Cambios en El Concepto y Uso Del Control Social

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Capítulo Criminológico Vol. 38, N° 1, Enero-Marzo 2010, 5 - 34 ISSN: 0798-9598 CAMBIOS EN EL CONCEPTO Y USO DEL CONTROL SOCIAL Andrés Antillano* Investigadordel Instituto de Ciencias Penales, UCV. E-mail: [email protected]

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SOCIOLOGIA

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  • Captulo Criminolgico Vol. 38, N 1, Enero-Marzo 2010, 5 - 34ISSN: 0798-9598

    CAMBIOS EN EL CONCEPTO Y USODEL CONTROL SOCIAL

    Andrs Antillano*

    Investigadordel Institutode Ciencias Penales,UCV. E-mail: [email protected]

  • Cambios en el concepto y uso del control social

    RESUMEN

    Este trabajo se propone trazar el itinerario de la voz "control social", desde sunacimiento paraexplicar el orden apartir delconsenso y la regulacin social en lasociologa acadmica deprincipios delsigloXX, a su uso en las teoras que acompaan las nuevas polticas deseguridad. Se resean las distintas versiones queha conocido el concepto: la inicial, que se centra en las interacciones socialesy los procesos societales como fuentes de la conformidad y el orden, su recepcin por elfuncionalismo, colocndose el nfasis en el consenso y la normalizacin; la posteriorperspectiva crtica, que estatiza el concepto para asociarlo a lasoperaciones realizadas por el estado para reproducir el orden social, abandonado la tradicin anterior que enraizaba en los procesosociales ms que estatales; y por ltimo lasperspectivas recientes, que sustituyen los procesos estructurales y micro-socialespor la auto-regulacin. Se atiende a la relacin de estas ltimasediciones del concepto con las nuevas estrategias de seguridad,para terminarpor discutir lapertinencia del concepto en un mundotransido por lafragmentacin y la desregulacin.

    Palabras clave: Control social, polticas de seguridad, interacciones sociales, orden social, auto-regulacin.

    CHANGES IN THE CONCEPT AND USE OF SOCIAL CONTROL

    ABSTRACT

    This study proposes to trace the itinerary ofthe voice "social control"from its birth to explain the order basedon consensus and socialregulation in academic sociology at the beginnings ofthe twen-tieth century, to its use in theories that accompany new securitypolicies. Different versions are summarized: the initial concept thatcenters on social interactions andsocietal processes as sources ofconformity andorder; its reception by functionalism, placing em-phasis on consensus and standardization; the later criticalperspec-

    Recibido: 18-06-2010 Aceptado: 07-07-2010

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    tive that state-izes the concept in order to associate it with op-erationsperformed by the state to reproduce social order, aban-doning theformer tradition that was rooted more in social thanstate processes; and finally recent perspectives that substitutestructuraland micro-socialprocesses with self-regulation. Theselast editions ofthe concept are relatedto thenewsecurity strate-gies. The study endsbydiscussing therelevance ofthe concept ina worldrackedbyfragmentation and deregulation.

    Keywords: Social control, security policies, social interactions, socialorder, self-regulation.

    Dadas determinadas condiciones, un concepto es un artefacto, un ingenioeficazque se alimenta de su propioproducto. No hay modestia en las ciencias:es necesario desentenderse de esa achacosa ideadel saber-minero que, hurgando en los socavones de la realidad, desentraa nuevos objetos ocultos hastaentonces. La ciencia es, por el contrario, saber-demiurgo, mquina portentosa queno cesade fabricar realidad. Al igual que la ficcin, todo nuevo concepto agrega algo nuevo al mundo. Su "verdad" mal se aviene a la correspondencia quese le atribuye con cierta parcela del mundo, ms bien se halla en los efectosque es capaz de inducir, en la nueva realidad quecrea. No es el concepto un espejo que refleja lo real, ni una metfora que lo ilustra, es una operacin queconfigura materialidades y constituye subjetividad.

    El devenir de la voz "control social", de significaciones y sentidossiempre mviles, es, en caso de la criminologa, un caso ilustrativo1. Desde

    1 Algunas definiciones evidencian este carcter polismico y mudable del significado yusodel concepto. Bergalli (1998b) remarca el origen del concepto de la primera sociologa norteamericana, de la mano de Park y Ross, de las elaboraciones psicosociales deMead y el interaccionismo simblico, y del pragmatismo de Dewey, como elaboracindel orden basado en el consenso social, frente a la tradicin estatista europea, que fundala regulacin por la coaccin y el derecho. Park inscriba la problemtica delcontrol social en la articulacin del individuo conel grupo: "Cmo puede un mero conjunto de individuo actuar con xito de forma colectiva y uniforme?Cmo el grupo controla a susmiembros? Cmo el todo domina a las partes? (Park, 1997: 14), entendindolo tantocomo proceso (basado en la comunicacin, la persuasin, la tradicin, etc.) y producto(fundado en el consenso). Unadefinicin ms reciente es la que hace Luis Gerardo Ga-

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    su origen en las elaboraciones de la sociologa norteamericana de los aos20, hasta su recuperacin en la nueva retrica de la seguridad, el itinerariodel concepto describe en buena medida las transformaciones en el discursoy la tecnologa de gestin de lo social en el ltimo siglo. Pero tambin hajugado, al interior de estas transformaciones y en concordancia con las condiciones materiales de cada poca, determinado tipo de funcin y provocado determinado tipo de efecto. Ha contribuido la voz "control social" a laconfiguracin de aquella realidad de la que pretende rendir cuentas.

    La modernidad es prolfica en la produccin de imgenes sobre el orden,el control, la conformidad. Ficcin y ciencia una vez ms redundan en sus temas: la pesadilla de un ojo insomne que todo lo vigila, el presentimiento de unpoder que todo lo puede. El discurso sociolgico, desde las coordenadas de suemergencia (no es casual que la pregunta inicial de la primera sociologa francesa fuera justamente en torno al orden) reitera en la preocupacin de cmo lasociedad se regula a s misma, excluye el conflicto, dirime la diferencia. All labuena fortuna de un concepto como el de control social.

    Sin pretender una revisin exhaustiva de su evolucin, o agotar la polisemia de una voz que, ya en su momento, ha sido intelegida como un concepto comodn, de significado elusivo (Cohn, 19842; Bergalli, 1998a), nos

    baldn: "Entiendo porcontrol social el conjunto de instancias y acciones, pblicas y privadas, genricas y especficas, orientadas a la definicin, individualizacin, deteccin,manejo y/o supresin de conductas calificadas como delictivas o desviada, segn se encuentren o no expresamente previstas en un cuerpo normativo formal como pasible desancin" (Gabaldn, 1987: 11).

    2 "El trmino "control social" ha llegado a ser ltimamente una especie de conceptoMickey Mouse", dice Stan Cohn en un libro dedicado a los cambios en las modalidadesde control, aludiendo al carcter movedizo, impreciso y superficial de la voz. "En lostexto de sociologa aparece como un trmino neutro, aptoparaabarcar todos los procesossociales destinados a inducir conformidad, desde la socializacin infantil hasta la ejecucin pblica. En la teora y retrica radicales, ha devenido un trmino negativo para cubrir no slo el aparato coercitivo del Estado, sino tambin el supuesto elemento, ocultoen toda poltica social apoyada por el Estado, llmese esta salud, educacin o asistencia.Loshistoriadores y las ciencias polticas restringen el concepto a la represin a la oposicin poltica, en tanto que los socilogos, psiclogos y antroplogos, hablan de l invariablemente en trminos no polticos y ms amplios. En el lenguaje diario, este conceptono tiene ningn significado descifrable" (Cohn, 1988: 17).

