfurt/Leipzig 1710, reimpreso Frankfurt 1971, p. 108.

    62 Puede sonar un poco cnico, sin embargo, pero el sustituto del antiguoconcepto comunitario de sociedad se puede descubrir en el lugar donde Tho-masius habla de la relacin entre el hombre astuto y los superiores, dentro de lasociedad burguesa: > (p.229).

    63 Francis Hutcheson, An Essay on the Nature and Conduct of the Pas-sions and Affections, 3u edicin, Glasgow I7 69, citado de acuerdo con la reim-presin en: Collected Worfts, Hildesheim 1971, p. VI s.

    60 6T

    ral.6a Su inters principal es la modificacin de la teora de la socie-dad, cambiando sus fundamentos artificiales (

  • VI

    Con un breve excurso quisiera aclarar ahora, bajo puntos de vistams absffactos, las decisiones tericas que se estn abriendo paso.Recurrimos a corrientes epocales ms generales que alcanzan su apo-geo en el siglo xvII, es decir, a la creciente crtica de la tradicinescolstica orientada por Aristteles. Las controversias se apegan alneas de argumentacin en la mayora de los casos bastante super-ficiales, frecuentemente enredadas y entrelazadas entre s. Sin em-bargo, en su centro se encuentra un problema claramente compren-sible. El aristotelismo haba vinculado sus esfuerzos tericos con larealidad reconociblemente presente y con los procesos normales desu emergencia, su permanencia y su transcunir. El mundo le parecaadecuadamente ordenado, sano, perfecto. No le pasaban por alto lascarencias, desarrollos defectuosos, maldades, monstruos, etc. Perofueron comprendidos como la ceguera en relacin con la capaci-dad visual: como una desviacin del estado ordenado. Esto ofrecapuntos de conexin para acoger muchos esfuerzos tcnicos y prcti-cos tendentes a eliminar deficiencias, a combatir los pecados y a lacuracin. Los problemas fueron considerados conforme al modelodel mdico enfrentado a las enfermedades, el cual trata de compren-derlaraznde la desviacin e intenta eliminarla. No obstante, desdeel siglo xvI aumentaban las dudas acerca de la supuesta perfeccindel mundo, sin que esto alcanzara para producir una teora de reem-plazo. Las querellas religiosas fueron un momento del cambio, peroslo un momento. A ello se aada la indecisin respecto de las re-descubiertas discusiones tericas antiguas. La rrpidamente crecientecomplejidad del mundo desde la perspectiva astronmica, geogtfica

    63

  • iii

    ti

    y cultural hizo lo suyo para sacudir los puntos de referencia de lasideas acerca de la perfeccin. Por otraparte, no se poda abandonartoda confianza en el mundo y tampoco se poda renunciar al combatedel mal en los planos religioso, poltico y mdico. As, la discusinadquiri rpidamente la forma de disputas entre escuelas, que se rea-lizaban con armas antiguas y que no tocaban o slo ocasionalmenteel punto de apoyo desde el cual la tipificacin de las orientacionestericas podra haber sido remodelada.

    Este punto de apoyo resida en la supuesta (y en ltima instan-cia indiscutible) normalidad del mundo. No se poda negar como he-cho de experiencia de la vida cotidiana, pero tuvo que ser tericamen-te desarraigada. Se deba aprender el artificio de partir de la impro-babilidad de lo normal y de desarrollar fundamentos teicos paraello. Diferentes intentos muestran que se avanzaba cautelosamente enesa direccin de pensamiento. La reduccin del tiempo a momentodiscontinuo, con la consecuente problematizacin de toda duracin,fue uno de los caminos. La reduccin de la naturaleza a la materia yde la buena vida a la sobrevivencia fsica fue otro. Tambin la cons-truccin hipottica de un estado natural, desde el cual se distinguetodo aquello que es normal en la civilizacin, fue tambin uno de es-tos intentos. Sin embargo, estas innovaciones permanecen compro-metidas y ocupadas con los problemas de su respectivo fundamentoterico y con lo ficticio de su punto de partida. El reempfuzante empi-rismo metdico a partir del ao 1.660, aproximadamente, se confor-maba, por ello, con una duda utilizada slo metdicamente. La reglade no confiar simplemente en los sentidos, en los prejuicios y, sobretodo, en las autoridades, sino recurrir a bases empricas confiables,sustituye en la actividad cientfica cualquier desnormalizacin tericade los fenmenos. Hobbes no logr influir en la Royal Society.

