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Existen varios escritos y referencias bibliográficas so- bre las técnicas de acabado superficial de los para- mentos históricos bajo los términos de «rejuntado» y «alisado» de las juntas, pero si exceptuamos las pione- ras investigaciones de mediados del siglo pasado y los más recientes estudios relativos normalmente a monu- mentos aislados o, en casos de análisis en ámbitos más extensos, a un asentamiento urbano específico, no se ha tratado de confrontar los resultados obtenidos con los de ámbitos territoriales más amplios para poder obtener datos contextuales de utilidad para una clasifi- cación geográfica y diacrónica de éstos. La presente contribución constituye un primer es- tudio que nace de una larga labor de investigación que el autor de este artículo está llevando a cabo so- bre las técnicas de acabado superficial de los para- mentos históricos, en especial las del territorio italia- no. Este trabajo, del que las técnicas de rejuntado y alisado son sólo una algunos de los análisis, es una sólo parte de una lectura general de los paramentos históricos, sobre todo de época medi NOMENCLATURA Y CLASIFICACIÓN DE LOS ALISADOS Y REJUNTADOS El rejuntado y el alisado de las juntas son operacio- nes que han tenido ya desde la antigüedad una rele- vancia tanto técnica como estética los paramentos históricos, con variantes morfológicas que se pueden registrar en el espacio y en el tiempo. Su realización consiste en rematar la parte externa de las conexio- nes entre los ladrillos o sillares de un paramento re- llenando primero los espacios vacíos con mortero y después repasando éstas con un instrumento para eli- minar las imperfecciones y crear un pequeño surco. Mediante esta simple operación se ejercita una pre- sión mecánica en la superficie del mortero, compac- tándolo bien para expulsar el agua contenida en éste y para evitar que queden pequeños espacios vacíos en los que se podría infiltrar el agua de la lluvia. 2 En particular modo, el rejuntado de las juntas verticales, confiere una mayor impermeabilización al aparejo, ya que éstas son las más expuestas a las infiltracio- nes de lluvia. Mediante tales operaciones se trataba de obtener un mejoramiento de la calidad mecánica de la parte externa de la junta, dando al mismo tiem- po un efecto estético al muro. Para crear en las juntas una superficie bien rema- tada y mejorar la duración y la capacidad de protec- ción de la lluvia, el rejuntado y alisado se deben ha- cer cuando el mortero ya ha empezado a fraguar pero antes de que se endurezca. El alisado se efectúa pa- sando sobre el mortero de la junta, con la punta o el borde de la llana, o con otro tipo de instrumento me- tálico, para alisarla. En el rejuntado, el mortero del lecho de las juntas es rascado en superficie (de 10 a 20 mm) con la punta de la llana o con un instrumento en forma de uña, cuando todavía no se ha endureci- do. Después se rellenan con un mortero más fino y poco poroso que se repasa para dejar en la junta un pequeño surco que la realce. Catalogación y estudio cronológico de los rejuntados y alisados de las juntas en los paramentos históricos del centro de Italia. Un primer estudio Renzo Chiovelli Annalisa Ruggeri Libro 1 Congreso.indb 427 Libro 1 Congreso.indb 427 28/09/15 12:53 28/09/15 12:53

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Existen varios escritos y referencias bibliográficas so-bre las técnicas de acabado superficial de los para-mentos históricos bajo los términos de «rejuntado» y «alisado» de las juntas, pero si exceptuamos las pione-ras investigaciones de mediados del siglo pasado y los más recientes estudios relativos normalmente a monu-mentos aislados o, en casos de análisis en ámbitos más extensos, a un asentamiento urbano específico, no se ha tratado de confrontar los resultados obtenidos con los de ámbitos territoriales más amplios para poder obtener datos contextuales de utilidad para una clasifi-cación geográfica y diacrónica de éstos.

La presente contribución constituye un primer es-tudio que nace de una larga labor de investigación que el autor de este artículo está llevando a cabo so-bre las técnicas de acabado superficial de los para-mentos históricos, en especial las del territorio italia-no. Este trabajo, del que las técnicas de rejuntado y alisado son sólo una algunos de los análisis, es una sólo parte de una lectura general de los paramentos

históricos, sobre todo de época medi

NOMENCLATURA Y CLASIFICACIÓN DE LOS ALISADOS Y REJUNTADOS

El rejuntado y el alisado de las juntas son operacio-nes que han tenido ya desde la antigüedad una rele-vancia tanto técnica como estética los paramentos históricos, con variantes morfológicas que se pueden registrar en el espacio y en el tiempo. Su realización

consiste en rematar la parte externa de las conexio-nes entre los ladrillos o sillares de un paramento re-llenando primero los espacios vacíos con mortero y después repasando éstas con un instrumento para eli-minar las imperfecciones y crear un pequeño surco. Mediante esta simple operación se ejercita una pre-sión mecánica en la superficie del mortero, compac-tándolo bien para expulsar el agua contenida en éste y para evitar que queden pequeños espacios vacíos en los que se podría infiltrar el agua de la lluvia.2 En particular modo, el rejuntado de las juntas verticales, confiere una mayor impermeabilización al aparejo, ya que éstas son las más expuestas a las infiltracio-nes de lluvia. Mediante tales operaciones se trataba de obtener un mejoramiento de la calidad mecánica de la parte externa de la junta, dando al mismo tiem-po un efecto estético al muro.

