Celebración Penitencial y de Exequias

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Manual que explica el modo de llevar a cabo el rito de la celebración penitencial y de exequias por un laico cuando no hay presencia de un presbítero.Esto es según el rito Romano Católico

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Celebracin Penitencial y de Exequias

Celebracin Penitencial y de ExequiasEn espera de Presbtero

Celebraciones penitenciales para nios, jvenes y adultos; y exequias de nios y adultos.

NDICECELEBRACIN PENITENCIAL PARA NIOS2RITOS INICIALES2LITURGIA DE LA PALABRA2ACTO PENITENCIAL3RITO DE CONCLUSIN5CELEBRACIN PENITENCIAL PARA JVENES6RITOS INICIALES6LITURGIA DE LA PALABRA7ACTO PENITENCIAL9RITO DE CONCLUSIN10CELEBRACIN PENITENCIAL PARA ADULTOS11RITOS INICIALES11LITURGIA DE LA PALABRA11ACTO PENITENCIAL14RITO DE CONCLUSIN15EXEQUIAS DE NIOS16RITOS INICIALES16LITURGIA DE LA PALABRA17RITO DE COMUNIN20CONCLUSIN21EXEQUIAS DE UN ADULTO23RITOS INICIALES23LITURGIA DE LA PALABRA24RITO DE COMUNIN28CONCLUSIN29

CELEBRACIN PENITENCIAL PARA NIOSEste esquema de celebracin penitencial es apto para los nios, aun para aquellos que todava no han acudido a la confesin sacramental.La celebracin penitencial debe prepararse con la misma edad para que conozcan de antemano su sentido y finalidad, sepan bien los cantos, y tengan alguna informacin, aunque sea manera, acerca del texto de la Sagrada Escritura que va a leerse, estn seguros de los textos que a cada uno le toca decir, de lo que cada uno va a hacer y del orden que van a seguir.

RITOS INICIALESEl ministro se santigua diciendo:En el nombre del Padre del hijo del Espritu Santo.R. AmnCuando los nios estn reunidos en la iglesia o en otro lugar adecuado, el Ministro los saluda con palabras gentiles y les recuerda, en forma sencilla, la finalidad de la celebracin y lo que sea necesario para su buena marcha. Terminando el saludo, se puede cantar un canto inicial.

LITURGIA DE LA PALABRAAntes de la lectura, el Ministro, o uno de sus ayudantes, puede hacer una breve introduccin con estas o semejantes palabras:Queridos nios, Todos nosotros fuimos hechos hijos e hijas de Dios por el bautismo. Dios nos ama como un Padre y quiere que nosotros lo amemos tambin con todo el corazn. Tambin quiere que seamos buenos unos con los otros, para que as podamos vivir todos juntos y contentos.Pero los hombres no siempre hacen la voluntad de Dios. Muchas veces dicen: No obedecer! Yo hago lo que me da la gana! Se niegan a obedecerlo y no quieren or su voz. As lo hemos hecho nosotros mismos algunas veces.Eso es lo que llamamos pecado, el pecado es lo que nos aleja de Dios y, si de veras es grave, nos separa completamente de la amistad con Dios. Qu hace nuestro Padre Dios cuando alguien se aleja de l? Qu hace cuando abandonamos el camino recto y estamos en peligro de perder el cielo? Acaso se enoja y nos da la espalda? Oigamos lo que nos dice el mismo Dios:Debe de leerse tan solo un texto breve de la sagrada escritura:

EVANGELIODel santo Evangelio segn San Lucas15,1-7En aquel tiempo, se acercaba a Jess los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre s: Este recibe a los pecadores y come con ellos.Jess les dijo entonces esta parbola: Quin de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdi hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegra, y al llegar a su casa rene a los amigos y vecinos y le dice: Algrense conmigo porque ya encontr la oveja que se me haba perdido. Yo les aseguro que tambin en el cielo habr ms alegra por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirsePalabra del Seor.R. Gloria a ti, seor Jess.

REFLEXINLa Reflexin tiene que ser muy breve. Deber poner de relieve el amor de Dios hacia los hombres y, al mismo tiempo, introducir el examen de conciencia. El Ministro puede agregar sugerencias segn como lo vea (al igual puede preguntarles dinmicamente a los nios de que trato el evangelio)Queridos nios la palabra de Dios nos menciona: Que aunque seamos pecadores, pero que tengamos el propsito de arrepentimos, Dios nos perdona, porque l es siempre misericordioso con nosotros, su amor es tan grande, que a l no le importa si el pecado es muy grande, mientras haya arrepentimiento con amor y de tener la intencin de no volverlo a hacer. Por eso debemos revisar nuestras fallas que da con da realizamos en lo ms comn de nuestra vida.