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    contentaremos en lo que sigue con trazar a grandes rasgos el valor que adquiere el concepto y su uso para comprender las nuevas polticas de seguridad. Dibujando la agenda de sus sucesivas transformaciones, hasta las ltimas formulaciones del concepto, y su incorporacin dentro del discurso y latecnologa de la seguridad, intentaremos adelantar su funcionamiento en lasnuevas realidades del control dentro de las sociedades posfordistas3.

    DEMOCRACIA VERSUS ESTADO: LA EMERGENCIADEL CONTROL SOCIAL EN LA NACIENTE SOCIOLOGAAMERICANA.

    El concepto de control social tiene como contexto de aparicin la vertiginosa transformacin social de las grandes ciudades norteamericanas a principio de siglo, en particular Chicago, en el momento que multitudes de inmigrantes, atrados por la vorgine econmica de la industriade ese pas, llegaron en bsqueda de una mejor vida, configurando este encuentro entre culturas, prcticas e intereses diversos un cuadro heterclito y complejo, con unalto coeficiente de turbulencia social, sumndose as el conflicto cultural aaquellos de otros rdenes que los procesos de industrializacin y urbanizacin provocan. Esta contingencia, junto a la tradicin americana de rechazo alEstado tal y como ste fue conceptuado en la tradicin cultural europea, permiti un clima propicio para pensar el problema del orden social fuera de lacoercin estatal, comprendiendo la organizacin social y su regulacin comoresultados de procesos de comunicacin, influencia mutua y socializacin,ms que como efecto de la fuerza y racionalidad burocrtica del Estado (Ber-galli, 1998a; Melossi, 1992)4. Como seala Melossi en su extensa glosa del

    Para un tratamiento extenso de la sociedad fordista, como categora de la organizacinsocial y de su modo de regulacin, ver Harvey, 1989 y Young, 1999. La nocin da cuenta de la transformacin de la sociedad industrial, o fordista, en un nuevo orden marcadopor la exclusin, la fragmentacin, la precariedad y la desregulacin.Aunque de manera perifrica y vacilante, una imprevista versin de este sentido original parece resonar en losrecientes debates latinoamericanos sobre accountability, que intentan darrespuesta a la crisis de legitimidad del estado liberal y proponer nuevas formas de relacinentre ciudadanos y estado en el marco de los procesos de redemocratizacin en la regin, a

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    experimento americano, "la sociedad estadounidense ofreci una respuestaposible al reto de mantener la cohesin social bajo democracia. El rechazooriginal...a centralizar el poder del Leviatn se convirti...en un rechazo a laestructuradel estado, en sentido europeo...Los estadounidenses iban a conocer el conflicto y la divisin de la experiencia democrtica, durante los primeros enfrentamientos entre el capital y el trabajo que tuvieron lugar en elperiodo que medi entre laguerra civil y la dcada de 1930...Esto hizo quelos intelectuales estadounidenses llegarn a la conclusin... de que la mejorcura para los males de la democracia era la propia democracia. En consecuencia, dedicaron su atencin y voluntad al establecimiento de los fundamentos tericos y prcticos del consenso" (Melossi, ob. cit., pg. 137).

    La voz "control social" supondr cambios relevantes en el tratamiento delorden: una mudanza geogrfica y cultural (del contexto europeo a labullente sociedad norteamericana de principios de siglo XX), unasustitucin de los actoresdel orden (del Estado a lasociedad de masas y lademocracia compleja), un rele-vamiento del registro discursivo (de las ciencias polticas y el discurso jurdico aldebate sociolgico). Finalmente, toda una transformacin en la naturaleza y contenido del orden: ya no se trata de la imposicin de la conformidad y el acatamiento por la va de lacoercin por la fuerza legal del estado, sino del logro deconsenso y auto-regulacin por medio del acuerdo y la influencia social.

    Desde las primeras elaboraciones de Ross y Park, que pretendan lapre-valencia de los "valores americanos" como elemento integrador de las diferencias culturales que supuso la vertiginosa urbanizacin e industrializacindel pas, hasta el papel concedido por Dewey a laopinin pblica en el preludio del New Deal, la nocin de control social no slo permiti rendir cuentade los procesos de conformacin de la nueva realidad urbana, sino que seconstituy en unasuerte de clave de bveda de todo el andamiaje de la sociologa acadmica norteamericana (Janowitz, 1995; Park, 1997)5.

    partirdel control social, contralora social o social accountability, como mecanismos decontrol del pblico sobre el estado y sus actividades (Ver Peruzzotti y Smulovitz, 2006).

    5 Ensustrminos originales el concepto incluy, tanto en susformulaciones tericas comoen suverificacin emprica, unaamplia gama de procesos y tpicos. En el recensamientoque realiza Janowitz sobre su acepcin "macrosocial", seala, entre otras materias, "lasnormas y la formacin de los cdigos legales, la emergencia de la opinin pblica y el

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    En efecto, la formulacin del control social como proceso de auto-regulacin de la sociedad, y la constitucin en virtud del mismo de una determinada organizacin social, sin echar mano al papel articulador del Estado,permiti en buena medida la configuracin de un campo propio para la nueva disciplina, delineando un programa plenamente sociolgico capaz decomprender vastos procesos sociales e integrar conceptos diversos sin acudir a explicaciones externas o procedentes de otros mbitos disciplinarios.

    En lneas generales, el concepto supone la posibilidad de rendir cuentade la irrupcin de las masas en la sociedad, y el desbordamiento de lo poltico, entonces mbito restringido de las lites, por las fuertes presiones sociales de los sectores emergentes. De all que implique en su formulacin latransferencia de funciones y procedimientos hasta ahora dentro de la rbitade competencia del Estado centralizado, que son desplazadas a la esfera dela interaccin individual y social (Melossi, ob. cit.). Pero este mismo movimiento correr el riesgo de despolitizar y subjetivizar las relaciones de conflicto y consenso social, en especial con la posterior recepcin funcionalistadel concepto, al comprender stas como resultado de las expectativas y valores que interactan, y ocuparse ms por cmo funciona el proceso de control que por el tipo de orden que se produce (Pitch, 1995). Al sustraerlo deldominio de lo poltico, la nocin de control social, y la desviacin como suanverso, prestarn al problema del orden y del conflicto una patina de naturaleza que sustrae a los valores en juego de todo cuestionamiento.

    Sin embargo, no se conforma la nocin de control social con describiry reflejar un estado de cosa, sino que apuesta por la constitucin y mantenimiento de un tipo de organizacin social, implicando en consecuencia uncompromiso con determinados valores y procedimientos: "la reduccin dela coercin, aunque se reconozcan los irreductibles elementos de coercinen un sistema legtimo de autoridad.... la eliminacin de la miseria humana,aunque se reconozca la persistencia de ciertos grados de desigualdad...y el

    comportamiento colectivo, las mass media en la comunicacin...las tradiciones, las costumbres..la religin", incumbiendo a procesos de "persuasin, discusin, debate, educacin, negociacin, procedimientosparlamentario, diplomacia, negociacin, adjudicacin,relacionescontractuales, y compromisos"(Janowitz,ob. cit., pg. 11).

