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8/18/2019 c Uestion Criminal 3 http://slidepdf.com/reader/full/c-uestion-criminal-3 1/7 Eugenio Raúl Zaffaroni DECANO DE LA PRENSA NACIONAL 3

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Eugenio Raúl Zaffaroni

DECANO DE LA PRENSA NACIONAL

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La estructura inquisitorialos demonólogos elaboraron unscurso muy bien armado paraberar a su poder punitivo de todomite, en función de una emer-ncia desatada por Satán y susuchachos en combinación cons chicas terrenas. Por cierto, siguien sostuviese hoy esta tesisría irremisiblemente psiquiatri-do. Pero no podemos quedarnos

n la anécdota, porque aunquearezca mentira la estructura de-onológica se mantiene hasta elese n te.

Los discursos tienen una es-uctura y un contenido. Se trataalgo parecido a un programa demputación, supongamos que pa-alimentarlo con los libros de unablioteca. Podemos cargar el pro-ama con libros esotéricos y ten-emos una biblioteca de esa na-raleza, pero también podemosciar su contenido y recargarlon otros libros y tendremos bi-

iotecas de medicina, física, quí-ica, historia o lo que sea. Puesen: lo que permanece del dis-rso inquisitorial o demonológico

es el contenido, sino justa-ente el programa, la estructura.A lo largo de los siglos se vació yvolvió a alimentar el mismo

ograma con otras informaciones,n datos de nuevas emergencias,eíbles según pautas culturales deda momento: se dejó de creer en

atán y sus chicas, pero se cre-ron otras cosas que hoy tampocon creíbles, aunque se sigue ali-entando el programa con datos

ue hoy son creíbles y mañanarán tan increíbles como Satán,s legiones de diablos y sus mu-achas.Desde la inquisición hasta hoy se

cedieron los discursos con idén-ca estructura: se alega una emer-ncia, como una amenaza ex-

aordinaria que pone en riesgo a

la humanidad, a casi toda la hu-manidad, a la nación, al mundooccidental, etc., y e l miedo a laemergencia se usa para eliminarcualquier obstáculo al poder pu-nitivo que se presenta como laúnica solución para neutralizarlo.Todo el que quiera oponerse uobjetar ese poder es también unenemigo, un cómplice o un idiotaútil. Por ende, se vende como ne-cesaria no sólo la eliminación de laamenaza sino también la de todoslos que objetan u obstaculizan alpoder punitivo en su pretendida

tarea salvadora.Por supuesto que el poder pu-nitivo no se dedica a eliminar elpeligro de la emergencia, sino averticalizar más el poder social; laemergencia es sólo el elementodiscursivo legitimante de su de-se nf re no.

Esto se verifica a lo largo de unosochocientos años de sucesivasemergencias, algunas de las cuales

implicaban cierto peligro real –pe-ro nunca el poder punitivo eliminóninguno de esos peligros–. Satánestá un poco cabizbajo, con sutridente despuntado y su cola que-brada; el alcoholismo sigue ha-ciendo estragos; las drogas se ex-panden cada día más; la sífilis seresolvió con la penicilina; la tu-berculosis con la estreptomicina;el bloque soviético se implosionó;los herejes hicieron sus iglesiasnacionales; la degeneración de laespecie y el peligro de las razasinferiores pasó a ser una gran men-tira; las brujas siguen cocinandosus pucheros raros y como máximocrean algún problema bromato-lógico. Los peligros se inventaron obien cuando eran reales desapa-recieron por otros medios o per-

manecen y hasta se amplían, pero alo largo de ochocientos años, jamásel poder punitivo eliminó un riesgorea l .

En cualquier barrio del Ecuadorse dirían que el discurso inqui-sitorial siempre fue y sigue siendoun modo de meterle cuento a losgiles. Más académicamente diría-mos que es un inmenso engaño,una tremenda estafa y que el poderpunitivo, al proyectarse en la opi-nión de las personas como el re-medio para todo, no es más que elmáximo delito de propaganda des-leal de nuestra civilización.