ACTO PENITENCIALEl Ministro adaptara el examen de conciencia a la capacidad de los nios, haciendo breves indicaciones. Se completara con un breve momento de silencio. Me acuerdo de Dios en mi vida? Le rezo por la maana y por la noche? Quiero vivir de verdad como hijo suyo? Me porto bien en casa? Quiero a mi pap y a mi mam? Les hago caso en lo que me dicen? Ayudo en casa con alegra y sin protestar? Quiero a mis hermanos? Quiero a mis abuelos? Los trato con cario? En la escuela, Trabajo en serio? Hago caso de los maestros? Los respeto? Doy buen ejemplo a los dems compaeros? Procuro no estropear el material de clase? Hagobien las tareas? Soy buen compaero? Estoy dispuesto a ayudar a los dems cuando lo necesitan? Me preocupo de los compaeros a los que nadie hace caso ni presta atencin? Procuro ser puntual en la clase y crear ambiente de alegra y de trabajo? Me burlo de los que no les va bien en clase, o de los que siempre pierden en los juegos, o de los que no tienen tantas cosas como yo? Me peleo con los dems nios o nias? Quiero tener siempre la razn y que todo el mundo haga lo que a m me gusta? Tengo antipata u odio a alguien? Hablo mal de los otros nios? Los insulto o les pego? Me he apropiado de cosas que no eran mas? Digo mentiras? He sido envidioso? Me he credo superior a los dems? Soy servicial y hago favores? Comparto con los dems lo que tengo? Procuro ayudar de algn modo a los pobres y a todos los que la pasan mal? Procuro amar a todos como Jess me ama?Terminado el examen de conciencia el Ministro invita a los presentes a la oracin, con estas o semejantes palabras:Dios nos quiere mucho y esta siempre dispuesto a perdonarnos. Pero quiere que se lo pidamos. Despus de cada peticin, diremos:R. Pero t nos amas y t nos perdonas.Las siguientes peticiones pueden ser dichas por el Ministro, o por uno o varios de los nios, en forma alternada con las respuestas de los dems que estn presentes. Antes de las respuestas, que pueden tambin cantarse, es conveniente hacer una pausa breve.Seor y Padre nuestro: Muchas veces no nos hemos portadocomo deben portarse los hijos de Dios. R Hemos hecho enojar a nuestros papas y maestros. RNos hemos peleado unos con otros y nos hemos dicho malas palabras. R Hemos sido flojos (y en la escuela)y no ayudamos a nuestros paps.(ni a nuestros hermanos y amigos). RHemos sido presumidos y mentirosos. RHemos dejado de hacer el bien cuando se presentaba la ocasin. RConcluidas las peticiones, el Ministro dice:Ahora, como nos ense Jess, nuestro hermano mayor, vamos a pedirle a Dios, nuestro padre, que perdone nuestros pecados, dicindole:Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada da;perdona nuestras ofensas,como tambin nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin,y lbranos del mal.Acto de contricin y propsito de enmiendaLa contricin y el propsito de enmienda se pueden manifestar, en este caso, con algn signo. Cada nio puede dejar sobre una mesa dispuesta para esto, una hojita de papel donde haya escrito su oracin y su propsito. Al final de la celebracin las hojitas se quemaran como signo de que nuestras suplicas lleguen al cielo.Padre, me arrepiento de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer.Voy a procurar arrepentirme especialmente de(aqu cada nio, en silencio, expresa algn propsito especial) y cumplir siempre tu voluntad.El Ministro concluye con la siguiente oracin:Nuestro Padre Dios, que est en el cielo,nos busca siempre que nos desviamos del camino rectoy siempre est dispuesto a perdonarnos lo malo que hayamos hecho.Por eso, ahora, llenos de confianza, le pedimosque tenga misericordia de nosotros,perdone nuestro pecado y no lleve a la vida eterna.R. Amn

RITO DE CONCLUSINEl Ministro invita a los nios a dar gracias, lo que se puede hacer con un canto adecuado. Despus les da la bendicin final y los despide. La asamblea se puede disolver alabando y bendiciendo a Dios con un canto apropiado.

CELEBRACIN PENITENCIAL PARA JVENESLa celebracin penitencial debe prepararse junto con los jvenes para que conozcan de antemano su sentido y su finalidad, sepan bien los cantos, y tengan alguna informacin, aunque sea somera, acerca de los textos de la Sagrada Escritura que van a leerse; estn seguros de los textos que a cada uno le toca decir, de lo que cada uno va a hacer y del orden que van a seguir.

RITOS INICIALESEl ministro se santigua diciendo:En el nombre del Padre del hijo del Espritu Santo.R. AmnSALUDOEl saludo se hace con estas o semejantes palabras:Queridos jvenes: Nos hallamos aqu reunidos para celebrar este acto penitencial y renovar nuestra vida cristiana. No se trata, como muchos piensan, de una tarea difcil y triste, sino de algo que nos dar alegra y nos har mirara ms hacia un futuro que hacia un pasado. En efecto, por medio de la penitencia, Dios nos abre un camino nuevo que nos conduce, cada vez con mayor seguridad, a la plena libertad de los hijos de Dios. Cristo, al llamarnos a la conversin, nos abre una puerta para el Reino de los cielos, como lo revela claramente en la parbola del comerciante que, al encontrar una perla de gran precio, vende todo lo que tiene para poder comprarla. Con este ejemplo nos invita a renunciar a nuestra vida pasada para adquirir una vida nueva de mayor valor. Enseguida, se entona un canto que se refiera al llamado a una vida nueva o a la prontitud de corazn para seguir el llamado de Dios.Despus del canto y del saludo el ministro impone a los presentes el tema de la celebracin. Invita luego a orar, hace una pausa de silencio y concluye con la siguiente oracin:ORACIN COLECTADios y Padre nuestro, t que nos has llamado de las tinieblas a la luz,de la mentira a la verdad y de la muerte a la vida,infunde en nosotros tu Espritu Santo,a fin de que abra nuestros odos y fortalezca nuestro corazn,para que veamos con claridad la vocacin a que nos llamasque ha de conducirnos hacia ti.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

LITURGIA DE LA PALABRAPRIMERA LECTURADe la carta del apstol san Pablo a los romanos7, 18-25Hermanos: Bien s yo que nada bueno hay en m, es decir, en mi naturaleza humana deteriorada por el pecado. En efecto, yo puedo querer hacer bien, pero no puedo realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, si no mal que no quiero; y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado, que habita en m.Descubro, pues, en m esta realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal. Y aunque en lo ms ntimo de mi ser me agrada la ley de Dios, percibo en mi cuerpo una tendencia contraria a mi razn, que me esclaviza a la ley del pecado, que est en mi cuerpo. Pobre de m! Quin me librar de este cuerpo, esclavo de la muerte? La gracia de Dios, por medio de Jesucristo, nuestro Seor! Resumiendo: soy yo mismo quien con la muerte sirvo a la ley de Dios y con mis desordenes apetitos vivo esclavo de la ley del pecado.Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

SALMO RESPONSORIALDel Salmo 122R. Nuestros ojos estn fijos en el Seor Dios nuestro.En ti, Seor, que habitas en lo alto,fijos los ojos tengo,como fijan sus ojos en las manosde su seor, los siervos. R.As como la esclava en su seoratiene fijos los ojos, fijos en el seor esta los nuestros,hasta que Dios se apiade de nosotros. R.Ten piedad de nosotros, ten piedad,porque estamos, Seor, hartos de injurias;saturados estamos de desprecios de insolencias y burlas. R.

EVANGELIODel santo evangelio segn San Mateo13, 44-46En aquel tiempo, Jess dijo a la multitud: El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegra, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.El Reino de los cielos se parece tambin a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.Palabra del Seor.R. Gloria a ti, seor Jess.

