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Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 28. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsable:

Comisión de Pastoral Litúrgica

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIO:Mensaje del Señor Obispo ................................................................................... 1

Presentación .......................................................................................................... 2

Indicaciones metodológicas................................................................................. 3

TEMAS:

1. Compromiso Ético y Liturgia ........................................................................... 5

2. Los Sacramentales introduceny encaminan y los sacramentos .................................................................... 11

3. Instrucción Ad Resurgendum Cum Christo .................................................. 17

4. Los Sacramentales efectúanla acción de Cristo y de la Iglesia ................................................................ 20

5. Los Exvotos, testimonios de fe, gratitud y amor .......................................... 28

SUBSIDIOS:

La Piedad Popular como expresión legítima de la fe ...................................... 32

Vigilia de Pentecostés......................................................................................... 35

Domingo de Pentecostés .................................................................................... 36

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PASTORAL LITÚRGICA

Mensaje del Señor Obispo

«La Pascua de Cristo, santifica los acontecimientos de la viday los orienta a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios»

(Cfr. SC 61).

Asunto: Semana de Animación Litúrgica.Pascua del Señor 2017.

Muy queridos hermanos y hermanas en elSeñor.

La Vigilia Pascual -que es el punto neurálgicodel calendario litúrgico-, nos sumerge en la «esen-cia misma de Dios y en su actuar graduale históricamente revelado en orden a lasalvación de los hombres» (DV 2; 4).Este acontecimiento salvífico hace quenuestras comunidades recuperen su ener-gía espiritual, su identidad y su celoevangelizador, por eso hemos de cele-brarlo en su total dinamicidad pascual,no como mero rito, sino haciéndolocarne en nosotros y en nuestrascomunidades cristianas.

Desde esta perspectiva yen la coyuntura del año pas-toral que vivimos en nuestra diócesis «…delTestimonio y del comportamiento moral cristia-no», celebrando la victoria del Señor, hemos deredescubrir cómo «la Pascua de Cristo, santificalos acontecimientos de la vida y los orienta a lasantificación del hombre y a la alabanza de Dios»(Cfr. SC 61). Así podemos constatar que la lectu-ra de la relación entre vida litúrgico-sacramentaly comportamiento moral, reenvía a aquella de lavisión cristiana del vivir y actuar, complejo eindisociable, que expresan y encarnan la vidacelebrativa en la vida del cristiano.

Podemos ratificar que la vida moral sin lossacramentos no expresa y no implementa «lavocación de los fieles con Cristo» (OP 16), y lacelebración litúrgico-sacramental que no incideen el actuar, no cualifica la «nueva creación en

Cristo». La comunidad que celebra el Misterio yvive en Dios debe crecer en la comunión, hacien-do experiencia del amor, del perdón, de la justiciay de la solidaridad.

Para la publicación de este boletín depastoral agradezco a la Comisión Dio-cesana de Pastoral Litúrgica, el esfuer-zo que realiza para que sigamos ani-mando el compromiso y la vida litúrgi-ca de las comunidades. Ojalá que estaexperiencia de la celebración y en-

cuentro con el Misterio en elTiempo Pascual, y a través

de la celebración litúrgicade los sacramentos, lossacramentales y la pie-dad popular, acreciente

en nosotros, en nuestras familias y comunidades,el deseo constante de vivir lo que celebramos,para que así, nuestra fe vivida y celebrada en lasacciones litúrgicas y en la piedad popular seafermento de vida nueva, que dé a nuestra diócesisun nuevo rostro de Iglesia.

Que la gracia del sacramento pascual fructifi-que en nuestros corazones, para que, por la inter-cesión de Nuestra Señora de San Juan, podamoscorresponder a los dones del amor de Dios quenos abrió el camino de la salvación eterna.

Con mi bendición:

+Jorge Alberto Cavazos ArizpeObispo de San Juan de los Lagos

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En la Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgi-ca en este año pastoral «…del Testimonio y delcomportamiento moral cristiano» nos hemos pro-puesto el siguiente objetivo: «Favorecer el en-cuentro gozoso con el Dios misericordioso en laliturgia y piedad popular como fuentes del testi-monio y comportamiento moral, para la gloria deDios y la santificación del cristiano»; y lo hace-mos porque reconocemos que elencuentro con Dios a través de lacelebración de nuestra fe (en lossacramentos y en los sacramentales)ha de traer consigo, no sólo unarecepción y asimilación de la Tra-dición de la Iglesia (1Cor 11, 23),sino también una confrontación delas actitudes personales, familiaresy comunitarias que se reflejan en elcomportamiento cotidiano de cadabautizado.

Por ello, para esta IX Semana deAnimación y Formación Litúrgica, inspirados enla Constitución Dogmática SacrosanctumConcilium del Vaticano II, el tema general es:«La Pascua de Cristo santifica los acontecimien-tos de la vida y los orienta al testimonio evangé-lico» (Cfr. SC 61), ya que la relación entre sacra-mentos-sacramentales y la vida moral se convier-te en sinónimo de «vida moral-celebración-litur-gia».

Así, el Tiempo Pascual ofrece una oportuni-dad para que al celebrar el triunfo de la Vida y alhacer memoria del Bautismo y anámnesis de laEucaristía, valoremos cómo mediante la fe, lossacramentos y sacramentales, los Christifideleslaici (fieles cristianos), se redescubren miembrosvivos del «Cuerpo de Cristo», capaces de pensar,amar y llevar a cabo las actitudes a través de lascuales, se vive en «los cielos y la tierra nueva»(2Pe 3, 13) la Resurrección en la gloria y laplenitud de la vida en Dios (cfr. 1Jn 3, 2; LG 7).

La celebración litúrgico-sacramental, en sucompleja estructura, hace memoria, actualiza y

prefigura esta novedad en la que la persona seconvierte, se deja conformar, se recibe, se dona,en un movimiento que es epiclético, paraclético yanaclético. En este dinamismo que sucede en elcuerpo místico de Cristo -la familia de las fami-lias-, que consta de personas, distintas por elnombre, pero unidas en la dignidad y en la misiónorientada por los carismas, podemos constatar

que la vida moral y la vidasacramental son aspectosindisociables de los que por eldiscipulado y la obediencia al Espí-ritu Santo crecen en la amistad, enla justicia y en la responsabilidad,celebrando el Misterio y consoli-dando su pertenencia al Pueblo deDios que es Cuerpo de Cristo ytemplo del Espíritu (cfr. LG 17).

Comprendemos entonces que laacción litúrgica y la práctica moral,unidas y al mismo tiempo

interdependientes, son la obra de Cristo y de losque viven en Él y cooperan en la reconciliacióndel mundo. Por lo tanto, no se puede comprenderplenamente la vida cristiana si no se «evalúa» através del comportamiento cotidiano.

En este contexto de la celebración de la fe y supuesta en práctica, para esta Semana de Anima-ción Litúrgica, hemos querido presentar ademásdel tema central «Compromiso ético y liturgia»enfocado sobre todo al sacramento de los sacra-mentos: la Eucaristía, abordar aquellos temas quedesde los «sacramentales» también marcan lavida y la acción de los bautizados. Ellos serán:«Los sacramentales introducen y encaminan a lossacramentos»; una introducción a la InstrucciónAd resurgendum cum Christo; «Los sacramentalesefectúan la acción de Cristo y de la Iglesia»; y,«Los exvotos, testimonios de fe, gratitud y amor».Así como un subsidio titulado: «La Piedad Popu-lar como expresión legítima de la fe».

Para esta publicación hemos tomado el temade los sacramentales, ya que éstos están en co-

Presentación

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PASTORAL LITÚRGICA

Para propiciar la acción transformadora de loscristianos en sus ambientes y para la superacióndel divorcio entre la fe y la vida les recordamos,una vez más, que este espacio de estudio y forma-ción va dirigido especialmente a los agentes depastoral de nuestra Diócesis (sin exclusión de losagentes de otras Diócesis), Presbíteros y laicosmiembros de la comisión parroquial de pastorallitúrgica [Proclamadores de la Pala-bra, Ministros extraordinarios de laSagrada Comunión, Integrantes de loscoros: Músicos-cantores, Sacristanes,Campaneros, Colectores, Monitores,Coordinadores de las celebraciones,Coordinadores de los servidores delAltar (monaguillos), Equipo de deco-ración y otros ministerios presentesen sus comunidades], pero que debeestar abierto a todos los miembros dela comunidad parroquial, ya que pue-de ser la oportunidad para que otros seinteresen, integren, se formen y colaboren en lapastoral litúrgica parroquial.

Los contenidos de la IX Semana de formacióny animación litúrgica, están inspirados en el Añodel Testimonio y del Comportamiento MoralCristiano que estamos celebrando en nuestra Igle-

sia diocesana y que son ofrecidos a propósito enel Tiempo pascual para vibrar más intensamentecon la celebración de dicho tiempo litúrgico. Esimportante recordar que el subsidio temático queofrece la CODIPAL debe ser estudiado y asimi-lado por el (los) responsable(s) de la comisiónparroquial de pastoral litúrgica, para favorecer lapropia actualización y formación de los agentes.

El tema general para esta IX Semana es: «LaPascua de Cristo, santifica los acontecimientosde la vida y los orienta al testimonio evangélico»(Cfr. SC 61).

Recomendamos promocionar la Semana deanimación litúrgica en la comunidad a través de

Indicaciones Metodológicas

PARA LA IX SEMANA DE FORMACIÓN Y ANIMACIÓN LITÚRGICA

nexión con los sacramentos y pertenecen a los«signos sagrados» con los que la Iglesia ora eintercede para obtener los efectos espirituales,pero también desde ahí, el testimonio evangélico,pues éstos confieren a los fieles bien dispuestos aabrirse a la gracia de Dios, ser santificados en losavatares de la vida y dar gloria a Dios.

Que este itinerario de animación, formación ysensibilización litúrgico-sacramental, nos ayudepara que la celebración de nuestra fe sea motivo

para que se lleve a la práctica cotidiana el biencomún; así, «la celebración del Misterio Pascualde la pasión, muerte y resurrección de Cristo,santificará los acontecimientos de la vida y losorientará a la santificación del hombre y a laalabanza de Dios» (Cfr. SC 61).

Pbro. José Emanuel Vázquez CarrilloCoordinador de la Comisión Diocesana

de Pastoral Litúrgica.

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los avisos, carteles, invitaciones, etc., así comoreflexionar cada uno de los temas en un ambienteevangelizador.

Esta semana debe ser planeada entre el sacer-dote asesor del equipo de pastoral litúrgicaparroquial y los diferentes coordinadores de losgrupos o equipos de los diferentes ministerioslitúrgicos.

Prever un lugar adecuado para la realizaciónde la semana, que incluya sonido y demás mediosdidácticos, pedagógicos y electrónicos para larealización de la misma.

Distribuir muy bien el tiempo de cada sesión,de tal manera que el material sea aprovechado almáximo y los participantes puedan asimilar me-jor el contenido.

Aunque se proponen los temas para una sema-na de animación, se ofrece material paraprofundizarse y aplicarse a lo largo del año, y esaes la razón por la cual se pone un amplio aparatocrítico en algunos temas; tomar en cuenta lasnotas y/o referencias en un tema haría demasiadopesada la sesión, pero es de mucha utilidad pararesponderse a los interrogantes y dudas que pue-dan surgir, o para hacer más precisiones.

Preparar bien los momentos de la Oracióninicial y el momento de celebrar, aunque seanbreves, para que sean un verdadero instrumentoque fomente la espiritualidad en nuestros agenteslitúrgicos.

Para este boletín continuamos con la metodolo-gía del Ver, Pensar, Actuar y Celebrar porquecreemos que responde a las exigencias pedagógi-cas para proponer una actitud de conversión y decompromiso transformador que afiance un estilode vida y una espiritualidad que guíe nuestrocomportamiento como auténticos cristianos. Poreso los invitamos a seguir esta metodología deján-dose guiar por el objetivo propuesto y el ver-pensar-actuar-celebrar, en cuanto sea posible, comoestán estructurados los temas; tratando al mismotiempo de enlazar un tema con el otro, para que losconocimientos no se queden como ideas abstrac-tas, sino que los agentes litúrgicos se capacitenprácticamente, para aplicar los contenidos.

A la luz del contenido y la reflexión de lostemas, revisar cómo está funcionando la comi-sión parroquial de pastoral litúrgica, cómo esasesorada, cómo está su programación y organi-zación y que necesidades tiene. Es necesariotambién revisar, con qué frecuencia se reúne lacomisión parroquial en pleno para la oración y elestudio.

De lo estudiado en la semana, es bueno llegara compromisos concretos, según el tiempo en quese realice la semana. Aclarando que el mejortiempo propuesto para su realización, es el tiem-po pascual. Pero si en alguna comunidad nopuede realizarse en éste, puede realizarse en eltiempo y momento que mejor sea conveniente.Lo importante es favorecer la realización de esteespacio oportuno para el estudio y la oración.

Realizar la evaluación de la semana para de-tectar los aciertos y los errores, e informar de elloa la CODIPAL a través del coordinador decanalde pastoral litúrgica, ya sea Parroquia por Parro-quia o haciendo el vaciado de todo el Decanato, oenviarla directamente al coordinador o secretariode la Comisión Diocesana.

Sugerimos se concluya la semana celebrandola Eucaristía para agradecer al Señor el trabajorealizado en bien de toda la comunidad, y altérmino de la misma se dedique un tiempo paraconvivir y se comparta la experiencia vivida.

Esperamos que estas indicaciones, además delas que ustedes puedan prever les ayuden a reali-zar con mucho éxito esta IX Semana de Forma-ción y Animación Litúrgica.

De antemano los felicitamos y les auguramosuna buena IX Semana de Formación y Anima-ción Litúrgica. Les recordamos que el buen des-empeño de nuestro trabajo pastoral dependerámucho de cómo sea preparado, coordinado yrealizado, de nosotros dependerá el rostro que lequeramos dar a la Pastoral Litúrgica Parroquial.

Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgicay Piedad Popular

Diócesis de San Juan de los Lagos

- Codipal -

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PASTORAL LITÚRGICA

1. OBJETIVO:

Considerar como el culto cristiano entoda su amplitud y profundidad, va másallá de la acción litúrgica. Para que ésteordenado a toda la vida, se traduzca en laglorificación de Dios y el compromisoético/moral.

2. ORACIÓNCanto:

Como el ciervo al agua va,vamos hacia ti, Señor,

pues de ti tenemos sed,fuente del eterno amor.

Caminamos hacia ticon alegres cánticos;

hoy venimos a tu altar,para amarte más, Señor.

Quien escucha mi gemirdice: ¿dónde está tu Dios?El Señor se encuentra aquí

en la voz de júbilo.

Ya mi llanto ha de cesar;el Señor es Salvador.

Cuando tenga que sufrir,en ti pensaré, Señor.

(Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=xivuWRUKEs4).

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y delEspíritu Santo. Amén.Por el sacramento del bautismo fuimos consti-

tuidos podrás vivas del edificio que es la Iglesiaadquirimos el compromiso de vivir como autén-ticos cristianos, con una vida congruente con eldon que hemos recibido de ser hijos De Dios,

robusteciéndonos con la liturgia para alcanzar lasalvación. Escuchemos lo que la Palabra de Diosnos dice.

Un lector proclama:

1 Pe 2,4-5: «Acercándose a él, piedraviva rechazada por los hombres, peroelegida y preciosa para Dios, tambiénustedes mismos, como piedras vivas,van construyendo un templo espiritualdedicado a un sacerdocio consagrado,para ofrecer, por medio de Jesucristo,sacrificios espirituales agradables aDios». Palabra de Dios.

Terminamos con la siguiente oración(Oración colecta: Lunes III de Pascua)

Todos: Concédenos, Dios todopoderoso, que,despojándonos del modo de proceder del hom-bre viejo, nuestra vida corresponda a la natura-leza que restauraste en nosotros gracias a lossacramentos pascuales. Por Jesucristo nuestroSeñor. Amén.

3. VER

Comencemos nuestra reflexión con la siguien-te pregunta: ¿Qué es mejor hablar de MoralCristiana o de Ética Cristiana?

Existen algunas opiniones en nuestra sociedadque rechazan el término «Moral Cristiana», por-que les recuerda los tiempos en que ésta se impo-nía a la fuerza en todos los ámbitos de la sociedad.Algunos al oír la palabra Moral la asocian arepresión, y la ven pasada de moda y anticuada.Por eso prefieren hablar de ética cristiana puesto

TEMA 1:

Compromiso Éticoy Liturgia

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que existen otras éticas y cada uno es libre deescoger la que mejor le convenga.

Sin embargo, hemos de tener claro que lamoral cristiana no es una imposición externa deleyes, es decir, unas leyes impuestas desde lo altoy que hay que obedecer de lo contrario sufriremoslas penas impuestas. El verdadero concepto de‘Moral Cristiana’ se refiere a la búsqueda cons-tante por parte del creyente para vivir el estilo devida de Jesús.

