Chulla y Yanantin

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Ch´ulla y Yanantin Las dos matrices de civilización que constituyen a Bolivia Javier Medina 1. Unidad y Paridad Ch´ulla y Yanantin La vía más corta para entender la diferencia entre Occidente y la Indianidad es ir directamente al software que utilizan ambas civilizaciones. Si se pudiera simplificar aún más las cosas, diría que la Palabra Unidad caracteriza a Occidente y Paridad a la Indianidad Occidente y la Indianidad se diferencian entre sí, porque Occidente apuesta por el Uno: la unidad: lo homogéneo, lo impar y la Indianidad por el Par: la Paridad: la heterogeneidad. De lado semita: un solo Dios: el monoteísmo; de lado griego, la monarquía: todo el poder al Uno. De lado indígena: el par, la pareja: Jaqi Unidad, desde el punto de vista indígena, es lo impar y se dice en quechua Ch´ulla. Paridad se dice en quechua Yanantin que significa dos energías antagónicas complementarias. Ahora bien, el mundo acaece en par. Par no es igual a uno más uno: 1 + 1; eso nos llevaría al Dualismo que es la forma cómo el monoteísmo profundiza la separación, dando lugar al Maniqueísmo: el Imperio del Bien lucha contra el imperio del Mal y sólo uno debe prevalecer: la historia de Occidente. Software lógico Estas dos maneras antagónicas de procesar la información se han formalizado en dos sistemas lógicos también antagónicos. De lado occidental, en los Principios de Identidad, No contradicción y Tercero excluido; por tanto, en un modelo de No relacionalidad. De lado amerindio, por el contrario, en los Principios de Relacionalidad, Correspondencia, Complementariedad y Reciprocidad; por tanto, lógicamente, en los principios de Complementariedad de opuestos y Tercero incluido Vayamos al lado occidental El Principio de Identidad Este Principio se escribe A es A. Esta fórmula expresa muy bien la negativa de este modelo a reconocer la existencia de la otra energía, B, y que, además, es una energía diferente y antagónica. Sin embargo, no puede menos que aceptar que hay un Otro, pero se hace la ilusión de que ese Otro es idéntico a él mismo, A, pues sólo puede haber Uno y éste Uno, obviamente, es él y es universal. El ejemplo máximo de esta manera de pensar es el monoteísmo patriarcal de la tradición abrahámica. Postula un Dios varón. Desconoce lo femenino, B, (la otra energía contradictoria). Ello, obviamente, no ha implicado, ¡Ni mucho menos!, que las mujeres desapareciesen de la faz de la tierra. Siguen existiendo, fácticamente, pero a la sombra: no existen simbólicamente. La debilidad de este Principio es que no expresa la realidad empírica tal como todo el mundo la experimenta y sin la cual la Vida no se reproduciría.

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Ch´ulla y Yanantin Las dos matrices de civilización que constituyen a Bolivia

Javier Medina

1. Unidad y Paridad Ch´ulla y Yanantin La vía más corta para entender la diferencia entre Occidente y la Indianidad es ir directamente al software que utilizan ambas civilizaciones. Si se pudiera simplificar aún más las cosas, diría que la Palabra Unidad caracteriza a Occidente y Paridad a la Indianidad Occidente y la Indianidad se diferencian entre sí, porque Occidente apuesta por el Uno: la unidad: lo homogéneo, lo impar y la Indianidad por el Par: la Paridad: la heterogeneidad. De lado semita: un solo Dios: el monoteísmo; de lado griego, la monarquía: todo el poder al Uno. De lado indígena: el par, la pareja: Jaqi Unidad, desde el punto de vista indígena, es lo impar y se dice en quechua Ch´ulla. Paridad se dice en quechua Yanantin que significa dos energías antagónicas complementarias. Ahora bien, el mundo acaece en par. Par no es igual a uno más uno: 1 + 1; eso nos llevaría al Dualismo que es la forma cómo el monoteísmo profundiza la separación, dando lugar al Maniqueísmo: el Imperio del Bien lucha contra el imperio del Mal y sólo uno debe prevalecer: la historia de Occidente. Software lógico Estas dos maneras antagónicas de procesar la información se han formalizado en dos sistemas lógicos también antagónicos. De lado occidental, en los Principios de Identidad, No contradicción y Tercero excluido; por tanto, en un modelo de No relacionalidad. De lado amerindio, por el contrario, en los Principios de Relacionalidad, Correspondencia, Complementariedad y Reciprocidad; por tanto, lógicamente, en los principios de Complementariedad de opuestos y Tercero incluido Vayamos al lado occidental El Principio de Identidad Este Principio se escribe A es A. Esta fórmula expresa muy bien la negativa de este modelo a reconocer la existencia de la otra energía, B, y que, además, es una energía diferente y antagónica. Sin embargo, no puede menos que aceptar que hay un Otro, pero se hace la ilusión de que ese Otro es idéntico a él mismo, A, pues sólo puede haber Uno y éste Uno, obviamente, es él y es universal. El ejemplo máximo de esta manera de pensar es el monoteísmo patriarcal de la tradición abrahámica. Postula un Dios varón. Desconoce lo femenino, B, (la otra energía contradictoria). Ello, obviamente, no ha implicado, ¡Ni mucho menos!, que las mujeres desapareciesen de la faz de la tierra. Siguen existiendo, fácticamente, pero a la sombra: no existen simbólicamente. La debilidad de este Principio es que no expresa la realidad empírica tal como todo el mundo la experimenta y sin la cual la Vida no se reproduciría.

A esta discontunidad, separación, respecto de la experiencia es a lo que se llama ideología. Este es el principio lógico de las políticas coloniales de evangelización, extirpación de idolatrías, progreso y cooperación al desarrollo. Es decir, la pulsión de homogeneizar el mundo al modelo occidental: A = A. La pulsión actual por imponer un Pensamiento Único proviene de esta matriz lógica. La Globalización es la forma contemporánea de imponer, política y económicamente, a todo el mundo el Principio de Identidad aristotélico. La Indianinad y el Altermundismo son las formas de recordarle que no, que Otro mundo coexiste al lado suyo: los Andes o el Tercer Mundo de los No Alineados, del cual la Indianidad es el mejor exponente El Principio de No Contradicción Este Principio lógico dice que A no es no-A. Es decir, que A y B no pueden ser verdad al mismo tiempo y bajo el mismo punto de vista; porque, o bien A es verdad y entonces B es falso o, al revés, B es verdad y entonces A tiene que ser falso. Dicho de otro modo, si yo tengo la razón, entonces tú no la tienes. Si Occidente tiene la verdad, entonces la Indianidad no la tiene. El Principio de Tercero Excluido Este principio sostiene que no existe un tercer término, T, (“tercero incluido”) que sea, a la vez, A y no-A. Es decir, este Principio se deriva del anterior: una proposición es o bien verdadera o bien falsa y, por consiguiente, no existe una tercera posibilidad, es decir, tanto verdadera como falsa, ni verdadera ni falsa. Con otras palabras, si yo tengo la razón, entonces tú no puedes tener razón. Una tercera posibilidad (que tu y yo la tengamos al mismo tiempo: lo contradictorio, justamente) queda excluida. Este es el Principio de Tercero excluido que está en la base del racismo y la xenofobia: de la Exclusión, precisamente Así, pues, este es el software lógico de la postulación de la Unidad que, en teología, es el monoteísmo; en política, la monarquía: todo el poder al Uno; en economía, el intercambio; en sociología, el individualismo: en derecho, la propiedad privada, etcétera. Y que, fundamentalmente, parte de una comprensión estática de la realidad. Por tanto, un postulado y presupuesto falsos, porque el mundo no está quieto. Lo que produce y reproduce este congelamiento del flujo de la Vida es la escritura: congela la voz en átomos verbales: morfemas, que son fijados en un soporte: papiro, papel... El flujo de la conversación, de la oralidad, es detenido en un instante que se hace eterno. No hay pues, monoteísmo sin escritura; no hay propiedad privada, sin escritura, no hay Estado (lo estático) sin escritura. El Principio de No relacionalidad Bien, estos son los principios lógicos que han modelado el alma de Occidente, hasta el día de hoy. Una racionalidad de exclusión, basada en una lógica binaria que valora sólo dos valores lógicos y elige uno contra el otro. Dicho de otro modo: el Monoteísmo necesita y reproduce un modelo de No relacionalidad y, por tanto, de unidireccionalidad: del sujeto al objeto. A esto se llama Gracia en teología católica. Del lado de la Indianidad