    Esta salida sin lastres tericos hacia la empiria, sin embargo, nosirvi a las ciencias sociales. La normalidad del orden social estdemasiado impregnada de normas y depende demasiado de ellascomo para que se les pudiese haber esquivado sin ruido. Por ello, lasciencias sociales reconstruyen el derecho natural como un derecho,para cuya proteccin los individuos racionales fundan un Estado. Se

    alcanza adems la valoizacin de la socialidad, bosquejada en elapartado anterior, en direccin a lajusticia individual y a la reflexivi-dad social, que sirve a su modo para ilustrar la improbabilidad de lascorrespondientes relaciones sociales (por ejemplo, la escasez de laamistad verdadera). Pero ni desde del moderno derecho natural nidesde el concepto de interpenetracin interpersonal se pudo regresara la comprensin de las relaciones normales en la sociedad.65

    Uno debe guardarse de una evaluacin demasiado crtica deesta primera fase de intentos de desnormalizacin.Latarea es difcily no se puede resolver fcilmente en el primer intento. Tambin eldesarrollo actual de la ciencia conduce a ese umbral o recae una yotravez detrs de 1.66 Considerar lo normal como improbable pre-supone un proceso de diferenciacin del trabajo cientfico dentro dela sociedad.6T No basta con declararse partidario de una mxima abs-tractaaceca de la duda y bsqueda de datos empricamente compro-bables. Debera ms bien existir la posibilidad de sustraerse de lo

    65 No por casualidad se encuentran rasgos re-aristotelizantes en la f,losofamoral escocesa, la que intenta seguir este camino (p. ej., en el concepto de lasocialidad natural), con la correspondiente renuncia a profundizar la conceptua-Iizacin de aquello que hace ms improbable el orden social. En Adam Smithello conduce a la escisin de una teora sobre el rmbito de la economa.

    66 Vase acerca del planteamiento terico de la ciencia econmica, demodo impresionante, Axel Leijonhufwud, "Schools, , and Re-search hogrammes in Economic Theory", en: Spiro J. Latsis (ed.) Method andApprasal in Economics, Cambridge, lngl., 1976, pp. 65-108 (especialmente,p. 88 ss. que retorna a la pregunta: ).

    67 De manera interesante Talcott Parsons menciona como exigencia del pro-ceso de diferenciacin de la investigacin terica interna de la sociologa, su dife-renciacin frente a los , esto es, conffa la propuesta de delimitarel problema a tavs de intereses aplicados. Los intereses aplicados se forman tpi-camente a travs de : nada de droga, nada de crimina-lidad, nada de cesanffa, etc. Vase Talcott Parsons, "Some Problems ConfrontingSociology as a Profession", American Sociological Rewiew 24 (1959). pp. 547-559, reimpreso en: Edward Tiryakian (ed.), The Phenomenon of Sociology: Readerin the Sociology of Sociology, New York, 1971, pp. 325-347 .

    64 65

  • que se tiene por evidente en la actividad social normal. El proceso dediferenciacin es una condicin para el desarrollo de perspectivas. Pero a ello se debe aadir tambin que la improbabili-dad de lo normal alcance plausibilidad dentro de la ciencia, es decir,que pueda ser tratada como teora conforme a los criterios en uso.

    En este sentido, tampoco fueron exitosos los esfuerzos reali-zados para lograr un tratamiento cientfico-social moderno del pro-blema de la sntesis terica entre improbabilidad y normalidad. Yano podan transmitirse las teoras sucesoras del koinn, que pre-veanla contractualizacin de la poltica y del derecho en el planosocial para superar la problemtica de la improbabilidad, ni lasteoras sucesoras de las antiguas doctrinas de la amistad, que ofre-can un concepto ampliado de amistad con mayor profundidad in-dividual, con reflexividad social y reciprocidad libremente escogi-da. Si se consideran los desafos emergentes, no era en verdadposible desarrollar teoras acenca de las relaciones sociales entrelos individuos y teoras acerca de la relacin entre el individuo y lacolectividad que fuesen el producto de una descomposicin de unaformulacin unitaria del problema. Por el contrario, se reducen lasimplicaciones recprocas de ambas subteoras. No se alcanza laformacin de conceptos que pudiesen haber inducido una teorasocial omniabarcadora. Y cmo poda haberse generado una teo-ra de la socialidad, si la moral de la interaccin se ha\a retirado ala esfera individual, si las formas sociales slo suban il individuoal escenario, si con toda la autocomplacencia de la que es capaz lafrivolidad, se buscaba y publicitaba el estilo del autorretrato68 y si,finalmente, el proceso de reencontrarse a s mismo en otro, se re-duce a un inters de conservacin? La socialidad resulta entoncesaceptable (el amigo se convierte en enemigo) slo al precio de quese modere el desmesurado amor a s mismo. .6e Perotiene esta auto-conservacin un sentido social?