La Moral Cristianaes, por tanto, vivir comoJesús, imitar su mismoestilo de vida y com-portarse de acuerdo conlos valores del evange-lio. Esto no se impone ala fuerza, sino que seescoge libremente. Je-sucristo siempre invita-ba a la gente para que lesiguieran, nunca obligóa nadie. El cristiano, dis-cípulo de Jesús cumpli-rá los mandamientos noporque se los impongansino porque desea cum-plirlos, porque sabe quecumplirlos es buenopara él y le ayuda a ser más feliz.

Ahora entonces, se comentarán las siguientes preguntas:

1.- ¿Acudir a Misa y/o celebrar los sacramentos mehace bien?

2.- ¿Qué importancia tiene la liturgia para tu vida?¿Por qué?

3.- ¿Existe ruptura entre lo que celebras en laliturgia y tu vida cotidiana? ¿En qué se nota?

Estemos atentos, ya que, en nuestra vida coti-diana, es notorio que no hemos pasado de unejercicio de la liturgia imperativo o de meraobligación a uno de convicción.

4. PENSAR

Para hacer de la confesión de Cristo hijo deDios encarnado, en su muerte en Cruz y resurrec-

ción un verdadero testimonio con expresión en eltiempo y en el mundo, nuestro comportamiento ovida moral como cristianos debe convertirse enuna prolongación, mediante una comunidad, dela fe; la celebración, ese encuentro gozoso con elDios misericordiosos en la Liturgia y PiedadPopular debe ser llevada a la acción que incluyela transformación de la realidad, santificándoseen la medida que da gloria a Dios. «El símbolo, el

rito, la celebracióncomo memoriaactualizadora del ori-gen fundador, son asíconstitutivos del cristia-nismo concreto»1. Elencuentro con Dios através de la celebraciónde nuestra fe, trae con-sigo, no sólo una recep-ción y asimilación de laTradición de la Iglesia(Cf. 1 Cor 11, 23), tinouna confrontación delas actitudes persona-les, familiares y socia-les que se concretizanen el comportamientode cada bautizado.

«En la liturgia seunen la lex orandi, la lex credendi y la lex vivendi.No son separables la oración, el dogma y la vida,sino que se deben iluminar e interaccionar enreciprocidad. ¿Cómo, en concreto? La liturgia esuna realidad definitivamente constituida en cuan-to que ella nos transmite los signos del don yentrega de Cristo al mundo, pero a la vez es unarealización que toma cuerpo en formas y figurassignificativas de este mundo»2.

Con el nombre de «católico romano» comodesignación confesional se asociaba hasta la se-gunda mitad del siglo XX a una jerarquía querepresenta a Cristo; una liturgia que hace descen-der a Cristo a nuestra tierra y, al mismo tiempo,eleva a los hombres hacia él; unos sacramentosque acompañan durante toda la vida, desde elnacimiento hasta el lecho de muerte; procesiones,indulgencias, peregrinaciones, votos, consagra-

Le Preguntaron al Gran Matemático árabeAl-Khawarizmi sobre el valor del serhumano, y este respondió:

“Si tiene ética, Entonces su valor es =1.

“Si además es inteligente, agréguele uncero y su valor será =10.

“Si también es rico, súmele otro 0 y será=100.

“Si por sobre todo eso es además Una bellapersona, agréguele un 0 más y es igual a= 1000.

“Pero, si pierde el 1, que corresponde a laética, perderá todo su valor pues,solamente le quedarán los ceros.

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ciones y bendiciones que determinan todo loimportante para los hombres: y todo ello siemprecon la garantía de que Cristo mismo habla y actúaa través del papa, los obispos y los presbíteros.

Sin embargo, el catolicismo de nuestro tiempoofrece una imagen muy diferente. Cada vez sonmás los católicos que solo creen lo que ellosmismos consideran verdadero, bueno y útil. Mu-chos están ya muy lejos de obedecer al obispo/presbítero porque represente a Cristo. Y pocossaben ya por qué la Iglesia «obliga» a cada uno desus miembros a asistir cada domingo a la celebra-ción de la eucaristía y a celebrar el sacramento dela penitencia por lo menos una vez al año, porejemplo.

Entre muchos problemas actuales, uno de ellosla ‘quiebra entre la fe y la vida’, es el hecho de quecada vez más bautizados viven según la consigna:«Mi fe es un asunto privado». Es la historia delbecerro de oro (Cf. Ex 32, 1-4), en el que en elfondo ya no se trata de Dios sino en el pequeñomundo arbitrario y egoísta que nos fabricamos.La mentalidad del «conmigo no cuenten» deaquellos que no participan en la eucaristía el díaen que se conmemora la resurrección de Jesús yque, por lo demás, tampoco hacen oración nihablan ya sobre su fe es un verdadero problema.Si cada bautizado recibiera cada domingosacramentalmente a Cristo vivo y lo encarnara ensu vida en la medida de sus fuerzas, el aspecto delas familias y la sociedad misma, se habría restau-rado ya hace mucho tiempo. Ya que la celebra-ción, que es expresión de la fe -es decir, esexpresión de lo que se cree y se profesa-, debecorresponder con un comportamiento «ad hoc»del bautizado.

Compromiso ético3 y liturgia

Tengamos en cuenta lo siguiente: «Sin la cele-bración litúrgica es difícil que haya verdaderocompromiso ético/moral; sin compromiso ético/moral es imposible que haya una verdadera cele-bración litúrgica». Esta afirmación vale para todala ‘liturgia’ en general, pero con mayor razón valepara la eucaristía, que es la ‘liturgia por antono-masia’. De hecho, la transformación «en un solocuerpo», que la epíclesis pide y las intenciones

prolongan y acrecientan en la anáfora o plegariaeucarística («…que formemos en Cristo un solocuerpo y un solo espíritu»4), es vertical y horizon-tal a la vez. La dimensión vertical, nuestra tensióny atención a Dios, halla su verificación natural enla dimensión horizontal, es decir, en nuestra ten-sión y atención a aquellos de los que debemoshacernos prójimos.

Como Cristo se realiza, corporeiza y universa-liza en la liturgia eucarística, así el cristiano seconvierte en ofrenda, en banquete y en acción degracias, de modo que: memorial, banquete, sacri-ficio y acción eucarística, son estructuras quedeben ser llevadas al acto por los participantes ycelebrantes. La liturgia es acción, es el anticipo dela vida futura, de la vida verdadera, que nosprepara para vida real –la vida en la libertad enunión con Dios y los demás– hace irrumpir elcielo en la tierra5.

Al entrar en la iglesia llevamos con nosotrostodas las vivencias del mundo, tanto las gozosascomo las angustiosas, para vivirlas en su máximogrado en aquella celebración eucarística6. Cuan-do salimos de la iglesia llevamos a nuestro diariovivir todos los compromisos asumidos y consoli-dados al ritmo de nuestras eucaristías. Si al entraren la iglesia no llevamos con nosotros nuestraspreocupaciones y las del mundo, resulta inútilque entremos en ella. De la misma manera, si alsalir de la iglesia no llevamos compromisos con-cretos para nuestra vida personal, familiar, profe-sional, cívica y eclesial, resultó inútil que entrára-mos en ella, pues una eucaristía sin voluntad deasumir compromisos éticos –especialmente enrelación con el prójimo- es, para quien participaen ella, una eucaristía nula. «Dios tiene derecho auna respuesta por parte del hombre, tiene derechoal hombre mismo»7. Sin compromisos efectivos,el culto constituye una evasión cómoda, un cultovacío, una ‘apariencia de culto’.

Fuente de santificación

La Liturgia a través de las acciones, fórmulascon las que damos culto ‘publico’ a Dios, comoobra y misterio público es la expresión cumbre denuestra actividad de cristianos que nos transfor-ma, y la fuente que con su fuerza nos santifica (Cf.

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SC 10). Pero no iniciamos esa transformación pornosotros mismos sino como un verdadero progre-so espiritual que fluye de la liturgia, en la que laIglesia, impulsada por la Liturgia, como Cuerpode Cristo, es transformada por el mismo Cristo aquien celebra, «para que, saciada con los sacra-mentos pascuales, sean concordes en la piedad(Cfr. 2 Cor 6,1)» (SC 10). Es una transformaciónen Aquel que se hace todo don: todo ser–para, enobediencia al Padre y por amor al hombre –comodijo el Papa Benedicto XVI–: «al hacerse hombrepor obediencia al Padre, llegando a ser en todosemejante a nosotros, ex-cepto en el pecado (Cf.Hb 4,15) aceptó cumplirhasta el fondo su volun-tad, afrontar por amor anosotros la pasión y lacruz, para hacernos partí-cipes de su resurrección,a fin de que en él y por élpodamos vivir para siem-pre en la consolación y enla paz» (Audiencia Gene-ral, Miércoles 20 de abrilde 2011).

Cuanto más el cristia-no se convierte en ‘otroCristo’ más lo imitamos, más nos asemejamos aaquel en el que está contenida toda la humanidady la plenitud de la divinidad. Así lo experimenta-ron los santos, quienes fueron plenamente trans-formados en Cristo, quienes, guiados por la litur-gia, dieron testimonio de las maravillas de Cristoechas en ellos (Cf. SC 111), y pensaron sólo en labelleza del Amado, glorificándolo ritualmentetanto en la liturgia como en su comportamientocotidiano.

Glorificación de Dios.

«El culto, considerado en toda su amplitud yprofundidad, va más allá de la acción litúrgica.Abarca, en última instancia, el orden de toda lavida humana en el sentido de las palabras deIreneo: el hombre se convierte en glorificación deDios, y queda, por así decirlo, iluminado por lamirada que Dios pone en él: esto es el culto»8. Es

aquel en quien «vivimos, nos movemos y existi-mos» (Hch 17, 28). Lo que significa que si nuestrarelación con Dios está bien lo mismo estaránuestra relación con los hombres y con la crea-ción entera.

Liturgia y vida

Recibimos una invitación insistente a resta-blecer una relación sólida y profunda entre cultoy vida, y en particular entre eucaristía y compro-miso ético/moral (personal, familiar y comunita-rio), hecha por Nicolás Cabasilas, teólogo bizan-

tino del siglo XIV. En sutratado sobre místicasacramental titulado: «Lavida en Cristo’, escribe losiguiente: «Si contempla-mos en verdad estas co-sas y si estos pensamien-tos reinan en nuestra men-te, en primer lugar, no seabrirá camino en nosotrosnada de lo que es malo…No abriremos la boca auna lengua malévola, sitenemos en la mente lamesa eucarística y la cali-dad de la sangre que ha

enrojecido esta lengua nuestra. ¿Cómo usaremoslos ojos para mirar lo que no se debe, una vez quehan gozado de tan enormes misterios? No move-remos los pies ni extenderemos las manos al malsi influye en el alma esta consideración, a saber,que estos miembros nuestros son miembros deCristo, que son sagrados y, como una ampolla,contienen su sangre».

Toda celebración litúrgica es acción sagradapor excelencia, pues es obra de Cristo sacerdotey su Cuerpo, la Iglesia (SC 7), por eso el culto,constituye la forma correcta del comportamientopara con Dios. La misma liturgia no solamente esla actividad propia de la Iglesia, cuya eficacia, porser obra de Cristo sacerdote y su cuerpo, no esigualada por ninguna otra acción (Cf. SC 7), sinoque es «fuente y culmen» (Cf. SC 10, «cumbre yfuente» (Cf. LG 11) de la actividad de la Iglesia,porque nos muestra como Dios responde a su

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pueblo y cómo podemos adorarle, así somossantificados al glorificarle como la máxima prue-ba del bien al que estamos invitados a realizarcomo creaturas que somos creados «a su imagen»(Cf. Gn 1, 27), participando ya desde ahora de sumisma y gloriosa vida divina (Cf. MR, Oraciónsobre las ofrendas, Jueves III de Pascua) ya queeste es el fin de la plegaria.

La eficacia santificadora de la liturgia implicanuestra participación activa, consciente y com-prometida. En una participación así, la palabra yel corazón, lo exterior y lo interior, lo personal ycomunitario, no se encuentran separados, sinoque caminan juntos en una íntima y armoniosarelación.

5. ACTUAR

La liturgia no se reduce a un conjunto defórmulas y rúbricas. Es una función vital de laIglesia. Por esto, aquello que se realiza en laliturgia, no debe permanecer encerrado en losmuros del templo, sino que debe prolongarse a lolargo de nuestra existencia. Nada más ajeno a lavida cristiana que un intimismo capillistadesencarnado y estéril. Y hoy más que nunca enque la secularización la apatía y la indiferenciareligiosa, aplastan a los hombres, en que el mun-do cada vez más paganizado y la cultura de lamuerte constituyen un desafío permanente, paraque no se sigan construyendo altares «al Diosdesconocido» (Cf. Hch 17,23).

Toda nuestra vida debe constituirse en unverdadero acto litúrgico. Nuestro compromi-so de dar testimonio y actuar cristianamenteexige el reto de alimentarnos de la liturgia,pues es «el momento privilegiado de comu-nión y participación para una evangelizaciónque conduce a la liberación cristiana integral,auténtica» (DP 835).

Compartir la respuesta a las siguientes preguntas:

1. ¿Al celebrar el Misterio de Cristo en la vidalitúrgica de tú comunidad, te invita a dartestimonio de lo que profesas y celebras?

2. ¿Participar en la celebración litúrgica, te esti-mula a santificar la realidad que vives?

6. CELEBRAR

Monición: No podemos desentendernos delos demás, sobre todo de los mas necesitados. Nosiempre encontraremos correspondencia. Pero elverdadero amor ama gratis y sin limitaciones deninguna clase.

El sentido de la letra, lo que dice el salmo, esque el Señor no quiere sacrificios de animales, nide cosas externas a nosotros. El Señor lo quequiere es el ofrecer nuestro corazón haciendo suvoluntad, el ofrecimiento de nosotros mismos.

¿Qué quiere el Señor? »Aquí estoy, Señor,para hacer tu voluntad». ¿Quién realiza deverdad este salmo? El único sacrificio que hasido agradable a Dios: el cuerpo de Cristoinmolado en la cruz. »No quieres sacrificio sinofrendas, y en cambio me abriste el oído. Mehas dado un cuerpo». Es el cuerpo de Cristo loque queda ofrecido, es el Corazón de Cristohaciendo la voluntad de Dios. Así entendemoseste salmo donde es el mismo Cristo el que loestá rezando.Hacemos el salo 39 cantando la respuesta:

(Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=O_gCakwvvm8)

Coro 1: Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinóhacia mí y escuchó mi clamor,

me sacó de la fosa fatal del barro del pantano;puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: Puso en mi boca un cántico nuevo, de

alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo te-merán y pondrán su confianza en el Señor.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: Feliz el hombre que cuenta con el Señor,

que no escucha a los cínicos ni se pierde en susmentiras.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: ¡Cuántas maravillas has hecho, Señor,

mi Dios, cuántos proyectos en favor nuestro!Nadie se te puede comparar. Yo quisierapublicarlas y contarlas, pero son demasiadopara enumerarlas.

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Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: No quisiste sacrificios ni ofrendas- lo

dijiste y penetró en mis oídos- no pedisteholocaustos ni víctimas.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: Entonces dije: «Aquí estoy, de mi está

escrito en el rollo del Libro.Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y

tu Ley está en el fondo de mi ser».Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: Publiqué tu camino en la gran asamblea,

no me callé, Señor, tú bien lo sabes.Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: No encerré tus decretos en el fondo de mi

corazón: proclamé tu fidelidad y tu socorro.No oculté tu amor y tu verdad en la granasamblea.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: ¡Tú, Señor, no me niegues tu ternura, que

tu amor y tu verdad, me guarden siempre!Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: Me rodean desgracias incontables, mis

culpas recaen sobre mí y no hay salida, sonmás que los cabellos de mi cabeza y me falla elcorazón.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 2: Dígnate liberarme, Señor, Señor, ven

pronto a socorrerme.Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: ¡Queden avergonzados y humillados to-

dos los que atentan contra mi vida; que retro-cedan confundidos los que se alegran con midesgracia!

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.Coro 1: Coro 2: Que se escondan de vergüenza los

que dicen: «¡Esta vez lo pillamos!»Pero que en ti se alegren y regocijen todos los que

te buscan, y que repitan siempre: «¡Dios esgrande!» los que desean tu salvación.

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.

Coro 2: ¡Piensa en mí, oh Dios, en mí que soy unpobre y desdichado! ¡No te demores, mi Dios,pues tú eres mi socorro y salvación!

Todos: Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.

Oración sálmica:

Todos: Señor, no siempre nos es fácil, sentir-nos «dichosos» cuando nos desvivimos y nosentregamos a los demás. Nuestro egoísmo, nues-tra falta de generosidad, frecuentemente nos jue-gan malas partidas. No hemos descubierto en suprofundidad, la gran satisfacción del darse, delamar sin medida y siempre.

Tu entrega y tu amor, sin límites, nos recuer-dan en esta tarde, cómo tiene que ser nuestraentrega y nuestro amor. Comprometidos en elamor, desde nuestra vocación, queremos vivirese compromiso, con todas sus exigencias... Dar-nos, sin exigir la paga. Amar, por la satisfacciónde amar. Así lo haces tú, que vives por los siglosde los siglos.

