Carlos Dominguez Morano_Creer después de Freud_ cap 6.pdf

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1-15 1 ." - - ... ". '- - . ; - - - '. , -• . ,".Así)f.? han qtl~.rido '..ver det~rmiD:ados autoJ:"esen, la; bis~orla 4e Ja psicol,ogía ,_~~, la religión, como 'el conoCido A. O-El~1Ei.LI. 'Psico/(/iíl:z de ia-edáJevolútiva;"Madrid 1952: 256; -el ~españor:J .. :~l .. ARAoo MrrJANs/-,Psicología religiosa- del ;niñbj Barcelona ":-f965, 42,,;0. :S~:.GALLO" ¿Es :el :niño .religioso?,: Madrid 1954; 96 ,y;,,103.... De:-modo ,semejante ~ee:~p~~só J~bi~H. _c;on~:fr.~~~~!1c~a, J.~. ~~mo?i_~ll:,' psic.0l'edagoga, ita~~~na:. ¥~: M9me,S~?rt.; S~n:.ewb,argo.,com9 ~ftrIAa,. !?-.' V~rg~te. ningu~a inve~tiga.ci9.q :ha podi~~.~d,t?~ost.r~J~ existencia de.una necesidad religiosa' éspecifica: cfA. VERGOTE, Psicología'-'religiosa;' 120~123. o J. MILANE~I-M. ÁLBTTI, Ps~cología de'l¿i:Religióii. -105':109.' __ "~o ,{U El Dios con el que nos relacionamos en la oración es deudor también de una historia: Una historia que es justamente la nuestra,' éri la mearaa en que Dios, en cuanto objeto mental, se ha ido conformando a lo larg~' de nuestro ptoceso'yitaI, intimitrn:enté enlazado á Iogavatares de las relaciones'con nosotrós mismos ycorielriJ.Urido~'l)ios nosba iddvinieiíQó ii'iiavés y apartir de nuestras'ri,£ésidadesb'iop~iquicas niás' defei'ihíiÍantés; yha ido tomando hi'fonnay"efcolorido dé nües- trás;~'xperümcias~vitales niás'p~ofundas~-"" '¡i .:n.\,,~ :i:,r: .'" " ... No surge Dios en' nosotros como frirtodll-ec{il iespOnhíneo;tal cOmodeterriiinadas posiciones teológiéas O"'psicolpgic!as"nóshan querido hacer ver, y comO tal vez leapéteé,éríii"i'amblén"aiina fe ansiosa 'dé -evidencias. . . ..:; ::.':; ,~'-: c~;; " La fe que busca evidencias y seguridades' de-searía/efectivaménte, uriDiosque"casi como instinto natUral, ~e'rueiáTháríifesfaiidopro::: gh,siváyespontáneamenteen 'Ja' vida' deI niño.' De'éste 'rilbdü'lil religión se'preséntari,rcómo una, dimensiónpsi,quicá"iITéÓ.undlíble; sin la' curo no sería posi1;'¡e hablar ,de pérsonapsico16g1cáñíenfé"saná ocOrripletá\, Seinejahtem'oao'de 'concebir fas 'cosas; aparte'de sus::: citarllmnerosos problemas~eológiCos; parece un' éilniino' más ppr eI que e'1hoinbre"'sieritda telitación deconvertit á 'Dios" en "natür'¡1'" , ,'.'.' ." -,:.! :~.' '::~'~>",:!'" ,:--. -~ -,-'. "-"".-, .';-:; ;.'.,"'j.>'-"t"~ .-.-;:,., ~. '.' CAPÍTULo 6 EL DIOS DEL NIÑO Y EL DIOS DE JESÚS , -' <.- TEOLO(ÓIL\ CTQQ~~~Q;.~ ~f; N cvr-c.e-ltt LQpo.lrnQ. '''~ &toluL e, DO ",c,C .~o ~Q.AMl \, 'j I ' ~l'-~I<, "'ON- \?o.hlO\.~\.oZ.l'2-0I!)\. ,~\1? • <i lio entonces la oración se convertirá en un instrumento valiosísimo pa;a la introyección profunda y eficaz, de valores del Reino. La ora- ción se convierte de este modo, ~omo para Jesús, en una fuente de libertad, que en muchas ocasiones puede constituirse también como una auténtica fuente de subversión, Habremos de convemr entonces en que la oración puede introyectar tanto el aguante valiente como la rebeldia y la intrépida oposición. Rezar se convierte asi en un "arma cargada de futuro"; un arma peligrosa también; pero en el mismo sentido en que fue peligroso el mensaje de Jesús frente a un sistema de opresión que utilizaba a Dios para salvaguardar los antivalores del prestigio, del poder y del dinero. , Rezar al Dios del evangelio tiene que conducir forzosamente al evangelio; tiene que originar, por tanto, una libertad que remonta los ideales del "espiritual" y los cánones del "moralista"; que va más allá de las "virtudes" y de los "pecados" y que"en definitiva, hace crecer una fidelidad a la tierra en la cual Dios no muere, sino que resucita, 114 \ \

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    1 ." - - ... ". '- - . ; - - - '. , -. ,".As)f.? han qtl~.rido '..ver det~rmiD:ados autoJ:"esen, la; bis~orla 4e Ja psicol,oga ,_~~,la

    religin, como 'el conoCido A. O-El~1Ei.LI.'Psico/(/il:z de ia-edJevoltiva;"Madrid 1952:256; -el ~espaor:J..:~l..ARAoo MrrJANs/-,Psicologa religiosa- del ;nibj Barcelona ":-f965,42,,;0. :S~:.GALLO"Es :el :nio .religioso?,: Madrid 1954; 96 ,y;,,103....De:-modo ,semejante~ee:~p~~sJ~bi~H. _c;on~:fr.~~~~!1c~a,J.~.~~mo?i_~ll:,'psic.0l'edagoga, ita~~~na:.~:M9me,S~?rt.;S~n:.ewb,argo.,com9 ~ftrIAa,.!?-.'V~rg~te. ningu~a inve~tiga.ci9.q:ha podi~~.~d,t?~ost.r~J~existencia de.una necesidad religiosa' specifica: cfA. VERGOTE,Psicologa'-'religiosa;'120~123. o J. MILANE~I-M. LBTTI, Ps~cologa de'li:Religiii. -105':109.' __ "~o ,{U

    El Dios con el que nos relacionamos en la oracin es deudor tambinde una historia: Una historia que es justamente la nuestra,' ri la mearaaen que Dios, en cuanto objeto mental, se ha ido conformando a lolarg~' de nuestro ptoceso'yitaI, intimitrn:ent enlazado Iogavataresde las relaciones'con nosotrs mismos ycorielriJ.Urido~'l)ios nosbaiddvinieiQ ii'iiavs y apartir de nuestras'ri,sidadesb'iop~iquicasnis' defei'ihiants; yha ido tomando hi'fonnay"efcolorido d nes-trs;~'xpermcias~vitalesnis'p~ofundas~-"" 'i .:n.\,,~:i:,r: .'" " ...

