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    S U P L E M E N T O D E E S T U D I O S C L S I C O S B

    CAL PURN IO SCULO

    GLOG S

    I N T R O D U C C I ~ N V E R S I ~ N ~ TM I C ADE

    MANUEL FERNNDEZ GALIANOC ATED RA TICO D E LA U N IV ERSIDA D A u T ~ N O M A D E MA D R ID

    M A D R I D1 9 8 0

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    No carecen de inters, aun dentro de su carcter secundario o inclusoepigonal respecto al Virgilio de las Buclicas y las Gergicas, estas sieteglogas de Calpurnio Sculo.El personaje plantea muchos problemas o, mejor dicho, apenas se sa-

    be nada de l: aunque hay quien ha bajado su cronologa hasta finales dels. 111, por los aos del emperador Probo, y se han emitido toda clase dehiptesis intermedias, lo ms corriente hoy es suponer que se trata de unpoeta de la poca de Nern 54-68). Tampoco hay datos sobre su oriun-dez: pudiera ser un Hispano segn IV 38-49, y su c o g n o m e n se deberaquizs al hecho de q ue Sicilia es la patria d e la poesa buclica.

    La disposicin d e las siete glogas es coherente y artstica: 11-111 yV-VI responden al usual patrn pastoril: las dos extremas y la central,1, IV y VII, constituyen una especie de triloga panegrica en que Nernes inmoderada e inmerecidamente adulado. Y tambin se observa armo-n a en el hecho.de que las impares contengan en lo esencial un parlamen-to largo 1, de Ornito con dilogos previo y final; 111, de Lcidas con tresltimos versos de Yolas; V, monlogo de Micn con cuatro introducto-rios; VII, relato d e Coridn en el centro), mientras que en las pares se ob -serva el tpico esquema amebeo.

    Como es normal en relacin con la poesa buclica, los fillogos sehan esforzado sin mucho xito en identificar a cada pastor: algo ms se-guro resulta que en 1, IV y VI1 Coridn sea el propio poeta y que en 1 yIV Melibeo encubra la persona de un real o presunto Mecenas: tal vez sutocayo Cayo Calpurnio Pisn, el famoso cabecilla de la conspiracin pi-soniana que hubo de suicidarse para eludir su castigo.

    No podemos aqu comentar ms que los pormenores imprescindi-bles para que se entienda lo principal de cada gloga: quien desee msaclaraciones har bien en acudir a la numerosa bibliografa, de en tre laqu e entresacamos un poco caprichosamente las ediciones de C. Giarra-tan0 Npoles y Tur n, desde 1910 ); J W Duff y A. M Duff col. Loeb,Londres, desde 1934); R Verdiere Bruselas, 1954 ); la traduccin deA. J. Vaccaro C a n t o y contrapunto pastori l , Buenos Aires, 1974) y ellibro de C. Messina T. Calpurnio Siculo , Padua, 1975).

    Dos pastores hermanos encuentran grabada en la corteza de un hayauna profeca d e Fauno, el viejo dios itlico, con el tema tradicional de lafutura edad de oro. Ha sido de buen augurio y no de malo, como sueleocurrir y como sucedi con otro fenmeno similar a la muerte de Julio

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    76 C LPURNIO S I U L OCsar) la aparicin de un cometa que lleva veinte noches luciendo 86-88). Existe cierta impresin de que el poema puede haber sido escritomuy poco despus de la muerte de Claudio, el 1 3 de octubre del 54.Nern 54 ) ha subido al trono gracias a su madre Agripina, descendien-te de Augusto, hijo adoptiv.0 de Julio Csar que a su vez proceda supues-tamente del linaje de Julo, el de Eneas.

    La profeca es sumamente optimista: no habr ya 59) guerras civi-les como la de Octavio y Antonio contra Bruto y Casio que dio lugar ala batalla de Filipos; se acabarn 69-71) las persecuciones de senadorescomo las que realiz Claudio; cesarn el trfico de dignidades 78 ), elcarcter ornamental de los magistrados 79-SO), la falta de poder de lostribunales ante el emperador 80-81) . Los versos 96-97 son muy oscuros:quiz Calpurnio fue lo suficientemente osado como para intentar sin xi-to que Nern no deificara a Claudio diciendo que tales exagerados hono-res slo se producirn cuando el alba y el anochecer coincidan, es decir,nunca.

    Al parecer est incompleto, razn por la cual la numeracin comien-za en el 10.

    Certamen potico entre pastores que termina en empate.

    Lcidas, cuyas violencias han trado consigo un merecido desdn porparte de Filis, dicta un poema conciliatorio que su amigo Yolas se encar-gar de transmitir a la pastora.

    Ofrece problemas crticos: por ejemplo, entre el verso 96 y el 97 faltancinco versos de Amintas; en nuestra traduccin 132-136 preceden a 117-131 ; el 152 se halla tambin ausente de los cdices y lo hemos tenidoque restituir de modo aproximado.

    Probablemente se escribi en el 56: la adulacin hacia Nern revistetonos grotescos. El emperador ha sido hecho cnsul por primera vez en el55 77); en aquel ao reina la paz exterior 84-86) ; el laurel citado y elmirto sobrentendido en 90-91 son plantas caractersticas respectivamen-te del triunfo y la ou tio que se acababan de conceder al joven monarca;unas pequeas dificultades polticas, relacionadas quiz con las muertestambin en el 55 de Julio Silano y Britnico, se han resuelto totalmenteahuyentando el espectro de la batalla de Farsalia, entre Csar y Pompeyo,ot ro episodio de discordia intestina 97-101); las duras medidas de Clau-dio, que no concedan ningn premio al que descubriera un tesoro sin due-no, han sido abolidas por su sucesor 117-121); han constituido un xito

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    los juegos Compitalia (126), organizados por ste; etc. Coridn aprovechala ocasin (152-163) para impetrar la ayuda de Melibeo.

    Interesantes consejos agronmicos de un viejo pastor al zagal que le vaa suceder en la brega.

