Cambio de Vida - Logisnet muestra Cambio d… · y qué no para conseguirlo, al menos qué es lo...

Índice

INTRODUCCIÓN ......................................................................... 11

1. ¡Voy a ayudarte! .................................................................. 25

2. ¿Qué es ser rico y por qué está mal visto? Diferencias entreEspaña y USA ..................................................................... 35

3. ¿Dónde quiero llegar? ......................................................... 45

4. ¿Qué tipo de ingresos percibo? “La senda del borrego”...... 51

5. ¿Qué soy, funcionario o emprendedor? .............................. 59

6. ¿Cómo gasto? Tipos de gasto y apalancamiento ................. 65

7. ¿Estoy educado financieramente? ....................................... 75

8. ¿Dónde está el riesgo, en la inversión o en el inversor?...... 79

9. ¿Qué es el triángulo de inversión? ...................................... 89

10. ¿Dónde está el 10% de mi vivienda? .................................. 97

11. La multipropiedad: buena inversión................................... 107

12. Acciones, fondos de inversión y “hedge funds” .................. 113

13. Los futuros, el producto financiero más eficiente ............... 125

14. ¿Sabes qué es un pasivo? .................................................... 151

15. ¡Quiero ser mi plan de pensiones y mi seguridad social! ... 163

16. Mi historia .......................................................................... 173

17. ¿Qué es más fácil, ganar el dinero o no perderlo? .............. 213

18. ¿Cómo pagar menos impuestos? ........................................ 217

19. Nunca es tarde. ¡Cambie su mente, cambie de vida! .......... 223

20. La despedida....................................................................... 227

21. ¿Cómo pongo todo esto en práctica?.................................. 231

10 Cambio de vida: Cómo me hice rico

Introducción

Mi nombre es Roberto Santa Rita y soy rico.

Nací en Madrid hace cuarenta años, mido metro ochentay cinco, moreno, ojos verdes, me estoy quedando calvo,razón por la que me rapo el pelo, visto casi siempre con esti-lo deportivo y de color negro, siempre llevo un reloj Swatch,hace exactamente doce años que no me pongo una corbata,y os confieso que para volver a ponérmela tendrían que con-vencerme el cuerpo entero de marines de los Estados Unidosfuertemente armados.

En la actualidad resido en la apacible ciudad francesa deSan Juan de Luz, muy cerca de la frontera española, en un“modesto” loft minimalista donde tengo todo aquello quenecesito; me reconozco austero, pero la verdad es que no mefalta de nada.

Este dato de mi residencia es conocido por pocas perso-nas, solamente la pareja que vive justo al lado y que nos ven-dió el espacio para acondicionarlo en un “loft” lo conoce.

En Madrid, que es donde parece que desarrollo mi acti-vidad, todo el mundo piensa que vivo cerca del ParqueConde Orgaz, pero realmente no es así.

Ya abundaremos en detalle cuando llegue nuestra visita.

Lo del “loft” siempre fue uno de mis sueños, durantemuchos años sólo fue eso, hasta que un día, aunque todavíano tenía el dinero suficiente, decidí que el momento habíallegado e iba a poner manos a la obra para conseguirlo.

Mi coche es un… ¡no, todavía no! Os lo contaré más ade-lante.

El lugar donde vivo con Carmen, mi chica, es una espe-cie de cilindro de dos plantas separadas por un suelo de cris-tal que divide físicamente la primera de la planta baja dandoel efecto visual de que todos los muebles se encuentran sus-pendidos en el aire. Al estar en la planta de arriba, tenemosla sensación de estar flotando en el vacío y cuando miramoshacia arriba desde la planta baja, da la sensación de estar enun espacio gigantesco.

En la planta baja se encuentran: mi cocina industrial (meencanta cocinar y en ella están todos los artilugios que tepuedas imaginar), mi abarrotada biblioteca (soy un lectorcompulsivo), el salón y una pequeña estancia donde desa-rrollo mi actividad (no considero que tenga un trabajo), dela cual ya te irás enterando.

En la planta de arriba está la habitación principal, el bañoy el gimnasio.

Como puedes comprobar, no hay habitación de invitadosni ninguna otra dependencia, solo lo necesario; eso sí, espa-cioso, 400 metros cuadrados para ser más exactos. Todas lasestancias de la casa miran al mar a través de dos inmensosventanales de veinte metros cada uno.

La única manera para acceder por la parte principal al“loft” (para nosotros la parte trasera) es en coche.


En nuestro garaje siempre hay dos coches: un Golf des-capotable modelo 1974, que es el que utiliza Carmen, y elmío, que, como te he dicho antes, todavía es muy prontopara desvelar la marca.