    No surge Dios en' nosotros como frirtodll-ec{il iespOnhneo;talcOmodeterriiinadas posiciones teolgias O"'psicolpgic!as"nshanquerido hacer ver, y comO tal vez leapte,rii"i'ambln"aiina feansiosa 'd -evidencias. . . ..:; ::.':;,~'-:c~;;" La fe que busca evidencias y seguridades' de-seara/efectivamnte,uriDiosque"casi como instinto natUral, ~e'rueiThrifesfaiidopro:::gh,sivyespontneamenteen 'Ja' vida' deI nio.' De'ste 'rilbd'lilreligin se'presntari,rcmo una, dimensinpsi,quic"iIT.undlble;sin la' curo no sera posi1;'e hablar ,deprsonapsico16g1cenf"sanocOrriplet\, Seinejahtem'oao'de 'concebir fas 'cosas; aparte'de sus:::citarllmnerosos problemas~eolgiCos; parece un'ilniino' ms ppr eIque e'1hoinbre"'sieritda telitacin deconvertit 'Dios" en "natr'1'"

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    ~. '.'CAPTULo6

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    La totalidad materna comotrailsfon!lo:::~t la: divinidad1.

    117'

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    2 Cf supra la seccin La ignorada protecci' mterna en el"captulo -3:~:] Entre los .textos de ,enfoque juuguianos .cabe., desfacac , el, de.,E .. NEUMANN, Die

    .Grosse Mutter; Zurich 1956 ..En una.lnea,[reudiana,dos de:R,'JoNEs, Essays in'.AppliedPsychoanalysis, Londres 1923, de_,la_que .tenemos una versin.:no completa ..en castella-,no: Ensayos de psicoanlisis aplicildo.:,iBuen,?s-.Aires~ 197.1. .La, obra' del.psicoanalistay antroplogo G., Roheim. refleja en ~us anlisis de. la religin. eL:impacto. de, MelanieKlein, y por tanto de la influencia de. la. madre en los .primeros,estadios.de.la vida. Cf

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    Pero los hechos, como veremos, al menos en psicologa, no hablanen este sentido; por lo que tambin aqu ser necesario afirmar queel hombre no nace sino que se hace religioso, del mismo modo queno nace sino que se hace tico, social o poltico.

    Al mismo tiempo, sin embargo, es necesario tambin sostenerque la dimensin religiosa cuenta con ms oportunidades que ningu-na otra en la vida del hombre para echar races en los niveles profun-.dos de la personalidad. Su mundo afectivo se ofrece como un terrenoespecialmente fecundo para el nacimiento de los dioses, los demo-.nios y los espritus. La experiencia religiosa cuenta, en este sentido,con ms posibilidades que ninguna otra en el conjunto de las forma-ciones culturales. De ah la fuerza poderossima que ha supuesto enla historia de la humanidad. Para su bien y para su mal, como ten-dremos ocasin de analizar a.un nivel individual, y como la mismahistoria de las religiones ha tenido O'pO'rtunidadde demostrarnos anivel de lo colectivO'. PO'rellO'tambin, muchas de las otras formaciO'-.nes culturales, la poltica particularmente, han sabidO' ver en lareli-gin un poderosO' aliado para sus prO'pios fines y objetivos. TambiIllas otras instituciones han tenido que aprender, dramticamente aveces, lo peligroso que puede resultar tener a .la religin como ene.-migo: las funciO'nes que cumple y las frustraciones que evita puededesencadenar, en !,fectO',la peor de las violencias.

    Ninguna otra dimensin de la vida humana es capaz, enefectO',.de encajar de mO'do ms precisO' en lanecesidad vital del.O'trO',parasentirse YO'y en la aspiracin de tO'talidad que marca a esa bsqueda ..

    En esta necesidad. del O'trO'para ser YO'y en esa aspiracin detO'talidad que la marca, las figuras de la madre y del padre, comO'tendremO's ocasin de analizar, se ,cO'nstituyen en los dos polos pri-merO's y fundamentales. Por ellO', la experiencia religiosa, que nO'puede ser ajena al desarrO'llO'humanO'.en el que se inscribe, ha ten-didO' siempre a articlllarse simblicamente. alrededor tambin de esosdO'sgrandes referentes humanos. Lo maternO'.y lO'paternO' se presen_tan de este modO' cO'molas d,?s marcas,)O's .d9s referent~s privilegia~dO'sen los que todas las grandes comentes religiO'sas,judeo-cristianis-mO' incluidO', han expresadO' lO's contenidos fundamentales de suscreencias. SimbO'los de profundas resO'nancias religiO'~as;cOIriO'son.l~tierra, la natUraleza; el centrO', el agua, el mar, la cas'a, el.hogar o lacaverna, remiten, segn lo ha puesto de manifiesto la investigacin' "psicO'analtica, al polo maternO' de la experiencia humana. El cl,lo, la'.'.fuerza, el rbO'l O'el truenO', por el contrario, presentan indiscutibles' .conexones cO'nla experiencia 'de lO'paternO'.

  • .,La primitiva relacin del beb con la madre se constituye como

    una situacin que acertadamente ha sido calificada de prerreligiosa.Experiencia de fusin en una ttalidad envolvente y placentera, en laque tampoco se encuentran ausentes determinados elementos de caercter amenazante, que dejarn tambin su huella en las creenciasreligiosas concernientes a la simblica del mal.

    La madre, en efecto, se constituye en los primeros estadios de lavida en el objeto polarizador del deseo infantil. De algn modo, elrecin nacido aspira a reproducir la situacin de simbiosis total en laque se encontr durante los meses de su existencia intrauterina~Durante los primeros meses de su existencia su psiquismo se niegaa la separacin que ha tenido lugar en el momento del nacimien-to. Por la via alucinatoria se experiroentar entonces el beb comouna parte de la totalidad del mundo en el que vive: no posee toda-va un yo que le proporcione el sentimiento de su independencia y'autonoma. En esa situacin de inmadurez biolgica radical, que lehace esencialmente dependiente de los otros, el lactante no acierta aidentificarse como diferente del mundo que le rodea. De algn modo,l es todo y todo es l. En la situacin de lactancia, que marca. demodo preferencial su vida bioafectiva, el beb no atina a sabereJirealidad si l' es esa boca que succiona o si es ese pecho que lealimenta. Tan fundido y confundido con el mundo se vivencia a srmsrno.

    Esa experiencia es compleja; est marcada por sentimientos de .carcter muy diversificado, e incluso opuestos. Como lo han puesto.de manifiesto Melanie Klein y su escuela, el amor, el odio, la culpy la reparacin surgen necesariamente frente a una realidad, la de lomaterno, que no puede ni debe proporcionar la presencia total e in-mediata de la fusin a la que aspira el beb" Aceptar amorosamenteentonces la alternancia de presencia y ausencia de la madre y aceptaramorosamente tambin los propios lmites en la constitucin de unyo diferente del mundo que le rodea, ser un proceso a verificar paraque las bases de la existencia. encuentren un slido .fundamento.

