CIENCIAS SOCIALES y Humanas VVAA

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CIENCIA Y REALIDAD SOCIAL VARIOS AUTORES DISCUTIENDO

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  • Lecturas del Eje 1 Lectura 1: La ciencia como real maravilloso

    Roberto Follari. Profesor titular de Epistemologa. Univ. Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina)

    http://www.redcientifica.com/doc/doc200111120001.html

    La ciencia es una produccin, una construccin: por tanto, de ninguna manera una simple constatacin de algo pre-constituido. Y, a partir de all, que en realidad -al decir del filsofo Heidegger- la ciencia es un fruto del platonismo. La ciencia sera resultado de las tendencias espiritualizantes propias del pensamiento occidental postulado por los griegos (tras destronar a los sofistas): de modo que su exactitud, su supuesta certidumbre, no seran otra cosa que la negacin cerrada de la falibilidad, la imposibilidad de aseguramiento, y la contingencialidad propias del conocimiento -y el acontecer-

    humanos.

    Nada ms exacto y objetivo que el conocimiento cientfico, segn las versiones aceptadas por el sentido comn de los cientficos mismos. Nada ms parecido al dibujo natural del mundo que el mapa que ofrece la ciencia, segn las difundidas tesis de las epistemologas ms anticuadas y -sin embargo- ms conocidas, al menos en Argentina [Nota 1 ]. La pereza del pensamiento y la apelacin a la intuicin sensible -lo cual son dos modos de decir lo mismo [ Nota 2 ] -, se imponen masivamente para hacernos creer que el conocimiento cientfico es una especie de fotografa de la realidad, una copia pasiva de sus caractersticas intrnsecas. Esto oculta el hecho de que la ciencia es una produccin, una construccin: por tanto, de ninguna manera una simple constatacin de algo pre-constituido. Y, a partir de all, que en realidad -al decir del filsofo Heidegger- la ciencia es un fruto del platonismo. La ciencia sera resultado de las tendencias espiritualizantes propias del pensamiento occidental postulado por los griegos (tras destronar a los sofistas): de modo que su exactitud, su supuesta certidumbre, no seran otra cosa que la negacin cerrada de la falibilidad, la imposibilidad de aseguramiento, y la contingencialidad propias del conocimiento -y el acontecer- humanos.

    La ciencia puede as ser advertida en lo que tiene de objetivacin, ms que de objetividad; es el fruto de una cierta forma de poner los objetos en perspectiva, de captar sus aspectos legaliformes y repetibles, de modo de hacer desaparecer de la percepcin aquello que -visto como desordenado- queda fuera de dicho campo de estipulacin previa.

    Si hacemos caso a lo que se abre desde una posicin como la que hemos brevsimamente delineado (desarrollarla implicara un trabajo ms largo que el que cabe a esta publicacin), caeran toda una serie de supuestos que suelen darse por obvios, y pretendidamente naturales:

    La ciencia no seala cmo son los hechos; slo el comportamiento ideal de leyes que en la realidad fctica nunca se dan aisladas [ Nota 3 ]. Es decir: la ley de la gravitacin universal se cumple, pero siempre existen resistencias a la cada de los cuerpos; muy claro resulta el caso de los planos inclinados, o las variaciones de temperatura de hervor de los lquidos de acuerdo a la altitud, etc. En una palabra: las leyes cientficas nunca surgen de una simple lectura inmediata del comportamiento de lo real.

    La ciencia no dice lo real, sino que lo explica por medio de teoras. Ello implica que la ciencia no surge de la observacin -segn a menudo se cree [ Nota 4 ] - sino que implica siempre la existencia de supuestos previos que son puestos a contrastacin por va de la experiencia. Este es uno de los puntos que ms contradicen la supuesta evidencia: como lo real no habla [ Nota 5 ], slo se hace inteligible en orden a los interrogantes conceptuales que se le formulan.

    En continuidad con el punto anterior, la ciencia implica apelar a teoras, y ello a provocar recortes empricos dismiles. Dicho ms fcilmente: la observacin no es neutral ni objetiva, se capta diferencialmente de acuerdo con cules son los supuestos -explcitos o no- que ordenan la mirada del observador. De modo que slo para aquellos que convencionalmente se han puesto de acuerdo sobre los criterios y protocolos observacionales, cabe establecer luego bases intersubjetivamente vlidas para observaciones en las que pudieran acordar los tipos de descripcin emprica. A teoras (o a paradigmas) diferentes, corresponden recortes empricos diferentes (modalidades dismiles de clasificacin, por ej.).

    Teoras diferentes implican tambin categoras de anlisis dismiles en relacin a los mismos objetos del mundo (en realidad, al categorizarlos diferencialmente deja de ser factible tomarlos simplemente por los mismos) [ Nota 6 ]. Es decir: se plantea la cuestin de la diferencia de lenguaje entre teoras. Si -como toda la concepcin pragmtica del lenguaje muestra [ Nota 7 ] - el lenguaje no refiere inmediatamente a lo real, sino lo

  • hace por mediacin de condiciones socioculturales especficas, cabe establecer que no existe un lenguaje neutro interterico que pudiera remitir directamente a lo real para resolver diferencias, o para permitir comunicacin fluida. Ello lleva al tema de la inconmensurabilidad entre teoras [ Nota 8 ] o paradigmas, que planteara Kuhn: dos teoras diferentes se sostienen en supuestos diferentes, y ello implica -por ej.- diferencia en cuanto a qu se entiende por ejemplo relevante, qu por prueba emprica suficiente, etc. La consecuencia es evidente: dos teoras no pueden resolver argumentativamente sus diferencias, ni tampoco empricamente, dado que sus protocolos de validez son no/homologables. La ciencia crecer -muestra Kuhn- en razn de su posibilidad de resolver problemas, no de su mayor racionalidad en funcin de algn supuesto patrn neutro de lo que se pudiera entender por esta [ Nota 9 ].

    No existe el mtodo cientfico, fetiche preferido de la mitologa cientfica. El mtodo depende del especfico objeto, y por ello es variable en cada caso. Imposible practicar con el experimentalismo en Antropologa, o para realizar el anlisis clnico en Psicologa o Medicina. Las ciencias no comparten un mtodo -como machaconamente insiste el positivismo en retirada [ Nota 10 ] -, sino la rigurosidad metdica (respecto de la coherencia interna, la postulacin de teoras pblicamente expuestas, la contrastacin emprica, el alcance del contenido emprico, etc.). Como bien se ha sealado, la insistencia en la cuestin del mtodo suele esconder la incapacidad para advertir los problemas epistemolgicos de fondo en la construccin de la ciencia [ Nota 11 ].

    Las teoras cientficas no estn comprobadas, en tanto son imposibles de comprobar. Ya lo mostr sobradamente Popper [ Nota 12 ]: en tanto los casos nunca pueden agotarse, siempre una teora podra hallar un futuro contraejemplo. Podra establecerse una teora como falsa, pero es imposible demostrarla verdadera. De modo que someter las teoras a contrastacin emprica es sin duda necesario, pero no permite asumir como vlida la teora que pase positivamente la prueba. Es ms: varias teoras pueden resistir las mismas pruebas empricas positivamente, ser coherentes con ellas, sin ser teoras equivalentes o coextensivas. Esto hara que hubiera ms de una teora verdadera sobre el mismo objeto [ Nota 13 ], y que la prueba emprica no funcione como supuesto experimento crucial definitorio, como se pensaba desde el Crculo de Viena (fundador del positivismo lgico).

    La ciencia no progresa linealmente, sino por rupturas. Es decir: una nueva teora habitualmente plantea corte, no continuidad con la anterior. As, la ciencia no devela gradualmente una realidad pre-dada cuyas caractersticas van apareciendo cada vez ms, sino define tal realidad en cada caso diferencialmente segn el tipo de aproximacin terica [ Nota 14 ]

    Una teora cientfica no se cae por un contraejemplo. Lejos de la imaginera experimentalista, se ha mostrado que una teora resiste casos adversos, hasta tanto exista otra mejor que sea capaz de resolverlos. Ninguna teora cae hasta que exista otra que la reemplace, por lo cual una teora se sostiene mientras sus contraejemplos sean escasos, y resulte heursticamente til en la resolucin de problemas de investigacin [ Nota 15 ].

    Los cientficos no son grandes racionalistas dedicados a la cuestin de confirmar o refutar teoras, sino hombres ligados a la resolucin de problemas concretos de investigacin, que suelen ser inconscientes de los supuestos tericos de su actividad. Es esto lo aportado por la nocin kuhniana de paradigma, y ayuda a desmitificar la nocin de lo que son los cientficos, su actividad y sus productos. La mayora de los cientficos cree habrselas directamente con la realidad, no asume estar mediado por supuestos conceptuales especficos.

    El cientfico -en consonancia con lo anterior, y en contra de posiciones como la de Popper- no es un desinteresado buscador de verdades, sino un sujeto socialmente condicionado que busca, en primer lugar, legitimarse dentro de la comunidad cientfica. El elemento objetivo de su posicin no es la referencia a una realidad incontaminada, sino a una situacin social objetiva dentro de un campo de relaciones de poder en el aparato institucional de los cientficos, el campo(Bourdieu). Los cientficos no buscan abstracto conocimiento, sino concreto reconocimiento [ Nota 16 ].

    Las posiciones que se tomen en las querellas de interpretacin cientfica, estn condicionadas por el lugar relativo que se ocupa dentro del espacio social global, y tambin en el espacio de las jerarquas cientficas. Las tomas de posicin en el campo del conocimiento estn afectadas por situaciones contextuales ajenas a lo cientfico mismo, de las cuales a menudo el cientfico no es consciente [ Nota 17 ].

    En fin, podramos continuar atentando contra los prejuicios constituidos sobre la ciencia. Advertir su relacin con la dominacin y el poder (Foucault, Escuela de Frankfurt), enmarcarla en relacin a intereses especficos que condicionan su tipo de perspectiva (Habermas), insistir en su actual creciente y peligrosa puesta al servicio de necesidades pragmticas del aparato poltico y econmico (Lyotard). O adentrarnos por la ruta que muestra que los sistemas fsico-naturales tambin son productivos, y por ello no limitables a la explicacin causalista clsica (Prigogine): lo cierto es que los caminos estn lejos del bostezo positivista que an habita la mentalidad de un amplio campo de los cientficos prcticos. A estos, les cabe todava a pleno la frase que -en un mbito de influencia diferente- sostena C. Marx: lo hacen, pero no lo saben.