Bibliografía:Karl-Heinz Menke, Sacramentalidad, Esencia y llaga del catoli-

cismo, BAC, Madrid 2014. Cesare Giraudo, La plegariaeucarística, Sígueme, Salamanca 2012.

Notas:1 JOSEPH RATZINGER, «El Espíritu de la Liturgia», Una

Introducción, Ediciones Cristiandad, España 2001. p. 14).2 Ibid 20-21.3 Del lat. eth-cus, y este del gr. èéêyò çthikós; la forma f., del lat.

tardío eth-ca, y este del gr.èéêu çthik. * Conjunto de normasmorales que rigen la conducta de la persona en cualquierámbito de la vida (Ética profesional, cívica, deportiva). *f.Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de susvalores. En:

http://dle.rae.es/?id=H3y8Ijj|H3yay0Rrecuperado el 12 de octubre de 2016.

4 Plegaria eucarística III.5 Cfr. «El Espíritu de la Liturgia (Liturgia y vida)» p. 34.6 «Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los

hombres, para que, participando en sus penas y angustias, ensus alegrías y esperanzas, les anunciemos fielmente el mensajede la salvación, y con ellos avancemos en el camino de tu reino»(Plegaria eucarística para ‘Diversas circunstancias’ III; Cfr.Gaudium et spes, n. 1).

7 «El Espíritu de la Liturgia (Liturgia y vida)», p. 39.8 Ibid. 41.

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1. OBJETIVO:

Conocer la naturaleza de lossacramentales y su lugar dentro de lavida espiritual de la Iglesia, para profun-dizar en su importanciacomo momentos de en-cuentro con Cristo quenos introducen y enca-minan a recibir la gra-cia por medio de lossacramentos.

2. ORACIÓN

Proclamación a dos coros delSalmo 148:

Coro 1: ¡Aleluya! Alabenal Señor desde el cielo,alábenlo en las alturas;alábenlo, todos sus ángeles,alábenlo, todos sus ejércitos.

Coro 2: Alábenlo, sol y luna,alábenlo, astros luminosos;alábenlo, espacios celestialesy aguas que están sobre el cielo.

Coro 1: Porque él los afianzó para siempre,estableciendo una ley que no pasará.Alaben el nombre del Señor,porque él lo ordenó, y fueron creados.

Coro 2: Alaben al Señor desde la tierra,los cetáceos y los abismos del mar;el rayo, el granizo, la nieve, la bruma,y el viento huracanado que obedece

a sus órdenes.

Coro 1: Las montañas y todas las colinas,los árboles frutales y todos los cedros;las fieras y los animales domésticos,los reptiles y los pájaros alados.

Coro 2: Los reyes de la tierra y todas las naciones,los príncipes y los gobernantes dela tierra;los ancianos, los jóvenesy los niños,alaben el nombre del Señor.Coro 1: Porque sólo su Nombrees sublime;su majestad está sobre el cieloy la tierra,y él exalta la fuerza de su pueblo.¡A él, la alabanza de todos susfieles,y de Israel, el pueblo de susamigos! ¡Aleluya!

3. VER

Preguntas para responder:

1. ¿Cuáles signos o gestos de la vida diaria nosayudan a ponernos en contacto con Dios?

2. ¿Por qué son importantes las bendiciones?3. ¿Has utilizado elementos como la sal, el agua, la

ceniza o algunos otros dentro de algún momentoritual/de oración? ¿Con qué finalidad?

4. ¿Sabemos distinguir las acciones religiosas(sacramentales) de las supersticiones? ¿Cuálsería la diferencia?

5. ¿Qué tan frecuentemente los fieles nos acerca-mos a los sacramentos tales como la Reconcilia-ción, la Eucaristía (incluyendo la comunión) o launción de los enfermos?

TEMA 2:

Los Sacramentales Introduceny Encaminan y los Sacramentos

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6. ¿En nuestros tiempos, a qué crees que se le damás importancia, a celebrar la confirmación deuna adolescente o a festejar sus quince años?¿Por qué se da esta situación?

4. PENSAR

Introducción

Cuando rezamos el Angelus contemplamos yhacemos memoria de un acontecimiento que cam-bió por completo la historia del ser humano: ElVerbo de Dios se hizo carne y habitó entre noso-tros (Cf Jn 1,14). Se enuncia de una manera muysencilla un evento portentoso, que describe unarealidad mucho más gran-de que lo que la inteligen-cia humana puede com-prender, esperado por mu-cho tiempo y que vino atransformar toda la exis-tencia de la creación: elDios omnipotente, el Diosinfinito, el Dios que tieneen sí mismo toda la bon-dad, la belleza y la verdadposibles, al enviar a su HijoJesucristo, se «redujo» acompartir nuestra natura-leza humana; el que es todoquiso hacerse nada, con lafinalidad de que esta nada(nuestra nada) no quedaraoprimida por sus limitaciones, por sus defectos ycarencias, sino que quedara elevada hacia elinfinito, se abriera a la trascendencia, ya que en elmomento en que Cristo «puso su morada entrenosotros» (Cf. Jn 1, 14), terminan las limitacionespropias de la condición creada, las del tiempo, lasdel pecado y las de la muerte, y quedan «inyecta-das» de eternidad, de vida, de gracia.

Jesús, sacramento del Padre

En Jesús no solo se encuentra la plenitud de larevelación, sino que también en Él se encuentrapresente la vivencia sacramental de la iglesia queve en Jesús la imagen viva de Dios, por tanto,Jesús es el sacramento del Padre. En Cristo, el

Dios invisible e inaccesible se hace cercano «Elque me ve a mí, está viendo al Padre» (Jn 14,9);es la única realidad que expresa cabalmente loque Dios es (Jn 1,18) y la que asume en plenitudla experiencia que de Dios puede tener el hombre.De ahí que podamos afirmar que Jesucristo es elsacramento por excelencia, el sacramento pri-mordial, del que beben todas las demás realida-des sacramentales». Cristo es considerado contodo derecho como el sacramento primero deDios, pues él es Dios de una manera humana y eshombre de una manera divina. Ver a Jesús es vera Dios; oír y palpar a Jesús es oír y palpar a Dios(1 Jn 1,1); experimentar a Jesús es experimentar

a Dios mismo. Jesús esel sacramento vivo deDios, que contiene, sig-nifica y comunica elamor de Dios para contodos. Sus gestos, susacciones, sus palabras,son sacramentos queconcretizan el misteriode la divinidad. Jesúshace visible a Dios através de su inagotablecapacidad de amor, surenuncia a toda volun-tad de poder y de ven-ganza, su identificacióncon todos los margina-dos. «Porque no hay

más que un Dios y no hay más que un mediadorentre Dios y los hombres, un hombre, el MesíasJesús» (1 Tim 2,5).

La Encarnación, el Creador en lascreaturas

Este misterio que, junto con la Resurrecciónson los dos grandes pilares de nuestra fe, es larazón de la proclamación y la celebración de laIglesia a lo largo de toda su historia: desde losprimeros cristianos que, mediante el anuncio delkerigma, daban a conocer la importancia de creery aceptar a Cristo, Dios-con-nosotros (Cf. Mt 1,23), hasta las acciones pastorales yevangelizadoras de nuestro tiempo, que buscan

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dar a conocer que «en la «plenitud del tiempo»(Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según suplan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de laVirgen María para revelarnos de manera definiti-va su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (Cf. Jn14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con susgestos y con toda su persona revela la misericor-dia de Dios» (Cf. Papa Francisco 2015,Misericordiae Vultus 1).

Este es, pues, en síntesis, no solamente elmensaje, sino la savia que anima la vida de laIglesia: agradecer, contemplar, celebrar y anun-ciar ese intercambio admirable del que nos ha-blan los padres de la Iglesia: en Cristo, Dios sehace hombre para que el hombre se haga Dios.Por este misterio de la Encarnación, toda la rea-lidad creada tiene la posibilidad y se convierte eninstrumento para dar a conocer la presencia deDios en todo tiempo y en todo lugar, pero no unapresencia estática, difusa o meramente energéti-ca, sino una presencia intencional, misericordiosa,amorosa, transformadora.

Sacramentos, camino e instrumento

Dios nos concede su gracia de muchas mane-ras, la más excelente es –por la encarnación– através de los sacramentos. Los sacramentos soncomo los canales por los que Dios nos hace llegarel agua de la gracia que necesitamos para vivir.Dios puede hacer llegar la salvación a los hom-bres de mil modos, pero los caminos ordinariosson los siete sacramentos instituidos por Cristo yentregados a la Iglesia para que, como adminis-tradora de ellos, sirviera al reino. En ellos, lagracia invisible nos viene a través de cosas sensi-bles, que podemos palpar, ver y oír: pan, agua,aceite, o la presencia y las palabras consoladorasdel sacerdote que nos escucha los pecados y nosdice: »Yo te perdono»... Lo Suyo nos lo da a travésde «lo nuestro».

Los sacramentos que administra la Iglesiason camino y encuentro de los hombres conDios. Por consiguiente, la celebración de unsacramento tiene que ser siempre manifestaciónde la presencia y la cercanía de Jesús a loshombres, porque sólo a través de él sabemosquién es Dios y cómo es Dios.

Los Sacramentales

El nombre de «sacramentales» nos trae a lamemoria el de «sacramentos» y manifiesta unaíntima relación entre unos y otros. Lossacramentales ayudan a los hombres para que sedispongan a recibir mejor los efectos de los sacra-mentos, efectos que el Concilio Vaticano II llama«principales».

«La santa madre Iglesia instituyó, además, lossacramentales. Estos son signos sagrados crea-dos según el modelo de los sacramentos, pormedio de los cuales se expresan efectos, sobretodo de carácter espiritual, obtenidos por la inter-cesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres sedisponen a recibir el efecto principal de los sacra-mentos y se santifican las diversas circunstanciasde la vida» (Sacrosanctum Concilium 60).

«Por tanto, la Liturgia de los sacramentos y delos sacramentales hace que, en los fieles biendispuestos, casi todos los actos de la vida seansantificados por la gracia divina que emana delmisterio pascual de la Pasión, Muerte y Resurrec-ción de Cristo, del cual todos los sacramentos ysacramentales reciben su poder, y hace tambiénque el uso honesto de las cosas materiales puedaordenarse a la santificación del hombre y alaban-za de Dios» (Sacrosanctum Concilium 61).

Los sacramentales, pues, son acciones litúrgi-cas simbólicas, «por medio de los cuales, a imita-ción de los sacramentos, se significa y, por laimpetración de la Iglesia, se obtienen efectos decarácter sobre todo espirituales» (SC 60). En-contramos en gran número tales elementoslitúrgicos simbólicos en el ámbito de la celebra-ción de los sacramentos (p. e.: en el bautismo, laimposición del signo de la cruz sobre la frente, labendición del agua, etc.), para ilustrar el misterioy disponer a los seres humanos para una recep-ción fructuosa de la gracia. También el AñoLitúrgico está acompañado por ellos (p. e.: labendición y la procesión con las candelas o conlos ramos, la imposición de la ceniza, el lavatoriode los pies y la adoración de la cruz) y encuentraen ellos abundantes mensajes perceptibles y unamúltiple comunicación de la salvación en lostiempos y en las fiestas del Señor y en las de los

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santos. De la misma manera, hay numerosasbendiciones en la vida de la parroquia y en la vidaprivada de los cristianos y de sus familias. Detrásde ellos siempre está la oración de la Iglesia, queestá unida a Cristo y, por lo tanto, actúa eficaz-mente. La teología ha expresado este hecho di-ciendo que los sacramentales actúan ex opereoperantis ecclesiae, (por acción de la Iglesia queactúa/que ora).

Así, es común a todos los sacramentos laoración en nombre de la Iglesia; a través de ella sereconoce el dominio de Dios sobre las personas ylas cosas, se exalta su sabiduría y su bondad, y seinvoca su multiforme ayuda. Si estas bendicionesincluyen cosas materiales la finalidad no es cam-biar tales cosas en sí mismas o para cargarlas deuna fuerza divina, sino para orientarlas y volver-las nuevamente transparentes respecto del Crea-dor de todas las cosas y del Redentor de loshombres. Las cosas se vuelven un signo de lapresencia de Dios en este mundo. El carácter designo inserto en las cosas, la palabra explicativay la oración de la Iglesia, dan la posibilidad nosolo de manifestar visiblemente la fe, sino tam-bién de reforzarla. «Como acciones de una exis-tencia creyente, ellas manifiestan el don de sí delhombre a Dios».

Tal visión de los sacramentos, especialmentede las bendiciones de las cosas materiales, impideuna concepción y práctica mágica, que haga pen-sar que la cosa bendita sea portadora de unafuerza «que emanara en beneficio del hombre porel solo hecho de estar presente, de tocarla o deusar la cosa por sí misma. Así, la cosa bendita nose percibe en su relación con Dios, que bendice…Además, la oración de intercesión de la Iglesia yde la persona singular se entiende en un sentidoerróneo de que actuaría infaliblemente y obliga-ría a Dios a actuar. Tampoco se considera sufi-cientemente que el ser humano deber estar atentoy disponerse incesantemente de nuevo a recibir labendición divina».

¿En qué se diferencian los sacramentalesde los sacramentos?

«Los sacramentales no confieren la graciadel Espíritu Santo a la manera de los sacramen-

tos, pero por la oración de la Iglesia preparan arecibirla y disponen a cooperar con a ella».(Catecismo de la Iglesia Católica 1670).

Mientras los sacramentos son de institucióndivina, pues los ha instituido el mismo Jesucristo,los sacramentales son de institución eclesiástica,es decir, los ha creado la Iglesia.

Además, en cuanto a los efectos también haydiferencias. Los sacramentos producen la graciaex opere operato, o sea, todo sacramento obra,tiene eficacia por el hecho de ser un acto delmismo Jesucristo; no obtiene su eficacia o valoresencial ni del fervor ni de los merecimientos nide la actividad del ministro o del sujeto que recibeel sacramento. En cambio, los sacramentales obranex opere operantis Ecclesiae, es decir, que reci-ben su eficacia de la misión mediadora que poseela Iglesia, por la fuerza de intercesión que tiene laIglesia ante Cristo que es su Cabeza. Lossacramentales producen sus efectos por la fuerzaimpetratoria de la Santa Iglesia.

Semejanzas entre los sacramentos y lossacramentales

Está ante todo la finalidad. Tanto los sacra-mentos cuanto los sacramentales tienden al mis-mo término: la santidad. Los sacramentos produ-cen esa santidad de modo inmediato y directo; lossacramentales la conceden de modo dispositivo.«Disponen», dice el número que antes citamosdel Concilio Vaticano II; o sea, preparan, abrencamino para recibir la santidad.

También, sacramentos y sacramentales sonsemejantes en cuanto que unos y otros tienenvalor de signo: significan, simbolizan los efectosque mediante ellos se producen. Sacramentos ysacramentales buscan santificar las diversas cir-cunstancias de la vida humana, haciendo de cadauna de ellas ocasión para un encuentro del hom-bre con Dios. Encuentro en que el hombre letribute culto y reciba la salvación.

Son, pues, los sacramentales una manera por lacual la Santa Iglesia hace llegar los beneficios dela Redención a todos los ámbitos de la vidacotidiana, aún a los más modestos, y contribuyeasí a realizar la consagración del mundo. Consti-tuyen el lazo entre la vida cotidiana y el ámbito de

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la Redención. Extienden a la creación entera lairradiación de los sacramentos como un testimo-nio de la dimensión cósmica del misterio pascual.Cubren un amplísimo campo de la vida litúrgicade la Iglesia.

En pocas palabras, así como los sacramentosse ubican en esos momentos resaltantes de la vidahumana, los sacramentales invaden los momen-tos cotidianos, humildes, múltiples de esa mismavida del hombre.

Tipos de sacramentales:

Son múltiples las ceremonias de bendiciones yconsagraciones que fi-guran en el Ritual y en elPontifical Romano. Ci-temos algunas: bendi-ción de las personas, decosas (medallas, casas,automóviles, alimentos,etc.), el agua bendita, losexorcismos, la consagra-ción de vírgenes, dedi-cación del altar, del tem-plo, de las campanas, etc.

Los sacramentalesocupan un gran lugar enla actividad religiosa dela Iglesia y la gente acu-de con frecuencia a soli-citarlos. Por ejemplo, lasbendiciones para deter-minados momentos de la vida: mujer que va a dara luz, viajes prolongados, procesiones, una bendi-ción para un enfermo, etc.

Dado que los sacramentales son instituidospor la Iglesia y son adaptados a la cultura, elnúmero de sacramentales ha fluctuado y nunca hahabido un número permanente. Los sacramentalesestán destinados a santificar nuestra vida cotidia-na y dependen grandemente de la situación ac-tual. Lo que era aplicable en el siglo V puede queno necesariamente aplique hoy en día. Ellos notenían computadoras, por ejemplo, y una bendi-ción relacionada con algo del Internet hubiesesido algo extraño para ellos.