Se trata del instrumento dis-cursivo que proporciona la basepara crear un estado de paranoia

colectiva que sirve para que quienopera el poder punitivo lo ejerzasin ningún límite y contra quienesle molestan.

Pero por desgracia, cuando apa-rece un discurso con estructurainquisitorial y nadie detiene suinstalación, la consecuencia úl-tima es una masacre. Así sucediócon las mujeres quemadas, con lasvíctimas de las mafias y de la

corrupción producidas por la pro-hibición del alcohol y de las dro-gas; con los enemigos del occi-dente cristiano masacrados por laseguridad nacional o por el fran-quismo; con los enfermos y dis-capacitados esterilizados o ase-sinados por la eugenesia; con laeliminación en los campos de con-centración nazistas; y con muchosmillones de personas.

Veamos ahora cómo los demo-nólogos instalaron esta estructuradiscursiva originaria que perma-nece inconmovible hasta el pre-sente. Por cierto que estos pio-neros fueron muchos y escribieronuna cantidad de l ibros muy so-fisticados. La criminología no re-gistra los nombres de sus fun-dadores, porque los niega, como a

esos antepasados contrabandistaso esclavistas a quien todos ocultany nadie reconoce.

No vale la pena rescatar a todos

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os, porque de cualquier modo noeo que ningún instituto de cri-inología de nuestros días quieratentar alguno de esos nombres.ra quien se interese en el tema,le la pena decirles que hay al-na antología bien hecha. Paraestros efectos es mejor centrar-s en la obra tardía pero sintéticae consagra la autonomía de laiminología respecto del derechonal, exponiendo por vez primera forma orgánica una completa

oría sobre el origen del crimen, oa, una exposición de la llamada

ología criminal. Se trata del Ma-us maleficarum o Martillo de lasujas de 1484.A este respecto –y entre pa-n tes i s – es bueno recordar que laquisición romana tuvo su es-endor en los tiempos feudales,ro cuando los estados nacio-les se organizaron como fuertesonarquías, éstas reclamaron pa-sí sus poderes punitivos y se los

eron quitando al Papa, de modoue la tarea de quemar mujeressó a ser desempeñada por juecestatales dependientes de los mo-rcas y príncipes, algunos de losales no menguaron en su en-siasmo por la combustión. Seguieron quemando mujeres has-el siglo XVIII, pero por los es-

dos, en tanto el Papa ya no seupaba de las mujeres sino de losteranos y reformados. Desde elglo XV, o sea, con la llamadantrareforma, la inquisición ro-ana se dedicaba a estos últimos y

ponía ningún énfasis en lasu j e res .De cualquier manera, los juecestatales de Europa central siguie-n usando como manual el Mar-lo de las brujas, que servía como

ía oficial de los quemadores deujeres desde que el 5 de se-mbre de 1494 el tenebroso Ino-ncio VIII lo había consagrado

como tal mediante la bula Summisdesiderantes affectibus.

El Martillo fue escrito por dosinquisidores muy particulares: elalsaciano Heinrich Krämer y elsuizo alemán Jakob Sprenger. Esteúltimo era un sujeto de vida mo-nacal que tenía apariciones y famade beato, pero Krämer –ta m b i é nconocido como Institoris (que enlatín significa tendero, lo mismoque Krämer en alemán)– era algomás problemático, pues el obispolo suspendió en sus funciones por-que en su afán incendiario le es-

taba dejando la diócesis sin mu- jeres y, además, según las malaslenguas se había quedado con al-gún vuelto de indulgencias. Se dis-cute, que también parece que fal-sificó la recomendación del ma-nualito por parte de la Universidadde Colonia, para darle mayor sus-tento académico.