  • Notas

    [1] Estas posiciones las defienden autores como Mario Bunge o G.Klimovski, ambos con fuerte peso en nuestro pas, an cuando muy diferente calidad en sus aportes (el primero es autor de ms de treinta libros internacionalmente reconocidos, mientras el segundo tiene una limitada obra escrita) [2] G.Bachelard, La formacin del espritu cientfico, Siglo XXI, Mxico, 1979 [3] L.Oliv, Conocimiento, sociedad y realidad (problemas del anlisis del conocimiento y el realismo cientfico), F.C.E., Mxico, 1988 [4] A.Chalmers, Qu es esa cosa llamada ciencia, Siglo XXI, Madrid, 1987, el captulo sobre el inductivismo ingenuo [5] P.Bourdieu, et al.: El oficio de socilogo, Siglo XXI, Bs.Aires, 1975 [6] T.Kuhn, La estructura de las revoluciones cientficas, F.C.E., Mxico, cap. 10, donde sostiene que cientficos que estn en paradigmas diferentes se ubican en mundos diferentes; contra esta posicin se ubic H.Putnam con su teora causal de la referencia, por ej. en su El significado de significado, Cuadernos de Crtica, UNAM, Mxico, 1984. Putnam ha atenuado su posicin inicial sin haberla abandonado, ver su Las mil caras del realismo, Paids, Barcelona, 1994 [7] Esta teora va desde lo aportado por J.Austin en su clsico Cmo hacer cosas con palabras, (Paids, Barcelona, 1988), a lo retomado en las conocidas obras de Umberto Eco. [8] T.Kuhn, La estructura...op.cit., cap. 10 [9] R.Gmez: Kuhn y la racionalidad cientfica. Hacia un kantianismo posdarwiniano?, en O.Nudler et al.: La racionalidad en debate, Centro editor de A.Latina, tomo 1, Bs.Aires, 1993 [10] Esta insistencia en EL mtodo aparece en las obras de M.Bunge, incluso una de las primeras lleva ese nombre [11] P.Bourdieu et al., op.cit.] [12] W.Quine, Teoras y cosas, UNAM, Mxico, 1986; B.Magee: Popper, Grijalbo, Barcelona, 1974 [13] Esto es lo que sostiene T.Kuhn, a partir de la obra citada y tambin -con matices especficos- en sus trabajos posteriores. Su posicin tuvo el importante apoyo de la concepcin no-enunciativa de las teorasde W.Stegmller, basada en la lgica y la teora matemtica de conjuntos, lo que desminti la supuesta irracionalidadatribuida por los logicistas a la posicin kuhniana. Ver W.Stegmller, Estructura y dinmica de teoras, Ariel, Barcelona, 1983 [14] Idem [15] S.Wolgar, Ciencia: abriendo la caja negra, Anthropos, Madrid, 1994. Este autor -junto a Latour- ha abierto una decisiva veta de anlisis concreto de lo que los cientficos realmente hacen (no lo que creen hacer), an casi desconocida en Argentina, a pesar de que ya cuenta con ms de una dcada de vigencia. [16] B.Barnes, Kuhn y las ciencias sociales, F.C.E., Mxico, 1986; C.Prego, Las bases sociales del conocimiento cientfico (la revolucin cognitiva en sociologa de la ciencia), Centro Editor de A.Latina, Bs.Aires, 1992 Lectura 2 - La realidad social1 Graciela Mingo de Bevilacqua - Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Entre Ros

    A qu nos referimos cuando hablamos de la realidad social?

    Un tema a debatir cuando analizamos las distintas posturas de la investigacin social, es la mirada que se tiene de la realidad social, y lo que encierra cada mirada, como forma o va de abordar el mundo de la vida. Estas miradas se ponen en juego en el momento de realizar el recorte del objeto, instancia en la que necesitamos recurrir a diferentes mtodos o perspectivas de estudio para abordar esa realidad social.

    Adoptar una postura implica diferencias en la construccin del objeto de estudio, y condiciona la existencia de mltiples modos de analizar a la realidad social. A este entrecruce de posturas, construcciones y modos de abordaje, se lo debe tomar como dice Miguel Beltrn (1999) como un indicador ms de la complejidad misma de la realidad.

    Aproximacin al vocablo realidad

    Desde un sentido amplio a la realidad la conocemos desde los saberes que detentamos, desde el lugar y el medio donde nacimos, desde nuestras formas de relacionarnos con los otros hombres y las cosas, lo que nos fomenta una forma de pensarla, y nos posibilita una forma de verla o entenderla.

    Entonces lo que nos rodea constituye la realidad, y cada uno nos comprometemos con nuestras circunstancias ya que estamos involucrados en la misma, dado que las personas y las cosas coexisten en la

    1 Ficha elaborada en el ao 2008 y revisada para ser utilizada en el Seminario de Ingreso Facultad de Trabajo Social- UNER

  • esencia de tal realidad2. La realidad entendida desde aqu significa estar y ser parte del transcurrir histrico, como teniendo una idea desde la apariencia, para llegar a comprenderla y construirla de manera ms acabada. Se utilizan formas argumentativas para dar cuenta de los interrogantes que surgen dentro del proceso de abstraccin y anlisis de los elementos constitutivos del objeto de estudio de la realidad. Es en esa construccin de la estructura y las relaciones que se dan entre los distintos elementos, cuando sentimos que buscamos su esencia y ser esto, su esencia, lo que nos interesa dilucidar como concrecin del fenmeno estudiado en el campo cientfico.

    En trminos generales agregamos que a la realidad podemos entenderla como una cualidad propia del fenmeno, independiente del proceso volitivo que cada uno realiza sobre ella, y est en relacin con el conocimiento adquirido por uno, entendido como la certidumbre del fenmeno real que posee caractersticas propias. Ambos trminos estn en relatividad social desde el marco de emprender los trabajos de investigacin y es all donde cobran relevancia los significados que se depositan en lo que es real de acuerdo a las diferencias que hemos sealado. Ejemplificando la idea vertida, podemos decir que lo que es real para un joven afganistano, puede no serlo para un joven norteamericano en relacin a la problemtica de la guerra en Irak. El conocimiento que tiene un criminal difiere del que posee un abogado penalista en relacin a un mismo hecho.

    En la dupla Realidad y Conocimiento, cada participante del tema estudiado, pertenece a contextos sociales especficos, pero en el anlisis de las ciencias y en este caso las ciencias sociales ambos deben ser incluidos, para poder teorizar dicha asociacin.

    Es por ello que al conjugar ambos trminos, podemos tomar la expresin de Berger y Luckman3 desde el campo cientfico: al referirnos a la realidad la entendemos como un proceso de construccin de lo social que se distingue de lo que un hombre en su vida comn supone que piensa y conoce de lo real, pues el hombre comn conoce lo dado, cuando vive es parte de esa realidad.

    En ese sentido hay diferencias entre el hombre y su entorno y la reflexin filosfica que lleva al hombre de ciencia a preguntarse en primera instancia por qu es lo real?. Luego cmo reconocerlo? y tambin cmo describirlo?, preguntas que no estn ausentes en la sociologa del conocimiento.

    Las aproximaciones a lo que encierra la realidad nos llevan a mencionar a Pedro Demo4 quien dice, al diferenciar a la realidad natural de la social, que la primera desde las Ciencias Naturales es extrnsecamente ideolgica, y lo es slo en la manera de usarla y construirla, ya que la materia no tiene historia. La realidad social por el contrario, es intrnsecamente ideolgica, y lo es desde su propia constitucin humana e histrica, adems del manejo y uso que se le pueda dar.

    De acuerdo a lo que vamos describiendo es evidente que desde lo metodolgico son inquietantes las preguntas que surgen sobre lo que es la realidad en general, y en particular la realidad social.

    Qu es, entonces, la realidad social?

    Sin duda, si la realidad social no es lo dado, sino una construccin social, podemos caracterizarla como compleja, multidimensional, multivariada, politomica(5); es por eso que a cada forma de abordar al hecho como parte de la realidad social, le compete una metodologa de acuerdo al objeto que se intenta indagar, y como venimos sosteniendo, sin ser eclcticos, no hay una nica va para comprenderla, para abordarla y los hallazgos sern acordes con la eleccin metodolgica realizada para abordar el objeto de investigacin.

    Es por eso que, cuando pensamos en un astrnomo lo imaginamos trabajando en un observatorio con un telescopio o interpretando imgenes de los satlites que den cuenta de nuevos asteroides, galaxias o planetas. Si mencionamos la violencia social, relacionamos su tratamiento con psiclogos, trabajadores sociales o abogados dictaminando y encontrando los motivos que llevan a violadores a daar a otras personas y conteniendo a los ncleos familiares de las vctimas.

    Al referirnos a la construccin social de la realidad de la vida cotidiana, tenemos en cuenta su carcter intrnsecamente ideolgico, y entonces vemos que se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene un significado subjetivo de un mundo coherente6. En este sentido nos sumergimos en las motivaciones de los sujetos para encontrar la esencia del objeto.

    2 MENDICOA. , Gloria. Manual terico-prctico de investigacin social. Espacio. Buenos Aires.1998. Pg.15 3 BERGER y LUCKMAN. La construccin social de la realidad. Amorrurtu editores. Buenos Aires 1998. Pg.17. 4 DEMO, Pedro. Ciencias Sociales y calidad. Narcea. Madrid. 1988. Pg.23 5 GARCIA FERRANDO, Manuel, IBEZ, Jess y otros. El anlisis de la realidad social. Mtodos y tcnicas de investigacin. Alianza Universidad Textos. Madrid. 1996. 6 BERGER. Pg.36

  • Esta es una idea asociada al mundo de la vida cotidiana aprehendido como una realidad ordenada, y aunque es un aqu de mi cuerpo y un ahora de mi presente, no se agota en s misma en presencias inmediatas, sino que tambin para llegar al hoy, se debe conectar con el pasado, tarea de vinculacin que le compete al investigador, cuando reinterpreta el presente: lo que los hombres ven, sin dejar de lado los antecedentes, el devenir histrico, lo que significa que se experimente en grados diferentes de proximidad y alejamiento, a los hechos del mundo cotidiano.

