Carta al clero

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1 San José, Costa Rica, agosto - 2014 Estimados hermanos del Clero y Liderazgo Laico de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador: Reciban mi saludo y abrazo fraterno en Cristo Jesús. Mi participación en el proceso de elección para el obispado en la Diócesis me permite dirigirme a ustedes para dar a conocer algunas líneas de pensamiento sobre el trabajo de la Iglesia. Quiero decir, en primer lugar, que le guardo un profundo aprecio y respeto al Rdmo. Marín Barahona, sé que él ha realizado grandes esfuerzos, para el desarrollo de la misión de la Iglesia en El Salvador. Junto a él conozco el trabajo de algunos de ustedes, y con algunos he compartido trabajo en la Provincia. En las siguientes páginas abordo algunos temas que reflejan, en parte, mi pensamiento y la perspectiva que tengo de la labor que se debe realizar desde el cargo ministerial del Obispo. Asumo las consecuencias de exponer mis ideas por escrito, porque estoy convencido de la importancia que tienen palabras en el mensaje que se quiere dar. Soy miembro de la Iglesia Episcopal hace más de 26 años, y 14 años de ministerio ordenado en la diócesis de Costa Rica, tiempo que me ha permitido identificarme con los principios de la misión de la Comunión Anglicana. Esto me hace consciente de lo que significa el compromiso de asumir la responsabilidad de una Diócesis, por ello me he puesto en las manos del Señor y de la guía del Espíritu Santo. En el documento trataré seis puntos de manera resumida:

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San José, Costa Rica, agosto - 2014

Estimados hermanos del Clero y Liderazgo Laico de la Iglesia Episcopal

Anglicana de El Salvador:

Reciban mi saludo y abrazo fraterno en Cristo Jesús.

Mi participación en el proceso de elección para el obispado en la Diócesis me

permite dirigirme a ustedes para dar a conocer algunas líneas de pensamiento

sobre el trabajo de la Iglesia.

Quiero decir, en primer lugar, que le guardo un profundo aprecio y respeto al

Rdmo. Marín Barahona, sé que él ha realizado grandes esfuerzos, para el

desarrollo de la misión de la Iglesia en El Salvador. Junto a él conozco el trabajo

de algunos de ustedes, y con algunos he compartido trabajo en la Provincia.

En las siguientes páginas abordo algunos temas que reflejan, en parte, mi

pensamiento y la perspectiva que tengo de la labor que se debe realizar desde

el cargo ministerial del Obispo. Asumo las consecuencias de exponer mis ideas

por escrito, porque estoy convencido de la importancia que tienen palabras en el

mensaje que se quiere dar.

Soy miembro de la Iglesia Episcopal hace más de 26 años, y 14 años de

ministerio ordenado en la diócesis de Costa Rica, tiempo que me ha permitido

identificarme con los principios de la misión de la Comunión Anglicana. Esto me

hace consciente de lo que significa el compromiso de asumir la responsabilidad

de una Diócesis, por ello me he puesto en las manos del Señor y de la guía del

Espíritu Santo.

En el documento trataré seis puntos de manera resumida:

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1- EL CARÁCTER PASTORAL

Es fundamental este carácter, pues, es lo que identifica la labor ministerial a la

cual hemos sido llamados en la Iglesia. El obispo debe pasar gran parte de su

tiempo cercano a todas las comunidades apoyando al clero y al liderazgo laico,

que es el equipo más cercano que tiene para realizar la tarea pastoral. Es

importante su participación y contribución en la formulación de planes

pastorales. Crear los medios para desarrollar las iniciativas pastorales que

provengan del clero y los líderes laicos. Mi experiencia como sacerdote me

hace ver esto como una necesidad y por ello es que hablo de este tema como

una prioridad en el ministerio del Obispo. En última instancia, lo que se requiere

es que el Obispo, sea una persona sensible a las necesidades de todos los

miembros de la Iglesia.

2- LA LABOR ADMINISTRATIVA

Considero los asuntos administrativos de la Iglesia como una tarea pastoral. Es

decir, que la administración de la Iglesia hay que dimensionarla como un

ministerio entre los demás ministerios, porque si no corre el riesgo de convertirse

meramente en una labor burocrática como en cualquier otra institución. La

administración requiere, indudablemente, de personal capacitado, y además que

se caracterice por un sentido de justicia y de responsabilidad para el manejo de

todos los asuntos y, en especial el de las finanzas que debe tratarse de manera

eficiente y transparente. La responsabilidad del Obispo es velar para que las

decisiones o medidas administrativas siempre estén en función de la misión de

la Iglesia.

Bien se ha dicho que la Iglesia es como un ave, que puede volar si tiene las dos

alas. Cuando en la Iglesia, hay disconformidad, sospechas o dudas sobre el

manejo administrativo, esto afecta también la parte pastoral, porque se genera

un ambiente de tensión, desmotivación por parte del clero, líderes laicos y

finalmente los feligreses. Por eso es muy importante poner atención en ese

campo, ya que la persona del Obispo, o su ministerio puede verse cuestionado y

debilitado. El equilibrio entre lo pastoral y lo administrativo es el ideal que existe,

y hay que buscarlo con empeño por el bien de la Iglesia.