Lo cierto es que estos dos per-sonajes produjeron esta obra sin-

gular, que fue un best seller du-rante doscientos años, tiempo enel cual fue el libro más impresodespués de la Biblia. Como datocurioso debo advertir que si al-guien quiere leerlo en castellano oportugués, debe buscarlo hoy enlas secciones de libros esotéricosde las librerías.

Su lectura es a veces aburrida,pero no tiene desperdicio, al mar-gen de que no podemos dejar depensar que se trata de dos de-lirantes con fijaciones sexuales in-sólitas. La verdad es que para teneruna idea completa del universocultural de la edad media no sepuede prescindir de Dante, porsupuesto, pero tampoco del Ma-lleus maleficarum. Una mismaépoca produjo un poeta sublime

como Alighieri y dos delirantesalucinados como Sprenger y Krä-mer. Tal vez hoy pase lo mismo.

El delirio está muy bien sis-

tematizado y es la primera vez en lahistoria que se construyó una obraque integró en un sistema armó-nico la criminología (origen delmal) con el derecho penal (ma-nifestaciones del mal), con el pro-cesal penal (cómo se investiga elmal) y con la criminalística (datospara descubrirlo en la práctica). Laelaboración es, por ende, bastantesof isticada.

Como el contenido con que re-llenaron la estructura que fun-daban es para nosotros tan dis-paratado, tiene la ventaja de que

en razón de esa tremenda distanciatemporal y cultural, nos permitever con mayor claridad los prin-cipales núcleos estructurales quepermanecen hasta la actualidaddesde el origen mismo de la cri-minología. Por eso, repasarlos noes un mero divertimento, sino unaconstatación de su permanencia através de los siglos. Paso a señalarveinte de estos núcleos, aunque

advierto que hay más, con los queno quiero aburrirlos.

1. El crimen que provoca laemergencia es el más grave detodos. Como vimos, los inquisi-dores sostenían que era más graveque el pecado original. Siguieronotros en el tiempo: subversión,terrorismo, uso de tóxicos, etc. Lagravedad del crimen se exalta almáximo porque de ella depende elgrado de peligro de la emergencia ydel correspondiente poder del re-p reso r.

2. La emergencia sólo puedecombatirse mediante una guerra, osea que el lenguaje no puede me-nos que ser bélico. Los autorespretenden saber cómo estaban or-ganizadas las huestes de Satán,suponemos que porque habían lo-

grado infiltrar algún agente en-cubierto en el infierno. Bush yObama siempre dijeron lo mismo,y sin lugar a dudas el primero usó

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efecto; sería lo contrario a laeugenesia y se llamaría dis-genesia, aunque como paralos diablos era bueno se tra-taría de una eugenesia dia-bólica. Pero no nos embro-llemos más. También podíahaber transmisión por ca-racteres adquiridos a partirde la brujería de la madre.

Los hijos del aquelarre noeran hijos de diablos, por-que éstos son ángeles y notienen semen, sólo adoptanforma humana, pero en rea-

lidad son de aire concen-trado, como una suerte demuñecos inflables desex-shop, aunque saben deingeniería genética.

Aquí los inquisidores, consiglos de anticipación, com-binan a Darwin con Lamar-ck, igual que en emergen-cias posteriores: hay quematarlo si es inferior ge-néticamente, como hacíanlos nazis; hay que criarlo

con una familia sana si la in-ferioridad proviene de la edu-cación, como hicieron Franco onuestros dictadores.

11 . Las víctimas no deben co-locarse en situación de vulne-rabilidad, porque los vicios fa-vorecen la acción de Satán. Quie-nes tienen amantes antes de ca-sarse provocan que éstas cuandose sientan despechadas hagansortilegios para matar a sus mu-

jeres. Es necesario vivir en ordenpara cuidarse del enemigo; tododesorden puede ser aprovechadopor éste. El que ejerce el poderpunitivo quiere moralizar, enverdad para facilitarle la tarea.