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    compromiso con procedimientos para redefinir metas sociales a fin de reafirmar el papel de la racionalidad..." (Janowitz, 1995: 7). Enfatiza en lasformas de cooperacin y accin asociativa (Park, 1997), en el uso de la comunicacin para obtener acuerdos, y en la racionalidad y transparencia enla interaccin como medio de conjurar el conflicto (Sumner, 1996). Su funcionamiento es, pues, tanto en el orden performativo como analtico, postulando una forma de comprender la sociedad y la poltica coherente con laparticular recepcin americana del ideario democrtico-liberal (Bergalli,1998a; Melossi, op. cit.).

    SOCIEDAD FORDISTA, CONFORMIDAD Y DESVIACIN:LAVERSIN FUNCIONALISTA DEL CONTROL SOCIAL.

    La transformacin del contexto social y poltico americano en la entre-guerra comportar una nueva mutacin en el concepto. La emergencia de unnuevo orden industrial exigira un determinado grado de disciplinamiento ynormalizacin de la vida social. Los valores normativos dejarn de ser negociados en la interaccin, como postularan las primeras elaboraciones dela Escuela de Chicago, y se harn consensales a partir de su funcionalidadal sistema. Esta cesura se ilustra en el contraste entre los planteamientos deMead, uno de los principales socilogos americanos de las primeras dcadas del siglo, y la posterior redefinicin que del concepto realiza Parsons.

    Para Mead, el control social es el resultado de la interaccin entre elego y el otro generalizado, en un continuo proceso de intercambio simblicamente mediado. Los valores, metas y expectativas son construidos a travs del dilogo entre los distintos actores involucrados, convirtindose ensignificados compartidos, de forma que el consenso nunca es dado ni definitivo, sino modelado por el universo de interacciones entre los sujetos(Mead, 1982). Como seala Janowitz, "los socilogos de este periodo (el delos que acuaron y desarrollaron originalmente el concepto, incluyendo aMead) no perciban el control social como un mecanismo de conformidad.La sociedad no exista ni poda existir sobre la base de la conformidad sinoque requiri de elementos activos para resolver los problemas colectivos...El control socia incluy la cuestin de cmo la sociedad cambiaba yse regulaba a s misma" (Janowitz, 1995: 15).

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    La solucin de Parsons apunta a una direccin opuesta. El consenso-significando aqu la orientacin colectiva a valores y fines compartidos- esuna precondicin funcional para la vida social. Los elementos normativosque orientan la accin colectiva son introyectados de forma definitiva en lainfancia a travs de la socializacin (en una recepcin muy particular queParsons realiza del dispositivo terico del psicoanlisis), y su trasgresin (ladiferencia con la norma) concebida como patologa, echando mano del modelo mdico de la enfermedad y la psicoterapia para comprender el controlsocial y la desviacin (Melossi, 1992; Pitch, 1995).

    Se verifica en esta primera mudanza del concepto, el deslizamientodesde una democracia deliberativa (posiblemente ideal, pero que significativamente se propona como realidad sociolgica del orden), cuyos valoresson incesantemente negociados y redefinidos en la interaccin, a la imposicin de un consenso normativo incuestionado, que da poco lugar para lapluralidad de voces.

    El experimento de Henry Ford, al inaugurar la produccin en serie conla cadena de montaje, fue acompaado de medidas dirigidas a garantizar elcomportamiento moral de sus obreros. De este modo, "en 1916, Ford enviun ejercito de trabajadores sociales a las casas de sus "privilegiados" (y enbuena parte inmigrantes) trabajadores para asegurarse que el "nuevo hombre" de la produccin de masas tena un correcto tipo de probidad moral,vida familiar, mesura en sus hbitos (ausencia de bebidas alcohlicas, etc.),y consumo racional..." (Harvey, 1989: 126). De forma semejante, durante larecesin de los 30' Ford propici entre stos el cultivo de vegetales en suspropios jardines, insistiendo en que la auto-ayuda, la austeridad y la ticadel trabajo eran las mejores maneras de salvar las dificultades econmicasde la crisis (Harvey, ob. cit., pg. 127). Sera quizs ste experimento del industrial, cargado de notas utpicas y romnticas, el presentimiento de que elemergente orden industrial requera de un determinado tipo de organizacinsocial que lo hiciera viable. La necesidad de una mano de obra disciplinaday efectiva, pero tambin de una cultura de consumo homognea y reguladase convertira en una condicin necesaria para el funcionamiento de la nueva forma de acumulacin. A la vera de las transformaciones econmicas,sociales y polticas que implic el modelo fordista, correra paralelamenteun esfuerzo sostenido por garantizar la conformidad social a los valores del

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    hombre blanco trabajador (o al menos lo que fue construido como su imagoideal), marginando en el proceso las diferencias culturales y tnicas (inmigrantes, afroamericanos, latinos), generacionales y de gnero.

    Los procedimientos para garantizar la imposicin de estos valores, quepaulatinamente permearan la moral, la conducta, las opiniones y los gustosde los distintos grupos sociales, son mltiples. La universalizacin del empleo y del consumo, supondra de por s la inclusin de la mayora de la poblacin, an aquellos sectores tradicionalmente marginados, en una comn"superficie de inscripcin" definida por el trabajo y el consumo, fundiendolavida social con el funcionamiento econmico. La misma organizacin deltrabajo, con la adopcin universal de determinadas condiciones laboralesque garantizaran la cooperacin de los operarios, porun lado, y la manipulacin permanente de variables organizacionales para incrementar la productividad (el taylorismo), o el estmulo incesante al consumo, homogeni-zando gustos y orientaciones a travs de la naciente industria de la publicidad, tambin contribuyeron en medida importante a la homogenizacin yconformidad del conjunto social. Pero la pieza clave de la transformacindescansara sobre el nuevo lugar que ocupar el estado.

    El Estado de Bienestar, desde su versin temprana en el New Deal deFranklin Delano Roosevelt, no slo actuar como operador econmico (alsostener va gasto pblico el desarrollo de la demanda), o como proteccinpoltica frente a los peligros del incremento del conflicto social. Adems, enbuen grado las polticas del welfare se orientaron a la consolidacin de lanormalizacin y supresin de la diferencia. Sea a travs de polticas compensatorias, de la seguridad social universal, de la prestacin de serviciosvariados (vivienda, salud, educacin, etc.) o del pacto con las fuerzas laborales, el estado de bienestar desarroll una amplapoltica orientada a construir el consenso y lapaz social, a lavez de propiciar determinados comportamientos sociales e integrar a la mayor parte de la poblacin en un ordenque era la vez material y moral, que otorgaba condiciones mnimas de vidaimponiendo a cambio patrones de conducta normalizados.