El Principio de relacionalidad Al revés, la Indianidad se basa en el principio de Relacionalidad: en el Principio era el Ayni. Este principio afirma que todo está relacionado, vinculado, conectado con todo. Por consiguiente, la entidad básica es la relación; no el ente, como en la metafísica occidental. Ahora bien, el Principio de Relacionalidad no tiene nada que ver con el Monismo neoplatónico. La relacionalidad universal no es el resultado de una emanación a partir de un solo ente, principio o substancia. El todo de la relacionalidad amerindia es un todo explícito y concreto. En Occidente, lo concreto es un producto secundario de lo abstracto y universal, que tiene la primacía. En los Andes, lo concreto tiene la primacía y es la epifanía de la realidad entendida como una red. Por ello, para un amerindio, un ente totalmente separado y aislado, como el Dios monoteísta, es sencillamente inimaginable; sería el máximo grado de abstracción; es decir, un no-ente. El Principio de relacionalidad no es sólo lógico, sino que implica variables afectivas, ecológicas, éticas, estéticas y productivas. La relacionalidad deriva de la experiencia de saberse parte de la totalidad; proviene de una convivencia holista con el cosmos. Ahora bien, el Principio de relacionalidad tampoco es de naturaleza causal. La causalidad es un modo más de relacionalidad; pero he aquí que la mayoría de los tipos de relacionalidad indígena son, más bien, de índole no causal: correspondencia, reciprocidad, polaridad, proporcionalidad. El Principio de Correspondencia Este principio afirma que los distintos aspectos, regiones o componentes de la realidad se corresponden: co-responden, contestan la pro-vocación de su opuesto de una manera armoniosa; relación que implica, por consiguiente, bidireccionalidad mutua. Para el pensamiento amerindio, los nexos relacionales son, básicamente, de índole cualitativa, simbólica, celebrativa, ritual: afectiva, sin que ello excluya lo intelectual, pero, ciertamente, no tiene la primacía que sí tiene en Occidente. Por consiguiente, Correspondencia no es lo mismo que equivalencia o identidad. El pensamiento occidental clásico concibe la relacionalidad de la realidad como un rasgo secundario de la sustancialidad, mediante categorías de semejanza, adecuación, identidad y diferencia. El pensamiento amerindio no postula una substancia abstracta, absoluta, para desde allí colegir lógicamente todo lo demás; postula que la realidad es una red de relaciones. Para el pensamiento amerindio hay una correspondencia entre macrocosmos y microcosmos; entre el ayllu de los jaq´i, el ayllu de la sallqa y el ayllu de los wak´as; entre la fabricación de la chicha y el fluido de los líquidos por el cosmos; entre la casa y el universo; entre lo humano y lo orgánico. Entre estas polaridades hay bidireccionalidad: hay toma y daca: hay reciprocidad. El Principio de Complementariedad Este principio afirma que ningún ente, acción o acontecimiento existe aislado, solitario, por sí mismo. Por el contrario, todo ente coexiste con su complementario; ambos hacen la plenitud. Ahora bien, el Principio de Complementariedad no es algo Objetivo en el sentido newtoniano y escolástico: “entes existentes en y por sí mismos”. El pensamiento occidental clásico tiende a identificar lo particular con lo completo: pars pro toto. El

pensamiento amerindio insiste en el significado literal: se trata de una “parte”, necesaria y complementaria, que se integra junto con otra “parte” en una entidad completa, es decir, complementada. El Principio de Reciprocidad El Principio de Reciprocidad brota de la búsqueda de un equilibrio contradictorio entre las fuerzas antagónicas de homogeneización y heterogeneización, de inclusión y exclusión, de alianza y hostilidad, de amor y odio. Estos principios cosmológicos se pueden decir, desde el punto de vista lógico, de la siguiente manera: Principio de complementariedad de opuestos: A y B son opuestos, pero se complementan en una relación contradictoria que los completa al modo como jaqi integra a chacha y warmi que son opuestos. Dicho cuánticamente, la materia-energía es continua y discontinua a la vez: la energía es emitida y absorbida a pequeños trozos, quanta, y saltos (Constante de Plank); un fotón es, simultaneamente, onda (Thomas Young) y partícula (Einstein). Este principio formulado por Niels Bohr como complementariedad onda-partícula para el mundo subatómico, Louis de Broglie lo extiende a todo el universo. El Principio de Complementariedad enlaza dos mediciones, la una que actualiza el acontecimiento en una homogeneidad: continuidad: onda, que Dominique Temple, llama “Palabra de Unión”, y la otra, al contrario, lo actualiza bajo la forma de una heterogeneidad de singularidades: discontinuidad: partícula, que Temple llama “Palabra de Oposición”. La complementariedad de ambos principios se realiza en un Tercero contradictorio que los incluye como A y B sin hacerlos desaparecer en un C, como hace la lógica hegeliana: Aufhebung. Principio de Tercero incluido. Existe una tercera posibilidad más allá de la relación contradictoria: la relación complementaria, justamente, que es un estado particular de potencialidades coexistentes simétricas y contradictorias en sí mismas (el “estado T” de Lupasco). El estado T corresponde a una situación particular en la que dos polaridades antagónicas de un acontecimiento, son de intensidad igual y dan nacimiento a una tercera potencia, en sí misma contradictoria: el tercero incluido. La Indianidad considera la contra-dicción como una contra-posición de dos posiciones incluidas e integradas en un todo que las contiene. El pensamiento andino no niega por completo el principio de no-contradicción; lo que sucede es que, en Occidente, la contradicción formal es concebida como absoluta o excluyente, de tal manera que el uno (A) excluye al otro (B) y viceversa. En cambio, el pensamiento andino interpreta la contradicción formal como contrariedad material: A es distinto de B, y B es distinto de A, pero A y B pueden coexistir como partes complementarias de una tercera entidad que, recién, puede ser un todo cabal. 2. La Paridad cuántica

De lo dicho, por tanto, se puede colegir un modelo para leer la realidad que puede ser verificado desde el nivel subatómico hasta el nivel del pensamiento y la conciencia humanas. Este modelo se caracteriza porque piensa la realidad como una Paridad de energías antagónicas: Onda / Partícula que, sin embargo, por complementariedad conforman una unidad. Por tanto, desde este punto de vista, la unidad no tiene que ver con el Uno, sino con la Paridad. Esto es lo nuevo, respecto del modelo monoteísta occidental: A = A. Podemos graficar lo dicho de la siguiente manera.

Para completar esta idea, vamos a poner en un cuadro las características de la Partícula, lo físico, y de la Onda, lo mental .

Mental Físico Subjetivo No espacial Cualitativo Dirigido a su fin Poseedor de memoria Holístico Emergente Intencionado

Objetivo Espacial Cuantitativo Mecánico Sin memoria Atomístico Composicional No intencionado: “Ciego”.

Ello implica entonces que debemos pensar los conceptos no como átomos aislados e independientes, sino como nodos relacionales entre dos polaridades antagónicas. Los físicos proponen la metáfora del Vacío Cuántico para visualizar un lugar donde todas las energías antagónicas, positivas y negativas, la materia y la antimateria, se encontrarían revueltas, aparecerían y desaparecerían continuamente.