Es por esto, además, que es casi imposibleelaborar una lista completa de todos lossacramentales actualmente en uso. Se deberíacontactar a cada diócesis y orden religiosa en elmundo para determinar qué sacramentales haninstituido. La lista de bendiciones sacramentalesse ha reducido a lo largo de los siglos y se hanbrindado instrucciones más directas. Sin embar-go, cada diócesis (y orden religiosa) está aúnautorizada a elaborar su propio suplemento parael Ritual y puede instituir sus propiossacramentales con la aprobación del Papa.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica quelos sacramentales:

«Han sido instituidospor la Iglesia en orden ala santificación de cier-tos ministerios eclesiales,de ciertos estados de vida,de circunstancias muy va-riadas de la vida cristiana,así como del uso de cosasútiles al hombre. Segúnlas decisiones pastoralesde los obispos, puedentambién responder a lasnecesidades, a la cultura,y a la historia propias delpueblo cristiano de unaregión o de una época.Comprenden siempre unaoración, con frecuencia

acompañada de un signo determinado, como laimposición de la mano, la señal de la cruz, laaspersión con agua bendita (que recuerda elBautismo)» (n. 1668).

«Los sacramentales proceden del sacerdociobautismal: todo bautizado es llamado a ser una«bendición» (cf. Gén 12,2) y a bendecir (cf. Lc6,28; Rm 12,14; 1Pe 3,9). Por eso los laicospueden presidir ciertas bendiciones (cf. SC 79;Can. 1168); la presidencia de una bendición sereserva al ministerio ordenado (obispos, presbí-teros o diáconos) en la medida en que dichabendición afecte más a la vida eclesial ysacramental» (n. 1669).

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El Catecismo enseña que son tres lossacramentales más importantes: las bendiciones,las consagraciones y los exorcismos (1671-1673):

«Entre los sacramentales figuran en primerlugar las bendiciones (de personas, de la mesa, deobjetos, de lugares). Toda bendición es alabanzade Dios y oración para obtener sus dones. EnCristo, los cristianos son bendecidos por DiosPadre «con toda clase de bendiciones espirituales»(Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocan-do el nombre de Jesús y haciendo habitualmente laseñal santa de la cruz de Cristo» (n. 1671).

«Ciertas bendiciones tienen un alcance per-manente: su efecto es consagrar personas a Diosy reservar para el uso litúrgico objetos y lugares.Entre las que están destinadas a personas –queno se han de confundir con la ordenaciónsacramental– figuran la bendición del abad o dela abadesa de un monasterio, la consagración devírgenes y de viudas, el rito de la profesiónreligiosa y las bendiciones para ciertos ministe-rios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas,etc.). Como ejemplo de las que se refieren aobjetos, se puede señalar la dedicación o bendi-ción de una iglesia o de un altar, la bendición delos santos óleos, de los vasos y ornamentos sagra-dos, de las campanas, etc.» (n. 1672).

«Cuando la Iglesia pide públicamente y conautoridad, en nombre de Jesucristo, que una per-sona o un objeto sea protegido contra las asechan-zas del maligno y sustraída a su dominio, se hablade exorcismo. Jesús lo practicó (Cf. Mc 1, 25s;etc.), de él tiene la Iglesia el poder y el oficio deexorcizar (Cf. Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En formasimple, el exorcismo tiene lugar en la celebracióndel Bautismo. El exorcismo solemne sólo puedeser practicado por un sacerdote y con el permisodel obispo. En estos casos es preciso proceder conprudencia, observando estrictamente las reglasestablecidas por la Iglesia. El exorcismo intentaexpulsar a los demonios o liberar del dominiodemoníaco gracias a la autoridad espiritual queJesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es elcaso de las enfermedades, sobre todo síquicas,cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Portanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar

el exorcismo, de que se trata de una presencia delMaligno y no de una enfermedad» (Cf. CIC, can.1172) (n. 1673).

5. ACTUAR

Preguntas para responder:1. ¿Cuáles sacramentales podemos tener en nues-

tros hogares y cómo los podemos usar?2. ¿De qué manera podríamos evitar que muchos

signos y elementos se utilizaran con finalidadessupersticiosas, mágicas o esotéricas?

3. ¿De qué manera podemos invitar a nuestrosfamiliares y amigos a acercarse más a lossacramentos y a emplear los sacramentales paradisponerse a recibir la gracia?

4. ¿Cómo colaborar a que la naturaleza y el sentidoauténtico de los sacramentales sea más conocidopor los creyentes?

5. ¿Cómo utilizar los sacramentales para favorecerla unidad social y el desarrollo de las personas denuestro tiempo?

6. CELEBRAR

Se sugiere realizar la aspersión del agua bendita, con un sentidode renovación del bautismo y de acción de gracias.

Oración de bendición del agua:«Señor, Padre santo, dirige tu mirada sobre

nosotros que, redimidos por tu Hijo, hemos naci-do de nuevo del agua y del Espíritu Santo en lafuente bautismal; concédenos, te pedimos, quetodos los que reciban la aspersión de esta aguaqueden renovados en el cuerpo y en el alma y tesirvan con limpieza de vida. Por Jesucristo nues-tro Señor. Amén».

Mientras se realiza la aspersión, se canta:¡Un solo Señor, una sola Fe,

un solo Bautismo, un solo Dios y Padre!

Llamados a guardar la unidad del Espíritu,por el vínculo de la paz,

cantamos y proclamamos.

Llamados a formar un solo cuerpo,en un mismo Espíritu,

cantamos y proclamamos.

Llamados a compartir una misma esperanza en Cristo,cantamos y proclamamos.

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1. OBJETIVO:

Reflexionar y conocer que nos dice laIglesia sobre la sepultura de los difuntosy la conservación de cenizas en caso decremación.

2. ORACION

GUIA: Hermanos ofrezcamos nuestras oracionesal Dios de misericordia y de amor, y ponemos ensus manos amorosas a nuestros hermanos difun-tos.

TODOS: Dios todopoderoso, por la muerte deJesucristo, tu Hijo, destruiste nuestra muerte;por su reposo en el sepulcro santificaste lassepulturas y por su gloriosa resurrección nosrestituiste la vida a la inmortalidad. Escuchanuestra oración por aquellos que muertos enCristo y consepultados en él, anhelan la felizesperanza de la resurrección.

GUIA: Concede, Señor de vivos y muertos, acuantos en la tierra te conocieron por la fe,alabarte sin fin.

TODOS: En esta vida Tú les demostraste tu granamor; y ahora que ya están libres de toda preocu-pación, concédeles la felicidad y la paz eterna.

GUIA: Te decimos en las Palabras de Santa Mónicaen su lecho de muerte: «Depositen este cuerpomío en cualquier sitio, sin que les de pena. Sóloles pido que dondequiera que estén, que seacuerden de mí ante el altar del Señor».

TODOS: Su vida terrena ha terminado ya; recíbe-los ahora en el paraíso, en donde ya no habrádolores, ni lágrimas ni penas, sino únicamentepaz y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el EspírituSanto para Siempre. Amén.

3. VER

Nos acercamos a la realidad ayudándonos de las siguientespreguntas:

1. ¿Alguna vez han escuchado a alguien decir quequiere que sus restos sean esparcidos, en el mar,la playa, en una montaña o en algún sitio que tengasignificado para él o ella?

2. ¿Alguna vez has pensado como quieres o cómo tegustaría que fuera tu entierro o tu funeral?

HISTORIA:«LA DIFUNTA CHABE»

Caminando hacia el mercado se encontrarondos amigas muy cercanas, en medio de la pláticasalió el tema de la muerte de doña Chabelita la delAtole.

Fíjate Lupita –le dice doña Sofía–, el otro díadel funeral de doña Chabe escuche a sus hijos quequerían cremar a su mamá y luego dividirla enpartes para que todos tuvieran un poquito de ellaen sus casas, porque unos se fueron a vivir aEEUU y como ya no piensan volver, se quierenllevar aunque sea un pedacito de ella. Dicen queuna parte la van a llevar a las criptas de laparroquia pero cada uno se va a quedar con unpuñito. ¿Cómo la querían verdad?

Pues que cosas pasan, –comenta doña Lupita–, creo que yo voy a tener que hacer un arregloantes de que me muera y lo voy a hacer contigo:voy a pedirte que cuando me muera me cremes ypongas mis cenizas en unos pomitos en cápsulas,para que se los des a mis hijos y sobre todo a misnueras, les dices que son unas cápsulas muybuenas que yo te recomendé para todos los males,de manera que si no me tragan en vida pues ya enmuerte Dios dirá. ¡No, no, no, –contesto Sofía–¡,¡Dios me libre de semejante atrocidad¡. Yo no

TEMA 3:

InstrucciónAd Resurgendum Cum Christo

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voy a ser tu cómplice en esas cosas, lo que se teocurre… ¡válgame la Virgen Pura (santiguándo-se)¡, ¡eso ni para un mal pensamiento¡, (se ríen lasdos). Mejor vamos pidiendo por el eterno descan-so de todos los difuntos y de seguro que eso, ni laIglesia lo permite.1). ¿Qué te parece la historia, alguna vez has

escuchado algo semejante?2). ¿Crees que la Iglesia permita esas cosas?

4. PENSAR

TEXTO PARA REFLEXIONAR: 1 Cor 3-8.

La perdida de un ser querido es siempre unmomento dificil para todos y a veces pareceríaque las practicas actuales, o incluso hasta por seroriginales o novedosos, realizamos o propone-mos actos que por más buena voluntad que pon-gamos, ya que expresan el amor a los seresqueridos o el dolor por su ausencia y su perdida,nos llevan a confusión y a la práctica de expresio-nes que muchas veces discienten de la fe queprofesamos.

En este tema queremos poner más en clarocómo los católicos enfrentamos la muerte y loque acontece alrededor de la pérdida de un serquerido. Por medio de la Instrucción Adresurgendem cum Christo, del Papa Francisco,queremos reflexionar que es lo que la Iglesiapor medio de la congregación para la doctrinade la fe nos dice acerca de la sepultura de losdifuntos y la conservación de la cenizas en casode cremación. Aunque autoriza la cremación«por razones de tipo higiénico, económicas osociales», sigue prefiriendo la sepultura de losdifuntos porque «favorece el recuerdo y laoración por los difuntos por parte de los fami-liares y de toda la comunidad cristiana, y laveneración de los mártires y santos». No obs-tante, «la Iglesia no ve razones doctrinales paraevitar esta práctica, ya que la cremación delcadáver no toca el alma y no impide a la omni-potencia divina resucitar el cuerpo».

La instrucción considera conveniente con elfin de reafirmar las razones doctrinales y pastorales

parte de la resurrección de Cristo como premisafundamental. La resurrección de Jesús es la ver-dad culminante de la fe cristiana, como parteesencial del Misterio pascual, nosotros sumergi-dos en la muerte y resurrección de Cristo y asimi-lados con él por el bautismo participamos ya de sutriunfo. Gracias a Cristo, la muerte cristiana tieneun sentido positivo. Y la Iglesia siguiendo unaantiquísima tradición recomienda que los cuer-pos de los difuntos sean sepultados en los cemen-terios o lugares sagrados por consiguiente lainhumación es en primer lugar la forma másadecuada para expresar la fe y la esperanza en laresurrección corporal. Enterrando los cuerpos delos fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en laresurrección de la carne, y pone de relieve la altadignidad del cuerpo humano como parte inte-grante de la persona con la cual el cuerpo compar-te la historia. No puede permitir, por lo tanto,actitudes y rituales que impliquen conceptos erró-neos de la muerte, considerada como anulacióndefinitiva de la persona, o como momento defusión con la Madre naturaleza o con el universo,o como una etapa en el proceso de re-encarna-ción, o como la liberación definitiva de la «pri-sión» del cuerpo.

Además, la sepultura en los cementerios uotros lugares sagrados responde adecuadamentea la compasión y el respeto debido a los cuerposde los fieles difuntos, que mediante el Bautismose han convertido en templo del Espíritu Santo yde los cuales, «como herramientas y vasos, se haservido piadosamente el Espíritu para llevar acabo muchas obras buenas».

Otra de las razones para sepultar los cuerposde los fieles difuntos en los cementerios u otroslugares sagrados es que favorece el recuerdo yla oración por los difuntos por parte de losfamiliares y de toda la comunidad cristiana, y laveneración de los mártires y santos. Y es quemediante la sepultura de los cuerpos en loscementerios, en las iglesias o en las áreas aellos dedicadas, la tradición cristiana ha custo-diado la comunión entre los vivos y los muer-tos, y se ha opuesto a la tendencia a ocultar oprivatizar el evento de la muerte y el significa-do que tiene para los cristianos.

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Sin embargo, cuando por razones de tipo hi-giénicas, económicas o sociales lleven a optar porla cremación, ésta no debe ser contraria a lavoluntad expresa o razonablemente presunta delfiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinalespara evitar esta práctica, ya que la cremación delcadáver no toca el alma y no impide a la omnipo-tencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto nocontiene la negación objetiva de la doctrina cris-tiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrec-ción del cuerpo.

El documento nos hace notar que la Iglesiasigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos,porque con ella se demuestra un mayor apreciopor los difuntos; sin embargo, la cremación noestá prohibida, «a no ser que haya sido elegida porrazones contrarias a la doctrina cristiana». Y sipor razones legítimas se opta por la cremación delcadáver, las cenizas del difunto, por regla gene-ral, deben mantenerse en un lugar sagrado, esdecir, en el cementerio o, si es el caso, en unaiglesia o en un área especialmente dedicada a talfin por la autoridad eclesiástica competente.

La conservación de las cenizas en un lugarsagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraera los difuntos de la oración y el recuerdo de losfamiliares y de la comunidad cristiana. Así, además,se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto ymalos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo unavez pasada la primera generación, así como prácti-cas inconvenientes o supersticiosas.

El documento aclara que por todas estas razo-nes mencionadas, no está permitida la conserva-ción de las cenizas en el hogar. Sólo en casos degraves y excepcionales circunstancias, depen-diendo de las condiciones culturales de carácterlocal, el Ordinario, de acuerdo con la ConferenciaEpiscopal o con el Sínodo de los Obispos de lasIglesias Orientales, puede conceder el permisopara conservar las cenizas en el hogar. Las ceni-zas, sin embargo, no pueden ser divididas entrelos diferentes núcleos familiares y se les debeasegurar respeto y condiciones adecuadas de con-servación.

Para evitar cualquier malentendido panteísta,naturalista o nihilista, no sea permitida la disper-

sión de las cenizas en el aire, en la tierra o en elagua o en cualquier otra forma, o la conversión delas cenizas en recuerdos conmemorativos, enpiezas de joyería o en otros artículos, teniendo encuenta que para estas formas de proceder no sepueden invocar razones higiénicas, sociales oeconómicas que pueden motivar la opción de lacremación.

En el caso de que el difunto hubiera dispuestola cremación y la dispersión de sus cenizas en lanaturaleza por razones contrarias a la fe cristiana,se le han de negar las exequias, de acuerdo con lanorma del derecho.

5. ACTUAR

1). ¿Por qué la Iglesia prefiere la sepultura de loscuerpos humanos ­­­­de cremación?

2). Ahora si, ¿Cómo quieres que sean tus funerales?

5. CELEBRAR

GUIA: Señor Jesús queremos orar juntamentecon María.

TODOS: María Madre de Dios y Madre nuestra,¡cuánto amor había en tu corazón hacia tu HijoJesús! ¡Cuánto amor y cuánta herida!

Te contemplamos siguiendo sus huellas, sintien-do su miedo, escuchando sus latidos, abando-nándote en su abandono, unida enteramente aÉl.

Tu «hágase» en la Anunciación se une a su«hágase» en Getsemaní.

Ayúdanos a sentir con Él el mismo amor al Padrey a toda la humanidad.

Ayúdanos a perdonar como Él.Ayúdanos a ser fieles como Él.Ayúdanos a vencer el miedo como Él.Ayúdanos a entregarnos como Él.Madre de Jesús y Madre nuestra, mujer eucarística,

enséñanos a ser buenos discípulos de tu Hijo,y que sepamos estar siempre preparados paracuando nos llame el Maestro Jesús a participarjunto con el de la resurrección. Amén

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1. OBJETIVO:

Propiciar un acercamiento a los ritualesde algunos de los sacramentales paraconocer los efectos y el uso en la liturgia.

2. ORACIÓNCANTO:

VEN, ESPÍRITU DIVINO.

Monitor: El salmo 45 fue compuesto en honor deun rey de Judá, que se desposa con una prince-sa extranjera. Recitaremos la primera parte delsalmo que canta la belleza y , cualidades deljoven esposo. Cuan-do Israel ya no tuvoreyes aplicó este an-tiguo salmo al des-posorio del puebloelegido con Yahvé,su nuevo y únicoRey. - La Iglesia cris-tiana, en esta mismalínea , y desde muyantiguo, usó este can-to nupcial para can-tar las bodas de Cris-to con su Iglesia.

El salmo: «Has cauti-vado al rey con tuhermosura», se re-cita a dos coros: (Sal 45, 1-8)

Coro 1: Rebosa mi corazón palabra buena; dirijoal rey mi canto; mi lengua es pluma de escri-biente muy ligero.

Coro 2: Eres el más hermoso de los hijos de loshombres; la gracia se derramó en tus labios;por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.

