CINE FILOSÓFICO_ Theo Angelopoulos y _La Mirada de Ulises__ Civilización y Barbarie

6/5/2014 CINE FILOSFICO: Theo Angelopoulos y "La mirada de Ulises": Civilizacin y barbarie

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22/5/2011

Theo Angelopoulos y "La mirada de Ulises": Civilizacin y barbarie

"Es importante que las palabras de Homero apunten hacia el futuro. Cuando regrese... el viaje continuar. No

ha terminado. Contina el viaje para encontrar un hogar. Eso es una especie de esperanza, puesto que l

comienza a estar, en esos momentos finales, en paz consigo mismo y con el mundo"

.

Theo Angelopoulos

Es indudable que La mirada de Ulises representa otra nueva

reinterpretacin del mito homrico, desde ojos modernos. Una

interpretacin bastante libre donde cohabitan con la

intertextualidad referente a la Odisea, elementos pertenecientes

a la sensibilidad, quiz a las vivencias de Angelopoulos. La

subjetividad del film no es ocultada. Sus resortes se mantienen

al descubierto, y contribuyen a la suavidad con la que se desliza

la trama, pese a los dramticos acontecimientos narrados a

travs de la mirada calmada de Ulises.

La obra comienza con una cita del Alcibades de Platn: Tambin el alma si se quiere reconocer tendr que

mirarse en otra alma. El tema del reconocimiento ser fundamental en esta pelcula, al igual que en la

Odisea, pero con especial hincapi en el reconocimiento del s mismo frente al alter, al otro que recibe la

mirada, y que nos devuelve, cual espejo, nuestra propia imagen. El yo no puede existir sin reconocimiento por

parte del otro. Este reconocimiento funda un horizonte tico, pero

tambin hace referencia al amor. El alma tendr que reconocerse

mirndose en otra alma quiz por eso todos los personajes

femeninos que aparecen a lo largo de esta odisea son representados

por la actriz rumana Maia Morgenstern. Este Ulises moderno se mira

en ella, en todas ellas, y todas le devuelven la misma imagen, quiz

de inocencia, perdida, que anhela recuperar.

El protagonista, un director de cine de origen helnico, regresa a sus

orgenes en busca de tres bobinas sin editar de los Hermanos

Mannakis. Con el ttulo Las tejedoras se nos muestra parte de ese material, que consiste en unas ancianas

tejiendo. Las imgenes de las ancianas aparecen en varias ocasiones, como si se tratara de las Moiras,

smbolo de lo ineluctable, tejiendo el destino de los hombres, preparando el escenario que recorrer el

protagonista. La filmoteca es la que le encarga el trabajo de la recuperacin de las tres cintas de los

Mannakis, una reliquia de los albores del cine.

En la siguiente escena, el personaje de Harvey Keitel llega en un coche acompaado del responsable de los

archivos de la filmoteca, que viene de Atenas. Estn en una pequea ciudad, todava en EE.UU. Un joven,

responsable de la proyeccin de la pelcula que el protagonista acaba de estrenar le da una informacin como

si estuviera comunicndole la situacin en el frente: cuando el comit organizador nos inform de que usted

iba a venir se ha armado una guerra. Las congregaciones religiosas nos han echado de los cines. Hemos

La mirada de Ulises

a) Identidad.

Jos Luis Boj

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decidido proyectarla sobre una pared, como un smbolo. Los

fanticos religiosos estn por todas partes. Quin iba a decir que

su pelcula iba a producir el mismo efecto en su pequea ciudad

que en el resto del mundo. Sobre qu trata la pelcula que ha

rodado nuestro Ulises moderno? Por qu ha dividido a toda la

ciudad, a todo el mundo? El elemento de discordia parece ser el

sentimiento religioso. El protagonista ha certificado, quiz, una

vez ms, la muerte de Dios. Ha constatado el alejamiento de los

poderes protectores, la emancipacin del ser humano de todo

misticismo y toda moral mediada por la divinidad. Nihilismo, no

necesariamente negativo. Quiz lo nico que le queda por hacer al

sujeto moderno es vagar desasistido por los dioses, en busca de

su identidad.