    A partir de aqu, la capacidad de simbolizacin nacer como unmodo de afrontar la distancia necesaria para la relacin y el encuen-

    v.gr. Magia y esquizofrenia, Buenos Aires 1959; o La.panique des Dieux, Pars 1962,que rene sus mejores ensayos sobre la religin. Las obras de A. Vergote han prestadosiempre especial atencin a lo materno en, sus anlisis del hecho religioso; de ellas.tendremos particularmente en cuenta la ya citad:a Psicologa religiosa, as como Inter-pretation du langage religieux, Pars 1974, y Dette el dsir, Pans 1978.

    4 CfM. KLEfN-l. RIVIERE,Amor, odio y reparacin, M. K1..EIN.OC, Vol. 6, 101-17i.

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    . tro .con el otro como otro, rrls all del propio mundo de necesidadesy. deseos. que es preciso satisfacer. "',. 'Pero. todo surgir desde el trasfondo de una situacin fusional

    con' la toalidad que nunca nos abandonar.como intento. La nostal-gia del todo, como afirma J, Lacan, supone una "asiroilacin perfectade la totalidad al ser", y, segn indica el mismo autor, tenemoS quereconocerla en las ilusiones de una armonia universal,. en el abismomstico de la fusin afectiva, en la utopa social de una tutela totalita-ria: "Formas todas' de la bsqueda del paraso .perdido anterior alnacimiento y de la ms oscura aspiracin a la muerte" 5

    ,Esa aspiracin a la totalidad permanece como una estructurabsica del deseo humano. Un'deseo incumplido.de fusin, que viene,por tanto, a constituirse en el sustento. de todo encuen,tro posterior. Aeste movimiento no puede escapar; naturalmente, ,el deseo religiosocopla deseo de un Todo trascendente.

    La experiencia religiosa, en efecto, parece encontrar en .esa.aspi-racin abierta a la totalidad que se inscribe en .el psiquismo humanola base para lo que constituye la vertiente mstica de dicha experien-cia. El deseo mstico, como deseo de perderse ,en)lml',totalidad, defundirse y diluirse en el todo de la divinidad, en .lo ,que se ha dadoen llamar LLsentimiento ocenico",- -encuentra en ..eS primera experi.en~cia humana de fusin con. la madre su base y su misma posibilidii o,.

    . Es un hecho. comprobadopo~ lasiJvest;gic';ries.psicolgicasque dificilmente podria madurar unaexperieticia':eligiosa,particular-mente' en esta vertiente' mstica, si :e-sa prirti..era ~exp,eriencide feljci-dad vivenciada en la prinitiva fusin en lamadnhlo.,hubiese tenidolugar. Como afirrla Vergote, la 'psicologa cliJicans descubre, enese sentiroiento bsico de integracin, de insercin en la totalidad'delser, la condicih indispensablepara el despertar !;I.laactitud rligid~

    7 - _.' , : -. '_ ' , , ,. -) ,.-'~' ' . . ,,' '. .'sa . Actitudes tan .fundamentales. para las vivencias de .fe como. sonlas de una confianza esperanzada en la 'vida. o' la del'sentiroiento deproteccin y respaldo en el existir, dificilmentepdrianllegar"tenerlugar si no les hubiera precedido, esaconfiariza priiriera:d 'conten-cin y. proteccin que la madre. proporciona.' . '.', ' .

    Nuestra iroagen de Dios Uegar 'a adquirir forma y configuracin,tal como veremos ms adelante, a partir del slmbolo;iatemo: Pero

    .5 J. LACAN, La familia. Buenos"AireslBarcelona .1978, 43.,6 Ya hem.os.analizado con detalle en-ofro lugat la resistencia

  • ~.~ flVtl,..l II-H':.,...i',. '~,,"I\if'':;~~'~lIc.io'l',~ t

    ~~~f~1r'esa imagen presentar siempre unas evocaciones, tonalidades y ras_o,.').~~~"?lt~v~cin ~e un deseo infantil y. sobre sus posibles dimen.siones patol-gos que claramente estn determinados por la experiencia de relacin : i~';i;. . d . 9 d 'd ~l."~l!" *" .. . ,t~mbln numerosos y ~ana os estudIOS . E~?eseo e u.naVI a espe- :....111_ ~~~\ "1. ;IPoJ i.} o, .. (~":'-: .' ::1,:'1", ;" ~ ~"-l"clalrnente ~ercana a DIOSparece, pues, mOVIlIzado precisamente des- '~;'j,.;t~fn&2, Imagen paterna Y.configuracln~de DI,os., '" . ~f) "' ...de estas dlmenslones maternas de la estructura psquIca. ~.' ~~: . tl::li;; .', . ':;'~" . ;;~.--;.l::.~.:,~.. ' 1::~;;~;I. ~..';I.~,-.~.

    Evidentemente la relacin establecida entre deseo de ~ios y bs- ,~:",.j.~~lJ;;"La repr~sentacin, de la divinidad originada a~aitird~l ~eseo fusio,queda de una totalIdad materna plantea senas mterrogacIones sobre \;f4~'I'~;;"nal no tIene todavla forma ni figura, nombre nl,lmagen. Solo_!,,!,d~a,?-~el valor de las experiencias msticas, sobre su carcter de mera deri- ~~. : ~:y,te .la aparic!n del padre, que ,~?mpe la .fl1~i'::LconI(),~at~.rpo,.pi.os_____ _ .,,:,~'f; podr adqumr. un nombre~ una figura y una 1ll1age~. SI 10.~ateIpo,

    Cabria resaltar como las ms significativas al respecto las realizadas por A. VE'R.::,;.;;1,/i~.'l" ; ,~~. pues .se C?llstItuye como ImP.~!~O,:.~I~~~.~es.~.,?,.~e}?I..C?I~-,}.9..lP~t~!'J:l_OseaOTay A. TAMAYO, The Parental F;~res and the Representa/ion olG.0d. A Psycho- )t;~t it.~.presenta como lo que le proporc~ona lmage~'y, ..~?nrgu~~.c~;9~J?.'~d{1'"Jogical and Cro~s-Cultural Study. Pans-Nueva York .1~81. D~ e.llas dlsponemos una -~.U-~ t:.. ~.fr El nio se ye obligado a s\lperar)a situacin fusional:en la quebuena presentacin comentada en A VERGOTE Relrglon fOI Incroyence Bruselas .t~"1!i.fj." ;.'+";t'" ...'.. ~". _. p', . ,...,. ,'-' -" .~,~:,- -...\ .~