Coro 1: Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valien-te, con tu gloria y con tu majestad.

Coro 2: En tu gloria sé prosperado; cabalga sobrepalabra de verdad, de humildad y de justicia, ytu diestra te enseñará cosas terribles.

Coro 1: Tus saetas agudas, con que caerán pue-blos debajo de ti, penetrarán en el corazón delos enemigos del rey.

Coro 2: Tu trono, oh Dios, es eterno y parasiempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino.

Coro 1: Has amado lajusticia y aborrecido lamaldad; por tanto, teungió Dios, el Diostuyo, con óleo de ale-gría más que a tus com-pañeros.Coro 2: Mirra, áloe ycasia exhalan todos tusvestidos; desde pala-cios de marfil te re-crean.Oración todos juntos:-, , Señor Jesús, esposode la Iglesia, tú, el másbello de los hombres,

tú, el que victorioso en tus batallas has realiza-do - proezas en tu Pascua, acobarda también ,ahora a tus enemigos, la muerte y el pecado;haz que la Iglesia, prendada siempre de tubelleza, olvide su pueblo y la casa - paterna, se

TEMA 4:

Los Sacramentales Efectúanla Acción de Cristo y de la Iglesia

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postre ante ti, que eres su , Señor, y viva el gozoinmenso de tu contemplación Tú, que vives yreinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

3. VER

Hacer la señal de la cruz, usar el agua benditao recibir la bendición de algún sacerdote sonacciones sencillas de la vida cotidiana del católi-co, pero también son gestos que forman parte deuna realidad más profunda y maravillosa: lossacramentales.

Hoy en día es necesario recuperar la celebra-ción de los sacramentales como parte que son dela Liturgia. Con la reforma completa en los distin-tos rituales, nos queda el encargo conocer yprofundizar en esta reforma:- ¿Conoces cuáles son los sacramentales?- ¿Qué sentido tienen los sacramentales para el

hombre de hoy?

- ¿Qué bendiciones haces o haz hecho alguna vez?

Por ser los sacramentales parte de la prácticacotidiana en la vida de todos los días, nos vemosinclinados a hacer uso de sus rituales para llevara cabo las acciones litúrgicas para el bien delpueblo de Dios. Ello requiere de un acercamientoa dichos instrumentos de servicio y llamado a lasantidad, que nos prepare y mantenga vivo nues-tro seguimiento a Dios.

4. PENSAR

A. Los sacramentales en la situación ac-tual.

En el mundo fuertemente marcado por la tec-nología y cada vez más secularizado, los signos-símbolos religiosos se miran con indiferencia o seignoran; ante eso, los sacramentales nos ayudan amantener despierta nuestra capacidad simbólica.El símbolo dentro del rito nos abre a la realidad delo trascendente, de lo que nos supera, lo que no seve. En este sentido los sacramentales: Nos remiten a Dios, nos hablan de Dios y nos

descubren su bondad y su gracia que siemprequiere acompañarnos.

Nos ponen en contacto con lo que está más alláde nuestros sentidos, nos abren a lo eterno, a loque perdura, lo que salva. Nos ayudan a valorar los pequeños gestos

(ceniza: entrar en cuaresma; comer: bendiciónde la mesa) y las grandes decisiones de la vida(Ej.: Consagración de la virginidad, profesiónreligiosa). Dan valor a los gestos de la vida cotidiana.

B. Definición

Para acercarnos al ritual de algunos de lossacramentales es necesario saber: ¿Qué son lossacramentales y qué hacen?

La Constitución Sacrosanctum Conciliumsobre la Sagrada Liturgia nos brinda la definiciónde los sacramentales: «Son signos sagrados crea-dos según el modelo de los sacramentos, pormedio de los cuales se expresan efectos, sobretodo de carácter espiritual, obtenidos por inter-cesión de la Iglesia. Por ellos los hombres sedisponen a recibir el efecto principal de los sa-cramentos y se santifican las diversas circunstan-cias de la vida» (SC 60).

El Código de Derecho Canónico los define así:«Los sacramentales son signos sagrados, por losque, a imitación de cierto modo de los sacramen-tos, se significan y se obtienen por intercesión dela Iglesia unos efectos principalmente espiritua-les» (CIC 1166).

Según el Catecismo de la Iglesia Católica:«Los sacramentales no confieren la gracia delEspíritu Santo a la manera de los Sacramentos,pero por la oración de la Iglesia preparan arecibirla y disponen a cooperar con ella» (CATIC1670).

C. Clasificación de los sacramentales

En los sacramentales descubrimos dos catego-rías: los sacramentales-cosas y los sacramentales-acciones. Los primeros son bendiciones de cosas,lo que nos permite distinguir entre las cosasbenditas: agua bendita, velas benditas, ramosbenditos, escapularios, la ceniza al comienzo dela cuaresma, etc. Los segundos son bendicionessacramentales, las conforman las acciones de

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bendición: las consagraciones (profesión religio-sa, bendición de un abad, la consagración devírgenes), la dedicación de una iglesia o altar, lasbendiciones (de agua, de niños, de enfermos, decampos, de utensilios), y los exorcismos.

Algunos sacramentales son constitutivos (opermanentes): no se pueden repetir (consagra-ción de vírgenes, profesión religiosa, ministerios,dedicación de iglesias), y otros indicativos (serepiten cuantas veces sean necesarios (Ej.: Ben-dición de casa).

D. Elementos de los sacramentales

En los sacramentales hay dos elementos co-munes: (Ritus et preces (rito y oració –plegaria–). Por oración entendemos las palabras que Diosnos da para invocar, rezar o dar gracias; no sonpalabras inventadas por el hombre sino que seconservan en la Escritura. Estas palabras se entre-gan en la liturgia como un lugar de celebración,gestándose así el rito que consiste en todas laprincipales formas de expresión: gestos, imáge-nes, colores, olores, contactos –llenos desimbolismo–. De esta manera, la oraciónimprecatoria que la Iglesia dirige a Dios, y me-diante esta oración, –la Iglesia–, por medio deritos, impetra (profiere palabras para que alguienreciba) de Dios la santificación ya sea de laspersonas o las cosas.

En el origen de estos elementos está el misteriode Cristo, entendido como la intervención deDios en la historia humana, es decir: Dios me unea Él y entiende mi realidad. De ahí que la finalidadde la celebración es cristificar al hombre, lacomunidad, al mundo.

Los sacramentales tienen el poder de santificarlas diversas circunstancias de la vida, de ahí lanecesidad de los rituales y de tener un acerca-miento a los siguientes:

E. Rituales de los sacramentales

1. RITUAL DE BENDICIONES (BENDICIONAL = B)

El «Bendicional» constituye de hecho una delas partes del Ritual romano reformado según losderechos del Vaticano II «teniendo en cuenta lanorma fundamental de la participación conscien-

te, activa y fácil de los fieles y atendiendo a lasnecesidades de nuestros tiempos» (SC 79); suedición típica latina fue promulgada en 1984 y lacastellana, común a todos los países de hablahispana, aparece en 1986. En su extensión influyesobremanera el hecho de que el «Bendicional» esel libro litúrgico en el que la piedad popular másse avecina a la celebración litúrgica.

1.1 ¿Qué sentido tiene bendecir a una persona uobjeto?

Tiene su razón de ser en la vocación del hom-bre a construir el mundo y en la pobreza de lahistoria. El hombre tiene ante sí una gran meta,pero no está en situación de alcanzarla por lasconsecuencias del pecado. Para ello interviene lasantísima Trinidad. El Espíritu Santo, que animay da vida a la Iglesia, hace brotar la plegaria–gesto que inspira a la comunidad eclesial pararealizar la celebración litúrgica. La invocación debendición brota de la presencia de Cristo, que oracontinuamente en su Iglesia por los hombres. Através del gesto litúrgico, el hombre se introduceen este retorno cultual al Padre en la ‘alabanza–acción’ de ‘gracias–súplica’ del Resucitado.

Sólo a la luz de la celebración, el sacramentaladquiere su vitalidad. Al celebrarlos tenemos unaconciencia cada vez más clara del significado delpropio compromiso con lo temporal, en armoníacon las profundidades del misterio de Cristo.

«Todo lo que Dios ha creado y sigue conser-vando en el mundo con su gracia providente nosda la fe de la bendición de Dios y nos impulsa abendecirlo. Sobre todo después que el Verboencarnado comenzó a santificar todas las cosasgracias al misterio de su Encarnación. Las ben-diciones miran primaria y principalmente a Dios,cuya grandeza y bondad realizan; pero, en cuan-to que comunican los beneficios de Dios, miratambién a los hombres, a los que Dios rige yprotege con su providencia; también se dirigen alas cosas creadas, con cuya abundancia y varie-dad Dios bendice al hombre» (B 7).

1.2 Características del B

El Bendicional pone como ejemplificación48 modelos de celebración ordines o ritos de

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bendición; muchos de estos ritos de bendiciónaparecen además desdoblados en rito habitual yrito breve, o bien presentan diversas posibilida-des para ocasiones parcialmente distintas (Ej.:Bendición de niños que se preparan para elbautismo). Nos ofrece una amplia gama de ben-diciones que se refieren a: personas, familias,niños, ancianos, casas nuevas, bibliotecas, ofi-cinas y tiendas, gimnasios, herramientas, ani-males, campos, vehículos, objetos devocionales.«Glorificando a Dios en todas las cosas y bus-cando principalmente la manifestación de sugloria ante los hombres, la Iglesia, valiéndosede bendiciones, alaba al Señor por ellos y conellos en las diversas circunstancias de la vida,invocando la gracia divina sobre cada uno deellos. A veces la Iglesia bendice asimismo lascosas y lugares relacionados con la actividadhumana o con la vida litúrgica y también con lapiedad y devoción, pero tendiendo siempre pre-sentes a los hombres que utilizan aquellas cosasy actúan en aquellos lugares.» (B 12).

2. RITUAL DE EXEQUIAS (RE)

a. ¿Qué sentido tiene celebrar exequias por undifunto?

Con la liturgia de exequias la comunidad cris-tiana acompaña al miembro fallecido. Celebrarlas exequias según el Ritual renovado de 1970 esocasión para reflexionar sobre el sentido cristia-no de la muerte, así como revisar el modoconcreto como celebramos las exequias. (Cf.CPHASE 12). Realizar las exequias según elRitual es una verdadera oportunidad de educar-nos en la fe sintonizando con la victoria Pascualde Cristo, a la que nos unimos por el misterio dela muerte. Para acercarnos al RE requerimos dela definición de «Exequias» (ex = fuera y sequi= seguir, acompañar). Las exequias son todo elconjunto de los ritos litúrgicos practicados enpresencia del cuerpo de un difunto: desde lasalida de la casa mortuoria hasta la deposicióndel féretro (caja o andas, popularmente llamadosarcófago, palabra más bien relacionada con elsepulcro) en la tumba (que es la obra levantadade piedra en la que se sepulta el cadáver).

b. Características del RE

La prenotanda del RE prevé en 25 númerosrepartidos en seis partes el sentido y la forma dela celebración, así como los elementos que debentenerse en cuenta. En la tercera parte tiene lugarel rito del «último adiós al cuerpo del difunto»,como un último saludo de la comunidad cristianaa uno de sus miembros, porque aunque con lamuerte hay separación temporal, con este saludohace alusión a que ni siquiera la misma muertepuede separarnos de Cristo. La palabra de Dios,que proclama el misterio pascual, afianza la espe-ranza de un nuevo encuentro en el reino de Dios,exhorta a la piedad hacia los difuntos y a dar untestimonio de vida cristiana. Los salmos expresanel dolor y reafirman la confianza de la comuni-dad. Los textos eucológicos son una confesión dela fe y exaltan la intercesión piadosa por losdifuntos.

Prevé el oficio de difuntos, incluso pudiéndosecelebrar una vigilia o una liturgia de la palabra.Rubrica que se pueden realizar exequias cristia-nas a un cadáver cremado, pero insiste en lapreferencia a sepultar los cuerpos (Cf. CIC 1176).Señala los ministerios particulares que se confíana los padres o familiares, a los responsables de laspompas fúnebres o a la comunidad cristiana (Ej.Encargarse de las lecturas, música, incluso comoministros extraordinarios de la comunión). Pre-senta principalmente al sacerdote que como maes-tro de fe preside la acción litúrgica y celebra la

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Eucaristía, describiendo su función en la prepara-ción y organización.

Un segundo apartado introductorio ofrece lasorientaciones del episcopado mexicano sobre elsentido de la muerte cristiana y las 37 normativasen vista de su celebración.

El lenguaje de la liturgia exequial del RE es unlenguaje bíblico en imágenes que expresan einvitan a celebrar la fe, que no acaba con la muertey la sepultura. Evoca las imágenes de: la miseri-cordia de Dios, el hombre hecho de barro; elhombre como polvo; el hombre que fue expulsa-do llamado de nuevo al paraíso. Con ellas seexpresa el tránsito de la comunidad eclesial a lacomunidad celestial.

La celebración puede realizarse de tres for-mas: 1.- Tres estaciones (casa, iglesia y cemente-rio) y dos procesiones intermedias. 2.- Dos esta-ciones (capilla del cementerio y junto a la tumba.3.- En la casa del difunto. Un momento peculiar-mente importante es la última recomendación odespedida. Aquí los signos y los textos expresanla profunda comunión de los presentes con eldifunto y con los santos, la fe en el misteriopascual de Cristo y en la misericordia del Padre,con un tinte escatológico y de reconciliación. Yuna purificación por el sacrificio eucarístico decarácter propiciatorio y de intercesión.

Existen dos grandes líneas de fuerza en el RE:expresión del sentido pascual de la muerte, adap-tación a las circunstancias y tradiciones.

Hay una ausencia del RE en el procesode acompañamiento durante el duelo, y afalta de teología folklore.

3. RITUAL DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA(RDI)

3.1 ¿Para que dedicar una iglesia o tem-plo?

El rito de la Dedicación de iglesias esuno de los «sacramentales» más importan-tes y quizá menos conocido, por su rarezaen su realización (una sola vez). Su cele-bración tiene textos y signos expresivosque nos ayudan a entender el misterio de la

‘Iglesia-comunidad’ a partir de la ‘iglesia-edifi-cio’. Del templo espiritual al templo material.Antes de Constantino (306 d. C.) no existenlugares de culto. Se celebraba en las casas: Domuseclesiae.

Algunos templos sólo se bendicen. Si ocurrióuna acto sacrílego se hace un acto de desagravio.Con Eusebio de Cesarea se realizó la primeradedicación: fue la catedral de Tiro, ahí se celebróla Eucaristía y el templo quedó consagrado. Areunirse y celebrar la Eucaristía le sucedió elelemento siguiente: las reliquias. Se fueron aña-diendo las unciones, antes con óleo de loscatecúmenos y hoy con santo crisma. Luego seagregó el cuarto elemento ritual: las aspersiones.En el nuevo ritual se recupera la eclesiología de lacomunidad: primero la Eucaristía, tiene un papelprimordial e importante y casi único y necesario;segundo las reliquias, con un poder facultativo, sehace bien o no se hace.

3.2 Características del RDI

El rito para este sacramental lo encontramosformando parte del Pontifical y Ritual Romanos,promulgado por Pablo VI en el año 1978. Con sustextos eucológicos el ritual es un excelente peda-gogo, educa en la fe a la comunidad. Todo llevaa comprender y celebrar en profundidad la pre-sencia salvadora de Cristo y el misterio quecelebramos.

Además de las fórmulas y de las lecturasbíblicas. En este libro abundan los gestos simbó-

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licos más que en otros pero que expresan lomismo: la presencia del Obispo en medio de lacomunidad, los ritos en torno a su entrada (proce-sión, apertura de la puerta, entrega de llaves…),las aspersiones y unciones, los gestos de incensa-ción, la centralidad de la atención al altar (laEucaristía es la celebración más importante de lacomunidad en esta iglesia), la iluminación, etc.,apuntan a lo que es un edificio sagrado comosímbolo y espacio celebrativo de la comunidadcristiana orientado a Cristo.

Está presente el simbolismo de unas piedrasvivas concretas, signo de la persona de los fielesde la comunidad edificada como verdadero Tem-plo del Espíritu por elmismo Espíritu, quecamina hacia la Jeru-salén definitiva, quecanta y reza en estesitio.

El Ordo de estesacramental ayudapara una pastoral en lacomunidad cristiana.Los 27 prenotandosencierran gran rique-za para dar una orien-tación a las celebra-ciones desde los co-mienzos de la edificación –colocación de la pri-mera piedra– que nos expresa la imagen de la«edificación», haciendo alusión a Cristo comopiedra angular; hasta un paralelismo entre laactividad «edificante» entre la construcción deledificio visible, y el crecimiento y consolidaciónde la comunidad como edificio del Señor. Quedaclaro que es Dios quien construye: «si el Señor noconstruye la casa, en vano se cansan los albañi-les» (Sal 127,1).

El Ritual dedica unas normas generales sobrela «Dedicación de una Iglesia en la cual ya secelebran habitualmente los sagrados misterios» yun rito especial para este caso. Incluye una «intro-ducción a la dedicación de un altar» donde ofrece30 prenotandos a este tema. Prevé también algu-nas normas para la «Bendición de una iglesia».