Otro físico, David Bohm, ha llamado a esta dimensión con la metáfora de Orden Plegado, que subyacería al Orden Desplegado que vendría a ser el mundo nuestro donde se manifestarían, se actualizarían, esas potencialidades que bullen latentes en ese Orden Plegado. Los kollas llamarían Manqhapacha al Orden Plegado y Akapacha al Orden desplegado. Mejor dicho, y con más coherencia, según los kollas, el Orden Desplegado: el Akapacha, sería el efecto del encuentro complementario de las energías antagónicas del Alajpacha y el Manqhapacha. Pues bien, el marco teórico de este nuevo paradigma, por así decir, lo han proporcionado los físicos. Lo que ellos vienen a decir es que las radiaciones que podemos capturar en nuestros aparatos, se pueden agrupar en dos órdenes antagónicos. Por un lado, estarían las energías que produjeron el Big Bang, es decir, las energías de la disjunción, separación; las fuerzas centrífugas de la expansión, las que permiten que el universo se despliegue continuamente; las energías de la fragmentación, de la individuación, atomización, expansión. Fermiones, genes, catabolismo, sintagma, diástole, expirar, etc. Por el otro lado, estarían las energías de la conjunción, la unión; las fuerzas centrípetas de la atracción de los cuerpos, las que permiten que se formen las galaxias, los soles, los planetas: aparezca la vida; las energías de agregación, comunitariedad, unión: la ley de gravedad. Bosones, proteínas, anabolismo, paradigma, sístole, inspirar, etc. El universo cuántico La experimentación microfísica obligó a considerar como reales, eventos que, desde el punto de vista aristotélico, eran sencillamente imposibles. Ahora bien, tanto la física relativista como la física cuántica mostraron que la materia, en última instancia, se identifica con la energía: E=mc2. Este es el punto y el momento en el que la comprensión indígena del cosmos cobra relevancia científica, pues la Indianidad tiene una comprensión de la realidad básicamente energética. Sus sistemas rituales médicos y religiosos se basan en un complejo y sofisticados manejo de las energías sutiles. El neutrón, el electrón, el átomo, la molécula son eventos energéticos y, aquí, vale el dicho “Como en lo micro, así también en lo macro”. Dicho brevemente, el universo es esencialmente dinámico y, por ello, "incomprensible" para la lógica aristotélica, en cuanto lógica estática. Al anunciar su teoría de los quanta, Max Planck demostró en 1900 que la energía radiante existe bajo la forma de cuerpos minúsculos, los quanta, cuya naturaleza es particularmente desconcertante. El quantum puede ser aprehendido, en efecto, como onda o como corpúsculo, es decir, como frecuencia ondulatoria, obligatoriamente continua y, al mismo tiempo, como cantidad aritmética finita, obligatoriamente discontinua. Una pura contradicción, según la lógica aristotélica. Pero, tanto en microfísica como en la sabiduría indígena, este género de contradicciones no son solamente posibles, sino que constituyen la regla. Todo quantum posee la potencialidad de su transformación en un par de electrones. Esta es la explicación científica del Yanantin quechua o del más antropomorfizado Jaqi aymara. Después de Planck, Wolfgang Pauli compiló un cierto número de observaciones que Lupasco concretizó en tres leyes fundamentales: La ley de antagonismo

Los átomos sufren, a la vez y al mismo tiempo, de la atracción y la repulsión. Los seres humanos sufren, a la vez y al mismo tiempo, la atracción / repulsión de lo comunitario y lo individual y, según las circunstancias, colapsan como lo uno, que entonces se actualiza, o lo otro que entonces se potencializa; y viceversa. La ley de una contradicción constitutiva de homogeneización y heterogeneización de la energía Los electrones gravitan en torno al núcleo del átomo, pero no gravitan sobre la misma órbita, debido a lo que Pauli llamó el Principio de Exclusión cuántica. Los electrones poseen la propiedad, desconcertante si se hace caso a las reglas de la lógica clásica, de excluirse mutuamente del estado cuántico que ocupan los unos respecto de los otros. Este Principio de Exclusión es esencial, porque engendra una diversificación de la energía, es decir, una heterogeneización, que explica la aparición de la diversidad. A partir de la molécula, precisa Stéphane Lupasco, "Todos los sistemas comportan, para su misma edificación, la competición antagonista del doble principio de homogeneización y heterogeneización". Esto quiere decir que cuanta más energía contenga un sistema, más heterogéneo y diferenciado resulta. Más vida tiene.

La ley de la potencialización y actualización de todo dinamismo antagonista.

La actualización de un término (elemento) entraña correlativamente la potencialización de otro término (anti elemento) justamente, porque el mundo acaece en Yanantin De estas tres leyes, Lupasco extrae numerosas conclusiones. La más importante toma en consideración el hecho de que, a medida en que predomine en el seno de un sistema, lo homogéneo: digamos, Occidente, o lo heterogéneo: digamos, la Indianidad, se desarrollarán estructuras de naturaleza diferente. Estructuras que la futura Constitución tendrá que tener en cuenta como complementarias. El actual empantanamiento de la Asamblea Constituyente tiene que ver con el hecho de que liberales e izquierdistas/indianistas, por razones lógicas, quieren imponer el software de la civilización occidental: Identidad: sólo puede existir un modelo monocultural; No contradicción: si yo: el MAS, tengo la razón, PODEMOS no puede tenerla y viceversa: si yo, PODEMOS, tengo la razón, entonces el MAS no puede tenerla y no hay una Tercera posibilidad en que ambos tengamos la razón al mismo tiempo. A esta aporía lógica, los indígenas y originarios tienen la solución: la Diarquía, la Constitución Yanantin. Pero, para que ello pueda salvar la Constituyente, hace falte que los indígenas y originarios, tanto del MAS como de PODEMOS, no se dejen ponguear políticamente por sus jerarcas autoritarios. He aquí el primer ejercicio de descolonización política para abrir las puertas a un futuro compartido. 3. Lo Contradictorio Tal vez una manera de acercar a nuestra experiencia vital la noción super abstracta de lo contradictorio sea la idea de afectividad. Esta es una noción que se nos atraganta a los que hemos sido educados en el racionalismo positivista, pues no tiene lugar; está entre las cosas, aparece y desaparece como, dizque, en el vacío cuántico, aparecen y desaparecen materia y antimateria; es el efecto de las complementariedades antagónicas; es el rostro amable de estado T. Pero he aquí que el mundo y nuestra experiencia del

mundo, desgraciada o felizmente, es contradictoria y compleja. Sin dolor el placer no existiría; sin alegría no podríamos imaginarnos el sufrimiento y viceversa. Sin esas contradicciones el destino humano parecería vacío. El Tercero incluido y la no-contradicción Recordemos, brevemente, los principios lógicos clásicos, enunciados por Aristóteles. “Al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, una cosa no puede ser otra cosa” (la identidad o la constancia del pensamiento por relación a sí misma); “Al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, dos proposiciones opuestas no pueden ser, las dos, verdaderas” (la exclusión de la contradicción); “Al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, dos proposiciones opuestas no pueden ser, las dos, falsas” (la exclusión del Tercero). O, dando la vuelta al calcetín: lo que no se puede aceptar “al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto” puede ser admitido en momentos diferentes o desde puntos de vista diferentes; es posible que alguna cosa sea igualmente alguna otra cosa (principio lógico de alteridad) o que proposiciones opuestas tengan el mismo valor (principio lógico de la circunstanciación de la verdad o de instancialización del discurso). Así estaba Occidente hasta que las investigaciones sobre la naturaleza de la luz vinieron a dar la vuelta a la tortilla. Con el principio de no-contradicción no se podía dar cuenta de las nuevas evidencias científicas. La audacia de Lupasco estriba, justamente, en que pone en duda la absolutez del principio de no-contradicción, sobre el que se alza la civilización occidental clásica, introduciendo la contradicción en la estructura, las funciones y las operaciones mismas de la lógica. Es más, recogiendo los nuevos descubrimientos de los físicos, materia / anti-materia, Lupasco formula el postulado fundamental de una lógica dinámica de lo contradictorio: a todo fenómeno, o elemento o acontecimiento lógico y, por tanto, a todo juicio que los exprese o signo que los simbolice, digamos e, hay que asociarle, estructural y funcionalmente, su anti-fenómeno o anti-elemento o anti-acontecimiento lógico y, por tanto, un juicio, una proposición y un signo contradictorio, digamos: no-e. Lupasco precisa que e sólo puede ser potencializada por la actualización de no-e, pero no desaparecer; de la misma guisa: no-e sólo puede ser potencializada por la actualización de e, pero no desaparecer. Retengamos, por favor, e, no-e. El famoso estado T, el Tercero incluido, es definido por Lupasco como un estado “ni actual ni potencial”: existe un tercer término, T, que es, a la vez, A y no-A. La palabra “estado” hace referencia a los tres principios lupascianos: Actualización, A, Potencialización, P, Tercero incluido, T, que subyacen al Principio de Antagonismo. Formalmente, e y no-e, tienen también tres índices: A, P, T, lo que permite a Lupasco definir sus “conjunciones contradiccionales” o “quanta lógicos”, haciendo intervenir seis términos lógicos: la actualización de e está asociada a la potencialización de no-e la actualización de no-e está asociada a la potencialización de e el tercero incluido de e es, al mismo tiempo, el Tercero incluido de no-e. Esta última conjunción muestra la situación particular del Tercero incluido: es un Tercero unificador: unifica e y no-e sin hacer desaparecer e en no-e y viceversa: no-e en e. Esta noción de unificación no fusional, por así decir, es la que nos interesa, si no queremos que el gran deseo boliviano: “Unidad en la diversidad”, siga siendo un slogang vacío. Piensen la nación boliviana como e y las naciones indígenas como no-e,