REFLEXINEl da de hoy la lectura nos est dando un mensaje muy claro. Nos dice que para entrar al reino de los cielos es necesario apartarnos del pecado y luchar por el reino, puesto que en realidad va a ser una constante lucha y en nuestro interior ocurrir de igual modo, es la ley del pecado que combate en nosotros contra Dios.Pero Jess nos invita a que no dejemos pasar la ocasin cuando el Reino viene a nosotros. Porque unos han buscado durante aos la palabra, o la persona, o la esperanza que dara un nuevo sentido a su vida. Y un da les sale al encuentro. A veces el hallazgo fue modesto: una palabra de perdn, un gesto de amistad verdadera, el primer compromiso que nos ofrecieron para que lo tomramos. Pero comprendimos al instante que este era el encuentro con lo que realmente vale, y entramos alegres al Reino.Pero no siempre el camino de Dios es fcil, est lleno de muchos obstculos y de diferentes salidas cmodas y mejores supuestamente, pero en realidad est en nosotros elegir, seguir por el camino difcil, pero vale la pena o salirnos de l o caer en el conformismo, el camino del seor es muy largo y doloroso pero la recompensa ser muy grande y valdr la pena. Valdrn la pena esas huellas en nosotros de la batalla en la cual solo se resultara vencedor si duras y permaneces en el camino del seor, pero la pregunta ahora ser Cmo seguir este camino o que es lo que debo hacer?Hay que vender todo despojarse de costumbres, diversiones que ocupaban nuestra vida sin llenarla. Y cuando vulva la noche de las pruebas, las tentaciones, el regreso de esa vida antigua a la que estbamos acostumbrados, es cuando debemos esconder el tesoro, valorarlo. Ese tesoro es el perdn, que nos lleva a reconocer el amor de Dios sobre nuestros pecados.Por lo cual es necesario hacer una recapitulacin en la vida de Jess, el cual con su vida nos ha dado un gran ejemplo de vida y ha marcado el camino. Si nos ponemos a pensar que es lo que me dijo con su vida encontraremos que l nos predic y promovi la humildad, la fe en el padre, y sobre todo el amor. El amor a lo que haca, a lo que tena que hacer y amor en si a todo. Y de aqu se desprenden muchas cosas el amor inclusive la cruz pero sobretodo nos dio una misin, la cual fue de llevar su palabra a los rincones de la tierra, y en especial a aquellos que ms lo necesitaban.Es necesario tomarnos un pequeo momento de reflexin y ms que nada hacernos la pregunta voy bien por el camino?Qu muestra de amor ms grande que la de quien da la vida por sus amigos? l no solo dio la vida por sus amigos si no que la dio por todos nosotros, y acaso le hemos agradecido? No hermanos, por eso hoy estamos reunidos para agradecerle por todo ese amor que nos ha brindado aunque a veces nos apartamos de l y del gran camino que nos ha dado pero el siempre es misericordioso y nos acoge siempre pidamos pues hermanos el perdn de las veces que nos hemos apartado de l, con un corazn sincero y lleno de arrepentimiento.

ACTO PENITENCIALDespus de la Reflexin se procede al examen de conciencia que puede hacerse conforme al texto. Siempre deber haber un tiempo de silencio, para que se pueda completar el examen de conciencia de una manera ms personal. (Analizar de la gua prctica para el sacramento de la confesin Folleto anexo). El Ministro introduce el acto penitencial de la manera siguiente:Nuestro Seor Jesucristo llam a los pecadores al Reino de su Padre. Por consiguiente, cada uno de nosotros haga un acto de contricin en lo ntimo de su corazn y un propsito concreto de enmienda.Despus de un breve momento de silencio, todos dicen:Dios mo me pesa de todo corazn haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, y el pecado te desagrada. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a ofenderte y hacer penitencia.Ministro:Seor, Dios nuestro, t conoces todas las cosas. Conoces la sincera voluntad que tenemos de servirte mejor a ti y a nuestros hermanos. Vulvete a mirarnos y escucha nuestras splicas. Despus de cada peticin diremos:R. Escchanos SeorDanos la gracia de la verdadera conversin. R.Despierta en nosotros el espritu de penitencia y confirma nuestros propsitos de enmienda. R. Perdona nuestros pecadosy mira con bondad nuestros defectos. R.Llena nuestros corazones de confianzay de generosidad. R. Haz que seamos discpulos fieles de tu hijoy miembros vivos de tu iglesia. R.Concluidas las peticiones, el Ministro dice:Que Dios, nuestro Padre, que no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva, acepte el reconocimiento, de nuestros pecados y nos haga objeto de su gran misericordia, a los que vamos a orar como su Hijo nos ense:Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada da;perdona nuestras ofensas,como tambin nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin,y lbranos del mal.R. AmnTerminado el Padrenuestro, el Ministro dice la oracin conclusivaDios y Padre nuestro,que por tu gracia nos conviertesde pecadores en justos,concdenos tu ayuda, para que,ya que hemos sido justificados por la fe,no nos falte la fortaleza necesariapara preservar hasta el fin.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

RITO DE CONCLUSINLa celebracin concluye con la bendicin final y la despedida. La asamblea se puede disolver alabando y bendiciendo a Dios con un canto apropiado.