Para crear en las juntas una superficie bien rema-tada y mejorar la duración y la capacidad de protec-ción de la lluvia, el rejuntado y alisado se deben ha-cer cuando el mortero ya ha empezado a fraguar pero antes de que se endurezca. El alisado se efectúa pa-sando sobre el mortero de la junta, con la punta o el borde de la llana, o con otro tipo de instrumento me-tálico, para alisarla. En el rejuntado, el mortero del lecho de las juntas es rascado en superficie (de 10 a 20 mm) con la punta de la llana o con un instrumento en forma de uña, cuando todavía no se ha endureci-do. Después se rellenan con un mortero más fino y poco poroso que se repasa para dejar en la junta un pequeño surco que la realce.

Catalogación y estudio cronológico de los rejuntados y alisados de las juntas en los paramentos históricos del centro

de Italia. Un primer estudio

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Estas operaciones con una multitud de variantes estéticas han sido analizadas en los estudios efectua-dos a partir de mediados del siglo pasado y lo fueron sistemáticamente por primera vez contemporánea-mente en varios lugares de la Italia central.3 Tales va-riantes se pueden identificar en los pasajes de una época a otra: la romana, la medieval, la renacentista y la barroca, hasta llegar a los revivals decimonónicos. Pero en ciertos periodos, como por ejemplo en el me-dieval, se asiste a una importante diversificación geo-gráfica de los rejuntados, que es el reflejo evidente de las numerosas divisiones políticas existentes en la península italiana y en particular en el área investiga-da; y esto tiene que haber influido en las organizacio-nes corporativas de artesanos que operaban en esos territorios. Lo ya citado terminó por producir profun-das diferencias de realización como podemos obser-var por ejemplo en obras de los territorios de Roma, de Siena, de Bolonia o de Viterbo.

Clasificar las distintas formas que pueden haber asumido los alisados y los rejuntados de las juntas en los paramentos históricos en un área tan vasta podrá parecer una ardua empresa. Sin embargo ya existen, en un ámbito local, elencos de tipos de tratamiento de las juntas que se pueden tomar como referencia para la terminología y extenderla a una investigación aplicada a territorios más amplios.4

El autor se ha concentrado en la diversidad de ti-pologías de juntas de mortero, sin tener en cuenta las juntas en seco y excluyendo todos los casos en los que la junta de mortero se deja sin acabado, tosca o rústica, o la hinchada, en la que el mortero sin trata-miento de acabado sobresale del espacio de la junta sobreponiéndose a los bordes de los elementos que lo delimitan. Tampoco han sido tomados en considera-ción los casos más sencillos en los que encontramos un allanado elemental del mortero de la junta, apel-mazándolo simplemente sin darle una forma, es de-cir, dejando la junta rasa o retranqueada respecto a la línea de la pared.

En el caso del alisado, excluyendo, por las razones ya citadas, las juntas rasas y retranqueadas, se pue-den encontrar alisados a rampa (it. a scivolo), en ca-sos en los que uno de los dos bordes líticos que deli-mitan la junta quede descubierto; por tanto se puede encontrar un alisado a rampa superior cuando la in-clinación de la pendiente es descendiente, inclinada hacia el borde inferior externo, que queda cubierto; o inferior, en el caso contrario, es decir, cuando la ram-

pa empezando el exterior del borde superior se incli-na hacia el interior de la junta hasta llegar al borde inferior. Los otros tipos de alisado normalmente cita-dos son: a doble inclinación, formando una sección a cola de golondrina cuando la doble inclinación es in-terna o, inversamente, a cúspide cuando es externa; cóncava, de sección semicircular o curva, hacia den-tro de la junta; convexa, también de sección curva, pero hacia fuera; a faja (a nastro), con sección rec-tangular en realce con respecto al ras del muro y a menudo cubre una superficie que rebasa los bordes de la junta.