o la Bolivia occidental como e y la Bolivia no occidental como no-e, o la Nación camba como e y la República Kollasuyo como no-e y hagan un ejercicio mental con los tres quanta lógicos: A, P, T y podrán intuir la fecundidad de esta perspectiva lógica para refundarnos políticamente de acuerdo a los datos de la realidad: dos Bolivias, y no a deseos ideológicos y prejuicios racistas que no conducen sino al mutuo bloqueo, en el que nos estamos desangrando. Contra el anti-intelectualismo local, hay que decir nomás que no hay nada más práctico que una buena teoría. Así, pues, tenemos, ahora, que los tres quanta lógicos reemplazan las dos conjunciones de la lógica clásica, haciendo intervenir cuatro términos lógicos: Si e es verdadero, no-e debe ser falso Si e es falso, no-e debe ser verdadero. Como se ve, Lupasco no rechaza el principio de no-contradicción, como no se puede rechazar en bloque la física newtoniana, sino que amplía, alarga, el dominio de la lógica clásica, como la física cuántica amplia y alarga el dominio de la física clásica. Pero vale la pena seguir inquiriendo. ¿Cómo pensar un Tercero unificador de e y no-e, de la Bolivia occidental y de la Bolivia indígena? O, según las propias palabras de Lupasco, ¿cómo concebir que toda “no-actualización / no-potencialización” puede implicar una “no-actualización / no-potencialización contradictoria”? ¿Cuál es el sentido de la expresión “no-actualización / no-potencialización”?. Nicolescu, un discípulo de Lupasco, se pregunta: si estos dos términos son indexados en función de A y P, el índice T estaría ausente. Dicho de otra manera: no hay Tercero incluido de la contradicción y de la no-contradicción. “Paradójicamente, sostiene Nicolescu, la contradicción y la no-contradicción se someten a las normas de la lógica clásica: la actualización de la contradicción implica la potencialización de la no-contradicción y la actualización de la no-contradicción implica la potencialización de la contradicción. No hay estado ni actual ni potencial de la contradicción y de la no-contradicción. El Tercero incluido interviene, sin embargo, de una manera capital: el quatum lógico, haciendo intervenir el índice T, es asociado a la actualización de la contradicción, en tanto que los otros dos quanta lógicos, haciendo intervenir los índices A y P, son asociados a la potencialización de la contradicción. En este sentido, la contradicción es irreductible, pues su actualización está asociada a la unificación de e y no-e. Por consiguiente, la no-contradicción sólo puede ser relativa”. Concluyamos, de momento, diciendo que “el estado T” de la lógica dinámica de lo contradictorio no es una síntesis en el sentido de la sucesión de contrarios extremos por los mecanismos de la Aufhebung hegeliana: conservación-destrucción-renovación, sino que, más bien, una orientación mínima le es transmitida por su propia determinación cuantitativa (estado de semi-actualización y de semi-potencialización) por el vector cualitativo con el cual está asociado. Es decir, “el estado T” se situaría en un nivel de realidad diferente de los estados extremos: de la total actualización (100% A & 0% P) y de la total potencialización (100% P & 0% A). 4. Aplicación del modelo Vamos a tratar de aplicar este modelo abstracto, que proviene tanto de la sabiduría indígena como de la física cuántica, a algunos ejemplos más concretos. 4.1. A lo humano

El modelo subatómico: onda / partícula rige también la reproducción de la vida en el nivel humano. La vida humana sólo se puede reproducir a partir de la complementariedad varón / mujer. Ahora bien, así como cada energía contiene, al interior de sí misma, la energía contraria minimizada, así también todo varón tiene su parte femenina, que C.G.Jung llamó anima, y toda mujer tiene su parte masculina, llamada animus. Por tanto, lo Humano, desde el punto de vista cuántico, es la complementariedad de estas dos energías y no únicamente una sola de ellas, como tiende a pensar el Monoteísmo patriarcal occidental: el varón: la energía congelada en el átomo masculino. En el castellano tenemos un buen ejemplo que puede ilustrar lo que acabamos de decir. Tenemos el concepto abstracto de Hombre (en alemán Mensch) que es el efecto de la complementariedad entre varón (Mann) y mujer (Weib). Pero resulta que, a lo largo del tiempo, el modelo patriarcal, basado en la idea de un Dios varón, único, redujo el sentido complejo y complementario de Hombre a varón, al punto que en la actualidad se usan como sinónimos. Es decir, la idea de mujer, contenida en Hombre, desaparece o se minimiza o se subalterniza. Esto es lo típico del patriarcado de tipo abrahámico. El cristianismo y, en especial, el catolicismo, trata de salir de la unilateralidad de hacer valer sólo la energía patriarcal, en el concepto de la Trinidad. De la idea solitaria de Padre avanza hacia la de Hijo pero no se atreve a proferir, así sea simbólicamente, el concepto de Madre, que es el concepto que sigue lógicamente de la metáfora que está usando: padre, hijo… y sale con el sui géneris concepto de Espíritu Santo, donde vuelve a descorporeizar: espíritu, la mera inercia mental que lleva a madre, para borrar todo rasgo de sexualidad, fertilidad que sus patriarcas asocian a la idolatría. El concepto de Unidad, desde una perspectiva cuántica, no puede menos que ser visto como un concepto impar, por tanto, anormal y que los kollas llaman con la palabra Ch´ulla, incompleto, insuficiente: marrado. El prefijo Chu alude a incompleto, no definido y el sufijo lla significa casi, a punto de. En cambio el modelo indígena Yanantin, Jaqi, Chachawarmi, mellizos … da mejor cuenta de la realidad. Eso se debe a que la Indianidad es un sistema que se piensa en contigüidad con la biosfera: con las leyes de la naturaleza. El Monoteísmo, en cambio, parte de una Separación respecto de la biosfera y de la autonomización de la esfera humana como el cúlmen y el no va más de la creación: de ahí deriva su antropocentrismo. 4.2. A lo social A nivel de sociedad, el modelo cuántico se expresa en el hecho de que la energía fermiónica: la función partícula, se manifiesta en el individuo y la energía bosónica: la función onda, se manifiesta en la comunidad. Ahora bien, como ya sabemos, así como cada energía contiene, al interior de sí misma, la energía contraria minimizada, así también todo ser humano está tensionado por dos energías antagónicas: la pulsión hacia el individuo y la pulsión hacia la comunidad. Por tanto, la Sociedad, desde el punto de vista cuántico es la complementariedad de estas dos energías y no únicamente una sola de ellas, como tiende a pensar el Monoteísmo patriarcal occidental: el Individuo: la energía congelada en el átomo social. Lo típico de las diversas culturas de la civilización occidental, monoteísta y patriarcal, es que enfatizan lo individual y han creado sus instituciones para fomentar y cultivar al individuo autónomo y autosuficiente. Desde el momento del destete, la cuna,

el dormitorio aparte, etc. la civilización occidental va modulando y creando el individuo, solitario, que es la unidad básica de su sistema religioso y político. Esta tensión antagonista entre individuo y comunidad se da también al interior del monoteísmo cristiano. Por ejemplo, la tradición católica, por lo menos a nivel de fe, ha enfatizado la idea de comunidad. Es más, durante muchos siglos trabajó el concepto de Cuerpo Místico y su propia auto comprensión es de tipo comunitario, solo que en la fe; no en la materialidad de la vida cotidiana, como en el ayllu, por ejemplo. En cambio, el protestantismo ha enfatizado la idea de individuo que trae aparejadas las ideas más monoteístas de reducir la experiencia salvífica a la sola fe, la sola escritura y, luego, la sola razón; así mismo, en la no necesidad de intermediarios entre individuo y divinidad. Luego, el Personalismo, al interior de esta misma tradición, buscará un tinku entre ambas polaridades trabajando el concepto de Persona. Lo típico de las diversas culturas de la civilización oriental y, en concreto, de la Indianidad, es que enfatizan lo comunitario y han creado sus instituciones y costumbres para fomentar y reproducir el ayllu que, por cierto, no es una suma de individuos (eso sería lo “colectivo” o “corporativo”, en el modelo occidental) sino el efecto que produce, en el Taypi de su territorio, el Tinku de la energía Aran y la energía Urin. Esta tensión antagonista entre individuo y comunidad también se da en el modelo del ayllu. Si bien es cierto que la Indianidad colapsa como comunidad, como Bosón, tiene también, al interior suyo, las pulsiones individualistas que no son, sin embargo, copia o remedo de lo occidental (como lo comunitario, de lado occidental, tampoco es copia o remedo del ayllu). Esta energía fermiónica, al interior del ayllu, la antropología la ha bautizado con el nombre de faccionalismo. A continuación ofrezco algunos rasgos más de este modelo para complejizar la mirada.

