Categoría: ENSAYO DE CIENCIAS SOCIALES
Transcript of Categoría: ENSAYO DE CIENCIAS SOCIALES
Código: 2 0 1 8 2 5 8 2
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
Categoría: ENSAYO DE CIENCIAS
SOCIALES
La independencia: ¿una reducción de la desigualdad económica en la
sociedad peruana? Comparaciones desde las perspectivas marxista y
“no-marxista” de la Historia Económica
Autor: ACEVEDO LAOS, Jose Manuel – 20182582
Especialidad: Economía – 6to Ciclo
Recuento: 6999 palabras contabilizadas
SEMESTRE 2020-2
La independencia: ¿una reducción de la desigualdad económica en la sociedad peruana?
Comparaciones desde las perspectivas marxista y “no-marxista” de la Historia Económica
Introducción
El bicentenario de nuestra Independencia será recibido por los peruanos con una serie de
problemáticas que parecen no tener solución. Pobreza, desigualdad y marginación
socioeconómica, por ejemplo, son representantes vitalicios de esta lista. Algo que todos estos
problemas tienen en común es que son estructurales: además de aparentar no tener una
solución efectiva, parecen haber trazado una línea transversal a cualquier año de nuestra
historia republicana, a tal punto de calar en el ideario del poblador que solamente puede,
respecto a la existencia de estas problemáticas, responder vagamente que “las cosas siempre
han sido así”. Si hay algo de lo cual puede el peruano estar seguro, es que en las épocas
coloniales “las cosas” no eran así. Razones suficientes tuvieron que existir dentro de la sociedad
y el sistema económico administrados por la corona, para motivar el deseo por la emancipación
del yugo colonial. Sin embargo, ¿fueron correctamente atendidas estas razones que motivaron
la Independencia? El presente ensayo no pretende responder a esta cuestión, pues su extensión
exige una delimitación particular del tema. En ese sentido, se plantea el problema de la
desigualdad económica: ¿fue resuelta esta cuestión por medio de la Independencia? La
respuesta no puede ser única, pues el concepto de “desigualdad económica” posee en sí mismo
muchas interpretaciones distintas. Una de ellas tiene que ver con los fundamentos teóricos del
marxismo, que observa la desigualdad económica como resultado de la interacción entre las
llamadas “fuerzas productivas”, enmarcadas en una estructura social que permite la
reproducción de la desigualdad, hecho que la convierte en un elemento inherente a dicha
estructura y, por ende, a dicho sistema. Por otro lado, es posible analizar esta cuestión desde
una postura alejada del marxismo, fielmente apegada a las estadísticas económicas y
demográficas, razón por la cual el concepto de “desigualdad económica” estaría relacionado con
la distribución de los ingresos y propiedades coloniales, y la institución administrativa del
virreinato, cuyas transformaciones afectarán dicha distribución. Si se logra encerrar esta
segunda propuesta de análisis en el concepto de estudio “no-marxista”, se podrán fácilmente
comparar ambas perspectivas mencionadas y dar con resultados distintos sobre el proceso de
la Independencia.
El objetivo de este ensayo es comparar las perspectivas sobre la Independencia y la desigualdad
económica que ofrecen las concepciones “marxista” y “no-marxista” en el estudio de la Historia
Económica1. Se plantea que, para la perspectiva marxista, la Independencia fue solamente una
continuidad del viejo sistema de clases dominantes, con la reproducción de las mismas
desigualdades socioeconómicas, mientras que para una perspectiva “no-marxista”, la
Independencia significaría un proceso de reducción de la desigualdad por medio del cambio
institucional y de la distribución del ingreso y las riquezas del país. El planteamiento de este
objetivo nace de una motivación personal relacionada a la manera en que se suele tratar el tema
de la Independencia en diferentes niveles académicos. Por un lado, existe el “mito” (sostenido
en educación primaria y secundaria) de la Independencia como un acto liberador de estratos
sociales oprimidos en un enfrentamiento de peruanos contra españoles. Por otro lado, está la
creencia de que la Independencia no significó absolutamente nada para las brechas
1 Para lo cual, más adelante, se especifica qué rasgos caracterizan a esta perspectiva “no marxista”, término acuñado para una mayor facilidad en el uso de términos y conceptos en este ensayo.
socioeconómicas del antiguo virreinato, pues la explotación de las poblaciones andinas pasó a
ser asunto de los criollos, sin prestar mayor importancia a la nueva estructura administrativa del
país. Ambos mitos serán ciertos (por separado) en tanto se mantenga la visión tradicional del
poblador colonial como un individuo permanentemente aislado y condenado a la pobreza. Se
debe recordar que el poblador andino, así como el hacendado en la costa y el comerciante criollo
(o español), disponían de un mercado administrado por la corona y, por ende, no basta con
revisar las relaciones individuales existentes en las actividades productivas: es necesario
complementar el estudio del virreinato con un análisis de sus instancias administrativas, y sus
sistemas de recaudación y redistribución de ingresos y propiedades.
El ensayo se divide en dos secciones. La primera estudiará la Independencia desde una
perspectiva marxista, y la segunda establecerá un concepto de propuesta “no-marxista” para
luego realizar un análisis del mismo tema. La subestructura de cada sección se halla dentro de
las mismas. Posteriormente, el ensayo ofrece algunas conclusiones, comparaciones y reflexiones
sobre ambas “maneras” de estudiar la Independencia del Perú.
1. Falso cambio: la Independencia del Perú desde una perspectiva marxista
Esta primera sección del ensayo estudiará el proceso y las consecuencias de la Independencia
del Perú, desde una perspectiva marxista. Se demostrará que la Independencia no significó un
cambio real en las desigualdades económicas de la sociedad peruana. Para ello, primero se
analizará la importancia de las relaciones de producción en las actividades económicas y las
clases sociales. A continuación, se determinarán los principales rasgos en las relaciones
productivas del Perú virreinal (previo a la Independencia) para el estudio de la historia
económica desde esta misma perspectiva. Finalmente, se analizarán las principales
consecuencias de la Independencia sobre estas relaciones productivas, y su impacto sobre las
estructuras sociales.