Pasando al tipo de realización del rejuntado, pode-mos observar el denominado sencillo, con una inci-sión central en el mortero recalcando la forma del aparejo; doble, con dos incisiones paralelas de tipo sencillo, hacia los extremos de la junta; a doble incli-nación, en el que la sección a cola de golondrina de la junta resulta incidida centralmente, o sea en el punto de encuentro de los dos alisados inclinados; a batiente, en el que la doble inclinación tiene el alisa-do o segmento superior más corto; a declive, en el caso contrario, con el alisado o segmento inferior más corto; en fin, podemos encontrar tipos de rejun-tado come algunos de los ya descritos, como por ejemplo el de batiente, pero con resalte rebasando el borde, es decir dejando que el alisado inferior se monte sobre el borde inferior cubriéndolo. A estos ejemplos se debe añadir otra tipología de rejuntado, que según parece tiene un difusión sólo local, el tra-pezoidal, porque, con las características del rejuntado a faja pero con sección trapezoidal, dado que los bor-des, en vez de ser perpendiculares a la cara superfi-cial de la junta, resultan inclinados hacia el exterior, alargando de esta forma la base de la junta que cubre una superficie aún mayor a los lados de las comisu-ras. Además, la junta trapezoidal, a diferencia de la de faja, se reconoce fácilmente porque suele tener casi siempre una incisión central.

Lógicamente, respecto a esta esquemática aunque amplia casuística, en realidad existe una serie de va-riantes aún mayor que, aun pareciendo aparentemen-te mínimas, enriquecen el aspecto morfológico de los rejuntados. Esta subdivisión es particularmente útil para definir los aspectos diferenciales con el fin de poderlos usar en algunos casos para posibles atribu-ciones cronológicas. Una de estas variantes es con seguridad el tipo de perfil empleado en la incisión, sobre todo en el tipo de rejuntado sencillo. La sec-

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ción de tal rejuntado puede ser de tipo: triangular, cuando tiene esa forma, que se obtiene con un instru-mento terminado en ángulo; semicircular; cuadran-gular; hendido, cuando cuenta con una hendidura, realizada con una herramienta puntiaguda o con una cuchilla (figura 1). Por último, otra variante está constituida por la posición del rejuntado, con dos ti-pologías principales: rejuntado en posición central respecto al lecho de mortero de las comisuras, o en contacto con el borde inferior.

DIFUSIÓN DE LOS TIPOS DE ALISADOS Y REJUNTADOS EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO

A excepción de estudios parciales, relativos a casos es-pecíficos, presentados ya en trabajos decimonónicos, como por ejemplo el caso de la junta alisada a faja, ilustrado por Viollet-le-Duc, se puede afirmar que uno de los primeros intentos de recogida de datos y defini-ción de tipologías de los alisados y rejuntados a una escala más amplia se debe atribuir a Corrado Venanzi, que dedicó a este argumento una parte de su obra de investigación de 1953 Caratteri costruttivi dei monu-menti. El análisis de Venanzi, de hecho, aunque sea li-mitado territorialmente a Roma y el Lacio y cronoló-gicamente a un arco temporal desde la época romana hasta el Medioevo, también proporciona datos fuera de estos límites.5 Desde entonces, a pesar de que la re-ferencia a las juntas y sus técnicas se haya convertido en una voz cada vez más habitual en las catalogacio-nes y en los análisis arquitectónicos de los paramentos y aun contando con numerosas obras de referencia, to-davía no se ha efectuado un estudio complexivo y comparativo en un radio amplio.

Ya podemos extraer los primeros resultados prove-nientes de los análisis en curso en el ámbito de la Ita-lia central que aunque no se puedan considerar toda-vía definitivos hacen entrever interesantes estímulos para la reflexión.

La clasificación de las juntas ha sido aplicada, por ahora, sobre todo a centros ubicados en la zona com-prendida entre la vertiente apenínica occidental y la costa del mar Tirreno. Las juntas han sido cataloga-das, aún no en modo exhaustivo en las poblaciones de Roma, Viterbo, Tuscania, Tarquinia, Acquapen-dente, Pienza, Siena, Arezzo, Florencia y Bolonia.

La difusión de los diversos tipos de juntas alisadas y rejuntadas varía considerablemente en el espacio y en

el tiempo y sólo a través de la comparación de ejem-plos pertenecientes a centros y épocas diferentes se puede tratar de definir una clasificación morfo-crono-lógica de los rejuntados (figuras 2 y 3). En la zona es-tudiada se encuentran alisados a faja ya en muros da-tados a finales del siglo XI, como en el caso de la cripta de San Pietro en Tuscania;6 pero el tipo a faja también es empleado muy a menudo en época tardo medieval en Roma (por ejemplo en las arcadas apoya-das sobre arcos romanos en el convento de los Santos Juan y Pablo edificado en el siglo XII sobre las ruinas del Templo de Claudio; en el transepto de San Juan de Letrán, 1288-92; en el campanario de Santa Prassede, 1285-87; en la capilla de San Silvestre ai Santi Quattro Coronati, 1246). En el siglo XII los paramentos lateri-cios de Roma están caracterizados por rejuntados a doble inclinación, aunque también aparecen ejemplos de rejuntado a declive (atrio e pórtico de Santo Stefa-no Rotondo, 1139-43) y alisados de tipo cóncavo nor-mal (lado derecho del pórtico de Santo Stefano Roton-