    Desde un anlisis fenomenolgico, el mtodo propuesto es descriptivo, con un anlisis emprico en el que se pueda dar cuenta de la experiencia subjetiva de la vida cotidiana, entendiendo que la conciencia individual es intencional y que se dirige a los objetos. Es all donde debe existir la base terica para poder interpretar los datos (los cuales per se no dicen nada, por ms que estn). Los datos son los fenmenos particulares que se originan en el pensamiento y en las acciones que hacen sus hombres y es sustentado como real por ellos7.

    El mundo de la vida cotidiana, se conforma por el mundo fsico exterior y lo aprehendido como elementos de una realidad subjetiva interior. La conexin entre ambos, es lo que produce la toma de conciencia y el mundo existe en realidades mltiples. Teniendo presentes los grados de interpretacin de acuerdo a las proximidades y alejamientos, podemos decir que: no es lo mismo vivir el hambre cuando no se poseen recursos para alimentarse, que recordar que cuando ramos chicos tenamos hambre porque nuestros padres no podan alimentarnos. No es lo mismo vivir la mordedura de un perro, que recordar, al mirar una cicatriz, que un perro nos mordi en la infancia.

    Estos ejemplos revelan las distintas instancias y etapas del significado que le dan los actores intervinientes a la sucesin de hechos de lo que circunscribe su vida cotidiana. Pero para el investigador, a la hora de interpretar entre estas realidades mltiples, hay una que se impondr por excelencia en el acontecer de la vida cotidiana y se impondr sobre la conciencia de manera masiva.

    La realizacin de estas tareas exigen por un lado que el investigador tenga plena vigilancia de lo que se pretende aprehender de la realidad y cuando la aprehende lo hace como una realidad ordenada, objetivada. All, el lenguaje se posiciona como un elemento importante, al ser un sistema de signos que proporciona continuamente las objetivaciones del mundo de la vida cotidiana, marcando algunas coordenadas y tipificando experiencias posibles de incluir en categoras ms amplias.

    Adems el mundo cotidiano es un mundo inter-subjetivo que se comparte con otros, es la relacin cara a cara en un presente vivido como algo compartido, dir Berger(8) a lo que agrego que hoy, surge un nuevo mundo cotidiano en el espacio virtual sin caras, pero tambin hay espacios compartidos donde la escritura es el medio de expresividad entre dos actores. En la relacin cara a cara, juegan y surgen tensiones en el dilogo, en lo gestual, en la palabra o en el silencio. En el mundo virtual la expresividad la buscamos en qu se expres a travs de la frase, en el tono del mensaje, en los signos y smbolos que se emplean. Uno har hincapi en el lenguaje oral fundamentalmente y el otro, en el lenguaje escrito.

    La labor del investigador no es simple para alcanzar a interpretar cualquiera de los lenguajes. Ser un desafo lograr la transformacin de la realidad (lo dado) en conocimiento cientfico, por lo tanto, teorizar la realidad es la meta a la cual se pretende arribar en el sentido de haber comprendido y/o explicado ese plano de lo real que se ha sometido a estudio.

    Desde la perspectiva emprica lo que interesa es el aspecto externo del objeto, en este caso aunque se trate de utilizar el mtodo cuantitativo para captar los elementos constitutivos del hecho, la explicacin pude ser de tipo sociolgica. La realidad se la descubre desde su faz externa, y se la entiende como nica, ya que se trata de dar cuenta de ella a travs de los datos y las mediciones que esta metodologa encierra.

    Ejemplo: en el tema demogrfico (cuantitativo) se explica el envejecimiento de la poblacin desde las teoras sociolgicas.

    Las formas presentadas nos posibilitan acercar al investigador a la realidad social por distintas vas, pudiendo seleccionar una sola perspectiva o articular varias y en este ltimo caso se podr acceder a un nmero mayor de dimensiones de esa siempre compleja realidad que se presenta para ser analizada.

    Cuando se dice que la realidad social es intrnsecamente ideolgica, nos referimos a una de las posturas: la de la dialctica marxista. Entre los principios fundamentales del MHD (Materialismo Histrico Dialctico) estn: a) comprender la realidad como praxis (relacin prctica - teora) b) totalidad e historicidad: la realidad social como totalidad (histrica) en movimiento (dialctica de los Modos de Produccin y Formaciones Sociales), c) la contradiccin como factor de cambio y movimiento permanente hacia la transformacin, d) la realidad social como expresin de las leyes de la dialctica (accin recproca, 7 op. cit. Pg.42 8 op. cit. Pg. 46

  • interdependencia y unidad de los opuestos, transformacin de la cantidad en calidad, negacin de la negacin), e) la praxis criterio ltimo de verificacin de la teora, e) las ideas como expresin de las relaciones sociales, modos de produccin y fuerzas productivas.

    Bibliografa utilizada:

    BERGER y LUCKMAN. La construccin social de la realidad. Amorrortu editores. Buenos Aires

    1998.

    DEMO, Pedro. Ciencias Sociales y calidad. Narcea. Madrid. 1988.

    GARCIA FERRANDO, Manuel, IBEZ, Jess y otros. El anlisis de la realidad social. Mtodos y tcnicas de investigacin. Alianza Universidad Textos.Madrid. 1996.

    MENDICOA, Gloria. Manual terico-prctico de investigacin social. Espacio. Buenos Aires.1998.

    Lectura 3 - La dimensin subjetiva de la realidad

    Andrs Prez-Baltodano

    Intelectual nicaragense. Profesor asociado del Departamento de Ciencia Poltica de la Universidad de Western Ontario. Director fundador del Instituto Nicaragense de Administracin Pblica (INAP) y funcionario del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (CIID) en Canad. Ha publicado extensamente sobre los temas del Estado, la globalizacin y el desarrollo social de Amrica Latina. Editor de Globalizacin, ciudadana y poltica social en Amrica Latina: tensiones y contradicciones.

    La realidad se estructura mediante un sistema de significados sociales que determinan el sentido comn con el que se articulan las definiciones del bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo legal y lo ilegal. Estas definiciones son esencialmente polticas porque expresan los balances de poder que establecen los diferentes sectores y grupos que, representando diversos intereses y aspiraciones, luchan por definir los significados que forman el sentido comn de la sociedad.

    En la lucha por definir estos significados, triunfan aquellos grupos y sectores sociales que logran transformar sus intereses particulares en valores que terminan imponindose sobre la sociedad. A travs de este proceso se construyen y reconstruyen las instituciones que, de acuerdo a Cornelio Castoriadis, condensan los valores sociales dndole forma y sentido a la historia (Castoriadis, 1997, 3-18). Estas instituciones, a su vez, cumplen una funcin socializante; es decir, sirven para transformar a los individuos en sujetos ticos socialmente adaptados (Clifford, 2001, 11).

    El pensamiento poltico y la teora social forman parte de la red de significados con que la humanidad define el sentido de su existencia y el sentido de la realidad. Nada el neoliberalismo, el socialismo, o la idea de la justicia, por ejemplo, existe fuera de estos sentidos y, ms concretamente, de los medios discursivos que utilizamos para articularlos. La subversin tica de la realidad supone, desde esta perspectiva, desestabilizar este sistema de representaciones simblicas y conceptuales.

    Cuando cambian las representaciones subjetivas que hacemos de la realidad, cambia la realidad misma. Es un error, entonces, asumir la existencia de una relacin unidireccional entre la dimensin objetiva y la dimensin subjetiva de la realidad. La realidad es lo que pensamos a partir de lo que vivimos; a partir de lo que sentimos; a partir de nuestra doble condicin de seres individuales y sociales, porque no existe la individualidad fuera de un contexto y de una condicin social que le sirve de referencia. Somos y estamos ah (Dasein), en el mundo (Heidegger, 1962).

    Desde el mundo pensamos y creamos el sentido de la realidad social y de nuestra propia existencia. La mente con la que pensamos esta realidad es una mente encarnada; es decir, es una mente incrustada en la materialidad concreta de seres vivientes que habitan un tiempo histrico y un espacio social que condiciona su humanidad (Merleau-Ponty, 1964b). Esto, sin embargo, no implica que la mente no pueda trascender su materialidad para imaginar nuevas realidades (Fielding, 2006).

    Construimos y reconstruimos realidades haciendo diferentes representaciones del mismo hecho objetivo y material: la esclavitud que en un momento histrico se impone para muchos como legtima y normal,

  • reaparece como ilegtima y despreciable en otro momento, no porque el hecho en s haya cambiado, sino porque hemos cambiado nuestra representacin y significacin de este mismo hecho. Ms an, dentro de un mismo tiempo histrico pueden surgir diferentes interpretaciones de una misma condicin material.

    Para algunos, por ejemplo, la pobreza que sufre hoy Amrica Latina es una inevitabilidad histrica. Para la teora marxista es un producto de la explotacin y de la existencia de clases sociales. Para el cristianismo es una afrenta contra Dios y la humanidad. Lo que llamamos la realidad social, entonces, es el resultado de la confrontacin entre diversas concepciones y representaciones de su sentido.

    La historia, desde esta perspectiva, es una lucha permanente entre las diferentes narrativas que pueden hacerse a partir de una misma base material. As, cuando el pensamiento nomina y explica la realidad, desarrolla la capacidad de transformarla creando nuevas realidades.

    La historia, entonces, es un proceso de transformaciones materiales y subjetivas. No existe la una sin la otra. No existe una materialidad que para ser reconocida como tal, prescinda de significado. Y no es posible significar lo inexistente []

    Publicado en El Nuevo Diario- 17 de Febrero del 2009 - http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/68485

    Lecturas del Eje 2

    Lectura 3 - Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocntricos. (Fragmento)

    Edgardo Lander

    En La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoame-ricanas Edgargo Lander (comp) - CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Bs As, Argentina. Julio de 2000. p. 246.

    Disponible http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lander/lander1.rtf

    II- La naturalizacin de la sociedad liberal y el origen histrico de las ciencias sociales

    El proceso que culmin con la consolidacin de las relaciones de produccin capitalistas y modo de vida liberal, hasta que stas adquirieron el carcter de las formas naturales de la vida social, tuvo simultneamente una dimensin colonial/imperial de conquista y/o sometimiento de otro continentes y territorios por parte de las potencias europeas, y una encarnizada lucha civilizatoria interna al territorio europeo en la cual finalmente termin por imponerse la hegemona del proyecto liberal. Para las generaciones de campesinos y trabajadores que durante los siglos XVIII y XIX vivieron en carne propia las extraordinarias y traumticas transformaciones: expulsin de la tierra y del acceso a los recursos naturales; la ruptura con las formas anteriores de vida y de sustento -condicin necesaria para la creacin de la fuerza de trabajo libre-, y la imposicin de la disciplina del trabajo fabril, este proceso fue todo menos natural.