12. Es una regla inveterada queel poder punitivo descontroladoquiere un mundo regular y gris–aburrido–, que pueda controlarsin problemas: todo lo que salga

brujas alemanas; los ladro-nes de antes eran buenos ycaballerescos, no como losde ahora; los anarquistasno eran como los subver-sivos, etc.) o se la inter-preta mal (el Canon no diceexactamente eso, lo que lostécnicos dicen es otra cosa,hay que hacer distinciones,etc . ) .

Para Sprenger y Krämerlas brujas volaban en serio,y si no hubiesen volado ysólo se ilusionaban, igual

había que fritarlas porquepactaban con Satán y lis-to.

6. La valoración de loshechos se inv ie rt e porcompleto. Es lo que mu-chos años después Mertonllamarán alquimia moral.Si la bruja no confesabapese a la brutal tortura, eraporque Satán le daba fuer-zas; si desesperada se ahor-caba era porque Satán se lahabía llevado para que no con-fiese y se salve en el más allá(porque aunque confesase la ma-taban igual). Si enloquecía con latortura y reía era porque Satán seburlaba de los inquisidores. Na-da cambia: si los presos estudianes para delinquir mejor, si searrepienten son simuladores, sise matan es porque son crimi-nales, si alguien pide una treguaestá simulando para contraata-car.

7. El delirio sirve de coartadapara encubrir muchos delitos. Siun cura estaba observando elpene de un confesante, era por-que trataba de convencerlo deque no lo había perdido por obrade un encantamiento; si otro pa-rece desnudo dentro de un silo,contará que Satán lo llevó a unbanquete y como no quiso jurarle

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mo procedimiento parair las armas químicas en

ue luego Satán hizo de-cer.

u frecuencia es alarmante,que Alemania estaba lle-rujas, más que cualquierís. Es lo mismo que nospor televisión todos losdas las horas: en nuestroy más crímenes que ener otro (nuestro país pue-ualquiera en que haya uno r) .l peor criminal es quien

e la emergencia. Cuandopide números y duda deedad y frecuencia correesgos, porque se erige eno, no de la sociedad ni denidad, sino del que ejercer punitivo. Aunque hoy

mal que lo quemen comoban Sprenger y Krämer,o que muchos lamentantiempos cambiaron.

Debe neutralizarse cual-uente de autoridad quecontrario. En tiempos deisidores había un canon,, una ley muy antigua, elepiscopi, que se refería aa de mujeres (las hijas deque había existido mu-os antes y no les atribuíapoder maléfico y negaba

dieran volar. Es claro queerable texto de esta na-

es un obstáculo para elo, como lo puede ser unación científica o fundadaedad.do se produce este fe-

o hay tres soluciones dis-s: la fuente es falsa (poro: no se recalienta el pla-s científicos que dicen loo no saben nada o fal-realidad), es verdadera

refiere a otra cosa (las Diana no eran como las

fidelidad lo arrojó allí; si un san-tón es encontrado debajo de lacama de una mujer, será porqueSatán se apoderó de su cuerpopara esconderse.

8. Las imágenes rectoras soninmaculadas: esto lo llevaban alextremo de sostener que los án-geles y Jesús no completaban elproceso alimenticio, o sea, queno defecaban, sino que disolvíanel alimento en el estómago. Lapureza de los líderes en todaemergencia es algo que se cuidacon singular esmero, en especialsu corrección sexual. Para losinquisidores los diablos ni si-quiera tenían orgasmos (porqueal final también eran ángeles), osea, que copulaban con las brujassólo para hacer el mal; eran unasuerte de sadomasoquistas inor-gásmi cos .

9. Los enemigos son inferiores.La misoginia del Malleus es ex-trema: la mujer es inferior bio-lógica y genéticamente, lo queverificaban con nutridas citas enque mezclaban indistintamentea paganos y padres de la Iglesia.Casi todas las emergencias sonpromovidas por inferiores en lahistoria posterior: mestizos, mu-latos, razas colonizadas o de-generadas, defectuosos, discapa-citados, enfermos, degenerados,etc. Como no podían eliminar atodas las mujeres, se contentancon quemar sólo a las díscolas.