    , '.' . ,. , '{,~c. 11;;:;1,." pretende.:m.antenerse para pasar.a una sItuacIn~generalmente cono-1983,197-212. Se pueden consultar tambin las realizadas por A. GoolN-M. l-lALLEZ. ~I~~;. -_.~,.'.. ' , J ,( -~.~ ~.,~.~ ,.{ 'Images parentales et paternit divine. De l'cxperience d l'attilude religieuse. Bruselas I,~'''''''~W " ~~)~:, cI_da~oJ?lo., relacl~n_,dual . En ,~l~..?: ~OIl}.l~!1,.~~ ~,._d.0,1!J.,~r~.~Il~~~.a~~d~~,'1964, 81: 114; M.O.NELSON-E. MORRIS IONES, Lo~_conceptos, religiosos en su relacin .~~t::.}t:1/ del mun~o y del 9tro ~o~o diferent~ ~ ~u~n,?~~,~P7~C?pe.~a.~e_~}~,n,?con las Imgenes paternas, A. GODIN,Adulto y mno ante DIOS, Salamanca 1968 y O. ,~, ./ ;~:e:'..", do todavIa un predoffiLlllo de la subjetivIdad que conVIerte al otro enSTRUNK, Perceived Relationship Between Parenteral and Deity Concepts: Psych. Ne'lvs- !;tt~~."':~:fr " " , ' .,. ',' .' ,'. ,u,,,, . ~ ~ .,'~.:.let/er 10 (1959) 222-226; J. P. DeCONCHY. Structure Gntique de I'ide de Dieu, Jl~~~~ una pura ocasl~n, para. la l?ahs~aS91.onde)a~ ,pr?pI.~.~I?e.~e,s.I~~a?~~..y'Bruselas 1967; J. FONT, Experiencia de Dios y psicoanlisis, A. Dou, Erperiencia ~~If~!-1~' deseos. En realIdad, au~ n;o .eXIste;~l.'9~t:"0.c.:ntant.Q.:,.quy:.9.tro;,nt" porreligiosa. ,Madrid 1989; A, M. RJzZ.UTO, Birth of the living o.0~:A Psychoanalytic ~.~,t'Jj; ~~~ ello mismo, el yo en tanto que, yo. :es-.defr,: .eh'.tanto .que. ji:haeia'Study, Chlcago 1979. Sobre las tCnicas utilizadas para la medICIn de rasgos paren-o !-'-iJ~'" '1tt.t d'' ' . ".' l.' '" . ,' .~'. , 1.. ', .. ',,: '..~...

    1 . b D' . d 1 A G A eL' . '.. . "'[\1 llerente y aut noma. . , ,tales en as 1m gene, so re lOSse pUl!: e consu tsr . ODIN- . OUPEZ, as 1m genes ':t.:? "r;-:j'. ' .. , '. ,!' .; .,1.1~::"",t.1;.: ' :. r, P' ..~ ,1:-:.'';'de proyeccin religiosa, A. GOIN,La incgnita religiosa del hombre, Salamanca 1968. :,'r~, j'f-

  • : . de la ley, entendida simblicamente, como limitacin de la omnipo-tencia devastadora del deseo;- limitacin que, por otra parte, es lacondicin indispensable para una e){istencia autnoma y paraJa mis-ma adquisicin de la libertad.

    El padre, segn hemos visto en los anlisis freudiano s, se haconstituido en la imagen sobre la cual el nio proyecta la omnipoten-cia; una omnipotencia que en principio l se atribuy hasta que lapropia experiencia forz la renuncia a creer en ella. Elpadre, enton-ces, aparece como la realizacin cumplida de la omnisciencia, laomnipotencia y la omnibenevolencia.

    Los padres constituyen, como tan acertadamente describi PierreBovet, el primer "objeto de adoracin", pues, de algn modo, ellosson objeto de una suerte de divinizacin por parte del nio. Todo ellohace pensar que el sentimiento religioso es un sentimiento de carcterprimordialmente filial lO. Pero el nio, si no cambia de religin, almenos se ve obligado, 'como afirma el mismo Bovet, a cambiar dedioses. Es lo que tiene lugar a lo 'largo de esa conflictiva situacind,' 11e Ipica .

    Esa situacin se juega primordialmente en el terreno de los sen'timientos de omnipotencia. Como ya hemos defendido en otro lugar;Edipo, ms all de una mera rivalidad en relacin al objeto materno,es la renuncia a' dar por perdida la omnipotencia 12. Si el padre es nnrival, no lo es tanto en cuanto poseedor de la madre; sino en' 'cuantoposeedor de la omnipotencia y, desde ah, de la mame tambin.

    Pero en el Edipo, el no ha de' enfrentar la ley, es decir, I:'limitacin del deseo ilimitado y omnipotente: la rnrUpotencia ha dedarse por irremisiblemente perdida. Ese padre, al que se le atribu)',imaginariamente, ha de morir para dejar paso a un padre que estasujeto a las leyes del nacimiento y de la muerte, un padre 'que no lopuede ni lo sabe todo y que est sometido tambin a imperdonablesdeficiencias en el rea del amor. . ," '

    El dios del nio, el nuevo dios del nio, si aceptamos con Bovetque su primer dios fueron sus prog~nitores, se constituye ahora l:!ajo.la figuracin de un padre que s lo sbe y lo puede todo. Desde ese '

    10 Le sentiment religieux el la psychologie de l'enfant. Pars 1925. .11 P. BOVET, no acert a captar la incidencia de la conflictividad edpica en' este

    transfert del que nos habla cuandq ,se refiere al cambio de Jn omnipotencia de.J~~padres por la de Dios. Cf b., "37-49. "

    12 Cf El psicoanlisis freudiano de la religin,. el apartadoOmnipotencia'y Edipo; "407-417.

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    ':todo-~?der y todo-sa?er se constituir a la vez en un objeto de ve"neraClon, pero tamblen de temor y recelo. " ,'.

    A t;avs delpadre, pues, Dios ha t0I:?adonombre, forma:y:figura.CuestIOn decIsIva, ,que no cabe confundu con una totalidad difusa enla que diluimos y perdernos. A travs de la dimensin,' paterna noscapacItamos para comprender que Dios nos enfrenta a nosotros misemos como seres autnomos y libres, y a la realidad como limitacinque se opone a la desmesura denllestras demandas afectivas. A travsdel padre, podremos tambin configurar una imagen de Dios. comollamada a crecer conforme a ,unos parmetros morales y religiosos., . Pero una cuestin importante, decisiva desde nuestro punto deVIsta, para la vida, de fe permanece todava abierta a partir de lacrtica freudiana a la religin. Se trata de saber si esta fe no se ofre-cer, apartir de la situacin edpicadescrita, como'un lugar y unaposI1;"hdad abIerta para mantener, en el seno de' sus, cntenidos' ymediante un astuto despla,zamiento" una problemtica' infantil a'Jaque no se quiere o no se acierta a dar solucindeflnitva; sUa fe' noestatah para atraer hacia ella y.darvig"ncia a unos s"ntimientosinfantiles de omnipotencia 'que se ,resisten a ceder;,Eil";defiriitiva' lacuestin radica en.saber s! ese n~mbre, forma yfigura"que ha 'adqtiicndo el dIOSmfantIl a partir del srmbolo paterno'sonsin:ms eI:nom"bre,forma y figura del Dios que se nos manifiesta'en'Jessc,de ,Na-zaret 13. Pero antes de abordar est ltima cue'stii'con";iene' tddavarealizar algunas observaciones sobre lasdimerisiones, maternas, ypaternas de la experiencia. religiosa. ,',:));:'!: :",'