    Justa potica q ue acaba mal a partir de un insulto, en el verso 77, qu eno entendemos bien, pues ni sabemos si el bosque e n cuestin est consa-grado a una ninfa scula llamada Talea o a la bien conocida Musa denomi-nada Tala ni nos consta quin sea Acantis y aun ignoramos si es un hom-bre o una mujer.

    Celebracin de la construccin en el 57 del gran anfiteatro neronianoen el Campo de Marte. Coridn es aqu un hombre muy pobre y ni siquie-ra tiene ya un Melibeo a quien suplicar (Pisn no muri, sin embargo, has-ta el 65); y no vive en Roma, sino qu e ha acudido a ella y est deslumbra-do ante el espectculo.

    Pormenores curiosos son la especie de rodillos giratorios (48-53) qu eevitan que las fieras, apoyndose en ellos, salten hacia el pblico; las redeserigidas con el mismo fin y sostenidas por colmillos de elefante plantadosvet almente y con la concavidad hacia la arena por razones tambin deseguridad (53-55); la presencia de animales exticos como el alce 59). lceb (60-61), el bfalo (61-62), el uro (62-63), la foca (65-66), el hipo-ptamo del Nilo (66-68); la ingeniosa maquinaria (71-73) por la cual dela tramoya subterrnea brotan rboles y probablemente surtidores; etc.

    Y al final, un ltimo e hiperblico elogio de Nern, poeta comoApolo y guerrero como Marte.

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    Coridn1 0 El final del verano a los potros del sol aun no frenaaunque de mdidas uvas la vigas s lleneny Fspumeen los mostos hirvientes con ronco susurro.~Or n i to ,es cmo bajo la hirsuta retamase tienden las vacas qu e manda cuidar nuestro padre?1 5 Por qu no buscamos nosotros las sombras vecinassin dejar que la trrida faz slo el gorro proteja?

    rnitoMejor es, hermano, ir al bosque, a la gruta de Faunoel padre acercarnos, que est donde espesa su grcil

    cabellera el pinar desafiando las furias solares,20 donde el haya recubre las aguas que bullen debajoy entrelazan sus mviles sombras las trmulas ramas.Coridn

    rnito, sgote adonde me llamas: mi Leuceme niega su abrazo y los goces nocturnos y lograque me sea accesible el santuario de Fauno el cornudo.25 Saca tus caamos, pues, y, si algunas cancioneste reservas, podr acompaarte mi flauta, que el dcilLadn hace poco cort de una caa madura.rnito

    Ya a las sombras ansiadas llegamos los dos de consuno.Pero qu es ese escrito que veo en el haya sagrada,30 que alguien grab no hace mucho con hbil cuchilla?Ves cmo las letras an la incisin muestran verdesin que al abrirse y secarse los cortes se borren?

    Coridnrnito; acerca tus ojos; t puedes los versosescritos en lo alto del tronco leer ms de prisa;

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    8 C L P U R N I O S I C U L O35 generoso te dio nuestro padre unos huesos muy largosy un cuerpo esbelto heredaste de prdiga madre.

    rnitoNo, no es un pastor ni un viandante, cual suele en los triviossuceder, mas un dios; no habla aqu de rebaos ni agudosalaridos monteses puntan los versos sagrados.

    Coridn40 Maravillas me cuentas, mas no te demores y sigan

    cuanto antes tus ojos leyendo ese canto divino.rnito

    "Yo, Fauno, que soy protector de collados y selvas,nacido del ter, auncio el futuro a los pueblos;profecas dichosas me gusta grabar en un sacro45 rbol. Gozad, habitantes del bosque, mis gentesAunque todo el ganado ande libre y errante y segurose muestre y confiado el pastor y por ello no quieracerrar los rediles nocturnos con zarzos de fresno,no habr salteador que a l acecho vigile el aprisco50 ni robe las bestias despus de soltar los ronzales.Renace ya la urea edad con la paz no alteraday saca a las tierras por fin la benfica Temisde su luto y miseria y los siglos felices escoltanal joven que el triunfo logr con los Julos maternos.Mientras rija a los pueblos el dios en persona, la impaBelona Ias manos atadas tendr a sus espaldasy, sin armas, habr de morder sus entraas dementede modo que a s misma hieran las guerras civilesque esparci por el mundo; no habr ya Filipos que llore60 Roma ni triunfos en ella gozosa y cautiva;todas las guerras caern en la crcel tartrea,la luz temern, hincarn la cabeza en la sombra.La cndida Paz reinar, pero no, como a veces,cndida slo en su rostro y, si bien liberada

    6 de la abierta contienda y del ya dominado enemigo,dedicada a avivar la discordia con armas ocultas.Al falaz simulacro de paz retirarse Clemenciamand y que arrumbadas las locas espadas quedasen.Ya el mortuorio cortejo en que va encadenado el Senado7 dejar d e cansar al verdugo sin que haya la curiade contar a los pocos que de ir a la crcel se salven.Completa quietud reinar en que las armas no dejen

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    sus vainas; y al Lacio vendr de Saturno otro reino,ot ro reino de Numa, de aquel que a la tropa, exaltadapor la sangre y ardor de las guerras de Rmulo, el cultode la paz ense y orden q ue las armas callaseny sonara el clarn en los templos, que no en las batallas.Ya no habr quien se merque un honor poco claro y facticioni cnsul que acepte callado los haces inaneso el intil sitial; volver con la ley el derechoy el dios dar al foro sus usos y antigua prestanciay har que se borre el recuerdo de un siglo oprobioso.iExulten los pueblos lejanos que el soplo suavedel Noto reciben o el Breas fiero o del albao el ocaso proceden o en medio del ter se tuestanVeis cmo en el cielo estrellado ya van veinte nochesen que luce un cometa radiante de brillo apaciblequ e como un astro limpio, impoluto, refulge? Es que acaso,cual suele ocurrir, ilumina con fuego cruentoambos polos y tiembla su ardor con reflejos de sangre?No fue tal cuando, habindonos visto privados de Csar,a los pobres Romanos las armas fatales mostraba.Sin duda es un dios el que en vilo la mole de Romatomar en fuertes brazos de modo que nadie la muevani se oiga el fragor de la inmensa mudanza del mundo;ni a los muertos habr ningn mrito que les conviertaen Penates si en Roma no se unen el orto y ocaso".