1 0. La inferioridad puede ex-tenderse: las hijas de las brujastenían predisposición a la bru-

jería. Esto puede pasar por ra-zones genéticas, pues los diablossabían a quién sacarle el semen ydónde ponerlo para producir este

de lo usual es sospechoso. Laalegría conspira contra el controly baja el nivel de paranoia, por-que la fiesta hace pensar en otracosa, la gente se distrae. Losinquisidores advierten contra elpeligro de las fiestas populares:siempre son los dark de la épo-ca.

13. Los inquisidores niegan losdaños colaterales, afirmando queno hay terceros inocentes, sinoque siempre el cast igo es me-recido, aunque se fundan en undogma: por algo será. En muchas

masacres se sostiene que no hayinocentes, que todos son cul-pables, aunque no hayan hechonada.

14. Los inquisidores son in-falibles y más si son puros: SanMacario, porque era puro, era elúnico que veía a una mujer cuan-do los demás, por efecto de bru-

jería, veían a una yegua, hastaque Macario la desencantó y losdemás pudieron ver a la mujer.La pureza garantiza la perfectapercepción de los hechos. Es loque pasa con los grandes em-presarios de masacres: son losúnicos puros que ven claro; poreso hay que seguirlos y no dis-cut i rl es .

15. Los inquisidores no ad-miten errores, quien es conde-nado es culpable y la condena esprueba suficiente; nunca huboun error y todas las mujeresquemadas eran brujas. Es obvioque las cenizas no apelan. Laúnica razón que daban para ne-gar algún error era que Dios nopodía permitirlo, porque comosabemos estaba secuestrado porellos. Los sucesivos empresariosde emergencias masacradoras nopudieron decir lo mismo, porqueDios ya se les había escapado. Poreso apelaron a la tesis de que esinevitable que en toda guerra

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igan algunos inocentes.1 6. Se eximen de toda ética

ente al infractor: pueden pro-eter de todo y después no cum-irlo. La inferioridad de la brujas autoriza a eso. Lo mismo pasa cualquier emergencia, los em-esarios masacradores no tie-

en códigos, porque no vale lana frente a los terroristas, sub-rsivos, criminales, degenera-

os, extranjeros enemigos, en-rmos, etc.1 7. Los inquisidores son inmu-s al mal que combaten: Satán no

uede engañarlos a ellos, porqueios no lo permitiría. En lo su-sivo será su ciencia o conoci-iento especial que los hará in-unes. El inspector de impositiva ayudará a evadir, el funcionario

ue combate el tráfico no ayudaráraficar, etc. Todo poder punitivo

arantiza que sus agentes son in-unes al mal y cuanto más de-nfrenado es mayor es la garantía

inmunidad y menor la posi-lidad de ser desenmascarados.1 8. El mal tiende a prolongarse.

as parteras eliminaban a niñoso bautizados para que no semplete el número de elegidos ypostergue el juicio final, así

los sobrevivían más tiempo.empre el mal se prolonga y elzonamiento lleva a exigir poro su erradicación total y ab-luta: la masacre debe ser ra-cal y definitiva.1 9. La creencia en el poder des brujas era un prejuicio de la

poca. El Malleus lo refuerza altremo con la garantía del saberadémico de su tiempo. No enno Krämer hizo algo no del todoaro para obtener el apoyo de laniversidad de Köln (Colonia).

odas las emergencias posterio-s explotaron y profundizaronejuicios; es lo que se llama una

olítica völkisch o popularista

(no populista, que es otra cosamuy diferente).