1.1. Marx dijo una vez…
La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas
de clases (…); lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de
toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.
Marx, 1848, p.30
Tal como lo expresa el Manifiesto del Partido Comunista, la propuesta de estudio de la historia
tiene como base principal la existencia de una constante lucha de clases sociales, que se
considera como tal en tanto su resultado final sea la transformación de las estructuras sociales
o el derrocamiento de la clase dominante, que se mantiene en pugna con las clases
“revolucionarias” por la defensa de su temporal situación en dichas estructuras. En ese sentido,
cabe preguntarse qué tipo de estructuras son las que predominan en una sociedad a tal punto
de ser determinantes para la historia de la misma.
Diría Marx (1848), para su época2, que la creciente burguesía no podía existir sino a condición
de revolucionar incesantemente los instrumentos y relaciones de producción, y con ello todas
las relaciones sociales: es por ello que la conservación del sistema de explotación burguesa se
desempeñaba, para el autor, a costa del “enmohecimiento”, estancamiento de las relaciones
que permitían las condiciones para que ese sistema sea reproducido (p.34). Marx encuentra
fundamental en el desarrollo histórico y económico de toda sociedad una lucha en contra del
cambio en las relaciones sociales que forman parte del sistema económico, es decir, en las
relaciones de producción de dicho sistema3. A partir de aquí es que se planteará que las
relaciones de producción son aquel factor fundamental para el estudio de la historia económica
desde la perspectiva marxista, pues los cambios de estas relaciones son los que afectarán el
sistema económico y la estructuración social de la población. Por otro lado, para Marx (1848),
la crisis de una estructura social y económica es inminente. Tal como plantea para su época, “las
armas de que se sirvió la burguesía para derribar al feudalismo se vuelven ahora contra la propia
burguesía. Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha
producido también los hombres que empuñarán esas armas” (p.38-39). Considerando este
factor, se puede esbozar (para los fines de este ensayo) un proceso histórico cíclico que Marx
concibe en el desarrollo de las sociedades: el punto de partida es un sistema económico cuyas
relaciones entre sus integrantes llevan a la formación de clases friccionadas por la desigualdad
2 Revolución Industrial y creciente dominio socioeconómico de la naciente burguesía 3 aquellos nexos, estructuras y jerarquías que el sistema necesita para “desarrollarse correctamente”.
económica (y por ende social), y cuya efervescente naturaleza resultará en un contexto
insostenible que finiquitará dicho sistema por medio de una revolución nacida de las clases
desfavorecidas. Las relaciones de producción, por tanto, desempeñan un papel indispensable
en el desarrollo histórico-económico, tomando en cuenta además que una transformación
institucional no contiene por sí misma una gran importancia si esta no resulta del cambio en las
relaciones sociales. Una vez realizado este esbozo, cabe cuestionar de qué manera esta visión
de la historia encaja en el proceso de Independencia del Perú.
José Carlos Mariátegui4, siguiendo a Marx, reconoce el carácter inminente de una revolución
desde las relaciones sociales en un sistema económico que se hace insostenible por las
inherentes desigualdades y tensiones. Tal como menciona:
“La política de España obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento
económico de las colonias al no permitirles traficar con ninguna otra nación y
reservarse como metrópoli, (…) El impulso natural de las fuerzas productoras de
las colonias pugnaba por romper este lazo. (…) América necesitaba
imperiosamente, para conseguir su desarrollo, desvincularse de la rígida autoridad
y emanciparse de la medioeval mentalidad del rey de España.
Mariátegui, 1928, p.7
Mariátegui describe la Independencia a partir de las fuerzas productivas y relaciones sociales: el
sistema económico impuesto por la corona española, con el paso del tiempo, habría de llegar al
punto de (contradictoriamente) obstaculizar el desarrollo de las sociedades a su cargo, haciendo
necesario el rompimiento de aquella unión entre las mismas y sus colonizadores. En ese sentido,
resalta la misma tensión entre el desarrollo del sistema económico y las relaciones sociales que
Marx planteó como el desencadenante para una revolución a partir de la lucha de las clases
explotadas5. De considerarse únicamente esta mención del autor, podría concluirse que la
Independencia fue una revolución efectiva que terminó con aquel sistema insostenible que
impidió a los pobladores del Perú un desarrollo económico propio, a partir de nuevas relaciones
sociales.
Sin embargo, se debe recordar que, conceptualmente, una revolución desde el marxismo tiene
como desenlace un cambio en las relaciones sociales que se desempeñan en el sistema
económico, lo cual trae como consecuencia un cambio en las estructuras e instituciones de dicho
sistema, por lo cual es necesario verificar que dicha “revolución” haya surgido desde las clases
sociales menos favorecidas, provocando una transformación significativa en las mismas. Eso no
ocurrió en la Independencia. Tal como afirma el pensador:
“Mientras la Conquista engendra totalmente el proceso de la formación de nuestra
economía colonial, la Independencia aparece determinada y dominada por ese
proceso, (…) El hombre de estudio de nuestra época no puede dejar de ver aquí el
más dominante factor histórico de la revolución de la independencia
sudamericana, inspirada y movida, de modo demasiado evidente, por los
intereses de la población criolla y aun de la española, mucho más que por los
intereses de la población indígena.”.
4 Escribió sobre las “Bases económicas de la República” en uno de sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. 5 en este caso, de los pobladores peruanos cuyo desarrollo económico se vio obstaculizados por una “medioeval” mentalidad española.
Mariátegui, 1928, p.7
Por lo anterior se concluye que, desde una perspectiva marxista, la Independencia es solamente
un cambio institucional, alentado por las mismas clases dominantes que se beneficiarían de
este6. Por ende, la propuesta marxista no puede otorgar a la Independencia un carácter
revolucionario, sino todo lo contrario: fue solo una reestructuración institucional, y no significó
un cambio real en las desigualdades económicas. Sobre lo anterior, cabe preguntarse cuáles son
los rasgos que caracterizaron al sistema económico virreinal en los años anteriores a la
Independencia (a partir de esta propuesta de estudio) y qué consecuencias económicas y
sociales tuvo la Independencia para las clases que compusieron el “antiguo sistema”. Ambas
cuestiones se desarrollarán a continuación.