    CoridnOrnito, llevo ya un rato en que lleno me sientodel dios y un terror me conmueve mezclado con gozo.Veneremos los nmenes buenos de Fauno el facundo.

    rni toEntonemos los himnos que un dios en persona dictara;modulemos los cantos al son de la flauta redonda;a augustos odos tal vez Melibeo los lleve.

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    A Crcale, casta doncella, dos mozo; amaronlargo t i ~ m p o ,das uno, qu e dueo de reses lanudasera, y Astaco el otro, que un huerto tena, ambos bellosy en el canto parejos. Un da de esto en que arda

    5 la tierra se hallaron al pie de unos olmos y cercade una glida fuente y al dulce cantar se aprestarony al concurso con premios; aqul, si perdiera, ofrecasiete vellones y el ot ro los fru tos del huerto;era un grande certamen y Tirsis de juez actuaba.10 Asisti toda clase de reses y fieras y todoser que hiende los aires con alas errantes y aquellosque indolentes al pie d e la encina sombra apacientansu rebao; asisti el padre Fauno y tambin los bicornesStiros; fueron las Driades de pies no mojados

    1 5 y las Nyades de hmedos pies y los rpidos rosdetuvieron sus cursos; el Euro las trmulas frondasrespet y un profundo silencio rein en las montaas.Todo ces; hasta los toros hollaban herbajesdesdeados e incluso la abeja industriosa atrevise

    20 a dejar las nectreas flores, pues ellos justaban.Y ya estaba Tirsis sentado a la sombra de un rbolaoso diciendo: De nada, muchachos, los premiossirven si yo soy el juez; galardn suficientees del que triunfe la prez, del vencido el oprobio.25 Y por que sea posible ordenar las cancionesalternadas, cada uno tres veces los dedos ensee .Y en seguida los dedos jugaron fue Idas primero.

    IdasA m me ama Silvano y reglame dciles flautas

    y mis sienes circunda con ramas de pino frondoso.3 Cuando yo era pequeo me dijo en un verso importante:

    Crezca ya para ti el caramillo en la caa inclinada .

    Para m sus cabellos adorna con pklidas yerbasFlora y bajo un rbol juega la frtil Poniona.

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    "Acepta", dijeron las Ninfas, oh, mozo , las fuentes;5 ahora ya tienes canales que rieguen t u huerto".

    IdasA m Pales misma me ensea a cuidar del rebaode modo que el negro marido d e cndida ovejacambie el color del cordero y con ello atestigeen el mixto pelaje su origen paterno y materno.

    Astaco4 Mas no menos hbil soy yo, que los rboles mudocon exticas hojas y frutos de especies distintas;

    torno en manzana a la pera y obligo al duraznoinjertado a suplir en el rbol al albaricoque.Idas

    A m el tierno sauce podar y acebuche me agrada45 y llevar el ramaje a las cras de modo que aprendana comer y la yerba a cortar con su diente novicioy n o busquen despus del destete a sus madres errantes.

    stacoyo, si trasplanto amarillas races a un sueloseco, la tierra recubro con agua de fuente

    5 por que de ella se sacien y no languidezcan las plantasaorando la prstina savia en el nuevo terreno.Idas

    Ay, si a Crcale un dios me trajera Tendrle por solorey de tierras y estrellas y un bosque sabr consagrarlediciendo: "Una estatua divina va a alzarse debajode este rbol; jmarchaos, profanos, sagrado es el sitio "staco

    Yo ardo por Crcale. Al dios qu e mis votos escucheuna imagen en haya esculpida alzar yo seeraentre olmos cubiertos de pmpanos, donde la fuentecentelleante con curso sinuoso entre lirios discurre.

    Idas60 No desprecies mi choza aunque sea pastor quien la habita;rstico es Idas, mas brbaro no, que a menudo

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    9 juveniles igual que en e1 rbol he visto que luceel creo membrillo cubierto de blanda pelusa.Idas

    Amor pide versos y no le defrauda mi flauta,mas el da s va y el crepsculo Vspero trae.Ac Dafnis recoja el rebao y all Alfesibeo.staco

    95 a resuenan las frondas, de cantos el rbol se llena.Vete bien lejos a abrir el canal, Dorilao,que el huerto se riegue, pues lleva con sed mucho tiempo.Terminaron y Tirsis el viejo as dijo e n seguida:Sois iguales; acordes vivid; os uni la belleza

    1 y comunes os son la cancin y el amor y los aos .

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    iLcidas, n o habrs t visto ta l vez mi novillaen tu valle? Pues suele esa loca detrs de tus toroscorrer y hace casi dos horas que voy en su busca,pero no hay quien la encuentre, aunque yo no dud e n adentrarmeen el brusco y mis piernas he r por las zarzas y nadalogr tras haber derramado mi sangre en la empresa.

    LcidasNo me he fijado ni hay tiempo de hacerlo. Me quemo,

    Yolas, que a Lcidas Filis la ingrata ha dejadoa pesar d e mis muchos regalos y a Mopso ama ahora.

    1 iOh, mujer ms ligera que el viento Pues tal es tu Filis,que, si t la dejabas alguna vez sola, jurabaque amarga sin ti , bien me acuerdo, la miel pareca.

    LcidasDe sa el da en que tiempo tengamos ms largo hablaremos.

    Ahora busca en los olmos y sauces que estn a tu izquierda.15 All a nuestro toro le gusta tenderse a la sombra

    fresca cuando hace en el prado calor y en su herberoa sus anchas las yerbas rumiar que paci esta mafiana.Yolas

    Pues no, no me voy, aunque no me haces caso. T solo,Ttiro, vete a los sauces que dice y, s encuentras

    2 la novilla, le das una buena paliza y la traesy no olvides venir con los trozos del palo que rompas.Pero cuntame, Lcidas, ea, jcul fue de querellatan grande el motivo? u dios en tu amor se interpuso?