    En forma ms especfica, una mirada de agencias sociales, instituciones de asistencia, trabajadores sociales, programas de tratamiento, psicoterapia, counselling y re-educativos, centros de rehabilitacin, institucionesde atencin y correccin, definirn una densa trama institucional que, a

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    modo de "segunda lnea de defensa", actuara sobre los sujetos dscolos yremisos, aquellos que intentaran sustraerse del consenso normativo.

    Las teoras funcionalista en boga para entonces estaran hechas a la medida de este proceso: En primer lugar, la conformidad social en torno a los valores normativos incuestionados se sostiene en el funcionamiento de procesos dealcance cada vez ms amplio (la economa, la intervencin del Estado), mientras que se pone en funcionamiento toda una tecnologa de la normalizacin dirigida a la represin, control y gestin de aquellos segmentos sociales que seexcluyen del horizonte normativo6. El conflicto se trastoca en desviacin, queremite al desajuste y patologa de su agente o de su contexto social, "...la noconformidad se convirti velozmente enfracaso respecto de la conformidad yla investigacin de esta sociologa de esta sociologa de la desviacin (la de impronta funcionalista) se concentr en las caractersticas sociales, las personalidades dbiles y el entorno interactivo que supuestamente generaban este fracaso y las carreras desviadas de aquellos que vivan en los ghettos culturales yurbanos de las nuevas sociedades del bienestar" (Bergalli, 1998a: 21). El control adopta entonces el modelo clnico de la enfermedad y el tratamiento, queimpregna la retrica del sistema penal y de las polticas sociales compensatorias (para el caso de la prisin en Gran Bretaa, ver Garland, 1985. En cuanto alos proyectos correccionales dirigidos a menores en USA, Platt, 1982. Para laprobacin, McLaughin, 1998).

    LA CRISIS DEL WELFARE STATE: LA ENTRADA EN ESCENADEL ESTADO.

    Pero la creciente participacin del estado en la regulacin de la vida social no se traducira, al menos inicialmente, en las elaboraciones tericas en torno al control social. Tanto el funcionalismo parsonsiano, como aquellas perspectivas que se le opusieron (el labelling approach, por ejemplo) preservaron

    6 Desde una perspectiva distinta e incluso contrapuesta a la funcionalista, Edwin Lemertestablece una distincin semejante al oponer el control social activo (como "procesoorientadoa la implantacin de metas y valores") del control social reactivo, encargadodela supresin de la desviacin (Citado por Melossi, 1992: 194).

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    un anclaje esencialmente sociolgico en la reflexin, manteniendo al estadocomo un dato marginal. Esto cambiar definitivamente en los aos 60, verificndose un nuevo desplazamiento de la semntica del control social. Laprofundizacin en las tendencias centralizadoras de los aos anteriores, queotorgaban una cada vez mayor intervencin del estado en las distintas esferas de la vida social, el marcado signo represivo y militar que empez a adquirir el gobierno federal norteamericano, pero tambin los primeros sntomas de la erosin del estado de bienestar y del modelo fordista, y la luchade aquellos sujetos sociales excluidos del consenso normativo construido enel medio siglo previo (las minoras tnicas, los jvenes y mujeres, la sumade los movimientos contraculturales que emergieron en la poca, y que contestaron a los valores establecidos), dieron al traste con dcadas de estabilidad y paz social, y convirtieron al estado en icono del malestar general.

    Seproduce una doble operacin. Por una parte, se invierte la carga va-lorativa prevista en la reelaboracin funcionalista: la conformidad que sostiene el control social se revela como arbitraria e interesada, tributaria a unorden social que se denuncia como injusto e inaceptable. Si bien se concede, al igual que en el funcionalismo, que el control social impone conformidad y opera como un requisito para el funcionamiento del orden social, justamente se denuncia este efecto y la funcin que cumple. En segundo lugar,se hace una interpretacin amplia de la nocin de estado, atribuyendo estafuncin de inducir conformidad y reproducir el orden establecido (que ahora se denuncia como injusto e ilegtimo) no slo a instancias propiamenteestatales (sistema penal, polica, escuela, administracin) sino a otros actores que, aunque fuera del mbito estatal, se sealan como subsumidos o subordinados a las agendas del Estado7.

    7 Aunque sin usar explcitamente la voz "control social", la tesis que mejor fundamentaesta estatizacin de esferas no estatales para atribuirle una misma funcin en la reproduccin social, es la que desarrolla Althusser a propsito de lo que llama los aparatosideolgicos delestado, refirindose a agencias y procesos que garantizan lareproduccinde las relaciones sociales de produccin, a travs de la ideologa. Se distinguen de losaparatos represivos no slo porque estos ltimos cumplen la misma funcin por mediode la violencia, sino porque mientras los aparatos represivos operan en la esfera pblicadel estado (dentro de loque se conoce tradicionalmente como Estado en la literatura poltica), los aparatos ideolgicos actan frecuentemente desde la esfera privada (la reli-

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    En tal contexto, el control social ya no alude a formas de regulacinespontnea de la sociedad, ni a procedimientos para definir acuerdos y valores consensales, sino que adquiere una fuerte carga negativa, asociando suaccin a la intervencin del estado sobre el comportamiento del individuo.Asume, en la abundante literatura sociolgica de la poca, los contornos demecanismo central de gobierno de lo estatal sobre lo social, promoviendola conformidad de la mayora (control social activo) y la supresin de ladesviacin (control social reactivo). "Algo ocurri durante la dcada de1960, que hizo que este tipo de explicacin (aquellas que prescindan delpapel del Estado en el control social) satisficiera cada vez menos. Se necesitaba de un concepto ms "central", al que se le pudiera achacar la crecientefrustracin, violencia e injusticia que parecan desde debajo de la prstinaapariencia que presentaba el sueo estadounidense. El siguiente paso fue la"politizacin" del concepto de control social, convirtindolo en productodel "estado". As, se "devel" al Leviatn, como la cara orweliana que seatisbaba desde atrs de la estructura normativa de Parsons, y que todo loabarcaba" (Melossi, ob. cit., pg. 213).

    Se produce un entrecruzamiento de dos tradiciones que, hasta entonces, haban seguido cursos distintos: la reflexin europea sobre el Estado,centrado en sus expresiones jurdicas e institucionales, y la perspectivaamericana sobre el control social, con nfasis en los procesos sociales deconstruccin de consenso y conformidad (Melossi, ob. cit., Horwitz, 1990).Tal colisin de perspectivas encontradas confiere al control social la imagende una insidiosa presencia, coextensiva a toda la vida social, que asciendesin solucin de continuidad desde las formas bsicas de relacin interpersonal a los ms altos niveles institucionales. Leviatn omnipresente, que modela y define las formas de ser y pensar, vigila e induce identidades y actos,persigue la disidencia hasta en los escondrijos del alma individual (Cfr. Ed-

    gin, los medios de comunicacin, etc.), que, de todas formas, a responder a los interesesde las clases dominantes, servir para la defensa y reproduccin del orden social y, a finde cuenta, funcionar ambos tipos de aparato de manera unificada, pueden ser considerados igualmente parte del Estado (que es el Estado de la clase dominante), o, en trminosms precisos, aparatos del estado (Althusser, 1988).

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    wards, 1988; Sumner, ob. cit.). Se convierte el control social en notacinsimblica que permite intelegir toda forma de dominacin ypoder.