1.2. Resumen práctico de las relaciones productivas en la economía del virreinato.
Siguiendo a Marx en el estudio de las relaciones sociales, Mariátegui comenta lo siguiente acerca
del Virreinato:
“(…) Estableció un régimen de brutal explotación. La codicia de los metales
preciosos, orientó la actividad económica española hacia la explotación de las
minas que, bajo los inkas, habían sido trabajadas en muy modesta escala, en razón
de no tener el oro y la plata sino aplicaciones ornamentales y de ignorar los indios,
que componían un pueblo esencialmente agrícola, el empleo del hierro.
Establecieron los españoles, para la explotación de las minas y los “obrajes”, un
sistema abrumador de trabajos forzados y gratuitos, que diezmó la población
aborigen. Esta no quedó reducida sólo a un estado de servidumbre (…) sino, en gran
parte, a un estado de esclavitud”
Mariátegui, 1928, p.23
Sobre lo anterior, se pueden destacar varios rasgos que el autor marxista encuentra en las
relaciones de producción del virreinato. Uno de ellos es la necesidad de relaciones de
explotación y trabajo forzado que diesen inicio y continuidad al sistema impuesto por los
conquistadores, siguiendo objetivos relacionados a la extracción mineral para el beneficio de la
economía española. Podría decirse que el sistema económico colonial era necesariamente
desigual, pues era inherente el ejercicio de la fuerza para garantizar la satisfacción de su “codicia
de los metales preciosos”7. La naturaleza inequitativa de estas relaciones sociales en el proceso
productivo solamente puede traer como consecuencia el enriquecimiento de las clases
dominantes a costa de la reducción de una mayoría campesina a un estado de servidumbre.
Siguiendo esta idea, podría concluirse que la economía virreinal estaba cimentada de tal manera
que las reformas institucionales en beneficio de los indígenas resultaban insignificantes para su
realidad económica y social. En efecto:
“Las Leyes de Indias se inspiraron en propósitos de protección para los indios,
reconociendo su organización típica en “comunidades”. Pero, prácticamente, los
indios continuaron a merced de una feudalidad despiadada que destruyó la
6 Forzando la terminología manejada hasta el momento, podría hablarse de una “revolución” alentada mayoritariamente por los criollos y españoles, en beneficio de sí mismos. 7 codicia que, por cierto, no era parte de la organización tradicional incaica, pues el uso de los metales preciosos solamente se otorgaba para fines ornamentales, en una muy modesta escala.
sociedad y la economía inkaicas, sin sustituirlas con un orden capaz de organizar
progresivamente la producción.”
Mariátegui, 1928, p.23
Lo anterior ratifica nuevamente el carácter de explotación necesaria para la reproducción del
sistema económico, a tal punto que ninguna reforma legal sería suficiente para cambiar las
relaciones que garantizaban el “correcto funcionamiento” de la economía. Mayor evidencia
sobre esta naturaleza se halla en la posterior necesidad de esclavos negros para cubrir la
carencia de mano de obra indígena en algunos sectores del terreno peruano, hecho que, desde
una perspectiva marxista, refleja la insostenibilidad de un sistema cuya validez se respalda en
las relaciones de explotación y enriquecimiento desmedido de una minoría favorecida. Este
síntoma se vería posteriormente expresado en la distribución geográfica de la colonia previa a
la Independencia, y en el temor de las clases dominantes por el derrocamiento de su poder de
parte de las clases explotadas. Sobre este tema, Flores Galindo (1987) comenta que “La
Independencia encontrará un terreno adecuado en Caracas y Buenos Aires. En cambio, la
reacción colonial se atrincherará en Lima. (...) el papel de Lima, fidelista hasta el final, no se
explica únicamente por los cambios en el espacio colonial; cuenta también el temor que su clase
alta tenía a los negros y a los indios, los escasos lazos entre la aristocracia mercantil y el país”
(p.10-11). La razón de este temor, como lo podría explicar Manrique (2004), tiene que ver con
la formación de una especie de “unidad cultural” del estrato explotado, cuyo origen radica en
las relaciones productivas y la inequitativa estratificación dentro de las mismas (p.11)8.
Por todo lo anterior, puede describirse una estructura económica a partir de la propuesta
marxista, otorgando importancia a las relaciones productivas mencionadas: un sistema colonial
cuyo objetivo principal fue la extracción de metales para el beneficio de la economía de la
corona, y que recurrió a la explotación sistemática de las clases indígenas empobrecidas por la
falta de equitatividad en la distribución de las riquezas obtenidas de su labor. Esta labor, además,
estuvo enmarcada en una repartición geográfica de la población tal que la llamada “clase
mercantil”, así como los peninsulares conquistadores, se mantuvieron concentrados en la costa
de nuestro país, manteniendo escasos lazos de comunicación. Sobre la dispersión geográfica,
Manrique (2004) comenta que la liquidación de una élite representativa indígena (luego del
levantamiento de Túpac Amaru) fue aquel factor que perpetuaría la relación productiva de
explotación y marginación económica:
“La liquidación de la élite indígena tuvo consecuencias históricas de muy largo
alcance: con ella se canceló la posibilidad de la gestación de un proyecto nacional
indígena viable. La condición de “indio” se volvió sinónimo de “pobre”; (…)se cerró
la posibilidad histórica de construir un discurso nacional indio. La población india
quedó fragmentada y desarticulada, sin posibilidades de intervenir como colectivo
en la formación de la nueva nación que surgiría de la Independencia”
Manrique, 2004, p.12
En resumen, es fácil asimilar que la mayoría de las intenciones independentistas no tuvieran
origen en la desfavorecida clase indígena, sino en el sector criollo. Tal como se planteó al inicio
de esta sección, la naturaleza de estos “aires” en favor de la independencia no podrían tener
8 en palabras del autor, se dice que “el mundo andino era profundamente diverso y disgregado desde la época de la conquista, pero la experiencia común de la explotación colonial creó las bases para la formación de la conciencia de pertenecer a una colectividad” (p.11).
como resultado más que la continuidad de un sistema reproductor de la violencia y servidumbre.