    68 As, en las memorias del cardenal de Retz.6e Pierre Nicole, Essais de Morale, tomo III, 3"Ed., Pars, 1682, p. 151.

    El siglo xvII da a la conciencia del individuo, con Descartes, la for-ma existencial del sujeto y, con ello, un nuevo sentido a la subjeti-vidad misma. Anteriormente, sujeto significaba aquello que subyacea las cualidades, o tambin, aquello a lo que se pueden referir lospredicados. Ahora, la subjetividad de los sujetos se transfiere a laconciencia, y la conciencia se convierte en el sujeto sin ms. Comoes conocido, la fundamentacin dice que slo en la realizacin deoperaciones conscientes radicara luna certeza incondicional, ya queen ellas la conciencia sabe de s misma, tanto en el caso de que suscontenidos sean verdaderos como en el caso de que sean falsos. Lacertezareside en la autorreferencia misma, con total independencia,por 1o pronto, de si sujeto se identifica a s mismo como el del >.

    Si la edad moderna no ha introducido esta redisposicin del lugardel sujeto, al menos la ha anunciado con toque de campanas. El sujetoya no es aquello que subyace a la realidad y que sostiene las propieda-des predicativas. Tampoco lo que perrnanece fijo y hace posible elmovimiento de las cualidades y el cambio de las determinaciones de lafbrma (y en esa medida, la redisposicin dio espacio al desarrollo deuna nueva fsica, no ms aristotlica). Ahora, el sujeto es la conciencia.lllla se genera a s misma desde la incertidumbre. Garantiza la unidadde su subjetividad con base en el esquematismo binario de nocionesverdaderas y falsas (y precisamente por ello, se escapa de ser atrapa-tla cosmolgicamente, lo mismo que por la religin, si ella se sirve delcosmos). Como conciencia, el sujeto esti absolutamente seguro de srrismo, en todos los casos y en cualquiera de los individuos.

    VII

    66 67

  • En comparacin con la tradicin de la phila / amicitia se aflo-ja, por lo pronto, la referencia ala accin. La autorreferencia delsujeto ya no sirve primariamente para localizar un agens responsa-ble, distanciado de s mismo y con capacidad de elegir. Con ello, sepierde aquella unidad de autorreferencia y socialidad fundada en laposibilidad de atribuir intereses.To Como , la autorreferen-cia se determina primeramente con autonoma de lo social. Peroesto significa que su re-vinculacin a los contextos sociales ya nopuede tener lugar por medio del antiguo y amplio concepto de amis-tad social, sino que se debe fundamentar en la subjetividad del su-jeto mismo, como por ejemplo, en la forma del imperativo categ-rico. El impulso para este desarrollo provino del cada vez msfuerte proceso de diferenciacin de la actividad cientf,ca y de sumedio especfico, la verdad. El inters en la objetividad y certezadel conocimiento domina ahora la delimitacin del problema, y elconcepto de praxis recibe la novedosa funcin de contribuir a lasolucin de los problemas epistemolgicamente insolubles. Cual-quiera sea el modo como esto se formule, el nuevo concepto desujeto tiene, en su generalidad y radicalidad, una relacin genticacon el mayor grado de diferenciacin de los medios de comunica-cin, que se utilizan, por una parte, para el control de la accin y,por otra, de las vivencias. Correspondientemente, el concepto asu-me un carcter formal.

