Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

148

Transcript of Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Page 1: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan
Page 2: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

COMENTARIO BÍBLICO

DE

WILLIAM MacDONALD

Editorial CLIE

JUAN

William MacDonald

Título original en inglés: Believer’s Bible Commentary

Algunos de los materiales de esta obra fueron editados previamente por Harold Shaw

Publishers y Walterick Publishers, y han sido empleados con su permiso. No obstante, han

sido revisados, expandidos y editados considerablemente.

Publicado originalmente en dos tomos, Antiguo y Nuevo Testamento.

Traductores de la versión española del Antiguo Testamento:

Neria Díez, Donald Harris, Carlos Tomás Knott, José Antonio Septién.

Editor y revisor de traducciones: Carlos Tomás Knott.

Traductor de la versión española del Nuevo Testamento:

Santiago Escuain.

Copyright © 2004 por CLIE para esta edición completa en español.

Este comentario se basa en la traducción Reina Valera, revisión de 1960.

Copyright © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas.

Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de esta versión.

«BAS » indica que la cita es de la versión Biblia de las Américas,

Copyright © 1986 The Lockman Foundation.

Los esquemas y otros gráficos son propiedad de William MacDonald.

Depósito Legal:

ISBN: 978-84-8267-410-0

Clasifíquese:

98 HERMENÉUTICA:

Comentarios completos de toda la Biblia

C.T.C. 01-02-0098-04

Referencia: 22.45.73

Page 3: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Prefacio del autor

El propósito del Comentario Bíblico de William MacDonald es darle al lector cristiano

medio un conocimiento básico del mensaje de la Sagrada Biblia. También tiene como

propósito estimular un amor y apetito por la Biblia de modo que el creyente deseará

profundizar más en sus tesoros inagotables. Confío en que los eruditos encuentren alimento

para sus almas, pero deberán tener en consideración y comprender que el libro no fue

escrito primariamente para ellos.

Todos los libros han sido complementados con introducciones, notas y bibliografías.

A excepción de Salmos, Proverbios y Eclesiastés, la exposición del Antiguo

Testamento se presenta principalmente de párrafo en párrafo en lugar de versículo por

versículo. Los comentarios sobre el texto son aumentados por aplicaciones prácticas de las

verdades espirituales, y por un estudio sobre tipos y figuras cuando es apropiado.

Los pasajes que señalan al Redentor venidero reciben trato especial y se comentan con

más detalle. El trato de los libros de Salmos, Proverbios y Eclesiastés es versículo por

versículo, porque no se prestan a condensación, o bien porque la mayoría de los creyentes

desea estudiarlos con más detalle.

Hemos intentado enfrentar los textos problemáticos y cuando es posible dar

explicaciones alternativas. Muchos de estos pasajes ocasionan desesperación en los

comentaristas, y debemos confesar que en tales textos todavía «vemos por espejo,

oscuramente».

Pero la misma Palabra de Dios, iluminada por el Espíritu Santo de Dios, es más

importante que cualquier comentario sobre ella. Sin ella no hay vida, crecimiento, santidad

ni servicio aceptable. Debemos leerla, estudiarla, memorizarla, meditar sobre ella y sobre

todo obedecerla. Como alguien bien ha dicho: «La obediencia es el órgano del

conocimiento espiritual».

Willian McDonald

Introducción del editor

«No menospreciéis los comentarios». Éste fue el consejo de un profesor de la Biblia a

sus alumnos en Emmaus Bible School (Escuela Bíblica Emaús) en la década de los 50. Al

menos un alumno se ha acordado de estas palabras a lo largo de los años posteriores. El

profesor era William MacDonald, autor del Comentario Bíblico. El alumno era el editor de

la versión original del Comentario en inglés, Arthur Farstad, quien en aquel entonces estaba

en su primer año de estudios. Sólo había leído un comentario en su vida: En los Lugares

Celestiales (Efesios) por H. A. Ironside. Cuando era joven leía ese comentario cada noche

durante un verano, y así Farstad descubrió qué es un comentario.

¿Qué es un comentario?

¿Qué es exactamente un comentario y por qué no debemos menospreciarlo? Un editor

cristiano hizo una lista de quince tipos de libros relacionados con la Biblia. No debería

extrañar, entonces, si algunas personas no saben describir la diferencia entre un comentario,

Page 4: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

una Biblia de estudio, una concordancia, un atlas, un interlineal y un diccionario bíblico,

nombrando sólo cinco categorías.

Aunque sea una perogrullada, un comentario comenta, es decir, hace un comentario que

ayuda a entender el texto, versículo por versículo o de párrafo en párrafo. Algunos

cristianos desprecian los comentarios y dicen: «sólo quiero leer la Biblia misma y escuchar

una predicación». Suena a piadoso, pero no lo es. Un comentario meramente pone por

impreso la mejor (y más difícil) clase de exposición bíblica: la enseñanza y predicación de

la Palabra de Dios versículo por versículo. Algunos comentarios (por ejemplo, los de

Ironside) son literalmente sermones impresos. Además, las más grandes exposiciones de la

Biblia de todas las edades y lenguas están disponibles en forma de libro en inglés (tarea que

todavía nos incumbe en castellano). Desafortunadamente, muchos son tan largos, tan

antiguos y difíciles que el lector cristiano corriente se desanima y no saca mucho provecho.

Y ésta es una de las razones de ser del Comentario Bíblico de William MacDonald.

Tipos de comentarios

Teóricamente, cualquier persona interesada en la Biblia podría escribir un comentario.

Por esta razón, hay toda una gama de comentarios desde lo muy liberal hasta lo muy

conservador, con todos los matices de pensamientos en el intermedio. El Comentario

Bíblico de William MacDonald es un comentario muy conservador, que acepta la Biblia

como la Palabra de Dios inspirada e inerrante, y totalmente suficiente para la fe y la

práctica.

Un comentario podría ser muy técnico (con detalles menudos de la sintaxis del griego y

hebreo), o tan sencillo como una reseña. Este comentario está entre estos dos extremos.

Cuando hacen falta comentarios técnicos, se hallan en las notas al final de cada libro. El

escritor comenta seriamente los detalles del texto sin evadir las partes difíciles y las

aplicaciones convincentes. El hermano MacDonald escribe con una riqueza de exposición.

La meta no es producir una clase de cristianos nominales con comprensión mínima y sin

mucho compromiso, sino más bien discípulos.

Los comentarios también suelen distinguirse según su «escuela teológica»:

conservadora o liberal, protestante o católico romano, premilenial o amilenial. Este

comentario es conservador, protestante y premilenial.

Cómo emplear este libro

Hay varias formas de acercarse al Comentario Bíblico de William MacDonald.

Sugerimos el siguiente orden como provechoso:

Hojear: Si le gusta la Biblia o la ama, le gustará hojear este libro, leyendo un poco en

diferentes lugares y disfrutándolo así de forma rápida, apreciando el sentido general de la

obra.

Un Pasaje específico: Puede que tengas una duda o pregunta acerca de un versículo o

párrafo, y que necesites ayuda sobre este punto. Búscalo en el lugar apropiado en el

contexto y seguramente hallarás material bueno.

Una doctrina: Si estudia la creación, el día de reposo, los pactos, las dispensaciones, o

el ángel de JEHOVÁ, busque los pasajes que tratan estos temas. El índice indica los ensayos

que hay sobre esta clase de tema. En el caso de algo que no aparezca en el índice, use una

Page 5: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

concordancia para localizar las palabras claves que le guiarán a los pasajes centrales que

tratan el punto en cuestión.

Un libro de la Biblia: Quizá en su congregación estudian un libro del Antiguo

Testamento. Será grandemente enriquecido en sus estudios (y tendrá algo que contribuir si

hay oportunidad) si durante la semana antes de cada estudio lee la porción correspondiente

en el comentario.

Toda la Biblia: Tarde o temprano cada cristiano debe leer toda la Biblia, comenzando

en el principio y continuando hasta el final, sin saltar pasajes. A lo largo de la lectura se

encontrarán textos difíciles. Un comentario cuidadoso y conservador como éste puede ser

de mucha ayuda.

El estudio de la Biblia puede parecerle al principio como «trigo molido», es decir:

nutritivo pero seco, pero si persevera y progresa, ¡vendrá a ser como «tarta de chocolate»!

El consejo del hermano MacDonald, dado hace tantos años: «no menospreciéis los

comentarios», todavía es válido. Habiendo estudiado cuidadosamente sus comentarios

sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento, puedo decir lo siguiente: «¡disfrútelo!».

Abreviaturas

Abreviaturas de libros de la Biblia

Libros del Antiguo Testamento

Gn. Génesis

Éx. Éxodo

Lv. Levítico

Nm. Números

Dt. Deuteronomio

Jos. Josué

Jue. Jueces

Rt. Rut

1 S. 1 Samuel

2 S. 2 Samuel

1 R. 1 Reyes

2 R. 2 Reyes

1 Cr. 1 Crónicas

2 Cr. 2 Crónicas

Esd. Esdras

Neh. Nehemías

Est. Ester

Job Job

Sal. Salmos

Pr. Proverbios

Ec. Eclesiastés

Cnt. Cantares

Is. Isaías

Jer. Jeremías

Page 6: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Lm. Lamentaciones

Ez. Ezequiel

Dn. Daniel

Os. Oseas

Jl. Joel

Am. Amós

Abd. Abdías

Jon. Jonás

Mi. Miqueas

Nah. Nahúm

Hab. Habacuc

Sof. Sofonías

Hag. Hageo

Zac. Zacarías

Mal. Malaquías

Libros del Nuevo Testamento

Mt. Mateo

Mr. Marcos

Lc. Lucas

Jn. Juan

Hch. Hechos

Ro. Romanos

1 Co. 1 Corintios

2 Co. 2 Corintios

Gá. Gálatas

Ef. Efesios

Fil. Filipenses

Col. Colosenses

1 Ts. 1 Tesalonicenses

2 Ts. 2 Tesalonicenses

1 Ti. 1 Timoteo

2 Ti. 2 Timoteo

Tit. Tito

Flm. Filemón

He. Hebreos

Stg. Santiago

1 P. 1 Pedro

2 P. 2 Pedro

1 Jn. 1 Juan

2 Jn. 2 Juan

3 Jn. 3 Juan

Jud. Judas

Ap. Apocalipsis

Page 7: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Abreviaturas de versiones de la Biblia, traducciones y paráfrasis

ASV American Standard Version

BAS Biblia de las Américas

FWG Biblia Numérica de F. W. Grant

JBP Paráfrasis de J. B. Phillips

JND New Translation de John Nelson Darby

KJV King James Version

KSW An Expanded Translation de Kenneth S. Wuest

LB Living Bible (paráfrasis de la Biblia, que existe en castellano como

La Biblia al Día)

NASB New American Standard Bible

NEB New English Bible

NIV New International Version

NKJV New King James Version

R.V. Revised Version (Inglaterra)

RSV Revised Standard Version

RV Reina-Valera, revisión de 1909

RVR Reina-Valera, revisión de 1960

RVR77 Reina-Valera, revisión de 1977

V.M. Versión Moderna de H. B. Pratt

Otras abreviaturas

a.C. Antes de Cristo

Aram. Arameo

AT Antiguo Testamento

c. circa, alrededor

cap. capítulo

caps. capítulos

CBC Comentario Bíblico

cf. confer, comparar

d.C. después de Cristo

e.g. exempli gratia, por ejemplo

ed. editado, edición, editor

eds. editores

et al. et allii, aliæ, alia, y otros

fem. femenino

Gr. griego

i.e. id. est, esto es

ibid. ibidem, en el mismo lugar

ICC International Critical Commentary

lit. literalmente

LXX Septuaginta (antigua versión gr. del AT)

Page 8: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

M Texto Mayoritario

marg. margen, lectura marginal

masc. masculino

ms., mss., manuscrito(s)

MT Texto Masorético

NCI Nuevo Comentario Internacional

NT Nuevo Testamento

NU NT griego de Nestle-Aland/S. Bíblicas Unidas

p.ej. por ejemplo

pág., págs. página(s)

s.e. sin editorial, sin lugar de publicación

s.f. sin fecha

TBC Tyndale Bible Commentary

Trad. Traducido, traductor

v., vv. versículo(s)

vol(s). volumen, volúmenes

vs. versus, frente a

Transliteración de palabras hebreas

El Comentario al Antiguo Testamento, habiendo sido hecho para el cristiano medio que

no ha estudiado el hebreo, emplea sólo unas pocas palabras hebreas en el texto y unas

cuantas más en las notas finales.

El Alfabeto Hebreo

Letra hebrea Nombre Equivalente en inglés

Álef ´

Bet b (v)

Guímel g

Dálet d

He h

Vau w

Zain z

Page 9: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Chet h

Tet t

Yod y

Caf k (kh con la h aspirada)

Lámed l

Mem m

Nun n

Sámec s

Ayín ´

Pe p (ph)

Tsade ts

Cof q

Resh r

Sin s

Shin sh (con la h aspirada)

Tau t (th)

El hebreo del Antiguo Testamento tiene veintidós letras, todas consonantes; los rollos

bíblicos más viejos no tenían vocales. Estos «puntos vocales», como se les llama, fueron

inventados y colocados durante el siglo VII d.C. El hebreo se escribe de derecha a

izquierda, lo opuesto a idiomas occidentales tales como español e inglés.

Hemos empleado un sistema simplificado de transliteración (similar al que usan en el

estado de Israel en tiempos modernos y las transliteraciones populares). Por ejemplo,

cuando «bet» es pronunciado como la «v» en inglés, ponemos una «v» en la transliteración.

Page 10: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Transliteración de palabras griegas

Nombre griego Letra griega Equivalente en inglés

alfa α a

beta β b

gamma γ g, ng

delta δ d

épsilon ε e (corta)

tseta ζ ts

eta η e (larga)

zeta θ z

iota ι i

kappa κ k

lambda λ l

mu μ m

nu ν n

xi ξ x

ómicron ο o

pi π p

rho π r

sigma σ s

tau τ t

ípsilon υ u, y

fi φ f

ji χ j

psi ψ ps

omega ω o (larga)

Page 11: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

EL EVANGELIO SEGÚN JUAN

Introducción

«El libro más profundo del mundo.»

A. T. Robertson

I. Su singular puesto en el Canon

Juan nos dice de manera específica que su libro es evangelístico —«para que creáis»

(20:31)—. Por una vez la iglesia ha seguido el precedente apostólico. Los millones de

pequeños Evangelios de Juan de bolsillo dados durante los últimos cien años dan

testimonio de este hecho.

Pero Juan es también uno de los libros favoritos de la Biblia —si no el favorito— de los

cristianos maduros y devotos. Juan no da meramente los hechos de la vida de nuestro

Señor, sino largos discursos y reflexiones maduras de un apóstol que ha caminado con

Cristo desde (probablemente) sus últimos años de adolescente en Galilea hasta una edad

muy avanzada en la Provincia de Asia. Su Evangelio contiene el versículo más conocido

del NT, que Martín Lutero designó como «el Evangelio en miniatura», Juan 3:16.

II. Paternidad

La paternidad del Cuarto Evangelio ha sido vigorosamente disputada en los últimos 150

años. Esto se debe, indudablemente, al claro testimonio que da de la deidad de nuestro

Señor Jesucristo. El asalto trata de demostrar que este evangelio no fue obra de un testigo

ocular, sino de un desconocido «genio religioso» que vivió entre cincuenta y cien años más

tarde. De este modo, se supone que refleja el pensamiento de la iglesia acerca de Cristo, y

no lo que Él mismo fue, dijo o hizo.

El Evangelio mismo es anónimo, no expresando quién es su autor, pero hay muchas y

buenas razones para creer que fue escrito por el Apóstol Juan, uno de los doce.

Clemente de Alejandría refiere que en época tardía de la dilatada vida de Juan, unos

íntimos amigos que le visitaron en Éfeso pidieron al Apóstol que escribiese un Evangelio

que suplementase los Evangelios Sinópticos. Así, bajo la influencia del Espíritu de Dios,

Juan redactó un Evangelio espiritual. No se trataba de que los otros fuesen considerados no

espirituales, sino que el énfasis de Juan en las palabras de Cristo y el más profundo

significado de las señales sí explican por qué su Evangelio podría ser calificado, de forma

especial, de «espiritual».

Evidencia externa

Teófilo de Antioquía (alrededor del 170 d.C.) es el primer escritor conocido que

nombra a Juan de manera específica como el autor. Sin embargo, hay alusiones anteriores a

y citas del Cuarto Evangelio en Ignacio, Justino Mártir (probablemente), Taciano, el Canon

de Muratori y los herejes Basílides y Valentino.

Ireneo completa la cadena de discipulado ininterrumpido desde el Señor Jesús mismo a

Juan, de Juan a Policarpo, y de Policarpo al mismo Ireneo. Esto nos lleva desde el

Page 12: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

amanecer del cristianismo hasta casi el fin del siglo II. Ireneo cita ampliamente el

Evangelio como escrito por el Apóstol, y como ya firmemente establecido en la iglesia. A

partir de Ireneo, el Evangelio está ampliamente atestiguado, incluyendo testigos como

Clemente de Alejandría y Tertuliano.

Hasta principios del siglo XIX, sólo una oscura secta llamada los Alogi rechazaba la

paternidad juanina.

El fin mismo de Juan 21 fue probablemente escrito por los guías de la iglesia en Éfeso a

finales del siglo primero, alentando a los fieles a aceptar el Evangelio de Juan. El versículo

24 se refiere al «discípulo a quien amaba Jesús» en el versículo 20 y en el capítulo 13. Esto

siempre ha sido aceptado como referido al Apóstol Juan.

Entre los liberales se solía enseñar que el Cuarto Evangelio había sido escrito incluso a

fines del siglo segundo. Pero en 1920 se descubrió en Egipto un fragmento de Juan 18

(Papiro 52, datado por métodos objetivos como de la primera mitad del siglo II, y

probablemente de alrededor del 125 d.C.). Que se encontrase en una ciudad provinciana (o

sea, no en Alejandría) confirma que la fecha tradicional de redacción en la última parte del

siglo primero se mantiene firme, por cuanto se precisaría de un cierto tiempo para

difundirse de Éfeso al Alto Egipto (el sur de aquel país). Un fragmento similar de Juan 5, el

Papiro Egerton 2, también de principios del siglo segundo, confirma adicionalmente una

fecha dentro de la época en que vivió Juan.

Evidencia interna

A fines del siglo XIX, el eminente académico anglicano, Obispo Westcott, argumentó

la paternidad juanina en círculos concéntricos cada vez más hacia el centro. Esto puede

condensarse de la siguiente forma: (1) El autor era judío —el estilo de la redacción, el

vocabulario, la familiaridad con las costumbres y características judías y el trasfondo del

AT reflejado en el evangelio apoyan enérgicamente este hecho—. (2) Era un judío que

vivió en Palestina (1:28; 2:1, 11; 4:46; 11:18, 54; 21:1, 2). Conocía muy bien Jerusalén y el

templo (5:2; 9:7; 18:1; 19:13, 17, 20, 41; véase también 2:14–16; 8:20; 10:22). (3) Era un

testigo ocular de lo que refiere. Hay numerosos detalles de lugares, personas, tiempo,

costumbres (4:46; 5:14; 6:59; 12:21; 13:1; 14:5, 8; 18:6; 19:31). (4) Era un apóstol y

muestra un estrecho conocimiento del círculo interno de los discípulos y del mismo Señor

(6:19, 60, 61; 12:16; 13:22, 28; 16:19). (5) Por cuanto el autor es preciso al nombrar a los

otros discípulos y no se nombra a sí mismo, se supone que la persona innominada de 13:23;

19:26; 20:2; 21:7, 20 es el Apóstol Juan. Hay otros tres pasajes importantes para

consideración adicional del carácter de testigo ocular del autor: 1:14; 19:35 y 21:24.

III. Fecha

Ireneo afirma de manera clara que Juan escribió su Evangelio desde Éfeso, de modo

que si está en lo cierto, la fecha más temprana posible sería el 69 o 70 d.C., cuando el

apóstol llegó allá. Por cuanto Juan no menciona la destrucción de Jerusalén, es posible que

todavía no hubiese sucedido, lo que daría una fecha antes de aquel terrible acontecimiento.

Algunos académicos muy liberales prefieren una fecha para Juan en época tan temprana

como 45–66, debido a posibles vínculos con los Rollos del Mar Muerto. Esto es insólito,

porque son generalmente los conservadores los que prefieren fechas tempranas, y los no

conservadores las tardías. En este caso, las antiguas tradiciones de la iglesia favorecen la

fecha tardía.

Page 13: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Los argumentos para una fecha tardía en el primer siglo son bastante fuertes. La

mayoría de los académicos concuerdan con Ireneo, Clemente de Alejandría y Jerónimo en

que Juan es el último de los Evangelios que fue escrito, en parte porque parece edificar por

encima de y suplementar a los Sinópticos. El hecho de que no se mencione la destrucción

de Jerusalén en Juan podría deberse a que el libro fuese escrito entre quince y veinte años

más tarde, cuando se había desvanecido el impacto. Ireneo escribe que Juan vivió hasta el

reinado de Trajano (que comenzó a reinar en el 98), y es probable una fecha no mucho

antes de este reinado. Las referencias a «los judíos» en este Evangelio sugieren también un

periodo tardío, cuando la oposición judía a la fe cristiana se había endurecido hasta la

persecución.

Aunque no es posible dar una fecha precisa, la década entre el 85 y el 95 d.C. es el

marco temporal más probable.

IV. Trasfondo y temas

Juan construye su Evangelio alrededor de siete milagros o «señales» que se habían

hecho en público. Cada uno de estos milagros tiene el designio de mostrar que Jesús es

Dios: (1) La transformación del agua en vino en las bodas en Caná de Galilea (2:9). (2) La

curación del hijo del noble (4:46–54). (3) La curación del paralítico en el estanque de

Betesda (5:2–9). (4) La alimentación de los cinco mil (6:1–14). (5) La andadura de Jesús

sobre el Mar de Galilea para salvar a Sus discípulos de la tempestad (6:16–21). (6) La

curación del ciego de nacimiento (9:1–7). (7) La resurrección de Lázaro de los muertos

(11:1–44). Además de estos siete milagros llevados a cabo en público, hay una octava señal

llevada a cabo sólo para Sus discípulos después de la resurrección —la pesca milagrosa

(21:1–14).

Dice Charles R. Erdman que el Cuarto Evangelio «ha inducido a más personas a seguir

a Cristo, ha inspirado a más creyentes a un servicio leal, ha presentado más problemas a los

académicos, que cualquier otro libro que se pueda pensar».

La cronología del ministerio terrenal de nuestro Señor se construye en base de este

Evangelio. Por la lectura de los otros tres Evangelios, podría parecer que el ministerio de

Cristo había durado sólo un año. Las referencias a las fiestas anuales que aparecen en Juan

nos dan una duración de Su ministerio público de alrededor de tres años. Obsérvense estas

referencias: La primera Fiesta de la Pascua (2:12, 13); «una fiesta» (5:1), posiblemente la

Pascua o Purim; la segunda (o tercera) Fiesta de la Pascua (6:4); la Fiesta de los

Tabernáculos (7:2); la Fiesta de la Dedicación (10:22), y la última Fiesta de la Pascua

(12:1).

Juan es también específico en sus referencias al tiempo. Mientras que los otros tres

escritores se contentan a menudo con referencias aproximadas, Juan menciona detalles

específicos como la hora séptima (4:52); el tercer día (2:1); dos días (11:6) y seis días

(12:1).

El estilo y vocabulario de este Evangelio son singulares excepto por las Epístolas de

Juan. Las oraciones son breves y sencillas. Son hebreas en pensamiento aunque griegas de

lenguaje. ¡A menudo, cuanto más breve la oración, tanto más vigorosa la verdad! El

vocabulario es el más limitado de todos los Evangelios, pero el más profundo en

significado. Obsérvense estas importantes palabras y cómo a menudo aparecen: Padre

Page 14: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

(118), creer (100), mundo (78), amor (45), testigo, testimonio, testificar, etc. (47), vida

(37), luz (24).

Un rasgo característico de Juan es el empleo del número siete y de sus múltiplos. A lo

largo de la Escritura las ideas de perfección y plenitud van unidas a este número (véase

Génesis 2:1–3). En este Evangelio, el Espíritu de Dios perfecciona y completa la revelación

de Dios en la Persona de Jesucristo, y por ello son frecuentes las pautas basadas en el

número siete.

Los siete «Yo soy» de Juan son conocidos: «El Pan de Vida» (6:35, 41, 48, 51); «La

Luz del Mundo» (8:12; 9:5); «La Puerta» (10:7, 9); «El Buen Pastor» (10:11, 14); «La

Resurrección y la Vida» (11:25); «El Camino, la Verdad, y la Vida» (14:6); y «La Vid»

(15:1, 5). No tan conocidos son los siete «Yo soy» sin predicado, esto es, la simple

declaración: 4:26; 6:20; 8:24, 28, 58; 13:19; 18:5, 8. La última es doble.

En el sexto capítulo, que tiene que ver con el Pan de Vida, la palabra griega traducida

«pan» y «panes» aparece veintiuna veces, un múltiplo de siete. También en el discurso del

Pan de Vida, la expresión «pan del cielo» aparece exactamente siete veces; también aparece

siete veces una expresión similar, «desciende del cielo».

El propósito de Juan al escribir, tal como hemos visto, era que sus lectores creyesen

«que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, [tengan] vida en su nombre»

(20:31).

BOSQUEJO

I. PRÓLOGO: LA PRIMERA VENIDA DEL HIJO DE DIOS (Cap. 1:1–18)

II. EL PRIMER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS (Caps. 1:19–4:54)

III. EL SEGUNDO AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 5)

IV. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: GALILEA (Cap. 6)

V. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: JERUSALÉN (Caps.

7:1–10:39)

VI. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: Perea (Caps. 10:40–

11:57)

VII. EL MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS PARA LOS SUYOS (Caps. 12–17)

VIII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL HIJO DE DIOS (Caps. 18, 19)

IX. EL TRIUNFO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 20)

X. EPÍLOGO: EL HIJO RESUCITADO CON LOS SUYOS (Cap. 21)

Comentario

I. PRÓLOGO: LA PRIMERA VENIDA DEL HIJO DE DIOS

(Cap. 1:1–18)

Juan comienza su Evangelio hablando acerca del Verbo —pero no explica al principio

quién o qué es el Verbo—. El verbo, la palabra, es una unidad de lenguaje mediante la que

nos expresamos. Pero Juan no está hablando de lenguaje sino de una Persona. Esta Persona

es el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios.

Page 15: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Dios se ha expresado plenamente a la humanidad en la Persona del Señor Jesús. Al

venir al mundo, Cristo nos ha revelado perfectamente a nosotros cómo es Dios. Al morir

por nosotros en la cruz, nos ha comunicado cuánto nos ama Dios. De esta manera, Cristo es

la Palabra viviente de Dios al hombre, la expresión de los pensamientos de Dios.

A. El Verbo en la Eternidad y en el Tiempo (1:1–5)

1:1 En el principio era el Verbo. No tuvo un comienzo, sino que existía desde toda la

eternidad. Hasta allá donde pueda ir la mente humana, el Señor Jesús estaba ahí. Nunca fue

creado. Jamás tuvo principio. (Una genealogía estaría fuera de lugar en este Evangelio del

Hijo de Dios.) El Verbo estaba con Dios. Tenía una personalidad separada y distinta. No

era meramente una idea, un pensamiento o un tipo inconcreto de ejemplo, sino una

verdadera Persona que vivía con Dios. Y el Verbo era Dios. No sólo moraba con Dios,

sino que Él mismo era Dios.

La Biblia nos enseña que hay un Dios y que hay tres personas en la Deidad —el Padre,

el Hijo y el Espíritu Santo—. Estas tres Personas son Dios—. En este versículo se

mencionan dos de las Personas de la Deidad —Dios Padre y Dios Hijo—. Es la primera de

muchas declaraciones claras en este Evangelio de que Jesucristo es Dios. No es suficiente

con decir que es «un dios», que es divino. La Biblia nos enseña que Él es Dios.

1:2 El versículo 2 parecería una mera repetición de lo que ya se ha dicho más arriba,

pero en realidad no es así. Este versículo enseña que la personalidad y deidad de Cristo

carecen de principio. No devino una persona por primera vez como el bebé de Belén.

Tampoco se trata que de algún modo llegase a ser un dios después de Su resurrección,

como algunos enseñan en la actualidad. Él es Dios desde toda la eternidad.

1:3 Todas las cosas por medio de él fueron hechas. Él mismo no era un ser creado;

no, sino que Él era el Creador de todas las cosas. Esto incluye la humanidad, los animales,

los planetas celestiales, los ángeles —todas las cosas visibles e invisibles—. Sin él nada

de lo que ha sido hecho, fue hecho. No hay ningúna excepción posible. Si una cosa ha

sido hecha, Él la hizo. Como Creador, naturalmente, Él es superior a todo lo que ha creado.

Las tres Personas de la Deidad estuvieron involucradas en la obra de la creación: «Dios

creó los cielos y la tierra» (Gn. 1:1). «El Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las

aguas» (Gn. 1:2). «Todo fue creado por medio de él (Cristo) y para él» (Col. 1:16b).

1:4 En él estaba la vida. Esto no significa simplemente que poseyese la vida, sino que

él era y es la fuente de la vida. La palabra aquí empleada incluye tanto la vida física como

la espiritual. Cuando nacimos, recibimos vida física. Cuando nacemos de nuevo, recibimos

vida espiritual. Ambas cosas vienen de él.

La vida era la luz de los hombres. El mismo que nos dio la vida es también la luz de

los hombres. Él proporciona la guía y dirección necesarias para el hombre. Existir es una

cosa, pero otra muy distinta es saber cómo vivir, conocer el verdadero propósito de la vida,

y conocer el camino al cielo. El mismo que nos ha dado vida es Aquel que nos provee de la

luz para el camino que seguimos.

Hay siete maravillosos títulos de nuestro Señor Jesucristo en este capítulo inicial del

Evangelio. Es llamado (1) el Verbo (vv. 1, 14); (2) la Luz (vv. 5, 7); (3) el Cordero de Dios

(vv. 29, 36); (4) el Hijo de Dios (vv. 34, 49); (5) el Cristo (Mesías) (v. 41); (6) el Rey de

Israel (v. 49); y (7) el Hijo del Hombre (v. 51). Los primeros cuatro títulos, cada uno de los

cuales es mencionado al menos dos veces, parecen ser de aplicación universal. Los últimos

Page 16: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

tres títulos, cada uno de los cuales es mencionado sólo una vez, tuvieron su primera

aplicación respecto a Israel, el antiguo pueblo de Dios.

1:5 La luz resplandece en las tinieblas. La entrada del pecado trajo tinieblas a las

mentes de los hombres. Sumió al mundo en tinieblas en el sentido en que los hombres en

general ni conocían a Dios ni querían saber nada de Él. Es a estas tinieblas que vino el

Señor Jesús —como luz resplandeciendo en un lugar oscuro.

Las tinieblas no prevalecieron contra ella. Esto puede significar que el repudio y la

enemistad de parte de los hombres no impidió que la verdadera luz resplandeciese; otra

traducción es, las tinieblas no la comprendieron (RV). En este caso podría tener el

sentido de que las tinieblas no entendieron al Señor Jesús cuando vino al mundo. Los

hombres no se dieron cuenta verdaderamente de quién era Él, ni a qué había venido.

B. El ministerio de Juan el Bautista (1:6–8)

1:6 El versículo 6 se refiere a Juan el Bautista, no al Juan que escribió este Evangelio.

Juan el Bautista fue enviado de parte de Dios como precursor de Jesús. Su misión era

anunciar la venida de Cristo y decirle a la gente que se dispusiera a recibirle.

1:7 Éste, Juan, vino para testificar de la realidad que Jesús era verdaderamente la luz

del mundo, de modo que todos pudiesen llegar poner en Él su confianza.

1:8 Si Juan hubiese tratado de atraer la atención de los demás hacia sí mismo, habría

sido infiel a la tarea que le había sido encomendada. Él señalaba a los demás hacia Jesús,

no hacia sí mismo.

C. La primera venida del Hijo del Hombre (1:9–18)

1:9 Aquella era la luz verdadera. Otras personas, a lo largo de las edades, han

pretendido ser guías y salvadores, pero Aquel de quien era testigo Juan era la verdadera luz,

la mejor y más genuina luz. Otra traducción de este versículo es: «La verdadera luz que,

viniendo al mundo, da luz a cada hombre». En otras palabras, la expresión que viene a este

mundo puede describir más bien la luz verdadera que cada hombre. Fue por la venida de

la luz verdadera… a este mundo que cada hombre recibió luz. Esto no significa que cada

persona haya recibido un conocimiento interior tocante a Cristo. Tampoco significa que

todos los hombres hayan oído acerca del Señor Jesús en una u otra ocasión. Más bien,

significa que la Luz resplandece sobre todas las personas sin distinciones de nacionalidad,

raza o color. Significa también que al resplandecer sobre todos los hombres, el Señor Jesús

se ha revelado a los hombres en su verdadero carácter. Por Su venida al mundo como el

Hombre perfecto, ha mostrado cuán imperfectos son los otros hombres. Cuando una

habitación está a oscuras, no se ve el polvo sobre los muebles. Pero cuando la luz penetra,

se ve la estancia como realmente es. En este mismo sentido, el resplandecer de la luz

verdadera revela al hombre como es en realidad.

1:10 Desde el momento de Su nacimiento en Belén hasta el día en que volvió al cielo,

Él estaba en el mismo mundo en el que ahora vivimos. Él había dado origen a todo el

mundo y era su verdadero Dueño. En lugar de reconocerle como el Creador, los hombres

pensaron que era sólo otro hombre como ellos mismos. Le trataron como a un extraño y a

un proscrito.

Page 17: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

1:11 Vino a lo que era suyo (a sus propias cosas, RVR77 margen). No estaba

entremetiéndose en una propiedad ajena. No, sino que estaba viviendo en un planeta que Él

mismo había hecho. Los suyos (su propio pueblo) no le recibieron. En sentido general,

esto podría aplicarse a toda la humanidad, y es cierto que la mayoría de la humanidad le

rechazó. Pero en un sentido especial, la nación judía era su pueblo escogido, terrenal.

Cuando vino al mundo, se presentó a los judíos como el Mesías de ellos, pero ellos no le

recibieron.

1:12 De modo que ahora se ofrece de nuevo a toda la humanidad, y a los que le reciben

les da potestad de ser hechos hijos de Dios.

Este versículo nos dice con claridad cómo podemos llegar a ser hijos de Dios. No es

por las buenas obras, ni por membresía en ninguna iglesia, ni haciendo lo mejor de nuestra

parte, sino recibiéndole, creyendo en Su Nombre.

1:13 Para llegar a ser hijo en un sentido físico, uno ha de nacer. Del mismo modo, para

llegar a ser hijo de Dios, uno ha de tener un segundo nacimiento. Esto es conocido como el

nuevo nacimiento, o conversión, o ser salvo. Este versículo nos cuenta de tres formas por

las que el nuevo nacimiento no acontece, y la única forma por la cual sí tiene lugar.

Primero, las tres formas por las que no somos nacidos de nuevo. No… de sangre. Esto

significa que uno no llega a ser cristiano por haber nacido de padres cristianos. La salvación

no se transmite de padres a hijos por medio del torrente de la sangre. No es de la voluntad

de carne. En otras palabras, uno no tiene en su propia carne el poder de producir el nuevo

nacimiento. Aunque ha de estar dispuesto para poder ser salvo, sin embargo su propia

voluntad no es suficiente para salvarle. Ni de voluntad de varón. Ningún otro hombre

puede salvar a nadie. Un predicador, por ejemplo, puede sentir grandes deseos de ver que

alguien nazca de nuevo, pero no tiene poder para producir este maravilloso nacimiento.

Entonces, ¿cómo tiene lugar este nacimiento? La respuesta se encuentra en las palabras

sino de Dios. Esto significa sencillamente que el poder para producir el nuevo nacimiento

no descansa en nada ni en nadie más que Dios.

1:14 El verbo se hizo carne cuando Jesús nació como Bebé en el establo en Belén. Él

siempre había existido como Hijo de Dios con el Padre en el cielo, pero ahora quiso venir al

mundo en un cuerpo humano. Habitó entre nosotros. No fue sólo una breve aparición,

acerca de la que pudiese haber algún error o malentendido. Dios verdaderamente vino a

esta tierra, y vivió aquí como Hombre entre los hombres. La palabra «habitó» significa que

«habitó en tabernáculo» o «plantó Su tienda». Su cuerpo era la tienda en la que vivió entre

los hombres durante treinta y tres años.

Y vimos su gloria. En la Biblia, «gloria» se refiere a menudo a la luz resplandeciente,

fulgurante, que se veía cuando Dios estaba presente. También se refiere a la perfección y

excelencia de Dios. Cuando el Señor Jesús estaba aquí en la tierra, veló Su gloria en un

cuerpo de carne. Pero hubo dos formas en las que Su gloria fue revelada. Primero, Su

gloria moral. Por eso nos referimos a la irradiación de Su vida y carácter en perfección. No

había en él ninguna falta ni imperfección. Fue perfecto en todos sus caminos. Todas las

virtudes se manifestaron en Su vida con un equilibrio exquisito. Luego hubo el resplandor

visible de Su gloria en el Monte de la Transfiguración (Mt. 17:1, 2). En esa ocasión, Pedro,

Jacobo y Juan vieron Su rostro resplandeciendo como el sol, y Sus vestiduras brillando

como luz fulgurante. A estos tres discípulos se les dio una visión anticipada del esplendor

que tendrá Jesús cuando vuelva a la tierra y reine por mil años.

Cuando Juan dijo: Vimos su gloria, es indudable que se estaba refiriendo

primariamente a la gloria moral de Jesús. Él y los otros discípulos fueron testigos de la

Page 18: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

maravilla de una vida absolutamente perfecta vivida en esta tierra. Pero es probable que

Juan incluya aquí el incidente del Monte de la Transfiguración. La gloria que vieron los

discípulos les indicó que Él era verdaderamente el Hijo de Dios. Jesús es el unigénito del

Padre, es decir, Cristo es el Hijo único de Dios. Dios no tiene otro Hijo como Él. En cierto

sentido, todos los verdaderos creyentes son hijos de Dios. Pero Jesús es el Hijo de Dios —

único en su clase—. Como Hijo de Dios, Él es igual a Dios.

El Salvador se manifestó lleno de gracia y de verdad. Por una parte, lleno de bondad

hacia los que no la merecían; por otra, absolutamente veraz y recto, no excusando jamás el

pecado ni aprobando el mal. Ser absolutamente lleno de gracia y al mismo tiempo

completamente recto es algo que sólo es posible para Dios.

1:15 Juan el Bautista dio testimonio de que Jesús era el Hijo de Dios. Antes que Jesús

iniciase Su ministerio público, Juan había estado anunciándole ante la gente. Cuando Jesús

entró en escena, Juan vino a decir: «Éste es Aquel que yo os estaba describiendo». Jesús

vino después de Juan por lo que respecta a Su nacimiento y ministerio. Nació seis meses

después de Juan y se presentó al pueblo de Israel un tiempo después que Juan había estado

ya predicando y bautizando. Pero Jesús era superior a Juan (RVR77 margen). Era mayor

que Juan; era digno de más honra, siendo la sencilla razón que era primero que Juan.

Existía desde toda la eternidad —el Hijo de Dios.

1:16 Todo aquel que cree en el Señor Jesús recibe provisión de fortaleza espiritual de

su plenitud. Su plenitud es tan grande que puede proveer para todos los cristianos en

todos los países y en todas las edades. La expresión gracia por gracia (RV) significa

probablemente «gracia sobre gracia», como se traduce en RVR77, o «gracia abundante».

Gracia significa aquí el favor lleno de gracia de Dios que derrama Él sobre Sus amados

hijos.

1:17 Juan contrasta el periodo del AT con la era del NT. La ley que fue dada por

medio de Moisés no fue una exhibición de gracia. Mandaba a los hombres obedecer y los

condenaba a muerte si dejaban de hacerlo. Les decía a los hombres qué era lo correcto, pero

no les daba el poder de hacerlo. Fue dada para mostrar a los hombres que eran pecadores,

pero no podía salvarlos de sus pecados. Pero la gracia y la verdad vinieron por medio de

Jesucristo. No vino Él a juzgar el mundo, sino a salvar a los que eran indignos, a los que

no podían salvarse a sí mismos, y que además eran Sus enemigos. Esto es la gracia: lo

Mejor de parte del cielo para los peores del mundo.

No sólo fue la gracia lo que vino por medio de Jesucristo, sino también la verdad. Él

dijo de Sí mismo: «Yo soy… la verdad.» Él fue absolutamente veraz y fiel en todas Sus

palabras y acciones. No mostró gracia a costa de la verdad. Aunque amaba a los pecadores,

no amaba sus pecados. Sabía que la paga del pecado es la muerte. Y por ello Él mismo

murió para pagar la pena de muerte que merecíamos, para poder mostrarnos una bondad

inmerecida al salvar nuestras almas y darnos un hogar en el cielo.

1:18 A Dios nadie le ha visto jamás. Dios es Espíritu y por ello invisible. No tiene

cuerpo y aunque Él se manifestó a los hombres del AT en forma visible como Ángel o

como Hombre, estas apariciones no revelaban realmente cómo es Dios. Sólo eran

apariciones temporales por las que escogió hablar a Su pueblo. El Señor Jesús es el

unigénito Hijo de Dios; es el único hijo de Dios; no hay otro hijo como Él. Él siempre

ocupa un puesto de especial intimidad con Dios Padre.

Aun estando aquí en la tierra, Jesús seguía estando en el seno del Padre. Era uno con

Dios e igual a Dios. Esta bendita Persona ha revelado plenamente a los hombres —a través

de su vida y sus palabras— cómo es Dios. Cuando los hombres veían a Jesús, veían a Dios.

Page 19: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Cuando le oían hablar, oían hablar a Dios. Sentían el amor y la ternura de Dios. Los

pensamientos y las actitudes de Dios para con la humanidad han sido plena y absolutamente

dadas a conocer por Jesucristo.

II. EL PRIMER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS

(Caps. 1:19–4:54)

A. El testimonio de Juan el Bautista (1:19–34)

1:19 Cuando llegaron noticias a Jerusalén de que un hombre llamado Juan estaba

llamando a la nación al arrepentimiento porque iba a venir el Mesías, los judíos…

enviaron una comisión de sacerdotes y levitas para saber qué era aquello. Los sacerdotes

eran los que llevaban a cabo las funciones importantes del templo, y los levitas eran siervos

que asistían a los deberes comunes. ¿Tú, quién eres?, le preguntaron. «¿Eres el Mesías tan

esperado?».

1:20 Otros hombres podrían haber aprovechado esta oportunidad para la fama

pretendiendo ser el Cristo. Pero Juan era un testigo fiel. Su testimonio fue que él no era el

Cristo (el Mesías).

1:21–22 Los judíos esperaban que Elías volviese a la tierra antes de la venida de Cristo

(Mal. 4:5). De modo que razonaron que si Juan no era el Mesías, entonces quizá se tratase

de Elías. Pero Juan les aseguró que no lo era. En Deuteronomio 18:15 Moisés había dicho:

«Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él

oiréis». Los judíos recordaron esta predicción y creyeron que Juan podría ser el profeta

mencionado por Moisés. Pero de nuevo Juan respondió con una negativa. La delegación se

habría sentido confundida volviendo a Jerusalén sin una respuesta concreta, y le pidieron a

Juan que diese una respuesta acerca de quién era él.

1:23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto. Como respuesta a su

pregunta, el Bautista citó Isaías 40:3, donde se profetizaba que surgiría un precursor para

anunciar la venida del Cristo. En otras palabras, Juan dijo que él era el heraldo anunciado.

Él era la voz, e Israel era el desierto. Debido a sus pecados y a su apartamiento de Dios, el

pueblo se había vuelto seco y yermo, como un desierto. Juan se refirió a sí mismo

simplemente como una voz. No se presentó como un gran hombre que había de ser

encomiado y admirado, sino simplemente como una voz —no para ser visto, sino sólo para

ser oído—. Juan era la voz, pero Cristo era el Verbo, la Palabra. La palabra necesita de una

voz para darse a conocer, y la voz carece de valor sin una palabra. La Palabra es de valor

infinitamente mayor a la voz, pero puede ser también nuestro privilegio ser una voz para Él.

El mensaje de Juan era, Enderezad el camino del Señor. En otras palabras, «El Mesías

viene. Eliminad todo aquello en vuestras vidas que os estorbarían de recibirle. Arrepentíos

de vuestros pecados, para que Él pueda venir y reinar sobre vosotros como Rey de Israel».

1:24–25 Los fariseos constituían una estricta secta de los judíos que se gloriaban de su

superior conocimiento de la ley y de sus esfuerzos por cumplir los más minuciosos detalles

del Antiguo Testamento. En realidad, muchos de ellos eran hipócritas que querían aparecer

delante de los demás como religiosos, pero que vivían vidas muy pecaminosas. Querían

saber qué autoridad tenía Juan para bautizar si no era una de las importantes personas que

ellos habían mencionado.

Page 20: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

1:26–27 Yo bautizo con agua, dijo Juan. Él no quería que nadie creyese que él era

importante. Su tarea era sencillamente preparar a los demás para Cristo. Cuando aquellos

que le escuchaban se arrepentían de sus pecados, él los bautizaba con agua como símbolo

externo de su cambio interno. En medio de vosotros está uno a quien vosotros no

conocéis, prosiguió Juan, refiriéndose, naturalmente, a Jesús. Los fariseos no le

reconocieron como el largamente esperado Mesías. Juan les estaba diciendo con ello a los

fariseos: «No penséis en mí como un gran hombre. Hay Uno a quien deberíais estar

prestando atención, y es el Señor Jesús; pero es uno a quien vosotros no conocéis en su

verdadera identidad». Él es Aquel que es digno. Él vino después de Juan el Bautista, pero

es Él quien merece toda alabanza y preeminencia. Era deber de un esclavo o siervo desatar

las correas de las sandalias de su amo. Pero Juan no se consideraba digno de efectuar un

servicio tan humilde y bajo para Cristo.

1:28 No se conoce la situación exacta de Betábara (o Betania, V.M.). Pero sí se sabe

que era un lugar al este del río Jordán. Si aceptamos la lectura Betania, no puede ser la

Betania cercana a Jerusalén.

1:29 Al día siguiente después de la visita de los fariseos de Jerusalén, Juan alzó los

ojos y vio a Jesús que venía hacia él. En la emoción y entusiasmo del momento, exclamó:

He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Entre los judíos, el cordero

era un animal empleado en los sacrificios. Dios había enseñado a Su pueblo escogido a

inmolar un cordero y a rociar su sangre como sacrificio. El cordero era inmolado como

sustituto, y su sangre era derramada para que los pecados fuesen perdonados.

Sin embargo, la sangre de los corderos inmolados durante el periodo del AT no quitaba

los pecados. Aquellos corderos eran imágenes o tipos, señalando hacia el hecho de que

Dios proveería un día un Cordero que realmente quitaría el pecado. A lo largo de los

siglos, los judíos piadosos habían esperado la venida de este Cordero. Finalmente había

llegado el tiempo, y Juan el Bautista anunció triunfal la llegada del verdadero Cordero de

Dios.

Cuando dijo que Jesús quita el pecado del mundo, no se refería a que por ello mismo

queden perdonados los pecados de todos. La muerte de Cristo tuvo un valor suficiente para

pagar los pecados de todo el mundo, pero sólo aquellos pecadores que reciben al Señor

Jesús como Salvador son perdonados.

J. C. Jones observa que este versículo establece la excelencia de la expiación cristiana.

1. Es supereminente por la NATURALEZA de la víctima. En tanto que los sacrificios del

judaísmo eran corderos irracionales, el sacrificio del cristianismo es el Cordero de Dios.

2. Es supereminente por la EFICACIA de la obra. Mientras que los sacrificios sólo

rememoraban el pecado, año tras año, el sacrificio de Cristo quitó el pecado. «Se ha

manifestado una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el

pecado» (He. 9:26).

3. Es supereminente en el ALCANCE de su operación. Mientras que los sacrificios

judaicos sólo tenían como objeto el bien de una nación, el sacrificio de Cristo tiene como

beneficiarios a todas las naciones: «Quita el pecado del mundo».

1:30–31 Juan nunca se cansaba de recordarle a la gente que él estaba sólo preparando el

camino para Alguien que venía y que era mayor que él mismo. Jesús era mayor que Juan

hasta el mismo punto en que Dios es mayor que el hombre. Juan había nacido unos pocos

Page 21: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

meses antes que Jesús, pero Jesús había existido desde toda la eternidad. Cuando Juan dijo:

Yo no le conocía, no se refería necesariamente a que nunca le hubiese visto antes.

Siendo primos, es probable que Juan y Jesús se conociesen bien. Pero Juan no había

reconocido la condición mesiánica de su Primo hasta el tiempo de Su bautismo. La misión

de Juan era preparar el camino del Señor, y luego manifestarlo a todo el pueblo de Israel

cuando apareciese. Fue por esta razón que Juan bautizaba a la gente con agua —para

prepararlos para la venida de Cristo—. No tenía el propósito de atraer discípulos a sí

mismo.

1:32 La referencia aquí es a cuando Juan había bautizado a Jesús en el Jordán. Después

que el Señor subió del agua, el Espíritu de Dios descendió sobre él como una paloma, y

permaneció sobre él (cf. Mt. 3:16). El escritor pasa luego a explicar el significado de esto.

1:33 Dios había revelado a Juan que el Mesías iba a venir y que cuando viniese, el

Espíritu descendería y permanecería sobre él (cf. Mt. 3:16). Por ello, cuando esto sucedió

con Jesús, Juan se dio cuenta de que Él era quien bautizaría con el Espíritu Santo. El

Espíritu Santo es una Persona, una de las tres Personas en la Deidad. Él es igual con Dios

Padre y Dios Hijo.

Mientras que Juan bautizaba con agua, Jesús bautizaría con el Espíritu Santo. El

bautismo con el Espíritu Santo tuvo lugar en el día de Pentecostés (Hch. 1:5; 2:4, 38). Al

mismo tiempo, el Espíritu Santo descendió del cielo para morar en el cuerpo de cada

creyente y también para hacer de cada creyente un miembro de la iglesia, el cuerpo de

Cristo (1 Co. 12:13).

1:34 Sobre la base de lo que vio en el bautismo de Jesús, Juan dio testimonio positivo

de que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios, la venida del cual al mundo había sido antes

anunciada. Cuando Juan decía que Cristo era el Hijo de Dios, significaba que era Dios el

Hijo.

B. El llamamiento de Andrés, Juan y Pedro (1:35–42)

1:35–36 Al día siguiente, esto es, el tercer día que ha sido mencionado. Juan estaba

con dos de sus propios discípulos. Estos hombres habían oído predicar a Juan y habían

creído lo que decía. Pero todavía no habían conocido al Señor Jesús. Ahora Juan dio

testimonio público del Señor. En el día anterior se había referido a Su Persona (el Cordero

de Dios) y a Su obra (que quita el pecado del mundo). Ahora sencillamente fija la atención

a Su Persona. Su mensaje fue breve, sencillo, altruista y todo acerca del Salvador.

1:37 Mediante su fiel predicación, Juan perdió dos discípulos, pero estaba contento de

verlos seguir a Jesús. Y nosotros deberíamos estar tanto más deseosos de que nuestros

amigos sigan al Señor que de que piensen bien de nosotros.

1:38 El Salvador está siempre interesado en aquellos que le siguen. Aquí él mostró Su

interés volviéndose a los dos discípulos y preguntándoles: ¿Qué buscáis? Conocía la

respuesta a la pregunta; conocía todas las cosas. Pero quería que expresasen su deseo en

palabras. La respuesta de ellos, Rabí… ¿dónde te hospedas?, mostraba que querían estar

con el Señor y llegar a conocerle mejor. No se sentían satisfechos con un mero encuentro

con Él. Anhelaban tener comunión con Él. Rabí es el término hebreo que significa

Maestro (literalmente, «mi grande»).

Page 22: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

1:39 Les dijo: Venid y ved. Nadie con un deseo genuino de aprender más del Salvador

es jamás rechazado. Jesús invitó a ambos al lugar donde entonces se alojaba —

probablemente una morada muy pobre en comparación con las casas modernas.

Fueron, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Nunca

habían recibido aquellos hombres un tan alto honor. Pasaron aquella noche en la misma

casa que el Creador del universo. Estuvieron entre los primeros miembros de la nación

judía en reconocer al Mesías.

La hora décima es o bien las diez de la mañana o las cuatro de la tarde. Generalmente

se acepta la hora más temprana de las diez de la mañana, porque se corresponde con el

sistema romano, que emplea Juan.

1:40 Uno de los dos discípulos era Andrés. Andrés no es tan bien conocido en la

actualidad como su hermano, que era Simón Pedro, pero es interesante observar que fue el

primero de los dos en conocer a Jesús.

El nombre del otro no nos ha sido dado, pero casi todos los eruditos bíblicos dan por

supuesto que se trataba de Juan —que escribió este Evangelio—. Razonan que la humildad

le llevó a no mencionar su propio nombre.

1:41 Cuando alguien encuentra a Jesús, generalmente quiere que sus parientes también

lo lleguen a conocer. De modo que Andrés fue rápidamente a su hermano Simón con las

emocionantes noticias: Hemos hallado al Mesías. ¡Qué anuncio más asombroso! Durante

al menos cuatro mil años, los hombres habían esperado al prometido Cristo, el Ungido de

Dios. Ahora, Simón oye de boca de su propio hermano las asombrosas nuevas de que el

Mesías estaba cerca. Ciertamente, estaban viviendo acontecimientos históricos. ¡Qué

sencillo era el mensaje de Andrés! Sólo cuatro palabras: Hemos hallado al Mesías —pero

Dios lo empleó para ganar a Pedro—. Esto nos enseña que no hemos de ser ni grandes

predicadores ni elocuentes oradores. Sólo hemos de hablar a los hombres acerca del Señor

Jesús, y Dios se cuidará del resto.

1:42 Andrés trajo a su hermano al lugar idóneo y a la Persona apropiada. No lo llevó a

la iglesia, ni al credo ni al clérigo. Lo trajo a Jesús. ¡Qué acción más importante fue esta!

Gracias al interés de Andrés, Simón llegó a ser más adelante un gran pescador de hombres

y uno de los principales apóstoles del Señor. Simón ha recibido más difusión que su

hermano, pero indudablemente Andrés compartirá el galardón de Pedro porque fue Andrés

quien lo trajo a Jesús. El Señor sabía el nombre de Simón sin que se lo dijesen. Sabía

también que Simón tenía un carácter inestable. Y, finalmente, sabía que el carácter de

Simón cambiaría, de modo que sería firme como una roca. ¿Cómo sabía Jesús todo esto?

Porque Él era y es Dios.

El nombre de Simón cambió a Cefas (la forma aramea para piedra) y llegó a ser un

hombre de firme carácter, especialmente tras la Ascensión del Señor y el Descenso del

Espíritu Santo.

C. El llamamiento de Felipe y de Natanael (1:43–51)

1:43 Estamos ahora en el cuarto día en este capítulo. Bosch observa que en el primer

día vemos sólo a Juan (vv. 15–28); en el segundo vemos a Juan y Jesús (vv. 29–34); en el

tercero vemos a Jesús y Juan (vv. 35–42); y en el cuarto día vemos sólo a Jesús (vv. 43–

51). El Señor anduvo al norte, a la región conocida como Galilea. Allí halló a Felipe y lo

invitó a que le siguiese. Sígueme. Ésta es una magna palabra, debido a Quien la pronunció,

Page 23: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

y es una magna palabra debido al privilegio que ofrecía. El Salvador sigue dando esta

sencilla pero sublime invitación a los hombres en todas partes.

1:44 Betsaida era una ciudad en la ribera del Mar de Galilea. Pocas ciudades del

mundo han recibido tanta honra. El Señor llevó a cabo allí algunos de Sus poderosos

milagros (Lc. 10:13). Era la ciudad de Felipe, y también de Andrés y Pedro. Sin embargo,

rechazó al Salvador, y el resultado es que fue destruida de una manera tan completa que en

la actualidad no se puede localizar el emplazamiento exacto donde estaba ubicada.

1:45 Felipe quería compartir con alguien el gozo que acababa de hallar, y fue entonces

y halló a Natanael. Los nuevos convertidos son los mejores ganadores de almas. Su

mensaje es sencillo y va al punto. Le dijo a Natanael que había encontrado al Mesías

predicho por Moisés y los profetas. En realidad, su mensaje no era enteramente exacto.

Describió a Jesús como el hijo de José. Jesús, naturalmente, había nacido de la Virgen

María y no tenía padre humano. José había adoptado a Jesús, y vino a ser por ello su padre

legal, aunque no real. James S. Stewart comenta:

Nunca fue la manera de actuar de Cristo exigir una fe totalmente desarrollada desde el

principio. Nunca fue su forma de actuar impedir a los hombres ser discípulos debido a un

credo incompleto. Y desde luego tampoco es ésta su forma de actuar en la actualidad. Él se

pone junto a sus hermanos. Los invita a adherirse a él en aquel punto en que puedan. Los

toma con la fe que pueden ofrecerle. Se contenta con esto como un principio; y en base de

esto va conduciendo a sus amigos adelante, como condujo al primer grupo, paso a paso,

hasta el secreto más central de quién él es y a la plena gloria del discipulado.

1:46 Natanael tenía introducía alguna declaración con las palabras De cierto, de cierto

(literalmente, «Amén, amén»), estaba siempre a punto de decir algo de suma problemas.

Nazaret era una ciudad menospreciada de Galilea. Le parecía imposible que el Mesías

pudiese vivir en un pueblo tan mísero. Y por ello expuso la cuestión que tenía en su mente.

Felipe no discutió. Pensaba que la mejor manera de afrontar las objeciones era presentar

directamente los hombres al Señor Jesús —una lección valiosa para los que quieran ganar a

otros para Cristo—. No discutas. No entables prolongadas disputas. Sólo invita a los demás

con estas palabras: Ven y ve.

1:47 El versículo 47 muestra que Jesús conocía todas las cosas. Sin ningún

conocimiento previo de Natanael, lo declaró como un israelita de verdad, hombre en

quien no había trampas ni engaño. Jacob se había ganado una mala reputación por emplear

métodos en sus negocios que no eran totalmente íntegros, pero Natanael era un «Israelita»

en quien no había nada de «Jacob».

1:48 Natanael se sintió evidentemente sorprendido de que un Extraño total le hablase

como si lo hubiese conocido antes. Aparentemente, había estado totalmente a solas cuando

estaba sentado debajo de la higuera. Es indudable que las ramas y el follaje le habían

protegido de la vista de los demás. Pero Jesús le pudo decir, te vi, aunque estaba tan oculto.

1:49 Quizá fue el poder del Señor Jesús de verle cuando estaba oculto a los demás lo

que convenció a Natanael, o quizá este conocimiento le fue dado de una manera

sobrenatural. En todo caso, ahora sabía que Jesús era el Hijo de Dios y el Rey de Israel.

1:50 El Señor había dado a Natanael dos pruebas de que era el Mesías. Le había

descrito su carácter, y había visto a Natanael donde otros ojos no le hubiesen podido ver.

Estas dos pruebas fueron suficientes para Natanael, y creyó. Pero ahora el Señor Jesús

prometió que vería cosas mayores que éstas.

Page 24: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

1:51 Siempre que Jesús importancia. Aquí le da a Natanael una figura de aquel tiempo

en el futuro en que volverá a reinar sobre la tierra. El mundo sabrá entonces que el Hijo del

carpintero que vivía en la menospreciada Nazaret era verdaderamente el Hijo de Dios y el

Rey de Israel. En aquel día, el cielo quedará abierto. El favor de Dios reposará sobre el

Rey, que reinará en Su capital Jerusalén.

Es probable que Natanael hubiese estado meditando acerca de la historia de la escalera

de Jacob (Gn. 28:12). Aquella escalera, con los ángeles que subían y bajaban por ella, es

una imagen del Señor Jesucristo mismo, el único acceso al cielo. Los ángeles de Dios

ascenderán y descenderán sobre el Hijo del Hombre. Los ángeles son siervos de Dios,

desplazándose como llamas de fuego en sus cometidos. Cuando Jesús reine como Rey,

estos ángeles viajarán de lado a lado entre el cielo y la tierra, cumpliendo Su voluntad.

Jesús le decía a Natanael que había visto sólo una exhibición muy restringida de Su

condición de Mesías. En el futuro reinado de Cristo, verá al Señor plenamente revelado

como el ungido Hijo de Dios. Entonces toda la humanidad sabrá que Alguien bueno salió

de Nazaret.

D. La primera señal: El agua cambiada en vino (2:1–11)

2:1 Al tercer día se refiere indudablemente al tercer día de la estancia del Señor en

Galilea. En 1:43 el Salvador entra en esta región. No sabemos exactamente dónde se

encontraba Caná, pero inferimos en base del versículo 12 de este capítulo que estaba cerca

de Capernaúm y en un terreno más alto.

En este día hubo unas bodas en Caná, y estaba allí la madre de Jesús. Es interesante

observar que María es designada como la madre de Jesús. El Salvador no era famoso por

ser el Hijo de la Virgen María, sino que ella era bien conocida porque era la madre de

nuestro Señor. Las Escrituras dan siempre el puesto de preeminencia a Cristo, no a María.

2:2 Fue también invitado a las bodas Jesús con sus discípulos. Fue una sabia

decisión de parte de los que dispusieron las bodas invitar a Cristo. Y sigue siendo una sabia

decisión cuando la gente hoy invita al Señor a su boda. Para ello, naturalmente, tanto la

novia como el novio han de ser verdaderos creyentes en el Señor Jesús. También han de

poner sus vidas en manos del Salvador y decidir que su hogar será un lugar donde a Él le

plazca estar.

2:3 Se había agotado la provisión de vino. Cuando la madre de Jesús se dio cuenta de

lo sucedido, presentó el problema a su Hijo. Sabía que Él podría hacer un milagro para

suplir el vino, y tal vez quería que su Hijo se revelase a los invitados reunidos como el Hijo

de Dios. En las Escrituras, el vino significa frecuentemente gozo. Cuando María dijo: No

tienen vino, dio una descripción muy precisa de los hombres y mujeres que no son salvos.

Los incrédulos no conocen el gozo real y duradero.