A continuación, se hará una evaluación de dichas premisas.
1.3. Falso cambio: una revolución política sin revolución social.
Mariátegui afirmó:
“Mientras el Virreinato era un régimen medioeval y extranjero, la República es
formalmente un régimen peruano y liberal. Tiene, por consiguiente, la República
deberes que no tenía el Virreinato. A la República le tocaba elevar la condición del
indio. Y contrariando este deber, la República ha pauperizado al indio, ha
agravado su depresión y ha exasperado su miseria. La República ha significado
para los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado
sistemáticamente de sus tierras”
Mariátegui, 1928, p.24
Con esta mención, Mariátegui afirma que, tras la Independencia, existió un efecto nulo sobre la
situación socioeconómica del poblador indígena o, más aún, un agravamiento de la misma. Tal
como se planteó al comienzo del ensayo, en términos marxistas, no se puede esperar una
“revolución” de las estructuras sociales y productivas presentes en la naciente República del
Perú, pues existió una continuidad de “roles” en el sistema económico y, por ende, en las clases
sociales. Es por ello que Mariátegui (1928) afirma que “la vieja clase terrateniente no había
perdido su predominio. (…) Las expresiones de la feudalidad sobreviviente son dos: latifundio y
servidumbre” (p.30). Más aún, el autor resalta que esta continuidad significó la permanencia del
viejo sistema económico, al mencionar que “durante un siglo de república, la gran propiedad
agraria se ha reforzado y engrandecido a despecho del liberalismo teórico de nuestra
Constitución y de las necesidades prácticas del desarrollo de nuestra economía capitalista”
(p.30). En ese sentido, esta sección del ensayo demostrará que la Independencia no significó,
desde la perspectiva marxista de relaciones sociales y productivas, un cambio en la
estructuración socioeconómica del país.
Sobre lo anterior, Silva Santisteban comenta:
“El Estado no tenía aptitud para afrontar y resolver los graves problemas de orden
social y económico que dejó el coloniaje. Características de este Estado eran su
inhibición e indiferencia frente a las relaciones económicas y sociales. No existía
unidad nacional; profundas diferencias culturales, raciales y económicas dividían a
los peruanos en regiones con multitud de grupos, estratos y sectores diferentes.”
Silva Santisteban, 1985, p.35
Tal como expresa el autor, la continuidad de las brechas socioeconómicas en la nueva República
tiene origen en la permanencia de sus estructuras tradicionales: el nuevo Estado se mostraba
indiferente ante las relaciones económicas y sociales preexistentes, las cuales se vieron
favorecidas por una amplia dispersión geográfica estratificada, de tal forma que la
Independencia no erradicó estos problemas troncales “heredados” del virreinato. Más aún, Silva
Santisteban afirma que “Si bien la República fue fundada bajo los principios de igualdad y justicia
social, no constituyó el cambio histórico que el nuevo país reclamaba, y subsistieron las viejas
formas de dominación y los sectores populares continuaron sin tener acceso en las decisiones
política y económicas del nuevo Estado” (p.35), lo cual indica la reproducción sistemática de las
mismas formas de dominación y exclusión socioeconómicas validadas por los estratos sociales y
sus respectivo “roles” en las actividades productivas. Ciertamente, al ser la Independencia
impulsada mayoritariamente por los criollos, no podía ser una “revolución”. De hecho, este
carácter desinteresado en el rompimiento de las brechas económicas y sociales haría del Estado
un ente centralista, cuya desatención de los intereses nacionales terminó condenando el futuro
de la clase campesina. Sobre esto, Silva Santisteban expresa:
“El centralismo y en consecuencia el abandono del interior, el atraso de la
agricultura y la industria, la acentuación del regionalismo, el surgimiento de las
oligarquías regionales, el caciquismo, la postración de las comunidades andinas y
otros males endémicos que han agobiado al Perú y que aún siguen pesando en
nuestra realidad, (…) tuvieron su origen en la incapacidad de los gobernantes para
entender, controlar y dirigir el flujo de las actividades económicas en función de los
intereses nacionales”
Silva Santisteban, 1985, p.38
Puede entonces concluirse que la principal consecuencia que tuvo la Independencia en las
antiguas relaciones productivas es que estas solamente se agravaron y perpetuaron con el
nacimiento de la nueva República impulsada por los criollos. No parece ser este el panorama
necesario para una nueva estructuración de los roles en las actividades económicas, de hecho,
prosiguió a la Independencia un contexto de feudalismo, centralismo y marginación que se
tradujeron en la continuidad del mismo sistema, únicamente habiendo cambiado
superficialmente sus instituciones. Tal como menciona Manrique (2004): “Se buscaba una
transferencia del poder sin modificar las estructuras coloniales vigentes en el interior. Una
revolución política sin revolución social” (p.15).
En esta primera sección del ensayo se ha demostrado que, desde una perspectiva marxista, la
Independencia no significó ningún cambio en las estructuras productivas y relaciones sociales
anexas a estas, sino todo lo contrario: significó la continuidad de un viejo sistema. En la siguiente
sección, se dejará de lado la perspectiva de clases sociales y relaciones productivas, y se hará un
análisis de la Independencia desde un punto de vista más “estadístico” e “institucional”.
2. ¿Falso cambio? La Independencia del Perú desde una perspectiva “no-marxista”
En esta sección se demostrará que, para una perspectiva “no-marxista” de la historia económica,
la Independencia significó un cambio real en las desigualdades económicas de la sociedad
peruana, llegando a favorecer a las antiguas clases explotadas. En el primer apartado se
determinarán los criterios principales de estudio de la Independencia desde una perspectiva
“no-marxista” (denominada así para efectos de este ensayo)9. Luego, se estudiarán algunos de
los principales rasgos económicos del Perú virreinal (anterior a la Independencia) desde esta
perspectiva. Finalmente, se analizarán las principales consecuencias económicas de la
Independencia, y su impacto sobre las estructuras sociales (también desde esta misma
perspectiva).