    Es posible entrever en esta nueva configuracin los signos del pensamiento crtico y el marxismo renovado de esa dcada (la Escuela de Fran-kfurt, la recepcin del estructuralismo con Althusser y Poulantza, etc.) y sudenuncia sobre las nuevas estrategias de dominacin (Marcuse, 1973), o larelacin entre aparatos represivos y aparatos ideolgicos del estado en la reproduccin del orden social (Althusser, 1988). El encuentro de la tradicinsociolgica norteamericana y el debate marxista ocurre, en ambos lados delocano, en el contexto de la reflexin de la emergente criminologa crtica yde la sociologa radical de los aos 60(Larrauri, 1992).

    Amrica Latina no es ajena a este debate. Tanto por el influjo de lasperspectivas crticas europeas y norteamericanas, tradas de la mano por estudiosos latinoamericanos formados en esas latitudes, como por la necesidad de dar cuentas del devenir de gobiernos autoritarios y de las condiciones de empobrecimiento en laregin en lasegunda mitad del siglo, la reflexin criminolgica en la regin se desplaza en esos mismos aos del debateetiolgico y positivista sobre el crimen, a la reflexin poltica sobre el papeldel estado y los llamados "aparatos ideolgicos" en el control social. Unade las ms egregias representantes de esta mudanza, Lola Aniyar, identificaal control social, que reclama como objeto para una criminologa crtica ycomprometida con los cambios sociales en el continente, como el "conjuntode sistemas normativos (religin, tica, costumbres, usos, teraputica y Derecho -este ltimo entendido en todas sus ramas, en la medida en que ejercen un control reproductor, pero especialmente el penal, en sus contenidostanto como en sus "no contenidos"-) cuyos portadores a travs de procesosselectivos (estereotipia y criminalizacin) y mediante estrategias de socializacin (primaria y secundaria o sustitutiva) establecen una red de contenciones que garantizan la fidelidad... de las masas a los valores del sistemade dominacin..."(Aniyar de Castro, 1987: 31).

    Lanueva centralidad del control social en la criminologa local parecederivarse de distintos eventos regionales que supusieron intercambios entreacadmicos europeos, comprometidos con las perspectivas crticas emergentes, y acadmicos latinoamericanos, que aportaron su conocimiento delas realidades locales para la construccin de un conocimiento situado en el

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    contexto latinoamericano especfico, con el propsito de rendir cuenta delos procesos de dominacin y perpetuacin de la injusticia social. En 1974se realiza en Maracaibo el XXIII Curso internacional de Criminologa, dedicado al tema de la violencia, y que rene a acadmicos como Stan Cohn,Franco Basaglia, Philippe Robert, Nils Christie, Lolita Aniyar y otros muchos que, ya para entonces, mantenan una posicin crtica tanto a la criminologa convencional como a su funcin en la reproduccin del orden social. Este evento da origen al grupo Latinoamericano de Criminologa Comparada y a un robusto programa de investigacin, intercambios y encuentroscientficos que tienen como preocupacin creciente la atencin a los formasde control social y al papel del estado en la represin y criminalizacin. En1981 nace el Grupo de Criminlogos Crticos Latinoamericanos, que en sumanifiesto plantean la cuestin del control social como objeto urgente deestudio para la criminologa latinoamericana, capaz de poner en evidencia"el tipo de disciplina necesaria para que las relaciones sociales de los pasesperifricos se mantengan dentro del marco previsto por los pases centrales,condiciona la forma de los sistema de control" (Grupo de Criminlogos Crticos Latinoamericanos, 1988: 194); y se propone como meta formular una"Teora del Crtica del Control Social en Amrica Latina", que permita develar las estrategias oprobiosas del control y la dominacin, el papel de losdiscursos criminolgicos tradicionales en su legitimacin, pero tambinproponerestrategias para un control social alternativo al existente8.

    En su recepcin por las ciencias sociales latinoamericanas, el conceptoincumbe tanto a las tradiciones, la religin, la escuela, los medios de comunicacin, como a las agencias penales, los tribunales, los ejrcitos, las leyeso la burocracia estatal, o a procesos sociales como las relaciones de explotacin, el analfabetismo, la marginacin, la mortalidad infantil, etc., en tanto

    El tema del control social como forma de dominacin, y su relacin con el estado, seconsolidar en las actividades de ambos grupos. Por ejemplo, el 2do.Encuentro de Criminlogos Crticos, realizado en Medelln en 1984, fue dedicado a la educacin como forma de control social informal. En 1985, el Grupo de Criminologa Comparada inicia elproyecto de investigacin "Control social en Amrica Latina", y Zaffaroni, miembro delmismo Grupo, lleva adelante desde la misma perspectiva el proyecto "Derechos Humanos y Sistemas Penales en Amrica Latina" (Aniyar de Castro, 1987).

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    que estas distintas operaciones yprocesos coincidiran en la reproduccin ydefensa del orden establecido y en su valor como medio para la dominacinde las clases populares (Aniyar de Castro, 1987).

    En su nuevo uso tanto en los pases centralescomo en el debate latinoamericano, el concepto se dilata y abarca prcticamente cualquier forma degobierno, dominacin, gestin o contencin, perdiendo especificidad y, afin de cuenta, utilidad terica. Por otro lado, en el campo disciplinario de lacriminologa, se confunde su uso con el de sistema penal, convirtindose entrminos intercambiables, lo que supone paradjicamente su desvinculacindefinitiva con su contexto de emergencia: la reflexin sobre los mecanismosa travs de los cuales la sociedad, y los grupos sociales, se regulan a s mismos, lejos del modelo jurdico-represivo que haba servido de metfora paraintelegirel orden en Europa9.

    DEL CONTROL SOCIAL AL VNCULO INTERPERSONALY AL AUTOCONTROL INDIVIDUAL.

    En las dos ltimas dcadas, y luego de la crisis terica que supuso sudescrdito en los aos 70', el concepto de "control social" vive un resurgimiento en la nueva retrica de la seguridad. Hurfano ahora de los poderosoaparatos tericos que enriquecieron el debate en el seno de la sociologaamericana ("un complejo desledo y moralista de la combinacin Durkhe-im-Freud-Parsons", dir Melossi, ob. cit., pg. 191) sin anclaje en ninguna9 Sin embargo, en descargo a lo anterior, esta redimensin del concepto podra tener nue

    vos alcances tericos quizs no suficientemente explorados. Al superar la distincin habitual dentro del marxismo entre aparatos represivos y aparatos ideolgicos, o aquellapropia de los discursos liberales entre medios de coercin y de consenso, articulando ambos tipos deprocesos porsus efectos finales, el nuevo significado atribuido al control social podra permitir una aproximacin heurstica a la relacin entre medios de fuerza ymedios simblicos de imposicin de conformidad, que puede resultar particularmentetil en los contextos contemporneo, en que conviven y se suceden formas "duras" conformas "blandas" de regulacin (la polica y la ley penal con medidas administrativas ypolticas sociales, etc.), y donde las viejas agencias penales, en especial la polica, parecen cumplir funciones en laproduccin de consenso y legitimacin del orden que superan la pura coercin fsica.