Esta idea de colocar en la fachada principal el garaje y notener puerta de acceso es un celo especial que tenemos hacianuestra privacidad después de todos los años de fiestas ycenas que hemos ofrecido a todas nuestras amistades y que,para ser sinceros, me han hecho un poco menos sociable.

Si, por el contrario, queremos entrar por la playa (paranosotros la verdadera puerta principal), hay una escalinataprivada que nos lleva directamente a la planta baja del “loft”.Sinceramente, el arquitecto que nos propuso la idea era ungenio.

En estos momentos son las ocho menos diez de la maña-na de un viernes cualquiera, estoy sentado en un cómodosillón mirando al embravecido mar, el día está nublado.

Estoy relajado, tomando una taza de café y esperando ami visita (no me gusta llamarlo cliente) que desea le cuentemi historia, cómo llegué hasta aquí en tan poco tiempo, doceaños para ser exactos, ya que dice quiere intentar seguir micamino y que sea yo quien le bautice antes de lanzarse alvacío.

Por cierto, ¿te he dicho que soy rico? No, no tengo al-zheimer. Claro que recuerdo habértelo dicho, pero es pararecordarte que este libro versa sobre eso (qué hay que hacery qué no para conseguirlo, al menos qué es lo que hice yo):hacerse rico en dinero, conocimiento y tiempo.

La relación entre el proceso hasta su consecución y lamejora personal tienen una estrecha vinculación, aunqueahora no lo veas.

13Aitor Zárate

No lo olvides, lector: en el tiempo que permanezcas leyen-do el libro, piensa que tú eres la visita que estoy a punto derecibir.

Imagina que vas a permanecer sentado frente a mí duran-te este fin de semana que tenemos por delante, teniendo laoportunidad de formularme todas las preguntas y dudas quete vayan surgiendo (no voy a permitir que la visita se vaya demi casa sin tener claras las ideas sobre todos los conceptosque tratemos y que fueron vitales para pasar de ser una per-sona financieramente normal, como lo eres tú, a conseguir,primero, la independencia financiera y acabar convirtiéndo-me en un hombre rico… no sólo en dinero, sino en conoci-mientos, cultura, inteligencia emocional y, lo más importan-te, en tiempo).

¿Qué te parece la idea? ¿Te gustaría intentarlo? ¿Te sien-tes capacitado?

Sigue y lo comprobaremos juntos. Si al final del librodecides que quieres intentarlo pero no sabes cómo empezar,no te preocupes, yo te ayudaré.

Mi visita va a tener la oportunidad única de tenerme sólopara él, suerte que no mucha gente tiene últimamente, asíque espero aproveche la ocasión.

“Aprovecha, que la vida es corta, y el que no la aprovechaes un tonto”, dice mi madre.

Doy por hecho que Javier Martos, que así se llama mi visi-ta, aceptará de buen grado mis consejos (¡a eso viene!, ¿no?),pero por si acaso le pondré una serie de normas que tendráque observar y respetar mientras esté aquí.

Antes de que llegue y por ir adelantando, aunque luegolas repita: olvida las antiguas y obsoletas creencias financie-ras que tienes en la cabeza (todo lo que nos han enseñado


desde pequeños en la universidad y con lo que nos bombar-dean diariamente en todos los medios de comunicación).Casi todas son mentira.

Estoy viendo tu cara de extrañeza al leer las últimas líne-as y no te voy a dejar ni que opines: si estás aquí, y estoyseguro que siguiendo a pies juntillas todas las ideas que tehan enseñado sobre el mundo del dinero hasta la fecha, esobvio que no lo has conseguido.

Yo te enseñaré un camino, el mío, el que sé que funcio-na. Seguro que hay otros muchos caminos para llegar almismo sitio, pero una cosa es cierta: mi visita quiere cono-cer el mío.

No os preocupéis, no pasa nada, todo tiene remedio.

Para asimilar estas nuevas ideas, además de olvidar lasviejas, hay que abrir la mente; de lo contrario no consegui-remos nada.

Una de las claves para resolver un problema es saber cuáles el problema y qué queremos resolver.

Así que aquí marcaremos un objetivo: conoceremos cómofunciona de verdad el mundo del dinero y sus reglas. A par-tir de ahí tú tendrás la sartén por el mango: lo que decidasserá cosa tuya (aunque ya te he dicho que ofrezco mi ayuda).

¡Confío en ti! ¡Olvidemos las viejas ideas y sigamos!

Es curioso, pero desde que emprendí, hace ya unos cuan-tos años, el camino que me iba a llevar a donde me encuen-tro hoy, siempre tuve claro que en el momento que consi-guiese mi objetivo iba a enseñar a toda la gente que estuvieseinteresada en conseguir lo mismo.