CELEBRACIN PENITENCIAL PARA ADULTOS

RITOS INICIALESEl ministro se santigua diciendo:En el nombre del Padre del hijo del Espritu Santo.R. AmnSALUDORecordando una antigua tradicin, en la que los penitentes se reconciliaban al final de la Cuaresma, el Jueves Santo, para celebrar la Pascua, tambin nosotros nos reunimos este da. Hemos realizado un largo camino cuaresmal.la comunidad cristiana sea esmerado en vivir este tiempo penitencial como un camino de preparacin a la Pascua de Resurreccin. Ahora queremos completar esta preparacin, celebrando el sacramente de la penitencia o reconciliacin. Que esta celebracin nos acerque ms al misterio Pascual, centro de nuestra vida cristiana.ORACIN COLECTAEscucha Padre, nuestra splica humilde,t eres justo y misericordioso con todos. T nos conoces como somos.Y t sabes bien nuestros deseos sinceros de parecernos a tu Hijo Jess.Danos la gracia de volver a ti y volver a la amistad que t mismo nos ofreces. Por Jesucristo nuestro Seor.R. Amn

LITURGIA DE LA PALABRAPRIMERA LECTURALectura del profeta Isaas58,1-12Grita con fuerte voz no te contengas, levanta la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus rebeldas, a la descendencia de Jacob sus pecados. Me buscan a diario, desean conocer mi voluntad como si fuera un pueblo que se comporta rectamente, que no quisiera apartarse de lo que Dios considera que es justo. Me piden sentencias justas, desean estar cercas de Dios. Y, sin embargo, dicen: Para qu ayunar si t no te das cuenta? Para qu mortificarnos si t no te enteras?.En realidad utilizan ese da de ayuno para hacerlo que les da la gana y explotar a sus trabajadores. Ayunan entre pleitos y rias, golpeando cruelmente con el puo. No ayunen de esta manera, si quieren que su voz se escuche en el cielo. Es a caso se el ayuno que yo quiero, cuando alguien decide mortificarse?, inclinan la cabeza como una caa y se acostan sobre la cenizas con vestidos de luto. A eso llama ayuno, da grato al seor?El ayuno que yo quiero es este: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, que compartas el pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropa al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes. Entonces brillar tu luz como aurora y tus heridas sanarn enseguida. Tu recto proceder caminara ante ti y te seguir la gloria del seor. Entonces invocar al seor, y el te responder pedir auxilio, y te dir; Aqu estoy. Se alejar de ti toda opresin, si dejas de acusar con el dedo y de levantar calumnias; si repartes tu pan al hambriento y sacias al que desfallece, entonces surgir tu luz en las tinieblas y tu oscuridad se convertir en medio da. El seor te guiar siempre, te saciar en el desierto y te fortalecer. Sers como un hurto regado, como un manantial inagotable; reconstruirs viejas ruinas, edificars sobr los antiguos cimientos, te llamarn reparador de brechas y restaurador de viviendas en ruina.Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

SALMO RESPONSORIALDel Salmo 22R. El seor es mi pastor, nada me falta.El seor es mi pastor nada me falta:en verdes praderas me hacer recostar. R.Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;me gua por el sendero justo,por el honor de su nombre. R.Aunque camine por caadas oscuras nada temo, porque t vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.Preparas una mesa ante m enfrente de mis enemigos;me unges la cabeza con perfume,y mi copa rebosa. R.T bondad y t misericordiame acompaan todos los das de mi vida,y habitar en la casa del seorpor aos sin trmino. R.EVANGELIODel santo evangelio segn San Mateo5, 1-12En aquel tiempo: al ver tanta gente, Jess se subi a la montaa, y se le acercaron sus discpulos. Entonces comenz a ensearle con estas palabras:Dichosos los pobres de espritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los afligidos, porque Dios los consolar. Dichosos los humildes, porque heredarn la tierra. Dichosos los que tienen, hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciar. Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendr misericordia de ellos. Dichosos los limpios de corazn, porque ellos vern a Dios. Dichosos los que construyen la paz, porque Dios los llamar sus hijos. Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los cielos.Dichosos sern ustedes cuando los injurien y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa ma. Algrense y regocjense, porque ser grande su recompensa en los cielos, pues as persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.Palabra del Seor.R. Gloria a ti, seor Jess.

REFLEXINJess ha proclamado el mandamiento nuevo: amarnos unos a otros como l nos am. l vino a perfeccionar la ley antigua. Y nos da en el sermn del monte las orientaciones para entender la vida cristiana a su estilo. Las bienaventuranzas son el corazn del evangelio. En el fundamento de las bienaventuranzas est la confianza plena en el Padre. l nunca nos abandonar. Nunca nos negar su amor y su ayuda. Nunca dejar de perdonarnos. Por eso quiere decirnos que, aunque estemos en situaciones difciles y hasta angustiosas, si confiamos en Dios, podremos sentir el gozo de su presencia y de su amistad.Jess nos abre el camino para ser felices. Todos queremos alcanzar la felicidad. Pero la buscamos por caminos que no nos llevan a ella. Jess nos lo indica. En el sufrimiento, en la persecucin, en la carencia de cosas, podemos encontrar el gozo. Todo est en vivir como l, no ambicionar ms de lo que necesitamos. Y, si estamos en el peor de los momentos, el Padre nos consuela, porque nos confiamos a su amor y cuidado. Jess es el primer bienaventurado, porque puso su confianza en el Padre.Los pobres, los perseguidos, los que luchan por la justicia no son felices por lo que hacen. Lo son, porque Dios los ama. Y el Padre ve, siente y quiere estar con los ms desprotegidos y con los ms necesitados de su amor.

ACTO PENITENCIALEl Ministro introduce el acto penitencial de la manera siguiente:Nuestro Seor Jesucristo llam a los pecadores al Reino de su Padre. Por consiguiente, cada uno de nosotros haga un acto de contricin en lo ntimo de su corazn y un propsito concreto de enmienda.Despus de un breve momento de silencio, todos dicen:Dios mo me pesa de todo corazn haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, y el pecado te desagrada. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a ofenderte y hacer penitencia.Ministro:Seor, Dios nuestro, t conoces todas las cosas. Conoces la sincera voluntad que tenemos de servirte mejor a ti y a nuestros hermanos. Vulvete a mirarnos y escucha nuestras splicas. Despus de cada peticin diremos:R. Te damos gracias, seor.Porque Jess nos ha reconciliado R.Porque en la Iglesia formamos la familia de tus hijos. R.Porque nos hace experimentar tu amor y tu perdn. R.Porque nos llamas a vivir en fraternidad. R.Porque nos llamas a dar testimonio de tu amor. R.Porque quieres que seamos felices. R.Porque quieres que vivamos como hermanos. R.Concluidas las peticiones, el Ministro dice:Que Dios, nuestro Padre, que no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva, acepte el reconocimiento, de nuestros pecados y nos haga objeto de su gran misericordia, a los que vamos a orar como su Hijo nos ense:Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada da;perdona nuestras ofensas,como tambin nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin,y lbranos del mal.R. AmnTerminado el Padrenuestro, el Ministro dice la oracin conclusivaDios y Padre nuestro,que por tu gracia nos conviertesde pecadores en justos,concdenos tu ayuda, para que,ya que hemos sido justificados por la fe,no nos falte la fortaleza necesariapara preservar hasta el fin.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