20. El Malleus garantiza la re-producción de clientela: a la mu-

jer no se la torturaba para queconfesase, sino para que revelaseel nombre de sus cómplices y lamera mención de un nombre bajotortura autorizaba a torturartambién a la persona nombrada.Toda emergencia cuida que laclientela no se termine, porque sise agota pierde sentido su poderpunitivo, como le había sucedidoal Papa después de las masacres

de los cátaros y otros herejes.Esta es en su mayor síntesis laestructura fundacional del poderpunitivo ilimitado, trabajado du-rante doscientos años y sinte-tizado tardíamente por el Ma-lleus en 1494, pero que hasta hoyse ha mantenido en todas lasfabricaciones de emergencias quese hicieron en los seis siglos pos-te r i o res .

El Malleus es una obra tardíaporque en el siglo siguiente a suaparición se consolidaron las mo-narquías y con algunas de ellaslas iglesias nacionales. La inqui-sición papal tuvo que ponerse laspilas para cuidar que los adeptosa estas iglesias nacionales no lesublevasen la parte que quedababajo su control, por lo cual dejóun poco de lado a las mujeres y seocupó de quemar reformados.Los reformados, por su parte,también practicaban la combus-tión con gran entusiasmo, comoCalvino que se cargó a Servetporque parece que no le hizogracia que la sangre circulase. Esobvio que la sangre siguió cir-culando, pero no la de Servet.

Por cierto que el poder de los

inquisidores y de sus muchachosera codiciado por otros y, entreéstos, por los médicos, que as-piraban a pinchar por lo menos

un trozo de éste.Tendremos más adelante opor-

tunidad de verificar que los mé-dicos siempre le tuvieron ganas alpoder punitivo y llegaron a do-minar su discurso legitimantecon horribles consecuencias ma-sacradoras. Pero el primer avancesobre del poder médico sobre elcampo punitivo lo intentó en1563 un médico protestante delos Países Bajos, Johann Wier (oWeier o Wieyer), quien publicóen Basilea un libro que se llamaLas tretas del demonio y que

rápidamente corrió por Europaarmando considerable revuelo.Wier no negaba la inferioridad

de la mujer ni la existencia de lasbrujas y menos su peligrosidad,pues seguía manejándose dentrode la misma visión agustinianadel mundo configurado por lasciudades espejadas de Dios y Sa-tán. Pero Wier introdujo la no-vedad de que las brujas eran me-

lancólicas y que por eso Satán seaprovechaba de ellas, explotandosu enfermedad. No está de másrecordar desde ahora que la me-lancolía era lo que luego conCharcot se llamaría histeria.

Al mismo tiempo, como buenprotestante, aprovechaba paradecir que los verdaderos brujoseran los curas exorcistas, quepracticaban su magia ante fe-tiches, que eran los santos ca-tólicos. Cabe aclarar que había ungremio de exorcistas que pro-testaban cada vez que un cura noagremiado se lanzaba a exorcizara alguien.

Pero volviendo a Wier, debe-mos advertir que había hechoviajes a lugares lejanos y estu-diado varias plantas alucinóge-

nas, por lo que también afirmabaque muchas de estas mujeres su-frían los efectos de intoxicacio-nes por atropina, opio y hashish

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a marihuana y la cocaína nobían llegado).La novedad introducida porier es muy interesante, porque lugar a lo que hoy subsiste se

aman medidas de seguridad. Elder punitivo puede liberarse

e límites argumentando de va-as maneras, y en esto nunca seueda corto, pues el ingenio per-rso que caracteriza a sus dis-

ursos legitimantes es inusita-mente fértil. Uno de ellos con-

ste en ocultar o disimular suopio carácter punitivo, lo que

sigue haciendo mediante elxpeditivo recurso de dejar deamar penas a las penas. Esto fueque Wier introdujo.En efecto: vimos que había unantradicción entre la pena limi-da por el reproche de culpa-lidad fundado en la elección delfractor, donde se le cobra sulpa, propio de los juristas (glo-dores y posglosadores), y la pe-