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    reflexin sobre la sociedad y sus procesos estructurantes, el control socialparece ocupar nuevamente pero de una manera absolutamente distinta, unlugar privilegiado en las discusiones en torno al orden y la infraccin. Hadevenido nocin aterica, explicacin de alcance limitado, voz modesta,pero ganando en cambio prestigio y espacio como justificacin y fundamento (pobre, pero eficaz) del conjunto de cambios que operan en el contexto de las polticas de seguridad10.

    Las nuevas elaboraciones tienen lugar en los tardos 70, cuando, comorespuesta al descalabro de las explicaciones etiolgicas sobre el crimen,pretendieron sustituir la preocupacin sobre la desviacin por la explicacinde la conformidad: "las llamadas teoras del control plantean el problema dela desviacin criminal en otros trminos: si todo individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad les ofrece numerosasoportunidades para hacerlo, por qu, pues, muchos de ellos la obedecen?"(Garca-Pablos, 1999: 562).

    Esta sustitucin de trminos implica una inversin del problema, almenos de la forma como fue planteado en el pasado. Si entonces el orden yel consenso eran presupuestos de la teora y condicin necesaria para el funcionamiento social, mientras lo anmalo y requerido de explicacin era justamente la desviacin de la conformidad, desde esta nueva ptica se mudala relacin: la infraccin es normal, propia de la conducta humana, por loque es el orden y el comportamiento ajustado a l lo que demanda ser explicado. En palabras de dos de sus ms conocidos exponentes, para las nuevasteoras del control social "...la gente comete actos criminales cuando no sondisuadidos de hacerlo por su arraigo en la sociedad convencional...La teoradel control social plantea que la motivacin al crimen es inherente a la natu-

    10 Una excepcin importante son los trabajos de Sampson y otros, que inscribindose en latradicin de la primera Escuela de Chicago y de los trabajos de Shaw y Mckay, con sunfasis en cmo las condiciones desiguales de urbanizacin y la concentracin de desventajas sociales en determinados vecindarios contribuyen a la desorganizacin social ya la sobre-representacin del delito, dan cuenta del impacto de los nuevos procesos deexclusin urbana en el declive del control social (la eficiencia colectiva, en trminos deSampson) y el aumento del crimen y la violencia (Sampson y otros, 1997; Sampson,2004. Ver tambin Wacquant, 2001).

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    raleza humana. Por lo tanto asume que el crimen es ms probable entreaquellos que no se sienten cohibidos por las consecuencias sociales de serdetectados" (Hirshi y Gottfredson, 1989: 124).

    Como bien lo indica Melossi (ob. cit. pg. 191), referiran las nuevasteoras a una curiosa reedicin de la oposicin naturaleza-sociedad, en quemecanismos de "control informal" y relacin interpersonal (apego y consideracin hacia determinadas personas, identificacin con valores convencionales, involucramiento en actividades sociales, creencias y cdigos morales, presin grupal, disciplina y supervisin, etc.), as como variables in-traindividuales (tolerancia a la frustracin, auto-estima, bajo autocontrol)seran la base de la vida en sociedad".

    En una primera edicin de estas tesis, el control social deviene concepto microsocial, desvinculado de los procesos sociales estructurantes quele otorgaron sentido en sus primeras versiones. El control social se convierte en vnculo afectivo y cognitivo del individuo con determinadas agenciasy actores (lafamilia, laescuela, los pares y amigos), que moldean y sostienesu conducta conformista. Hirschi, en un trabajo esencial de esta perspectiva,parte de la premisa que la conducta conformista (o su inverso, la conductadelictiva) depender de los vnculos entre el individuo y los grupos socialesa los que pertenece. Si este vnculo es fuerte (en trminos de apego a figurasde autoridad, compromiso con actividades y metas convencionales, participacin en actividades ordinarias, comunin con creencias socialmente aceptadas), prevalecer la conducta conformista (Hirschi, 2003).

    Estas perspectivas, que se originan a fines de los 60 e inicio de los 70,posiblemente dan cuenta de la crisis de las agencias sociales y de su funcinen la induccin de la conformidad, que se verifica durante estos aos. Sinembargo, el posterior desmantelamiento del Estado de Bienestar y de laspolticas reformistas frente al delito, la crisis de la inseguridad y el advenimiento de polticas represivas duras y medidas de gestin y prevencin si-tuacional, coincidiran con una nueva mutacin de estas teoras, que apuntaran a explicaciones individuales e intraorgansmica del control, dejandoatrs el registro microsocial anterior. En tal sentido, Hirschi, ahora con la

    11 Para un resumen de estas teoras en espaol, ver Garca-Pablos, ob. cit., pgs. 761 -771.

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    contribucin de Gottfredson, revisar sus tesis anteriores, transformado lanocin de control social (fundado en el vnculo con agentes sociales) en autocontrol (la capacidad del individuo de regular su propia conducta, tolerando la frustracin, postergando satisfaccin y planificando sus acciones), quese adquiere (o no) en la primera infancia (Gottfredson y Hirschi, 1990; Gottfredson, 2006). Las recientes perspectivas biolgicistas que encuentran lacausa del delito en el dficit de las llamadas "funciones superiores ejecutivas", encargadas justamente de la integracin y regulacin de la conducta(Fischbein, 2006), llevaran un paso ms all estas explicaciones, convirtiendo el control en un proceso de orden neuropsicolgico.

    EL "NUEVO" CONTROL SOCIAL: DEL LEVIATNA LA SEGURIDAD.

    Pero ms que su alcance terico, lo que nos interesa es la recepcin,explcita o no, de estas formulaciones sobre el control social en la retricaque acompaa las nuevas polticas de seguridad. A nuestro modo de entender, esta relacin adquiere dos formas, aparentemente opuestas: el relevo delos procesos y agentes del control social moderno por las polticas de seguridad como control tecnocrtico y actuarial, y la evocacin nostlgica de lacomunidad como facttum de la regulacin social.

    Por una parte, el declive de la cualidad reguladora sobre el comportamiento social de los procesos estructurales (empleo, consumo, comunicacin), de las polticas sociales, de las agencias sociales ms prximas queinfluyen en el individuo (la comunidad, la escuela, la familia), e incluso eldebilitamiento del propio autocontrol, implicaran que las polticas de seguridad operaran como una ortopedia que supla las agencias destituidas, y garantice un control incesante y extensivo12. La idea deleuzina de la sociedaddel control (Deleuze, 1999), en que las instancias modernas de regulacin

    12 Para las implicaciones poltico-criminales de los planteamientos de Gottfredson yHirschi, orientadas hacia reforzar el papel de las familias y la medidas situacionales quedisuadan y resten atractivo a posibles eventos criminales, ver Gottfredson y Hirschi,1990:255-274).

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    ya no operan, y es la sociedad como un todo quien control, regula y administra a los grupos sociales, se mira reflejada en estas teoras y sus implicaciones prcticas. Las estrategias situacionales, que suponen la diseminacinen el territorio de dispositivos de regulacin y vigilancia, y una extensin desus efectos a grupos poblacionales enteros, de modo que sustituyen la funcin de control de los descalabrados agentes sociales de otrora, o las estrategias de prevencin social, que reconducen las viejas polticas sociales a laatencin de grupos de riesgos, renunciando a su carcter universal y proponindose como sucedneos frente al fracaso de la familia, laescuela y la comunidad, replican lo propuesto por estas explicaciones. De igual forma, lastesis punitivistas, que demandaran una mayor severidad penal, y el retornode la funcin disuasiva de la pena, haran descansar en la intimidacin porel castigo el relevode las formas sociales de regulacin en retirada.