2:4 La contestación del Señor a Su madre parece fría y distante. Pero no es un rechazo

tan fuerte como podría parecernos a nosotros. El término mujer empleado aquí es un título

de respeto, similar a nuestra palabra «señora». Cuando el Señor preguntó: ¿Qué tengo que

ver contigo, mujer?, indicaba con ello que en el cumplimiento de Su misión divina no

estaba supeditado a las instrucciones que recibiese de Su madre, sino que actuaba en total

obediencia a la voluntad de Su Padre en el cielo. María quería ver a Jesús glorificado, pero

Él tenía que recordarle que su hora para esto no había llegado. Antes de aparecer ante el

Page 25: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

mundo como el Cristo vencedor, tenía que ascender primero al altar del sacrificio, y esto lo

cumplió en la cruz del Calvario. Williams señala lo que sigue:

La expresión «¿Qué tiene que ver tu interés conmigo?» aparece varias veces en la

Biblia. Significa: «¿Qué tenemos en común?» La respuesta es, «nada». David lo emplea

dos veces con respecto a sus primos, los hijos de Servia. ¡Cuán imposible era para ellos

tener nada en común tocante a la vida espiritual! Eliseo lo emplea en 2 Reyes 3 para

expresar cuán profundo era el abismo entre él y Joram, hijo de Acab. Tres veces emplean

los demonios esta misma expresión, revelando cómo Satanás no tiene nada en común con

Cristo, ni Cristo con Satanás. Y finalmente, el Señor lo empleó ante la Virgen María para

poner en evidencia cuán infranqueable es el abismo entre Su impecable Deidad y la

humanidad pecaminosa de ella, y que sólo había Una Voz que tenía autoridad en Sus oídos.

2:5 María comprendió el sentido de Sus palabras, de modo que mandó a los siervos que

hiciesen lo que Él les mandase. Las palabras de María son importantes en sus

consecuencias. Observemos que ella no indicó a nadie que la obedeciese a ella, ni a ningún

ser humano. Ella señaló al Señor Jesús y dijo que Él era quien debía ser obedecido. Las

enseñanzas del Señor Jesús nos son dadas en las páginas del NT. Al leer este inestimable

libro, deberíamos recordar las últimas palabras que se registran de María: Haced lo que él

os diga.

2:6 En el lugar donde se celebraba la boda, había seis grandes tinajas de piedra, que

contenían cada una entre dos o tres cántaros, unos cien litros cada una. Esta agua la

empleaban los judíos para purificarse de contaminación. Por ejemplo, si un judío tocaba un

cuerpo muerto, era considerado impuro hasta que hubiese cumplido una cierta ceremonia

de purificación.

2:7 Jesús mandó que llenasen las tinajas de agua. Los siervos cumplieron

inmediatamente la orden. Él empleaba las cosas que tuviese disponibles cuando iba a hacer

un milagro. Dejaba que los hombres proveyesen las tinajas y que las llenasen de agua,

pero luego él hizo lo que nadie más podía hacer —¡cambió el agua en vino!—. Fueron los

siervos, no los discípulos, los que llenaron las tinajas de agua. De esta manera, el Señor

evitó la posibilidad de ninguna sospecha de trucos. Además, las tinajas fueron llenadas

hasta arriba, de modo que nadie podría decir que se había añadido vino al agua.

2:8 El milagro ya se había realizado. El Señor ordenó a los siervos que sacasen del

contenido y lo llevasen al maestresala. Esto muestra que el milagro fue instantáneo. El

agua no se volvió vino a lo largo de un tiempo, sino en el acto. Como alguien ha dicho de

manera poética: «las inconscientes aguas vieron a su Dios, y se ruborizaron».

2:9 El maestresala era la persona encargada de disponer las mesas y los alimentos.

Cuando él probó este vino, se dio cuenta de que había sucedido algo extraño. Y eso sin

saber él de dónde era el vino; lo que sí constató que era un vino de alta calidad, de modo

que llamó inmediatamente al novio.

¿Cuál debería ser la actitud de los cristianos para con el vino hoy? El vino es a veces

prescrito con propósitos medicinales, y esto está totalmente de acuerdo con la enseñanza

del NT (1 Ti. 5:23). Con respecto a su consumo de mesa, en toda situación y cultura los

cristianos deberían actuar con prudencia, buscando ante todo la gloria del Señor y no la

gratificación egoísta de sus propios deseos. Sin jamás rechazar los dones benéficos de Dios,

el cristiano debería recordar las advertencias de la Escritura en contra de la embriaguez en

particular (Ro. 13:13; Gá. 5:21; Ef. 5:18; 1 P. 4:3), y en contra de toda inmoderación en

Page 26: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

general. «Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ninguna» (1 Co.

6:12). Finalmente, el cristiano debería estar dispuesto a privarse de todo aquello que pueda

ser causa de tropiezo para otro (Ro. 14:21).

2:10 El maestresala llama la atención a la diferencia tan marcada entre la forma en que

actúa el Señor Jesús y la forma en que los hombres comúnmente actúan. La práctica usual

en una boda era servir primero el mejor vino, cuando los comensales podrían mejor

detectar y gozar de su paladar. Más adelante, habiendo ya comido y bebido, no serían tan

conscientes de la calidad de su bebida. En esta boda, el mejor vino fue servido al final.

Aquí hay un significado espiritual para nosotros. El mundo ofrece generalmente lo mejor

que tiene al principio. Da sus ofertas más atractivas a los jóvenes. Luego, cuando han

malgastado sus vidas en placeres vacíos, el mundo no tiene más que las heces para la

ancianidad. La vida cristiana está en el polo opuesto. Mejora con el paso del tiempo. Cristo

guarda el mejor vino hasta el fin. La fiesta sigue al ayuno.

Esta sección de la Escritura tiene una aplicación muy directa a la nación judía. No había

en aquel entonces, en el judaísmo, ningún verdadero gozo. La gente vivía en un círculo

tedioso de rituales y ceremonias, pero la vida les era algo insustancial. Eran extraños al

gozo divino. El Señor Jesús quería enseñarles que pusiesen su fe en Él. Él transformaría su

gris existencia en una plenitud de gozo. Las aguas del ritual y de las ceremonias del

judaísmo podrían ser tornadas en el vino de una gozosa realidad en Cristo.

2:11 La declaración de que este fue el principio de señales excluye los absurdos

milagros atribuidos a nuestro Señor en Su infancia. Esos se encuentran en pseudo-

evangelios como «El Evangelio de Pedro». En estos escritos se atribuyen a nuestro Señor

pretendidos milagros en la infancia, y son poco menos que de carácter blasfemo. Previendo

esto, el Espíritu Santo salvaguardó este periodo de la vida de nuestro Señor y Su carácter

con esta pequeña nota adicional.

El cambio del agua en vino fue una señal, es decir, un milagro con significado. Fue un

acto sobrehumano con un significado espiritual. Estos milagros tenían también el designio

de mostrar que Jesús era verdaderamente el Cristo de Dios. Al llevar a cabo este milagro,

manifestó su gloria. Reveló a los hombres que Él era verdaderamente Dios —manifestado

en carne—. Sus discípulos creyeron en él. Naturalmente, en cierto sentido ya habían

creído en Él, pero ahora su fe se vio fortalecida, y confiaron más plenamente en Él.

Cynddylan Jones dice:

El primer milagro de Moisés fue tornar el agua en sangre; en ello había un elemento

intensamente destructor. Pero el primer milagro de Cristo fue tornar el agua en vino; había

en ello un elemento de suavidad y solaz.

E. El Hijo de Dios purifica la Casa de Su Padre (2:12–17)

2:12 El Salvador dejó ahora Caná y descendieron a Capernaúm, él, su madre, sus

hermanos y sus discípulos. Solamente se quedaron en Capernaúm unos pocos días. Poco

después el Señor subió a Jerusalén.

2:13 Comenzando desde este momento, tenemos el primer testimonio del Señor a la

ciudad de Jerusalén. Esta fase de Su ministerio prosigue hasta el capítulo 3, versículo 21.

Él comenzó y terminó Su ministerio público purificando el templo en la época de la pascua

(cf. Mt. 21:12, 13; Mr. 11:15–18; Lc. 19:45, 46). La pascua era una fiesta anual que

Page 27: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

conmemoraba la ocasión en que los hijos de Israel fueron librados de la esclavitud en

Egipto y fueron conducidos a través del Mar Rojo al desierto, y luego a la tierra prometida.

La primera celebración de la pascua se registra en Éxodo 12. Siendo judío devoto, el Señor

Jesús subió… a Jerusalén para este importante día en el calendario judío.

2:14 Al entrar, halló que el templo se había transformado en lugar de mercado.

Vendían bueyes, ovejas y palomas, y también los cambistas estaban allí instalados,

haciendo negocio. Los animales y aves se vendían a los adoradores para ser empleados

como sacrificios. Los cambistas tomaban el dinero de los que llegaban de países

extranjeros y lo cambiaban en la moneda de Jerusalén para que los peregrinos pudiesen

pagar el impuesto del templo. Se sabe que estos cambistas se aprovechaban injustamente de

los que habían llegado desde muy lejos.

2:15 El azote que el Señor hizo era probablemente de pequeño tamaño, hecho de

cuerdas. No se dice que lo emplease realmente contra nadie. Más bien, lo probable es que

lo usase meramente como símbolo de autoridad en Sus manos. Blandiendo el azote delante

de Él, echó a los mercaderes fuera del templo y volcó las mesas de los cambistas.

2:16 La ley permitía a los pobres que ofreciesen un par de palomas, por cuanto no

podían costearse los animales más caros. A los que vendían palomas el Señor mandó que

quitasen de aquí su mercancía. No era justo hacer de la casa de Su Padre casa de

mercado. En todas las edades, Dios ha advertido a Su pueblo en contra de emplear los

servicios religiosos como medio para enriquecerse. No había nada cruel ni injusto en

ninguna de estas acciones. Más bien, se trataba sencillamente de una indicación de Su

santidad y rectitud.

2:17 Cuando sus discípulos vieron lo que sucedía, recordaron el Salmo 69:9, donde se

predecía que cuando viniese el Mesías, sería consumido por el celo de las cosas de Dios.

Ahora veían que Jesús manifestaba una intensa determinación de que la adoración a Dios

fuese pura, y se daban cuenta de que éste era Aquel de quien el salmista había hablado.

Deberíamos recordar que el cuerpo de cada cristiano es templo del Espíritu Santo. Así

como el Señor Jesús tenía afán por que el templo de Jerusalén fuese mantenido puro,

igualmente debemos ser solícitos para que nuestros cuerpos sean cedidos al Señor para una

limpieza continua.

F. Jesús predice Su muerte y resurrección (2:18–22)

2:18 Parece que los judíos buscaban siempre alguna señal o milagro. Venían a decir:

«Si haces alguna obra grande y poderosa ante nosotros, creeremos». Pero el Señor Jesús

llevó a cabo milagro tras milagro, y sin embargo sus corazones se cerraron contra Él. En el

versículo 18 ellos cuestionan Su autoridad para echar a los mercaderes del templo.

Demandaban que hiciese alguna señal para justificar Su reivindicación de ser el Mesías.

2:19 Como respuesta, el Señor Jesús hizo una asombrosa declaración tocante a Su

muerte y resurrección. Les dijo que ellos destruirían Su santuario, pero que en tres días Él

lo volvería a levantar. La deidad de Cristo se vuelve a ver en este versículo. Sólo Dios

podría decir algo así.

2:20 Los judíos no le comprendieron. Estaban más interesados en cosas materiales que

en verdades espirituales. El único templo en que podían pensar era el templo de Herodes,

que estaba entonces en pie en Jerusalén. En cuarenta y seis años fue edificado este

templo, y ellos no podían comprender que nadie pudiese reedificarlo en tres días.

Page 28: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

2:21 Pero el Señor Jesús se refería con estas palabras a su cuerpo, que era el santuario

en el que moraba toda la plenitud de la Deidad. Así como estos judíos habían contaminado

el templo en Jerusalén, igual le darían muerte a Él pocos años después.

2:22 Más adelante, después que el Señor Jesús fue crucificado y resucitó de entre los

muertos, sus discípulos se acordaron de que había anunciado que resucitaría en tres días.

Con un cumplimiento tan maravilloso de la profecía delante de sus propios ojos, creyeron

a la Escritura y a la palabra que Jesús había dicho.

A menudo llegamos a verdades difíciles de entender. Pero aquí aprendemos que

deberíamos atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones. Algún día, más adelante, el

Señor nos lo clarificará, aunque no lo comprendamos ahora. Cuando dice que creyeron a la

Escritura, significa que creyeron las predicciones del AT tocante a la resurrección del

Mesías.

G. Muchos profesan creer en Cristo (2:23–25)

2:23 Como resultado de las señales que Jesús había hecho en Jerusalén en la fiesta de

la pascua, muchos creyeron en su nombre. Esto no significa necesariamente que en

realidad le confiasen sus vidas en una sencilla confianza; más bien, profesaron aceptarle.

No había realidad en su acción; se trataba meramente de una apariencia externa de seguir a

Jesús. Era similar a la condición que tenemos en el mundo, donde muchas personas

pretenden ser cristianos sin haber nunca nacido de nuevo por medio de la fe en el Señor

Jesucristo.

2:24 Aunque muchos creyeron en Él, sin embargo Jesús no creía (la misma palabra en

griego) en ellos. Es decir, no se confiaba a ellos. Era consciente de que acudían a Él por

curiosidad. Estaban buscando algo sensacional y espectacular. Él conocía a todos —sus

pensamientos y motivos—. Sabía por qué actuaban como lo hacían. Sabía si la fe de ellos

era genuina o sólo una imitación.

2:25 Nadie conocía el corazón del hombre mejor que el Señor mismo. No tenía

necesidad de que nadie le diese enseñanza ni información acerca de esta cuestión. Tenía

un pleno conocimiento de lo que había en el hombre y de por qué el hombre se

comportaba como lo hacía.

H. Jesús enseña a Nicodemo acerca del nuevo nacimiento (3:1–21)

3:1 La historia de Nicodemo contrasta con lo que acaba de contarse. Muchos de los

judíos en Jerusalén habían profesado creer en el Señor, pero él sabía que la fe de ellos no

era genuina. Nicodemo era una excepción. El Señor reconoció en él un verdadero deseo de

conocer la verdad. El versículo 1 debería comenzar con una conjunción, como lo hace la

V.M.: Mas había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, hombre principal de

los judíos.

Nicodemo era reconocido como maestro entre su pueblo. Quizá acudió a Jesús pidiendo

ser instruido, para poder volver a los judíos con conocimientos adicionales.

3:2 La Biblia no dice por qué Nicodemo vino a Jesús de noche. La explicación más

evidente es que se habría sentido azorado que le viesen ir a Jesús, por cuanto el Señor no

había sido en absoluto aceptado por la mayoría del pueblo judío. Sin embargo, acudió a

Jesús. Nicodemo reconoció que el Señor era un maestro enviado por Dios, por cuanto

Page 29: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

nadie podría hacer tales milagros sin la ayuda directa de Dios. A pesar de toda su erudición,

Nicodemo no reconoció al Señor como Dios manifestado en carne. Era como muchos en la

actualidad, que dicen que Jesús era un gran hombre, un maestro maravilloso, un ejemplo

destacado. Todas estas declaraciones quedan muy lejos de la realidad. Jesús era y es Dios.

3:3 A primera vista, la respuesta del Señor Jesús no parece estar relacionada con lo que

Nicodemo había estado diciendo. Nuestro Señor le está diciendo: «Nicodemo, tú has venido

a mí buscando enseñanza, pero lo que en realidad necesitas es nacer de nuevo. Es por ahí

que debes empezar. Has de nacer de lo alto. Si no es así, nunca podrás ver el reino de

Dios».

El Señor introdujo estas maravillosas palabras con la expresión De cierto, de cierto

(literalmente, Amén, amén). Estas palabras nos alertan al hecho de que se está dando una

verdad importante.

Como judío, Nicodemo había estado esperando a un Mesías que viniese y liberase a

Israel del yugo de Roma. El Imperio Romano estaba entonces controlando el mundo, y los

judíos estaban sometidos a sus leyes y gobierno. Nicodemo anhelaba el momento en que el

Mesías establecería Su reino sobre la tierra, cuando el pueblo judío sería el principal entre

las naciones, y cuando todos sus enemigos serían destruidos. El Señor informa a Nicodemo

de que nadie puede entrar en este reino si primero no nace de nuevo. Así como el primer

nacimiento es necesario para la vida física, igualmente es necesario un segundo nacimiento

para la vida divina. (La expresión nacer de nuevo puede también significar «nacer de lo

alto».) En el reino de Cristo sólo pueden entrar aquellos cuyas vidas han sido cambiadas.

Ya que Su reinado será en justicia, Sus súbditos han de ser también justos. Él no podría

reinar sobre gentes que permaneciesen en sus pecados.

3:4 Una vez más vemos lo difícil que les resultaba a los hombres comprender las

palabras del Señor Jesús. Nicodemo insistía en tomárselo todo en sentido material. No

podía comprender cómo podía un adulto volver a nacer. Ponderaba la imposibilidad física

de que un hombre pudiese entrar por segunda vez en el vientre de su madre para poder

volver a nacer.

Nicodemo ilustra la realidad de que «el hombre natural no capta las cosas que son del

Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede conocer, porque se han de

discernir espiritualmente» (1 Co. 2:14).

3:5 Como explicación adicional, Jesús le dijo a Nicodemo que había de nacer de agua y

del Espíritu. En caso contrario, nunca podría entrar en el reino de Dios.

¿Qué quería decir Jesús? Muchos insisten en que lo que se significa aquí es agua literal,

y que el Señor Jesús se refería a la necesidad del bautismo para la salvación. Sin embargo,

esta enseñanza es contraria al resto de la Biblia. A lo largo de la Palabra de Dios vemos que

la salvación es por la fe en el Señor Jesucristo solo. El bautismo es para los que ya han sido

salvos, y no un medio para alcanzar la salvación.

Algunos sugieren que en este versículo agua hace referencia a la Palabra de Dios. En

Efesios 5:25, 26 se asocia estrechamente el agua con la Palabra de Dios. Asimismo, en 1

Pedro 1:23 y Santiago 1:18 se dice que el nuevo nacimiento tiene lugar por medio de la

Palabra de Dios. Por lo tanto, es bien posible que el agua en este versículo haga referencia a

la Escritura. Sabemos que aparte de las Escrituras no puede haber salvación. Es el mensaje

dado en la Palabra de Dios lo que ha de recibir el pecador para poder darse el nuevo

nacimiento.

Pero agua puede que haga referencia también al Espíritu Santo. En Juan 7:38, 39 el

Señor Jesús hace referencia a ríos de agua viva, y se nos dice de manera clara que cuando

Page 30: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

estaba empleando el término agua se estaba refiriendo al Espíritu Santo, ¿por qué no podría

significarlo también en el capítulo 3?

Sin embargo, parece haber una dificultad en esta última interpretación. Jesús dice: El

que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Si se toma

agua como denotando el Espíritu, entonces parece que el Espíritu es mencionado dos

veces en este versículo. Pero la palabra traducida «y» podría también traducirse

correctamente como «esto es». De modo que el versículo podría leerse así: El que no nace

de agua, esto es, del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Creemos que éste es

el sentido correcto de este versículo. El nacimiento físico no es suficiente. Ha de haber

también un nacimiento espiritual si uno quiere entrar en el reino de Dios. Este nacimiento

espiritual es producido por el Espíritu Santo de Dios cuando una persona cree en el Señor

Jesucristo. Esta interpretación está apoyada por el hecho de que la expresión «nacido del

Espíritu» se encuentra dos veces en los versículos que siguen (vv. 6, 8).

3:6 Incluso si Nicodemo hubiese podido entrar de algún modo por segunda vez en el

vientre de su madre, esto no habría corregido la mala naturaleza que tenía. La expresión lo

que es nacido de la carne, carne es significa que los niños que nacen de padres humanos

nacen en pecado, y que no tienen ni esperanza ni capacidad por lo que respecta a salvarse

ellos mismos. Por otra parte, lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Cuando una

persona confía en Jesús tiene lugar un nacimiento espiritual. Cuando alguien vuelve a nacer

por medio del Espíritu, recibe una nueva naturaleza, y es hecho apto para el reino de Dios.

3:7 Nicodemo no tenía motivo para asombrarse por las enseñanzas del Señor Jesús.

Tenía que darse cuenta de que uno necesitaba nacer de nuevo y comprender la total

incapacidad de la naturaleza humana para remediar su propia condición caída. Tenía que

darse cuenta de que para ser súbdito del reino de Dios, el hombre ha de ser santo, puro y

espiritual.

3:8 Como tantas veces lo hacía, el Señor Jesús empleó la naturaleza para ilustrar la

verdad espiritual. Recordó a Nicodemo que el viento sopla donde quiere, y oyes su

sonido; pero no sabes de dónde viene, ni adónde va. El nuevo nacimiento es muy

semejante al viento. Primero, tiene lugar según la voluntad de Dios. No es un poder que el

hombre pueda someter a su control. Segundo, el nuevo nacimiento es invisible. No se

puede observar su ocurrencia, pero sí se pueden ver los resultados en la vida de la persona.

Cuando alguien ha sido salvado, le viene un cambio. Las cosas malas que antes amaba,

ahora las aborrece. Las cosas de Dios, que antes menospreciaba, ahora son precisamente las

cosas que ama. Así como uno no puede comprender plenamente el viento, del mismo modo

el nuevo nacimiento es una obra milagrosa del Espíritu de Dios que el hombre no puede

llegar a comprender plenamente. Además, el nuevo nacimiento, lo mismo que el viento, es

impredecible. Sencillamente, no es posible decir cuándo y dónde tendrá lugar.

3:9 Una vez más, Nicodemo ilustra la incapacidad de la mente natural de penetrar en

las cosas divinas. Es indudable que seguía intentando pensar en el nuevo nacimiento como

un suceso natural o físico, y no espiritual. Y por esto le preguntó al Señor Jesús: ¿Cómo

puede ser eso? 3:10 Jesús respondió que como maestro de Israel Nicodemo debería haber

comprendido estas cosas. Las Escrituras del AT enseñaban con claridad que cuando el

Mesías viniese a la tierra para establecer Su reino, primero juzgaría a Sus enemigos y

destruiría todas las cosas que ofenden. Sólo entrarían en el reino los que hubiesen

confesado y abandonado sus pecados.

Page 31: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

3:11 El Señor Jesús destacó luego la infalibilidad de Sus enseñanzas y sin embargo la

incredulidad del hombre acerca del mismo. Desde toda la eternidad, Él había conocido la

veracidad de esto, y sólo había enseñado lo que sabía y lo que había visto. Pero Nicodemo,

y la mayoría de los judíos de su tiempo, rehusaron creer Su testimonio.

3:12 ¿Cuáles eran las cosas de la tierra a las que se refiere el Señor en este versículo?

Eran Su reino terrenal. Como estudioso del AT, Nicodemo conocía que un día vendría el

Mesías y establecería un reino literal aquí en la tierra con Jerusalén como Su capital. Lo

que Nicodemo no llegó a comprender era que para poder entrar en este reino había de darse

un nuevo nacimiento. ¿Cuáles eran entonces las cosas del cielo a las que se refiere el

Señor? Son las verdades que se explican en los siguientes versículos —la forma

maravillosa en la que una persona recibe este nuevo nacimiento.

3:13 Sólo había una persona capacitada para hablar de cosas celestiales, por cuanto era

el Único que estaba en el cielo. El Señor Jesús no era meramente un maestro humano

enviado de parte de Dios, Él era Aquel que vivía con Dios Padre desde toda la eternidad y

descendió al mundo. Cuando dijo que nadie ha subido al cielo, no se refería a que santos

del AT como Enoc y Elías no hubiesen ascendido al cielo, sino que habían sido tomados,

mientras que Él ascendía al cielo por Su propio poder. Otra explicación es que ningún ser

humano tenía acceso continuo a la presencia de Dios como Él. Él podía ascender a la

morada de Dios de una manera singular porque Él había descendido del cielo a esta tierra.

Incluso estando el Señor Jesús en la tierra, hablando con Nicodemo, le dijo que Él estaba en

el cielo. ¿Cómo podía ser esto? Aquí tenemos una declaración factual de que como Dios, el

Señor estaba en todo lugar a la vez. Eso es lo que queremos decir cuando afirmamos que es

omnipresente. En tanto que algunas traducciones modernas omiten las palabras que está en

el cielo, tienen un copioso apoyo en los manuscritos y pertenecen al texto.

3:14 El Señor Jesús estaba a punto de iniciar a Nicodemo en una enseñanza celestial.

¿Cómo puede tener lugar el nuevo nacimiento? Se ha de dar satisfacción por los pecados

del hombre. Nadie puede entrar en el cielo en sus pecados. Como Moisés levantó la

serpiente de bronce en el desierto cuando todos los hijos de Israel eran mordidos por

serpientes, así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre. (Léase Núm. 21:4–

9.) Al andar errantes por el desierto a la tierra prometida, los hijos de Israel se desalentaron

e impacientaron. Se quejaron contra el Señor. Para castigarlos, el Señor les envió serpientes

ardientes, y muchos murieron. Al clamar los supervivientes en su aflicción a Dios, el Señor

le dijo a Moisés que se hiciese una serpiente de bronce y la pusiese sobre un asta. El

israelita mordido que miraba a la serpiente quedaba milagrosamente sanado.

Jesús citó este incidente del AT para ilustrar cómo tiene lugar el nuevo nacimiento.

Todos los hombres y mujeres han sido mordidos por la víbora del pecado y están

condenados a una muerte eterna. La serpiente de bronce era una figura o imagen del Señor

Jesús. El bronce, en la Biblia, tiene la connotación de juicio. El Señor Jesús era sin pecado

y nunca debería haber recibido castigo alguno, pero Él tomó nuestro puesto y llevó el juicio

que nosotros merecíamos. El asta habla de la cruz del Calvario en la que el Señor Jesús fue

levantado. Nosotros recibimos la salvación mirándole con fe.

3:15 El Salvador fue hecho pecado por nosotros, no habiendo Él conocido pecado, para

que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Todo aquel que cree en el Señor

Jesucristo recibe vida eterna como un don gratuito.

3:16 Éste es uno de los versículos más bien conocidos de toda la Biblia,

indudablemente porque enuncia el evangelio de una manera tan clara y sencilla. Sumariza

lo que el Señor Jesús le había estado enseñando a Nicodemo acerca de la manera en la que

Page 32: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

se recibe el nuevo nacimiento. Porque de tal manera amó Dios al mundo, leemos aquí.

El mundo incluye aquí a toda la humanidad. Dios no ama los pecados de los hombres ni el

malvado sistema mundano, pero sí ama a la gente, y no quiere que nadie se pierda.

La enormidad de Su amor se muestra en el hecho de que ha dado a su Hijo unigénito.

Dios no tiene otro Hijo como el Señor Jesús. Fue una expresión de Su amor infinito que

estuviese dispuesto a dar a Su único y peculiar Hijo por una raza de pecadores rebeldes.

Esto no significa que todos sean salvos. Uno ha de recibir lo que Cristo ha hecho por él

para que Dios le dé la vida eterna. Por ello se añaden estas palabras: para que todo aquel

que cree en él, no perezca. No hay necesidad de que nadie perezca. Se ha proveído un

camino por el que todos pueden ser salvados, pero cada uno ha de reconocer al Señor

Jesucristo como Salvador personal. Cuando así lo hace, tiene vida eterna como posesión

presente. Boreham dice:

Cuando la iglesia venga a comprender el amor con el que Dios amó al mundo, se sentirá

agitada e incómoda hasta que hayan sido capturados todos los grandes imperios, hasta que

cada isla de coral haya sido ganada.

3:17 Dios no es un gobernante duro y cruel deseoso de derramar Su ira sobre la

humanidad. Su corazón está lleno de ternura para con el hombre, y ha ido hasta el último

extremo para poder salvar a los hombres. Podría haber enviado a Su Hijo al mundo para

condenar al mundo, pero no lo hizo así. Al contrario, lo envió aquí a sufrir, a derramar Su

sangre y a morir para que el mundo sea salvo por medio de él. La obra del Señor Jesús

en la cruz fue de un valor tan inmenso que todos los pecadores en todas partes pudiesen ser

salvos si le recibían.

3:18 Ahora, toda la humanidad está dividida en dos clases; o bien creyentes, o bien

incrédulos. Nuestro destino eterno está determinado por la actitud que adoptamos tocante al

Hijo de Dios. Aquel que confía en el Salvador no es condenado; pero el que no confía en

Él, ya ha sido condenado. El Señor Jesús ha acabado la obra de salvación, y ahora le toca

a cada uno decidir si le aceptará o si le rechazará. Cosa terrible es rechazar un don de amor

tan grande. Si alguien no quiere creer en el Señor Jesús, Dios no puede hacer otra cosa que

condenarlo.

Creer en Su nombre es lo mismo que creer en Él. En la Biblia el nombre designa a la

persona. Si confías en Su nombre, confías en Él.

3:19 Jesús es la luz que vino al mundo. Él fue el impecable e intachable Cordero de

Dios. Murió por los pecados de todo el mundo. Pero, ¿le aman los hombres por esto? No —

se resienten por ello—. Prefieren sus pecados a tener a Jesús como Salvador, y por ello lo

rechazan. Así como algunos reptiles se alejan presurosos de la luz, del mismo modo los

malvados rehúyen la presencia de Cristo.

3:20 Los que aman el pecado aborrecen la luz, porque la luz expone su pecaminosidad.

Cuando Jesús estuvo aquí en este mundo, los hombres pecadores quedaron incomodados

por Su presencia, porque Él reveló la terrible condición de ellos en contraste con Su

santidad. La mejor forma de revelar la condición torcida de un palo es poner junto a él un

palo recto. Al venir al mundo como un Hombre Perfecto, el Señor Jesús reveló la

tortuosidad de todos los otros hombres, en comparación con Él.

3:21 Si alguien es verdaderamente sincero para con Dios, vendrá a la luz, es decir, al

Señor Jesús, y se dará cuenta de su propia indignidad y pecaminosidad. Luego confiará por

sí mismo en el Salvador, y así volverá a nacer por medio de la fe en Cristo.

Page 33: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

I. El ministerio de Juan el Bautista en Judea (3:22–26)

3:22 La primera porción de este capítulo describía el testimonio del Señor Jesús en la

ciudad de Jerusalén. Desde este versículo hasta el fin del capítulo, Juan describe el

ministerio de Cristo en Judea, donde indudablemente siguió proclamando las buenas

nuevas de salvación. Al acudir los hombres a la luz, eran bautizados. Parecería por este

versículo que era el mismo Jesús quien bautizaba, pero vemos por Juan 4:2 que lo hacían

Sus discípulos.

3:23 El Juan a que se hace referencia en este versículo es Juan el Bautista. Estaba

todavía predicando su mensaje de arrepentimiento en la región de Judea y bautizando a

aquellos judíos dispuestos a arrepentirse en preparación para la venida del Mesías. Juan

también bautizaba en Enón … porque había allí muchas aguas. Esto no demuestra de

manera concluyente que bautizase por inmersión, pero sí lo implica. Si hubiese bautizado

por rociamiento o efusión, no habría habido necesidad de que hubiese muchas aguas.

3:24 Este versículo se da como explicación del continuado ministerio de Juan y de la

respuesta continuada de judíos devotos al mismo. En el futuro cercano, Juan iba a ser

encarcelado y decapitado por su fiel testimonio. Pero, mientras tanto, estaba aún llevando a

cabo su comisión con diligencia.

3:25 Está claro por este versículo que algunos de los discípulos de Juan entablaron una

disputa con un judío acerca de la purificación. ¿Qué significa esto? Probablemente, la

purificación aquí se refiere al bautismo. El argumento sería acerca de si el bautismo de Juan

era mejor que el de Jesús. ¿Qué bautismo tenía mayor poder? ¿Cuál era de mayor valor?

Quizá algunos de los discípulos de Juan contendieron precipitadamente que ningún

bautismo podía ser mejor que el de su maestro. Quizá los fariseos intentaron suscitar los

celos de los discípulos de Juan acerca de Jesús, de Su creciente popularidad.

3:26 Vinieron a Juan para que él decidiese. Parecían estarle diciendo: «Si tu bautismo

es el mejor, ¿por qué tantos te están dejando y yendo a Jesús?» (La expresión «El que

estaba contigo al otro lado del Jordán» se refiere a Cristo.) Juan había dado testimonio

del Señor Jesús y, como resultado de este testimonio, muchos de los propios discípulos de

Juan le dejaban y comenzaban a seguir a Jesús.

3:27 Si la contestación de Juan se refería al Señor Jesús, ello significa que todo éxito

que tuviese el Salvador era una indicación de la aprobación de Dios sobre Él. Si se refería a

sí mismo, estaba diciendo que nunca había pretendido ser nadie grande ni importante.

Nunca había pretendido que su bautismo fuese superior al de Jesús. Sencillamente, dijo que

no tenía nada más que lo que había recibido del cielo. Esto es cierto en el caso de cada uno

de nosotros, y no hay razón alguna en el mundo por la que deberíamos estar orgullosos ni

para enaltecernos delante de los hombres.

3:28 Juan recordó a sus discípulos que había indicado una y otra vez que él no era el

Cristo, sino que simplemente había sido enviado para preparar el camino para el Mesías.

¿Por qué habían de argumentar acerca de él? ¿Por qué habían de querer intentar formar un

partido en torno a él? No era él quien era importante; su misión era señalar a los hombres

hacia Jesús.

3:29 El Señor Jesucristo era el novio. Juan el Bautista era meramente el amigo del

novio, «el maestro de ceremonias». La novia no pertenece al amigo del novio, sino al

novio mismo. Por ello, era apropiado que la gente siguiese a Jesús y no a Juan. La novia

designa aquí de una manera general a todos los que llegarían a ser discípulos del Señor

Page 34: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Jesús. En el Antiguo Testamento, Israel fue designada como la esposa de Jehová. Más

adelante en el Nuevo Testamento, los miembros de la iglesia de Cristo son descritos bajo la

figura de una novia. Pero aquí en el Evangelio de Juan se emplea la palabra en un sentido

general para incluir a los que dejaron a Juan el Bautista cuando apareció el Mesías. No se

refería ni a Israel ni a la iglesia. A Juan no le parecía mal perder seguidores. Su gran gozo

era oír la voz del novio. Se sentía satisfecho si Jesús recibía toda la atención. Su gozo

quedaba completado cuando Cristo era alabado y honrado por los hombres.

3:30 Todo el objeto del ministerio de Juan se recapitula en este versículo. Trabajó

incesantemente para señalar a hombres y a mujeres al Señor y para hacer que se diesen

cuenta de Su verdadera valía. Al actuar así, Juan se dio cuenta de que había de mantenerse

en un segundo plano. Para un siervo de Cristo, buscar atraer la atención hacia sí mismo

constituye una forma de deslealtad.

Observemos los tres «es necesario» en este capítulo: Para el Pecador (3:7); para el

Salvador (3:14, RV); y para el Santo (3:30).

3:31 Para demostrar su propia inferioridad, Juan el Bautista dijo que él mismo era de la

tierra y que era terrenal, y hablaba cosas terrenales. Esto sólo significaba que por lo que

tocaba a su nacimiento, había nacido como hombre de padres humanos. No tenía ningún

rango celestial y no podía hablar con la misma autoridad que el Hijo de Dios. Era inferior al

Señor Jesús porque el que viene del cielo, está sobre todos. Cristo es el Soberano supremo

del universo. Es solamente justo, por lo tanto, que los hombres le sigan a Él, no a Su

mensajero.

3:32 Pero cuando el Señor Jesús hablaba, hablaba con autoridad. Refería a los hombres

lo que Él había visto y oído. No había posibilidad de error ni de engaño. Pero, extraño es

decirlo, nadie recibe su testimonio. La expresión nadie no debe ser tomada en un sentido

absoluto. Hay personas individuales que sí aceptan las palabras del Señor Jesús. Sin

embargo, Juan estaba contemplando la humanidad en general y sencillamente declaraba que

las enseñanzas del Salvador eran rechazadas por la mayoría. Jesús es Aquel que vino del

cielo, pero relativamente pocos estaban dispuestos a escucharle.

3:33 El versículo 33 describe a los pocos que sí aceptaron las palabras del Señor como

las mismas palabras de Dios. Por su aceptación, ellos certificaron que Dios es veraz. Y así

es en la actualidad. Cuando la gente acepta el mensaje del evangelio, se ponen del lado de

Dios contra sí mismos y contra el resto de la humanidad. Se dan cuenta de que si Dios ha

dicho algo, ha de ser verdad. Observemos cuán claramente enseña el versículo 33 la deidad

de Cristo. Dice que todo aquel que reconoce el testimonio de Cristo reconoce que Dios es

veraz. Ésta es otra forma de decir que el testimonio de Cristo es el testimonio de Dios, y

que recibir lo uno es recibir también lo otro.

3:34 Jesús era Aquel a quien Dios ha enviado. Él hablaba las palabras de Dios. Para

apoyar esta declaración, Juan dijo que Dios no da el Espíritu por medida. Cristo fue

ungido por el Espíritu Santo de Dios en una forma que no fue el caso de ninguna otra

persona. Otros han sido conscientes de la ayuda del Espíritu Santo en su ministerio, pero

nadie más ha tenido jamás un ministerio tan lleno del Espíritu como el Hijo de Dios. Los

profetas recibieron una revelación parcial de parte de Dios, pero «el Espíritu reveló en y

mediante Cristo la sabiduría misma, el corazón mismo de Dios al hombre con toda la

infinitud del amor».

3:35 Ésta es una de las siete veces en el Evangelio de Juan en donde se nos dice que el

Padre ama al Hijo. Aquí se manifiesta este amor en que le ha sido dado el control sobre

Page 35: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

todas las cosas. Entre estas cosas sobre las que el Salvador tiene un total control están los

destinos de los hombres, tal como se explica en el versículo 36.

3:36 Dios ha dado a Cristo el poder de dar vida eterna a todos los que creen en Él. Éste

es uno de los versículos más claros en toda la Biblia acerca de cómo alguien puede ser

salvo. Es sencillamente creyendo en el Hijo. Al leer este versículo, deberíamos ser

conscientes de que es Dios quien está hablando. Él está haciendo una promesa que nunca

puede ser quebrantada. Dice, de manera clara y concreta, que todo aquel que cree en Su

Hijo, tiene vida eterna. Aceptar esta promesa no es hacer un salto en las tinieblas. Es

sencillamente creer lo que nunca podrá ser falso. Todo aquel que rehúsa creer en el Hijo,

no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él. En base de este versículo

vemos que nuestro destino eterno depende de lo que hagamos con el Hijo de Dios. Si le

recibimos, Dios nos da vida eterna como un don gratuito. Si le rechazamos, nunca

gozaremos de la vida eterna, y no sólo esto, sino que la ira de Dios ya pende sobre

nosotros, lista para caer en cualquier momento.

Observemos que nada hay en este versículo acerca de guardar la ley, de obedecer la

Regla de Oro, de ir a la iglesia, de hacer lo mejor que podamos, o de esforzarnos por

abrirnos el camino al cielo.

J. La conversión de una mujer de Samaria (4:1–30)

4:1–2 Los fariseos habían oído que Jesús estaba bautizando más discípulos que Juan

y que la popularidad de Juan estaba evidentemente declinando. Quizá habían intentado

emplear este hecho para agitar los celos y las contenciones entre los discípulos de Juan y

los del Señor Jesús. En realidad, Jesús mismo no llevaba a cabo el acto del bautismo. Lo

hacían Sus discípulos. No obstante, los bautizados lo eran como seguidores o discípulos del

Señor.

4:3 Al irse de Judea y dirigirse a Galilea, Jesús quería impedir que los fariseos

tuviesen éxito en sus esfuerzos por causar divisiones. Pero hay algo que es también

significativo en este versículo. Judea era el centro de la religión establecida del judaísmo,

mientras que Galilea era conocida como una región muy gentilizada. El Señor Jesús ve el

rechazo de que es objeto Él y Su testimonio por parte de los líderes judíos, de modo que se

vuelve a los gentiles con el mensaje de salvación.

4:4 Samaria estaba en la ruta más corta para ir de Judea a Galilea. Pero pocos judíos

tomaban esta ruta directa. La región de Samaria era tan menospreciada por los judíos que a

menudo tomaban una ruta mucho más larga a través de Perea para ir al norte a Galilea. Así,

cuando se dice que Jesús tenía que pasar por Samaria, no se trata tanto de que estuviese

forzado a hacerlo por consideraciones geográficas como por el hecho de que había un alma

necesitada en Samaria a la que podría ayudar.

4:5 Entrando en Samaria, el Señor Jesús llegó a un pueblecito llamado Sicar. No lejos

de aquel pueblo había una heredad que Jacob había dado a su hijo José (Gn. 48:22). Al

pasar Jesús por este territorio, todas las escenas de su historia pasada estaban siempre

delante de Su mente.

4:6 Estaba allí el pozo de Jacob. Este antiguo pozo puede aún ser visto por los

visitantes, y es uno de los pocos lugares que puede ser identificado en la actualidad de una

manera totalmente segura.

Page 36: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Era como la hora del mediodía (si tomamos el sistema judío), o las seis de la tarde

(hora romana) cuando llegó Jesús al pozo. Estaba cansado a causa de la larga caminata que

había hecho, y se sentó, así, junto al pozo. Aunque Jesús es Dios el Hijo, es también

Hombre. Como Dios nunca podría fatigarse, pero como Hombre, sí se fatigaba.

Encontramos difícil comprender estas cosas. Pero la Persona del Señor Jesucristo nunca

puede ser comprendida plenamente por ninguna mente mortal. La verdad de que Dios fuese

a descender al mundo y a vivir como Hombre entre los hombres es un misterio que

sobrepasa a nuestro entendimiento.

4:7 Mientras el Señor Jesús estaba sentado junto al pozo, vino una mujer del pueblo a

sacar agua. Si era mediodía, como creen algunos eruditos, era un momento muy extraño

del día para que las mujeres fuesen al pozo a buscar agua, porque era el momento más

caluroso del día. Pero esta mujer era pecadora e inmoral, y puede que escogiese esta hora

por un sentimiento de vergüenza, porque sabía que no habría allí otras mujeres que la

pudiesen ver. Naturalmente, el Señor Jesús sabía todo aquel tiempo que ella estaría a esa

hora junto al pozo. Sabía que era un alma necesitada, y Él tenía el propósito de encontrarse

con ella y rescatarla de su vida pecaminosa.

En este pasaje encontramos al magistral Ganador de Almas obrando, y haremos bien en

estudiar los métodos que empleó para llevar a esta mujer a la conciencia de su necesidad y

para ofrecerle la solución a su problema. Nuestro Señor habló a la mujer sólo siete veces.

La mujer habló siete veces también —seis veces al Señor y una vez a los hombres de la

ciudad—. Quizá si nosotros le hablásemos tanto al Señor como ella, podríamos tener un

éxito en el testimonio como el que ella tuvo cuando habló con los hombres de la ciudad.

Jesús inició la conversación pidiendo un favor. Cansado de Su viaje, le dijo: Dame de

beber.

4:8 El versículo 8 explica por qué, desde un punto de vista humano, el Señor tuvo que

pedirle de beber. Sus discípulos habían ido a Sicar a comprar alimentos. Generalmente

llevaban consigo cántaros con los que sacar agua, pero se los habían llevado consigo. Así,

según todas las apariencias el Señor no tenía ningún medio para sacar agua del pozo.

4:9 La mujer reconoció a Jesús como un judío, y se asombró de que Él se dirigiese a

ella, que era samaritana. Los samaritanos afirmaban descender de Jacob, y se

consideraban como verdaderos israelitas. En realidad eran de linaje mezclado, judío y

pagano. Habían adoptado el monte Gerizim como su lugar oficial de culto. Era un monte en

Samaria, claramente visible desde donde el Señor y esta mujer hablaban. Los judíos sentían

un profundo odio contra los samaritanos. Los consideraban mestizos. Por eso la mujer le

dijo al Señor Jesús: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer

samaritana? Poca cuenta se daba de que estaba hablando con su propio Creador, y que Su

amor se levantaba por encima de todas las mezquinas distinciones humanas.

4:10–11 Al pedir un favor, Jesús había suscitado su interés y curiosidad. Ahora las

suscita más hablando de Sí mismo como siendo a la vez Dios y Hombre. Él era primero de

todo el don de Dios —Aquel que Dios dio para ser el Salvador del mundo, Su Hijo

unigénito—. Pero era también Hombre —Aquel que, cansado del camino, le había pedido

de beber—. En otras palabras, si ella hubiese sabido que Aquel con quien estaba hablando

era Dios manifestado en carne, ella le habría pedido a él una bendición, y él le hubiera

dado agua viva. La mujer sólo podía pensar en agua material y en la imposibilidad de que

Él la consiguiese sin los utensilios adecuados. No se dio cuenta en absoluto de que Él era el

Señor, ni comprendió Sus palabras.

Page 37: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

4:12 Su confusión se ahondó cuando pensó en el patriarca Jacob, que les había dado

aquel pozo. De aquel pozo había bebido él mismo, sus hijos y sus ganados. Ahora había

aquí un fatigado viajero que siglos después pedía beber del pozo de Jacob y que sin

embargo pretendía poderle dar algo mejor que el agua que Jacob les había dado. Si tenía

algo mejor, ¿por qué había de pedir agua del pozo de Jacob?

4:13 De modo que el Señor comenzó a explicar la diferencia entre el agua literal del

pozo de Jacob y el agua que Él daría. Todo el que bebiese de esta agua volvería a tener

sed. Esto desde luego lo podía entender la mujer samaritana. Ella había estado acudiendo

día tras día a sacar agua del pozo. Pero la necesidad nunca quedaba totalmente satisfecha. Y

así sucede con todos los pozos de este mundo. Los hombres buscan su placer y satisfacción

en cosas terrenales, pero estas cosas no pueden dar satisfacción al corazón del hombre.

Como dijo Agustín en sus Confesiones: «Oh, Señor, Tú nos has hecho para Ti mismo, y

nuestros corazones no hallan reposo hasta que no reposan en Ti».

4:14 El agua que Jesús da satisface de verdad. Todo el que bebe del agua de las

bendiciones y misericordia de Cristo no tendrá sed jamás. No sólo Sus beneficios llenan

el corazón, sino que también rebosan. Son como una fuente que borbotea, constantemente

derramando sus aguas, y no sólo en esta vida sino también en la eternidad. La expresión

que salte para vida eterna significa que los beneficios de esta agua que da Cristo no se

limitan a la tierra, sino que permanecerán para siempre. El contraste es sumamente vívido.

Todo lo que la tierra pueda proveer no es suficiente para llenar el corazón del hombre. Pero

las bendiciones que Cristo provee no solamente llenan el corazón, sino que son demasiado

grandes para que puedan ser contenidas por ningún corazón.

El mundo entero no puede

Llenar los tres ámbitos del corazón,

Sino que queda anhelante;

Sólo la Trinidad que lo hizo podrá

Llenar el vasto y triangular humano corazón.

George Herbert

Los placeres de este mundo duran unos pocos y breves años, pero los placeres que Dios

da van para vida eterna.

4:15 Cuando la mujer oyó de esta maravillosa agua, de inmediato quiso tenerla. Pero

seguía pensando en agua material. No quería tener que venir al pozo cada día para sacar

agua y llevarla a casa sobre su cabeza en un pesado cántaro. No se daba cuenta de que el

agua de que le había estado hablando Jesús era espiritual, que se estaba refiriendo a todas

las bendiciones que vienen al alma humana por la fe en Él.

4:16 En este punto hay un brusco cambio en la conversación. Ella acababa de pedir el

agua y el Señor Jesús le dijo que fuese y llamase a su marido. ¿Por qué? Antes que la

mujer pudiese ser salva, tendría que reconocerse como pecadora. Había de acudir a Cristo

en verdadero arrepentimiento, confesando su culpa y vergüenza. El Señor Jesús lo sabía

todo acerca de su vida de pecado, y quería conducirla paso a paso para que ella lo

reconociese por sí misma.

Únicamente los que se saben perdidos pueden ser salvados. Todos los hombres están

perdidos, pero no todos están dispuestos a admitirlo. Al intentar ganar a las personas para

Cristo, nunca hemos de evitar la cuestión del pecado. Han de ser llevados a afrontar el

hecho de que están muertos en delitos y pecados, de que necesitan un Salvador, y de que no

Page 38: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

pueden salvarse a sí mismos, que Jesús es el Salvador que necesitan, y que Él los salvará si

se arrepienten de sus pecados y confían en Él.

4:17 Al principio, la mujer intentó cubrir la verdad sin mentir. Dijo: No tengo marido.

Quizá en un sentido estrictamente legal su declaración era cierta. Pero quería negar el

hecho condenable de que estaba entonces viviendo en pecado con un hombre que no era su

marido.

Entonces ella habla de religión, discute de teología, emplea un poco de ironía, pretende

sentirse asombrada —todo lo que sea para impedir a Cristo ver al alma fugitiva en

desbandada, huyendo de sí misma (Notas Diarias de la Unión Bíblica).

El Señor Jesús, como Dios, lo sabía todo acerca de esto. Y por ello le dijo: Bien has

dicho: No tengo marido. Aunque pudiese engañar a sus semejantes, no podría engañar a

este Hombre. Él lo sabía todo acerca de ella.

4:18 El Señor nunca empleó Su completo conocimiento de todas las cosas para

denunciar o avergonzar innecesariamente a nadie. Pero sí lo empleó, como aquí, para

liberar a una persona de la esclavitud del pecado. ¡Cuán sobresaltada debía estar al oírle

recitar su historia pasada! Ella había tenido cinco maridos, y el hombre con el que ahora

vivía no era su marido.

Hay alguna diferencia de opinión acerca de este versículo. Algunos enseñan que los

cinco anteriores maridos de esta mujer o bien habían muerto o bien la habían dejado, y que

no había habido nada pecaminoso en su relación con ellos. Sea cierto o no, está claro por la

última parte de este versículo que esta mujer era adúltera. El que tienes ahora no es

marido tuyo. Éste es el tema importante. Esta mujer era pecadora, y hasta que no estuviese

dispuesta a reconocerlo, el Señor no la podría bendecir con el agua de vida.

4:19 Cuando su vida quedó así abierta delante de ella, la mujer se dio cuenta de que

Aquel que estaba hablando con ella no era una persona común y corriente. Pero no se dio

cuenta todavía de que era Dios. La mayor consideración que pudo adquirir a sus ojos era

que se trataba de un profeta, es decir, un portavoz de Dios.

4:20 Parece que ahora la mujer había quedado convencida de sus pecados, y por ello

intenta cambiar de tema introduciendo una pregunta acerca del verdadero lugar de

adoración. Indudablemente, al decir: Nuestros padres adoraron en este monte, estaba

señalando al Monte Gerizim, en los alrededores. Luego le recordó (innecesariamente) al

Señor que vosotros (los judíos) afirmaban que en Jerusalén está el lugar donde se debe

adorar.

4:21 Jesús no evitó su comentario, pero lo empleó para impartir una verdad espiritual

adicional. Le dijo que estaba llegando la hora en que ni en este monte de Gerizim ni en

Jerusalén habría el lugar donde adorar. En el AT, Jerusalén había sido designada por Dios

como la ciudad donde se debería ofrecerle adoración. El templo en Jerusalén era la morada

de Dios, y los judíos devotos acudían a Jerusalén con sus sacrificios y ofrendas.

Naturalmente, en la era del evangelio ya no es así. Dios no tiene un puesto concreto en la

tierra donde los hombres han de acudir para adorar. El Señor explica esto de manera más

plena en los versículos que siguen.

4:22 Cuando el Señor dijo: Vosotros adoráis lo que no sabéis, condenó con ello el

modo samaritano de adoración. Esto está en acusado contraste con los maestros religiosos

actuales que dicen que todas las religiones son buenas y que todas finalmente llevan al

cielo. El Señor Jesús informó a esta mujer que el culto de los samaritanos no estaba

autorizado ni aprobado por Dios. Había sido inventado por los hombres y era llevado a

cabo sin la sanción de la Palabra de Dios. No era así con el culto de los judíos. Dios había

Page 39: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

apartado a la nación judía como Su pueblo terrenal escogido. Les había dado instrucciones

completas acerca de cómo debían adorarle.

Al decir que la salvación viene de los judíos, el Señor le enseñó que los judíos habían

sido designados por Dios para ser Sus mensajeros, y que era a ellos a quienes les habían

sido confiadas las Escrituras. Además, fue por medio de la nación judía que había sido dado

el Mesías. Él había nacido de una madre judía.

4:23 A continuación, Jesús informó a la mujer que, con la venida de Él, Dios ya no

tenía un cierto lugar en la tierra para ser adorado. Ahora, los que crean en el Señor Jesús

pueden adorar a Dios en todo tiempo y lugar. La verdadera adoración significa que un

creyente entra en la presencia de Dios por la fe, y allí le alaba y adora. Su cuerpo puede que

esté en una cueva, en una cárcel, en un campo, pero su espíritu puede presentarse ante Dios

en el santuario celestial por medio de la fe. Jesús anunció a la mujer que desde ahora la

adoración al Padre sería en espíritu y en verdad. El pueblo judío había reducido el culto a

las formas y ceremonias externas. Pensaban que al adherirse religiosamente a la letra de la

ley y cumplir ciertos rituales, estaban adorando al Padre. Pero el de ellos no era un culto del

espíritu. Era externo, no interior. Sus cuerpos podían estar inclinados hasta el suelo, pero

sus corazones no eran rectos para con Dios. Quizá estaban oprimiendo a los pobres, o

empleando métodos comerciales engañosos.

Los samaritanos, en cambio, tenían una forma de culto que era falsa. No tenía autoridad

escrituraria. Habían iniciado su propia religión y estaban cumpliendo ritos que ellos se

habían inventado. Así, cuando el Señor dijo que la adoración había de ser en espíritu y en

verdad, estaba reprendiendo a judíos y a samaritanos. Pero estaba también informándoles

de que, ahora que Él había venido, sería posible para los hombres allegarse a Dios por

medio de Él en una adoración verdadera y sincera. ¡Meditemos esto! El Padre busca tales

adoradores que le adoren. Dios está interesado en la adoración de Su pueblo. ¿La recibe

de mi parte?

4:24 Dios es Espíritu es una definición del Ser de Dios. Él no es un mero hombre,

sujeto a todos los errores y limitaciones de la humanidad. Tampoco está limitado a un lugar

en cada ocasión. Es una Persona invisible que está presente en todas partes al mismo

tiempo, que es omnisciente y todopoderoso. Por ello, los que le adoran, es necesario que

le adoren en espíritu y en verdad. No debe haber ficción ni hipocresía. No debe haber

pretensión de ser religioso cuando interiormente la propia vida es corrompida. No ha de

darse el pensamiento de que cumpliendo una serie de rituales, Dios quedará complacido.

Incluso si el mismo Dios instituyó estos rituales, Él sigue insistiendo que el hombre se

acerque a Él con un corazón quebrantado y contrito. En este capítulo se encuentran otros

dos «requisitos». Un «requisito» para el ganador de almas (4:4) y un «requisito» para el

adorador.

4:25 Al escuchar la mujer de Samaria al Señor, esto le hizo pensar en el Mesías que

había de venir. El Espíritu Santo de Dios había agitado dentro de ella un deseo de que

viniese el Mesías. Ella expresó la confianza de que cuando Él viniese, declararía todas las

cosas. Con esta declaración, mostró una comprensión muy clara de uno de los grandes

propósitos de la venida de Cristo.

La expresión el Mesías, llamado el Cristo, es simplemente una explicación de que las

dos palabras significan lo mismo. Mesías es la palabra hebrea para el Ungido de Dios;

Cristo es el equivalente griego.

4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que te está hablando. Hay un profundo significado en

las palabras empleadas por el Señor Jesús. Al emplear las palabras Yo soy, empleó uno de

Page 40: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

los nombres con los que Dios se había designado a Sí mismo en el AT. Dice, en efecto:

«YO SOY te está hablando», o, en otras palabras, «Jehová es quien te está hablando». Le

estaba anunciando la portentosa realidad de que Aquel que estaba hablando con ella era el

Mesías que tanto había ella esperado y que era también el mismo Dios. El Jehová del AT es

el Jesús del NT.

4:27 Cuando los discípulos volvieron de Sicar encontraron a Jesús hablando con esta

mujer. Se sintieron sorprendidos de que estuviese hablando con ella, porque era

samaritana. También es posible que pudiesen percibir que era una mujer pecadora. Sin

embargo, ninguno le preguntó al Señor qué quería de aquella mujer ni qué hablaba con

ella. Se ha dicho bien: «Los discípulos se maravillan de que hable con la mujer; ¡más les

habría valido que se maravillasen de que hablaba con ellos!».

4:28 ¡Entonces la mujer dejó su cántaro! Esto simbolizaba las varias cosas en la vida

que había empleado en su esfuerzo por saciar sus más profundos anhelos. Todos habían

fallado. Ahora que había encontrado al Señor Jesús, ya no tenía más necesidad de aquellas

cosas que antes habían tenido tanta importancia en su vida.

Las rotas cisternas probé, Señor,

¡Pero las aguas me faltaron!

Me agaché a beber y huyeron,

Y, llorando yo, se burlaron.

Nadie sino Cristo satisface,

Ningún otro nombre puede haber;

En Ti el amor, la vida y eterno gozo,

Se hallan Cristo, y sólo en Ti.

B. E.

No sólo dejó su cántaro sino que fue a la ciudad. Siempre que una persona es salvada,

él o ella comienzan de inmediato a pensar en otros que necesitan el agua de vida. Dijo J.

Hudson Taylor: «Algunos tienen celo por ser sucesores de los Apóstoles; yo más bien

querría ser un sucesor de la mujer samaritana, que, mientras ellos se ocupaban de la

comida, se olvidó de su cántaro en su celo por las almas.»

4:29, 30 Su testimonio fue sencillo pero eficaz. Invitó a todos los vecinos del pueblo

con estas palabras: Venid, ved un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.

También despertó en sus corazones la posibilidad de que aquel hombre pudiese ser el

Mesías. Para ella había pocas dudas, porque Él ya se había presentado a ella como el

Cristo. Pero ella suscitó la pregunta en sus mentes de modo que pudiesen acudir a Jesús y

descubrirlo por sí mismos. Es indudable que esta mujer era bien conocida en el pueblo por

su pecado y vergüenza. ¡Qué conmoción debió sentir aquella gente al verla presentarse

ahora en lugares públicos, dando testimonio del Señor Jesucristo! El testimonio de la mujer

fue eficaz. La gente del pueblo salió de sus casas y de su trabajo y emprendió el camino

para encontrar a Jesús.

K. El deleite del Hijo en hacer la voluntad del Padre (4:31–38)

4:31 Ahora que los discípulos volvían con la comida, animaban al Señor a que

comiese. Claramente no eran sabedores de los trascendentes acontecimientos que estaban

Page 41: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

teniendo lugar. En este momento histórico en que una ciudad samaritana estaba siendo

introducida al Señor de la Gloria, los pensamientos de ellos no podían ir más allá del

alimento para sus cuerpos.

4:32 El Señor Jesús había encontrado alimento en ganar adoradores para Su Padre. En

comparación con este gozo, la alimentación física era de poca importancia para Él. En la

vida conseguimos lo que buscamos. Los discípulos estaban interesados en la comida.

Fueron a la ciudad a conseguir comida. Volvieron con ella. El Señor estaba interesado en

almas. Estaba interesado en salvar a hombres y mujeres del pecado, y en darles el agua de

la vida eterna. También él encontró lo que buscaba. ¿En qué estamos interesados nosotros?

4:33 A causa de su perspectiva terrenal, los discípulos no comprendieron el sentido de

las palabras del Señor. No apreciaban el hecho de que «el gozo y la dicha del éxito

espiritual puede por un tiempo elevar a los hombres por encima de toda necesidad corporal

y tomar el lugar de la comida y bebida materiales». Y por ello concluyeron que alguien

debía haber venido antes y traído comida al Señor Jesús.

4:34 Una vez más, Jesús trató de desviar la atención de ellos de lo material a lo

espiritual. Su alimento era hacer la voluntad de Dios y llevar a cabo la obra que Dios le

había dado que hiciese. Esto no significa que el Señor Jesús se privase de comer alimentos,

sino que la gran meta y objetivo de Su vida no era suplir a las necesidades del cuerpo, sino

hacer la voluntad de Dios.

4:35 Quizá los discípulos hubiesen estado hablando de la próxima siega. O quizá fuese

proverbial decir entre los judíos: «Cuatro meses entre la siembra y la siega». En todo caso,

el Señor Jesús emplea otra vez el hecho físico de la siega para enseñar una lección

espiritual. Los discípulos no habían de pensar que el tiempo de la siega estaba aún lejano.

No se podían permitir pasarse la vida en busca de alimento y vestido, con el pensamiento

de que la obra de Dios podría hacerse más adelante. Habían de darse cuenta de que los

campos estaban ya blancos para la siega. Aquí, naturalmente, el término los campos hace

referencia al mundo. En aquel mismo momento en que el Señor pronunció estas palabras,

estaba en medio de un campo a cosechar que contenía las almas de hombres y mujeres de

Samaria. Estaba diciendo a los discípulos que tenían ante ellos una gran obra de siega, y

que debían dedicarse a ello de inmediato y con diligencia.

Lo mismo sucede en la actualidad; el Señor nos dice a los creyentes: Alzad vuestros

ojos y mirad los campos. Según demos tiempo a contemplar las grandes necesidades del

mundo, el Señor pondrá en nuestros corazones una carga por las almas perdidas alrededor

de nosotros. Entonces nos tocará a nosotros salir para él, buscando introducir las espigas de

grano maduro.

4:36 El Señor Jesús pasó luego a instruir a los discípulos acerca de la obra a la que

habían sido llamados. Los había escogido para que fuesen segadores. No sólo ganarían

salario en esta vida, sino que además recogerían fruto para la eternidad. El servicio para

Cristo tiene muchas compensaciones en el tiempo presente. Pero en un día venidero los

segadores tendrán el gozo adicional de ver almas en el cielo por su fidelidad en proclamar

el mensaje del evangelio.

El versículo 36 no enseña que nadie se gane la vida eterna por su fidelidad en la siega,

sino que el fruto de esta obra prosigue para vida eterna.

En el cielo, tanto el sembrador como el segador se regocijarán juntamente. En la vida

natural, los campos han de ser primero preparados para la sementera, y luego la semilla ha

de ser sembrada. Posteriormente, se cosecha el grano. Así sucede también con la vida

espiritual. Primero se ha de predicar el mensaje, y luego ha de ser regado con oración. Pero

Page 42: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

cuando llega el tiempo de la cosecha, todos los que han tenido parte en la obra se regocijan

juntamente.

4:37 En esto el Señor halló el cumplimiento del dicho que era común en aquel tiempo:

Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Algunos cristianos son llamados a predicar

el evangelio durante muchos años sin ver demasiado fruto de sus labores. Otros entran al

final de aquellos años, y muchas almas se vuelven al Señor.

4:38 Jesús estaba enviando a Sus discípulos a áreas que ya habían sido preparadas por

otros. A lo largo del periodo del AT, los profetas habían predicho la venida de la era del

evangelio y del Mesías. Luego, Juan el Bautista se presentó como precursor del Señor, con

el designio de preparar los corazones del pueblo para que le recibiesen. El mismo Señor

había echado la simiente en Samaria y había preparado una cosecha para los segadores.