RITO DE CONCLUSINORACIN CONCLUSIVAGracias, Padre, porque solo quieres que seamos felices.Nos sealas un proyecto de felicidad, segn el Evangelio de Jess, tu Hijo.T nos llamas a vivir en tu amor y en tu amistad.Danos ese gusto permanente de estar junto a ti,de sentir los ideales de Jess, nuestro hermano,de vivir la presencia de tu espritu, en nuestro interior.Que todos caminemos con tu espritu que es el espritu, de las bienaventuranzas.Te lo pedimos por Cristo nuestro Seor.R. AmnLa celebracin concluye con la bendicin final y la despedida. La asamblea se puede disolver alabando y bendiciendo a Dios con un canto apropiado.

EXEQUIAS DE NIOSMONICIN DE ENTRADAEl ministro, junto a la puerta de la Iglesia, saluda a los familiares del nio difunto con las siguientes palabras:Queridos familiares: Ante esta profunda pena que los embarga a ustedes por la muerte de este nio (esta nia) al que tanto amaban, sus amigos y conocidos aqu presentes quieren testimoniarles su amistad y solidaridad.Tambin la Iglesia, representada por los amigos de ustedes que estn bautizados y por m mismo, deseamos en estos deseos de dolor confortarlos y pedir al Dios de todo consuelo que los ayude a ustedes a soportar con fe esta gran tribulacin.A continuacin, se introduce el cuerpo sin vida en la Iglesia y se pone ante el altar, colocando si es posible, junto al Sirio Pascual, y una vez que los familiares han llegado a su lugar se empieza la celebracin.

RITOS INICIALESEl ministro se santigua diciendo:En el nombre del Padre del hijo del Espritu Santo.R. AmnMientras se enciende el Cirio Pascual se dice:Junto al cuerpo ahora sin vida, de nuestro hermano (a) N., encendemos, Seor Jesucristo, esta llama, smbolo de tu cuerpo glorioso y resucitado; que el resplandor de esta luz ilumine nuestras tinieblas y alumbre nuestro camino de esperanza, hasta que lleguemos a ti, claridad eterna, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.R. AmnORACIN COLECTAPadre clementsimo que por uno de esos designios tuyos,que no podemos entender, pero que estn llenos de amor y sabidura,has querido llamar a ti, desde el comienzo mismo de su vida,a este nio (a), hijo tuyo por el bautismo,concdenos vivir de tal maneraque algn da podamos reunirnos en la gloria de tu Reino.Por Nuestro Seor JesucristoR. Amn

LITURGIA DE LA PALABRAPRIMERA LECTURADel libro de la Sabidura4, 7-15Aunque muera prematuramente el justo tendr descanso.No son muchos los das los que hacen venerable la vejez, no se mide la vejez por el nmero de aos. Las canas del hombre son la prudencia y la edad avanzada consiste en una vida sin tacha.Fue agradable para Dios, y Dios lo am. Entre pecadores viva, y Dios se lo llev. Se lo llev para que la maldad no pervirtiera su conciencia, para que la perfidia no sedujera su alma. Porque el vicio es una fascinacin que ensombrece la virtud y el vrtigo de la pasin pervierte la mente que no conoce la malicia.En poco tiempo maduro y cumpli muchos aos. Su alma fue agradable a Dios y se apresur a salir de la maldad. La gente lo ve y no lo comprende ni se da cuenta de que el Seor ama a sus elegidos y se apiada de ellos y cuida de ellos que le son fieles.Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

SALMO RESPONSORIALSalmo 114R. Caminar ante el Seor por la tierra de los vivos.El Seor es bueno y justo,nuestro Dios es compasivo.A m, dbil, me salvoy protege a los sencillos. R. Aun abrumado de desgracias,siempre confi en Dios;Aun cuando en mi afliccin pensaba:Los hombres son unos mentirosos. R.

SEGUNDA LECTURADe la Carta del apstol San Pablo a los Romanos.6, 3-9Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jess por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con l en su muerte, para que, as como Cristo resucit de entre los muertos, para la gloria del Padre, as tambin nosotros llevemos una vida nueva.Porque, si hemos estado ntimamente unidos a l por una muerte semejante a la suya, tambin lo estaremos en su resurreccin. Por lo tanto, si hemos muerto por Cristo, estamos seguros de que tambin viviremos con l; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morir. La muerte ya no tiene dominio sobre l.Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

ACLAMACIN ANTES DEL EVANGELIOR. Honor y gloria a ti Seor Jess.Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador, Jesucristo.R. Honor y gloria a ti Seor Jess.

EVANGELIODel santo evangelio segn San Lucas7, 11-17En aquel tiempo, se diriga Jess a una poblacin llamada Nan, acompaado por sus discpulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la poblacin se encontr con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo nico de una viuda, a la acompaaba una gran muchedumbre.Cuando el Seor la vio, se compadeci de ella y le dijo: No llores. Acercndose al atad, lo toc y los que los llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jess: joven, yo te lo mando: levntate. Inmediatamente el que haba muerto se levant y comenz a hablar. Jess se lo entreg a su madre.Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.La noticia de este hecho se divulg por toda Judea y por las regiones circunvecinas.Palabra del Seor.R. Gloria a ti, seor Jess.