4. RITUAL DE EXORCISMO REX

4.1 ¿Hay necesidad de realizar un exorcismo?

A los otros sacramentales la Iglesia dice «ven-gan», en este dice «¡no vengan!». Cabe decir quetodos hemos sido exorcizados, en el Bautismo.

Esta realidad nos supera y «de que los hay loshay». Aquí es importante el tema del demonio, yaque hay mucho más de lo que nosotros nos ima-ginamos.

Para estos casos tenemos la edición de unRitual en lengua española reconocido por la Con-gregación para el Culto Divino y la Disciplina delos Sacramentos en el 2005. Se trata del Ritual

romano dedicada alas celebracionesde exorcismo y deplegaria con unafinalidad semejan-te. El nuevo ritualaprobado por elPapa Juan Pablo IIen el año 1998 obe-dece a una reali-dad de la fe católi-ca, en concreto laexistencia de Sa-tanás y de los de-más espíritus ma-

lignos, que realizan su acción alejando a loshombres del camino de la salvación.

El termino îïñêéóìüò, exorkismos, literalmentesignifica: «obligar mediante juramento, conju-rar»). Se entiende por exorcismos: «mandatosimperativos mediante la invocación del hombrede Dios o de Jesucristo, hechos por un ministrolegítimo, para ahuyentar al demonio de aquel queesta bajo su influjo directo» (Cf. Diccionario deLiturgia). ¿Cuántos son poseídos? No hay esta-dísticas por el sigilo. Jesús lo practicó (Mc 1,25s),de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio deexorcizar (cf. Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En Cristoel exorcismo es una curación milagrosa. El exor-cismo es personalizado, solo a una persona, no auna comunidad. Hasta un animal. No a México.(Y se necesita siempre un ritual).

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4.2 Características

La introducción general del ritual señala sig-nos de la posesión diabólica que pueden conside-rarse indicios.

El exorcismo es una verdadera celebración deplegaria, que tiene como sujeto a la Iglesia, en laque se efectúan algunos signos rituales. «En efec-to, en la lucha con el maligno Iglesia, animadapor la fe que se nutre en la Palabra de Diosproclamada, invoca a su Señor para ayudar a losfieles con el poder el Espíritu Santo» (Presenta-ción del REX).

En el apéndice encontramos una serie de ora-ciones que pueden ser dichas de forma privadapor los fieles cuando se sospecha con fundamentoque están bajo el influjo diabólico. Estas oracio-nes las puede dirigir un presbítero, aunque no seaexorcista, o un diácono.

El ritual recuerda expresamente el carácterde esta acción litúrgica: poner de manifiesto lavictoria de Cristo y el poder de la intercesión dela Iglesia, contra los demonios, recibido deCristo para expulsar demonios y anular su in-flujo: La Iglesia «ora continuamente y con fe«en nombre de Jesús», para ser liberada delMaligno» (REX 7).

En cuanto al ministro y las condiciones: enprimer lugar el ministro es el Obispo diocesano,y esta licencia se la concede a un «sacerdoteexorcista» piadoso, docto, prudente y con integri-dad de vida, y preparado para este finespecíficamente. Este mismo: «no proceda acelebrar el exorcismo hasta que no esté seguro,con certeza moral, de que quien va a ser exorcizadoestá realmente poseído» (REX 16).

Dentro del rito tiene peculiar importancia lafórmula deprecativa (Deprecatoria = ruega aDios para que libre del Diablo), por la que seinvoca a Dios y la fórmula imperativa(Imprecatoria = ordena) «te abjuro demoniopara que dejes libre aquella persona», o sea alenergúmeno (poseso), por la que en nombre deCristo se conjura directamente al Diablo paraque salga del fiel vejado. Entre sus elementosestán el agua bendita, la sal, la imposición de

manos, Escritura, letanías, Credo y Cruz. Comocomplemento presenta la oración y el ayuno, asícomo una vida sacramental.

D. ¿Dónde está la belleza de la celebra-ción sacramental?

Se centra en lo más indispensable, en lo mássimple. En Cristo, «el más bello de los hombres»(Sal 45(44), 3), armonía y belleza, proporción,movimiento, estabilidad. En celebrar elsacramental en y desde la Eucaristía y reconocerque celebrar es evangelizar.

A manera de conclusión: las accionessacramentales, tan apreciadas por el pueblo deDios, primero: deben seguirse fomentando, puri-ficando e iluminando a la luz del Evangelio y delMagisterio de la Iglesia; y segundo: debe aprove-charse todo el manantial de gracia que Dios da aquienes las practican.

5. ACTUAR

Contrariamente al modo de concebirse loslibros litúrgicos desde el concilio de Trentohasta el Vaticano II, como textos intocablescuyo dictado había de ejecutarse escrupulosa-mente, ahora los nuevos libros se entiendencomo proyectos que se han de realizar en lacelebración, teniendo en cuenta la particularsituación de la asamblea concreta.

Nos comprometemos a actuar para cambiarnuestra realidad: Estudiar bien las introducciones, las posibili-

dades de adaptación que se dejan a las confe-rencias episcopales y también al presidenteindividual de la asamblea.

Respetar los textos y las rúbricas prestandomayor atención a lo que quieren decir, a lanueva mentalidad con que se han redactado ycon el diverso valor que revisten los diferenteselementos de la celebración.

Proclamar la palabra de Dios y respetarlacomo tal: no se permite modificar el texto de laslecturas.

Prestar mucha atención a los textos eucológicos,

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cuidadosamente formulados, y valorarlos de-bidamente, con oportuna catequesis previa yeventuales moniciones breves.

Ejercer la libertad para la elección de los textoseucológicos respetando su función, tratando deexpresarlos con palabras vivas. Esto vale paratodas las celebraciones.

Confeccionar celebraciones que respondan alas exigencias diversas, mirando al bien espiri-tual de la comunidad, sabiendo usar conve-nientemente el sentido eclesial y respetando lassituaciones, entendiendo y realizando el espíri-tu que anima a cada parte de la celebración.

Respetar el libro, considerándolo signo exte-rior y visible de lo que contiene, tratándolo conrespeto y veneración, y no se le sustituya conediciones de bolsillo o con hojas volantes. Elrespeto se manifiesta en el modo de tener,llevar, usar y conservar el libro.

6. CELEBRAR

(Tomado del Bendicional nn. 1440-1465)

Ministro laico: En el nombre del Padre, y delHijo, y del Espíritu Santo. Todos se santiguany responden: Amén.

Luego saluda, diciendo:

Bendigamos, hermanos, a Dios, fuente de todobien. R. Amén.

Con esta nuestra celebración, nosotros profe-samos nuestra fe en el hecho de que a los quetemen y aman a Dios todo les sirve para el bien,así como nuestra convicción de que siempre y entoda situación debemos buscar la ayuda divina,para que, uniéndonos a la voluntad de nuestroPadre, podamos hacerlo todo para gloria de Diosen Cristo.

Lector: Proclama 1 Tim 4, 4-5. Ahora herma-nos, escuchemos las palabras del apóstol sanPablo a Timoteo: «Porque todo lo que Dios hacreado es bueno y nada hay despreciable, si secome dando gracias, pues se santifica con lapalabra de Dios y la oración». Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

CANTO:TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.

Ministro laico: Dios ama todo lo que ha creado ylo conserva con su bendición. Pidámosle ahoraque nos imparta su bendición y su consuelo,diciendo: R. Descienda sobre nosotros, Señor,tu bendición.

- Dios eterno, que nos das un sentido más profun-do de esta vida, cuando nos sometemos decorazón a tu voluntad, dígnate llenarnos de tuespíritu de santidad. R.

- Tu que nos miras siempre con ojos de piedad,escucha la voz de los que esperamos en ti,Señor. R.

Se pueden añadir otras intenciones.

ORACIÓN DE BENDICIÓN.

El ministro laico con las manos juntas dice:Concede, Señor, que tus fieles, por la fuerza de tubendición, se dispongan interiormente al bien,para que realicen todas sus obras fortalecidos ymovidos por tu amor. Por Jesucristo, nuestroSeñor. R. Amén.

El ministro laico se santigua y diciendo: Dios,bendito a través de todo, nos bendiga por Cristoen todo, para que todo nos sirva para el bien. R.Amén.Canto:

GRACIAS POR EL AZUL DEL CIELO.

Gracias por el azul del cielo,gracias por el inmenso mar,

gracias por el cantar del bosque,Aleluya.

Gracias por el amor del mundo,gracias por la felicidad,

gracias por todos mis hermanos.Aleluya.

BIBLIOGRAFÍA: SARTORE Y ACHILLE M. TRIACCA(DIRS.) «Nuevo Diccionario de Liturgia», EdicionesPaulinas, España 2ª Ed. 1989, p. 801. / J. ALDAZÁBAL,(DIR.) «Cuadernos Phase» 12 (Las Exequias Cristianas,Sentido teológico y pastoral) Centre de Pastoral Litúrgicade Barcelona. / «Cuadernos Phase» 17 (Sentido teológi-co y pastoral de las bendiciones). / «Cuadernos Phase» 20(Las Iglesias y su Dedicación). / «Bendicional, Ritual deExequias, Ritual de Exorcismos, Pontifical y Ritual Ro-manos».

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1. OBJETIVO:

reflexionar en las devociones de laPiedad Popular, sobre todo en el exvo-to, para que lo valoremos como expre-sión y testimonio de fe, gratitud y amora Dios, a la Santísima Virgen María y alos Santos.

2. ORACIÓN

Guía: En el nombre del Padre…Cantemos: «OhMaría, madre mía…» Recitamos la siguienteoración: «Consagración a la Santísima Trini-dad».

Trinidad Santísima: Padre, Hijo y Espíritu Santo,presente y operante en la Iglesia y en la profun-didad de mi ser; te adoro, te doy gracias y teamo. Y por las manos de María, mi madreSantísima, a ti me ofrezco, entrego y consagrocomo hermano y discípulo.

Espíritu Santo, a ti me ofrezco, entrego y consa-gro como «templo vivo» para ser santificado.

María, madre de la Iglesia y madre mía, tú queestás en íntima unión con la Santísima Trini-dad, enséñame a vivir en comunión con las tresdivinas personas, a fin de que toda mi vida seasiempre «gloria al Padre, al Hijo y al EspírituSanto». Amén. (P. Santiago Alberione).

3. VER

Nuevamente abordamos el tema de la PiedadPopular (PP) pero ahora en su relación con lasdevociones (de manera especial con los exvotos),ya que éstas son un contenido significativo y

expresión importante de la misma. No podríamosentender la PP sin las devociones.

Para adentrarnos y comprender esta realidad,tratemos de responder a lo siguiente.1. ¿Cómo acostumbra usted a dar gracias a Nuestro

Señor, a la Santísima Virgen María y a los santospor un favor recibido?

2. ¿Sabe usted lo que es un exvoto?

3. ¿Ha ofrecido un exvoto a Nuestro Señor, a laSantísima Virgen María o a los santos?

4. PENSAR

Vamos ahora a tratar de iluminar esta realidadde las devociones, de los exvotos, para que lasentendamos y valoremos como expresión y testi-monio de fe, gratitud y amor.

1. La Piedad Popular y las devociones en elDirectorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia

En el Directorio sobre la Piedad Popular y laLiturgia (DPPL), se nos dice en el número 8 quéentiende por «Devoción»:

«En nuestro ámbito, el término viene usadopara designar las diversas prácticas exteriores(por ejemplo: textos de oración y de canto; obser-vancias de tiempos y visitas a lugares particula-res, insignias, medallas, hábitos y costumbres),que, animados de una actitud interior de fe, mani-fiestan un aspecto particular de la relación del fielcon las Divinas Personas, o con la Virgen Maríaen sus privilegios de gracia y en los títulos que loexpresan, o con los Santos, considerados en suconfiguración con Cristo o en su misión desarro-llada en la vida de la Iglesia».

Tratando de analizar y de profundizar en dichotexto podemos señalar lo siguiente.

TEMA 5:

Los Exvotos, Testimoniosde Fe, Gratitud y Amor

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Primero. Se trata de «prácticas exteriores ani-madas de una actitud interior de fe». La PP sinestas prácticas exteriores no se entiende, mejordicho no existe porque a través de ellas se expre-sa, se manifiesta, se concretiza, se materializa,son su expresión más genuina; ayudan a que lasensibilidad religiosa del hombre se exprese yentre en contacto con lo divino, con lo sagrado,con Dios, la Santísima Virgen María y los Santos.

Segundo. Sonprácticas como he-mos señalado anima-das por una «actitudde fe». La actitud esuna predisposición aactuar, y aquí estapredisposición estamovida, inspirada yorientada por la fecristiana, no por otracosa, que quede cla-ro.

Tercero. Toda de-voción manifiesta unaspecto particular de la relación del fiel con lasDivinas Personas o con la Virgen María o con losSantos, por tanto no se entiende ninguna devo-ción de la PP que no esté referida a ellos. Esteaspecto de las devociones nos hace ver y consta-tar cómo la PP está impregnada o inspirada enrevelación cristiana (cfr. DPPL 9 y 10).

Cuarto. Aunque el texto no lo señala explíci-tamente, ubicamos dentro de las devociones, elculto a las reliquias de los santos, tanto de sucuerpo como a los objetos que les pertenecieron(cfr. DPPL 236), y a los exvotos.

2. Características importantes de las devociones

A continuación se enumeran algunas caracte-rísticas importantes en torno a las devociones.

Primera. Las devociones son un puente entrelos sacramentos y los sacramentales que los fie-les, en especial la gente sencilla, busca y practicacon gran devoción, pensemos por ejemplo en lossantuarios, cómo la gente pide la bendición deobjetos piadosos y los lleva y conserva con gran-

de valor. Con ello «la Iglesia, con el fin depromover y fomentar la piedad de los fieles en susmúltiples manifestaciones, tiene por norma se-cundar los piadosos ejercicios del pueblo cristia-no cuando se ajustan a las leyes y normas dadasen esta materia. Al realizar las preces litúrgicaso al practicar ciertos ejercicios de piedad suelenutilizarse algunas cosas u objetos, como la coro-na o el rosario de la Virgen u otros semejantes.

Entonces es recomen-dable que esos mismosobjetos, antes de po-nerlos en manos de losfieles, sean objeto deuna bendición pecu-liar» (Ritual de Ben-diciones 1320).

Segunda. Las devo-ciones se relacionan yse expresan en muchosde los casos con el len-guaje de la PP, el cualestá constituido por:los gestos, los textos,

las fórmulas, el canto y la música, las imágenes,los lugares y los tiempos (cfr. DPPL 14-20).

Tercera. Las devociones son una fuente deespiritualidad muy apreciada en la Iglesia por elpueblo sencillo, a tal grado que pudieran serconsideradas como los sacramentos de los pobresy sencillos.

Cuarta. Estas prácticas deben estar siempre enarmonía con la Sagrada Liturgia, impregnadaspor la Palabra de Dios, guiadas por el Magisteriode la Iglesia, purificadas de todo error o desvia-ción, estimadas en su valor intrínseco de PP.

Quinta. Las devociones de la PP se distingueny no tienen nada que ver con las prácticas desuperstición.

Sexta. Las devociones, y de manera especial,los exvotos, son expresión y testimonio de fe,gratitud y amor a Dios, a la Santísima VirgenMaría y a los Santos.

3. Los exvotos, una expresión privilegiada de lasdevociones

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Uno de los factores que nutren la PP son losmilagros, y éstos son expresados y agradecidospor los exvotos.

El exvoto, piezas elaboradas mayoritariamenteen lámina con pintura al óleo, con breves textosexplicativos de una promesa cumplida por unmilagro o un favor recibido.

Los exvotos narran historias, la historia viva,real, auténtica, de los protagonistas ignorados dela gran historia, que nos permiten entender lamultiplicidad de voces anónimas que ahondan entemas cercanos, en vivencias por lo general dra-máticas, con toda sucosmovisión, religiosi-dad y recuento de temasinesperados. Relatos quese cuentan a pedazos enun coro no siempre ar-mónico, pero siempreplural, de esas muchasvoces que provienen deun pueblo expectante delsiempre posible milagro.

El exvoto es una ex-presión religiosa de de-voción popular. En estesentido, «un exvoto es unacto de devoción perso-nal, realizado para servisto por los demás. Tie-ne por objetivo comunicar a otros fieles cómo laintervención sobrenatural favoreció a una perso-na; representa la relación privilegiada que unióa ésta con Cristo, la Virgen o algún santo» (Luquey Beltrán 2000: 39).

En el breve espacio del exvoto, generalmentepintado sobre lámina, madera, cartón u otro ma-terial de fácil acceso, se describe la situación demarginalidad y la difícil situación económica.Estas expresiones devocionales se convierten enverdaderos textos de la concepción de lo sagradoen estos sectores sociales. Igualmente, podríadecirse que se trata de una especie de «ofrendapintada», es decir un material dedicado a la divi-nidad –a elección del creyente–, en agradeci-miento por algún favor pedido o concedido y que

ahora constituye un milagro. El exvoto es, comodecía Diego Rivera, el «verdadero retrato de unmilagro».