Una obra que provoca tal convulsin debe perdurar en el tiempo, dejar una huella profunda. La convulsin

tambin es el clmax de la carrera del cineasta, con toda probabilidad. Qu le queda ahora? Esperar la

muerte en una especie de vigilia de los sentidos? El Ulises de Angelopoulos decide partir hacia Grecia, hacia

los orgenes del cine, hacia sus propios orgenes biogrficos (tambin los de Angelopoulos), pero tambin

hacia los orgenes de nuestra civilizacin.

Pero antes de partir, se produce un dilogo entre el personaje de Keitel y el responsable del archivo

cinematogrfico que es, en s mismo, muy significativo.

A parte de la proyeccin quiero quedarme por motivos personales si supiera bien como pero no puedo.

Entindelo, no puedo. Soaba con llegar al final de mi viaje no es extrao? No es siempre de esta forma?

El final es el principio.

La distancia, la nostalgia eso no se olvida. () El motivo de este viaje es tan absurdo que creo que es

un pretexto.

s, un pretexto. Adems, el archivo no podr financiarte

Crea que lo entendas. Mis motivos son personales.

Antes de partir, aparece la figura misteriosa de Maia Morgenstern, pasa ante l sin reparar en su presencia. El

lirismo de la imagen, as como las abundantes escenas a lo largo del film en las que la subjetividad del

protagonista queda al descubierto fusionndose con la realidad, nos lleva a preguntarnos si su presencia es

real, o si acaso es un recuerdo, una representacin mental de Keitel. ste nos haba informado ya que hace

aos estuvo en la ciudad, mientras advierte todos los cambios que en ella se han producido, y cmo, en algn

sentido, nada ha cambiado. Sigue a Maia y le habla en su monlogo interior, como si se tratara de una

Penlope que espera su regreso:

Recuerdas la estacin? Temblabas bajo la lluvia. Haca mucho tiempo. Pensaba regresar pero me perd. As

es, me perd por caminos desconocidos Y todo sera como antes, pero hay algo que me lo impide. Me

gustara decir he vuelto, pero ese algo dentro de m el viaje no ha terminado. An no.

El final siempre es el principio. Keitel nos habla de un nostos (regreso). Deseado, pero no consumado. ese

algo dentro de m le impide consumar el regreso. Al igual que la ciudad, ha cambiado tanto pero sigue

siendo la misma. Estamos ante la paradoja de la identidad. Explcita en el relato de Borges del que nos ha

hablado Boitani; implcita en Dante, en toda la historia del mito ulisaco y en la propia naturaleza del viaje y del

nostos. Si el Ulises que ahora regresa parti en su da marcado por aquella insaciable sed y aquella

inagotable curiosidad, a su regreso aquel impulso ha pasado a ser ahora necesidad interior . La

experiencia le ha cambiado. Es este hombre-memoria el que interroga las evidencias y las somete a la

prueba de sus contrastes . Debe volver a partir.

En la bsqueda de su identidad, el Ulises de Angelopoulos realiza tambin una nekyia (invocacin de los

muertos, como la del Odiseo de Homero en el Hades), ve a su madre en la estacin de tren de Bucarest, y

recuerda su infancia en Constanza. Las sombras emergen no del Hades, sino del recuerdo. Es fin de ao de

1954. La familia, de clase burguesa, reunida, da la bienvenida al ao nuevo (1955). La figura de un Keitel

maduro se sumerge entre los personajes de su niez. Su padre regresa, liberado por el ejrcito rojo del campo

de concentracin de Matthausen. La elipsis cinematogrfica transporta la accin a fin de ao de 1955,

suprimiendo la distancia temporal de un ao que separa un momento del sucesivo. Lo interesante de la

escena es que tambin se suprimen las elipsis, quedando al descubierto la subjetividad del protagonista,

recordando su infancia a travs de una acrobacia del espritu que une los momentos suprimiendo los cortes.

Entran dos sujetos del Comit del Pueblo y bailan, sin entorpecer la armona y el jbilo del recuerdo de un

nio, mientras se llevan arrestado a un familiar. Nueva elipsis oculta. Entra el comit del pueblo y empiezan a

desvalijar la casa burguesa. Constanza va a quedar desierta, dice alguien, y se habla de un prximo viaje a

Grecia. La familia lucha por no dejarse usurpar el momento de felicidad motivo de la reunin familiar en la

despedida del ao 1949. La msica y la celebracin continan, pero el Comit del Pueblo se lleva el piano,

privilegio de clase.