OCCIDENTE MODERNO INDIANIDAD Sociedades a gran escala. Sociedades a pequeña escala. La gente no se conoce, relaciones impersonales

Toda la gente se conoce, relaciones personales

Linaje patrilineal, por lo general Linaje matrilineal, por lo general Familia nuclear, con una pareja de padres. También, con padre o madre solteros

Familias extensas. Varias generaciones y, a veces, muchas familias viven juntas

Se idolatra la juventud Se reverencia a los ancianos Se considera a los muertos como desaparecidos

Los muertos son considerados como los presentes

Separación de lo sagrado de lo profano No separación: todo está interconectado Se conoce a través de la experimentación científica

Se conoce a través de la experiencia personal

Concepto futurista / lineal del tiempo. Se desvaloriza el pasado.

Integración de pasado y futuro en el presente

Tiempo mecánico medido por el reloj La conciencia mide el tiempo en base a la observación de la naturaleza

4.3. A lo político A nivel de lo político, el modelo cuántico se expresa en el hecho de que la energía fermiónica: la función partícula, se manifiesta en el liberalismo: el átomo, y la energía bosónica: la función onda, se manifiesta en el comunitarismo: la red. Ahora bien, como ya sabemos, así como cada energía contiene, al interior de sí misma, la energía

contraria minimizada, así también todo ser humano está tensionado por dos energías antagónicas: la pulsión liberal y la pulsión comunitaria. Por tanto, la Política es la complementariedad de estas dos energías y no únicamente de una sola de ellas, como tiende a pensar el Monoteísmo patriarcal occidental: el Liberalismo o el Socialismo: la energía congelada en el átomo político: el individuo. Ahora bien, al interior de la civilización occidental, el antagonismo entre onda y partícula se ha expresado en la polaridad liberalismo / socialismo-comunismo. Lo que las hace común a ambas: liberalismo / socialismo, es que ambas polaridades se basan sobre la noción de individuo que es fundamental, para la civilización occidental. Al interior de la Indianidad, el antagonismo entre onda y partícula se expresa en la polaridad entre faccionalismo y comunitarismo, donde el faccionalismo individualista es, de todos modos, subalterno a la noción de ayllu que se basa en la idea de red; de una red de tipo neural, constituida por nodos y sinapsis que van más allá del Akapacha: el espacio-tiempo donde viven los seres humanos, al ayllu de los wak´a y al ayllu de la sallqa. Por tanto, es multidimensional, en tanto que el modelo liberal es “unidimensional”, como decía Herbert Marcuse. Su soporte es orgánico, en contigüidad con la naturaleza, a diferencia del soporte mecánico que sólo se afinca en el tiempo: la historia, sin ninguna vinculación con el espacio: la biosfera, que es un mero dato supuesto, sin ninguna implicación en nada. A continuación ofrezco algunos rasgos más de este modelo para complejizar la mirada.

OCCIDENTE MODERNO INDIANIDAD Formas políticas jerárquicas y estratificadas

Formas políticas en red. Los Jefes no tienen poder en tiempos de paz

Las decisiones son tomadas por el Poder Ejecutivo, por mayoría o por un dictador

Las decisiones se basan sobre un proceso consensual con participación de toda la comunidad

Democracia representativa Democracia directa participativa de tipo consejista

Sus modalidades: capitalismo, socialismo, fascismo, monarquía

Su modalidad: sistemas de cargo de tipo rotatorio de base diárquica

Poder estatal centralizado. Concentración El poder reside en la comunidad. Difusividad

Leyes escritas. Interiorización abstracta Leyes transmitidas oralmente. Ritualización

La base jurídica es antropocéntrica La base jurídica es cosmológica Casos criminales son juzgados por extraños. Castigo.

Casos criminales juzgados por pares conocidos. Lección.

No existen tabús Existen tabúes Identidad como Estado Identidad como Nación 4.4. A lo económico. A nivel de lo económico, el modelo cuántico se expresa en el hecho de que la energía fermiónica: la función partícula, se manifiesta en el Intercambio: la energía congelada en la moneda. La energía bosónica: la función onda, se manifiesta en la Reciprocidad: la energía fluida del ayni, la minka, etc. Ahora bien, como ya sabemos, así como cada

energía contiene, al interior de sí misma, la energía contraria minimizada, así también la Economía está tensionada por dos energías antagónicas: la pulsión al Intercambio: dinero, mercado, acumulación, y la pulsión comunitaria: ayni, feria, fiesta. Por tanto, la Economía es la complementariedad de esta dos energías y no únicamente una sola de ellas, como tiende a pensar el Monoteísmo patriarcal occidental: el Intercambio: la energía congelada en el dinero. Ahora bien, se entiende por Intercambio, la dinámica económica que parte del interés propio con el objetivo de lucrar y la finalidad de acumular, para con esos recursos poder comprar en el mercado los bienes y servicios que se precise para ser feliz. Se entiende por Reciprocidad, la dinámica económica que parte de la necesidad del Otro con el objetivo de producir una relación afectiva y la finalidad de lograr el Prestigio de ser un gran donador que obligará a los donatarios a reciprocar más generosamente el don recibido, de modo tal que se forme una cadena de dones y contrapones que posibilite vivir en relación y armonía con el entorno no sólo social, sino ritual y cosmológico. Ahora bien, la Reciprocidad es una estructura primordial que permite crear a voluntad situaciones contradictorias. Lo contradictorio no es ya un accidente, algo casual, sino que es la matriz misma del sentido. Lo contradictorio puede metamorfosearse en palabras, por definición, no contradictorias. Sea que se revele en una palabra constituida por dos términos diferenciados, de tal manera que la existencia de uno dependa y condicione la del otro (no son contrarios, sino opuestos complementarios); a esto llama Dominique Temple “Palabra de Oposición”. Sea que lo contradictorio desaparezca como tal, y la polaridad aparezca como la unidad de la contradicción; a esto llama Temple “Palabra de Unión”. A continuación ofrezco algunos rasgos más de este modelo para complejizar la mirada.

INTERCAMBIO RECIPROCIDAD Fomenta el consumo a toda costa, por medio de la obsolescencia tecnológica planeada, porla presiòn de la propaganda y la creación de necesidades artificiales

Propicia el consumo adecuado: guardar, conservar, reciclar. Propicia, si mismo, la calidad, no la cantidad.

La gente debe ajustarse a los trabajos disponibles. Rigidez, conformismo

Los trabajos deben ajustarse a las personas. Flexibilidad, creatividad

Fragmerntación, compartimentación de tareas y roles. Acento en tareas especializadas, minuciosamente descritas

Trabajo en equipo. Constitución de redes. Coordinación. Inter-disciplinariedad. Creatividad y espontaneidad, seguidas siempre de evaluación y realimentación

Modelo mecánico, basado en la física newtoniana

Reconocimiento de la incertidumbre

Agresividad, competitividad. Los negocios son los negocios

Cooperación. Los valores son más importantes que el ganar

Separación entre trabajo y juego. El trabajo como fin.

La Fiesta, como momento sacramental de la redistribución

Manipulación y dominio de la naturaleza Criar la Vida y dejarse criar por la Vida Lucha por la estabilidad. Búsqueda de lo estático

Sentido del cambio. Voluntad de riesgo

Importancia de lo cuantitativo. Primacía Primacía de lo cualitativo. Importancia de

de lo tangible lo intangible: información, conocimiento Motivaciones materiales. El progreso se juzga por el producto; no importa el cómo

Motivaciones espirituales. Tan importante como el producto es el proceso: el cómo.