Algunos de los temas fundamentales son sa-lud, accidentes, problemas económicos, encon-trar pareja enderezar el camino de los hijos, elempleo, entre muchos otros que exigen los tiem-pos modernos.

El exvoto es el arte de dar gracias, donde lavida (el concepto, la comprobación en el acto derespirar, la distancia que se gana ante el peligro demuerte) es un don de la alianza entre la trascen-

dencia y lo cotidia-no: «Gracias...pude haber muerto,pudo morir mi hijo,pude perderlo todocon el mal tiempo,pero llegaste tú enese último minutoque está a nuestradisposición».

Situados en elhorizonte de los mi-lagros, los autoreso los patrocina-dores de los exvo-tos, se abocan almicrorrelato que esImagen y es Verbo

y es otro ordenamiento de la tierra que ya no estávacía. Los testigos han recibido el trato único, laparticipación salvífica de las fuerzas celestiales,han vislumbrado a la Virgen o a un santo, y hanatestiguado el fulgor de Lo INEFABLE.

El autor o el patrocinador del retablo se mueveúnicamente en el espacio de lo sagrado, es testigode lo insólito y le adjudica a su salvación dediversa índole a un solo origen: la piedad que loenvuelve, le otorga otra permanencia, lo extrae delas tinieblas.

En materia de caminata espiritual es un pere-grino de Talpa o de Chalma o de San Juan de losLagos o de la basílica de Guadalupe. La religio-sidad popular es un viaje interminable donde elmilagro hace las veces de indulto de la opresión

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visual de todos los días. «Aquí estoy en mi camapostrado o a punto de ser arrollado por el tren orodeado por la negra noche y sus aullidos, y notemo porque sé perder y sé transmitir el mensajede mi corazón doliente».

4. Los exvotos, testimonios de fe, gratitud y amor

Si acudimos a la Catedral Basílica de SanJuan de los Lagos para visitar a Nuestra Señorade San Juan de los Lagos, y nos dirigimos adonde se encuentran los exvotos, inmediata-mente nos encontraremos con una gran cantidadde estas ofrendas, las cuales nos relatan historiasque son verdaderas manifestaciones y testimo-nio de fe, de gratitud y amor que se le profesa, eneste caso a la Santísima Virgen María, y lomismo nos va suceder si visitamos algún otrosantuario.

Los exvotos son el «arte de agradecer», laconstancia agradecida por el milagro recibido, laexpresión de fe, de devoción, de gratitud y deamor, que generalmente el pueblo sencillo ypobre, y muchas veces marginado, pero sensiblea la intervención de Dios, ofrece como testimoniode que Dios no la ha abandonado, que su provi-dencia ha actuado en un hecho concreto, en unmomento especial de suvida.

3. ACTUAR

Cada quien sabe cómoacostumbra a agradecerlos favores recibidos deNuestro Señor, y por laintercesión de la VirgenMaría y de los santos. Elexvoto es una forma enque el pueblo testimoniasu fe, su gratitud y suamor. Después de reflexionar

este tema respondamosa lo siguiente.

1. ¿Qué hemos aprendidocon este tema?

2. ¿Qué nos puede servir para manifestar ytestimoniar nuestra fe, nuestra gratitud ynuestro amor a Nuestro Señor, a la Virgen Maríay a los santos?

3. ¿Qué nos gustaría hacer inspirado por estareflexión?

4. CELEBRAR

Guía: terminemos nuestro encuentro recitando la«Oración al Santo de nuestro nombre».

San… a quien de verdad quiero, y bajo cuyaprotección especial me ha puesto la santaMadre Iglesia al hacerme hijo suyo en elbautismo, te ruego no dejes, hoy ni nunca,de velar para que viva como corresponde aun verdadero cristiano, y según mi nom-bre, siguiendo tus ejemplos. Ayúdame enmis dificultades; sobre todo no permitasque caiga en el pecado, y alcánzame quesepa hacer de mi vida mi mayor consueloa la hora de la muerte, para ser contigoeternamente feliz. Amén.

Guía: concluyamos consagrándonos a la Santísi-ma Virgen María: Oh Señora mía… Dulcemadre…

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«En la piedad popular,por ser fruto del Evangelio inculturado,

subyace una fuerza activamente evangelizadoraque no podemos menospreciar:

sería desconocer la obra del Espíritu Santo.Más bien estamos llamadosa alentarla y fortalecerla

para profundizar el proceso de inculturaciónque es una realidad nunca acabada.Las expresiones de la piedad popular

tienen mucho que enseñarnos y,para quien sabe leerlas, son un lugar teológico

al que debemos prestar atención,particularmente a la hora de pensarla nueva evangelización» (EG 126).

Es conocida la expresión de que la piedadpopular se da con los sacerdotes, sin los sacerdo-tes y a pesar de los sacerdotes. Y, con el respetodebido a nuestros obispos, podríamos afirmar lomismo.

Esta expresión anterior nos manifiesta que elpueblo como tal, sociológica y religiosamentehablando, es creador de expresiones, algunasestrechamente ligadas a la FE y otras en las queestán inmiscuidas expresiones que no tienen quever con la fe cristiana o el dato revelado. ¿Qué entendemos por «piedad popular»?

Este término designa «las diversas manifesta-ciones cultuales, de carácter privado o comunita-rio, que en el ámbito de la fe cristiana se expresanprincipalmente, no con los modos de la sagradaliturgia, sino con las formas peculiares derivadasdel genio de un pueblo o de una etnia y de sucultura» (Directorio sobre la Piedad Popular y laLiturgia (DPP y L) 9).

Así entendido este término de «piedad popu-lar», es como se considera a la piedad popular

como «verdadero tesoro del pueblo de Dios» (SanJuan Pablo II, en Chile, 1988). De un modo mássencillo podemos decir, que la piedad popular esel conjunto de expresiones de una persona o unpueblo, que de algún modo tiene que ver con eldato revelado.¿Qué entendemos por «religiosidad popular»?

Esta expresión «se refiere a una experienciauniversal: en el corazón de toda persona, como enla cultura de todo pueblo y en sus manifestacionescolectivas, está siempre presente una dimensiónreligiosa. Todo pueblo, de hecho, tiende a expre-sar su visión total de la trascendencia y su concep-ción de la naturaleza, de la sociedad y de lahistoria, a través de mediaciones cultuales, en unasíntesis característica, de gran significado huma-no y espiritual» (DPP y L, 10). Con palabras mássencillas podemos decir que la religiosidad popu-lar es ese conjunto de expresiones religiosas queno tiene que ver necesariamente con el datorevelado o revelación cristiana.

En este artículo nos referimos de modo parti-cular a la piedad popular. Ésta, no se expresasolamente en los santuarios. Los santuarios sonlugares y ambientes en los que de una forma másclara se manifiestan dichas expresiones religio-sas. Podemos observar también que en cada unade las comunidades cristianas -sobre todo en lasfiestas patronales- las personas expresan su pie-dad con ritos propios, pero ya ordenados y coor-dinados con los sacerdotes del lugar; sin embar-go, en los lugares donde no son templo ni atrioshay infinidad de expresiones que durante todo elaño se vienen manifestando, tal es el caso, porejemplo, de cuando hay difuntos, que según sucultura se manifiestan en torno al féretro conritos, rezos, incienso, agua bendita, flores, danzasy otras prácticas dada la concurrencia en talacontecimiento.

SUBSIDIO:

La Piedad Popular comoExpresión Legítima de la Fe

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Otro caso muy común es en nuestras casas,donde las familias en general tienen algún lugarpara colocar la Biblia, donde rezan el rosario enfamilia, donde se rezan oraciones no tan litúrgi-cas en su contenido, pero son expresiones quepara la familia tienen alta validez; en las casas haylugares que la familia convierte en el pequeñosantuario del hogar, donde los papás bendicen alos hijos cuando se van a casar, se van de viaje, sevan al extranjero o cuando por algún otro motivopiden la bendición a los papás. En los mismoshogares, detrás de las puertas encontramos crucesde palma o de cualquier otro material, abundan-cia de imágenes de santos a los que les guardandevoción; y así, otras tantas expresiones de pie-dad popular propias de cada familia.

Y qué decir de las fiestas de XV años, en lasque además de la Eucaristía solemne, lo másposible en los templos, muchos de los papás opadrinos de las quinceañeras «echan la casa por laventana» como dice el dicho popular para hacergrande la fiesta, y en muchos casos es un ritual tanprotocolario desde la preparación de la fiesta, laentrada al templo, los cantos y música románticapara ciertos momentos de la Eucaristía con o sinel consentimiento del sacerdote que preside dichaceremonia. Es más preocupante el hecho de queya se dan menos celebraciones eucarísticas so-lemnes de quinceañeras y todos los rituales queconlleva una celebración, cambiando ésta poruna fiesta que se celebra en convivencia, ya sea enun jardín o en un antro, en un viaje, o un carronuevo para la hija o ahijada; así, estas fiestaspopulares y motivo de reunión de la familia yamigos, van disminuyendo por los condicio-namientos socioeconómicos y culturales en losque se ven comprometidos los papás y familiaresde las quinceañeras; prefieren, en el mejor de loscasos, mandar aplicar una misa en la que semencione a la cumpleañera, aunque no se leguarden los protocolos tradicionales.

Otras expresiones de piedad popular las des-cubrimos cuando pasamos frente a la puertaprincipal del templo y nos santiguamos, nosquitamos el sombrero o cachucha en señal derespeto al templo y/o a al Santísimo o al SantoPatrono que generalmente está en el frente delinterior del templo. También cuando vamos a

iniciar un viaje y, a nuestro modo, con oracionestransmitidas de una generación a otra rezamosencomendándonos a Dios, al santo del buencamino o con expresiones similares. Tambiénnos encontramos con tantas personas que en elinterior de sus vehículos llevan la imagen de talo cual santo o santa y el santo rosario, aunque nosiempre lo recen.

Es notable que, en las parroquias, sobre todoen los tiempos litúrgicos, especialmente enadviento-navidad y cuaresma-semana santa, sedan tantas expresiones y compromisos religio-sos que van adquiriendo a través del tiempo yde algún modo son reflejo del sentido peniten-cial o de la alegría que se vive en los tiemposmencionados. ¡Cuántas celebraciones más sedan en familia o entre amigos sin la presenciade los sacerdotes, o bien, éstos son invitadospara, de algún modo sentir la presencia de laIglesia en sus celebraciones!

Debemos al Papa Pablo VI, hoy beato, quehaya sido él quien más en cuenta tomó el hecho dela Piedad Popular (EN 48); la ha redimido inicial-mente y le ha dado una vigencia creciente asumi-da por sus sucesores en la Iglesia en los diferentescontinentes, especialmente en América Latina.De entonces para acá, cada uno de los pontíficesha venido valorando la piedad popular, aunque envarias expresiones la presentan como «religióndel pueblo» o «religiosidad popular» o hasta«catolicismo popular». Cabe hacer notar que ha-blar de piedad popular y de religiosidad popular,como ya se mencionó anteriormente, hoy enten-demos con más claridad la diferencia entre una yotra, aunque ha habido elementos que se hanincorporado a la piedad popular y se van forman-do sincretismos religiosos, a los que hay que estaratentos para purificar dicha piedad popular.

Quiero resaltar la valoración que le dio el Papaemérito Benedicto XVI en la V Reunión delCELAM, en Aparecida, Brasil, en el año 2005, enla que el Papa y los sinodales de dicho aconteci-miento hablan de la piedad popular como «elgran tesoro de la Iglesia en América Latina» obien, con otra expresión más rica de contenido ycon mayor profundidad: «la piedad popular es elalma de los pueblos latinoamericanos». Llamar-

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le a la piedad popular alma de los pueblos latinoa-mericanos significa que es lo que le da vida, es loque da sentido a la existencia de la persona y decomunidades enteras; y cuando contemplamos anuestro pueblo sencillo, fervoroso, a pesar decircunstancias adversas, van formando los calen-darios litúrgicos de sus fiestas populares, bien seadel pueblo como tal, bien sea del propio barrio,del santo patrono del barrio, del sector de unacomunidad parroquial o de la comunidad rural ode la colonia.

Admiro cómo nuestro pueblo sabe combinarvarios calendarios, por ejemplo el civil (1° deenero al 31 de diciembre), el del año fiscal, elcalendario litúrgico, los calendarios escolares,pero nunca dejan de lado sus calendarios depiedad popular, bien sea en su propia comunidad,peregrinando a pie o en vehículo o en cabalgatas.Nunca olvidan su calendario de piedad popularque es lo que le da sentido a su vida.

Al seguir hablando de los calendarios de pie-dad popular que se dan en las comunidades, haysantuarios, en los que muchas veces aparecen doso más liturgias paralelas: una en los atrios, que entorno a sus imágenes hacen sus rituales con dan-zas, cantos, cambios de responsabilidades omayordomías, y otras expresiones que el comúnde feligreses de la comunidad en donde estáenclavado el santuario no entendemos, pues susliturgias y contenido de fondo, son provenientesde otros pueblos con su propia cultura ancestral yque va cambiando de formas dada la creatividadde los actores en su propio tiempo. Y otra es «laliturgia oficial» que generalmente se celebra den-tro de los templos. Sin embargo, los peregrinos,aunque no participen del todo en la liturgia de laIglesia, siempre celebran rituales propios de salu-do al llegar a visitar al santo propio del santuarioy de despedida al término de su peregrinación.Por ejemplo en el Tepeyac, CDMEX, la Virgende Guadalupe, en San Juan de los Lagos, NuestraSeñora de San Juan, en Oaxaca, Nuestra Señorade Juquila, en Chalma, Edo. de Méx, el Señor deChalma, etc.

Considero de buena señal el que habiendotenido sus propios rituales fuera del templo,

muchos peregrinos participan en los sacramen-tos que la Iglesia ofrece y celebra. Así, laliturgia de la Iglesia realiza la inclusión paula-tina de los diferentes grupos de peregrinos aculminar su peregrinación en el encuentro conJesucristo.

Podemos deducir que la Liturgia de la Iglesiay la Piedad Popular son expresiones legítimasde la Fe del pueblo de Dios, señal clara de que elEvangelio, de algún modo se ha inculturado.

Termino retomando el texto del encabezadode este artículo, tomado de la exhortación apostó-lica Evangelli Gaudium:

La piedad popular de algún modo es fruto delEvangelio inculturado.

Ahí subyace una fuerza activamenteevangelizadora.

No podemos desconocer la piedad popular ysus tantas manifestaciones, que de algún modoson obra del Espíritu Santo.

Estamos llamados a alentar la piedad populary fortalecerla para llevar el proceso deinculturación en pro de la nueva evangeliza-ción.

Necesitamos saber leer las expresiones depiedad popular y más allá de lo que vemos yoímos, descubrir el porqué de sus expresionesy más al fondo el contenido religioso, espiri-tual que le da sentido a la piedad popular hastadescubrir la moción del Espíritu Santo y reco-nociendo las semillas del Verbo en las diferen-tes culturas y sus expresiones religiosas.

Y algo más de fondo, lo que el Papa Francisconos dice: que la piedad popular se vuelve, portanto, un lugar teológico, es decir, lugar yambiente donde Dios se nos manifiesta, noshabla a través de los lenguajes de la piedadpopular, nos evangeliza y nos enseña a descu-brir la piedad popular como elemento indis-pensable para la nueva evangelización y parala evangelización permanente que tanto pre-tendemos en nuestro continente.

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PASTORAL LITÚRGICA

VIGILIA DEPENTECOSTÉS

PRESENTACIÓN

Preparada con los textos litúrgicos alusivos alEspíritu Santo en los días después de la Ascen-sión, más en la Liturgia de las Horas que en elMisal Romano y en el Leccionario y dotada deuna vigilia especial, la solemnidad de Pentecos-tés reviste en la liturgia un notable esplendor. Aello contribuyen los textos eucológicos y la rique-za de las lecturas de la palabra de Dios.

El Misal Romano propone la celebración de lamisa vespertina (o nocturna) en forma de vigilia,con una apropiada monición inicial y con unaserie de lecturas bíblicas, entremezcladas conoraciones, como en la Vigilia Pascual.

En algunas celebraciones del Papa en el Vati-cano, con ocasión de la fiesta de Pentecostés, seha introducido con buen sentido litúrgico unamemoria de la confirmación. Se trata, no de unarenovación de la confirmación, ya que ésta no sepuede renovar, ni tampoco de una renovación delas promesas bautismales, ya que este acto espropio de la Vigilia Pascual. La memoria, sinembargo, con los símbolos propuestos y conapropiadas invocaciones al Espíritu Santo, puedeayudar a los cristianos a recuperar el sentido y laconciencia de este sacramento, Pentecostés per-sonal de cada bautizado con el don del Espíritu,

llamado a dar testimonio de comunión eclesial yde irradiación apostólica.