    La gente no entr a la fbrica alegremente y por su propia voluntad. Un rgimen de disciplina y de normatizacin cabal fue necesario. Adems de la expulsin de los campesinos y los siervos de la tierra y la creacin de la clase proletaria, la economa moderna requera una profunda transformacin de los cuerpos, los individuos y de las formas sociales. En diversas partes de Europa, y con particular intensidad en el Reino Unido, el avance de este modelo de organizacin no slo del trabajo y del acceso a los recursos, sino del conjunto de la vida, fue ampliamente resistido tanto en las ciudades como en el campo. Detengmonos en la caracterizacin de esa resistencia, de este conflicto cultural o civilizatorio, que formula el historiador ingls E.P. Thompson, lcido estudioso de la sensibilidad popular de ese perodo:

    Mi tesis es que la conciencia de la costumbre y los usos de la costumbre, eran especialmente robustos en el siglo dieciocho: de hecho algunas de las costumbres eran de invencin reciente y eran en realidad reclamos de nuevos derechos. la presin para reformar fue resistida obstinadamente y en el siglo dieciocho se abri una distancia profunda, una alienacin profunda entre la cultura de patricios y plebeyos Esta es entonces una cultura conservadora en sus formas que apela a, y busca reforzar los usos tradicionales. Son formas no-racionales; no apelan a ninguna razn a travs del folleto, sermn o plataforma; imponen las sanciones del ridculo, la vergenza y las intimidaciones.

  • Pero el contenido y sentido de esta cultura no pueden describirse tan fcilmente como conservadores. En la realidad social el trabajo est volvindose, dcada tras dcada, ms libre de los tradicionales controles seoriales, parroquiales, corporativos y paternales, y ms distanciado de la dependencia clientelar directa del seoro

    De ah una paradoja caracterstica del siglo: encontramos una cultura tradicional rebelde. La cultura conservadora de los plebeyos, tan a menudo como no, resiste, en el nombre de la costumbre, esas racionalizaciones econmicas e innovaciones (como el cerramiento de las tierras comunes, la disciplina laboral, y los mercados libres no regulados de granos) que gobernantes, comerciantes, o patronos buscan imponer.

    La innovacin es ms evidente en la cima de la sociedad que debajo, pero como esta innovacin no es un proceso tecnolgico/sociolgico neutral y sin normas (modernizacin, racionalizacin) sino la innovacin del proceso capitalista, es a menudo experimentado por los plebeyos en la forma de explotacin, o la apropiacin de sus derechos de uso tradicionales, o la ruptura violenta de modelos valorados de trabajo y ocio.

    Por lo tanto, la cultura plebeya es rebelde, pero rebelde en la defensa de las costumbres. Las costumbres defendidas son las de la propia gente, y algunas de ellas estn, de hecho, basadas en recientes aserciones en la prctica.

    Las ciencias sociales tienen como piso la derrota de esa resistencia, tienen como sustrato las nuevas condiciones que se crean cuando el modelo liberal de organizacin de la propiedad, del trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria en pugna con otra(s) que conservan su vigor, y adquiere hegemona como la nica forma de vida posible. A partir de este momento, las luchas sociales ya no tienen como eje al modelo civilizatorio liberal y la resistencia a su imposicin, sino que pasan a definirse al interior de la sociedad liberal.

    Estas son las condiciones histricas de la naturalizacin de la sociedad liberal de mercado. La superioridad evidente de ese modelo de organizacin social -y de sus pases, cultura, historia, y raza- queda demostrada tanto por la conquista y sometimiento de los dems pueblos del mundo, como por la superacin histrica de las formas anteriores de organizacin social, una vez que se ha logrado imponer en Europa la plena hegemona de la organizacin liberal de la vida sobre las mltiples formas de resistencia con las cuales se enfrent

    Es ste el contexto histrico-cultural del imaginario que impregna el ambiente intelectual en el cual se da la constitucin de las disciplinas de las ciencias sociales. Esta es la cosmovisin que aporta los presupuestos fundantes a todo el edificio de los saberes sociales modernos. Esta cosmovisin tiene como eje articulador central la idea de modernidad, nocin que captura complejamente cuatro dimensiones bsicas: 1) la visin universal de la historia asociada a la idea del progreso (a partir de la cual se construye la clasificacin y jerarquizacin de todos los pueblos y continentes, y experiencias histricas); 2) la naturalizacin tanto de las relaciones sociales como de la naturaleza humana de la sociedad liberal-capitalista; 3) la naturalizacin u ontologizacin de las mltiples separaciones propias de esa sociedad; y 4) la necesaria superioridad de los saberes que produce esa sociedad (ciencia) sobre todo otro saber

    Tal como lo caracterizan Immanuel Wallerstein y el equipo que trabaj con l en el Informe Gulbenkian, las ciencias sociales se constituyen como tales en un contexto espacial y temporal especfico: en cinco pases liberales industriales (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y los Estados Unidos) en la segunda mitad del siglo pasado. En el cuerpo disciplinario bsico de las ciencias sociales -al interior de las cuales continuamos hoy habitando- se establece en primer lugar, una separacin entre pasado y presente: la disciplina historia estudia el pasado, mientras se definen otras especialidades que corresponden al estudio del presente. Para el estudio de ste se acotan, se delimitan, mbitos diferenciados correspondientes a lo social, lo poltico y lo econmico, concebidos propiamente como regiones ontolgicas de la realidad histrico-social

    A cada uno de estos mbitos separados de la realidad histrico-social corresponde una disciplina de las ciencias sociales, con su objeto de estudios, sus mtodos, sus tradiciones intelectuales, sus departamentos universitarios: la sociologa, la ciencia poltica y la economa. La antropologa y los estudios clsicos se definen como los campos para el estudio de los otros

    De la constitucin histrica de las disciplinas cientficas que se produce en la academia occidental, interesa destacar dos asuntos que resultan fundantes y esenciales. En primer lugar, est el supuesto de la existencia de un metarrelato universal que lleva a todas las culturas y a los pueblos desde lo primitivo, lo tradicional, a lo moderno. La sociedad industrial liberal es la expresin ms avanzada de ese proceso histrico, es por ello el modelo que define a la sociedad moderna. La sociedad liberal, como norma universal, seala el nico futuro posible de todas las otras culturas o pueblos. Aqullos que no logren incorporarse a esa marcha inexorable de la historia, estn destinados a desaparecer. En segundo lugar, y

  • precisamente por el carcter universal de la experiencia histrica europea, las formas del conocimiento desarrolladas para la comprensin de esa sociedad se convierten en las nicas formas vlidas, objetivas, universales del conocimiento. Las categoras, conceptos y perspectivas (economa, Estado, sociedad civil, mercado, clases, etc.) se convierten as no slo en categoras universales para el anlisis de cualquier realidad, sino igualmente en proposiciones normativas que definen el deber ser para todos los pueblos del planeta.

    Estos saberes se convierten as en los patrones a partir de los cuales se pueden analizar y detectar las carencias, los atrasos, los frenos e impactos perversos que se dan como producto de lo primitivo o lo tradicional en todas las otras sociedades

    Esta es una construccin eurocntrica, que piensa y organiza a la totalidad del tiempo y del espacio, a toda la humanidad, a partir de su propia experiencia, colocando su especificidad histrico-cultural como patrn de referencia superior y universal. Pero es ms que eso.

    Este metarrelato de la modernidad es un dispositivo de conocimiento colonial e imperial en que se articula esa totalidad de pueblos, tiempo y espacio como parte de la organizacin colonial/imperial del mundo. Una forma de organizacin y de ser de la sociedad, se transforma mediante este dispositivo colonizador del saber en la forma normal del ser humano y de la sociedad. Las otras formas de ser, las otras formas de organizacin de la sociedad, las otras formas del saber, son trasformadas no slo en diferentes, sino en carentes, en arcaicas, primitivas, tradicionales, premodernas. Son ubicadas en un momento anterior del desarrollo histrico de la humanidad, lo cual dentro del imaginario del progreso enfatiza su inferioridad []

    Lecturas del Eje 3

    Lectura 1 - Acerca del conocimiento, el conocimiento cientfico y la ciencia.

    Graciela Mingo de Bevilacqua - UNER

    1.1.a. ORIGEN DEL CONOCIMIENTO

    La adquisicin de conocimientos confiables est unida a las necesidades prcticas con que se gesta la especie humana, o sea que el hombre desde sus orgenes, tanto para protegersede la naturaleza y luego recurrir a ella para satisfacer sus necesidades, como para utilizarla en defensa de su persona y de sus primeras comunidades, se vale de acciones prcticas.

    En ese sentido en el transcurrir histrico los hombres y las comunidades utilizaron, a partir de su inteligencia, los precarios conocimientos en pos de la mejora de las condiciones materiales de vida, la produccin de instrumentos de trabajo, el perfeccionamiento de los mismos, la creacin de nuevas herramientas. As se fueron ampliando los conocimientos disponibles.

    Podemos decir entonces que el conocimiento es una forma de relacionarnos con la realidad natural y social, es un modo de entenderla, de aprehenderla, de vencer escollos y de enunciar o construir ideas que den cuenta de ella, lo cual nos lleva a afirmar que el conocimiento es una construccin del hombre.

    La historia del conocimiento muestra tambin que en un proceso de ensayo error, el hombre no solo se plantea interrogantes acerca de cmo resolver los problemas de la vida material o cotidiana; tambin reflexiona sobre aspectos ms globales referidos a su origen y destino, los problemas de la organizacin social, entrelazando conocimientos originados en la intuicin, la observacin, pero tambin la magia, la religin, los mitos, adems de los inicios del pensar filosfico, cuando los griegos contemplaban la naturaleza y se interrogaban por ella.

    Al referirnos a los griegos aludimos a una construccin del conocimiento en abstracto, por el contrario los sirios y rabes que aportaron en matemtica, se identifican ms con un saber prctico.