    De acuerdo con Kant, el fundamento de la subjetividid del su-jeto es la capacidad de constituir relaciones de unidad en la com-prensin de la diversidad. Pero la unidad de la diversidad es la com-plejidad. El trmino 'sujeto'designa, por tanto, la forma en la cual elindividuo humano resuelve a travs del sentido los problemas decomplejidad que se le plantean en relacin consigo mismo y, a lavez, enrelacin con el objeto. (La explicacin y el tratamiento ulte-rior de este es tarea de la teora del conocimiento). El in-dividuo humano tiene la posibilidad de constituir relaciones de uni-dad que le sean accesibles como tales y depende de ello, dado que

    70 Cfr. ms arnbap.216.

    debe vivir con sentido. En la medida en que haga esto, opera comosujeto. Se puede decir entonces con una peligrosa reduccin: el indi-viduo humano . Pero qu significa

  • r, I

    tI

    Este problema no queda afectado por el giro kantiano. Tambinse produce cuando se invierte la argumentacin, cuando se conviertela unidad del sujeto en punto de partida para explicar la unidad de lasntesis, es decir, cuando se deduce el modus a partir de la existen-cia. Con ello se desplaza el inters rector del conocimiento desde lainmortalidad hacia las condiciones de posibilidad del conocimiento.Pero si se conserva la asociacin argumentativa de modus y existen-cia, se producen dificultades previsibles para la construccin de lateora social, puesto que una teora social debea tratar directamentela emergencia de la unidad de lo complejo, debera poderla com-prender directamente como logro social.

    La tesis de la subjetividad de la conciencia sita el problema dela asociacin de modus y existencia en el concepto de conciencia.La conciencia sintetiza la modificacin de las sntesis y es, en estesentido, ella misma una operacin y, precisamente, aquella opera-cin que se otorga a s misma existencia y duracin. Sin embargo,tampoco la ubicacin del problema en la facticidad de la concienciapermite formular una teora social (ni siquiera fragmentaria). En loque concierne a la dimensin social, cualquier otro hombre siemprees slo un objeto para el sujeto. Incluso en la versin de la teoratrascendental del pensamiento, es solamente apariencia. Esto es ne-cesaria e inevitablemente as, dado que el otro hombre no est co-nectado a la autorreferencia basal de cada una de las otras concien-cias. La figura autorreferencial con la que el sujeto asegura\su smismo, no asegura tambin al del otro (y en este sentido, el sujetoasume la recin registrada forma disminuida de la moral de interac-cin). La intersubjetividad es, en sentido estricto, un no-concepto.Por otro lado, el sujeto tiene precisamente por la misma razn, ottacualidad social: la cualidad del . La subjetividad delsujeto formula una realidad que es accesible inmediatamente paracualquiera. Sin embargo, esto no lo puede saber ningn sujeto res-pecto de otro, en todo caso, no de la misma manera como lo sabe des mismo. Pero tampoco tiene en su autorreferencia ninguna raznpara negirselo a otros, en la medida en que comparecen como seresque hacen operar su conciencia.

    70 71

    Para la convivencia social en el mundo de la vida, el solipsismono es una opcin real. Jugar una opcin terica en esa situacin sig-nifica aniquilarla prcticamente. La alternativa es suponer que cual-quiera es sujeto en el sentido de la estructura experimentada en larespectiva conciencia. El diseo terico de la subjetividad de la con-ciencia conduce de manera no estrictamente lgica, pero s prctica,hacia la socialidad de cualquiera, hacia un a priori social, no de lacomunidad, ni de la fusin amistosa, sino de cualquiera. En la gene-ralizacin del imperativo categrico no est presupuesto nada mspero tampoco nada menos.

    Esta reduccin de la socialidad a una cualidad de >revela algo. Resulta, de modo aparentemente inevitable, de la lgicade desarrollo de la historia de un concepto que se encontr con laautorreferencia de la conciencia y que ya no pudo liberarse de estedescubrimiento. Si se pregunta adems acerca de la correlacin entrela semntica y la estructura social, entonces se impone la perspectivade que la subjetividad de la conciencia individualizada en cualquierasimboliza las exigencias de un nuevo orden. Ya no se trata de lavidabuena sino de la inclusin. Ya no se trata de la forma de perfeccinde la vida (siempre condicionada socialmente), que se haba mante-nido abierta para el individuo en las sociedades estratificadas en to-dos los rangos de la jerarqua social, sino que se trata de un presu-puesto de la diferenciacin funcional: de que cualquiera debe tomarparte de cualquier funcin, dado que solamente de esta manera puedeestar asegurada la primaca de esta forma de diferenciacin.14

    El sujeto es la frmula de inclusin par excellence. Dentro delnuevo orden social no tiene ningn lugar fijo y, por tanto, no puedeesperar una . Por un lado, la vida humana se reduceconsecuentemente a la pura vida, en el sentido de la materia sensible,a partir de la cual se debe hacer todo lo dems. Por el otro, existenofertas sustitutivas para la vida buena en los conceptos de reflexinde la nueva teora del sujeto. En el siglo xvIII, sobre todo, la idea del

    7a Cfr. tambin, Gesellschaftliche Struktur und semantischetomo 1, pp. 9-71 (31 ss.).