2.1. Hablemos de cifras…
“La Constitución de 181210 introdujo una legislación que tendía a equiparar los
derechos económicos de más de un 95% de la población del virreinato. Dicha
constitución consideró como “españoles” no solo a los peninsulares y a sus
descendientes criollos y mestizos sino también a los indígenas (dentro de la
población peruana solamente excluyó a los negros).”
Contreras, C. et al, 2015, p. 31.
Con este dato histórico es que los autores de “La desigualdad de la distribución de ingresos en
el Perú: orígenes históricos y dinámica política y económica” abren paso a una serie de
argumentos que cuestionan si realmente la Independencia significó un empeoramiento de la
situación económica de la clase explotada, en tanto la propia Constitución española de 181211
comenzó a considerar como “españoles” a criollos, mestizos e indígenas, con los beneficios
derivados de esta consideración. A continuación, serán presentados algunos de estos
argumentos, con el fin de hallar criterios para estudiar la Independencia del Perú desde una
perspectiva que se denominará “no-marxista”. Antes de ello, es necesario recordar que los
autores han desarrollado su investigación siguiendo la máxima malthusiana de los regímenes
antiguos, según la cual el crecimiento económico alentaba el crecimiento demográfico,
funcionando este como indicador de prosperidad material y bienestar poblacional12. A
continuación, serán enlistados los argumentos para deducir en cada uno de ellos una
característica de esta propuesta de estudio:
i) “La desagregación por raza del censo de 1827 reporta un ligero aumento
relativo de la población indígena, la que llegó a alcanzar el 62% del total [de
la población en territorio del virreinato]; esto es, por encima del promedio
9 Con propuesta “no marxista” serán explícitamente referidas las perspectivas de los autores propuestos en la bibliografía contenida en esta sección, que cumplen con las siguientes características:
1. No examinan la “desigualdad económica” desde una perspectiva “social” (conceptos relacionados a “lucha de clases”, “clases dominantes y oprimidas”), sino desde un análisis netamente estadístico y relacionado a la redistribución de los ingresos y riquezas en el país.
2. No conciben a la Independencia como un proceso revolucionario al estilo de Marx o Mariátegui (revolución a partir de las clases oprimidas).
10 Se refiere a la constitución gaditana de 1812 proclamada en España. Este documento contenía una serie de legislaciones a aplicarse en dicho país, sin embargo, también introdujo una legislación en favor de la equiparación de derechos económicos en el virreinato. 11 cuyas posteriores ediciones seguirían la misma línea “igualitaria” 12 Contreras et al, 2015, p.29
alcanzado entre 1791-1812. (…) ello expresaría que, al menos en términos
absolutos, la situación material de los indígenas no empeoró, sino que hasta
podría haber mejorado a lo largo de los primeros tres cuartos del siglo XIX”.
Contreras et al, 2015, p.29-30.
Un primer rasgo, es que las cifras estadísticas son fundamentales en la investigación
sobre sectores de la población. Más importante que las relaciones productivas
(estilo de Marx), resulta indispensable analizar qué resultados ofrecieron las
estructuras bajo las cuales estas relaciones se desarrollaron.
ii) El texto indica que “el proceso de la independencia implicó una redistribución
de los activos y, en tal sentido, de la riqueza, entre los peruanos” (p.31). En
ese sentido, un segundo rasgo de esta propuesta tiene que ver con el análisis
de la distribución de aquello resultante de las estructuras bajo las cuales se
ejerció la producción. En ese sentido, resultan más importantes la
distribución de la producción y las riquezas del sistema económico, que a la
estructuración social de dicho sistema. De igual naturaleza es la afirmación
que “un tercer hecho en la línea de mejorar la distribución de la riqueza fue
la abolición de la esclavitud. De un lado, implicó una pérdida de activos para
la clase propietaria, (…) de otro, dotó a esos [los esclavos] de propiedad sobre
sí mismos, incluyendo los frutos de su trabajo” (p.31). La abolición de la
esclavitud, para esta propuesta, no es importante en el sentido de
transformación de las relaciones de producción en la economía, sino en el
sentido de un traslado de la riqueza hacia otro agente económico.
iii) “Un último hecho digno de mención fue que el Estado posindependiente
careció del poder de imponer la ley y el respeto a la propiedad que tuvo el
Estado virreinal. La capacidad punitiva del Estado virreinal era temible como
para que los desposeídos se animasen a desafinarla, (…), mientras que el
Estado republicano careció de presencia real en buena parte del territorio, de
modo que su capacidad represora (…) era pálida en comparación a la época
previa a la Independencia”.
Contreras et al, 2015, p.31-32.
El último rasgo destacable es que esta propuesta “no-marxista” prioriza la
transformación institucional antes que la transformación de las relaciones sociales
que repercutirán en las instituciones. En otras palabras, se estudian los cambios
institucionales por su capacidad de influir sobre los agentes económicos, a
diferencia del estudio marxista, que analiza los cambios en las relaciones
productivas en tanto estas generan, como consecuencia de la lucha de clases, una
transformación de las instituciones.
Una vez establecidos estos rasgos de la propuesta “no-marxista” para el estudio de la
Independencia, quedan claras también las diferencias frente a la propuesta marxista
antes estudiada. A continuación, serán presentados algunos de los principales rasgos
económicos del Perú virreinal (anterior a la Independencia) desde esta perspectiva.
2.2. Principales rasgos económicos del Perú virreinal para el estudio de la historia
económica desde la perspectiva “no-marxista”
Un primer rasgo económico del Perú virreinal directamente anterior a la Independencia fue el
de una creciente demografía, en particular, de la demografía andina13.