Ahora, los discípulos estaban a punto de entrar en el campo de la siega, y el Señor quería

que supiesen esto, que aunque tuviesen el gozo de ver a muchos volverse a Cristo, deberían

comprender que estaban entrando en la labor de otros.

Muy pocas almas son jamás salvadas por medio del ministerio de una sola persona. La

mayoría de las personas han oído el evangelio muchas veces antes que lleguen a aceptar al

Salvador. Por ello, aquel que finalmente lleva una persona a Cristo no debería exaltarse a sí

mismo como si hubiese sido el único instrumento que Dios empleó en esta maravillosa

obra.

L. Muchos samaritanos creen en Jesús (4:39–42)

4:39 Como resultado del sencillo y directo testimonio de la mujer de Samaria, muchos

del pueblo creyeron en el Señor Jesús. Todo lo que ella dijo fue: Me ha dicho todo cuanto

he hecho, y sin embargo, esto fue suficiente para llevar a otros al Salvador. Esto debería ser

un aliento para cada uno de nosotros para ser sencillos, valientes y directos en nuestro

testimonio de Cristo.

4:40 La recepción que recibió el Señor Jesús de parte de los samaritanos estuvo en

acusado contraste con la que le dispensaron los judíos. Los samaritanos parecían tener un

verdadero aprecio de Su maravillosa persona, y le rogaban que se quedase con ellos.

Como resultado de esta invitación, el Señor se quedó allí dos días. ¡Sólo pensemos en cuán

privilegiada fue esta ciudad de Sicar, poder agasajar al Señor de la vida y de la gloria

durante este periodo!

4:41–42 No hay dos conversiones exactamente iguales. Algunos creyeron debido al

testimonio de la mujer. Creyeron muchos más por la palabra del Señor Jesús mismo.

Dios emplea diversos medios para atraer a Sí a los pecadores. Lo esencial es que haya fe en

el Señor Jesucristo. Es maravilloso oír a estos samaritanos dar un testimonio tan claro del

Salvador. No abrigaban duda alguna en sus mentes. Tenían una completa certidumbre de la

salvación no en base de la palabra de una mujer, sino de las palabras del mismo Señor

Jesús. Habiéndole oído y creído Sus palabras, los samaritanos habían llegado a saber que

verdaderamente éste era el Salvador del mundo, el Cristo. Solamente el Espíritu Santo

podría haberles dado este conocimiento. El pueblo judío parecía pensar que el Mesías sería

para ellos solos. Pero los samaritanos se daban cuenta de que los beneficios de la misión de

Cristo se extenderían a todo el mundo.

M. La segunda señal: La curación del hijo del noble (4:43–54)

Page 43: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

4:43–44 Dos días después, tras haber estado con los samaritanos, el Señor emprendió

camino al norte, a Galilea. El versículo 44 parece presentar una dificultad. Dice que la

razón de que el Salvador saliese de Samaria hacia Galilea era que un profeta no tiene

estima en su propia tierra. Y, sin embargo, Galilea sí era Su propia tierra, por cuanto

Nazaret estaba situada en esta región. Quizá lo que el versículo significa es que Jesús fue a

alguna otra parte de Galilea que no era Nazaret. En todo caso, esta declaración es cierta;

una persona no es generalmente tan apreciada en su propia ciudad como en otros lugares.

Los propios parientes y amigos piensan en él como un mero joven y como uno de ellos

mismos. Desde luego, el Señor Jesús no fue apreciado por Su propio pueblo como lo

debiera haber sido.

4:45 Cuando el Señor volvió a Galilea, fue favorablemente acogido, porque la gente

había visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta. Evidentemente,

los galileos a los que se hace referencia eran judíos. Habían subido a Jerusalén a adorar.

Allí habían visto al Señor y habían presenciado algunas de Sus poderosas obras. Ahora

estaban dispuestos a tenerlo en medio de ellos en Galilea, no porque le reconociesen como

el Hijo de Dios, sino porque tenían un interés nacido de la curiosidad en Aquel que estaba

suscitando tantos comentarios allá a donde iba.

4:46 De nuevo el pueblo de Caná fue honrado con una visita del mismo Señor. En Su

primera visita, algunos de la población le habían visto convertir el agua en vino. Ahora iban

a ser testigos de otro poderoso milagro Suyo, cuyo efecto se extendería a Capernaúm. El

hijo de un cierto oficial del rey… estaba enfermo, en Capernaúm. Este hombre era

indudablemente un funcionario del rey Herodes.

4:47 Había oído que Jesús había estado en Judea y que ahora había regresado a

Galilea. Debía tener alguna fe en la potestad de Cristo para sanar, porque acudió

directamente hacia él y le rogaba que descendiese y sanase a su hijo moribundo. En este

sentido, parecía tener más confianza en el Señor que muchos de sus compatriotas.

4:48 Dirigiéndose no sólo al noble, sino a todos en general, el Señor les recordó un

rasgo nacional; que querían ver milagros antes de creer. En general, hallamos que el Señor

Jesús no se complacía tanto con una fe basada en milagros como con una fe que estaba

basada sólo sobre Su Palabra. Le da más gloria a Él creer algo sencillamente porque Él lo

ha dicho que debido a que dé alguna prueba visible. Es un rasgo característico del hombre

querer ver antes de creer. Pero el Señor Jesús nos dice que debemos creer primero, y que

luego veremos.

Las señales y los prodigios son términos ambos que denotan milagros. Las señales son

milagros que tienen un profundo sentido o significado. Los prodigios son milagros que

llevan a los hombres a quedar atónitos ante sus cualidades sobrenaturales.

4:49 El oficial del rey, con la persistencia de su fe, creía que el Señor Jesús podría

hacerle bien a su hijo, y quería una visita del Señor por encima de todas las cosas. En cierto

sentido, su fe era defectuosa. Pensaba que Jesús tendría que llegarse junto a la cama del

niño para poderle sanar. Sin embargo, el Salvador no le reprendió por esto, sino que le

recompensó por la medida de fe que sí exhibió.

4:50 Aquí vemos la fe del hombre creciendo. Ejercitó aquella fe que tenía, y el Señor le

dio más. Jesús lo envió a casa con esta promesa: Tu hijo vive. ¡El hijo había sido sanado!

Sin ningún milagro ni prueba visible, el hombre creyó la palabra del Señor Jesús y

emprendió camino a casa. ¡Esto es la fe en acción!

4:51–52 Cuando él ya descendía a su casa, sus siervos salieron a recibirle con las

felices nuevas de que su hijo estaba bien. El hombre no se sorprendió en absoluto por este

Page 44: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

anuncio. Había creído la promesa del Señor Jesús, y, habiendo creído, iba ahora a ver la

evidencia. El padre preguntó a los siervos a qué hora había comenzado su hijo a mejorar.

La respuesta de ellos reveló que su curación no había sido gradual; había tenido lugar de

manera instantánea.

4:53 No podría haber la menor duda ahora acerca de este maravilloso milagro. A la

séptima hora del día anterior, Jesús le había dicho al oficial en Caná, Tu hijo vive.

Aquella era la hora que en Capernaúm el hijo había sido sanado, y que le había dejado la

fiebre. De ahí el oficial supo que no era necesario para el Señor Jesús estar físicamente

presente para obrar un milagro o responder a la oración. Esto debería alentar a todos los

cristianos en su vida de oración. Tenemos un Dios poderoso que oye nuestras peticiones y

que puede obrar Sus propósitos en cualquier parte del mundo en cualquier momento.

El noble mismo creyó, junto con toda su familia. Es evidente por este versículo y otros

similares en el NT que Dios gusta de ver a familias unidas en Cristo. No es Su voluntad que

haya familias divididas en el cielo. Se toma el cuidado de registrar que toda la familia

creyó en Su Hijo.

4:54 La curación del hijo del oficial del rey no fue el segundo milagro en todo el

ministerio del Señor hasta este punto. Fue una segunda señal que hizo Jesús en Galilea

después que hubo vuelto de Judea.

III. EL SEGUNDO AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE

DIOS (Cap. 5)

A. La tercera señal: La curación del paralítico (5:1–9)

5:1 Al abrirse el capítulo 5, había llegado el tiempo para una de las fiestas de los judíos.

Muchos piensan que era la pascua, pero no hay certidumbre posible. Nacido en el mundo

como judío, y obediente a las leyes que Dios había hecho para el pueblo judío, subió Jesús

a Jerusalén para la fiesta. Como Jehová del AT, el Señor Jesús era quien había instituido

la pascua al principio. Ahora, como Hombre, obediente a Su Padre, obedecía las mismas

leyes que Él había hecho.

5:2 En Jerusalén había un estanque llamado Betesda, que significa «casa de

misericordia» o «casa de compasión». Este estanque se encontraba cerca de la Puerta de

las Ovejas. La situación exacta es ahora conocida y ha sido excavada (cerca de la Iglesia de

los Cruzados de Santa Ana). Alrededor del estanque había cinco pórticos o grandes

espacios abiertos donde podían congregarse un número de personas. Algunos maestros

bíblicos piensan que estos cinco pórticos son una figura de la Ley de Moisés, y hablan de su

incapacidad para sacar a los hombres de sus profundas aflicciones.

5:3 Evidentemente, el estanque de Betesda era conocido como un lugar donde tenían

lugar milagros de sanidades. No sabemos si estos milagros tenían lugar a lo largo del año, o

sólo en determinadas ocasiones. Alrededor del estanque se encontraban grandes números de

enfermos que habían acudido con la esperanza de ser sanados. Algunos eran ciegos, otros

cojos, y otros eran paralíticos. Estos varios tipos de enfermedades y dolencias son una

imagen del hombre pecador en su impotencia, ceguera, cojera e inutilidad.

Page 45: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Estos hombres, que sufrían en sus cuerpos los efectos del pecado, esperaban el

movimiento del agua. Sus corazones estaban llenos de anhelo de liberación de su

enfermedad, y anhelaban profundamente hallar sanidad.

Dice J. G. Bellett:

Permanecían alrededor de aquella incierta y frustrante agua, aunque el Hijo de Dios

estaba presente.… De cierto que hay aquí en esto una lección para nosotros. El estanque tan

atestado, ¡y Jesús pasando por allí sin que nadie le prestase atención! ¡Qué testimonio

acerca de la religión del hombre! Se iba en pos de las ordenanzas, con toda su complicada

maquinaria, y se descuidaba por alto la gracia de Dios.

5:4 La narración aquí no es suficiente para dar satisfacción a nuestra curiosidad.

Sencillamente, se nos dice que un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y

agitaba el agua. Así, el que primero entraba en el agua en aquel momento era sanado de

su enfermedad. ¡Podemos imaginarnos qué patético espectáculo sería ver a tantas personas

necesitando ayuda, debatiéndose por llegar al agua, y sin embargo sólo una pudiendo

recibir la sanidad.

Aunque en muchas versiones de la Biblia está ausente la última parte del versículo 3

(comenzando con las palabras «que esperaban el movimiento del agua») y todo el versículo

4, estas palabras aparecen en la mayoría de los manuscritos. Además, el relato carece de

sentido sin una explicación de por qué estaban allí estos enfermos.

5:5–6 Uno de los que estaban esperando junto al estanque había sido paralítico durante

treinta y ocho años. Esto significa que había estado en esta condición incluso antes que

naciese el Salvador. El Señor Jesús tenía un pleno conocimiento de todo. No se había

encontrado antes con este hombre, pero sabía que llevaba ya mucho tiempo.

Con amante compasión, le dijo: ¿Quieres quedar sano? Jesús sabía que éste era el

mayor anhelo del corazón de aquel hombre. Pero también quería conseguir de aquel

hombre una admisión de su incapacidad y de su encendido deseo de curación. Con la

salvación acontece algo muy semejante. El Señor sabe que tenemos una desesperada

necesidad de salvación, pero espera a oír de nuestros propios labios la confesión de que

estamos perdidos, de que lo necesitamos y aceptamos como nuestro Salvador. No somos

salvados por nuestra propia voluntad, pero la voluntad humana ha de ejercitarse antes que

Dios salve un alma.

5:7 La respuesta del enfermo fue más bien patética. Había estado yaciendo junto al

estanque durante años, esperando poder entrar, pero cada vez que se agitaba el agua, no

había nadie que le ayudase. Cada vez que quería entrar en el estanque, alguna otra persona

entraba antes que él. Esto nos recuerda lo frustrante que es depender de nuestros semejantes

para ser salvados de nuestros pecados.

5:8 La camilla de aquel hombre era un jergón de paja o una estera. Jesús le ordenó

diciéndole: Levántate, toma tu camilla, y anda. La lección aquí es que cuando somos

salvados no se nos manda sólo que nos levantemos sino también que andemos. El Señor

Jesús nos da curación del azote del pecado, y luego espera que andemos de una manera

digna de Él.

5:9 El Salvador nunca manda a nadie que haga algo sin dar la capacidad de hacerlo. Al

hablar, irrumpieron en el cuerpo del paralítico nueva vida y fuerzas. Fue sanado

inmediatamente. No fue una recuperación gradual. Miembros que habían sido inútiles o que

habían estado inactivos durante años, ahora palpitaban con poder. Luego hubo una

Page 46: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

obediencia inmediata a la palabra del Señor. Tomó su camilla, y echó a andar. ¡Qué

maravilla poder hacer esto después de treinta y ocho años de enfermedad!

Este milagro tuvo lugar en sábado, el séptimo día de la semana, el día anterior a nuestro

domingo, que es el primer día de la semana. Los judíos tenían prohibido hacer cualquier

obra en sábado. Este hombre era judío, y sin embargo, cuando el Señor Jesús se lo mandó,

no vaciló en cargar su camilla a pesar de las tradiciones judías tocantes a aquel día.

B. La oposición de los judíos (5:10–18)

5:10 Cuando los judíos vieron al hombre llevando su lecho en sábado, le recriminaron.

Estos hombres eran muy estrictos e incluso crueles en el cumplimiento de sus observancias

religiosas, y se aferraban rígidamente a la letra de la ley, pero ellos mismos muchas veces

no mostraban misericordia y compasión para con otros.

5:11 El hombre sanado dio una respuesta muy sencilla. Dijo que Aquel que le había

sanado le había dicho que tomase su camilla y anduviese. Cualquiera que tuviese la

capacidad de sanar a un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años había

de ser obedecido, ¡incluso si le mandaba al hombre que llevase su cama en sábado! El

hombre que había sido sanado aún no sabía realmente quién era el Señor Jesús. Se refirió a

Él de una manera general, pero con verdadera gratitud.

5:12 Los judíos se sentían ansiosos por descubrir a quién había osado mandar a este

hombre que quebrantase su tradición sobre el sábado, y entonces le pidieron que les

identificase al culpable. La Ley de Moisés mandaba que quien quebrantase el sábado debía

ser muerto por lapidación. A los judíos no les interesaba mucho ver a un paralítico sanado.

5:13 El hombre que había sido sanado no sabía quién le había curado. Y era imposible

señalarlo, porque Jesús se había apartado de la multitud que se había congregado.

Este incidente marca uno de los grandes puntos de inflexión en el ministerio público del

Señor Jesucristo. Por cuanto había llevado a cabo este milagro en sábado, suscitó la ira y el

aborrecimiento de los líderes judíos. Comenzaron así a perseguirle y a buscar Su vida.

5:14 Algo después Jesús halló en el Templo al hombre que había sido sanado.

Indudablemente, había ido allí a agradecer a Dios el maravilloso milagro que había tenido

lugar en su vida. El Señor le recordó que al haber sido tan favorecido, estaba por tanto bajo

una solemne obligación. El privilegio siempre conlleva responsabilidad. Mira, ya estás

sano; no peques más, para que no te suceda alguna cosa peor. Parece evidente que la

enfermedad de este hombre le había venido al principio como resultado de algún pecado en

su vida. No es el caso de todas las enfermedades. Muchas veces, la enfermedad en la vida

de alguien no tiene relación directa con ningún pecado que haya cometido. Los niños, por

ejemplo, pueden enfermar antes que sean suficientemente mayores para pecar a sabiendas.

No peques más, dijo Jesús, expresando la norma divina de la santidad. Si hubiese

dicho: «Peca lo menos que puedas», no habría sido Dios. Dios no puede admitir el pecado

en ningún grado. Luego añade la advertencia: para que no te suceda alguna cosa peor. El

Señor no le dijo qué quería decir por peor. Pero es indudable que quería que aquel hombre

comprendiese que el pecado tiene resultados mucho más terribles que una dolencia física.

Los que mueren en sus pecados quedan condenados a ira y angustia eternas.

Es más grave pecar contra la gracia que contra la ley. Jesús había mostrado un

maravilloso amor y misericordia a este hombre. Sería una respuesta muy miserable de parte

Page 47: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

de él que prosiguiese con la misma clase de vida pecaminosa que originalmente le causó

esta enfermedad.

5:15 Lo mismo que la mujer de Samaria, este hombre quería dar testimonio público de

Su Salvador. Les contó a los judíos que era Jesús el que le había sanado. Quería dar

tributo a Jesús, aunque los judíos no estaban interesados en un tributo así. Su principal

deseo era prender a Jesús y castigarlo.

5:16 Aquí tenemos una terrible denuncia del malvado corazón del hombre. El Salvador

había venido y había obrado una gran obra de curación, y estos judíos estaban enfurecidos.

Se resentían del hecho de que el milagro hubiese tenido lugar en sábado. Eran fríos

religionistas, más interesados en las observancias ceremoniales que en las bendiciones y el

bien de sus semejantes. No se daban cuenta de que era la misma Persona que había

separado el sábado al principio el que ahora llevaba a cabo un acto de misericordia en este

día. El Señor Jesús no había quebrantado el sábado. La ley prohibía toda obra servil aquel

día, pero no llevar a cabo actos de necesidad o de misericordia.

5:17 Habiendo terminado la obra de creación en seis días, Dios reposó el séptimo día.

Este día fue el sábado. Sin embargo, cuando el pecado entró en el mundo el reposo de Dios

fue perturbado. Ahora, Él iba a obrar sin cesar para traer a hombres y mujeres de nuevo a la

comunión con Él. Iba a proveer un medio de redención. Enviaría el mensaje del evangelio a

todas las generaciones. Así, desde el tiempo de la caída de Adán hasta el presente, Dios

trabaja incesantemente. Lo mismo acontecía con el Señor Jesús. Estaba dedicado a los

negocios de Su Padre, y Su amor y gracia no podían limitarse a sólo seis días de la semana.

5:18 Este versículo es muy importante. Nos dice que los judíos procuraban más aún

que antes matar al Señor Jesús, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que había

afirmado igualdad con Dios. Era para sus estrechas miras que parecía que el Señor hubiese

quebrantado el sábado, aunque no era así. Ellos no se daban cuenta de que Dios no había

dispuesto el sábado para ocasionar dificultades al hombre. Si un hombre podía ser sanado

de una enfermedad en sábado, Dios no demandaría que fuese a sufrir un solo día más.

Cuando Jesús se refirió a Dios como Su Padre, ellos se dieron cuenta que estaba

afirmando ser igual con Dios. Para ellos, esto era una terrible blasfemia. Pero,

naturalmente, era por supuesto la verdad.

¿Afirmó realmente el Señor Jesús ser igual a Dios? Si no hubiese querido decir esto, lo

habría podido explicar a los judíos. En lugar de esto, reafirmó en términos aún más

positivos en los versículos que siguen que realmente Él era uno con el Padre.

Como dice J. Sidlow Baxter:

Afirma igualdad en siete puntos: (1) Igual en obras: «Todo lo que él (el Padre) hace,

también lo hace igualmente el Hijo» (v. 19). (2) Igual en conocimiento: «Porque el Padre

ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace» (v. 20). (3) Igual en otorgar vida a los

muertos: «Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da

vida a los que quiere» (v. 21, con vv. 28, 29). (4) Igual en juicio: «Porque ni aun el Padre

juzga a nadie, sino que ha dado todo juicio al Hijo» (v. 22 con v. 27). (5) Igual en honra:

«Para que todos honren al Hijo como honran al Padre» (v. 23). (6) Igual en regenerar: «El

que oye mi palabra, y cree al que me envió,… ha pasado de la muerte a la vida» (vv. 24,

25). (7) Igual en autoexistencia: «Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también

le ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo» (v. 26).

Page 48: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

C. Jesús defiende Su reivindicación de ser igual a Dios (5:19–29)

5:19 El Salvador estaba tan vitalmente vinculado a Dios el Padre que no podía actuar

con independencia. No significa que no tuviese capacidad de hacer nada por Sí mismo, sino

que estaba tan estrechamente unido a Dios que podía sólo hacer las mismas cosas que viese

hacer a Su Padre. Porque aunque el Señor afirmaba Su igualdad con el Padre, no pretendía

independencia. No es independiente aunque sea totalmente igual a Él.

El Señor Jesús quería evidentemente que los judíos pensasen en Él como igual a Dios.

Sería absurdo que un mero hombre pretendiese hacer las mismas cosas que Dios hace.

Jesús afirma ver lo que el Padre está haciendo. Para poder hacer tal afirmación, ha de tener

acceso continuo al Padre y un completo conocimiento de lo que está sucediendo en el cielo.

No sólo eso, sino que Jesús afirma hacer las mismas cosas que ve hacer al Padre. Esto es

desde luego una aseveración de Su igualdad con Dios. Él es omnipotente.

5:20 Una marca especial del amor del Padre para con Su Hijo es que le muestra todo

lo que él hace. Todo eso no sólo lo veía Jesús, sino que tenía también poder para hacerlo.

Entonces el Salvador prosigue diciendo que Dios le mostrará obras mayores que éstas,

para que la gente se admirase. Ya habían visto al Señor Jesús efectuando milagros.

Acababan de ver sanar a un hombre que había sido paralítico durante treinta y ocho años.

Pero iban a ver obras mayores que éstas. La primera maravilla de éstas sería la

resurrección de los muertos (v. 21). La segunda era la obra de juzgar a la humanidad (v.

22).

5:21 Aquí tenemos otra clara declaración respecto a la igualdad del Hijo con el Padre.

Los judíos acusaron a Jesús de hacerse Él mismo igual con Dios. Él no negó la acusación,

sino que expuso las inmensas pruebas del hecho de que Él y el Padre son uno. Así como el

Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

¿Podría decirse esto de Él si fuese meramente un hombre? Hacer esta pregunta es

contestarla.

5:22 El NT enseña que Dios Padre… ha dado todo juicio al Hijo. Naturalmente, para

que el Señor Jesús haga esta obra ha de tener un conocimiento absoluto y una justicia

perfecta. Ha de poder discernir los pensamientos y los motivos de los corazones de los

hombres. ¡Cuán extraño que el Juez de toda la tierra estuviese ante aquellos judíos

afirmando Su autoridad, y que sin embargo no le reconociesen!

5:23 Aquí tenemos la razón de que Dios haya dado autoridad a Su Hijo para resucitar a

los muertos y para juzgar el mundo. La razón es que todos honren al Hijo como honran

al Padre. Ésta es una declaración de suma importancia, y una de las más claras pruebas en

la Biblia de la deidad del Señor Jesucristo. A lo largo de toda la Biblia se nos enseña que

sólo Dios debe ser adorado. En los Diez Mandamientos se prohíbe tener ningún otro dios,

sino sólo al Dios único y verdadero. Ahora se nos enseña que todos deben honrar al Hijo

como honran al Padre. La única conclusión es que Jesucristo es Dios.

Muchas personas pretenden adorar a Dios, pero niegan que Jesucristo es Dios. Dicen

que fue un buen hombre, o más acorde a Dios que cualquier hombre que jamás haya vivido.

Pero este versículo lo pone en igualdad absoluta con Dios y demanda que los hombres le

den el mismo honor que le dan a Dios Padre. Si alguien no honra al Hijo, entonces no

honra al Padre. Es inútil pretender amar a Dios si no se tiene el mismo amor para con el

Señor Jesucristo. Si el lector nunca se ha dado cuenta de quién es realmente Jesucristo, que

Page 49: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

considere entonces este versículo con todo cuidado. Recuerde que es la Palabra de Dios, y

acepte la gloriosa verdad de que Jesucristo es Dios manifestado en carne.

5:24 En los versículos precedentes hemos aprendido que el Señor Jesús tenía poder para

dar vida y que asimismo le había sido encomendada la obra de juicio. Ahora venimos a

saber cómo se puede recibir vida espiritual de parte de Él y escapar al juicio.

Éste es uno de los versículos favoritos del evangelio en la Biblia. Multitudes han

llegado a ser poseedores de la vida eterna mediante su mensaje. Indudablemente, la razón

de que sea tan querido es por la forma en que expone el camino de la salvación con tanta

claridad. El Señor Jesús comenzó las palabras de este versículo con la expresión De cierto,

de cierto, llamando la atención a la importancia de lo que iba a decir. Luego añadió el

anuncio tan personal: Os digo. El Hijo de Dios nos habla aquí de una manera muy personal

e íntima.

El que oye mi palabra. Oír la Palabra de Jesús significa no sólo escucharla, sino

también recibirla, creerla y obedecerla. Muchos son los que oyen la predicación del

evangelio, pero nada hacen acerca del mismo. El Señor está diciendo aquí que Su

enseñanza ha de ser aceptada como divina, y que se debe creer que Él es verdaderamente el

Salvador del mundo.

Y cree al que me envió. Es cuestión de creer a Dios. Pero, ¿significa esto que una

persona es salvada simplemente por creer en Dios? Muchos profesan creer en Dios, pero

nunca han sido convertidos. No, el pensamiento aquí es que uno ha de creer a Dios, que

envió al Señor Jesucristo al mundo. ¿Y qué es lo que ha de creer? Ha de creer que Dios

envió al Señor Jesús para que fuese nuestro Salvador. Ha de creer lo que Dios dice acerca

del Señor Jesús, es decir, que Él es el único Salvador, y que los pecados sólo pueden ser

quitados mediante Su obra en el Calvario.

Tiene vida eterna. Observemos que no dice que tendrá vida eterna, sino que la tiene

ahora mismo. La vida eterna es la vida del Señor Jesucristo. No es sólo una vida que

persistirá para siempre, sino que es una cualidad (superior) de vida. Es la vida del Salvador

que nos es impartida a los que creemos en Él. Es la vida espiritual recibida cuando uno nace

de nuevo, en contraste con la vida natural que ha recibido en su nacimiento físico.

Y no viene a juicio (RVR77 margen). El pensamiento aquí es que no es condenado

ahora ni lo será jamás en el futuro. El que cree en el Señor Jesús queda libre de juicio

porque Cristo ha pagado la pena por sus pecados en el Calvario. Dios no exigirá dos veces

la paga de su pena. Cristo ha pagado como nuestro Sustituto, y esto es suficiente. Él ha

consumado la obra, y no se puede añadir nada a una obra consumada. El cristiano jamás

será castigado por sus pecados.

Sino que ha pasado de la muerte a la vida. El que ha confiado en Cristo ha pasado

de un estado de muerte espiritual a otro de vida espiritual. Antes de su conversión, estaba

muerto en delitos y pecados. Estaba muerto a todo lo que fuese amor a Dios o comunión

con el Señor. Cuando puso su fe en Jesucristo, vino a morar en él el Espíritu de Dios, y

vino a ser poseedor de la vida divina.

5:25 Esta es la tercera ocasión en que el Señor emplea la expresión de cierto, de cierto

en el capítulo 5, y la séptima por ahora en este Evangelio. Cuando el Señor dijo que llega la

hora, y ahora es, no se refería a un periodo de sesenta minutos, sino a que llegaba el

tiempo entonces, y ya ha llegado. El tiempo a que hacía referencia era a Su venida al marco

de la historia.

¿Quiénes son los muertos a que se hace referencia en este versículo? ¿Quiénes son los

que oirían la voz del Hijo de Dios y vivirían? Esto, naturalmente, puede referirse a los que

Page 50: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

fueron resucitados de entre los muertos por el Señor durante Su ministerio público. Pero

este versículo tiene un sentido más amplio que éste. Los muertos a que se hace referencia

son aquellos que están muertos en delitos y pecados. Ellos oyen la voz del Hijo de Dios

cuando se predica el evangelio. Cuando aceptan el mensaje y reciben al Salvador, entonces

pasan de muerte a vida.

Para sustentar la idea de que el versículo 25 hace referencia a cuestiones espirituales y

no físicas, damos una lista de comparaciones y contrastes entre éste y los versículos 28 y

29:

V. 25 — Vida de la

Muerte Vv. 28 y 29 — Vida después de la Muerte

«Llega la hora, y ahora

es» «va a llegar la hora»

«los muertos» «Todos los que están en los sepulcros»

«oirán la voz» «oirán su voz»

«los que la oigan

vivirán» «saldrán»

5:26 Este versículo explica cómo una persona puede recibir vida del Señor Jesús. Así

como el Padre es la Fuente y el Dador de la vida, así también ha dado al Hijo tener vida

en Sí mismo y que pueda darla a otros. Esto, otra vez, es una declaración distintiva acerca

de la deidad de Cristo y de Su igualdad con el Padre. No se puede decir de nadie más que

tenga vida en sí mismo. La vida nos ha sido dada a cada uno de nosotros, pero nunca fue

dada al Padre ni al Señor Jesús. Desde toda la eternidad, la vida ha estado en Ellos. Esta

vida jamás tuvo principio. Jamás tuvo una fuente aparte de ellos.

5:27 No sólo Dios ha dado que el Hijo tuviese vida en Sí mismo, sino que también le

dio autoridad de ser el Juez del mundo. El poder de juzgar le ha sido dado a Jesús por

cuanto es el Hijo del Hombre. El título de Hijo de Dios es un recordatorio para nosotros

de que el Señor Jesús es una de las Personas de la Deidad. Como Hijo de Dios, Él es igual

al Padre y al Espíritu Santo, y como Hijo de Dios, da vida. Pero es asimismo el Hijo del

Hombre. Vino al mundo como Hombre, vivió aquí entre los hombres, y murió en la cruz

como Sustituto por todos los hombres. Fue rechazado y crucificado cuando vino al mundo

como Hombre. Cuando vuelva, vendrá a juzgar a Sus enemigos y para recibir la honra en

este mundo donde fue tratado una vez de una manera tan cruel. Por cuanto Él es a la vez

Dios y Hombre, está perfectamente calificado para ser Juez.

5:28 Es indudable que al hacer Cristo estas intensas declaraciones tocantes a Su

igualdad con Dios Padre, los judíos que le escuchaban debían asombrarse. Él sabía,

naturalmente, los pensamientos que corrían en sus mentes, de modo que les dijo que no

debían asombrarse de esto. Luego pasó a revelarles una verdad aún más maravillosa. En un

tiempo aún futuro, todos aquellos cuyos cuerpos están en los sepulcros, oirán su voz.

¡Qué insensatez sería, de nadie que no fuese Dios, predecir que los cuerpos yaciendo en el

sepulcro oirían un día Su voz! Sólo Dios podría mantener una declaración así.

Page 51: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

5:29 Todos los muertos resucitarán. Unos serán levantados para vida; otros, para

condenación. ¡Qué solemne verdad; cada persona que jamás haya vivido se encuentra en

una de estas dos clases!

El versículo 29 no enseña que aquellos que hayan hecho lo bueno serán salvados por

sus buenas obras y que los que hayan hecho lo malo serán condenados por sus malvadas

vidas. Una persona no se salva haciendo buenas obras, sino que hace lo bueno porque ha

sido salvada. Las buenas obras no son la raíz de la salvación, sino su fruto. No son la causa,

sino el efecto. La expresión los que hicieron lo malo describe a los que nunca han puesto

su fe y confianza en el Señor Jesús, y cuyas vidas, por tanto, han sido malas delante de

Dios. Estos serán levantados para comparecer ante Dios y ser sentenciados a la

condenación eterna.

D. Cuatro testimonios acerca de Jesús como Hijo de Dios (5:30–47)

5:30 Al principio, las palabras No puedo yo hacer nada por mí mismo parecen

implicar que Jesús no tenía el poder de hacer nada por Sí mismo. Sin embargo, no es esto lo

que implican. El pensamiento es que Él está tan estrechamente unido a Dios Padre que no

podía actuar por Sí mismo. No podía hacer nada en base de Su propia autoridad. No había

ni rastro de voluntariedad en el Salvador. Actuaba en perfecta obediencia a Su Padre y

siempre en la más plena comunión y armonía con Él.

Este versículo ha sido frecuentemente empleado por falsos maestros para apoyar sus

pretensiones de que Jesucristo no era Dios. Dicen que por cuanto no podía hacer nada por

Sí mismo, que por tanto era sólo un hombre. Pero este versículo demuestra precisamente lo

diametralmente opuesto. Los hombres pueden hacer las cosas que quieran, tanto si son

conformes a la voluntad de Dios como si no. Pero debido a ser quien era, el Señor Jesús no

podía actuar de la misma manera. No se trataba de una imposibilidad física, sino moral.

Tenía la capacidad física de hacer todas las cosas, pero no podía hacer nada que estuviese

mal. Y hubiese sido malo para Él hacer cualquier cosa que no fuese la voluntad de Dios

Padre para Él. Esta declaración pone al Señor Jesús aparte de cualquier otro hombre que

jamás viviese.

Al escuchar el Señor Jesús a Su Padre y las instrucciones que recibía a diario de Él, así

pensaba, enseñaba y actuaba. La palabra juzgo no tiene aquí el sentido de decidir acerca de

cuestiones legales, sino más bien de decidir qué era lo que Él debía hacer y decir.

Debido a que el Salvador no tenía motivos egoístas, podía decidir las cuestiones de una

forma justa e imparcial. Su única ambición era agradar a Su Padre y hacer Su voluntad. No

permitía que nada se interpusiese ante esto. Por ello, su consideración de las cosas no iba

influida por lo que iría para Su mayor beneficio. Nuestras opiniones y enseñanzas están

generalmente afectadas por lo que queremos hacer y por lo que queremos creer. Pero no era

así con el Hijo de Dios. Sus opiniones o juicios no estaban influidos en Su propio favor.

Carecía de prejuicios.

5:31 En los versículos restantes de este capítulo, el Señor Jesucristo describe los varios

testimonios de Su deidad. Había el testimonio de Juan el Bautista (vv. 32–35); el testimonio

de Sus obras (v. 36); el testimonio del Padre (vv. 37, 38) y el testimonio de las Escrituras

del AT (vv. 39–47).

Primero, Jesús hizo una declaración general tocante al tema del testimonio. Dijo: Si yo

doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Esto no significa en

Page 52: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

absoluto que el Señor Jesús jamás pudiese decir algo que no fuese verdad. Más bien, estaba

con ello enunciando el caso general de que el testimonio de una sola persona no se

consideraba como evidencia suficiente en un tribunal. El decreto divino era que se

precisaba de al menos dos o tres testigos antes que pudiese pronunciarse una sentencia

válida. Y de esta manera Jesús pasa a dar no dos o tres, sino cuatro testimonios de Su

deidad.

5:32 Hay una cuestión acerca de si este versículo hace referencia a Juan el Bautista, a

Dios Padre o al Espíritu Santo. Algunos creen que la palabra otro describe a Juan el

Bautista y que este versículo está vinculado con los tres siguientes. Otros piensan que el

Señor estaba aquí refiriéndose al testimonio que da el Espíritu Santo acerca de Él. Nosotros

creemos que Él estaba refiriéndose al testimonio del Padre. (La escritura con mayúscula

del pronombre en la versión inglesa NKJV, «He», muestra que sus traductores ven ahí una

referencia a la Deidad.)

5:33 Habiendo introducido al mayor de los testigos, Su Padre, el Señor pasa luego al

testimonio de Juan. Recuerda a los incrédulos judíos que habían enviado a hombres a

Juan a oír lo que él tenía que decir, y que el testimonio de Juan fue todo acerca del Señor

Jesucristo. En lugar de señalar a los hombres hacia sí mismo, Juan dio testimonio de Aquel

que es la verdad.

5:34 El Señor Jesús recordó a Sus oyentes que Su afirmación de ser igual a Dios no se

basaba simplemente en el testimonio de seres humanos. Si esto fuese todo lo que tenía,

entonces Su alegato sería verdaderamente débil. Pero introdujo el testimonio de Juan el

Bautista por cuanto era un hombre enviado por Dios y por cuanto él había testificado que el

Señor Jesús era verdaderamente el Mesías y el Cordero de Dios que quita el pecado del

mundo.

Luego añadió: Mas digo esto para que vosotros seáis salvos. ¿Por qué estaba el Señor

Jesús hablando tan largamente con los judíos? ¿Estaba simplemente queriendo demostrar

que Él tenía la razón y que ellos estaban equivocados? No, sino que estaba presentando ante

ellos estas maravillosas verdades para que pudiesen darse cuenta de quién era él, y le

aceptasen como el prometido Salvador. Este versículo nos da una clara perspectiva del

corazón tierno y amante del Señor Jesús. Se dirigía a aquellos que le odiaban y que pronto

buscarían con todas sus fuerzas arrebatarle la vida. Pero no había odio contra ellos en Su

corazón. Sólo podía amarlos.

5:35 Aquí el Señor rinde tributo a Juan el Bautista como una lámpara que ardía y

alumbraba. Esto significa que era un hombre lleno de celo, que tenía un ministerio que

daba luz a otros, y que se consumió en el proceso de señalar a los hombres a Jesús. Al

principio, el pueblo judío había acudido en grandes números a Juan el Bautista. Era una

especie de novedad, una extraña figura que había entrado en sus vidas, y fueron a

escucharle. Por un tiempo le aceptaron como un popular maestro religioso.

¿Por qué, entonces, habiendo aceptado tan calurosamente a Juan, no habían aceptado a

Aquel de quien había predicado Juan? Se regocijaron pasajeramente, pero no hubo

arrepentimiento. Eran inconsecuentes. Recibieron al heraldo, ¡pero no querían recibir al

Rey! Jesús rindió un gran tributo a Juan. Para cualquier siervo de Cristo, ser llamado una

lámpara que ardía y alumbraba es un verdadero encomio de parte del Hijo de Dios.

Muchos de nosotros que amamos al Señor Jesús desearíamos también ser llamas de fuego

para Él, consumiéndonos a nosotros mismos, pero dando luz al mundo en ello.

5:36 El testimonio de Juan no era la más grande prueba de la deidad de Cristo. Los

milagros que el Padre le había dado que hiciese daban testimonio de Él, que el Padre le

Page 53: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

había verdaderamente enviado. Los milagros, por sí mismos, no son una prueba de deidad.

En la Biblia leemos de hombres que habían recibido poder para hacer milagros, e incluso

leemos de seres malignos con el poder de realizar maravillas sobrenaturales. Pero los

milagros del Señor Jesús eran diferentes de todos los demás. Primero, Él tenía en Sí mismo

el poder de llevar a cabo estas poderosas obras, mientras que a otros les fue dado. Otros

hombres han efectuado milagros, pero no podían conferir a otros el poder de realizarlos. El

Señor Jesús no sólo llevó a cabo milagros Él mismo, sino que dio a Sus apóstoles potestad

para hacerlos. Además, las obras llevadas a cabo por el Salvador eran los mismos que el

AT había profetizado tocantes al Mesías. Finalmente, los milagros que el Señor Jesús obró

fueron únicos por su carácter, alcance y número.

5:37–38 Una vez más el Señor se refirió al testimonio que el Padre había dado de Él.

Quizá se refiere a la ocasión en que Jesús fue bautizado. Luego, la voz de Dios Padre fue

oída desde el cielo declarando que Jesús era Su Hijo amado, en quien Él tenía toda

complacencia. Pero se debería añadir que en la vida, ministerio y milagros de Jesús, el

Padre dio también testimonio del hecho de que Él era el mismo Hijo de Dios.

Los incrédulos judíos ni habían oído su voz, ni habían visto su aspecto. Se debía a que

no tenían su palabra morando en ellos. Dios habla a los hombres mediante Su Palabra, la

Biblia. Los judíos tenían las Escrituras del AT, pero no dejaban que Dios les hablase a

través de ellas. Sus corazones estaban endurecidos y embotados sus oídos.

Nunca habían visto la Forma ni la Persona de Dios porque no creían en Aquel que Dios

había enviado. Dios Padre no tiene Forma o Aspecto visible a ojos mortales. Es Espíritu, y

por ello mismo invisible. Pero Dios se ha revelado a Sí mismo a los hombres en la Persona

del Señor Jesús. De una manera muy real, los que creyeron en Cristo vieron la forma de

Dios. Los incrédulos le vieron meramente como otro hombre como ellos mismos.

5:39 La primera parte de este versículo puede ser entendida de dos maneras. Primero,

puede que el Señor Jesús esté diciendo a los judíos que escudriñen las Escrituras. O bien

puede ser que esté sencillamente declarando el hecho que ellos escudriñan las Escrituras

porque pensaban que con la mera posesión de las Escrituras tenían la vida eterna. Es

posible cualquier interpretación de este versículo. Probablemente, el Señor Jesús estaba

meramente declarando el hecho de que los judíos escudriñaban las Escrituras y creían que

con ello estaban recibiendo vida eterna. No se daban cuenta de que las Escrituras, al

anunciar el Mesías venidero, estaban en realidad hablándoles de Jesús. Es terrible pensar

que los hombres, con las Escrituras en sus manos, pudiesen ser tan ciegos. Pero era aún más

injustificable que después que el Señor Jesús les hablase de esta manera, siguiesen

rehusando aceptarlo. Observemos cuidadosamente la última parte de este versículo. Ellas

son las que dan testimonio de mí. Esto significa sencillamente que el principal tema del

AT era la venida de Cristo. Si alguien se pierde esto en su estudio del AT, se pierde la parte

más importante del mismo.

5:40 Los judíos no querían venir a Cristo para que tuviesen vida. La verdadera razón

por la que la gente no acepta al Salvador no es que no puedan comprender el evangelio, ni

que encuentren imposible creer en Jesús. No hay nada en el Señor Jesús que haga imposible

confiar en Él. La verdadera razón reside en la propia voluntad del hombre. El hombre ama

sus pecados más que al Salvador. No quiere abandonar sus malvados caminos.

5:41 Al condenar a los judíos por no querer recibirlo, el Señor no quería que pensasen

que se sentía dolido porque no le hubiesen dado gloria. No había venido al mundo con el

propósito de ser alabado por los hombres de este mundo. No dependía de sus alabanzas,

Page 54: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

sino que buscaba la alabanza de Su Padre. Incluso si los hombres le rechazaban, esto no

detraía de Su gloria.

5:42 El rechazo del hombre de recibir al Hijo de Dios es aquí seguido hasta su fuente.

Estos hombres no tenían amor de Dios en sí mismos, es decir, se amaban a sí mismos más

que a Dios. Si hubiesen amado a Dios, habrían recibido a Aquel a quien Dios había

enviado. Por su rechazamiento del Señor Jesús, mostraban su absoluta falta de amor para

con Su Padre.

5:43 Jesús había venido en nombre de Su Padre. Él vino a hacer la voluntad de Su

Padre, a dar gloria a Su Padre y a obedecer a Su Padre en todas las cosas. Si los hombres

realmente hubiesen amado a Dios, habrían amado a Aquel que buscaba agradar a Dios en

todo lo que decía y hacía.

Jesús predice ahora que otro vendrá en su propio nombre y que los judíos lo

recibirán. Quizá en cierto sentido se estaba refiriendo a los muchos falsos maestros que

surgieron tras Él y que buscaron ser honrados por la nación. Quizá estaba refiriéndose a los

cabecillas de las falsas sectas a lo largo de los siglos, que han pretendido ser el Cristo. Pero

lo más probable es que se estuviese refiriendo aquí al Anticristo. En un día venidero, un

dirigente autoimpuesto surgirá en medio del pueblo judío y exigirá ser adorado como Dios

(2 Ts. 2:8–10). La mayoría de la nación judía aceptará a este Anticristo como su dirigente,

y como resultado serán objetos del severo juicio de Dios (1 Jn. 2:18).

5:44 Aquí el Señor da otra razón del rechazo del pueblo judío a aceptarle. Estaban más

interesados en la aprobación de sus semejantes que en la de Dios. Tenían miedo de lo que

dirían sus amigos si abandonaban el judaísmo. No estaban dispuestos a soportar el vituperio

y el sufrimiento que les vendría encima si se convertían en seguidores de Jesús. Cuando una

persona tiene miedo de lo que otros puedan decir o hacer, no puede ser salva. Para creer en

el Señor, uno ha de desear la aprobación de Dios más que la de ningún otro. Ha de buscar

la gloria que viene del Dios único.

5:45 El Señor no era quien iba a acusar a esos judíos ante el Padre. Naturalmente,

eran muchas las acusaciones que podría presentar contra ellos. Pero no tendría necesidad

alguna de hacerlo, porque los escritos de Moisés serían suficientes para acusarlos. Estos

judíos se enorgullecían mucho del AT, y especialmente de los cinco libros escritos por

Moisés, la Torá. Estaban orgullosos de que estas Escrituras habían sido dadas a Israel. Pero

el problema era que no obedecían las palabras de Moisés, como se ve en el versículo 46.

5:46 Jesús ponía los escritos de Moisés al mismo nivel de autoridad que Sus propias

palabras. Esto nos recuerda que «toda Escritura es inspirada por Dios». Tanto si leemos el

Antiguo como el Nuevo Testamento, estamos leyendo la Palabra misma de Dios. Si los

judíos hubiesen creído las palabras de Moisés, habrían creído también al Señor, porque

Moisés escribió acerca de la venida de Cristo. Un ejemplo de estas explicaciones la

encontramos en Deuteronomio 18:15, 18:

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él

oiréis. … Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis

palabras en su boca; y él les hablará todo lo que yo le mande.

En estos versículos Moisés predecía la venida de Cristo, y dijo al pueblo judío que le

escuchasen y obedeciesen cuando se presentase. Ahora se había presentado el Señor Jesús,

pero los judíos habían rehusado recibirle. Por eso dijo que Moisés los acusaría al Padre,

porque pretendían creer en Moisés, y en cambio no hacían lo que Moisés había mandado.

Las palabras de mí escribió él son una clara declaración de nuestro Señor de que las

Escrituras del Antiguo Testamento contienen profecías acerca de Él. Agustín lo expresó de

Page 55: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

forma concisa: «El Nuevo se encuentra oculto en el Antiguo; el Antiguo es revelado en el

Nuevo».

5:47 Si los judíos no querían creer los escritos de Moisés, no era fácil que fuesen a

creer las palabras de Jesús. Hay una relación muy estrecha entre el AT y el NT. Si alguien

duda de la inspiración de las Escrituras del AT, no es fácil que acepte las palabras del Señor

Jesús como inspiradas. Si alguien ataca ciertas partes de la Biblia, no pasará mucho antes

que arroje dudas también sobre el resto del Libro. Dice King:

El Señor alude, por supuesto, al Pentateuco, los Cinco Libros de Moisés —la porción de

la Biblia que ha sido más encarnizadamente atacada que cualquier otra, y, cosa extraña, la

porción que, por lo que respecta a lo que ha sido registrado, el Maestro citó más que

cualquier otra—. Como si hubiese querido poner Su propio imprimatur sobre ellos mucho

antes de que comenzasen los ataques.

IV. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE

DIOS: GALILEA (Cap. 6)

A. La Cuarta Señal: La alimentación de los Cinco Mil (6:1–15)

6:1 La expresión después de esto significa que había transcurrido un tiempo desde que

habían sucedido los acontecimientos del capítulo 5. Cuánto, no lo sabemos, pero sí

sabemos que Jesús había viajado desde la zona colindante con Jerusalén hasta el Mar de

Galilea. Cuando dice que se fue al otro lado del mar, probablemente significa que pasó de

la ribera noroccidental a la nororiental. El mar de Galilea era también conocido como el

mar de Tiberias, porque la ciudad de Tiberias estaba situada en su ribera occidental. Esta

ciudad, capital de la provincia de Galilea, tenía este nombre por el emperador romano

Tiberio.

6:2–3 Le seguía una gran multitud, no necesariamente porque creyesen en Él como

Hijo de Dios, sino más bien porque veían los milagros que había hecho en los enfermos.

Una fe basada en milagros nunca es tan grata para Dios como la que se basa sólo en Su

Palabra. La Palabra de Dios no debería precisar de milagros para verificarla. Todo lo que

Dios dice es cierto. No puede ser nunca falso. Esto debería ser suficiente para todos. Las

palabras subió Jesús al monte pueden significar sencillamente que fue a la región

montañosa alrededor del mar.

6:4 No está claro por qué Juan mencionó que estaba cerca la pascua. Algunos

sugieren que el Señor Jesús estaba probablemente pensando en la pascua cuando dio Su

maravilloso mensaje en este capítulo acerca del verdadero Pan de Vida. No había

emprendido el camino hacia Jerusalén para la Pascua. Juan se refiere a la pascua como la

fiesta de los judíos. Naturalmente, había sido instituida por Dios en el AT. La había dado

al pueblo judío, y en este sentido era la fiesta de los judíos. Pero la expresión fiesta de los

judíos podría también significar que Dios ya no la reconocía como una de Sus propias

fiestas porque la nación judía la celebraba como un mero ritual, sin ningún interés de

corazón. Había perdido su verdadero sentido y ya no era una fiesta de Jehová.

6:5 Jesús no se enojó cuando vio a la gran multitud, como pensando que iban a

estorbar Su reposo o Su tiempo con Sus discípulos. Su primer pensamiento fue conseguir

algo para que comiesen. De modo que se volvió a Felipe y le preguntó de dónde podrían

Page 56: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

conseguir pan para alimentar a la multitud. Cuando Jesús hacía una pregunta, nunca era

para añadir a Su conocimiento, sino para enseñar a otros. Él sabía la respuesta, pero Felipe

no.

6:6 El Señor iba a enseñar a Felipe una lección de gran valor e iba a probar su fe. Jesús

sabía que iba a hacer un milagro para dar alimento a aquella enorme multitud. Pero, ¿se

daba cuenta Felipe de que Él podía hacerlo? ¿Era grande la fe de Felipe, o pequeña?

6:7 Parece que la fe de Felipe no se elevaba a grandes alturas. Hizo un rápido cálculo y

decidió que doscientos denarios de pan no bastarían para proveer siquiera para que cada

uno de ellos tome un poco. No sabemos exactamente cuánto pan podría comprarse con

doscientos denarios en aquel tiempo, pero debía ser una cantidad muy grande. Un denario

era el salario diario de un jornalero.

6:8–9 Andrés era hermano de Simón Pedro. Vivían cerca de Betsaida, junto a la orilla

del Mar de Galilea. Andrés pensaba también que sería difícil alimentar a aquella multitud.

Observó a un muchachito que tenía cinco panes de cebada y dos pececillos, pero pensaba

que esto sería prácticamente nada para satisfacer el hambre de tantos. Este muchacho no

tenía mucho, pero estaba dispuesto a ponerlo a disposición del Señor Jesús. Como resultado

de su bondad, esta historia se registra en cada uno de los cuatro Evangelios. Él no hizo

mucho, pero «poco es mucho, si Dios está en ello», y ha llegado a ser célebre en todo el

mundo.

6:10 Al hacer que la gente se recostase, el Señor proveyó para el bienestar de ellos.

Observemos que escogió un lugar donde había mucha hierba. No era usual encontrar un

lugar así en aquella zona, pero el Señor tuvo cuidado que la gente pudiese comer en un

lugar limpio y agradable.

Se registra que había cinco mil varones, lo que indica que además había mujeres y

niños. La mención de esta cantidad de cinco mil se hace para indicar cuán grande era el

milagro que iba a tener lugar.

6:11 Jesús tomó aquellos panes y dio gracias por ellos. Si lo hizo antes de participar

de la comida o de servirla, ¡cuánto más deberíamos nosotros detenernos para dar las gracias

a Dios antes de tomar nuestras comidas! Luego repartió el alimento entre sus discípulos.

Aquí tenemos una verdadera lección para nosotros. El Señor Jesús no lo hizo todo por Sí

mismo. Movilizó el servicio de otros. Bien se ha dicho: «Tú haz lo que tú puedas; yo haré

lo que yo pueda; y el Señor hará lo que no podamos hacer nosotros.»

Para cuando el Señor hubo repartido el pan a los discípulos, se había multiplicado

maravillosamente. No se registra el momento exacto en que tuvo lugar este milagro, pero sí

sabemos que estos cinco panes y dos pececillos se volvieron suficientes, en manos del

Señor, para alimentar a esta gran multitud. Los discípulos se dedicaron a servir el pan y los

peces a los que estaban recostados. No había escasez, porque se dice de manera clara que

les dieron de los peces, cuanto querían.

Griffith Thomas nos recuerda que en esta historia tenemos una hermosa figura de:

(a) el mundo que está pereciendo; (b) los impotentes discípulos; (c) el perfecto

Salvador. Este milagro involucró un verdadero acto de creación. Ningún mero hombre

habría podido tomar cinco panes y dos pececillos y multiplicarlos de manera que pudiese

alimentar a tantas personas. Bien se ha dicho: «Era la primavera cuando bendijo el pan; era

la cosecha cuando lo partió». Y también es cierto que «Los panes sin bendecir son panes

sin multiplicar».

Page 57: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

6:12 Ésta es una hermosa pincelada. Si Jesús hubiese sido sólo un hombre, nunca se

habría preocupado en pensar acerca de los restantes pedazos. ¡Ninguna persona que puede

alimentar a cinco mil se preocupa acerca de algunos pedazos que sobren! Pero Jesús es

Dios, y para Dios no puede haber un desperdicio de Su abundante provisión. No quiere que

malgastemos las preciosas cosas que Él nos ha dado, por lo que se tomó el cuidado de

ordenar que se reuniesen los pedazos que quedaron para que no se pierda nada.

Muchas personas intentan dar explicaciones racionales a este milagro. La

muchedumbre, dicen, vio al pequeño dando sus cinco panes y dos pececillos a Jesús. Esto

hizo que se diesen cuenta de lo egoístas que estaban siendo, de modo que decidieron sacar

sus meriendas y compartirlas. De esta manera, hubo comida para todos. Pero esta

explicación no se ajusta a los hechos, como veremos por el siguiente versículo.

6:13 Se recogieron doce cestas de pan después que la gente hubo acabado de comer.

Sería una total imposibilidad recoger tanto pan como el que se indica aquí si se hubiese

tratado sólo de que cada persona hubiese traído consigo su merienda. Estos pedazos, dice

este versículo, sobraron de los cinco panes de cebada. Las explicaciones de los hombres

resultan ridículas. Sólo puede haber una conclusión, y es que se había efectuado un gran

milagro.

6:14 La gente misma reconoció que se trataba de un milagro. No habrían reaccionado

así si sencillamente se hubiesen comido sus propias meriendas. De hecho, eran tan

conscientes de que era un milagro que estaban dispuestos a reconocer que Jesús era

verdaderamente el profeta que había de venir al mundo. Sabían por el AT que iba a

venir un profeta, y esperaban que él les iba a liberar del control del Imperio Romano.

Estaban esperando un monarca terrenal. Pero la fe de ellos no era genuina. No estaban

dispuestos a admitir que Jesús fuese el Hijo de Dios ni a confesar sus pecados y aceptarlo a

Él como Salvador.

6:15 Como resultado de este milagro de Jesús, la gente quería hacerle rey. De nuevo, si

Jesús sólo hubiese sido un hombre, indudablemente habría aceptado bien dispuesto la

propuesta de ellos. Los hombres están siempre dispuestos a ser exaltados y a recibir un

puesto de preeminencia. Pero Jesús no se dejó mover por estos llamamientos a la vanidad y

al orgullo. Sabía que había venido al mundo para morir en la cruz como Sustituto de los

pecadores. Y no iba a hacer nada que interfiriese con este objetivo. No iba a ascender al

trono hasta que hubiese ascendido primero al altar del sacrificio. Había de sufrir, derramar

Su sangre y morir, antes de ser exaltado.

Escribe F. B. Meyer:

Como dice San Bernardo, siempre se ocultaba cuando querían hacerle rey, y se presentó

cuando quisieron crucificarlo. Con esto claramente en mente, no dudemos en hacer nuestras

las nobles palabras de Itay geteo: «Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o

para vida, donde mi señor el rey esté, allí estará también tu siervo» (2 Samuel 15:21). Y con

toda certidumbre Él responderá como lo hizo David a otro fugitivo que vino a identificarse

con él en su causa: «Quédate conmigo, no temas; quien busque mi vida, buscará también la

tuya; pues conmigo estarás a salvo».

B. La Quinta Señal: Jesús camina sobre el agua y rescata a Sus

discípulos (6:16–21)

Page 58: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

6:16–17 Era ya el atardecer. Jesús Había subido al monte solo. La muchedumbre, sin

duda, había vuelto a sus hogares, dejando solos a los discípulos. Entonces ellos

descendieron al mar para emprender la travesía de vuelta por el Mar de Galilea.

Mientras iban cruzando el mar hacia Capernaúm ya había oscurecido y Jesús no

estaba con ellos. ¿Dónde estaba? En el monte, orando. ¡Qué figura de los seguidores de

Cristo en la actualidad! Están en el tormentoso mar de la vida. Ha oscurecido. Al Señor

Jesús no se le ve por ninguna parte. Pero esto no significa que Él desconozca lo que está

sucediendo. Está en el cielo, orando por aquellos a los que ama.

6:18 El Mar de Galilea sufre a veces el embate de repentinas y violentas tempestades.

Los vientos se precipitan valle abajo, por la depresión del Jordán, a gran velocidad. Cuando

azotan el Mar de Galilea, levantan enormes olas. Las barcas pequeñas no son seguras en el

mar en tales condiciones.

6:19 Los discípulos habían remado como veinticinco o treinta estadios (entre 4,5 y

5,5 kilómetros). Desde un punto de vista humano, se encontraban en grave peligro. Justo en

el peor momento, levantaron la vista y vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se

acercaba a la barca. Aquí tenemos otro maravilloso milagro. El Hijo de Dios, andando

sobre las aguas del Mar de Galilea. Los discípulos tuvieron miedo, porque no eran

plenamente conscientes de quién era esta Persona maravillosa.

Observemos cuán simplemente se cuenta la historia. Se nos cuentan los hechos más

asombrosos, pero Juan no emplea ampulosas palabras para impresionarnos con la grandeza

de lo que estaba sucediendo. Emplea una gran sobriedad para establecer los hechos.

6:20 Luego, el Señor Jesús pronunció unas maravillosas palabras de consolación. Yo

soy; no temáis. Si sólo se tratase de un hombre, tendrían razones para temer. Pero Él es el

poderoso Creador y Sustentador del universo. Con Alguien así cercano, no había razón

alguna para temer. Aquel que hizo el Mar de Galilea en primer lugar podía hacer que sus

aguas estuviesen tranquilas en segundo lugar, y podía llevar a salvo a Sus atemorizados

discípulos hasta la costa. Emplea las palabras YO SOY. Hasta ahora es la segunda vez en el

Evangelio de Juan que Jesús emplea este nombre de Jehová para designarse a sí mismo.

6:21 Cuando se dieron cuenta de que era el Señor Jesús, le dieron la bienvenida en la

barca. Ésta llegó en seguida a su destino. El Señor Jesús los llevó de manera instantánea a

tierra firme. ¡Qué Persona más maravillosa es Él!

C. La gente pide una señal (6:22–34)

6:22 Es ahora el día siguiente a aquel en que se había alimentado a cinco mil personas.

La gente continuaba todavía en la zona nororiental del Mar de Galilea. Habían visto a los

discípulos entrar en la barca la tarde anterior, y sabían que Jesús no había ido con ellos.

Sólo había una barca disponible entonces, y los discípulos se la habían llevado.

6:23 Al día siguiente, habían arribado otras barcas de Tiberíades cerca de donde el

Señor Jesús había alimentado a la multitud. Pero el Señor no podía haber partido en una de

aquéllas, puesto que acababan de llegar. Quizá fue en estas barcas pequeñas que la multitud

pasó a Capernaúm, como se registra en los siguientes versículos.

6:24 La gente había estado observando a Jesús de cerca. Sabían que había subido al

monte a orar. Sabían que no había entrado en la barca con los discípulos para cruzar el lago.

Pero al siguiente día no se le podía encontrar por ninguna parte. Decidieron cruzar el mar e

Page 59: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

ir a Capernaúm, donde era más probable que estuviesen los discípulos. No podían

comprender cómo Jesús podía estar allá, pero de todos modos decidieron ir a buscarlo.

6:25–26 Al llegar a Capernaúm, le hallaron allí. No podían ocultar su curiosidad, y le

preguntaron cuándo había llegado.

Jesús les respondió de manera indirecta. Se dio cuenta de que no lo buscaban por ser

Él lo que era, sino por la comida que les había dado. Él día anterior le habían visto obrar un

gran milagro. Esto debiera haberlos convencido de que era verdaderamente el Creador y

Mesías. Pero su interés residía sencillamente en la comida. Habían comido de los panes

milagrosos, y su hambre había quedado aplacada.

6:27 De modo que Jesús les aconsejó primero que trabajasen no por la comida que

perece. El Señor no quería decir con ello que no debían trabajar por su provisión diaria,

pero sí que les quería decir que no debía ser el objetivo supremo de sus vidas. La

satisfacción del propio apetito físico no es lo más importante en la vida. El hombre no sólo

consiste de cuerpo, sino también de espíritu y alma. Deberíamos trabajar por la comida

que permanece para vida eterna. No deberíamos vivir como si el cuerpo lo fuese todo.

No deberíamos dar todas nuestras fuerzas y talentos a la alimentación del propio cuerpo,

que en pocos años será comido por los gusanos. Más bien, debería prestar atención a que su

alma sea alimentada cada día por la Palabra de Dios. «No sólo de pan vivirá el hombre,

sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Deberíamos trabajar de manera

infatigable para adquirir un mejor conocimiento de la Palabra de Dios.

Cuando el Señor Jesús dijo que Dios el Padre le había acreditado con su sello,

significaba que Dios le había enviado y aprobado. Cuando ponemos nuestro sello sobre

algo, queremos decir que prometemos que es verdad. Dios selló al Hijo del Hombre en el

sentido de que lo acreditó como Uno que decía la verdad.

6:28 La gente entonces preguntó al Señor qué debían hacer para poner en práctica

las obras de Dios. El hombre siempre está tratando de ganar su entrada en el cielo. Le

gusta pensar que hay algo que puede hacer para merecer la salvación. Si puede contribuir

de alguna forma a la salvación de su alma, entonces puede encontrar una base sobre la que

gloriarse. Y esto le es muy agradable.

6:29 Jesús vio la hipocresía de ellos. Ellos pretendían querer hacer las obras de Dios,

pero no querían tener nada que ver con el Hijo de Dios. Jesús les dijo que lo primero que

deberían hacer era aceptar a Aquel a quien Dios había enviado. Y así es en la actualidad.

Muchos buscan ganarse el camino al cielo mediante buenas obras. Pero antes de que

puedan hacer buenas obras para Dios, tienen que creer primero en el Señor Jesucristo. Las

buenas obras no preceden a la salvación; la siguen. La única buena obra que puede hacer

un pecador es confesar sus pecados y recibir a Cristo como Señor y Salvador.