  • Todas las personas somos al mismo tiempo hombres prcticos y hombres pensantes; en consecuencia todos los hombres somos intelectuales y reflexionamos sobre nuestros propios actos, sobre la sociedad, sacando conclusiones. Y estas elaboraciones se basan en nuestras experiencias, la educacin recibida, las tradiciones, los modos de relaciones producidas y recibidas de nuestros antecesores. La historia muestra que a medida que la sociedad se desarrolla otorga a algunos de sus miembros la responsabilidad de pensar, justificar, y buscar soluciones a los problemas ms graves.

    Si nos basamos en Deleuze (1993) y Foucault (1968) diremos que el conocimiento y los conceptos son construcciones sociales producto de las interacciones entre los individuos y de sus prcticas sociales, las cuales se van constituyendo en el propio devenir histrico. Este mosaico constituye el histrico modo de hacer de una poca.

    Alrededor de estos rasgos, la historia social de la ciencia ha sentado diferencias. De ese modo podemos ver que en las sociedades primitivas la funcin de sabidura era cumplida por el hechicero o el brujo de la tribu, o por los sumos sacerdotes de las primeras religiones. La aparicin del excedente en la actividad econmica fue muy importante para la constitucin de este sector de hombres especializados en el trabajo intelectual. A partir del siglo V a.c. en Grecia, comienzan a constituirse formas de pensamiento racional muy ligadas a la filosofa y la poltica, a la matemtica, a la astronoma. El derecho y la jurisprudencia aparecen en Roma mucho tiempo despus. En las primeras sociedades organizadas del medioevo, los patriarcas y los sacerdotes cumplan la funcin de interpretar los textos sagrados y a travs de la autoridad e influencia de stos en la organizacin de la sociedad, tenan un fuerte poder intelectual, compartido segn el caso, con los monarcas, reyes y los hombres de armas. Ser el Renacimiento el momento en que las ciencias vuelven a tener un mayor auge, perfeccionando las ciencias exactas sus tcnicas de clculos.

    A partir de la modernidad, desde hechos concretos como el descubrimiento de Amrica y desde los aportes galileanos del mtodo experimental, se trata de explicar y fundamentar los hechos sociales y naturales. Por ello decimos que en el mundo cientfico prima el pensamiento racional.

    Se produce dentro del ethos moderno la independencia de la religin, de la filosofa y empiezan a desarrollarse y a expandirse las ciencias. En el siglo XVII aparecen instituciones cientficas que adquieren mayor auge y que han perdurado en el tiempo como la Royal Society (1662). La prctica cientfica deja de ser individual para pasar a ser colectiva.

    Aunque las bases de la racionalidad, superando el pensamiento mtico, surgen en Grecia, recin es en este momento cuando se consagra el pensamiento racional (ratio) que busca la rigurosidad a travs de procedimientos lgicos formales.

    Todo el proceso del devenir cientfico se vincula con las ideas polticas, sociales y econmicas que en cada momento histrico se consagran y es as que los reformadores sociales a partir de mediados el siglo XIX y el siglo XX, entienden que el estado debe asegurar el derecho ciudadano de acceso a la educacin, cuyo fundamento, entre otras razones, permita que todos los sectores sociales puedan llegar a formar parte de la capa social de los intelectuales especializados, adems de consagrar uno de los principios democrticos: el de la igualdad, como igualdad de oportunidades. De all que en el articulado de las constituciones de muchos Estados aparece la necesariedad de garantizar la obligatoriedad de la enseanza.

    Es justamente la racionalidad la que abre el espacio para la construccin de la realidad y para que, como principio universal de la ciencia, se entienda que sta debe estar al servicio del hombre. Es por ello que la ciencia moderna o tecnociencia (sin separacin de la actividad cientfica y tecnolgica) se constituye en un saber capaz de prolongarse en la accin eficaz.

    Ahora bien este proceso de precisin, certeza y determinacin de la ciencia muestra sus dificultades y en el momento actual el conocimiento forma parte de la inmediatez, la globalizacin y la interactividad al constituirnos en parte activa de la sociedad de la informacin y la comunicacin. Esto implica que se han producido rupturas de barreras cuyos accidentes cartogrficos se esfuman en el ciber espacio, por lo cual el estatus del saber cientfico identitario de la ciencia moderna clsica, no se sostiene como tal.

    Se ha perdido el estatus de privilegio que tena el conocimiento cientfico, desde la visin otorgada a la ciencia como clave de la superacin de los problemas de la humanidad. Se ha pasado de un visin simplista para explicar, mantener el equilibrio y el orden desde la certeza sostenida por Descartes, a un visin compleja donde se introducen los fenmenos desorganizadores (azarosos) como elemento creativo. Incorporar lo azaroso implica, tambin, dejar de lado la idea de sujeto

  • de conocimiento capaz de conocer y manipular todo. Lo azaroso forma parte de una dimensin subjetiva que es imprescindible o relativamente indeterminante. (Prigogine, 1995)

    1.1.b. Diferentes Formas de Saberes o de Conocimientos. En realidad el conocimiento cientfico (ciencia) no es la nica manera de abordar la realidad. Para algunos un paisaje de montaa puede ser un hecho que convoca a plasmar sus bellezas en una obra de arte (pintura o poesa); para otros la montaa puede ser vista como una cuestin fsica que requiere un estudio racional sobre su estructura, la erosin que sufre, la vida biolgica existente en ella; para un economista, para un cientista poltico o para un ingeniero posiblemente la montaa ser un escollo a vencer y luego transformar en un medio de transporte hasta el momento desaprovechado; desde un pensamiento estratgico se la ver como un lugar de aprovechamiento turstico o un nuevo canal de comunicacin necesario de unir por infraestructura. El sentido comn (para algunos el menos comn de los sentidos) se origina en la prctica social de las personas, experiencias, la cultura transmitida (la tradicin, la educacin), la llamada universidad de la vida. Consiste en la transmisin oral de ideas ms subyacentes o ms explcitas, de generacin en generacin. El conocimiento cientfico no es un conocimiento superior a este sentido comn o conocimiento ordinario, sino simplemente distinto. El sentido comn es un tipo de saber, en su estado consuetudinario, que se presenta en forma de relatos, sus formas narrativas admiten diferentes enunciados, y por su transmisin oral ensean al oyente las competencias propias y no necesitan de procedimientos especiales para legitimar los relatos.

    La ciencia por el contrario tiene una caracterstica distintiva: la utilizacin de procedimientos especficos que llamamos mtodo cientfico tanto para explicar los fenmenos como para verificar o comprobar su resultados.

    En la interpretacin del mundo el ser humano se apoya en dos tipos de lenguajes: los histricos o naturales y los artificiales o formales. Llamaremos histricos a los que la persona utiliza en su comunicacin diariamente, la lengua materna: el castellano, el guaran, el francs, etc. Por lenguajes artificiales se entiende, sobre todo, a las matemticas y los lenguajes lgicos, tambin a la gramtica que trata de aplicar reglas racionales y coherentes a los lenguajes histricos. Toda ciencia ya sea natural o social, maneja su propio lenguaje, que desde el punto de vista lingstico llamamos metalenguaje (forma de expresin que va ms all del contexto cotidiano).

    Dentro de estas distinciones, nos encontramos con el lenguaje que caracteriza a la ciencia: es un lenguaje artificial, con cdigos restringidos, que Habermas (1984) llama inters tcnico, y que dista del lenguaje histrico y natural, como tambin del pensamiento mgico y religioso.

    Este disgregar de la ciencia no es un tema de la modernidad, los griegos ya lo planteaban. Recordemos a Platn, quien trazaba las diferencias entre el saber "episteme" (tratado) y el saber "doxa" (opinin). Al referirse a ambos conocimientos deca: hay hombres virtuosos cuyas opiniones pueden ser verdaderas, lo cual depende de la creencia y, sin ser ciencia, pueden ser tiles. En este sentido no hay un menosprecio al saber doxa.

    Por oposicin diremos que hay diferencias entre la apariencia y la esencia, o realidad objetiva de las cosas y de los hechos. Con el advenimiento de la modernidad y la primaca del mtodo de la ciencia fsico matemtica, se entenda al saber doxa, como saber cotidiano, como un saber apariencial, que se presenta indemostrable e irrepetible en sus datos y preceptos y que est en contraposicin a la ciencia y al saber verdadero.

    La episteme, como saber de la ciencia, presenta un doble sistema de referencia: sus "verdades", por un lado, deben ser vlidas en la realidad (praxis) y por otro, deben ser ubicadas dentro de un sistema cognoscitivo. Desde esta concepcin del saber, conocer un fenmeno no significa simplemente poder reaccionar ante l, sino conocer la conexin que lo liga a otros fenmenos y captar el lugar que ocupa entre stos.

    El conocimiento cotidiano sobre el mundo nos lleva a actuar de una u otra manera, y en esa eleccin subyace una decisin que se conoce como teoras implcitas o representaciones mentales que forman parte del conocimiento de un individuo, basadas en la experiencia, y en las que las pautas socioculturales, definidas por prcticas culturales y formatos de interaccin social, moldean las percepciones de los sujetos sociales.

  • Al pensar en la ciencia y el conocimiento que sta produce, diremos que se basa en las capacidades de razonamiento y raciocinio que tienen los hombres. Pero el hombre no es slo razn, es mucho ms: tiene pasiones, deseos, predilecciones, aptitudes, habilidades y placeres, como plantea Kant.

    El arte, la religin, la filosofa, las ciencias naturales, las ciencias sociales confluyen en dar al hombre un saber ms completo y profundo.

    El conocimiento mtico religioso representa una forma de conocimiento sustentada en su pretensin totalizante. Puede tener carcter dogmtico ya que sustenta su validez en la autoridad de las fuentes que revelan la verdad (la Biblia, el Corn, el I Ching) y muchos de sus postulados son indemostrables empricamente. Se requiere del acto de adhesin a una creencia y no un acto racional.

    Existe a su vez en esta sociedad global, como dice Habermas (1984), la factibilidad de hacer ciencia no slo con los conceptos, sino que la imaginacin, los sentidos y su convergencia con muchos otros mundos (mito, arte y ciencia) permiten ir ms all, donde el conocimiento cientfico y otros saberes humanos ya no se plantean como estamentos estancos y separados sino que se confunden en mutaciones diversas.

    1.1.c. Posibles puntos de encuentro entre los saberes y los conocimientos.

    Todos los tipos de conocimiento tienen un piso comn: un escenario civilizatorio complejamente interconectado, una realidad de alta incertidumbre que deja atrs los modelos ms avanzados de aprehensin cognitiva. Ello hace que deba plantearse necesariamente una reinvencin de los modelos de conocimiento.