4. 5. A lo civilizacional A nivel de la civilización, el modelo cuántico se expresa en el hecho de que también la Humanidad, compuesta de masa y energía, colapsa, ora como energía fermiónica: la función partícula, y entonces a esa mitad la llamamos Occidente: la energía congelada en la masa; ora como energía bosónica: la función onda, y entonces a esa otra mitad la llamamos Oriente, de la cual la Indianidad es un subsistema: la energía fluida del Tao o del Qhápaq Ñan, el Tha´qi de la Qamaña Ahora bien, como ya sabemos, así como cada energía contiene, al interior de sí misma, la energía contraria minimizada, así también la Humanidad occidental lleva dentro de sí, minimizada, la energía bosónica de la Indianidad y la Humanidad amerindia lleva dentro de sí, minimizada, la energía fermiónica del Occidente. Por tanto, la Civilización es la complementariedad de esta dos energías: Oriente y Occidente, y no únicamente una sola de ellas, como tiende a pensar el Monoteísmo patriarcal occidental: Occidente es la civilización y el resto es la Barbarie que tiene que ser civilizada por ella; de donde derivan la Conquista, la Evangelización, la Extirpación de idolatrías, la Ayuda al Desarrollo y la Lucha contra la Pobreza y el Terrorismo de nuestros días. Por tanto, desde un punto de vista cuántico, se entiende por Civilización el resultado de cómo la humanidad decide hegemónicamente ante la polaridad masa / energía. Esta polaridad arquetípica se puede desdoblar en otras polaridades más conocidas; por ejemplo: creador / criatura, bien / mal, espacio / tiempo, sujeto / objeto, vida/ muerte, etc. Si esta polaridad es pensada excluyentemente, es decir, dualistamente (“El imperio del Bien lucha contra el imperio del Mal”, G. W. Bush) tenemos entonces a la civilización monoteísta occidental. Si la polaridad es pensada incluyentemente, es decir, como una unidad dual, “no-dualidad”, Advaita, Yanantin, tenemos entonces a la Civilización oriental; en nuestro caso, a la Civilización amerindia animista. Podríamos caracterizar lo dicho de la siguiente manera: sistémico vivo Demo. participativa cualitativo ORIENTE CONTINUO ANIMISMO COMUNITARISMO RECIPROCIDAD OCCIDENTE SEPARACION MONOTEISMO INDIVIDUALISMO INTERCAMBIO progreso mecánico Demo. representat cuantitativo

Este es el paraguas grande de lo humano. Al interior de cada civilización, se encuentran las culturas que son variaciones debidas, en gran parte, a cómo responder a los distintos ecosistemas en el cual los hombres tienen que construir su vida y su reproducción. Así tenemos, por ejemplo, que las culturas española, suiza, holandesa, italiana, danesa, inglesa, etc, son muy diversas y diferentes entre sí, pero todas comparten un único y común paraguas cosmovisivo caracterizado por la Separación, el Monoteísmo, el Individualismo y el Intercambio. De igual modo tenemos las culturas, tibetana, china, mapuche, aymara, quechua, chiquitana, guaraní, maya, tolteca, iroquesa, innuit, etc. que son muy diversas y diferentes entre sí, pero todas comparten un mismo paraguas

cosmológico caracterizado por saberse parte del Continuo biosférico, el Animismo, el Comunitarismo y la Reciprocidad. A modo de conclusión podríamos resumir la tendencia del Proceso civilizatorio de la siguiente manera.

Sociedades indivisas Sociedades sistémicas Sociedades divididas Principio comunitario

Principio individualista + Principio comunitario

Principio individualista

Animismo Espiritualidad ecológica

Monoteísmo

5. El Occidente y la Indianidad Dicho esto, hay que añadir que el Principio de Reciprocidad es incompatible con algunas nociones trascendentales de la civilización occidental. Occidente es una civilización unidimensional; con la física cuántica está empezando a cambiar desde su estrato académico; por eso no quita que entienda las relaciones unidireccionalmente. Dios es un actus purus, soberano, omnipotente, omnisapiente; no necesita de la criatura; si la crea es como fruto libérrimo de su condescendencia, de su libertad: de su gracia; no espera respuesta humana para ser. Traducido epistemológicamente significa que el Sujeto conoce activamente un Objeto que es entendido como pasivo. Económicamente, que el hombre explota, a través del trabajo y la tecnología, la tierra que es entendida como inerte y pasiva y la transforma en producto, es decir, en riqueza. El “dios” amerindio, en cambio, acaece, en el momento del ritual; precisa del ser humano para hacerse presente y viceversa; más allá del ritual (el laboratorio), existe virtualmente en el cosmos como un fotón antes de la medición en el acelerador de partículas: es un dios cuántico. Traducido epistemológicamente, conocer es amar. Económicamente, trabajar es criar la vida. La reciprocidad implica, pues, una comprensión interactiva de la realidad. Dicho con otras palabras, la Reciprocidad es la búsqueda de un equilibrio contradictorio entre las fuerzas de inclusión y las de exclusión. Otra manera de decir lo mismo es la que utiliza Josef Estermann. Sostiene que la civilización occidental se caracteriza por la no-relacionalidad, cuyo categoría básica es el ens in quantun ens, es decir, la substancialidad de todo lo que existe, tanto en sentido realista, como “ser-en-sí-mismo”, como en sentido trascendental, como “autonomía del

sujeto”. Por tanto, la existencia separada y monádica es lo primero; de ahí proviene, en política, la primacía del Individualismo liberal, por ejemplo; por consiguiente, la relación entre los entes (de donde proviene la primacía del comunitarismo amerindio) es lo segundo. En Occidente es un accidens, como dice la ontología. La civilización amerindia, en cambio, se caracteriza por la relacionalidad. El universo es ante todo un sistema de seres inter-relacionados, dependientes uno del otro, heterónomos, es decir, no sustanciales. La relación, que en Occidente es un accidente, es, en los Andes, la categoría más importante. Estermann, así mismo, nos recuerda las categorías básicas de la metafísica y ontología que constituyen lo medular de la civilización occidental hasta el día de hoy: la Inmanencia (existir-en-y-por-sí-mismo), independencia o soberanía (autosuficiencia), principalidad (arjé como base) autonomía y substancialidad. Para la civilización amerindia, en cambio, un ente particular, por así decir, ya está siempre en relación con otros (trascendencia), no es autosuficiente, no puede ser principio en sí mismo (es an-arquico), se rige por una normatividad exterior (heteronomía) y no existe en sí mismo (relacionalidad). Respecto al principio de Tercero excluido, este sólo permite la disyuntiva excluyente entre dos conceptos contradictorios (verdad-falsedad, finito-infinito...) No existe mediación, sino separación entre los polos. La lógica de inclusión afirma una transición continua entre dos extremos de tal manera que pueden coexistir como equilibrio complementario. Oriente, justamente, ofrece las expresiones más manifiestas de complementariedad de opuestos: el yin yang del taoismo, Yanantin, ChachaWarmi … Así, pues, al interior de ambas civilizaciones, como su contrapunto, está también su opuesto pero de un modo subordinado. En ese sentido se puede hablar, por ejemplo, que lo amerindio de Occidente son sus pulsiones holistas y ecológicas. Lo occidental de la Indianidad son sus pulsiones reduccionistas, individualistas y faccionalistas. Ya se que en la contrastación sale mal parado Occidente y ello causa resistencia a aceptar esta manera de entender las relaciones entre cristianismo y animismo amerindio en Bolivia. Lo siento; nos está pasando lo mismo que a los físicos el primer cuarto del siglo XX cuando la experimentación científica iba cambiando la visión de la materia-energía, del espacio-tiempo, de la vida-muerte y se resistían. “¿Es posible que la naturaleza sea tan absurda como nos lo parece en estos experimentos atómicos?” Werner Heisenberg. Para dar una idea del cambio de visión que estamos proponiendo les ofrezco este cuadro resumen de los dos modelos cosmológicos: el moderno y el cuántico.