6:30 Este versículo es una prueba adicional de la maldad de los corazones de los

hombres. Hacía un día que habían visto al Señor Jesús alimentando a cinco mil con cinco

panes y dos peces. Justo al día siguiente se presentan a Él y le piden alguna señal que

demuestre Su afirmación de ser el Hijo de Dios. Igual que en el caso de la mayoría de los

incrédulos, querían ver primero, y luego creerían. Para que veamos, y te creamos. Pero

éste no es el orden de Dios. Dios dice a los pecadores: «Si creéis, entonces veréis». La fe

siempre ha de venir en primer lugar.

6:31 Volviendo al AT, los judíos recordaron a Jesús el milagro del maná en el desierto.

Parecían estarle diciendo que Jesús nunca había hecho nada tan maravilloso como aquello.

Citaron del Salmo 78:24, 25, donde está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Implicaban

Page 60: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

con ello que Moisés había hecho descender comida del cielo; el Señor no era tan grande

como Moisés, ¡porque sólo había multiplicado comida ya existente!

6:32 La respuesta del Señor comunica al menos dos pensamientos. Primero, no fue

Moisés quien les dio el maná, sino Dios. Además, el maná no era el verdadero pan

espiritual del cielo. El maná era alimento físico, pero no tenía valor más allá de esta vida.

El Señor Jesús estaba aquí hablando del verdadero, ideal y genuino pan que Dios da del

cielo. Es pan para el alma y no para el cuerpo. Las palabras Mi Padre son una declaración

de deidad que hace Cristo.

6:33 El Señor Jesús se reveló como el pan de Dios que descendió del cielo y da vida

al mundo. Con ello mostraba la superioridad del pan de Dios al maná en el desierto. El

maná no impartía vida, sino que sólo sustentaba la vida física. Y aquel pan no había sido

dado para todo el mundo, sino sólo para Israel. El verdadero pan… es aquel que

descendió del cielo y da vida no sólo a una nación, sino al mundo.

6:34 Los judíos no se daban cuenta aún de que Jesús estaba hablando de Sí mismo

como el verdadero pan, y por ello le pidieron este pan. Seguían pensando en términos de

panes materiales. Lamentablemente, en sus corazones no había verdadera fe.

D. Jesús, el Pan de Vida (6:35–65)

6:35 Ahora Jesús expresó la verdad de una manera sencilla y clara. Él es el pan de

vida. Los que acuden a Él encuentran lo suficiente para satisfacer su hambre espiritual para

siempre. Los que creen en Él encuentran que su sed queda apagada para siempre.

Observemos las palabras Yo soy en este versículo y veamos que el Señor estaba haciendo

una reivindicación de igualdad con Jehová. Sería una insensatez que un hombre pecador

pronunciase las palabras del versículo 35. ¡Ningún mero hombre puede dar satisfacción a su

propia hambre o sed, ni mucho menos dar satisfacción al apetito espiritual de todo el

mundo!

6:36 En el versículo 30, los judíos incrédulos habían pedido al Señor una señal para

poder ver y creer. Aquí Jesús dice que ya les había dicho que le habían visto a Él —el más

grande de todas las señales— y aunque le habían visto, no creían. Si el Hijo de Dios podía

estar delante de ellos en perfecta humanidad y sin ser reconocido por ellos, entonces era

dudoso que pudiese convencerlos ninguna señal que Él pudiese efectuar.

6:37 El Señor no se sentía desalentado por la incredulidad de los judíos. Sabía que se

cumplirían todos los propósitos y planes del Padre. Aunque los judíos a los que se dirigía

no le aceptasen, sabía que los escogidos por Dios sí vendrían a Él. Como lo expresa Pink:

«La conciencia de la irresistibilidad de los consejos eternos de Dios da una calma, una

serenidad, un valor y una perseverancia que no pueden venir de ninguna otra fuente».

Este versículo es muy importante, porque declara en pocas palabras dos de las

enseñanzas más importantes de la Biblia. La primera es que Dios ha dado ciertas personas a

Cristo, y que todo aquel que Él le ha dado será salvo. La otra es la enseñanza de la

responsabilidad humana. Para ser salvo, el hombre ha de acudir al Señor Jesús y aceptarle

por la fe. Dios escoge a algunos para ser salvos, pero la Biblia nunca enseña que Él escoja a

nadie para perderse. Si alguien es salvo, lo es debido a la libre gracia de Dios. Pero si

alguien perece eternamente, es por su propia culpa. Todos los hombres están condenados

por su propia pecaminosidad y maldad. Si todos los hombres fuesen al infierno, recibirían

sólo lo que merecen. En Su gracia, Dios desciende y salva a personas individuales de la

Page 61: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

gran masa de humanidad. ¿Tiene derecho a actuar así? Desde luego. Dios puede hacer

como quiera, y nadie tiene opción a negarle este derecho. Sabemos que Dios nunca hará

nada que sea malo o injusto.

Pero, así como la Biblia enseña que Dios ha escogido a ciertas personas para salvación,

también enseña que el hombre es responsable para aceptar el evangelio. Dios hace un

ofrecimiento universal —que si alguien cree en el Señor Jesucristo, será salvo—. Dios no

salva a nadie en contra de su voluntad. Se ha de acudir a Él con arrepentimiento y fe.

Entonces Dios lo salvará. Nadie que acuda a Dios por medio de Cristo será echado fuera.

La mente humana parece no poder conciliar estas dos enseñanzas. Pero deberíamos

creerlas, aun cuando no podamos comprenderlas. Son enseñanzas bíblicas y quedan

claramente expuestas aquí.

6:38 En el versículo 37, el Señor Jesús dice que todos los planes de Dios quedarían

finalmente cumplidos con respecto a la salvación de los que le fueron dados. Por cuanto

ésta era la voluntad del Padre, el Señor se cuidaría personalmente de que así tuviese lugar,

por cuanto Su misión era hacer la voluntad de Dios. He descendido del cielo, dijo Cristo,

enseñando con claridad que no comenzó a vivir Su vida en el pesebre en Belén. No; Él

existía desde toda la eternidad con Dios Padre en el cielo. Al venir al mundo, Él fue el

obediente Hijo de Dios. Asumió voluntariamente el puesto de un siervo para cumplir la

voluntad de Su Padre. Esto no significa que Él no tuviese una voluntad propia, sino más

bien que Su propia voluntad estaba en perfecta armonía con la voluntad de Dios.

6:39 La voluntad del Padre era que todos los que sean dados a Cristo fuesen salvados

y guardados hasta la resurrección de los justos, cuando serán levantados y llevados al cielo.

Las palabras nada y lo se refieren a los creyentes. Aquí estaba pensando no en creyentes

individuales, sino en todo el cuerpo de cristianos que serían salvos a lo largo de los años. El

Señor Jesús ha recibido la comisión de cuidarse de que no se pierda ningún miembro de

este cuerpo, sino que todo el cuerpo sea resucitado en el último día.

Por lo que toca a los cristianos, el último día hace referencia al día cuando el Señor

Jesús vendrá al aire, cuando los muertos en Cristo resucitarán primero, cuando los

creyentes vivos serán transformados, y cuando todos serán arrebatados para encontrarse con

el Señor en el aire, para estar para siempre con el Señor. Para los judíos, significaba la

venida del Mesías en gloria.

6:40 El Señor pasa luego a explicar cómo se llega a ser miembro de la familia de los

redimidos. La voluntad de Dios es que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida

eterna. Ver al Hijo, aquí, significa no verle con los ojos físicos, sino más bien con los ojos

de la fe. Uno ha de ver o reconocer que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del

mundo. Luego, ha de creer en Él. Esto significa que por un acto concreto de fe ha de recibir

al Señor Jesús como su propio Salvador personal. Todos los que hagan esto reciben vida

eterna como posesión presente y reciben asimismo la certidumbre de que resucitarán en el

último día.

6:41 Los oyentes estaban bien poco dispuestos a aceptar al Señor Jesús, y mostraron

esto murmurando de él. Él había afirmado que era el pan que descendió del cielo. Se

daban cuenta de que se trataba de una afirmación de enorme importancia. Para descender

del cielo no se podía ser un mero hombre, ni siquiera un gran profeta. Y por ello

murmuraban contra él porque no estaban dispuestos a creer Sus palabras.

6:42 Suponían que Jesús era el hijo de José. En esto, naturalmente, se equivocaban.

Jesús había nacido de la Virgen María. El no creer en el nacimiento virginal condujo a su

tiniebla de incredulidad. Y así sucede en la actualidad. Los que rehúsan aceptar al Señor

Page 62: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Jesús como Hijo de Dios que vino al mundo por medio del vientre de la virgen se

encuentran obligados a negar todas las grandes verdades tocantes a la Persona y obra de

Cristo.

6:43 Aunque no habían estado hablando directamente con Él, sin embargo Él sabía lo

que estaban diciendo, y aquí Jesús les dijo que no murmurasen entre sí. Los siguientes

versículos explican por qué la murmuración de ellos era inútil e infructuosa. Cuanto más

los judíos rechazaban el testimonio del Señor Jesús, tanto más difíciles se hacían Sus

enseñanzas. «La luz rechazada es luz negada.» Cuanto más ellos escarnecían el evangelio,

tanto más difícil se les hacía aceptarlo. Si el Señor les contaba cosas sencillas y no querían

creer, entonces les iba a presentar cosas más difíciles y quedarían totalmente a oscuras de lo

que estaba diciendo.

6:44 En sí mismo, el hombre no tiene ninguna esperanza ni capacidad. Ni siquiera tiene

fuerzas para acudir a Cristo por sí mismo. A no ser que el Padre comience primero a obrar

en su corazón y vida, jamás se dará cuenta de su terrible culpa y de su necesidad de un

Salvador. Muchas personas encuentran una dificultad en este versículo. Suponen que

enseña que un hombre puede desear ser salvo y encontrarse con que le es imposible. No es

así. Lo que sí enseña el versículo de la forma más enérgica es que Dios es Aquel que

primero actuó en nuestras vidas y buscó ganarnos para Sí mismo. Tenemos la elección de

aceptar al Señor Jesús o de rehusarlo. Pero nunca habríamos tenido en primer lugar el deseo

si Dios no nos hubiese hablado a nuestros corazones. Además, el Señor añadió la promesa

de que resucitará a cada verdadero creyente en el último día. Como ya hemos visto antes,

esto hace referencia a la venida de Cristo a por Sus santos, cuando los muertos resucitarán y

los vivos serán transformados. Es una resurrección sólo de creyentes.

6:45 Habiendo expresado en los términos más enérgicos que nadie puede ir a Él

excepto si el Padre le atrae, el Señor pasa a explicar cómo el Padre atrae a los hombres. En

primer lugar, cita de Isaías 54:13: Y serán todos enseñados por Dios. Dios no escoge

simplemente a individuos. Hace algo acerca de ello. Habla a sus corazones por medio de la

enseñanza de Su preciosa Palabra.

Luego se involucra la propia voluntad del hombre. Los que responden a la enseñanza de

la Palabra de Dios y aprenden del Padre son aquellos que acuden a Cristo. Aquí vemos

otra vez, juntas en la Escritura, las dos grandes verdades de la soberanía de Dios y de la

decisión del hombre. Nos muestran que la salvación tiene un aspecto divino y también un

aspecto humano.

Cuando Jesús dijo: Escrito está en los profetas, se refería, naturalmente, a los libros de

los profetas. En particular cita aquí a Isaías, pero el pensamiento expresado se encuentra

por todos los profetas. Es por las enseñanzas de la Palabra y del Espíritu de Dios que los

hombres son atraídos a Dios.

6:46 El hecho de que los hombres sean enseñados por Dios no significa que le hayan

visto. El Único que ha visto al Padre es Aquel que vino de Dios, es decir, el mismo Señor

Jesús.

Todos los que son enseñados por Dios reciben enseñanza acerca del Señor Jesucristo,

porque la enseñanza de Dios tiene a Cristo mismo como su gran Tema.

6:47 El versículo 47 es una de las declaraciones más diáfanas y breves en toda la

Palabra de Dios tocante al camino de la salvación. El Señor Jesús declaró, con unas

palabras que difícilmente se pueden tergiversar, que el que cree en Él tiene vida eterna.

Obsérvese que introduce estas cardinales palabras con Su enfático De cierto, de cierto.

Éste es uno de los muchos versículos en el NT que nos enseña que la salvación no es por

Page 63: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

obras, ni por la guarda de la ley, ni por ser miembro de la iglesia, ni por obedecer la Regla

de Oro, sino sencillamente por creer en el Señor Jesucristo.

6:48–49 Ahora, el Señor Jesús declara que Él es el pan de vida del que había estado

hablando. El pan de vida significa, naturalmente, el pan que da vida a todos los que

comen de él. Los judíos habían antes introducido el tema del maná en el desierto, y habían

retado al Señor a que produjese un alimento tan maravilloso como aquel. Aquí, el Señor les

recuerda que sus padres habían comido el maná en el desierto y que sin embargo

murieron. En otras palabras, el maná era sólo para esta vida. No tenía la capacidad de dar

vida eterna a los que lo comían. Con el uso de la expresión «vuestros padres» el Señor se

disociaba de la humanidad caída e implicaba Su deidad singular.

6:50 En contraste con el maná, el Señor Jesús se refirió a Sí mismo como el pan que

desciende del cielo. Si alguien comía de este pan, no moriría. Esto no significaba que no

moriría físicamente, sino que poseería vida eterna en el cielo. Aun si moría físicamente, su

cuerpo sería levantado el último día, y pasaría la eternidad con el Señor.

En este versículo y los siguientes, el Señor Jesús se refirió una y otra vez a hombres

comiendo de Él. ¿Qué quería decir con esto? ¿Significa acaso que los hombres han de

comer de Él de una manera física y material? Evidentemente, esta idea es imposible y

repulsiva. Algunos creen que lo que quería enseñar es que debemos comer de Él en el

servicio de comunión; que de alguna manera milagrosa el pan y el vino son transformados

en el cuerpo y la sangre de Cristo, y que para ser salvados hemos de participar de estos

elementos. Pero esto no es lo que Jesús dice. El contexto pone muy en claro que comer de

Él significa creer en Él. Cuando confiamos en el Señor Jesucristo como nuestro Salvador,

nos apropiamos de Él por la fe. Participamos de los beneficios de Su Persona y de Su obra.

Agustín dijo: «Cree, y has comido».

6:51 Jesús es el pan vivo. No sólo vive en sí mismo, sino que es dador de vida. Todo

aquel que coma de este pan, vivirá para siempre. Pero, ¿cómo puede ser esto? ¿Cómo

puede el Señor dar vida eterna a pecadores culpables? La respuesta se encuentra en la

última parte de este versículo: El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la

vida del mundo. Aquí, el Señor Jesús estaba señalando adelante a Su muerte en la cruz. Él

daría Su vida como rescate por los pecadores. Su cuerpo sería abierto, y Su sangre sería

derramada como sacrificio por los pecados. Él moriría como Sustituto. Pagaría la pena que

nuestros pecados exigían. ¿Y por qué lo iba a hacer? Lo hizo por la vida del mundo. No

iba a morir sólo por la nación judía, ni siquiera sólo por los elegidos. Su muerte tendría

suficiente valor para todo el mundo. Esto, naturalmente, no significa que todo el mundo sea

salvo, sino que la obra del Señor Jesús en el Calvario sería suficiente en su valor para salvar

a todo el mundo, si todos los hombres acudiesen a Jesús.

6:52 Los judíos seguían pensando en términos de pan y carne físicos y materiales.

Eran incapaces de ascender en sus pensamientos más allá de las cosas de esta vida. No se

daban cuenta de que el Señor Jesús estaba empleando objetos físicos para enseñarles

verdades espirituales. Y por eso se preguntaban entre ellos cómo podría éste, que ellos

creían era un mero hombre, dar a otros su carne a comer. Un paracaídas se abre sólo tras

haber saltado uno del avión. La fe precede a la vista y prepara al alma para comprender, al

corazón para creer y a la voluntad para obedecer. Las preguntas que uno se haga acerca del

«cómo» son respondidas al someterse a la voluntad de Jesucristo, como Pablo cuando

exclamó: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?».

6:53 Una vez más Jesús, que conocía todas las cosas, se dio cuenta de manera exacta de

lo que estaban pensando y diciendo. Y por ello les advirtió solemnemente que si no comían

Page 64: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Su carne y bebían su sangre, no tendrían vida en ellos mismos. Esto no puede referirse al

pan y al vino empleados en la Cena del Señor. Cuando el Señor instituyó Su Cena, en la

noche en que fue entregado, Su cuerpo no había sido aún abierto y Su sangre no había sido

todavía derramada. Los discípulos participaron del pan y del vino, pero no comieron

literalmente Su carne ni bebieron Su sangre. El Señor Jesús estaba sencillamente

expresando que a no ser que nos apropiemos para nosotros mismos, por la fe, del valor de

Su muerte por nosotros en el Calvario, que nunca podemos ser salvos. Hemos de creer en

Él, recibirle, confiar en Él, y hacer de Él nuestra posesión.

6:54 Al comparar este versículo con el 47, se puede ver de manera definitiva que comer

Su carne y beber Su sangre significa creer en Él. En el versículo 47 leemos que «El que

cree en mí, tiene vida eterna». En el versículo 54 leemos que el que come Su carne y bebe

Su sangre, tiene vida eterna. Ahora bien, dos cosas iguales a otra son iguales entre sí.

Comer Su carne y beber Su sangre es creer en Él. Todos los que creen en Él serán

resucitados en el último día. Esto, naturalmente, hace referencia a los cuerpos de los que

han muerto confiando en el Señor Jesús.

6:55 La carne del Señor Jesús es verdadera comida, y Su sangre es verdadera

bebida. Esto está en contraste con el alimento y la bebida de este mundo, que sólo tienen

un valor temporal. El valor de la muerte del Señor Jesús jamás se anula. Los que participan

de Él por fe reciben una vida que siempre permanece.

6:56 Existe una unión muy estrecha entre Él mismo y aquellos que son creyentes en Él.

Todo aquel que come Su carne y bebe Su sangre, permanece en Él, y Él permanece en

aquella persona. Nada podría ser más entrañable ni íntimo que esto. Cuando comemos

alimento material, lo asimilamos en nuestro mismo ser, y viene a formar parte de nosotros.

Cuando aceptamos al Señor Jesús como nuestro Redentor, Él viene a nuestras vidas para

permanecer, y nosotros, asimismo, permanecemos (moramos continuamente) en Él.

6:57 Ahora el Señor pasa a dar otra ilustración del estrecho vínculo que existe entre Él

y Su pueblo. La ilustración es Su propia vinculación con Dios Padre. El Padre viviente

había enviado al Señor Jesús al mundo. (La expresión Padre viviente significa el Padre que

es la Fuente de la vida.) Como Hombre aquí en el mundo, Jesús vivía por medio del

Padre, esto es, por causa del Padre. Su vida era vivida en la más estrecha unión y armonía

con Dios Padre. Dios era el centro y la circunferencia de Su vida. Su propósito era estar

ocupado con Dios Padre. Él estuvo aquí como Hombre en el mundo, y el mundo no se dio

cuenta de que Él era Dios manifestado en carne. Aunque fue mal comprendido por el

mundo, sin embargo Él y Su Padre eran uno. Vivían en la más estrecha intimidad posible.

Así es exactamente como sucede con los creyentes en el Señor Jesús. Están aquí en el

mundo, mal comprendidos por el mundo, aborrecidos y a menudo perseguidos. Pero debido

a que han puesto su fe y confianza en el Señor Jesús, viven por medio de Él. Sus vidas

están estrechamente vinculadas con Su vida, y esta vida permanecerá para siempre.

6:58 Este versículo parece recapitular todo lo que el Señor ha dicho en los versículos

anteriores. Él es el pan que descendió del cielo. Es superior al maná que comieron los

padres en el desierto. Aquel pan era sólo de valor temporal. Era sólo para esta vida. Pero

Cristo es el Pan de Dios que da vida eterna a todos los que se alimentan de Él.

6:59 La multitud había seguido a Jesús y a Sus discípulos a Capernaúm, desde la

ribera nororiental del Mar de Galilea. Aparentemente, la multitud había encontrado a Jesús

en la sinagoga, y fue en este lugar que les dio el mensaje del Pan de Vida.

6:60 Para este tiempo, el Señor Jesús tenía muchos más discípulos que los doce

originales. Todo el que le siguiese y profesase aceptar Sus enseñanzas era conocido como

Page 65: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

un discípulo. Sin embargo, no todos los que eran conocidos como Sus discípulos eran

verdaderos creyentes. Ahora, muchos de los que profesaban ser sus discípulos dijeron:

Dura es esta palabra. Con ello querían decir que era una enseñanza ofensiva. No era tanto

que les costase comprenderla como que les desagradaba recibirla. Cuando dijeron: ¿quién

la puede oír?, significaban con ello: «¿Quién puede quedarse aquí oyendo una doctrina tan

ofensiva?».

6:61 Encontramos una vez más evidencia de que el Señor tenía un conocimiento

completo. Jesús sabía exactamente qué estaban diciendo los discípulos. Sabía que estaban

murmurando de Su declaración de que había descendido del cielo y que no les gustó

cuando dijo que para tener vida eterna habrían de comer Su carne y beber Su sangre. Por

eso preguntó: ¿Esto os ofende?

6:62 Se ofendían porque dijo que había descendido del cielo. Ahora les preguntó qué

pensarían si vieran al Hijo del Hombre subir de vuelta al cielo, cosa que sabía que haría

tras Su resurrección. También se ofendieron cuando Él dijo que los hombres habían de

comer Su carne. ¿Qué pensarían entonces si viesen aquel cuerpo de carne subir adonde Él

estaba primero? ¿Cómo podrían los hombres comer Su carne material y beber Su sangre

material después que Él hubiera subido otra vez al Padre?

6:63 Esta gente había estado pensando en términos de la carne material de Cristo, pero

aquí les dijo que la vida eterna no se consigue comiendo carne sino mediante la obra del

Santo Espíritu de Dios. La carne no puede dar vida; sólo el Espíritu puede hacer esto. Ellos

habían tomado sus palabras en sentido literal y no se habían dado cuenta de que habían de

ser entendidas espiritualmente. Y así, el Señor Jesús explica aquí que las palabras que Él

les había hablado eran espíritu y eran vida. Cuando Sus dichos acerca de comer Su carne

y beber Su sangre se comprendían de una manera espiritual, como significando fe en Él,

entonces los que aceptasen el mensaje recibirían la vida eterna.

6:64 Mientras decía estas cosas, el Señor sabía que algunos de Sus oyentes no le

comprendían porque no estaban dispuestos a creer. La dificultad no residía tanto en su

incapacidad como en su mala disposición. Jesús sabía desde el principio que algunos de

Sus pretendidos seguidores no creían en Él, y que uno de Sus discípulos le había de

entregar. Naturalmente, Jesús sabía todo esto desde la eternidad, pero aquí probablemente

significa que estaba consciente de ello desde el mismo inicio de Su ministerio en la tierra.

6:65 Ahora les explicó que era a causa de la incredulidad de ellos que les había dicho

que nadie podía venir a Él, si no le había sido dado por Su Padre. Unas palabras así

constituyen un ataque a la soberbia del hombre, que cree que puede ganar o merecerse la

salvación. El Señor Jesús les dijo que incluso la capacidad de venir a Él sólo puede ser

recibida de Dios el Padre.

E. Reacciones contrapuestas a las palabras del Salvador (6:66–71)

6:66 Estos dichos del Señor Jesús resultaron tan desagradables para muchos que le

habían seguido que ahora le dejaron y ya no querían asociarse más con Él. Estos discípulos

nunca habían sido verdaderos creyentes. Habían seguido al Señor por diversas razones,

pero no por un verdadero amor o aprecio por quien Él era.

6:67 Al llegar a este punto, Jesús se volvió a los doce y los retó con la pregunta de si

ellos también le querrían dejar.

Page 66: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

6:68 La respuesta de Pedro es digna de mención. Vino a decir: «Señor, ¿cómo

podremos dejarte? Tú enseñas la doctrina que lleva a la vida eterna. Si te dejamos, no hay

nadie más con quien podamos ir. Dejarte sería sellar nuestra condenación».

6:69 Hablando por los doce, Pedro añade luego que habían creído y conocido que el

Señor Jesús era el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Notemos otra vez el orden de las

palabras creído y conocido. Primero, habían puesto su fe en el Señor Jesucristo, y luego

llegaron a conocer que Él era verdaderamente todo lo que había afirmado ser.

6:70 En los versículos 68 y 69, Pedro emplea la palabra «nosotros» como involucrando

a todos los doce discípulos. Aquí en el versículo 70, el Señor Jesús le corrige. No debería

hablar tan confiado en el sentido de que todos los doce eran verdaderos creyentes. Es cierto

que el Señor había escogido a los doce discípulos, pero uno de ellos era diablo. Había uno

en el grupo que no compartía la fe de Pedro en el Señor Jesucristo.

6:71 El Señor Jesús sabía que Judas Iscariote era quien le iba a entregar. Sabía que

Judas nunca le había aceptado de verdad como Señor y Salvador. Aquí, de nuevo, tenemos

la omnisciencia del Señor. ¡Tenemos también una evidencia del hecho de que Pedro no era

infalible cuando hablaba en nombre de los discípulos!

En el discurso del pan de vida, nuestro Señor comenzó con una enseñanza más bien

sencilla. Pero al ir avanzando, se hacía evidente que los judíos estaban rechazando Sus

palabras. Cuanto más cerraban sus corazones y mentes a la verdad, tanto más difíciles se

hacían Sus enseñanzas. Finalmente, habló de comer Su carne y beber Su sangre. ¡Esto ya

fue demasiado! Ellos respondieron: «Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?», y dejaron

de seguirle. El rechazamiento de la verdad tiene como resultado la ceguera judicial. Por

cuanto no querían ver, llegaron a la condición en la que no podían ver.

V. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE

DIOS: JERUSALÉN (Caps. 7:1–10:39)

A. Jesús reprende a Sus hermanos (7:1–8)

7:1 Hay un intervalo de varios meses entre los capítulos 6 y 7. Jesús permaneció en

Galilea. No quería quedarse en Judea, que era el centro de los judíos, porque éstos le

buscaban para matarle. Hay un acuerdo general de que los judíos a los que se hace

referencia en este versículo eran los líderes o gobernantes. Eran los que odiaban más

acerbamente al Señor Jesús, y buscaban la oportunidad de matarle.

7:2 La fiesta de los tabernáculos era uno de los acontecimientos importantes del

calendario judío. Se celebraba en la época de la cosecha, y rememoraba el hecho de que los

judíos habían vivido en refugios o cabañas temporales después de haber salido de Egipto.

Era una festividad gozosa y alegre, que miraba adelante al tiempo venidero en que reinaría

el Mesías y en que la nación judía salvada moraría en la tierra en paz y prosperidad.

7:3 Los hermanos del Señor mencionados en el versículo 3 eran probablemente hijos

nacidos a María después del nacimiento de Jesús (algunos mantienen que eran primos u

otros parientes lejanos). Pero, no importa lo estrecha que fuese la relación de ellos con el

Señor Jesús, no estaban por ello salvados. No creían de verdad en el Señor Jesús. Le dijeron

que había de ir a la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén y hacer allí algunos de Sus

milagros para que Sus discípulos pudiesen ver las obras que estaba haciendo. Los

Page 67: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

discípulos a los que se hace referencia aquí no son los doce, sino más bien los que

profesaban ser seguidores del Señor Jesús en Judea.

Aunque no creían en Él, querían que se manifestase abiertamente. Quizá querían la

atención de que serían objeto como parientes de un personaje famoso. O, más

probablemente, sentían envidia de Su fama, y le apremiaban a que fuese a Judea con la

esperanza de que fuese muerto.

7:4 Quizá estas palabras fueron dichas con sarcasmo. Sus parientes parecen implicar

que el Señor buscaba publicidad. ¿Por qué, si no, iba a hacer estos milagros en Galilea, si

no quería hacerse famoso? «Ahora es tu gran oportunidad», le vienen a decir. «Estás

buscando hacerte famoso. Deberías ir a Jerusalén para la fiesta. Allí habrá cientos de

personas, y tendrás la oportunidad de hacer milagros para ellos. Galilea es un lugar

discreto, y aquí estás haciendo tus milagros prácticamente en secreto. ¿Por qué haces esto

cuando sabemos que quieres ser bien conocido?» Luego añadieron: Si haces estas cosas,

manifiéstate al mundo. El pensamiento aquí parece ser: «Si realmente eres el Mesías, y si

haces estos milagros para demostrarlo, ¿por qué no presentas estas pruebas donde

realmente cuentan, que es en Judea?»

7:5 Sus hermanos no tenían ningún deseo sincero de verle glorificado. Ni aun ellos

creían realmente que Él fuese el Mesías. Tampoco estaban dispuestos a confiarse a Él. Lo

que dijeron lo dijeron con sarcasmo. Sus corazones no eran rectos para con el Señor. Debió

ser especialmente amargo para el Señor Jesús que Sus propios hermanos dudasen de Sus

palabras y de Sus obras. Pero, ¡cuán a menudo sucede que los que son fieles a Dios

encuentran la más acerba oposición de parte de los que les son más cercanos y queridos!

7:6 La vida del Señor estaba ordenada de principio a fin. Cada día y cada momento iban

de acuerdo con un plan programado de antemano. Todavía no había llegado el tiempo

oportuno para manifestarse abiertamente al mundo. Él sabía exactamente lo que le

esperaba, y no era voluntad de Dios que fuese a Jerusalén en esta época para presentarse en

público. Pero recordó a Sus hermanos que su tiempo siempre estaba presto o era oportuno.

Sus vidas las vivían conforme a sus propios deseos, no en obediencia a la voluntad de Dios.

Podían hacer sus propios planes y viajar como escogiesen, porque sólo estaban decididos a

hacer su propia voluntad.

7:7 El mundo no podía aborrecer a los hermanos del Señor, porque pertenecían al

mundo. Se habían puesto del lado del mundo y contra Jesús. Las vidas de ellos estaban en

armonía con el mundo. El mundo hace referencia aquí al sistema que el hombre ha

edificado y en el que no hay lugar para Dios ni para Su Cristo: el mundo de la cultura, el

arte, de la educación o de la religión. De hecho, en Judea se trataba de manera particular del

mundo religioso, por cuanto eran los gobernantes de los judíos los que más odiaban a

Cristo.

El mundo aborrecía a Cristo porque testificaba de él, que sus obras eran malas. Es un

triste comentario acerca de la depravada naturaleza del hombre, que cuando vino al mundo

un hombre sin pecado, sin mancha, el mundo trató de matarlo. La perfección de la vida de

Cristo mostró cuán imperfecta era la vida de todos los demás. Así como una línea recta

manifiesta lo quebrada que es una línea en zigzag cuando se ponen la una junto a la otra,

del mismo modo la venida del Señor al mundo sirvió para revelar al hombre en toda su

pecaminosidad. El hombre se resentía de esta denuncia pública. En lugar de arrepentirse y

de clamar a Dios pidiendo misericordia, intentó destruir a Aquel que reveló Su pecado.

F. B. Meyer comenta:

Page 68: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

¡Ah, éste es uno de los más terribles reproches que puede hacer el Amor Encarnado,

cuando dice de cualquiera en la actualidad, como lo dijo de algunos en los días de su carne:

«No puede el mundo aborreceros!» No ser aborrecidos por el mundo: ser amados y

adulados y acariciados por el mundo —ésta es una de las posiciones más terribles en las

que se puede encontrar un cristiano—. «¿Qué mal habré hecho —preguntó el antiguo

sabio—, que éste habla tan bien de mí?» La ausencia de aborrecimiento por parte del

mundo demuestra que no testificamos en contra de él, que sus obras son malas. El calor del

amor del mundo demuestra que somos de él. La amistad con el mundo es enemistad contra

Dios. Por ello, el que se haga amigo del mundo es enemigo de Dios (Jn. 7:7; 15:19; Stg.

4:4).

7:8 El Señor mandó a Sus hermanos que fuesen a la fiesta. Hay en esto algo muy triste.

Ellos pretendían ser hombres religiosos. Iban a guardar la Fiesta de los Tabernáculos. Pero

el Cristo de Dios estaba en medio de ellos y no tenían un verdadero amor para con Él. El

hombre gusta de rituales religiosos porque puede observarlos sin ninguna realidad en su

corazón. Pero ponedlo cara a cara con la Persona de Cristo, y se siente incómodo. Jesús dijo

que no subía todavía a esa fiesta porque Su tiempo aún no se había cumplido. No estaba

implicando que no iría en absoluto a la fiesta, porque en el versículo 10 aprendemos que sí

fue. Más bien, se refería a que no iría con Sus hermanos ni haría una gran manifestación

pública. No era el momento para esto. Cuando fuese, iría discretamente y con un mínimo de

publicidad.

7:9 De modo que el Señor se quedó en Galilea después que Sus hermanos hubiesen ido

a la fiesta. Habían dejado detrás de ellos al Único que podría jamás impartirles el gozo y

alegría de los que hablaba la Fiesta de los Tabernáculos.

B. Jesús enseña en el Templo (7:10–31)

7:10 Algún tiempo después de que Sus hermanos hubieran subido a Jerusalén, el

Señor Jesús también hizo un discreto viaje allá. Como devoto judío, deseaba asistir a la

fiesta, Pero como obediente Hijo de Dios, no podía hacerlo manifiestamente, sino como

en secreto.

7:11 Los judíos que le buscaban en la fiesta eran indudablemente los gobernantes que

querían darle muerte. Cuando preguntaban, «¿Dónde está aquél?» no estaban interesados

en adorarlo, sino en destruirle.

7:12 Es evidente que la presencia del Señor estaba causando bastante perturbación

entre la multitud. Cada vez más, los milagros que Él había llevado a cabo estaban

obligando a los hombres a decidirse acerca de quién Él era realmente. Había una corriente

subyacente de conversación en la fiesta acerca de si era un profeta genuino o falso. Unos

decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo.

7:13 La oposición de los gobernantes judíos contra Jesús se había hecho tan intensa que

nadie se arriesgaba a hablar abiertamente en favor de él. Es indudable que muchos del

común del pueblo reconocían que Él era verdaderamente el Mesías de Israel, pero no se

atrevían a decirlo claramente porque tenían miedo de que los gobernantes los persiguiesen.

7:14 La fiesta de los Tabernáculos duraba varios días. Después que estuviese medio

terminada, subió Jesús al área exterior del templo (conocida como el porche, donde se

permitía a la gente reunirse) y enseñaba.

Page 69: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

7:15 Los que oían al Salvador se maravillaban. Indudablemente, lo que más les

impresionaba fue Su conocimiento del AT. Pero también atraía la atención de todos la

extensión de Su conocimiento y Su capacidad de enseñar. Sabían que Jesús nunca había

asistido a ninguna de las grandes escuelas religiosas de Su época, y no podían comprender

cómo podía tener una educación como la que manifestaba. El mundo sigue expresando

asombro y a menudo se queja cuando encuentra a creyentes sin una instrucción religiosa

formal y que pueden predicar y enseñar la Palabra de Dios.

7:16 Una vez más es hermoso ver cómo el Señor rehusó aceptar ningún crédito para Sí

mismo, sino que sencillamente quería glorificar a Su Padre. Jesús les respondió

sencillamente diciéndoles que Su enseñanza no era de Él mismo, sino de Aquel que le había

enviado. Todo lo que Jesús hablaba y enseñaba eran las cosas que Su Padre le mandaba

hablar y enseñar. No actuaba con independencia del Padre.

7:17 Si los judíos querían realmente conocer si Su mensaje era verdadero o no, les sería

fácil descubrirlo. A todo aquel que quiera realmente hacer la voluntad de Dios, Él mismo

le revelará si las enseñanzas de Cristo son divinas o si el Señor estaba meramente

enseñando lo que quería. Hay aquí una hermosa promesa para todo aquel que busque

ferviente la verdad. Si alguien es sincero, y verdaderamente quiere saber qué es la verdad,

Dios se la revelará. «La obediencia es el órgano del conocimiento espiritual.»

7:18 Todo aquel que habla por su propia cuenta, es decir, por su propia voluntad,

busca su propia gloria. Pero no era éste el caso del Señor Jesús. Él buscaba la gloria del

Padre que le envió. Por cuanto Sus motivos eran absolutamente puros, Su mensaje era

absolutamente verdadero. No había injusticia alguna en él.

Jesús era el Único de quien se podían decir tales palabras. Todos los otros maestros han

tenido algún rasgo de egoísmo mezclado en su servicio. Debería ser la ambición de cada

siervo del Señor glorificar a Dios y no a sí mismo.

7:19 El Señor hizo luego una acusación directa contra los judíos. Les recordó que

Moisés les había dado la ley. Ellos se gloriaban en el hecho de que poseían la ley. Se

olvidaban de que no había virtud en la mera posesión de la ley. La ley exigía obediencia a

sus preceptos y mandamientos. Aunque se gloriaban en la ley, era evidente que ninguno de

ellos la guardaba, porque incluso entonces estaban tramando matar al Señor Jesús. La ley

prohibía de manera expresa el homicidio. Estaban quebrantando la ley en sus intenciones

acerca del Señor Jesucristo.

7:20 La multitud sintió el afilado acero de la acusación de Jesús, pero, en lugar de

admitir que tenía razón, comenzaron a insultarle. Dijeron que tenía demonio. Desafiaron

Su declaración de que alguien estuviese tratando de matarle.

7:21 Jesús rememoró la curación del paralítico en el estanque de Betesda. Éste había

sido el milagro que había suscitado el odio de los gobernantes judíos contra Él, y había sido

en este punto que habían empezado a urdir planes para matarlo. El Señor les recordó que

había hecho una obra y que todos se habían maravillado. No que se hubiesen maravillado

con admiración, sino que quedaron aturdidos porque hiciese tal cosa en sábado.

7:22 La Ley de Moisés ordenaba que el hijo varón fuese circuncidado ocho días

después del nacimiento. (En realidad, la circuncisión no había tenido su origen en Moisés,

sino que había sido practicada por los padres, es decir, por Abraham, Isaac, Jacob, etc.)

Incluso si el día octavo caía en sábado, los judíos no consideraban malo circuncidar al

bebé. Consideraban que era una obra necesaria y que el Señor admitía esta obra.

7:23 Si circuncidaban a un niño en sábado a fin de obedecer la ley de Moisés tocante a

la circuncisión, ¿por qué encontraban falta en el Señor Jesús por haber sanado

Page 70: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

completamente a un hombre en sábado? Si la ley permitía una obra de necesidad, ¿no

permitiría también una obra de misericordia?

La circuncisión es una operación quirúrgica menor que se efectúa en el niño varón. Es

innecesario observar que causa dolor, y que sus beneficios físicos son pequeños. En

contraste con esto, el Señor Jesús había sanado completamente a un hombre en sábado. Y

los judíos consideraban que había cometido una falta.

7:24 El problema que tenían los judíos era que juzgaban las cosas según las

apariencias, y no según la realidad interior. Su juicio no era justo. Unas obras que parecían

perfectamente legítimas cuando las llevaban a cabo ellos mismos parecían absolutamente

ilegítimas cuando las llevaba a cabo el Señor. La naturaleza humana siempre tiende a

juzgar por vista, y no según la realidad. El Señor Jesús no había quebrantado la Ley de

Moisés. Eran ellos quienes la estaban quebrantando, por el irracional odio que tenían contra

Él.

7:25 Para este tiempo, se sabía bien en Jerusalén que los gobernantes judíos

conspiraban contra el Salvador. Aquí algunos del común del pueblo preguntan si no era Él a

quien estaban buscando sus gobernantes.

7:26 No podían comprender que se le permitiera al Señor Jesús hablar tan abierta y

públicamente. Si los gobernantes le aborrecían tanto como la gente había sido llevada a

creer, ¿por qué le permitían proseguir? ¿Sería posible que hubiesen llegado a descubrir que

a fin de cuentas era en verdad el Mesías, como afirmaba ser?

7:27 Los que no creían que Jesús era el Mesías pensaban que sabían de dónde era.

Creían que era de Nazaret. Conocían a Su madre, María, y suponían que José era Su padre.

Los judíos de aquellos tiempos creían que cuando llegase el Mesías, lo haría súbita y

misteriosamente. No tenían ni idea de que nacería como un Bebé y que crecería hasta llegar

a ser Hombre. Debieran haber sabido por el AT que nacería en Belén, pero parecía que eran

muy ignorantes de los detalles de la venida del Mesías. Por eso dijeron: Cuando venga el

Cristo, nadie sabrá de dónde es.

7:28 En esto, Jesús respondió a la gente que se había reunido y que escuchaba la

conversación. Ellos desde luego le conocían, dijo, y sabían de dónde era. Con eso,

naturalmente, estaba diciendo que le conocían simplemente como un Hombre. Le conocían

como Jesús de Nazaret. Pero lo que no sabían era que además era Dios. Esto es lo que pasa

a explicar en el resto del versículo.

Respecto a Su humanidad, vivía en Nazaret. Pero ellos habían de darse cuenta también

que Él no había venido de sí mismo, sino que había sido enviado por Dios Padre, a quien

esta gente no conocían; es decir, por Su propia voluntad. Con estas palabras, el Señor Jesús

hacía una declaración directa de igualdad con Dios. Él no había venido de Sí mismo, es

decir, por Su propia autoridad y para hacer Su propia voluntad. Más bien, había sido

enviado al mundo por el Dios verdadero, y a este Dios ellos no lo conocían.

7:29 Pero Él sí le conocía. Él moraba con Dios desde toda la eternidad y era igual a

todos los respectos con Dios Padre. Por esto, cuando el Señor dijo que procedía de Dios no

quería meramente decir que había sido enviado de parte de Dios, sino que siempre había

vivido con Dios y que era igual a Él a todos los respectos. En la expresión él me envió, el

Señor declara de la manera más clara posible que Él era el Cristo de Dios, el Ungido, a

quien Dios había enviado al mundo para llevar a cabo la obra de la redención.

7:30 Los judíos comprendieron la significación de las palabras de Jesús y se dieron

cuenta de que declaraba ser el Mesías. Esto lo consideraron como una blasfemia directa e

intentaron arrestarlo, pero nadie puso sobre él la mano, porque aún no había llegado su

Page 71: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

hora. El poder de Dios preservó al Señor Jesús de las malvadas intrigas de los hombres

hasta que llegó el momento en que había de ser ofrecido como sacrificio por el pecado.

7:31 En realidad, muchos de la multitud creyeron en el Señor Jesús. Querríamos creer

que su fe era genuina. El razonamiento de ellos era como sigue: ¿Qué más podría Jesús

hacer para demostrar que era el Mesías? Cuando viniese el Cristo, si Jesús no era el

Mesías, ¿podría hacer más o más maravillosas señales que Jesús había hecho?

Evidentemente, por esta pregunta que hacen creían que los milagros de Jesús demostraban

que Él era el verdadero Mesías.

C. La enemistad de los fariseos (7:32–36)

7:32 Al ir pasando los fariseos entre la gente, oyeron esta conversación soterrada. La

gente comentaba acerca del Salvador, y no en sentido contrario, sino manifestando la

secreta admiración que sentían por Él. Los fariseos tenían miedo que esto pudiese ir

creciendo hasta formar un gran movimiento para aceptar a Jesús, y por ello enviaron

alguaciles para que le prendiesen.

7:33 Las palabras del versículo 33 fueron indudablemente dirigidas a los funcionarios

que acudieron a arrestarlo, así como a los fariseos y a la gente en general.

El Señor Jesús no debilitó en absoluto Sus anteriores declaraciones. En todo caso, más

bien las intensificó. Les recordó que estaría con ellos un poco de tiempo, y que luego se

volvería a Dios el Padre, que le envió. Es indudable que esto hizo encolerizar aún más a los

fariseos.

7:34 Iba a llegar el día en que los fariseos le buscarían y no le hallarían. Se

encontrarían en sus vidas con un tiempo en que sentirían su necesidad de un Salvador, pero

sería demasiado tarde. Él se habría vuelto de regreso al cielo, y debido a la incredulidad y

maldad de ellos, no podrían encontrarle allá. Las palabras de este versículo son

especialmente solemnes. Nos recuerdan que se puede dar la pérdida de la oportunidad.

Algunos hombres pueden tener hoy la oportunidad de ser salvos; si la rechazan, puede que

nunca vuelvan a tenerla.

7:35 Los judíos no llegaron a comprender el significado de las palabras del Señor. No

se dieron cuenta de que se volvía al cielo. Pensaron que quizá se iba a una gira de

predicación, para ministrar a los judíos esparcidos entre los griegos e incluso quizá para

enseñar a los mismos griegos.

7:36 Una vez más expresaron su asombro ante Sus palabras. ¿Qué significaba esto que

dijo que le buscarían, y no le hallarían? Los judíos ilustran aquí la ceguera de la

incredulidad. No hay corazón tan oscuro como el que rehúsa aceptar al Señor Jesús. En

nuestros propios días tenemos el refrán: «No hay peor ciego que el que no quiere ver». Éste

era precisamente el caso de ellos. No querían aceptar al Señor Jesús, y por ello no podían.

D. La promesa del Espíritu Santo (7:37–39)

7:37 Aunque no se menciona en el AT, los judíos tenían una ceremonia de llevar agua

desde el estanque de Siloé y de derramarla en un cuenco de plata junto al altar del

holocausto durante cada uno de los primeros siete días de la Fiesta de los Tabernáculos. Al

octavo día esto no se cumplía, lo que hacía el ofrecimiento de Cristo del agua de vida eterna

tanto más sorprendente. Los judíos habían pasado por esta observancia religiosa, y a pesar

Page 72: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

de todo sus corazones no quedaban satisfechos, porque no habían verdaderamente

comprendido el profundo sentido de la fiesta. Justo antes que se fuesen hacia sus hogares,

en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz para dirigirse a

ellos. Los invitó a venir a Él para hallar satisfacción espiritual. Prestemos una especial

atención a las palabras que emplea. Su invitación se dirigía a todos. Su evangelio era de

carácter universal. No había nadie que no pudiese ser salvo si sencillamente acudía a Cristo.

Pero observemos la condición. En la Escritura leemos: Si alguno tiene sed. «Sed» aquí

se refiere a necesidad espiritual. Excepto si uno sabe que es pecador, nunca querrá ser

salvo. Excepto si se da cuenta de que está perdido, nunca querrá ser hallado. Excepto si está

consciente de una gran carencia espiritual en su vida, nunca querrá acudir al Señor para que

le sea suplida aquella necesidad. El Salvador invitó al alma sedienta para que acudiese a Él

—no a la iglesia, ni al predicador, ni a las aguas del bautismo, ni a la mesa del Señor—.

Jesús dijo: Venga a mí, y beba. Ninguna otra cosa valdrá. Venga a mí y beba. Beber

significa aquí apropiarse uno mismo de Cristo. Significa confiar en Él como Señor y

Salvador. Significa tomarlo en nuestras vidas como tomaríamos en nuestros cuerpos un

vaso de agua.

7:38 El versículo 38 demuestra que acudir a Cristo y beber es lo mismo que creer en Él.

Todos los que creen en Él tendrán todas sus necesidades cubiertas y recibirán ríos de

bendiciones espirituales que correrán de ellos a otros (p.ej., Is. 55:1). La expresión de su

interior correrán ríos de agua viva significa que manarán corrientes del interior de esta

persona o vida para ayuda a otros. Stott señala que bebemos en pequeños sorbos o tragos,

pero esto queda multiplicado a una poderosa confluencia de corrientes que fluyen. Temple

advierte: «Nadie puede ser habitado por el Espíritu de Dios y guardarse para sí este

Espíritu. Allí donde está el Espíritu, fluye; si no hay fluencia, Él no está allí».

7:39 Se dice claramente que la expresión «agua de vida» hace referencia al Espíritu

Santo. El versículo 39 es de gran importancia porque enseña que todos los que reciben al

Señor Jesucristo reciben asimismo al Espíritu de Dios. En otras palabras: no es cierto lo que

algunos pretenden, que el Espíritu Santo viene a morar en los creyentes algún tiempo

después de su conversión. Este versículo declara de una manera clara y concreta que todos

los que creen en Cristo reciben el Espíritu. Cuando el Señor Jesús dijo estas palabras, aún

no se había dado el Espíritu Santo. No fue sino hasta que el Señor Jesús volvió al cielo y

fue glorificado que el Espíritu Santo descendió en el día de Pentecostés. Desde aquel

momento, cada verdadero creyente ha sido habitado por el Espíritu Santo.

E. Opiniones encontradas acerca de Jesús (7:40–53)

7:40, 41 Muchos de los que escuchaban quedaron ahora convencidos de que el Señor

Jesús era el profeta al que se había referido Moisés en Deuteronomio 18:15, 18. Otros

estaban incluso dispuestos a reconocer que Jesús era el Cristo, el Mesías. Pero algunos

pensaban que esto era imposible. Creían que Jesús procedía de Nazaret en Galilea, y no

había ninguna profecía en el AT de que el Cristo había de venir de Galilea.

7:42 Estos judíos tenían razón al creer que el Cristo habría de venir de la aldea de

Belén y que descendería de David. Si sólo se hubiesen tomado el trabajo de indagar,

habrían descubierto que Jesús había nacido en Belén, y que era un descendiente directo de

David a través de María.

Page 73: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

7:43 A causa de aquellas opiniones divergentes, y a causa de su general ignorancia,

había, pues, disensión entre la gente a causa de Cristo. Y así sigue sucediendo. La gente

sigue dividida acerca de la cuestión de Jesucristo. Algunos dicen que fue sencillamente un

hombre como todos nosotros. Otros están dispuestos a admitir que fue el más grande

hombre que jamás vivió. Pero los que creen la Palabra de Dios saben que «Cristo… es Dios

sobre todas las cosas, bendito por los siglos» (Ro. 9:5).

7:44 Siguieron intentando arrestar al Señor Jesús, pero nadie tuvo éxito. En tanto que

una persona esté andando en la voluntad de Dios, no hay poder en la tierra que pueda

detenerle. «Somos inmortales hasta que hemos hecho nuestra tarea.» No había llegado la

hora del Señor, y por ello nadie pudo hacerle daño alguno.

7:45 Los fariseos y los principales sacerdotes habían enviado alguaciles a que

arrestasen a Jesús. Los alguaciles volvieron, pero sin el Señor Jesús. Los principales

sacerdotes y los fariseos se enfurecieron y preguntaron a los alguaciles por qué no le

habían traído.

7:46 Aquí tenemos un ejemplo en el que hombres pecadores se vieron obligados a

hablar bien del Salvador, incluso si no le aceptaban personalmente. Sus memorables

palabras fueron: «¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!» Es indudable

que aquellos alguaciles habían escuchado a muchos hombres en su época, pero nunca

habían oído a nadie hablar con tal autoridad, gracia y sabiduría.

7:47–48 En un esfuerzo por intimidar a los oficiales, los fariseos los acusaron de haber

sido engañados por Jesús. ¡Qué argumento más terrible era éste! Es para gran vergüenza de

ellos que los conductores de la nación judía no reconocieron al Mesías cuando vino.

No sólo estaban mal dispuestos estos fariseos a creer ellos mismos en el Señor Jesús,

sino que es evidente que no querían que otros creyesen en Él. Y así es en la actualidad.

Muchos que no quieren ser salvos ellos mismos hacen todo lo que está en su mano para

impedir que sus parientes y amigos sean también salvos.

7:49 Aquí los fariseos se refirieron a la gran masa de judíos como ignorantes y

malditos. Su argumento era que si el común de la gente supiese algo de las Escrituras,

sabrían que Jesús no era el Mesías. ¡Los fariseos no podían estar más equivocados!

7:50 Al llegar a este punto, intervino Nicodemo. Él era el que había ido a Jesús de

noche y que había aprendido que había de nacer de nuevo. Parece que Nicodemo había

confiado en el Señor Jesucristo y había sido salvo. Aquí se manifestó públicamente, entre

los gobernantes de los judíos, para hablar en favor de su Señor.

7:51 El argumento de Nicodemo era que los judíos no le habían dado una verdadera

oportunidad a Jesús. La ley judía no juzgaba a un hombre si primero no le oía. En

cambio, los gobernantes judíos le estaban condenando sin haberle oído. ¿Tenían miedo de

los hechos? La respuesta es que sí, evidentemente tenían miedo.

7:52 Ahora los gobernantes se revuelven contra uno de los suyos mismos, es decir,

contra Nicodemo. Le preguntan con escarnio si él era también un galileo seguidor de

Jesús. ¿Es que no sabía él que el AT no mostraba ningún profeta surgido de Galilea?

Aquí, naturalmente, los gobernantes sólo hicieron una exhibición de su propia ignorancia.

¿Es que nunca habían leído del profeta Jonás? Él procedía de Galilea.

7:53 La Fiesta de los Tabernáculos había concluido. Cada uno se volvió a su casa.

Algunos habían encontrado al Salvador personalmente y habían confiado en Él. Pero la

mayoría le había rechazado, y los líderes del pueblo judío estaban más decididos que nunca

a librarse de Él. Le consideraban una amenaza a su religión y forma de vida.

Page 74: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

F. La mujer tomada en adulterio (8:1–11)

8:1 Este versículo está estrechamente relacionado con el último versículo del capítulo 7.

Esta relación se ve mejor cuando se ponen juntos los dos versículos, de esta manera: «Y

cada uno se fue a su casa, mas Jesús se fue al monte de los olivos». El Señor había dicho

con verdad: «Las zorras tienen guaridas; y las aves de los cielos, nidos; mas el Hijo del

Hombre no tiene dónde recostar su cabeza».

8:2 El Monte de los Olivos no estaba lejos del templo. Y por la mañana, muy de

madrugada, el Señor Jesús descendió por la ladera del Monte de los Olivos, cruzó el Valle

del Cedrón y volvió a subir hacia la ciudad, donde estaba situado el templo. Todo el

pueblo vino a él; y sentándose, les enseñaba.

8:3 Los escribas (un grupo de hombres que se dedicaba a copiar las Escrituras) y los

fariseos anhelaban inducir al Señor Jesús a que dijese algo erróneo, para poder tener de qué

acusarle. Le trajeron entonces una mujer sorprendida en el mismo acto del adulterio, y

la pusieron en medio de la multitud, probablemente enfrente de Jesús.

8:4 La acusación de adulterio se hizo en contra de esta mujer, y es indudable que era

cierta. No hay razón alguna para dudar de que había sido sorprendida mientras cometía

este terrible pecado. Pero, ¿dónde estaba el hombre? Demasiadas veces se ha castigado a

las mujeres mientras que los hombres asimismo culpables han sido dejados libres.

8:5 La trampa quedaba ahora clara. Querían que el Señor contradijese la ley de Moisés.

Si tenían éxito, podrían entonces volver al común del pueblo en contra de Jesús.

Recordaron al Señor que Moisés había mandado en la ley que las personas tomadas en acto

de adulterio debían ser apedreadas. Los fariseos tenían la esperanza, para sus propios

malvados propósitos, de que el Señor se manifestaría en desacuerdo, y por ello le

preguntaron qué tenía que decir acerca de esto. Ellos pensaban que la justicia y la ley de

Moisés exigían que fuese puesta como ejemplo público.

Al corazón depravado del hombre le da consuelo y tranquilidad si sólo puede encontrar

una persona peor que él mismo; piensa que el mayor pecado de otro le excusa a él; y

mientras que acusa e inculpa a otros con vehemencia, se olvida de su propio mal. De esta

manera, se regocija en la iniquidad.

8:6 No tenían ninguna verdadera acusación contra el Señor, e intentaban fabricar una.

Sabían que si Él dejaba ir libre a la mujer, se estaría oponiendo a la Ley de Moisés y

podrían acusarle de ser injusto. En cambio, si condenaba a la mujer a muerte, podrían

entonces emplear esto para demostrar que era enemigo del gobierno romano, y podrían

además decir que no era misericordioso. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en

tierra con el dedo. No hay en absoluto ninguna manera de saber lo que escribía. Muchas

personas tienen mucha confianza en que lo saben, pero la sencilla realidad es que la Biblia

no nos lo dice.

8:7 Insatisfechos, los judíos seguían insistiendo para que diese alguna respuesta. De

modo que Jesús repuso sencillamente que se debía aplicar la pena impuesta por la ley, pero

que deberían hacerlo los que no hubiesen cometido pecado alguno. No dijo que la mujer

debía quedar libre de la pena de la ley. Pero lo que sí hizo fue acusar a cada uno de aquellos

hombres de haber pecado ellos mismos. Los que quieran juzgar a otros deberían ser puros

ellos mismos. Este versículo se emplea a menudo para excusar el pecado porque todos los

demás han hecho cosas malas. Pero este versículo no excusa el pecado; lo que hace es

condenar a los culpables aunque nunca hayan sido descubiertos.

Page 75: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

8:8 De nuevo el Salvador se inclinó hacia el suelo, y siguió escribiendo en tierra.

Estas son las únicas menciones de que el Señor Jesús escribiese algo, y lo que escribió hace

mucho tiempo que fue borrado de la tierra.

8:9 Ellos, los que habían acusado a la mujer, se sintieron acusados por su conciencia.

No tenían nada más que decir. Comenzaron a salir, uno a uno. Todos se consideraban

culpables, desde los más viejos hasta los más jóvenes. Quedó solo Jesús, con la mujer

que estaba cerca.

8:10 Con una gracia maravillosa, el Señor Jesús le observó a la mujer que aquellos que

la acusaban se habían desvanecido. No podían verse por ningún lado. No había habido una

sola persona en toda aquella multitud que se atreviese a condenarla.

8:11 La palabra Señor es aquí sencillamente un mero título de cortesía. Cuando la

mujer hubo dicho, «Ninguno, Señor», el Señor pronunció aquellas maravillosas palabras:

Ni yo te condeno; vete, y no peques más. El Señor no pretendía tener autoridad civil en

una cuestión así. Era el gobierno romano el que estaba investido de esta autoridad, y ahí lo

dejó Él. Él no la condenó ni la perdonó. No era ésta su función en este tiempo. Pero sí le

dio una advertencia de que dejase de pecar.

En el primer capítulo de Juan aprendimos que «la gracia y la verdad vinieron por medio

de Jesucristo». Aquí tenemos un ejemplo de ello. En las palabras «Ni yo te condeno»

tenemos un ejemplo de gracia; las palabras «vete, y no peques más» son palabras de

verdad. El Señor no dijo: «Ve, y peca lo menos que sea posible». Jesucristo es Dios, y Su

norma es la perfección absoluta. No puede aprobar el pecado en ningún grado. Y por ello

pone delante de ella la norma perfecta del mismo Dios.

G. Jesús, la luz del mundo (8:12–20)

8:12 La escena pasa ahora a la tesorería del templo (véase v. 20). Una multitud le

seguía aún. Se volvió hacia ellos y les hizo una de las muchas magnas declaraciones acerca

de Su condición mesiánica. Les dijo: Yo soy la luz del mundo. Hablando de manera

natural, el mundo está en las tinieblas del pecado, de la ignorancia y de la irrelevancia. La

luz del mundo es Jesús. Aparte de Él, no hay liberación de la negrura del pecado. Aparte

de Él, no hay conducción por el camino de la vida ni conocimiento acerca del verdadero

sentido de la vida y de las cuestiones de la eternidad. Jesús promete que todo el que le siga

de ningún modo andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Seguir a Jesús significa creer en Él. Muchas personas tienen la errada idea de que

pueden vivir como Jesús vivió, sin nacer de nuevo. Seguir a Jesús significa acudir a Él con

arrepentimiento, confiar en Él como Señor y Salvador, y luego consagrar la propia vida a

Él. Los que hagan esto tendrán esta guía en la vida y una brillante esperanza más allá del

sepulcro.

8:13 Los fariseos retaron ahora a Jesús en un punto legal. Le recordaron que estaba

testificando acerca de Sí mismo. No se consideraba suficiente el testimonio de alguien

acerca de sí mismo, porque el ser humano normal no es imparcial. A los fariseos no les

importaba arrojar dudas sobre las palabras de Jesús. De hecho, dudaban de que fuesen

verdaderas en absoluto.

8:14 El Señor reconoció que generalmente era necesario tener dos o tres testigos. Pero

en Su caso, Su testimonio era absolutamente verdadero porque Él es Dios. Sabía que

había venido del cielo y que iba a volver al cielo. Pero ellos no sabían de dónde había

Page 76: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

venido ni a dónde iba. Creían que era sólo otro hombre como ellos y no estaban dispuestos

a creer que era el Hijo eterno, igual al Padre.

8:15 Los fariseos juzgaban a otros por apariencias externas y según normas meramente

humanas. Contemplaban a Jesús como el Carpintero de Nazaret y nunca se paraban a

pensar que Él era diferente de cualquier otro hombre que hubiese vivido. El Señor Jesús

decía que Él no juzgaba a nadie. Esto puede significar que no juzgaba a los hombres según

normas mundanas, como lo hacían los fariseos. Más probablemente, significa que Su

propósito al llegar al mundo no era juzgar a la gente, sino salvarla.

8:16 Si el Señor juzgase, Su juicio sería justo y verdadero. Él es Dios, y todo lo que

hace, lo hace en comunión con el Padre que le envió. Una y otra vez, el Señor Jesús

enfatizó a los fariseos Su unidad con Dios el Padre. Fue eso lo que agitó en los corazones

de ellos su acerbo antagonismo contra Él.

8:17–18 El Señor reconoció que la ley de Moisés demandaba el testimonio de dos

testigos. Nada de lo que había dicho tenía la intención de negar este hecho.

Si ellos insistían en tener dos testigos, no le sería difícil presentarlos. Primero, Él daba

testimonio de Sí mismo mediante Su vida santa y por las palabras que brotaban de Su boca.

En segundo lugar, el Padre daba testimonio del Señor Jesús por Sus declaraciones públicas

desde el cielo y por los milagros que daba al Señor que hiciese. Cristo cumplió las profecías

del AT tocantes al Mesías, y con todo, frente a esta poderosa evidencia, los líderes judíos

no estaban dispuestos a creer.

8:19 La siguiente pregunta de los fariseos fue indudablemente hecha con escarnio.

Quizá miraron alrededor de la multitud al preguntarle: ¿Dónde está tu padre? Entonces

respondió Jesús diciéndoles que ellos ni le reconocían a Él por quien era verdaderamente,

ni conocían a Su Padre. Naturalmente, ellos habrían negado vigorosamente que

desconociesen a Dios. Pero era sin embargo cierto. Si ellos hubiesen recibido al Señor

Jesús, habrían conocido también a Su Padre. Pero nadie puede conocer a Dios Padre

excepto por medio de Jesucristo. Por tanto, su repudio del Salvador les hacía imposible

pretender con honradez que conocían y amaban a Dios.

8:20 Aquí se nos dice que el lugar donde hubo el enfrentamiento de los anteriores

versículos fue en el lugar de las ofrendas, en el templo. Una vez más el Señor está

rodeado por protección divina, y nadie le prendió, a pesar de los deseos que tenían de

matarle. Todavía no había llegado su hora; esto hace referencia al tiempo cuando sería

crucificado en el Calvario para morir por los pecados del mundo.