Figura 1Nomenclatura de los tipos de alisados y rejuntados. Alisa-dos: a) a rampa superior (a1) e inferior (a2); b) a doble in-clinación interna (b1) y externa (b2); c) cóncavo; d) con-vexo; e) a faja. Rejuntados: a) sencillo; b) doble; c) a doble inclinación; d) a batiente; e) a declive; f) con resalte reba-sando el borde; g) trapezoidal. Secciones de los rejuntados sencillos: a) triangular; b) semicircular; c) cuadrangular; d) a hendidura

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do) o con la parte más pronunciada de la curva puesta en la parte superior (fachada de la basílica de los San-tos Juan y Pablo, de comienzos del siglo XII). Entre los tipos más difundidos en época medieval encontra-mos sin duda el alisado a rampa, sobre todo del tipo con borde superior descubierto, pero también a veces el de tipo inferior. Sin embargo hace falta notar que el albañil cuando hace el alisado a rampa con la llana no

consigue eliminar completamente el mortero del inte-rior de la junta hasta descubrir completamente uno de los bordes, por eso el efecto estético se parece más al de un rejuntado a batiente o a declive, en le que morte-ro de la cara más corta del rejuntado aparece normal-mente rugosa o no alisada, dado que en esa parte la llana no ha ejercitado presión. El tipo de alisado a rampa con borde superior descubierto, en la variante

Figura 2Difusión en el espacio de las formas de las juntas rejuntadas

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que acabamos de explicar (similar al rejuntado a ba-tiente) está presente a mediados del siglo XII también en la cripta del Santo Sepulcro de Acquapendente y posteriormente, desde el siglo sucesivo, se difunde en Roma (Santi Quattro Coronati) y caracteriza los apare-jos latericios de los siglos XIII y XIV de Siena (facha-da de San Pietro a Ovile, siglo XIII; Palazzo Pubblico,

1293-1310; Puerta Ovile, mediados del s. XIII con in-tervenciones en el s. XIV; Torre del Mangia, 1338-48; Pellegrinaio delle Donne en el Hospital de Santa Ma-ria della Scala, mediados del s. XIV; Palacio Chigi-Sa-racini, s. XIV).

En cambio, en el mismo periodo, el tipo de rejun-tado a declive caracteriza los muros latericios de Bo-

Figura 3Difusión en el tiempo de las formas de las juntas rejuntadas

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lonia (campanario de la catedral de San Pietro, s. XIII; case Seracchioli, s. XIV; basílica de San Fran-cesco, 1236-63, en donde aparecen también alisados cóncavos y rejuntados de tipo sencillo a sección triangular). El rejuntado a declive lo encontramos asimismo en Arezzo (casa tardo medieval en Vía dell’Orto).

Con toda seguridad un caso a parte es el de los pa-ramentos de Viterbo en el siglo XIII, es decir su pe-riodo de mayor importancia y expansión, gracias a la presencia de la corte papal. De hecho en esta ciudad vemos sólo el tipo de rejuntado que hemos definido trapezoidal y que se presenta in modo perfectamente conservado en la fachada del Hospital Domus Dei, anterior a 1293, durante mucho tiempo protegido por un revoque posterior que con el tiempo se ha des-prendido en parte (otros ejemplos son el Palacio Pa-pal; los Palacios Alessandri en la Plaza de San Pelle-grino; la iglesia de San Pellegrino; el claustro de Santa Maria in Gradi; el Palacio de los Tignosi; en gran parte de la arquitectura civil, como en Via delle Caiole, Via San Pellegrino, Via Bussi, Via Borgolon-go). En el mismo periodo, tampoco faltan variantes en Viterbo, como en el caso de un pequeño palacio de los Alessandri en la Plaza de San Pellegrino, en le que la sección trapezoidal falta del rejuntado central, o en el muro protegido por el profferlo del Palacio Mazzatosta en el que se mantienen restos de un re-juntado de tipo doble.

A partir sobre todo del s. XV nos encontramos con un paso definitivo hacia rejuntados de tipo sencillo con surco central, que son precedidos por raros ejem-plos como el del Palacio Cinughi de’ Pazzi en Siena, datado en el s. XIV, o el de los pórticos de la fachada de la basílica de San Francesco en Bolonia. En estos casos, como en los ejemplos del s. XV, inicialmente la sección del rejuntado central es de tipo triangular, en Pienza (casas englobadas en el Palacio del Carde-nal Giacomo Ammannati y otros edificios en la calle principal (corso Rossellino) encargados durante la transformación urbana proyectada por Pío II, 1462-64), en Siena (una casa en Via Tommaso Pendola, un edificio en Via di Camollia y otro en Via dei Banchi di Sotto, oratorio de Santa Maria delle Nevi del 1471-72, fachada de la iglesia de Santa Maria in por-tico en Fontegiusta del 1489 y Palacio Piccolomini del 1469-1510), en Corneto, hoy Tarquinia (una torre bombardera de la barrera fortificada llamada «rese-cata», en la tercera puerta de Castello, edificada en el