REFLEXINHermanos: La muerte siempre es difcil, y ms cuando se trata de la muerte de un nio; muchas veces no podemos comprender el por qu de muchas cosas, pero podemos confiar en la infinita misericordia de Dios que nos protege siempre.Nos dice la Escritura: que los aos de un hombre no se miden por el color de sus cabellos, si no en lo que ha hecho, en lo que ha amado; y este nio ya cumpli con su misin lo que tena que hacer, y aunque fsicamente tuvo pocos aos de vida, su edad fue grande, por que hizo lo que tena que hacer Su misin.Dios se lo ha llevado tal vez para que su alma y cuerpo no fueran corrompidos, por la maldad de los hombres; su alma ha sido agradable a Dios, y se apresur a llevrselo.Ahora ustedes los padres de este nio, pueden experimentar lo que experiment la Virgen Mara: Una espada atravesar tu corazn. Esta misma espada ha atravesado el corazn de ustedes; pero si contemplamos la posicin de Mara, podemos ver que es una posicin de dolor, angustia y de desesperacin, pero tambin es de paz y amor, han matado a su Hijo, pero est consciente de que el Seor as lo ha preparado. La muerte de Jess, es el cumplimiento de su misin (lo que tena que hacer) que el Padre le ha confiado, y Mara como Jess lo sabe y lo acepta.Igual que al joven del Evangelio Jess lo resucitar el da final. Y estemos seguros de que este nio goza ya de la presencia de Dios.Despus de la Reflexin, se hace, como de costumbre, la plegaria universal, con el siguiente formulario u otro parecido:ORACIN UNIVERSALPidamos al Seor, que atendi la voz de su Hijo cuando en la cruz le present sus oraciones y splicas, que se compadezca de las nuestras. Despus de cada peticin diremos:R. Te rogamos Seor.Para que el Seor, que llor anta la tumba de su amigo Lzaro y se compadeci ante las lgrimas de la viuda de Nan, que lloraba la muerte de su hijo nico, se compadezca tambin de la padre y familiares del pequeo (a) N., roguemos al Seor. R. Para que les de fuerza necesaria para superar esta pena, a fin de que sepan hallar en la fe consuelo y esperanza, roguemos al Seor. R.Por todos los que han muerto en la esperanza de la resurreccin, para que Dios lo ilumine con la claridad de su rostro, roguemos al Seor. R.Para que afiance al Pueblo cristiano en la fe y en la unidad, y libre al mundo entero de todos los males, roguemos al Seor. R.Concluidas las peticiones, el Ministro dice:Dios, Padre bueno y justo,inclinados humildemente ante el misteriode unos designios que no comprendemos,te pedimos que escuches nuestras oraciones,ilumines las tinieblas en que nos sume nuestro dolory nos concedas vivir eternamente contigoy con el nio (la nia) N. en la felicidad de tu reino.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

RITO DE COMUNINAcabada la oracin universal, o de los fieles, el celebrante toma el corporal, lo extiende cuidadosamente en el altar y se dirige al sagrario donde se guarda la Eucarista, toma el copn con el Cuerpo del Seor, lo pone sobre el altar y hace una genuflexin.Despus el ministro, de pie, inicia con estas o parecidas palabras:Fieles a la recomendacin del salvador y siguiendo su divina enseanza nos atrevemos a decir llenos de fe y esperanza:Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada da;perdona nuestras ofensas,como tambin nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin,y lbranos del mal.R. AmnLuego, si se cree conveniente, invita a los fieles a darse la paz, con estas palabras:Como hijos de Dios, dense ahora un signo de comunin fraterna.Y todos, de acuerdo con la costumbre del lugar se dan mutuamente un signo de paz y de caridad.Una vez que se ha hecho esto, el ministro hace genuflexin, toma la hostia y sostenindola un poco elevado sobre el copn o el recipiente, vuelto hacia el pueblo, dice:Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos nosotros los invitados a la cena del Seor.R. Seor yo no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastar para sanarme.Si el ministro va a comulgar dice en secreto:Que el cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. Despus toma el copn, se acerca el pueblo, elevando la hostia, la muestra a cada uno y dice:El cuerpo de Cristo.R. AmnMientras se distribuye la comunin puede entonarse un canto apropiado. Acabada la distribucin de la comunin, si se encuentran algunos fragmentos en el platillo, el ministro los deposita en el copn y se purifica las manos, si lo juzga necesario. Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexin y vuelve a su lugar.Entonces se puede observar un breve tiempo de silencio.A continuacin del silencio sagrado, el ministro concluye con la oracin despus de la comunin, del da.ORACIN DESPUS DE LA COMUNIN T que nos has alimentado con esta Eucarista,y por medio de la muerte de tu Hijonos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete,concdenos, Seor, llegar, por medio de su resurreccin,a la meta de nuestra esperanza.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

CONCLUSINSe prosigue con el ultimo adis al cuerpoLTIMO ADIS Dios todo poderoso, en su infinita providencia, ha querido llamar junto a si a este nio (esta nia), hijo suyo (hija suya). Nosotros vamos ahora a enterrar su cuerpo, pero creemos firmemente que florecer en una vida mejor, que ser eterna. Con esta esperanza firme y confiado en que el (ella) est ya junto a Dios, supliquemos al Seor que consuele a sus padres y familiares, y a todos nosotros nos ayude a vivir con el corazn puesto en el cielo.

INVOCACIONESR. Seor, recbelo en tu reino.Acudan Santos de Dios, salgan a su encuentro ngeles del Seor. R. Que Cristo, que te llamo, te reciba; y que el coro de los ngeles te introduzca en el cielo. R.Dale, Seor, el descanso eterno y brille para l (ella) la luz eterna. R.El celebrante se dirige a la comunidad para hacer la oracin final:ORACIN FINALOremosQue la comunin de cuerpo y la sangre de tu Hijo nos conforte,Seor, en las dificultades de esta vida,y reanime en nosotros la feliz esperanza de la vida futura.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. AmnEl que preside termina la celebracin diciendo: Seor, dale el descanso eterno. R. Y brille para el (ella) la luz perpetua.Descanse en paz. R. As sea.Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. R. AmnVayamos en paz. R. Demos gracias a Dios.