  • gozo de s mismo o de la felicidad, con la que el sujeto se satisface as mismo dado que no puede comunicar suficientemente sobre s mis-mo a los dems. La felicidad es, por as decir, aquello que queda dela vida buena, despus de que se ha radicalizadola estructura autorre-ferencial de la conciencia y que se ha descubierto, consecuentemen-te, la incomunicabilidad de la experiencia del yo. La vida es ahoraslo aquello que sirve de punto de partida pnalafelicidad.T5

    El aprovisionamiento del sujeto con smbolos adicionales quetratan de recuperar la referencia al mundo y a la sociedad, ha variadomuchas veces: apropiacin del mundo, educacin, emancipacin,calidad de vida. En ello se muestra semnticamente un sujeto capazde adaptacin. No obstante, se mantiene la estructura bsica de lasubjetividad de la autorreferencia, que permanece invariable porquesimboliza la inclusin.

    Visto sociolgicamente se trata, en otras palabras, de un corre-lato semntico para el take off hacia la sociedad mundial. En susubjetividad, cualquiera puede reclamar para s acceso a todos losmbitos de funciones del sistema social. Cualesquiera sean las dife-rencias que puedan tener los sujetos, en relacin con la sociedad soniguales como sujetos y tienen el mismo derecho a participar en todaslas funciones, beneficiarse de la economa, recibir educacin, parti-cipar de las decisiones polticas, formar la propia familia, etc. Comosujeto y con la libertad e igualdad derivadas, se formula el princi-pio de la inclusin de todas las personas en todos los listemas defunciones, el cual se correlaciona, por su parte, con la diferenciacinfuncional que concluye con el orden estamental.

    En el nivel de abstraccin que se haba alcanzado, sin embar-go, no se logr estabilizar tericamente al sujeto. Manifiestamentefaltaba plausibilidad suficiente y capacidad de enlace para nuevosdesarrollos tericos. En cualquier caso, se introducen algunas estre-

    7s As explcitamente, Carl Friedrich Bahrdt, System der moralischen Re-lgion zur endlichen Beruhigung fr Zwefler und Denker, tomo I, Berlin 1787,p. 105 - Aqu, en todo caso, con un concepto completamente plano, sin re-flexin, de la felicidad (= satisfaccin).

    checes tericas, derivadas de elaboraciones tanto espistemolgicascomo antropolgicas76 alcanzando ambas una extraa posicin trans-versal en relacin con los requerimientos de la teora social, quefinalmente entorpecen y se comportan crticamente en relacin connuevos desarrollos de la teora sociolgica. Como resultado se ob-tiene que, desde la perspectiva de la teora del sujeto, la sociologano es capaz de satisfacer ni las exigencias epistemolgicas ni tam-poco al hombre como hombre, puesto que lo objetiviza y lo reifica,mostrando, con ello, su insuficiencia terica.

    El problema precedente corresponde, en verdad, a la estrechezcon que se lleva a cabo el planteamiento mismo del sujeto' El pro-blema de la incertidumbre se trata en la teora cartesiana comoproblema del conocimiento. Con ello, queda referido de antemano aun determinado esquematismo binario que se supera en la unidad quelo trasciende.TT Se destaca as una de entre muchas funciones socialesfrente a las otras, se prefiere uno de entre muchos esquematismosbinarios, para discutir un problema que podra haberse formulado demanera ms general, a saber, con conceptos como los de complejidadestructural, contingencia, sentido, que an no estaban predispuestos

    ?6 sobre todo Max Adler ha sealado los problemas que resultan de unacombinacin de ambas versiones estrechas, es decir, de una interpretacin indi-vidualista de la teora del conocimiento. Vase: Das Soziologische in KantsErkenntnistheorie,wien 1924 "Die Beziehungen des Marxismus zur klassis-chen deutschen Philosophie", en: del mismo auto\ Kant und der Marxismus:Gesammelte Aufscitze zur Erkenntniskritik und Theorie des Sozialen, Berlin1925, reimpreso Aalen 1975,pp. 133-190.