Siempre he pensado, a diferencia de lo que piensa muchagente, que para recibir, primero hay que dar.

15Aitor Zárate

No pierdo el tiempo, me apasiona lo que hago y lo hagobien. Después de arduo trabajo sé diferenciar qué cosas me-recen la pena y cuáles no.

¿Cómo discierno lo que merece la pena de lo que no?

Todo aquello que me hace aprender merece la pena, todoaquello que consume mi tiempo y hace que me desvíe de miobjetivo… no merece la pena y, por tanto, lo desecho auto-máticamente. ¡Es así de simple!

Hace mucho tiempo que no hago nada de cara al exterior,a la galería (se pierden muchas energías en impresionar anuestros semejantes y eso no es nada inteligente). Cadaacción está encaminada a mi mejora personal.

Trabajé mucho en mejorar la gestión de mi conocimiento(siempre sabemos más de lo que creemos saber, pero nosomos capaces de utilizarlo de manera eficiente), en nointentar demostrar todo lo que sabía (esto me costó horro-res), en no contar todas mis experiencias (he tenido quementir muchas veces, ya que si contaba la verdad nadie mecreía. A partir del momento en que decidí iniciar el caminohacia la riqueza, me propuse contar siempre la verdad, dán-dome igual si me creían o no).

Por todo ello cuando, al inicio del camino, contaba a misallegados lo que había decidido emprender, todos me tachabande loco. Como podréis comprender, hace mucho tiempo que,como se dice en tono coloquial, “paso” de lo que dice la gente,sobre todo si son personas que no me pueden aportar nada.

En el sillón de al lado está mi chica, Carmen, a quienconocí justo un año antes de iniciar mi primer plan (1991).

Ah, se me olvidaba: quiero dejar claro que siempre hevalorado más el ser que el hacer ver, aunque en algúnmomento pueda el hacer ver lo contrario.


Una vez conseguido nuestro objetivo (2006) y antes decrear la empresa (formada por ambos) que actualmente sededica a ayudar a otras personas a intentar lograr lo mismo,solíamos invitar a nuestra casa durante un fin de semana agente que se había interesado por nuestros logros y que que-ría conocer cómo lo habíamos conseguido (comentar que enlos primeros dos meses pasaron por nuestra casa ocho per-sonas, una cada fin de semana).

A estas personas, que, sinceramente, no sé cómo se ente-raron de mi existencia, por supuesto les cobro, no os vayáisa pensar.

No os diré cuánto, pero creo que mi tiempo, y sobre todola pérdida de mi privacidad durante el fin de semana, tienenun precio.

En este precio está incluido el alojamiento en un hotel, la manutención y nuestra inestimable compañía desde lamañana del viernes hasta el mediodía del domingo, día enque bajo ningún concepto perdono la siesta.

Como de costumbre, yo seré quién hable, pero Carmenestará presente para hacer cualquier apunte o apreciaciónque a mí se me pudiere pasar por alto.

Sí, me dispongo a contaros toda mi historia con pelos yseñales, anécdotas verídicas, éxitos, fracasos y todas las cla-ves que me llevaron a ser rico.

El viaje será divertido, un juego como la vida, pero osaviso que tendréis que abrir la mente porque con toda segu-ridad muchas de vuestras creencias respecto al dinero: cómose gana, pierde o invierte, serán barridas, ya que, siendo erró-neas y siguiéndolas, como han hecho muchos hasta ahora,es imposible ser rico o alcanzar la independencia financiera,que es el paso previo.

17Aitor Zárate

Os voy a contar un secreto: la vida y la consecución de laindependencia financiera son un camino de crecimientopersonal y el proceso de aprendizaje hay que tomarlo comoun juego.

Nos ayudará a mejorar nuestra inteligencia emocional yforma física y mental.

Nos hará aprender que es absolutamente estúpido entre-gar nuestro precioso tiempo, que como veremos es nuestromayor activo, a cambio de dinero y que es mucho más inte-ligente invertirlo en ganar dinero para que al final sea éstequien trabaje para nosotros y no al revés.

Para tener la maravillosa oportunidad de experimentartodas estas sensaciones absolutamente apasionantes hayque moverse, arriesgar (veremos que el mayor riesgo queexiste es no moverse, quedarnos donde estamos y no hacernada).

Comprobaremos que no es arriesgado lo que se hace sinoquién lo hace. Si quieres conseguir cosas que merezcan lapena…, ¡cambia y arriesga!, si no sólo tendrás mediocridad.