s. XV). Siempre en Tarquinia, en algunos puntos del Palacio Vitelleschi (1436-39) que se han mantenido protegidos quedan restos de rejuntados de sección se-micircular en contacto con el borde inferior de las juntas. Esta colocación del rejuntado parece hacer re-ferencia al estilo antiguo romano, en el que, sin em-bargo, la parte del alisado superior a la señal del re-juntado era ligeramente inclinada hacia el hacia el borde inferior, y que se puede observar por ejemplo en el Panteón (118-128 d.C.) y en las tabernae de la ínsula capitolina o de Ara Coeli (s. III d.C.).

A partir del s. XV la sección en el centro del re-juntado sencillo se hace cada vez más semicircular, convirtiéndose en la utilizada casi en exclusiva en el s. XVI y en los siglos posteriores hasta el s. XIX. Los ejemplos son innumerables, pero nos limitare-mos a citar para Bolonia la fachada de la ex iglesia de San Giobbe (1494); para Siena un edificio en Via Casato con una placa de 1490, la colegiata de Santa Maria di Provenzano (1595-1604), el portal de la iglesia de San Giovanni Battista de la congregación de los Tredicinos, un edificio en Via della Cerchia, el Palacio Ravizza en Pian dei Mantellini, una ex igle-sia en Via di Monna Agnese, la fachada de la iglesia de Sant’Elisabetta della Visitazione (1884-1901); para Florencia la fachada del Palacio Grifoni (cons-truido en 1563-74); para Roma la Chiesa Nuova o Santa Maria in Vallicella (de 1575, continuada por Martino Longhi il Vecchio en 1586-90, concluida en 1599), el Colegio Romano (1582-84), la iglesia de San Girolamo dei Croati di Martino Longhi il Vec-chio (1588-89), los costados de la basílica de Sant’Andrea della Valle (edificada entre 1590 y 1650), San Carlo ai Catinari y el convento dei Barna-biti (1612), la basílica dei Santi Ambrogio e Carlo al Corso (1612), la iglesia de San Ignacio (1626) y el convento anejo, la iglesia de Santa Maria Maddalena (1631-99), el palacio de San Ivo alla Sapienza, el oratorio de San Francesco Saverio «del Caravita» (1633), la fachada de Santa Anastasia de Luigi Arri-gucci (1636), el oratorio dei Filipenses de Francesco Borromini (1637-67), la fachada del palacio di Pro-paganda Fide modificada por Bernini en 1644, el Pa-lacio D’Aste Rinuccini y después de Leticia Bona-parte (1657-77), Santa Maria della Concezione in Campo Marzio (trasformada en 1668-85), la iglesia de Gesù e Maria al Corso (1671-77), el Palacio Bras-chi (1791-1804), la fachada de Santa Maria in Grotta Pinta (concluida en 1834). Siempre en Roma se da

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también una variante del rejuntado sencillo, consti-tuida por la incisión con sección cuadrangular que se puede encontrar en el transepto de la basílica de Sant’Andrea della Valle (ampliado por Carlo Mader-no a partir de 1608) y en el Palacio de San Apolinar (reformado por Ferdinando Fuga en 1745-48); juntas con rejuntados a hendidura se encuentran en el Hos-pital de Santo Spirito in Sassia; mientras que en la iglesia del Gesù, cuyas obras fueron dirigidas por Vignola entre 1568-75, la sección del ancho rejunta-do central de tipo sencillo en cambio es todavía de sección triangular.

El hecho de que el rejuntado de las juntas participe come elemento estilístico del edificio nos lo demues-tran los casos romanos de las iglesias anglicanas de All Saint’s en Via del Babbuino (1882-87) y de St. Paul With in the Walls (1873-80) proyectadas en esti-lo neogótico por George Edmund Street, con la in-tención de valorizar materiales y técnicas tradiciona-les, y en las que vuelven a aparecer rejuntados a batiente que no se usaban desde la Edad Media.