EXEQUIAS DE UN ADULTOMONICIN DE ENTRADAEl ministro, junto a la puerta de la Iglesia, saluda a los familiares del difunto con las siguientes palabras:Hermanos: La muerte de nuestro hermano (nuestra hermana) N., nos entristece y nos recuerda, una vez ms, hasta qu punto es frgil y breve la vida del hombre. Pero, en este momento triste la fe nos debe confortar porque nos asegura que Cristo vive eternamente y que el amor que l nos tiene es ms fuerte que la misma muerte. Que nuestra esperanza no vacile. Que el Padre de la misericordia y Dios de todo consuelo nos conforte en esta tribulacin.Se roca el atad con agua bendita.Despus de haber rociado con agua bendita, se introduce el cadver en la Iglesia y se pone ante el altar, colocando, si es posible, junto al Cirio Pascual. Una vez que los familiares del difunto se han colocado en sus lugares, empieza la celebracin mientras todos se santiguan:

RITOS INICIALESEl ministro se santigua diciendo:En el nombre del Padre del hijo del Espritu Santo.R. AmnMientras se enciende el Cirio Pascual se dice:Junto al cuerpo ahora sin vida, de nuestro hermano (nuestra hermana) N., encendemos, Seor Jesucristo, esta llama, smbolo de tu cuerpo glorioso y resucitado; que el resplandor de esta luz ilumine nuestras tinieblas y alumbre nuestro camino de esperanza, hasta que lleguemos a ti, claridad eterna, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.R. AmnORACIN COLECTASeor, Padre omnipotente,T que nos has dado la certezade que en los fieles difuntos se realice el misterio de tu Hijo muerto y resucitado,por esta fe que profesamos, concede a nuestro hermano (nuestra hermana) N.que acaba de participar de la muerte de Cristo,participe tambin de su gloriosa resurreccin.Por nuestro Seor JesucristoR. AmnLITURGIA DE LA PALABRAPRIMERA LECTURADel libro de la Sabidura3, 1-9Las almas de los justos estn en las manos de Dios y no los alcanzar ningn tormento.Los insensatos pensaban que los justos haban muerto,que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destruccin.Pero los justos estn en paz.La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. despus de breves sufrimientosrecibirn una abundante recompensa,pues Dios los puso a prueba y los hall dignos de s.Los prob como oro en el crisoly los acept como un holocausto agradable.En el da del juicio brillarn los justoscomo chispas que se propagan en un caaveral.Juzgarn a las naciones y dominarn a los pueblos, y el Seor reinar eternamente sobre ellos.Los que confan en el Seor comprendern la verdad y los que son fieles a su amor permanecern a su lado,porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

SALMO RESPONSORIALSalmo 62R. De ti, Seor, sedienta est mi almaSeor, t eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta est mi alma.Seor, todo mi ser te aora, como el suelo reseco aora el agua. R.Para admirar tu gloria y tu poder,con este afn te busco en tu santuario.Pues mejor es tu amor que la existencia; Siempre, Seor, te alabarn mis labios. R.Podr as bendecirte, mientras vivay levantar en oracin mis manos.De lo mejor se saciar mi alma;te alabar con jubilosos labios. R.T eres, Seor, mi auxilioy a tu sombra canto con gozo.A ti se adhiere mi almay tu diestra me da seguro apoyo. R.

SEGUNDA LECTURALectura de la primera carta del apstol san Pablo a los Tesalonicenses4, 13-14. 17-18Hermanos, no queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jess muri y resucit, de igual manera debemos de creer que, a los que mueren en Jess, Dios lo lleva con l.Los que quedemos vivos, seremos arrebatados justamente con ellos entre nubes, por el aire, para ir al encuentro del Seor, y as estaremos siempre con l. Consulense, pues, unos a otros con estas palabras.Palabra de DiosR. Te alabamos, Seor

ACLAMACIN ANTES DEL EVANGELIOR. Honor y gloria a ti Seor Jess.Tanto am Dios al mundo, que le entreg a su Hijo nico, para que todo el que crea en l tenga vida eterna.R. Honor y gloria a ti Seor Jess.

EVANGELIODel santo evangelio segn San Juan11, 17-27En aquel tiempo, cuando lleg Jess a Betania, Lzaro llevaba ya cuatro das en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusaln, como a unos dos kilmetros y medio, y muchos judos haban ido a ver a Martha y a Mara para consolarlas por la muerte de su hermano.Apenas oy Martha que Jess llegaba, sali a su encuentro, pero Mara se qued en casa. Le dijo Martha a Jess. Seor, si hubieras estado aqu, no habra muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te conceder cuanto le pidas.Jess le dijo: Tu hermano resucitar. Martha respondi; Ya s que resucitar en la resurreccin del ltimo da. Jess le dijo: Yo soy la resurreccin y la vida. El que cree en m, aunque haya muerto, vivir; y todo aquel que est vivo y cree en m, no morir jams. Crees t esto? Ella le contest: S, Seor. Creo firmemente que t eres el Mesas, el Hijo de Dios, el que tena que venir al mundo. Palabra del Seor.R. Gloria a ti, seor Jess.