Ya lo decía mi padre: “Somos lo que hacemos y si nohacemos no somos”. Tipo listo mi padre.

No quiero que penséis que es fácil, ya que requiere cier-to esfuerzo, perseverancia, disciplina y un plan, pero es muydivertido y, además del aspecto económico, requiere que lapersona dé lo mejor de sí.

Dicho esto, quiero que sepáis que todo el mundo puedehacerlo, todo el mundo: sólo hace falta desearlo de verdad.

Si queremos triunfar en lo económico y en lo personal,cada vez que el camino se bifurque deberemos tomar aquelque tenga más espinos.


La mayoría de la gente toma el de las rosas y la mayoríade la gente no lo consigue. Todo el mundo quiere algo fácily, dejarme que os lo diga: “lo fácil no merece la pena”.

¡Así que preparados para cambiar!

Ya sé que todo el mundo espera que le enseñe una mane-ra de ganar dinero, que también, pero no servirá de nada sino mejoráis vuestras aptitudes, vuestra cultura, vuestra inte-ligencia emocional en resumen, si no mejoráis como perso-nas.

Cada caso es diferente: hay gente que quiere conseguir laindependencia financiera, ser rica o solamente cambiar laestructura que yo llamo APIG (activos, pasivos, ingresos,gastos). Para todos ellos tengo fórmulas e ideas.

Al final del libro encontraréis toda la información necesa-ria respecto a este asunto.

Volviendo a mi padre, siempre decía que estamos en estemundo para aprender y mejorar. ¡Pues eso, que Javier Mar-tos va a comenzar a mejorar desde hoy! A eso viene, ¿no?

* * *

Suena el timbre y Carmen ha ido a abrir la puerta. Sinduda será nuestra visita. Vamos a recibirle como se merece.

—Buenas días, Carmen –dijo Javier desde el umbral de lapuerta.

—Buenas días, tú debes de ser Javier.

—Sí.

—Vamos al salón, Roberto te espera.

Al llegar al salón, Roberto se levantó como un resorte.

—Buenos días, Javier.

19Aitor Zárate

—Encantado de conocerte, Roberto.

—Siéntate, y si te parece empezamos.

No sé si os lo he dicho, pero soy un tipo directo y no megusta perder el tiempo.

—¡Perfecto! –contestó Javier mostrando su ansia porempezar cuanto antes.

Una vez hubimos hablado del tiempo, la familia y todasesas frases hechas que se suelen usar en estos casos y Javierme hubo explicado cómo había conocido mi existencia, ledije que había una serie de normas de obligado cumpli-miento para el tiempo que íbamos a estar juntos:

—Primera norma: ¡olvida todas tus antiguas y obsoletasideas sobre el mundo del dinero, ya que, razón por la cualestás aquí, no te han conducido a ningún lugar hasta la fecha.

—¡Vaya inicio! –exclamó Carmen–. ¡Déjale respirar!

—¿Tengo razón? –preguntó Roberto.

—Supongo que sí –contestó Javier.

—Entonces, prosigamos. Segunda norma: abre la mente,vas a escuchar ideas que chocarán frontalmente con todo loque te han inculcado y conoces, tendrás una extraña sensa-ción de desorientación, tu mente intentará negar la entradaa esas ideas que serán tercas demostradoras de qué tú, el“gran” Javier Martos, ha estado toda la vida equivocado, yeso duele mucho. No te preocupes, todo tiene solución.

—De acuerdo.

—Tercera norma: yo enseño y tú aprendes. Es algo muysencillo de entender, pero mucha gente no quiere aceptarloy sufre por ello un gran fracaso en el mundo del aprendiza-je. Si una persona acude a otra a recibir enseñanzas, no


puede pretender dar las clases al maestro, siempre que éstesea obviamente bueno.

—Lo tengo claro.

—Cuarta norma: puedes preguntar todo lo que quieras,pero intenta interrumpirme lo menos posible –añadióRoberto mientras Carmen hacía entrega a Javier de una cajade lápices y un paquete de folios–, escribe tus ideas y cuan-do haya terminado mi exposición pregunta lo que quieras.No permitiré que te vayas de mi casa con una sola duda.

Javier no dijo nada, sólo asintió con la cabeza.

—Y la última norma: cuando salgas de aquí, haces lo quequieras, pero en mi casa estás bajo mis órdenes.

—También lo tengo claro.

—Javier, quiero aclarar antes de comenzar que elimino laposibilidad de ser rico mediante juegos de azar, ya que supo-ne una certeza matemática de que es imposible, actividadesfraudulentas, así como contraer matrimonio con una perso-na millonaria. ¿Queda claro?