Contreras (2014) afirma que “el crecimiento demográfico era, por entonces, una de las variables
que más claramente expresaba el aumento del bienestar de la población” (p.2), y presenta un
cuadro que registra las cantidades y tasas de crecimiento poblacionales en ciertos períodos de
la última mitad del siglo XVIII:
Fuente: Contreras, 2014, p.4
Siguiendo al autor, se observa que la parte indígena de la población creció más rápido que el
total. Tal como comenta, si la población nativa creció a tasas por encima del uno por ciento anual
(y por encima de las otras tasas), sus condiciones materiales de vida tendrían que haber
mejorado (p.5). En consecuencia, el primer rasgo sobre la economía del Perú virreinal (tardío)
una tendencia creciente en el bienestar de la población mayoritaria en el territorio14. Respecto
a lo anterior, el autor muestra su asombro, pues “el aumento de los ingresos por concepto de
tributos cobrados a los indios, y la mayor presión sobre el trabajo indígena que desplegó una
minería y agricultura en crecimiento, podrían haber agobiado antes que aliviado a esta
población. (…) La explicación de esta paradoja tendría que ver con un incremento de la
productividad de la economía indígena” (p.6). Sobre estos dos rasgos (aumento de
productividad y presión tributaria) se hablará a continuación.
Un segundo rasgo de esta economía es el aumento de la productividad en las actividades
económicas. Contreras (2014) resalta la diferencia entre el consumo de herramientas y las
técnicas agrícolas de inicios del virreinato, frente a las de fines del siglo XVIII: “puntas de hierro
en los arados, así como el uso de combas, lampas, azadones y hachas introdujeron a la
agricultura y ganadería indígena en la edad del hierro en el siglo dieciocho; lo que debió mejorar
su productividad” (p.7). Estos repuntes del consumo y la producción agrícola tienen una estrecha
relación con el aumento de la productividad en la minería. Tal como se indica, entre la primera
y la última década del siglo dieciocho la producción de plata se triplicó, así como también
13 Para este rasgo y el resto de los aportes en este apartado se utilizarán los datos y comentarios recopilados en el texto de Contreras, C. (2014), Crecimiento económico en el Perú bajo los Borbones, 1700-1820. 14 siguiendo el principio malthusiano mencionado al inicio de este apartado
aumentó la demanda de insumos como el azogue, instrumentos de fierro, sal, cueros, maderas,
y el servicio de transporte de mulas, llamas, barcos, entre otros (p.10). Para los insumos que no
eran provistos por la corona española, este aumento de la demanda traía dos beneficios: un
aumento de la movilidad monetaria y comercial interna, y un incremento en el consumo y la
productividad de los pobladores nativos en sus respectivas actividades (por las innovaciones en
sus métodos de trabajo). Siguiendo la línea del impulso a la productividad, las reformas
borbónicas establecerían los llamados repartos de los corregidores. Sobre esto, menciona
Contreras (2014) que la idea original fue la de favorecer el comercio virreinal por medio del
intercambio de productos surtidos con la corona, y que en algunas regiones dicha política fue la
causa de impulsar el crecimiento en la producción campesina15 (p.33). Es innegable, entonces,
que en la economía virreinal previa a la Independencia se hacía presente un despegue de la
productividad en las actividades económicas del grueso de la población que desembocó en un
aumento notable del consumo y el movimiento monetario en el interior del país.
Otro rasgo que confirma lo anterior es el aumento significativo de los ingresos fiscales en el
virreinato. A continuación, se presenta el cuadro que el texto ofrece:
Fuente: Contreras, 2014, p.23
A lo largo del siglo XVIII no solamente se aprecia un aumento de los ingresos fiscales, sino
también un paulatino crecimiento de los aportes de la minería, los estancos y tributos en la
composición de dichos ingresos, lo cual es síntoma de una mejora en la productividad de las
actividades económicas y un repunte del consumo y movimiento monetario internos16, lo cual,
nuevamente, sugiere una mejora en la calidad de vida del grueso indígena de la población
virreinal.
Siendo el panorama anterior a la Independencia tan favorable para el grueso de la población,
¿cuáles fueron entonces los rasgos que motivaron el paso del Virreinato a la nueva República?
15 como se sabe, estos degeneraron en abusos de parte de las autoridades encargadas de hacerlos cumplir (a tal punto de tener que suprimirlos luego de la rebelión de Túpac Amaru) 16 nótese la baja paulatina del comercio en la composición, lo que sugiere un traslado de la actividad monetaria y comercial hacia el interior del virreinato, dejando de aportar a los ingresos fiscales.
La respuesta puede encontrarse en dos ingredientes que generaron malestar general en la
economía:
El primero de ellos tuvo que ver con la “restricción de recursos”:
“No había más mano de obra. Los esclavos escaseaban, producido el veto de Gran
Bretaña hacia el “infamante tráfico” desde 1807, y su precio se volvió prohibitivo.
Los indígenas se contrataban solo estacionalmente fuera de su actividad
agropecuaria. (…) Tampoco había capital para financiar la ampliación de la
producción. (…) de España no venía capital fresco para nuevas inversiones debido a
la política fiscal de los borbones hacia 1800 (…) El hecho es que los últimos quince a
veinte años del período colonial fueron testigos de una economía estancada y cuyas
posibilidades de comercio exterior se reducían conforme los virreinatos vecinos iban
desafiliándose del imperio español e iniciaban su vida independiente”.
Contreras, 2014, p.29-30
El segundo, tuvo que ver con una “política fiscal depredadora”:
“(…) succionaba casi todo el excedente disponible. Cuando comenzaron las guerras
de independencia, hacia 1808-1810, esta política se endureció aún más, ahogando
las posibilidades de una recuperación”.