    ,', '.'~:

    ,,'.- :.", ..3. La dificil articulacin de mstica y compromiso':

    , ' -- -- .- "; :.:.'-~ '.'Ya hemos considerado cmo la primitiva relacin de 'fusin'coh:eltodo materno se constituye en una base en cierto'modo necesariapraque pueda enraIzar en nosotros e1'deseo de Dios o;do 'que es lo mis"roo, la vertiente mstica 'de la experiencia religiosa;,vertient'e que; 'engrado mayo~ o menor, resu~ta absolutamente necesaria para que unaactItud rehglOsa pueda arraigar y mantenerse con 'vida;' Sin el deseo

    l~ A todo este,'re:specto'nos separamos de laspsiciones adopt~da~(p6r'A~'Vergotequenendo ver e~ el desarr?llo y'huena'solucin del conflicto edipico un paralelo'de"la'pedagoga segUida por "DIOSa travs de su intervencin en Jes-6.s.'Se trata de unaposi~i~n terica a 'propsito d la problemtica psicoanlisis-fe que el mismo Veq~'tedenomm de la "homologia", y que hemos descrito y criticado"en,El-psicoanlisisfreudiano de la religin, 476-484.

    123'

  • de Dios, en efecto, sin aspiracin a situarse en su cercania y en sucontacto, sin el anhelo de experimentar y disfrutar de su presencia;dificilmente podemos entender una vivencia autnticamente religiosa.

    Pero resulta evidente tambin que esa dimensin mstica, por ssola, no fundamenta ni presta validez sin ms a una vida de fe. Almenos, a una vida de fe cristiana. La propuesta evanglica no puedeentenderse como una mera invitacin a sumergimos en una interio-ridad mstica o en una mera bsqueda de la paz y la armona con eltodo universal. Sin el enfrentamiento con la realidad, sin el proyectohistrico (de los modos -y los hay muy variados- en los que estoquiera entenderse), no hay posibilidad de acceder a una experienciareligiosa que podamos correctamente calificar de cristiana. .,

    Los grandes msticos de la Iglesia son los mejores testigos de Inque queremos decir: un san Juan de la Cruz, una santa Teresa, un sanIgnacio de Loyola testifican mejor que nadie lo que el deseo de Diospuede llegar a suponer de pasin arrebatadora, sin que ese arrebato'supusiera nunca, por otra parte, un enclaustramiento regresivo' ynarcisista que viniese a ignorar las condiciones de la realidad. Muyal contrario, el deseo de Dios se constituy siempre en estos grandesmsticos como un fundamental elemento propulsor en su obstinadoempeo por la transformacin de la realidad histrica que a cada unode ellos les toc vivir.

    En las tentaciones de enclaustramiento espiritual, los arrebatosmisticos acaban por arrebatar la misma realidad a la que estamosllamados a enfrentar con lucidez y a transformar con energa. Ce; ,diendo a esa tentacin de unin sin lmites, todo acaba efectivamenteen la construccin de un espacio puramente imaginario, constituidocomo un paraso materno perdido. Pero es evidente que nunca tencdremos derecho a identificar ese espacio imaginario con el Dios amorde Jess de Nazaret. En'tales experiencias "msticas" no slo se nosarrebata la realidad, sino que tambin ha quedado arrebatado el mis-mo Dios, pues ste no se deja confundr con una madre envolventee inductora de una inmensa regresin infantil.

    El anlisis de los rasgos que caracterizan la experiencia religiosade nuestros das parece poner de manifiesto un claro acrecentamientode sus dimensiones ms afectivas y emotivas 14. Despus del auge delos compromisos sociopoliticos que caracteriz ~ los cristianos de losaos sesenta, parece como si el mundo de los sentimientos y afectos

    14 Cf en este sentido el interesante estudio dirigido por F. CHAMPION-D. HERVIEULtiOER. Di! / 'motion en religion. Renouveaux el traditions, Paris 1990.

    124

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    ms o menos contenidos o marginados durante esa poca emergieranahora con renovado impulso. La preponderancia de lo emotivo pare-ce que es un fenmeno general en nuestra cultura occidental. actualque, a nivel de experiencia religiosa, vendria a explicar el xito de lascorrientes msticas y esotricas inspiradas en las' religiones orientales.El movimento carismtico, sobre el que diremos algo a la hora deenfrentar el tema de los grupos dentro de la Iglesia, parece, en ciertamedida, deudor de este auge de lo emocional en la vivencia, de fe:Evidentemente esta nueva situacin comporta toda 'una serie ,de po-sibilidades y de importantes riesgos. . ,

    , En la dimensin mstica de la experiencia religiosa, en efecto, sepuede manifestar lo mejor y lo peor de la religin, su mejor sentidoy tambin la peor de sus patologas. La bsqueda 'de lo que se con-cibe como el centro secreto de la existencia, fuente de vida y objetodel deseo puede derivar en experiencia humana liberadora y plenifi-cante o en trampa para mantener y alentar 'unos conflictos relegadosal nivel de lo .inconsciente. Como a este mismo respecto afirmaA. Vergote en unas excelentes reflexiones sobre el deseo rnistico, lanostalgia de una Jerusaln celeste sobre la tierra puede hacer. caer enel olvido o en la negacin de la dimensin conflictiva de la vida. Lapolarizacin por apaciguar un deseo puede hacer olvidar un datofundamental de la fe: la inspiracin proftica de ,un Dios que llamaa la construccin de un mundo diferente ".,Si es as, la ,mstica haperdido su vinculacin cristiana. " '};..':d;.V'".~"~t> " t.:, '.

    Slo la 'intervencin del smbolo paterno,puede liberarnos de la.fascinacin de una religiosidad concebida como aoranza de unafusin maternal perdida. La intervencin d la ley que limita y es-tructura el deseo humano nos salva de la confusin'original a la queen parte tendemos y nos enfrenta a.lascondiciones de la realidad enlas que tenemos que vivir. El Dios que toma la figura, y ,nombredesde es'e smbolo paterno nos invita, pues, a mesurar nuestro deseoy a comprender que'la 'comunin no significa la abolicin de 'la dis-tancia y de la diferencia, pues stas constituyen las bases de nuestraautonoma personal y la condicin misma de nuestra libertad.

    Pero ese smbolo paterno, tan necesario para nuestra maduracinhumana y religiosa, puede tambin tendernos trampas muy, podero-.sas en la configuracin de nuestra imagen de Dios, El hech de queeste smbolo paternal se presente indisociablemente unido en el curso'del desarrollo humano a una situacin .de conflicto como, es ,la, ed~

    , ,.,iJ Cf Delte et dsir, 165-184.

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  • 127

    en efecto, la impresin de que en el mbito de lo .religioso puedenpermanecer elem~ntos enormement,: infantiles al mismo tiempo queen los otros mbItos de la. personalidad se ha. ido produciendo unaevolucin y desarrollo .gradual. hacia la ..vida adulta. Cualificadosprofesionales, lderes sociales, personas intelectuahnente cultivadaspueden sorprendemos en cualquier momento con unos planteamientosenormemente infantiles, dependientes, mgicos, .tabusticos o iluso-rios, que contrastan con las capacidades adultas, comprom~tida:scrticas y libres que ponen de manifiesto en otros sectores de $U vida:tales como los profesionales, econmicos, politicos o famiares.