—Totalmente claro.

—Hablo de, partiendo de nuestra situación actual y usan-do nuestro talento, llegar al objetivo que nos marquemoscon una serie de acciones que están al alcance de todos.Hablo de cambiar las prácticas y relaciones que habitual-mente tenemos con el dinero, ya que, si persistimos en ellas,es absolutamente imposible conseguir la independenciafinanciera y mucho menos ser rico. Te iré contando mi his-toria, real como la vida misma, iremos desgranando aspec-tos importantes, paso a paso, y al final hablaremos del cómolo hice. ¿Alguna pregunta antes de empezar?

—De momento ninguna.

21Aitor Zárate

—Roberto, ¿no se te olvida algo? –preguntó Carmen.

—¡Cierto, qué haría sin ti! –dijo Roberto sacando unapequeña caja de marfil de debajo del sillón donde se encon-traba sentado y entregándosela a Javier a cámara lenta y conaire ceremonioso.

—¿Es para mí?

—Sí, pero no la abras.

—¿Qué contiene? –preguntó Javier ansioso.

—Contiene unas tarjetas que nos servirán de guión paradirigir la conversación y reconducirla cada vez que nos per-damos. Cada tarjeta tiene un título, casi tantos como temas,ya que, cuando lleguemos al tema “cómo lo hice”..., se tehabrán terminado las tarjetas. Antes de iniciar cada tema,abrirás la caja y tomarás una sola tarjeta, leerás el título y,según lo que te evoque, me harás una pregunta y a partir deahí continuaremos. ¿Entendido?

—¡Completamente! –dijo Javier enérgicamente demos-trando su entusiasmo–. ¡Nos lo vamos a pasar en grande!

—Te lo aseguro: tiene que ser un juego. A los niños lesencanta jugar y cuando lo hacen, no sólo lo pasan bien, sinoque además nos enseñan que es un sistema maravilloso paraaprender.

—Vale.

—Antes de comenzar la extracción de tarjetas y en primerlugar, los tres aspectos más importantes para triunfar en algoen la vida son harto sencillos…

—¡En esta casa todo parece sencillo! –exclamó la visita.

—La verdad es que es la mejor virtud de Roberto, aun-que a veces sea un poco “intenso” –sentenció Carmen.


—Todo es siempre mucho más sencillo de lo que parecey, por supuesto, de lo que los humanos nos empeñamos enhacer. Primer aspecto: necesitamos hacer algo distinto, cuan-to más nos diferenciemos de lo que realiza la mayoría,mejor. Segundo –dijo Roberto casi sin respirar–: debemoscentrar cada día nuestra mente en objetivos que queramosconseguir.

—Para ello tendremos que marcarlos –dijo Javier.

—¡Exactamente!, pero a eso aprenderemos más adelante.

—Y el tercero es… –inició Carmen.

—¡Fracasar! –terminó Roberto.

—¿Cómo vamos a empezar hablando del fracaso? –pre-guntó Javier perplejo–. Creía que estábamos aquí para triun-far y ser ricos.

—Para saber dónde queremos llegar –dijo Roberto ar-mándose de paciencia–, casi siempre, por no decir siempre,hay que pifiarla alguna que otra vez, lo que nos sirve, aun-que ahora no lo veas, para identificar nuestro “verdadero”objetivo, ya que el que nos viene a la mente por primera vezno suele estar bien definido y la mayoría de las veces caren-te de contenido. Por supuesto, quien no intenta nada nofalla, quien no falla no gana, quien no gana no consigue susobjetivos y eso, amigo mío, hoy y aquí no nos interesa enabsoluto.

Mucha gente con la que hablo quiere saber el final, cómolo hice, quiere construir el tejado antes de cimentar, y eso,hasta yo, que no tengo ni idea de aspectos constructivos, séque es imposible. Recuerda otra frase para no olvidar: “Lapaciencia es dinero”. Sigue el orden que he trazado, que meha costado lo mío prepararlo para ti, ya que, quién sabe, sino lo haces como lo he diseñado…, quizás no los consigas

23Aitor Zárate

nunca. La organización de las tarjetas y el tema del fracaso,nos sirve para dar paso a la tarjeta 1 y determinar algo muyimportante que te explicaré después de esta pausa que dedi-caremos a degustar el té verde que nos trae Carmen.


1¡Voy a ayudarte!

—Bien, abre la caja y coge la primera tarjeta –ordenóRoberto.

Javier Martos así lo hizo, extrajo la tarjeta número 1 sindejar de mirar a Roberto y Carmen alternativamente, y sedispuso a leerla.

—Pone “¡Voy a ayudarte!” –leyó enérgicamente Javier.