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    LcidasA m sola Filis bastbame, Yolas, testigo

    5 eres t ; yo no quise a Calrroe ni aun con su dote.Pues bien, se me puso con Mopso a dar cera a unas caasy despus con el mozo a cantar de una encina a la sombra.Tal vi y , lo confieso, encendme por dentro con tantofuror que ya ms no aguantaba; y su tnica al punto

    3 rasgu en dos y en su pecho desnudo de golpes le daba.Y,ella airada a la casa de Alcipe marchse y me dijo"Improbo Lcidas, djote, a Mopso tu Filisamar". Y ahora est con Alcipe y me temo que acasose niegue a mi amor; mas no es tanto mi empeo en que vuelva

    35 Filis a m cual mi afn de que rompa con Mopso.

    T fuieste el autor del enfado, t debes tus manoshumildes tenderle. Ceder con las mozas convieneaunque ellas ofendan primero. Si de algo me encargas,como nuncio eficaz llegar a sus odo s quejosos.

    Lcidas4 Yo una cancin hace tiempo preparo que a Filis

    aplaque; tal vez si la escucha se ablande, pues suelemis Camenas poner en las mismas estrellas su elogio.

    Canta, pues; grabar en un cerezo tus versos y luegollevarle el poema en el trozo de roja corteza.Lcidas

    ti , Filis, el plido Lcidas viene a ofrendartelos cantos y preces que el pobre con llanto en la amarganoche compuso estropeando sus ojos insomnes.No enflaquece de tal modo el tordo despus de cogidala aceituna o la liebre una vez que las uvas postreras

    5 se llev el viador, como Lcidas lejos de Filis,su duea. ;Ay, que negros sin ti me parecen los lirios,inspida el agua, vinagre mi vino al beberloMas, si volvieres, harnse ya blancos los lirios,sabrosas las fuentes, dulcsimo el vino que beba.Yo soy aquel Lcidas con cuyos versos solas

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    C LPURNIO SICULO

    por dichosa tenerte y al cual dulces besos le distea menudo; y resuelta a cortar te atrevas mi cantorequiriendo mis labios que errantes las caas rozaban.Ay, dolor Y ahora gustas en cambio d e Mopso y su secavoz y su rudo cantar y su flauta estridente? quin sigues, oh , Filis? A quin hoy desairas? Me dicenque soy ms bello que l, y t misma jurbaslo antao;y adems soy ms rico. Por cada cabrito que l tenga,cuento yo u n to ro que viene del pasto a la noche.Qu te digo qu e ignores? Ya sabes, ioh, Filis , de cuntasvacas las ubres me suelen secar las colodras,cuntas son las que tienen sus hijos mamando con ellas.Pero no hay para m ya sin ti ni cestillos tejidoscon sauce flexible ni cuajo temblando en la leche.Y, si temes mis golpes crueles an , yo te entregomis manos, las puedes ligar a mi espalda con mimbretrenzado o flexibles sarmientos cual Tt iro cuandoa Mopso robando encontr y sus muecas malvadasa t y le dej que colgara en mitad del aprisco.Tmalas, no vaciles; las dos merecieron tal pena.Sin embargo, ellas son las que a veces palomas ponanen tu seno o tal vez un lebrato que echaba de menostembloroso a su madre cazada; mis manos los liriosprimerizos y rosas te daban y, apenas la abejalibaba la flor, con guirnaldas ya t te ceas.Podr presumir de ureos dones quiz el embustero,que al caer de la noche en las tumbas recoge altramucessegn cuentan y suple su pan con legumbre cociday se siente dichoso y feliz cuando alguna vez puedeentre piedras y a mano moler la barata cebada?Y si torpe t u amor estas preces - q u e tal n o suceda-desoye, atar, infortunado, un dogal en la encinaaquella en que fuera mi amor ultrajado. Mas antesestos versos grabados sern en el rbol funesto"No os fiis de inconstantes muchachas, pastores: poseeMopso a Filis y a Lcidas llega el final de su vida".Ea, pues, si ayudar a este msero quieres, a Filislleva, joh, Yolas , mis versos y dile mis ruegos cantando.Yo estar lejos, oculto tras un espinosocarrizo, o ms cerca, escondido en el seto del huerto.

    Ir y volver si falaces no son los augurios,que presagios felices el bueno de Ttiro trae,pues viene del lado derecho y hall la ternera.

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    MelibeoPor qu ests, Coridn, tan callado, con rostro ceudosiempre, sentado en inslito sitio, a la sombra

    del pltano en torno del cual fluye grrula el agua?La humedad de la orilla o la brisa del r o te place?

    Coridn5 Ya hace tiempo a un poema doy vueltas que no me resultepastoril, Melibeo, sino algo que cante los siglos

    de o ro y celebre al dios mismo que rige los pueblosy ciudades vestidas por l de pacfica toga.

    MelibeoSon dulces tus versos y no hay en Apolo desvo

    1 ni desdn hacia ti, mas no es propio el loar a los diosesde Roma la grande al igual que el redil de Menalcas.

    CoridnPues bien, aunque tal vez a aquellos qu e tienen o do

    fino parezca silvestre mi canto y villano,no hay ciertamente en mi rstica Musa pulidas

    5 artes, mas s la piedad que apreciarse debiera.Al pie de esta roca, a qu e un pino muy grande da sombra,tales son las canciones que Amintas compone, mi hermano,a quien su edad a mi fiesta natal aproxima.

    MelibeoYa no impides que junte las caas con cera olorosa

    2 el mozo, al que ms de una vez, si tocar intentabasu flauta ligera, estorbaste con ceo paterno?menudo observ, Coridn, cmo as le decas:Rompe, nio, tus caas y deja a las Musas inanes;bellotas ms bien, rubicundas cornzolas coge,

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    C L P U R N I O SICULO

    lleva a ordear el ganado y en la urbe pregonala leche que vendas. Pues qu podr darte tu flautacon que mates el hambre? Mis versos no hay nadie que quierarecitar salvo el eco que el viento nos trae de esas rocas".

    CoridnAs habl, Melibeo, es verdad, pero en otros momentos.No son tales ahora los tiempos; el dios no es el mismo.