    En un sentido aparentemente inverso, las polticas y los discursos de laseguridad desentierran el control social, ahora en una versin plana y ateri-ca, para aludir a una comunidad imaginada que es capaz de enfrentar el delitoy reducir la inseguridad. En efecto, un rasgo comn a los nuevos discursos de la prevencin y la seguridad es la apelacin al control social (o, en loque por uso ser su sinnimo, los "mecanismos de control informal") y alpapel de la comunidad como explicacin y a la vez solucin del problemadel crimen y el desorden. En su conocido trabajo, Wilson y Kelling recurrenal relajamiento de estos mecanismos de control como origen del "ciclo dedecadencia y desorden" que arrastra a barrios marginales de las grandes ciudades norteamericanas:

    "Un vecindario estable de familias que cuidan sus hogares, se preocupan de sus nios, y miran con recelo a intrusos no deseados puede cambiar,en el transcurso de pocos aos e incluso pocos meses, a una inhspita jungla. Una propiedad es abandonada, la maleza crece, una ventana es rota.Los adultos regaan a nios molestos, los nios, envalentonados, se hacenms molestos. ...Adolescentes se renen en frente de la tienda de la esquina.El vendedor les pide que se vayan, y ellos no hacen caso. Ocurren peleas.Se acumula basura. Gente empieza a beber frente a los negocios; en pocotiempo, la cuadra se llenade ebrios...En este punto no es inevitable que crmenes ms serios tengan lugar...Pero algunos residentes piensan que el crimen, especialmente el crimen violento, est creciendo, y modificarn su

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    conducta de acuerdo a esta creencia. Estarn menos tiempo en las calles, ycuando estn en la calle se mantendrn apartados de los dems, caminandocon la mirada temerosa, sin hablar, y el paso presuroso. "No verse involucrados". Para algunos residentes esta creciente atomizacin no preocupa,pues el vecindario no es su "hogar" sino "el sitio donde viven"...Tal rea esvulnerable a la invasin del crimen" (Wilson y Kelling, 1985).

    Esta interaccin entre control informal, comunidad, desorden y crimense repite desde diferentes perspectivas, de modo semejante (ver, por ejemplo, Gottfredson y Taylor, 1988; Skogan, 1988): el fracaso en los controlesinformales fomenta el desorden y el crimen que, a su vez, desmantelan lacapacidad de respuestas de la comunidad y erosiona an ms estos mecanismos de control. Una versin atareada de las primeras tesis de la desorganizacin social, junto a un funcionalismo poco riguroso, se mezclan con elanhelo nostlgico por una comunidad buclica y apacible que parece haberexistido sloen estos sueos autoritarios de fin de siglo13.

    Las consecuencias prcticas de tales formulaciones apuntan, evidentemente, a fortalecer la cohesin comunitaria y "reflotar" los mecanismos informales de control14. Estrategias como lapolica comunitaria, las prcticasde mediacin y resolucin informal de conflicto, entre otras que pretenden"devolverle? a la comunidad un papel conculcado durante mucho tiempo,encontraran all su fundamento.

    As mismo, esta perspectiva del control funciona como recusacin dellugar del estado como proveedor de seguridad colectiva. Por un lado, la explicacin ltima del debilitamiento del control informal y la decadencia dela comunidad estara en las "patologas" de las polticas de welfare. El estado de bienestar habra propiciado una cultura de la irresponsabilidad, el des-

    13 Otras diversas teoras en boga(la teora de las actividades rutinaria de Felson, o de la seleccin racional de Clarke) sin preocupase directamente en los procesos informales, refieren igualmente el papel de la comunidad o de los individuos en el control y prevencin de la criminalidad (Ver Gilling, 1997).

    14 Por ejemplo: "La esencia del papel de la polica en el mantenimiento del orden pblicoes el refuerzo de los mecanismos de control informal de la propia comunidad. Lapolicano puede, sin comprometer recursos extraordinarios, proveer un sustituto parael controlinformal" (Wilson y Kelling, ob. cit.).

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    cuido y el victimismo (Dennis, ob. cit., pg. 5), que anulan la capacidad derespuesta colectiva y promueven la indolencia. Por el otro, la necesidad deuna reasignacin de roles y actores de las polticas de control. Los nuevosdiscursos de apelacin a la comunidad, participacin de "nuevos agentes delcontrol social" o movilizacin ciudadana para la seguridad, son correlativosa lo que Garland denomina "estrategias de responsabilizacin", con las queel estado transfiere funciones y responsabilidades en el campo de la seguridad a agentes no estatales (Garland, 1996).

    Por ltimo, presta justificacin a las nuevas polticas. La seguridad dejade ser un simple problema penal, desborda los lmites estrechos del controlsobre la desviacin, ahora debe entendrselas con las emergentes formas demalestar y conflicto que trastornan a la comunidad y pervierten las relacionessociales. Un ejemplo puede ilustrar esta mutacin: si en el pasado el problema de la"calidad de vida" (como complejo de condiciones materiales y satisfaccin subjetiva) fue materia esencialmente de las polticas sociales, paulatinamente se ha convertido en un objetivo predilecto de las nuevas polticas deseguridad. Se arrogan las emergentes estrategias de control la titnica tarea dereconstruir un orden perdido, de restaurar la convivencia y la cohesin en unasociedad transida por el conflicto y la fragmentacin.

    La novedosa forma en que resurge el concepto de "control social"impregna las nuevas polticas de seguridad. La idea simple pero poderosa de un orden social que se fractura y se desmorona sitiado por el crimen y el desorden, la prdida de la seguridad y estabilidad del pasadofrente al asedio de extraos e indeseables, el declive de una forma devida porel acoso de un peligro que adopta formas mltiples y cotidianas,las ventanas rotas por las que se cuelan los fantasmas, ofrece una narrativa eficaz para la experiencia de precariedad e incertidumbre ("la inseguridad ontolgica", Young, 1999) que derivan del emergente orden pos-fordista. Corporeiza el malestar en el desorden, el riesgo en el otro, elextrao, y sus causas en nuestra incapacidad de organizar y controlarnuestras propias vidas. La fragmentacin, el conflicto y la precariedadremitiran, ms que a la imposicin de una determinada forma de organizacin social, a una suerte de vuelta atrs del proceso civilizatorio, enque la prdida colectiva de la capacidad de control y regulacin ponen ensolfa la posibilidad de la convivencia social (Muchembled, 2000).

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    DEL CONTROL SOCIAL A LA GESTIN DEL CONFLICTO:INSUFICIENCIAS Y NUEVAS FUNCIONES DE UN VIEJO

    CONCEPTO.

    Hemos intentado un breve y sin dudas incompleto trazado de las vicisitudes y transformaciones de la nocin de control social, desde su aparicin en la temprana sociologa americana como intento por responder alproblema de la organizacin social de modo plural y democrtico, pasandoluego por su recepcin tecnocrtica en las formulaciones funcionalistas delWelfare State, para despus convertirse en materia de contestacin en elcontexto de la crisis cultural y poltica de los 60', hasta su actual recuperacin en el interior de la nueva retrica de la seguridad.