Física newtoniana Mecánica cuántica Puede representarse No puede representarse Está basada en las percepciones ordinarias de los sentidos

Está basada en el comportamiento de las partículas subatómicas y sistemas que no pueden observarse de modo directo

Describe cosas; objetos individuales en el espacio y sus cambios en el tiempo

Describe conductas estadísticas de sistemas

Predice sucesos Predice probabilidades Acepta una realidad objetiva “fuera de aquí” No acepta una realidad objetiva aparte de nuestra

experiencia Podemos observar algo sin modificarlo No podemos observar algo sin modificarlo Proclama estar basada en la “verdad absoluta”, en lo que la naturaleza es realmente, “entre bastidores”

Proclama sólo su capacidad de ordenar la experiencia correctamente

Como va siendo cada vez más evidente, la Indianidad sólo puede ser comprendida desde un paradigma cuántico, desde la paridad onda/partícula. Desde el paradigma newtoniano la incomprensión va seguir existiendo y en este debate ya abierto sobre la nueva Constitución van a salir todos los trapitos sucios de nuestra obsoleta cosmovisión; eso es bueno; precisamos de una catarsis epistemológica para hacer un buen pacto de reciprocidad con la Indianidad. Usando una metáfora proveniente de la Mecánica cuántica, diría que, en la Era ecozoica que empezamos, la “Función onda” la tendrá que jugar la civilización amerindia y la “Función partícula” la civilización occidental. Ambas, en un equilibrio contradictorio, serán la Unidad dual hacia la que marche la nueva humanidad. En este sentido, Occidente debe cultivar, en su interior, su Indianidad reprimida y la Indianidad tiene que cultivar, en su interior, su Occidente resistido; para ello, empero, todos debemos empezar por ajustar cuentas con el colonialismo interno: los bolivianos occidentales y los bolivianos amerindios. A continuación ofrezco un cuadrito en el que se podría sistematizar algunos conceptos que han ido saliendo, antes de pasar al siguiente capítulo en el que daré un nuevo bucle a lo mismo que vengo diciendo desde el comienzo.

Monoculturalidad

Diálogo de civilizaciones

Multiculturalidad

Entendemos por Monoculturalidad el complejo semántico compuesto por el Principio de Identidad, el Principio de no Contradicción, el Principio de Tercero excluido: PI + PnC + T ex.

Entendemos por Idiálogo de civilizaciones el complejo semántico compuesto por el Principio de Reciprocidad, Principio de Complementariedad de Opuestos, Principio de Tercero incluido: PR + CdO + T in.

Entendemos por Multiculturalidad el complejo semántico compuesto por el Principio de Identidad, Principio de no Contradicción, Principio de Tercero incluido: PI + PnC + T in.

6. ¿En qué consiste, pues, el diálogo de civilizaciones? El primer diálogo se tiene que dar al interior de uno mismo. Y ello consiste en conectar nuestro lado masculino, cuyas características más estereotipadas indican que es extrovertido, conquistador, agresivo, individualista … con nuestro lado femenino: más bien vertido hacia la interioridad, pasivo, conciliador, comunitario … Una manera de facilitar ello es tratar de conectar nuestro hemisferio neural derecho: holista, sistémico, en red, cualitativo … con el hemisferio neural izquierdo: lineal, sectorial, secuencial, cuantitativo. Por tanto, pues, el primer peldaño del diálogo de civilizaciones consiste en conectar nuestra polaridad constitutiva: mente / cuerpo, que ha sido separada por los patrones culturales del monoteísmo patriarcal que pone el énfasis en la mente, el espíritu; es decir, mientras más descorporeizado, mejor. Si hemos logrado un equilibrio interior a este respecto, estamos listos para dar el segundo paso.

El segundo paso consiste en mirar con nuevos ojos nuestra relación con el Otro. Lo primero es aceptar que es Otro, diferente, antagónico y no alguien idéntico a nosotros mismos: A = A. Aquí tenemos un problema con el sistema jurídico occidental que, obviamente, trata, de iure, de homogeneizar a todos al patrón individualista de la propiedad privada, aunque, de facto, como sabemos, no todos tienen los mismos derechos. Hay, nomás, lo que se llama clases sociales y lucha de clases, complejizada, en nuestro caso, por el hecho colonial donde los bolivianos occidentales dominan a los bolivianos indígenas. En cualquier caso, lo importante es retener que lo que le constituye como Otro, esa alteridad, nosotros también la tenemos como nuestra otra polaridad reprimida o subalterna. Es decir, el Otro está dentro de nosotros; no es una exterioridad absoluta. Todo occidental tiene un indio reprimido; todo indio tiene un occidental resistido dentro de sí mismo. A este respecto ¿qué entendemos por indio y qué por occidental? Lo indio son las pulsiones holistas, ecológicas, sistémicas, comunitarias; los valores brotados de la reciprocidad, la búsqueda del equilibrio: lo cualitativo. Lo occidental son las pulsiones lineales, sectoriales, secuenciales, individualistas; los valores brotados de la libertad, el progreso, el desarrollo: lo cuantitativo. Ahora bien, todos: indios y occidentales, tenemos ambas dimensiones, sólo que un vector predomina sobre el otro; uno lo tenemos maximizado y el otro minimizado y viceversa y ello es lo que constituye a las dos civilizaciones. El siguiente paso es entender al Otro como nuestro complementario. Es decir, los occidentales debemos desmontar la idea de que sólo hay un modelo, que es el nuestro, y que, además, es universal y que, por consiguiente, los indios son los que se deben acomodar a nosotros, es decir, civilizarse. Los indios, por su parte y por razones lógicas: Tercero incluido, ya hacen este ejercicio de entendernos a nosotros como sus complementarios. Por eso aceptan, al Dios monoteísta, al Dinero, al Mercado, a la Modernidad y lo que sea Otro. Ahora bien, si ello: aceptar al Otro, sólo acaece de un solo lado, el modelo no funciona, porque torna vulnerables, a los representantes de la complementariedad, a la unilateralidad del modelo occidental. Es la historia de la colonización. Este modelo sólo funciona si las dos polaridades aceptan el modelo cuántico que nos ofrece el nuevo paradigma. Hay que desmontar, pues, el obsoleto modelo newtoniano de leyes absolutas y universales. El universo es más bien relativístico, probabilístico, contextual. Esta es la condición de posibilidad de un diálogo de civilizaciones. El siguiente paso es aplicar esa complementariedad a nivel de lo político: darse una Constitución de tipo diárquico, donde los dos sistemas cosmovisivos: el occidental y el amerindio, se encuentren en un texto constitucional ya no monocultural como los que han signado las constituciones de los Estados nacionales de la edad moderna. Hay que decir que, tanto las propuestas socialistas como liberales, son monoculturales: occidentales, y buscan la hegemonía absoluta de un solo vector; no la complementariedad. Ahora bien, la complementariedad no es socialismo / liberalismo: son energías iguales, por eso se repelen. La complementariedad boliviana es entre monoteísmo (socialismo, liberalismo) y animismo (Diarquía, Constitución Yanantin, Chacha Warmi). ¿Necesitaremos que corra sangre para darnos cuenta de la sabiduría de la propuesta indígena de la Diarquía? En fin, los siguientes pasos consistirán, como puede colegirse, en ir aplicando este modelo cuántico al resto de las políticas públicas, tanto locales como nacionales y globales.