H. El debate de los judíos con Jesús (8:21–59)

8:21 Una vez más Jesús evidenció un conocimiento perfecto del futuro. Les dijo a Sus

críticos que se iba, refiriéndose no sólo a Su muerte y sepultura, sino también a Su

resurrección y ascensión de vuelta al cielo. Los judíos seguirían buscando al Mesías, sin

darse cuenta de que ya les había visitado y que le habían rechazado. A causa de su

rechazamiento, morirían en su pecado (en singular en el griego original).

Esto significaría que iban a quedar para siempre imposibilitados de entrar en el cielo,

adonde iba el Señor. ¡Qué verdad más solemne! Los que rehúsan aceptar al Señor Jesús no

tienen esperanza alguna del cielo. ¡Qué terrible morir en los propios pecados, sin Dios, sin

Cristo, y sin esperanza para siempre jamás!

Page 77: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

8:22 Los judíos no comprendían que Jesús se refería a volver al cielo. ¿Qué quería

decir por «me voy»? ¿Significaba que escaparía de la conspiración de ellos para darle

muerte cometiendo suicidio? Era extraño que pensasen tal cosa. Si fuese a matarse a sí

mismo, no había nada que les impidiese hacer lo mismo y seguirle en la muerte. Pero éste

era otro ejemplo de las tinieblas de la incredulidad. ¡Parece asombroso que pudiesen ser tan

duros e ignorantes de lo que el Salvador estaba diciendo!

8:23 Sin duda pensando en la insensata referencia que ellos habían hecho al suicidio, el

Señor les dijo que ellos eran de abajo. Esto significaba que tenían una perspectiva muy

baja de las cosas. No podían ascender más allá de las cosas literales del tiempo y de los

sentidos. No tenían comprensión espiritual. En contraste, Cristo era de arriba. Sus

pensamientos, palabras y hechos eran celestiales. Todo lo que ellos hacían tenía el sabor de

este mundo, mientras que toda Su vida mostraba que Él venía de una tierra más pura que

este mundo.

8:24 Jesús empleaba frecuentemente la repetición para hacer énfasis. Aquí los volvió a

advertir con solemnidad que ellos morirían en sus pecados. Si ellos rehusaban

decididamente creer en Él, no cabía otra alternativa. Aparte del Señor Jesús no hay ninguna

manera de obtener el perdón de los pecados, y los que mueran con los pecados sin

perdonar no pueden finalmente entrar en el cielo. Si no creéis que yo soy, moriréis en

vuestros pecados. Vemos en las palabras Yo soy otra declaración de deidad del Señor

Jesús.

8:25 Los judíos estaban totalmente perplejos por las enseñanzas del Señor Jesús. Le

preguntaron directamente quién Él era. Quizá lo hicieron con sarcasmo, como diciendo:

«¿Quién crees que eres, que nos hablas de esta manera?». O quizá se sentían realmente

deseosos de oír lo que fuese a decir acerca de Sí mismo. La respuesta del Señor es digna de

nota: Ese mismo que os he dicho desde el principio (V.M.) Él era el Mesías prometido.

Los judíos le habían oído decirlo con frecuencia, pero sus tercos corazones habían rehusado

inclinarse a la verdad. Pero Su respuesta puede tener otro sentido —el Señor Jesús era

exactamente lo que predicaba—. No decía una cosa y hacía otra. Él era la viva encarnación

de todo lo que enseñaba. Su vida se ajustaba a Su enseñanza.

8:26 El significado del versículo 26 no está claro. Parece que el Señor decía que había

muchas cosas adicionales que podría hablar y juzgar acerca de aquellos incrédulos

judíos. Podría exhibir los malvados pensamientos y motivos de sus corazones. Sin

embargo, decía con obediencia sólo aquellas cosas que el Padre le había dado que hablase.

Y por cuanto el padre es verdadero, es digno de ser creído y escuchado.

8:27 Los judíos no comprendieron en este punto que les hablaba de Dios Padre.

Parece que sus mentes se entenebrecían más y más. Antes, cuando el Señor Jesús había

afirmado que era el Hijo de Dios, se habían dado cuenta de que afirmaba la igualdad con

Dios Padre. Pero ya no lo discernían.

8:28 De nuevo Jesús profetizó lo que iba a suceder. Primero, los judíos levantarían al

Hijo del Hombre. Esto se refiere a Su muerte por crucifixión. Después que hubieran hecho

esto, conocerían que Él era el Mesías. Lo sabrían por el terremoto, por las tinieblas, pero,

más que nada, por Su resurrección corporal de entre los muertos. Observemos

cuidadosamente las palabras de nuestro Señor: Entonces conoceréis que yo soy. El sentido

más profundo es: «Entonces conoceréis que yo soy Dios». Entonces se darían cuenta de

que Él no hacía nada por sí mismo, es decir, por Su propia autoridad. Más bien, él había

venido al mundo como el Dependiente, diciendo sólo aquellas cosas que el Padre le había

enseñado a decir.

Page 78: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

8:29–30 La relación del Señor Dios Padre era muy íntima. Cada una de estas

expresiones era una declaración de igualdad con Dios. A lo largo de todo Su ministerio

terrenal, el Padre estaba con Él. En ningún momento dejó solo a Jesús. En todo tiempo Él

hacia las cosas que agradaban a Dios. Estas palabras sólo podrían haber sido pronunciadas

por un Ser sin pecado. Nadie que hubiera nacido de padres humanos hubiera podido jamás

decir estas palabras, «yo hago siempre lo que le agrada». Demasiadas veces hacemos

aquellas cosas que nos gustan a nosotros. A veces somos llevados a agradar a nuestros

semejantes. Sólo el Señor Jesús fue totalmente dominado por el deseo de hacer las cosas

que agradan a Dios.

Mientras hablaba él estas cosas maravillosas, Jesús vio que muchos profesaron creer

en Él. Indudablemente, algunos tuvieron una fe genuina. Otros puede que se sintiesen

inclinados sólo a dar tributo de boca al Señor.

8:31 Entonces Jesús marcó una distinción entre los que son discípulos y los que son

verdaderamente Sus discípulos. Un discípulo es todo aquel que profesa ser un aprendiz,

pero un verdadero discípulo es aquel que se ha dado de manera real al Señor Jesucristo.

Los que son verdaderos creyentes tienen estas características —permanecen en Su

Palabra—. Esto significa que continúan en las enseñanzas de Cristo. No se apartan de Él.

La verdadera fe tiene siempre la cualidad de la permanencia. No son salvados

permaneciendo en Su Palabra, sino que permanecen en Su Palabra porque son salvos.

8:32 Se da a todos los verdaderos discípulos la promesa de que conocerán la verdad, y

la verdad les hará libres. Los judíos no conocían la verdad, y se encontraban bajo una

terrible forma de esclavitud. Estaban en la esclavitud de ignorancia, del error, del pecado,

de la ley y de la superstición. Los que verdaderamente conocen al Señor Jesús quedan

librados del pecado, andan en la luz y son conducidos por el Espíritu Santo de Dios.

8:33 Algunos de los judíos que estaban cerca oyeron la referencia del Señor a ser

hechos libres. Inmediatamente, se resintieron de ello. Se jactaban de que descendían de

Abraham y dijeron: Jamás hemos sido esclavos. Pero no era verdad. Israel había estado en

esclavitud bajo Egipto, Asiria, Babilonia, Persia y Grecia, y ahora lo estaba bajo Roma.

Pero aún peor que esto, ahora mismo, mientras estaban aún diciéndole esto al Señor Jesús,

estaban esclavizados por el pecado y Satanás.

8:34 Es evidente que el Señor estaba hablando acerca de la esclavitud del pecado.

Recordó a Sus oyentes judíos que todo aquel que hace pecado, es esclavo del pecado.

Estos judíos pretendían ser muy religiosos, pero la verdad es que eran desaprensivos,

irreverentes, y que pronto se manifestarían como homicidas —porque incluso en aquel

mismo momento estaban tramando la muerte del Hijo de Dios.

8:35 Luego Jesús compara las posiciones relativas en la casa de un esclavo, por una

parte, y de un hijo, por la otra. El esclavo no tenía certidumbre alguna de que viviría allí

para siempre; mientras que el hijo estaba con toda libertad en la casa. Tanto si la palabra

hijo se aplica al Hijo de Dios como si se aplica a los que llegan a ser hijos de Dios por la fe

en Cristo, es evidente que el Señor les estaba diciendo a estos judíos que no eran hijos, sino

esclavos, y que podían ser echados en cualquier momento.

8:36 No hay duda que en este versículo la palabra Hijo se refiere a Cristo mismo. Los

que son libertados por Él son verdaderamente libres. Esto significa que cuando alguien

acude al Salvador y recibe de Él la vida eterna, esta persona queda liberada de la esclavitud

del pecado, del legalismo, de la superstición y del poder maligno de los demonios.

8:37 El Señor reconoció que, por lo que tocaba al linaje físico, estos judíos eran

descendientes de Abraham (literalmente, «semilla»). Pero era evidente que no pertenecían

Page 79: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

a la semilla espiritual de Abraham. No eran piadosos como había sido Abraham, pues

querían matar al Señor Jesús porque Su palabra no hallaba cabida en ellos. Esto significa

que no dejaban que las palabras de Cristo surtiesen efecto en sus vidas. Se resistían a Sus

doctrinas y no querían ceder a Él.

8:38 Las cosas que Jesús les enseñaba eran cosas que el Padre le había comisionado a

hablar. Él y Su Padre eran tan totalmente uno que las palabras que Él hablaba eran las

palabras de Dios Padre. El Señor Jesús representó perfectamente a Su Padre mientras

estaban aquí en la tierra. En contraste, los judíos hacían aquellas cosas que habían

aprendido del padre de ellos. Aquí el Señor Jesús no se refería al padre material, terrenal,

de ellos, sino al diablo.

8:39 Una vez más los judíos reivindicaron su parentesco con Abraham. Se jactaban del

hecho de que Abraham era el padre de ellos. Sin embargo, el Señor Jesús les hizo la

observación de que aunque eran descendencia [simiente] de Abraham (v. 37), no eran hijos

de él. Por lo general, los hijos se parecen a sus padres, y andan y hablan como ellos. Pero

no era así con estos judíos. Sus vidas eran lo contrario de la de Abraham. Aunque eran

descendientes de Abraham tocante a la carne, moralmente eran hijos del diablo.

8:40 El Señor procede a dar un ejemplo muy claro de la diferencia entre ellos y

Abraham. Jesús había venido al mundo, no diciendo nada, sino la verdad. Ellos se

sintieron ofendidos y alterados por Su enseñanza, y por ello trataron de matarle. No hizo

esto Abraham. Él se puso del lado de la verdad y de la justicia.

8:41 Estaba muy claro quién era el padre de ellos, porque actuaban precisamente como

él. Ellos hacían las obras del padre de ellos, esto es, el diablo. Los judíos pueden haber

estado acusando al Señor de haber nacido de fornicación. Pero muchos estudiosos de la

Biblia ven en la palabra fornicación aquí una referencia a la idolatría. Los judíos estaban

diciendo que nunca habían cometido adulterio espiritual. Siempre habían sido fieles a Dios.

Él era el Único que ellos jamás habían reconocido como su Padre.

8:42 El Señor pasa a mostrar la falsedad de la pretensión de ellos, recordándoles que si

amasen a Dios, le amarían a Él, pues Dios le había enviado. Es una insensatez que nadie

pretenda amar a Dios si al mismo tiempo aborrece al Señor Jesucristo. Jesús dijo que Él

había salido de Dios. Esto significa que Él era el Eterno Hijo engendrado de Dios. No

había ningún tiempo particular en el que Él naciese como Hijo de Dios, sino que esta

relación de Hijo con el Padre existía desde toda la eternidad. También les recordó que Él de

Dios había venido. Evidentemente, aquí estaba manifestando Su preexistencia. Él había

estado morando en el cielo con el Padre por siglos eternos antes de aparecer en la tierra.

Pero el Padre lo envió al mundo para ser el Salvador del mundo, y por ello Él vino como

Hijo obediente.

8:43 Hay una diferencia en el versículo 43 entre lenguaje y palabra. La palabra de

Cristo se refería a las cosas que enseñaba. Su lenguaje se refiere a las palabras con las que

expresaba Sus verdades. Ellos no podían siquiera comprender Su lenguaje. Cuando Él

hablaba de pan, ellos sólo pensaban en pan material. Cuando les hablaba de agua, nunca lo

relacionaban con agua espiritual. ¿Por qué no podían comprender Su lenguaje? Se debía a

que no estaban dispuestos a tolerar Sus enseñanzas.

8:44 Ahora el Señor Jesús les habló directamente, y les dijo que su padre era el diablo.

Esto no significaba que hubiesen nacido del diablo en la manera en que los creyentes nacen

de Dios. Más bien, como Agustín comenta, se refiere a que son hijos del diablo por

imitación. Mostraban su relación con el diablo al actuar de la manera en que el diablo

Page 80: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

actuaba. Queréis hacer los deseos de vuestro padre: con estas palabras expresa la

intención o tendencia de sus corazones.

El diablo ha sido homicida desde el principio. Él trajo la muerte a Adán y a toda la

raza humana. No sólo era él homicida, sino también mentiroso. Él diablo no se mantuvo

en la verdad, pues no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, es

decir, conforme a su propia naturaleza. Las mentiras formaban parte de su misma

existencia. El diablo es mentiroso y padre de las mentiras. Los judíos imitaban al diablo

de estas dos formas. Eran homicidas porque la intención de sus corazones era la de dar

muerte al Hijo de Dios. Eran mentirosos porque decían que Dios era Padre de ellos.

Pretendían ser hombres piadosos, espirituales, pero sus vidas eran vidas de mentira.

8:45 Los que se entregan a la mentira parecen perder la capacidad de discernir la

verdad. Aquí estaba el Señor Jesús, ante estos hombres, y Él siempre había hablado la

verdad. Pero a Él no le creían. Esto mostraba que el verdadero carácter de ellos era de

maldad. Lenski lo dice bien:

Cuando se encuentra con la verdad, la mente corrompida sólo busca objeciones; cuando

se encuentra con lo que difiere de esta verdad, ve y busca razones para aceptar esta

diferencia.

8:46 Sólo Cristo, el Hijo sin pecado de Dios, pudo jamás pronunciar unas palabras así.

No había nadie en el mundo que pudiese convencerle de pecado. No había defecto alguno

en Su carácter. Era perfecto en todos Sus caminos. Sólo hablaba palabras de verdad, pero

no le creían.

8:47 Si alguien verdaderamente ama a Dios, oirá y obedecerá las palabras de Dios.

Los judíos, por su rechazo, mostraban que realmente no pertenecían a Dios. Es evidente por

el versículo 47 que el Señor Jesús declaraba que hablaba las mismas palabras de Dios. No

podía caber confusión alguna a este respecto.

8:48 Una vez más los judíos recurrieron a un lenguaje insultante, porque no podían

replicar a las palabras del Señor Jesús de ninguna otra manera. Al llamarle samaritano,

emplearon de manera carente de sentido un insulto étnico. Era como si quisiesen decir que

no era un judío puro, sino que era un enemigo de Israel. También le acusaron de tener

demonio. Con eso indudablemente querían decir que estaba loco. Para ellos, sólo alguien

fuera de sí podría nunca hacer las pretensiones que Jesús había estado haciendo.

8:49 Observemos la manera templada con que respondió Jesús a Sus enemigos. Sus

enseñanzas no eran las palabras de alguien que tuviese demonio, sino de Uno que quería

honrar a Dios el Padre. Por esa causa ellos le deshonraban; no porque Él estuviese loco,

sino porque estaba totalmente dedicado a los intereses de Su Padre en el cielo.

8:50 Ellos debieran haber sabido que en ningún momento estaba Él buscando Su propia

gloria. Todo lo que hacía estaba calculado para dar gloria a Su Padre. Aunque le acusasen

de deshonrar a Dios, esto no significaba que Él estuviese buscando Su gloria. Entonces el

Señor añadió las palabras: Hay quien la busca, y juzga. Este quien se refería,

naturalmente, a Dios. Dios Padre buscaría la gloria de Su amado Hijo, y juzgaría a todos los

que no le hubiesen dado esta gloria.

8:51 Otra vez tenemos uno de aquellos majestuosos dichos de nuestro Señor, palabras

que sólo hubiesen podido ser pronunciadas por Uno que fuese el mismo Dios. Estas

palabras son introducidas con la expresión familiar y enfática: De cierto, de cierto os digo.

Jesús prometió que el que guarda Su palabra, nunca jamás verá la muerte. Esto no

Page 81: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

puede referirse a la muerte física, porque muchos creyentes en el Señor Jesús mueren cada

día. La referencia es a la muerte espiritual. El Señor estaba diciendo que los que creen en

Él son liberados de la muerte eterna y que nunca sufrirán los dolores del infierno.

8:52 Los judíos se quedaron ahora más convencidos que nunca de que Jesús estaba

«loco». Le recordaron que Abraham y los profetas habían muerto. Pero Él decía que el

que guarda Su palabra, nunca jamás gustará la muerte. ¿Cómo pueden conciliarse

ambas cosas?

8:53 Se daban cuenta de que el Señor estaba realmente afirmando ser mayor que su

padre Abraham y que los profetas. Abraham nunca había liberado a nadie de la muerte, y

él mismo no había podido librarse de ella. Pero aquí había Uno que afirmaba poder liberar a

Sus semejantes de la muerte. Él debía considerarse mayor que los padres.

8:54 Los judíos pensaban que Jesús estaba tratando de atraer la atención sobre Sí

mismo. Jesús les recordó que no era así. Era el Padre que le estaba honrando, el mismo

Dios a quien ellos profesaban amar y servir.

8:55 Los judíos dijeron que Dios era el Padre de ellos, pero en realidad no le conocían.

Aquí, en cambio, estaban hablando con Uno que sí conocía a Dios Padre, a Uno que era

igual a Él. Querían que Jesús negase Su igualdad con el Padre, pero dijo que si lo hiciese,

sería mentiroso. Conocía a Dios Padre y obedecía Su palabra.

8:56 Por cuanto los judíos insistían en introducir a Abraham en la discusión, el Señor

les recordó que Abraham había esperado el día del Mesías, y que verdaderamente lo vio

por fe, y se regocijó. El Señor Jesús estaba diciendo que Él era Aquel a quien esperaba

Abraham. La fe de Abraham reposaba en la venida de Cristo.

¿Cuándo vio Abraham el día de Cristo? Quizá cuando tomó a Isaac al Monte Moria

para ofrecerlo como holocausto a Dios. Todo el drama de la muerte y resurrección del

Mesías fue entonces dramatizado, y es posible que Abraham lo viese por fe. De este modo

el Señor Jesús afirmó ser el cumplimiento de todas las profecías en el AT tocantes al

Mesías.

8:57 Otra vez los judíos manifestaron su incapacidad para comprender la verdad

divina. Jesús había dicho: «Abraham se regocijó de que había de ver mi día», pero ellos

respondieron como si Él hubiese dicho que Él había visto a Abraham. Hay aquí una gran

diferencia. El Señor Jesús afirmaba de sí mismo una posición mayor que la de Abraham. Él

era el objeto de los pensamientos y esperanzas de Abraham. Abraham había esperado por la

fe el día de Cristo.

Los judíos no podían comprender esto. Ellos razonaron que Jesús aún no tenía

cincuenta años. (En realidad, tenía para este tiempo alrededor de treinta y tres años.)

¿Cómo podría Él haber visto a Abraham?

8:58 El Señor Jesús hizo aquí otra clara declaración de que Él era Dios. No dijo: Antes

que Abraham fuese, yo era. Esto podría sencillamente significar que Él vino a la

existencia antes que Abraham. No, sino que empleó el Nombre de Dios: YO SOY. El Señor

Jesús había habitado con Dios Padre desde toda la eternidad. Nunca hubo un tiempo en que

llegase a existir, ni en que no existiese. Por ello, dijo: Antes que Abraham fuese, YO SOY.

8:59 En el acto, los judíos intentaron dar muerte a Jesús, pero Él se escondió y salió del

templo. Los judíos comprendieron exactamente lo que Jesús quiso decir con: «Antes que

Abraham fuese, YO SOY». ¡Estaba afirmando ser Jehová! Fue por esta razón que intentaron

apedrearle, porque para ellos esto era una blasfemia. No estaban dispuestos a aceptar el

hecho de que el Mesías estuviese en medio de ellos. ¡No iban a dejar que reinase sobre

ellos!

Page 82: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

I. La Sexta Señal: La curación del ciego de nacimiento (9:1–12)

9:1 Este incidente puede haber tenido lugar cuando Jesús salía del área del templo, o

puede que sucediese algo después de los acontecimientos del capítulo 8. Se registra que

aquel hombre era ciego de nacimiento para mostrar la desesperanza de su condición y la

maravilla del milagro que le dio la vista.

9:2 Los discípulos le preguntaron una cosa muy extraña al Señor. Se preguntaban si la

ceguera había sido causada por haber pecado aquel hombre mismo, o sus padres. ¿Cómo

podría haber sido la ceguera causada por haber pecado él, si era ciego de nacimiento?

¿Creían ellos en alguna forma de reencarnación, la creencia de que el alma de los muertos

volvía a la tierra en un nuevo cuerpo? ¿O sugerían que podría haber nacido ciego por

pecados que Dios sabía que cometería tras su nacimiento? Es evidente que pensaban que la

ceguera estaba directamente relacionada con pecado en la familia. Sabemos que esto no es

necesariamente así. Aunque toda enfermedad, sufrimiento y muerte suceden en el mundo

como resultado del pecado, no es cierto que en cada caso particular una persona sufra

debido a pecados que haya cometido.

9:3 Jesús no dice que el hombre no hubiese pecado ni que sus padres no hubiesen

pecado. Lo que significa es que la ceguera no era un resultado directo del pecado en sus

vidas. Dios había permitido que este hombre naciese ciego para que pudiese llegar a ser un

medio de exhibir las poderosas obras de Dios. Antes que aquel hombre naciese, el Señor

Jesús sabía que daría la vista a aquellos ojos sin luz.

9:4 El Salvador sabía que tenía alrededor de tres años de ministerio público antes que

fuese crucificado. Cada momento de aquel tiempo había de ser invertido en obrar para

Dios. Aquí había un hombre ciego de nacimiento. El Señor Jesús había de hacer un milagro

de sanidad en él, aunque fuese sábado. Pronto terminaría el tiempo de Su ministerio

público, y ya no estaría más en la tierra. Esto es un solemne recordatorio para todo cristiano

que el día de la vida está pasando veloz, y que viene la noche, cuando nuestro servicio en

la tierra estará para siempre acabado. Por tanto, deberíamos emplear el tiempo que se nos

da para servir al Señor de manera aceptable.

9:5 Cuando Jesús estuvo en el mundo como Hombre, fue la luz del mundo de una

forma muy especial y directa. Al ir efectuando milagros y enseñar a la gente, ellos veían

delante de ellos mismos a la luz del mundo. Jesús sigue siendo la Luz del mundo, y todos

los que acuden a Él tienen la promesa de que no andarán en tinieblas. Sin embargo, en este

versículo el Señor estaba refiriéndose de manera específica a Su ministerio público sobre la

tierra.

9:6 No se nos dice por qué Jesús hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos

del ciego. Algunos han sugerido que el hombre no tenía globos oculares, y que el Señor

Jesús sencillamente los creó, dándoselos. Otros sugieren que al dar vista a los ciegos, el

Señor Jesús comúnmente empleaba métodos despreciables a los ojos del mundo. Usaba las

cosas débiles e insignificantes para obrar Sus propósitos. Incluso en la actualidad, al dar la

vista a los espiritualmente ciegos, Dios emplea a hombres y a mujeres hechos del polvo de

la tierra.

9:7 El Señor puso en marcha la fe del ciego al decirle: Ve a lavarte en el estanque de

Siloé. Aunque era ciego, probablemente conocía la situación del estanque y pudo hacer lo

que le habían ordenado. La Escritura observa que la palabra Siloé significa Enviado. Quizá

sea una referencia al Mesías (el «Enviado»). Aquel que hacía el milagro era Aquel que

Page 83: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

había sido enviado al mundo por Dios Padre. El ciego fue entonces, y se lavó en el

estanque, y recibió la vista. No se trata de que recobrase la vista, porque nunca la había

tenido. El milagro fue instantáneo, y aquel hombre pudo emplear sus ojos de inmediato.

¡Qué sorpresa más placentera debió ser para él ver por primera vez el mundo en el que

había vivido tanto tiempo!

9:8–9 Los vecinos de aquel hombre se sobresaltaron. Apenas si podían creer que era el

mismo hombre que durante tanto tiempo se sentaba y mendigaba. (Y así debería ser

también cuando una persona es salvada. Nuestros vecinos deberían poder observar la

diferencia en nosotros.) Algunos decían que era el mismo hombre; otros no estaban tan

seguros, sólo dispuestos a admitir que había un parecido. Pero aquel hombre eliminó todas

las dudas al decir que sí era él quien había nacido ciego.

9:10 Siempre que Jesús hacía un milagro, suscitaba todo tipo de preguntas en los

corazones de los hombres. A menudo, estas preguntas dan al creyente la oportunidad de

testificar acerca del Señor. En ese momento, la gente le preguntó cómo había sucedido

aquello.

9:11 Su testimonio fue sencillo, pero convincente. Recitó los hechos de su curación,

dando crédito a Aquel que había efectuado el milagro. En esta ocasión, el hombre no se

había dado cuenta de quién era Jesús. Sencillamente, se refirió a Él como ese hombre que

se llama Jesús. Pero más adelante creció el entendimiento del Señor, y llegó a saber quién

es Jesús.

9:12 Cuando damos testimonio acerca del Señor Jesucristo, a menudo creamos en los

corazones de los otros el deseo de llegar también a conocerle.

J. Una creciente oposición de los judíos (9:13–41)

9:13 Aparentemente entusiasmados por el milagro, algunos de los judíos llevaron ante

los fariseos al que había sido ciego. Probablemente, no se daban cuenta de cómo los

fariseos se resentirían de que aquel hombre hubiese sido sanado.

9:14 Jesús había hecho el milagro en sábado. Los críticos fariseos no se daban cuenta

de que Dios nunca había tenido la intención de que el sábado impidiese un acto de

misericordia o de bondad.

9:15 El hombre tuvo otra oportunidad de testificar acerca de Jesús. Cuando volvieron,

pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista, oyeron otra vez

la sencilla historia. Aquí el hombre no volvió a mencionar el nombre de Jesús,

probablemente no porque tuviera miedo de ello, sino porque se daba cuenta de que todos

sabían quién había llevado a cabo aquella poderosa obra. Para ese entonces, el Señor Jesús

era bien conocido en Jerusalén.

9:16 Ahora surgió otra disensión acerca de quién era Jesús. Algunos de los fariseos

anunciaron abiertamente que Jesús no podía ser un hombre piadoso porque había roto el

sábado. Otros decían que un hombre pecador no podría efectuar aquellos milagros tan

maravillosos. Jesús a menudo suscitaba divisiones entre la gente, que se veían obligados a

tomar partido bien por Él, bien contra Él.

9:17 Los fariseos preguntaron al que había sido ciego qué pensaba él de Jesús. Por

ahora, él no se daba cuenta de que Jesús era Dios. Pero su fe había crecido hasta el punto de

que estaba dispuesto a admitir que Jesús era profeta. Creía que Aquel que le había dado la

vista había sido enviado por Dios, y que tenía un mensaje divino.

Page 84: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

9:18–19 Muchos de los judíos eran aún reacios a admitir los hechos, y no creían que se

había hecho un milagro. Por ello, llamaron a los padres de aquel hombre para ver qué iban

a decir.

¿Quién lo sabría mejor que los padres si les había nacido un hijo sin vista? Ciertamente,

su testimonio sería irrebatible. De modo que los fariseos les preguntaron si aquel era su

hijo, y también cómo había recibido la vista.

9:20–21 El testimonio de sus padres fue totalmente positivo. Éste era el hijo de ellos,

y sabían a través de años de dolor que siempre había sido ciego.

Más allá de esto no querían ir. No sabían cómo o quién le había abierto los ojos,

dijeron. Volvieron a dirigir a los fariseos a su hijo. Él podía hablar de sí mismo.

9:22–23 El versículo 22 explica la timidez de los padres. Habían oído que cualquiera

que confesase que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga. Esta excomunión

era cosa muy grave para cualquier judío. No estaban dispuestos a pagar un precio tan alto.

Significaría la pérdida del medio de vida, así como la pérdida de todos los privilegios de la

religión judía.

Así, fue por miedo a los gobernantes judíos que los padres del que había sido ciego

remitieron el testimonio de nuevo a su hijo.

9:24 Da gloria a Dios puede tener dos significados. Primero, puede ser una forma de

juramento. Quizá los fariseos estaban diciendo: «Ahora di la verdad. Nosotros sabemos

que ese hombre es pecador.» O puede significar que los fariseos demandaban que se diese

la gloria a Dios por este milagro, y que no se debía dar crédito alguno a Jesús, porque los

fariseos consideraban que era un hombre pecador.

9:25 Los fariseos se encontraban con fracasos a cada paso. Cada vez que trataban de

desacreditar al Señor Jesús, el resultado era que le daban más honra. El testimonio de este

hombre aquí es hermoso. Él no sabía demasiado acerca de la Persona de Jesús; lo que sí

sabía era que era ciego, y ahora veía. Este era un testimonio que nadie podía negar.

Así es en el caso de los que han nacido de nuevo. El mundo puede dudar, escarnecer y

reírse con sarcasmo, pero nadie puede negar nuestro testimonio cuando decimos que antes

estábamos perdidos, pero que ahora hemos sido salvados por la gracia de Dios.

9:26–27 Le volvieron a preguntar desde el principio, pidiéndole que repitiese los

detalles. Ahora el hombre que había sido ciego estaba evidentemente irritado. Les recordó

que ya les había dicho lo que había sucedido, y no habían escuchado. ¿Por qué lo querían

oír otra vez? ¿Es que tal vez estaban interesados en hacerse discípulos de Jesús?

Claramente, esto lo preguntó con sarcasmo, porque bien sabía que odiaban a Jesús y que no

tenían deseo alguno de seguirle.

9:28 Se ha dicho: «Cuando no tengas argumentos, insulta al demandante». Esto es lo

que sucedió aquí. Los fariseos habían fracasado rotundamente en su intento de derribar el

testimonio de este hombre, y comenzaron a insultarle. Le acusaron de ser discípulo de

Jesús, ¡como si eso fuese lo peor en el mundo! Entonces ellos profesaron ser discípulos de

Moisés, pero se refirieron con menosprecio a Jesús. Si hubiesen creído los escritos de

Moisés, habrían aceptado a Jesús como su Señor y Salvador. También, si se hubiesen

parado a pensar un poco, se habrían dado cuenta de que Moisés nunca había dado la vista a

ningún ciego de nacimiento. En medio de ellos había uno más grande que Moisés, y no se

daban cuenta de ello.

9:30 El sarcasmo de aquel hombre se hizo entonces mordiente. Era algo que los fariseos

no se esperaban. El hombre les vino a decir: «Vosotros sois los gobernantes de Israel. Sois

los maestros del pueblo judío. Y sin embargo, hay aquí en medio de vosotros un hombre

Page 85: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

que tiene poder de dar la vista a ojos ciegos, y vosotros no sabéis de dónde es. ¡Qué

vergüenza!».

9:31 Este hombre estaba volviéndose más desenvuelto en su testimonio. Su fe estaba

creciendo. Les recuerda que como principio general, Dios no oye a los pecadores ni obra

milagros a través de ellos. Dios no aprueba a los malos, ni da poder a los tales para hacer

obras poderosas. Los adoradores de Dios, en cambio, reciben el beneplácito de Dios y la

seguridad de la aprobación de Dios.

9:32–33 Este hombre se dio cuenta que era el primero en toda la historia de la

humanidad en haber nacido ciego y que hubiese recibido la vista. No podía comprender que

los fariseos pudiesen ser testigos de tal milagro y encontrar falta en la Persona que lo había

llevado a cabo.

Si el Señor Jesús no viniera de parte de Dios, no podría haber hecho un milagro de

esta naturaleza.

9:34 Una vez más los fariseos recurrieron a los insultos. Insinuaron que la ceguera de

este hombre era el resultado directo de pecado. ¿Qué derecho tenía él a enseñarles? La

verdad es que tenía todo el derecho del mundo, porque, como ha dicho Ryle, «la enseñanza

del Espíritu Santo se ve más frecuentemente entre hombres de baja condición que entre

hombres de rango y educación». Cuando dice que le expulsaron, se refiere probablemente

a más que ser echado del templo. Probablemente significa que fue excomulgado de la

religión judía. Pero, ¿cuál fue la razón de su excomunión? Un hombre ciego de nacimiento

había recibido la vista en sábado. Y porque no quería hablar mal de quien había hecho tal

milagro, fue excomulgado.

9:35 Jesús buscó ahora a este hombre. Es como si Jesús dijese: «Si no te quieren, yo te

tomaré». Los que son echados fuera por causa de Jesús no pierden nada, sino que ganan una

gran bendición en Su acogida y comunión personal. ¡Veamos cómo el Señor Jesús condujo

a este hombre a una fe personal en Sí mismo como Hijo de Dios! Sencillamente, le

preguntó: ¿Crees en el Hijo de Dios?

9:36 Aunque había recibido la visión física, este hombre seguía necesitando la visión

espiritual. Preguntó al Señor quién era el Hijo de Dios, para creer en él. Al usar la palabra

Señor aquí, lo hacía como un mero título de cortesía.

9:37 Jesús se presentó ahora a este hombre como el Hijo de Dios. No era un mero

hombre el que le había dado la vista y había hecho lo imposible en su vida. Era el Hijo de

Dios, Aquel a quien él había visto y que estaba ahora hablando con él.

9:38 Al llegar a esto, el hombre, de manera sencilla y dócil, puso su fe en el Señor

Jesús, y se postró y le adoró. Era ahora un alma salvada, y no sólo un hombre sanado. ¡Qué

día más grande había sido éste para su vida! Había recibido la vista tanto física como

espiritual.

Observemos también que el ciego no adoró al Señor hasta que supo que Jesús era el

Hijo de Dios. Siendo un judío inteligente, no iba a adorar a un mero hombre. Pero en

cuanto supo que Aquel que le había sanado era el Dios el Hijo, le adoró —y no por lo que

había hecho, sino por lo que era.

9:39 A primera vista, este versículo parece contradecir Juan 3:17: «Porque Dios no

envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo…» Pero no hay ningún verdadero

conflicto. El propósito de la venida de Cristo al mundo no era juzgar, sino salvar. Sin

embargo, el juicio es el resultado ineludible para todos los que no le aceptan.

Page 86: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

La predicación del evangelio tiene dos efectos. Los que admiten que no ven reciben la

vista. Pero los que insisten en que ven perfectamente sin necesidad del Señor Jesús, quedan

confirmados en su ceguera.

9:40 Algunos de los fariseos se dieron cuenta de que el Señor Jesús estaba refiriéndose

a ellos y a su ceguera. De modo que acudieron a Él y le preguntaron atrevidamente si quería

decir que ellos eran también ciegos. Su pregunta mostraba que esperaban una respuesta

negativa.

9:41 La respuesta del Señor se puede parafrasear de esta manera: «Si admitís que sois

ciegos y pecaminosos, y que necesitáis un Salvador, entonces os podrán ser perdonados

vuestros pecados, y podréis ser salvados. Pero profesáis no necesitar nada. Pretendéis que

sois rectos y que en vosotros no hay pecado. Por eso, no hay perdón de pecados para

vosotros». Cuando Jesús les respondió: … no tendríais pecado, no se refería a que serían

sin pecado en un sentido absoluto. Se refería a que serían comparativamente sin pecado. Si

sólo hubiesen reconocido su ceguera por no haberlo reconocido como Mesías, su pecado

hubiese sido como nada, en comparación con el enorme pecado de profesar ver, pero dejar

de reconocerle como el Hijo de Dios.

K. Jesús, la Puerta de las Ovejas (10:1–10)

10:1 Estos versículos están estrechamente relacionados con la última parte del capítulo

9. Allí, el Señor Jesús había estado hablando con los fariseos, que afirmaban ser los

pastores legítimos del pueblo de Israel. Es a ellos en particular que el Señor Jesús se refiere

aquí. El solemne carácter de lo que estaba a punto de decir se indica en esta expresión: De

cierto, de cierto os digo.

Un redil era un cercado en el que las ovejas quedaban protegidas por la noche. Era un

área rodeada por un vallado y con una abertura que se usaba como puerta. Aquí, el redil se

refiere a la nación judía.

Muchos se habían presentado a la nación judía, profesando ser sus gobernantes y guías

espirituales. Eran los autodesignados mesías de la nación. Pero no acudieron de la manera

en que el AT predecía que habría de venir el Mesías. Trepaban por otra parte. Se

presentaban a Israel según mejor les parecía. Estos hombres no eran verdaderos pastores,

sino ladrones y salteadores. Los ladrones son los que toman lo que no les pertenece, y los

salteadores son los que usan violencia para ello. Los fariseos eran ladrones y salteadores.

Querían gobernar sobre los judíos, pero hicieron todo lo que pudieron para evitar que

aceptasen al verdadero Mesías. Persiguieron a los que seguían a Jesús, y finalmente

entregarían a Jesús a la muerte.

10:2 El versículo 2 se refiere al mismo Jesús. Él había venido a las ovejas perdidas de la

casa de Israel. Él era el verdadero pastor de las ovejas. Él había entrado por la puerta, es

decir, Él vino cumpliendo exactamente las profecías del Antiguo Testamento acerca del

Mesías. No era un Salvador de propia designación, sino que vino en perfecta obediencia a

la voluntad de Su Padre. Él cumplió todas las condiciones.

10:3 Hay un desacuerdo considerable acerca de la identidad del portero en este

versículo. Algunos piensan que esta expresión hace referencia a los profetas del AT que

predijeron la venida del Cristo. Otros creen que se refiere a Juan el Bautista, por cuanto fue

el precursor del verdadero Pastor. Aun otros están igualmente seguros de que el portero en

Page 87: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

este versículo es el Espíritu Santo, que abre la puerta para la entrada del Señor Jesús en los

corazones y vidas de los Suyos.

Las ovejas oyeron la voz del pastor. Reconocieron su voz como la del verdadero pastor.

Así como las ovejas literales reconocen la voz de su propio pastor, también había entre los

judíos los que reconocieron al Mesías cuando apareció. A lo largo del Evangelio, hemos

oído al Pastor llamando a sus propias ovejas por su nombre. En el capítulo 1 llamó a

varios discípulos, y todos oyeron Su voz y respondieron. Llamó al ciego en el capítulo 9. El

Señor Jesús sigue llamando a los que le quieran recibir como Salvador, y el llamamiento es

personal e individual.

La expresión y las saca puede referirse al hecho de que a los que habían oído Su voz el

Señor Jesús los sacó del redil de Israel. Estaban cerradas y limitadas. No había libertad bajo

la ley. El Señor saca a Sus ovejas a la libertad de Su gracia. En el último capítulo, los

judíos habían echado fuera al hombre de la sinagoga. Con ello, sin saberlo, habían ayudado

a la obra del Señor.

10:4 Cuando el verdadero pastor ha sacado fuera todas las propias ovejas, no las

conduce, sino que va delante de ellas. No les pide que vayan a ninguna parte adonde Él no

haya ido primero. Él está siempre fuera delante de las ovejas como Salvador de ellas, su

Guía y Ejemplo. Los que son verdaderas ovejas de Cristo le siguen. No llegan a ser ovejas

por seguir Su ejemplo, sino por nacer de nuevo. Luego, cuando son salvadas, tienen el

deseo de acudir adonde Él conduzca.

10:5 El mismo instinto que permite que una oveja reconozca la voz del verdadero

pastor también la impulsa a huir del extraño. Los extraños eran los fariseos y otros líderes

del pueblo judío, que estaban sólo interesados en las ovejas para su propia ventaja personal.

El hombre que recibió la vista ilustra esto mismo. Él reconoció la voz del Señor Jesús, pero

sabía que los fariseos eran extraños. Por ello, rehusó obedecerlos, aunque significaba

quedar expulsado.

10:6 Aquí se dice de una forma clara que Esta alegoría les dijo Jesús a los fariseos,

pero ellos no comprendieron —y la razón de que no comprendiesen era que no eran

verdaderas ovejas—. Si lo hubiesen sido, habrían oído Su voz y le habrían seguido.

10:7 Volvió, pues, Jesús a emplear otra ilustración. Ya no habla de la puerta del redil,

como en el versículo 2. Ahora se presenta Él mismo como la puerta de las ovejas. No se

trata ya de entrar en el redil de Israel, sino que la imagen es la de las ovejas escogidas de

Israel saliendo del judaísmo y acudiendo a Cristo, la puerta.

10:8 Otros habían venido antes de Cristo, pretendiendo autoridad y posición. Pero las

ovejas escogidas de Israel no los oyeron, porque sabían que aquello que pretendían no les

pertenecía por derecho.

10:9 El versículo 9 es otro de aquellos deliciosos versículos que son tan sencillos que

un alumno de Escuela Dominical puede comprender, pero que nunca ha sido agotado por

los más eruditos académicos. Cristo es la puerta. El cristianismo no es un credo, ni una

iglesia. Más bien, es una Persona, y esta Persona es el Señor Jesucristo. El que entre por

mí. La salvación sólo puede ser recibida mediante Cristo. No sirve el bautismo; ni la Cena

del Señor. Hemos de entrar por Cristo y por el poder que Él da. La invitación es para todos.

Cristo es el Salvador tanto de los judíos como de los gentiles. Pero para ser salva, la

persona ha de entrar. Ha de recibir a Cristo por la fe. Es un acto personal, y sin él no hay

salvación. El que entra es salvo de la pena, del poder y finalmente de la presencia misma

del pecado.

Page 88: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Después de la salvación, entrará, y saldrá. Quizá el pensamiento sea que pasan a la

presencia de Dios por la fe para adorar, y luego salen al mundo para dar testimonio del

Señor. En todo caso, es una imagen de una seguridad y libertad perfectas en el servicio del

Señor. El que entre hallará pastos. Cristo no sólo es el Salvador y Quien da libertad, sino

también el Sustentador y Saciador. Sus ovejas hallarán pastos en la Palabra de Dios.

10:10 El propósito del ladrón es hurtar, matar y destruir. Viene con motivos

puramente egoístas. Para conseguir sus propios deseos, querría incluso matar a las ovejas.

Pero el Señor Jesús no acude al corazón humano con ninguna razón egoísta. Viene a dar, no

a recoger. Viene para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Recibimos

vida en el momento en que le aceptamos como nuestro Salvador. Pero después de ser salvos

encontramos que hay varios grados de goce en esta vida. Cuanto más nos damos al Espíritu

Santo, tanto más gozamos de la vida que nos ha sido dada. No sólo tenemos vida entonces,

sino que además la tenemos en abundancia.

L. Jesús, el Buen Pastor (10:11–18)

10:11 Muchas veces el Señor Jesús empleó la expresión Yo soy, uno de los títulos de la

Deidad. Cada vez que la usaba hacía una declaración de igualdad con Dios Padre. Aquí se

presenta como el buen pastor que da su vida por las ovejas. Generalmente, las ovejas

habían de dar su vida por el pastor. Pero el Señor Jesús murió por la grey.

Perdón nunca hay sin derramar

La sangre, y Jesús, buen Pastor,

Frente al enemigo al luchar,

Se dio a Sí mismo en amor.

Thomas Kelly

10:12 Un asalariado es quien sirve por dinero. Por ejemplo, un pastor podría pagar a

alguna otra persona para que cuidase de sus ovejas. Los fariseos eran asalariados. Su interés

en las personas residía en el dinero que recibían a cambio. El asalariado era aquel de

quien no son propias las ovejas. Cuando venía algún peligro, huía y dejaba a las ovejas en

las garras del lobo.

10:13 Hacemos lo que hacemos porque somos lo que somos. El asalariado sirve por

dinero. No le importan las ovejas. Está más interesado en su propio bienestar que en el

bien de ellas. Hay en la actualidad muchos asalariados en la iglesia, hombres que escogen

el ministerio como una ocupación cómoda, sin verdadero amor para con las ovejas de Dios.

10:14 Una vez más, el Señor se refiere a Sí mismo como el buen pastor. Buen (Gr.,

kalos) aquí significa «ideal, digno, escogido, excelente». Él es todas estas cosas. Luego

habla de la relación muy íntima que existe entre Él mismo y Sus ovejas. Él conoce a las

Suyas, y las Suyas le conocen. Ésta es una verdad muy maravillosa.

10:15 Este versículo sigue sin interrupción formando una unidad con el anterior: … así

como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre. ¡Qué verdad más arrebatadora! El

Señor compara Su relación con las ovejas con la relación que existía entre Él y el Padre. La

misma unión, comunión, intimidad y conocimiento que existen entre el Padre y el Hijo

existen también entre el Pastor y las ovejas. Y pongo mi vida por las ovejas, añade Él.

Page 89: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Aquí tenemos otra vez una de las muchas declaraciones del Señor Jesús en las que Él

miraba adelante al tiempo en que moriría en la cruz como Sustituto de los pecadores.

10:16 El versículo 16 es la clave de todo el capítulo. Las otras ovejas a las que se

refería el Señor aquí son los gentiles. Su venida al mundo tuvo una especial relación con las

ovejas de Israel, pero tenía también en mente la salvación de los gentiles. Las ovejas

gentiles no eran del redil judío. Pero el gran corazón de compasión del Señor Jesús salía

también hacia aquellas ovejas, y estaba divinamente constreñido a traerlas a Sí mismo. Él

sabía que estarían más dispuestas a oír Su voz que el pueblo judío.

En la última parte del versículo hay el cambio muy importante del redil del judaísmo al

rebaño del cristianismo. Este versículo nos da una breve visión anticipada de la realidad de

que en Cristo judíos y gentiles serían hechos uno, y que las antiguas distinciones entre

ambos pueblos desaparecerían.

10:17 En los versículos 17 y 18, el Señor Jesús explicó lo que iba a hacer a fin de traer

a sí a los judíos y gentiles elegidos. Miraba adelante al tiempo de Su muerte, sepultura y

resurrección. Estas palabras estarían totalmente fuera de lugar si el Señor Jesús no fuese

nada más que un hombre. Él habla de poner Su vida y de volverla a tomar por Su propio

poder. Eso sólo podría hacerlo por cuanto es Dios. El Padre amaba al Señor Jesús por eso,

por Su disposición a morir y resucitar, para que las ovejas perdidas fuesen salvadas.

10:18 Nadie podía quitarle la vida al Señor. Él es Dios, y es por tanto mucho más

grande que todas las tramas asesinas de Sus criaturas. Él tenía en Sí mismo potestad para

poner Su vida, y potestad para volverla a tomar. Pero, ¿es que los hombres no mataron

al Señor Jesús? Sí, lo hicieron. Esto queda claramente expresado en Hechos 2:23 y en 1

Tesalonicenses 2:15. El Señor Jesús se lo permitió, y fue una exhibición de Su potestad

para poner Su vida. Además, Él «entregó el espíritu» (Jn. 19:30) como una acción de Su

propio poder y voluntad.

Este mandamiento recibí de mi Padre, dijo Él. El Padre había comisionado o

instruido al Señor a que pusiera Su vida y a que resucitase de entre los muertos. Su muerte

y resurrección fueron actos esenciales en el cumplimiento de la voluntad del Padre. Por

ello, se hizo obediente hasta la muerte, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.

M. División entre los judíos (10:19–21)

10:19 Las palabras del Señor Jesús causaron de nuevo disensión entre los judíos. La

entrada de Cristo en el mundo, y en los hogares y corazones, produce una espada, y no paz.

Únicamente cuando los hombres le reciben como Señor y Salvador llegan a conocer la paz

de Dios.

10:20–21 El Señor Jesús fue el único Hombre perfecto que jamás viviese. Nunca dijo

una palabra errada ni cometió una mala acción. Pero tal era la depravación del corazón del

hombre que cuando Él vino, hablando palabras de amor y de sabiduría, los hombres dijeron

que tenía demonio y que estaba fuera de sí, y que no valía la pena escucharle. Ésta es de

cierto una mancha en la historia de la raza humana. Otros no pensaban así. Reconocían que

las palabras y las acciones del Señor Jesús eran las de una Persona buena, y no las de un

endemoniado.

N. Jesús demuestra ser el Cristo por Sus obras (10:22–39)

Page 90: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

10:22 Al llegar a este punto hay una discontinuidad en la narración. El Señor Jesús ya

no estaba hablando a los fariseos, sino a los judíos en general. No sabemos cuánto tiempo

transcurrió entre el versículo 21 y 22. De pasada, ésta es la única mención en la Biblia de la

fiesta de la Dedicación, o, en hebreo, Hanukkah. Se cree generalmente que esta fiesta fue

instituida por Judas Macabeo cuando el templo fue rededicado en el 165 a.C. después de

haber sido contaminado por Antíoco Epifanes. Era una fiesta anual, instituida por el pueblo

judío, y no era una de las fiestas de Jehová. Era invierno no sólo según el calendario, sino

también espiritualmente.

10:23–24 El ministerio público del Señor había casi terminado, y Él estaba a punto de

demostrar Su completa dedicación a Dios Padre por Su muerte en la cruz. El pórtico de

Salomón era un área cubierta adyacente al templo de Herodes. Al pasear el Señor por allí,

habría el espacio para que los judíos se reuniesen a su alrededor.

Le rodearon los judíos y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en vilo? Si tú

eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

10:25–26 Jesús volvió a recordarles Sus palabras y Sus obras. Con frecuencia les había

dicho que Él era el Mesías, y los milagros que llevaba a cabo demostraban que Su

afirmación era cierta. Otra vez recordó a los judíos que Él hacía Sus milagros por autoridad

de Su Padre y para gloria de Su Padre. Al hacerlo así, mostraba que Él era verdaderamente

Aquel que el Padre había enviado al mundo.

La mala disposición que tenían ellos para recibir al Mesías demostraba que no eran de

Sus ovejas. Si hubieran sido separados para pertenecerle, habrían mostrado una buena

disposición a creer en Él.

10:27 Estos siguientes versículos enseñan de una manera inconfundible que ninguna

verdadera oveja de Cristo jamás perecerá. La eterna seguridad del creyente es un glorioso

hecho. Los que son las verdaderas ovejas de Cristo oyen Su voz. La oyen cuando se

predica el evangelio, y responden creyendo en Él. A partir de entonces, oyen Su voz a

diario y obedecen Su Palabra. Jesús conoce a Sus ovejas. Las conoce por su nombre. Ni una

de ellas escapa a Su atención. Ninguna podría perderse por causa de un descuido ni de

negligencia por Su parte. Las ovejas de Cristo le siguen, primero ejercitando fe salvadora

en Él, y luego andando con Él en obediencia.

10:28 Cristo da vida eterna a Sus ovejas. Esto significa una vida que permanecerá para

siempre. No es una vida que esté condicionada a la conducta. Es vida eterna, y esto

significa perdurable. Pero la vida eterna es asimismo una condición de vida. Es la vida del

mismo Señor Jesús. Es una vida que tiene la capacidad de gozar de las cosas de Dios aquí

en la tierra, y una vida que será igualmente apropiada para nuestro hogar celestial.

Observemos cuidadosamente estas siguientes palabras: Nunca perecerán. Si algunas

ovejas de Cristo llegasen jamás a perecer, el Señor Jesús sería entonces culpable de no

guardar una promesa, y esto no es posible. Cristo es Dios, y no puede errar. Él ha

prometido en este versículo que ninguna oveja Suya pasará jamás la eternidad en el

infierno.

¿Significa esto que una persona puede ser salvada y luego vivir como mejor le parezca?

¿Puede ser salvada y luego proseguir con los placeres pecaminosos del mundo? No, ya no

desea hacer estas cosas. Quiere seguir al Pastor. No vivimos la vida cristiana para llegar a

ser cristianos ni para retener nuestra salvación. Vivimos una vida cristiana porque somos

cristianos. Deseamos vivir una vida santa no por temor a perder nuestra salvación, sino por

gratitud a Aquel que murió por nosotros. La doctrina de la seguridad eterna no alienta a una

vida descuidada, sino que contrariamente es un intenso motivo para una vida santa.

Page 91: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Nadie puede arrebatar a un creyente de la mano de Cristo. Su mano es omnipotente.

Creó el mundo, y ahora mismo lo está sustentando. No hay poder que pueda arrebatar a

una oveja de Su sujeción.

10:29 No sólo está el creyente en la mano de Cristo, sino que está también en la mano

del Padre. Ésta es una doble garantía de seguridad. Dios Padre es mayor que todos, y

nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.

10:30 Ahora, el Señor Jesús añadió una declaración adicional de igualdad con Dios: Yo

y el Padre somos una sola cosa. Aquí, probablemente el concepto es que Cristo y el Padre

son una sola cosa en poder. Jesús acababa de referirse al poder que protege a las ovejas de

Cristo. Por ello, añade la explicación de que Su poder es el mismo que el de Dios Padre.

Naturalmente, lo mismo sucede con todos los otros atributos de la Deidad. El Señor

Jesucristo es Dios en el más pleno sentido y es igual al Padre en todas las maneras.

10:31 En las mentes de los judíos no hubo duda alguna acerca de lo que quería decir el

Salvador. Se dieron cuenta de que estaba declarando Su deidad de la manera más llana. Por

ello, volvieron a tomar piedras para apedrearle.

10:32 Antes que tuviesen la oportunidad de lanzar las piedras, Jesús les recordó las

muchas buenas obras que había llevado a cabo por mandamiento de Su Padre. Luego les

preguntó cuál de aquellas obras les había enfurecido hasta el punto de que quisieran

apedrearle? 10:33 Los judíos negaron que le quisieran matar por ningún milagro. Más bien, querían

apedrearle porque creían que había pronunciado una blasfemia, al pretender ser igual a

Dios Padre. No admitían que Él fuese nada más que un hombre. Pero les era muy evidente

que respecto a Sus declaraciones, Él se hacía Dios a Sí mismo. Y no estaban dispuestos a

tolerar tal cosa.

10:34 Aquí el Señor Jesús cita el Salmo 82:6 a los judíos. Lo llama parte de su ley. En

otras palabras, estaba tomado del AT que ellos reconocían como la Palabra inspirada de

Dios. El versículo completo dice así: «Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos

del Altísimo». Este salmo se dirigía a los jueces de Israel. A ellos se les llamaba dioses, no

debido a que fuesen en realidad divinos, sino porque representaban a Dios cuando juzgaban

al pueblo. La palabra hebrea para dioses (elohim) es literalmente «poderosos», y puede

aplicarse a figuras importantes como jueces. (Es evidente por el resto de este salmo que

eran sólo hombres y no deidades, porque juzgaban de manera injusta, hacían acepción de

personas, y pervertían la justicia de otras maneras.)

10:35 El Señor emplea este versículo de los Salmos para mostrar que Dios empleaba las

palabras dioses para describir a hombres a quienes vino la palabra de Dios. En otras

palabras, estos hombres eran portavoces de Dios. Dios habló a la nación de Israel por

medio de ellos. «Ellos manifestaron a Dios en Su puesto de autoridad y de juicio, y eran los

poderes que Dios había ordenado.» Y la Escritura no puede ser quebrantada, dijo el

Señor, expresando Su creencia en la inspiración de las Escrituras del AT. Habla de ellas

como escritos infalibles que han de cumplirse, y que no se pueden negar. De hecho, las

mismas palabras de la Escritura están inspiradas, y no sólo sus pensamientos o ideas. Todo

Su argumento se basa en esta sola palabra dioses.

10:36 El Señor estaba argumentando de lo menor a lo mayor. Si jueces injustos eran

llamados «dioses» en el AT, cuánto más derecho tenía él a decir que Él era el Hijo de Dios.

La palabra de Dios vino a ellos; Él era y es la Palabra de Dios. Ellos eran llamados dioses;

Él era y es Dios. Nunca podría decirse de ellos que el Padre los había santificado y

Page 92: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

enviado al mundo. Ellos habían nacido en el mundo como todos los otros hijos del caído

Adán. Pero Jesús había sido santificado por Dios Padre desde toda la eternidad para que

fuese el Salvador del mundo, y había sido enviado al mundo desde el cielo, donde siempre

había morado con Su Padre. De esta manera, Jesús tenía todo el derecho a declarar la

igualdad con Dios. No blasfemaba cuando decía que era el Hijo de Dios, igual al Padre.

Los mismos judíos empleaban el término «dioses» para aplicarlo a hombres corrompidos

que eran meros portavoces o jueces en lugar de Dios. ¡Cuánto más podía Él afirmar el

título, por cuanto Él realmente era y es Dios!

Samuel Green lo dice bien:

Los judíos le acusaron de que se hacía Dios a Sí mismo. Él no niega que al hablar así se

hacía Dios a Sí mismo. Pero sí que niega que blasfemase, y esto sobre una base que podría

justificarle plenamente incluso al demandar los honores de la deidad: esto es, que Él era el

Mesías, el Hijo de Dios, Emanuel. En base de la continua enemistad que siguieron

manifestando, queda evidente que los judíos no consideraron que retirase en lo más mínimo

ninguna de Sus sublimes demandas. Véase versículo 39.

10:37 Una vez más el Salvador apeló a los milagros que hacía como prueba de Su

comisión divina. Sin embargo, observemos la expresión, las obras de mi Padre. Por sí

mismos, los milagros no son una prueba de deidad. Leemos en la Biblia acerca de seres

malignos que tienen en ocasiones poder para obrar milagros. Pero los milagros del Señor

eran las obras de Su Padre. Demostraban que Él era el Mesías de forma doble. Primero,

eran los milagros que el AT predecía que serían llevados a cabo por el Mesías. Segundo,

eran milagros de misericordia y compasión, obras que beneficiaban a la humanidad y que

no serían llevados a cabo por una persona mala.

10:38 El versículo 38 ha sido bien parafraseado por Ryle como sigue:

Si hago las obras de mi Padre, entonces, aunque puede que no quedéis convencidos por

lo que os digo, convenceos por lo que hago. Aunque resistáis la evidencia de mis palabras,

ceded a la evidencia de mis obras. De esta manera, aprended a conocer y a creer que yo y

mi Padre somos verdaderamente uno, Él en mí y yo en Él, y que al afirmar ser Su Hijo, no

digo blasfemia alguna.

10:39 Una vez más los judíos se dieron cuenta de que en lugar de negar Sus anteriores

declaraciones, el Señor Jesús sólo las había fortalecido. Por ello hicieron otro intento de

arrestarle, pero Él volvió a eludirles. No estaba ya muy lejano el momento en que les

permitiría que le arrestasen, pero Su hora aún no había llegado.

VI. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE

DIOS: PEREA (Caps. 10:40–11:57)

A. Jesús se retira más allá del Jordán (10:40–42)

10:40 El Señor se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al mismo lugar donde

primero había comenzado Su ministerio público. Sus tres años de maravillosas palabras y

obras se acercaban a Su fin. Las finalizó donde las había comenzado —fuera del orden

establecido del judaísmo, en un lugar de rechazamiento y de soledad.

Page 93: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

10:41 Los que acudieron a él eran probablemente creyentes sinceros. Estaban

dispuestos a llevar Su oprobio, a tomar su puesto con Él fuera del campamento de Israel.

Estos seguidores rindieron un brillante tributo a Juan el Bautista. Recordaban que el

ministerio de Juan no había sido espectacular ni sensacional, pero que había sido con

verdad. Todo lo que había dicho acerca del Señor Jesús se cumplió en el ministerio del

Salvador. Esto debería alentar a cada uno de los cristianos. Puede que no seamos capaces

de hacer grandes milagros ni de conseguir la atención del público, pero al menos podemos

dar un verdadero testimonio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esto es de gran valor a

los ojos de Dios.

10:42 Es cautivante observar que a pesar de Su rechazamiento por parte de la nación de

Israel, el Señor Jesús encontró algunos corazones humildes y receptivos. Muchos, se nos

dice, creyeron en él allí. Así es en todas las edades. Hay siempre un remanente de personas

que están dispuestas a tomar su puesto con el Señor Jesús, relegados por el mundo, odiados

y escarnecidos, pero gozando la dulce comunión del Hijo de Dios.

B. La enfermedad de Lázaro (11:1–4)

11:1 Llegamos ahora al último gran milagro en el ministerio público del Señor Jesús.

En cierto sentido, fue el más grande de todos —la resurrección de un muerto—. Lázaro

vivía en la aldea de Betania, a algo más de tres kilómetros al este de Jerusalén. Betania era

también conocida como el hogar de María y de Marta su hermana. Pink cita al Obispo

Ryle:

Obsérvese que la presencia de los hijos escogidos de Dios es el factor que hace famosas

a las ciudades y aldeas a los ojos de Dios. La aldea de Marta y de María es observada,

mientras que Menfis y Tebas no se nombran en el Nuevo Testamento.

11:2 Juan explica que María de Betania fue la que ungió al Señor con perfume, y le

enjugó los pies con sus cabellos. Este singular acto de devoción es enfatizado por el

Espíritu Santo. El Señor ama la devoción bien dispuesta de Su pueblo.

11:3 Cuando Lázaro enfermó, el Señor Jesús estaba aparentemente en la ribera oriental

del Jordán. Las hermanas le enviaron de inmediato el mensaje de que Lázaro, el que

amaba, estaba enfermo. Hay algo muy conmovedor en la manera en que estas hermanas

presentan su petición al Señor. Apelan a Su amor por el hermano de ellas como una razón

especial por la que ha de acudir y ayudar.

11:4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte. Con esto no quería

decir que Lázaro no moriría, sino que la muerte no sería el resultado permanente de esta

enfermedad. Lázaro iba a morir, pero resucitaría de los muertos. El verdadero propósito de

la enfermedad sería la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por

medio de ella. Dios dejó que esto sucediese para que Jesús acudiese y resucitase de los

muertos a Lázaro, y de este modo se manifestase de nuevo como el verdadero Mesías. Los

hombres glorificarían a Dios por este poderoso milagro.

No hay en absoluto sugerencia alguna de que la enfermedad de Lázaro fuese resultado

de algún pecado especial en su vida. Más bien, es presentado como un devoto discípulo y

como un especial objeto del amor del Salvador.

Page 94: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

C. El viaje de Jesús a Betania (11:5–16)

11:5 Cuando la enfermedad entra en nuestros hogares, no hemos de llegar a la

conclusión de que Dios se desagrada de nosotros. Aquí, la enfermedad estaba directamente

relacionada con Su amor, y no con Su ira. «Al que ama, disciplina» (He. 12:6).

11:6–7 Nosotros seríamos propensos a creer que si el Señor realmente amaba a estos

tres creyentes, que lo dejaría todo y se apresuraría a ir a casa de ellos. En lugar de ello,

cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.