    La esperanza es mayor. T haces ya que a coger no salgamosframbuesas y fresas ni el hambre aplaquemos con verdemalvavisco y nos harta d e espelta t u don generosode mi pobre peculio en mi edad juvenil t te apiadasy el ayuno invernal con hayucos romper no nos dejas.Gracias a t i, Melibeo, quejarnos nosotrosno podemos: saciados por ti nos tendemos confiadosa la sombra gozando del bosque en que vive Amarilis.Si t no existieras, ahora estaramos viendolas costas postreras del mundo y en ellas los pradosde Gerin fronterizos del Mauro feroz donde dicenque el lquido curso del Betis ingente la arenade Occidente al mar lleva; en extremas regiones yaciendotristemente, jay, dolor , al cuidado de iberos rebaos,vanamente esforzrame yo en modular los silbidosde mi flauta de siete caones sin nadie en aquellosjarales dispuesto a escuchar mis Camenas; ni el propiodios atencin prestara a mis votos lejanoscuyos sones llegaran del ]Emite extremo del orbe.Pero, a no ser que prefiera tu o do mejoressones o versos ajenos que ms te deleiten,quieres que entregue mi pgina de hoy a tu lima?Porque no slo anuncias el viento futuro al labriegoy cul ser el orto del ureo sol, pues los diosesesos dones te hicieron, mas sueles cantar dulcementey tan pronto te otorga la Musa el corimbo baqueocomo sombra te dan los laureles de Apolo el hermoso.

    si t mi temor confortaras, quiz probarala caa que ayer me don el docto Yolas diciendo"Esta flauta embelesa a los toros feroces y en ellanuestro Fauno se goza al o r sus dulcsimos sones.Tt iro tvola un da y primero que nadiemodul en estos montes su canto con clamo hibleo".

    MelibeoGrande es tu ambicin, Coridn, si ser Titiro quieres.

    El fue vate sagrado y capaz de vencer con su flauta

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    a la lira; mil veces las fieras jugaron amablesal verle cantar o parse a escucharle la encinaviajera; la Nyade e n tan to de acantos rojizosle cubra y peinaba amorosa su pelo encrespado.

    Coridn7 Es un dios Melibeo de acuerdo; mas puede que Febono abomine de m; bastar que benvolo escuches

    pues de ti muy bien y de Apolo que no te desprecia.Melibeo

    Empieza pues te oigo con gusto mas mira no vayatu flauta sonora a soplar con tonada ta n floja75 como suele si alguna vez cantas las laudes de Alexis.Corta en cambio estas caas o tal vez esotras y haz tubos

    con ellas que loen las selvas condignas de un cnsul.No vaciles comienza que aqu llega Amintas tu hermano;juntamente cantad uno y o tro con voces alternas.

    8 Principiad sin demora y respondan por turno los versos;t Coridn el primero y despus ir Amintas.

    CoridnQue tome el principio de Jove quien hable del ter

    o recuerde el esfuerzo con que Atlas sostiene el Olimpo.Pero el que teniendo a los dioses propicios con recia

    85 juventud rige el mundo y la paz sempiterna contentoy feliz con sonrisa en sus labios augustos me mire.Amintas

    Tambin a m Csar me mire escoltando al facundoApolo y se digne acercarse a las cumbres que Feboama y que Jpiter mismo protege; que en ellas

    9 d su fruto el laurel que ha de ver a menudo los triunfosaugustos y al lado el otro rbol divino verdee.Coridn

    Jpiter mismo el que puede los cielos con fuegoo con hielo templar nuestro padre del cual t tan cercaCsar ests con frecuencia su rayo depone9 por un tiempo va a Creta y tendido en un antro frondosoescucha el curtico canto en el bosque dicteo.

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    Amintas

    CoridnVes cmo callan las selvas lozanas al nombrede Csar? Recuerdo que haba tormenta y al punto

    quedronse quie tas las ramas del bosque y yo dije:A los Euros de cierto ha expulsado algn dios . en seguidadej de escucharse el silbar de las caas farsalias.

    AmintasVes cmo un vigor repentino a los tiernos corderosexcita y las ubres se cargan de leche excesiva

    y crece el velln en la oveja recin esquilada?Recuerdo que yo alguna vez lo observaba en el valley explic el rabadn q ue ya Pales llegaba al rebao.

    CoridnEl mundo la adora, en efecto, con todas sus razas;quieren los dioses a aquel al que mudos respetan

    los madroos, a aquel cuyo nombre a la tierra dormidacalienta y da flores y llena de aromas los bosquesy hace ot ra vez germinar a los rboles muertos.

    AmintasSu divino poder percibieron las tierras y al punto

    comenz exuberante a crecer la cosecha que vanosdejaba los surcos y apenas sonaba la gordalegumbre en su vaina y tampoco la mies se infestabade maligna cizaa o blanqueaba con locas avenas.

    CoridnMs seguro ante el numen de Csar recorre Pan mismo

    las selvas liceas y Fauno tranquilo a la sombraamena se tiende y la Nyade lvase en fuenteplcida y rauda la Orade el monte recorrecon pies secos, pues no hay sangre humana que pisen sus plantas.

    Y ya el labrador con legn delincuente no temecavar y del oro qu e debe a la suerte disfruta;

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    EGLOG S

    ni le asusta al arar su yugada, como antes sola,120 el sonar de la reja que ha hallado un lingote, mas puedesin miedo su cuerpo apoyar ms y ms en la esteva.Coridn

    l concede que d el labrador d e la miel las primiciasa Ceres y a Bromio haga ofrendas del ms puro vinoy otorga que rompa las uvas danzando el desnudo125 pisador y la turba aldeana a su buen dueo aplaudaque en cntrico cruce organiza magnficos juegos.Amintas

    l da paz a mis montes; l hace qu e nadie se opongasi uno quiere cantar o tres veces hollar las suavesyerbas o en corro bailar; l tambin me permite130 grabada dejar mi cancin en la verde corteza131 y las tubas castrenses no acallan hoy ya nuestras flautas.Coridn

    137 Dioses, os ruego que al joven al cual desde el termismo quisisteis mandar no llamis mientras vidalarga no haya tenido; su sino mortal canceladle140 y su trama celeste tejed con metales perpetuos.;Sea dios, mas no quiera cambiar por el cielo su corteAmintas

    T tambin, seas Jove con o tra figura o cualquierapersona divina en imagen mortal engaosa,pues sin duda eres dios, acompanos, yo t e lo imploro,145 Csar, y rige por siempre este mundo y sus pueblos.Baja del cielo y mantennos la paz que iniciaste

    Melibeoo cre que los dioses silvestres tan slo os dictabanversos rsticos, gratos a gentes o incultos odos.Pero eso que al son de las flautas gemelas cantasteis150 es tan lmpido y dulce, que yo lo prefiero aun al nctarque suelen libar los enjambres en tierra peligna.