Detengmonos en una secuencia que podramos considerar como metforas de la bsqueda de la identidad y

de sus paradojas. El primero se corresponde con el pasaje de Polifemo en la Odisea homrica. Keitel acaba

de despertar, despus de su nekyia. Su compaera de viaje y amante recin consumada es una trabajadora

de la filmoteca de Skopje. Se despide de ella en medio del llanto y parte en una embarcacin. Le interesa?

Odessa, Constanza, el Danubio y Alemania. Para un coleccionista, dice el capataz. Transportan la

gigantesca estatua de Lenin desmontada en pedazos para venderla a un coleccionista particular. Keitel se

embarca con el

2001: una odisea espacial, osobre la rebelin de Adn.

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agarrado a la baranda del navo se aventura a travs

del Danubio con el cadver simblico e histrico de

Lenin y del comunismo, marmreo, silencioso,

inmutable. Los habitantes de la rivera del ro corren

siguiendo al dolo desmembrado, se santiguan,

prestndole una paradjica reverencia al smbolo

cado del comunismo. Llegan a un control fronterizo.

Se enciende un foco cegador y tras la luz surge una

voz que pregunta el destino de la embarcacin y si

llevan pasajeros. El capataz contesta: A nadie!.

Como decan Adorno y Horkheimer, Odiseo, como

los hroes de todas las novelas

posteriores dignas de ese

nombre [odisea], se abandona,

por as decirlo, a s mismo para

reencontrarse . Odiseo salvaba

su vida al identificarse como

nadie, el Ulises moderno salva,

al menos, su viaje. La escena

nos revela, tambin, la

naturaleza de la polica del

control como una comunidad de

cclopes. Pero el propio cadver

marmreo de Lenin es un

Polifemo vencido, descuartizado,

desconstruido. Polifemo era de

ascendencia divina, pero tambin

era poco ms que un animal. La

figura de Lenin, iniciador de la Revolucin de Octubre y primer dirigente de la URSS, probablemente sea el

mediador histrico idneo entre Marx (el ideal) y Stalin (la corrupcin del ideal, que condujo al totalitarismo).

Podramos situar a Lenin entre la divinidad solar y la barbarie de los sacrificios humanos y la violencia

desnuda. Todo ello est presente en el ser humano y en la historia de Occidente. La polica son los otros

cclopes, entendidos como hombres de poder (aunque en su manifestacin ms servil), rganos del sistema,

engranajes de la maquinaria de monopolizacin de la violencia En potencia, barbarie y violencia desnuda.

Justo despus de haber perdido su identidad, el protagonista llega a Belgrado, y se produce el

reconocimiento, en la mirada de un viejo amigo, corresponsal de guerra. La identidad parte de la evidencia

presupuesta del oiks, hacia el extravo de s mismo, para reencontrarse, para reconstruir su identidad.

Otra parte de la pelcula tambin nos habla de la identidad. Despus de abandonar Belgrado a travs del

Danubio, Keitel recibe la ayuda de una mujer, todava joven. Ella le conduce por el ro Evros hasta su casa, en

la misma orilla. Al llegar, la casa muestra signos de haber sido incendiada. La mujer entra y descubre el

cadver de su marido, Vania. Keitel permanece en la casa de la mujer, destrozada por el dolor, y acepta sus

alimentos. El protagonista despierta y la recin enviudada mujer le ha desnudado y se encuentra en la orilla

del ro lavando su ropa. Se oyen disparos, y la mujer corre a refugiarse en el interior de la casa. Se agachan,

se acercan Ella sale de la casa, coge un hacha y agujerea la barca que le serva para desplazarse por el ro.