Los retardos de Dios no son Sus negaciones. Si nuestras oraciones no reciben respuesta

inmediata, quizá es que nos está enseñando a esperar, y si esperamos con paciencia,

encontraremos que responderá a nuestras oraciones de una forma mucho más maravillosa

de lo que jamás hubiésemos esperado. Ni siquiera Su amor por Marta, María y Lázaro

podía llevar a Cristo a actuar de manera precipitada. Todo lo que hacía lo hacía en

obediencia a la voluntad de Su Padre para Él, y en armonía con el programa divino.

Después de dos días que pudieron haber parecido tiempo perdido, el Señor Jesús

propuso a los discípulos volver a Judea otra vez.

11:8 Los discípulos recordaban todavía con dolor cómo habían querido los judíos

apedrear a Cristo después de haber dado la vista al ciego. Expresaron sorpresa ante el hecho

de que pensase siquiera ir a Judea ante un peligro personal tan grande.

11:9 Respondió Jesús de la siguiente manera: En el curso ordinario de los

acontecimientos el día tiene doce horas de claridad, durante las que los hombres pueden

trabajar. En tanto que el hombre trabaje durante este tiempo que le es dado, no hay peligro

de que tropiece o caiga, porque ve adónde va y lo que está haciendo. La luz de este

mundo, es decir, la luz del día, le guarda de muerte accidental por tropiezos.

El sentido espiritual de las palabras del Señor es: El Señor Jesús estaba andando en

perfecta obediencia a la voluntad de Dios. Por ello, no había peligro de que muriese antes

del tiempo señalado. Sería preservado hasta que Su obra concluyese.

En cierto sentido, esto es cierto de cada creyente. Si estamos andando en comunión con

el Señor y haciendo Su voluntad, no hay poder sobre la tierra que nos pueda eliminar antes

del tiempo designado por Dios.

11:10 La persona que anda de noche es quien no es fiel a Dios, sino que vive en su

propia voluntad. Este hombre tropieza fácilmente porque no tiene conducción divina para

iluminarlo en su camino.

11:11 El Señor habló de la muerte de Lázaro como de dormir. Sin embargo, debería

tenerse en cuenta que en el NT el término dormir no se aplica jamás al alma, sino sólo al

cuerpo. No hay enseñanza alguna en la Escritura de que cuando llegue la muerte, el alma

caiga en un sueño. Al contrario, el alma del creyente pasa a estar con Cristo, lo cual es

muchísimo mejor. El Señor Jesús reveló Su omnisciencia con esta declaración. Él sabía que

Lázaro ya había muerto, aunque las nuevas que había oído eran que Lázaro estaba enfermo.

En tanto que cualquiera puede despertar a alguien de su sueño físico, sólo el Señor podía

despertar a Lázaro de la muerte. Aquí, Jesús expresa Su intención de hacer eso mismo.

11:12 Sus discípulos no comprendieron la referencia del Señor al sueño. No se dieron

cuenta de que estaba hablando de la muerte. Quizá creían que dormir era un síntoma de

recuperación, y llegaron a la conclusión de que si Lázaro podía dormir profundamente, que

había pasado la crisis, y sanaría. Este versículo podría significar también que si el sueño

físico fuese lo único que iba mal con Lázaro, no habría entonces necesidad de ir a Betania

Page 95: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

para ayudarle. Es posible que los discípulos temiesen por su propia integridad física y

quisiesen hacer uso de esta excusa para no ir a casa de María y Marta.

11:13–14 Aquí se dice con claridad que cuando Jesús se refirió al sueño, se estaba

refiriendo a la muerte, pero que los discípulos no lo habían entendido así. No puede haber

confusiones. Jesús notificó a Sus discípulos abiertamente: Lázaro ha muerto. ¡Con qué

calma los discípulos recibieron las nuevas! No le preguntaron al Señor: «¿Cómo lo sabes?».

Hablaba con plena autoridad, y ellos no cuestionaban Su conocimiento.

11:15 El Señor Jesús no se alegró de que Lázaro hubiese muerto, pero sí se alegró de

que no estaba en Betania en aquel tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no habría muerto.

En ninguna parte del NT se registra que nadie muriese en presencia del Señor. Los

discípulos verían un milagro mucho mayor que la prevención de la muerte. Verían a un

hombre resucitado de los muertos. De este modo, la fe de ellos quedaría fortalecida. Por esa

causa el Señor Jesús dijo que se alegraba por causa de ellos de que no hubiese estado en

Betania.

Y añadió, para que creáis. El Señor no estaba implicando que los discípulos no

hubiesen creído ya en Él. ¡Claro que sí habían creído! Pero el milagro que estaban a punto

de contemplar en Betania fortalecería su fe en gran manera. Por ello, los apremió a que

fuesen con Él.

11:16 Tomás razonó que si el Señor Jesús iba a aquella región, sería muerto por los

judíos. Si los discípulos iban con Jesús, estaba seguro de que también ellos morirían. Y por

ello, con un espíritu de pesimismo y abatimiento, apremió a todos a que acompañasen a

Jesús. Sus palabras no son un ejemplo de gran fe y valor, sino más bien de desaliento.

D. Jesús: La Resurrección y la Vida (11:17–27)

11:17–18 El hecho de que Lázaro estuviese en el sepulcro durante cuatro días se

añadió como prueba de que estaba ya muerto. Observemos cómo el Espíritu Santo toma

todas las precauciones para mostrar que la resurrección de Lázaro fue realmente un

milagro. Lázaro debió morir poco después que los mensajeros se fuesen para encontrar a

Jesús. Era un día de viaje de Betania a Betábara, donde estaba Jesús. Después de oír de la

enfermedad de Lázaro, Jesús se quedó dos días. Luego había un día de viaje a Betania. Esto

explica los cuatro días que Lázaro estuvo en el sepulcro.

Como se ha observado ya antes, Betania estaba a como quince estadios (algo más de

tres kilómetros) al este de Jerusalén.

11:19 La proximidad de Betania a Jerusalén hacía posible que muchos de los judíos

acudiesen a acompañar a Marta y a María, para consolarlas. ¡Cuán poco conscientes

eran de que al cabo de poco tiempo sería innecesaria esta consolación, y que esta casa de

duelo se transformaría en una casa de gran gozo!

11:20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a su encuentro. Se

encontraron justo fuera de la aldea. No se nos dice por qué María se quedó sentada en

casa. Quizá no había recibido las nuevas de la llegada de Jesús. Quizá estaba paralizada por

el dolor, o esperaba de manera simple en oración y confianza. ¿Presentiría acaso lo que

estaba a punto de suceder, gracias a su proximidad al Señor? No lo sabemos.

11:21 Era una fe real lo que posibilitó a Marta a creer que Jesús podía haber impedido

que Lázaro muriese. Con todo, su fe era imperfecta. Ella creía que sólo podía hacerlo si

estaba presente físicamente. No se daba cuenta de que podía sanar a distancia, y menos aún

Page 96: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

que pudiese resucitar a los muertos. A menudo, en tiempos de dolor, hablamos como Marta.

Pensamos que si se hubiese descubierto este o aquel fármaco o medicina, que nuestro ser

querido no habría muerto. Pero todas estas cosas están en manos del Señor, y nada sucede a

ninguno de los Suyos sin Su permiso.

11:22 De nuevo resplandeció la fe de esta devota hermana. No sabía cómo el Señor

Jesús podría ayudar, pero sabía que lo haría. Tenía la confianza de que Dios le concedería

lo que Él pidiese, y que sacaría bien de esta aparente tragedia. Sin embargo, ahora no se

atrevía a creer que su hermano resucitaría de los muertos. La palabra que Marta empleó

para «pedir» es la palabra normalmente empleada para describir a una criatura suplicando u

orando al Creador. Por esto parece claro que Marta no reconocía aún la deidad del Señor

Jesús. Se daba cuenta de que era un Grande e insólito Hombre, pero probablemente no

mayor que los profetas de la antigüedad.

11:23 Para llevar la fe de ella a mayores cumbres, Jesús hizo el sorprendente anuncio de

que Lázaro resucitaría. Es maravilloso ver cómo el Señor trata con esta entristecida mujer

y trata de llevarla paso a paso a la fe en Él mismo como el Hijo de Dios.

11:24 Marta se daba cuenta de que Lázaro resucitaría algún día, pero no tenía ningún

pensamiento de que iba a resucitar aquel mismo día. Ella creía en la resurrección de los

muertos, y pensaba que pasaría en lo que ella designa como «el último día».

11:25 Es como si el Señor hubiese dicho: «No me comprendes, Marta. No me refería a

que Lázaro resucitará en el último día. Yo soy Dios, y tengo en Mis manos el poder de la

resurrección y de la vida. Puedo resucitar a Lázaro ahora mismo de los muertos, y lo voy a

hacer». Entonces el Señor miró adelante al tiempo en que todos los verdaderos creyentes

serían resucitados. Esto tendrá lugar cuando el Señor Jesús vuelva a llevarse a Su pueblo al

cielo.

En aquel tiempo habrá dos clases de creyentes. Habrá los que han muerto en fe, y habrá

los que estarán vivos cuando Él vuelva. A los primeros viene como la Resurrección, y a los

segundos como la Vida. La primera clase es descrita en la última parte del versículo 25 —

El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá—. Esto significa que los creyentes que

hayan muerto antes de la venida de Cristo resucitarán de los muertos. Burkitt observa:

¡Oh amor, más fuerte que la muerte! La muerte no puede separar a Cristo de Sus

amigos. Otros amigos nos acompañan hasta el borde del sepulcro, y allí nos dejan. Ni la

vida ni la muerte nos podrán separar del amor de Cristo.

Bengel comenta: «Es hermosamente acorde con la coherencia divina que nunca se lee

de nadie que muriese en presencia del Príncipe de la Vida».

11:26 La segunda clase se describe en el versículo 26. Todo aquel que esté vivo en el

tiempo de la venida del Señor y que crea en Él no morirá jamás (V.M.). Todos los tales

serán cambiados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, y serán llevados al hogar

celestial con los que hayan sido resucitados de entre los muertos. ¡Qué precisas verdades

nos han sido dadas como resultado de la muerte de Lázaro! Dios saca dulzura de la

amargura y da diadema en lugar de cenizas. Luego, el Señor le preguntó con toda intención,

para probarle la fe: ¿Crees esto?

11:27 La fe de Marta resplandeció con un fulgor de mediodía. Confesó que Jesús era el

Cristo, el Hijo de Dios, que los profetas habían predicho que había de venir al mundo. ¡Y

deberíamos observar que hizo esta confesión antes que Jesús levantase al hermano de ella

de los muertos, y no después!

Page 97: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

E. Jesús llora ante el sepulcro de Lázaro (11:28–37)

11:28–29 Inmediatamente después de esta confesión, Marta se precipitó de vuelta a la

aldea y saludó a María, casi sin aliento, con las palabras: «El Maestro está aquí y te

llama». El Creador del universo y el Salvador del mundo había llegado a Betania y la

llamaba. Y así sigue siendo hoy. Esta misma maravillosa Persona permanece ahí, llamando

a cada uno con las palabras del evangelio. Cada persona es invitada a abrir la puerta de su

corazón y a dejar entrar al Salvador. La respuesta de María fue inmediata. No perdió el

tiempo, sino que se levantó deprisa y fue a Jesús.

11:30–31 Jesús se encontró ahora con Marta y María fuera de la aldea de Betania.

Los judíos no sabían que Él estaba cerca, porque el anuncio de Marta a María de la

presencia del Señor había sido en secreto. No era ilógico que pensasen que María había ido

al sepulcro a llorar allí. 11:32 María… se arrojó a los pies del Salvador. Puede que fuese un acto de

adoración, o puede que simplemente estuviese abrumada de dolor. Lo mismo que Marta,

expresó su dolor porque Jesús no hubiese estado presente en Betania, porque en tal caso no

habría muerto su hermano.

11:33 La contemplación del dolor de María y de sus amigos hizo que Jesús se

estremeciese y conmoviese. Indudablemente, pensó en toda la tristeza, sufrimiento y

muerte que había entrado en el mundo como resultado del pecado del hombre. Esto le hizo

dolerse en lo más íntimo de Su ser.

11:34 Naturalmente, el Señor sabía dónde Lázaro estaba sepultado, pero hizo la

pregunta para suscitar la expectación, alentar la fe y causar la cooperación humana. Es

indudable que fue con gran anhelo y sincero deseo que los dolidos deudos de Lázaro

condujeron al Señor al sepulcro.

11:35 El versículo 35 es el más breve de la Biblia castellana. Es uno de los tres casos en

el NT donde se menciona a Jesús llorando. (Lloró dolorido por Jerusalén y también en el

huerto de Getsemaní.) El hecho de que Jesús lloró es una evidencia de Su verdadera

humanidad. Derramó verdaderas lágrimas de dolor cuando fue testigo de los terribles

efectos del pecado sobre la raza humana. El hecho de que Jesús lloró en presencia de la

muerte muestra que no es impropio que los cristianos lloren cuando sus seres queridos les

son arrebatados. Sin embargo, los cristianos no se entristecen como los que no tienen

esperanza.

11:36 Los judíos vieron en las lágrimas del Hijo del Hombre una evidencia de Su amor

hacia Lázaro. Naturalmente, en esto tenían razón. Pero también los amaba a ellos con un

amor profundo e imperecedero, y muchos de ellos no comprendían esto.

11:37 De nuevo la presencia del Señor Jesús suscitó interrogantes entre el pueblo.

Algunos de ellos le reconocieron como el Mismo que había dado vista al ciego. Se

preguntaban por qué no podía haber hecho también que Lázaro no muriera.

Naturalmente, podía haber impedido su muerte, pero, en lugar de eso iba a hacer un milagro

mucho más poderoso, que traería mayor esperanza a las almas creyentes.

F. La Séptima Señal: La resurrección de Lázaro (11:38–44)

11:38 Parece que el sepulcro de Lázaro era una cueva subterránea, a la que se había de

descender mediante una escalera de mano o de unos peldaños. Tenía una piedra puesta

Page 98: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

encima de la boca del sepulcro. Era diferente del sepulcro del Señor Jesús en cuanto a que

ésta había sido tallada en la peña, e indudablemente se podía entrar en ella andando, como

en la ladera de un monte, sin subir o bajar.

11:39 Jesús mandó a los espectadores que quitasen la piedra de la boca del sepulcro.

Podría haberlo hecho Él mismo sencillamente ordenándolo de palabra. Sin embargo, Dios

no suele hacer por los hombres lo que ellos pueden hacer por sí mismos.

Marta expresó horror ante la idea de abrir el sepulcro. Se daba cuenta de que el cuerpo

de su hermano había estado allí cuatro días, y temía que habría comenzado a

descomponerse. Evidentemente, no se había embalsamado el cuerpo de Lázaro. Debió ser

sepultado el mismo día en que murió, como era la costumbre entonces. El hecho de que

Lázaro estuviese en el sepulcro durante cuatro días es importante. No hay posibilidad de

que estuviese dormido o desmayado. Todos los judíos sabían que estaba muerto. Su

resurrección sólo puede ser explicada como un milagro.

11:40 No está claro cuándo Jesús pronunció las palabras del versículo 40. En el

versículo 23 le había dicho que su hermano resucitaría. Pero es indudable que lo que dice

aquí es la substancia de lo que le había dicho con anterioridad. Observemos el orden en este

versículo: «creer… ver». Es como si el Señor Jesús hubiese dicho: «Si tan sólo estás

dispuesto a creer, me verás llevar a cabo un milagro que sólo Dios podría llevar a cabo.

Verás la gloria de Dios revelada en Mí. Pero primero has de creer, y luego verás».

11:41 La piedra fue así quitada del sepulcro. Antes de efectuar este milagro, Jesús

agradeció a Su Padre que hubiese oído Su oración. No se registra ninguna oración del

Señor Jesús en este capítulo, pero es indudable que había estado hablando continuamente

con Su Padre durante todo este tiempo, y orando que el Nombre de Dios fuese glorificado

en la resurrección de Lázaro. Aquí le da las gracias al Padre anticipando el acontecimiento.

11:42 Jesús oró audiblemente para que la multitud creyese que el Padre le había

enviado, que el Padre le decía lo que hacer y lo que decir, y que siempre actuaba en

perfecta dependencia de Dios Padre. Aquí, una vez más, tenemos enfatizada la unión

esencial de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

11:43 Éste es uno de los pocos casos en el NT donde se dice que el Señor Jesús clamó

a gran voz. Algunos han sugerido que si no hubiese mencionado a Lázaro por nombre,

¡habrían salido todos los muertos de sus sepulcros!

11:44 ¿Cómo salió Lázaro? Algunos piensan que salió bamboleándose del sepulcro;

otros creen que se arrastró sobre sus manos y rodillas; otros observan que su cuerpo habría

estado envuelto y apretado en lienzos sepulcrales y que le habría sido imposible salir por su

propio poder. Sugieren que su cuerpo salió por el aire hasta que sus pies tocaron tierra

delante del Señor Jesús. El hecho de que su rostro estuviese envuelto en un sudario se

añade como prueba adicional de que había estado muerto. Nadie podría haber vivido cuatro

días con el rostro envuelto con un sudario como aquel. De nuevo el Señor movilizó la

ayuda de los demás ordenándoles que desatasen a Lázaro y lo dejasen ir. Sólo Cristo puede

resucitar a los muertos, pero nos da a nosotros la tarea de eliminar las piedras de tropiezo y

de desatar las vendas sepulcrales del prejuicio y de la superstición.

G. Judíos creyentes e incrédulos (11:45–47)

Page 99: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

11:45–46 Para muchos de los espectadores, este milagro proclamaba de manera

inconfundible la deidad del Señor Jesucristo, y creyeron en él. ¿Quién si no Dios podría

llamar a un cuerpo del sepulcro después de haber estado muerto durante cuatro días?

Pero el efecto de un milagro en la vida de una persona depende de su condición moral.

Si el corazón es malo, rebelde e incrédulo, no creerá aunque vea a uno resucitado de los

muertos. Y así sucedió aquí. Algunos de los judíos que fueron testigos del milagro no

estaban dispuestos a aceptar al Señor Jesús como su Mesías, a pesar de una prueba tan

incuestionable. De modo que fueron a los fariseos para informarles acerca de lo sucedido

en Betania. ¿Lo harían para que acudiesen y creyesen en Jesús? Más bien, probablemente,

lo hicieron con la intención de que los fariseos fuesen más movidos contra el Señor y

buscasen Su muerte.

11:47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el sanedrín para

discutir qué acción iban a emprender. La pregunta, ¿Qué hacemos?, significa: «¿Qué

vamos a hacer acerca de esto? ¿Por qué somos tan lentos en reaccionar? Este hombre está

haciendo muchos milagros, y no estamos haciendo nada para detenerle». Los gobernantes

judíos pronunciaron estas palabras para propia condenación de ellos mismos. Admitían que

el Señor Jesús estaba llevando a cabo muchas señales. Entonces, ¿por qué no creían en Él?

No querían creer porque preferían sus pecados al Salvador.

Bien dice Ryle:

Ésta es una maravillosa admisión. Hasta los peores enemigos de nuestro Señor

confiesan que nuestro Señor hizo milagros, y muchos milagros. ¿Podemos dudar de que

habrían negado la verdad de Sus milagros si hubiesen podido? Pero no parece que lo

hubiesen intentado. Eran demasiados, demasiado públicos y demasiado testificados por

ellos para osar negarlos. Ante este hecho, harían bien en explicar los modernos incrédulos y

escépticos cómo pueden hablar de los milagros de nuestro Señor como imposturas y

engaños. Si los fariseos que vivieron en tiempos de nuestro Señor, y que movieron cielo y

tierra para oponerse a Su progreso, jamás se atrevieron a discutir la realidad de que obraba

milagros, es absurdo comenzar a negar ahora Sus milagros, después que han pasado

dieciocho siglos.

11:48 Los gobernantes pensaron que ya no podían permanecer más inactivos. Si no

intervenían, la multitud quedaría persuadida por los milagros de Jesús. Si la gente reconocía

así a Jesús como Rey, esto significaría problemas con Roma. Los romanos creerían que

Jesús había venido para derribar su imperio; intervendrían, y castigarían a los judíos. La

expresión quitarán nuestro lugar y la nación (Gr., RV) significa que los romanos

destruirían el templo y esparcirían el pueblo judío. Esto es precisamente lo que sucedió el

año 70 d.C. —pero no porque los judíos hubiesen aceptado al Señor, sino por haberlo

rechazado.

F. B. Meyer lo expresa bien:

El cristianismo hace peligrar los negocios, mina actividades provechosas pero

malvadas, quita clientes de los santuarios del diablo, ataca intereses creados y trastorna el

mundo. Es algo fatigoso, enojoso y destructor de beneficios.

11:49–50 Caifás fue sumo sacerdote desde el año 26 hasta el 36 d.C. Presidió el juicio

religioso del Señor y estuvo presente cuando Pedro y Juan fueron introducidos ante el

Page 100: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Sanedrín en Hechos 4:6. No era creyente en el Señor Jesús, a pesar de las palabras que aquí

pronunció.

Según Caifás, los principales sacerdotes y los fariseos erraban al pensar que los judíos

morirían a causa de Jesús. Más bien, predijo que Jesús moriría por la nación judía. Dijo que

era mejor que Jesús muriese por el pueblo, y no que toda la nación tuviese problemas con

Roma. Casi suena como si Caifás comprendiese la razón de la venida de Jesús al mundo.

Casi pensaríamos que Caifás había aceptado a Jesús como el Sustituto de los pecadores.

Pero, por desgracia, no era así. Lo que dijo era verdad, pero él mismo no creyó en Jesús

para salvación de su alma.

11:51–52 Esto explica por qué Caifás habló como lo hizo. No lo dijo por sí mismo, es

decir, no dijo estas cosas de su propia mente. Esto le fue dado de parte de Dios, con un

mensaje más profundo de lo que él creía. Era una profecía divina de que Jesús iba a morir

por la nación de Israel. Le fue dado a Caifás porque era el sumo sacerdote aquel año.

Dios habló por medio de él por el oficio que desempeñaba, y no debido a su propia rectitud

personal, porque era un hombre pecador.

La profecía de Caifás era no que el Señor moriría sólo por la nación de Israel, sino

también para congregar en uno a Sus escogidos de entre los gentiles en toda la tierra.

Algunos creen que Caifás se refería a los judíos dispersados por toda la tierra, pero

seguramente sus palabras se refieren a los gentiles que iban a creer en Cristo por medio de

la predicación del evangelio.

11:53–54 Los fariseos no quedaron convencidos por el milagro en Betania. Al revés, se

volvieron más hostiles contra el Hijo de Dios. Desde aquel día acordaron matarle con

renovado empeño.

Consciente de la creciente hostilidad de los judíos, el Señor se fue a una ciudad

llamada Efraín. No sabemos en la actualidad dónde estaba Efraín; sólo que estaba en un

lugar tranquilo y retirado, contigua al desierto.

11:55 La declaración de que la pascua de los judíos estaba cerca nos recuerda que nos

estamos aproximando a la conclusión del ministerio público del Señor. Era en esta precisa

pascua en la que Él iba a ser crucificado. Se demandaba que los celebrantes acudiesen

antes de la pascua, para purificarse. Por ejemplo, si un judío hubiese tocado un cuerpo

muerto, le era necesario pasar por un cierto ritual a fin de ser purificado de contaminación

ceremonial. Esta purificación se hacía por medio de varios tipos de lavamientos y ofrendas.

Lo triste era que los judíos trataban de purificarse de este modo mientras que al mismo

tiempo estaban tramando la muerte del Cordero de la Pascua. ¡Qué denuncia más terrible de

la maldad del corazón del hombre!

11:56–57 Cuando la muchedumbre comenzó a congregarse en el templo, comenzaron a

pensar acerca del obrador de milagros llamado Jesús, que había estado en su región. Surgió

una discusión acerca de si vendría a la fiesta. La razón de que algunos pensasen que no

acudiría se da en el versículo 57.

De parte de los principales sacerdotes y los fariseos se había dado orden formal para

el arresto de Jesús. Se había ordenado que todo el que supiese de Su paradero notificase a

las autoridades, para que le prendiesen y lo pudiesen matar.

VII. EL MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS PARA LOS

SUYOS (Caps. 12–17)

Page 101: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

A. Jesús es ungido en Betania (12:1–8)

12:1 El hogar en Betania era un lugar donde Jesús gustaba de estar. Allí gozaba de una

entrañable comunión con Lázaro, María y Marta. Al acudir a Betania en esta ocasión,

estaba, humanamente hablando, exponiéndose al peligro, porque la cercana Jerusalén eran

los cuarteles generales de todas las fuerzas dispuestas contra Él.

12:2 A pesar de los muchos que seguían opuestos a Jesús, había todavía algunos

corazones que latían de lealtad por Él. Lázaro era uno de los que estaban sentados a la

mesa con el Señor, y Marta servía. La Escritura no nos dice nada de lo que Lázaro vio u

oyó desde el momento en que murió hasta que resucitó. Quizá Dios le había prohibido

divulgar ninguna información.

12:3 Se registran varios casos en los Evangelios en los que Jesús fue ungido por una

mujer. No hay dos incidentes exactamente iguales, pero este se considera que es una

narración paralela de Marcos 14:3–9. La devoción de María a Cristo la llevó a tomar esta

libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungir Sus pies. Estaba con ello

diciendo que no había nada demasiado valioso para no darlo a Cristo. Él es digno de todo lo

que tenemos y somos.

Cada vez que nos encontramos con María, está a los pies de Jesús. Aquí, enjugó Sus

pies con sus cabellos. Por cuanto el cabello de la mujer es su gloria, estaba, por así decirlo,

poniendo su gloria a los pies del Señor. Es innecesario decir que María misma debió ser

portadora de la fragancia de aquel perfume después de esto. De modo que cuando Cristo es

adorado, los adoradores mismos se llevan parte de la fragancia de aquel momento. Ninguna

casa está tan llena de aroma fragante como la casa en la que Jesús recibe el lugar que le

corresponde.

12:4–5 Aquí vemos cómo la carne se inmiscuye en esta tan sacrosanta ocasión. El que

iba a entregar a su Señor no podía soportar ver emplear aquel costosísimo perfume de

aquella manera.

Judas no consideraba que Jesús valiese trescientos denarios. Pensaba que el perfume

debía haber sido vendido y el dinero dado a los pobres. Pero esto era una pura hipocresía.

No le preocupaban más los pobres que el Señor; estaba a punto de venderlo, y no por

trescientos denarios, sino por una décima parte de esta cantidad. Ryle lo dice bien:

¡A primera vista, parece increíble e imposible que alguien pudiese seguir a Cristo como

discípulo durante tres años, ver todos Sus milagros, oír todas Sus enseñanzas, recibir

repetidas bondades de Su parte, ser considerado como apóstol, y luego resultar corrompido

de corazón al final! Pero el caso de Judas muestra claramente que esto puede resultar así.

Quizá de pocas cosas nos llegamos a dar tan poca cuenta como de la magnitud de la caída

del hombre.

12:6 Juan añade rápidamente que Judas no dijo esto porque tuviese ningún amor

verdadero por los pobres, sino porque era ladrón y codicioso. Judas tenía la bolsa, y

solía sustraer de lo que se echaba en ella.

12:7 El Señor le respondió a este efecto: «No le impidas que haga esto. Para el día de

mi sepultura ha guardado esto. Ahora quiere derramarlo generosamente sobre mí en un

acto de afecto y de adoración. Y se le debe permitir que lo haga».

Page 102: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

12:8 Nunca habría ocasiones en las que no hubiese pobres a los que mostrar bondad.

Pero el ministerio del Señor en la tierra estaba rápidamente llegando a Su fin. María no

siempre tendría la oportunidad de emplear este aceite en Él. Esto debería recordarnos que

las oportunidades espirituales son efímeras. Nunca deberíamos dejar de hacer lo que

podamos por el Salvador.

B. El complot contra Lázaro (12:9–11)

12:9 Pronto se extendieron las noticias de que Jesús estaba cerca de Jerusalén. No era

ya posible mantener Su presencia en secreto. Gran multitud de los judíos acudieron a

Betania a verle, y acudían también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los

muertos.

12:10–11 El insensato odio del corazón humano vuelve a mostrarse en este versículo.

Los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro. ¡Uno pensaría que

había cometido alta traición por resucitar de entre los muertos! Se trataba algo sobre lo que

él no tenía control alguno, y sin embargo le consideraban digno de muerte.

A causa de Lázaro, muchos judíos se apartaban y creían en Jesús. Lázaro era por

tanto enemigo del Judaísmo Establecido, y había de ser eliminado. Los que llevan a otros al

Señor son siempre hechos blanco de persecuciones e incluso de martirio.

Algunos comentaristas sugieren que debido a que los principales sacerdotes eran

saduceos, y negaban la resurrección, querían librarse de la evidencia mediante la

destrucción de Lázaro.

C. La entrada triunfal (12:12–19)

12:12–13 Llegamos ahora a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Fue el domingo

antes de Su crucifixión.

Es difícil saber exactamente lo que pensaban de Jesús estas grandes multitudes.

¿Comprendían verdaderamente que era el Hijo de Dios y el Mesías de Israel? ¿O le

consideraban meramente como un Rey que los iba a liberar de la opresión de Roma?

¿Habían sido arrastrados por la emoción del momento? Es indudable que algunos del grupo

eran verdaderos creyentes, pero la impresión general es que la mayoría de la gente no tenía

un verdadero interés de todo corazón en el Señor.

Las ramas de palmera son una prenda de reposo y paz tras el dolor (Ap. 7:9). La

palabra Hosanná significa «Salva ahora, te rogamos». Uniendo ambas ideas, parece como

si el pueblo estuviese reconociendo a Jesús como el Enviado de Dios para salvarlos de la

crueldad de Roma y para darles reposo y paz tras el dolor de sus largos años de opresión

bajo los gentiles.

12:14–15 Jesús entró en la ciudad montado en un asnillo, un modo común de

transporte. Pero, más que esto, el Señor cumplía la profecía al entrar montado así.

Esta cita se toma de Zacarías 9:9. Allí el profeta predice que cuando llegase el Rey a

Israel, lo haría montado sobre un pollino de asna. La hija de Sion es una expresión

figurada que hace referencia al pueblo judío, siendo Sion un monte en la ciudad de

Jerusalén.

12:16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio como un preciso

cumplimiento de la profecía de Zacarías, que Jesús estaba realmente entrando en Jerusalén

Page 103: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

como el legítimo Rey de Israel. Pero después que el Señor hubo ascendido al cielo para ser

glorificado a la diestra del Padre, los discípulos se dieron cuenta de que estos

acontecimientos tuvieron lugar en cumplimiento de las Escrituras.

12:17–18 En la multitud que contemplaba a Jesús entrando en Jerusalén había gente

que le habían visto resucitar a Lázaro … de los muertos. Éstos contaban a los que estaban

a su alrededor que Aquel que montaba en el pollino era el Mismo que había resucitado a

Lázaro a la vida. Al extenderse las nuevas de esta notable señal, una gran multitud de gente

salió al encuentro de Jesús. Por desgracia, el motivo era más la curiosidad que la verdadera

fe.

12:19 Al crecer la multitud de tamaño, y al aumentar el interés en el Salvador, los

fariseos estaban fuera de sí. Nada de lo que pudiesen decir o hacer tenía el menor efecto.

Con una frenética exageración, gritaron que el mundo se iba tras Jesús. No se daban

cuenta de que el interés de la multitud era cosa pasajera, y que los que realmente estaban

dispuestos a adorar a Jesús como Hijo de Dios eran muy pocos.

D. Ciertos griegos desean ver a Jesús (12:20–26)

12:20 Los griegos que acudieron a Jesús eran gentiles que se habían convertido al

judaísmo. El hecho de que subían a adorar en la fiesta muestra que ya no practicaban la

religión de sus antepasados. Que acudiesen al Señor Jesús en esta ocasión es una imagen

del hecho de que cuando los judíos rechazasen al Señor Jesús, los gentiles oirían el

evangelio, y muchos de ellos creerían.

12:21 No se da ninguna razón de por qué se acercaron a Felipe. Quizá por su nombre

griego y por el hecho de que era de Betsaida de Galilea le hiciesen más accesible a

aquellos prosélitos gentiles. Su petición fue verdaderamente noble. Señor, queremos ver a

Jesús. Nadie que tenga este sincero deseo en su corazón es jamás despedido sin quedar

satisfecho.

12:22 Quizá Felipe no estuviese demasiado seguro acerca de si Jesús iba a ver a estos

griegos. Cristo había ordenado antes a los discípulos que no fuesen con el evangelio a los

gentiles, de modo que Felipe fue a Andrés, y juntos se lo dijeron a Jesús.

12:23 ¿Por qué querían los griegos ver a Jesús? Si leemos entre líneas, podemos

suponer que les atraía la sabiduría de Jesús y que querían exaltarle como su filósofo

popular. Sabían que estaba en curso de colisión con los líderes judíos y querían que salvase

Su vida, quizá yendo a Grecia con ellos. Su filosofía era, «sálvate», pero Jesús les

respondió que esta filosofía estaba directamente enfrentada a la ley de la cosecha. Él sería

glorificado en Su muerte sacrificial, y no con una vida cómoda.

12:24 La semilla nunca produce trigo hasta que primero cae en la tierra y muere. El

Señor Jesús se refirió a sí mismo aquí como el grano de trigo. Si no moría, quedaría solo.

Gozaría de las glorias del cielo a solas; no habría pecadores salvados que compartiesen Su

gloria. Pero si moría, proveería un camino de salvación por el que muchos podrían ser

salvos.

Lo mismo se nos aplica a nosotros, como dice T. G. Ragland:

Si rehusamos ser granos de trigo —cayendo en la tierra y muriendo—; si no queremos

sacrificar expectativas ni arriesgar nuestra reputación, propiedades y salud; si cuando

somos llamados no abandonamos nuestro hogar ni rompemos nuestros lazos familiares por

Page 104: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

causa de Cristo, entonces quedaremos solos. Pero si queremos ser fructíferos, hemos de

seguir a nuestro Bendito Señor mismo, volviéndonos granos de trigo, y muriendo, entonces

daremos mucho fruto.

12:25 Mucha gente cree que las cosas importantes de la vida son el alimento, el vestido

y los placeres. Viven para estas cosas. Pero al amar así sus vidas, pierden de vista que el

alma es más importante que el cuerpo. Al descuidar el bien de sus almas, pierden sus vidas.

En cambio, los hay que cuentan todas las cosas como pérdida por amor de Cristo. Para

servirle, dejan de lado cosas muy apreciadas entre los hombres. Éstos son los que

guardarán sus vidas para vida eterna. Aborrecer la propia vida significa amar a Cristo

más que uno ama sus propios intereses.

12:26 Para servir a Cristo, uno ha de seguirlo. Él quiere que Sus siervos obedezcan Sus

enseñanzas y se parezcan moralmente a Él. Han de aplicarse a sí mismos el ejemplo de Su

muerte. Todos los siervos reciben la promesa de la presencia constante y protección de su

Maestro, y esto se aplica no sólo a la vida presente, sino también a la eternidad. El servicio

ahora recibirá la aprobación de Dios en un día venidero.

¡Todo lo que uno sufra aquí de vergüenza o vituperio será cosa bien pequeña en

comparación con la gloria de ser públicamente elogiado por Dios Padre en el cielo!

E. Jesús hace frente a su inminente muerte (12:27–36)

12:27 De manera creciente, los pensamientos del Señor se centraron en los

acontecimientos que tenía inmediatamente delante de Sí. Estaba pensando en la cruz, y

contemplando el tiempo en que vendría a ser el Portador del Pecado y en que padecería la

ira de Dios contra nuestros pecados. Al pensar en Su «hora de quebrantamiento de

corazón» (JBP), Su alma quedó turbada. ¿Cómo iba Él a orar en tal momento? ¿Debería

Él pedir a Su Padre que le salvase de aquella hora? No podía orar por esto, porque el

propósito de Su venida al mundo era ir a la cruz. Había nacido para morir.

12:28 En lugar de orar para ser salvado de la cruz, Jesús oró más bien que el nombre

de Su Padre fuese glorificado. Estaba más interesado en que Dios recibiese honra que en Su

propia comodidad o seguridad. Dios habló ahora desde el cielo, diciendo que Él había

glorificado Su Nombre, y que lo glorificaría otra vez. El Hombre de Dios fue glorificado

durante el ministerio terrenal de Jesús. Los treinta años de silencio en Nazaret, los tres años

de ministerio público, las maravillosas palabras y obras del Salvador —todo esto había

grandemente glorificado el Nombre del Padre—. Pero Dios recibiría una gloria aún mayor

por medio de la muerte, sepultura, resurrección y Ascensión de Cristo.

12:29 Algunos de los que estaban allí confundieron la voz de Dios con un trueno. Este

tipo de personas intentan siempre buscar una explicación natural de las cosas espirituales.

Los que no están dispuestos a aceptar la realidad de los milagros los intentan explicar

recurriendo a alguna ley natural. Otros sabían que no se trataba de un trueno, pero no lo

reconocieron como la voz de Dios. Dándose cuenta de que tenía que ser algo sobrenatural,

sólo pudieron llegar a la conclusión de que era la voz de un ángel. La voz de Dios sólo

puede ser oída y comprendida por aquellos que reciben la ayuda del Espíritu Santo.

Algunos pueden oír el evangelio una y otra vez, y sin embargo puede no tener sentido

alguno para ellos, excepto si el Espíritu Santo les habla por medio de él.

Page 105: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

12:30 Jesús explicó a Sus oyentes que esta voz no tenía que ser audible para que Él la

oyese. Más bien, se había hecho audible por causa de los que estaban junto a Él.

12:31 Ahora es el juicio de este mundo, dijo Él. El mundo estaba a punto de crucificar

al Señor de la vida y de la gloria. Al actuar así, se condenaría a sí mismo. Se pronunciaría

sentencia contra él por su terrible rechazo de Cristo. Esto es lo que el Salvador quería decir

aquí. Estaba a punto de pronunciarse la condenación sobre la humanidad culpable. El

príncipe de este mundo es Satanás. En un sentido muy real, Satanás fue totalmente

derrotado en el Calvario. Él creía que había conseguido librarse del Señor Jesús de una vez

por todas. En lugar de esto, el Salvador había provisto un camino de salvación para los

hombres, y al mismo tiempo había derrotado a Satanás y a todas sus huestes. La sentencia

no ha sido todavía ejecutada sobre el diablo, pero su suerte ha quedado sellada. Todavía

corre por el mundo llevando a cabo su maligna actividad, pero es sólo cuestión de tiempo

antes de que sea echado al lago de fuego.

12:32 La primera parte de este versículo hace referencia a la muerte de Cristo en la

cruz. Él fue clavado en una cruz de madera y levantado de la tierra. El Señor dijo que si

era así crucificado, que a todos atraería a sí mismo. Se han dado varias explicaciones de

esto. Algunos creen que Cristo atrae a todos bien para salvación, bien para juicio. Otros

creen que si Cristo es levantado en la predicación del evangelio, entonces habrá un gran

poder en el mensaje, y las almas serán atraídas a Él. Pero probablemente la explicación

correcta es que la crucifixión del Señor Jesús resultó en que todas las clases de gentes son

atraídas a Él. No significa todas las personas sin excepción, sino gente de toda nación, tribu

y lengua.

12:33 Cuando el Señor Jesús habló de ser levantado, dio a entender la clase de muerte

que iba a morir, esto es, por crucifixión. Aquí tenemos otra vez evidencia de la

omnisciencia del Señor. Él sabía por adelantado que no moriría en la cama ni por accidente,

sino que sería clavado en una cruz.

12:34 La gente se sintió perpleja ante esta declaración del Señor acerca de ser

levantado. Sabían que afirmaba ser el Mesías, y sin embargo sabían por el AT que el

Mesías viviría para siempre (véase Is. 9:7; Sal. 110:4; Dn. 7:14; Mi. 4:7). Observemos que

la gente citó a Jesús como diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.

En realidad, Él había dicho: «Yo, sí soy levantado de la tierra». Naturalmente, el Señor se

había referido muchas veces a Sí mismo como el Hijo del Hombre, y quizá incluso había

hablado antes del Hijo del Hombre que sería levantado, de modo que no fue difícil para la

gente juntar estos dos pensamientos.

12:35 Cuando la gente preguntó a Jesús quién era el Hijo del Hombre, se refirió a sí

mismo de nuevo como la luz del mundo. Les recordó que la luz estaría con ellos sólo un

breve tiempo. Ellos debían acudir a la Luz y andar en la Luz; en caso contrario, las

tinieblas les sorprenderían pronto, y ellos irían tropezando en la ignorancia.

El Señor parece asemejarse aquí al sol y a la luz del día que da. El sol se levanta por la

mañana, alcanza su punto culminante a mediodía y desciende por la tarde hacia el

horizonte. Está con nosotros sólo un número limitado de horas. Deberíamos valernos de él

mientras está con nosotros, porque cuando llega la noche no podemos beneficiarnos de él.

Espiritualmente, quien cree en el Señor Jesús es quien anda en la luz. Quien le rechaza

anda en tinieblas y no sabe adónde va. Carece de guía divina y tropieza a lo largo de la

vida.

12:36 Una vez más el Señor Jesús advirtió a Sus oyentes a que creyesen en Él

entretanto que tenían aún oportunidad. Si lo hacían, vendrían a ser hijos de luz. Tendrían

Page 106: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

la certidumbre de la dirección por la vida y a la eternidad. Después de hablar estas palabras,

el Señor se ocultó de la gente y permaneció apartado por un tiempo.

F. La incredulidad de la mayoría de los judíos (12:37–43)

12:37 Juan se detiene en este punto para expresar asombro ante el hecho de que a pesar

de que el Señor Jesús había hecho tan grandes señales, sin embargo no creían en él.

Como ya hemos mencionado, esta incredulidad de ellos no se debía a ninguna falta de

evidencia. El Señor había dado las más convincentes pruebas de Su deidad, pero la gente no

quería creer. Querían un rey que reinase sobre ellos, pero no querían arrepentirse.

12:38 La incredulidad de los judíos era en cumplimiento de la profecía de Isaías 53:1.

La pregunta, Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?, demanda una respuesta. «¡No

muchos!» Por cuanto en la Escritura «brazo» se refiere al poder o a la fuerza, el brazo del

Señor se refiere al gran poder de Dios. El poder de Dios es sólo revelado a aquellos que

creen el anuncio tocante al Señor Jesucristo. Por ello, debido a que no muchos aceptaron el

anuncio acerca del Mesías, el poder de Dios no fue revelado a muchos.

12:39 Cuando el Señor Jesús se presentó a la nación de Israel, le rechazaron. Una y otra

vez volvió a ellos con el ofrecimiento de la salvación, pero ellos persistieron en decirle

«no». Cuanto más los hombres rechazan el evangelio, tanto más difícil se les hace recibirlo.

Cuando los hombres cierran los ojos negándose a ver la Luz, Dios les hace más difícil ver

la Luz. Dios los hiere con lo que se conoce como ceguera judicial, es decir, una ceguera que

es el juicio de Dios sobre los que rehúsan a Su Hijo.

12:40 Esta cita es de Isaías 6:9, 10. Dios ha cegado los ojos del pueblo de Israel y

endureció su corazón. No lo hizo al principio, sino sólo después que ellos cerrasen sus

ojos y endureciesen sus propios corazones. Como resultado del terco y voluntarioso

rechazo del Mesías por parte de Israel, se cortaron de la vista, entendimiento, conversión y

sanidad.

12:41 En Isaías 6, el profeta es descrito contemplando la gloria de Dios. Juan ahora

añade la explicación de que lo que Isaías vio fue la gloria de Cristo, y que es de Cristo de

quien él habló. Así, este versículo es otro importante eslabón de la cadena de evidencia que

demuestra que Jesucristo es Dios.

12:42 Muchos de los gobernantes de los judíos quedaron convencidos de que Jesús era

el Mesías. Pero no osaban compartir su convicción con los demás para no ser

excomulgados. Querríamos pensar que estos hombres eran creyentes genuinos en el Señor

Jesús, pero es dudoso. Allí donde hay verdadera fe, habrá, más tarde o más temprano,

confesión de Cristo. Cuando Cristo es verdaderamente aceptado como Salvador, no hay

vacilaciones en hacerlo saber, sean cuales sean las consecuencias.

12:43 Era evidente que estos hombres estaban más interesados en la gloria de los

hombres que en la gloria de Dios. Pensaban más en la aprobación del hombre que en la de

Dios. ¿Puede una persona así ser un genuino creyente en Cristo? Véase capítulo 5,

versículo 44, como respuesta a esto.

G. El peligro de la incredulidad (12:44–50)

12:44 El versículo 44 se podría parafrasear así: «El que cree en mí, en realidad cree no

sólo en Mí, sino también en Mi Padre que me envió». Una vez más aquí el Señor enseña

Page 107: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Su unión absoluta con Dios Padre. Era imposible creer en el Uno sin creer en el Otro. Creer

en Cristo es creer en Dios Padre. No se puede creer en el Padre a no ser que se dé igual

honra al Hijo.

12:45 En determinado sentido, nadie puede ver a Dios Padre. Él es Espíritu, y por ello

invisible. Pero el Señor Jesús había venido al mundo para darnos el conocimiento de cómo

es Dios. No nos hace saber cómo es Dios físicamente, sino moralmente. Nos ha revelado el

carácter de Dios. Así, todo el que ha visto a Cristo ha visto a Dios Padre.

12:46 La ilustración de la luz era aparentemente una de las favoritas del Señor. Una vez

más se refirió a Sí mismo como la luz que había venido al mundo a fin de que los que

creyesen en Él no permaneciesen en tinieblas. Aparte de Cristo, los hombres están en

profundas tinieblas. No tienen una recta comprensión de la vida, de la muerte ni de la

eternidad. Pero los que acuden a Cristo con fe ya no van a tientas buscando la verdad,

porque han encontrado la verdad en Él.

12:47 El propósito de la Primera Venida de Cristo era no el de juzgar al mundo, sino

el de salvar. No se sentó en juicio con los que rehusaban oír Sus palabras o creer en Él.

Esto no significa que no condenará a estos incrédulos en un día venidero, sino que este

juicio no era el propósito de Su Primera Venida.

12:48 El Señor miraba hacia un día venidero cuando los que ahora rechazaban Sus

palabras comparecerán ante el juicio de Dios. En aquel tiempo, las palabras o enseñanzas

del Señor Jesús serán suficientes para condenarles.

12:49 Las cosas que Él enseñaba no se las inventaba él ni las había aprendido en las

escuelas humanas. Como obediente Siervo e Hijo había hablado sólo aquellas cosas que el

Padre le había encargado que hablase. Éste es el hecho que condenará a los hombres en el

último día. La palabra que Jesús habló era la Palabra de Dios, y los hombres rehusaron

oírla. El Padre le había dicho no sólo lo que había de decir sino lo que debía hablar. Hay

una diferencia entre los dos. La expresión lo que he de decir se refiere a la substancia del

mensaje; lo que he de hablar significa cuáles son las palabras precisas que emplear en la

enseñanza de la verdad de Dios.

12:50 Jesús sabía que el Padre le había encargado que diese vida eterna a aquellos que

creyesen en Él. Así, Cristo transmitía el mensaje como le había sido dado por el Padre.

Llegamos ahora a una interrupción clara en la narración. Hasta este punto, el Señor se

ha estado presentando a Israel. Se registran siete señales o milagros distintos, ilustrando

cada uno de ellos la experiencia que tendrá lugar cuando un pecador deposita su fe en

Cristo. Las señales son:

1. La transformación del agua en vino en las bodas de Caná de Galilea (2:1–12). Esto es

imagen del pecador que es extraño al gozo divino, y que es transformado por el poder de

Cristo.

2. La curación del hijo del noble (4:46–54). Esto es imagen del pecador como enfermo y

necesitado de salud espiritual.

3. La curación del paralítico en el estanque de Betesda (cap. 5). El pobre pecador está sin

fuerzas, impotente e incapaz de hacer nada para remediar su propia condición. Jesús le sana

de su enfermedad.

4. La alimentación de los cinco mil (cap. 6). El pecador está sin alimento, está

hambriento, necesitado de aquello que da fuerzas. El Señor provee alimento para su alma

de modo que nunca vuelva a tener hambre.

Page 108: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

5. El apaciguamiento del Mar de Galilea (6:16–21). El pecador es presentado en un lugar

de peligro. El Señor lo rescata de la tempestad.

6. Curación de un ciego de nacimiento (cap. 9). Este hombre representa la ceguera del

corazón humano hasta que es tocado por el poder de Cristo. El hombre no puede ver su

propia pecaminosidad ni la hermosura del Salvador hasta que es iluminado por el Espíritu

Santo.

7. La resurrección de Lázaro de los muertos (cap. 11). Esto, naturalmente, nos recuerda

que el pecador está muerto en delitos y pecados y que necesita vida de lo alto.

Todas estas señales tienen el propósito de demostrar que Jesús es el Cristo, el Hijo de

Dios.

H. Jesús lava los pies de Sus discípulos (13:1–11)

En el capítulo 13 comienza el Discurso del Aposento Alto. Jesús ya no estaba andando

entre judíos hostiles. Se había retirado con Sus discípulos a un aposento alto en Jerusalén

para un tiempo final de comunión con ellos antes de ir a Su juicio y crucifixión. Juan 13 a

17 es una de las secciones más queridas de todo el NT.

13:1 El día antes de la crucifixión, el Señor Jesús sabía que su hora había llegado

para morir, resucitar y volver al cielo. Había amado a los suyos, es decir, a los que eran

verdaderos creyentes. Los amó hasta el fin de Su ministerio terrenal, y seguirá amándolos

a lo largo de la eternidad. Pero también los amó en un grado infinito, como estaba a punto

de demostrar.

13:2 Juan no dice a qué cena se hace referencia aquí —si fue la Pascua, la Cena del

Señor, o una comida ordinaria—. El diablo sembró el pensamiento en el corazón de Judas

que ya había madurado la ocasión para entregar a Jesús. Judas había urdido el mal contra

el Señor mucho antes ya, pero ahora recibió la señal de llevar a cabo su abyecto plan.

13:3 El versículo 3 destaca quién estaba llevando a cabo una tarea de esclavo —no

meramente un rabí o un maestro, sino Jesús, que era consciente de Su deidad—. Sabía la

obra que le había sido encomendada; sabía que había salido de Dios, y que estaba ya de

viaje de vuelta a Dios.

13:4 Era esta conciencia de quién Él era, y de Su misión y destino, lo que le capacitó

para humillarse y lavar los pies de los discípulos. Levantándose de la cena, el Señor se

quitó su manto largo exterior. Luego se ciñó con una toalla a guisa de delantal, y tomó el

puesto de un esclavo. Podríamos haber esperado el relato de este incidente en el Evangelio

de Marcos, el Evangelio del Siervo Perfecto. Pero el hecho de que se encuentre en el

Evangelio del Hijo de Dios lo hace tanto más notable. Este simbólico acto nos recuerda que

el Señor dejó los palacios marfileños celestiales y descendió al mundo como Siervo,

ministrando a los que Él había creado.

13:5 En las tierras orientales, el uso de sandalias abiertas hacía necesario lavarse los

pies con frecuencia. Era una cortesía habitual del hospedador hacer que un esclavo lavase

los pies de sus invitados. Aquí, el Hospedador divino se hizo el esclavo y llevó a cabo este

humilde servicio. «Jesús a los pies del traidor —¡qué espectáculo!—. ¡Qué lección para

nosotros!».

13:6 Pedro manifestó rechazo a que Jesús le lavase sus pies, y expresó su

desaprobación de que Alguien tan grande como el Señor condescendiese a uno tan indigno

como él. «La contemplación de Dios en el papel de siervo es algo perturbador.»

Page 109: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

13:7 Jesús enseñó ahora a Pedro que había un significado espiritual en lo que Él estaba

haciendo. El lavamiento de pies era una imagen de un cierto tipo de lavamiento espiritual.

Pedro sabía que el Señor estaba realizndo el acto físico, pero no comprendía el significado

espiritual. Pronto lo entendería, sin embargo, porque el Señor lo iba a explicar. Y lo

entendería por experiencia cuando más adelante fuese restaurado al Señor después de

haberle negado.

13:8 Pedro ilustra los extremos de la naturaleza humana. Había prometido que el Señor

jamás le lavaría sus pies —y aquí «jamás» significa literalmente «no por toda la

eternidad»—. El Señor respondió a Pedro que aparte de Su lavamiento no podría tener

comunión con Él. El sentido del lavamiento de pies queda ahora explicado. Al andar los

cristianos por este mundo, contraen una cierta contaminación. El oír palabras y

conversaciones viles, contemplar cosas impías y trabajar con personas impías

inevitablemente contamina al creyente. Y necesita de una constante purificación.

Esta purificación tiene lugar mediante el agua de la Palabra. Al leer y estudiar la Biblia,

al oírla predicar, y al conversar acerca de ella entre nosotros, encontramos que nos purifica

de las malvadas influencias que nos rodean. Por otra parte, cuanto más descuidamos la

Biblia, tanto más pueden permanecer en nuestras mentes y vidas estas malvadas influencias

sin inquietarnos demasiado. Cuando Jesús dijo: No tendrás parte conmigo, no se refería a

que Pedro no podría ser salvado excepto si Él lo lavaba, sino que la comunión con el Señor

puede ser mantenida sólo con la acción continuada de purificación de su vida por las

Escrituras.

13:9–10 Ahora Pedro se lanzó al otro extremo. Hacía un instante que estaba diciendo

«jamás». Ahora dijo: «Lávame de arriba abajo».

Al volver del baño público, los pies de uno podían volverse a ensuciar. No necesitaba

otro baño, sino lavarse los pies. El que está bañado, no necesita sino lavarse los pies,

pues está todo limpio. Hay una diferencia entre el baño y la jofaina. El baño habla de la

purificación recibida en el tiempo de la salvación. La purificación de la pena del pecado por

medio de la sangre de Cristo tiene lugar sólo una vez. La jofaina habla de la purificación de

la contaminación del pecado y ha de tener lugar continuamente por medio de la Palabra de

Dios. Hay un baño, pero muchos lavamientos de pies. «Vosotros estáis limpios, aunque

no todos», significa que los discípulos habían recibido el baño de la regeneración —esto es,

todos los discípulos menos Judas—. Judas nunca había sido salvado.

13:11 Con un pleno conocimiento de todas las cosas, el Señor sabía que Judas le iba a

entregar, y por ello señaló que había uno que nunca había recibido el baño de la redención.

I. Jesús enseña a Sus discípulos a seguir Su ejemplo (13:12–20)

13:12 Parece que Cristo lavó los pies de todos los discípulos. Luego se puso Su manto

exterior y se puso de nuevo a la mesa para explicarles el sentido espiritual de lo que había

hecho. Las preguntas del Señor constituyen un interesante estudio. Son uno de Sus métodos

más eficaces de enseñanza.

13:13–14 Los discípulos habían reconocido que Jesús era el Maestro y Señor de ellos,

y tenían razón en ello. Pero Su ejemplo mostraba que el rango más elevado en la estructura

de poder del reino es la de siervo.

Si el Señor y Maestro había lavado los pies de los discípulos, ¿qué excusa podrían

tener por no lavarse los pies los unos a los otros? ¿Se refería el Señor a que debían lavarse

Page 110: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

literalmente los pies los unos a los otros con agua? ¿Estaba Él aquí instituyendo una

ordenanza de la iglesia? No; aquí el sentido es espiritual. Les estaba diciendo que debían

mantenerse limpios los unos a los otros mediante una constante comunión en la Palabra. Si

alguien ve a su hermano enfriándose o volviéndose mundano, debería exhortarle con amor

mediante la Biblia.

13:15–16 El Señor les había dado ejemplo, una lección objetiva de lo que también

ellos debían hacer espiritualmente los unos con los otros.

Si el orgullo o la animosidad personal nos impiden humillarnos a servir a nuestros

hermanos, deberíamos recordar que ninguno de nosotros es mayor que nuestro Señor. Él

se humilló a Sí mismo a lavar a aquellos que eran indignos e ingratos, y Él sabía que uno de

ellos le traicionaría. ¿Ministrarías tú de una manera humilde a un hombre que supieses que

estaba a punto de entregarte por dinero? Todo aquel que es enviado (cada discípulo) no

debería considerarse demasiado alto para hacer nada que Aquel que le envió (el Señor

Jesús) haya hecho.

13:17 Saber estas verdades acerca de la humildad y del desprendimiento y del servicio

es una cosa, pero uno puede saberlas y no practicarlas nunca. El verdadero valor y la

verdadera bienaventuranza reside en poner eso en práctica.

13:18 Lo que el Señor acababa de decir acerca del servicio no era de aplicación a Judas.

Él no era uno de los que el Señor enviaría a todo el mundo con el evangelio. Jesús sabía que

las Escrituras acerca de Su entrega habían de ser cumplidas —Escrituras como el Salmo

41:9—. Judas había comido con el Señor durante tres años, y sin embargo levantó contra

Él su calcañar —expresión ésta que indicaba que traicionaba al Señor—. En el Salmo 41,

el traidor es descrito por el Señor como «mi amigo íntimo».

13:19 El Señor reveló por adelantado a los discípulos que iba a ser traicionado para que

cuando sucediese, los discípulos supiesen que Jesús era el verdadero Dios. Para que …

creáis que YO SOY. El Jesús del NT es el Jehová del Antiguo. Así, la profecía cumplida es

una de las grandes pruebas de la deidad de Cristo y también, podemos añadir, de la

inspiración de las Escrituras.

13:20 Nuestro Señor sabía que Su entrega iba a causar que los otros discípulos

tropezasen o dudasen. De modo que añadió esta palabra de aliento. Ellos debían recordar

que eran enviados en una misión divina. Iban a estar tan estrechamente identificados con Él

que recibirles a ellos sería lo mismo que recibirle a Él. Asimismo, los que recibiesen a

Cristo recibían a Dios Padre. Debían cobrar ánimos en su estrecho vínculo con Dios Hijo y

Dios Padre.

J. Jesús predice que será traicionado (13:21–30)

13:21–22 El conocimiento de que uno de Sus discípulos iba a traicionarle hizo que el

Señor se turbase en lo más íntimo de Su ser. Parece que Jesús estaba aquí dando una

última oportunidad al traidor para que abandonase su malvado plan. Sin denunciarlo

directamente, el Señor reveló Su conocimiento de que uno de los doce iba a entregarle.

Pero ni esto cambió el propósito del traidor.

El resto de los discípulos no sospechaba de Judas. Se sorprendieron de que uno de los

suyos fuese a cometer tal enormidad, y dudaban acerca de quién podría ser.

13:23 En aquellos tiempos, no se sentaban a la mesa para comer, sino que se recostaban

en divanes bajos. El discípulo al cual Jesús amaba era Juan, el escritor de este evangelio.

Page 111: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Él omite mencionar su propio nombre, pero no duda en mencionar que ocupaba un puesto

de especial afecto en el corazón del Salvador. El Señor amaba a todos los discípulos, pero

Juan gozaba de una especial proximidad a Él.

13:24–25 Simón Pedro hizo señas en lugar de hablar en voz alta. Quizá con una

inclinación de la cabeza, le pidió a Juan que se enterase del nombre del traidor.

Recostándose cerca del pecho de Jesús, Juan hizo la fatal pregunta con un murmullo,

que fue probablemente contestada también en voz baja.

13:26 Jesús respondió que daría un trozo de pan mojado en vino o salsa al traidor.

Algunos dicen que el anfitrión oriental daba el pan en una comida al invitado de honor. Al

hacer de Judas el invitado de honor, el Señor Jesús intentó de esta manera ganarlo al

arrepentimiento mediante Su gracia y amor. Otros sugieren que el pan era comúnmente

pasado de esta manera en relación con la cena de la Pascua. Si es así, entonces Judas se fue

durante la cena de la Pascua y antes que fuese instituida la Cena del Señor.

13:27 El diablo ya había puesto en el corazón de Judas que traicionase al Señor. Ahora

Satanás entró en él. Al principio fue sólo una sugestión. Pero Judas la acarició, le gustó y

accedió a ella. Ahora, el diablo tomaba el control de él. Sabiendo que el traidor estaba

plenamente decidido, el Señor le dijo que lo hiciese más pronto. Evidentemente, no le

animó a hacer el mal, sino que simplemente expresaba una entristecida resignación.

13:28–29 Este versículo confirma que la anterior conversación entre Jesús y Juan

acerca del pan no fue oída por los otros discípulos. Ellos no sabían aún que Judas estaba a

punto de traicionar a su Señor.

Algunos pensaban que Jesús le había simplemente dicho a Judas que fuese rápido a

comprar algo para la fiesta, o debido a que Judas era el tesorero, que el Salvador le había

mandado que hiciese una donación a los pobres.

13:30 Judas tomó el bocado como prenda de especial favor, y salió luego de la

compañía del Señor y de los otros discípulos. Las Escrituras añaden luego estas palabras

cargadas de significado: Y era de noche. Era de noche no sólo en un sentido literal, sino

también de noche espiritualmente para Judas —una noche de tinieblas y remordimiento

que jamás terminaría—. Es siempre de noche cuando los hombres le dan la espalda al

Salvador.

K. El Nuevo Mandamiento (13:31–35)

13:31 Tan pronto como Judas marchó, Jesús comenzó a hablar con los discípulos de

manera más libre y familiar. Había desaparecido la tensión. Ahora, dijo, ha sido

glorificado el Hijo del Hombre. El Señor estaba anticipando la obra de redención que

estaba a punto de cumplir. Su muerte podría parecer como una derrota, pero fue el medio

por el que los perdidos pecadores podrían ser salvados. Fue seguido de Su resurrección y

ascensión, y en todo ello recibió gran honra. Y Dios ha sido glorificado en la obra del

Salvador. Esta obra proclamaba que Él es un Dios santo que no podía pasar por alto el

pecado, y también un Dios amante que no deseaba la muerte del pecador; proclamaba cómo

podía Él ser un Dios justo, y además capaz de justificar a los pecadores. Cada atributo de la

deidad fue magnificado de manera superlativa en el Calvario.

13:32 Si Dios ha sido glorificado en él, y lo ha sido, Dios también le glorificará en sí

mismo. Dios se cuidará de que Su amado Hijo reciba el honor que le corresponde. Y en

seguida le glorificará —sin retardo alguno—. Dios Padre cumplió esta predicción del

Page 112: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Señor Jesús resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a Su diestra en el cielo. Dios

no iba a esperar hasta la introducción del reino. Él iba a glorificar a Su Hijo en seguida.

13:33 Por primera vez el Señor Jesús se dirigió a Sus discípulos como hijitos —un

término cariñoso—. Y lo empleó sólo después que Judas hubo salido. Iba a estar con ellos

sólo un poco. Luego moriría en la cruz. Ellos le buscarían entonces, pero no podrían

seguirle, porque volvería al cielo. El Señor había dicho lo mismo a los judíos, pero en un

sentido diferente. Para los discípulos, Su partida sería solamente temporal. Volvería a ellos

(cap. 14). Pero para los judíos, el acto de dejarlos sería definitivo. Él volvía al cielo, y no

podrían seguirle a causa de su incredulidad.