grosidad sostenida por los de-onólogos, pues los primeros nodían justificar las penas má-mas a las mujeres, porque eranenos inteligentes y, por ende,bían ser menos culpables.La solución transaccional secontró en aumentar hasta eláximo la gravedad del delito des brujas y hacerlo superior alismo pecado original, con loal por cualquier de las dos víashabilitaba la combustión, re-

rso que cuatrocientos añosspués volverían a usar los pe-listas del nazismo.Wier propuso una variantensistente en que a las brujas ses sacase del campo de los ju-stas y de los inquisidores y ses dejase en manos de los mé-

cos, de modo que éstos las pu-esen meter en los manicomios,ue eran en su tiempo asilos in-ctos peores que las cárceles,

donde no sobrevivirían muchotiempo. De este modo no se pe-naba formalmente a las mujeres,pero materialmente se las pri-vaba de libertad hasta su muerteo poco menos, aunque supone-mos que las de clase alta podríanser atendidas a domicilio.

Es interesante observar quehasta hoy en el derecho penal sediscute si la pena se fija por laculpabilidad o por la peligrosi-dad, aunque se disimule la ter-minología tratando de combinarparches contradictorios. En estas

combinaciones de lo no compa-ginable, lo más frecuente en lalegislación comparada es que seprevea fijar la pena según la cul-pabilidad, pero que a los peli-grosos o enemigos se les deje amerced de medidas administra-tivas de seguridad. De este modoverificamos que no estamos ha-blando de historia en el sentidomás usual del término, sino del

presente, o sea, que una vez másconfirmamos que la edad mediano terminó.

De cualquier manera, esta pri-mera tentativa de manotear el po-der punitivo por parte de los mé-dicos no le hizo gracia a la Iglesia,pero tampoco a los reyes y prín-cipes. Un jesuita de Países Bajoscomo Wier, pero hijo de padreespañol, Martín del Río, sostuvoque éste era un hereje porque ne-gaba que las brujas volasen y queademás era un mago. Por ende, siWier hubiese caído en manos ca-tólicas les hubiese permitido ce-lebrar un asado más.

Pero como la quema de mujeresya no se practicaba tanto por laIglesia sino por los jueces de losreyes, la propuesta de Wier alar-

mó a los teóricos que estabanechando las bases del conceptode soberanía, porque Wier queríaarrebatarles un poder que estaba

pasando rápidamente a sus so-beranos. Wier no sólo se habíametido con el poder del Papa sinotambién con el de los soberanos:estaba bien que lo disputasenentre ellos, pero no que alguienpretendiera sacárselo a ambos ydejar que quemar a las mujerespara meterlas en sus asilos.

Los dos teóricos más fuertesdel emergente concepto de so-beranía –hoy tan destartalado–fueron en el siglo XVI el inglésThomas Hobbes y el francés JeanBodin (o Bodino). Este último

publicó un libro en respuesta aWier en 1580: De la démono-manie des sorciers. De l’i n q u i-sition des sorciers.

Bodin se daba cuenta de que elmanotazo médico no se limitaba alas brujas, sino que amenazaba irmucho más lejos y, por lo tanto,discurría que con el mismo cri-terio todos los criminales debe-rían ser psiquiatrizados.

Pero no fue sólo Bodin quepercibió la gravedad de la ame-naza médica al poder de los so-beranos, porque el propio hijo deMaría Estuardo, el rey Jacobo I deInglaterra y VI de Escocia, per-seguidor un tanto desganado decatólicos y puritanos, en los ratosde ocio que le permitía la aten-ción de sus favoritos –dado que ala reina le dispensaba muy poca–escribió una Demonología en res-puesta a Weier.

Esto da cuenta de que desde elprimer intento serio de la cor-poración médica, todos los due-ños del discurso del poder pu-nitivo hicieron sonar la alarma, loque aparece más que justificado ala luz de los hechos de tres siglosp oste r i o res .

Equipo de trabajo:Romina Zárate, Alejandro Slokar, MatíasBailone y Jorge Vicente Paladines

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