    Tanto el conocimiento cientfico como el prctico, o saber doxa, tienen que lidiar con una realidad que les desborda, con una asombrosa infinitud de variables interconectadas que vuelven a esa realidad prcticamente imprevisible (Capra, 1991).

    De aqu la necesidad de buscar alianzas para el abordaje de esa inquietante realidad. Se hace imperativa la bsqueda de puntos de acercamiento entre ambos tipos de conocimiento. La indagacin cientfica (que no necesariamente ha de tener una aplicabilidad inmediata), y el conocimiento aplicado (que no siempre ha de tener fundamento cientfico) requieren de posibilidades de encuentro sistemtico, sin negarse o excluirse recprocamente.

    El acercamiento entre ambos permitir, por una parte, abordar la compleja realidad para generar soluciones a problemas multidimensionales promoviendo decisiones oportunas y pertinentes a diversos niveles y, por otra parte, permitir acercar la produccin cientfica al llamado "mundo de los actores sociales".

    Las ciencias pueden aportar al conocimiento prctico mayor nivel de sistematicidad y de evaluacin interna, as como una mayor elaboracin y exigencia terica (explicacin, prediccin, redes de conceptos).

    El conocimiento prctico puede aportar al conocimiento cientfico una orientacin hacia las urgencias de la vida contempornea un sentido de generacin de tecnologa para la resolucin de problemas vitales. Hablamos de construir un conocimiento social riguroso con sustrato vital.

    1.1.d. La presentacin formal del conocimiento.

    En general al conocimiento se lo entiende como el conjunto de enunciados denotativos que describen objetos. No todo enunciado denotativo es un enunciado cientfico. Para que lo sea debe presentar dos condiciones esenciales: el objeto al que se refiere tiene que ser accesible directa o indirectamente a la observacin. Ejemplo las ballenas son mamferos, el agua se congela a cero grado, son proposiciones que denotan observaciones repetibles por cualquier investigador, y por lo tanto pueden validarse en la experiencia. Y cada disciplina cientfica define la forma en que deben construirse para que se consideren parte de ella.

    Decamos que hay diferencias entre la ciencia y la religin. Esta ltima parte de una verdad ya poseda, necesita de la fe, de las creencias necesarias, en cambio la ciencia busca la evidencia emprica para ver si un enunciado es o no verdadero.

    Tambin se diferencia del arte en que ste genera interpretaciones subjetivas del mundo, que se comunican a travs del lenguaje cualitativo y predominantemente subjetivo del artista, por medio de

  • la plstica, de la pintura, de la novela, de la msica, etc. Tanto en la ciencia como en el arte hay creatividad e inventiva. La primera parte de la ley cientfica, el segundo, de la obra artstica o lo singular.

    1.1.d. Cmo materializamos el conocimiento cientfico?

    El conocimiento cientfico no es una entidad abstracta sin anclaje en lo real, est registrado en publicaciones, grabaciones, protocolos, conclusiones de investigaciones, bancos de datos, unidades y redes informticas, as como en aplicaciones concretas que la ciencia realiza. Forma parte de las prcticas y discursos de la comunidad cientfica y est relacionado con la sociedad.

    El conocimiento, entonces, posibilita describir, explicar, predecir y retrodecir sobre los hechos o sucesos que conforman la realidad. Lo que diferencia a los distintos tipos de conocimiento es el modo de legitimacin que tiene cada uno de ellos como saber.

    En el conocimiento cientfico se apela a la experiencia y el saber cientfico proviene de la precisin, coherencia de las proposiones, as como la contrastacin entre lo que enuncian esas proposiciones y la realidad emprica a la que se refieren. Necesita de la evaluacin de los pares de la comunidad cientfica, ya que la prctica investigativa requiere la comunicacin de sus hallazgos entre los investigadores, desplegando un espacio de debate para llegar a un acuerdo en la teora propuesta.

    El conocimiento de la ciencia es riguroso y limitado y por ello se distingue de otras formas de conocimiento. Sus exigencias internas lo limitan, cuando hace un recorte emprico y cuando enuncia una teora.

    La ciencia busca cierta unificacin dentro de cada disciplina cientfica, al manejar un mismo sistema de signos y consensuar significados. Es un conocimiento que exige cierto rigor lgico, coherencia interna y validacin emprica de sus teoras.

    El lenguaje cientfico busca comunicar eliminando ambigedades, elude vaguedades y trata de ser unvoco, a lo que agregamos que hoy se expresa en el idioma ingls, como lo dice Esther Daz (1998).

    Segn Follari (2000) la ciencia pude ser advertida en lo que tiene de objetivacin, ms que de objetividad. Es una forma de poner los objetos en perspectiva, de captar sus aspectos legaliformes y repetibles, haciendo desaparecer la visin de aqullos como desordenados.

    1.1.e. Caractersticas del Conocimiento Cientfico

    a) Descriptivo, explicativo y predictivo. Describir es identificar los aspectos ms significativos de un objeto, fenmeno, proceso; explicar es dar razn de los motivos, factores que determinan a los fenmenos y sus relaciones; predecir es anticipar el comportamiento de los hechos a partir de las conclusiones, derivaciones, deducciones que nos permite una teora.

    b) Racional, crtico y analtico. El razonamiento es el arma esencial de la ciencia, el ida y vuelta permanente entre los conceptos y los hechos (Schumpeter 1982). El anlisis exige distinguir las partes que componen o conforman una realidad, mientras que la crtica implica observar cada una de esas partes a la luz de argumentos racionales, lgicos, tericos, de los nuevos datos que aportan los movimientos que se observan (a juicio del investigador) en los procesos de la realidad.

  • c) Metdico y sistemtico. El conocimiento requiere la aplicacin del mtodo cientfico (procedimientos que responden a una estructura lgica, a una sucesin de instancias y que permiten alcanzar un objetivo). Y lo sistemtico radica en que las teoras, las hiptesis y sus relaciones, se estructuran en forma de sistemas y subsistemas.

    d) Controlable: el conocimiento cientfico es cuidadoso en sus afirmaciones e hiptesis; para ello las hiptesis son contrastadas, confrontadas cuidadosamente con la realidad.

    e) Unificado (nomottico) Esta caracterstica tiene relacin con la preocupacin de que el conocimiento cientfico pueda llegar en sus desarrollos ms avanzados a formular leyes de carcter general, explicativas de la realidad. Al menos algunas hiptesis deben tener la capacidad de referirse a la mayor cantidad posible de fenmenos similares; si bien es entendible esto en las ciencias naturales, en el campo de las ciencias sociales es menos aceptado, a partir de la dificultad de encuadrar todos los hechos haciendo abstraccin de los factores histricos y espaciales.

    f) Consistente lgicamente. Es decir coherente con los principios de la lgica.

    g) Comunicable a travs de un lenguaje preciso, sin ambigedades, incoherencias ni valoraciones.

    h) Objetivo. En principio objetivo implicara que los conceptos y las hiptesis de una teora, sean coherentes con la realidad, que expresen realmente la realidad. Al respecto Esther Daz seala que: paradjicamente, aunque objetivo es lo contrario de subjetivo, algo es tanto ms objetivo cuanto ms coincidencias intersubjetivas obtenga. (Daz, 1997:15). Precisamente por ello, una investigacin cientfica debe ser muy transparente en sus procedimientos y especialmente en relacin a las estrategias para confrontar hiptesis y hechos de la realidad.

    i) Falible. El conocimiento cientfico siempre es provisorio y sujeto a los nuevos desarrollos tericos o a nuevos datos de la realidad.

    Bibliografa

    BUNGE Mario, tica, Ciencia y Tcnica, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1997. DIAZ Esther, Metodologa de las Ciencias Sociales, Ed. Biblos, Bs.As., 1997. DE LA TORRE, F y otro, Introduccin a las ciencias sociales, Ed. Mc Graw Hill, Mxico,1993. DELEUZE G. GUATTARI F. (1993) Qu es la filosofa? Editorial Anagrama. Barcelona FOLLARI, Roberto, Epistemologa y Sociedad, Homo Sapiens. Rosario, 2000. FOUCAULT, M (1968) La palabras y las cosas Siglo XXI Edit HABERMAS, J (1984) Ciencia y tcnica como ideologa. Edit. Tecnos Madrid KANT I (1997) Crtica de la razn pura. 1781 Trad. de Pedro Ribas. Madrid, AlfaguaraSantillana (13 edic.). RODRIGO, RODRGUEZ, MANECO. Teoras Implcitas. Una aproximacin al conocimiento cotidiano. Espaa.1999. Disponible en //Virtual.usc.edu.co/maestra educacin/index. SCHUMPETER, J.A. (1982): Historia del anlisis econmico (2 ed. cast.), Ariel, Barcelona.

    Lectura 3 - El Poder de los Mapas

    Dennis Wood

    "La apariencia cargada de autoridad de los mapas modernos enmascara la finalidad con que son elaborados. La comprensin de las limitaciones subjetivas de los mapas es esencial para hacer un uso inteligente de la informacin" - Revista Investigacin y Ciencia ao 1993

    Tan por sentada se da la objetividad de los mapas modernos, que sirven de metfora a otras ciencias, e incluso a la objetividad cientfica en s. La historia de la cartografa occidental refuerza esta suposicin de objetividad, nos habla de un progreso gradual desde las burdas visiones medievales del mundo, hasta las

  • representaciones de hoy, atenidas a criterios actuales de precisin. Pero todos los mapas incorporan supuestos y convenciones propios de la sociedad o de los individuos que los han elaborado, que saltan a la vista cuando miramos un mapa antiguo, y de los que, sin embargo, no solemos percatarnos cuando examinamos uno moderno.

    La historia de la cartografa empieza por los autores de mapas egipcios y babilnicos, y enseguida pasa a las contribuciones griegas y romanas; a continuacin rinde tributo a las de los rabes en la Edad Media y pone en la Europa medieval el nadir de este arte, que desde el siglo XV, sostiene, avanz con regularidad hasta su culminacin con los mapas de hoy, elaborados con la ayuda de satlites y procesamientos digitales.

    Dada esta historia, quiz nos sorprenda que pocos objetos puedan ser interpretados de forma indiscutible como mapas de la antigedad. Existen algunas piezas de tejidos que formaron parte de mapas griegos, pero no se conservan los verdaderos mapas. Si exceptuamos las copias medievales de los itinerarios romanos tampoco conocemos mapas del mundo de la poca de Roma, a pesar de las detalladas instrucciones que para elaborarlos encontramos en la geografa de Ptolomeo.