Cuando Keitel se ha puesto la ropa seca que la mujer le presta, la ropa de su difunto esposo, se abalanza

sobre l y funden sus cuerpos mientras ella le llama Vania. Las ropas de su difunto esposo, por metonimia,

convierten a Ulises en Vania. Ulises es Ulises (evidencia primera) Ulises es nadie (extravo para construir

la identidad) Ulises es un nombre (formal) Ulises es todos los hombres (la odisea es la metfora

existencia y el hroe el representante de una civilizacin) Ulises es Vania (caso particular, cualquier

individuo, el hombre occidental). La viuda es Circe, o quiz una Calipso que, en lugar de regalarle un hacha la

utiliza para destrozar la barca y retener a Ulises. Pero el fin del extravo es encontrarse a s mismo,

reencontrarse, construir una identidad en constante cambio. La elipsis nos informa de que, a pesar de todo,

Ulises ha vuelto a partir, con otra pequea barca, o con la misma barca reparada.

El Odiseo homrico parta para conocer mundo, hacer fortuna, construir su identidad fuera de la proteccin del

oiks. Parta hacia la guerra. Como ya hemos visto a lo largo de este trabajo, una posible interpretacin nos

dice que el nostos es la culminacin de un camino hacia el xito. Adorno y Horkheimer explicaban, en

trminos econmicos, el xito de Odiseo regresando con la gran fortuna de las ddivas que ha recibido debido

al don de hospitalidad como el xito de haber salido de la economa domstica, tradicional, echndose a la

mar. Este aspecto ha llevado, nos dicen Adorno y Horkheimer, a Vctor Brnard, a subrayar, no sin una cierta

construccin apcrifa , el elemento semtico de la Odisea. Por lo que respecta al Ulises de Angelopoulos,

diramos que comienza en el mismo punto en el que el Ulises de Dante vuelve a partir ante la insatisfaccin

vital y el ansia de conocimiento. Pero no parte hacia Occidente, hacia lo desconocido, hacia el mundo sin

gente allende el sol, sino hacia Oriente. Parte hacia sus orgenes al igual que el Odiseo que parta de la guerra

de Troya hacia su taca natal. Asimismo, no regresa de la guerra para culminar su nostos con el xito de la

fortuna conseguida y la recuperacin de su reino, sino que parte del clmax de su carrera profesional en busca

de sus orgenes, y acaba en Sarajevo, el epicentro de la guerra de los Balcanes. Esto nos hace sospechar

que podramos postular una trama invertida en el Ulises de Angelopoulos respecto al homrico,

intertextualmente mediado con el dantesco a travs de Tiresias. Cuando se invierte una secuencia, el

elemento central permanece inalterable. El nostos, elemento central, la naturaleza del viaje hacia los orgenes,

los motivos, las experiencias No altera el sentido, pero podra interpretarse como el cierre de un gran

b) Nostos, civilizacin y barbarie: el fin de un ciclo.

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captulo de la historia de nuestra civilizacin si atendemos a las palabras del taxista que lleva a Ulises a travs

de las montaas: Sabes una cosa? Grecia se muere. Nuestro pueblo se muere. Hemos cumplido nuestro

ciclo histrico. Tres mil aos entre ruinas y ahora agonizamos Pues si Grecia debe morir que sea

rpido. Junto con Grecia muere el Occidente moderno en su totalidad, mueren sus esperanzas de

racionalidad, progreso Ilustracin. El Ulises de Homero regresaba, despus de un viaje de aprendizaje y de

construccin de su identidad, desde la barbarie y la irracionalidad de la guerra, hacia la propiedad, la

estabilidad, a su rol de organizador racional. Este Ulises moderno parte de la estabilidad (su amigo de la

filmoteca intenta disuadirle de su viaje arguyendo lo bien que vive en Amrica), la racionalidad, hacia la

barbarie irracional de la guerra de los Balcanes. En realidad, parece estar representando la dialctica del

progreso en la historia de occidente. Adems, el Ulises de Homero haba nacido en su taca, en su reino.

Haba contrado matrimonio con Penlope. Su regreso supone la recuperacin de su reino. El Ulises de