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3- PROGRAMAS Y PROYECTOS SOCIALES

Como Iglesia Episcopal, tenemos un gran desafío siempre en cualquier contexto

en que nos ubicamos. Trabajar unidos en estrategias que permitan alcanzar

objetivos y metas concretas, para que la sociedad reconozca la labor de la

Iglesia, en cada comunidad donde está presente una congregación. En este

sentido, la Iglesia Episcopal de El Salvador, tiene historia y experiencia en

programas y proyectos sociales, que ha puesto en marcha en los momentos de

mayor necesidad de la población – como en tiempos del conflicto armado,

después del terremoto - y sigue manteniendo proyectos los cuales merecen todo

el respaldo. Es muy importante que todos los proyectos formen parte de un Plan

Pastoral Diocesano (PPD). Esto por cuanto, se manejan recursos provenientes,

ya sea de Diócesis hermanas o bien de otras instituciones, a quienes habrá que

dar resultados y constancia del buen manejo y utilización de los recursos.

Se debe tomar cuenta, que el Obispo es la figura visible y representa legalmente

a la Diócesis, tanto a nivel de la esfera eclesial como a nivel de las instituciones

públicas, de tal manera que si no hay un buen desempeño de labores en un

proyecto, la responsabilidad última recae en la administración de la diócesis.

Por tanto, se hace necesario establecer los criterios o la política bajo los cuales

se desarrollarán los proyectos.

4- LA PRACTICA PASTORAL

Hoy la Comunión Anglicana, experimenta en muchos lugares los conflictos

internos por el ejercicio de la libertad que tenemos de tomar posición sobre

asuntos éticos, políticos o de cualquier otra índole. La práctica pastoral se ve

hoy también desafiada por otros temas que cobran fuerza en la sociedad y que

la Iglesia no puede permanecer en silencio. Los temas como: Diversidad

Sexual, Género, matrimonios de personas del mismo sexo, y otros que se

vinculan en el campo de la ética de las personas, generan cierto conflicto, tanto

a nivel del clero como líderes laicos y en la feligresía. Esto hay que tomarlo en

cuenta para encontrar los mecanismos para avanzar en la misión haciendo que

no se produzcan, del todo, conflictos o acciones irreconciliables.

Debemos darnos cuenta que en la Iglesia, al igual que en la sociedad,

encontramos diversas lecturas de los hechos, que posibilitan u obstaculizan el

trabajo pastoral. Así como cuando en décadas anteriores, se hablaba de la

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opción por los pobres, la Iglesia de los Pobres, Iglesia Popular, todo esto

provocó divisiones y acciones para deslegitimar la labor de sacerdotes y

comunidades cristianas. Ahora hay una nueva lectura de la realidad, y ya no se

habla de los pobres, sino que se amplía al concepto de minorías discriminadas,

y entre éstos se cuentan las categorías de género, diversidad sexual y otras que

son objeto de atención pastoral actualmente.

Desde el punto vista de la misión no hay otro referente para la Iglesia, que no

sea el mismo Jesús, Él es quien nos da el mayor ejemplo de un Dios no-

excluyente, y esto lo vemos reflejado en el Evangelio, donde en múltiples

ocasiones, Jesús, se muestra solícito, cercano, compasivo y devolviendo la

dignidad a quienes se les había negado por causas de la enfermedad o por no

ser cumplidor de la Ley, o por cuestiones de género, como se diría hoy. El

principio fundamental que nos guía como anglicanos es el cómo VIVIR LA

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD. Aunque sabemos que esto no se logra

fácilmente, pero siempre debe ser un horizonte para la práctica de la Iglesia.

Algunos miembros se resisten a una nueva opción pastoral, y pueden decidir

salir de esa congregación o bien salir del todo de la Iglesia. Parte de la labor

pastoral es también encontrar la forma de desarrollar una línea de pastoral que

no provoque rupturas dolorosas en la congregación.

5- FORMACIÓN DEL CLERO Y LIDERAZGO LAICO

La experiencia que tengo en el campo de la educación teológica, me permite ver

la necesidad que tenemos de prepararnos mucho más para que nuestro

ministerio sea más efectivo y fructifique en la vida de la Iglesia. Una prioridad

en este campo es aumentar el número de clérigos con base al Plan Pastoral

Diocesano, porque de esta manera se garantizaría la sostenibilidad y

mejoramiento de las condiciones del clero.

No podemos desconocer que en nuestras diócesis y en la Provincia,

necesitamos clérigos y laicos con muy buena formación bíblica y teológica, y en

otras áreas del conocimiento que hagan posible una mejor acción pastoral.

Asumo el compromiso de fortalecer esta área de trabajo.

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6- TOMA DE DECISIONES

Es claro, que cuando se vienen estos procesos de cambio, el liderazgo de la

Iglesia y en general los miembros activos quieren saber propuestas de cómo

enfrentará, el próximo obispo, la situación de la Diócesis. Esta es una

aspiración legítima.

Si la voluntad de Dios es que asuma la responsabilidad pastoral de la diócesis,

las decisiones o acciones más importantes las tomaré con determinación, pero

no serán decisiones arbitrarias, sino seguidas de un estudio y análisis serios,

que respalden dichas medidas.

Como bien sabemos, los cambios no siempre son aceptados por todas las

personas, habrá quienes se sienten afectados directamente. Tendré una actitud

abierta de diálogo sincero con la persona o personas involucradas, en los

hechos para valorar las consecuencias personales y familiares. Pero que, en

definitiva, actuaría con firmeza para hacer los cambios que se requieran. Creo

tener la capacidad para resolver los conflictos que puedan surgir en el desarrollo

de mi trabajo.

No hago “promesas de campaña”, al estilo de un político tradicional, prefiero

antes que todo, conocer la realidad de los hechos, y a partir de allí impulsar las

acciones requeridas, con el único propósito de fortalecer el trabajo de la

diócesis, y por ende la misión de la Iglesia.

Pido al Señor, me dé la fortaleza, la humildad y la sabiduría.

Bendiciones en Cristo Jesús

Rev. José Ricardo Bernal Escobar