Contreras, 2014, p.30
Lo que tienen en común estos dos “ingredientes” es que son netamente institucionales. Por un
lado, la “restricción de recursos” está asociada a la incapacidad de la corona de establecer una
correcta organización y dirigir los capitales necesarios para el desarrollo de las actividades
económicas. Esta deficiencia, junto a la productividad indígena y una mayor incidencia comercial
interna, fomentaron los “aires” independentistas, por razones netamente “institucionales”. Por
otro lado, la “política fiscal depredadora” perjudicaba la creciente economía local, haciéndose
la colonia innecesaria para el virreinato. Recordando lo anteriormente mencionado sobre el
estudio “no-marxista”, podría resaltarse aquí la forma en que esta propuesta otorga una
importancia fundamental a las instituciones, en tanto estas condicionan el desempeño de las
sociedades que administran: la economía del virreinato se caracterizó por un pujante desarrollo
de la productividad y el comercio interno de los sectores mayoritariamente indígenas, mientras
que su desafortunada administración tuvo cada vez menos control económico a tal punto en
que su presencia se hizo perjudicial, siendo necesario un cambio institucional para establecer
una “mejor” administración17. En ese sentido, las consecuencias de la Independencia desde el
estudio “no-marxista” serán distintas a las encontradas en la anterior sección.
2.3. Un cambio verdadero: “menos plata, pero más papas”.
Analizando las consecuencias de la Independencia desde una perspectiva “no-marxista”, se
encuentran factores que, en un plazo inmediato, resultaron beneficiosos para la población
17 Se rescata, sobre lo anterior, el carácter “estadístico” e “institucional” de la propuesta “no-marxista” para el estudio de la Independencia, muy contrario al estudio marxista que otorgó una mayor importancia a la estructuración social de las actividades económicas (antes que a sus resultados), y a las tensiones socioeconómicas derivadas de esta estructuración, sobre las instituciones (antes que a las instituciones por sí mismas).
indígena, pero perjudiciales para la nueva economía en su conjunto. Se desarrollarán estas
consecuencias clasificándolas según a cuál de los tres rasgos de la propuesta corresponden18.
i) Sobre la máxima malthusiana y las riquezas del sistema económico: el análisis
demográfico realizado por historiadores como George Kubler ha resaltado, según
Contreras (2011), que fue la época de la posindependencia la única de los últimos
quinientos años en que los indígenas no disminuyeron su proporción dentro de la
población del país, sino lo contrario (p.29). Considerando que las primeras políticas
gubernamentales fueron de desprotección (neutralidad) del Estado con respecto a
la minería, podría afirmarse que el alivio fiscal y la debilidad del naciente Estado
para imponer derechos de propiedad sobre los blancos y mestizos propiciaron un
mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos y, en ese sentido, una
cierta redistribución del ingreso (p.30).
ii) Sobre la redistribución de las riquezas y activos de la economía peruana: ampliando
el punto anterior, el autor ofrece los siguientes datos: en 1799 existían unos 8875
operarios de minas en el virreinato, mientras que para 1878 el descenso fue hasta
haber unos 5071. Recordando que durante ese lapso la población peruana se
duplicó, se podría decir que la Independencia tuvo como efecto directo una baja
significativa en la orientación de la escasa mano de obra disponible, quedando esta
libre para disponer de su trabajo en las actividades agrícolas de su preferencia
(p.30). Es así como se da una especie de transferencia de activos entre los agentes
económicos, a tal punto de producirse menos plata (entre otros metales antes
explotados), pero cosechándose más papas (entre otros alimentos de la dieta
campesina) (p.30).
iii) Sobre la transformación institucional: Contreras comenta lo siguiente acerca del
paso a la nueva República:
“Un Estado sin personal entrenado en las prácticas fiscales y cuya autoridad
era poco aceptada entre la población, por el mismo carácter de
«independencia concedida» que se adjudicaba a la emancipación del Perú, no
podía proyectar levantar grandes contribuciones. Ese Estado también
encontraba dificultades para imponer la ley. (…) tenía muy poca capacidad de
hacer respetar la propiedad”.
Contreras, 2011, p.28.
Si bien el paso hacia la nueva República del Perú no generó una nueva “clase”
política y administración económica prósperas, un hecho destacable es que ese
cambio institucional favoreció a los sectores andinos antes precariamente
remunerados y carentes de propiedad privada. Contradictoriamente, la
transformación institucional que derivó en una poco confiable e inexperta
administración, sirvió como una ayuda para que ocurriesen los dos puntos
anteriormente mencionados. Es importante, entonces, rescatar el análisis de cómo
el cambio institucional afectó directa e indirectamente la distribución de los activos
y el uso de la mano de obra en las actividades económicas desempeñadas. Queda
18 Estas consecuencias, por cierto, han sido extraídas del texto de Contreras, C. (2011), Menos plata, pero más papas: consecuencias económicas de la independencia en el Perú.
claro que el nuevo Estado significó, tal como lo indica el título del texto, que a partir
de entonces hubiese “menos plata, pero más papas”.
Estas son las principales consecuencias que se pueden rescatar a partir de la propuesta “no-
marxista”, en particular sobre los pobladores andinos, quienes se beneficiaron de la
Independencia (en el corto plazo) por el cambio institucional que favoreció sus propiedades y la
distribución de la mano de obra y los ingresos. Sin embargo, a nivel general, se debe recordar el
“retroceso” fiscal que significó la rebaja de los derechos de aduana inspirada en el proyecto de
constitución de 1827 y las críticas de dicho proyecto en los años siguientes, que concluyeron
que las aduanas contradecían el carácter “libre” de las actividades económicas y que el aumento
de las entradas del Erario estaba en razón inversa de lo subido de los impuestos19. El “retroceso”
en cuanto a ingresos nacionales radica en lo siguiente:
“Bajos impuestos solo producen un aumento de los ingresos cuando, en el marco de
un mercado en expansión, existe un consumo reprimido por los altos precios que
alcanzan los bienes gravados por los impuestos. Pero no era este el caso del Perú de
la posindependencia, donde el problema no eran los altos precios, sino el poco
apetito de consumo, debido al aislamiento en el que yacía su población y a la falta
de ingresos monetarios entre la mayor parte de la misma. La supresión de la
contribución indígena separó todavía más a los campesinos de la economía
monetaria. (…) la carga fiscal claramente descendió tras la emancipación”.