    Coridn52 Que poemas podran fluir y qu6 versos pulidos152 a de mi flauta que hogario en el canto trivial se entretiene

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    9 CALPURNIO SICULO153 si pudiera decirse algn d a que en estas montaas

    tengo un lar, Melibeo, o praderas que viera sabiendo155 que son mas Pues viene la odiosa Pobreza tirarmede la oreja y reprndeme: Atiende al rebao que cuidas "Mas, si crees quiz que no son despreciables, mis cantoslleva al dios, Melibeo, que al sacro santuario del FeboPalatino te es lcito entrar. Para m sers como160 .aquel que del bosque llev a la ciudad soberanaa Tti ro, vate de dulces acentos, mostrlelos dioses y djole: "Ttiro, deja el aprisco;primero los campos, las armas despus cantaremos".

    AmintasQue nuestra labor ms benigna contemple Fortuna165 y e l dios favorezca a estos mozos, qu e bien lo merecen

    En tanto inmolemos un tierno cabrito y a un tiempoel condumio a guisar me pondr de un yantar imprevisto.Melibeo

    Llevad las ovejas al ro; ya clido tiemblael aire y en torno a los pies se reducen las sombras.

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    Con el viejo Micn guarecase Canto, su alumno,contra e l trrido sol a la sombra de encina copuday, dando el anciano preceptos al joven, con estasvacilantes palabras sus trmulos labios hablaban:

    5 Esas cabritas que ves ramonear retozonas,por las breas vagando, los cndidos brotes, pequeoCanto, y las greyes tradas del monte qu e cortanen e l llano soleado la yerba ante ti , te las donocom o un padre anciano a un muchacho: t habrs de cuidarlas.

    1 Ahora ya puedes sin duda sudar en la brega,con vivaz juventud trabajar cuando yo ya no valgo.iN o ves que hace tiempo me da la vejez mil achaquesy me obliga a tomar encorvado un bastn? Pero miracon qu normas debieras regir las cabritas, q ue gustan

    15 de los bosques, o bien las ovejas, que errar por el pradoprefieren. Llegado el buen tiempo, en que empiezan las avesa piar y con lodo su nido al volver embadurnala golondrina, el aprisco d e invierno las resesdejarn, pues entonces ms frtil el bosque d e brotes

    2 se puebla y restaura el follaje y prepara las sombrasdel esto y se llena de flores y el ao renacey verdea; es el tiempo en que Venus con mas centelleohace hervir el amor, en que acepta al cabrn y su montala cabra. Mas antes de enviar el ganado a los prados,

    25 a Pales aplaca. Haz un fuego en el csped, invocacon tortas saladas a Fauno y los Lares y al geniodel lugar y qu e riegue una vctima entonces el tibiocuchillo y con ella aun viviente el redil purifica.Luego dars sin demora a la oveja los campos

    3 y a la cabra los riscos tan pronto haya el sol este monteal alba traspuesto entibiando los fros primeros.Y mientras el sol no relaje el rigor de la aurora ,espumee en tus cuencos la leche de tmidas ubres.Encella de noche lo que hayas al alba ordeado

    35 y por la maana el producto de la hora nocturna.Mas respeta a las madres: no tan to el provecho t e importeque el queso vendido aniquile a los nveos corderos;la preez con amor extremado conviene que trates.

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    no t e avergence si tarde el redil visitarasy yace una oveja salida de parto recienteel llevarla a tus hombros y abrir tu regazo a las crasque an temblorosas estn y de pie no se tengan.Y no busques yerbas qu e lejos se encuentren del hatoo pastos de bosques remotos en tanto no llegueprimavera y con ella a su fin la inconstancia de Jove.Que ella no es de fiar pues tan pronto con frente serenablandamente sonre tan pronto trae nieblas y nubesy arrastra el to rrente infelices ovejas. En cambiolargos das vendrn del verano sediento y en ellosel cielo inmutable estar sin que cambien los dioses;lleva entonces al bosque el rebao y qu e lejos persigala yerba mas salga aun de noche que es hmedo el airey da al pasto dulzor cuando caen los Euros y baael roco nocturno y refresca los prados y lucende maana en el csped sus gotas. Y cuando comiencenla espesura a atronar las sonoras cigarras obligaal ganado a acercarse a la fuente y no dejes que vayantras la yerba a los campos lejanos si no les protegela encina que extienda sobre ellos sus sombras antiguas.Y cuando aporte frescor la hora nona y declineel sol y el momento lleg de encellar apacientaotra vez las ovejas y deja los bosques sombrosy en redil estival encerrarlas no intentes en tantoque el ave en su nido ligero a dormir n o se aprestemientras gorjea su pico con trmulos trinos.

    Cuando llegue ocasin de allegar en su pun to la lanade atar los grasientos vellones con un liso juncoy cortar a los machos sus ftidas barbas y crinesprimero separa el ganado las greyes revisay agrupa pelajes iguales; los largos y cortosno se unan los duros y blandos los blancos y oscuros.en cuanto perdido el ropaje la oveja ya enseelas peladas costillas observa que no tenga heridala piel por la aguda tijera ni pstula algunadisimule cerrada su germen ocul to; si el hierrono las abre aquel cuerpo infeliz con su podre malignael pus comer la osamenta roer putrefacta.S precavido te ruego y contigo cabezasllvate de albarrana y betn maloliente y azufrevirgen que curen las llagas. Tampoco te faltela pez brutia; a los lomos no olvides el dar una manode ese lquido ungento una vez esquiladas; y cuecede duro alquitrn grandes trozos y asfalto viscosoen caldero de bronce y t u nombre a las reses imprime;grandes litigios ahorra el que pueda leerse.