    Resulta, en efecto, desconcertante que una persona pueda mostrarun alto grado de capacidad critica frente a deter;minados planteamien-tos tericos O una actitud de sana independencia. frimte a' determina-das presiones ambientales,.y. que en el mbito de sus creencias reli-giosas acepte acrticamente cualquier tipo' de formulacin dogrricao que en sus relaciones intraeclesiales (con' su director espiritual ocon su grupo de fe) pueda llegar a adoptar las posiciones.ms sumi-sas y dependientes. '. . .. A veces tenemos que enfrentar el hecho, esandaloso tambin de

    que determinadas. personas se vean ms amenos forzadas a ';ban'do-nar .sus creencias y'prcticas religiosas'.como paso .ineludible parapoder llevar a cabo. un proceso madurativo. general. .El bagaje religio-so.parece que les llega a suponer una:carga, incompatible' con deter-mmados pasos que se sienten honesta y ticamente.impulsados a dar.

    Todo ello parece poner de manifiesto, por inia:parte, que la vidareligiosa posee como soportes bsicos .unos,ncleos .afectivos .muyarcaicos (los vinculados a esos vectores matemos. y paternos quehemos analizado), y, por otra, que .esos ncleos afectivos .euentancon unas dificultades muy eSpeciales de maduracin y crecimientocuando se articulan en los contenidos religioso's'.,' ... . ,;;.:','--.c..

    A este propsito merece la pena evocar las reflexiones efectua-das hace ya alll,n tiemp~ por. J.,.Pohier ~n. un importante trabajo~obre .etrensanuento religIOso en sus relaCIOnes con el pensamientomfa.nbl '. Nos ~ecuerda este autor a partir sobre todo; de la obra deJ. Plaget; que el pensamiento'nfantil evolueiona.y se.desarrolla haciala madurez po,; la intervencin de tres factores fim.c;1amentales:.por

    " .. .,; .'.16 Cf J. POHIER, Psychologie el 1d/ogie,'Parfs 1967, particuHrnlente.la p~'iincra

    parte de la obra titulada ,Langage el pense de l'enfant, el pense religieuse, 71-144.Un buen resumen de las ideas principales de esta obm aparece en el trabajo del mismoautor, Pensamiento religioso y pensamiento infantil, y A. GODlN,-A.dulto y nUjo ante.Dios. 33-76. '.' .

    pica, puedc favorecer, en efecto, el que la imagen de Dios quc seconfigura desde all quede imprcgnada tambin por las marcas de laambivalencia y de la culpabilidad. A partir dc lo paterno, pues, pue-den efectivamente derivarse representaciones de Dios marcadas por.los caracteres de la intransigencia, de la hipermoralizacin, del recelo .. ,.""lr ~""."

    ~[t2$~~~I~~~~:~~t~;f~~~~;B~ll~jNuestra religiosidad judea-cristiana, por lo dems, dejando tras- . ;'>i'~':;;,-

    lucir la configuracin patriarcal de la sociedad judia en la que naci, '::.;...l,.:-.;,'.~.~:;~ ...:,;.~,:... h'a:concedido una relevancia especial a los vectores paternos de la fe. _.

    A diferencia de otros tipos de religiosidad, como las surgidas en el:mbito oriental, ha marcado sus distancias en relacin a los elemen:'tos ms especficamente femeninos y matemos. A diferencia tambin'de la espiritualidad de Oriente, no se presenta como una invitacin aprofundizar en la propa interioridad con el objeto de triunfar sobrlas limitaciones y conflictos que surgen desde el exterior, sino que:ms bien nos propone acudir a esa realidad exterior para convertirlaen una realidad diferente y mejor. La historia de Occidente, en lo que.concierne a su propio progreso y. desarrollo, tiene por ello mucho:que agradecerle a esta fe. El precio, sin embargo, que se ha podidopagar por un exceso de componente paterno en nuestra religiosidad: :'.',:!1~~~(!:

    :~11~1~E~:,e~=\;7~~ ~el~::Sa~:~~:~~~~:~:~e~I~:~~I~doa~e~~~I~: "'~"'_"'~"'~'~:":":~"':"~Kr.:,~.~.:.:.':.'.:':.~..'~.'.::~.'.'.:;,t:.As pues, si el vector materno de la imagen de Dios puede indu~ " '," , :'

    cirnos a la nostalgia de una fusin infantilizante, el vector paterno de' .f .~J ,.:.;esa imagen puede propulsar en nosotros todas las peores estrategias ",:'?\i :/~i:~:.;f,;:;:.~;,~:f=~~=;E:'~:;::~~~:~ ~:e:::b~::::::n:a::r::::: i::l~:re::::s~::: (a pesar de:}]~ ~;}:la frecuencia con la que, por desgracia, lo tenemos que enfrentar), el -

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    sugerente, aunque a veces, dificil'~brn d~ D. VASSE. L:Allt;~ du dsir'et le Dieu de laJoi. Pars 1991; as como su conocido trabajo anterior Les temps dll dsir, Pans 1969.

    11 Tambin se podra recordar aquf aquella extraordinaria, aunque ignorada, peli.. cula de Bufiucl titulada "r en la que un sujeto, .imposibilitado para asumiJ;las frus-traciones que vive en el rea amorosa, cae en una situacin autnticamentepsic6tica(paranoica) y tennina refugiado en un monasterio donde su situacin de psicosis per-manece, pero donde dicha psicosis no es ya reconocida ni denominada corno tal: lareligin se ha ofrecido como un espacio en el que la locura ya no se llama locura.

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    una parte, la experiencia de sus contactos con los dems, que permite' :'~ :.< {, 1, La maduracin del pensamiento religioso cuenta, pues, con unasal nio rectificar sus errores de perspectiva excesivamente ligados a '~i~t' dificultades que le son especficas; y, lo que es 'peor, puede ofrecerseuna ptIca egocntnca, Por otra parte, el contacto con la realidad "Il"~~ al. sujeto como una posibilidad de eludir o lenificar las necesariasmaterial le forzar a renunciar a una perspectiva extremadamente .~ '.' 'rffi', frustraciones y conflictos con que tropiezan en la maduracn globalmoralista, mgica y finalista del mundo, para percatarse de que ste , - ~;:i 'de su estructura mental; lo religioso vendra a constituirse de estefunciona a travs de unas leyes muy concretas y de que la causalidad t~~:" 'modo en una especie de refugio donde encontrar asilo y proteccinfisica juega al margen de la voluntad y de los deseos del hombre. Por .'tt ~,.. frente a los asaltos de una realidad que se.hace dificilmente soporta-ltimo, la dolorosa experiencia de constatar las limitaciones huma- t.l~.i ble. Las reflexiones freudianas en tomo a .los,temgS de la proteccinnas, particularmente la de sus adultos ms queridos, le obligar !~ j'f,,; yel consuelo que hemos repasado anteriormente tendrian aqui plenaa poner en tela de juicio la omnisciencia, omnipotencia y omnibene-. ,~;~~. vigencia y sentido 18. " .. " valencia que a ellos les atribuy. Todo, sin embargo, va a tener como ;:;,~; , '~', De ah se derivan toda una serie de cuestiones pedaggicas ybenfico resultado el generar unas p.rofundas transformaciones en su' :"(;"r ~:.,. catequticas importantes. El dios del nio ha de .ser.catequizada porestructura mental que vendrn a facIlitar su adaptacIn al mundo y a' "'~ ", -" el Dios de Jess. Si lo materno y lo paterno se han ofrecido comoproporcionarle un sentido ms profundo de su autonomia y libertad. :' iJ; \.- una posibilidad de escucha afectiva. profunda de Dios en nuestra