    En trminos estrictos, los historiadores no conocen ningn mapa del mundo que date de antes de la Edad Media. Y no son muchos los mapas medievales que sirven de lnea de horizonte de la que medir la altura que ha alcanzado la cartografa.

    Tan por sentada se da la objetividad de los mapas modernos, que sirven de metfora a otras ciencias, e incluso a la objetividad cientfica en s. La historia de la cartografa occidental refuerza esta suposicin de objetividad, nos habla de un progreso gradual desde las burdas visiones medievales del mundo, hasta las representaciones de hoy, atenidas a criterios actuales de precisin. Pero todos los mapas incorporan supuestos y convenciones propios de la sociedad o de los individuos que los han elaborado, que saltan a la vista cuando miramos un mapa antiguo, y de los que, sin embargo, no solemos percatarnos cuando examinamos uno moderno.

    La historia de la cartografa empieza por los autores de mapas egipcios y babilnicos, y enseguida pasa a las contribuciones griegas y romanas; a continuacin rinde tributo a las de los rabes en la Edad Media y pone en la Europa medieval el nadir de este arte, que desde el siglo XV, sostiene, avanz con regularidad hasta su culminacin con los mapas de hoy, elaborados con la ayuda de satlites y procesamientos digitales.

    Dada esta historia, quiz nos sorprenda que pocos objetos puedan ser interpretados de forma indiscutible como mapas de la antigedad. Existen algunas piezas de tejidos que formaron parte de mapas griegos, pero no se conservan los verdaderos mapas. Si exceptuamos las copias medievales de los itinerarios romanos tampoco conocemos mapas del mundo de la poca de Roma, a pesar de las detalladas instrucciones que para elaborarlos encontramos en la geografa de Ptolomeo.

    En trminos estrictos, los historiadores no conocen ningn mapa del mundo que date de antes de la Edad Media. Y no son muchos los mapas medievales que sirven de lnea de horizonte de la que medir la altura que ha alcanzado la cartografa.

    Hay mapamundis medievales de varios tipos. Los mapas dibujados para acompaar el Comentario sobre el Apocalipsis de Beato de Libana son ilustrativos. Datan del siglo X o de un poco ms tarde, y puede que sigan un prototipo del siglo VIII.

    Los mapas del beato son rectangulares y estn orientados de forma que el Este - donde se encuentra el Paraso, encerrado en una vieta cuadrada quede en la parte superior. Los tres continentes poblados por los hijos de No estn en la mayor parte de los mapamundis dispuestos de la siguiente manera: Europa, abajo a la izquierda; Africa, abajo a la derecha; Asia, arriba. Los mapas del Beato incluyen tambin un cuarto continente, la terra incgnita, requerido por el texto evanglico (los Apstoles fueron enviados a predicar el Evangelio "a las cuatro esquinas de la tierra"). Por encima de todo, los mapas del Beato son visiones de la Tierra en cuanto escenario de la historia cristiana del mundo; la precisin fsico-geogrfica es un detalle secundario. Comparados con nuestros atlas parecen pintorescamente errneos, pero carece de sentido afirmar que los mapas ms recientes proporcionan un sentido del mundo "ms verdadero". Dada su funcin espiritual, los mapas del Beato son absolutamente correctos.

    El redescubrimiento de los textos de Ptolomeo sobre la elaboracin de mapas, en la poca de las Cruzadas, condujo a un estilo cartogrfico de apariencia ms moderna all por el siglo XIV.

  • Los cartgrafos, siguiendo las instrucciones y datos de Ptolomeo, produjeron mapas en los que el Norte caa en la parte superior y donde los lugares estaban fijados en un enrejado de longitudes y latitudes. Aunque estos mapas guardan cierta semejanza con los de nuestros das, estaban influidos por las convenciones de los mapamundis medievales.

    En el Sur an mostraban la terra incgnita, hacan amplio uso de representaciones decorativas (como los smbolos de los doce vientos), y empleaban convenciones cromticas tradicionales (por ejemplo, el Mar Rojo se pintaba de este color). Sin embargo, los mapas ptolemaicos anuncian un progresivo alejamiento de la interpretacin del mundo a la luz de la Biblia a favor de preocupaciones ms prcticas, que servan mejor al naciente comercio mundial centrado en Europa.

    Los atlas, cada vez ms comunes, del siglo XIX muestran un mundo manifiestamente eurocntrico. Sus lmites, signos convencionales, ilustraciones y anotaciones expresan con claridad los intereses polticos, comerciales y cientficos de los estados europeos; se resaltan las posesiones coloniales. Parten de la tradicin ptolemaica y establecen un nuevo conjunto de rasgos convencionales. El Norte est arriba, la longitud cero grados pasa por Greenwich (Inglaterra) y

    los mapas estn centrados en Europa Occidental, Amrica del Norte o el Atlntico Norte. La configuracin resultante ha llegado a ser tan familiar que pocos se dan cuenta de su carcter arbitrario.

    Conforme la realizacin de mapas se fue transformando en cartografa cientfica, result cada vez ms difcil aceptar que los mapas son ventanas abiertas a la sociedad que los configuran en la misma medida que lo son al mundo propiamente dicho. En Occidente, la epistemologa positivista y la confianza en el progreso material animaron a historiadores y profanos a despreciar los mapas no-occidentales como primitivos y a

    denigrar los mapas antiguos como productos de un pasado brbaro ya superado. Por extensin lgica, los mapas actuales deberan ser los ms precisos y los ms objetivos. Esta impresin ha sido reforzada por la coincidencia, de hecho la confusin, entre los mapas y las imgenes tomadas desde satlites espaciales.

    Fijmonos por ejemplo, en el mapa Geosphere, elaborado por Tom Van Sant, del Geosphere Project de santa Mnica, con la asistencia tcnica de Lloyd Van Warren, del Laboratorio de Propulsin a Chorro de Pasadena. Se trata de una obra que borras los lmites entre la cartografa y la representacin por satlite. Van

    Sant y Van Warren compusieron su mapa cribando millones de pxeles transmitidos por satlites TIROS-N. Retiraron las imgenes en que la presencia de una capa de nubes oscureca el suelo. El resultado es una Tierra exenta cuyos lmites continentales define un ojo imparcial, electrnico. El mapa Geosphere incorpora sus propias obligaciones ideolgicas lo mismo que incorporaron las suyas los mapamundis medievales, los mapas ptolemaicos o los atlas del siglo XIX. Como la mayor parte de sus predecesores, Van Sant ha optado por disponer el Ecuador por el centro, el Atlntico en medio y el Norte arriba. Adems Van Sant reconoce que ha filtrado y modificado los datos del satlite de varias maneras deliberadamente subjetivas.

    La misma supresin de las nubes omite uno de los rasgos caractersticos del aspecto que la Tierra ofrecer a quien la contemple desde el espacio. En aquellos parajes donde no se poda disponer de imgenes libres de nubes, estas fueron sustradas pxel a pxel. Para las latitudes bajas y moderadas, los autores del mapa seleccionaron las imgenes que mejor mostraban la vegetacin del verano, para latitudes y altitudes grandes, seleccionaron imgenes propias de paisajes nevados. Se resaltaron los sistemas fluviales para realzar los ros y, paradjicamente, se aplic falso color para conferir mayor verismo a la cubierta vegetal. Todas estas decisiones buscan que el mapa sea ms til y fcil de leer. Pero hay que tener presente que la ausencia de nubes, la extensin de la cubierta vegetal, la visibilidad de los ros y todos los colores que se ven en el mapa son expresiones propias de la visin de sus manipuladores, y no atributos intrnsecos de la Tierra.

    La iluminacin y coloracin del mapa de Van Sant realzan los aspectos naturales del planeta y omiten la huella social. W.T. Sullivan, de la universidad de Washington, ha creado un mapa casi antittico al anterior, que centra su atencin en el impacto humano. Publicado por el Planetario Hansen, utiliza imgenes libres

  • de nubes transmitidas por los satlites TIROS- N si bien del hemisferio nocturno. Sullivan elimina los contornos de ocanos y continentes para dejar slo luces de ciudades y fuegos.

    Un tercer mapa derivado tambin de los datos transmitidos desde satlite, presenta otra visin, precisa aunque diferente del mundo. Realizado por William F Haxby, del Observatorio Lament Doherty, adscrito a la universidad de Columbia, el mapa representa anomalas del campo gravitatorio en el fondo de los ocanos ( es decir, ligeras variaciones de la atraccin gravitatoria) determinadas gracias a la finsimas mediciones altimtricas de la superficie marina efectuadas por el satlite SEASAT. Haxby prescinde en absoluto de la superficie terrestre. El mapa de las anomalas gravitatorias parece mostrar la topografa del fondo ocenico, ilusin acentuada por la manera en que el autor ha iluminado cimas y valles, como si estuvieran bajo el sol poniente. Este mtodo de representacin hace los datos ms comprensibles pero puede inducir a error al poco avisado.

    El mapa de Haxby proclama abiertamente su carcter subjetivo: las anomalas gravitatorias en el ocano reciben vibrantes colores falsos, y los continentes, en negro, carecen de importancia. El hecho de que ste mapa excluya informacin sobre ciertas partes de la Tierra deja bien claro que es slo un mapa. Ms cuidado hay que tener al interpretar mapas que aparentemente muestran la Tierra tal y como la vera un observador del exterior. Estos mapas se ofrecen a veces como "retratos" o "vistas ", lo que respalda esa falsa impresin.

    No hay planisferio que no sea subjetivo, en el sentido de que no puede evitarse que distorsione tamaos y formas de los accidentes terrestres. Los cartgrafos sortean tal limitacin de muchas maneras. El mapa de Van Sant consigue precisin en la representacin de las formas a expensas de los tamaos relativos, lo que es apropiado para sus fines. El mapa de Conservation International, por el contrario, ha optado por una proyeccin de reas iguales, que preserva los tamaos relativos de los continentes, a costa de distorsionar sus perfiles. Conservation International tiene por objetivo la conservacin de las selvas hmedas tropicales, de modo que ha recurrido a una proyeccin que no exagera el tamao de Europa o Norteamrica en detrimento de Africa Central, Asia o Sudamrica, como ocurre en tantas y tantas proyecciones corrientes. Lo mismo que el mapa de Van Sant, el de Conservation International usa una coloracin especial para destacar algunos aspectos naturales del planeta, pero recurre al falso color para atraer la atencin hacia los bosques hmedos amenazados.