REFLEXINSeor, si hubieras estado aqu, no habra muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te conceder cuanto le pidas. En esas palabras de Martha, hermana de Lzaro, se expresan los dos sentimientos que nos embargan en estos momentos: Dolor por la separacin de un ser querido y, a la vez, esperanza firme de que se trata efectivamente de una separacin, pero no de una prdida. Cuando se trata de la muerte de alguien a quien amamos, damos cuenta de que la vida humana es demasiado valiosa para desaparecer sin dejar rastro. Los cristianos creemos que la muerte no es un trmino, sino un trnsito; no es una ruptura, sino una transformacin. Creemos adems que, cuando nuestra existencia temporal llega al lmite de sus posibilidades, en ese lmite se encuentra no con el vaco de la nada, sino con las manos de Dios vivo, que recibe esa realidad y convierte esa muerte en semilla de resurreccin.La muerte es ciertamente la crisis fundamental del hombre; alguien ha dicho, irnicamente, que la muerte es el embargo de todo lo que es y de todo lo que tiene el hombre. Si realmente es el Dios fiel y veraz, el Padre misericordioso, el amigo y aliado del hombre, no puede contemplar indiferente lo que le ha ocurrido a su hijo. Dios est ah para responder por l y su respuesta es el cumplimiento de la promesa de vida y de resurreccin.San Pablo deca a sus fieles de Tesalnica, en un trance parecido al que ahora estamos viviendo: No vivan tristes, como los que no tienen esperanza. El apstol no prohbe a sus cristianos la tristeza; pero les advierte que su tristeza no tiene por qu ser desesperada. A la separacin suceder el reencuentro, en un plazo ms o menos prximo, pero en todo caso seguro y ya a salvo de todo destino. Porque no hay dos vidas, sta y la otra; lo que se suele designar como la otra vida no es, en realidad, sino sta en plenitud. La que haba comenzado con el bautismo y la fe quien cree tiene la vida eterna, y que ahora se consuma en la comunin inmediata con el ser mismo de Dios.Por otra parte, estamos reunidos aqu tambin para rezar por nuestro hermano. La separacin que la muerte representa no significa que el difunto queda fuera del alcance de nuestro amor si no que nuestro amor le llega, en la medida que lo necesite, en forma de oracin. Y toda la Iglesia ahora se une a nosotros, garantizando, con su intercesin, a este hijo suyo en el momento crtico de su presencia ante Dios. No comparece solitario; nosotros estamos con l las palabras consoladoras del Evangelio: Te felicito, siervo bueno y fiel. Entra a tomar parte en la alegra de tu Seor.Con estos sentimientos de dolor esperanzado, de amor solidario, participemos en la Eucarista que ofreceremos ahora en reparacin de nuestro hermano; una Eucarista que es, a la vez, celebracin de su encuentro con Cristo y expresin de nuestra fe en la resurreccin.Despus de la Reflexin, se hace, como de costumbre, la plegaria universal, con el siguiente formulario u otro parecido:ORACIN UNIVERSALCon la fe puesta en la resurreccin de Cristo, primognito de entre los muertos, que transformar nuestros cuerpos humildes, segn el modelo de su cuerpo glorioso, oremos al Seor:R. Te rogamos Seor.Para que el Seor libre a su siervo (sierva) N. del poder de las tinieblas y le conceda gozar de la luz eterna, roguemos al Seor. R.Para quien abri el paraso al ladrn arrepentido extienda ahora su mano bondadosa a aquel (aquella) que, a pesar de sus pecados, vivi en comunin con su Iglesia, roguemos al Seor. R.Para que el Seor lo (la) purifique de toda culpa, lo libre de todo castigo merecido por sus pecados y le conceda celebrar la salvacin que su hijo nos mereci, roguemos al Seor. R.Para que le conceda el gozo eterno en aquel lugar donde ya no hay dolor ni lgrimas ni muerte, sino la vida sin fin, roguemos al Seor. R.Para que a nosotros y a nuestro hermano (nuestra hermana) nos conceda llegar, alegres y llenos de buenas obras, a la vida eterna, roguemos al Seor. R.Concluidas las peticiones, el Ministro dice:Escucha, Seor, nuestra oraciny concede la paz y la alegra del Espritu Santoa nuestro hermano (nuestra hermana) N.,al que esta vida mortalrodeaste con tu amor infinito.Por Jesucristo, nuestro Seor. R. Amn

RITO DE COMUNINAcabada la oracin universal, o de los fieles, el celebrante toma el corporal, lo extiende cuidadosamente en el altar y se dirige al sagrario donde se guarda la Eucarista, toma el copn con el Cuerpo del Seor, lo pone sobre el altar y hace una genuflexin.Despus el ministro, de pie, inicia con estas o parecidas palabras:Fieles a la recomendacin del salvador y siguiendo su divina enseanza nos atrevemos a decir llenos de fe y esperanza:Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu reino;hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada da;perdona nuestras ofensas,como tambin nosotros perdonamosa los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentacin,y lbranos del mal.R. AmnLuego, si se cree conveniente, invita a los fieles a darse la paz, con estas palabras:Como hijos de Dios, dense ahora un signo de comunin fraterna.Y todos, de acuerdo con la costumbre del lugar se dan mutuamente un signo de paz y de caridad.Una vez que se ha hecho esto, el ministro hace genuflexin, toma la hostia y sostenindola un poco elevado sobre el copn o el recipiente, vuelto hacia el pueblo, dice:Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos nosotros los invitados a la cena del Seor.R. Seor yo no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastar para sanarme.Si el ministro va a comulgar dice en secreto:Que el cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. Despus toma el copn, se acerca el pueblo, elevando la hostia, la muestra a cada uno y dice:El cuerpo de Cristo.R. AmnMientras se distribuye la comunin puede entonarse un canto apropiado. Acabada la distribucin de la comunin, si se encuentran algunos fragmentos en el platillo, el ministro los deposita en el copn y se purifica las manos, si lo juzga necesario. Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexin y vuelve a su lugar.Entonces se puede observar un breve tiempo de silencio.A continuacin del silencio sagrado, el ministro concluye con la oracin despus de la comunin, del da.ORACIN DESPUS DE LA COMUNIN T que nos has alimentado con esta Eucarista,y por medio de la muerte de tu Hijonos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete,concdenos, Seor, llegar, por medio de su resurreccin,a la meta de nuestra esperanza.Por Jesucristo, nuestro Seor.R. Amn

CONCLUSINSe prosigue con el ultimo adis al cuerpoLTIMO ADIS Antes de entregar a la tierra, de donde fue formado el cuerpo de nuestro hermano (nuestra hermana) N. despidmonos de l (ella) con el ltimo gesto de respeto y amor fraternal cristiano.Hecho templo vivo de Dios por el bautismo, particip despus en la vocacin a la que Cristo lo llam.Este ltimo adis est marcado, por la gratitud y el reconocimiento hacia una vida gastada en el servicio de Dios sirviendo a su familia y a su prjimo.Que nuestra oracin encomiende a nuestro hermano (nuestra hermana) N. en las manos del Padre celestial, por intercesin de la santsima virgen Mara, la madre del Seor y nuestra.INVOCACIONESR. Seor, recbelo (recbela) en tu reino.Acudan, Santos de Dios, salgan a su encuentro ngeles del Seor. R. Que Cristo, que te llamo, te reciba; y que el coro de los ngeles te introduzca en el cielo. R.Dale, Seor, el descanso eterno y brille para l (ella) la luz eterna. R.El celebrante se dirige a la comunidad para hacer la oracin final:ORACIN FINALOremosPor medio de la Palabra,que ya desde ahora nos comunica tu fuerza,concdenos vivirla Padre misericordioso,para as por tu amor, participar de la vida eterna.Por Jesucristo nuestro Seor. R. AmnEl que preside termina la celebracin diciendo: Seor, dale el descanso eterno. R. Y brille para l (ella) la luz perpetua.Descanse en paz. R. As sea.Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. R. AmnVayamos en paz. R. Demos gracias a Dios.

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