N. B. El esquema de la celebración de laVigilia del Domingo de Pentecostés es la misavespertina de la vigilia (cfr. Misal Romano, Se-gunda forma, modo más extenso de la celebra-ción). La celebración puede iniciarse fuera deltemplo, donde se convoca a la comunidad, secomienza allí con los ritos iniciales y la aspersióny luego se va en procesión hacia el templo cantan-do las letanías de los santos y llevando el ciriopascual encendido. Por la aspersión se omite elacto penitencial.

En la liturgia de la palabra se proclama lalectura y luego viene el salmo y su oración corres-pondiente como en la Vigilia Pascual, así secumple el ritmo fundamental celebrativo: lectu-ra, salmo (de preferencia cantado), oración.

En esta celebración se hace la consagración alEspíritu Santo de cada persona, dejando la consa-gración de la parroquia para la misa del día, yaque la misa de la vigilia cuenta con más elemen-tos y se puede alargar, pero si ya desde la misa deprimeras vísperas o de la vigilia se quiere consa-grar la parroquia se puede hacer, solo será cues-tión de tomar la oración propia.

SUBSIDIO

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MISA DE LA VIGILIA

MONICIÓN ANTES DE INCIAR LA CELEBRACIÓN.

«Ustedes son la luz del mundo. No se puedeocultar una ciudad situada en lo alto de un cerro;ni se enciende una vela para meterla debajo de laolla, sino para ponerla en el candelero y que brillepara todos los de la casa. Empiece así a brillar laluz de ustedes ante los hombres; que vean el bienque hacen ustedes y glorifiquen a su Padre delcielo» (Mt 5, 14-16).

La Iglesia de Dios que está en Los Altos deJalisco ve dirigidas a sí, con particular fuerza yurgencia, estas palabras del Señor. Empeñada,desde hace varios años, en la labor pastoral orga-nizada para responder al llamado del Evangeliopor un camino de constante conversión que lapurifique y la haga limpia luz de Cristo paratodos. Se siente llamada a ser plenamente lo queya es.

Nuestra comunidad parroquial unida a su Se-ñor, unida en una misma fe, en un sólo bautismoy en un sólo Dios y Padre a toda la Iglesia, quiereaguardar en vigilante espera en esta noche el Dondel Resucitado a su pueblo, el don del EspírituSanto, que desde el Padre nos enviará. Que nues-

tra oración y nuestra alabanza nos dispongan arecibirlo.

Que María Santísima, nuestra madre, estre-lla de la nueva evangelización, resplandezcafrente a nuestros ojos como el modelo de amoren el cenáculo en oración y espera del Espíritu.Nadie como Ella ha anunciado a Cristo al mun-do, no lo ha anunciado solamente, sino que noslo ha dado. Sea Ella la que abra el camino a laIglesia que peregrina en esta región y a todosnuestros hermanos del mundo entero hacia lacasa del Padre Dios.

RITOS INICIALES

Se entona el canto de entrada.

Saludo

V. En el nombre del Padre y del Hijo y del EspírituSanto.

R. Amén.V. El Espíritu del Señor llena toda la tierra, Dios

ha derramado su amor en nuestros corazones.Hermanos en este domingo de Pentecostés,que la paz de Jesucristo resucitado esté contodos ustedes.

R. Y con tu espíritu.

DOMINGODE PENTECOSTÉS

Solemnidad

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MONICIÓN DEL PRESIDENTE

Queridos hermanos y hermanas: saludo a to-dos ustedes aquí reunidos en la vigilia de Pente-costés, para dar gracias al Padre, origen de todobien, que en Cristo ha hecho de nosotros un solopueblo.

En la luz del Espíritu Santo queremos concluirla cincuentena pascual con la misma actitud deunánime y perseverante oración que caracterizóla espera de Pentecostés cuando los discípulosestaban reunidosen el Cenáculocon María, laMadre de Jesús.

También hoytenemos necesi-dad de la efusióndel Espíritu San-to, por ello vamosa renovar la con-sagración denuestra a comu-nidad al EspírituSanto, para quecon el soplo desu vida fecunde nuestros esfuerzos humanos yhaga nuestros corazones disponibles y generosospara comprometernos cada día más en el segui-miento de Cristo Jesús.

ASPERSIÓN

Es recomendable utilizar el formulario III parala aspersión con agua bendita, indicada para elTiempo de Pascua. Concluida la aspersión con elagua bendita, sigue la procesión hacia la iglesia.MONICIÓN

El Espíritu de Jesús resucitado llena la tie-rra, y conduce a la humanidad, hace nacer yvivir a la Iglesia. Y a cada uno de nosotros noshace cristianos, seguidores de Jesucristo entoda nuestra vida.

Renovemos ahora, con la aspersión del agua,el momento decisivo de nuestro bautismo, cuan-do recibimos al Espíritu para vivir la vidanueva de Dios.

MONICIÓN PARA LA PROCESIÓN

La procesión evoca el caminar del pueblohebreo en el desierto a la luz de la columna defuego, pero sobre todo se hacen presentes laspalabras de Jesús: «Yo soy la luz del mundo». Elsentido pascual y escatológico de esta procesiónaparece con evidencia: somos el nuevo pueblo deDios nacido de la Pascua; peregrinos seguimos aCristo resucitado –nuestra cabeza y luz del mun-do- a través del desierto de la vida presente.LETANÍAS DE LOS SANTOS

La Iglesia des-de antiguo en suscelebraciones mássolemnes o de es-pecial intensidadde plegaria invocala intercesión y laejemplaridad delos santos. Por ello,ahora los invoca-mos para que ven-gan en nuestroauxilio y su inter-cesión nos dispon-

ga a recibir al Espíritu Santo y sus dones.Las letanías de los santos se pueden cantar o

proclamar por un solista y la comunidad respon-de. Se puede tomar el esquema de letanías quepresenta el Misal Romano para la Vigilia Pascual,añadiéndole la lista de nuestros santos y beatosmártires de la Revolución Cristera.

LITURGIA DE LA PALABRA

A continuación, el sacerdote introduce la litur-gia de la palabra con la monición que propone elMisal Romano.

Luego sigue la proclamación de todas las lec-turas propuesta por el Leccionario como optativas.

PRIMERA LECTURA

MONICIÓN

El día de Pentecostés se reconstruye en launidad del Espíritu Santo el único pueblo de Dios,reunido de entre todos los pueblos. Lo que Babel

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dispersa, la Iglesia lo recoge. Muchas lenguas seconvierten en una; no te maravilles: esto lo haceel amor. Nuestra comunidad quiere ser signo de launiversalidad de la unidad del pueblo de Dios.Escuchemos la Palabra de Dios.

1ª. Lectura: Gn 11, 1-9.Sal 32: Dichoso el pueblo que Dios escogió

por suyo. Aleluya.Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS

Te rogamos, Dios todopoderoso, que tu Iglesiasiempre sea un pueblo santo, reunido en la unidaddel Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para queasí pueda mostrar al mundo el misterio de tusantidad y de tu unidad y conducirlo a la perfec-ción de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

SEGUNDA LECTURA

MONICIÓN

La fiesta de Pentecostés era, y es ahora paranuestros hermanos hebreos, memorial del don dela ley y de la alianza. El acontecimiento de Pen-tecostés en el Cenáculo de Jerusalén es para todoslos cristianos el cumplimiento del don de la ley yde la alianza nueva en el Espíritu Santo. La Iglesiadecide responder a su Señor viviendo en obedien-cia a su voluntad en la caridad hacia todos comofruto de la alianza nueva en el Espíritu Santo.

2ª. Lectura: Ex 19, 3-8. 16-20.Sal 18, 8.9.10.11: Tú tienes, Señor, palabras de

vida eterna. Aleluya.Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS

Dios nuestro, que en el monte Sinaí, en elresplandor del fuego diste a Moisés la ley antigua,y que en el día de hoy, con el fuego del EspírituSanto, manifestaste la Nueva Alianza, haz quenuestros corazones ardan con aquel Espíritu queinfundiste de modo admirable en los Apóstoles, yque el nuevo Israel, reunido de entre todos lospueblos, reciba con alegría el mandamiento eter-no de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

TERCERA LECTURA

MONICIÓN

La estupenda profecía de Ezequiel exalta laacción del Espíritu que es soplo divino, aliento devida que fecunda la creación en su inicio. Es elEspíritu vivificante de la resurrección que hacegerminar la vida donde aparentemente existesolamente la muerte. Don de Cristo resucitado asus discípulos, el Espíritu Santo es capaz depenetrar en nuestros sepulcros para llevarnos a lavida. La Iglesia ruega a su Señor para ser signo deresurrección y de vida.

3ª. Lectura: Ez 37, 1-14.Sal 106, 2-3.4-5.6-7.8-9: Demos gracias al

Señor, porque su misericordia es eterna. Aleluya.Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS

Señor, Dios todopoderoso, que restauras alhombre caído y, una vez restaurado, lo conservas,aumenta el número de los que son renovados portu acción santificadora y haz que todos los quereciben la purificación bautismal sean guiadossiempre por tu inspiración. Por Jesucristo nuestroseñor.

R. Amén.

CUARTA LECTURA

MONICIÓN

El profeta Joel anuncia para los tiemposmesiánicos la efusión del Espíritu sobre todacarne y la constitución de un pueblo profético querinde culto al Señor. El día de Pentecostés, Pedro,citando al profeta Joel, confirma la realización delas promesas. La Iglesia, pueblo de los bautizadosen el Espíritu, quiere ser anuncio profético de lapresencia y del amor de Dios en el mundo, me-diante la palabra y el testimonio de sus fieles.

4ª Lectura: Jl 3,1-5.Sal 103 1-2ª. 24 y 25c, 27-28, 29bc-30: Envía,

Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.Luego se tiene la siguiente oración de pie.

OREMOS

Cumple, Señor, tu promesa y envíanos tu Es-píritu Santo, para que podamos dar testimonio

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ante el mundo, con nuestravida, del Evangelio de Je-sucristo, nuestro Señor. Él,que vive y reina por los si-glos de los siglos.

R. Amén.Luego el sacerdote ento-

na solemnemente el himnoGloria a Dios en el cielo.

ORACIÓN COLECTA

OREMOS

Dios eterno y todopoderoso, que quisiste quela celebración del sacramento de la Pascua perdu-rara a lo largo de estos cincuenta días, haz quetodos los pueblos de la tierra, en otro tiempodispersos, superada la multiplicidad de lenguas,se congreguen y, movidos por el don venido delcielo, confiesen unánimes la gloria de tu nombre.Por nuestro señor Jesucristo.

R. Amén.Enseguida se hace la lectura del Apóstol, y se

proclama el Evangelio correspondiente.MONICIÓN

El apóstol S. Pablo nos está recordando que elEspíritu es el que mantiene la unidad en medio dela diversidad que existe dentro de la comunidadeclesial. El Espíritu es el mismo en todos y es elque mantiene el proyecto de unidad de Diosmanifestado en su Hijo Jesucristo.

5ª. Lectura: Rom 8, 22-27

SECUENCIA

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO

Aleluya, aleluya.«Ven, oh Espíritu Santo, llena los corazones

de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tuamor».

Aleluya, aleluya.EVANGELIO: Jn 7, 37-39Después de la proclamación del Evangelio se

vuelve a cantar el Aleluya mientras se muestra elevangeliario a la asamblea.

HOMILÍA

MEMORIA DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMA-CIÓN

MONICIÓN

La solemnidad de Pentecostés renueva en todala Iglesia el acontecimiento de la efusión delEspíritu Santo. Renovaremos ahora la memoriade este don pentecostal que hemos recibido en elsacramento de la confirmación.

Pasará cada uno a tomar la luz del Cirio Pascualpara que cada uno encienda su cirio y reciba laflama que recuerda el Espíritu Santo recibido enel sacramento de la confirmación.

A las invocaciones del presidente se respondecon el canto y después confirmaremos con elSímbolo de los apóstoles la profesión de nuestra fe.

Canto:

Mientras se encienden las velas se canta: «Ven,oh Espíritu Santo» o se proclama la siguienteinvocación al Espíritu Santo.

Ven, Espíritu Creador,visita las almas de tus fíeles

y llena de la divina gracia los corazones,que Tú mismo creaste.

Tú eres nuestro Consolador,don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego, caridady espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;Tú, el dedo de la mano de Dios;

Tú, el prometido del Padre;Tú, que pones en nuestros labios

los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;infunde tu amor en nuestros corazones;

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y, con tu perpetuo auxilio,fortalece nuestra débil carne,

Aleja de nosotros al enemigo,danos pronto la paz,

sé Tú mismo nuestro guía,y puestos bajo tu dirección,evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre,y también al Hijo;

y que en Ti, Espíritu de entrambos,creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,por los siglos infinitos. Amén.

PRESIDENTEHermanos y hermanas, en la Noche Santa de

Pascua hemos renovado las promesas bautisma-les. En esta vigilia de Pentecostés, recordamos elsacramento de la confirmación, invocando el dondel Espíritu para que confirme en todos nosotrosel don y empeño de la comunión y de la misión.

La asamblea ora unos minutos en silencio.PRESIDENTE

Espíritu increado, fuerza primordial del uni-verso, presencia santificadora de la Iglesia, reavivaen nosotros los dones del bautismo y de la confir-mación.

La asamblea responde cantando:«Envía Señor tu Espíritu que renue-

ve la faz de la tierra».PRESIDENTE

Espíritu del Padre y del Hijo quedescendiste sobre la Virgen, dando alos apóstoles, anima a la Iglesia con elconsuelo de tus siete sagrados dones.

La asamblea responde cantando:«Envía Señor tu Espíritu que renue-

ve la faz de la tierra».MONICIÓN

Y ahora, después de haber invocadola presencia del Espíritu Santo, vamosa consagrarnos a Él, para que nos llenede sus dones y nos ayude a dar fruto ennuestra vida cristiana

Consagración de cada persona al Espíritu San-to¡Oh Espíritu Santo!,

recibe la consagración perfecta

y absoluta de todo mi ser.

Dígnate ser en adelante,

en cada uno de los instantes de mi vida y encada una de mis acciones:

mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todoel amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reserva a tus operacionesdivinas

y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo!,

transfórmame, con María y en María, en CristoJesús,

para gloria del Padre y salvación del mundo.Amén.

PROCLAMACIÓN DEL SÍMBOLOAPOSTÓLICO

PRESIDENTE

En el mismo Espíritu, ahora invocado profese-mos nuestra fe.V. ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador

del cielo y de la tierra?R. Sí, creo.V. ¿Creen en Jesucristo,su único Hijo, Señor nues-tro, que nació de santaMaría Virgen, padeció, fuesepultado, resucitó de en-tre los muertos y está sen-tado a la derecha del Pa-dre?R. Sí, creo.V. ¿Creen en el EspírituSanto, en la santa Iglesiacatólica, en la comuniónde los santos, en el perdónde los pecados, en la resu-rrección de los muertos, yen la vida eterna?

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TODOS: Esta es nuestra fe, esta es la fe de laIglesia, que nos gloriamos de profesar, enJesucristo nuestro señor.

R. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL

PRESIDENTE

Invoquemos ahora al Espíritu Santo, el Padrede los pobres, el don de vida que fecunda nues-tra existencia y renueva el camino de la huma-nidad.

A cada petición diremos:Ayúdanos, Señor.

1. Para que la Iglesia viva constantemente lagracia renovadora de Pentecostés. Oremos

2. Para que los que han recibido el Bautismo ola Confirmación en este tiempo de Pascuacrezcan día a día en el camino de la fe.Oremos

3. Para que todos los hombres y mujeres debuena voluntad que trabajan por un mundomás justo no desfallezcan en sus esfuerzos.Oremos

4. Para que todos nosotros seamos siempreportadores, como Jesús, de amor, misericor-dia, paz y esperanza. Oremos.

5. Por nuestra comunidad que hoy se consagraal Espíritu Santo, para que Él la inunde y lafecunde con sus dones, y podamos llegar adar fruto. Oremos.

PRESIDENTE

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tusfieles y enciende en ellos la llama de tu amor,Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

PREFACIO DE PENTECOSTÉS

RITO DE LA COMUNIÓN

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concluida la Oración después de la Comunión,se sugiere recitar el himno del «Te Deum».MONICIÓN

El Te Deum es un himno antiguo probablementees del siglo V que rezamos con frecuencia en laLiturgia de las Horas y también se entona comoacción de gracias en ocasiones solemnes de laIglesia, es por eso que en la Vigilia de esta fiesta de

Pentecostés se proclamará (o se entonará) so-lemnemente.

RITOS CONCLUSIVOS

VENERACIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGENMARÍA

MONICIÓN

María Santísima, nuestra madre, resplande-ce frente a nuestros ojos como modelo deoración en el Cenáculo en espera del don delEspíritu y como estrella de la nueva evangeli-zación. Como Iglesia de Jesucristo expresé-mosle nuestro amor de hijos.

Se invita a la asamblea a encender sus velaspara el canto.

Canto:Regina coeli; - Salve Regina

u otro mariano.

Se puede incensar la imagen como se hace en laSalve.

BENDICIÓN SOLEMNE

Se toma la propuesta por el Misal Romano.Canto final:

Por ti, mi Dios cantando voy,la alegría de ser tu testigo Señor.

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