—Sé perfectamente lo que pone. ¿Cuál es tu pregunta?

—¿Cómo vas a ayudarme? –preguntó Javier tímidamen-te.

—En primer lugar, ¿tenemos claro que quieres aprenderlo necesario para conseguir el objetivo que supone cambiarde vida para lograr la independencia financiera y mejorarcomo persona?

—No he tenido algo más claro en toda mi vida.

—¿Seguro de que lo tienes claro?

—Sí, ¿por qué me repites la pregunta?

—Porque hay mucha gente que dice que quiere conse-guir algo pero realmente no es cierto, no están dispuestos arealizar las acciones necesarias para conseguirlo. Y tengo quecerciorarme de que no eres uno de ellos.

—Tengo claro que quiero aprender todo lo posible deuna persona, tú, que ha conseguido la independencia finan-ciera; es más, una persona que ha sobrepasado el objetivo,ya que es rica, para seguir el mismo camino –dijo Javier entono solemne.

—De acuerdo, doy por buena tu respuesta.

—Bien, cuando hayamos tratado todos los temas conte-nidos en dichas tarjetas, te contaré cómo lo hice yo y a par-tir de ahí sacarás tus propias conclusiones con la idea deponerlas en práctica; si no lo haces será responsabilidadexclusivamente tuya, ya que tendrás todos los conocimien-tos necesarios para conseguir tu objetivo. No habrá lugarpara las excusas. ¿De acuerdo?

—Completamente de acuerdo.

—Hace mucho tiempo –comenzó Roberto sin dejar res-pirar a su interlocutor–, desde que conseguí durante años misecreto objetivo, que quería mostrar el camino que me hizoconseguirlo, y como dicen que a toda buena idea le llega sumomento, a ésta le ha llegado. Espero ser capaz de revolver-te las tripas, de convertir tu cabeza en una coctelera para queinicies un proceso de cambio que sirva para hacerte pensarmás allá de lo que nunca has pensado sobre el dinero. Serédirecto y pragmático, a veces incluso asquerosamente since-ro, ya que creo que en la vida no estamos para perder eltiempo, sin duda alguna nuestro mayor activo. Quiero dejarclaro que el objetivo de este encuentro es enseñarte cómocambiar de vida (esto es vital, ya que si no lo haces, nopodrás conseguirlo). Es claro ya que tus hábitos no te han


llevado adonde me dices que quieres llegar): mejorar en elconocimiento del mundo del dinero (si estás aquí es por queeres pobre en ese tipo de conocimiento, de lo contrario esta-rías en otro lugar), conseguir la independencia financiera(poder conseguir los ingresos marcados sin que provengandel trabajo) o simplemente hacerte rico. Ser ambicioso, nosólo en dinero sino en conocimiento, amor, tiempo…, es loque ha hecho evolucionar a la humanidad. Si no fuésemosambiciosos, todavía estaríamos en la época de las cavernas.

—Ningún problema.

—Los tendrás.

—¿Por qué?

—Vas a tener que cambiar muchos planteamientos men-tales, sin duda erróneos y que te hacen más daño del quepiensas, muchas de las cosas que vas a oír no te van a gus-tar, tu mente las intentará rechazar como si fuese un veneno,pero tendrás que confiar en mí y querer aprender. Parte de la base de que no sabes nada del mundo del dinero aun-que tú pienses que sí, y que quieres aprender. ¿Estamos deacuerdo?

—¡OK, mi “sensei”! ¿Te han dicho alguna vez que eresmuy “enganchivo”?

—Imagino que ese término no está en el Diccionario dela Real Academia de la Lengua Española, pero creo entenderlo que quieres expresar y, sí, me lo han dicho alguna que otravez.

—¡Empecemos, por favor! –solicitó Javier.

—¿Sabes cuáles son las dos armas, los dos activos másimportantes de que disponemos todos los seres humanos yhoy más que nunca?

27Aitor Zárate

—Nuestra mente, tal vez.

—¡Exacto, nuestra mente y el tiempo! Lo voy a repetiraunque creas saberlo: el tiempo es nuestro mayor activo, nues-tra mayor inversión. La gente no lo tiene claro y sigue per-diéndolo de manera miserable.

—¡Hombre, eso está claro! –interrumpió Javier.

—¿Eso crees? Si lo tienes tan claro, ¿por qué estás aquí?

—Para…

—¡Escucha! Si la gente, empezando por ti, tuviese clarami aseveración sobre el tiempo como activo, ya habría con-seguido la independencia financiera, o por lo menos no esta-ría trabajando de manera irracional cambiando tiempo pordinero, que es muy diferente de utilizar nuestro tiempo parahacer dinero.