EL RECONOCIMIENTO DE LAS FASES CONSTRUCTIVAS MEDIANTE LA OBSERVACIÓN DE LOS REJUNTADOS: EL CASO DE LA CASA DE LOS CRESCENZI EN ROMA

Mediante la aportación de los análisis de los rejunta-dos de las juntas, ha sido posible comprender las fa-ses constructivas del que fue definido «el edificio laico más ambicioso» que fuera construido en Roma entre los siglos X y XII y que haya llegado hasta nuestros días (Wickam 2011, 282). Se trata de la Casa de los Crescenzi, caracterizada por una gran cantidad de materiales antiguos romanos de acarreo, la cual, aun habiendo sido estudiada varias veces en el curso del tiempo, presentaba todavía hoy varios as-pectos oscuros. La parte reconstruida en época rena-centista resultaba fácilmente reconocible, especial-mente en el interior, ya que estas partes estaban enlucidas, y el resto normalmente se consideraba di una única fase medieval, aunque a la luz de un análi-sis más atento se puede afirmar con seguridad que no es así. De hecho, además del que se refiere a la re-construcción renacentista, hubo otro gran derrumbe, el primero de una cierta consistencia, debió de afec-tar a las partes altas del edificio y a la zona occiden-tal, ya en época medieval, probablemente ni mucho tiempo después de la edificación original.7

Habitualmente se considera que la bóveda de do-ble crucero, de la que quedan sólo algunos fragmen-tos, con los arcos generadores impostados, a lo largo de la curva de la imposta de los arcos mismos que generan las bóvedas, una serie di ménsulas marmó-reas, en parte clásicas y en parte medievales, son de la fase original de la edificación, además de los ci-mientos de todo el edificio. El mismo Bruno Maria Apolloni (1940, 33), en su artículo sobre la «casa», escrito en ocasión de la inauguración del edificio res-taurado en 1939 después de haber sido elegido como nueva sede del Centro de Estudios de Historia de la Arquitectura, afirmaba que «la parte de la obra que se alza sobre el balcón corrido no presenta caracterís-ticas importantes» y que, en el exterior, «ésta se dife-rencia de la estructura del basamento porque el para-mento, —realizado con ladrillos de acarreo—, es visto y no enlucido», como sin embargo aparece en las partes inferiores. No obstante éste rechazaba cate-góricamente que pudieran haber habido sobreeleva-ciones o reformas: «Por otra parte la absoluta conti-nuidad de las estructuras murales internas excluye que la estructura haya sido sobreelevada en un segun-do momento». También en la ponencia de Gustavo Giovannoni (1940, 14-15) en ocasión de la inaugura-ción de las obras de restauración de la «casa», se afirmaba que «el exterior de la casa se ha mantenido como era», con el balcón en obra reconstruible ba-sándose en un dibujo del s. XVII del pintor español Coello, «desde el que se alza la ruda masa paralelepí-peda de la torre que debía ser alta y fuerte, coronada de almenas»; y por lo que se refiere al interior no se hace ninguna alusión a que el «palimpsesto de es-tructuras varias» que lo caracteriza, coronado por la «fragmentaria bóveda de crucero», pueda ser fruto de diversas intervenciones. Apolloni adjunta a su texto una «hipótesis de recuperación» de la «casa», po-niendo una serie de cinco bíforas en el lado meridio-nal del balcón y de tres en el oriental, sin tener la más mínimo duda sobre la contemporaneidad de la parte alta, desnuda, y la baja, decorada. Una actitud similar se encuentra en las hipótesis reconstructivas y de recuperación concebidas, en aquel mismo perio-do, por Vincenzo Fasolo, en las que en dos diversas versiones, la parte alta termina con coronamientos al-menados. Como afirma Apolloni, la restitución del espacio del primer piso tenía que ser determinada, de forma «fácil y segura», por «una gran sala de planta rectangular cubierta por dos cruceros», mientras que

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otros pisos, de los que no se podía tener ningún dato, habrían debido de proseguir en altura a la torre; ter-minando por datar todo a inicios del s. XII.

En realidad no se había contado con lo que he-mos definido el primer derrumbe de la Casa de los Crescenzi, acaecido ya en época medieval. Éste de-bió de afectar a toda la parte alta del edificio, in-cluida la bóveda original, que no se debe confundir con los restos de la de doble crucero que todavía hoy se ven, y la porción occidental del primer piso del edificio, que más adelante se derrumbó de nue-vo en época renacentista, tirando la bóveda de doble crucero reconstruida en el medioevo. Según esta nueva hipótesis, la primera planta de la «casa» de-bía de estar dividida en dos ambientes, el primero, más estrecho, a occidente, al que se accedía por la escalera adosada a la pared septentrional, que debía cumplir funciones de atrio para el salón que ocupa-ba toda la parte restante del actual edificio hacia el este. Este salón debía estar caracterizado por cuatro grandes nichos, cada uno en una de las paredes pe-rimetrales, de los que quedan las partes que en alza-do resultan rectilíneas en las paredes sur y este, sin las cúpulas superiores. Han desaparecido del todo, con el derrumbe de las paredes en las que estaban, el nicho del oeste, en la pared que dividía el am-biente de la sala del de entrada, y el del norte, que lo separaba del vano de la escalera. La gran sala en el este, que tenía una forma casi cuadrada, tenía que estar cubierta por una única bóveda de crucero, con los extremos apoyados en los ángulos de los muros, a donde no llegan los vanos de los nichos, como de-muestra un fragmento de ménsula, en la bisectriz del único ángulo de la sala que ha quedado íntegro con respecto a la fase original, el de sur-este. El de-rrumbe de esta estructura original debió de produ-cirse seguramente en el curso del s. XII, afectando además de a la bóveda y a las partes superiores a ella, la pared norte de división de la sala de las es-caleras y la pared occidental que separaba la misma sala del vano de acceso, derrumbado con toda la parte superior del edificio hacia occidente.