Contreras, 2011, p.27-28
La reducción de los impuestos parecía una propuesta razonable para el fomento del comercio y
el dinamismo de un mercado interno y externo. Sin embargo, la Independencia había
ocasionado el aislamiento de los sectores poblacionales y la reducción de ingresos monetarios
que suprimían la posibilidad de desarrollar un mercado interno. En ese sentido, parece que los
únicos agentes económicos beneficiados fueron las poblaciones andinas, lo cual se hace aún
más notorio si se añade que la contribución indígena fue suprimida. Esto último, en síntesis,
parece confirmar que la Independencia trajo como consecuencia general la transformación de
una administración colonial hacia una más “liberal”, cuya inexperiencia sentenció el flujo de
ingresos del naciente Estado peruano. Este aparente error por “inexperiencia” terminó
beneficiando a los mayoritarios sectores andinos, quienes tuvieron la oportunidad de producir
para sí mismos “menos plata, pero más papas”.
19 Se trata del antiguo “saber de los economistas”. Contreras (2011) menciona lo siguiente: Un proyecto de Constitución política presentado en 1827 para sustituir a la Carta vitalicia que dejó Simón Bolívar proponía que los ingresos del Estado debían reducirse a los derechos pagados en las aduanas por la internación de productos extranjeros y los pagados por los mineros en las cajas fiscales y por concepto de amonedación. Solo en caso de necesidad se admitirían los impuestos indirectos, que deberían limitarse a gravar artículos de lujo «o de menor necesidad», de acuerdo con el responsable del mencionado proyecto. «Gravar al industrioso a proporción de lo que progresa, solo puede ocurrírsele a un enemigo declarado de nuestros adelantamientos», señalaba otro autor en 1836. Para él, los impuestos se oponían a la libertad, de modo que no podía considerarse libre una actividad cuyo ejercicio supusiese el pago de gravámenes. Estos autores, del mismo modo que personajes como Mariano de Rivero, respaldaban sus ideas en lo que consideraban una ley de la fiscalidad, basada —según declaraban— en la experiencia inglesa y en «el saber de los economistas»; esta norma decía que «el aumento de las entradas del Erario está en razón inversa de lo subido de los impuestos». Por lo mismo, reclamaron que los derechos de aduana debían ser rebajados. (p.27).
3. Conclusiones
Las propuestas de estudio de la Independencia consideradas en este ensayo tienen notorias
diferencias:
• En la primera sección, se encontró que la propuesta marxista no puede otorgar a la
Independencia un carácter trascendental, pues solo significó una reestructuración
institucional para la continuidad de las clases oprimidas y, por ende, no existió un
cambio real en las desigualdades económicas. Esta postura se “enfrenta” a la propuesta
“no-marxista” de la segunda sección, que sí encuentra en la Independencia un efecto
“reestructurador” en los agentes económicos, pues el cambio institucional dio lugar a
una redistribución parcial de los activos y riquezas del país, y eventualmente benefició
a los sectores antes menos remunerados, a través de propiedades y una temporal nueva
disposición de su mano de obra.
• La diferencia fundamental de estas dos perspectivas se halla en la manera en que se
analiza el sistema económico a nivel teórico. Mientras que la propuesta marxista tiende
a “explicar” la economía por medio de las relaciones productivas entre los individuos
que la componen (y qué tipo de roles hay en estas relaciones), la propuesta “no-
marxista” centra su análisis en los resultados de la estructura económica en sí misma:
composición de los ingresos y datos demográficos son de mayor interés para este
estudio.
• Para la propuesta marxista, la economía virreinal se trata de un sistema colonial cuyo
objetivo principal fue la extracción de metales para el beneficio de la economía de la
corona, para lo cual se recurrió a la explotación de las clases indígenas empobrecidas.
Para la economía “no-marxista”, la economía virreinal previa a la Independencia fue un
sistema crecido de ingresos fiscales, que atravesaba un proceso de “traslación” de
riqueza entre los activos de los agentes económicos, donde se hacía cada vez más
evidente la necesidad de transformar la “institución” de la colonia. Para la primera
propuesta, entonces, la problemática central se encuentra en las relaciones productivas
y roles dentro de la economía vista como un “todo”, mientras que la segunda propuesta
plantea que tal vez se puede hallar el mejoramiento de dicho sistema a partir del cambio
institucional.
Cabe resaltar que las consecuencias encontradas son diametralmente opuestas; no obstante, es
necesario un estudio conjunto de estas para entender a cabalidad las consecuencias y
problemáticas que atravesó el Perú antes y después de la Independencia. Como reflexión final,
se dirá que el “debate” sobre la Independencia no debe “teñirse” con los colores de una escuela
de pensamiento histórico, al menos, desde el punto de vista económico: mientras que la escuela
“marxista” parece restar importancia al rol trascendental de las instituciones como el Estado o
la Administración colonial, la propuesta “no-marxista” descarta parcialmente el rol de las
relaciones productivas y dinámicas internas en las actividades económicas de la sociedad. Que
este documento sirva, entonces, como un aporte académico para una comparación “imparcial”
de las consecuencias del proceso de Independencia.
4. Bibliografía
Contreras, C. (2014). Crecimiento Económico en el Perú Bajo los Borbones, 1700-1820. Lima:
Fondo Editorial PUCP
Contreras, C., Incio, J., López, S., Mazzeo, C., Mendoza, W., Flor Toro, J., Gruber, S., Leyva
Zegarra, J. (2015). La desigualdad de la distribución de ingresos en el Perú: orígenes históricos y
dinámica política y económica. Lima: Fondo Editorial PUCP.
Contreras, C. (2011). Menos plata, pero más papas: consecuencias económicas de la
independencia en el Perú. Lima: Fondo editorial PUCP
Flores Galindo, A. (1987). Independencia y Revolución. Lima: Instituto Nacional del Cultura.
Manrique, N. (2004). Enciclopedia temática del Perú: Sociedad. Lima: Editorial El Comercio.
Mariátegui, J.C. (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Editorial
Biblioteca Amauta.
Marx, K. (1848). Manifiesto del Partido Comunista. Recuperado de
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
Silva Santisteban, F. (1985). Historia del Perú: Perú Republicano. Lima: Ediciones BUHO.