13:34 Durante Su ausencia debían ser gobernados por el mandamiento del amor. Este

mandamiento no era nuevo con respecto al tiempo, porque los Diez Mandamientos

enseñaban el amor a Dios y al prójimo. Pero este mandamiento era nuevo en otras formas.

Era nuevo porque el Espíritu Santo iba a dar capacidad a los creyentes para obedecerlo. Era

nuevo en tanto que era superior al antiguo. El antiguo decía: «Amarás a tu prójimo», pero

el nuevo dice: «Amad a vuestros enemigos».

Se ha dicho con razón que la ley del amor a los otros se explica ahora con renovada

claridad, que es reforzada con nuevos motivos y obligaciones, que es ilustrada con un

nuevo ejemplo, y que es obedecida de una nueva manera.

También era nueva, como se explica en este versículo, porque demandaba un grado

más elevado de amor: «Como yo os he amado, que también os améis unos a otros».

13:35 La insignia del discipulado cristiano no es una cruz que se lleva colgada del

cuello o en la solapa, ni algún tipo distintivo de vestimenta. Cualquiera podría profesar el

discipulado por este medio. La verdadera marca de un cristiano es el amor para con sus

hermanos cristianos. Esto demanda poder divino, y este poder es dado sólo a aquellos en

los que mora el Espíritu.

L. Jesús predice la negación de Pedro (13:36–38)

13:36 Simón Pedro no comprendió que Jesús se había referido a Su muerte. Pensó que

iba a emprender algún viaje terrenal y no entendía por qué él no podía acompañarle. El

Señor explicó que Pedro le seguiría más tarde, es decir, cuando muriese, pero no podría

hacerlo ahora.

13:37 Con una devoción y entusiasmo típicos de él, Pedro expresó su disposición a

morir por el Señor. Pensaba que podría resistir el martirio con sus propias fuerzas. Más

adelante murió en verdad por el Señor, pero fue porque Dios le había dado una fuerza y

valor especiales.

13:38 Jesús refrena «el celo sin conocimiento» de Pedro diciéndole algo que él no sabía

de sí mismo —que antes que acabase aquella noche habría negado al Señor tres veces—.

Así, le recordó su debilidad, cobardía e incapacidad para seguirle siquiera unas pocas horas

por su propio poder.

M. Jesús: El Camino, la Verdad, y la Vida (14:1–14)

14:1 Algunos enlazan el versículo 1 con el último del capítulo 13, y creen que fue dicho

a Pedro. Aunque iba a negar al Señor, tuvo sin embargo una palabra de consuelo para él.

Pero esto se debe a que algunos comentaristas ingleses han sido llevados a confusión por la

Page 113: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

ambigüedad de su lengua entre singular y plural en segunda persona, y no son conscientes

de la forma plural en griego, bien reflejada en la lengua castellana, y que muestra que estas

palabras fueron dirigidas a todos los discípulos. Por esto, deberíamos hacer una pausa

después del capítulo 13. El pensamiento parece ser: «Me voy a ir, y vosotros no podréis

verme. Pero no se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, aunque no le veis. Ahora, creed

también en mí, de la misma manera». Aquí tenemos otra importante declaración de

igualdad con Dios.

14:2 La casa del Padre hace referencia al cielo, donde hay muchas moradas. Hay lugar

allí para todos los redimidos. Si no, el Señor se lo hubiera dicho. No habría suscitado

falsas esperanzas en ellos. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros puede tener dos

significados. El Señor Jesús fue al Calvario para preparar lugar para los Suyos. Es por

medio de Su muerte expiatoria que se asegura a los creyentes un lugar allí. Pero también el

Señor fue al cielo para preparar un lugar. No sabemos mucho acerca de aquel lugar, pero sí

sabemos que se está disponiendo acomodo para cada hijo de Dios —«un lugar dispuesto

para un pueblo dispuesto».

14:3 El versículo 3 hace referencia al tiempo en que el Señor vendrá otra vez en el

aire, cuando serán resucitados todos los que han muerto en la fe, cuando los vivos serán

transformados, y cuando la multitud redimida por sangre será llevada al hogar celestial (1

Ts. 4:13–18; 1 Co. 15:51–58). Es una venida personal, literal, de Cristo. Tan cierto como

que se fue, volverá otra vez. Su deseo es tener a los Suyos con Él para toda la eternidad.

14:4, 5 Él se iba al cielo, y ellos conocían el camino al cielo, porque se lo había dicho

muchas veces.

Evidentemente, Tomás no había comprendido el sentido de las palabras del Señor. Lo

mismo que Pedro, puede que estuviese pensando acerca de un viaje a algún lugar de la

tierra.

14:6 Este cautivador versículo pone en claro que el Señor Jesucristo es Él mismo el

camino al cielo. No se trata meramente de que indique el camino: Él es el camino. La

salvación está en una Persona. Acepta a esta Persona como tuya y posees la salvación. El

cristianismo es Cristo. El Señor Jesús no es sólo uno de varios caminos. Él es el único

Camino. Nadie viene al Padre, sino por medio de Él. El camino a Dios no es por los Diez

Mandamientos, ni por la Regla de Oro, ni por ordenanzas, membresía en una iglesia —es

por medio de Cristo, y de Cristo solamente—. En la actualidad muchos dicen que no

importa lo que uno crea siempre que se crea con sinceridad. Dicen que todas las religiones

tienen algo de bueno y que todas llevan finalmente al cielo. Pero Jesús dijo: Nadie viene al

Padre, sino por mí.

Entonces, el Señor es la verdad. No es sólo Uno que enseñe la verdad; Él es la verdad.

Es la encarnación de la Verdad. Los que tienen a Cristo tienen la verdad. No se encuentra

en ninguna otra parte.

Cristo Jesús es la verdad. Él es la fuente de vida, tanto espiritual como eterna. Los que

le reciben tienen vida eterna porque Él es la vida.

14:7 Una vez más el Señor enseñó la misteriosa unión que existe entre el Padre y Él

mismo. Si los discípulos hubiesen reconocido quién era Jesús verdaderamente, habrían

conocido también al Padre, porque el Señor revelaba al Padre a los hombres. Y desde

ahora, especialmente después de la resurrección de Cristo, los discípulos comprenderían

que Jesús era Dios el Hijo. Entonces se darían cuenta de que conocer a Cristo era conocer

al Padre, y ver al Señor Jesús era ver a Dios. Este versículo no enseña que Dios y el Señor

Page 114: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Jesús sean la misma Persona. Hay tres Personas distintas en la Deidad, pero hay sólo un

Dios.

14:8 Felipe quería que el Señor le diese alguna revelación especial del Padre, y esto

era todo lo que pediría. No comprendía que todo lo que el Señor era, y hacía y decía, era

una revelación del Padre.

14:9 Pacientemente, Jesús le corrigió. Felipe había estado con el Señor durante largo

tiempo. Había sido uno de los primeros discípulos llamados (Jn. 1:43). Pero todavía no era

consciente de la plena verdad de la deidad de Cristo y de Su unidad con el Padre. No sabía

que cuando contemplaba a Jesús, estaba contemplando a Aquel que exhibía al Padre a la

perfección.

14:10–11 Las palabras Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí describen la íntima

relación de la unión entre el Padre y el Hijo. Son Personas distintas, pero son Uno en

cuanto a atributos y voluntad. No deberíamos sentirnos desalentados si no comprendemos

esto. Ninguna mente mortal podrá jamás comprender la Deidad. Hemos de admitir que

Dios sabe cosas que nosotros jamás podremos conocer. Si le comprendiéramos plenamente,

¡seríamos tan grandes como Él! Jesús tenía poder para hablar las palabras y hacer los

milagros, pero Él vino al mundo como el Siervo de Jehová y hablaba y actuaba en perfecta

obediencia al Padre.

Los discípulos deberían creer que Él era uno con el Padre por Su propio testimonio de

este hecho. Pero, si no, entonces deberían verdaderamente creer a causa de las obras que

llevaba a cabo.

14:12 Jesús predijo que los que creyesen en Él harían milagros como los que Él había

hecho, e incluso mayores. En Hechos leemos de los apóstoles haciendo milagros de

curación corporal, similares a los del Salvador. Pero leemos también de milagros mayores

—como la conversión de tres mil personas en el día de Pentecostés—. Está claro que la

referencia de Jesús a obras mayores tenía que ver con la proclamación mundial del

evangelio, con la salvación de tantas almas y con la edificación de la iglesia. Mayor obra es

salvar almas que sanar cuerpos. Cuando Jesús volvió al cielo, fue glorificado, y el Espíritu

Santo fue enviado a la tierra. Por el poder del Espíritu los apóstoles efectuaron estos

mayores milagros.

14:13 ¡Qué consolación debió ser para los discípulos saber que aunque el Señor les

fuese a dejar, podrían orar al Padre en Su Nombre y recibir sus peticiones. Este versículo no

significa que un creyente pueda conseguir de Dios lo que él quiera. La clave para

comprender la promesa está en las palabras en mi nombre —cualquier cosa que pidáis al

Padre en mi nombre—. Pedir en Nombre de Jesús no es simplemente insertar Su Nombre

al final de la oración. Es pedir en conformidad a Su mente y voluntad. Es pedir aquellas

cosas que glorifiquen a Dios y sean de bendición para la humanidad y para nuestro bien

espiritual.

Para pedir en Nombre de Cristo hemos de vivir en estrecha comunión con Él. En caso

contrario no conoceríamos Su actitud. Cuanto más cercanos estemos a Él, tanto más

nuestros deseos serán los mismos que los de Él. El Padre es glorificado en el Hijo por

cuanto el Hijo sólo desea aquellas cosas que son agradables para Dios. Al ser presentadas y

concedidas las oraciones de este tipo, Dios es grandemente glorificado.

14:14 La promesa se repite para énfasis y es un gran aliento para el pueblo de Dios.

Vive en el centro de Su voluntad, camina en comunión con el Señor, pide algo que el Señor

pueda desear, y tus oraciones recibirán respuesta.

Page 115: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

N. La promesa de otro ayudador (14:15–26)

14:15 El Señor Jesús estaba a punto de dejar a Sus discípulos, y ellos quedarían llenos

de dolor. ¿Cómo podrían ellos expresar su amor por Él? La respuesta era, guardando Sus

mandamientos. No por lágrimas, sino por obediencia. Los mandamientos del Señor son las

instrucciones que Él nos ha dado en los Evangelios, así como el resto del NT.

14:16 La palabra traducida rogaré que se usa aquí de nuestro Señor no es la misma que

se usa para denotar a un inferior rogando a su superior, sino de uno que hace una petición a

un igual. El Señor oraría al Padre que enviase otro Consolador. La palabra Consolador

(Paracleto) significa uno llamado al lado de otro para ayudar. También se traduce abogado

(1 Jn. 2:1). El Señor Jesús es nuestro Abogado o Ayudador, y el Espíritu Santo es otro

Ayudador —no otro de una clase diferente, sino otro de naturaleza similar—. El Espíritu

Santo estará con los creyentes para siempre. En el AT, el Espíritu Santo venía sobre los

hombres en diversas ocasiones, pero a menudo los volvía a dejar. Ahora vendría y se

quedaría para siempre.

14:17 El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de la verdad porque Su enseñanza es

verdadera y glorifica a Cristo, que es la verdad. El mundo no puede recibir al Espíritu

Santo porque no le puede ver. Los incrédulos quieren ver antes de creer —aunque creen en

el viento y la electricidad, a pesar de que no pueden verlos—. Los inconversos no conocen

ni comprenden al Espíritu Santo. Puede que los convenza de pecado, y sin embargo no

conocen que es Él. Los discípulos conocían al Espíritu Santo. Habían conocido Su obra en

sus propias vidas y le habían visto obrar por medio del Señor Jesús.

Mora con vosotros, y estará en vosotros. Antes de Pentecostés, el Espíritu Santo

venía sobre los hombres y moraba con ellos. Pero desde Pentecostés, cuando alguien cree

en el Señor Jesús, el Espíritu Santo toma Su morada en la vida de aquel hombre para

siempre. La oración de David, «no retires de mí tu santo Espíritu», no sería apropiada en la

actualidad. El Espíritu Santo nunca es quitado de ningún creyente, aunque pueda ser

contristado, apagado u obstaculizado.

14:18 El Señor no iba a dejar huérfanos, o desolados, a Sus discípulos. Él iba a venir

de nuevo a ellos. En cierto sentido, volvió a ellos tras Su resurrección, pero es dudoso que

sea esto lo que se significa aquí. En otro sentido, volvió a ellos en la Persona del Espíritu

Santo en el día de Pentecostés. Esta venida espiritual es el verdadero significado aquí.

«Hubo algo en Pentecostés que hizo de ello una venida de Jesús.» En un tercer sentido, Él

volverá literalmente a los discípulos al fin de esta era, cuando tome a Sus escogidos al

hogar celestial.

14:19 Ningún incrédulo vio al Señor Jesús después de Su sepultura. Después de Su

resurrección, fue visto sólo por los que le amaban. Pero incluso después de Su Ascensión,

Sus discípulos siguieron viéndolo por la fe. Esto es indudablemente lo que se quiere decir

con «pero vosotros me veréis». Después que el mundo no pudiese verlo más, Sus

discípulos sí podrían. «Porque yo vivo,… vosotros también viviréis.» Aquí Él anticipa Su

vida en resurrección. Sería la prenda de la vida para todos los que confiasen en Él. Incluso

si morían, resucitarían para no volver a morir.

14:20 «En aquel día» se refiere probablemente otra vez al descenso del Espíritu Santo.

Él instruiría a los creyentes en la verdad de que así como había un vínculo vital entre el

Hijo y el Padre, así habría una unión maravillosa de vida e intereses entre Cristo y Sus

santos. Es difícil explicar cómo Cristo está en el creyente y el creyente está a la vez en

Page 116: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Cristo. La ilustración usual es la de un atizador en el fuego. No sólo está el atizador en el

fuego, sino que el fuego está en el atizador. Pero esto no cuenta toda la verdad. Cristo está

en el creyente en el sentido de que Su vida es comunicada al mismo. En realidad mora en el

creyente por medio del Espíritu Santo. El creyente está en Cristo en el sentido de que se

encuentra delante de Dios en todo el mérito de la Persona y de la obra de Cristo.

14:21 La verdadera prueba del amor que uno tiene al Señor es la obediencia a Sus

mandamientos. Es inútil hablar de amarle si no queremos obedecerle. En un sentido, el

Padre ama a todo el mundo. Pero Él tiene un amor especial para con aquellos que aman a

Su Hijo. Éstos son también amados por Cristo, y Él se da a conocer a ellos de una manera

especial. Cuanto más amemos al Salvador, tanto mejor le conoceremos.

14:22 El Judas mencionado aquí tenía la desgracia de tener el mismo nombre que el

traidor. Pero el Espíritu de Dios le distingue bondadosamente del Iscariote. No podía él

comprender cómo el Señor podría aparecer a los discípulos sin ser también visto por el

mundo. Es indudable que pensaba en la venida del Señor como la de un Rey vencedor o un

Héroe popular. No comprendía que el Señor se manifestaría a los Suyos de una manera

espiritual. Le verían por la fe por medio de la Palabra de Dios.

Por el Espíritu de Dios, podemos realmente conocer mejor a Cristo hoy que Sus

discípulos le conocieron cuando estaba en la tierra. Cuando estaba aquí, los que estaban en

las primeras filas estaban más cerca de Él que los que estaban atrás. Pero en nuestro tiempo,

por la fe, cada uno de nosotros puede gozar de la más entrañable comunión con Él. La

respuesta de Cristo a Judas muestra que las manifestaciones prometidas a Sus seguidores

individuales están relacionadas con la Palabra de Dios. La obediencia a la Palabra tendrá

como resultado la venida y morada del Padre y del Hijo.

14:23 Si alguien verdaderamente ama al Señor, guardará Su enseñanza entera, no sólo

mandamientos aislados. El Padre ama a quienes están dispuestos a obedecer a Su Hijo sin

dudas ni reservas. El Padre y el Hijo están especialmente cercanos a estos corazones

amantes y obedientes.

14:24 En cambio, el que no le ama, no guarda Sus palabras. Y con ello no sólo

rechazan las palabras de Cristo, sino también las del Padre.

14:25 Mientras estaba con ellos, nuestro Señor enseñó a Sus discípulos hasta cierto

punto. No podía revelarles más verdad porque no podrían haberla asimilado.

14:26 Pero el Espíritu Santo les revelaría más. Él fue enviado por el Padre en nombre

de Cristo en el día de Pentecostés. El Espíritu vino en nombre de Cristo en el sentido de

que vino a representar los intereses de Cristo sobre la tierra. No vino a glorificarse a Sí

mismo sino a llevar a hombres y a mujeres al Salvador. Él os enseñará todas las cosas,

dijo el Señor. Lo hizo primero por medio del ministerio hablado de los apóstoles; luego, por

la Palabra escrita de Dios que tenemos hoy. El Espíritu Santo trae al recuerdo todo lo que

el Salvador ha enseñado. En realidad, el Señor Jesús parece haber presentado en forma

germinal toda la enseñanza que es desarrollada en el resto del NT por el Espíritu Santo.

O. Jesús deja Su paz a Sus discípulos (14:27–31)

14:27 Una persona que está a punto de morir generalmente escribe una última voluntad

y testamento donde deja sus posesiones a sus seres queridos. Aquí, el Señor Jesús hace

precisamente esto. Sin embargo, no legó cosas materiales, sino algo que el dinero no podría

comprar: paz, una paz interior de la conciencia que surge de un sentimiento de pecado

Page 117: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

perdonado y de reconciliación con Dios. Cristo puede darla porque la adquirió en el

Calvario con Su propia sangre. No la da como el mundo la da —de un modo parco,

egoísta y por poco tiempo—. Su don de paz es para siempre. Entonces, ¿por qué debería el

cristiano turbarse o tener miedo?

14:28 Jesús ya les había dicho cómo iba a dejarles, y luego, más adelante, cómo

volvería para llevarlos al hogar celestial con Él. Si ellos le amaran, esto les habría hecho

regocijar. Naturalmente, ellos le amaban en cierto sentido. Pero no apreciaban de una

manera plena quién era, y por ello el amor de ellos no era tan grande como debiera.

Os alegraríais, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre es mayor que

yo. A primera vista parece como si este verso fuese una contradicción de todo lo que Jesús

había enseñado tocante a Su igualdad con Dios Padre. Pero no hay contradicción, y el

pasaje explica el significado de estas palabras. Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, fue

aborrecido, perseguido y buscado para darle muerte. Los hombres le blasfemaron,

injuriaron, y escupieron sobre Él. Soportó unas indignidades terribles de manos de Sus

criaturas.

Dios Padre jamás sufrió un trato tan duro de parte de los hombres. Él moraba en el

cielo, muy lejos de las maldades de los pecadores. Cuando el Señor Jesús volviese al cielo,

estaría allí donde nunca le llegarían las indignidades. Por ello, los discípulos deberían

haberse regocijado de que Él fuese al Padre, porque en este sentido el Padre era mayor

que Él. El Padre no era mayor que Él como Dios, pero sí era mayor porque nunca vino al

mundo como Hombre para ser maltratado cruelmente. Por lo que respecta a los atributos de

la deidad, el Hijo y el Padre son iguales. Pero cuando pensamos en el humilde puesto que

ocupó Jesús como Hombre aquí en la tierra, nos damos cuenta de que en este sentido Dios

Padre era mayor que Él. Era mayor en cuanto a Su posición pero no en cuanto a Su

Persona.

14:29 En desprendido interés por los atemorizados discípulos, el Señor les reveló estos

acontecimientos futuros para que no tuviesen ocasión de tropiezo, ni se desalentasen ni

tuviesen temor, sino que creyesen.

14:30 El Señor sabía que se avecinaba el momento en que iba a ser entregado a traición,

y que no le quedaba mucho más tiempo para hablar con los Suyos. Satanás estaba ya

acercándose, pero el Salvador sabía que el enemigo no podría encontrar mancha de pecado

en Él. No había nada en Cristo que respondiese a las malignas tentaciones del diablo. Sería

ridículo que ninguna otra persona excepto Jesús dijese que Satanás nada tiene en él.

14:31 Podríamos parafrasear este versículo de la siguiente manera: «Se acerca el

momento en que seré traicionado. Iré voluntariamente a la cruz. Es la voluntad del Padre

para mí. Le mostraré al mundo cuánto amo yo al Padre. Por eso voy ahora sin ofrecer

resistencia alguna». Con esto, el Señor invitó a los discípulos a levantarse y a irse de allí

con Él. No está claro si en este punto se fueron del aposento alto. Quizá el resto del

discurso tuvo lugar mientras caminaban.

P. Jesús, la vid verdadera (15:1–11)

15:1 En el Antiguo Testamento, la nación de Israel es presentada como una vid

plantada por Jehová. Pero la nación resultó infiel y sin fruto, de modo que el Señor Jesús se

presentó a Sí mismo como la vid verdadera, el perfecto cumplimiento de todos los otros

tipos y sombras. Dios Padre es el labrador.

Page 118: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

15:2 Hay diferencia de opiniones tocante a lo que se significa por el pámpano que en

Él no lleva fruto. Algunos creen que se trata del falso profesante, alguien que pretende ser

cristiano pero que nunca ha sido unido a Cristo por la fe. Otros piensan que se trata de un

verdadero cristiano que pierde su salvación por no haber llegado a dar fruto. Esto es

evidentemente imposible, porque contradice tantos pasajes que enseñan que el creyente

tiene una salvación imperecedera. Otros creen que se trata de un verdadero cristiano que

recae. Se aparta del Señor y se interesa en las cosas de este mundo. Deja de manifestar el

fruto del Espíritu —amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,

mansedumbre, dominio propio.

Lo que el Señor haga exactamente con el pámpano sin fruto depende de cómo se

traduzca el verbo griego airo. Puede significar quita, como en la tradición de la Reina-

Valera (también traducido de esta manera en Juan 1:29). Entonces se referiría a la

disciplina de la muerte física (1 Co. 11:30). Sin embargo, la misma palabra puede significar

«levanta» (como en Juan 8:54). Entonces podría referirse al ministerio positivo de alentar al

pámpano sin fruto haciendo más fácil que consiga luz y aire, y, es de esperar, que dé fruto.

El pámpano que lleva fruto es el cristiano que crece más y más a semejanza del Señor

Jesús. Incluso estos pámpanos necesitan ser podados y limpiados. Así como una vid

verdadera ha de ser limpiada de insectos, mildíu y hongos, lo mismo el cristiano ha de ser

limpiado de cosas mundanas que se le pegan encima.

15:3 El agente purificador es la palabra del Señor. Los discípulos habían sido

originalmente limpiados por la palabra en el momento de su conversión. Y según el

Salvador les había ido hablando, Su Palabra había tenido un efecto purificador en sus vidas.

Así, este versículo puede referirse a la justificación y a la santificación.

15:4 Permanecer significa quedarse donde uno está. El cristiano ha sido puesto en

Cristo; ésta es su posición. En el andar diario debería permanecer en íntima comunión con

el Señor. Un pámpano permanece en la vid tomando toda su vida y alimento de la vid. Así

permanecemos en Cristo, pasando tiempo en oración, leyendo y obedeciendo Su Palabra,

en comunión con Su pueblo, y siendo continuamente conscientes de nuestra unión con Él.

Al mantener de esta forma un constante contacto con Él, somos conscientes de Su morar en

nosotros y de Su suministración de fuerza y recursos espirituales. El pámpano sólo puede

llevar fruto si permanece en la vid. La única manera en que los creyentes pueden llevar

fruto de un carácter cristiano es viviendo constantemente en contacto con Cristo.

15:5 El mismo Cristo es la vid; los creyentes son los pámpanos de la vid. No se trata

de que el pámpano tenga que vivir su vida para la Vid, sino de sencillamente dejar que la

vida de la Vid fluya por los pámpanos. A veces oramos: «Señor, ayúdame a vivir mi vida

para ti». Mejor sería orar: «Señor Jesús, vive Tú tu vida por medio de mí». Separados de

Cristo, nada podemos hacer. Un pámpano de la vid tiene un solo y gran propósito —dar

fruto—. No sirve para hacer muebles ni casas. Ni siquiera es bueno para leña. Pero es

bueno para dar fruto —siempre que permanezca en la vid—.

15:6 El versículo 6 es objeto de mucha discrepancia. Algunos creen que la persona

descrita es un creyente que cae en pecado y que consiguientemente se pierde. Esta

interpretación contradice directamente a los muchos versículos de la Escritura que enseñan

que ningún verdadero hijo de Dios perecerá jamás. Otros creen que la persona aquí descrita

es un profesante —que pretende ser cristiano pero que no ha nacido jamás de nuevo—.

Judas Iscariote es a menudo usado como ilustración.

Page 119: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Creemos que esta persona es un verdadero creyente, porque esta sección trata de

verdaderos cristianos. El tema que se trata aquí no es la salvación sino permanecer y dar

fruto. Pero a través de la negligencia y de la falta de oración, este creyente pierde el

contacto con el Señor. Como resultado, comete algún pecado y su testimonio queda

arruinado. Por medio de la negligencia en permanecer en Cristo es echado fuera como el

pámpano —no por Cristo, sino por otros—. Los pámpanos son recogidos y echados al

fuego, y arden. No es Dios quien hace esto, sino la gente. ¿Qué significa esto? Significa

que la gente se burla del cristiano recaído. Echan al fuego su testimonio como cristiano.

Esto queda bien ilustrado en la vida de David. Él era un verdadero creyente, pero se volvió

negligente para con el Señor y cometió los pecados de adulterio y asesinato. Dio ocasión de

blasfemar a los enemigos del Señor. Hasta el día de hoy, los ateos ridiculizan el nombre de

David (y del Dios de David). Lo echan, por así decirlo, al fuego.

15:7 Permanecer es el secreto de la vida de oración de éxito. Cuanto más cerca

permanecemos del Señor, tanto más aprenderemos a pensar Sus pensamientos en pos de Él.

Cuanto más le conozcamos por medio de Su Palabra, tanto más comprenderemos Su

voluntad. Cuanto más nuestra voluntad concuerde con la Suya, tanto más podremos estar

seguro de que nuestras oraciones sean contestadas.

15:8 Cuando los hijos de Dios exhiben la semejanza de Cristo ante el mundo, el Padre

es glorificado. La gente se ve obligada a confesar que ha de ser un gran Dios cuando puede

transformar a unos pecadores tan malvados en unos santos tan piadosos. Observemos la

progresión en este capítulo: fruto (v. 2), más fruto (v. 2), mucho fruto (v. 8).

Y seáis así mis discípulos. Esto significa que cuando permanecemos en Él

demostramos que somos Sus discípulos. Otros pueden entonces ver que somos verdaderos

discípulos, que nos asemejamos a nuestro Señor.

15:9 El amor que el Salvador tiene por nosotros es el mismo que el amor del Padre

para con el Hijo. Nuestros corazones se inclinan con adoración cuando leemos estas

palabras. Es el mismo en calidad y en grado. Es «un amor vasto, amplio, profundo,

insondable, que sobrepuja a todo entendimiento y que nunca puede ser plenamente

comprendido por el hombre». Es «un abismo en el que se ahogan todos nuestros

pensamientos». Permaneced en mi amor, dijo nuestro Señor. Deberíamos seguir siendo

conscientes de Su amor y gozando de él en nuestras vidas.

15:10 La primera parte del v. 10 nos dice cómo podemos permanecer en Su amor; es

guardando Sus mandamientos. «No hay otra manera de ser felices en Cristo, sino en

confiar y obedecer.» La segunda parte del versículo pone ante nosotros nuestro Perfecto

Ejemplo. El Señor Jesús guardó los mandamientos de Su Padre. Todo lo que hizo lo hizo

en obediencia a la voluntad de Dios. Él permaneció en el constante goce del amor del

Padre. Nada se interpuso nunca que entorpeciese la dulce conciencia de una amante

comunión.

15:11 Jesús encontraba Su propio y profundo gozo en comunión con Dios Su Padre.

Quería que Sus discípulos tuviesen este gozo que viene de la dependencia en Él. Quería que

Su gozo fuese también de ellos. La idea que tiene el hombre del gozo es ser tan feliz como

pueda dejando a Dios fuera de su vida. El Señor enseña que el verdadero gozo viene al

introducir a Dios en la propia vida hasta el máximo posible. Para que… vuestro gozo sea

cumplido, o «pleno». El gozo de ellos sería pleno al permanecer en Cristo y guardar Sus

mandamientos. Muchos han empleado Juan 15 para inculcar dudas acerca de la seguridad

del creyente, usando los primeros versículos para exponer que una oveja de Cristo podría

Page 120: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

finalmente perderse. Pero el propósito del Señor no era «que vuestras dudas sean plenas»,

sino para que… vuestro gozo sea cumplido.

Q. El mandamiento de amarse unos a otros (15:12–17)

15:12 El Señor iba pronto a dejar a Sus discípulos. Se quedarían en un mundo hostil. Al

aumentar las tensiones, habría el peligro de que los discípulos se enfrentasen entre sí. Y por

eso el Señor deja esta orden permanente: Que os améis unos a otros, como yo os he

amado.

15:13 Su amor debería ser de tal naturaleza que estuviesen dispuestos a morir el uno

por el otro. Los que están dispuestos a hacer esto no luchan entre sí. El más grande ejemplo

de abnegación humana era que un hombre muriese por sus amigos. Los discípulos de

Cristo son llamados a este tipo de devoción. Algunos ponen sus vidas en un sentido literal.

Otros gastan sus vidas enteras en servicio abnegado por el pueblo de Dios. El Señor Jesús

es el Ejemplo. Él puso Su vida por Sus amigos. Naturalmente, cuando Él murió eran aún

enemigos, pero cuando son salvados, vienen a ser Sus amigos. Así, es correcto decir que Él

murió por Sus amigos, y por Sus enemigos.

15:14 Mostramos que somos Sus amigos haciendo cuanto Él nos manda. Esta no es la

manera en que llegamos a ser Sus amigos, sino la manera en que lo mostramos al mundo.

15:15 El Señor enfatiza aquí la diferencia entre siervos y amigos. De los siervos se

espera sencillamente que hagan la tarea que se les ha encomendado, pero los amigos entran

en la confianza personal. Al amigo le revelamos nuestros planes para el futuro. Con Él

compartimos información confidencial. En cierto sentido, los discípulos seguirían siendo

siempre siervos del Señor, pero serían más que eso —serían amigos—. Jesús estaba ahora

revelándoles las cosas que había oído de Su Padre. Les estaba hablando de Su propia

partida, de la venida del Espíritu Santo, de Su propio regreso, y de la responsabilidad que

tenían ellos para con Él en este intervalo. Alguien ha observado que como pámpanos,

recibimos (v. 5); como discípulos, seguimos (v. 8); y como amigos, conversamos (v. 15).

15:16 Para que no tuviesen ninguna tendencia a que se desalentasen y cejasen en su

camino, Jesús les recordó que había sido Él quien los había escogido. Esto puede significar

que los escogió para salvación eterna, para el discipulado o para dar fruto. Lo que está claro

es que Él había designado a los discípulos para la obra que tenían por delante. Deberíamos

ir y llevar fruto. Fruto puede significar las gracias de la vida cristiana, como el amor,

gozo, paz, etc. O puede que signifique almas ganadas por el Señor Jesucristo. Hay un

estrecho vínculo entre lo primero y lo segundo. Es sólo en tanto que manifestemos la

primera clase de fruto que podremos después llevar el segundo.

La expresión «y vuestro fruto permanezca» nos lleva a pensar que el fruto aquí

significa la salvación de las almas. El Señor escogió a los discípulos para que fuesen y

llevasen fruto permanente. No estaba interesado en meras profesiones de fe en Sí mismo,

sino en casos genuinos de salvación. L. S. Chafer observa que en este capítulo tenemos

oración eficaz (v. 7), gozo celestial (v. 11) y fruto perdurable (v. 16). Para que todo lo que

pidáis… El secreto de la vida eficaz es la oración. Los discípulos fueron enviados con la

garantía de que el Padre les concedería todo lo que pidiesen al Padre en el nombre de

Cristo.

Page 121: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

15:17 El Señor está a punto de advertir a los discípulos acerca de la enemistad del

mundo. Comienza mandándoles que se amen unos a otros, que se mantengan unidos y que

lo hagan unidos frente al enemigo.

R. Jesús predice el aborrecimiento del mundo (15:18–16:4)

15:18–19 Los discípulos no deberían ni sorprenderse ni desalentarse si el mundo les

aborrece. (El si no expresa ninguna duda de que esto haya de suceder; era cosa segura.) El

mundo ha aborrecido al Señor, y aborrecerá a todos los que se asemejen a Él.

Los hombres del mundo aman a los que viven como ellos —a los que emplean un

lenguaje vil y se dan a las concupiscencias de la carne, o a la gente culta pero que viven

sólo para sí mismos—. Los cristianos, con sus vidas santas, los condenan, y por eso el

mundo los aborrece.

15:20 Aquí, siervo significa literalmente «esclavo». Un discípulo no debería esperar

ningún mejor trato de parte del mundo que el que recibió su Señor. Será perseguido como

Cristo lo fue. Su palabra será rehusada como lo fue la del Salvador.

15:21 Este aborrecimiento y persecución es «por causa de mi nombre». Se debe a que

el creyente está vinculado a Cristo; por cuanto ha sido separado del mundo por Cristo, y por

cuanto es portador del nombre y de la semejanza de Cristo. El mundo ignora a Dios. No

conocen que el Padre ha enviado al Señor al mundo para que sea el Salvador. Pero la

ignorancia no es excusa.

15:22 El Señor no enseña aquí que si Él no hubiese venido, los hombres no habrían sido

pecadores. Desde el tiempo de Adán todos los hombres han sido pecadores. Pero su pecado

no habría tenido la enorme magnitud que ahora adquiría. Estos hombres habían visto al

Hijo de Dios y habían oído Sus maravillosas palabras. No pudieron encontrar en Él falta

alguna. Pero lo rechazaron. Esto es lo que hizo tan grande el pecado de ellos. De modo que

se trata de una cuestión comparativa. En comparación con su terrible pecado de rechazar al

Señor de la gloria, sus otros pecados eran como nada. Ahora no tenían excusa de su

pecado. ¡Habían rechazado la Luz del mundo!

15:23 Al aborrecer a Cristo, aborrecían también a Su Padre. Los Dos son Uno. No

podían decir que amaban a Dios, porque si así fuese, habrían amado a Aquel a quien Dios

había enviado.

15:24 No sólo eran responsables por haber oído la enseñanza de Cristo; también vieron

Sus milagros. Esto añadía a su condenación. Ellos vieron obras que ningún otro jamás

había hecho. Era injustificable rechazar a Cristo ante una evidencia así. El Señor compara

todos sus otros pecados con este otro, y dice que los primeros no eran nada en comparación

con este último. Por cuanto habían aborrecido al Hijo, aborrecían también a Su Padre, y

ésta era la terrible condenación en que habían caído.

15:25 El Señor se daba cuenta de que la actitud del hombre para con Él era en

cumplimiento exacto de la profecía. Estaba predicho en el Salmo 69:4 que Cristo sería

aborrecido sin motivo. Ahora que se había cumplido, el Señor comentó que el mismo AT

que estos hombres apreciaban había predicho su insensato odio contra Él. El hecho de que

estaba profetizado no significa que estos hombres tuviesen que odiar a Cristo. Le odiaban

por su propia decisión deliberada, pero Dios previó lo que sucedería, e hizo que David lo

escribiese en el Salmo 69.

Page 122: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

15:26 A pesar del rechazo humano, habría un testimonio continuado de Cristo. Éste

sería dado por el Consolador o Ayudador —el Espíritu Santo—. Aquí el Señor dijo que Él

enviaría del Padre al Espíritu. En Juan 14:16 es el Padre quien envía el Espíritu. ¿No

tenemos aquí otra prueba de la igualdad del Hijo y del Padre? ¿Quién sino Dios podría

enviar a Uno que es Dios? El Espíritu de verdad… procede del Padre. Esto significa que

es constantemente enviado por Dios, y que Su venida en el día de Pentecostés fue un

ejemplo especial de esto. El Espíritu testifica tocante a Cristo. Ésta es su gran misión. No

trata de ocupar a la gente con Él mismo, aunque es uno de los miembros de la Trinidad. Lo

que hace es dirigir la atención tanto del pecador como del santo hacia el Señor de la gloria.

15:27 El Espíritu testificaría directamente por medio de los discípulos. Ellos habían

estado con Él desde el principio de Su ministerio público y estaban especialmente

calificados para contar de Su Persona y obra. Si alguien pudiese haber hallado alguna

imperfección en el Señor, habrían sido los que más cercanos habían estado a Él. Pero nunca

conocieron que cometiese pecado alguno de ninguna especie. Podían testificar del hecho de

que era el impecable Hijo de Dios y el Salvador del mundo.

16:1 Los discípulos probablemente abrigaban la esperanza del pueblo judío en general

—que el Mesías establecería Su reino y que el poder de Roma sería roto—. En lugar de

esto, el Señor les dijo que iba a morir, que resucitaría y que volvería al cielo. El Espíritu

Santo vendría luego, y los discípulos saldrían como testigos para Cristo. Serían aborrecidos

y perseguidos. El Señor les dijo todo esto por adelantado para que no se desilusionasen ni

tuviesen tropiezo por su perplejidad.

16:2–3 La excomunión de las sinagogas era considerada por la mayoría de los judíos

como una de las peores cosas que pudiese suceder. Pero esto les sucedería a estos judíos

que eran discípulos de Jesús. La fe cristiana sería tan odiada, que los que intentasen

aplastarla pensarían que estaban complaciendo a Dios. Esto muestra cómo una persona

puede ser muy sincera, estar llena de celo, pero totalmente errada. En la raíz de este asunto

estaba el no reconocimiento de la deidad de Cristo. Los judíos no querían recibirlo, y, con

ello, rehusaban recibir al Padre.

16:4 De nuevo el Señor advertía a los discípulos por adelantado, para que no se dejasen

mover por estas aflicciones cuando sucediesen. Se acordarían de que el Señor había

predicho la persecución. Sabrían que todo ello formaba parte de Su plan para sus vidas. El

Señor no les había contado mucho acerca de esto con antelación, porque estaba con ellos.

No había necesidad de inquietarlos ni de hacer que sus mentes se apartasen de las otras

cosas que tenía que enseñarles. Pero ahora que los dejaba, tenía que hablarles acerca del

camino que tenían por delante.

S. La venida del Espíritu de Verdad (16:5–15)

16:5 El versículo 5 parece expresar frustración de que los discípulos no estuviesen más

interesados en lo que el Señor tenía delante de Sí. Aunque habían preguntado de una

manera general adónde iba, no parecían demasiado interesados.

16:6 Estaban más interesados en el propio futuro de ellos que en el de su Señor. Delante

de Él estaban la cruz y el sepulcro. Delante de ellos se abría La tristeza había llenado el

corazón de ellos por sus propias aflicciones en lugar de por las Suyas.

16:7 Pero ellos no quedarían sin ayuda y consolación. Cristo les enviaría el Espíritu

Santo para que fuese su Consolador. Les convenía a los discípulos que viniese el

Page 123: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Consolador. Él les daría fuerzas, valor y enseñanza, y les haría a Cristo más real que lo que

jamás hubiese sido. El Consolador no iba a venir hasta que el Señor Jesús regresase al

cielo y fuese glorificado. Naturalmente, el Espíritu Santo había estado ya antes en el

mundo, pero iba a volver de una forma nueva —para convencer al mundo y para ministrar a

los redimidos.

16:8 El Espíritu Santo iba a convencer (V.M.) al mundo de pecado, de justicia y de

juicio. Esto se toma generalmente como significando que Él crea una conciencia interior de

estas cosas en la vida del pecador individual. Aunque esto es cierto, no es exactamente lo

que enseña esta sección. El Espíritu Santo condena al mundo por el hecho mismo de que

está aquí. No debería estar aquí, porque Jesús debería estar, reinando sobre el mundo. Pero

el mundo le rechazó, y Él se fue de vuelta al cielo. El Espíritu Santo está aquí en lugar de

un Cristo rechazado, y esto demuestra la culpa del mundo.

16:9 El Espíritu convence al mundo de pecado porque no cree en Cristo. Él era digno

de ser creído. No había nada en Él que imposibilitase a los hombres creer en Él. Pero

rehusaron. Y la presencia del Espíritu Santo en el mundo es un testimonio de su crimen.

16:10 El Salvador afirmaba ser justo, pero los hombres dijeron que tenía un demonio.

Dios tuvo la última palabra. Vino a decir así: «Mi Hijo es justo, y yo lo demostraré

resucitándole de los muertos y llevándolo de vuelta al cielo». El Espíritu Santo da

testimonio del hecho de que Cristo habló con verdad y el mundo erró.

16:11 La presencia del Espíritu Santo convence también al mundo del juicio venidero.

El hecho de que Él está aquí significa que el diablo ha sido ya condenado en la cruz y que

todos los que rehúsan al Salvador compartirán Su terrible juicio en un día aún futuro.

16:12 Había aún muchas cosas que el Señor tenía que decir a los discípulos, pero no

podían aún llevarlas. Hay un importante principio en la enseñanza. Ha de haber un cierto

progreso en el aprendizaje antes que puedan recibirse verdades avanzadas. El Señor nunca

abrumó a los discípulos con enseñanza. Les daba «línea sobre línea, precepto sobre

precepto».

16:13 La obra que el Señor comenzó debía ser continuada por el Espíritu de verdad.

Él los iba a guiar a toda la verdad. Hay un sentido en el que toda la verdad fue

encomendada a los apóstoles en su vida. Ellos, a su vez, la registraron por escrito, y la

tenemos hoy en nuestro NT. Éste, añadido al AT, completó la revelación escrita de Dios al

hombre. Pero, naturalmente, es cierto en todas las edades que el Espíritu guía al pueblo de

Dios a toda la verdad. Y lo hace por medio de las Escrituras. Él no hablará por su

propia cuenta, sino sólo las cosas que le sean dadas a decir por el Padre y el Hijo. Os hará

saber las cosas que habrán de venir. Esto, naturalmente, se hace en el NT,

particularmente en el libro de Apocalipsis, en el que se desvela el futuro.

16:14 Su obra principal será glorificar a Cristo. Por esto podemos poner a prueba toda

enseñanza y predicación. Si tiene el efecto de ensalzar al Salvador, entonces es del Espíritu

Santo. Tomará de lo mío significa que recibirá de las grandes verdades tocantes a Cristo.

Éstas son las cosas que Él revela a los creyentes. ¡Este tema nunca puede quedar agotado!

16:15 Todo lo perteneciente al Padre, incluyendo Sus atributos, pertenece también al

Hijo. Son estas perfecciones de las que habla Cristo en el versículo 14. El Espíritu desveló a

los apóstoles las gloriosas perfecciones, ministerios, oficios, gracias y plenitud del Señor

Jesús.

T. El dolor, tornado en gozo (16:16–22)

Page 124: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

16:16 El trasfondo temporal preciso del v. 16 es incierto. Puede significar que el Señor

estaría alejado de ellos por tres días y que reaparecería luego tras Su resurrección. Puede

significar que volvería a Su Padre en el cielo, y que después de un poco (nuestra Era

presente), volvería a ellos (Su Segunda Venida). O puede significar que por un poco no le

podrían ver con sus ojos físicos, pero que después de que el Espíritu Santo fuese dado en el

día de Pentecostés, le percibirían por la fe de una manera que nunca le habían visto antes.

16:17 Sus discípulos estaban confundidos. La razón de esta confusión era que en el v.

10 el Salvador había dicho: «Voy al Padre, y no me veréis más». Ahora decía: Todavía un

poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis. No podían conciliar estas

declaraciones.

16:18 Se preguntaban los unos a los otros por el sentido de las palabras «un poco».

Cosa extraña, en la actualidad tenemos el mismo problema. ¡No sabemos si se refiere a los

tres días antes de la resurrección, a los cuarenta días antes de Pentecostés o a los más de

1900 años que han transcurrido y hasta que Él vuelva!

16:19–20 Como era Dios, el Señor Jesús podía leer sus pensamientos. Con Sus

preguntas reveló Su pleno conocimiento de la perplejidad que ellos sentían.

No respondió de manera directa al problema de ellos, pero dio más información acerca

del «un poco». El mundo se alegraría porque habían tenido éxito en crucificar al Señor

Jesús, pero los discípulos llorarían y se lamentarían. Pero sólo sería por un breve tiempo.

Su tristeza se convertiría en gozo, y así sucedió: primero por la resurrección, y segundo

por la venida del Espíritu. Luego, para los discípulos en todas las edades, el dolor se

transformará en regocijo cuando el Señor Jesús vuelva.

16:21 Nada es más notable como la rapidez con la que una madre se olvida de sus

dolores de parto cuando ha nacido su niño. Lo mismo les sucedería a los discípulos. Su

dolor debido a la ausencia de su Señor sería rápidamente olvidado cuando volviesen a

verle.

16:22 Una vez más hemos de expresar desconocimiento tocante al tiempo indicado por

las palabras del Señor: Os volveré a ver. ¿Se refiere esto a Su resurrección, a Su envío del

Espíritu en Pentecostés, o a Su Segunda Venida? En los tres casos, el resultado es regocijo

que nadie nos quitará.

U. Orando al Padre en nombre de Jesús (16:23–28)

16:23 Hasta ahora, los discípulos habían acudido al Señor con todas sus preguntas y

peticiones. En aquel día (la edad introducida por la venida del Espíritu en Pentecostés) Él

ya no estaría corporalmente con ellos, por lo que ya no le harían preguntas. ¿Significaba

esto que no tendrían a quien recurrir? No, sino que en aquel día sería el privilegio de ellos

pedir al Padre. Él concedería sus peticiones por causa de Jesús. Las peticiones nos serán

concedidas, no porque nosotros seamos dignos, sino porque lo es el Señor Jesús.

16:24 Antes de esto, los discípulos nunca habían orado a Dios Padre en nombre del

Señor. Ahora son invitados a pedir. Su gozo sería completo por medio de la oración

contestada.

16:25 El significado de gran parte de las enseñanzas del Señor no era siempre evidente

de entrada. Empleaba parábolas y alegorías. Incluso en este capítulo no siempre podemos

estar seguros del sentido exacto. Con la venida del Espíritu Santo, la enseñanza acerca del

Page 125: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Padre se hizo más clara. En Hechos y las Epístolas la verdad ya no es revelada por medio

de parábolas, sino por declaraciones directas.

16:26 Aquel día es de nuevo la Edad del Espíritu Santo, en la que vivimos actualmente.

Nuestro privilegio es orar al Padre en el nombre del Señor Jesús. No os digo que yo

rogaré al Padre por vosotros, es decir, el Padre no necesita que le apremie para que

responda a vuestras oraciones. El Señor no tendrá que rogarle. Pero deberíamos, con todo,

recordar que Jesús es el Mediador entre Dios y los hombres, y que ciertamente intercede en

favor de Su pueblo delante del trono de Dios.

16:27 El Padre ama a los discípulos porque han recibido a Cristo y le han amado y

creído en Su deidad. Ésta es la razón por la que el Señor no tiene que rogar al Padre. Con la

venida del Espíritu Santo iban a gozar de un nuevo sentido de intimidad con el Padre.

Podrían acercarse a Él con confianza, y todo porque han amado a Su Hijo.

16:28 Aquí el Señor repite Su afirmación de igualdad con Dios Padre. No dice «Vine de

parte de Dios», como si fuese sólo un Profeta enviado por Dios, sino «Salí del Padre».

Esto significa que Él es el eterno Hijo del Padre, igual con Dios Padre. Vino al mundo

como Uno que había vivido en otra parte antes de Su Venida. En Su Ascensión, dejó el

mundo y volvió al Padre. Éste es un breve relato biográfico del Señor de la gloria.

V. Tribulación y Paz (16:29–33)

16:29–30 Los discípulos de Jesús pensaban que ahora podían comprenderle por

primera vez. Ya no estaba empleando lenguaje figurado, dijeron.

Creían que ahora entraban en el misterio de Su Persona. Ahora veían que Él sabía

todas las cosas y que había salido de Dios. Pero Él había dicho que había salido del

Padre. ¿Comprendían ellos el significado de esto? ¿Comprendían ellos que Jesús era una

de las Personas de la Deidad?

16:31 Jesús sugirió, con Su pregunta, que su creencia era aún imperfecta. Él sabía que

le amaban y confiaban en Él, pero, ¿sabían ellos de verdad que Él era Dios manifestado en

carne?

16:32 Al cabo de poco tiempo, Él iba a ser arrestado, juzgado y crucificado. Los

discípulos le abandonarían y huirían a sus casas. Pero Él no quedaría solo, porque el Padre

estaría con Él. Era esta unión con Dios Padre lo que ellos no comprendían. Esto era lo que

le sustentaría, cuando todos hubiesen huido por sus vidas.

16:33 El propósito de este discurso a Sus discípulos era que tuviesen paz. Cuando

fuesen aborrecidos, perseguidos, falsamente condenados e incluso torturados, podrían tener

paz en Él. Él venció al mundo en la cruz del Calvario. A pesar de sus tribulaciones,

podrían tener la certidumbre de que estaban del lado del vencedor.

Además, con la venida del Espíritu Santo tendrían nuevas capacidades de resistencia y

un nuevo valor para hacer frente al enemigo.

W. Jesús ora por Su ministerio (17:1–5)

Llegamos ahora a lo que se conoce como la oración Sumo Sacerdotal del Señor Jesús.

En esta oración Él intercede por los Suyos. Es una imagen de Su actual ministerio en el

cielo, donde ora por Su pueblo.

Marcus Rainsford lo expresa bien:

Page 126: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Toda la oración es una hermosa ilustración de la intercesión de nuestro bendito Señor a

la diestra de Dios. No hay ni una sola palabra contra Su pueblo; ni una referencia a sus

fracasos o faltas. … No. Él habla de ellos sólo como eran en el propósito del Padre, como

vinculados a Él, y como receptores de aquella plenitud que Él vino a darles desde el cielo…

Todas las peticiones particulares del Señor por Su pueblo se relacionan con cosas

espirituales; todas se refieren a bendiciones espirituales. El Señor no pide riquezas para

ellos, ni honores, ni influencia mundana, ni grandes puestos, pero sí que ora fervientemente

para que sean guardados del mal, separados del mundo, preparados para el deber y llevados

a salvo al hogar celestial. La prosperidad del alma es la mejor de las prosperidades; es el

índice de la verdadera prosperidad.

17:1 Había llegado la hora. Muchas veces Sus enemigos habían sido incapaces de

arrestarle porque no había llegado Su hora. Pero ahora había llegado el tiempo en que el

Señor había de ser muerto. Glorifica a tu Hijo, oró el Salvador. Estaba mirando más allá a

Su muerte en la cruz. Si quedaba en el sepulcro, el mundo sabría que Él había sido

meramente un hombre más. Pero si Dios lo glorificaba levantándolo de entre los muertos,

esto sería la prueba de que Él era el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Dios respondió

Su petición levantando al Señor Jesús al tercer día y llevándolo después al cielo y

coronándolo de gloria y honra.

Para que también tu Hijo te glorifique a ti, prosigue el Señor. El significado de esto

queda explicado en los siguientes dos versículos. Jesús glorifica al Padre dando vida eterna

a los que creen en Él. Da gran gloria a Dios que hombres y mujeres impíos sean

convertidos y manifiesten la vida del Señor Jesús en esta tierra.

17:2 Como resultado de Su obra de redención en la cruz, Dios ha dado a Su Hijo

potestad sobre toda la humanidad. Esta potestad le daba derecho a dar vida eterna a

todos aquellos que el Padre le ha dado. Una vez más se nos recuerda que antes de la

fundación del mundo, Dios señaló a ciertos hombres como pertenecientes a Cristo.

Recordemos, sin embargo, que Dios ofrece la salvación a todo quien quiera recibir a

Jesucristo. No hay nadie que no pueda ser salvo confiando en el Salvador.

17:3 Aquí tenemos una sencilla explicación de cómo se alcanza la vida eterna. Es

conociendo a Dios y a Jesucristo. El único Dios verdadero, en contraste a los ídolos, y

que no son dioses genuinos en absoluto. Este versículo no significa que Jesucristo no sea el

verdadero Dios. El hecho de que Su Nombre sea mencionado junto con Dios Padre como

siendo la fuente conjunta de la vida eterna significa que son iguales. Aquí el Señor se

designa a Sí mismo como Jesucristo. Cristo era lo mismo que Mesías. Este versículo

refuta la acusación de que Jesús nunca pretendió ser el Mesías.

17:4 Al pronunciar el Señor estas palabras, estaba hablando como si ya hubiese muerto,

hubiese sido sepultado y resucitado. Él había glorificado al Padre mediante Su vida sin

pecado, por Sus milagros, por Su padecimiento y muerte, y por Su resurrección. Había

llevado a término la obra de salvación que el Padre le dio a realizar. Tal como dice Ryle:

La crucifixión dio gloria al Padre. Glorificó Su sabiduría, fidelidad, santidad y amor. Le

mostró sabio, al proveer un plan mediante el que podía ser justo, y sin embargo quien

justifica al impío. Le mostró fiel al guardar Su promesa, que la simiente de la mujer

aplastaría la cabeza de la serpiente. Le mostró santo, al demandar que las exigencias de Su

ley quedasen satisfechas por nuestro gran Sustituto. Le mostró amante, al proveer tal

Mediador, tal Redentor y tal Amigo para el hombre pecador: a Su Hijo coeterno con Él.

Page 127: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

La crucifixión dio gloria al Hijo. Glorificó Su compasión, Su paciencia y Su poder. Le

mostró en toda Su compasión, al morir por nosotros, sufriendo en nuestro lugar,

permitiendo ser considerado como pecado y maldición por nosotros, y comprando nuestra

redención con el precio de Su propia sangre. Le mostró en toda Su paciencia, al no morir la

muerte común de la mayoría de los hombres, sino al someterse voluntariamente a unos

dolores y agonías ignotas que ninguna mente puede concebir, cuando con una sola palabra

habría llamado a los ángeles de Su Padre y habría sido liberado. Le mostró en todo Su

poder, llevando la carga de todas las transgresiones del mundo, y venciendo a Satanás y

despojándolo de su presa.

17:5 Antes que Cristo viniese al mundo, moraba en el cielo con el Padre. Cuando los

ángeles miraron al Señor, vieron toda la gloria de la Deidad. Para todos los ojos, era

evidentemente Dios. Pero cuando vino entre los hombres, la gloria de la Deidad quedó

velada. Aunque seguía siendo Dios, esto no era evidente para la mayoría de los

observadores. Le vieron meramente como el hijo del carpintero. Aquí, el Salvador ora para

que le sea restaurada la manifestación visible de Su gloria en el cielo. Las palabras

«glorifícame al lado tuyo», significan «glorifícame en Tu presencia en el cielo. Que la

gloria original que compartía contigo antes de Mi Encarnación sea reanudada». Esto enseña

de manera clara la preexistencia de Cristo.

X. Jesús ora por Sus discípulos (17:6–19)

17:6 Jesús había manifestado el nombre del Padre a los discípulos. El «nombre», en la

Escritura, significa la Persona, Sus atributos y carácter. Cristo había manifestado

plenamente la verdadera naturaleza del Padre. Los discípulos habían sido dados del mundo

al Hijo. Habían sido separados de la masa de la humanidad y puestos aparte para pertenecer

a Cristo. «Eran del Padre por elección antes que fuese el mundo, y vinieron a ser de Cristo

por el don del Padre y por adquisición por la sangre», escribió J. G. Bellett.

Han guardado tu palabra, dijo el Señor. A pesar de todos sus fracasos y faltas, les

acredita haber creído y obedecido Su enseñanza. «Ni una palabra en contra de Su pueblo»,

escribe Rainsford: «Ni una alusión a lo que habían hecho o estaban a punto de hacer —que

lo abandonarían».

17:7–8 El Salvador había representado al Padre de un modo perfecto. Explica a los

discípulos que Él no hablaba ni actuaba por Su propia autoridad, sino sólo como el Padre le

había instruido. Y ellos habían creído que el Padre había enviado al Hijo.

Es más, Cristo no originó Su propia misión. Vino en obediencia a la voluntad del Padre.

Él fue el perfecto Siervo de Jehová.

17:9 Como Sumo Sacerdote, rogó por los discípulos; no rogó por el mundo. Esto no

debería ser tomado como significando que Cristo nunca rogase por el mundo. En la cruz,

oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

Pero aquí estaba orando como Aquel que representaba a los creyentes ante el trono de

Dios. Allí, Su oración sólo podía ser por los Suyos.

17:10 Aquí se muestra la perfecta unión entre el Padre y el Hijo. Ningún mero hombre

podría decir estas palabras con verdad. Nosotros podríamos poder decir a Dios: Todo lo

mío es tuyo, pero no podríamos decir: Todo lo tuyo es mío. Es porque el Hijo es igual al

Padre que podía decirlo. En estos versículos (6–19), Jesús presenta a Su pobre y torpe

Page 128: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

manada, y, recubriendo a cada cordero en una túnica de muchos colores, declara: He sido

glorificado en ellos.

17:11 Otra vez el Señor Jesús anticipa Su regreso al cielo. Aquí está orando como si ya

hubiese partido. Observemos el título Padre santo. Santo habla de Uno que es

infinitamente exaltado. Padre habla de Uno que es íntimamente cercano.

La oración de Jesús, que sean uno, se refiere a la unidad del carácter cristiano. Así

como el Padre y el Hijo son Uno en semejanza moral, así los creyentes deberían estar

unidos a este respecto —que sean semejantes al Señor Jesús.

17:12 Cuando estaba con los discípulos, el Salvador los guardaba en el nombre del

Padre, es decir, por Su poder y autoridad. Ninguno de ellos se perdió, dijo Jesús, sino el

hijo de perdición, es decir, Judas. Pero esto no significa que Judas fuese uno de los dados

al Hijo por el Padre, ni que jamás fuese un verdadero creyente. La oración significa esto:

«Los que me diste he guardado, y ninguno de ellos se perdió, pero el hijo de perdición se ha

perdido, para que se cumpliese la Escritura». El título el hijo de perdición significa que

Judas fue consignado a ruina o condenación eterna. Judas no fue empujado a traicionar a

Cristo para que fuese cumplida la profecía, sino que él decidió traicionar al Salvador, y al

actuar así se cumplió la Escritura.

17:13 El Señor explica por qué estaba orando en presencia de Sus discípulos. Es como

si les estuviese diciendo: «Éstas son intercesiones que jamás dejaré de hacer en el cielo

delante de Dios. Pero ahora hablo esto en el mundo, a oídos vuestros, para que vosotros

comprendáis de manera más clara cómo estoy allá empleado en vuestro bien, para que

podáis ser hechos en gran medida participantes de mi gozo».

17:14 El Señor dio la palabra de Dios a los discípulos, y ellos la recibieron. Como

resultado, el mundo se revolvió contra ellos y los aborreció. Presentaban los rasgos del

Señor Jesús, y por eso el mundo los menospreció. No concordaban con el orden mundano

de cosas.

17:15 El Señor no rogaba que el Padre quitase a los creyentes del mundo de un modo

inmediato. Habían de ser dejados aquí para crecer en la gracia y dar testimonio de Cristo.

Pero la oración de Cristo era que fuesen guardados del maligno (RVR77 margen). No

escape, sino preservación.

17:16 Los cristianos no son del mundo, como tampoco Cristo era del mundo.

Deberíamos recordar esto cuando somos tentados a involucrarnos en un pasatiempo

mundano o a entrar en asociaciones mundanas en las que el nombre de Jesús no es bien

acogido.

17:17 Santificar significa poner aparte. La palabra de Dios tiene un efecto santificador

en los creyentes. Al leerla y obedecerla, son separados como vasos apropiados para el uso

del Maestro. Esto es exactamente lo que pedía el Señor aquí. Quería un pueblo apartado a

Dios, separado del mundo, útil para Dios. Tu Palabra es verdad, dijo Jesús. No dijo, como

tantos dicen en la actualidad, «Tu palabra contiene verdad», sino «Tu palabra ES verdad».

17:18 El Padre envió al Señor Jesús al mundo para que revelase el carácter de Dios a

los hombres. Al orar el Señor, sabía que pronto iría de vuelta al cielo. Pero futuras

generaciones seguirían necesitando un testimonio acerca de Dios. Esta obra la deberían

llevar a cabo creyentes por medio del poder del Espíritu Santo. Naturalmente, los cristianos

jamás podrán representar a Dios de manera tan perfecta como Cristo lo hizo, porque nunca

pueden ser iguales a Dios. Pero los creyentes están aquí igual para representar a Dios en el

mundo. Por esta razón Jesús los ha enviado al mundo.

Page 129: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

17:19 Santificar no significa necesariamente hacer santo. Él es Santo en lo que toca a

Su carácter personal. El pensamiento es que el Señor se separó para la obra que Su Padre le

había enviado que hiciese —es decir, Su muerte sacrificial—. Puede también significar que

se puso aparte tomando Su lugar fuera del mundo y entrando en la gloria. «Su santificación

es el modelo y poder de la nuestra», dice Vine. Deberíamos quedar separados del mundo y

encontrar nuestra porción en Él.

Y. Jesús ora por todos los creyentes (17:20–26)

17:20 Ahora el Sumo Sacerdote extendió Su oración más allá de los discípulos. Oró por

generaciones aún no nacidas. De hecho, cada creyente que lea este versículo puede decir:

«Jesús oró por mí hace más de mil novecientos años».

17:21 Esta oración fue para la unidad entre los creyentes, pero esta vez era con la

salvación de los pecadores a la vista. La unidad por la que Cristo rogó no era cuestión de

una unión eclesial externa. Más bien se trata de una unidad basada en una semejanza moral

común. Estaba orando que los creyentes fuesen uno en la exhibición del carácter de Dios y

de Cristo. Esto es lo que haría que el mundo creyese que Dios lo envió. Ésta es la unidad

que hace decir al mundo: «Veo a Cristo en esos cristianos, como el Padre era visto en

Cristo».

17:22 En el versículo 11 el Señor oró por la unidad en comunión. En el 21, por la

unidad en el testimonio. Ahora es unidad en gloria. Esto mira adelante al momento en que

los santos recibirán sus cuerpos glorificados. La gloria que me diste es la gloria de la

resurrección y la ascensión.

No tenemos esta gloria todavía. Se nos ha dado por lo que respecta a los propósitos de

Dios, pero no la recibiremos hasta que el Salvador regrese a llevarnos al cielo. Será

manifestada al mundo cuando Cristo vuelva a establecer Su reino en la tierra. En aquel

tiempo, el mundo se dará cuenta de la unidad vital entre el Padre y el Hijo, y el Hijo y Su

pueblo, y creerá (demasiado tarde) que Jesús fue el Enviado de Dios.

17:23 El mundo no sólo se dará cuenta de que Jesús era Dios Hijo, sino que también

sabrá que los creyentes eran amados por Dios. Que seamos amados así parece increíble,

¡pero ahí está!