La reconstrucción, de la misma época, optó por la creación de un único ambiente rectangular, cubierto por la doble bóveda de crucero. Estas suposiciones, parecerían encontraran una confirmación tanto en el análisis de los muros medievales de la «casa» como en las juntas rejuntadas. Como había de hecho nota-do Corrado Venanzi (1953, 37), hablando de los re-

juntados de las juntas de los paramentos latericios de la «casa», «se muestra bien clara una parte superior añadida y apoyada a la parte preexistente, de la que se evidencia también en el alzado su conformación». Venanzi se pregunta también si tal «cambio de forma de la parte superior del edificio, obra de un interven-to posterior», se pudiera relacionar con los «daños sufridos por el edificio en la destrucción del Guiscar-do de 1084». Como prueba de esto, el estudioso pre-senta la evidente diferencia de módulo en altura de cinco hiladas de ladrillos, que se puede observar en-tre la parte baja del inmueble, la original, y la alta, reconstruida en el medioevo.

Pero lo que demuestra una diferencia más marcada entre los dos paramentos es la combinación de los componentes murales, de hecho en la parte original las hiladas di ladrillos tienen una altura media de 3,9 cm y tienen llagas de mortero de sólo 2,1 cm (que varían desde 1 hasta 2,5 cm), mientras que en la par-te de los muros reconstruidos los ladrillos empleados son sensiblemente más bajos, con una media de 3,4 cm y juntas de mortero de 3,2 cm de media (con va-riaciones entre 3 y 4 cm). Esto es una señal evidente de que se trata de muros distintos; además en el se-gundo de éstos se emplearon ladrillos provenientes de otras fuentes con respecto a la primera obra y los artesanos para ahorrar ladrillos hicieron uso de le-chos de mortero abundantes, casi tan altos como los ladrillos mismos.

Un último detalle relativo a los módulos de los pa-ramentos es la amplia lesión, reparada con ladrillos, que se extiende a lo largo de toda la vertical corres-pondiente al centro del nicho que se abre en la pared meridional. De hecho, en su parte apenas superior al pavimento del primer piso, se reconoce una porción de paramento medieval que, parece coincidir con la obra de la reconstrucción del nivel correspondiente a las bóvedas (alturas medias de los ladrillos di 3,5 cm y de las juntas de 3,1 cm). Esto podría significar que esta grave lesión se nació en aquel punto debilitado por la presencia del nicho y de la puerta que condu-cía a la balconada meridional, ya en ocasión del pri-mer derrumbe y fue entonces reparada en el momen-to de la reconstrucción de la bóveda; más adelante, seguramente la lesión se volvió a abrir durante el de-rrumbe de época renacentista y se debió reconstruir varias veces.

Venanzi añade otra prueba del derrumbe medie-val. Cita el hecho de que el machón angular de re-

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fuerzo sur-oeste de la «casa», «en la parte alta, con-serva el paramento primitivo, que presenta el conocido rejuntado en medio de los lechos de mor-tero. Por tanto el refuerzo fue hecho en el periodo en que todavía se usaban este tipo de aparejos, es decir en el s. XII». En realidad, el contrafuerte en cuestión no aparece nunca en las representaciones más antiguas del costado meridional de la «casa» y en efecto los rejuntados que se ven en las juntas de la parte alta del pilar, con una evaluación atenta, pa-recen debidos a intervenciones sucesivas, ya que no son parecidos a los medievales que en cambio apa-recen en las partes originales del edificio. No es así en el lado occidental del mismo contrafuerte, que llega hasta debajo de los restos de conglomerado de las bóvedas derrumbadas. Aquí quedan varios frag-mentos del aparejo latericio medieval con los carac-terísticos rejuntados de las juntas.

Entonces entra en juego la observación del re-juntado de las juntas con un objetivo diferenciador. De hecho, en el ámbito del campo de estudio más amplio relativo a los acabados superficiales de los edificios medievales, también en las partes medie-vales de la «casa» se ha realizado una intensa acti-vidad de análisis y catalogación de las juntas. Se ha concluido que éstas pertenecen a la misma tipo-logía a doble inclinación, en la que la sección a cola de golondrina de la junta resulta incidida cen-tralmente a semicírculo, pero aun siguiendo esta metodología se notan evidentes diferencias entre los rejuntados de la parte inferior del edificio y las de la parte alta reconstruida. En efecto en el inte-rior de la parte baja de la «casa», la original, se puede observar cómo las inclinaciones de las caras alisadas hacia el interior de la junta, son más pro-nunciadas mientras que el rejuntado central resulta de dimensiones más reducidas respecto a las de la parte alta reconstruida, en esta última las juntas son sensiblemente más altas, tienen caras apenas inclinadas y rejuntados centrales mucho más mar-cados y profundos (figura 4).