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    Y ahora tambin, cuando est rido el campo y ardiendola tierra y se abrasa la seca marisma y su fangose hiende y de polvo agostadas se cubren las yerbas,plido gibano debes quemar en las lindes

    90 y sahumar tus rediles con humo de cuerno de ciervo.Este olor es letal a la sierpe daina; t mismovers cmo ya no amenaza; su diente encorvadoya no puede morder y as yace, sin fuerza en su bocainanc y privada del arma que fue su veneno.

    9 5 Piensa, pues, lo que hars cuando lleguen las prximas brumas.Una vez s haya abierto tu cerca y las uvas ya tengasque alegre cogi el viador, en el bosque recojafresca fronda el podn. Hoy importa los tiernos retoosrecortar por arriba y guardar para el tiempo de invierno100 el follaje en que queden humor y verdor cuando no hayael Africo an abat ido las trmulas sombras.Esto podrs t despus encontrarlo en el tibiohenil cuando a fin de ao estn apriscadas tus reses.Ese es momento de esfuerzo y labor que demanda

    105 nuestro empeo industrioso y constante, virtud de pastores.No dejes de unir ramas verdes con ot ras ya secasy as nueva savia acopiar; y, por si es rigurosoel invierno, con lluvias y grandes heladas que pongandura la nieve y la fronda del bosque sepulten,

    110 amontona en lugar despejado del valle lucientesyedras o sauces flexibles. La sed del rebaocompnsala, Canto, con verde forraje. Por mucharacin que les des en el pienso, de nada les sirvesi est seca, sin brotes turgentes con lquido jugo

    5 que tengan principio vital en su pinge medula.Y sobre todo, recubra, si hay hielos, la pajamezclada con hojas el suelo, no vaya los cuerposa quemar el rigor y devaste ese mal tus rebaos.

    Recordar otras cosas quisiera, pues quedan aun muchas;12 pero cae la tarde y el sol s march y ant,e el frolucero ya se han retirado las clidas horas .

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    stiioLcidas llegas ya tarde pues Nctilo ha pocoy el joven Alcn compitieron bajo esa enramadacon cantos alternos y siendo yo juez el primero

    se apostaba una cabra y cabritos y Alcn un cachorro5 segn l de len mas gan y se march con la puesta.Lcidas

    Que a Nctilo el rstico Alcn super con sus versoscreer cuando el buho siniestro derrote al canororuiseor o consiga al jilguero vencer la corneja.stiio

    Pues no obtenga yo a Ptale que hoy me atormenta ent re todas1 si Nctilo queda en el arte del canto o la flautams cerca de Alcn que en aquello que atae a su rostro.

    LcidasYa entiendo; an te ti que eras juez vino plido el unoms hirsuta que erizo espinoso llevando la barba

    y el otr o muy blanco ms limpio que un huevo pulido5 con ojos rientes cabellos dorados y tal quequien no le oiga cantar por Apolo tenerle pudiera.stiio

    Tambin Lcidas t si de msica un poco entendiesespodras decir sobre Alcn que son justas mis loas.LcidasQuieres mal juez si inferior soy a ti que probemos

    2 tu caramillo en certamen? El reto me aceptas?Ni me importa tampoco como rbitro Alcn de la justa

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    stiloHay alguien acaso a quien venzas? Alguno que luche

    contigo y t u seca diccin que los sones destrozay lanza a tirones en mal hilvanados vocablos?Lcidas

    5 Inventa bribn porque nada podrs reprocharmeen que tengas razn cual Licotas que a t i te acusaba.Mas a qu consumir nuestro tiempo en intil querella?Aqu viene Mnasilo lo aceptas? Es juez al que nuncacausarn impresin perilln esas huecas palabras.stiio

    3 Prefiiiera confisolo el campo ceder de antemanoy marcharme a medir mi cancin con la tuya en concurso.Pero no vencers sin contrario. No ves aquel ciervoque yace rodeado en el prado de cndidos lirios?Aunque guste de l Ptale llvate10 si me ganas.35 Admite la rienda y collar y confiado a cualquierasigue y acerca a la mesa su belfo inocente.Ves su cabeza en q ue lucen las astas enormesy las cintas que cuerna y cerviz torneada decoran?Ves cmo brilla su frente sujeta por blanca

    4 cabezada y la cincha que parte del lomo y su vientreentero circunda punteada de vtreas bolas?Con rosas sutiles y suaves sus cuernos ramososentretjense y bridas fulgentes vers de su cuellotrenzadas pender y tambin cmo en medio el colmillo45 de un jabal nvea luna en su pecho dibuja.Esto es lo qu e tal como est yo me juego Mnasilomas siempre que ofrezca tambin o tr o premio si pierde.

    LcidasMira Mnasilo aunque tanto en su reto presumequ poco me asusto: sabis que yo tengo una casta5 de yeguas muy poco vulgar; de su sangre me apuesto

    a Ptaso rpido potro que ha poco su madredestet y que a pacer comenz con sus jvenes dientes;tiene buena la planta lucida y vivaz la cabezala cerviz bien erguida redondos los cascos de tapa55 estrecha que alegres recorren los campos floridossin siquiera encorvar las espigas que tocan al paso.Por los dioses silvestres yo juro entregarlo si pierdo.

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    C L P U R N I O SICULO

    MnasiloPues hay tiempo libre y o r vuestros cantos me agrada.Competid, si queris, y Mnasilo que juzgue: debajo

    6 de la encina aqu ved un estrado que hicieron las Musas.stilo

    Mas, por que no nos estorbe el sonido del rovecino, dejemos la yerba y su orilla; en las rocasentrantes percibese el eco del agua que saltay con ronco rumor los guijarros arrastra en su curso.Lcidas

    6 Si os place, busquemos la gruta ms bien y las peasvecinas que el musgo recubre con lquida alfombraverdeante y que son, con sus arcos alzndose al aire,cual cncavos restos rodos de concha marina.Mnasilo

    Ya estamos aqu ; ya en la cueva tranquila no hay ruido.7 Si sentaros os gusta, esta toba dar sus asientos;si queris recostaros, la yerba es tapiz cual no hay otro.Ahora, resuelto ya el pleito, los versos retornen;vuestros tiernos amores oros cantar y o quisiera;Astilo a Ptale y Lcidas cante a su Filis.