    De forma sucinta, es posible tematizar las tensiones que han atravesado su inteleccin a partir de algunas de las dimensiones presentes en su devenir: El control social comprendido como el conjunto de procesos de autogobierno y autorregulacin de la sociedad, por una parte, y su restriccin alos fenmenos de conformidad social, por otra. Derivada de esta primeraoposicin, la comprensin diferencial del control social como produccindemocrtica y dialogada de valores y metas compartidas, o la presuposicinde estos valores y metas como condicin de la trama de relaciones sociales.Luego, el distinto nfasis en control social activo, que incluye la creacinde las metas y valores, y en el control social reactivo, como respuesta a ladesviacin. El debate de la posguerra, y especialmente la revuelta culturaldurante los aos 60, introduce la distincin entre el control social comoejercicio de regulacin de la sociedad sobre s misma, en la forma en que elconcepto se haba construido, y la atribucin al estado del papel clave en laimposicin del consenso. Finalmente, en los ltimos aos aparece una nueva aproximacin: si hasta ahora el concepto haba servido para comprendery explicar el problema del consenso y del orden social, incluso dentro de lassoluciones psico-sociales que apuntaron exclusivamente a los procesos deconformidad (Janowitz, op. cit.), en su nueva versin se convierte en unproblema esencialmente de orden pblico y de seguridad. De las vetustasctedras universitarias, deviene asunto policial.

    Pero ms all de las continuas mudanzas de su definicin, de las variaciones en su contenido y en los procesos que intenta explicar, de las polari-

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    dades entre las que oscila, ha sido una constante en su uso la referencia permanente y central a la conformidad, el consensoy la normalidadcomo basede la organizacin social, sea sta definida en la interaccin de los sujetossociales o un prerrequisito funcional del sistema.

    Subyace a la voz "control social" la imagen idlica de la comunidadcomo modelo de codificacin de las relaciones sociales. Este "comunitaris-mo", cuyas fuentes pueden hallarse eneste caso en los rasgos de lasociedadamericana de principio de siglo, caracterizada por el trnsito de pequeaspero cohesionadas comunidades aisladas entre s, a la sociedad de masas(ver Melossi, ob. cit., pgs. 137-152), y que hace del concepto susceptiblede su recuperacin por el nuevo conservadurismo nostlgico del orden perdido, alude en realidad a una temtica comn a la mayor parte de la reflexin sociolgica (Nisbet, 1990).

    En efecto, en buena medida el pensamiento social tiene como punto deinflexin la disolucin de las formas comunales de relacin durante el trnsito del medioevo a la modernidad y su sustitucin por la sociedad industrial de masas. En el imaginario sociolgico, el viejo orden comunal es representado como espacio social homeosttico y no conflictivo, sin exteriorni disidencia, con un alto grado de consenso y adscripcin a los valores ylas normas comunes, adems de fuerte cohesin y vinculacin colectiva.Tanto en la reflexin poltica de los pensadores ilustrados, y su recurso alpacto social como entelequia poltica, como en el mbito sociolgico(Durkheim, Weber, Tnnies), ha sido unaconstante del pensamiento moderno la construccin de modelos tericos y prescriptivos que pretenden reconstruir la imagen de un orden social fundado en la cohesin y el consenso, una pervivencia del orden comunal en la vida moderna.

    No es distinto el caso del control social. Su referencia a procesos deconformidad y cohesin, su nfasis en el consenso y en la reduccin delconflicto (sea de manera negociada y dialgica, o de forma coercitiva eideolgica), lanocin de control social remite a un orden organizado y estable, en que el disenso es conjurado y reconducido, a partir de valores centrales que definen, de manera inequvoca, lo aceptable y lo incorrecto.

    No entraremos a considerar si la imagen de una comunidad armnicay cohesionada en torno a valores consensales, en que el conflicto era la ex-

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    cepcin y el acuerdo la norma, se compadece con la verdad histrica. Peroms all de ello, es pertinente sospechar que un modelo fundado en el ordeny la regulacin eficaz de las relaciones sociales poco tiene que ver con lavida social tal como se organiza en las ltimas dcadas, que la conformidadfunciona ms en un registro simblico que como prctica material.

    As, no deja de llamar la atencin la sbita reaparicin del conceptojusto en el contexto de una forma social que se define por la fragmentacinperenne, la exclusin y la desregulacin, que intensifica las diferencias y lashace productivas, en que dejan de funcionar los procedimientos convencionales de vinculacin y conformidad (Giddens, 1994), y que lejos de amortizar el conflicto, lo genera en forma permanente (Beck, 1994). Si en las sociedades industriales el consenso y la homogeneidad fueron exigidos para elsostenimiento del rgimen de acumulacin, operando una forma "antropof-gica" (Young, 1999) dirigida a cancelar, asimilar y absorber la diferencia, elnuevo orden de acumulacin flexible se organiza a partir de la exclusin, ladiferencia y la segmentacin (Young, ob. cit.).

    Las estrategias emergentes de control no se sustraen a este funcionamiento. Por el contrario, forma parte del mismo. Desnudndolas de su ropajediscursivo, no pretenden ni obtienen normalizacin y conformidad, no buscanrestablecer el orden y la convivencia, sino que operan como formas de gestin del conflicto y del riesgo social. Desde esta perspectiva, el control socialincumbe a procedimientos que permiten administrar, utilizar y orientar elconflicto dentro de mbitos no-problemticos, reduciendo y controlando losriesgos que le son inherentes. No conjurar el desafo, no anular la diferencia,su verdadera astucia parece cifrarse en la lcida tolerancia que todo lo permite pero sin que nada suponga peligro, en el vaciamiento de cualquier signotransgresor en la contravencin, al reorientar la infraccin a la inocuidad delo aceptable, de lo til o insignificante. No parece ser la norma y su aceptacin lo que rige la vida moderna, sino la gestin estratgica de las diferencias.

    Quizs entonces sea el orden de circulacin del capital y el mercado,con sus flujos descodificados de lo normativo pero hipercodificados por supropio funcionamiento (Deleuze y Guattari, 1985), o un nuevo Leviatn,flexible pero feroz, que combina las formas suaves de control (prevencinsituacional y social, etc.) y una mayor severidad penal, mejores modelospara comprender las formas contemporneas de control y regulacin. En

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    efecto, ofrece el mercado una imagen ms apropiada que la de la comunidad para registrar los proceso de control en la sociedad posfordista: no esarmnico, pues se nutre de la turbulencia, no es participativo yconsensual,pues prospera en la exclusin y la subordinacin. El mercado no se deja determinar por normas y valores extraos a s, de hecho no cesa de producirtransgresiones, de especificar diferencias, en tanto que all una de las condiciones de su realizacin. Por su parte, la nueva economa de control sabehacer convivir junto con la reedicin del viejo punitivismo, formas flexiblesde regulacin, que operan en su conjunto como un control tecnocrtico yadministrado que suple el repliegue de las formas anteriores de regulacinbasadas en la sociedad yen la comunidad. Mercado, castigo yseguridad, yno una evocacin nostlgica a la comunidad ya un orden armnico ysin fisura, describen mejor las formas de regulacin ycontrol en nuestra poca.

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