En resumen, el aporte proporcionado por el es-tudio de las juntas ha contribuido a resolver enig-mas relativos a la época de construcción de la Casa de los Crescenzi, con hipótesis formuladas en el curso del tiempo que van del s. IX al s. XIII. En efecto, rejuntados del tipo definido a doble in-clinación, o con dobles alisados de las juntas más o menos rehundidas simétricamente hacia el centro

y marcadas por una marca de rejuntado central, si-milares a las de la «casa», se encuentran en varios monumentos datados en el s. XII, como por ejem-plo en los paramentos del cercano campanario de Santa Maria in Cosmedin, que presenta también las mismas cornisas de ladrillo con dientes de sie-rra orientados en modo divergente a partir del cen-tro, en el pórtico de San Clemente, en la fachada reconstruida a comienzos del siglo XII en los Santi Quattro Coronati en el campanario de la iglesia de San Giorgio al Velabro.8

Figura 4 Rejuntados medievales a doble inclinación presentes en la Casa de los Crescenzi y en otros edificios coetáneos de Roma: a) exterior, resalte mural en el costado meridional; b) exterior, semicolumna del costado meridional; c) exte-rior, costado septentrional; d) exterior, pared occidental; e) exterior, lado occidental del contrafuerte sur-oeste; f) inte-rior, parte baja de la planta superior; fase original; g) inte-rior, planta superior a la altura de la doble bóveda; recons-trucción posterior al derrumbe medieval; h) pórtico de la iglesia de San Clemente; i) campanario de la iglesia de San-ta Maria in Cosmedin

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NOTAS

1. El presente estudio es obra de Renzo Chiovelli, mien-tras que las ilustraciones han sido realizadas por Anna-lisa Ruggeri; la traducción del italiano es de Mario Va-lles de Tena.

2 Sobre las distintas fases de las operaciones modernas de rejuntado y sobre los instrumentos empleados, que no difieren mucho de los históricos, se pueden consul-tar varios manuales, entre los cuales Gottfried (2006, 73-74) y Conti (2011, 28, 32).

3 Después de los análisis efectuados por Venanzi (1953), en los que también se hace referencia a otros escritos suyos con ejemplos de rellenos de juntas, podemos ci-tar otros trabajos sucesivos en los que aparecen alusio-nes a este tipo de acabados: Avagnina, Garibaldi, Salte-rini (1976-77), Pagliara (1980), Varagnoli.(1983), Barclay Lloyd (1985), hasta los más recientes de Fiora-ni (2009), Scarsella ( 2011), Montelli (2011), Squassi-na (2011a) (2011b).

4 En el presente estudio se ha empleado la nomenclatura adoptada en gran parte por Angela Squassina (2011b, 263) para los acabados de las juntas en los paramentos de latericio de la ciudad de Venecia, e parcialmente ya empleada por Venanzi (1953, 34-39), con añadidos y variantes según han requerido los datos recogidos en la investigación.

5 Véase Venanzi (1953, 34-39), en el que también se citan rejuntados, tanto de tipo simple como doble, que se observan en muros de «bloques paralelepípe-dos de piedra» datados en el Bajo Imperio (284-476), en acrópolis de Butrinto, actualmente en te-rritorio albanés; también se alude a «reanudación» del uso del rejuntado, en el centro de los lechos de mortero, durante el siglo XVI, como ha comproba-do en las primeras construcciones de los Jesuitas en Roma.

6 Para las dataciones de los muros medievales del Patri-monio de San Pietro in Tuscia se hace referencia a Chiovelli (2007), para las de Roma a Esposito (1998) y a Montelli (2011). Para la iconografía de las juntas véa-se Chiovelli (2006).

7 Se puede encontrar una investigación más detallada relativa a los derrumbes y a las reconstrucciones que han influido en las fases constructivas de la Casa de los Crescenzi, con una hipótesis reconstructiva de su estructura medieval original, en Chiovelli (2015), de donde han sido tomadas las consideraciones de este trabajo.

8 En realidad, también los pocos restos de los pilares del pórtico de San Giorgio al Velabro, salvados de la des-trucción del atentado de 1993, parece que muestren res-tos de juntas rejuntadas a doble inclinación, hecho que

por tanto ampliaría el empleo de este tipo de rejuntado a todo el siglo sucesivo, dado que la construcción del pórtico se data en el periodo en que fue titular de la iglesia el cardenal Jacopo Caetani degli Stefaneschi, entre 1295 y 1301.

LISTA DE REFERENCIAS

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