—¡Buf, no lo entiendo!

—No te preocupes, lo entenderás. De momento te lodigo, pero iremos desarrollando las ideas a lo largo de tuexcitante ceremonia de las tarjetas.

—Vale, sigue –dijo Javier en confianza, como si conocie-se a Roberto Santa Rita de toda la vida.

—Dicen que, como mucho, usamos el 15% de nuestrocerebro, así que voy a intentar que tengas que estrujarlohasta donde seas capaz. No nos andaremos por las ramas yaunque parezca que, a veces, repito las cosas, entiende quetodo tiene su razón de ser y en este caso tenemos que grabaruna serie de ideas a sangre y fuego, tirando a la basura todasaquellas que estén obsoletas. Habrá gente que diga: “Yo noquiero cambiar de vida”. Yo afirmaría que lo que tendríanque decir es: No soy “capaz” de cambiar de vida. Es eviden-te que si queremos cosas mejores, y no sólo me refiero al


dinero, tenemos que cambiar nuestros planteamientos. ¿Quiénpuede decir que no quiere conseguir la independencia finan-ciera y mejorar como persona? ¡Nadie! Puede parecer queme centro demasiado en el aspecto económico, pero en pri-mer lugar estamos aquí para hablar de ello, además de quela consecución de la independencia financiera y el creci-miento personal están más íntimamente ligados de lo que teimaginas. El dinero tiene que constituir el medio y nunca elfin. Si se tiene un objetivo, se conocen las reglas de estemundillo y se elabora un plan, el dinero vendrá solo; ten-dremos que actuar, “mojarnos”, como se dice coloquialmen-te, pero vendrá. Así que seamos consecuentes y no digamostonterías como: “No quiero cambiar de vida”. Sé que habrápersonas que no estarán de acuerdo con lo que hice y plan-teo, otras lo estarán pero no se atreverán a dar el paso y otrasque se pondrán manos a la obra inmediatamente.

—¿Tú crees que cualquier persona puede hacerlo? ¿Yo,por ejemplo? –preguntó temeroso Javier, pero demostrandocon su tono qué era lo que deseaba oír.

—Todo el mundo puede hacerlo, incluido tú. Repito,todo el mundo. Sólo son tres cosas: saber cómo (tener losconocimientos), trazar el plan y dar el paso adelante. Aquíaprenderás los dos primeros aspectos, pero el tercero ¡es cosatuya! Reconozco que el inicio es un poco complicado.

—¿Por qué?

—Porque, una vez conocemos las reglas de cómo funcio-na el mundo del dinero, tenemos que empezar por recono-cer que nuestras prácticas han sido nefastas y, sobre todo enEspaña, eso de reconocer que nos equivocamos en algo esciertamente doloroso e inusual. Siempre hay otro al que car-garle la responsabilidad y la culpa. Todo antes de reconocerque somos unos incapaces.

29Aitor Zárate

—Eres un poco exagerado, ¿no crees?

—¡De exagerado nada! En este país es más difícil encon-trar una persona que reconozca en público sus errores quematar al presidente de los Estados Unidos con un cojín.

—Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo contigo–dijo Carmen.

—La verdad es que yo también lo estoy, pero no puedodarte la razón en todo, tengo que resistirme.

—¡Adelante, empieza por reconocer que te has equivoca-do! Yo así lo hice y es ciertamente sano. Ah, y otra cosa; odiolas excusas y tú tendrías que empezar a odiarlas desde ya.

—Estoy aquí para aprender, así que ya odio las excusasmás que todas las cosas.

—¡Así me gusta! Yo conseguí cambiar mi vida y, de estamanera, vivir como quiero, pero hay que cambiar; lo que hashecho hasta ahora no funciona, por tanto tienes que variartus planteamientos, y esto será muy duro, te lo aseguro.

—Ya me lo has dicho antes.

—“Y las veces que te lo repetiré”, decía mi madre. ¡Queconste que te he avisado!

Te voy a dar las armas para salir de lo que yo llamo la“senda del borrego”.

—¿Qué es la “senda del borrego?

—¡Paciencia, pequeño saltamontes! No te adelantes. Sino recuerdo mal, tu duda será solventada cuando saques latarjeta 4 y todavía estamos en la 1. Estoy seguro que creessaber cómo funciona el mundo del dinero, como te hanenseñado siempre. ¡Pues NO!: funciona completamente demanera diferente.


Por esa razón siempre ganan los mismos y tú no. Atiendea mis explicaciones y después haz lo que quieras.

—En eso tienes razón –dijo Javier.

—¿En qué?

—En que siempre ganan los mismos.