17:24 El Hijo desea tener a Su pueblo consigo en la gloria. Cada vez que un creyente

muere, es, en cierto sentido, una respuesta a esta oración. Si nos diésemos cuenta de esto,

nos sería una consolación en medio de nuestro dolor. Morir es partir y estar con Cristo, y

ver Su gloria. Esta gloria no es sólo la gloria de la deidad que Él tenía antes que el mundo

fuese. Es también la gloria que ha adquirido como Salvador y Redentor. Esta gloria es una

prueba de que Dios ha amado a Cristo desde antes de la fundación del mundo.

17:25 El mundo no conoció a Dios revelado en Jesús. Pero unos pocos discípulos sí lo

conocieron, y creyeron que Dios había enviado a Jesús. En la víspera de Su crucifixión,

había sólo unos pocos corazones fieles en medio de toda la humanidad —¡e incluso ellos

iban a abandonarle!

17:26 El Señor Jesús había dado a conocer el nombre del Padre a Sus discípulos

cuando estaba con ellos. Esto significaba que les había revelado el Padre. Sus palabras y

obras eran las palabras y obras del Padre. Vieron en Cristo una perfecta expresión del

Padre. Jesús ha continuado dando a conocer el Nombre del Padre por medio del ministerio

del Espíritu Santo. Desde el día de Pentecostés, podemos conocer cómo es Dios. Si los

Page 130: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

hombres aceptan al Padre tal como es revelado por Jesús, se vuelven especiales objetos del

amor del Padre. Ya que Jesús mora en todos los creyentes, el Padre puede contemplarlos y

tratarlos como a Su único Hijo.

Reuss observa:

El amor de Dios que, antes de la creación del mundo físico, tuvo su objeto adecuado en

la persona del Hijo (v. 24), lo encuentra, desde la creación del nuevo mundo espiritual, en

todos aquellos que están unidos al Hijo.

Y Godet añade:

Lo que Dios deseaba al enviar a Su Hijo a la tierra era precisamente poder formar para

Sí mismo, en medio de la humanidad, una familia de hijos que llevasen Su semejanza.

Es por causa de Jesús en el creyente que Dios puede amarle como ama a Cristo.

Tanto amor Dios me da,

Que más amor no puede haber;

El amor con el que al Hijo Él ama,

¡Éste es Su amor por mí!

Catesby Paget

Las peticiones hechas por Cristo para Su pueblo, como observa Rainsford,

… se refieren a cosas espirituales, a bendiciones celestiales. No son para riquezas, u

honra o influencia en el mundo, sino para la liberación del mal, separación del mundo,

capacitación para el deber y una llegada a salvo al cielo.

VIII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL HIJO DE DIOS (Caps.

18, 19)

A. Judas entrega al Señor (18:1–11)

18:1 Las palabras de los capítulos 13–17 fueron pronunciadas en Jerusalén. Ahora

Jesús abandonó la ciudad y se dirigió hacia el este, al Monte de los Olivos. Para esto, cruzó

el torrente de Cedrón, y entró en el Huerto de Getsemaní, que estaba en la ladera

occidental del Olivete.

18:2–3 Judas sabía que el Señor pasaba mucho tiempo orando en el huerto. Sabía que

el lugar más probable donde encontrar al Señor era en el lugar de oración.

La compañía de soldados era probablemente de soldados romanos, mientras que los

alguaciles eran funcionarios judíos, que representaban a los principales sacerdotes y a los

fariseos. Llegaron con linternas y antorchas, y con armas. «Fueron con linternas a

buscar la Luz del mundo.»

18:4 El Señor se adelantó con el fin de encontrarse con ellos, sin esperar a que le

encontrasen. Esto demostraba Su disposición a ir a la cruz. Los soldados podrían haberse

Page 131: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

dejado las armas en casa; el Salvador no iba a resistirse. La pregunta: ¿A quién buscáis?

estaba pensada para hacerles decir de su propia boca la naturaleza de su misión.

18:5 Ellos buscaban a Jesús nazareno, sin darse mucha cuenta de que Él era su

Creador y Sustentador —el mejor Amigo que jamás pudiesen tener—. Jesús dijo: Yo soy.

Quería decir con ello no sólo que era Jesús de Nazaret, sino que era además Jehová. Como

ya hemos mencionado antes, YO SOY es uno de los Nombres de Jehová en el AT. ¿Hizo

esto reflexionar otra vez a Judas, que estaba también con los otros en la multitud?

18:6 Por un breve momento, el Señor se había revelado a ellos como el YO SOY, el Dios

omnipotente. Esta revelación fue tan abrumadora que retrocedieron, y cayeron en tierra.

18:7 Volvió el Señor a preguntarles a quién estaban buscando. De nuevo dio la

misma respuesta —a pesar del efecto que las dos palabras de Cristo acababan de tener

sobre ellos.

18:8–9 Otra vez respondió Jesús que Él era quien buscaban, y que era Jehová. Os he

dicho que YO SOY. Por cuanto le buscaban a Él, les dijo que debían dejar que los

discípulos se fuesen. Es maravilloso ver Su desprendido interés por otros en un momento en

que Su propia vida peligraba. Así también se cumplieron las palabras de Juan 17:12.

18:10 Simón Pedro pensó que había llegado el momento de emplear la violencia en un

esfuerzo por salvar a su Maestro de aquella multitud. Actuando sin instrucciones del Señor,

desenvainó su espada, e hirió al siervo del sumo sacerdote. Es indudable que su

intención fue matarlo, pero la espada fue desviada por una Mano Invisible, de manera que

sólo le cortó la oreja derecha.

18:11 Jesús reprendió el celo imprudente de Pedro. Era el Padre quien le había dado

la copa de sufrimiento y muerte, y tenía la intención de beberla. Lucas, el médico, observa

que en este punto Jesús tocó y sanó la oreja de Malco que así se llamaba el siervo del sumo

sacerdote (22:51).

B. Jesús, arrestado y atado (18:12–14)

18:12–13 Ésta era la primera vez que hombres malvados habían podido tomar a Jesús y

atar Sus brazos.

Anás había sido sumo sacerdote con anterioridad. No está claro por qué Jesús tuvo que

ser llevado primero a él, y no a Caifás, su yerno, que era sumo sacerdote en aquel

tiempo. Lo que es importante de ver es que Jesús fue primero juzgado ante los judíos en un

intento de demostrar Su culpabilidad de blasfemia y herejía. Éste fue el que podríamos

llamar el juicio religioso. Luego fue llevado para ser juzgado ante las autoridades romanas,

y allí lo que se intentaba era demostrar que era enemigo de César. Éste fue el juicio civil.

Por cuanto los judíos estaban bajo el gobierno de Roma, tenían que actuar a través de los

tribunales romanos. Por ejemplo, ellos no podían aplicar la pena de muerte. Esto lo había de

hacer Pilato.

18:14 Juan explica que el sumo sacerdote era el mismo Caifás que había profetizado

que convenía que un solo hombre muriese por la nación (véase Juan 11:50). Ahora iba a

tener parte en el cumplimiento de aquella profecía. Escribe James Stewart:

Éste era el hombre que era el guarda acreditado del alma de la nación. Había sido

separado para ser el intérprete y representante supremo del Altísimo. A Él le había sido

encomendado el glorioso privilegio de entrar una vez al año en el Lugar Santísimo. Pero

fue éste el hombre que condenó al Hijo de Dios. La historia no nos da ninguna ilustración

Page 132: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

más destacada de la verdad de que las mejores oportunidades religiosas del mundo y el

ambiente más prometedor no garantizan la salvación de nadie, ni por sí mismos ennoblecen

el alma. «Entonces vi —dice Juan Bunyan, terminando su libro— que había un camino al

infierno, incluso desde el portal del cielo.»

C. Pedro niega a Su Señor (18:15–18)

18:15 La mayoría de los eruditos bíblicos creen que el otro discípulo mencionado aquí

era Juan, pero que la humildad le impidió mencionar su propio nombre, especialmente en

vista del vergonzoso fracaso de Pedro. No se nos dice cómo es que Juan era conocido del

sumo sacerdote, pero es un hecho que hizo posible su entrada en el patio.

18:16–17 Pedro no pudo entrar hasta que Juan salió y habló con la portera. Mirando

retrospectivamente, es de dudar que fuese bueno que Juan emplease su influencia de esta

manera. Es significativo que la primera negación del Señor por parte de Pedro no fuese

delante de un fuerte y espantoso soldado, sino delante de una sencilla criada portera. Negó

que era discípulo de Jesús.

18:18 Pedro se mezcló ahora con los enemigos de su Señor y trató de ocultar su

identidad. Como muchos otros discípulos, se calentaba a la lumbre de este mundo.

D. Jesús delante del Sumo Sacerdote (18:19–24)

18:19 No está claro si el sumo sacerdote aquí es Anás o Caifás. Si era Anás, como

parece más probable, era posiblemente designado como sumo sacerdote por cortesía,

porque antes había ostentado este cargo. El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de

sus discípulos y de su doctrina, como si los unos y la otra constituyesen una amenaza a la

Ley de Moisés y al gobierno de Roma. Es evidente que esta gente no tenía ninguna

acusación contra el Señor, y que estaban intentando urdir una.

18:20 Jesús le respondió que Su ministerio había discurrido públicamente. Nada tenía

que ocultar. Había enseñado en presencia de los judíos, tanto en la sinagoga como en el

templo. No había secretos.

18:21 Esto era un reto a que se presentasen algunos de los judíos que le habían oído.

Que trajesen sus acusaciones contra Él. Si Él había hecho o dicho alguna cosa mala, que se

presentasen testigos.

18:22 Este reto evidentemente irritó a los judíos. Los dejaba sin caso. Por ello,

recurrieron a los insultos. Un alguacil lo abofeteó por hablar así al sumo sacerdote.

18:23 Con una perfecta serenidad y una lógica irrebatible, el Salvador les mostró lo

injustos que eran. No podían acusarle de hablar mal; sin embargo le golpeaban por decir la

verdad.

18:24 Los versículos precedentes describen el interrogatorio delante de Anás. El juicio

ante Caifás no es descrito en Juan. Tiene su lugar entre 18:24 y 18:28.

E. La segunda y tercera negación de Pedro (18:25–27)

18:25 La narración pasa ahora de nuevo a Simón Pedro. En el frío de las tempranas

horas de la mañana, estaba él calentándose junto al fuego. Indudablemente, su vestimenta

Page 133: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

y acento indicaban que era un pescador de Galilea. El que estaba junto a él le preguntó si

era un discípulo de este Jesús. Pero negó otra vez al Señor.

18:26 Ahora fue un pariente de Malco quien se dirigió a Pedro. Había visto a Pedro

cortar la oreja de su pariente. «¿No te vi yo en el huerto con él?».

18:27 Por tercera vez negó Pedro al Señor. En seguida oyó cantar el gallo y se acordó

de las palabras del Señor: «No cantará el gallo, antes que me hayas negado tres veces». Por

los otros Evangelios sabemos que Pedro salió en este punto, y que lloró amargamente.

F. Jesús delante de Pilato (18:28–40)

18:28 Había terminado el juicio religioso, y el juicio civil estaba a punto de dar

comienzo. La escena es el atrio judicial o pretorio del gobernador. Los judíos no querían

entrar en el palacio de un gentil. Pensaban que podrían contaminarse y que por ello no

podrían comer la pascua. No parecía inquietarles que estaban tramando la muerte del Hijo

de Dios. Para ellos habría sido una tragedia entrar en la casa de un gentil, pero el asesinato

era una nimiedad.

Agustín recalca:

¡Oh, impía ceguera! Se consideraban contaminados por un hogar que era de otro, y no

contaminados por un crimen propio. Tenían miedo de ser contaminados por el pretorio de

un juez extranjero, y no temían ser contaminados por la sangre de un hermano inocente.

Hall comenta:

¡Ay de vosotros, sacerdotes, escribas, ancianos, hipócritas! ¿Puede haber alguna raíz tan

impura como la de vuestros propios pechos? No son las paredes de Pilato, sino vuestros

propios corazones lo que es impuro. ¿Es el asesinato vuestro negocio, y os detenéis por una

infección localizada? ¡Dios os golpeará a vosotros, paredes blanqueadas! ¿Anheláis quedar

manchados de sangre —de la sangre de Dios—? ¿Y teméis quedar contaminados por el

contacto con el enlosado de Pilato? ¿Un mosquito tan pequeño se atasca en vuestras

gargantas, mientras tragáis un camello tan enorme de maldad flagrante? ¡Salid de Jerusalén,

falsos e incrédulos, si no queréis ser inmundos! Pilato debería tener más causa de temer que

sus paredes quedasen contaminadas con la presencia de unos monstruos tan prodigiosos de

iniquidad!

Poole observa: «Nada es más normal que el que las personas excesivamente celosas por

los rituales sean displicentes acerca de los puntos de moral». La expresión y así poder

comer la pascua significa probablemente la fiesta que seguía a la Pascua. La Pascua

misma había sido celebrada la noche anterior.

18:29 Pilato, el gobernador romano, cedió a los escrúpulos religiosos de los judíos y

salió adonde ellos estaban. Comenzó el juicio pidiéndoles que expresasen la acusación

contra este Prisionero.

18:30 La respuesta que le dieron fue atrevida y maleducada. Le dijeron, en otras

palabras, que ya habían juzgado el caso y que le habían hallado culpable. Todo lo que

querían de Pilato era que pronunciase la sentencia.

Page 134: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

18:31 Pilato intentó evadir su responsabilidad y devolverla a los judíos. Si ya habían

juzgado a Jesús y le habían hallado culpable, ¿por qué entonces no le sentenciaban según la

ley de ellos? La respuesta de los judíos fue muy significativa. Le vinieron a decir, más o

menos: «Nosotros no somos una nación independiente. Hemos sido tomados por el poder

romano. Se nos ha quitado el gobierno civil, y ya no tenemos autoridad para dar muerte a

nadie». Su respuesta era evidencia de su servidumbre y sujeción al poder de los gentiles.

Además, querían pasar el peso de la muerte de Cristo a Pilato.

18:32 El versículo 32 puede tener dos sentidos diferentes: (1) En Mateo 20:19 Jesús

había predicho que sería entregado a los gentiles para ser muerto. Aquí los judíos estaban

haciendo precisamente esto. (2) En muchos lugares, el Señor había dicho que sería

«levantado» (Jn. 3:14; 8:28; 12:32, 34). Esto se refería a muerte por crucifixión. Los judíos

usaban la lapidación en los casos de pena capital, mientras que los romanos empleaban la

crucifixión. Así, al rehusar aplicar ellos la pena de muerte, los judíos, sin saberlo,

cumplieron estas dos profecías tocantes al Mesías (véase también Salmo 22:16).

18:33 Pilato tomó ahora a Jesús dentro del pretorio para una entrevista privada, y le

preguntó directamente: ¿Eres tú el Rey de los judíos?

18:34 Jesús le respondió en este sentido: «Como gobernador, ¿has oído alguna vez que

yo intentase destruir el poder de Roma? ¿Te han dicho jamás que yo me proclamase Rey

para minar el imperio de César? ¿Es ésta una acusación que conozcas por experiencia

personal, o se trata sencillamente de lo que has oído decir a esos judíos?».

18:35 Había un verdadero desprecio en la pregunta de Pilato: ¿Soy yo acaso judío?

Con esta pregunta implicaba que era demasiado importante para preocuparse de unos

problemas judíos locales. Pero su respuesta era también una admisión de que no conocía de

ninguna verdadera acusación contra Jesús. Sólo sabía lo que le habían dicho los

gobernantes de los judíos.

18:36 El Señor entonces confesó que era Rey. Pero no la clase de rey como le acusaban

los judíos de ser. Y no la clase que iba a amenazar a Roma. El reino de Cristo no es

impulsado mediante armas humanas. En caso contrario, Sus discípulos pelearían para

impedir Su captura por los judíos. El reino de Cristo no es de aquí, es decir, no es de este

mundo. No recibe su poder y autoridad del mundo; sus fines y objetivos no son carnales.

18:37 Cuando Pilato le preguntó si era rey, le respondió Jesús: Tú lo dices; yo soy

rey. Pero Su reino tiene que ver con la verdad, no con espadas y escudos. Había venido al

mundo para dar testimonio a la verdad. La verdad aquí significa la verdad acerca de

Dios, del mismo Cristo, del Espíritu Santo, del hombre, del pecado, de la salvación y de

todas las otras grandes doctrinas del cristianismo. Todo aquel que es de la verdad oye Su

voz, y así es como se acrecienta Su imperio.

18:38 Es difícil saber qué era lo que quería decir Pilato cuando le preguntó: ¿Qué es la

verdad? ¿Estaba perplejo, se mostraba sarcástico, o estaba interesado? Todo lo que

sabemos es que la Verdad Encarnada estaba delante de él y que no le reconoció. Pilato se

apresuró ahora a ir a los judíos con la admisión de que no hallaba en él ningún delito.

18:39 Era costumbre entre los judíos en la pascua pedir la liberación de algún

prisionero judío en manos de los romanos. Pilato recurrió a esta costumbre en un esfuerzo

por agradar a los judíos y a la vez soltar a Jesús.

18:40 Su plan fracasó. Los judíos no querían a Jesús; querían a Barrabás. Y Barrabás

era ladrón. El malvado corazón de hombre prefería a un bandido antes que al Creador.

Page 135: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

G. El veredicto de Pilato: Inocente, pero condenado (19:1–16)

19:1 Fue totalmente injusto por parte de Pilato azotar a una Persona inocente. Quizá

esperaba que este castigo daría satisfacción a los judíos y que no persistirían en exigir la

muerte de Jesús. Los azotes eran una forma romana de castigo. El preso era azotado con un

látigo o con una vara. El látigo tenía trozos de metal o de hueso, que producían profundos

cortes en la carne.

19:2–3 Los soldados se burlaron de la declaración de Jesús de ser Rey. ¡Una corona

para el Rey! Pero era una corona de espinas. Esta corona debió causarle un gran dolor

cuando se la apretaron sobre Su frente. Las espinas son un símbolo de la maldición que el

pecado había hecho recaer sobre la humanidad. Aquí tenemos una imagen del Señor Jesús

llevando la maldición por nuestros pecados, para que nosotros pudiésemos llevar la corona

de gloria. El manto de púrpura fue también empleado en son de burla. El púrpura era el

color de la realeza. Pero una vez más nos recuerda cómo nuestros pecados fueron puestos

sobre Jesús para que nosotros fuésemos revestidos por el manto de la justicia de Dios.

¡Qué solemne pensar en el eterno Hijo de Dios azotado por las manos de Sus criaturas!

¡Las bocas que Él había formado, empleadas ahora para escarnecerlo!

19:4 Entonces Pilato salió otra vez a la turba y anunció que les iba a traer fuera a

Jesús, pero que era inocente. Así, Pilato se condenó a sí mismo por sus propias palabras.

No encontraba delito en Cristo, pero no iba a dejarlo ir.

19:5 Cuando salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura,

Pilato lo anunció como El Hombre. Es difícil saber si lo dijo en son de burla, con simpatía,

o sin ninguna emoción en particular.

19:6 Los principales sacerdotes observaron que Pilato estaba dudando, y se pusieron a

gritar fieramente que Jesús había de ser crucificado. Los que empujaron a la muerte del

Salvador fueron hombres religiosos. A menudo, a lo largo de los siglos, han sido los

funcionarios de la iglesia los que más acerbamente han perseguido a los verdaderos

creyentes. Pilato parecía sentirse disgustado con ellos y con su irrazonable odio contra

Jesús. Les vino a decir: «Si así es como pensáis, ¿por qué no le tomáis vosotros, y le

crucificáis? Por lo que a mí respecta, Él es inocente». Pero Pilato sabía que los judíos no

podrían darle muerte porque este poder sólo podía ser ejercido en aquel tiempo por los

romanos.

19:7 Cuando vieron que no habían podido demostrar que Jesús era una amenaza para el

gobierno de César, presentaron su acusación religiosa contra Él. Cristo afirmaba igualdad

con Dios al decir que era el Hijo de Dios. Para los judíos, esto era blasfemia, y había de ser

castigado con la muerte.

19:8–9 La posibilidad de que Jesús fuese el Hijo de Dios preocupaba a Pilato. Ya se

sentía inquieto acerca de toda esta cuestión, pero esto le hizo tener más miedo.

Pilato habló de nuevo con Jesús en el pretorio o atrio judicial, y le preguntó de dónde

era. En todo esto, Pilato presenta una figura trágica. Confesó con su propia boca que Jesús

no había hecho mal alguno; pero no tenía el valor moral de dejarle ir porque tenía miedo de

los judíos. ¿Por qué Jesús no le daba respuesta? Probablemente porque sabía que Pilato no

estaba dispuesto a obrar en base de la luz que ya tenía. Pilato había perdido por pecado su

oportunidad. No iba a recibir más luz cuando no había actuado en base de la luz que ya

tenía.

Page 136: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

19:10 Pilato intentó forzar al Señor a responder mediante amenazas. Le recordó a Jesús

que, como gobernador romano, tenía autoridad para crucificarlo o para soltarlo.

19:11 El dominio propio del Señor Jesús es digno de mención. Mostraba una serenidad

de la que Pilato carecía. Le respondió con sosiego que cualquier autoridad que Pilato

poseyese le había sido dado por Dios. Todos los gobiernos están ordenados por Dios, y

toda autoridad, civil o espiritual, procede de Dios.

«El que me ha entregado a ti» puede referirse (1) a Caifás, el sumo sacerdote; (2) a

Judas, el traidor, o (3) al pueblo judío en general. El pensamiento es que estos judíos

debían haber sabido mejor lo que hacían. Tenían la Escritura, que predecía la venida del

Mesías. Deberían haberle reconocido cuando vino. Pero le rechazaron e incluso ahora

estaban clamando que fuese muerto. Este versículo nos enseña que hay grados de culpa.

Pilato era culpable, pero Caifás, Judas y todos los malvados judíos eran más culpables.

19:12 Justo cuando Pilato decidió soltar a Jesús, los judíos emplearon su último y más

poderoso argumento: Si sueltas a éste, no eres amigo de César. (César era el título oficial

del Emperador de Roma.) ¡Como si a ellos les importase César en absoluto! Le odiaban.

Habrían querido más bien destruirle y liberarse de su control. ¡Pero ahora pretendían

proteger el imperio de César de la amenaza de este Jesús que pretendía ser rey! Cosecharon

el castigo de esta terrible hipocresía cuando los romanos entraron en Jerusalén en el 70 d.C.

y destruyeron totalmente la ciudad, matando a sus habitantes.

19:13 Pilato no podía permitir que los judíos le acusasen de deslealtad a César, y por

eso se sometió débilmente a la turba. Ahora llevó fuera a Jesús a un área pública llamada

el enlosado, donde solían arreglarse estas cuestiones.

19:14 En realidad, la fiesta de la Pascua había sido celebrada en la tarde anterior. El día

de la Preparación de la Pascua significa la preparación para la fiesta que seguía. La hora

sexta era probablemente las doce del mediodía, pero hay problemas irresueltos acerca de

los métodos de cómputo de tiempo en los Evangelios. «¡He aquí vuestro Rey!». Casi con

toda certeza, Pilato dijo esto para enfurecer y provocar a los judíos. Es indudable que se

resentía de que le hubiesen atrapado para condenar a Jesús.

19:15 Los judíos insistían que Jesús había de ser crucificado. Pilato se burló de ellos

con esta pregunta: «¿A vuestro Rey he de crucificar?» Luego los judíos descendieron tan

bajo como para decir: No tenemos más rey que César. ¡Nación infiel! ¡Rehusar a vuestro

Dios por un monarca malvado y pagano!

19:16 Pilato estaba dispuesto a complacer a los judíos, y por eso entregó a Jesús a los

soldados para que fuese crucificado. Amaba más la alabanza de los hombres que la

alabanza de Dios.

H. La Crucifixión (19:17–24)

19:17 La palabra traducida cruz puede referirse a una sola pieza de madera (una

estaca), o pueden haber sido dos piezas cruzadas. En todo caso, era de un tamaño que un

hombre podía normalmente llevarla. Jesús llevó Su cruz una cierta distancia. Luego, según

los otros Evangelios, fue dada a un hombre llamado Simón de Cirene, para que la llevase.

El lugar… de la Calavera puede haber recibido este nombre por una de dos maneras: (1)

El terreno mismo puede haberse parecido a un cráneo, especialmente si era un monte con

cavernas en la ladera. Un sitio así en el Israel actual es el «Calvario de Gordon». (2) Era el

Page 137: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

lugar en el que los criminales eran ejecutados. Quizá en aquel lugar había cráneos y huesos,

aunque a la luz de la ley de Moisés sobre la sepultura, esto es sumamente improbable.

19:18 El Señor Jesús fue clavado a la cruz, de las manos y de los pies. La cruz fue

luego levantada y dejada caer en un agujero en el suelo. El único Hombre perfecto que

jamás vivió, ¡Y ésta fue la acogida que recibió de los Suyos! Si nunca antes has confiado en

Él como tu Señor y Salvador, ¿por qué no lo haces ahora, al leer esta sencilla narración de

cómo Él murió por ti? Dos bandidos fueron crucificados con Él, uno a cada lado. Esto fue

en cumplimiento de la profecía de Isaías 53:12: «Fue contado con los pecadores».

19:19 Era costumbre poner un título sobre la cabeza del crucificado, e indicar el

crimen. Pilato ordenó que pusiesen el título JESÚS NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS, en

la cruz central.

19:20 Alexander lo expresa con elocuencia:

En hebreo, la lengua sagrada de patriarcas y videntes. En griego, la lengua musical y

dorada que dio alma a los objetos de los sentidos y cuerpo a las abstracciones de la

filosofía. En latín, la lengua de un pueblo que originalmente fue el más fuerte de todos los

hijos de los hombres. Los tres lenguajes representan las tres razas y sus ideas —revelación,

arte, literatura; progreso, guerra y jurisprudencia—. Siempre que existen estos tres deseos

de la raza humana, siempre que se puede hacer un anuncio en un lenguaje humano, siempre

que hay un corazón para pecar, una lengua para hablar, un ojo para leer, la Cruz tiene un

mensaje.

El lugar… estaba cerca de la ciudad. El Señor Jesús fue crucificado fuera de los

límites de la ciudad. El emplazamiento exacto no se conoce ya de cierto.

19:21 Los principales sacerdotes no se agradaron de lo que estaba escrito. Querían

que se leyese como una pretensión que Jesús había presentado, pero no como un hecho

(que lo era).

19:22 Pilato no estaba dispuesto a cambiar el título. Se había impacientado con los

judíos, y no estaba dispuesto a ceder un ápice más. ¡Pero debiera haber mostrado esta

resolución antes!

19:23 En estas ejecuciones se permitía a los soldados participar en los efectos

personales de los que morían. Aquí los vemos repartiéndose los vestidos de Cristo entre sí.

Aparentemente, había en total cinco artículos. Se repartieron cuatro, pero seguía habiendo

la túnica, que era sin costura y que no se podía cortar sin que perdiese todo su valor.

19:24 Echaron suertes por la túnica, que fue entregada a un ganador anónimo. ¡Poco

pensaban ellos que al hacer esto cumplían una notable profecía escrita hacía mil años (Sal.

22:18)! Estas profecías cumplidas nos recuerdan una vez más que este Libro es la Palabra

inspirada de Dios, y que Jesucristo es verdaderamente el Mesías prometido.

I. Jesús encomienda Su madre a Juan (19:25–27)

19:25 Muchos estudiosos de la Biblia creen que en este versículo se nombra a cuatro

mujeres, de la manera que sigue: (1) María, la madre de Jesús; (2) la hermana de María,

Salomé, madre de Juan; (3) María, mujer de Cleofás; (4) María Magdalena.

19:26–27 A pesar de Sus propios padecimientos, el Señor tenía una tierna

consideración para los otros. Al ver a su madre y a Juan, el discípulo, le presentó Juan a

Page 138: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

ella como quien a partir de entonces tomaría el puesto de hijo para ella. Al llamar a su

madre «Mujer», el Señor no mostraba ninguna falta de respeto. Pero es digno de mención

que no la llamó «Madre». ¿No contiene esto una lección para los que pudieran sentirse

tentados a exaltar a María al puesto en el que es objeto de adoración? Jesús instruyó aquí a

Juan que cuidase de María como si fuese su propia madre. Juan obedeció y recibió a María

en su casa.

J. La obra de Cristo, consumada (19:28–30)

19:28 Entre el versículo 27 y el 28 tenemos, sin duda, las tres horas de tinieblas —

desde mediodía hasta las tres de la tarde—. Fue durante este tiempo que Jesús fue

abandonado por Dios, y sufrió la pena de nuestros pecados. Su clamor, «¡Tengo sed!»,

indicaba una sed real, física, intensificada por la crucifixión. Pero también nos recuerda

que, más intensa que Su sed física, padecía una sed espiritual por la salvación de las almas

de los hombres.

19:29 Los soldados le dieron a beber vinagre. Posiblemente ataron una esponja al

extremo de una caña con hisopo, y la apretaron contra Sus labios. (El hisopo es una planta

que también se empleó en la Pascua —Éx 12:22)—. No debe confundirse con el vinagre

mezclado con hiel, que le habían ofrecido antes (Mt. 27:34). No bebió de aquello porque

habría actuado embotando su capacidad de sufrir. Había de llevar nuestros pecados con

plena conciencia.

19:30 «Consumado es.» Había terminado la obra que Su Padre le había encomendado.

El derramamiento de Su alma como ofrenda por el pecado. La obra de la redención y de la

expiación. Es cierto que todavía no había muerto, pero Su muerte, sepultura y ascensión

eran tan ciertas como si ya las hubiese cumplido. Así, el Señor Jesús podía anunciar que se

había abierto el camino por el que los pecadores podían ser salvados. ¡Demos gracias a

Dios hoy por la obra acabada del Señor Jesús en la cruz del Calvario!

Algunos estudiosos de la Biblia nos dicen que habiendo inclinado la cabeza puede

significar que echó la cabeza hacia atrás. Vine lo expresa así: «No era la impotente caída de

la cabeza tras la muerte, sino la acción deliberada de poner Su cabeza en una posición de

reposo».

El hecho de que entregó el espíritu enfatiza el hecho de que Su muerte fue voluntaria.

Él decidió cuándo morir. En pleno control de Sus facultades, despidió Su espíritu —un

acto que no podía ser llevado a cabo por ningún mero hombre.

K. El costado del Salvador, traspasado (19:31–37)

19:31 Una vez más, vemos cuán escrupulosos eran estos religiosos judíos acerca de los

detalles hasta en medio de un asesinato a sangre fría. «Colaban el mosquito y tragaban el

camello.» Pensaban ellos que no sería apropiado dejar que los cuerpos quedasen en la

cruz en el sábado. Iba a haber una fiesta religiosa en la ciudad. De modo que pidieron a

Pilato que se les quebrasen las piernas para acelerar la muerte.

19:32 La Escritura no nos describe cómo se quebraban las piernas. Sin embargo, debían

ser rotas en muchos lugares diferentes, porque una sola fractura no causaría la muerte.

Page 139: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

19:33 Estos soldados tenían mucha experiencia en estas cuestiones. Vieron que Jesús

estaba ya muerto. No había posibilidad que estuviese desmayado. No le quebraron las

piernas.

19:34 No se nos dice por qué uno de los soldados le abrió el costado con una lanza.

Quizá fue el último estallido de maldad de su corazón. «Fue el golpe hosco del enemigo

derrotado tras la batalla, que denunciaba el odio profundamente arraigado en el corazón del

hombre contra Dios y contra Su Cristo.» No hay acuerdo acerca de la significación de la

sangre y agua. Algunos toman esto como una indicación de que Jesús murió de un corazón

quebrantado —pero ya hemos leído que Su muerte fue una acción voluntaria—. Otros creen

que habla del bautismo y de la cena del Señor, pero esto parece muy imaginativo. La

sangre habla de purificación de la culpa del pecado, mientras que el agua tipifica la

purificación de la contaminación del pecado por medio de la Palabra.

Esto se expresa en la siguiente estrofa:

Que el agua y la sangre,

Que de tu costado abierto brotó,

Sean del pecado el remedio doble,

Y de su culpa y poder me salven.

August Toplady

19:35 Este versículo puede referirse al hecho de que las piernas de Jesús no fueron

quebradas, a que el costado de Jesús fue traspasado, o a toda la escena de la crucifixión. El

que lo vio se refiere indudablemente a Juan, que escribió el relato.

19:36 Este versículo claramente mira atrás al versículo 33 como cumplimiento de

Éxodo 12:46: «No quebrarás hueso suyo». Este versículo se refiere al cordero de la pascua.

El decreto de Dios era que los huesos se habían de mantener íntegros. Cristo es el

verdadero Cordero Pascual, cumpliendo el tipo con gran exactitud.

19:37 El versículo 37 mira retrospectivamente al versículo 34. Aunque el soldado no lo

sabía, su acción fue otro maravilloso cumplimiento de la Escritura (Zac. 12:10). «El

hombre tiene su maldad, pero Dios tiene su camino.» La profecía de Zacarías se refiere al

día futuro en que los judíos creyentes verán al Señor volviendo a la tierra. «Mirarán a mí, a

quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito.»

L. La sepultura en el sepulcro de José (19:38–42)

19:38 Ahora comienza el relato de la sepultura de Jesús. Hasta ahora, José de

Arimatea había sido un creyente secreto. El miedo de los judíos le había impedido

confesar abiertamente a Cristo. Ahora se presentó valerosamente para reclamar el cuerpo

de Jesús para sepultarlo. Con ello se exponía a la excomunión, persecución y violencia. Es

sólo de lamentar que no estuviese dispuesto a manifestarse en público por un Maestro

rechazado mientras Jesús ministraba aún a las masas.

19:39–40 Los lectores de Juan ya están familiarizados con Nicodemo, pues ya se han

encontrado con él cuando acudió a Jesús de noche (cap. 3), y cuando también apremió a

que Jesús fuese oído con justicia por el Sanedrín (Jn. 7:50, 51). Ahora se reúne con José,

llevando cien libras de mirra y de áloes. Estas especias estaban probablemente en forma

de polvo y eran esparcidas sobre el cuerpo. Luego el cuerpo era envuelto en lienzos.

Page 140: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

19:41 Casi cada detalle de este pasaje fue en cumplimiento de la profecía. Isaías había

predicho que los hombres querrían sepultar al Mesías con los malvados, pero que sería con

los ricos en Su muerte (Is. 53:9). Un sepulcro nuevo en un huerto pertenecería

evidentemente a un hombre rico. En Mateo aprendemos que pertenecía a José de Arimatea.

19:42 El cuerpo de Jesús fue puesto en el sepulcro. Los judíos estaban ansiosos por

librarse del cuerpo por su fiesta que comenzaba en la puesta del sol. Pero todo esto formaba

parte de la determinación de Dios de que el cuerpo debería estar en el corazón de la tierra

por tres días y tres noches. En relación con esto, deberíamos observar que en la cuenta judía

se consideraba cualquier parte de un día como un día entero. De modo que el hecho de que

el Señor estuviese en el sepulcro por una parte de tres días fue aún un cumplimiento de Su

predicción en Mateo 12:40.

IX. EL TRIUNFO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 20)

A. El sepulcro vacío (20:1–10)

20:1 El primer día de la semana era domingo. María Magdalena fue de madrugada

al sepulcro antes del amanecer. Es probable que el sepulcro fuese una pequeña estancia

tallada en la ladera de un monte o en la pared de un acantilado. La piedra tenía

indudablemente una forma de moneda —redonda y plana—. Se ajustaría a un surco o

acanaladura a lo largo del frente del sepulcro, y podía hacerse rodar hasta delante de la

abertura para cerrarla. Cuando María llegó allá, la piedra ya había sido movida. Esto, de

paso, había tenido lugar después de la resurrección de Cristo, como lo conocemos por

Mateo 28.

20:2 Inmediatamente, María corrió en busca de Pedro y Juan con el sofocado anuncio

de que se habían llevado del sepulcro el cuerpo del Señor. No dijo quién lo había hecho,

sino que dijo se han llevado para indicar que esto era todo lo que sabía. Se debería

observar la fidelidad y devoción de las mujeres durante la crucifixión y resurrección de

nuestro Señor. Los discípulos habían abandonado al Señor y habían emprendido la huida.

Las mujeres se quedaron cerca sin preocuparse por su seguridad personal. Estas cosas no

carecen de significado.

20:3–4 Es difícil imaginar qué estarían pensando Pedro y Juan al apresurarse hacia el

huerto cerca del Calvario. Juan era probablemente más joven que Pedro y llegó primero al

sepulcro.

20:5 Es probable que el sepulcro tuviese la abertura baja, precisando que uno se tuviese

que inclinar para mirar. Juan vio los lienzos colocados en el suelo. ¿Habían sido

desenrollados del cuerpo, o seguían teniendo la forma general en que habían sido arrollados

alrededor del cuerpo? Sospechamos que esto último era el caso. Pero no entró en el

sepulcro.

20:6–7 Para ahora, Pedro había llegado a donde él y entró en el sepulcro sin vacilar.

Hay algo en su naturaleza impulsiva que nos hace sentirnos identificados con él. También

él vio los lienzos colocados en el suelo, pero el cuerpo del Salvador no estaba allí.

El detalle acerca del sudario se añade para mostrar que la partida del Señor fue

ordenada y sin precipitaciones. ¡Si alguien hubiese robado el cuerpo, no habría entretenido

en enrollar cuidadosamente el sudario!

Page 141: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

20:8 Juan entró en el sepulcro y vio la disposición ordenada de los lienzos y del

sudario. Pero cuando dice que vio, y creyó, significa más que la visión física. Significa que

comprendió. Delante de él había las evidencias de la resurrección de Cristo. Le mostraron

lo que había sucedido, y… creyó.

20:9 Hasta ahora mismo, los discípulos no habían verdaderamente comprendido la

Escritura del AT que decía que era menester que el Mesías resucitase de los muertos. El

Señor mismo se lo había dicho a ellos en repetidas ocasiones, pero no lo habían asimilado.

Juan fue el primero en comprender.

20:10 Y volvieron los discípulos a los suyos, allí donde se alojaban —probablemente

en Jerusalén—. Indudablemente, llegaron a la conclusión de que de nada servía esperar

junto al sepulcro. Sería mejor irse y contar a los otros discípulos lo que habían encontrado.

B. La aparición a María Magdalena (20:11–18)

20:11 Las primeras dos palabras son impresionantes: Pero María. Los otros dos

discípulos se fueron a casa, pero María… Otra vez nos encontramos con el amor y la

devoción de una mujer. Mucho le había sido perdonado, y por ello mismo amaba mucho.

Mantuvo una solitaria vigilia junto al sepulcro, llorando, porque, pensaba ella, el cuerpo

había sido robado, probablemente por los enemigos del Señor.

20:12 Esta vez, al mirar dentro, vio a dos ángeles, sentados donde el cuerpo de Jesús

había estado. Es digno de mención cómo estos magnos hechos son narrados con sosiego y

sin emoción.

20:13 María no pareció sentir ningún temor ni sorpresa. Respondió a la pregunta de

ellos como si fuese una experiencia normal. Es evidente por la respuesta de ella que no se

había dado cuenta de que Jesús había resucitado y volvía a vivir.

20:14 En este punto, algo le hizo mirar detrás de ella. Era el mismo Jesús, pero no le

reconoció. Era aún muy de madrugada y quizá todavía no había salido el sol. Había estado

llorando todo el rato e indudablemente tenía la vista borrosa. Además, es posible que Dios

le impidiese reconocer al Señor hasta que llegase el momento adecuado.

20:15 El Señor conocía las respuestas a estas preguntas. Quería oírlas de sus propios

labios. Ella pensaba que Él era el hortelano. El Salvador del mundo puede estar muy cerca

de los hombres, y sin embargo no ser reconocido. Generalmente acude con una apariencia

humilde, y no como uno de los grandes de la tierra. En su respuesta, María no nombró al

Señor. Tres veces se refirió a Jesús de manera oblicua. Sólo había una Persona que le

interesaba, y consideraba innecesario dar mayores identificaciones.

20:16 María oyó ahora una voz familiar que la llamaba por su nombre. No había

posibilidad de confusión —¡era Jesús!—. Le llamó Rabuní, que significa «mi Gran

Maestro». En realidad, ella estaba todavía pensando en Él como el Gran Maestro que había

conocido. No se daba cuenta de que era ahora más que su Maestro —era su Señor y

Salvador—. De modo que el Señor se dispuso a explicarle la nueva y más plena forma en

que le conocería desde ahora.

20:17 María había conocido personalmente a Jesús como hombre. Había visto milagros

cuando Él estaba presente personalmente. De modo que pensó que si Él no quedaba con

ella en una forma visible, no podría tener esperanza de bendición. El Señor tuvo que

corregirla en su manera de pensar. Le dijo: «Suéltame, no te aferres a Mí simplemente

como un hombre en la carne. Aún no he subido a mi Padre. Cuando vuelva al cielo, el

Page 142: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Espíritu Santo será enviado a la tierra. Cuando Él venga, me revelará a tu corazón de una

manera que nunca antes me has conocido. Estaré más cerca y seré más querido para ti que

nunca lo pudiera ser en Mi vida aquí».

Entonces le dijo que fuese a Sus hermanos y les contase acerca del nuevo orden que

había sido introducido. Por primera vez, el Señor se refirió a los discípulos como «Mis

hermanos». Habían de saber que Su Padre era el Padre de ellos, y que Su Dios era el Dios

de ellos. No fue hasta este momento que los creyentes fueron hechos «hijos» y «herederos

de Dios».

El Señor Jesús no dijo: «Nuestro Padre», sino Mi Padre y vuestro Padre. La razón de

ello es que Dios es Su Padre en un sentido diferente a que lo es nuestro. Dios es el Padre

del Señor Jesús desde toda la eternidad. Cristo es el Hijo por generación eterna. El Hijo es

igual al Padre. Nosotros somos hijos de Dios por adopción. Es una relación que comienza

cuando somos salvados, y que nunca terminará. Como hijos de Dios, no somos iguales a

Dios, y jamás lo seremos.

20:18 María Magdalena obedeció a este encargo, y vino a ser lo que alguien ha

designado como «la apóstol a los apóstoles». ¿Podemos acaso dudar de que este magno

privilegio le fue dado como recompensa por su devoción a Cristo?

C. La aparición a Sus discípulos (20:19–23)

20:19 Era ahora el atardecer del domingo. Los discípulos estaban reunidos, quizá en el

aposento alto donde se habían encontrado hacía tres noches. Las puertas estaban cerradas…

por miedo a los judíos. De repente, vieron a Jesús de pie en medio de ellos, y oyeron Su voz

que decía: Paz. Parece claro que el Señor entró en la estancia sin abrir las puertas. Esto era

un milagro. Se debería recordar que Su cuerpo de resurrección era un verdadero cuerpo de

carne y hueso. Pero tenía el poder de pasar a través de barreras y de actuar de otras formas

con independencia de las leyes naturales. Las palabras Paz a vosotros tienen ahora un

nuevo significado, porque Cristo ha hecho la paz mediante la sangre de Su cruz. Los que

son justificados por la fe tienen paz para con Dios.

20:20 Después de anunciarles la paz, les mostró las marcas de Su pasión, por medio de

la que había obtenido la paz. Vieron las señales de los clavos y la herida de la lanza. El

corazón de ellos se quedó embargado de gozo al darse cuenta de que era verdaderamente el

Señor. Había hecho como había dicho que haría. Había resucitado de los muertos. El Señor

Resucitado es la fuente del gozo cristiano.

20:21 El versículo 21 es muy hermoso. No se espera de los creyentes que gocen de Su

paz de un modo egoísta. Han de compartirla con los otros. De modo que los envía al

mundo, como le había enviado el Padre a Él:

Cristo vino al mundo como Pobre.

Vino como Siervo.

Se vació a Sí mismo.

Se deleitó en hacer la voluntad del Padre.

Se identificó con el hombre.

Anduvo haciendo el bien.

Lo hizo todo por el poder del Espíritu Santo.

Su meta era la cruz.

Page 143: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Ahora les decía a los discípulos: También yo os envío.

20:22 Éste es uno de los versículos más difíciles de todo el Evangelio. Leemos que

Jesús sopló sobre los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. La dificultad reside

en que el Espíritu Santo no fue dado hasta más tarde, en el día de Pentecostés. Pero, ¿cómo

podía el Señor pronunciar estas palabras sin que el acontecimiento sucediese de inmediato?

Se han presentado diversas explicaciones: (1) Algunos sugieren que el Señor estaba

sencillamente dando una promesa de lo que recibirían en el día de Pentecostés. Esto es una

explicación bien poco adecuada. (2) Algunos observan que lo que el Salvador dijo

realmente fue: «Recibid Espíritu Santo», y no «Recibid el Espíritu Santo». Por eso llegan a

la conclusión de que los discípulos no recibieron el Espíritu Santo en Su plenitud en ese

momento, sino sólo algún ministerio del Espíritu, como un mayor conocimiento de la

verdad, o poder y guía para su misión. Dicen que los discípulos recibieron una garantía o

paladeo del Espíritu Santo. (3) Otros dicen que fue un derramamiento pleno del Espíritu

Santo sobre los discípulos en aquel tiempo. Esto parece improbable, a la vista de

declaraciones como Lucas 24:49 y Hechos 1:4, 5, 8, donde se declara que la venida del

Espíritu Santo era aún futura. Es evidente por Juan 7:39 que el Espíritu no podía venir en

Su plenitud hasta que Jesús fuese glorificado, es decir, hasta que hubiese regresado al cielo.

20:23 Aquí tenemos otro versículo difícil, acerca del que ha habido mucha controversia.

(1) Una postura es que Jesús dio realmente a Sus apóstoles (y a sus supuestos sucesores) la

potestad de perdonar pecados o de retenerlos. Esto contradice de manera directa la

enseñanza bíblica de que sólo Dios puede perdonar los pecados (Lc. 5:21). (2) Gaebelein

cita una segunda postura: «El poder prometido y la autoridad dada tienen relación con la

predicación del Evangelio, anunciando en base de qué condiciones se perdonarían los

pecados, y si estas condiciones no se aceptan, los pecados serían retenidos». (3) Una tercera

postura (similar a la segunda) y que aceptamos, es que los discípulos recibieron la potestad

de declarar perdonados los pecados.

Ilustremos esta tercera postura. Los discípulos salen a predicar el evangelio. Algunas

personas se arrepienten de sus pecados y reciben al Señor Jesús. Los discípulos están

autorizados a proclamar que sus pecados han sido perdonados. Otros rehúsan arrepentirse

de sus pecados y no creen en Cristo. Los discípulos les anuncian que están aún en sus

pecados y que si mueren, se perderán eternamente.

Además de esta explicación, deberíamos observar que los discípulos recibieron una

especial autoridad de parte del Señor para afrontar ciertos pecados. Por ejemplo, en Hechos

5:1–11 Pedro empleó esta potestad, y resultó en la muerte de Ananías y Safira. A Pablo se

le ve reteniendo el pecado de un transgresor en 1 Corintios 5:3–5, 12, 13, y remitiendo

pecado en 2 Corintios 2:4–8. En estos casos, se trata del perdón del castigo de estos

pecados en esta vida.

D. La duda tornada en fe (20:24–29)

20:24 No deberíamos saltar a la conclusión de que Tomás debería ser censurado por no

estar presente. No se dice nada que indique la razón de su ausencia.

20:25 Tomás sí que es censurable por su actitud incrédula. Quería una prueba visible y

tangible de la resurrección del Señor; en caso contrario, no iba a creer de ningún modo.

Ésta es la actitud de muchos en la actualidad, pero no es razonable. Hasta los científicos

creen muchas cosas que no pueden ver ni tocar.

Page 144: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

20:26 Una semana más tarde, el Señor se apareció de nuevo a Sus discípulos. Esta vez,

Tomás sí estaba con ellos. De nuevo el Señor entró en la estancia de forma milagrosa y de

nuevo los saludó con un «Paz a vosotros».

20:27 El Señor trató paciente y bondadosamente con este infiel discípulo. Le invitó a

comprobar la realidad de Su resurrección poniendo su mano en la herida que la lanza había

abierto en Su costado.

20:28 Tomás quedó convencido. No sabemos si llegó a poner su mano en el costado

del Señor. Pero al menos supo que Jesús había resucitado, y que Él era Señor y Dios. John

Boys lo expresa de una manera muy fina: «Reconoció la divinidad que no veía por las

heridas que sí veía.»

20:29 Lo importante es que Jesús aceptó la adoración como Dios. Si sólo hubiese sido

un hombre, la habría rehusado. Pero la fe de Tomás no era de la clase que más agradaba a

Dios. Era fe basada en vista. De ahí que Jesús le dijese: Más bienaventurados son los que

no vieron, y creyeron.

La evidencia más segura es la Palabra de Dios. Si Dios dice algo, le honramos

creyéndolo; pero le deshonramos cuando pedimos evidencias adicionales. Deberíamos creer

sencillamente porque Él lo ha dicho, y porque no puede mentir ni errar.

E. El propósito del Evangelio de Juan (20:30, 31)

No todos los milagros que hizo Jesús están registrados en el Evangelio de Juan. El

Espíritu Santo seleccionó las señales que cuadraban con Su propósito.

Aquí tenemos el objeto de Juan al escribir este libro: Era para que sus lectores creyesen

que Jesús es el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida

eterna en Su nombre.

¿Has creído?

X. EPÍLOGO: EL HIJO RESUCITADO CON LOS SUYOS

(Cap. 21)

A. Cristo se aparece a Sus discípulos en Galilea (21:1–14) 21:1 La escena cambia ahora al mar de Tiberíades (o, de Galilea). Los discípulos habían

viajado al norte a sus hogares en Galilea. El Señor Jesús se encontró allí con ellos. La frase

de esta manera significa que Juan está a punto de describir la manera en que Cristo se les

apareció.

21:2 Siete de los discípulos estaban juntos entonces: Pedro, Tomás, Natanael, Jacobo

y Juan (los hijos de Zebedeo), y otros dos cuyos nombres no nos son dados.

21:3 Simón Pedro decidió ir a pescar al lago, y los otros anunciaron que le

acompañaban. Ésta parecía ser una decisión de lo más natural, aunque algunos estudiosos

de la Biblia creen que este viaje no estaba en la voluntad de Dios y que fueron sin primero

orar. Aquella noche no pescaron nada. ¡No eran los primeros pescadores en pasar una

noche de pesca sin éxito! Esto ilustra cuán inútiles son los esfuerzos humanos aparte de la

ayuda divina, especialmente en la cuestión de pescar almas.

Page 145: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

21:4 Jesús estaba esperándolos cuando llegaron remando a la playa, cuando estaba

amaneciendo; ellos no lo reconocieron. Quizá era todavía muy oscuro, o quizá fueron

impedidos de reconocerle por el poder de Dios.

21:5 Es lo mismo que si el Señor les preguntase: «Jóvenes, ¿tenéis algo de comer?»

Frustrados, le respondieron: No.

21:6 Por lo que a ellos concernía, se trataba de un extraño paseándose por la playa. Sin

embargo, respondiendo a Su consejo, echaron la red a la derecha de la barca, ¡y sucedió

lo maravilloso! Una gran carga de peces! ¡Tantos que no podían sacar la red! Esto muestra

que el Señor Jesús tenía un perfecto conocimiento de dónde se encontraban los peces en el

lago. También nos enseña que cuando el Señor dirige nuestro servicio, no hay redes vacías.

Sabe dónde hay almas listas para ser salvadas, y está dispuesto a dirigirnos a ellas —si le

dejamos.

21:7 Juan fue el primero en reconocer al Señor, y en el acto se lo dijo a Pedro. Éste se

ciñó la ropa exterior y se dirigió a la playa. No se nos dice si nadó o vadeó o, como

algunos sugieren, anduvo sobre el agua.

21:8 Los otros discípulos pasaron de la barca grande de pesca a una barca pequeña de

remos y arrastraron la red la distancia que quedaba hasta tierra, de unos cincuenta metros.

21:9 El Salvador tenía ya listo el desayuno para ellos —pez asado y pan—. No

sabemos si el Señor atrapó este pescado o si lo consiguió de alguna manera sobrenatural.

Pero sí aprendemos que Él no depende de nuestros pobres esfuerzos. Sin duda alguna, en el

cielo sabremos que aunque muchas personas fueron salvadas por la predicación y el

testimonio personal, muchos otros fueron salvados por el Señor mismo, sin ayuda humana.

21:10 Ahora les dijo que trajesen la red con los peces —no para cocerlos, sino para

contarlos—. Así, recordarían que «el secreto del éxito es trabajar a Sus órdenes y actuar

con una obediencia implícita a Su palabra».

21:11 La Biblia nos da la cantidad exacta de los peces en la red —ciento cincuenta y

tres—. Se han dado muchas e interesantes explicaciones acerca del significado de este

número: (1) El número de lenguas en el mundo en aquella época. (2) El número de razas o

tribus en el mundo, por las que se esparciría el evangelio. (3) El número de clases diferentes

de peces en el mar de Galilea, o en el mundo. De lo que no hay duda es que habla de la

variedad de los que serían salvados por la predicación del evangelio —algunos de cada

tribu y nación—. Los pescadores sabían que era asombroso que no se rompió la red. Esto

es evidencia de que «la obra de Dios hecha a la manera de Dios nunca carecerá de los

recursos de Dios». Él se cuidará de que la red no se rompa.

21:12 Se oye la invitación a comer, y los discípulos se reúnen alrededor de la fogata

para participar en las buenas cosas que Jesús ha proveído. Pedro debía tener sus propios

pensamientos al ver las brasas. ¿Recordaba el fuego junto al que se había calentado cuando

negó a Jesús? Los discípulos tuvieron un extraño sentimiento de maravilla y solemnidad en

presencia de Jesús. Allí estaba Él, en Su cuerpo de resurrección. Le hubiesen querido hacer

muchas preguntas, pero no se atrevían. Sabían que era el Señor Jesús —incluso si sentían

que un cierto aire de misterio envolvía Su persona.

21:13 Jesús les sirvió ahora el desayuno. Y probablemente recordaron una ocasión

similar en la que alimentó a los cinco mil con unos pocos panes y peces.

21:14 Ésta era ya la tercera vez que Juan menciona que Jesús se apareció a Sus

discípulos. Por los otros evangelios está claro que hubo otras ocasiones. En este Evangelio,

se apareció a los discípulos al atardecer del día de la resurrección, luego una semana más

tarde, y ahora, en la playa del azul Lago de Galilea.

Page 146: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

B. La restauración de Pedro (21:15–17)

21:15 El Señor se cuidó primero de sus necesidades físicas. Cuando estuvieron

calientes y alimentados, pasó Su atención a Pedro y trató los asuntos espirituales. Pedro

había negado en público al Señor en tres ocasiones. Desde entonces, se había arrepentido y

había sido restaurado a la comunión con el Señor. En estos versículos, la restauración de

Pedro es públicamente reconocida por el Señor.

Se ha observado a menudo que en estos versículos se emplean dos palabras diferentes

para amor. Podríamos parafrasear el versículo 15 como sigue: «Simón, hijo de Jonás, me

amas más que estos otros discípulos?» Le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te tengo

afecto.» Pedro no iba ya a jactarse de que nunca dejaría al Señor, aunque los otros pudiesen

dejarle. Había aprendido su lección.

«Apacienta mis corderos», dijo Jesús. Una forma muy práctica de demostrar el amor a

Cristo es alimentar a los jóvenes de Su rebaño. Es notorio ver que la conversación había

cambiado de pescar a pastorear. Primero se refiere a evangelizar; después sugiere la

enseñanza y el cuidado pastoral.

21:16 Por segunda vez, el Señor preguntó a Pedro si le amaba. Pedro respondió por

segunda vez, con una sana desconfianza de sí mismo: Tú sabes que tengo afecto por ti.

Esta vez le dijo: Pastorea mis ovejas. Hay corderos y ovejas en el rebaño del Señor, y

necesitan el amante cuidado de uno que ama al Pastor.

21:17 Pedro había negado tres veces al Señor. Igualmente recibió tres oportunidades de

confesarle. Esta vez, Pedro apeló al hecho de que Jesús era Dios y que por ello mismo sabía

todas las cosas. Le dijo la tercera vez: Señor, tú sabes que te tengo afecto. Y por última

vez le fue dicho que podría demostrar esto apacentando las ovejas de Cristo. En este pasaje,

la lección subyacente es que el amor para Cristo es el único motivo aceptable para servirle.

C. Jesús predice la muerte de Pedro (21:18–23)

21:18 Cuando Pedro era más joven, tenía gran libertad de movimiento. Pero el Señor

le dice que al final de su vida sería arrestado y llevado a ejecución.

21:19 Esto explica el versículo 18. Pedro había de glorificar a Dios muriendo como

mártir. Él, que había negado al Señor, recibiría valor para poner su vida por Él. Este

versículo nos recuerda que podemos glorificar a Dios en la muerte lo mismo que en la vida.

Luego Jesús exclamó: Sígueme. Al decir esto, debió comenzar a andar.

21:20 Parece que Pedro comenzó a seguir al Señor, y que luego, volviéndose, vio a

Juan, que también les seguía. Aquí Juan se detiene para identificarse como aquel que en la

cena de la pascua se había recostado en el pecho de Jesús, y le había preguntado por el

nombre del traidor.

21:21 Cuando Pedro vio a Juan, probablemente pasó por su mente el pensamiento:

«¿Qué de Juan? ¿Va a morir él también como mártir? ¿O estará aún vivo cuando el Señor

vuelva?». Le preguntó entonces al Señor acerca del futuro de Juan.

21:22 La respuesta del Señor era que Pedro no debía ocuparse acerca de los últimos

días de Juan. Incluso si llegaba a sobrevivir hasta la Segunda Venida de Cristo, esto no

debería marcar ninguna diferencia en Pedro. Muchos fracasos en el servicio cristiano tienen

lugar porque los discípulos se ocupan más en lo que sucede con los otros que con el Señor

mismo.

Page 147: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

21:23 Las palabras del Señor fueron mal citadas. Él no le dijo que Juan estaría aún vivo

cuando volviese. Sólo dijo que aun si esto era así, ¿qué le iba a Pedro? Muchos consideran

significativo el hecho de que Jesús vincula aquí a Juan con Su Segunda Venida, y que Juan

fue quien tuvo el privilegio de escribir el Apocalipsis (Revelación) de Jesucristo,

describiendo aquí muy detalladamente el fin de los tiempos.

D. El testimonio final de Juan acerca de Jesús (21:24–25)

21:24 Juan añade una palabra de testimonio personal tocante a la exactitud de las cosas

que había escrito. Otros lo toman como el testimonio de los ancianos de la iglesia en Éfeso

sobre el Evangelio de Juan.

21:25 ¡No nos asusta tomar literalmente el versículo 25! Jesús es Dios, y por ello

mismo es infinito. No hay límite al significado de Sus palabras ni al número de Sus obras.

Mientras Él estaba aquí en la tierra, era todavía el Sustentador de todas las cosas —el sol, la

luna y las estrellas—. ¿Quién podría jamás describir lo que mantiene el universo en

movimiento? Incluso acerca de Sus milagros sobre la tierra, sólo recibimos la descripción

más sucinta. Pensemos en los nervios, músculos, corpúsculos sanguíneos y otros miembros

que Él controlaba. Pensemos en Su control sobre los microorganismos, peces, y vida

animal. Pensemos en Su conducción en los asuntos de los hombres. Pensemos en Su

control sobre la estructura atómica de cada fragmento de materia en el universo. ¿Podría el

mundo mismo posiblemente contener estos infinitos detalles? La respuesta es un «No»

rotundo.

Y así llegamos al fin de nuestro comentario sobre el Evangelio de Juan. Quizá nos

damos algo más de cuenta de por qué ha llegado a ser una de las secciones más queridas de

la Biblia. Lo cierto es que no se puede leer de manera reflexiva y en oración sin volver a

renovar el amor a la bendita Persona a la que presenta.

Bibliografía

Godet, F. L. Commentary on the Gospel of John. Grand Rapids: Zondervan Publishing

House, 1969 (reimpresión de la ed., 2 vols. en uno).

Hole, F. B. The Gospel of John Briefly Expounded. Londres: Central Bible Truth Depot, s/f.

Ironside, H. A. Addresses on the Gospel of John. New York: Loizeaux Bros., 1956.

Jones, J. Cynddylan. Studies in the Gospel according to St. John. Toronto: William Briggs,

1885.

Kelly, William. An Exposition of the Gospel of John. Londres: C. A. Hammond Trust Bible

Depot, 1966.

Lenski, R. C. H. The Interpretation of St. John’s Gospel: Augsburg Publishing House,

1942.

Macaulay, J. C. Obedience Unto Death: Devotional Studies in John’s Gospel. Grand

Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1942.

Pink, Arthur W. Exposition of the Gospel of John. Vol. III. Swengel, Pennsylvania: Bible

Truth Depot, 1945.

Rainsford, M. Our Lord Prays for His Own. Chicago: Moody Press, 1955.

Ryle, J. C. Expository Thoughts on the Gospels: St. John. Londres: James Clarke and Co.,

Ltd., 1957.

Page 148: Comentario Bíblico de William McDonald - Juan

Tasker, R. V. G. The Gospel According to St. John. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans

Publishing Company, 1968.

Tenney, Merril C. JOHN: The Gospel of Belief. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans

Publishing Company, 1948.

Thomas, W. H. G. The Apostle John: Studies in His Life and Writings. Grand Rapids: Wm.

B. Eerdmans Publishing Company, 1968.

Van Ryn, A. Meditations in John. Chicago: Moody Press, 1949.

Vine, W. E. John, His Record of Christ. Londres: Oliphants, 1957.

Westcott, B. F. The Gospel According to St. John. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans

Publishing Co., 1954.

Barclay, W. Comentario al Nuevo Testamento. Vol. 5 —Juan I. CLIE, Terrassa.

——— Comentario al Nuevo Testamento. Vol. 6 —Juan II. CLIE, Terrassa.

Carroll, B. H. Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6 —Evangelios I. CLIE, Terrassa.

——— Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6 —Evangelios II. CLIE, Terrassa.

Galán, V. Revelación teológica del Evangelio de Juan. CLIE, Terrassa.

Garret, R. Comentario al Evangelio de Juan. CLIE, Terrassa.

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 10 Juan. CLIE, Terrassa.

Lutero, M. Comentarios de Martín Lutero. Vol. 8: Evangelio de Juan, caps. 1–4. CLIE,

Terrassa.

Meyer, F. B. Amor hasta lo sumo. CLIE, Terrassa.

——— Vida y luz de los hombres. CLIE, Terrassa.

Pettingill, W. L. Estudios Pettingill: Juan. CLIE, Terrassa.

Puigvert, P. Biblia y su Mensaje. Vol. 13: Juan. CLIE, Terrassa.

Ryle, J. C. Evangelios Explicados. Vol. 4: Juan. CLIE, Terrassa.

Simpson, A. B. Comentario al Evangelio de Juan. CLIE, Terrassa.

Speer, R. E. Evangelios de Juan: Sugestiones para el estudio. CLIE, Terra