    ?? sobre todo Gotthard Gunther ha retomado los problemas relacionadoscon ello, sin embargo, no los ha desarrollado despus en la direccin de unacrtica de la teoa del sujeto, sino en la direccin de una crtica de la lgicabivalente, y finalmente se qued ah. Vase, sobre todo, Idee und Grundrisseiner nicht-Aristotelischen Logik, tomo I, Hamburg 1959. Das Bewusstsein derMaschinen,2" edicin,Krefeld-Baden-Baden, 1963; Beitrrige zur Grundlegungeiner operatonsftihigen Diatektik,3 tomos, Hamburg 1976-1980. Cfr. tambin,Peter Hejl, zur Diskrepanz zwischen struktureller Komplexitcit und traditione'llen Darstellungsmitteln derfunktional-strukturellen Systemtheorie, suplemen-to 2, Frankfurt 1974,PP.186-235.

    72 73

  • "r

    para comprender precisamente a la ciencia y al conocimiento comoactividad social. En conexin con Descartes, y hasta despus deHume y Kant, se formula entonces la pregunta, cmo es posibleel conocimiento? para obtener una respuesta que no presupongacircularmente, por su parte, el conocimiento. Para ello se encuentradisponible el sujeto como concepto de contencin.78

    El lastre que representa una preconcepcin epistemolgica delproblema se muestra an en el concepto de sociedad de Fichte. >.80El problema de la teora es entonces: 8r conla ayuda de un seguro epistemolgico. Con ello logra su objetivo dedeterminar su concepto sobre la base de la subjetividad auto-cons-ciente del sujeto.

    La remisin del conocimiento al sujeto fundador de la unidadfue estimulada por el hecho de que existan conocimientos verdade-ros y por el xito social de las ciencias, encontrando ah su seguridad.Desde la facticidad del conocimiento se poda postular la existenciadel sujeto sintetizante en los sujetos, en todos los individuos, en cual-quiera. No, sin embargo, del individuo en el individuo, del hombre

    78 Para aclarar esto, se podra pensar como alternativa en una respuestaterico-evolutiva.

    7e Ntese, de paso, el planteamiento de la pregunta: Cmo es posible x?Regresaremos a ello ms adelante.

    ro "Einige Vorlesungen ber die Bestimmung des Gelehrten",en: Aus-

    gewlihlte Werke,tomol,Darmstadt 1962, p. 230.8t lbid.,p.234.

    ,:

    lr It

    en el hombre, del ?82 Esta continuacinhubiese hecho necesaria una reflexin sobre la socialidad, que seefecta ms o menos subrepticiamente, a travs dela antropologiza-cin del sujeto y que culmina alrededor del ao 1.800 en una emer-gente

  • su base. Se debe reconstruir entonces dentro del sujeto individual,como exigencia fica, como imperativo categrico.

    Entretanto, este sujeto comprendido antropolgicamente ha mos-trado ser, despus de anlisis cadavez ms extensos y profundos, unbarril sin fondo, en cuya superficie se reflejan las danzas macabras delos psicoanalistas alternativos.8s Ya no se trata solamente del abismode la razn (Kant), sino adicionalmente del abismo del inconsciente,en el que se disuelve todo punto de apoyo, justamente porque la con-ciencia opera de manera autorreferencial. All, tampoco puede echaranclas la intersubjetividad y la socializacin slo puede conducir a la. El sujeto es una construccin de otro sujeto.85u

    En este sentido, las elaboraciones epistemolgicas y antropol-gicas de la subjetividad de la conciencia se han igualado. Tratan decompensar recprocamente sus insuficiencias. Empujan al sujeto auna posicin obstruida frente a la pregunta

    85 Danze macabre. Achille Ardigd utiliza esta expresin, Csi di gover-nabilitd e mondi vitali, Bologna 1980, p. 10.

    85u Cfr. Ren Girard, Mensonge romantique et vrit romanesqu,Pa-

    76 77

    El siglo xvm llev su teora de lo social hasta una situacin extrema.Refin su sensibilidad en el mbito de las relaciones interpersonales y,simultneamente, la sustrajo de las estrictas exigencias de la interaccinespecificada para los estratos. Sera un malentendido suponer aqu unapreferencia por el individualismo y en contra del colectivismo. La uni-lateralidad reside ms bien en que la socialidad esl fundamentalmenteconcebida desde la relacin interpersonal y no desde la comunidad so-cial a la que la persona siempre esti subordinada.Laopcin a fa