    El problema vIene dado, como subraya Pohler, por el hecho de . \Rt -, vida, tambin necesitan abrirse a la palabra que nos viene por Jess,que la naturaleza del pensamiento religi.~so hace muy dificil el juego ,"Jt- ';:r para que no confundamos a Dios con la madre que se nos hizode los factores habItuales de maduraclOn mentaL El creyente, por, ',." .;"J , imposible o con el padre frente al que ambivalentemente pretende-ejemplo, corre el peligro de utilizar a Dios en su oracin para pedir.1e :.~ :;:..,~:_~"mos reconquistar la omnipotencia. :,.:.~"~ '.,; .J;~.'~_"',t .. ' . ;-"~ (: ;que organice el universo en su provecho de la misma forma que, el'.~> i:'") Toda pedagogia de la fe cristiana debe pasar, pues, por, el aban-nio pide al adulto que organice el mundo en su favor. Los procesos J';:~~J';. dono delegocentrismo religioso, que convierte a Dios en,un merode socializacn, de contacto con la realidad y de la limitaci6n huma.', }ff .:( aliado del propio deseo e inters. Particularmente, la catequesis ten-na no intervienen en el rea del pensamiento religioso con la mism,! :';l! ~~. dra tambin que insistir en la esenial dimensi6n histrica de nuestrarotundidad con que lo hacen, tan benficamente, en el resto del pen- ~"'~Ji~.c fe, porque sQlo en la historia se nos hace posible,e.l enuentro con elsamleoto. '5T ,'1+~.'1i! Dios que se hizo historia. . . ..iu_ . 1J.r'~ i~.JM~;t," "

    Por una parte, Dios no conoce limitacin en su poder, saber o ' '.},::'" La catequesis, por lo dems, no debera tampoco olvidar que enbondad. En nuestra comunicacin con l, tal como hemos sealado en . :':J.'-, la realidad histrica el creyente no se encuentra en una,situaci6n deel captulo anterior, no se da el juego habitual de interacci6n que tene-i:- privilcgio, como si en, su fe"poseyera un' salvoconducto para la ver-mas en la comunicaci6n humana: no le vemos, no le oimos, tan slo ::[ / dad, la explicacin del mal y del fracaso humano y la resolucin decreemos, pero no sabemos si nos escucha y menos an si nos respon- '

  • 130

    19 en. Duouoc, Dios diferente. Salamanca 1982.20 lb., 19.

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    responderle al nio que no sabemos; que no tenemos rcspU'ii'smuchos de los problemas que desde su. posicin egocrifri't'plantea; que Dios no nos resuelve tantas cosas, sino que;:i"i'6.estimul~nl0s a buscar .la soluCin por nosotros mismos y;.t~@ft'l:"1arnos cuando esa solucin, no la encontrarnos o, sencil1alleit~' .

    . ",. ueXIste. 4'!!.i.i

    La 'eatequesis cristiana no debera tainpoco olvidar nunc;r;~ctantas veccs lo ha hecho, que Dios slo lo descubrimosen'lj''suque no deberillDos decir. nada sobr~ l que no est .respaldadb'(iihacontecimiento crstolgieo. Porque lo que all eneoritram6s"~t15o'ciertamente, un cuestibnamiento muy radical" tic la idea que/a~pk.sobre todo de nuestras experiencias infantiles, tendemos a:cn';tunos sobre Dios. En un sentido se podra ~finnar co:, toda ra'i'el DIOSque VInOa mamfeslrsenos en Jesus no es clCrtamente;cfpodamos esperar. . . ,':r.!J?~'-

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    5. La reconversin. al Dios de Jess ;'~,*}::. . .' ,,;;i5;

    El Dios de Jess es u'D."Dios diferente";cohforme a la acerta~fa',epresin que da ttul~ a l'brao'de eh: Duquoc ". Un Diosqu?,i:radicahnente en "uestin las ideas que "espontnea y naturlmeri'letendems a c'onstruirnos sobre L La 'psicologa en geneiJI";~&psicoanlisis ms en particular, han venido a situarnos en la pistir"p.1\:dnde se va elaborando "natural y espontneamente'~ esa idea ccifn~de Dios: el Dios del nio, el Dios del enc1austramiento nard~;l;(~'el Dios del todo saber y tod6 poder. Un Dios, podramos decir,'(,''truido a la medida de los deseos y de los temor.es de nucstra infahtiPero no es ese el Dios de Jcss: Para 'llegar. a ese Dios del evai:i'g~'se hace necesaria una radical y profunda "reconversin". Si esa Urc2&bversin" no, llega a tener lugar, vendramos a estar' 'en una sitl:i~'que quizs pudiera calificarse perfectamente de "rc1igiosa", peiihl;;-en absoluto podramos llamar crstiana;. pues, como firma el mii;i'Duquoc, "cs imposible ser al mismo tiempo discpulo de JesIYs)"compartir sin ms las ideas comunes sobre Dios o el Absoluto,'E~unalia,do del yo. Y, sin embargo; el'Dios de Jes~s es el~Os' remIte a la reahdad, con toda la dureza que sta pueda presen-tit'ife'{iilUchosmomentos de nuestra existencia y,en'lugar.'de solucio-filirl\os:.'1osproblemas, prefiere dinamizamos' para que nosotros mis--

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    aftas (slo un 8%), hasta los II aftas (70%). Cf V.gr. CH. VAN BUNNEN, Le buissonarden!; ses implications symboliques chez I'enfants de 5 d 12 ans, Lunlen Vitae, 19(1964) 341-354 Y R. GOLDMAN, Religious Thinlr:ingfrom ChUhood to Adolescence,Londres 1964, quien matiza en cierto sentido las conclusiones del estudio anterior. Unbuen resumen de esta problemtica lo encontramos en J. MILANESI-M. METII, b.,195ss. ". . .

    23 Cf en este sentido el bello capitulo titulado El Dios de Jes~ en J. MAnos-F. CAMACHO,El horizonte humano. La propuesta de Jess, Crdoba 1988,- 91-129."