—Volvamos al tema del fracaso –continuó Roberto sinhacer caso al comentario de Javier–. Yo tenía un primer plan,elaborado de manera precipitada y que, como no podía serde otro modo, fracasó. Estuve mentalmente mal, realmentehundido, pero ¿crees que paré o me justifiqué? ¡No señor!Reconocer esto delante de un espejo, a solas, es muy duro,pero es clave para, como te he comentado antes, identificarnuestro verdadero objetivo y elaborar un buen plan, quetendremos que seguir a pies juntillas, y que nos conducirá aléxito.

—¿Qué palabras le dijiste al espejito mágico? –preguntócurioso Javier Martos.

—“¡Roberto, no te engañes, eres un incapaz y no tienesjustificación!”, fueron mis palabras exactas, pero lo que nosabía el espejo es que soy una persona inteligente y perseve-rante (lo digo porque es verdad y no creo que haya que avergonzarse de las virtudes, características o talentosque tengamos; quienes tienen que preocuparse son todasaquellas personas que van presumiendo de cosas que no son,vulgarmente llamados “fantasmas”. Esos sí que tienen ungrave problema) y ese episodio, un poco teatral a solas con-migo mismo, me hizo darme cuenta de mis errores y rápida-mente comencé a trazar mi segundo plan para conseguir elobjetivo que se me había resistido en la primera ocasión.

—Estoy entusiasmado oyéndote, Roberto –comentó ale-gremente Javier.

31Aitor Zárate

—Si todo lo que has hecho hasta ahora no ha funciona-do –prosiguió Roberto–, hay que tener capacidad de olvidary estar preparado para realizar cosas diferentes.

Sé que te duele oír esto, pero no hay otro remedio. El serhumano odia la incertidumbre, quiere comodidad, nada deriesgos ni cambios, sólo se atreve a hacer algo cuando havisto que le ha funcionado a otro. ¿Crees que si todo elmundo hace lo mismo, como así ocurre, todos triunfarán?

—Está claro que no.

—Entonces, si está tan claro, lo que tienes que tener toda-vía más en cuenta es que si haces lo que todo el mundo, esimposible que lo consigas.

—Así que todo se basa en hacer cosas distintas o quehaga poca gente, estar preparados para olvidar lo obsoleto ycambiar –dijo Javier.

—¡Bravo! –exclamó Roberto sorprendido–. Si quieres serico tendrás que utilizar mejores ideas de las que has usadohasta ahora. Los que de verdad desean conseguir la inde-pendencia financiera buscan constantemente ideas mejoresy los que se mantienen defendiendo las viejas y obsoletas sequedan en la pobreza financiera. Fíjate que he dicho ideasmejores, no necesariamente ideas nuevas. Hay que desafiary actualizar constantemente las ideas, desaprender y volveraprender y… ¿qué me dices del riesgo? –preguntó Robertocambiando rápidamente de tema.

—¿Me preguntas a mí?

—¡No, hombre! Es una pregunta retórica. La gente quiere cosas con poco riesgo y si atendemos al famoso dicho “quien no arriesga no gana”, estamos obligados aarriesgar. Además, cuando extraigas la tarjeta 8, veremosmuchas cosas desconocidas respecto al riesgo y cómo las


cosas no encierran tanto como pueden parecer a simplevista. Con este tema del riesgo ocurre algo muy curioso: laspersonas que más critican a las que asumen riesgos sonaquellas que nunca los asumen y precisamente las quenunca consiguen nada. Y pregunto yo: ¿qué puede saber deun tema alguien que nunca lo ha probado? Sobran loscomentarios. Hay que tener en cuenta que estamos en unpaís donde la envidia es uno de los pecados nacionales. Aquítambién tengo un refrán de la cosecha de mi madre.

—Dispara.

—“Hablen mal o hablen bien, lo importante es quehablen”. ¡Pues eso!

—Otro concepto más…

—No te preocupes, que están todos relacionados; amedida que avance el fin de semana se irán hilvanando unoscon otros y, cuando salgas de aquí, estarás preparado parainiciar el camino.

—¡Ok!

—Que conste que yo también he cometido muchos erro-res, todos los que has cometido tú y muchos más, peroteniendo en cuenta que fallar es la única manera de apren-der y el fracaso no es más que un peldaño hacía el éxito…Creo que sé bastante del tema. ¿Qué dice la tarjeta 2?

—“¿Qué es ser rico?” Eso pone y esa es mi pregunta.

—¡Qué suerte has tenido! Esta vez te he facilitado lascosas y no tienes que ingeniártelas con la pregunta. ¡Vamosallá!

33Aitor Zárate

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