Angelopoulos va en busca de una taca que fundar, junto a una Penlope. Al final, casi puede tocar el sueo

de fundar su propia taca: le promete a la sobrina del responsable del archivo cinematogrfico de Sarajevo que

volver (nuevo viaje, nuevo nostos) y se la llevar consigo. La promesa tiene lugar entre la niebla. En Sarajevo,

la niebla es amiga de los hombres, y los das de niebla son das de fiesta. La niebla confunde las identidades,

impide los asesinatos relacionados con la identidad. La niebla, castigo divino en la Odisea, permite a este

pueblo compartir la felicidad de los feacios. No obstante, la futura Penlope de nuestro Ulises, junto con toda

su familia, son exterminados. Ni siquiera la niebla detiene a la barbarie. El Seor ha hecho una buena pesca,

de eso no hay duda, dicen los asesinos, como si acabaran de ofrecer un sacrificio ritual, regresando a un

estadio sacrificial, diran Adorno y Horkheimer. Ulises, destrozado, regresa al archivo cinematogrfico y,

desgarrado por el dolor, recita unos versos que hablan del reencuentro con Penlope, de la nueva identidad, un

nuevo nombre y de las seas que le dara el marido para ser reconocido por su consorte. Si hablbamos de

la identidad, ahora llegamos a una especie de paradoja producida por una hipertrofia identitaria. Los

asesinatos del final se realizan bajo un sistema de exclusin. Estos se articulan tcitamente a las

necesidades de defensa o proteccin de identidades que imaginan o representan uno u otro riesgo de prdida

de las mismas . Las polticas de la identidad que generan mecanismos de exclusin se evitan estableciendo

un espacio tico para el reconocimiento del otro. La exlusin, y en sus formas ms extremas, la guerra, el

genocidio, se evitan obedeciendo la cita del Alcibades con la que Angelopoulos encabeza su film. Leyndola

y aprendiendo de ella.

Al final del film se intuye un nuevo viaje, un nuevo nostos, como veremos despus. Esto implicara que el

captulo de los tres mil aos de historia no se cierra definitivamente. El Ulises moderno de Angelopoulos parte

desde la experiencia de un nostos, realiza un nuevo regreso hacia sus orgenes, y en el horizonte se dibuja la

promesa de un nuevo nostos. Son crculos, ciclos que se cierran, donde el fin siempre es el principio. Cada

viaje cambia a nuestro personaje. Su identidad se enriquece con las heridas de la experiencia, en una

dinmica que nos atreveramos a definir como dialctica. Se trata de eslabones de una cadena que se

cierran sobre s mismos, pero que se engarzan con los dems, y cada uno es distinto y vive de la diferencia

que opera en la identidad, siempre en construccin.

Piero Boitani defina nuestra situacin moderna como la de los seres que habitan el Limbo. Sin esperanzas,

sin sueos Ulises es un personaje que busca algo. Busca el material de los Mannakis, pero, en varias

ocasiones, se nos dice que esto es un pretexto. El material en s, aunque hace referencia a los orgenes del

cine, y esto es importante y se ensambla con el sentido ms amplio de retorno al origen de la civilizacin y de

la identidad, no es lo ms importante. Lo que resulta determinante es que Ulises busca una mirada atrapada.

La mirada de los hermanos Mannakis, quiz su primera pelcula. Busca una mirada inocente, como si se

tratara de su propia mirada, y la inocencia perdida. Nosotros los modernos no podemos enfrentarnos al origen,

dirigir nuestra mirada a la Grecia clsica, cuna de nuestra civilizacin, sin sentir nostalgia por la inocencia

perdida. El Ulises representado por Harvey Keitel, en conversacin con su amante ocasional del archivo de la

filmoteca, le cuenta, cual aedo, la historia de cmo una vez descubri un busto de Apolo. Estaba en el lugar

del nacimiento de Apolo segn la tradicin. El protagonista intent hacerle una foto a la cabeza del dios, pero

la cmara no funcionaba. Slo salan placas vacas, cuadrados negros. El sol se pona sobre el mar, como si

se alejara del mundo. Sent sumirme en la oscuridad. La mirada de Ulises ha perdido su inocencia, algo que

experimenta como el ocaso. No podemos concebir nuestra poca ms que como la Cada. Quiz fuera eso

lo que las Moiras tejan: la Cada como lo ineluctable.