La interculturalidad, por tanto, sólo puede darse entre culturas que pertenecen al mismo paraguas simbólico. En el caso nuestro, la interculturalidad es posible entre las culturas euro americanas que, a pesar de sus grandes diferencias, comparten el modelo monoteísta o las culturas indígenas que, a pesar de sus grandes diferencias: Tierras Altas y Tierras Bajas, comparten el modelo animista. Entre lo aymara y lo castellano lo que puede haber es un diálogo de civilizaciones, no interculturalidad, pues no comparten una sintaxis común. 7. ¿Qué es, entonces, descolonizar? Para empezar, descolonizar es algo que nos atañe a todos; no sólo es una tarea para los colonizados sino también para los colonizadores. Esto es básico y es necesario decirlo, pues pareciera que sólo los indígenas tuvieran que descolonizarse. En segundo lugar, descolonizar significa e implica desmontar el modelo monoteísta patriarcal; es decir, la visión unilateral y unidimensional que reprime o ignora la alteridad amerindia. El modelo Ch´ulla tiene que convertirse en un modelo Yanantin, para decirlo en términos quechuas o, para decirlo en terminología occidental, debemos desmontar o deconstruir el logocentrismo occidental e ir hacia un modelo cuántico Bosón / Fermión u Onda / Partícula. La manera más amigable, para un occidental, de desmontar el logocentrismo patriarcal de su modelo exotérico es volver a beber de las fuentes de sus tradiciones místicas. En el caso del judaísmo, se trata de volver a la Kabaláh; en el caso del cristianismo, de volver a la Mística cristiana; en el caso del Islam, de volver al Sufismo. Estas tradiciones místicas de Occidente comparten el mismo sustrato con las tradiciones herméticas del Oriente. A esto es que se llama, sencillamente, Sabiduría. Por tanto, pues, descolonizar significa aplicar el Principio de Complementariedad de Opuestos a todos los órdenes de la vida. Dicho con otras palabras: visibilizar lo reprimido por la conquista: la Inquisición, la evangelización y la extirpación de idolatrías; las políticas de progreso y desarrollo: lucha contra la pobreza y Metas del Milenio; darle su lugar y, luego, relativizarla con la energía contraria, para buscar un equilibrio de ambas polaridades. Para poner unos ejemplos de qué significa pensar Onda y Partícula, como antagónicos pero complementarios, pensemos los siguientes ejemplos. En Territorio. La dimensión Partícula se expresa en la noción de límites, de espacios homogéneos y compactos. En fin, todo lo que conocemos desde las Reducciones Toledanas y la Participación Popular. La dimensión Onda es la que practicaron y siguen practicando los indígenas: la visión en red del control de un máximo de pisos ecológicos; es decir, espacios heterogéneos, distantes pero conectados: fluidos. Desde este punto de vista, por ejemplo, Bolivia es, donde hay bolivianos: además de Bolivia, el cinturón bonarense, los alrededores de Sao Paulo y Washington, Barcelona …En la era de la globalización esta dimensión irá cobrando mayor visibilidad y pertinencia política y económica: migraciones Sur / Norte, remesas. Tener en cuenta estas dos dimensiones es descolonizar la visión mediterránea de territorio que aflora, por ejemplo, tanto en la consigna de “Autonomías departamentales”, como en los “Mapas de Ayllus” que han aparecido en los últimos treinta años, en la que los “expertos en indios” han dibujado “mapas étnicos” siguiendo el concepto mediterráneo de “espacio homogéneo y contiguo”. Cuando, en realidad, un mapa de ayllus descolonizado debería asumir la forma de una red neuronal con sus nodos y sinapsis. Red, no átomo.

En Tierra. La dimensión Partícula se expresa, por ejemplo, en la “nueva Ley de Tierras” que está proponiendo el MAS cuando habla, verbi gratia, de “el valor de mercado de la Tierra”, de “propietarios agrarios”, de que “el Estado es el propietario originario de la tierra” e, incluso, de enfiteusis. Todos estos conceptos de la “revolución agraria” masista ni siquiera son socialistas. La dimensión Onda, en cambio, es la que entiende la Pachamama como un ser vivo, como un sistema autorregulado e inteligente del cual los seres humanos somos parte y no sus dueños y señores. Es la visión ecológica y animista de la Indianidad. Descolonizar, por tanto, significaría posicionar fuertemente esta visión sistémica, holista, animista en una nueva ley que ya no podría ser llamada “de Tierras” (eso corresponde al caduco paradigma de las Reformas Agrarias de la primera mitad del siglo pasado) sino, como dicen los indígenas bolivianos, de “Territorio” o, mejor aún, Urakpacha, Yvi, etc. Por razones técnicas, además, hay que reconocer que Bolivia sólo tiene un 3% de suelo agrícola, como soporte material para una hasta ahora imposible vía farmer o junker a la agricultura. Descolonizar, por tanto, significa reconocer, por un lado, que la mitad del territorio tiene vocación forestal: manejo sostenible de la biodiversidad del bosque (no sólo maderable) y la otra mitad debe volver a reeditar “el milagro agrícola prehispánico”: primer cuna de la agricultura en el mundo, que consistió en el manejo cibernético de la biodiversidad: “Criar la vida y dejarse criar por la Vida”. En Educación. La dimensión Partícula se expresa en el énfasis dado al conocimiento basado en la experimentación científica y la escritura. Unos pocos definen lo que es correcto: la verdad, y los demás repiten de memoria y aprenden a otorgar fe a lo que dicen los expertos y memorizan como loros. Este modelo se torna trágico cuando el propio país no produce conocimiento en base a la experimentación científica: nuestro caso. La dimensión Onda se expresa en el conocimiento producido por la propia experiencia vital y que se transmite a través de un sistema ritual de generación en generación. Se sabe porque se ha vivido, no porque otro se lo ha dicho. Descolonizar en Educación es buscar la complementariedad de ambos sistemas de conocimiento; no la “igualdad de oportunidades” y menos para acceder a un solo sistema. Tampoco pretender la universalización de los saberes y conocimientos indígenas como homologables de los saberes y conocimientos occidentales. Por esa vía nunca van a llegar a ser “universales” en el sentido occidental que universaliza sólo una parcialidad. Lo universal, de verdad, es el efecto de la complementariedad del conocer por experiencia vital y por experimentación científica: las dos cosas. “Igualdad de oportunidades” y “escuela única”, “alfabetización”, son medidas liberales propias de un modelo de economía social de mercado de un Estado unitario de tipo occidental, basado en la escritura solamente. Está bien, pero no tiene nada de “descolonizador”. Descolonizador sería una política educativa que, al lado de lo anterior, complementara con “aprender a leer las arrugas del rostro de los abuelos”. En Economía. La dimensión Partícula se expresa en el énfasis dado al Intercambio que se basa en la energía humana congelada en el dinero, la acumulación y la propiedad privada. En lo que, por cierto, no nos va muy bien. La dimensión Onda se expresa en el énfasis dado a la Reciprocidad que se basa en el flujo de la energía humana a través del ayni, la minka …y la propiedad comunal de los recursos. Descolonizar la Economía, por tanto, es buscar la complementariedad de ambas energías, la congelada y la fluida y no en postular la “comunidad” como el nivel “micro” e “informal” del Intercambio. Lo comunal tiene que ver, primordialmente, con lo político. Con Economía tiene que ver el Ayni.

En Política. La dimensión Partícula se expresa en el énfasis dado al Individuo, como unidad mínima de sentido, que da lugar tanto al Liberalismo como al Socialismo, en la medida que éste último entiende lo colectivo como mera agregación de individuos. La dimensión Onda se expresa en el énfasis dado a la Comunidad que es el efecto cuántico de la complementariedad de Aran y Urin: dos energías antagónicas que constituyen al Ayllu. En los pueblos amazónicos el mito de los Mellizos cumple el rol del Yanantin quechua. Descolonizar significaría, por tanto, posicionar fuertemente la energía comunitaria para reestablecer el equilibrio y, luego, dar su lugar (relativo, no absoluto) a la energía fermiónica individualista. Para ello, nada mejor que usar el modelo del ayllu que se basa, justamente, en la complementariedad de Aran y Urin, es decir, de ambas energías. En Religión. La dimensión Partícula se expresa en el énfasis dado al Uno: a lo Ch´ulla: al Dios del monoteísmo abrahámico que instaura un modelo de civilización basado en la Separación y el privilegio de una sola polaridad: Yahvé, el Tiempo, la Historia, el Individuo y la represión de la otra polaridad: los wak´a, el espacio, el animismo, lo sistémico. La dimensión Onda se expresa en el Yanantin, la Paridad: la complementariedad de los opuestos del Animismo amerindio. Descolonizar, por tanto, es buscar la complementariedad de ambos polos: explicar su relación y diferencia (si no es en la escuela ¿dónde?) y no tanto postular un Estado laico, que corresponde a un modelo liberal de Estado, que da por supuesto que existe un solo modelo civilizacional: el occidental y que, debido al Principio de Escisión, Separación, distingue entre lo privado y lo público, lo sagrado y lo profano y el Estado tiene que ver con lo público y el Monoteísmo con lo privado. Para descolonizarnos precisamos saber en qué consiste Occidente y en qué consiste la Indianidad, es decir, en qué consiste el Monoteísmo abrahámico y en qué consiste el Animismo amerindio y comprender su mutua complementariedad. No podemos obviar esa información. En realidad, debiera ser la estructura básica no sólo de la currícula educativa, sino de las Políticas de Estado de este Gobierno que tiene la voluntad política de descolonizar la sociedad boliviana. De otro modo, vamos a vender como “descolonización” medidas básicas de un Estado liberal con economía social de mercado. Este Gobierno no tiene todavía la “teoría” que exprese correctamente lo que el Pachakuti exige. La “etnofagia” izquierdista se está dando su último banquete: donde dice Pachakuti, escribe “Revolución democrática y cultural”; donde dice Rebelión indígena, escribe “Movimientos sociales”; donde dice Descolonización, escribe “Igualdad de oportunidades”; donde dice Nacionalización de los hidrocarburos, escribe “Des-neoliberalización de los recursos naturales” (¿?).