    Lcidas7 Pero con tal de que escuches, Mnasilo, te ruego,con tanta atencin como dicen que antao arbitrasteen el bosque taleo cuando ste y Acantis cantaban.

    stiloiNo, no me puedo callar cuando as me provocaMe indigno, Mnasilo Todo eso no son ms que insultos

    8 Que oiga o que cante, pues tal lo desea De ciertoque dulce ser para m ver que Lcidas tiemblaplido oyendo el relato ante ti de sus lacras.

    LcidasFui yo el hombre del cual se burl Estimicn, mi vecino,y E g h , mi pariente, y que en esta espesura con Mopso

    8 el tierno se daba besndole a amores viriles?

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    stiloOjal que no hubiera venido Mnasilo el forzudo

    Te hara vergenza muy grande sentir de ti mismoMnasilo

    Por qu esos enojos? Adnde el furor va a llevaros?Si en cantos alternos queris competir, algn otro9 juez podr decidir; no esperis que yo sea quien juzgue.Aqu est Micn, aqu Yolas tambin el vecino;stos podrn poner trmino a vuestras peleas.

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    Licotasicoridn, cunto tiempo has tardado de Roma en volver Puesya veinte

    das hace que verte de nuevo los bosques desean,que tristes esperan o r tu alarido los toros.Coridn

    iPerezoso Licotas, que menos t e mueves que un ejeherrumbroso y las hayas antiguas prefieres al nuevoespectculo dado por un joven dios en gran circo

    LicotasPreguntbame yo por la causa de tanta demora,

    por qu no se oa tu flauta en las selvas calladas,por qu Estimicn cant solo, a quien triste en tu ausencia1 la plida yedra otorgu con un tierno cabrito.Pues Tirsis, estando t fuera, lustr las majadas

    y pidi que justaran los mozos con flautas sonoras.Coridn

    Me alegra que fracas Estimicn y que premiosopulentos obtuvo; y n o slo disfrute del chivo5 que gan, mas de to do el aprisco que Tirsis lustrara.Mas no gozar como yo, porque nada ms grato

    habr que la fiesta a que en la urbe asistir he podidoni aunque todas las reses del bosque lucano me dieran.Licotas

    Habla, pues, Coridn, no te muestres avaro con nuestros2 odos y sea el relato tan dulce cual suele

    tu canto sonar cuando al pie de tus aras a Apolo,el dios pastoril, junto a Pales la frtil se invoca.

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    CoridnEn el cielo vi yo entretejidas las vigas de un circo

    que , casi emulando a la roca Tarpeya en altura,surga con gradas inmensas en suave pendiente.mi asiento me fui, donde toda una turba los palcosfemeninos cercaba con pardas y srdidas ropas;

    y en todo lugar descubierto que libre quedara,se hacinaban tribunos vestidos de blanco y jinetes.Igual que este valle declina en su crculo abiertoy entre montes continuos encrvase cncavo y formasinuosas laderas que se alzan cubiertas de bosques,as aquel terrapln s tornea y sus moles abrazangemelas un valo en medio de llanas arenas.Qu puedo contarte yo ahora, si apenas dio tiempoa mirar por menudo y despacio? Tal era mi asombroentre tanto esplendor. Me qued sin moverme y, abiertala boca, mirbalo todo y , cuando aun pormenoresno apreciaba, me dijo un anciano que al lado tena:

    iCmo no vas a admirar, hombre rstico, tantoboato si el oro jams conociste, mas siempreen srdidas chozas, cabaas y apriscos viviste?Heme aqu ya tembln y con blancos cabellos; yo viejome hice en esta ciudad y aun as estupefacto me tienes .Hoy todo aquello que vimos en aos pasadosresulta vulgar, nada valen las fiestas de otrora.Rivaliza el brillar de las piedras de aquella tribunacon el prtico aquel en que el oro s incrusta; y al bordede la arena, que un muro de mrmol limita, se extiendeuna serie de placas de bello marfil, que, formandoun rollo, dan vueltas sobre eje redondo, de modoque el sbito giro las garras clavadas despiday reboten las fieras. Refulgen tambin unas redestejidas con oro que s arman por sobre la arenaen colmillos enteros y todos iguales; y es cadauno de ellos, Licotas, ms grande que nuestros arados.Cmo voy a contarte por orden? Vi todas las clasesde animales, las nveas liebres, tambin jabalesbien armados con alces, tan raros incluso en los bosquesque los cran, y toros de erguida cabeza y con feajoroba en el lomo o con crines hirsutas por todala cerviz o tambin con pescuezo poblado de barbaerizada o papada cubierta de trmulas telas.no me fue dado tan slo estos monstruos silvestrescontemplar, mas terneros marinos luchando con ososy una especie deforme a que el nombre se da del caballo

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    1 4 C L P U R N I O S I C U L Oy que nace en el ro famoso que enva en los mesesvernales al campo vecino sus aguas crecidas.

    Ah, cuntas veces temblando yo vi que del circouna parte giraba y se abra un abismo en el sueloy surgan las fieras o bien de las mismas cavernasureos madroos brotaban con sbita lluvia

    LicotasFeliz Coridn, porque en nada t e obst temblorosala vejez ;S , feliz, pues gozaste de un dios indulgente

    que pasar t e dej en este siglo tu s aos primerosSi la suerte te dio el contemplar desde cerca a algn numenvenerable y pudiste fijarte en su faz y su atuendo,cuntame, Coridn, di cmo es la belleza divina.

    CoridnOjal que n o hubiera llevado rural vestimenta

    Ms cercanos los dioses tuviera Estorbronme emperomi humildad y mis pobres y pardos vestidos que solauna fbula corva abrochaba; de lejos, con todo,pude verle y, si no me engaaron mis ojos, unidosen su cara los rostros estaban de Apolo y de Marte.