    24 La atribucin de la causalidad de la muerte al' pecado puede muy bien constituir-se como una estratagema de la omnipotencia: en definitiva sera algo que vendra aacaecer, no por la misma naturaleza humana consii:lernda asi como esencialmente limi-tada, sino como fruto de la voluntad, de una"mala voluntad, pero, al fin y al cabo, enrelacin con el propio poder. La fantasia de una naturaleza humana inmortal quedaragarantizada en la fantasla.

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    132

    ~:z A la pregunta de si "Tendras miedo de encontrarte en la situacin de Moiss:ante la zarza ardiendo", las respuestas afirmativas aumentan claramente desde los 5,~

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    );{~9. .:,....~~ .:~,'~--:~f'j.l.,. ~Z

    dos en estas posiciones infantiles, lo ignorado o lo an desconocido"~~' :"l:.' porque le considera capaz de hechizar, hacer milagros y, sobre todo,(sobre todo si afecta a cuestiones existenciales),les provoca un grado~,;~ ."";.:' castigar lo que considera malo, Si el Di,os de la magia es co~struidoconsIderable de ansIedad, Prete,nden des~c: ahl tener una respuesta :'~ ~'; ... ,ll1a medIda del deseo, el DIOSdel tabu es un DIOSconstruIdo a latotahzante en su fe que no deje d,menslOn alguna de la vIda sin .."~ ;:;. medida dcl temor.respuesta. Desde el alfa has~a la omega tienen una explicacin para' 't..1:~.. ,,".: ,; El Dios de Jess, sin embargo, reduce todo tipo de ambivalencia,todo lo que acontece, Ademas, con ello no parecen caer en la cuenta.1IJt . ~ puesto que es un DIOSque tan slo pretende el bIen del hombre, Node lo irritante, o lo insultante incluso, que puede resultar su arrogante ;~~Ii,.~t:' es,un Dios bueno, sino exclusivamente bueno: "Dios es luz, y en lomnisciencia para los que, sin fe, se debaten afanosa y honestamentel/'it '#,.' no hay tiniebla alguna" (Un 1,5), No es ambiguo como el Dioscon tantos interrogantes vitales por r~solver. Las sintesis completai i~'.l\'::: 'infantil ni pretende, por tanto: inspirar el ~mo: en nosotros: "el amorposeen un enorme poder de fascmacln, ~ :-f~~. acabado echa fuera el temor' (lIn 4,18) ; V,ene a ofrecer un men-

    Pero el Dios de Jess no vino a darnos cabal explicacin de cada ,.1':', saje de vida y de salvacin, y, en cierto modo, a despreocupamos deuno de los problemas e incgnitas que la vida nos plantea, La vida,". ~~, ~;: '.una bsqueda angustiada de redencin personal, ..invitndonos, msel mal, el sufrimiento de los inocentes, la direccin que toma el fu: 'J.~.;. bien a un proyecto .comn de transformacin de.nuestro mundo enturo humano, etc., permanecen ah como ncgnitas, en cierto ~odo .~ii;i:. un Reino digno d~.Dios y digno del hombre. ." .""',:"escandalosas, para las q~e el creyente, p,or elhecho de c,reer, no tlene'/i~Y '~J.. -ru El DIOSdel mno des~onoce la muerte, porque el'mno:~ desde larespuestas. En este senlldo, no est en sltu~C1nde pnvI!eglO respec- ,;:;; L, henda que la muerte mfl~ge al narCISIsmo,'la mega ..El mno, comoto a los que no tienen fe, Tan slo le dIferenCIa la esperanza. de .,,~:. "~i' sabemos muy bIen, se resIste a entender el hecho, por otra parte, tansaberse acompaado por Dios, pero ese saber, esa certeza por la'que ;~;. .~> constatable, de la muerte, Y cuando este.hecho va imponindose a suarriesgadamente optan en su fe, no.se alza como una explicacin:~:-;:~!". percepcin de la realidad, el nio todavia'se pregunta y.pregunta aenglobmHe de toda la realidad.. ..,.'\: ;;;f.'~::;," los. adultos "si los padres ta~bin mueren"; puesto que, siendo sus

    El DIOSdel mo es un DIOSespeCIalmente celoso en el rea 'de iM~~ E. progemtores el lugar donde el proyecta su sentimIentos de ommpo-la sexualidad, que, como sabemos, experimenta a lo largo de l in- "::t' f. tencia, le resulta especialmente costoso aceptar una limitacin tanfancia una dificil y compleja situacin problemtica inconsciente. Ei'if,t ';.'~' . esencial.. . ''-. :-," " .>,.,. l,;'.! h,Ul'" ...,.,. .....padre Ley separador de la madre, el padre prohibicin de los intensos i{;.! e.' oi .EI Dios' de Jess,. sin embarg, '.concede. un.Jugar a Ha muerte,deseos sexuales, infantiles es con demasiada frecuencia desplaz~doa '.:~ ~ porque es ~arte constitutiva de lamismaexistencia.,humana" .. Ella Imagen de DIOS,operando una de las ms tembles deformaCIOnes ..... ,. DIOSde Jesus, que no lIber a su HIJOde nmguna'de las condICIOnesdel Dios de Jess. A ste, por lo que nos cuentan los evangelios, y ..;~:;. de la existencia humana, tampoco lc liber dela.muertc como mo~tal como analizaremos detenidamente en el capitulo "Los lazos de la .:tf:. ,: mento esencial de esa misma condicin.. . , '.:carne ", parece efectivamente que le preocupan ms realidades 'de1t ". Desde esta perspectiva, la 'resurreccin, para el Dios del nio, seotro orden, t~l~s,como l.a injusticia, la hipocresa, la avaricia, el en~ .~~;~.~gao O la relIglOn legalIsta y opresora. . :~.,;.

    El Dios del nio -por seguir enunciando diferencias- es un: "':f;'Dios de prohibiciones, amenazas, castigos y perpetua vigilancia sci:.~;bre nuestros actos e intenciones. Es el Dios del tab ante el que's'e ',,~:.desarrolla una intensa ambivalencia afectiva, porque ante l desear es -.f,..equivalente a pecar. El temor ante lo sagrado constituye, efectiva- ~"mente, un rasgo que destaca en las investigaciones realizadas sobre :,:,..la concepcin de Dios en la niez", En el fondo, el nio teme a Dios ,;,

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    ~.,

    convierte en un modo portentoso de eliminar la suprema herida nar"7cisista de la muerte. Determinadas posiciones teolgicas y pastorales"resultan excesivamente deudoras de una concepcin semejante.:~l~'!ms all se convierte entonces en un modo camuflado de proyectar:',el deseo infantil de inmortalidad. Con ello, por otra parte, se olvida'~:'adcms que la resurreccin de Jess no trata de revelarnos un Dios Pcon ms poder que la muerte, sino un Dios que da su si a lo qu:".,'Jess ha sido y a lo que Jess nos ha manifestado sobre l. :..","."

    El psicoanlisis nos ha hecho conocer, en efecto, que nuestr"'.i:,inconsciente no conoce la muerte y que de mil modos nos traiciona":,,