    Aunque cada mapa de estos busca la precisin, a duras penas podran ser ms diferentes. Esta es la contradiccin de los mapas: que son una representacin que se dice objetiva de un mundo que slo subjetivamente cabe representar.

    La utilidad de los mapas deriva de su sesgo y subjetividad; hay que reconocer uno y otra. Los mapas han de ser explcitos por lo que toca a la eleccin sus datos y la manera en que los representan. Deben declararse las distorsiones introducidas. Hay que educar a los usuarios sobre lo que pueden o no recibir de ellos. La contraposicin de la cara objetiva y la subjetiva que todo mapa tiene ha de ser superada.

    Disponible en http://geocities.ws/nievas_ies/tallerinvestigacion/Repositorio/El_poder_de_los_mapas.pdf

    Eje 3

    Lectura 1 - El uso habitual de la palabra paradigma9 - Paradigma y teoras Autores: Lic. (M.S.) Mingo Graciela y Lic. Sarrot Elisa (FTS UNER).

    Previo adentrarnos en el campo de las visiones de las ciencias sociales junto a las posturas epistemolgicas que entienden cmo se debe construir el conocimiento cientfico, recurrimos a Vasilachis10 y a Lorenzano11 quienes hacen una breve introduccin de lo que se entiende por paradigma a partir de la idea desarrollada por Thomas Kuhn.

    El concepto de paradigma ms usado en ciencias sociales es el que propone Kuhn, quien ms tarde a partir de la posdata (1969) sugiere denominar a esta cuestin tradiciones o matrices disciplinarles. Entre las variadas definiciones que propone Kuhn en su obra La Estructura de las Revoluciones Cientficas escogemos sta:

    9 Ficha elaborado para el seminario de Ingreso 2009 de la FTS- UNER. Revisin 2010 y 2011 10 Vasilachis, Irene. Mtodos Cualitativos I Centro Editor de A.L. buenos aires.1991. 11 Lorenzano Csar. La concepcin de la ciencia de Thomas Kuhn. Metodologa de las Ciencias Sociales.Ediciones Macchi.Bs.As.1999.

  • ... son las realizaciones cientficas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad cientfica. (1971) Pero el desarrollo de la obra se fundamenta en pruebas histricas tomadas de la fsica y la qumica mostrando la complejidad del progreso cientfico.

    El trmino paradigma segn este autor, lo introduce para designar la estructura que adopta el conocimiento cientfico, diferencindolo de lo que es la teora, a la que entiende como una entidad constituida nicamente por enunciados que tienen reglas de correspondencia y que es aceptada por la comunidad cientfica. Esto nos posibilita a decir que el concepto de paradigma es una entidad compleja que supera a la nocin de teora, abarca un campo del conocimiento ms amplio y complejo, por ello en algunos pasajes le da el sentido de modelo o patrn.

    Ahora bien existi el intento del propio Kuhn , en 1969, de sustituir el sentido amplio de paradigma por la nocin de matriz disciplina12, para evitar confusiones y recoger el carcter plural de los elementos tericos, metodolgicos y normativos que gozan del consenso de los especialistas, no ha tenido xito esta decisin, porque lo revolucionario del aporte de Kuhn est precisamente en la amplitud con que aplica el trmino paradigma, a la vez matriz disciplinar y referencia ejemplar. Lo ms claro es singularizar con el adjetivo comn el paradigma plural -los paradigmas compartidos- que asume, ms o menos explcitamente, la mayora de los miembros de una especialidad profesional, cientfica.

    Es por ello que la comunidad cientfica en el mbito de las ciencias sociales toman el concepto de paradigma desde la nocin de su amplitud y en el anlisis de la realidad social ocurre algo diferente de lo que sucede en el campo de las ciencias naturales. Ejemplo de ello es que ante un mismo fenmeno, la revolucin industrial de fines del siglo XVIII en Inglaterra , ...surgen para interpretarlo dos paradigmas distintos: el positivista de Comte y el materialista histrico de Marx. El primero supone que el orden es la condicin del progreso y el segundo, que el conflicto es la condicin del progreso. Estas dos interpretaciones de la realidad estn an vigentes en nuestros das ... y en las connotaciones de la palabra progreso tan distintas para cada paradigma, se hace manifiesta la continuidad de la problemtica sociolgica. (pg.27 Vasilachis). Entonces, en las ciencias sociales, ...la eleccin entre paradigmas no es una eleccin comunitaria... (Ibidem, pg.27) al modo que lo es en las ciencias fsico-naturales.

    En el campo de las Ciencias Sociales un mismo hecho posibilita como venimos sosteniendo ms de una interpretacin, por lo cual es posible decir que las teoras rivales conviven en el anlisis de la realidad y del objeto que estemos construyendo.

    Es posible sostener adems que teoras diferentes implican categoras de anlisis diferentes en relacin a mismos objetos del mundo, esto lleva al tema de la inconmensurabilidad entre teoras, como lo sostiene Kuhn. O sea que teoras rivales conviven en la descripcin y anlisis de la realidad social.

    Por otra parte en el campo cientfico la ciencia no progresa linealmente sino por rupturas, se planean cortes de una teora a otra, hay una no continuidad con la teora anterior. Ahora bien, una teora no cae por un contraejemplo, sino cuando exista otra que sea capaz de resolver los problemas mejor.

    En ese sentido y con una mirada ms amplia y plural metodolgicamente, la coexistencia de paradigmas constituye - en ciencias sociales - una posibilidad que las caracteriza desde su nacimiento como ciencias La aceptacin de un paradigma no lleva necesariamente al reemplazo por otro... La sociologa no progresa (como pretende Kuhn) reemplazando las antiguas teoras por otras nuevas (Vasilachis, op.cit., pg. 27).

    Los paradigmas compartidos lo son de forma ms tcita que explcita, ms prctica que terica; no estn especificados con toda precisin ni, por descontado, exentos de desacuerdos y conflictos internos; se trata de creencias aceptadas (su estabilidad nos faculta para hablar de valores) que permiten a los miembros de la comunidad seleccionar, evaluar, criticar e interpretar; sus elementos provienen tanto de la teora como de la prctica, de la propia disciplina como de otras, del conocimiento cientfico como del conocimiento corriente, etc.

    Por lo tanto ...tenemos que concluir que, de acuerdo al contenido de las tesis expuestas hasta aqu, los conceptos de ciencia normal y de revolucin cientfica no son aplicables a la sociologa (Vasilachis, op.cit., pg. 28).

    Previo adentrarnos en el campo de las visiones de las ciencias sociales junto a las posturas epistemolgicas que entienden cmo se debe construir el conocimiento cientfico, recurrimos a Vasilachis13

    4. Lorenzano. Op.cit. 13 Vasilachis, Irene. Mtodos Cualitativos I Centro Editor de A.L. buenos aires.1991.

  • y a Lorenzano14 quienes hacen una breve introduccin de lo que se entiende por paradigma a partir de la idea desarrollada por Thomas Kuhn.

    El concepto de paradigma ms usado en ciencias sociales es el que propone Kuhn, quien ms tarde a partir de la posdata (1969) sugiere denominar a esta cuestin tradiciones o matrices disciplinarles. Entre las variadas definiciones que propone Kuhn en su obra La Estructura de las Revoluciones Cientficas escogemos sta:

    ... son las realizaciones cientficas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad cientfica. (1971) Pero el desarrollo de la obra se fundamenta en pruebas histricas tomadas de la fsica y la qumica mostrando la complejidad en del progreso cientfico.

    El trmino paradigma segn este autor, lo introduce para designar la estructura que adopta el conocimiento cientfico, diferencindolo de lo que es la teora, a la que la entiende como una entidad constituida nicamente por enunciados que tienen reglas de correspondencias y que es aceptada por la comunidad cientfica. Esto nos posibilita a decir que el concepto de paradigma es una entidad compleja que supera a la nocin de teora, abarca un campo del conocimiento ms amplio y complejo, por ello en algunos pasajes le da el sentido de modelo o patrn.

    Consideramos que la coexistencia de paradigmas podra explicarse aceptando el supuesto de la teora de la accin comunicativa (Habermas), para la cual existen tres mundos, los que constituyen conjuntamente el sistema de referencia que los hablantes suponen en comn en los procesos de comunicacin. El mundo externo alude a los mundos objetivo y social, y el interno al mundo subjetivo. ... (Vasilachis, op.cit., pg.28) ...la copresencia de mundos que esta teora postula hace por dems evidente la complejidad de los fenmenos sociales y la dificultad de analizarlos a partir de la perspectiva de un solo paradigma. De este modo, desde la mira del paradigma positivista se accedera al mundo objetivo y aquellos aspectos del mundo social que se tradujeran en comportamientos observables. Si el paradigma presupuesto es el interpretativo, el foco estar puesto en el mundo social, en el mundo subjetivo y, principalmente, en el mundo de la vida de los actores... (Ibidem, pg.29).

    Esta propuesta de complementacin de paradigmas, fundamentada en la copresencia de mundos postulada por Habermas, podra graficarse, inspirndonos en Ort, quien se refiere a la complementariedad de paradigmas por mutua deficiencia15. Graficando la realidad social como un tringulo invertido, en el cual el vrtice formado por el ngulo ms reducido representa la profundidad ms difcil de acceder (punta de la cua que se hunde quedando bastante ms debajo de la superficie de lo social), y el lado opuesto a este vrtice, la superficie visible, accesible a la observacin, notamos lo siguiente:

    El mundo objetivo y social estara involucrado en el plano superior, el de los hechos, el paradigma positivista puede acceder a este plano, y an al de los discursos desde su estilo de sondeo de opinin. El mundo subjetivo estara involucrado en el plano inferior ms profundo, el de los discursos desde el estilo de anlisis cualitativo del discurso, y el de las motivaciones, las significaciones explicitas o implcitas que los sujetos tienen. El paradigma interpretativo se propone acceder a este mundo, para construir una idea del mundo con la accin del mundo, desde la sensibilidad de un sujeto que conoce.

    Tenemos entonces la posibilidad de acceder al conocimiento de la realidad social desde lo observable, la apariencia, lo explcito, p