El viaje hacia la guerra, hacia la barbarie, engarza con lo dicho en el apartado de este trabajo titulado Qu

pas con Ulises. Si Adorno constataba la ausencia del hroe fundador de Occidente, y Joyce disolva su

identidad y su horizonte de proyeccin tica y de sentido, Angelopoulos le da voz de nuevo al hroe para

constatar el hundimiento de la civilizacin occidental. Grecia se muere, ha completado su ciclo, y Occidente

perece con ella. No obstante, Angelopoulos nos dice: Es importante que las palabras de Homero apunten

hacia el futuro. Cuando regrese... el viaje continuar. No ha terminado. Contina el viaje para encontrar un

hogar. Eso es una especie de esperanza, puesto que l comienza a estar, en esos momentos finales, en paz

consigo mismo y con el mundo". Los motivos por los cuales est en paz con el mundo son difciles de

precisar, dada la tragedia que acaba de vivir. Pero, quiz, lo que nos dice Angelopoulos es que partir de

nuevo es un imperativo vital. La metfora histrica puede ser la misma. Hemos naufragado, pero seguimos

aqu. El naufragio es inevitable, casi un fin en s mismo. Es necesario volver a viajar, volver a fundar un

horizonte tico, volver a establecer un horizonte para el futuro de Occidente y del mundo. Quiz la utopa, o la

propensin utpica, entendida como el sueo de un verdadero y justo orden de vida, todava sea posible. La

niebla oculta una compaa de msica donde jvenes servios, croatas y musulmanes tocan, unidos en un

frente comn por la paz. Todava queda, al parecer, un halo de esperanza.

El comunismo ha cado, Ulises ha viajado con el cadver marmreo y desmembrado del smbolo histrico del

sueo del verdadero y justo modo de vida. Vivimos en la poca del fin de las ideologas, o quiz, el triunfo de

una nica ideologa. La utopa se revela algo imposible, se acusa, desde el conservadurismo tanto como

desde el liberalismo (Popper) de totalitarismo al ideal utpico. Pero quiz todo esto no sea ms que la divisa

ideolgica de la ideologa imperante. Vimos con Neusss cmo, a partir de una aseveracin de Horkheimer,

segn la cual, Si la ideologa provoca la apariencia, por el contrario la utopa es el sueo del verdader y justo

c) El viaje contina: condiciones de posibilidad de la utopa.



Publicado por Jos Luis Boj en 1:32

Etiquetas: angelopoulos, identidad, odiseo, ulises

LA FILOSOFA

OCULTA EN

MATRIX

PI: FE EN EL CAOS 2001: una odisea

espacial, o sobre

la rebelin de

Adn.

orden de vida , poda establecerse una relacin entre utopa e ideologa. La ideologa, en tanto que es la

presentacin del sueo como realizado, en tanto que es falsa, reafirma la validez y la verdad del sueo.

Cuando Ulises y su amigo corresponsal de guerra brindan por los amigos del pasado, por los lderes artsticos,

polticos y espirituales, de entre ellos surge la figura del Che Guevara. Las ltimas palabras que Keitel recita,

dirigidas a una Penlope ausente, rezan as: entre susurros de amor / te contar mi viaje / toda la noche /

y todas las noches venideras / entre abrazos / entre susurros de amor. / Toda la aventura humana. / La

historia sin fin. Aqu se disipan todas las dudas sobre que Ulises es todos los hombres. Pero, adems, se

nos invita a concebir una historia sin fin. Tenemos la sensacin de haber realizado histricamente el ttulo de

la obra de Marcuse: El final de la Utopa. Vivimos en un mundo explorado, cosificado, medido y delineado,

nombrado cada rincn. Se disipan las oscuras sombras donde la imaginacin poda ubicar sus parasos

utpicos. Los futuros utpicos, las ucronas que se atreven a imaginar el futuro lo hacen, ms bien, desde las

formas negativas de la distopa. No hemos alcanzado milenarismo alguno, ni mstico ni secularizado. No

hemos alcanzado una posthistoria de felicidad, pero tampoco hemos regresado a la protohistoria. Tampoco a

la extincin. Seguimos aqu, y la historia contina.

- Adorno, Th. y Horkheimer, M., Dialctica de la Ilustracin, Trotta, Madrid, 1994.

- Boitani, Piero, La Sombra de Ulises: Imgenes de un Mito en la Literatura occidental, Barcelona, Ediciones

Pennsula, 2001.

- Jarauta, Francisco, Las Metamorfosis de Ulises

- Neusss, Arnhelm, Utopa, Barral Editores, Barcelona, 1971

Jos Luis Boj

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1 comentario:

La Ciudad Directorio - Nav 23/7/11 21:00

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